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ASOCIACION DE MEDICINA AERONAUTICA Y ESPACIAL Sesi6n del día 15 de mayo de 1973 UTILIZACION DEL AVION PARA EL TRASLADO DE ENFERMOS FRANCISCO FERIA CAROT El tema que vamos a exponer hoy, ya fue motivo de una charla hace un par de años, pero he creído interesante volver a renovarlo habida cuenta que en estos dos años, han avanzado mucho las condiciones de habitabilidad, tanto de las cabinas de las astronaves, como de los avio- nes en general, y han hecho posible que afecciones, que eran considera- das como prohibitivas para efectuar viajes en avión, puedan ser hoy admitidas en los vuelos normales o comerciales. Siguiendo los estudios y trabajos efectuados por el doctor M. de PE- IUN, del Servicio Médico Central de Air France, hemos de con venir que de todas las afecciones que pueda sufrir el ser humano, las del sistema cardiovascular, son las que mayor riesgo pueden implicar en las contin- gencias del vuelo. Cuando el avión vuela muy alto y la altitud -cabina sobrepasa los 2.000 metros, pueden producirse taquicardias. Es indudable también que el factor emocional que poco o mucho sufren casi todos los pasaje- ros, la ansiedad, produce también taquicardia. De hecho, casi todos los incidentes serios de origen coronario, que se observan en el curso del vuelo, ocurren principalmente en los vuelos de larga distancia; estos accidentes podrían ser evitados mediante la oxigenoterapia y algunas precauciones más como el tratamiento previo con sedantes ansiolíticos. A la vista de las estadísticas hemos de convenir, que las reacciones cardiovasculares en el transcurso de los vuelos comerci ales son mínimas y debemos insistir en que el factor ansiedad, por la taquicardia que puede desencadenar, incluso en vuelos cortos y a una altura discreta tienen una influencia muy importante en los trastornos que puedan sufrir durante el vuelo, los cardíacos. Comenzaremos, pues, revisando las condiciones en que puede ser indicación o contraindicación; con las· enfermedades cardiovasculares.

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ASOCIACION DE MEDICINA AERONAUTICA Y ESPACIAL

Sesi6n del día 15 de mayo de 1973

UTILIZACION DEL AVION PARA EL TRASLADO DE ENFERMOS

FRANCISCO FERIA CAROT

El tema que vamos a exponer hoy, ya fue motivo de una charla hace un par de años, pero he creído interesante volver a renovarlo habida cuenta que en estos dos años, han avanzado mucho las condiciones de habitabilidad, tanto de las cabinas de las astronaves, como de los avio­nes en general, y han hecho posible que afecciones, que eran considera­das como prohibitivas para efectuar viajes en avión, puedan ser hoy admitidas en los vuelos normales o comerciales.

Siguiendo los estudios y trabajos efectuados por el doctor M. de PE­IUN, del Servicio Médico Central de Air France, hemos de convenir que de todas las afecciones que pueda sufrir el ser humano, las del sistema cardiovascular, son las que mayor riesgo pueden implicar en las contin­gencias del vuelo.

Cuando el avión vuela muy alto y la altitud -cabina sobrepasa los 2.000 metros, pueden producirse taquicardias. Es indudable también que el factor emocional que poco o mucho sufren casi todos los pasaje­ros, la ansiedad, produce también taquicardia.

De hecho, casi todos los incidentes serios de origen coronario, que se observan en el curso del vuelo, ocurren principalmente en los vuelos de larga distancia; estos accidentes podrían ser evitados mediante la oxigenoterapia y algunas precauciones más como el tratamiento previo con sedantes ansiolíticos.

A la vista de las estadísticas hemos de convenir, que las reacciones cardiovasculares en el transcurso de los vuelos comerciales son mínimas y debemos insistir en que el factor ansiedad, por la taquicardia que puede desencadenar, incluso en vuelos cortos y a una altura discreta tienen una influencia muy importante en los trastornos que puedan sufrir durante el vuelo, los cardíacos.

Comenzaremos, pues, revisando las condiciones en que puede ser indicación o contraindicación; con las· enfermedades cardiovasculares.

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HIPERTENSIÓN ARTERIAL.- Puede autorizarse el transporte aéreo a un gran número de hipertensos que hacen su vida normal sin ningún transtorno funcional, es decir, aquellas hipertensiones moderadas, aun­que permanentes y que con los tratamientos antihipertensivos actuales se consigue unas cifras moderadas de su tensión bien compensada; con­sidero que no corren ningún riesgo.

En cuanto a los grandes hipertensos, es decir, a los que tienen un valor tensional que sobrepasa los 20-21 de máxima, con mínimas más o menos compensadas y que a partir de los cuales podría haber un cierto riesgo para los viajes en avión, debe tenerse en cuenta, más que la ci­fra manométrica, las repercusiones viscerales de la misma o su etiolo­gía, ya que la decisión de su posibilidad para el viaje en avión deberá depender sobre todo, de las lesiones de fondo de ojo, funcionamiento renal y las condiciones cafdiovasculares periféticas.

Así, pues, una tensión arterial con lesiones severas de fondo de ojo o trastornos viscerales renales o una alteración cardíaca, que hagan pensar en la posibilidad de probables sucesos cerebrales, o que pueda pro­vocar un edema agudo de pulmón, contraindicará la autorización de vuelo . A pesar de todo muchos hipertensos, sin control de ninguna cla­se, viajan en avión, y prácticamentes no hay accidentes.

CARDIOPATÍA VALVULAR ADQUIRIDA o CONGÉNITA.- Cuando una cardiopatía valvular adquirida o congénita está bien compensada y to­lerada, nada se opone a que viajen en avión. Se ha demostrado que en estos casos no hay ningún trastomo debido a la presurización de la ca­bina (alredor de 2.000 metros), que toleran perfectamente y no se ob­serva en ellos ningún trastorno funcional atribuible al vuelo.

En sujetos muy emotivos y con una gran inestabilidad vegetativa, puede hacer desencadenar w1a taquicardia o un ritmo algo acelerado; pero un tratamiento previo, tónico cardíaco y una sedación con ansiolí­ticos, podrá resolver esta eventualidad incluso en estenosis acentuadas, o valvulopatía mitra! severa pero compensada.

En presencia de una valvulopatía mal tolerada, que puedan hacer sospechar la posibilidad de una crisis de edema de pulmón, o hemoptisis embolias o arritmias completa, el viaje deberá ser prohibido, hasta que un tratamiento bien llevado y severo haya conseguido una com­pensación de su estado. Si se consigue la c~mpensación, es casi seguro que no habrá el menor incidente.

CARDIOPATÍAS CIANÓGENAS. - Estos enfermos pueden ser muy hi­poxémicos, si el shunt es importante, y no obstante, soportan bastante bien una discreta hipoxemia añadida como la que puede producir la cabina del avión, se ha comprobado que para la mayoría de estos

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enfermos, niños, adolescentes o adultos el viaje puede hacerse sin pre­cauciones especiales e incluso sin añadir oxígeno.

El transporte de estos enfermos hacia los centros quirúrgicos espe­cializados, se hace actualmente en gran escala y están de acuerdo los cirujanos y médicos especializados, que este medio de transporte es el más apropiado e inocuo.

En caso de cianosis pronunciada, con poliglobulia y hematrocri to elevado, el riesgo de trombosis se halla aumentado por la deshidratación que provoca el medio ambiente seco de la cabina, sobre todo en viajes de larga duración. Habrá, pues, que pensar en hidratar a estos enfer­mos durante el vuelo, regular e intensamente lo que podrá conseguir­se simplemente mediante bebidas copiosas.

Se comprende, pues, que únicamente las formas severas son tribu­tarias des cuidados excepcionales durante el viaje. Así, pues, los enfer­mos con disnea, somnolencia, posibles convulsiones, etc., es decir, enfer­medad mal tolerada que se presenta sobre todo en los adolescentes, la necesidad de oxígeno, es indiscutible. Por otra parte, con frecuencia sufren de acidosis y será conveniente o imprescindible tratarlos antes del viaje, con perfusiones de sueros carbonatados para evitar la agravación durante el mismo.

Como generalmente se trata de niños o adolescentes es f recunte que se irriten, lloren, griten y todo ello agrava su situación; será con­veniente en estos casos sedatlos, con dosis fuertes de Valium por ejem­plo.

Están contraindicados los antináuseos o antieméticos, pues suelen ser depresores del centro respiratorio.

Una vez practicada la intervención quirúrgica, y autorizados a aban­donar el centro quirúrgico, no hay ningún inconveniente en que hagan el viaje en avión.

INSUFICIENCIA CARDÍACA. - La regla según la cual si un enfermo puede caminar, puede volar, o que si puede subir 15 escalones o cami­nar cien metros sin gran fatiga, seda buena, si no hubiera que añadir la ya tantas veces repetida posibilidad de la taquicardia emotiva que pue­de producirse.

Tales enfermos 110 deben viajar en avión hasta que un tratamiento adecuado los haya compensado, y hecho desaparecer la posible presencia de edemas, derrames pleurales, hepatomegalia, etc. Una vez compensados, el viaje podrá entonces ser bien tolerado, ai1adiendo sedantes si fuera aconsejable dado el temperamento del paciente.

En los casos en que la compensación no puede ser conseguida se desaconsejará el viaje en avión y únicamente en los casos discretamente descompensados podrá permitirse procurando que la posición del vía-

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jero sea sentado y debiéndose tener en cuenta que la inmobilidad en un largo viaje puede ser causa de flebotrombosis, por lo que será aconse­jable llevar las piernas vendadas con vendas elásticas.

BLOQUEO AURÍCULO-VENTRICULAR. - Debe ser prohibitivo el viaJe y únicamente se podrá autorizar si va provisto de un marcapasos, ya que si no va provisto del mismo pueden sobrevenir síncopes y paros cardíacos.

CARDIOPATÍAS ISQUÉMICAS. - Angina de pecho «angor pecto­ris» si se trata del típico anginoso de esfuerzo, del anginoso al que le sobreviene ]a crisis durante la marcha o la marcha frente al frío, o por la mañana al ponerse en contacto con el medio ambiente más frío y que con frecuencia se trata de enfermos que hace mucho tiempo que lo sufren, a veces años y que gracias a los modernos tratamientos de estos anginosos se hallan prácticamente estabilizados, el viaje no está contraindicado.

Esta clase de pacientes puede utilizar el avión sin restricción y prác­ticamente sin riesgo. Desde luego se ha observado alguna crisis de angor y más frecuentemente después del aterrizaje. En la estadística de Air France han podido comprobarse «cuatro» crisis de este tipo, entre once millones de pasajeros.

No obstante deberá ser prohibido en los siguientes casos: cuando la crisis se presente por primera vez, por lo que no tenemos experiencia en este paciente de la evolución de sus crisis. Cuando un individuo en su evolución se nota claramente una agravación en el ritmo de su frecuen­cia o en la más fácil aparición de sus crisis, su aparición sin esfuerzos o que tenga últimamente que aumentar sus dosis habituales de trinitrina. Es decir, que se deberá valorar el carácter estabilizado o no de sus crisis.

INFARTO DE MIOCARDIO. -La actitud del médico ante un infarto de miocardio, deberá apoyarse en principio, en dos elementos esencia­les.

1.0 Antigüedad del accidente coronario . 2.0 Aspecto evolutivo en el momento de intentar el viaje. Cronológicamente se puede esquematizar la evolución del infarto

no complicado en las siguientes fases : 1.0 Un período agudo de tres semanas. 2.0 Un período de convalecencia de alrededor de cuatro semanas. 3 .o Un período de entrenamiento y de vuelta paulatina a una vida

moderadamente activa. Clínicamente se ha de establecer dos posibilidades:

196 ANALES DE MEDICI NA

1.0 Infarto de miocardio curado, es decir los infartos que después de un mes no han presentado ninguna complicaci6n y los que por el contrario los que se complican de secuelas, principalmente de crisis de angor a los que se puede añadir insuficiencia cardíaca en grados distintos .

Así, pues, el médico deberá medir cuidadosamente estas eventuali­dades y apoyarse en los datos cronol6gicos y clínicos.

Veamos las posibles eventualidades que se pueden presentar. , 1.0 Infarto de miocardio curado a partir del tercer mes, es decir

el curso ha sido normal, el electrocardiograma muestra una lesi6n muy localizada y poco extensa, la convalecencia no ha sufrido contrariedades. La actividad física ha podido restablecerse sin angor ni insuficiencia car­díaca. En estos casos no hay ninguna restricción para el vuelo, ya que el riesgo en vuelo puede considerarse prácticamente nulo.

El peligro si existe habrá que pensar más que tendrá su origen en el cansancio físico, en su estado emocional, debido a los desplazamien­tos impuestos para el embarque y momento del aterrizaje. Por estos mo­tivos deberá ir desprovisto de pesos (maletines, bolsos de viaje, etc.), evitar .las precipitaciones, alimentación ligera, prohibición de fumar y lo repetiremos una vez más sedar al paciente.

En estas condiciones puede permitirse el vuelo sin ninguna duda. 2 .0 I nfarto de miocardio no complicado, pero reciente. Es posible

y hasta con alguna frecuencia que una persona sufra un infarto lejos de su ciudad de residencia y que desee, como es muy natural, volver lo antes posible a su casa, a partir de la tercera o cuarta semana del suceso. Naturalmente existen todavía en este período, riesgos serios de que se presenten complicaciones, taquicardias, extrasistolias, fibrilación ven­tricular, aunque no sea muy f recuente ya pasado este período de cuatro semanas, y es dificil de decir si el vuelo puede desencadenarlas.

Por este motivo alguna compañía de navegación aérea exige que hayan t ranscurrido al menos seis semanas, e informar al paciente de la posibilidad de que se presente alguna complicación. No obstante, si el paciente no presenta ningún signo de complicación, como los ya reseñados anteriormente y tomando las precauciones antes descritas e incluso trasladándolo al avión y recogiéndolo en una ambulancia, se podrá autorizar el vuelo.

3.0 Infarto de miocardio en el período agudo. Teniendo en cuenta que el porcentajes mayor de accidentes morta­

les sobrevienen en las primeras horas de la constitución del infar to, debido a distintos trastornos, tal vez como los del ritmo, colapso, ex­trasistolias, etc., y que estos trastornos pueden ser en algunos casos superados con los medios que disponen en las llamadas unidades coro­narias, debemos imaginar la conveniencia de trasportar a un enfetmo lo más rápidamente posible a un centro de esta naturaleza y natural-

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mente el avión es el medio más rápido. Pero no el avión de línea: sino el avión que esté dotado de material adecuado y de un médico especia­lizado .

Así, pues, estos casos están con traindicados en el avión habitual, e incluso prohibidos, ya que el trasporte en condiciones normales puede convertirse en una aventura desastrosa.

4.0 Infartos no recientes, es decir, de uno o dos meses; pero que presentan signos de complicación, trastornos de ritmo, dolores persis­tentes, inestabilidad tensional. Se trata por regla general de casos que han abandonado el centro de Unidades coronarias demasiado pronto. Estos casos deberán ser rechazados para el viaje aéreo.

5.v Infarto de miocardio con secuelas. Los infar tos de miocardio pueden dejar dos secuelas muy frecuen­

tes . El angor pectoris en todas sus formas, y la insuficiencia cardíaca.

El problema de Ja angina de pecho que complica el curso de un infarto de miocardio. no es muy diferente, del que anteriormente he­mos indicado. También es en este caso, la distinción entre la angina de pecho estabilizada y poco molesta v que no invalida al enfermo, en cuyo caso se puede autorizar al enfermo a trasladarse en avión v el angor pectoris evolutivo con crisis espontáneas repetidas y poco influen­ciadas por la trinitrina, implicando además alteraciones graves del ECG y en cuyo caso debe prohibirse el traslado en avión.

La insuficiencia cardíaca, deberá valorarse en la misma forma que ya hemos indicado anteriormente para la insuficiencia cardíaca valvular o de cualquier otra etiología.

INSUFICIENCIA RESPIRATORIA CRÓNICA. - La hipoxia de la altitud, aunque muy moderada en el avión comercial, y por lo tanto muy bien tolerada para el individuo sano, puede ser un riesgo para el enfermo respiratorio que ya tiene una tasa de hipoxia acentuada en la altitud normal de su lugar de residencia.

Así la sequedad del medio ambiente de la cabina del aparato puede influir desfavorablemente en la fluidez de la secreción bronquial, y si el viajero se halla afecto de un «COr pulmonale» crónico, la hipoxia puede agravar y aumenlar la hipertensión en el territorio arteria] pul­monar.

Prácticamente pueden presentarse dos situaciones. 1.0 Que se trate de enfermos agudos, en estado de insuficiencia

respiratoria muy marcada, no deben ser autorizados al viaje en avión ya que tienen el riesgo de que se agrave su estado disneico. Para hacer el viaje en avión precisan de cuidados y preparación previa por lo que no pueden tomar el avión normal y precisan un transporte llamémosle

198 ANALES DE MEDICINA

sanitario, y que disponga de material adecuado y acompañados de per­

sonal especializado. 2.0 Sujetos con insuficiencia respiratoria crónica no graves, es

decir, enfermos que pueden hacer un recorrido de 100 metros o subir

quince escalones sin aumentar mucho su disnea, pueden volar, ya que

toleran bastante bien la altitud-cabina de 1.500 metros ó 2.000. Natu­

ralmente sí fuera posible no pasar de 1.500 metros mejor.

El uso de la máscara de oxígeno no es suficiente y debe usarse la

oxigenoterapia mediante la sonda nasal con oxígeno humedecido.

El vuelo no parece provocar crisis en los sujetos asmáticos a pe­

sar de la importancia del mecanismopsicosomátic o en su desencadena­

miento . Naturalmente deberá recomendarse al paciente insistir en su

tratamiento habitual, y quizá de aumentar un poco su dosificación.

Los estados de mal asmático, así como los casos de asma rebeldes a

los tratamientos habituales, deben ser contraindicados.

TUBERCULOSIS PULMONAR. - Los tratamientos actuales permiten

que los afectos de tuberculosis puedan volar. Únicamente deberá prohi­

birse por el contagio a que exponen a los otros viajeros, a los enfermos

con baciloscopia positiva. Así, pues, se tiene la impresión que los tu­

berculosos estabilizados no corren ningún riesgo en el vuelo, en el

supuesto de que estén siendo tratados. En los tuberculosos curados, aun los gLle estuvieron afectos de le­

siones ulceradas, no es probable que se vuelvan a abrir las antiguas le­

siones.

NEUMOPATÍAS INFECCIOSAS AGUDAS.- Su problema es el general

de todas las afecciones febriles. Es decir, no es aconsejable, pero no

prohibitivas en el aspecto de vuelo. Únicamente se debe tener en cuen­

ta la posibilidad de vómicas en probables abcesos, en este caso influen­

ciados por la diferencia de presión de la cabina.

OPERADOS DE EXÉRESIS.- Los interve1údos de segmentectonúa o

lobectomía, pueden volar, incluso aunque la intervención haya sido re­

ciente, siempre que el cirujano los haya dado ya de alta y autorizado

a salir de la clínica. Con los intervenidos de neumonectornia, deberá tenerse en cuenta

el estado del pulmón restante. Si éste es suficiente y no está en malas

condiciones de oxigenación, no hay inconveniente ninguno; pero si el

pulmón restante no es suficiente habrá que esperar a que se restablezca

el equilibrio, y no deberá autorizarse el uso del avión hasta que deje

de sufrir disnea de reposo y no muy manifiesta a la marcha de 50 me­

tros.

F. FERIA. .EL A\'IÓN Y t:L TRASLADO DE ENFER/IIOS 199

En todo caso en estos pacientes habrá que tener en cuenta que no deberá autorizarse su traslado en avión hasta que la cavidad residual no esté rellena, ya que sometiendo a diferencias de presión a un opera­do que tenga todavía una cavidad apreciable, se expondrá al paciente a un desplazamiento peligroso del mediastino. Así, pues, habrá que esperar a que la cavidad esté lo suficientemente reducida:

EMBOLIAS PULMONARES. -Se desaconsejará su traslado en avwn a los enfermos con embolia pulmonar reciente, incluso aquellos que sufran Ulla flebotrombosis o cualquiera otra enfermedad que pueda provocar una embolia.

Naturalmente que tomando precauciones, como descoagularlos evi­tando la inmovilidad que aumenta el riesgo de las tromboembolias, etc., pueden volar ¡Jeto ya sale del transporte comercial, normal y precisa cuidados especiales.

NEUMOTÓRAX. -No parece que el uso del avión por su altitud en cabinas presurizadas pueda por este motivo desencadenar un neumotó­rax espontáneo .Todos sabemos que en la mayor parte de los neumo­tórax espontáneos la causa desencadenante es desconocida. Y no cree­mos que un individuo que haya sufrido algún suceso de este tipo y esté en el momento del vuelo en buen estado, el transporte en el avión pueda ser causa de un desencadenamiento de su neumo.

Si el neumotórax es reciente, habrá que esperar a que se haya reabsorbido y dejar transcurrir todavía algún tiempo, un mes por ejem­plo antes de que utilice este medio de transporte.

En los demás casos tendrían que tomarse precauciones especiales que le impediría trasladarse en aviones, comerciales. Queremos decir que su incapacidad de volar se refiere únicamente en vuelos normales.

Los neumotórax terapéuticos prácticamente están en desuso; pero si se diese el caso puede volar tomando la precaución de desinsuflar Ul1 par de días antes de emprender el vuelo y dejar sólo una discreta capa de aire para evitar que se pierda el neumotórax.

PsiQUIATRÍA. -El equilibrio a menudo precario del enfermo psi­quiátrico, incluso en tratamiento puede aumentarse por el viaje en avión, ya que hay muchos fac tores que influyen en un aeropuerto. Ta­les como el movimiento del personal de un aeropuerto, el confinamiento en la cabina, el miedo al despegue y al aterrizaje, etc.

Se ha podido comprobar que los enfermos afectos de neurosis son más sensibles al transporte en avión que los psicóticos.

En los neuróticos se aumenta la angustia, agitación, etc., que au­menta el malestar del neurótico y provoca malestar en el resto del pa-

200 ANALES DE M GDIClNA

saje, de todas formas, una crisis de neurosis es más alarman te que

grave. Deberá pues ser tratado algún tiempo antes con ansiolíticos, relaja­

ción y psicoterapia, y si ya estaba en tratamiento no deberá abando­

narse e incluso si acaso aumentar algo su terapéutica. Los estado psicódcos, no dan en conjunto grandes problemas pero

en el supuesto de que estén siendo tratados, ya que los psicóticos no

diagnosticados, es decir, desconocidos pueden desarrollar en el curso

del vuelo las características crisis. Así, pues, de una forma general, el traslado por avión en líneas

regulares podrá hacerse siempre que sean tratados ya antes y sobre

todo durante el transporte. Los enfermos psiquiátricos, con transtornos graves o que estén

in ternados o en curso de tratamiento no deben ser trasladados en avio­

nes de línea.

NEUROLOGÍA. -Los epilépticos: En estos enfermos, el vuelo puede

teóricamente agravar su situación y contribuir a desencadenar una cri­

sis. Hemorragia meníngea: No es aconsejable ya que deberán tomarse

precauciones especiales que no pueden hacerse en un avión de línea.

Tras la neurocirugía, no parece que haya ningún inconveniente

siempre que el cirujano haya dado de alta al paciente.

ACCIDENTES VASCULARES CEREBRALES.- Las reacciones vasomotri­

ces de la hipoxia son insignificantes en la altura artifi.ci~tl de la cabina,

salvo en los grandes fumadores. Así, pues, los pacientes que han sufri­

do un accidentes vascular, si ha transcurrido un mes, pueden ser autori­

zados a volar. Para los accidentes vasculares más recientes lo prudente es desacon­

sejar el vuelo hasta que transcurra al menos un mes.

ARTERIOGRAFÍA GENERAL. - Deberán transcurrir al menos tres o

cuatro días después de haberse practicado una arteriografía para autorizar

el viaje en avión .

ENCEFALOGRAFÍA GASEOSA. -Deberán transcurrir al menos cinco o

seis días antes de que puedan viajar, ya que es preferible esperar a que

la mayor parte del aire insuflado haya sido reabsorbido y que no pa­

dezca de náuseas ni :efaleas. Es conveniente saber que la inhalación de

oxígeno acelera la reabsorción del aire.

PARÁLISIS RESPIRATORIA.- En caso de poliomielitis en que es

posible una parálisis respiratoria, aparte de la imposibilidad por la

F. FERIA. EL AVlÓN Y EL TRASLADO DE ENFERMOS 20L

enfermedad en su estado agudo, no deberá autoJ:izarse. También es

prohibitiva la enfermedad de Guille-Barre o una miastenia grave.

OFTALMOLOGÍA. - Desprendimiento de ,-etína: El desprendimiento de retina es frecuentemente una afección que requiere ser intervenida urgentemente, y por lo tanto, si en el lugar donde ha ocurrido el des­prendimiento no existe un centro quirúrgico adecuado, se hace impres­

cindible el traslado del enfermo. Y el medio más rápido es el avión, habida cuenta que la hipoxia, que puede influir en el estado de esta afección, en las cabinas presurizadas es mínima en comparación con la urgencia de la intervención. Los oftalmólogos recomiendan en estos casos que el enfermo sufra el mínimo de sacudidas y aceleraciones y es obvio que el avión es en estos casos el medio de transporte más ideal, ya que no sufre grandes sacudidas en general y las aceleraciones en los aviones modernos de transporte de viajeros es poco marcada. No obs­tante, deberán ser transportados en posición horizontal y desde luego en una camilla, salvo en los casos de desprendimiento de retina inferior en cuyo caso no deberán ir en camilla.

Una vez intervenidos, deberá esperarse un mes y medio como térmi­no medio para reintegrarse a su casa en avión, y en este caso el riesgo

es casi nulo. Naturalmente aquellos pacientes que después de la intervención

tienen una retina frágil, como los que su fondo de ojo presenta altera­ciones que hagan pensar en una facilidad para dicha dolencia no debe­rán ir en avión. Si se trata de grandes miopes, de hipertensos con lesio­nes de fondo de ojo o de diabéticos graves, también con lesiones vascu­lares de su retina, se deberá desaconsejar el viaje.

GLAUCOMA. - La altitud de la cabina de los aviones comerciales no influye en el glaucoma. No obstante, será muy conveniente que sean tratados, cuando vayan a tomar el avión con acetazolamide, es decir, por ejemplo el Diamox, sobre todo en los casos de una crisis reciente.

Deberá evitarse en estos pacientes la toma de medicamentos anti­nauseosos, pues la mayor parte de los mismos son anticolinérgicos.

Una vez intervenidos, en los casos en que esta determinación sea precisa, podrán tomar el avión sin riesgos una vez transcurrido, al me­nos un mes.

OTORRINOLARINGOLOGÍA.- Las rinofaringitis: las influencias del vuelo sobre las afecciones del oído consisten esencialmente en trastor­nos ligados a las variaciones de presión. El oído medio es muy sensible a la descompresión barométrica y sobre todo a la recompresión. Por lo tanto, si hay alguna afección que pueda influir en la trompa de Eusta-

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quio impidiendo el funcionamiento fisiológico del mismo abriendo o cerrándose según las circunstancias, puede provocar una otitis barotrau­mática de gravedad variable.

Es decir, que en caso de afecciones de las vías respiratorias altas es aconsejable dejar transcurrir u11os días antes de viajar o bien utilizar los habituales descongestionantes.

ÜTITIS Y SINUSITIS. - Será más severo en estos casos sobre todo en los casos de otitis supurada, ya que el funcionamiento y la permeabi­lidad de las trompas está casi siempre muy comprometido.

OPERACIONES RECIENTES. - Son también las variaciones de presión que hacen desaconsejar durante algún tiempo el viaje aéreo.

PATOLOGÍA ABDOMINAL. - Los enfermos afectos de una enfermedad de abdomen agudo: apendicitis, oclusión, hernia estrangulada, tuptu­ra de embarazo ectópico, son tributarias de una intervención quirúr­gica y soportan muy mal todo transporte, por lo tanto, no deben ser admitidos en un avión de linea.

Después de una intervención y una vez dados de alta debe transcu­rrir al menos quince o veinte días.

H EMORRAGIAS DIGESTIVAS . - La hemorragia digestiva contraindi­ca el vuelo en avión por el riesgo que implica ya que w1 enfermo que sangra es frágil y todo transporte lo puede agravar.

Cuando la hemorragia ha cesado y no parece haya riesgo de repe­tición, el transporte por avión no crea la posibilidad que a causa del mismo pueda desencadenarse otra hemorragia.

úlcera gastroduodenal: no es contraindicación. Hernias, eventraciones : La dilatación muy moderada de las cavida­

des por aire, provoca molestias y malestar local y general y hasta opre­sión en caso de una hernia diafragmática de algún tamaño pero no im­plica ningún riesgo durante el vuelo.

EMBARAZO. - Con el :fin de evitar un parto en pleno vuelo, en general no debe permitirse el mismo a las gestantes de más de ocho meses.

Según las estadísticas de las compañías de aviación, el número de defunciones en vuelo se cifra en una por 1.200 .000 viajeros en los aviones de transporte comercial, y todavía se incluye en esta cifra los casos de transporte de enfermos graves que debieron haberse rehusado .