ce poetas del mundo azteca. trece poetas del mundo azte-

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y no de una de ellas, que se- ría privilegiada, ni de un "ti- po ideal". Estructura da una idea afín a la de orl1;anización, pero en el presente caso su aplicación es distinta: "Una organiza- ción es una combinación de elementos; es el orden de los hechos, y no es inteligible por misma, mientras uno se li- mite a describirla aparte de cualquier otra. Sólo se vuel- ve intelil1;ible cuando, por el contrario, es posible captar su arrel1;lo interno (la estructura en el sentido del diccionario) como uno entre otros, porque es la única forma de plantear el problema de su sig-nifica- ción." Se concluye en que el estructuralismo no define sim- plemente un orden, sino que fundamenta en él su dina- mismo práctico. Respecto de las posibilida- des del estructuralismo. Poui- llon sostiene que ning-ún cam- po le está prohibido, y no porque resuelva todos los nroblemas sino porque puede abordarlos. Para probar que lo real está estructurado, na- da indica que sea necesario reducirlo. El estructuralismo no es el formalismo. Por el contrario, inquiere sobre la distinción entre la forma y la materia y no hay materia aÍ- guna que a priori le resulte inaccesible. Mas a juicio del autor ca- bría aun elaborJr una teoría general de las contradiccio- nes para establecer en primer término su tipología. Añade que el estructuralismo enfren- ta aquí, aparentemente, su dificultad más grande. Que el análisis y la colocación de las realidades históricas pue- dan ser estructurales, como se ha tratado de demostrar, ¿ acaso implica que en sí mis- mos también lo son? Que las relaciones sean estructurales no dice que las plantea. Se vuelve así para Pouillon la objeción fundamental: el es- tructuralismo permite anali- zar lo constituido, pero ;. dón- de está el constituyente? Pa- ra Sartre la estructura sólo puede comprenderse por la praxis, con lo que al recono- cer el carácter dinámico de la estructura rechaza el es- tructuralismo. Sin embarg-o -concluye PouiJIon en su Ensayo de de- finición- ante el interrog-an- te: ;, la estructura es produc- to de la praxis y lleva su marca o la praxis está deter- minada por la estructura?, parece que basta con leer los análisis de Sartre o de Lévi- Strauss para convencerse de la complementariedad de las dos nociones: no es posible pensar una s:n la otra, y su ooosición no es quizá tan ra- dical como para ser la de dOJ ('aras de una misma rea- lidad. Elías Condal Miguel León-Portilla: Tre- ce poetas del mundo azteca. Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1967, 252 pp. 4 ils. en color, 10 ils. b. y n. (Ed. bilingüe, en náhuatl y español) .. Miguel León-Portilla, investi- gador que ha conseguido al mismo tiempo profundizar en la oscura realidad náhuatl y realizar obras de gran méri- to histórico y documental, en- cuentra en esta edición de Trece poetas del mundo azte- ca la forma justa de presentar varios aspectos, por demás in- teresantes, de una literatura nunca antes dada a conocer y cuyos temas, sin embargo, afloran ocasionalmente en los escritores mexicanos que, por mera referencia vaga o por un inconsciente volver al pa- sado, dan lugar a ese realismo mágico que los estudiosos de la literatura ubican preferen- temente en hispanoamérica. Los nombres de Nezahual- cóyotl, Nezahualpilli, Caca- matzin y Axayácatl traen a la memoria del lector un eco de historia que se dejó atrás sin profundizar, pero a excepción del primero, ninguno parecía tener relación con la poesía, hasta que León-Portilla nos los descubre como escritores, enmarcados además en un boceto histórico breve y efi- caz. Lo meritorio del acerca- miento a los poetas y sus obras es la presentación de los textos en náhuatl, seguidos de una traducción directa, sin afeites, que ayuda a formarse una imagen clara del hombre frente a ciertas preocupacio- nes religiosas, filosóEcas, on- tológicas, y su recurrencia a los valores que respetaba y que consideraba inmutables. Esta traducción tan llena de sinceridad es más notable, por ejemplo, en los poemas de Nezahualcóyotl, que fueron dados a conocer hace cien años, o aca,o más, por José Joaquín Pesado, quien honra- damente llamó "traducciones o glosas" a las que hizo de las obras del rey de Tezcoco, pe- ro que ineludiblemente las aproximan a su contempo- ráneo José Jorrilla, más que al remoto poeta del mono- teísmo intuitivo. El tono crepuscular, adver- tido en los poetas mexicanos post-románticos y modernis- tas, viene a resultar heredado de los ancestros indígenas, según se ve por la tónica que siguen estos trece poetas. La alegría y el colorido que mani- fiestan en ocasiones, siempre representados por los casca- beles, las plumas y las flores, tienen como contrapunto ca- si ineludible el pensamiento en la muerte, en el abandono de este mundo y de cuanto les resultaba grato. El rego- cijo se muestra a jirones, en- marcado en los tonos fúne- bres que no abandona quien, como el azteca, o el indígena mexicano en su mayoría, pien- sa que la felicidad es acarrea- dora de desdichas y que por ello no debe reconocerse de- masiado abiertamente. A pesar de la nota gris, acaso pesimista, del indígena, hay un poema especialmente notable, por lo raro, dentro de la antología, y es el de Tla- tecatzin, que le canta a la ahuinanime, la alegradora, la prostituta que, como tema obsesionante de la poesía uni- versal, es la "Dulce, sabrosa mujer, /preciosa flor de maíz tostado,/ sólo te prestas,! se- rá' abandonada,! tendrás que irte,! quedarás descarnada." y aun en esta poesía, casi una anacreóntica por el tep1a escogido, hay la consideración angustiosa del placer como preludio del dolor y la muerte. La realización de ésta an- tología tiene como virtud evi- dente la búsqueda de poemas que no son propiamente reli- giosos, ni épicos por defini- ción, ni líricos del todo; no obstante, estos tres tipos de poesía aparecen amalgamados en todas, porque la orienta- ción que se le dio a la labor del investigador fue más ha- cia los poetas que hacia las obras, y esto constituye otro acierto. Hasta ahora todas las incursiones en la literatura prehispánica, se habían hecho tratando de demostrar que nuestros antecesores habían tenido una actividad artística acorde con el desenvolvimien- to normal que tienen. las le- tras en todos' los pueblos, o sea: buscando patentizar, que los aztecas, o los mayas, o los incas, tuvieron su momento épico, su ciclo místico y su predilección por el lirismo. - La división de la literatura en ciclos cerrados y determi- nables, cpmo la española en los menesteres casi gremiales de la juglaría y la clerecía, no tiene mucha aplicación a lu- gares y tiempos en que los poetas carecían de influen- cias y de escuela, y se guia- ban por los acontecimientos y su apreciación de ellos; en ese sentido, estudiar a les poetas nahuas y a sus obras, abstrayéndolos de toda rela- ción colegial, significa repre- sentárnoslos claramente como U31

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Page 1: ce poetas del mundo azteca. Trece poetas del mundo azte-

y no de una de ellas, que se­ría privilegiada, ni de un "ti­po ideal".

Estructura da una idea afína la de orl1;anización, pero enel presente caso su aplicaciónes distinta: "Una organiza­ción es una combinación deelementos; es el orden de loshechos, y no es inteligible porsí misma, mientras uno se li­mite a describirla aparte decualquier otra. Sólo se vuel­ve intelil1;ible cuando, por elcontrario, es posible captar suarrel1;lo interno (la estructuraen el sentido del diccionario)como uno entre otros, porquees la única forma de plantearel problema de su sig-nifica­ción." Se concluye en que elestructuralismo no define sim­plemente un orden, sino quefundamenta en él su dina­mismo práctico.

Respecto de las posibilida­des del estructuralismo. Poui­llon sostiene que ning-ún cam­po le está prohibido, y noporque resuelva todos losnroblemas sino porque puedeabordarlos. Para probar quelo real está estructurado, na­da indica que sea necesarioreducirlo. El estructuralismono es el formalismo. Por elcontrario, inquiere sobre ladistinción entre la forma y lamateria y no hay materia aÍ­guna que a priori le resulteinaccesible.

Mas a juicio del autor ca­bría aun elaborJr una teoríageneral de las contradiccio­nes para establecer en primertérmino su tipología. Añadeque el estructuralismo enfren­ta aquí, aparentemente, sudificultad más grande. Queel análisis y la colocación delas realidades históricas pue­dan ser estructurales, comose ha tratado de demostrar,¿ acaso implica que en sí mis­mos también lo son? Que lasrelaciones sean estructuralesno dice que las plantea. Sevuelve así para Pouillon laobjeción fundamental: el es­tructuralismo permite anali­zar lo constituido, pero ;. dón­de está el constituyente? Pa­ra Sartre la estructura sólopuede comprenderse por lapraxis, con lo que al recono­cer el carácter dinámico dela estructura rechaza el es­tructuralismo.

Sin embarg-o -concluyePouiJIon en su Ensayo de de­finición- ante el interrog-an-

te: ;, la estructura es produc­to de la praxis y lleva sumarca o la praxis está deter­minada por la estructura?,parece que basta con leer losanálisis de Sartre o de Lévi­Strauss para convencerse dela complementariedad de lasdos nociones: no es posiblepensar una s:n la otra, y suooosición no es quizá tan ra­dical como para ser la dedOJ ('aras de una misma rea­lidad.

Elías Condal

Miguel León-Portilla: Tre­ce poetas del mundo azteca.Instituto de InvestigacionesHistóricas, UNAM, 1967,252 pp. 4 ils. en color, 10ils. b. y n. (Ed. bilingüe, ennáhuatl y español) ..

Miguel León-Portilla, investi­gador que ha conseguido almismo tiempo profundizar enla oscura realidad náhuatl yrealizar obras de gran méri­to histórico y documental, en­cuentra en esta edición deTrece poetas del mundo azte­ca la forma justa de presentarvarios aspectos, por demás in­teresantes, de una literaturanunca antes dada a conocery cuyos temas, sin embargo,afloran ocasionalmente en losescritores mexicanos que, pormera referencia vaga o porun inconsciente volver al pa­sado, dan lugar a ese realismomágico que los estudiosos dela literatura ubican preferen­temente en hispanoamérica.

Los nombres de Nezahual­cóyotl, Nezahualpilli, Caca­matzin y Axayácatl traen a lamemoria del lector un eco dehistoria que se dejó atrás sin

profundizar, pero a excepcióndel primero, ninguno parecíatener relación con la poesía,hasta que León-Portilla noslos descubre como escritores,enmarcados además en unboceto histórico breve y efi­caz. Lo meritorio del acerca­miento a los poetas y susobras es la presentación delos textos en náhuatl, seguidosde una traducción directa, sinafeites, que ayuda a formarseuna imagen clara del hombrefrente a ciertas preocupacio­nes religiosas, filosóEcas, on­tológicas, y su recurrencia alos valores que respetaba yque consideraba inmutables.Esta traducción tan llena desinceridad es más notable, porejemplo, en los poemas deNezahualcóyotl, que fuerondados a conocer hace cienaños, o aca,o más, por JoséJoaquín Pesado, quien honra­damente llamó "traduccioneso glosas" a las que hizo de lasobras del rey de Tezcoco, pe­ro que ineludiblemente lasaproximan a su contempo­ráneo José Jorrilla, más queal remoto poeta del mono­teísmo intuitivo.

El tono crepuscular, adver­tido en los poetas mexicanospost-románticos y modernis­tas, viene a resultar heredadode los ancestros indígenas,según se ve por la tónica quesiguen estos trece poetas. Laalegría y el colorido que mani­fiestan en ocasiones, siemprerepresentados por los casca­beles, las plumas y las flores,tienen como contrapunto ca­si ineludible el pensamientoen la muerte, en el abandonode este mundo y de cuantoles resultaba grato. El rego­cijo se muestra a jirones, en-

marcado en los tonos fúne­bres que no abandona quien,como el azteca, o el indígenamexicano en su mayoría, pien­sa que la felicidad es acarrea­dora de desdichas y que porello no debe reconocerse de­masiado abiertamente.

A pesar de la nota gris,acaso pesimista, del indígena,hay un poema especialmentenotable, por lo raro, dentrode la antología, y es el de Tla­tecatzin, que le canta a laahuinanime, la alegradora, laprostituta que, como temaobsesionante de la poesía uni­versal, es la "Dulce, sabrosamujer, /preciosa flor de maíztostado,/ sólo te prestas,! se­rá' abandonada,! tendrás queirte,! quedarás descarnada."y aun en esta poesía, casiuna anacreóntica por el tep1aescogido, hay la consideraciónangustiosa del placer comopreludio del dolor y la muerte.

La realización de ésta an­tología tiene como virtud evi­dente la búsqueda de poemasque no son propiamente reli­giosos, ni épicos por defini­ción, ni líricos del todo;no obstante, estos tres tipos depoesía aparecen amalgamadosen todas, porque la orienta­ción que se le dio a la labordel investigador fue más ha­cia los poetas que hacia lasobras, y esto constituye otroacierto. Hasta ahora todas lasincursiones en la literaturaprehispánica, se habían hechotratando de demostrar quenuestros antecesores habíantenido una actividad artísticaacorde con el desenvolvimien­to normal que tienen. las le­tras en todos' los pueblos, osea: buscando patentizar, quelos aztecas, o los mayas, o losincas, tuvieron su momentoépico, su ciclo místico y supredilección por el lirismo.- La división de la literaturaen ciclos cerrados y determi­nables, cpmo la española enlos menesteres casi gremialesde la juglaría y la clerecía, notiene mucha aplicación a lu­gares y tiempos en que lospoetas carecían de influen­cias y de escuela, y se guia­ban por los acontecimientosy su apreciación de ellos; enese sentido, estudiar a lespoetas nahuas y a sus obras,abstrayéndolos de toda rela­ción colegial, significa repre­sentárnoslos claramente como

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autores; como hombres dota­dos de sensibilidad y de auto­nomía en la temática y en eldesarrollo, sin el encasilla­miento en movimientos, tangrato a quien intenta sistema­tizar una serie de fenómenosliterarios.

La edición de Trece poetasdel mundo azteca, que la Uni­versidad acaba de hacer, esun acierto por el materialque reúne, valioso artística ehistóricamente, y además porla forma de presentarlo, enun libro de irreprochable fac­tura y de apariencia atractiva.

-Luis Adolfo Domínguez

Raymundo Ramos: Memo­rias y autobiografías de es_ocritores mexicanos, México,Universidad Nacional Au­tónoma de México, 1967.202 pp. (Biblioteca del Es­tudiante Universitario, 85.)

Este nuevo volumen de laBiblioteca del Estudiante esuna antología de páginas au­tobiográficas que representanmuy diversas épocas, escuelasy estilos de la literatura me­xicana. Bajo el título de Me­morias y autobiografías de es­critores mexicanos, Raymun­do Ramos ha seleccionado lospasajes que juzga más signi­f,icativos en un conjunto deautores que van del siglo XVII

al xx. El eje central que es­labona la obra es la progre­siva conciencia que de sí mis­mos y de los problemas lite­rarios han tenido lo, escrito­res mexicanos a partir del 'si­glo XVII, con Sor Juana Inésde la Cruz, hasta el xx conJaime Torres Bodet. En suEstudio preliminar, Ramosplantea los límites inevitablesde toda antología. Necesaria­mente ha de ser incompletay subjetiva: "Antología es se­lección." Y añade: "Procesode 'simpatías y diferencias'que requieren el mínimo depaladar crítico." A pesar deello, la antología demuestrabuen gusto selectivo. Ray­mundo Ramos no sólo ha es­cogido las páginas con crite­rio estético o histórico, sinoque son perceptibles tambiénotros propósitos: la búsque­da de la anécdota, entreteni­da, pintoresca y costumbris­ta; y, lo que es más impor­tante, el ejemplo moral, la

proyección didáctica, formati­va, que esas confesiones pue­den tener para la juventudmexicana. En su Estudiopreliminar, Raymundo Ra­mos comenta algunas defini­ciones clásicas de "memoria"y de "autobiografía". Cita aNietzsche, a Ortega y Gasset,a Reyes; deslinda el diario delas memorias, vida que se vahaciendo, en el primero; pers­pectiva y recapitulación enlas segundas. Apunta las di­ferencias con la autobiogra­fía, más construida, más li­teraria, y al tiempo menossincera. Definiciones y con­ceptos que no resultan super­fluos en una obra de carác­ter escolar, y mayormente enun género -el autobiográfi­co-- en que se suelen englo­bar variantes y matices demuy diferente naturaleza ypropósito. Sus ~jemplos -SanAgustín, Celfini, Rousseau,Ticknor- son útiles para queel estudiante ~itúe el géneroen una realidad concreta ydeslinde sus ramificaciones su­tiles. Más adelante, Ramosexplica las circunstancias, elcontexto histórico, literario,vital, en el que cada una delas memorias representadas seescribió.

Sor Juana está representa­da por su famosa Respuestaa Sor Filotea de la Cruz. Eltexto se incluye íntegro, dadasu importancia. Aunque no setrata de memorias en el sen'­tido riguroso del término, esevidente su valor como docu­mento autobiográfico. Es "laCarta Magna de la libertadintelectual de las mujeres deAmérica", como dijo un au­tor, Salceda, a quien cita elantólogo.El siglo XVII en Mé­xico es también una énocade nacionalismo germinal: seplantea en América el des­arrollo de una cultura dife­rente, nueva, y ese eje, decreciente conciencia nacional,Se perfila con mayor nitidezen el XVIII, del que se selec­cionan I;¡s Memorias de FrayServando T'eresacle Mier. Nóhay en las páginas escogidasnada desaprovechable, pero.son particularmente graciosassus mordaces, casi siempredisparatadas, observaciones dela vida en Italia, sobre todoen Nápoles. Los Apuntes deGuridi y Alcacer, más subje­tivos y I~cales, son de gran in_terés por manifestar la crisis

de una época de transición yel desencanto de la gran ciu­dad para revalorar el sosiegode la vida provinciana segúnla sensibilidad prerrománticay rousseauniana. De las M e­morias de mis tiempos, la fa­mosa y sabrosa obra de Gui­llermo Prieto, en la que casise vuelca por entero el sigloXIX en México, se han elegi­do pasajes esenciales: la fun­dación del Colegio de SanJuan de Letrán, las primerasfiguras del romanticismo me­xicano, como Lacunza y Fer­nando Calderón. A fines dtsiglo. esa antigua sensibilidadromántica daría paso al po­sitivismo y al realismo. Gam­boa está representado por susImpresiones y recuerdos. Enpocos párrafos, el lector seasoma a los resortes internos; ,los supuestos y motivaoionesque estaban detrás de librosque, como Santa, escandali­zaron aquel 'tiempo. Gamboa,no hace sólo la apología delnaturalismo francés, sino,más interesante aún, analizasu propia actitud ante la mu­jer y el amor. De Salado ÁI­varez, se escogen algunas pá­ginas de sus Memorias, don­de habla de su viaje a Wash­ington y descubre Méxicodesde los Estados U nidos.Muy interesante también Laferia de la vida, de José JuanTablada. Están en ella la de­fensa del mal llamado "de­cadentismo" con que se acusóa los últimos modernistas yuna anécdota, a propósito delenojo producido por su com­posición Misa negra, queilustra muy bien el carácterdictatorial y en el fondo pro­vinciano de la burguesía por­firista. Ejemplar por muchosmotivos: por su diáfana sin­ceridad, por su profundovalor ético. por su interés li­terario, son las páginas selec­cionadas de La apacible lo­cura de Enrique GonzálezMartínez. En ellas, el estu­diante encuentra, de primeramano, los contextos espiritua­les en que se escribieron al­gunas de las poesías mássi,~rificativas del poeta: "Si­lemter", "Los senderos ocultos,L~ muerte del cisne"... Laépoca revolucionaria, o me­jor dicho, posrevolucionaria,está documentada, subjetiva­mente y ésta es virtud enunas memorias, por El desas­tre de Vasconcelos. Raymun-

do Ramos ha seleccionado losfragmentos que se refieren aLa "Ley de Educación" y "Lahuelga de la Preparatoria",sucesos de gran trascendenciapara la vida universitaria ycultural de México. La an­tología termina con la evoca­ción de los Contemporáneosde Jaime Torres Bodet y susrecuerdos de Madrid y Va-lle-Inclán. .

Para el estudiante, para ellector interesado en pene!rarel andamiaje interno de laliteratura mexicana, la anto­logía de Ramos es un pro­grama al través del cual secomprenden mucho mejor lasmotivacÍ<mes, las circunstan­cias vitales, hechos del fenó­meno literario que muchasveces no quedan cabalmentealumbrados en la perspectivaobjetiva de la historia formaLLas selecciones de Ramos vanmás allá de una utilidad es­colar. Baste el hecho que al­gunas rle las obras transcritasson difícilmente asequibles.Las Memorias de mis tiem­pos de Prieto están hoy ago­tadas en su más reciente edi­ción (Patria); La feria de lavida de Tablada se publicóen 1937.

En este libro se combinanel gusto literario, la utilidaddidáctica, la' curiosidad his­tórica, y lo que no es tan fre­cuente en este tipo de anto­logías documentales, la gra­cia. la intimidad, la esponta­neidad de esos escritores a losque hay que acercarse al tra­vés de las barreras que impo­nen el tiempo y la consagra­ción de "clásicos". No es, nipuede ser, como lo advierteel autor desde el comienzo,una selección objetivamentéjusta. Faltan muchos; y en­tre otros. se echa de menosa Alfonso Reyes, de quienhay tantas páginas auto­biográficas, pero esto es inevi­table en toda selección. Ellibro es una aportación valio­sa a la Biblioteca, y es tam­bién un experimento que abrecaminos poco trillados en lahistoria literaria de carácterescolar; sería muy convenien­te que después de este volu­men se publicaran otros afi­nes, como ep;stolarios, prólo­gos, manifiestos, documentostodos ellos que localizan laobra literaria en su contextocircunstancial y psicológico.

-Arturo Souto Alabarce

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