conceptos fundamentales para entender la dermatitis atópica

34
1 Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica Juan S. Molina Pineda Departamento de Ciencias Biológicas, Universidad de Los Andes MBIO3913: Trabajo de Grado Helena Groot de Restrepo MSc. 24 de Julio de 2020

Upload: others

Post on 18-Nov-2021

10 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

1

Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

Juan S. Molina Pineda

Departamento de Ciencias Biológicas, Universidad de Los Andes

MBIO3913: Trabajo de Grado

Helena Groot de Restrepo MSc.

24 de Julio de 2020

Page 2: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

2

Tabla de Contenido

Resumen ................................................................................................................................... 3

La Enfermedad .......................................................................................................................... 4

Epidemiología ............................................................................................................................ 6

Fisiopatología ............................................................................................................................ 7

El Sistema Inmune ......................................................................................................... 7

La microbiota .................................................................................................................12

Factores de Riesgo ...................................................................................................................14

Genéticos ......................................................................................................................14

Ambientales...................................................................................................................18

Tratamiento ...............................................................................................................................20

Conclusión ................................................................................................................................25

Agradecimientos .......................................................................................................................26

Referencias ...............................................................................................................................27

Page 3: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

3

Resumen

La dermatitis atópica es una enfermedad compleja y multifactorial cuyos síntomas se manifiestan

principalmente en la piel como consecuencia de una hipersensibilidad que se inicia contra

diferentes alérgenos que ingresan a la epidermis. La prevalencia de esta enfermedad muestra

que en algunas regiones puede afectar a más del 20% de la población, por lo que está clasificada

dentro de las enfermedades inflamatorias de la piel más comunes del mundo.

Debido a las múltiples variables involucradas en el curso de la enfermedad, es importante

estudiar las interacciones y factores de riesgo asociados con el fin de poder prevenir

exacerbaciones en los pacientes y desarrollar tratamientos efectivos y seguros. Gracias a las

recientes investigaciones sobre la microbiota de la piel y el sistema inmune de los individuos

afectados con dermatitis atópica, se ha logrado crear nuevas terapias y productos que mejoran

la calidad de vida de los pacientes y reducen los síntomas de la enfermedad.

Abstract

Atopic dermatitis is a complex and multifactorial disease which mainly affects the skin because of

a hypersensitivity reaction against several allergens that enter the epidermis. The prevalence of

this disease shows that it can affect more than the 20% of the population in some regions,

therefore it is known as one of the most common inflammatory skin diseases in the world.

As there are multiple variables involved in the disease course, it is important to study the

interactions and the risk factors related to the disease to prevent exacerbations in the patients

and develop safe and effective treatments. As a result of the investigations about the skin

microbiota and the immune system of the individuals affected with atopic dermatitis, many

therapies and products that improve the quality of life of the patients and reduce the symptoms of

the disease have been created.

Palabras clave: dermatitis atópica, respuesta inmune, microbiota, alérgenos.

Page 4: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

4

La Enfermedad

La Dermatitis Atópica (DA) es una enfermedad crónica de la piel cuya manifestación varía

según ciertas características del paciente, como la edad o el grupo étnico al que pertenece

(Weidinger et al., 2018). Los individuos con DA presentan prurito e inflamación en la piel

(eccema), y la mayoría de los pacientes muestran xerosis, hiperlinearidad palmoplantar y

desarrollan el pliegue de Morgan en el párpado inferior. Otras condiciones que pueden

acompañar a la DA son el eccema en el pezón, la ichthyosis vulgaris, la keratosis pilaris durante

la infancia, y la queilitis en pacientes con DA severa (Lipozenčić y Ljubojević, 2017).

Las lesiones en la piel suelen tener una distribución simétrica, un comportamiento

recurrente-remitente, y pueden ser clasificadas en tres tipos: agudas, subagudas, y crónicas. Las

lesiones agudas son muy pruríticas y se pueden encontrar pápulas o vesículas sobre el eritema

acompañadas por exudado seroso, las lesiones subagudas forman pápulas escamosas sobre el

eritema, y las lesiones crónicas se muestran como pápulas o placas de color rojo o marrón y

puede haber liquenificación de la piel; es decir, un engrosamiento pronunciado de la epidermis

(Lipozenčić y Ljubojević, 2017).

La dermatitis atópica recibe su nombre del concepto de atopía, que significa la

predisposición para generar altos niveles de IgE contra diferentes antígenos (Nutten, 2015). Las

enfermedades que tienen la atopía como una característica importante se agrupan dentro de la

diátesis atópica, la cual incluye el asma, la rinitis alérgica, la conjuntivitis alérgica y la DA (Katoh

et al., 2020). Si bien no todos los pacientes diagnosticados con DA son realmente atópicos,

especialmente en países en vías de desarrollo, los síntomas asociados a la piel de los pacientes

es similar (Odhiambo et al., 2009). La diferencia en la cantidad de anticuerpos de tipo IgE entre

los pacientes llevó a que la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica recomendara

diferenciar entre el eccema atópico y el no-atópico; sin embargo, en la práctica clínica y en la

Page 5: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

5

mayoría de los estudios ambos tipos de pacientes siguen siendo agrupados bajo la condición de

dermatitis atópica (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

El diagnóstico de la DA es clínico y generalmente se siguen los criterios de Hanifin y

Rajka (1980), los cuales afirman que un individuo debe tener al menos tres de los cuatro criterios

mayores: i) prurito, ii) morfología y distribución típica de las lesiones, iii) enfermedad crónica o

crónica recurrente, iv) historia personal o familiar de atopía (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

Aunque las biopsias de piel no son claves para el diagnóstico, estas pueden ser especialmente

útiles para realizar un diagnóstico diferencial en adultos (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

Con el fin de evaluar la severidad de la enfermedad generalmente se emplean índices

que han sido estandarizados internacionalmente. Dentro de los índices más populares en la

literatura encuentran el EASI (Eczema Area and Severity Index), el SCORAD (Severity Scoring

of Atopic Dermatitis), y el POEM (Patient-Oriented Eczema Measure). El índice EASI es el más

objetivo dado que solicita información que el médico tratante completa, el segundo más objetivo

es el SCORAD ya que además de contemplar la información del médico también incluye la

opinión del paciente con relación al prurito y la perturbación del sueño, y finalmente el POEM es

el más subjetivo de los tres índices porque busca evaluar la percepción del paciente sobre su

enfermedad mediante una breve encuesta (Eichenfield et al., 2014).

Gracias a su objetividad y validez internacional, el SCORAD y el EASI son los más

empleados en investigación y en estudios clínicos, y el entrenamiento y el diligenciamiento de la

escala se puede realizar fácilmente en internet. Estos índices permiten que la enfermedad sea

clasificada entre leve, moderada y severa de acuerdo con el puntaje que se obtenga (Katoh et

al., 2020). A pesar de que estas escalas son muy útiles para realizar un seguimiento sobre el

paciente, no es común que se esta evaluación se realice en la mayoría de casos; por ende, se

recomienda evaluar a los pacientes con escalas más sencillas como el “Índice de Severidad”

desarrollado por el Ministerio de sanidad, trabajo y bienestar japonés (Katoh et al., 2020).

Page 6: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

6

El impacto sobre la calidad de vida en los pacientes con DA suele ser alto según un

estudio de Beattie y Lewis-Jones (2006) que seleccionó pacientes con algunas enfermedades

crónicas para evaluar el índice de calidad de vida en niños (CLQI, por sus siglas en inglés). La

investigación evidenció que la DA es la segunda enfermedad que genera mayor carga, detrás de

la parálisis cerebral, y superando a enfermedades como la fibrosis quística, la epilepsia o el asma.

En el aspecto económico se estimó que los costos directos e indirectos de la DA en Estados

Unidos sumaron aproximadamente 5297 millones de dólares en 2015, tomando como base datos

del 2004 sobre el costo de diferentes enfermedades dermatológicas. En ese estudio los costos

de la DA superaron a los de la psoriasis, otra enfermedad inflamatoria de la piel (Drucker et al.,

2017).

Epidemiología

Se cree que la DA es una de las enfermedades dermatológicas con mayor prevalencia

en el mundo, afectando entre el 2% y el 5% de la población mundial (Lipozenčić & Ljubojević,

2017). El grupo de edad más afectado es la infancia, pues se calcula que en algunas regiones

más del 20% de la población joven tiene la enfermedad; por ejemplo, en Barranquilla (Colombia)

se encontró que la prevalencia era del 24.6% en el grupo de edad entre los 13 y los 14 años

(Odhiambo et al., 2009). Por otro lado, en adultos la prevalencia es mucho menor, se estima que

se encuentra entre el 1% y el 3% (Nutten, 2015).

Según Nutten (2015), la DA es la primera patología de la diátesis atópica en establecerse,

pues más del 85% de los pacientes ya habrían desarrollado los síntomas antes de los 5 años.

En contraste con la alta prevalencia durante la infancia, aproximadamente el 70% de los

pacientes diagnosticados en esa etapa logran una remisión definitiva de la enfermedad antes de

la adolescencia (Nutten, 2015), lo cual explica por qué la prevalencia es menor en otros grupos

de edad.

Page 7: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

7

A nivel geográfico la prevalencia de la DA también varía; en general, en África, Oceanía

y América Latina, la prevalencia tiende a ser mayor, mientras que en India y en el norte y el este

de Europa la prevalencia suele ser menor (Odhiambo et al., 2009). En Colombia, un estudio

transversal llevado a cabo entre 2009 y 2010 reveló que alrededor del 24% de la población ha

tenido síntomas de DA en algún punto de su vida, y que un 6% ha sido diagnosticada

clínicamente con la enfermedad (Dennis et al., 2012).

En cuanto a la incidencia, hay autores que afirman que esta se ha duplicado o triplicado

en países industrializados en las últimas décadas (Nutten, 2015); no obstante, otros autores

como Deckers (2012) aseguran que no hay información suficiente para hablar sobre la incidencia

de la DA a nivel global. Esta aseveración surge porque los pocos estudios que hay sobre la

incidencia se llevaron a cabo en Europa, como por ejemplo el aumento en el número de nuevos

casos de DA en Alemania Oriental después de la reunificación alemana.

Fisiopatología

El Sistema Inmune

El sistema inmune es el principal responsable de los síntomas observados en los

pacientes con DA debido a la respuesta que se da contra alérgenos que ingresan a la epidermis

(Weidinger et al., 2018). Los alérgenos son moléculas externas al organismo, como por ejemplo

proteínas de otros seres vivos, que al entrar en contacto con el sistema inmune inician una

respuesta de tipo Th2 para iniciar una masiva producción de IgE contra ese antígeno con el fin

de eliminarlo de la epidermis (Katoh et al., 2020).

Debido a la abundante presencia de anticuerpos de tipo IgE, la DA puede ser inicialmente

clasificada como una hipersensibilidad de tipo I, pues la IgE ocasiona la activación de algunas

células del sistema inmune mediante la unión del anticuerpo con el receptor de alta afinidad de

la IgE (FcɛRI) (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Sin embargo, también se puede afirmar que existe

Page 8: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

8

una hipersensibilidad de tipo IV porque hay una respuesta inmune celular mediada por linfocitos

T que es específica para los alérgenos que ingresan al tejido (Weidinger et al., 2018).

Los efectos de la unión anticuerpo-receptor dependen de la célula que exprese el

receptor. En el caso de los mastocitos se genera una liberación de histamina, en las células de

Langerhans se inicia la producción de altos niveles de interleuquina 4 (IL-4), y en las células

dendríticas inflamatorias de la epidermis comienza la producción de señales proinflamatorias

(Katoh et al., 2020). La liberación de estas moléculas en la epidermis inducen la inflamación y el

reclutamiento de otras células del sistema inmune como los linfocitos T CD4+, para continuar y

amplificar la respuesta inmune tipo Th2 (Murphy et al., 2017).

El ingreso de los alergenos a la piel se da por algún defecto en la piel que impide que

esta funcione como una barrera física contra antígenos externos (Katoh et al., 2020). Estos

defectos pueden ser genéticos e igualmente se ha observado que la piel de los individuos con

DA tiene un mayor índice de pérdida de agua transepidérmica, problemas con el metabolismo de

lípidos en la dermis, y una menor cantidad de ceramidas y cambios del pH en el estrato córneo.

Se cree que todas esas alteraciones producen no solo un aumento en el ingreso de antígenos,

sino también de sustancias irritantes al tejido (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

Después de que el alérgeno haya penetrado el tejido, las células presentadoras de

antígenos como las células de Langerhans presentan el antígeno e inician la liberación de IL-4

para que los linfocitos T CD4+ naïve adopten un fenotipo Th2 (Weidinger et al., 2018).

Posteriormente, los linfocitos T CD4+ producen más IL-4 y otras moléculas como las

interleuquinas 5 (IL-5), 13 (IL-13) y 31 (IL-31) con el fin de que los linfocitos B realicen la

conmutación de clase inmunoglobulina para producir IgE, y para atraer eosinófilos y otros

leucocitos al tejido (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). A este proceso se le conoce como

sensibilización a alergenos, pues la respuesta contra ese antígeno será recordada por el sistema

inmune y se genera la hipersensibilidad (Murphy et al., 2017).

Page 9: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

9

Cabe resaltar que todas las interleuquinas que producen los linfocitos T mencionadas

anteriormente también se asocian con prurito en la piel, y así el efecto mecánico causado por el

rascado puede deteriorar aún más la función de la piel como barrera y generar un ciclo vicioso

(Weidinger et al., 2018). Asimismo, niveles elevados de IL-4 e IL-13 parecen reducir la cantidad

de lípidos, uniones estrechas y la producción de péptidos antimicrobianos en la piel (Renert-

Yuval & Guttman-Yassky, 2019). La producción de interleuquinas también varía según el tejido

donde se encuentren las células que secretan estas moléculas; por ejemplo, se ha encontrado

que la producción de IL-4 se da principalmente en los nódulos linfáticos donde se producen los

anticuerpos, mientras que la IL-13 parece tener un papel más periférico directamente en la

epidermis (Bieber, 2020).

Dado que la respuesta inmune del paciente está exacerbada en las lesiones, hay una alta

expresión del receptor OX-40 y de su ligando OX-40L en los pacientes con DA (Guttman-Yassky

et al., 2019). OX-40 se expresa en particular en linfocitos T activados, mientras que OX-40L se

expresa en células dendríticas y endoteliales. La unión de estas dos moléculas produce una

mayor proliferación y migración de linfocitos T, así como un aumento en la secreción de

citoquinas y otras moléculas que producen inflamación (Webb et al., 2016).

El rol de los queratinocitos en la fisiopatología también es muy importante porque estas

células secretan un amplio número de moléculas que interactúan con el sistema inmune. Dentro

de esas moléculas podemos encontrar las interleuquinas 25 (IL-25) y 33 (IL-33) que promueven

una respuesta Th2, la IL-1β que es una alarmina que genera inflamación, y la linfopoyetina

estromal tímica (TSLP, por sus siglas en inglés) que causa prurito (Weidinger et al., 2018).

Adicionalmente, en lesiones agudas los queratinocitos inician apoptosis, lo cual lleva a la

aparición de edema intercelular en la epidermis (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). El edema

intercelular y la infiltración de ciertos tipos de células del sistema inmune como eosinófilos son

comúnmente encontrados al realizar preparaciones histológicas con lesiones de individuos con

Page 10: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

10

DA (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). La respuesta inmune inicial de la DA se ve resumida en la

figura 1.

Figura 1. Respuesta inmune inicial de la dermatitis atópica. Se ilustra la interacción entre las principales células

y moléculas que generan los síntomas de la enfermedad. 1) El alérgeno ingresa al organismo por algún defecto en la

piel y este es reconocido por las células de Langerhans. 2) Las células de Langerhans presenta el antígeno a un

linfocito T y secreta IL-4 para iniciar una respuesta inmune de tipo Th2. 3) Los defectos y el daño sobre la piel llevan

a la producción de moléculas que generan una respuesta inmune Th2, inflamación y prurito. 4) El linfocito T CD4+

secreta más interleuquinas que causan prurito y hace que los linfocitos B produzcan IgE. 5) Las interleuquinas en el

tejido atraen eosinófilos y otras células; igualmente, la IgE activa más células de Langerhans y genera la liberación

de histamina por medio de la degranulación de mastocitos.

Las lesiones crónicas tienen características diferentes a las de las lesiones agudas y

subagudas. Se ha descrito que en las lesiones crónicas hay presencia de moléculas

proinflamatorias, como la interleuquina 12 (IL-12), que son clásicas de respuestas inmunes de

tipo Th1 o Th17 (Weidinger et al., 2018). Adicionalmente, se ha reportado que la producción de

Page 11: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

11

IL-13 en el tejido reduce la expresión de péptidos antimicrobianos y de algunas moléculas como

la filagrina (lo cual afecta la integridad de la epidermis) o la metalopeptidasa 9 (MMP-9), cuya

reducción resulta en una menor degradación del colágeno IV y probablemente esto contribuye a

la liquenificación de la piel (Bieber, 2020).

Diversos estudios también han mostrado que los pacientes con DA tienen anticuerpos de

tipo IgE que son reactivos contra autoantígenos (Roesner et al., 2016; Valenta et al., 2009).

Algunos de esos estudios han descrito que existen proteínas cuya secuencia y estructura es

similar a la de algunos alérgenos ambientales, dentro de estas proteínas están la superóxido

dismutasa, la proteína ribosómica ácida P2 y la ciclofilina. Se ha demostrado por medio de

pruebas de parche que esas proteínas inician una fuerte respuesta en pacientes que tienen

anticuerpos contra los alérgenos ambientales que son similares a las proteínas (Tang et al.,

2012). La severidad de la enfermedad también parece estar levemente correlacionada con la

presencia de anticuerpos de tipo IgE autorreactivos, los cuales solo parecen ser encontrados en

pacientes con DA y no en pacientes con otras enfermedades de la diátesis atópica o con otras

enfermedades inflamatorias crónicas como la psoriasis (Tang et al., 2012).

Otras proteínas que causan autoreactividad en individuos con DA son Hom s 1 y Hom s

4, las cuales son expresadas por queratinocitos (Valenta et al., 2009). Se cree que el mecanismo

por el cual estas proteínas intracelulares pueden generar autoreactividad es por medio del daño

celular que causa el rascado de la piel y la inflamación en los pacientes, pues esto genera que

las proteínas puedan salir y ser procesadas en la matriz extracelular por células presentadoras

de antígenos que lleven a la producción de anticuerpos contra esas proteínas (Tang et al., 2012).

La respuesta contra autoantígenos no parece ser únicamente humoral, también se ha

reportado una respuesta efectora en la DA. Así como en los linfocitos T CD4+ se pueden

discriminar diferentes fenotipos según las citoquinas involucradas en la respuesta inmune, en los

linfocitos T CD8+ también se puede encontrar esta diferencia. Cosmi y colaboradores (2000)

Page 12: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

12

encontraron que, en comparación con controles sanos, los pacientes con DA tienen una mayor

proporción de linfocitos Tc2 que secretan interleuquinas como la IL-4 o la IL-13.

Posteriormente, Roesner et al (2016) encontró linfocitos T CD8+ que son reactivos contra

proteínas propias como es el caso de la proteína Hom s 2, también conocida como α-NAC. En

ese estudio fue reportado que hay linfocitos T CD8+ de memoria específicos contra dicha proteína

que secretan IL-4 e interferón-γ (IFN-γ). Esta última citoquina ya había sido evaluada y no se

había encontrado que las células Tc2 la secretaran (Cosmi et al., 2000); adicionalmente, es

interesante que esta citoquina sea producida en este contexto porque el IFN-γ está relacionado

con una respuesta de tipo Th1 (Murphy et al., 2017).

La microbiota

Los microorganismos que se encuentran en la piel también tienen un rol importante para

explicar la fisiopatología de la enfermedad. En los pacientes con DA se ha encontrado una

marcada disbiosis; es decir, hay un desequilibrio en la cantidad y el tipo de microrganismos que

se encuentran en la piel en contraste con controles sanos (Bjerre et al., 2017). Actualmente se

sabe que la bacteria Staphylococcus aureus es el microorganismo que se encuentra en mayor

abundancia en la epidermis de los pacientes (se han reportado abundancias de hasta un 99% en

algunas muestras) y que su colonización está fuertemente relacionada con exacerbaciones de la

enfermedad (Fyhrquist et al.). La diversidad de microorganismos en la piel también es muy

reducida, especialmente aquellos que son anaerobios, y se ha encontrado una correlación

negativa entre la abundancia de S. aureus y la diversidad de microorganismos en la piel (Baviera

et al., 2014).

La interacción entre los microorganismos y el sistema inmune es muy estrecha. En el

caso de S. aureus, esta bacteria sintetiza superantígenos que son liberados en la piel y que

pueden generar inflamación y alterar la respuesta inmune en la epidermis reduciendo la cantidad

de linfocitos T reguladores (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).Dentro de los superantígenos más

Page 13: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

13

relacionados con la DA se encuentran las enterotoxinas alfa, beta y delta. Investigaciones han

encontrado que la enterotoxina beta puede reclutar linfocitos T y estimular la producción de

interleuquinas como la IL-13; por otro lado, la enterotoxina delta puede generar la degranulación

de mastocitos y reforzar la respuesta inmune de tipo Th2 (Dainichi et al., 2018; Fyhrquist et al.).

La expresión de múltiples genes también puede verse alterada como consecuencia de la

colonización de S. aureus en la epidermis. Tomando muestras de piel y separándolas según la

abundancia de la bacteria, se identificaron aumentos en la expresión de genes relacionados con

la diferenciación de queratinocitos y de la organización de la matriz extracelular cuando la

bacteria está en mayor abundancia (Fyhrquist et al.). Del mismo modo, se encontró una

correlación positiva entre la abundancia de S. aureus y aumentos en la expresión de genes

relacionados con la respuesta inmune como IL1B (que lleva a la producción de la IL-1β), TNF,

IFNG (que lleva a la producción del IFN-γ), el receptor de la IL-4 (IL4R), y la quimiocina CCR4

que está relacionada con una respuesta de tipo Th2 (Fyhrquist et al.).

Otras especies de bacterias que se encuentran en mayor abundancia en individuos con

la patología son Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus haemolyticus; entre tanto, los

géneros Streptococcus, Acinetobacter, Corynebacterium y Prevotella están en menor

abundancia tomando como referencia individuos sanos (Bjerre et al., 2017). La bacteria

Cutibacterium acnes, anteriormente conocida como Propionibacterium acnes, se encuentra en

menor abundancia en la cara de pacientes con DA y al parecer su presencia tiene una relación

inversa con la severidad de la enfermedad (Bjerre et al., 2017).

En cuanto a los hongos, también hay cambios en la microbiota de la piel en la

enfermedad. Se ha documentado que en la piel de los pacientes hay una menor abundancia de

levaduras pertenecientes al género Malassezia, a excepción de las especies Malassezia

dermatis y Malassezia sympodialis que se encuentran en mayor abundancia (Chng et al., 2016).

Se cree que la razón por la que hay una menor abundancia de este género de levaduras en la

Page 14: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

14

piel es debido a la reducción de lípidos en la piel y la presencia de anticuerpos de tipo IgE contra

antígenos de este género (Chng et al., 2016).

Dentro del género Malassezia hay tres especies que están asociadas con la reactividad

de anticuerpos de tipo IgE: Malassezia sympodialis, Malassezia furfur y Malassezia globosa

(Hiragun et al., 2013; Lipozenčić & Ljubojević, 2017). De acuerdo con Gioti et al (2013), M.

sympodialis produce alérgenos que tienen una estructura similar a proteínas humanas, lo cual

podría explicar parte de la autoreactividad observada en los pacientes; asimismo, los

investigadores afirman que la producción de estos alérgenos se ve incrementada en ambientes

con pH alto, como la piel de los pacientes. Por otro lado, la levadura M. globosa produce una

proteína identificada como MGL_1304 que está presente en el sudor y que despierta una fuerte

respuesta inmune mediada por la producción de anticuerpos, la degranulación de mastocitos y

la producción de histamina e IL-4 por parte de basófilos (Hiragun et al., 2013).

A pesar de la baja diversidad del género Malassezia, se ha encontrado que la diversidad

total de especies fúngicas en la piel de los pacientes es mayor que en los controles sanos, esta

tendencia es contraria a la que se observa en bacterias (Zhang et al., 2011). Un estudio de Zhang

y colaboradores (2011) reportaron que dentro de las especies de hongos que más se encontraron

en individuos enfermos con relación a controles sanos fueron Candida albicans,

Wickerhamomyces anomalus, Trichosporon asahii, Cryptococcus diffluens, y Cryptococcus

liquefaciens.

Factores de Riesgo

Genéticos

La DA es una enfermedad compleja, esto significa que tanto factores genéticos como

ambientales se asocian con el desarrollo de la enfermedad. Estudios en gemelos monocigóticos

y dicigóticos han llevado a estimar que la heredabilidad de esta patología es del 75%

Page 15: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

15

aproximadamente, es decir que la enfermedad tiene un componente genético importante (Elmose

& Thomsen, 2015). El factor de riesgo genético más estudiado son las variantes deletéreas en el

gen filagrina (FLG), las cuales tienen un patrón de herencia semi-dominante y también están

asociadas con otras enfermedades de la diátesis atópica como el asma, y con la ichthyosis

vulgaris (Elmose & Thomsen, 2015; Palmer et al., 2006).

El gen FLG es expresado en los queratinocitos para sintetizar una proteína grande e

insoluble llamada profilagrina, la cual es posteriormente procesada al interior de la célula para

generar varias unidades de filagrina que finalmente se unen con la queratina en tejido. Esta unión

entre la filagrina y la queratina forman una densa matriz en el estrato corneo (la capa más externa

de la piel) que inhibe la entrada de antígenos y la pérdida de agua transepidérmica (Margolis et

al., 2012; Palmer et al., 2006). Cuando las unidades de filagrina comienzan su degradación se

producen moléculas como el ácido urocánico y el ácido pirrolidona carboxílico, los cuales son

aminoácidos higroscópicos que hacen parte del factor hidratante natural y probablemente ayudan

a regular el pH ácido de la piel (Brown et al., 2012).

Además de su papel en la integridad y en la hidratación de la epidermis, la filagrina

también parece tener un efecto antimicrobiano. Miajlovic y colaboradores (2010) estudiaron el

efecto del ácido urocánico y del ácido pirrolidona carboxílico sobre S. aureus y encontraron que

al agregar esas dos moléculas en el medio donde crece la bacteria se da una disminución en el

pH y en la expresión de múltiples factores de virulencia; asimismo, se pudo observar una menor

proliferación del microrganismo.

El gen FLG está localizado en el complejo de diferenciación epidérmica en el cromosoma

1 junto con otros 30 genes (Margolis et al., 2012). Este gen cuenta con 3 exones, siendo el último

exón el más largo y el más estudiado dado que en esta región se encuentran entre 10 y 12

repeticiones (de aproximadamente 972 pares de bases) que coinciden con las unidades de

filagrina liberadas cuando la profilagrina es procesada en la célula (Brown et al., 2012).

Page 16: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

16

Adicionalmente, en este exón se han identificado las cuatro variantes deletéreas del gen más

comúnmente encontradas en individuos con ascendencia europea: R501X, 2282del4, S3247X,

y R2447X (Brown et al., 2012). Se ha calculado que alrededor del 9% de la población con

ascendencia europea portan al menos una de estas variantes (Palmer et al., 2006).

Las variantes deletéreas en el gen FLG, al ser un factor de riesgo, no implica que todos

los individuos que porten una o dos variantes vayan a desarrollar la enfermedad; del mismo

modo, hay individuos con la enfermedad que no portan este factor de riesgo. Margolis et al (2012)

genotipificaron 857 pacientes con DA para buscar estas cuatro variantes deletéreas, los

investigadores encontraron que el 16.3% de los pacientes portaba al menos una de esas

variantes. Al discriminar esos resultados por raza se observó que el 27.5% de los pacientes

blancos portaban al menos una variante, a comparación de los pacientes afroamericanos que

tuvieron una prevalencia del 5.8% para aquellas variantes (Margolis et al., 2012)m.

Las variantes deletéreas del gen FLG también se han relacionado con mayores niveles

de IgE en suero y con mayor sensibilización a alérgenos en los pacientes (Weidinger et al., 2006).

Igualmente, la variante deletérea R501X se ha relacionado con un uso más frecuente de

corticoesteroides para tratar los síntomas de la enfermedad (Margolis et al., 2012). Esta relación

puede deberse a que la variante R501X interrumpe la traducción de la proteína antes que las

demás variantes; en consecuencia, se espera que estos individuos tengan menos unidades de

filagrina en su epidermis.

Las diferentes variaciones en el gen FLG también han sido relacionadas con aspectos

como la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Brown y colaboradores (2012) documentaron

una relación entre la cantidad de repeticiones del gen en el genoma y la presencia de la

enfermedad. Como es de esperarse, los controles sanos mostraron un mayor número total de

repeticiones en su genoma, a diferencia de los individuos enfermos quienes tenían una menor

Page 17: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

17

cantidad de repeticiones (Brown et al., 2012). Cabe aclarar que en este estudio no se incluyeron

personas con variantes deletéreas del gen.

Múltiples estudios de asociación (GWAS) han reportado 34 loci relacionados con la

enfermedad (Weidinger et al., 2018). Aunque 34 regiones genómicas parecen ser un número

elevado, estas regiones pueden explicar menos del 20% de la heredabilidad de la enfermedad

(Weidinger et al., 2018), es decir que hay una gran cantidad de regiones e interacciones

genómicas que también influyen en el desarrollo de la enfermedad y que no han sido

descubiertas. La mayoría de las regiones genómicas encontradas están relacionadas con la

respuesta inmune adaptativa e innata, y con integridad de la epidermis (por ejemplo, genes en

el complejo de diferenciación epidérmica) (Bin & Leung, 2016).

El gen FLG es el que más asociaciones positivas ha tenido con la enfermedad, seguido

por el receptor alfa de la IL-4 (IL4RA), las interleuquinas 4 (IL4), 10 (IL10) y 13 (IL13), y el inhibidor

de la serina proteasa de tipo Kazal 5 (SPINK5). Si bien hay muchos más genes relacionados con

base en los estudios de asociación, los genes mencionados anteriormente han sido reportados

en siete o más estudios de este tipo (Bin & Leung, 2016). De los genes previamente

mencionados, en este texto no se ha discutido la función de la IL-10 y de la proteína SPINK5. La

función de la IL-10 es generar una respuesta inmune reguladora a través e la inhibición en la

activación de las células del sistema inmune; por su parte, la proteína SPINK5 tiene un rol

antiinflamatorio al regular la activación de proteasas como KLK5 que generan descamación en

el epitelio (The UniProt Consortium, 2019).

Finalmente, debido a que la prevalencia de la enfermedad ha aumentado

significativamente en las últimas décadas, es poco probable que esto se deba a cambios en el

genotipo de la población; por ende, se han realizado diversos estudios epigenéticos en la DA ya

que esta rama de la genética estudia los cambios en la expresión de genes que se generan como

consecuencia de interacciones con el medio ambiente (Bin & Leung, 2016). Estos estudios han

Page 18: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

18

reportado incrementos en la metilación de las islas CpG del gen IFNG, y reducciones en la

metilación de los promotores de genes como IL4 y TSLP (Bin & Leung, 2016). En cuanto a la

presencia de micro-ARNs, se ha publicado que hay diferencias en la expresión de estos ácidos

nucleicos en los pacientes, siendo el miR-155 uno de los más estudiados debido a su alta

sobreexpresión en los individuos enfermos (Sonkoly et al., 2010). El micro-ARN miR-155 parece

disminuir la expresión de CTLA-4 o de la IL-10, las cuales son proteínas relacionadas con una

respuesta inmune reguladora (Quinn et al., 2014; Sonkoly et al., 2010).

Ambientales

Los factores de riesgo ambientales de la DA más estudiados están relacionados con el

estilo de vida occidental. Por ejemplo, Deckers et al (2012) hipotetizan que el aumento en la

incidencia de la enfermedad en la región oriental de Alemania tras la reunificación del país

obedece al aumento en la frecuencia del aseo personal y el uso de jabones. Estas actividades

afectan la función de la piel como barrera y remueven lípidos de la epidermis aumentando el

riesgo de desarrollar la patología (Deckers et al., 2012).

La hipótesis de la higiene es una propuesta muy popular para explicar el aumento en la

prevalencia de enfermedades alérgicas en las últimas décadas. Esta hipótesis es producto de

observaciones que reportan que en países donde el ingreso es alto y las condiciones de higiene

son mejores la prevalencia de las enfermedades alérgicas es mayor; asimismo, algunos estudios

han encontrado que la exposición prenatal a mascotas y a animales de granja reduce el riesgo

de desarrollar enfermedades como la DA (Ye et al., 2019). La hipótesis postula que la exposición

a ciertos microorganismos genera un efecto protector contra la enfermedad al desarrollar el

sistema inmune del individuo (Ye et al., 2019).

Es probable que un menor contacto con patógenos, relacionado con la hipótesis de la

higiene, igualmente produzca alteraciones en el sistema inmune que lleven a que la enfermedad

se manifieste (Ye et al., 2019). La exposición endotoxinas de ciertas bacterias, helmintos, la leche

Page 19: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

19

sin pasteurizar, virus de la familia Herpesviridae, e infecciones que ocurren generalmente en los

primeros meses de vida parecen tener un rol protector contra la enfermedad (Kantor & Silverberg,

2017). Sin embargo, no todas las infecciones producen ese efecto protector dado que algunos

estudios reportan que infecciones con el virus sincitial respiratorio pueden ser un factor de riesgo

(Kantor y Silverberg, 2017).

Como el papel de los microorganismos parece ser relevante en el desarrollo de las

alergias, se han realizado investigaciones que suplementan probióticos a madres y a neonatos

hasta cierta edad (Ye et al., 2019). Estos estudios hallaron que suplementar bacterias como

Lactobacillus rhamnosus reducía el riesgo de que la enfermedad se estableciera. A pesar de que

se esperaría que el uso de antibióticos en el periodo gestacional y neonatal aumente la

probabilidad de desarrollar DA los estudios que hay al respecto son contradictorios,

investigaciones en Asia y Oceanía encontraron correlaciones que no se hallaron en ciertos

estudios europeos (Ye et al., 2019).

Otros estudios relacionados con el periodo gestacional han encontrado correlaciones

fuertes entre el riesgo de desarrollar DA, y la diabetes mellitus gestacional y la exposición a

episodios estresantes (Ye et al., 2019). Por otro lado, se ha encontrado un efecto protector

relacionado con el consumo de ácidos grasos poliinsaturados durante el embarazo, pues se

observó que los individuos estaban menos sensibilizados a alérgenos como ácaros y que sus

niveles de IgE eran mucho menores. En cuanto al periodo neonatal, se ha reportado que la

depresión postparto y la adiposidad neonatal también están relacionadas con una mayor

probabilidad de que la enfermedad se manifieste (Ye et al., 2019).

Factores ambientales como la dureza del agua y las partículas en suspensión han sido

correlacionados positivamente con la prevalencia de la enfermedad por algunos estudios (Nutten,

2015); sin embargo, al intentar ser replicados por otros investigadores, en algunos casos no se

encuentra la correlación (Kantor & Silverberg, 2017). Del mismo modo, la luz UV parece tener un

Page 20: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

20

rol protector para el desarrollo de la enfermedad, pero diferentes estudios al respecto arrojan

resultados diferentes y no hay un consenso sobre el papel de la luz UV en la DA (Kantor &

Silverberg, 2017).

Tratamiento

La DA, al ser una enfermedad compleja y multifactorial, aborda diversas dianas

terapéuticas en el tratamiento. Entre estas dianas terapéuticas están el cuidado de la piel, el

control de la respuesta inmune, la educación hacia el paciente, y el manejo de la microbiota de

la piel. A los pacientes se les aconseja mantener la piel limpia por medio de baños cortos

empleando jabones suaves o aceites de ducha que no irriten ni afecten la integridad de la piel;

igualmente, el uso de cremas humectantes es altamente recomendado para reducir la pérdida

de humedad, el prurito, el eritema y la entrada de alérgenos al tejido (Katoh et al., 2020;

Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

La educación del paciente también es un aspecto relevante dentro del manejo de la

enfermedad ya que el paciente debe aprender a vivir con la enfermedad, cumplir con la

adherencia a los medicamentos, e identificar qué factores (como el uso de algún producto o

realizar ciertas actividades) pueden desencadenar una exacerbación de la enfermedad

(Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Igualmente, expertos afirman que la enfermedad tiene un

componente psicosomático, por lo que los pacientes deben aprender a manejar las situaciones

estresantes para evitar que los síntomas se manifiesten de forma más agresiva (Katoh et al.,

2020).

Cuando la enfermedad se exacerba se emplean medicamentos que regulan la respuesta

inmune de forma local o sistémica según lo requiera el paciente. El tratamiento de primera línea

consiste en corticosteroides tópicos que disminuyen la inflamación y el prurito en el tejido, estos

medicamentos logran que el paciente alcance una remisión rápida que puede ser mantenida

mediante el uso de cremas humectantes (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Los eventos adversos

Page 21: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

21

de los corticoides, especialmente aquellos que tienen un efecto más fuerte, incluyen atrofia en la

piel, dilatación capilar, acné esteroideo, enrojecimiento facial y la progresión de enfermedades

infecciosas a nivel local (Katoh et al., 2020).

El tratamiento tópico de segunda línea son inhibidores de calcineurina como tacrolimus,

indicado para DA moderada a severa, o pimecrolimus que está indicado para DA leve a

moderada (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Este tipo de medicamentos inmunomoduladores que

bloquean una parte de la cascada de señalización celular son recomendados a pacientes que no

responden ante el tratamiento de primera línea; adicionalmente, los eventos adversos de los

inhibidores de calcineurina son menores en comparación con los corticosteroides tópicos

(Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Dentro de los eventos adversos de estos medicamentos

podemos encontrar sensación de ardor, prurito y eritema únicamente a nivel local (Katoh et al.,

2020).

Los antihistamínicos también son empleados para reducir el prurito durante las

exacerbaciones, pero no hay evidencia de que sean eficaces a menos de que sean

acompañados por algún otro medicamento como los corticosteroides tópicos (Katoh et al., 2020).

Asimismo, el uso de antibióticos no parece tener una alta eficacia a menos de que las lesiones

del paciente estén altamente infectadas por bacterias (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). En esos

casos se recomienda el uso de antibióticos tópicos como la mupirocina, o antibióticos sistémicos

como la cefalosporina o la azitromicina, pero sólo por periodos cortos de tiempo (Lipozenčić &

Ljubojević, 2017).

Cuando la enfermedad es muy severa y el paciente no puede ser manejado con

corticosteroides tópicos ni inhibidores de calcineurina se deben emplear tratamientos más

agresivos y sistémicos. Los corticosteroides sistémicos son generalmente empleados en

exacerbaciones severas durante periodos cortos debido a los efectos secundarios sistémicos de

estos medicamentos (Katoh et al., 2020). Otra alternativa de tipo sistémico es el uso de moléculas

Page 22: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

22

como la ciclosporina, la azatioprina o el metotrexato, los cuales son potentes inmunosupresores

cuyos eventos adversos deben ser monitoreados en los pacientes y se aconseja que una vez se

muestre una mejoría en los síntomas se retome el tratamiento tópico (Lipozenčić & Ljubojević,

2017). En el caso de la ciclosporina, se ha encontrado que este medicamento también puede

inhibir la proteína Mala s 6, uno de los alérgenos producido por M. sympodialis (Gioti et al., 2013).

Otras opciones sistémicas para pacientes que no responden ante los tratamientos de

primera línea son la fototerapia, la terapia con interferón o la inmunoterapia con alérgenos

(Lipozenčić & Ljubojević, 2017). La fototerapia está indicada para pacientes con lesiones crónicas

liquenificadas y altamente pruriginosas, este tratamiento consiste generalmente en exposición a

luz UVB de banda angosta y en algunos casos se acompaña con metoxaleno para aumentar la

sensibilidad de la piel a la luz (Katoh et al., 2020). La terapia con interferón disminuye la respuesta

inmune de tipo Th2 y la acción de la IgE (Lipozenčić & Ljubojević, 2017). Por último, la

inmunoterapia específica con alérgenos, a pesar de no contar con evidencia fuerte sobre su

eficacia en la DA, parece aliviar la severidad de la enfermedad cuando esta es realizada con

extractos de ácaros del polvo (Lipozenčić & Ljubojević, 2017).

En los últimos años se han desarrollado nuevos tratamientos para la DA, especialmente

para los casos severos. Dentro de estas nuevas terapias se encuentran medicamentos biológicos

antagonistas de la respuesta inmune Th2, inhibidores enzimáticos de síntesis química, y el

trasplante de bacterias. Uno de los medicamentos biológicos más conocidos para tratar la DA es

dupilumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea la subunidad alfa del receptor de la IL-4

(IL4Rα) (Simpson et al., 2016)s. El IL4Rα es una subunidad que se encuentra no solo en el

receptor de la IL-4, sino también en el receptor de la IL-13; por ende, dupilumab funciona como

un antagonista de dos citoquinas pertenecientes a la respuesta inmune Th2 (Cabanillas et al.,

2017). Estudios clínicos de fase III que compararon dupilumab con placebo arrojaron diferencias

Page 23: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

23

significativas al contrastar la proporción de pacientes que lograron una reducción de por lo menos

un 75% en su puntaje EASI (Simpson et al., 2016).

Otros anticuerpos monoclonales estudiados para la DA que han mostrado seguridad y

eficacia están dirigidos contra OX-40 y la IL-13. Lebrikizumab y Tralokinumab actualmente están

en estudios clínicos de fase III y su blanco terapéutico difiere en los epítopos de la IL-13; mientras

que el primero bloquea la porción de la interleuquina que se une al IL4Rα, el segundo bloquea el

epítopo que se une a la segunda subunidad del receptor que puede ser la subunidad alfa 1 del

receptor de la IL-13 (IL13Rα1) o la subunidad alfa 2 del receptor de la IL-13 (IL13Rα2) (Bieber,

2020). En cuanto los antagonistas de OX-40, GBR 830 ya ha pasado por estudios clínicos de

fase II mostrando diferencias significativas en la reducción del puntaje EASI y en la expresión de

genes relacionados con la respuesta inmune en comparación con placebo (Guttman-Yassky et

al., 2019).

Medicamentos biológicos dirigidos contra la IgE, la TSLP y contra las interleuquinas 5,

12, 22 y 31 no han arrojado resultados estadísticamente significativos que validen su eficacia en

estudios clínicos, a pesar de que su rol dentro de la patofisiología de la enfermedad es importante

(Renert-Yuval & Guttman-Yassky, 2019). Por ejemplo, omalizumab, un anticuerpo monoclonal

cuya diana es el dominio Cɛ3 de la IgE, no logró significancia estadística en estudios clínicos de

fase III a pesar de que los pacientes que recibían el tratamiento sí mostraron una mejoría en los

síntomas (Cabanillas et al., 2017).

Dentro de los inhibidores enzimáticos de síntesis química se encuentran inhibidores de

janus quinasas (JAK) y de la fosfodiesterasa 4 (PDE4). Las JAK son un conjunto de enzimas que

hacen parte de la cascada de señalización en células del sistema inmune y activan la proliferación

de leucocitos y la inflamación en el tejido (Renert-Yuval & Guttman-Yassky, 2019). Barcitinib y

abrocitinib, inhibidores de JAK, arrojaron rápidamente buenos resultados en estudios clínicos de

fase III; igualmente, upadacitinib (otro inhibidor de JAK) también mostró una rápida y alta eficacia

Page 24: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

24

acompañada por un bajo número de eventos adversos (Renert-Yuval & Guttman-Yassky, 2019).

Respecto a los inhibidores de PDE4, una enzima que regula la producción de citoquinas y la

inflamación, podemos encontrar un medicamento recientemente aprobado para la DA leve a

moderada llamado crisaborole (Cabanillas et al., 2017).

Finalmente, en años recientes se ha comenzado a explorar la posibilidad de que el

trasplante de bacterias pueda ser empleado como un tratamiento efectivo y seguro para la DA.

Una de las bacterias más prometedoras es Roseomonas mucosa, una bacteria gramnegativa

que se encuentra en la epidermis (Myles et al., 2018). En un ensayo clínico de fase I/II se

encontraron diferencias significativas entre los pacientes que recibieron el trasplante de bacteria

de un individuo sano a quienes recibieron placebo como control; una mayor proporción de

pacientes tratados con R. mucosa lograron una reducción del 75% o más en su puntaje

SCORAD. De manera interesante, la mayor parte de los individuos que no respondieron al

tratamiento tenían familiares con DA que persistía en la adultez (Myles et al., 2018).

Page 25: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

25

Conclusión

Los estudios de las últimas décadas sobre la fisiopatología y los factores de riesgo asociados de

la dermatitis atópica han brindado información fundamental para entender con mayor profundidad

esta enfermedad compleja y multifactorial. Como consecuencia de esos avances se han podido

generar nuevas terapias y estrategias que disminuyen la severidad de la enfermedad y evitan el

surgimiento de exacerbaciones, lo cual se ve reflejado en un aumento en la calidad de vida del

paciente. Es necesario continuar investigando las múltiples variables relacionadas con la

enfermedad para disminuir progresivamente el impacto que tiene la enfermedad sobre los

individuos que la padecen.

Page 26: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

26

Agradecimientos

Este trabajo contó con la revisión de Adriana Celis PhD, y de la alergóloga pediatra Elizabeth

García. Gracias por los valiosos comentarios que fueron realizados a este trabajo a partir de

sus estudios y trayectoria profesional.

Page 27: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

27

Referencias

Baviera, G., Leoni, M. C., Capra, L., Cipriani, F., Longo, G., Maiello, N., Ricci, G., & Galli, E.

(2014). Microbiota in healthy skin and in atopic eczema. BioMed Research International,

2014, 436921. https://doi.org/10.1155/2014/436921

Beattie, P. E., & Lewis-Jones, M. S. (2006). A comparative study of impairment of quality of life

in children with skin disease and children with other chronic childhood diseases. British

Journal of Dermatology, 155(1), 145–151. https://doi.org/10.1111/j.1365-

2133.2006.07185.x

Bieber, T. (2020). Interleukin-13: Targeting an underestimated cytokine in atopic dermatitis. In

Allergy: European Journal of Allergy and Clinical Immunology (Vol. 75, Issue 1, pp. 54–62).

Blackwell Publishing Ltd. https://doi.org/10.1111/all.13954

Bin, L., & Leung, D. Y. M. (2016). Genetic and epigenetic studies of atopic dermatitis. In Allergy,

Asthma and Clinical Immunology (Vol. 12, Issue 1, p. 52). BioMed Central Ltd.

https://doi.org/10.1186/s13223-016-0158-5

Bjerre, R. D., Bandier, J., Skov, L., Engstrand, L., & Johansen, J. D. (2017). The role of the skin

microbiome in atopic dermatitis: a systematic review. British Journal of Dermatology,

177(5), 1272–1278. https://doi.org/10.1111/bjd.15390

Brown, S. J., Kroboth, K., Sandilands, A., Campbell, L. E., Pohler, E., Kezic, S., Cordell, H. J.,

McLean, W. H. I., & Irvine, A. D. (2012). Intragenic copy number variation within filaggrin

contributes to the risk of atopic dermatitis with a dose-dependent effect. The Journal of

Investigative Dermatology, 132(1), 98–104. https://doi.org/10.1038/jid.2011.342

Cabanillas, B., Brehler, A. C., & Novak, N. (2017). Atopic dermatitis phenotypes and the need

for personalized medicine. In Current Opinion in Allergy and Clinical Immunology (Vol. 17,

Issue 4, pp. 309–315). Lippincott Williams and Wilkins.

Page 28: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

28

https://doi.org/10.1097/ACI.0000000000000376

Chng, K. R., Tay, A. S. L., Li, C., Ng, A. H. Q., Wang, J., Suri, B. K., Matta, S. A., McGovern, N.,

Janela, B., Wong, X. F. C. C., Sio, Y. Y., Au, B. V., Wilm, A., De Sessions, P. F., Lim, T. C.,

Tang, M. B. Y., Ginhoux, F., Connolly, J. E., Lane, E. B., … Nagarajan, N. (2016). Whole

metagenome profiling reveals skin microbiome-dependent susceptibility to atopic dermatitis

flare. Nature Microbiology, 1(9). https://doi.org/10.1038/nmicrobiol.2016.106

Cosmi, L., Annunziato, F., Iwasaki, M., Galli, G., Manetti, R., Maggi, E., Nagata, K., &

Romagnani, S. (2000). CRTH2 is the most reliable marker for the detection of circulating

human type 2 Th and type 2 T cytotoxic cells in health and disease. European Journal of

Immunology, 30(10), 2972–2979. https://doi.org/10.1002/1521-

4141(200010)30:10<2972::aid-immu2972>3.0.co;2-%23

Dainichi, T., Kitoh, A., Otsuka, A., Nakajima, S., Nomura, T., Kaplan, D. H., & Kabashima, K.

(2018). The epithelial immune microenvironment (EIME) in atopic dermatitis and psoriasis.

In Nature Immunology (Vol. 19, Issue 12, pp. 1286–1298). Nature Publishing Group.

https://doi.org/10.1038/s41590-018-0256-2

Deckers, I. A. G., McLean, S., Linssen, S., Mommers, M., van Schayck, C. P., & Sheikh, A.

(2012). Investigating international time trends in the incidence and prevalence of atopic

eczema 1990-2010: A systematic review of epidemiological studies. In PLoS ONE (Vol. 7,

Issue 7). https://doi.org/10.1371/journal.pone.0039803

Dennis, R. J., Caraballo, L., García, E., Rojas, M. X., Rondon, M. A., Pérez, A., Aristizabal, G.,

Peñaranda, A., Barragan, A. M., Ahumada, V., & Jimenez, S. (2012). Prevalence of

asthma and other allergic conditions in Colombia 2009-2010: a cross-sectional study. BMC

Pulmonary Medicine, 12(1), 17. https://doi.org/10.1186/1471-2466-12-17

Drucker, A. M., Wang, A. R., Li, W. Q., Sevetson, E., Block, J. K., & Qureshi, A. A. (2017). The

Page 29: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

29

Burden of Atopic Dermatitis: Summary of a Report for the National Eczema Association. In

Journal of Investigative Dermatology (Vol. 137, Issue 1, pp. 26–30). Elsevier B.V.

https://doi.org/10.1016/j.jid.2016.07.012

Eichenfield, L. F., Tom, W. L., Chamlin, S. L., Feldman, S. R., Hanifin, J. M., Simpson, E. L.,

Berger, T. G., Bergman, J. N., Cohen, D. E., Cooper, K. D., Cordoro, K. M., Davis, D. M.,

Krol, A., Margolis, D. J., Paller, A. S., Schwarzenberger, K., Silverman, R. A., Williams, H.

C., Elmets, C. A., … Sidbury, R. (2014). Guidelines of care for the management of atopic

dermatitis: Section 1. Diagnosis and assessment of atopic dermatitis Work Group. Journal

of the American Academy of Dermatology, 70(2), 338–351.

https://doi.org/10.1016/j.jaad.2013.10.010

Elmose, C., & Thomsen, S. F. (2015). Twin Studies of Atopic Dermatitis: Interpretations and

Applications in the Filaggrin Era. Journal of Allergy, 2015, 1–7.

https://doi.org/10.1155/2015/902359

Fyhrquist, N., Muirhead, G., Prast-Nielsen, S., Jeanmougin, M., Olah, P., Skoog, T., Jules-

Clement, G., Feld, M., Barrientos-Somarribas, M., Sinkko, H., van den Bogaard, E. H.,

Zeeuwen, P. L. J. M., Rikken, G., Schalkwijk, J., Niehues, H., Däubener, W., Eller, S. K.,

Alexander, H., Pennino, D., … Alenius, H. Microbe-host interplay in atopic dermatitis and

psoriasis. Nature Communications, 10(1). https://doi.org/10.1038/s41467-019-12253-y

Gioti, A., Nystedt, B., Li, W., Xu, J., Andersson, A., Averette, A. F., Münch, K., Wang, X.,

Kappauf, C., Kingsbury, J. M., Kraak, B., Walker, L. A., Johansson, H. J., Holm, T., Lehtiö,

J., Stajich, J. E., Mieczkowski, P., Kahmann, R., Kennell, J. C., … Scheynius, A. (2013).

Genomic insights into the atopic eczema-associated skin commensal yeast Malassezia

sympodialis. MBio, 4(1). https://doi.org/10.1128/mBio.00572-12

Guttman-Yassky, E., Pavel, A. B., Zhou, L., Estrada, Y. D., Zhang, N., Xu, H., Peng, X., Wen, H.

Page 30: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

30

C., Govas, P., Gudi, G., CA, V., Fang, H., Salhi, Y., Back, J., Reddy, V., Bissonnette, R.,

Maari, C., Grossman, F., & Wolff, G. (2019). GBR 830, an anti-OX40, improves skin gene

signatures and clinical scores in patients with atopic dermatitis. Journal of Allergy and

Clinical Immunology, 144(2), 482-493.e7. https://doi.org/10.1016/j.jaci.2018.11.053

Hanifin, & Rajka, G. (1980). Diagnostic features of atopic dermatitis. Acta Derm Venereol

(Stockh) Suppl, 92, 44–47.

Hiragun, T., Ishii, K., Hiragun, M., Suzuki, H., Kan, T., Mihara, S., Yanase, Y., Bartels, J.,

Schröder, J. M., & Hide, M. (2013). Fungal protein MGL-1304 in sweat is an allergen for

atopic dermatitis patients. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 132(3).

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2013.03.047

Kantor, R., & Silverberg, J. I. (2017). Environmental risk factors and their role in the

management of atopic dermatitis. In Expert Review of Clinical Immunology (Vol. 13, Issue

1, pp. 15–26). Taylor and Francis Ltd. https://doi.org/10.1080/1744666X.2016.1212660

Katoh, N., Ohya, Y., Ikeda, M., Ebihara, T., Katayama, I., Saeki, H., Shimojo, N., Tanaka, A.,

Nakahara, T., Nagao, M., Hide, M., Fujita, Y., Fujisawa, T., Futamura, M., Masuda, K.,

Murota, H., & Yamamoto-Hanada, K. (2020). Japanese guidelines for atopic dermatitis

2020. In Allergology International. Japanese Society of Allergology.

https://doi.org/10.1016/j.alit.2020.02.006

Lipozenčić, J., & Ljubojević, S. (2017). Atopic Dermatitis. In B. J. Hall & J. C. Hall (Eds.),

Sauer’s Manual of Skin Diseases (11.a ed., pp. 224–238). Wolters Kluwer Health.

Margolis, D. J., Apter, A. J., Gupta, J., Hoffstad, O., Papadopoulos, M., Campbell, L. E.,

Sandilands, A., McLean, W. H. I., Rebbeck, T. R., & Mitra, N. (2012). The persistence of

atopic dermatitis and filaggrin (FLG) mutations in a US longitudinal cohort. The Journal of

Allergy and Clinical Immunology, 130(4), 912–917.

Page 31: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

31

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2012.07.008

Miajlovic, H., Fallon, P. G., Irvine, A. D., & Foster, T. J. (2010). Effect of filaggrin breakdown

products on growth of and protein expression by Staphylococcus aureus. Journal of Allergy

and Clinical Immunology, 126(6). https://doi.org/10.1016/j.jaci.2010.09.015

Murphy, K. M., Weaver, C., & Janeway, C. (2017). Janeway’s immunobiology (Ninth). Garland

Science/Taylor & Francis Group.

Myles, I. A., Earland, N. J., Anderson, E. D., Moore, I. N., Kieh, M. D., Williams, K. W., Saleem,

A., Fontecilla, N. M., Welch, P. A., Darnell, D. A., Barnhart, L. A., Sun, A. A., Uzel, G., &

Datta, S. K. (2018). First-in-human topical microbiome transplantation with Roseomonas

mucosa for atopic dermatitis. JCI Insight, 3(9). https://doi.org/10.1172/jci.insight.120608

Nutten, S. (2015). Atopic Dermatitis: Global Epidemiology and Risk Factors. Annals of Nutrition

and Metabolism, 66(1), 8–16. https://doi.org/10.1159/000370220

Odhiambo, J. A., Williams, H. C., Clayton, T. O., Robertson, C. F., Asher, M. I., Aït-Khaled,

N., Anderson, H. R., Beasley, R., Bj Ö Rkstén, B., Brunekreef, B., Crane, J., Ellwood,

P., Flohr, C., Foliaki, S., Forastiere, F., Garcìa-Marcos, L., Keil, U., Lai, C. K. W., Mallol,

J., … Nilsson, L. (2009). Global variations in prevalence of eczema symptoms in children

from ISAAC Phase Three. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 124(6).

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2009.10.009

Palmer, C. N. A., Irvine, A. D., Terron-Kwiatkowski, A., Zhao, Y., Liao, H., Lee, S. P., Goudie, D.

R., Sandilands, A., Campbell, L. E., Smith, F. J. D., O’Regan, G. M., Watson, R. M., Cecil,

J. E., Bale, S. J., Compton, J. G., DiGiovanna, J. J., Fleckman, P., Lewis-Jones, S.,

Arseculeratne, G., … McLean, W. H. I. (2006). Common loss-of-function variants of the

epidermal barrier protein filaggrin are a major predisposing factor for atopic dermatitis.

Nature Genetics, 38(4), 441–446. https://doi.org/10.1038/ng1767

Page 32: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

32

Quinn, S. R., Mangan, N. E., Caffrey, B. E., Gantier, M. P., Williams, B. R. G., Hertzog, P. J.,

McCoy, C. E., & O’Neill, L. A. J. (2014). The role of Ets2 transcription factor in the induction

of microrna-155 (miR-155) by lipopolysaccharide and its targeting by interleukin-10.

Journal of Biological Chemistry, 289(7), 4316–4325.

https://doi.org/10.1074/jbc.M113.522730

Renert-Yuval, Y., & Guttman-Yassky, E. (2019). What’s New in Atopic Dermatitis. In

Dermatologic Clinics. https://doi.org/10.1016/j.det.2018.12.007

Roesner, L. M., Heratizadeh, A., Wieschowski, S., Mittermann, I., Valenta, R., Eiz-Vesper, B.,

Hennig, C., Hansen, G., Falk, C. S., & Werfel, T. (2016). α-NAC–Specific Autoreactive

CD8 + T Cells in Atopic Dermatitis Are of an Effector Memory Type and Secrete IL-4 and

IFN-γ . The Journal of Immunology, 196(8), 3245–3252.

https://doi.org/10.4049/jimmunol.1500351

Simpson, E. L., Bieber, T., Guttman-Yassky, E., Beck, L. A., Blauvelt, A., Cork, M. J.,

Silverberg, J. I., Deleuran, M., Kataoka, Y., Lacour, J.-P., Kingo, K., Worm, M., Poulin, Y.,

Wollenberg, A., Soo, Y., Graham, N. M. H., Pirozzi, G., Akinlade, B., Staudinger, H., …

Ardeleanu, M. (2016). Two Phase 3 Trials of Dupilumab versus Placebo in Atopic

Dermatitis. New England Journal of Medicine, 375(24), 2335–2348.

https://doi.org/10.1056/NEJMoa1610020

Sonkoly, E., Janson, P., Majuri, M. L., Savinko, T., Fyhrquist, N., Eidsmo, L., Xu, N., Meisgen,

F., Wei, T., Bradley, M., Stenvang, J., Kauppinen, S., Alenius, H., Lauerma, A., Homey, B.,

Winqvist, O., Sthle, M., & Pivarcsi, A. (2010). MiR-155 is overexpressed in patients with

atopic dermatitis and modulates T-cell proliferative responses by targeting cytotoxic T

lymphocyte-associated antigen 4. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 126(3).

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2010.05.045

Page 33: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

33

Tang, T. S., Bieber, T., & Williams, H. C. (2012). Does “autoreactivity” play a role in atopic

dermatitis? Journal of Allergy and Clinical Immunology, 129(5), 1209-1215.e2.

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2012.02.002

The UniProt Consortium. (2019). UniProt: a worldwide hub of protein knowledge The UniProt

Consortium. Nucleic Acids Research, 47(Database issue), 506–515.

https://doi.org/10.1093/nar/gky1049

Valenta, R., Mittermann, I., Werfel, T., Garn, H., & Renz, H. (2009). Linking allergy to

autoimmune disease. Trends in Immunology, 30(3), 109–116.

https://doi.org/10.1016/j.it.2008.12.004

Webb, G. J., Hirschfield, G. M., & Lane, P. J. L. (2016). OX40, OX40L and Autoimmunity: a

Comprehensive Review. In Clinical Reviews in Allergy and Immunology (Vol. 50, Issue 3,

pp. 312–332). Humana Press Inc. https://doi.org/10.1007/s12016-015-8498-3

Weidinger, S., Beck, L. A., Bieber, T., Kabashima, K., & Irvine, A. D. (2018). Atopic dermatitis.

In Nature Reviews Disease Primers (Vol. 4, Issue 1, pp. 1–20). Nature Publishing Group.

https://doi.org/10.1038/s41572-018-0001-z

Weidinger, S., Illig, T., Baurecht, H., Irvine, A. D., Rodriguez, E., Diaz-Lacava, A., Klopp, N.,

Wagenpfeil, S., Zhao, Y., Liao, H., Lee, S. P., Palmer, C. N. A., Jenneck, C., Maintz, L.,

Hagemann, T., Behrendt, H., Ring, J., Nothen, M. M., McLean, W. H. I., & Novak, N.

(2006). Loss-of-function variations within the filaggrin gene predispose for atopic dermatitis

with allergic sensitizations. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 118(1), 214–219.

https://doi.org/10.1016/j.jaci.2006.05.004

Ye, S., Mo, X., Liu, J., Yan, F., & Chen, D. (2019). Factors influencing atopic dermatitis

incidence in offspring. Iranian Journal of Allergy, Asthma and Immunology, 18(4), 347–357.

https://doi.org/10.18502/ijaai.v18i4.1413

Page 34: Conceptos Fundamentales para Entender la Dermatitis Atópica

34

Zhang, E., Tanaka, T., Tajima, M., Tsuboi, R., Nishikawa, A., & Sugita, T. (2011).

Characterization of the skin fungal microbiota in patients with atopic dermatitis and in

healthy subjects. Microbiology and Immunology, 55(9), 625–632.

https://doi.org/10.1111/j.1348-0421.2011.00364.x