chile minero. enami en la historia de la pequeña y mediana minería chilena. (2009)

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    ChilemineroEnami

    enlahistoriadelapequeaymedianaminera

    Chilena

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    3enamienlahistoria delapequeaymedianaminera en Chile

    Ft:NcsPwnk

    Edcn pdccn genea

    Ocho Libros Editores

    Providencia 2608 o. 63, Santiago, Chile

    Fonos-a (56-2) 335 1767 / 335 1768

    [email protected] / www.ocholibros.cl

    Direccin editorial:Gonalo Badal

    Edicin de contenidos:Cristbal Santa Cru

    Editores:Rodrigo Banda Javier Badal

    Investigadora asistente:Mara Jos Thomas

    Director de arte:Carlos Altamirano

    Diseo:Sandra Gaete

    Foto portada:Luis Ladrn de Guevara

    Foto sobrecubierta:Nicols Piwonka

    Correccin de textos:Edison Pre

    Digitalizacin y postproduccin digital:Gustavo Navarrete

    Ates de ensas

    Baros, Mara Celia

    Bravo, Carmen Gloria

    Cancino, Juan Carlos

    Canut de Bon, Claudio

    Castillo, Julio

    Dans, Hernn

    Fernnde, Gastn

    Gala, Juanita

    Garcs, Eugenio

    Greim, Wolgang

    Lagos, Ricardo

    Muo, LilianaOBrien, Juan

    Ovalle, Alredo

    Pre de Arce, Jaime

    Salas, Alberto

    Ftgas

    Ceitelis, Jack

    Gme, Rodrigo

    Greim, Wolgang

    Ladrn de Guevara, Luis

    Maldonado, Fernando

    Pre, Claudio

    Piwonka, Nicols

    Acvs tgfcs

    Archivos Enami Sonami

    Museo Histrico Nacional

    Unidad de Fotograa, Archivo Central Andrs Bello,

    Universidad de Chile

    Archivo Dibam

    Archivo Ocho Libros Editores

    Archivos personales de Ricardo Silva, Liliana Muo, Hernn

    Dans, Gastn Fernnde Olga Callejas

    Pezas de ate extacts de as teaas ncdas

    Piezas de arte

    Vitral de la minera (sede banco BBVA, Santiago)

    Mural de la Historia de la minera (Aleander Sutulov,

    Universidad de Concepcin)

    Grabados mineros (Claudio San Chve)

    Rostros de la pequea minera (otos de Nicols Piwonka)

    Extractos de obras literarias

    Los descubridores del mineral de Chaarcillo

    (Jos Joaqun Vallejo)

    El Chin del Diablo (Baldomero Lillo)

    Llampo de Sangre (Oscar Castro)

    Quebrada, las cordilleras en andas (Guadalupe Santa Cru)

    Primera edicin en espaol de 11.000 ejemplares.

    10.000 para distribucin institucional por Enami 1.000 para

    venta autoriada en libreras por Ocho Libros Editores.Este libro se termin de imprimir en noviembre de 2009 en los

    talleres de World Color Chile S.A. ubicados en la avenida Glads

    Marn 6920, Santiago, Chile.

    Hecho en Chile / Printed in Chile.

    Todos los derechos reservados. No se permite la reproduccin

    total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistema

    inormtico, ni su transmisin en cualquier orma o por

    cualquier medio, sea este electrnico, mecnico, por otocopia,

    por grabacin u otros mtodos, sin el permiso previo por escrito

    de ENAMI.

    ChilE MiNEro

    Enam en a sta de a peqea medana mnea cena

    Cmt edta

    Jaime Pre de Arce, Vice presidente Ejecutivo de Enami

    Claudia Ne, Subgerente de Relaciones Institucionales de Enami

    Hernn Dans, Ingeniero en Minas, historiador de la minera nacional

    Gonalo Badal, Director Ejecutivo de Ocho Libros Editores

    ENAMI

    Inscripcin Registro de Propiedad Intelectual: N 185.359

    ISBN 978-956-8018-96-2

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    PArTE ii: FoMENTo MiNEroPerodo: De 1925 1960 / L prer td del sglo XX / Plts de beefco y gecs coprdors de erles / L

    Epres ncol de Fudcoes / L Cj de Crdto mero

    Fomentominerodesdela CaCremihastala enami. h istoriayreFlexiones 101

    Hernn Dans Vsque, Ingeniero de MinasL peque er e el deceo de 1920

    Los cos de l Ccre

    El cclo del oro

    Los dfcles os curet

    L Epres ncol de Ppote y l Socedd

    Explotdor de ms

    El lto deceo. L Epres ncol de Fudcoes

    desarrollohistriCodelaenseanzamineraen Chile 123

    Claudio Canut de Bon Urrutia, Historiadorigco Doeyko e L Sere. Los cos

    Uversdd de Chle e Stgo

    Colego de mer e Copp

    Escuel Prctc de mer de L Sere

    Escuel idustrl del Sltre

    Esez er e el sglo XX

    elFuegoylamateria. elartedeFundir 137

    Juan OBrien Boggio, Socilogo

    potrerillos, paipotey el salvador: CiudadesdelCobreen ataCama 143

    Eugenio Garcs Feli, ArquitectoPotrerllos, odelo de pobldo dustrl.

    ades Copper mg Corporto, 1919

    Fudc ncol Ppote, copy tow l chle

    Estdo de Chle, 1952

    El Slvdor, ew copy tow.

    ades mg Copper Copy, 1959

    Recuadro: El To, por Rodrigo Banda

    Recuadro:El peoje ero, por Gabriel Salazar (extracto)

    Recuadro:El ejeplo poero de l Uversdd de Chle, por Hernn Dans

    CRNICAS y DOCUMENTOS HISTRICOSelmineromsantiguode Chile

    vestigiosdelamineraataCamealosdesCubridoresdelmineralde ChaarCillo

    ChuquiCamataantesdelos guggenheimtres pionerosdelamineranaCional

    ExTRACTOS LITERARIOS y GLOSARIO DE LA PEQUEA MINERAelChiFlndeldiablo

    llampodesangrequebrada, lasCordillerasenandas

    glosariominero

    ndiCe

    introduCCin 11

    Los editores

    PArTE i: MiNErA DESDE El oriGENPerodo: Breves referecs l er prehspc y l Colo / Los poeros y el desrrollo del terrtoro ero durte

    el sglo XiX / Prcpos del sglo XX y los cos de l er dustrl e Chle.

    lamineraenlasCulturasprehispniCas 19

    Julio Castillo Narve, AntroplogoL expres etlrgc prehspc e Chle

    eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix 29

    Juan OBrien Boggio, Socilogo

    lamineraComoejedinamizadorde Chileenelsiglo xix 45

    Carmen Gloria Bravo Queada, HistoriadoraL er e el gro colectvo

    L ctvdd er coo trsc l proletrzc

    L er cuprfer y sus os dordos pr l ecoo chle

    nuevs tecologs de fudc, uevos ercdos

    Declve de l dustr cuprfer chle y

    plc del terrtoro col

    unatransiCinenmanosdegrandespioneroslosiniCiosdelagranmineradelCobreentreFinesdelsiglo xix yComienzosdelsiglo xx 63

    Mara Celia Baros Mansilla, HistoriadoraEl horo de reverbero

    Rsgos bogrfcos de Lbert y Doeyko

    Frustrdos tetos europeos

    Protgoso estdoudese

    mer del cobre del sglo XX

    Dos forjdores de l gr er

    El despegue de l gr er

    El cerebro del horo Perce Sth

    Prers exposcoes ers

    U uevo ero

    mltples cotrbucoes

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    PArTE iii: lA CrEACiN DE ENAMiPerodo: De 1960 1989. Desde alessdr hst el rge ltr.

    la enamiComoFaCtordedesarrollominero (1960-1989) 177

    Hernn Dans Vsque, Ingeniero de MinasLos lbores de l E

    Los estudos regoles y ls uevs plts de

    beefco de erles

    El pl de exps de l E

    Hc u foeto tegrl

    atcdo los cclos perversos

    Soceddes xts

    Ls jords de foeto: l er es udc

    L E durte l Udd Populr

    L E e el desrrollo ero

    Hc u epres quldor

    L gr prvtzc: vuelt fojs cero. Prdds y gcs

    evoluCindelalegislaCinmineraFundamentalde Chile 203

    Gastn Fernnde Montero, AbogadoDerecho ero hspco o colol

    Derecho ero chleo

    lamedianamineraen Chile 215

    Alberto Salas Muo, Presidente de SonamiOrgees y porte hstrco

    Evoluc y creceto ctul

    med er por reg

    ipcto de l ed er e l ecoo

    Creceto de l ed er

    Vbldd ecoc

    Futuro y desfos estrtgcos

    PArTE iV: MiNErA SuSTENTAblEPerodo: De 1989 2005. E e deocrc / Foeto y producc / Lo sustetble / alzs estrtgcs / F de sglo.

    la enamienlaltimadCadadelsiglo xx 241

    Hernn Dans Vsque, Ingeniero de Minas

    Trtdo de revvr

    Ls quetudes del stro Hles

    Ls plts de beefco y los poderes de copr.

    absteceto de erles

    Fudcoes y refer

    Los ltos os del sglo. U lz estrtgc y lgo s

    E los lbores del uevo sglo

    mineraymedioambiente 251

    Juana Gala Palma, Ingeniero civil de Minasmerles, er y recursos turles

    isttucoldd betl de l er e Chle

    Ples de descotc ctulete vgetes

    Prcples pctos geerdos por ls ctvddes ers

    minerosdeayeryhoy 273

    Liliana Muo Rioseco, PsiclogaPersos que lbor e l er

    atecedetes e l ltertur y l hstor

    Orge y tryector de los eros

    adstrc extrjer de ls epress ers

    asleto geogrfco y relc etre pres

    El ero y el resgo

    Vd e u cpeto ero

    Sewell

    mujeres e l er

    nos bjo l sobr

    meros de yer y hoy

    PArTE V: DESAFoS ACTuAlES y FuTuroSPerodo: 2006 e delte / Los ctores / L er y E / Hoy y .

    legado, realidadaCtualydesaFosdelempresariadominero 305

    Alredo Ovalle Rodrgue,Ex presidente de Sonami y de la CPCL er oder

    El epresro ero

    Coproso rel

    Chle y l er hoy

    unaempresaquemiraalFuturo. l ineamientosestratgiCosde enami 313

    Jaime Pre de Arce Araa, Vicepresidente ejecutivo de Enamiaos de hstor

    U dcd de cotrstes

    Objetvos del pl estrtgco

    El blce de los os

    poltiCaminerapara Chile: avanCesydesaFos 327

    Ricardo Lagos Escobar,ex Presidente de la RepblicaPrcples ctvs ers del perodo 2000-2006

    L poltc er de 2005

    autoresdeensayos 336FotgraFos 341

    PIEzAS DE ARTE y RETRATOS DE MINEROSvitraldelaminera

    mural historiadela minera Chilenagrabadosaburilyaguatintarostros delapequeaminera

    Recuadro:Cutro csos extosos de pulso ero 198

    Recuadro:E e l obtec de cobre etlco, por Rodrigo Banda

    HITOS, TESTIMONIOS y PERSONAJES DE LA MINERA NACIONALlamineraenelorigendelmovimientoobrero

    naCionalizaCindelCobreingenierosForjadoresdelamineranaCional

    mujeresenlaminera

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    8 CHiLE minERO 9

    adnde Gevaa

    Chile ha sido seguir siendo una nacincon una prounda vocacin minera, des-de que el descubrimiento de grandes a-

    cimientos en la ona norte del pas, hace ms de

    trescientos aos, sell su destino, convirtindoloa partir del siglo xIx en una potencia mundial eneste rubro.

    En los albores del tercer milenio, cuando Chilese acerca a la cita con su Bicentenario, la minerasigue siendo un slido pilar de nuestra economa.

    No ha sido un camino cil. Tras cada uno delos grandes hitos de la historia minera nacionalha personas que, con su visin emprendimien-to, ueron capaces de levantar una industria deenormes dimensiones. Tambin est el esuerocotidiano de miles de compatriotas que han dedi-cado su vida a un trabajo conocido por su durea ecepcionales condiciones de desempeo.

    Todos los relatos que orman parte de la me-moria que Chile tiene de su minera, no han sidoadecuadamente recogidos puestos en cono-cimiento de nuestros ciudadanos. De ah la re-levancia de un libro como ste que arroja lucessobre un patrimonio histrico que nos pertenecea todos.

    Como lo muestran las pginas de esta publica-cin, en la epopea minera la pequea medianaminera han jugado un papel mu destacado, nosolo por la riquea aportada al pas, sino tambinpor lo gravitante que ellas resultan para las milesde amilias que viven en torno a esta actividad,especialmente en las ciudades pueblos del nor-te de Chile.

    Ese papel merece un especial reconocimien-to, pues el aporte de los medianos pequeosproductores mineros se ha producido a pesarde su maor vulnerabilidad rente a las contin-

    presentaCinMichelle Bachelet Jeria

    Presidenta de la Repblica

    gencias de la economa a la volatilidad de losmercados.

    Sin duda, ha contribuido a ello el respal-do permanente del Estado que, inicialmente atravs de la Caja de Crdito Minero luego dela Empresa Nacional de Minera, ha venido de-sarrollando una labor de omento durante losltimos 80 aos, lo que ha permitido a esta in-dustria epandirse alcanar notables nivelesde produccin.

    Ha sido preocupacin central de mi Gobier-no, mediante la accin de los ministros KarenPoniachick Santiago Gonle, ortalecer eltrabajo de la Empresa Nacional de Minera enavor de la consolidacin del crecimiento deeste importante sector. La celebracin de nues-tro Bicentenario coincidir con los 50 aos deeistencia de la compaa por lo que este libroconstitue tambin un merecido homenaje aesta institucin, cua historia se unde con lade un rea clave de la economa chilena.

    Sabemos que los recursos mineros por ssolos no aseguran el desarrollo, pero ellos sonuna base de enorme signifcacin para conse-guir ese propsito. Por lo mismo, debemos se-

    guir potenciando esta industria, para lo cualse requiere de estrategias audaces accionesinnovadoras que estn a la altura de la visinpionera de los undadores de la industria delos desaos del mundo global.

    Pero, por sobre todo, se requiere del esuer-o colaborativo de todos los actores, pblicos privados.

    Con ello la minera, al mismo tiempo que or-ma parte viva de nuestra cultura, puede conso-lidarse como lo que es: un rubro industrial deecelencia mundial.

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    los aniversarios generalmente nos impe-len a celebrar , ms an, cuando los aosvividos representan esas ciras redondas,

    con maor carga simblica. Tambin nos invi-tan a reeionar, como un ejercicio de memo-ria arqueo, acerca del sentido que han tenido tienen los aos transcurridos para quien cum-ple una etapa signifcativa de su vida.

    Toda celebracin requiere, a su ve, de unacto creativo. Me refero a la construccin deun relato que discurre en la historia del sujeto.Una narracin que por cierto no es el discursoinstitucional ese pesado ladrillo de hechos

    actas sino la que descubre en la reein delsujeto a un nuevo sujeto lo lleva a hablar dia-logar uera de sus propias ronteras, en el arte ola literatura, por ejemplo. Un caso emblemticoes el Bicentenario de nuestra nacin todo elconjunto de iniciativas artsticas e intelectua-les destinadas a cristaliar, desde distintos m-bitos de accin perspectivas, una imagen delpas. En estas iniciativas se conjugan los dos-cientos aos de historia de vida independienteen una suerte de relatos parciales especfcos,

    introduCCinSantiago Gonle Larran

    Ministro de Minera

    cruces rupturas, que proceden de la mismahistoria, de la arquitectura, de las artes visuales,la ciencia, etc.; todas las disciplinas al encuen-tro del hecho simblico, recrendolo desde suspropios saberes.

    Curiosamente, la Empresa Nacional de Mine-ra cumple para esa misma ocasin cincuentaaos de eistencia, otro de esos nmeros queameritan detenerse reeionar. En este casosobre una de las entidades clave en el omento desarrollo de la pequea mediana mineraen Chile.

    Ho en da se conoce latamente la trascen-

    dencia de la industria minera en el desarrollodel pas. El impacto que tuvo el salitre es de co-nocimiento masivo; Chile se transorm en elmaor productor de nitrato del mundo entre1880 1930 las eportaciones salitreras cons-titueron el rea ms importante de su eco-noma. Mucho tambin se ha escrito sobre lagran minera del cobre del pas, sus hitos un-dacionales como la creacin eplotacin delos acimientos de cobre de Chuquicamata, ElTeniente Potrerillos, en las dos primeras dca-

    Pez

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    12 CHiLE minERO 13enamienlahistoria delapequeaymedianaminera en Chile

    das del siglo pasado. La eplotacin cuprera agran escala undada en el capital etranjero sig-nifc para el pas un salto eponencial que leha permitido hasta ho constituirse en el prin-cipal actor de desarrollo econmico del pas.Desde 1990 Chile ha triplicado su produccinde cobre, llegando a aproimadamente 5,35millones de toneladas mtricas anuales. Esto hasignifcado que en estos ltimos 19 aos el pasaumente desde un 16 por ciento de su partici-pacin mundial de cobre a un 36 por ciento elao 2008.

    Junto al boom que estos hitos marcaronen la historia econmica social del pas porcierto, poltica tambin eiste lo que se ha lla-mado pequea mediana minera, cuo apor-te no deja de ser importante tanto en el planoeconmico genera encadenamientos produc-tivos por 60 millones de dlares anuales comosocial, en la incorporacin de una cantidad sig-nifcativa de personas que viven en localidadesapartadas rsticas cua nica uente de in-greso la constitue esta industria.

    Pero ms all de estos antecedentes, la pe-quea mediana minera representa un inva-luable patrimonio histrico, cultural socialde Chile. Ha que recordar que el principalproecto econmico en el periodo de la Con-quista se constitu a partir de los lavaderosde oro ubicados al sur del Biobo. Esta eplo-tacin aurera gener el capital original queotorg los ecedentes que hicieron posible lainstalacin de otras actividades econmicas.La prdida de estas provincias tras la victoriaaraucana en Curalaba (1598), determin fnal-mente redefnir el eje econmico del Reino de

    Chile hacia la produccin agrcola, localiadaprincipalmente en el valle central. Durante losdos siglos siguientes la eplotacin mineraue escasa de poca importancia, aun cuan-do se reali en casi todos los recursos: cobre,oro, plata, salitre carbn.

    Esta situacin cambia ostensiblemente aprincipios del siglo xIx, principalmente en laeplotacin de cobre plata en el Norte Chico a en 1830, se poda aviorar que el uturo dela Repblica se construira desde la minera. Un

    camino largo, con fsuras contradicciones, deesperanas rustraciones, construido sobre labase de tenacidad esuero, en un territorioinhspito a veces brutal. En el amoso des-campado nortino de cua aride rigor ue-ron testigos los hidalgos de la Corona cuaimagen territorial no estaba en la conciencianacional se comiena a perflar la historia de laactividad productiva ms importante del pas.

    La gran minera se erigir desde esta plata-orma, sobre los cimientos construidos por lospequeos medianos mineros , sin duda, porel inmenso aporte de sus orjadores. Se asenta-r a partir del descubrimiento de acimientoshecho por espritus aventureros, visionarios esorados por un notable cmulo de conoci-mientos entregados por estudiosos de la mine-ra geologa. Un sector olvidado a principiosdel siglo pasado, entrampado, por largo tiempo,en permanentes contradicciones, con un siste-ma precario de produccin, sin capital sufcien-te de trabajo absolutamente vulnerable a lasuctuaciones del mercado.

    Estas condiciones desventajosas se hicie-ron an ms patentes al no eistir un Estadoque procurara asumir un rol activo en torno ala actividad. La creacin en 1927 de la Caja deCrdito Minero, Cacremi, posteriormente dela Enami dos instancias decisivas en la gene-racin de un sistema integral de omento dela pequea mediana minera saldara unacuenta pendiente del Estado chileno con esteimportante tradicional sector de la econo-ma nacional.

    La celebracin de un aniversario requiere deuna reein como deca al principio de un

    gesto creativo que quede en la memoria. Creoque este hermoso libro representa precisamen-te esto: un homenaje eectivo a Enami tam-bin a todos los pequeos medianos mineros,sector undacional de la minera chilena.

    En a actadad n pmed de 1.300 pdctes de peqea mnea 15 de medana mnea acen ss entegasde mneaes pdcts mnes a Enam. la actvdad qe eazan genea encadenaments pdctvs p 59mnes de daes a a en pmed. Ft:lsladnde Gevaa.

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    14 CHiLE minERO 15enamienlahistoria delapequeaymedianaminera en Chile

    Enam e ceada e 5 de a de 1960 medante a sn de a Caja de Cdt Fment Mne, Cacem, cn s a,a Empesa Nacna de Fndcnes, Ena, acanzand vda ega a tavs de DFl 153 de msm a. A gandes asgs ssactvdades se cnsagan en e ment de a peqea medana mnea, en a pdccn pcesament de s mneaesen ss pantas de enec, ndcn enacn en a actvdad cmeca qe pemte cca s pdcts en smecads gazads en cndcnes avaes paa s pveedes de a empesa. En a t, n encagad de canca, ens as 60, ece s mneaes de n pdct mne. Ft:AcvEnam.

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    16 CHiLE minERO 17enamienlahistoria delapequeaymedianaminera en Chile

    parte imineradesde

    elorigen

    hstcNacna

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    18 julio Castillo narvez 19

    en la historia de la humanidad, la metalurgiarepresenta una autntica revolucin queimplic, entre otros, un proceso de con-

    trol transormacin de la materia mediante eluso del uego. Este proceso de domesticacinde los minerales dio paso a distintas eras o eda-des, en las que el ser humano ue descubriendolas caractersticas bondades que le brindabanlos distintos elementos de la tierra. La meclade estos dio origen a nuevos minerales, comoel bronce, que es una aleacin originada porla mecla del cobre con otro metal, como porejemplo, el estao o el arsnico, lo que aumentasu durea a costa de su maleabilidad.

    lamineraenlasCulturasprehispniCas

    Julio Castillo Narve

    Este proceso de desarrollo de una culturametalrgica represent una innovacin tcnicade primer orden que le permiti al ser huma-no crear nuevas manuacturas ms duraderas efcaces. La creacin de esta cultura se puedevisualiar como un camino cada ve ms pro-undo de observacin, eperimentacin apren-diaje del ser humano con su entorno, que diopaso a nuevos cambios tecnolgicos nuevasormas de eplotacin de diversos mineralesas como al desarrollo de dierentes tcnicas deundicin aleacin de dos o ms metales ala eperimentacin de nuevos diseos. En otraspalabras, la construccin de una cultura meta-

    lrgica signifc un juego activo de desarrollode manuacturas e ideoacturas, que ue evo-lucionando hasta llegar a un dominio refnadode los minerales arrancados a la tierra.

    La metalurgia ha tenido tres momentos cla-ves en la historia de la humanidad. Segn Doro-th Hosler,1 proesora de arqueologa del MIT, laregin de Turqua presenta los testimonios ms

    1 Hosler, Doroth. Los orgenes andinos de la metalurgia del oc-cidente de Mico. Edicin en la biblioteca virtual Luis ngelArango: 2005-05-25.

    Cent metagc de Va de Ce, en penvae de Cpap. De este asentament cnstdp s nca se tv p mc temp patemptante de a pdccn mnea de ce dea zna centa nte de tet cen. En amagen, sect destnad a 26 ns de ndcntp aa. Ests ns, geneamente de a de peda, estaan pvsts de agjes a tavs des caes ccaa emente e ae. las aa seempazaan en sectes de gan expscn a vent,qe actaa cm taje nata, pemtend qe ecmste dspest en s cmaa centa egaa aas tempeatas eqedas paa a sn de mnea.Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

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    20 julio Castillo narvez 21laminera enlasCulturasprehispniCas

    baj a deccn de epesentantes de s nca, en s pncpaes cents mne-metagcs se eazaanecentes ts ppcats pags, gacas a s caes s ces, cmpacds, entegaan ss qezas. laactvdad ta en agns sts e ntae. En a mna de Ce Vede t e n e cent metagc de Vade Ce, as atdades mandan a cnst n sn patama ceemna.Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    antiguos del trabajo en metales. Son ragmentosde cobre nativo martillados que datan de alrede-

    dor de 7.000 aos antes de nuestra era. La espec-

    tacular metalurgia de la China surgi alrededor

    del 5000 a.C. En el caso deAmrica seala laautora, La metalurgia comenz a desarrollarsems de mil aos antes de nuestra era, en Sudam-

    rica, ms exactamente en los Andes centrales. All

    culmin en una tecnologa multiactica basada

    en los dos bronces, de cobre - arsnico y cobre -

    estao, en aleaciones de cobre - arsnico - nquel,

    de cobre - plata, cobre - plata - oro, y de cobre -

    oro y en la elaboracin de tcnicas sosticadas de

    tratamiento de las supercies mediante el enri-

    quecimiento y el laminado.

    La metalurgia mesoamericana representaun caso de especial inters. Apareci repenti-namente en el occidente mesoamericano en-tre los aos 600 800 de nuestra era. Esto seprodujo despus del auge de las grandes civi-liaciones del periodo clsico mesoamericano;por ejemplo, de la cultura maa, en el sudeste, de la teotihuacana, en la cuenca del valle deMico.

    Eisten testimonios de conquistadorescomo observadores de este nuevo mundo. Fer-nnde de Oviedo, que viaj a las Indias en 1513como parte de la epedicin de Pedrarias Dvilaa Panam, ostent dos cargos, la escribana deminas e del crimen el ocio del hierro de losesclavos e indios que le permitieron decir en1526:2 Los indios saben muy bien dorar las pie-zas e cosas que ellos labran de cobre e oro muy

    baxo. Y tienen en esto tanto primor y excelencia

    y dan tan subido lustre a lo que doran, que pa-

    resce e que es tan buen oro, como si uese de

    veynte e tres quilates o masAcercndonos hacia el sur del continente, elpoblador andino logr, en dos mil aos de epe-rimentacin, el dominio de las ms sofsticadastcnicas para undir, alear, amalgamar, laminar,unir soldar los metales. La tcnica de la sol-dadura a era conocida por las denominadasculturas regionales (200-800 d.C.), de las cualessobresalen los estudios de la cultura moche por

    2 Citado por el arquelogo Pedro Ibrico. En: http://arqueologia.deperu.com/metales.html

    Walter Alva3 en el sitio de Sipn, reportndosecontetos unerarios de lite, en diversos me-tales (oro, plata, cobre, dorado, entre otros) evidencindose un trato naturista, equisito a la ve complejo en cada una de las pieas tra-bajadas. Adems, se describe un amplio domi-nio de la tcnica de soldadura al ro para unirlos metales, a travs de engrapes, traslapes, re-maches lengetas.

    Las grandes culturas precolombinas del Per,los moches o mochicas, los chimes los in-cas ueron ejemplo de admirables trabajos me-talrgicos, en oro, plata, cobre sus aleaciones.

    La cultura inca se desarroll entre los siglosxII xIV de nuestra era tuvo su apogeo enel siglo xV. A su llegada al Per, los espaolesencontraron una industria minera mu acti-va diversifcada, que trabajaba el oro (cori),la plata (collqui), el cobre (anta) en gran esca-la, el mercurio variadas aleaciones: bronce(cobre estao), champi (oro, plata cobre) tumbaga (cobre, oro estao). Tambin traba-

    jaban de manera magistral la pie dra, sinms recursos que el ingenio herramientaselementales, moviliando bloques de piedraque pesaban hasta cien toneladas, lograndouniones acabados notables. Llevaroneper-tos metalrgicos chimes al Cusco, capital delImperio inca.

    laexpresinmetalrgiCaprehispniCa en Chile

    Gernimo de Bibar, cronista que narr la lle-gada de Pedro de Valdivia a Chile, describa alos habitantes del valle de Coquimbo como una

    cultura amiliariada con la metalurgia: Son deltraje de los del Guasco, y de sus ritos y ceremo-nias y costumbres que los del Guasco. Es lengua

    por si. En este valle hay muy grandes minas de

    oro; son trabajosas de sacar por altar el agua

    y estar lejos el rio. En algunas partes de este va-

    lle hay algarrobos, y en algunas partes hay cha-

    ares. Hay calces y hay mucho arrayn. Hay por

    uera del valle en lo alto y lomas unos rboles a

    3 Walter Alva Alva es un arquelogo peruano. Fue director delMuseo Brnning de Lambaeque.

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    22 julio Castillo narvez 23laminera enlasCulturasprehispniCas

    En agnas egnes de Tawantns, a cacacnqe mpcaa e taaj cn s mneaes metaesev a qe s taajades se cnvtean enatesans expets en a apcacn de tcncas paa etatament de as mateas pmas en cada na de ssetapas. Mentas ns cmpan ncnes geneaes,ests se cpaan excsvamente de a pdccnmetagca paa e nca. En a t, na paca de cesegamente sada cm pecta na caeza demaza esteada, de msm meta, e ca e tzadampamente en a acacn de eamentas amas. Fts:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    En pen deset de Atacama, a neste de Caama, ente s ces cecans a Cqcamata San Js de Aa,este asentament de mnes atacames exptaa paa e nca xds de ce na mna de tqesa, aj ngmen de taaj a sevc de Estad, cncd cm mta. Este antg cmpej mne e exptad desdepcas antees a Tawantns, pe s aj e dmn nca se gaa cngega na vedadea pacn deespecastas dedcads excsvamente a a mnea. Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    manera de madroos. Es muy buena lea para el

    uego. Hay muchas hierbas de nuestra Espaa.

    Tiene metales, cobre y de otras suertes.4

    El arquelogo Lautaro Ne del Institu-to de Investigaciones Arqueolgicas Museo(IIAM) de la Universidad Catlica del Norte, su equipo, han realiado una ehaustiva inves-tigacin del campamento minero Chuquicama-ta-2 de la eplotacin cuprera prehispnicaen el desierto de Atacama, sustentando la ideade que en el pasado eisti un intenso trfcode metales.

    Segn Ne, el campamento Chuquicama-ta-2 (Chu-2), datado por C14 en 780-1020 d.C.,representara un rgimen laboral local insta-lado en una de las reas ms altamente mine-

    ralizadas del norte de Chile durante los ltimos

    eventos del fujo Tiwanaku.5El ro Loa ue testigo de una actividad me-

    talrgica importante en 1390 d.C., cuos vesti-gios descansan en enterramientos situados enel cementerio Chunchur o DuPont. En el ao1968, Ne detect varias campanitas ple-gadas, placas de cobre pequeas lminas deoro. Anteriormente, en 1913, Ma Uhle habrarecuperado cerca de 204 cuerpos agrupados

    en un nmero desconocido de tumbas colecti-

    vas e individuales. De este contexto provienen

    campanitas de cobre y oro, una plancheta de

    oro con cabeza de elino, placas rectangulares,

    discos, tubos, hojas de hachas, una placa de co-

    bre en orma de T y ragmentos de xido de

    undicin.6Las labores de undicin se realiaban en

    un tipo de horno, la guaira, abreviacin delquechua wairacna, vo presente a en la obra

    de Ciea de Len, defnida en el DRAE (2001)como horno pequeo de barro en que los indiosdel Per undan los minerales de plata aprove-

    chando la uerza del viento.

    4 De Bibar, Gernimo: Crnica y relacin copiosa y verdadera delos Reynos de Chile. Edicin acsimilar a plana del Fondo His-trico Bibliogrfco Jos Toribio Medina, Santiago de Chile,MCMLxVI.

    5 Ne A., Lautaro; Carolina Agero P.; Brbara Cases C. Pa-tricio De Soua H. El campamento minero Chuquicamata-2 la eplotacin cuprera prehispnica en el Desierto de Ataca-ma. Estudios atacameos [online]. 2003, nm. 25, pp. 7-34. ISSN0718-1043.

    6 Op. cit. p. 8.

    En la localidad de Quillagua, Latcham (1938)tambin seal una alta presencia de objetosmetlicos en orendas unerarias. Este hallagoue ratifcado por otros objetos similares que

    se remontan al ao 600 a.C., en el caso de lasormaciones tumulares de Quillagua-89, conevidencias de placas cuentas tubulares decobre martillado, al ao 1000 d.C., en el casodel cementerio Oriente (Qui-01), con registrosde braalete placas de metal (Agero otros,1997, 1999 2001).

    El estudio de los arquelogos citados an-teriormente nos indica que los habitantes delro Loa, de los oasis atacameos aquellos dela costa del desierto de Atacama organiaban

    grupos mineros en los distritos con maoresrecursos desde antes de los incas.

    Sin lugar a duda, el aporte de las culturasprehispnicas no se epres solamente en las

    manuacturas de objetos de diversos metales,sino que tambin en el lenguaje, a travs de dis-tintos americanismos ligados a las actividadesmetalrgicas.

    Mara Teresa Cantillo, de la Universidadde Salamanca, reali una investigacin de laterminologa minera de origen prehispnicoa partir de un anlisis de la obra Arte de losmetales, del Padre lvaro Alonso Barba, tetopublicado en 1640 que describe, adems deaspectos concernientes a las caractersticas y

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    24 julio Castillo narvez 25laminera enlasCulturasprehispniCas

    propiedades de metales y minerales, distintos

    mtodos de benecio en uso en la Amrica co-

    lonial, y que ha sido considerado la nica obra

    metalrgica original escrita en cualquier idio-

    ma en el siglo XVII.7

    En su investigacin, Cantillo registr distintosnombres de aparatos ligados a la actividad mine-ra, que tienen su origen en las lenguas indgenas,tales como el maray, del quechua maran piedrade moler, porua de purua, o callana de kallanatostadora, trmino todava usado en el campochileno para reerirse a un receptculo metlico

    que se pone sobre el uego para tostar el trigo, algunos arteactos para lavar los metales comola batea, el vilque o virque la cocha, que son es-tanques de distinto tamao para recoger el aguaen que se lavan los metales.8

    La cultura diaguita chilena, procedente delnoroeste de Argentina, se desarroll desde el

    7 Cantillo Nieves, Mara Teresa. Terminologa minera de origenamericano en el arte de los metales (1640), de lvaro AlonsoBarba. Proecto HUM2004-0402/FILO, fnanciado por la DGCyT.Universidad de Salamanca.

    8 Op. cit. p. 631.

    E tm, n cc qe seva paa deentes ppsts ttas taes, sa evase cgand de ce,cm pecta. Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    ro Choapa, en el centro del pas, hasta la ron-tera con Per. En el tercer periodo (siglos xIV-xVI) de esta cultura, que corresponde al domi-nio incaico, se sitan los restos de metalurgia cestera, as como los petroglios.

    A su llegada, los incas encontraron estable-cida en el valle de Copaapu ms tarde de Co-piap, as como en el resto de los valles trans-versales del norte semirido, una cultura mudesarrollada conocida como cultura diaguitachilena, con agricultura basada en el riego arti-fcial artesanas de alto valor artstico.

    El encuentro de ambas civiliaciones de altonivel dio origen a una nueva ase de la cultu-ra diaguita, que consisti en una amalgama deambas, con nuevos cnones estilsticos en lasartesanas, especialmente en cermica , sobretodo, renovacin de las tcnicas de etraccinde minerales su metalurgia.

    Hans Niemeer seala que el valle del roCopiap muestra la ms acabada epresin dela tecnologa metalrgica incaica. A su llegada,Pedro de Valdivia supo de tales adelantos hace

    Cses de cemca peda se an encntad en dvess eas mneas de Ce. En es se depstaa e metandd paa se mdead. la maa de as nstaacnes mneas se caan en a pecdea. Especamenteecentes en s aes de ce en e nte d semd. Desde s vaes aqes asta a znacenta, mats, cncees cas de peda se atan cnta as vetas de csca, maaqta atacamta de asmntaas andnas. Tamn peacnes mneas evdencas de ndcn anqe mc ms casna ena csta, cm es e cas de a cee mna de pata de hantajaa, ceca de iqqe.Fts:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

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    26 julio Castillo narvez 27laminera enlasCulturasprehispniCas

    ms de cinco siglos, cuando los indios de Co-paapu le regalaron pieas de cobre labradaspor ellos en los hornos de Via del Cerro.9

    Niemeer indica que El valle de Copiapposee sin embargo una exclusividad, algo noigualado en otro valle chileno y que no es cil

    de hallar en el resto del mundo surandino. Nos

    reerimos al establecimiento metalurgista Via

    del Cerro, donde se maniestan con toda su po-

    tencialidad la presencia y genio del Inca, que

    construy un centro metalurgista compuesto

    de cuatro unidades que cumplen distintas un-

    ciones. La atinada eleccin del sitio, apto para

    un establecimiento de undicin de minerales

    de cobre, pone de maniesto una gran dosis de

    perspicacia y conocimiento proundo de la to-

    9 Hans Niemeer F.; Miguel Cervellino G.; Eduardo Muo. Viadel cerro, epresin metalrgica inca en el valle de Copiap.Revista Creces, abril de 1983.

    pograa del valle. Seguramente los incas ue-

    ron guiados en ello por los pobladores locales .Este breve recorrido por nuestra Amrica

    muestra que la actividad minera la produccinmetalrgica jugaron un rol crucial a lo largo deldevenir histrico de las poblaciones prehisp-nicas. Este quehacer humano estaba ntima-mente ligado a un corpus de conocimiento atcnicas que permitieron un manejo equisito de maestra de los metales sacados de la ma-dre tierra. Pero sta no era una mera actividadproductiva, sino una prctica ligada a universossimblicos, en los cuales los objetos metlicosproducidos estaban conectados a sus cosmo-visiones a sus dioses. Finalmente, el ujo demetales preciosos hacia Europa signifc sangrenueva que activ transorm la vida econmi-ca social del Viejo Mundo.

    Izquierda:azaete de pata, nament sad s p a neza nca. Derecha:agns jets tzads entaes de sacc. la tadad scaa asega qe as dvndades ppcaan a etdad de a tea, smes s anmaes. Paa este jetv s nca estaan dspests a mpne caqe case de saccs, qeedtaan n s en a aneada etdad, sn qe en enecs ptcs paa s dgentes e Estad.Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    las gas de camds en cneccnadas en pata anqe pncpamente en m, qe ea nacnca jza pvenentes de Ecad. la maa de as veces epesentan amas, anqe en cets gaes sean dentcad agnas qe asemejan apacas, qe se ecncen p e ag de s ana qe cas ega a se. Estasepesentacnes de camds, a ga qe as gas manas, tven n dse astante estandazad apat de mdes m gds. Ft:FenandMadnad. MsedeAtePecmn.

    de la mina , adems, con su poder mgico, les mostrarla veta tan buscada con sacriicio. Si alguien lo trata mal,le alta al respeto o no le rinde pleitesa, el To descargasobre l o ella toda su ira. y como consecuencia de ello,se desprenden enormes piedras de las rocas, los callapos

    caen como granio de la parte superior de los socavones.De pronto surgen gases venenosos, aguas malolientes,cambios bruscos de temperatura corrientes de vientoshelados. Es el To que pone trancas diablicas hasta oca-sionar la muerte.

    Para evitar todas esas desgracias, los trabajadores ve-neran al To cada ve que entran salen de la mina. To-dos los das, pijchan (mastican) coca en el paraje del To, leorendan la hoja sagrada, alcohol cigarrillo. Antes de loscarnavales se le rinde culto a esta deidad adornndola conmituras, conites serpentinas. Adems se le prepara unconvite, una suerte de banquete en el que abunda la comi-da, la bebida el baile. Los mineros sus amilias sacriicanen su honor un gallo blanco, una llama o un cordero, concua sangre riegan las rocas en agradecimiento al To a laPachamama. Este rito se denomina wilancha.

    Ft:CadPez

    el to, por Rodrigo Banda

    El To es una deidad andina que vive en el mankapacha(subsuelo amara), sitio donde se hallan sus riqueas mine-rales. Los dioses andinos tienen la capacidad dual de serbuenos malos a la ve. No se sabe con eactitud cundoapareci el To; sin embargo, es en la poca colonial cuandolas primeras iguras de esta deidad asomaron por los so-cavones de La Pa, Oruro Potos. Fue en el momento enque se instaur la mita los mineros ingresaban a los so-cavones para quedarse en varios casos hasta por siete das.Vivan dentro de la mina all necesitaban la proteccindel To, no solo para generar riquea sino tambin para so-brevivir, porque muchos de ellos a no volvan a salir.

    Al llegar a este territorio, los espaoles hallaron a esteser del mankapacha lo relacionaron con el diablo elaverno. En la Colonia, los espaoles hacan campaas paracatequiar a los indios que eran orados a trabajar en lasminas, espacio donde naci un sentimiento de rebeldaante una religin que no consideraban como sua. Por eso,

    la igura del To se plante como anttesis de Dios para laIglesia llev los cuernos del demonio.La deidad es abricada por los mismos mineros. Se utili-

    a como elemento de base un troo de mineral eplotadoen la mina. Luego se recurre al barro al eso para ormarsu etrao cuerpo darle un aspecto de diablo. La cabealleva dos astas grandes que le sirven de radar para detectarlos metales preciosos. Generalmente lleva guantes botasde minero est sentado mostrando, al aire libre, un enor-me alo que representa su capacidad de ertiliar a la tierracon los minerales que l desea.

    El To se encuentra sentado en los lugares ms recn-ditos de la mina. Su presencia inspira respeto mantieneun equilibrio de reciprocidad entre sus sobrinos mineros su persona. Esta reciprocidad consiste en que quienes lotratan bien sern protegidos de accidentes en el interior

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    28 juan obrien boggio 29

    el desierto de Atacama adquiere relevanciaen la conciencia nacional solo despus delos grandes hallagos mineros en el siglo

    xIx. Hasta ese entonces, las reerencias de con-quistadores, en primer lugar, posteriormentede eploradores viajantes hablaban de Ataca-ma como una tierra de nadie hostil, despobla-do de fn de mundo, ona ronteria sin cata-logar, espacio de etensos arenales, territoriomarginal ermo, sin otra uncin ms que ser-vir de trnsito para quien se desplaa hacia odesde el Per la Amrica septentrional.

    Otra visin de Atacama su desierto es la deun espacio de contencin al norte. Esta miradaue central en la defnicin del territorio chilenodespus de la Independencia, segn se estable-ce en diversas constituciones que no hicieronms que rerendar la legitimidad de las ronte-ras eistentes antes de 1810 (utis possedetis). Esas que las constituciones de 1823, 1826, 1828 1833 hablan del desierto de Atacama comolmite norte del pas. En ese entonces el desier-to se entenda por el territorio comprendido, agrandes lneas, entre el valle de Copiap el roSalado, espacio que, a partir de la minera, ue

    desplegando su etensin nortina hacia nuevos ricos veneros.

    La regin atacamea ue minera desde tiem-pos inmemoriales, segn testimonian halla-gos de minerales de cobre, ruinas de hornos escoria metalrgica en sitios diversos como,por ejemplo, Via del Cerro, una undicin de lacultura diaguita-incaica del siglo xV mu cer-ca de Copiap. Pero hubo intermitencias dondepoco ocurra, especialmente durante la Colonia.Solo a fnes de ese periodo a principios de la

    eldesComedidodesiertode ataCamaysugente

    vistoporviajerosdel siglo xix

    Juan OBrien Boggio

    Un obstculo mucho peor que el ms turbulento de los ocanosCharles Darwin

    E deset de Atacama se extende en e ntede Ce se e Tpc de Capcn, ente ascdades de iqqe Aca, p e nte, asta acdad de Cpap, p e s. Tene na speceapxmada de 364.000 km2. la cdea de s Andes,ntea cn Agentna bva, cadena mntasade 5.300 m de attd pmed, ncementa a adezde sect a acta cm aea nata qe ena epas de a medad pvenente de ocan Atntc.En este deset, amad p s espaes edespad de Atacama qz e ms nsptde paneta, se esce gan pate de a sta de amnea en Ce. Ft:lsladnde Gevaa.

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    30 juan obrien boggio 31eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    valiosas, en primer lugar, de las costumbres la idiosincrasia nacional, que incluen inorma-cin sobre las instituciones, la economa el ni-vel de desarrollo del pas. En segundo lugar, sonmiradas especialiadas desde la vanguardia delas ciencias naturales de Europa, ocaliadas enel ordenamiento la catalogacin del mundo.

    En eecto, tanto Charles Darwin como Clau-dio Ga, Ignacio Domeko Rodulo Philippilos ms connotados naturalistas europeosque conocieron escribieron sobre la geologa,auna, ora, minera, historia costumbres deChile Atacama a partir de 1830 aproimada-mente, orman parte de esta vertiente acad-

    mica inaugurada a fnes del siglo xVII por el sue-co Carlos Lineo. La bsqueda de un sistema declasifcacin de todo lo viviente para reejar elorden de la naturalea misma era la dicil tareaa la que se abocaron estos taonomistas queanaliaban, identifcaban clasifcaban organis-mos hasta entonces desconocidos e innombra-dos. Para ello recurran muchas veces a deriva-ciones de sus propios apellidos o aprovechabande rendir homenaje a fguras admiradas o seresqueridos. Gracias al apoo de fnancistas, go-

    biernos sociedades cientfcas, los naturalistasdecimonnicos organiaron viajes en los cualesejercan tanto como hombres de ciencia comode eploradores aventureros, escudriando atravs del siglo todos los rincones del planeta,traendo a la palestra miles miles de nuevasplantas animales.

    Debido a la dierencia de cultura educacin,los aportes las visiones de los viajeros que nosvisitaron no solo complementaron aquello ore-cido por el reducido establishmentintelectual universitario de la localidad sino que, gracias asu nivel desarrollado de conocimiento, senta-ron las bases de la educacin del estudio de la

    ciencia en Chile plasmaron contribuciones deuste a la ciencia universal.

    En 1835, Charles Darwin (1809-1882) hio eltraecto a caballo entre Valparaso Copiap, endonde lo esperaba el Beagle para retornar a In-glaterra va el Callao las Islas Galpagos. Sabe-mos que a ra de este viaje de su eperienciaposterior con la riqusima variedad de especiesanimales en las islas ecuatorianas, Darwin echlas bases de un pensamiento que reundara laciencia universal con los postulados de las lees

    Repblica comienan a escucharse recurrentesvoces anunciando aqu all encuentros por-tentosos, que movilian a grupos de aventure-ros, empresarios trabajadores en pos de unasoada opulencia en el blanco recin descubier-to. Fue el caso de los reventones de plata AguaAmarga, en 1811, de Arqueros, una dcadams tarde. Estos dos hitos fjan en los mapas delmundo la eistencia de una regin ignota, peropalpitante de riqueas inusuales.

    No ue por aar entonces que tres de losms mencionados viajeros de la temprana re-pblica sean atrados a Chile por el ulgor delos metales. John Meiers viene de Inglaterra ainstalar sin ito una refnera de cobre cer-ca de Via del Mar, eperiencia que narra enTravels in Chile and La Plata, publicado en 1826.Su compatriota Aleander Cladcleugh es con-

    tratado en Londres para recolectar inormacinin situ sobre diversas empresas mineras queoperan en Chile, cuos detalles los narra en sulibro Travels in South America during 1819, 20,21, publicado en 1825.

    Por su parte, Francis Bond Head, tambin bri-tnico, pasa por Chile en su camino hacia Ar-gentina, donde es contratado para supervisar lapuesta en marcha de una mina de plata, plas-mando su visin en Rough Notes, libro que viola lu en Londres en 1826.

    Estos otros viajeros embarcados desdeEuropa, soportando etenuantes viajes de tresmeses, proveen una mirada eterna que, ade-ms de ilustrada, revela matices dierentes dela gente el paisaje nacional, sacando a lu de-talles que son diciles de captar desde la visinpropia del criollo educado. Son evocaciones

    A cnta de a dcada de 1870, e despad paece tene ta apaenca. Paa mcs cens de ese entnces,s aspect a n es e de antes. An cand ms destc qe dante a Cna, es estaa cada vez mensnspt. Desps de td estaan gand ata , tamn cn esez, aan empezad a exptaA dae ma a deset se appaan de ss secets. De esta manea vvan ms ama. Ms accesecm magen, pe tamn cm eadad. En dentva, cnvten en e eeente de n pect de ctedesasta , p esa va, cen de deset n znte stc. Mane Vca, La imagen del desierto deAtacama (XVI XIX). Ft:MsehstcNacna.

    Pqnes ntns, en 1920. ls qe spnen qe e mne sdamecan es gnante de s ate, estneqvcads. Ss mtds pdn se ds, pe pcedments ms enads cas, n se encentan nsn nancaes. la vedad es qe a mnea en Ce es n ma negc, qe samente pede se astad cn ecncs de a eza aa ms aata magnae, seaaa C.F.b. head en Rough Notes taken during some RapadJourneys across the Pampas and among the Andes, pcad en lndes en 1826. Ft:MsehstcNacna.

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    32 juan obrien boggio 33eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    de la evolucin. Antes de ese viaje esplendente,en los prembulos del surgimiento de un nuevoparadigma que modifcara el conocimiento delmundo desplaara a Dios como artfce de laCreacin, Darwin mira, descansa escribe so-bre la vida social de Copiap:

    Un valle que contiene 12.000 almas pero que pro-

    duce solamente para tres meses del ao, debiendo

    traerse el resto del abastecimiento desde Valpara-

    so el sur.

    Darwin lleg a Copiap en pleno auge dela plata, tres aos despus del descubrimientode Chaarcillo. En su derrotero haba visitadootros campamentos sitios mineros, como lamina de Arqueros cerca de Coquimbo, cuopropietario era Jos Edwards, proveniente deun amilia minera que, al igual que muchas deigual origen los Walker, Ossa, Carvallo, Su-bercaseau, Cousio, Chadwick, entre otrasse constitueron desde entonces hasta hocomo reerentes obligados de las amilias oli-grquicas aristocrticas de Chile, tanto por sumritos empresariales como por el ostentosodespliegue de sus riqueas en modos de vida palacios desconocidos en el pas hasta entoncesque levantaron, salvo contadas ecepciones, noen ciudades de Atacama, sino en Santiago.

    Pero en su descripcin de los atacameos,Darwin prefere detenerse sobre represen-tantes populares chilenos no sobre quienesadoptan estilos de vida europeos. Habiendo le-do en el teto de Head sobre Chile acerca de lagran ortalea del apir de su ebril actividad,decide comprobar en orma directa el peso dela carga que los trabajadores transportan desde

    la proundidad de los socavones. Darwin mismoevala el peso de un capacho de mineral que re-sulta contener solo 197 libras cuando lo nor-mal eran 200 libras que el apir cargaba desdeuna proundidad de aproimadamente 73 me-tros. Comenta que las regulaciones prohibanal apir detenerse a tomar aire ecepto cuandoel socavn eceda los 200 metros. Narrado en-tre signos de admiracin, el teto conclue in-ormando que este traecto lo realiaba doceveces al da, lo que signifcaba el acarreo de al-

    rededor de 1.200 kilos durante la jornada. El apirutiliaba su tiempo libre quebrando el minerala golpes de combo.

    Se queja el ingls de lo maravillosamenteeorbitante caro para Sudamrica que es todo.La ran es el costo del transporte entre Copia-p el puerto que resulta en precios ms ele-vados que en Inglaterra para la carne, las aves el combustible, que son palos de lea tradosen mula desde una distancia de tres das en laCordillera.

    No ue una impresin mu benvola la queDarwin se llev de Copiap de Atacama. Es-cribe incluso: Esto cansado de repetir los ep-tetos desolado estril para reerirse al lugarque, por lo dems, generaba una poblacin cuonico tpico de conversacin son las minas los minerales cuo nica inclinacin es ha-cer dinero despus emigrar tan rpido comosea posible.

    No se equivocaba Darwin. La poblacin deAtacama entre 1835 1865 haba crecido rpi-damente de unas 21 mil personas a cerca de 80mil, pero era una poblacin basada en la inmi-gracin atenta a los descubrimientos a los

    Paa e vca apa ecgd aj a expesn al apa, lenz pensa en na etmga qeca apayeva, caga,dcmentada p Mddend, anqe seaa qe betn e asgna n gen amaa: apa a caga, de apathaeva, mej, eva a cestas. Segn rd lenz, e vca pede aese ncpad a espa de Ce cmtmn mne, a qe dcmenta tamn ap ape, eacnad cn apa en cant se eee a mneqe tanspta a cestas s mneaes en capacs sstema qe an se mantene, estas vces pvenen deamaa apirie qe eva, ptad. leva a cestas en e Atlas Lingstico y Etnogrfico de Chile(Aec), CadWagne, Estudios Filolgicos, nm. 34, 1999, pp. 193-200. Esta magen de 1960 mesta a n pqne cn s ap.Ft:MsehstcNacna.

    Ft:FenandMadnad. AcvMsede AtePecmn.

  • 8/2/2019 Chile minero. Enami en la historia de la pequea y mediana minera chilena. (2009)

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    34 juan obrien boggio 35eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    ciclos de alas bajas de los precios mineros.Cuando la cotiacin de los metales caa o seagotaba algn mineral la poblacin rpidamen-te buscaba otros derroteros era preciso atraermano de obra etranjera o de otras regiones deChile mediante incentivos de distinta ndolepara mantener la actividad. El intendente deAtacama dice en su Memoria de 1850:

    Concentrndome en el Departamento de Copiap,

    har algunas observaciones: Suponiendo que la po-

    blacin suba de 25.000 almas, clculo tal ve ea-

    gerado, slo la tercera parte tiene residencia fja

    i arraigada en este suelo: las dems son personas

    solteras, argentinas, europeas de dierentes pases,

    o chilenos cuas amilias estn ausentes.

    La mencin de personas argentinas no esgratuita, pues ellos ormaban parte undamen-tal de la mano de obra minera, hasta constituirun cuarto de los habitantes de Copiap en losaos de auge de Chaarcillo. Aunque no eisteun estudio proundo para analiar su relacin,la inmigracin coincidi con la tirana de Ma-nuel de Rosas en las tierras del Plata el eilioa nuestro pas de muchos de sus intelectuales,incluido el uturo presidente de la RepblicaArgentina, Domingo Faustino Sarmiento, quienvivi trabaj como minero en Copiap.

    El caso de Claudio Ga (1800-1873) ue die-rente, aunque no estuvo eento de crticas suorma de hacer las cosas en Chile. El naturalistarancs lleg al pas el 8 de diciembre de 1828como proesor de ciencias sicas qumicas enel recin undado Colegio de Santiago. En 1830frm un contrato con el ministro Diego Porta-les para recopilar antecedentes sobre la historia

    natural, la geologa la oologa de Chile, ade-ms de elaborar cartas geogrfcas planos. Es-tuvo ms de die aos recorriendo el pas, conalgunos viajes a Per Francia para investigarmaterial adicional que lo llevaran a completarsu Historia Fsica y Poltica de Chile , obra monu-mental de 26 tomos. Conjuntamente publica su

    Atlas en dos volmenes que devela en ilustra-ciones especialiadas los eponentes endge-nos de la ora auna nacionales, adems depresentar un estudio sobre los aspectos socia-les costumbristas de la joven repblica.

    En carta escrita a Ignacio Domeko a bordodel vapor Per que lo llevaba a Copiap en laprimavera de 1841 para conocer el enmenodel desierto orido, Ga le comenta:

    Despus de haber renunciado cuatro o cinco ve-

    ces de hacer el viaje a Copiap me he decidido, al

    fn, a realiarlo para no dejar ningn punto de Chile

    sin visitar. Sin duda, la vegetacin de la costa habr

    desaparecido en parte, pero me queda la cordillera

    me agrada creer que en ella podra hacer algunas

    buenas colecciones.

    El inters anticipatorio de Ga por el temaambiental ecolgico es tal ve el primer vis-lumbre en Chile de una cuestin que ira a pro-barse central en la agenda ciudadana guber-namental muchas dcadas ms tarde. En eecto,a los ojos de Ga, que estaba uertemente in-uido por los agricultores de su tiempo, el usode la madera local en las undiciones debido alos descubrimientos de minerales de plata amencionados, eplicara el agotamiento de ma-torrales arbustos la cuasi desaparicin de la

    jarilla, la algarrobilla, el algarrobo el espino.La introduccin de los hornos de reverbero delminero alsaciano radicado en Chile, Carlos Lam-bert, en ese mismo periodo, tambin aumentla presin sobre los bosques, puesto que acili-t la entrada en produccin de muchos otrosacimientos de cobre abandonados por alta detecnologa para procesar minerales de baja le.As, la accin de los mineros habra signifcadoel empobrecimiento progresivo de la vegeta-cin de las provincias del norte, especialmentea partir del siglo xVIII hasta mediados del sigloxIx cuando se comen a utiliar el carbn pro-

    veniente de Arauco.En 1839, Ga escribe:

    Esta provincia se refere a la Provincia de Coquim-

    bo, a la cual perteneci Copiap hasta 1843 se

    presenta ante el observador menos atento bajo un

    aspecto totalmente desavorable. Los montes casi

    del todo han desaparecido; los rboles son dbiles,

    pequeos desmembrados, las rocas descubrien-

    do a sus ancos en la ms espantosa desnude,

    parecen presagiar a esta hermosa provincia un la-

    mentable porvenir.

    E deset de Atacama estv mc temp cm n espac a magen de caqe epesentacn menta sca paa s cens. S a medads de sg XiX e deset deja de se esa nase ga de espejsms descampads se appa de a cncenca de agns, especamente de aqes aventads en desc ssqezas. Ft:lsladnde Gevaa.

    Asimismo asegura que la naturalea produ-

    ce vegetacin esta sera abundante en luga-res no habitados:

    Empero, el clima no es del todo contrario a una

    vegetacin grande robusta; en varios lugares

    aislados sobre todo distantes de las poblaciones

    se encuentran rboles de gran tamao, all se ven

    algarrobos, espinos, talhuenes, litres, etc., de una

    bellea altura notables si en adelante la vegeta-

    cin vara estos desaparecen, son reemplaados

    por sauces, lormatas, chaares otros muchos r-

    boles arbustos que convienen a la uera de aquel

    terreno o a la uera de su clima.

    Para Ga la responsabilidad de esta crisis es

    clara:

    La localidad no debe, pues, ser acusada de ingrata,

    sino el hombre en el hombre solo es donde se ha

    de buscar la causa de la aride de esta provincia:

    eiste en la penuria de nuestras lees de bosques

    plantos, en el vicio de las ordenanas de mi-

    nera, que autorian a los mineros para arrancar

    destruirlo todo.

    Investigadores modernos han planteado,sin embargo, una tesis opuesta sugieren queel paisaje de Atacama era semirido antes de

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    36 juan obrien boggio 37eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    la epansin de la minera. La discusin sobrelos bosques ue un conicto entre mineros agricultores por defnir la propiedad de la ma-dera en las tierras del Valle Central solo poretensin aect el territorio atacameo. Perola acusacin est ah las interrogantes de Gasiguen produciendo entusiastas que defendeno atacan el impacto ambiental de la minera.

    Ignacio Domeko (1802-1889) vino desdeLituania hasta Chile en 1838. En los primerosaos reali clases en La Serena luego en San-tiago, donde lleg a ser rector de la Universi-dad de Chile. Domeko ue el primero en Chileen abordar en orma cientfca la mineraloga,aplicando sus estudios universitarios realia-dos en Pars. Sus trabajos ueron publicados enlos Annales de Mines, revista tcnica parisinaque dio a conocer de su pluma la geologa delos acimientos chilenos en Europa. Enamo-rado de la ciencia , no obstante su posicinconservadora ultra religiosa, supo criticar lasinjusticias suridas por los mineros al escribir:

    Estos dueos [de las minas de Chaarcillo] juegan

    durante todo el da a las cartas o duermen, comen

    beben equisitas bebidas, sin preocuparse de los

    destinos ni del bienestar de los mineros que traba-

    jan en provecho de ellos.

    Dierenci tres pocas distintas en la his-toria de la minera: minera de oro durante laconquista; minera de cobre alrededor de 1800; predominancia de la plata a partir de Chaar-cillo. Debido a la agudea el colorido de surelato sobre el hallago de este depsito argen-tero su descubridor, cuos trminos fjanen la conciencia chilena ciertos atributos que

    acompaan a la minera hasta nuestros das, lopresento in toto a continuacin:

    Un pobre montas llamado Godo habiendo salido

    a caar guanacos, se sent a descansar a la sombra

    de un gran peasco que surga del aoramiento de

    la veta de la Descubridora. Intrigado por el color

    un cierto aspecto metlico de la parte saliente de

    la roca, comen a rasparla con su navaja, viendo

    que se dejaba cortar como si uera queso (segn

    su modo de epresarse), se llev un troo de esa

    roca a Copiap, en donde ue reconocida por plata

    plomo, es decir, por plata crnea.

    No eiste chileno, por poco que conocade minera, que no tenga en su memoria estahistoria de Godo, del guanaco de la platade Chaarcillo. Por alguna ran de psicologaprounda, la imagen del guanaco animal vir-tualmente ineistente en esos parajes ho enda, qued para siempre vinculada al descubri-miento. Asimismo, el evento hio lu sobre laestructura del negocio minero, establecido enla relacin entre el fnancista, o habilitadorcomo era popularmente conocido, el mineropropiamente tal:

    Oreci la mitad de su mina a don Miguel Gallo,

    uno de los mineros ms viejos de la provincia para

    cua juventud jams haba sido prspera la suerte.

    Segn el arreglo que tuvo lugar, Gallo deba pro-porcionar el dinero necesario para la eplotacin

    el producto deba distribuirse entre l Godo

    desde los primeros das de la eplotacin se co-

    men a etraer cantidades considerables.

    y Domeko termina el pasaje con un juiciode valor sobre el comportamiento del minero:

    Pero Godo, como todos los descubridores de mi-

    nas, no tuvo paciencia para esperar; seducido por

    la esperana de descubrir otras mejores, vendi la

    mitad de la mina que le perteneca en 14.000 pe-

    sos, disip su dinero muri en la miseria.

    Domeko coloca en relieve las grandeas miserias de la personalidad de Godo en eseacto cristalia la imagen e idiosincrasia delpersonaje ms colorido del norte, el apir, ca-teador o pirquinero, el trabajador sin descan-so que, con slido espritu de cuerpo, mani-rroto juerguero, es el sustrato esencial de la

    minera nortina. Domingo Faustino Sarmientoaade lo siguiente sobre este personaje queconoci cuando trabajaba en los socavones deAtacama:

    el minero es un ser indomable, corrompido por

    principios por hbito, no conociendo de la socie-

    dad sino lo que tiene de ms degradante e innoble.

    Disimulado, por la necesidad de encubrir sus dia-

    rias rapias, vengativo por la durea de su carcter,

    no reconoce reno que c ontenga sus pasiones, una

    ve que las contradicciones del juego, la borrache-

    ra o la necesidad las irritan; a cada momento est

    la ecta de dj c at se descnce seaa sgente: 1. hn sad en a ndcn de ce.2. Canca de enec md de sn de pata. 3. Tapce mn sad en avades de .Ft:MsehstcNacna.

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    38 juan obrien boggio 39eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    marchas de multitudes en Copiap al conocer-se un edicto del Arobispo de Santiago, RaaelValentn Valdivieso, que peda desde el plpito en volantes distribuidos por miles denunciara los sospechosos de hereja, ecomulgados oque de otra manera perviertan las costumbres.El alemn pens que era un llamado manifesto aepulsar o asesinar a los etranjeros, el primerode los cuales sera l mismo. Pero se dio cuentapronto que el llamado de la Iglesia no concitabavoluntades que la maora estaba en contra del

    edicto. Ms an, cuando el peridico El Copiapinoeditoriali con la idea segn la cual Copiap noconsiente ni consentir jams que en su seno seabran las hogueras del Santo Ofcio comprendique Valdivieso estaba en ranca minora.

    En ese mismo periodo otro alemn, RoduloAmando Philippi (1808-1904), reali tres viajesde eploracin a la regin de Atacama, del pri-mero de los cuales result la conocida obra EnViaje al Desierto de Atacama, 1853-1854, publi-cada en 1860. Haba llegado desde Alemania en

    dispuesto a sublevarse contra todo obstculo, se-

    guro de encontrar solcito cordial apoo en sus

    compaeros. Tal es el minero en Chile; pero espe-

    cialmente en Copiap, donde la riquea pasmosa

    de los minerales ha reunido millares de estos seres

    desgraciados temibles a un mismo tiempo.

    La visin del alemn Paul Treutler es msamable, pero tambin apunta a la inormalidad al amor por la festa del atacameo, descri-biendo de este modo las molestias por el ruidogenerado despus del trabajo en Copiap:

    Pero apenas nos habamos dormido, las pieas del

    hotel comenaron a llenarse con empleados de las

    minas, acompaados por muchachas con arpas

    guitarras; se dieron a jugar, cantar bailar, a

    beber champaa en verdaderos raudales. Por des-agradable que uera para nosotros, no podamos

    rechaar las insistentes invitaciones, nos vimos

    obligados a participar en la remolienda.

    Pero era el chileno juerguero, cangallero violento a la ve que solidario trabajador,como lo postula una gran maora de visitan-tes etranjeros a Atacama? Es necesaria estaadvertencia por cuanto otras voces hablan delchileno como un individuo prudente, tranquilo,que solo es violento cuando ha tomado mucholicor. As lo caracteria el alemn Edward Poep-pig: En las festas pblicas el bullicio nuncaest en relacin con la masa reunida, se com-probarn maniestaciones violentas solo enestado de ebriedad.... Esta violencia no pareceescandaliar ni siquiera a las mujeres, como lainglesa Mara Graham, que se sorprende con latranquilidad del hombre de pueblo mientras sedivierte en las chinganas:

    Todos parecen sentirse igualmente contentos, en

    medio de una tranquila disciplinada alegra. Esto

    segura de que en Inglaterra entre tanta concurren-

    cia no dejara de haber desrdenes rias; pero

    nada de eso sucedi aqu a pesar de que se jug

    mucho se bebi no poco.

    A jugar por estas apreciaciones que versansobre el trabajador del Valle Central, el contras-te con el nortino es evidente nos devela dos

    tipos de personajes populares en Chile, dos or-mas de ser que marcaran de alguna manera elmodo en que los mineros la minera ueronpercibidos por la sociedad chilena en su conjun-to, transmitindose esa impresin hasta nues-tros das. En eecto, en contraste con el sumisopen el apacible jornalero de la ona centraldescritos por los viajantes etranjeros, el mine-ro, juerguero, botarate violento, marcara unestilo de ser de la minera. Teniendo como baseese sustrato humano, la minera sera parte deuna actividad de por s riesgosa poco confa-ble, a la cual se le niega credibilidad, teniendocomo impacto negativo una mala imagen undesmedrado posicionamiento social, generan-do en el terreno de los negocios mismos unamarcada desconfana que limita su acceso a labanca al crdito que la remite por esa vaal mundo de los negocios inormales. Indepen-dientemente de su valide como descripcinde un atributo real de la actividad minera, estavisin atvica descarnada persiste en la actua-lidad, sobre todo en lo que respecta a los secto-res pequeos medianos de la minera.

    Paul Treutler creci en una amilia de ricosmineros alemanes. Estudi ingeniera en minas dirigi la eplotacin de los acimientos desu amilia. En 1851 visit Londres, donde tuvola oportunidad de apreciar muestras de la pla-ta de Chaarcillo. Decidido a tentar suerte enChile, arrib ese mismo ao a Valparaso. Lue-go viaj por la ona minera de Atacama dandocomo resultado un jugoso entretenido librode viajeros, Andanzas de un Alemn en Ataca-ma, 1852-1858, que es una mirada resca sobreel periodo. Entre muchas entretenidas descrip-

    ciones del norte, narra un viaje en errocarrilentre Copiap Caldera en 1852, cuo traectode un poco ms de 81 kilmetros requera alre-dedor de tres horas.

    Es tambin testigo de los comienos de lasluchas regionalistas atacameas que antici-pan la revolucin de 1859 de Pedro Len Gallo ms tarde, el nacimiento del partido radical del sentir laico de las ueras ms progresistascon un uerte contenido anticlerical. Es el casode los eventos de 1853 que generan conmocin

    1851 a la edad de 43 aos, pero rpidamente seincorpor a la escena acadmica cientfca deChile , junto a su hijo Federico, desarroll unacarrera universitaria de relevancia. Public cer-ca de cuatrocientos artculos cientfcos en dis-ciplinas tan dismiles como botnica, oologa,entomologa, paleontologa, geologa, arqueo-loga, climatologa, biogeograa educacin.Entre sus publicaciones se hallan los primerostetos de estudio de ciencias naturales publi-cados en Chile, dirigidos a estudiantes de la en-

    seana secundaria superior.Las actividades cientfcas que desempeen el pas en Atacama pusieron de relieve untrabajo taonmico sistemtico de proporcio-nes, que lo llev a describir numerosas especiesde plantas, animales hongos. De las especiesdescritas por l, 1.670 son consideradas vlidasen la actualidad. Esta cira equivale al 5,8% de ladiversidad biolgica reconocida para Chile. Dehecho, incluso hasta nuestros das, Philippi esel autor del maor nmero de descripciones de

    Pa Tete, n vaje pvenente de Sesa, jde na ama mnea, eg en 1852 a Cpap. A sedesempe en anss geqmcs de mneaesde as mnas cecanas. Ms adeante cmp agnasmnas de pata en e sect Tes Pntas. Pe nngnataaj cn xt, Tete ped ss deecs snegc temn en qea. Desps tat de taajacm centc expad en e s de Ce.Ese pect cas cmn en n desaste. S 15aos en Amrica de Sursa en e a 1882 a pc.lamentaemente ss stacnes n sempe snatntcas, mcas sn pagadas as descpcnesqe ace de s events cm en este cas, nacngana mnea adecen de jetvdad.Fts:AcvDam.

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    40 juan obrien boggio 41eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    Philippi se habran sorprendido positivamen-te de los cnones altamente transparentes controlados que rigen la apropiacin de losrecursos mineros. La eistencia de una univer-sidad de prestigio tradicin de mltiplesmaniestaciones en las artes, las ciencias laliteratura hubiesen suaviado las reticenciasrespecto del nivel cultural de los copiapinosepresadas por Darwin. Incluso Treutler, queue testigo de la revolucin de 1859 de otras

    especies vlidas de la biota chilena. Su libro so-bre la regin de Atacama parte con esta curiosaadvertencia:

    El que quiere leer las impresiones que el viaje ha

    hecho en m, el que busca descripciones poticas,

    aventuras picantes, har mejor no abrir este libro;

    no contiene ms que hechos desnudos, pero con-

    o que estos sern de algn inters para el gegra-o el naturalista a lo menos.

    Pero rpidamente el material escrito ira aprobarse ms descriptivo de las costumbres delo que l hubiese querido. En eecto, despusde su retorno a Copiap, habiendo pasado porChaaral donde, segn dice, se plantaban r-

    joles, apallos, melones, sandas, higos uvas,se encontr en el camino entre Paipote Tie-rra Amarilla con nias que celebraban el Dade la Chaa, cua diversin principal consistaen baar de agua a los paseantes aunque seande mucha consideracin. Philippi termin bienmojado para el regocijo de los circundantes.

    Philippi tambin describe Tres Puntas, centrominero de la plata de algunos miles de perso-nas, cerca de Inca de Oro, cuas riqueas habansido descubiertas en 1848 que se mantuvo vi-gente hasta cerca de 1920. Como muchos otroshallagos, Tres Puntas est cargado de engaos disputas, esta ve resultante de una jarana deFiestas Patrias en donde el arriero descubridorde nombre Osorio se ue de lengua para revelara los oentes el lugar de la mina, segn relataPhilippi. Por cierto que no ue l sino otros quie-nes acabaron siendo los propietarios, una ten-dencia muchas veces repetida que los testigosetranjeros nunca dejaron de consignar.

    La vida en Tres Puntas la narra tambin PaulTreulter, quien se detiene en la alimentacinrecibida por los mineros. Por la maana eraun medio kilo de pan diecisis higos secos, amedioda un plato de porotos con grasa pi-mientos en la noche un pur de trigo. Losdomingos reciban el premio con 250 gramosde carne seca. Los altos costos de los alimen-tos hacan imposible acceder a ellos a menosque se quisiera acudir a la pulpera de la em-presa que cobraba un 50% ms caro de los aelevados precios del mercado local. Esto daba

    paso a un endeudamiento que se resolva con laobligacin del minero a trabajar hasta saldar ladeuda o, lo ms usual, con su uga a otras labo-res parajes.

    Como era costumbre en las placillas mine-ras, las distracciones alegras de los habitan-tes de Tres Puntas giraban en torno al licor, lasprostitutas el juego, aunque hubo momen-tos para otras entretenciones como la peleade gallos las corridas de toros. Estos doseventos son mencionados en la carta enviadaa su padre por un minero ingls de Cornwallque trabajaba all en junio de 1852 que frmacon las iniciales J.G. Estamos cmodos ac en buena salud con uera me gusta muchoel lugar aunque es mu ermo afrma J.G. Laprimera ve que hice la ruta (a Tres Puntasdesde Copiap) vi hombres muertos tendidosa la vera del camino. Eran chilenos que habancruado los Andes que haban muerto en eltraecto. J.G. tambin se queja de la poca re-ligiosidad de la gente puesto que no ha cn-ticos ni reos los domingos, lo que le lleva adecir: Querido padre, aqu son todos catlicosromanos pero gracias a Dios que o no so unode ellos.

    Un siglo medio ms tarde, la mirada delos visitantes etranjeros a Atacama, su de-sierto su gente sera sin duda dierente. Siel paisaje se mantiene similar con las modif-caciones propias de la nueva inraestructura tecnologas mineras agrcolas, la gente sunivel econmico social han defnitivamentecambiado. En eecto, gracias a la minera alas actividades agropecuarias, los niveles deeducacin, salud, previsin, seguridad vivien-

    da en Atacama no ehiben las dierencias queescandaliaron a los visitantes decimonnicos.No podr decirse que persisten las llagas so-ciales que hubo entonces, como puede ocurriren otros espacios del continente americano.La minera ho se hace eco de una proundapreocupacin ambiental, lo que hubiese llama-do la atencin de Ga. La condicin social elbienestar de los trabajadores ehiben mejorasnotables en cuanto a ingreso acceso a losservicios sociales, lo que hubiese contado conel beneplcito de Domeko. Tanto ste como

    conmociones sociales, se hubiese maravilladode la normaliacin institucional de la ortale-a del Estado de derecho en Chile. Por supuestoque en los albores del siglo xxI Atacama sudesierto no son El Dorado ni Jauja, pero se man-tienen como una tierra de mltiples promesasque son mejor percibidas a la lu de las caren-cias potencialidades que muchos visitantesconocieron e intueron cuando su vocacin destino mineros se estaban recin orjando.

    Tes Pntas cad a 80 kmets de Cpapes paemente e segnd dstt mnestc ms cncd desps de Caac.Tdava se pede seva na gan cantdadde mnas aandnadas cn ests de pantas edcs. De mtc pe s qedan agnsms cments. Ente 1848 1922 a pdccnacanz ente 20 70 tneadas de pata na a a.lamentaemente s acments vetmes ncntnan aca pnddades m atas, asees se ajan a mneazacn se cam. Pea pca de nanza de este dstt n e tan ctacm geneamente se a pensad: 30 as despsde descment a pdccn de pata naacanz ceca de 27 tneadas. Ft:Wgang A. Gem.Gaadcespndentea sect eazadp rdPppen 1860.

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    42 juan obrien boggio 43eldesComedidodesiertode ataCamaysugentevistoporviajerosdelsiglo xix

    Stada en a cmna de Vaena, en a pvnca de hasc cn apxmadamente 1.200 atantes, a cadadde Dmek dee s nme a destacad ngene acadmc tan, pne de a enseanza spe de amnea en Ce, at de ceca de 600 pcacnes 400 manscts; qen ea p tes peds ect de aunvesdad de Ce. Ft:lsladndeGevaa.

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    44 Carmen Gloria Bravo Quezada 45

    armar que la minera ue el eje del de-sarrollo del Chile decimonnico impli-ca constatar, en primer lugar, que en el

    mbito econmico el sector exportador chilenoestuvo dominado por la actividad minera. Entre1840 y 1879, los productos minerales constitu-yeron entre la mitad y las dos terceras partesdel valor total de las exportaciones del pas yla ms importante exportacin en dicho sectorcorrespondi al metal rojo, especialmente la decobre undido o renado (barras y lingotes), queaument ms de diez veces entre 1844 y 1878.Pero y tan trascendental como estas ciras, laminera y su relacin con la prosperidad o deca-

    dencia econmica gener un polo dinamizador

    lamineraComoejedinamizadorde Chile

    enelsiGlo XiXCarmen Gloria Bravo Quezada

    que imprimi a la realidad chilena del siglo XIXun sello innovador que estuvo marcado por loscambios en la estructura y relaciones del mun-do laboral y por el impacto en el mbito demo-grco nacional.

    lamineraenelimaGinarioColeCtivo

    Inmediatamente iniciado el siglo XIX unasucesin de grandes hallazgos argenterosAgua Amarga (1812), Arqueros (1825), Chaar-cillo (1832) y Tres Puntas (1848) hizo de Chileuno de los principales productores de plata anivel mundial. Estos portentosos yacimientos

    incubaron en el imaginario popular la idea delenriquecimiento inmediato a travs de la acti-vidad minera y vvidos relatos sobre los sende-ros y sus hitos, tema preerido en la charla delos cateadores, terminaron por generar una co-rriente de entusiasmo y movilizacin demogr-ca de magnitud hacia el norte chileno. CarlosMara Sagayo, en su Historia de Copiap, sealaque se reeren derroteros con tanto tinte decertidumbre, con tanta exactitud se cuentanlas jornadas de viaje, se demarcan con tanta

    El auge que experiment la industria del cobre enla regin minera entre 1841 y 1884, signific elfortalecimiento de los mltiples eslabones que erannecesarios para alimentarla. Desarrollo portuarioy naviero, un incremento y especializacin en lamano de obra y un mejoramiento de las frmulaspara captarla, adems de la complejizacin de lasestrategias de financiamiento de las empresas,fueron signos visibles de esta modernizacin.Foto:LuisLadrnde Guevara.

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    46 Carmen Gloria Bravo Quezada 47laminera Comoejedinamizadorde ChileenelsiGlo XiX

    precisin los cerros, las quebradas, los rboles ydems contornos del punto de la riqueza, que alescucharlos se siente uno arder de entusiasmopor ponerse en marcha.

    As, se gener una ascinante epopeya decateadores, mineros, aventureros de toda layaque dejaron sus tierras de origen en busca deun uturo improbable.

    Ni el rudo trabajo minero, ni el inhspitoparaje, con la consecuente escasez de elemen-tos bsicos para la subsistencia agua, vveres,vivienda y transporte ueron bice para elasentamiento en el Norte Chico de un nmeroconsiderable de trabajadores chilenos que in-sufaron vida a la regin y con ello convirtierona la minera del cobre y de la plata en los ejesdinamizadores de la economa del pas en elsiglo XIX.

    laaCtividadmineraComotransiCinalaproletarizaCin

    Si bien es cierto especialmente en el casode los distritos argenteros de Chaarcillo yTres Puntas, que el norte de Chile ue la basede las ms importantes ortunas particularesdel siglo, tales como las de Agustn Edwards Os-sandn, Gregorio Ossa Cerda y Matas Cousio,la realidad es que miles de trabajadores que sedesplazaron incesantemente por la zona bus-cando cumplir el sueo minero del hallazgo deun gran derrotero, terminaron siendo un gru-po humano que debi enrentar los desaos deuna proletarizacin incipiente.

    La explotacin minera, especcamente laargentera y en menor medida la cuprera, es-tuvo signada por escasos progresos tecnolgi-

    cos; de esta manera, la demanda y la moviliza-cin de mano de obra se constituyeron en unode los pilares cardinales del trabajo minero. Secalcula que entre 1835 y 1865 la poblacin enla regin de Atacama casi se duplic. En estacolosal concentracin de poblacin, las perso-nas provenientes de otras provincias del pasconstituyeron el aporte poblacional ms con-siderable. Cada nuevo descubrimiento minerogeneraba un movimiento migracional, especial-mente provenientes del centro del pas, desdedonde cientos de peones se desplazaban con laesperanza de conseguir mejores condicionesde vida.

    Este notable movimiento migratorio conlle-v constantes intentos de proletarizacin deltrabajador minero que iban aparejados con elemergente proceso de consolidacin del capi-

    talismo en el pas. Para ello, como seala MaraAnglica Illanes, la ley, las armas y toda la ins-titucionalidad republicana se jugaron decidida-mente por allanar los obstculos que impedanel disciplinamiento de la mano de obra minera.

    El robo de minerales y el pago adelantado,adems del alcohol, la prostitucin y el crimen,eran armas cotidianas de resistencia a la prole-tarizacin, que se agudizaban por la situacinde rontera al estilo far west. Esto generabauna constante paralizacin de aenas que des-esperaba a los empresarios mineros. Estos se-alaban en 1846, en el diario El Copiapino, queel problema ms serio que los ocupaba perma-nentemente era el modo de crear en el mineral[de Chaarcillo] un sistema estable de polica yorden, especialmente en la Placilla del mineral,descrita por el mismo peridico como un haci-

    Hacia finales del siglo XIX, los rasgos clsicos del trabajo minero experimentaban un notorio debilitamiento. El nmerode apires haba descendido, los cateadores perdan su importancia como la tuvieron en los inicios del siglo y otros quedesempeaban los trabajos ms arduos simplemente haban desaparecido. El desarrollo de la minera configur unanueva estratificacin laboral acorde a la modernizacin y tecnificacin de la industria y en este sentido, ingenieros,mecnicos, ensayistas, entre otros, representaran el escalafn ms alto de empleados, mientras que los barreteros,chancadores, apires y dems trabajadores se mantendrn en la base de sta. Fotode1890:ArchivoDibam.

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    namiento conuso de tolderas apiadas en quese anidan y multiplican todos los vicios () unaratonera donde se abrigan los ebrios, los vagos,las prostitutas y los cangalleros () donde secohecha y corrompe al jornalero.

    Frente a esta situacin crtica de desordeny de aguda necesidad de mano de obra, existiun denodado esuerzo por construir un nue-vo orden social que tuviese como condicin eldisciplinamiento laboral. El restablecimientode la pena de azotes, la prohibicin de reuninen las chinganas y, por ltimo, la dictacin dereglamentos de minera, ueron instrumentos

    no siempre exitosos en el proceso de proletari-zacin pues, como la minera ue una actividadque se caracteriz por el continuo descubri-miento de nuevos yacimientos, se acilitaba elenmeno de la movilidad y desproletarizacincclica de la mano de obra.

    Evidentemente, las duras condiciones en lasque se desarrollaba el trabajo de los minerosagudizaba esta resistencia a la proletarizacin.Paul Treutler, qumico alemn que vivi en Co-piap entre 1852 y 1858 y ue dueo de minasen Tres Puntas, sealaba que este centro mine-ro estaba conormado, en su gran mayora, por

    edicios que eran tiendas en donde se vendanropa, vveres, herramientas para la minera y ba-res, salones de baile y garitos. Agregaba que lamayora de los mineros viva en las minas y so-lamente bajaban a la placilla los sbados, hastael domingo en la noche, para gastar su dineroduramente ganado en la semana. Destacaba laruda labor que desempeaban los barreterosque golpeaban la roca sin cesar 25 a 30 vecescon un martillo de 12,5 kgs. y los apires quesuban el mineral a la supercie, a ms de 200metros, con capachos de cuero que soportaban75 kilogramos. Gilliss, en 1851, destacaba lo im-

    pactante que era ver emerger a los apires consus pesadas cargas, medio desnudos y con elcuerpo deormado y sudoroso y con los ojos in-mviles saliendo a tropezones de las minas enbusca del aire resco y que el horrible sonidode la respiracin, prounda y aguda, hablabaclaramente del hercleo esuerzo que realiza-ban. As, la actividad sica de apires y barrete-ros conorm la uerza motriz de casi todos losyacimientos argenteros atacameos hastamuy avanzada la primera mitad del siglo XIX.

    lamineraCuprferaysusaosdoradosparalaeConomaChilena

    A dierencia de la minera de la plata que ge-ner grandes ortunas, pero cuya produccinue ms arcaica, la minera del cobre ue mscercana a las normas de planicacin y organi-zacin propias de la industria moderna y nal-mente tuvo un impacto mucho ms determi-nante en el desarrollo general del pas.

    El cobre, junto con constituir el principal pro-ducto de exportacin, ue la principal uente dedivisas para Chile en la segunda mitad del siglo

    XIX. En esos aos, el 42,3% del total de las ex-portaciones chilenas correspondi a la industriacuprera y casi el 10% de las entradas scalesordinarias provinieron del derecho de exporta-cin de dicho mineral. A partir de 1860 y duran-te dos dcadas, Chile ue el principal productorde cobre de mina del mundo, concentrandoms de un tercio de la produccin mundial. Elmineral sala del pas en orma de lingotes, conuna ley superior a 99%; como barras de cobrede ley aproximada de 96%; o en orma de ejes

    Mina Don Eduardo, yacimiento de cobre en la zona de Collahuasi (1901). Foto:MuseoHistricoNacional.

    A pesar de la simplicidad en la construccin del trapiche, los costos implicados en ello resultaban onerosos ysignificaba que solo algunos pudieran acceder a su habilitacin. Ahora bien, la escasez de ellos aseguraba unademanda constante de particulares a quienes se les cobraba un porcentaje de metal por cada molienda.Foto:MuseoHistricoNacional.

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    (cobre sometido solo a una primera undicin),con una ley promedio cercana al 50%.

    Pero as como la minera cuprera ue el sos-tn de la economa chilena, le conri a statanto su particular modo de crecimiento comosus cardinales limitaciones. Las nanzas, el co-mercio exterior y el gasto scal tuvieron unarelacin de estrecha dependencia con los alti-bajos de la minera del metal rojo. Como sea-lan Pinto y Ortega, esta actividad gener unaindustrializacin peririca que, por sus carac-tersticas, como la dependencia de tecnologasorneas y la alta de integracin y autonoma,llevaron al pas por la senda de una eble mo-dernizacin. A pesar de haber alcanzado logrosproductivos, adelantos tecnolgicos e impor-tantes niveles de competitividad, la industriacuprera no logr convertirse cabalmente enun polo de desarrollo.

    Sin embargo, es indudable que gener enChile una incipiente y temprana industrializa-cin, tanto por la exigencia de bienes de ca-pital derivada de sus actividades productivas,como por la imperiosa necesidad de medios detransporte y por la dinmica que gener unacreciente poblacin asalariada que demandbienes de consumo, los que, a su vez, estimu-laron el mercado interno al crear un signica-tivo requerimiento de productos, es especialde los agrcolas.

    La minera del cobre ue asimismo una de lasprincipales generadoras de utilidades y divisas alo largo del siglo XIX, con las que se nanciaronlas primeras unidades industriales del pas rela-cionadas con las labores de renado de minera-les. Eectivamente, la dinamizacin del sector

    minero cuprero logr un desarrollo tempranode la moderna industria de undicin de cobreen Chile, hecho que avoreci la expansin dela extraccin de carbn de piedra y se consti-tuy en un actor relevante en el desarrollo dela economa chilena en su conjunto, al percibirel Estado una mayor renta que la que se habragenerado si nicamente se hubiesen exportadominerales en bruto.

    Para indagar sobre el eecto estimulante dela minera del cobre en la economa chilena, de-bemos remontarnos a las dcadas de 1840 y de

    1850 y analizarlo conjuntamente con la coyun-tura del comercio del cobre en Gran Bretaa endicho periodo. Las caractersticas y el desarrollodel mercado cuprero ingls ueron decisivospara el progreso de la minera chilena del cobre.Asimismo, generaron una creciente dependen-cia de los undidores y abricantes de cobre bri-tnicos del abastecimiento de minerales y ejeschilenos, para proveer de materias primas a susindustrias.

    Hasta comienzos de 1830, Chile exportabagran parte de su produccin en orma de mine-ral y solo una mnima parte como cobre undi-do pues los mtodos de undicin eran primiti-vos y antieconmicos. Por la competencia queexista entre las undiciones britnicas y dadoque la produccin de mineral se concentrabaen pocos pases, los precios se mantuvieron

    comparativamente altos y avorables a los pro-ductores que, como Chile, escogieron exportaren orma de minerales de cobre, cuya ley varia-ba entre 5 y 50%, o como ejes de cobre, de unaley de alrededor de 50%, como se dijo.

    Esto comenz a cambiar cuando las empre-sas britnicas de undicin cuprera, estableci-das en el sur de Gales, conormaron un mono-polio regulador de los precios de los mineralesde cobre y del cobre renado. A partir de 1844ao en el que se und la Asociacin Britnicade Fundidores, losdueos de minas y undido-res de cobre chilenos debieron lidiar contra losprecios monoplicos de dicho mercado; contrasus elevados derechos de importacin en elmismo lapso Gran Bretaa introdujo aran