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Cómo compensar las deficiencias de la harina? Parte I
Author:
Didier Rosada
Category:
¿Cómo compensar las deficiencias de la harina? Parte I
(Absorción de agua y maduración de la harina)
Como cada panadero debe saber, los molinos están haciendo su mejor esfuerzo para
proveer a sus clientes con harina de calidad consistente. Sin embargo, varios factores
pueden afectar las propiedades del trigo durante el ciclo de crecimiento y, por
supuesto accionar algunas pequeñas variaciones en los rendimientos de harina para
panificación (positiva o negativamente). Factores relacionados al clima, como la
cantidad de lluvia o el sol en un momento determinado del ciclo de cultivo,
fertilización, época de cosecha son sólo algunos ejemplos que cambiarán el trigo, y
por lo tanto las características de la harina. Al igual que nosotros los panaderos, los
molineros deben tener en cuenta algunos factores económicos relacionados con su
industria, como los precios de mercado del trigo, la disponibilidad o los costos de
transporte.
Desde el nivel de la panadería, no se puede hacer mucho para controlar estas
variaciones naturales y económicas en la calidad de la harina, por lo que el panadero
debe utilizar sus conocimientos técnicos para ajustar su fórmula y proceso de cocción
con el fin de producir piezas consistentes de pan.
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El objetivo de este artículo es en primer lugar, definir los principales temas que
podríamos alcanzar en términos de consistencia de la harina y ofrecer algunas
soluciones para resolver o corregir el proceso para obtener un óptimo desempeño
panadero. Las principales inconsistencias que los panaderos artesanales se pueden
encontrar en la harina podrían enumerarse así:
• Absorción de agua
• Maduración
• La tolerancia en el proceso de amasado
• La falta de fuerza
• El exceso de fuerza
• La fermentación de tolerancia
• Actividad enzimática
• Coloración
• Sabor
En la primera parte de este artículo, nos vamos a enfocar en los temas de absorción
de agua y la maduración de la harina.
Absorción de agua
Los panaderos a veces notan que para lograr la consistencia deseada de la masa, es
necesario añadir (o reducir) un poco de agua a su cantidad original; la harina puede
absorber más o menos, dependiendo de varios factores. El nivel de humedad puede
variar en función del origen de la harina o las condiciones de almacenamiento
(duración del almacenamiento y humedad en el depósito). La harina almacenada en
un ambiente seco durante dos o tres semanas tendrá la tendencia a perder un poco
de humedad y probablemente requerirá más agua durante el mezclado.
La cantidad de proteína y la calidad de la harina también tendrán un impacto directo
sobre la hidratación de la masa. Las proteínas tienen una característica natural de
absorber una gran cantidad de agua (150 a 200% de su peso en función de su
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calidad). Por lo tanto, a nivel más alto de proteína en la harina, será necesario más
agua para alcanzar la consistencia deseada de la masa.
El nivel de almidón dañado también afectará a la hidratación masa, donde una
partícula puede absorber agua de 4 a 6 veces más en comparación con una partícula
de almidón nativo (que absorbe en general 40% de su peso en agua). Así, la harina
que tenga un mayor nivel de almidón dañado requerirá una mayor cantidad de agua
durante la mezcla. Las harinas con alto contenido de cenizas también requieren más
agua. El salvado es muy rico en celulosa y solo este componente también retiene una
gran cantidad de agua.
La mejor manera de tratar con el cambio de la absorción de agua es hacer una parte
de prueba o ensayo (que puede ser parte de la producción) cada vez que se utiliza un
nuevo lote de harina en la producción que debe llevarse a cabo por un panadero
experimentado que sabe cómo evaluar la consistencia de la masa. Se mide
cuidadosamente la cantidad de agua necesaria hasta alcanzar la consistencia
específica; y hay que hacer algunos cambios, el jefe de producción solo tiene que
ajustar el porcentaje de agua en la fórmula. Será bueno emplear esta nueva cantidad
hasta que un nuevo lote de harina se despache a la panadería.
Incluso si la absorción de la harina pueda cambiar durante el transcurso del año, el
panadero debe recordar que, técnicamente, la consistencia de la masa es más
importante que la cantidad de agua que se utiliza para llegar a él. Por supuesto,
económicamente, la harina con una mayor absorción es más interesante para el
panadero, ya que el rendimiento de la masa se incrementará por la misma cantidad
de harina utilizada.
Maduración
Al envejecer, el rendimiento de la harina panadera mejorará debido a una oxidación
natural de las proteínas durante el tiempo de reposo, que creará una mejor estructura
del gluten y una mejor tolerancia a la fermentación, durante el proceso de
panificación.
En general, es recomendable dos semanas de maduración en verano y tres semanas
en invierno (cuando la temperatura baja, las reacciones químicas de oxidación
ocurren más lentamente). A veces, la maduración ocurre naturalmente, durante el
transporte y el almacenamiento de la harina desde el molino al depósito de
distribución. Sin embargo, para los clientes que tratan directamente con el molino, en
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especial mayoristas, existe una probabilidad muy alta que la harina recibida sea muy
fresca (denominada también harina “verde”).
La fecha de molienda debe de estar impresa en el saco de harina o en la ficha
técnica, usualmente entregada en grandes volúmenes, lo cual permite saber al
panadero el tiempo de maduración exacta de la harina.
El panadero que trabaja con harina “verde” se dará cuenta de la tendencia de la
harina de absorber más agua al inicio del proceso de mezcla. A medida que esta
progresa, la masa parece liberar un poco de agua que crea una superficie brillante y
pegajosa (las proteínas no mantienen toda el agua). Después, hacia el final de la
primera fermentación, la masa tendrá la tendencia a ser más floja y perder su fuerza.
La tolerancia a la fermentación y el salto de horno también será pobre.
Desafortunadamente, no hay muchas maneras de compensar naturalmente la falta
de maduración. Algunas posibilidades son el uso de más prefermento (cuando es
posible), doblar la masa para mejorar la fuerza durante la primera fermentación.
Químicamente, la adición de azodicarbonamida (también llamado ADA) reemplazará
el tiempo de maduración, tan pronto como se pone en contacto con el agua durante
la mezcla. Debido a la pequeña cantidad necesaria, este aditivo es añadido
generalmente por el molinero, y cuando se utiliza, se suele mencionar en la lista de
ingredientes impresa en la bolsa de harina o en la hoja de especificación.
El ácido ascórbico también se utiliza para mejorar el rendimiento de cocción de harina
“verde”. Su acción de oxidación reforzará las propiedades del gluten y la tolerancia a
la fermentación. En general, a un nivel de panadería, puede agregarse de 15 a 20
PPM a la masa. Esta cantidad puede variar dependiendo del tiempo de la primera
fermentación. Un proceso muy corto (15 minutos a media hora) requerirá mayor
cantidad de ácido ascórbico.
La siguiente parte de este artículo tratara de la influencia de la harina en la
tolerancia, en el proceso de amasado, y en la fuerza de la masa.
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Cómo compensar las deficiencias de la harina? Parte II
Author:
Didier Rosada
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Parte II
<p>(Tolerancia y equilibro de la fuerza de la masa) Una buena tolerancia durante el
proceso de amasado y un buen equilibrio en la fuerza de la masa son características
muy importantes que se pueden afectar por la harina. En la segunda parte de este
artículo, vamos a ver que es lo que el panadero necesita saber para controlar su
proceso en función del tipo de harina que está usando. •Tolerancia en el proceso de
amasado Los panaderos a veces notarán que la masa se desarrolla más rápido o más
lento con un nuevo lote de harina. Esto es generalmente debido a la calidad de la
proteína del trigo, y no es necesariamente una deficiencia de harina, siempre y
cuando la calidad del producto final sigue siendo el mismo. Por ejemplo, este cambio
en el tiempo de mezclado puede ser observado cuando el molinero está utilizando
grano de una nueva campaña agrícola. El trigo al igual que la harina, también
necesita madurar con el fin de alcanzar su pleno rendimiento de horneado. Por ello, el
molinero siempre está transitando de la cosecha vieja a la nueva, con un período de
la mezcla de los dos cultivos. Esto permite al molinero dejar que el trigo nuevo
envejezca y que el panadero se acostumbre a las nuevas propiedades de la harina. A
medida que envejece el trigo, los tiempos de mezcla generalmente están volviendo a
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la normalidad. Si se obtienen productos de menor calidad con la harina que requiere
menor tiempo de amasado, puede ser un indicio que se está usando una proteína de
inferior calidad que probablemente genera una masa con falta de fuerza. El panadero
artesanal sólo tendrá que tener más cuidado durante el amasado y comprobar más a
menudo el desarrollo del gluten hasta que se alcance el tiempo óptimo de amasado.
En cuanto a la absorción de agua, un panadero experimentado puede hacer pruebas
para determinar la cantidad de precisa agua y determinar el mejor procedimiento de
amasado para ser utilizado en producción. Sin embargo, para el caso de una línea de
producción más automatizada, tener los tiempos de amasado adecuados es crucial:
muy a menudo, los tiempos de amasado están pre programados en la amasadora. El
lote de prueba en este caso se convierte en un método muy importante para
determinar el número a ingresar a la computadora. •Falta de fuerza Con el uso de
harina para hacer pan, esto normalmente es muy raro. Los trigos duros de buena
calidad son comúnmente utilizados en las harinas para hacer pan, por lo general, una
buena cantidad de proteína para generar una masa con fuerza suficiente para que se
logre correctamente el proceso de panificación. Sin embargo, para los panaderos que
utilizan una harina multipropósito, la falta de fuerza en la masa puede ser a veces
notoria. En general esto depende de si la mezcla de trigos utilizada en la harina
multipropósito contiene una cantidad significativa de trigo blando. Las proteínas de
estos trigos no tienen la misma capacidad para formar gluten comparada con el trigo
duro y puede generar una masa con falta de fuerza. Además, si el molinero incluye en
la mezcla de trigo un porcentaje demasiado alto de trigo duro de calidad inferior, los
panaderos también pueden tener algún problema de fuerza durante el proceso de
panificación. La falta de fuerza será trasladada a la masa con un exceso de
extensibilidad o demasiada facilidad al momento de estirar y la mayoría de las veces
una falta de elasticidad. Debido a que el gluten no tiene la fuerza suficiente para
mantener la estructura de la masa, el pan crecerá "plano" durante la fermentación
final. Como resultado, los panes serán densos con un volumen inferior y una
estructura de miga apretada. Los cortes no abrirán creando un aspecto deficiente en
el producto final. Para compensar esta deficiencia de la harina, el panadero necesita
reducir la hidratación de la masa y aumentar, cuando sea posible, la cantidad de pre
fermento. La primera fermentación también puede alargarse con un dobles adicional
para mejorar la resistencia de la masa. El preformado y formado se debe hacer un
poco más apretado (a mano o a máquina) y el tiempo de la fermentación final se
debe acortar. Un cuidado especial se debe tomar cuando se cargan los panes en el
horno. Cuando sea posible, se debe hornear a una temperatura ligeramente más alta
al comienzo de la cocción para alentar el salto de horno y desarrollar la masa.
Dependiendo de la filosofía del panadero, una solución rápida a este problema sería
añadir de 20 a 40 ppm de ácido ascórbico a la masa. Debido a sus propiedades
oxidantes el ácido ascórbico reforzará el gluten a medida que avanza la fermentación,
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aportando al justo equilibrio en la fuerza de la masa. •El exceso de fuerza Este es un
problema muy común que se encuentra en la industria. El trigo en algunos de los
principales exportadores de este cereal es en su mayoría desarrollado para la gran
industria de panaderías comerciales, las cuales requieren fuertes propiedades del
gluten de la masa para soportar el abuso de la maquinaria. Como resultado, una gran
cantidad de harinas que llegan a las panaderías artesanales generan masas con
características fuertes. Afortunadamente hoy en día, más y más compañías molineras
están seleccionando cuidadosamente sus trigos para ofrecer a sus clientes, harinas
más adecuadas para la fabricación del pan artesano. Cuando se trabaja con harinas
fuertes, el panadero notará que la masa requiere en general una mayor absorción y,
a veces más tiempo de amasado. Durante la formación, la masa será difícil de estirar
y tendrá la tendencia a retraerse un poco después de ser alargada. El pan puede
tener una sección transversal muy redonda y, a veces, si el exceso de fuerza es
importante, los cortes no se abrirán y el volumen del pan se verá afectado (ya que la
masa no será lo suficientemente extensible para desarrollar durante el salto de
horno). La miga también puede ser más densa de lo habitual. Los panaderos tienen
varias maneras de reducir el exceso de fuerza y mejorar la extensibilidad de la masa.
Durante el amasado, se puede utilizar más agua para hacer la masa un poco más
suave de lo habitual. La autolisis también puede ser usada para permitir una mejor
absorción de agua de las proteínas y dar tiempo suficiente a la proteasa para
degradar algunos enlaces de gluten. Disminuyendo el porcentaje de pre fermento
también sería una manera de reducir la fuerza de la masa, sin embargo, al hacer eso,
el panadero también afectara el sabor y la vida útil del producto final. Una mejor
opción sería utilizar un pre fermento más líquido, con una consistencia más suave,
esto fomentará la actividad enzimática (en este caso proteasa) durante el tiempo de
pre fermentación. Si se utilizan dobleces en la fermentación en masa, disminuir o
eliminar la cantidad reducirá la resistencia de la masa. El preformado y formado
tendrán que hacerse más suavemente (a mano o a máquina) para evitar el
endurecimiento del gluten y preservar algo de la extensibilidad de la masa. Los panes
se tienen que hornear bien fermentados y el corte tiene que ser un poco más
profundo El uso de aditivos en la masa es una opción posible; agentes reductores (en
cantidad adecuada) tales como la levadura desactivada puede ser agregada para
mejorar la extensibilidad de la masa. Esto es particularmente interesante para la
producción de panes largos como baguettes o la producción de masa laminada. Otro
punto positivo es que la levadura desactivada se produce utilizando solo ingredientes
naturales (levadura), manteniendo el rotulado del producto terminado libre de
ingredientes químicos. Otros aditivos como la L-cisteína también se pueden utilizar
para mejorar la extensibilidad de la masa.</p>
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¿Cómo compensar las deficiencias de la harina? Parte III
Author:
Didier Rosada
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Parte III
¿Cómo compensar las deficiencias de la harina? Parte III
(Tolerancia a la fermentación, actividad enzimática, color y sabor)
En esa parte nos vamos a dedicar a explicar como la harina puede afectar la
tolerancia a la fermentación y la actividad enzimática de la masa. También, como el
color y el sabor del pan puede ser afectado de acuerdo a sus características.
Tolerancia a la fermentación
Este problema en general está relacionado con la calidad del trigo usado para
producir la harina. Como se vio antes, muchos factores pueden afectar naturalmente
las características del trigo (por lo tanto de las proteínas de la harina). Las
condiciones climáticas, la clase de trigo (primavera o invierno, duro o blando), las
variedades de trigo, son solo algunos de ellos. También, a menudo las harinas
“verdes” o sin madurar generan masas con poca tolerancia a la fermentación.
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Para el panadero que usa un proceso artesanal o tradicional, se debe tener en cuenta
dos características principales al juzgar la calidad de la proteína. En primer lugar, su
capacidad para formar el gluten de la masa (buen balance entre extensibilidad y
elasticidad) que tendrá un efecto directo sobre las propiedades de trabajo, o
maquinabilidad de la masa. Y luego, la capacidad de la estructura del gluten para
mantener su forma en un sistema de masa durante largos tiempos de fermentación.
Para un panadero, tener una gran tolerancia a la fermentación es una ventaja
importante. Una pobre calidad de la proteína va a generar que la masa comience a
degradarse al final de la última fermentación, dando al panadero una corta ventana
de oportunidad para cocer sus panes, antes de que la masa empiece a colapsar y
produzca productos de mala calidad (volumen pobre, cortes sin apertura...). Por otro
lado, una buena calidad de proteína creará una masa que puede durar un poco más,
incluso si las barras están listas para hornear, sin perjudicar la calidad del producto
final.
Es difícil saber de antemano la tolerancia a la fermentación de la harina, sin equipos
científicos no se puede evaluar esta característica. La única forma de saber sería
realizando una prueba de panificación con diferentes tiempos de fermentación y
comparar los productos obtenidos al final de los ensayos.
Sin embargo, incluso si es difícil demostrarlo científicamente, una gran cantidad de
pruebas de panificación han demostrado que los trigos de invierno tienen una mejor
tolerancia a la fermentación en comparación con los trigos de primavera cuando se
utiliza en un proceso de pan artesanal.
Cuando la tolerancia a la fermentación es deficiente, hay varias formas para
mejorarlo naturalmente. Aumentar la cantidad de prefermento en la masa final,
extender el tiempo de la primera fermentación, dar un pliegue adicional a la masa
hará que el gluten sea capaz de tolerar mejor la fermentación, ya que se refuerza por
el aumento de la acidez o por el plegado adicional.
Adicionar un pequeño porcentaje de masa madre (10 a 15% basado en el peso de la
harina en la masa final) también en la mayoría de casos aumentará la tolerancia a la
fermentación sin cambiar el sabor del pan. El uso de 15 a 30 ppm de ácido ascórbico
en la masa final también tendrá un efecto positivo sobre la tolerancia a la
fermentación de la masa.
Actividad enzimática
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Esto no es realmente una deficiencia de la harina, ya que es un factor fácilmente
controlable por el molinero. Algunas enzimas (amilasas) son muy importantes para el
proceso de fermentación de la masa pues son responsables de descomponer el
azúcar complejo en una forma más digerible (azúcares simples) que la levadura
puede utilizar para generar la fermentación.
Tener una falta o exceso de amilasas en la harina puede acarrear problemas durante
el proceso de panificación. El no tener suficientes amilasas generará una masa con
falta de fermentación, mientras que el tener exceso de amilasas generará una masa
con una alta actividad de fermentación y un pan con exceso de color de la corteza (se
producirán demasiados azúcares simples, con un aumento de la caramelización de la
corteza).
Es muy raro que la harina contenga demasiadas amilasas ya que los agricultores y
molineros vigilan cuidadosamente el contenido enzimático del trigo (para asegurar la
buena conservación del trigo en el almacenamiento).
Sin embargo, es bastante común una carencia de amilasas. Una manera fácil de
saber si la actividad enzimática está bien equilibrada es la prueba del “falling
number” (número de caída), si esta entre 250 y 300 segundos, es correcta. Un mayor
índice de caída indicaría una falta de amilasas. Una actividad de fermentación lenta y
un color de la corteza pálido serán señales seguras de la falta de amilasas.
Adicionar algunas enzimas en la harina es posible a nivel de la panadería. La adición
de malta diastásica (Harina de cebada malteada o jarabe) es la mejor manera y forma
más fácil de añadir amilasas a la masa. Diastásica significa que las enzimas están
todavía activas en la malta (en oposición a la malta no diastática que generalmente
es utilizada para el sabor).
Por lo general de 0,5 a 1% de malta basado en el peso total de la harina en la masa
final es suficiente para volver a una actividad normal de fermentación y un color de la
corteza normal.
Una forma simple de determinar si la harina contiene la cantidad adecuada de
amilasas es mirar la lista de ingredientes en la bolsa de harina. Si está listada harina
de cebada malteada o alfa amilasa, significa que el molinero ya ha corregido la harina
en términos de actividad enzimatica.
Es importante saber que la coloración de la corteza también puede verse afectada
por la cantidad de prefermento utilizado en la masa. Una gran cantidad también
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requerirá mucha azúcar simple de la harina durante el tiempo de prefermentación,
generando una caramelización menor (por la menor cantidad de azúcares residuales
disponibles) durante la cocción, incluso si la cantidad de amilasas es correcta en el
comienzo del proceso. En este caso, la adición de algo de malta en la masa final es
también útil para devolver el color normal de la corteza.
Coloración
El color de la harina tendrá un efecto directo sobre el color de la miga del pan. Un
color cremoso en general indica una buena pigmentación de trigo y es deseable para
la calidad de los productos finales.
Una prueba científica puede dar alguna indicación sobre la coloración de la harina. El
resultado se expresa como el valor B de la harina. Pocos molinos reportan esta
característica en su ficha técnica, ya que no tiene ningún impacto en el rendimiento
panadero de la harina y puede variar con el envejecimiento de la harina.
La única forma que el molinero podría controlar la coloración de la harina sería
mediante la selección de trigos con cierta pigmentación. Sin embargo, es algo que es
natural y no se puede hacer nada para cambiarlo, exceptuando el blanqueamiento.
El contenido de cenizas esta relacionado con la extracción (% de harina obtenido con
relación a la cantidad de trigo) en el molino y también puede tener una incidencia en
el color de la harina, donde un elevado contenido dara una coloración más oscura en
comparación con una menor.
Sabor
Como cualquier otro ingrediente en un sistema de masa, la harina puede tener cierto impacto en el
sabor del producto final, en algunos aspectos se puede relacionar como al tipo de uva utilizado que
cambia el sabor del vino.
Esta es otra área en donde no se puede emplear ninguna prueba científica para determinar si el
sabor del pan sería bueno o malo. Solo una prueba de panificación nos dirá sobre el sabor obtenido
con un determinado tipo de harina.
Sin embargo, es interesante observar que diferentes procesos de harina con el mismo proceso de
panificación pueden conducir a una amplia gama de sabores en el producto final (desde dulce y
complejo a ligeramente amargo).
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Para concluir, algunas de estas variaciones de harina mencionadas en este artículo se pueden
anticipar al ver la ficha tecnica de la harina. Los resultados de algunas pruebas científicas como el
Alveógrafo o Farinógrafo pueden ayudar al panadero a anticiparse para ver si debe hacer algunos
cambios antes de iniciar el proceso de panificación.
Vale la pena mencionar que los panaderos multiplican la posibilidad de tener variaciones en las
harinas, al comprar en diferentes empresas molineras en el transcurso del año, ya que cada fábrica
utiliza su propia mezcla de trigos y proceso de molienda.
Sin embargo, como se indicó al inicio de este artículo, es muy importante saber que los molineros
están haciendo todo lo posible a diario para proveer a los panaderos de una óptima calidad y
consistencia de las harinas. Incluso si a nosotros, como panaderos, nos gusta echarle la culpa al
molinero, no siempre es culpa suya si es que la harina no funciona como se esperaba.
La harina es un ingrediente natural y como todo lo natural está sujeto a algunos cambios naturales.
Pero con un poco de conocimiento técnico y el uso apropiado de aditivos en la masa, puede ayudar
a que sea más fácil mantener la consistencia de harina. Sin embargo, el reto sigue siendo mantener
la calidad y al mismo tiempo, el carácter y la integridad de los ingredientes y proceso.
Es importante no olvidar que un panadero bien capacitado será más capaz de hacer frente a los
cambios en las características de la harina y proporcionar a sus clientes un producto final
consistente.
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