caso de la cocina
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El género en el espacio doméstico: el caso concreto de la cocina y su evolución histórica. RESUMEN.
Breve aproximación histórica y análisis del espacio de cocina doméstica desde la
antigüedad hasta la época moderna. Estudios de los casos que sentaron las bases
de la cocina de hoy, que se define como un elemento que ha estado marcado por
su carácter femenino y cuya evolución como espacio y programa arquitectónico
habla de las transformaciones que protagonizaron la familia y la mujer en la
sociedad. Se plantea en qué manera ha contribuido este espacio en el proceso de
igualdad social de la mujer.
PALABRAS CLAVE: Espacio doméstico, evolución de la cocina, estudios de género,
espacios femeninos. Industrialización, avances tecnológicos.
Krystal Polanco Universidad Politécnica de Valencia [email protected] Cel: 67 892 56 53
Biografía
Polanco Ferreira, Krystal M. Es arquitecta de proyectos residente en República
Dominicana. Actualmente Cursando el Master en Arquitectura Avanzada Paisaje
Urbanismo y Diseño en la Universidad Politécnica de Valencia.
El género en el espacio doméstico: el caso concreto de la cocina y su evolución histórica. La historia nos muestra que la casa se ha convertido en un experimento en
continuo proceso y uno de los aspectos que ha repercutido en ello ha sido la
inherente diferencia cultural, biológica y social entre el hombre y la mujer.
Tanto mujeres como hombres han tenido distintas posiciones que han
marcado una división de funciones dentro de la sociedad y estas divisiones
han sido configuradoras del espacio doméstico. Dando lugar a usos
diferenciales del espacio, debido al comportamiento y actitud disímil entre
sexo femenino y masculino.
El hogar es uno de los espacios construidos donde la mujer sufre de
manera más patente la discriminación espacial ocasionada por la
arquitectura. Esto se ve manifestado en el modo en el que las labores del
ama de casa se han aislado de las otras actividades que se desarrollan en
ella. Este fenómeno ocurre de manera significativa en la cocina.
La cocina dentro del hogar encierra simbólicamente a la mujer y lleva con
frecuencia a que esta experimente la centralidad de sus roles en ese
espacio privado-doméstico y a que por lo tanto permanezca arraigada a
dicho espacio diferenciado.
Rosaldo y Lamphere en su libro: “Mujer, Cultura y Sociedad” plantean que
por lo general, las actividades de subsistencia han sido asociadas a las
unidades domésticas, siendo éstas el ámbito de actuación de la mujer,
dentro del modelo de lo privado. Por el contrario, los espacios públicos y
territoriales, han sido considerados de dominio masculino. Hay que agregar
que la historia ha infravalorado las actividades realizadas dentro de las
casas, las cuales han sido consideradas de segundo orden, y por lo tanto,
ello ha ocasionado la invisibilidad de la mujer en el pasado, ya que ésta ha
sido relacionada con este tipo de actividades dentro del ámbito doméstico.
“Mientras que para el hombre el espacio es abierto, abstracto, relacionado
con la lucha y el poder; para la mujer el espacio es controlado, cerrado, en
relación a su cuerpo y a la defensa de su prole”.1
Por lo tanto, la mayoría de las mujeres tradicionales han estado encerradas
en un espacio donde carecen de los medios necesarios para desarrollarse
1 Cevedio, M., 2003. Arquitectura y Género: Espacio público/ Espacio privado. Barcelona: Icaria
Editorial.
en otras direcciones, que no sean aquellas que desde la soledad suponga el
cuidado del espacio doméstico y sus habitantes.
La evolución de la cocina como espacio y programa arquitectónico habla de
las transformaciones que protagonizaron la familia y en especial la mujer en
la sociedad.
1. Orígenes.
La evolución de la cocina desde las primeras fogatas al aire libre hasta la
cocina integrada moderna del siglo XX, ha sido muy compleja. En este
proceso la cocina como espacio experimentó grandes cambios desde sus
dimensiones y estructura, su ubicación dentro de la casa y sus funciones.
Todo ello bajo la influencia de los cambios sociales, económicos, políticos y
culturales. Las consideraciones de la cocina como lugar de preparación de
alimentos y su relación con el resto de la vivienda no se iniciaron hasta más
tarde, en el renacimiento. “A partir de entonces todas las teorías sobre
cocina y su aplicación práctica no dejaron de fluctuar entre dos conceptos
opuestos, uno integrador que definía la cocina como un lugar para habitar y
vivir, y otro separatista que pretendía separar la zona de cocina y de trabajo,
de funcionalidad pragmática, del resto de la casa.”2
La historia de la cocina comienza con un concepto integrador y es que fue,
durante siglos, la estancia principal de las sociedades fundamentalmente
agrarias. Las actividades cotidianas como son comer, dormir y trabajar se
desarrollaban en contacto con el fuego. Por lo tanto la cocina ocupaba el
espacio central de la vivienda.
En la antigua Roma, hasta bien entrado el siglo XV, la cocina separada del
comedor como una estancia independiente y con una función propia solo
estuvo reservada para las capas sociales más privilegiadas, quienes tenían
la costumbre de preparar pomposos banquetes en los que un ejército de
cocineros trabajaban.
La llegada del renacimiento dio un nuevo impulso a la sociedad y también al
espacio culinario, los órdenes sociales se ampliaron y cada vez más la
sociedad se llenaba de burgueses privilegiados lo que derivó en nuevas
estructuras domésticas.
Andrea Palladio (1508-1580) propago sus ideas sobre la distribución ideal
de una residencia señorial burguesa, aconsejaba que la cocina debía estar
en el lugar más apartado de la casa, de ser posible en el sótano, ya que la
consideraba como una de las partes con menos valor y más feas. (Por
culpa del hollín, humo, olores y ruidos). Esto llevo a que en el ámbito
doméstico se generara una diferenciación entre el señor de la casa y su
2 Mielke, R., 2004. La Cocina: Historia, cultura, diseño. Berlin: S.L. Barcelona. P.12
familia, que “solían evitar en lo posible el sector de la cocina, y el personal
de la cocina, que únicamente podía pisar las habitaciones de los señores
para servir las comidas.”3 Aquí se demuestra como este espacio comienza a
excluir la figura masculina y así dotarse de un carácter puramente femenino.
La separación de la cocina dentro de la casa hizo que este fuera un
elemento social y arquitectónico menospreciado. A pesar de que se
buscaba la ostentación de las demás estancias del hogar, la cocina siempre
se conservaba sobria y sin adornos ni estética alguna. Incluso cuando se
implantaron las viviendas elevadas donde las habitaciones debían
distribuirse en una sola planta, se notaba el desequilibrio en los tamaños de
los espacios. los destinados a recibir visitas eran exageradamente
espaciosos y daban a la calle mientras que las dependencias de cocina
ocupaban menor superficie y se orientaban a los patios interiores,
inaccesible a las visitas y solo de dominio de criados y sirvientas.
Unos de los acontecimientos más importantes en la evolución del interior
doméstico, fue la feminización de la casa, proceso que apareció por primera
vez en los Países Bajos en el siglo XVII. Varias causas dieron lugar a este
hecho, pero la principal fue el limitado uso que se hacía de los sirvientes.
Las mujeres neerlandesas casadas, independientemente de su condición
económica y social se encargaban de “todo el cuidado y la administración
absoluto de toda su casa. Esto incluía encargarse de la cocina.”4 La cocina
entonces era muy primaria. Este pequeño cambio tuvo consecuencias de
gran alcance.
Cuando los sirvientes se encargaban de la cocina al espacio se le otorgaba
poca importancia y tenía una condición secundaria.
“Por ejemplo en las casa burguesas de parís, la cocina ocupaba una
habitación frente al patio, sin acceso directo a las habitaciones principales.
En las casas inglesas de los barrios residenciales, la cocina, adyacente a la
zona de criados, siguió estando en el sótano hasta el siglo XIX. En la mayor
parte de los “appartaments”, la “cocina” no era más que una cazuela que
colgaba dentro de la chimenea”.5
Por el contrario en la casa neerlandesa, la cocina era la habitación más
importante, y paso a una posición con más dignidad.
“Allí estaban los aparadores que contenían las mantelerías, la vajilla y la
plata, tan apreciadas. En las paredes colgaban utensilios de cobre y bronce,
muy relucientes. La chimenea era enorme y estaba muy decorada, y no solo
contenía el hogar con la tradicional olla colgada sobre él, sino también un
tipo sencillo de mueble de cocina. El lavadero era de cobre, a veces
3 Ibid. P.13
4 Rybczynsky, W., 1986. La Casa: Historia de una Idea. 7ma edicion ed. New York: Viking
Penguin. P. 82 5 Ibid. P.82
mármol. Algunas cocinas tenían bomba de agua interiores e incluso
depósitos con una reserva permanente de agua caliente.”6
Se pone de manifiesto que la cocina estaba dotada de un significado e
importancia cada vez mayor. Y ya se estaba empezando a apreciar la
comodidad, en gran parte, es consecuencia de que la persona que estaba
próxima con las labores del hogar y la cocina, era el ama de casa y esta se
hallaba en condición de disponer orden en el espacio. Esta importancia
concedida al espacio de cocina refleja la posición central de la mujer en la
familia neerlandesa. Ya el espacio de cocina se estaba convirtiendo en un
lugar indisolublemente femenino o por lo menos bajo el control de la mujer.
Como resultado se introdujo la limpieza y la imposición de normas, pero
más importante, se dio indicio por primera vez a la domesticidad. Este fue
un gran aporte de los Países Bajos, y ya en el siglo XVIII se había difundido
al resto de Europa. La casa se estaba convirtiendo en un espacio más
íntimo lo que le abrió el camino a la idea de confort que más tarde se
desarrolló a medida que las tecnologías iban avanzando.
Esto no inhibía que la mujer fuera percibida únicamente para el espacio
doméstico e íntimo y tuviera una participación si no mínima, nula en las
relaciones sociales y en la vida política, social y económica.
2. Impacto de la revolución industrial en el espacio doméstico
(Siglos XIX y XX.)
La llegada de la modernidad introdujo un factor que produjo un cambio en
el pensamiento de la sociedad. Y fue la llegada de una creciente
individualidad que afecto en gran medida a la mujer. Esto las llevó a
comenzar a exponer y construir un modelo que les permitía por primera
vez, ocupar posiciones sociales muy distintas a las que estaban
acostumbradas. Posiciones que sostenían desde su propia conciencia de
individualidad pero que al mismo tiempo estaban en contra de la identidad
de género colectiva que se les seguía imponiendo.
Uno de los elementos más importantes dentro de este proceso fue fue la
reivindicación de las mujeres por el derecho al voto, hecho que abarco
desde el Siglo XIX hasta bien entrado el Siglo XX. “Durante este periodo
mujeres de toda Europa y América, utilizaron su imaginación, su voluntad,
sus fuerzas y a veces su propia vida para conquistar un derecho que ahora
se considera fundamental, el derecho a elegir libremente a las personas que
representan sus intereses. Esta conquista del voto femenino supuso la
búsqueda de la equiparación, más allá de la mera igualdad formal.”7
6 Ibid. P.82 7 Martí, R. F., 2013. Centro de estudios de la Mujer. [En línea]
Disponible en: http://web.ua.es/es/cem/publicaciones/cuadernos-de-trabajos-de-investigacion/cuadernos-de-trabajos-de-investigacion.html [Último acceso: 25 junio 2014].
Paralelamente a estos sucesos, al final del siglo XIX, la incorporación de
nuevos materiales y el desarrollo de nuevas técnicas, revolucionaron los
modos tradicionales de construir.
La llegada del gas, la ventilación y la electricidad, significaron el comienzo
de la racionalización y mecanización de la casa, y por lo tanto el espacio
interior. Estas tecnologías representaron una invasión al espacio doméstico,
de nuevos artefactos e instalaciones que ahora se contemplaban en el
hogar. Había toda una diversidad aparatos que produjeron una economía no
solo de tiempo, sino también de esfuerzo en la realización de las tareas de
la casa, haciendo que estas fueran más cómodas y fáciles de llevar a cabo.
La cocina no escapa a estas transformaciones y es ahora cuando se
produce la auténtica revolución de la misma, cuando la industrialización
invade los espacios del hogar con todas sus innovaciones tanto sociales
como técnicas.
Los orígenes de la concepción de cocina moderna como tal, se pueden
rastrear en los Estados Unidos. El interés estadounidense por reducir las
tareas domésticas era, en parte, resultado de que en general había pocos
sirvientes. Consecuencia de que la Primera Guerra Mundial fomentó la
entrada de la mujer a la fuerza de trabajo y también aplacó en gran medida
la inmigración, de modo que, el número de sirvientes en los Estados Unidos
decreció.
La primera expositora de lo que pasaría a llamarse economía doméstica fue
Catherine Beecher, que escribió en 1841 “Un tratado sobre economía
doméstica para el uso de damas jóvenes en casa y en la escuela”. En el
que incluía una apartado sobre la construcción de las casas y presentaba
propuestas de cómo debía distribuirse los espacios del hogar para facilitar la
labor de la mujer.
Beecher buscaba dotar de funcionalidad al espacio doméstico. Siempre
priorizando los espacios de almacenamiento y las cocinas cómodas.
Indicaba donde debían situarse los elementos principales como el
fregadero y la cocina misma, así también todas las innovaciones prácticas
como son los cajones debajo del lavadero y una superficie de trabajo
continua con espacios para objetos abajo y arriba. Separaba la cocina del
resto de las zonas de trabajo por puertas correderas de cristal que permitían
permeabilidad visual.
En la imagen se puede percibir como se le otorga a la cocina (j) espacios
significativos de almacenamiento de alimentos (g) y de utensilios (h).
Coloca una pequeña habitación conectada directamente a este espacio
para uso del ama de casa al que puede incorporar una cuna para niños, si
es necesario.
Fig. 2 Planta de una Casa doméstica. C. Beecher Fuente: http://www.gutenberg.org/files/21829/21829-h/21829-h.htm
Fig. 1 Planta arquitectónica de Cocina Fuente: The Kitchen: Life World, Usage, Perspectives
Cocina diseñada por Catherine Beecher, 1869. Planta arquitectónica: Áreas
de preparación y áreas de limpieza.
Beecher reorganizó el proceso de trabajo: Los tres campos pertinentes, el
almacenamiento, la preparación y la limpieza, se organizaron de acuerdo
con la secuencia lógica. Debido a la formación de calor, la estufa se alojará
en una habitación separada.
Rybczynsky comenta que los tratados de Beecher no buscaban una
concepción feminista del espacio doméstico. Ella no discutía que el sitio de
la mujer estuviera en casa, si no que la casa no estaba bien ideada para
quedarse en ella. “Su reacción era en contra de la concepción masculina
contemporánea de la casa.”8
Otra pionera en del desarrollo de la cocina, pensado para el rol de la mujer
fue Christine Frederick, quien era partidaria de la casa sin servidumbre. Su
aportación más importante fue un libro que publico en 1913, titulado “La
Ingeniería Doméstica” en el que aplicando unas teorías en base a
movimiento buscaba optimizar tareas. Sus diseños también estaban
influenciados por Beecher, en cuanto a tamaños y distribución.
La idea de la casa eficiente que se estaban formulando aquellas
“ingenieras domesticas” surge de los esfuerzo de las mujeres por
racionalizar y organizar las tareas domésticas y de las teorías que se habían
elaborado para mejorar la producción industrial en base a los movimientos
que realiza el trabajador. Estas teorías fueron propuestas por Frederick
Taylor (esposo de Christine).
Así Christine Frederick empezó a estudiar y analizar sus propios hábitos y
los de sus amigas y concluyó con la ayuda de diagramas y fotografías, en
una organización de cocina eficiente que reducía los tiempos y esfuerzos,
convirtiéndose hoy en día en modelo de los espacios de cocina dentro de la
vivienda.
8 Rybczynsky, Op. Cit p. 165
A pesar de que estas propuestas suscitaban la permanencia de la mujer en
el espacio privado, con el tiempo, la reducción del número de horas
necesarias para limpiar la casa, para cocinar o para lavar permitiría a las
mujeres liberarse, definitivamente de su aislamiento doméstico. Podemos
decir que estos ejemplos fueron los primeros indicios de emancipación de la
mujer. Ya que esta se estaba integrando no solo al espacio público,
considerado como terreno masculino, sino también al ámbito del diseño
arquitectónico.
Está claro que la aportación estadounidense fue de gran influencia para el
desarrollo del espacio doméstico moderno en el continente Europeo. Estos
bocetos fueron los que sentaron las bases de los modelos y prototipos de
cocina que surgieron en este continente más adelante.
El primer ejemplo de esta nueva forma de vivir, en el viejo mundo, lo
encontramos en Alemania en la paradigmática casa “Haus am Horn”
llamada primero “la casa modelo” y más tarde “la casa experimental”.
Construida y decorada por la Escuela de la Bauhaus en 1923, la casa
consistía en una vivienda aislada de 160 m2 de planta cuadrada en la que
se ubicaba un espacio central que organizaba todo el proyecto. Walter
Gropius dijo que el objetivo de la construcción de la casa era "el máximo
Distribución Deficiente de equipamiento de cocina Distribución Eficiente de equipamiento de cocina
Fig. 3 Diagramas de Cocina de Frederick Fuente: http://ordenartificial.files.wordpress.com/2012/07/frederick_plans.jpg
confort con la mayor economía por la aplicación de los mejores artesanos y
mejora de la distribución espacial de forma, tamaño y articulación".9
La cocina fue proyectada por Ernst Gebhardt y Benita Otte, aplicando
criterios de racionalización del espacio para facilitar el trabajo de un ama de
casa que carecía de servicio doméstico.
Esta cocina constituye un avance sobre la cocina tradicional de esa época.
Normalmente las cocinas se constituían por la relación de los tres
elementos funcionales: cocina, fregadero y nevera con una serie de
estanterías para el almacenamiento de alimentos y utensilios junto a alguna
mesa para realizar las labores. En esta ocasión, la cocina se transforma en
una cocina compacta e integrada compuesta por dos clases armarios (de
pared y de piso) que se disponen adosados a los muros en forma de “L”,
para conformar una superficie de trabajo continuo y sin juntas al mismo nivel
del fregadero y estufa. Se liberó el espacio inferior para las piernas y así
poder integrar un taburete que sirviera de asiento en lo que la mujer
realizaba los oficios. Se abrió una amplia ventana para la adecuada
iluminación y ventilación natural. Los armarios de base se erigen sobre un
zócalo continuo, y las paredes se revistieron parcialmente de de piezas
cerámicas.
En aquella época surgió un debate en torno a las ventajas y desventajas de
la cocina laboratorio, dedicada exclusivamente a las tareas culinarias, y una
cocina comedor, que además de cumplir su función en la preparación de
alimentos se usaba también para el consumo de los mismos.
La cocina tipo laboratorio se aventajaba por un lado en que aislaba de la
vivienda las molestias de humos, olores y suciedad y por otro presentaba el
inconveniente de prolongar pasillos y recorrido de servicio, mayor
aislamiento y dificultad para supervisar los niños.
La Haus am Horn” trató el tema combinando las opciones y trataron la
estancia como una zona de trabajo exclusiva pero adyacente al comedor y
separada de este solo por una puerta que permitía aislarla o comunicarla a
conveniencia. . Además, la puerta apuntaba al correspondiente cuarto
infantil, lo que permitía vigilarlos desde la zona de trabajo.
En una exposición dedicada al equipamiento domestico bajo el título de Die
Wohnung (el apartamento), dirigida por Lilly Reich, el arquitecto holandés
Johanes Oud presentó un proyecto de viviendas en el que la cocina fue un
tema muy significativo. Tenía los mismos principios de la cocina integrada
de la Haus am Horn, pero se diferenció en que aporto un nuevo concepto de
ventana interior que se comunicaba con el salón o comedor adyacente, para
facilitar el traspaso de platos. Así se lograba establecer un vínculo directo
que tamizaba el aislamiento de la cocina y los demás espacios.
9 Wikipedia, l. e. l., 2013. Haus am Horn. [En línea]
Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Haus_am_Horn [Último acceso: 25 06 2014].
Fig. 4 Cocina Haus am Horn Fuente: http://www.break-up.it/haus-am-horn-bauhaus/
Sin embargo, el caso más paradigmático y de mayor repercusión, hasta el
punto de convertirse en un modelo para las cocinas integradas estándares
posteriores, fue la cocina de Frankfur de 1923. Diseñada por la arquitecta
Grete Schütte-Lihotzky, se basó en las mismas reflexiones de las cocinas
anteriores pero su volumen se redujo casi a una tercera parte. Con ella se
dio paso a la época de las cocinas modulares. La arquitecta “fue la primera
en plantearse la cocina como un problema no solo técnico laboral, si no
también cultural social… Desechó la idea de la cocina colectiva porque
considero que el hecho social de cocinar y comer refuerza los lazos
familiares de manera esencial”10
. Se basó en el modelo de cocinas de los
vagones-restaurante utilizados en el ferrocarril. Estos permitían un
rendimiento muy eficiente en un espacio reducido.
La cocina se consistía en un espacio compacto e integrado, separado del
salón comedor mediante una amplia puerta corredera. Estaba dispuesta en
“L” y segregaba los contenedores en dos tipos: los de base y los de pared.
Comprendía una superficie central para la circulación, con aparatos y
armarios adosados en las paredes y un tablero bajo la ventana en una de
las paredes secundarias. En esta cocina también permaneció la idea de
cocina periférica (a pesar de estar integrada al hogar) ya que solo se podía
trabajar de cara a la pared, salvo en la superficie situada bajo la ventana.
“Para la iluminación optima de la habitación utilizaba una lámpara corrediza
que estaba colgada de un riel en el techo y podía ser desplazada fácilmente
con la ayuda de un asa”11
También aquí los armarios suprimen las patas y se configuran sobre un
zócalo continuo para facilitar las labores de limpieza y mantenimiento.
10
Aicher, O., 1982. La cocina para cocinar. Munich: Editorial Gustavo Gilli, S.A. P.16 11
Mielke, R., 2004. La Cocina: Historia, cultura, diseño. Berlin: S.L. Barcelona.P.19
Fig. 5 Cocina de Johannes Oud Fuente: http://vps6223.xlshosting.net/en/projects/woningen-en-interieur-weissenhofsiedlung
Frente a la Haus am Horn, la cocina de Frankfur presentaba nuevas
aportaciones en las que cabe destacar, además de las reducidas
dimensiones (6.50 m2), que su métrica fue sometida a una estricta
modulación, para poder facilitar la estandarización y fabricación masiva.
Consiguiendo así un mayor ahorro económico.
“Esta cocina constituyo un importante logro social y enriqueció el concepto
de arquitectura con la idea de una organización racional y planificada.”12
Fig. 6 Planta de Cocina de Frankfur. Fuente: http://tectonicablog.com/?p=57133
12
Aicher. Op. cit. p. 17
Podemos decir que a pesar de que se continuaba un modelo patriarcal en el
hogar, destinando a la mujer a la exclusiva labor casera, se logró
implementar varios criterios de distribución y relación de espacios en el
ámbito doméstico que fueron avances en el largo proceso de emancipación
de la mujer. Ya estas primeras ideas le estaban dotando de cierta
importancia dentro del hogar y permitían que la mujer tomara participación
Fig. 7 Cocina de Frankfur Fuente: http://tectonicablog.com/?p=57133
en la vida doméstica, sacándola del aislamiento al que, años atrás, estaba
sujeta.
La cocina de Frankfur ha contribuido en cierta medida a que las capas
sociales menos privilegiadas pudieran tener una vivienda propia. Por otro
lado reforzó el carácter de la mujer al poder esta disfrutar ahora de las
nuevas tecnologías que hasta entonces solo eran del uso en el mundo
masculino. Pero lo más importante es que el trabajo en la cocina ahora no
se valoraba más que el trabajo fuera de casa. “la mujer emancipada ya no
estaba en la cocina”. 13
Las críticas a la cocina de Frankfur no tardaron en aparecer, en general
debido al tema del tipo de relación que mantenía con otras áreas de la
casa. Ese debate entre cocina-laboratorio o cocina-comedor que
permaneció hasta la década de los treinta en el siglo XX. Así pues,
Aparecieron numerosas propuestas, y entre estas cabe destacar la llamada
Cocina de Munich que presenta una solución de especial interés.
Proyectada por Robert Vorhoelzer y Walther Schmidt (con el asesoramiento
de la arquitecta Hanna Löw) en 1928; la cocina establece una relación
directa y una comunicación visual entre cocina y salón comedor mediante
una puerta y amplia vidriera que aplaca el aislamiento de quien se
encuentra trabajando en este espacio. Los arquitectos indagan en diferentes
soluciones para conectar cocina y comedor acústica y visualmente y al
mismo tiempo incorpora una mesa plegable donde realizar pequeñas
meriendas o donde mantener la atención sobre las tareas infantiles, sin
abandonar las labores.
13 Aicher. Op. cit. p. 19
Fig. 9 Cocina De Munich Fuente: “The Kitchen: Life World, Usage, Perspectives”
Fig. 8 Cocina de Munich Fuente: The Kitchen: Life World, Usage, Perspectives
Vimos como desde sus orígenes, la cocina ha sido catalogada como un
espacio indisolublemente femenino, provocando en sí, con ello que la mujer
quede relegada exclusivamente a las labores domésticas, por lo tanto
aislada de la sociedad y bajo la convivencia del orden masculino. También
percatamos como el hecho de integrar la cocina al espacio doméstico es un
fenómeno que tuvo lugar en varias civilizaciones antiguas en la que la
cocina era el lugar central y las labores domésticas se realizaban en común
interacción con la familia. Sin embargo ello no quita que la mujer siempre ha
sido objeto de la desigualdad de género.
Todos estos modelos de cocina que surgieron en la modernidad, asentaron
las bases para un sin número de propuestas que se fueron proyectando
bajo los nuevos conceptos y que fueron importantes avances en la
configuración de la cocina de hoy día, tal como la conocemos. Que se
conforma como un espacio de carácter significativo y cada vez más se va
entendiendo como un espacio cuyo trabajo es más un enriquecimiento de
tiempo libre, para convivir con familiares y amigos que una obligación
profesional.
La introducción de los grandes avances tecnológicos que establecieron la
noción de confort en el hogar, hicieron del espacio doméstico un lugar más
adecuado y habitable, permitiendo así la racionalización y simplificación de
las tareas domésticas y con ello facilitando en gran medida la integración
del ama de casa al espacio público como una nueva clase trabajadora en el
mercado laboral.
Cabe destacar que el papel de la mujer en la definición de estos nuevos
espacios modernos ha sido preponderante. La introducción de la eficiencia
en el desarrollo de las tareas domésticas fueron resultados de invenciones
de mujeres. Cuando Frederick y Beecher introdujeron en la casa la gestión
y la eficiencia, dieron por hecho que el trabajo lo hacia una mujer cuya
principal ocupación seria cuidar de su familia. Pero, a pesar de que la labor
domestica era más eficaz, esta seguía siendo un trabajo a jornada
completa; por lo que el lugar de la mujer estaba en la casa.
De todas formas es innegable que estas brillantes contribuciones femeninas
han permitido acelerar la salida de la mujer de ese espacio interior privado,
en el que siempre han estado recluidas, al espacio público, impulsando un
proceso gradual de igualdad de género.
Por último, queda decir que a pesar de que los avances tecnológicos y la
racionalización e integración del espacio de cocina al hogar han sido
impulsores de la conquista de la mujer por su igualdad social, no ha sido
suficiente. Más que eso, se necesita un cambio político, social, cultural y
económico que modifique las estructuras de dominación, para así
transformar y cambiar las relaciones humanas y por ende, la formación del
espacio que habitamos.
Bibliografía
Aicher, O., 1982. La cocina para cocinar. Munich: Editorial Gustavo Gilli, S.A.. Beecher, C. E., 2007. The Project Gutenberg eBook: "A Treatise on Domestic Economy for the use of Young Ladies at Home and at School". [En línea] Disponible en: http://www.gutenberg.org/files/21829/21829-h/21829-h.htm [Último acceso: 25 Junio 2014]. Bravo, J. B., 2011. Así en la Cocina como en la Fábrica. Feminismos 17, Volumen 17, pp. 183-211. Cevedio, M., 2003. Arquitectura y Género: Espacio público/ Espacio privado. Barcelona: Icaria Editorial. Cortés, J. M., s.f. Políticas del espacio:Arquitectura género y control social. Isaac y Actar ed. Barcelona: Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña. Giedion, S., 2009. Espacio, tiempo y arquitectura: origen y desarrollo de una nueva tradición. Traduccion y Edicion, Jorge Sainz ed. Cambridge, Massachusetts: Reverté, Barcelona. Guzmán Gómez, A. F., 2013. Historia de la Arquitectura Moderna: Haus am Horn (1923). Weimar- Alemania. [En línea] Disponible en: http://unalhistoria3.blogspot.com.es/2013/07/haus-am-horn-1923-weimar-alemania.html [Último acceso: 26 Junio 2014]. Martí, R. F., 2013. Centro de estudios de la Mujer. [En línea] Disponible en: http://web.ua.es/es/cem/publicaciones/cuadernos-de-trabajos-de-investigacion/cuadernos-de-trabajos-de-investigacion.html [Último acceso: 25 junio 2014]. Mielke, R., 2004. La Cocina: Historia, cultura, diseño. Berlin: S.L. Barcelona. Rybczynsky, W., 1986. La Casa: Historia de una Idea. 7ma edicion ed. New York: Viking Penguin. Valdivieso, M., s.f. Haus am Horn- Universitat de Barcelona. [En línea] Disponible en: http://www.ub.edu/gracmon/capapers/mercedesvaldivieso.pdf [Último acceso: 26 Junio 2014]. Wikipedia, l. e. l., 2013. Haus am Horn. [En línea] Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Haus_am_Horn [Último acceso: 25 06 2014].