caso muñeca repollo
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CASOS DE POSICIONAMIENTO
EL LANZAMIENTO DE LA MUÑECA REPOLLO
(1983)
En 983 la empresa estadounidense Coleco, fabricante de juegos electrónicos y ordenadores
personales, lanzó al mercado una muñeca denominada Cabbage Patch Do/l. La muñeca.
ei. eñada por el escultor Xavier Roberts a partir de una idea con origen en un viejo cue to
que le relataron de niño, según el cual los bebés aparecían en las huertas de repollos de
Georgia, mide aproximadamente medio metro, está hecha de retales y rellena de espuma
acrílica. Tiene la cara redonda, los mofletes hinchados, no habla, no llora, no se mueve, no
hace pipí, ni se la puede meter en el agua. Además, presume de ser fea.
A pesar de ello, en su momento se convirtió en el regalo más deseado, en el fenómeno
comercial más llamativo e insólito de su tiempo. En Estados Unidos, la gente viajaba de un
Estado a otro para conseguirla y pagaba cuatro veces su precio en la reventa. Hasta hicieron
colas de catorce horas -sucedió en Nueva York- para acceder a las tiendas que acababan de
recibir un pedido. A lo largo de 1983 -año de su lanzamiento- se fabricaron más de oos
millones y medio de unidades; algunas traspasaron las fronteras americanas / IIc9 ron a
Europa provocando la misma locura colectiva que en el otro lado del charco.
y todo porque, a pesar de ser fea -lo que parece haber sido una circunstancia más de SLJ
éxito, ya que se afirma que en cierta medida representa la victoria de los que luchan por 12
no oiscriminación de las personas de diferente apariencia física-, inmóvil y estar hecha con
mat riales baratos; cada muñeca es única.-----------'
El ordenador a partir del que se diseña, crea infinitas combinaciones de color de pelo, piel,--- .__ .-_ .._-
peinado, altura, color de ojos, forma de la boca y de la nariz, localización de lunares o de
hovítos ....
A lo anterior se une otra característica insólita: la muñeca no se vende, por contra, requi 're
ser adoptada bajo juramento de 11 Prometo ser bueno/a y respetable progenitor/a y querer a
mi repollo de trapo con todo mi corazón ". Circunstancia que, indudablemente, otorce i.n
ex.9 irc I o. el,'Jn ue\ n~ lQOu E ( lJOJO J i' Q fa
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carácter muy especial al hecho de tener una de ellas, cuidarla y mimarla. Tan especial, que
las muñecas irrepetibles no sólo conquistaron el mundo infantil, sino que encontraron
numerosos padres adoptivos entre los adultos y, especialmente, entre personas y
matrimonios de la tercera edad que vivían solos y que concedieron a estas muñecas la
categoría de segunda y silenciosa familia.
Como si de cualquier adopción al uso se tratara, en la presentación del producto celebrada
en Georgia en 1983 la empresa no dudó a la hora de vestir a sus vendedores como médicos
y enfermeras y de colocar a las muñecas en incubadoras con su nombre único y sus
correspondientes certificados de identidad.
Fue tal el revuelo que este producto originó en el mercado que escritores prestigiosos como
Mario Benedetti hicieron sus propias reflexiones sobre el tema.
Rápidamente, las muñecas repollo en España emularon el éxito de sus hermanas
norteamericanas. Rosa Montero habla sobre su lanzamiento en el mercado español. Por
cierto, en nuestro país estas muñecas se empezaron a comercializar en exclusiva por Galerías
Preciados en 1984 con un precio de 14.900 pesetas y con varias inserciones publicitarias en
primeras páginas de las ediciones dominicales de diarios de tirada nacional.
El impacto de este lanzamiento en el mercado español fue tal que originó un gran éxito
comercial entre las niñas., Es lógico que estas pequeñas consumidoras deseen lo más nuevo,
lo más caro, lo más aparatoso, aunque los padres deseen adquirir algo más pedagógico y tal
vez creativo. Pero es difícil convencer a los pequeños con argumentos racionales ante la
insistencia de éstos por sus juguetes preferidos. No obstante, el éxito de ventas de este
producto en EE.UU. fue mucho más alto que en Europa, en general, y en España, en
particular.
"..
Monólogo de una muñeco repollo (Artículo de María Benedetti)
Hola, amigos. Amigos del mundo libre, Mi nombre P.S Connie, pero eso no .mpcrta
cernasiado. Lo que realmente cuema son mis tres apellidos: Cabbage Petrh kiads. Y, sobre
todo, mi carác er diferenciado, individual, único, Yo, Connie, soy distinta a todas rus primas.
Tengo el pulgar más corto que el de Madge, la nariz más chata que la de Agnes, el ojo
izquierdo más pequeño que el de Emily, la boca más asquerosa que la de Jenny. LJS
Cabbage Patch Kids somos individuos, o más bien individuas; no pertenecemos a la informe
muchedumbre. Cada una de nosotras tiene su corazoncito de un trapo o de una lana
peculiar. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y así van las cosas. A nasa ras, en
cambio, nos creó Mr, Xavier Roberts, un californiano de 28 años¡ pero no nos fabricó a su
imagen y semejanza. Gracias a nuestro éxito se hizo millonario.
Gracias precisamente a Memma Compu, cada una de nosotras posee un rasgo único¡
distintivo. Eso sí, todas somos feas. Y no simplemente feúchas, sino feas de solernruoed.
iaddv Xavier advirtió con lucidez que el mercado estaba sobresaturado de muñecas uncas y
lindislmas, y por eso se propuso ser original y decidió crearnos así como somos, es dcc.ir,
horribles, Y en un impromptu desencadenó el boom de lo feísimo. De ahí que la tan célebre
mayoría silenciosa de EE.UU. hoy se amontone, se afane, se hacine, se empeñe, se estruje,
se propine fraternales codazos y se haga democráticas zancadrllas sólo para llegar hasta
nosotras y satisfacer (previo pago y mediante certificado) su impostergable neccsidad de
adoptarnos.
No sé si ustedes lo saben, pero las Cabbage Patch Klds tenemos nuestro servicio médico,
r. estros bien instalados sanatorios (por cierto, bastante caros, pero es obvio que el confort
Lene su precio), donde nos atienden con singular afecto. En el caso desgraciado de que
21guna niña de carne y hueso, muerta de envidia e histérica de celos, os haya quebrado U"'1J
de esas croquetas que llevamos por piernas¡ siempre habrá un amable y capacitado Cirujano
que nos repare y nos devuelva impecables al seno de nuestra familia de adopción ...
". '
Somos distintas, y no igualitas, como, por ejemplo, son la Matrioschkas, esas gordas
impúdicas y pmtarrajeás que por algo vienen de Moscú. El hecho de que sean iguales y se
alojen unas dentro de las otras en variados tamaños dice bien a las claras que son un mero
símbolo de la Nomenklatura, esa definición de la burocracia soviética tan popularizada por
nuestros entrañables amigos los disidentes moscovitas y los kremlinólogos californianos ...
Ah, pero también somos el Éxito. Así, con mayúscula. Y somos el éxito porque simbolizamos
lo mejor de las virtudes norteamericanas: somos grotescas, gordas, Inflexibles, puritanas,
mercantiles. Nada que ver con aquellas- psicalípticas antepasadas nuestras, las muñecas
mflables, que eran llevadas a Vietnam para que nuestros heroicos marines las rellenaran de
agua tibia antes de amarlas entre napalm y napalm. Nada de eso, estamos seguras de
obtener el visto bueno de todas las iglesias y todas las sectas. Por una razón muy simple. Las
inflables tenían aspecto de Marilyn Monroe o de otras formas del pecado y, en consecuencia,
podían dar lugar a pensamientos inconfesables, pero nosotras, las muy honestas e inocentes
Cabbage Patch Kidds, somos tan púdicamente feas, tan sacrificada mente horribles, que no
habrá marine ni oficial ni almirante capaz de encenderse ante nuestra presencia.
Nuestro problema actual es que Daddy Xavier, no contento con la millonada que le hemos
hecho ganar, ha inventado un muñeco. Las revistas italianas anuncian frívolamente que ha
nacido un tratellino per la superbambola. Qué treteümo ni que cuernos. Dicen que se va a
llamar Otis Lee. iVaya porquería de nombre! Un oportunista, eso es lo que es el niñito de
trapo. El éxito lo conseguimos las Cabbage Path KIdds, y ahora aparece este acvened.zo. Es
casi más repulsivo que nosotras, y por esa sola ventaja se cree capaz de apoderarse de
nuestro triunfo, de quitarnos nuestra celebridad. Pues aviado está. Simplemente le
recordamos que es más pequeño que nosotras, que las muñecas repollo somos el símbolo de
las viejas virtudes norteamericanas y que entre éstas siempre ha estado la de aplastar al más
débil. Así que: «Attenti fratellino, te lo dice una superbambo/a».
Mario Benedetti, El Pals (1984).
, .'
Artículo 2: Las Repollos. Por Rosa f'.1ontero.
iNi UIl millón, ni cien mil, ni tan siquiera mili No, senoras y señores, 1'10: son tan sólo
trescientas setenta y cinco, ni una más ni una menos, trescientas setenta y CinCOmuñecas de
trapo, trescientas setenta y cinco oportunidades de convertir a su hijo en el afortunado
poseedor de un juguete exclusivo y elitista, de la muñeca repollo, la muñeca de los niños
dirigen' es! Es una oportunidad única para los progenitores responsables, ar iantes del
fuste y del tronío. Usted sabe bien que en esta sociedad lo que importa no es el qué sino el
Como: el exterior y no el intríngulis. Si usted anhela un porvenir de qlona para su hijo, un
futuro de encendedores de oro, coches de hipercilindrada, pañuelos con firma, calzoncillos de
marca y reloj a juego con la pluma; si usted, en Fin, desea que a los niños del vecino les
crezca el musgo amarillento de la envidia, no tiene más remedio que adquirir su muñeca
repollo americana, símbolo del éxito y del estatus.
Da lo mismo que la pepona sea un vulgar atadillo de trapos, lo fundamental no es el aspec o,
sino la exclusividad, el hecho de que cada ejemplar es diferente. Su Repollo será un repollo
único, una col excelsa. Ingrese usted en esta aristocracia hortícola, en esta oligarquía
juguetera.
-iPUES mis papás me han comprado una repollo!, ¿a ti no? -dirá su nena, tan mona y tan
perversa. Su ejemplar será distinto, sí, tendrá un pie más grande, o la boca más larga, o un
moco de fieltro adornando la mejilla algodonosa. Usted mismo podría construirse fácilmente
una pepona propia: basta un par de horas, lana y trapos. Pero la met~ no consiste en ser
diferente, válganos Dios, sino en aparentarlo. Y, sobre todo, la singularidad ha de ser
pública. Por eso los grandes almacenes españoles que han importado la muñeca se han
apresurado a anunciar que son sólo trescientos setenta y cinco ejemplares, ni uno rnás, pare
los trescientos setenta y cinco diligentes émulos de dirigentes que primero se apunten en Id
lista de espera. Y todo eso no por un millón, no por cien mil pesetas. Oh, no, señoras y
señores: ila Muñeca Repollo vale tan sólo 14.900 pesetas! Hay que reconocer que es poca
cosa por la adquisición de un sueño de gloria repolludo, de una sangre azul-serrín envuelta
en telas.
Rosa r-lontero, El Pals (1984).