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BAUTISMO BÍBLICO Y

SU PROPÓSITO

CONVERSIONES EN EL NUEVO TESTAMENTO Antonio de Jesús Lira

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Iglesia de Cristo Maturín centro

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acantonado en Cesarea (Puerto de Judea), prosélito del judaísmo, a quien junto a sus parientes y amigos Pedro predicó y “... mandó bautizarles...” (Hechos 10:1-2,34,48) Lidia, mujer de origen pagano, prosélita del judaísmo, tiatirénse, residente en Filipos. Ella y su familia oyó la predicación “... y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia...” El carcelero de Filipos preguntó a Pablo y Silas “... Señores ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa... y en seguida se bautizó él con todos los suyos... y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hechos 16:30-34) Cuando Pablo predicó en Corinto, “... Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados” (Hechos 18:8) En la ciudad de Efeso, Pablo predicó a doce hombres que habían sido discípulos de Juan el bautista. “Cuando oyeron esto, fueron bautizados...” (Hechos 19:5,7) Todos estos ejemplos de conversión de los que se hicieron cristianos en el primer siglo, muestran el cumplimiento exacto del plan de Cristo, mandado por El para la salvación. La gente oyó el mensaje, creyó y confesó públicamente su fe en Cristo como Hijo de Dios, se arrepintió y se bautizó para ser salvos, para el perdón de los pecados. No hay en las Escrituras ninguna instrucción nueva para cambiar este plan bíblico. Al contrario, es condenado el hacer cambios al evangelio que hemos recibido (Gálatas 1:6-9) Usted también puede ser salvo en este tiempo, haciendo lo mismo que los primeros cristianos. Que Dios lo ayude en este propósito. ESCUCHE “FRENTE A LA BIBLIA”. LOS JUEVES A LAS 8:05 AM. POR 105.5 FM. VÍA DE ESCAPE

Jesús, después de resucitado habló con sus discípulos, explicándoles la causa por lo que hizo toda su extraordinaria obra. “ Y le dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:44-47) Y con esta enseñanza los mandó a predicar la salvación a los pecadores. “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:15-16) Cuando los apóstoles y predicadores del primer siglo, predicaban, la gente que oía el mensaje, y recibía la palabra, creía y se bautizaba inmediatamente.

¿Quiénes se bautizaban? La Escritura muestra que eran personas adultas, no niños (Hechos 17:4; 8:12)

¿Cómo se bautizaban? No usaban la aspersión en la cabeza. La expresión “bautizar” deriva del griego “bapto” (ΒαπτοΒαπτοΒαπτοΒαπτο), cuyo significado es “inmersión”, “sumergir”. En este sentido, la Biblia habla del bautismo como una sepultura (Colosenses 2:12; Romanos 6:4)

¿Para qué se bautizaban? ¿Por qué eran salvos solo por creer? O ¿Para alcanzar la salvación? Jesús dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo...” Los nuevos conversos tenían que llegar a dos cosas: fe y bautismo para ser salvos. Marcos 16:16 nos ofrece una fácil ecuación: {C+B=S} Así fue cumplido desde la primera predicación apostólica, cuando como tres mil judíos creyeron, se arrepintieron y “fueron bautizados”... “para el perdón de sus pecados”. Nunca se usó la popular “oración de fe” para salvar a la gente, ni para substituir el bautismo “para

el perdón de los pecados”. Saulo de Tarso había creído y oraba, pero aun necesitaba el bautismo para lavar sus pecados (Hechos 9:6,11,18; 22:16) Cuando Jesús dijo a sus discípulos “...que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:47), les dijo también, que eran enviados a realizar esta obra bajo la autoridad: “...del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19) Por lo tanto, no tenían confusión ni contradicción con esto; como suele suceder entre algunos grupos religiosos del presente. Los discípulos de Jesús solo tenían mucho cuidado de hacer “todo” bajo la autoridad del Señor “...en el nombre del Señor Jesús...” ( Colosenses 3:17) En todas las conversiones de los que se hicieron cristianos, registradas en el Nuevo Testamento, está presente el bautismo, realizado inmediatamente que creían y eran bautizados “para el perdón de los pecados”, tal como lo mandó el Señor. Empezando con los tres mil en Jerusalén (Hechos 2:37,38,41) Los samaritanos “... creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y ...se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12) En la misma ciudad de Samaria “También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe...” (Hechos 8:13) En el camino de Jerusalén a Gaza, Felipe le predicó a un etíope, eunuco. “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hechos 8:26-38) Saulo de Tarso preguntó: “...Señor, ¿qué quieres que haga? Y el señor le dijo: Levántate y entra a la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer... Y el Señor dijo: (a Ananías) ...busca... a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora... y levantándose fue bautizado” para lavar sus pecados (Hechos 9:1-11,18; 22:16) Cornelio, un capitán, comandante de “la compañía llamada la Italiana”, del ejercito romano,