atencion farmaceutica en cirugia
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ATENCIÓN FARMACÉUTICA EN EL PACIENTE QUIRÚRGICO 1ª parte José Mª Gutiérrez Urbón, Luis Margusino Framiñán , Angeles Porta Sánchez, Mª Isabel Martín Herranz Servicio de Farmacia. Complejo Hospitalario Universitario Juan Canalejo [email protected] Indice Introducción Profilaxis tromboembólica en el paciente quirúrgico Profilaxis antibiótica en cirugía Antibioterapia INTRODUCCIÓN :
La intervención quirúrgica, aparte de las manifestaciones clínicas específicas según
el tipo de cirugía, supone en sí misma un traumatismo que origina una respuesta
proporcional a la magnitud de la agresión quirúrgica. Es una reacción inespecífica para
el mantenimiento del equilibrio del medio interno, mediante cambios metabólicos que le
permitan utilizar sus reservas energéticas, y mantener la conservación de agua y
electrolitos. Esta respuesta metabólica consta de varios procesos:
- Fase primera o fase de lesión, que comprende los 3-4 primeros días del
postoperatorio, en los que el paciente se encuentra postrado, padece atonía
intestinal, taquicardia, eosinofilia y oliguria. Presenta un balance nitrogenado
negativo y aumentada la excrección urinaria de potasio y disminuída la de sodio.
- Fase segunda o de punto crítico, que dura entre 4-8 días. En ella el paciente
presenta actividad pero se fatiga; retorna el peristaltismo intestinal y el apetito,
aumenta la diuresis y se normaliza la frecuencia cardíaca, y el balance
nitrogenado y de potasio.
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- En la tercera fase el balance nitrogenado es positivo, la sensación de fatiga va
disminuyendo, y aumenta la adaptación cardiovascular, intelectual y
psicomotora.
Valoración del riesgo quirúrgico La clasificación del estado físico da la ASA (American Society of Anesthesiologists) se
relaciona con la tasa de mortalidad perioperatoria:
ASA 1: paciente sano normal
ASA 2: paciente con enfermedad sistémica leve (diabetes leve, hipertensión controlada,
obesidad)
ASA 3: paciente con enfermedad sistémica grave, que limita la actividad (angina,
EPOC, infarto de miocardio previo)
ASA 4: paciente con enfermedad incapacitante, que suponga una amenaza constante
para la vida (insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia renal)
ASA 5: paciente moribundo, que probablemente no sobrevivirá 24 horas (aneurisma
roto)
ASA 6: paciente con muerte encefálica, cuyos órganos se están extrayendo.
ÁREAS DE ATENCIÓN FARMACÉUTICA
1. Profilaxis tromboembólica
2. Profilaxis Antibiótica Quirúrgica
3. Antibioterapia
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CIRCUITO PACIENTE QUIRÚRGICO
CONSULTA POSTERIO
R
ALTA HOSPITALARIA
INGRESO PLANTA
HOSPITALIZACIÓN
Ingreso programado
Consulta anestésica
Alergias.Terapéutica de base,Estado nutricional Preparación quirúrgica Necesidad transfusional
Profilaxis tromboembólica
Profilaxis antibiótica Anestesia
REANIMACIÓN
PLANTA HOSPITALIZACIÓN
Sueroterapia Control dolor Control emesis Soporte nutricional Terapia secuencial Terapéutica de base
QUIRÓFANO
CONSULTA PREVIA URGENCIAS
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1.-PROFILAXIS TROMBOEMBÓLICA EN EL PACIENTE QUIRÚRGICO
1.1.- Introducción.
La enfermedad tromboembólica (ETE) es el evento fisiopatológico derivado de la
formación de un coágulo sanguíneo de fibrina e incluye básicamente dos procesos:
trombosis venosa profunda (TVP) y tromboembolismo pulmonar (TEP).
La etiología de la ETE viene determinada por los tres factores primarios de riesgo
que influencian la formación del coágulo, descritos en el modelo de la “Triada de
Virchow”: alteraciones en el flujo sanguíneo, de los componentes de la cascada de
coagulación y de la superficie en contacto con la sangre. En el caso de pacientes
quirúrgicos, este último factor primario es el de mayor importancia, derivado del daño
vascular o traumatológico inherente a la cirugía, si bien pueden estar presentes
cualquiera de los o tros dos factores de riesgo.
Los datos epidemiológicos indican que la frecuencia anual de la TVP es de 160
casos cada 100.000 habitantes, mientras que el TEP fatal y no fatal o clínico ocurre en
60 y 20 casos cada 100.000 habitantes, respectivamente. Además la TVP conlleva un
riesgo sustancial de morbilidad a largo plazo debido al síndrome postrombótico, cuya
incidencia asciende hasta el 70% de los pacientes dentro de los 5 a 6 años posteriores
a la TVP post-intervención. La frecuencia de ETE sin tromboprofilaxis depende también
en gran medida del tipo de cirugía a que va a ser sometido el paciente, siendo la
intervención de mayor riesgo la implantación de prótesis de cadera (51% de TVP, 4% y
1,65% de TEP clínico y fatal) y la de menor riesgo la cirugía general (25%, 1,6% y
0,87% respectivamente).
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Por tanto la prevención primaria de la ETE con profilaxis antitrombótica (PAT) y
medios físicos en pacientes quirúrgicos seleccionados es el método más racional para
reducir la morbilidad y mortalidad asociadas a esta enfermedad.
1.2.- Selección de pacientes.
La selección de los pacientes quirúrgicos susceptibles de profilaxis
tromboembólica debe basarse en los factores de riesgo de ETE que concurren en cada
uno de ellos, que pueden clasificarse en factores dependientes del tipo de cirugía,
características del paciente y estado trombofílico, teniendo todos ellos un carácter
aditivo. Para ello se han desarrollado una serie de modelos de evaluación del riesgo
(MER) que, además de incluir los factores anteriormente enumerados, debe reunir las
siguientes características: rápido de evaluar, basado en datos fácilmente identificables
en la historia clínica y en el examen físico del paciente, estratificar a los pacientes de
acuerdo a un nivel de riesgo total y proporcionar recomendaciones específicas sobre la
tromboprofilaxis adecuada basada en la evidencia científica.
Actualmente se dispone de varios documentos consenso sobre la PAT del
paciente quirúrgico y los MER basan sus recomendaciones en tres o cuatro categorías
de pacientes de acuerdo a la frecuencia esperada de TVP y TEP en ausencia de PAT:
bajo, moderado, alto y muy alto riesgo tromboembólico:
- “Informe de Consenso Internacional”.- Clasifica a los pacientes en función del
tipo de cirugía, pero presenta los inconvenientes de no incluir la cirugía
ortopédica, de no especificar factores de riesgo y de no proporcionar
recomendaciones sobre tromboprofilaxis.
- “Segundo Grupo de Consenso sobre factores de riesgo tromboembólico (THRiFT
II)”.- Clasifica los pacientes en tres grupos de riesgo, incluye una amplia
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descripción de los factores de riesgo y proporciona recomendaciones
específicas sobre PTE en cada caso.
- “Conferencia Consenso del Colegio Americano de Neumología (ACCP)”.- En su
quinta conferencia consenso introdujo un cuarto grupo de pacientes de muy alto
riesgo de ETE. Presenta el inconveniente de que la estratificación de los
pacientes se basa en descripciones no bien definidas y factores de riesgo no
especificados, aunque se proporcionan la recomendaciones de PTE para cada
grupo de riesgo.
Además del tipo de cirugía, los factores de riesgo que condicionan la inclusión
del paciente quirúrgico en uno de los grupos de riesgo de ETE y del tipo de PTE
utilizada, se agrupan en función de la “Triada de Virchow”:
• Derivadas de alteraciones en el flujo sanguíneo: fibrilación auricular, disfunción
ventricular izquierda, inmovilización o parálisis, obstrucción venosa derivada de
neoplasias, obesidad o embarazo.
• Alteración de la superficie de contacto con la sangre: edad, trauma o daño
vascular, enfermedad o prótesis valvular cardíaca, aterosclerosis, infarto agudo
de miocardio, presencia de catéteres venosos, TVP ó TEP previo, fracturas,
irritación química (quimioterapia, soluciones hipertónicas, potasio) o invasión
neoplásica.
• Alteraciones en la cascada de coagulación: proteina C y S, antitrombina,
fibrinógeno, resistencia a proteina C activada, síndrome anticuerpos
antifosfolípidos, estrógenoterapia, embarazo, neoplasia, homocistinemia,
policitemia, desórdenes mieloproliferativos y trombocitosis.
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1.3.- Selección de la profilaxis tromboembólica.
La PTE en pacientes quirúrgicos debe combinar medidas no farmacológicas
(basadas en intervenciones mecánicas que previenen la estenosis venosa e
incrementan el retorno venoso) que incluyen la compresión neumática intermitente
(CNI), medias de compresión graduada (MCG), elevación o ejercicios de las
extremidades inferiores y deambulación precoz, así como medidas farmacológicas
(basadas en prevenenir la formación del coágulo sanguíneo, su extensión y/o
embolización) que incluyen básicamente la utilización de bajas dosis de heparina no
fraccionada (HNF) o heparinas de bajo peso molecular (HBPM).
A pesar de la probada eficacia de HNF y HBPM, ninguno de estos
medicamentos elimina totalmente el riesgo de ETE y ambos tienen limitaciones de
utilización clínica. HNF tiene una biodisponiblidad limitada, corta vida media, amplia
variabilidad interindividual tras su administración subcutánea y se asocia a
importantes efectos adversos que incluyen hemorragias, osteoporosis y
trombocitopenia inducida por heparina. Las HBPM diseñadas para disminuir las
limitaciones de la HNF presentan la ventaja de poseer una biodisponibilidad más
predecible, mayor vida media, lo que permite una administración única diaria y la
utilización tras el alta hospitalaria del paciente. La evidencia científica de la ventaja
en eficacia y seguridad de las HBPM frente a la HNF en la PTE, ha colocado a las
primeras como el medicamento de elección en pacientes quirúrgicos.
La selección de la terapia antitrombótica en el paciente quirúrgico depende en
gran medida del grupo de riesgo al que se ha asignado el paciente. De este modo,
considerando cuatro grupos de riesgo de ETE, la utilización de PTE puede
resumirse como:
§ Bajo riesgo: Deambulación precoz
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§ Riesgo moderado: Bajas dosis de HNF (cada 12 horas), HBPM, CNI y MCG.
§ Riesgo alto: Bajas dosis de HNF (cada 8 horas), HBPM, CNI y MCG.
§ Muy alto riesgo: HBPM, anticoagulantes orales, CNI+HNF, CNI+HBPM,
MCG+HNF, MCG+HBPM. Ajustar dosis de heparina.
Las indicaciones de las HBPM autorizadas en España para la PTE en pacientes
quirúrgicos, se resumen las siguientes tablas:
CIRUGÍA Riesgo moderado Riesgo alto Bemiparina sódica Cirugía general:
2.500 UI, 2 h antes ó 6 h después. Dosis posteriores 2.500 UI/24 h
Cirugía ortopédica: 2 h antes ó 6 h despues 3.500 UI. Dosis posteriores a la cirugía y despues, 3.500 UI/24 h
Dalteparina sódica Cirugía general: 2-4 h antes, 2.500 UI y despues, 2.500 UI/24 h
Cirugía ortopédica y oncológica: 2-4 h antes 2.500 UI y 12 h despues, 2.500 UI. Los días posteriores 5.000 UI en 1-2 dosis
Enoxaparina sódica Cirugía general: 2 h antes 20 mg (2.000 UI) y despues 20 mg/24 h
Cirugía ortopédica: 12 h antes, 40 mg (4.000 UI) y despues, 40 mg/24 h
Nadroparina cálcica Cirugía general: 2 h antes 2.850 UI (0,3 mL) y, posteriormente 2.850 UI/24 h.
Cirugía ortopédica: según peso, administrada 12 horas antes y 12 horas después. Posteriormente según: Peso __ Dosis Día Preop-3er día > 3er día < 70 kg 0,3 mL 0,4 mL > 70 kg 0,4 mL 0,6 mL
Aunque las HBPM no requieren la monitorización del tiempo de
tromboplastina parcial activado (aPTT) para asegurar un determinado efecto
antitrombótico o ajuste de dosis, se pueden presentar situaciones clínicas que
pueden requerir la evaluación de su actividad anti-Xa:
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o Fallo renal severo; puede producirse un incremento de riesgo de las
complicaciones hemorrágicas, dado que las HBPM se eliminan vía renal. Debe
realizarse un seguimiento de niveles anti-Xa en pacientes con ClCr inferior a 21
mL/min.
o Obesidad; el régimen posológico de las HBPM se establece en función del peso
corporal, pero los ensayos clínicos no han incluido a este grupo de pacientes
(peso superior 100-120 Kg).
o Hemorragia; en el caso de que el paciente experimente un episodio hemorrágico
inesperado.
En aquellos pacientes que se someten a anestesia espinal o punción lumbar la
profilaxis con HNF y HBPM se ha asociado, aunque raramente, con la aparición de
hematomas epidurales o espinales, con el resultado final de parálisis prolongada o
permanente. Este riesgo se incrementa por el uso de catéteres espinales o epidurales
para anestesia, con la administración concomitante de medicamentos que alteran la
coagulación (AINES, antiagregantes plaquetarios o anticoagulantes) y por las
punciones traumáticas o repetidas. Para minimizar este riesgo se han establecido los
siguientes intervalos de tiempo entre la administración de heparina a dosis profilácticas
y la inserción o retirada de un catéter espinal o epidural:
Tiempo heparina – inserción/retirada catéter
Tiempo retirada catéter –
heparina HNF 4 horas 4 horas HBPM 12 horas 4 horas
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1.4.- Perspectivas futuras en PTE.
Aunque las HBPM son los medicamentos de elección en la gran mayoría de
PTE, todavía existe una necesidad de nuevos medicamentos con una mejor relación
beneficio/riesgo, con el fin de mejorar los resultados en pacientes seleccionados de
alto riesgo, en los cuales los medicamentos actuales proporcionan una protección
insuficiente.
Dado que la generación de trombina es el elemento final de cualquier vía de
coagulación, se han investigado nuevos medicamentos que inhiben directa o
indirectamente la trombina:
A.- Inhibidores indirectos de la trombina.
A.1.- Danaparoide. Un pequeño estudio ha demostrado que es tan efectivo como
dalteparina o enoxaparina en la PTE de pacientes con fractura de cadera (aprobado
en EEUU para implantación de prótesis de cadera).
A.2.- Pentasacárido. Autorizado igualmente en implantación de prótesis de cadera.
A.3.- Dermatan Sulfato. Diversos estudios clínicos han demostrado su eficacia en
implantación de prótesis de cadera, fractura de cadera y cirugía oncológica.
B.- Inhibidores directos de trombina.
B.1.- Hirudina, deshirudina, hirugen e hirulog, pueden convertirse en los
medicamentos de elección en cirugía ortopédica de alto riesgo.
2 - PROFILAXIS ANTIBIÓTICA EN CIRUGÍA
2.1 - Introducción
La Profilaxis Antibiótica en Cirugía (PAC) consiste en la administración en el
preoperatorio inmediato de antimicrobianos activos frente a la mayoría de los
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microorganismos potencialmente contaminantes, manteniendo una concentración
sérica alta durante toda la intervención, con el objetivo de disminuir la incidencia de
infección postquirúrgica.
La eficacia de la PAC está avalada por numerosos estudios, y se justifica cuando
los beneficios de su aplicación (evitar las complicaciones infecciosas postoperatorias)
superan los riesgos (iatrogénicos, ecológicos y económicos) derivados de la utilización
masiva de antimicrobianos. De la valoración de estas ventajas e inconvenientes de la
PAC se concluye que su indicación está justificada cuando el riesgo de infección
postquirúrgica es mayor del 5%.
2.2 – Selección de pacientes
Los procedimientos quirúrgicos se clasifican, en función de la carga bacteriana de
origen endógeno presente en el campo operatorio y su relación con el riesgo de
desarrollar una infección, en varias categorías:
- Cirugía limpia, aquella en que ni la piel previamente preparada, ni el campo
operatorio, contienen un significativo número de bacterias patógenas; en la práctica
se definen cuando no se penetra en cavidad orofaríngea, vías respiratorias,
digestivas o genitourinarias, no hay signos de inflamación, no son de origen
traumático y no existe transgresión de la técnica quirúrgica. La frecuencia de
infección postquirúrgica es del 1 %.
- Cirugía limpia-contaminada, herida no traumática en la cual ha habido
interrupciones menores en la técnica, o en la que se ha penetrado en los tractos
gastrointestinal, genitourinario o respiratorio sin derrames significativos. Incluyen
aquellas intervenciones en las que se secciona el apéndice o conducto quístico, se
penetra en vías biliares, urinarias o genitales distales, no existe transgresión de la
técnica quirúrgica y no son traumáticas. La frecuencia de infección es del 5 – 10 %.
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- Cirugía contaminada, es aquella que siendo inicialmente limpia, presenta una
contaminación porque la flora normal de un órgano intraabdominal, o la alterada por
la enfermedad o contenida en un foco séptico, se extiende sistemáticamente por el
campo intervenido (cavidad peritoneal, torácica, ...) o en la herida quirúrgica.
Hablamos de cirugía contaminada cuando existe una fuga importante del contenido
gastrointestinal, existe inflamación aguda sin pus, se penetra en vía genitourinaria o
biliar con orina o bilis infectada, existe transgresión o dificultad mayor de la técnica
quirúrgica o es una herida traumática reciente (menor de 5 horas). La frecuencia de
infección postquirúrgica es superior al 15 %.
- Cirugía sucia, se refiere a las heridas abiertas, áreas purulentas o perforaciones
viscerales, es decir presentan signos de infección clínica y/o presencia de secreción
purulenta, es una víscera hueca perforada o una herida traumática de más de 5
horas de evolución.
La PAC es innecesaria en cirugía limpia, excepto que exista implantación de prótesis,
se requiere en cirugía limpia-contaminada y es imperativa en cirugía contaminada. En
cirugía sucia no hablamos de profilaxis al haber una infección ya establecida, y se
requiere un curso de varios días de tratamiento.
2.3 – Elección del antibiótico
Se deben tener en cuenta los siguientes factores:
- La flora esperada, considerando que los patógenos habituales proceden de la flora
endógena. Un tratamiento profiláctico eficaz debe estar dirigido contra los
microorganismos infectantes más probables, pero no es necesario que erradique
todos los patógenos potenciales
- El patrón de sensibilidad a los antibióticos en el hospital y en la comunidad
- Que exista experiencia documentada mediante ensayos clínicos
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- Las propiedades galénicas y farmacocinéticas del antibiótico: disponibilidad para
administración parenteral, buena difusión a los tejidos y semivida de eliminación
prolongada
- Que sea de bajo coste, con mínimos efectos secundarios, baja toxicidad y buena
tolerancia
- Que el espectro de actividad sea restringido a los microorganismos más frecuentes,
evitando los de amplio espectro, que debe ser reservados para situaciones donde
haya evidencia de infección, contribuyendo de esta forma, a evitar el desarrollo de
resistencias
2.4 – Vía de administración y dosificación
La vía de administración de elección es la intravenosa, que garantiza la consecución
rápida e independiente de otros factores, de niveles séricos y tisulares elevados de
antibiótico. En cirugía electiva del colon se puede utilizar la vía oral con antibióticos de
acción local sobre la luz y mucosa del colon, con poco poder de absorción. Las dosis
deben ser plenas, del rango de las terapéuticas, para asegurar concentraciones del
antibiótico por encima de la CMI de las bacterias diana.
2.5 – Momento de administración
La primera dosis se debe administrar por vía intravenosa 30 a 60 minutos antes de la
incisión quirúrgica, pudiendo administrar una dosis adicional durante la intervención si
su duración excede 2 veces la semivida del antibiótico o se produce una pérdida
importante de sangre (superior a 1 L)
2.6 – Duración de la profilaxis
Cada vez está más consolidada la aceptación de que una única dosis preoperatoria
tiene la misma eficacia que múltiples dosis durante la evolución perioperatoria, y se
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considera errónea la continuación de la profilaxis por un periodo superior a 24 horas,
excepto en circunstancias excepcionales que eleven el riesgo de infección
postquirúrgico.
2.7 Circuito automático de dispensación de PAC
Actualmente se están implementando en los hospitales circuitos automáticos de
PAC, que consisten en un sistema de distribución de “kits de profilaxis”, que contienen
la medicación necesaria para completar la profilaxis antibiótica. La implementación del
“kit de profilaxis” conlleva el establecimiento previo de un Protocolo por parte de las
Comisiones de Garantía de Calidad del Hospital, y el diseño de un circuito mediante el
cual al Servicio de Farmacia es informado de la programación quirúrgica con una
antelación suficiente para preparar los "kits de profilaxis", que se envían etiquetados a
la planta de hospitalización y acompañan al paciente cuando éste va al quirófano,
administrándose la primera dosis durante la inducción anestésica y las dosis siguientes
en los tiempos estipulados, hasta la finalización de las dosis.
Servicio de Admisión
Programación quirúrgica Orden médica
Servicio clínico Unidosis
Servicio de Farmacia
Kit de profilaxis Envío a la planta de hosp
Quirófano
Administración de la profilaxis
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Desde el Servicio de Farmacia se pueden emprender de forma independiente o
colaborando con otras Unidades, estudios de utilización de antibióticos en profilaxis
quirúrgica, que pueden ser globales o particulares de una o varias cirugías, y llevados a
cabo de forma prospectiva, retrospectiva o realizar cortes de prevalencia que nos
permitan evaluar en función de criterios previamente definidos, cómo se realiza la PAC
en nuestro centro.
3.- ANTIBIOTERAPIA La infección de la herida quirúrgica (IHQ) aparece en el 5-10% de todas las
intervenciones y es la segunda causa de infección nosocomial tras la infección del
tracto urinario. Los factores predisponentes a la IHQ más importantes son la
enfermedad de base del paciente, la duración de la estancia preoperatoria, el tipo de
cirugía y la duración de la intervención.
La IHQ se clasifican en:
- Superficial, cuando sólo afecta a piel, tejido celular subcutáneo o músculo por
encima de la fascia
- Profunda, cuando afecta a tejidos blandos profundos (fascia y capas musculares)
de la incisión
- De órgano o espacio, cuando afecta a cualquier localización anatómica distinta
de la incisión que se abrió o manipuló durante la cirugía
Antes de hablar del tratamiento hay que decir que es fundamental el aspecto preventivo
de la IHQ, siendo aspectos básicos la asepsia meticulosa durante la intervención y la
profilaxis antibiótica.
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Antes de iniciar un tratamiento antimicrobiano hay que tener en cuenta una serie de
principios:
- Se debe intentar llegar siempre al diagnóstico clínico del foco infeccioso, que nos
permitirá el planteamiento terapéutico más adecuado. Los antibióticos no resuelven
por sí solos los focos supurativos, que requieren además drenaje quirúrgico.
- Siempre que se pueda acceder al foco infeccioso extraer muestras para cultivo con
el fin de identificar el patógeno para aplicar el antimicrobiano más específ icamente
sensible; mientras se instaurará en caso de infección grave, el tratamiento según la
sospecha de patógeno más frecuente.
- Es preciso tener información lo más completa posible de la farmacología de los
antimicrobianos, espectro y mecanismo de acción, farmacocinética, dosificación
según edad y función renal y hepática, efectos adversos, interacciones con otros
medicamentos, alteraciones que pueden ocasionar en la ecología bacteriana y
posibilidad de producir sobreinfecciones. También es importante conocer el coste de
los antimicrobianos, pues varía considerablemente de unos a otros y a igualdad de
otros factores debe condicionar la elección.
- Considerar las condiciones del paciente, posibles alergias, estados de
inmunodepresión, enfermedades de base.
Los antimicrobianos más comúnmente utilizados en IHQ y las consideraciones que
desde el punto de vista de atención farmacéutica se pueden realizar se describen en la
siguiente tabla:
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Antimicrobiano Observaciones
Penicilinas (Penicilina G, ampicilina, amoxicilina, cloxacilina, piperacilina)
Alerta a reacciones de hipersensibilidad. Dosificar en intervalos breves. Ajustar dosis en insuficiencia renal. Espectro limitado, en tratamiento empírico asociar a otros antimicrobianos. Promocionar la terapia secuencial.
Penicilina + inhibidor de betalactamasa (amoxicilina-clavulánico, piperacilina-tazobactam)
Alerta a reacciones de hipersensibilidad. Dosificar en intervalos breves. Ajustar dosis en insuficiencia renal. Alteración de la flora endógena intestinal y vaginal con proliferación de patógenos (Clostridium difficile, Candida). En monoterapia o asociados a aminoglucósidos. Piperacilina-tazobactam por su actividad frente a patógenos multiresistentes debe ser reservado cuando se sospeche de ellos. Promocionar la terapia secuencial
Cefalosporinas (cefazolina, cefoxitina, cefonicid, cefoxitina, ceftriaxona, cefotaxima)
Alerta a reacciones de hipersensibilidad cruzada con penicilinas. Ajustar dosis en insuficiencia renal excepto ceftriaxona. No cubren enterococo. Cefoxitina es la que mejor cubre anaerobios. Promocionar la terapia secuencial
Otros betalactámicos (aztreonam, imipenem)
Aztreonam puede utilizarse con seguridad en alérgicos a penicilinas, imipenem tiene un 10-15 % de reacciones cruzadas. Realizar ajuste de dosis en insuficiencia renal. Imipenem debe reservarse cuando haya sospecha de germen resistente. Aztreonam tiene un espectro limitado y generalmente se debe asociar a otros antimicrobianos (anaerobicidas, antibióticos activos frente a grampositivos). Alerta a crisis convulsivas con imipenem, por sobredosificación
Aminoglucósidos Ajustar dosis en función de niveles plasmáticos o función renal. Promocionar la dosis única diaria. Se deben evitar en abcesos por su limitada difusión y su inactivación en medio ácido. Actividad sinérgica con betalactámicos y glucopéptidos
Anaerobicidas (metronidazol, clindamicina)
Por su espectro limitado generalmente se deben combinar con otros antimicrobianos (antibióticos activos frente a enterobacterias)
Fluoroquinolonas Alternativa en pacientes con alergia a betalactámicos. Precaución en pacientes con historial de epilepsia. Interacciones con antiácidos. Promocionar terapia secuencial. Considerar resistencias bacterianas
Glucopéptidos (Vancomicina, teicoplanina)
Restringir a patógenos resistentes o alergia a penicilina. Ajustar dosis en insuficiencia renal o monitorizar niveles plasmáticos. Extremar las condiciones de administración para evitar el síndrome de cuello rojo.
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