capítulo 1 la ideología
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La ideología
La historia de la civilización humana recoge y guarda las versiones fácticas de
ideología, la cual se constituye en factor consustancial de las múltiples experiencias del
proceso de hominización, así como de toda actualidad de lo humano. Esta
consustancialidad, entre la ideología y la puesta en acto de lo humano, tiene efectividad en
la presencia indisoluble que ambos comparten en la experiencia de la socialidad.
Esta experiencia, que compone la especificidad de lo humano, desde una amplia
perspectiva como la desarrollada por Bolívar Echeverría (2010:75), se establece en el
denominado proceso de reproducción social al cual la semiosis le es inherente, esto es: “la
producción y el consumo de significaciones —de signos propiamente dichos y no sólo de
señales, como en la comunicación animal”.
La ideología, o mejor dicho —reconociendo el innegable carácter plural de la
misma—, las concepciones del mundo particulares que un grupo humano comparte en una
circunstancia histórica determinada, son consustanciales al proceso de reproducción social
toda vez que en la reactualización del conflicto de contrarios entre naturaleza/cultura,
animal/sujeto ella desempeña un papel determinante para su resolución.
Hacerse del estatus de sujeto requiere rebasar la condición de salvaje. Esto se
explica en la definición gramsciana de núcleo del sano sentido común: “[la] superación de
las pasiones bestiales y elementales [se alcanza] en una concepción de la necesidad que da
al propio obrar dirección consciente.” (Gramsci, 1970:9). Desde esta perspectiva el sentido
común, la filosofía, la religión en sentido laico, entre otros ámbitos de la cultura son formas
singulares de ideología en las que a) una determinada concepción del mundo y b) una
norma de conducta conforme pretenden una unidad de fe por medio de la cual superar
dicho conflicto. (Idem.)
En tal sentido, la ideología encuentra dos configuraciones de materialización
fenoménica: la del pensamiento (a través de las palabras escritas, habladas), y la de la
actividad propiamente dicha (a través del obrar, la conducta, el comportamiento). Una
pluralidad de visiones, de concepciones del mundo son las que se hacen vigentes cuando se
afirman en la palabra o se manifiestan en el obrar.
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Entonces, la ideología se expresa en dos configuraciones: la del pensamiento y la
del modo de realización de una determinada actividad. Además es intrínseca al sujeto
humano en tanto constituye su especificidad, misma que consiste en el proceso de
reproducción social que a su vez entra en vigencia cuando se efectiviza y se renueva la
significación de ideología en tanto consciencia necesaria para la superación de la condición
naturaleza.
Superar el grado básico, elemental de las “pasiones bestiales” encuentra su
fundamento en una tensa relación. Aquella que se entabla entre la condición insoslayable
temporal, de finitud existencial en la que la posibilidad de la inminente muerte detona la
condición de sobrevivencia lo cual implica una lucha, una forma de imposición, de poder,
de control y sometimiento frente a lo otro (naturaleza) y frente a los otros (individuos) que
representan dicha posibilidad.
La carrera histórica de la humanidad desde hace cerca de 9,000 años cuando se
apertura un período de equilibrio climático el cual permite el despliegue de la agricultura y
la civilización humana es producto de la concreción de la experiencia de la reproducción
social que se justifica en el interés singular en esa sobrevivencia, la humana. El
cumplimiento de diversas necesidades, como por ejemplo el garantizar la vida y lo que se
requiere para ello, ha suscitado diversos intereses sociales estrechamente vinculados a
concepciones del mundo y de la vida, que en suma no son otra cosa que ideologías. Es en
este sentido que la historia de la civilización humana es una tensión irresoluble entre una
multiplicidad de visiones del mundo lo cual constituye el núcleo de las relaciones sociales
desiguales expresadas en las formas hegemónicas de dominación y las de subordinación o
sometimiento.
Desde esta perspectiva y en sentido contrario a las concepciones apolíticas a ellas
atribuidas, las ideologías son configuraciones históricas, sociales consustanciales al poder,
y encuentran vigencia en la relación entre formas de dominación política y formas de
emancipación. En referencia a esto, y siguiendo a Gramsci (1970:16), habría que considerar
que la constitución de una ideología, en tanto consecuencia de razones políticas y sociales,
conlleva un proceso de difusión, el de la nueva concepción, a través de elementos formales,
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de coherencia lógica, y elementos autoritarios y organizativos los cuales expanden, ya sea
de modo individual o colectivo, la orientación general introducida.
Como señala Echeverría (2010:111)
implica para este trabajo el montaje de un relato que problematiza el concepto de ideología
crítico sobre el problema del conocimiento en la creación artística en el contexto de la
modernidad capitalista en términos generales, y de modo particular en la forma de su re-
producción en el contexto de la modernidad latinoamericana.
Progreso novedad / especialización / sesgo positivista - espiritual / experimentación
búsqueda / forma y contenido
(algo que se da por sentado. Por ejemplo 1) el artista, el arte en sí está desapegado del
ámbito social
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