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Los referendos en la Región de MurciaTRANSCRIPT
Atlas Electoral de la Región de Murcia
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2. LOS REFERENDOS EN LA REGIÓN DE MURCIA
En las tres últimas décadas los ciudadanos murcianos han sido consultados en
referéndum, con el resto de españoles, en tres ocasiones, para pronunciarse acerca de la
Ley para la Reforma Política (el 15 de diciembre de 1976), del texto constitucional (el 6
de diciembre de 1978) y de la permanencia de España en la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (el 12 de marzo de 1986). Se trató de consultas de muy distinto tipo:
las dos primeras suponían las oportunidades en las que el pueblo español se manifestaba
acerca del inicio del proceso democratizador y del final (jurídico-formal) del mismo,
ratificando con su respaldo mayoritario la acción que en tal sentido habían desarrollado
sus líderes políticos. El referéndum de 1986 puso fin a una polémica de la que podían
derivarse importantes consecuencias acerca del papel que ocuparía España en la escena
internacional y, probablemente, en las instituciones europeas.
Pese a tratarse de consultas de muy distinto contenido político, la respuesta de
los ciudadanos murcianos siguió pautas generales considerablemente similares en los
tres casos, si se comparan con las de los habitantes de otras Comunidades Autónomas.
Pero si se atiende a la distribución de esas respuestas en el seno de la Región Murciana
se descubren diferencias significativas en los distintos niveles de análisis. Estas
diferencias impiden calificar como homogéneo el comportamiento que los murcianos
han mantenido cuando han sido consultados en referéndum.
En las siguientes páginas de este capítulo analizaremos los resultados de las tres
consultas mencionadas en el ámbito de la Región de Murcia. Para proceder al análisis
distinguiremos tres niveles de estudio: el de la Región de Murcia, comparándolo con el
estatal y el de las otras Comunidades Autónomas; el de las diversas Comarcas en las
que se divide la Región; y el municipal, ordenando los municipios en tres grupos en
atención a su población (de menos de 10.000 habitantes, de entre 10.001 y 50.000
habitantes, y de más de 50.001 habitantes).
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2.1. EL REFERÉNDUM DE LA LEY PARA LA REFORMA POLÍTICA (1976)
El Referéndum para la aprobación popular de la Ley para la Reforma Política
(LRP) fue el acontecimiento en virtud del cual el pueblo español manifestó su deseo de
transformación del régimen político autoritario en uno democrático. Tres días después
de que en el verano de 1976 el Rey nombrara presidente del Gobierno a Adolfo Suárez,
éste anunció en un discurso televisado su intención de propiciar las reformas necesarias
que condujeran a la transformación del sistema político, en el sentido de democratizarlo,
respetando en todo caso la legalidad vigente. En la presentación de su programa
político, el presidente Suárez manifestó su voluntad de alcanzar un sistema basado en el
respeto a la soberanía del pueblo, a los derechos y libertades fundamentales y en el
pluralismo político real. Al tiempo, se comprometía a convocar un referéndum para que
el pueblo español se pronunciara sobre los cambios políticos, y a celebrar elecciones
libres antes de julio de 1977.
A lo largo de los meses en los que se elaboró el anteproyecto de LRP, el
presidente del Gobierno se reunió con las fuerzas de la oposición democrática para
explicarles –y sólo para explicarles (no para negociar)- el contenido de la reforma. Se
reunió, con igual objetivo, con representantes de los diversos sectores político-sociales
del régimen (Ejército, poderes económicos, diversas "familias” franquistas, etc.), ya que
el texto de la Ley debía contar con el dictamen favorable del Consejo Nacional del
Movimiento y de las Cortes Españolas. El primer trámite se solventó el 8 de septiembre
sin que el texto sufriera enmiendas sustanciales (el Consejo sólo exigió que se
suprimiera el Preámbulo del anteproyecto, por considerarlo demasiado radical). Por su
parte, las Cortes aprobaron el texto el 17 de noviembre sin introducir tampoco
alteraciones relevantes. En la alocución televisiva en la que el presidente Suárez
presentó el texto al país dijo que no se trataba “de hacer borrón y cuenta nueva”, sino de
“modificar aspectos concretos para hacer viable el propósito de que el pueblo español
sea el dueño de sus destinos”, respetando en todo momento la legalidad vigente1.
1 Adolfo Suárez, “Mensaje emitido por TVE el 10 de septiembre de 1976, recogido en El País, 11 de septiembre de 1976.
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El texto del proyecto de Ley, con rango de Fundamental, contenía cinco
artículos, tres disposiciones adicionales y una transitoria, en los que se sentaban
inequívocamente las bases para la transformación del sistema político basado en las
Leyes Fundamentales en un sistema democrático y pluralista, estableciendo los
mecanismos que hicieran posible tal transformación. En la LRP se afirmaba la
“supremacía de la ley”, que ésta debía ser la “expresión de la voluntad soberana del
pueblo”, y que la “potestad de elaborar y aprobar las leyes reside en las Cortes”.
Establecía que las Cortes se compondrían de dos Cámaras (Congreso de los Diputados y
Senado), cuyos miembros serían elegidos por sufragio universal, secreto, libre y directo.
Se abría la posibilidad a que el Rey sometiera directamente a referéndum del pueblo
español una opción política de interés nacional, fuera constitucional o no, cuyos
resultados se impondrían a todos los órganos del Estado. Finalmente, establecía las
bases del sistema electoral que había de regular al menos las primeras elecciones a
Cortes, confiando al Gobierno la elaboración de la normativa específica que las debía
regir (Oñate, 1998: 144 y ss.). La Disposición Final confería a la Ley el rango de Ley
Fundamental. Por este hecho -y por afectar la Ley a algunas disposiciones de las Leyes
Fundamentales-, su aprobación exigió, además del parecer favorable del Consejo
Nacional del Movimiento y de las Cortes, la celebración de un referéndum, en
cumplimiento del artículo 10 de la Ley de Sucesión.
La postura defendida frente al referéndum por Alianza Popular, fuerza política
en la que se ubicaba buena parte de las personalidades políticas y altos cargos de la
Administración del régimen franquista, fue la de brindar su apoyo a la Ley, amparando,
consecuentemente, el voto afirmativo. No en vano sus representantes en las Cortes
orgánicas la votaron favorablemente, pese a que tal decisión significaba su harakiri
político. Por este motivo, los miembros del Gobierno Suárez hubieron de emplearse a
fondo para conseguir convencer al suficiente número de procuradores para que votaran
favorablemente el proyecto. Uno de los ministros más involucrados en este proceso
llegó a afirmar en este sentido: “menos acostarnos con ellos, hicimos de todo”2. Los
2 Martín Villa, Ministro de Gobernación, recogido en Powell (1990: 200). Las referencias relativas a la Ley para la Reforma Política son ingentes. Con carácter general, ver Lucas Verdú (1976, 1978 y 1979); Sánchez Agesta (1977); González Navarro (1977); Linde Paniagua y Herrero Lera (1978); Martín Oviedo (1977). Sobre el proceso de elaboración y aprobación de la Ley para la Reforma Política ver Osorio
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dirigentes de Alianza Popular habían negociado con el Gobierno un sistema electoral
que, en su opinión, beneficiaría a sus intereses en las elecciones que habría que celebrar
inmediatamente después de la aprobación de la LRP. Lograron que el sistema para la
elección del Senado fuera un sistema mayoritario, que primara –consideraban– a
personalidades conocidas del régimen político y de la Administración. En el mismo
sentido, consiguieron que el Gobierno frenara las aspiraciones de la “oposición
democrática” de establecer un sistema electoral estrictamente proporcional para la
elección del Congreso de los Diputados. El sistema contemplaba severos correctivos,
que acabaron configurándolo más como un sistema mayoritario atenuado que uno
proporcional corregido. Pese a que algunos miembros del partido no apoyaron la opción
afirmativa con mucho entusiasmo, sus principales líderes utilizaron la campaña del
referéndum (apoyando el sí) para mejorar su imagen de políticos demócratas.
Por su parte, las fuerzas políticas que integraban la denominada “oposición
democrática” se opusieron, aunque tibiamente, a la LRP. Reconocieron que “el
Gobierno había realizado el máximo esfuerzo del que era objetivamente capaz, dentro
de las instituciones del régimen, al llegar a reconocer expresamente que la soberanía
política residía en el pueblo y que el sufragio universal era la única fuente de
legitimidad del poder”. No obstante, se rechazaba el referéndum y las anunciadas
elecciones por considerarse que todavía no se daban las necesarias condiciones para
celebrarlas con garantías, que la oposición había sido excluida del proceso de
elaboración de la Ley, y que el referéndum y las elecciones no supondrían la apertura
del necesario proceso constituyente3. La oposición exigió al Gobierno la apertura de
negociaciones y el cumplimiento de unas condiciones mínimas para participar en el
referéndum4. Al constatarse el no cumplimiento de esas condiciones por el Gobierno, la
(1980: 169 ss.); Morodo (1988: 110 ss.); Míguez (1990: 208 ss.); Powell (1991: 188 ss.); y Fernández Miranda (1995: 222 ss.). 3 Ver “A la opinión pública”, documento de Coordinación Democrática, plataforma en la que se daban cita las principales fuerzas políticas de la oposición, recogido en El País, de 19 de septiembre de 1979. Las reacciones del PCE frente a la LRP pueden encontrarse en Mundo Obrero, 15 de septiembre de 1976; las del PSOE, en El Socialista, 2ª quincena de septiembre de 1976. El Partido Socialista Popular se negó a firmar el comunicado, presentando al Gobierno un contra-proyecto, con lo que se alejaba de las posturas rupuristas de Coordinación Democrática (ver El País, de 26 de septiembre de 1976). Por su parte, los democristianos aceptaron el proyecto de la LRP bajo la condición de que los comicios anunciados se celebraran libremente. Sobre toda esta cuestión, ver Oñate (1998: 152 ss.). 4 Ver “Comunicado de la POD [Plataforma de Organismos Democráticos]”, Las Palmas, 4 de noviembre de 1976; se recoge un resumen de esas condiciones en Oñate (1998: 155).
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oposición decidió hacer un llamamiento a la “abstención activa”5 en la consulta popular,
campaña que –de todas formas- no fue desarrollada con mucho entusiasmo por los
propios partidos integrantes de la Plataforma de Organismos Democráticos. Los
partidos estaban ya más ocupados en la preparación de las anunciadas elecciones a
Cortes que en defender la abstención en un referéndum cuyo resultado podía fácilmente
anticiparse.
El Gobierno defendió, como es obvio, el voto afirmativo en el referéndum,
presentando esta opción como la única viable entre dos alternativas que llevarían –se
decía- bien al continuismo inmovilista o bien a la ruptura revolucionaria. La vía de la
reforma que el Gobierno quería abrir con la Ley para la Reforma Política se presentaba,
así, como la única forma pacífica y realista (por lo tanto, posible) de transformación del
régimen dictatorial en uno democrático.
La contundencia de los resultados del referéndum supuso una inyección de
legitimidad para el Gobierno pre-democrático de Adolfo Suárez, que vio ampliamente
confirmadas sus propuestas para la transición política por la vía de la reforma y los
cambios paulatinos respetando en todo caso la legalidad vigente. El amplio respaldo
popular dado al proyecto de LRP supuso un rechazo implícito de las opciones que hasta
entonces venía defendiendo la oposición democrática, quedando la iniciativa política en
manos del Gobierno, que sería quien marcara a partir de entonces el ritmo de la reforma
política.
Tres de cada cuatro españoles, el 77,7 por ciento, acudió a votar, si bien la tasa
de participación no fue homogénea en todo el territorio estatal. Como se aprecia en el
gráfico 2.1, la Comunidad Autónoma6 en la que mayor abstención se registró fue la del
País Vasco, donde el 46,1 por ciento de los ciudadanos mayores de 21 años decidieron
no acudir a las urnas. En el resto de Comunidades, la abstención no superó el 30 por
ciento del censo, siendo las de Galicia y Asturias las más abstencionistas, después del
mencionado caso del País Vasco. En el otro extremo, las Comunidades Autónomas en
las que mayor participación se registró fueron las de La Rioja, la Valenciana y la de
5 Ver “Declaración de la Comisión Permanente de la POD”, Madrid, 18 de noviembre de 1976. 6 Pese a que en la fecha de realización del referéndum no existiera esta entidad, utilizamos está denominación a efectos analíticos y de comparación con posteriores referendos.
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Aragón, en las que el número de abstencionistas no superó el 15 por ciento de los
incluidos en el censo.
En la Región de Murcia la participación fue considerablemente elevada, con una
asistencia a las urnas del 82,6 por ciento de los censados, Murcia se constituyó en la
sexta Comunidad más participativa. Se registró en ella una participación superior en
casi 5 puntos porcentuales a la media estatal y también casi 5 puntos por debajo de la
Comunidad más participativa.
GRAFICO 2.1. Participación en el Referéndum sobre la Ley para la Reforma
Política por Comunidades Autónomas, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
País Vasco
Galicia
Asturias
Navarra
Cataluñ
a
Canarias
ESPAÑA
Madrid
Cantabria
And
alucía
Extremadura
C. y
León
MURCIA
Baleares
C. L
a Mancha
Aragó
n
Valencia
La Rioja
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
En cuanto al sentido del voto podría decirse que fue casi unánimemente
favorable a la propuesta del Gobierno. La media de la opción favorable en el territorio
estatal fue del 94,5 por ciento, superando el “Sí” en todas las Comunidades Autónomas
el 90 por ciento de los votos válidos. Las Comunidades en las que mayor porcentaje de
votos afirmativos se registró fueron Canarias, Andalucía y Extremadura (96,3, 96,2 y
96,2 por ciento, respectivamente).
En la Región de Murcia el “Sí” alcanzó también un alto porcentaje (96,1 por
ciento de los votos válidos), configurándose como la cuarta Comunidad en porcentaje
de votos afirmativos (gráfico 2.2).
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GRÁFICO 2.2. Votos afirmativos por Comunidades Autónomas en el Referéndum
sobre la Ley para la Reforma Política, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Cantabria
P. V
asco
Madrid
Navarra
Asturias
Cataluñ
a
C. y
León
C. L
a Mancha
ESPAÑA
Aragó
n
Valencia
La Rioja
Baleares
Galicia
MURCIA
And
alucía
Extremadura
Canarias
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
La diferencia entre los porcentajes de las Comunidades donde más y menos tasa
alcanzó la opción afirmativa fue de 6,3 puntos. La opción negativa apenas concitó el
apoyo de los votantes: sólo alcanzó el 2,6 por ciento en el conjunto del territorio estatal.
Cantabria y Asturias fueron las Comunidades en las que mayor porcentaje aglutinó esta
opción (6,7 y 4,1 por ciento, respectivamente), mientras que en las de Canarias, La
Rioja y Baleares alcanzó el 1,6 por ciento, en las dos primeras, y 1,7 por ciento, en la
última. En la Región de Murcia el “No” fue apoyado por un exiguo 2,3 por ciento de
quienes acudieron a votar.
Si se atiende a la participación que se registró en cada una de las Comarcas de la
Región de Murcia7 (gráfico 2.3) observamos que las Comarcas con porcentajes
superiores a la media regional –82,5 por ciento- fueron, en orden descendente, las
comarcas del Bajo Guadalentín (88,5 por ciento), Mar Menor (87,5 por ciento), Vega
Media (84,8 por ciento), Campo de Cartagena (84,7 por ciento) y Vega alta (84,8 por
ciento).
7 En la Región de Murcia el hecho comarcal, carente de tradición con algunas excepciones, en los últimos años ha sido objeto de numerosos estudios. Por el relativo éxito de sus propuestas y su predominante difusión, nos ha parecido conveniente adoptar el resultante del estudio realizado en 1980 por el Gabinete Técnico del Consejo Regional de Murcia, dirigido por Calvo García-Tornel y Fuentes Zorita (1984).
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GRAFICO 2.3. Participación en la Región de Murcia por Comarcas en el
Referéndum sobre la Ley para la Reforma Política, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Oriental
Río M
ula
Huerta de
Murcia
Altiplano
Alto
guadalentín
Valle de Ricote
Noroeste
TOTAL
MURCIA
Vega Alta
Cam
po de
Cartagena
Vega Media
Mar M
enor
Bajog
uadalentín
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia .
Las menos participativas fueron las comarcas: Oriental, Río Mula, Huerta de
Murcia, Altiplano, Alto Guadalentín, Valle de Ricote y Noroeste.
El voto afirmativo regional (gráfico 2.4) fue muy elevado, 96,1 por ciento de
media, pero aún lo fue más en las comarcas: Oriental, Río Mula, Valle de Ricote, Vega
Media, Bajo Guadalentín, Alto Guadalentín, Noroeste y Vega Alta.
GRAFICO 2.4. Voto afirmativo en la Región de Murcia por Comarcas, en el
Referéndum sobre la Ley para la Reforma Política, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Altiplano
Cam
po de
Cartagena
Mar M
enor
Huerta de
Murcia
TOTAL
MURCIA
Vega Alta
Noroeste
Altog
uadalentín
Bajog
uadalentín
Vega Media
Valle de Ricote
Río M
ula
Oriental
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
La participación de los ciudadanos de la Región de Murcia según el tamaño de
los municipios (gráfico 2.5.) sigue un orden descendente inverso, aunque las diferencias
entre los de menos de diez mil habitantes y los de más de cincuenta mil no fue muy
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acusada (2,80 puntos porcentuales): cuanto más pequeños son los municipios más
ciudadanos participaron en el referéndum. En el gráfico vemos que los municipios de
menos de 10.000 habitantes votan por encima de la media regional.
GRAFICO 2.5. Participación en la Región de Murcia por Municipios en el
Referéndum sobre la Ley para la Reforma Política, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Analizando los municipios de forma desagregada, observamos que la brecha
entre el municipio que más participó (Albudeite) y el que menos (Abanilla) fue muy
acusada: 27,5 puntos porcentuales.
La observación de los votos afirmativos por municipios nos indica que es
ligeramente mayor el “Sí” (1,45 puntos más) en los municipios pequeños, los de menos
de 10.000 habitantes, que en los de más de 50.000 (gráfico 2.6).
GRAFICO 2.6. Voto afirmativo en la Región de Murcia por Municipios en el
Referéndum sobre la Ley para la Reforma Política, diciembre 1976.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
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Viendo ahora los municipios de forma desagregada y comparándolos con el
porcentaje medio de los murcianos al “Sí” (96,1 por ciento), vemos que las diferencias
entre el municipio que dio más votos afirmativos (Fortuna) y el que menos dio (Yecla)
fue sólo de 9,3 puntos, con lo que se puso de manifiesto el gran apoyo de los municipios
de la región a la Reforma política. En este sentido, hubo algunos que destacaron
especialmente por su voto afirmativo: Lorquí con el 98,6 por ciento, Bullas y Pliego con
el 98,2 por ciento y Beniel con el 98,1 por ciento.
En el caso del voto negativo, la diferencia entre el municipio que más optó por el
“No” (Yecla con el 6,3 por ciento) y el que menos (Fortuna con el 0,5 por ciento) fue
aún menor que en el caso de los votos afirmativos: 5,8 puntos. Hubo municipios en los
que el “No” fue mayor a la media regional (2,3 por ciento). Es el caso ya mencionado
de Yecla, y el de Aledo (4,1 por ciento), San Javier (3,9 por ciento), Abarán (3,1 por
ciento), Cartagena (2,9 por ciento), Blanca (2,7 por ciento), Cehegín (2,5 por ciento) y
Murcia (2,4 por ciento).
2.2. EL REFERÉNDUM CONSTITUCIONAL (1978)
El proceso de transición a la democracia fue cerrado jurídico-formalmente con la
aprobación popular en referéndum del Proyecto de Constitución elaborado por las
Cortes elegidas democráticamente en junio de 1977. De esa forma, los ciudadanos
españoles ratificaban la labor realizada por sus líderes políticos en los dos últimos años,
dotándose de una norma de normas que habría de regir su convivencia política en lo
sucesivo. El referéndum fue convocado para el 6 de diciembre de 1978, dando
cumplimiento a lo establecido en el artículo 3 de la Ley para la Reforma Política, en
virtud del cual, antes de sancionar una Ley de Reforma Constitucional, el Rey debía
someter el Proyecto a referéndum de la Nación.
Las elecciones legislativas celebradas el 15 de junio de 1977 habían configurado
unas Cortes Generales democráticas que inmediatamente después de su constitución
asumieron el carácter de constituyentes. El proceso de gestación del texto constitucional
se prolongó más de 16 meses en los que el texto fue pasando por las diversas instancias
del Congreso de los Diputados y del Senado. En ese lapso se han distinguido tres etapas
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en las que la dinámica del tracto constituyente adquirió perfiles bien distintos (Oñate,
1998: 221 y ss.): en la primera etapa, que abarca desde la constitución de la Comisión
Constitucional en el Congreso de los Diputados hasta que la Ponencia formada en la
misma presentó el Anteproyecto de Constitución, se manifestaron las posturas iniciales
de los diferentes grupos y se alcanzaron mayorías variables según los temas. La segunda
etapa comprende desde el momento de la presentación de enmiendas al texto del
Anteproyecto hasta el “pacto de José Luis” 8, alcanzado el 22 de mayo. En esta fase se
constituyó (aunque ya había funcionado antes) una mayoría estable entre los
representantes de la Unión de Centro Democrático y de Alianza Popular que impuso sus
criterios frente a los del resto de ponentes y grupos presentes en la Comisión. La
dinámica de trabajo consistía en tratar de alcanzar el acuerdo generalizado en torno a
sus posturas y, en caso de no hallarlo, forzar la votación que sistemáticamente ganaban,
dada la distribución de fuerzas parlamentarias. Contra esta forma de proceder
respondieron los representantes del resto de fuerzas políticas presentes en la Cámara,
quienes apuntaron la posibilidad de que, de continuar por esos derroteros, se rompiera el
consenso constitucional que todos los partidos habían preconizado desde la constitución
de las Cámaras9. La tercera etapa se inauguró con el pacto que alcanzaron los dirigentes
de UCD y del PSOE para reconducir los trabajos constituyentes hacia la vía del
consenso entre todas las fuerzas políticas. La UCD rompió el acuerdo con AP y pactó
con el PSOE negociar el contenido de los artículos tratando de integrar a los
representantes de los demás grupos, procurando que nadie fuera dejado de lado. A partir
de ese momento la aprobación del articulado del texto constitucional fue mucho más
fluida y armónica10.
La dinámica inaugurada el 22 de mayo permitió elaborar un texto que, pese a no
satisfacer totalmente las pretensiones de ninguna fuerza política, tenía la virtud de no
resultar inaceptable para alguna de ellas. Al terminar sus trabajos, los principales líderes
políticos alabaron el mecanismo integrador utilizado para elaborar el texto,
8 Adoptó este nombre por el restaurante en el que se celebró la cena de la que surgió. A ella acudieron Abril Martorell, Arias Salgado, Pérez Llorca y Gabriel Cisneros, por UCD, y Alfonso Guerra, Peces-Barba, Enrique Múgica y Gómez Llorente, por el PSOE. En esa cena se pactó el contenido de más de 26 artículos y se inauguró una dinámica de trabajo basada en la colaboración previa a la discusión para alcanzar acuerdos generales y específicos sobre el contenido de los artículos que debían ser aprobados en la Comisión, acuerdos a los que se sumaban el resto de Grupos Parlamentarios. 9 Véase Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, nº 5, de 27 de julio de 1977 10 Acerca de las reacciones que provocó esa forma de trabajo en el seno de la Comisión, ver Oñate (1998: 223 ss.).
Atlas Electoral de la Región de Murcia
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calificándolo como la Constitución de la concordia, que suponía la superación del viejo
enfrentamiento entre las dos Españas y la imposición de las concepciones políticas de
una de ellas sobre la otra. Después de ese largo proceso, y no sin momentos en los que
parecía bloqueado, las Cámaras aprobaban el Proyecto de Constitución el 31 de octubre
de 1978. A continuación se convocó al pueblo español para que se pronunciara sobre él
en referéndum, que se celebró el 6 de diciembre del mismo año11. Una vez “aprobada”
por los ciudadanos, el Rey sancionó y promulgó la Constitución el 27 de diciembre.
A lo largo del dilatado período constituyente la prensa fue haciéndose eco de los
avatares del trabajo de los parlamentarios. Pese a ello, y quizá debido a la vorágine de
noticias políticas que cotidianamente se generaban en aquella extraordinaria coyuntura,
la elaboración y el contenido del texto constitucional no fue un tema que calara en la
opinión pública, más allá de momentos y respecto de cuestiones específicas. No
obstante, el hecho de que prácticamente todos los partidos políticos presentes en el
Parlamento (al menos, los más importantes), así como las principales organizaciones
sociales, apoyaran el Texto constitucional12, propició que la participación y el voto
afirmativo fueran mayoritarios. No obstante, la participación en el conjunto del
territorio estatal resultó unos 10 puntos porcentuales menor que en el referéndum de la
Ley para la Reforma Política.
Las Comunidades Autónomas en las que más abstención se registró fueron País
Vasco y Galicia, aunque por diferentes motivos: en el País Vasco dos partidos con
fuerte implantación electoral (PNV y EE) propugnaron la abstención provocando que
ésta se incrementara; en cambio, en Galicia, buena parte de la elevada abstención se
debió al temporal que azotó la región en la fecha del referéndum, dificultando y
desincentivando el acceso de la población a las urnas. En sus respectivos ámbitos el
11 El referéndum fue convocado por el Real Decreto 2560/1978, de 3 de noviembre de 1978, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 3 (apartados 2 y 3) de la Ley para la Reforma Política. 12 Propugnaron el Sí Unión de Centro Democrático, Partido Socialista Obrero Español, Partido Comunista de España, Alianza Popular, Convergencia Democrática de Cataluña, Izquierda Democrática, Partido Socialista Unificado de Cataluña y Partido de los Socialistas de Cataluña. Recomendaron el voto negativo Unión Nacional Española y Acción Democrática Española. Defendiendo la abstención se pronunciaron Partido Nacionalista Vasco, Esquerra Republicana de Cataluña, Movimiento Comunista (con un diputado) y Euskadiko Ezquerra. Acerca de los distintos argumentos que cada partido utilizó para apoyar su recomendación, ver Del Castillo (1978: 164 y 165). Como esta misma autora pone de manifiesto, los recursos utilizados por los partidos en la campaña fueron sensiblemente inferiores a los que usaron en las elecciones generales celebradas un año y medio antes. Sí fue más intensa –y con un perceptible sesgo hacia el voto afirmativo- la campaña institucional del Gobierno (1978: 169).
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porcentaje de abstención alcanzó el 53,3 por ciento y el 49,8 por ciento,
respectivamente. En el otro extremo, las Comunidades Autónomas en las que mayores
tasas de participación se registraron (gráfico 2.7) fueron la Comunidad Valenciana y la
de Castilla-La Mancha, donde la abstención sólo alcanzó el 25,9 y el 26,2 por ciento del
electorado, respectivamente. La diferencia entre las tasas de abstención registradas en
las Comunidades más y menos participativas alcanzó, prácticamente los 30 puntos
porcentuales.
La participación de los electores de la Región de Murcia en el referéndum de la
Constitución fue considerablemente elevada: un 71,4 por ciento acudieron a votar. Igual
que ocurrió en el referéndum de la Ley para la Reforma Política, los murcianos
participaron más que la media de los ciudadanos del conjunto del territorio estatal (4,3
puntos por encima de esa media), ubicándose como una de las comunidades más
participativa (a sólo 2,7 puntos de la que registró mayor participación).
GRÁFICO 2.7. Participación en el Referéndum sobre la Constitución por
Comunidades Autónomas, diciembre de 1978.
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
P. V
asco
Galicia
Asturias
Canarias
Navarra
ESPAÑA
Cataluña
Andalucía
Baleares
Extremadura
Cantabria
C. y
León
MURCIA
Madrid
La Rioja
Aragón
C. L
a Mancha
Valencia
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
No obstante, pese a que estas tasas de participación deben ser consideradas
“normales” (al compararlas con las registradas en referendos convocados en otros países
del entorno europeo [Cases, 1978: 192]), la abstención en la consulta acerca del texto
constitucional se incrementó considerablemente respecto de la registrada en el
referéndum de la LRP celebrado año y medio antes; y lo hizo tanto en el conjunto del
territorio estatal (en 10,6 puntos porcentuales) como en la Región de Murcia
(aproximadamente en la misma medida –11 puntos).
Atlas Electoral de la Región de Murcia
14
En cambio, la proporción de ciudadanos que acudieron a depositar su voto en el
referéndum fue algo mayor (aproximadamente un uno por ciento más) de la de aquéllos
que votaron en las elecciones generales de junio de 1977. Además, debe señalarse que
en estas tasas de abstención se incluía un considerable sesgo en el censo electoral,
debido a duplicaciones y casos de error, por la rápida inclusión de los mayores de 18
años. Cases (1978: 180) ha estimado esos errores que inflaron el censo en
aproximadamente 1.250.000 casos que, obviamente, incrementaron artificialmente la
abstención resultante.
El que prácticamente ninguna de las fuerzas políticas relevantes apoyara el “No”
hizo que la respuesta afirmativa fuera abrumadoramente mayoritaria. El 88,5 por ciento
de los españoles que votaron respondieron afirmativamente a la sencilla pregunta que se
les había planteado: “¿aprueba el Proyecto de Constitución?”. Pero tampoco en el
sentido del voto hubo homogeneidad entre las diversas Comunidades Autónomas. Hubo
algunas comunidades en las que más de 9 de cada 10 ciudadanos que votaron lo
hicieron afirmativamente (Andalucía, Canarias, Murcia y Cataluña, con un 92,4, 92,4,
91,3 y 91,1 por ciento, respectivamente), mientras que en alguna otra el número de
ciudadanos que apoyaron el texto constitucional apenas superó el 70 por ciento (el 70,2
por ciento en el País Vasco).
GRÁFICO 2.8. Voto afirmativo en el Referéndum sobre la Constitución por
Comunidades Autónomas, diciembre de 1978.
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
País Vasco
Navarra
Cantabria
C. L
a Mancha
C. y
León
Madrid
La Rioja
ESPAÑA
Aragó
n
Asturias
Valencia
Extremadura
Galicia
Baleares
Cataluñ
a
MURCIA
And
alucía
Canarias
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
15
La Región de Murcia se colocó a un 1,1 por ciento del porcentaje de mayor
apoyo al “Sí”, y a 2,8 puntos de la media estatal de apoyo a esa misma opción.
Correlativamente, el porcentaje de voto negativo fue considerablemente reducido: 6,2
en la Región de Murcia (cuando el alcanzado en el conjunto del Estado fue de 7,9
puntos). Y también el porcentaje de voto en blanco fue pequeño: 2,5 por ciento en la
Región de Murcia y un 3,6 en el conjunto del Estado. En definitiva, un inequívoco
apoyo al texto constitucional, sólo mermado en áreas muy determinadas (País Vasco y,
en menor medida, Navarra).
En la Región de Murcia el texto propuesto a los ciudadanos obtuvo un respaldo
afirmativo algo menor (casi 5 puntos porcentuales menos) que el registrado por el de la
Ley para la Reforma Política (en el conjunto del territorio estatal esa diferencia se
incrementó en un punto), aunque el apoyo fue en ambos casos incuestionable.
La participación por comarcas (gráfico 2.9) revela que salvo la comarca
Oriental, Río Mula, Alto Guadalentín y Huerta de Murcia en las que los porcentajes de
participación son inferiores a la media regional, el resto de ellas presentan cifras por
encima de la media. No obstante, hubo 20,5 puntos de diferencia entre la comarca más
participativa (Altiplano) y la que menos (Oriental).
GRÁFICO 2.9. Participación por Comarcas en la Región de Murcia en el
Referéndum sobre la Constitución, Diciembre de 1978
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Oriental
Río M
ula
Alto
guadalentín
Huerta de
Murcia
TOTAL
MURCIA
Vega Alta
Noroeste
Cam
po de
Cartagena
Mar M
enor
Bajog
uadalentín
Valle de Ricote
Vega Media
Altiplano
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
El voto afirmativo por comarcas (gráfico 2.10) sitúa a seis de ellas por encima de
la media regional (91.3 por ciento) –Alto Guadalentín, Vega Media, Noroeste, Bajo
Guadalentín, Río Mula, y Vega Alta-. La brecha entre la que más votó el “Sí” a la
Atlas Electoral de la Región de Murcia
16
Constitución (Alto Guadalentín y Vega Media) y la que menos votos afirmativos dio
(Altiplano) fue de 7,2 puntos.
GRÁFICO 2.10. Voto afirmativo por Comarcas en la Región de Murcia en el
Referéndum sobre la Constitución, Diciembre de 1978.
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00Altiplano
Oriental
Mar M
enor
Cam
po de
Cartagena
Huerta de
Murcia
Valle de Ricote
TOTAL
MURCIA
Vega Alta
Río M
ula
Bajog
uadalentín
Noroeste
Vega Media
Alto
guadalentín
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Si tenemos en cuenta los municipios observamos una mayor participación en los
municipios más pequeños (gráfico 2.11) sobre la media regional, como ocurría en el
Referéndum del 76.
GRÁFICO 2.11. Participación por municipios en la Región de Murcia en el
Referéndum sobre la Constitución, Diciembre de 1978.
50,00
55,00
60,00
65,00
70,00
75,00
80,00
85,00
90,00
95,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Tampoco fue homogéneo el comportamiento de los habitantes de los 43
municipios de la Región de Murcia, considerados de manera desagregada, en cuanto a
la participación en la consulta: la diferencia entre el municipio con más participación en
Atlas Electoral de la Región de Murcia
17
el referéndum constitucional (Bullas, con el 83,5 por ciento) y el de menos (Abanilla,
con 52,1 por ciento), fue de 31,4 puntos.
El sentido del voto hacia el “Sí” en este referéndum en los municipios, según el
tamaño de éstos (gráfico 2.12), confirma la misma tendencia observada en la
participación: fue un poco más alta en los pequeños municipios de menos de diez mil
habitantes que en los grandes, de más de 50.000.
GRÁFICO 2.12. Voto afirmativo por municipios en la Región de Murcia en el
Referéndum sobre la Constitución, Diciembre de 1978.
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Hubo municipios en los que el porcentaje de votos afirmativos fue muy elevado,
tales como: Torres de Cotillas (96,4 por ciento), Águilas (95,9 por ciento), Lorquí (95,7
por ciento), Aledo y Beniel (95,3) y Fuente Álamo (95,2 por ciento). La diferencia entre
el municipio que más votó el “Sí” (Torres de Cotillas) y el que menos optó por la
aprobación a la Constitución (Ricote con 71,2 por ciento) fue de 25,5 puntos
porcentuales, mucho menor que la brecha que existió en la participación entre
municipios extremos.
Por otro lado, destacan por su voto negativo por encima de la media regional –
6,2 por ciento-: Ricote (22,7 por ciento), Yecla (13,7 por ciento), Abanilla (10,6 por
ciento), Ojós y San Javier (8,8 por ciento) y Blanca (8.7 por ciento). Son municipios en
los que también coinciden con porcentajes de abstención superiores a la media regional
(2,5 por ciento). La diferencia entre el municipio con mayor porcentaje de votos
negativos (22,7 por ciento de Ricote) y el menor (1,9 por ciento de Las Torres de
Cotillas) fue muy acusada: 20,8 puntos.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
18
2.3. EL REFERÉNDUM DE LA OTAN (1986)
España se adhirió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte en mayo de
1982, pocos meses después de que el Gobierno de Calvo Sotelo lograra la autorización
parlamentaria para solicitar la incorporación de España a la Alianza, gracias al voto de
las fuerzas de centro-derecha representadas en el Congreso de los Diputados. La
medida, adoptada en una coyuntura crítica, cuando aún resonaban los ecos del golpe de
Estado de febrero de 1981, contó desde el principio con la oposición del PSOE y las
otras fuerzas de izquierda, que defendían una postura antimilitarista y anti-bloques.
Estas fuerzas solicitaron un referéndum en el que el pueblo español se pronunciara
acerca de la adhesión, conocedores de la postura negativa a la entrada de España en la
OTAN de la mayoría de los españoles, repetidamente recogida en sondeos de opinión.
En la campaña de las elecciones generales de 1982, el Partido Socialista se
comprometió a convocar el referéndum si ganaba las elecciones. Tras obtener la
mayoría absoluta de escaños en dichos comicios, el Gobierno de Felipe González
retrasó la decisión de convocar el referéndum hasta enero de 1986. En ese tiempo fue
cambiando su postura, que se manifestó en la decisión adoptada en el XXX Congreso
del partido, celebrado en diciembre de 1984, en el sentido de aprobar la permanencia de
España en la OTAN, permanencia que el líder del partido venía preconizando desde
unos meses antes, siempre que se cumplieran algunas condiciones, como la
desnuclearización de territorio nacional o la reducción de la presencia norteamericana
en las bases situadas en España.
La convocatoria del referéndum a principios de febrero de 1986 provocará la
movilización de casi todas las figuras políticas del momento ya que, tal y como se había
planteado, los resultados podían trascender la cuestión de la permanencia o no en la
estructura militar atlántica. Probablemente, no sería exagerado afirmar que el
referéndum impregnó la vida política del momento. Todos los líderes políticos tomaron
postura, frente a una opinión pública que, en principio, se manifestaba mayoritariamente
contraria a la permanencia de España en la OTAN.
Los dirigentes del PSOE, con Felipe González a la cabeza, conscientes de que
buena parte de sus electores seguían siendo contrarios a la permanencia de España en la
Atlas Electoral de la Región de Murcia
19
OTAN, se embarcaron en una intensa campaña para demandar el voto afirmativo de los
ciudadanos. La intensidad de la apuesta socialista por el “Sí” y la campaña que
desarrollaron al efecto acabaron convirtiendo el referéndum en un plebiscito sobre el
propio Gobierno, que dejó entrever que un resultado negativo provocaría su dimisión y
daría lugar a un vacío de poder que la Coalición Democrática difícilmente podría llenar;
por todo ello quedaría el país en una muy complicada situación. Igualmente, los líderes
del PSOE vincularon el alineamiento en la estructura militar occidental con la
integración en las instituciones europeas, en especial con la admisión de España en la
Comunidad Económica Europea, a la que España llevaba años queriéndose incorporar.
Los líderes del PSOE se esforzaron por transmitir el mensaje de que un resultado
negativo en el referéndum supondría el aislamiento internacional y económico de
España y su definitiva desvinculación de Europa.
Por su parte, Coalición Popular, principal fuerza de la oposición, optó por
propugnar la abstención, al considerar que no era adecuado realizar una consulta de este
tipo para temas tan complejos de política exterior y de seguridad. Entendían sus líderes
que la cuestión ya había sido resuelta con la autorización que el Parlamento,
representante de la voluntad del pueblo, había dado en tal sentido al Gobierno de Calvo
Sotelo en 1981. Acusaban al Gobierno socialista, en definitiva, de haber incurrido en
una grave irresponsabilidad al supeditar la política exterior española a intereses
partidistas. Así, la recomendación de abstenerse, dejaba traslucir en ocasiones, una
comprensión ante un voto negativo que persiguiera castigar al Gobierno, sobre todo
desde que éste vinculó implícitamente su continuidad al resultado afirmativo en la
consulta. Hubo, no obstante, líderes del partido que manifestaron su propósito de votar
afirmativamente dada la trascendencia de las consecuencias que podían derivarse de un
resultado negativo y la postura que respecto de la cuestión de fondo defendía el partido
(la plena integración en las estructuras defensivas occidentales).
Las fuerzas políticas ubicadas a la izquierda del PSOE realizaron una intensa
campaña en contra de la permanencia de nuestro país en la OTAN, aglutinándose en una
Coordinadora que integraba a partidos políticos (PCE, EE, ERC o HB, entre los
principales) y organizaciones y grupos sociales de diversa índole. La Coordinadora
Estatal de Organizaciones Pacifistas se acabará fundiendo, con la concurrencia de un
buen número de independientes anti-atlantistas, en la Plataforma por el "No”, que será
Atlas Electoral de la Región de Murcia
20
la instancia desde la que se coordine la campaña del voto negativo (esta Plataforma sería
el embrión del que nacería la coalición Izquierda Unida).
Los partidos nacionalistas de centro-derecha (CiU y PNV) optaron por no apoyar
ninguna de las alternativas, dejando a sus militantes “libertad” de voto. No obstante, los
principales líderes de estos partidos manifestaron públicamente su intención de votar
afirmativamente, si bien no faltó en las filas de estas fuerzas quien anunciara un voto
negativo. En general, se criticaba al Gobierno socialista por haber embarcado a España
en una aventura que podía truncar su positiva deriva en la escena internacional y retrasar
su plena incorporación a las instancias económicas y políticas europeas, sumándose a
los reproches de irresponsabilidad que desde Coalición Popular se lanzaban al
Gobierno.
En Murcia las fuerzas políticas desarrollaron su campaña cara al referéndum, en
un sentido u otro, a veces, con no pocas contradicciones. Por ejemplo, mientras el PSOE
pedía el “Sí”, la UGT pedía el “No”, o la USO daba “libertad” de voto. Los socialistas
murcianos se mostraban preocupados durante la campaña, sobre todo ante las encuestas
que daban el “No” a la OTAN. Por ello, como uno de los últimos impulsos para el “Sí”,
el PSRM-PSOE preparó una gira del entonces ministro de trabajo, Joaquín Almunia. Se
entrevistó con representantes del mundo empresarial murciano; celebró un acto con
afiliados a los clubs regionales de la tercera edad, en el que también intervino el
presidente de la Comunidad, Carlos Collado y el secretario del PSRM-PSOE, Enrique
Amat. Esta nueva orientación de los socialistas a favor de la entrada de España en la
OTAN le costó alguna que otra dimisión13.
Finalmente, los ciudadanos se enfrentaron a una pregunta cuya redacción fue
extremadamente cuidada para favorecer en la medida de lo posible el voto afirmativo.
Se trataba, más bien, como ha escrito Del Val (1986: 419), de toda una propuesta
conjunta de política exterior, al incluir un preámbulo con tres condiciones. El texto de la
pregunta planteada a los ciudadanos fue:
13 El diputado socialista Juan Antonio Martínez presentó su renuncia al cargo en escrito dirigido a la Asamblea Regional: “votaré “no” y a favor del “no” haré la campaña que pueda” (La Verdad, 5 de Marzo de 1986).
Atlas Electoral de la Región de Murcia
21
“El Gobierno considera conveniente para los intereses nacionales que España
permanezca en la Alianza Atlántica y acuerda que dicha permanencia se establezca en
los siguientes términos:
1. La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su
incorporación a la Estructura Militar Integrada.
2. Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas
nucleares en territorio español.
3. Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de Estados
Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los
términos acordados por el Gobierno de la Nación?”14.
Con esta redacción se intentaba mermar el rechazo que los ciudadanos españoles
venían manifestando en las encuestas demoscópicas hacia la Alianza Atlántica y el
eventual voto mayoritario negativo: se neutralizaba el carácter militar de la OTAN, se
descartaba la presencia de armas nucleares en el territorio nacional y se anunciaba la
reducción de la presencia norteamericana en España. Con ello se pretendía conjurar el
rechazo afectivo de los españoles a la potencia norteamericana, nacido al menos en los
albores del siglo XX. Adicionalmente, se identificaba esa posición con la conveniente
para España y para el “interés nacional”, anunciando veladamente oscuras
consecuencias que se derivarían de un rechazo de la postura propuesta por el “Gobierno
de la Nación” (Del Val, 1996: 420).
Los resultados del referéndum del 12 de marzo constituyeron una sorpresa:
contra lo que pronosticaban los sondeos, más de la mitad de los ciudadanos, casi el 60
por ciento, acudieron a votar, y de ellos más de la mitad, el 53,1 por ciento,
respondieron afirmativamente a la pregunta que había planteado el Gobierno acerca de
la permanencia de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
22
La movilización fue considerable, llegando la participación electoral al 59,4 por
ciento. La abstención fue mayor allí donde Coalición Popular había contado con mayor
apoyo electoral en las elecciones de 1982 (en Galicia y algunas provincias de Castilla y
León o Castilla La Mancha), aunque, obviamente, no todos los que se abstuvieron lo
hicieron siguiendo la consigna que en tal sentido lanzara esta formación. Se calcula
(Vallès, Pallarès y Canals, 1986: 195) que aproximadamente la mitad de ese 40,6 por
ciento de abstención era de carácter estructural, independiente de las consignas
partidistas. Por otro lado, un buen número de votantes de Coalición Popular optó por
votar afirmativa o negativamente, al tiempo que otros de los que en 1982 habían votado
por el PSOE, se abstuvieron en el referéndum. Sin duda, el cambio de postura de los
diversos partidos (CP recomendando la abstención, cuando no un voto negativo; el
PSOE haciendo campaña por el “Sí”, cuando tradicionalmente se había opuesto a la
pertenencia de España a la OTAN; las otras fuerzas de centro-derecha dando a sus
partidarios libertad de voto, quedándose en una indefinición poco coherente con su
tradicional postura respecto a la cuestión de fondo). A las consignas que los partidos
lanzaron a sus militantes, debe añadirse, para explicar la alta abstención, que en este
tipo de consultas (referendos) la abstención es siempre mayor que en aquéllas en las que
se opta entre candidatos; además, el contenido de la consulta se refería a temas de
política exterior, lo que coadyuvó al incremento del desinterés de los ciudadanos, más
preocupados siempre por cuestiones domésticas, sentidas como más cercanas y con
mayores consecuencias, como fue el caso de los referendos de 1976 y 1978.
Si observamos la participación en el referéndum de la OTAN en las distintas
Comunidades Autónomas (grafico 2.13), vemos que en Galicia fue donde se registró la
mayor tasa de abstención, al votar sólo el 38,5 por ciento de los electores censados, lo
que constituía ya una pauta habitual en anteriores procesos electorales. Fue la única
Comunidad Autónoma en la que la participación no llegó al 50 por ciento.
GRÁFICO 2.13. Participación por Comunidades Autónomas en el Referéndum de la
OTAN, marzo 1986.
14 R. D. 214/1986, de 6 de febrero; B.O.E. nº 33, de 7 de febrero de 1986.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
23
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Galicia
Ceuta
Melilla
Baleares
Canarias
Asturias
C. y
León
C. L
a Mancha
ESPAÑA
Cantabria
La Rioja
Aragón
Madrid
Andalucía
MURCIA
Extremadura
Navarra
Cataluña
P. V
asco
Valencia
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
La que registró mayor concurrencia a las urnas fue la Comunidad Valenciana
(66,3 por ciento), en la que dos de cada tres electores acudieron a votar, siendo la
diferencia del porcentaje de quienes decidieron hacerlo en una y otra comunidad de casi
28 puntos porcentuales. En la Región de Murcia la abstención fue considerablemente
reducida; el porcentaje de votantes fue muy superior (61,6 por ciento) al de España en
su conjunto. Se situó como la séptima Comunidad más participativa, más de dos puntos
porcentuales por encima de la media y a casi cinco de la que registró mayor
concurrencia a las urnas. Sin duda, el extendido apoyo que el PSOE logró en la mayoría
de los municipios murcianos en las elecciones precedentes incidió en una elevada
participación.
El 53,1 por ciento de los españoles que votaron lo hicieron afirmativamente, en
el sentido de permanecer en la Alianza Atlántica. Este resultado supuso una auténtica
victoria del Gobierno del PSOE, dados los bajos niveles de aceptación de su postura
entre la opinión pública pocos días antes del referéndum y la campaña adversa del resto
de fuerzas políticas que, como hemos visto, apostaban por la abstención o por el no. En
esas circunstancias, que más de la mitad de los censados votara y que, de ellos, también
más de la mitad lo hiciera afirmativamente en el sentido propugnado por el Gobierno
debe ser percibido como un auténtico triunfo de éste y, si cabe, de su Presidente, Felipe
González. (gráfico 2.14).
Tampoco en cuanto al voto afirmativo hubo homogeneidad entre las
Comunidades Autónomas: la diferencia entre el mayor y el menor porcentaje de voto
Atlas Electoral de la Región de Murcia
24
afirmativo en el nivel de las Comunidades Autónomas fue de más de 32 puntos. Como
se aprecia en el gráfico 2.14, fue considerablemente alto en aquéllas en las que mayor
apoyo electoral tenía el PSOE: Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura, donde el
sí superó el 60 por ciento de los votos válidos; y menor en las que el partido del
Gobierno no había cosechado sus mejores resultados electorales previamente: País
Vasco, Navarra, Cataluña y Canarias (Comunidades en las que el “Sí” no alcanzó el 45
por ciento -tan sólo el 31,5 por ciento en el País Vasco). La correlación positiva entre
voto a PSOE en 1982 y voto afirmativo en el referéndum de permanencia de España en
la OTAN fue considerablemente elevada (Vallès, Pallarès y Canals, 1986: 199). La
Región de Murcia, en la que el Partido Socialista había obtenido unos buenos resultados
en 1982 fue, con un 58 por ciento, la cuarta en cuanto a mayor porcentaje de votos
afirmativos, prácticamente 5 puntos por encima de la media estatal, y a 5,7 de la
Comunidad en la que mayor porcentaje de “Sí” se registró. No obstante, hubo un buen
número de votantes del PSOE cuyo rechazo a la integración de España en la OTAN fue
más fuerte que la fidelidad al partido.
GRÁFICO 2.14. Votos afirmativos por Comunidades Autónomas en el Referéndum
de la OTAN, marzo de 1986.
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
P. V
asco
Navarra
Cataluña
Canarias
Madrid
ESPAÑA
Asturias
C. y
León
Galicia
Baleares
Valencia
Aragón
La Rioja
MURCIA
Cantabria
Extremadura
C. L
a Mancha
Andalucía
Ceuta
Melilla
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Así pues, los porcentajes más altos fueron: Melilla (74,3 por ciento), Ceuta (69,6
por ciento), Andalucía (63,7 por ciento), Castilla la Mancha (61,5 por ciento), Cantabria
(59,2 por ciento) y Murcia (58,0 por ciento).
Atlas Electoral de la Región de Murcia
25
En el otro extremo, muy por debajo de la media nacional destacan especialmente
las comunidades de: País Vasco (31,5 por ciento), Navarra (40,8 por ciento), Canarias
(44,1 por ciento).
El número de ciudadanos que optaron por el “No” fue, también en la Región de
Murcia, considerablemente superior al de aquéllos que en 1982 habían votado por el
Partido Comunista o a los otros partidos de izquierda que propugnaban el “No” en el
referéndum (en el ámbito estatal la diferencia era de 7 a 1). Esta fue la opción por la que
se inclinaron el 35,4 por ciento de los votantes murcianos; el voto negativo quedó en la
Región 5 puntos porcentuales por debajo de la media estatal, a 7 puntos de la
Comunidad en la que se registró un menor porcentaje de votos negativos (Castilla La
Mancha), y a 30,3 puntos de aquélla en la que mayor porcentaje alcanzó esta misma
opción (el País Vasco). Entre los que votaron “No” en el referéndum había por tanto
muchos votantes del PSOE, que estaban en contra de la pertenencia de España a la
Alianza Atlántica, como de Coalición Democrática que con su voto negativo pretendían
infligir un severo castigo al Gobierno de Felipe González pocos meses antes de que se
convocaran nuevas elecciones legislativas. Así como se podía apreciar una elevada
correlación positiva entre el voto afirmativo en el referéndum de la OTAN y el voto al
PSOE en 1982, detrás del voto negativo hubo una considerable heterogeneidad que
impide hacer una lectura similar: no sólo optaron por el “No” los votantes del PCE, un
buen número de votantes del PSOE o de CP, sino también una notable proporción de
votantes de partidos nacionalistas. De hecho, la opción del “No” obtuvo más votos que
la del “Sí” en Comunidades con fuerte presencia de partidos nacionalistas: País Vasco,
Navarra, Cataluña y Canarias. Parece razonable pensar que en estas Comunidades
Autónomas donde los partidos nacionalistas son mayoritarios el voto negativo fue
utilizado como instrumento de castigo contra el partido del Gobierno central.
Si se atiende a los resultados dentro de la Región de Murcia por Comarcas
(gráfico 2.15) vemos que la participación en el Referéndum no fue homogénea. Si la
media regional fue de 61,6 por ciento, a uno y otro extremo se sitúan comarcas muy
diferentes a casi diez puntos de diferencia. Así, las comarcas que más participaron
fueron: Valle de Ricote con el 73,7 por ciento, Vega Media, Bajo Guadalentín,
Altiplano, Noroeste, Vega Alta y Alto Guadalentín con el 62,2 por ciento (por orden
decreciente), con porcentajes superiores a la media regional. Los murcianos que menos
Atlas Electoral de la Región de Murcia
26
participaron en el referéndum fueron los de las comarcas: Oriental con 53,8 por ciento,
Mar Menor, Río Mula, Campo de Cartagena y Huerta de Murcia con el 59,6 por ciento.
GRÁFICO 2.15. Participación por Comarcas en la Región de Murcia en el
Referéndum de la OTAN, marzo de 1986.
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Oriental
Mar M
enor
Río M
ula
Cam
po de
Cartagena
Huerta de
Murcia
TOTAL
MURCIA
Altog
uadalentín
Vega Alta
Noroeste
Altiplano
Bajog
uadalentín
Vega Media
Valle de Ricote
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Los ciudadanos de las comarcas de la región que dieron el “Sí” en el
Referéndum de la OTAN no tuvieron un comportamiento uniforme (gráfico 2.16). Hubo
20,8 puntos de diferencia entre la comarca que más votos afirmativos dio (Noroeste con
el 66,9 por ciento) y la que votó menos por el “Sí” (Oriental, con 46,1 por ciento).
GRÁFICO 2.16. Votos afirmativos por Comarcas en la Región de Murcia en el
Referéndum de la OTAN, marzo de 1986.
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Oriental
Altiplano
Bajog
uadalentín
Huerta de M
urcia
Vega Media
Valle de Ricote
TOTAL
MURCIA
Cam
po de
Cartagena
Vega Alta
Mar M
enor
Río M
ula
Altog
uadalentín
Noroeste
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Si descendemos al nivel de análisis municipal, observamos que participaron más
(hasta seis puntos porcentuales) en el referéndum los de menos de diez mil habitantes
(64,7 por ciento) que los de más de 50.000 habitantes (58,7 por ciento), como vemos en
el gráfico 2.17. Además hubo 29,3 puntos de diferencia en el porcentaje de participación
Atlas Electoral de la Región de Murcia
27
entre los murcianos de los municipios que más participaron (Archena y Lorquí, con un
77,8 por ciento) y el que menos (Abanilla, con un 48,5 por ciento).
GRÁFICO 2.17. Participación por Municipios en la Región de Murcia en el
Referéndum de la OTAN, marzo de 1986.
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
En relación con la abstención, puede apuntarse la idea de que ésta fue mayor en
los municipios en los que Coalición Popular había sido la fuerza más votada en las
elecciones de 1982 (Abanilla, San Javier o Ricote, por ejemplo).
.
El voto afirmativo en el Referéndum de la OTAN fue más intenso en los
municipios pequeños de la región, de menos de diez mil habitantes, (como vemos en el
gráfico 2.18), que en los de tamaño superior a las cincuenta mil personas, siendo la
diferencia de tres puntos y medio porcentuales.
GRÁFICO 2.18. Votos afirmativos por Municipios en la Región de Murcia en el
Referéndum de la OTAN, marzo de 1986.
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
90,00
100,00
Hasta 10.000 Entre 10 y 50.000 Más de 50.000 Total Región
Fuente: Ministerio del Interior y elaboración propia.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
28
A la hora de votar afirmativamente a la entrada de España en la OTAN, hubo
notables diferencias de un municipio a otro. Así en el municipio de Pliego votaron
positivamente un 74,3 por ciento de personas, en tanto que en Fortuna la proporción fue
de 43,0 por ciento, esto es, entre ambos hubo más de 31 puntos porcentuales de
diferencia.
2.4. CONCLUSIONES
De las tres consultas que han sido analizadas en este capítulo correspondientes a
los tres referendos –Ley de Reforma Política, Constitución y OTAN–, las dos primeras
suscitaron un gran interés, debido a su escalonamiento hacia la democratización,
constituyendo la legitimación por parte de los ciudadanos murcianos, y del conjunto de
España, de la Transición Política. La tercera consulta puso fin a una polémica de la que
podían derivarse importantes consecuencias acerca del papel que ocuparía España en la
escena internacional.
Las tareas que tuvo que abordar la transición española a partir de estas consultas
tuvieron un profundo calado en la sociedad española: desmontaje del régimen
autoritario, creación de un nuevo ordenamiento jurídico-político, control civil de las
fuerzas armadas, reformas económicas, consolidación de las instituciones democráticas,
incorporación de España a la política atlantista y a las instituciones europeas, etc.
La respuesta de los murcianos siguió pautas generales, considerablemente
similares en las tres consultas, si se comparan con las de otras Comunidades
Autónomas. En el referéndum sobre la Ley de Reforma Política de 1976, los murcianos
acudieron masivamente: un 82,6 por ciento; en el de la Constitución de 1978, un 71,4
por ciento acudió a votar y en el de la OTAN de 1986, un 61,6 por ciento. En las tres
consultas la participación de la Región de Murcia fue superior a la media nacional.
En cuanto al sentido del voto afirmativo, en los tres referendos se ha puesto de
manifiesto que la Región de Murcia dio su apoyo a la Reforma Política (96,1 por ciento
de votos válidos), a la Constitución (91,3 por ciento), y a la entrada de España en la
OTAN (58,0 por ciento). En los tres casos la Región de Murcia superó con sus votos
favorables a la media nacional.
Atlas Electoral de la Región de Murcia
29
El análisis de los datos en el interior de la región ha revelado diferencias
notables entre las distintas comarcas y municipios, tal y como hemos examinado en este
capítulo, por lo que no podemos calificar de homogéneo el comportamiento político que
los murcianos han mantenido cuando han sido consultados en referéndum.