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    Contina en la pgina 2

    Amar a Dios entierra de zetas

    EMILIANO RUIZ PARRA

    La Torre Eiffel

    ROLAND BARTHES

    ANDRES CLARIOND RANGEL

    MAQUIAVELLY

    GABRIEL NUNCIO

    14/15_Opinin6_Historia Nacional 12 _Historia Internacional

    /ELBARRIOANTIGUO

    @ELBARRIO

    ELBARRIOANTIGUO.COM

    Ao Uno/Nmero Siete

    Del 16 al 22 de junio de 2013Made in Monterrey

    POR MELVA FRUTOS

    CONDOMINIOS CONSTITUCINViaje a la entraa

    El primer encuentro con este mons-truo de casi cien brazos es impresio-nante. Un largo corredor de ban-quetas levantadas y rotas marca la

    entrada del complejo residencial, flanqueado poraltas paredes en color crema combinadas con la-drillo rojo. Algunos muros grafiteados delimitanlos territorios de los habitantes de un barrio verticalque habita El Barrio Antiguo: los CondominiosConstitucin. A su derecha se avista otro corredormuy similar, con brotes de maleza que salen a lasorillas del camino. En el meandro del laberinto se

    teje y deshace una maraa de calzadas oscuras que

    parecieran no llevar a ninguna parte, aunque cadauna concluye en la entrada de uno de los 50 con-dominios que albergan de seis a ocho hogares, en elseno de los cuales viven por lo menos tres personas.La falta de mantenimiento es evidente en algunos:paredes resquebrajadas por el paso del tiempo, bal-cones y cornisas inclinadas hacia el vaco. Varillasque se asoman de entre el cemento, expuestas a lalluvia y el calor pululan entre los edificios. Algunostechos descubren el poder de la naturaleza; la hu-medad ha provocado que crezcan hierba y plantas:la maleza recorre el cemento con el que abraza a la

    ciudad este monstruo color rojo.

    Podrn 10 mil vecinos impedir que sus hogares sean derribadoso que sigan siendo ignorados por el gobierno de Monterrey?

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    Del 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    Foto: Melva Frutos

    Desde la avenida Constitucinse llega a un corredor quegua la parte colorida que, desde haceaproximadamente 20 aos, resguardaalgunas sonrisas de los CondominiosConstitucin. El monstruo tiene ensu interior una malla ciclnica verdeque envuelve los variados matices delas paredes del Jardn de Nios JuliaGarza Almaguer. Es medioda, la horade salida de los 75 pequeos que porser habitantes de los departamentostienen el benecio de estudiar en unplantel a pocos metros de su casa. Carolest en tercer ao de knder y es recibidapor su madre y las sonrisas de sus doshermanos ms pequeos. En su manoizquierda sostiene una paleta dulce sa-bor uva y en la otra una hoja de papelcon un dibujo hecho con crayola colorazul. Dice que su parte preferida del daes la hora del reencuentro con sus com-paeros de juego en el saln de clases.Me ensean a dibujar y me enseaningls.

    Justo atrs del knder, por otro de loscorredores, con una hora de diferencia,ms de 300 mochilas revolotean pren-

    didas a las espaldas de los estudiantesde la escuela primaria que tambin seencuentra en el interior de los Condo-minios Constitucin. Los dueos de lasmochilas acaban de or el sonido de lachicharra, anunciando que su jornadatermin. Entonces, los pasillos del com-plejo habitacional se van llenando demanadas de nios de diversas edadesque se dispersan por las entradas decada edicio hasta llegar a sus hogares.

    La historia de este barrio dentro deEl Barrio Antiguo se remonta a 1950,cuando Monterrey contaba con unapoblacin de 350 mil habitantes, de loscuales 90 mil eran trabajadores repar-tidos en 4 mil empresas. Para 1960, lapoblacin ya se haba duplicado, consus consecuentes problemas de alojo.En aras de solucionar este problema,en 1964, el presidente Adolfo LpezMateos orden la construccin de losCondominios Constitucin a travsdel deicomiso pblico FOVI, creado

    con dinero donado por el presidentenorteamericano John F. Kennedy enel marco del programa norteamericanoAlianza para el Progreso.

    En lo que antes era un basurero de78 mil 170 metros cuadrados, situadoen la avenida Constitucin, entre FlixU. Gmez y Florencio Antilln, fueronconstruidos 1040 departamentos repar-tidos en 50 edicios, segn los planesdel arquitecto Guillermo Corts Melo.

    Los precios de los condominiososcilaban entre 44 y 99 mil pesos, pa-gaderos en 15 aos, para las familiasque se haran acreedoras de estos edi-cios modernsimos en su poca. Parauna familia con siete hijos como la deDon Roberto Solano Jimnez y su es-posa Lupita, el costo era altsimo, puesrepresentaba una tercera parte de susueldo mensual. Para m, 600 pesosque pagbamos al mes no era tan poco,si yo ganaba mil 800 pesos mensualescomo empleado de una refaccionariade equipos mecnicos. Y aunque nose aceptaron compradores solteros o enunin libre, para 1964 ya estaban ven-didos todos los condominios.

    Hoy en da, el patio central de loscondos provoca la imagen de una pla-

    za cvica en decadencia, ms que la deun rea de convivencia. Sus bancas decemento color verde olivo y blanco tie-nen en sus extremos jardineras sin jar-dn. Espacios sin ores, slo invadidospor la mala hierba. En otra rea de estegran complejo hay un espacio que sesupone fue un parque en alguna po-ca remota. Es un terreno sin pavimen-tar con cuatro viejas bancas oxidadasy tres columpios tambin corrodos ycados. Entre el jardn de nios y la es-cuela primaria localizados a la orillade la avenida Constitucin, se ubicatambin el nico parque con vida dellugar. Los juegos infantiles an conser-van brillosa la pintura recin aplicadapor el personal del municipio y la cercatodava se encuentra en buen estado.De extremo a extremo de esta pequeaciudad sobresale la invasin al terrenocomn. La mayora de los inquilinos delos departamentos de la primera plantaocupan los pasillos como si fueran ex-

    clusivamente suyos. Han cercado partede stos, delimitando patios y jardinescomo si les pertenecieran: rejas, bardasy mallas ciclnicas invaden lo que sehaba destinado para el paso peatonal.

    Desde los 90, algunos dealers ren-taron pequeos departamentos para ladistribucin de drogas al menudeo. Laoperacin es como en cualquier otrazona de la ciudad: se pasa la voz entreclientes hasta que llega un comprador,toca discretamente a la puerta del edi-cio indicado y hace una sea acordadaal vendedor que se asoma por la mirillapara comprobar su identidad. Abre le-vemente la puerta sin retirar la cadenade seguridad, toma el dinero y entregasu mercanca en cuestin de segundos.Aunque la actividad parece haber dis-minuido en el 2013 de la postguerra.Otro mito alrededor de los Condomi-nios Constitucin es la enorme prosti-tucin existente en su interior. La reali-dad es que en menos de una decena dedepartamentos de los condominios seejerce el ms viejo empleo del mundo.No hay una red de explotacin visibledetrs de sta: las trabajadoras sexualesusan internet para difundir la localiza-cin de sus domicilios y tarifas. En Se-

    condlove.com y Adoos.com se puedenencontrar algunos de estos anunciosque ofrecen encuentros discretos y sincompromiso. Los precios varan entremil y mil 500 pesos por servicios, mien-tras que las rentas oscilan alrededor de3 mil 500 pesos por casa habitacin. Ladiscrecin que brindan sus largos corre-dores y sus escaleras abiertas, son algu-nas de las razones que hicieron que na-cieran dichas actividades en un sectordestinado inicialmente a resguardar lasraces familiares regiomontanas.

    Desde afuera es apreciada la inten-sa actividad de sus callejones; a cual-quier hora y cualquier da, sus milesde habitantes convergen al menos conun saludo, o con la complicidad de sermiembro del mismo barrio y parte deuna estampa local que an posee gran

    vala. Un valor que para muchos puedeser monetario, pero que para quienesanidan en pos de sus astilladas puer-tas, paredes agrietadas y de esos pasajes

    oscuros en algunos casos, representanuna asociacin colectiva que ningunamoderna edicacin les dara.

    Las presunciones de vetar el tejidosocial erigido en los Condominios acambio de proyectos ambiciosos y deun benecio parcial, derivan en la bs-queda de respuestas. Provocan interro-gantes y llevan al deseo de conocer quhay en el interior de sus paredes y porqu razn tendran que ser demolidas.Cul sera el inters de fondo por con-vertir una zona habitacional de granarraigo en modernas construcciones,de precios inalcanzables para sus actua-les habitantes?

    Viene de portada

    En lo que antes eraun basurero, LpezMateos orden laconstruccin delos CondominiosConstitucina travs delfdeicomiso pblicoFOVI, creado condinero donadopor el presidentenorteamericanoJohn F. Kennedyen el marcodel programanorteamericano

    Alianza para elProgreso

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    Foto: Melva Frutos

    EL FANTASMA DE

    MARCUSCHAMBER

    En 2007, a partir de la construccindel Paseo Santa Luca, cuando Nativi-dad Gonzlez Pars gobernaba, se pla-ne un proyecto global que buscabala regeneracin de la parte oriente delCentro de Monterrey. Fue concebidopor las autoridades como un catali-zador de edicios y espacios pblicosatractivos. Aunque bajo el pretexto dela inseguridad, el gobierno suspendiel desarrollo de la zona y por ende, lasinversiones esperadas. Desde ese ao,el viejo centro de la ciudad se detuvoen el tiempo. Entre los caprichos delex mandatario estuvo la edicacin dela Torre Administrativa ubicada en lacalle Washington, uno de los siete edi-cios ms altos de Mxico, donde se ins-talaron las nuevas ocinas de gobiernoestatal. As como el inmueble aledaode 27 pisos llamado La Capital.

    Todos estos movimientos urbans-ticos llevaron a que algunos pequeosgrupos vecinales de los CondominiosConstitucin vieran con temor la po-sibilidad de que sus hogares fueranincluidos en el nuevo mapa del poderinmobiliario: un condominio en con-dicin de agona podra ser un blancoideal para ciertas constructoras localesque slo aguardan el n de la violenciapara poder volver a sus negocios.

    En una ocina ubicada en el merocorazn de El Barrio Antiguo, en elmoderno despacho en el que estable-

    ci su ocina, Jorge Longoria enciendela gran pantalla de su computadora.El experto en planeacin y desarrollourbano muestra el portal de la empre-sa Movimet, Movilidad Urbana, quefund hace 11 aos. Desliza el mousepara presionar el botn de play de unvideo posicionado al lado izquierdo,con el nombre de Plan Maestro Fun-didora Obispado. Aparece un planque pretende darle viabilidad a todo elcentro de la ciudad, pero en especial ala Macroplaza, desde el Obispado hasta

    los Condominios. El arquitecto pausa la

    proyeccin y explica: Lo que pretende-mos con esto es darle viabilidad a todoslos proyectos que se estn sembrando,llmese ex Peoles como hoy es SantaLuca, Condominios Constitucin, LaAlameda, el Hospital Muguerza o elObispado, todo lo que implique esospuntos de atractibilidad.

    Con la construccin de vialidadescontinuas pretende unir las zonas po-niente y oriente del centro de la ciu-dad, adems de crear diversas zonaspeatonales. Quiere impulsar una rutaque conecte a la calle Jos Benitez, enel Obispado, con Avenida Chapultepec,al sur de la ciudad. Pero tiene claro quepara ello se deben demoler 40 ediciosa los que llama chaparros, para reha-cerlos ms altos y renovados. Aunque

    advierte que cada dueo conservara sudepartamento y tan slo se aadiranotros, as como una serie de ocinas:Pretendemos con esto potencializar eluso de los condominios. Porque lo quese intenta en la zona del Santa Luca esque surjan el tipo de edicaciones ver-ticales que difcilmente se van a dar sino tienen la viabilidad y accesibilidad.

    Por el momento, el proyecto del exsecretario de Desarrollo Urbano, no tie-ne promotores inmobiliarios que lo res-palden, ni tampoco aliado alguno en elgobierno. Mucho menos una garantade que los propietarios conservaran supatrimonio. Parece una gran utopa, aprimera vista. Aunque calica su pro-puesta de desinteresada, admite que

    de cristalizarse, habra todo un negocioinmobiliario en ello. Pocos precedentesinvitan a la conanza de los inquilinosde los Condominios. En el periodo delex gobernador Alfonso Martnez Do-mnguez fue construida la Macropla-za en un terreno de 40 hectreas. Paraello fueron demolidas un sinnmerode edicaciones y se reubic a 283 fa-milias que vivan en ese sector de laciudad. Tambin fueron derribados 310negocios, muchos de ellos de gran va-lor histrico. La mayora de las familias

    fueron sacadas a la fuerza de su hogar

    por un abogado poco escrupuloso, cer-cano al gobernador: se llamaba Leopol-do del Real y despus de esa misin seconvirti en el personaje maoso msimportante de Nuevo Len durante ladcada de los 90.

    Entre los rumores que corren acer-ca de la demolicin o la reconstruccinde los Condominios se escuchan losnombres de dos conocidos personajesde este ramo en el estado: Abel Guerray Salomn Marcuschamber. El prime-ro es arquitecto, ex secretario de ObrasPblicas del estado y actual DiputadoFederal por el Partido RevolucionarioInstitucional (PRI), mientras que elsegundo es desarrollador y copropie-tario de Grupo Javer, una constructoraoriginaria del norte del pas que opera

    en cinco estados del territorio nacional.Marcuschamber no trabaja para el go-bierno, el gobierno trabaja para l, diceun alto funcionario municipal quepide anonimato.

    Cuando se busca a Abel Guerra o aSalomn Marcuschamber a travs delos canales institucionales para obte-ner un comentario acerca del futuro delos Condominios Constitucin, ambospreeren optar por un completo silen-cio. Los rodea una muralla burocrticacompuesta de asistentes que no con-testan, quienes alegan conferencias yviajes interminables y acaban en unareticencia absoluta a desvelar planesde inters pblico que siempre hanocultado los polticos y empresarios re-

    giomontanos.

    DE LA UTOPA AL NEGOCIO

    El 2 de octubre de 1968, Mxico vi-vi uno de los das ms sangrientos desu historia, cuando miles de estudian-tes de diversas universidades pblicas

    y privadas de la Repblica Mexicana

    se manifestaron paccamente en la

    Plaza de las Tres Culturas en Tlatelol-co -en una serie de edicios similares

    a los Condominios Constitucin, peroa mayor escala- para pedir al gobier-no mayor libertad de expresin entreotras reivindicaciones nacidas de laUniversidad Nacional Autnoma deMxico (UNAM). Los jvenes fueron

    atacados por francotiradores aposta-dos en los techos de los tristemente

    clebres departamentos y se calculaque hubo al menos 300 muertos, msde 700 heridos y cinco mil personasdetenidas. El 10 de junio de 1971, otramarcha estudiantil fue reprimidabrutalmente cuando pretenda trasla-darse a Tlatelolco. En esa ocasin losestudiantes se manifestaron en lascalles de la capital del pas en apoyoa los universitarios de la UniversidadAutnoma de Nuevo Len (UANL),

    quienes luchaban por la autonomade la casa de estudios.

    A la par se fue desarrollando unaverdadera guerrilla urbana que se de-sarroll en parte en los edicios Cons -titucin, explica el historiador Ral

    Rubio Cano.

    Marcuschamber no trabaja para elgobierno, el gobierno trabaja para l,dice un alto uncionario municipalque pide anonimato

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    Del 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    Las distintas agrupaciones estu-diantiles trabajaban en diversos fren-tes de los cuales destac la Facultad

    de Economa localizada en El BarrioAntiguo, donde se impartieron losllamados Contracursos: maestros yalumnos asistan a esas clases alterna-tivas que abordaban el anlisis de lasociedad desde la ptica materialista,sin el aval de las autoridades univer-

    sitarias.Mientras que Rubio -quien vivajunto a otros cuatro estudiantes enun departamento del edicio 13 en

    los Condominios Constitucin- tra-bajaba desarrollando documentos dereexin en contra de las polticas gu-bernamentales, sus vecinos del edi-cio siete fraguaban asaltos bancariospara sostener el movimiento. Ahvivan Rosalbina Garavito y Jos LuisRhi Sausi Galindo. Ellos pertenecanal grupo de Ral Ramos Zavala y al

    grupo de Ignacio Salas Obregn, que

    era un grupo de orientacin catlicajesuita de dimensiones nacionales.Despus de una serie de atracos, la

    falla en un asalto realizado el 14 deenero de 1972, llev a la captura dedos integrantes de una de las clulasdel movimiento, en un departamentode los Condominios.

    Como resultado del interrogato-rio al que fueron sometidos los mu-chachos, la polica ubic el da 17 deese mismo mes al departamento en elque se ocultaban Garavito y Rhi Sausi

    junto a Jess Rodolfo Rivera Gmiz a

    quien conocan como Tolito. Llegarondecenas de soldados que iniciaron elasalto arrojando gases lacrimgenosde forma indistinta y disparando con-tra el departamento de la planta baja.En el lugar an quedan las huellas de

    los agujeros provocados por las balas.Al tiempo que esto suceda, una grancantidad de estudiantes sali arma-da de los departamentos y repeli la

    agresin de la autoridad contra los in-quilinos del departamento 34. Las ba-las volaban por todos lados, mientrasque los vecinos aterrados e intoxica-dos por los gases se escondan debajode las camas o en la parte ms recn-dita de su habitacin. Tolito quedsin vida en la entrada del edicio, en

    tanto que Rosalvina result heridapor un disparo a quemarropa en elestmago y Jos Luis fue llevado aprisin. Gracias a la proteccin de losmdicos de guardia, Hctor Camero y

    Juan de Dios Snchez, la mujer logrsobrevivir, en la refriega muri unpolica. Jos Luis fue torturado y salipoco despus de la crcel, gracias a laaccin de otro comando.

    Los comandos de Monterrey eranconformados por estudiantes destaca-dos: El mismo estado fue llevando ala gente a un clima para tomar las ar-mas, pero eran estudiantes, acadmi-cos, profesionistas; gente con visinde las cosas, no era gente ignorante,era gente muy preparada con maes-tras y doctorados, gente de letras, deartes, era lo mejor de la juventud demediados del siglo 20 cuenta Ru-bio, muchos aos despus de aqul

    evento. En esos mismos Condominiosvivi Alberto Snchez, quien, jun-to a otros miembros de la Liga de losComunistas Armados, secuestr unavin de Mexicana de Aviacin, el 8de noviembre de 1972.

    Con el paso de los aos, la vio-lencia fue cambiando de aspecto enMonterrey y la nueva guerra contralas drogas emprendida por el gobier-no de Felipe Caldern Hinojosa trajo

    una ola de violencia inusitada y mu-cho menos politizada en los Condo-minios.

    El 21 de septiembre del 2011, ungrupo de hombres armados atac lacaseta de vigilancia de los Condo-

    minios Constitucin. Un polica pre-ventivo result herido en una piernacuando desde el auto en marcha, lossicarios lanzaron una granada y dis-pararon en su contra con fusiles deasalto. La fachada de la pequea ga-rita que alberga una reducida celday dos rsticas mesas de madera que-d destrozada. Un auto incendiadotambin dio fe de los hechos, mien-tras que los vecinos de las decenas dedepartamentos que rodean al lugar

    se asomaron temerosos e incrdulospor las ventanas de sus viviendaspara presenciar el evento. El ocial

    lesionado fue dado de baja de la cor-poracin unos meses despus. Su con-dicin fsica ya no le permitira ejercersu labor al 100 por ciento: qued cojode una pierna y no escucha nada,dice uno de los policas que an res-guardan los Condominios. Se diceque la agresin fue en represalia porel operativo que realiz la Marina al-gunos das antes en un departamento

    de los condominios, donde se logr lacaptura de un distribuidor de droga yse realiz un moderado decomiso deenervantes. En los ltimos dos aos

    han sido cateados otros dos departa-mentos, uno en el edicio 26 y otro en

    el 37. En ambos casos hubo arrestosy decomisos. En otro episodio, hacems o menos un ao, tres jvenes queno pasaban los 18 aos fueron levan-tados por hombres armados a bordode una camioneta. Se los llevaron contodo y las motonetas en las que pre-suntamente distribuan la droga en-tre los pasillos de los departamentos.Lo cierto es que estos jvenes nuncafueron vistos de nuevo en la zona.

    Aunque de acuerdo con variosvecinos consultados, las cosas se hantranquilizado mucho en esta prima-vera de 2013, en los CondominiosConstitucin ya no se lucha por cam-biar la sociedad, sino simplementepor cumplir con una jornada laboraly salvar el pellejo o bien, en algu-nos casos, sacar una mejor tajada deun negocio jugoso en el corazn deMonterrey.

    ERA UN PAISAJE HERMOSO

    Cuando a la edad de 20 aos Juande Dios Rodrguez Rodrguez lleg a lacaseta de ventas, le dijo al vendedorque quera el primer departamentode los Condominios Constitucin. Eldepartamento por el que hizo un pagoinicial de mil pesos a nombre de suspadres fue el hogar de sus seis herma-nos durante muchos aos, mientrassus progenitores vivan en Montemo-relos. Ahora, Juan utiliza su antiguohogar como una tienda donde vendeprtesis. Sentado tras el mostrador,recargado cmodamente en su silla

    reclinable, cuenta que hace ms de40 aos, cuando dej la casa de asis-tencia en la que viva para habitar enlos Condominios, estos olan a nuevo:Yo que fui el primero en vivir aqu tepuedo asegurar que estos edicios es-taban preciosos, en aquel entonces eralo mejor que haba en Monterrey re-ferente a departamentos y estn bienhechos. El gran problema es que sevieron afectados por la enfermedad dela indiferencia y del abandono de losdueos que emigraron a una nueva

    propiedad y mantuvieron los condo-minios en renta. El mal es recurrenteen Mxico, cuando se deja la gestinde un elemento compartido a la bue-na voluntad de sus mltiples dueos

    todo suele acabar en un desastre. Unoespera que otro haga el trabajo que nohicimos por imposicin mientras queellos esperan lo mismo. Parece que ne-cesitamos que nos obliguen.

    Doa Silvia lleg con sus padres ysus cuatro hermanos poco despus de1971. Poco a poco los hijos se fueron,sus padres murieron y ahora slo ha-bita su hermana menor en el departa-mento cinco. Sus padres y su herma-no presenciaron la balacera del 17 deenero 1972 y estuvieron a punto de serembestidos en la ofensiva del ejrcitocontra los guerrilleros. En ese entonceshabitaban en el edicio nmero cinco.

    A pesar de ello, la seora Salas asegurahaber vivido aos maravillosos en losCondominios: ah vivimos la nevada,estaba bien bonito y salimos a tomarfotos. Estaba lleno de nieve en los con-dominios, era un paisaje hermoso.

    A Salvador Torres le toc unaetapa mucho ms decadente de losedicios Constitucin. Hace 20 aos

    arrib como estudiante y ha resididoen cuatro distintos depas de los con-dos. Desde hace cinco aos ocupa unode los de lujo junto a su esposa y suhija. Involucrado en las necesidades

    de los Condominios, cre un grupo deFacebooken el que recibe las quejas ysolicitudes de la comunidad y las quecanaliza, a medida de que su capaci-dad de gestin se lo permite, a las au-toridades correspondientes. Y es que laactual Ley de Propiedad en Condomi-nio en el estado indica que por ser unapropiedad privada, debe existir unaAsamblea como rgano supremo delcondominio elegido por los propieta-rios de los departamentos.

    Una verdaderaguerrilla urbanaenraiz suscimientos enlos edifciosConstitucin,

    explica elhistoriador RalRubio Cano.Las distintasagrupacionesestudiantilestrabajaban endiversos rentesde los cualesdestac laFacultad de

    Economalocalizadaen El BarrioAntiguo, dondese impartieronlos llamadosContracursos

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    POR DENISE ALAMILLO

    Pero ac no existe tal, nadie sepone de acuerdo y nadie se quieremeter en el lo de hacer gestiones paramejorar ese entorno. Slo cuando setrata de una necesidad urgente losinquilinos llaman a las dependenciasmunicipales. Se les pone mucho go-rro porque en teora no les correspon-de a ellos, porque es una unidad ha-bitacional privada. An hay muchas

    familias habitando los departamen-tos. Familias que como la suya, por la

    cercana con el centro de la ciudad ypor lo econmico que resulta, no pre-tenden mudarse a la periferia. Aun as,la poblacin estudiantil sigue siendofuerte y sobresalen los alumnos de laescuela de medicina que hacen su re-sidencia en el Hospital de Ginecologay Obstetricia ubicado frente al conjun-to habitacional.

    A pesar de que vivi la etapa enque se poda caminar por la madruga-

    da y exista una vida nocturna en esesector de la ciudad, insiste en que hayun tejido social todava rescatable yuna camaradera vecinal muy forta-lecida. No sabe de posibles proyectospara esa zona, pero la desconanza

    ciudadana hacia los gobernantes-dice- lo hara complicado.

    SIMBIOSIS Y MS OLVIDO

    Los Condominios Constitucinno estn incluidos en el Plan de Re-generacin delBarrio Antiguo, diceel Director del Instituto Municipal de

    Planeacin Urbana y Convivencia(IMPLANC), Gabriel Todd Alans. De

    acuerdo con el funcionario, el nico

    plan al respecto es que el proceso deregeneracin mejorar la imagen delos condos por una especie de pro-ceso de simbiosis, aunque no se tengaun proyecto conceptualizado.

    El Plan de Regeneracin abarcacinco polgonos cercanos al PaseoSanta Luca, identicados as: la zona

    del Tecnolgico, El Barrio Antiguo,el Monterrey Histrico, el Barrio de laMsica Nortea, localizado en la calle

    Modesto Arreola y el Barrio La Luz.Grupos de vecinos organizados se

    estn reuniendo con el ayuntamiento

    local para realizar programas a largoplazo, en los cuales se ofrecen mejorasen la zona. Estas mejoras consisten enms espacios peatonales, arreglos enlas lmparas y el incremento de reasverdes. La restructuracin arquitec-tnica de El Barrio Antiguo estara cargo del gobierno estatal, con elapoyo del IMPLANC en la activacin

    ciudadana, involucrando a los veci-nos en la toma de decisiones y en lasacciones. La dependencia municipaltrabaja de la mano de la Organiza-

    cin de las Naciones Unidas (ONU)

    Habitat, bajo un esquema que la Or-ganizacin internacional denominaCity Changers Lab, en el que se inte-gran jvenes voluntarios para insta-lar procesos innovadores a travs delaboratorios. Esta primavera se ha he-cho un experimento de convivenciaen El Barrio Antiguo, con el que se

    pretende reanudar su actividad al ce-rrar los costados de una va e impedirque se utilice como estacionamiento,colocando mesas y sillas para los pa-seantes.

    El funcionario vislumbra un pro-ceso largo. Arma que poco a poco,

    aunque tome aos, cinco barrios deMonterrey tendrn una imagen di-ferente. Pero en este plan, no se con-templa la mejora de los CondominiosConstitucin.

    Ni para mal, ni para bien...

    1- OLOR

    Los Condominios Constitucin tienen un olor ni-co. Podra denirlo como una mezcla entre suavizante

    de ropa, acumulacin de basura y el aroma de los r-boles de temporada. En enero y febrero, las patas devaca o falsas orqudeas, cubren y adornan los ediciosy calles; en marzo las jacarandas moradas hacen actode presencia y tupen de ores pequeas y olor a hume-dad. Por esas mismas fechas, varios rboles al interiorde los Condominios estn llenos de zarzamoras; en ju-nio el aroma es a or de azahar, los naranjos y limonesse encuentran oreando.

    2- GATOS

    Por iniciativa de Eva Njera, Directora de CRIAA(Centro de Investigacin y Recursos para el Aprendizajesobre Animales) un grupo de vecinos de los CondominiosConstitucin dise un proyecto que consista en replicarun modelo italiano, en el que cierta comunidad deter-minada resolvi el conflicto de gatos callejeros que tena,designando un espacio en la comunidad para hacer un

    hotel de gatos. Se construyeron casitas coloridas y origina-les para alojar gatos, a los cuales previamente se esteriliz,y los vecinos participaron en un rol para alimentar a losfelinos. Muy pronto, las villas de gatos llamaron la aten-cin y se convirtieron en atractivo turstico, desencade-nando un desarrollo comunitario y una derrama econ-mica a partir de las visitas que llegaban de todos lados atraer donativos de alimentos para los gatos. Para trasladarel proyecto a los Condominios Constitucin como posiblesolucin a la problemtica de perros y gatos en abandono,el grupo se reuni en varias ocasiones y pact con la clni-ca mvil de esterilizacin de Luca. Lo que les falt fueronlos recursos econmicos para construir la villa y se queden proyecto archivado para algn futuro no muy lejano.

    3- ANDY WARHOL

    El departamento, desde que lo habit, siempreha tenido una vibra extraa. Por ejemplo, una de lascosas que me haban parecido raras es la proteccinque tiene la ventana principal. Sobresale mucho.Hace poco me enter por la vecina de abajo que laproteccin fue puesta por los dueos luego de que uninquilino que era artista y al que le decan el AndyWarhol, se avent por la ventana. Me enter tam-bin que en ese mismo departamento vivieron va-rios aos en pleno apogeo unos dealers. Vendan todotipo de droga y cuando inici el desmadre en la ciu-dad, el ejrcito vino por ellos y siguen desaparecidoshasta la fecha. Roco

    4- HUERTOS

    Otros proyectos se han mantenido en pie, como

    el de los huertos comunitarios. De forma regular seimparten cursos y talleres de forma gratuita para

    quien est interesado en aprender agroecologa ur-bana, huertos verticales y techos verdes. Sin embar-go, cuando se trat de crear un huerto comunitariocon composta, no todos los vecinos estuvieron deacuerdo por lo que la segunda etapa del proyectosigue sin realizarse.

    5- TENIS

    Aqu el problema por el que no se puede hacernada desde la junta de vecinos, es porque la llevanmuy institucionalmente. Slo los propietarios tie-

    nen voz y voto, y es una realidad que quedan yamuy pocos propietarios viviendo aqu. La mayorapagamos alquiler. Algunos tenemos ya ms de 15aos pagndolo, pero seguimos sin voz en ese grupo,as que si te quieres ir a meter a la junta de vecinos, terecomiendo que te lleves unos buenos tenis, porquevas a querer salir corriendo. Los necesitars Ismael

    6- TRUEQUE

    Una red de intercambio sugiri que los Con-dominios Constitucin seran un punto ideal pararealizar tardes de trueque. En un principio se viola posibilidad de organizar un mercado autnomo,convocando a la comunidad en general, pero des-pus se consigui un espacio particular sobre la Pri-vada Hroes del 47 en donde se llev a cabo la feriadel trueque, la cual evolucion los ltimos dos aosa la Gratisferia, en la que acuden vecinos a regalarcosas que ya no usan y llevarse otras que ah sonofrecidas.

    7- RONDINES

    Yo aqu crec. Desde que se construyeron losedicios, mis paps compraron este departamento.En los 70, con la movilizacin estudiantil, mi pap leabri la puerta a los estudiantes para que se escon-dieran en nuestro departamento. Pasaron tres dasmetidos en el departamento, tratando de no hacerruido mientras pasaban rondines policiacos buscn-dolos. Segn recuerdo, lograron atrapar a tres, peroall por el edico nueve, quien sabe qu pas con losdemsEricka

    SIETE BREVSIMAS NOTICIAS DE INTERIORES

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    Del 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    AMAR A DIOS

    EN TIERRA DE ZETASPuede existir una nueva Belnen medio de un desierto de horror?

    POR EMILIANO RUIZ PARRA

    Temporales. La tierra es seca yrugosa como la piel de un elefante.Sin una gota de lluvia que levan-tara las milpas, no qued ms re-medio que desmoronar los cerrosy expurgarles la arcilla. Y de tantorascar aqu y all, los montes que-daron achatados, cuadrados como

    ladrillos cocidos por la luz granatedel atardecer. rido y polvorientopor la voluntad del cielo; rojo y po-ligonal por las manos de los hom-

    bres, a este lugar donde no lluevese le llam Temporales, RanchoTemporales.

    Ac llegaron losZetas a asesinara dos jvenes.

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    Eran los das posteriores a la navi-dad de 2010, una familia cenabaen casa y los sicarios irrumpieron sin msy ejecutaron a dos primos carnales querondaban los 30 aos. Unos cuantos tirosy vmonos. A los temporaleros les que-d claro: el pueblo perteneca a los Zetas,como pertenece lo que el ojo del hombrealcanza a ver en este paisaje geomtrico yrojo como la superficie de Marte.

    Algo bueno trajeron los Zetas: cami-nos. Se aplanaron los chipotes de tierra yse pavimentaron las terraceras: el paso cri-minal de las camionetas se redujo de trescuartos de hora a unos 15 minutos desdeSaltillo.

    Sobre esa carretera avanza la camio-neta Estaquitas del sacerdote Pedro Pan-toja. En la caja viajan cuatro adolescentesdel Crculo de Estudiantes Cristianos quese rene en el templo de la Santa Cruz.Uno de ellos toca la guitarra y canta unacancin: El telfono parece carpintero,porque aserrn, porque aserrn.

    El 6 de enero, Pantoja viene a este ran-cho a celebrar la Epifana. Se viste las ropassacerdotales sobre el pantaln de mezcli-lla y la camisa a rayas. Rebaja con cincopartes de agua el chorrito de vino de con-sagrar que vierte en un vaso de plstico y

    dedica su homila a los jvenes asesinadosun ao atrs. Le explica a la gente por quhay que ser solidarios con los transmi-grantes centroamericanos. Las guitarras ylas voces de los adolescentes musicalizanel rito.

    Los escuchan 15 adultos y diez nios.La tez de los hombres est seca y rugosacomo la epidermis de Temporales. Losnios se emocionan porque han visto laspiatas y los dulces que llegaron en el ve-hculo del cura. Al trmino de la misa, lacomunidad agasaja a las visitas con tama-les y champurrado.

    Los nios rompen una piata. Pan-toja invita a las madres a que quiebren lasegunda. Las primeras en tomar el garrotedan golpes tmidos, titubeantes.

    ndele, como si fuera su marido!,

    anima Pantoja y todos ren.La seora rompe la piata.Pantoja se permite pocos placeres. A

    veces pareciera hosco y hasta sus espor-dicas bromas tienen significado poltico.De los sacerdotes y las monjas que se hanvolcado a la defensa de transmigrantescentroamericanos, Pedro Pantoja Arreo-la es quizs el poltica e intelectualmentemejor preparado. Formado durante cua-tro dcadas como dirigente obrero tareaque desempe al mismo tiempo que eraprroco, Pantoja Arreola ha propuestoque las casas de migrantes no slo brindencomida, techo y proteccin contra los se-cuestros, sino que fomenten la concienciapoltica de los migrantes y los transformen,de ese modo, de vctimas en protagonistasde su propia liberacin.

    De 67 aos, Pantoja pertenece a la Teo-

    loga de la Liberacin, una corriente ca-tlica latinoamericana que vio pasar susmejores das en los aos 70 y que se enfren-ta a una crisis generacional: sus grandesfiguras estn muertas o en el lmite de los70 aos, sin que aparezca con certidumbreun relevo generacional. Los liberacionis-tas, como se llaman a s mismos, persi-guieron durante dcadas la revolucin so-cial. En el camino, sin embargo, se toparoncon losZetas.

    Los liberacionistas encontraron signi-ficado a su lucha con los transmigrantes,a quienes identifican como las vctimasms oprimidas del neoliberalismo actual.Hoy estn en el frente de guerra contra elcrimen organizado, que encontr en losmigrantes y en la complicidad guber-namental una industria de explotacin

    por medio de los secuestros, el recluta-miento forzado de sicarios, la trata de blan-cas y el trfico de rganos.

    LAS VIDAS DE PANTOJA:EL CONTAGIADO

    Si se le pregunta por su niez, de in-mediato hablar de su madre, RamonaArreola, que asumi la atencin pasto-ral de los presos de la crcel de Parras, enCoahuila. El solo hecho de verla confortara los presos con el evangelio le habra de-

    jado una huella imborrable, pero la crcel

    era tan pobre que la Palabra tena que vol-verse carne, alimento no nicamente parael espritu sino para el cuerpo. Por ello, Ra-mona Arreola se hizo cargo de llevarles co-mida, de que no les faltara ropa y ense aleer a los analfabetos.

    La pobreza era la hermana mayorde los ocho hijos del matrimonio Panto-

    ja Arreola. Ramona lavaba y planchabaajeno, teja y remendaba, horneaba pan eiba a los ranchos a comprar lea para re-venderla en la ciudad, con tal de abatir elhambre de sus hijos. A pesar de sus propiaspenurias, su tarea como apstol de la cr-

    cel se extendera por cuatro dcadas, conla ayuda de su esposo, quien fuera campe-sino y, despus, empleado del sistema deaguas de la ciudad.

    La migracin toc a Pedro Pantojadesde el primer ao de edad, cuando sufamilia huy de la pobreza de San Pedrodel Gallo, en Durango (el censo de 2010 re-gistr 700 habitantes en el pueblito), parainstalarse en el valle de Parras, frtil enuva y algodn. A los diez aos migr denuevo, pero ahora solo, a Saltillo, al semi-nario menor; a los 15 cruz la frontera paracontinuar los estudios sacerdotales enNuevo Mxico. Pero la experiencia claveque le mostrara la migracin como un fe-nmeno que cambia la historia mundialla tuvo a los 20 aos, cuando conoci allder migrante ms clebre en la historiade Estados Unidos, Csar Chvez, aunquetambin ampliamente controvertido porsu autoritarismo y megalomana.

    Con un pequeo grupo de estudian-tes de teologa del seminario de Monte-zuma, Nuevo Mxico entre ellos el hoyobispo de Toluca, Francisco Javier Chavo-lla, Pantoja lleg en 1966 hasta Delano,California, el campamento desde dondeChvez diriga el movimiento de emanci-pacin migrante, y se contrat como bra-cero durante tres meses. Chvez, entoncesun enrgico dirigente de 39 aos, marc aPantoja como luchador social. El ahora sa-cerdote recuerda el movimiento migrantedirigido por Chvez como un milagro so-cial y revolucionario, al insurreccionar algrupo ms oprimido de Estados Unidos.

    Hoy, la vida de Pantoja gira exclusi-vamente en torno de los migrantes cen-troamericanos: si tiene que dar una con-ferencia, celebrar una misa, asistir a unareunin, ofrecer una entrevista, viajar enMxico o en el extranjero, acudir a unacena o leer un libro, debe tener una rela-cin con su trabajo como defensor de losderechos de los migrantes. Adicto al traba-

    jo, la migracin aparece hasta en su correoelectrnico. En la casa no hay ningnprofesionista que est haciendo un trabajoasptico: todos estamos contagiados, medice de s mismo y de los colaboradores deBeln, Posada del Migrante.

    En un largo da de reuniones, entre-vistas y celebraciones religiosas en ple-no fin de semana, el nico momentoque se toma Pantoja de descanso llegahasta la noche. Ya se han ido a dormir losmigrantes y los colaboradores. Quedandos seminaristas que cubren en el alber-gue su ao de servicio social antes de reci-bir la ordenacin como diconos. Pantojaprepara un omelette con frijoles. Se sientaa cenar con los seminaristas y escucha laconversacin de uno de ellos, originariode Tampico, Tamaulipas. En su estado,

    cuenta, estallan granadas en los centroscomerciales, abundan las balaceras, loscuras huyen, los muertos se cuentan pordecenas. Es la guerra de losZetas y el Cr-tel del Golfo por el control del estado.

    Pero nada de eso sale en las noticias.La verdad all est mucho peor que aqu,cuenta el aspirante a sacerdote.

    Se acaba la jornada. Se van todos adormir.

    LAS VIDAS DE PANTOJA: ELOBRERO

    Pedro Pantoja altern durante d-cadas la vida de prroco y de dirigenteobrero. En 1974, mientras era vicario de lacatedral de Saltillo, estall la primera rebe-lin laboral importante del norte del pas,en las compaas Cinsa y Cifunsa. Pantoja

    fue asesor del comit de huelga y participen casi todas las decisiones estratgicas delmovimiento que, sin embargo, terminen la traicin de los lderes sindicales.

    La derrota fue dolorossima. Nos do-li mucho porque hubo represalias crimi-nales: despidieron a miles y boletinarona los obreros que haban participado paraque nadie los contratara, me dice.

    Por aos, Pantoja fue asesor de obre-ros, mineros y trabajadores de la maquilaen el noreste. Le toc oponerse a famososcaciques como Napolen Gmez Sada, l-der sindical vitalicio de los mineros, pero

    tambin conocer al que define como unode los iconos del sindicalismo mexicano,el lder ferrocarrilero Demetrio Vallejo.

    Vallejo vino a alentar la lucha socialy lo tomaron preso. Estuvo como mesy medio en la crcel, y yo tuve muchotiempo para convivir con l y aprenderle,y tambin colabor para que saliera. Fueuna experiencia muy bonita, recuerda elsacerdote.

    La ola de despidos del sexenio de Car-los Salinas de Gortari (1988-1994) cruzaralos dos caminos de Pantoja: el obrero y el

    migratorio. Miles de desempleados mexi-canos, echados de empresas paraestatalescomo Altos Hornos de Mxico, buscaronuna vida mejor en Estados Unidos. Mu-chos eran deportados a Ciudad Acua,Coahuila, donde recuperaban fuerzas paraintentarlo de nuevo. Ah fund Pantoja elalbergue Casa Emmas, que atenda prin-cipalmente a migrantes mexicanos.

    Y estuvo en Acua hasta 2002, cuandoel obispo de Saltillo, Ral Vera, lo requiriurgentemente: en la capital se registrabauna ola de asesinatos de transmigrantescentroamericanos y era urgente que unsacerdote experimentado reforzara Beln,Posada del Migrante, que dos religiosashaban abierto haca poco en una bodegaabandonada. Pedro Pantoja no lo pensdos veces.

    SALTILLO EN ROJO

    El color rojo fue elevado a culto enCoahuila. Los nuevos puentes, los vehcu-los oficiales, las escuelas y las patrullas dela polica se pintaron de rojo; a los servido-res pblicos se les uniform en rojo y a lospobres se les entreg despensas en bolsasde color rojo.

    Desde 2006, el rojo se convirti en elcolor que identific al Partido Revolucio-nario Institucional (PRI), el mismo quegobern el pas 70 aos ininterrumpidos yque recuper el gobierno en julio de 2012.De chamarras rojas se uniformaba a losasistentes a los mtines de ese partido.

    Humberto Moreira, gobernador

    priista de la entidad entre 2005 y 2011, au-ment la deuda de 323 millones de pesosa 36 mil millones. En una sucesin cuasidinstica, le hered el poder a su hermanoRubn, que recibi las finanzas quebradas.Pero acaso la herencia ms trgica fue queel crimen organizado penetr la vida po-ltica y social de la entidad. Pedro Pantojame da un ejemplo: la dicesis de Saltillo hadocumentado 200 casos de desaparicionesforzadas de personas. Y esos casos no se re-fieren a migrantes centroamericanos sinoa ciudadanos mexicanos.

    Losliberacionistas,como se llamana s mismos,persiguierondurante dcadas larevolucin social.En el camino,

    sin embargo, setoparon conlos Zetas

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    Pantoja: este es territorio de Zetas,de crteles y de muchsima violencia[] El crimen organizado es una empre-sa perfecta que cubre todos los estamen-tos de la sociedad: los aparatos polticos,los empresarios, los ganaderos, los co-merciantes; son dueos de bancos quesubsidian el desarrollo del gobierno yde las agencias de envo de dinero (des-de Estados Unidos), que siempre se hanegado el gobierno a investigar [] Enel caso del noreste, no se puede separarla inltracin de las autoridades con elcrimen organizado.

    Pantoja es de los poqusimos que seatreven a hablar del tema frente a unagrabadora. Los Zetas y su colusin conlas autoridades son el tema de conver-sacin informal con activistas y sacerdo-tes: su control sobre las crceles locales,los cuerpos policiacos, los legisladores ylos funcionarios pblicos, los estableci-mientos mercantiles, las calles, los ne-gocios lcitos y los ilcitos. Nada de eso,sin embargo, se declara a un medio decomunicacin. Las balaceras son las querompen el silencio en la ciudad. Pero a

    ellas tampoco se les llama por su nom-bre. Slo se pregunta: ayer hubo estaen tu colonia?

    Humberto Moreira renunci a lagubernatura un ao antes de terminarsu mandato, para asumir la presidencianacional del PRI. Pero Moreira no resis-ti el escndalo generado por la enormedeuda pblica de Coahuila y se marchdel PRI por la puerta trasera slo nuevemeses despus de haber tomado pose-sin.

    El 29 de febrero de 2012, el PRI con-voc a sus candidatos a diputados fede-rales a tomarse una fotografa con el en-tonces candidato presidencial EnriquePea Nieto en la ciudad de Mxico. Peroa todos se les advirti: quien lleve unacamisa o chamarra de color rojo no sele permitir retratarse. Cuando mucho,prendas color de rosa o meln, pero elcolor rojo estaba totalmente prohibido.

    GOTERAS

    Un periodista de Nueva York se en-ter de que un sacerdote del noreste deMxico, residente en territorio de Zetas,haba estudiado en Estados Unidos yhablaba un estupendo ingls. Se pusoen contacto con l y le pregunt si a llo haban tentado los narcotracantes.

    El cura le dijo que los narcos le ofrecanhasta diez veces ms dinero por los bau-tizos y las bodas. Y por eso mejor habadejado de cobrarlos, aunque reconocique algunos de sus colegas, ya por miedo,cinismo o acuciante necesidad, aceptabanlas narcoddivas sin objecin.

    La nota se public un lunes en laUnin Americana. Al otro da, unosZetaso sus representantes se personaronen la parroquia del cura declarante contodo y albailes. Llevaban botellas de pin-tura. El sacerdote se dio cuenta de que nopoda negarse y opt por negociar. Les dijoque no le haca falta ningn retoque a lasparedes, pero aceptaba una impermeabili-zacin de los techos. Su parroquia quedlista ese mismo da.

    LAS VIDAS DE PANTOJA:EL INTELECTUAL

    A los 26 aos, Pedro Pantoja se inscri-bi en el Instituto Teolgico Pastoral paraAmrica Latina (Itepal), en Quito, Ecua-dor, en donde fue alumno de los fundado-res de la Teologa de la Liberacin: Gustavo

    Gutirrez, Enrique Dussel y el pedagogoPaulo Freire. De vuelta a Mxico, conclu-y una maestra en Sociologa en la Uni-versidad Nacional Autnoma de Mxico(UNAM). Su curiosidad intelectual, sinembargo, no estaba saciada an, y enton-ces dio el ltimo salto: Nanterre, Francia, laFacultad de Ciencias Sociales en Pars X, adonde fue a hacer una especializacin.

    Estuve en el seminario de MichelFoucault. Era magistral. Es el intelectualms fuerte del siglo XX, despus de Freud.No era parte de mi plan de estudios, peroen cuanto llegu all me recomendaronque no me lo perdiera, recuerda Pantojacon orgullo.

    Pedro Pantoja siempre carga un libroy avanza en su lectura aunque la agendadel da est completamente llena. Sobre su

    escritorio en las oficinas de la curia, noen el albergue rebosan cientos de librosmezclados entre documentos y libretas.

    Le pregunto por la vivencia en Parsadquirida fuera de las aulas. Pero ni si-quiera Pars quebr su disciplina:

    Yo viva como un estudiante po-bre. Mis espacios en solitario eran paraestudiar. Viva apasionadamente esa vidaporque tena que rendir cuentas y no po-da perder el tiempo: sin ningn gusto,sin ninguna comodidad, sin ningn pri-vilegio y sin ninguna diversin: no tenaderecho.

    EL ABISMO, EL INFIERNOY LA AMARGURA

    Honduras y El Salvador se convir-tieron recientemente en los pases msviolentos del mundo, con tasas de ho-micidios de 81 y 66 personas por cadacien mil habitantes. En el corredor cen-troamericano operan 900 pandillas con70 mil miembros, segn un informe deuna agencia de la Organizacin de lasNaciones Unidas (ONU).

    80 por ciento de sus huspedes deBeln, Posada del Migrante provienede Honduras, un pas devastado por elhuracn Mitch en 1998, que destruy80 por ciento de las carreteras y 70 porciento de los cultivos. Dana Frank, en elartculo Rescaten a Honduras del abis-mo publicado el 29 de enero en el In-ternational Herald Tribune, arma que,desde el golpe de Estado que depuso alpresidente Manuel Zelaya, Hondurasha descendido a un abismo sin derechoshumanos o seguridad.

    Frank arma que 300 personas hansido asesinadas por las fuerzas de segu-ridad del gobierno, adems de que 34miembros de la oposicin, 43 dirigentescampesinos y 13 periodistas han sidodesaparecidos o ejecutados. El presiden-te de Estados Unidos, Barack Obama,mientras tanto, ha incrementado el apo-yo militar al gobierno de Porrio Lobo.

    I. El inferno

    Los relatos de los sobrevivientes desecuestro rebasan los lmites de la ima-ginacin. A los transmigrantes se lesconvierte en objetos de entretenimientosdico. El periodista Daniel de la Fuentepublic en 2011 una resea de los ca-sos ms impactantes registrados por laasociacin civil Fronteras con Justicia:centroamericanos que son obligados

    a pelear hasta la muerte con marroso a matarse a tiros; hijos adolescentesque son forzados a sostener relacionessexuales con sus madres; hombres des-pedazados a machetazos cuyos restos secocinan para sus propios compaeros ose arrojan a fosas de cocodrilos; mujeresembarazadas apaleadas hasta el aborto,cuyos fetos se arrojan a los secuestrados;violaciones multitudinarias; hacina-mientos de centenares de personas quese prolongan por meses; hombres some-tidos que son arrollados por tractores.

    Este es territoriode Zetas, de crtelesy de muchsimaviolencia [] Elcrimen organizadoes una empresaperfecta quecubre todos losestamentos dela sociedad: losaparatos polticos,los empresarios,los ganaderos, los

    comerciantes; sondueos de bancosque subsidianel desarrollo delgobierno y de lasagencias de envode dinero (desdeEstados Unidos),que siempre se hanegado el gobierno

    a investigar [] Enel caso del noreste,no se puede separarla inltracin de lasautoridades con elcrimen organizado

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    En slo dos aos se han descubiertomil 500 cadveres de migrantes. No hayotro pas en el mundo donde ocurran msmuertes de migrantes internacionalesque en el nuestro, escribi el investigadorJorge Bustamante en Reforma el 28 demarzo.

    II. La amarguraEstados Unidos era un sueo, ahora esuna amargura, me dice Franklin, un in-migrante hondureo que acumulaba, aprincipios de enero de 2012, dos meses deresidencia en Beln, Posada del Migrante.En los tres das que paso en Beln, Posadadel Migrante en enero pasado, conversocon algunos de sus huspedes. La mayoraha vivido ya en Estados Unidos, dondedesempearon trabajos como jardineroso barrenderos; muchos de ellos estable-cieron pequeos negocios dentro de laindustria de la construccin: compraroncamionetas que cargaban con botes depintura o de impermeabilizante y le die-ron empleo a otros indocumentados; dis-frutaron de vacaciones; compraron ropade marca, gadgets y perfumes; se endeu-daron; aprendieron un ingls tan callejerocomo fluido, dejaron esposa e hijos unavida de enorme esfuerzo pero confortadapor el consumo y la seguridad, una vidaque se esfum con la deportacin o el re-greso a atender a familiares enfermos omoribundos.

    En su camino de regreso a Estados

    Unidos, nuevamente empobrecidos, lostransmigrantes dependen ahora de la ca-ridad de los albergues. Cuando estn enel camino, las noches las pasan en el frode las gndolas de los trenes de carga. Lacomida y un poco de dinero se obtiene decharolear (mendigar) entre los transentesy los vecinos en los pueblos donde hay es-tacin de trenes.

    EL ALBAIL

    Entre los sacerdotes, religiosos y monjasmexicanos que se volcaron en la atencin ydefensa de transmigrantes centroamerica-nos circul ampliamente el libroJess, unaaproximacin histrica, del sacerdote espa-ol Jos Antonio Pagola. El Jess de Pagolaera un obrero de la construccin, analfabetoy originario de una poblacin de no ms de400 habitantes.

    La vida de su clan familiar era dura por-que deban pagar una triple tributacin: alImperio romano, al gobierno vasallo de He-rodes Antipas y el diezmo para el templo deJerusaln. En esas condiciones, los campesi-nos solan caer en espirales de deudas impa-gables y tenan que rematar sus pequeasparcelas. Y sa era su peor desgracia, porqueentonces haba que sobrevivir como men-digo o depender de la caridad de la tribu.

    Aun cuando Jess ayudaba en la la-branza de Nazaret, muy probablemente

    no posea tierras propias, por lo que debiseguir el oficio de su padre: artesano de laconstruccin (y no exclusivamente carpin-tero). Jess caera dentro de la categora deprecariato que han creado los socilogosde nuestros das para describir a hombrescomo l. Sin posesiones ni empleo fijo, Je-ss itineraba en los pueblitos de Galileaofertando su fuerza de trabajo: pulido depiedras, trabajos sencillos en madera, cons-truccin y reparaciones de viviendas. Perono la tena fcil. El campesinado judo erapobre y cada padre de familia prefera edifi-car o arreglar por su cuenta antes de pagar aun artesano.

    Tras la lectura de Pagola, no hay que

    sorprenderse de que los curas, frailes y re-ligiosas que atienden a los transmigrantescentroamericanos descubran esa biografade Jess en los hombres y mujeres que lle-gan a sus parroquias. En su camino al impe-rio estadounidense se someten a la mltiplesangra de las autoridades mexicanas co-rruptas, los garroteros de los trenes, los con-ductores de autobuses, las bandas deZetasylos asaltantes comunes. Si acaso han logra-do en alguna ocasin anterior llegar a Es-tados Unidos, es muy probable que hayanobtenido empleos precarios en la industriade la construccin: en albailera, pinturae impermeabilizacin, aire acondicionado,jardinera y cualquier tipo de reparacionesdomsticas.

    Nazaret era un pueblito invisible (nolo registran los censos de la poca) en unpas perifrico, rural y empobrecido, bajola autoridad de vasallos del Imperio roma-no. Cualquier similitud con la Hondurasde hoy bajo el gobierno de Porfirio Loboes algo ms que una coincidencia para losreligiosos mexicanos. Al entrar a Beln,Posada del Migrante, lo primero que se vees una pintura que muestra a seis indocu-mentados con las manos atadas, detenidospor la Border Patrol. Uno de ellos lleva latnica blanca y el cabello largo del Nazare-no. Una imagen similar adorna sus oficinasen la dicesis de Saltillo: un cartel muestraa Jess mirando detrs de la malla ciclnicade la frontera, desde un hueco que abre conla mano entre las pas, y la leyenda Jessmigrante.

    BELN, POSADA DEL MIGRANTE

    Hace un lustro, la cocina del albergueera territorio prohibido. A nadie se le per-mita la entrada sin gafete y sin mandil.En aquel entonces, la guerra entre losmaras estaba mucho ms dura: que siunos eran del Barrio 18 y que los otros dela Salvatrucha No dejbamos entrara nadie para que no fueran a agarrar uncuchillo y matarse. Cuando servamosla comida todo era desechable. Ni unacuchara tenamos de metal. Pero ya habajado mucho me cuenta GuadalupeArgello, la madre Lupita, una religiosade ternura maternal y autoridad de hie-

    rro que coordina la marcha del albergue.EnBeln, Posada del Migrantese sirve sopa,arroz, ensalada fresca con mucha col, pollofrito, agua de frutas y pan. Un verdaderobanquete en comparacin con lo que ofre-cen otros albergues de miembros de la Igle-sia catlica. Los huspedes, cuando se regis-tran, reciben ropa limpia y en buen estado:pantaln, chamarra, calcetines, trusa, zapa-tos, camisa, cepillo de dientes y pasta dental.Los albergues de miembros de la Iglesia ca-tlica dependen, en buena parte, del trabajode voluntarios. La organizacin alemanaInternationaler Bundenviaba, desde 2005,estudiantes de ese pas a Beln, Posada delMigrante. Dos jvenes, Klaus y Walter, de

    24 y 22 aos, respectivamente, acumulabanya diez meses en junio de 2011, cuando de-bieron retirarse de manera intempestiva.Por lo que vi en el dormitorio de volunta-rios, cuando estuve ah en enero pasado, eraclaro que se haban marchado sin empacarlibros, postales y carteles.

    Acompa a Lupita Argello a uncentro comercial, ubicado a unos 200 me-tros del albergue, a cobrar envos de dinerodesde Centroamrica para huspedes dela casa. Lupita me cont la historia en elcamino: Klaus haba hecho ese mismo tra-yecto al supermercado, en compaa de dostransmigrantes. De una camioneta pick-upse bajaron dos hombres con ametrallado-ras. Le ordenaron que les entregara a losindocumentados. El tono de su voz iba dela burla a la amenaza. Pero Klaus no cedie interpuso el cuerpo. Los hombres arma-dos se fueron con las manos vacas. Si Kla-us hubiera flaqueado, piensa Lupita, a esosdos muchachos los hubieran secuestradoa plena luz del da. La embajada alemanasac a sus connacionales inmediatamentedel pas y cancel el envo de voluntarioshasta que el Estado mexicano garantizarasu seguridad. Hasta mi visita, eso no habaocurrido.

    Cuando visit el albergue, el segundofin de semana de enero, cuatro estudiantesde Etnologa, dos hombres y dos mujeres,concluan un breve voluntariado de unasemana. La noche del 6 de enero cada unose despidi con un breve mensaje despusde la cena. Una decena de transmigranteslevant la mano para responder. La mitadde ellos habl con una elocuencia conmo-vedora sobre el cario, el agradecimiento yla empata que haban despertado esos j-venes en slo una semana de convivencia.Su oratoria segura y seductora haca difcilpensar que eran emigrantes de un pas enruinas que haban pasado las ltimas se-manas a salto de mata y anhelaban entrara un pas que los empleara como obreros olimpiadores.

    Al trmino de los discursos, trans-migrantes y voluntarios se reunieron encrculo en torno de Lupita para cantarSumrgeme, que se ha convertido en elhimno de las casas de migrantes maneja-das por religiosos catlicos. Irnicamente,

    una cancin compuesta por Jess AdrinRomero, un cantante cristiano-evanglico:

    Cansado del caminoSediento de ti.Un desierto he cruzadoSin fuerzas he quedadoVengo a ti.Luch como un soldadoY a veces sufrY aunque la lucha he ganadoMi armadura he desgastadoVengo a ti.

    LOS PROTAGONISTAS

    Beln, Posada del Migrante admita a losindocumentados hasta por tres das comola mayora de los albergues. Pero cambipor completo su perfil: ya no sera ms unacasa de resguardo y reparacin temporal,sino el experimento de un modelo alter-nativo de sociedad, como lo llama PedroPantoja.

    El objetivo es que pasemos de la victi-mizacin a un grado nuevo de subjetividadsocial, de manera que, si llegaron como vc-timas, salgan como actores, como protago-nistas, dice.

    Su sueo es que reconstruyan Centroa-mrica como alcaldes, diputados, ministros.Por eso conceptualiza el albergue como unmodelo alternativo de sociedad.

    La columna vertebral son los derechoshumanos, el aspecto histrico, antropol-

    gico, cultural, religioso, la salud mental, laatencin a vctimas y sobre todo la audaciade colocar todo esto en el debate internacio-nal del enfrentamiento con el Estado, medice.

    Ms all de que se cumpla o no ese pro-yecto poltico, la flexibilidad del alberguele permite a los migrantes pensar en sustres alternativas: cruzar la frontera, regresara Centroamrica o quedarse en Mxico,como empieza a ocurrir.

    El que quiera cruzar necesita dinero.Mucho. Slo por atravesar la frontera sepagan 300 dlares a las mafias mexicanas.Pero nadie se aventura sin pollero. Y un po-llero no cobra menos de tres mil 500 dlares.

    Los transmigrantes no tienen ese di-nero. Dependen de que sus familiares enEstados Unidos se los enve, pero juntar esascantidades lleva tiempo. Beln, Posada delMigrante es el espacio ideal para esperar.Incluso se pueden ganar unos pesos en elnterin: empleadores acuden por mano deobra y ofrecen hasta 200 pesos por jornal. Enel albergue, cada da, hay cosas que hacer:desde plticas de derechos humanos a cla-ses de baile y aerbics.

    El obispo Ral Vera superior religio-so de Pantoja lo sintetiza as: El objetivoes que, ya sea que se vayan a Estados Uni-dos, se queden en Mxico o se regresen aHonduras, se conviertan en sujetos de supropia liberacin.

    La columnavertebral sonlos derechoshumanos, elaspecto histrico,

    antropolgico,cultural, religioso,la salud mental,la atencin avctimas y sobretodo la audaciade colocar todoesto en el debateinternacional delenfrentamiento

    con el Estado, medice

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    _Historia InternacionalDel 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    POR ROLAND BARTHES

    LA TORRE EIFFELCmo se descifra el panorama

    de una ciudad?

    Maupassant desayunabaen el restaurante de la Torre,pero la Torre no le gustaba:Esdecael nico lugarde Pars desde donde no laveo. En efecto, en Pars hayque tomar innitas precau-ciones para no ver la Torre.En cualquier estacin, a tra-vs de las brumas, de las pri-meras luces, de las nubes,de la lluvia, a pleno sol, encualquier punto en que seencuentren, sea cual sea elpaisaje de tejidos, cpulas ofrondosidades que les sepa-

    re de ellas, la Torre est ah,incorporada a la vida coti-diana, a tal punto que ya nopodemos inventar para ellaningn atributo particular.Se empea simplemente enpersistir, como la piedra o elro y es literal como un fen-meno natural, cuyo sentidopodemos interrogar inni-tamente, pero cuya existen-cia no podemos poner enduda. No hay casi ningunamirada parisina a la que notoque en algn momentodel da.

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    13_Historia Internacional

    elbarrioantiguo.c

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    Del 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    Cuando al escribir estas lneas em-piezo a hablar de ella, est ah,delante de m, recortada por mi ventana,y en el mismo instante en que la nochede enero la difumina y parece quererque se vuelva invisible y desmentir supresencia, he aqu que dos pequeasluces se encienden y parpadean suave-mente girando en su cima: toda esta no-che tambin estar ah, ligndome porencima de Pars a todos aquellos amigosmos que s que la ven. Todos formamoscon ella una gura mvil de la que es elcentro estable: la Torre es amistosa.

    La Torre est presente tambin en elmundo entero. Primero como smbolouniversal de Pars, en todos los lugaresde la tierra donde Pars ha de ser enun-

    ciada en imgenes. Del Middlewest aAustralia, no hay viaje a Francia queno se haga, en cierto modo, en nombrede la Torre, ni manual escolar, cartel olme sobre Francia que no la muestrecomo el signo mayor de un pueblo o deun lugar: pertenece a la lengua univer-sal del viaje. Mucho ms: aparte de suenunciado propiamente parisino, afectaal imaginario humano ms general. Suforma simple, matricial, le conere la vo-cacin de un nmero innito: sucesiva-mente y segn los impuestos de nuestraimaginacin, es smbolo de Pars, de lamodernidad, de la comunicacin, de laciencia o del siglo XIX, cohete, tallo, torrede perforacin, falo, pararrayos o insec-to. Frente a los grandes itinerarios del

    sueo, en el siglo inevitable: del mismomodo que no hay una mirada parisinaque no se vea obligada a encontrrsela,no hay fantasa que no termine hallan-do en ella su forma y su alimento. To-men un lpiz y suelten su mano, es decirsu pensamiento. Con frecuencia nacerla Torre, reducida a esa lnea simple cuyanica funcin mtica es la de unir, segnla expresin del poeta, la base y la cum-bre, o tambin la tierra y el cielo.

    Es posible huir de este signo purovaco, casiporque quiere decirlo todo.Para negar la Torre Eiffel es preciso ins-talarse en ella como Manupassant y, poras decirlo, identicarse con ella. A seme-

    janza del hombre, que es el nico queno conoce su propia mirada, la Torre esel nico punto ciego del sistema pticototal del cual es el centro y Pars, la cir-cunferencia. Pero en este movimientoque parece limitarla, adquiere un nue-vo poder: objeto cuando la miramos, seconvierte a su vez en mirada cuando lavisitamos, y convierte a su vez en obje-toa un tiempo extendido y reunidodebajo de ellaa ese Pars que hace unmomento la miraba. La Torre es un obje-to que ve, una mirada que es vista: es unverbo completo, a la vez activo y pasivo.

    La inutilidad de la Torre siempre seha percibido como un escndalo, es de-cir como una verdad valiosa e inconfe-sable. Antes incluso de que se constru-yera, se le reprochaba que fuese intil,lo cual se pensaba que bastaba paracondenarla: no perteneca al espritu deuna poca, de ordinarios consagrada ala racionalidad y al empirismo de lasgrandes empresas burguesas, el sopor-tar la idea de un objeto intil (a menosque fuese un objeto de arte, lo cualtampoco se podra pensar de la Torre).Tambin Gustave Eiffel, en la defensaque l mismo hace de su proyecto enrespuesta a la Protesta contra la torredel sr. Eiffel, enumera todos los usosfuturos de la Torre. Todos son, como sepuede esperar de parte de un ingenie-ro, usos cientcos: medidas aerodin-micas, estudios sobre la resistencia delos materiales, siologa del escalador,investigaciones de radioelectricidad,problemas de telecomunicaciones, ob-servaciones meteorolgicas, etc. Estasutilidades son indiscutibles, pero pare-cen irrisorias al lado del mito formida-ble de la Torre, del sentido humano queha tomado en el mundo entero. Y esque en este caso las razones utilitarias,por mucho que el mito de la Ciencialas ennoblezca, no son nada en compa-racin con la gran funcin imaginariaque a los hombres les sirve para ser pro-piamente humanos.

    Antes incluso del nacimiento de laTorre, el siglo XIX (sobre todo en Am-rica y en Inglaterra) haba soado conedicios cuya altura sera sorprendente,pues era un siglo de hazaas tcnicas yla conquista del cielo excitaba otra veza la humanidad. En 1881, poco antes dela Torre, un arquitecto francs haba lle-vado bastante lejos el proyecto de unatorre-sol. Ahora bien, este proyecto, tc-nicamente bastante loco porque recu-rra al concreto y no al hierro, tambinse situaba bajo la garanta de una utili-dad muy emprica: por una parte, unallamada situada en lo alto del ediciotena que alumbrar por la noche has-ta el ltimo rincn de Pars medianteun sistema de espejos y, por otra parte,la ltima planta de este torre-sol (deaproximadamente 300 metros de al-tura, como la Torre Eiffel) se reservarapara una especie de sanatorio dondelos enfermos podran gozar de un airetan puro como el de la montaa. Peroen este caso, como en el de la Torre, elutilitarismo ingenuo de la empresa nose separa de la funcin onrica que esinnitamente poderosa y que, en ver-dad inspira su nacimiento: el uso nohace ms que abrigar el sentido.

    As, en el casi de los hombres, po-dramos hablar de un verdadero com-plejo de Babel: Babel tena que servirpara comunicarse con Dios, y sin em-bargo Babel es un sueo que alcanzaprofundidades muy distintas a las delproyecto teolgico. La Torre, rpida-mente desembarazada de los conside-rados cientcos que haban autorizadosu nacimiento (aqu importa poco quela torre sea realmente til), tom la sali-

    da de un gran sueo humano en el quese mezclan sentidos mviles e innitos:reconquisto la inutilidad fundamentalque la hace vivir en la imaginacin delos hombres. Al principio, siendo tanparadjica la idea de un monumentovaco, se quiso hacer de ella un tiem-po de la Ciencia. Pero esto es slo unametfora: de hecho, la Torre no es nada,cumple una especie de grado cero deun monumento. No participa de nadasagrado, ni siquiera del Arte. La Torreno se puede visitar como un museo: nohay nada que ver en la Torre. Pero estemonumento vaco recibe cada ao msvisitantes que el museo del Louvre ynotablemente ms que el mayor cinede Pas.

    Por qu se visita la Torre Eiffel?Sin duda, para participar un sueo delque ella es mucho ms el cristalizadorque el propio objeto (y sta es su origi-nalidad). La Torre no es un espectculoordinario: entrar en la Torre, escalarla,correr alrededor de sus cursivas esdeun modo a la vez ms elemental y msprofundoacceder a una visa y explo-rar el interior de un objeto. Transformarel rito turstico en aventura de la mira-da y de la inteligencia.

    La Torre mira a Pars. As que visitarla Torre es salir al balcn para percibir,comprender y sabotear cierta esenciade Pars. Una vez ms, es un monu-mento original. Habitualmente, losmiradores son puntos de vista sobre lanaturaleza que renen a sus pies, suselementos, aguas, valles, bosques, demodo que el turismo de la bella vistaimplica infaliblemente una mitologanaturista. La Torre no da sobre la natu-raleza sino sobre la ciudad, y sin embar-go, por su posicin misma de punto devista visitado, hace de la ciudad una es-pecie de naturaleza: convierte el hormi-gueo de los hombres en paisaje. Aadeal mito urbano, a menudo sobrio, unadimensin romntica, una armona, unalivio. Por ello, a partir de ella, la ciudadse incorpora a los grandes temas natu-rales que se ofrecen a la curiosidad delos hombres: el ocano, la tempestad,la montaa, la nieve, los ros. Visitarla torre no es entrar en contacto con losagrado histrico, como es el caso de lamayora de monumentos, sino con unanueva naturaleza, la del espacio hu-mano: la Torre no es rastro, recuerdo nicultura, sino ms bien consumo inme-diato de una humanidad que se vuel-ve natural a travs de la mirada que latransforma en espacio.

    Qu es, en efecto, un panorama?Es una imagen que tratamos de desci-frar, en la que intentamos reconocerlugares conocidos, identicar seales.Tomemos algunas vistas de Pars des-de la Torre Eiffel: distinguimos aqula colina de Chaillot, all el bosque deBoulogne. Pero dond est el Arco delTriunfo? No lo vemos, y esta ausencianos obliga a inspeccionar de nuevo elpanorama, a buscar ese punto que faltaen nuestra estructura. Nuestro saber (elque podemos tener de la topografa pa-risina) lucha con nuestra percepcin, y

    en cierto sentido la inteligencia es esto:reconstruir, hacer que la memoria y lasensacin cooperen para producir ennuestra mente un simulacro de Pars,cuyos elementos estn delante de noso-tros, reales, ancestrales, y sin embargodesorientados por el espacio global enel que se nos ofrecen, pues este espacionos es desconocido. Nos acercamos asa la naturaleza compleja, dialctica, detoda visin eufrica, pues puede desli-zarse lentamente, levemente a lo largode una imagen continua de Pars, y enun primer momento ningn acciden-te viene a romper esta gran capa deplanos minerales y vegetales que, enla felicidad de la altura, se percibe a lolejos. Pero, por otra parte, este continuo

    mismo compromete la mente en lacierta lucha, quiere ser descifrado, hayque volver a encontrar signos en l,una familiaridad que provenga de lahistoria y del mito.

    Un panorama no se puede consu-mir nunca como una obra de arte, yaque el inters esttico de un cuadrocesa en cuanto tratamos de reconoceren l puntos particulares surgidos delsaber. Decir que hay una belleza dePars que se extiende a los pies de la To-rre es confesar esa euforia de la visinarea que solamente reconoce un es-pacio bien enlazado. Pero tambin esenmarcar el esfuerzo intelectual de lamirada ante un objeto que pide ser di-vidido, identicado, atado a la memo-

    ria, pues la felicidad de la sensacin(nada ms feliz que una mirada desdela altura) no basta para eludir la natu -raleza preguntona de la mente antetoda imagen. Desde lo alto de la Torre,la mente se pone a soar con la muta-cin del paisaje que tiene bajo sus ojos.A travs del asombro del espacio, sesumerge en el misterio del tiempo, sedeja tocar por una especie de anamne-sis espontnea: la duracin misma sevuelve panormica.

    La Torre no sepuede visitar comoun museo: no haynada que ver enla Torre. Pero estemonumento vacorecibe cada ao msvisitantes que elmuseo del Louvre ynotablemente msque el mayor cinede Pas. Por qu sevisita la Torre Eiffel?

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    Un compaero me dice alnalizar la clase: y no teaburres en Monterrey porque no pue-

    des hablar de literatura? Es que slo

    hablan de futbol. Su pregunta-comen-

    tario realmente me agarr por sorpresa.Vaya que no esperaba que uno de mis

    coleguitas estudiantes de los Siglos de

    Oro me saliera con tremendo clich. Mi

    reaccin no habr sido la ms cordial,

    pues le contest entre risillas: tanto

    como hablan ac [Distrito Federal] de

    futbol, o qu? t s hablas mucho de

    literatura con tus amigos?.

    La siguiente sesin entend que ha-

    ba sido evidente que me haba cado

    remal su comentario, pues lleg con un

    documental sobre Alfonso Reyes que,

    dijo, me haba trado de mi tierra paraque la recordara.

    Justo una semana despus, en otro

    seminario completamente distinto,

    uno de los asistentes se avent otra ca-

    tegorizacin algo ridcula de los regios.

    Estbamos en la hora de la interaccin

    postseminario y ped una cerveza y

    como ya llevaba algn comentario so-

    bre los regios y algunos mojitos me

    adelant y dije: eso s, soy bien cerve-

    cera. A lo que aadi: all te hubieras

    pedido una Carta Blanca, es lo que to-

    man, porque despus de vivir un parde aos en Monterrey es lo que conclu-

    y. Le dije que no y termin acusndo-

    me de que renegaba de mis races. Y no

    s ustedes pero siempre haba pensado

    que se tomaba ms Tecate e Indio que

    Carta Blanca, pero quin soy yo ms

    que una bebedora de cerveza casual.

    Los dems compaeros de la mesa se

    unieron en coro a esa postura. Hasta

    me preguntaron que si saba dnde es-

    taba la estatua del Piporro y, como fui

    sincera y reconoc que no, pues ya se

    imaginarn. Claro que llegando a casafue lo primero que busqu en internet.

    A reservas de que se me acuse, por

    el contrario, de regiocentrismo que ya

    s habr ms de uno por ah que salte

    con ello, quera compartirles que estos

    dos episodios me asombraron. Llevo

    cerca de siete aos sin vivir en Monte-

    rrey, ya tengo mis aitos, y es la primera

    vez que he escuchado y sentido comen

    tarios prejuiciosos por y para mi lugar

    de origen.

    Uno chilango, otro veracruzanopor si se lo preguntaban pero eso

    no importa; ni tampoco importan los

    comentarios en s, no son para tanto,

    simplemente me resulta curioso escu-

    charlos justo en el momento en el que

    ms consciente soy de la bandada regia

    que ha salido del estado y se ha anca-

    do en el Distrito Federal. No me dejarn

    mentir esos acentos norteos que se

    escuchan en las calles defeas cada vez

    con mayor frecuencia. En n, sigo pen-

    sando que es un absurdo clich de que

    somos odiados y entiendo que tuve la

    mala fortuna de toparme con personas

    que creen que un buen tema de con-

    versacin es ese.

    Y aunque esto no es algo que se

    da especcamente contra los regios, es

    algo entre algunos grupos; en el caso

    particular que les comento, con segu-

    ridad no ayudan los paisanos esos que

    hace poco recibieron harta atencin

    meditica por abofetear y golpear a un

    empleado de cierta aerolnea aunque

    s, reconozco que somos muchos losque compartimos su odio, incluida la

    tal Lady Senadora.

    As que a la prxima esmrense,

    chavos, en sacar mejores temas de con-

    versacin con gente de un lugar de ori-

    gen distinto al suyo y, si andan en un

    aeropuerto, cuenten hasta diez antes de

    decidir pegarle a alguien.

    _Opinin14

    elbarrioantiguo.c

    om

    T deGuaranMAQUIAVELLYEditora. Doctora en Filologa.Bailarina de Ballet.@tedeguarana

    ANDRS CLARIOND RANGEL

    Cineasta. Analista.Campirano.

    [email protected]

    El Reino

    Del 16 al 22 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    DE CHEVES, CHAVOS Y LADIESBULLYING LEGISLATIVO

    El acoso escolar es un proble-ma que tiene muchos aosde existir, pero que en la ltima d-

    cada ha adquirido proporciones alar-

    mantes. En Estados Unidos se han

    registrado varios casos de suicidio

    infantil ocasionados por el ahorallamado bullying. Algunos especia-

    listas aducen la integracin de un

    nuevo ingrediente en el tema: las re-

    des sociales. Anteriormente, un nio

    sufra maltrato en la escuela duran-

    te la maana y medioda, pero era

    generalmente reconfortado por un

    ambiente amoroso en su casa el resto

    del da. Hoy, las burlas y sobrenom-

    bres lo persiguen las 24 horas del da

    y hasta sus espacios ms ntimos a

    travs de Facebooky Twitter.

    Excusados en esta razn, los siem-

    pre imaginativos diputados de Nue-

    vo Len, comandados por la diputadapanista, legionaria de Cristo y fan n-

    mero uno del rey del acoso sexo-esco-

    lar Marcial Maciel, Carolina Garza de

    Lpez, han presentado una propues-

    ta de ley para castigar la difamacin

    hecha en redes sociales, a menores y

    mayores de edad. Usando de bandera

    el acoso escolar, los diputados buscan

    proteger a ciudadanos que hace ya

    varios lustros pasaron por esas peri-

    pecias, convirtiendo algo que podra

    parecer una buena intencin, en una

    iniciativa de ley sospechosa. Rara

    coincidencia es la aparicin de esta

    propuesta, cuando mayor relevanciaadquiran las redes sociales en lo que

    a evidenciar los abusos de los polti-

    cos se reere.

    Gracias a las redes sociales, el

    pblico ha tenido acceso a joyas de

    prepotencia como las perpetradas

    por las Ladies de Profeco y del Sena-

    do; a informacin sobre los negocios

    millonarios de polticos locales y na-

    cionales, entre otras cosas. Es cierto

    que no todo lo que circula en inter-

    net est comprobado y mucho puede

    ser simple chisme. Pero a diferencia

    de lo que pasa con el acoso escolar,

    los adultos tienen los instrumentospsicolgicos y la madurez para lidiar

    con ello. No se les puede poner en el

    mismo apartado de nios indefensos

    que ven su mundo derrumbarse ante

    la agresin del entorno. Y esto espe-

    cialmente aplica para los polticos,

    quienes al incursionar en el servicio

    pblico saben en el tipo de trabajo y

    ambiente en el que se meten y sus

    consecuencias. Los nios, por su par-

    te, son simples vctimas de maltrato

    por su apariencia fsica, manera de ser

    o performance escolar.

    En Mxico siempre se ha credo

    que legislando se arreglan los proble-

    mas, por eso se cuenta con un marco

    jurdico envidiable, pero con un pas

    sumido en una impunidad rampante.

    Para solucionar el acoso escolar no se

    necesitan de ms leyes que nadie va a

    usar, se necesita de un intenso traba-

    jo dentro de las escuelas. Se requiere

    de maestros y maestras atent@s a las

    dinmicas de sus alumnos y que pue-dan ponerle un alto al acoso cuando

    lo detecten. S es buena idea el casti-

    go, pero un castigo escolar inmediato,

    que los nios acosadores y sus paps

    vean las consecuencias del bullying

    al poco tiempo de cometerlo, no que

    se vayan a un juicio que tome quin

    sabe cunto tiempo y dinero.

    Pero todo lo anterior, junto con

    todas las leyes del mundo, no acaba-

    r con el problema si no se atiende la

    raz del mismo. Y su raz es una socie-

    dad que educa a sus nios para ser del

    montn y castigar al que se sale. Una

    comunidad obsesionada con la com-petencia y la comparacin que pre-

    siona a sus hijos para usar tal o cual

    marca de ropa, tener este o aquel bien,

    ser delgado y cuidarse de los gordos,

    ser muy macho y huir de los afemi-

    nados, ser deportista y alejarse de los

    nerds y una larga lista de prejuicios

    que forman borregos con cuernos lis-

    tos para destruir a todo aqul que les

    es diferente.

    Comandados por ladiputada panista,legionaria de Cristo,

    y fan nmero unodel rey del acososexo-escolar MarcialMaciel, CarolinaGarza de Lpez, los

    diputados de NuevoLen han presentado

    una propuesta deley para castigar ladifamacin hecha en

    redes sociales

    Llevo cerca desiete aos sin vivir

    en Monterrey, yatengo mis aitos,y es la primera vezque he escuchado ysentido, comentariosprejuiciosos por ypara mi lugar deorigen

  • 7/28/2019 BARRIO 7 OK

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    15_Opinin

    [email protected]

    Aqu recibimos sus crnicas,

    comentarios y quejas.

    Pesealaviolencia...

    elbarrioantiguo.c

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    Cuellobusca soga

    GABRIEL NUNCIOProductor.Director.Bengale.@gabrielnuncio

    Desde la Calle Rojo

    Del 16 al 22 de junio de 2013

    Monterrey, N.L.

    CIUDAD DE DIOS

    Voy regresandoa Monterreytras pasar un mes enel Distrito Federal, en

    la Colonia Obrera. Esun barrio que porel da hace honora su nombre: a lasseis de la maana

    se escuchan los re-chinidos de las im-prentas. Por la tardela pulquera El SalnCasinoagasaja a suscomensales con unmen de comida

    gratis en la com-pra de alguno de sus

    ocho diferentes tiposde pulque. Y por las noches, los tacones ylas lentejuelas marcan meridianos imagi-narios entre las ficheras del Barba Azuly

    las transexuales a lo largo de la Cal-zada de Tlalpan. Pese a lo animadode aquellos lares, anhelaba estar enmi Barrio. Las ltimas noches antes

    de regresar me soaba ac: extraaba ba-jar las escaleras de mi edificio, saludar ala vecina y a sus gatos que se asoman alescucharme desencadenar la bicicleta;treparme y comenzar a pedalear entrelos Condominios Constitucin, cruzar ElBarrio Antiguo, Santa Luca, La Macro-plaza y llegar a la Frutera Morales en elMesn Estrella, quejarme de los preciosdel lichi. No soy de Monterrey, nac enChihuahua y llevo ms de 20 aos ac.Tengo un inexplicable apego con este lu-gar que frecuentemente considero inhs-pito. En varias ocasiones he sentido quela ciudad me escupe, que no quiere queregrese pero siempre lo hago, el centro meseduce, ahora vivo en los CondominiosConstitucin.

    Habitar estos rumbos y recorrerlos adiario en bicicleta me hacen sentir me-lancola y nostalgia por el final de aquellapoca, que era una gran fiesta que parece-

    ra que nunca iba a terminar.Pero tambin siento el inicio de nue-

    vas formas de vida, menos eufricas yms comunales. Me encuentro a diarioentre las calles a msicos, escritores, fo-tgrafos, periodistas, que conoc en misvidas pasadas. Nos saludamos y nos des-pedimos con una sonrisa de complicidad,sin hablarlo entendemos algo, aqu vivi-mos y vamos a rescatar esta zona, inclu-yendo a los Condominios Constitucin,el lugar por el cual, en esta edicin, Melvanos lleva a dar un paseo histrico entresus edificios, hogar y refugio de quienesen ellos estamos formamos comunidad.Visitamos los recovecos de la PosadaBeln, hogar de migrantes en Saltillo yconcluimos nuestro tour por un paseo enla Torre Eiffel de Maupassant. Al cabo, so-mos vecinos.

    DAG

    sigue habiendo 3 veces menosanalfabetas en Nuevo Lenque en el resto del pas.

    Actuar en nombre de Dios esuna vieja costumbre que lahistoria ha contado con lanzas, cabe-

    zas rodando y gente explotando en

    confeti.

    El pasado domingo, la alcaldesa

    Margarita Arellanes nos ilustr recor-

    dando que la ciudad de Monterrey

    fue fundada en nombre del Todopo-

    deroso. No mencion sin embargo,

    que quienes suscribieron el acta ha-

    ban aniquilado a los antiguos habi-

    tantes que no comulgaban ni masti-

    caban la palabra del Seor.

    El numerito de Arellanes lleg a

    su clmax cuando le entreg la ciu-

    dad a Jesucristo y le abri las puer-

    tas a Dios, reconocindolo como la

    mxima autoridad. Sin su presencia

    y ayuda no podemos tener xito real,

    dijo.

    Dios.

    El discurso se hizo clebre en unas

    horas. Vtores y aplausos por un lado,

    reproches y chistes corrosivos por el

    otro.

    Si Dios nos cre a su semejanza,

    como lo dice el libro de cabecera de

    Arellanes, Por qu invocar con tanto

    entusiasmo a alguien que igual tiene

    sueos como desoladoras noches envela?

    Margarita le abre las puertas a

    Dios, el otrora joven entrepreneur

    que ante la inmensidad de la nada

    se invent una galaxia, un sol, un

    planeta, y un da de ocio creo al hom-

    bre y de su costilla a la mujer. Ese ser

    divino a quien, desde el temita de la

    manzana, se le comenzaron a escapar

    las cosas de las manos.

    Su presencia? Su ayuda? Civili-

    zaciones enteras derramando sangre

    en su nombre no terminan en actos

    divinos, sino en desconcierto y puosde tafles. Si Dios nos hizo a su seme-

    janza, ya nos abandon y ni cmo

    culparlo.

    A veces Dios regresa como lo hace

    un criminal amateur a la escena del

    crimen y en los informes celestiales

    encuentra la invitacin de Margarita

    para hacerse de la ciudad. El eterno

    slo atinara a responder Tipo?

    No s por qu vengo, debe pre-

    guntarse, al tiempo que revisa un

    Power Point de lo que sucede en la

    ciudad en la que ahora es mxima au-

    toridad. Vivimos en una nacin que

    canta da a da que el destino eterno

    de los mexicanos por el dedo de Dios

    se escribi, dice la rubia alcaldesa, al

    tiempo que un hombre es degollado

    en un cdigo postal contiguo.

    La esperanza que tenemos en

    Dios debe ser la misma que Dios nos

    perdi a nosotros. Un vistazo a la hu-

    manidad basta para arrepentirse de

    su magnnima promesa a No.

    Antes de retirarse de nuevo pro-

    gramara un par de terremotos, una

    epidemia, tres tsunamis y un me-

    teoro. Nos dejar vivir, pero en largas

    sesiones de terapia confesar su deseo

    de desaparecernos entre llamas y re-

    lmpagos.

    En otros rincones del Universo,

    Dios apapacha su ltima obra. Otra

    Tierra, pero con otro nombre y otros

    habitantes. Un trabajo de un ojo ma-

    duro, de una mano con experiencia,

    de un Dios que ha aprendido de sus

    errores y del que sus habitantes no

    se cuelgan ni para ganar territorios ni

    para salvarse de turbulencias.

    No le den las llaves de la ciudad.

    Mejor, en nombre de Dios Todopode-roso, djenlo en paz.

  • 7/28/2019 BARRIO 7 OK

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    Juan Ignacio Torres Landa naci en Len,

    Guanajuato, el ocho de octubre de 1955 y fallecien San Luis Potos el siete de junio de 2013. Nacien el seno de una familia poltica, pues su padrefue Juan Jos Torres Landa, gobernador de Gua-najuato de 1961 a 1967, cuya gestin fue conocida

    por el Plan Guanajuato que dot de infraestruc-tura a los municipios del estado, pero tambin losdej sumidos en una deuda que se termin de pa-gar hasta 1991. Juan Ignacio sigui los pasos de su

    padre y fungi como alcalde del municipio de SanJos Iturbide, Guanajuato, de 1983 a 1985 y diputa-do federal en la LV Legislatura de 1991 a 1994. Enel Congreso de Guanajuato tambin fue diputadolocal de 1998 a 1991. Aspir dos veces a la guber-natura de su estado. La primera en 2ooo, cuandoel PRI lo eligi como candidato frente al panista

    Juan Carlos Romero Hicks. No gan. En 2012 con-tendi como candidato del PRI-PVEM pero su

    campaa se vio signada por las diferencias conel PRD, partido con quien planeaba aliarse; porel desencuentro con la Confederacin NacionalCampesina (CNC), donde tena su mayor base de

    apoyo; por el escndalo de la tarjeta La Benefacto-ra, entregada a los electores pobres de Guanajuato,que pareca emular a las tarjetas creadas por la es-trategia electoral de Pea Nieto; y por las crticasque recibi de su oponente, Miguel Mrquez Mr-quez, candidato del PAN a la gubernatura, quiennalmente gan la contienda.

    Adems de poltico fue empresario. Peridicoslocales de Guanajuato reeren que tena varias propiedades en ese estado, como

    una residencia y ocho predios rurales en la Huasteca, adems de concesionespara el uso de reas aledaas en los ros. Tena tambin acciones en las empresasServicios Administrativos Vuelta de Pea, en Provincia de Arroyos y Operadora

    Gastronmica Tenek, todas sociedades annimas. Era propietario de la empresaHuasteca Secreta, que ofrece servicios de turismo extremo y ambiental, y que ma-neja los hoteles El Naranjo Express y El Salto del Meco, ambos en el municipio deEl Naranjo.

    Fue esposo de Maricela Aranda, con quien tuvo cuatro hijos. Las personas cer-canas solan llamarlo Juani, apodo contrastante que dulcicaba sus rasgos recios.

    Le gustaba el rock y a veces cantaba con la banda Deimos, la misma que toc WishYou Were Here de Pink Floyd, One de U2 y Stairway To Heaven de Led Zeppelinen su funeral.

    El medioda del viernes siete de junio, Torres Landa sufri un accidente enhelicptero que le quit la vida. Viajaba con Manuel Palacios Alcocer, herma-no del ex gobernador de Quertaro y actual embajador de Mxico en el Vaticano,Mariano Palacios Alcocer, de Alejandro Elizrraga Flix y del empresario Jaime

    Olescowski, fallecidos igualmente. En el mismo avin iba Jos Olescowsky, quien

    sobrevivi.El helicptero en el que iba era un Bell 206 con matrcula N297JA. Despeg

    del helipuerto del club de golfLa Loma y segn testigos, despus de menos de dosminutos de vuelo, al tratar de dar una vuelta a la derecha en ascenso, comenz acaer y termin estrellndose en una loma cercana al hoyo siete del campo. Casiinmedi