aventuras de un nic3b1o irlandc3a9s

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    Un joven hurfano supera la adversidad a medida que va creciendo. As,

    empieza su propio negocio con la ayuda de otro hurfano, cuya vida haba

    salvado. Verne comienza a contar las aventuras e historias de este

    muchacho desde que era pequeo hasta que se establece y triunfa a la edadde quince aos.

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    Jules Verne

    Aventuras de un nio irlands

    ePub r1.0

    Webfish16.11.13

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    Ttulo original:Ptit-BonhommeJules Verne, 1893Traduccin: Senz de Jubera

    Editor digital: WebfishePub base r1.0

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    PRIMERA PARTE:PRIMEROS PASOS

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    I

    EN EL FONDO DE CONNAUGHT

    IRLANDA, cuya superficie comprende veinte millones de acres, o sea unos diezmillones de hectreas, est gobernada por un virrey, asistido de un Consejo privado,en virtud de una delegacin del soberano de Gran Bretaa. Est dividida en cuatroprovincias: Leinster al este, Munster al sur, Connaught al oeste y Ulster al norte.

    El Reino Unido no formaba antes ms que una sola isla, segn los historiadores.

    Ahora son dos y ms separadas por la diferencia de costumbres que por lasbarreras fsicas. Los irlandeses amigos de Francia son enemigos de Inglaterra como elprimer da.

    Irlanda es un hermoso pas para los turistas, pero un triste pas para sushabitantes. Como stos no pueden fecundarla, ella no les puede alimentar, sobre todoen la parte del norte. No es, sin embargo, una tierra estril, puesto que cuenta pormillones sus hijos, y si no tiene alimento para ellos, sus hijos la aman con pasin.Prodganle los ms cariosos nombres. Erin Verde, y verde es, en efecto. Bella

    Esmeralda, una esmeralda engarzada en granito en vez de en oro Isla de losBosques pero es ms bien de las rocas. Tierra de la Cancin, pero esta cancin slose escapa de bocas enfermas. Primera flor de la Tierra, Primera flor de los Mares,pero estas flores se secan pronto al soplo de los vendavales Pobre Irlanda! Deberallamarse ms bienIsla de la Miseria, nombre que debera llevar desde muchos siglosatrs: tres millones de indigentes en una poblacin de ocho millones de habitantes.

    En esta Irlanda, cuya altura media es de sesenta y cinco toesas, dos altas regionesseparan las llanuras, lagos y hornagueras, entre la baha de Dubln y la de Galway. La

    isla forma una especie de cubeta, donde jams falta el agua, puesto que la unin delos lagos de Erin Verde comprende unos dos mil trescientos kilmetros cuadrados.

    Westport, pequea ciudad de la provincia de Connaught, est situada en el fondode la baha de Clew, sembrada de trescientas sesenta y cinco islas o islotes como elMorbihan de las costas de Gran Bretaa.

    Esta baha es una de las ms encantadoras del litoral, con sus promontorios, suscabos y sus puentes dispuestos como dientes de tiburones que muerden las olas.

    En este punto vamos a encontrar a Hormiguita, al principio de su historia. Se ver

    cmo y cundo termin.Los naturales de este pueblo, unos cincuenta mil habitantes, es en gran parte

    catlica. Aquel da, un domingo precisamente, 17 de junio de 1876, la mayora de los

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    habitantes estaba en la iglesia para los oficios de la maana. El Connaught, tierra deorigen de los MacMahon, produce esos tipos clticos por excelencia que se conservanen las familias primitivas atacadas por la persecucin. Pero aquel miserable pas noustifica lo que se dice comnmente de l Ir a Connaught, es ir al infierno.

    En los pueblos de la alta Irlanda hay mucha pobreza, y sin embargo hay trapos

    que lucen en las fiestas. Los hombres llevan la capa remendada; las mujeres vistenfaldas sobrepuestas, y se cubren con sombreros con flores artificiales de las que noqueda ms que el armazn de alambre. Todos llegan con los pies desnudos al umbralde la iglesia a fin de no estropear su calzado: botines de suela rota y botasdestrozadas, sin las que ninguno querra franquear el prtico del templo.

    En aquel momento, no haba nadie en las calles de Westport, excepto unindividuo que iba en una carreta arrastrada por un perrazo delgado y sin lana, negro yfeo, con las patas destrozadas por los guijarros, y el pelo deslucido por la cuerda.

    Muecos reales! Muecos! gritaba aquel hombre.Viene de Castlebar. Dirigindose hacia el oeste ha atravesado esas alturas que

    hacen frente a la mar como la mayor parte de las montaas de Irlanda: al norte, lacadena del Nephin, con su cima de dos mil quinientos pies, y al sur el Croagh-Patrick, donde el gran santo irlands, el introductor del cristianismo en el siglo IV,pasaba los cuarenta das de la cuaresma; despus ha descendido por los peligrososdesfiladeros de Connemara, las salvajes regiones de los lagos Mask y Corril quedesembocan en Clew-Bay. No ha tomado el ferrocarril de Midland Great-Western que

    pone a Westport en comunicacin con Dubln, sino que ha bajado por el caminofranco gritando por todas partes y pregonando su espectculo de muecos, y pegandolatigazos al perro, que ya no puede ms. Un feroz ladrido de dolor responde allatigazo lanzado por una mano vigorosa, y alguna vez una especie de gemido sale delinterior de la carreta.

    Y despus de que el hombre haya dicho al animal:Andars, hijo de perra! parece que se dirige a otro oculto en el fondo de la

    carreta cuando grita:Callars t, hijo de perro!El gemido cesa. Y la carreta se pone de nuevo lentamente en marcha. Este

    hombre se llama Thornpipe: De qu pas es? Poco importa.Baste saber que es uno de esos anglosajones que las islas Britnicas producen en

    las clases bajas. No tiene ms sensibilidad que una bestia, ni ms corazn que unaroca. Desde que lleg a las primeras viviendas de Westport sigui la calle principal,rodeada de casas bastante confortables con tiendas de pomposos letreros, pero dondepoco se encontraba que comprar. En esta calle desembocan callejuelas srdidas comoarroyos fangosos que se arrojan en un limpio ro. Sobre los agudos guijarros de queest empedrada la calle, la carreta de Thornpipe marchaba con ruido de herraje, con

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    detrimento sin duda de los muecos, que llevaba para solaz de los habitantes de laspoblaciones de Connaught.

    Faltaba el pblico. Thornpipe continu descendiendo, y lleg a una callearbolada, ante la que se extenda un parque cuya alameda conduca al puerto abiertosobre la baha de Clew.

    No es preciso decir que ciudad, puerto, parque, calles, puentes, iglesias, casas,todo perteneca a uno de esos opulentos landlordsque poseen casi todo el suelo deIrlanda, al marqus de Sligo, de pura y antigua nobleza, el que no era un mal dueo alos ojos de sus colonos.

    A los veinte pasos, Thornpipe detuvo su carreta, mir en torno y, con una voz quepareca un chirrido de una mquina mal engrasada, grit:

    Muecos reales, muecos!Nadie sala de las tiendas, ni se asomaba a las ventanas. Aqu y all aparecan

    algunos harapos y de entre ellos, caras hambrientas, ojos enrojecidos, hundidos, comoesas aberturas a travs de las que se ve el vaco. Despus nios casi desnudos; cinco oseis de stos se acercaron al fin a la carreta de Thornpipe cuando ste hizo alto en lagran alameda. Todos gritaron:

    Copper! Copper!Es sta una moneda de cobre de nfimo valor. A quin se dirigan estos nios? A

    un hombre que tiene ms deseo de recibir limosna que de darla. As, acogi a losmuchachos con gestos amenazadores. Los chicos procuraron mantenerse lejos de su

    ltigo, y ms an de los dientes del perro, una verdadera bestia feroz, rabiosa por losmalos tratos. Por otra parte, Thornpipe est furioso. Grita en el desierto. Paddy (esirlands como John Bull es ingls) no muestra ninguna curiosidad por sus muecosreales. No es cierta enemistad por la augusta familia de la Reina. No. Lo que no legusta, lo que odia con un furor amasado durante muchos siglos de opresin, es allandlordque le considera como un ser inferior a los antiguos siervos de Rusia. Y si lha aclamado a OConnell, es porque este gran patriota ha sostenido los derechos deIrlanda, establecidos por el acto de la unin de los tres reinos en 1806; es porque mstarde la energa, la tenacidad, la audacia poltica de aquel hombre de Estado hanobtenido el bill de emancipacin de 1829; es porque gracias a su actitudincorruptible, Irlanda, esa Polonia de Inglaterra, la Irlanda catlica, sobre todo, iba aentrar en un perodo de casi libertad.

    Creemos que Thornpipe hubiera procedido ms sabiamente enseando aOConnell; pero no era esta suficiente razn para desdear la efigie de su graciosamajestad. Verdad es que Paddy hubiera preferido, y mucho, el retrato de su soberanaen monedas, libras, coronas, medio coronas; y precisamente este retrato es lo quefalta generalmente en los bolsillos del irlands.

    Ningn espectador serio se renda a las invitaciones de Thornpipe: la carreta se

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    puso en marcha de nuevo, tirada penosamente por el perro.Thornpipe continu su paseo por la calle arbolada y a la sombra de los magnficos

    olmos. Se encontraba solo Los chicos acabaron por abandonarle. De esta suertelleg al parque circundado de avenidas que el marqus de Sligo dejaba a lacirculacin pblica, a fin de dar acceso al puerto, distante una milla larga de la

    ciudad.Muecos reales! Muecos!Nadie responda. Los pjaros arrojaban agudos trinos volando de un rbol a otro.

    El parque estaba no menos abandonado que la calle. Por qu ir en domingo a invitara los catlicos a aquella exhibicin, cabalmente a la hora de los oficios? Preciso eraque Thornpipe no fuera del pas. Tal vez despus de la comida, entre la misa y lasvsperas, su tentativa sera ms afortunada? En todo caso, l no tena inconvenienteen llegar hasta el puerto, lo que hizo jurando, ya que no por San Patricio, por todos

    los diablos de Irlanda.Este puerto est poco frecuentado, por ms que sea el ms vasto y abrigado de

    esta costa. Si llegan algunos navos, es porque es necesario que Gran Bretaa, esdecir, Inglaterra y Escocia, enven a esta rida regin de Connaught lo que ella nopuede sacar de su propio suelo. Irlanda es un nio amamantado por dos nodrizas,pero stas se hacen pagar cara la crianza.

    Varios marineros se paseaban fumando por el muelle; como era da de fiesta, ladescarga de los navos estaba suspendida.

    Se sabe cun severa es la observancia de la fiesta del domingo entre la razaanglosajona. Los protestantes aportan all toda la intransigencia de su puritanismo, yen Irlanda los catlicos rivalizan con ellos en la prctica del culto. Son, por tanto, dosmillones y medio contra ciento cincuenta mil adictos a los diversos ritos de la religinanglicana.

    En Westport no se vea ningn navo perteneciente a otros pases. Bricks-goletas,schooners, algunos barcos de pesca, de los que trabajaban a la entrada de la baha, nofaenaban, por estar baja la marea. Aquellos navos, venidos de la costa occidental deEscocia con cargamentos de cereales, lo que ms faltaba en Connaught, se volvan ahacer al mar en lastre, despus de haber descargado. Para encontrar buques de altura,era preciso ir a Dubln, a Londonderry, a Belfast, a Cork, donde hacen escala lospaquebotes transatlnticos de las lneas de Liverpool y de Londres.

    Evidentemente, no sera de estos marinos desocupados de los que Thornpipepodra sacar algunos chelines, y su grito deba quedar sin eco hasta en el muelle delpuerto. Detuvo, pues, su carreta. El perro, hambriento y destrozado por la fatiga, setendi sobre la arena. Thornpipe sac de su zurrn un pedazo de pan, algunas patatasy un arenque salado, y se puso a comer con el apetito del que hace la primera comidadespus de una larga jornada.

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    El perro le miraba haciendo chocar sus mandbulas, de las que penda una largalengua; pero sin duda la hora de su comida no haba llegado, pues acab por colocarsu cabeza entre las patas, cerrando los ojos.

    Un ligero movimiento que se produjo en el interior de la caja sac a Thornpipe desu apata. Se levant; observ si alguno le vea; y alzando el tapiz que cubra la caja

    de sus muecos, introdujo por l un pedazo de pan diciendo en tono feroz:Si no callas!Un ruido de masticacin le respondi, como si un animal moribundo de hambre

    estuviera acurrucado en el interior. Thornpipe continu comiendo. Pronto acab conel arenque y las patatas cocidas, que con aqul resultaban ms sabrosas. Llev a suslabios una tosca calabaza, llena de ese suero agrio que es bebida muy comn en aquelpas.

    Entretanto la campana de la iglesia de Westport fue echada a vuelo, anunciando el

    fin de los oficios. Eran las once y media. Thornpipe hizo levantar al perro de unlatigazo, y se dirigi hacia la calle arbolada, con la esperanza de encontrarespectadores a la salida de la iglesia. Durante la media hora que preceda a la comida,tal vez encontrara ocasin de ganar algn dinero. Volvera a comenzar despus de lasvsperas, y no se pondra en camino hasta el da siguiente, a fin de exponer susmuecos en algn otro pueblo del condado.

    La idea no era mala. A falta de chelines, l sabra contentarse con coppersy porlo menos sus muecos no trabajaran para aquel famoso rey de Prusia, cuya avaricia

    fue tal, que nadie vio jams el color de su dinero.Volvi a gritar:Muecos reales! Muecos!En dos o tres minutos unas veinte personas rodearon la carreta. Decir que fueron

    lo ms granado de la poblacin sera exagerar. En su mayor parte eran nios, unasdiez mujeres y algunos hombres, casi todos con sus zapatos en la mano, no solamentepor el afn de no usarlos, sino porque as estaban ms a gusto por su costumbre deandar descalzos.

    Hagamos, sin embargo, una excepcin con ciertos notables de Westportpertenecientes a este pblico de los domingos. Por ejemplo, el panadero, que se hadetenido con su mujer y sus dos hijos.

    Verdad que su tweeddata de algunos aos, y los aos son dobles o triples paraeste objeto en el lluvioso clima de Irlanda, pero el digno patrn est presentable. Sutienda luce esta pomposa muestra: Panadera pblica central; y en efecto, en ella secentralizan los productos de su fabricacin, pues no hay otra en todo Westport. Allest tambin el droguero, el que reclama el ttulo de farmacutico, aunque en sutienda falten las drogas ms usuales. La titula Medical Hall, muestra trazada conletras magnficas, que deban curar nada ms que mirndolas.

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    Tambin un sacerdote ha hecho alto ante la carreta de Thornpipe. Viste un trajeadecuado a su profesin: cuello de seda, largo chaleco cuyos botones se abrochancomo los de una sotana y larga levita. Es el rector de la parroquia, en la que ejercemltiples funciones; pues no solamente bautiza, confiesa, casa y administra laextremauncin a sus fieles, sino que les aconseja en todos sus negocios, y les asiste

    en sus enfermedades: y esto con completa libertad, pues no depende del Estado. Losdiezmos en especie y los estipendios de las ceremonias religiosas, lo que en otrospases se conoce con el nombre de pie de altar, le aseguran una vida honrada ycmoda. Es el administrador natural de las escuelas y de las casas de caridad, lo queno le impide presidir los concursos de deportes nuticos o hpicos. Est ntimamentemezclado en la vida familiar de sus feligreses: es respetado y no desdea aceptar unvaso de cerveza sobre el mostrador de alguna tienda. La pureza de sus costumbres noha sufrido jams ningn ataque. Y por otra parte, cmo su influencia no ha de ser

    decisiva en aquellas comarcas tan penetradas del catolicismo, en las que, como hadicho mademoiselle Anne de Bovet en su precioso libro de viaje Tres meses enIrlanda, La amenaza de ser excluido de la Santa Mesa, hara pasar al campesino porel ojo de una aguja!

    Thornpipe lanz por ltima vez su grito de atraccin:Muecos reales! Muecos!

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    II

    MUECOS REALES

    LA carreta de Thornpipe estaba construida de un modo rudimentario. Unas varas alas que el feroz perro est enganchado. Una caja cuadrangular colocada sobre dosruedas, lo que haca ms fcil el paso por los caminos de traqueteo del condado. Porencima de la caja, un toldo de tela colocado sobre cuatro varillas de hierro y quedefiende, si no del sol, poco fuerte de ordinario, al menos de las interminables lluvias

    de la alta Irlanda. Se asemeja a esos aparatos que llevan los organillos de Barbaria,cuyos estridentes silbidos se mezclan al toque de las cornetas; pero no es un rgano loque Thornpipe lleva de pueblo en pueblo, o al menos en este aparato ms complicadoel rgano es un sencillo organillo, como se podr juzgar pronto.

    La caja est cerrada por una cubierta que se levanta, y he aqu lo que losespectadores ven, hecha la operacin.

    A fin de evitar repeticiones, escucharemos a Thornpipe. A no dudar, el forastero,con su interminable facundia, hubiera podido competir con el clebre Brioch, el

    creador del primer teatro de muecos en los campos de feria de Francia.Seoras y seores!ste es el invariable comienzo destinado a provocar las simpatas de los

    espectadores, hasta cuando el pblico se compone de mseros harapientos.Seoras y seores: esto representa el saln de fiestas en el castillo real de

    Osborne, isla de Wight.En efecto, la decoracin representa un saln en miniatura, colocado entre cuatro

    planchas, y sobre las que estn pintadas puertas y ventanas; hay muebles de cartn

    sobre una alfombra de color, mesas, sillones, sillas colocadas de manera que noimpidan la circulacin de los personajes, prncipes, princesas, duques, marqueses,condes, barones, que se pavonean con sus nobles esposas en medio de aquellarecepcin oficial.

    En el fondo contina Thornpipe vern el trono de la reina Victoria,cubierto de un pabelln de terciopelo carmes, con franjas de oro, modelo exacto delsitial en que Su Graciosa Majestad toma asiento en las ceremonias de la corte.

    El trono en cuestin, de tres o cuatro pulgadas de altura, y aunque el terciopelo

    sea de papel, y las franjas faltas de una coma de color amarillo, no deja de producirilusin a aquellas gentes que jams han visto ese mueble esencialmente monrquico.

    Sobre el trono continu Thornpipe, contemplad a la Reina, parecido

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    garantizado, vestida de gala; el manto real sobre los hombros, la corona en la cabezay el cetro en la mano.

    Nosotros, que no hemos tenido nunca el honor de ver a la soberana del ReinoUnido, emperatriz de las Indias, en sus salones de fiesta, no sabemos decir si la figurarepresenta a Su Majestad con fidelidad escrupulosa.

    Sin embargo, admitiendo que cia la corona en las grandes solemnidades, esdudoso que su mano empue un cetro semejante al tridente de Neptuno. Lo mssencillo es creer a Thornpipe, y esto fue lo que sabiamente hicieron los espectadores.

    A la derecha de la Reina sigui Thornpipe, llamo la atencin del pblicosobre sus Altezas Reales, el prncipe y la princesa de Gales, tales como les hanpodido ver en su ltimo viaje a Irlanda.

    No se engaa. He ah al prncipe de Gales con uniforme de mariscal de campo delejrcito britnico, y la hija del rey de Dinamarca con un magnfico vestido de encajes

    figurado por un pedazo de papel de plata.Al otro lado estn el duque de Edimburgo, el de Connaught, el de Fife, el prncipe

    de Battenberg, sus esposas, en fin, toda la familia real, describiendo un semicrculoante el trono. Cierto que estos muecos, parecido garantizado, todos con sus trajes deceremonia, sus caras iluminadas y sus actitudes, dan una idea muy exacta de la cortede Inglaterra.

    He aqu los grandes magnates de la corona, entre otros el gran almirante sirGeorge Hamilton. Thornpipe tiene cuidado de sealarlos con el borde de su varita a la

    admiracin del pblico, aadiendo que cada uno de ellos ocupa el lugar debido a surango, siguiendo la etiqueta ceremonial.

    Respetuosamente inmvil ante el trono est un caballero de alta estatura, dedistincin anglosajona, que no puede ser ms que uno de los ministros de la Reina.

    Es, en efecto, el jefe del gabinete de Saint-James, ligeramente encorvado por elpeso de sus negocios.

    Thornpipe aade:Y cerca del primer ministro, a la derecha, el venerable seor Gladstone.Y a fe que hubiera sido difcil no reconocer al ilustre Odmad ese buen viejo,

    siempre derecho, y siempre pronto a defender las ideas liberales contra las ideasautoritarias. Tal vez hay motivo para asombrarse de que mire al primer ministro conaire de simpata; pero entre muecos, hasta entre muecos polticos, pasan bien estascosas, y lo que repugnara a seres de carne y hueso, no es vergonzoso tratndose demuecos de cartn o de madera.

    He aqu ahora otro anacronismo inesperado. Thornpipe dice, ahuecando la voz:Seoras y seores: les presento a su clebre patriota OConnell, cuyo nombre

    encontrar siempre eco en el corazn de los irlandeses.S! OConnell est all, en la corte de Inglaterra en 1874, aunque estuviera

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    muerto desde haca veintisis aos. Y si se le hubiera hecho esta observacin aThornpipe, hubiera respondido que para un hijo de Irlanda, el gran revolucionariosiempre est vivo. De este modo hubiera podido exhibir a misterParnell, aunque estepoltico no fuera conocido en aquella poca. Despus, y diseminados, vense otroscortesanos cuyos nombres se nos escapan, todos condecorados y llenos de cordones,

    celebridades polticas y militares, entre otros Su Gracia el duque de Cambridge, cercade lord Wellington, y lord Palmerston junto a mister Pitt: en fin, miembros de laCmara Alta, confraternizando con miembros de la Cmara Baja; tras ellos, unahilera de guardias, con uniforme de gala, a caballo en medio del saln, lo que indicaque se trata de una fiesta como es raro ver en el castillo de Osborne. Todo comprendeunos cincuenta hombrecillos, rabiosamente pintarrajeados, que representan conaplomo todo lo ms aristocrtico, lo ms oficial en el mundo militar y poltico delReino Unido.

    Vase tambin que la flota inglesa no ha sido olvidada, y si el yate real Victoriaand Albertno est all, al menos tiene buques pintados en los vidrios de las ventanasdesde donde se puede ver la rada de Spithtead. Con buena vista, sin duda se podradistinguir el yate Enchanteress llevando a bordo dos seores, los lores delAlmirantazgo, cada uno con el anteojo en una mano y la bocina en la otra.

    Preciso es convenir en que Thornpipe no ha engaado al pblico dicindole queesta exhibicin es nica en el mundo. Positivamente, ella permite ahorrarse un viaje ala isla de Wight. As pues, quedan maravillados no slo los chiquillos, sino

    igualmente los espectadores mayores de edad que no han salido nunca del condado deConnaught ni de los alrededores de Westport. Tal vez el cura de la parroquia se sonrein petto: en cuanto al farmacutico droguero, dice que estos personajes son de unasemejanza maravillosa, aunque no los ha visto en su vida. Respecto al panadero,confesaba que todo aquello exceda de los lmites de la imaginacin y que parecaimposible que una recepcin en la corte de Inglaterra se celebrase con tanto lujo,brillo y distincin.

    Pues bien, seoras y seores; esto no es nada an dijo Thornpipe. Suponensin duda que estas personas reales y las otras no pueden hacer movimientos ni gestos.Error! Estn vivos, vivos, como ustedes y como yo y lo van a ver. Pero antes metomar la libertad de dar una vuelta, recomendndome a su generosidad.

    ste es el momento crtico para los que muestran curiosidades, cuando el platilloempieza a circular entre los espectadores. Por regla general, el pblico de estosespectculos se divide en dos clases: los que se van, para no soltar dinero, y los quese quedan con la intencin de divertirse gratuitamente; estos ltimos son msnumerosos. Existe otra tercera categora: la de los que pagan; pero es tan reducida,que vale ms no hablar de ella. Esto se evidenci cuando Thornpipe ech su guantecon una sonrisa que procuraba ser amable y que resultaba feroz. Cmo calificar si no

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    aquel rostro de perro, con ojos brillantes y boca ms pronta a morder a las gentes quea besarlas?

    Se supone que entre aquel pblico apenas se encontraban dos coppers querecoger. Los espectadores que deseaban ver sin pagar, volvan la cabeza. Cinco o seissolamente echaron algunas monedillas, lo que produjo una colecta de poco ms de un

    cheln. Acogiola Thornpipe con despectiva sonrisa. Preciso era contentarse, y esperarla representacin de la tarde, que tal vez producira ms ganancias, y ejecutar elprograma antes que devolver el dinero.

    Y entonces, a la admiracin muda, sucedi la admiracin que se demostraba congritos, palmadas, oh! oh! que deban de orse desde el puerto.

    Thornpipe acaba de dar un golpe con la varilla en la caja; el golpe ha provocadoun gemido del que nadie ha hecho caso. De repente la escena se anima de un modomilagroso, puede decirse.

    Los muecos, movidos por un mecanismo interior, parecen estar dotados de vidareal. Su Majestad la Reina Victoria no ha dejado el trono, cosa contraria a la etiqueta,no se ha levantado, pero mueve la cabeza, se agita su corona, y baja el cetro a manerade una batuta que mide un comps. En cuanto a los miembros de la familia real, sevuelven, saludan, mientras duques, marqueses, barones desfilan con grandesdemostraciones de respeto. Por su parte, el primer ministro se inclina ante misterGladstone, que contesta a su vez. Cerca de ellos OConnell avanza gravemente por suranura invisible seguido del duque de Cambridge. Los otros personajes muvense

    tambin, y los caballos de la guardia, como si no estuvieran en un saln y en la cortedel castillo de Osborne, piafan sacudiendo la cola.

    Y todo esto se efecta amenizado por una musiquilla chillona, merced a unorganillo falto de notas. Pero cmo Paddy, tan sensible al arte musical que EnriqueVIII ha puesto un arpa en las armas de la verde Erin, no haba de quedar encantado,aunque prefiriese al God save the Queen, y al Rule Britannia, himnos melanclicosque son los dignos cantos nacionales del triste Reino Unido, o algn cntico de suquerida Irlanda!

    Para quien jams haba visto el aparato de los grandes teatros de Europa, aquelespectculo era hermoso y digno de provocar la ms grande admiracin. A la vista deaquellos muecos movibles, el entusiasmo lleg al delirio.

    Y he aqu que de pronto la Reina baja tan vivamente su cetro que toca la redondaespalda del primer ministro. Entonces los hurras del pblico aumentan.

    Estn vivos! dice uno de los espectadores.Slo les falta hablar responde otro.Quisiera saber qu es lo que les hace moverse dice el panadero.Es el diablo exclam un marinero.S, el diablo! murmuran algunas mujeres santigundose y volviendo la

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    cabeza hacia el cura que contemplaba el espectculo con aire pensativo.Cmo queris que el diablo pueda estar en el interior de esa caja? hace

    observar un joven tendero, clebre por su simplicidad. El diablo es muy alto.Si no est dentro est fuera dice una vieja. l es el que nos muestra el

    espectculo.

    No respondi gravemente el droguero; sabis bien que el diablo no hablairlands.

    Es sta una de las verdades que Paddy considera como incontestables, y quedsentado que Thornpipe no poda ser el diablo, puesto que hablaba en la lengua delpas.

    Decididamente, si el sortilegio no entraba para nada en aquello, preciso eraadmitir que un mecanismo interior pona en movimiento aquellos muecos. Sinembargo, nadie haba visto a Thornpipe tocar el resorte, y adems, particularidad que

    no se haba escapado al cura, desde que la circulacin de los personajes comenzaba adisminuir, un latigazo dado bajo la caja que ocultaba la alfombra bastaba parareanimar el juego.

    A quin se diriga aquel latigazo, siempre seguido de un gemido? Quiso el curasaberlo y pregunt a Thornpipe:

    Tiene un perro en la caja?El otro le mir frunciendo el entrecejo y pareci que la pregunta le molestaba.Hay lo que hay! respondi. Es mi secreto. No tengo obligacin de

    descubrirlo.No tenis esa obligacin respondi el cura, pero nosotros tenemos el

    derecho de suponer que es un perro el que pone en accin el mecanismo.S, un perro! respondi Thornpipe malhumorado; un perro en una caja

    giratoria. Mucho tiempo y mucha paciencia me ha costado adiestrarlo. Y qu herecibido en pago de mi trabajo? Ni la mitad de lo que se da al cura de la parroquiapor una misa!

    En el instante en que Thornpipe acababa esta frase, el mecanismo se detuvo, congran descontento del pblico, cuya curiosidad no estaba an satisfecha. Y comoThornpipe se dispusiera a echar la tapa de la caja, anunciando que la representacinestaba terminada, preguntole el farmacutico.

    No consentira en dar una segunda?No respondi bruscamente Thornpipe, que se vea asediado por miradas de

    sospecha.Ni aunque se le asegurase una ganancia de dos chelines?Ni por dos, ni por tres! exclam Thornpipe.Slo deseaba partir; pero el pblico no pareca dispuesto a permitrselo. Sin

    embargo, a una seal de su amo, el perro tiraba ya de la carreta cuando una larga

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    queja, entrecortada por sollozos, escapose de la caja. Furioso, Thornpipe grit comoantes:

    Callars, hijo de perro!No es un perro lo que hay ah! dijo el cura deteniendo la carreta.S! respondi Thornpipe.

    No; es un nio!Un nio! Un nio! repitieron los espectadores.En los sentimientos de stos acababa de operarse un cambio.A la curiosidad sustitua la compasin que se manifestaba en actitud poco

    agradable para Thornpipe. Un nio encerrado en el fondo de aquel cajn, dondeapenas podra respirar, y golpeado con un ltigo cuando se detena por falta defuerzas para mover la caja!

    El nio! El nio! gritaron enrgicamente.

    Thornpipe quiso resistir y empujar la carreta por detrs.Fue en vano. El panadero la cogi de un lado, el droguero por otro y la

    sacudieron. Jams la corte real se encontr en fiesta parecida; los prncipestropezando con las princesas; los duques con los marqueses; el primer ministrocayendo y arrastrando en su cada al ministerio; semejante caos jams se produciraen el palacio de Osborne, aunque la isla de Wight fuera agitada por un temblor detierra.

    Sujeto Thornpipe, aunque se defenda furiosamente, inspeccionose la carreta y el

    droguero sac a un nio de la caja.S! Un nio de unos tres aos, plido, delgaducho, con las piernas cruzadas por

    los latigazos, respirando apenas.Nadie en Westport conoca a ese nio. De esta suerte entr en escena Hormiguita,

    el hroe de esta historia. Cmo cay en manos de aquel bestia, que no era su padre?Haba sido recogido nueve meses antes por Thornpipe en la calle de una aldea deDonegal, y ya se ha visto a lo que el verdugo le dedic.

    Una mujer acababa de tomarle en brazos y procuraba reanimarle. Se form uncorro en torno. Tena una cara interesante, hasta inteligente aquella pobre ardilla,reducida a hacer moverse la caja para ganarse la vida. Ganarse la vida a esa edad!

    Al fin abri los ojos, y se ech atrs al ver a Thornpipe que avanzaba para cogerlegritando:

    Ddmelo!Es usted su padre, pues? pregunt el cura.S respondi Thornpipe.No, no es mi pap grit el nio pegndose a los brazos de la mujer.No es suyo! exclam el droguero.Es un nio robado! aadi el panadero.

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    Y no se lo devolveremos! dijo el cura.Thornpipe quiso resistir. Con la faz congestionada, los ojos inflamados de clera,

    pareca fuera de s y dispuesto a esgrimir su cuchillo cuando dos hombres vigorososse lanzaron a l y le sujetaron.

    Echadle! Echadle! repetan las mujeres.

    Vete de aqu! dijo el droguero.Y no vuelvas por el condado! exclam el cura con un gesto amenazador.Thornpipe dio un fuerte latigazo al perro, y la carreta ech a andar subiendo la

    calle principal de Westport.Miserable! dijo el farmacutico. No pasan tres meses antes de que haya

    danzado el minuetde Kilmainham.Bailar este minuet es, siguiendo la locucin del pas, ser ahorcado. Despus,

    cuando se pregunt al nio cmo se llamaba, respondi con voz bastante firme:

    Hormiguita.Y de hecho, no tena otro nombre.

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    III

    RAGGED-SCHOOL

    Yel nmero 13, qu tiene?Fiebre.Y el nmero 9?Tos ferina.Y el 17?

    Tos ferina tambin.Y el 23?Creo que ser escarlatina.A medida que le daban estas respuestas, mister OBodkins las escriba en un

    registro admirablemente llevado en los folios correspondientes a los nmeros 23, 17,9 y 13. En tal registro haba una columna destinada al nombre de la enfermedad, a lahora de la visita del mdico, a la clase de medicamentos empleados y a lascondiciones en que stos deban ser administrados cuando los enfermos hubieran sido

    transportados al hospital. Los nombres estaban escritos en letra gtica, los nmerosen cifras arbigas, los medicamentos en letra redonda, las prescripciones en letracursiva, todo mezclado con corchetes finamente trazados con tinta azul, y doblesrayas en tinta roja. Un modelo de caligrafa y una obra maestra de contabilidad.

    Algunos de esos nios estn gravemente enfermos aadi el mdico.Recomiende que no cojan fro en el camino.

    S, s, se recomendar! respondi negligentemente mister OBodkins.Cuando no estn aqu, esto ya no me atae, y con tal que mis libros estn corrientes

    Adems, si la enfermedad se los lleva dijo el doctor tomando su bastn y susombrero creo que la prdida no ser muy grande.

    Conformes respondi OBodkins. Les inscribir en la columna de losfallecidos, y su cuenta quedar saldada. Me parece que cuando una cuenta estsaldada, nadie tiene derecho a quejarse.

    El mdico sali despus de haber estrechado la mano de su interlocutor.OBodkins era el director de la Ragged-School de Galway, pequea ciudad

    situada en la baha y en el condado del mismo nombre, al suroeste de la provincia de

    Connaught. sta es la nica en que los catlicos pueden poseer tierras, y en ella,como en el Munsater, el gobierno ingls toma a mal rechazar la Irlanda catlica.

    Se conoce el tipo original que recuerda este misterOBodkins, y no merece ser

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    clasificado entre los bienhechores de la raza humana. Un hombre pequeo y grueso,de esos solteros que no han sido jvenes nunca, y que tampoco sern viejos, que hansido siempre lo mismo, con cabellos que ni se caen ni emblanquecen, y que parecenhaber nacido con anteojos de oro; que tienen el corazn necesario para vivir, y a losque jams ha conmovido un sentimiento de amor, de simpata ni de compasin. Uno

    de esos seres ni buenos ni malos, que pasan por la tierra sin hacer bien, pero tampocosin hacer mal, que no son jams desgraciados y menos con la desventura del prjimo.

    Tal era OBodkins, y hay que convenir en que haba nacido precisamente para serdirector de una Ragged-School.

    Ragged-School es la escuela de los andrajosos, y se ha visto qu admirableexactitud, qu cuenta ms precisa del debe y haber atestiguan los libros de misterOBodkins. Tena ste por auxiliares una vieja, la ta Kriss, aficionada al tabaco, y unantiguo pensionista de diecisis aos, llamado Grip. Era ste un pobre diablo de

    buenos ojos, fisonoma jovial, nariz arremangada, signo caracterstico de la razairlandesa, y vala infinitamente ms que las tres cuartas partes de los miserablesrecogidos en aquella especie de lazareto escolar.

    Son los tales, nios hurfanos o abandonados por sus padres, que la mayor parteno han conocido. Nacidos en el arroyo y recogidos de las calles, a las que volverncuando tengan edad para trabajar.

    Qu degradacin moral! Qu aglomeracin de larvas humanas destinadas aconvertirse en monstruos!, porque de aquellos granos arrojados al azar entre las

    piedras, qu podr salir?En la escuela de Galway haba unos treinta, de entre tres y doce aos, cubiertos de

    harapos, siempre hambrientos, puesto que slo de los restos de la caridad pblica sealimentaban. Algunos estaban enfermos, y como acabamos de ver, estos nios dabanun gran contingente a la mortalidad, lo que no era una gran prdida a juicio delmdico.

    Razn tena ste, si ningn cuidado, si ninguna moralizacin haba de impedirlesser unos malhechores. Pero, bajo aquella triste envoltura hay un alma, y con mejordireccin se podra encaminarles a la senda del bien. En todo caso, necesarios serapara educarles otros preceptores, y no uno de esos maniques de los que misterOBodkins nos ofrece el deplorable tipo, y que no es raro encontrar hasta en lugaresque no son los condados de Irlanda.

    Hormiguita era uno de los nios de menor edad en esta Ragged-School. Slocontaba cuatro aos y medio, todos de desventuras. Haber sido tratado como se sabe,por Thornpipe, haberse visto reducido al estado de manivela; despus arrancado aaquel verdugo por la compasin de algunas buenas almas de Westport y ser ahorahusped de la Ragged-School de Galway. Y cuando saliera de all, no iba aencontrarse an peor?

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    Ciertamente, un noble sentimiento era el que haba llevado al cura a arrancar aldesventurado ser de las garras de Thornpipe.

    Despus de haber hecho algunas pesquisas para averiguar su origen, habarenunciado a ellas. Hormiguita slo recordaba que haba vivido en casa de unaperversa mujer, junto a una nia que le besaba, y tambin otra nia que haba muerto.

    En qu lugar? No lo saba. Nadie poda decir si era un nio abandonado o robado asu familia.

    Desde que fue recogido en Westport, se le haba cuidado, haba andando de casaen casa. Las mujeres se apiadaban de su suerte. Se le conserv el nombre deHormiguita. Algunas familias le tuvieron ocho, quince das. As pasaron tres meses;pero la parroquia no era rica, y bastantes desgraciados vivan a su costa. De poseeruna casa de caridad, en ella hubiera habido sitio para el nio; pero no tenindola, fueenviado a la Ragged-School de Galway, y haca nueve meses que Hormiguita

    vegetaba en medio de aquellos vicios. Cuando saliera qu llegara a ser? Uno deesos desheredados para los que, desde sus ms tiernos aos, la existencia, con suscotidianas exigencias, es una pregunta de vida o muerte, pregunta que muy amenudo queda sin respuesta!

    De forma que desde haca nueve meses el nio estaba confiado a los cuidados dela vieja Kriss, medio embrutecida, de aquel pobre Grip, resignado con su suerte, y demister OBodkins, aquella mquina para hacer balances de entradas y salidas. Sinembargo, subuena constitucin le haba permitido resistir a tantas causas de

    destruccin, y no figuraba an en el gran libro del director, en la columna de losatacados del sarampin, escarlatina y otras enfermedades de la infancia, sin que sucuenta hubiera estado saldada en el fondo de la fosa comn de Galway.

    Pero si en lo que toca a la salud el nio soportaba impunemente tales pruebas,qu se poda temer desde el punto de vista de su desarrollo intelectual? Cmoresistira al contacto de aquellos viciosos de cuerpo y espritu, los unos nacidos no sesaba dnde ni de quin, los otros, la mayor parte, hijos de presidiarios, cuando no deahorcados?

    Haba uno cuya madre estaba cumpliendo su condena en la isla de Norfolk, en elcentro de los mares australianos, y cuyo padre, condenado a muerte por asesinato,acababa de morir a manos del famoso Berry en la prisin de Newgate. Este muchachose llamaba Carker, y a los doce aos pareca ya predestinado a seguir las huellas desus padres. En la Ragged-School gozaba de cierta consideracin; estando pervertido,perverta, tena cmplices y discpulos, y era jefe de los ms miserables, siempreprestos a un mal golpe, en espera de delitos, cuando la escuela los hubiera arrojado ala calle como una escoria.

    Apresurmonos a decir que Hormiguita slo senta aversin por este Carker, bienque no cesase de mirarle con ojos llenos de asombro juzgad El hijo de un

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    ahorcado!En general, estas escuelas en nada se parecen a los modernos establecimientos de

    educacin, en los que el cubo de aire est distribuido de un modo matemtico. Elcontinente es apropiado al contenido. Siendo las almohadas y mantas paja, el lecho sehace pronto. Refectorios? Para qu? Cuando slo hay por comida algunas cortezas

    y patatas, cualquier sitio basta. En cuanto a la instruccin, misterOBodkins es elencargado de ella, sabe ensear a leer, a escribir, a contar, pero l a nadie obliga, ydespus de dos o tres aos pasados bajo su frula, no se hubieran encontrado diez deaquellos nios en estado de descifrar un bando.

    Aunque Hormiguita era el ms joven de todos, contrastaba con sus camaradasmostrando cierto deseo de instruirse que le vala mil sarcasmos. Qu miseria y quresponsabilidad social, cuando una inteligencia pide cultivo y queda sin l!

    Se sabe lo que pierde el porvenir con dejar esterilizar un cerebro en el que la

    naturaleza ha depositado tal vez los buenos grmenes que no fructificarn?Si el personal de la escuela trabajaba poco con la inteligencia, no quiere esto decir

    que trabajase honradamente con las manos. Reunir un poco de combustible para elinvierno, mendigar los harapos entre las personas caritativas, recoger el estircol delos caballos y dems animales para ir a venderlo a los cortijos por algunos coppers, alo que misterOBodkins abra una cuenta especial; escudriar en los montones deinmundicias, acumulados en los rincones de las calles, siempre que los perrosdejaban, y si era menester, despus de luchar con ellos; tales eran las ocupaciones

    cotidianas de los nios. De juegos, ninguno, a menos que sea una diversin araarse,pellizcarse, morderse, golpearse con pies y manos, sin hablar de las malas pasadasque le jugaban a Grip. Verdad que ste no se inquietaba por tal cosa, lo que llevaba aCarker y a los otros a encarnizarse en l cruelmente.

    La nica habitacin algo decente de la Ragged-School era la del director; y claroest que en ella jams se dejaba entrar a nadie. Los libros hubieran sido hechospedazos, sus hojas dispersas a todos los vientos. As es que no le disgustaba que suseducandos se marchasen fuera, a errar a la aventura, y siempre le pareca tempranocuando, movidos por la necesidad de comer o de dormir, volvan a la escuela.

    Por su espritu serio y sus buenos instintos, Hormiguita se vea expuesto deordinario no solamente a las burlas de Carker y de otros que no valan ms, sinotambin a sus brutalidades.

    Evitaba quejarse. Ah, porque no tena fuerzas!Si no fuera as, se hara respetar, volviendo bofetada por bofetada, puntapi por

    puntapi qu clera senta al ver que era dbil para defenderse!Era el que menos sala de la escuela, muy dichoso de disfrutar de un poco de

    calma cuando los otros vagaban por los alrededores.Sin duda esto era un perjuicio para su bienestar, pues hubiera podido encontrar un

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    desperdicio que roer, o comprar una torta pasada con dos o tres coppers que le dierande limosna. Pero senta repugnancia de tender la mano, de correr con la esperanza deatrapar una pobre moneda, y sobre todo de robar alguna bagatela No! Preferaquedarse con Grip.

    No sales? le deca ste.

    No, Grip.Carker te pegar si no traes nada esta tarde.Lo prefiero.Grip senta por Hormiguita un afecto del que el otro participaba. No falto de

    inteligencia, sabiendo leer y escribir, procuraba ensear al nio algo de lo que habaaprendido. As es que desde que se encontraba en Galway comenzaba Hormiguita ahacer algunos progresos en la lectura, prometiendo honrar a su maestro.

    Conviene aadir que Grip conoca una multitud de historias divertidas y que las

    contaba alegremente.Con sus risotadas en aquel sombro lugar parecale a Hormiguita que aquel mozo

    era un rayo de luz en la tenebrosa escuela.Lo que irritaba particularmente a nuestro hroe era que los dems hicieron a Grip

    objeto de su malquerencia. ste, lo repetimos, lo soportaba con filosfica resignacin.Grip le deca alguna vez Hormiguita.Qu quieres?Carker es un miserable!

    CiertoPor qu no le das un golpe?Golpearle?Y tambin a los otros.Grip se encoga de hombros.Es que no eres fuerte, Grip?No sNo tienes buenos brazos y buenas piernas?S: era alto y delgado como un pararrayos.Pues bien, Grip, por qu no das de golpes a esos bestias?Bah. No vale la pena.Ah! Si yo tuviera tus piernas y tus brazos!Mejor sera servirse de ellos para trabajar.Crees t?Estoy seguro.Pues bien: trabajaremos juntos Probaremos quieres?Grip quera.Algunas veces salan juntos. Hormiguita estaba miserablemente vestido, con un

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    traje deshilachado, gorra sin fondo, pies con borcegues de cuero cuya suela estabahecha pedazos. Grip, poco ms o menos lo mismo. Y menos mal cuando haca buentiempo, tan raro en los condados de Irlanda como una buena comida en la cabaa dePaddy. Y entonces, bajo la lluvia, bajo la nieve, medio desnudos, con la caraamoratada por el fro, los ojos irritados por el cierzo, los pies enterrados en la nieve,

    aquellos dos miserables daban compasin, el mayor llevando al pequeo de la manoy corriendo para calentarse.

    Erraban as por las calles de Galway, que tiene el aspecto de un pueblo espaol,solos, entre una multitud indiferente. Hormiguita hubiera deseado saber lo que habaen el interior de las casas. A travs de sus es trechas ventanas, cerradas con persianas,era imposible distinguir nada. Pensaba l que all abra fuertes arcas llenas de sacosde plata. Y qu placer cruzar las hermosas habitaciones de los hoteles a los que loshuspedes llegaban en carruaje, el Royal Hotel sobre todo! Pero los criados les

    hubiesen echado como a los perros, o lo que es peor, como a los mendigos, pues enrigor los perros pueden recibir alguna caricia

    Cuando se detenan ante las tiendas, no muy bien provistas en los pueblos de laalta Irlanda, las cosas les parecan un conjunto de riquezas incalculables. Qumiradas lanzaban sobre un escaparate de ropas, ellos que estaban vestidos deandrajos, y a una tienda de calzado, ellos que andaban con los pies descalzos!Conoceran alguna vez el placer de tener un traje nuevo y un par de buenos zapatoshechos a medida? No Sin duda, como otros miserables, estaban condenados a

    vestir ropa usada!Haba tambin carniceras con grandes cuartos de vaca colgados, suficientes para

    alimentar durante un mes toda la Ragged-School. Cuando Grip y Hormiguita loscontemplaban, abran la boca desmesuradamente y sentan que su estmago secontraa con dolorosos espasmos.

    Bah! deca Grip jovialmente. Mueve tus mandbulas y te parecer quecomes.

    Ante los grandes panes de clido olor, ante todo lo que excitaba el apetito de losque pasaban, quedaban estticos, con los dientes largos, la lengua hmeda, los labiosconvulsos, la cara famlica, y Hormiguita murmuraba:

    Qu bueno debe de ser eso!Ya lo creo respondi Grip.Lo has comido t?Una vez.Ah! suspiraba el nio.l no lo haba probado nunca, ni en casa de Thornpipe, ni en la Ragged-School.Un da, una seora, compadecida de su rostro plido, le pregunt si quera torta.Preferira un pan, seora respondiole.

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    Y por qu, nio?Porque es ms grande.Una vez, sin embargo, habiendo recibido Grip algn dinerillo por un encargo,

    compr una torta, que bien tendra ya ocho das.Te gusta? le pregunt a Hormiguita.

    Oh! Dirase que est azucarada.Ya lo creo respondi Grip, y con verdadero azcar.Algunas veces Grip y su compaero llegaban en sus paseos al arrabal de Salthill.

    Vean desde all la unin de la baha, una de las ms pintorescas de Irlanda, las tresislas de Aran, dispuestas como los tres conos de la baha de Vigo, y atrs las salvajesmontaas de Burren y de Clare, y los abruptos derrumbaderos de Moher. Volvandespus hacia el puente, al muelle, a lo largo de los docks comenzados cuando sepens hacer de Galway el punto de partida de una lnea transatlntica que hubiese

    sido la ms corta entre Europa y los Estados Unidos de Amrica.Cuando distinguan algunos buques en la baha o atracados en la bocana del

    puerto, sentanse como irresistiblemente atrados, sospechando sin duda que la mardebe de ser menos cruel que la tierra para los pobres, y que les promete unaexistencia ms segura; que la vida es mejor al aire libre de los mares, lejos de loscuchitriles de las ciudades; y que el oficio de marinero es por excelencia el quegarantiza la salud del nio y el alimento del hombre.

    Muy bueno debe de ser, Grip, ir en esos barcos de grandes velas! deca

    Hormiguita.Si supieses lo que me atrae responda Grip.Por qu no eres marino, entonces?Tienes razn, por qu no lo soy?Iras lejos lejosTal vez llegar! respondi Grip.Pero, en fin; no lo era.El puerto de Galway est formado por la desembocadura de un ro que nace en

    Lough Corrib y se arroja al fondo de la baha. En la otra orilla se alza la curiosaciudad de Claddagh, con sus cuatro mil habitantes, todos pescadores que gozan desdelargo tiempo de una autonoma comunal y cuyo alcalde es calificado de rey. Grip y elnio iban alguna vez a Claddagh. Qu no hubiera dado Hormiguita por ser uno deaquellos mozos robustos, curtidos por la brisa, un hijo de una de aquellas madresvigorosas, algo salvajes en su aspecto? S. l envidiaba a aquellos muchachos debuen porte, y ms dichosos que los de otros puntos de Irlanda. Mozos que gritaban yse divertan! Hubiera querido ser de ellos! Senta deseos de estrecharles la mano.Pero no se atreva; tan andrajoso estaba, que al verle acercarse hubieran podido creerque iba a pedirles una limosna. Detenase entonces, una gruesa lgrima brotaba en sus

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    ojos y se contentaba con pasearse por el mercado admirando los arenques, nicospeces que buscan los pescadores de Claddagh. En cuanto a los cabrachos y langostasque abundan entre las rocas de la baha, no poda creer que fueran comestibles,aunque Grip afirmara que era crema de pastel lo que tales bichos tenan bajo elcascarn. Tal vez no sera imposible que algn da pudieran experimentarlo

    prcticamente.Terminado su paseo regresaban al barrio de la Ragged-School por calles estrechas

    y sucias. Pasaban por las ruinas que hacen de Galway un pueblo medio destruido porun terremoto. Y aun las ruinas que el tiempo ha hecho tienen algn encanto; peroaqu, las casas sin concluir por falta de dinero, los edificios bosquejados apenas ycuyos muros estaban llenos de grietas; en fin, todo lo que era obra del abandono y node los siglos, no produca ms que una impresin de tristeza. Pero ms triste que losbarrios pobres de Galway era la abominable y nauseabunda morada, el abrigo

    insuficiente y repugnante donde la miseria arrojaba a los compaeros de Hormiguita;y ni l ni Grip se apresuraban cuando llegaba la hora de regresar a la Ragged-School.

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    IV

    EL ENTIERRO DE UNA GAVIOTA

    EN el curso de su penosa existencia en la degradante atmsfera de los andrajosos,no volva Hormiguita alguna vez la vista al pasado? Que un nio feliz con loscuidados que le rodean y las caricias que se le prodigan se entregue a la alegra devivir, sin pensar en lo que ha sido ni en lo que ser, abandonndose al esparcimientode su edad, cosa es que se concibe, esto es lo que debe ser. Pero no sucede lo mismo

    cuando el pasado slo ha sido de sufrimientos, y el porvenir aparece con sombroaspecto. Se mira adelante despus de haber mirado atrs.

    Y qu vea Hormiguita al volver la vista uno o dos aos atrs? Aquel Thornpipebrutal y despiadado, al que tema encontrar a la vuelta de alguna calle extendiendosus manos para cogerle de nuevo. Tambin le asaltaba un recuerdo vago y terrible; elde la cruel mujer que le maltrataba, y el de aquella jovencilla que le meca en susrodillas.

    Creo recordar que se llamaba Sissy dijo un da a su compaero.

    Qu nombre ms bonito! respondi Grip.En realidad Grip estaba persuadido de que aquella Sissy no deba de existir ms

    que en la imaginacin del nio; pero cuando dudaba de su existencia Hormiguita seincomodaba. S! l la vea en su pensamiento! No la encontrara alguna vez? Qusera de ella? Vivira an con aquella furia lejos de l? Millas y millas lessepararan? Ella le quera y l tambin a ella. Era el primer afecto que haba sentidoantes de encontrara Grip. Ella era buena, dulce, le acariciaba, enjugaba sus lgrimas yparta con l sus patatas.

    Yo hubiera querido defenderla cuando la infame mujer le pegaba deca.Tambin yo creo que hubiera golpeado a esa arpa! responda Grip por dar

    gusto al nio.Porque si este bravo mozo no se defenda cuando se le atacaba, saba defender a

    los otros, habiendo ya probado que era fuerte para meter en cintura a aquellos malosbichos encarnizados contra su protegido.

    Una vez, durante los primeros meses de su estancia en la Ragged-School, atradopor las campanas del domingo, Hormiguita haba entrado en la catedral de Galway.

    Hay que confesar que slo la casualidad le haba llevado all, pues a los mismosturistas les cuesta trabajo descubrirla, por estar perdida en un laberinto de callesfangosas y estrechas.

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    El nio estaba vergonzoso y temeroso. Ciertamente, de verle el terriblepertiguero, medio desnudo y lleno de harapos, no le hubiera permitido permanecer enla iglesia. Hormiguita qued encantado de lo que oa: los cnticos de la misa, elacompaamiento del rgano, y de lo que vea: el sacerdote con sus ornamentos deoro, y los cirios encendidos en pleno da.

    El nio no haba olvidado que el cura de Westport le habl algunas veces de Dios;de Dios, padre de todos. Recordaba tambin que cuando Thornpipe pronunciaba estenombre era para mezclarlo con horribles juramentos, recuerdo que le turbaba enmedio de las ceremonias religiosas. Bajo la bveda de la catedral, oculto tras un pilar,senta una especie de curiosidad, mirando a los sacerdotes como hubiese mirado a lossoldados. Despus, y mientras todos se inclinaban al levantar la Sagrada Forma entreel sonar de las campanillas, alejose antes de ser visto, arrastrndose sobre losescalones sin ms ruido que un ratn que vuelve a su agujero.

    Cuando regres de la iglesia a nadie le dijo que haba estado en ella, ni aun aGrip, que por otra parte no tena ms que una idea vaga de lo que significabanaquellas pompas de la misa y de las vsperas. Despus de una segunda visita,encontrndose a solas con Kriss apresurose a preguntarle quin era Dios.

    Dios? respondi la vieja revolviendo sus terribles ojos entre las bocanadasnauseabundas que se escapaban de su pipa negra.

    S; Dios.Es el hermano del diablo, a quien enva a los nios malos para quemarlos en el

    fuego del infierno.Hormiguita palideci al or tal respuesta, y aunque hubiera deseado saber dnde

    estaba aquel infierno lleno de llamas y de nios, no os preguntrselo a Kriss.Pero no ces de pensar en aquel Dios cuya nica ocupacin pareca ser la de

    castigar niosy de qu horrible manera!, a creer a Kriss.Sin embargo, un da quiso hablar de esto con su amigo Grip.Grip le pregunt, has odo alguna vez hablar del infierno?Algunas veces.Dnde est?No lo s.Dime: si se quema all a los nios malos, se quemar a Carker?Ya lo creo.Yo, Grip no soy malo, verdad?T, no Creo que no!Entonces no ser quemado?No.Ni t Grip.Ni yo; estoy seguro.

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    Y Grip crey conveniente aadir que siendo tan delgado no vala la penaquemarle.

    He ah todo lo que Hormiguita saba de Dios; todo el catecismo que habaaprendido. En su sencillez, en la inocencia de su edad, senta confusamente lo que erael bien y el mal. Pero si no deba ser quemado, siguiendo los consejos de la mujer de

    la Ragged-School, arriesgaba serlo siguiendo los de misterOBodkins.En efecto, misterOBodkins no estaba contento. Hormiguita figuraba en su libro

    en la columna de los gastos; pero no en la de los ingresos. Un galopn que costabadinero y que nada produca. Al menos los otros, mendigando y robando, subvenan enparte a los gastos de alojamiento y comida, pero el nio no llevaba nada.

    Un da misterOBodkins le dirigi vivos reproches lanzndole una mirada severaa travs de sus anteojos. El nio tuvo fuerzas para no llorar al recibir estaamonestacin que misterOBodkins le diriga con el doble ttulo de administrador y

    director.No quieres hacer nada? le dijo.S respondi el nio. Qu quiere usted que haga?Algo que compense lo que cuestas.Bien querra, pero no s.Se sigue a las gentes en la calle, se piden encargos.Soy muy pequeo.Busca en los montones de basura. Siempre hay algo.

    Los perros me muerden y soy dbil. No puedo echarles.Tienes manos?S.Tienes piernas?S.Pues bien, corre por las calles tras los carruajes y atrapa algunos coppers, ya

    que no puedes hacer otra cosa.Pedir coppers!Y Hormiguita enrojeci. Su orgullo se rebelaba a tender la mano.No podr hacerlo misterOBodkins dijo.Ah, no podrs?No.Y podrs vivir sin comer? No. Te prevengo de que un da u otro te sujetar a

    este rgimen si no imaginas un medio de ganarte la vida. Y ahora vete. Ganar su vidaa los cuatro aos y algunos meses! Verdad es que con Thornpipe la ganaba; y de qumodo! El nio se alej angustiado. El que le hubiera visto en un rincn con los brazoscruzados y la cabeza baja hubiera sentido lstima. Qu carga era la vida para elpobre ser!

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    Nadie sabe lo que sufren estos pequeos afligidos por la miseria en su ms tiernaedad; jams nadie se apiadar bastante de su suerte. Despus de las amonestacionesde misten OBodkins, venan las excitaciones de los pillos de la escuela.

    Les irritaba ver al nio ms honrado que ellos; y se complacan en impulsarle almal, no escatimando ni los prfidos consejos ni los golpes. Sobre todos, Carker

    mostraba un encarecimiento que se explica por su perversidad.T no quieres pedir limosna? le dijo un da.No respondi Hormiguita con voz firme.Pues bien; bestia, no pidas toma!Tomar!S, cuando se ve un seor bien puesto con un pauelo que sale de su bolsillo, se

    aproxima uno, se tira del pauelo y l viene solo.Djame, Carker.

    Y alguna vez con el pauelo viene un portamonedas.Eso es robar.Y no son copperslo que se encuentran en los portamonedas de los ricos, sino

    chelines, coronas, y hasta piezas de oro, que se reparten con los amigos.S dijo otro, y se burla al polica.Y si se va a la crcel aadi Carker qu importa? En ella se est tan bien

    o mejor que aqu; se tiene pan, sopa, patatas y se come a gusto.No quiero! No quiero! repeta una y otra vez el nio defendindose contra

    aquellos bribones que le enviaban de uno a otro como a una pelota.Grip entr en la sala y se apresur a arrancarlo de sus manos.Vais a dejarle en paz! exclam apretando los puos. Esta vez estaba

    verdaderamente colrico.Sabes dijo a Carker que no pego a menudo, no es verdad? Pero si pegoCuando aquellos miserables abandonaron a su vctima, les arrojaron a los dos una

    mirada que significaba que prometan volver a empezar cuando Grip no estuviese.Seguramente t sers quemado, Carker dijo Hormiguita, no sin cierta

    conmiseracin.Quemado?S, en el infierno, si continas siendo malo.Respuesta que excit la risa de aquella banda. El que Carker fuese quemado era

    una idea fija en el cerebro del nio.Era de temer que la intervencin de Grip en su favor no produjera buenos

    resultados. Carker y los otros hallbanse decididos a vengarse del protector y delprotegido. En los rincones, los peores de la Ragged-School celebraban concilibulosque nada bueno presagiaban. As es que Grip no cesaba de vigilarles, abandonando alnio lo menos posible. Por la noche hacale subir hasta el desvn que l ocupaba

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    unto al tejado. All estaba Hormiguita al menos al abrigo de los prfidos consejos yde los malos tratos.

    Un da, Grip y l haban ido a pasear por la arena de Salthill, donde algunas vecesse baaban. Grip, que saba nadar, daba lecciones al nio. Sentase ste muy dichosoal extenderse en aquel agua limpia sobre la que navegaban hermosos barcos cuyas

    blancas velas vea perderse en el horizonte. Ambos se agitaban en medio de las olasque llegaban a la arena. Grip, sujetando al nio por los hombros, le indicaba losprimeros movimientos.

    De repente, verdaderos gritos de chacal se oyeron en las rocas y vieron aparecer alos andrajosos de la Ragged-School. Eran una docena, los ms viciosos y feroces, conCarker a la cabeza.

    Si gritaban tanto era porque acababan de ver a una gaviota herida en el ala quetrataba de huir; cosa que tal vez hubiera conseguido a no lanzarle Carker una piedra

    que la toc.Hormiguita lanz un grito como si l hubiera recibido el golpe.Pobre gaviota! Pobre gaviota! repeta.Una gran rabia se apoder de Grip, y probablemente se dispona a ir a castigar a

    Carker cuando vio al nio lanzarse sobre la arena, en medio de la banda, pidiendoperdn para el pjaro.

    Carker, yo te lo suplico repeta, pgame a m, pero no a la gaviota, no a lagaviota!

    Qu burlas le dirigieron cuando se le vio arrastrarse sobre la arena, desnudo, consus miembros delgaduchos, y los huesos marcndosele a travs de la piel! l seguagritando.

    Perdn, Carker, perdn para la gaviota!Nadie le escuchaba. Se rean de sus splicas. La banda persegua al ave que en

    vano intentaba volar, saltando de un lado a otro, y procurando esconderse entre lasrocas.

    Esfuerzos intiles!Dejadla, dejadla! gritaba uno.Carker haba cogido a la gaviota por un ala y la lanz al aire. Otro la recogi

    arrojndola sobre los guijarros.Grip, Grip! repeta Hormiguita. Defindela, defindela!Grip se precipit sobre los pilluelos para arrancarles el ave. Era tarde. Carker

    acababa de aplastar con su taln la cabeza de la gaviota. Todos rieron y lanzaronhurras. Hormiguita estaba transformado. Posedo de una clera ciega, cogi unguijarro y lo arroj con toda su fuerza sobre Carker; el golpe le dio a ste en mitaddel pecho.

    Ah, me las vas a pagar! exclam Carker.

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    Y antes de que Grip pudiera impedirlo, se precipit sobre el nio y le arrastr alborde de la arena, golpendole. Despus, y mientras los dems detenan a Grip porlos brazos y por las piernas, hundi la cabeza de Hormiguita en las olas, a riesgo deasfixiarle.

    Logrando desembarazarse a golpazos de aquellos miserables, la mayor parte de

    los cuales rodaron por la arena, Grip corri hacia Carker, que huy con toda la banda.Al retirarse las olas hubiesen arrastrado a Hormiguita si Grip no le hubiera cogido

    y apartado medio desvanecido. Despus de frotarle vigorosamente, Grip no tard enponerle en pie, y vistindole le cogi por la mano y le dijo:

    Ven, ven.Hormiguita subi por las rocas, y viendo al ave aplastada, se arrodill, sus ojos se

    llenaron de lgrimas y haciendo un agujero en la arena enterr a la gaviota.l mismo, qu era ms que un pjaro abandonado, una pobre gaviota humana?

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    V

    AN LA RAGGED-SCHOOL

    AL volver a la escuela, Grip crey deber suyo llamar la atencin de misterOBodkins sobre la conducta de Carker y de los dems. No trataba de hablar de lasmalas jugadas que a l se le hacan, y que no notaba la mayor parte de las veces. No!Se trataba de Hormiguita y de los malos tratos de que era objeto. Esta vez se habaido tan lejos, que sin la intervencin de Grip, el nio sera ahora un cadver, que las

    olas arrojaran sobre la arena de Salthill.Por toda respuesta, Grip no obtuvo ms que un movimiento desdeoso de cabeza

    de misterOBodkins. Deba comprender que estas cosas no le interesaban desde elpunto de vista de la contabilidad. Qu diablo! El gran libro no poda tener unacolumna para los pescozones y otra para los puntapis! Sin duda misterOBodkinstena, como director, el deber de preocuparse por los tratos de sus pensionistas; mascomo administrador, se limit a enviar a paseo al vigilante de la escuela.

    Desde ese da, Grip resolvi no perder de vista a su protegido, no dejarle jams

    solo en la sala, y cuando l sala tena cuidado de encerrarle en el desvn, donde almenos el nio se encontraba a salvo.

    Transcurrieron los ltimos das del verano. Lleg septiembre. Esto es ya elinvierno para los distritos de los condados del norte; el invierno de la alta Irlanda esuna sucesin ininterrumpida de nieves, brisas, huracanes y nieblas que vienen de lasllanuras heladas de Amrica septentrional, y que los vientos del Atlntico precipitansobre Europa.

    Un tiempo rudo para los ribereos de la baha de Galway, encerrada entre las

    montaas como entre las paredes de una nevera. Das muy cortos y noches muylargas para los que carecen de lumbre en su hogar. No os asombris si la temperaturaes baja en el interior de la Ragged-School, salvo en la habitacin de misterOBodkins. Es que de no ser as, la tinta estara lquida en el tintero? Es que su obrano se helara antes de que l pudiese acabar sus florituras?

    Es el momento de ir a buscar en las calles y caminos todo lo que es susceptible decombinarse con el oxgeno para producir calor. Mediano recurso, cuando se reduce aramas cadas, a hulla mezclada con ceniza y abandonada a las puertas de las casas, y

    a restos de carbn que los pobres se disputan en los muelles de descarga del puerto.Los pensionistas de la escuela se ocupaban en esta recoleccin y cuntosrebuscadores haba!

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    Nuestro hroe tomaba parte en este penoso trabajo, y cada da traa un poco decombustible. Esto no era mendigar. As, bien que mal, en el hogar brillaban unasmezquinas llamas con las que era preciso contentarse. Toda la escuela, helada bajosus harapos, se apretaba en torno al fuego; los mayores en los sitios mejores, claroest, mientras la comida se coca en la marmita. Y qu comida! Cortezas de pan,

    patatas, desperdicios de carne, una abominable sopa con manchas de grasa quereemplazaban los ojos del buen caldo.

    Ante el fuego jams haba sitio para Hormiguita, y rara vez una taza del lquidoque la vieja reservaba para los mayores. stos se arrojaban sobre ella como perroshambrientos, enseando los dientes para defender su mezquina porcin.

    Felizmente, Grip llevaba al nio a su agujero y le daba lo mejor de lo que a l lehaba tocado en la reparticin cotidiana. All arriba no haba fuego, peroacurrucndose en la paja, oprimindose uno contra otro, se defendan del fro y se

    dorman. Les calentaba el sueo? Tal vez.Un da Grip tuvo una verdadera fortuna. Pasendose por la calle principal de

    Galway, un viajero que entraba en el Royal Hotel le pidi que llevara una carta alcorreo. Grip se apresur a hacerlo, recibiendo en pago un mimoso cheln.Ciertamente el capital no era tan grande que Grip tuviera que devanarse los sesospensando si lo colocara en renta del Estado o en valores industriales. No. Lacolocacin sera en el estmago de Hormiguita y un poco en el suyo propio. Comprembutido fcil de conservar tres das y regalronse con l ocultndose de Carker y de

    sus compaeros. No iba Grip a participar con stos lo que ellos no participaban conl.

    Adems, y esto hizo ms feliz el encuentro con el viajero del Royal Hotel, eldigno gentleman, viendo a Grip tan mal vestido, se deshizo en su favor de un traje delana en buen estado.

    No se crea que Grip pens guardarlo para s. No. Slo pens en Hormiguita.Estar como un carnero bajo su lana, pens. Pero el carnero no quiso que Grip sedespojase del traje en beneficio suyo. Hubo discusin, y las cosas pudieron arreglarsea gusto de ambos. En efecto, el gentleman era grueso y su traje hubiese dado dosvueltas al cuerpo de Grip; el gentleman era alto y su traje poda envolver aHormiguita de la cabeza a los pies. As pues, no era imposible utilizar el traje para losdos amigos.

    Pedir a la vieja borracha de Kriss que hiciera la obra, sera como pedirle querenunciara a su pipa. As pues, encerrndose en el desvn, Grip Puso manos a la obra,concentrando en ella toda su inteligencia. Despus de tomar medida al nio, trabajcon tal acierto, que le confeccion un buen traje de lana. En cuanto a l, se hizo unchaleco, sin mangas, cierto, Pero un chaleco ya es algo.

    Claro es que recomend a Hormiguita que ocultase el traje bajo sus harapos a fin

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    de que los otros no lo vieran. Era mejor que dejrselo a stos, que lo hubieran hechopedazos. Si el nio apreci el excelente calor de aquel traje en los grandes fros delinvierno, por sabido se calla.

    Despus de un mes de octubre excesivamente lluvioso, noviembre ech sobre elcondado un viento glacial que condens en nieve toda la humedad de la atmsfera. La

    blanca cubierta lleg a tener un espesor de dos pies en las calles de Galway. Larecoleccin cotidiana de hulla y de csped se resinti de esto. En la Ragged-School sehelaban, y si en el hogar faltaba combustible, en el estmago, que es otro hogar,faltaba igualmente, pues no se encenda fuego todos los das.

    Preciso era adems que en medio de aquellas tempestades de nieves, a travs delas corrientes heladas, a lo largo de las calles y en los caminos, los harapientosbuscasen con qu proveer a las necesidades de la escuela. Ahora no se encontrabanada en las piedras. El nico recurso era ir de puerta en puerta. La parroquia

    ciertamente haca por los pobres lo que poda; pero adems de la Ragged-Schoolhaba numerosos establecimientos de caridad que le pedan en este tiempo de miseria.Los nios veanse reducidos a ir de casa en casa y algunas veces se les reciba mal. Seles reciba a menudo con brutalidad, amenazndoles si volvan, y regresaban entoncescon las manos vacas.

    Hormiguita no haba podido rehusar seguir el ejemplo de sus compaeros.Cuando se detena ante una puerta despus de haber golpeado con el llamador,parecale que ste le golpeaba en el pecho. Entonces, en vez de tender la mano,

    preguntaba si haba algn recado que hacer, evitndose al menos la vergenza demendigar. Un encargo a aquel chico de cinco aos ya se saba lo que representaba, yalguna vez le arrojaban un pedazo de pan que l tomaba llorando. Qu queris? Elhambre

    Con diciembre el fro fue muy riguroso y muy hmedo. La nieve no cesaba decaer en grandes copos. A las tres de la tarde era preciso encender el gas, y la luzazulada de los mecheros no llegaba a disipar las brumas, como si hubiera perdidotodo su resplandor. Ni coches, ni carros circulaban. Raros transentes apresurndosea llegar a sus casas. Y Hormiguita, con los ojos quemados por el fro, las manos y lacara amoratada por el cierzo, corra, apretando a su cuerpo sus andrajos, blancos porla nieve.

    Al fin se acab el invierno. Los primeros meses del ao de 1879 fueron menosduros. El verano hizo una aparicin precoz. En el mes de junio hubo fuertes calores.

    El 17 de agosto, Hormiguita, que contaba entonces cinco aos y medio, tuvo unbuen encuentro que deba producir consecuencias inesperadas.

    A las siete de la tarde segua una de las calles que desembocan en el puente deCladdagh y volva a la Ragged-School seguro de ser mal recibido, pues su paseohaba sido infructuoso. Si Grip no tena alguna corteza de reserva, pasaran la noche

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    sin comer. No sucedera esto por primera vez; pues comer todos los das a hora fijaera una presuncin. Que los ricos tengan esta costumbre, est bien, puesto que tienenmedios para hacerlo; pero un pobre diablo come cuando puede, y cuando no, nocome, segn deca Grip, habituado a alimentarse con mximas filosficas.

    He aqu que a unos doscientos pasos de la escuela Hormiguita tropez y cay a lo

    largo sobre las piedras. Como no cay de alto no se hizo dao. Pero en el momentoen que se levantaba, un objeto lanzado por su pie rod ante l. Era una botella grandede barro que no se haba roto por fortuna, pues podra haberle herido gravemente.

    Nuestro nio se levant, y buscando en torno suyo, acab por encontrar la botella,de unos diez o doce cuartillos de capacidad.

    Un tapn de corcho la cerraba y bastaba levantarlo para ver lo que contena dichabotella. Hzolo as Hormiguita, y le pareci que estaba llena de ginebra. Hubierabastado para satisfacer a todos los de la Ragged-School, y el nio poda tener la

    seguridad de ser bien recibido. La calle estaba desierta; nadie le haba visto, ydoscientos pasos le separaban de la Ragged-School.

    Pero acometiole una idea que a buen seguro no hubieran tenido ni Carker ni losotros. La botella no le perteneca. No era un donativo, sino un objeto perdido. Sinduda que el encontrar a su propietario sera bastante difcil, pero no importaba: laconciencia le deca al nio que no tena el derecho de disponer de lo que perteneca aotro. Lo saba por instinto, pues ni Thornpipe ni misterOBodkins le haban nuncaenseado lo que era la honradez. Felizmente hay corazones infantiles donde todo esto

    est escrito.Hormiguita, contento con su hallazgo, tom la resolucin de consultar a Grip.

    Estaba seguro de que ste procurara restituir la botella. Lo esencial era introducirlaen el desvn sin ser visto por los dems, que no se inquietaran por devolverla a sudueo. Diez o doce cuartillos de ginebra! Qu inesperada fortuna! Llegada la noche,no quedara una gota. Por lo que concierne a Grip, el nio responda de l como de smismo. No tocara la botella; la ocultara entre la paja y al da siguiente se informaraen el barrio de quin poda ser su dueo. Si era menester, los dos llamaran a todas laspuertas, y esta vez no sera para mendigar.

    Hormiguita se dirigi hacia la escuela, procurando, no sin trabajo, ocultar labotella que haca un gran bulto bajo sus andrajos.

    Por desgracia, cuando lleg ante la puerta, Carker sali bruscamente, y el otro nopudo evitar el choque. Habindole reconocido Carker y vindole solo, encontr buenala ocasin para hacerle pagar la cuenta atrasada que le deba desde la intervencin deGrip en la arena de Salthill. Arrojose, pues, sobre Hormiguita, y tocando la botellabajo los harapos, se la arranc.

    Eh! Qu es esto? grit.Eso no es para ti!

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    Entonces es tuyo?No. Tampoco.Y Hormiguita quiso arrojarse sobre Carker, el que de un puntapi le hizo rodar a

    tres pasos. Apoderarse de la botella y entrar en la sala fue para Carker cuestin de uninstante. Hormiguita no pudo hacer ms que seguirle, llorando de rabia.

    Todava quiso protestar; pero Grip no estaba all para ayudarle y recibipescozones, puntapis, mordiscos hasta de la vieja Kriss, que se mezcl en elasunto desde que vio la botella.

    Ginebra! exclam. Buena ginebra, y habr para todos.Seguramente Hormiguita hubiera obrado ms cuerdamente dejando la botella en

    la calle donde tal vez ahora la buscaba su dueo; pues diez o doce cuartillos deginebra valan algunos chelines, y hasta ms de media corona Debiera habercomprendido lo imposible de subir al desvn de,, Grip sin ser visto. Ahora ya era

    tarde.En cuanto a dirigirse a misterOBodkins y contarle lo sucedido bien recibido

    hubiera sido! Ir al gabinete del director, entreabrir la puerta, por poco que fuese, eraarriesgarse, distraerle en lo ms fuerte de sus clculos Y qu resultara? misterOBodkins hara que le llevaran la botella, y lo que entraba en el cajn del director nosala nunca.

    Hormiguita, pues, no poda hacer nada; y apresurose a reunirse con Grip en eldesvn a fin de contrselo todo.

    Grip preguntole, es de uno una botella que se encuentra?No; creo que no respondi Grip. Pero es que t has encontrado una

    botella?S Tena la intencin de drtela y maana hubiramos podido enterarnos en

    el barrioDe quin era su dueo?S Tal vez buscandoY te han cogido la botella?S, Carker. He pretendido impedirlo y entonces los otros Si t bajases,

    Grip!Voy a bajar y veremos de quin es la botellaPero cuando Grip quiso salir, no pudo. La puerta estaba cerrada por fuera: y

    aunque la sacudi vigorosamente, resisti, con gran alegra de la banda que gritabadesde abajo:

    Eh Grip!Eh Hormiguita!A vuestra salud!No pudiendo Grip forzar la puerta, se resign, siguiendo su costumbre, y procur

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    calmar a su encolerizado compaero.Bueno dijo; dejemos a esos bestias.Ah! No ser ms fuerte!De qu servira? Toma esas patatas que te he guardado; come.No tengo hambre, Grip!

    Come y despus, a dormir en la paja.Era lo mejor despus de una comida tan mezquina.Carker haba cerrado la puerta para que Grip no les impidiera beber la botella de

    ginebra. Kriss no se opondra, siempre que se le reservase su parte.El lquido circul en las tazas. Qu gritos! Qu tumulto! No era necesario

    mucho para que aquellos bribones se embriagasen, sobre todo Carker, que tena elvicio del beodo.

    No tard en suceder as. Apenas mediada la botella, la innoble banda estaba

    borracha. El tumulto no bast para sacar a mister OBodkins de su acostumbradaindiferencia. Qu le importaba lo que suceda abajo estando l arriba ante sus libros?La trompeta del juicio final no hubiera podido distraerle. Sin embargo, pronto iba aser sacado de su despacho, no sin menoscabo de su contabilidad.

    Despus de haber bebido unos siete cuartillos de ginebra de los doce que labotella contena, la mayor parte de los bebedores estaba sobre la paja, por no decirsobre el estercolero. Hubiesen acabado por dormirse si no se le hubiera ocurrido aCarker la idea de hacer un brulote, especie de ponche en que la ginebra sustituye al

    ron. Accedieron con gusto la vieja Kriss y los dems que an resistan la borrachera,y aunque faltaban algunos ingredientes para el brulote, los pensionistas eran pocoexigentes.

    Despus de verter la ginebra en la marmita, nico utensilio que la vieja Krisstena a su disposicin, Carker tom una cerilla y prendi fuego al brulote. Una vezque la llama ilumin la sala, los andrajosos que podan tenerse en pie comenzaron abailar en torno a la marmita. El que en aquellos momentos hubiera pasado por lacalle, habra credo que una legin de diablos haba invadido la escuela. Pero en lasprimeras horas de la noche aquel barrio estaba desierto.

    De repente, una vasta luz apareci en el interior de la casa.Habindose vertido el recipiente, del que se desbordaban los inflamados vapores

    de la ginebra, el lquido se esparci por la paja llegando hasta ltimos rincones de lasala. En un instante se extendi el fuego. Los que an no estaban completamenteborrachos, no tuvieron tiempo ms que a abrir la puerta, arrastrar a la vieja Kriss yecharse a la calle.

    En este momento Grip y Hormiguita, que acababan de despertarse, fintaron envano huir del desvn lleno de un sofocante humo.

    El reflejo de las llamas haba sido ya notado. Algunos vecinos provisos de cubos

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    y de escala acudieron. Afortunadamente la Ragged-School estaba aislada y el vientocontrario no amenazaba extender el incendio a leas casas de enfrente.

    Pero si no haba esperanza de salvar el viejo edificio, era preciso pensar en losque en l se encontraban, y a quienes las llamas cerraban toda salida.

    Abriose una ventana del piso que daba a la calle: la del gabinete de mister

    OBodkins, donde el incendio amenazaba llegar muy pronto. El director apareciasustado y mesndose los cabellos. No se crea que se inquietaba por saber si suspensionistas estaban a salvo, ni aun pensaba en el peligro que corra l mismo.

    Mis libros! mis libros! gritaba agitando desesperadamente los brazos. Ydespus de haber tratado de bajar por la escalera de su gabinete, cuyos escalonestrepidaban por el incendio, decidiese a arrojar por la ventana sus registros, cartones,todos los objetos de su escritorio. Despus tom el partido de salvarse por una escalade cuerda sujeta a la muralla.

    Pero Grip y el nio no podan hacer lo mismo. El desvn no reciba luz ms quepor una estrecha ventanilla, y la escalera era pasto de las llamas que caan en lluviasobre el techo y que pronto haran de la Ragged-School una inmensa hoguera.

    Los gritos de Grip dominaron entonces el ruido del incendio.Hay gente en ese granero? pregunt una seora que acababa de llegar al

    teatro de la catstrofe. Iba con ropa de viaje y haba dejado su carruaje en la esquina,y acudido con su doncella. En realidad, el siniestro se haba propagado tanrpidamente, que era imposible dominarlo. As es que desde que el director estuvo a

    salvo, se dej que el fuego devorase la casa en la que se crea no haba nadie.Socorred a los que estn ah! grit de nuevo la viajera con ademanes

    dramticos. Escalas, amigos mos, escalas y salvadores!Pero cmo apoyar escalas contra aquellos muros que amenazaban derrumbarse?

    Cmo llegar al desvn por un tejado envuelto en una espesa humareda?Quin est en el granero? pregunt a misterOBodkins, ocupado en recoger

    sus registros.Quin? No lo s respondi el director, sin conciencia ms que de su

    propio desastre. Despus, recordando, dijo:Ah! s. Son Grip y Hormiguita.Desgraciados! exclam la dama. Mi dinero, mis alhajas, todo lo que

    poseo a quien los salve!Ya era imposible penetrar en la escuela. Un resplandor intenso se proyectaba a

    travs de los muros. Algunos instantes ms y, a impulsos del huracn, la escuela nosera ms que una caverna de fuego: un turbin de incandescentes vapores. Derepente, el tejado de la casa revent a la altura de la buhardilla. Grip haba llegado aromperla en el momento en que el incendio haca crujir el suelo del desvn. Se izentonces y atrajo al nio medio sofocado. Despus, tras ganar la parte del muro

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    delantero, se dej deslizar por el borde, llevando siempre a Hormiguita en sus brazos.En este instante se produjo una violenta afluencia de llamas salidas del tejado,

    lanzando mil resplandores.Salvadle! grit Grip. Salvadle!Y lanz al nio a la calle, donde por fortuna un hombre le recibi en sus brazos

    antes de que chocase contra el suelo. Grip, arrojndose a su vez, rod medio asfixiadoal pie de la muralla. La viajera se aproxim al hombre que tena a Hormiguita, y lepregunt con voz temblorosa por la emocin:

    De quin es esta inocente criatura?De nadie. Es un nio abandonado le respondi el hombre.Pues bien, es mo es mo exclam ella cogindole y apretndole contra su

    pecho.Seora observ la doncella.

    Calla, Elisa, calla! Es un ngel que ha cado del cielo.Como el ngel no tena padres ni familia, lo mejor era dejarle en manos de

    aquella bella seora, dotada de tan hermoso corazn, y fue saludada con hurras en elmomento en que se hundan en medio de un torbellino de llamas los ltimos restos dela Ragged-School.

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    VI

    LIMERICK

    QUIN era aquella caritativa mujer que acababa de entrar en escena de estamanera un poco melodramtica? Se la hubiera visto precipitndose en medio de lasllamas, sacrificando su vida para arrancar aquella vctima a la muerte, y nadie sehubiera asombrado de ello: tanta conviccin escnica ciertamente tena; de ser suyoel nio, no le hubiera estrechado ms fuertemente en sus brazos, en tanto que le

    llevaba a su coche. En vano su doncella haba querido librarla del precioso fardo.Jams jams.

    No, Elisa, deja repeta con voz vibrante. Es mo. El cielo me ha permitidoretirarlo de las ruinas de esta casa ardiendo. Gracias, Dios mo, gracias!

    El pobre nio estaba medio sofocado; la respiracin anhelosa, los ojos cerrados.Hubiera necesitado aire; y despus de haber sido casi asfixiado por la humareda delincendio, corra el riesgo de serlo por el torbellino de ternura en que su libertadora leenvolva.

    A la estacin dijo al cochero cuando lleg al carruaje. Una guinea sillegamos al tren de las 9 y 47!

    El cochero no poda ser insensible a aquella promesa, toda vez que la propina enIrlanda es nada menos que una institucin social. Puso, pues, al trote al caballogrowler, nombre que se aplica a aquellos antiguos e incmodos vehculos.

    Pero, en fin, quin era aquella providencial viajera? Por una suerte extraahaba cado Hormiguita en manos que jams le abandonaran?

    Miss Anna Waston era primera dama del teatro de Drury Lane, una especie de

    Sarah Bernhardt en viaje, que daba actualmente representacin en el teatro deLimerick, condado de Limerick, provincia de Munster. Terminaba un viaje de recreode algunos das por el condado de Galway, acompaada de su doncella, amiga podallamarse, tan gruona como adusta, la seca Elisa Corbett. Esta actriz era excelentemujer, muy agradable al pblico de los melodramas, siempre en escena, siempre conel corazn en la mano y la mano abierta como el corazn, muy seria en lo queconcerna al arte e intratable en el caso en que poda comprometerla una malaventura.

    MissAnna Waston, ya muy conocida en todos los condados del Reino Unido, noesperaba ms que la ocasin de ir a hacerse aplaudir a Amrica, a las Indias, aAustralia; en todos los lugares donde se hablase la lengua inglesa, pues era

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  • 7/25/2019 Aventuras de Un Nic3b1o Irlandc3a9s

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    demasiado orgullosa para sujetarse a no ser ms que una mueca de pantomima enlos teatros donde no pudiera ser comprendida.

    Desde haca tres das, deseosa de descansar de las incesantes fatigas que leimpona el drama moderno, en el que no cesaba de morir en el cuarto acto, haba idoa respirar el aire puro y fortificante de la baha de Galway. Acabado su viaje, dirigase

    aquella noche a la estacin para tomar el tren de Limerick, donde deba trabajar al dasiguiente, cuando gritos y un intenso resplandor haban atrado su atencin. Era elincendio de la Ragged-School.

    Un incendio? Cmo resistir al deseo de ver uno de esos incendios naturales quese parecen tan poco a los incendios del teatro? Siguiendo sus rdenes, y a pesar de lasobservaciones de Elisa, el carruaje se haba detenido al extremo de la calle, y MissAnna Waston haba asistido a las diversas peripecias del espectculo muy superior alos que los fingidos bomberos del teatro miran sonriendo. Esta vez los decorados se

    quemaban realmente, y adems haba inters. La situacin estaba preparada como enuna escena bien dirigida.

    Dos criaturas humanas encerradas en el fondo de un desvn, cuya escalera erapasto de las llamas, y completamente aisladas. Dos jvenes, uno mayor y otropequeo. Hubiese sido mejor una jovencilla? Y entonces los gritos lanzados porMiss Anna Waston. El tejado acaba de abrirse junto a la buhardilla. Los dosdesgraciados aparecen en medio de los vapores; el mayor llevando al pequeo. Ah,qu hroe y qu artista! Qu ciencia del gesto, qu verdad de expresin! Pobre

    Grip! No sabe el efecto que ha producido! En cuanto al pequeo, el gentil, comodice Miss Anna, es un ngel que atraviesa las llamas del infierno. En verdad,Hormiguita, que es la primera vez que t has sido comparado a un querubn o a otromodelo de la corte celestial.