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CAPITULO 10.° EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO NO SINDICAL EN LA AGRICULTURA ITALIANA: ASPECTOS POLITICOS Y ORGANIZATIVOS Los sindicatos son sólo una forma asociativa en la que se articulan los intereses de los agricultores italianos. F1 otro eje del asociacionismo agrario en Italia está canalizado por las organizaciones de carácter económico, cuyas expresiones más significativas son las representadas por el cooperativis- mo en su amplia gama de regímenes jurídicos. En este capí- tulo se analizarán brevemente estas otras formas asociativas en que se estructura la agricultura italiana, prestando aten- ción especial a sus aspectos políticos y organizativos. 10.1. RASGOS GFNERAL.ES El asociacionismo agrario no sindical en Italia se caracte- riza por los siguientes rasgos: a) En primer lugar, por la gran variedad de formas en que se expresa, cada una sometida a regímenes jurídicos di- ferentes. Así, puede distinguirse, por un lado, el cooperati- vismo en sus distintas formas: de producción y trabajo, de servicio, de comercialización y transformación, etc., caracte- rizadas todas ellas porque sus regímenes jurídicos se inspi- ran, con más o menos fidelidad, en^ los principios clásicos del cooperacivismo internacional (1). (1) No existe en Italia una normativa específica para el coopera ŭvismo agrario. Las cooperativas agrarias son definidas como una de las 375

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CAPITULO 10.°

EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO NOSINDICAL EN LA AGRICULTURA

ITALIANA: ASPECTOS POLITICOSY ORGANIZATIVOS

Los sindicatos son sólo una forma asociativa en la quese articulan los intereses de los agricultores italianos. F1 otroeje del asociacionismo agrario en Italia está canalizado porlas organizaciones de carácter económico, cuyas expresionesmás significativas son las representadas por el cooperativis-mo en su amplia gama de regímenes jurídicos. En este capí-tulo se analizarán brevemente estas otras formas asociativasen que se estructura la agricultura italiana, prestando aten-ción especial a sus aspectos políticos y organizativos.

10.1. RASGOS GFNERAL.ES

El asociacionismo agrario no sindical en Italia se caracte-riza por los siguientes rasgos:

a) En primer lugar, por la gran variedad de formas enque se expresa, cada una sometida a regímenes jurídicos di-ferentes. Así, puede distinguirse, por un lado, el cooperati-vismo en sus distintas formas: de producción y trabajo, deservicio, de comercialización y transformación, etc., caracte-rizadas todas ellas porque sus regímenes jurídicos se inspi-ran, con más o menos fidelidad, en^ los principios clásicosdel cooperacivismo internacional (1).

(1) No existe en Italia una normativa específica para el cooperaŭvismoagrario. Las cooperativas agrarias son definidas como una de las

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Por otro lado, hay que mencionar aparte un tipo pecu-liar de organizaciones cooperativas: los «consorzi agrari»,cuyo régimen jurídico se aleja de los principios clásicos alestablecer un sistema de regulación en el que se produceuna importante interferencia de los poderes públicos (2).Este hecho está en la base de que muchos estudiosos delcooperativismo agrario italiano excluyan a los «consorziagrari» de las cooperativas y les den un tratamiento diferen-ciado.

Algo parecido ocurre con las cooperativas de la «riformafondiaria», creadas en el marco de las leyes de reformaagraria ya analizadas en otro capítulo de este trabajo. Estascooperativas se someten a un régimen jurídico particular (3)en el que, al igual que con los «consorzi agrarin, se contem-pla un importante papel de control por parte de los poderespúblicos.

Por último, hay que distinguir las nuevas formas aso-ciativas representadas por las organizaciones de productores^cassoziazioni dei produttori»- impulsadas por la legisla-ción de la C.E.E. en materia de regulación de mercados. Es-tas organizaciones pueden estar formadas por cooperativas,por socios individuales o por otras categorías asociativas, de-pendiendo de las normas específicas que las regiones, enuso de su autonomía, puedan dictar al respecto (4).

diez categorías en que suele dividirse el movimiento cooperativo ica-• liano a la luz del decreto legislativo D.L.C.P.S. 1.57 7/ 1947 de 14 de

diciembre, que es el marco jurídico de referencia. Este decreto fuemás tarde modificado en algunos aspectos por la ley núm.127 / 1971 conocida como «minireforma del cooperativismou, porintroducir cambios en los procesos internos de participación de lossocios y en las limitaciones a su participación en el capital social, ypor la Ley 72/1988 en la que se posibilita a las cooperativas a for-mar parte de sociedades por acciones. Ver G. Stupazzioni, Cooperazio-ne Agricola Bolonia, Edagricole, 1984.

(2) Los «consorzi agrari» se rigen por el decreto legislativo núm. 1.825de 7 de mayo de 1948, del que se hablará más adelante.

(3) Las cooperativas de la «riforma fondiariau se rigen por la ley núm.280/ 1950 de 12 de mayo, a la que se hará mención en un próximoapartado.

(4) La norma estatal sobre las organizaciones de productores es la leynúm. 674/1978 de 20 de octubre.

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b) En segundo lugar, hay que señalar en relación conel cooperativismo agrario que éste no se articula -como enel caso francés ya analizado- en estructuras organizativasde carácter exclusivo para la agricultura, sino en estructurasintersectoriales. Es decir, las cooperativas agrarias italianas seintegran, junto con las existentes en otros sectores de activi-dad, para articular de forma unitaria la totalidad del movi-miento cooperativo. De este modo, las tres grandes estructu-ras de ámbito nacional que existen en Italia -Liga, C.C.I. yA.G.C.I.- articulan a cooperativas de todos los sectores se-gún sus orientaciones ideológicas y orígenes históricos, re-presentando las cooperativas agrarias una federación secto-rial dentro de aquéllas.

c) En tercer lugar, el movimiento de los «consorzi agra-ri» se articula al margen del cooperativismo agrario en unafederación nacional, que recibe la denominación de Feder-consorzi y que es exclusiva para los «consorzi» que operan enla agricultura. Sus orígenes históricos, su peculiar desarrolloy el régimen jurídico por el que se rigen, explican su especí•fica estructura organizativa, lo que no les impide, como severá más adelante, que establezcan relaciones de coordina-ción con determinadas facciones del movimiento cooperati-vo. Algo similar puede decirse para las cooperativas de la«riforma fondiariau, que se articulan en la F.N.C.A. como es-tructura independiente no ligada a ninguna de las ya men-cionadas.

d) En cuarto lugar, el asociacionismo agrario no sindi-cal se caracteriza también por su fraccionamiento en corrientes

ideológicas estrechamente vinculadas a las existentes en elseno del sindicalismo y a las que configuran el panoramapolítico italiano. En efecto, las dos grandes estructuras orga-nizativas del movimiento cooperativo -Liga y C.C.I.- arti-culan a las cooperativas creadas en el seno de la izquierda

socialista y comunista, y a las del movimiento católico, res-pectivamente. La A.G.C.I., que es la tercera estructura orga-nizativa en antigŭedad e importancia económica, representa

al movimiento cooperativo de ideología laica -es decir, re-publicana y liberal-. Estas tres estructuras martienen estre-

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chos lazos con sus homónimas sindicales -Confcoltivatori,Coldiretti y Confagricoltura- y con sus equivalentes parti-dos políticos -P.C.I. y P.S.I. en la izquierda, la D.C. y lospartidos republicano, liberal y socialdemócrata, en el llama-do «bloque moderado».

Por su parte, la Federconsorzi, que en apariencia semantiene al margen de las divisiones ideológicas y políticas,es el lugar donde confluyen las acciones y las estrategiaseconómicas del «bloque moderado». Esta confluencia hasido resultado de la peculiar reforma que sufrió en 1948 ydel control que sobre ella ha ejercido de forma continuadael aparato dirigente de la Coldiretti en connivencia con laConfagricoltura y el resto de las fuerzas «moderadas». Noobstante, como se ha intentado poner de manifiesto a lo lar-go de este trabajo, las relaciones entre los distintos compo-nentes del «bloque moderado» se han desarrollado de unmodo dialéctico, acompañadas de divergencias internas so-bre los contenidos de la política agraria. Las tensiones deri-vadas de esta relación dialéctica se han manifestado particu-larmente en el seno de la Federconsorzi, dada la importan-cia de los «consorzi agrari» como agentes económicos en laagricultura italiana.

e) Finalmente, conviene . señalar que este fracciona-miento id_eológico y político del movimiento asociativo semantiene actualmente más por sus raíces históricas qué porla existencia de discursos claramente diferenciados sobre laproblemática agraria y el rol del cooperativismo. Como hanpuesto de manifiesto algunos autores (5), uno de los princi-pales problemas con los que se enfrenta actualmente el coo-perativismo agrario italiano es el desajuste entre la baseideológica de su discurso y la lógica cada vez más economi-cista y desideologizada por la que ha de guiarse su actividad.Esta lógica es resultado de la plena integración de la agricul•tura en el sistema económico y su carácter cada vez más in-terdependiente de los problemas que afectan a los mercadosnacionales e internacionales; las nuevas exigencias que se

(5) Ver C. Nardone y A. Russi: «El movimiento cooperativo en la agri•cultura italiana», en Agricu[tura y Sociedad (en prensa).

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plantean al movimiento cooperativo socavan los principiospor los que ha venido rigiéndose desde sus orígenes y mi-nan las bases ideológicas de su discurso. Puede decirse que,en la nueva situación, las fronteras ideológicas y políticasque han dividido históricamente al cooperativismo italianose hacen cada vez más difusas como consecuencia de una ló•gica de acción colectiva que, cimentada en bases económi-cas, está actuando como elemento homogeneizador del mo-vimiento. Los debates y polémicas suscitados recientementeen Italia sobre la aplicación de la normativa comunitaria enmateria de organizaciones de productores hay que situarlosen este contexto, ya que las bases claramente económicassobre las que se sustentan estas nuevas organizaciones sonla contrafigura de las bases ideológicas sobre las que se haedificado la estructura del cooperativismo agrario italiano.El desarrollo de las organizaciones de productores, estimula-do por las nuevas orientaciones de la P.A.C., actúa como unnuevo proceso de articulación de intereses en base a afinida-des económicas, que traspasa las fronteras político-ideo-lógicas existentes tanto entre agricultores individuales comoentre cooperativas. La actual estructura del movimiento coo-pertivo -y en menor medida del sindical- se vacía, pues,de contenido ideológico y su fraccionamiento se convierteen una especie de reliquia histórica y en un corsé para unamayor expansión del mismo.

10.2. AP^JNTES HISTORICOS Y ASPECTOŭORGANIZATIVOS DE LAS COOPERATIVASAGRARIAS EN ITALIA

10.2.1. ^ Apuntes históricos

Como se ha señalado en otro. capítulo, antes de la Unifi-cación se habían formado ya los primeros embriones decooperativismo en Italia. Así, desde 1854, fecha en que sue-le situarse la primera experiencia cooperativa con la crea-ción de un «magazzino di previdenza» en Turín (6), se fue-

(6) Fsta experiencia es promovida por la Societa Torinese di Previden-za. Ver G. Stupauoni, en Coopernzione Agricola.., op. cic p. 7.

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ron creando cooperativas de consumo, de producción y decrédito. En este primer período de génesis del movimientocooperativo, fueron ya configurándose dos posiciones doctri-nales sobre el rol que debía jugar el cooperativismo en elconjunto del sistema económico y social. De un lado, la posi-ción defendida por G. Mazzini (7) -de tradición republicanay democrática- concebía al cooperativismo como una alter•nativa global al modelo empresarial de tipo capitalista, ycomo el principio que debía informar toda la organizacióneconómica del futuro Estado unitario, exigiendo, en conse-cuencia, que su promoción y financiación correspondiesen alos poderes públicos. De otro lado, L. Luzzatti (8) --de tradi-ción católica- afirmaba la coexistencia de los dos modelosempresariales, y concebía al cooperativismo no como unmodelo alternativo, sino como un instrumento de defensa yde ayuda mutua de los grupos más desfavorecidos para me-jorar sus condiciones de vida. Ambas posiciones compartían,sin embargo, una idea integradora del movimiento coopera-tivo, según la cual lo que le caracterizaba era el principio desolidaridad y el hecho de converger en un mismo sujeto so-cial tanto el capital como el trabajo, con independencia deltipo de actividad que realizasen.

El cooperativismo italiano partía, pues, como un movi-miento guiado por la idea de la integralidad y con el objeti-vo de expandir sus actividades por todos los ámbitos de lavida económica y social. En el marco de este sustrato ideoló-gico surgieron las primeras cooperativas agrarias, fechándo-se en 1867, en Baveno, el momento y lugar en donde se diola experiencia pionera con la creación de una «Latteria Con-sorziale», que agrupaba a una cincuentena de socios para

(7) G. Mazzini (1805•1872) fue una de las figuras más relevantes del Ri-sorgimento italiano, cuyo pensamiento democrático y de profundocontenido moral inspiraría corrientes politicas posteriores como elsocialismo o el anarquismo. Ver G. Stupazzoni, op. cit., p. 8.

(8) L. Luzzatti (1841-1927) fue uno de los máximos promotores del mo-vimiento cooperativo de carácter mutualista, desplegando una inten-sa actividad en las áreas de la producción, del consumo y del crédi-co. Ibid. p. 8.

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producir y comercializar en común leche y productos deri-vados.

Con la unificación de Italia comenzaron a plantearse losprimeros proyectos de articulación del movimiento coopera-tivo a nivel nacional. Como se ha señalado en otras partesde este trabajo, estos proyectos fueron promovidos por lasdos grandes corrientes ideológicas que ya desde esa épocaempezaban a cristalizar en la sociedad italiana, a saber: lasocialista y la católica. A ellas se unía la corriente laica-republicana-, pero su importancia en la articulación delcooperativismo era bastante inferior, no llegando a elaborarun proyecto propio hasta mucho más tarde.

Estas grandes corrientes ideológicas se inspiraban, enmateria de cooperativismo, en las doctrinas de los ya citadosMazzini y Luzzatti. La corriente socialista (9) compartía laidea «mazziniana» del cooperativismo como forma alternati-va de organización económica y soŭial, añadiéndole el matizde que debía actuar fundamentalmente ^cómo medio de ac-ción politica y basarse en principios clasistas (10). La corrien-te católica, por su parte, concebía el movimiento cooperati-vo según la idea mutualista de Luzzatti, es decir, como ins-trumento para mejorar las condiciones de vida de los gru-pos más desfavorecidos, sin plantearlo como alternativa almodelo económico dominante basado en el individualismo yla competencia.

A pesar de estas diferencias de fondo y de los diferentestipos de actividades cooperativas que promocionaban ambascorrientes, los primeros proyectos para articular el movi-

(9) E1 movimiento socialista no tenía una posición homogénea con res-pecto •al cooperativismo: la corriente «reformistau veía en él un ins-trumento de emancipación colectiva de las masas populares, mien-tras que la corriente «revolucionariau desconfiaba por considerarlouna forma «ambigua» de organización económica que servía paraocultar la ex_plotación del capitalismo. Ver C. Nardone y A. Russi,op. cit.

(10) E1 principio clasista de articulación consistía, a diferencia del inter-c,lasista de los cacólicos, en que sólo podían cener cabida en el movi-miento aquellos sectores. de la población que tuviesen la considera-ción de proletarios o pequeños anesanos.

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miento se caracterizaron por ir guiados poi el principio dela «intersectorialidad», es decir, integrando en una mismaestructura organizativa a las cooperativas existentes con in-dependencia de su actividad. Para las corrientes socialista ycatólica, el cooperativismo era ante todo un movimientounitario, que debía articularse sin fraccionamientos sectoria-les, lo que era también explicable en una sociedad como laitaliana de entonces caracterizada por un neto predominiode las actividades agrícolas y, por tanto, por el hecho deque práctiŭamente todas las experiencias cooperativas tuvie-sen por protagonistas a grupos vinculados con la agriculturay el mundo rural. La «intersectorialidad» estaba, pues, im•plantada ya desde los orígenes del cooperativismo italianocomo principio estructurador del movimiento, y se manten-dría a lo largo de toda su historia como elemento distintivofrente a los modelos sectorializados de articulación que sedesarrollarían en la mayor parte de los países occidentales.

Además de este rasgo de carácter organizativo, la articu-lación del movimiento cooperativo se caracterizó, en unaprimera fase, por estructurarse de forma unitaria en unasola federación de ámbito nacional. A pesar del alineamien-to que ya existía entre las cooperativas en función de laposición ideológica de sus promotores -socialistas, católi-cos, laicos-, el hecho de compartir una visión integral delcooperativismo, junto al hecho de que dichas corrientesideológicas no hubiesen todavía creado sus propias estructu-ras políticas, propició que en 1886 se celebrase un primercongreso nacional y que, como resultado del mismo, se fun-dase la Federazione delle Societá Cooperative Italiane. Esta federa-ción, transformada en 1893 en la Lega Nazionale delle Coope-rative (Liga) era, pues, una organización unitaria en la queconfluían cooperativas de las corrientes socialistas -aro-jas^r- y católicas -«blancas»-, así como de la minoritariacorriente laica.

Las divergencias en las estrategias y en los modos de ac-tuación de los diferentes movimientos -más reivindicativoy orientado hacia el proletariado, en el socialista, y más decarácter mutualista y dirigido hacia el pequeño campesina-

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do, en el católico- fueron fuentes permanentes de tensio-nes en el seno de la «Ligau, que desembocaron en 1919 conla salida de las cooperativas católicas para crear la Confedera-zione delle Cooperative Italiane (C.C.I.) (11). En esta articulaciónautónoma de las cooperativas «blancas» influyó el hecho deque, meses antes, L. Sturzo -máximo dirigente católico-hubiese creado el Partido Popular como órgano politico detodo el movimiento.

El fascismo disolvió las dos grandes federaciones (12) ycreó en 1926 el Ente Nazionale delle Cooperative, en cuya es-tructura se integraría el conjunto disperso de cooperativasque había quedado desarticulado por todo el país. En suseno, el movimiento cooperativo italiano perdió su antiguaautonomía, quedando sometido al control de las autoridadesfascistas y marginado de todo protagonismo en la vida eco-nómica y social.

Con la Liberación en 1945 se restauró el cooperativismodemocrático. A diferencia del sindicalismo, el movimientocooperativo no puso en marcha ningún proyecto unitario,sino que, ya desde los primeros momentos, reprodujo la si-tuación anterior a la época del fascismo, es decir, la divisióndel movimiento en las dos antiguas federaciones intersecto-riales. Así, en 1945, con muy pocos meses de diferencia, lascooperativas de matriz católica se agruparon, de nuevo, enla C.C.I., mientras que las de matriz socialista y laica recons•truyeron la antigua Liga Más tarde, en 1952, y como resul-tado de las divisiones en el seno del P.S.I. (Partido SocialistaItaliano), salieron de esta última las cooperativas laicas y unsector de las socialistas ligado al nuevo P.S.D.I. (Partido So-

(11) Antes de la constitución de la C.C.I., las cooperativas «blancasu sehabían organizado en el seno de la Liga con una cierta autonomía.Así, por ejemplo, en 1907 habían creado una «Federazione delleCasse Rurali Cattoliche», una «Federazione delle Cooperative Agri-cole» y una «Federazione deg6 Istituti Rurali di Previdenzan, en con-sonancia con la actividad mutualista que venían desarrollando en elmedio rural.

(12) Antes de la disolución hubo un intento fracasado de integrar, denuevo, a las dos federaciones en una confederación unitaria para re-sistir la amenaza del avance fascista. Ver G. Smppazmni, op. cit, p. 25.

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cialdemocrático Italiano) para constituir la Associazione Gene-rale delle Cooperative Italiane (A.G.C.I.).

De este modo, el cooperativismo italiano quedó configu-rado en la forma con que se conoce actualmente. Un pano-rama caracterizado por la intersectorialidad y por la divisiónpolítica del movimiento en tres opciones organizativas-Liga, C.C.I. y A.G.C.I.- que reproducen bastante fielmen-te la composición del sistema político italiano: un gran blo-que de izquierda hegemonizado por el P.C.I. y en el que elP.S.I. juega un papel más cualitativo que cuantitativo; unsegundo gran bloque demócrata cristiano, y una tercera op-ción minoritaria representada • por los partidos laicos-liberal, republicano y socialdemocrático.

En el seno de estas tres estructuras nacionales, las coope-rativas agrarias se arciculan en su federación sectorial co-rrespondiente. A continuación se analizarán brevemente susestructuras organizativas y se darán algunos datos sobre suimportancia económica.

10.2.2. Las tres graneles organizaciones cooperativas

Como se ha señalado, el cooperativismo italiano se arti-cula en tres grandes estructuras organizativas de ámbito na-cional: Liga, C.C.I. y A.G.C.I., caracterizadas todas ellas porel rasgo de la intersectorialidad. Las tres son reconocidaspor los poderes públicos como representantes dé las coope-rativas a ellas asociadas, y como interlocutores del movi-miento cooperativo en su conjunto (13). ^

(I8) Para recibir el reconocimiento como interloŭutores, la legislaciónitaliana exige que cada federación agrupe a más de mil cooperati-vas. Entre las tres federaciones agrupan al 60 % de todas las existen-tes en Italia. Ver G. Fabretti: «Panorámica del asóciacionismo coope-rativo en Italia», ponencia presentada a las Jornadas Internacionales so-bre Asociacion•mo Cooperativo celebradas en Madrid en noviembre de1984 y organizadas por la Asociación de Formación Social. Junto aesas tres grandes organizaciones, existe la Unione Nazionale delleCooperative Italiane, no reconocida oficialmente por no agrupar elmínimo de mil cooperativas necesario.

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En cada una de ellas se reproduce el modelo de organi-zación ya clásico en el movimiento cooperativo, consistenteen una dimensión económica -formada por los llamados«consorzi» de cooperativas, en un segundo o tercer grado,para el desarrollo de las actividades económicas que le sonpropias- y en una dimensión polítŭo reivindŭativa-formada por las asociaciones (uniones, federaciones) decarácter sectorial o territorial, para el desarrollo de activida-des de naturaleza reivindicativa.

Debido a la intersectorialidad de las estructuras coopera-tivas, ambas dimensiones se manifiestan en el nivel territo-rial -consozi y asociaciones provinciales, regionales o na-cionales, que constituyen lo que suele denominarse la es-tructura horizontal- y en el nivel sectorial --consorzi y unio-nes de cooperativas agrícolas, de consumo, de trabajo aso-ciado, etc., que dan lugar a la estructura verticaL Las particu-laridades de este modelo se verán con más claridad cuandose analicen las estructuras específicas de cada confederación,cosa que se hará en el próximo apartado. •

10.2.2.1. La aLega Nazionale delle Cooperative e Mutuen(LIGA)

La «Liga» se estructura verticalmente en diez grandessectores de actividad, en cada uno de los cuales confluyen ladimensión económica, en forma de «consorzi», y la político-representativa, en forma de «asociaciones». Existen, pues,diez grandes asociaciones de carácter sectorial, con expre-sión en los niveles provincial, regional y nacional (14), y liga-dos a ellas los correspondientes «consorzi» (15).

(14) Además de la A.N.C.A., estas asociaciones sectoriales son las siguien-tes: A.N.C.C. (para las cooperativas de consumo), A.N.C.A.B. (paralas de vivienda), A.N.C.P.L. (para las de producción y trabajo),A.N.C.S. (para las de servicio), A.N.C.P.A. (paza las de pesca),A.N.C.D. (paza las de detallistas), A.N.D.C.C. (para las culturales),F.I.M. (para Ias mutualistas) y A.N.C.T. (paza las turísticas). La Ligatiene también un instituto denominado C.N.S.C. paza actividades deformación de cuadros dirigentes.

(15) Por ejemplo, ligado al sector de las cooperativas de producción y

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La A.N.C.A. (Associazione Nazionale delle CooperativeAgricole) es la estructura política que articula a las cooperá-tivas que operan en la agricultura. Ligados a ellas existencinco consorzi nacionales: uno, para todo el sector, denomi-nado A.I.C.A. -que actúa en el área de la compra en co-mún de inputs agrarios y de la comercialización y transfor-mación de productos agrícolas- y cuatro especializados-C.I.O.S. (para las cooperativas del aceite), C.O.N.A.V.I.(para las vinícolas), C.O.N.A.Z.O. (para las ganaderas) ySUCORITALIA (para las de conservas vegetales).

La A.N.C.A. está formada por la federación de asociacio-nes provinciales o regionales (16) que agrupan a las coopera-tivas agrarias de ideología «roja» existentes en los respecti-vos ámbitos territoriales, con independencia de las activida-dés que realicen; en lo que respecta a la agricultura no hay,pues, una estructuración vertical o por rama. Así, el tipo deactividad -de producción y trabajo, de comercialización ytransformación, de servicios...- o la rama en que la desa-rrollan ^-cereales, hortofrutícola...- no son los elementosque rigen la estructura interna de la A.N.C.A., como ocurreen otros modelos de organización. Este hecho responde alprincipio de afinidad ideológica que inspira a todo el movi-miento articulado en la Liga y, particularmente, en laA.N.C.A., según el cual los lazos que unen a las cooperativas-en este caso agrarias- para integrarse en una misma es-tructura son de naturaleza ideológica, teniendo una impor-

trabajo existe el consorzi de compras denominado A.C.A.M. (AlianzaCooperativa de Adquisición de Material) y el C.O.N.A.C.O. (ConsorziNacional de Cooperativas de Construcción); ligado a las cooperativasde detallistas existe el C.O.N.A.D. (Consorzi Nacional de Detallistas).Con carácter general, existen varios consorzi nacionales, tales comoInter•Coop -especializado en las actividades de exportación e im•portación-, Publicoop -para la comunicación publicitaria- y Edi-trice Cooperative -para la edición de revistas de las asociacionesadherentes.

(16) Cuando en una región no se ha constituido la asociación regionalcorrespondiente, las asociaciones provinciales pueden adherirse di•rectamente a la A.N.C.A. Lo mismo ocurre en el caso en que noexista asociación provincial, produciéndose entonces la adhesión di-recta de cooperativas individuales.

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tancia secundaria sus afinidades por razones económicas. Deacuerdo con este principio, una cooperativa de comercializa-ción y transformación de aceite de oliva tendría, por ejem-plo, lazos similares de afinidad con una de explotación encomún de la tierra o con otia que desarrollase una activi-dad económica semejante, por lo que resulta más coherenteintegrar todas ellas en una misma asociac'ión territorial-por ejemplo, provincial- que no fraccionar el movimien-to en uniones sectoriales de rama o categoría. Este modelode estructuración, que, como se sabe, tiene unas raíces his-tóricas, está siendo cuestionado desde sectores de la izquier-da como inadecuado y anacrónico con el papel cada vezmás economicista y menos ideologizado que juega el coope-rativismo en los tiempos actuales.

En lo que se refiere a la composición de los órgános degobierno que conforman la estructura político-representativade la A.N.C.A., puede decirse algo parecido a lo que ya seindicó cuando se estudió la estructura de la Confcoltivatori.El hecho de responder a un movimiento de naturaleza ideo-lógica y ser resultado de un equilibrio político entre los dis-tintos sectores de la izquierda italiana -P.C.I. y P.S.I.-,hace que en los estatutos de la A.N.C.A. no se defina conprecisión la composición de sus órganos de gobierno, sinoque sólo se establezcan principios generales para que, enfunción de las cambiantes situaciones politicas, se pueda re-componer el equilibrio interno (17).

10.2.2.2. La «Confederazáone delle Cooperative Italiane»(Confcooperativa)

La C.C.I. -denominada en el argot cooperativo Confcoo-

(17) Estos órganos de gobierno son el Congreso Nacional -formado pordelegados representantes de las asociaciones provinciales en funcióndel número de cooperativas asociadas-, el consejo directivo, el co-mité ejecutivo, el «ufficio di presidenzau, el colegio de los revisoresde cuentas y el colegio de «probivirú^, además de los unipersonales-presidence y vicepresidente-. Los criterios para la elección de losmiembros de escos órganos son establecidos por el Congreso, limi-tándose los estatutos a señalar el número mínimo y máximo quecorresponde a cada órgano.

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perativa- articula a nivel nacional a las cooperativas «blan-cas» creadas por la corriente católica.

La dimensión político-representativa consiste en una estruc-tura horizontal, formada por uniones regionales y provincia-les en las que se agrupan las cooperativas adheridas a laC.C.I. en los respectivos ámbitos territoriales, y en una es-tructura vertical, formada por 14 federaciones nacionales decarácter sectorial en las que se integran las cooperativas se-gún el sector en que desarrollan su actividad ( 18). Ambastienen representación directa en los órganos de gobierno dela Confcooperativa (19).

La dimensión económica se expresa en forma de «con-sorzi» e institutos especializados para la prestación de deter-minados servicios.^ Estos organismos de carácter económicodesarrollan sus correspondientes actividades en estrecha re-lación con las distintas federaciones sectoriales (20).

En lo que se refiere a las cooperativas agrarias, su parti-cularidad es que, a diferencia de la Liga, no se estructuranen una sola federación nacional -tipo A.N.C.A.-, sino encuatro, a saber: Federcantine -formada por las cooperativasvitivinícolas-, Federlatte -para las cooperativas de comer-cialización y transformación de productos lácteos-, Federor-toffruta -para las de productos hortofrutícolas- y Federagri-cole -para el resto. Esta división de las cooperativas agra-rias en federaciones de rama es el resultado de una progre-siva especialización, iniciada en 1951 con la creación de laFederagricole para agrupar a todas las cooperativas «blan-cas» que operaban en la agricultura; de su seno se han ido

(18) Las 14 federaciones sectoriales son: Federagricole, Federcantine, Fe-derlatte, Federortofrutta, Federcoopesca, Federcasse, Federconsumo,Federdettaglianti, Federturismo, Federabitazione, Federlavoro, Fe-derservici, Federmutue y Federcultura.

(19) Así, por ejemplo, en el Consejo Nazionale están_presentes, entre otraspersonas, los presidentes de las 14 federaciones nacionales del sec-tor y los de las uniones regionales; en el Comité Directivo son miem-bros de pleno derecho los presidentes de la ŭ federaciones de sectory están presentes siete presidentes de uniones regionales.

(20) Así, por ejemplo, el C.O.N.A.P.R.O. presta servicios a las federacio-nes que actúan en el sector de las cooperativas de producción,mientras que el C.ER.A.C. o el C.LM.A.C.O. lo hacen a las agrícolas.

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especializando las tres restantes federaciones en un procesoque permanece aún abierto.

Aunque las cuatro federaciones agrícolas se dotan de suspropias estructuras organizativas (21), se coordinan entre sí ycon la Federcasse -para las que actúan en el área de lacaza- y Federcoopesca -para las del sector pesquero- enuna «Giunta di Coordinamento Agricola» presidida por elpresidente de la C.C.I. y en la que están presentes los direc-tores de estas seis federaciones nacionales de sector. EstaGiunta define las líneas de política agraria de la C.C.I. y larepresenta en las instituciones correspondientes relacionadascon la agricultura. Cada una de estas federaciones promue-ve «consorzi» especializados para la prestación de . serviciosa sus cooperativas. Tales son los casos, por ejemplo, deC.E.R.A.C., C.I.M.A.C.O., C.O.N.A.T.A., U.N.O.L.C.O.O.P.,C.O.N.A.C.O.F., C.O.N.A.L.A.T. o Conserve Italia.

De los expuesto se puede concluir que, si bien la C.C.I.(Confcooperative) articula a un movimiento que tiene un cla-ro posicionamiento ideológico y político en la corriente cató-lica y que mantiene estrechos lazos de dependencia con sushomónimos sindical ^oldiretti- y politico -DemocraciaCristiana- (22), hay que reconocer que ha dado un impor-tante avance en la última década para adecuar sus estructu-ras a las nuevas exigencias que el desarrollo económicoplantea al movimiento cooperativo. En este proceso deadaptación, el principio de afinidad ideológica entre las coo-perativas asociadas a la C.C.I. es complementado con el deafinidad económica para posibilitar la especialización internaen el seno de la Confederación.

(21) La estructura organizativa de cada federación responde a un mode-lo escándard de órganos de gobierno, a saber: congreso, consejo di-rectivo, comité de presidencia, presidente, colegio de revisores decuentas y colegio de « probiviriu. El funcionamiento de esta estructu-ra se ve mediatizado por importantes atribuciones que los estatutosde la C.C.I. conceden a los órganos confederales.

(22) Fstos lazos se materializan en el denominado aComitato di Incessandel que forman parte lá Coldiretti, la Federconsorzi, la Confagricol-tura y la C.C.I. ^

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10.2.2.3. La uAssoziazione Generale dedle CooperativeItalianen (A.G.C.I.)

La A.G.C.I. es la estructura representativa de las coope-rativas «laicas», vinculadas históricamente a los partidos libe-ral, republicano y socialdemocrático. Como se ha señalado,este movimiento, conocido también como el de las coopera-tivas «verdes», se estructuró de forma autónoma en 1952cuando se excluyó de la Liga para formar su propia organi-zaeíón.

Está organizada horizontalmente en 75 uniones provin-ciales y nueve uniones regionales, en las que se integran lascooperativas ubicadas en el correspondiente ámbito territo-rial: La organización vertical consta de siete asociaciones na-cionales, una por cada uno de los siguientes sectores de acti•vidad: agricultura, vivienda, consumo, pesca, producción ytrabajo, transporte, y crédito. Dentro de esa estructura, laA.G.I.C.A. (Associazione Generale Italiana delle CooperativeAgricole) articula a las cooperativas que actúan en cualquiertipo de actividad relacionada con la agricultura.

Debido a que el movimiento articulado pora la A.G.I.C.A.está mucho menos implantado que el de las otras dosgrandes organizaciones y su historia como asociación inde-pendiente es bastante más reciente, es explicable que sus es-tructuras estén menos desarrolladas y sometidas todavía aun proceso de consolidación. Este hecho, sin embargo, da ala A.G.I.C.A. una mayor capacidad para adecuarse a las ac•tuales exigencias que se plantean al cooperativismo agrarioy sobre las que ya se ha hablado, ya que dicha adaptaciónpuede hacerla desde una posición menos encorsetada porlastres históricos e ideológicos que la de la A.N.C.A. o las fe-deraciones agrícolas de la C.C.I.

10.2.3. Alg^nos datos sobre la impoa^taarcia socialy económica del cooperativismoagrario italiano

Una vez analizadas las estructuras de las tres grandes or-ganizaciones en que se articula el cooperativismo italiano,

390

aportaremos a continuación algunos datos generales sobresu importancia relativa, medida en términos del número decooperativas asociadas y de su distribución por regiones yáreas de actividad.

En cifras aproximadas (23), las informaciones más recien-tes -a 31-12-85- nos dicen que en Italia hay alrededor de22.000 cooperativas agrarias, de las cuales sólo un 74 % estáinscrito en los registros oficiales del Ministerio de Trabajo.Tomando como base sólo las cooperativas inscritas -al-rededor de 16.000-, se observa que un 46 % se concentraen el Mezzogiorno, un 40 % en el norte y un 14 % en el cen-tro, que son las tres grandes regiones en que suele dividirseel territorio italiano a efectos agrícolas.

Del total de cooperativas agrarias registradas, las tresgrandes organizaciones articulan al 60 % aproximadamen-te (24). La C.C.I. es la que tiene mayor implantación relativa,con un 64 % integrado en sus correspondientes federacionessectoriales, seguida de la Liga-A.N.C.A., con un 29 %, y de laA.G.C.I.-A.G.I.C.A., con un 7 %.

En términos de distribución regional y comparando conlos datos globales antes citados, puede decirse que la C.C.I.se encuentra más implantada en el norte, ya que en esta re-gión se sitúa el 52 % de sus cooperativas, siendo además lasde mayor número de socios y mayor volumen de actividad.Este hecho tiene su explicación por los orígenes históricosdel movimiento católico -orientado desde sus comienzoshacia el mutualismo y la prestación de servicios a los «colti-vatori diretti»- y por las características sociales y económi-cas de la agricultura de tipo intensivo y de explotaciones fa-miliares.

(28) Se habla aquí de cifras aproximadas sobre la base de datos facilita•da por distintas fuentes. La más importante de ellas ha sido la delI.N.E.A. (a S 1• 12• 1985) facilitada por A. Russi y C. Nardone en sucrabajo: «Il movimento cooperativo nell'agricoltura italianau, 1987,de próxima publicación en España en la revista Agricultura y So-cúdad

(24) Un pequeño porcentaje -aproximadamente el 1 9b- está integra•do en la Unione Nazionale Cooperative, que es una pequeña orga-nización no reconocida oficialmente por no superar las mil coopera-ŭvas asociadas.

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La Liga•A.N.C.A., por su parte, tiene su mayor implanta-ción en el Mezzogiorno, en donde se concentra el 41 % desus cooperativas -frente al 38 % en el norte y el 21 % en elcentro-, si bien hay que señalar que la mayor parte de lasmismas son de «conduzione assoziata dei terreni», es decir,de explotación en común de la tierra, por lo que tienen unimpacto más social que económico. Sin embargo, las coope-rativas del norte tienen una mayor penetración en el áreade la comercialización y transformación de productos agra-rios y, por tanto, un mayor volumen de actividad económi-ca. Por último, la A.G.C.I.-A.G.I.C.A. se concentra más en elMezzogiorno -con un 60 % de sus cooperativas alli implan-tadas, frente al 26 % en el ñorte y al 14 % en el centro-, sibien, a diferencia de la Liga, su actividad se desarrolla másen áreas ligadas a la comercialización y transformación en-tre los pequeños y medianos agricultores. Esta diferencia esexplicable si se tiene en cuenta las distintas posiciones ideo-lógicas de ambos movimientos y su reflejo en las^caracterís-ticas económicas de sus respectivas bases sociales.

En términos económicos, la importancia del cooperati-vismo agrario en Italia hay que medirlo comparativamentecon el otro gran movimiento asociativo representado por laFederconsorzi y sobre el que se hablará más adelante. Porahora puede decirse que la presencia de las cooperativasagrarias italianas se manifiesta mayoritariamente en lasáreas de la explotación comunitaria de la tierra y de la co-mercialización y transformación de los productos agrarios,mientras que los «consorzi agrari» están más especializadosen las actividades de adquisición y venta colectivas de in-puts agrarios -maquinaria, semillas, abonos, productos fito-sanitarios...- y en la comercialización de productos agríco-las escasamente transformados.

No obstante, puede afirmarse que la importancia econó-mica del cooperativismo agrario italiano es todavía bastantereducida en comparación con otros países comunitarios--como Francia o los países centroeuropeos-. Salvo en elsector vinícola en el que, según datos referidos a 1984, lascooperativas han participado en un 51,2 % en el volumen de

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uva transformada, en el sector lácteo -en el cual la presen-cia del cooperativismo se refleja en un 30 % en el sector dela leche no transformada para consumo humano, en un57 ^Yo en la mantequilla y en un 39 9^o en la producción dequesos- o en algunas ramas del sector hortofrutícola-como la de frutos secos, con un 37,2 % de presencia delmovimiento cooperativo-, en el resto de los sectores pro-ductivos su importancia es todavía escasa (25). En realidad,como señalan algunos autores, el coóperativismo italiano, delarga tradición histórica y de fuerte contenido ideológico,permanece aún estancado en una situación cuyas rigidecesorganizativas no le permiten responder eficazmente a lasnuevas exigencias del desarrollo económico, impidiéndoleincrementar su peso específico en el conjunto de la agricul-tura y la economía (26). Es por estas razones, que constante-mente surgen desde el seno de las propias organizacionescooperativas corrientes de opinión impulsoras de introducirreformas en la estructuración del movimiento para permitir-le una mayor capacidad de adaptación al nuevo contexto in-ternacional en el que progresivamente se ve involucrado.

10.3. LAS COOPERATIVAS DE LA REFORMAAGRARIA

Las cooperativas de la «riforma fondiaria» son un casoparticular del movimiento cooperativo italiano. De un lado,porque su régimen jurídico es diferente al del resto de lascooperativas, ya que se rigen por las leyes de reforma agra-ria (27) en las que se establecía la obligatoriedad de la ins-cripción para todos los beneficiarios de las asignaciones detierras y se las sometía a un fuerte control de los poderespúblicos a través de los «enti de riforma fondiaria», converti-

(25) Por ejemplo, en el sector oleícola su presencia es sólo del 15 %, enel de cereales del 6%, en el de la producción forrajera del 15 % yde muy reducidas dimensiones en la producción cárnica.

(26) Ver C. Nardone y A. Russi, op. ciG(27) Ley núm. 280/1950 de 12 de mayo conocida como «sualcio», Ley

Sila y Ley siciliana.

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dos más tarde en los actuales «enti de sviluppo agricola».Esta particularidad convierte a dichas cooperativas en unasinstituciones mixtas entre lo público y lo privado (28), por loque, a pesar de que sus actividades práticamente son análo-gas a las del resto de las cooperativas agrarias -comer-cialización y transformación de productos agrícolas, adquisi-ción colectiva de inputs, prestación de servicios, etc.- y sunaturaleza es claramente mutualista, suele ser habitual entrelos estudiosos del cooperativismo italiano tratarlas como uncaso aparte (29).

De otro lado, las cooperativas de la «riforma fondiaria»constituyen un caso particular porque se articulan en unaestructura organizativa autónoma: la F.N.C.A. (FederazioneNazionale delle Cooperative Agricole), no integrada en nin-guna de las grandes organizaciones intersectoriales ya anali-

zadas.

10.3.1. Su génesis y desarrollo

Como se ha señalado, la génesis de estas cooperativasaparece ligado a los procesos de reforma agraria que tuvie-ron lugar en los años 50 en Italia (30): En el marco de estosprocesos se crearon en cada zona unos organismos públicosdenominados «enti di riforma fondiaria» (E.R.F.), entre cuyasfunciones destacaba la de promover la creación de coopera-tivas entre los beneficiarios, con la finalidad de prestarlesasistencia técnica y asesoramiento económico. La asociaciónde los beneficiarios en dichas cooperativas era obligatoriapara hacer efectiva la concesión de las tierras, y el estatutode las mismas tenía que responder al modelo estándard im-puesto por los E.R.F., en el cual se establecía la presencia de

(28) Sobre el régimen jurídico de estas cooperativas ver T. Botteri, en La

cooperativa della Riforma Fondiaria in Italia. Roma, 1951.

(29) Este es el caso de G. Galloni en su libro: Istituzioni di Dirétto Agrario e

Legŭ[azione Rurale. Bologna: Edagricole, 1982, pp. 153-154.(90) Como se recordará del capítulo 7^, la reforma agraria italiana se

hizo con tres instrumentos jurídicos: la Ley Sila, la Ley «stralciou y laLey siciliana.

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representantes de estos organismos públicos en los consejosrectores de las cooperativas.

En un primer período -hasta el comienzo de los añossesenta, en que se produce un giro en la política agraria ita•liana-, estas cooperativas se caracterizaban por ser poliva-lentes, encargándose de prestar servicios de muy variada ín-dole a sus asociados: adquisición colectiva de inputs, utiliza-ción en común de maquinaria, defensa fitosanitaria, etc. Sinembargo, la calidad y cantidad de las prestaciones variabanmucho de unas zonas a otras, dependiendo del dinamismode los E.R.F. y de los recursos disponibles,• lo que explicaque, a pesar de la inscripción obligatoria, la utilización quelos socios hacían de sus cooperativas fuese bastante desigual,prefiriendo recurrir al sector privado (31). En opinión de al-gunos autores (32), la verdadera función de los E.R.F. y delas cooperativas promovidas por ellos fue impedir la apari-ción de otras formas asociativas más avanzadas desde elpunto de vista económico y social, ayudando a consolidar enlas zonas de reforma agraria un tipo inestable de pequeñaagricultura que respondía al modelo de desarrollo impuestopor la D.C. y el «bloque moderado», y que sólo podía soste-nerse en la medida en que funcionase la politica asistencia-lista ya analizada en otros lugares (33).

En 1957, la ley núm. 600 de 9 de julio ampliaba el ámbi-to de competencia de los E.R.F. y posibilitaba la integraciónen las cooperativas de reforma agraria de agricultores queno hubiesen sido concesionarios de tierras. De este modo,entra en dichas cooperativas un sector de agricultores másespecializado en el área de la comercialización y transforma•

(81) Sobre este tema ver T. Botteri, en La coopesativa..., op. cic., y V. Co-sentino: «Crisis e prospective della cooperazione in due aree di rifor-ma», en Rivista di Politica Agraria, núm. 1, 1969. Un análisis generalpuede verse en D. Fano y C. Nardone: «Gli Enti di Sviluppo Agrico•la, la Federconsorzi e la Cooperazione Agricolan, en Nuovo DirittoAgrario, núm. 1, 1978.

.(32) Ver G. Mottura: «Caractteristiche dell'intervento pubblico in agricol-tura tra il 1948 e il primo centro•sinistrau, en AA.W., Stato e Agricol-tura in Italia, 1945-1970. Roma. Edit. Riuniti, 1981.

(38) Ver el capítulo 7° de este trabajo.

395

ción de productos agrarios, perdiendo, así, paulatinamentesu original función asistencial. A partir de entonces, y sobretodo a raíz de que los E.R.F. fuesen transformados en 1961en «enti di sviluppo agricolo» (34), las cooperativas de la re-forma agraria irían asemejándose en sus actividades al restodel cooperativismo, y en sus bases sociales se iría desarro-llando un proceso de sustitución del antiguo agricultor mar-ginal -cada vez más abocado a emigrar a otros sectores-por un tipo de aŭricultor más modernizado y estable. En elseno de estas cooperativas se reflejaría, pues, el proceso dediferenciación social que estaba teniendo lugar en la agricul-tura italiana una vez que se había optado claramente por unrápido desarrollo industrial del país (35).

10.3.2. AspeMos organizativos

Las cooperativas de la «riforma fondiaria» se articulan anivel nacional en la F.N.C.A. (Federazione Nazionale delleCooperative Agricole). Esta federación agrupa actualmente a625 cooperativas de servicios y 355 cooperativas especializa-das en la comercialización y transformación de productosagrarios.

Desde el punto de vista político•representativo, en cadazona de reforma agraria existe una «unióm> que agrupa atodas las cooperativas ubicadas en el correspondiente ámbi-to geográfico (36). Ligada a esta estructura, hay una red de«consorzi» de segundo y tercer grado para el desarrollo déactividades económicas y para la prestación de servicios es-pecífico^; entre éstos pueden citarse Consarcori (ligado a launión de Sardegna), Concooper Voltuno y Concooper Sele(ligados a la de Campania), A.I.C.E.M. (ligado a la de Marem-ma) o C.I.A.M.O. (en la unión Delta).

(34) Esta transformación es establecida en la ley núm. 454/1961 queaprobaba el I Plan Verde, y regulada prácticamente por el D.P.R.94S/1962.

(35) Ver G. Mottura: «Caratteristiche...u, op. cit.(86) Existen, pues, seis «uniones territorialesu en las siguientes zonas: Del-

ta, Maremma, Sardegna, Fucino, Campania, Sila y Puglia-Lugania•Molise. Ver G. Fabretti, op. cit.

396

10.4. LOS «CONSORZI AGRARI»Y SU «FEDERCONSORZI»

Los «consorzi agrari» y la federación en que se integran-Federconsorzi- representan actualmente la más^. impor-tante red de asociaciones económicas que se extiende portoda la agricultura italiana. Su larga y compleja historia demás de cien años y su peculiar régimen jurídico -a caballoentre el organismo público y la sociedad cooperativa-, con-vierten a estas entidades en un caso de dificil comparacióncon las experiencias asociativas existentes en la Europa co-munitaria. Por todo ello, merece la pena dedicarle la partefinal de este capítulo.

10.4.1. Génesis y desarrollo

Paralelamente al desarrollo del cooperativismo comoforma de organización económica y social de los pequeñoscampesinos y del proletariado rural, se fue gestando en lasegunda mitad del siglo XIX otra forma de acción colectivacuyos protagonistas eran agricultores dinámicos y empren-dedores, deseosos de modernizar sus explotaciones y hacerfrente a las exigencias del mercado. Estos grupos de agricul-tores -en unos casos, propietarios, y en otros, grandesarrendatarios o aparceros- se situaban principalmente enla región del Valle Padana, que era, por aquel entonces, lazona más dinámica y moderna de la agricultura italianaen contraposición con las regiones latifundistas del Mezzo-giorno.

La adopción de una forma de acción colectiva que fueseeficaz en.la confrontación directa que estos agricultores te-nían que hacer con los sectores industriales, se produjo enel marco de un debate sobre el retraso de la agricultura ita•liana y la dispersión de las iniciativas en tipos diversos deasociacionismo. Como se recordará, en aquella época exis-tían las experiencias de los «comizi agrar'v^ -convertidos enobligatorios desde .1886 y sometidos a estatuto público parala promoción del desarrollo técnico y la difusión de innova-ciones-, impulsados por los grupos más dinámicos de la

397

agricultura italiana, así como las experiencias del movimien-to cooperativo entre los pequeñoŭ campesinos y los obrerosagrícolas para la solidaridad mutua y la defensa integral desus intereses.

Entre los medianos y grandes agricultores de las regio-nes más modernizadas se fue abriendo paso una forma al-ternativa de asociacionismo, cuya finalidad era fundamental-mente económica y no social y reivindicativa como en elcaso del cooperativismo o del movimiento sindical. De estemodo, surgieron en dichas zonas los primeros «consorziagrari» como asociaciones de carácter privado, distintas,como se ha señalado, del movimiento cooperativo y sindical,y con la finalidad de fortalecer la posición negociadora delos agricultores ante los grupos del comercio y la industriacon los que se veían cada vez más obligados a relacionarse.Los «consorzi agrari» fueran, pues, desplegando sus prime-ras actividades en el campo de la adquisición colectiva deinputs, del crédito y de la comercialización, convirtiéndose,así, en lo que algunos autores han considerado «emanacióndel capitalismo agrario e instrumento de realización de supolítica en el área del mercado y la industrian (37).

La necesidad de coordinar las nuevas experiencias de los«consorzi agrari» entre sí y con otras de similares caracterís-ticas, propició la creación en 1892, en Piacenza, de una es-tructura federal denominada Federazione Italiana dei ConsorziAgrari, que con el tiempo sería conocida como Federcónsor-zi (38). La nueva organización era definida jurídicamente

(37) Esta es la opinión de uno de los más cualificados estudiosos de los

«consorzi agrar'v^, I. Barbadoro en su La Federconsorzi nella fiolit•a

agraria italiana Roma, Ed. Lavoro, 1961, p. 45. Esta tesis es compar-

tida por G. Mottura en: cCaratteristiche...», op. cit., y en su artículo

recientemente publicado en español: «Cuarenta años de estrategia

corporativa en la agricultura italiana»> en Agricu[tura y Sociedad, op.

cit.

(38) Los socios fundadores fueron 18 personas jurídicas -dos entidadesbancarias, nueve «comizin, cinco «consorzi» y un sindicato- y 33agricultores individuales; cada uno de estos socios suscribió accionespor valor de 25 liras. La variedad de formas jurídicas del grupo fun-dador no impide apreciar la fmalidad económica del nuevo ente.Ver G. Stupazzoni, en Cooperazione Agr•ola, op. cit., p. 89.

398

como «sociedad anónima cooperativa de capital ilimitado»,según una figura reconocida entonces en el Código de Co-mercio de 1882 (39), y se planteaba como objetivos los si-guientes: «adquirir, en común, materias e instrumentos in-dispensables para el ejercicio de la actividad agraria, promo-ver el progreso de la agricultura y la ganadería, y crear lasŭondiciones para la protección de las rentas de los agriculto-res, favoreciendo la colocación de los productos sobre elmercado a través de una adecuada estructura de almacena-miento, de transformación y de comercialización». Con laFederconsorzi aparecía, pues, una nueva forma de accióncolectiva: la de compra-venta, que empezaría su andaduracoexistiendo con las otras formas cooperativas ya existentesentre el campesinado italiano.

En el período que va desde su creación en 1892 hastalas reformas introducidas por el fascismo en los «consorziagrari», el nuevo movimiento asociativo se desarrolló demodo extraordinario por todo el país (40) y comenzó a esta-blecer sus primeras relaciones con los poderes públicos, has-ta el punto de que uno de los fundadores de la Federcon-sorzi -G. Raineri- fue nombrado ministro de agriculturaen 1910.

La importancia económica de los «consorzi agrari» y laamplia red que iban desarrollando no pasaron desapercibi-das para las nuevas autoridades fascistas, quienes proyecta-ron convertir la estructura «consortile» en un instrumento alservicio de su política agraria. Este proyecto se materializóen varios hechos: en primer lugar, autorizando a los «con-

(39) En dicho Código, las cooperativas de cualquier tipo entraron por

primera vez en el ordenamiento jurídico italiano, si bien sin poseer

aún una configuración autónoma sino como variantes de otros tiposde sociedades -anónimas, «in accomanditan, «in nome collectivo»-.-. Ver G. Stupazzoni, op. cit., p. 35.

(40) M. Rossi-Doria en su Raf^orto sulla Federconsorzi Bari, Ed. Laterza,1968, habla de 405 consorzi ya federados en 1905 y de 953 en

1924, agrupando entonces a S50 mil socios. Sobre esta primera eta-

pa puede verse el dossier elaborado por la propia Federconsoni, enSettant'anni di vita de[la Federconsorzi, 1882-1952. Roma, 1952.

^9^

sorzi» la concesión de crédito agrario bonificado (41); ensegundo lugar, creando, en 1930, el «ente fmanziario deiconsorzi agrari», con el objetivo de proporcionar a la Feder--consorzi los medios fmancieros necesarios para sanear la di-fícil situación de muchos consorzi afectados por la crisis eco-nómica de aquellos años, si bien a cambio de anular, de fac-to pero no de jure todavía, la autonomía de la que hasta en-tonces éstos habían gozado con respecto a los órŭanos cen-trales de la Federación (42); en tercer lugar, concediendo, en1932, a la Federconsorzi la gestión del almacenamiento vo-luntario ^ue será obligatorio en 1936- de productosagrarios, y, por último, como culminación del proceso, refor-mando, por la ley 1.008/1938 y el R.D.L. núm. 159/1939, lanaturaleza jurídica y el funcionamiento interno de los «con-sorzi agrari» y de su Federación.

A través de dicha reforma jurídica, la Federconsorzi ylos 92 «consorzi agrari» provinciales (C.A.P.) perdieron suestatuto de sociedades cooperativas de naturaleza privadapara transformarse en «entes morales sometidos a la autori-dad y vigilancia del Ministerio de Agricultura», y, más tarde,en 1942, para perder, incluso, su personalidad jurídica pro-pia en aras de los organismos corporativos en los que se in-tegraron obligatoriamente. De este modo, se convirtieronen una especie de organismos públicos encuadrados en laorganización corporativa del Estado fascista.

Una vez producida la liberación y puestas las bases delnuevo Estado democrático, se abrió el debate entre las dis-tintas fuerzas políticas y sindicales sobre el futuro de la Fe-derconsorzi. Debido a la gran importancia económica quelos C.A.P. habían acumulado durante su historia y la ampliared de delegaciones que poseían por todo el país, se explica

(41) R.D.L. núm. 1.509/1927 de 29 de julio y D.M. de 23 de enero de1928.

(42) La exigencia de las autoridades fascistas para sanear los «consorziagrarin consistió en que los más de mil existentes entonces se trans•formasen en simples agencias de 92 «consorziu provinciales creadosexpresamente. De este modo, los antiguos «consorzi^^ perdieron suautonomía como asociaciones de tipo cooperativo. Ver M. Rossi•Doria, en Raj^orto..., op. cit. p. 57.

400

que sobre la cuestión de su reforma se originara un ampliodebate de claro contenido político. En este debate se plan-teaba como cuestión de fondo el control de los organismos«consortiles», en un momento en el cual lo que se estaba ju-gando en la agricultura italiana era la hegemonía de la iz-quierda o del «bloque moderado» y, en consecuencia, unmodelo de desarrollo económico y social para el país. Porello, la reforma de la Federconsorzi tenía una particularrelevancia.

En opinión de algunos autores (43), los errores estratégi-cos de la izquierda y la infravaloración que hizo del rol au-tónomo del movimiento campesino no proletario -que leimpedía elaborar un programa de politica agraria alternati-vo al de las fuerzas «moderadas^r-, propiciaron que, en lareforma de la Federconsorzi, se impusieran las tesis de estasúltimas y se posibilitara su acceso a los órganos políticos delos organismos «consortiles». En efecto, el D.L. de 7 demayo de 1948 restituía a los C.A.P. y a la Federconsorzi sunaturaleza cooperativa y privada, pero las definía como «so-ciedades cooperativas de responsabilidad limitada», lo quevenía a significar que, en su funcionamiento interno, se es-tableciera una fuerte mediatización de los poderes públicos.

Junto a la reforma jurídica -realizada en un momentopolítico en que había terminado la etapa de gobiernos deconcentración nacional y comenzado un largo período dehegemonía política de la D.C. y el «bloque moderado»- sellevó a cabo la democratización de los órganos de gobiernode los C.A.P. y la Federconsorzi, resultando la completa vic-toria de la Coldiretti y la Confagricoltura y el acceso deP. Bonomi -a la sazón presidente de la Coldiretti- a lapresidencia de la federación. Como se ha señalado en otraspartes de este trabajo, la hegemonía de la Coldiretti en laagricultura italiana y en sus organismos claves -entre ellosla Federconsorzi- era la única posibilidad que tenía el «blo-que moderado» de legitimar democráticamente su poder en

(48) Ver G. Mottura: «Cuarenta acios...n, op. ciG, así como la obra ya clá-sica de I. Barbadoro, en La Federconsorzi.., op. cit.

401

los medios rurales y de asegurar la conŭnuidad del. modelode desarrollo económico preconizado por él.

El control de la Federconsorzi por el «bloque moderado»fue un elemento fundamental para ello, sobre todo a raíz deque los poderes públicos -hegemonizados entonces por laD.C.- delegaran en los organismos «consortiles» importan-tes funciones, tales como la gestión exclusiva del almacena-mierito obligatorio de productos agrarios, la ges ŭón del cré-dito previsto en el «fondo di rotazione» (44), la distribuciónen el territorio nacional del gas-oil agrícola a precio bonifi-cado, la gestión de una gran parte de los incenŭvos financie-ros previstos en los ya analizados Planes Verdes, la gestic9nen exclusiva de la ayuda americana, por citar las más si •nifi-cativas. El creciente protagonismo adquirido entre los agri-cultores por los C.A.P. y la Federconsorzi, en razón desus importantes tareas, convertirían a estos organismos enagentes fundamentales para la consolidación de un determi-nado modelo de desarrollo agrícola, actuando de «bisagra»entre los intereses de los grandes grupos agrarios y los delos grupos industriales (45). Asimismo, como señalan algunosautores, el protagonismo de la Federconsorzi actuaría comoun auténtico obstáculo al désarrollo del cooperativismo,dado que muchas de las funciones pr.opias de éste irían sien-do asumidas por los C.A.P. con el apoyo de los poderes pú-blicos (46).

Desde la reforma de 1948, raŭficada ocho años más tar-de por la Ley núm. 561 / 1956 de 17 de abril, el régimen ju-rídico de la Federconsorzi se ha mantenido inalterable, a pe-sar de las numerosas voces surgidas desde diversos sectoresdel mundo político y sindical en pos de su democratizacióninterna y de la modificación de sus funciones.

(44) El «fondo di rotazione» era una vía de fmanciación creada en 1952para la realización de instalaciones de regadío en las explotacionesagrarias, para la adquisición de maquinaria, para la compra de ga-nado, semiias, etc.

(45) Ver G Motcura: «Cuarenta años...n, op. cit.(46) Esa es la opinión de D. Fano y C. Nardone en su: «Gli enti di svilup-

po...», op. cic.

402

10.4.2. Estructura organizativa

La Federconsorzi es, con las particularidades señaladas,una cooperativa de segundo grado, cuyos miembros son los«consorzi agrari» provinciales -salvo algunos casos, que soninterprovinciales- y cuya base son los agricultores asocia-dos a éstos. Actualmente, son 75 los consorzi adheridos a lafederación, de los cuales 58 son de ámbito provincial y 17interprovinciales.

En el desarrollo de su actividad, la Federconsorzi contro-la, directa o indirectamente, numerosas sociedades que tra-bajan en estrecha relación con ella para la transformaciónde los productos agrícolas, para la producción y distribuciónde medios técnicos, para la divulgación de noticias e infor-maciones sectoriales, para la concesión de créditos bonifica-dos o para el establecimiento de seguros agrarios a sus aso-ciados.

Desde el punto de vista representativo, los 75 C.A.P. o in-terprovinciales, que asocian actualmente a casi 400.000 agri-cultores de cualquier categoría social, canalizan su participa-ción en la vida política de la Federconsorzi a través de unaserie de órganos de gobierno (47) cuya particularidad radicaen la presencia en algunos de ellos -concretamente en elllamado Colegio Sindical- de representantes de los Ministe-rios de Agricultura, Trabajo y Hacienda con labores de fisca-lización y derecho de veto.

Para el desarrollo de su actividad económicq la Federcon-sorzi dispone de una estructura administrativa central y de3.300 delegaciones periféricas; asimismo, existen seis delega-ciones interregionales -Milán, Padua, Bolonia, Roma, Ná-poles y Palermo- que aseguran la coordinación entre lasede central y los diferentes Consorzi Agrari. Su actividad seespecializa, como ya se ha señalado, en el área del crédito

(47) Estos órganos son la asamb[ea -formada por los presidentes de los«consonúr- el consejo dc adminŭtración -formado por 18 presiden•tes de «consorz-v> y un representante de los directores de éscos-, elcomité ejecutivo y el colegio de esindaci• -fonnado por 5 miembroselegidos por la asamblea y tres representantes ministeriales.

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agrario -canalizando a través de sus delegaciones el 15 %del total-, de la venta de maquinaria agrícola -comer-cializando el 36 % de los tractores (entre ellos la exclu-siva de los Fiat) y el 45 % de las cosechadoras-, de la ventade productos derivados del petróleo -comercializando el41 % de los carburantes y el 45 % de los lubricantes-, delas ventas de productos fitosanitarios ^ontrolando el 60 %de los fertilizantes, el 33 % de los insecticidas y el 52 % delos herbicidas- y en el área de la comercialización de semi-llas seleccionadas (48). Además de esa extensa actividad, rea-lizada directamente por los C.A.P., la Federconsorzi participacomo accionista en numerosas sociedades que actúan en elsector agroalimentario (49).

Finalmente señalar, que la Federconsorzi mantiene estre-chos lazos cón el resto de las fuerzas «moderadas», estable-ciendo relaciones orgánicas con ellas a través del Comitatod'Intessq que es, como se sabe, una plataforma de coordina-ción a nivel nacional, regional y provincial, formada por laConfagricoltura, la Coldiretti, la Confcooperativa y la propiaFederconsorzi.

(48) Toda esa actividad es realizada a través de 3.800 centros de discribu-ción y asistencia técnica, y de 1.760 almacenes y silos que posee enpropiedad. Junto a ellos, e^sten 1.580 depósitos de carburantes, 12fábricas para la producción de fertilizantes y 1.700 puntos de ventade productos alimenticios.

(49) Una amplia relación de estas sociedades puede verse en un anejodel artículo de G. Mottura: «Cuarenta años...», op. cit.

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