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COMENTARIOS DEL CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE l. EL ESCENARIO Durante los primeros 105 días transcurridos entre comien- zos del año de 1996 y el 14 de abril, se conformó un escenario de expectativas y de conjeturas sobre las medi- das económicaS que adoptaría el Ejecutivo Nacional, mu- chas de las cuales eran anunciadas parcialmente por algunos de los dirigentes poltticos del tren ministerial. Ello ocurría en un ambiente en el cual se había prolon- gado la crisis, profundizada en 1995, por lo cual se acentuaba la ansiedad en el cuerpo social por los estra- gos económicos y sociales y ante la inexistencia de una estrategia de desarrollo clamada por el colectivo. Ocu- rría también en un panorama muy incierto y en medio de los ajustes indispensables que imponía la modifi-' cación del tipo de cambio oficial, que había sido eleva- do de Bs./170,oo a Bs./$ 290,00, el 11 de diciembre de 1995. Los precios al consumidor habían registrado un incremento del 23.9% durante el primer trimestre, lo que determinó una caída de más del 25% en el salario mí- nimo real y un aumento a más de Bs. 75.000 en el cos- to mensual promedio de la canasta alimentaria con res- pecto al nivel medio estimado por la OCEI para 1995 (Bs. 56.487). Todo lo cual contribuía a comprimir más la demanda, la que durante 1995 había caído en 3,3% en alimentos, bebidas y tabaco. El escenario se tornaba más complejo ante la imposi- bílídad.de promulgar la Ley de Presupuesto para 1996 y la consiguiente necesidad de reconducir el de 1995, con lo que se hacía más incierto el panorama, en razón de que la devaluación del signo monetario ocurrida en diciem- bre, si bien proporcionaba mayores ingresos al Fisco, 299

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COMENTARIOS DEL

CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL

ACERCA DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE

l. EL ESCENARIO

Durante los primeros 105 días transcurridos entre comien­zos del año de 1996 y el 14 de abril, se conformó unescenario de expectativas y de conjeturas sobre las medi­das económicaS que adoptaría el Ejecutivo Nacional, mu­chas de las cuales eran anunciadas parcialmente poralgunos de los dirigentes poltticos del tren ministerial.

Ello ocurría en un ambiente en el cual se había prolon­gado la crisis, profundizada en 1995, por lo cual seacentuaba la ansiedad en el cuerpo social por los estra­gos económicos y sociales y ante la inexistencia de unaestrategia de desarrollo clamada por el colectivo. Ocu­rría también en un panorama muy incierto y en mediode los ajustes indispensables que imponía la modifi-'cación del tipo de cambio oficial, que había sido eleva­do de Bs./170,oo a Bs./$ 290,00, el 11 de diciembre de1995. Los precios al consumidor habían registrado unincremento del 23.9% durante el primer trimestre, lo quedeterminó una caída de más del 25% en el salario mí­nimo real y un aumento a más de Bs. 75.000 en el cos­to mensual promedio de la canasta alimentaria con res­pecto al nivel medio estimado por la OCEI para 1995(Bs. 56.487). Todo lo cual contribuía a comprimir más lademanda, la que durante 1995 había caído en 3,3% enalimentos, bebidas y tabaco.

El escenario se tornaba más complejo ante la imposi­bílídad.de promulgar la Ley de Presupuesto para 1996 yla consiguiente necesidad de reconducir el de 1995, conlo que se hacía más incierto el panorama, en razón deque la devaluación del signo monetario ocurrida en diciem­bre, si bien proporcionaba mayores ingresos al Fisco,

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también encarecía los bienes que el Estado requiere parasu funcionamiento, cuyo impacto es considerable, ha­bida cuenta de que sus gastos de consumo representanmás del 8% del gasto global de la economía venezolanay más del 17% del consumo privado.

Todo esto ocurre en momentos en los cuales el procesoanómico, resultado del deterioro social cada vez máspronunciado y la consecuente pérdida de los consensossociales fundamentales, amenaza con la aparición delsíndrome de la anarquía y del libertinaje, en términos dela generalización de aquel proceso. Su gravedad radicaen lo que podría calificarse como institucionalizacióndel desorden, cuya característica esencial es que parecerepresentar el comportamiento normal en todos los ac­tores negativos en lo cultural, en la medida en que hacorroído la identidad y el autorrespeto, y generalizadolos antivalores.

En un cuadro de esa naturaleza, ya no se trata de apli­car proyectos y planes correctivos de corto plazo, setrata de encontrar vías de acción política, económica,social y cultural que redefinan a la sociedad venezolanaen términos de una auténtica decisión democrática ypartícipativa.

D. LAs MEDIDAS

El 15 de abril de 1996 el Presidente de la República, enuna alocución pública, confirmó algunas de las medidasque se habían anunciado extraoficialmente. Ellas se re­fieren, concretamente, al aumento del precio de los com­bustibles, la liberación total del control de cambios queregía desde el 27 de junio de 1994, aumento de la tasaen el Impuesto al Consumo Suntuario y Ventas al Ma­yor, desde 12,5% al 16,5% (sujeto a aprobación del Con­greso), liberación de las tasas de interés y aumentos enlas tarifas de servicios públicos (40%).

Se acompañarían con programas sociales para mitigarlos efectos sobre las personas de más bajos ingresos,por montos que se estiman en Bs. 580.000 millones (2%del PIB), a cubrir con los fondos que generen el mayorprecio de los combustibles y dividendos de PDVSA, másrecursos provenientes de la devaluación y del ImpuestoGeneral a las Ventas.

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El Ejecutivo aspira a que el déficit fiscal, incluyendo lacapitalizaci6n de FOGADE y los pagos al Banco Centralde Venezuela, se reduzca al cierre del año a 1,9% delPIE.

Desde la perspectiva gubernamental, algunos de los pro­gramas sociales, como los relacionados con la juventud,vivienda y creaci6n de pequeñas industrias, contribui­rán a moderar los impactos mediante la ocupaci6n demano de obra temporal.

Anunci6 el Presidente la disposici6n de abrir la Petro­química a la participación del sector privado, así comola continuaci6n de la privatizaciones, y se refiri6 al IXPlan de la Naci6n y a la Agenda Venezuela. Esta última,según expres6, fue tomada como base para las conversa­ciones con el Fondo Monetario Internacional, cuyo apoyoseñal6 como "un factor muy importante para la con­fianza en los medios financieros del mundo entero y enrelaci6n a los inversionistas y a los agentes económi­cos".

111. Los EFECTOS INMEDIATOS

El hecho de que la opini6n pública estuviese informadacon suficiente antelación acerca de las medidas, pordeclaraciones de algunos ministros, y de que su adop­ción hubiese sido precedida por negociaciones con re­presentantes del FMI y consultas con el Banco Mundialy el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que lasinscribe en la l6gica de las políticas que esos organis­mos recomiendan, determin6 que prácticamente no ha­yan sido recibidas como sorpresas, excepci6n hecha delos saltos en el precio de la gasolina y del diesel, que ­de hecho- han paralizado a la actividad pesquera yamenaza seriamente a la agricultura animal y vegetal.

Pasados los primeros treinta días desde el anuncio ycuando aún se espera la implantación y puesta en prác­tica de algunas de la medidas, el escenario luce bastan­te incierto, ya que los agentes económicos' parecen aguar­dar una mayor informaci6n sobre detalles', y sobre elposible comportamiento de la divisa, dado el alto nivelde dolarizaci6n que ha alcanzado la economía; y elconsumidor no se repone de las alzas de precios que leafectan desde diciembre ante el rezago en los ajustes delas remuneraciones.

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En este sentido es importante consignar que hubo reac­ciones inmediatas por parte de los especuladores tradi­cionales, que dentro del ambiente inflacionario en quevivimos, han encarecido muchos productos ante la libe­ración de precios. En otros casos, las presiones por li­berar precios de productos sometidos a controles admi­nistrativos se intensificaron.

Al cierre de abril, el Indice de Precios al Consumidor(base 1984=100) se eleva en 8,6% (inferior según elMinistro de Hacienda a la estimación del 10% hecha porel FMO, para marcar una inflación acumulada del 34,5%en el primer cuarto del año, y una tasa anualizada del85,8% (abril 95-96).

El crecimiento del 7,2% en el Indice de Precios de Ali­mentos, que marca un acumulado del 30,7% en enero­abril, eleva el costo de la Canasta Alimentaria en unaproximado de Bs. 87.000, por lo que el salario mínimoqueda rezagado y supone la incorporación de más fami­lias al ya alto contingente de pobreza extrema.

El problema en realidad excede a la sola consideracióndel ajuste a los precios finales. Se extiende a las varia­ciones de los precios relativos en los diferentes círculosproductivos y sus encadenamientos y, fundamentalmente,a la carencia de una política concertada de precios. Enel sector agrícola se observa claramente esta situación.El Presidente de la Federación Venezolana de Porcicul­tura (FEPORCINA), en declaraciones recientes (8 de mayode 1996, Economía Hoy) advierte sobre un posible in­cremento en el precio del cerdo en pie, ante el alza deun 40% en el valor de los alimentos balanceados, loscuales representan aproximadamente el 80% de los re­querimientos de la producción porcina y cuyos insu­mas, en su mayoría, son importados, por lo que estándolarizados. Estima que a nivel de consumo el kilo decerdo que se vendía entre Bs. 950 y Bs. 1.100, podríaincrementarse a un mínimo entre Bs. 1.254 y Bs. 1.353(154% en promedio). El Presidente de FEPORCINA destacaque el consumo per cápita de cerdo en el país ha dismi­nuido de 11kg.laño en 1989 a 5,5kg.laño en 1995.

Esta posición seria se compadece con la actitud igual­mente responsable en los líderes del sector agrícola ensu conjunto (FEDEAGRO), quienes comparten la orien­tación y los objetivos de las medidas de ajuste macroeco-

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nómico, pero consideran que el carácter fiscalista dealgunas de ellas -"si bien apuntan en la dirección correc­ta para reducir el déficit del sector público"-, deben seracompañadas de un plan de reactivación económica,por lo que propusieron al Gabinete Económico un con­junto de medidas para conciliar ajuste con reactivación(Hirarn Gaviria, El Universal, 02-05-96 y 16-05-96), todasellas orientadas a atenuar el impacto de los factoresnegativos.

En torno a los efectos inflacionarios, los Ministros de laeconomía prevén una inflación del 95% en 1996, comoconsecuencia del impulso que tomarán los precios enlos primeros cuatro meses: esperan que después de juliocomience a decaer el ritmo ascendente del costo de losbienes y servicios; y a partir de septiembre es posibleque el promedio mensual sea del 2%. El cumplimientode esa previsión, según una corriente de opinión, depen­derá de muchos factores, entre ellos, el comportamientono previsible de los agentes económicos y sociales, lasvariaciones del tipo de cambio, la medida en que secontrole el gasto fiscal y las posibilidades de que elsistema financiero sea saneado y fortalecido.

El anuncio del Presidente de "desmantelar" el control decambios e ir "hacia una liberación completa del régi­men cambiario para que sea el mercado el que esta­blezca el valor de la divisa extranjera", se concretó eldía lunes 22 de abril, en una jornada calificada poroperadores del mercado cambiario como "tranquila ycon muchos inversionistas a la expectativa", pero con unsalto en la devaluación de Bs, 290 a Bs. 499. Esto signi­fica que en cuatro meses el bolívar ha experimentadouna devaluación del tipo de cambio oficial en el ordendel 193,50%. De hecho, la cotización señalada se apro­ximó al tipo de cambio no oficial representado en losbonos Brady, que había alcanzado a Bs. 500,19 al cierrede marzo.

Como es sabido, en los días siguientes el tipo de cam­bio tendió a estabilizarse en alrededor de Bs./$ 467,hasta el 15 de mayo cuando repuntó a B's./$ 475,25.

El período de estabilización fue posible porque el Ban­co Central ofreció Títulos de Estabilización Monetaria(TEM) a una tasa atractiva que representaba aumento dela tasa real de interés y hubo lógicamente una preferen-

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cia por esos instrumentos frente al dólar por parte dequienes disponían de excedentes de liquidez, 10 que lespermite acumular la ganancia rápida y de corto plazo. Eldescenso de volumen de depósitos en el sistema ban­cario al cierre de abril con respecto al mes precedenteconfirma esa apreciación.

Es de advertir que el Banco Central puso a prueba laestabilidad de la divisa mediante una reducción del ren­dimiento de los TEM, 10 que inmediatamente elevó lacotización del dólar 06 de mayo), por la demanda queejerció la banca, de acuerdo con opinión de los ope­radores.

La doctrina y la experiencia de la aplicación de la po­lítica monetaria inspirada por la defensa de la tasa decambio, indican que se trata de un juego sumamentepeligrosos, que estimula la inflación con todos sus efectosperniciosos, además de que afecta seriamente al sectorreal de la economía y se privilegia al financiero, con elagravante de que se favorece la actuación de quienesdisponen de suficientes recursos líquidos: la acumula­ción de esos capitales que representan importante por­ción de los recursos del país, ofrecen gran riesgo por lafacilidad con que se fugan ante cualquier señal queindique un movimiento adverso en sus ganancias. Esafue la experiencia habida en 1994.

IV. REACCIONES ADVERTIDAS

En realidad, el programa de ajuste parecía inevitable eimpostergable. Se había formado una fuerte matriz deopinión en torno al tema y a la necesidad de un cambioen la dirección adoptada. Una vez dado el primer paso,surgen los interrogantes acerca de "la capacidad del go­bierno y de los agentes económicos venezolanos paramanejar el programa" (Revista SIC N° 58, mayo 1996), por­que ciertamente el éxito del mismo dependerá de lacoordinación de las medidas y especialmente de la capa­cidad de acción conjunta del sector público y del sectorprivado, tanto laboral como empresarial, e incluso de laposibilidad de que se introduzca cierta flexibilidad enalgunas de las medidas para evitar el cese de activi­dades generadoras de empleo.

Los resultados de diversos sondeos de opinión advier­ten que el programa no parece haber tenido en cuenta

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suficientemente el sentimiento de las mayorías, lo quese revela en las reacciones de algunas instituciones, co­mo es el caso de los gremios universitarios, que llamanla atención sobre la subordinación de las políticas es­tratégicas y destacan los efectos de estímulo a la infla­ción y la continuidad de la misma como consecuenciadel aumento de la gasolina, el incremento del impuestoa las ventas, la supresión del control de cambios y elaumento de las tasas de interés; además de los efectossobre la seguridad social y las conquistas laborales, y laeducación, e incluso advierten sobre una posible esca­lada represiva y el propósito de la privatización dePDVSA.

El sector comercio, que respalda institucionalmente lasdecisiones del Gobierno, expresa preocupaciones por elpredominio fiscalista de la Agenda Venezuela, la desa­parición del concepto de "racionalización del tributo" ysu substitución por incrementos recurrentes en las tasasimpositivas, el uso de la devaluación como instrumentofiscal, los bonos y subsidios á ser manejados por unaestructura administrativa cuestionada, el mantenimientode una estructura jurídica antieconomicista y el aisla­miento parlamentario de los propósitos de la AgendaVenezuela.

Muchos sectores han hecho notar cierta escalada en lacriminalidad con incremento de la inseguridad, lo quepuede ejercer influencias negativas en el desempeño delplan.

Una revisión de los medios de comunicación impresospermite resumir las opiniones sobre las ventajas de lasmedidas, sin orden de prioridad.

la posibilidad de disminuir la inercia inflacionaria;

el libre acceso a la compra de divisas;

la posibilidad de recuperación económica;

la liberación de las tasas de interés;

el mejoramiento posible de la intermediación financiera;

el estímulo a las exportaciones no tradicionales;

el acceso a los mercados financieros internacionales;

la aceleración de las privatizaciones;

fortalecimiento de las reservas internacionales;

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atracción de las inversiones extranjeras;

financiamiento multilate-ral para programas sociales;

el fundamento del Programa en un plan preconce­

bido;

Al propio tiempo, las opiniones sobre las desventajasindican:

incremento brusco de los precios;

altas tasas de interés que contraerán más la econo­

mía;

efecto sobre la intermediaci6n financiera por la con­

tracción económica,

crisis fiscal por aumento de los gastos;

conflictividad social;

descoordinación de programas sociales;

marco jurídico inalterado;

retraso en el plan de empleo;

carencia de planificaci6n de largo alcance;

no prevé renegociaci6n de la deuda;

demasiado énfasis de las condicionalidades del FMI,

BM Y BID.

v. CONCLUSIONES

De acuerdo con los elementos señalados y habida cuentade las condiciones críticas que ha vivido el país, en loque parte importante de su profundización se ha debidoa la carencia de un rumbo definido, el plan -aun consus múltiples limitaciones- debe ser bienvenido comouna señal de rectificación.

Debemos entender, sin embargo, que su adopción noexcusa de trabajar en la conformación de un proyectode país que defina lo que sus pobladores autonómi­camente desean y que marque el rumbo a seguir paraalcanzar un verdadero desarrollo humano, lo que pue­de significar incluso modificar -si es necesario- el tipode ajuste cuyo rostro debe humanizarse.

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En este sentido considera el Consejo que no es sufi­ciente -dada la complejidad de la situación venezolana­atacar sólo partes de la problemática económica, menosaún, si ello supone, como en el presente, suturar lasheridas sociales, con lo cual se posterga la curación.

El punto de partida está en comprender que Venezuelase ha convertido en un país de desigualdades, en elsentido de que el venezolano promedio de hoy estásometido a condiciones adversas para su desarrollo co­mo persona sana, nutrida y educada, dado el impactoque ha recibido por efecto de la crisis múltiple, cuyoresultado no ha sido homogéneo sino que ha castigadoduramente a los más pobres y ha creado más pobres.

De esa manera hay en el país 1,7 millones de niñospobres (UNICEF) y 5 millones de seres, entre O y 18años que sobreviven en condiciones de marginalidad(Centro Comunitarios de Aprendizaje-CECODAP); el 30%de los niños venezolanos sufre de desnutrición y el 20%en edad preescolar padece de desnutrición crónica; y seregistra el consumo de lecho más bajo en los últimos 25años (sus precios aumentan en 147% de abril 95 a abril96). Pero el gasto social por persona baja en 37% entre1984 y 1994, período en el que la inversión en salud caetambién en 59%. Todo esto priva de porvenir a tanimportante contingente humano.

De acuerdo con los estudios de la Fundación CAVENDES, loscambios nutricionales que se han experimentado en lapoblación venezolana son señales claras de alerta, entreotras cosas, porque por cada 10% de pérdida de peso seproduce una disminución en 20% en la productividadlaboral, por lo que el tema es trascendente no sólodesde los puntos de vista moral y social, de suyo extrema­damente importantes, sino también desde el punto devista económico, así como desde las perspectivas políticasy culturales.

Preocupa en ese sentido que las investigaciones reali­zadas muestran que la beca salario, el PAMI y el bonoalimentario, dejan fuera al 40% de las familias que re­quieren esos auxilios: en cambio, un 30% de quienes loestán recibiendo, no lo necesitan. De los 14 programassociales que contempla la Agenda Venezuela, sólo 3tienen una visión a largo plazo (reínserción laboral, ca­pacitación y empleo joven y fomento ocupacional), los

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otros 11 responden a problemas coyunturales derivadosdel plan de ajuste y no tienen relación alguna con unapolítica social permanente (Centro de Estudios Labo­rales, El Universal, 29-04-96).

Es ciertamente dramática y riesgosa la ampliación de labrecha entre los sectores sociales. En efecto, las investi­gaciones e informes realizados por diferentes institucio­nes coinciden en que el nivel de pobreza en Venezuelaes de más del 80% y que 17 millones de venezolanos nopueden satisfacer sus necesidades básicas por el nivelprecario de ingresos que reciben. Además, se estima enmás del 26% la pobreza crítica, integrada por gente queni siquiera tienen para comer. Es realmente grave laexistencia de una franja -450 mil familias, tres millonesde personas- que no tienen acceso a los programassociales.

Para el Consejo, la corrección de las desigualdades noes quitarle a los ricos para darle a los pobres. No es darpescado. Es enseñar a pescar. Ello obliga a situar al serhumano corno eje y centro del desarrollo y plantea lanecesidad de la cohesión social y su principal funda­mento: la equidad. Estas son imprescindibles para lo­grar la transformación productiva, la cual es indispen­sable para alcanzar el objetivo de la inserción en laeconomía mundial.

Todo ello supone transformaciones profundas que exce­den en mucho a las solas medidas económicas y trascien­den a lo cultural, porque buena parte de la crisis quehemos padecido se explica por las deformaciones cultu­rales que el país ha experimentado. Estas se revelan enel predominio que tienen los antivalores y el casi cultoque se le profesa en la pérdida de la autoestima y deautorrespeto, en la entronización de la cultura del de­rroche, del despilfarro, de la corrupción y de la improvi­sación. En suma, la pérdida del concepto de "ciuda­danía", significando con ésta que "cada ser humano dis­ponga de capacidad de desarrollarse plenamente en lafamilia, en el trabajo, en la sociedad, en la política, en lacultura, y que al propio tiempo mantenga vínculos decohesión social, acceso a los códigos de pertenencia y auna participación plural, sistemática, informada, en elmundo de la política" (Consejo de Economía Nacional:"Una Propuesta al País", dic. 1995).

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Es por esto que el Consejo reitera que es inaplazabletodo esfuerzo para rescatar la ciudadanía y la compe­titividad, en el sentido amplio de idoneidad, como elemen­tos indispensables del desarrollo humano que precisa elpaís, lo que supone mejorar el recurso humano y asig­nar a la educación la prioridad fundamental, porque ella"es la mejor inversión para erradicar la pobreza", comoacertadamente ha afirmado el Secretario General de laUNESCO, el 13 de mayo último (El Nacional, 14-05-96).

Los comentarios hechos, que responden a apreciacionesobjetivas de las realidades del presente y a inquietudeslegítimas sobre la evolución posible del cuadro socio­económico, inducen al Consejo de Economía Nacional asugerir a los Poderes Públicos, de manera responsable yen ejercicio de su función asesora, algunas líneas deinterés de cara a conformar bases firmes para un desa­rrollo humano. En ese sentido el Consejo se permitereiterar las recomendaciones contenidas en sus infor­mes anuales de la urgencia de diseñar un "Proyecto dePaís", en el entendido de que la única opción parasuperar la crisis múltiple que padecemos es lograr un acuer­do de todos, con la parttctpacton de todos y el sacrificiode todos, para beneficio de todos, en una acción colecti­va que permita aprovechar las fortalezas y reservas ma­teriales y morales que aún tenemos, y reorientar losesfuerzos de inversión, trabajo y dedicación hacia prio­ridades internas productivas, sociales y culturales. Todoello partiendo de la premisa de que la crisis no essolamente un problema de desajustes macroeconómicos,sino también de problemas sociales, políticos, gerenciales,culturales y éticos, y que todos somos responsables.

Precisamos un escenario de entendimientos, de rectificacionesy de conjunción de voluntades, que permita modificaresa suerte de estrategia sin desarrollo que hemos seguido.

El Consejo, por su composición plural, reconoce el esfuerzodel Gobierno Nacional en sus negociaciones con losorganismos financieros internacionales para hallar equi­librio apropiado entre lo económico y lo social. Estoresponde a la convicción de que el punto de partidapara las actividades del desarrollo está determinado porlas condiciones sociales prevalecientes. Esas condicio­nes sociales deben determinar las prioridades y la orien­tación del desarrollo. Cuando esas condiciones están car­gadas de carencias, como ocurre en Venezuela; y están

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afectadas por desigualdades, como en nuestro caso, latarea del desarrollo debe comenzar por reducir las caren­cias y eliminar las desigualdades. Todo ello reclama unempeño firme y a fondo en la ejecución de una políticaclara y definida de seguridad social; de suficiente amplitud,que acompañe la aplicación de las medidas macroeco­nómicas.

Teme el Consejo de Economía que el diseño de lasmedidas cuyo énfasis está. en la economía simbólica (tasasde cambio y de interés, y aspectos financieros y fiscales),pueda generar un desbalance al privilegiar esa econo­mía sobre la economía real. Por ello considera indispen­sable el proceder al diseño de políticas industriales, agrt­colas y de serutcios, las cuales no están suficientementecontempladas en la Agenda Venezuela, donde se omi­ten los estímulos indispensables al inversionista nacio­nal y parecen exagerarse los incentivos al extranjero.

Se trata de complementar las medidas del combate a lainflación con las destinadas a fortalecer la economíareal, 10 que supone reactivar todo el aparato productivopara la generación de empleos e ingresos. Al respectocabe recordar que la economía real se vincula estrecha eindesligablemente con 10 social. El grueso del empleo segenera en esa economía y los bienes materiales (alimen­tos, vestidos, calzados, enseres, etc.) son los resultadosde las diferentes actividades productivas. Uno y otrosector se entrelazan en términos de educación, salud,nutrición y seguridad social en general. Las deficienciasen estos sectores repercuten en la producción y vice­versa. Esto dice, claramente, de la urgencia de atenderesa economía.

El Consejo de Economía Nacional cree firmemente quelas medidas económicas adoptadas serían más efectivassi se complementan con las líneas anotadas, para co­rregir tanto las tendencias de los indicadores económicosconvencionales como los indicadores sociales, cultura­les y políticos: crecimiento de pobreza con todas sussecuelas; incremento del deterioro del ambiente, quehace insostenible el desarrollo; exacerbación de la inse­guridad; aumento de la dependencia; de la vulnerabi­lidad y de la pérdida de la identidad; multiplicación delas tensiones entre los diferentes actores sociales y econó­micos; mayor inestabilidad; complejidad, imprevisión eimpredecibilidad.

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Es por esto por lo que insiste en que se precisa diseñarlas bases para una definición de lo que podría ser unasociedad afincada en sus propios valores culturales y ensu propio esfuerzo, y delinear los objetivos de un desa­rrollo autosostenido, sostenible y humano.

CONSEJO DE ECONOMIA NACIONAL

Adán CelisPresidente