¿cómo avanzar la participación en el continente más ... · por ende cabe plantearse si el nuevo...

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RAP Rio de Janeiro 41(3):537-81, Maio/Jun. 2007 D OCUMENTO ¿Cómo avanzar la participación en el continente más desigual de todos? Bernardo Kliksberg* 1. ¿Participación, consenso o moda? En los 12 procesos electorales que han culminado o se están desarrollando en América Latina entre noviembre 2005 y diciembre del 2006, virtualmente to- dos los candidatos con posibilidades, han prometido más participación a la ciudadanía, y se han esmerado en incluir el tema con toda frecuencia en sus discursos, y sus programas de gobierno. Ello va desde propuestas muy elabo- radas e integrales como la de la nueva presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que ha prometido trabajar por un “Gobierno Ciudadano”, hasta los ofrecimientos de más información y transparencia. Tras este aparente consenso hay realidades muy concretas. La presión de la ciudadanía de la región por participación crece todos los días. Se expresa en las encuestas donde los gestos autoritarios, o la falta de comunicación, son inmediatamente registrados en bajas de popularidad, hasta las protestas masivas, cuando la distancia entre las promesas de los gobiernos, y las realida- des son relevantes, o las necesidades no atendidas de gran envergadura. Sin embargo, con avances significativos, sigue existiendo un retraso im- portante entre el aparente consenso del liderazgo político, y la ciudadanía sobre la participación, y los hechos. Las intenciones participatorias encuentran en el camino obstáculos importantes, y resistencias considerables. Ello reafirma continuamente las múltiples frustraciones que la ciudadanía ha tenido con grandes anuncios participatorios que se transformaron después en prácticas clientelares o intentos manipulatorios. Por ende cabe plantearse si el nuevo impulso a la participación de inicios del siglo XXI tendrá sólo el significado de moda transitoria, o si empiezan a ..................................................................................................................................... .......... * Asesor principal del Pnud para América Latina. Doctor honoris causa de numerosas universi- dades. Dirección: Inter-American Development Bank — 1300 New York Ave., NW, NW400, Washington, DC, 20577, EUA. E-mail: [email protected].

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Page 1: ¿Cómo avanzar la participación en el continente más ... · Por ende cabe plantearse si el nuevo impulso a la participación de inicios del siglo XXI tendrá sólo el significado

RAP Rio de Janeiro 41(3):537-81, Maio/Jun. 2007

D O C U M E N T O

¿Cómo avanzar la participación en el continentemás desigual de todos?

Bernardo Kliksberg*

1. ¿Participación, consenso o moda?

En los 12 procesos electorales que han culminado o se están desarrollando enAmérica Latina entre noviembre 2005 y diciembre del 2006, virtualmente to-dos los candidatos con posibilidades, han prometido más participación a laciudadanía, y se han esmerado en incluir el tema con toda frecuencia en susdiscursos, y sus programas de gobierno. Ello va desde propuestas muy elabo-radas e integrales como la de la nueva presidenta de Chile, Michelle Bachelet,que ha prometido trabajar por un “Gobierno Ciudadano”, hasta los ofrecimientosde más información y transparencia.

Tras este aparente consenso hay realidades muy concretas. La presiónde la ciudadanía de la región por participación crece todos los días. Se expresaen las encuestas donde los gestos autoritarios, o la falta de comunicación, soninmediatamente registrados en bajas de popularidad, hasta las protestasmasivas, cuando la distancia entre las promesas de los gobiernos, y las realida-des son relevantes, o las necesidades no atendidas de gran envergadura.

Sin embargo, con avances significativos, sigue existiendo un retraso im-portante entre el aparente consenso del liderazgo político, y la ciudadaníasobre la participación, y los hechos. Las intenciones participatorias encuentranen el camino obstáculos importantes, y resistencias considerables.

Ello reafirma continuamente las múltiples frustraciones que la ciudadaníaha tenido con grandes anuncios participatorios que se transformaron despuésen prácticas clientelares o intentos manipulatorios.

Por ende cabe plantearse si el nuevo impulso a la participación de iniciosdel siglo XXI tendrá sólo el significado de moda transitoria, o si empiezan a

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* Asesor principal del Pnud para América Latina. Doctor honoris causa de numerosas universi-dades. Dirección: Inter-American Development Bank — 1300 New York Ave., NW, NW400,Washington, DC, 20577, EUA. E-mail: [email protected].

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aparecer las precondiciones necesarias para que la participación se instale so-lidamente en el contexto histórico latinoamericano.

Este artículo tratará de dar respuesta a esta pregunta central. Explorareste interrogante, e identificar condiciones favorables a la participación, puedeaportar al debate a fondo sobre el tema, y sumar elementos para la elaboraciónde políticas orgánicas que potencien esas condiciones.

Para cumplir estos objetivos, el artículo procurará en primer lugar ponera foco algunas de las principales tendencias de cambio que se observanactualmente en el contexto de la región.

En segundo lugar, tratará de mostrar el rol particular que puede cumplirla participación en sociedades tan desiguales como las latinoamericanas. Entercer término, reseñará y extraerá lecciones de experiencias participatoriasejemplares de la región. A continuación, identificará obstáculos y resistencias.Finalmente en base a todo lo anterior, señalará algunos prerrequisitos parauna participación efectiva en la región, y reflexionará sobre sus perspectivas.

2. El nuevo contexto latinoamericano

En el último quinquenio el continente viene experimentando cambios de gransignificación que están modificando aspectos sustanciales del perfil de sociedadheredado de las décadas de los 1980 y 90.

Avanzan fuertemente los procesos de democratización. Sociedades civilescada vez más activas y articuladas están exigiendo una reforma del sistemapolítico, y del Estado de nuevo cuno.

Quieren sistemas electorales que den plena garantía al ciudadano, y quele permitan un rol más activo. Presionan por mejorar la representatividad delos liderazgos políticos, y por el establecimiento de canales por los que rindancuenta continua.

Impulsan un nuevo perfil de Estado, volcado en la gran deuda social dela región, descentralizado hacia las regiones y los municipios, transparente,gestionado profesionalmente, con un servicio civil de carrera, con instanciasde todo orden de control, combate activo a la corrupción, y con amplios espaciospara la participación.

La visión de la ciudadanía está superando numerosas falacias derivadasdel pensamiento economicista ultra ortodoxo predominante en las dos déca-das anteriores. La idea de que había que prescindir del Estado, minimizarlo yconfiar todo en el mercado, está dejando lugar a una concepción que apunta auna alianza entre un Estado capaz, y con sensibilidad social, empresas social-mente responsables, y una sociedad civil plenamente movilizada.

Por otra parte las nuevas y vigorosas demandas tienen una de sus basesde sustentación en vigorosos procesos de fortalecimiento de la sociedad civil.

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Crecen las organizaciones constituidas desde abajo por iniciativa de losciudadanos. Está aumentando el interés entre las nuevas generaciones porformar parte dichas organizaciones. Según estima el Instituto de Servicio Glo-bal de la Universidad Washington, St. Louis (2004), hay actualmente en laregión no menos de un millón de organizaciones de la sociedad civil (OSC).Los principales campos en los que actúan son: desarrollo comunitario, educacióny capacitación, participación cívica, salud, necesidades básicas, medio ambi-ente, derechos humanos, procesos de paz y servicios de emergencia.

Según los estimados de la Universidad Johns Hopkins en países comoArgentina y Brasil las OSC generan entre el 2% y el 3% del producto brutoanual. Ilustra su afirmación en la sociedad, el hecho de que en la región enlugar de llamarse organizaciones no gubernamentales, se ha cambiado esadefinición que es por negación, lo que no son, por otra asertiva, organizacionesde la sociedad civil (OSC).

Uno de los tantos campos en donde han crecido las OSC es el de lapresión sobre los poderes públicos por información. Cunill (2006) da cuentaprecisa de los avances:

Existen observatorios ciudadanos que publican en la prensa interrogantesdirigidos a las autoridades con el propósito de propiciar el rendimiento decuentas en torno a las políticas públicas (vg. Observatorio Ciudadano de laEducación, México), o a los resultados del análisis de la gestión municipal(vg. Laboratorio de Observación de la Gestión Urbana, LOGU, en Cali,Colombia). Incluso, hay ONGs (vg. Transparencia en la Administración delos Estados, Argentina) que están desarrollando sistemas para el seguimientode las contrataciones del Estado por Internet. Comienzan a operar, además,agrupaciones de ONGs en pos de la transparencia gubernamental (vg. ForoSocial para la Transparencia, en Argentina) y movimientos gremiales coneste mismo propósito (vg. Movimiento en Defesa da Etica e Eficacia do FiscoPaulista, en Brasil). Transparencia Internacional y el Proyecto ResponsabilidadAnti-Corrupción en las Américas constituyen, a su vez, ejemplos de accionesde amplio alcance de monitoreo efectuado por la sociedad civil, con apoyode agencias internacionales.

Al mismo tiempo que se han desenvuelto estos esperanzadores y positi-vos desarrollos en materia de democratización, las economías latinoamericanashan tenido buenas tasas de crecimiento en los dos últimos años. El productobruto creció en el 2004 en un 5,9%, en el 2005 en un 4,3%, y se anticipa en el2006, un aumento del 4,1%. La región se ha visto favorecida entre otros aspec-tos por la activación de las economías desarrolladas, y de la economía mundi-

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al, aumentos importantes en los precios de las materias primas que exporta, yel impacto de China en la demanda.

También la han beneficiado sobremanera las remesas migratorias aporteque no se hallaba previsto en las proyecciones económicas convencionales. Laexplosión migratoria que llevo a más de 10 millones de latinoamericanos enlos últimos 10 años a pasar a vivir en EEUU, y otros países desarrollados generóun fenómeno muy especial. Envían anualmente a sus familias en sus países deorigen, 200 a 300 dólares ocho veces por año. Ello sumó en el 2004, 45 milmillones de dólares, en el 2005, 55 mil y se prevé llegue en el 2006, a 60 milmillones. Es la principal fuente de ingresos de divisas, superando los préstamos,y la cooperación internacional.

Significan del 15% al 30% del producto bruto en países como El Salva-dor, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Guatemala, Haití, y otros.Aun en economías tan poderosas como la de México constituyen la segundafuente de ingresos después del petróleo.

Sin embargo, no obstante estos avances políticos y económicos, y de suexcepcional potencial de recursos naturales (materias primas estratégicas, fuentesde energía barata, 30% de las aguas puras del planeta, grandes posibilidadesagropecuarias etc.), América Latina presenta agudos problemas sociales.

Los altos niveles de pobreza y pobreza extrema han permanecido estacio-nados. No han descendido significativamente a pesar incluso del crecimientoeconómico de los últimos años, como puede observarse a continuación.

I l u s t r a c i ó n 1Pobreza y pobreza extrema en América Latina (1980-2005)

0

10

20

30

40

50

60

Pobreza Pobreza extrema

60

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40

30

20

10

0

Porc

enta

je

Pobreza Pobreza extrema

Fuente: Cepal. Panorama social de América Latina. 1996-2005.

Años1980 1990 1994 1997 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

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Como se observa en los últimos 25 años, ambas curvas la de pobreza y lade pobreza extrema están estancadas. Como la población creció ello implicaque el numero de pobres y pobres extremos aumento. Efectivamente están sonlas cifras.

T a b l a 1Evolución de la pobreza en América Latina — 1980-2005

(porcentaje de la población)

Pobreza extrema Pobreza total

Año % de la No de personas % de la No de personaspoblación (en miles) población (en miles)

1980 16,6 60.127 40,5 146.695

2000 18,1 94.650 42,5 222.245

2001 18,5 98.177 43,3 229.787

2002 19,4 104.450 44 236.897

2003 19,2 104.847 44,3 241.914

2004 17,4 96.348 41,7 230.904

2005 16,8 94.306 40,6 227.906

Fuente: Cepal. Panorama social de América Latina. 1996-2005.

En 1980 había 146 millones de pobres en América Latina, entre ellos 60millones de pobres extremos. En el 2005, los pobres eran 228 millones y lospobres extremos 94 millones.

Estas cifras se reflejan en los profundos atrasos de la región en cuanto aconseguir las metas del milenio en áreas claves como reducción de la pobrezaextrema, mortalidad materna, finalización de escuela primaria, saneamiento ysostenibilidad del medio ambiente.

Los costos de estos altísimos niveles de exclusión social son muy altosen términos de perdida de la cohesión social, y tensión al interior de lassociedades. Chocan directamente con una democratización cada vez másincluyente, movilizada por las luchas ciudadanas, y niveles de pobreza queno condicen con el potencial económico de la región, y tampoco con suproducto bruto per capita.

Este “volcán social latente” ha estado detrás del hecho de que 14 presi-dentes latinoamericanos han debido dejar su cargo antes del tiempo fijadodesde 1993. Los procesos fueron diversos y propios de cada país, pero en gene-ral no han sido expulsados por golpes militares, sino por amplias protestas dela sociedad civil.

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Tras ellas una fuerza impulsora central fue el sentimiento de que estabandefraudando sus promesas, e incumpliendo con garantizar las necesidadesbásicas.

Al mismo tiempo la búsqueda afanosa por la población de alternativaspolíticas que le aseguren respuestas en estos planos básicos, ha dado lugar alpronunciado giro político en muchos países de vastos sectores hacia gobiernoscon fuerte perfil de reformismo social a favor de los pobres. Los partidos polí-ticos tradicionales han sido desplazados en diversos casos por esta nueva olade partidos o movimientos alternativos.

La región se mueve en ese contexto de más democracia, mejormacroeconomía, y estancamiento social agudo, con altas tensiones políticas, yfuertes márgenes de ingobernabilidad democrática, y un giro político pronun-ciado hacia gobiernos de fuerte corte social.

Pero falta incluir en el cuadro un factor fundamental, esencial para en-tender el papel particular que esta región puede cumplir el desarrollo de laparticipación, se trata de la desigualdad.

3. El papel de la participación en la región más desigualdel planeta

¿Cómo se explica que un continente con condiciones naturales tan privilegia-das como las de América Latina tenga una pobreza persistente de tantaprofundidad?

¿Cómo se explica que en América Latina a pesar de crecer la economíala pobreza se reduce muy poco, y en algunos países la pobreza se ha demostradocasi inelástica ante el crecimiento? ¿Cómo se explica la discrepancia entre elproducto bruto per capita de la región y sus niveles de pobreza propios deregiones con un producto per capita mucho menor?

Una de las causas centrales de esta “pobreza persistente y paradojal”está en las pronunciadas desigualdades que cruzan todos los aspectos de lasestructuras económicas y sociales de la región.

América Latina es efectivamente la región más desigual del planeta.Mientras los coeficientes Gini de distribución del ingreso son de 0,25 a 0,30en los países nórdicos, en América Latina los duplican, son en su mayoría de0,50 a 0,60.

El siguiente tabla refleja las disparidades de la región, en relación conpaíses como Italia y USA que es el más desigual de los desarrollados.

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T a b l a 2Indicadores de desigualdad para algunos de los países de

América Latina, Estados Unidos e Italia

Coeficiente Porcentaje del Porcentaje del Relación entre losPaís Gini 10% superior en 10% inferior en ingresos del décimo

el ingreso total el ingreso total decil y el primer decil

Brasil (2001) 59,0 47,2% 2,6% 54,4Colombia (1999) 57,6 46,5% 2,7% 57,8Chile (2000) 57,1 47,0% 3,4% 40,6México (2000) 54,6 43,1% 3,1% 45,0Argentina (2000) 52,2 38,9% 3,1% 39,1Jamaica (1999) 52,0 40,1% 3,4% 36,5República Dominicana (1997) 49,7 38,6% 4,0% 28,4Uruguay (2000) 44,6 33,5% 4,8% 18,9Estados Unidos (1997) 40,8 30,5% 5,2% 16,9Italia (1998) 36,0 27,4% 6,0% 14,4Costa Rica (2000) 48,8* 34,8% 4,2% 25,1El Salvador (2002) 52,5Guatemala (2000) 54,2* 46,8% 2,4% 63,3Honduras (2002) 58,8Nicaragua 57,9Panamá 51,5

Fuentes: Banco Mundial (2003). Cepal. Panorama social de América Latina 2002-2003.

Mientras que las distancias entre el 10% más rico y el 10% más pobreeran en Italia de 14 a 1, y en USA de 17 a 1, llegaban a 54 a 1 en Brasil, 59 a 1en Colombia, y 63 a 1 en Guatemala.

Las desigualdades no se dan sólo en los ingresos, recorren todas lasáreas. Son aun mayores en el acceso a uno de los principales activos, la tierra,como puede apreciarse a continuación.

T a b l a 3Coeficientes Gini de distribución de la tierra en América Latina

Deiniger e Olinto PnudPaís

1950-79(i) 1980-90(ii) 1981(iii)

Antigua 0,74Argentina 0,86 0,85Bahamas 0,90 0,87Barbados 0,90 0,93Belice 0,72 0,71Bolivia 0,77

continua

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Deiniger e Olinto PnudPaís

1950-79(i) 1980-90(ii) 1981(iii)

Brasil 0,83 0,85 0,86Colombia 0,85 0,77 0,70Costa Rica 0,81Chile 0,64República Dominicana 0,80 0,70Ecuador 0,86 0,69El Salvador 0,83Grenada 0,78 0,74 0,69Guatemala 0,86Guyana 0,68Honduras 0,75 0,64Jamaica 0,81 0,81México 0,59Nicaragua 0,80Panamá 0,71 0,87 0,84Paraguay 0,86 0,78 0,94Perú 0,94 0,61Puerto Rico 0,73 0,77Suriname 0,73Trinidad y Tobago 0,68Uruguay 0,82 0,80 0,84Venezuela 0,92

Fuentes: Cálculos basados en Deininger y Olinto (2002) y Pnud (1993).Nota: Los valores para cada país corresponden en la columna (i) al primer valor en el periodo 1950-79 y en lacolumna (ii) a la más reciente observación durante el periodo 1980-94.

Los coeficientes Gini de distribución de la tierra son mucho peores que losde ingresos. Mientras que el anterior es de 0,59, el Gini de la tierra es de 0,81.

Es mucho más elevado que el del Sudeste Asiático, 0,56, y el de EuropaOccidental 0,57.

Con progresos el acceso a educación y salud es asimismo muy desigual.La región ha alcanzado más de un 90% de matriculación en escuela primaria,pero a consecuencia de la pobreza, la desarticulación familiar (en la que lapobreza incide fuertemente), y la gran amplitud del trabajo infantil, sólo segradúa en secundaria un 40%. En el 20% más pobre la cifra baja mucho más,sólo es el 12%. El 88% de los estudiantes pobres deserta antes de terminar laescuela primaria o la secundaria. La deserción primaria es 14 veces mayor enel 20% más pobre que en el más rico.

En la población indígena, 40 millones, la disparidad es mucho mayor.Así en Guatemala donde más del 60% de la población es indígena, el

analfabetismo es en la población no indígena del 20% y en la indígena del 48%.También es dispar el acceso a educación de la población de color.En Brasil uno de cada diez jóvenes blancos termina la universidad. En

cambio la finaliza uno de cada 50 afroamericanos.

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Con avances en los promedios generales, las disparidades en salud sonmuy marcadas. La mortalidad infantil es cinco veces mayor en el 20% máspobre que en el más rico en Bolivia, y Perú, tres veces mayor en Brasil, Repú-blica Dominicana, Paraguay y Guatemala. La mortalidad materna indígena enMéxico es tres veces mayor que la elevada mortalidad materna promedio.

A las desigualdades anteriores se suma la inequidad en el acceso al cré-dito. El 95% de las empresas son pequeñas y medianas, y generan gran partedel empleo, 160 millones de trabajos, pero solo reciben el 5% del crédito queotorga el sistema financiero.

Son muy marcadas las desigualdades según el lugar de residencia. Losindicadores de pobreza extrema las evidencian claramente. Véase las diferen-cias en las tasas de indigencia entre población urbana y rural.

T a b l a 4América Latina (18 países): incidencia de la pobreza extrema, según

área geográfica alrededor del 2002ª

Porcentaje dePorcentaje de Tasa de indigencia rural Personas indigentes

población urbana indigencia /indigencia urbana que vive en el área:País

Urbana Rural Urbana Rural

Argentina 89,6 20,9 – – – –Bolivia 64,6 21,3 62,9 3,0 37,8 62,2Brasil 79,9 10,4 28,0 2,7 63,3 36,7Chile 85,7 4,5 6,2 1,4 78,9 21,1Colombia 74,5 23,7 – – – –Costa Rica 50,4 5,5 12,0 2,2 34,7 65,3Ecuador 62,7 19,4 – – – –El Salvador 55,2 14,3 33,3 2,3 36,2 63,8Guatemala 39,4 18,1 37,6 2,1 22,2 77,8Honduras 48,2 36,5 69,5 1,9 33,4 66,6México 75,4 6,9 21,9 3,2 36,7 63,3Nicaragua 55,3 33,2 54,9 1,7 44,1 55,9Panamá 57,6 8,9 31,5 3,5 29,8 70,2Paraguay 56,1 18,4 50,3 2,7 31,5 68,5Perú 72,3 9,9 51,3 5,2 32,4 67,6RepúblicaDominicana 65,0 17,1 26,3 1,5 55,7 44,3Uruguay 92,6 2,5 – – – –Venezuela (Rep.Bolivariana de) 87,4 – – – – –

Fuentes: Cepal (1999) y la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países.a La definición de los términos “urbano” y “rural” corresponde a la utilizada en cada país.

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Las tasas de pobreza extrema rural superan ampliamente las tasas urba-nas y alcanzan a más de la mitad de la población en países como Bolivia,Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú.

También la región presencia un rápido crecimiento de una nuevainequidad, la brecha digital. El acceso a la web es muy diferente entre losdistintos sectores sociales. En un país como la Argentina por ejemplo de losmas evolucionados en ese plano, según Cepal (2003) en el 7% más rico de lapoblación accedía a internet el 80%, en el 58% más pobre sólo el 10%.

Todas las desigualdades anteriores interaccionan reforzándose las unasa las otras y creando círculos perversos de inequidad. Los niños pobres noterminan estudios primarios, luego no consiguen mas que trabajos marginales,y mal pagados, no tienen protección social, y tienden a formar familias quereproducen las condiciones de pobreza iniciales.

Por otra parte las grandes desigualdades congelan la movilidad social,con lo que traen desesperanza e impotencia.

Todo ello tiene a su vez reflejo en términos de participación en la tomade decisiones. Las debilidades socioeconómicas severas significan carencia deinformación, educación, acceso a redes influyentes, contactos limitados, y llevana pobreza en poder. Se generan así asimetrías de poder, que refuerzan lassocioeconómicas e inversamente.

Ello tiene impactos en múltiples planos.Son muy sugerentes análisis recientes de la Universidad de Harvard

respecto a las correlaciones econométricas entre desigualdad y corrupción.Jon-Sung y Kahagram (2004) estudiaron dichas correlaciones en mas de 100países y constataron una relación robusta.

Su análisis indica que en sociedades muy polarizadas por la desigualdadamplios sectores tienen limitada información, poca capacidad de organización,y son débiles para monitorear a los grupos minoritarios que concentran losingresos. En las elites a su vez, este cuadro de poder concentrado con pococontrol social puede generar incentivos hacia practicas corruptas porque creauna situación de cuasi impunidad.

Ello incidiría en el hecho de que en los países más desiguales la corrupciónen los altos niveles es mayor. Muchos países latinoamericanos y africanos sonevidencia fuerte de esta hipótesis.

Por otra parte el estudio echa por tierra la hipótesis de que corrupcióntiene que ver con Estados grandes, y que se reduciría al minimizar el Estado.

Muestra que por lo contrario la corrupción es mucho menor en Estadosfuertes, con políticas públicas activas y una extendida red de servicios a lapoblación.

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Tal es el caso de los países nórdicos. El Estado esta actuando como ungran igualador de oportunidades básicas al asegurar educación, salud, crédi-to, y otros bienes públicos a todos por igual. Ello crea condiciones para socie-dades civiles empoderadas que a su vez van a seguir muy de cerca la acción delEstado, y se crea un juego de poder equilibrado.

En América Latina los agudos niveles de desigualdad instalan dinámicasque llevan a una reproducción continua de la desigualdad. Ella a su vez impideque la pobreza pueda reducirse aun con crecimiento económico.

Lo ha constatado con fuerza un importante informe de la ONU conducidopor Ocampo (United Nations, 2005):

La convicción de muchos años de que el crecimiento es la fuerza funda-

mental para reducir la pobreza es cada vez más cuestionada. Hay una

creciente evidencia que el impacto del crecimiento sobre la reducción de

la pobreza es significativamente menor cuando la desigualdad aumenta

que cuando declina. Por otra parte si el crecimiento contribuye a hacer

crecer la desigualdad, la pobreza puede empeorar — si no en términos

absolutos, por lo menos en términos relativos, al encontrarse los pobres

peor en términos comparativos.

¿Cómo romper esta “trampa de hierro”? Se necesitan políticas públicasmuy activas y bien gerenciadas que abran efectivamente oportunidades paratodos garantizando salud, educación de buena calidad, acceso a la tierra, apoyenla pequeña y mediana empresa, permitan el acceso a créditos a losmicroemprendedores, posibiliten la extensión del acceso a internet, y otrassemejantes.1

La protección universal a la salud debería ser un elemento central por-que, además de ser un derecho fundamental, sin ella no hay posibilidad deempleabilidad, ni inserción laboral, ni productividad.

Se necesita asimismo una gran concertación entre Estado, empresas, ysociedad civil, en torno a mejorar la equidad.

En este marco un gran dinamizador de este tipo de políticas y estasconcertaciones puede ser la participación.

América Latina tiene hoy bien claro que sus niveles de desigualdadactuales son inadmisibles. Véanse las opiniones sobre el tema.

1 El tema de las políticas necesarias es tratado con detalle en Kliksberg (2004).

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I l u s t r a c i ó n 2Percepción de justicia en relación a la distribución del ingreso

en América Latina

Fuente: LatinBarómetro, 2001.

Para nueve de cada 10 latinoamericanos los niveles de desigualdadactuales son “muy injustos” o “injustos”.

En sociedades democráticas la participación en todas las áreas clavesaparece como la gran vía para expresar esta disconformidad, y propulsar quela democratización política sea acompañada por una efectiva democratizacióneconómica y social.

La participación puede desatar círculos virtuosos en donde a másparticipación, haya políticas públicas más sensibles, se eleve fuertemente lainversión social, se erradique la corrupción, y ello implique más oportunida-des para los más pobres, que a su vez empoderados tendrán mejores condicionespara participar.

Se puede advertir la existencia de correlaciones significativas entre so-ciedades con gran actividad participatoria, alta equidad, y una inversión socialimportante, y por el contrario como en América Latina, las inequidades, y ladebilidad participatoria, vienen acompañadas de un débil gasto social, que asu vez contribuye a reproducirlas.

Véase la inversión social comparada en diversas regiones.

0% 20% 40% 60% 80% 100%

PromedioArgentina

BolíviaBrasilChile

ColombiaCosta Rica

EcuadorEl SalvadorGuatemalaHonduras

MéxicoNicaragua

PanamáParaguay

PerúUruguay

Venezuela

Muy justa Justa Injusta Muy injusta

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T a b l a 5Gastos en seguridad social en el mundo como porcentaje

del producto bruto nacional

Pensiones1 Salud2 Otros3 Total del gasto social4

África 1,4 1,7 1,2 4,3Asia 3,0 2,7 0,7 6,4Europa 12,1 6,3 6,4 24,8América Latina e Caribe 2,1 2,8 3,9 8,8América del Norte 7,1 7,5 2,0 16,6Oceanía 4,9 5,6 5,6 16,1

Fuente: Tabla 14. Las medias regionales son ponderadas por el producto nacional bruto calculado en función de la paridad depoder adquisitivo. Ver <www.ilo.org/public/english/protection/socsec/publ/css/table14.html>.1 Gastos cubren pensión de vejez, invalidez, y de sobrevivientes.2 Servicios del cuidado médico cubren servicios de salud.3 Otros gastos cubren accidentes de trabajo, enfermedad, familia, vivienda, y beneficios de asistencia social en efectivo y enbienes, incluyendo gastos administrativos.4 Total del gasto social cubre pensiones, cuidado médico, y otros aspectos.

La inversión social europea triplica la de América Latina. La de Oceaníay América del Norte la duplican. En un componente clave como el de salud, elgasto latinoamericano no llega al 3% del producto bruto. En muchos países nollega al 2% o lo supera muy poco como puede apreciarse.

T a b l a 6Gastos en seguridad social en América Latina y el Caribe en

porcentaje del producto bruto nacional

Gasto total en seguridad social

Porcentaje del producto Porcentaje del gastoPaís Pensiones1 Salud2 Otros3

bruto nacional4 público total

Argentina 4,1 4,3 4,0 12,4 41,2

Bahamas – 2,5 – –

Barbados 4,1 4,4 1,5 9,0 –

Belice – 2,1 3,5 14,2

Bolivia – 2,3 7,0 29,3

Brasil 2,4 2,1 7,7 12,2 36,7

Chile 5,9 2,3 3,1 11,3 45,6

Colombia 0,9 5,1 0,1 6,1 –

Costa Rica – 6,8 13,0 42,6continua

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Gasto total en seguridad social

(Porcentaje del Producto (Porcentaje del gastoPaís Pensiones1 Salud2 Otros3

Bruto Nacional)4 público total)

Cuba – – – –Dominica 1,4 0,4 3,0 4,8 –República Dominicana – 1,8 2,5 15,7Ecuador 1,2 0,3 0,5 2,0 –El Salvador 1,3 1,3 1,0 3,6 –Grenada – 2,8 – –Guatemala – 1,7 – –Guayana 0,9 4,3 0,6 5,8 –Jamaica 0,3 2,5 1,7 4,5 –México 0,4 2,8 0,5 3,7 22,6Nicaragua 1,4 4,3 3,4 9,1 28,1Panamá 4,3 5,6 1,4 11,3 41,3Perú – 2,2 – –Trinidad y Tobago 0,6 2,5 3,5 6,6 22,7Uruguay 8,7 2,0 11,7 22,4 67,8Promedio Simple 2,5 2,9 2,9 8,0 34,0

1 Gastos cubren pensión de vejez, invalidez, y de sobrevivientes.2 Servicios del cuidado médico cubren servicios de salud.3 Otros gastos cubren accidentes de trabajo, enfermedad, familia, vivienda, y beneficios de asistencia social en efectivo y enbienes, incluyendo gastos administrativos.4 Total del gasto social cubre pensiones, cuidado médico, y otros aspectos.

El reforzamiento de la participación puede presionar por una inversiónsocial a la altura de la brecha social gigantesca de la región. Pero cabepreguntarse: ¿es ello posiblemente fiscalmente?

La presión fiscal de la región es limitada en términos internacionalescomparativos. Estas son las cifras.

T a b l a 7Presión fiscal, 2003

País Ingresos fiscales en porcentajedel producto bruto interno

Unión Europea 40,6

OECD 36,3

USA 26,4

América Latina 16,8

Fuente: Cepal, 2005.

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La presión fiscal latinoamericana es menor de la mitad de la de UniónEuropea y de la de los países desarrollados. Consiguientemente los recursosdisponibles para políticas públicas democratizadoras son limitados.

A ello se suma el hecho de que el sistema fiscal es agudamente regresivo.Más de la mitad de la recaudación proviene de impuestos al consumo (10%),sólo una quinta parte (3,6%) son impuestos a la renta y el patrimonio, y elresto es carga por seguridad social (3,2%). Esta regresividad contribuye a au-mentar la desigualdad.

La región tiene como consecuencia Estados con serias limitaciones, y unfinanciamiento inequitativo de sus recursos.

Entre tantos otros casos, en un país con Guatemala, los ingresos estatalesrepresentan 9% del producto bruto. El país tiene un 48% de los niños menoresde cinco años de edad desnutridos. Se necesita en este caso como en muchosotros una recomposición de los ingresos fiscales, que, junto a su gestión con losmejores criterios gerenciales, pueda enfrentar dramas de esta magnitud. Unpaso muy relevante fue la construcción hace dos años a pesar de las restriccionesde una Secretaria de Seguridad Alimentaria para encarar la desnutrición.

Las asimetrías de poder y participación se hallan entre las causas deestos reglas de juego fiscales obstructoras de un desarrollo sostenible. Unfortalecimiento a fondo de la participación puede presionar por un nuevo pac-to fiscal acorde a las verdaderas prioridades de los países.

En países latinoamericanos donde una ciudadanía empoderada presionóen estas direcciones, se produjeron círculos virtuosos, y logro reducirse la po-breza. En años recientes ello se dio en Chile, y Argentina.

La dictadura militar chilena duplicó la pobreza a pesar de las altas tasasde crecimiento económico. Pasó del 20% al 40% de la población. Los gobiernosdemocráticos apoyados por una ciudadanía muy activa. Se empeñaron encombatirla como prioridad, hicieron nuevos acuerdos fiscales, y recuperaronla inversión en sectores sociales claves, entre ellos educación y salud. Hoy lapobreza es menor al 20%. La nueva presidenta Michele Bachellet ha indicadoque en sus cuatro años de gestión, poniendo en marcha su visión de un gobiernociudadano basado en participación y respuesta a las prioridades de la gente sepropone entre otros proyectos universalizar el acceso a las casas cunas y jardi-nes infantiles, ampliar la cobertura en salud, reformar el sistema de pensiones,y mejorar las villas y los barrios. Su objetivo final es crear un sólido sistema deprotección social universal.

El presidente Kirchner inició su gestión en la Argentina con un 58% depobreza heredada de las políticas neoliberales rígidas aplicadas en los 90 quetriplicaron la pobreza, e hicieron saltar el coeficiente Gini. Las demandasciudadanas por enfrentar la pobreza como prioridad se expresaron de múltiples

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maneras, la gestión presidencial respondió activamente a ellas, y a su vez laciudadanía apoyó decididamente las políticas adoptadas. Ellas fueron desde larenegociación de la deuda externa hasta la duplicación de la inversión eneducación y salud. Actualmente la pobreza es 31% y la equidad ha mejorado.Siguen siendo cifras desafiantes pero las mejoras son evidentes.

Costa Rica es el país latinoamericano que ha tenido una verdadera polí-tica de Estado en esta materia. Desde la disolución de las fuerzas armadas en1948, la participación popular masiva ha determinado un proyecto consensuadode inversión en gran escala en educación y salud, a pesar de ser un país pobreen recursos naturales. La equidad es alta, y la pobreza la mitad de la cifra de laregión (20% vs.41%).

En los tres casos la participación ha impulsado y protegido los procesosde cambio, ha equilibrado la sociedad, ha llevado a reducir la pobreza, y endefinitiva a conseguir excelentes resultados económicos. Chile mantiene unalto crecimiento económico 6,1 en el 2004 y 6 en el 2005, Argentina es el paísque más crece de la región después de Venezuela, 9 en el 2005, y 8,6 en el 2005,y Costa Rica ha logrado conformar un pujante sector de alta tecnología. Ha sidoelegida por su estabilidad social y su nivel educativo por inversiones tecnológicasde punta, produce el 22% de todo el software que sale del continente, y ocupa eltercer lugar mundial en “outsourcing” luego de India y China.

La participación es deseable en cualquier contexto histórico. Cumplefinalidades múltiples, para el “desarrollo como ampliación de la libertad” comolo mostró Amartya Sen, pero en el caso especifico de América Latina, la másdesigual de todas las regiones, es una llave maestra para que los pueblosrecuperen su voz, las sociedades se reequilibren, y se creen condiciones paraenfrentar los intolerables niveles de pobreza actuales.2

4. ¿La participación es viable en América Latina? Revisiónde algunas experiencias que son referencia internacional

En casi todos los países de la región ha habido experiencias significativas departicipación popular en la ultima década. Hemos seleccionado para su

2 Sen (2002) muestra que en realidad es difícil hablar de libertad en condiciones de alta desigualdad.Señala: “La retórica de la libertad ha sido ampliamente utilizada por muchos pensadores que hademostrado relativamente poco interés por la equidad (...) Sin embargo, resulta difícil entenderuna perspectiva de libertad que no tenga a la equidad como elemento central. Si la libertad esrealmente importante, no puede ser correcto reservarla solamente para unos pocos elegidos (...)La desigualdad es una preocupación central en la perspectiva de la libertad”.

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comentario tres de ellas que son consideradas unánimemente altamenteexitosas, han demostrado sostenibilidad en el tiempo, y han atraído la atencióninternacional como verdaderos laboratorios de participación cuyas leccionespueden interesar al mundo entero. Se trata de las experiencias del presupuestomunicipal participativo en Porto Alegre, Brasil, de la construcción y gestión deun municipio autogestionario en Villa El Salvador, Perú, y la de excelentespracticas de gobernabilidad y gestión en la Ciudad de Rosario, Argentina.

Porto Alegre. La ciudadanía gestionando el presupuesto

Iniciada en 1989, la experiencia de presupuesto municipal participativo continúacon pleno vigor en el 2006, y se ha convertido en un hito de referencia obligadoa nivel mundial en la materia. Hábitat II de la ONU la escogió como una de las42 mejores experiencias de gestión urbana del mundo, y el Programa de Gestiónde Gestión Urbana de la ONU para América Latina, como una de las 22 mejorespracticas de gestión pública.

La ciudad con 1.300.000 habitantes presentaba serios problemas sociales,una población importante viviendo en favelas, y un ambiente muy critico haciala gestión municipal por sus ineficiencias y episodios de corrupción.

La nueva gestión del Partido de los Trabajadores (PT) decidió lanzaruna experiencia pionera, orientada a tratar de generar una nueva relaciónEstado-sociedad a través de la participación masiva de la ciudadanía en lasdecisiones sobre la asignación de los recursos para inversiones del municipio.

La intención era promover entre los habitantes la idea de que podían incidirmuy fuertemente en la toma de decisiones del municipio, y a través de ellolograr conformar una administración realmente representativa de las mayorías,y cerrar el paso a la cooptación usual de la gestión por intereses particulares.

Como explica Tarso Genro (2005) uno de los creadores de la experienciay alcalde de la ciudad en el segundo periodo de su implementación:

No se trató simplemente de incentivar la participación popular (...) Enrealidad fue creado un nuevo centro de decisiones que junto con el PoderEjecutivo y el Legislativo, democratizaron efectivamente a la acción políticae integraron a los ciudadanos comunes en un nuevo “espacio público”. Unespacio público no tradicional que le dio potencia al ejercicio de los derechosde la ciudadanía e insto a los ciudadanos a ser más exigentes y críticos.

La voluntad proparticipatoria no quedo en el discurso. Se hizo un muyimaginativo esfuerzo para diseñar mecanismos sustantivos de participación y

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control popular. Se crearon 16 distritos en donde se reunían los ciudadanos decada uno a decidir las prioridades locales, y cinco comisiones temáticas quediscutían prioridades con la visión de los problemas globales de la ciudad. Losparticipantes elogian sus representantes en el Consejo de PresupuestoParticipativo, que llevaría a través de instancias sucesivas sus decisiones alpresupuesto final de la ciudad.

Esto implicaba crear todo un espacio público no estatal en que la sociedadcogestionaba el presupuesto. Por otra parte ese mismo espacio era de rendición decuentas, de cómo se cumplían las decisiones adoptadas en el ejercicio anterior.

El sistema permitía pasar del perfil tecnocrático usual de un presupuestohecho por la tecnocracia municipal desde sus oficinas, a un presupuesto “vivo”en cuyo proceso de formación intervenían los actores reales.

El presupuesto participativo preveía un calendario anual con diversosciclos de planificación, discusión e información. Estaba contemplado inclusoque los representantes electos por los vecinos para integrar el Consejo dePresupuesto Participativo siguieran un curso de formación sobre presupuestopúblico para poder cumplir a plenitud con sus responsabilidades.

Los criterios fijados para la toma de decisiones eran progresivos. Laasignación de recursos a cada distrito debía estar guiada por su población, losdeficits de servicios y de infraestructura en el barrio, y las prioridades temáticasfijadas.

Los primeros años de implementación fueron difíciles. La poblaciónacudió masivamente a demandar, y los recursos del municipio eran muy limi-tados. Se produjo inicialmente un efecto frustración, pero el municipioemprendió una gran reforma tributaria para incrementar su recaudación.

La participación popular en que estaba apoyado le permitió hacerlo conéxito. Allí pudo empezar a concretar las prioridades fijadas por la población alinicio. Ello multiplicó el interés ciudadano y posibilitó profundizar el proceso.

Genro describe:

A partir del final del segundo año de gobierno, el Presupuesto Participativoya se diseñó como un nuevo hecho político, estructurador de una nuevarelación política del Estado con la sociedad en Porto Alegre. Con las obrasapareciendo, con la información que circulaba “boca a boca” y también conla información dirigida a través de un programa de TV, orientado por laCoordinación de Comunicación Social de la Alcaldía, las comunidadescomenzaron a tener conciencia de que “valía la pena ir al Presupuesto”. Laciudad comenzó a tener conciencia de que el gobierno realmente reconocíaen sus ciudadanos la fuente de sus decisiones más importantes. “Algo denuevo”, en la manera de gobernar, estaba efectivamente ocurriendo.

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Un rasgo muy especial de la experiencia fue la decisión política demantener el presupuesto participativo como autónomo, tratando de que elproceso respondiera a la sociedad, y no se convirtiera en una dependencia delmunicipio.

Otro fue verlo como un proceso abierto a ser perfeccionado permanen-temente según los aprendizajes obtenidos en la práctica.

Entre otras modificaciones en el camino se fueron afinando cada vezmás los criterios de representatividad para garantizar la legitimidad de losrepresentantes, y dar plena cabida a las nuevas asociaciones de la sociedadcivil que nacieran.

La experiencia arrojó resultados de gran significación para todos losactores.

Para la ciudad significó una utilización mucho más optimizante de losrecursos limitados. Las evaluaciones indican que la reasignación de recursosen base a las prioridades fijadas a través del proceso participativo, llevaron aun aumento notable de la matricula escolar, el agua potable, el alcantarillado,la pavimentación de áreas pobres, y las facilidades para las pequeñas y media-nas empresas.

Para las instituciones municipales el reto de un diálogo permanente conuna comunidad movilizada, creó una instancia potente de evaluación deldesempeño, de análisis de las rutinas, y un incentivo para la mejora de losprocedimientos y las políticas. El control social actuó como un catalizador delmejoramiento de la gestión municipal.

Asimismo la participación masiva de la ciudadanía inhibió o dificultó enextremo las prácticas corruptas, y el clientelismo.

Para los ciudadanos hubo un crecimiento fundamental de su capital social.Todo ello es muy bien captado en la rigurosa evaluación efectuada por

Navarro (1998) para el BID. Señala que:

Los ciudadanos de Porto Alegre han tenido oportunidad de pasar por unproceso plenamente participativo a través de haber:

� expresado su comprensión de los problemas cruciales que enfrenta laciudad;

� establecido prioridades de los problemas que merecen más inmediataatención;

� seleccionado las prioridades y generado soluciones prácticas;

� tenido oportunidad de comparar con las soluciones creadas en otrasregiones de la ciudad y en otros grupos de temas;

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� tomado la decisión definitiva sobre la aprobación, o no, del plan deinversiones; y

� revisado los éxitos y fracasos del programa de inversiones para mejorarsus criterios para el año siguiente.

Todas estas experiencias de los ciudadanos realizados de modo constan-te dispararon su capital social. Así mejoraron su asociatividad, confianza mutua,civismo, y los valores éticos predominantes. Como resalta la evaluación:

Las mejoras materiales son sin embargo sólo una parte de los beneficios quela ciudad de Porto Alegre experimentó.

El proceso participativo ha tenido también un impacto inconmensurable enla capacidad de los ciudadanos de enfrentar problemas juntos comocomunidad, y de trabajar colectivamente para mejorar la calidad de laadministración pública y, por consiguiente, la calidad de vida.

También los ciudadanos tuvieron en la experiencia la posibilidad de unabuena lectura de cuales pueden ser los límites de experiencias locales. De Sou-za (1998), uno de los directivos de la experiencia en la gestión Genro explica:

Es preciso comprender que la experiencia del Presupuesto Participativotrasciende al proceso de gestión pública y de planificación democrática. Estambién un elemento de toma de conciencia y de despertar a la ciudadanía.

En el transcurso de estos 10 años, la población ha descubierto que hay proble-mas que no se pueden resolver en el marco de una gestión municipal. Lascuestiones de sanidad, de educación, de vivienda, de protección social, decreación de empleo, de renta etc., dependen, para su resolución estructural,de políticas macroeconómicas y fiscales fijadas al nivel de los estados miembroso del Estado Federal, en las Asambleas Legislativas y en el Congreso Nacional.

De este modo la población ha comprendido que no es suficiente con hacercorrecciones en el presupuesto del estado y de la Unión, que hay que atreversea ir más allá. Es preciso incorporar sus reivindicaciones en luchas más prolon-gadas para transformar profundamente las estructuras de la sociedad brasileña.

Un nuevo gobierno municipal de otros partidos, surgido de las eleccionesdel 2004, siguió fortaleciendo el presupuesto participativo, pero puso en mar-cha junto a el, una reforma del estado y de sus relaciones con la sociedad demuy amplios alcances que denominó: “La gobernanza solidaria local”.

La llamó gobernanza porque “está basada en la asociación entre elgobierno y la sociedad para estimular la participación social, y el

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emprendidurismo de los ciudadanos”, solidaria porque promueve “lacooperación y la ayuda mutua entre las instituciones gubernamentales y nogubernamentales y las personas”, y local porque es una experiencia descentra-lizada en “regiones, barrios, y villas”.

La iniciativa creó nuevos instrumentos entre ellos el Portal de Gestiónque ofrece toda la información en línea sobre la gestión de gobierno, elObservatorio de la Ciudad con el mapa barrio por barrio de desigualdadessociales, asociaciones comunitarias, oferta de servicios públicos etc., y el Blogde la Gobernanza espacio interactivo público. Para dar apoyo a todas las iniciati-vas la ciudad espera capacitar con la Unesco para fines del 2008 a 13 milagentes voluntarios que actuaran en 82 barrios y 478 villas, y espera tenerpara fines del 2007, 700 ONGs capacitadas en gestión de proyectos y captaciónde recursos.

Por otra parte hacia el interior de la administración pública la iniciativafomenta la intersectorialidad. En cada una de las regiones del PresupuestoMunicipal Participativo se han constituido Comités Gestores Locales, dondetodos los órganos municipales trabajan integradamente buscando solucionesefectivas.

¿A dónde va la experiencia? Uno de sus principales creadores CezarBusatto, Secretario de Coordinación Política y Gobernanza local de la ciudad,reflexiona (2006):

No sabemos. Acreditamos que la distribución del poder ejercida con cadavez mas personas, además de ampliar la participación y la libre manifestaciónde las redes sociales, lleva al perfeccionamiento de las relaciones democrá-ticas. Al incentivar la participación de las personas en la construcción de proyectosde futuro para sus propias comunidades, ellas se emancipan. Sus palabras sonoídas, debatidas, sus ideas se amplían, sus propuestas se perfeccionan. Crecesu involucramiento, su sentido de pertenencia, su identidad.

Villa El Salvador: la construcción de un municipio autogestionario

En 1971, 50 mil pobres peruanos en su mayoría llegados de los Andes crearonen un arenal desierto en las afueras de Lima, Villa El Salvador. En la exposiciónpermanente de fotografías de la Villa, puede verse que vivían en carpas, carecíande todo, su suelo era la arena.

Hoy, 2006, Villa El Salvador es una ciudad de 400 mil habitantes, unacolmena de actividad agrícola, industrial, comercial y de servicios, con logros

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excepcionales que le han valido algunas de las mayores distinciones mundiales.Recibió el Premio de las Naciones Unidas a la Ciudad Mensajera de la Paz, elpremio de la Unesco a la experiencia más desafiante de educación popular, elPremio Príncipe de Asturias a la Concordia, el premio Nacional de Urbanismodel Perú por su diseño humano, y muchos otros. Se suceden los estudios sobrecomo partiendo de la nada, sin ningún capital físico, ni financiero, y sin ayudaalguna esa comunidad logró metas fundamentales para su población.

A fines de 1981, en solo 18 años, contaba con 50 mil viviendas, el 68%con materiales nobles. Treinta e ocho mil de ellas fueron construidas por losmismos pobladores. También habían levantado con su esfuerzo 2.800 mil metroscuadrados de calles de tierra afirmada, y construido 60 locales comunales, 64centros educativos y 32 bibliotecas populares. A ello se sumaban 41 núcleosde servicios integrados de salud, educación y recuperación nutricional, cen-tros de salud comunitarios, una red de farmacias, y una red vial interna concuatro rutas principales, y avenida pependicuales. Habían plantado mediomillón de árboles.

La tasa de matriculación en primaria era el 98%, en secundaria del 90%cifras mucho mejores a los promedios nacionales. La organización de lacomunidad para la salud preventiva, el control de embarazos, y las vacunacioneshizo descender la tasa de mortalidad infantil al 67 por mil frente al 88 al 95por mil nacional. Después Villa El Salvador había de construir un parque in-dustrial para microempresas, exportar a la Unión Europea, convertirse en laindustria de muebles modelo del Perú, y muchos otros logros.

Fue indicativo del proyecto de sociedad que se propusieron los fundado-res el hecho de que antes que nada todavía viviendo en las chozas construyeronescuelas para los niños. Michel Azcueta el primer alcalde, y varias veces alcaldenarra (Zapata, 1996):

Desde la instalación misma, la población se organizó para que se construyeranescuelas y los niños no perdieran el año escolar. Se formaron 12 comitésproescuela en los primeros tres meses y se inició la construcción de muchasaulas en un esfuerzo que, mirado a la distancia, parece enorme y que no seentiende sin acudir a una explicación sobre sus motivaciones subjetivas. Seempezó a dictar clases en aulas que usaban esteras como paredes, las que seimpermeabilizaban con plásticos para mínimamente combatir el frío invernal,mientras que el suelo era de tierra apenas afirmada, y los escasos ladrillosfueron reservados para ser usados como precarios bancos por los niños.Estas aulas fueron construidas en jornadas colectivas dominicales, con unentusiasmo y febrilidad que han dejado un recuerdo imborrable entre susprotagonistas.

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En la base de los logros de esta población humilde que se convirtió enun actor histórico decisivo de su propio destino, y en un actor relevante delPerú, se halla la apelación desde el día inicial a la participación popular. En1973 se creó la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador(Cuaves) que había de ser una fuerza esencial en las luchas de la comunidad.Se instalaron 4 mil unidades organizacionales donde todos los pobladoresenfrentaban juntos los diversos problemas. Muchísimos miembros de la Villahicieron experiencias de liderazgo en esa organización abierta. En 1983 secreo la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador.

Esta línea de trabajo de democracia directa y participación activaacompañó toda la historia de Villa. En el 2001 fue el primer municipio del Perúen incorporar el Presupuesto Municipal Participativo, y llego a asignarle el35% de los recursos presupuestarios totales.

La experiencia pasó por diversas etapas, encontró obstáculos, y huboerrores en su gestión en diversos momentos, pero continúa con todo vigor.

Con dificultades enormes, como el hostigamiento de gobiernos que veíanen Villa un freno a sus juegos clientelares, o una experiencia conflictiva con laspolíticas neoliberales, y el ataque de los grupos terroristas que asesinaron a sualcaldesa, a regidores, y líderes, Villa El Salvador ha demostrado una excepcio-nal capacidad de sosteniblidad.

En un país donde el 48% de la población esta en pobreza, y el 20% enindigencia, con cifras aun mucho mayores en la población indígena de dondevienen muchos de los fundadores de Villa (68% de pobreza), la situación deVilla destaca. Se trata de una comunidad dinámica con pobreza pero digna,que cubre las necesidades básicas, garantiza educación y salud, y promuevefuentes de trabajo.

En Villa El Salvador 2006, se entrega un permiso para funcionamientode una nueva empresa en 24 horas, una partida de nacimiento en 10 minutos.Ha sido declarada Ciudad Productiva, y tiene todo orden de incentivos paralas microempresas. Esta estableciendo la Universidad Nacional Tecnológicadel Cono Sur para formar productivamente a las nuevas generaciones y alen-tar los emprendedores. En cada uno de sus colegios, los niños eligen entreellos alcaldes y regidores escolares. Ellos deciden en consulta con sus repre-sentados sobre un presupuesto para inversiones que les asigna el municipio.Este proceso continuo los va formando en prácticas de ciudadanía concretasdesde la más temprana edad, y desarrolla sus capacidades para la participación.

El nuevo Plan Integral de Desarrollo al 2021 de Villa basado en un am-plio proceso participativo se propone avanzar seis ejes: 1. educación con equidady calidad, cultura e identidad, 2. ciudad saludable, 3. desarrollo económico,

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4. modernización de la ciudad, 5. seguridad ciudadana y cultura de paz y6. democracia participativa y ciudadanía.

Detrás del plan y de toda la gesta del Villa El Salvador, que llevo al papaJuan Pablo II cuando visito Villa el Salvador en 1985 y dio una misa paramillones a decir, “en Villa El Salvador hay hambre de D-os”, se halla unaconcepción avanzada del desarrollo.

El nuevo plan se autodescribe del siguiente modo (Villa El Salvador,2006):

El plan se ubica en la perspectiva del desarrollo humano, es decir, concebimosel desarrollo como un proceso continuo de ampliación de las capacidades ylibertad de las personas. En ese sentido, recupera importancia temas de laagenda local, hasta ahora poco atendidos, como la lucha contra la pobreza yviolencia familiar. Entender el desarrollo como un proceso de liberación nospone en ruta de los Objetivos del Milenio propuesto por las Naciones Uni-das, y adoptado por el Perú, para reducir la pobreza en el mundo, en lospróximos 15 años. Este proceso también, nos ha permitido reafirmar laparticipación social y la equidad de género, entendida como igualdad deoportunidades y de trato entre mujeres y varones, como ejes transversalesdel PIDCVES. De igual modo, el Plan se inscribe en el largo proceso dedescentralización de Lima Metropolitana y su apuesta por la integración yfortalecimiento de la Asociación de Municipalidades del Área Sur de Lima.En ese sentido, el PIDCVES dialoga con el Plan de Desarrollo de Lima Sur,también en proceso de actualización.

La experiencia de Villa El Salvador donde una población indígena pasade carpas, a la construcción de un municipio que es referencia mundial, indicaclaramente que la participación el eje sobre el que se construyó la experiencia,es un constructor formidable de capital social, y que puede ser la fuerzaimpulsora de esfuerzos humanos de esta envergadura y resultados.

Rosario: un modelo de ciudad incluyente, sostenido,y participativo

Una gestión municipal renovadora encabezada por los alcaldes Hermes Bimmery Miguel Lifschitz ha desarrollado en Rosario, la tercera ciudad en poblaciónde la Argentina, una experiencia de construcción de una gestión local basadaen la participación comunitaria que ha tenido resultados de gran efectividad.El Proyecto Feria de Gobernabilidad Local para América Latina del Programade las Naciones Unidas para el Desarrollo distinguió en el 2003 a Rosario como

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una de las ciudades mejor gestionadas del continente en base a un amplionumero de parámetros.

La experiencia se inició en los 90 en condiciones muy particulares. LaArgentina vivió durante esa década la hegemonía del llamado con frecuencia“pensamiento único”. Las recetas económicas ortodoxas dominaron la toma dedecisiones públicas, y fueron difundidas intensamente entre la población.

Se llevó adelante un proceso de desplazamiento del Estado de la granmayoría de sus roles, reducción indiscriminada de su planta de funcionarios,desmantelamiento de numerosos organismos claves, y privatización a ultranzapor principio al margen de las contradicciones y complejidades de cada caso.En solo tres años de 1990 a 1992 el número de funcionarios públicos se redujode 670 mil a 364 mil. A fines de los 90, el gasto público representaba solo el16,11% del producto bruto interno.

La ciudad de Rosario con un millón de habitantes, presentaba gravísimosproblemas de desocupación, pobreza, exclusión social, y una aguda tensión. Elnuevo gobierno municipal liderado por Hermes Binner, dirigente de un partidominoritario en el país (el Partido Socialista), que sólo había ganado la alcaldíaen dicha ciudad, emprendió un proyecto que estaba en una dirección totalmentediferente a lo que sucedía a nivel nacional. En lugar de descartar al Estado comoactor relevante, y privatizar sus funciones, procuró reformarlo profundamente yconvertirlo en un estado municipal orientado a la inclusión social activa, eficien-te, con alto nivel de profesionalidad, y totalmente interrelacionado con laciudadanía a través de formas múltiples de participación popular.

El actual intendente de la ciudad, Miguel Lifschitz, define así las líneasdel intento (Rosario, 2005):

Cuando las modas aconsejaban dejar a los individuos librados a su suerte —que, la historia demostró, es la peor de las suertes —, desde Rosario decidi-mos trabajar por el fortalecimiento del Estado, para asegurar los derechoshumanos más esenciales. Paralelamente, abrimos las puertas del Estado alos ciudadanos y a las instituciones, dándoles un lugar en el diseño de polí-ticas y en el control creciente sobre el gobierno, para garantizar el pluralismoy la transparencia de la gestión.

En Rosario se construyó paso a paso una institucionalizad renovadora.La de un Estado ligado directamente a las prioridades de los ciudadanos, ycogestionado por ellos.

Entre los instrumentos principales generados estuvieron los siguientes.Plan Estratégico Local. Producto de amplias consultas e intercambios

con las principales organizaciones de la sociedad, estableció la visión de ciudad,y las prioridades para la inversión publico-privada.

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El plan ha sido un instrumento maestro de orientación de las políticaspúblicas, pero por sobre todo ha sido valiosísima la relación de trabajo conjun-to que desencadeno con la sociedad. En lugar de un Estado que planifica dearriba hacia abajo, se creo un equipo en donde la Intendencia lidera un esfuerzocolectivo de gestión de la ciudad en dirección al modelo de ciudad planteado.

El Plan Estratégico Rosario estableció como visión de ciudad la siguiente:

Rosario, una ciudad con oportunidades de vida y de progreso para todos sushabitantes, sustentada en el trabajo y la creación, que recupera el río y seconstituye en punto de integración y encuentro en el Mercosur.

El plan identificó cinco líneas de trabajo para avanzar esta visión deciudad: construir la Ciudad del Trabajo, la Ciudad de las Oportunidades, laCiudad del Rio, la Ciudad de la Integración, y la Ciudad de la Creación.

Énfasis en los niños. El Plan Estratégico percibe a la ciudad como unaciudad que debe pensarse desde los más débiles, como son los niños.

Por ello plantea:

La igualdad que importa es la que importe a los niños. Lo que importa a losniños tiene que ver más bien con el acceso a espacios verdes, bibliotecas,campos deportivos, cursos de violín, y todo aquello que puede servir para eldesarrollo de su potencial humano.

Entre las concreciones del municipio en este campo se hallan el Progra-ma Crecer y el Tríptico de la infancia: Granja de la Infancia, Jardín de los Niñose Isla de los Inventos. También la creación única de los Consejos de los Niños,en donde niños elegidos por los otros niños, aconsejan, fabrican ideas e inventanen una practica de valor formador incalculable. González (2005) cuenta:

Retomemos la feliz iniciativa de los chicos del Primer Consejo de Rosario(1998) de declarar el Día del Juego y la Convivencia e instar a los sectorespúblicos y privados a “parar” unas horas para recordar que “jugar y convivir”son la democracia en verbo.

Tantos jugaron, participaron, debatieron, tantos lazos se actualizaron esedía de octubre que en definitiva los niños políticos de los consejos habíanencontrado una de las formas de participación más poderosas y eficaz delmundo: el juego (los chicos lo saben porque es el modo en que conocen elmundo, y nosotros lo sabemos porque la historia nos lo dice, pero lo olvida-mos rápidamente).

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La gestión municipal descubre en este acontecimiento una muestra de lautopía posible, una manera extraordinaria de apropiación del espacio públi-co por los ciudadanos, una forma de creación colectiva.

Descentralización del Estado. En Rosario se fue mas lejos de lo con-vencional en los intentos de descentralización urbana.

No se trató simplemente de abrir oficinas de atención al ciudadano enlos diversos distritos de la ciudad. Se adoptó como principio que los serviciosse debían ofrecer desde el lugar más cercano al ciudadano, y se crearon Cen-tros Municipales de Distrito. Son centros que cumplen los siguientes rolessimultáneos (Riveros, 2005):

� Un centro administrativo y de servicios, que facilita la resolución detrámites y la prestación de servicios públicos.

� Un centro comunitario, que da cabida a una multiplicidad de programasy actividades-administrativas, de servicios, de desarrollo social, cultural,productivo.

� Un centro de coordinación entre las diferentes áreas municipales paraese territorio particular.

� Un centro de participación ciudadana, lugar de encuentro entre las dis-tintas organizaciones o entidades barriales.

Presupuesto participativo. Siguió las modalidades de Porto Alegre yotros semejantes con mejoras para adecuarlo plenamente a las característi-cas de Rosario y llevarlo a cada rincón de la ciudad. A ello sumó unaexperiencia renovadora, el Presupuesto Participativo Joven. Los jóvenes decada distrito eligieron representantes que en asambleas identificaron losproyectos que entendían debían formar parte del presupuesto participativodel distrito. Ello permitió agregar al presupuesto una mirada desde lasinquietudes, intereses, y visión de la sociedad de los jóvenes. Al mismo tiempoesta práctica se convirtió en una escuela de desarrollo democrático de losmismos jóvenes.

En el 2004, se sumó otra mirada adicional, la de la perspectiva de género.Se adoptaron todo orden de medidas para garantizar la participación plena delas mujeres en todo el ejercicio del presupuesto participativo. Entre ellas, lamitad de los miembros del Consejo del Presupuesto debían ser mujeres.

Plan Urbano participativo. Elabora las acciones de planificación urba-na por distrito con el consenso de las diversas instituciones y organizacionesde cada barrio.

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Política de Salud cogestionada. El sistema de salud de la ciudad esreconocido nacional e internacionalmente por su efectividad. La salud seconvirtió en una prioridad central en Rosario. Pasó de representar menos del8% del presupuesto municipal en 1989, hasta el 25%. La mortalidad infantilbajo de 25,9 por mil en 1988 a 11,4 en el 2003. Las consultas en hospitales seelevaron en un 108%, las consultas en los Centros de Salud en un 314%, nive-les muy superiores al crecimiento demográfico de la ciudad.

Los pilares del sistema de excelencia de salud pública montado por elmunicipio han sido la descentralización y la participación.

Inspirado en concepciones de avanzada de la medicina, se proponetrabajar junto con la comunidad en la prevención.

La ciudad se transformó en un municipio saludable, donde la comunidadentera esta trabajando en los grandes preventores en salud, como la proteccióndel ambiente, la nutrición saludable, el ejercicio físico, la recreación, y laseguridad vial.

La intensidad de la relación forjada entre el municipio y la sociedad enel campo de la salud puede percibirse en el grafico retrato que hace un acredi-tado especialista en salud Mario Rovere (2005):

Pero en todo caso, y tal vez por mi sesgo de recursos humanos, de educación,si yo tuviera que elegir el resultado que más me impacta, diría que loencuentro en sentir que cada vez que estoy en Rosario, que cada vez queentro en contacto con cualquier nivel de la organización, tengo la sensaciónde encontrarme con personas que aprenden, con equipos que aprenden,con organizaciones que aprenden, orientados por una permanenteinsatisfacción, por un fuerte compromiso con la población, fuentes inagotablesde motivación, curiosidad, innovación y creatividad.

Gestión asociada del Estado con otros actores sociales, como lasempresas, y las organizaciones de la sociedad civil.

Mecanismos participativos múltiples. Se planificó crear diversos canalespara dar todas las posibilidades a la participación ciudadana, entre ellosaudiencias públicas, consejos consultivos distritales, consultas populares e ini-ciativas populares.

Todos estas y otras direcciones de trabajo tuvieron como el eje común eldesafío asumido colectivamente de construir una ciudad con rostro humano.La participación fue la constructora de esta gran concertación. Ella a su vez fuela base de legitimidad que permito al gobierno municipal hacer los grandescambios realizados y en marcha.

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5. Lecciones de las experiencias exitosas

¿Qué lecciones de conjunto pueden sacarse de Porto Alegre, Villa El Salvadory Rosario que puedan apuntalar el fortalecimiento de la participación popularen la región?

Son tres experiencias bien disímiles en contextos nacionales muy dife-rentes. Una en un país-continente Brasil, es la experiencia de un estado muni-cipal que abre una vía inédita en la historia del país y del continente, con unpresupuesto municipal participativo, y ahora junto a el con la gobernanzasolidaria local que cambia totalmente el estilo de relaciones entre Estado ysociedad.

Otra Villa El Salvador es una experiencia pura de la sociedad civil, endonde en una sociedad que ha discriminado fuertemente a sus indígenas, elloslevantan de la nada un municipio modelo cuyos logros se convierten enreferencia mundial.

La tercera, Rosario, es una ciudad que adopta una dirección contra losvientos predominantes que reducían al Estado a un rol mínimo, y ayudacolectivamente a construir un municipio con políticas públicas totalmenteactivas, y que establece un modelo de cogestión integral con la ciudadanía.

Sin embargo a pesar de las diferencias históricas y de las especificidadeshay ciertos aspectos comunes muy relevantes.

Primero. La participación se mostró como una estrategia maestrapara reducir la desigualdad

En primer lugar en los tres casos el contexto era de agudas polarizacionessociales. Brasil es uno de los países más desiguales del planeta, Perú tiene unaltísimo coeficiente Gini pero además marcadas discriminaciones hacia lapoblación indígena, Argentina se convirtió en los 90 en una sociedad total-mente inequitativa, y las políticas económicas aplicadas convirtieron en nuevospobres a amplios sectores de las clases medias.

En esas condiciones y en el marco favorable que implicaba una luchapermanente por la profundización de la democracia en los tres países, las tresexperiencias movilizaron a fondo la participación ciudadana, y ella actuó comoun gran igualizador social.

Los profundos desequilibrios de poder económico, discriminaciones, yasimetría política, desaparecieron al interior de las experiencias por laintegración igualitaria a través de la participación. Todos pudieron informarse,analizar, y tomar parte en decisiones claves para el destino de sus municipios.

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El resultado fue políticas democratizantes, a favor de los más débiles, queredujeron sensiblemente los desequilibrios dentro de lo que estaba al alcancede marcos municipales.

El municipio se concentró en los tres casos en generar bienes públicos comosalud, educación, atención especial a los niños, espacios para microempresas, ymuchos otros, que redujeron los costos de vida de los pobres, mejoraron sueducación y empleabilidad, y les abrieron posibilidades de inclusión social.

Se corroboró la tesis anteriormente planteada. Cuando hay muchadesigualdad como en América Latina la región mas desigual de todas, laparticipación es una gran fuerza que puede corregir los sesgos de políticasmarcadas por los intereses de los grupos de mayor poder, haciendo sentir elpeso de las legitimas prioridades de las mayorías débiles.

Desde ya ello que funcionó con fuerza en el nivel local, tiene otracomplejidad y dificultades a nivel nacional, pero el camino parece tener plenavalidez. Así los países más igualitarios del mundo como los nórdicos secaracterizan por la presencia de dosis inéditas de participación ciudadana.

Segundo. Para movilizar la participación se necesita unproyecto político de real intención democratizadora. política,económica y social

En los tres casos, la marcha hacia los logros tuvo que pasar por resistencias ydificultades enormes. Sólo la existencia de un proyecto político coherente,centrado en la inclusión social, la equidad, y el desarrollo pleno de la ciudadaníapudo enfrentar y superar las diversas coyunturas difíciles, sin que lasexperiencias naufragaran bajo su peso.

En Porto Alegre y Rosario fueron los proyectos políticos de partidos declara tendencia reformadora, en Villa El Salvador el proyecto social-humanistade una comunidad organizada. La consistencia de esos proyectos fue un pilaren la continuidad de las experiencias que cumplen ya 17 años en Porto Alegre,y Rosario, y 35 en Villa El Salvador.

Tercero. Las experiencias de participación democratizantese transforman de proyectos de un partido o sectoren proyectos colectivos

En Porto Alegre la ciudad hizo suyo el Presupuesto Municipal Participativo.Sus beneficios eran para todos, y para la ciudad en su conjunto. A tal punto

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que reiteró su apoyo en tres oportunidades al partido que inició el proyecto, yfinalmente en la última cuando dio su votación a otras corrientes partidariaslas mismas asumieron como suyo el presupuesto participativo, y trataron deprofundizar las vías que había instalado.

En Villa El Salvador se sucedieron alcaldes de diverso signo político,pero el carácter básico del proyecto permaneció inalterado.

En Rosario como el partido que llevó adelante el proyecto era totalmen-te minoritario a nivel nacional se dio la paradoja que la misma población votabapara presidente del país a los candidatos de partidos mayoritarios y consisten-temente durante tres periodos para intendente de la ciudad al partido quecondujo el proyecto de renovación integral de la ciudad.

Cuarto. Es fundamental el capital cultural y social existente

Los recursos financieros son muy importantes para montar experienciasavanzadas. También contar con infraestructura, capital fijo, recursos naturales,y otros bienes de capital. Pero hay una forma de capital que es la decisiva, yque fue la que inclino la balanza a favor del éxito de la experiencia en estoscasos, el capital cultural y social de la comunidad.

En Porto Alegre la experiencia no surgió de la nada, sino de un tejidosocial muy rico en experiencias asociativas. Lo describe Navarro (1998):

La historia asociativa de Porto Alegre se asemeja bastante a la de Rio Gran-de do Sul, sin duda el estado de la Federación que ostenta la mayor vitalidadorganizativa, inclusive en sus áreas rurales. Ya en 1956 un decreto munici-pal abrió las puertas a diversos consejos y asociaciones comunitarias, poste-riormente hermanadas en la Federación Riograndense de las AsociacionesComunitarias y de Barrios (Fracab), fundada en 1959, y con una activaactuación, particularmente entre fines de los años setenta y mediados de ladécada siguiente.

En 1979, la Federación ya contaba con 65 asociaciones afiliadas, sólo enPorto Alegre. En 1983 se fundó la Unión de las Asociaciones de Vecinos dePorto Alegre (Uampa), un consorcio de organizaciones fuertementepolitizado, que reflejaba la liberalización política del país durante la primeraparte de esa década. La Unión estuvo intensamente involucrada en variasáreas de conflicto y de disputas, tales como viviendas populares, acceso a laeducación, oferta de servicios de salud en los barrios más pobres, y derechoshumanos, entre otras de menor envergadura. De acuerdo con diversasestimaciones, existirían actualmente en Porto Alegre alrededor de 500asociaciones comunitarias, cifra que aún pudiendo ser algo exagerada, ubicaa la ciudad como una de las más dinámicas del país, en términos asociativos.

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En Villa El Salvador los indígenas que bajaron de los Andes peruanos ycrearon Villa carecían de todo bien material pero tenían detrás suyo miles deaños de cultura indígena, en la que las tradiciones asociativas eran de unafuerza singular. Venían de viejas civilizaciones que habían creado institucionesmodelos con el Ayllu peruano, y toda una cultura de la propiedad comunal. Enellas se apoyaron, e incluso en algunos de sus notables desarrollos tecnológicoscomo las lagunas de oxidación de los Incas que permitían transformar losdesechos en abonos.

En Rosario la ciudad tenía una tradición social avanzada. Por muchosaños a pesar de las diversas viscitudes históricas los idearios sociales habíantenido fuerte peso en la población, y la utopía social estaba muy anclada en sucultura.

Quinto. Es decisivo el modelo organizacional y la calidadde la gerencia social

Probablemente aun cuando se hubieran dado componentes como los anterio-res, voluntad política, un proyecto, capital social, interés colectivos, lasexperiencias podían haber fracasado sino hubiera habido un modeloorganizativo apropiado y gerencia social de excelencia. Como ha señaladoSulbrandt (2006) la verdadera política no es la que esta en el papel, sino lapost-gerencia, la que queda después de la implementación. Las mejoresintenciones de participación si luego se opta por estilos organizacionales buro-cráticos, o paternalistas, pueden transformarse en todo lo contrario de lo quese quería. Los propósitos más genuinos de concertar con la comunidad yconsultarla, pueden estrellarse si se usan métodos de gestión verticales, y quecompartimentalizan.

En los tres casos hubo un gran esfuerzo de creación de modelos ad hocque rompían con todo lo existente, y que demostraron ser los acertados.

En Porto Alegre una sofisticada y compleja armazón de reuniones,asambleas, ciclos de programación, ciclos de rendición de cuentas queconvirtieron a la participación colectiva en el presupuesto en una realidadfactible.

En Villa El Salvador un funcionamiento de democracia directa a travésde asambleas, unidades organizacionales múltiples, liderazgo rotativo,información colectiva continua, que generaron la integración a la experienciade la gran mayoría de la comunidad.

En Rosario un entramado de consultas, y deliberaciones entre Estado ysociedad a todos los niveles para numerosísimos aspectos, que generaron re-des, espacios de dialogo, reconocimiento mutuo, y un gran clima de confianza.

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Sexto. Lo más importante es el proceso democratizador en sí

En todos los casos los logros son formidables. Mejoro drásticamente el nivel devida de la gente, de las familias, y la calidad de la ciudad. Todo ello dentro delas restricciones ya enfatizadas anteriormente de una ciudad dentro de unpaís. Sin embargo lo más importante fueron los aprendizajes, experiencias, yempoderamiento colectivo de la sociedad y fundamentalmente de sus sectoresexcluidos como consecuencia de la apelación sincera, real, y abierta a laparticipación y la creación de condiciones propicias para ello.

En los tres casos, creció muy fuertemente el capital social de lasociedad. Las diferentes dimensiones del capital social: la confianza, lacapacidad de asociatividad, la conciencia cívica, los valores éticos positi-vos, se multiplicaron.

La comunidad es ahora mucho mas consciente, articulada, informada, ysu autoestima se ha fortalecido significativamente. Esta en condiciones desostener las experiencias como lo ha hecho, y también de insertarse de modoactivo en el escenario nacional como un actor activo a favor de los cambiosrequeridos para que la pobreza persistente, y los altísimos niveles de desigualdadsean enfrentados adecuadamente.

6. ¿Por qué no avanza más la participación?

Las experiencias exitosas analizadas indican que la participación es viable enAmérica Latina, cuando se dan una serie de condiciones. Pero cabe preguntarse,porque a pesar de los procesos democratizantes en marcha, el amplio consen-so social que hay sobre ella, la unanimidad en el discurso político, los numero-sos intentos de leyes y normas para propulsarla, y los muy concretos beneficiosque aporta a la lucha por el desarrollo, porque no avanza mas rápida ysostenidamente.

Es posible detectar que en el pensamiento predominante en las elites dela región que en sociedades tan asimétricas han tenido incidencia decisiva enlas decisiones hay desde ya con excepciones, importantes resistencias. Por otraparte ese pensamiento permea con frecuencia a amplios sectores de la poblaciónque tienden a absorber la mirada de mundo que ofrece. Hay una culturaantiparticipatoria fuertemente subyacente en la región a pesar de todos losotros avances. Algunos de sus núcleos esenciales son los que se presentanesquemáticamente a continuación (Kliksberg, 2006).

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El pensamiento único

La idea de que en economía hay un solo camino, las políticas ortodoxas rígidas,fue asumida por gran parte de las elites de la región en los 80 y 90, y se expresóen políticas económicas concretas, que ya han sido juzgadas por los hechos.

El crecimiento que ofrecían fue muy débil, el supuesto “derrame” quesacaría de la pobreza a los pobres no funcionó y la pobreza aumentó, la industriay el comercio nacional fueron minimizados en el proceso, el Estadosemidesarticulado, se perdió capacidad de decisión autónoma en economía, yla desigualdad estalló. La población reaccionó con la ola de cambios políticosen muchos casos tumultuosos que se produjeron en los últimos años.

El pensamiento único no sólo preveía recetas económicas, tras el haysubyacente toda una visión de la sociedad. Se la percibe como una sociedadbásicamente individualista, donde las personas ante todo son homus economicusque luchan entre sí en el mercado por ganar terreno, cuya orientación central esmaximizar el lucro, donde como fuera resumido siglos antes por los antecesoresdel neoliberalismo “el egoísmo privado conducirá al bienestar colectivo”.

En esa visión de sociedad la cooperación, la solidaridad, y la participaciónno tienen lugar mayor. Son antiéticas con los incentivos de mercado que seprocura impulsar. Son vistas como obstáculos o rigideces porque entorpecen lalucha por la supervivencia de los más aptos que la concepción general propicia.

La red social en la que se piensa es una de productores y consumidoresatomizados enfocados al lucro, orientados a superar al rival, que solo se asocianen combinaciones dirigidas a oligopolizar, monopolizar, o pelear contra lascombinaciones rivales en mejores condiciones. No hay en general afectos sinointereses que se negocian.

Por otra parte esa sociedad atomizada es el espacio social ideal para serobjeto pasivo de políticas muy duras que generan un grupo limitado deganadores, y una multitud de perdedores. En este tejido social débil y deshechoserá difícil que los perdedores puedan organizarse y resistirlas.

La visión economicista, y atomicista de la sociedad, excluye laparticipación, que por el contrario propone pasar de la atomización a laintegración de esfuerzos, del egoísmo personal a la cooperación, y de la luchadespiadada a las sinergias.

El clientelismo

Sectores significativos de las elites han desarrollado todo un aparato elabora-do de prácticas clientelistas que opera en un ciclo político que se ha repetidouna y otra vez.

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Las aplican en primer lugar para atraer el apoyo de los sectores conmenos información y más desorientados de la sociedad hacia propuestasilusorias, o ambiguas, de neto sello demagógico. Son así típicas las consignasque han utilizado en el campo de la seguridad pública presentándolo como unsimple problema policial que se resuelve con un hombre de mano dura, o en elde la pobreza prometiendo metas generales, sin ingresar en planes concretos.

Después las utilizan para sostener gestiones de gobierno que no producíanmejoras reales en la vida de la población. El “circo” tendía a reemplazar a loshechos. Por último han apelado casi con desesperación al clientelismo bajotodas sus formas desde las más primarias como la compra de votos, hasta otrasmas sofisticadas como la captación de líderes populares, o la conformación deintereses creados de todo orden, para tratar de perpetuar su poder.

El clientelismo tiene uno de sus enemigos más formidables en laparticipación genuina de la población. Es todo lo contrario de lo anterior, sig-nifica la comunidad pensando y decidiendo sola que es lo que más le conviene.Tratando de no ser utilizada para agendas que no son la suya, y no conformándosecon meras promesas, sino manteniendo un control social permanente sobre laimplementación de las políticas.

Las prácticas clientelares, han obstaculizado, por todas las formas posiblesel desarrollo de formas reales de participación. Son directamente contradictoriascon la imposición encubierta de la voluntad de un grupo reducido sobre lasmayorías para sus propios propósitos, que significa el clientelismo.

LA VISIÓN TECNOCRÁTICA

Con frecuencia en la región liderazgos políticos avanzados recogiendo elmensaje de la ciudadanía han dictado leyes o puesto en marcha políticas des-tinadas a basarse en la participación, especialmente en el campo social. Sinembargo, en diversos casos la implementación de los procesos respectivos hacaído en manos de grupos que leen la realidad desde una perspectiva unilate-ralmente tecnocrática.

Para los “tecnócratas puros” la participación es básicamente una dilación.Ellos creen que podrían llevar adelante los mismos programas sin las “perdi-das de tiempo” que implica la consulta y la deliberación continua con lacomunidad.

Por otra parte, ella significa el riesgo de que su visión tecnocrática decomo deben hacerse las cosas pueda ser testada por las comunidades pobres, ypuesta en tela de juicio lo que no están dispuestos a aceptar.

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La combinación de purismo tecnocrático y soberbia, de los que creenque saben, se combina además con la concepción de que la participación es unproceso organizativo más. Bastaría planificarlo, establecer procedimientos yrutinas, fijar manuales de normas y debería funcionar.

Desde ya que se requiere utilizar el mejor instrumental técnico disponiblepero ello no basta porque es un proceso de naturaleza social compleja dondehay que cambiar actitudes, correlaciones de poder, lograr el ownership que lascomunidades lo hagan realmente suyo, y otros cambios estructurales.

Los arreglos técnicos no bastan. Se requiere desde su inicio el involucramientode los actores, su sentimiento de que el proceso es real y no declamativo, supercepción de que efectivamente podrán incidir, su visión de que producirábeneficios reales a la comunidad, y su capacitación para que puedan usaradecuadamente los canales pensados en conjunto.

Eso es por ejemplo lo que sucedió en Porto Alegre. Tras la desconfianzaprofunda de los dos primeros años, con limitados resultados, cuando lacomunidad advirtió luego que a través del presupuesto municipal participativopodía influir de verdad, y cambiar efectivamente las asignaciones de recursos,entonces participó.

La desvalorización de los desfavorecidos

Tras la resistencia a la participación en las elites y los tecnócratas existe enmuchos casos, algo aun más profundo, que es la persistencia de una culturadiscriminatoria.

Perciben a los sectores sociales excluidos, o en pobreza, desde el prejuicio.Las encuestas lo han detectado con frecuencia en América Latina respecto alos indígenas, la población de color, y otros grupos minoritarios empobrecidos.También respecto a la propia figura del pobre. En muchos casos, es la actitudcon que se percibe a la mujer desde “el machismo” de tanta vigencia en laregión.

Si se parte de la descalificación silenciosa del otro por ser indígena,negro, o mujer pobre, es difícil que se puedan organizar las condiciones paraun proceso de participación real.

Tácitamente el pensamiento prevalente en los planificadores de laparticipación será el que en definitiva estará destinada al fracaso, por lassupuestas carencias congénitas de la población a la que se invita a participar.Tras la reiterada descalificación porque “no tienen educación” se oculta endefinitiva un prejuicio más raigal sobre su misma condición humana que losinhabilitaría para participar como iguales.

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En el mejor de los casos deberían ser tutoreados muy estrictamente paralimitar sus “disfuncionalidades naturales”.

Allí se cumple la conocida ley sociología de la “profecía que seautorealiza”. Las comunidades desfavorecidas son muy sensibles al prejuicio,lo intuyen claramente, se pone en cuestión su misma autoestima, sienten quesu cultura y sus personas son desvalorizadas, además sienten que en definitivaque son manipulados porque no se cree realmente en ellos y su potencial deavance.

Ingresan entonces en simulaciones de participación pero sin comprometerse,o se rebelan abiertamente.

En resumen, se crean condiciones como para que efectivamente noparticipen y después finalmente el ciclo se cerrara cuando los directores de lasexperiencias les adjudiquen la culpa por el fracaso de la participación.

La profecía se habrá cumplido.

Es el poder amigo, el poder

En la excelente y rigurosa evaluación que Navarro (2005) realizó de laexperiencia de Porto Alegre, se autoplanteó una pregunta central: ¿laexperiencia es trasplantable a otras realidades? Su respuesta es:

El requisito previo más importante y decisivo que se debe tener en cuentapara emprender un proceso participativo social, es que las autoridades localesdeben tener una fuerte voluntad política para compartir con sus electoresuna proporción considerable del poder que detentan. En el papel, estadisposición política parece lógica y muy atractiva para aquellos que detentanel poder. Sin embargo en la práctica, es una faceta rara de la política. Noconvencidos por lo general, quienes detentan el poder aceptan, cuandomucho, la participación consultiva y, en realidad, no comparten el procesodecisorio.

Eso es efectivamente lo que sucedió en Porto Alegre, Villa El Salvador,Rosario, y otros casos.

En realidad no se trata de compartir, porque el poder en una democraciasolo pertenece a la comunidad, ella selecciona representantes para que loejerzan. Si los representantes abren los canales que se abrieron en esasexperiencias el lazo representados-representantes se mantiene activo todo eltiempo, y todo el proceso es pleno en contenidos democratizantes.

Si por el contrario quienes han recibido el poder, quieren utilizarlo parafines que pueden alejarse o ser directamente conflictivos con los de lacomunidad, o desean sesgarlos a los intereses de sectores elíticos, la

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participación es para ellos un enemigo formidable. No solo porque puededisputarles su agenda, sino porque es una especie de “entrometido no deseado”permanente en su gestión con su potencial de fiscalización social, y pedidocontinuo de rendición de cuentas.

La democracia ha evolucionado en el planeta desde sus formas pura-mente electorales hasta modelos cada vez más activos. Hoy se distingue entredemocracias de alta intensidad donde los ciudadanos participan vigorosamentepor múltiples canales, democracias de mediana intensidad con participacionessignificativas pero acotadas, y democracias de baja intensidad donde solo hayuna delegación electoral cada tantos años.

Los líderes que aspiren a una democracia de alta intensidad verán comoun aliado a la participación, los que deseen una democracia más formal quereal la verán como un adversario. Ello sucede a diario en América Latina.

Se podría pensar que quienes comparten el poder a través de laparticipación lo pierden en parte, mientras que los que la rehuyen tienen maspoder. Paradojalmente, las experiencias de la región han demostrado lo con-trario. Quienes lo comparten logran que el poder total disponible para realizarcambios importantes aumente, y el poder se haga sustentable. En Porto Alegreel partido que introdujo el presupuesto participativo ganó varios periodoselectorales sucesivos y finalmente perdió ante un frente cuya propuesta eraprofundizar aun más la participación. En Rosario, el partido proparticipaciónse ha impuesto por amplio margen en tres elecciones sucesivas.

Por lo contrario quienes se apoderan del poder y cierran puertas a laparticipación, tienen un potencial enorme de conflicto con la población. En cuantocomienzan a incumplir las expectativas y el mandato, su credibilidad y legitimidadse erosiona, y el poder disponible se reduce. Crece la ingobernabilidad. Ello hasucedido en la última década con frecuencia en la región.

¿Por qué no progresa más rápido la participación?. La acción conjuntadel pensamiento único, el clientelismo, la visión tecnocrática, las culturas dela discriminación, y la tentación del apoderamiento del poder, han sido algunasde las concepciones que hechas suyas por sectores de elite, y tecnocráticos,por lideres cooptados para ellas, y asumidas inconscientemente por algunossectores de la población, han construido una muralla para las mejoresintenciones participatorias.

7. Pre requisitos para una participación efectiva en América Latina

¿Cuáles son las condiciones para que puedan enfrentarse la “muralla” y engeneral dar impulso sostenido a la participación en América Latina?

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Osmani (2006) plantea agudamente que hay dos tendencias en la litera-tura internacional al respecto. Una enfatiza que el tema no es técnico sino lacreación de “poderes equilibradores”, de mecanismos que reduzcan las “ventajasde poder de los usuales actores sociales poderosos”.

La otra tendencia resalta la importancia que se realicen todos los derechoscívico-políticos porque no se podría crear el poder equilibrador necesario sinderechos como el de libre expresión, información, igual acceso a la justicia yotros. También se resalta que los pobres deben tener un mínimo de seguridadeconómica para que pueda esperarse se involucren en actividades orientadas ala construcción de poderes equilibradores.

En el caso de América Latina claramente cuanto más progreso haya enel plano de la democratización y sus contenidos de igualación de derechoscívico-políticos, más factible es promover la participación. Por otra parte tambiénella se beneficiaría sobremanera de que los pobres tengan aseguradas susnecesidades básicas.

¿Significa ello que deba esperarse a reunir estas condiciones para entonceshablar de participación en la región?

Si tratamos de aprender de las experiencias latinoamericanas, las máspujantes no han esperado esas ventajas absolutamente útiles, pero en muchoscasos distantes en el tiempo.

Las comunidades de base que las impulsaron en casi todos los casosdirecta o indirectamente, se autopercibieron como sujeto activo que podía cam-biar la realidad, y hicieron los máximos esfuerzos en autoorganizarse. A vecestuvieron la ayuda de organizaciones de la sociedad civil, otras no. En muchoscasos su desconfianza inicial del Estado fue importante, y las estructuras buro-cráticas tradicionales tampoco tuvieron mayor interés en ellas.

En el proceso de autoorganización generaron participación a su interior,el proceso tuvo realizaciones y ellas lo retroalimentaron, fueron fortificándolo,y al asumir niveles crecientes de conciencia comunitaria, y de su poder deinfluir, lucharon por ampliar sus derechos políticos, y por obtener apoyos paramejorar sus condiciones económicas.

La lección en América Latina de experiencias de participación en escalaimportantes como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador,las Escuelas Educo de campesinos pobres en El Salvador, las madres del Vasode Leche en Perú, Villa El Salvador en el Perú, y otras, es que lo más importan-te de todo es como se destacó anteriormente el mismo proceso deautoorganizarse y comenzar a participar colectivamente. En el los pobresreadquieren la estima perdida, revalorizan su cultura, y recuperan confianzaen sus fuerzas.

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Franco (1992), prominente sociólogo peruano, y agudo analista de VillaEl Salvador explica que es típico que cuando se le preguntaba a un habitantedel municipio de donde era, no contestaba mencionando el pequeño pobladode los Andes donde había nacido, sino decía “soy de Villa”. Estaban diciendoque ellos habían creado Villa una experiencia reconocida mundialmente peroen el camino Villa los había recreado a ellos.

El estudio en gran escala del Banco Mundial sobre 60 mil pobres de 60países “Las voces de los pobres” (Narayan, 2000) llega a conclusiones simila-res. Cuando se les preguntó a los pobres sobre en que medida creían en diver-sas organizaciones de la sociedad, la credibilidad de la mayor parte de lasorganizaciones era muy baja. En segundo lugar de su lista de credibilidadfiguraban las iglesias porque trabajan junto a ellos por sus problemas, y enprimer lugar las organizaciones de la propia comunidad.

Era comprensible antes en el estudio explican que lo que más le duelede la pobreza, es la desvalorización. El hecho de ser mirados, y tratados por losdemás como personas de una categoría inferior, como una especie desubhumanos. En las organizaciones de la propia comunidad, recobran suautoestima individual y colectiva.

Por eso en Villa describe Franco:

cuando se asiste con alguna frecuencia a reuniones de pobladores, y se con-versa con los fundadores de la comunidad o sus dirigentes no resulta difíciladvertir expresiones recurrentes de autoconfianza colectiva, certidumbres so-bre su disposición de una poder organizado, una cierta creencia en las capaci-dades de la comunidad para proponerse objetivos, y unirse para su logro.

¿La idea de que la participación es en si misma un precondición para laparticipación porque genera en el proceso los incentivos e impulsos será sóloaplicable a nivel de experiencias acotadas?

No parece porque el mismo camino parecen haber seguido algunos delos grandes cambios políticos que se observan en la región. Las 14 presidenciasque fueron interrumpidas entre 1993 y el 2005 lo fueron bajo múltiples formaspor movimientos de participación creciente de la ciudadanía. En algunos casosesos movimientos crecieron en el mismo proceso y finalmente lograron asumirgran parte del poder como sucedió con la población indígena en Bolivia, y conel ascenso político de la población indígena en El Ecuador.

Por ende aparece como una primera condición básica para la participaciónen América Latina, la movilización de los mismos pobres. Ella a su vez esasupeditada a una segunda condición. Esa movilización no se produjo en ningún

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lugar en el vacío. Tiene que haber un importante capital cultural y social previofavorable a ella.

Como ya se refirió Porto Alegre tiene ese capital. Allí nacieron algunosde los primeros movimientos ambientalistas del Brasil, se ha destacado comociudad amiga de los niños, tiene una larga tradición de asociativismo. Tambiénlo tienen los aymaras que son la base de los movimientos sociales que ahorason poder en Bolivia. Es una de las civilizaciones más antiguas del génerohumano. Tiene como la incaica, la quechua, y otras de los Andes peruanos unaprofunda sabiduría de vida. Practica una relación armoniosa con la naturaleza,tiene valores procooperación, exalta la idea de la propiedad comunal.

Bajo diversas formas y contenidos pueden encontrarse bases significati-vas de confianza intracomunitaria, capacidad de asociatividad, conciencia cí-vica, cultivo de la familia, valores éticos aplicados en la vida cotidiana, es decirde las principales dimensiones del capital social en las más significativasexperiencias participativas de la región.

América Latina tiene raíces importantes de este orden producto de suscivilizaciones indígenas, sus gestas libertarias, sus migraciones europeas por-tadoras de valores e ideales. Ella ha posibilitado la existencia de una dinámicasociedad civil, el desarrollo del voluntariado, una creación cultural de granenvergadura. La literatura latinoamericana se ha convertido en una de las másvisitadas del planeta porque refleja esta riqueza cultural.

En los periodos más duros recientes, como la noche negra de las horro-rosas dictaduras militares del Cono Sur, en los 70, a pesar de que destruyerontodas las formas de participación y trataron de atomizar a la sociedad,encontraron una resistencia cultural y social excepcional en esa sociedad civil.La protesta se expreso a través del teatro, las revistas humorísticas, el arte ycreativas manifestaciones emanadas del capital social.

Junto a poner en marcha la participación, y al capital social, otraprecondición fundamental es como se menciono que haya un liderazgo políti-co que tenga un proyecto nacional inclusivo, para todos.

Si el proyecto como lo fue en los 90, es de supuesta modernización noimporta los costos en términos de exclusión y dolarización, la participaciónserá un estorbo. Ese proyecto requiere concentración del poder, y no equilibriosde poder.

Si el proyecto como aparece en muchos países al impulso de los recla-mos ciudadanos actuales es de crecimiento compartido, desarrollo sostenible,inclusión universal, la participación es una vía regia para crear bases socialesfirmes de apoyo al mismo.

Otra precondición es contar con los instrumentos organizacionales parahacer real la participación. Es necesario generar instituciones y modelos

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organizacionales acordes a ella. Que refuercen la transversalidad, y las relacio-nes horizontales, en lugar del verticalismo. Que afiancen el trabajo en equipoen lugar de las figuras providenciales. Hoy gran parte de la gerencia del sigloXXI va en esa dirección en diversos ámbitos, porque se ha verificado una y otravez que las organizaciones en donde hay involucramiento son las únicas quepueden transformarse en organizaciones que aprenden, son las de mayoresniveles de productividad, son las más aptas para la innovación tecnológica.

Muchas veces en la región se ha tratado de hacer participación utilizandomodelos organizaciones piramidales cuyo contenido es justamente el opuesto.

Otro punto es asegurar la representatividad en el proceso participatorio.Los mecanismos de selección de delegados, representantes y líderes deben sertransparentes, confiables y de la mayor calidad.

Una característica central de un modelo realmente participatorio seráque en sí mismo deberá ser una escuela de aprendizaje. Deberá nutrirse concapacitación permanente para hacerlo cada vez mejor partiendo de los erroresy aprendizajes cotidianos.

Otra precondición es que la participación sea vista no sólo en su dimensiónpolítica, económica y social, sino en lo que implica éticamente. Es ante todo nouna concesión, sino un derecho fundamental del ser humano que debería serrespetado en toda sociedad existente. Hace a su misma dignidad humana. Serequiere que la sociedad en su conjunto asuma la participación como uno desus valores éticos. Ese es el rango que tiene en alguna de las sociedades másavanzadas del planeta como las nórdicas.

Se requiere por último en esta nomina desde ya incompleta una granconcertación social para movilizar la participación. No debe darse por tacita oasegurada, ni tomarse como una bandera sectorial, es una causa que va apermitir movilizar al máximo el potencial productivo, cultural y humano detoda la sociedad. Esa liberación del potencial de la sociedad es en definitiva unobjetivo final de cualquier sociedad, y la estrategia más poderosa para hacerlaprogresar, insertarla competitivamente en las nuevas realidades económicas, yasegurar la sostenbilidad de su desarrollo.

8. Perspectivas de la participación en la región

América Latina requiere urgentemente de “poderes reequilibradores”. En unaregión de tan elevadas desigualdades, difícilmente se logre reducir de modoefectivo la pobreza, y obtener un desarrollo integrado sino se reequilibra elacceso al poder para que el mismo asuma como una prioridad central elenfrentamiento de la pobreza y el acceso a oportunidades para todos.

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Hoy eso no es una proposición de un grupo de personas de buenos deseos,sino que es una exigencia de las grandes mayorías, que reclaman por vía de lademocracia, el único modelo en que América Latina cree, un desarrollo mássostenible y equitativo.

La exigencia es apremiante. Según los resultados del últimoLatinBarómetro (2005) “Un 75% de los trabajadores de la región están preo-cupados de quedar sin trabajo en los próximos 12 meses”. Ese porcentaje nocambia desde el 2002 a pesar del crecimiento económico de los últimos dosaños. Por otra parta la inquietud es muy fundada. En un 59% de los hogaresuna persona ha estado desempleada en los últimos 12 meses.

La participación es como se ha visto en este trabajo una gran promesa dereequilibramiento social, y de desarrollo.

La región cuenta con precondiciones favorables para que la participacióndespegue. Tiene significativas experiencias exitosas, un amplio capital social,hay nuevos liderazgos políticos con proyectos inclusivos. Sin embargo paraevitar el peso de pensamiento único, de la tradición de prácticas clientelares,del tecnocratismo, de la tendencia a desvalorizar a los desfavorecidos, y de lassimples resistencia a democratizar el poder, será necesario que la participaciónse incorpore a la gran agenda de las luchas populares.

También que se avance en la estructuración de nuevos diseñosorganizacionales y herramientas de acción que puedan dar sólido piso organi-zacional a la implementación de los proyectos participatorios con frecuencia,la región ha hecho en este campo “más de lo mismo” cayendo en errores reite-rados. Tiene que innovar, y aprender de la gerencia social de excelencia quegeneraron Porto Alegre, Villa, Rosario, y muchas otras experiencias.

Por último es imprescindible recolocar éticamente esta lucha. Es la luchapor un derecho humano central. Hace a la naturaleza del ser humano. Lo veíacon claridad Juan XXIII cuando en Mater et Magistra (1961) decía que “en lanaturaleza de los hombres se halla involucrada la exigencia de que en eldesenvolvimiento de su actividad productora tengan posibilidad de empeñarla propia responsabilidad y perfeccionar el propio ser”.

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