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  • 7/25/2019 ARQUEOLOGA DE LAS LLAQTAS DEL VALLE DEL APURMAC: CONTRIBUCIN AL ESTUDIO DE LA TERRITORIALIDAD DE

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    Volumen 48, N 2, 2016. Pginas 147-172

    Chungara, Revista de Antropologa Chilena

    ARQUEOLOGA DE LASLLAQTASDEL VALLE DELAPURMAC: CONTRIBUCIN AL ESTUDIO DE LA

    TERRITORIALIDAD DE LAS COMUNIDADES ALDEANASSERRANAS EN LOS ANDES PREHISPNICOS

    ARCHAEOLOGY OF THE LLAQTASOF THE APURMACVALLEY: ACONTRIBUTION TO THE STUDY OF THE TERRITORIALITY OF THE

    MOUNTAINOUS VILLAGE COMMUNITIES IN THE PREHISPANIC ANDES

    Thibault Saintenoy1, 2, 3

    La identificacin de las comunidades a partir de la organizacin socioespacial de su territorio es un inters clsico, pero no menosproblemtico de los estudios regionales en arqueologa. Dentro del contexto andino, el problema es particularmente dificultosodebido a la flexibilidad de escala demogrfica e identitaria del concepto vernculo de ayllutal como aparece en las fuentes etno-histricas y etnogrficas, as como por el hecho de la paradigmtica espacialidad discontinua e interdigitada del poblamiento delos territorios descritos por las mismas fuentes.El anlisis del poblamiento prehispnico tardo (siglo XI a siglo XVI d.C.) del valle del Apurmac (Cusco, Per) es una oportunidadpara contribuir en esta discusin a partir de informaciones inditas referentes a la estructura territorial de las comunidades aldeanasasentadas en uno de los ms profundos valles interandinos ubicado al pie de la cordillera de Vilcabamba. El estudio combina anlisisespacial, ecologa cultural, arqueologa del paisaje y analoga etnogrfica para proponer una lectura multifactorial y multiescalarde los patrones de asentamiento prehispnicos. A escala local, el estudio pone en evidencia un tipo de red de asentamientos re-currente que podra corresponder al esquema socioespacial de comunidad aldeana. A escala regional, el estudio muestra, desdeuna perspectiva bottom-up, la heterogeneidad del poblamiento del valle, el mismo que ilustra la compleja situacin geopolticaexpresada por las fuentes etnohistricas sobre este espacio territorial intermedio vecino al corazn del Tawantinsuyu. Desde elpunto de vista terico, los datos permiten desarrollar una reflexin acerca de los fundamentos territoriales de las comunidadesaldeanas prehispnicas tardas. Palabras claves: territorialidad, comunidad, patrn de asentamiento, red de asentamientos, periodo Intermedio Tardo,

    Inca.

    A classic interest among archaeological regional studies is identifying communities based on the socio-spatial organization of aterritory. In the Andes, the problem is topical due to the flexibility of the vernacular concept of ayllu, in terms of its demographicand identitarian scale, as it appears in ethnohistoric and ethnographic sources; and because of the interdigitated and discontinuousspatiality of the territories described by these sources.The analysis of the late pre-Hispanic settlement pattern (XI to XVI century AD) of the Apurmacvalley (Cuzco, Peru), presentsitself as an opportunity to contribute in this classic discussion. Based on both archaeological surveys and ethnographic data, thisarticle deals with the territorial structure of the village communities of one of the deepest Andean valleys located at the foot ofthe VilcabambaCordillera. The study combines geospatial modeling, cultural ecology, landscape archaeology and ethnographicanalogy to suggest a multi-factorial and multi-scalar reading of settlement patterns. At the local scale, analysis and modelingshow a kind of recurrent settlement network that could form a socio-spatial scheme of the Andean dispersed village community.

    At the regional scale, the study shows, according to a bottom-up perspective, the heterogeneity of the valley occupation whichcorresponds to the complex geopolitical context depicted in the ethnohistorical sources about this intermediate area locatedclose to the Inca heartland. From a theoretical point of view, the data allows a reflection about the territorial basis of the latepre-Hispanic village communities. Key words: Territoriality, community, settlement pattern, settlement network, Late Intermediate Period, Inca.

    1

    Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto (CONICYT), Arica, Chile.2 Archeologie des Ameriques (ARCHAM), Centre National de la Recherche Scientifique, Paris, Francia.3 Universidad de Tarapac, Arica, Chile. [email protected]

    Recibido: octubre 2014. Aceptado: octubre 2015.

    http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562016005000014. Publicado en lnea: 13-abril-2016.

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    Llaqta es un trmino quechua de origenprehispnico, que designaba de manera genricalos asentamientos habitacionales en los AndesCentrales. Los primeros diccionarios bilingesdan por equivalente el trmino castellano pueblo(Gonzles Holgun 1989 [1608]; Santo Toms1951 [1560]). Pero en los archivos colonialespueblo designaba indistintamente asentamientoshabitacionales de una decena a un millar de casas. Enefecto, los espaoles prestaron un inters limitadoa la estructura territorial indgena (Saignes 1991).De hecho, tres dcadas despus de la conquista fueimplementada una vasta poltica de reordenamientoterritorial, correspondiente a la fundacin de nuevos

    asentamientos, sedes de la administracin colonialy de la Iglesia, donde los indgenas tenan ya laobligacin de residir (Cook 1975; Mumford 2012).Por este motivo no se conoce bien la estructuraterritorial de las comunidades aldeanas de los Andesprehispnicos ni las instituciones sociopolticasrelacionadas (Salomon 1991).

    Explicar los modos de organizacin sociopolticay territorial del mundo prehispnico a partir deevidencias materiales es una temtica clsica dela arqueologa andina tradicionalmente abordada

    por los estudios de patrones de asentamiento (Fish1999; Kowalewski 2008; entre otros). Una de lasproblemticas centrales de estos estudios se relacionacon la identificacin de la comunidad, es decir,del colectivo social cuyos miembros viven juntosy/o comparten una identidad comn. Dos puntosde vista divergen en cuanto a la naturaleza de lanocin de comunidad y a su legibilidad en el registroarqueolgico. La primera, de tendencia conductistay materialista, considera como indicador el gradode interaccin social, como puede ser inferido de

    la espacialidad de los vestigios del poblamiento,la cual generalmente se interpreta segn modelostericos de organizacin sociopoltica y en funcinde las caractersticas del escenario geoambiental(Peterson y Drennan 2005). La segunda preconizauna postura relativista, heredada de los estudios decasos histricos y etnogrficos, haciendo hincapien los referentes culturales y en las estructurastradicionales en las que se basan y se reproducenlas comunidades (Molini Fioravanti 1978, 1985),otorgando un papel ms o menos significativo a

    la agencia de individuos en dichos procesos. Peroestos dos enfoques complementarios son a menudocontrapuestos, no solamente por relacionarse conperspectivas tericas a veces divergentes (Isbell

    2000), sino tambin por el hecho de estar basadosen distintos campos de datos. Efectivamente, enausencia de informaciones emic sobre las culturaspremodernas, la arqueologa est generalmentelimitada a desarrollar un enfoque interaccionistaque privilegia el territorio a la comunidad comoobjeto de estudio. El inters radica entonces enhacer una lectura social del territorio velando porno descuidar sus fundamentos ideacionales ni sudimensin identitaria (Debarbieux 2003).

    En este artculo abordamos un estudio de casoque busca hacer dicha lectura, para explicar patronesde asentamiento en la sierra andina a la escala deformaciones socioterritoriales locales y discutir

    conceptos provenientes de fuentes etnohistricasy etnogrficas que podran estar relacionadas conla territorialidad prehispnica.

    Despus de introducir las caractersticasgenerales del poblamiento prehispnico tardo de lasregiones serranas de los Andes Centrales y de haceruna sntesis respecto de los principios vernculosrelacionados con la territorialidad prehispnica ylas formaciones socioespaciales asociadas, esteartculo expone un estudio de caso del poblamientodel valle del Apurmac en los Andes sur-peruanos.

    Se describen las caractersticas arquitectnicas ylocacionales de los asentamientos prehispnicostardos identificados durante prospecciones en laseccin de este valle ubicado al pie de la cordillerade Vilcabamba. Con el objetivo de desarrollar unenfoque multifactorial, los patrones de asentamientoson estudiados segn la modelizacin exploratoriade interacciones socioespaciales, el anlisisdistribucional del poblamiento en relacin conel escenario geoambiental y la caracterizacin delas cualidades paisajsticas de los asentamientos

    habitacionales. Los resultados de estos anlisisson discutidos a la luz de datos etnohistricos yanalogas etnogrficas, y son evaluados medianteun enfoque multiescalar.

    Estos datos inditos sobre el poblamientoprehispnico en el valle del Apurmac nos permitirnidentificar la estructura socioespacial de lascomunidades aldeanas del valle y examinar losvnculos de estas comunidades con formacionessocioterritoriales e identitarias ms vastas. Asimismo,el enfoque multiescalar permitir vislumbrar la

    complejidad geopoltica de la ocupacin prehispnicade este espacio donde confluyen varias reas deinfluencias sociopolticas y culturales en particulardurante el Horizonte Tardo (siglos XV-XVI) cuando

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    el valle fue el escenario de una singular ocupacinincaica relacionada con la implantacin del dominioreal de Choqekiraw.

    Introduccin al Poblamiento PrehispnicoTardo de las Regiones Serranas

    de los Andes Centrales

    Los estudios arqueolgicos coinciden ensealar que el periodo Intermedio Tardo (siglosXI-XV) experiment un crecimiento demogrficogeneralizado en los Andes Centrales (Covey 2008)con la ocupacin de todas las facetas ecolgicasdel medio andino (Dollfus 1981). En las regiones

    serranas esta expansin del poblamiento semanifiesta por la multiplicacin de los asentamientosy hacia las zonas de altura por encima de las tierrascultivables1.

    La arquitectura habitacional de esta poca esnotablemente homognea en las regiones serranas.Los asentamientos corresponden a conjuntos deconstrucciones en piedra, de planta mayormentecircular pero tambin cuadrangular, segn lasregiones (Aldenderfer y Stanish 1993). Los msgrandes se extienden hasta 70 ha y pueden reunir

    miles de estructuras aglutinadas, aunque estosgrandes asentamientos son escasos y el grado decentralizacin de los patrones de asentamiento esmuy variable segn las regiones.

    Los estudios regionales han sido a menudorealizados a escala de las antiguas provinciasincas, las que corresponderan a formacionesterritoriales tnicas preexistentes2(Stanish 2001).Salvo excepciones como la regin del Mantarodonde se desarroll una entidad poltica centralizada(DAltroy y Hastorf 2001), los estudios de patrones

    de asentamiento evidencian la comn fragmentacinsociopoltica de los territorios del periodo IntermedioTardo, incluso en regiones ocupadas por grandesgrupos tnicos que supuestamente opusieronresistencia al imperialismo inca (Arkush 2009;Bauer y Kellett 2010; Schjellerup 2005). Para variosinvestigadores, esta aparente fragmentacin territorialasociada a la frecuente presencia de asentamientosfortificados en cumbres es una evidencia de queel Intermedio Tardo fue un periodo de conflictoendmico, como lo relatan los mitos incas (Arkush

    y Stanish 2005).El impacto de la integracin de los territoriosdel periodo Intermedio Tardo al Tawantinsuyudurante el siglo XV es muy variable (Malpass 1993;

    Stanish 2001). En ciertas regiones, la vida aldeanafuera de las infraestructuras imperiales no parecehaber sufrido grandes cambios, mientras que enotras se produjeron modificaciones significativas entrminos poblacionales y econmicos3. En el casode la cordillera suroriental donde se localiza nuestrazona de estudio, el reordenamiento territorial incafue masivo, tanto en la zona nuclear de formacindel Estado como en las provincias vecinas4. Peroa pesar de ello, y ms all de los drsticos cambiospolticos, econmicos y culturales ocurridos, lasinvestigaciones tampoco evidencian un abandonomasivo de los asentamientos habitacionalesoriginarios del Intermedio Tardo. Pues en muchos

    casos estos pueblos siguieron ocupados a pesar dela reconfiguracin de los sistemas y escenariosdel poder (Acuto 2012). Asimismo, los patronesde asentamiento en la cordillera suroriental noexperimentaron un cambio radical a pesar de losgrandes cambios relacionados con el reordenamientoterritorial inca, el cual consisti principalmenteen la fundacin de nuevos centros de poder con laimplantacin de colonias en zonas productivas (losfondos de valle, principalmente) y la creacin dedominios reales (DAltroy 2003), como es el caso

    de Choqekiraw en el valle del Apurmac.A la escala de la comunidad aldeana, sonescasos los estudios sobre la arquitectura de losasentamientos habitacionales que permitan vislumbrarla organizacin de la vida social aldeana durante lapoca prehispnica tarda. En trminos generales,las aglomeraciones comparten el carcter aglutinadoy la homogeneidad constructiva de las estructurashabitacionales que las componen, as como la escasezde estructuras monumentales, las cuales se limitanen general a obras de carcter colectivo como los

    aterrazamientos y las fortificaciones relacionadascon el acondicionamiento y delimitacin del espaciosocial. Los estudios con excavaciones a escaladel grupo domstico sealan un dbil grado deestratificacin social entre el colectivo de residentes(Bonnier 1997; Hastorf 2001; Lavalle y Julien1973; Nash 2009). Pero si la morfologa de estasaglomeraciones se relaciona a prioricon escenariossociales donde hubiera predominado el corporativismode comunidades campesinas comprometidas en unaeconoma agropastoril implicando altos niveles de

    cohesin social5, tambin existen muchas evidenciasde diversas formas de segmentacin del espaciosocial: barrios, patios, entre otras (Arkush 2009;DeMarrais 2001; Kosiba y Bauer 2012). Estas

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    manifiestan sin duda la diversidad de la estructurasocial de las comunidades aldeanas en funcinde los tipos de asentamiento, de las regiones y delas conyunturas sociopolticas. Por este motivo esnecesario desarrollar mayores investigaciones acercade estas formaciones sociales locales (la comunidadaldeana), en particular porque la caracterizacin delas comunidades a nivel local permite, desde unaperspectiva bottom-up, desarrollar una lectura mssocial de los patrones de asentamientos regionales.

    Formaciones Socioterritoriales yTerritorialidad en los Andes Prehispnicos

    Tardos: Datos Etnohistricos

    A pesar de los drsticos cambios en lasestructuras sociopolticas, econmicas y culturalesocurridas desde la poca colonial temprana(siglo XVI), se encuentran en la documentacinetnohistrica descripciones de formaciones socio-territoriales prehispnicas y/o heredadas, a partir delas cuales es posible vislumbrar ciertos principiosacerca de la territorialidad en los Andes prehispnicos(Moreno y Salomon 1991; Wachtel 1992 [1971]).Si bien estos documentos describen formaciones

    relacionadas con los contextos imperiales incas ycoloniales espaoles cuya perspectiva top-bottomno necesariamente traduce la realidad sociopolticade las instituciones y territorios locales, constituyensin embargo la nica fuente de informacin emicdisponible sobre la territorialidad prehispnica (fueradel mbito de la cultura material). Destacamos lasprincipales formaciones socioespaciales descritasen las crnicas y visitas para identificar conceptosrespecto de la territorialidad prehispnica tarda,los cuales sern posteriormente discutidos en el

    contexto de nuestro estudio de caso en el valle delApurmac.La mayora de la informacin disponible sobre

    la configuracin socioespacial de los territoriosprehispnicos se refiere a casos relacionados conel contexto imperial inca. El ms conocido elmismo ncleo del imperio en Cusco formaba elestereotipo de un sistema especial centralizado conuna configuracin radial centrfuga estructuradapor los famosos ceqes(Bauer 2000; Hyslop 1990).La dimensin territorial del modelo socioespacial

    cusqueo superaba ampliamente el mero reparto delas tierras y del agua, ya que este sistema formabauna representacin geogrfica del orden social,poltico y cosmolgico, as como del calendario

    (Zuidema 2010). Adems, el sistema de ceqesevidencia el papel estructurante de los monumentos(waka) y hace hincapi al carcter prctico de laterritorialidad inca, ya que movimientos ritualesinstitucionalizados entre estos lugares sagradosconstituan, combinado con la literatura oral, elprincipal medio de comunicacin del orden territorialinca (Saintenoy 2013; Stanish y Bauer 2007; Vande Guchte 1999).

    Otro modelo identificado con claridad, adistintas escalas, corresponde a una configuracinsocioespacial en franjas. Se trata en efecto de laestructura del macroterritorio aymara del Altiplano,como tambin del repartimiento de los territorios

    mitimadel dominio cocalero inca de Cochabamba(Bouysse-Cassagne 1978; Wachtel 1980).Es interesante que estos dos modelos

    socioespaciales de territorios tienen en comn elser representables sobre soportes textiles como elquipu(cuyas cuerdas con nudos conforman unaestructura segmentada) y las tnicas y bolsos (cuyodegradado de colores en franjas es un conceptodecorativo muy difundido). De hecho, esta analogaterritorio/textil est ilustrada por la polisemia deltrmino suyu, que se refiere por un lado a la nocin

    de reparto social y territorial y por otro designalas vestimentas decoradas con franjas (GonzlesHolgun 1989 [1608]). Es tambin interesanteobservar que la nica mencin de cartografa enlas crnicas corresponde a una representacin deceqessobre un soporte textil denominado, segnPolo de Ondegardo, carpatira(Platt et al. 2006).

    Respecto de las provincias incas (wamanienquechua), su envergadura y organizacin territorialeran muy variadas (Astuhuaman 2007; Parssinen2003). Si bien los censos coloniales mencionan

    comunes casos de bi y cuatriparticin sociopolticacuya manifestacin territorial ha sido vislumbradapor ciertos estudios de patrones de asentamiento(Bauer et al. 2010; Schjellerup 2005), tampoco existeevidencia respecto de configuraciones socioespacialestpicas. Pues es posible que no haya existido unestereotipo espacial de la provincia inca. En losarchivos coloniales, estas aparecen principalmentecomo reparticiones de tributarios del sistema imperial.Pero muchos archivos las relacionan, a la vez, conidentidades tnicas (tericamente preexistente al

    reordenamiento inca). Adems de los rasgos culturalesde su poblacin (idioma, vestimenta, entre otros),estas identidades regionales son frecuentementedefinidas por referentes territoriales como lugares

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    de origen (pacarinaen quechua) y monumentos delpaisaje (Albornoz en Duviols 1967).

    Es bien conocido que visitas colonialestempranas (previas al reordenamiento territorialtoledano) evidencian la existencia de macroterritoriosen forma de archipilago extendidos a lo largo delescalonamiento ecolgico andino. Estas formacionesse caracterizan por su fragmentacin y discontinuidadespacial, por su organizacin en redes y por laexistencia frecuente de zonas pluritnicas a escaladel valle y del pueblo6(Murra 1996). Pero si bienevidencias arqueolgicas vislumbran la antigedadde tales redes verticales en tiempos prehispnicos,otras muestran que el origen de las formaciones

    descritas en los documentos del siglo XVI estestrechamente relacionado con coyunturas incaicase incluso posteriores (Stanish et al. 1993; Van Burenet al. 1993).

    En resumen, si bien las formaciones socio-territoriales descritas en la literatura etnohistricacorresponden a contextos polticos imperiales ycoloniales, estas formaciones no son meros sistemasde reparticin y administracin de tributarios ytierras, ya que generalmente poseen una identidadterritorial (basada tanto en referentes sociales

    como geosimblicos). Es importante recalcarque las descripciones etnohistricas, presentadasen una perspectiva top-bottom,hacen poco casode las formaciones socioterritoriales locales. Dehecho, estas ltimas estn descritas en trminosde reparticin de individuos y generalmente noen trminos de reparticin de tierras. Segn estosdocumentos la autoridad de los jefes7de estascomunidades se ejerca sobre la gente y no sobre lastierras, lo que cuestiona la existencia de la propiedadfundiaria en tiempos prehispnicos (Ramrez 2002).

    Asimismo, ha sido cuestionado que las formacionessociales los ayllus8 tuvieran bases territoriales, yaque se fundamentaban esencialmente por estructurasde parentesco biolgico y/o ficticio y por otrosreferentes ideacionales no arraigados (Goldstein2000). Sin embargo, dado el rol fundamentalde los monumentos en la estructuracin de lasformaciones socioterritoriales descritas en lasmismas fuentes etnohistricas, resulta problemticoeste postulado terico. Por ejemplo, el conceptodepacarinaevidencia el carcter arraigado de las

    identidades sociales. Adems, desde el punto devista terico, es necesario notar que una comunidadimaginada (sensuIsbell 2000) requiere prcticascolectivas e interacciones sociales para transmitir

    los referentes ideolgicos que la fundamentan.Estas prcticas requieren lugares y escenarios, espor este motivo que las interacciones cotidianasentre individuos, como ocurre en el contexto dela comunidad aldeana, resultan importantes en losprocesos de estructuracin de la ideologa colectivamediante la prctica.

    A continuacin evaluaremos la cuestin de laterritorialidad de las comunidades aldeanas en elvalle del Apurmac, pero no solamente veremos losmodelos y conceptos identificados en la literaturaetnohistrica, sino tambin a partir de la literaturaetnogrfica respecto de pocas ms recientes, cuyainformacin ofrece un potencial analgico para la

    interpretacin de los patrones de asentamientosprehispnicos (Politis 2002).

    El Valle Medio del Apurmac: Geografa yEtnohistoria

    El ro Apurmac fluye en uno de los msprofundos valles de los Andes Centrales. Su cursomedio corresponde a la seccin del valle situado al piede la cordillera de Vilcabamba (Figura 1). En 2006-2007 esta regin de cerca de 2.000 km2fue objeto

    de prospecciones pedestres extensivas efectuadasen ambas laderas del valle. Se identificaron cerca de200 sitios arqueolgicos, de los cuales un centenarde asentamientos habitacionales corresponden a lapoca prehispnica tarda. La mayora de los otrossitios presentan vestigios de acondicionamientosagropastoriles asociados al poblamiento prehispnico(Saintenoy 2008).

    La regin presenta una singular combinacin decaractersticas que hacen de ella un contexto apropiadopara el estudio de la estructura socioterritorial de las

    comunidades campesinas prehispnicas. Primero,porque se conserva una gran densidad de vestigiosarqueolgicos del poblamiento prehispnico.Segundo, porque este valle forma un contextogeoambiental especial con un excepcional espectrode recursos. El marcado escalonamiento ecolgicoy el acceso directo a las tierras bajas orientalespermite el desarrollo de una economa agropastorilasociada al cultivo de productos de clima caliente(coca, algodn, aj, etc.), adems de la explotacinde una diversidad de recursos naturales: especies de

    plantas para usar como maderos, para uso medicinal ysicotrpico (p.ej., la vilca,Anadenanthera colubrinay el curu,Nicotiana tricholine) y minas (oro, plata,mercurio y sal gema).

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    Figura 1. Localizacin del valle medio del Apurmac en los Andes Centrales.Location of the Apurmacvalley in the Central Andes.

    Desde el punto de vista histrico, Vilcabamba

    es famosa por haber sido el ltimo territorio incadurante las primeras dcadas coloniales (GuillnGuilln 1984). Por lo mismo, las menciones acercade la ocupacin precolonial de la regin son casi

    inexistentes en las crnicas. Durante la poca inca,

    la regin form un espacio intermedio entre losdominios reales incas de la cordillera de Vilcabambay los confines de las provincias chanca y quichua.Probablemente ocurri lo mismo durante la poca

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    preinca cuando la cordillera de Vilcabamba estabaocupada por conjuntos de comunidades aldeanascuya afiliacin tnica est invisibilizada en lostextos por las referencias a la masiva ocupacininca (Duffait 2007; Saintenoy 2011).

    Debido a la situacin marginal de la regin enla geopoltica colonial, los archivos administrativoscoloniales son escasos y difciles de tratar:aparentemente la regin no fue objeto de visitasdetalladas, mientras que los ttulos de encomiendadisponibles (la famosa Encomienda del Inca)esbozan la composicin de territorios dispersosheredados de los dominios reales incas y difcilesde identificar por problemas de toponimia (Burga

    Daz 2008; Duffait 2005; Hampe 1979; Hostniget al. 2007; Julien 1998, 2002; Saintenoy 2011;Varn Gabai 1998).

    Arquitectura de los AsentamientosHabitacionales Prehispnicos del Valle del

    Apurmac

    Las prospecciones arqueolgicas efectuadas en elvalle identificaron los vestigios de 114 asentamientoshabitacionales originarios de la poca prehispnica

    tarda. Estos corresponden a aglomeraciones deestructuras habitacionales construidas con piedra(aunque en muchos sitios estas estructuras solose identifican como simples depresiones en elsuelo). La arquitectura de la estructura habitacionales homognea en el conjunto de la regin: es deplanta circular y posee una sola abertura y un solonivel. La calidad de la mampostera depende de lasrocas disponibles en el lugar, aunque las estructurasmayores exhiben en general un aparejo ms trabajado,como es el caso en otras regiones (DeMarrais 2001;

    Wernke 2006). Sin duda las disparidades constatadasen lo referente a sus dimensiones (7-50 m2) indicanque no todas las estructuras circulares estabandestinadas al mismo tipo de actividades.

    La dimensin de los asentamientos habitacionaleses variable: algunos solo tienen una o dos estructurasaisladas pero las aglomeraciones mayores, que seextienden hasta 18 ha, renen cientos de estas. En lossectores mejor conservados la densidad de estructurashabitacionales por hectrea flucta entre 27 y 87(lo que significa que el rea techada representaba

    entre 5 y 16% de la superficie de la aglomeracin).En algunos casos, las estructuras estn agrupadasen un mismo nivel de terraza y a veces alrededor deun patio en el que se abren. En otras regiones donde

    esta configuracin es recurrente, se ha planteado queestos conjuntos que conforman a veces pequeosdominios en el seno de las aglomeraciones eranhabitados por una misma familia extendida, la cualconstitua el grupo domstico (Earle et al. 1987;Lavalle y Julien 1973). Pero en los asentamientosdel valle del Apurmac son escasos este tipo deconjuntos habitacionales en torno a un patio comn(conservados) y estos no presentan nunca ms decinco estructuras (Figura 2). En las aglomeraciones,redes de pasajes y rampas se entremeten entre lascasas. Habitar en estas aglomeraciones donde lascasas se encuentran frecuentemente aglutinadas,implicaba sin duda una sensacin de vecindad.

    As, la experiencia y el compartir cotidiano deun entorno visual, de un ambiente sonoro y de ununiverso olfativo comunes contribua probablementea la dimensin comunitaria de la vida social en elseno de las aglomeraciones (Acuto 2008).

    Adems de su extensin, los asentamientoshabitacionales se distinguen por el grado deplanificacin del espacio construido. En efecto, variossitios arqueolgicos presentan vestigios de grandesobras de aterrazamiento emprendidas para estructurarel espacio aldeano (y en particular acondicionar

    reas propicias para la circulacin y las reunionescolectivas). En algunos casos, los asentamientosestn estructurados en barrios. Por ejemplo, el mayorcomplejo residencial de la regin, implantado sobrela cresta cimera de las alturas de Waskatay, donde losvestigios habitacionales prehispnicos se extiendensobre 18 ha, est fraccionado en cinco aglomeracionesque forman ms barrios, algunos de ellos delimitadospor muros y zanjas. Estos acondicionamientos quebuscaban controlar el acceso a estos barrios, o por lomenos individualizarlos, constituyen un testimonio

    material de una segmentacin del espacio social auna escala mayor que aquella de la segmentacin engrupos domsticos materializada por los conjuntoscon patio. Esta divisin evoca a los ayllubarriosdocumentados en etnografas de pueblos andinos(Abercrombie 2006 [1998]; Rivire 1983). Otropatrn de segmentacin del espacio social se observaen los sitios de Toroyuq, Inkawasi y Quchapata,donde parejas de asentamientos uno arriba, otroabajo forman un patrn bipartito, manifestacinclsica de la estructuracin dual de las comunidades

    andinas y de sus arquitecturas (Moore 1995; PalominoFlores 1971).Algunos asentamientos habitacionales presentan

    contextos funerarios. Sin embargo, las estructuras en

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    Figura 2. Planimetra del complejo habitacional de las alturas de Waskatay.Multi-scalar organization of the residential complex of Waskatayregion.

    pozo empedrado tpicas de la regin para inhumar alos difuntos son difciles de identificar a causa de lafrondosa vegetacin presente en la mayora de lossitios. Por lo mismo, no se identificaron cementeriosformales fuera de los asentamientos habitacionales,a excepcin de contextos funerarios dispersosacondicionados al pie de afloramientos rocosos.

    Dada la homogeneidad de la arquitecturadomstica, en ausencia de estructuras monumentalesy considerando la difcil identificacin de los

    contextos funerarios, son escasos los indicadores quepermitan elaborar una tipologa de los asentamientoshabitacionales. As, definimos una tipologa basadaen descriptores simples que son identificables en

    todos los sitios (independientemente de su estado deconservacin) como la superficie del asentamientoy su grado de planificacin (evidenciado porla presencia/ausencia de vestigios de obras deaterrazamiento del sitio y/o por la existencia debarrios).

    Caractersticas Locacionales de losAsentamientos Habitacionales Prehispnicos:

    Consideraciones Generales

    Siendo el valle medio del Apurmac uno de loscaones ms profundos de los Andes, sus laderaspronunciadamente inclinadas entre 5.000 y 1.000 msm

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    155Arqueologa de las llaqtasdel valle del Apurmac: contribucin al estudio de la territorialidad

    dejan poco terreno adecuado para el asentamiento(Figura 3). La ocupacin prehispnica se concentrasobre los contrafuertes de los cordones montaososy sobre los espolones de sus laderas9(Figura 4). Lascrestas constituan el principal medio de vida, dondese encuentran los vestigios de los asentamientoshabitacionales junto con los acondicionamientosdel medio rural (aun frecuentemente reutilizados):redes viales, infraestructuras hidrulicas (canales yreservorios) y parcelas; aunque la mayora de laszonas de cultivo se encuentran sobre sistemas de

    andenes que cubren las laderas de ambos lados dela cresta. Los asentamientos habitacionales que nose localizan en las crestas son generalmente mspequeos y menos estructurados. Se encuentrandispersos sobre las partes altas y bajas de las laderas,as como sobre los promontorios que dominan elfondo de valle.

    En resumen, si bien el poblamiento prehispnicose extiende a todos los pisos del valle, la mayor partede los asentamientos se encuentra en las alturas.Sobre las crestas, lomas y colinas formaron sitios

    Figura 4. Caractersticas locacionales de los asentamientos habitacionales en el valle medio del ApurmacLocational characteristics of late pre-Hispanic residential settlements in the Apurmacvalley.

    Figura 3. Implantacin del poblamiento prehispnico tardo en el valle medio del Apurmac.Late pre-Hispanic residential settlement pattern in the Apurmacvalley.

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    Thibault Saintenoy156

    preferenciales. Con cules calidades de los sitios dealtura se puede relacionar este patrn locacional tanmarcado del poblamiento habitacional prehispnicotardo? Se podra evocar la mtica edad guerrera delperiodo Intermedio Tardo para explicar una ubicacindefensiva en potenciales refugios de difcil acceso.Pero es necesario notar que las crestas constituyen losterrenos ms estables y ms seguros en esta reginde la cordillera oriental, cuya geodinmica con unaintensa actividad ssmica y cuantiosas precipitacionesconjugadas con una frgil geologa metamrfica.Las crestas garantizan tambin un nmero de horasde sol mximo, factor importante cuando se vive a3.000 msm en una zona tropical hmeda. Junto con

    estos potenciales factores polticos y geoambientales,se debe considerar la dimensin paisajstica, yaque los sitios de altura ofrecen evidentemente unamplio panorama del paisaje serrano y, adems, laimplantacin preferencial de lomas y colinas permiterecprocamente ver de lejos el pueblo.

    Interaccin socioespacial y redes deasentamientos

    En los archivos de las visitas pretoledanas a las

    provincias de Chucuito y Hunuco (Diez de SanMiguel et al. 1964; Murra 1972) nos informamosque era generalizado que un curacaestuviese a cargode varios pueblos vecinos y que los miembros deun mismo aylluhabitasen en varios asentamientos.Estos datos etnohistricos ponen en evidencia laexistencia de redes de asentamientos, es decir, deconjuntos de asentamientos habitados por una mismacomunidad y/o bajo la proteccin de una mismaautoridad poltica. Por consiguiente, se planteael problema de la identificacin de estas redes de

    asentamientos a partir del registro arqueolgico.Si bien el hecho que los censos disponibles queevidencian relaciones de vecindad entre los pueblosbajo la autoridad de un mismo curaca indicanque la espacialidad no es ajena a la conformacinde redes, falta sin embargo determinar las lgicasespaciales que las estructuran.

    En ausencia de datos de censos para nuestrarea de estudio comparables a los de Chucuito yHunuco (por pueblo e incluso por casa), buscamosidentificar la estructura territorial de las comunidades

    aldeanas prehispnicas segn un proceso exploratoriode modelizacin socioespacial de parmetrosarqueolgicos y geogrficos (Favory et al. 2012),buscamos evaluar las estructuras de interaccin

    social potencial como estas estn tericamenteligadas a la espacialidad del poblamiento. Para ellodesarrollamos aqu la hiptesis que la configuracinde las redes de asentamientos se relaciona con lanaturaleza de la interaccin socioespacial entre losasentamientos habitacionales. Asimismo, siguiendoesta hiptesis espacialista, la intensidad de estasinteracciones debera depender, en una medidasocialmente significativa, de las relaciones devecindad/distancia entre estos asentamientos porqueestas predisponen, a escala local de lo cotidiano, losflujos de circulacin y de intercambio de personas,bienes e ideas. Como el espacio es el producto de lasprcticas sociales (y por tanto de interacciones entre

    individuos y colectivos sociales) es necesario ver enla estructura de estos flujos un factor significativode la conformacin territorial de las comunidadesaldeanas (Lefebvre 2000 [1974]; Levy y Lussault2003; Snead et al. 2009).

    Para la modelizacin de las interaccionessocioespaciales se aplic un modelo gravitatoriosimple que postula que la intensidad del flujoentre dos asentamientos es producto de la masa deestos asentamientos e inversamente proporcionala la distancia que los separa (Nuninger y Sanders

    2006; Pumain y Saint-Julien 2001). En este caso,las masas estn en funcin de las superficies de losasentamientos habitacionales ponderadas segn lapresencia/ausencia de vestigios de grandes obras deaterrazamiento que materializan el acondicionamientodel sitio y la planificacin de la aglomeracin.Respecto de las distancias, estas han sido calculadassegn la simulacin del camino ptimo considerandola pendiente como factor de friccin de la circulacinpedestre10(Figura 5).

    La modelizacin es de carcter exploratorio y se

    basa en criterios pragmticos (o sea, en la distribucinde los asentamientos habitacionales identificadosen terreno). Adems, es importante sealar queeste tipo de anlisis de interaccin socioespacialse caracteriza por carecer de postulado de algunacentralidad (espacial) terica, a diferencia de otrosmodelos de anlisis espaciales comnmente aplicadosen arqueologa. Por ejemplo, nuestra modelizacinno busca determinar reas de influencia alrededorde los asentamientos: porque en el contexto andinoprehispnico caracterizado por la discontinuidad de

    las influencias territoriales y la ausencia de propiedadfundiaria, un enfoque que pretenda atribuir porcionesde espacio continuo a tal o cual asentamiento, comolos desarrollados en otras reas culturales (Bevan y

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    157Arqueologa de las llaqtasdel valle del Apurmac: contribucin al estudio de la territorialidad

    Wilson 2013; Ducke y Koefges 2008), podra sererrneo (Harris 1997).

    Adems de evaluar las potenciales lneas defuerza estructural de las redes de asentamientos,recurrir a la modelizacin permite comparar sobrebases cuantitativas la espacialidad del poblamientode las distintas zonas de inters del rea de estudio.

    El hecho que la seccin del Apurmac localizadaal pie de la cordillera de Vilcabamba se encuentreen la confluencia de tres de los mayores vallesinterandinos del sur de los Andes Centrales produceuna zonificacin geogrfica muy marcada, lacual implica un tratamiento por zona del anlisissocioespacial del poblamiento.

    Los resultados brutos de la modelizacin(Figura 6) ponen en evidencia la heterogeneidad delas redes de asentamientos en la zona de estudio.En la zona 1, el patrn de asentamiento aparece

    segmentado en redes que corresponden a lasprincipales unidades fisiogrficas, al contrario dela zona 2 marcadamente centralizada. En la zona 3se distingue un polo con redes anexas as como unared marginal en tierras altas. La zona 4 se caracterizapor su desigual patrn de asentamiento, centrado entorno al fondo del valle, y donde adems destacanredes segmentadas anlogas a las de la zona 1 sobrelas laderas.

    Patrones de asentamiento y ecologa cultural

    Las estructuras de las redes de asentamientosevidenciadas por la modelizacin de interacciones

    socioespaciales (Figura 6) corresponden a sistemasde ocupacin del suelo bien documentados en laliteratura etnogrfica sobre la ecologa culturalandina de los territorios campesinos de economamixta agropastoril (Flores 1985; Yamamoto 1985).En el valle medio del Apurmac se distinguen variostipos de redes que, en funcin de su localizacin y

    situacin fisiogrfica, se relacionaran con diversostipos de economas campesinas. Las redes mscomunes forman segmentos extendidos entre1.500 y 4.000 msm sobre los espolones lateralesdel valle. Su configuracin podra relacionarse conuna economa agropastoril con un vasto espectro decultivos de tubrculos y cereales. En cuanto a lasredes localizadas en los contrafuertes de los cordonesmontaosos (con ncleos habitacionales en tornoa los 2.500-3.000 msm), estaran ms orientadasa la produccin de cereales en el piso quechua y

    a la explotacin de productos de clima calienteen las zonas bajas a las cuales se tena un accesodirecto (Saintenoy 2011: para mayores detallesde los sistemas de asentamiento relacionados coneconomas agropastoriles).

    El tipo de red ms comn en nuestra zona deestudio las redes segmentadas extendidas sobrelos espolones laterales del valle que se despliegana travs de varios pisos ecolgicos (entre 1.500 y4.000 msm) forman un caso de especial inters.

    Pues esta configuracin se inscribe en el paradigmade la verticalidad relacionado con el modeloetnohistrico del ideal aylluautosubsistente (Murra1983 [1978]). Este tipo de red es comparable con otros

    Figura 5. Modelo terico de interacciones socioespaciales.Theoretical model of socio-spatial interaction.

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    Figura 6. Redes de asentamientos del valle medio del Apurmac.

    Settlement networks of the Apurmacvalley.

    territorios verticales como el caso etnohistrico dela formacin archipielgica Chupaychu en Hunuco,as como los casos etnogrficos de la comunidadindgena cusquea Qero (Webster 2005 [1983])y de la comunidad mestiza de Uchucmarca en elvalle del Maran (Brush 1977). Por ejemplo, elvasto territorio Qero se extiende entre 2.100 y

    4.300 msm con un pueblo central ubicado a 3.400msm y un fenmeno de plurirresidencia muydesarrollado. Pero existe una diferencia significativa,mientras las formaciones socioterritoriales Qero yChupaychu requieren varios das de marcha paraatravesarlas, los hipotticos territorios verticalesdel valle medio del Apurmac se singularizaranpor ser abarcables a escala de lo cotidiano, lo queconstituye una envergadura ms focalizada an quela microverticalidad del territorio campesino deUchucmarca, cuyos lmites se encuentran a dosdas del pueblo central.

    En la prctica, los asentamientos habitacionalesque formaban estas redes aldeanas del valle medio

    del Apurmac estaban separados por una media horade caminata en promedio y articulados por un ejede circulacin sobre la cresta, donde es tambincomn encontrar vestigios de secciones de un canalel cual distribua el agua captada en las zonas dealtura al conjunto de los asentamientos y permitaal mismo tiempo irrigar los campos acondicionados

    a ambos lados de las laderas.Respecto del potencial fenmeno de plurirre-

    sidencia, es ilustrativo mencionar aqu el casode Gregorio Urbano, nuestro anfitrin durantelos reconocimientos de terreno. Don Gregorio esagricultor y ganadero en la regin de Inkawasi. Poseecuatro residencias dispersas entre 2.500 y 3.500 msm,las ms alejadas estn a una jornada de camino.La dinmica de plurirresidencia de don Gregoriodepende principalmente del calendario agrcola, yse relaciona tambin con las actividades sociales dela comunidad y con la dinmica de conformacin desu familia (Saintenoy 2011). No obstante el caso dedon Gregorio sugiere una analoga interesante para

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    pensar la dinmica social de las redes de asentamientoprehispnicas, lamentablemente los rastros de estefenmeno de multirresidencia parecen escapar alregistro arqueolgico.

    Si bien las redes aldeanas del valle medio delApurmac poseen una estructura socioespacial ygeoambiental que tiende a individualizarlas comocomunidades aldeanas desde el punto de vistaterritorial, por supuesto esto no descarta una dinmicasocial intensa e interdigitada entre los agentes deestas redes. Por ejemplo, esta segmentacin espacialde las redes que recuerda el modelo socioespacialen franjas de las fuentes etnohistricas podrainscribirse en una estructura de integracin social

    piramidal multiescalar comparable a aquellasdescritas en la etnografa de Platt (1978) de losMachas de la regin de Potos o en la de Rivire(1983) en el territorio Sabaya de Carangas. Eneste nivel interpretativo y teniendo en cuenta lanaturaleza de los datos arqueolgicos, cualquierhiptesis lleva un carcter especulativo, pues nosencontramos aqu confrontados a los lmites delas promesas de la arqueologa del asentamiento(Trigger 1967).

    La literatura respecto del poblamiento

    prehispnico serrano en los Andes Centrales brindapocos casos explcitos de tales redes de asentamientosa escala del territorio aldeano. Los reconocimientos deDeodat y Lecoq (2009), en el valle bajo del Pampas,evidencian patrones de asentamiento a lo largo decrestas similares a los del vecino valle medio delApurmac. Pero los estudios regionales desarrolladosen los caones del Colca y de Cotahuasi (regin deArequipa) que constituyen contextos comparablespor su pronunciado escalonamiento vertical no han

    documentado tal densidad ni una estructuracinsocioespacial vertical del poblamiento (Doutriaux2002; Jennings y Ypez 2009; Wernke 2009). Encambio, encontramos indicios de potenciales redesanlogas en los trabajos de Covey (2003:340) yKendall (1984) en el valle del Vilcanota-Urubamba(Cusco). En cuanto al clsico estudio de Parsons(et al. 2000) de la regin Tarama-Chinchaycocha(Junn), tambin hace nfasis, desde una perspectivaetnoarqueolgica, en sistemas de asentamientobasados en la complementariedad socioeconmica,

    pero a una escala mayor a la ilustrada por el casodel valle medio del Apurmac, donde los mediosagrcolas y pastoriles se encuentran cerca de serfusionados.

    Particularidades locacionales de losasentamientos principales

    La mayora de las redes de asentamientos delvalle del Apurmac presentan un asentamientoprincipal. Se trata de un polo que, adems desu posicin nodal en la red, se distingue de losotros asentamientos por su mayor superficie y sumayor grado de acondicionamiento del sitio y deplanificacin de la aglomeracin (Figura 6). En lasredes de los espolones laterales el asentamientoprincipal ocupa siempre una posicin intermediacercana a 3.500 msm, en la interfaz de los mediosagrcolas y pastoriles, lo que le otorga tambin una

    posicin geosimblica central (de tipo chawpi) enel seno del medio habitado (Earles y Silverblatt1976). Esta evidencia de estructuracin, no soloespacial sino tambin centralizada de las redes,constituye un argumento adicional en lo referentea su coherencia territorial.

    La situacin de estos asentamientos principales esanloga a las grandes aglomeraciones que constituyenfrecuentemente la sede de comunidades aldeanasdocumentadas etnogrficamente. Atenindonos alos ejemplos ya mencionados, la analoga con los

    casos de Qero y de Carangas donde una granaglomeracin constituye un lugar central desde elpunto de vista administrativo y ritual y en la cualcasi todos los miembros de la comunidad tienen unaresidencia secundaria podra explicar por qu losasentamientos principales del valle del Apurmacson los ms poblados en nmero de estructurashabitacionales.

    Adems de su extensin y arquitectura,los asentamientos principales presentan unapronunciada singularidad locacional, poseen

    cualidades paisajsticas ms desarrolladas que elpromedio de los asentamientos (Figura 7), ya que seencuentran sobre lomas y cimas cuya prominenciatopogrfica forma hitos fsicos identificables a lolejos entre los paisajes serranos. Asimismo, losasentamientos principales fueron implantados enlugares que poseen cierta monumentalidad, laque otorgaba potencialmente a cada comunidadun lugar especfico a la vista en el paisaje (segnla asimilacin del asentamiento a la geoforma delsitio). Por este motivo, este patrn locacional podra

    entonces haber desempeado una funcin territorial.Efectivamente, en ausencia de representacincartogrfica del territorio, el paisaje el entornonatural y construido como es experimentado in visu

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    Figura 7. Cualidades paisajsticas de los asentamientos habitacionales.Landscape qualities of residential settlements.

    y que est significado por los prismas culturales erael principal referente territorial en muchas sociedadespremodernas (Berque 1994; Thomas 2008).

    Territorialidad de las comunidades aldeanas:el concepto de llaqta

    Segn la hiptesis que acabamos de exponer, lafuncin territorial de los asentamientos principalesdel valle del Apurmac radicaba en su sistemticaprominencia topogrfica, la cual otorgaba a lascomunidades aldeanas una identidad territorialtangible en el paisaje. Si ese fuera el caso, estossitios constituan hitos territoriales que comunicabanla configuracin socioespacial de los territorios delas comunidades locales. As, esta configuracinestaba definida por polos, centros en este caso losasentamientos principales, en otros lugares quizs los

    pucaras, y no por lmites amojonados. Como escribeBonnemaison (1981) acerca de los fundamentos delconcepto de territorio, la nocin de frontera noes tan esencial como se quiere creer [], porque

    un territorio es otra cosa que un espacio cerradoprotegido por una frontera. En el fondo, es un ncleo,es decir, un centro mucho ms que una barrera, y untipo de relacin afectiva y cultural a la tierra, antesde ser un reflejo de apropiacin o de exclusin delextranjero. En el contexto andino prehispniconada indica que los territorios fueran delimitados

    por deslindes lineales fijos construidos (Harris1997). Los estudios etnohistricos muestran que lasinfluencias territoriales de las comunidades de origenprehispnico con frecuencia estaban interdigitadas yeran de manera constante renegociadas por el ritualy del conflicto (Molini Fioravanti 1998; Ramrez1985; Sanhueza 2008). Mientras estudios tericoscuestionan la existencia de la propiedad fundiariaen tiempos prehispnicos (Testard 2005). Respectode la demarcacin territorial inca de las provincias,es de considerar que sus representaciones en las

    crnicas por ejemplo, el amojonamiento ilustradopor Guamn Poma de Ayala (1615:355) estninfluenciadas por el nuevo orden territorial colonialespaol (Ramrez 2005). Desde el punto de vista

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    161Arqueologa de las llaqtasdel valle del Apurmac: contribucin al estudio de la territorialidad

    arqueolgico, los rastros de estructuras construidasde demarcacin territorial son raros y se limitangeneralmente a hitos cuyo origen cronolgico yfuncin exacta son difciles de determinar, peroque probablemente ms bien sealaban lugarescentrales ms que lmites (Dean 2006). Respecto delas figuras naturales como las montaas y los ros,estas constituan referencias y emblemas territorialesms que fronteras (Bouysse-Cassagne y Bouysse1984; Martnez 1983; Reinhard 1983). Pasa lomismo con edificios como las plataformas usnuylos mausoleospuculluochullpaque podan tambinconstituir dispositivos y escenarios de construccin ynegociacin de la territorialidad (Bouysse-Cassagne y

    Chacama 2012; Isbell 1997; Meddens 2014). En todoslos casos el conjunto de datos disponibles relativosa la configuracin de los territorios prehispnicosno menciona una influencia territorial continuadelimitada por un deslinde lineal construido. Comoen muchas sociedades premodernas, la territorialidadestaba esencialmente encarnada, representada ycomunicada por monumentos (Nieves Zedeo2008). En el valle del Apurmac prehispnico losasentamientos habitacionales principales, por susmismas caractersticas locacionales con especiales

    calidades paisajsticas, podran haber desempeadoesta funcin territorial.En la poca colonial temprana, el trmino

    quechua llaqta designaba a las aldeas y msespecficamente al asentamiento habitacionalagrupado en los pueblos fundados por las autoridadescoloniales (Gonzles Holgun 1989 [1608]). PeroTaylor (1980) y Ramrez (2002) sugieren que elsentido prehispnico del trmino era otro. Talcomo es utilizado en el manuscrito de Huarochirdel siglo XVI, llaqtadesignaba al conjunto del

    medio habitado: el asentamiento habitacionalasociado a su entorno natural y acondicionado,as como el conjunto de los sujetos humanos yno humanos, alimentados todos por una mismaenerga vital el camac insuflado por la tierra y losancestros. Encontramos representaciones anlogasdel territorio andino en las etnografas como enaquella del territorio Qollahuaya, el mismo que eraasimilado a un cuerpo cuyos miembros y rganosestaban encarnados tanto por los asentamientoscomo por las principales figuras del medio natural

    (Bastien 1978). Por consiguiente, hay que pensarque los patrones de asentamiento tenan tambinuna dimensin cosmolgica y geosimblica. Porejemplo, el extirpador de idolatras Arriaga (1968

    [1621]) escribe a comienzos del siglo XVII quelos indios viven en lugares altos para estar cercade su lugar de origen y divinidad tutelar: motivoque, como lo observa Duffait (2012), invita no soloconsiderar criterios funcionalistas para explicarlos patrones locacionales prehispnicos. En elcaso del valle del Apurmac, el hecho que losasentamientos principales ofrezcan un panoramaprivilegiado sobre las altas cumbres de la cordillerade Vilcabamba (Figura 7), y que algunos de ellosalberguen en su seno monolitos wanka,podranser manifestaciones in visuy representaciones insitu de una arquitectura del paisaje relacionadacon la faceta geosimblica de la territorialidad

    prehispnica (Arguedas y Duviols 1966; Duviols1967, 1979; Roger 1998).Segn esta lectura de los patrones de

    asentamiento a la luz de datos etnogrficos, hayque considerar que las llaqtasdel valle medio delApurmac posean fundamentos territoriales. Es ms,este estudio invita a considerar que el compartiruna representacin comn de su ecmene eraposiblemente uno de los factores esenciales de lacohesin social de la comunidad11. Pues, a escalade lo cotidiano, el territorio aldeano la llaqta

    formaba el escenario de las interacciones (tantoen discursos como en prcticas) que transmitan,reproducan y a veces reformulaban las ideasacerca de las identidades locales y de la eventualadhesin a una comunidad identitaria ms amplia,ms all del colectivo de ayuda mutua campesinacotidiana (Wernke 2013).

    Las llaqtasdel valle del Apurmac, el dominioinca de Choqekiraw y las formacionessocioespaciales tnicas

    La documentacin etnohistrica informa,desde una perspectiva top-bottom, que en tiemposincas el valle medio del Apurmac no formaba unterritorio homogneo, sino un espacio intermediosituado en los confines de las provincias de losChancas y de los Quichuas y de los dominios realesde Vilcabamba. Estos lmites correspondan ms omenos a la confluencia de los valles interandinos:Apurmac, Pachachaka y el Pampas (Figura 8). Sinembargo, las fuentes son escasas y entregan escasos

    detalles sobre la ocupacin de un espacio intermedioy a sus dinmicas geopolticas. Entregamos, acontinuacin, un panorama de la ocupacin delvalle en tiempos prehispnicos tardos, como lo

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    Figura 8. Ocupacin prehispnica tarda del valle medio del Apurmac.Late pre-Hispanic occupation of the Apurmacvalley.

    permite vislumbrar la confrontacin de los datosarqueolgicos y etnohistricos.

    En trminos generales, los resultados de losreconocimientos arqueolgicos evidencian que apesar de formar uno de los ms profundos caonesde los Andes, el valle medio del Apurmac fuedensamente poblado. Lo esencial del poblamientolo constituyen las comunidades aldeanas deprobable origen preinca. Pero se evidencia tambinuna marcada ocupacin inca correspondiendo aldominio real de Choqekiraw (Lecoq y Saintenoy2014; Saintenoy 2011).

    El dominio inca se caracteriza por formar unconjunto de asentamientos y acondicionamientosconcentrados en un radio de un da de caminataalrededor del palacio de Choqekiraw. Este conjuntode sitios exhibe una diversidad de arquitecturas

    ceremoniales, agrcolas, hidrulicas, viales ymineras; pero es notable la escasez de arquitecturahabitacional con viviendas circulares alrededor deChoqekiraw13. Es probable que el dominio real

    se extendiera a la margen izquierda del valle delApurmac, porque adems de presentar sitios conarquitectura inca, las regiones de Quinualla y Urconcarecen tambin de vestigios de gran asentamientohabitacional, as como porque catastros colonialestempranos mencionan la presencia de bosques ycocales del Inca y de tierras perteneciendo a laencomienda del Inca (Burga Daz 2008; Duffait2005). La ocupacin de dichas tierras podrarelacionarse con el ordenamiento territorial incade las laderas bajas del valle del Apurmac, dondehabran sido asentados colonos originarios de lacosta y de la vecina montaa amaznica para suexplotacin agrcola (Garcilaso de la Vega 1976[1609]; Renard-Casevitz et al. 1986).

    Fuera del dominio real de Choqekiraw, losvestigios de cultura material inca ro abajo son

    relativamente escasos, limitndose a arquitecturasintrusivas y fragmentos de cermica inca enasentamientos habitacionales13. Pero estos escasosedificios incas se encuentran en importantes

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    163Arqueologa de las llaqtasdel valle del Apurmac: contribucin al estudio de la territorialidad

    asentamientos principales de las comunidadesaldeanas, los mismos que forman los centros delos territorios aldeanos. Aunque la impronta dematerial inca pareciera escasa en el valle (apartedel dominio de Choqekiraw), las llaqtas fueronincorporadas al sistema imperial mediante laimplantacin de edificios incas en los principalescentros de poder locales, mientras la implantacinde mitimaen el fondo de valle implic sin dudacomplejas negociaciones polticas y territoriales anivel local (Saintenoy 2011).

    Respecto de la situacin socioterritorial de lascomunidades aldeanas, se confrontan a continuacintres lneas de evidencias: los datos etnohistricos,

    la modelizacin rango-tamao de los patrones deasentamiento a escala microrregional y los datosreferentes a la cultura material.

    Los datos etnohistricos estipulan que la reginse encontraba al cruce de distintas formacionessocioterritoriales. El valle del Pachachaka seencontraba en la interfaz de las provincias chanca yquichua (Duviols 1967). En el valle del Apurmac,la regin de Waskatay podra haber conformadola fachada septentrional de la regin chance, yaque varias localidades de las inmediaciones son

    mencionadas en el ttulo de encomienda chancade Maldonado, pero no Waskatay, tal vez por unacuestin de toponimia (Julien 2002). En cuanto almacizo del valle del Apurmac situado ms allde Pachachaka, segn Garcilaso de la Vega (1976[1609]) esta regin que habra estado integrada alimperio inca antes de la famosa guerra contra losChancas era habitada por las naciones de Tacmaray Quinualla (que siguen siendo los topnimos de lasdos principales comunidades actuales). Los habitantesde Tacmara servan al tampude Abancay (Vaca de

    Castro 1989 [1543]). Respecto de la cordillera deVilcabamba, las fuentes escritas se limitan a describirla resistencia inca y solo mencionan parcialmentela composicin de los dominios reales, tanto asque es casi nula la informacin sobre la ocupacinautctona de origen preinca (Guilln Guilln 1980;Varn Gabai 1998). Por ltimo, la presencia deuna colonia de explotacin de sal y la mencin deprcticas caravaneras para el trueque de ganado porcoca muestran que las llaqtasdel valle del Apurmacpertenecan a redes de complementariedad ecolgica

    a escala del departamento de Apurmac, lo que dejasuponer que estas habran podido estar afiliadas aformaciones socioterritoriales ms vastas durantela poca prehispnica.

    La lectura sociopoltica de los territorios segnla modelizacin rango-tamao de los patronesde asentamiento concuerda bien con el esbozoetnohistrico referente a la geopoltica del valledel Apurmac (Figura 9). La zona 2 presentaun poblamiento altamente centralizado con elgran asentamiento habitacional de las alturas deWaskatay a la cabeza. El poblamiento de la zona 3es descentralizado, a semejanza de los territoriosde las naciones de Tacmara y Quinualla de lasfuentes escritas. Respecto de Vilcabamba (zonas1 y 4), su poblamiento segmentado corresponde,desde el punto de vista de la modelizacinrango-tamao, a curvas convexas que representan

    territorios donde cohabitaran varias entidadesjerarquizadas de mediano tamao. Finalmente, esinteresante notar que el grado de centralizacin delos territorios parece ir a la par con la importanciade la planificacin del acondicionamiento agrcola:por ejemplo, la regin de Waskatay presenta vastossistemas de aterrazamientos agrcolas de diseoarquitectnico homogneo, mientras estos sonescasos en torno a las redes de asentamientos enfranja de Vilcabamba.

    Del punto de vista de la cultura material, las

    comunidades aldeanas del valle del Apurmacson aparentemente homogneas, pues ademsde compartir la arquitectura habitacional lossitios exhiben una cermica correspondiendoprincipalmente a un mismo estilo tecnolgico14.Sin embargo, ciertos datos se relacionan tambincon el complejo panorama geopoltico esbozadopor las fuentes etnohistricas como por los patronesde asentamiento. Primero, cabe observar que sibien la arquitectura domstica es homognea enel conjunto de la regin, en otros lugares de los

    Andes las distinciones tnicas/culturales no semanifiestan siempre en la arquitectura: es el casopor ejemplo de los asentamientos multitnicosChupaychu (Grosboll 1993). Respecto de la cermica,si bien la mayora de la muestra compuesta poruna recoleccin sistemtica en el conjunto delvalle corresponde al mismo estilo tecnolgico, elestudio de la materia prima revela una produccinindependiente a ambos lados del valle (Saintenoy2011). Finalmente, dos conjuntos estilsticos deprocedencia muy localizada constituyen serios

    indicios para las hiptesis planteadas (Figura 9),por un lado, el gran asentamiento residencial de lasalturas de Waskatay exhibe los nicos fragmentosde cermica polcroma no inca de toda la regin,

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    Figura 9. Modelizacin rango-tamao de los patrones de asentamiento.Rank-size graph for settlement patterns.

    cuyas decoraciones evocan el estilo chancade laregin de Andahuaylas (Bauer et al. 2010). Y, por

    otro lado, urnas antropomorfas identificadas enlas laderas bajas de la regin de Inkawasi que seinscribiran en una tradicin funeraria amaznicamaterializan las colonias de grupos originarios dela montaa asentados en los valles interandinos(Renard-Casevitz et al. 1986).

    El conjunto de datos que presentamos en undilogo pluridisciplinario respecto del poblamientoprehispnico tardo del valle medio del Apurmacilustra la complejidad y el carcter multiescalar einterdigitado de las formaciones socioterritoriales

    prehispnicas. El estudio evidencia tambin que lejosde formar fronteras fijas, los espacios intermediosde las culturas territoriales premodernas constituanmedios de intensas y dinmicas interacciones

    socioculturales regidas no solo por las formacionesestatales, sino articuladas a la vez por la agencia de

    los grupos locales (McCarthy 2008).

    Conclusin

    El trabajo que acabamos de presentar acercade las llaqtasdel valle del Apurmac evidencia quela identificacin del ayllubasada en los vestigiosarqueolgicos de su territorio es una tarea audaz.Por un lado, porque como escribe Testard (2005)para concluir su ensayo de clasificacin de lasformas de sociedad, no es tan fcil remontar de

    un plano de aldea a las estructuras sociales. Y porotro lado, porque las comunidades se forman y sereformulan en el discurso sobre bases ideacionalesque no siempre encuentran eco en la materialidad

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    165Arqueologa de las llaqtasdel valle del Apurmac: contribucin al estudio de la territorialidad

    del archivo arqueolgico. Sin embargo, como loobserva Isbell (2000), mientras la comunidadimaginada est socialmente producida en discursos,estos no son independientes de los lugares,especialmente en la antigedad. En efecto, vnculosfundamentales suelen unir a una formacin socialcon su medio de vida, no solo porque este ltimoes un hbitat teatro de la subsistencia, de la vidasocial y de su reproduccin, sino tambin porquela tierra (cercana o lejana) constituye un referentefundamental de orden cultural e identitario delcolectivo que la reivindica (Godelier 2007). As, laterritorialidad produce y se manifiesta a travs deestructuras socioespaciales. Estas son las estructuras

    que este estudio pretendi identificar a escala dela comunidad aldeana serrana en el contexto delos Andes prehispnicos tardos. Para lograrlo sedesarroll una metodologa que combin perspectivasde dos posiciones tericas, a veces opuestas en latradicin de las ciencias sociales como la geografaespacial y la geografa cultural. De esta manera,la coherencia de la modelizacin propuesta de lasredes de asentamientos aldeanas, la llaqta, es puestaen evidencia tanto por su estructura geoespacialy ecolgica (en funcin de las condiciones

    geoambientales y de las prcticas campesinasandinas) como por su jerarqua sociopoltica y supotencial geosimblico (en el contexto cosmolgicoy de los sistemas de representacin paisajsticoscomo estn documentados por la etnohistoria y laetnografa).

    Desde el punto de vista metodolgico, estetrabajo aprehendi los patrones de asentamiento aescala de la llaqta(la red de asentamientos aldeana),escasamente tratada en los Andes Centrales.Adopt una perspectiva bottom-uppara hacer una

    lectura social (de carcter etnoarqueolgico) delos territorios, y de esta manera refinar las clsicaslecturas sociopolticas basadas en la modelizacin

    jerrquica del poblamiento a escala regional (Bruny Michelet 2012; Johnson 1977; Marcus 2000). Apropsito, este estudio no enfoc una regin concaractersticas geoambientales y/o territoriales biendelimitadas, al contrario, se interesa por una reginde confluencia, escenario de complejas interaccionesterritoriales multiescalares. Asimismo, la iniciativapermite librarse en parte de la visin colonialrelativa a los rdenes territoriales incas y espaoles,la misma que discuten la mayora de los estudiosregionales respecto de la poca prehispnica tarda(Stanish 2001). En particular, esta perspectiva ofreceel potencial de captar la agencia geopoltica de lasllaqtasen la conformacin de los territorios tnicos y

    en consecuencia de superar la visin esencialista dela provincia inca como es frecuentemente presentadaen las crnicas.

    Agradecimientos:

    Las investigaciones en terrenofueron financiadas por el Instituto Francs de EstudiosAndinos (UMIFRE 17 CNRS MAE). Se realizaroncon la autorizacin del Instituto Nacional de Culturadel Per y contaron con la codireccin de HomarGallegos, Patrice Lecoq, Dominique Guillaud, PierreUsselman y Mariusz Zilkowski evaluaron la tesis

    de doctorado de la cual proviene la mayor parte delos datos expuestos en este artculo de sntesis: suscomentarios contribuyeron plenamente en su puestaen valor. El desarrollo de mis investigaciones acercade la territorialidad en los Andes prehispnicos,financiadas por el FONDECYT 11121665, permitimadurar aspectos tericos. Carole Dudognondesarroll el scriptpara el clculo de los flujos deinteracciones espaciales. Sandra Recarte y DaniellaJofr realizaron las traducciones al castellano yal ingls del manuscrito original. Las acertadas

    observaciones de los cinco evaluadores annimosdel manuscrito permitieron refinar significativamentela exposicin de los datos.

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