boletín red nacional de ancianos y enfermos misioneros

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Boletín Red Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros RENAEM Número 111. Enero, febrero y marzo de 2021 “Uno solo es su Maestro y todos ustedes son hermanos” Mateo 23, 8 A todos nuestros hermanos que experimentan muchas veces en su vida la soledad por no poder disfrutar de la cercanía de sus seres queridos y amigos, por estar tal vez fuera de casa, enfermos o por cualquier otra circunstancia en la vida; quiero decirles que nunca estamos solos, desde nuestro bautismo fuimos santificados: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, fuimos hijos del Padre Eterno, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo. Dios entra a nuestra vida, vive en nosotros, y al cual todos podemos llamar Padre. Para los apóstoles era muy habitual llamar a Jesús Maestro, o rabí, aunque no provenía de ninguna de las escuelas rabínicas del momento. Predicó a grandes y pequeños grupos, a sus discípulos, recorría toda la Galilea enseñando. Predicó por todo Israel, en las sinagogas, curaba toda clase de dolencia y enfermedad. Nuestra existencia aquí en la tierra y después en la gloria debe ser una alabanza continua al Padre, por el Hijo en el Espíritu. Para eso fuimos creados y para eso fuimos redimidos. Así nos ama el Padre y así quiere que le amemos. Que alegría para todos nosotros saber que tenemos un Padre que está en los cielos, que nos envió a su Hijo Único para salvarnos a todos. “La fuente de la “dulzura”, de la “humildad”, del “respeto”, de la “fraternidad” es la certeza de tener un Padre y esto es lo que el Espíritu Santo viene a “recordar”. Esto es lo que hace que los hombres sean una familia”, y no “huérfanos””. (Homilía de S.S. Francisco, 17 de mayo de 2020, Casa Santa Marta.) Editorial

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Page 1: Boletín Red Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros

Boletín Red Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros RENAEM Número 111. Enero, febrero y marzo de 2021

“Uno solo es su Maestro y todos ustedes son hermanos” Mateo 23, 8

A todos nuestros hermanos que experimentan muchas veces en su vida la soledad por no poder disfrutar de la cercanía de sus seres queridos y amigos, por estar tal vez fuera de casa, enfermos o por cualquier otra circunstancia en la vida; quiero decirles que nunca estamos solos, desde nuestro bautismo fuimos santificados: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, fuimos hijos del Padre Eterno, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo. Dios entra a nuestra vida, vive en nosotros, y al cual todos podemos llamar Padre.

Para los apóstoles era muy habitual llamar a Jesús Maestro, o rabí, aunque no provenía de ninguna de las escuelas rabínicas del momento. Predicó a grandes y pequeños grupos, a sus discípulos, recorría toda la Galilea enseñando. Predicó por todo Israel,

en las sinagogas, curaba toda clase de dolencia y enfermedad.

Nuestra existencia aquí en la tierra y después en la gloria debe ser una alabanza continua al Padre, por el Hijo en el Espíritu. Para eso fuimos creados y para eso fuimos redimidos. Así nos ama el Padre y así quiere que le amemos.

Que alegría para todos nosotros saber que tenemos un Padre que está en los cielos, que nos envió a su Hijo Único para salvarnos a todos. “La fuente de la “dulzura”, de la “humildad”, del “respeto”, de la “fraternidad” es la certeza de tener un Padre y esto es lo que el Espíritu Santo viene a “recordar”. Esto es lo que hace que los hombres sean una familia”, y no “huérfanos””. (Homilía de S.S. Francisco, 17 de mayo de 2020, Casa Santa Marta.)

Editorial

Page 2: Boletín Red Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros

1. Experiencia de Dios Durante mi adolescencia fui muy rebelde, por falta de amor de padres y amor propio, creía que el amor del mundo y el amor de los hombres me llenaban tantos vacíos que tenía, y qué equivocaba estaba, porque no me daba cuenta que me estaba condenando el alma al infierno, la diversión, la discoteca y la fornicación que era mi prioridad en mi juventud.

A los 17 años quedé en embarazo y hoy en día tengo 5 hijos, más dos que aborté; por verme con más de dos hijos sentí el miedo de pasar necesidades y acudí a la prostitución para poder cumplir con mis necesidades. Me aparté de dos de mis hijas porque era mucha responsabilidad y fue el error más grande, esas dos niñas crecieron sin mí, y hoy en día no me ven como lo que soy, su madre. Así anduve muchos años de mi vida de diversión en diversión desde los 18 hasta mis 33 años, donde comencé a sentar cabeza, pero aún confundida en mi religión, estuve en iglesias, buscando una respuesta del verdadero amor de Dios, iglesia evangélica, cristiana, pentecostés, sin encontrar respuesta y cuestionándome por tantas cosas que veía de mi madre y de los que me rodeaban.

Me sentía confundida, cuando se dice que debemos ser santos, hasta que un día ya cansada de todo, mire hacia el cielo y le pedí que me mostrara la verdadera iglesia que debo seguir y debo estar. Luego, me cambie de barrio y sentí la necesidad de buscar el párroco de ese lugar y entendí que mi lugar es la única y verdadera iglesia de Dios: La Católica...

Les cuento algo muy importante, que durante 20 años de andar en el mundo, me contaguié del VHI (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) y el Papiloma humano. Para la bendición de Dios, vivo con esa enfermedad ignorándola, con una salud increíble, llena de vitalidad, porque permití recibir a Dios en mi vida y en mi corazón y me siento más sana que nunca. No solo tengo este testimonio, si no el más importante de todos: recuperar a mis hijos después de ser una madre equivocada hasta en su crianza, mi único hijo varón y el segundo de los 5 me cayó en el consumo de drogas hasta tocar fondo; pase un calvario de tristezas y miedos de que apareciera muerto, ya andaba con malandros y un cuchillo en su cintura, con tan solo 18 años de edad. Al verse amenazado me tocó sacarlo de la ciudad, lejos, después de ser apuñalado, así dio vueltas hasta que mis oraciones y santos rosarios me lo sacaron de ese mundo.

Ahora mi hijo después de estar en una fundación evangélica realizó un cambio extremo porque no dejé de orar por mi hijo y mamita María siempre presente en su vida, oré para que por intercesión suya me ayudará a sacarlo de esa religión, siempre esperando en la voluntad de Dios, y así fue, ahora mi hijo trabaja un una gran empresa de flores.

Si nos decidimos a aceptar a Dios en nuestras vidas, serás victorioso hasta en tu salud, porque sin Dios no somos nada en este mundo y todo será más difícil.

A. M. A.

“Quien acepta la vida de Cristo y vive en Él reconoce a Dios como Padre y se entrega totalmente a Él, amándolo sobre todas las cosas. El hombre reconciliado ve en Dios al Padre de todos y, en consecuencia, siente el llamado a vivir una fraternidad abierta a todos. Todos son amados por Dios, todos han sido rescatados por la sangre de Cristo, muerto en cruz y resucitado por cada uno. Ésta es la razón por la que no podemos quedarnos indiferentes ante la suerte de los hermanos”. (Mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la XLVII Jornada Mundial por la paz. Roma, 1 de enero 2014).

2. Signo de comunión

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3. Encuentro con la Palabra “Ustedes me llaman el Señor y el Maestro, y dicen la verdad, pues lo soy. Si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”. (Jn 13,13-14).

Profundización en la Palabra » ¿Cómo llamaban los apóstoles a Jesús? » ¿Qué les dice Jesús al escuchar la respuesta de sus

apóstoles? » ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente a nuestros

hermanos?

Diálogo con la Palabra » ¿Damos a conocer a nuestros hermanos que Dios es

Padre de todos? » ¿Invito a los otros a poner la plena confianza en Jesús? » ¿Sirvo de una forma desinteresada a mis hermanos?

Óptica de Jesús1 Juan 4, 20 - 21

“El que dice: “Yo amo a Dios”, y odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve’? Él nos ordenó: el que ame a Dios, ame también a su hermano”.

San Juan nos está invitando a vivir el amor, que no es solamente amar a las personas, a los amigos, a los hermanos y no amar a los enemigos, a los que de pronto nos han hecho sufrir, nos caen mal, muchas veces por no congeniar con nuestra manera de proceder o de ser. El Señor nos pide bendecir siempre, no maldecir ni despreciar a los demás, no insultar, no tratar mal, pue si hacemos esto, estamos mintiendo que amamos a Dios. Ejerzamos siempre la misericordia para con todos, amemos y perdonemos de verdad, tengamos un corazón limpio, libre de toda rencilla. Recordemos ese gran amor que el Señor tiene para con nosotros; cuántas veces lo ofendemos y él continua amándonos y si le pedimos perdón él nos perdona. Lo mismo tenemos que hacer nosotros, imitar al Maestro del cual recibimos tantas enseñanzas, creo que tú y yo sabemos mucho sobre Jesús, nos falta es poner por obra sus palabras. El no solamente dijo palabras, vivió, practicó, dio testimonio de lo que decía.

Que nadie se quede triste por habernos tratado, que se manifieste en nosotros ese amor de Dios por la dulzura, paciencia, perdón, alegría por el trato que damos a todos nuestros hermanos. Dar no quiere decir únicamente dar a los demás dinero o cosas que nos sobran. Dar consiste en darse uno mismo, con todo nuestro tiempo, dones, carismas y todo lo que el Señor nos da.

» Compartir mi tiempo ayudando, aunque tenga que dejar de hacer otras cosas que me gustan.

» Compartir con una sonrisa, aunque me sienta mal.

4. Para actuar » Compartir mi tiempo escuchando con atención lo que

otros tengan que decirme, aunque yo tenga otras cosas que hacer o realmente no me interese mucho lo que dicen.

Page 4: Boletín Red Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros

Para reflexionar:“A la oración es necesario unir el sacrificio. El valor salvífico de todo sufrimiento, aceptado y ofrecido a Dios con amor, deriva del sacrificio de Cristo”. (S. Juan Pablo II; Carta Encíclica Redemptoris Missio, N° 78).

Oración a la Madre de las misericordias en tiempos de prueba. ¡Oh María! Tú resplandeces siempre en nuestro caminocomo signo de salvación y esperanza .Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo Cristiano, sabes lo que necesitamosy estamos seguros de que proveerás para que, como, en Caná de Galilea pueda regresar la alegría y la fiesta después de esta prueba.

Ayúdanos, Madre de las Misericordias, a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz al gozo de la Resurrección. Amén

Bajo tu protección, buscamos refugio Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro. ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!.

OMP de Colombia pontificia Obra de la Propagación de la FeRed Nacional de Ancianos y Enfermos Misioneros RENAEM

Coordinación y redacciónHna. María Nelly Rúa Vélez. Hija de la Misericordia.

Secretaria Nacional POPF

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