como resolver los conflictos familiares

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CONSEJERÍA DE FAMILIA Y ASUNTOS SOCIALESDirección General de Familia

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Guías

Publicaciones gratuitas. Solicitar en:Guías nº: 1, 2, 3, 4, 6, 7, 9,10 y 12: Dirección General de Familia C/Agustín de Foxá, 31. Madrid 28036Tels.: 91 420 82 84 / 91 420 82 82 - [email protected] / [email protected]ías nº: 5, 8 y 11: Instituto Madrileño del Menor y la Familia C/ Gran Vía, 14. Madrid 28013Tels.: 91 580 42 39 / 91 580 34 64 - [email protected]

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Guía elaborada por:El Instituto Complutense de Mediación y Gestión de conflictos

Coordinación:Leticia García Villaluenga e Ignacio Bolaños Cartujo

Autores:Leticia García Villaluenga

Ignacio Bolaños CartujoSilvia Garrigós TemblequeFrancisco Gómez Gómez

Miguel Hierro RequenaMamen Tejedor Ureta

ColaboradoresAna Dorado Barbé

María Jesús Pérez CrespoMaría Jiménez-Landi Crick

IlustracionesGuillermo Summers

EditaDirección General de Familia, Comunidad de Madrid

ImprimeB.O.C.M.

Depósito legal: M-5.154-2008

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Prólogo.

A lo largo de su vida, las familias deben hacer frente a diversassituaciones de dificultad, que si no se resuelven adecuadamenteproducen mucho malestar entre sus integrantes.

El conflicto forma parte inevitable de la convivencia, e imaginaruna familia en la que no existan conflictos no es posible nideseable, puesto que bien gestionado, el conflicto nos permitecrecer y desarrollar nuevas y mejores maneras de relacionarnos.

De todos los conflictos sociales, los conflictos familiares son losmás habituales y los que suelen provocar mayor dolor ya quesus integrantes sufren no sólo por ellos mismos, sino por laspersonas a las que quieren.

Muchas veces, las familias no saben cómo resolver esos conflictosporque no cuentan con las habilidades para buscar y encontrarsoluciones. Con esta guía queremos presentar herramientas queles permitan solventar con mayor facilidad los conflictos que seoriginan en el ámbito familiar, y para establecer relaciones positivasdonde las personas se sientan reconocidas y valoradas.

Queremos agradecer el trabajo realizado por el equipo de expertosdel Instituto Complutense de Mediación y Gestión de Conflictosque a través de estas páginas nos conduce hábilmente pormuchas de las situaciones que viven las familias actualmente enla relación de pareja, en las relaciones de padres e hijos, entrehermanos, con los abuelos… También queremos agradecer eltrabajo de Guillermo Summers que ha sabido reflejar en susgeniales ilustraciones llenas de humor y color muchas de estassituaciones.

Contribuir al bienestar de las familias madrileñas es un objetivofundamental de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales. Conla publicación de esta guía que nos complace presentar, ofrecemosherramientas para ayudar a comprender los conflictos familiares,a desarrollar habilidades para abordar las diferencias del día adía, los puntos de vista diversos, los desacuerdos; y a descubrirsoluciones de forma cooperativa.

Consejería de Familia y Asuntos Sociales

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Índice

1. Introducción1.1. Especificidades de los conflictos familiares.1.2. Ciclos evolutivos y conflictos.1.3. Convivencia, comunicación y conflicto.

2. Aprendiendo a convivir en pareja2.1. Empieza una relación de pareja. ¿Qué sucede cuando me

enamoro?2.2. Lo que esperamos que el otro sea no es realmente lo que

es. Las primeras discusiones con mi pareja.2.3. ¿Quién nos enseña a convivir en pareja? Reparto de tareas.

Relaciones con mi familia y la familia de mi pareja. Manejodel dinero. Diferencias en la manera de entender la sexualidad.

2.4. Queremos tener un niño. La experiencia de ser padres.2.5. El reparto de las nuevas responsabilidades.2.6. Tener tiempo para cada uno y para compartir como pareja.2.7. Cuando todos opinan sobre cómo tenemos que educar.2.8. Cuando existen diferencias en la pareja en relación a los

cuidados del niño.2.9. La necesidad de comunicarse y entenderse.2.10. Si piensas que necesitas cambios en tu vida, sé honesto/a

y háblalo con tu pareja.2.11. Ruptura de pareja no equivale a fracaso.2.12. Reencontrarnos a partir de los 60 años: ¿etapa de nuevas

dificultades o de nuevas oportunidades?

3. Conflictos en las relaciones entre padres e hijos.3.1. Conflictos en la infancia.3.2. Conflictos en la adolescencia.3.3. Conflictos con hijos adultos.

4. Relaciones entre hermanos.

5. Aprendiendo a convivir con las personas mayores.5.1. Cuando los padres cuidan de los hijos de sus hijos: los

abuelos.5.2. Cuando los abuelos se convierten en “canguros” de sus

nietos.5.3. Cuando los padres dicen una cosa y los abuelos otra.

6. Anexo: Ocio en familia.

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Introducción.

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El conflicto es un hechocotidiano al que todos nosenfrentamos en nuestro trabajo,en nuestras relaciones devecindad, en nuestra familia.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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1.1 Especificidades delos conflictos familiares

El conflicto es un hecho cotidianoal que todos nos enfrentamos ennuestro trabajo, en nuestras relacio-nes de vecindad, en nuestrafamilia… Se produce de muchasformas, con distinta intensidad y entodos los niveles del comportamien-to. Se origina en situaciones pro-pias de la convivencia y de lasrelaciones humanas, y por ello seha afirmado que el conflicto es con-natural a la vida misma.

Seguramente, nos llamaría la aten-ción descubrir que los mismos ele-mentos que componen la estructurade un conflicto internacional, formanparte de un conflicto familiar, y esque el conflicto adquiere un valoruniversal ya que puede reconocerseen todas las actividades humanasy en todo tipo de sociedades y épo-cas. Entonces, si el conflicto formaparte de nuestra vida, ¿por qué nossentimos tan mal cuando estamosinmersos en él? En efecto, cuandosurge un conflicto con nuestra pa-reja, nuestros padres o nuestroshijos, no nos apetece hablar conellos, por lo que la comunicaciónse interrumpe, nuestras actitudestienden a polarizarse y nos senti-mos heridos. Por ello, no es deextrañar que temamos a las expre-siones del conflicto, y que estosuponga rechazar el conflicto mis-mo. Sin embargo, si recordamosalgún conflicto del pasado, quizásdescubramos que fuimos capacesde gestionarlo de manera adecua-da y que ello nos permitió conocer-nos mejor a nosotros mismos y es-tablecer relaciones más positivascon las demás personas.

En efecto, el conflicto no es nibueno ni malo en sí, y el hecho de

que intentemos evitarlo se debe aque el modo en que habitualmentelo gestionamos no nos satisfacey esto ocurre en todo tipo de con-flictos. ¡Sí, también en los familiares!,pero con una diferencia, los con-flictos familiares son los más per-sonales de todos los conflictos.

El vínculo que se crea entre losmiembros de la familia permite tenerherramientas suficientes para esta-blecer relaciones positivas o des-tructivas, es decir, para generarespacios donde las personas nossintamos queridas y valoradas o,por el contrario, nos sintamos in-comprendidas o no reconocidas.Nadie como las personas más próxi-mas a nosotros son capaces dehacernos sentir bien o hacernossentir mal… La cercanía y la conti-nuidad de las relaciones familiareshacen más intensos los conflictosque se generan en la familia.

Un dato a tener muy en cuenta esque el contexto familiar es el quemás perdura a lo largo del tiempoaunque se transforme en su es-tructura, pero las personas que locomponen cambian y los ciclosque atraviesa la familia también,por ello, no es de extrañar queconflictos que se creían resueltosen una época anterior cobren nue-va vida en otra etapa. Por otrolado, no hay que olvidar que lasconfrontaciones familiares afec-tan, como ningún otro conflicto,además de a la identidad de susmiembros, a la de la familia co-mo sistema interpersonal, eco-nómico y social, de ahí su impor-tancia y complejidad.

A pesar de que las peculiaridadesde las relaciones familiares determi-nan que los conflictos que en ellasse producen tengan también espe-cificidades propias, podemos en-

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contrar caracteres comunes enlos conf l ictos fami l iares.

Podemos entender mejor los mo-mentos álgidos del conflicto si loconsideramos como el resultado deuna serie de sucesos que lo prece-den. Es decir, todos los conflictosfamiliares tienen su historia: com-portamientos pasados, experien-cias, conversaciones y percepcio-nes, que tomados en su conjuntodefinen el conflicto. Al mismo tiem-po, los conflictos familiares e inter-personales raramente son sucesosaislados. Cada reacción de unaparte determina la reacción de laotra. Como resultado, el nivel detensión o intensidad de un conflictono es estático y la tensión entre laspartes puede subir o bajar durantesu transcurso.

Otra característica de los conflictosfamiliares, es el grado en que unconflicto se enreda al pretenderlos sujetos dar satisfacción a susnecesidades psicológicas y per-sonales. Estas necesidades se vin-culan al hecho de querer sentirsea salvo y seguro, de ser amado,tener el control de la propia vida,pertenencia, etc. Satisfacer estasnecesidades es tan esencial parala salud psicológica como el aire,el agua, el alimento, lo son para lasalud física. Este parámetro ayudaa explicar el por qué la autoestimaes una ventaja poderosa a la horade resolver conflictos.

En los conflictos familiares tambiénsuele ocurrir que su desencade-nante o el motivo que lo origina,ni tan siquiera es la verdaderacausa del conflicto y, sin embargo,puede dar lugar a situaciones dra-máticas.

Un factor fundamental que da origena muchos conflictos familiares e

interpersonales es la discrepanciaentre la realidad y lo que las par-tes perciben como real. La causade tal discrepancia es debida a queel modo en que percibimos y damossentido al mundo es un procesocomplejo y subjetivo. Así, todo loque el individuo percibe es filtradoa través de sus creencias, experien-cias pasadas, valores, ideas y pre-juicios. Normalmente, las partes enconflicto al observar una mismasituación realizan diferentes inter-pretaciones de ella, y estas diferen-cias en la percepción son un terrenoabonado para la aparición de losconflictos interpersonales.

Otro elemento a destacar, es el pa-pel que juegan las personas querodean el conflicto pero que noson protagonistas directos de él.Estas personas, a las que podría-mos denominar participantes noimplicados, contribuyen a que losconflictos sean de menor o mayorintensidad, a pesar de que no lesafecte a ellos directamente. Desafor-tunadamente, su influencia lleva enmás ocasiones a la escalada delconflicto que a su contrario, aunquetambién pueden jugar un papelesencial ayudando a reducir lastensiones familiares.

1.2. Ciclos evolutivos yconflictos

Conocer el ciclo vital de nuestrafamilia y en que fase del procesose encuentra puede ayudarnos acomprender los conflictos familiaresy a abordarlos más adecuadamen-te. Los “ciclos vitales” son muchomás que simples etapas del desa-rrollo familiar, son “el proceso deevolución esperable en una familia”.Por tanto, más que la suma de loscambios individuales de sus miem-

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bros, son los “cambios en la familiacomo tal, y considerada como unverdadero s istema vivo encrecimiento”.

Suelen identificarse las siguientesetapas en la vida de la familia:

Periodo de galanteo o emanci-pación del joven adulto: En esteperiodo, el joven, generalmente, segradúa y pasa a ser adulto, ingre-sando en una compleja red social,utilizando conductas como el galan-teo. Abandona su primera unidadfamiliar para constituir su nuevohogar, que puede ser unipersonal,aunque hemos de tener en cuentala tendencia que se viene produ-ciendo en las últimas décadas, yque supone que los hijos permane-cen en el hogar paterno hasta eda-des avanzadas, dando lugar a loque se ha denominado “Nidorepleto”.

Matrimonio -o convivencia enpareja- y sus consecuencias: Enesta fase destaca la importancia delos acuerdos de la pareja cuandoempiezan a convivir: acuerdos so-bre cómo manejarse con sus fami-lias de origen, con sus padres yaspectos prácticos de la vida encomún, distribución de las tareasdomésticas, gustos, salidas, dinero,tiempo para tener el primer hijo,aspectos económicos. Ya se va re-velando el modo en que van a en-carar los posibles desacuerdos (quepreviamente en el noviazgo habíanintuido o comprobado). Hay quetener en cuenta que muchas de lasdecisiones de la pareja están clara-mente influidas por las alianzas quemantienen aún con los padres, yponen de manifiesto el aprendizajede cada uno de ellos en sus propiasfamilias de origen. Deben, por tanto,sustituir esa dependencia por una

relación más adulta en la que lasdecisiones de la pareja deben serseparadas de la influencia parental,cuestión que en muchos casos noresulta fácil.

Nacimiento de hijos: A los con-flictos que ya venía teniendo la pa-reja se unen ahora los nuevos origi-nados por el nacimiento del hijo,coexistiendo en muchos casos alplacer de ser padre-madre, las nue-vas situaciones de tensión que traeaparejada la crianza. A estas cues-tiones se añaden, generalmente, elconflicto de la madre y su autorrea-lización, con su reincorporación almercado laboral y sus consiguientesfrustraciones. Puede surgir en estaetapa el problema de celos, gene-ralmente del padre hacia los hijos.Asimismo, la convergencia de lasfamilias de los miembros de la parejapuede influir de modo importante enesta fase, ya que vuelven a tomarprotagonismo en la relación de loshijos al convertirse en abuelos.

La familia con hijos en periodointermedio: En esta etapa ejercenotable influencia la situación laboralde la pareja, ya que si alguno deellos no logra cumplir sus ambicionesprofesionales, la desilusión afectaráa la familia. Por ejemplo, la situaciónde parado del hombre puede hacerlesentir que no cumple la tradicional

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liten. Otra cuestión fundamentalen esta etapa es la pérdida de lospropios padres, y el aprendizajede ser abuelos que tanta satisfac-ción puede proporcionarles, peroque en muchas ocasiones es tam-bién fuente de conflicto por las“excesivas cargas que asumen”en relación con los nietos.

Retiro de la vida activa y lavejez: Son importantes los conflictosque surgen en la etapa de la jubila-ción de los miembros de la pareja,por la necesidad de adaptarse almayor tiempo disponible y en algu-nos casos ante el sentimiento deincapacidad. Por último, la soledadante el fallecimiento de uno de losmiembros de la pareja puede darlugar a depresiones de la otra parteque exijan atención especializada,aunque, también, puede darle a laviuda/o la oportunidad de llevar acabo una nueva vida. La familia enesta etapa debe enfrentarse tam-bién a la difícil cuestión de cuidarde la persona mayor o enviarla auna residencia de mayores, impor-tante fuente de conflictos entre loshijos que han de buscar la mejorsolución para todos.

Cada etapa del ciclo vital encierrasus conflictos nucleares específi-cos, pero también abre nuevasexpectativas, alternándose perio-dos de equilibrio y de desequilibrioen el proceso de desarrollo, y ello,en un continuo camino de supera-ción de crisis, algunas de las cualesse mezclan y superponen. No esextraño, por tanto, que muchos delos conflictos en la familia surjanen los momentos de tránsito deuna etapa a otra del ciclo vital,siendo fundamental tener en cuentaeste factor para desarrollar todaslas habilidades posibles que nospermitan navegar entre esos ciclossin hundirnos.

función de “proveer” a la familia y,en el caso en que sea la mujer, pue-de sentir que su renuncia a trabajaren la época de la crianza le está“pasando factura” y eso puede serfuente importante de conflictos. Pue-de, al contrario, que el éxito profe-sional sea superior al que pensarontener y sentir uno de ellos que supareja no lo acompaña, no lo reco-noce o no lo apoya, pudiendo des-encadenar situaciones de celos yresentimiento. Los hijos juegan unpapel importante en la comunicaciónde los padres (muchas de sus con-versaciones giran en torno a ellosporque, en muchos casos, son loque tienen más en común).

El “destete” de los padres: Elllamado “nido vacío” se producecuando los hijos abandonan elhogar familiar, pudiendo surgirimportantes conflictos entre la pa-reja que tienen que replantearseuna nueva situación, ellos dos so-los, con gustos que tal vez no ha-yan cultivado conjuntamente; pue-de que quieran sentirse jóvenes ybusquen parejas que se lo posibi-

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1.3. Convivencia, comu-nicación y conflicto

Convivir no es fácil, ni siquiera ennuestras familias. Estas crecen amedida que crecemos las personasque las formamos, y se desarrollancomo nos desarrollamos nosotros,y se tambalean cuando nosotrosnos tambaleamos.

Crecer, desarrollarse, entrar en crisis,resurgir… son ingredientes del cam-bio. El crecimiento es cambio, yéste no se produce sin diferencias,sin tensiones, sin crisis. Las per-sonas y las familias a las que perte-necemos avanzamos sorteando obs-táculos, tropezando, bordeando elabismo a veces, y salimos adelante,si podemos. A veces juntos, a vecesseparados, a veces unos en contrade otros, pero casi siempre salimos.El cambio es inevitable.

Convivir y cambiar, y sentir que nofracasamos en el intento, son obje-tivos que requieren algo de esfuer-zo. A veces el cariño no es suficien-te. Abordar las diferencias del díaa día, los puntos de vista diversos,los desacuerdos… Todo ello formaparte del camino, al igual que lasemociones y los sentimientos queestán detrás, en ocasiones, ocultos.Necesitamos pequeñas herramien-tas que nos ayuden en ese proceso.A veces las utilizamos sin darnoscuenta, y otras veces nos empeña-mos en no utilizarlas aunque lasconozcamos perfectamente.

La relación se negocia en cada ins-tante. En cada palabra, en cada si-lencio, en cada gesto hay un mensaje

El conflicto es unaoportunidad para crecer.

sobre la relación que queremos, unmensaje que el otro recibe y contesta.La respuesta, haya o no acuerdo,siempre forma parte de la relación.Darnos cuenta de ello puede ayu-darnos a entender las negociacio-nes en las que participamos cotidia-namente.

Estamos juntos. Convivimos conpersonas a las que queremos. Noscomunicamos. Con cada personahemos aprendido a decir las cosasde una manera. Desde que cono-cemos a nuestra pareja hemos idopactando un estilo de comunicar-nos. Y lo seguimos haciendo cadadía. Desde que somos hijos, desdeque somos padres hemos ensayadouna forma de transmitir el afecto, elenfado, la tristeza a nuestros padres,a nuestros hermanos, a nuestroshijos.

Esas personas a las que queremosse sienten bien cuando se sientenescuchados, cuando nos ponemosen su lugar, cuando sentimos comoellos (empatía), cuando elogiamoso apoyamos sus logros, cuando de-cimos las cosas (las que nos gustany las que no) con mensajes claros ycongruentes, cuando buscamos ma-neras de solucionar los problemas.

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lo que nos están diciendo: ¿Quéquieres decir? ¿A qué te refieres?¿Explícame más?

Parafrasear. De vez en cuando po-demos repetir con nuestras propiaspalabras lo que el otro dijo. Confir-mamos así que estamos compren-diendo: Lo que quieres decir esque… A ver si lo he entendido bien,¿dices que…?

Resumir al otro también nos ase-gura que nos estamos entendiendo,sobre todo después de que ha di-cho unas cuantas cosas: Lo queme has dicho es que… has habladode tres cosas. Una…

Podemos evitar malos momentossi, antes de contestar, nos asegu-ramos de haber entendido lo queel otro ha dicho o ha querido decir.

HABLARMuchas veces, cuando estamosenfadados, tendemos a abordar elproblema echándoles la culpa a losdemás. Sabemos que ese no es elcamino más adecuado para que seenteren de lo que nos pasa. Másbien, provocamos que se defiendany contraataquen. Es más difícil so-lucionar los problemas cuando uti-lizamos la descalificación, la críticadestructiva, los mensajes dobles oincongruentes. Las quejas, las críti-cas, los sarcasmos, el tono agriono facilitan las cosas. Si cambia-mos el lenguaje podemos cambiarel escenario de la discusión y, talvez, el resultado.

Lo que explicamos a continuaciónno son soluciones, sino algunasmaneras de encontrarlas. Porqueno se trata de saber el remedio,sino de cómo buscarlo y, en estecaso, las salidas son las que des-cubráis juntos, no las que nadie osdiga, os recomiende u os imponga.Es más fácil de lo que parece. Sólohay que querer:

ESCUCHARTodos sabemos escuchar. Lo hace-mos continuamente, sin prestar de-masiada atención a cómo lo hace-mos. La escucha es efectivacuando hemos entendido lo queel otro nos quiere decir y cuandoel otro se da cuenta de que hasido así. Para ello utilizamos nuestrocuerpo, nuestros gestos. No sólolas palabras.

No hay una postura física única paraescuchar, pero un cuerpo relajadoy abierto facilita las cosas. Dar lacara y mirar a la cara, a los ojos,favorece la comunicación. Mostrarnuestros gestos, asentir, expresarnuestras emociones permite al otrosaber que estamos prestando aten-ción.

Las palabras también ayudan a es-cuchar. A veces basta un simple“ajá” para que el otro sepa queestamos ahí. Palabras que acompa-ñan lo que el otro dice, pero que nointerrumpen. Algunas de ellas pue-den ser: Ya, claro, sí, anda, entiendo,vaya… ¿Se te ocurren más?...

Clarificar es preguntar sobre lo queescuchamos. También ayuda, por-que demuestra nuestro interés ynos permite entender un poco más

Es difícil solucionar losproblemas cuando

utilizamos ladescalificación, la críticadestructiva y los dobles

mensajes.

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Me has decepcionadoMe irritasEres un inútilNo se puede hablar contigo

Me siento decepcionadaAhora me siento malHaces cosas que no me gustanMe cuesta entenderte

Todas ellas hablan de emociones. Enlas de la columna de la izquierda seresponsabiliza a otro de lo que nospasa. En las de la derecha simplemen-te se habla de cómo estamos. Es fácil

deducir cuáles de ellas facilitarán máso menos la disposición del otro a hablarde lo que ocurre. Puedes probar conlas siguientes y con otras que se teocurran:

Alivio Furia PreocupaciónAngustia Inadecuación RemordimientoAnsiedad Incertidumbre ResignaciónCaos Incredulidad SoledadConfusión Indefensión TemorCulpa Infravaloración TraumatismoDepresión Insatisfacción TristezaDesesperación Insensibilidad VacíoDesilusión Odio VenganzaEnojo Pérdida

¡Cuidado! Estás a punto de decir:“Eres un histérico. Siempre acabasmontándome el número; y yo mequedo mal por tu culpa”

Prueba a cambiar “eres” por“haces” o “dices”.Prueba a decir “yo” o nosotros” envez de “tú”.Prueba a decir “a veces” en vez de“siempre”.Prueba a proponer un cambio: “Megustaría que…”

En resumen, lo que estás haciendo es:

• Prestar atención y entender, y de-mostrárselo a la otra persona.

• Decir lo que tú quieres, sin hacerdaño.

• Hablar de lo que tú piensas, de loque a ti te pasa.

• Y hablar de lo que quieres que pase.Proponer un cambio.

A esto se le suele llamar comunica-ción asertiva.

PARTICIPARDar a otra persona la oportunidadde opinar es reconocerla. Tambiénlo es darle la oportunidad de es-cuchar. De vez en cuando pode-mos reflexionar sobre el tiempohablado, el nuestro y el de losdemás. A veces, en nuestras con-versaciones familiares, parece quenos peleamos por hablar. Da laimpresión de que, para tomar lapalabra, hay que interrumpir aquien la tiene. Sin darnos cuentaestamos dando más importanciaa lo que queremos decir que alo que podemos escuchar. Lasdos cosas son necesarias.

Después de una conversación conmi pareja: ¿Cuánto tiempo he ha-blado yo y cuánto ella?

Así, podemos probar a expresar lossentimientos negativos de forma di-recta (enfado, irritación, rabia, decep-ción, tristeza, depresión, frustración),

hablando de lo que nos pasa, de cómoestamos, sin culpabilizar al otro porello. Piensa en las posibles reaccionesante las siguientes afirmaciones:

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mal. El malestar lo inunda todo.Es como si no quedase nada querescatar. Pero, por muy mal quete sientas cuando discutes conalguien de tu familia, queda elcariño ¿no?

No es fácil separar el enfado delafecto, porque van juntos. Quizásnos enfadamos más intensamentecon las personas a las que másqueremos. El problema es cuandose nos olvida decirlo. ¿Has proba-do a abrazar a tu hijo cuando tieneuna rabieta? ¿O a tú pareja?

Es el afecto lo que te permite irmás allá de la expresión de suenfado, de sus emociones. ¿Quéle debe estar pasando para poner-se así? Si entiendes esto, puedesdecir cosas como las siguientes:Debes estar muy cansada/o. Loque estás haciendo parece muydifícil. Sé que lo estás pasandomal. ¿Puedes hacerlo? Sólo pue-des si has sido capaz de ponerteen el lugar del otro y de sentircomo él o ella siente. Si es así,decirlo es lo de menos. Aunque aveces también cuesta.

COLABORARA veces, las dificultades que vivi-mos en nuestra familia nos hacensentir que estamos “en un callejónsin salida”, “en un pozo”, “en unarueda sin fin”… Seguro que tienestu propia manera de decirlo. Ima-gínate por un momento que esasituación es real, que de verdadno parece haber salida, que estásen un pozo o en un círculo sin fin.Pero no estás solo. Te acompaña

En un conflicto familiar nohay ganadores ni

perdedores. O todos ganano todos pierden.

En una conversación familiar:¿Tuvo todo el mundo las mismasopor tun idades de hab la r?¿También los más pequeños o losmás mayores?La comunicación fluye mejor cuan-do no hay interrupciones. ¿Dejohablar a los demás sin interrumpir?¿En mi familia nos peleamos porhablar?Ensaya esto: estás en una situa-ción de conflicto en la que tu pa-reja o uno de tus hijos o de tushermanos o de tus padres intentamostrarte su malestar. Haces elesfuerzo de escuchar paciente-mente lo que dicen los demás sinpreocuparte por lo que tienes quedecir. Cuando tienes la oportuni-dad, hablas sobre lo que has es-cuchado. Confirmas que has en-tendido lo que te quieren decir.Reconoces lo que están sintiendo.Hablas de lo que te pasa a ti… Loque ocurre a continuación sólo túpuedes saberlo.

MOSTRAR AFECTONo nos olvidemos. Estamos ha-blando de momentos difíciles, deemociones fuertes, de diferenciasimportantes, pero con personas alas que queremos. A veces pareceque cuando algo va mal, todo va

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solución que se os ocurran.¿Cómo podríamos…?

Elegid las que os sirvan parasalir adelante.

Construid un acuerdo, un com-promiso. Escribidlo si es necesario.

Felicitaos por haberlo conseguido.

POSITIVIZAR: SACAR LO BUE-NO DE LO MALOUna parte de los problemas quetenemos con los demás está ennuestra cabeza. Reconocer estosupone hacer el esfuerzo de dar-nos cuenta de que a veces el en-fado tiene más que ver con lo quepensamos que el otro hace quecon lo que realmente ha hecho.Adivinamos las intenciones de losdemás y nos sentimos mal porello: “Seguro que esto lo hace parademostrarme que ya no mequiere”. “Ya verás como ahora nome obedece”.

Cuando entramos en conflicto conotros, nuestro pensamiento fluyea toda velocidad, sin control, bus-cando signos negativos que con-

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esa persona a la que quieres y ala que seguramente culpas de ha-ber llegado hasta allí. Quieres salir.Tienes dos opciones, competir ocolaborar con ella. ¿Cuál eliges?La mayor parte de las veces, in-cluso en las situaciones máscomplicadas, la cooperación esla salida. No la mejor, la única.Pero nos empeñamos en competirporque nuestras emociones nonos permiten considerar otras op-ciones o simplemente porque co-laborar parece más difícil. Pensa-mos que hay que ganar al otro,quedar por encima, tener la razón,conseguir que se rinda, que reco-nozca sus errores…

En un conflicto familiar no hayganadores ni perdedores. O to-dos ganan o todos pierden. Cadauno elige: con o contra. Que to-dos ganen implica buscar la mejorsalida para todos, buscar solucio-nes pensando en las necesidadesde todas las partes. Y eso, no lopuede hacer uno solo. De ahí lacolaboración.

La comunicación cooperativa pararesolver un conflicto, implica algu-nos sencillos pasos:

Aplicad lo que habéis aprendidosobre escuchar y hablar. ¿Quéquiere? ¿Qué quiero? ¿Cómo nossentimos?

Identificad las necesidades decada uno y hablad de ellas. ¿Quénecesito? ¿Qué necesita? ¿Porqué y para qué?

Identificad intereses y necesida-des comunes. ¿En qué coincidi-mos? ¿Cuál es el objetivo común?

Dejad correr la imaginación.Pensad en todas las opciones de

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- La abuela entrometida es tam-bién una abuela preocupada.

- La desatención de tu pareja tepermite crecer.

No se trata de justificar lo que elotro hace ni de negar el efectoque nos produce. Se trata de noañadir malestar con nuestro pen-samiento y, si es posible, de verlas cosas un poco mejor. Segu-ramente, eso nos permitirá situar-nos de otra manera a la hora deabordar lo que está pasando.

CAMBIAR EL ESCENARIONuestras conversaciones y nues-tras discusiones se ven afectadaspor factores externos que pode-mos modificar. ¿Verdad que nodiscutimos igual con nuestra pa-reja en el Metro, en la cocina o enel dormitorio? No siempre pode-mos elegir el sitio donde hablar,pero a veces sí. Cambiar el lugaro el momento añade control a lasituación y probablemente favo-rece que la conversación sea deotra manera: “Si quieres que ha-blemos vamos a sentarnos”. “Siqueréis, discutid en vuestra habi-tación, pero no en el comedor”Postergar una conversación a ve-ces es necesario. Eso no quieredecir evitarla. Hay ocasiones enque la carga emocional (los senti-mientos demasiado intensos) o laescasez de tiempo para hablar deun tema importante aconsejan de-jarlo para otro momento: “Si teparece hablamos cuando seacuesten los niños”. “Quiero hablarcontigo, pero hoy no puedo…mañana”.

Introducción

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firmen nuestro malestar. Y nos sen-timos peor. Lo malo lo empañatodo: lo que el otro hace o piensa,lo que pienso que pensará o hará,las intenciones que pienso quet iene, los e fectos que meproduce… ¿No es un poco exage-rado?Podemos ayudar a nuestro pensa-miento para que no piense tanmal. Prueba a decirle que se de-tenga: STOP. Intenta buscar otrasmaneras de ver las cosas. Buscaalternativas. Todo lo negativo pue-de tener algo de positivo. El con-flicto es una oportunidad parahablar, para crecer . Fí jate:

- Un niño con rabietas puede servisto como un niño muy expresivo.

- Un niño que pinta las paredeses un niño creativo.- Dos hermanos que se peleanestán aprendiendo a relacionarse.

- Tu hija desordenada te enseñaen qué consiste ser adolescente.

Incluso en las situacionesmás complicadas, la

cooperación es la salida.

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También podemos cambiar la es-cena de la discusión aunque elotro no parezca colaborar. En estecaso, el fin justifica los medios.Así, podemos ignorar su mal hu-mor y atender a lo que realmentenecesita o siente: “Debes estarpasándolo muy mal para hablarmeasí”. O simplemente, pensar o ha-cer otra cosa: “Entiendo que ten-gas que llorar. Voy a leer un librohasta que se te pase la rabieta(con un niño)”

Cambiar el tema de conversacióna algo mutuamente placentero aveces facilita las cosas; sin olvidar

que más tarde tendremos que re-tomar la conversación interrumpi-da. Cuando nuestras emocionesnegativas son tan intensas que yano estamos seguros de poder con-trolarlas, puede ser de utilidadimaginarnos la escena de una ma-nera divertida, utilizar un ejerciciosencillo de relajación (respirar fuer-te por la nariz, contener el airecontando hasta cinco y expulsarlopor la boca) o simplemente con-cedernos un tiempo fuera (aban-donar la situación). Hay momentosen que es mejor “salir corriendo”que perder el control. Siempre habráotro momento de más calma.

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Aprendiendo a convivir en pareja

Aprendiendo a convivir enpareja.

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Crecer, desarrollarse, entrar encrisis, resurgir… soningredientes del cambio.

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Iria y Alex tienen 19 años. Acabande conocerse en la fiesta de cum-pleaños de un amigo en común.Nada más verse, han sentido unflechazo… Iria se ha quedado pren-dada de los ojos azules de Alex, yéste no ha parado en toda la nochede repetir lo simpática y lo bonitaque es la sonrisa de Iria…Si quieressaber qué les ocurrirá a los per-sonajes, continúa leyendo...

A lo largo de este apartado encon-trareis fragmentos de la historia deuna pareja, Alex e Iria, donde no sehablará de príncipes azules ni demedias naranjas o finales clásicosdonde los protagonistas “fueronfelices y comieron perdices”. Perotampoco es exactamente todo locontrario. Queremos compartir convosotros situaciones reales, en lasque nuestros protagonistas afrontandificultades, desacuerdos y proble-mas de pareja con los que seguroque más de un lector se identifica.

Así comienza la historia de Iria yAlex, cuya relación, como la de cual-quier otra pareja, tendrá que evolu-cionar, pasando por diferentes mo-mentos y transformando un amorque al principio será “ideal”, perfec-to y romántico, en un amor maduroy sólido.

Las dificultades forman parte decualquier relación entre personas,y la relación de pareja no escapaa estas situaciones de desen-cuentro. ¡Todos las hemos tenidoen algún momento de nuestra vida!Simplemente, ocurren porque cadapersona piensa, siente, actúa… deforma distinta y tiene sus propiasnecesidades.

Ya que es inevitable tener dichasdiferencias, tendremos que apren-der a solucionarlas equilibrada yarmónicamente, con esfuerzo, asu-

miendo con “normalidad” que lastensiones forman parte de la vidaen común. De manera general, losmodos en que se afronten los pro-blemas, así como los resultadosobtenidos, podrán debilitar a la pa-reja o la fortalecerán y consolidarán.

Una crisis se define como“momentos en los que nuestra si-tuación cambia y parece estar fuerade nuestro control”. Un ejemplo decrisis que puede darse en algunasparejas, por extraño que resulte, esel nacimiento del primer hijo, ya quetodos sabemos que con la llegadade un bebé a la familia, la vida cam-bia enormemente, y la pareja debe-rá realizar un esfuerzo para organi-zar juntos los cambios de su día adía, estableciendo horarios, rutinas,actividades laborales, etc., en tornoa las necesidades del niño o la niña.

Puesto que muchos de los cam-bios que viviremos son necesariose inevitables, debemos perderlesel miedo. Superar las dificultadeses algo que proporciona una expe-riencia enriquecedora, porque pro-gresamos a través de retos mayoreso menores, que ponen a pruebanuestro sentimiento de eficacia.

Seguro que en más de una ocasiónte has preguntado acerca de cómoaprender a convivir con tu pareja,cómo superar las dificultades e in-cluso cómo afrontar una ruptura.Con el objetivo de facilitarte herra-mientas o técnicas para abordarestas posibles situaciones difíciles,a partir de ahora, acompañaremosa Alex e Iria en momentos que pro-bablemente tendrá que afrontarcualquier pareja a lo largo de surelación. ¡Tal vez tú te sientes iden-tificado/a con alguna situación!

En cada apartado se abordan pro-blemas habituales y característicos

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Tres meses después… Iria le cuentaa Ana: “Cada vez que estoy al ladode Alex se me acelera el corazón ysiento un fuerte cosquilleo en elestómago. El tiempo a su lado pasavolando… Quiero estar siempre conél, porque lo tiene todo: es simpáti-co, alegre, responsable, ordenado,cuidadoso, etc. Me hace sentir fan-tásticamente bien…”

¿Alguna vez te has sentido comoIria? ¡No te preocupes, no estásenfermo/a, sólo enamorado/a!Es el primer periodo por el quetodos pasamos cuando decidimosiniciar una relación, en donde pre-dominan las expectativas fantásti-cas e idealizadas acerca de cómoes el otro y de nuestro futuro comopareja. Los enamorados viven co-mo en una burbuja de ensoñación,todo es perfecto y maravilloso.Cada uno trata de conquistar con-tinuamente al otro: nos hacemosconstantemente cumplidos, se tie-nen numerosos detalles, no seexige nada, siempre estamos dis-puestos a dar. Y así, amar es sen-

de los diferentes momentos quepueden vivir las parejas, y se pro-ponen habilidades, actitudes y es-trategias que pueden contribuir amejorar nuestra relación.

2.1. Empieza una relaciónde pareja: ¿qué sucedecuando me enamoro?

Cuando elegimos una pareja variosfactores pueden ser determinantes,como la personalidad (simpática,alegre, graciosa, tranquila, etc.), elnivel socio-económico, nivel cultural,atributos físicos o atracción física, laedad, valores, filosofía ante la vida,la seguridad y apoyo, etc. Todosellos serán elementos que valorare-mos en mayor o menor medida, de-pendiendo de cada persona.

Cuando nuestros sentimientos soncorrespondidos, se inicia la relaciónde pareja.

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cillo porque, en principio, no ne-cesita esfuerzo.

Lo que solemos esperar de la pa-reja es que nos escuche, nos va-lore personal y profesionalmente,nos haga sentir queridos (ternura,mimos, oír frecuentemente: “tequiero”…), que tenga paciencia, querefuerce nuestra autoestima y segu-ridad personal, que nos permita tenerlibertad de acción y tiempo libre…

Crecemos en un mundo que nosempuja a construir una expectativapoco realista de la relación conuna pareja. Desde pequeños, pen-samos en el amor ideal, un amoren el que todo es perfecto, es decir,lo que se conoce como “amorromántico”. Este será el pilar prin-cipal de la relación, y englobacreencias o formas de pensar, lamayoría no acertadas (poco rea-listas), entre las que encontramoslas siguientes:

Pensar que el amor durará siempre.Te casas “para toda la vida”, porquetendrás a una persona con quien novas a sufrir penas ni frustraciones.

Pensar que tu pareja te aliviarálas penas pasadas.

Que seréis inseparables, siempreestaréis juntos y lo compartiréistodo. Que te hará la persona másfeliz sobre la tierra.

Pensar que tu pareja sabrá lo quetú quieres sin que se lo digas. Estoes lo que se conoce como “lecturade pensamiento”.

Pensar que el amor es suficientepara una buena relación sexual, quedescubrirá, sin que se lo digas, loque a ti te gusta en la relación sexual.

Pensar que tu pareja siempreestará de tu parte y te defenderá atoda costa.

Que siempre te será fiel.

Que soportará tu carácter y maloshumores porque es tu pareja.

En esta primera etapa, ya suelenproducirse las primeras diferen-cias entre la pareja. Hay aspectosque no nos gustan o molestan dela otra persona, en su forma deser, de expresarse, de comportar-se, de comunicarse, etc. Pero, apesar de esto, preferimos concen-trarnos en los aspectos positivosy en los recuerdos agradables,dejando pasar esos momentos demalestar. Frente a cualquier des-ilusión o “fallo” en nuestra relación,tenderemos a justificar (buscandoexcusas), minimizar (quitando im-portancia) e incluso negar, (pen-sando que “todo es perfecto”).Ejemplos de esto serían:

“Iria me llama 20 veces al día… Quéencanto, ¡está tan pendiente de mí!Hay veces que se enfada cuandono se lo cojo, porque dice que sepreocupa”.

Alex en ningún momento se planteasi este comportamiento de Iria noserá algo exagerado, ni mucho me-nos es capaz de pensar que res-ponda a actitudes controladoras ensu pareja. Así, conductas como los“celos” pueden ser interpretadospor el otro como muestras de“preocupación e inmenso amor” desu pareja.

“Casi no nos vemos, porque Alexrealiza muchas actividades: juega

El choque entre lo ideal y loreal, es lo que desencadenalas primeras discusiones,dificultades y desencantos

en la pareja.

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al baloncesto, va a natación, a cla-ses de guitarra… Los sábados diceque es para estar cada uno connuestros amigos… Es genial…”.

Sin embargo a Iria le gustaría pasarmás tiempo con su novio. No todoes “tan perfecto”. Vive esta situacióncon malestar, pero no lo expresa pormiedo a que él pueda romper larelación con ella. Iria, no es capazde decirle a Alex lo que le hace sentirbien o lo que le hace sentir mal.

Cómo una pareja afronte estas pri-meras situaciones, aparentementeinsignificantes (cómo se comunican,qué comunican, qué herramientasutilizan para llegar a acuerdos, etc.),será fundamental, ya que constitu-yen los cimientos sobre los que seconstruirá la peculiar manera defuncionar entre los dos. Si esta noes adecuada dará lugar a proble-mas mayores a medida que la pa-reja se consolida y madura. ¿Algunavez te has preguntado qué pasarási no le dices a tu pareja las cosasque él o ella hacen que te provocan

malestar?, ¿o si no reaccionas antelos primeros gritos de tu pareja?

Para que dichos cimientos sean só-lidos y nos permitan construir unarelación positiva en pareja, es impor-tante tener en cuenta las herramien-tas explicadas en la primera parte.La empatía, el manejo del enfado,la comunicación asertiva, las habili-dades de negociación o de soluciónde problemas, nos servirán de guíapara afrontar de manera adecuadalas dificultades que puedan surgiren cualquier relación interpersonal,entre ellas las de pareja.

2.2. Lo que esperamosque el otro sea no es loque realmente es. Lasprimeras discusionescon mi pareja.

Si Iria y Alex continúan su relaciónde pareja, evolucionarán y pasarán

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a una etapa diferente. En ella em-pezarán a descubrir que, por suerteo por desgracia, la pareja “ideal”,excepcional y maravillosa, no exis-te. Según se impone la realidad, yano podemos seguir manteniendoesa imagen ideal del otro y, a veces,tenemos la sensación de que nosha traicionado. Con frecuencia, es-cuchamos la frase “tú no eras así”cuando, posiblemente, lo que haocurrido es que nosotros no hemosquerido verle como era. El choqueentre lo ideal y lo real, es lo quedesencadenará las primeras discu-siones, dificultades y desencantosen la pareja.

Os proponemos que leáis atenta-mente la siguiente situación, tratan-do de identificar los “errores” quecometen tanto Alex como Iria, y queinfluyen negativamente en su des-enlace.

Situación: Es viernes y son las 19.30de la tarde. Iria acaba de encontrar-se con Lucía, una amiga que la hainvitado a ella y a Alex a un musicalel sábado. Alex llama a Iria por te-léfono:

Alex: “Oye, Iria, mañana comemosen casa de mis padres, porque lue-go he quedado con José paraecharle una mano con su coche,que lo t iene estropeado…”

Iria: “¿Cómo? Siempre estás igual…¿por qué das por hecho que come-mos con tus padres?, ¿y si no meapetece?... ¿y qué es eso de José?,¿a qué hora acabarás?... ¡nuncame consultas nada, como si mi opi-nión no contase! Antes no eras así.Además, ¿por qué tienes que ayu-dar tú a tu hermano? ¡Que lleve elcoche al taller!”

Alex: “Pero ¿qué te ocurre…? ¿Porqué te enfadas? Me tienes harto.Yo haré lo que me de la gana… Me

encanta ayudar a mi hermano, losabes y también que la mecánicame apasiona… Antes no tenía quedarte tantas explicaciones…”

Empieza una discusión acaloradaentre los dos, en la que Iria le repro-cha que sea un egoísta, que nuncatiene en cuenta lo que a ella le ape-tece hacer o si tiene otros planes.Comienzan a subir el tono de voz,se interrumpen, no se escuchan.Alex le dice, gritando, que la egoístaes ella, que él nunca puede hacerlo que le apetece porque cuando lohace ella se enfada. Terminan col-gándose el teléfono irritados y sinsaber qué van a hacer el sábado.

Encontramos varios elementos queprovocan malos entendidos entrelos miembros de la pareja:

A. MALA COMUNICACIÓN:

Reproches y mensajes “tú”: Unerror frecuente de la comunicaciónque cometemos muchas personas,principalmente cuando estamos en-fadados, es la utilización de repro-ches y de mensajes “Eres”. Obser-vad que Iria le dice a Alex: “eres unegoísta”.

Lo correcto es sustituirlos por men-sajes “Haces” o “Dices”, ya queéstos ofrecen una información másconcreta sobre lo que está ocurrien-do que nos produce malestar. Enel ejemplo, Iria podría haber dicho“estás dando por hecho algo cuan-do ni siquiera te he dado miopinión”.

Del mismo modo, para lograr unabuena comunicación, nos pareceadecuado recordar la importanciade aprender a sustituir los mensajes“Tú” “(tú) eres un egoísta” por men-sajes “Yo” o “Nosotros”. Así, Iriapodría haber expresado: “me gustaríay te agradecería mucho que me pre-

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guntaras si me apetece hacer lo quetú propones; que tuvieras en cuentami opinión” o “podríamos tener encuenta la opinión del otro cuandohacemos un plan”

Quejas: Son expresiones referidasa uno mismo en las que atribuimosal otro la causa de nuestro estadode ánimo o nuestros problemas.Alex le dice a Iria “Me tienes harto”.

Hemos hablado ya sobre la necesi-dad de expresar nuestros sentimien-tos negativos ante el comportamien-to del otro cuando nos producemalestar, enfado o tristeza, pero sinherir a la otra persona. Si causamosun daño al otro posiblemente ésteno será capaz de escucharnos, nipodrá mostrar una actitud de com-prensión, intentando ponerse ennuestro lugar. Su reacción será,lógicamente, de “defensa” o“ataque”, dificultando dichas actitu-des la solución de un problema.

En el ejemplo, “Me tienes harto”,sería más adecuado que Alex dijese:“Cada vez que quedo con mi her-mano siento que tengo que justificarpor qué y esto me enfada. Me en-cantaría que me explicaras qué tepreocupa… Y me gustaría que res-petaras el tiempo que paso con él,porque es importante para mí…".

Generalizaciones. En la situacióndescrita podemos encontrar varias:“siempre estás igual”; “nunca puedo

hacer lo que quiero”. Debemosaprender a evitar las generalizacio-nes, refiriéndonos a las situaciones,conductas o comportamientos con-cretos que nos molestan “aquí yahora”.

Estilo de comunicación agresivo:Se caracteriza porque en la comu-nicación uno de los miembros dela pareja o los dos pueden utilizarestrategias como amenazas, intimi-daciones, faltas de respeto, agre-siones verbales o insultos para ob-tener sus objetivos, sin tener encuenta ni respetar las necesidadesdel otro. Estas estrategias suelen iracompañadas de conductas no ver-bales como mirada fija, tono de vozelevado, habla rápida… y esto eslo que han hecho nuestros protago-nistas, se han gritado, insultado, yhan terminado la conversación irri-tados y sin solucionar el problema.

Esta forma de comunicación tieneefectos negativos en relación a unomismo: Iria y Alex pueden experimen-tar sentimientos de perdida de control,tensión y culpabilidad en relación alotro: ambos se han causado un dañoy esto produce un deterioro en surelación; y, por último, no favorece labúsqueda de soluciones adecuadas:se cuelgan el teléfono sin saber quévan a hacer el sábado.

B. SENSACIÓN DE PÉRDIDA DELA LIBERTAD que se tenía antesde empezar la relación. Cuandoesto ocurre se añoran los momentosen que no teníamos que justificaren qué empleábamos nuestro tiem-po. Así se siente Alex, reprochán-dole a Iria: “Antes no tenía que dartetantas explicaciones”.

C. INTENTAR CAMBIAR AL OTROEN SU FORMA DE SER,GUSTOS… Es algo que, con fre-cuencia, ocurre en la mayoría de

El problema surge cuandono aceptamos que ambospodemos tener diferentes

formas de ser y de expresarsentimientos, o cuando no

tenemos en cuenta lasopiniones del otro,

imponiendo las propias.

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las parejas. El problema surge cuan-do no aceptamos que ambos pode-mos tener gustos, formas de ser,de expresar sentimientos… diferen-tes, o cuando, aún sabiéndolo, notenemos en cuenta las opinionesdel otro, imponiendo los propios.En el ejemplo no se tiene en cuentala opinión de Iria desde un principio,sino que Alex da por hecho queharán lo que él diga. Por otro lado,ella no respeta los gustos y necesi-dades de Alex (como pasar tiempocon su hermano, la mecánica…).

En lugar de intentar cambiar al otro,sería necesario aprender a aceptarque entra dentro de la normalidadtener diferencias, porque cada per-sona es única e irrepetible. Preci-samente por esto, querer a alguienincluye conocer, comprender y res-petar sus valores, gustos, necesi-dades, objetivos y proyectos, ade-más de hacerle saber los tuyospropios.

D. HABILIDADES DE SOLUCIÓNDE PROBLEMAS Y NEGOCIA-CIÓN. Es muy difícil tener una bue-na disposición para negociar y lle-gar a acuerdos razonables cuandono hemos logrado previamente unaadecuada comunicación y expre-sión de las emociones, y cuandono hemos hecho un esfuerzo paraintentar entender al otro. En la si-tuación que estamos analizando,estas carencias o errores estánpresentes. Por eso Iria y Alex nosolucionan su problema y se cuel-gan el teléfono sin ponerse deacuerdo en qué van a hacer el sá-bado. También es esencial que,para que una pareja pueda nego-ciar de una manera adecuada,exista una distribución equitativade “poder”, es decir, que ningunode los dos se sienta dominado porel otro. Dicho equilibrio se rompecuando, por ejemplo, una persona

utiliza conductas agresivas, físicaso verbales, para imponer su criterioo sus decisiones.

El otro miembro de la pareja puedeque adopte una actitud sumisa,guardando silencio ante el temor aexpresar lo que verdaderamentequiere, piensa o necesita. Segura-mente sentirá rabia, dolor o impo-tencia, lo que contribuirá a deteriorarla intimidad en la pareja producien-do un alejamiento, si no físico, sí almenos emocional. Por tanto, queexista un equilibrio de poder en lapareja va a permitir que las decisio-nes se tomen de forma compartida,a través de la búsqueda conjuntade soluciones y acuerdos.

La situación hubiera terminadodiferente si…

Alex: “Oye, Iria, mañana comemosen casa de mis padres, porque lue-go he quedado con José paraecharle una mano con su cocheque lo t iene estropeado…”

Iria: “¿Cómo?, Siempre estásigual… ¿por qué das por hechoque comemos con tus padres?, ¿ysi no me apetece?... ¿y qué es esode José, a qué hora acabarás?...¡nunca me consultas nada, comosi mi opinión no contase!... Ade-más, ¿por qué tienes que ayudartú a tu hermano? ¡Que lleve el co-che al taller!”

Alex: Llevas razón, perdona… Verás,es que mi hermano me ha pedidoque le ayude con el coche, que leda problemas. Y no me he podidonegar. Sabes que pasar tiempo conél y la mecánica, son dos de misaficiones favoritas. No sé si te ape-tecería comer en casa de mispadres… Como viven al lado, asínosotros podríamos pasar más tiem-po juntos… ¿qué te parece?

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Iria: Bueno… entiendo que quieraspasar tiempo con tu hermano, sóloque ¿a qué hora acabarás?... Meacabo de cruzar a Lucía y nos hainvitado a su cumpleaños, sobre las22.00, y me apetece un montón ir…

Alex: ¡Vale!, a mí también meapetece… Podemos hacer unacosa…. Comemos en casa de mispadres, me voy con José sobre las17.00 y si no termino hoy con elcoche, lo hago mañana por latarde… A las 20.00 me voy paracasa, me arreglo, y a las 21.30 terecojo, ¿si?

Iria: Sí, claro. Así me da tiempo ahacer unas cosas por casa antesde que vengas a buscarme. A las21.30 nos da tiempo de sobra…

Observa qué cosas hacen de for-ma diferente. La situación comienzade la misma manera, sin embargo:

¿Qué cambios observas en lacomunicación?, en cuanto a lo quedicen y cómo lo dicen.

En cuanto a la expresión de gus-tos y necesidades, en ambos¿aprecias alguna diferencia?

Destacamos dos cambios clave quehan facilitado que los protagonistashayan llegado a un acuerdo satis-factorio para ambos:

A. EMPATÍA: Definida como la ca-pacidad de ponerse en el lugar delotro. Alex entiende cómo puedesentirse su pareja y, tras pedirleperdón, explica a Iria por qué estan importante para él quedar consu hermano, facilitando del mismomodo que ella pueda también en-tender sus intereses y necesidades.Así, Iria le dice: “bueno… entiendoque quieras pasar tiempo con tuhermano…”.

B. COMUNICACIÓN ASERTIVA.La empatía favorece que se produz-ca un entendimiento mutuo que fa-cilita la comunicación, y desde elque es más fácil llegar a un acuerdo.En ambos se observa una comuni-cación que se caracteriza por:

Mostrar a la otra persona que sele presta atención y se la entiende.

Ser capaz de decir lo que unoquiere, sin herir al otro.

Decir lo que uno mismo piensa uopina, utilizando los “Mensajes yo”.

Decir lo que uno desea que su-ceda de forma clara y directa, deli-mitando qué conducta concreta nos“molesta” y proponiendo un cambio.

2.3 ¿Quién nos enseñaa convivir en pareja?Alex e Iria continúan su relación depareja. Acaban de tomar una deci-sión importante…, están muy ena-morados, y quieren compartir suvida!! Ambos valoran que su rela-ción está muy consolidada y deseanprofundamente empezar una nuevavida juntos, con la seguridad deque es lo que desean hacer… y deque todo va a ser fantástico. Hancomenzado a organizar los prepa-rativos de su “gran día”, fechas ylugares donde compartir ese mo-mento con las personas que quie-ren, y han encontrado un piso enuna zona céntrica y muy tranquilaque les ha encantado, ¡Nos lo que-damos! Ambos están nerviosos ei l u s i o n a d o s d u r a n t e l o spreparativos…

Y por fin, llega el momento en que Alex e Iria celebran su boda, y¡EMPIEZA LA CONVIVENCIA!!!!!

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Cuando se inicia la convivencia enpareja, se hacen más evidentes lasdiferentes costumbres y hábitos decada uno. Aunque es una épocamaravillosa en la que el amor se vivecon mucha intensidad, también en-contramos obstáculos, sobre todo enaquellas parejas que aún continúan“idealizando” al otro. Será el día a díalo que hará desvanecer dicha ideali-zación y acentuará las diferencias.

Alex e Iria pronto comenzarán a vivirjuntos y, seguramente, nadie les haexplicado que tendrán que realizarun esfuerzo para lograr una adap-tación mutua. Cuando convivimos,todos renunciamos a una parte delestilo de vida anterior para comen-zar un proyecto de vida en comúnbasado en el amor.

Entre los temas de discusión másfrecuentes en esta etapa destaca-mos: el reparto de tareas domésti-

cas y obligaciones, la relación conlas familias de ambos, aspectosrelacionados con el manejo del di-nero y las diferencias en el planode la sexualidad. En general, entodas estas áreas, cuando en lapareja uno quiere imponerse al otro,en la forma de hacer y de organizarla vida en común, lo normal es queel otro no esté dispuesto a ser so-metido, generando los primerosconflictos de adaptación.

REPARTO DE TAREAS DEL HO-GAR: La distribución de responsa-bilidades domésticas es uno de lostemas habituales de discusiones enlas parejas. La clave está en lograruna equidad entre los dos miem-bros y esto no es fácil de conseguir.

En nuestra historia, Iria y Alex llevanconviviendo pocos meses cuandose expresan mutuamente las prime-ras dificultades:

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Alex: “Los dos trabajamos, y cuandollego a casa soy yo quien preparala cena… y encima dice que no laayudo”

Iria: “Ja, me hace gracia que medigas: cariño, ¿quieres que te ayudea algo? Como si la casa fuera solomía. No entiendes que en esto te-nemos que compartir y apoyarnosmutuamente”.

Desde que se inicia la convivenciacada pareja debe buscar un repar-to equilibrado y justo, pero ¿cómoconseguirlo? No hay una respuestaválida para todas las parejas porqueigual que cada persona es única eirrepetible, como decíamos antes,la pareja también lo es. Cada unadeberá encontrar los mecanismosque les ayuden a organizarse, co-operando en el día a día.

Así, algunos elegiremos tareas enfunción de aquellas que nos atrai-gan o motiven más, o en las quetengamos más destreza o nos sin-tamos mejor preparados. No obs-tante, también puede resultar útilque cada uno enseñe al otro aque-llo en lo que tiene más práctica ohabilidad. Es muy amplio el abanicode posibilidades que engloban losquehaceres que contribuyen albuen funcionamiento y al bienestary comodidad de las familias. Entreellas se incluyen desde limpieza,plancha, cocina, hasta ajustar untornillo, llevar el coche al taller, col-gar un cuadro o una estantería.

Otra cuestión esencial es ser tole-rante con los fallos y ritmos del

otro. Seguro que en alguna ocasiónalguien os ha expresado:

“No es que no colabore, es queparece que todo lo hago mal. Mehace sentir como un inútil, porqueno quito bien la grasa de las sarte-nes o dejo una arruga en las cami-sas y eso no le gusta…”

Dice una frase popular: “Ningunohemos nacido sabiendo”. Por esohay que saber tolerar que el otrolo haga bien, mal o regular, delegary pedir ayuda, fomentando unaactitud de colaboración mutua y, ala vez, de autonomía en los dosmiembros de la pareja. Esto no sóloserá beneficioso para el bienestarde cada miembro, sino también pa-ra el de la pareja.

En ocasiones las discusiones pue-den deberse a que uno de losmiembros de la pareja no puedededicarse a estas tareas por el tipode trabajo y horario que lleva. Aun-que lo lógico es que cada uno co-opere de manera proporcional altiempo de que dispone, la realidades que el que dedica más tiemposuele ser el que termina sintiéndosesobrecargado.

En estos casos si no se expresande forma adecuada dichos senti-mientos, es posible que surjan re-acciones de enfado, enojo o ira queno ayudarán en la búsqueda desoluciones. Por ello, una vez más,ponemos el énfasis en dos herra-mientas de las que ya hemos habla-do anteriormente:

■ La expresión adecuada de sen-timientos: Algunas personas pien-san que su pareja: “debe saber loque quiere/s iente/p iensa onecesita”. Sin embargo, esto es unerror que recibe el nombre de“Lectura de mente”. Si no mani-fiestas tus emociones, opiniones o

La distribución deresponsabilidades

domésticas es uno de lostemas de discusión

habituales en las parejas.

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necesidades, tu pareja no sabrácómo te encuentras, ni qué puedehacer para ayudarte. En cuanto ala manera de expresarlo, recuerdautilizar siempre una comunicaciónasertiva, expresando en primerapersona tus sentimientos (“mensajesYo”) y haciendo una propuesta decambio a tu pareja en positivo.

Pongamos un ejemplo:

Iria: “Cariño, no puedo más… Mesiento agotada. Vale que yo entreuna hora después que tú a trabajary llegue una hora antes a casa, perotengo la sensación de que llevo el80% del peso de la casa: pongolas lavadoras, plancho, recojo elsalón todos los días, y preparo lacena. No me parece justo y creoque esta situación está empezandoa quemarme”.

Puede ocurrir que la expresión desentimientos sea adecuada, peroque la dificultad se produzca en labúsqueda de soluciones, es decir,en la toma de decisiones acerca decómo van a repartir las tareas. Re-cuerda que este reparto tiene queser valorado por los dos como sa-tisfactorio, equilibrado o justo. Si,por ejemplo, uno no puede asumirtareas domésticas por su horario

laboral, podemos hacer una “lluviade ideas”, es decir, proponer todaslas posibles opciones que se nosocurra para solucionar la dificultad,como por ejemplo contratar a unapersona que ayude con las tareas,hacer “cursillos entre la pareja” (bus-car tiempo para enseñar al otro loque no sabe hacer), hacer listadosde tareas, etc.

Para finalizar este punto, os propo-nemos una reflexión: ¿Piensas queeste tema, el reparto de tareas do-mésticas, siempre ha sido un motivode discusión en las parejas?,¿Cuáles pensáis que son las causasque han producido este cambio?

RELACIONES CON MI FAMILIA YLA FAMILIA DE MI PAREJA:Cuando la relación de pareja vaconsolidándose, el trato con la fa-milia del otro es más frecuente y vaadquiriendo cada vez mayor impor-tancia, es decir, comenzamos aformar parte también de la familiade nuestra pareja. Esto conllevacompartir con ellos comidas, reunio-nes, celebraciones, etc.

Aunque el contacto con ellos nosea muy frecuente, tú tendrás querespetar sus costumbres, educa-ción y estilo de vida, de la misma

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manera que ellos tendrán que com-prender y mostrar respeto haciati, tu familia y vuestra relación depareja.

En el momento en que una personaconstituye su propia familia, todoslos implicados tendrán que asumirque se inicia una nueva etapa entreellos. La pareja ahora tiene una vidaindependiente a la sus padres y, enocasiones, esta “independencia”puede ser origen de conflictos.

Algunas personas manifiestan difi-cultades para romper el vínculo quehan mantenido con su familia antesde compartir su vida en pareja, per-mitiéndoles, sin ser conscientes,que se involucren en su nueva vida,en las decisiones que han de tomar-se, en los diferentes problemas quepueden surgir, pero que ahora hande afrontar y resolver en pareja.

Seguro que más de una personase siente identificada con las viven-cias que Alex e Iria comparten conunos amigos:

Íria: “Mi suegra está todo el día encasa, le dice a mi marido cómotendríamos que decorar el salón, elcolor de las cortinas… dejándomeal margen en decisiones que paramí son nuestras”.

Alex: “Cada vez que discuto con suhermana, Iria le da la razón a ella,en vez de ponerse de mi lado oapoyarme”…

En el ejemplo, reflejamos una esce-na que hace referencia a una situa-ción habitual que en ocasiones pue-de dar lugar a dificultades en larelación entre suegras y nueras, enla que prevalecen sentimientos en-contrados, como el cariño y la com-plicidad o la rivalidad y los celos.Cuando surgen estas dificultades,suele funcionar pensar “en las cosas

que unen en vez de las que nosseparan”. ¿Qué queremos decir conesto? Que es necesario en algunosmomentos anteponer el amor quenuera y suegra comparten por lamisma persona -el hijo-marido-, yhablar si es necesario sobre ello,subrayando que el hijo-marido lasnecesita a ambas, y necesita queellas se respeten, porque tienen unaimportancia capital en su existencia.Con estos pensamientos y actitudesvamos a lograr un espacio o climadonde cualquier diferencia que surjaen la relación, podrá minimizarse ytratarse cómo algo sin demasiadaimportancia. A veces es necesariocomprender que desde el cariño yel amor también puede hacersedaño a las personas, pero si nosremitimos al afecto, es posible quelas diferencias puedan arreglarsecon mayor facilidad.

Empezar a formar parte de una nue-va familia no siempre es fácil, nosólo para el que llega, sino tambiénpara el que acoge. Pueden existirdiferencias culturales, sociales, etc.,que en ocasiones no facilitan losprimeros acercamientos. Por ello,es importante desde los inicios pen-sar siempre en cómo nos gustaríaa nosotros que trataran a las perso-nas que queremos, es decir, cómonos gustaría que nuestra parejarespetara a nuestros padres y vice-versa. Quizás sea necesario recor-dar que a todos nos produce mayorbienestar no tener dificultades conlas personas que nos rodean, por-que cuando tenemos conflictos ennuestra familia, nos sentimos real-

Es importante ser honestoscon nuestra pareja, hablarabiertamente y compartirnuestros sentimientos yverdaderas necesidades.

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mente mal; y no es que queramosque las cosas sean así, es que nosabemos hacerlo de otro modo.

Para que las relaciones con las fa-milias de ambos miembros de lapareja sean positivas, es fundamen-tal entender todos los puntos devista. A veces, tras una queja deun padre o una madre, -por ejemplo:“no nos visitas con frecuencia”, “nollamas por teléfono con la mismafrecuencia que tu hermano”, e in-cluso “no nos gusta tu pareja”-, seesconde cierto temor a que los hijosse distancien de ellos. Nos costaríamenos entenderles, si pensáramosque en realidad, lo que quieren de-cirnos, pero no pueden o no saben,es que nos echan de menos o quequieren disfrutar de más tiempo connosotros.

Entenderles nos ayudará a expresarnuestras necesidades sin hacerlesdaño. Cuando pensemos que notienen razón, es importante hacerlessaber que, aunque valoramos mu-cho su opinión, hay temas en losque no estamos de acuerdo y enlos que no deseamos que interven-gan, porque para nosotros es nece-sario que se mantengan en el planoprivado y solucionarlos dentro dela pareja. También es primordialaclararles lo importante que es paranosotros que ellos respeten nuestrarelación de pareja, aunque no locompartan.

Por otro lado, puede que lo que nosmoleste sea la actitud que la familiade nuestra pareja tenga con noso-tros. En este caso, debemos hablar-lo con ella, expresando abiertamen-te cómo nos sentimos en situacionesconcretas, sin criticar ni menospre-ciar a su familia. Es aconsejableque sea nuestra pareja quien tratede corregir dichas actitudes.

MANEJO DEL DINERO: Para algu-nas parejas este es el tema principalde discusiones. Podemos encon-trarnos ante situaciones diferentes.En algunas, el dinero será el focoprincipal de la discusión porqueexisten carencias económicas. Enotras, las decisiones relacionadascon dónde se invierte el dinero oqué cantidad se dedica a diferentesactividades, suponen grandes dife-rencias en la pareja.

Sin embargo, para otras parejasesto puede ser secundario, siendomás importante el hecho de quesólo uno de los miembros controleel dinero, sin tener en cuenta laopinión del otro y empleando estra-tegias como dar a su pareja unaasignación monetaria estricta, noinformarle acerca de los ingresosfamiliares, etc. Se trata de parejasdonde, como vimos, no existe un“equilibrio de poder”. Veamos algu-nos ejemplos:

“Él/ella malgasta el dinero, se logasta en vicios, caprichos y no encosas verdaderamente necesarias,importantes”.

“Ahora dice que se quiere comprarun cochazo y lo peor es que ni si-quiera me ha preguntado”.

“El/ella manda casi todo el dineroa su país, y a veces nosotros nollegamos a fin de mes”…

“Cada vez que necesito compraralgo tengo que pedírselo a él/ella.Yo nunca tengo dinero en efectivo.

Igual que ante cualquier otra áreaproblemática será necesario queel “poder” entre ambos esté equi-librado, es decir, que en la parejase tomen decisiones financieras deforma conjunta, asegurando queambos resulten beneficiados.

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Las dificultades económicas afectanespecialmente a la pareja. En el mejorde los casos, puede que uno o losdos miembros tengan que dejar derealizar actividades gratificantes, deocio, sintiendo que “caen en larutina”. Cuando las carencias econó-micas son mayores, pueden conllevarcambios más importantes como, porejemplo, de domicilio. Si la parejadebe mudarse a la casa de los pa-dres de uno de ellos, ello supondráuna fuente añadida de problemasde convivencia y organización.

DIFERENCIAS EN LA MANERADE ENTENDER LA SEXUALIDAD:Vamos a partir de unos mitos entorno al área de la sexualidad, yaque influyen en las expectativas decada persona e influyen en la rela-ción que establecen como pareja:

Mitos…

■ Dos personas que se aman debensaber cómo satisfacerse mutuamente.

■ El hombre siempre esta prepara-do para una relación sexual y siem-pre debe tomar la iniciativa.

■ La mujer que toma la iniciativaes una mujer mala, impura o peor.

■ La sexualidad no es para losmayores.

■ Ya no le apetece tener relacionessexuales con la misma frecuenciaque antes. Me siento rechazado/a.Igual tiene un/a amante o está de-jando de quererme.

■ Relación sexual como sinónimode coito. Toda relación sexual, paraser completa, debe acabar en pe-netración.

■ Las fantasías sexuales durantelas relaciones sexuales son síntomade problemas.

La sexualidad cambia en la medidaque una relación de pareja evolu-ciona. En la etapa de noviazgo exis-te un fuerte deseo de estar con laotra persona y de intimidad. Es co-mún que nos dejemos llevar por lasituación, por la emoción, la excita-ción y la pasión del momento. Conel tiempo esta manera de vivir lasexualidad dará paso a una vidasexual estable.

Muchas parejas se preocupancuando surgen los cambios, quepueden consistir en disminución dela frecuencia de las relacionessexuales, del deseo o apetenciasexual, etc. Puesto que cada parejaes única, no podemos generalizarlos motivos que dan lugar a estasituación, y que pueden ser múlti-ples (problemas médicos, psicoló-gicos o emocionales, que puedenestar vinculados o no a nuestra re-lación de pareja)

La vida sexual de una pareja puedeinterpretarse como una especie de“termómetro de la relación”, esdecir, como una forma de saberqué tal se encuentra nuestra rela-ción de pareja en otras áreas: co-municación, confianza, intimidad,complicidad, cariño, sensación deapoyo y entendimiento mutuo, etc.

Por ello, desde el inicio de nuestrarelación, la confianza con nuestrapareja es fundamental para lograrunas relaciones sexuales satisfac-torias. Esta confianza permitirá unacomunicación mutua abierta y sin-cera, permitiendo expresar al otrolas propias necesidades y deseos.

La confianza con nuestrapareja es fundamental para

lograr unas relacionessexuales satisfactorias.

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2.4. Queremos tener unniño: la experiencia deser padres

Iria y Alex, van a ser papás. El pe-queño Jesús nacerá en unos días.Como la mayoría de las parejas, sehan preparado para la llegada delnuevo miembro de la familia, parti-cipando en clases de preparaciónal parto, leyendo muchos libros…A la habitación del bebé no le faltaningún detalle... Pero ¿se han plan-teado cómo cambiará su vida coti-diana y la relación de pareja cuandollegue su hijo?

Ser padres y mantener una rela-ción de pareja “feliz” necesita de

Si estos son respetados se produ-cirá una situación de mayor com-plementación sexual.

Pero si estos elementos fallan (porejemplo, no respetando una nega-t iva o hac iendo “chanta jeemocional”) aparecerán emocionescomo el rencor, la incomprensión,la desconfianza… Entonces, la dis-tancia emocional entre ambosmiembros de la pareja y la frustra-ción crecerán cada día, siendo muydifícil que el deseo sexual puedaflorecer.

algunos ajustes. Van a surgir nue-vas dificultades e interrogantespara la pareja, como ¿quién seocupará de levantarse cada nochecuando llore el bebé?, ¿quién cam-biará sus pañales?, ¿tendremostiempo para nosotros como pare-ja?, ¿es una actitud egoísta seguiryendo al gimnasio?

Muchos dicen que convertirse enpadres por primera vez es la“experiencia más bonita de lavida”, sin embargo lo que no sueleexpresarse es que también hay mo-mentos en los que puede ser muydifícil: algunos bebés duermen po-cas horas, los padres despiertancuando su bebé despierta y no des-cansan lo suficiente, por lo que pue-den sentirse más irritables, con me-nos energía, pueden manifestardificultades de concentración…Además, se dispone de menos tiem-po para uno mismo y para la pareja.

La llegada del bebé conlleva unanueva organización en la parejaen la que deben ser tenidas encuenta las necesidades de cadauno, de manera individual, comopareja y, ahora también, como fami-lia. Esta reorganización no sólo afec-tará a la pareja, sino que tambiénva a repercutir en la relación de éstacon sus familiares y amigos máspróximos.

Aunque este tema es muy amplio,nos vamos a centrar en cuatro delas principales áreas problemáticasque suelen surgir con el nacimientodel niño o la niña: a) El reparto delas nuevas responsabilidades, b)La necesidad de tener tiempo paracada uno y tiempo para la pareja,c) Las discrepancias en la parejaen el cuidado y crianza de los niñosy niñas y b) Las relaciones con lasfamilias de ambos.

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2.5. El reparto de lasnuevasresponsabilidades

En el apartado “¿Quién nos enseñaa convivir en pareja?”, se abordanlos problemas que habitualmentecomparten las parejas en relaciónal reparto de las tareas del hogar,así como herramientas o estrategiasque ayudan a resolverlos.

Con la llegada de un bebé la parejatiene que añadir a sus responsabili-dades cotidianas, los cuidados delniño/a. Esto, en la mayoría de loscasos, supone un esfuerzo para vol-ver a organizar la vida familiar. Perocuando ambos padres conocen susresponsabilidades dentro del hogar,la administración de las tareas trans-currirá de forma más fácil.

Recuerda que es necesario quecada pareja busque la manera deencontrar lo que para ella será unreparto equilibrado y justo. Lo ideales que ambos miembros aprendan

juntos y conozcan las nuevas tareasque van a tener que desempeñar,como preparar biberones o cambiarun pañal, para que los dos seanautónomos. Si ambos se ayudanentre sí, entonces ninguno de losdos estará resentido por tener quehacer todas las tareas.

Resaltamos aquellas responsabilida-des que normalmente generan mássobrecarga, malestar o estrés, si sólolas realiza un miembro, como alimen-tar al bebé de noche o calmarle cadavez que llora. Para estas es recomen-dable que la pareja alterne los turnossiempre que sea posible.

Por último, os hacemos una pre-gunta: ¿te gusta escuchar que tedigan que lo estás haciendobien? Es importante, si sois padresprimerizos, que os halaguéis mu-tuamente por ser capaces de com-paginar otras obligaciones con losturnos en la alimentación de vues-tro bebé, cambio pañales, entre-tenimiento, etc.

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2.6. Tener tiempo paracada uno y paracompartir como parejaAlex: “Tengo la sensación de queya no compartimos tiempo. Cuandollego a casa siempre estás liada:que si los “bibes” de Jesús, la ce-na... ¿Cuánto tiempo hace que nohacemos nada tú y yo?, ¿Por quéno llamamos a mi madre para quese quede con el niño esta tarde,nos damos un paseo y cenamosfuera de casa?

La sensación de Alex es compartidapor muchos nuevos padres y ma-dres que piensan que, aunque lallegada de un bebé les convierteen una familia de tres, para mante-ner viva la fuerza de la relación depareja, necesitan seguir compartien-do tiempo y espacios.

Igual que cuando el pequeño Je-sús no había nacido, es importanteque, diariamente, Alex e Iria, sigancuidando su relación y encuen-tren momentos para mirarse, ha-blar y compartir sentimientos, ex-periencias, ilusiones y proyectos,buscando juntos la mejor manerade disponer de este tiempo. Algu-nas parejas, por ejemplo, se que-dan despiertas después de quehayan acostado al bebé, otras lohacen mientras recogen la cena,mientras se preparan para dormiro cuando desayunan.

Ahora la vida de los dos está másocupada y, siendo conscientes deesto, tal vez la mejor manera dedisfrutar de tiempo juntos será pla-neándolo. Así, pueden organizarse"momentos de encuentro" paracontinuar disfrutando de activida-des gratificantes, como salir alteatro, pasear, ir a un concierto, deviaje de fin de semana... dejando

al bebé al cuidado de una personade vuestra confianza.

Pero también podéis hacer algoespecial en casa, como una cenaíntima después de que haber acos-tado al bebé, o jugar a ese juegoque a los dos os encanta... Lo másimportante es que utilicéis la creati-vidad para encontrar una forma dedisfrutar juntos.

No debéis olvidar que también esimprescindible seguir cuidando deuno/a mismo/a, disponiendo de untiempo de disfrute a la semana pararealizar actividades gratificantes(como leer media hora al día, cami-nar una hora, hacer deporte, o sim-plemente tumbarte en el sofá paradescansar), y respetar el tiempode ocio de nuestra pareja.

2.7. Cuando todosopinan sobre cómotenemos que educarSi eres padre o madre seguro queya has vivido esos momentos en losque familiares, e incluso conocidos,te han dado consejos sobre cómocriar y educar a tus hijos/as, o inclu-so has sentido que cuestionabandeterminadas opiniones o compor-tamientos que has mostrado con tubebé.

Iria: Cariño, a veces, cuando llego acasa después de trabajar, cansada

Los padres que actúan comoun equipo alcanzan puntos

de encuentro entre susdistintos estilos de crianza,negociando y consensuadonormas razonables en losaspectos de la educación

que considerenfundamentales.

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de todo el día, con la cantidad decosas que me quedan aún por hacer,y de repente, aparecen tus padres,los míos, no sé si te ocurre a ti también,pero me cuesta un poco…, se mejunta el baño del niño, la toma, nuestracena, preparar el día de mañana….,y encima me dicen pues esto es así,o de la otra manera….”, y la verdades que me enfado un poco…

Todo esto puede originar problemas,y Alex e Iria pueden sentir que tie-nen menos control sobre su vidafamiliar y sobre la organización desu hogar. Es fundamental que am-bos compartan abiertamente loque les preocupa, lo que les generamalestar y lo que necesitan. Tendránque acordar, en primer lugar, laconveniencia de hablar con susfamiliares y qué transmitirles.

Si os sucediera lo que a nuestrosprotagonistas ¿seríais capaces depedirles a vuestras familias querespeten vuestras decisiones enrelación a la crianza y/o educaciónde vuestro bebé sin ofenderles?Veamos la siguiente situación:

Iria: Entiendo que todos quieran vera Jesús y ayudarnos, pero es quellegan siempre cuando estamosmás liados. Creo que deberíamoshablar con ellos.

Alex: Estoy de acuerdo contigo.Podemos decirles que cuando quie-ran venir a casa a ver a Jesús, qui-zás antes de la última toma, a lasocho de la tarde, es una buena horapara nosotros y para el bebé.

Iria: Sí, creo que deberíamos agra-decerles que estén tan pendientesde que nosotros estemos bien, quenos ayuden, pero también que co-mo “recién estrenados papás” es-tamos aprendiendo y que hay cosascomo establecer los hábitos de sue-ño y alimentación de Jesús, que

queremos hacer a nuestra manera.Que deben respetarnos, y que siles necesitamos, sabemos que ellosestán ahí para apoyarnos…

¡Claro que se puede! Si observas,nuestros protagonistas son capacesde entender las necesidades desus familias: disfrutar de Jesús yayudarles a ellos como padres pri-merizos. Por otro lado, tienen clarascuales son sus propias necesida-des: que las visitas se realicen enun horario que se ajuste a su “ritmo”familiar y que les permita tener untiempo para estar solos, y que res-peten su peculiar manera de educara su bebé. Si en la conversacióncon sus padres ambos interesesestán presentes, y además les agra-decen su ayuda, será más fácil queestos muestren una actitud com-prensiva y acepten la propuesta deestos nuevos padres.

2.8. Cuando existendiferencias en relaciónal cuidado del niño/aIncluso sin todos los consejos ex-ternos sobre cómo ser padres, tú ytu pareja podéis tener diversos en-foques sobre cómo ser padres.

Iria: ¡Pero Alex!, déjale que llore,que no pasa nada… Lo único quequiere es llamar nuestra atención ytiene que saber, desde bebé, queno podemos estar todo el día enci-ma de él.

Alex: Yo no puedo verle llorar… seme parte el alma… ¡pobrecito mío!

Desde que los niños son bebés seránecesario que aprendáis a respetarlas normales diferencias entre lospropios valores e ideas y los devuestra pareja. Aunque uno de lospadres tenga un estilo más estricto

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y el otro sea más flexible, debecomenzarse por reconocer ambasposturas como igualmente válidas.Seguro que cada uno le da a suhijo lo mejor de sí y que actúa pen-sando la mejor manera de satisfacersus necesidades. Cuando ambospadres sienten que su contribucióna la crianza de los hijos es valorada,la relación de pareja se vuelve máscooperativa y menos conflictiva.

Los padres que actúan como unequipo intentan lograr puntos deencuentro entre sus distintos estilosde crianza, negociando y estable-ciendo así, de manera consensua-da, unas normas claras y razona-bles en aquellos aspectos de laeducación que consideren funda-mentales. De esta forma los niños,desde que son pequeños, percibi-rán que dichas reglas son estable-cidas por ambos padres y que tie-nen una razón de ser.

Cuando tengáis desacuerdos en lapareja, es conveniente discutirlo enprivado, sin que los/as niños/as es-tén presentes y, luego, con una ideaclara, informar a éstos de la decisiónfinal. Si en alguna ocasión discutísen frente de vuestros hijos, asegu-raos de que cuando os reconciliéis,también estén presentes. De esaforma, aprenderán que cuando laspersonas discuten eso no significaque no se quieran.

2.9. La necesidad decomunicarse yentenderseEscucharnos mutuamente y tratar deentender la perspectiva de la otrapersona, es la mejor forma de progre-sar hacia la solución de un problema.Siempre deberemos tener en cuentaun factor que, hasta ahora, no había-mos analizado, y es que no sólo esnecesario encontrar y dedicar un

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tiempo diario para hablar con nuestrapareja, sino también buscar el mo-mento adecuado para expresaraquello que nos molesta.

Para entenderlo, veamos la siguien-te escena:

Iria acaba de llegar a casa. Son las19 horas y ha tenido una reuniónmuy tensa en el trabajo. Nada másabrir la puerta oye al bebé llorar.Saluda a Alex (que llega normal-mente a las 18 horas) y éste desdela cocina le responde:

Alex: ¿No te tocaba a ti esta mañanarecoger la cocina?

Iria: Oye, tranquilito, que acabo dellegar a casa, vengo agotada y yaestás refunfuñando…

Alex: Será posible (enfadado). Yotambién he llegado cansado, hetenido un día durísimo, y nada másllegar, iba a preparar el biberón paraJesús, y me encuentro con la cocinahecha un desastre.

Iria: Pues si estás estresado, no lopagues conmigo.

El pequeño Jesús continúa llorandomientras ellos discuten, porque tienehambre…

¿Piensas que ayuda en la solucióndel problema comenzar una discusiónsobre a quién le tocaba recoger lacocina cuando tu pareja está entrandoa casa y el bebé está llorando paraque lo alimenten? ¿Se han tenido encuenta las necesidades del otro? ¿Leexpresa Alex a Iria de una maneraadecuada por qué está enfadado?

A menudo, lo único que hace faltapara resolver un problema es ver lascosas desde el punto de vista de laotra persona y pensar que seguramen-te cada persona tiene sus razonespara estar o comportarse así.

Alex: ¿No te tocaba a ti esta mañanarecoger la cocina?

Iria: (Consciente de que él está enfa-dado). Veo que estás agobiado. Tran-

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aceptar para el miembro que no tienenuevas necesidades. Analicemos lasiguiente situación:

Alex e Iria ya tienen 45 años y treshijos, Jesús, Lucía y Andrea. Un díaAlex le comenta a Iria, que necesitahacer más cosas con sus amigosy compañeros de trabajo. Quierehacer cosas que nunca ha podidohacer, como formar un equipo defútbol, jugar en una liguilla los do-mingos por la mañana y poder que-darse algún día a tomar unas cañascon ellos a la salida del trabajo.

Iria no puede evitar sentirse pocoquerida… No entiende nada, y em-pieza a preguntarse por qué estecambio de actitud: “pero si todoslos domingos comemos en casa demis suegros, ¿será que está cansa-do de hacer siempre lo mismo?, ¿nose divierte conmigo como antes?”

También comienza a sentirse inse-gura porque empieza a plantearseque tal vez Alex necesita cosas quequizás ella ya no puede darle…

En situaciones como estas, en pri-mer lugar tendremos que ser ho-nestos con nosotros mismos.Cuando no alcanzamos las expec-tativas o metas previstas lo normales sentirnos frustrados, y tendremosque aprender a canalizar estas emo-ciones negativas de manera ade-cuada.

Cuando no lo hacemos, en algunasocasiones este sentimiento se descar-ga sobre la pareja, a quien hacemossentir culpable de lo que sucede através de acusaciones constantes. Aveces, aquello que nos genera ma-lestar ni siquiera tiene que ver con lapareja, como tener un trabajo estre-sante, pero descargamos en ella todoel malestar acumulado. Cuando estoocurre, es necesario que seamosconscientes de ello, y a nuestra pareja

quilo, me cambio en 5 minutos y en-seguida estoy contigo. Si quieres hoyle doy yo el biberón a Jesús y, mientras,sentados, te cuento por qué no meha dado tiempo a recoger y me cuen-tas cómo ha ido tu día, ¿quieres?

Alex: Vale, ¿es que ha pasado algo?Bueno ve a cambiarte, que mientrasvoy a ver si tranquilizo al peque…

Ante la primera pregunta de Alex, Iriale ha escuchado sin prejuicios, mien-tras pensaba: “¿Por qué reacciona deesta manera Alex?”, “¿Cómo se en-contrará?”. Es decir, ha tenido unaactitud empática, mostrándole queentendía cómo podía sentirse, plan-teándole a Alex la oportunidad dehablarlo en un momento más ade-cuado y, por otra parte, dar el bibe-rón de una manera mas tranquila aJesús y poder disfrutar de ello.

2.10. Si piensas quenecesitas cambios entu vida, sé honesto/a yháblalo con tu parejaTodas las personas, en diferentesmomentos, podemos hacer un balan-ce de nuestra vida en pareja. Es decir,valorar por un lado aquello a lo quehemos tenido que renunciar, lo quehemos dejado atrás y, por otra parte,todo lo que hemos conseguido alformar una pareja o una familia. Traseste balance algunos pueden echarde menos –e incluso desear recupe-rar- aquellos años en los que teníanmás libertad y menos responsabilida-des familiares, otros pueden necesitarbuscar estimulación en nuevas expe-riencias e incluso deseos de sentirsejóvenes de nuevo.

No obstante, es habitual que los dosmiembros no se encuentren en lamisma situación, por lo que los cam-bios serán difíciles de comprender y

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¡Siempre se puede proponer y rea-lizar algunos cambios sin perdernada de lo que tanto ha costadoconseguir y sin perjudicar a nuestrapareja!

2.11. Ruptura de parejano equivale a fracasoEn algunas parejas, a pesar de esfor-zarse, las diferencias y desencuentrossiguen creciendo día a día. Mantienenuna relación imposible, donde pro-bablemente se produzcan faltas derespeto y discrepancias en áreasbásicas de convivencia, incluso entemas como la educación de los hijos,pudiendo provocarles con ello inse-guridad y confusión.

Esta situación causará un elevadomalestar, desesperación y angustiay, para uno de ellos o incluso paraambos, será imposible disfrutar y com-partir con el otro. Entonces, ¿romperla relación significaría fracaso?

En estos casos es esencial buscarsoluciones adecuadas que acabencon el sufrimiento y entre ellas puedeencontrarse la separación o el divor-cio. Afrontar la ruptura va a ser tambiénun proceso doloroso, similar al querealizamos cuando un ser querido

puede ayudarle mucho el que reco-nozcamos que al ser la persona máspróxima a nosotros, cargue con“culpas que no le pertenecen”.

Plantéate si con los cambios en losque estás pensando o con esta nuevavida estás cubriendo tus pretensionessin hacer daño a nadie. El riesgo estáen actuar sólo pensando en satisfacernuestras propias necesidades, quepueden ser pasajeras y nos puedenllevar a cometer muchos errores (in-satisfacción en nuestra pareja, infide-lidades, salidas frecuentes con losamigos, etc.)

Porque está claro que tú puedestemporalmente sentirte muy bienpero, ¿en qué lugar queda nuestrapareja?, ¿y nuestros hijos (si loshubiera)?, ¿comprenden ellos di-chos cambios? Si no tenemos encuenta esta parte, podrá producirseun distanciamiento en la pareja yun abandono de la vida en común.

Del mismo modo, debemos serhonestos con nuestra pareja, ha-blar con ella abiertamente, compar-tir nuestros sentimientos y verda-deras necesidades, pero sinreproches, tratando siempre debuscar una solución satisfactoriapara ambos.

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muere. La mayoría de las personasque pasan por una situación de rup-tura, la catalogan como una de losmomentos más difíciles y estresantesde su vida. Cuando empezamosnuestra relación de pareja, todos pen-samos en compartir nuestra vida conesa persona y, de repente, cuandolas cosas no funcionan, no sabemosmuy bien qué hacer, nadie está pre-parado para ello. Nadie nos ha en-señado cómo vivir ese momento. Lossentimientos y emociones que nosinundan van a ser muy parecidos entodas las parejas, al igual que lascircunstancias que los rodean. El tiem-po que necesitamos para asimilar queesa persona ya no forma parte denuestra vida varía mucho de una per-sona a otra.

Iria le cuenta a una amiga: “ Hacetiempo que me he dado cuenta deque no estoy enamorada de mi maridoy, por más que lo intento, me es im-posible volver a enamorarme, y muchomenos fingir que todo sigue igual.Hace meses que las cosas no vanbien, y yo me alejo, porque estoy hartade sufrir…No puedo darle lo que mepide, estoy cansada de dar y no reci-bir, estoy harta de ser infeliz, de sen-tirme menospreciada, insignificante,quiero volver a vivir, a sentir, a disfrutar,que se acaben las lágrimas y el sufri-miento de una vez por todas… tengoclaro que no quiero seguir así, quequiero estar sola, que quiero el divor-cio, pero ¿por qué me siento culpa-ble?”

Cuando uno de los miembros de lapareja tiene claro que se quiere sepa-rar, la decisión ya está tomada, porquenunca podemos imponer, exigir ochantajear al otro para que continúecon la relación de pareja.

El problema es que quien no toma lainiciativa generalmente no suele estarpreparado ni tiene elaborado que esta

sea la mejor opción. Es decir, se en-cuentra en un momento diferente delduelo que, inevitablemente, deberárealizar para superar la pérdida.

Alex le cuenta a una amiga: “Yo laamo, pero ya no sé qué hacer parademostrárselo. Me siento fatal, sientoque me abandona cuando más lanecesito. Es una egoísta, no está pen-sando en mí, y mucho menos en Je-sús, Lucía y Andrea. Le he propuestoir a un especialista de pareja, pero noquiere. Es como si ya no leimportáramos”

Suele ocurrir que ninguno de los doscomprende exactamente en qué mo-mento las cosas comenzaron a ir maly por qué no se resolvieron en aquelmomento, culpando al otro como elresponsable principal de la ruptura.Es completamente natural experimen-tar de manera inmediata sentimientosnegativos de angustia, tristeza, senti-miento de soledad y culpabilidad.

Posteriormente, y de manera gradual,iremos aceptando lo sucedido y co-menzaremos a focalizar nuestros es-fuerzos en seguir adelante y reorga-nizar nuestra vida, puesto que todaruptura implica cambios profundosen cada uno de los implicados, enuno mismo, en la relación con la expareja, con los hijos, la familia y endiferentes áreas: económico, resi-dencial, social, etc.

Las decisiones que tomamos en lavida, como la de romper una relaciónde pareja, no son buenas o malas,sino que las convertimos en malas obuenas en función de lo que hacemosdurante o después. Es decir, podemosafrontar la ruptura adoptando uncamino destructivo, de lucha contrael otro, o constructivo, existiendouna colaboración entre los dos.

En el camino destructivo prima lanecesidad de “salir ganando” y los

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sentimientos y necesidades de lapareja y de los niños/as, si los hubiera,pueden quedar en un segundo plano.Van a ser frecuentes desde simplespeleas a desacuerdos constantes,que generalmente acabarán enprocesos judiciales largos y costosos,tanto económicamente como, sobretodo, emocionalmente.

Es más probable, en estos casos, quelos/as niños/as entren a formar partede esta “lucha” porque alguno de lospadres (o ambos), desde su propiaincapacidad para solucionar susdiferencias, critiquen abiertamente alotro progenitor ante los hijos o inclusolos utilicen para trasmitir mensajes dedescalificación.

Esto puede generarles problemas deaprendizaje, de concentración,sentimientos de culpabilidad,problemas de conducta comoagresividad, timidez, etc. Los/asniños/as nunca son responsablesde lo que suceda y, mucho menos,de la solución. Por lo tanto, nodebemos involucrarles en nuestrosconflictos de pareja. Ellos no puedenni deben sentir que tienen ningunaresponsabilidad en la ruptura de suspadres.

Sin embargo, cuando los dosmiembros aceptan y reconocen suparte de responsabilidad en la ruptura,suelen tomar el otro camino, el camino

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de la colaboración. Entonces, esposible alcanzar acuerdos deorganización ante la nueva situación,pudiendo llegar a éstos solos o conayuda de terceros (familiares o inclusoexpertos, como son los MediadoresFamiliares).

En cualquier caso, lo harándialogando, mostrando un respetomutuo y actuando conjuntamente,como los verdaderos protagonistasde la toma de decisiones sobre temasimportantes para el futuro próximo,como las pautas educativas másadecuadas para sus hijos/as, tiempode disfrute con cada progenitor, conquién pasarán el día de cumpleañossus hijos, el día del padre, de la madre,el reparto de los bienes…

Son padres capaces de separar suruptura como pareja de la funciónde padres que compartirán toda lavida. Es decir, “seguirán siendopadres, aunque ya no sean pareja”.Cuidan y protegen a los/as hijos/as,no mezclándoles en los temas de lapareja, asegurando que la separaciónles afecte lo menos posible.

Finalmente, Iria y Alex no se separaron.Pero la fuerte “crisis de los 45” lessirvió para crecer como pareja y comopersonas.

2.12 Reencontrarnos apartir de los 60 años:¿etapa de nuevasdificultades o de nuevasoportunidades?Alex e Iria están a punto de jubilarsey Lucía acaba de comunicarles que¡por fin se va a independizar! Ahoradispondrán de más tiempo paracompartir y estar juntos. Y de nuevotendrán que esforzarse porque estos

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cambios alterarán los horarios, rutinas,actividades diarias, responsabilidadesdel hogar, etc., a los que estabanhabituados.

¿”Vivirán felices y comerán perdices”,como dicen los cuentos, o surgiránnuevas dificultades entre ellos?

Finalizamos esta parte refiriéndonosa un momento que, para muchos,conlleva cambios fundamentales,tanto personales como en su relaciónde pareja o con su familia. Se trata deun momento en el que coincidendiferentes circunstancias, la mayoríade ellas, dolorosas, que la pareja tieneque afrontar. Entre ellas encontramosla jubilación, la muerte de familiares oamigos, enfermedades o pérdida decapacidades físicas y/o intelectuales,la marcha de los hijos del hogar (quese conoce como “nido vacío”) o, porel contrario, el retorno de éstos trasuna vida independiente.

Algunos de estos fenómenos seránanalizados más adelante, en concretoaquellos que abordan las dificultadesfamiliares desde la perspectiva de las“Personas Mayores” y en la “Relaciónentre padres e hijos”.

No obstante, en cuanto a la relaciónde pareja cabe destacar que aquellasque han sabido aclarar y solucionarlos problemas y las contrariedadesque les ha presentado la vida, cuandollegan a esta etapa lo habitual es quese unan más estrechamente, secuiden, apoyen y ayuden mutuamente.Para ellas será una etapa de nuevasoportunidades, que afrontarán conoptimismo.

Y para que sea más probable queesto ocurra, recordamos una idea quecompartíamos con vosotros en lasprimeras líneas de este apartado: Lamanera en que una pareja afrontelas primeras dificultades son los

cimientos sobre los que construiránsu peculiar manera de funcionar yde relacionarse.

Presentamos, de manera resumida,las actitudes que hemos descrito enlos diferentes apartados. Éstasfacilitarán que los cimientos en nuestrarelación de pareja sean sólidos y nospermitirán afrontar de maneraadecuada las dificultades que nospuedan surgir:

■ Habla con tu pareja abiertamente,sin esperar que él/ella adivine lo quesucede.

■ Recuerda, al expresarle tussentimientos, deseos y necesidades,la importancia de utilizar los mensajes“Yo”, “Haces” y “Dices”, y deconcretar las situaciones, conductaso comportamientos que nos molestan“aquí y ahora”. Utiliza también el“nosotros”.

■ Escucha. Muestra una actitudempática hacia tu pareja, poniéndoteen su lugar y comprendiendo yrespetando sus razones, valores,puntos de vista, inquietudes.

■ Aprende a ser tolerante con tupareja y acepta que es totalmentenormal tener diferencias con ella y quetodas las opiniones son igualmentevalidas.

■ Toma decisiones familiares de formacompartida. Sois un equipo y debéiscolaborar para buscar soluciones deforma conjunta. Y, para ello, esfundamental que sintáis que existeuna distribución equitativa de“poder”, es decir, que ninguno de losdos se sienta dominado por el otro.

Cuidad la relación día adía, valorando

mutuamente lo que cadauno hace por el otro

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

3. Conflictos en lasrelaciones entre padres ehijos

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La flexibilidad es un ingredientefundamental en el manejo de losconflictos con los hijos y en labúsqueda de alternativas y soluciones.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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La relación entre padres e hijoscomienza en el mismo momento dela concepción. Durante el embara-zo, tanto la madre como el padrecomienzan a construir la relacióncon su pequeño con importantesdosis de amor y cuidados, prepa-rando el escenario perfecto para lallegada de su bebé.

Las madres embarazadas a menu-do cuidan su alimentación y recibenun seguimiento médico con reco-mendaciones y cuidados que em-piezan a ser parte de su relacióncon el pequeño. Los padres, acom-pañando al embarazo, tratan defacilitar la vida a las madres demodo que estén lo más cómodasposible porque en esta etapa, elbienestar de la madre es sinónimodel bienestar de su hijo, ya que latensión o las preocupaciones de lamadre también afectan al bebé.

Esta relación, desde el momentodel nacimiento, será un largo pro-ceso de cuidado, atención y amorque se verá paulatinamente modifi-cada con el desarrollo y crecimientodel niño. A medida que éste vayaadquiriendo autonomía, los padrestienen que ir modificando la formade cuidarle para ajustarse a lasnecesidades que el niño tenga encada momento.

Podríamos describir el crecimientocomo un distanciamiento paulatino;vuestro hijo pasará, a lo largo deunos veinticinco años de vida, dela dependencia absoluta del reciénnacido a la independencia que eladulto puede alcanzar.

Disponemos de diversos mecanis-mos para generar cambios en lasrelaciones entre personas en gene-ral, y en las relaciones familiares enparticular. El conflicto es uno deestos mecanismos. Nos va a permitir

incorporar modificaciones en nues-tra convivencia, para ser capacesde ir adaptándonos a los cambiosque sin duda tienen lugar en la vidafamiliar.

Básicamente, el entorno familiares un entorno de comunicación.Todo lo que hacemos o decimos (odejamos de hacer o decir) transmitealgo que será interpretado por losdemás. Del mismo modo, todo loque las personas de nuestra familiahacen o dicen (o dejan de hacer odecir) transmite algo que nosotrosinterpretaremos. El conflicto es útilcuando posibilita alcanzar un nue-vo plano relacional, es decir,cuando algunos o todos los miem-bros de la familia modificamos, enmayor o menor medida, la formade entender y manejar la situaciónque generó el desacuerdo, consi-guiendo así obtener nuevas herra-mientas para enfrentarnos a futurosconflictos.

La calidad de la comunicación notiene nada que ver con las dificulta-des que surgen en la convivenciafamiliar, ya que es absolutamentenormal que existan multitud de mo-mentos de desacuerdo, que porotra parte son necesarios para eldesarrollo de nuestros hijos. De esasdificultades todos aprendemos ycrecemos. Si bien los adultos nosmostramos más resistentes al cam-bio, los miembros de la familia noadultos aprenden constantementenuevas formas y van estableciendopautas que aplicarán en su familiacuando llegue el momento.

Muchos son los factores que influ-yen en la forma en que las personastienen de entender la crianza desus hijos. Uno de los que más influi-rán es el modelo de crianza que elprogenitor vivió en su infancia. Delmismo modo, tenemos que ser

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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conscientes de que, igual que todosaprendimos de nuestros padres,nuestros hijos aprenderán de noso-tros tanto la forma de entender losconflictos y los momentos de crisis,como la manera de resolverlos. Demodo que el objetivo no será“comunicarnos siempre bien”, sino“facilitar una buena comunicación”y “saber reaccionar ante las dificu-tades en esa comunicación”.

En general, y de cara a los proble-mas con nuestros hijos:

Sigamos haciendo lo que nosda buen resultado.

Dejemos de hacer lo que nonos da buen resultado.

Busquemos nuevas maneraspara afrontar situaciones conflic-tivas cuando estas resurjan confrecuencia.

Nos referimos a “crisis” cuando ha-blamos de situaciones emocional-mente muy intensas, muy urgenteso muy preocupantes. Los momen-tos de crisis no sólo son inevita-bles, son imprescindibles. Lasrelaciones familiares cambian y sereajustan como respuesta a las cri-sis. Y ese reajuste hace posible unmejor funcionamiento.

Durante la crisis, hay más comuni-cación y más información.

3.1. Conflictos en lainfanciaNuestros hijos necesitan y nos pe-dirán ayuda para crecer y ser másautónomos. Nos pedirán que lesayudemos a hacer cosas nuevas,que les dejemos hacer solos aque-llas que ya conocen, y nos transmi-

tirán con facilidad si están conten-tos, tristes o enfadados. Ser cons-cientes de lo que queremos y po-demos hacer y de lo que noqueremos o no podemos hacer esun gran paso adelante: podemosconfiar en su instinto y en el nuestro,podemos proponerles mejorar através de pasitos cortos.

ALCANZANDO LA AUTONOMÍA

Entendemos por autonomía la ca-pacidad de las personas para cui-darse y realizar aquellas tareas queson propias de su edad. Cuandotenemos hijos pequeños en casa,esperamos que poco a poco vayanavanzando y mejorando en la reali-zación de tareas de auto-cuidado:comer, vestirse, lavarse los dientes,ducharse, ir al baño o recoger suscosas. Además esperamos que lashagan de una manera determinada;que coman con cubiertos, que sevistan acorde a la estación del añoo a las actividades correspon-dientes…

El proceso natural de desarrollo delos niños y niñas, su maduración ycrecimiento configura el caminohacia su autonomía. La satisfacciónde poder hacer por ellos mismosaquellas cosas que ven hacer aotros niños y niñas o a los adultosde su entorno, es una motivaciónsuficiente para producir intentos enesa dirección. En la mayoría de lasocasiones, es suficiente con promo-ver esa autonomía y dejar que sedesarrolle por sí misma.

El conflicto es útil cuandoposibilita alcanzar un nuevoplano relacional y obtenernuevas herramientas para

enfrentarnos a futurosconflictos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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Algunas veces, este proceso deavance en la autonomía se atasca.Padres, madres o cuidadores nossentimos incapaces de facilitar quenuestros pequeños avancen en ladirección que nos gustaría. Estopuede ser por comodidad, porqueno saben exactamente qué espera-mos de ellos o porque no sabencómo hacerlo. Independientementedel motivo, la aparición de situacio-nes problemáticas cotidianas quese repiten de manera semejantecon frecuencia, es una señal clarade que ha llegado el momento debuscar cambios en nuestra manerade enfrentar dichas situaciones.

LUCÍA NO QUIERE DESAYUNAR

Todas las mañanas, Iria se encon-traba con las mismas dificultades.Cuando su hija Lucía tenía tres años,se negaba a desayunar. El tiempodestinado al desayuno se alargabaen un intento para que Lucía desa-yunara todo lo que se esperaba deella: aproximadamente cuatro galle-tas y un vaso lleno de leche.

Iria trataba de obligarla insistiendo,enfadándose, jugando… sin obtenerbuenos resultados. Cada día dedi-caban unos cuarenta minutos a quedesayunara Lucía, los cuales gene-raban un gran nerviosismo en Iria,que veía pasar el tiempo temiendollegar tarde al colegio y al trabajo.Está tensión se traducía en lloros ygritos.

¿Cómo podía Iria facilitar el desayu-no de Lucía? Después de hablarlovarias veces con el padre de la niña,decidieron que desayunarían juntas.Empezarían a la hora que esperabaque Lucía tenía que empezar sudesayuno y, a la hora que conside-raba adecuada (unos quince minu-tos después) Iría recogería ambosdesayunos y partirían hacia el cole-

gio. También optaron por ignorar siLucía lo había desayunado todo otan sólo una parte, incluso si nohabía desayunado nada.

Una de las cosas que Iria aprendiócon este ejercicio es que Lucía nor-malmente desayunaba una galletay unos dos tercios del vaso de le-che; algunos días dos galletas yalgo más de leche. En los días si-guientes, Lucía se fue familiarizandocon la nueva rutina para el desayu-no, de modo que empezaba a de-sayunar al mismo tiempo que sumadre. El momento del desayunose convirtió en un rato agradable ydejaron de llegar tarde al colegio yal trabajo.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

Mostrar a nuestros hijos un mo-delo claro y sencillo de lo queesperamos de ellos. Lucía pudover, imitar y aprender un modeloclaro de lo que se esperaba de ella.El intento de imitación en los niñosde los ejemplos que ven en los adul-tos de su entorno es constante, ypodemos aprovecharlo como eficazforma de comunicarles lo que espe-ramos de ellos.

Confiar en la autorregulación denuestros hijos. No todas las perso-nas, ni siquiera la misma persona endiferentes momentos, tenemos lanecesidad de comer la misma canti-dad de comida o de ir el mismo nú-mero de veces al baño. Disponer losmedios para que un niño pueda sa-tisfacer sus necesidades y aprenderde él la manera en que las satisface.Un problema frecuente surge cuandolos padres esperamos que nuestrohijo alcance un grado de autonomíaque no parece querer alcanzar. Losniños disfrutan aprendiendo y desa-rrollando capacidades nuevas queles hacen sentir mejor, más autosufi-

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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cientes. Pero una vez se saben ca-paces, no es extraño que se les qui-ten las ganas de desarrollar nuevascapacidades que les supondrán sinduda, mayor esfuerzo.

En estos casos pueden surgir situa-ciones tensas y conflictos frecuen-tes. Para ellos siempre es más có-modo que les den las cosas hechas,pero además es una manera demantener a los padres pendientesde ellos. Es decir, nuestros hijos seaferran a la situación por motivosde comodidad o pereza, pero tam-bién porque es una forma de man-tenernos cerca de ellos.

LUCÍA ESPERA QUE YO LE HA-GA LOS DEBERES

Lucía ahora tiene doce años, y es-tudia primero de ESO. Hace algunosmeses, en sexto de primaria, todaslas tardes se sentaba en su habita-ción para hacer las tareas escolares.Cuando llegaba Iria, su madre, Lu-cía la llamaba y le pedía ayuda. Iriallegaba cansada, pero paciente-mente se sentaba junto a su hija yempezaban a repasar lo que Lucíaya había avanzado. Iria solía sor-prenderse de lo poco que habíaconseguido terminar Lucía a lo largode la tarde.

Entonces se iniciaba un tira y aflojaentre madre e hija, dónde Lucíadesarrollaba todo tipo de estrategiaspara hacer lo mínimo posible e Irialuchaba con creciente tensión ycansancio para que su hija se pu-siera manos a la obra.

Iria se propuso invertir la situación.Empezó por concienciarse de quehacer los deberes no era responsa-bilidad suya, sino de su hija. Si bienella debía facilitar los medios paraque Lucía pudiera hacer sus tareas,le estaba haciendo un flaco favorcada vez que hacía alguna tarea

por ella. De este modo, estableciócuánto tiempo consideraba suficien-te para ayudarla (treinta minutospara resolver dudas) y una hora apartir de la cual ya no la ayudaría(las 19.30h.)

Iria también planeó dos estrategiaspara responsabilizar a su hija de sustareas. La primera sería buscar inte-rrupciones breves e ir ampliándolas.Con cualquier excusa, se ausentaríapara ir al baño, hacer una llamadatelefónica o atender a su otro hijo.Tras la interrupción, felicitaría a Lucíapor cualquier avance por discretoque fuera, y evitaría hacer comenta-rios si Lucía no hubiera avanzadonada en esos minutos.

La segunda estrategia consistió enequivocarse a propósito cuandoayudase a Lucía con los estudios.Errores fáciles de identificar, paraque Lucía pudiera regañar a Iria porsu despiste.

Iria tuvo que esperar varias sema-nas para notar diferencias. Final-mente, Lucía empezó a no contarcon ella para hacer sus tareas es-colares, que estaban casi termina-das cuando Iria llegada a casa trasel trabajo.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

No hacer por nuestros hijos loque esperamos que hagan ellossolos. Cuando una tarea da perezao no nos resulta apetecible, contarcon alguien que la haga por noso-tros es tentador. Cuando pensemosque nuestro hijo es capaz de haceralgo por sí mismo, llega el momentode dejar de hacerlo por él.

Tratar de producir excepciones yfelicitar a nuestros hijos por ellas.Iria dejaba a Lucía con un ejercicioempezado y se ausentaba momen-táneamente. Resultaba muy fácil

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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que a la vuelta Lucía hubiera termi-nado el ejercicio por sí misma.

Dejar de mostrarnos competentespara resolver la situación. En elmomento en que piensen que noles resulta útil nuestra ayuda, bus-carán la manera de no necesitarla.Las personas tenemos que apren-der a hacerlo casi todo. A través deexperiencias e intentos afinamosnuestras habilidades y mejoramosen nuestras actividades. Existennumerosos procesos que tambiénrequieren de un aprendizaje tortuo-so y largo, que cuando somos adul-tos no recordamos con la intensidadque se produjo. Manejar nuestrasemociones es uno de ellos.

Tenemos que aprender a saber quénos pasa cuando estamos contentos,tristes, enfadados o avergonzados,y aprender a manejar estas sensa-ciones: qué hacer cuando se nosacelera el pulso, la respiración ocuando sólo conseguimos pensaren que las personas de nuestros

entorno no se dan cuenta de lo im-portante que algo es para nosotros.

CUANDO LE DIGO “NO”, GRITA,LLORA Y PATALEA

Cuando Jesús tenía seis años, amenudo ponía a sus padres en unasituación muy incómoda. Al pasearpor la calle, le gustaba pararse amirar los escaparates de jugueteríaso tiendas de caramelos.

Prácticamente siempre, Jesús iden-tificaba algo que le gustaba espe-cialmente, y se lo señalaba a suspadres sonriente e ilusionado. En-tonces ellos se sentían tentados deacceder y comprar el objeto encuestión porque, cuando se nega-ban, de manera casi automáticaJesús se tiraba al suelo y empezabaa gritar fuerte, llorar y patalear, ne-gándose a seguir caminando.

Ellos habían tratado de explicarlepor qué no siempre se podía com-prar lo que nos gustaba. Tambiénhabían probado a enfadarse para

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no tolerar ese comportamiento, loque se traducía en más gritos, máspataleos… Llegaron hasta el puntode evitar por todos los medios salira pasear con su hijo Jesús y, cuandono quedaba más remedio, busca-ban rutas que no coincidieran conescaparates “interesantes” para él.

Habían tratado varias veces de ig-norar el comportamiento de Jesús,sin conseguirlo. Un día, cuando ocu-rrió la situación temida, Iria le explicó,una vez más, que no podían comprarlo solicitado y, tras el inicio de losgritos y los pataleos, le dijo: “no tepreocupes, que entiendo tu enfadoy puedo esperar a que termines”. Acontinuación se alejó de él unospasos, sacó un libro de su bolso ehizo ademán de ponerse a leer. Nofuncionó, al menos inicialmente. Sibien las primeras veces Jesús gritóy lloró más y durante más rato, unaspocas semanas después, su com-portamiento empezó a disminuir has-ta desaparecer completamente. Enel momento en que notó que el llantode Jesús disminuía, Iria se alegró yle felicitó por ser mayor y terminarde comportarse como si fuera unniño más pequeño.

Posteriormente pudieron paseartranquilamente siempre que quisie-ron sin necesidad de evitar escapa-rates interesantes.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

Dejar de premiar o reconoceraquello que no queremos que su-

ceda. Siempre se ha dicho que lasrabietas son “para llamar laatención”. Esto no siempre es así;a veces surgen para conseguir algo,o simplemente son la manera decomunicarnos que está muy enfa-dado, aunque, lo que sí que es ver-dad, es que la atención del entornopuede prolongar o mantener dichasrabietas. En el momento en que aJesús no se le prestó atención niconsiguió su capricho, al tiempoque se reconocía e identificaba suenfado, sus gritos y pataleos empe-zaron a remitir.

Crear una pauta concreta que nosfacilite saber qué estamos hacien-do y cual es el siguiente paso. Esmuy difícil ignorar algo que tenemosdelante y nos preocupa o disgusta.Por eso, establecer un proceso sen-cillo y buscar una distracción puedeayudarnos mucho. En este caso, elprocedimiento inventado por Iria fuesencillo: responder, dar cinco pasosy empezar a leer.

Promover aquello que facilite queno se repita el comportamientoque queremos eliminar. Estimularcomportamientos incompatibles conaquél que queremos atajar es fun-damental. En este caso, gritar másbajo, llorar menos, no patalear…Cualquier disminución en la intensi-dad es reconocida como un signode ser mayor. A los niños de estasedades, reconocerles su crecimien-to, que se están haciendo mayores,suele facilitarles mucho entenderqué esperamos de ellos.

HEMOS PROPUESTO…

Mostrar a nuestros hijos un mo-delo claro y sencillo de lo que es-peramos de ellos.

Confiar en la autorregulación denuestros hijos.

Igual que todos aprendimosde nuestros padres,

nuestros hijos aprenderánde nosotros la forma deentender y resolver los

conflictos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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No hacer por nuestros hijos lo queesperamos que hagan ellos solos.

Tratar de producir excepcionesy felicitar a nuestros hijos por ellas.

Evitar mostrarnos competentespara resolver la situación.

Evitar premiar o reconocer aque-llo que no queremos que suceda.

Crear una pauta concreta quenos facilite saber qué estamos ha-ciendo y cual es el siguiente paso.

Promover aquello que facilite queno se repita el comportamiento quequeremos eliminar.

sotros siempre, ya que los objetivosde un adolescente a menudo sonmuy distintos de los objetivos desus padres. Lo que sí podemosesperar, es que atienda nuestraspropuestas y opiniones y las tengaen cuenta, aunque en ocasionessea para desecharlas.

Para facilitar la comunicación, seríaconveniente considerar los siguien-tes aspectos:

Propuestas frente a órdenes.Proponer la conversación en lugarde imponerla. Una conversacióndonde una persona hable y escuchesólo puede tener lugar si esa per-sona quiere.

Comprensión frente a distancia-miento. Cuando nuestro hijo ado-lescente hable, hacer un esfuerzopor comprenderle, por pensar enqué estará sintiendo o pensandopara decirnos esto. Esto no debeconfundirse con estar de acuerdocon él de manera incondicional.

Oferta frente a demanda. Ofrecermomentos y espacios para conver-sar, asumiendo una parte de la res-ponsabilidad de que la comunica-ción exista.

Hablar del futuro. Dedicar mástiempo y esfuerzo a hablar sobrequé nos gustaría que pasara, quéharíamos si pasara, cómo nos gus-taría que sucediera, etc. Dando porsentado que puede pasar y queprobablemente pase.

Cuando nuestros hijos crecen, espe-ramos de ellos que aumenten suresponsabilidad. Esperamos quecolaboren en más cosas, que lo ha-gan por iniciativa propia o que asu-man las consecuencias de sus de-cisiones. Simultáneamente, vamosa tener mayor facilidad para confiaren ellos, en sus recursos y capaci-

3.2. Conflictos en laadolescenciaLa etapa del desarrollo que deno-minamos adolescencia -aproxi-madamente entre los 12 y los 19años- se caracteriza por cambiosrápidos y no siempre estables enla forma en que el adolescente secomunica con su entorno. Pero porotra parte en este momento se fija-rán pautas de comportamiento quele acompañarán en su vida.

No podemos esperar que nuestrohijo o hija esté de acuerdo con no-

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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dades para organizarse y para cui-darse, incluso para cuidar a perso-nas de su entorno, como por ejem-plo, hermanos pequeños.

La responsabilidad está íntimamenteligada a la libertad. Cuando los pa-dres sienten y comprueban que sushijos son más responsables, tienenmenos dificultades para ofrecerlesconfianza y libertad para actuar ydecidir según su criterio. Del mismomodo, con frecuencia se muestranmás responsables cuando disfrutande mayor capacidad de decisión.

IGNORA MI OPINIÓN. SE COM-PORTA COMO SI FUERA UNA EX-TRAÑA

Cuando Lucía cumplió quince años,sus padres notaron un cambio queles sorprendió por inesperado yrepentino. Empezó no sólo a ignorarsus opiniones y consejos, si no quecon frecuencia hacia exactamentelo contrario de lo que se le recomen-daba.

Alex e Iria siempre habían tenidouna relación amplia con Lucía. Ellales contaba sus pequeñas y gran-des inquietudes, sus alegrías y susdisgustos. Conocían a todas susamistades y los planes que disfru-taban haciendo juntos. A raíz delcambio, Lucía se convirtió en unadesconocida para ellos. No conse-guían prever sus respuestas. Des-conocían detalles sobre sus planesde ocio, y ella rechazaba de maneraobstinada cualquier conversaciónal respecto.

Cuando pasaron varios meses, Alexe Iria empezaron a perder la con-fianza en Lucía. Si hasta entoncesno había tenido una hora estableci-da para llegar a casa, ya que no loencontraron necesario (siempre lle-gaba pronto) decidieron que las22.30 sería la hora límite para que

Lucía regresase. También surgierondiscusiones sobre sus responsabi-lidades en casa. Lucía había sidouna chica bastante cuidadosa consu aspecto y sus objetos persona-les, y ahora se mostraba poco cui-dadosa e incluso desafiante en sumanera de vestir y su habitaciónempezaba a definirse como la clá-sica “leonera”.

Alex e Iria se dieron cuenta de quecada vez confiaban menos en suhija, lo que se traducía en intentosde conversación forzosa por partede sus padres que Lucía eludía conevasivas o con respuestas pocorespetuosas.

Ambos padres hablaron sobre quéactitud adoptar al respecto. Deci-dieron evitar enfrentamientos abier-tos o tratar de obligar a Lucía ahacer cosas que no quisiera hacer,puesto que eso no era eficaz y pro-vocaba más tensión familiar que nosólo les afectaba a ellos tres, sinotambién a Andrea y Jesús, herma-nos de Lucía. Pero decidieron sermuy consecuentes con su actitud.Ellos tratarían de facilitar a Lucíatodos aquellos planes o actividadesque implicaran algún tipo de res-ponsabilidad; se ofrecerían a ayu-darla sin exigir nada a cambio, peroproponiendo aspectos que ella pu-diera hacer y que estuvieran rela-cionados. Cuando quiso dormir fue-ra de casa, le pidieron que lesllamara antes de medianoche.Cuando quiso pintar su habitación,ellos le pidieron que hiciera limpiezade trastos viejos. Cuando Lucía qui-so disponer de una mayor cantidad

La adolescencia es un largoproceso de construcción y

afirmación de lapersonalidad, la autoimagen

y la autoestima.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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de dinero semanal para sus gastos,ellos le pidieron que se encargarade acompañar a su madre a hacerla compra.

Muy pronto, la relación con Lucíaresultó más fácil. Sin necesidad deque ella lo reconociera, confiar enella le hizo sentir más relajada y demejor humor. El no tener la sensa-ción de estar siendo interrogada ojuzgada por sus comentarios, facilitóque Lucía les contara más sobresus planes y sus amigos. En gene-ral, confiar en ella facilitó que ellase hiciera digna de su confianza.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

Mantener aquello que quiero man-tener, confiar. La confianza entre laspersonas es un vínculo de doble di-rección. Es muy difícil que alguien,en este caso nuestra hija de quinceaños, confíe en nosotros si no sienteque confiamos en ella. Respetandosu necesidad de disponer de unamayor intimidad, ofrecer confianza esla mejor manera de facilitar recibirla.

Intercambios equitativos. Dar pararecibir. Cuando nos ofrecemos afacilitar algo a alguien, algo que esimportante o al menos atractivo paraesa persona, facilitamos una situa-ción que nos permite proponer unnuevo intercambio. Es muy intere-sante, en negociaciones con ado-lescentes, al hacer alguna conce-sión en algo que es fundamentalpara ellos, conseguir algo que seafundamental igualmente para lospadres. En líneas generales, ofrecerlibertad a cambio de responsabi-lidad y viceversa.

Una de las características principa-les de la adolescencia son las difi-cultades para mantener una comu-nicación que los padres considereneficaz o válida. Paulatinamente, eladolescente modifica la forma de

relacionarse y comunicarse con losdemás y, especialmente, con suspadres. El adolescente aumenta laparcela de su vida que consideraíntima, y la protege de posiblesinvasiones. Descubrimos que se havuelto más reservado sin motivoaparente. Los cambios corporalesdurante la adolescencia tambiéninfluyen en el estado de ánimo. Losadolescentes con frecuencia pue-den tener arranques verbalmenteagresivos cuando se sienten confu-sos o contrariados. Además, la ado-lescencia es un largo proceso deconstrucción y afirmación de la per-sonalidad, la autoimagen y la au-toestima. Esto lleva a las personasen estas edades a resultar críticascon algunos aspectos de su entor-no, a la vez que despectivas y au-tocomplacientes en determinadassituaciones.

Este conjunto de característicasproducen un periodo que fácilmenteredunda en discusiones y conflictosmás o menos frecuentes con lospadres y hermanos.

TODOS LOS DÍAS ME PELEOCON MI HIJO

Alex e Iria tuvieron durante muchosmeses un problema con su hijo Je-sús, cuando éste tenía quince años.Jesús se mostraba desafiante y des-pectivo cuando se le llamaba la aten-ción, lo cual crispaba los nervios desu padre, que exigía respeto. Estasituación fue empeorando. Las bron-cas y los gritos en casa eran cadavez mayores. Incluso en algunasocasiones llegaron a las manos. Lle-gó un momento en que parecía darigual qué hubiera sucedido, todo seresolvía de la misma manera.

Tras varias conversaciones, Alex eIria llegaron a algunas conclusionesque facilitaron las cosas.

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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Alex empezó por darse cuenta deque no le estaba resultando útilexigir respeto gritando ni insultando.Incluso reconoció que en esos mo-mentos, él también faltaba al respetoa su hijo, poniéndose a su altura.Como no se consideraba capaz decalmarse con su hijo cerca, decidióque cada vez que sintiera que per-día los nervios saldría de casa yesperaría a estar tranquilo antes devolver.

Alex e Iria también pudieron iden-tificar que en la mayoría de loscasos, la discusión se iniciabacuando le exigían a su hijo quehiciera algo que le costaba muchohacer, casi siempre relacionadocon los estudios. Decidieron quepodrían pedirle más a menudo co-sas que le costase menos hacer;por ejemplo, Jesús no solía ponermuchas dificultades cuando se lepedía ayuda para poner o quitarla mesa, o para hacer recadosfuera de casa como ir a comprar.Así mismo, en lo sucesivo cuandole hablaran de estudios sería demanera puntual, poco insistente yhaciendo preguntas o sugerenciasen lugar de dando órdenes.

Tras pasar algunas semanas, lostres notaban que el número dediscusiones había disminuido con-siderablemente, así como la inten-sidad de las mismas. Evidentemen-te, aún había días que sedisgustaban, pero conseguían re-solverlo mucho mejor.

Aunque es cierto que los resulta-dos escolares de Jesús no mejo-raron, Alex e Iria se sorprendieronmucho al darse cuenta de que tam-poco empeoraron.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

Alejarse de la situación. Si no nossentimos capaces de hablar con

calma, dejemos la conversaciónpara más adelante. En primer lugar,Alex dejó de aplicar un intento desolución que no solo era ineficaz,sino que empeoraba notablementela situación. Fue muy hábil el haceralgo muy distinto; en lugar de tratarde hablar con su hijo en ese mo-mento, empezó a “huir” de su hijoen ese momento.

Pedir cosas asequibles; tener pre-sente qué características de nues-tros hijos nos resultan más útilesy recurrir a ellas con frecuencia.Además, el clima familiar cambiónotablemente cuando empezarona no exigirle aquello que le costabahacer, y a pedirle cosas que le re-sultaban asequibles. De repente,Jesús dejó de sentirse perseguidopor sus fallos y empezó a sentirsequerido por sus habilidades.

No insistir con los fracasos; tenerpresente qué características denuestros hijos nos preocupanmás, y ser delicado al hablar deellas, evitando hablar sólo deellas. No es extraño que durante laadolescencia, padres y madres de-diquen mucho tiempo y esfuerzo aatender, vigilar y tratar de modificarlos aspectos menos deseables desus hijos. De esta manera los con-vertimos en aspectos muy importan-tes y omnipresentes, y dejamos ol-v idados aquel los aspectosagradables y admirables de nues-tros hijos que pasan a un segundoplano y se tornan prácticamenteirrelevantes.

DICE QUE ESTUDIARÁ MAÑANA,PERO MAÑANA NUNCA LLEGA

Cuando Lucía empezó tercero deE.S.O., su actitud hacia los estudioscambió mucho. Sus padres no laveían estudiar nunca. Siempre quele preguntaban por sus deberes o

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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los exámenes, escuchaban res-puestas evasivas y muy generales,como “ya los he terminado”, “estásemana no tengo exámenes” o“mañana lo haré”.

Según pasaban las semanas supreocupación fue en aumento, ycon la primera evaluación se confir-maron sus temores, puesto que lle-garon muchos suspensos.

Alex e Iria trataron de hablar conLucía, que les dio las explicacioneshabituales: “ese profesor me tienemanía”, “he tenido mala suerte enlos exámenes” y “en la recuperaciónme lo saco sin problemas”. Alex eIria trataron de ayudar a Lucía pre-guntándole con frecuencia por lastareas, por los exámenes y por lasnotas. También la apuntaron a unaacademia dos tardes a la semana,a pesar de las protestas de Lucía,para que la ayudaran a recuperarlos suspensos. Cuando llegó la se-gunda evaluación, la situación re-sultó similar en lo referente a lasnotas. Pero además descubrieronque Lucía había faltado a la acade-mia con frecuencia y varias veceshabía dejado de ir a algunas clasesen el instituto. Cuando trataron dehablar con Lucía, ella respondía ala defensiva, negando sus ausen-cias al principio y aferrándose a sucapacidad para tomar decisionesdespués.

La situación mejoró cuando Alex eIria decidieron cambiar su manerade afrontar el problema. Tras barajar

todas las alternativas que se lesocurrieron, se dieron cuenta de queno podían imponer la ayuda a Lucía,puesto que si ella no quería, esaayuda fracasaría, como había suce-dido con la academia. De modoque lo primero que hicieron fue de-cirle a Lucía que efectivamente ellatenía una edad en la cual ellos pocopodrían ayudarla en los estudios siella no quería, aunque se ofrecierona escuchar cualquier propuesta queella pudiera hacerles.

Siguiendo esta misma idea, pensa-ron que hacer frecuentes preguntasque a ella le resultaban incómodasno facilitaba que hablasen del tema,de modo que padre y madre secomprometieron a no hablar de losestudios de Lucía sin su permiso.Desde aquel momento, siempre quequisieron preguntarle por ese as-pecto, previamente le pidieron per-miso con frases y preguntas como“no sé si es buen momento ¿puedopreguntarte por tus clases?” Fueronmuy habilidosos al no tratar el temamuy a menudo, ni insistir en lasocasiones en que Lucía descartóhablar con ellos en ese momento.Procuraron plantear la conversaciónno como una obligación de Lucía,sino como una necesidad de ambospadres para estar más tranquilos.

La tensión en casa disminuyó rápi-damente, puesto que sólo hablaronde estudios cuando Lucía les diopermiso. Las notas no mejoraroncon rapidez, pero cuando llegó elverano, fue Lucía quien propusobuscar una academia para prepararlas asignaturas que habían quedadopendientes para septiembre. Conel paso de los meses, Lucía se res-ponsabilizó de sus estudios, y noera extraño que fuera ella quiensacara el tema para hablarlo consus padres.

Cuando los padres sientenque sus hijos son más

responsables, resulta másfácil ofrecerles confianzay libertad para actuar y

decidir según su criterio.

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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¿QUÉ DIO RESULTADO?

No imponer la ayuda a alguienque la rechaza. Los padres acep-taron la negativa de su hija a acudira la academia y esperaron a queella sintiera la necesidad de recibirayuda para preparar sus exámenes.Los adolescentes tienen una nece-sidad creciente de sentirse autosu-ficientes. Dentro de esta autonomía,debemos incluir la recepción deayuda o soporte. Para que acudira una academia sea algo beneficio-so, el alumno debe entender la ayu-da como algo positivo y no comoun estorbo o un castigo. En general,podemos ofrecer ayuda, pero de-bemos tratar de evitar imponerla.

Tratar de obligar a alguien a ha-blarnos de algo que prefiere nocontarnos… ¡es una manera efi-caz de conseguir que no quierahablarnos de nada! Pedir permisopara preguntar por un tema delica-do tiene buenos resultados en cual-quier caso: si no nos dan permiso,trasmitimos respeto cambiando detema y si nos dan permiso, la con-versación será más cómoda y másproductiva.

MIS PADRES NO ENTIENDEN LODURO QUE ES PARA MÍ

Andrea tiene trece años, y durantelos últimos meses ha vivido muchoscambios. Su grupo de amigas yano es el mismo. Con sus amigas deinfancia apenas tiene ya nada encomún, y la relación que tiene ahoracon sus nuevas amistades es mu-cho más estrecha e íntima. Además,las conversaciones que tiene conellas son interesantes y relevantes,dedican muy poco tiempo a “hacercosas” y mucho tiempo simplemen-te a “hablar de cosas”. Frecuente-mente discute con sus padres. Sien-te que no se dan cuenta de que

aspectos fundamentales para ellos,como las notas, el vocabulario o laforma de vestir, para ella tambiénson importantes, aunque de otramanera.

Andrea siente que sentirse a gustoy segura de sí misma con las pren-das de vestir es muy importante,pues le permite mostrarse comoella quiere a sus amigos y amigas,e incluso a personas que pudieraconocer. Tiene muchas ganas depoder elegir una profesión que leguste, y sabe que para eso es im-portante obtener buenos resultadosen los estudios. Sin embargo, con-centrarse en clase le cuesta horro-res, y sin darse cuenta se descubrepensando en “sus cosas” y sin ideade lo que está explicando el profe-sor. En casa es similar, se sienta aestudiar pero nota que apenas em-pieza a repasar le surgen multitudde pensamientos e ideas que ledificultan concentrarse en la tarea.

Sus padres tratan de hablar con ella,pero parece que hablen otro idioma.Siempre dicen más o menos lo mis-mo y no parece que se preocupenpor lo que a ella le preocupa.

Ayer Andrea les pidió sentarse ahablar los tres con calma. Lo prime-ro que les pidió fue que la escucha-ran. Les explicó que si las notasson malas no es porque no quieraestudiar o se desinterese del tema,sino porque le cuesta mucho serconstante en el estudio y disciplina-da con los horarios. También leshabló de sus sensaciones y de loimportante que era para ella estara gusto con sus amigos, puesto quecon ellos sí se sentía comprendida.

La relación entre Andrea y sus pa-dres ha mejorado notablemente,puesto que desde esa conversación,Alex e Iria tratan de ser mucho más

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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cuidadosos para escucharla bien ymás cautos al opinar sobre la situa-ción. Parecen más comprensivoscon su forma de vestir y con su formade hablar, a la que ya no dan tantaimportancia, y se ofrecen a ayudarlasiempre que ella se lo pida.

¿QUÉ DIO RESULTADO?

Desde que la hija muestra inicia-tivas para hablar con sus padres,estos están mucho más tranqui-los. Los padres y las madres tienenla necesidad de sentir que sabenlo que ocurre en la vida de sus hijos,para poder ayudarles y protegerles.Recibir iniciativas por parte de sushijos en las que les cuenten cosaso les consulten dudas y decisionesles permite sentir que existe un ca-nal de comunicación por el quepueden ayudar.

Ser francos con los padres lesfacilita entender mejor lo quehacen sus hijos y les permiteser más eficaces a la hora deayudarles. Ya hemos hablado dela necesidad de mostrarse y sen-tirse autosuficientes que tiene loschicos y chicas en la adolescen-cia. A veces esta autosuficienciagenera bloqueos al tratar de ocul-tar o enmascarar las dificultadesque se encuentran o las priorida-des personales. Cuando la hijareconoció que no conseguía con-centrarse en sus estudios, peroque tenía interés en sacarlos ade-lante, la situación con sus padresfue más fácil puesto que les resultó

más sencillo entender el problemay buscar soluciones.

HEMOS PROPUESTO…

Mantener aquello que quieromantener; confiar.

Intercambios equitativos, darpara recibir.

Alejarse de la situación. Si nonos sentimos capaces de hablarcon calma, aplacemos la convesación para más adelante.

Pedir cosas asequibles; tener pre-sente qué características de nues-tros hijos nos resultan más útiles yrecurrir a ellas con frecuencia.

No insistir con los fracasos; te-ner presente qué característicasde nuestros hijos nos preocupanmás, y ser delicado al hablar deellas, evitando hablar sólo de ellas.

No imponer la ayuda a alguienque la rechaza, esperar a quesienta la necesidad de recibir.

Evitar obligar a alguien a ha-blarnos de algo que prefiere nocontarnos.

Mostrar iniciativas para hablarcon nuestros padres.

Cuando la hija reconoció queno conseguía concentrarse ensus estudios, pero que tenía in-terés en sacarlos adelante, lasituación con sus padres fuemás fácil puesto que les resultómás sencillo entender el proble-ma y buscar soluciones.

Ser francos con los padres lesfacilita entender mejor lo quehacen sus hijos y les permiteser más eficaces a la hora deayudarles.

Si los padres hacen todo loposible por evitar que sushijos se equivoquen, esa

protección no les permitirátener la experiencia de

arreglar las cosas por símismos.

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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3.3. Conflictos con hijosadultosEn las últimas décadas, la convivenciacon los padres se ha venido alargandopor factores sociales y económicos,con el resultado de que actualmenteno es extraño conocer a personasadultas de edades en torno a la trein-tena que conviven con sus padres y,asimismo, con sus hermanos.

En ocasiones hablamos de personasque trabajan y disponen de ingresos.Otras veces están estudiando y nodisponen de ingresos o son ingresospuntuales. Quizás descartan indepen-dizarse porque no lo sienten comonecesario, les resulta incómodo o lesgenera sensación de culpa por dejara sus padres en una situación difícil.Otras veces les gustaría independizar-se, pero no se lo permite la falta deingresos o la escasez de los mismos.

Otra situación que también lleva a laconvivencia entres padres e hijosadultos es cuando éstos, tras haberseindependizado, regresan a casa poralguna circunstancia personal, comosituaciones de divorcio o pérdida delempleo.

La convivencia entre personas adul-tas puede tornarse conflictiva porel derecho a la decisión, a organi-zarse y decidir según el criteriopropio que nos confiere la mayoríade edad. Los conflictos puedensurgir cuando estas iniciativas entreadultos convivientes son contradic-torias o incompatibles, o cuandolas expectativas no se cumplen.

Si bien la comunicación entre adultospuede esperarse como una comuni-cación entre iguales, cuando se tratade padres e hijos es inevitable teneren cuenta la relación familiar existente.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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MI HIJA TRABAJA, PERO SUSGASTOS LOS PAGO YO

Cuando Lucía tenía 24 años, terminóde estudiar y encontró un primerempleo. No tenía un gran salario,lo que conjuntamente con sus in-quietudes personales la llevó aaplazar la idea de independizarsepara poder ahorrar y hacerse al-gunos viajes.

Lucía se sorprendió de lo fácil quele resultaba ahorrar, hasta el puntode que todas las semanas teníavarias cenas con amigas y todoslos puentes y vacaciones acababa“liada” en algún viaje o salida.

Hasta entonces, Lucía nunca sehabía preocupado por sus gastos,ya que sus padres, Alex e Iria, pu-dieron cubrirle sus estudios, vesti-menta etc., y darle una asignaciónpara su vida social. De modo queLucía entendió que a sus padresno les suponía ningún esfuerzo se-guir cubriendo esos gastos de ma-nera que ella pudiera disfrutar desus primeros ingresos serios.

Pasaron varios años y, ya con 27,la situación seguía siendo la misma.Lucía no terminaba de ahorrar. Cadavez que conseguía acumular unacantidad relevante, que era pocofrecuente, surgía un viaje, caprichoo acontecimiento especial en quedesembolsarla. Un día tuvo unafuerte discusión con su padre, pueséste le planteo su disgusto por verque sólo se preocupaba de trabajary divertirse, ignorando las respon-

sabilidades propias de su edadcomo buscarse una casa o asumirsus propios gastos.

Lo cierto es que Lucía nunca sehabía planteado que este tema pu-diera molestarles; y aunque habíaescuchado indirectas, no las habíatomado en serio.

Lucía se sentó con sus padres undía y resolvieron establecer la formade que ella colaborara a los gastoscotidianos. Concretaron qué gastoshabía en casa; la cantidad habitualde las facturas del teléfono, agua,luz, comunidad de vecinos… y di-vidieron el total en tres partes, paraque Lucía asumiera una de ellas.Lucía también acordó con sus pa-dres que ella compraría su ropa deahora en adelante. Iria, por su parte,insistió en rechazar cualquier apor-tación de Lucía destinada a la com-pra, pues sentía que era su parcelay prefería mantenerla para sí misma.

Desde entonces Alex e Iria se sin-tieron mucho más satisfechos de lasituación, puesto que Lucía ya asu-mía algunas responsabilidades.Además, Lucía empezó a ahorrarmás y salir menos ya que la realidadde asumir gastos le permitió reflexio-nar sobre cómo y a qué destinabasus ingresos.

En general, los conflictos derivadosde la convivencia entre adultos tie-nen una mayor posibilidad de resol-verse si tenemos en cuenta los si-guientes principios.

Plantear de manera concretala situación que nos resulta con-flictiva: “creo que los gastos debe-ríamos cubrirlos entre todos…”

Procurar hablar de lo que nosgustaría que pasara, en lugar dehablar de lo que ha pasado que

En las últimas décadas, laconvivencia de los hijos

adultos con los padres se havenido alargando por

factores sociales yeconómicos.

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Conflictos en las relaciones entre padres e hijos

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nos disgusta: “me gustaría que nosayudaras a pagar algunos gastos…”

Proponer varias alternativasválidas para resolver el conflicto:“podrías aportar algo fijo cada mes oasumir alguna factura en particular…”

Solicitar la aportación de pro-puestas: “si se te ocurre alguna otramanera de resolverlo, me gustaríaescucharla…”

Aceptar cualquier sugerenciacomo una posibilidad que podríavaler: “esa opción no se me habíaocurrido, pero podemos pensarlo concalma…”

Proponer el consenso como lavía más eficaz: “seguramente, unadecisión que podamos tomar juntosserá más útil…”

Aunque todos los ejemplos se plan-tean en torno al pago de gastos, losanteriores pasos pueden resultar útiles

para cualquier decisión en torno a laforma de organizarse o colaborar enuna casa.

Para finalizar, podemos retornar a laspremisas planteadas al inicio de estetexto:

Sigamos haciendo lo que nos dabuen resultado.

Dejemos de hacer lo que no nosda buen resultado.

Busquemos nuevas maneras paraafrontar situaciones conflictivas cuan-do estas resurjan con frecuencia.

Es importante recordar que la flexibi-lidad es un ingrediente fundamentalen el manejo de los conflictos connuestros hijos, independientementede la edad que tengan. La flexibilidades necesaria tanto en la manera deentender las relaciones con nuestroshijos, cómo en la búsqueda de alter-nativas y soluciones a los conflictosque en ella se generan.

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Las relaciones entre loshermanos/hermanas.

La relación entre hermanosconstituye una referenciaimportante para las demásrelaciones.

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Las relaciones entre los hermanos/hermanas

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Los hermanos, después de los pa-dres, probablemente son las perso-nas que más huella nos dejan, puescon ellos compartimos nuestra in-fancia, nuestra adolescencia y losmomentos más importantes denuestra vida familiar. Ellos formanparte de nuestro desarrollo y deter-minan en buena medida nuestrasrelaciones interpersonales.

La relación entre hermanos suponeuna referencia importante para lasdemás relaciones. Si reflexionamosun poco, no nos será difícil encontrarejemplos de cómo con nuestrosamigos, con nuestras compañerasde trabajo o incluso con nuestrasparejas a veces actuamos de formaparecida a como lo hacemos connuestros hermanos. Así, un amigopuede hacer en determinados mo-mentos de “hermano mayor opequeño”. Lo mismo puede ocurriren el trabajo. Y esto pasa inclusoaunque no tengamos hermanos.

También es habitual que el hijo ohija mayor, al nacer su hermano,sienta que deja de ser el centro deatención de sus padres, que ahoradeben ocuparse del nuevo bebé.Ello puede originar celos entre loshermanos y, probablemente si echa-mos la vista atrás intentando recor-dar cómo fueron para nosotros esasrelaciones, comprendamos cómoaún pueden continuar influyéndonoso, por el contrario, ya no suponenninguna dificultad.

La relación entre hermanos a lolargo de su vida está muy influidapor la que tienen los padres entresí y con los demás. Es muy frecuen-te observar cómo en las familias serepiten las formas de relacionarsede una generación a otra. Así, po-demos comprobar cómo en unafamilia en la que sus miembros sereúnen muy a menudo, esa sea una

costumbre que ya tenían los abue-los, que se mantiene con los padresy que seguramente se reproduciráen los hijos. Esto no debe extrañar-nos, porque una parte importantede nuestro aprendizaje sobre cómorelacionarnos con los demás seproduce en nuestra familia. En rea-lidad, en nuestra primera infanciay en las relaciones con nuestroshermanos aprendemos a convivir,luchar, compartir, jugar… y a resol-ver (o no) nuestros conflictos.

Una parte significativa de la rela-ción que los hijos tienen con sushermanos tiene como referenciala manera en que se relacionanlos padres. Si somos capaces dever esto, habremos comenzado aponer unas bases sólidas a la horade poder afrontar o asumir los con-flictos que surgen entre nuestroshijos y con nuestros hijos. Así, si lospadres piensan un poco en cómoes su manera habitual de arreglarlas cosas cuando surgen problemasentre ellos, no les será difícil identi-ficar en sus hijos maneras similaresde actuar y quizás ello les permitacomprenderlos y ayudarles un pocomás.

La vida de cada uno de nosotroses como un camino hacia la supe-ración y el crecimiento y, en dichosentido, los hijos son como “unaetapa o capítulo” más para el creci-miento y la evolución en la vida delos padres. Observando cómo nues-tros hijos resuelven sus diferenciasy ayudándoles a que lo hagan, tam-bién aprendemos sobre nosotros ysobre nuestra propia manera de

Es habitual que el hijo o hijamayor, al nacer su hermano,sienta que deja de ser el

centro de atención de suspadres

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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hacerlo. No hay que desesperarse.Incluso, aunque a los padres lescueste cambiar una determinadamanera de actuar (ante una discu-sión, por ejemplo) pueden recono-cer dónde fallan y transmitir a sushijos algo diferente. Los hijos noreproducen inevitablemente nues-tros errores. Si, cuando éstos seproducen, los reconocemos, ellospueden aprender algo positivo. Ynosotros también.

Alex y su hermano José desde muypequeños pelearon entre ellos porcualquier cosa, peleas que tambiénse repitieron con el menor de los her-manos. Cuando no eran capaces deresolverlo por ellos mismos o cuandouno de ellos perdía en las peleas quemantenían, recurrían a uno de lospadres solicitando que intervinierapara desequilibrar así la batalla a sufavor. Lo mismo ocurría con los hijosde Alex.

No todos los padres tienen la mismacapacidad de tolerar las disputasentre sus hijos. Algunos actúan nadamás subir la tensión, otros cuandose produce el primer grito o la pri-mera queja. Hay quienes no hacennada, excepto cuando la situaciónpuede terminar en violencia. Lo di-fícil es saber qué hacer y cuándo,y para eso no hay recetas. Cuandolos padres sienten que no sabencómo hacer parar solucionar losconflictos entre sus hijos, en la ma-yoría de las ocasiones lo mejor quepueden hacer es no hacer nada.Esperar un poco más. Las disputasentre hermanos pueden ser algonatural, no hay que darles mayorimportancia. Eso quiere decir queno se quieran, y lo normal es quepasen en poco tiempo. Si los padresno interfieren demasiado pronto,están permitiendo que los conflictosse desarrollen y solucionen en elespacio donde corresponde, entre

ellos mismos. Eso es lo esperabletambién en la vida adulta, que laspersonas manejen sus diferenciasen privado, sin la intervención deterceros. Aprender desde pequeñosa resolver las disputas cotidianas,nos da herramientas para hacerloa lo largo de la vida.

Sin embargo los padres deben teneren cuenta que:

Poner límites es necesario. Lími-tes para que los hermanos mani-fiesten sus diferencias en los luga-res o sitios que les corresponden(por ejemplo, en sus habitacionesy no en los espacios comunes delas casa, disputar entre ellos cuan-do no están otras personaspresentes…). Los límites propor-cionan control y muchas vecesevitan comportamientos violentos.Esto es de suma importancia, pueslos hijos desde muy pequeños ne-cesitan límites de sus padres y delos demás adultos. Estos no sóloproporcionan control, también se-

Una de las cuestiones másimportantes en las

relaciones entre hermanoses poder compartir juegos,experiencias, recuerdos e

íntimos momentosfamiliares.

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Las relaciones entre los hermanos/hermanas

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guridad en su crecimiento comopersonas. Para que los hijos seconviertan en personas segurascuando sean adultos, lo mejor quepueden hacer los padres es esta-blecer límites y reglas claros, aun-que flexibles en el sentido de quedeben ir evolucionando o cambian-do en la medida que los hijos vayanhaciéndose mayores y responsa-bles de su vida. Los límites rígidos,inamovibles, no son adecuados ono ayudarán demasiado en el cre-cimiento y maduración de los hijos,pues estos pueden entender quenunca lograrán controlarse por símismos y que siempre necesitaránla norma que les diga lo que tieneno no tienen que hacer. Pero debetenerse cuidado, porque la existen-cia de límites siempre será mejor,por muy poco útiles que parezcan,que una falta total de ellos o dereglas de convivencia familiar.

Cuando Alex y José peleaban enel salón de casa, su padre siempreles indicaba que fueran a su habi-tación hasta que resolvieran susdiferencias. Por su parte, la madreintervenía frecuentemente querien-do ayudarles a resolver sus con-flictos sin conseguirlo. Sin darsecuenta, tomaba partido a favor deuno de los hijos lo que empeorabalas cosas y, lo que aún era peor,creaba situaciones de crispaciónque, a veces, dificultaban la con-vivencia entre ellos.

No existen recetas ideales sobrelas conductas más adecuadas pa-ra aplicar a los hijos. La vida supo-

ne un continuo proceso educativo,basado en aprender de los errores.Nos equivocamos y ello nos permi-te avanzar, aunque a veces noscueste varios intentos. De ahí elrefrán castellano que dice que “elhombre es el único animal quetropieza dos veces en la mismapiedra”. Aunque la mayoría de lospadres quiere que sus hijos nocometan los mismos errores queellos cometieron cuando tuvieron suedad, muchas veces no pueden evi-tar que eso ocurra. Pero, como se-guramente les pasó a ellos, sus hijostambién aprenderán de esa expe-riencia. Si los padres hacen todo loposible por evitar que sus hijos seequivoquen, esa protección no lespermitirá tener la experiencia dearreglar las cosas por sí mismos yrectificar cuando sea necesario, algoque a la hora de resolver los conflic-tos es bastante imprescindible.

Iria siempre estuvo más pegadaa sus padres que su hermana ma-yor. Incluso ha vivido cerca deellos y, como trabaja, son sus pa-dres los que se ocupan del cuida-do de sus hijos, lo que le creasentimientos encontrados entre supapel de madre y de hija. Ella creeque sus padres la tratan como unaniña, en vez de verla como unamadre adulta.

El orden de nacimiento tiene unainfluencia en la relación entre loshermanos. El que nace primero dis-fruta de un estatus que pierde conla llegada del segundo hijo, el cualnunca logrará lo que tuvo el primerohasta que él nació (ser hijo únicodurante un tiempo). Este hecho, quese repite con los hijos siguientes, eltercero, el cuarto, etc. respecto a losdemás nacidos anteriormente, resul-ta bastante determinante a la horade comprender las relaciones quese dan entre los hermanos.

En las relaciones connuestros hermanos

aprendemos a convivir,luchar, compartir, jugar… y

a resolver nuestrosconflictos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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Alex tenía tres años cuando naciósu primer hermano y siete cuandonació el segundo. Siempre hansentido entre ellos que a los otrosles daban más que así mismos, otenían más suerte, o eran los pre-feridos o simplemente cada unode ellos hubiera querido estar uocupar el lugar del otro hermano.

El orden, la jerarquía, significa quelos hermanos no son iguales entodo, aunque sólo sea por la edad.No se les suele conceder los mis-mos derechos ni los mismos debe-res. Posiblemente el más pequeñono puede ver los mismos progra-mas de televisión que el mayor, nia las mismas horas. Tampoco co-laborará en casa haciendo las mis-mas tareas. Pero los dos tienenderecho a ver la televisión y losdos tienen tareas. En eso sí soniguales.

La edad condiciona proporcio-nalmente las responsabilidadesde cada uno. De esta manera, elo la mayor marca las pautas de losdemás, lo que le posiciona en unacondición distinta frente a los pa-dres. Ellos, por su parte, deben

esforzarse para que todos los hijossean reconocidos en su lugar yque los medianos no se sientanmenospreciados. El respeto en elorden de los hermanos es un pasoimportante para ayudarles a res-ponsabilizarse de los conflictosque surjan entre ellos y para sua-vizar sus disputas.

Tal vez, una de las cuestiones másimportantes en las relaciones fra-ternas sea la posibilidad de podercompartir entre ellos multitud decosas. Los padres pueden hablar-les de la suerte que tiene cada unoal tener hermanos, del privilegiode poder recibir y darse entre ellostantas cosas, sobre todo aquellasque por ser intangibles son las másvaliosas, desde tener compañe-ros/as de juego hasta poder com-partir experiencias, recuerdos eíntimos momentos familiares.

A Iria y a su hermana siempre lesgustó rememorar entre ellas susrecuerdos de los momentos fami-liares vividos, en los que tanto dis-frutaron. Ahora que son adultassiguen valiéndose de la memoriapara continuar con dicho regocijo.

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Las relaciones entre los hermanos/hermanas

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En cambio, sobre aquellos otrosmomentos que no les resultaron tanagradables, siempre tienen la opor-tunidad de revisar y aclarar las co-sas mediante la posibilidad de sentiralegría entre ellas recordando loocurrido. Los recuerdos las unen ylas unirán siempre.

Los hijos suelen luchar, desde sumás temprana edad, por lograr elamor de sus padres. Tanto es asíque, el propio crecimiento personalde cada uno se realiza a partir dela propia pertenencia al sistemafamiliar. Cuando el hijo o la hijapueden sentir que pertenecen a sufamilia, que son aceptados y queri-dos, también pueden entonces sermás ellos mismos. Eso es lo quelos psicólogos denominan individua-ción. Por su parte, los padres suelendecir que quieren por igual a todossus hijos; y eso seguramente seacierto en cuanto a la intensidad,pero no en cuanto a la forma. Cadahijo nace en momentos diferentes.Los padres ya no son los mismoscuando nace el segundo que cuan-do nació el primero. Con éste hanaprendido cosas que no sabían, ycon el segundo aprenderán otras.El cariño hacia ellos no es mayor omenor, pero sí es diferente. A veceslas formas de manifestar el cariñotambién son distintas por razonesque pueden generar recelos entrelos hermanos. Los padres debenestar atentos y procurar no de-mostrar diferencias basadas enfavoritismos claros por el hijo más“bueno”, el más “guapo” o el más“listo”. ¿Cómo se sentirán los her-manos ante muestras de ese tipo?

Cuando nace el primer hijo suelemostrarse apegado, sobre todo asu madre, por sus primeras nece-sidades. Pero, en la medida quecrece, puede permanecer apega-do a ella o apegarse más al padre.Cuando nace el segundo hijo ohija, se repite el mismo proceso,pero las cosas ya no son iguales.La rivalidad por el cariño de lospadres es uno de los primerosconflictos de nuestra vida. Haymuchas maneras de resolverlo. Aveces el segundo desplaza al prime-ro (llorando, llamando la atención,desarrollando enfermedades…) y aveces no lo consigue. El que se sien-te desplazado puede buscar al pa-dre “más libre”. Así, los hijos se vin-cu lan a uno y o t ro padreprogresivamente. A lo largo de sucrecimiento unas veces están máspróximos a uno y otras veces aotro. A veces se alían con uno másque con el otro. Esto es normal enel cuidado y crecimiento de loshijos hasta la edad adulta, en laque puede ser una dificultad paralos hijos si se les impide indepen-dizarse de los padres.

Con el “juego” de las alianzas ylas exclusiones, los hijos vanaprendiendo a disfrutar de lo quesus padres son capaces de trans-mitirles y, lo que es más importan-te, pueden reconocer y aceptarlas diferencias con sus hermanos,lo que conlleva el propio recono-cimiento y el de las dos culturasfamiliares que supuso la creaciónde la pareja de sus padres cuandose casaron. Las lealtades a cadauna de dichas culturas favorecenel buen clima relacional entre loshermanos. Lo contrario generaconflictos entre ellos difícilmenteabordables o resolubles en el díaa día de la convivencia.

Los padres deben estaratentos y procurar no

demostrar favoritismos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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Aprendiendo a convivircon las personas mayores

“Ser mayor” puede vivirse comouna gran crisis o como unaoportunidad para vivir nuevasrelaciones y experiencias.

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Aprendiendo a convivir con las personas mayores

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Todos nos hacemos mayores, y hoyen día mucho más. La mejora enlas condiciones de vida ha hechoque aumente considerablemente laesperanza de vida y por tanto, elnúmero de personas mayores ennuestra sociedad. Podemos decirque en los últimos veinte años seha duplicado el número de personasque tienen más de ochenta años.

En generaciones anteriores, era di-fícil que los niños conocieran a todossus abuelos, y hoy es habitual con-tar con ellos en las familias ocupan-do un papel relevante dentro deellas. Además, no es extraño encon-trarnos también con la figura delbisabuelo.

Se está produciendo un cambio enla configuración de las familias, ytodo parece indicar que en unosaños en muchas de ellas va a ha-ber más personas mayores queniños ¿Quiénes no conocemos al-guna familia que tiene solamenteun niño pero que cuenta con suspadres y además con algunos desus abuelos?

Este hecho ya está siendo muy sig-nificativo en las relaciones que seestablecen dentro de las familias,ya que las características de todaslas personas cuando nos hacemosmayores, tanto físicas como menta-les, marcan claramente distintossistemas de convivencia.

Partimos de la base de que las per-sonas actualmente no envejecemoscomo antes. Si hace tiempo unapersona de 50 años era considera-da un anciano, hoy este apelativose reserva para los mayores de 80años. Sin embargo, no podemosnegar que con el tiempo vamosexperimentando un cierto deterioroen nuestras condiciones físicas ymentales: nuestro cuerpo va enve-

jeciendo, tenemos menos fuerza yresistencia física, nos cansamosantes, oímos y vemos peor, nosvolvemos más lentos, la memorianos juega malas pasadas…

Pero el “ser mayor” o “hacersemayor” no es sólo una variable bio-lógica o cronológica, sino tambiénes un momento que tiene que vercon circunstancias dolorosas en lamayoría de los casos, que nosacompañan en este periodo denuestra vida. Así nos encontramoscon:

La jubilación.

La marcha de los hijos de casa(o la vuelta de los que se fueron).

La llegada de los nietos.

La pérdida del cónyuge.

La pérdida de familiares y amigos.

Situaciones de limitación o deenfermedad.

En función de la actitud, es decir,del modo que cada persona tengade afrontar esta etapa de la vida,así como de las aptitudes con lasque cuente, “ser mayor” será vividocomo una gran crisis o como unaoportunidad para vivir nuevas rela-ciones y nuevas experiencias. Porotra parte, se trata de un momentoen el que la mayoría de las personasse han liberado de gran parte delas obligaciones que han contraídoa lo largo de la vida (el trabajo, elcuidado de los hijos…)

Los nietos son una fuentede alegría constante que

produce en los abuelos unasensación de absoluto

disfrute y bienestar.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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En definitiva, todo ello va a determi-nar la manera en que cada uno sehace mayor y las relaciones queestablece con los que le rodean: lapareja, los hijos, la familia extensa,los amigos, etc.

En concreto, en este apartado que-remos ofreceros una mirada sobrelas relaciones entre los padres,cuando son mayores; y de los hijos,cuando siendo adultos ya han crea-do sus propias familias.

A lo largo de la guía hemos acom-pañado a Alex e Iria, en su relaciónde pareja, en la relación con sushijos y con sus propios hermanos.Ahora os proponemos acompañar-les en la relación con sus padres,teniendo en cuenta algunas de lassituaciones que habitualmente ge-neran más tensión o son más difíci-les de abordar en la convivenciafamiliar.

5.1. Los abuelos

Hoy para Rosa y Luis es un día muyespecial. Ha nacido su primer nieto,Jesús. ¡Están locos de contento!No pierden oportunidad para estarcon él y no hay día que no se acer-quen a casa de Iria para ver al bebé.Para ellos el nacimiento de Jesúses uno de los acontecimientos másmaravillosos que han vivido a lolargo de su vida.

La llegada de los nietos, nos condu-ce a una nueva etapa de nuestravida: la de ser abuelas o abuelos.Contrariamente a lo que nos sucedenormalmente cuando somos padres,nos convertimos en abuelos sin ele-girlo y, cuando llega el momento, nosiempre estamos preparados paraasumir el nuevo rol o papel.

A algunos puede sorprenderles vi-viendo una “segunda juventud”. Sushijos se han ido de casa, se sientenliberados de muchas cargas, estánretomando la relación con su pareja,viven un momento de máximo apo-geo en el terreno laboral y, en defi-nitiva, se sienten jóvenes para serabuelos.

Otros, con el retraso que se estáproduciendo en la maternidad enmuchas parejas, pueden sentir queles toca vivir este momento ya“mayores” y que no disponen ya dela energía suficiente para afrontareste nuevo papel.

En cualquier caso, ser abuelo sereconoce como una experiencia po-sitiva y ofrece una oportunidad únicapara disfrutar de ellos. En realidad,se establece un nuevo vínculo fami-liar entre las tres generaciones. Setrata de una nueva convivencia -donde están presentes los nietos-que permite a los abuelos disfrutarde ellos con amor y entrega, sin lasobligaciones ni limitaciones que su-puso en su momento la crianza delos propios hijos.

Rosa está encantada con sus nietos,se siente muy orgullosa de ellos yno hace más que enseñar sus fotosa todo el mundo. Generalmente seocupa de sus nietos cuando algunode los niños cae enfermo o cuandosu hija sale alguna noche a cenar,lo que hace con gran satisfacciónpor ayudar a su hija y porque adoraa sus nietos.

La labor de cuidado de los nietospuede ser muy satisfactoria paralas abuelas y los abuelos a muydistintos niveles:

Les posibilita seguir sintiéndoseútiles para su propia familia. Estoes especialmente importante en elcaso de muchas abuelas, que se han

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pasado su vida cuidando de sus hijos,o para muchos abuelos que una vezque se han jubilado necesitan seguirsintiéndose provechosos.

Les mantiene activos y vitales.El contacto con los nietos les acercaa la actualidad, lo que les posibilitaseguir aprendiendo y renovarse, loque les hace rejuvenecer.

Los nietos son una fuente dealegría constante que les produceuna sensación de absoluto disfrutey bienestar.

Los nietos van a ser donde vana poder volcar toda su capacidadde amor. Los lazos afectivos quese establecen entre abuelos y nietoses uno de los aspectos más gratifi-cantes en esta etapa de sus vidas.

Este vínculo también es igualmen-te enriquecedor para los nietos.Para los niños, la figura de losabuelos es esencial desde muydistintos ángulos:

Como transmisores de las tra-diciones e historia de la familia:de dónde venimos, cuáles sonnuestras raíces…. Los abuelos po-nen en contacto a los nietos consus propios padres al relatarlesanécdotas e historias de su vida enforma de recuerdo, ofreciéndolesasí otra mirada sobre su figura yacercándoles más a ellos.

Como proveedores de afecto:los abuelos ofrecen a sus nietos un

amor incondicional, lo que les hacesentirse seguros.

Como compañeros de juegos:cuando los niños son más pequeños,encuentran en el abuelo a ese com-pañero con el que divertirse, fiel, quesiempre está ahí, con el que juegany pueden llevar a cabo multitud deactividades que muchas veces nopueden hacer con sus padres, comoir a pescar, preparar dulces….

Como cómplices frente a suspadres: los nietos suelen encontraren sus abuelos a un aliado quesiempre se muestra más flexible ytolerante que sus padres frente alcumplimiento de las normas, espe-cialmente en la adolescencia.

Por todo ello, parece convenienteremarcar la importancia de que abue-los y nietos estén en contacto habitual.Todos sabemos cómo en algunasfamilias, bien por causa de falleci-miento de uno de los padres, porcausa de una separación o porqueno existe buena relación entre padrese hijos, son muchos abuelos los quepierden el contacto con sus nietos.

En gran medida, son los hijos losque pueden facilitar en un principioestos encuentros, sobre todo en elmomento en que los abuelos ya noson totalmente autónomos, y losnietos comienzan a disfrutar de supropia autonomía. Posibilitar estarelación, sin duda, es una fuenteinmensa de bienestar para todoslos miembros de la famil ia.

Es importante apuntar que la rela-ción entre los abuelos y los nietosva más allá de la relación que existaentre padres e hijos, y que los pa-dres debemos facilitarla, no sóloporque es bueno para los abuelos,sino porque es bueno para nuestrospropios hijos crecer junto a susabuelos.

La relación con los nietospermite a los abuelos

disfrutar de ellos con amory entrega, sin las

obligaciones ni limitacionesque supuso en su momento

la crianza de los propioshijos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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5.2. Cuando los abuelosse convierten en“canguros” de susnietos

Iria ha cambiado de trabajo. Antes,salía a las cinco de la oficina, peroa partir de ahora no saldrá hastalas siete, por lo que no puede ir arecoger a los niños al colegio. Rosay Luis viven relativamente cerca dela casa de Iria, y les ha pedido quea partir de ahora sean ellos los quetemporalmente recojan a los niñosy los lleven a su casa hasta que ellapueda ir a por ellos.

Esta situación es cada vez más ha-bitual entre las familias. Con la incor-poración de la mujer al mundo deltrabajo, en una buena parte de lasfamilias, son los abuelos quienesestán asumiendo la tarea de atendera los nietos. En muchos casos estaatención es totalmente necesaria,

ya que muchas familias no puedenasumir el coste adicional que suponeel cuidado de sus hijos por terceraspersonas.

Sin la figura de las abuelas y losabuelos sería difícil, e incluso impo-sible en muchos casos, entender laconciliación de la vida laboral y fa-miliar en nuestra sociedad. Los abue-lo/as son un pilar fundamental paraque en muchas familias puedan tra-bajar ambos padres. Si no fuera porlos abuelos, y más concretamentepor las abuelas, muchas mujeresverían totalmente dificultada la posi-bilidad de desarrollarse profesional-mente, siendo los principales artíficesde este cambio en nuestra sociedad.

Pasados cuatro meses, Rosa siguerecogiendo a diario a sus nietos delcolegio. Al principio Iria solía pasara por ellos a las siete y media, peroúltimamente cada vez llega mástarde. Nunca avisa de su hora derecogida, llegando incluso a ir a por

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los niños una vez que ya han cena-do. Tanto a Rosa como a Luis lesgusta mucho tener a sus nietos ensu casa, pero últimamente se sien-ten muy cansados. ¡Ya no tienenedad para tanto trote! Por otro lado,Rosa ha dejado de salir con susamigas, con las que daba un paseocada tarde, por cuidar a sus nietos,mientras que Luis, busca cualquierexcusa para salir de su casa ya queno aguanta el alboroto que suponetener cada día a sus nietos en casa.El último viernes, Luis se enfrentócon su hija, al entender que se habíaido de compras en vez de atendera sus hijos, dejándolos una vez másal cuidado de Rosa. Acusó a su hijade oportunista y de caradura y ledijo que a partir de ese momentoya no se encargarían de recogermás a los nietos y que buscara unasolución en otro lado. Rosa se sientemuy disgustada. Por un lado, quiereayudar a su hija, pero por otro ladosiente que cada vez dispone demenos tiempo para sí misma y sumarido.

Partimos de la base de que a lamayor parte de los abuelos, asumencon gusto la tarea de cuidar de susnietos. Sin embargo, la situacióncambia según se trate de una opciónque uno elige libremente o de unaobligación que nos viene impuesta.

Si nos fijamos en la situación queviven Iria y sus padres, lo que em-pezó siendo una ayuda puntual (re-coger a los niños, quedarse por lastardes con ellos…) que nace deldesinterés y que responde al deseode colaborar con su hija, se ha con-vertido meses después en un com-portamiento usual, y en ocasionesno deseable.

Esta situación, muy habitual en mu-chas familias, que nace de la“necesidad” de atender a los niños,

es motivo de mucho sufrimiento tantopara los padres mayores como parasus hijos, al no sentirse ni compren-didos ni respetados los unos por losotros.

Si atendemos a las circunstanciasde Iria, nos encontramos con que,por un lado, necesita trabajar (pormotivos económicos y porque esimportante para realizarse comopersona…) pero por otro, siente im-potencia al no poder ocuparse niella misma ni su marido de sus hijos,y por ello ha recurrido a sus padres.

Muchos padres en sus mismas cir-cunstancias sienten que si dispusie-ran de tiempo serían ellos mismoslos que atenderían a sus hijos, y sino lo hacen es porque sus“obligaciones” no se lo permiten delmodo en que ellos quisieran.

Iria se siente dolida por las palabrasde su padre, al no sentirse compren-dida. Es importante para ella, sabertransmitir a sus padres su verdaderosentir y el papel fundamental queellos están desarrollando con el cui-dado de sus hijos.

Asimismo, Luis y Rosa también sesienten mal ante esta situación. Enmuchas ocasiones los abuelos sien-ten que su vida está a total disposi-ción de sus hijos -siempre tienenque estar disponibles- y que ello lesdeja sin tiempo para sí mismos.

Tal vez en esta situación hubiera

Actualmente, muchosabuelos están asumiendo latarea de atender a los nietosporque muchas familias no

pueden asumir el costeadicional que supone elcuidado de sus hijos por

terceras personas.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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funcionado que Iria hubiera hechosaber a sus padres lo importanteque es para ella contar con su ayudaen la crianza de sus hijos y recono-cerles la labor que están realizando,y la tranquilidad que para ella suponeque sus padres estén a su lado.Muchas veces damos por sentadodeterminados reconocimientos desituaciones que no siempre se sa-ben. A todos nos hace sentir bienque las personas que están a nuestrolado nos hagan “sentir importantes”,que valoren nuestro trabajo. Igual-mente, también sería importante que,en la medida de lo posible, Iria, conel paso del tiempo, lejos de aumentarlas horas de implicación de sus pa-dres en el cuidado de sus hijos,hubiera procurado disminuirlas.

Por otra parte, Luis y Rosa, quizáspodrían haber hablado antes conIria, su hija, y decirle que aunqueestaban encantados de poder ayu-darla, y cuidar a sus nietos, sentíannecesidad de tener algo de tiempopara ellos. Para Rosa es importanteayudar a su hija y poder estar consus nietos, pero también lo es man-tener el contacto con sus amigas, alser una de las cosas que más dis-frute le proporciona en su día a día,y desde que se ocupa casi a tiempocompleto de sus nietos ha tenidoque dejar de salir con ellas. Por otrolado, Luis se siente invadido en supropia casa. Donde antes tenía “sus”cosas, ahora están las cosas de susnietos.

Si observamos la situación descritadesde la perspectiva de Rosa y Luis,emergen algunas cuestiones que esimportante valorar y que muchoshijos cuando requieren la colabora-ción de sus padres no tienen encuenta:

Por lo general, los hijos dan porsentado que los padres están ahí

siempre que se les necesita, loque no deja de ser verdad, y seabstienen de preguntarles si real-mente pueden ocuparse de la aten-ción y cuidado de los niños, dispo-niendo de “su” tiempo, como si fuerael suyo propio.

En muchas ocasiones los hijosconsideran que “su” tiempo tienemás valor que el de sus padres,al considerar que a ellos les falta yen cambio a sus padres les sobra,considerando éste sólo en términos“productivos”.

A veces los hijos no tienen encuenta que sus padres ya handedicado toda su vida al trabajoy que es totalmente lícito que enestos momentos de su vida dedi-quen su tiempo libre a lo que a ellosles plazca y les genere bienestar,como es pasar más tiempo con losamigos, ir a gimnasia, viajar o sim-plemente descansar.

Rosa y Luis se sienten agotados:el cuidado de sus nietos requierede ellos un esfuerzo y dedicaciónpara el que ya no cuentan con laenergía ni la fortaleza física que ensu momento tuvieron cuando seocuparon de sus hijos. A muchosabuelos les cuesta reconocer suslimitaciones físicas, exigiéndosemás de la cuenta, lo que en situa-ciones extremas puede llevarles aponer en riesgo su salud. Es impor-tante valorar lo que a los abuelosles gustaría hacer y lo que verdade-ramente pueden hacer, y son loshijos los que de manera responsa-

Son los hijos los que estánen condiciones de hacer una

estimación acerca de lastareas que pueden asumir

sus padres sin que excedansus posibilidades.

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ble, han de hacer una estimaciónacerca de las tareas que puedenasumir sus padres sin que excedensus posibilidades.

Es importante que los abuelosse sientan reconocidos por sudedicación, su generosidad y suentrega; y esto no siempre es así.La falta de reconocimiento y agra-decimiento afecta a su autoestimay en muchas situaciones emergensentimientos de rabia y frustraciónal sentirse utilizados por sus hijos,perdiendo el verdadero sentido desu labor, que es el cuidado de sufamilia.

Para abordar este tipo de situacio-nes, que tanto malestar generan enel seno de las familias, hay que aten-der y entender los deseos y necesi-dades que tienen tanto unos comootros, y buscar un arreglo que satis-faga a todos. Debemos favorecer eldiálogo entre las dos generaciones,explicar cómo nos sentimos y aten-der el punto de vista de los otros.

Los hijos tienen la responsabilidadno sólo de mirar por ellos y sus hijos,sino también por sus padres mayo-res. Son muchos los mayores queante estas circunstancias no sabendecir “no” a sus hijos, ya que negar-les la ayuda sería como decir queno les quieren, ni a ellos ni a susnietos. Los mayores también tienenque aprender a establecer los lími-tes sobre el cuidado a dispensar alos pequeños: sobre cuándo y sobreel modo de cuidar a los nietos.

Es conveniente que entre todos, yde manera consensuada, se explo-ren posibles soluciones para quetanto los abuelos, como los pa-dres, como los nietos se sientansatisfechos.

Algunas posibilidades podrían pa-sar por:

Contratar a una “canguro” algu-nos días /algunas horas

Negociar con la pareja el tiempoque cada uno dedica a los hijos

Pedir reducción de jornada en eltrabajo

Buscar actividades complemen-tarias para los niños

Ampliar el abanico de “cuidadores”,contando además de con los abue-los, con otros miembros de la familia,amigos, vecinos, otros padres delcolegio…

5.3. Cuando los padresdicen una cosa y losabuelos otra

Observemos la siguiente situaciónque se produce en casa de Rosa yLuis, los padres de Iria:

Lucia está castigada por portarsemal con Andrea. Alex e Iria le hancastigado sin ver la televisión du-rante toda una semana. Sin embar-go, cuando Iria va a casa de suspadres a recoger a los niños seencuentra con que Lucia está vien-do la televisión.

Iria: “Lucia, ¿qué haces viendo latelevisión? Ya sabes que estáscastigada”

Algunos padres dan porsentado que los abuelos

están ahí siempre que se lesnecesita para cuidar a losnietos, disponiendo de su

tiempo, como si fuera el suyopropio.

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Es conveniente que padresy abuelos lleguen, a través

del diálogo, a acuerdossobre la mejor manera de

cuidar y educar a los nietos.

Cómo resolver los confl ictos familiares

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Lucia: “Es que la abuela me ha de-jado. ¿A qué sí abuela?”

Iria: “Mamá, te dije que Lucia estabacastigada y además no me gustaque vean tanto tiempo la televisión.¡Es que no hacen otra cosa!”

Rosa: “Ya, pero es que la chiquillame ha dicho que se va a portarbien, y además sus hermanos tam-bién la están viendo, y no le voya dejar a ella sin verla. ¡Y tampocoven tanta televisión! De algunamanera se tienen que entretener.”

Iria: “Siempre estás contradiciendomis órdenes. Estos niños cada vezhacen más lo que les da la gana.”

Rosa: “Hija, yo ya no sé comoacertar. Nunca te parece nadabien”

Otro de los motivos principales quegeneran malestar y muchos malosentendidos entre los hijos adultos ysus padres, está relacionado conlos diferentes criterios que padres

y abuelos tienen a la hora tanto decuidar como de educar a los nietos.

En el origen de la mayoría de losproblemas que surgen entre lospadres y los abuelos, subyacen doscuestiones primordialmente:

LAS PAUTAS / NORMAS DE EDU-CACIÓN A SEGUIR

A veces, lo que para los padres es“lo correcto” para los abuelos no loes y viceversa. La diferencia gene-racional hace que cada uno tengauna manera de pensar y de ver lascosas muy diferentes sobre asuntostan comunes como las comidas, loscomportamientos en la mesa, el es-tudio, el tiempo dedicado a la televi-sión o el ordenador, los horarios dellegada a casa, la vestimenta, etc.

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La disparidad de criterioseducacionales afecta a losniños, que pueden sentirsedesconcertados cuando nosaben si tienen que seguirlas normas marcadas por lospadres o por los abuelos.

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Desde que los niños nacen, comovimos en el capítulo dedicado a lapareja, en muchas familias es habi-tual que padres e hijos se cuestio-nen mutuamente, y no confíen enla capacidad de criar y educar ade-cuadamente a los niños.

QUIÉN DICTAMINA LAS NORMASDE EDUCACIÓN

Todos nos hemos hecho alguna vez,alguna de estas preguntas: ¿Enquién recae la responsabilidad deeducar a los niños? ¿Qué sucedecuando los niños pasan mucho mástiempo con sus abuelos que consus padres? ¿Qué papel deben ju-gar los abuelos en la educación desus nietos?

En principio, todos podemos estarde acuerdo en que son los padresa los que corresponde la tarea deeducar a sus hijos. Pero ni todoslos padres asumen esta labor -ymuchas veces “delegan” en losabuelos parte de esta responsabili-dad- ni todos los abuelos lo respe-tan, entrometiéndose en exceso enlas tareas educativas de sus hijos.

Este cometido se vuelve aún máscomplejo en aquellos casos en quelos niños pasan mucho más tiempocon los abuelos que con sus propiospadres. En muchas ocasiones, exis-te un total desencuentro entre losdeseos y necesidades de los pa-dres y las de los abuelos, que sesienten muy confundidos sobre elrol que deben desempeñar.

Si vemos el caso anterior, Iria haimpuesto un castigo a Lucia y sesiente molesta con su madre porqueno lo ha hecho cumplir. Ello haceque se sienta desautorizada delantede sus hijos. Por otro lado, Rosa sesiente más preocupada porque susnietos se encuentren a gusto en sucasa, y por eso se muestra muchomás permisiva, no sólo con Lucia,sino con los demás niños, consin-tiéndoles ver la televisión todo eltiempo que ellos quieren. ¡Al fin yal cabo, los abuelos están para eso!Además, mientras los niños estánviendo la televisión, no revoloteanni se pelean entre ellos, y esto leda unos momentos de tranquilidadpara ella.

¿Y qué pasa con Lucia? ¿A quiénobedece, a mamá o a la abuela?¡Menudo dilema! Tenemos que te-ner en cuenta que la disparidad decriterios educacionales afecta es-pecialmente a los propios niños,que pueden sentirse desconcerta-dos cuando no saben si tienen queseguir las normas marcadas porunos o por otros.

En muchas ocasiones, existe untotal desencuentro entre los deseosy necesidades de los padres y lasde los abuelos, que se sienten muyconfundidos sobre el rol que debendesempeñar. Cuando se trata delcuidado y la educación de los nie-tos, es conveniente que padres yabuelos lleguen a través del diálogoa acuerdos sobre la mejor manerade abordar esta tarea, por el biende los niños y de la convivenciaentre las tres generaciones.

Si hay algo en que los padres y losabuelos sí están de acuerdo es queambos quieren lo mejor para losniños y que ambos son imprescin-dibles en la vida de éstos.

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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¿Qué podrían hacer Iria y Rosa paraevitar desavenencias en el futuro acausa de la educación de los niños?Proponemos algunas cuestiones atener en cuenta:

En el caso de los padres, es im-portante que:

Sepan transmitir a los abuelossus necesidades, decirles lo queesperan de ellos, y lo importanteque es para los padres que losabuelos les apoyen en las decisio-nes que adopten aunque puedanno estar de acuerdo.

Respeten y valoren el papel delos abuelos -mucho más permisivoy tolerante con sus nietos- y no les“deriven” la responsabilidad de edu-car y hacer cumplir las normas decomportamiento.

Pacten con los abuelos las pautasa seguir cuando los nietos estáncon ellos, y respeten el vínculo que

se establece entre los abuelos y losnietos, más centrado en mimar, darcariño, apoyar y disfrutar de ellos.

En el caso de los abuelos, es im-portante que:

Respeten las pautas educativasque los padres proponen, aunqueno estén totalmente de acuerdo conellas.

No desautoricen a los padres, nientren en confrontación con ellosdelante de sus nietos; aunque luegoen privado puedan expresarles susdesacuerdos.

Sirvan de apoyo tanto para sushijos como para sus nietos. Losabuelos son una figura esencialdentro de las familias como media-dores, favoreciendo el diálogo y lacomprensión entre ambas genera-ciones.

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Anexo: ocio en familia

Anexo: ocio en familia

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Pasar tiempo en familia es muy importante. Aquísugerimos algunas actividades que pueden propiciarun buen ambiente familiar y que permiten hablar, através del ocio, sobre algunos de los temas tratadosen esta guía.

6.1. Cine

Pareja

Adivina quién viene esta noche.(1967) de Kramer Stanley. EEUU

Cuando menos te lo esperas.(2003) de Nancy Meyers. EEUU

Esta casa es una ruina. (1986)de Richard Benjamin. EEUU

Maridos y mujeres. (1992) deWoody Allen. EEUU

Mejor imposible. (1997) deJames, L. Brooks

Secretos de un matrimonio.(1973) de Ingmar Bergman. Suecia

Vive como quieras. (1938) deFrank Capra. EEUU

Adolescencia

Billy Elliot. (2000) de DaldryStephe. Reino Unido.

Café irlandés. (1993) de StephenFrears. Reino Unido/Irlanda

El club de los cinco. (1985) deJohn Hughes. EEUU

Juno. (2007) de Jason Rietman.EEUU

Mi hijo. (2006) de MartialFougeron. Francia

Thirteen. (2003) de CatherineHardwicke. EEUU

Infancia

La Cenicienta. (1950) de ClydeGeromini, Wilfred Jackson yHamilton Luske. Walt Disney. EEUU

El rey león. (1994) de Rob Minkoffy Roger Allers. Walt Disney. EEUU.

Up. (2009) de Pete Doctor y BobPeterson. Walt Disney. EEUU.

Hermanos

¿A quién ama Gilbert Grape?(1993) de Lasse Hallström. EEUU

En sus zapatos. (2005) de WoodyAllen. EEUU

Hannah y sus hermanas. (1986)

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Cómo resolver los confl ictos familiares

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de Woody Allen. EEUU

La boda de Rachel. (2008) deJonathan Demme. EEUU

Mayores

Cosas que importan. (1998) deCarl Franklin. EEUU

La gran familia. (1962) deFernando Palacios. España

El hijo de la novia. (2001) de JuanJosé Campanella. Argentina

Otros

Cuando menos te lo esperas.(2003) de Nancy Meyers. EEUU

Kramer contra Kramer. (1979) deRobert Benton. EEUU

Mi vida sin mí. (2003) de IsabelCoixet. España

Quédate a mi lado. (1993) deChris Columbus. EEUU

Se divorcia él, se divorcia ella.(1973) de Waris Hussein. EEUU

Señora Doubtfire: Papá de porvida. (1993) de Chris Columbus.EEUU

6.2. MúsicaPareja

Cruz de navajas – Mecano

Miente - Los girasoles

Fuego apagado – Tontxu

Despierta – Chambao

Cuento de hadas - El chojin

El día de la mujer mundial –

Andrés Calamaro

Luka - Suzanne Vega

Caperucita - Ismael Serrano

Aunque ya no estás aquí – Losgirasoles

Adolescencia

El Dorado – Revolver

Volver a empezar - Los girasoles

La madre de Fabián - JavierÁlvarez

Otros

Por mucho que pase - Losgirasoles (Muerte de un abuelo)

Tears in heaven - Eric Clapton(Muerte de un hijo)

6.3. LecturasParejas

"El baile". Irene Nemirowsky

“Ahí te quedas”. Ferry McMillan

“Desayuno por la tarde”. AndiWatson

Adolescentes

“El diario secreto de Adrian Mole”Sue Townsend

"Todo por una chica" Nick Hornby(embarazo adolescente)

"Antichrista" Amèlie Nothomb(Adolescentes)

"El guardián entre el centeno" J.DSalinger (Adolescente)

"Últimas noticias del paraíso"

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Anexo: ocio en familia

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Clara Sánchez (chicos de laperiferia)

Infancia

“El pequeño Nicolas” Rene ySempe

“El camino” Miguel Delibes

“EL príncipe destronado” MiguelDelibes

Otros

“Arrugas” Paco Roca.

“María y yo” Miguel Gallardo yMaría Gallardo

6.4. Webs de interés Comunidad de Madrid:

www.madrid.org

Instituto Complutense deMediación y Gestión de Conflictos:www.ucm.es/centros/webs/iu5022

Asociación Madrileña deMediadores: www.ammediadores.es

Asociación Comunitaria deArbitraje y Mediación:www.arbitraje-acam.org

Arbitraje yMediación:www.aryme.org

Servicios y red para profesionalesde la mediación:www.solomediacion.com

Asociación española para laprotección del menor en losprocesos de separación de susprogenitores. www.aprome.org

Mediación escolar en Europa:www.mediation-eu.net

Centro español de Investigaciónpor la paz.:www.gernikagogoratuz.org

Instituto de la Paz y los Conflictos.Universidad de Granada.www.ugr.es

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Centro de Apoyo a la Familia (CAF)Mediación familiar. Orientaciónpsicológica. Asesoramiento jurídico

Cita previa: 91 302 88 [email protected]

Unidad de Orientación a laFamilia ante momentos difícilesOrientación psicológica

Cita previa: 902 150 [email protected]

Apoyo a la mujer embarazada91 420 82 90

Centros Maternales- Centros Residenciales a través de los

Servicios Sociales Municipales

- Centro de día maternal

91 548 25 26/86 35

Escuela de FamiliaTertulias, talleres para padres/madressobre pareja, educación de los hijos,adolescencia, etc.

91 420 82 82 [email protected]

91 302 64 62 [email protected]

Aula virtual: www.madrid.org (a travésde la Consejería de Familia y AsuntosSociales)

Servicio de Familias NumerosasTítulo de familia numerosa

91 580 35 03/23/25 [email protected]

Programa de tratamientopsicológico para adolescentescon problemas de agresividad91 394 26 14

Subvenciones a entidades deapoyo a la familia91 580 52 11

PublicacionesGuías para padres, cuentos y folletos

91 420 82 [email protected]

Servicio de adopciones yacogimiento familiar (IMMF)91 580 34 43

Más Información:

www.madrid.org

[email protected]

Problemas de pareja, dificultades con los hijos, mejorar lacomunicación… Si esta u otras situaciones te resultan familiares y no sabes cómo afrontarlas, en los servicios y programas de laDirección General de Familia encontrarás respuestas con el apoyo de un equipo de profesionales.