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Ciclo Formativo COVID-19 6ª Sesión Online La alimentación en la era COVID-19 Preguntas Webinar #FarmacéuticosFormación 1. ¿Cuál sería su opinión acerca del butirato en suplemento como postbiótico? ¿Podría tener aplicación en casos de COVID o en algún otro? Está en estudio. En efecto, los postbióticos son compuestos funcionales bioactivos, que se generan en una matriz durante la fermentación y que pueden utilizarse para promover la salud. En este término se incluyen muchos constituyentes diferentes, como los ácidos grasos de cadena corta, fracciones celulares microbiales, proteínas funcionales, polisacáridos extracelulares, muropéptidos derivados de los peptidoglucanos y más metabolitos. El butirato se absorbe y se utiliza como primera fuente de energía para los colonocitos. De momento, tanto los postbióticos como los compuestos bioactivos pueden incrementar el potencial de los probióticos para que puedan actuar como ingredientes funcionales e incluso como agentes terapéuticos. Sin embargo, todavía es pronto para ver su actividad contra la COVID-19. 2. ¿Existe alguna evidencia de que la infección por COVID esté afectando o alterando de alguna manera el proceso de resistencia a la insulina? Ya hay evidencia científica de que los pacientes con diabetes, obesidad y/o hipertensión tienen más susceptibilidad hacia la COVID-19. Sin embargo, la asociación entre ellos no está clara todavía, aunque hay varios estudios que indican la gran comorbilidad que genera la diabetes en la infección por SARS- CoV-2. Los pulmones de los pacientes con diabetes presentan una expresión aumentada de ACE-2 (enzima convertidora de angiotensina 2), y que además, es más alta en hombres, y quizá por este motivo, tienen mayor vulnerabilidad al virus. 3. ¿Podrían profundizar más en los tipos de hambre que existe? Los tipos de hambre básicos serían: el hambre física o estomacal (la que responde a una necesidad fisiológica real y que es activada por el sistema nervioso autónomo) y un hambre encefálica o neuronal. Las investigaciones recientes en relación a las herramientas de mindfulness (Kabar-zinn, 2014) están ayudando en la gestión y el control del estrés en enfermedades como los trastornos alimentarios y la obesidad. Las aplicaciones de estas herramientas de autocontrol y gestión del estrés en el proceso de alimentación (mindful eating) están mostrando grandes resultados en la recuperación de la alimentación y de los diferentes tipos de hambre. En este sentido, según Jan Chozen, se identifican 7 tipos de hambre: visual, olfativa, bucal, estomacal, corporal o celular, mental y emocional.

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Ciclo Formativo COVID-19 6ª Sesión OnlineLa alimentación en la era COVID-19Preguntas Webinar

#FarmacéuticosFormación

1. ¿Cuál sería su opinión acerca del butirato en suplemento como postbiótico? ¿Podría tener aplicación en casos de COVID o en algún otro?Está en estudio. En efecto, los postbióticos son compuestos funcionales bioactivos, que se generan en una matriz durante la fermentación y que pueden utilizarse para promover la salud. En este término se incluyen muchos constituyentes diferentes, como los ácidos grasos de cadena corta, fracciones celulares microbiales, proteínas funcionales, polisacáridos extracelulares, muropéptidos derivados de los peptidoglucanos y más metabolitos. El butirato se absorbe y se utiliza como primera fuente de energía para los colonocitos. De momento, tanto los postbióticos como los compuestos bioactivos pueden incrementar el potencial de los probióticos para que puedan actuar como ingredientes funcionales e incluso como agentes terapéuticos. Sin embargo, todavía es pronto para ver su actividad contra la COVID-19.

2. ¿Existe alguna evidencia de que la infección por COVID esté afectando o alterando de alguna manera el proceso de resistencia a la insulina? Ya hay evidencia científica de que los pacientes con diabetes, obesidad y/o hipertensión tienen más susceptibilidad hacia la COVID-19. Sin embargo, la asociación entre ellos no está clara todavía, aunque hay varios estudios que indican la gran comorbilidad que genera la diabetes en la infección por SARS-CoV-2. Los pulmones de los pacientes con diabetes presentan una expresión aumentada de ACE-2 (enzima convertidora de angiotensina 2), y que además, es más alta en hombres, y quizá por este motivo, tienen mayor vulnerabilidad al virus.

3. ¿Podrían profundizar más en los tipos de hambre que existe?Los tipos de hambre básicos serían: el hambre física o estomacal (la que responde a una necesidad fisiológica real y que es activada por el sistema nervioso autónomo) y un hambre encefálica o neuronal.

Las investigaciones recientes en relación a las herramientas de mindfulness (Kabar-zinn, 2014) están ayudando en la gestión y el control del estrés en enfermedades como los trastornos alimentarios y la obesidad. Las aplicaciones de estas herramientas de autocontrol y gestión del estrés en el proceso de alimentación (mindful eating) están mostrando grandes resultados en la recuperación de la alimentación y de los diferentes tipos de hambre. En este sentido, según Jan Chozen, se identifican 7 tipos de hambre: visual, olfativa, bucal, estomacal, corporal o celular, mental y emocional.

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Desde la perspectiva de la malnutrición, las más extendidas en el mundo son los trastornos alimentarios de origen psicológico, como la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y todas sus acepciones intermedias (bulimarexia, vigorexia,…) y obesidad. En estos tipos de malnutrición no se aprecia hambre por parte del paciente, a no ser en casos de anorexia nerviosa que la paciente puede pasar hambre, algo que nunca demostrará, porque su fin es no comer por el trastorno que padece. Sin embargo, hay otros tipos de malnutrición, como el kwashiorkor y el marasmo que sí son un problema de hambruna, bien por una malnutrición proteica o proteico-energética, respectivamente. No obstante, hay otro tipo de malnutrición como es el hambre oculta, que genera un grave problema a nivel metabólico y se evidencia cada vez con mayor frecuencia en países en vías de desarrollo. En este caso, la dieta es prácticamente a base de carbohidratos, a base de harinas, de forma que el niño no parece que sufra desnutrición, pero metabólicamente es un grave desorden, ya que tiene un gran déficit de minerales y vitaminas, además de proteínas.

4. Según la exposición de Ascensión Marcos, deberíamos tender a la llamada dieta paleolítica, a la vista de la gran diversidad de trastornos digestivos, a su vez relacionados con otras sintomatologías en la sociedad actual. ¿Esto no podría ser contrario a la gran supervivencia y longevidad obtenida por las sociedades modernas? No se ha dicho que tengamos que ir a la dieta paleolítica en ningún momento, sino que la microbiota es muy distinta dependiendo del estilo de vida que tengamos, y en el estilo de vida no está solo incluida la dieta, sino que hay más factores a tener muy en cuenta. Es cierto que la dieta occidentalizada no es saludable, ya que se está ingiriendo una gran cantidad de grasa y proteínas, pero pocos carbohidratos, con muy poco consumo de fibra. Y esto es lo que hay que tratar de equilibrar.

5. ¿Cómo puede influir el cambio en los ritmos circadianos en el sistema inmunitario? Por ejemplo trabajo por turnos. Naturalmente, esta situación puede causar un trastorno de estrés (relacionado con los niveles de cortisol en sangre) que no deja de ser un inmunosupresor y en consecuencia, atañe al sistema inmunitario. La alteración en la producción de cortisol puede alterar cualquier de los otros sistemas y ejes y si hubiera una alteración en el eje neuro-endocrino, se alteraría también el proceso de metabolización y también en la conducta alimentaria.

En estas situaciones, hay que intentar echar mano de técnicas de relajación (mindfulness, yoga…) que nos produzca un equilibrio en nuestro sistema inmunitario.

6. ¿El consumo de probióticos y prebióticos regularmente ayudaría a corregir la obesidad? En este momento, la mayor evidencia científica está en animales, incluso con una mejora del metabolismo. Sin embargo, queda mucho por investigar en humanos. Está claro que una dieta variada, equilibrada y moderada ayuda mucho a bajar de peso, aunque también es necesario llevar a cabo una actividad física diaria y ejercicio o una práctica deportiva al menos dos o tres veces a la semana. Los probióticos y prebióticos ayudarán a que la microbiota se encuentre más saludable, pero todavía no está claro qué cepas son las más apropiadas, la dosis y tampoco el tiempo durante el cual hay que consumirlas.

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7. ¿Se pueden recomendar los probióticos y prebióticos para aumentar las defensas frente a la COVID-19? Es muy importante ante todo tener un peso equilibrado, dentro del intervalo de normalidad, es decir un IMC entre 18,5 y 25 para evitar que, si existe contagio infeccioso con el SARS-CoV-2, las consecuencias sean las mínimas posibles.

8. ¿Los veganos tienen una microbiota alterada?Tienen una microbiota distinta lógicamente. Queda todavía mucho por investigar y hasta qué punto pueden tener problemas de déficits de minerales y vitaminas y cómo se acopla la microbiota ante una dieta que no es completa.

9. Además de una buena alimentación, adecuada y saludable, ¿qué complementos podemos recomendar en aquellas personas que puedan tener la inmunidad comprometida?Sobre todo, en la población más vulnerable, los mayores, y en aquellos que hayan adquirido la infección se recomiendan vitaminas y minerales. Según la International Society for Immunonutrition, el consejo es incrementar la ingesta de ciertos micronutrientes a través de suplementos, en particular, zinc (30 mg - 220 mg/día), vitamina E (134 mg - 800 mg/día), vitamina C (200 mg - 2 g/día) y especialmente, para aquellos que presentan bajos los niveles de vitamina D, se recomienda una ingesta de 10 μg - 100 μg/día.

10. ¿Se tienen evidencias de que los alimentos orgánicos mejoren la microbiota, comparándola con los alimentos no orgánicos?No hay evidencias todavía ya que no es algo que se haya estudiado a fondo. Es cierto que los contaminantes afectan la microbiota intestinal, pero sobre todo los estudios se refieren a la contaminación ambiental, no la relativa a los alimentos. De cualquier modo, es un área de investigación en la que se debería ahondar.

11. ¿Qué recomendaría para personas cuya sintomatología solo mejora con dietas similares a las FODMAPS?Que continúen, es importante sobre todo evitar alcohol, café, alimentos grasos/fritos e integrales de difícil digestión, además de salsas, caldos, aderezos, carnes procesadas, embutidos, bebidas alcohólicas (vino dulce, ron, bebidas gaseosas, cerveza). Además, también mejora la situación el no comer con estrés ni con ropas ajustadas. Sin embargo, poco a poco tienen que ir reintroduciendo aquellos alimentos que han ido desechando y vigilar los síntomas. En este caso, quizá vendría bien un aporte extra de vitaminas y minerales.

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12. Respecto a las emociones. En momentos de estrés, o bajo mucha presión durante mucho tiempo, aunque no haya más ansiedad y no se altere la ingesta calórica, ¿cómo se puede justificar un aumento de peso?Muy probablemente tenga que ver con un metabolismo lento. El estrés, como sabemos, no afecta por igual a las personas, y al igual que no dormir lo suficiente, puede precisamente afectar al individuo y provocar un incremento de peso, porque altera el eje intestino-cerebro.

La falta de regulación emocional ante situaciones de presión o mucho estrés por ejemplo, por sobrecarga laboral, alterará el funcionamiento del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal. Recordemos que parte del hipotálamo y amígdala se encuentran en el sistema límbico y por tanto en la regulación emocional, y es también el centro del hambre por lo que, cualquier alteración en las emociones puede alterar la conducta de ingesta y por ende el metabolismo. Es decir, es posible que tener estados emocionales negativos pueda influir en la falta de homeostasis de dicho eje y por ende, provocar un incremento de peso. También podría ocurrir, que se altere la ingesta o que se altere el metabolismo de la alimentación.

13. La flora bacteriana intestinal humana varía de la de otros mamíferos como pueden ser los de origen vacuno. ¿Hasta qué punto es mejor suministrar probióticos lácticos de origen vacuno frente a otros de origen humano?Es verdad que la microbiota humana difiere de la de otros mamíferos e incluso dentro del mismo hombre varía entre individuos. No solo eso, sino que además en un mismo individuo varía a lo largo de la vida. Por otro lado, debido a la coevolución del ganado desde el Neolítico con el hombre, también es cierto que hemos estado intercambiando microbiota y genes con animales y con el ambiente. Algunas bacterias lácticas forman parte de la microbiota intestinal de animales y del hombre y de la leche y los alimentos fermentados, como es el caso de algunos lactobacilos.

Un probiótico es una cepa concreta con unas características y propiedades que están evaluadas desde el punto de vista de seguridad y funcionalidad en ensayos clínicos adecuadamente diseñados. Tiene que tener un etiquetado debidamente cumplimentado en el que se indique a quién va dirigido, funcionalidad y dosis.

Buscar una cepa probiótica es “buscar una aguja en un pajar”. Las primeras referencias de cepas beneficiosas son de principios del siglo XX y son de lactobacilos y bifidobacterias. Las primeras, porque formaban parte de la leche fermentada tradicional y se consideraba que eran la causa de la longevidad de los búlgaros y las segundas, porque aparecían como bacterias indicadoras en el intestino de “niños sanos”. Ambos géneros han sido objeto de estudio desde entonces y justifica por qué el desarrollo de probióticos se orientó fundamentalmente al aislamiento de cepas de esas fuentes y de esos géneros.

En general, en cuanto al origen, se considera mejor el aislamiento de nuevas cepas de origen humano si el destino del probiótico es para consumo humano porque se supone que, a priori, estarán más adaptadas al nicho ecológico de destino y por tanto se asegurará su viabilidad y funcionalidad. Esto, por supuesto, hay que estudiarlo en ensayos adecuadamente diseñados. Actualmente, se trabaja en los llamados probióticos de nueva generación que han surgido del conocimiento generado tras el desarrollo del proyecto microbioma humano, y de los avances de la genómica, la proteómica y la metabolómica y que han llevado al conocimiento de la importancia de la microbiota, sobre todo intestinal y el potencial probiótico de otras bacterias humanas como es el caso de Akkermansia muciniphila y al desarrollo de proyectos para el aislamiento y caracterización de cepas como potenciales probióticos para uso humano.

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14. ¿Recomendar yogures con bifidus, como alimento probiótico, puede alcanzar las mismas ventajas que los probióticos comercializados en sobres o cápsulas en tratamientos con antibióticos?El probiótico solo es aquella cepa o producto que tiene demostrado su efecto beneficioso y su seguridad con ensayos clínicos debidamente diseñados. Los yogures son probióticos indicados para el beneficio de mejorar la digestión de la lactosa. Los yogures con bifidobacterias, si no se especifica nada en el etiquetado, no añaden ningún efecto funcional con evidencia científica sino solo bacterias de un género considerado beneficioso pero sin ningún tipo de beneficio con evidencia científica por consumo de esa cepa concreta. Comercialmente, existen productos probióticos con bifidus cuyas cepas de bifidobacteria, sí tienen evidencia científica para el beneficio en la mejora del tránsito intestinal, aunque no estaría indicada para el tratamiento con antibióticos.

En el caso del beneficio en tratamientos con antibióticos, sería más adecuada la ingesta de otros probióticos con evidencia científica y seguridad para este efecto funcional concreto. Los antibióticos van a actuar frente a bacterias que entren dentro de su espectro de actividad y podría por tanto matar a los probióticos que estamos tomando. En general, por dar un ejemplo, si se toman antibióticos antibacterianos sería de interés el uso de levaduras que no se vean afectadas por el antibiótico (Saccharomyces boulardii) o probióticos con bacterias resistentes al antibiótico que se emplea. De interés para “repoblar” la microbiota, una vez terminado el tratamiento con antibióticos, es continuar con la dieta mediterránea rica en vegetales variados que ayuda a que se recupere la homeostasis de la propia microbiota y se pueden incluir yogures con bifidus y alimentos fermentados artesanales con microorganismos vivos para aumentar la diversidad bacteriana que es siempre un parámetro de salud de la microbiota intestinal.