área240

7
La Enciclopedia, faro del conocimiento de la Ilustración La Enciclopedia fue la obra más representativa de la Ilustración. Su nombre original es: L’Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers” y fue editada entre los años 1751 y 1772. Contiene gran parte del saber del siglo XVIII y representa un esfuerzo enorme por parte de los autores para iluminar con la razón los pasos que la sociedad occidental debía dar para poder avanzar. La Enciclopedia, de Diderot y D`Alembert La idea de la Enciclopedia surgió cuando el editor francés André Le Breton quiso publicar una traducción de la Cyclopaedia Británica, elaborada por Ephraim Chambers en 1728. Para llevar a cabo la tarea, se dirigió primero a John Mills y el abate Jean Paul de Gua de Malves. Ambos abandonaron el proyecto, por lo que Le Breton optó por dejarla en manos de Diderot yD’Alembert en 1742. Su incorporación sería vital para transformar el proyecto de una mera traducción a una fuente de conocimiento mucho más amplia y destinada a la expansión de conocimientos. La Enciclopedia usó como estructura de organización temática el árbol de los conocimientos humanos de Francis Bacon, así como influencias de Descartes y su “Discurso del método”. La obra cultural y científica se publicó en 35 volúmenes de lo más variopintos: 17 eran de texto, 11 eran de grabados, 4 eran suplementos, 2 eran índices y contaba con un suplemento de grabados. En total participaron cerca de 150 colaboradores, siendo los más destacados Voltaire, Diderot, D’Alembert,Montesquieu, Rousseau, Helvétius, Condillac, D’Hollbach, Daubenton, Marmontel, Durmasais, Quesnay, Turgot y el caballero de Jaucort. Para poder gestionar tal cantidad de información, se tuvo que recurrir a 4 editores: Le Breton, Briasson, David, Laurent Durand. El proyecto dio trabajo a más de 1.000 obreros durante 25 años y fue una respuesta a la necesidad de actualizar conocimientos que tenían las clases altas ilustradas. Según las estimaciones de la época, hubo 4.000 suscriptores, que ocupaban distintos puestos dentro de la sociedad. Aunque no figuraban comerciantes, sí que lo hacían médicos, administrativos, técnicos e ingenieros. Página 1 ÁREA: CIENCIAS SOCIALES GRADO: T ÍTULO: La enciclopedia PROFESOR/A: NOMBRES Y APELLIDOS:

Upload: nil-jesus-salinas

Post on 04-Aug-2015

61 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: áRea240

La

Enciclopedia, faro del conocimiento de la Ilustración

La Enciclopedia fue la obra más representativa de la

Ilustración. Su nombre original es: “L’Encyclopédie ou

Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers” y

fue editada entre los años 1751 y 1772. Contiene gran parte

del saber del siglo XVIII y representa un esfuerzo enorme por

parte de los autores para iluminar con la razón los pasos que

la sociedad occidental debía dar para poder avanzar.

La Enciclopedia, de Diderot y

D`Alembert

La idea de la Enciclopedia

surgió cuando el editor

francés André Le

Breton quiso publicar

una traducción de la

Cyclopaedia Británica,

elaborada por Ephraim

Chambers en 1728. Para

llevar a cabo la tarea, se dirigió primero a John Mills y el

abate Jean Paul de Gua de Malves. Ambos abandonaron el

proyecto, por lo que Le Breton optó por dejarla en manos

de Diderot yD’Alembert en 1742. Su incorporación sería

vital para transformar el proyecto de una mera traducción a

una fuente de conocimiento mucho más amplia y destinada a

la expansión de conocimientos.

La Enciclopedia usó como estructura de organización

temática el árbol de los conocimientos humanos de Francis

Bacon, así como influencias de Descartes y su “Discurso del

método”. La obra cultural y científica se publicó en 35

volúmenes de lo más variopintos: 17 eran de texto, 11 eran

de grabados, 4 eran suplementos, 2 eran índices y contaba

con un suplemento de grabados. En total participaron cerca de

150

colaboradores, siendo los más destacados Voltaire, Diderot,

D’Alembert,Montesquieu, Rousseau, Helvétius, Condillac,

D’Hollbach, Daubenton, Marmontel, Durmasais, Quesnay,

Turgot y el caballero de Jaucort.

Para poder gestionar tal cantidad de información, se tuvo que

recurrir a 4 editores: Le Breton, Briasson, David, Laurent

Durand. El proyecto dio trabajo a más de 1.000 obreros

durante 25 años y fue una respuesta a la necesidad de

actualizar conocimientos que tenían las clases altas ilustradas.

Según las estimaciones de la época, hubo 4.000

suscriptores, que ocupaban distintos puestos dentro de la

sociedad. Aunque no figuraban comerciantes, sí que lo hacían

médicos, administrativos, técnicos e ingenieros.

Lámina de La Enciclopedia que representa a los impresores

trabajando en el taller con las prensas

Diderot y el resto de colaboradores, a diferencia que los

diccionarios científicos y culturales tradicionales, se ocupaban

de un campo mucho más amplio y lo intentaban suministrar a

un nivel accesible para ese público ilustrado. Los

enciclopedistas pertenecieron al sector activo que elaboró un

nuevo orden económico y social, por lo que la obra gozaba de

ese espíritu filosófico, científico, crítico y burgués que el “Siglo

de las Luces” pretendía extender por las sociedades del

mundo.

Página 1

ÁREA: CIENCIAS SOCIALES GRADO:

T ÍTULO: La enciclopediaPROFESOR/A:

NOMBRES Y APELLIDOS:

Page 2: áRea240

Este aspecto es el que no fue bien recibido por la nobleza, el

clero y los jesuitas, quienes trataron de impedir su

publicación. La Enciclopedia desafiaba el dogma católico

y clasificaba a la religión como una rama de la filosofía, en

lugar de ponerla como el último recurso del conocimiento y de

la moral. En 1752 se prohibieron los dos primeros volúmenes

y, varios años más tarde, entró a formar parte del “ Índice de

libros prohibidos” de la Iglesia Católica, el famoso “Índex“. El

Estado comenzó a practicar la censura sobre los volúmenes

ya publicados y a prohibir nuevas publicaciones. Pero esto no

frenó las intenciones de Diderot y Le Breton, quienes

consiguieron terminar su proyecto en 1772.

De 1776 a 1780, el editor Charles-Joseph

Panckoucke retomó la edición de la Enciclopedia,

independientemente de Diderot y Le Breton. Panckoucke

lanzó 5 suplementos y 2 volúmenes de la “Tabla analítica y

razonada”. Después, durante el siglo XIX, la Enciclopedia fue

ampliada hasta alcanzar los 166 volúmenes y denominarse

“Encyclopédie méthodique”.

De forma general, se puede afirmar que la obra elevó a un

primer plano las inquietudes por el progreso económico, a la

vez que despertaba una gran admiración y difundía la filosofía

de los ilustrados. Siguiendo el ejemplo de Diderot,

D’Alembert y Le Breton, la Enciclopedia se extendió por el

resto de los países europeos, donde fue completada e

imitada.

Introducción.-

En 1752, dos notables pensadores franceses, Diderot y

d'Alembert, lanzaban el primer volumen de una obra que

señalaría una época: la Enciclopedia. El grupo de intelectuales

que trabajó en ella, inclusive Voltaire, sería más tarde

conocido como los enciclopedistas. La obra era

tremendamente ambiciosa. Intentaba sintetizar en una serie de

artículos todo el conocimiento humano, tal como la ciencia de

ese .entonces y los pensadores más avanzados de la época lo

podían transmitir.

Colaboraban en los diversos temas empiristas y

librepensadores. Los cinco primeros volúmenes de la

Enciclopedia fueron sistemáticamente confiscados a pedido de

la Iglesia y se convirtieron en rarezas bibliográficas desde los

primeros días de su aparición. A pesar de ello, fueron muy

leídos. Desde Ferney, Voltaire contribuyó asiduamente con

una serie de artículos. También escribió individualmente un

Diccionario filosófico (1764) completo.

Interesado por todas las ciencias y las artes, Diderot concibió

con D’Alembert la idea de publicar la Enciclopedia, el primer

gran diccionario hecho hasta ese momento. Los principios de

la Ilustración se recogieron en la Enciclopedia, que se

considera el exponente más claro de la nueva filosofía. Este

gran diccionario, iniciado en 1751 por D'Alembert y Diderot,

resume en sus artículos los temas esenciales de la filosofía de

las Luces y abraza todos los ámbitos del conocimiento.

La lectura y la discusión de estos artículos actuó como un

verdadero revulsivo cultural y social, que hizo entender las

nuevas ideas a sectores sociales hasta entonces marginados

de la vida intelectual.

Los enciclopedistas creían que un hombre bien informado ya

era un hombre nuevo, y que el mal no era nada más que una

consecuencia de la ignorancia. Por eso lucharon por la

máxima difusión de estas ¡deas, y los artículos de la

Enciclopedia también se difundieron en periódicos y gacetas, y

fueron muy discutidos en las

tertulias y en los salones.

La vuelta a Bacon

Diderot (imagen) se fijó en

Francis Bacon como inspirador de

la filosofía que necesitaba su

época. Por ello, el mismo año que

aparecía el III volumen de la Enciclopedia, Diderot editaba su

importante ensayo De la interpretación de lo naturaleza,

Página 2

Page 3: áRea240

verdadero Discurso del método del siglo XVIII, dirigido contra

Descartes y también, relativamente, contra D`Alembert. Pues

allí se comenzaba diciendo que el mundo de las matemáticas

podía ser muy riguroso, muy exacto, muy preciso, pero que

dejaba de valer con toda su precisión y exactitud cuando se

refería a las cosas que pasan en nuestra tierra. Las

matemáticas son como una especie de metafísica general.

Nos hablan de un mundo de abstracciones que no tiene nada

que ver con el nuestro.

Era una especie de juego que exigía no tener en cuenta lo que

verdaderamente era el elemento de nuestro mundo: los

individuos reales. Estos solo se podían conocer por la

experiencia que tenemos de ellos. Por eso Diderot se

aventuraba a presumir que en menos de cien años no

quedarían geómetras en Europa. El futuro era de los filósofos

experimentales, de los filosofos racionalistas, que pretendían

deducirlo t de sus propios axiomas abstractos. Esta era la gran

revolución que deseaba impulsar Diderot en ciencia.

Naturalmente, la filosofía experimental era el verdadero campo

de progreso inacabado -que reclamaba el afán infinito del

conocimiento humano. No solo porque, a! recoger la

experiencia directa de individuos, era un campo infinito en sí

mismo. También era el más útil, dado que solo lo

concreto puede ser útil. Por último, porque a naturaleza aspira

siempre a agotarse en la producción de todas las variaciones

posibles de un prototipo o un modelo antes de abandonarlo,

conocer estas variaciones era la única manera de conocer el

modelo. Lo concreto así era anterior siempre a lo abstracto.

Excelencia de la Filosofía Experimental (Por

Didertot Tesis XX)

Hemos distinguido dos tipo de filosofías: la experimental y la

racional. La una tiene lo ojos vendados, avanza siempre a

tientas, coge toda lo que le cae en las manos y encuentra al

final cosas preciosas. La otra recoge estas materias preciosas

e intenta hacer con ellas una antorcha. Pero esta pretendida

antorcha te ha servido

hasta el presente menos

que el tantear de su

rival, como no podía ser

de otra manera. La

experiencia multiplica

sus movimientos al

infinito; ella está en

acción sin cesar, busca

fenómenos todo el

tiempo que ¡a razón

emplea en buscar analogías. La filosofía experimental no sabe

lo que le ocurrirá ni lo que resultará de su trabajo, pero se

ocupa sin descanso. Al contrario, la filosofía racional sopesa

las -posibilidades, juzga y se detiene inmediatamente. Dice

con descaro: no puede descomponer la materia. La filosofía

experimental la escucha y se calla ante elladurante siglos

enteros. Despues de  repente, muestra el prisma dice: la luz se

descompone

La Enciclopedia

En 1751 vio la luz la primera edición del primer volumen de la

Enciclopedia, el primer gran diccionario. Asì se expresaba con

claridad la seguridad de la época de que la humanidad había

producido el suficiente saber como para ordenarlo, distribuirlo

masivamente y promover su uso por todos los rincones de

Europa. Con esta iniciativa, la vieja república de los hombres

de letras, los estrechos círculos de intelectuales, aspiraban a

convertirse en guía de la renovación y del progreso social. Se

recogía así una cosecha que se venía produciendo desde el

Renacimiento.

Los editores de la obra, los filósofos Diderot y D’Alembert, eran

muy conscientes de la continuidad histórica que se acumulaba

ya a lo largo de dos siglos y que ahora pasaba a ser su

patrimonio. Pero no se propusieron únicamente transmitir en

libros el saber de otros libros. Al contrario: en las páginas de

Página 3

Page 4: áRea240

esta obra, además de todas las palabras importantes para la

cultura, las ciencias, as artes, además de todos los saberes y

ciencias, debían publicarse todas las máquinas realizadas por

el hombre, todos los inventos, las técnicas, los artefactos.

Solo los siete primeros volúmenes conformaban un diccionario

normal, en el que colaboraban los más importantes hombres

de letras y ciencias, ofreciendo cada uno el estado actual de

una disciplina o de una temática. El resto de volúmenes se

dedicaban a grabados y dibujos de todos los útiles para

promover actividades económicas y productivas. Finalmente,

la Enciclopedia no era un libro resumen de otros libros, sino un

legado de experiencias de todo tipo. El título completo

era Diccionario razonado de los ciencias, de los artes y de los

oficios.

La democratización de la filosofía y de la

ciencia

Diderot pensaba que la filosofía experimental, siempre

pendiente de la observación y de la experimentación con las

cosas concretas, era el verdadero campo para una ciencia

democrática. Primero, porque no necesitaba el largo

aprendizaje matemático de la filosofía racionalista ni el dominio

de sistemas conceptuales complejos, por o que estaba al

alcance de todos. Segundo, porque en todo hombre existía

esta curiosidad por trabajar lo concreto, por no perder de vista

lo que sucede en su campo de acción, sin abandonarse

a  especulaciones. De este trato permanente entre el hombre

y las cosas concretas podía emerger lo desconocido. Diderot

creía sobre todo en elazar como fuente de conocimiento, no en

la previsión racional y ordenada. Mientras que la filosofía

tradicionalista se esforzaba por evitar el error, Diderot no lo

temía, pues si era un error concreto, siempre llevaría consigo

alguna consecuencia valiosa. Y pensaba que el azar surgía

más en este encuentro entre dos realidades individuales, el

hombre y la cosa, que en el encuentro con la realidad a través

de una teoría.

No se trataba de ceder ante formas de ser perezosas y

conservadoras, como las que podía encarnar alguna pamela

del pueblo llano. En este ensayo de democratizar la filosofía

no se trataba de hacer popular la filosofía, sino de fortalecer

esa forma de actuar que hace al pueblo próximo a la filosofía.

Era preciso desarrollar el espíritu abierto, curioso, inquieto,

(aliente, que es capaz de aceptar el desorden relativo, que no

se refugia en la tradición por cobardía para hacer frente a lo

nuevo. Si el desorden que había producido la eexperiencia

nueva era limitado, se podían alterar las circunstancias,

combinar entre sí algunas le ellas, aumentar o disminuir

algunos elementos aislados para reducirlo o controlarlo, con

que siempre sería un desorden productivo de nuevos

conocimientos. En cierto modo, investigador debía imitar la

naturaleza: producir cambios y alteraciones experimentales

ara conocer la forma de proceder de la naturaleza en sus

propios cambios y metamorfosis.

En suma se debía investigar la naturaleza sin negarle su

libertad de operación. Lo que en el fondo reclamaba Diderot

era un «mundo fluido», donde no se gastaran energías en

mantener lo que ya se veía gastado. Este principio, que

Diderot aplicaba mundo físico y material, tenía también una

clarisima aplicación al mundo político y social. Supo predecir,

como nadie, que Francia, y Europa entera, vivía la víspera de

una tremenda agitación cuyo resultado era muy incierto.

ALGUNAS ENTRADAS DE LA ENCICLOPEDIA:

Democracia. Es una de las formas simples de gobierno, en la

cual el pueblo, como un cuerpo único, posee la soberanía.

Toda república en la que la soberanía reside en las manos del

pueblo es una democracia. [...] Me parece que no está fuera

de razón que las democracias se vanaglorien de ser nodrizas

de los grandes hombres; [...] todos los individuos se aplican en

el deseo del bien común, puesto que no pueden originarse

cambios que no sean útiles o perjudiciales para todos;

además, las democracias elevan los espíritus, porque

Página 4

Page 5: áRea240

muestran el camino de los honores y de la gloria, más abierto

a todos los ciudadanos, más accesible y menos limitado que el

gobierno de unos pocos o de uno solo, donde mil obstáculos

impiden darse a conocer. Son estas honrosas prerrogativas de

las democracias las que forman a los hombres en las grandes

acciones y virtudes heroicas.

Soberanos . Son aquellos a los que la voluntad de los pueblos

ha conferido el poder necesario para gobernar la sociedad. [...]

Tal es el origen de los soberanos. Se contrasta que su poder y

sus derechos no se fundamentan más que en el

consentimiento de los pueblos; los que se establecen por la

violencia son sólo usurpadores; no se convierten en legítimos

más que cuando el consentimiento de los pueblos ha

confirmado a los soberanos los derechos que habían

usurpado.

Los hombres han entrado en sociedad para ser más felices; la

sociedad se ha otorgado soberanos para atender más

eficazmente su felicidad y su conservación. El bienestar de

una sociedad depende de su seguridad, de su libertad y de su

poder para procurarse estas ventajas. Ha sido necesario que

el soberano tuviera un poder suficiente para establecer el buen

orden y la tranquilidad entre los ciudadanos, para asegurar sus

posesiones, para proteger a los débiles de los ataques de los

fuertes, para reprimir las pasiones mediante las penas y

estimular las virtudes con recompensas. [...]

Los pueblos no han concedido siempre la misma cantidad de

poder a los ciudadanos que han elegido. La experiencia de

todos los tiempos enseña que mientras mayor es el poder de

los hombres, más les empujan sus pasiones a abusar de él:

esta consideración ha impulsado a algunas naciones a fijar

límites al poder de aquellos a quienes encargan de

gobernarles.

Página 5