clase 14 manejo_conductual_de_paciente_con_bruxismo (1)

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Page 1: Clase 14 manejo_conductual_de_paciente_con_bruxismo (1)

ULADECH Católica Curso: Psicología Aplicada

Docente titular: Psic. Doris Cachay Agurto Año: 2012

MANEJO CONDUCTUAL DEL PACIENTE CON

DISCAPACIDADES SENSORIALES, FÍSICAS Y MENTALES

BRUXISMO

Es una actividad anormal (parafuncional) y sin propósito funcional de los músculos de la masticación, que se produce de forma inconsciente. Es una parafunción oral caracterizada por el apriete y rechinamiento dentario durante el sueño o vigilia, existiendo una controversia respecto a su etiopatogenia y criterios diagnósticos. Gran parte de los estudios, se han centrado principalmente en el Bruxismo del sueño en desmedro que del tipo diurno. Basado en la evidencia, ésta parafunción se considera de origen multifactorial, de los cuales se distinguen los llamados factores periféricos (morfológicos) y factores centrales (patofisiológicos y psicológicos), siendo estos últimos los que se consideran en la actualidad con mayor injerencia en la génesis del Bruxismo. Se plantea la existencia de dos tipos de Bruxismo, uno primario y otro secundario a sustancias o alteraciones cerebrales, por lo que la necesidad de diferenciar uno de otro, se hace indispensable a la hora de establecer alternativas terapéuticas efectivas.

Podemos clasificar el bruxismo según:

El tipo:

Bruxismo céntrico: apretar los dientes

El hábito de apretar los dientes se considera una parafunción. El esmalte dental es el tejido más duro del cuerpo humano. Está compuesto en un 97% por cristales de hidroxiapatita que le confiere una dureza extrema. El uso habitual al que sometemos a los dientes (comer, hablar, tragar) produce un desgaste que podemos cifrar en 1/100 de micra al año aproximadamente. Algo impercetible al ojo humano. 1 micra= 1/1000 de milímetro.

El problema surge cuando utilizamos los dientes para algo para lo que no están pensados (apretar los dientes). Cuando rechinamos los dientes el desgaste que se produce se multiplica exponencialmente produciéndose lesiones visibles al poco tiempo. De ahí la importancia del diagnóstico precoz de esta parafunción, con el fin de establecer medidas preventivas y/o terapeúticas si fueran necesarias.

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ULADECH Católica Curso: Psicología Aplicada

Docente titular: Psic. Doris Cachay Agurto Año: 2012

Bruxismo excéntrico: Rechinar los dientes

El hábito de rechinar los dientes es una parafunción. El esmalte dental es el tejido más duro del cuerpo humano. Está compuesto en un 97% por cristales de hidroxiapatita que le confiere una dureza extrema. El uso habitual al que sometemos a los dientes (comer, hablar, tragar) produce un desgaste que podemos cifrar en 1/100 de micra al año aproximadamente. Algo impercetible al ojo humano 1 micra= 1/1000 de milímetro.

El problema surge cuando utilizamos los dientes para algo para lo que no están pensados (rechinar los dientes). Cuando rechinamos los dientes el desgaste que se produce se multiplica exponencialmente produciéndose lesiones visibles al poco tiempo. De ahí la importancia del diagnóstico precoz de esta parafunción, con el fin de establecer medidas preventivas y/o terapeúticas si fueran necesarias.

Según la edad del paciente:

Bruxismo en el paciente infantil/niño

Bruxismo en el paciente adulto

Según el momento en el que se produce:

Bruxismo diurno

Aunque sea más fácil de diagnósticar, en muchas ocasiones las personas afectada no son conscientes de que aprientan o rechinan los dientes. Lo más importante es detectar los momentos cuando uno rechina o aprieta y relajar la musculatura. Si no es posible el paciente deberá llevar una férula de descarga de día.

Bruxismo nocturno

Es más dificil de diagnósticar ya que es un hábito inconsciente. El tratamiento consistirá en dormir con una férula de descarga, para evitar que el paciente rechine y desgaste los dientes.

Lo que desencadena el bruxismo. Son dos causas claras:

Una es una mala oclusión (llamamos maloclusión cuando hay desarmonía entre la posición de la articulación y la relación de ésta con las arcadas dentarias). El mal contacto dentario desencadenaría el proceso de frotar los dientes como si fuera posible desgastar ese contacto. Pero también hay un componente emocional que disparan las emociones.

Emociones y sentimientos que no pueden ser concientes porque no son aceptados por nosotros mismos, por vergüenza o miedo y derivan a la motilidad estimulando las trasmisiones nerviosas que actúan aumentando la tensión de grupos musculares, que tienen que ver con la expresión de algún sentimiento. Sentimientos relacionados generalmente con la agresividad o el odio no manifestado.

El caminar es automático no pensamos que caminamos pero lo podemos hacer consciente si reparamos en ello, pero los afectos no los podemos controlar. ¿Quien puede evitar ponerse rojo de vergüenza o apretar los dientes para no hablar o no pegarle a la persona que nos ha molestado demás? En lugar de hablar apretamos los dientes, que es una manera de triturar al enemigo pero cuidado, porque nos estamos triturando nosotros mismos.

Como hemos dicho no podemos controlar el hábito de apretar, pues no somos conscientes de nuestros actos, pero sí podemos conseguir que la musculatura se relaje,

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Docente titular: Psic. Doris Cachay Agurto Año: 2012

que la circulación mejore, que se alivien las molestias o desaparezcan la dificultad de abrir la boca, el dolor al masticar, el dolor de oído y de cabeza frecuente, el insomnio o el despertar por la noche varias veces y levantarse con la sensación de fatiga en la cara.

Podemos hacer que los ruidos de la articulación disminuyan o desaparezcan, los mareos, zumbidos o acufenos y el desgaste de las superficies oclusales de las piezas dentarias.

Los tratamientos que se han demostrado como eficaces y que se complementan en el tratamiento local de esta patología son: Férulas oclusales, realizadas con toma de arco facial, no con una simple cera de mordida. La prescripción la hace el dentista y son especiales para cada caso y el otro tratamiento que recomendamos es: Fisioterapia manual trabajando sobre estos músculos y sus fascias. Ambos se complementan y estabilizan la situación. En cuanto a las emociones o afectos inconscientes sólo podemos modificarlos si podemos conocerlos y la única forma de conocerlos es si nos psicoanalizamos ya que nosotros seríamos los primeros en oponernos a su emergencia consciente.

Factores Psicológicos

Un estudio demostró que Bruxistas comparados con no Bruxistas muestran una ansiedad psíquica y física aumentada, tendencia a desarrollar alteraciones psicosomáticas y menor socialización.

Otro estudio en una población de pacientes con dolor facial crónico, mostró una fuerte asociación entre variables psicopatológicas (medidas mediante el Minnesota Multiphasic Personality Inventory [MMPI]) y disturbios de sueño, pero falló en mostrar diferencias psicopatológicas entre Bruxistas y no Bruxistas dentro de la misma población. Manfredini y col, ha investigado sobre la relación existente entre alteraciones emocionales (según las encuestas MOODS-SR para el ánimo y PAS-SR para el espectro de pánicoagarofóbico) y la presencia de Bruxismo (según parámetros anamnésicos y clínicos) encontrando que pacientes Bruxistas, a diferencia de sus controles, presentaban elevados niveles de ansiedad, sensibilidad al estrés, depresión y manía; mientras que no se observaron diferencias en expectación ansiosa, síntomas agarofóbicos o hipocondríacos.

El hecho que los Bruxistas tengan una mayor sensibilidad al estrés, da pie a la teoría que el Bruxismo se encuentra de alguna forma asociado a pobres destrezas para enfrentarlo, presentando frente a éste una reacción de tipo anormal. En los dos últimos estudios, los autores fueron exigentes en cuanto a utilizar como criterios diagnósticos clínicos de Bruxismo ,a aquellos planteados y validados con electromiografía por Lavigne y col (el paciente debiera exhibir cinco días a la semana como mínimo, sonidos de rechinamiento dentario durante al menos los últimos 6 meses, siendo éstos relatados por su pareja; además, uno de los siguientes criterios adicionales: observaciones de desgaste dentario o puntos brillantes en obturaciones; relato de cansancio o dolor matinal en los músculos masticatorios; hipertrofia maseterina a la palpación digital) Ohayon & Guilleminault .

Por su parte, en una investigación Multi- Nacional y Poblacional de gran escala, estudiaron el reporte de Bruxismo de sueño junto con variables Psiquiátricas, concluyendo que el tener una “vida altamente estresante” era un factor de riesgo significativo para el reporte de Bruxismo de sueño. En este estudio se aplicó una encuesta telefónica, en donde para ser diagnosticado con Bruxismo de sueño se utilizaron los “criterios mínimos” de la Clasificación Internacional de Desórdenes de Sueño (ICSD). Por ser una encuesta telefónica se utilizaron preguntas para

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definir indirectamente el desgaste dentario, por lo tanto, es cuestionable la validez de dicho diagnóstico.

Finalmente, en un estudio longitudinal efectuado por Van Sel ms y col se demostró que el apriete dentario diurno podía ser significativamente explicado por el estrés experimentado. Por su parte Takemura y col, utilizando un test proyectivo (estudio de Imagen-Frustración de Rosenzweig) encontraron que los sujetos catalogados como Bruxistas no sólo serían intra-agresivos, sino que además incapaces de ser extra- agresivos ni extrapunitivos; resultando todo lo anterior en una incapacidad para ser asertivos en situaciones de estrés aumentado.

Una crítica que se puede hacer a este estudio, al igual que en otros, es al pequeño tamaño de la muestra, utilizando solamente diecisiete sujetos considerados Bruxistas y se comparaban con diez pacientes con dolor masticatorio, no controles sanos. Cuando la relación entre variables psicológicas y Bruxismo ha sido evaluada con electromiografía, los resultados también han sido contradictorios.

Pierce y col, investigó cómo la actividad EMG nocturna se relacionaba con el auto-reporte de estrés, no encontrando asociación entre las variables tanto el anticipado como el actual. Un caso anecdótico fue descrito por Rugh y Robbins en el cual se siguió a un paciente por un período de seis meses mediante el uso de un EMG portátil. En los momentos más estresantes se observaba un aumento de la actividad EMG. Major y col, por su parte, demostraron que Bruxistas de sueño (confirmados con polisomnografía) no eran diferentes de sus controles en relación a medidas de vigilancia ni a tiempos de reacción frente a tareas que implicaban esfuerzos motores.