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Colección de Estudios sobre las Migraciones a y desde República Dominicana, desde una perspectiva pluridisciplinar.

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Movimientos MigratoriosDesde y Hacia

La República Dominicana

TOMO I

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Movimientos MigratoriosDesde y Hacia

La República Dominicana

TOMO IIsis Duarte

Milka CuelloFelipe Santos

Bridget WoodingAlicia Sangro

Jaime Aristy Escuder

Ramonina Brea Joel Arboleda

TOMO IIRaymundo González

Josefi na ZaiterMónica González

Liliam N. García MárquezVictor Ml. Brens Paulino

Frank D´Oleo Ramírez

Francisco I. Cáceres UreñaFrancisco B. Báez EvertzCésar A. Caamaño Díaz

Alejandro MartínezAlicia Sangro

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MOVIMIENTOS MIGRATORIOS DESDE Y HACIA LA REPÚBLICA DOMINICANA

TOMO I

ISBN: 978-9945-8696-5-1

Editor:Roberto E. Liz

Co-editores:Lucas VicensNatacha Féliz Franco

Diseño y Arte Final:Katherine Cocco

Portada:Stefannie Cedano

Impresión:Editora Alfa y Omega

Impreso en República DominicanaPrinted in the Dominican Republic

Santo Domingo, República DominicanaMarzo, 2011

MINISTERIO DE ECONOMÍA,PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

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TOMO I

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Contenido general

TOMO I

PRESENTACIÓN. Roberto E. LizPRÓLOGO. Juan Temístocles MontásINTRODUCCIÓN. Wilfredo Lozano

LA MANO DE OBRA HAITIANA EN LA CONSTRUCCIÓN: CARACTERÍSTICAS, VALORACIONES Y PRÁCTICAS. Isis Duarte

COSTOS Y BENEFICIOS DE LA MANO DE OBRA HAITIANA. SJRM-CENTRO BONÓ. Milka Cuello y Felipe Santos

LA PRESENCIA DE LAS MUJERES MIGRANTES HAITIANAS EN EL SERVICIO DOMÉSTICO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. FLACSO: Bridget Wooding y Alicia Sangro.

IMPACTO DE LA MIGRACIÓN HAITIANA SOBRE EL MERCADO LABORAL Y LAS FINANZAS PÚBLICAS DE LA REPÚBLICA DOMINICANA. Jaime Aristy Escuder.

REMESAS, POBREZA Y DESIGUALDAD: UNA PERSPECTIVA DESDE LOS HOGARES Y LAS REGIONES DE LA REPÚBLICA DOMINICANA. PUCMM/PARETO: Ramonina Brea y Joel Arboleda.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

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TOMO II

PRESENTACIÓN. Roberto E. LizPRÓLOGO. Juan Temístocles MontásINTRODUCCIÓN. Wilfredo Lozano

LA MIGRACIÓN Y SUS REPERCUSIONES EN LA ESCUELA: ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN Y DE LAS PERCEPCIONES DE CAMBIO SOCIAL. POVEDA: Raymundo González, Josefi na Zaiter y Mónica González.

INCLUSIÓN DE NIÑOS INMIGRANTES HAITIANOS EN EL SISTEMA ESCOLAR DOMINICANO: ESCUELAS PÚBLICAS Y PRIVADAS DE ZONAS

URBANAS DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, PUERTO PLATA Y DAJABÓN. PUCMM- Recinto Santiago de los Caballeros: Lilian N. García Márquez y Víctor Ml. Brens Paulino.

LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS HAITIANOS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. Frank D´Oleo Ramírez

LA OTRA MIGRACIÓN: ESTUDIO SOBRE LAS CORRIENTES DE INMIGRACIÓN DE PROCEDENCIA EXTRA-INSULAR Y LA INTEGRACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA DE LOS INMIGRANTES DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES ETNO-NACIONALES. PRO-FAMILIA: Francisco I. Cáceres Ureña, Francisco B. Báez Evertz y César A. Caamaño Díaz.

MIGRACIÓN A ESPAÑA Y REMESAS. JRM-CENTRO BONÓ: Alejandro Martínez y Alicia Sangro.

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Indice

Indice general ...................................................................................... i

Presentación de los editores,Roberto E. Liz, Director Ejecutivo del FIES .......................... ix

Prólogo de Ing. Juan Temístocles Montás, Presidente del FIES ................................................................... xv

Introducción: Las rutas de inmigraciónWilfredo Lozano,Miembro del Consejo Directivo del FIES ......................... xxvii

MERCADO LABORAL Y MANO DE OBRA HAITIANA

La mano de obra haitiana en la construcción:características, valoraciones y prácticas .................................. 41Isis Duarte

Costos y benefi cios de la mano de obra haitiana en el sector construcción ........................................................ 107Milka Cuello, Felipe SantosSJRM - Centro Bonó

La presencia de las mujeres migrantes haitianas en el servicio doméstico en la República Dominicana ............ 159Bridget Wooding, Alicia SangroFLACSO

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Impacto de la migración haitiana sobre el mercado laboral y las fi nanzas públicas de la República Dominicana ........... 223Jaime Aristy Escuder

Remesas, pobreza y desigualdad:una perspectiva desde los hogares y las regionesde la República Dominicana................................................... 325Ramonina Brea, Joel ArboledaPUCMM-Sto.Dgo / Grupo de Consultoría Pareto

Nota biográfi ca de los autores .................................................... 385

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Presentación de los Editores

En nombre de los editores de este libro me place hacer la presentación formal del mismo, destacando lo que ha sido su proceso de concepción, elaboración y conclusión de este volumen, el cual es el primero de una serie de publicaciones que se realizarán como resultado de las investigaciones auspiciadas por el Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES).

El FIES fue creado por el antiguo Secretariado Técnico de la Presiden-cia dentro del Programa de Reforma y Modernización del Poder Ejecutivo (PRO-REFORMA) que con apoyo del Banco Interamericano de Desa-rrollo –BID- fue ejecutado en los últimos años. El FIES está dirigido por un Consejo Directivo que preside el Ministro de Economía, Planifi cación y Desarrollo, e integrado por otros seis (6) representantes del sector público y cuatro (4) del sector privado y un Secretario que es el Director Ejecutivo del Fondo, tal y como se establece en el artículo 10 de la ley 496-06 que crea el Ministerio de Economía, Planifi cación y Desarrollo.

El FIES, además de contar con un Director Ejecutivo, está asistido por la Unidad Técnica de Apoyo (UTA), responsable de la gerencia y monitoreo de sus actividades.

El propósito del Fondo es promover la investigación en temas relacionados con la política económica y social en la República Dominicana, a través del desarrollo y fi nanciamiento de acciones que estimulen investigaciones relevan-tes para respaldar los procesos de toma de decisiones de políticas públicas.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Al mismo tiempo, los estudios sobre aspectos económicos y sociales pre-tenden responder a objetivos del desarrollo nacional y contribuir directa o indirectamente a la estabilidad macroeconómica, crecimiento económico sos-tenible, equidad distributiva, bienestar y cohesión económica, social y terri-torial. Igualmente, se procura elevar el capital humano y social en un marco de equidad, integralidad y sostenibilidad. En cada convocatoria, los temas de estudio son priorizados por el Consejo Directivo (CD).

La intención del Fondo es también fortalecer los procesos de toma de decisiones en materia de políticas públicas e impulsar el desarrollo de una cultura de investigación que contribuya, a través del análisis, generación de propuestas y promoción del debate, a un mejor diseño e implementación de políticas que eleven la efectividad de la gestión pública.

La presente obra, que por su extensión se decidió publicar en dos tomos, ha implicado un complejo proceso que nos ha llevado hasta este resultado fi nal. Para fi nes de ilustración, pasaremos a enumerar las diferentes etapas por las que hemos atravesado hasta llegar a la presente publicación que a su vez son explicativas del proceso operativo del FIES:

La primera fase se refi ere a todas las gestiones que preceden a la elabora-ción de las investigaciones en cuestión. Se trata de la etapa de contratación de la investigación misma. Para ello se parte de i) la defi nición y aprobación de temáticas de la convocatoria que es el resultado de uno o varios debates al interior del Consejo Directivo del FIES, en donde en base a criterios de pertinencia y relevancia, son seleccionados los temas de la convocatoria, tra-tando siempre de que exista, al menos, un tema económico y otro social; ii) se procede así al Lanzamiento Público de la Convocatoria de Investigación mediante la publicación de los Términos de Referencia de la misma; iii) una vez cumplido el plazo, se reciben todas las propuestas; iv) Se constituyen paneles de evaluación integrados por cinco (5) especialistas de cada tema, regularmente expertos de la Unidad Asesora de Análisis Económico y Social (UAAES) del Ministerio. Cuando se hace necesario se generan con-trataciones Ad-Hoc de especialistas para integrar o completar la integración

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TOMO I

de los paneles de evaluación; v) Al fi nal del proceso estrictamente riguroso de evaluación se procede a la selección de las propuestas que superaron el umbral del mínimo de la puntuación requerida; vi) La Dirección Ejecutiva y la unidad de Apoyo Técnico del FIES, someten fi nalmente el resultado de estas evaluaciones a la consideración del Consejo Directivo que aprueba, enmienda o rechaza las recomendaciones de los paneles de evaluación.

Cumplida esa primera fase que termina con la contratación de las in-vestigaciones, la cual implica la fi rma de un contrato formal que establece los compromisos y responsabilidades de cada una de las partes durante el proceso, se pasa a la segunda fase de elaboración de las investigaciones, en la cual se desarrolla i:) un proceso de seguimiento y desembolsos de las investigaciones y entregas parciales de resultados el cual dependiendo de si se trata de una investigación de gabinete o de campo puede durar entre cuatro (4) meses a un año y tener varios desembolsos de acuerdo a la dinámica misma de la investigación. Esto culmina con ii) la recepción de los informes fi nales, pasando luego a la dinámica de la aprobación de los informes fi nales de investigación.

Esta nueva fase de aprobación implica una serie de procesos como son : i) La realización de un taller de discusión sobre los resultados de los informes fi nales de las investigaciones en donde un grupo de expertos (pares) de cada tema se les encomienda hacer una evaluación crítica del trabajo presentado y luego los mismos son sometidos a un proceso de discusión entre todos los participantes, estas sugerencias y observaciones sirven de base a los autores para introducir las enmiendas, aclaraciones o ampliaciones que se consideren necesarias; ii) Una vez se cumple este proceso la versión fi nal de los informes de investigación recibe la aprobación fi nal, lo que implica a su vez la auto-rización para el otorgamiento del último desembolso y la decisión de si dicho trabajo termina ahí o entra en la fase de publicación.

Como se puede observar, hemos agotado una serie de etapas hasta cul-minar con la publicación de este libro, las cuales han signifi cado el tiempo y recursos de un conjunto de personas muy valiosas y dedicadas a las que les

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

debemos una mención, siendo la primera al Presidente del Consejo de Direc-tores del FIES, el Ministro de Economía, Planifi cación y Desarrollo, In-geniero Juan Temístocles Montás, un enamorado de la investigación y principal ideólogo y promotor del FIES, dedicándole su limitado tiempo y mucho esfuerzo.

A los integrantes del Consejo Directivo del FIES: el Dr. Rafael Al-burquerque en su condición de Vicepresidente de la República y jefe del Gabinete Social y a la Lic. Susana Gámez, Coordinadora Técnica de dicho gabinete y quien ejerce la labor de suplente del Señor Vicepresi-dente; asimismo, al Lic. Enrique Ogando, suplente. A la Lic. Li-gia Amada Melo Vda. Cardona, Ministra de Educación Superior Ciencia y Tecnología; al Dr. Marcos Villamán Director Ejecutivo de PRO-REFORMA y CONARE y suplente del Presidente; a la Dra. Magdalena Lizardo, Coordinadora de la UAAES; Al Dr. Max Puig, Ministro de Trabajo y su suplente, el economista Lic. Manuel Robles; al Dr. Francisco Cueto, Presidente de la Facultad Latinoa-mericana de Ciencias Sociales (FLACSO); al Dr. Wilfredo Lozano López, Director Ejecutivo del Centro de Investigación Económica y Social (CIES); y al Dr. Rafael Emilio Yunén, Director General del Centro Cultural Eduado León Jimenes (Centro León).

Una mención especial a nuestro Director Fundador, el Padre José Luis Alemán, quien se alejó físicamente, pero permanece entre nosotros a través de su valioso legado intelectual, científi co, cultural y, sobre todo moral. Por igual, también nuestro reconocimiento al relevo de Alemán, Ingeniero Ramón Flores.

La dedicación y esfuerzo intelectual del equipo de investigadores y especia-listas de la Unidad Asesora de Análisis Económico y Social (UAAES), responsables de la delicada y ardua tarea de evaluación de las própuestas de investigación debe ser reconocida en las personas de Rodrigo Jáquez, Juan Monegro, Leopoldo Artiles, Antonio Morillo; Maritza García; María Al-tagracia Mendoza; Ilsa Nina; Alexis Cruz; Luz Patria Bonilla, Manuel

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Mejía; Ángeles Calzada; Martín Francos; Yudy Estrella y Dagmar Ro-mero.

No podemos dejar de mencionar al equipo de PRO-REFORMA, res-ponsable del surgimiento y desarrollo inicial del FIES, en el que intervinie-ron actores como la Dra. Yocasta Guzmán; Dr. Julio Sánchez Maríñez; Dr. Ayacx Mercedes; Lic. Rossana Hernando y todo el equipo de apoyo.

Mención especial merecen los ejecutivos del Ministerio de Economía, Pla-nifi cación y Desarrollo, especialmente el Lic. Aníbal Taveras, Viceministro, y los Licenciados Raysa Facundo y Manolo Caba de las áreas administra-tiva y fi nanciera, respectivamente; Hepzy Zorrilla y a todo al personal de Ministerio.

Debemos también dejar aquí expresada nuestra gratitud a todo el equipo de la Editora Alfa y Omega quienes asumieron como suyo este proyecto, en particular a su Directora General Minerva de Cocco y a la Coordinadora Katherine Cocco a quien le toco la ardua tarea de bregar con diez autores y un equipo de editores. Felicitamos a la artista Stefannie Cedano por el diseño de la hermosa portada y valoramos la excelente labor de revisión y co-rrección de Luis Beiro. Estamos en deuda con este grupo de profesionales.

Finalmente, debemos destacar la participación del economista Lucas Vi-cens y la periodista Natacha Féliz Franco, como co-editores. A esta última le correspondió, además, prestar una estrecha colaboración en la coordinación con el equipo de la UTA- FIES, Cristóbal Jáquez; José Casado; Rocío Montás y Yiselis Portes. A todos, el reconocimiento por su apoyo.

Roberto E. LizDirector Ejecutivo del FIES y Responsable de la Edición

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Prólogo

Nos complace presentar la primera de una serie de obras que recogen un conjunto de investigaciones fi nanciadas por el Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES), con un triple propósito; primero, conocer con mayor profundidad nuestra realidad como sociedad; segundo, contribuir a la formulación y puesta en marcha de un conjunto de políticas públicas orientadas a mejorar nuestro quehacer como nación y, tercero, apo-yar el gran esfuerzo nacional en que estamos involucrados en darnos una Estrategia Nacional de Desarrollo que, como Plan de Nación, contribuya a trazar esa carta de ruta por la que debemos guiarnos con visión de futuro.

El tema que nos ocupa: “Los movimientos migratorios desde y hacia la República Dominicana” fue concebido de manera am-plia, buscando estudiar las características de dichos movimientos, tanto en la inmigración como en la emigración, tratando de escudriñar en las complejida-des y características de estos desplazamientos y asentamientos humanos.

Este libro se encontraba en la imprenta cuando nos sorprende el te-rrible terremoto en el hermano vecino país de Haití, razón por la cual se interrumpe su publicación. Ante el impacto de la catástrofe, los esfuerzos de todos los dominicanos, gobernantes y gobernados, se orientaron a aportar cada cual su cuota de contribución para ayudar a mitigar el efecto que, sobre la población haitiana, ha signifi cado esta grave situación.

En la presente edición se incorporán diez trabajos de investigación escogidos como los de mayor aporte y contribución al tratamiento de la temática. Todos ellos constituyen textos originales con fuentes inéditas de información, los cuales

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

o han desarrollado una fuente primaria mediante el levantamiento de encuestas, sondeos, entrevistas de profundidad y grupos focales, o han sido capaces de en-riquecer algunas encuestas y cuantifi caciones previas con nuevas informaciones complementarias que aportaron novedosos datos para enriquecer el análisis.

Sin embargo, lo más relevante aquí es destacar que, las diez investiga-ciones constituyen un nuevo enfoque en el tratamiento de un viejo problema y con un nivel de profundidad, análisis y riqueza de información que, sin duda, harán una contribución al debate que, sobre las migraciones, debe mantenerse en la agenda de discusión de la sociedad dominicana. Debemos señalar el esfuerzo de los autores en resumir sus investigaciones en un tercio de su extensión para cumplir con las normas de la publicación.

Dada la amplitud del material y la extensión de los trabajos de inves-tigación, los editores, con el propósito de facilitar la lectura y el manejo de los mismos, decidieron publicarlos en dos tomos. En el tomo I se incorporan cinco (5), cuatro (4) de ellos relativos a la mano de obra haitiana en la cons-trucción y en el mercado laboral, y las mujeres en los quehaceres domésticos, así como un último (1) trabajo sobre pobreza y desigualdad.

En el tomo II se incorporan las otras cinco (5) investigaciones; dos (2) referidas a la participación de inmigrantes haitianos en la educación básica, una (1) sobre los haitianos en la educación superior, y las otras dos (2) refe-ridas, una (1) a la emigración de dominicanos a España, y la otra (1) a la inmigración de múltiples nacionalidades extranjeras no insulares al país.

Siete de estos trabajos constituyen el resultado de estudios avalados por universidades y reconocidos centros de investigación, dirigidos por profesionales de larga tradición. Los restantes, corresponden a participantes individuales, ampliamente reconocidos como estudiosos de las ciencias sociales en el país.

El discurrir de la historia de los pueblos del mundo está ligado a los movi-mientos de grandes contingentes humanos que han ido poblando y repoblando territorios, movidos por diferentes causas y razones, ya sean estas políticas,

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TOMO I

económicas, geográfi cas o a consecuencia de grandes crisis o catástrofes natu-rales o creadas por el hombre.

La República Dominicana, aún siendo una nación insular, ha recibido corrientes de inmigrantes de diferentes naciones, aunque la de mayor cuantía proviene de la vecina República de Haití, la cual ha aumentado de forma sustancial en las últimas décadas. Este incremento se ha debido a condiciones propias de la inestabilidad política, económica y social que ha experimenta-do dicho país, unido a determinadas circunstancias del mercado de trabajo dominicano, principalmente en algunas áreas de baja productividad, como el azúcar, las construcciones y ciertas labores agrícolas.

Sin embargo, en los últimos años, esa población inmigrante se ha ido expan-diendo por casi todas las demás actividades del quehacer económico-social de la nación.

Algunas coyunturas históricas han sido causantes de generar movimientos de emigración (inmigración desde y hacia la República Dominicana). Entre estas coyunturas que ejemplifi can el resultado de ciertas políticas migratorias en el pasado, podemos citar el albergue ofrecido por el Dictador a determina-dos grupos poblacionales afectados por acontecimientos históricos y políticos, como lo fueron la acogida de españoles cuando la guerra civil republicana; la de judíos-alemanes en ocasión de la persecución nazi, y la de japoneses para impulsar asentamientos agropecuarios.

De igual modo, el desarrollo del turismo en la República Dominicana durante las últimas décadas ha traído consigo un número importante de in-migrantes de múltiples nacionalidades, principalmente europeos, los cuales se han establecido en el país, muchos de ellos bajo un estatus de ilegalidad.

Cuatro trabajos se enfocan en el estudio de la incidencia de la mano de obra haitiana en el mercado laboral dominicano: el de la profesora Isis Duarte y el del Centro Bonó, a cargo de Milka Cuello y Felipe Santos, sobre la mano de obra haitiana en el sector construcción; el trabajo de la Fa-

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO-, realizado por Bridget Wooding y Alicia Sangro, que estudia la participación de la mujer haitiana en el servicio doméstico, y el de Jaime Aristy Escuder más referido al mercado laboral en su conjunto.

La construcción se ha consagrado como polo de atracción de la nueva inmi-gración haitiana, ya que hasta hace algo más de una década, la mayoría de la fuerza laboral en este sector era dominicana (77%) y provenía de corrientes migratorias internas originadas en las zonas rurales del suroeste y norte del país, mientras solo un 23% era de nacionalidad haitiana.1

No obstante, a partir de los fuertes movimientos migratorios de la mano de obra dominicana para Puerto Rico, Nueva York y otros destinos, en el sector construcción: “…se ha venido verifi cando una escasez de esta mano de obra nativa que se acentúa a partir de la década de los 90, ya que, a partir de las condiciones laborales imperantes en el sector y bajo el efecto de la migración dominicana hacia el exterior, la mano de obra nativa desarrolla nuevas estrategias laborales y de reproducción”.2

El obrero haitiano que en la actualidad labora en la construcción no forma parte de un fl ujo migratorio circular de tipo estacional que en tiempo muerto se desplaza a esta actividad, para luego retornar al sector azucarero; por el contrario, ingresa a la sociedad receptora para buscar trabajo en las principales ciudades dominicanas, básicamente en el sector construcción y disfruta...“de mayor movilidad laboral y territorial, incluyendo el retorno esporádico a su país de origen”. 3

En relación a la inmigración haitiana, el trabajo del Centro Bono4 pone de relieve la existencia de una clara segmentación en el uso de la mano de

1. “La mano de obra haitiana en la construcción: características, valoraciones y prácticas”, Duarte, Isis.2. Ibídem.3. Ibídem.4. Costos y benefi cios de la mano de obra haitiana, SJRM-Centro Bonó: Cuello, Milka; Santos, Felipe.

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TOMO I

obra en la construcción, de tal manera que la mano de obra local se utiliza en los trabajos de mayor nivel de califi cación y, por tanto, de mejores salarios; mientras que la mano de obra haitiana es utilizada en los trabajos más fuertes y peores pagados, demostrándose que no existe efecto desplazamiento alguno. Por igual, a la mano de obra haitiana no se le otorgan los benefi cios de la seguridad social, la legislación de accidentes de trabajo ni otras compen-saciones consignadas en las leyes laborales del país.

La migración femenina ha aumentado de manera signifi cativa a nivel mundial en las últimas décadas, a tal punto que, según el estudio realizado por las investigadoras5, constituye aproximadamente la mitad de la pobla-ción de 190 millones de migrantes globales. Fuentes consultadas revelan que en todas partes del mundo la mujer migrante ha experimentado varias formas de discriminación y exclusión.

¿Cómo se caracterizan y cuál es la situación de las mujeres migrantes haitianas que se desempeñan en el servicio doméstico en las ciudades de Santo Domingo, Santiago de los Caballeros y Dajabón? El 16.1% de las mujeres migrantes trabajadoras haitianas estaban ocupadas en el servicio doméstico, y de estas, un 22% se encuentran en Santo Domingo y Santiago.

El estudio pone de manifi esto el proceso de feminización de la migración haitiana, las diferencias en términos de derechos laborales adquiridos, en el caso dominicano en relación al haitiano, así como la naturaleza y caracterís-ticas de esta migración en términos socieconómicos y culturales.

Las investigadoras han presentado un estudio que se destaca no solo por la rigurosidad analítica y empírica, sino por la profundidad del carácter cualita-tivo y el formato de presentación de los resultados en una matriz original en la que incluyen las conclusiones, recomendaciones y actores responsables para la puesta en ejecución de nueve componentes que estiman esenciales. A la vez, cabe resaltar el hecho de que el estudio establece con claridad el rol de los

5. La presencia de las mujeres migrantes haitianas en el servicio doméstico en la República Dominicana, FLACSO: Wooding, Bridget; Sangro, Alicia.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

diferentes protagonistas de la sociedad haitiana en la búsqueda de soluciones a la problemática planteada.

¿Cuál es el impacto de la inmigración haitiana sobre el mercado laboral y las fi nanzas públicas en la República Dominicana?6 Según el resultado de las investigaciones y cuantifi caciones realizadas por el autor, se evidencia que los empleadores contratan mano de obra haitiana porque eleva la renta-bilidad de sus operaciones de construcción o comerciales. En sentido general, se puso de manifi esto que el benefi cio de los negocios se incrementa al usar la oferta laboral inmigrante.

Resulta novedosa la utilización de ejercicios de estimación econométrica para establecer algunas relaciones causales de vital interés para el estudio del mercado laboral, a saber: la reacción del retorno de capital invertido como una función de la inmigración haitiana y la relación de sustituibilidad entre mano de obra dominicana y haitiana y su impacto en las remuneraciones e ingresos.

Los resultados arrojados por la investigación determinaron que un incre-mento de un 10% en la inmigración, provocaría que el salario promedio de los trabajadores dominicanos se reduzca en un 3.7%. Esto signifi ca que la inmigración haitiana eleva el grado de desigualdad del ingreso en el país; es decir, aumenta la remuneración del capital y de la mano de obra califi cada y reduce los ingresos laborales de los trabajadores menos califi cados.

Tres de estos trabajos se refi eren a la inmigración y la educación en sus diferentes manifestaciones, desde el que trata sobre los estudiantes haitianos en la educación superior presentado por el profesor Frank D´Oleo; hasta los interesantes análisis sobre la inmigración haitiana y la educación bá-sica, como son los presentados por Lilian N. García Márquez y Víctor Ml. Brens Paulino de la Pontifi cia Universidad Católica Madre y Maestra

6. Impacto de la migración haitiana sobre el mercado laboral y las fi nanzas públicas de la República Dominicana, Aristy, Escuder, Jaime.

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TOMO I

— PUCMM— a través del CEUR,7 y el de Raymundo González, Jose-fi na Zaiter y Mónica González del Centro Cultural Poveda.

En relación a la presencia de niños haitianos en la escuela básica, ambos trabajos se fundamentan en algunos estudios, a través de herramientas cualita-tivas y cuantitativas; a partir de las cuales se plantean un conjunto de hallazgos e interrogantes que arrojan resultados de interés para la problemática, y sugie-ren retos para nuevos aportes de mayor profundidad, entre los que destacan la importancia numérica, la erogación presupuestaria del Estado, la documenta-ción requerida para fi nes de inscripción, y el rendimiento escolar, entre otros.8

En los resultados de estos estudios se advierte además una convivencia escolar positiva entre alumnos haitianos y dominicanos. No hay indicios de discriminación en cuanto el alumno percibe la actitud del maestro, y no hay evidencia de rechazo a los niños haitianos por razones de exclusión. Asi-mismo, existe una gran deserción escolar que se manifi esta principalmente después de dos o tres meses de iniciadas las clases en agosto y luego de las va-caciones de Navidad. El alumno haitiano deja de asistir a clases con mayor frecuencia que el dominicano.

Contrario a los estudios sobre educación básica, el de educación superior9 refl eja algunos hallazgos contradictorios. Por un lado, se evidencian patrones de integración y comunicación entre estudiantes de ambas nacionalidades y por otro lado, se puso de manifi esto la percepción de algunos grupos de estudiantes haitianos sobre ciertos tratos discriminatorios de parte de sus compañeros.

7. Centro de Estudios Urbanos y Regionales.8. Inclusión de niños inmigrantes haitianos en el sistema escolar dominicano: escuelas públicas y privadas de zonas urbanas de Santiago de los Caballeros, Puerto Plata y Dajabón, PUCMM- CEUR: García Márquez, Lilian N., Brens Paulino, Víctor Ml.; La migración y sus re-percusiones en la escuela: análisis de la situación y de las percepciones de cambio social, Centro Cultural Poveda: González, Raymundo; Zaiter, Josefi na; González, Mónica.

9. Los estudiantes universitarios haitianos en la República Dominicana, D´Oleo, Frank.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

La realidad es que tanto la universidad pública como las privadas están recibiendo en sus aulas un número cada vez más creciente de estudiantes haitianos, con una participación heterogénea en cuanto a las ramas profe-sionales, y un desempeño académico que no refl eja diferencias con respecto al estudiante de origen dominicano.

Los otros tres trabajos se refi eren a temas novedosos y especializados tal como el de Francisco I. Cáceres Ureña, Francisco B. Báez Evertz y Cé-sar A. Caamaño Díaz presentado por Pro-Familia sobre los movimientos migratorios de procedencia extrainsular; el que se refi ere a la migración a España a cargo de Alejandro Martínez y Alicia Sangro, del Centro Bonó, y el de Ramonina Brea y Joel Arboleda presentado por la Pontifi cia Uni-versidad Católica Madre y Maestra –PUCMM–, recinto Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo, a través del CUEPS,10 y el Grupo de Consul-toría Pareto, sobre remezas, pobreza y desigualdad.

La Otra Migración,11 es un estudio sobre la corriente de inmigración de procedencia extra-insular que analiza, con datos de carácter cuantitati-vos y cualitativos, los niveles de inmigración procedentes de naciones euro-peas, latinoamericanas, árabes y asiáticas; en la que destacan los perfi les

socioeconómicos y culturales, los patrones socio-históricos, los niveles de inser-ción social y económica, y el rol integrador que han venido desempeñando en las diferentes comunidades etno-nacionales donde se han concentrado.

Con excepción de la haitiana, la población inmigrante no insular en la República Dominicana es bastante reducida, no excediendo el cinco (5) por ciento de la población total del país, siendo los grupos más representativos los venezolanos (21%), norteamericanos (13%), puertorriqueños (12%), españoles (10%), e italianos (10%), quedando los demás inmigrantes por

10. Centro Universitario de Estudios Políticos y Sociales.11. La otra migración: estudio sobre las corrientes de inmigración de procedencia extra-insular y la integración social y económica de los inmigrantes de las principales comunidades etno-na-cionales, PROFAMILIA: Cáceres Ureña, Francisco I; Báez Evertz, Francisco B.; Caamaño Díaz, César A.

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TOMO I

orden de importancia en los nacionales provenientes de Cuba, Alemania, Colombia, China, y Francia.

Todos los grupos de inmigrantes se han integrado a la sociedad dominica-na y desarrollan actividades económicas, sociales y culturales sin ningún tipo de limitaciones; por el contrario, se reporta que un alto porcentaje de ellos reciben de las diversas fuentes institucionales más apoyo y facilidades que sus homólogos dominicanos.

El trabajo del Centro Bonó12 estudia los movimientos migratorios de do-minicanos a España y analiza las características de nuestra diáspora en esa nación europea, la cual resulta de gran interés por la creciente importancia que ha venido cobrando esta emigración.

República Dominicana se caracteriza por ser un país tanto receptor como emisor de migrantes. El Informe Nacional de Desarrollo Humano (2005) para República Dominicana estimó que en el año 2000, la emigración do-minicana alcanzó casi el millón de personas, estimación que para algunos resulta moderada. De esta cantidad, un 5% reside en España, país que ocupa el tercer lugar entre los receptores de emigrantes dominicanos luego de Estados Unidos (73%) y Puerto Rico (8%). Al igual que otras naciones de Europa, esta población presenta un alto índice de feminidad.

España comenzó a ser un importante destino de migración de dominicanos luego de que Venezuela dejó de ser opción por la crisis económica presentada en la década de los años 80 y porque Estados Unidos fue aumentando los requisitos de documentación para entrar a su territorio. A mediados de la referida década, España experimenta una situación de bonanza económica, factor que se fortalece con la incorporación de este país receptor a la Comu-nidad Europea.

12. Migración a España y Remesas, SJRM-Centro Bonó: Martínez, Alejandro; San-gro, Alicia.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

En el caso de la emigración a España, las provincias de Barahona y Bahoruco se caracterizan por el fl ujo de mujeres migrantes hacia ese país. Ambas provincias están ubicadas en la región más empobrecida de nuestro territorio, en la frontera con el vecino Haití.

Las remesas enviadas por la diáspora tienen un impacto de primera importancia en la economía de República Dominicana.13Al momento del estudio el 10.2% de los hogares eran receptores de remesas, las cuales se destinaban a alimentación (75%), salud (4%), educación (5%), vivienda (7%) y a otras necesidades (8%).

Como parte de los resultados de este estudio, se indica que tanto el nivel de legalidad como el educativo es mayor que en otras migraciones. En efecto, en la última década, la población dominicana en España se ha multiplicado por cinco, de la cual el 69% poseía tarjeta de residencia. En la actualidad, un tercio del total de residentes está nacionalizado español; el 10 % de los trabajadores tiene estudios superiores, mientras aproximadamente el 45 % tiene estudios medios, técnicos o mayores al nivel básico.

Finalmente, incorporamos un trabajo de investigación14 que si bien no per-tenece directamente a esta materia, sino a la relacionada con la apertura co-mercial, ha sido incluida por su vinculación con la temática del libro. Se trata del resultado de un esfuerzo conjunto entre el Grupo de Consultoría Pareto y la Pontifi cia Universidad Católica Madre y Maestra, a través del CUEPS.

En ese trabajo se hace una muy interesante relación entre el comporta-miento de los grupos sociales de emigrantes y cómo los mismos se diferencian, dependiendo de las características propias de las regiones de donde proceden y de la condición socioeconómica de dichos migrantes.

13. Para el año 2003, al país ingresaron por remesas familiares US $2,060.5 mi-llones, lo cual representó 10% del PIB, mientras para el año 2009 ingresaron por este concepto US $3,041.5 millones, lo que signifi có un 6.5% del PIB.14. Remesas, pobreza y desigualdad: una perspectiva desde los hogares y las regiones de la República Dominicana, PUCMM –CUEPS/ Grupo de Consultoría Pareto: Brea, Ramonina; Arboleda, Joel.

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En arreglo a consideraciones y patrones de similitud en los comportamien-tos, características socioeconómicas y culturales, el indicado trabajo hace una clasifi cación de los grupos de emigrantes dominicanos, según la incidencia de categorías tales como, la pobreza de ingresos, grado de urbanización, con-centración urbana y el peso de la mujer en la migración. Para tales fi nes, se destacan los efectos en al menos cuatro de las dimensiones estudiadas: las con-diciones de la vivienda, la estructura familiar, la ocupación de los miembros y la condición de pobreza de ingresos en el hogar.

Tal y como indica el referido estudio, es evidente que el impacto de la migración en general, y de las remesas en particular, tiene un sabor agridulce en las comunidades de origen. Se evidencia que las remesas parecen actuar como un fondo salarial compensatorio para los hogares que ven mejorar su situación, sobre todo aquellos de regiones menos favorecidas económicamente. Si bien es cierto que los hogares receptores de remesas destinan una porción mayor de sus ingresos a la salud y la educación, su impacto no puede con-siderarse signifi cativo ni en términos de salud preventiva e incorporación a una mayor protección social (seguros médicos), si no más bien a ofrecer una respuesta puntual y coyuntural. Asimismo, tampoco se traduce en cambios cualitativos en materia educativa.

Por otro lado, es importante considerar que el perfi l de las comunidades ha cambiado interna y externamente en los últimos veinte años. Es muy notorio el desarrollo inmobiliario, la aparición de negocios relacionados con la migra-ción, como ferreterías, dealers de carros y motocicletas, centros de diversión, comercios de alimentación, entre otros.

La presente publicación “Los movimientos migratorios desde y hacia la República Dominicana” constituye un primer esfuerzo del FIES en materia de migración que, además de abrir las puertas al de-bate y la discusión amplia, franca y plural, evoca la antesala de una serie de estudios, análisis y ponderaciones sobre la problemática económica y social del país. Esperamos que tanto las discusiones y debates que generarán estas investigaciones, como las próximas por venir, permitan que los dominicanos

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

profundicemos el estudio de nuestras realidades económicas y sociales y poda-mos ofrecer una mejor respuesta como nación.

Ing. Juan Temístocles MontásMinistro de Economía, Planifi cación y Desarrolloy Presidente del Consejo Directivo del FIES

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Introducción:Las Rutas de la Inmigración

La presente publicación reúne, en dos tomos, los principales resultados de las investigaciones realizadas en torno a la inmigración en República Domini-cana, presentados en el marco de la primera convocatoria del FIES, en su programa de estímulo a la investigación socioeconómica en torno a la agenda de desarrollo dominicano. Dichos estudios resumen los principales hallazgos y presentan un perfi l bastante completo de cada una de las investigaciones realizadas en la primera convocatoria.

Los resultados de las investigaciones son más que halagadores. De hecho, bien miradas las cosas, constituyen un hito en la escasa tradición de investiga-ción empírica en ciencias sociales en el país y, a su vez, la estimulan. Estable-cen un hito puesto que, por primera vez, se ha emprendido un programa tan vasto de estudios de un tema harto delicado como el de la inmigración, sobre todo de trabajadores haitianos. Estimulan, porque sus hallazgos y refl exiones no solo aclaran y responden interrogantes, sino porque nos retan con nuevas inquietudes que de seguro moverán a nuevas investigaciones, siendo esta una de las principales virtudes de toda buena investigación: interrogarnos y dudar.

No es que hasta este momento no existiera en el país un acopio de estudios empíricos de calidad. Todo lo contrario, esos esfuerzos existen, han dado fru-tos importantes y, de hecho, han defi nido el marco orientador de los esfuerzos de investigación de los que aquí se reúnen sus principales resultados. Esta tradición de investigación previa se hace evidente en el caso de la inmigración haitiana, la cual a lo largo de más de cincuenta años se ha estudiado desde ópticas diversas.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Con el fi n de ubicar al lector en el contexto que orienta los resultados de las investigaciones reunidas en ambos textos, presentaremos un breve resumen del tratamiento que históricamente ha tenido el tema inmigratorio en el país desde los años sesenta de la pasada centuria a nuestros días. A seguidas, refl exionaremos acerca del alcance y valor de los hallazgos alcanzados en los estudios que se comentan, para concluir con un par de notas acerca de los retos futuros que estos estudios nos plantean.

La evolución del debate migratorio nacional

Tras la destrujillización del país en los años sesenta, y durante toda la déca-da de los setenta, la llamada “cuestión haitiana” fue abordada por la moder-na y emergente historiografía nacional, con contribuciones decisivas al estudio de las relaciones inter/estatales domínico-haitianas, por historiadores como Hugo Tolentino Dipp, Franklyn Franco, Emilio Cordero Michel y Frank Moya Pons, entre otros. Esos estudios concentraron sus esfuerzos en torno a la cuestión nacional. En los setenta, los esfuerzos de investigación fueron más de alcance antropológico y sociológico, distinguiéndose las contribuciones pioneras de Andrés Corten, Isis Duarte, Magda Acosta y Frank Marino Hernández. Ya en los ochenta, y sobre todo en los noventa, la investigación empírica se profundizó con modernas técnicas de encuestas y procedimien-tos cuantitativos de medición. Es esencial destacar aquí que estos estudios concentraron su “mirada” en torno a la realidad del batey, la economía y el sistema de plantación azucareros, puntos de articulación del sistema de inmigración de jornaleros haitianos desde principios del siglo XX.

En torno a la cuestión de la inmigración se produjeron en esos años estudios fundamentales, hoy referencias clásicas, como los libros de Báez Evertsz1, de Martin Murphy2 y de Moya Pons3. A partir de esa tradición, se fue

1. Báez Evertsz, Franc (1986): El Bracero Haitiano en la República Dominicana. Edi-tora Taller, Santo Domingo.2. Murphy, Martin (1986): Dominican Sugar Plantation: Production and foreign Labour Integration. Praeger Publishers, N.Y. 3. Moya Pons, Frank, et al. (1986): El Batey. Estudio socioeconómico de los bateyes del Consejo Estatal del Azúcar. Fondo para el Avance de las Ciencias Sociales. Impre-sión Amigo del Hogar, Santo Domingo.

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articulando en los años noventa una nueva agenda, cuyo punto de infl exión lo marcó la refl exión del seminario de 1991 organizado por la FLACSO4. En ese encuentro se pasó balance a la cuestión inmigratoria, apreciándose que los défi cits de investigación iban más allá del tema de la cuantifi cación de inmigrantes; se adentraban en la cuestión del sistema inmigratorio; exigían la profundización de su antropología; reconocían el défi cit en la incorporación de la cuestión de género, y plantearon la problemática de las políticas de in-migración, cuyos ejes centrales se concentran en la acción estatal.

Ahora bien, la dinámica misma de la inmigración estaba cambiando, y este nuevo proceso se inició con la orientación de los fl ujos que, en los años no-venta, serían claramente visualizados. En este sentido, ya a mediados de los ochenta, Báez y Lozano5 analizaron la presencia de la inmigración haitiana en la cosecha cafetalera y en 1998 Lozano6 analizaría la inmigración en la cosecha arrocera.

Con el declive de la industria azucarera la dinámica de la inmigración no solo redefi nió sus fl ujos hacia otros cultivos agropecuarios como el arroz y el café, sino que se reorientó hacia la economía urbana. Con ambos cambios, la inmigración pasó a conectarse a la dinámica y racionalidad económica de los mercados de trabajo de base, impactando la economía informal urbana y recomponiendo la oferta de trabajo rural, resolviendo de hecho los problemas de escasez estacional de trabajadores rurales provocados, entre otros factores, por la crisis del minifundismo precarista de base campesina.

4. Lozano, Wilfredo (editor) (1992): La cuestión haitiana en Santo Domingo. Migración internacional, desarrollo y relaciones inter-estatales entre Haití y la República Dominicana. Programa FLACSO-República Dominicana-Centro Norte-Sur Universidad de Miami. Santo Domingo.5. Lozano, Wilfredo (1990): Lozano, Wilfredo y Franc Báez Evertsz: Migración internacional y economía cafetalera. Estudio sobre la migración estacional de trabajadores hai-tianos a la cosecha cafetalera en la República Dominicana. CEPAE, impreso por Editora Taína. Santo Domingo, 1985.6. Lozano, Wilfredo (1998): Jornaleros e inmigrantes. Instituto Tecnológico de Santo Domingo.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

A estos cambios en la base económica y laboral se asociaban cambios de carácter sociopolítico que redibujaron la coyuntura migratoria de los noventas hasta nuestros días. Por lo pronto, la visibilidad del fenómeno migratorio lo colocó como objeto de atención de la opinión pública. En una tradición política autoritaria y tradicionalista como la dominicana, el debate político pronto asumió la visibilidad de la cuestión migratoria. Sin embargo, con esa asunción emergían a su vez fenómenos poco debatidos a nivel nacional y que se mantenían como coto privilegiado de la refl exión académica. De esta ma-nera, la generalización del fenómeno inmigratorio haitiano pronto visibilizó la condición de exclusión social y de violaciones de derechos humanos en que reiteradamente se encontraban envueltos dichos inmigrantes, sobre todo los indocumentados o irregulares, así como hizo visible la problemática de la adscripción nacional de sus descendientes.

En esta nueva situación hizo bandera en sectores políticos y, en general, pro-dujo debates acalorados que si bien tuvieron la virtud de plantear la cuestión inmigratoria en su dimensión política, subjetivizó en muchas ocasiones los términos mismos de la discusión, oscureciéndola en ocasiones, partidarizando en otras las dimensiones del debate y, en general, provocando una reacción defensiva de las élites ante las críticas internacionales que se abrían paso.

De todos modos, ya desde el seminario CIES/FLACSO del 20087, se vio claro que otros asuntos eran, si no iguales en importancia, al menos merecían tanta atención como la inmigración en lo relativo al tema de las relaciones con Haití. De esta forma, esfuerzos inter-estatales como el de la Comisión Mixta Bilateral se visibilizaron como mediación necesaria para el acercamiento de los dos estados en la discusión de su compleja agenda; la frontera se hizo un fenómeno visible en su importancia política y económica, a partir de la coyuntura de los noventa; el desarrollo sostenible y el desarrollo local se asumieron como objetivos necesarios para el desarrollo fronterizo, y, en general, el tema inmigratorio quedó envuelto en una agenda más amplia,

7. Lozano, Wilfredo y Wooding (2008): Los retos del desarrollo insular. Desarrollo sos-tenible, migraciones y derechos humanos en las relaciones domínico-haitianas en el siglo XXI. Santo Domingo: FLACSO-CIES.

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relativa a las relaciones entre ambos estados, las conexiones entre las dos economías y las articulaciones societales entre los dos pueblos.

El inicio del siglo XXI replanteó el tema inmigratorio. Esta vez, atrapado en la compleja agenda que la globalización como fenómeno planetario im-ponía al país. Por lo pronto, ya desde los años ochenta y, sobre todo en los noventa, se asumía que la República Dominicana era una nación migratoria por doble partida, pues no solo la inmigración se había generalizado en sus impactos económicos debido al ingreso periódico de miles de trabajadores haitianos, sino que otras nacionalidades estaban incidiendo en esta dinámica, como eran los casos de la inmigración china, cubana, colombiana y europea, entre otras. A esto se añadía el ingreso anual de miles de turistas, en torno a una economía turística que se había constituido en el eje central de nuestras exportaciones de servicios como economía abierta. La otra dimensión del fe-nómeno migratorio era la emigración de dominicanos. Los Estados Unidos fueron el centro de esa emigración, pero en los noventa, Europa, Puerto Rico y Venezuela concentraron también importantes núcleos de dominicanos emigran-tes. Con la emigración se abrió una nueva carpeta de impactos en la economía y la sociedad: de un lado, se apreció la creciente importancia de las remesas como fuente de divisas, mientras, por otro lado, se había creado un verdadero sistema de relaciones transnacionales entre la comunidad dominicana en el exterior (la diáspora) y el país, constituyendo así verdaderas comunidades transnacionales, como temprano advirtiera Portes en un libro pionero8.

De alguna forma, la transnacionalización del país ha obligado a reconocer, con nuevos lentes, el fenómeno inmigratorio que nos ocupa, apreciando que el mismo no es patrimonio exclusivo de la nación, sino que forma parte de los cambios en el orden global, donde las migraciones internacionales ocupan un lugar destacado. Por otro lado, la globalización demostró que la inmigración no solo producía impactos económicos sino que su gobernabilidad estaba condicionada por un sistema de compromisos del Estado con instituciones del sistema internacional, que ponía en la agenda el tema de los derechos huma-

8. Portes, Alejandro y Guarnizo, Luis (1991): Capitalistas del Trópico. Santo Do-mingo: FLACSO

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

nos de los migrantes como requisito del funcionamiento mismo de los sistemas migratorios. Esto, unido a los impactos de la emigra-ción ya destacados, ha tenido consecuencias en la agenda política, en parte debido a la creciente participación de la diáspora domini-cana en los debates nacionales y su poder de apoyo y fi nanciación al sistema de partidos dominicanos, en parte por la importancia adquirida por el tema de los derechos humanos en la globalización que incide directamente en el manejo de las políticas migratorias del estado. Por ambos caminos, aunque en vertientes distintas, el contexto de la globalización en que se mueve la República Domi-nicana, como economía abierta y sociedad transnacionalizada, ha introducido en la agenda política el tema migratorio, sobre todo en su dimensión inmigratoria.

De esta forma, el tema de las políticas migratorias se ha ido abrien-do paso y como consecuencia de ello, en gran medida, unido a la cre-ciente importancia del comercio haitiano como segundo destino de nuestras exportaciones, y las crisis políticas recurrentes del vecino país, la cuestión de la inmigración ha venido incidiendo en el debate político en torno a las relaciones con Haití, planteando a su vez la discusión acerca de sus impactos y consecuencias para el desarrollo. Es de esta manera cómo una nueva carpeta de interrogantes en tor-no a la inmigración se ha abierto paso: los costos de la inmigración y sus impactos en materia de desarrollo económico y social.

En la actual coyuntura, y sobre todo tras la tragedia del terremoto en Haití en enero del pasado 2010, la cuestión migratoria se recon-textualiza en el país. Por lo pronto, ha replanteado las relaciones entre el Estado y el sistema de organizaciones de la sociedad civil que trabajan la cuestión de los derechos de las minorías inmigran-tes, los derechos humanos y, en general, la cuestión migratoria. Ha abierto espacios de diálogo y compromisos entre estos actores con el Estado y sus relaciones con el estado haitiano, fortaleciéndose lazos de cooperación y entendimiento recíprocos. El Estado dominicano

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se ha visto, a su vez, obligado a introducir en su agenda la cuestión de las políticas migratorias en un marco de derechos humanos como requisito sine quanon de su efi cacia en materia de políticas; aunque dicho sistema permanece disperso en su gestión, y su andamiaje legal entraña un incierto porvenir, como es el caso de la ley de migración 285-04. La prensa y los medios de comunicación han ido también apreciando un cambio en el tratamiento del tema: de reacciones xe-nófobas unas veces, tradicionalistas otras, y temerosas la mayoría de ocasiones, ha venido comprendiendo el fenómeno migratorio en su dimensión global y en su naturaleza ligada al desarrollo.

Queda mucho por recorrer en esta materia, pero del rechazo puro y simple de la realidad de la migración como fenómeno ligado al desarrollo y a la argumentación del tema ideológico de las invasio-nes silenciosas, el país ha venido reconociendo la importancia de estudiar objetivamente sus impactos; analizar los problemas que genera, y crear las condiciones institucionales adecuadas para su manejo. El camino ha estado poblado de escollos, pero visto de esta manera, hoy estamos situados en una perspectiva más cercana a un mejor trato de los inmigrantes y sus descendientes; hoy estamos en mayor capacidad de reconocimiento de que nuestros emigrados mere-cen mejor trato en sus destinos y que en ambos casos, el país requiere coherencia de las políticas de Estado para gobernar con efi cacia un fenómeno a todas luces complejo, pero que llegó para quedarse como un capítulo importante de la agenda global del desarrollo.

Comentando los hallazgos

Es este el contexto en que deben ubicarse los dos volúmenes que pu-blica el Ministerio de Economía, Planifi cación y Desarrollo. Si lo apreciamos no solo considerando la calidad de los hallazgos que po-demos reconocer desde la perspectiva académica, sino también enten-diendo su signifi cado desde el punto de vista del compromiso estatal con las buenas políticas públicas.

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No nos proponemos resumir el contenido de los diversos trabajos reunidos; de alguna manera el interesante prólogo del ministro Te-místocles Montás me ha ahorrado esa tarea. Nos concentraremos solo en algunos aspectos de tipo analítico.

Por lo pronto, ambos libros revelan cómo el tema de la migración como fenómeno social es complejo y diverso. Esto se aprecia en la diversidad temática que abordan los autores, y sus estrategias metodoló-gicas. En primer lugar, se aprecia que el fenómeno inmigratorio, principal-mente, no se reduce a la inmigración haitiana, puesto que, como demuestra el estudio de Cáceres y Báez Evertsz, otras inmigraciones tienen un impacto signifi cativo en la economía y en la sociedad. El otro asunto es el tema de la exclusión social de los migrantes y sus descendientes. La condición de ex-clusión de los migrantes es abordado desde diversas perspectivas y enfoques: desde la propiamente socioeconómica en los ámbitos laborales, como revelan los estudios de Duarte, de Cuello y Santos y de Aristy Escuder, hasta los ni-veles vinculados a la educación y los procesos de inclusión social en la escuela, como los estudios de González, Zaiter y González.

Un aspecto novedoso del presente libro es el reconocimiento de la dimensión de género del fenómeno migratorio, no sólo en el sentido de reconocer la cre-ciente importancia de la mujer migrante en la dinámica de los fl ujos, sino en apreciar que la mujer ha sido el gran invisible en el estudio de tales procesos, ya que la misma desempeña un rol central en la articulación de los circuitos y dinámicas de la inmigración. Este es un asunto sobre el que debe insis-tirse. El estudio de Wooding y Sangro coloca bien el acento al visibilizar el problema del enfoque de género, bajo la discusión de la feminización de la migración, aunque vale la pena comentar que la feminización que las autoras descubren no es la demográfi ca, ya que la inmigración haitiana al país sigue siendo un modelo clásico de ingreso periódico de mano de obra masculina, joven y soltera. La feminización de la que hablan las autoras es más com-pleja e interesante: se trata de la dimensión social del fenómeno en el que la mujer desempeña un rol de primer orden en la articulación de los sistemas migratorios. A su vez, ciertamente, las autoras descubren la creciente impor-

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tancia de la mujer, ahora como sujeto económico, en circuitos específi cos como el pequeño comercio y la economía informal.

Un aspecto relevante de los estudios, sobre todo en los trabajos de Duarte y Aristy Escuder, es la preocupación por el análisis del impacto demográfi co de la inmigración; los resultados no son concluyentes, como reconoce claramente el segundo, pero todos los autores parecen estar de acuerdo en un punto: la inmigración haitiana, al generalizarse a todo el contexto nacional e impactar áreas del mercado laboral con demanda masiva de mano de obra como las construcciones y la agropecuaria, no solo se ha hecho visible a las élites y medios de opinión, sino que, muy posiblemente, su peso demográfi co es hoy creciente.

En el análisis de los fl ujos, Duarte reconoce que los mismos se orientan hoy hacia otros circuitos productivos y laborales, como las construcciones y la agropecuaria de exportación. Aprecia que esto rompe la dinámica de movimiento circular que fue propia del circuito productivo que ligaba la producción azucarera dominicana a la mano de obra campesina haitiana. Su apreciación es en general correcta, y otros estudios que la han precedido ya lo han apuntado, como es el Báez y Lozano del 2008, pero debe hacerse la salvedad de que el abandono de la circularidad migratoria a que la autora alude no implica que por ello el carácter circular del sistema de inmigración se haya roto o desaparecido. De hecho, los datos que la misma Duarte maneja indican que el grueso de los inmigrantes laborales haitianos mantienen lazos periódicos con sus comunidades de origen y que esa conexión mantiene un lazo circular en su dinámica, combinando ahora no a las azucareras domi-nicana y campesina haitiana, sino a economías urbanas y regionales de Haití con circuitos laborales dominicanos en las ciudades como Santo Domingo y Santiago y en ámbitos regionales específi cos como la Línea Noroeste. De esta forma la circularidad lo que ha hecho es cambiar su orientación, dimensión e impactos, integrando espacios urbanos y regionales a nivel binacional, en dinámicas periódicas de movilidad del trabajo a escala insular. De todos modos, su trabajo aprecia, con brillantez, las complejidades del mundo del trabajo en el sector construcción y precisa con meticulosidad su dinámica.

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Aristy Escuder completa el análisis que proporciona Duarte, aportando un estudio de índole económica acerca de los impactos de la integración del trabajo inmigrante en los mercados laborales urbanos, específi camente en las construcciones. Sus tesis no son concluyentes aunque sí sugerentes, indicando que dicha integración rinde muchos benefi cios a los empresarios del sector, tiende a generar efectos negativos del trabajo de base al mercado laboral en el sector construcción y frena el cambio tecnológico. Sus tesis deben llamar la atención a los planifi cadores de nuestra economía, ya que establecen reco-mendaciones pertinentes para frenar las tendencias negativas de los impactos migratorios, sobre todo en materia de políticas sociales y sugieren estrategias para el mejor aprovechamiento de sus impactos positivos. En este último sentido, los resúmenes reunidos en estos dos tomos se esfuerzan por presentar no solo conclusiones de tipo general, sino que derivan de las mismas útiles recomendaciones de política migratoria, de gestión laboral y modernización del sistema educativo, de inclusión social, así como el adecuado manejo de una política migratoria respetuosa de los derechos humanos.

Hay dos aspectos relevantes que, fi nalmente, es necesario destacar. El prime-ro es relativo a la diversidad de estrategias metodológicas manejadas por los autores y las autoras. Se distinguen así, metodologías cuantitativas apoyadas en encuestas por muestreo, como se detallan en los trabajos de Duarte, Brea, Arboleda y Aristy Escuder. Metodologías cualitativas en base a entrevistas dirigidas y estrategias de observación de tipo etnográfi cas, como los trabajos de Wooding y Sangro de González y Sangro. Estudios documentales como los de D’Oleo y García y Brens. Análisis econométricos (Aristy Escuder) y socio demográfi cos. En casi todos los trabajos se combinan también las técnicas y análisis cuantitativos con estrategias cualitativas. En fi n, se trata de una rica gama de maneras de abordaje que enriquecen mucho el ejercicio comparativo y el perfi l general que se deriva de estos trabajos.

El último aspecto a destacar tiene que ver con el señalamiento de algunos autores, sobre todo de Aristy Escuder, cuando plantean que en el campo de estudio migratorio hay muchas lagunas informativas, datos poco sistemati-zados y series cuantitativas poco o nada sistemáticas, relativas a cuestiones

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centrales como la movilidad estacional de ingreso de trabajadores, series sa-lariales, información sobre acuerdos laborales, etc. Es importante que en estas líneas no solo se estimulen nuevos estudios que continúen enriqueciendo el acervo de conocimientos, sino que se tomen medidas institucionales que permitan al Estado producir información estadística periódica en materia migratoria. En la ley 285-04 se prevé la creación de un Instituto Nacional de Migración que podría pasar a ser un espacio idóneo para generar este tipo de información estadística.

Los retos de la investigación futura

El único estudio presentado en este libro que aborda el tema de la emigración dominicana es un interesante trabajo sobre la emigración a España, el cual nos brinda un panorama esclarecedor de ese proceso. Destaca en este análisis los impactos de la emigración en materia de remesas y en las lógicas de inclu-sión a la sociedad española del migrante dominicano. A esto debe añadirse el estudio de Brea y Arboleda sobre el impacto de las remesas recibidas en los hogares de las familias de los emigrantes.

En esta convocatoria primaron los trabajos sobre la inmigración. Queda pendiente un análisis sistemático como el que en este libro se presenta en ma-teria inmigratoria, relativo a la emigración. En esta tarea debería estimular-se experiencias de cooperación con universidades norteamericanas y españolas que se encuentran analizando la inmigración dominicana en dichos países, y esto podría constituirse en un objetivo del Fondo FIES. Asimismo, se debe-rían estimular estudios acerca de los impactos de la emigración dominicana en nuestra sociedad y en la economía en ámbitos como las remesas, el capital cultural, el transnacionalismo económico y, naturalmente, los impactos socia-les negativos. Un campo particularmente interesante es el estudio comparati-vo de los costos y benefi cios en materia inmigratoria y emigratoria en lo que tiene que ver con el desarrollo humano y el crecimiento económico.

De la lectura de los trabajos reunidos se desprenden muchas interrogantes e inquietudes que, como las que acabo de enunciar respecto a la necesidad de

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mayores estudios sobre la emigración, permitan precisar ámbitos específi cos de las dinámicas migratorias como el relativo a sus impactos regionales, la estacionalidad de la demanda, las políticas de control de ingreso de trabaja-dores, las articulaciones de redes y los procesos de articulación de los fl ujos en cadenas de movilidad espacial y en términos de grupos primarios (familias, amigos, organizaciones de la sociedad civil y religiosas) e intermediarios, en-tre otros. Asimismo, los hallazgos de este libro deberían estimular nuevos estudios sobre el papel de la mujer en las experiencias migratorias contem-poráneas, el cual es cada vez más importante en mercados laborales fl exibles y economías altamente informales. También deberían analizarse en estudios comparativos a nivel regional la articulación entre el pequeño comercio, las ló-gicas de reproducción familiar y el género de los y las inmigrantes. Particular interés debería tener la región fronteriza en sus conexiones con otras regiones como el Cibao Central, el Sur y provincias como Barahona y Pedernales.

La experiencia de investigación cuyos hallazgos principales se presentan en este libro constituyen un verdadero estímulo a la refl exión. Brinda esperan-zas de que es posible en nuestro país producir políticas más racionales en esta materia, que ayuden a un mejor manejo de las migraciones y a dignifi car a los migrantes, desde el punto de vista de los derechos que les asisten, sean haitianos en Santo Domingo o dominicanos en New York. Estudios de esta naturaleza son la base para la construcción de buenas políticas instituciona-les y de buenas decisiones que hagan gobernable el fenómeno migratorio.

Debemos felicitar la iniciativa del Ministerio de Economía, Planifi cación y Desarrollo por la creación del FIES, por su apoyo a estos estudios y –nos consta- por la completa libertad que en tan delicado asunto se aseguró de brindar a los investigadores, respetando su independencia de criterio, meto-dologías y enfoques. Experiencias como esta deberían estimular en nuestro sistema universitario el apoyo a programas de investigación e invito a las autoridades del Ministerio de Economía, Planifi cación y Desarrollo para que, conjuntamente con el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tec-nología y las universidades dominicanas, aúnen esfuerzos de cooperación en pos del fortalecimiento de un sistema de investigación científi co y tecnológico

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a nivel nacional que multiplique aportes similares para enfrentar los retos a los que se enfrenta el país en materia de desarrollo.

Wilfredo LozanoMiembro del Consejo Directivo del FIES.

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MERCADO LABORAL Y MANO DE OBRA HAITIANA

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MANO DE OBRA HAITIANA EN LA CONSTRUCCIÓN:

CARACTERÍSTICAS, VALORACIONES Y PRÁCTICAS

Investigadora principal:ISIS DUARTE TAVÁREZ

Con la colaboración deJulia Hasbún

Santo Domingo, D.N.Noviembre, 2009.

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1. La Problemática Objeto de Estudio y su Metodología

a) Antecedentes

Tras un prolongado y valioso esfuerzo de investigación, la República Dominicana cuenta con una signifi cativa literatura so-bre la utilización de mano de obra haitiana en diversos sectores económicos.1 Centradas inicialmente en el estudio de los braceros azucareros, las investigaciones realizadas sobre las características de esta fuerza laboral han diversifi cado el ámbito de interés, abarcan-do otros sectores agrícolas (café, arroz y tabaco, principalmente),

1. Un amplio acerbo de conocimientos se ha producido sobre la inmigración haitiana en sectores agrícolas tradicionales, principalmente en el azucarero. En-tre los principales estudios se destacan: Báez Evertsz, Franc: Braceros Haitianos en la República Dominicana, IDIS, Santo Domingo, Taller, 1986. Corten, Acosta y Duarte: “Relaciones de producción en la Economía azucarera dominicana”. En: Azúcar y Política en la RD, Santo Domingo: Taller, 1976. Lozano, W., La do-minación imperialista en la RD, Editora. de la UASD, Santo Domingo, Impresión Taller, 1976. Lozano, W. y F. Báez E., Migración internacional y economía cafetalera, Santo Domingo: CEPAE, 1992. Lozano, W. “Agricultura e inmigración: la mano de obra haitiana en el mercado de trabajo rural dominicano, en La Cuestión Haitiana en Santo Domingo, SD: FLACSO y North & South Center, University of Miami, 1992. A. Corten e I. Duarte, “Quinientos mil haitianos en República Dominica-na, En: Estudios Sociales, Un asunto dominicano llamado Haití, Año XXVII, No. 98, Octubre-Diciembre, 1994. IOM-OIM, Propositions pour une politique de gestion de la migration de main-d oeuvre en Haïti, Groupe interministeriel et intersectoriel pour le renforcement des capacites de gestion de la migration de main-d œuvre, Port-au-Prince, Haïti, septembre 2006.

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hasta incluir el análisis de la nueva inmigración haitiana hacia los centros y actividades urbanas del país.2 Para los fi nes de esta investigación, de corte sectorial y monográfi co, auspiciada por el Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES), nos limitaremos a reseñar los antecedentes asociados al objeto de conocimiento, vale decir, los estudios relativos a la in-corporación de inmigrantes haitianos en el sector construcción, con el propósito de plantear el estado de la cuestión y sustentar la relevancia del objeto de conocimiento. Entre las principales informaciones y hallazgos que consideramos oportuno citar se destacan los siguientes:

Aunque el sector construcción ha perdido el dinamismo que experimentó en la década del noventa del pasado siglo3, todavía constituye uno de los principales medios de generación de empleo con que cuenta la economía dominicana, tanto en el ámbito pú-blico como privado. Tiene, además, la virtud de lograr un mayor impacto a corto plazo y un radio de acción más amplio en términos geográfi cos, principalmente en lo que atañe a las obras públicas.

En los últimos diez años, los datos de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT), levantada por el Banco Central, indican que la construcción se ha mantenido en un quinto lugar como rama de actividad generadora de empleo en el país, posición que solo es superada, en orden de importancia, por el comercio, la manufactura, la agropecuaria y el transporte.4 Merece ser destaca-

2. R. Silié, C. Segura y C. Dore, La nueva inmigración haitiana, Santo Domingo. FLACSO, 2002. 3. Según las cifras del Banco Central de la República, el aporte del sector del Sector Construcción al PIB, en términos absolutos y a precios de 1970, aumentó de RD$323.6 millones en 1990 a RD$872.8 en el 2000 y descendió a RD$ 775.4 en el 2004.4. Véase: Secretariado Técnico de la Presidencia, Programa de Apoyo a la Re-forma y Modernización del Poder Ejecutivo: Perspectiva Social Dominicana, Boletín mensual de la Unidad de Información Social (UIS), Dic. 2006. Año 1 No. 9.

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do que, mientras la población ocupada en agricultura-ganadería e industrias manufactureras permanece constante, en los últimos 15 años, los trabajadores ocupados en el sector construcción experi-mentan un notable incremento en términos de valores absolutos, pasando de 93,155 en 1991, a 113,850 en 1995, 190,921 en 2000, hasta alcanzar la cifra de 213,378 en 2005.

Cuando se analiza la composición según sexo de esta rama de actividad se revela otra característica del empleo en la construc-ción: el alto predominio de mano de obra masculina ya que de las 123,128 personas que, según los datos del Censo del 2002, estaban ocupadas en esta rama de actividad, 118,143 eran hom-bres y solo 4,985 mujeres, es decir, una participación femenina de solo un 4%.

Ofrecer estimaciones y explicaciones sobre las condiciones labo-rales de los trabajadores haitianos en el sector construcción cons-tituye uno de los aspectos que serán despejados en este estudio; sin embargo, interesa mencionar, como antecedente, que ya otras investigaciones han destacado la importancia de la construcción como polo de atracción de la nueva inmigración haitiana, a partir de los años ochenta, como reseñaremos a continuación.

Al inicio de los ochenta, datos aportados por la investigación Trabajadores Urbanos, recopilados a través de una encuesta aplicada a obreros de empresas constructoras, revelan que la mayoría de esta fuerza laboral era dominicana (77%) y provenía de corrientes migratorias internas originadas en las zonas rurales del suroeste y norte del país; mientras solo un 23% era de nacio-nalidad haitiana.5

5. Véase: Isis Duarte, “Proletarios y Marginales: Migración y Fuerza Laboral Ur-bana en RD”. En: Trabajadores Urbanos, Santo Domingo, Editora Universitaria, 1986. El levantamiento de los datos de la Encuesta a Obreros Constructores se realizó en 1981.

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En contraste con el segmento de nacionalidad haitiana, los datos de la investigación citada también revelan que los obreros dominicanos de la construcción tenían más tiempo trabajando en ese sector (dos terceras partes llevaba cuatro años y más laborando frente a solo un 34% de los haitianos).

Con respecto al origen de la mano de obra haitiana que laboraba en el sector construcción, los datos sugieren que la incorpora-ción se inicia antes de los 80 y es resultado del desplazamiento de fuerza laboral que logra escapar de las condiciones de vida en los bateyes: el 66% de los haitianos entrevistados indicó que labo-raba en la actividad azucarera antes de llegar a la capital, el 78% declaró la construcción como su primer trabajo en esta ciudad y un 67% considera peores las condiciones de trabajo en el corte de la caña. La información aportada por esta encuesta aplicada al inicio de los 80, sugirió una primera hipótesis: de modo diferente a la incorporación de mano de obra haitiana a la recolección del café o al cultivo del arroz y a otras actividades agrícolas, el obrero haitiano que en la actualidad está incorporado a la construcción no forma parte de un fl ujo migratorio circular de tipo estacional que en tiempo muerto se desplaza a otras actividades para luego retornar al sector azucarero.6

El estudio Trabajadores Urbanos aporta una perspectiva compara-tiva acerca de las condiciones laborales de los obreros industriales y de la construcción, poniendo en evidencia las precarias condicio-nes en que laboran estos últimos y defi niendo un perfi l propio del sector. Entre las principales diferencias reportadas en el estudio se destacan las siguientes: 30% de los obreros de la construcción recibía un ingreso por debajo del salario mínimo mensual frente a solo un 7% entre los obreros industriales, el 50% de los obreros de 6. Sobre esta modalidad de desplazamiento de mano de obra entre dos cultivos, véase: Lozano, W. y F. Báez E., Ob. Cit. Lozano, W. 1992, Ob. Cit. También hallazgos destacados por otros estudiosos han reseñado el uso de mano de obra haitiana por conuqueros. Véase Silié, Segura y Dore, Ob. Cit. p.146, nota 12.

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la construcción tenía acceso al seguro social sin diferencias según nacionalidad, en contraste con un 81% en los obreros industria-les, el 40% de los obreros de la construcción no disfrutaba del benefi cio del seguro de accidente laboral, que de acuerdo con la legislación es obligatorio para este tipo de actividad. Solo el 10% de los obreros de la construcción estaba afi liado a un sindicato en comparación con el 91% de los obreros industriales. Por último, los datos de esta encuesta evidencian que los obreros de la cons-trucción también estaban excluidos de otras prestaciones sociales como son el doble sueldo, seguro médico privado, bonifi caciones y pactos colectivos. Es decir, en el contexto sociolaboral de los años 80, esta encuesta documenta las precarias condiciones de trabajo de los obreros de la construcción en contraposición con las con-quistas laborales que habían logrado importantes segmentos de la clase obrera dominicana, en un período en que los trabajadores tenían mayor capacidad de negociación.7

Hay que agregar, para concluir con los hallazgos de este estu-dio, que si bien esta encuesta revela diferencias al interior de los obreros de la construcción según su nacionalidad, en perjuicio de la mano de obra haitiana, estas diferencias son consecuencia de una segmentación relacionada con el nivel de califi cación y el tipo de actividad que realizan dentro del sector. En tal sentido el 73% de los haitianos había sido reclutado para laborar como peones (zanjeros), mientras la mayoría de los dominicanos realizaban labores más califi cadas (ayudantes, albañiles y maestros).

Los hallazgos del estudio citado muestran que las condiciones laborales que predominan en la rama de la actividad evaluada afectan por igual a sus trabajadores al margen de la nacionalidad y nivel de califi cación, que es la segunda hipótesis que se pone a prueba a través de esta nueva propuesta de investigación. Es decir, no sería la incorporación de inmigrantes haitianos, en sustitución

7. I. Duarte, 1986, Ob. Cit. P. 169.

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de la mano de obra dominicana lo que reduce los niveles salariales y deprime las condiciones laborales del sector, sino más bien una estrategia empresarial dirigida a incorporar una mano de obra específi ca que puede reproducirse en condiciones más adversas. También en este estudio se explorará la hipótesis que conecta el mayor uso de mano de obra haitiana en la construcción con el incremento de la migración internacional de dominicanos y dominicanas y su impacto en el incremento de las remesas.8 Es posible argumentar que en el sector construcción se produce una escasez de esta mano de obra nativa en la década de los 90, como resultado del incremento de la migración dominicana hacia el exterior.

Los estudios realizados bajo el auspicio de la Facultad Latinoa-mericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede República Domi-nicana, 20 años después de la encuesta previamente reseñada, han permitido documentar las transformaciones que experimentó la inmigración haitiana durante el período transcurrido y aportaron una base empírica de amplia cobertura y mayor representatividad estadística.

El conjunto de estudios auspiciados por FLACSO permiten identifi car un perfi l de la nueva inmigración haitiana en el país: 9

8. Es relevante destacar que los fl ujos migratorios hacia España se incrementan en esta década y que la construcción representa el principal sector ocupacional de los hombres dominicanos que trabajan en ese país. Véase, entre otros estudios: Pedro Álvarez, Carlos J. Báez E. y Esteban Navarro Coord., La inmigración Domi-nicana en el tercer milenio, Ed. Betania, Santo Domingo, 2000. 9. Véanse Silié, Segura y Dore, Ob. Cit. Esta publicación contiene los resultados de varios estudios sobre inmigrantes haitianos y población dominico-haitiana, sustentados en una encuesta con muestra no aleatoria y el uso de técnicas cua-litativas. Véase también la investigación más reciente de este centro: FLACSO-OIM, Encuesta sobre Inmigrantes Haitianos en República Dominicana, Santo Domingo, 2004.

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Los nuevos fl ujos migratorios proceden de centros urbanos de Haití “donde escasean los empleos y se ha producido una satura-ción de las actividades del sector informal”.10

El principal destino laboral en República Dominicana es el sector construcción, utilizado tanto en obras públicas como en el sector privado, donde “los principales contratistas afi rman que sin estos inmigrantes no podrían realizar adecuadamente sus obras”. 11

Los nuevos inmigrantes no disfrutan de contratos escritos de trabajo, aunque una signifi cativa proporción dispone de diferen-tes documentos de identidad y son mantenidos en condiciones de ilegalidad. Tampoco disfrutan de las prestaciones laborales y otras conquistas sociales garantizadas por la legislación laboral dominicana. La ausencia de normas reguladoras de esta mano de obra ha sido considerada como “uno de los principales meca-nismos para asegurar los bajos salarios y la sobreexplotación de estos trabajadores”.12

De modo diferente a la situación que predominaba entre los braceros azucareros, que estaban confi nados al batey, los nuevos inmigrantes haitianos disfrutan de mayor movilidad laboral y territorial, incluyendo el retorno esporádico a su país de origen, principalmente para ayudar o mantener los contactos con la familia que permanece en Haití.

La investigación Mano de Obra Haitiana en la Construcción, Ca-racterísticas, Valoraciones y Prácticas, cuyos principales resultados presentamos en este documento, utilizó la base de datos de la Encuesta OIM-FLACSO-2002 como principal fuente de infor-

10. Silié, Segura y Dore, Ob. Cit., p.171.11. Ibid.12. Ibid., p. 172.

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mación cuantitativa, lo que permitió identifi car y profundizar en el análisis de las peculiaridades de los trabajadores haitianos de la construcción, y, además, aportar una perspectiva comparativa con respecto a otras ocupaciones desempeñadas por los inmigrantes haitianos en la República Dominicana, identifi cando las principales semejanzas y diferencias. Este nuevo esfuerzo de indagación también utiliza fuentes cualitativas y documentales, recursos metodológicos que permitieron actualizar la información aportada por la encuesta citada y enriquecer y ampliar el análisis incluyendo la visión de in-formantes clave involucrados en la problemática bajo estudio.

b) Hipótesis de trabajo

Luego de identifi car la problemática objeto de estudio, las hipótesis constituyen herramientas fundamentales del proceso de investigación, ya que orientan la indagación que se lleva a cabo, aclaran acerca de cuáles son las dimensiones y variables que han de analizarse y las relaciones que pueden establecerse entre ellas. Igualmente, las hipótesis pautan el proceso de recopilación y análisis de la información y permiten arribar a conclusiones que podrían coincidir con los postulados iniciales o abrir nuevas pistas de investigación. Las hipótesis iniciales formuladas en este estudio fueron las siguientes:

Primera hipótesis: de modo diferente a la incorporación de mano de obra haitiana en otros sectores de la economía, el obrero haitiano que en la actualidad labora en la construcción no forma parte de un fl ujo migratorio circular de tipo estacional que en tiem-po muerto se desplaza a esta actividad para luego retornar al sector azucarero; por el contrario, este inmigrante ingresa a la sociedad receptora para buscar trabajo en las principales ciudades dominica-nas, principalmente en el sector construcción y disfrutan de mayor movilidad laboral y territorial, incluyendo el retorno esporádico a su país de origen.

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Segunda hipótesis. En el sector construcción se produce una tendencia a la sustitución de mano de obra nativa por haitiana, desplazamiento que se produce fundamentalmente en puestos de trabajo de baja califi cación, como parte de una estrategia em-presarial dirigida a reclutar una fuerza de trabajo no califi cada más disponible y que responde mejor a características específi cas del sector: trabajo ocasional, inmigrante ilegal, contratación no regulada, baja remuneración y ausencia de prestaciones sociales.

Tercera hipótesis. La sustitución de mano de obra nativa por haitiana está vinculada al incremento de la migración internacional de dominicanos y dominicanas y su impacto a través del envío de remesas. Nuestra argumentación sostiene que en el sector cons-trucción se produce una escasez de esta mano de obra nativa que se acentúa a partir de la década de los 90 ya que, a partir de las condiciones laborales imperantes en el sector y bajo el efecto de la migración dominicana hacia el exterior, la mano de obra nativa desarrolla nuevas estrategias laborales y de reproducción.

Cuarta hipótesis. La inserción de la mano de obra haitiana en el sector construcción se produce en condiciones laborales mucho más precarias que las predominantes en el sector industrial y en otras actividades del sector formal, situación que está asociada a características peculiares de esa rama de actividad, que afectan de modo semejante a dominicanos y haitianos que realizan las mismas labores.

Quinta hipótesis. La estrategia empresarial de sustitución de la mano de obra local por el inmigrante haitiano, por lo general privado de documentación y sin capacidad de negociar condi-ciones laborales, se ha facilitado por la escasa intervención del Estado a través de iniciativas tendentes a regular este tipo de contratación.

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c) Estrategia Metodológica de la Investigación

Para el análisis de la dimensión cuantitativa de los trabajadores haitianos en la construcción se utilizó la base de datos FLACSO-OIM, que proviene de una muestra estratifi cada de conglomerados compactos (completos). La muestra es aleatoria y permitió consi-derar elementos no contemplados en la cartografía (ONE), tales como edifi caciones o áreas en construcción, áreas de cosecha y población en viviendas improvisadas o población fl otante sin do-micilio fi jo (en las calles). El universo del estudio abarca el territorio de la República Dominicana y fue aplicada a población haitiana de ambos sexos, residente (y presente), de 18 años y más. Abarca a inmigrantes haitianos en condiciones legales como ilegales.13 El trabajo de campo fue realizado en diciembre del 2002.

La base de datos FLACSO-OIM, no expandida, en su versión original, contiene un total de 2527 personas (76% hombres y el 24% mujeres) de las cuales 1756 estaban ocupadas al momento de la encuesta (70%).

Tomando en consideración la problemática considerada en este estudio, centrado en el análisis de los trabajadores de la construc-ción, se elaboró una nueva versión de la base de datos excluyendo la población femenina y los hombres que no trabajaban al mo-mento de la encuesta. De este modo, la base de datos utilizada en esta investigación quedó conformada por un total de 1,567 hombres ocupados de los cuales, aproximadamente, una tercera parte labora en el sector construcción (537), cifra que permite un análisis desagregado de sus peculiaridades y también una pers-pectiva comparativa con respecto a los inmigrantes haitianos que están incorporados a otros sectores de la economía dominicana.

13. Para mayor información sobre el diseño metodológico de la muestra, véase: FLACSO-OIM, Encuesta sobre Inmigrantes Haitianos en República Dominicana, Santo Domingo, 2004. p. 143 y ss.

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Del total laborando en construcción, 229 (43%) estaban ocupados en el sector formal de la economía y 308 (57%) en el informal.14

Con el propósito de profundizar en el conocimiento de percep-ciones, valores y prácticas relativas al uso de la mano de obra hai-tiana en la construcción, se realizó un estudio cualitativo mediante el empleo de entrevistas en profundidad e individuales, estudios de casos y sesiones focales grupales. La dimensión cualitativa aportó información no recopilada a través de las otras fuentes de datos y permitió profundizar en el conocimiento de los principales as-pectos que se incluyeron en la Encuesta FLACSO-OIM.

Tabla Resumen de Técnicas Cualitativas según Tipo de Informante

14. En esta investigación no se modifi có el criterio utilizado en la Encuesta FLA-CSO-OIM para defi nir el sector formal, que abarca a los trabajadores y empleados asalariados de los siguientes sectores: industria azucarera, sector agrícola azuca-rero y no azucarero, industria de la construcción, turismo, zona franca, comercio, otras empresas privadas y empleados del sector público.A su vez, el sector informal está compuesto principalmente por trabajadores inde-pendientes: pequeños productores y artesanos, ofi cios y labores vinculadas a la construcción, ventas ambulatorias, comercio en pequeña escala y otros servicios y actividades que se ejercen por cuenta propia. También se incluye en este sector el trabajo doméstico remunerado y el trabajo agrícola que se realiza en conucos o para pequeños propietarios agrícolas.

Población Sesión focal Entrevistas Entrevistas Estudioentrevistada grupal estructuradas en Profundidad de casos Funcionarios y empleados Sector Público 12 Firmas constructoras 1 5 Trabajadores de la construcción Hait. 2 6 3Trabajadores de la construcción Dom. 4 Dirigentes laborales 2 Total de técnicas cualitativas 3 12 17 3

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Esta síntesis persigue tres propósitos fundamentales: i) pasar balance a los principales hallazgos de la investigación enfatizando los aspectos más singulares de la población objeto de estudio; ii) revisar las hipótesis formuladas en la investigación con el objeto de mostrar en qué medida los resultados obtenidos avalan sus postulados; y iii) ofrecer un conjunto de recomendaciones o me-didas para enfrentar los problemas de la mano de obra haitiana en el sector de la construcción, aportadas por los informantes clave que fueron entrevistados en la fase cualitativa.

I1. Aspectos Sociodemográfi cos y Migratorios:

La Singularidad de los Trabajadores de la Construcción

a) Características sociodemográfi cas y familiares

Los resultados del análisis bivariado indican que, con relación a sus compatriotas que laboran en otros sectores de la económica dominicana, los trabajadores haitianos de la construcción son más jóvenes, tienen mayor nivel de escolaridad (incluyendo conoci-mientos de español), al momento de la encuesta habían procreado menos hijos y una proporción mayor de la descendencia nació y vive en Haití.

Con respecto a la edad, el 72% de la mano de obra haitiana ocupa-da en la construcción era menor de 30 años, cifra que se reduce a 52% entre los que realizaban otras actividades laborales. Estos datos de la encuesta coinciden con las opiniones externadas por los informantes clave del enfoque cualitativo. Un ingeniero en-trevistado explicaba: “son muchachones que están dispuestos a

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trabajar transportando bloques. Para estas labores tú no puedes contratar a una persona de edad, porque ya no lo aguanta”. Mien-tras un obrero haitiano relató: “Yo llegué de 16 años a RD, y me puse a trabajar inmediatamente en la construcción. Pasé mucho trabajos y calamidades. Lluvia, sol ardiente, levantando carretillas. En algunos momentos la carretilla caía al suelo por un lado y yo por el otro”.

Notables diferencias en el ámbito educativo entre estos inmigrantes se ponen en evidencia al examinar la proporción que asistió a la escuela: 70% en los trabajadores de la construcción frente a solo un 50% de los otros sectores. Los inmigrantes haitianos del sector construcción exhiben también una mayor formación educativa: la escolaridad promedio es de 8.4 años en la construcción, 7.4 entre quienes laboran en otros sectores y de un 6.5 años en los ocupados en el sector azucarero.

Todas las fi rmas constructoras entrevistadas relataron algún caso de nacionales haitianos con alta escolaridad y, a veces, univer-sitarios que llegaban a la obra a buscar trabajo. Las fi rmas repor-taron que empleaban a estos nacionales haitianos y los ponían en labores con mayor responsabilidad y mayor salario diario, previo entrenamiento.

La condición de soltería no es exclusiva del sector. La mayoría de los trabajadores de la construcción comparte con sus nacionales que forman parte del estudio la condición de soltería (aproxima-damente el 47%). Al ser entrevistados en las sesiones focales y entrevistas individuales reportaron que, en la decisión de migrar a RD, el hecho de ser soltero constituía una ventaja. “No tenemos esa carga que tienen otros de mandar dinero para sostener a la mujer y a los hijos. Nosotros mandamos dinero a nuestra familia, padres y hermanos, pero no con esa obligación de tener que pagar la escuela o los útiles escolares de los niños. Se hace más fácil.

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Podemos malpasar y trabajar más tranquilamente sin la presión de que el niño no va a poder ir a la escuela”.

La descendencia y el lugar en que habitan. Los datos de la encuesta relativos a la descendencia de los trabajadores haitianos inmigran-tes indican que una alta proporción declaró no tener hijos (41%), y el promedio de hijos es de 2.4 en la construcción y 3.3 en otros sectores ocupaciones. Ambos aspectos resultan singulares res-pecto a los patrones predominantes en la RD.

Tabla 1. Número y país en que nacieron y viven los hijos de los inmigrantes según sector económico.

Encuesta Inmigración Haitiana en República Dominicana. FLACSO-OIM. Dic. 2002.

Construcción Otros TotalNo tiene hijos vivos 43.8% 40.0% 41.3%Número promedio de hijos 2.44 3.30 3.03País donde nacieron los hijos: Todos los hijos nacieron en Haití 66.1% 55.8% 59.2%Todos los hijos nacieron en R. D. 24.5% 32.0% 29.6%Una parte en Haití y otra en RD 9.4% 12.2% 11.2%Total 100.0% 100.0% 100.0%(n) (298) (615) (913)País donde viven los hijos: Todos en Haití 66.0% 55.3% 58.8%Todos en RD 24.2% 32.7% 29.9%Parte en Haití y parte en RD 9.8% 12.0% 11.3%Total 100.0% 100.0% 100.0%(n) (297) (615) (912)

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La mayoría de los hijos de los inmigrantes haitianos que tenían descendencia nacieron y viven en Haití (60%), situación que resulta más acentuada entre los trabajadores de la construcción (véase tabla 1). La proporción de nacidos en Haití es mayor, abarcando un 70.1% del total, si se agrega al computo los casos de entrevis-tados que indicaron tener descendencia nacida en ambos países. Por último, la asociación entre las variables lugar de nacimiento y de residencia de los hijos revela un hallazgo signifi cativo, los hijos de los de estos inmigrantes tienden a vivir en el país donde nacieron (sea RD o Haití).

b) Historia y características del proceso migratorio

Los fl ujos migratorios se originan en las zonas urbanas. Los datos acerca de la zona de procedencia del primer fl ujo migratorio que reali-zaron los inmigrantes haitianos indican que la mayoría proviene de zonas urbanas ya que 34% habitaba en una ciudad haitiana grande, 26% de una localidad pequeña, mientras el 40% residía en zona rural o campo. Este hallazgo confi rma los resultados de estudios recientes realizados por Silié, Segura y Dore (2002), evidenciando así un tipo de corriente migratoria diferente a la que acaecía hasta fi nales del siglo pasado y que, de acuerdo con la documentación aportada por Andre Corten (1976) y Franc Báez (1986), tenía su origen en zonas rurales y estaba conformada por integrantes de la economía campesina haitiana que se desplaza-ban para laborar como braceros haitianos o realizar otras faenas agrícolas en la RD.

La antigüedad de la migración. En lo que atañe a este aspecto, se destacan diferencias signifi cativas según el sector económico, revelando que la mayoría de los trabajadores de la construcción forman parte de desplazamientos más recientes, como se destaca con nitidez al comparar la temporalidad promedio del primer desplazamiento entre Haití y RD: 5.6 años en los trabajadores

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de la construcción y 10.9 años en los inmigrantes haitianos que laboran en otras ramas de la economía.

Tabla 2. Tiempo de ingreso por primera vez a la RD según estrato ocupacional.

Encuesta Inmigración Haitiana en la República Dominicana. FLACSO-OIM. Dic. 2002

Al examinar las razones para emigrar, medida a través de la pregun-ta “¿Cuál fue el motivo principal de su primer viaje a la República Dominicana?”, se pone de manifi esto el carácter eminentemente laboral de la emigración haitiana: el 86% afi rmó haber llegado al país para trabajar, hallazgo que no presenta diferencia según el sector económico. Los resultados de la indagación cualitativa confi rman este propósito que es, al mismo tiempo, un factor de expulsión del lugar de origen y de atracción hacia el país de des-tino por las posibilidades que ofrece. Como destacó uno de los informantes al argumentar por qué tomó la decisión de venir a República Dominicana, “es la misma situación que me ha obli-gado a lanzarme fuera. Es la búsqueda de una vida mejor”. Otro obrero añadía: “En RD podía encontrar mejores trabajos y con mejores salarios que los que yo encontraba en mi país”.

Construcción Otros TotalTiempo hace que vino por primera vez a la RD: Menos de 6 meses 10.7% 11.3% 11.1%De 6 meses a 1 año 17.7% 9.3% 12.2%De 1 año y 1 día a 5 años 36.3% 26.5% 29.9%De 5 años y un día en adelante 35.4% 52.8% 46.8%Total 100.0% 100.0% 100.0%(n) (537) (1030) (1567)Temporalidad promedio (años) 5.6 10.9 9.1 P<0.001

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Cómo llegó a la República Dominicana. Con el propósito de indagar la presencia de redes de apoyo o la incidencia de mecanismos de re-clutamiento laboral, a todos los inmigrantes haitianos entrevistados se les preguntó cómo llegó a la RD. La mayoría de las respuestas se concentran en tres modalidades: hizo el viaje con familiares o amigos (47%), viajó por su cuenta (39%), y llegó bajo algún mecanismo de contratación o reclutamiento para trabajar (14%). La diferencia signifi cativa, según el sector económico, se ubica en este último aspecto: una proporción menor de trabajadores de la construcción llegó al país gracias a mecanismos de reclutamiento mediante un buscón o de contratación laboral: en total un 8% y 17%, respectivamente. Estos datos resultan consistentes con la presencia más acentuada y de vieja data de estos mecanismos de reclutamiento laboral en el segmento de trabajadores haitianos que laboran en el sector agrícola azucarero.

El retorno periódico al país de origen. Varias preguntas se hicieron para evaluar la migración de retorno y la frecuencia con que se lleva a cabo el desplazamiento entre los dos países. Uno de los hallaz-gos más signifi cativos sobre este aspecto aportó información que permite avalar una de las hipótesis de trabajo de esta investigación

Gráfico 1. Motivo principal del primer viaje a RD. FLACSO-OIM Dic. 2002

2% 3%7%

87%

Paseo

A trabajar Otros

Avivir a la RD

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que postula una mayor movilidad geográfi ca de los inmigrantes haitianos que laboran en la construcción, a saber:

“De modo diferente a la situación que predominaba entre los braceros azucareros, que estaban confi nados al batey, los nuevos inmigrantes haitianos disfrutan de mayor movilidad laboral y territorial, incluyendo el retorno esporádico a su país de origen, principalmente para ayudar o mantener los contactos con la familia que permanece en Haití”.

En efecto, la retabulación de la encuesta FLACSO-OIM pone en evidencia que, como se postula en la Primera Hipótesis, hay diferencias estadísticamente signifi cativas entre los dos agrupa-mientos ocupacionales construidos para el análisis de los datos de esta investigación y que indican una menor permanencia en RD y una mayor frecuencia en los desplazamientos entre aquellos inmigrantes que laboran en la construcción y que, como ya se indicó, forman parte de un fl ujo migratorio más reciente:

• 66% de los trabajadores de la construcción “viajan de vez en cuando a Haití” porcentaje que desciende a 55% en el otro estrato laboral: una diferencia muy signifi cativa de 11 puntos porcentuales.

• 41% de los que laboran fuera de la construcción no ha vuelto a Haití luego de salir para trabajar en la RD, mientras en el caso de la mano de obra haitiana en la construcción, esta proporción es sólo 28%.

Si solo se incluyen en el análisis los que han retornado, también se destaca un fl ujo migratorio más frecuente entre los trabajadores de la construcción: el 65% dijo haber viajado a Haití en los últimos 6 meses, en contraste con el 57% del otro estrato laboral

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Los motivos para retornar periódicamente a Haití. La respuesta a la inda-gación sobre “el motivo principal de retorno a Haití en más de una ocasión, luego de estar en RD”, pone en evidencia la importancia de los vínculos familiares como motivación principal de la migración de retorno: el 85% viaja periódicamente porque su familia permanece en Haití y tiene la necesidad de atender los compromisos afectivos o económicos que mantienen en el país de origen.

Esta movilidad de los trabajadores haitianos del sector de la construcción no se les escapa a sus empleadores. Un ingeniero entrevistado en el estudio cualitativo compartía:

“Ellos viajan a Haití con frecuencia. No me pregunten cómo cruzan la frontera sin visa, pero la cruzan. Cada tres o seis meses, los nacionales haitianos viajan a Haití a ver a sus familiares, ya sean padres o esposas e hijos. Cuando se acerca la Navidad, por ejemplo, nosotros tenemos que planifi car las cosas para no quedarnos sin mano de obra no califi cada, porque se van masivamente a pasarlas con los suyos. Hay algunos que se quedan, pero si no se van para Navidad se van para el día de la Altagracia o Semana Santa”. Esos viajes a Haití son muy frecuentes”.

Tiempo de permanencia en el país de destino y reunifi cación familiar. El aná-lisis de los datos cuantitativos relativos a los trabajadores del sector construcción revela que la probabilidad que posee un inmigrante haitiano de tener hijos nacidos en RD aumenta con la antigüedad de la migración: mientras aquellos que vinieron por primera vez a la RD hace más de 5 años registra un 42% de hijos nacidos en el país de destino, esa proporción es de 12% entre los que tienen de uno a 5 años, y de menos de 5% entre los que llegaron hace menos de un año. Igualmente, la probabilidad de que un inmigrante haitiano que labora en la RD tenga hijos residiendo en este país aumenta con la antigüedad de la migración.

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Por último, el tiempo que tiene la mano de obra haitiana resi-diendo en RD aumenta la probabilidad de que la cónyuge viva también en este país.

En síntesis, el tiempo de permanencia del inmigrante haitiano en la RD está asociado signifi cativamente a la probabilidad de re-unifi car la familiar en el país de destino y de procrear hijos nacidos en territorio dominicano.

c) Posesión de documentos

El tema de la falta de documentación y la condición de trabaja-dor no registrado o ilegal de la mano de obra haitiana inmigrante

Gráfico 2. País nacieron hijos de trabajadores construcción portiempo viviendo en RD. FLACSO-OIM. Dic. 2002

88% 91% 91%

80%

45% 42%

12%8%12%

3%6%4%4%

13%

0%

Hasta 30 dias 1 a 6 meses 6 meses a 1 año 1 a 5 años Más de 5 añosTiempo viviendo en RD

En ambospaíses

Todos en HaitíTodos en RD

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

Gráfico 3. País residen hijos de trabajadores construcción por tiempoviviendo en RD. FLACSO-OIM. Dic.2002.

Hasta 30 dias 1 a 6 meses 6 meses a 1 año 1 a 5 años Más de 5 años

Tiempo viviendo en RD

En ambos paísesTodos en Haití

Todos en RD

75%

13% 13%

4% 4%9% 9%

14%10% 12%

39%

50%

77%82%

91%100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

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TOMO I

en el país ha sido uno de los temas más polémicos y sensibles tanto en el ámbito nacional como en las intervenciones de las organizaciones internacionales de defensoría de los derechos de los inmigrantes haitianos.

La ausencia de contratación formal y de normas reguladoras de esta mano de obra ha sido considerada por diferentes analistas como uno de los principales mecanismos para asegurar los bajos salarios y la sobreexplotación de estos trabajadores. También la Segunda Hipótesis de trabajo de esta investigación centrada en los trabajadores de la construcción plantea que la falta de documen-tación constituye una de las características de esta mano de obra que la hace más susceptible de aceptar las condiciones peculiares de trabajo en el sector:

“En el sector construcción se produce una tendencia a la sustitución de mano de obra nativa por haitiana en puestos de trabajo fundamentalmente de baja califi cación como parte de una estrategia empresarial dirigida a reclutar una fuerza de trabajo que se incorpora en condiciones más adversas y responde mejor a características específi cas del sector: trabajo ocasional, inmigrante ilegal, contratación no regulada, baja remuneración y ausencia de prestaciones sociales”.

Gráfico 4. Documentación haitiana que declaró poseer por sector económico. FLACSO-OIM. Dic. 2002.

Otros

Construcción

Pasaporte

Acta de bautismo

Cédula haitiana

Acta de nacimiento

19%

57%

57%

72%

52%

74%

89%

91%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 100%90%

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

A partir de los hallazgos de la encuesta FLACSO-OIM, la idea a sostener es que la documentación no es un obstáculo para regularizar la contratación de la nueva migración haitiana, lo que es particularmente válido en el caso de los obreros que laboran en empresas constructoras. En efecto, los resultados de esta encuesta arrojan nuevas pistas para el examen de la documentación que po-seen y su posible incidencia en las condiciones laborales de los inmi-grantes haitianos en el país. El hallazgo más relevante ha sido poner en evidencia que la mayoría cuenta con algún tipo de documento de identidad: el 90% de estos trabajadores inmigrantes dijo poseer acta de nacimiento haitiana, el 60% cédula haitiana y una tercera parte (32%) manifestó estar dotado de pasaporte de su país.

Historia de Vida 1. Caso de inmigrante haitiano que reside en un batey

de la zona este del país y tiene 27 años en la República Dominicana.

“Vine joven a RD, con 20 años. Vine a mejorar mi vida porque vivía de modo muy miserable en mi país. Llegué por la frontera sin pasaporte y sin nada. Me la jugué. Tenía dinero para poder pagar mis primeros días en el país. Tenía varios amigos que me ayudaron al principio. Intenté trabajar en un ingenio y allí estuve por un tiempo. Pero uno se descalabra en ese trabajo y pronto comprendí que allí no había futuro. En el mismo inge-nio donde estaba fui buscando a alguien que me conectara para trabajar en la construcción”.

“Finalmente, me marché del ingenio y comencé cargando ma-teriales en obras de la capital. Estaba soltero y no tenía hijos. Sólo tenía a mi mamá en Haití. Dormía en donde podía. Ha-ciendo eso pude mandar algo de dinero a mi mamá”.

“Cuando empecé a trabajar, muchas palabras las entendía por-que se parecían al francés, solo que se pronunciaban diferente. Al principio yo hablaba en monosílabos. Sí, no, agua, comida.

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TOMO I

En segundo lugar, la encuesta pone también en evidencia que, en comparación con sus compatriotas que laboran en otros sectores

Más tarde fui haciendo oraciones con las palabras que ya cono-cía. A los dos años ya yo hablaba español. Pero al principio fue duro, porque yo no entendía lo que me decían y a veces tenía que adivinar lo que quería el maestro. Yo no hablaba mucho en las obras, ni con mis compatriotas. Trataba de entender lo que tenía que hacer y no meterme en conversaciones en ninguno de los dos idiomas”.

“Me busqué una mujer, que es haitiana como yo y tuvimos cua-tro hijas. Ellas nacieron aquí. Con esta familia tenía que buscar en donde vivir y que no fuera caro. Por eso he tenido que vivir en este batey”.

“Aquí en el batey no hay trabajo. Esa escuela la construyeron y yo trabajé pegando bloques unos 10 días porque había que dar-le chance a los demás para que trabajaran. Yo para tener trabajo me tengo que mover, porque los trabajos no esperan por uno. Uno tiene que caerles atrás. Uno se mueve mucho a donde hay posibilidades de trabajar”.

“Yo me iba a trabajar en Bávaro. Me pagaban 400 pesos por poner bloques. Es un buen salario diario, pero yo tenía que gas-tar 200 pesos en la comida, 40 pesos por un refresco y cuando venía a ver, los cuatrocientos pesos se habían vuelto nada. No podía ahorrar para sostener a mi familia. Además, en Bávaro hay muchos delincuentes que esperan a que los obreros cobren para atracarlos y hasta matarlos”.

“Gana más el que más sabe, eso no importa si es dominicano o haitiano. Si tú sabes poner bien los bloques, te van a ofrecer más que a uno que es un novato”.

“Después de 27 años en el país, puedo hablar muy bien el espa-ñol y entender qué es lo más difícil. Yo les hablo en español a mis hijas. Ellas casi no hablan creóle. Son dominicanas”.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

de la economía dominicana, los trabajadores de la construcción haitianos están mejor documentados: el 74% dijo poseer cédula de identidad y un 57% pasaporte, mientras que en el otro estrato ocupacional, estos porcentajes descienden a 52% y 19%, res-pectivamente.

Por último, el reprocesamiento de la información sobre la docu-mentación que poseen revela que solo un segmento muy pequeño de estos inmigrantes está desposeído de documentos de identidad, es decir, no tiene acta de nacimiento, cédula, o pasaporte: 6% en la construcción y 11% en otros sectores.

La posesión de documentos de identidad resulta de suma re-levancia para los inmigrantes haitianos de la construcción ya que constituye, en muchos casos, un requisito para poder obtener trabajo y para evitar mayores difi cultades con las autoridades al transitar. Como se ha puesto en evidencia en este estudio, el 62% de estos trabajadores afi rmó que “alguna vez le han exigido do-cumentos de identidad para darle trabajo” y un 47% señaló que “le han pedido los documentos en la calle”.

III. Trayectoria Laboralde los Inmigrantes

a) Ocupación antes de emigrar y movilidad sectorial

Aunque en sentido estricto, el desempleo no fue medido en la encuesta, los datos obtenidos permiten afi rmar que la mayoría de los inmigrantes haitianos estaban ocupados antes de venir a la República Dominicana, sin diferencias signifi cativas, según su estrato laboral: aproximadamente dos terceras partes declaró estar ocupado (69.0%) y sólo una tercera parte no trabajaba (31%).

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TOMO I

Cuando se examina el tipo de ocupación que desempeñaban antes de emigrar, se concluye que los trabajadores de la construc-ción aprendieron estas faenas en la República Dominicana, ya que la mayoría laboraba en agricultura o como jornalero (56%) y solo una cuarta parte de los ocupados (24.5%) se desempeñaba en ofi cios relacionados con la construcción. Estos hallazgos coin-ciden con las informaciones aportadas por el estudio cualitativo. En efecto, según las percepciones de los informantes clave do-minicanos del sector de la construcción, los nacionales haitianos ingresan al país sin tener mucho conocimiento acerca del trabajo en la construcción. “Pero como son contratados para un trabajo no califi cado, realmente no lo necesitan, tú no necesitas haber acarreado arena para hacerlo. Ellos aprenden aquí, con los otros que les enseñan. Sus mismos compañeros haitianos o los maestros dominicanos”.

Al llegar a la República Dominicana, la mano de obra haitiana

bajo estudiado demoró, en promedio, aproximadamente un mes para conseguir trabajo, y, al momento de ser encuestada, una alta proporción, dos de cada tres, aún permanecía en el primer trabajo que realizó a su llegada al país (véase tabla 3).

En el caso de los trabajadores haitianos de la construcción, la tasa real de movilidad sectorial es de un 20%, es decir, solo una quinta parte de quienes laboraban en la construcción al momento de la encuesta se había desplazado de otro sector laboral, principal-mente del azucarero, mientras el 80% realiza esta labor desde que llegó al país. En síntesis, los datos obtenidos permiten concluir que la construcción constituye la principal puerta de entrada de la inmigración haitiana al mercado laboral dominicano.

La temática de la construcción como vía de acceso al mercado laboral dominicano, también fue analizada por las personas entre-vistadas en el estudio cualitativo. Un informante narra:

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

“La mayoría de los nacionales haitianos que vienen a bus-car trabajo en este sector, ya saben a qué y a dónde vienen. Ellos vienen con sus cédulas haitianas preparadas porque saben que se las van a pedir para darles trabajo. El sector de la construcción es atractivo para ellos porque se paga bien, pueden ganar su dinero.” Otra persona comentó: “Con los salarios irrisorios de los trabajadores del CEA, ¿quién quiere trabajar allí? Vienen directos a trabajar en la construcción. Es más productivo para ellos”.

Historia de Vida 2.

Caso de inmigrante haitiano que llegó a RD hace dos semanas y que reside temporalmente en un batey

“Llegué hace dos semanas a RD. Tengo unos familiares que viven en este batey y que me iban a recibir. Yo convencí a mi familia de que debía irme de Haití porque allá yo no estaba haciendo nada. No estaba trabajando porque los trabajos son escasos y muy malos. Así que cogí para acá”.

“Los conocidos que trabajan en RD ya me habían contado cómo es la cosa para trabajar aquí. Así que saqué mi pasaporte y una visa de tres meses en Haití, y vine. Yo aún no he comenzado a trabajar. Estoy tratando de aprender el español y algunos vecinos me enseñan cosas de la construcción. En eso es que quiero trabajar. Yo soy bachiller, pero voy a trabajar de peón. A mi no me importa, siempre y cuando pueda ganar dinero”.

“Yo no tengo que mantener a mis padres. Pero tampoco puedo ser una carga para ellos, porque el dinero que ganan apenas les da para vivir y mantener a mis hermanos más pequeños. Por eso estoy dispuesto a concentrarme en trabajar. Yo quiero aprender a leer los planos, porque así aprendes más rápido y subes de nivel. Comenzaré por abajo, pero mi meta es llegar más arriba, con un buen salario diario”.

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TOMO I

b) Características del trabajo actual

Los resultados de la Encuesta FLACSO-OIM muestran que la construcción constituye la fuente principal de ocupación de la nueva inmigración haitiana en RD, tanto en lo que atañe al primer empleo como al actual, desplazando de esta posición al sector cañero que en el pasado constituía el polo principal de atracción de las corrientes migratorias desde el vecino país. En lo que atañe al empleo al momento de la encuesta, el 27% de la mano de obra haitiana inmigrante laboraba en la industria azucarera, un 18% en faenas agrícolas fuera del sector azucarero, y un 35% estaba ocupado en la construcción (véase tabla 3).

La encuesta también pone de relieve la condición esencial-mente proletaria de la mano de obra haitiana inmigrante (52%), situación que contrasta con la forma de inserción laboral que predomina en el ámbito nacional: el cuentapropismo. El porcen-taje de proletarios, es decir, obreros que venden su fuerza laboral a cambio de una retribución con independencia de la modalidad

“Un amigo ya me habló de una obra en que él va a trabajar que comienza en cinco días. Yo voy a ir con él para que me contraten. No sé hacer muchas cosas pero yo aprendo rápido y tengo estudios. Ya me han dicho que al principio no es fácil, pero yo estoy bien dispuesto. Y yo tengo muchas aspiraciones. Yo quiero ir a la universidad cuando pueda. Quiero estudiar computadoras. Y después, buscarme un trabajo en esa área. Pero primero tengo que trabajar mucho para poderme mantener y ahorrar sufi ciente. Yo escucho a todos los compatriotas y trato de aprender con sus experiencias”.

“Yo tengo la esperanza de que en cinco días estaré trabajando. Y si paso trabajos me aguanto, pero quiero tener esta experiencia y poder cumplir mis sueños”.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

de contratación (tiempo completo, ajuste, nominal, etc.) puede ser más elevado, abarcando un 68% del total, si se incluye en esta categoría a la mano de obra haitiana que se desempeña en trabajo en pequeños conucos con pequeños propietarios agrícolas (sector que representa 16% del total).

Tabla 3. Sector en que laboraba al momento de la encuesta según siga o no en el primer trabajo

que realizó al llegar a RD. Encuesta Inmigración Haitiana en República Dominicana. FLACSO-OIM. Dic. 2002

(*) Abarca Área del turismo, Zona Franca y comercio, entre otros. El sector azucarero estatal sólo representa el 2.1% del total.

Sector en que laboraba al Movilidad laboral con respecto al momento encuesta primer trabajo realizado al llegar a RD Sigue en el Ha cambiado Total mismo trabajo de trabajoIndustria azucarera privada y estatal 31.6.% 15.8% 26.6%Sector Construcción: 30.2% 44.5% 34.7%Industria de la construcción 13.8% 17.1% 14.8%Otros trabajadores de la construcción 16.4% 27.4% 19.9%Trabajo en pequeños conucos con pequeños propietarios agrícolas 17.1% 13.8% 16.1%Sector agrícola no cañero 1.2% 3.0% 1.8%Empleado de la otras empresas privadas u otro en sector formal (*) 9.5% 8.4% 9.0%Vendedores, artesanos, y otros trabajadores por cuenta propia e informales 3.8% 7.6% 5.0%Otros no especifi cados 6.5% 6.9% 6.7%Totales: 100.0% 100.0% 100.0% (68.2%) (31.8%) (100.0%)(n) (993) (463) (1456)

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TOMO I

Si bien el sector construcción sirve como la puerta de entrada al mercado laboral de la RD y constituye la fuente principal de ocupación de estos inmigrantes, todavía para el 2002, la industria azucarera tenía la primacía en la creación de ocupación para el segmento proletarizado de la inmigración haitiana, incorporan-do un 26% frente a sólo un 15% de las empresas constructoras (véase tabla 3).

c) Emigración de obreros dominicanos

La emigración de obreros dominicanos califi cados hacia otros países, un aspecto no considerado en la encuesta FLACSO-OIM, fue abordado utilizando fuentes secundarias y cualitativas, que aportaron evidencias a favor de la Tercera Hipótesis de este estu-dio que vincula la sustitución de mano de obra nativa por haitiana con el incremento de la migración internacional de dominicanos y dominicanas y su impacto a través del envío de remesas.

Todas las fi rmas constructoras entrevistadas ofrecieron tes-timonios de la emigración de obreros dominicanos califi cados, principalmente hacia España, pero también hacia Canadá. Un ingeniero describe el proceso de reemplazo de la manera siguien-te: “Unos se van al exterior a trabajar, que desgraciadamente son los más preparados y otros vienen del exterior, que si bien tienen muchas ganas de trabajar, no son los más preparados. Pero estos haitianos van entrenándose y subiendo peldaños. Llegará el día en que la mano de obra califi cada sea la haitiana”.

El estudio realizado por VOMADE15 muestra que la cantidad de hombres dominicanos contratados legalmente para laborar en España ha sido cada año mayor, disminuyendo así la feminización

15. VOMADE/CODESPA. Análisis de la migración en España y República Dominica-na. Una oportunidad para el codesarrollo. 2008.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

de la emigración laboral hacia este país. De acuerdo a esta fuente, el 45% de los hombres dominicanos emigrantes consiguieron su primer trabajo en España en el sector de la construcción.

d) Condiciones laborales de los haitianos asalariados del sector formal.

Inseguridad e inestabilidad laboral. Aunque más acentuada en el caso de la industria de la construcción, la inseguridad e inestabili-dad laboral afectan a la mano de obra haitiana inmigrante vinculada al sector formal de la economía dominicana, peculiaridad medida en esta encuesta a través de diversos indicadores:

• El trabajo en la construcción es ocasional: solo el 16% declaró que su primer trabajo en RD fue “a tiempo completo” mientras la mayoría dijo que era a tiempo parcial o por ajuste, condiciones laborales que no se han modifi cado de modo relevante con el transcurso del tiempo.

• La mayoría no disponía de un trabajo fi jo al momento de la

encuesta, ya que el 60% es ocasional o trabajador contratado para labores específi cas. Esta situación es mucho más crítica entre los obreros de la construcción.

• En tercer lugar la inseguridad laboral se pone de manifi esto a través de la modalidad de contratación con un alto predominio del contrato por ajuste o nominal: 81% en obreros construcción y 74% en el otro estrato ocupacional.

• Los datos respecto al tiempo que tenía la mano de obra haitiana “laborando para esa compañía o en el trabajo actual” reportan un tiempo de permanencia muy bajo y una gran rotación respecto al lugar de trabajo o a la ocupación realizada: aproximadamente, el 60% del total solo tenía un mes y otro 10% entre uno y seis meses.

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TOMO I

La permanencia en un mismo lugar de trabajo o empresa es mucho menor entre los trabajadores de la construcción: el 85% afi rmó que tenía menos de seis meses laborando en esa obra (gráfi co 5).

En las técnicas cualitativas se exploraron diferentes aspectos acerca de los tipos de contratación. De acuerdo con estos hallazgos, predominan dos tipos de contratación: por ajuste o producto, o por día. Los dos tipos de contratos se dan frecuentemente. Mientras un ingeniero de una fi rma constructora privada prefería pagar por día a los obreros no califi cados, un contratista del Estado lo hacía por ajuste.

Usualmente, las fi rmas constructoras privadas contratan la mano de obra haitiana directamente, sin ningún intermediario. En el caso de los contratistas del Estado, estos contratan por escrito a maestros constructores, que son los que se encargan de conseguir a sus obreros, por lo que la mano de obra haitiana es reclutada a través del maestro constructor y no directamente por la empresa contratista. “Nosotros sub-contratamos a los maestros y ellos son los responsables de sus obreros”. Un maestro entrevistado sub-contratado en una obra del Estado explicó: “Yo me ocupo de buscar a los obreros no califi cados y los apalabro. El ingeniero me paga a mí y yo le pago a todos mis obreros”.

Gráfico 5. Tiempo laborando en ese trabajo o compaña por sector económico. FLACSO-OIM. Dic. 2002.

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

53%

70%

15%0% 10% 8%

5%

14%

1%

18%

Hasta 30 dias 1 a 6 meses 6 meses a 1 año 1 a 5 años Más de 5 años

ConstrucciónOtros

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

La duración de la jornada de trabajo es un indicador de primer orden al evaluar las condiciones laborales de un grupo ocupacional. Según reporta la encuesta, la mano de obra haitiana inmigrante trabaja 9 horas diarias en promedio, una hora por encima de lo establecido en el Código de Trabajo de la RD. Si bien los pro-medios de horas laboradas no guardan diferencias signifi cativas según estrato ocupacional, los trabajadores de la construcción registran mejores condiciones laborales en este aspecto ya que una proporción menor (42%) excede las 8 horas laboradas al día respecto al 49% que exhibe el otro estrato.

Tamaño y composición étnica de la empresa donde laboran los inmigrantes haitianos. Los datos de la encuesta FLACSO-OIM indican que una mayor proporción de los obreros de la construcción labora en empresas pequeñas y medianas, con menor concentración de haitianos, supervisados por dominicanos y personal técnico (maestro de obra). Mientras que, por el contrario, el otro estrato ocupacional está incorporado a empresas de mayor tamaño y con alta concentración de nacionales haitianos, bajo la vigilancia de capataces de los que, uno de cada tres, también es de nacionalidad haitiana.

¿Existen o no diferencias salariales entre dominicanos y hai-tianos? El resultado de la medición divide a la población objeto de estudio en dos grupos claramente identificados: quienes consideran que, con respecto a los trabajadores dominicanos, los haitianos reciben igual retribución por igual trabajo (47%) y los que no están de acuerdo, es decir, quienes afi rman que hay diferencias en el pago según el grupo étnico al que se pertenezca (53%), discriminación que opera en contra de la mano de obra haitiana. Resulta llamativo que una menor proporción de obreros haitianos de empresas constructoras considera que hay discrimi-nación salarial, 44% y 58% respectivamente.

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TOMO I

Si bien más de la mitad de los inmigrantes haitianos encuestados percibe que es víctima de una discriminación salarial, cuando se les preguntó acerca del monto específi co de los salarios deven-gados por dominicanos y haitianos que realizan la misma labor, las diferencias disminuyen, principalmente en el tramo más bajo de ingreso. Cuando se revisan los promedios según modalidad de pago se destacan diferencias cuando el pago no es por día y que tienden a incrementarse cuando la frecuencia del pago es men-sual. Es decir, hay percepción de discriminación que no puede ser claramente avalada por los datos suministrados en la encuesta. Tampoco se llegó a resultados concluyentes mediante el enfoque cualitativo, aunque la mayoría de los informantes considera que a los obreros no califi cados, sean haitianos o dominicanos, se les pagaba lo mismo; y todos los obreros dominicanos entrevistados afi rmaron que ganan igual que un obrero haitiano.

Según nuestro parecer, los promedios salariales construidos en la encuesta no permiten llegar a conclusiones en esta materia ya que se requiere conocer el predominio o no de la mano de obra haitiana, según califi cación ocupacional. El planteamiento que sustentamos sobre este aspecto sostiene que mientras mayor es la dependencia de la mano de obra haitiana en un estrato ocupa-cional, mayor es la probabilidad de sus empleadores de abaratar los salarios y de homogenizar la tarifa. Y viceversa. En este esce-nario los dominicanos que entran a realizar las mismas labores en empresas o sectores con predominio de mano de obra haitiana se ven compelidos a trabajar en condiciones salariales igualmente deprimidas. El resultado fi nal es la separación o salida de la mano de obra nativa del sector.

Este planteamiento remite al aspecto central de nuestra Cuarta hipótesis. La inserción de la mano de obra haitiana en el sector construcción se produce en condiciones laborales mucho más precarias que las predominantes en el sector industrial y en otras

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

actividades del sector formal, situación asociada a características de esa rama de actividad, que afectan de modo semejante a do-minicanos y haitianos que realizan las mismas labores. Es decir, esta hipótesis obliga a una refl exión acerca de la segmentación de los mercados laborales: la reducción de los niveles salariales en los sectores de la economía que utilizan mano de obra haitiana se produce por el empleo mayoritario de esta masa inmigrante en determinadas labores y no tanto por el predominio de escalas salariales diferentes, según etnias. En otras palabras, de modo semejante a lo que acontece en el sector azucarero, las empresas constructoras dominicanas logran reducir el costo de los salarios cambiando la composición étnica y no tanto estableciendo remu-neraciones diferentes para dominicanos y haitianos en la misma labor.

Los resultados obtenidos al evaluar la percepción que tiene la mano de obra haitiana de su situación laboral en una perspectiva comparativa, aportan elementos a favor de esta hipótesis. A los entrevistados de la encuesta que laboraban se les preguntó: “¿Si compara su situación de trabajo con la de los dominicanos que realizan la misma actividad, usted diría que es mejor, peor o igual?” Los resultados obtenidos indican que el 54% afi rmó que era igual o mejor que la de los dominicanos, cifra que es más elevada en el caso de los trabajadores de la construcción (62%).

Igual quedominicanos

Peor quedominicanos

Mejor quedominicanos

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60%

38%

50%

50%

38%

12%

12%

Otros

Construcción

Gráfico 6. Percepción diferencias en condiciones laboralespor sector económico. FLACSO-OIM. Dic. 2002

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TOMO I

e) Acerca de los ingresos por sectores económicos

La encuesta FLACSO-OIM midió el ingreso mensual deven-gado por concepto de trabajo y otras fuentes, tomando como referencia el mes de noviembre del 2002. Los datos indican que, por lo menos, el 43% de los trabajadores haitianos de la cons-trucción y el 72% de los ocupados en otros sectores percibieron ingresos por debajo del salario promedio, que para esa fecha era de aproximadamente RD$2,000.00.

En segundo lugar, los datos de la encuesta revelan que el ingreso que perciben los haitianos en la construcción es mayor en com-paración con el de sus compatriotas en otras ramas de actividad económica, lo que se pone de manifi esto al calcular los ingresos promedios que oscilan entre RD$3,050.80 y RD$1,821.94. Tam-bién la mejor situación económica de los obreros de la construc-ción se destaca al comparar el segmento que percibe ingresos por encima de RD$2,000 que alcanza un 57% en los trabajadores de la construcción y solo un 28% en el otro estrato ocupacional.

f) Envío de remesas y canales utilizados

De acuerdo con los resultados de la encuesta FLACSO-OIM, un poco más de la mitad (53%) de la mano de obra haitiana in-migrante informó que envía dinero a cónyuges, hijos, familiares o amigos en Haití; porcentaje que es mucho más elevado entre los trabajadores de la construcción, 70% en contraposición con un 44% que registra el otro grupo ocupacional: una diferencia muy signifi cativa de 26 puntos porcentuales.

También se observan diferencias en el envío de remesas según el lugar donde viven los hijos: 60% cuando todos viven en Haití, 44% cuando una parte está en RD y otra permanece en Haití, y 36% si todos los hijos residen en la RD.

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80

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Los medios utilizados para enviar las remesas son muy variados y muestran el uso de vínculos y redes informales que, al parecer, son merecedoras de mayor confi anza o más baratos. Si bien los entrevistados reportaron utilizar más de un medio, la gran mayo-ría, aproximadamente 86 de cada 100, envía el dinero utilizando amigos que viajan a Haití. Otra vía es llevar el dinero personal-mente, lo que se facilita por la proximidad geográfi ca de los dos países, vía utilizada con mayor frecuencia por los obreros que no laboran en la construcción (43%). Por último, solo una minoría (8%) declaró haber utilizado remesadoras, siendo esta práctica más elevada entre los vinculados a la construcción (12%).

La proporción de ingresos que la mano de obra haitiana ha en-viado a Haití en los últimos tres meses da cuenta de la importancia de las remesas como estrategia de subsistencia familiar dentro del proyecto migratorio de estos trabajadores: el 71% indicó que había enviado a familiares y relacionados en Haití entre el 25 al 89% de los haberes percibidos en la RD.

Historia de Vida 3.

Caso de inmigrante haitiano que reside en el Distrito Nacional y se hospeda en

una obra en construcción

“Vine pagando a militares haitianos y dominicanos. Mi papá me ayudó a sacar mis papeles y me dio algo de dinero para el viaje. Yo estoy casado y tengo dos hijos pequeños. Ellos viven en Haití.

“Yo conseguí trabajo muy pronto en la construcción. Un amigo me llevo a la obra y me contrataron. Me pagan 300 pesos dia-rios. Yo vine a trabajar para poder mantener a mi familia. Estoy ilegal pero yo no hago nada malo, ni perjudico a nadie”.

Page 82: Archivos Libros Migraciones Tomo I

81

TOMO I

“Para ahorrar yo hago de todo. Yo duermo en las obras y así no pago alquiler de casa. Duermo en cartones en el piso. Yo no compro muebles. El agua que bebo es de la llave. Yo no com-pro agua.Y no pago transporte diario durmiendo en la obra. Con la comida, yo le pago a la cocinera de la obra que el plato cuesta 70 pesos. Pero los días en que quiero mandarles más di-nero a mi familia por alguna razón (un hijo enfermo o cualquier otra situación), yo no como de la cocinera de la obra, sino que me compro panes y salami en el colmado y me como eso. La cena y el desayuno mío, normalmente lo compro también en el colmado (pan y queso). Trato de no gastar más de 110 pesos al día, para poder ahorrar más de la mitad de mi salario diario” (su salario diario era de 300 pesos).

“Yo les envío dinero a mis padres y a mis hermanos. Yo les en-vío dinero a mi esposa y a mis hijos. Cuando tú vienes a ver son muchos a los que les mandas dinero. Pero lo tienes que hacer. Yo no hubiera salido de mi país si la situación no fuera tan mala. Y lo peor es que la situación no parece poderse arreglar. Todos los políticos tienen a Haití hundido en la miseria.”

“Hasta ahora no he tenido problemas en la RD. No me han detenido ni deportado. Trato de salir lo menos posible para que no me paren. Me dedico a mi trabajo y eso le gusta al ingeniero para el que trabajo. Él me trata bien y relaja mucho conmigo preguntándome en qué más voy a ahorrar. Él sabe que yo duer-mo en la obra”.

“Yo no planeo quedarme en RD. Yo quiero regresar a mi país. Pero tengo que hacer dinero para poder hacerlo. Cuando regre-se quiero poder tener un negocio que me permita vivir bien, sin pasar tantas penalidades”.

“Mis planes son aprender lo más que pueda para que después me contraten como terminador. Porque pagan más y el trabajo es más suave. Cuando llegue a terminador, podré ahorrar más para el sostén de mi familia y para mi futuro negocio”.

Page 83: Archivos Libros Migraciones Tomo I

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

“Extraño a mi familia. No he podido irlos a visitar. Pero cuan-do pueda lo haré. Mientras tanto, no paro de trabajar. Antes de que se acabe una obra ya tengo otra buscada. Me muevo mu-cho buscando trabajo. No me siento a esperar a que vengan”.

IV. Entre la Segregación y la Integración Sociocultural

En esta investigación se examinaron dos tipos de factores que están incidiendo en las condiciones de vida de los inmigrantes haitianos y en particular en la población objeto de estudio. Por un lado, los factores que propician una mayor movilidad e inte-gración sociocultural de estos inmigrantes, más allá del ámbito ocupacional. Y, por otra parte, el marco normativo y las prácticas coercitivas implementadas por las autoridades para restringir esas tendencias. A modo de síntesis, presentamos los principales hallazgos utilizando los datos de los tres índices construidos: de Integración sociocultural de los inmigrantes, de Incidencia del uso de prácticas represivas como mecanismo de control y el Índice de percepción de discriminación por ser haitianos.

a) El índice de integración sociocultural de los inmigrantes

Siete indicadores fueron utilizados para crear un índice que permitiera identifi car en qué medida los trabajadores haitianos in-migrantes están asumiendo valores, comportamientos y prácticas socioculturales que contribuyen al logro de una mayor integración al país de destino de este fl ujo migratorio, es decir, a la sociedad dominicana. Estos indicadores, y el porcentaje de casos que abarca cada uno, se subdividen en dos categorías y son los siguientes:

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Indicadores que miden comportamientos y prácticas:• Mostró dominio del español durante la realización de la en-

trevista (48%).• Comparte con sus compañeros dominicanos fuera del trabajo

(60%).• Fuera del trabajo se relaciona más con dominicanos o con

domínico-haitianos (29%).• Sus mejores amigos son dominicanos, domínico-haitianos o

de ambas nacionalidades (43%).• Vive en un sector donde la mayoría de sus vecinos no son

haitianos (46%).

Indicadores que miden actitudes y valoraciones:• Si se fuera a mudar, le gustaría que sus vecinos fueran domi-

nicanos o de ambas nacionalidades (37%).• Si se casara ahora, le gustaría que su cónyuge fuera dominicana

o domínico-haitiana (22%).

Tres de los indicadores, que remiten a comportamientos y prácticas, exhiben cifras cercanas al 50%: dominio del español, compartir con compañeros dominicanos fuera del trabajo, y asentamiento en vecindarios no segregados. Mientras que, por otro lado, los dos indicadores que registran porcentajes más bajos son aquellos que miden relaciones de carácter más espontáneo e íntimo, vale decir, la amistad y el matrimonio: la mayoría (78%) prefi ere casarse con una mujer haitiana y escoger a sus mejores amigos dentro de su mismo grupo étnico (71%), vale decir, estos datos sugieren una mayor valoración de la endogamia cultural en las relaciones primarias.

Cuando se examinan los resultados del índice, es decir, el pro-ducto de la combinación del conjunto de indicadores utilizados para medir la integración sociocultural, se puede concluir afi r-mando que la mayoría de los inmigrantes haitianos que laboran en la República Dominicana y que fueron entrevistados en esta

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encuesta ha recorrido un importante camino hacia la integración sociocultural, tendencia que se presenta de manera más acentuada entre los trabajadores de la construcción: el 51% del colectivo haitiano registró mediana o alta integración, proporción que se eleva a 61% en los trabajadores de la construcción y desciende a 45% en el otro estrato ocupacional (gráfi co 7).

Esta integración se lleva a cabo a pesar de la pervivencia de actitudes y comportamientos propios de la cultura original de estos inmigrantes, por ejemplo, el uso del creóle en la comuni-cación cotidiana entre pares y la valoración de la endogamia en los vínculos primarios, ya citada. Finalmente, esta tendencia a la integración de la mano de obra haitiana inmigrante se desarrolla de modo accidentado ya que encuentra un poderoso valladar en el sistema normativo y las prácticas coercitivas institucionalizadas por el Estado dominicano, como veremos a continuación.

b) El índice de incidencia del uso de prácticas represivas como mecanismo de control

A partir de la información disponible en la Encuesta FLACSO-OIM, se construyó un índice que mide el alcance de la utilización de prácticas regresivas como mecanismo de control de la mano de obra haitiana inmigrante, por autoridades del país de acogida. Las prácticas seleccionadas para construir el índice, y la proporción de

Gráfico 7. Índice de Integración sociocultural de los inmigrantessegún sector económico. LACSO-OIM 2002

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

55%

Baja

Contrucción

Otros sectores

Total

39%

55%

61%

45%

51%

Mediana o alta

Integracion socio cultural

55%

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inmigrantes que fueron afectados por su implementación, son las si-guientes: uso de redadas (20%), detenciones o apresamientos (25%), sobornos para otorgar libertad (22%) y repatriaciones (18%).

Los datos muestran que, aproximadamente, una quinta parte de la mano de obra haitiana inmigrante afi rmó haber sido víctima de estas prácticas represivas y trato indebido. También resulta notorio que las prácticas más recurrentes sean el apresamiento (25%) y el soborno (22%). El análisis bivariado sugiere que ambas acciones están conectadas: el 60.5% de los inmigrantes haitianos que fueron detenidos o apresados declararon haber tenido que pagar dinero para su libertad o para que los traten bien, frente a sólo un 9% de incidencia de corrupción entre los que no fueron apresados.

Tabla 4. Incidencia del uso de prácticas represivas como mecanismo de control de la fuerza laboral

haitiana según sector económico. Encuesta Inmigración Haitiana en República Dominicana. FLACSO-OIM. Dic. 2002

Incidencia del uso de prácticas represivas como mecanismo Sector económico Totalde control Construcción Otros Indicadores: Lo han atrapado en alguna redada 21.3% 19.7% 20.3%Le han detenido o metido preso 27.4% 23.5% 24.8%Ha tenido que dar dinero para que lo dejen libre o lo traten bien 23.6% 21.1% 22.0%Lo han devuelto a Haití 15.9% 19.7% 18.4%Índice: ** No utilización 58.4% 68.4% 65.0%Uso de prácticas represivas (por lo menos una) 41.6% 31.6% 35.0%Total 100.0% 100.0% 100.0%(n) (531) (1023) (1554)** P<0.001

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El índice elaborado mediante reconteo de los cuatro indicadores muestra con mayor precisión la incidencia de este fenómeno (véase tabla 4). Por un lado, se evidencia que 35 de cada 100 trabajadores haitianos han sido víctimas de, por lo menos, una de estas prácticas represivas. En segundo lugar, el uso de estas prácticas (entre las cuales, por lo menos una (la redada) esta prohibida por el nuevo Código Procesal Penal, vigente en la República Dominicana a partir del 2004), afecta de modo desigual a los dos grupos ocupa-cionales delimitados en la investigación: 42% entre los trabajadores de la construcción en contraposición con un 32% de incidencia entre quienes laboran en otros sectores de la economía domini-cana. En este sentido, la incidencia de esta modalidad de coerción es mayor entre los trabajadores de la construcción, hallazgo que podría estar relacionado con un mayor riesgo o vulnerabilidad de estos trabajadores por su asentamiento en las grandes ciudades y otras localidades urbanas, y en razón del carácter itinerante de su ocupación.

c) El índice de percepción de discriminación por ser haitiano

El índice construido para medir la percepción de discrimina-ción por ser haitiano que tiene el propio inmigrante abarca tres indicadores cuyos resultados son, en orden de menor a mayor frecuencia: 1) afi rma que en algún momento los dominicanos del barrio o del trabajo lo han ofendido por ser de origen haitiano (29%), 2) considera peor su situación de trabajo con respecto a la de los dominicanos que realizan la misma actividad (46%), y 3) considera que no le pagan igual que a los dominicanos que hacen el mismo trabajo (53%).

Sobresale, en primer lugar, que según el sentir de los entrevis-tados, hay mayor discriminación en el ámbito de las relaciones contractuales de trabajo, es decir, de parte de los empleadores o

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personas a las cuales ofrecen sus servicios, ya que perciben un tratamiento desigual con respecto a los dominicanos que reali-zan la misma actividad. Mientras que es menor la percepción de discriminación cuando se mide a través del trato recibido por los vecinos y los compañeros de trabajo, es decir, las personas con las cuales mantiene vínculos informales o relaciones horizontales.

La combinación de los tres indicadores que forman el índice revela, en primer lugar, que los entrevistados perciben discrimi-nación en algún grado. En segundo lugar, se destaca que más de la mitad de los inmigrantes que forman parte de la muestra se ubica en la categoría intermedia de discriminación (55%). Y, en tercer lugar, la percepción de discriminación por ser haitiano es menor entre los trabajadores de la construcción: 60% se ubica en mediana o alta discriminación frente a un 71% en este grado entre los haitianos que laboran en otros sectores de la economía dominicana (gráfi co 8).

d) La percepción de discriminación según informantes clave.

En este tema, los diferentes informantes que contribuyeron en la realización del estudio cualitativo ofrecieron diversas opiniones.

Las personas dominicanas entrevistadas que laboran en el sector de la construcción como obreros, maestros, ingenieros y

Gráfico 8. Índice de Percepción de discriminación por ser haitianosegún sectores. FLACSO-OIM. 2002.

Discriminacion baja

Alta discriminación

Mediana discriminación

11%16%

44%

40%

60%

29% 33%

54%

13%

Construcción Otros sectores Total

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

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arquitectos percibían que, en general, se exageraba con el tema de la discriminación hacia los nacionales haitianos. Un ingeniero constructor explicaba: “Si aquí hubiera discriminación, no habría empleos para los haitianos. Cuando usted odia a una persona no le da empleos. Y si está ilegal hace lo posible para que lo deporten. Oiga, si el dominicano quisiera hacerle daño al haitiano, solo lo tendría que delatar para deportación y eso no lo hace”.

Otro contratista entendía que había una historia negativa entre ambos países y que, entre países vecinos:

“Siempre hay una rencilla por territorios, o por alguna ra-zón. Mire, lo que me da más coraje es ver cómo las agencias internacionales arman escándalos y desacreditan al país di-ciendo que somos esclavistas y que les violamos los derechos. Pero esos no hablan de que entre la frontera de México y Estados Unidos, ha pasado de todo, y violan mujeres mexi-canas los mismos ofi ciales gringos de migración o de la zona fronteriza. Cuando sucede eso en Estados Unidos y hacen deportaciones, los gringos están cumpliendo la ley. Si ocurre en la RD los dominicanos están haciendo atropellos. Y los haitianos se hacen las víctimas para ganar simpatías. Yo no digo que no se trate mejor a los haitianos. Yo soy partidario de eso. Pero ya basta de desacreditarnos. Usted ve los docu-mentales extranjeros acerca del trato de los dominicanos con los haitianos y usted no se lo puede creer de lo sensacionalista que son. Si aquí tratáramos tan mal a los haitianos, ¿por qué siguen viniendo? Usted no se va a ningún país para que lo maltraten, para que lo maten de hambre, para que lo maten y lo golpeen. Eso no es verdad. Ese es un cuento chino, pero sabroso para otros países que no saben qué hacer con Haití y nos lo largan a nosotros”.

Los obreros dominicanos entrevistados, por su parte, expresa-ron que trabajan en un ambiente de camaradería con los obreros

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haitianos. La proximidad en el trabajo con los obreros del país vecino parece haber facilitado que los obreros dominicanos ex-presen actitudes favorables de aceptación hacia los haitianos:

“Nosotros comemos juntos. Cuando algún obrero haitiano está en cuenca (no tiene dinero) o quiere ahorrar y no come bien, uno comparte la comida con esa persona. El haitiano es trabajador y si se fi ja, ellos no vienen con malas intenciones al país. Usted no ve haitianos vendiendo drogas en las esquinas. Lo que venden es frutas. En las obras hacen sus trabajos con muy buena disposición y no están buscando problemas. Yo sé que hay un sentimiento anti-haitiano en el país. Pero yo no lo comparto. Yo he trabajado con ellos. Son buenas personas y muy trabajadores”.

Para los nacionales haitianos entrevistados sí hay discriminación hacia ellos en la RD:

Uno de ellos afi rmó: “Desde una revisión histórica en la RD se ha formado la idea que Haití la había ocupado. Yo creo que esto no debió ser colocado en la cabeza de los dominicanos de esta forma”. Otro completa y dijo: “Hubo problemas en el pasado, hace muchísimos años y todavía esos problemas siguen presentes en los dominicanos. El 27 de febrero, los dominicanos celebran la independencia de Haití. Esto infl uye mucho en un país. Los haitianos que estamos aquí necesitamos ayuda, pero no estamos pidiendo, estamos trabajando en la construcción. No robamos ni atracamos”.

Otro obrero de nacionalidad haitiana refl exionaba que el do-minicano que se queda en la RD no logra comprender y sensi-bilizarse con los motivos de las migraciones haitianas, mientras que sí podían comprender la emigración de los dominicanos hacia otros países extranjeros:

“Aquí los dominicanos se van en yola para Puerto Rico y allá trabajan y pasan muchas experiencias como nosotros

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aquí. Y cuando el dominicano se entera de lo que pasan sus compatriotas les da coraje con los puertorriqueños. Pero no se dan cuenta de que eso mismo nosotros lo pasamos aquí. No ven la paja en su ojo, sino en el ajeno”.

Al preguntar si existía discriminación hacia los haitianos a las personas entrevistadas del área sindical, la respuesta fue contun-dente: sí hay discriminación hacia los nacionales haitianos en el país. Un dirigente sindical dominicano analiza la problemática con amplitud:

“Claro que hay discriminación hacia los haitianos en la RD. Pero la discriminación no está en que le digan haitia-nos porque, en defi nitiva, son haitianos. No está en que los deporten, porque al fi n y al cabo, todos los países tienen el derecho de ejercer sus leyes. Yo le voy a decir dónde está la discriminación. Está en las fi rmas constructoras que contra-tan a los haitianos no porque los quieran ayudar, sino porque ganan más con ellos. Porque abaratan los costos de salarios con los haitianos. Es una discriminación laboral en prejuicio de los haitianos y también de los dominicanos, porque con esas medidas, las fi rmas constructoras alejan a los obreros dominicanos. La estrategia es decirles a los dominicanos, si tú no quieres trabajar por esta tarifa, no trabajes. Tenemos a los haitianos, Cuando las fi rmas constructoras unifi quen los salarios de los obreros no califi cados, y les paguen un salario digno, entonces podremos saber si es que el dominicano no quiere trabajar o es que las constructoras los rechazan con su oferta de salarios miserables. Hay discriminación en el Gobierno, cuando se cruza de brazos ante la situación. ¿Por qué no dialogan con las fi rmas constructoras y les preguntan sobre su necesidad de la mano de obra haitiana? Si en ver-dad la necesitan, pues que se haga como en otros países, que se calcula cuál es la necesidad y se contratan a trabajadores con empleos temporales que en ningún momento lesionan

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sus derechos. Hay discriminación cuando las autoridades no son capaces de detener los vejámenes a que son sometidos los haitianos. Esa continua extorsión que da vergüenza. Los tratan mal y encima les exigen dinero. Esa práctica es malvada, asquerosa. Los acosan porque son ilegales. Si son autoridades, lo que deberían hacer es cumplir la Ley. Hay discriminación cuando los políticos despiertan sentimientos anti-haitianos en la población, provocando violencia en la población contra ellos. Cuando lo que deberían hacer es pedir que se respeten las leyes y buscar soluciones que no lesionen a los pueblos”.

e) Incidencia del sistema normativo en las condiciones laborales de los inmigrantes

El análisis de los mecanismos coercitivos de control de la mano de obra haitiana inmigrante realizado en este estudio se apoyó en una revisión de la legislación en materia de derechos laborales y migratorios, principalmente las disposiciones contenidas en el Código de Trabajo y la Ley General de Migración, instrumentos que, desde la primera mitad del Siglo XX, han sustentado sus disposiciones en la necesidad que tiene el Estado Dominicano de proteger el trabajo de los nacionales en condiciones de un alto nivel de desempleo.

La primera conclusión que se deriva de la revisión de la nor-mativa en esta materia es que la utilización masiva de trabajadores haitianos por parte de las empresas constructoras constituye una acción que en general se realiza al margen de las disposiciones contenidas en el Código de Trabajo, práctica que afecta a los inmigrantes que laboran en este sector.

Las disposiciones relativas a la denominada nacionalización del trabajo han resultado inoperantes. En la práctica, las empresas

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agrícolas violan el Art. 135 al contratar una proporción mayor de un 20% de trabajadores extranjeros como braceros, sin obtener autorización del Poder Ejecutivo, como establece la normativa. En el caso de las empresas constructoras se registra una doble violación a las disposiciones del Código de Trabajo ya que, además de utilizar una proporción mayor de mano de obra haitiana con respecto a la dominicana, el sector construcción no puede ampa-rarse en el Art. 145 y solicitar, de modo excepcional, autorización al Poder Ejecutivo para exceder la proporción que la legislación establece, ya que esta disposición sólo aplica a las empresas que utilizan braceros agrícolas. La inoperancia de la legislación labo-ral en esta materia es de vieja data y, a fi n de cuentas, ha tenido y tiene consecuencia para la fuerza de trabajo haitiana inmigrante que es utilizada al margen de estas disposiciones por los grupos empresariales dominicanos. En este sentido, el Código de Trabajo ha tenido el efecto imprevisto de fomentar el empleo de mano de obra indocumentada. Como destacó Perdomo Cordero, de una posición en principio razonable -la protección de la mano de obra nacional- se llega a una situación de hecho, donde sólo un grupo determinado de extranjeros se ve afectado por la medida. En efec-to, el examen del contenido y la aplicación de la Ley de Migración vigente en el país pone en evidencia que se trata de un caso de discriminación indirecta, ya que afecta, fundamentalmente, a un grupo humano específi co que, en razón de su estatus migratorio ilegal, tiene poca o ninguna capacidad de reclamar los derechos y benefi cios que la legislación laboral del país podría otorgarle.16

16. Véase: Nassef Perdomo, La discriminación racial en el ordenamiento jurídico domi-nicano, Santo Domingo, SJRM, 2006, p. 54. La idea de discriminación indirecta fue desarrollada por Perdomo Cordero luego de un examen de lo establecido en la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos -y de manera específi ca la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Dis-criminación Racial- N. Perdomo concluye señalando que “la discriminación racial no puede tener presencia en el ordenamiento jurídico dominicano. La posición de superioridad que tienen la Constitución y los tratados limita y defi ne el mar-co de cosas que las leyes pueden regular y cómo pueden hacerlo”. Agrega, sin embargo, que esta observación “no excluye la existencia en el país de normas cuyas consecuencias en los hechos fomentan la desprotección de grupos sociales

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La revisión de la normativa vigente, así como los testimonios ofrecidos por informantes clave entrevistados en el estudio cuali-tativo, aportan abundantes evidencias para esclarecer y confi rmar la QUINTA HIPÓTESIS de este estudio: “La estrategia empresarial de sustitución de la mano de obra local por el inmigrante hai-tiano, por lo general privado de documentación y sin capacidad de negociar condiciones laborales, se ha facilitado por la escasa intervención del Estado a través de iniciativas tendentes a regular este tipo de contratación”.

Las iniciativas reportadas por la Secretaría de Trabajo para controlar la contratación de mano de obra haitiana en el sector construcción, son pocas y muy limitadas. Limitadas porque en muchos casos escapan de sus manos y porque, en otros, no hay una implementación efi cazmente dirigida a buscar soluciones que abarquen a todas las partes en confl icto.

determinados. Esta discriminación no siempre afecta a las personas en razón de su pertenencia a los grupos étnicos. Lo que sucede en muchos casos es que las normas que producen desigualdades reales afectan desproporcionalmente a un determinado grupo étnico o racial”. Ob. Cit. p. 51.

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Historia de Vida 4. Caso de inmigrante haitiano que se siente

discriminado por los dominicanos.

“Yo llegué a la RD hace tres años. Vine con otros amigos que también necesitaban a trabajar para mantener a su familia. Cuando yo le dije a mi mamá que venía a RD ella no estuvo conforme. Me dijo que me iban a tratar mal aquí, pero yo es-taba desesperado por trabajar con mejor salario. Así que decidí venir con un grupo de amigos. Conseguimos trabajo en la cons-trucción cargando materiales. Poco a poco hemos aprendido el español y ya lo podemos hablar sin muchos problemas”.

“Nosotros tenemos rentada una habitación entre tres. La ha-bitación no es gran cosa, pero por lo menos no dormimos a la intemperie. Cada cual se resuelve su comida y se lava su ropa”.

“Hemos tenido suerte ya que hemos conseguido trabajo en las obras de construcción. A veces hay períodos en que no encon-tramos nada, pero la mayoría de las veces, si nos movemos mu-cho, encontramos trabajo como peones. Yo no había trabajado antes en esto. Yo era agricultor, pero cuando llegué al país yo no quería trabajar en un cañaveral o en alguna cosecha porque se paga muy poco. En la construcción se gana más, aunque no sea fi jo y siempre te sientes inseguro de si vas a conseguir trabajo”.

“Yo he podido ayudar a mi familia en estos tres años. La casita en que vivíamos en Haití se estaba cayendo. Pero ya yo mandé dinero para arreglarla. La última vez que fui a Haití, la casa es-taba en mejores condiciones. También el sustento de mi mamá está mejor asegurado. Mis hermanos también la ayudan, pero ella cuenta conmigo para poderse mantener. Yo nunca conocí a mi papá. Simplemente la abandonó y nunca fue responsable con nosotros”.

“Yo no estoy a gusto aquí. El dominicano piensa que el hai-tiano es lo peor del mundo. Que nos comemos a los perros y

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V. Recomendaciones por los Informantes Clave

A todos los informantes clave del estudio cualitativo, que fue realizado para completar y ampliar los resultados de la encuesta de FLACSO/OIM analizada en este reporte, se les solicitó aportar sugerencias de posibles soluciones o medidas para enfrentar los

a los gatos. Que somos brujos y malignos. Hay mucho odio en la RD hacia Haití. Ahora se agrava porque la comunidad internacional presiona a RD para que dé mejor trato a los na-cionales haitianos. Esto los pone más rabiosos, pero el caso es que nos necesitan. ¿Quién recogería cosechas o trabajaría en la construcción? Somos nosotros lo que lo hacemos por poco dinero. Los dominicanos no tienen derecho a quejarse, ya que ellos mismos son los que nos los ofrecen para sacar benefi cios de nosotros. El salario de los haitianos es mucho menor que el de los dominicanos aunque no los reconozcan. Nos tienen sin seguro de salud o de accidentes. Si te pasa algo en la obra esa es tu responsabilidad. Cuando un haitiano muere nadie se entera”.

“Andar en la calle sin permiso de trabajo te expone constante-mente a que la policía te moleste para sacarte dinero. Los hai-tianos somos una fuente de ingreso para los policías. Uno se faja a trabajar para que venga uno de estos a quitarte tu dinero. Eso es lo peor de todo. Este país está muy desarrollado pero también hay mucha corrupción y abusos”.

“Tú vas por la calle y si se dan cuenta de que eres haitiano la gente te mira mal, como con asco. Hay algunos dominicanos que no hacen eso, pero la mayoría lo hace. En la obra, los com-pañeros dominicanos no son tan malos con uno. Hay algunos que trabajan sin problemas con nosotros. Pero hay otros que te acusan de que tú les robas algo. Y sólo lo hacen para molestarte porque tú no le has robado nada a nadie”.

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problemas de la mano de obra haitiana en el sector de la cons-trucción. Como se presenta más adelante, la mayoría de las ideas ofrecidas por estos informantes concuerdan en señalar que el Gobierno Dominicano debería regularizar la situación migrato-ria y laboral de los inmigrantes haitianos en la RD, de forma que benefi cie a todos los sectores involucrados. A continuación se exponen las voces de los diferentes sectores, tales como fueron externadas.

Entrevistados en las fi rmas constructoras

1. “El Gobierno dominicano debe hacerse cargo de que es la mano de obra haitiana lo que sostiene el sector de la construcción. No debe seguir ignorando esta situación. Debe hacer algo para regularizar esto. Quien se benefi cia es el país”.

2. “¿Qué le cuesta al Gobierno darles carnés a los obreros haitia-nos como lo hacen en el sector agrícola? La carnetización se hizo para incentivar este sector. ¿Por qué no hacen lo mismo con el sector de la construcción? Hay falta de voluntad para regularizar e incentivar las construcciones”.

3. “Las multas estipuladas en la Ley de Migración no son la solución. Tienen que darse cuenta de que necesitamos los obreros haitianos”.

4. “Se deben dar los pasos necesarios para permitir que los inmigrantes haitianos puedan trabajar en nuestro sector. En otros países esto se hace. Y se hace de manera legal. De esta forma se evitarían esas demandas absurdas de que somos objeto, en donde por defi nición de las leyes dominicanas los patrones ya las pierden de antemano por contratar mano de obra indocumentada”.

5. “Se debe modifi car la Ley de Migración en cuanto a incluir

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permisos de trabajo temporales que sean más fáciles de obtener. Migración no hace nada. Tiene leyes pero ni las cumple por irrea-les, ni las modifi ca”.

Obreros haitianos

6. “Si el sector de la construcción necesita la mano de obra se debe incentivar a la que está disponible. Nos deben dar visados de trabajo, de forma que podamos trabajar sin perder nuestros derechos”.

7. “Los visados dominicanos deben ser más baratos, son muy caros. Queremos entrar legalmente a la RD pero los visados nos cuestan mucho”.

8. “Los visados que da la Embajada Dominicana en Haití son muchos. Ellos saben que venimos a trabajar. Entonces, ¿para qué nos los dan? Hay visados por tres meses, por seis meses, por un año. Si tú pagas, te lo dan”.

9. “Nos deben dar papeles que nos permitan trabajar en lo que estamos haciendo. Las leyes dominicanas deben reconocer que la mano de obra haitiana aporta al desarrollo del país”.

10. “La situación se debe legalizar. De esta forma, los salarios se unifi carían y nadie podría ofrecernos ingresos abusivos que los compatriotas aceptan por la necesidad. La necesidad de una persona no debe ser motivo para robarle su dignidad”.

Obreros dominicanos

11. “A nosotros no creo que nos perjudique el control de la mano de obra haitiana. Si la acepta el Gobierno, esto signifi ca que las tarifas podrían ser más decentes para los obreros no califi cados. Y esto benefi cia a todos”.

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12. “Los maestros de la construcción deben respetar más los salarios de los obreros haitianos. Los ingenieros se lavan las ma-nos, aunque saben que los maestros les están pagando menos a los haitianos”.

13. “Se debe subir las tarifas para que más dominicanos se animen a trabajar en la construcción, como están ahora no son atractivas”.

Sector sindical

14. “Debe haber una revisión gubernamental de las tarifas del trabajo califi cado y no califi cado más adaptada al costo de la vida. Esto hará que los trabajadores se sientan protegidos y no tengan que aceptar todas esas situaciones abusivas que se dan en ese sector”.

15. “Se debe aplicar la Ley de Migración. ¿Para qué se modifi có recientemente? El sector de la construcción se burla de esta Ley todos los días. ¿Y qué hace el Gobierno? Nada. Cierra los ojos como si la situación no existiera. Yo creo que una buena parte de lo que pasa con la inmigración haitiana es culpa de las autoridades de Migración que no controlan nada. Y este descontrol lo único que trae es corrupción en todos los sentidos”.

Sector Gubernamental

16. “Regularizarle a esos trabajadores su estado migratorio, por-que si no se hace eso, el problema va a seguir. Además no habrá control, no podrás conocer la cantidad de mano de obra extranjera que hay en el sector. ¿Cómo computarizar a los ilegales?”

17. “Ya se están tomando medidas. A quienes hay que regularizar son a las constructoras del país. Al aumentar las multas, deberán

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pensarlo dos veces antes de contratar obreros indocumentados. A estos empresarios hay que trabajarles su punto débil que es el dinero”.

18. “Se debe estudiar si existe o no una verdadera necesidad de mano de obra haitiana o es tan solo una estrategia de los construc-tores para abaratar sus gastos y aumentar sus ganancias. Se sabe que muchos obreros dominicanos están emigrando a otros países. Pero si las condiciones cambiaran, estos obreros no tendrían que emigrar. Y aunque hay obreros que emigran, aún queda en el país la mayoría de obreros dominicanos que no quieren trabajar por los bajos salarios. No es que no haya mano de obra no califi cada dominicana, es que les pagan mal”.

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Anexos

Califi caciones que debe llenar un extranjero para poder obte-ner residencia en territorio dominicano según la Ley de Migra-ción (No. 258-04).

DE LOS RESIDENTES PERMANENTES:

Art. 33: Son admitidos como Residentes Permanentes los ex-tranjeros que califi quen como:

1. Inmigrantes. Se entiende por tales los extranjeros que po-seen califi cación profesional, de ofi cio u ocupación que requiere el desarrollo del país o que se ajuste a requerimientos de personal no satisfechos nacionalmente.

2. Inversionistas. Se considera inversionista aquellos extranjeros que aportan sus propios bienes para realizar actividades de interés para el país, cuyo monto mínimo será fi jado por vía reglamentaria. Jubilados, pensionados o rentistas, considerándose como tales los extranjeros que comprueben percibir un ingreso regular y perma-nente de fuentes externas, que le permitan vivir en el país y cuyos montos mínimos serán fi jados por la vía reglamentaria.

3. Parientes extranjeros de nacionalidad dominicana o de ex-tranjeros residentes permanentes en el país, entendiéndose como parientes al conyugue y a los hijos (as) menores de edad y/o solteros (as).

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DE LOS RESIDENTES TEMPORALES

Art. 35: Son admitidos como Residentes Temporales los ex-tranjeros que califi quen dentro de las siguientes subcategorías:

1. Científi cos, profesionales, periodistas, personal especializa-do, deportista y artistas, contratados por instituciones públicas o privadas que desarrollen actividades en el país.

2. Empresarios, inversionistas, comerciantes, industriales y personal gerencial de empresas nacionales o extranjeras estable-cidas en el país, para atender sus negocios inversiones.

3. Técnicos, artesanos y trabajadores de alta califi cación en su ofi cio.

4. Religiosos pertenecientes a iglesias, órdenes o congregacio-nes reconocidas en el país, que vengan a desarrollar actividades propias de su culto, docentes o asistenciales.

5. Asilados Políticos conforme la legislación vigente.

6. Refugiados conforme la legislación vigente.

7. Conyugue e hijos de las personas mencionadas en los apar-tados anteriores de este artículo.

8. Aquellos extranjeros que, sin estar comprendidos en los apartados anteriores, fueren excepcionalmente autorizados por el director General de Migración, valorando para ello la actividad a desarrollar y el provecho que pueda generar esta para el país.

9. Extranjeros que ingresen al territorio nacional dotados de una visa de Residencia con la obligación de completar dentro del país los procedimientos correspondientes de formalización de la residencia dominicana.

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SJRM-CENTRO BONÓ

COSTOS Y BENEFICIOS DE LA MANO DE OBRA HAITIANA

EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN

INVESTIGADORES:MILKA CUELLO

FELIPE SANTOS

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Introducción

Todo estudio sobre las corrientes migratorias pasa necesaria-mente por el análisis de la población más representativa en el país de destino. En este sentido, se revela la migración de nacionales haitianos/as como la más representativa de esta corriente en Repú-blica Dominicana. Los debates relacionados con esta población migrante inserta en los sectores productivos gira en torno a:

• La mano de obra haitiana en el sector construcción desplaza o no a la dominicana.

• Es o no una carga económica la mano de obra haitiana, sea para la sociedad dominicana o para el Estado dominicano.

Tradicionalmente, la inmigración de nacionales haitianos ha estado muy vinculada al proceso productivo nacional. En las primeras tres décadas del siglo pasado, la industria azucarera de-mandó una cantidad importante de mano de obra que se suplía de un tipo de inmigración temporal, de carácter estacional, basada en el reclutamiento de trabajadores haitianos por acuerdo entre los gobiernos de Haití y República Dominicana (OIM-FLACSO; 2004, 121). Esto, por señalar una dimensión de la economía en que los nacionales haitianos han jugado un papel importante2.

1. Organización Internacional para las Migraciones, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (2004). Encuesta Inmigrantes Haitianos en República Domini-cana. 2. Un examen más detallado de esa situación los podríamos encontrar en el libro de José Israel Cuello “Contratación de la mano de obra haitiana destinada a la industria azucarera dominicana. 1952-1986”.

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Los datos obtenidos en la encuesta sobre inmigrantes haitianos en República Dominicana realizada por OIM-FLACSO en 2004, muestra que la mano de obra de origen haitiano se concentró en dos nichos laborales, tales como el de la construcción (38,9%) y el agrícola (34,3%).

A manera ilustrativa, para señalar solo una referencia concreta, un periodista del Listín Diario3 señalaba que: “ninguna actividad agropecuaria podría ser desarrollada en República Dominicana sin la participación de los nacionales haitianos. La dependencia está tan acentuada que líderes del sector agropecuario aseguran que gran parte del crecimiento que ha experimentado el país en materia de cultivo e incremento en la exportación de importantes rubros no fuera posible sin la mano de obra de los inmigrantes que llegan desde Haití [...] Estimaciones conservadoras de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) y del productor arrocero, Victorio Valerio, indican que en el arroz, la ponderación de la mano de obra haitiana es más signifi cativa que la dominicana, alcanzando el ciento por ciento en ciertos casos. Las estimaciones en el ámbito nacional indican que de cada 10 trabajadores [sic], nueve son haitianos.”

Es posible poseer informaciones parciales sobre determinados aspectos de las múltiples relaciones que se establecen entre los traba-jadores inmigrantes de origen haitiano y su impacto en la economía nacional, considerados los aspectos de la parte de inversión social de la cual ellos se benefi ciarían y de los aportes que con la venta de su fuerza de trabajo realizan al producto interno bruto nacional.

Una de las grandes limitaciones que tenemos para dar cuenta de la realidad de los aportes de la mano de obra de origen hai-tiano es la escasa información confi able existente en el país. Ello constituye un fuerte impedimento para la elaboración de políticas

3. Jairon Severino <http://listin.com.do/app/article.aspx?id=3076> Fecha de consulta: 16.02.07

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públicas que permitan atender de manera adecuada los derechos de estas personas.

Al respecto, el “Informe Sobre la Pobreza en la República Domi-nicana: Logrando un Crecimiento Económico que Benefi cie a los Pobres” del 31 de agosto de 2006, realizado por el Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, señalaba lo siguiente:

“El estudio de los trabajadores migrantes haitianos está severamente limitado por la falta de disponibilidad de infor-mación sistemática confi able acerca de esta población. A la fecha, ningún censo o encuesta nacional ha registrado ade-cuadamente la población haitiana que vive en el país, y aparte del conocimiento anecdótico y algunos trabajos realizados por ONGs y estudios puntuales, es poco lo que se conoce con certeza acerca de estos trabajadores migrantes.”

Partiendo de esta realidad, se consideró necesaria la realización de este estudio a fi n de dar cuenta de la situación de la mano de obra de origen haitiano insertada en el sector de la construcción. La información recolectada de fuentes de información primarias —tra-bajadores de la construcción—, nos ha permitido dar respuestas a las siguientes interrogantes: ¿Los inmigrantes haitianos desplazan mano de obra dominicana?, ¿Cuál es el valor que le asigna el tra-bajador dominicano a los diversos puestos de trabajo en el sector construcción?, ¿Cuál es el costo económico al estado dominicano de la mano de obra haitiana?, ¿Cuáles son los aportes económicos de la mano de obra haitiana en el sector construcción?

A partir de las preguntas anteriores, se espera buscar expli-caciones sobre las múltiples relaciones entre los trabajadores inmigrantes de origen haitiano y su impacto en la economía na-cional, considerados los aspectos de la parte de inversión social y los aportes que, con la venta de su fuerza de trabajo, realizan al producto interno bruto nacional.

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CONCEPTOS CLAVE:

Mano de obra haitiana, desplazamiento vertical, atractivo la-boral, aporte de la mano de obra, capital, plusvalía y costo de la mano de obra.

ASPECTOS METODOLÓGICOS

A raíz de las preguntas planteadas en el punto anterior, fueron establecidas las siguientes hipótesis:

• La mano de obra haitiana en el sector construcción no desplaza a la dominicana, puesto que estos realizan labores que no generan un atractivo laboral para los otros.

• El aporte de la mano de obra haitiana a la economía nacio-nal es mayor en relación al costo que representa para el Estado dominicano.

UNIDAD DE ANÁLISIS

Se defi nió como población objeto de estudio a todos los tra-bajadores haitianos y dominicanos identifi cados en proyectos de construcción en el Distrito Nacional entre el octubre del 2007 y abril del 2008.

OBJETIVOS• GeneralDeterminar el costo-benefi cio de la mano de obra haitiana

no califi cada en la rama de la construcción en la zona urbana de Santo Domingo.

• Específi coi. Identifi car los niveles de inversión realizados por el Esta-

do para con la mano de obra haitiana del sector construcción en las zonas del estudio.

ii. Establecer el diferencial entre los costos y benefi cios

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entre los trabajadores haitianos y dominicanos ubicados en la misma escala laboral.

iii. Identifi car los niveles de desplazamiento de la mano de obra dominicana en el sector construcción por parte de la mano de obra haitiana.

BASES METODOLÓGICASPara la obtención de insumos o evidencias que contribuyan a

una mayor aproximación de la hipótesis de trabajo, se determina-ron dos fuentes importantes:

La fuente primaria, se obtuvo a partir de las siguientes herra-mientas:

a. Los Estados Financieros y de Resultados de 105 Empresas del Sector Construcción.

b. Estudio de Campo Para el levantamiento de datos procedentes del terreno, se aplicó:

b.i. La encuesta estructurada. Se diseñaron tres instrumentos para el levantamiento de información destinados a los traba-jadores (tanto haitianos como dominicanos), el empleador y el maestro de construcción.

b.ii. Línea Base. Las limitaciones existentes en el acceso a registros y listados ofi ciales de obras o proyectos de cons-trucción, obligó a los/as investigadores a la realización de una línea base para el diseño muestral. Fruto de esta recolección, se reconocieron unos 23 proyectos en el Distrito Nacional, específi camente de las circunscripciones no. 2 y 3, a partir de los cuales fueron seleccionados 4 proyectos, tomando en cuenta el tipo de obra y el tamaño de la obra o proyección de la construcción en función de montos.

b.iii. Entrevistas a profundidad semi-estructuradas. Fueron aplicadas seis entrevistas a profundidad, con actores per-tenecientes a los distintos escalafones de la estructura del trabajo de la construcción en las obras seleccionadas. Los

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actores entrevistados se identifi caron teniendo en cuenta el proceso de construcción, desde la contratación de la mano de obra (administración y dueños de empresas), el rol, la función o el desempeño en el terreno laboral (gerentes o je-fes de departamentos y supervisores), hasta el análisis de las condiciones laborales semejantes (trabajadores dominicanos y haitianos).

Fuentes Secundarias: basadas en informaciones bibliográfi cas de las principales investigaciones e informes sobre la migración laboral y el sector de la construcción.

ALGUNAS PRECISIONES TEÓRICAS

Breve Explicación Teórica sobre el Fenómeno de la Migración Laboral.

Hay dos procesos sobre las migraciones laborales que se deben explicitar. El primero busca averiguar por qué se produce la migra-ción, es decir, por qué grandes contingentes de fuerza laboral emi-gran a otros países. La segunda, cómo benefi cia o no esta migración el proceso de acumulación de capital, no solo en la generación de una tasa de ganancia mínima sino también en el aporte de solucio-nes ante las difi cultades que se le presentan a ciertos sectores en el proceso de acumulación para contratar fuerza de trabajo.

Tanto la migración del capital como la migración laboral pre-sentan los mismos factores determinantes, es decir, que atraen la mano de obra y el capital a determinada rama, sectores o activi-dades. Karl Marx, analizando las razones desde las consecuencias de disparidades de cuotas de ganancia entre ramas productivas, expone:

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“¿Cuál sería la consecuencia de esta diversidad en cuanto a las cuotas de ganancia de los capitales colocados en las diferentes ramas de la industria? La misma consecuencia que se produce siempre que, por la razón que sea, se dan diferencias en las cuotas medias de ganancia de las diversas ramas de producción. El capital y el trabajo se desplazarían de las ramas menos rentables a las más rentables; y este proceso de desplazamien-to duraría hasta que la oferta de rama industrial aumentase proporcionalmente a la mayor demanda y en las demás ramas industriales disminuyese conforme a la menor demanda4”.

La razón por la cual un determinado capital emigra de una acti-vidad, rama o sector, en busca de mejores condiciones para generar benefi cios, así mismo lo hace la fuerza de trabajo. Dentro del marco de ciertos límites, ese capital humano emigra a ramas, actividades, sectores, puestos laborales o países, en busca de condiciones de em-pleo que permitan mejor vida o la producción y reproducción de la unidad familiar. Cuando el espacio social-económico no es propicio para tal acción, se generan las migraciones laborales. Ahora bien, este proceso que desencadena la migración tiene otros factores que estimulan el fenómeno en espiral. La migración laboral intramar o intrapuestos de trabajo crea, necesariamente, escasez relativa que pone un límite al proceso de acumulación de capital.

Todos los países son o pueden ser focos de origen y destino (reales o potenciales), de los movimientos de personas simultá-neamente, de contextos y condiciones socio-económicas y cultu-rales, así como niveles de inclusión y equidad diferentes5. Estos

4. Marx, Karl, Salario, Precio y Ganancia, Ediciones en Lenguas Extranjeras Pekin, 1976. Primera edición 1976, pag.8-95. OIM-OIM, Proposition Pour Une Politique de Gestion de la Migration de la Main-d’œuvre En Haití: Rapport: Prepare par le Groupe interministeriel et intersectorial pour le renforcement des capacites de gestion de la migration de main-d’Ouvre, Pag. 13-15.

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desplazamientos humanos están fuertemente asociados a: 1) una situación real y desproporcional de acceso a las posibilidades y oportunidades (personales, institucionales, nacionales) de desarro-llo socio-económico, desde una perspectiva integral e inclusiva; 2) un contexto mundial con grandes distancias en cuanto a la distribución de los recursos y la riqueza, lo cual conduce agudizar sus niveles de desigualdad y pobreza.

1. Referencia Conceptual-teórica adoptada y especifi cidad de los procesos y subprocesos de la producción a partir del Sector de la Construcción.

Para fi nes del presente estudio, se adopta como sector cons-trucción todas las actividades, desde el levantamiento, ampliación, reparación y remodelación de edifi cios o estructuras tales como viviendas, comercios, edifi cios industriales, ofi cinas, carreteras, puentes, muelles, vías férreas, obras de riego e hidráulicas y otras clases de construcción realizada por empresas con dichos fi nes. Es importante recordar que la actual investigación se centra en la sub-rama de construcción de obras de vivienda o residenciales6.

El IDEC expone, en su documento7, que los productos de la construcción son el resultado de un largo período de trabajo continuo, cuyas múltiples jornadas culminan con la consecución de un producto parcial en elaboración progresiva, que solo al fi nal de los procesos y subprocesos se tiene un producto listo para su

6. La investigación y el desarrollo del concepto de “construcción” como unidad de producción independiente de la empresa constructora que la lleva a cabo, se nutren de aspectos claves de interés del documento: “Producción y Comerciali-zación de tecnología. Experiencias del Instituto Experimental de la construcción (IDEC) de la Universidad Central de Venezuela.7. “Producción y Comercialización de tecnología. Experiencias del Instituto Ex-perimental de la construcción (IDEC) de la Universidad Central de Venezuela.

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consumo: ejemplo, la casa, el local comercial, la autopista, la presa o hidroeléctrica, el muelle o puerto.

Los distintos procesos y subprocesos en que se torna la di-visión social del trabajo de la construcción se articulan entre sí y en su conjunto de una manera dominantemente heterogénea en materia de demandas de un horario fi jo (IDEC). Desde este aporte, se deriva que cada proceso y subproceso tiene un tiempo de trabajo socialmente determinado que juntos conforman el tiempo total.

El proceso de producción del sector construcción opera como ensamblaje de procesos independientes unos de otros, pero reunidos en una secuencia específi ca para dar lugar al productor fi nal. Ya Karl Marx había expresado esta pecularidad de la división social del trabajo cuando expone: Las diversas operaciones que el productor de una mercancía ejecuta alternativamente, y que se entrelazan en la tota-lidad de su proceso de trabajo, le plantean exigencias diferentes. En una de aquellas debe emplear más fuerza, en la otra más destreza, en la tercera más atención intelectual, etc. y el mismo individuo no posee estas cualidades en grados iguales.

Tras la separación, autonomización y aislamiento de las diversas operaciones, se distribuye, clasifi ca y agrupa a los trabajadores según sus cualidades predominantes. Y si bien sus peculiaridades naturales constituyen la base en la que se inserta la división del trabajo, la manufactura, una vez implantada, desarrolla fuerzas de trabajo que por naturaleza solo sirven para desempeñar una función especial y unilateral.

El obrero colectivo posee ahora, en un grado igualmente elevado de virtuosismo, todas las cualidades productivas y las ejercita a la vez y de la manera más económica, puesto que emplea todos sus órganos individualizados en obreros o grupos de obreros parti-

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culares, exclusivamente para su función específi ca. La unilatera-lidad, e incluso la imperfección del obrero parcial, se convierten en su perfección en cuanto miembro del obrero colectivo. El hábito de desempeñar una función unilateral lo transforma en órgano actuante naturalmente seguro de la misma, mientras que la interconexión del mecanismo total lo obliga a funcionar con la regularidad inherente a la pieza de una máquina.8

Hay un elemento de la exposición de Karl Marx en el mismo texto precedente, muy importante para la presente investigación, que conduce a abrir un camino explicativo de la migración en el sector construcción, y es cuando expresa que: La manufactura, pues, desarrolla una jerarquía de las fuerzas de trabajo, a la que corresponde una escala de salarios. Si, de una parte, el obrero individual es asignado y anexado vitaliciamente a una función unilateral, las diversas operaciones laborales se adaptan, asimismo, a esa jerarquía de capacidades naturales y adquiridas9’’.

¿Qué pasa con la oferta de fuerza de trabajo cuando ese salario está por debajo del costo de producción y reproducción de la fuerza de trabajo y su unidad familiar, o por debajo del estilo de vida imperante en una sociedad? Rowwthorn, analizando el va-lor de la fuerza de trabajo y la subsistencia en el capital y salario, precio y ganancia de Karl Marx, expresa que algo sucederá con la oferta de fuerza de trabajo, y más cuando esta tiene alternativa de emplearse en diversas actividades productivas. Su conclusión es la siguiente: “si los salarios descienden por debajo del nivel requerido, habrá un descenso de la cantidad o la calidad de la fuerza de trabajo dispo-nible, aunque los salarios se mantengan por encima del mínimo puramente biológico o fi siológico10”.

8. Karl Marx, División del Trabajo y Manufactura, Capítulo XII, El Capital Tomo I, pag. 425, http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/12.htm9. Karl Marx, División del Trabajo y Manufactura, Capítulo XII, El Capital Tomo I, pag. 425, http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/12.htm10. Bob, Rowwthorn, Capitalismo, Infl ación y confl icto, pag. 187, primer párrafo, y pag.188

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Este planteamiento teórico expresa que en los ofi cios o pues-tos de trabajo cuyos salarios están por debajo del salario de subsistencia o del salario que cubra el estilo de vida imperante, al capital se le presentará una escasez o difi cultad para contratar fuerza de trabajo, pero al fi nal, el capital encontrará soluciones ya sean propias o con el apoyo del Estado. En este sentido, plantea que el proceso de acumulación nulifi ca el mundo de la econo-mía y a través del comercio y la migración trae trabajadores de países diferentes (Rowwthorn, pag.165); los/as trabajadores/as inmigrantes que vienen de países más pobres aceptarían dichos puestos de trabajo porque, con relación a su realidad, representan una mejoría, aunque la fuerza de trabajo nativa difícilmente se las arreglaría para sobrevivir en dichas condiciones. Mediante este mecanismo, el capital resuelve la estampida de mano de obra nativa en empresas que imponen esas condiciones.

Pero el capital encontrará soluciones antes las difi cultades que presenta el proceso de acumulación mediante nuevos métodos, formas de organización y tecnologías. Teóricamente, se espera que en el sector construcción, la mano de obra nativa se concentre en los ofi cios o puestos de trabajo cuyos salarios o ingresos están más cercanos al costo de la canasta de bienes y servicios.

En la medida en que las condiciones salariales que impone el modelo de regulación del capital de construcción no puedan contribuir a la reproducción del ciclo vital de la fuerza de trabajo y su unidad familiar; es decir, si el costo socialmente necesario de producción y reproducción de la fuerza de trabajo y su unidad familiar o del nivel de estilo de vida imperante no pueden cons-tituirse a partir de los ingresos laborales en la construcción, se genera un proceso de redistribución laboral ascendente en los procesos y subprocesos del sistema de producción. Esto provoca que el capital se encuentre con obstáculos para articular respuestas, desde lo laboral, a la conformación de su ganancia adecuada al

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proceso de reproducción del mismo y a contrarrestar los facto-res que tienden a disminuirla (alta depreciación de maquinarias y equipos, costos fi nancieros, capital inmovilizado, economía de escala, endeudamiento a corto plazo con restricción de liquidez a corto plazo e incentivos tributarios).

El capital, al articular acciones de contra-tendencia de su már-genes de benefi cios, crea un régimen de regulación laboral que tiende a estructurar un régimen salarial desconectado del costo socialmente necesario para reproducir al trabajador y su unidad familiar, desencadenando una movilidad vertical laboral hacia empleos cuyos ingresos sean más favorables a las estrategias de enfrentamiento del costo de vida. Esto crea défi cit de mano de obra nativa en la escala de ingresos de base, y la política laboral y migratoria puede ser uno de los tantos mecanismos que faciliten el fl ujo de mano de obra extranjera hacia esos puestos.

Cuando los trabajadores de la construcción confrontan las condiciones salariales que impone el modelo de regulación del capital con alternativas de generación de ingresos (remesas, mo-toconcho11, pequeño colmado, venta de bienes y servicios, etc.), se desarrolla capacidad de elección entre los diversos empleos demandados por cada proceso y subproceso, y la selección de aquellos con remuneración, acorde con el costo social necesario, según sus competencias.

El impacto de esta situación se refl eja en los obstáculos que enfrenta el capital para explotar la fuerza de trabajo nativa a la tasa de ganancia mínima general impuesta por la competencia entre los capitales del sector bajo las particularidades expuestas con anterioridad. Al capital le queda como solución la contratación de mano de obra cuyo costo socialmente necesario de producción y reproducción de su ciclo vital sea menor a la mano de obra domi-nicana, aunque a largo plazo, esta mano de obra tiende a moverse 11. Medio de transporte público, que utiliza un vehículo de motor de dos ruedas.

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bajo la misma lógica ascendente en materia de puestos de trabajo a medida que vaya ganando competencias laborales y alternativas de ingresos independientes al de la construcción.

En un mercado de trabajo abierto (trabajador nativo y traba-jador extranjero) se presentan fl ujos y refl ujos para resolver los problemas con que se topa el proceso de acumulación de capital: se importa mano de obra que escasea o presenta estampida de fuerza de trabajo nativa desde los puestos de trabajo con remu-neración baja respecto al costo social necesario, hacia puestos de ingresos acorde a este costo o reproducción de la fuerza de trabajo o su nivel de estilo de vida. La metodología de trabajo adoptada compara, para corroborar este planteamiento, los ingresos y los costos de vida de los trabajadores dominicanos y trabajadores inmigrantes haitianos.

Como quedan interrelacionadas las hipótesis al cuerpo teórico adoptado; es decir, ¿cuáles variables darán explicación a la hipótesis de trabajo derivadas del cuerpo teórico? Si la mano de obra inmi-grante contribuye con la mano de obra nativa a generar la plusvalía al capital, entonces, se cumple la defi nición de que la mano de obra, a diferencia de los demás elementos constitutivos del capital, es el único costo que genera un valor superior al mismo. Pero si la misma está desprovista de seguridad social y otros gastos sociales, su contribución a la ganancia o plusvalía es mucho mayor que la mano de obra que goza de estos derechos sociales.

HALLAZGOS:

1. MANO DE OBRA HAITIANA Y SECTORES PRODUCTIVOS DOMINICANOS

1.1 Salarios, Precios y Ganancias en el Sector Construcción.Durante el período 2004-2005 el sector construcción fue visto

a través del comportamiento económico de 105 empresas repre-

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sentativas de las sub-ramas: Construcción de Edifi cios, Partes y Obras Civiles; Alquiler de Equipos de Construcción, Demolición Dotados de Operarios, Terminación de Edifi cios, Acabados para Construcción y Reparación de Terrenos12. Ese sector registró un aumento de la capacidad instalada tanto de las ventas, como de la plusvalía producida por los trabajadores formales e informales durante 2004-2005 y una baja en 2006 (Tabla No. 1).

Fuente: Construcción propia en Base a Informaciones del Estudio Sectorial para la Banca, Banco Central de República Dominicana y Superintendencia de Bancos, 2007 y las Encuestas de Fuerza de Trabajo de 2004, 2005 y 2006 del Banco Central13.

12. Datos e Informaciones Tomados del Estudio Sectorial para la Banca, Banco Central de la República Dominicana y Superintendencia de Bancos, 2007.13. (1) Los gastos de personal asalariado y trabajador por cuenta propia se esti-maron mediante el siguiente procedimiento: los gastos en trabajador por cuenta propia se dividieron entre los gastos en trabajador asalariado sueldos y salarios, y se multiplicó por la relación Nº de trabajador por cuenta propia entre Nº de tra-bajador asalariado. Esto se multiplicó por el valor de los gastos en sueldos y sala-rios para cada año que consta en los Estados de Resultados de las 105 empresas.

TABLA NO. 1. INDICADORES ECONÓMICOS, FINANCIEROS Y TÉCNICOS DEL SECTOR (EN MILLONES DE RD$)

Conceptos 2004 2005 2006Capacidad instalada: Maquinaria, Equipo y Mobiliarios 2,612.93 2,894.95 2,231.6Ventas y Prestación de Servicios 9,460.54 9,777.49 9,043.1Plusvalía Producida por los Trabajadores Formales e Informales 1,252.37 1,589.14 1,433.70Cuota de Plusvalía (en base trabajador asalariado) 927.13% 1,192.33% 1,272.14%Ganancias Retenidas por el Sector 586.58 565.38 439.0

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Un hecho importante es que el aumento de la plusvalía se pro-duce simultáneamente con una caída leve de las ganancias y los sueldos y salarios del sector. En tal sentido, se puede considerar que la caída de la ganancia con aumento de la plusvalía lo deter-mina o explica el alto nivel de composición orgánica de capital con que operan el núcleo de empresas del sector (por el aumento de la depreciación y amortización).

El sistema de regulación empresarial de la fuerza de trabajo bajo la modalidad de subcontratación contribuye a imprimirle a los costos de construcción la fl exibilidad general necesaria para enfrentar la infl exibilidad de ciertas variables y costos como son la depreciación por la alta composición orgánica del mismo, el lento proceso de realización de la plusvalía (el problema de las ventas de los productos) y la alta participación del capital fi nanciero en la apropiación de la plusvalía del sector. Esta situación a nivel macro debe refl ejarse, de igual modo, a nivel micro (planteada en la en-cuesta a los trabajadores por cuenta propia) en una participación precaria de los trabajadores dominicanos y haitianos entrevistados sobre la distribución del ingreso o valor agregado.

Adicional a esta realidad, el sector presenta otras características (visto a través de 105 empresas representativas) estructurales, a saber:

a. Unos activos fi jos con participación signifi cativa dentro de los activos totales: 28.5% en el 2004 y 31.4% en el 2005, lo cual signifi ca una composición orgánica de capital alta: 52.47:1 y 56.56:1 para los años 2004 y 2005, respectivamente.

b. Unos ciclos operativos relativamente largos, con obliga-ciones económicas y fi nancieras de corto plazo: 64% de los pasivos son de corto plazo, compuesto por crédito de supli-dores, primero y, segundo, por endeudamiento fi nanciero.

c. Una importancia signifi cativa de los activos de corto plazo, los cuales representan 61.4% de los activos totales y, a su vez, los inventarios representan 60% de los mismos.

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d. Los principales suplidores de los materiales básicos (cementos, varillas, arenas y otros), tienen una posición dominante en sus mercados, por lo cual, las empresas de construcción cuentan con baja capacidad para hacer bajar los precios de los materiales a niveles razonables a las condiciones que determinan la capacidad de pago de los demandantes de sus productos.

e. El trabajo asalariado e informal se revela como la variable más fl exible con que cuentan las empresas para adecuarse al cambio de condiciones de los mercados, tanto de suplidores como de demandantes de sus bienes. Esto puede visuali-zarse en el comportamiento alcista de la cuota de plusvalía (plusvalía/sueldos y salarios): 9.27%, 11.92% y 12.76%, para los años 2004, 2005, 2006, respectivamente, y la caída de la participación de los sueldos y salarios en el valor agregado: 9.74% en 2004, 7.74% en 2005 y 7.27% en 2006.

Al tomar el valor de las ventas por empresa como indicador para caracterizar su estructura empresarial, la preponderancia de la pequeña y mediana empresa como agentes económico es evidente, pero no como el mayor generador de plusvalía. La sub-rama de construcción de edifi caciones y obras civiles tiene registrada 784 empresas en la “Dirección General de Impuestos Internos”, de las cuales 93.9% son pequeñas, es decir, con ventas menores a RD$50 millones que generaron 24.8% de los ingresos operacionales ne-tos de la sub-rama. Las grandes empresas, por el contrario, solo equivalen al 0.6% de las 784 empresas que generaron 47.2% de los ingresos operacionales netos de la sub-rama. Esto signifi ca que las grandes empresas marcan el ritmo de crecimiento del sector y las pequeñas y medianas, el ritmo del empleo, es decir, la magnitud del valor agregado es generado por las grandes empresas.

Las informaciones precedentes permiten visualizar la existencia de una especialización en materia del negocio, donde las grandes

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empresas, además de generar la mayor parte del ingreso operacio-nal neto, fungen como contratistas, asumiendo responsabilidades para los grandes contratos en su rol general como constructores y de procesos de mayor complejidad, por lo que suelen concentrarse en actividades de obra civil y grandes edifi caciones y subcontra-tan o tercerean las actividades que, a igual capacidad productiva, implican menor costo de mano de obra. Esta transacción se opera porque la empresa o persona subcontratada va a producir un servicio con igual nivel de productividad pero rindiéndole al contratante una mayor tasa de ganancia; de lo contrario, la ope-ración no se realiza. Aún pagando a la PYMES subcontratada, Seguridad Social, prestaciones laborales y otras cargas sociales al trabajador, la diferenciación salarial que impone la Ley Laboral le da ganancia de causas al contratante, ya que los salarios mínimos se establecen por el tamaño del capital de la empresa y, en este terreno, la PYMES implica ahorro salarial para todo el sector y no para esta misma.

Por lo que por cada peso14 gastado en la subcontratación de mano de obra, sin distinción de nacionalidad, por parte de la empresa de construcción, la mano de obra rindió un benefi cio de RD$2.31 en 2004, RD$2.10 en 2005 y RD$2.84 en 2006, para un rendimiento promedio de RD$2.48. Siendo la mano de obra haitiana subcontratada y regulada por las mismas prácticas em-presariales que la dominicana; esta rinde en promedio RD$2.48, por cada peso invertido por la empresa.

De la plusvalía producida por los trabajadores formales y subcontratados (nacionales o extranjeros) de 105 empresas que reportaron ganancias, el Gobierno Central percibió RD$122.73 millones en 2004, RD$152.2 millones en 2005 y RD$87.5 millones en 2006 por concepto de impuesto sobre la renta empresarial,

14. Datos extraídos de los Estados fi nancieros y de resultados, Estudios Secto-riales para la Banca, Superintendencia de Bancos de la República Dominicana.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

para un total de RD$362.43 millones. Los impuestos sobre la renta empresarial son una fracción de la plusvalía generada por los trabajadores y, por tanto, los mismos son generados en parte por la mano de obra haitiana. Esto signifi ca que el Estado percibió 0.11 centavos por cada mano de obra haitiana que contribuyó a la producción de la plusvalía.

1.1 COSTO DE CONSTRUCCIÓN, PARTICIPACIÓN DE LA MANO DE OBRA E INGRESOS PERCIBIDOS

El refl ejo macro del sector se corrobora con la micro-realidad y esto se verifi ca a través de las informaciones cedidas por una im-portante empresa de construcción sobre la estructura de costos de un proyecto de 6 edifi cios15. En este proyecto, el costo de la mano de obra representa 4.87% y si se agrega la Seguridad Social que establece el Fondo de Pensiones y Jubilaciones de los Trabajadores de la Construcción, sube a 5.81% del costo total de la obra. Este costo corresponde a la mano de obra que el contratista detalló en el cuadro de análisis, ya que existen otros costos de mano de obra que no fueron detallados. Los renglones materiales y los servicio-suministros representan 93.93% del costo general de la obra.

Fuente: Construcción propia a partir informaciones de costos de un Proyecto Habitacional cedido por una empresa de construcción para este estudio.

15. Informaciones ofrecidas por una empresa de construcción que colaboró con la investigación.

TABLA 2: COSTOS DE PRODUCCIÓN Y PARTICIPACIÓN EN EL COSTO DE LA MANO DE OBRA

Partidas Costos (en RD$) Participación %Impermeabilizante 159,545.57 0.18%Equipos 905,091.60 1.04%Mano de obra 4,225,882.43 4.87%Materiales 31,479,408.72 36.26%Servicio-suministro 50,042,718.68 57.64%Total 86,812,647.00 100.0%

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La Secretaría de Estado de Trabajo (SET), en su estudio sobre los salarios en la economía dominicana, estimó la participación de los salarios en el Producto Bruto Interno en 34% y, en el caso del sector construcción, en 22% del valor bruto de la producción, según los datos de cuentas nacionales del año 1994.

Dado que la fuerza de trabajo bajo análisis pertenece a pro-yectos de apartamentos (vivienda multifamiliar) con altos niveles de mecanización de los procesos y que son para familias de altos ingresos, y tomando en cuenta el estudio sobre salarios de la SET, se infi ere que el costo de la mano de obra directa tendría una participación de 28% dentro de los costos totales (materiales - mano de obra - equipos y maquinarias).

Sobre los costos de la mano de obra, tanto haitiana como domi-nicana, partiremos del levantamiento realizado para fi nes de esta investigación, haciendo énfasis en los costos que representan en salario, seguros de salud y servicios públicos.

Como se muestra en la Tabla 3, el 86% del total de trabajadores que respondieron esta pregunta, ganan como máximo RD$600 diarios. El tope más alto registrado como pago diario fue de RD$1,200.

Fuente. Construcción propia a partir del levantamiento realizado para este estudio.

TABLA 3: SALARIO DEVENGADO POR LA MANO DE OBRA

Escala salarial Total Dominicanos Haitianos Porcentajes (en RD$) trabajadores totalesMenos de 300 21 10% 90% 100%301 a 400 33 27% 73% 100%401 a 500 12 33% 67% 100%5001 a 600 8 25% 75% 100%601 a 700 6 33% 67% 100%7001 a 800 2 50% 50% 100%Más de 800 4 50% 50% 100%No registrados 20 Total general 106

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Del total de trabajadores de ambas nacionalidades que decla-raron el monto que ganaban cada semana, el 24% corresponde a ayudantes, seguidos por el 19% que representa a albañiles.

Recibir un pago entre RD$301 a RD$400 pesos a la semana es lo más frecuente entre los trabajadores consultados. Los trabajadores que dijeron recibir estos montos se encuentran en un escalafón laboral bajo, como es el caso de los ayudantes. Los trabajadores que dijeron ganar más de RD$600, realizan trabajos de mayor nivel de especialización o semi-califi cados, como es el caso de los colocadores de cerámica, plomería y albañilería.

Es importante destacar que los trabajadores ayudantes, que representan 34% del total de los consultados (tanto ayudantes por la empresa como ayudantes por la casa o dueño de la cons-trucción) ganan, en su mayoría, menos de RD$400. Este dato es de suma importancia ya que, según la resolución No. 3/2007 de la Secretaría de Estado de Trabajo sobre el salario mínimo de carácter nacional, los ayudantes de este sector y sectores afi nes deben ganar RD$414 diarios.

Esta violación a las leyes laborales, tiene un impacto positivo en las empresas de la construcción, ya que contribuye a que las mismas tengan una mejor participación en la repartición de la plusvalía producida por los trabajadores entre todos los capitales que participan en la generación del producto fi nal y el Gobierno Central (percibe parte de la plusvalía mediante el impuesto a la ganancia y las sanciones a las violaciones). Esta violación tiende a compensar la alta apropiación que hace el capital fi nanciero de la plusvalía producida por los obreros de la construcción.

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Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento realizado para este estudio.

Es pertinente resaltar que, del total de trabajadores que desem-peñan la función de ayudantes, el 90% corresponde a mano de obra haitiana, por lo que estos trabajadores son piezas clave, como los demás trabajadores nacionales, en la generación de un margen de ganancia que sea compatible con sus expectativas.

Sobre la seguridad social, el 34% de los trabajadores haitianos y el 32% de los dominicanos dijo tener Seguro de Salud (ver Ilustración 1).

TABLA 4: AHORRO SALARIAL POR EL INCUMPLIMIENTO DE LA TARIFA DE SALARIOS

Puesto de Ayudante Pagos recibido Ingresos Ingresos Ahorro(general y por la casa) por día (en RD$) estimados en base a salarial (22 días la tarifa laborales legal de y en RD$) RD$414 1 240 5,280.00 9,108.00 3,828.00 1 250 5,500.00 9,108.00 3,608.00 0 280 6,160.00 9,108.00 2,948.00 14 300 6,600.00 9,108.00 2,508.00 2 325 7,150.00 9,108.00 1,958.00 11 350 7,700.00 9,108.00 1,408.00

Fuente: Construcción propia a partir del levan-tamiento realizado para este estudio.

Dominicana Haitiana

32%34%

26%

5%

32% 32%

8%

3%1%

6%

Seguro deSalud

Segurocontra

Accidente detrabajo

Ninguno Algunas delas

anteriores

NR/NS

ILUSTRACIÓN 1. TENENCIA SEGURO DE SALUD

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En lo que respecta a seguros contra accidentes, el 26% de los dominicanos y el 15% de los haitianos dijo tener seguro de este tipo. Tres de los supervisores y/o dueños de obras comentaron que las empresas destinaban de 1% del valor de la obra al pago de seguro contra accidentes, sin embargo, este es el que menos dicen tener los obreros consultados de ambas nacionalidades.

Si se profundiza el análisis en materia de utilización de estos servicios, se tiene que el 52% del total de trabajadores es llevado a un hospital público en caso de tener un accidente. De estos, 65% son haitianos y 31% dominicanos; el 4% restante no contestó esta pregunta.

De los trabajadores que dijeron ser llevados a una clínica privada, 55% es haitiano y 45% restante dominicano. Mientras que de los trabajadores que por un accidente son enviados a su casa, el 93% corresponde a obreros del vecino país. Es importante resaltar que al 25% del total de los trabajadores se les descuentan los días que no pueden ir a prestar servicios por haber tenido un accidente en el trabajo que realiza dentro de la obra. De estos, el 65% son obreros haitianos.

Si un inmigrante asiste a un centro de salud estatal, ya este ha contribuido a fi nanciar los gastos del mismo vía su papel en la generación de la plusvalía de la cual el gobierno toma una parte en forma de impuesto sobre la renta. Si la empresa paga el seguro de riesgo laboral y este no llega al prestador del servicio de salud no es responsabilidad del trabajador porque ya hizo su aporte, sino de la situación de inoperancia del sistema para recaudar, fi scalizar y controlar el proceso.

Los datos preliminares, sujeto a una mayor profundización, indican que el aporte de la mano de obra al Gobierno Central es mayor que la pudiese haber recibido, ya que:

a) Esta mano de obra genera 0.11 centavos por concepto de impuesto a la renta empresarial que el gobierno toma de la

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plusvalía como referencias para el cálculo el 2.48% promedio de rendimiento, como se muestra más arriba.

b) Al Estado recibir el pago del riesgo laboral, como ha expresado la empresa de construcción, calculado en base a 1% del valor de la obra para cubrir a todos los trabajadores, tanto haitianos como dominicanos, siendo parte de este apor-te, al no recibir los servicios, su aporte es mayor. En parte, esto explica la acumulación de recursos de las aseguradoras de riesgo laboral. Al trabajador haitiano no estar registrado y carecer de documentos de identidad, el gasto que realizan algunas empresas por ese concepto no tiene contraprestación y, por tanto, se acumula.

2. BENEFICIOS DE LA MANO DE OBRA EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN

Para profundizar en el análisis en relación al aporte real de la mano de obra haitiana en el sector construcción, es necesario ver no solo el peso económico de la misma, sino también el aporte que genera al proyecto y a la economía en un sentido más amplio. Para este análisis, es necesario conocer los montos que esta mano de obra gasta en pago de servicios y alimentación en el país.

TABLA 5: GASTOS MENSUALES EN PAGOS DE SERVICIOS

Monto Suministro de Recogida de Pago de aguagastados energía mensual basura mensual mensual (RD$) Dominicana Haitiana Dominicana Haitiana Dominicana Haitiana100 o menos 0% 14% 0% 0% 10% 10%101 a 300 21% 21% 33% 0% 50% 10%301 a 600 7% 14% 33% 33% 10% 10%601 a 900 4% 7% 0% 0% 0% 0%Más de 9001 4% 7% 0% 0% 0% 0%Sub-total 36% 64% 67% 33% 70% 30%Total 28 3 10

Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento realizado para fi nes de este estudio.

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Del total de trabajadores consultados, el 26% paga energía eléctrica, mientras que el 9% paga la recogida de basura y el agua potable y el 3% la recogida de basura. Los montos más frecuentes por el pago de los servicios descritos oscilan entre los RD$100 y RD$300.

Del total de trabajadores consultados, el 56% declaró que la energía la paga el dueño de la casa, el 43% no la paga el dueño y el 1% restante no respondió a la pregunta. El 44% de los traba-jadores no paga este servicio.

Los gastos de transporte y alimentación, son los que han de-clarado ser más recurrentes entre los entrevistados. El 86% de la mano de obra declaró tener gastos de transporte. De estos, el 70% son haitianos y el 30% restante dominicano.

Estos costos, como se muestra en la Ilustración 2, van desde los RD$20 hasta los RD$80 diarios. El 62% de los haitianos y el 41% de los dominicanos declararon gastar entre RD$21 y RD$40. En este sentido, y siguiendo el supuesto de que trabajan 22 días labo-rales y que el gasto promedio es de RD$30, el gasto de transporte estimado es de RD$660 mensuales.

Dominicana Haitiana

11% 12%

41%

62%

30%22%

11%5% 7%

Menosde 20

21 a 40 41 a 60 61 a 80 Más de 80

Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento realizado para fi nes de este estudio.

ILUSTRACIÓN 2. MONTOS POR PAGOS DE SERVICIO

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Al seguir adentrándonos en los gastos en servicios de los tra-bajadores de la construcción, nos encontramos con lo gastado por estos en salud. Al preguntársele sobre quién asumió los costos de los últimos problemas de salud que este o algún familiar hayan tenido, del total que respondió a la pregunta (84), el 87% contestó que él los había asumido y solo el 6% respondió que los mismos fueron cubiertos por su Seguro de Salud.

Lo anterior llama profundamente la atención; el 34% de los tra-bajadores haitianos y el 32% de los dominicanos dijeron contar con este servicio. Esta información nos lleva a pensar que la tenencia de seguros de salud no es tal. Cabe resaltar que, al momento de hacer la encuesta, se les preguntó a algunos trabajadores si tenían el carné y si nos lo podían enseñar y la respuesta fue negativa.

En lo que respecta a los gastos en alimentación, el 72% de los trabajadores que respondieron a esta cuestión (102), dijeron gastar entre RD$100 y RD$300 pesos diarios, seguido por el 22% que dijo gastar más de RD$300 y menos de RD$600. Es decir, que el monto promedio por alimentación es de 200 pesos diarios, incluyendo desayuno, comida y cena, partiendo del grupo que dijo gastar en-tre RD$100 y RD$300. En este sentido, teniendo RD$200 como gasto promedio para la mayoría de los trabajadores y siguiendo el supuesto de 22 días trabajados, se estima que, mensualmente, el trabajador gasta en alimentación RD$4,400.

Los gastos familiares también son signifi cativos para las perso-nas que trabajan en el sector; estos los analizaremos por los gastos en alquiler de vivienda y pago de colegio de los hijos/as. En este sentido, tenemos que el 76% de los trabajadores entrevistados viven en casas alquiladas, de los cuales el 79% son haitianos y el resto dominicanos. El monto más frecuente de pago para ambas nacionales es de RD$1,500 pesos mensuales para el pago de su vivienda, ya que el 26% de los trabajadores haitianos y el 19% de los

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dominicanos así lo declararon. A este monto le siguen los traba-jadores que dicen pagar entre RD$2,001 y RD$2,500 con un 15% del total de la población encuestada de ambas nacionalidades.

Otro de los gastos que los trabajadores realizan en sus familias es el pago de la educación a sus hijos/as. En este sentido, solo el 17% (18 casos de ambas nacionalidades) del total de la población respondió que paga este servicio. De este total, el 72% corresponde a migrantes haitianos y el resto a dominicanos.

Los montos de pagos por este servicio, según lo declarado por los trabajadores, van de RD$50 a RD$6,000 pesos mensuales. Del total de ambas nacionalidades, el 66% paga menos de 1000 pesos men-suales. Solo un nacional haitiano reportó gastar RD$6,000 pesos.

En el caso de muchos obreros eventuales, los gastos familiares trascienden nuestra frontera territorial. Es decir, los trabajadores migrantes, en su mayoría, tienen que enviar remesas a sus parientes en Haití. En tanto que los dominicanos tienen que enviar dinero al interior del país. En este sentido, de la población total consultada, el 61%, declaró enviar remesas algún familiar. De estos, el 88% son trabajadores haitianos y el 22% restante dominicanos.

23%

11%

5%3%

21% 19%

1%

16%

Mad

re

Mad

re- Pad

re

Mad

re-H

ijos/a

s

Mad

re-N

ovia

Otros fa

milia

res

Espos

a-Nov

ia

Hijos/a

s

NR/NS

Fuente: Construcción propia a partir del levan-tamiento realizado para este estudio.

ILUSTRACIÓN 3. PERSONAS A QUIEN ENVÍA REMESAS EN HAITÍ

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Del total de trabajadores haitianos que respondieron esta pre-gunta, el 78% dijo que las remesas son enviadas a sus familiares.

Como se muestra en la Ilustración 3, el 23% envía remesas a su madre, seguido por el 21% que lo hace a otros familiares. Como se muestra, el envío de remesas está mayormente concentrado en miembros de su familia de origen.

3. CARACTERÍSTICAS DE LA MANODE OBRA EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN

3.1 EDAD

La población encuestada se concentra fundamentalmente en-tre 21-30 años, representando 58% de la fuerza laboral ocupada. Al desagregar estos valores, según la nacionalidad, el 59% de los trabajadores dominicanos se concentra entre edades de 21 y 30 años, mientras que el 83% de origen haitiano, tiene menos de 30 años de edad.

Esto indica que el sector cuenta con una mano de obra haitiana joven en mayor proporción que la dominicana, y esto es lógico, ya que los jóvenes realizan labores de mayor exigencia física y riesgos, como son levantar varillas, cementos, cargar block, entre otras, que constituyen los escalafones por lo que, en general, se inserta esta población.

Los datos levantados coinciden con las informaciones de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo del 2007, del Banco Central, que indica que la fuerza laboral del sector construcción se concentra en el tramo de edad de 20 a 39 años (ver Tabla 6).

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Fuente: Encuesta de Fuerza de Trabajo de 2007. BC. Construcción Propia.

La baja proporción de fuerza de trabajo comprendida entre 60 años y más de edad responde a la naturaleza física de la actividad de construcción, ya que se requiere gran esfuerzo físico y se de-sarrollan en un ambiente hostil y precario.

3.2 NIVEL EDUCATIVO16

Del total de entrevistas realizadas (106), el 81% tanto de los dominicanos como de los haitianos, afi rmó haber asistido a la es-cuela. En término absoluto, esto signifi ca: a) De 32 dominicanos, 29 asistieron; y, b) De 72, haitianos, 55 asistieron. Este resultado no es extrapolable a toda la realidad, sino que ofrece una orien-tación sobre la trayectoria de la misma; además de que refl eja un incipiente cambio en la tendencia, a nivel educativo, que veían teniendo los trabajadores de ambas nacionalidades. 16. Al considerar que con la asistencia a la escuela se produce un cambio en los niveles de analfabetismo para ambas poblaciones, se procedió a cruzar estos dos indicadores, tomando como base los datos descritos en el presente estudio y la media nacional de analfabetismo para ambos países, lo cual llegó a revelar una reducción signifi cativa del mismo de:

a) De 11% (media nacional de analfabetismo, 2007) se reduce a 3%(3/30: proporción de trabajadores que no fue a la escuela según el presente estudio) para la parte dominicana. De 45% (media nacional, el 2006) desciende a 25% (18/73) proporción de trabajadores que no fue a la escuela según el presente estudio) para la parte haitiana.

TABLA 6: FUERZA DE TRABAJO OCUPADA EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN SEGÚN TRAMOS DE EDAD, ABRIL 2007

Tramos de edad Total Representación % 10-19 14,349 5.82 20-39 128,823 52.3 40-59 88,909 36.09 60 y Más 14,255 5.79 Total 246,336 100

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Si se analiza la situación de acuerdo al nivel alcanzado, de este conjunto, el 17% señaló estar cursando entre 1ero-4to, en tanto que de 5to-8vo, el 32.1%; es decir, la mayoría de la fuerza laboral de la construcción se encuentra en el nivel primario. Mientras que 31% indicó estar en la educación secundaria, al momento de realizarse la encuesta.

Comparando los datos anteriores con los que el Banco Central, según la Encuesta de Fuerza de Trabajo, abril de 2007, podemos decir que la mano de obra dominicana ocupada en el sector cons-trucción sigue las misma tendencias, ya que el 60.44% de la fuerza de trabajo tiene educación primaria (incompleta o completa) y 24.32% de la fuerza de trabajo tiene educación secundaria.

Al comparar los niveles de instrucción con la edad de la po-blación estudiada, llama la atención que el tramo de edad com-prendido entre 20 y 30 años se caracteriza por tener la frecuencia más alta de respuestas con respecto al resto de los rangos de edad descritos en la Ilustración 4; no obstante, el nivel primario (5to-8vo) y secundario, fueron los más reiterativos, llegando a concentrar el 37.73% de las mismas.

Construcción propia a partir del levantamiento realizado para fi nes de este estudio.

Primario (1ero.-4to.) Primario (5to.-8to.) Secundario Superior No Responde

3,774,72

2,83 2,83

9,43

17,9219,81

11,32

1,89

7,555,66

1,89 1,89 1,89 1,89 1,890,94 0,94 0,00

Menos de 20 años 20 y 30 años 31 y 40 años 41 y 50 años Más de 51 años

ILUSTRACIÓN 4. NIVEL EDUCATIVO SEGÚN EDAD RESPECTO AL TOTAL DE ENTREVISTADOS

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3.3 DOCUMENTO DE IDENTIDAD

El estatus legal de las personas migrantes es un aspecto clave para el acceso a las oportunidades, servicios (educación, salud, etc.) y garantías sociales. De igual modo, es un mecanismo de regulación de la condición jurídica en todos los órdenes de la vida de un país y de sus miembros. A nivel laboral, el hecho de poseer o no un do-cumento de identidad, reduce o potencia los niveles de privación y vulnerabilidad en el cumplimiento de sus derechos laborales.

En tal sentido, el manejo del fenómeno migratorio en la Repúbli-ca Dominicana ha tenido una trayectoria histórica, en la cual, incide el carácter irregular y disperso tanto en los procesos de diseño como de implementación del marco legal y sus mecanismos regu-latorios. Situación que afecta, de forma negativa, el estatus legal, en las posibilidades de movilidad y participación de la población, especialmente haitiana. Esto se convierte en un aspecto de vital importancia en todos los ámbitos, pero de particular interés en el presente estudio en materia laboral, en lo que respecta a la rama de la construcción, por la forma en que se han venido estableciendo y las prácticas informales e irregulares de contratación de mano de obra indocumentada que caracteriza al sector.

A partir de lo anterior y relacionando el tipo de documento que se posee y el tiempo de residencia, de 80 trabajadores que respon-dieron a esas cuestionantes, tenemos que el 89% que indicaron poseer un documento de identidad, afi rmaron ser de nacionalidad haitiana. Del 11% restante, correspondiente a trabajadores domi-nicanos, la mayoría dijo poseer algún documento de identidad. (Cédula (3) o pasaporte haitiano (2) y cédula dominicana (3). Es probable que dentro de este reducido subconjunto se encuentren nacionalizados haitianos o dominicanos de ascendencia haitiana17

17. Este elemento habría que someterlo a verifi cación en futuros estudios de esta índole, ya que no se contempla estos aspectos dentro de su alcance.

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y se le considere extranjero; aspecto que viola los marcos legales nacionales, convenios y acuerdos a nivel internacional.

Del total de personas que dijeron tener algún documento, resal-tan, entre los más frecuentes, cédula haitiana (23.58%) y pasaporte haitiano (33.96%). Ninguno manifestó tener acta de nacimiento dominicana.

Al asociar la variable documento de identidad con tiempo de residencia, tenemos que el 41% de los trabajadores indicó tener 12 meses o menos viviendo en el país, y en segundo lugar, el 28% entre 1 y 3 años. Al tomar en cuenta la tenencia de documento, se evidencia que los trabajadores que notifi caron tener cédula haitia-na afi rmaron vivir en el país entre 7 y 12 meses y 1 y 3 años. Las personas que indicaron poseer pasaporte haitiano dijeron residir en el país entre 1-3 y 4-7 años. Las personas que dijeron tener cédula dominicana superaban los 8 años de residencia en el país.

El comportamiento de estos datos puede arrojar la posibilidad de que, entre los dos primeros grupos, se encuentren los naciona-les haitianos recién llegados al país, ya que es donde se concentra el mayor número de respuestas; y los trabajadores haitianos que tienen de 8 años en adelante.

El comportamiento de los datos relacionados con la documenta-ción, varía signifi cativamente; sin embargo, no se traduce en pasos de avances para el mejoramiento de las condiciones de vida, tanto de los trabajadores inmigrantes como de los dominicanos y sus familias. Lo cual, implica un aspecto pendiente de ser insertado en las legislaciones y trabajado en las instancias nacionales.

En sociedades donde los marcos legales son conducentes a favorecer o legalizar la situación de las personas que viven en ella, particularmente, el estatus de los migrantes, ha de servir de

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referente para el establecimiento de mayores niveles de inclusión y equidad socio laboral.

3.4 ESTADO CIVIL, CONVIVENCIA Y RELACIÓN DE PARENTESCO SEGÚN NACIONALIDAD

Las relaciones de Estado Civil, Parentesco y Nacionalidad están vinculadas al asentamiento y al fortalecimiento de las redes so-ciales o de apoyo. En sentido general, el 49% de los trabajadores entrevistados indicó estar “Soltero”, seguido del 45% “Casado o Unión Libre”. Ambos grupos son los que obtienen el mayor número de respuestas en toda la muestra.

Al realizar el mismo ejercicio según la nacionalidad, en la men-ción de solteros y casados o uniones libres es notable la existencia de valores porcentuales superiores en los entrevistados de origen haitiano con respecto a los dominicanos (solteros 11% y casados/unión libre 17%). Al contrastar este resultado con el arrojado por el estudio sobre “La Nueva Inmigración Haitiana” (47.3%, solteros y 34.9%, casados); y FLACSO/OIM, 2002 (38.8%, solteros y 59.1%, casados)18, se puede observar:

• Un incremento en la proporción de solteros en el pre-sente estudio.

• Un descenso con respecto al resultado de FLACSO/OIM, 2002 y un aumento en relación al dato identifi cado en la “Nueva Inmigración Haitiana” correspondiente a los trabajadores inmigrantes haitianos “Casados”.

18. Silié, Rubén; Segura, Carlos; Dore Cabral, Carlos: La Nueva Inmigración Haitiana, Pág. 93; FLACSO/OIM, 2002, Pág. 34

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3.1 RELACIÓN DE CONVIVENCIA SEGÚN NACIONALIDAD

Para ambos grupos, la relación de “Convivencia entre Amigos” es la más común (42%) y, en segundo lugar,“Con otros familiares” (nacionales haitianos) y “Con las esposas e hijos/as” (tanto nativos como trabajadores inmigrantes haitianos).

Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento.

En ambos grupos, de manera particular en los trabajadores haitianos, las redes primarias son fundamentales para la obten-ción de un empleo en el sector de la construcción. Las mismas funcionan como canales de conocimiento del comportamiento, identifi cación y difusión de la demanda del mercado laboral, pero a su vez, de gestión para la población con necesidad de obtención de un empleo.

4. ASPECTOS OCUPACIONALES:

Escalafones Laborales, Tipos de Ofi cios o Puestos de Trabajos Preponderantes

Como se ha citado anteriormente, el grueso de los trabajadores inmigrantes haitianos y la generalidad de los dominicanos que incursionan en el sector de la construcción, realizan ofi cios y tareas sujetas a menores exigencias educativas y técnicas, lo cual

TABLA 7: RELACIONES DE CONVIVENCIA SEGÚN NACIONALIDAD

Nacio- Solo Con su Con sus Con su Otros Con NR Total nalidad esposa hijos/as esposa/o familiares amigos/as hijos/as o parientesDominicana 5,7% 3,8% 2,8% 5,7% 2,8% 7,5% 1,9% 30,2%Haitiana 5,7% 7,5% 2,8% 3,8% 13,2% 34,0% ,9% 67,9%NR ,9% ,0% ,0% ,0% ,0% ,9% ,0% 1,9%Total 12,3% 11,3% 5,7% 9,4% 16,0% 42,5% 2,8% 100,0%

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revela que existe un alto nivel de mecanización que debe refl ejar-se en los altos gastos de depreciación en estados fi nancieros de las empresas de construcción. Es posible que una o varias tareas se correspondan con un determinado tipo de ofi cio o perfi l de trabajador, para guardar mayor fi delidad a los datos ofrecidos por los entrevistados. Esto se describe tal y como fue expresado por este sector en los párrafos subsecuentes:

Del total de la muestra, el 98% (104 de 106) de los trabajadores tanto dominicanos como haitianos informaron que de 23 tipolo-gías de ofi cios o tareas, la fuerza laboral nativa participa en 12 de estas, pero con mejor remuneración y condiciones de trabajo relativa a la expectativa del estilo de vida imperante en la sociedad dominicana. Según las opiniones de los trabajadores entrevistados, se presenta la distribución de los ofi cios desarrollados tanto por dominicanos y haitianos en función del total de la muestra para los dos grupos por separados. En ese orden:

1. Los ofi cios comúnmente realizados por la generalidad de la fuerza laboral haitiana, en orden de jerarquía, son: (i) Ayudante”, 22% que sumado a otras tareas propias del mismo (levantar materiales, limpieza, etc.) mencionadas por los entrevistados asciende a 30%, (ii)“Albañil, 17%; y (iii) “Ayudante por la Casa” (empleado directamente contratado por la empresa constructora), 11%. Dado que el puesto de ayudante y ayudante por la casa es el mismo, el porcentaje real es 28%.

2. Dentro de los ofi cios que indicaron realizar los trabaja-dores dominicanos, se encuentran principalmente: (i) Pisero: 22%, (ii) Electricista: 16% y (iii) Ayudante (de ofi cios espe-cializados): 13%.

Al estar la mano de obra dominicana ubicada en los puestos de mejores remuneración por su especialidad, es lógico que perciban la mayor parte de los ingresos respecto al trabajador haitiano. Esto

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es importante porque uno de los argumentos que se escriben en los medios de comunicación es que la mano de obra haitiana quita empleo, ignorando que la mano de obra haitiana podrá tener una mayor participación en los empleos no califi cados y semi-califi ca-do. Si se compara la relación de la distribución de los trabajadores según tipo de ofi cio, se muestran contrastes importantes entre haitianos y dominicanos:

a. Por cada 3 trabajadores dominicanos que realizan los ofi cios de “Ayudante” y “Albañil”; existen 17 y 11 haitianos, respectivamente.

b. Por cada trabajador dominicano existen 8 y 7 en los puestos de “Ayudante por la Casa” y “Terminador”.

c. Por cada trabajador haitiano, se identifi caron 6 domini-canos que desarrollaban las tareas de “Pisero”.

Esta situación aclara que ambos grupos se exponen a tareas u ofi cios precarios, pero en función del número de personas que participan de los mismos, los trabajadores haitianos se exponen en mayor magnitud que los dominicanos, ello sin abordar el tema de su estatus legal, que es otro punto en desmedro de los mismos. En estos momentos, solo se plantea un nivel descriptivo de esta realidad.

Finalmente, mientras que el grupo de dominicanos se distribuye en la mitad de los ofi cios (siendo estos de mayor especialización); la parte haitiana incursiona en 24 de un total de 30 ofi cios o tareas enlistadas. La continuación abajo exhibida ayuda a visualizar de manera rápida los datos globales.

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Es importante resaltar que la mayoría de las obras visitadas se encontraban en su fase media. En tal sentido, la distribución según escalafón laboral presentada en la Ilustración 5, debe tomar en cuenta el número de trabajadores existentes en la obra en fun-ción del momento de desarrollo de la misma, ya que la variación de la proporción de trabajadores está sujeta a esta condicionante. Pero, también, al tamaño y monto de inversión en el proyecto de construcción. No obstante, son proyectos con dos (2) años de duración para su terminación.

Usualmente, en la etapa inicial de desarrollo del proyecto de construcción, las proporciones de trabajadores manuales son ma-yores. Estos trabajadores al entrar en la categoría de semi-califi cado o no califi cado, son ubicados en la base de la estructura laboral del sector construcción, para la realización de los ofi cios o tareas que requieran menor califi cación.

Terminador de TechoCarpintero

Cuidador o VigilanteAlbañil

CerámicaFlotador

TerminadorCargar cemento

ElectricistaEn la Polea Eléctrica

VarilleroZanjero

PiseroLimpieza

Instalador de PisoPegar Pared

Encargado de AlmacenEmpañete

NRPlomero

Pegar BlockAyudantePicador

Picar PisoAyudante de Albañil

Ayudante de CarpinteroAyudante de Piso

Ayudante de ElectricidadAyudante de El Varillero

0,00 5,00 10,00 15,00 20,00

Ayudante por la casa

Dominicana Haitiana

Nacionalidad

NR

OF

ICIO

S Y

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Fuente: Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento.

ILUSTRACIÓN 5. OFICIO DE LOS TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN

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Ahora bien, si se realiza el análisis de estos ofi cios o tareas según la nacionalidad, se manifi estan pronunciadas diferencias, tales como:

• Para el caso dominicano: una mayor distribución y di-versifi cación de los ofi cios semi-califi cados en el sector de la construcción, predominando de modo particular: Piso, electricidad, varilla, plomería, entre otros.

• De todas las informaciones ofrecidas por la fuerza de trabajo haitiana entrevistada, se destaca una mayor concen-tración en los ofi cios de Ayudante, albañil, ayudante por la casa y terminador.

Según lo expuesto anteriormente, los trabajadores dominicanos realizan los ofi cios de mayor especialización, es decir, ocupan puestos de trabajo cuyos ingresos laborales contribuyen mejor a la realización del nivel de estilo de vida o la producción y reproduc-ción de la fuerza de trabajo y su unidad familiar; en tanto que los trabajadores haitianos ejecutan aquellos ofi cios de mayor esfuerzo físico y menor califi cación. A pesar de que ambos grupos se en-cuentren ubicados en la base de la estructura laboral de esta rama de la economía dominicana, se puede concluir que se mantienen diferencias y características básicas, para el caso haitiano:

a. Las remuneraciones percibidas contribuyen muy pre-cariamente a la producción y reproducción de la fuerza de trabajo y su unidad familiar, es decir, al costo socialmente necesario del ciclo vital en el contexto actual.

b. Mayor esfuerzo físico, riesgos ante la humedad, polvo, inclemencia del clima y menores exigencias técnicas y mayor vulnerabilidad.

Los datos expuestos señalan que se han producido cambios a nivel educativo y en el desarrollo de nuevas habilidades ocupacio-nales, ejemplo de ello, aunque en reducidos casos, la fuerza laboral haitiana ha comenzado a incursionar en determinados ofi cios no

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habituales, pero ambos grupos de trabajadores (dominicanos y haitianos) están sometidos por igual, a condiciones precarias en el espacio laboral (sanitarias, inseguridad, riesgos, etc.), como in-dica la historia internacional sobre trabajadores inmigrantes, estos registran mayores niveles de vulnerabilidad.

Esta vulnerabilidad se debe principalmente a las condiciones de instrumentalización y explotación de esta mano de obra inmigran-te, a su estatus legal, en lo referido a la no documentación en que el Estado dominicano, por omisión o acción, la mantiene, como mecanismos de lucro a costa de la misma por parte de quienes le contratan. El análisis de la fuente secundaria permite deducir que el impacto de esta situación en la ganancia empresarial vía la diferenciación salarial entre trabajador formal e informal no es desdeñable. Aunque el Banco Central no expresa la proporción de fuerza de trabajo según nacionalidad, sin embargo, las infor-maciones dejan implícito el reconocimiento del peso específi co de la mano de obra haitiana en la construcción.

4.1 MÉTODOS DE SELECCIÓN Y CONTRATACIÓN:

Ahora bien, los procesos de contratación de personal para el desarrollo de un proyecto u obra de construcción responden a un mercado y a sus demandas, los cuales a su vez, están bajo la infl uencia de una economía global que trasciende en el ámbito de lo local, que procura la maximización de los costes de producción. Lo que es evidente, en la constitución del patrón de preferencias y la asignación de la mano de obra inmigrante en las bases del escalafón laboral.

Para conocer las preferencias laborales, en el presente estudio, se procedió a realizar una consulta a responsables fi nales de 4 proyectos de construcción (ingenieros, supervisores, maestros, etc.) tomado como muestra de dos sectores del Distrito Nacional.

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Dentro de las opiniones consideradas por los mismos, se pudo determinar:

a. La nacionalidad es un aspecto determinante al momento de contratar mano de obra no califi cada: 46.2% se inclinó por la contratación de trabajadores inmigrantes haitianos. Algunos expresaron las siguientes razones, a saber: a) Los patronos buscan obtener mayores benefi cios; b) Los traba-jadores haitianos vienen a realizar cualquier tipo de trabajo, denominado frecuentemente: de “Mucha fuerza, Bruto, pesado, etc.”.

b. El 84.6% informó que estos trabajadores, por lo gene-ral, realizan labores de: Ayudante, Albañil y Ayudante por la Casa. Las mismas coinciden con las opiniones ofrecidas por los trabajadores (dominicanos y haitianos) del sector y que fueron resaltados anteriormente. Igual porcentaje declaró no estar en disposición de realizar las tareas desempeñadas por los trabajadores haitianos “Porque son ofi cios o trabajos donde menos se paga; y por la dureza de los mismos”.

c. A pesar de que en las preferencias se inclinaban en primer orden por los dominicanos y en algunos casos, por trabajado-res de cualquier nacionalidad; al conocer las concentraciones según tipo de ofi cio, fue evidente el predominio de: (i) Los dominicanos se encuentren dentro del grupo de “Trabajador Califi cado”,92.3%; operarios de 1era. Categoría, 76.9% y maestros y (ii) Los haitianos en el conjunto de “Trabajador No-califi cado” 92.3%, operarios (2da. y 3era. Categoría), 53.8% y 76.9%, respectivamente.

d. Estos datos comparten la idea relacionada con la teoría neocolonialista, expuesta en la investigación de “La Nueva Inmigración Haitiana”, en donde cita: “Los migrantes están en la base de la estructura laboral, porque hay necesidad de una mano de obra especial obligada a realizar las tareas que la nativa se resiste hacer” El desplazamiento que se ha producido de los traba-jadores haitianos hacia otros ofi cios no ha sido signifi cativo;

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la experiencia y el tiempo en el sector son dos aspectos que pudieran contribuir al mismo.

5. IMAGEN DESVALORIZADA DE LOS PUESTOS DE TRABAJO EN LA ESCALA DE INGRESOS BAJOS EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN

En párrafos precedentes se presentaron las características de la ocupación de los nacionales haitianos, demostrándose como características tipológicas: baja remuneración, altos riesgos la-borales, alta intensidad de esfuerzos y cargas, humedad, calor, polvo, inclemencia del tiempo e imagen desvalorizada. Estas ca-racterísticas, como es lógico, pasan al patrón creencias de que los trabajadores con puestos de trabajos desvalorizados sólo pueden ser realizados por personas, por lo general, pobres o extranjeros pobres, o trabajadores en estado de indefensión ante el mercado. La predisposición a estos puestos de trabajo permite evaluar si existe una sustitución de trabajo dominicano por trabajo haitiano, y se indagó esto a través de dos preguntas claves:

a. Sobre los puestos, ofi cios o tareas donde el trabajador haitiano tiene mayor experiencia y/o capacidad.

b. Sobre los puestos de trabajo, ofi cio o tareas peores pagados.

En este sentido, el estudio de campo estableció que 44.3% de los trabajadores encuestados expresaron que donde más dispuestos están a trabajar, y donde más experiencias y/o capacidad tienen los inmigrantes son en: (i) Poner block (14 entrevistas): 13.2%, (ii) Empañete (13 entrevistas): 12.3%, (iii) Ayudante (12 entrevistas): 11.3% y (iv) Piso (14 entrevistas): 7.5%.

Los acápites precedentes han demostrado que, precisamente,

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son estos puestos de trabajo donde se experimentan las peores condiciones y esto coincide con la baja presencia de la mano de obra dominicana y con alta presencia de la mano de haitiana.

Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento.

Respecto al abordaje de la pregunta sobre los puestos de trabajo, ofi cio o tareas peores pagadas, los entrevistados señalaron albañil y su ayudante, terminador. El albañil al que se hace referencia es el albañil de la última categoría dentro de los albañiles.

TABLA 8: TAREAS U OFICIOS DONDE EL TRABAJADOR HAITIANO ESTÁ PREDISPUESTO A TRABAJAR Y DONDE TIENE MAYOR EXPERIENCIA

Y/O CAPACIDADES

Ofi cios Identifi cados Número de Trabajadores Porcentaje que RespondieronPoner block 14 13,20Empañete 13 12,30Ayudante 12 11,30Piso 8 7,50Otros (NR/NS) 59 55,66Total 106 100,0

TABLA 9: PUESTOS DE TRABAJOS PEORES CALIFICADOS POR LOS TRABAJADORES ENTREVISTADOS

Trabajos u ofi cios Número de Respuestas Porcentaje de Respuestas (%)Ayudante, albañil y trabajador por la casa 35 33,02Ayudante, plomero, albañil 2 1,89Carpintero, albañil y varillero 1 0,94Ayudante, trabajador por la casa y terminador/empañete, otros 29 27,36Ayudante, terminador y albañil 8 7,55

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Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento.

En ambas respuestas, existe una similitud, que permite concluir que no existe sustitución de trabajadores haitianos por trabajadores dominicanos en la construcción, sino desplazamiento vertical.

5.1 INGRESOS PERCIBIDOS POR EL TRABAJADOR NO-PROFESIONAL POR CUENTA PROPIA

La situación de los/as trabajadores/as, según la Encuesta de Fuerza de Trabajo del Banco Central señala que el 80% de la población ocupada devenga ingresos por debajo del promedio general, con la gravedad de que existe una brecha signifi cativa entre los ingresos que recibe la población formal en detrimento de la informal y que esta diferencia arroja un ahorro considerable que va a engrosar la cuenta de ganancias de la empresa como expresan sus estados fi nancieros. Esta diferencia signifi ca un ahorro de 6 mil millones al año, cifra no desdeñable para cualquier sector em-presarial. Este es el impacto de mantener una considerable fuerza de trabajo haitiana sin regularizar su estatus y, por otro lado, una fuerza laboral dominicana que no percibe, al igual que la haitia-na, parte de su plusvalía en forma de salud, pensión, protección contra desempleo y prestaciones laborales. Los ofi cios o tareas antes descritos procedentes del estudio de campo, entran en la categoría de trabajadores por cuenta propia, los cuales son los peores pagados y sujetos a condiciones adversas.

Tomando como referencia el comportamiento económico de 105 empresas representativas de las principales sub-ramas de la

Ayudante, sereno y trabajador por la casa 3 2,83otros 6 5,66No responde 15 14,15Total 106 100

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construcción19, su fuerza de trabajo ocupada fue capaz de produ-cir una masa considerable de ganancia empresarial ascendente a RD$1,252.37 millones en el 2004, RD$1,589 millones en el 2005 y RD$1,433 millones en el 2006.

El estudio de campo arrojó una realidad similar, expresada en la encuesta del Banco Central respecto a los ingresos devengados por los trabajadores informales. En este tenor, tomando en cuenta los ingresos declarados por los trabajadores,20 se tiene:

• RD$ 350 pesos, es el valor que más se repite dentro del conjunto de respuestas ofrecidas.

• RD$418, es el ingreso promedio por día. Comparando este ingreso promedio por día con los ingresos declarados, se ha constatado que 62.5% de los trabajadores perciben ingresos por debajo de este promedio. A nivel de otras in-vestigaciones como la “Encuesta de Fuerza de Trabajo del Banco Central”, 70% de la población asalariada y por cuenta propia perceptora de ingresos, recibe ingresos por debajo del ingreso general promedio.

Si se agrupan las informaciones contenidas en la Tabla 10 en tres rangos de respuestas y se realiza una evaluación del compor-tamiento del salario en función de los mismos y la nacionalidad se tiene que:

- En el primer rango se presenta una mayor proporción del grupo de trabajadores haitianos que obtienen una paga igual o menor a RD$360; esta proporción es menor para los trabajadores dominicanos.

- En el segundo rango (RD$700 - RD$950), se establece una relación inversa del pago a favor del grupo de dominica-

19. Datos e Informaciones Tomados del Estudio Sectorial para la Banca, Banco Central de la República Dominicana y Superintendencia de Bancos, 2007.20. Las encuestas válidas son 88 de 106, debido a que tienen informaciones com-pletas para hacer el análisis.

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nos (43%) con respecto al haitiano (35%), situación que se mantiene en el tercer y cuarto rango.

Fuente: Construcción propia a partir del levantamiento.

La elevada concentración de la fuerza de trabajo haitiana en determinadas escalas de ingresos se relaciona directamente con los niveles de ocupación de la misma en ofi cios o tareas menos remuneradas y riesgosas. No obstante a esta diferenciación, la ocupación total en el sector (tanto nativa como migrante) tienen como características comunes la obtención ingresos bajos, pues, casi la totalidad se concentra en el intervalo de RD $200 a RD $500 pesos al día; es decir, por debajo del ingreso de pobreza.

Esto advierte que el sector empresarial pone en ejecución un mismo régimen de explotación de la fuerza de trabajo, que a la vez, ha sido aceptado por las instituciones laborales reguladoras del mercado del Estado, es decir, responsable de la reglamentación de las condiciones de trabajo, salarios, Seguridad Social, de salud ocupa-cional, entre otras. Este régimen de explotación se caracteriza porque integra prácticas de violación de las normas laborales como es el caso de violación a la resolución de tarifas de salarios por día.

Esto nos indica que los trabajadores haitianos se concentran en los niveles de salarios más alejados del costo de la canasta básica de bienes y servicios, según las informaciones facilitadas en las entrevistas por los mismos.

TABLA 10: TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN SEGÚN NACIONALIDAD Y SALARIOS DEVENGADOS

Rangos Salario o Paga Dominicanos % Haitianos % Total % 1 Menos de 360 9 39% 36 57% 46 52% 2 Entre 400 y 650 10 43% 22 35% 33 38% 3 Entre 700 y 950 3 13% 3 5% 6 7% 4 Más de 1000 1 4% 2 3% 3 3% Total 23 100% 63 100% 88 100%

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CONCLUSIONES PRINCIPALES

La evidencias empíricas relevan que la mano de obra haitiana no sustituye a la mano de obra dominicana, ya que se concentran en los puestos de trabajo para los cuales el capital tiene problemas de contratación por la baja remuneración respecto al costo de vida, las condiciones de trabajo, mayor esfuerzo físico, efectos negativos de los materiales de construcción en la piel, sometimiento a la inclemencia del tiempo y mayores riesgos. Estos planteamientos son reforzados en el proceso de contratación ejecutados por las compañías constructoras, donde los entrevistaron afi rmaron pre-ferir para labores no califi cadas la mano de obra haitiana y para labores que exijan mayores niveles de capacitación la dominicana, a sabiendas que en la mano de obra haitiana existe otro componente buscado por los capitalistas, el cual es una mayor apropiación de su plusvalía.

En materia de ingresos por día, la ocupación por parte de dominicanos tiende a insertarse en los escalafones laborales ma-yores remunerados, a diferencia de la mano de obra haitiana, la cual recibe salarios por debajo de los costos de reproducción de la unidad familiar. De los trabajadores haitianos que declararon sus ingresos, el 53% percibió un ingreso diario menor a RD$360, concentrándose la mano de obra dominicana en un tramo de ingresos superior (entre RD$400 –RD$650 diarios).

La segunda hipótesis expresa que la inserción de la mano de obra haitiana en el mercado laboral hace un aporte a la economía nacional mayor que su costo y del que aporta el Estado domini-cano.

Los datos muestran que por cada peso gastado en la subcontra-tación de mano de obra, sin distinción de nacionalidad, por parte de la empresa de construcción, la mano de obra haitiana rindió un

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benefi cio promedio de RD$2.48 entre los años 2004-2006. Siendo la mano de obra haitiana subcontrata y regulada por las mismas prácticas empresariales que la dominicana.

De la plusvalía producida por los trabajadores formales y subcontratados (nacionales o extranjeros) de 105 empresas que reportaron ganancias, el Gobierno Central percibió un promedio de RD$121.4 millones por concepto de impuesto sobre la renta para el período 2004-2006, registrándose un total de RD$362.43 millones. Los impuestos sobre la renta empresarial representan una fracción de la plusvalía generada por los trabajadores y, por tanto, los mismos son generado en parte por la mano de obra haitiana, demostrando que la misma aporta a la economía nacional.

En conclusión, los datos preliminares, sujetos a una mayor pro-fundización, indican que el aporte de la mano de obra al Gobierno Central es mayor que la pudiese haber recibido, ya que:

a) Esta mano de obra genera 0.11 centavos por concepto de impuesto a la renta empresarial que el gobierno toma de la plusvalía producida por esta. Esto, tomando como referencias para el cálculo el 2.48% promedio de rendimiento, como se muestra más arriba.

b) Al Estado recibir el pago del riesgo laboral, como han expresado la empresa de construcción, y el trabajador haitia-no no recibir los servicios, su aporte es mayor. En parte esto explica, la acumulación de recursos que tiene las aseguradoras de Riesgo laboral. Al no estar registrado el trabajador haitiano y carecer de documentos de identidad, el gasto que realizan algunas empresas por concepto de riesgos laborales no tiene contraprestación y, por tanto, se acumulan.

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RECOMENDACIONES

Desde el Estado Dominicano, ha de realizarse un estudio-diagnóstico sobre la presencia de la mano de obra haitiana en los diferentes sectores de la economía nacional, en el cual se permita establecer y proyectar la cantidad de mano de obra necesaria en los diferentes sectores de la economía nacional.

Urge el diseño e implementación de un proceso de regulariza-ción de la mano de obra haitiana, respetando cabalmente tanto los Derechos Humanos de estos trabajadores, como la Convención del 90 sobre los trabajadores migrantes y sus familiares.

Este proceso de regularización ha de estar integrado por las diferentes instancias gubernamentales vinculadas al tema y encabe-zada por la Secretaría de Estado de Trabajo y la Dirección General de Migración. Es esencial el diálogo entre estas dos instancias. En este mismo orden, es necesario que este proceso, desde sus inicios, involucre empresarios de la construcción (propietarios y subcontratistas), sindicatos de trabajadores y organizaciones de la sociedad civil vinculadas con personas migrantes, a fi n de que estén representados todos los sectores.

En este mismo orden, consideramos el diálogo y estableci-miento de acciones recurrentes con las autoridades haitianas en el país, durante el proceso de regularización, a fi n de que las mismas puedan expedir documentos necesarios a la población de su país, para regular su situación migratoria en República Dominicana.

El Código de Trabajo está violentado en el sector construcción. El pago realizado por las empresas constructoras a los trabajadores que desempeñan cargos de ayudantes, es inferior a los RD$414.00 establecido por la resolución no. 3 del 2007 de la Secretaría de Estado de Trabajo. Esta forma de pago es una violación explícita

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a los derechos de los trabajadores, tanto migrantes como domini-canos, por lo que urge una acción de supervisión y sanción a las empresas que incumplen, por parte de la Secretaría de Trabajo.

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Una trabajadora doméstica dominicana viviendo y trabajando en Barcelona, oriunda de una comunidad rural cerca de Neiba en el Sur de la República Dominicana, narró la experiencia si-guiente:

“Cuando llegué por primera vez a Europa para trabajar lloré. Lloraba porque fue por primera vez que se me ha dado mi propio cuarto. Mi propio cuarto de baño, mi propio pequeño televisor. La primera vez que no temía que el padre de mis niños llegara a la casa con un jumo para abusar de mí. Más tarde lloré porque llegué a ver los problemas en mi comunidad natal. Me di cuenta de cómo tratamos tan mal a los trabajadores haitianos que vienen como inmigrantes a República Dominicana. Las dominicanas no damos a ellos su propia habitación. Y lloré porque constaté que había criado mis niños como mi madre me había criado, sin mucho cariño. En Barcelona, al comienzo, seguí haciendo los ofi cios de la casa como había hecho en mi propia casa. Pero la señora dijo, ‘Milagros, deja de limpiar todo el tiempo. Quiero que estés con los niños, que juegues con ellos, para estimularles.’ De alguna manera se podría decir que tuve que ir a Europa para aprender sobre el cuidado maternal y el cariño. Ahora he traído a mis propios hijos a España, y les trato de manera diferente. He dicho a mi mamá también de darle a la trabajadora haitiana que he empleado para cuidarla, su propio cuarto.” (Sorensen 2005)

A modo de introducción, notamos que las investigaciones recientes han mostrado que (1) las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de la población de 190 millones de migrantes globales; (2) la migración femenina ha aumentado de manera signifi cativa en las últimas décadas; y (3) en todas partes del mundo la mujer migrante ha experimentado varias formas de abuso en la fuerza

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laboral tal como hostigamiento sexual, racismo, violación de con-tratos, sub-pago y la violación de las provisiones de legislación laboral a nivel nacional/provincial (UNFPA 2006). Mientras que más estudiosos están investigando sobre la migración femenina, estas investigaciones acusan varias limitaciones. Empíricamente, la mayor parte de la investigación, incluso cuando se trata sobre la mujer migrante, enfoca la migración hacía el Norte. La investiga-ción en relación a migración intraregional, sobre todo en América Latina, se ha desarrollado mucho menos.

A nivel conceptual son pocas las investigaciones sobre el co-nocimiento de los mismos migrantes sobre sus derechos o de las acciones de los que acompañan o de parte de los migrantes (mujeres), posibilitando la articulación de sus demandas sociales frente a los garantes de sus derechos. Hay aún menos investigación desde una perspectiva de género.

Los cambios en los mercados laborales en el marco de la globali-zación han aumentado tanto las oportunidades como las presiones para la migración femenina. El proceso de migración y el empleo en un país en que no son nacionales pueden incrementar las opor-tunidades de tener más ingresos, autonomía y empoderamiento, de manera que cambian los roles de género y responsabilidades y contribuyen a más igualdad. Pero pueden también exponer a las mujeres a difi cultades en el pleno goce de sus derechos. Puede ser que en la etapa de reclutamiento, en el viaje o viviendo y trabajando en otro país, mujeres migrantes trabajadoras, sobre todo en situación irregular, sean vulnerables a hostigamiento, intimidación o amenazas a ellas mismas o a sus familias, explotación y abuso, discriminación racial, condiciones de trabajo inadecuadas, más riesgos en cuanto a su salud, y a otras formas de abuso incluyendo trata y tráfi co ilícito de personas. Las mujeres migrantes, independientemente de tener documentos o no, pueden ser más vulnerables a discriminación, explotación y abusos, comparadas no solo con migrantes mas-

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culinos sino también con mujeres nativas del país (Programa de Promoción de Género OIT 2000).

Muchas décadas de migración no regulada de haitianos/as que han llegado para vivir y trabajar en el país vecino han resultado en una población signifi cativa en la República Dominicana cuyo estatus es incierto, vulnerable a la discriminación y al irrespeto a veces del disfrute de sus derechos humanos. Los gobiernos de turno de los tres partidos políticos principales han realizado esfuerzos importantes, aunque insufi cientes, en el empeño de introducir un marco legal para migración compatible con normas internacionales. Han respondido de manera incipiente a la nece-sidad de implementar una visión más holística, con los cambios correspondientes en los ofi ciales de migración, las fuerzas de seguridad, la Junta Central, y los servicios de educación y salud. Después del declive de la industria azucarera en los años 80, otras industrias y servicios se han aprovechado de la mano de obra haitiana barata y no regulada.

La encuesta OIM/FLACSO (2004) sobre inmigrantes haitianos, efectuada a solicitud de la cancillería dominicana, identifi có que el 16.1% de las mujeres migrantes trabajadoras haitianas de su muestra estaba ocupado en el servicio doméstico. Dicha encues-ta estimó, según su desglose por sexo, en un 22.4% las mujeres migrantes haitianas en el país y que el grueso de esta inmigración femenina se encuentra en las regiones siguientes: Distrito Nacio-nal/Santo Domingo, Santiago y Norte. Hay apenas tres estudios signifi cativos que enfocan la mujer migrante haitiana desde una perspectiva de género (Jansen y Millán 1992; GARR-MUDHA, 2005; ONE RESPE 2007), mayormente dando prioridad a la mujer bateyana. Los breves comentarios en estas investigaciones sobre la mujer migrante haitiana en el servicio doméstico revelan que las mujeres y/o niñas en este ofi cio son particularmente vulnerables a discriminación y abusos.

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A fi nes de 2005, INSTRAW organizó en Santo Domingo un encuentro sobre “Género, migración y desarrollo: Mujeres mi-grantes desde y hacia República Dominicana” con la sociedad civil dominicana, organizaciones internacionales e instituciones guber-namentales con el objetivo de propiciar y facilitar un espacio para el debate sobre cuestiones relacionadas a la feminización cada vez mayor de los procesos migratorios y la necesidad de visibilizar a las mujeres y tener en cuenta sus realidades, necesidades e intereses en el marco de los mismos (Revista INSTRAW, febrero de 2006).1 La Guía de recursos que se levantó en esta Revista destaca nueva vez la carencia de investigaciones sobre la mujer migrante haitiana en República Dominicana desde una perspectiva de género y para fi nes de la incidencia política.

Por otra parte, investigaciones recientes sobre la mujer migrante dominicana indican que, en algunos casos, mujeres migrantes hai-tianas están tomando el relevo en cuanto a tareas domésticas en hogares y comunidades donde hay un alto porcentaje de migración femenina hacia países del Norte, como puede ser la emigración femenina desde Vicente Noble hacia España (García y Paiewonsky INSTRAW 2006). Otro eslabón en las llamadas cadenas migrato-rias femeninas puede ser el de las mujeres migrantes haitianas que conciben a la República Dominicana como un país de tránsito en camino a su destino fi nal en el norte a través de Puerto Rico.2

Nuestra investigación primaria pretende ayudar a llenar algu-nos de estos vacíos al hacer una primera caracterización de la

1. Según una nota de concepto reciente de INSTRAW (agosto de 2008): “La feminización de la migración no se refi ere al aumento en la proporción de mi-grantes mujeres (aunque eso también ocurre) sino al aumento de mujeres que migran independientemente en búsqueda de trabajo y no como dependientes” (nuestra traducción del inglés).2. Hemos recibido el testimonio de una empleadora dominicana en este sentido que mantuvo el contacto con su extrabajadora doméstica haitiana cuando llegó a Puerto Rico (comunicación personal con la investigadora principal, febrero de 2007).

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mujer migrante haitiana en el servicio doméstico en la República Dominicana, explorando: (1) el conocimiento de sus derechos civiles, económicos y sociales de parte de estas mujeres migran-tes, expresado a través de sus demandas sociales; (2) el rol de las organizaciones sindicales, de mujeres y de migrantes a nivel na-cional y transnacional en visibilizar la situación de estas mujeres migrantes; (3) algunas implicaciones para las políticas públicas relevantes tanto en el país receptor como el país expulsor. Esta investigación propone caracterizar la naturaleza de la trans-nacio-nalización del servicio doméstico en Santo Domingo y Santiago de los Caballeros y comparar esta realidad con la de las trabajadoras domésticas transfronterizas en la cuidad de Dajabón en la frontera domínico-haitiana del Norte del país.

El problema a que se dirige la investigación es el siguiente: ¿Cómo

se caracterizan y cuál es la situación de las mujeres migrantes haitia-nas que se desempeñan en el servicio doméstico en las ciudades de Santo Domingo, Santiago de los Caballeros, y Dajabón?

Los objetivos son:• Caracterizar a las mujeres migrantes haitianas que se encuen-

tran en el servicio doméstico en República Dominicana• Describir y analizar el conocimiento y demandas de sus de-

rechos laborales, civiles económicos y sociales por las mujeres migrantes

• Identifi car y describir el rol de las organizaciones sindicales, de mujeres y de migrantes a nivel nacional y transnacional en relación a la situación de estas mujeres migrantes

• Realizar recomendaciones de políticas públicas para dar res-puesta a las demandas de esta población tanto en el país expulsor como emisor.

En el marco conceptual se hace una conceptualización de los tipos de migraciones y sus causas que son relevantes para el estudio. En este sentido, se hace la distinción entre la migración forzada,

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dirigida, y espontánea, observando que en el caso que nos compete se trata mayormente de una migración espontánea.

Se destaca la necesidad de defi nir lo que se comprende por feminización de las migraciones, afi rmando que es el hecho de que las mujeres migran cada vez más de manera autónoma como proveedoras económicas. Si bien se entiende la reunifi cación familiar como una razón común y corriente por la migración, se nota que muchas mujeres en esta categoría migran motu proprio, es decir no con una pareja sino con otro familiar.

Se discute lo que se entiende por “servicio doméstico” en la República Dominicana dentro de los debates regionales en torno al tema desde hace más de dos décadas, y las posibles limitaciones de algunos de los marcos internacionales, por ejemplo la defi nición de la OIT en la materia o el alcance de la Convención de la ONU de 1990 sobre los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familiares.

Se introducen los conceptos de capital social, cohesión social y la inmigración desde una perspectiva de género. En esta relación, se distingue entre redes densas y redes suaves en que pueden estar incluidas o no las mujeres migrantes. Se enfatiza la diferencia entre capital social que refuerza la membresía y las limitaciones tanto como un concepto como una práctica para apalancar recursos materiales, a la luz del hecho de que no es forzosamente una base satisfactoria para conciliar las contradicciones entre la cohesión social y la diferenciación social refl ejada en el colectivo haitiano de inmigrantes en el país.

Asimismo, se matizan los diferentes modelos de integración, diferenciando entre asimilación y pluralismo y una gama de es-quemas que refl eja estas nociones diversas.

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Además, se nota la importancia de las identidades múltiples en un mundo globalizado y se comenta el auge del transnacionalismo desde abajo, incluyendo la práctica de la maternidad transnacio-nalizada y las llamadas cadenas femeninas de cuidado (global care chains).

Finalmente, se ubica la investigación dentro del campo de estu-dios que abarca la justicia de género, la ciudadanía, y el desarrollo humano. En el lenguaje político moderno, la justicia de género implica derechos ciudadanos plenos para las mujeres y esto es lo que generalmente se entiende por el término, en el contexto de América Latina y el Caribe.

En lo que se refi ere a la metodología, se realizó el proyecto de investigación en dos etapas: primero, un diagnóstico de la situa-ción de la mujer migrante haitiana en el servicio doméstico en la República Dominicana a través de un análisis documental (que ayudó, inter alia, a afi nar el marco conceptual). En esta etapa, el equipo realizó entrevistas estructuradas con dieciséis (16) expertos y actores pertinentes, sobre la base de una guía elaborada para obtener las percepciones y las valoraciones de expertos/as domi-nicanos/as (y dos haitianas) sobre la temática de la investigación. Además, se llevó a cabo un taller de reforzamiento en técnicas para la investigación cualitativa con miras a acoplar mejor el equipo de investigación, reclutado por la investigadora principal para hacer esta investigación.

De manera que la segunda parte de la investigación consistió en el trabajo de campo en los tres lugares identifi cados para estos fi nes, el procesamiento de los datos, y el análisis del conjunto de informaciones. Se ha elaborado una guía (en español y en Creole) para entrevistas con veintisiete (27) mujeres escogidas de manera aleatoria, con la técnica de bola de nieve, en el Distrito Nacional/Santo Domingo (15), Santiago de los Caballeros (5), y Dajabón (7).

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Antes de aplicar la guía y recoger los datos de las mujeres seleccio-nadas, se ha agotado una etapa preliminar de contacto en que se ha ganado la confi anza de estas mujeres a través de reuniones y/o de talleres. El equipo de investigación obtuvo el consentimiento de las trabajadoras escogidas para ser entrevistadas, según una serie de criterios establecidos.

Se efectuaron los contactos con las mujeres entrevistadas a través de organizaciones sociales (Dajabón, Santiago y parcial-mente en Santo Domingo). En la capital los contactos fueron mayormente a través de tres líderes carismáticos en tres barrios diferentes (dos líderes masculinos y una mujer líder emergente). El equipo de investigación agotó varias sesiones de observación en los barrios de residencia de las mujeres entrevistadas y sostu-vimos conversaciones importantes con otras migrantes haitianas que trabajan en el servicio doméstico, sin aplicar nuestra guía ni grabar el diálogo.

Para mantener el ambiente de confi dencialidad a lo largo del proceso, el equipo de investigación no entrevistó a las mujeres en las casas de familia donde estaban trabajando sino más bien en la misma casa de la entrevistada; en una iglesia; en la casa/patio de una vecina; o en la ofi cina/patio de una organización social. No se ha entrevistado a los/as empleadores/as por no dañar el clima de confi anza necesario para que las mujeres trabajadoras entrevista-das se hayan abierto en las conversaciones. Aunque teóricamente hubiera sido posible entrevistar a los/as patrones/as de mujeres haitianas en el servicio doméstico que no estuvimos entrevistando, tuvimos también limitaciones de tiempo. De hecho, hemos reco-gido algunas informaciones relevantes a través de los informantes claves y en conversaciones informales con otras personas quienes han empleado a trabajadoras domésticas haitianas.

En esta última parte de la investigación se celebró un taller de

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devolución con los hallazgos principales (antes de elaborar el in-forme fi nal) con miras a validar el informe y recoger sugerencias para potenciar el seguimiento a la investigación.

Sintetizamos los resultados del estudio mediante los siguien-tes hallazgos.

CARACTERIZACIÓN DE LAS MUJERES MIGRANTES QUE SE ENCUENTRAN EN EL SERVICIO DOMÉSTICO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

En la República Dominicana, según el anuario estadístico de la CEPAL 2006 (ver tabla), el porcentaje de Población ocupada urbana ubicada en el Servicio Doméstico ha pasado del 8,7% en 1992 al 11,4% en el 2005, subiendo un 2,7% en este período a contrario de la tendencia regional. En la actualidad, no es posible cuantifi car las mujeres migrantes haitianas en República domi-nicana y tampoco afi rmar la magnitud de las que trabajan en el servicio doméstico, tomando en cuenta, según las afi rmaciones de la ONE al respecto, que existe un notorio sub-registro en los censos del país3.

3. Señalamiento de dos representantes de ONE que participaron en el taller de validación del 7 de agosto de 2008.

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Tabla 1Comparativo 1990 – 2005[*]:

Porcentaje de Población Ocupada Urbana ubicada en el Servicio Doméstico

El objetivo de esta investigación cualitativa no es llenar este vacío sino más bien caracterizar mujeres migrantes haitianas que se desem-peñan en el servicio doméstico en el país a través de las entrevistas realizadas. De esta manera, esperamos poder aportar a la construc-ción de tipologías de mujeres junto con otras investigaciones exis-tentes y futuras que aborden la migración femenina hacia República Dominicana así como el trabajo doméstico remunerado4.4. En el momento de redactar, están en curso una investigación sobre el Servicio Doméstico Remunerado auspiciada por AECID y SICA, y otra sobre migración Sur/ Sur de mujeres en América Latina auspiciada por la Universidad de Windsor en Canadá. En ambas, la República Dominicana fue escogida como estudio de caso.

Costa Rica

Población Ocupada

1990 2005 Variación

M H M H M H

12.0 0.2 12.0 0.4 0.0 0.2

13.1 0.4 7.7 0.5 - 5.4 0.1

18.1 0.2 9.2 0.2 - 8.9 0.0

16.0 0.4 8.7 0.5 - 7.3 0.1

14.1 0.3 10.3 0.1 - 3.8 - 0.2

17.8 0.6 14.9 1.2 - 2.9 0.6

8.7 0.2 11.4 0.9 2.7 0.7[*]Costa Rica: 1990-2005; El Salvador: 1995-2004; Guatemala: 1989-2002; Honduras:

1990-2003; Nicaragua: 1993-2001; Panamá: 1991-2005; Rep. Dominicana: 1992-2005

Fuente: CEPAL, Anexo Estadístico del Panorama Social 2006

País

El Salvador

Guatemala

Honduras

Nicaragua

Panamá

Rep.Dominicana

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Encontramos mujeres migrantes haitianas en el servicio domés-tico de todas las edades. Llama la atención la presencia de jóvenes y solteras con proyecto migratorio personal e independiente, ejemplifi cando la feminización de la inmigración haitiana en la República Dominicana.

Es destacable el elevado nivel de estudios y expectativas de su-perarse académicamente de algunas de las mujeres entrevistadas, confi rmando el fenómeno de “descalifi cación” que es un rasgo común del trabajo doméstico hecho por mujeres migrantes a través del mundo.

Vemos que las motivaciones para migrar no solo son la bús-queda de trabajo o el envío de remesas para sostener la familia, sino también pueden incluir un proyecto personal autónomo que incluye el interés por la superación académica. La educación es vista como un progreso social y económico por las entrevistadas de la misma manera que estudios en el medio rural en República Dominicana.

“Bon, m rive nan sètifi ka men sètifi ka m rive a se Bondye ki fè m rive ladan l pase pat gen posiblite pou m ka rive ladan l, pase m gen frè m ki anvi, bon, ou wè tankou m gen on tifrè m se sèl li menm ki plis renmen lekòl. Bon, nou menm ki pi gran nou pa ka ede l, man-man m pa ka ede l, ou wè, e li li renmen lekòl e lidi li pap kite lekòl pou anyen. Ou wè tifrè m sa li panko konn isi a (…).”

Claire Heureuse. Dajabón.

Bueno, yo tengo un certifi cado de primaria. Este certifi cado fue Dios quien me lo dio porque yo no tenía posibilidades de obtenerlo, porque tengo hermanos que también lo quieren, bueno, tengo un hermano menor por ejemplo, es el a quien más le gusta la escuela. Bueno, no-sotros los mayores no podemos ayu-darlo, mi mamá no puede ayudarlo, ¿ves? Y le gusta la escuela y dice que no abandonará la escuela por nada. ¿Ves? Mi hermanito este no conoce aquí todavía.

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En el caso de Dajabón, podemos destacar el nivel educativo más bajo de las mujeres entrevistadas. Dos factores pueden ser deter-minantes, la edad más avanzada y la falta de oportunidades para las mujeres de acceder a la educación en el medio rural como señala una de las entrevistadas: “Este certifi cado fue Dios quien me lo dio porque yo no tenía posibilidades de obtenerlo, porque tengo hermanos que también lo quieren”. A esto se le añade la falta de esperanza en que la educación es un medio para salir de la pobreza. Como afi rmó Claire Heureuse: “¿Por qué pá Haití, que tú va a hacer? cuando tú acaba de estudiar, ¿qué tú va hacer? Mirar el cielo y la tierra, pidiéndole a Dios me da la comida.”5

En relación con su estado civil, la mayor parte de las mujeres con pareja están en unión libre o plaçage, tal como es la realidad vivida en Haití (45% de los más de 15 años están en pareja, de estos 53.6% en plaçage o unión libre ECVH). Las relaciones sentimentales se establecen, en general, dentro de la misma comunidad haitiana. Sin embargo, una de las entrevistadas declaró que su novio era dominicano.

El promedio de hijos/as por mujer es 2.7, con una baja en Santo Domingo por el sesgo de jóvenes en la capital. Mayormente los/as hijos/as se encuentran con su madre pero en varios casos hay mujeres que tienen hijos/as en Haití y, en el caso de una mujer en Santo Domingo con seis hijos, ella informa que hay dos en San Pedro de Macorís y los otros están en la capital. Claro está que, en el caso de todas las mujeres transfronterizas, sus hijos/as se encuen-tran en Haití. La narrativa (codifi cada) de la madre ausente y sus consecuencias en el imaginario, con correspondientes sentimientos de culpabilidad de parte de la madre, no parece pesar tanto en las historias de las personas entrevistadas, según lo que nos han narra-do las mujeres. Vemos un porcentaje relativamente alto de mujeres solteras (o por su juventud o por ser mayor de edad). En el caso de las más jóvenes esto refuerza la idea de la tendencia hacia proyectos

5. Entrevistada con estudios de primaria sobre su deseo de seguir estudiando. En español en la entrevista.

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migratorios independientes de mujeres jóvenes de medio urbano (feminización de la migración) que cruzan la frontera sin el ánimo de juntarse con su familia o pareja. Es de notar que los estudios sobre la mujer dominicana en el servicio doméstico han mostrado desde hace cierto tiempo que las mujeres que trabajan en el servicio doméstico pasan aún menos tiempo con sus hijos/as que las mujeres trabajando en zonas francas (Corten y Duarte, 1983).

Los patrones de migración interna en Haití encontrados en el traba-jo de campo se corresponden, en gran medida, con las tendencias observadas tanto en el Estudio Nacional de Hogares efectuado en Haití (2001) como la encuesta OIM/FLACSO llevada a cabo en 2002. El protagonismo de las mujeres en la migración interna en Haití es bien conocido (13.4%), superando la tasa de la migra-ción interna de los hombres (10.7%).6 La migración interna hacia un núcleo urbano precediendo la migración internacional parece constituirse en un patrón en el caso de las migraciones al interior de la Hispaniola.

La violencia socio-política como factor de expulsión tiene pi-cos coyunturales en Haití conduciendo a una migración forzada tanto dentro como fuera de su territorio, aunque la emigración de haitianos/as a República Dominicana ha sido mayormente espontánea durante las últimas dos décadas.

Es de subrayar que tres casos de migración fueron precipitados por violencia socio-política, o sea una migración forzada. El auge de los secuestros luego de la salida del ex Presidente Jean Bertrand Aristide en 2004, fue señalado como un motivo para migrar por una entrevistada en Villa Carmen.

6. IHSI/Enquête sur les conditions de vie en Haïti (ECVH: 2003).

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El primer cruce de frontera o primera entrada fue mayormente de manera irregular o amba fi l (en el caso de las mujeres entrevis-tadas). Este cruce irregular es sentido como “normal” tanto por las mujeres que migran como de parte de los varios actores con quienes se interactúan en el camino hacia su destino fi nal por el lado dominicano.

Varias de las mujeres entrevistadas piensan que es “normal” entrar al país de esta manera si no tienen pasaporte y/o visa.7. Al ser preguntadas cómo llegaron a República Dominicana, contestan que vinieron “normal”, “alezman”, “kom sa”, todos términos que tienden a naturalizar la entrada sin los documentos pertinentes. Esta apreciación coincide con las declaraciones recientes del en-tonces Jefe de CESFRONT en la prensa (Hoy 3 de agosto de 2008) cuando comentó que la percepción de los/as dominicanos/as es que es “normal” que los/as haitianos/as cruzan la frontera de manera irregular.

7. Utilizamos el término neutro de “Amba fi l” (de manera irregular) por la im-posibilidad de distinguir con nitidez, a través de las informaciones obtenidas de las mujeres, entre una entrada irregular o situaciones de tráfi co y trata. De hecho, ninguna situación narrada se aproximó a la trata y solamente una mujer habló de “un buscón”. Ver también en esta relación el último informe del Relator de la ONU sobre los derechos de los migrantes que discuten las difi cultades reales en cuanto a distinciones absolutas entre estas naciones (Bustamente, febrero de 2008).

“No, yo no vine con ninguna espe-ranza. Vine porque había este pro-blema de secuestro en Haití. Es por eso. Mi madre no quería que me se-cuestren. Yo iba al colegio pero la zona donde iba era peligrosa.”

“Non, m pa vini pou on kenn espwa, paske te g`on afè kidnaping an Ayiti. se pou tèt sa. Manman m pat vle pou yo kidnape m, m te konn al, m te konn al lekòl e pou tèt zòn lekòl la te danje.”

Mimi. Santo Domingo. 21 años. Llegó en 2004.

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“Es necesario educar a nuestro pueblo que piensa que trafi car haitianos es una situación normal, sin darse cuenta del daño que le causan al país”. CESFRONT

Hoy, 3 de agosto 2008.

Esta naturalización invisibiliza los riesgos de la migración irre-gular, señalando debilidades institucionales que pueden derivar en vulneración de derechos, abusos sobre las migrantes. La otra cara de la moneda es el fomento del clientelismo y el incentivo de redes de tráfi co ilícito de personas. En este sentido, podemos distinguir cuatro situaciones de cruce de frontera amba fi l que ilustraremos con el testimonio de las migrantes:

1. El buscón

2. El día de mercado

Okey, e a(esitasyon),see papa pitit mwen an kite vin isit la anvan, apre saa lite voye chachem, lel te voye chachem nan ite, ite voye chache ak yon boukonm, kounye a boukonm an peye pasaj pou vin avem.

Rosanna. Santo Domingo.

Es el padre de mis hijos que llegó antes. Me mandó a buscar con un buscón que me pagó el pasaje para venir conmigo.

Yo no entré con pasaporte, tan solo vine un día de mercado y me subí en una guagua. Fui a la parada y me subí en la guagua.

¿No te hacen preguntas en el tra-yecto?

No, mucha gente de Belladère viene aquí sin papeles. (…) Tú te montas en una guagua, los dominicanos no te hacen preguntas.

M pa rantre ak paspo nik rantre epi jou mache, m nik antree m monte machinn mal nan palad la m monte machinn m vini

Yo pat poze w kessyon sou wout la

Non anpil moun belade vinn isit san pa-pye (…) Yo monte machinn dominiken pap poze yo kessyon.

Aimée. Santo Domingo.

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3. En una guagua

4. Crucé caminando

Estos episodios muestran, tanto la complicidad como la negligen-cia que apuntan al tráfi co de migrantes. Estamos ante una privatiza-ción de la migración, fenómeno natural, ante las trabas burocráticas a la migración regular del que muchos sectores se benefi cian.

Non, premye fwa lè m t`ap vini on sèl fwa m pase nan bwa, sèl premye fwa lè m te vini an apre sa, lè m vini m fè paspò (…)Lò 60 dola (ayisyen) m te peye. (…) On moun lakay menm ki te vin ansanm avè m, men nou te mach`anpil. Apre sa l te riv`on kote l t`al pan machin epi nou tou rive santiag. Men konnya... Nou te soti vandredi nou te rive nan samdi. Yo te riv`on kote nou won kay nou te, nou te dòmi, yo te fè manje ban nou, yo te koupe bannann, y`achte ban nou te fè manje, wi. (…) Moun ki pase nan bwa se, se men ou men lanmò w kounya, kounya rout la di.

Evelyne. Santiago

No, cuando vine la primera vez, una sola vez crucé por el bosque. Solamente la primera vez que vine, después de eso cuando regresé hice mi pasaporte (…) En este tiempo pague 60 dólares (haitianos). Una persona de mi barrio vino conmi-go. Hemos caminado mucho. Des-pués de eso llegamos a un lugar y cogimos una guagua, después lle-gamos a Santiago. Pero ahora… Salimos el viernes llegamos el Sá-bado. Llegaron en un lugar vimos una casa y dormimos, hicieron comida para nosotros, cortaron plátano, compraron para nosotros, hicimos comida también. (…) La gente que cruzó en el bosque es una muerte segura, ahora el cami-no está duro.

M te, m te peye caribenn tour pou m te antre, san paspò.. Mwen te antre nòmal, nan caribenn tour, nan epòk m te rete on kote ki te rele San Jose de las mata..

Marysé y Ernestine. Santiago

Bueno, yo pagué una caribetoul (gua-gua) para entrar, sin pasaporte.

Yo entré normal, en una caribetoul, en esa época yo me quedaba en un sitio que se llama San José de las Matas.

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Sin embargo, actualmente, la mayoría tiene documentación que incluye pasaporte o pieza de identidad haitiana; y, en el caso de las mujeres haitianas transfronterizas, un carné.

Hay poca evidencia del uso de redes de tráfi co ilícito de mi-grantes y tratantes. Algunos informes recientes en la prensa en 2008 subrayan que las mujeres son más vulnerables a presiones por parte de trafi cantes y tratantes, incluyendo cuando comienzan su ruta migratoria en Haití.

LAS CONDICIONES LABORALES EN QUE SE DESEMPEÑAN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

La estigmatización del trabajo doméstico en Haití y en la Re-pública Dominicana refuerza el bajo estatus que se concede a la mujer laborando en este ofi cio.

Hay un lugar común que persiste globalmente, insinuando que el trabajo doméstico no es un verdadero trabajo, “es un trabajo de mujeres”, ejemplifi cado por el hecho de que, todavía en mu-chos contextos, ni fi gura con el mismo rango de derechos que otros/as trabajadores/as (Chaney y García Castro 1991: 3).

Tal es el caso tanto en la República Dominicana como en Haití. República Dominicana introdujo en su legislación algu-nos avances parciales respecto a los derechos laborales de las trabajadoras del hogar sin equipararlas a la generalidad de los trabajadores, en 1999. Haití está avanzando en enderezar esta realidad laboral discriminatoria con la introducción de un an-teproyecto de ley ante el parlamento en Puerto Príncipe, desde comienzos de 2008, para garantizar iguales derechos para per-sonas laborando en el servicio doméstico con todos/as los/as otros/as trabajadores/as. 8

8 Ver menu législative: http://mcfdf.org/plan-mcfdf.pdf

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Además, como puede ser común en otros contextos binacio-nales, hay aún más estigma en relación al servicio doméstico en Haití, en el imaginario de estas mujeres migrantes, que hacer el mismo ofi cio en otro país, en este caso en la República Domini-cana como país de destino. No obstante, hay un tropismo (que abunda en la literatura novelesca por ambos lados de la isla) de que el servicio doméstico es un ofi cio en que las mujeres y/o niñas que fungen como “sirvientas” están explotadas laboral-mente y pueden ser víctimas de trata.9

Solamente tres mujeres relatan que han trabajado como empleada doméstica antes en Haití. Varias mujeres (de la frontera, desde San-tiago, y en Santo Domingo) comentan el desprecio con que se valora este ofi cio en Haití resaltando las relaciones desiguales de poder que se establecen en su país de origen respecto a este tipo de ofi cio. Esta valoración negativa se extiende hacia la República Dominicana en la medida en que algunas mujeres tienen vergüen-za de admitir en qué trabajan. Esto se evidencia en las primeras reuniones de contacto del equipo de investigación con las mujeres migrantes en Santo Domingo que negaron trabajar en casas de familia para posteriormente confi arse, sin que las vecinas supie-ran que, efectivamente, acababan de salir de una dura experiencia como empleada doméstica. En las historias narradas en Santiago por un grupo que no aceptó ser entrevistado, se confi ó que envia-ban informaciones erróneas a sus parientes en Haití sobre lo que están haciendo en el país para soslayar el hecho de que estaban trabajando en el servicio doméstico.

9. Un ejemplo más reciente de este estereotipo se encuentra en el libro The Short Wondrous Life of Oscar Wao del domínico-americano Junot Díaz (2007) en que se comenta lo siguiente de una mujer protagonista dominicana de Baní “That’s right. She was sold. Became a criada, a restavek” (sic).

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Del total, solo 3 mujeres dijeron haber trabajado como em-pleadas domésticas en Haití. A continuación, algunos testimonios recogidos:

“Bon, s`ak fè rezon an, rezon an m pa fèy Ayiti, s`ak fè rezon. Ayiti, ayisyen g`on lè w`al travay lakay li Ayiti, l`ap pr`al regade w, l`ap pr`al meprize w se pou rezon sa poutèt rezon sa, s`ak fè m pa travay Ayiti, m pap fè travay sa yo Ayiti. M pito m fè komès mwen Ayiti, m chita m fè komès mwen, poum gen kòb nan komès mwen Ayiti, men travay kay, kay madanm Ayiti non.”

Marysé, Santiago.

Bueno, la razón por la que no lo hago en Haití, es por que allá, los haitia-nos tienen una manía que cuando trabajas para ellos te miran de lado. Te desprecian por esa razón. No, no trabajé en Haití. No haría este trabajo en Haití. Mejor yo hago mi negocio, planifi co mi negocio, para tener dinero en mi negocio en Haití. Pero trabajar en casa de familia en Haití ¡no!.

“Non ay non m pat gen posibilite a, gen de fwa ou santi w preske wont.”

Delira, Santo Domingo.

No, ¡ay! No, no tenía esta posibi-lidad. A veces sientes casi como vergüenza.

“M te travay lakay madanm Ayiti. men Ayiti ou vin, ou vin yo te bagay yo pa, yo pa viv ak moun byen ou konprann yo, isit yo gen plis sajès ansanm avè nou ou konprann sa vle di, m te travay yon de mwa konsa kay madanm Ayiti, an-tou ka bagay la te, te tèlman balat”.

Thérèse. Dajabón.

Trabajé en casa de familia en Haití. Pero allá no conviven bien con la gente (cuando hace ese tipo de tra-bajo), ¿entiendes? Aquí tienen más respeto (sabiduría) con nosotros, ¿entiendes? Trabajé como 2 meses así en casa de familia en Haití. De todos modos fue tan barato.

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En lo que se refi ere a los métodos de búsqueda de trabajo, los métodos citados con más frecuencia fueron:

• A través de una amiga o amigo que trabaja con un familiar de su futura empleadora;

• Para relevar en el trabajo a una amiga;• Por un familiar (primo/a, cuñada, tía, hermana);• Un vecino;• Un guachimán haitiano;• Ofreciendo sus servicios en la calle;• En la guagua en la que vino de Haití;• Una agencia;• Con una carta de recomendación;• Llegó con una familia dominicana;• De boca a oreja por su buen trabajo como planchadora.

Se pueden distinguir tres modalidades fundamentales en el tipo de trabajo doméstico, hecho por las mujeres: por jornada; con dormi-da; o por tarea (Cassá 2000). En la gama de mujeres que hemos entrevistado, predomina el trabajo por jornada, aunque algunas de estas mujeres habían hecho, anteriormente, el trabajo con dor-mida. Parece que hay una secuencia en que las mujeres que llegan se integran con más facilidad con este último tipo de trabajo, por un lado y, por otro, puede ser el nicho más difícil de llenar desde la perspectiva de los/as potenciales empleadores/as. No obstante, las exigencias y/o inconvenientes del trabajo con dormida (mayor vulnerabilidad) impulsan a las haitianas a salir de este tipo de tra-bajo y a buscar como preferencia el trabajo por jornada. Algunas mujeres (sobre todo las más jóvenes), tienden a mucha rotación en el trabajo doméstico al comienzo de su estadía en la República Dominicana que, en parte, puede ser por difi cultades en el manejo del idioma y, por ende, en la comunicación con su empleador/a. Otro problema que nos han comentado algunas mujeres (más allá de las entrevistadas grabadas y en un ambiente de confi anza total)

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que puede explicar cierta rotación en el trabajo, es la amenaza del hostigamiento/abuso sexual en el contexto laboral de parte de los varones de la casa.

EL EJERCICIO DE SUS DERECHOS LABORALES

La trabajadora doméstica migrante haitiana es prácticamente invisible dado el nicho de trabajo. Esto se repite en las relaciones sociales.

Esta invisibilidad, su estatus migratorio e idiomático, y el pre-juicio la hacen vulnerable en el espacio laboral, donde su emplea-dor/a puede restringir o limitar su espacio transnacional porque el Estado tiene un control débil sobre las condiciones en la esfera privada de la casa familiar.

La informalidad del espacio y las relaciones pseudo-afectivas, sobre todo con la patrona en la casa de familia, pueden obstacu-lizar la reivindicación de derechos laborales y derechos conexos por parte de las trabajadoras domésticas migrantes.

Desde 1999, también la trabajadora doméstica tiene el derecho a tiempo para visitar el médico y/o ir a la escuela según el caso. El hecho de que no hay una regulación clara en términos del horario (legal-mente se estipula un período de descanso de 36 horas a la semana y 9 horas de descanso todos los días) se presta al abuso en que algunas trabajadoras terminan cumpliendo horarios exagerados, según lo que nos narran, y, en la práctica, sus posibilidades para seguir estudiando pueden ser limitadas, así como la atención debida a su salud y la de su familia. Una mujer en Santiago fue despedida por motivos de salud y otra mujer en Santo Domingo fracasó en el intento de buscar remedios donde la SET por un alegato de vulneración de su derecho al reposo por motivos de salud.

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Lo interesante de la narración de esta última mujer (citamos textualmente parte de la entrevista abajo) es que tiene conoci-miento de su derecho a la salud, y la posibilidad de reivindicar este derecho ante la Secretaría de Estado de Trabajo (SET) aunque opina que en este caso no puede hacerlo porque no había pedido un permiso de su empleadora para ir al médico, aunque posterior-mente había entregado debidamente el certifi cado médico a su empleadora. El hecho de que esta mujer entrevistada está haciendo este trabajo doméstico para pagar sus estudios universitarios que está cursando actualmente (y tiene su documentación en regla) explica probablemente su nivel de conocimiento y la confi anza para poder contemplar la reivindicación de su derecho a la salud en el contexto laboral, aunque no logra concretizar esta demanda en este caso. Además, ella cuenta con una red social importante a su alrededor.

Entrevistadora: ¿Y cuando tú sales, te pagan cómo, te pagan tus presta-ciones, te liquidan, te dan tu liquidación?Amabelle: No en casa de familia no da liquidación (ruido)... Entrevistadora: Nada más. Amabelle: Aún que si tú te cobras, tú quieres tu dinero si tú no quiere regresar, regresa porque no hay liquidación ni na (nada), no te dan nada y no tiene nada. Ahora sí, el último de trabajo sí, yo me enferme, tuve interna no podría ir a trabaja(r) pusieran otra gente ya no me dicen no me dieron nada, eso fue en diciembre.Entrevistadora: Pero, pusieron otra persona, y no te dieron nada, ni pediste nada. Amabelle: Yo sé que en casa familia encargada. Ahora yo no tenía 3 meses tampoco, tenía 2 meses en enero.Entrevistadora: ¿Y no te pagaron el mes o lo día de tu obra de trabajo? Amabelle: Lo día de trabajo nada más, porque van a pagar quincenal me pagarán lo día que yo trabajé nada más. Entrevistadora: ¿Mandaste un papel del médico allá? Amabelle: Sí, yo mismo se lo lleve. Entrevistadora: ¿Un certifi cado médico? Amabelle: Un certifi cado médico, donde me dieron papel donde tenía que durar 15 días de reposo (murmurar) aún así.

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Las entrevistas nos han permitido palpar las relaciones de las mujeres con su empleador/a (casi exclusivamente “patronas” dominicanas en nuestro estudio) y entender que, en muchos casos, las relaciones pueden servir para desalentar el ejercicio de sus derechos labora-les de parte de las mujeres trabajadoras. Se ha podido constatar la vulneración al derecho a la dignidad, tipifi cada por una gama de prácticas que incluyen las siguientes:

• Cambio de nombre o uso de “morena/ molena” para dirigirse a la trabajadora.

• Vejaciones, humillación, insultos, malos tratos en el trabajo.• Violencia física en el contexto laboral.• Hostigamiento sexual de parte de los varones de la casa.• Prejuicio• Sobrecarga de trabajo• Trato maternalista de parte de la patrona.

La obtención de trabajo, la rotación en el trabajo y la inserción en el contexto dominicano se hace a través de redes primarias o redes densas. Esto revela un alto grado de capital social por parte de estas mujeres migrantes. Las Iglesias (protestantes) constituyen también redes densas de referencia, socialización y protección social. Prácticamente, son el único espacio asociativo

Entrevistadora: ¿Y tú qué pensaste, tú cómo viste esta reacción? (Pausa) ¿Tú lo viste bien?Amabelle: No. No (sonrió). Eso no está bien, pero así que lo vemos, no podemos hacer nada, lo único que nos queda es aceptar. Entrevistadora: Tú crees que verdaderamente no pode… no podríamos hacer nada, nada.Amabelle: No porque, lo que la Secretaría pide para que uno declara tiene que tener permiso, no tenía permiso.

Amabelle, Santo Domingo (entrevista en español).

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fuera de la familia y amistades para estas mujeres. Los lazos con Haití (afi liaciones múltiples) se traducen en frecuentes viajes de visita a familiares. Según las posibilidades (en aumento), la comunicación vía celular es una manera de mantener vivos los vínculos.

La mayor parte de las mujeres mostró un amplio desconoci-miento del derecho a tener derechos, confundiendo estos con sus deberes. El bagaje de conocimiento de sus derechos en el contexto laboral es pobre, con solamente 6 mujeres de 27 edifi cadas en este sentido. Las demás confunden derechos con deberes. En respuesta a una pregunta específi ca sobre la Seguridad Social, solo una trabajadora reconoció tener derecho a la seguridad social y entendía el concepto.10

Estos hallazgos coinciden con la situación que se encuentra en otros contextos de la región. Muchas mujeres migrantes desco-nocen sus derechos por una falta de educación y/o información. Como extrañas en el país anfi trión, las mujeres migrantes pueden experimentar problemas idiomáticos y una falta de familiaridad con las leyes y prácticas, de manera que pueden tener menos ca-pacidad que otras personas en relación con conocer y ejercer sus derechos. La falta de un conocimiento de derechos se vincula a veces con una actitud de que la explotación es “un trato normal” porque el trato en el país de origen puede ser lo mismo o peor. Un estudio de migrantes mujeres desde Bolivia hacia Argentina mostró, por ejemplo, que la ausencia de un conocimiento sobre derechos no es lo mismo entre mujeres migrantes de un mismo país de origen: las mujeres de origen rural no reconocen el patrón

10. Un recorte de prensa del Hoy del 5 de mayo de 2008 cita al entonces Vicepre-sidente de la República, doctor Rafael Alburquerque, confi rmando que las traba-jadoras domésticas, los motoconchistas, los chiriperos y los choferes tendrán su SFS en 2009. Queda como una interrogante la posible integración, con su SFS, de las mujeres migrantes haitianas en el servicio doméstico, sobre todo en una situación laboral no del todo defi nida de las trabajadoras transfronterizas.

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de discriminación en el Estado anfi trión porque es parecido a lo que han dejado atrás; son las mujeres de origen urbano, con un grado más elevado de educación y conocimiento de sus derechos, que tienden a reconocer la naturaleza discriminatoria del trato que reciben.11

Las barreras para realizar sus derechos en la República Domi-nicana son múltiples, incluyendo difi cultades para tener acceso equitativo a la justicia, a los servicios de salud o a la educación. No se considera forzosamente al Estado (dominicano o haitiano) como garante de sus derechos.

La legislación laboral y migratoria en la República Dominicana no está en consonancia con las mejores prácticas en la materia a nivel internacional. En cuanto a la ley de Seguridad Social, su re-ciente puesta en marcha en el país no permite hacer una valoración al respecto, aunque hay un desconocimiento casi total de parte de las mujeres sobre lo que es y cómo debe de funcionar.

El Comité interinstitucional para la Protección de la Mujer Migrante tan solo incluye en su mandato a la dominicana, dejan-do fuera a otros colectivos de mujeres migrantes y, por ende, a la mujer migrante haitiana en la República Dominicana.

La Ley 137/03 de 2003 sobre Trata y Tráfi co Ilícito de Migran-tes, que se está implementando tímidamente, estará posiblemente sujeta a modifi cación en un futuro no muy lejano. Haití no cuenta con una legislación sobre Trata y Tráfi co Ilícito de Migrantes,

11. I.H. Farah y C.G. Sánchez, Bolivia: An Assessment of the International La-bour Migration Situation – The Case of Female Labour Migrants, Gender Pro-motion Programme (GENPROM) Working Paper No. 1 (Geneva, ILO 2002) p. 26: http:/www.ilo.org/public/English/employment/gems/download/swmbol.pdf.

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pero algunos grupos están trabajando para llenar este vacío a corto plazo.

La adquisición de la documentación tanto de las mujeres mi-grantes como de sus descendientes sigue siendo problemático. Sin embargo, se notan pasos de avance (con algunos tropiezos) en ambos lados de la isla, debido, en parte, a la incidencia política de las organizaciones sociales/iglesias por los dos lados de la frontera.

SU CONOCIMIENTO Y EL EJERCICIO DE SUS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CIVILES.

Las entrevistas revelan que las mujeres han podido ejercer su derecho a la salud parcialmente en el país, según sus apreciaciones, por ejemplo, en relación a la salud reproductiva.

El nivel de indocumentación de la población migrante haitiana (aún más acentuada para la mujer migrante) difi culta el diseño de políticas públicas en la República Dominicana y refuerza los lugares comunes sobre el uso excesivo de los servicios en el país de estos mismos migrantes. Hay una ambigüedad sobre el nivel de derechos que pueden tener estas personas, aunque la juris-prudencia a nivel regional en la materia (asentada por el sistema interamericano de derechos humanos) dicta que deben de tener exactamente los mismos derechos que las personas con un estatus migratorio positivo. Como se sabe de otros contextos, a los mi-grantes les interesa sobremanera adquirir la documentación con miras a cotizar, como sea necesario, para poder tener un acceso claro y en pie de igualdad a los servicios públicos.

A pesar de las limitaciones de tiempo, otra traba para seguir estudiando puede ser la falta de documentación de parte de las mujeres trabajadoras. Hay a veces cierta arbitrariedad con que se

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requiere o no la documentación para estos fi nes, según lo narrado de parte de las mujeres, de manera que algunas de ellas llegan a pensar que es un favor si logran seguir sus estudios y no conciben que el acceso a la educación sea un derecho. Los vicios en el sistema del registro civil en Haití tampoco ayudan y muchas veces, según lo que nos han narrado, los viajes a Haití se dan por la necesidad de rectifi car la documentación.

Claro está que estas difi cultades pueden estar magnifi cadas en el caso de sus hijos/as nacidos en la República Dominicana, sobre todo con la incertidumbre prevaleciente en cuanto a los documentos que deben de poder recibir en el hospital en el momento de dar a luz en el país. Nos han señalado esta difi cul-tad real, sobre todo para las mujeres haitianas que dan a luz en Santiago.

El derecho a un nombre y una nacionalidad condicionará la posibili-dad de estos/as hijos/as poder acceder a la educación en el país y/o hasta qué nivel, entre otros derechos restringidos a tener una personalidad jurídica. Las trabas para poder conseguir la nacio-nalidad haitiana para los hijos/as de padres haitianos residiendo fuera de Haití han sido documentadas.12

Según cifras ofi ciales, ofrecidas durante el presente siglo, se han estado deportando de modo regular entre 10,000 y 15,000 nacionales haitianos por año. Hasta hace poco las mujeres mi-grantes no fueron tan implicadas13 pero, en 2008, sobre todo en Santiago, las cifras ofi ciales desglosadas por sexo (reportadas en la prensa) revelan que hay cifras signifi cativas de mujeres y menores

12. Ver por ejemplo Lozano y Wooding (Eds) (2008) Los Retos al Desarrollo Insular. Desarrollo sostenible, migraciones y derechos humanos en las relaciones domínico-haitianas en el siglo XXI, Páginas 283-284.13. Ver, en este sentido, el informe anual de GARR de 2007 (que estima un 7% de mujeres haitianas en las deportaciones de 2007).

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involucrados en las redadas y deportaciones.14 Estos informes aluden, en su mayoría, a “niños, mujeres y adolescentes limosne-ros” y a “mujeres que ejercen la prostitución”. Algunos informes sugieren que el aumento en la deportación de mujeres se debe al incremento de tráfi co de niños y mujeres al país; y que llegan, a veces, a manos de tratantes.15

Se vulnera el derecho al libre tránsito al ser sometidas a redadas y deportaciones arbitrarias, sin el debido proceso y sin tomar en cuenta las necesidades específi cas de las mujeres, según los testi-monios que hemos recibido. A pesar de que en la muestra hubo una relativamente baja incidencia de deportaciones, los informes de prensa apuntan hacia un aumento de deportaciones de mujeres y menores de edad en 2008, notablemente desde Santiago.

Entre otras cosas, y según los tres ejemplos recogidos en nuestro estudio, la práctica en la República Dominicana puede vulnerar el goce del derecho al libre tránsito. Llama la atención, en estas narrativas, la ausencia del debido proceso, la búsqueda de personas desde su propia casa, el trato indiferente a mujeres embarazadas y la violencia generalizada que puede acompañar el proceso, según los testimonios que escuchamos. Las mujeres entrevistadas tienden a tratar de invisibilizarse (por ejemplo, un cambio de pelo para ponerlo más liso o circunscribir sus movimientos) para evitar ser deportadas, con la ventaja de que su trabajo, por lo menos, está “puertas adentro”.

14. Ver: http://www.7dias.com.do/app/article.aspx?id=30518 por ejemplo, un informe en este sentido retransmitido por la agencia de noticias EFE.15. En esta óptica hay denuncias recientes del RFJS en agosto de 2008 en un artículo titulado “Buscones haitianos engañan mujeres haitianas” http://new.el-masacre.com/?m=noticias&s=regionales&articulo=269

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En lo que se refi ere a sus derechos económicos, la pobreza y el dere-cho a la protección social, las entrevistas dejan entrever que estas mujeres y sus familias están completamente fuera del radar de las redes de protección social o ayuda asistencial a nivel ofi cial. Estas

Sa m te panse apre sa m te di m pa-tap tounen nan tè panyol kounya, le yo te pranm nan kounya la m te gen yon grip, mwè yo pran yon Ayisyen mwè yap maltrete ayisyen an, gen yon Ayisyen ki kouri, ki vole yon bare l, li sot anlè tonba tè genyon bwa k chire l nan do, tout do l blese kounye a menm, te gon ti dam ki ansent, yo annik ouvri pot kay li, yo pran l nan zón, nan zón kounya la lè yo rive nan nan yon lye, kounya la sa te vin pase lè chèf la te wè map touse nan machin nan, lè m gade m wè chèf la devana n desann li me te m atè, li ap pale avèm nan machin nan li di m konsa bon se travay nou nap fè, se pa dakó no uta dakó se pa yok tavle men lè no unan tè a se pou nou toujou gen papye, paspó, amigrasyon, se pou ou cheche yon dominiken pou pran pou Dominiken an ka bó w papye do-minken nan peyi isit, kounya m te di m pap tounen isit ankó, men paske mari m nan se isit li ye , se nan konstriksyon lap travay, li wè ki pa rete pou kó l kounya lal chèche m men m te di m pa tap tounen isit ankó.

Irena. Santo Domingo.

Yo me dije que no iba a regresar a la “tierra de los españoles”. Cuan-do me agarraron, yo tenía gripe. Yo vi que cogieron a un haitiano y ellos lo maltrataron. Un haitiano que corrió, que voló por encima de un portón, se cayó al suelo y se hirió en la espalda con un trozo de madera. Tenía toda la espalda herida. También había una señora embarazada, ellos hacen que abra la puerta de su casa y la agarraron en esta zona. Cuando llegamos a un lugar. En el camino, yo estaba tosiendo. El jefe me vio tosiendo en la guagua. Cuando yo miro, el jefe que estaba delante se baja y me hace bajar también. Me dice que él está haciendo su trabajo, no estamos de acuerdo, no queremos hacerlo, pero cuando ustedes es-tán aquí tienen que tener papeles, pasaporte, migración (permiso re-sidencia). Tienes que buscar un do-minicano para darte un papel do-minicano en este país. Así, yo me dije que nunca voy a regresar a este país, pero como mi marido está aquí, trabaja en la construcción, él no quería quedarse solo por eso me fue a buscar. Pero yo le dije que yo no iba regresar otra vez.

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últimas no se extienden a los migrantes (por su indocumentación o invisibilidad), en el caso de las entrevistadas que viven por este lado de la frontera. Como se sabe, el département del nordeste en Haití (donde residen las mujeres transfronterizas en Ouanaminthe) es el área geográfi ca más pobre del país más desigual en América Latina y el Caribe, y la región más desigual del mundo.16 Además, estas mujeres en la frontera se quejan de la desprotección cotidiana, contando las peripecias por cualquier incidente que puede resultar en un cierre ex abrupto de la frontera: sea la crisis de los pollos (2008)17 o sea el protagonismo de los ex militares haitianos que afl oran de vez en cuando en el Norte de Haití (2004; 2008).

El derecho al acceso a la justicia es difícil de ejercer para las mujeres entrevistadas. Dos informantes claves (una abogada trabajando con una organización social y un juez de la corte laboral en Santo Domingo) reconocen que teóricamente las personas indocumen-tadas pueden tener acceso a la justicia en el país pero que en la práctica es un proceso engorroso. En el caso de ser documentadas, la informalidad de la situación laboral muchas veces y el contrato especial para los/as trabajadores/as domésticos/as en el país son factores disuasivas. Desde hace varios años existe en el país un Comité Interinstitucional para la Protección de la Mujer Migrante (CIPROM/SEM) pero su mandato es casi dirigido a la defensa de la mujer migrante dominicana (potencial, varada o retornada), con independencia de que hay migrantes (hombres y mujeres) en situaciones de extrema vulnerabilidad y de varias nacionalidades residiendo o en tránsito en el país.18

16. Ver, por ejemplo, FAFO (paper 2004: 231) Poverty in Haiti by Sletten, Pal and Egset, Willy.17. Las autoridades haitianas decidieron suspender, en enero de 2008, la importa-ción de pollos y huevos desde la República Dominicana, debido a la detección en este territorio de algunas aves con infl uenza aviar, ocasionando el cierre temporal de la frontera que sigue cerrada hasta la fecha para este comercio, dando paso a ventas mediante un contrabando contundente. 18. Entrevista con la Coordinadora de CIPROM/SEM, octubre de 2007.

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En resumidas cuentas, los argumentos de que migrantes no tienen derechos, o que el marco de derechos humanos vigente es inadecuado, no resisten un análisis e insistencia en garantizar y monitorear las normas internacionales en lo que se refi ere a mi-grantes mujeres. Sin embargo, hay que dirigirse a los vacíos.19 Las mujeres migrantes están ubicadas en una encrucijada entre tres tipos de normas: los estándares de derechos humanos relaciona-das con mujeres (mayormente estándares protectores y fuertes); los derechos humanos de trabajadores/as (bien articulados y ro-bustos); y derechos humanos en cuanto a migrantes (unas pautas que están en plena evolución y que actualmente ofrecen menos protección que las directrices, protegiendo a las mujeres y a las trabajadoras). El reto es potenciar la intersección efi caz entre estos tres tipos de derechos.

Lo que queda es un problema serio, refl ejado en los hallazgos de este acápite de la investigación –y lo que es una difi cultad común a los derechos humanos en general– es cómo garantizar la implementación debida de parte de los estados, comenzando con la necesidad de asegurar que las mujeres migrantes están edi-fi cadas sobre sus derechos y luego en una posición para ejercer estos derechos.

En el contexto de la frontera, observamos una falta de claridad en la documentación de las trabajadoras transfronterizas. Se da una confusión en los roles de las instancias ofi ciales que regulan las cuestiones laborales y las autoridades migratorias. En el último año, la llegada del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (CESFRONT) se ha hecho notar, aunque los resultados

19. Estos vacíos incluyen, por ejemplo, la necesidad de desmantelar el régimen especial para los trabajadores/as domésticos/as (que existe todavía en algunos países como la República Dominicana) donde no se refl eja la justicia de género, reconociendo que esta acción ha de benefi ciar tanto a mujeres migrantes como a mujeres nativas.

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y el impacto de su presencia son mixtos. Por el otro lado, en este mismo período, se ha acordado un nuevo rol más protagónico para MINUSTAH (Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) en la franja fronteriza.

EL ACOMPAÑAMIENTO QUE RECIBEN Y SUS ASPIRACIONES DE CARA AL FUTURO

Los proyectos migratorios pueden traducirse en hogares trans-nacionales, con parte de los hijos e hijas en cada lado de la frontera, que es una realidad vivida sin mayor sentido de culpabilidad de parte de las “madres ausentes”.

Aunque no fuera el objeto de esta investigación, es importante destacar la persistencia del fenómeno de “cadenas globales feme-ninas de cuidado”, en que las mujeres haitianas trabajan cuidando los hijos y familiares de mujeres dominicanas que trabajan en el servicio doméstico en España, sobre todo en el Sur de la Repú-blica Dominicana.

Pocas organizaciones sociales acompañan a mujeres migrantes haitianas en su calidad de trabajadoras en el contexto urbano. Una organización social acompaña al segmento específi co de trabajadoras en Dajabón con un enfoque novedoso que incluye mujeres dominicanas y haitianas en el servicio doméstico. Otras organizaciones sociales han dado prioridad a cuestiones como la violencia intrafamiliar, el acceso a la salud, asistencia social, documentación de migrantes y sus descendientes en el marco de su trabajo social con las migrantes.

En general, las mujeres entrevistadas (en Santiago y Santo Do-mingo) mantienen relaciones con Haití a través de visitas por razones familiares como enfermedades o matrimonios, de búsqueda de documentos, en relación con el pequeño comercio aunque hay una

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pequeña minoría de personas entrevistadas que no han vuelto a su país y/o que alegan que no han regresado porque no hay seguri-dad. A grandes rasgos, las prácticas descritas por las mujeres son transnacionales, según la defi nición de Portes20, y conforman con lo que se conoce como transnacionalismo desde abajo. Las redes familiares son comunes a todas las mujeres entrevistadas y repre-sentan redes densas. Claro está que las mujeres transfronterizas haitianas se mueven con fl uidez entre este lado de la frontera y el otro en la frontera del norte.

Las redes densas también se refi eren a que todas las mujeres sin excepción reportan vínculos con las iglesias, más o menos fuertes y mayormente con las iglesias protestantes. Solo una mujer entrevis-tada dijo que su religión es la católica. Entre otras cosas, las iglesias sirven una función importante de intercambio de informaciones, apoyo para la documentación, ayuda con la integración y auspicio de actividades culturales o deportivas. En esta última óptica, es de destacar, que los hombres son privilegiados con algunas activida-des, posiblemente porque tienen más tiempo libre, tal como los jóvenes que organizan equipos de fútbol. Esto ha sido un rasgo en algunas de las comunidades de donde vienen las mujeres bajo estudio en Santo Domingo y en Santiago. Aunque parece un ejemplo trivial, el hecho es que esta actividad puede facilitar a los jóvenes un espacio en la esfera pública (en la medida en que tienen que negociar el permiso para canchas o estadios entre otras cosas) y la posibilidad de viajar y ampliar sus horizontes al participar en intercambios intracomunitarios a través de ligas regionales. Es decir, que estos hombres jóvenes están involucrados en bridging (al decir de Putnam), creando algunos vínculos intracomunitarios.

20. Portes (1999) defi ne transnacionalismo así: “ofi cios y actividades que requie-ren contactos regulares y sostenidos en el tiempo a través de fronteras para su implementación”.

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Nuestro análisis sugiere que las mujeres muestran un alto nivel de capital social –los procesos a través de los cuales los individuos y grupos invierten en relaciones sociales y comparten recursos entre ellos–. Se evidencia este hecho por su facilidad en encontrar trabajo, rotar entre trabajos, y lograr su inserción en los barrios a través del apoyo de las iglesias y/o líderes carismáticos. En el estudio, nos encontramos en tres barrios diferentes con tres líderes, dos hombres y una mujer líder emergente.

Un aspecto llamativo de nuestras entrevistas es el impulso que dan estas mujeres para generar y acumular capital social. Cabe destacar una serie de objetivos relacionados con la provisión de servicios de salud y de educación. Hace falta liderazgo y organización para poder negociar estas necesidades. La relativa invisibilidad de las mujeres migrantes quiere decir que a veces son los hombres que dan el liderazgo visible y la “presencia” para representar las necesidades de las mujeres y niños/as. Lo que es relevante también son las diferencias entre los mundos internos y externos a través de los cuales las comunidades defi nen y presentan su capital social. –puede ser que el mundo interno de las mujeres y los/as niños/as sea representado a nivel externo por los hombres–. Palpamos esta realidad a través de las personas de contacto que nos ayudaron a tener el acceso a las mujeres entrevistadas: en dos casos fueron hombres y en el tercer caso fue una líder mujer emergente.

En lo que se refi ere al colectivo de haitianos/as en el país, los gobiernos de turno han dado prioridad a una política de facto de cohesión social (el desarrollo de una sociedad estable e integral) para contrarrestar los retos percibidos a la identidad dominicana por la llamada “nueva inmigración haitiana”. Como corolario, ha tenido el efecto de que los/as haitianos/as sobredimensionan su capital social que refuerza la membresía pero el hecho de carecer de un estatus positivo migratorio revela las limitaciones tanto como un concepto como una práctica para apalancar recursos

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materiales. Esto así porque no es forzosamente una base satisfac-toria para conciliar las contradicciones entre la cohesión social y la diferenciación refl ejada en el colectivo haitiano de inmigrantes en el país.

En la ausencia de una interlocución estatal para su red migratoria y la posibilidad consecuente de apalancar recursos materiales, hay un peligro de que las redes densas puedan ser cooptadas por redes de malhechores. Tal fue el caso, a mediados del 2007, cuando un grupo de 8 (ocho) mujeres haitianas jóvenes en el servicio do-méstico (para ayudar a pagar sus estudios) fue desviado por una red de pornografía en Santo Domingo. Felizmente, en virtud de la intervención oportuna de la OIM entre otros actores, la red de pornografía pudo ser desmantelada en septiembre del 2007 y las mujeres fueron reintegradas en la sociedad insular.21

Según nuestro análisis, la voz de los mismos migrantes ha sido el gran ausente en muchos de los debates, tomando en cuenta que las necesidades estratégicas de los domínico-haitianos no son forzosamente las mismas que los/as migrantes haitianos/as. La asimilación suave de estos últimos choca con su nivel de vulnera-bilidad y produce una asimilación dura por la falta de protección que acusan en el país: por su indocumentación o por la falta de respeto a la diferencia, como política de facto en lo que se refi ere a la integración de esta inmigración en el país. Podría ser salu-dable favorecer un debate sobre cómo avanzar más allá de este aparente empate, sobre todo para mitigar posibles fuentes de confl icto en el futuro. Por otra parte, con otros colectivos de migrantes, por ejemplo los españoles, los árabes o los llamados cocolos, hay una política de facto de multiculturalismo en que se da con más frecuencia una valoración de sus aportes a la cultura 21. Entrevista con un ofi cial de la OIM, octubre de 2007. Este acontecimiento fue ampliamente reportado en la prensa: http://www.clavedigital.com/Portada/Articulo.asp?Id_Articulo=11031.

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dominicana. No es así para el colectivo de migrantes haitianos aunque es el colectivo más numeroso en el país.22

Otro señalamiento es que, si bien, hay un marco robusto a nivel internacional para la protección de las trabajadoras migrantes en el servicio doméstico, las organizaciones sociales, gremiales, y de derechos humanos en el país no se han aprovechado al máximo de este marco favorable para ayudar la protección de los derechos de estas personas. Hay experiencias en otros paí-ses de la región que podrían servir para el aprendizaje mutuo e intercambios. En este sentido, la Asociación de Trabajadoras Domésticas (ASTRADOMES) en Costa Rica, que aglutina tanto a las trabajadoras migrantes nicaragüenses como a las mujeres nativas en el trabajo doméstico, representa un modelo interesante a estudiar por su capacidad de unir esfuerzos y ser escuchadas de parte de los tomadores de decisión en materia migratoria entre otras políticas públicas.

Aunque se puede discutir algunas limitaciones de la defi nición de la OIT23 en cuanto a trabajo doméstico o señalar algunos posibles puntos perfectibles en la Convención de 199024 de la ONU sobre los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familiares, en general hay un marco legal sólido a nivel internacional para ayudar a asegurar la protección de los/as trabajadores/as migrantes

22. Los cocolos (inmigrantes de larga data desde las islas menores de las Anti-llas angloparlantes), por ejemplo, llegaron originalmente al país para cortar caña pero hoy en día tienen renombre por sus reconocidos aportes culturales a nivel nacional, ejemplifi cado por un premio reciente de UNESCO en el rubro de pa-trimonio intangible de la humanidad.23. Ver Anderson, B. (2000). Doing the dirty work? The global politics of domestic labour. London: Zed books.24. Ver Piper y Satterthwaite en Cholewinski, R; Perruchoud, R. and MacDo-nald Euan Ed. 2007. International migration law: developing paradigms and key challenges. TMC Asser Press. The Hague. The Netherlands.

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en el servicio doméstico. Además, el trabajo binacional de los estu-diosos y de la sociedad civil en otros contextos de América Latina y el Caribe ha podido avanzar bastante en cuanto a estudios per-tinentes y la implementación de recomendaciones que se derivan de los análisis. Este nivel de avance en la región puede potenciar el aprendizaje horizontal sobre la temática que nos ocupa.

Con todo, hay que elogiar a las cuatro organizaciones sociales con que hemos podido colaborar a lo largo de este estudio.25 Son entre las pocas organizaciones que acompañan a migrantes haitianos/as en el país que han dado el giro de incluir a la mujer migrante en es-pacios urbanos. Es particularmente importante aplaudir el trabajo pionero de Centro Puente, Dajabón, en su programa binacional innovador de apoyo, tanto a las trabajadoras domésticas haitianas como dominicanas (2007/2008).

Entre los elementos a destacar del trabajo de Centro Puente son los siguientes. En primer lugar, esta organización social ha podido efectuar visitas domiciliares (en las casas de familia), para conocer más de cerca la realidad de la mujer transfronteriza hai-tiana en este ofi cio, orientando a las patronas y a las trabajadoras a la vez sobre el proceso de carnetización. A raíz de este trabajo, se ha visto la necesidad de armar un debate sobre el tipo de docu-mentación que más conviene para estas trabajadoras, tomando en cuenta, por ejemplo, las ventajas y desventajas de las mujeres de estar vinculadas directamente a una patrona (según los carnés).26 En segundo lugar, el Centro Puente está reasentando una ofi cina en Ouanaminthe, para poder fortalecer su trabajo desde una pers-

25. El Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes, Santo Domingo; El Centro de Formación Social y Agraria (CEFASA), Santiago, ONE RESPE, Santiago, y Centro Puente, Dajabón.26. En otros contextos, se ha criticado este tipo de vinculación para trabajadoras domésticas por ser parecido a “bonded labour” (ver, por ejemplo, el informe: Bonded Labour: the impact of proposed changes to the UK immigration system on migrant domestic workers, Kalayaan, London, 2008).

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pectiva binacional. En tercer lugar, ha comenzado con una serie de talleres, enfocando los derechos específi cos de las trabajadoras domésticas y, a sugerencia de nuestro equipo de investigación, está activamente buscando explorar experiencias de capacitación en este tenor en otros contextos, incluyendo la celebración del día anual a nivel internacional del trabajador/a doméstico/a.

En el trabajo de las organizaciones sociales dedicadas a pro-veer programas de educación y salud benefi ciando a las mujeres migrantes, puede haber una tensión entre aliviar las necesidades sentidas de la población que se está acompañando y la incidencia política para asegurar que el estado asuma sus responsabilidades en cuanto al acceso y la calidad de servicios básicos sin discriminar por razones raciales, de género, o estatus migratorio.

A pesar de la incidencia en el pasado de una Asociación de Tra-bajadoras del Hogar (ATH) en RD, actualmente el nivel asociativo de las mujeres en el trabajo doméstico en el país parece ser bajo. Después de terminar el estudio, supimos del trabajo de la ONG Centro Solidaridad que ha comenzado a ayudar la organización tanto de mujeres nativas como migrantes en el servicio doméstico remunerado en la República Dominicana y fomentar los lazos como mujeres trabajadoras en el servicio doméstico en Haití.

En general, ya sea por su invisibilidad o falta de documenta-ción, las mujeres migrantes en el servicio doméstico están fuera de las redes ofi ciales de asistencia social. Son suceptibles de caer en manos de redes de malhechores que se aprovechen de su vul-nerabilidad y falta de protección social.

Como es normal por las relaciones de género en el Caribe, las mujeres entrevistadas se preocupan mucho por su entorno familiar, reconociendo la importancia de la educación para sus hijos/as.

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Sin embargo, no faltan los deseos de superación personal a nivel educativo para ellas mismas, ni el sueño de montar sus pequeños negocios. Además, las visiones de futuro pueden implicar un ses-go transnacional. En esta óptica, es interesante notar que en el caso de parejas, por ejemplo, una unidad familiar puede comprar terreno y comenzar la construcción de una casa por los dos lados de la isla de manera simultánea. Las mujeres estarían dispuestas a seguir viajando para poder mejorar su situación.

Llama mucho la atención la casi nula atención prestada a la esfera política en relación con las expectativas para el porvenir. Aunque no hicimos una pregunta específi ca sobre las esperanzas a nivel político, brillaron por su ausencia las refl exiones al respecto de parte de las mujeres. Apenas una mujer de nuestra muestra (entrevistada en Santiago) declaró su posible interés en volver a Haití por un cambio político en su país nativo, en el caso remo-to de que regrese (el ex Presidente) Aristide a Puerto Príncipe. Únicamente una de las mujeres de nuestra muestra, al tener carta electoral, estaba habilitada para votar en Haití en las últimas elec-ciones presidenciales (2005) y no ejerció el sufragio.

Nos parece que hay un aprendizaje importante para las orga-nizaciones que están acompañando a las personas migrantes (y sobre todo las mujeres migrantes) en lo que se refi ere a la educa-ción cívica. Si se pretende inculcar una nueva cultura de justicia de género en que las mujeres pueden ejercer plenamente sus derechos como ciudadanas, es indispensable animar un interés en los procesos políticos, tanto a nivel local como a nivel nacional, para fortalecer un estado de derecho, propiciar una democracia de mayor calidad, y favorecer un desarrollo humano más incluyente. Como se sabe, una gran conquista para los emigrantes domini-canos/as, a través del último cambio constitucional, ha sido la de poder contar con la doble nacionalidad y ejercer el voto desde el exterior en varios países. Esta facilidad se extenderá a Haití para

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los 20,000 dominicanos/as viviendo en el país vecino para el próximo proceso electoral, según las últimas declaraciones de la Junta Central Electoral (JCE) al respecto, en agosto de 2008.

A modo de conclusión, se observa que una gran parte de las organizaciones sociales en la República Dominicana sigue acom-pañando a la población migrante haitiana en el contexto de los bateyes aunque, desde hace más de una década, la mayor parte de la nueva inmigración haitiana ya no vive ni trabaja en los bateyes (NCHR: 1996; Badillo1998). Pocas organizaciones sociales están trabajando en los espacios urbanos, priorizando a la población de mujeres migrantes como un segmento de estas personas con necesidades específi cas. Hay una sola organización social en la frontera del Norte que ha identifi cado a las mujeres migrantes transfronterizas que se desempeñan en el servicio doméstico, como un grupo que requiere de una atención especial junto con sus homólogas, las mujeres dominicanas en el trabajo doméstico en Dajabón.

A pesar de un marco normativo robusto a nivel regional e internacional para la protección de las mujeres migrantes, las or-ganizaciones sociales no han podido abogar con éxito para una homologación de la legislación nacional que refl eje de manera más holística las normas internacionales pertinentes. Aunque el trabajo asistencial de parte de las organizaciones sociales y las iglesias con los grupos más necesitados entre las personas migrantes es muy valioso, puede opacar las reivindicaciones de los mismos grupos organizados de las personas migrantes de cara a los supuestos garantes de sus derechos a través de la isla. Sin embargo, hay experiencias prometedoras de programas que incluyen una capacitación en los derechos, de las mujeres, los/as migrantes y los/as trabajadoras tanto para instruir a las organi-zaciones que están acompañando a las personas migrantes como

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a los mismos migrantes.27 Otro aspecto a tomar en cuenta es un equilibrio de género en los cursos de capacitación para garantizar más participación de las mujeres migrantes, respetando los horarios apretados de grupos específi cos como las mujeres que trabajan en el servicio doméstico.

Finalmente, un aspecto clave es el de potenciar el liderazgo femenino, y trabajar para dar sufi ciente espacio y una voz a las mujeres migrantes haitianas (de cara a sus homólogos masculinos, por un lado, y, por otro, de cara a la población domínico-haitiana) en los debates relevantes y en las plataformas representativas. La voz de los migrantes ha sido subordinada a favor de las necesidades estratégicas de los/as dominicanos/as de ascendencia haitiana. Sin embargo, hay líderes (mujeres y hombres) de los/as migrantes que representan un potencial organizativo.

Por ambos lados de la isla, la justicia de género, el desarrollo más incluyente, y la democracia de más calidad son temas sobre el tapete. En Haití, hay cierto interés de algunas instancias ofi ciales, notablemente el Ministerio del Estatus de la Mujer y de los dere-chos de la mujer (MCFDF), en profundizar sobre la temática de la mujer migrante con el objetivo de tomar en consideración este segmento de la población en las políticas públicas relevantes. En el contexto de la isla, como en muchos contextos parecidos en el mundo, el reto principal es cómo propiciar el respeto a la dignidad de la mujer migrante trabajadora en este ofi cio tradicionalmente devaluado. Como opina Annaïsse, trabajadora doméstica haitiana en Santo Domingo:

27. A título de ejemplo, se puede mencionar un curso sobre migración y dere-chos humanos auspiciado por la OIM/FLACSO que se está dando en el último trimestre de 2008 para promotores/as comunitarios/as, incluyendo un acápite importante sobre los lineamientos regionales de buenas prácticas para los mo-mentos en que las personas migrantes se encuentran más vulnerables.

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En mi opinión, la vida es cuestión de cualquier cosa que tú hagas, una cuestión de entendimiento. Unas ve-ces caes en el buen lugar y otras en el malo. Si verdaderamente hay trabajo, trabajo de casa de familia, encontra-rás algunas difi cultades. Hay gen-te que no entiende a las personas. Gente que piensa que eres menos que ellos cuando tú trabajas junto con ellos. En algunos lugares en los que he trabajado no saben quién soy en realidad. Solamente voy a traba-jar. Y, aunque me pregunten yo no contesto. No es eso lo importante, ¿entiendes? (…)

Daprè mwen menm m panse ke, ke lavi a s`on on kesyon nenpòt sa w fè, s`on kesyon ee konpreansyon. lè fi ni vini eee, gen de bon kote w tonbe gen de fwa tou ou tonbe mal. Si vrèman, gen travay, travay kay madanm gen w`ap rankontre difi kil-te. gen de moun ki pa konprann moun. gen moun ki, ki kòm si k`ap panse ou pi ba pase l le fè t ke w`ap travay ansanm avè l. Paske gen kote mwen menm m travay pa gen moun ki konn vrèman ki moun mwen ye. sèlman m vin travay. Lè fi ni menm si yo poze kesyon mwen menm m m, m pa reponn. Se pa sak konte, ou pa konprann? (…)

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A continuación se esbozan posibles pistas de recomenda-ciones de cara a las conclusiones del estudio, mencionando a potenciales actores que podrían estar implicados.

Conclusión 1. Presencia de proyectos migratorios femeninos, jó-venes y educados.

2. Percepción de “normali-dad” de ambos lados de la frontera del cruce irregular de la frontera.

3. Vulnerabilidad a la trata y tráfi co ilícito de mujeres migrantes.

Recomendación

- Fortalecer la oferta de educación superior y pro-fesional en Haití tomando en cuenta el acceso para las mujeres. - Crear oportunidades de empleo para mujeres jóve-nes.- Sensibilización sobre la realidad de la “aventura” migratoria, desde una pers-pectiva de género.

- Sensibilización de las ven-tajas del viaje en condicio-nes de legalidad:- Información y acompa-ñamiento antes y durante el viaje.- Evaluar la experiencia de CESFRONT con miras a seguir profundizando en las mejores soluciones para el control fronterizo.- Reforzar la presencia y función regulatoria en la frontera de las autoridades haitianas.- Equilibrar los roles de las autoridades fronterizas hai-tianas y MINUSTAH con el objetivo de transferir las competencias necesarias a las autoridades locales en un lapso razonable.

- Adecuar y reforzar la le-gislación existente en RD y su implementación.

Actores

- Ministerio de la Juventud de Haití.- Ministerio de Educación de Haití.- Ministerio de Trabajo de Haití.- Ministerio del Estatus de la Mujer y los Derechos de la Mujer, Haití.

- OIM- MINUSTAH - Gobierno de República Dominicana (GoD)

- Gobierno de Haití- Organizaciones sociales (ej. GARR, SJRM, Red

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4. Acceso a un status posi-tivo migratorio engorroso, sobre todo para las mujeres migrantes.

5. Vulneración del derecho al libre tránsito, sin respe-tar las especifi cidades de la mujer migrante TD

- Adoptar e implementar una legislación en materia de Trata y Tráfi co en Haití.- Ampliación del mandato de CIPROM para abarcar la realidad de otras migra-ciones hacia RD.- Considerar la posibilidad de establecer una línea de teléfono de ayuda (help-line).

- Revisión del plan de do-cumentación de las trabaja-doras trans-fronterizas.- Promulgación del Regla-mento de la Ley 285 de Migración e implantación del Plan de Regularización de Migrantes, como dispo-sición transitoria ante la im-plementación de dicha ley.- Facilitar el acceso a una documentación que abra las puertas al disfrute ple-no de los derechos civiles, económicos y sociales de las mujeres migrantes hai-tianas.- Informar y acompañar en los procesos de regulariza-ción migratoria.

- Sensibilización con los actores implicados sobre las normas (binacionales e internacionales) para llevar a cabo las deportaciones- Socialización de los linea-mientos de buenas prácti-cas para los momentos de mayor vulnerabilidad en el ciclo migratorio (RROCM: 2005) con las organizacio-nes sociales/iglesias que

Fronteriza Janó Siksé, (or-ganizaciones de base).

- OIM- SEM/CIPROM- Ministerio del Estatus de la Mujer y los Derechos de la Mujer, Haití.- Organizaciones sociales (ej. Mesa Nacional para las Migraciones, COIN, SJRM).

- OIM- Gobierno de Haití.- Secretaría de Interior y Policía/ DG de Migración.- Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.- Organizaciones sociales (ej. Mesa Nacional para las migraciones, GARR, SJRM).

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6. Regulación defi ciente en materia laboral del servicio doméstico

7. Incipiente trabajo de or-ganizaciones sociales con mujeres migrantes haitianas trabajadoras en contextos urbanos.

acompañan a las personas migrantes.

- Actualizar la legislación laboral del servicio domés-tico para equipararlo en derechos de los demás tra-bajadores.- Promover la visibilización del trabajo doméstico (in-cluyendo la participación de mujeres migrantes) re-munerado en las estadísti-cas nacionales de RD.- Promocionar la posibili-dad de mayor regulación a través de la fi gura de los inspectores de trabajo.

- Dar seguimiento al trabajo pionero del Centro Puente en Dajabón.- Promover proyectos de acompañamiento a las ne-cesidades específi cas de las mujeres migrantes haitianas en su rol de trabajadoras, incluyendo la sensibiliza-ción sobre sus derechos humanos y el ejercicio de estos- Potenciar el surgimiento de liderazgo en el propio seno de la comunidad de mujeres migrantes en general y en el TD, en específi co.

- Secretaría de Interior y Policía/ DG de Migración.- Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores- Procuraduría General de la República- CESFRONT- Servicios consulares de Haití en RD- Organizaciones sociales/Iglesias.

- Secretaría de Trabajo de RD.- Secretaría de la Mujer de RD.- Poder legislativo de RD.- Ofi cina Nacional de Esta-dística de RD.

- Organizaciones sociales. - Redes y/o plataformas de organizaciones sociales. - OIM - Cooperación internacio-nal. - Sindicatos - Estudiosos/as y activistas sociales en Centroamérica y en el Cono Sur. - GARR

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8. Escasez de estudios aca-démicos sobre la migración femenina hacia RD, y sobre el trabajo doméstico.

9. Falta de claridad sobre las políticas de integración de cara al colectivo de inmi-grantes haitianos, en parti-cular las mujeres.

- Compartir buenas prác-ticas a través de la isla de programas innovadores en el combate de violencia in-trafamiliar- Intercambio de experien-cias y buenas prácticas de lucha por los derechos de las trabajadoras domésticas migrantes en Centro Amé-rica y el Cono Sur- Distinguir entre las necesi-dades estratégicas de los do-minicano/as de ascendencia haitiana y los/as migrantes haitianos/as en RD.

- Propulsar nuevos estudios cualitativos y cuantitativos desde diferentes perspec-tivas y temáticas del fenó-meno migratorio femenino hacia RD desde Haití (por ejemplo, cadenas globales femeninas de cuidado, re-mesas, mujeres en el peque-ño comercio).- Propulsar nuevos estu-dios cualitativos y cuan-titativos desde diferentes perspectivas sobre el traba-jo doméstico remunerado en República Dominicana (por ejemplo, sobre la pers-pectiva de los/as emplea-dores/as).

- Tomar en cuenta a las personas migrantes en to-das las políticas públicas pertinentes, por ejemplo en la implementación del Sis-tema de Seguridad Social.- Revisión de criterios de focalización y su aplicación

- Universidades RD, Haití.- Centros de Investigación, Think Tanks, Investigado-res/as independientes.- OIM- UNFPA- UNIFEM- INSTRAW- OIT

- SET- SEM- SEE- SESPAS- El Instituto Nacional de Migración y el Consejo Na-cional de Migración (ver ley 285-04).

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en programas ofi ciales de protección social.- Considerar la posibilidad de establecer un Comité Interinstitucional para po-tenciar la integración de migrantes en el país, con perspectiva de género.

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Glosario

AECID: La cooperación internacional al desarrollo de Espa-ña.

AMBA FIL: De manera irregular (literalmente, por debajo del alambre).

ASTRADOMES: Asociación de Trabajadoras Domésticas, Costa Rica.

ATH: Asociación de Trabajadoras del Hogar, RD.CEDAW: Convention on the Elimination of All Forms of

Discrimination against Women.CEFASA: Centro de Formación Social y Agria, SantiagoCentro Puente: ONG, Dajabón.CEPAL: Comisión Económica para América Latina (Naciones

Unidas).CESFRONT: Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza

Terrestre.CIES/UNIBE: Centro de Investigación y Estudios Sociales/

Universidad Iberoamericana.CIPROM: Comité Interinstitucional de Protección a la Mujer

Migrante.COCOLOS: Inmigrantes a la RD, desde las Antillas MenoresDÉPARTEMENT: División política y administrativa de Haití

(hay 10 en Haití).DGM: Dirección General de Migración.

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DSNCRP: Plan Estratégico para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza, Haití.

ECOSOC: Consejo Económico y Social (Naciones Unidas).FAFO: Institute for Applied International Studies, Norway.FIES: Fondo para el Fomento de la Investigación Económica

y Social, RD.FLACSO: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.GARR: Group de Apoyo a los Refugiados y a los Repatriados,

Haití. GoD: Gobierno de la República Dominicana.GoH: Gobierno de Haití.IDRC: International Development Research Centre (Canada).IHSI: Instituto Nacional de Estadísticas de Haití.INSTRAW: United Nations International Research and Training

Institute for the Advancement of Women.INTEC: Instituto Tecnológico de Santo Domingo.MCFDF: Ministerio del Estatus de la Mujer y los Derechos de

la Mujer, Haití.MINUSTAH: Misión de Estabilización de las Naciones Unidas

en Haití.MNM-RD: Mesa Nacional para las Migraciones, RD.MUDHA: Movimiento de las Mujeres Dominico-Haitianas,

República Dominicana.NCHR: National Coalition for Haitian Rights, Haití.OEA: Organización de los Estados Americanos.OIM: Organización Internacional para las Migraciones.OIT: Organización Internacional de Trabajo.ONE RESPE: Centro de Refl exión, Encuentro y Solidaridad,

Santiago.ONE: Ofi cina Nacional de Estadísticas, RD.PEPE: Ropa en venta, de parte de las mujeres trabajando en

el pequeño comercio.PIB: Producto Interno Bruto.PLAÇAGE: Unión libre, Haiti.

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PMD: País Menos Desarrollado.PNUD: Programa de Desarrollo (Naciones Unidas).RESTAVEK: Niño/a en el servicio doméstico (mayormente

niñas).RFJS: Red Fronteriza Jano Sikse.RROCM: Red Regional de Organizaciones Civiles para las

Migraciones.SDSS: Sistema Dominicano de Seguridad Social.SEE: Secretaría de Estado de Educación, RD.SEM: Secretaría de Estado de la Mujer, RD.SESPAS: Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia

Social, RD.SET: Secretaría de Estado del Trabajo.SFS: Seguro Familiar de Salud.SICA: Sistema de Integración para Centroamérica.SJRM: Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes.UASD: Universidad Nacional Autónoma, RD.UNESCO: United Nations Educational, Scientifi c, and Cultural

Organisation. UNFPA: United Nations Population Fund.UNIFEM: United Nations Development Fund for Women.

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IMPACTO DE LA INMIGRACIÓN HAITIANA

SOBRE EL MERCADO LABORAL Y LAS FINANZAS

PÚBLICAS DE LA REPÚBLICA DOMINICANA

Investigador:JAIME ARISTY ESCUDER

Santo Domingo, D.N.30 DE DICIEMBRE, 2008.

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Introducción1

Una de las principales realidades que afecta a la República Dominicana es la inmigración haitiana. La pobreza del pueblo haitiano infl uye de forma determinante sobre los fl ujos migratorios hacia la República Dominicana. No cabe duda de que, mientras el mercado laboral nacional le brinde un mayor retorno a la mano de obra haitiana inmigrante, continuará la entrada de haitianos.

El impacto de la inmigración haitiana sobre el mercado laboral dominicano no se ha evaluado rigurosamente. Es preciso determinar si esa mano de obra sustituye al trabajador dominicano menos califi cado, pero constituye al mismo tiempo un elemento indispensable para que el trabajador califi cado dominicano pueda suplir bienes y servicios a precios competitivos y, en consecuencia, mantenerse empleado. También es preciso evaluar si la existencia

1. La presente investigación fue fi nanciada por el Fondo para el Fomento de la Investigación Económica y Social (FIES) de la República Dominicana. Agradezco la cooperación de un extraordinario equipo de expertos investigadores. Juan A. Pimentel, aportó su amplia experiencia en el análisis de encuestas y colaboró en toda la extensión de la investigación. Marina Ortiz realizó la encuesta que se utiliza como fuente primaria fundamental del estudio. Mónika Infante aportó el análisis legal de la presencia haitiana en el mercado laboral dominicano y su relación con las fi nanzas públicas. Juan Miguel Pérez realizó una revisión de la bibliografía existente sobre la presencia haitiana en la República Dominicana con relación al mercado laboral. Todos los errores permanecen bajo mi responsabilidad. Los comentarios pueden ser enviados a [email protected]

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de esa mano de obra haitiana eleva o no la rentabilidad del capital invertido y estimula el crecimiento de las actividades productivas de la nación.

El impacto de la inmigración haitiana sobre el grado de desigualdad de los ingresos en la República Dominicana es una incógnita. La respuesta se sabrá cuando se analice el efecto de la entrada de trabajadores haitianos en el mercado laboral dominicano y en el diferencial de la remuneración de los trabajadores según el tipo de trabajo que realizan y su nivel de califi cación. Si la inmigración haitiana reduce el ingreso de los trabajadores dominicanos no califi cados con relación al de los trabajadores califi cados habrá un aumento de la desigualdad de ingresos laborales.

Tampoco se tiene una medida adecuada del efecto de la inmigración haitiana sobre las fi nanzas públicas. No se conoce cuál es la suma de impuestos que pagan los inmigrantes haitianos al fi sco dominicano. Tampoco se sabe cuál es el monto que absorben de los recursos públicos a través de la demanda de servicios sociales del Estado Dominicano. En consecuencia, no se ha determinado si los haitianos son contribuyentes o receptores netos de recursos gubernamentales.

I. MIGRACIÓN: DEFINICIÓN Y DETERMINANTES

La migración internacional se defi ne como el movimiento de una persona o familia de una nación a otra. La teoría que explica las decisiones de migración incluye factores económicos, socio-demográfi cos, geográfi cos e institucionales. Diversos autores2 han identifi cado como los principales determinantes de la mi-2. Véanse los trabajos de Borjas (1987), Borjas (1994), Borjas (1995) Borjas (1999), Hatton y Williamson (2003), Clark et al. (2002), Mayda (2005a), Mayda y Krishna (2004) y Aristy-Escuder (2007), entre otros.

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gración los siguientes: diferencial de los ingresos entre los países; diferencial de niveles educativos; edad promedio de la población emigrante; la política migratoria establecida por los países recep-tores; y la distancia entre los países.

También se ha identifi cado la existencia de costos de emigrar vinculados a aspectos psicológicos, económicos e incluso de seguridad personal. Desde el punto de vista económico el emigrante tiene que abandonar su fuente de ingresos en el país de origen por un ingreso incierto en el país receptor. A esto se añade el costo fi nanciero del proceso de migración vinculado a la distancia entre el punto de origen y el destino y a la preparación de papeles –incluyendo los honorarios de abogados– que le permitan entrar legalmente al territorio receptor. Por último, existe el costo de perder la vida durante el proceso de emigración, principalmente si se llega ilegalmente cruzando el mar mediante el uso de frágiles embarcaciones, o cruzando zonas desérticas.

El diferencial de salarios entre países se encuentra entre los principales determinantes de los fl ujos migratorios.3 La decisión de emigrar de un trabajador –dejando de lado las razones políticas o familiares– se explica económicamente como el resultado de un proceso de maximización del valor presente del fl ujo de ingresos laborales que obtendrá a lo largo de su vida, tomando en consideración el costo de abandonar el lugar de nacimiento. A mayor diferencial de salarios y a menor costo de migración, mayor será el fl ujo migratorio de un país de bajo salario al de mayor remuneración laboral.

3. Borjas, G. (2000) señala que el Premio Nobel de Economía Sir John Hicks afi rmó en 1932 que “las diferencias en las ventajas económicas netas, principalmente las diferencias en salarios, son las principales causas de la migración.” Para una demostración empírica para el caso dominicano véase Aristy-Escuder (2007).

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A menor edad promedio de los trabajadores emigrantes potenciales, mayor cantidad de personas tenderá a abandonar el país de origen. Mientras más joven sea una persona, mayor será el valor presente de su fl ujo esperado de ingresos, en consecuencia, mayor será el valor presente diferencial entre las remuneraciones que obtendría entre el país receptor y el de origen, estimulado la emigración. Por ese motivo, se observa que la migración es un fenómeno preponderantemente de jóvenes.

A mayor nivel educativo de la persona residente en el país de origen, relativo al nivel que prevalece en el país receptor, menor será el costo de la emigración, en particular cuando existe una política de migración sesgada hacia los trabajadores califi cados. En ese caso el patrón de la emigración se moverá hacia las personas con mayor nivel educativo.

A mayor cuota de visas establecidas por el país receptor, mayor fl ujo de emigrantes se registrará.4 La hipótesis de la persistencia establece que un elevado stock de miembros del país de origen viviendo en el exterior crea redes de amigos y vecinos que facilitan e incrementan los fl ujos migratorios.5

A mayor facilidad de traslado, mayores fl ujos migratorios se producirán. Un ejemplo. La existencia de una amplia frontera

4. La cantidad de visas otorgadas por el país receptor puede entenderse como el resultado de un juego entre los grupos de intereses, donde se toman en consideración las actitudes con relación a los inmigrantes. Véase Mayda (2005b) para un análisis sobre las actitudes de los habitantes del país receptor hacia la inmigración. Ella demuestra que las personas con alto nivel de califi cación son más propensas a aceptar la inmigración en países con ingresos per cápita elevados, mientras que en los países con bajos niveles de ingreso per cápita son menos propensos a aceptar la inmigración.5. En Mayda (2005a) se utiliza como proxy de los efectos de redes, la tasa de emigración retrasada o el tamaño del stock de inmigrantes.

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–escasamente custodiada- facilita el fl ujo de personas de Haití hacia la República Dominicana.

II. ACERCAMIENTO AL PROCESO DE INMIGRACIÓN HAITIANA

La migración haitiana hacia la República Dominicana tiene sus orígenes en los primeros años de la década de 1910. Para esa fecha se contrataban braceros para la realización del corte de caña en los ingenios azucareros. A principios del siglo XX, se estima que la cantidad de braceros haitianos contratados por año llegaba a cifras de alrededor de 5,000 personas, registrándose en el censo de 1920 un total de 28,258 haitianos6 y en el censo de 1935 se contó un total de 52,657 personas.7 En 1937, el Presidente de la República Dominicana, General Rafael Trujillo Molina, tomó la decisión de “dominicanizar” la frontera con Haití de la forma más brutal posible: a través de una matanza de haitianos.8 Algunos autores señalan que alrededor de 15,000 civiles haitianos perecieron a manos del ejército de la República Dominicana.9 Simultáneamente, el Gobierno de Trujillo aprobó en 1937 una ley que restringía a un 30% la cantidad de mano de

6. En el Primer Censo Nacional celebrado en el 1920, se determinó que la población total de la República Dominicana era de 894,665 habitantes. Los haitianos representaban la población inmigrante principal y los puertorriqueños la segunda con 6,069 personas. Los inmigrantes de las Antillas Inglesas (5,763), Antillas Holandesas (1,449), Antillas Francesas (1,093) y Antillas Danesas (885) representan otros grupos que llegaban al país a trabajar en los campos de caña de azúcar. El número de españoles ascendía a esa fecha a 1,444 personas. 7. Es interesante anotar que entre 1913 y 1931 llegaron a la provincia de Oriente de Cuba entre 30,000 y 40,000 braceros haitianos. Véase Wooding y Moseley-Williams (2004), p. 26. 8. En la República Dominicana existe una actitud desfavorable frente a los haitianos que aparenta tener su origen en los 22 años de ocupación haitiana (1822-1844) del territorio dominicano. Cabe recordar que la primera independencia nacional (1844) se obtiene luchando contra los ejércitos de Haití, hasta 1856. El sentimiento anti-haitiano fue estimulado durante el Gobierno del General Rafael Trujillo Molina (1930-1961).9. “Vega (1995) afi rma que el número de muertos fue de 6,000 haitianos. Los trabajadores haitianos localizados en los ingenios azucareros no fueron afectados por la masacre.”

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obra extranjera que podía ser contratada y en 1939 aprobó una ley que prohibía la entrada a menos que dicha inmigración fuera para trabajar en el corte de caña. El censo de 1950 registró una reducción del número de haitianos en el territorio dominicano, situándose la cifra en 29,500 personas. Muerto el General Trujillo en 1961, estos movimientos migratorios quedaron regulados por las necesidades de braceros para el corte de la caña.

La población haitiana en la República Dominicana es preponderantemente masculina y joven. El 76% de los haitianos residentes en el territorio nacional son hombres, siendo el 64% menor a 30 años de edad. El trabajo previo de la mayoría de los inmigrantes haitianos se sitúa en el sector agrícola. Más de la mitad de los inmigrantes haitianos no sabe leer ni escribir; sin embargo, muchos de esos inmigrantes tienen el interés de que sus hijos mejoren su nivel de instrucción. En la actualidad, se observa a niños y jóvenes haitianos formándose en las escuelas públicas y –en menor medida– en universidades dominicanas. Se debe resaltar que los nuevos inmigrantes tienen un nivel de instrucción superior al de los inmigrantes más antiguos. Báez-Evertsz y Lozano (2008) señalan que alrededor de un 25% de los migrantes más recientes posee un nivel de educación secundaria o superior, contrastando favorablemente con la educación de los inmigrantes más antiguos.

Aun cuando inicialmente muchos laboraban en los campos de caña, en la actualidad los trabajadores haitianos se insertan en las actividades de construcción, turismo, servicios y comercio. Parte de esa inserción en nuevas actividades productivas es fruto del cambio de modelo económico experimentado por la República Dominicana, al pasar de una economía agroexportadora a una de servicios abierta hacia el exterior.10 Debido a que muchos de los nuevos inmigrantes son jóvenes con mayor nivel de

10. Véase Silié (2003).

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escolaridad que los campesinos que eran contratados por los ingenios en años anteriores, los inmigrantes haitianos tienen mayor movilidad laboral por lo cual ya no se concentran, como sucedía en el pasado, en los bateyes localizados en los campos de caña. La población haitiana en la República Dominicana ha incrementado su presencia en los centros urbanos, sobre todo en la ciudad de Santo Domingo, donde se encuentra localizada la zona denominada “Pequeño Haití.”

Se estima que a mediados de los años noventa vivían en la República Dominicana más de 500 mil haitianos.11 La OIM (2006) sugiere que la cantidad de haitianos que vive actualmente en la República Dominicana ronda en alrededor de 800 mil. No obstante, las cifras en torno a la cantidad de haitianos en el territorio nacional es un tema de discusión por su defi ciencia.12

Haití es el país más pobre del Hemisferio Occidental. La perspectiva de mejorar sus condiciones de vida constituye el principal factor explicativo de la migración hacia el territorio dominicano. Según los datos del Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas 2005, el PIB PPP para el 2003 de la 11. Esa estimación fue realizada en 1994 por Corten y Duarte (1994). La cifra incluye a los nacidos en Haití y todos los descendientes haitianos desde la década de 1920. Realizan un estimado de 245,000 nacionales haitianos (a partir del censo de inmigrantes haitianos de 1991 realizado por la Ofi cina Nacional de Estadística de la República Dominicana) y a este le suman la cifra de 260,000 domínico-haitianos, proyectada a partir del número de hijos y nietos de los haitianos registrados en los censos de 1930, 1950 y 1970. Esa población representa alrededor del 6% de la población dominicana. Sin embargo, Wooding y Moseley-Williams (2004) realizan un recuento de haitianos tomando en consideración las deportaciones de los años noventa y concluyen que la cifra debe ser 380 mil.12. En Murphy (1991), p. 76, se plantea que: “el gobierno dominicano no parece dar a conocer, o ni siquiera saber, la cifra real de haitianos indocumentados que vive en República Dominicana.” Cabe señalar que la Constitución Dominicana otorga la nacionalidad a todo aquel nacido en el territorio nacional de padres extranjeros –jus soli. No obstante, la realidad es que a los hijos de haitianos se les niega en numerosas ocasiones ese derecho.

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República Dominicana fue cuatro veces superior al de Haití. En términos de PIB per cápita en dólares PPP, la República Dominicana registró en ese año la cifra de 6,823 dólares, mientras que Haití registró 1,742 dólares. Asimismo, el índice de pobreza humana para el 2005 fue de un 11.8% para la República Dominicana y de un 38% para Haití. La República Dominicana ocupa la posición 25 de 103 países en vías de desarrollo clasifi cados en el ranking del índice de pobreza, mientras que Haití ocupa la posición 70. La distribución de los ingresos en Haití es terrible. El 56% de la población vive con ingresos por debajo de un dólar por día, mientras que la pobreza extrema en la República Dominicana es de un 15.9%.13 En cuanto a la medida de desigualdad, el coefi ciente Gini para la República de Haití alcanza la cifra más alta de la región, con un valor de 65.0, mientras que para la República Dominicana es de 49.7. Como resultado, la República Dominicana representa un atractivo de desarrollo para la población haitiana, sobre todo un destino cercano para la búsqueda de un mayor bienestar.14

III. IMPACTO SOBRE EL MERCADO LABORAL

a. Aspectos teóricosEl impacto económico de la migración es un tema ampliamente

analizado en los países desarrollados. Existe una abundante bibliografía donde se abordan -analítica y cuantitativamente- los efectos de la migración sobre el mercado laboral de los países receptores, que casi siempre son países desarrollados. Sin embargo, hasta nuestro conocimiento del tema, no se han elaborado estudios de ese tipo para evaluar el impacto de la migración haitiana hacia la República Dominicana, por lo cual

13. Banco Mundial (2006), p.11.14. También se registra una fuerte migración haitiana hacia los Estados Unidos, concentrándose en las ciudades de Nueva York y Miami.

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la presente investigación brindará un aporte signifi cativo a la literatura internacional y local sobre los efectos de la migración.

El mercado laboral de una economía receptora de inmigrantes se perturba debido al incremento de la oferta de mano de obra. El impacto dependerá de la similitud de la distribución del grado de califi cación de los inmigrantes con la de la población receptora.15 En caso de que la mano de obra nacional y la inmigrante tengan características similares –principalmente en términos de califi cación- se registrará un proceso de sustitución de mano de obra que reducirá el salario promedio de la economía nacional y elevará el retorno del capital invertido. Se ha demostrado empíricamente que los fl ujos migratorios elevan la oferta laboral en los países receptores de la inmigración y, en consecuencia, modifi can los valores de equilibrio de salario y de empleo.

La existencia de dos naciones con diferentes niveles salariales es un atractivo para que los trabajadores del país con menor nivel de salario se trasladen a la nación con mayor salario. En un mercado competitivo el salario se iguala a la productividad marginal de la mano de obra. Los trabajadores con igual nivel de califi cación –y de acceso a capital- tienen el mismo nivel de productividad y salario. El aumento de la oferta de mano de obra tenderá a disminuir el salario en el país con mayor nivel de ingresos laborales debido a la disminución de la productividad marginal de la mano de obra, pero al mismo tiempo elevará el nivel de producción nacional y el retorno del capital invertido. Asumiendo la ausencia de costos de transacción, el proceso migratorio continuará mientras el salario del país receptor sea mayor que el existente en el país de emigrantes. No obstante, por lo general esos fl ujos migratorios se detienen debido a la disminución del salario promedio del empleado nacional y al aumento de la desigualdad en la distribución de los ingresos, lo

15. Borjas (2000), p.12

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cual presiona a los políticos, quienes toman la decisión de detener o disminuir la inmigración.

El efecto sobre el salario de los trabajadores nativos depende también del grado de movilidad sectorial. A mayor capacidad de los trabajadores nacionales de trasladarse de un sector que reciba mano de obra inmigrante hacia otro, menor será el impacto de la inmigración sobre el salario promedio del trabajador nacional. Algunos autores afi rman que en economías abiertas, el impacto sobre los salarios internos del aumento de la oferta laboral puede ser amortiguado por los cambios en la especialización industrial, por los avances tecnológicos y por el traslado sectorial de la mano de obra y el capital.16 Incluso, llegan a señalar que el reducido impacto de la inmigración sobre el salario nacional –que registra la evidencia empírica en los Estados Unidos y Europa– se debe, principalmente, a la compensación producida por los cambios tecnológicos y al cambio de producción.

Cabe resaltar que el tipo de mano de obra que emigrará depende de la distribución de los salarios y de la productividad laboral de cada uno de los países. Borjas (2000) establece la existencia de dos tipos de fl ujos migratorios. La selección positiva se registra cuando los inmigrantes más califi cados son atraídos hacia el país receptor debido a que en este se remunera mejor a la mano de obra califi cada. La selección negativa ocurre cuando los inmigrantes tienen un bajo nivel de califi cación y el país de origen remunera relativamente bien a la mano de obra más califi cada, por lo cual los trabajadores más califi cados permanecen en el país de origen y solo emigran los menos califi cados.

La inmigración afectará la distribución de los salarios por tipo de trabajador. En el modelo de proporciones se establece que un aumento de la mano de obra no califi cada reducirá la cantidad relativa 16. Véase Hanson et al. (2001), p.12. En ese estudio los autores abordan tres tipos de enfoques teóricos: el modelo de áreas; el modelo de proporciones; y el modelo Heckscher-Ohlin.

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de mano de obra especializada (i.e., la cantidad de trabajadores califi cados como proporción de los no califi cados), por lo cual, se incrementará el salario de los trabajadores califi cados con relación a los no califi cados. Esto producirá un empeoramiento de la desigualdad de la distribución de los salarios de los trabajadores nacionales. La siguiente fi gura muestra el impacto del aumento de la cantidad de mano de obra no califi cada con relación a la califi cada –producto de la inmigración– sobre el salario relativo de ambos tipos de trabajadores nacionales. A mayor cantidad de trabajadores no califi cados –con relación a los califi cados– mayor salario relativo a favor de los califi cados.

FIGURA 1IMPACTO DE LA INMIGRACIÓN SOBRE LOS SALARIOS RELATIVOS

(MODELO DE ÁREAS Y DE PROPORCIÓN)

La mano de obra califi cada lleva por subíndice “s” y la no califi cada “u”. Qs es la cantidad de mano de obra califi cada y Qu la no califi cada. Ws y Wu representan los salarios de califi cados y no califi cados, respectivamente. La llegada de inmigrantes no califi cados desplaza hacia la izquierda la cantidad relativa de mano de obra califi cada (RS) y eleva su salario relativo. Tomado de Hanson et al. (2001), p. 128.

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MODELOS ANALÍTICOS17

Borjas (1999) establece que los trabajadores y propietarios del capital del país receptor se benefi cian de la inmigración en la medida en que los inmigrantes y los trabajadores nacionales tengan diferentes niveles de califi cación. Asimismo, señala que los benefi cios son mayores a mayor diferencia en la califi cación de los inmigrantes y nacionales. Además afi rma que los benefi cios de la inmigración no se distribuyen equitativamente, pues llegan más a los trabajadores nacionales y a propietarios del capital cuya actividad se complementa con la mano de obra inmigrante. Los trabajadores nacionales no califi cados –si ese es el tipo de mano de obra que llega al país desde el extranjero- sufrirían una disminución de su participación en el total de valor agregado nacional.

a. Modelo con mano de obra homogénea Borjas (1995) elabora un modelo simple, asumiendo mano

de obra homogénea y capital fi jo, que permite determinar el excedente de la inmigración. En la siguiente fi gura se presenta la situación del mercado laboral antes y después de que se registren fl ujos migratorios. Asumiendo que existe una función de producción con insumos capital y mano de obra (tanto nacional, N, como extranjera, M), donde el capital es fi jo en el corto plazo y existen rendimientos constantes a escala, el nivel de renta nacional –antes de la entrada de inmigrantes– es igual al área comprendida por ABN0. Con la entrada de trabajadores inmigrantes (M) la oferta de mano de obra se desplaza hacia la derecha hasta L (=N+M), el resultado es la reducción del salario de equilibrio de 0 1 a .w w El nivel de renta nacional con

17. Esta sección se basa en Borjas (1999) y Borjas (1995)

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la entrada de los inmigrantes es ACL0. ¿Cómo se distribuye ese ingreso (o valor agregado) nacional? Los inmigrantes reciben 1Mw y el resto lo reciben los propietarios del capital y los trabajadores nacionales. Nótese que la nueva área asignada a los factores de producción nacionales supera a la original (ABN0) en el triángulo BCD, el cual representa el excedente de la inmigración. Esto se explica “porque el salario de mercado iguala a la productividad del último de los inmigrantes contratados, los inmigrantes incrementan la renta nacional en más de lo que cuesta emplearlos.”18

Cabe resaltar que al descomponer la distribución de ingresos de los factores nacionales después de la inmigración se observa que el ingreso de los trabajadores nacionales se reduce a 1N,w lo cual revela que el aumento de la renta nacional se lo llevan los propietarios del capital debido a la mayor remuneración del capital (i.e., precio del capital invertido). Esto signifi ca que la inmigración produce una modifi cación en la distribución de los ingresos entre los factores de producción nacionales, aumentando la desigualdad.

El profesor Borjas explica que en el caso de que la curva de demanda laboral fuera perfectamente elástica –que implica la no reducción en el salario promedio de la economía– todo el incremento del ingreso nacional sería propiedad de los inmigrantes. Por eso concluye señalando que: “un excedente de la inmigración se origina solamente cuando el salario nacional se reduce como resultado de la inmigración.”19

18. Borjas (1995), p. 6.19. Borjas (1995), p. 6.

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FIGURA 2EXCEDENTE DE LA INMIGRACIÓN

El excedente de la inmigración se defi ne como el cual se puede presentar como un porcentaje de la renta nacional de la siguiente manera:

Los estudios econométricos revelan que la elasticidad de los salarios frente a los movimientos de la cantidad de mano de obra

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(elasticity of factor price for labor) (i.e., cómo cambia el salario cuando la cantidad de mano de obra disponible se incrementa en un 1%) es de alrededor de -0.3% en los Estados Unidos. Borjas para el caso estadounidense señala que la renta del trabajo representa un 70%, que la elasticidad del salario es de -0.3% y que los inmigrantes representan un 10% de la fuerza laboral, obteniendo un excedente de la inmigración equivalente a un 0.1% del PIB. Para el caso de España, Dolado (2002) usó una elasticidad de -1%, una participación salarial en el PIB de 60% y una participación de los inmigrantes en la oferta laboral de 3.5% y obtuvo un excedente de la inmigración equivalente a un 0.04% del PIB.

Borjas (1995) demuestra que el excedente de la inmigración se origina porque existe complementariedad entre los inmigrantes y los propietarios del capital. Queda claro que a mayor elasticidad de sustitución entre capital y mano de obra menor serán las ganancias de la inmigración para los propietarios nacionales del capital.20

Borjas también señala que aun cuando el excedente de la inmigración es pequeño, su impacto económico es grande. Específi camente, sostiene que la inmigración causa una importante distribución del factor trabajo hacia el capital. El cambio en el ingreso de los trabajadores del país de origen es y

y el cambio en el ingreso de los propietarios del capital es . Para el caso de los Estados Unidos, con una elasticidad de -0.3, los ingresos de los trabajadores nacionales sufren una reducción equivalente a un 1.9% del PIB, mientras que los propietarios del capital obtienen una ganancia neta equivalente a un 2% del PIB.

Si se asume que la oferta de capital es perfectamente elástica, el impacto de la inmigración es diferente. Borjas (1999) demuestra

20. Véase Borjas (1995), nota al pie no. 5, p. 8.

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que el excedente de la inmigración es cero, dado que el fl ujo de capital que promueve la inmigración restablece en el país receptor el nivel de la relación capital/mano de obra existente antes de la inmigración. De ahí que se concluya que la inmigración no modifi ca el precio de la mano de obra ni el retorno del capital, por lo cual los trabajadores nacionales ni ganan ni pierden con la inmigración.2

b. Modelo con mano de obra heterogéneaBorjas (1999) asume la existencia de dos tipos de trabajadores

en el país receptor: mano de obra califi cada (Ls) y no califi cada (Lu). Al igual que en el caso anterior el impacto de la inmigración depende de lo que sucede con el acervo de capital cuando los inmigrantes entran al país. En el caso de que la oferta de capital sea inelástica (i.e., fi ja), la inmigración incrementa la rentabilidad del capital y reduce el ingreso total de los trabajadores nacionales. El excedente de la inmigración es:

Borjas demuestra que, en este caso, el excedente de la

21. Véase Borjas (1999), p. 5.

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inmigración se maximiza cuando se promueve la entrada de inmigrantes califi cados, debido a la existencia de una elevada complementariedad entre el capital y la mano de obra califi cada. Por eso se recomienda la entrada de inmigrantes califi cados. También se demuestra que esa conclusión se modifi ca cuando la mano de obra nacional es predominantemente califi cada. En ese caso el excedente de la inmigración es mayor con la inmigración de mano de obra no califi cada, la cual es complementaria a la mano de obra califi cada nacional.

También se demuestra que la inmigración reduce los ingresos totales de los trabajadores nacionales (como porcentaje de la renta nacional), lo cual sugiere que el deterioro del ingreso de los trabajadores menos califi cados supera el posible incremento de la remuneración de los trabajadores nacionales más califi cados:

Si se asume la existencia de una oferta de capital elástica, lo cual signifi ca que la tasa de retorno se mantiene constante

0,dr = el impacto de la inmigración sobre los salarios de los trabajadores califi cados y no califi cados depende de cómo se asemeja la distribución de la califi cación entre los inmigrantes; es decir, depende de la califi cación relativa de los inmigrantes con relación a los nacionales. Si la distribución de la califi cación entre los trabajadores nacionales e inmigrantes es la misma (i.e., el porcentaje de trabajadores nacionales califi cados ( )b

y el porcentaje de trabajadores inmigrantes califi cados ( )β son iguales), la inmigración no ejerce ninguna infl uencia en la estructura salarial del país receptor. Si los inmigrantes son relativamente menos califi cados, la inmigración produce una reducción del salario de los trabajadores menos educados y aumenta el salario

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de los califi cados. Si los inmigrantes son relativamente más califi cados, el salario de los educados nacionales se reduce y aumenta el salario de los no califi cados.22

De acuerdo al profesor Borjas, el excedente de la inmigración –como porcentaje del ingreso nacional– es igual a:

Usando esta ecuación se concluye que si la población nacional es relativamente poco califi cada y se promueve la entrada de inmigrantes califi cados –que complementa la mano de obra nacional– se maximiza el excedente de la inmigración. En caso de que la inmigración sea de mano de obra no califi cada el excedente se hace cero si la mano de obra nacional también es poco califi cada, pues existe un proceso de sustitución de la mano de obra.

Al comparar el excedente de la inmigración en los dos casos de capital, fi jo y fl exible, se observa que el excedente es mayor en el caso de que el acervo de capital sea fi jo (i.e., oferta inelástica). El valor es calculado por Borjas de la siguiente manera:

EVIDENCIA EMPÍRICA

La evidencia empírica sobre el impacto de la inmigración sobre los salarios no es totalmente concluyente. De hecho, existen algunos estudios que demuestran que el efecto del aumento de la

22. Borjas (1999), p. 6.

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oferta laboral, provocado por la inmigración, sobre los salarios de los trabajadores del país receptor es pequeño, pero existen otros que sugieren la existencia de un mayor (y negativo) impacto sobre los salarios, en particular de los trabajadores menos califi cados. La diferencia de los resultados depende fundamentalmente del grado de sustitución entre los trabajadores inmigrantes y los nacionales. A mayor grado de sustitución laboral, más acentuado será el impacto negativo sobre los salarios de los trabajadores del país receptor. En esta sección se realiza una breve descripción de los resultados obtenidos en los principales estudios econométricos.

La mayoría de los estudios empíricos revela que la inmigración tiene un impacto reducido sobre el nivel salarial, regional o nacional.23 Para el caso de los Estados Unidos, numerosos autores han señalado que un aumento del porcentaje de inmigrantes sobre la población activa de un 10% disminuye los salarios en menos de un 1%. Los estudios que se enfocan en las zonas geográfi cas con mayor concentración de inmigrantes se concluye señalando que el impacto sobre los salarios es relativamente reducido. Ese tipo de estudios se fundamenta en el análisis de las diferencias laborales entre ciudades con altas y bajas concentraciones de inmigrantes para determinar el impacto de la llegada de esa nueva fuerza laboral.24 El otro tipo de estudios, que analiza el efecto de la inmigración

23. Véanse Friedberg y Hunt (1995) y Borjas (1999).24. Véase Grossman, J. (1982). Cabe destacar que Borjas, Freeman y Katz (1992 y 1996) han realizado críticas al enfoque de evaluación del impacto de la inmigración basado en los mercados cruzados (cross-market approach). En primer lugar, se señala que un incremento de la cantidad de inmigrantes en una ciudad no necesariamente eleva la oferta de mano de obra no capacitada, pues los trabajadores nacionales pudieran emigrar como respuesta a la llegada de los inmigrantes. En segundo lugar, la correlación de corte transversal entre la llegada de inmigrantes y los salarios de los trabajadores nacionales puede estar sesgada hacia arriba por los choques de demanda que elevan el salario local y atraen a los inmigrantes. En tercer lugar, en el largo plazo, un aumento de la oferta laboral inducido por la llegada de inmigrantes a una determinada ciudad puede ser difundida a través de toda la economía por el comercio que se registra entre ciudades. Card (2001), p. 23, afi rma que a partir de esa crítica del profesor Borjas se iniciaron estudios basados en modelos teóricos, tal como se presenta en Borjas (1994) y Borjas et al. (1992 y 1996), que evalúan el impacto de la inmigración a nivel nacional como Borjas (2003).

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sobre la estructura de salarios a nivel de toda la nación receptora, revela la existencia de un impacto más acentuado.25

El estudio de Grossman (1982) es considerado como uno de los análisis empíricos precursores del efecto de la inmigración sobre el mercado laboral. En su estudio aborda el tema mediante el uso de datos de corte transversal del censo de los Estados Unidos de 1970 y estima una función agregada de producción, que le permite determinar el grado de sustitución entre la mano de obra local e inmigrante, usando la teoría de la demanda de mano de obra con múltiples insumos de producción de Hamermesh (1993). Las elasticidades de complementariedad de los insumos (o factores de producción) arrojan que la mano de obra inmigrante sustituye a los trabajadores nacionales. Incluso demuestra que la mano de obra de segunda generación –la nacida de padres y madres inmigrantes– tiene un mayor grado de sustitución con la mano de obra nacional que lo arrojado por la mano de obra inmigrante. Con relación al factor trabajo se demuestra que el capital es complementario con todos los tipos de mano de obra –local e inmigrante–, siendo el grado de complementariedad mayor para el caso de los trabajadores inmigrantes.

Altonji y Card (1989) estiman el impacto de la inmigración sobre el mercado laboral mediante la correlación entre la fracción de inmigrantes en una ciudad y los resultados sobre el empleo y salario de los trabajadores nacionales que viven en esa ciudad. Sus conclusiones, basadas en los censos de los Estados Unidos de 1970 y 1980, revelan la existencia de un grado modesto de competencia entre los inmigrantes y los trabajadores menos califi cados.26 Card (1990) revela que el impacto de la llegada

25. Borjas (2003).26. Altonji y Card (1989), pp. 35-36.

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de los cubanos que salieron del puerto del Mariel, a pesar del fuerte aumento de la oferta de mano de obra no califi cada, no provocó una variación signifi cativa en el salario real o desempleo en Miami.

Bauer (1997) aplica el modelo de Grossman (1982) a la economía alemana. Su análisis diferencia entre los trabajadores nacionales y los inmigrantes según su estatus ocupacional y estima una función de producción translogarítmica. Los resultados revelan que el impacto de la inmigración sobre el salario de los trabajadores nacionales es relativamente bajo.

Card (2001), partiendo de un modelo que asume la existencia de tecnología con elasticidad de sustitución constante (CES) y usando información del censo de 1990 de los Estados Unidos, demostró que los fl ujos de inmigración redujeron el salario por ocupación de los trabajadores nacionales menos califi cados. El marco teórico usado le permite señalar que los fl ujos de inmigrantes afectan la estructura de los salarios mediante el aumento o la disminución de la participación de los diferentes tipos de mano de obra. Una entrada de inmigrantes que eleve la fracción de población en un determinado grupo laboral se espera que produzca una presión hacia la baja de los salarios y empleo para ese tipo de trabajador. Por otra parte, una entrada de inmigrantes balanceada –es decir, que replique la distribución laboral existente antes de la inmigración- dejaría sin cambios la participación de cada tipo de trabajador y, en consecuencia, no afectará la estructura de salario relativo.27 La investigación concluye que las ciudades que recibieron una mayor cantidad de inmigrantes experimentaron un aumento de la cantidad relativa de su población menos califi cada y que la llegada de inmigrantes

27. Véase Card (2001), p. 24.

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en el período 1985-90 redujo la tasa ocupacional de los nacionales en 3 puntos porcentuales en las ciudades de alta inmigración como Los Angeles y Miami.28 Además afi rma que la inmigración redujo los salarios relativos de los trabajadores menos califi cados en las ciudades receptoras de mayor inmigración, señalando que la elasticidad de sustitución entre diferentes categorías de califi cación laboral es elevada.

Borjas (2003) introduce un método diferente al espacial –por ciudades o regiones– para estimar el impacto de la inmigración sobre el mercado laboral. Su análisis parte del supuesto de que trabajadores con el mismo nivel de educación pero con diferentes niveles de experiencia no son perfectamente sustitutos. El autor concluye señalando que a diferencia de otros estudios, la evidencia que se obtiene le permite señalar que la inmigración reduce el salario y la oferta laboral de la mano de obra local que compite con ella.29 En esa investigación, el profesor Borjas obtiene estimados de la elasticidad precio del factor que se mueven en el rango de –0.3 y -0.4, lo cual junto al aumento de la oferta laboral de hombres de un 11% provocado por la inmigración registrada entre 1980 y 2000, reduce el salario promedio del trabajador nacional en un 3.2%. Cabe resaltar que el impacto sobre la distribución salarial por tipo de trabajador es signifi cativo. El salario promedio de los trabajadores menos califi cados (i.e., los que abandonaron la escuela) cayó un 8.9%; el de los graduados universitarios cayó un 4.9%; y el salario de los graduados de bachiller descendió un 2.6%.

Jaeger (2007) encontró que, a pesar de que llegaron a los Estados Unidos en los años ochenta 7.3 millones de inmigrantes, los cambios en los salarios relativos de los trabajadores nacionales e inmigrantes fueron pequeños. Basándose en una

28. Card (2001), pp. 56-58.29. Borjas (2003), pp. 1369-1370.

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función de producción agregada en la cual se usaron 8 grupos de trabajadores clasifi cados por sexo y nivel de califi cación, encontró perfecta sustitución entre los trabajadores de igual nivel de califi cación. Los resultados revelan que la inmigración explica aproximadamente entre un 15% y un 25% del aumento de la brecha entre las remuneraciones de los trabajadores altamente califi cados y las de los empleados no califi cados durante los años ochenta. 30 Además se demostró que la inmigración explicaba una tercera parte del descenso de los salarios de los trabajadores que habían abandonado la escuela. Sin embargo, el efecto sobre los trabajadores califi cados fue relativamente pequeño.

Borjas (2007) analiza, usando los datos censales de Puerto Rico y los Estados Unidos para el período 1970-2000, el impacto de la emigración y de la inmigración en Puerto Rico. La existencia de movimientos simultáneos de entrada y salida de personas de territorio puertorriqueño constituye, en palabras del autor, un entorno inimitable para observar cómo los fl ujos laborales afectan las condiciones laborales.31 El profesor Borjas señala que debido al hecho de que la estructura salarial de Puerto Rico remunera relativamente bien la educación, la isla atrae mano de obra califi cada y exporta a trabajadores con baja califi cación. De ahí que la inmigración reduzca los salarios de los trabajadores nacionales sujetos a una mayor competencia y eleve los salarios del tipo de trabajadores que emigra. Se estima que un 10% de incremento en la oferta laboral producto de la inmigración se traduce en una disminución de un 2% a un 4% en los salarios de los trabajadores nacionales que compiten con los inmigrantes.

30. Jaeger (2007), pp.21-22. 31. El caso de la República Dominicana es muy similar al de Puerto Rico. Los haitianos emigran hacia el territorio dominicano y los trabajadores nacionales emigran hacia los Estados Unidos o Puerto Rico.

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Aydemir y Borjas (2007) también encuentran una elevada elasticidad de sustitución entre la mano de obra inmigrante y la nacional. Para los casos de Estados Unidos, Canadá y México demuestran que existe un impacto inverso entre el aumento de la oferta laboral inducida por la inmigración y los salarios. Específi camente, su estudio revela que por cada 10% de incremento en la oferta laboral los salarios se reducen entre un 3 y un 4%.32 Sin embargo, la reacción de la estructura salarial a la inmigración es diferente en cada uno de los países en función del grado de califi cación de la inmigración. En Canadá, que llega una inmigración relativamente califi cada, los fl ujos migratorios reducen la desigualdad de los salarios. En los Estados Unidos, con una inmigración con baja califi cación, la llegada de nuevos trabajadores eleva la desigualdad salarial. Dado que en México la emigración es mayor en la parte central de la distribución de califi cación y menor en las colas, la migración incrementa los salarios relativos en el medio de la califi cación y reduce el salario relativo en los extremos de la distribución de califi cación laboral.

Ottaviano y Peri (2007a) revelan la existencia de complemen-tariedad (i.e., hay sustitución imperfecta), por lo cual concluyen que la inmigración llegada a los Estados Unidos entre 1990 y 2004 incrementó el salario promedio de los trabajadores nacio-nales en un 1.8% en el largo plazo. En su estudio, los autores también señalan que si la elasticidad de sustitución fuese infi nita y la oferta de capital se ajustase a los movimientos migratorios, el salario de los trabajadores nacionales menos califi cados solo se reduciría en un 4%, pero el salario promedio de los nacionales quedaría relativamente constante.

Borjas, Crogger y Hanson (2008) revisan el ejercicio empírico realizado por Ottaviano y Peri (2007a) y demuestran que sus

32. Aydemir y Borjas (2007), p.701.

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conclusiones con relación a la complementariedad entre los trabajadores nacionales y los inmigrantes son frágiles, pues dependen de cómo se construya la muestra. Como ejemplo demuestran que la complementariedad se desvanece tan pronto se separa a los estudiantes actualmente en secundaria de los que abandonaron la escuela.

SIMULACIÓN ESTOCÁSTICA

En esta sección se presentan los resultados de la simulación del impacto de la inmigración sobre los salarios, la remuneración del capital y el PIB, usando los modelos presentados en la sección teórica. Se asume que la mano de obra es homogénea y que el capital es fi jo. Se realizó un ejercicio de Monte Carlo que simuló 5,000 escenarios para los parámetros que explican la variación de las tres variables endógenas que se evalúan. Los valores mínimo, esperado y máximo de cada uno de los parámetros son:

En este ejercicio de simulación, el impacto de la inmigración sobre el salario promedio de los trabajadores nacionales como porcentaje del valor agregado es negativo. En promedio, la cantidad de inmigrantes (entre un 6% y un 13% de la población) reduce en un 6.3% el salario de los trabajadores nacionales como porcentaje del valor agregado. Es obvio que los trabajadores menos califi cados –que tienen una elevada elasticidad de sustitución con los inmigrantes– han sido más afectados que

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los trabajadores más califi cados. El deterioro máximo del salario promedio de los trabajadores nacionales (como porcentaje del valor agregado) se sitúa en un 9.9% y el mínimo es un 3.2%.

En este modelo, la inmigración eleva el retorno del capital, lo cual signifi ca que los propietarios del capital se benefi cian de la entrada de inmigrantes al mercado laboral nacional. Se estima que en promedio la inmigración eleva el retorno del capital (como porcentaje del valor agregado) en un 6.7%. El aporte mínimo se sitúa en un 3.4% y el máximo en un 10.6%.

La inmigración produce un excedente que equivale, en promedio, a un 0.35% del PIB. El modelo arroja como resultado la existencia de un excedente mínimo de un 0.12% y un máximo de un 0.68%. Asumiendo un PIB nominal de 1.5 trillones de pesos (i.e., millones de millones) el aporte de la inmigración en términos de creación de un excedente se estima en 5,250 millones de pesos.

b. El caso dominicanoEn esta sección se presenta un análisis de la literatura sobre

la presencia de nacionales haitianos en territorio dominicano. Siguiendo los puntos de atención de la presente investigación, se relatan cuáles han sido los principales hallazgos en materia de la infl uencia que ha tenido y sigue teniendo la inmigración haitiana sobre el mercado laboral dominicano.

En un informe presentado por la Secretaría de Estado de Trabajo (SET) de la República Dominicana sobre el mercado del trabajo en el país se expresa: “Es bien reconocido el gran impacto que tiene la migración haitiana en el mercado de trabajo dominicano.”33 Y no es para menos, pues se estima que actualmente “entre medio

33. Reyes (2003), p.43.

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millón y un millón de haitianos y sus descendientes están radicados en el país.”34

Con relación a la fuerza de trabajo nacional empleada, Báez-Evertsz y Lozano (2008) sostienen que la mano de obra haitiana ocupada representa un 6% de la mano de obra nacional. El 79.6% de los inmigrantes ocupados trabaja en actividades agrícolas y de construcción. Al descomponer por género se obtiene que el 86% de los hombres haitianos labora en la agricultura y la construcción, mientras que el 74% de la mujer haitiana trabaja en las actividades de comercio y servicios.35 Los autores revelan la importancia de la mano de obra en esas dos actividades. En su texto sostienen que de cada 10 trabajadores empleados en la construcción, 6 son haitianos y en las actividades agrícolas 3 de cada 10 trabajadores son haitianos. Con relación al sector de la construcción el peso de la mano de obra haitiana cobra una mayor importancia cuando se descompone por tipo de actividad, pues en ese sector los inmigrantes del vecino país llegan a representar el 78% de las actividades no califi cadas. 36

Esa realidad es recogida en un informe de la SETse establece que en el sector de la construcción “los haitianos se concentran en las ocupaciones menos califi cadas.”37

La gran mayoría de estos (un 92% según la SET)38 no posee documentos de permanencia legal en el país. Más de la mitad no han comenzado ni siquiera las gestiones para la legalización de su estadía en la República Dominicana, provocando un estado de extrema vulnerabilidad que acentúa y profundiza las posibilidades de explotación económica y de degradación social de dicha

34. Dilla (2004), p. 29. 35. Báez-Evertsz y Lozano (2008), pp. 198-199.36. Báez-Evertsz y Lozano (2008), pp. 202-205.37. Reyes (2003), p.12. 38. Ibid. p. 45.

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población. La ilegalidad, más factores políticos e históricos, se ha traducido tradicionalmente en un proceso de segmentación del mercado de trabajo, diferenciando entre dominicanos y haitianos.39

Desde el punto de vista empresarial, el empleo de la mano de obra haitiana se justifi ca mediante el argumento que toma como referencia las condiciones económicas. En ese orden, “las inversiones de capital se realizan considerando el empleo de mano de obra barata que repercute en una disminución de los costos y una maximización de los benefi cios,”40 explicando el proceso migratorio como una consecuencia de la demanda de mano de obra por parte del capital dominicano.

Otro de los principales factores que incide con mayor fuerza en la segmentación del mercado laboral nacional, es el aspecto básico de la educación, que se encuentra estrechamente vinculado con el nivel de capacitación de la persona. En efecto, según los datos estadísticos establecidos por el Censo del 2002 y IOM-FLACSO41 la tasa de analfabetismo haitiana es mucho mayor que la tasa promedio nacional. Ese grado de desigualdad en el nivel educativo, determina la cuestión de la movilidad social y del empleo en el mercado laboral de la República Dominicana, viéndose por ende muy afectado el trabajador haitiano quien no puede competir con el trabajador dominicano más califi cado en igualdad de condiciones ni oportunidades. Sin embargo, el haitiano menos califi cado, al recibir un menor salario debido a su condición de ilegalidad y discriminación, sustituye la mano de obra dominicana con menor nivel educativo.

39. Silié et al. (2002).40. Santana et al. (2004), p. 139.41. Mercedes (2004), p. 30.

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TABLA 1PERFIL EDUCACIONAL DE DIFERENTES GRUPOS SOCIO-ÉTNICOS42

Fuente: Estimaciones de Mercedes (2004)

La situación educativa de los inmigrantes haitianos que viven en los bateyes es dramática. Se estima que más de un 22 % de las personas cursan del 1ro al 5to grado de primaria, cerca de un 10 % llega a cursar de 5-8vo grado, y sólo un 1% logra alcanzar algún nivel de secundaria. El resto de la población no llega a cursar ningún nivel educativo. De allí que se puedan encontrar bateyes en el país, en donde más del 60 % de la población nunca ha tomado ni siquiera un solo curso en la escuela.43

El mercado laboral nacional asigna a los haitianos los trabajos

de menor califi cación y mayor esfuerzo físico. Para ilustrar esta situación, cabe resaltar que “de los trabajadores haitianos utilizados por el sector construcción, la mayoría son trabajadores no califi cados, o sea peones y ayudantes. Concretamente, el 50% de los trabajadores empleados como peones son haitianos y en el caso de ayudantes, un 47%”.44 A partir de esos datos estadísticos,

Indicadores Educación HaitianosDomínico-haitianos

Total población

Tasa de Analfabetismo adulto 73% 27% 16%Educación Primaria 43% 76% 6%Educación Secundaria 44% 13% 25%Universitaria o Superior 13% 2% 12%Nunca asistió a la escuela 43% 29% 3%

42. Idem.43. Martínez (2006), p. 55.44. Reyes (2003), p. 44, usando evidencia del año 2002; sin embargo, en Báez-Evertsz y Lozano (2008), p. 205, se sugiere que esos datos ya han sido superados y afi rman que “resulta casi seguro que los inmigrantes haitianos serían ya una fi rme mayoría entre las ocupaciones no califi cadas de la construcción.” Esto se confi rma en el presente estudio.

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se podría afi rmar que los empleadores prefi eren contratar a un haitiano que a un dominicano cuando tienen la necesidad de emplear a un trabajador de baja califi cación. En ese orden, “a los trabajadores haitianos se les paga menos que a los dominicanos pero eso se debe en parte al factor de segmentación, pues los haitianos son los trabajadores no califi cados y los dominicanos los más califi cados.”45

La mayoría de los inmigrantes son contratados de forma informal, entiéndase sin el aval de contratos escritos que permitan perseguir a sus empleadores en la justicia o ante el tribunal de trabajo si estos se enfrascan en una batalla judicial por los obtención de los benefi cios que les otorgan las leyes laborales, dando esto luz verde a los empleadores para esquivar determinadas obligaciones y contribuciones como las correspondientes a la seguridad social, entre otras. En dichas circunstancias, es mucho más difícil para el trabajador haitiano exigir sus prestaciones laborales cuando se le despide que para los trabajadores dominicanos. Por otro lado, esa misma situación no permite al trabajador haitiano contribuir de la misma manera a la seguridad social como lo hacen los dominicanos.

No obstante, Wilfredo Lozano afi rma que no hay nada más falso que la imagen de un jornalero haitiano asustado y desconocedor de las complejidades del mercado de trabajo rural dominicano.46 En ese contexto, Lozano señala que contrario a la visión “ingenua” y paternalista que le atribuyen algunos sectores políticos, “los jornaleros tienen un excelente conocimiento de los requerimientos de fuerza de trabajo por parte de los productores; saben con mucha precisión en cuáles parajes y

45. Wooding y Mosseley-Williams. (2004), p. 61.46. Citado en Wooding y Mosseley-Williams (2004), p. 59.

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fi ncas se pagan mejores salarios y negocian con inteligencia sus relaciones laborales con los productores.”47 Este conocimiento es imprescindible para los inmigrantes haitianos pues “de ello depende su vida, aun cuando lo afi rmado no quiere sostener que tal conocimiento les asegure mejores salarios y estabilice sus empleos.”48

La discriminación en contra de los haitianos provoca que la migración haitiana disminuya el valor de los salarios de la agricultura o la construcción, en donde se “crea una competencia injusta para los dominicanos pobres”49 al tiempo que se mantienen “bajos los salarios de los trabajadores no califi cados.”50 En efecto, uno de los impactos causados por la migración haitiana ha sido una sensible reducción en el nivel de vida de los trabajadores dominicanos, pues estos últimos sufren de la competencia de una mano de obra que reduce los costos laborales unitarios.

Algunos autores afi rman que existen grandes diferencias entre los salarios que perciben los obreros dominicanos y los que consignan los trabajadores haitianos en el sector de la construcción, importando muy poco si ambos desempeñan la misma labor. Por ejemplo, según el informe de la SET: “un trabajador dominicano empleado como peón recibe al mes un salario promedio de RD$ 6,178, mientras que un trabajador haitiano de la misma ocupación sólo recibe RD$ 3,257 es decir poco más de la mitad.”51

Si se parte del principio de la racionalidad económica que deben aplicar los empleadores de haitianos, se podría afi rmar

47. Ídem.48. Ídem.49. Reyes (2003), p.43.50. Ídem.51. Ídem.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

que estos contratan en los niveles de baja califi cación mano de obra dominicana solo cuando ya se ha agotado la disponibilidad de la haitiana. A pesar de esta realidad: “no existe tal claridad de la extensión del fenómeno social de sustitución de mano de obra dominicana por haitiana en la construcción,”52 que es uno de los sectores de la economía del país, en los que se escenifi ca con mayor incidencia la presencia de los inmigrantes haitianos.

Este tipo de interrogantes se refl ejan también en la opinión de Sánchez-Fung (2000), para quien: “sería interesante saber si la mano de obra haitiana es desplazadora de la dominicana, o es muestra del libre juego de la oferta y la demanda de trabajo.”53 Sin adentrarse mucho en el tema, Sánchez-Fung afi rma que “la última opción parece razonable si se toma en cuenta que los dominicanos históricamente han repudiado el tipo de trabajo que ejecutan los haitianos, por ejemplo, el corte de la caña.”54 Esta posición, es compartida por Silié (2003) quien observa que las labores en las que se emplean los inmigrantes haitianos son “las menos aceptadas por los dominicanos, por ser pesadas, mal remuneradas y de gran inestabilidad, con ausencia de seguridad social.”55 No obstante, “el problema es complejo”56 como señala Sánchez-Fung, pues todavía persisten muchas difi cultades para poder determinar a ciencia cierta la extensión del fenómeno de sustitución de la mano de obra dominicana por parte de la haitiana en el mercado laboral dominicano. En el presente estudio se dará respuesta a esa interrogante.

52. Sánchez-Fung (2000), p. 171.53. Ídem. 54. Ídem.55. Silié (2003), p.11.56. Sánchez-Fung (2000), p. 171.

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i. Entorno legal del acceso de los inmigrantes haitianos al mercado laboral dominicano

La Constitución de la República Dominicana, en el Artículo 11, consagra la Libertad de Trabajo. En particular, dicho Artículo establece que la ley podrá establecer la participación de los nacionales en todo trabajo. El Código de Trabajo de la República Dominicana57 establece que el 80% de los trabajadores de una empresa debe estar integrado por dominicanos58 y enuncia en el Principio IV que: “las leyes concernientes al trabajo son de carácter territorial” y que “rigen sin distinción a dominicanos y extranjeros.” En ese sentido, el régimen laboral dominicano no distingue entre nacionales y extranjeros.

Igualmente, el Principio VII del Código de Trabajo prohíbe cualquier discriminación, exclusión o preferencia basada en mo-tivos de raza, color, ascendencia nacional u origen social, entre otros. Por su parte, la Ley General de Migración No. 285-04 del 27 de agosto de 2004 (la “Ley de Migración”), establece en el Ar-tículo 98 que: “los extranjeros admitidos como Residentes pue-den realizar toda clase de trabajo o actividad remunerada” y en el Artículo 101 se establece que: “los extranjeros que permanezcan ilegalmente en el territorio nacional, no podrán, bajo ninguna cir-cunstancia, trabajar o realizar tareas remuneradas o lucrativas”.

La Ley sobre Migración también estipula en el Artículo 102 que los empleadores que proporcionen trabajo o contraten al-gún extranjero, deben constatar su permanencia legal en el país

57. Ley No. 16-92 del 17 de junio de 1992. 58. Hay algunas excepciones como es el caso de los extranjeros casados con personas dominicanas, que tengan en el país más de tres años de residencia ininterrumpida y más de dos años de casado. Así como los extranjeros que hayan procreado hijos dominicanos y tengan en el país más de cinco años de residencia ininterrumpida.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

y que se encuentre habilitado para trabajar, solicitándole la pre-sentación de los documentos migratorios de lugar, a saber: Carné de Residente Permanente o de Residencia Temporal, Cédula de Identifi cación Personal para Extranjeros y Carné de Trabajo para Trabajadores Temporeros No Residentes.

ii. Principales hipótesis

Hipótesis 1: La mano de obra haitiana –formal e informal– es un eslabón competitivo de la cadena productiva de algunas acti-vidades económicas nacionales, por lo cual en esos casos la mano de obra haitiana es complementaria al capital y a la mano de obra califi cada de la República Dominicana.

Hipótesis 2: La mano de obra haitiana –formal e informal– es sustituta de la mano de obra dominicana de menor nivel de ca-lifi cación.

Hipótesis 3: El mercado laboral dominicano tiende a discrimi-nar en contra del trabajador haitiano, de manera que el ingreso de dos personas de igual nivel de educación será diferente en función de que si son dominicanas o haitianas.

Hipótesis 4: La inmigración haitiana eleva el grado de desigual-dad de ingresos en la República Dominicana; es decir, aumenta la remuneración del capital y de la mano de obra califi cada y reduce los ingresos laborales de los trabajadores menos califi cados.

iii. Metodología de evaluación de hipótesis

1. EncuestaEn la República Dominicana hay escasez de datos estadísticos

relacionados con el tema de los inmigrantes haitianos en sentido general. En ese contexto, se diseñó e implementó una encuesta formal, utilizando técnicas de muestreo, con el objetivo de deter-minar el impacto que tiene la inmigración haitiana sobre el mer-

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cado laboral y las fi nanzas públicas de la República Dominicana. De manera más específi ca, esa encuesta permitirá evaluar las hipótesis de trabajo y contestar las preguntas formuladas en tor-no a la condición relativa de la mano de obra inmigrante haitiana con relación a la dominicana y si el inmigrante es o no deman-dante neto de recursos del Estado dominicano.

Para tales fi nes, la encuesta se estructuró bajo dos ópticas dis-tintas pero a la vez complementarias: la primera de ellas la con-forman los empleadores de mano de obra haitiana (por el lado de la demanda) y la segunda abarca a los trabajadores haitianos (por el lado de la oferta), donde se incluyen también a los dominica-nos para fi nes de comparación.

Se diseñaron tres instrumentos para la captación de informa-ción, cada uno dirigido hacia los empleadores, trabajadores domi-nicanos y trabajadores haitianos, respectivamente. Para estos dos últimos se incluyeron, además de preguntas generales aplicables a ambas partes, preguntas específi cas dirigidas a cada grupo pobla-cional. Los empleadores entrevistados en su mayoría (96% de los casos) fueron aquellos que, por su posición, tienen la capacidad para poder contestar las preguntas formuladas, como lo son due-ños de la empresa, encargados y supervisores de obra y jefes de hogar.

Región EmpleadorTrabajador

DominicanoTrabajador Haitiano

Total

Distribución Nacional 37 82 201 320

Sto. Dgo. Este 6 20 82 108Sto. Dgo. Norte 2 12 13 27Sto. Dgo. Oeste 3 12 39 54Total 48 126 335 509

TABLA 2DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL LEVANTAMIENTO

DE LA INFORMACIÓN

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El levantamiento de la información se realizó tanto en el Distrito Nacional como en la Provincia Santo Domingo, siendo el primero el que acapara la mayor proporción de la muestra. En ese sentido, se entrevistaron 48 empleadores, 126 trabajadores dominicanos y 335 trabajadores haitianos, para un total de 509 entrevistas. Las actividades económicas aquí abarcadas fueron construcción, comercio y servicio doméstico, siendo el sector construcción donde se aplicó la mayor cantidad de encuestas por la elevada presencia de mano de obra haitiana.

2. MODELOS ECONOMÉTRICOS

Se elaboraron modelos econométricos para cuantifi car la relación existente entre las principales variables que interrelacionan la inmigración haitiana con el mercado laboral. La demanda laboral haitiana se estimó en base a las respuestas de los empleadores con relación a la de la participación de la mano de obra en la nómina total de las empresas. El impacto del nivel educativo y de la discriminación sobre el nivel de ingreso se abordó mediante la estimación de ecuaciones de Mincer. También se aplicó la metodología de Grossman (1982) para estimar una función de producción translogarítmica59 y determinar la relación entre los trabajadores dominicanos y los haitianos.

iv. Resultados

1. DESCRIPCIÓN DE LA MANO DE OBRA HAITIANA

a. Aspectos socioeconómicosLa mayoría de los trabajadores haitianos encuestados nació en

Haití. El 95.8% de esos trabajadores reportó haber nacido en Haití,

59. Véanse los aportes de Christensen, Jorgenson y Lau (1971 y 1973) en la estimación de ese tipo de funciones de producción.

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el 2.7% señaló haber nacido en la República Dominicana pero de padres haitianos y el resto declaró ser hijos de padres mixtos. La evidencia revela que los trabajadores haitianos tienen poco tiempo viviendo en el país. Específi camente, el 53% de los trabajadores haitianos tiene seis años o menos viviendo en territorio dominicano. Solo el 8% tiene más de quince años residiendo en la República Dominicana. Esto es consistente con los resultados obtenidos en otras encuestas.

El trabajador haitiano es más joven que su contraparte dominicano. La encuesta muestra que la edad promedio del dominicano es de casi 35 años, mientras que la del trabajador haitiano es de 28 años. También se observa que ambos tienen una edad mínima de trabajo similar (alrededor de los 15 años), pero el dominicano se mantiene trabajando a mayor edad. Dado que el inmigrante se mueve de su país con el objetivo de maximizar el valor presente de su fl ujo de ingresos esperado, es lógico que el trabajador inmigrante sea más joven en promedio que el nacional, pues de esa manera podrá obtener un mayor nivel de ingresos a lo largo de su ciclo vital.

El trabajador haitiano tiene una mayor propensión a estar soltero que el dominicano. El 38% de los haitianos encuestados declaró ser soltero, mientras que solo lo hizo el 23% de los trabajadores dominicanos. Ambos tipos de trabajadores prefi eren la unión libre a casarse, pero los haitianos la prefi eren más, pues de aquellos que declararon estar casados o unidos, el 82.7% de los encuestados haitianos declaró estar “unido(a)” mientras que así declaró el 76.7% de los dominicanos.

La mayoría de los haitianos se mantiene en el país sin obtener documentación ofi cial dominicana. El 91.9% de los trabajadores haitianos entrevistado declaró no poseer cédula de identifi cación para extranjeros. No obstante, 87.2% de los trabajadores haitianos afi rma que posee algún documento haitiano, en particular, su pasaporte.

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El ingreso promedio del trabajador haitiano es inferior al de su par dominicano. El ingreso mensual de los trabajadores haitianos es de 8,506 pesos, mientras que los dominicanos reciben un ingreso mensual de 15,732 pesos. Además, se observa que el salario mínimo de los haitianos (1,500 pesos al mes) es la mitad que el percibido por los dominicanos (3,000 pesos al mes). La siguiente gráfi ca muestra un histograma con la distribución de salarios tanto para el trabajador dominicano como el haitiano. Se observa claramente que aunque la mayoría de los trabajadores –para ambas nacionalidades– se encuentra en los niveles inferiores, hay un sesgo mucho más pronunciado para el caso de los haitianos.60

FIGURA 3 DISTRIBUCIÓN SALARIAL TRABAJADORES

DOMINICANOS Y HAITIANOS

¿Qué sucede con los niveles de ingreso en función al tiempo trabajando? Al cruzar las variables ingreso medio del trabajador haitiano con el tiempo que tiene desempeñando la actividad económica actual, se observa una clara tendencia hacia el alza en

60. Se realizó una prueba de medias y se determinó que la diferencia entre los ingresos es estadísticamente signifi cativa.

CUÁNTO GANA EN UN MES POR SU TRABAJO AQUÍ CUÁNTO GANA EN UN MES POR SU TRABAJO AQUÍ

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el ingreso promedio en la medida en que el mismo va adquiriendo mayor experiencia en el trabajo realizado. De lo anterior se puede inferir que a mayor tiempo residiendo en República Dominicana, mayor es el salario promedio del inmigrante haitiano.

FIGURA 4

Aunque el nivel de ingreso aumenta, el trabajador haitiano en todo momento se mantiene con un nivel salarial promedio inferior relativo al trabajador dominicano. Esa brecha se acentúa en sentido general a través del tiempo, al observar el porcentaje que representa el nivel de ingreso promedio del trabajador haitiano relativo al promedio general por tiempo de labor, lo que a su vez signifi ca que los trabajadores dominicanos experimentan mejoras salariales superiores a los del inmigrante haitiano.

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TABLA 3INGRESO MEDIO SEGÚN TIEMPO TRABAJADO Y NACIONALIDAD

b. Califi cación

El trabajador dominicano tiene un mayor grado de califi cación que su contraparte haitiana. El 79.2% de los empleadores dominicanos está de acuerdo o muy de acuerdo con la afi rmación de que el trabajador dominicano está más califi cado que el haitiano. Ese mayor nivel de califi cación en el trabajo no necesariamente signifi ca que los trabajadores dominicanos tienen un mayor grado de escolaridad que los haitianos.

TABLA 4PARA UN MISMO TIPO DE OCUPACIÓN, EL TRABAJADOR DOMINICANO

EN PROMEDIO TIENE UN MAYOR GRADO DE CALIFICACIÓN QUE EL TRABAJADOR HAITIANO

Tiempo Laborando

Dominicano Haitiano TotalDif

Haitiano% del Prom

(Hait.)

Menos de 6 meses 10,918 7,973 8,422 -5.3% 94.7%De 6 a 12 meses 13,071 7,894 8,847 -10.8% 89.2%De 1 a 2 años 13,850 8,551 9,666 -11.5% 88.5%De 2 a 3 años 9,216 8,290 8,453 -1.9% 98.1%Más de 3 años 17,433 8,905 11,981 -25.7% 74.3%Total 15,732 8,506 10,489 -18.9% 81.1%

Respuesta Comercio ConstrucciónServicio

domésticoTotal

Muy de acuerdo 20.0% 53.3% 25.0% 41.7%

De acuerdo 50.0% 33.3% 37.5% 37.5%

En desacuerdo 20.0% 6.7% 37.5% 14.6%

Muy en desacuerdo 10.0% 6.7% 0.0% 6.3%

Total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

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Los empleadores perciben que el trabajador dominicano se especializa más rápido que el trabajador haitiano. Sólo el 24% de los encuestados afi rma estar de acuerdo con la afi rmación de que los haitianos se especializan más rápido que los domi-nicanos.

El trabajador dominicano tiene más capacidad para manejar equipos. El 67% de los empleadores encuestados afi rma estar muy de acuerdo y de acuerdo con la afi rmación de que los em-pleados dominicanos son más capaces de manejar equipos que sus contrapartes haitianos.

Los empleadores prefi eren a los trabajadores dominicanos cuando es necesario un trabajo de mayor calidad. El 87.2% de los empleadores señalan que es mejor emplear mano de obra nacional cuando es necesario una tarea con mayor especializa-ción.

El trabajador haitiano recién llegado tiene que aprender mu-cho. El 94% de los empleadores afi rma estar muy de acuerdo o de acuerdo con la afi rmación que establece que los trabajadores haitianos que recién llegan al país deben aprender mucho para poder ofrecer un servicio de calidad.

El trabajador haitiano que ha llegado a la República Domi-nicana en los últimos dos años tiene un mayor nivel de califi -cación que el trabajador haitiano que llegó con anterioridad. El 81.4% de los empleadores dominicanos piensa que los nuevos emigrantes haitianos poseen un mayor nivel de escolaridad y experiencia profesional que los trabajadores haitianos que lle-gaban en el pasado.

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c. Remesas y situación económica del inmigranteLos haitianos mantienen vínculos estrechos con sus familiares

que residen en Haití. Casi 8 de cada 10 haitianos envía remesas a sus familiares. Los trabajadores haitianos envían una suma promedio de 2,600 pesos mensuales, con un nivel mínimo de 75 pesos y un máximo de 12,000 pesos al mes. Orozco (2006) señala que las remesas son enviadas, principalmente, a través de canales informales vía empresarios que operan en la frontera. Estos, a su vez, prestan dinero al inmigrante haitiano y proveen otros servicios de naturaleza fi nanciera. Orozco cuantifi ca que la cantidad de dinero enviado hacia Haití en promedio es de 96 dólares (3,168 pesos), con una mediana de 67 dólares (2,211 pesos), montos que son consistentes con los resultados de la encuesta aplicada.

En un estudio realizado por FLACSO y OIM en el 2004, se presenta que más del 90% de los encuestados afi rmaba que las mejores condiciones económicas prevalecientes en la República Dominicana constituyen la razón principal para emigrar a nuestro territorio. En la encuesta aplicada en este estudio se obtuvo que la mayoría de los haitianos percibe que su situación económica actual es mejor que la que tenía cuando residía en Haití. Casi 9 de cada 10 trabajadores haitianos responde que sus condiciones de vida han mejorado desde que se encuentran laborando en la República Dominicana.

d. Capacidad de insertarse en el mercado laboralLos haitianos se integran rápidamente en el mercado de trabajo

nacional. El 72% de los encuestados respondió que consiguieron trabajo en menos de un mes de estar residiendo en la República Dominicana. Esto signifi ca que el inmigrante pasa a formar parte del proceso productivo y a crear valor agregado en un plazo muy

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breve. Al descomponer por tipo de actividad se observa que los trabajadores haitianos consiguen trabajo más rápido en el sector construcción que en otras actividades productivas. En el sector construcción el 74% de los inmigrantes afi rma que consiguió trabajo en menos de un mes; mientras que el 69% de los que laboran en otros sectores, consiguió trabajo en un plazo similar.

e. Tipo de trabajoLa encuesta se concentró en los sectores de construcción,

comercio y servicios domésticos, por lo cual el 57.1% de los encuestados haitianos trabaja en el sector de la construcción; el 27.6% son vendedores (ambulantes y fi jos), el 6.3% son trabajadores domésticos, y el resto tienen otras actividades (e.g., chiripero, vigilante). Con relación a los trabajadores dominicanos encuestados, el 77.8% se concentra en la construcción; el 4.8% es trabajador doméstico; el 3.2% es vigilante; y el resto realiza otras actividades.

Es interesante ver la movilidad laboral entre las actividades productivas. Los haitianos que están trabajando en el sector de la construcción provienen del mismo sector construcción (54.7%) y de la agricultura (18.9%), preponderantemente. Los vendedores ambulantes actuales provienen de la misma actividad (32.4%), de la construcción (27.9%) y de la agricultura (11.8%). El trabajador doméstico proviene de la misma actividad (33.3%) y de la venta ambulante (23.8%). El vigilante antes trabajaba en la construcción (50%) y en la misma actividad de vigilancia (25%). El vendedor fi jo antes era un vendedor ambulante (33.3%).

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Los trabajadores dominicanos exhiben una mayor movilidad entre actividades. Los que actualmente están en la construcción provienen de otras actividades (49.0%) y de la misma actividad (32.7%). Los vigilantes antes eran trabajadores domésticos (25%) y laboraban en la agricultura (25%). Los trabajadores domésticos

ACTIVIDAD ECONÓMICA ACTUALTABLA 5

DominicanoObrero

Construcción Vigilante Chiripero Vendedor ambulante

Trabajador doméstico

Vendedor fi jo Otro Total

Ninguno 4.2% 0.0% 0.0% 4.4% 9.5% 0.0% 14.3% 4.5%

Obrero de la agricultura 18.9% 8.3% 0.0% 11.8% 0.0% 12.5% 14.3% 15.0%

Obrero construcción 54.7% 50.0% 25.0% 27.9% 9.5% 12.5% 0.0% 40.5%

Vigilante 3.7% 25.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 3.0%

Chiripero 2.1% 0.0% 50.0% 4.4% 9.5% 8.3% 0.0% 3.9%

Vendedor ambulante 4.7% 16.7% 25.0% 32.4% 23.8% 33.3% 14.3% 14.7%

Trabajador doméstico 0.0% 0.0% 0.0% 7.4% 33.3% 8.3% 0.0% 4.2%

Mendigo 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0%

Otros 11.6% 0.0% 0.0% 11.8% 14.3% 25.0% 57.1% 14.1%

Total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Tra

baj

o R

ealiz

ado

An

teri

orm

ente

Tra

baj

o R

ealiz

ado

An

teri

orm

ente

ACTIVIDAD ECONÓMICA ACTUAL

DominicanoObrero

Construcción Vigilante Chiripero Vendedor ambulante

Trabajador doméstico

Vendedor fi jo Otro Total

Obrero de la agricultura 11.2% 25.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 9.5%

Obrero construcción 32.7% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 16.7% 27.0%

Vigilante 2.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 1.6%

Chiripero 2.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 1.6%

Vendedor ambulante 2.0% 0.0% 0.0% 50.0% 16.7% 0.0% 0.0% 3.2%

Trabajador doméstico 0.0% 25.0% 0.0% 0.0% 16.7% 33.3% 0.0% 2.4%

Mendigo 1.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.8%

Otros 49.6% 50.0% 100.0% 50.0% 66.7% 66.7% 83.3% 54.0%

Total 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

TABLA 6

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realizaban otra actividad (66.7%). Igualmente sucede con el resto de las ocupaciones actuales.

F. GRADO DE INFORMALIDAD LABORAL

Los empleadores dominicanos afi rman que a los trabajadores haitianos hay que pagarle sus prestaciones laborales cuando se les despide. El 93.8% de los empleadores encuestados afi rmó estar de acuerdo o muy de acuerdo con el hecho de que a los trabajadores haitianos hay que darle sus prestaciones laborales.

La mayoría de los empleadores afi rma que pagan impuestos por los trabajadores haitianos. El 73% de los empleadores afi rma que paga por todos (69%) o por algunos trabajadores haitianos (4%). El resto señala que no paga impuestos por esos trabajadores.

Los empleadores también responden que cumplen con sus obli-gaciones con el seguro familiar de salud. El 68% de los emplea-dores afi rma que paga seguro familiar de salud por todos (55%) o por algunos trabajadores haitianos (13%). El cumplimiento de las obligaciones laborales se reduce en el caso de las pensiones. Solo el 44% de los empleadores afi rma que paga pensiones por todos (37%) o por algunos trabajadores haitianos (7%).

No existe diferencia signifi cativa entre los trabajadores domini-canos y haitianos con relación al cumplimiento de las obligaciones tributarias. El 50.4% de los trabajadores dominicanos afi rma que le descuentan impuestos. El 48.9% de los trabajadores haitianos contesta que le descuentan impuestos. La diferencia no es estadís-ticamente signifi cativa.

g. Estabilidad laboralLos empleadores consideran que el trabajador haitiano exhibe

mayor estabilidad laboral que los dominicanos. El 68.8% de los empleadores está en desacuerdo con la afi rmación que establece

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que el trabajador haitiano deja el empleo más fácil que el empleado dominicano. De hecho, el 64.6% de los empleadores afi rma estar de acuerdo (33.3%) y muy de acuerdo (31.3%) con la expresión de que el trabajador haitiano cumple mejor con su horario de trabajo que el trabajador dominicano.

2. IMPACTO SOBRE EL PRECIO DE LOS FACTORES PRODUCTIVOS POR SECTOR SELECCIONADO

a. CapitalLa existencia de un efecto positivo de la mano de obra

haitiana sobre el capital invertido implica la existencia de complementariedad entre esos dos insumos de producción. De acuerdo a los resultados de la encuesta, el 33% de los empleadores afi rma que el empleo de la mano de obra haitiana se traduce en un mayor nivel de benefi cios para la empresa.

El trabajador haitiano no es tan productivo que pudiera sustituir una máquina. El 72% de los empleadores afi rma estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con la afi rmación que sostiene que el haitiano es tan productivo que puede sustituir alguna máquina. Esto sugiere que el uso de la mano de obra haitiana incrementa el retorno del capital, pero no lo sustituye, dándole más peso a la hipótesis de complementariedad entre la mano de obra haitiana y el capital.

Con relación a la mano de obra nacional, una parte importante de los empleadores tiene la percepción de que el trabajador haitiano rinde más que el dominicano. Alrededor del 40% de los empleadores piensa que los haitianos rinden más que los dominicanos. Esa percepción puede estar refl ejando la existencia de sustitución entre los nacionales y los haitianos.

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b. Mano de obra

i. Demanda relativa de la mano de obraLos empleadores dominicanos elevan la demanda de mano de

obra haitiana –con relación a la dominicana– en función de su percepción con relación a su aporte al nivel de benefi cios, nivel de productividad y nivel de califi cación. La encuesta revela que de cada 100 trabajadores, se emplea una media de 50 trabajadores haitianos. En el sector construcción el porcentaje de mano de obra haitiana empleada es de un 49.5%.

Se estimó un modelo econométrico para cuantifi car la cantidad de trabajadores haitianos como porcentaje del total de empleados en función de las opiniones de los empleadores con relación a los trabajadores haitianos. El modelo sugiere que los empleadores que piensan que los haitianos elevan el nivel de benefi cios de las empresas tienden a contratar una mayor cantidad de haitianos. Específi camente se estima que ese tipo de empleadores utiliza una cantidad de empleados haitianos cuya participación en el total de empleados supera en 18 puntos porcentuales a lo que se registra en las empresas de otros empleadores.

Los empleadores que opinan que el trabajador haitiano es tan productivo que puede llegar a sustituir alguna maquinaria o equipo, tienden a contratar una mayor cantidad de mano de obra haitiana. El modelo revela que los empleadores que tienen esa opinión declaran poseer un porcentaje de empleados haitianos como total por encima de los 17 puntos porcentuales a los empleadores que tienen una opinión diferente.

El modelo revela que aquellos empleadores que piensan que los haitianos llegados en los dos últimos años tienen un mayor nivel educativo que los que emigraron con anterioridad, utilizan una mayor cantidad de mano de obra en sus unidades productivas. Se

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estima que la participación de trabajadores haitianos en el total de empleados se eleva en 25 puntos porcentuales.

ii. Remuneración de la mano de obraEl ingreso del trabajador está vinculado con el nivel educativo.

En la siguiente tabla se observa que el ingreso promedio de los trabajadores dominicanos califi cados (i.e., con nivel de educación superior a octavo de básica) es un 11.6% mayor al de sus pares no califi cados.

TABLA 7

El ingreso de los trabajadores haitianos más educados es más elevado al de los menos educados, superando el ingreso del trabajador haitiano califi cado en un 15.6% al ingreso de su par no califi cado. No obstante, el ingreso promedio del haitiano educado es menor que el que recibe el dominicano no califi cado. El ingreso del trabajador haitiano no solo es menor que el del dominicano, sino que muestra una mayor dispersión según el grado de califi cación.

Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

Ingreso Mensual 78 15,069 9,371 3,000 42,200

Inferior a 8vo de Básica (Dominicano)

Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

Ingreso Mensual 48 16,810 11,084 4,500 50,000

Superior 8vo de Básica (Dominicano)

Page 274: Archivos Libros Migraciones Tomo I

273

TOMO I

TABLA 8

ECUACIONES DE MINCER

Para determinar el retorno de la educación se estimaron ecuaciones de Mincer, cuyo fundamento teórico y metodología empírica fueron desarrollados por Becker (1962) y Mincer (1974). En esos trabajos se demuestra que el nivel de ingreso laboral está positivamente vinculado a la educación y la experiencia. Específi camente, se establece que d o n d e es la tasa de retorno de la educación. Para analizar la posibilidad de que el mercado laboral discrimine en contra de los haitianos, se incluirá en la ecuación de ingreso la nacionalidad del trabajador, de manera que el signo del coefi ciente que acompañe a la variable dicotómica que identifi ca la nacionalidad determine el impacto de la misma sobre el ingreso laboral. De ahí que el modelo a estimar será:

En la tabla 9 se presentan los resultados de cuatro modelos que incluyen como variables explicativas la educación (educ),

Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

Ingreso Mensual 221 8,080 3,653 1,500 30,000

Inferior a 8vo de Básica (Haitiano)

Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

Ingreso Mensual 112 9,344 3,812 2,000 20,000

Superior 8vo de Básica (Haitiano)

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274

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

la experiencia (exper) y el cuadrado de la experiencia (exper2), la nacionalidad del trabajador (d_nacional) y el género (sexo). El primer modelo incluye todas las actividades productivas (construcción, comercio y servicios); el segundo modelo se aplica únicamente al sector construcción; el tercer modelo se aplica al resto de las actividades productivas; y el cuarto modelo incluye una variable dicotómica (d_acti) que toma valor de 0 si se trata del sector construcción y de 1 si es otra actividad productiva. Todos los coefi cientes son estadísticamente signifi cativos –en los modelos 1 y 4- y el signo es igual al esperado por la teoría económica.

Los resultados revelan que para todas las actividades productivas se observa que existe una relación positiva del grado de educación y el nivel de ingreso. Además, se obtuvo como resultado que, para un mismo nivel de educación, el haitiano recibe un menor nivel de ingreso que su contraparte dominicano. En adición, se observa que a mayor experiencia el nivel de ingreso sube, pero a una tasa de crecimiento cada vez menor, verifi cándose la hipótesis del ciclo de vida. Con relación al género del trabajador, se obtiene como resultado que la mujer tiene un ingreso menor que el del hombre.

TABLA 9ECUACIONES DE MINCER CON EXPERIENCIA

(COEFICIENTES ORIGINALES)

Variable Modelo1 Modelo2 Modelo3 Modelo4educ 0.04111416*** 0.03912584*** 0.05219832*** 0.04397678***exper 0.04466853*** 0.05293166*** 0.02185172 0.04306719***exper2 -0.00070074*** -0.05293166*** -0.00028723 -0.00066257***d_nacional -0.38766026*** -0039517145*** -0.04543671 -0.32965374***sexo -0.4983145*** -0.24578564*** -0.28488607*** -0.34288201***d_acti -0.23002687***_cons 8.6751609*** 8.65453*** 8.3311869*** 8.6818393***

r2 0.35907892 0.3691458 0.19224003 0.38664617

rmse 0.43885513 0.40385508 0.46325121 0.4297891n 458 305 153 458

leyenda:*p < 0.05; ** p < 0.01; *** p < 0.001

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275

TOMO I

En la siguiente fi gura se presentan los resultados de simular la evolución del ingreso (en logaritmos) en función de la experiencia en el sector de la construcción. Obsérvese que durante toda la trayectoria el ingreso del trabajador dominicano es superior al del haitiano. Esto sugiere que dos personas con el mismo nivel de educación, experiencia y género trabajando en el sector de la construcción tendrán una remuneración diferente dependiendo de si es dominicano o haitiano. El inmigrante recibirá un menor nivel de salario y, en consecuencia, aportará más a la remuneración del capital. Esto trae como consecuencia un aumento de la desigualdad de ingresos en la República Dominicana, pues los propietarios del capital aumentarán su participación relativa en el valor agregado nacional después de la entrada de los inmigrantes haitianos, quienes tenderán a deprimir el salario promedio del trabajador dominicano de menor educación y experiencia.

FIGURA 5INGRESO EN FUNCIÓN DE LA EXPERIENCIA

En la tabla 10 se presentan los coefi cientes beta61 para cada uno de los modelos estimados, con el objetivo de identifi car cuáles son las variables que mayor infl uencia tienen sobre el ingreso de los trabajadores. La magnitud de los coefi cientes revela que

61. Los coefi cientes beta miden en cuántas unidades de desviación estándar cambiaría la variable dependiente (el logaritmo del nivel de ingresos) cuando la variable explicativa cambia en una desviación estándar.

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276

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

la experiencia es el principal determinante de los ingresos de los trabajadores encuestados. La educación, que también ejerce una infl uencia positiva sobre el nivel de ingresos, tiene una infl uencia que oscila alrededor de la mitad y una tercera parte de la infl uencia de la experiencia. Esto es consistente con el hecho de que los trabajadores dominicanos y haitianos, con igual nivel de educación, tienen niveles de ocupación diferentes y, en consecuencia, ingresos distintos. Los resultados muestran también que ser haitiano reduce la remuneración en una magnitud similar al aporte que realiza el nivel educativo a los ingresos. Esto signifi ca que un trabajador haitiano que tenga el mismo nivel educativo que el dominicano tiende a obtener un menor nivel de salario. Algo similar aparece en el caso de la mujer, pues el simple hecho de ser mujer reduce el aporte positivo que tiene la educación a su remuneración.

TABLA 10ECUACIONES DE MINCER CON EXPERIENCIA

(COEFICIENTES BETA)

También se estimaron las ecuaciones de Mincer utilizando la edad como variable explicativa. Los resultados revelan que para

Variable Modelo1 Modelo2 Modelo3 Modelo4

educ 0.286199*** 0.298619*** 0.3802154*** 0.3061259***exper 0.791041*** 1.032869*** 0.399823 0.7626827***exper2 -0.59758*** -0.7891333*** -0.2489657 -0.5650283***d_nacional -0.3179*** -0.3753911*** -0.0289774 -0.2703283***sexo -0.31092*** -0.0555422 -0.2726242*** -0.2139361***d_acti -0.1992294***

r2 0.352 0.3691 0.1922 0.3866rmse 4.3886 0.40386 0.46325 0.42979n 458 305 153 458

leyenda: * p < 0.05; ** p < 0.01; *** p < 0.001

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277

TOMO I

todas las actividades productivas existe una relación positiva entra la edad y el ingreso. A mayor edad, el nivel de ingreso sube, pero luego comienza a decrecer, verifi cándose la hipótesis del ciclo de vida. El resto de las variables tiene la misma interpretación que las del modelo presentado con la experiencia como variable explicativa.

iii. Relación con la mano de obra dominicana: ¿Sustituta o complementaria?

El hecho de que utilizar mano de obra haitiana eleva la rentabilidad de las empresas puede hacer que los empleadores dominicanos prefi eran contratar haitianos. Los empleadores afi rman que la mano de obra haitiana eleva la productividad del trabajo dominicano. El 65% de los entrevistados afi rma que emplear a los haitianos le permite incrementar la efi ciencia del trabajador dominicano, sugiriendo la existencia de complementariedad en el trabajo de sus contrapartes nacionales. Sin embargo, la mayoría de los empleadores nacionales (66.7% de los encuestados) piensa que el trabajo haitiano tiende a sustituir al dominicano. Esta sustitución se lleva a cabo principalmente en las actividades que exigen menor califi cación, como sería las que realizan los ayudantes en el sector de construcción. La única manera de determinar si la mano de obra nacional y la del inmigrante haitiano son complementarias o sustitutas es mediante la estimación de un modelo econométrico.

La mayoría de los empleadores dominicanos prefi ere emplear a un trabajador nacional para realizar trabajos especializados. La mano de obra haitiana, en el sector construcción, tiende a ocupar los trabajos de menor nivel de califi cación. En la siguiente tabla se muestra que el 49.5% de los trabajadores dominicanos que trabajan en la construcción son especializados, mientras que sólo el 8.8% de los haitianos se califi ca de esa manera. De forma complementaria, el 58.3% de los haitianos son ayudantes,

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278

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

mientras que solo el 14% de los dominicanos tienen ese grado laboral en la construcción.

TABLA 11

El trabajador dominicano no se emplea en las actividades de menor nivel de remuneración. A pesar de que tiene un nivel educativo similar al haitiano, se emplea en actividades que exigen un mayor nivel de experiencia (e.g., trabajo especializado). En la siguiente tabla se observa que el 88.3% de los ayudantes en el sector de la construcción son haitianos, mientras que el 75.7% de los trabajadores especializados son dominicanos.

TABLA 12TRABAJA COMO UN AYUDANTE O ES UN

TRABAJADOR ESPECIALIZADO

El salario relativo de los haitianos y los dominicanos se reduce con la presencia de haitianos. El salario de los haitianos que trabaja como ayudante en el sector de la construcción representa el 83.5% de sus pares dominicanos. Sin embargo, el salario que reciben los haitianos que realizan trabajos especializados en

Respuesta Frec. Porcentaje Acum.

Ayudante 15 14.02 14.02Trabajador De Apoyo

33 30.84 44.86

Trabajador 53 46.53 94.39Maestro Constructor

6 5.61 100.00

Total 107 100.00

Respuesta Frec. Porcentaje Acum.

Ayudante 113 58.25 58.25Trabajador De Apoyo

63 32.47 90.72

Trabajador 17 8.76 99.48Maestro Constructor

1 0.52 100.00

Total 194 100.00

Nacionalidad AyudanteTrabajador De Apoyo

Trabajador Especializado

Maestro Constructor

Total

Dominicano 11.72 34.38 75.71 85.71 35.55Haitiano 88.28 65.63 24.29 14.29 64.45Total 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00

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TOMO I

la construcción equivale a un 54% del salario que reciben los dominicanos. Esta evidencia sugiere que la llegada de mano de obra al sector de la construcción deprime el salario de los dominicanos en las actividades donde hay mayor abundancia de mano de obra haitiana. Esto permite concluir que la mano de obra haitiana es sustituta de la mano de obra dominicana.

CUANTIFICACIÓN ECONOMÉTRICA DEL GRADO DE SUSTITUCIÓN

En esta sección se presenta una aproximación cuantitativa de la elasticidad de sustitución entre la mano de obra dominicana y la haitiana en el sector de la construcción. Asimismo, se determina la reacción de los salarios nacionales a la entrada de los inmigrantes haitianos. La metodología sigue el trabajo de Grossman (1982) el cual estima los parámetros de una función de producción translogarítmica, lo cual permite calcular las elasticidades de sustitución de los insumos de producción que intervienen en el proceso de creación de valor agregado.

La función de producción translogarítmica está defi nida por la siguiente ecuación,

donde, Q es el valor agregado; iX es la cantidad del insumo de pro-ducción i ; y los parámetros y i ijγ γ representan los coefi cientes a ser estimados. Grossman (1982) y Bauer (1997), basándose en Ha-mermesh (1993), justifi can el uso de una función de producción –en vez de una función de costo– debido al supuesto de que no hay movilidad de los factores de producción y, en consecuencia, las cantidades de esos insumos se mantienen fi jas. Otro supuesto que se utiliza es la existencia de mercados de factores competitivos, lo cual permite obtener la participación de cada factor en el valor

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280

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

agregado ln ln ,i i i iQ X s P X Q∂ ∂ = = donde is es la participación y iP es el precio del factor .i Siguiendo a Bauer (1997) se tiene que

mediante la diferenciación logarítmica parcial de la función de pro-ducción y el uso de la ecuación de ,is se obtiene el siguiente sistema de ecuaciones de las participaciones de los insumos:

En este sistema de ecuaciones se requiere cumplir con la si-guiente condición de simetría: También se asume la ho-mogeneidad lineal y que

Las elasticidades de complementariedad Hicksianas miden el efecto sobre el precio relativo del factor i de un cambio en la cantidad relativa del factor j, manteniendo constantes los costos marginales y las cantidades de los otros factores de producción. Siguiendo a Bauer (1997), quien a su vez se basa en Hamermesh (1993), se tiene que para el caso de la función de producción translogarítmica las elasticidades de complementariedad Hicksia-nas son:

Donde se establece que dos factores de producción son complementarios si y son sustitutos si

La elasticidad precio del factor –defi nida como el cambio porcentual del precio del factor i cuando la oferta del factor j se incrementa en un 1%– está dada por:

2

2

, para ,

, para

ij i j

i j

ij

ii i i

i

s si j

s sc

s si j

s

γ

γ

+⎧≠⎪

⎪= ⎨

+ −⎪ =⎪⎩

0ijc > 0.ijc <

lnln

iij j ij

j

Ps c

x

δε

δ= =

1iα =∑ 1.is =∑.ij jiγ γ=

Page 282: Archivos Libros Migraciones Tomo I

281

TOMO I

De manera que se tiene como fórmulas explícitas de las elasti-cidades de los factores de producción las siguientes expresiones:

Para calcular las elasticidades de complementariedad Hicksianas y las elasticidades precio de los factores se usarán los datos obteni-dos de la encuesta a 30 empleadores del sector de la construcción. En esas unidades productivas se emplea a un total de 1,667 traba-jadores, de los cuales, 842 son dominicanos y 825 son haitianos. La participación de cada factor en el valor agregado se calculó sumando los ingresos laborales mensuales de los trabajadores de cada empresa y se dividió entre la suma de la totalidad de la remu-neración mensual de los factores mano de obra –dominicana y hai-tiana– y capital de cada empresa. En la siguiente tabla se muestra que la participación promedio de la mano de obra dominicana en el valor agregado del sector de la construcción es de un 26.2% y la de la mano de obra haitiana es de un 20.4%. La remuneración del capital representa un 53.3% del valor agregado total.

Para la estimación se utilizó la metodología de las Ecuaciones Aparentemente No relacionadas del profesor Arnold Zellner de la Universidad de Chicago.62 Los coefi cientes estimados del

2

, para ,

, para

ij i j

iij

ii i i

i

s si j

s

s si j

s

γ

εγ

+⎧≠⎪

⎪= ⎨

+ −⎪ =⎪⎩

62. Ese método se aplica a ecuaciones cuyo lado derecho contiene variables estrictamente exógenas, pero los residuos se encuentran correlacionados. El estimador desarrollado por el profesor Zellner es un método de Mínimos Cuadrados Generalizados que permite obtener coefi cientes que son efi cientes y consistentes, a diferencia de los estimadores Mínimos Cuadrados Ordinarios que dejan de ser MELI. El estimador de Zellner se denomina Seemingly Unrelated Regression Estimator (SURE). Esta metodología es muy usada para estimar los coefi cientes de las funciones de producción translogarítmicas.

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282

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

modelo de la participación de la remuneración factorial en el valor agregado total se presenta en la siguiente tabla.63 Los resultados revelan que existe una relación signifi cativa entre los trabajadores dominicanos, haitianos y el capital, pues todos los coefi cientes son estadísticamente signifi cativos.

TABLA 13FUNCIÓN DE PRODUCCIÓN TRANSLOG

A partir de los estimados de los parámetros de la función de producción logarítmica se obtuvieron las elasticidades Hicksianas de complementariedad y las elasticidades precio de los factores de producción Las elasticidades Hicksianas de complementariedad revelan que, en el sector de la construcción, el trabajador haitiano es sustituto del trabajador dominicano (i.e., la elasticidad es negativa). Además se observa que ambos tipos de trabajadores son complementarios del capital (i.e., la elasticidad es positiva).

Coefi cientes Valor t

ad 1.3057 8.01ah 1.0089 7.70ak -1.3147 -8.22

ydd 0.1562 6.83ydh -0.0815 -4.41ydk -0.0739 -6.42yhd -0.0815 -4.41yhh 0.1400 7.61yhk -0.0588 -6.34ykd -0.0739 -6.42ykh -0.0588 -6.34ykk 0.1326 11.68

63. Los coefi cientes fueron estimados usando la restricción de homegeneidad lineal simetría y, en consecuencia, 1,iα =∑ ij jiγ γ= =0. ij

i

γ∑

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TOMO I

TABLA 14ELASTICIDADES HICKSIANAS DE COMPLEMENTARIEDAD

La elasticidad precio del factor permite señalar que, en el sector de la construcción, cuando se incrementa la cantidad de trabajado-res haitianos se reduce la remuneración de los trabajadores domi-nicanos. Los resultados de las elasticidades cruzadas sugieren que un incremento de un 10% en la oferta de mano de obra haitiana reduce la remuneración del trabajador dominicano en un 1.1%. La evidencia también demuestra que la entrada de haitianos en el mercado laboral de la construcción incrementa la remuneración del factor capital, pero el aumento de la mano de obra dominicana tiene un impacto también positivo y más grande. Se debe resaltar que un aumento del capital invertido (e.g., 10%) eleva simultánea-mente la remuneración de los trabajadores dominicanos (2.5%) y haitianos (2.4%). Además, las elasticidades propias ponen de manifi esto que un aumento de un 10% en la oferta de la mano de obra dominicana reduce la remuneración de los trabajadores do-minicanos en un 1.4%, mientras que el impacto de un incremento de un 10% de la mano de obra haitiana reduce la remuneración de su grupo en un 1.1%.

TABLA 15

Dominicano Haitiano Capital

Dominicano -0.5427 -0.5236 0.4719Haitiano -0.5236 -0.5371 0.4602Capital 0.4719 0.4602 -0.4081

Elasticidad Precio de los Factores

Cambio en la remuneración del:

Con relación a la cantidad de:

Dominicano Haitiano Capital

Dominicano -0.1423 -0.1068 0.2519Haitiano -0.1373 -0.1096 0.2456Capital 0.1238 0.0939 -0.2178

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284

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

Dado que la participación de las remuneración de los facto-res suman la unidad, solo n-1 de las ecuaciones de participación son linealmente independientes. Por ese motivo, se procedió a eliminar la ecuación de capital, usándose nuevamente la técnica SURE de Zellner. Los resultados revelan que los coefi cientes son estadísticamente diferentes de cero, por lo cual se confi rma la existencia de una relación signifi cativa –de sustitución– entre la mano de obra dominicana y la haitiana.

TABLA 16FUNCIÓN DE PRODUCCIÓN TRANSLOG

A continuación, se presentan los coefi cientes estimados al eliminar la remuneración del capital, tanto para las elasticidades Hicksianas de complementariedad como para las elasticidades del precio de los factores de producción. Obsérvese que en este caso, la elasticidad de complementariedad refl eja un mayor grado de sustitución entre la mano de obra dominicana y la haitiana. A su vez, esto se traduce en una mayor elasticidad de precio de los factores de producción. Específi camente, cuando aumenta en un 10% la mano de obra haitiana se reduce la remuneración de la mano de obra dominicana en un 3.7%.64 Además, se observa que

Coefi cientes Valor t

ad 0.5740 13.10ah 0.4260 9.72ydd 0.0591 2.10ydh -0.1609 -8.48yhd -0.1609 -8.48yhh 0.0796 3.77

64. La elasticidad precio del factor para el caso de la inmigración haitiana obtenido (-0.37) cae en el rango estimado para otros países. En particular Borjas (2003) se obtienen elasticidades con valores comprendidos entre -0.3 y -0.4.

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TOMO I

ese aumento de la mano de obra haitiana repercute negativamen-te sobre la remuneración de los haitianos, al reducirla también en un 3.7%. Un incremento de la oferta de mano de obra dominica-na de un 10% reduce el salario promedio de los dominicanos en un 5%, lo cual sugiere que la mano de obra haitiana es sustituta de la dominicana, pero no es exactamente igual a la mano de obra nacional.

TABLA 17ELASTICIDADES HICKSIANAS DE COMPLEMENTARIEDAD

TABLA 18

iv. Impacto sobre el salario realLos empleadores afi rman en general que los trabajadores

haitianos reciben un salario similar al de los dominicanos para el mismo trabajo. El 73% de los empleadores está en desacuerdo o muy en desacuerdo con la afi rmación que establece que a los trabajadores haitianos se les paga un salario menor que el que se les paga a los dominicanos por un empleo similar. Pero cabe resaltar que los empleados haitianos reciben un menor nivel de ingresos que sus contrapartes dominicanos que tienen el mismo nivel de preparación académica. Esto sugiere que se contrata al haitiano con igual preparación para realizar trabajo que exigen menor

Dominicano Haitiano

Dominicano -1.7039 -2.1236Haitiano -2.1236 -2.1185

Elasticidades del Precio de los Factores

Cambio en la remuneración del:

Con relación a la cantidad de:

Dominicano Haitiano

Dominicano -0.5044 -0.3695Haitiano -0.6286 -0.3686

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286

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

preparación académica y, en consecuencia, se le paga un menor ingreso. Esto apoya la hipótesis que establece que el inmigrante haitiano deprime el salario de su contraparte nacional.

En la siguiente tabla se demuestra que el trabajador haitiano recibe un sueldo inferior al dominicano para el mismo tipo de trabajo. Se observa una mayor dispersión salarial a mayor nivel de califi cación laboral. Los ayudantes haitianos reciben un 17% menos de salario que sus pares dominicanos; los trabadores de apoyo perciben un ingreso 18% menor; y los trabajadores especializados haitianos reciben un pago un 46% menor. Esto revela que al haitiano más califi cado se le tiende a pagar menos de lo que se merece, según su experiencia laboral y su grado académico.

TABLA 19

Ayudante o Trabajador Especializado

Media Desv. Est. Frec.

Ayudante 9,106.67 3,794.82 15Trabajador de Apoyo 13,770.30 6,548.46 33Trabajador Especializado

20,711.32 10,435.22 53

Maestro Constructor 23,666.67 16,741.17 6Total 17,109.53 10,146.03 107

DOMINICANO Ingreso Mensual

Ayudante o Trabajador Especializado

Media Desv. Est. Frec.

Ayudante 7,599 1,807 113Trabajador de Apoyo 11,321 3,699 63Trabajador Especializado

11,189 5,403 17

Maestro Constructor 30,000 0 1Total 9,360 4,115 194

HAITIANO Ingreso Mensual

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287

TOMO I

A los empleadores nacionales se les preguntó si el trabajador haitiano recién llegado acepta salarios menores que los trabajadores haitianos que tienen un mayor tiempo residiendo en el país. El 58% de los empleadores está de acuerdo con esa afi rmación. Además se observa que el trabajador haitiano trata de mantener su puesto de trabajo. El 68% de los empleadores afi rma estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con la afi rmación que sugiere que el trabajador haitiano deja el empleo más fácilmente que el dominicano. En ese contexto, el trabajador haitiano es más cumplidor que el dominicano en materia de horario (el 65% de los empleadores lo afi rma).

SIMULACIÓN ESTOCÁSTICA DEL IMPACTO SOBRE LA REMUNERACIÓN DE LOS FACTORES

En esta sección se presentan los resultados de la simulación del impacto de la inmigración sobre los salarios, la remuneración del capital y el PIB en el sector construcción de la República Dominicana, usando el modelo de Borjas (1994). Se asume que la mano de obra es homogénea y que el capital es fi jo. Se realizó un ejercicio de Monte Carlo que simuló 5,000 escenarios para los parámetros que explican la variación de las tres variables endógenas que se evalúan. Los valores de los parámetros utilizados son los obtenidos de la estimación econométrica de la función translogarítmica y las elasticidades precio de los factores. Los valores mínimo, esperado y máximo de cada uno de los parámetros son:

( )

( )

( )

0.42, 0.46, 0.52

. 0.32, 0.37, 0.42

0.445, 0.495, 0.545

L

LL

wLQ

w L

L w

Mm

L

α

ε

= =

Δ⎛ ⎞= = − − −⎜ ⎟Δ⎝ ⎠

= =

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288

MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

En este ejercicio de simulación el impacto de la inmigración sobre el salario promedio de los trabajadores dominicanos del sector de construcción es negativo. La cantidad de inmigrantes que trabaja en el sector construcción –según la encuesta realiza-da– equivale a un 49.5% del total de la mano de obra (se utiliza un rango entre un 44.5% y un 54.5%) y su llegada ha signifi cado una reducción de un 4.3% en el salario promedio de los trabaja-dores dominicanos como porcentaje del valor agregado sectorial. Cabe resaltar que los trabajadores menos califi cados –que tienen una elevada elasticidad de sustitución con los inmigrantes hai-tianos– han experimentado una mayor pérdida de ingresos que los trabajadores más califi cados. El deterioro máximo del salario promedio de los nacionales se sitúa en un 5.0% y el mínimo se sitúa en el entorno de un 3.7%.

De forma contrastante, la inmigración incrementa la remune-ración del factor capital, esto signifi ca que los propietarios del capital se benefi cian de la entrada de inmigrantes al mercado la-boral nacional. Se estima que en promedio la inmigración eleva el retorno sobre el capital como porcentaje del valor agregado sectorial en un 6.4%. La variación mínima del retorno del capital invertido en el sector construcción es de un 5.5% y la máxima es de un 7.7%.

La inmigración produce un excedente que equivale, en prome-dio, a un 2.1% del PIB del sector construcción. El modelo arroja como resultado la existencia de un excedente de la inmigración mínimo de un 1.7% y un máximo de un 2.7%. Dado un PIB nominal del sector construcción de 88,559 millones de pesos, se puede estimar que el excedente de la inmigración generado en el sector de la construcción asciende a 1,860 millones de pesos.

La existencia de una abundante mano de obra haitiana no ca-lifi cada incrementa la desigualdad de ingresos en el país, pues

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reduce el salario del trabajador dominicano no califi cado y tiende a elevar el retorno del capital y del ingreso de la mano de obra más califi cada. Los resultados presentados en esta sección reve-lan que en el sector construcción deteriora el salario promedio de la mano de obra dominicana y se incrementa el retorno del capital invertido. Si se toma en consideración que la caída del salario promedio se debe preponderantemente al descenso del salario de los trabajadores dominicanos menos califi cados, se puede concluir que la inmigración haitiana produce un aumento de la desigualdad en la República Dominicana.

IV. IMPACTO SOBRE LAS FINANZAS PÚBLICAS

a. Aspectos teóricosLa inmigración afecta las fi nanzas públicas y por ese moti-

vo los fl ujos migratorios originan mucha polémica en los países receptores de esa población. El efecto neto de la inmigración sobre el balance fi scal depende de las características de los inmi-grantes y de la estructura de los programas de asistencia social que posea la nación receptora. Si los inmigrantes son trabajado-res poco califi cados, con bajos niveles de ingresos y con muchos hijos, tenderán a absorber en términos relativos –a menos que haya impedimentos legales– una mayor cantidad de recursos pro-vistos en forma de servicios sociales por la nación receptora. En contraste, si los trabajadores inmigrantes son califi cados y logran insertarse en el mercado laboral formal generando altos ingresos y tienen pocos hijos es muy probable que aporten al Estado a través del sistema impositivo una cantidad de recursos superior a la que absorben en forma de servicios públicos. El efecto neto sobre las fi nanzas públicas dependerá de cuál de los dos tipos de inmigrantes es dominante.

Los estudios que abordan el impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas en los países desarrollados analizan el aporte

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de los nuevos trabajadores al sistema de seguridad social. En esos países, existe un problema de envejecimiento que provoca un deterioro de los ingresos que recibe el sistema de seguridad social, lo cual disminuye la viabilidad fi nanciera del modelo de pensiones de reparto.65 La llegada de trabajadores jóvenes y su entrada al mercado laboral formal permiten incrementar los aportes que se realizan al sistema de pensiones y que sirven para pagar las pensiones de los trabajadores nacionales ya retirados. Ese aumento de la viabilidad fi nanciera del sistema de pensiones reduce el monto de transferencias que debe (o deberá) realizar el gobierno al sistema para mantenerlo operando adecuadamente. Asimismo, los inmigrantes incrementan el valor agregado, la masa salarial y el consumo, elevando la base imponible del impuesto sobre la renta y de los impuestos indirectos. De ahí que algunos estudios lleguen a la conclusión de que los inmigrantes tienen un aporte positivo sobre las fi nanzas públicas, cuya magnitud aumentará en función del grado de educación o califi cación de los inmigrantes.

Existen dos enfoques para determinar el impacto de la inmi-gración sobre las fi nanzas públicas.66 El estático – también de-nominado de corte transversal o de fl ujo de efectivo– aborda el tema mediante la selección de un grupo de inmigrantes y el cálculo del monto de impuestos que aporta al fi sco y su com-paración con la cantidad de recursos que absorbe al demandar servicios públicos y recibir transferencias sociales en un período determinado. Algunos de los autores que han realizado estima-ciones basadas en el enfoque estático son: Borjas (1994), Fix y Passel (1994), Passel (1994) y Boeri et al. (2002).67 Ese último

65. Véase Van Ewijk et al. (2000) para un análisis del efecto sobre las fi nanzas públicas envejecimiento de la población en Holanda.66. Véase Coleman et al. (2004), p. 600.67. Este último también aborda el impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas usando el enfoque dinámico o de valor presente de fl ujos de ingresos y egresos.

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grupo de autores señala que los inmigrantes que llegan a los Es-tados Unidos son más propensos que los nacionales a utilizar los programas de asistencia pública. Específi camente, señalan que el 19.7% de los inmigrantes recibe ayuda pública mientras que solo el 13.3% de los nativos la recibe. Además, indican que esos inmigrantes tienen más hijos y son más pobres, por lo cual pagan menos impuestos y, en consecuencia, son receptores netos de los recursos públicos norteamericanos. Hanson y Williamson (2005) comentan los resultados de un estudio comisionado por el Con-greso de los Estados Unidos donde se concluye que en 1996 la carga fi scal neta de los inmigrantes oscilaba entre 1,613 dólares y 2,206 dólares, “representando un costo fi scal entre 166 dólares y 226 dólares por familia no inmigrante.”68 Esos resultados han provocado que en algunos Estados se aprueben leyes –poste-riormente derogadas por decisiones judiciales– que le impiden el acceso a los programas sociales a los inmigrantes ilegales.

El enfoque dinámico toma en consideración el fl ujo de pagos futuros de impuestos y de gastos que absorben los inmigran-tes durante su ciclo de vida, lleva a valor presente esos fl ujos y los compara para determinar si son contribuyentes o receptores netos de recursos públicos. Este enfoque es el utilizado en los estudios más rigurosos para determinar el impacto fi scal de la inmigración. Se basa en la elaboración de un modelo de contabi-lidad generacional que permite el cálculo de la contribución neta a las fi nanzas públicas durante el ciclo vital de cada inmigrante.69 La contribución neta se defi ne como el valor presente de los pa-gos de impuestos que hará durante el resto de su vida –en el país receptor– menos el valor presente de los benefi cios que absorbe el inmigrante del sector público (e.g., demanda de servicios de

68. Véase Hatton y Williamson (2005), p. 308. 69. Véase la metodología de contabilidad pública generacional en Auerbach y Kotlikoff (1987).

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educación y salud). Si la diferencia es positiva se concluye que el inmigrante está realizando una contribución positiva a las fi nan-zas públicas. Si la diferencia es negativa se dice que el inmigrante es un receptor neto de los recursos públicos nacionales.

Para realizar ese cálculo se necesita el perfi l de aporte de impuestos y de uso de servicios públicos a lo largo del ciclo vital de los inmigrantes. Ese perfi l estará en función del tipo de inmigrantes: mientras más joven y más educado sea mayor ingreso tendrá durante el resto de su vida y, por lo tanto, mayores impuestos pagará durante su estadía en el país receptor. Con relación al uso de los servicios públicos: mientras más joven es el inmigrante menor cantidad de hijos tiene y más saludable es, por lo cual en ese momento de su ciclo vital menor demanda tendrá de servicios de salud y de educación; sin embargo, en la medida en que aumenta su edad el inmigrante comienza a tener hijos y a demandar una mayor cantidad de servicios de educación y salud.

La evaluación del impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas mediante la cuantifi cación de los efectos agregados sobre el balance fi scal es otra metodología usada. El efecto se determina mediante la simulación de un aumento de la población provocada por la inmigración y la estimación de la variación de los ingresos y de los egresos públicos y, en consecuencia, sobre el saldo de las fi nanzas públicas. El escenario de la población con la llegada de inmigrantes se compara con el escenario base de población sin inmigrantes para determinar el impacto marginal de la inmigración.

Cabe resaltar que los resultados empíricos dependerán del tamaño del sector público, del nivel de la presión tributaria, de la tasa de desempleo y de la cobertura del sistema de seguridad social o estado de bienestar. Además, el aporte de los inmigrantes

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a las fi nanzas públicas dependerá de su desempeño en el mercado laboral del país receptor, el cual está estrechamente vinculado con su nivel de califi cación en comparación con el resto de los trabajadores nacionales.

Storesletten (2000) calibra un modelo de equilibrio general de generaciones sobrelapadas para determinar el impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas de los Estados Unidos; país que se caracteriza por un sector público relativamente pequeño, una baja presión tributaria –comparada como la de Europa–, un baja tasa de desempleo y un sistema de seguridad social menos generoso que el de otros países europeos. Su análisis le permite concluir que la inmigración puede mejorar las fi nanzas públicas estadounidenses, siempre que se logre atraer trabajadores jóvenes y con un elevado nivel de califi cación. Una conclusión similar es hallada por Bonin et al. (2000) para el caso de Alemania, pues el desempeño de los inmigrantes es muy parecido al de los trabajadores alemanes, lo cual se traduce en la mejora del balance de las fi nanzas públicas.

Rele (2003) llega a conclusiones distintas en Holanda debido a que los inmigrantes tienen un desempeño menor que los trabajadores nacionales. En esa investigación el autor cuantifi ca para el caso de Holanda que una familia compuesta de un esposo y su esposa de 25 años, con características diferentes a las holandesas, que tengan dos hijos menores a los 5 años producen una contribución neta negativa a las fi nanzas públicas por un monto de 230 mil euros. Además, cuantifi ca que para lograr una contribución neta igual a cero –que no sea un costo para la sociedad– esa pareja de inmigrantes debería tener características parecidas al promedio de los holandeses. En ese estudio, los que aportan más a las fi nanzas públicas son los considerados como las personas de alta productividad e ingreso.

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Storesletten (2003) estima el impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas de Suecia y llega a conclusiones distintas a las de su estudio para el caso estadounidense. En su análisis se calcula las ganancias públicas netas de un inmigrante nuevo como el valor descontado de los pagos de impuestos futuros menos las transferencias y gasto público marginal, incluyendo el costo y contribuciones de los hijos futuros. El modelo que elabora el autor es de generaciones sobrelapadas –pero no de equilibrio general computable– que permite un análisis dinámico de la política fi scal, incluyendo las erogaciones del sistema de pensiones, las transferencias públicas y las recaudaciones de impuestos. Los resultados sugieren que el impacto de la inmigración dependerá de la edad y del desempeño en el mercado laboral. En el caso de los inmigrantes con edades comprendidas entre 20 y 30 años la contribución neta es positiva en un monto equivalente a los 23,500 dólares por inmigrante; mientras que en el caso de los inmigrantes con edades superiores a los 50 años la contribución neta es negativa en un monto superior a los 176,250 dólares. El autor estima que el inmigrante promedio le cuesta al gobierno la suma de 20,500 dólares y señala que ese costo podría reducirse en función del desempeño de los inmigrantes en el mercado laboral. A mayor educación y participación laboral, mayor aporte le hará a las fi nanzas públicas.

Leibfritz et al. (2003) presenta un resumen de los estudios empíricos de los efectos fi scales de la inmigración aplicados a los siguientes países: Australia, Alemania, Italia, Suecia, Estados Unidos y Canadá. Se concluye que el impacto sobre el balance de las fi nanzas gubernamentales se explica principalmente por las características de los inmigrantes, el tipo de mercado laboral, la estructura impositiva y el modelo de estado de bienestar que impere en la nación receptora.

Recientemente, Alan Greenspan –el pasado presidente de la

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Reserva Federal de los Estados Unidos– afi rmó que un aumento de la cantidad de inmigrantes –de altos ingresos– pudiera ayudar a resolver la crisis inmobiliaria, pues elevaría la demanda de residencias, espacios de ofi cina y comerciales, reduciendo el exceso de oferta que existe actualmente en el mercado de bienes raíces de norteamérica. Este es un ejemplo de cómo la inmigración puede ayudar a resolver problemas en los países receptores de esa población.

b. El caso dominicanoLos estudios realizados en la República Dominicana sobre la

inmigración haitiana, por lo general, no analizan el impacto de esos fl ujos migratorios sobre las fi nanzas públicas. La mayoría de los estudios describe el perfi l sociodemográfi co de los inmigrantes haitianos; describe los determinantes de la inmigración; analiza la discriminación existente en el mercado laboral en contra de los haitianos; evalúa las relaciones históricas y actuales dominico-haitianas; aborda los aspectos de violación de los derechos humanos dentro la política migratoria; analiza la potencialidad de un acuerdo de libre comercio; pero no se estudia –hasta donde llega nuestro conocimiento de la literatura– detalladamente el aporte de los inmigrantes a las recaudaciones gubernamentales y no cuantifi ca cuántos recursos públicos absorben.

En el caso de la República Dominicana no se puede estimar el impacto de la inmigración sobre las fi nanzas públicas mediante el cálculo del valor presente de la diferencia entre el pago de impues-tos y la demanda de servicios públicos por la ausencia de informa-ción adecuada. Específi camente, se necesitaría información deta-llada sobre los ingresos de los inmigrantes haitianos y su demanda de servicios público a lo largo de su ciclo vital. Tampoco existe información precisa que permita aplicar el enfoque estático, pues el aporte anual de los inmigrantes haitianos al fi sco y la demanda de servicios sociales es desconocido.

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En el presente estudio se tratará de salvar la ausencia de ese tipo de información mediante la realización de una encuesta que permita un acercamiento a defi nir cuál es el impacto de la inmi-gración haitiana sobre las fi nanzas del gobierno dominicano.

i. Principales hipótesisHipótesis 1: Los haitianos tienen un ingreso menor al de los

trabajadores dominicanos durante el ciclo de vida. Esto signifi ca que los haitianos aportarán menos impuestos que los dominica-nos durante su vida productiva.

Hipótesis 2: El trabajador haitiano demanda menos servicios públicos que su contraparte dominicano.

Hipótesis 3: Los inmigrantes haitianos son demandantes netos de los recursos del Estado Dominicano. La contribución al total de ingresos tributarios es inferior a la absorción de recursos que realizan a través de la demanda de servicios públicos.

ii. Entorno legal del acceso de los inmigrantes haitianos a los servicios públicos y sus obligaciones tributarias

El Código Tributario de la República Dominicana, Ley No. 11-92 del 16 de mayo de 1992 (el “Código Tributario”) reco-noce en el Artículo 10 como “obligados del cumplimiento de la obligación tributaria” a todos los contribuyentes respecto de los cuales se verifi que el hecho generador (de la obligación), sin hacer distinción de origen o ascendencia.

La Ley No. 136-03, que crea el Código para el Sistema de Pro-tección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Ado-lescentes (el “Código del Menor”), al consagrar sus Principios Generales, dispone en el Principio I que el objeto del Código es “garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes que se en-cuentren en el territorio nacional el ejercicio y disfrute pleno y

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efectivo de sus derechos fundamentales”. El Principio IV, a su vez, establece que las disposiciones del Código “se aplican por igual a todos los niños, niñas y adolescentes, sin discriminación alguna (…)”.

La Ley No.87-01 del 9 de mayo de 2001, que crea el Sistema de Seguridad Social (la “Ley de Seguridad Social”) , dispone en el Ar-tículo 3 que el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) se regirá por, entre otros, los principios de “Universalidad: El SDSS deberá proteger a todos los dominicanos y a los residentes en el país, sin discriminación por razón de salud, sexo, condición social, política o económica” e “Integralidad: Todas las personas, sin distinción, tendrán derecho a una protección sufi ciente que les garantice el disfrute de la vida y el ejercicio adecuado de sus facultades y de su capacidad productiva”. En el Artículo 5 de la Ley de Seguridad Social limita como Benefi ciarios del sistema a “todos los ciudadanos dominicanos y los residentes legales en el territorio nacional”.

EL Artículo 1 de la Ley No. 66-97 General de Educación del 4 de febrero del 1997 (la “Ley General de Educación”), garan-tiza el derecho de todos los habitantes del país a la educación. El Artículo 4 de la Ley General de Educación establece que la educación dominicana se fundamenta, entre otros, en el prin-cipio de no discriminación: “La educación es un derecho per-manente e irrenunciable del ser humano. Para hacer efectivo su cumplimiento, cada persona tiene derecho a una educación integral que le permita el desarrollo de su propia individualidad y la realización de una actividad socialmente útil, adecuada a su vocación y dentro de las exigencias del interés nacional o local, sin ningún tipo de discriminación por razón de raza, de sexo, de credo, de posición económica y social o de cualquier otra naturaleza”.

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La referida Ley General de Educación establece en el Artícu-lo 7 que: “compete al Estado ofrecer educación gratuita en los niveles inicial, básico y medio a todos los habitantes del país”. Asimismo en el Artículo 9 atribuye como obligación del Esta-do garantizar una educación gratuita que permita que toda la población tenga igual posibilidad de acceso a todos los niveles y modalidades de la educación pública.

El Artículo 1 de la Ley de Inmigración No. 95 del 14 de abril de 1939, dispone que: “El territorio de la República está abierto a la entrada de extranjeros de buena conducta y de buena salud, bajo las condiciones y restricciones impuestas por las leyes”.

Por su parte, la Ley General de Salud No. 42-01 del 8 de marzo de 2001 (la “Ley General de Salud”), cita en su Artículo 3 que: “Todos los dominicanos y dominicanas y las y los ciudadanos extranjeros que tengan establecida su residencia en el territorio nacional, son titulares del derecho a la promoción de la salud, prevención de las enfermedades y a la protección, recuperación y rehabilitación de su salud, sin discriminación alguna. Los ex-tranjeros no residentes en la República Dominicana tendrán garantizado el derecho en la forma que las leyes, los convenios internacionales, acuerdos bilaterales y otras disposiciones legales lo establezcan.”

Además, el Artículo 11 de la referida Ley General de Salud, que enuncia los principios y objetivos por los que se regirá el Sistema Nacional de Salud, consagra la Universalidad de la norma, en tanto que: “El Estado reconoce a los residentes en el territorio nacional el derecho de que todas las personas dispongan de servicios de salud, a la promoción de la salud, prevención de la enfermedad y a la protección, recuperación y rehabilitación de su salud”. Asimismo, el Artículo 28 establece que: “Todas las personas tienen los siguientes derechos en relación a la salud:

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a) Al respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad, y a no ser discriminada por razones de etnia, edad, religión, condición social, política, sexo, estado legal, situación económica, limitaciones físicas, intelectuales, sensoriales o cualquier otra (…)”.

La Convención Americana Sobre Derechos Humanos de la

Organización de los Estados Americanos, establece en el Artí-culo 1 la Obligación de los Estados de Respetar los Derechos: “Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a res-petar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garan-tizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, na-cimiento o cualquier otra condición social”. También conocida como Pacto de San José, la Convención consagra un aproximado de dos docenas de categorías amplias de derechos civiles y polí-ticos, considerados esenciales. Entre ellos, los derechos a la vida, a la integridad personal, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la libertad personal, a indemnización, a la nacionalidad, a la propiedad privada. También consagra los principios de lega-lidad y retroactividad, así como las libertades de asociación, de pensamiento y expresión, de conciencia y religión. La República Dominicana fi rmó este instrumento el 9 de julio de 1977, entran-do el mismo en vigencia el 18 de julio de 1978.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adop-tado en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, esta-blece en su Artículo 2 que: “Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opi-

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nión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Este tratado protege, entre otros, los derechos a la vida, a la libertad y la seguridad, los derechos del niño a una protección específi ca, al nombre y a la nacionalidad, establece garantías en la expulsión de extranjeros, proclama la igualdad ante la ley y la prohibición de la discriminación. La República Dominicana fi rmó este tratado el 4 de enero de 1978.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU) contempla en el Articulo 2.2, lo siguiente: “Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a ga-rantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o so-cial, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Este acuerdo salvaguarda prerrogativas colectivas, tales como los derechos a trabajar y la libre elección de empleo, a con-diciones de trabajo equitativas y satisfactorias, derecho a la segu-ridad social, a la salud y a la educación. La República Dominicana fi rmó este tratado el 4 de enero de 1978.

iii. Metodología de evaluación de hipótesis

1. EncuestaSe aplicó una encuesta a los trabajadores dominicanos y hai-

tianos para determinar el uso de los servicios sociales y su aporte a las fi nanzas públicas mediante el pago de impuestos. En total se encuestaron 126 trabajadores dominicanos y 335 trabajadores haitianos, quienes respondieron sobre el uso de los servicios de salud, educación, así como las boticas populares y los comedores económicos. También se abordó el tema de su cumplimiento del pago de impuestos directos.

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Adicionalmente, se llevó a cabo un levantamiento de informa-ción a modo informal en los comedores económicos, las boticas populares, los colegios y hospitales públicos para evaluar el uso de esto recursos por parte del inmigrante haitiano. Los levanta-mientos fueron realizados en el Distrito Nacional y la Provincia de Santo Domingo. Se entrevistaron 10 boticas, 15 comedores eco-nómicos, 29 escuelas públicas y 16 hospitales públicos.

2. Modelos econométricosSe elaboraron modelos probit de determinación de la probabi-

lidad de usar algunos de los servicios públicos. Específi camente se cuantifi có la probabilidad de usar los servicios que brindan las boticas populares o farmacias del pueblo. Ese modelo permitió cuantifi car la probabilidad de adquirir medicamentos en esos es-tablecimientos en función de los ingresos de los trabajadores y del género.

iv. Resultados1. Uso de servicios y programas públicosa. EducaciónLos haitianos tienden a usar el sistema educativo público. El

67% de los hijos de los trabajadores haitianos asiste a escuelas públicas. De las 29 escuelas públicas entrevistadas, el 73.3% de estas confi rma la presencia de estudiantes haitianos dentro de su cuerpo estudiantil. La cantidad promedio de estudiantes hai-tianos como proporción de la cantidad total de estudiantes ma-triculados es relativamente baja, con un mínimo de 1 de 832 y un máximo de 10 de un total de 300. De cada 100 estudiantes haitianos que intentan ingresar a la escuela, en promedio solo 4 son admitidos. La principal razón de esta baja proporción es la no posesión de acta de nacimiento. El 86.4% de las escuelas

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declara estar de acuerdo (40.9%) y muy de acuerdo (45.5%) con la afi rmación de que la matriculación de estudiantes haitianos ha crecido a través del tiempo.

Los inmigrantes haitianos demandan servicios de educación primaria para sus hijos, pero su participación en educación uni-versitaria es relativamente baja. Según la Secretaría de Estado de Educación Superior, Ciencia y Tecnología en el año 2005 había 1,915 estudiantes haitianos en las universidades del país, repre-sentando un 0.6% de la matrícula total de dominicanos. Cabe resaltar que esa participación es considerablemente menor que el 6% estimado que representa la población haitiana que resi-de en la República Dominicana. Esto revela que los haitianos están subrepresentados en las universidades dominicanas. En D’Oleo(2008) se afi rma que hacia mediados del año 2008, el nú-mero de haitianos estudiando en las universidades dominicanas había ascendido a 3,786 personas.

b. SaludCuando se comparan con los haitianos, los trabajadores do-

minicanos tienden a ir en una mayor proporción al médico. El 38.9% de los dominicanos entrevistados afi rmó haber ido al mé-dico el mes pasado, mientras que sólo el 29.3% de los haitianos señaló que lo había hecho.

Los dominicanos utilizan más los hospitales públicos que los haitianos. El 60.8% de los dominicanos afi rma que cuando se en-ferma recibe atención médica en los hospitales públicos, mientras que solo el 52.9% de los haitianos acude a esos centros. La dife-rencia se explica por el hecho de que los trabajadores haitianos y sus familiares asisten menos a los centros de atención cuando se enferman. De hecho, casi 3 de cada 10 trabajadores haitianos

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declaran que no reciben atención médica cuando ellos o algún fa-miliar se enferma. Esto contrasta considerablemente con el caso de los trabajadores dominicanos, pues solo el 2.4% afi rma que no va al médico cuando ellos o algún familiar se enferman.

Cabe resaltar que más del 80% de los hospitales públicos vi-sitados confi rma haber atendido pacientes haitianos. La propor-ción de pacientes haitianos (en este caso haitianas) atendidos es más acentuada en el área de maternidad, donde de cada 100 pa-cientes 24 son haitianas. Para las áreas de pediatría y emergencia, aunque la proporción es menor, sigue siendo signifi cativa, pues en ambas áreas se atienden 21 haitianos en promedio por cada 100 pacientes recibidos en total.

El porcentaje de trabajadores dominicanos que posee seguro familiar de salud es superior al de los trabajadores haitianos. El 36.5% de los trabajadores dominicanos posee seguro familiar, mientras que sólo el 13.1% de los trabajadores haitianos declara que lo tiene. Ese resultado contrasta con las afi rmaciones del 55.3% de los empleadores quienes señalan que pagan por todos sus empleados haitianos el seguro familiar de salud y del 12.8% que afi rma que paga seguro familiar de salud por algunos de sus empleados. Ese resultado es consistente con las afi rmaciones ob-tenidas de los entrevistados en los hospitales públicos, quienes declaran que más del 80% de los pacientes haitianos recibidos y atendidos en sus establecimientos no posee seguro de ningún tipo. Esto sugiere un sesgo de parte de los empleadores con el objetivo de hacer creer que les facilitan un seguro de salud a sus trabajadores haitianos, a pesar de que declaran que la mayoría de los trabajadores haitianos asisten a los hospitales públicos cuan-do se accidentan.

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c. Comedores económicosEl porcentaje de trabajadores que visita los comedores eco-

nómicos es relativamente bajo. A pesar de que el porcentaje de haitianos (8.4%) que asiste a los comedores económicos es lige-ramente superior al de sus pares dominicanos (7.9%), la diferen-cia no es estadísticamente signifi cativa. Esa baja presencia puede deberse al hecho de que los trabajadores comen en sus centros de trabajo (e.g., en la obra de construcción).

Todos los comedores económicos visitados declaran que in-migrantes haitianos consumen de la alimentación servida. En promedio, de cada 100 consumidores del establecimiento, 22 son haitianos, con un mínimo de 10 y un máximo de 35. La presencia de niños haitianos en los comedores económicos también es no-table. El 33.5% de los encargados de los comedores afi rma que se observa la presencia de una cantidad importante de niños hai-tianos, mientras que el 40% dice que son pocos los que se obser-van y el restante 26.7% dice que ninguno. Esto pone en evidencia el uso de recursos del Estado Dominicano de las generaciones completas de haitianos dentro del territorio nacional.

d. Farmacias del puebloEl trabajador haitiano tiene una menor propensión que los

dominicanos a comprar medicamentos en las boticas populares o farmacias del pueblo. Mientras el 70.6% de los trabajadores dominicanos declaró que compra medicamentos en las farmacias de Promese, solo lo hace el 41.2% de los trabajadores haitianos.

Se estimó un modelo probit para determinar la probabilidad de

que un trabajador compre en una botica popular en función de su nacionalidad y nivel de ingresos. La variable ingreso se utilizó en forma logarítmica y la nacionalidad es una variable dicotómica

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que toma valor de 0 para los dominicanos y de 1 para los haitia-nos. A pesar de que la bondad de ajuste revela que existen otros determinantes que explican la variable dependiente, lo interesante es notar que tanto la nacionalidad como el nivel de ingresos infl u-yen signifi cativamente sobre la probabilidad de adquirir medica-mentos en las boticas populares. El resultado confi rma que, dado el nivel de ingresos, el trabajador haitiano tiene una probabilidad menor que la de los dominicanos de adquirir medicamentos en ese tipo de establecimiento. Además, se verifi ca que las personas de menores ingresos son las que tienen una mayor probabilidad de adquirir sus medicamentos en las farmacias del pueblo.

En la fi gura 6 se muestra cómo evoluciona la probabilidad de adquirir medicamentos en las boticas populares o farmacias del pueblo en función del nivel de ingresos tanto para los trabajado-res dominicanos como para los haitianos. Un trabajador domi-nicano con un nivel de ingresos mensuales de 3,106 pesos tiene una probabilidad de un 82% de comprar en una botica popular, mientras que el empleado haitiano con ese mismo nivel de salario tiene una probabilidad de un 48.1% de usar esos servicios.

FIGURA 6

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La encuesta revela que de los trabajadores que compran en las boticas populares, los dominicanos compran de forma más periódica. El 31.5% de los trabajadores dominicanos afi rma que compra semanal, quincenal o mensual. De forma comparable solo el 21.7% de los trabajadores haitianos afi rma que adquie-re medicamentos en las boticas populares con esa periodicidad. Las entrevistas a los encargados de boticas populares revelaron que el 80% afi rma que inmigrantes haitianos visitan el estableci-miento para la compra de medicamentos. De cada 100 personas que visitan, en promedio 23 son de nacionalidad haitiana, con un mínimo de 5 y un máximo de 40.

e. Tarjeta de solidaridadLos trabajadores dominicanos tienen una mayor representa-

ción en la distribución de la tarjeta de solidaridad. De cada 100 trabajadores dominicanos encuestados alrededor de 19 poseen la tarjeta de solidaridad, mientras que solo 2 de cada 100 trabaja-dores haitianos la tienen. Lo extraño es que el 87.5% de los hai-tianos que la posee no tiene cédula de identifi cación de extranje-ros. Esto sugiere que existe algún mecanismo mediante el cual se puede obtener la tarjeta de solidaridad sin que sea necesario tener ese tipo de documento ofi cial.

2. Aportes a los ingresos tributarios y a la seguridad social

El Estado recauda el 79% de sus ingresos totales a través del cobro de impuestos. Las principales fi guras tributaria son Itbis (54.3%), Impuesto sobre la Renta (23.4%) e Impuestos sobre el Comercio Exterior (9.9%).

a. Impuesto sobre la rentaAlrededor de la mitad de los trabajadores, tanto haitianos como

dominicanos, afi rma que del salario que le pagan le descuentan impuestos. En ese contexto, el 59.6% de los dominicanos señala

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que de su salario le descuentan impuestos y el 48.9% de la hai-tianos también afi rma algo similar. Esto es sorprendente debido a que el nivel de ingreso exento del pago del Impuesto sobre la Renta es de 26,334.75 pesos, el cual es superior al promedio del ingreso mensual del trabajador dominicano (15,732 pesos) y al del trabajador haitiano (8,506 pesos). De esto se desprende que ese descuento no es por concepto de impuesto sobre la renta. Por otra parte, es preciso señalar que los dominicanos obtienen un mayor nivel de ingreso durante su ciclo vital, por lo cual es de esperar que también paguen una mayor cantidad de impuestos durante ese ciclo.

Los inmigrantes haitianos ejercen una infl uencia indirecta sobre el impuesto sobre la renta. El aumento de la rentabilidad del capital provocado por la inmigración haitiana incrementa las recaudacio-nes por concepto de impuesto sobre la renta de las empresas. El efecto real dependerá de la capacidad de las autoridades de incluir ese aumento del valor agregado en la base imponible del impuesto sobre la renta y gravarla con la tasa de un 25%. Esto signifi ca que los inmigrantes haitianos reducen el salario de los trabajadores do-minicanos que no pagan impuesto sobre la renta –porque está por debajo del mínimo exento– y eleva la remuneración del capital que sí paga impuestos, por lo que el impacto sobre el impuesto sobre la renta del uso de la mano de obra haitiana es positivo.

b. ITBISEl Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados

y Servicios deja exento a la mayoría de los artículos de primera necesidad. Dado el nivel de ingresos promedio de los trabajadores entrevistados, se puede afi rmar que estos pertenecen al 30% más pobre de la población, por lo cual su estructura de consumo está sesgada hacia bienes básicos que no están gravados por el ITBIS. Esto signifi ca que los trabajadores haitianos –que en promedio

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tienen un ingreso que representa un 54% del ingreso de su contraparte dominicana– pagan un monto muy bajo de ITBIS.

Al igual que sucede con el impuesto sobre la renta, la inmigración tendrá un impacto indirecto sobre las recaudaciones de ITBIS. En la primera parte de este estudio se demuestra que la inmigración haitiana crea un excedente que implica un aumento del valor agregado nacional o PIB. Ese aumento general del valor agregado eleva el ingreso disponible de la población y, en consecuencia, se traduce en un aumento del consumo de bienes y servicios, tanto de los que están gravados por el ITBIS como de los no gravados. Esto signifi ca que los fl ujos migratorios al elevar el PIB también incrementan las recaudaciones de ese impuesto.

c. Selectivos al consumoLos trabajadores haitianos pagan el impuesto selectivo al

consumo de bebidas alcohólicas y tabaco. La participación de ese tipo de productos en el consumo es relativamente baja, pues la mayor parte del gasto se concentra en alimentos. En adición, los trabajadores haitianos pagan impuestos selectivos cuando utilizan los servicios de telecomunicaciones al realizar llamadas de larga distancia a sus familias en Haití.

d. Tesorería de la seguridad socialLa mayoría de los empleadores afi rma que pagan por todos o

algunos de sus empleados haitianos un seguro de salud. Dado que el 48.9% de los trabajadores haitianos encuestados afi rma que le descuentan impuestos de su ingreso es muy probable que ese descuento corresponda al aporte que debe realizar el empleado a la seguridad social. Los empleados tienen la obligación de pagar por concepto de pensiones el 2.7% de su salario y un 3% por concepto de seguro de salud.

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3. Balance netoDe acuerdo a los resultados observados por el lado del uso de

los recursos públicos, cabe resaltar algunos aspectos: primero, los inmigrantes haitianos son demandantes netos de recursos del Estado Dominicano, ya que pagan muy pocos impuestos y son demandantes de algunos servicios públicos (preponderantemente de salud); segundo, este aspecto aparenta ser más signifi cativo dentro del sector salud; tercero, en términos relativos el trabajador dominicano –de ingresos similares al haitiano– es un demandante neto mayor que el haitiano porque el pago de impuestos es muy bajo, pero demanda más bienes y servicios públicos que los haitianos. El inmigrante haitiano se encuentra entre los trabajadores con niveles salariales inferiores relativo a los promedios existentes, lo que signifi ca que, aquellos haitianos que sí contribuyen a través de las retenciones no constituyen un monto importante de la totalidad de las recaudaciones.

V. POLÍTICAS PÚBLICAS PARA MEJORAR EL APORTE DE LA INMIGRACIÓN HAITIANA AL DESARROLLO NACIONAL

La presión en contra de la inmigración será mayor en la me-dida en que aumenten los programas de transferencias sociales. La clase alta y media, que pagan la mayor parte de los impuestos utilizados para fi nanciar los programas sociales, comenzarán a sentir que los impuestos que pagan no deben benefi ciar a los inmigrantes haitianos que no aportan al sistema tributario. Ante esa situación los miembros de la clase alta y media se opondrán a cualquier incremento adicional de impuestos y exigirán una re-forma tributaria que reduzca las tasas impositivas que le afectan. El efecto negativo sobre los pobres dominicanos será negativo, pues no sólo se perjudicarán por la reducción de los salarios pro-medios que provoca la inmigración haitiana, sino que además se

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perjudicarán por la disminución –o estancamiento– de los pro-gramas sociales.

¿Cuál tipo de inmigrante haitiano le conviene al país?Conviene promover la entrada de inmigrantes haitianos con

edades comprendidas entre 20 y 30 años y con un elevado nivel de califi cación. La restricción es que la mayor parte de la pobla-ción haitiana, en particular la dispuesta a emigrar hacia territorio dominicano, posee un bajo nivel de califi cación. Esto signifi ca que la mayor cantidad de inmigrantes que llegará en los próxi-mos años será conformada por el haitiano con escaso nivel de instrucción, lo cual seguirá deprimiendo el salario de los domi-nicanos con baja califi cación y elevando el retorno del capital. A la República Dominicana le convendría que se mejore el nivel de inversión en educación pública en la República de Haití, pues de esa manera se lograría que los fl ujos migratorios que lleguen al país sean capaces de obtener mayores ingresos y elevar su aporte a las fi nanzas públicas. Por ese motivo es indispensable proponer a nivel internacional medidas que faciliten recursos hacia Haití que sean usados adecuadamente para mejorar –al igual que debe hacerse en la nación dominicana– el nivel de educación. Con re-lación a los inmigrantes menos educados sería conveniente diri-girlos hacia las actividades productivas nacionales que registren una escasez relativa de oferta laboral.

¿Cómo debe modifi carse el sistema tributario?La existencia de un sistema tributario con elevadas tasas mar-

ginales desincentiva la entrada de inmigrantes de alta califi cación. El Código Tributario establece una tasa de impuesto sobre la renta de un 25%, la cual es en términos efectivos –al tomar en consideración el aporte que le realiza el Estado a la clase media y alta– mucho más elevada que la existente en otros países con

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programas sociales que llegan a las personas de mayores ingre-sos. En la República Dominicana la calidad de los servicios de educación y salud son tan defi cientes que los miembros de me-dianos y altos ingresos tienen que adquirir esos servicios en el sector privado. Esto signifi ca que el sistema tributario incentiva la entrada de inmigrantes de baja califi cación, quienes obtendrán bajos ingresos y pagarán pocos impuestos. Mientras que son esos inmigrantes quienes –aun cuando sea en menor proporción que los nacionales– demandarán los defi cientes servicios públicos, convirtiéndose en una carga para las fi nanzas gubernamentales. Por ese motivo es indispensable modifi car el sistema tributario con el objetivo de establecer tasas más bajas, en particular la tasa del impuesto sobre la renta. Esto estimularía la entrada de inmi-grantes con mayor nivel de educación y capacidad de generación de ingresos, quienes se convertirán en contribuyentes netos a fa-vor del Estado Dominicano.

¿Cómo se puede elevar el desempeño de los haitianos en el mercado laboral? Los inmigrantes haitianos se insertan relativamente rápido en

el mercado laboral, pero lo hacen en condiciones que muchas veces no está en consonancia con las leyes del país. Esa ilegali-dad es un elemento que infl uye negativamente sobre el nivel de los ingresos que podrían obtener los inmigrantes dado su nivel de califi cación y experiencia laboral. La discriminación laboral es una muestra de las distorsiones que existen en el mercado laboral dominicano y que perjudican a los inmigrantes haitianos, quienes obtienen una remuneración considerablemente inferior a la de sus contrapartes dominicanos. La eliminación de esas distorsio-nes permitiría a los haitianos obtener salarios más altos y, en con-secuencia, podrían aportar más –eventualmente– a las fi nanzas públicas y al valor agregado nacional.

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¿Cuáles medidas se deben adoptar para la legalización de la presencia hai-tiana con el objetivo de elevar su contribución a las fi nanzas públicas?

Si el nivel de ingresos de los trabajadores ilegales fuera relati-vamente alto se podría aplicar una política de legalización masiva, pues elevaría el pago de impuestos. Pero dado que el nivel pro-medio de los ingresos de los inmigrantes haitianos es considera-blemente inferior al nivel de ingreso exento por el impuesto so-bre la renta es poco probable que la legalización de los haitianos eleven las recaudaciones gubernamentales. Además, cabe resaltar que la política de la legalización de los haitianos elevará conside-rablemente la demanda de servicios de educación pública –los servicios de servicios de salud se brindan aun cando sean ilega-les–, ya que en la actualidad muchos niños y niñas descendientes de inmigrantes ilegales no pueden asistir a la escuela por falta de documentos. No obstante, cabe resaltar que si esa población de inmigrantes no recibe ningún tipo de instrucción se estaría limitando su potencial de obtener ingresos y pagar impuestos en el futuro, además de que se estaría acentuando el problema de la mendicidad de los inmigrantes haitianos que se observa en las calles de los principales centros urbanos de la República Dominicana.

¿Cómo reaccionará la inmigración haitiana al nuevo sistema de pensiones basado en la capitalización individual?

El sistema de seguridad social en la República Dominicana tiene un sistema de pensiones de capitalización individual que otorga pensiones al trabajador en función del aporte que ha rea-lizado a su cuenta de ahorro personal. Ese modelo es totalmente diferente al sistema de reparto en el cual las pensiones del an-ciano actual se fi nancian con los recursos que aportan los tra-bajadores activos. La legalización de la mano de obra haitiana elevaría los aportes al sistema de pensiones, pero esos recursos no se usarían para pagar los salarios a los pensionados, sino que

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irían a las cuentas individuales. Dado que los haitianos que salen del país –antes de jubilarse– no se pueden llevar esos ahorros, el sistema de pensiones de capitalización individual les incentivará a quedarse en la República Dominicana si legalizan su estadía. Esto modifi cará el comportamiento actual de los haitianos quie-nes trabajan temporalmente en el país y luego regresan a Haití y posteriormente regresan al mercado laboral dominicano. La aprobación de una modifi cación de la ley de seguridad social que permita que los haitianos puedan sacar su dinero de la cuenta de capitalización individual antes de la fecha de retiro podría ser la solución para que regresen a su país sin perder sus ahorros, pero se crearía un problema cuando esos haitianos –ya con edad ma-dura– deseen regresar al territorio dominicano sin dinero y sin capacidad de trabajar y comiencen a ser únicamente receptores de servicios sociales. El efecto inmediato sería un deterioro de las fi nanzas públicas.

CONCLUSIONES

La presente investigación representa un acercamiento de cuál es el impacto de la inmigración haitiana sobre el mercado laboral y las fi nanzas públicas en la República Dominicana.

Se ha demostrado que la mano de obra haitiana es un eslabón competitivo de la cadena productiva de algunas actividades eco-nómicas nacionales, por lo cual en esos casos la mano de obra haitiana es complementaria al capital y a la mano de obra califi -cada de la República Dominicana. Los empleadores contratan mano de obra haitiana porque eleva la rentabilidad de sus opera-ciones de construcción o comerciales. Se cuantifi có econométri-camente la reacción del retorno del capital invertido como una función de la inmigración, demostrándose que el benefi cio de los negocios se incrementa al usar la oferta laboral inmigrante.

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La mano de obra haitiana –formal e informal– es sustituta de la mano de obra dominicana de menor nivel de califi cación. Se cuantifi có la elasticidad de complementariedad y se determinó que la mano de obra inmigrante desplaza a la mano de obra na-cional. Se estimó que la elasticidad precio de la mano de obra es igual a -0.37, lo cual cae dentro de los estándares internacionales. Esto signifi ca que dado un incremento de un 10% en la pobla-ción –producto de la inmigración– el salario promedio de los trabajadores dominicanos se reducirá en un 3.7%. Esto signifi ca que la inmigración haitiana eleva el grado de desigualdad de in-gresos en la República Dominicana; es decir, aumenta la remu-neración del capital y de la mano de obra califi cada y reduce los ingresos laborales de los trabajadores menos califi cados.

El mercado laboral dominicano tiende a discriminar en contra del trabajador haitiano, de manera que el ingreso de dos perso-nas de igual nivel de educación será diferente en función de si es dominicana o haitiana. Las ecuaciones de Mincer estimadas econométricamente demostraron que en la República Dominica-na existe discriminación laboral en contra de los haitianos. Una persona con el mismo nivel de educación y experiencia recibe un menor pago si es haitiano.

Por el lado del impacto sobre las fi nanzas públicas, se concluye que los haitianos tienen un ingreso menor al de los trabajadores dominicanos durante el ciclo de vida. Esto signifi ca que los hai-tianos aportarán menos impuestos que los dominicanos durante su vida productiva. Asimismo, se observa que el trabajador hai-tiano demanda menos servicios públicos que su contraparte do-minicano. Los inmigrantes haitianos son demandantes netos de los recursos del Estado Dominicano, especialmente en el área de salud. La contribución al total de ingresos tributarios es inferior a la absorción de recursos que realizan a través de la demanda de servicios públicos.

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La principal limitación del presente estudio es la falta de datos que permitan la aplicación de modelos más detallados para de-mostrar, con mayor exactitud, el efecto de la inmigración haitia-na sobre la economía dominicana. Ese problema se resolvería si las autoridades decidieran aplicar periódicamente encuestas que permitan obtener información detallada del comportamiento económico y social de los inmigrantes haitianos. Con esa infor-mación se podría cuantifi car el impacto preciso de la inmigración sobre las fi nanzas públicas. Asimismo, permitiría cuantifi car en todos los sectores productivos y todo el país la elasticidad de sus-titución de la mano de obra haitiana y la dominicana, así como el impacto de la inmigración sobre el nivel de ingreso promedio sectorial de los dominicanos.

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PUCMM / PARETO

LAS REMESAS Y POBREZA DESDE UNA PERSPECTIVA DE LAS REGIONES

Y LOS HOGARES

Investigadores:JOEL ARBOLEDA

RAMONINA BREA

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Introducción

Una consideración del presente trabajo es que la migración y la posterior inserción laboral no se producen por azar, sino que se relacionan de manera estrecha con diversas características so-cioculturales y económicas del entorno del que parte el migrante, así como aspectos familiares y personales. El mercado de destino se encuentra estrechamente relacionado con las redes sociales del migrante y su familia, así como con otros aspectos relativos a las comunidades. Esto último es puesto de relieve por Barrón (2006) al estudiar las variaciones en los patrones de envío de remesas en función de su inserción en los mercados del Canadá, Murcia y Baja California.

En el mismo sentido, al discutir sobre los planteamientos neoclásicos, Urciaga (2006) indica que la migración es un proce-so selectivo en el que las características individuales del migrante serán determinantes de su inserción en el mercado laboral que lo recibe.

En un tenor similar, en primer lugar, el presente estudio ar-gumenta que, dado que las regiones poseen características so-cioeconómicas distintas, se esperaría que sus migrantes también posean probabilidades diferentes de incorporarse a los mercados de otros países, al aportar determinadas cantidades de remesas cuyos posibles impactos serán condicionados por las mismas

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características socioeconómicas que contribuyeron a la produc-ción de un tipo de migrante y no de otro. Estas características o condiciones regionales podrían contribuir a variaciones impor-tantes en los impactos de las remesas recibidas por los hogares. En especial, el estudio se pregunta sobre la manera en que los impactos de las remesas varían ante condiciones socioeconómi-cas distintas a lo interno del país considerado en sus grandes divisiones administrativas.

No todas las características socioeconómicas de los hogares se relacionan necesariamente con las condiciones regionales y, sobre todo en situaciones de elevada desigualdad social, es im-portante prestar atención tanto a aspectos nacionales como a los de otra índole.

Por lo cual, consideramos de lugar el análisis de las relaciones entre los tipos de hogar o arreglos residenciales receptores y los impactos de las remesas en los mismos. Fundamentalmente, se pretende mostrar que en el país las remesas se encuentran vincu-ladas a arreglos residenciales y familiares y, además se desarrolla la interrogante de si las remesas conducen a estrategias de parti-cipación económica para la mejoría de las condiciones de vida o, por el contrario, solamente impactan en los aspectos dinerarios.

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Metodología

El diseño metodológico consistió en un análisis inicial de las características comunes de las regiones administrativas1 del país, para agruparlas según patrones comunes. Esto conllevó la for-mación de cuatro grupos regionales que fueron posteriormente analizados por medio de fuentes estadísticas disponibles.

El análisis de las fuentes consistió principalmente en el proce-samiento de encuestas y censos, entre los que se citan el Censo de Población y Vivienda 2002, las Encuestas de Fuerza de Traba-jo del Banco Central (2004 y 2007), las Encuestas Demográfi cas y de Salud (2002 y 2008), la Encuesta de Condiciones de Vida de 2004 y la Encuesta de Opinión Pública Latinoamericana de 2006.

Debido a la ausencia de fuentes particulares sobre migración o remesas, la utilización de fuentes que no han sido estrictamente diseñadas para el estudio de las remesas es recurrente en la litera-tura, por lo cual existen diversos ejemplos (Kaztman, 1999; Sas-sin y McKenzie, 2007; Canales, 2006) a seguir en el tratamiento de problemas metodológicos específi cos.

1. La referencia a regiones administrativas es relevante en el caso dominicano, puesto que existen diversas regionalizaciones según se trate de la gestión del go-bierno central, de la salud, la agricultura u otras áreas.

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También se empleó la técnica de entrevista cualitativa para complementar algunas de las falencias encontradas en las fuentes estadísticas y profundizar en aspectos que surgieron a raíz del análisis de las fuentes secundarias. Se realizaron treinta y cuatro entrevistas en profundidad, las cuales fueron distribuidas entre los diversos grupos regionales citados más arriba y diferentes arreglos residenciales, de manera que fuera posible analizarlas de manera comparativa, con la fi nalidad de verifi car diferencias o similitudes entre los distintos grupos regionales.

La selección de los hogares a entrevistar se realizó principal-mente en función del género del jefe de hogar y pertenencia a la zona de interés. El informante fue siempre el jefe o jefa del hogar receptor y se defi nió la jefatura a partir del criterio de jure.

La entrevista se desarrolló en base a una guía de entrevista acorde a los objetivos de la investigación y las características de la población objeto de estudio. Es importante destacar que aun-que las entrevistas en profundidad permiten esclarecer diversos aspectos no contemplados en las fuentes cuantitativas, las mis-mas, por su naturaleza cualitativa, no son generalizables a toda la población.

Patrones de homogeneidad entre las regiones dominicanas: una reagrupación de las regiones administrativas

Un asunto fundamental para nuestro estudio consiste en la agrupación de zonas bajo la asunción de la existencia de correla-ciones espaciales que determinan otras características comunes. Se espera que esto genere zonas con condiciones socioeconómi-cas similares.

Más allá de estas características particulares de ciertas zonas frente a otras, se plantea una realidad nacional, una historia co-mún que engloba a todo el país, lo que hace pensar en la posible

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existencia de patrones comunes más allá de la sola correlación es-pacial, es decir, es plausible que regiones aparentemente inconexas, posean características comunes no observables de manera aislada.

En el sentido anterior, el estudio se refi ere a patrones de ho-mogeneidad entre las regiones del país, con lo cual referimos el comportamiento seguido en conjuntos de características so-cioeconómicas relevantes para el fenómeno estudiado. Con esta fi nalidad aplicamos un análisis de homogeneidad con diversas variables consideradas de importancia en función de los plantea-mientos o resultados de la teoría o estudios anteriores. Una vez analizadas las diversas variables se determinó el siguiente conjun-to como las de mayor peso: 1) Porcentaje de hogares pobres (se defi nió pobreza en función del método de línea de pobreza), 2) Porcentaje de la población en el municipio cabecera; 3) Porcen-taje de la población en zonas urbanas, y 4) Índice de feminidad de migrantes.

Las regiones administrativas dominicanas son diez, y a partir de este análisis fue posible crear cuatro grupos de regiones, lo que equivale a decir cuatro patrones distintos. Estos grupos regiona-les no necesariamente están formados por regiones colindantes. La conformación de los mismos se muestra en el cuadro 1.

Veamos algunas de las características que defi nen cada patrón de homogeneidad.

El grupo 1 posee elevados niveles de población urbana, con una concentración importante en los municipios cabeceras de las regiones que forman el grupo. En cambio, su índice de femini-dad de la migración es reducido. Para el grupo 2 la pobreza es la más elevada (57%) y su índice de feminidad es también el más elevado (1.53), su población urbana es mayor a las regiones 3 y 4, pero su población en municipio cabecera es la más baja, la polari-dad con el grupo 1 proviene principalmente de las diferencias en

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

los niveles de pobreza, feminidad de las migraciones y dispersión / concentración de la población urbana.

El grupo 3, presenta los menores niveles de pobreza, esto lo hace más “próximo” al grupo 1 que al 2. En este mismo sentido, su índice de feminidad es cercano al grupo 1, y su población en municipio cabecera es el segundo más elevado. La diferencia con el grupo 1 radica en su bajo porcentaje de población urbana, el menor de todos. En comparación con el grupo 4, el grupo 3 presenta niveles de pobreza menor, pero su índice de feminidad es ligeramente mayor.

El grupo 4 posee una considerable similitud en términos de su población urbana y residente en el municipio cabecera con el gru-po 2, pero se diferencia de éste en que su índice de feminidad es el menor de todos. Los grupos 1 y 2 pueden considerarse polares, mientras el 3 y 4 son intermedios y difi eren en menor medida uno del otro.

Grupo de

regiones

Metropolitana

Provincia Grupo

deregiones

Higuamo

Provincia

1

El Valle

Distrito NacionalSanto Domingo

El SeiboLa Altagracia La RomanaElías Piña

2

Enriquillo

San Juan

BahorucoBarahona

IndependenciaPedernales

3

4

Cibao Sur

Cibao Norte

Valdesia

San Pedro de Macorís Monte Plata Hato Mayor La Vega Sánchez Ramírez Monseñor Nouel Espaillat Puerto Plata Santiago Azua Peravia San Cristóbal San José de Ocoa

Región Grupo

deregiones

CUADRO 1. COMPOSICIÓN DE LOS GRUPOS REGIONALES

Yuma

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TOMO I

Los patrones anteriores, se muestran en el siguiente cuadro:

CUADRO 2. CARACTERIZACIÓN DE GRUPOS REGIONALES EN FUNCIÓN DE VARIABLES DE CLASIFICACIÓN

Fuente: Elaboración propia a partir de EFT 2004

Estos grupos de regiones constituyen en lo adelante el centro de la primera parte de nuestro análisis, por lo que en la primera parte se hace continua referencia a los mismos.

3. Migración dominicana: destinos, regiones y características de los migrantes

Hemos sostenido que estudios como el de Barrón (2006) muestran que los mercados de destino de los migrantes varían en función de características sociales, familiares y personales. No obstante, el estudio citado analiza el caso mexicano, el cual presenta importantes diferencias con el dominicano. En primer lugar, en el caso mexicano la migración es principalmente rural, mientras en el dominicano existe un mayor componente urbano. Además, este último no revela las importantes diferencias raciales existentes en México. Como veremos más adelante, los efectos

Grupos de regiones

Hogares pobres

Índice de feminidad migración

Porcentaje urbana

Porcentaje población en

municipio cabec

1 29.22 1.09 75.01 72.67

2 57.36 1.53 56.13

44.08

3 37.55 1.07 53.57 60.27

4 45.18

1.03 55.48 45.91

Total 42.90 1.15 59.14 53.77

Coef. de Variabilidad

24.4 18.8 19.4 25.8

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

de las remesas sobre la pobreza monetaria posee comportamien-tos muy diferentes en ambos países.

En este marco es preciso preguntarse, si las consideraciones de autores como Barrón pueden ser extendidas al caso dominicano. A partir de los resultados de nuestro estudio consideramos que la respuesta es afi rmativa, lo que implica una generalización del planteamiento sobre las relaciones entre mercado de destino, in-serción laboral y condiciones de partida.

Esto se pone de manifi esto al analizar la población dominica-na en diversos países, la cual presenta diferencias importantes en materia de procedencia, educación y sectores de inserción labo-ral, pero en general la población migrante se encuentra en edad laboral y, por lo general, entre los 25 y los 40 años de edad.

CUADRO 3. CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN DOMINICANA EN PAÍSES ESCOGIDOS

Variables Estados Unidos Puerto Rico Argentina España

Edad (media años) 29 años 28 años 24 años 36.9 años

Rango de edad pre-dominante 25-40 años

27-40 años 21-30 años 29 a 40 años

Educación10.9% educ. superior.38% no ha terminado la escuela

10 años promedio de educación 3%

educación superior8.6% educ. superior.44.4% básicos o sin

estudios

Sector de ocupación

30% servicios25.7% manufactura10% construcción

34% comercio 31% servicios 11% manufact. 11% construcción

Prostitución y servicios domésticos

76.5% Servicios 56% servicios domésticos7.4% Construcción

Procedencia predominante

Santo DomingoNorte

Santo DomingoNorteEste

Santo DomingoSánchez RamírezSan Juan de la Ma-guana

Sur del país (Barahona, Neyba, Vicente Noble y Tamayo) Santo Do-mingo

Envío de remesas 71% 80%

-- 98%

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Con respecto a su nivel educativo, las colonias dominicanas en Estados Unidos registran mayor proporción de profesionales que en el resto de las zonas estudiadas, siendo la que ha migrado hacia Argentina la de menor grado educativo. En todos los casos, se observan elevados porcentajes de migrantes dominicanos que no han concluido la escuela o sin educación alguna.

En términos generales, los migrantes dominicanos se insertan en el mercado como trabajadores no cualifi cados. En los Estados Unidos esta situación se registra en menor proporción, aunque de todos modos es elevada. El sector de los servicios es predomi-nante, aunque varía de forma considerable, debido a que en Es-paña alcanza los tres cuartos, mientras en Puerto Rico y Estados Unidos solo un tercio se dedica a este sector (véase cuadro 3).

Es importante destacar que, en términos de procedencia, San-to Domingo aparece como “lugar de procedencia” de la mayoría de los migrantes dominicanos, excepto para el caso de España, donde predominan personas de la región Enriquillo. Así pues, es posible afi rmar la existencia de destinos migratorios regional-mente diferenciados. Esto es fundamental de cara a los supues-tos de la investigación resumida en el presente artículo.

4. Impactos regionales de las remesas

Los resultados del estudio revelan un doble efecto de las reme-sas con relación a las regiones. Mientras, en ciertas características las remesas presentan un efecto diferenciado entre las regiones, en otras características su impacto se produce a nivel nacional. Esto es de gran importancia, puesto que supone que el enfoque macro de las remesas no puede ser anulado del todo, pero que es nece-sario su complementariedad con aspectos microsociales como el abordado en nuestro estudio. Lo propio es extendible en sentido contrario, desde lo micro hacia lo macro, nuestros resultados po-nen de manifi esto que no podemos prescindir de ambas visiones.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

En términos generales, los efectos de las remesas se observan sobre la estructura del hogar, condiciones de vida, acceso al mer-cado laboral, a servicios de educación y salud. En un nivel na-cional, la presencia de hogares biparentales entre los receptores de remesas es reducida, lo cual es razonable en virtud de que se espera que la migración predominante sea de uno de los miem-bros jefes. No obstante, las fuentes secundarias muestran que un porcentaje importante (47%) de los hogares receptores dicen no poseer miembros en el exterior, situación constatada por las entre-vistas cualitativas. Entre estos hogares, que no poseen miembros residentes fuera del país, predominan los nucleares biparentales, mientras en el grupo restante se observa una fuerte presencia de monoparentales, por tanto, ambas situaciones no son excluyentes. Asimismo, las características de los jefes de hogar muestran pa-trones diferenciados en ambos grupos de hogares, en general los jefes de hogar receptores tienden a acceder menos al mercado la-boral y poseen menos presencia de cónyuges, lo cual apunta hacia la migración de uno de los padres o jefe de hogar. Según el cuadro 5 que aparece en la página posterior, muestra el comportamiento de los impactos de las remesas en las variables seleccionadas.

El análisis revela que aunque estas diferencias más locales se producen en dimensiones similares a las nacionales, las mismas se refi eren a variables distintas, así aunque se observan variacio-nes en la estructura del hogar, en este caso las mismas implican mayor presencia de hogares extendidos y complejos, lo mismo que en materia educativa y de salud se refi eren a la disponibilidad de servicios privados. Estas diferencias requieren ser profundiza-das, esto lo haremos en la siguiente sección.

Vivienda: predio de siembra de las remesas

La vivienda es un componente de primera importancia en los hogares, la misma se encuentra ligada tanto a problemas de con-diciones de vida como de status social de los miembros y, además,

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TOMO I

es un refl ejo importante de la mejoría de vida de los migrantes, es decir, de su triunfo en el extranjero.

Las entrevistas cualitativas realizadas permiten visualizar la im-portancia otorgada en todos los hogares a la vivienda, de hecho

Remesas impactan en función de condiciones sociales de las

regiones

Remesas impactan de forma independiente a condiciones

regionalesRemesas no surten efecto alguno

Estructura del hogar (Abuelas con nietos

y hogares extendidos)+ Hogares biparentales - Asistencia escuela privada

Acceso a servicios + Equipamiento del hogar + No asiste por trabajo

Estructura de las viviendas + Acceso calles asfaltadas+

Empleados formales

Salario mínimo jefes -Pisos de cerámicas +

Empleados en microempresasJefes envejecientes + Jefatura femenina + Personas que enfermaron

Analfabetismo jefes-

Jefes casados o unidos-

Asistencia al médico de quienes enfermaron

Miembros que trabajan - Jefes ocupados - DependenciaMiembros entre 15 y 64 años que

trabajan -Intensidad laboral -

Miembros en edad de trabajarAsistencia a centros de salud

privados+ Inactividad de miembros +

Afi liación a seguros médicos + Jefes inactivos +

Años de educación en la familia + Miembros en edad escolar matriculados

+

Pobreza de los hogares-

Ingreso medio por hora de los que trabajan

+

Estructrura del gasto +

CUADRO 5. ÁREAS DE IMPACTO DE LAS REMESAS EN REPÚBLICA DOMINICANA

+ Indica que los hogares que reciben remesas poseen mayores porcentajes en esta variable.- Indica menor porcentaje de los hogares con remesas en estas variables.

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esta es de las primeras inversiones que se realizan. En este sentido, Lidia, una informante del grupo regional 4, indica al respecto: “Yo sembré todo aquí, lo que él me envió, todo está en bloque, varilla y cemento, no tengo dinero de él, todo fue a la casa, para la construcción de su casa, ahí está clavado”.

En las expresiones de esta informante se pone de manifi esto que la vivienda actual como “prueba” de que el dinero envia-do ha sido correctamente invertido, pero más allá para el mi-grante esta importancia puede tener un doble signifi cado. Por una parte, garantiza la inversión de su trabajo, mientras por otra puede constituir una demostración social de la reciprocidad con su familia. En el caso dominicano esta reciprocidad posee gran importancia.

En los casos en que no ha sido posible una mejoría de la vi-vienda que se posee ni la compra de otra, la adquisición se man-tiene como una aspiración, así Pedro, quien reside en el grupo regional 1, dice: “yo no la ataco mucho para que envíe dinero, prefi ero que ahorre para ver si compramos nuestro apartamento”.

Los impactos regionales de las remesas en la vivienda, se mani-fi estan, principalmente, en el acceso a servicios y las condiciones de los mismos. En este sentido, las diferencias entre hogares re-ceptores y no receptores en materia de uso de gas propano, ac-ceso a agua de la red pública y a inodoro como servicio sanitario, evidencia una mayor calidad de las viviendas de los receptores de remesas.

Aunque en todos los grupos regionales observados, las dife-rencias favorecen a los hogares que reciben remesas, la magnitud de estas diferencias varía considerablemente entre tales grupos. Esto nos lleva a preguntarnos qué características de los grupos regionales pueden explicar estas diferencias. Para responder esta pregunta, iniciamos por determinar la relación entre la situación

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general de cada región (representada por el total) y las diferencias entre hogares receptores y no receptores2.

El resultado cuantitativo muestra que, en todos los casos, exis-te una asociación inversamente proporcional, puesto que los coefi cientes son negativos, lo cual implica que, para el caso, las diferencias se producen en sentido inverso al total. Es decir, en los grupos de regiones con mejores condiciones de las viviendas, las diferencias entre hogares receptores y no receptores es menor que en aquellas áreas con peor situación. El valor de los coefi -cientes expresa que la asociación es bastante elevada.

Esto se relaciona estrechamente con una mayor capacidad de acceder a viviendas en los mercados formales. Lo que se evi-dencia en una incidencia más elevada de hogares en viviendas compradas frente a construidas por el mismo dueño entre los hogares receptores. Además, los hogares receptores acceden a viviendas de mayor precio y los montos invertidos en reparacio-nes son mayores.

Las entrevistas cualitativas revelan que la condición inicial del hogar, así como la cantidad de remitentes y el tiempo transcurri-do desde la primera migración, son factores determinantes de las diferencias regionales en materia de condiciones de la vivienda y acceso a servicios. En general, los hogares con mejores condi-ciones iniciales, mayor cantidad de remitentes y tiempo de migra-ción superior a siete años se encuentran en mejor situación. En referencia al mayor número de remitentes, Yocasta, informante del grupo regional 3, ante de la pregunta de cómo se siente cuan-do el dinero no le llega, nos dijo “No, yo sé que va a llegar, cuando no es de uno es de otro”.

2. El grado de asociación se midió mediante el coefi ciente de correlación de Pearson, el cual varía entre -1 y +1, indicando una relación inversa en el primer caso, y directamente proporcional en el segundo. Valores cercanos a 0 indican la ausencia de asociación entre las variables estudiadas.

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

CUADRO 6. ACCESO A SERVICIOS ESCOGIDOS SEGÚN RECEPCIÓN DE REMESAS,

GRADO DE ASOCIACIÓN DE LAS DIFERENCIAS Y EL TOTAL

(EN PORCENTAJES)

Regiones Recibe No recibe Total Diferencia

a-b

Cocina dentro de la casa

1 91.7 81.1 83.0 10.6

2 73.0 49.3 50.9 23.7

3 83.9 70.1 72.6 13.8

4 79.3 66.0 68.2 13.3

Usa gas propano para cocinar

1 98.8 92.9 93.9 5.9

2 81.9 57.2 58.9 24.7

3 95.7 80.2 83.0 15.5

4 89.4 77.5 79.5 11.9

Agua de red pública

1 87.5 74.7 76.9 12.8

2 53.6 38.0 39.1 15.6

3 85.7 72.0 74.5 13.7

4 74.0 58.9 61.4 15.1

Inodoro

1 91.9 77.3 79.8 14.6

2 66.2 29.6 32.1 36.6

3 76.5 53.7 57.8 22.8

4 57.8 35.6 39.3 22.2

Fuente: Elaboración propia a partir de EFT 2004.

En resumen, puede indicarse que en materia de vivienda las regiones se organizan desde mejores condiciones en el grupo 1, seguido por los grupos 3 y 4, y por último el grupo 2, el de mayor pobreza. En este sentido, las diferencias entre hogares re-ceptores y no receptores, que consideramos como impacto de las remesas, son mayores en los grupos regionales de peor situación, esto implica que en materia de vivienda, las remesas aumentan la desigualdad en las zonas más pobres.

Servicios Correlación

Cocina -0.963

Gas propano -0.956

Agua red -0.907

Inodoro -0.848

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Las remesas y su papel en el acceso a la salud y la educación

En materia de educación y salud, el estudio presenta resultados que a primera vista resultan un tanto contradictorios. En general, aunque la evidencia no necesariamente corrobora la creencia de que los servicios privados son mejores que los públicos, en la Re-pública Dominicana tienden a considerarse como una realidad; por tanto, es esperable que quienes poseen un mayor ingreso, como el caso de los hogares que reciben remesas, tiendan a ad-quirir estos servicios en el sector privado.

El patrón sugerido se comprueba en materia educativa; de manera sistemática los hogares receptores de remesas tienden a enviar sus miembros en edad escolar a centros privados con mayor frecuencia que los hogares no receptores. Aunque esto se mantiene en las diversas regiones, se registran importantes varia-ciones en su intensidad.

El fuerte nexo entre educación y remesas se pone de mani-fi esto en casos como el de Fiordaliza, una informante del grupo 3, para quien el principal motivo por el que recibe remesas es la educación de su nieta (sobrina de la remitente). Las hijas de Fior-daliza, tanto la madre de la nieta, como la remitente, estudian o estudiaron en instituciones privadas relativamente costosas. Esta es una familia de nivel medio.

En situaciones de mayor pobreza que la de Fiordaliza, como la de Águeda, quien vive en el mismo grupo regional, las remesas también constituyen una fuente esencial del fi nanciamiento de la educación. En este sentido, las tres hijas de Águeda asisten a universidades privadas, de costo medio bajo, para lo cual deben trasladarse, cada día, a Moca. El padre, quien envía las remesas, decidió que sus hijas fueran a una universidad privada. Al ser cuestionada sobre en qué renglones gasta más ahora que recibe

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

remesas, Águeda señala, en primer lugar y sin dudarlo, en la edu-cación, porque “hay que pagar dos universidades, tú sabes cómo es esto, y cuando exigen un trabajo, que exigen un libro, que exigen tanta cosa, se gasta mucho dinero….”.

En salud, a primera vista, los resultados no son tan claros, pues mientras los hogares receptores visitan, más que el resto, centros de salud privados, su grado de adquisición de seguros privados es más reducido. A nuestro juicio, esto puede relacionarse con una función garantista de las remesas, según la cual los montos de las mismas se ajustan en función de necesidades puntuales como la salud. Esto implicaría la inexistencia de una visión preventiva del cuidado sanitario.

El caso de Carlota, una informante del grupo regional 4, permi-te evidenciar nuestro criterio acerca de la adecuación de los mon-tos de las remesas. El padre y la hermana de Carlota residen fuera del país; hace algún tiempo le han descubierto un tumor cerebral y señala: “…yo tuve un accidente, luego me hicieron una tomografía y me salió aquel tumor en la cabeza, entonces de ahí en adelante, tú sabes que esas cosas son muy costosas, mi padre y mi hermano me han cubierto los gastos”.

De vuelta al tema de la educación, se observa una asociación positiva entre la situación de cada grupo regional y las diferencias entre hogares receptores y no receptores. Sin embargo, el valor de esta asociación es reducido (0.242). Esto se debe fundamen-talmente a que la relación no sigue un comportamiento lineal, sino que existe una tendencia cuadrática o en forma de U. El signifi cado de esta relación es que, en aquellos grupos regionales que poseen mejor o peor situación, las diferencias entre hogares receptores y no receptores son elevadas, mientras en los grupos con situaciones medias las diferencias se reducen.

En consonancia con lo anterior, en el grupo regional 1, donde la cobertura privada es muy elevada con relación al resto, las dife-

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TOMO I

rencias entre hogares receptores y no receptores es alta. En cam-bio, en el grupo 2, con la menor cobertura de servicio privado, la diferencia también es alta. Lo que a nuestro entender puede explicarse tanto en términos de cobertura como de ingresos.

CUADRO 7. ACCESO A SERVICIOS SELECCIONADOS DE EDUCACIÓN Y SALUD SEGÚN RECEPCIÓN DE REMESAS Y GRADO DE ASOCIACIÓN

ENTRE DIFERENCIAS Y TOTALES

(EN PORCENTAJES)

Fuente: Educación: EFT 2004. Fuente Salud: Endesa 2002.

En el caso del grupo 1, los hogares que reciben remesas se benefi cian de la mayor disponibilidad en el mercado privado de servicios de educación, los cuales se encuentran considerable-

Correlación

Asistencia escuela privada 0.252

Asistencia a centro médico privado 0.899

Afi liación seguro 0.900

Recibe No

recibe Diferencia

a-b

Asiste a escuela privada

Asiste a centro médico privado

Afi liación seguro médico

1 45.46 35.71 37.55 9.752 11.14 2.21 2.85 8.933 24.52 18.74 19.82 5.784 19.02 14.85 15.61 4.171 51.42 42.84 43.60 8.582 40.05 22.95 24.57 17.103 49.84 33.89 35.92 15.954 48.40 32.59 34.85 15.811 20.50 29.33 28.43 -8.832 15.17 14.07 14.18 1.113 13.54 19.14 18.44 -5.604 11.15 15.87 15.29 -4.72

Regiones Total

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

mente diversifi cados; esto es potenciado por un ingreso superior al de los hogares no receptores.

En términos generales los hogares con miembros que asisten a colegios privados poseen ingresos superiores a los que no po-seen esta condición, esto es más acentuado en el grupo de regio-nes 1, el de mayor cobertura privada, y menos en el grupo 2, el de más baja cobertura privada, lo cual es indicativo de que la falta de cobertura en este último grupo es suplida gracias a mayores ingresos de los hogares que acceden a estos servicios.

En resumen, en materia educativa aquellos grupos de regiones donde la cobertura privada es mayor, los hogares receptores se diferencian menos de los demás. Este es el caso del grupo 1. Mientras en los grupos regionales de menor cobertura privada, la diferenciación es mayor. Este acceso más elevado a la educación privada, parece ser sostenido a través de mayores montos de re-cepción de remesas. Como hemos indicado, si bien la educación privada no necesariamente es de mayor calidad, la percepción generalizada va en este sentido.

Asimismo es importante indicar que, en materia de salud, los hogares receptores tendrán más acceso a servicios privados allí donde el mismo es más generalizado, es decir, en el grupo regio-nal 1, intermedio en los grupos 3 y 4, y, por el contrario, un bajo acceso en el grupo 2. No obstante, la previsión mediante el seguro de salud es menor en los hogares receptores en todas los grupos regionales, excepto en el 2. Es preciso recordar que en este gru-po, se inició la seguridad social, por lo cual es posible que se esté refl ejando esta situación. Además, los hogares receptores pueden utilizar envíos adicionales como fuente de cobertura ante contin-gencias de salud.

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TOMO I

Ocupación y remesas

La movilización de los recursos de un hogar no se produce en el vacío, sino que se relacionan de manera estrecha con las condiciones del mercado laboral. En este sentido, como señala Filgueira (1999), los indicadores del mercado laboral priorizan la movilización del activo trabajo frente a la potencialidad del mis-mo en los hogares. Sin embargo, entender esta potencialidad es importante porque los hogares toman decisiones basados tanto en las situaciones actuales como en las que esperan en el futuro. En este sentido, Filgueira propone prestar mayor atención a la composición de los hogares en materia de la cantidad de miem-bros y estructura de edad.

Si se consideran el tamaño de los hogares y su población en edad de trabajar como indicadores de esta potencialidad, se ob-servará que, en términos de tamaño, los hogares que reciben remesas (3.9 miembros por hogar) y los que no lo hacen (3.8 m/hogar) no difi eren signifi cativamente. Asimismo, la disponi-bilidad de miembros entre 15 y 64 tampoco difi ere de manera signifi cativa. En este escenario los hogares que reciben remesas y los que no lo hacen, parecen no diferir en términos de mano de obra potencialmente movilizable.

No obstante, si se tiene en cuenta que la mitad de los hogares receptores poseen por lo menos un miembro que reside en el exterior, y que, como hemos mostrado más arriba, los migrantes dominicanos se concentran en las edades de trabajar, debería su-ponerse que estos hogares en realidad poseían mayores tamaños y que su disponibilidad de miembros que potencialmente pueden integrarse al trabajo era mayor, por tanto la decisión de la migra-ción estaría basada en esta mayor potencialidad que les permite movilizar este activo hacia otro mercado laboral. Las entrevistas cualitativas muestran que gran parte de los migrantes son miem-bros en edad de trabajar, primero jefes o jefas y segundo hijos

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MINISTERIO DE ECONOMÍA, PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

e hijas, esto aunque existe una importante migración de otros familiares que no pertenecen al arreglo domiciliario, pero sí a la familia.

Al estimar la población receptora, tomando en cuenta este ele-mento, su media de miembros en edad de trabajar se eleva a 3.6 miembros por hogar, cifra superior en al menos 1 miembro al promedio de 2.5 registrado por los demás hogares. La mayor dis-ponibilidad de miembros es un activo, pero su movilización será lo que la traduzca en productiva para el hogar. En este sentido, si bien los hogares que reciben remesas poseen, como hemos planteado, mayor potencialidad, su grado de movilización de este activo es menor a la de los hogares que no reciben remesas. Esto se refl eja en menores tasas de participación con mayor inactivi-dad y desocupación.

Puede entonces plantearse, que las remesas permiten al hogar mantener una cantidad mayor de miembros en otras actividades que económicamente no son consideradas productivas pero de un importante valor para el núcleo familiar (labores reproductivas del hogar), o para su futuro, como estudiar. De esta manera, los hogares receptores requerirían menos la adquisición de servicios domésticos en el mercado o de parte del Estado. Estos hogares también pueden garantizar una mejor preparación de su mano de obra, pero en ellos se estaría produciendo una elevada dependen-cia de la remesas entre algunos de sus miembros. Si se tiene en cuenta que las remesas actúan más como un fondo salarial y que el hogar lo que hace es deslocalizar la producción de uno de sus miembros, es entonces razonable pensar que en muchos casos la situación de dependencia femenina se mantiene igual, es decir, el hombre sigue siendo proveedor aun en la distancia.

Las entrevistas en profundidad muestran que ante la migra-ción del jefe masculino, es más probable que la mujer permanez-ca en situación de inactividad en el hogar, más aún en situaciones de mayor pobreza. En estos casos, las remesas constituyen el

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único ingreso del hogar. En los casos de migración de la mujer con permanencia del hombre en el hogar, se observa que este permanece activo laboralmente, sin embargo, también existe un mayor grado de acomodamiento a la recepción de remesas, que determina un menor esfuerzo laboral.

En efecto, el análisis de los datos disponibles muestra que el aumento de la importancia de las remesas en el hogar tiende a elevar la presencia de miembros que se dedican únicamente a estudiar, pero por otra parte revela que la proporción de miem-bros en edad de trabajar que no trabajan ni estudian también se eleva.

Remesas y patrones de gasto

Existen algunas diferencias relevantes en los patrones de gasto de hogares receptores y no receptores. En los hogares receptores de remesas el porcentaje del gasto correspondiente a alimenta-ción es menor, indicando una mejor situación socioeconómica de estos hogares. En cambio, otros gastos como salud, educación y ropas, son un poco más acentuados entre los hogares recepto-res de remesas.

Aunque los patrones de gasto varían porcentualmente entre hogares receptores y no receptores, los resultados de las entre-vistas cualitativas muestran que el dinero de las remesas se incor-pora al fondo común de reproducción del hogar, por lo cual se utiliza en la reproducción del hogar, sin una diferenciación del resto del dinero. Esta es una situación recurrente en todos los grupos de regiones.

Los datos presentados permiten afi rmar la existencia de dife-rencias de hogares receptores y no receptores de remesas entre los diversos grupos regionales en lo referente a patrones de gasto. En especial, se observa que en el grupo 2 el gasto en ropas es relativa-

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mente elevado con relación al resto, mientras en el grupo 4 se incre-menta el gasto en el hogar. Estos dos grupos regionales muestran también los porcentajes más bajos de gasto en educación.

Es importante destacar que es precisamente en las regiones de mayor pobreza donde el gasto en necesidades no fundamentales es mayor, esto implica que una parte de las remesas se pueden estar destinando a gasto superfl uo en estos grupos regionales, en mayor medida que en las de mejor situación socioeconómica.

Pobreza de ingresos y remesas

Las remesas poseen un efecto reductor de la pobreza de in-gresos, lo cual no sorprende pues la mayor parte de las mismas son recibidas en forma monetaria, por tanto si se considera la pobreza únicamente como un problema de ingresos, es evidente que el aumento de éstos implicará la reducción de aquella. En este marco es preciso preguntarse sobre el efecto de las remesas en otros indicadores de pobreza diferentes a la tasa de pobreza.

Nuestros resultados a nivel descriptivo indican una menor re-ducción de la profundidad y brecha de pobreza que de la tasa, pero siguiendo a Sasin y McKenzie (2007) hemos considerado el ajuste de un modelo de regresión que permita controlar diversos

Regiones Alimento Salud Educación Ropa Hogar

-5.08 3.14 0.44 1.76 0.59-8.85 1.88 0.00 3.57 1.30-7.16 2.59 1.02 2.63 1.12-6.74 1.78 0.30 2.80 1.484

321

Fuente: Elaboración propia a partir de ENCOVI 2004.

CUADRO 8. DIFERENCIAS ENTRE HOGARES RECEPTORES Y NO RECEPTORES DE REMESAS EN

RENGLONES ESCOGIDOS DE GASTO SEGÚN GRUPOS REGIONALES

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aspectos de manera simultánea. Para ello hemos utilizado el mo-delo de crecimiento – pobreza propuesto por Ravallion y Chen (citado por Adams, 2003, p. 16) y aplicado por Adams a los casos de Guatemala y Ghana.

La ecuación modifi cada para nuestros fi nes es la siguiente:

iiiii GxgLogP εβββμβα +++++= 23211 logloglog

Donde P es el nivel de pobreza medido por línea de pobreza

en el grupo de regiones i, μ es el ingreso per cápita medio, y x es el porcentaje del ingreso representado por las remesas. G es un conjunto de tres variables fi cticias que permiten controlar por el grupo regional. La ecuación permite estimar la elasticidad de la pobreza en relación con las variables predictoras.

CUADRO 9. MODELO EXPLICATIVO DE INDICADORES SELECCIONADOS DE POBREZA DE INGRESOS

Tras analizar unos 74 países, Adams concluye que el efecto de las remesas sobre la pobreza es mayor en términos de su profun-didad y su gravedad que de su incidencia. Sin embargo, nuestro

Variables independientes Variable dependiente

Pobreza Brecha Severidad11.238 4.605 4.394Constante-0.698 -0.058 -0.074Ingreso per cápita-0.195 -0.022

-0.004Índice Gini

0.268 0.134

0.197Remesas como porcentaje ingresos

0.268 0.134 0.197Grupo 2

0.189 0.065 0.109Grupo 3

0.291 0.114 0.162Grupo 4

R2 = 0.4 F=909379.3Fuente: Elaboración propia a partir de EFT 2004

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análisis, tanto de manera nacional como regionalmente del caso dominicano, muestra poco impacto de los ingresos por remesas sobre la profundidad y la gravedad de la pobreza en el país, lo cual se corresponde también con el análisis descriptivo que he-mos desarrollado.

Los resultados de la ecuación revelan que un aumento de 10% en el peso de las remesas en los ingresos, generaría apenas una reducción de casi 2% en la pobreza, pero solo de 0.2% en la bre-cha y de apenas 0.04% en la severidad. Para el caso de Guatema-la, Adams (2004) señala que el mayor impacto de las remesas en los indicadores que otorgan mayor ponderación a los más pobres se debe a que una gran parte de los ingresos de estos hogares proviene de remesas (50% a 60%), aunque en nuestro caso esta situación se reproduce, el porcentaje de hogares indigentes que recibe remesas es sumamente bajo.

En términos regionales, ser del grupo 2 implica un incremento de los niveles de pobreza con relación al 1. Este incremento es menor en el grupo 4, y aún menor en el grupo 3.

5. Las remesas, los arreglos residenciales y familiares y el régimen de bienestar

La refl exión teórica sobre las migraciones y las remesas nos condujo a abordar el fenómeno de las remesas y sus efectos desde la perspectiva del grupo familiar y del hogar. En muchos de los estudios sobre remesas en las distintas partes del globo esta pers-pectiva está ausente a pesar del entrelazamiento conceptual y ana-lítico de las remesas (se trata justamente de remesas familiares) con las familias y las unidades domésticas que les dan razón de ser.

Más allá de las expectativas frente a los altos montos que in-gresan al país por concepto de las remesas familiares, lo cierto es que al diseminarse a una sexta parte de los hogares domini-

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canos, su función y usos se esclarecen, a contrapelo de aquellos enfoques que las visualizan como fuentes de desarrollo o como fórmula segura para vencer la pobreza. Tal como las remesas se utilizan en los hogares dominicanos, y como bien ha señalado Canales (2005), constituyen un fondo salarial en tanto se desti-nan a satisfacer las necesidades familiares de alimentación, ves-timenta, vivienda, salud, educación y demás bienes de consumo, servicios personales y sociales de los familiares y miembros de los hogares. Las remesas, como fl ujo dinerario y de bienes sim-bólicos y no simbólicos, pretenden contribuir a la satisfacción de los imperativos de la reproducción social cotidiana de los parien-tes o allegados a los que se dirigen. Entendemos por reproduc-ción social cotidiana el conjunto de hábitos, la serie de rutinas, de actividades económicas y no económicas que se realizan con el propósito de reproducir, generacional y biológicamente, a un grupo social. Y lo que es signifi cativo para nuestro planteamien-to, dicha reproducción se realiza en el hogar, cuya estructura y dinámica pretende responder a esas necesidades.

Es conocida la productividad analítica de las denominadas estra-tegias de reproducción social, es decir, las iniciativas -individuales o del grupo doméstico- para encarar el medio circundante, los cons-treñimientos y estructuras sociales, así como las oportunidades en busca de su reproducción social. Estas iniciativas no son semejan-tes, contrario al planteamiento de la Nueva Economía de la Migra-ción Laboral (NEML), a la probable racionalidad del investigador, sino que se orientan por el habitus -Bourdieu (1997)-, es decir que responden a la activación de recursos o capital de los miembros del hogar según normativas, al sistema adquirido de preferencias, a in-teriorizados esquemas de percepción y de actuación, a la posición de los agentes en la estructura social, a su historia y experiencia, pa-trones culturales y sentido práctico. Para propiciar la reproducción, protección y bienestar de sus miembros, las unidades domésticas se organizan, mediante arreglos residenciales, activación de recur-sos y un sinnúmero de estrategias.

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Entre las estrategias se encuentran la incorporación a la activi-dad económica, la migración de sus miembros más educados o aptos al trabajo, la reducción del consumo, la multiplicación de miembros del hogar dedicados a la actividad económica, la inten-sifi cación del trabajo doméstico para generar bienes o servicios que se adquieren por una relación dineraria, hasta abarcar ámbi-tos más restrictivos como las decisiones o patrones nupciales. El proceso migratorio laboral incluye desde el viaje, la acogida, la instalación e incluye el retorno y la circularidad migratoria hasta la remisión de dinero, bienes de consumo, elementos culturales y simbólicos. Lo cual se realiza, como es conocido, en función de redes de apoyo e intercambio.

Dos planteamientos guiarán la indagación. El primero consiste en que, en tanto fondo salarial destinado a solventar la reproduc-ción cotidiana de familiares, las remesas se vinculan a las formas de organización y estructuración que adoptan los hogares y fami-lias a las que se dirigen, así como a necesidades propias del ciclo de vida de los mismos y de sus integrantes. A partir de registros censales, encuestas de hogar y entrevistas se indagará el posible impacto y relaciones de las remesas con las unidades domésticas, en tanto estas últimas actúan en la reproducción, protección y bienestar de sus miembros, mediante sus tipos de organización, arreglos residenciales, la activación de recursos y demás estrate-gias que despliegan. La unidad de estudio que se empleará es el hogar formado por personas emparentadas o no, que conviven de forma habitual en una vivienda, tienen un presupuesto co-mún, y que, además, es el espacio en que generalmente se verifi ca la reproducción cotidiana de sus miembros.

En segundo lugar, las vinculaciones y efectos de las remesas en los hogares a los que se dirigen permitirán dar cuenta de su incidencia en el manejo colectivo de los riesgos, necesidades y bienestar de los miembros de los hogares desde una perspectiva social más abarcadora como es la de los regímenes de bienestar.

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Esta perspectiva, desarrollada por Esping-Andersen, radica en la caracterización de diferentes regímenes de bienestar en las com-binatorias, dinámicas y predominio del mercado, Estado o fami-lia para la asignación, acceso y disposición de recursos, bienes y servicios destinados al manejo de la incertidumbre y los riesgos de los individuos en la sociedad moderna. A saber, la asignación de recursos mediante las relaciones mercantiles, la redistribución colectiva realizada por el Estado o el apoyo de la familia, funda-mentalmente del trabajo doméstico no remunerado (Esping-An-dersen, 2000).

Para hacer manejable la visión teórica del sociólogo danés, Mar-tínez Franzoni reconstruye para América Latina los indicadores de esos tres regímenes de bienestar e introduce variantes en el tercer indicador: tres principales regímenes “según los grados de mercantilización de la fuerza de trabajo, nacional o transnacional; de desmercantilización, es decir, de autonomía entre los ingresos y el bienestar de las personas; y de desfamiliarización, referente en que el bienestar deja de estar sujeto a la disponibilidad de tra-bajo femenino no remunerado” (Martínez Franzoni, y Voorend, 2008:2). Tras la ponderación de un conjunto de indicadores, el régimen de bienestar de la República Dominicana ha sido catalo-gado por ese estudio de familiarista.

De este modo, la indagación de la vinculación de las remesas a arreglos residenciales será tomada como base para la exploración sobre el papel de las remesas con respecto al régimen de bien-estar. Siendo las remesas el producto de relaciones en el mercado laboral transnacional, ¿provocan ellas un impulso hacia la desfami-liarización de las tareas de procura de bienestar y de enfrentamien-to de riesgos e incertidumbres? Esta línea de indagación permitirá explorar la idea de si los fl ujos de dinero de las remesas, obtenidas a través de la mercantilización transnacional de la fuerza de trabajo, provocan un amplio proceso de desfamiliarización.

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Para contribuir a despejar la anterior interrogante, a lo largo de la mayoría de las páginas que restan, se manejarán tres líneas de aproximación. La primera consiste en si las remesas se dirigen a la familia a cargo de manera directa, vista como los miembros del hogar de donde proviene el migrante, ya que el salario, pro-ducto de la relación mercantil, está calculado para esos fi nes. Lo contrario sería que las remesas, a través de una asignación de recursos orientada de manera más amplia por las relaciones de parentesco, excedan a los miembros del hogar o los familiares directos a cargo. La otra línea de aproximación será si las reme-sas, con fl ujo de dinero, contribuyen a mercantilizar de manera importante las atenciones colectivas de reproducción cotidiana y de manejo colectivo de las incertidumbres y contingencias de la vida de los miembros del hogar. La tercera, más acotada, se referirá a si las remesas promueven una liberación de la mano de obra femenina, situada en los confi nes de lo doméstico, hacia una considerable integración económica.

6. La vinculación de las remesas con arreglos residenciales y familiares

Para aproximarnos a nuestro primer planteamiento esbozado anteriormente, expondremos una breve mirada a los rasgos más apreciables de la estructura de los hogares en el país. Ya en el 2005, el proceso de nuclearización marca su predominio con cer-ca de la mitad de los hogares. Sin embargo, la constitución del hogar nuclear no se acompaña necesariamente de su aislamiento de la estructura social, sobre todo en los sectores populares. Con-trario a la conceptualización parsoniana del hogar nuclear, este proceso no excluye: a) la formación de redes de apoyo en base a vínculos de parentesco, afi nidad, vecindad o lugar de nacimiento, como tampoco excluye, b) la vitalidad de la familia extensa no residencial y, c) una variada actividad económica de la mujer para complementar o sustituir los ingresos aportados por el hombre proveedor.

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Los hogares extensos, conjuntamente con los complejos –tal como ocurre en la región latinoamericana– tienen un peso im-portante ya que constituyen prácticamente un tercio de los ho-gares dominicanos. Bajo un mismo techo reúnen a miembros con diferentes grados de parentesco, -intergeneracionales o de una misma generación-, y su existencia se enraíza en vínculos sólidos de parentesco o de redes sociales, así como de relaciones de solidaridad. También despunta una diversifi cación de tipos de hogar con el nuclear monoparental y el unipersonal, cada uno asciende a las vecindades de una décima del total de los hogares dominicanos. Otro elemento signifi cativo de la diversifi cación es la importancia creciente de los hogares a cargo de mujeres, los cuales ascienden a un tercio de la totalidad.

Vistos estos rasgos, nos preguntamos si la emigración laboral y las consecuentes remesas familiares ¿han promovido algún tipo de estructura familiar? Y lo que nos interesa directamente, ¿las reme-sas están vinculadas a arreglos residenciales y arreglos familiares? Igualmente se indagará si necesidades o determinadas característi-cas de los hogares contribuyen a que estos se conviertan en recep-tores o en receptores de montos mayores. En resumen, se pretende mostrar que las remesas se encuentran vinculadas a determinados arreglos residenciales y familiares y, además, a ciertas necesidades. Factores todos que promoverían diferencias en las magnitudes e importancia de las remesas en los presupuestos domésticos.

En relación a la primera interrogante, el análisis de los datos permite concluir el proceso migratorio ha promovido la diver-sifi cación de la estructura de hogar en relación al modelo pre-dominante nuclear consignado anteriormente. Sobre todo, el reagrupamiento de parientes y allegados en familias extensas y compuestas, la fragmentación espacial de la familia o la reduc-ción del tamaño de la misma con el viaje hacia el exterior de uno de sus miembros y la acentuación de la jefatura femenina.

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Pero en realidad nos vamos a centrar en la segunda interrogan-te. Si bien las remesas están ligadas a los patrones migratorios, establecemos aquí que ellas están vinculadas a diversos factores de la dinámica del hogar, entre otros, a momentos del ciclo de vida familiar, a la historia migratoria, como también a los arre-glos residenciales y familiares y a necesidades familiares. Todos estos factores inciden en los momentos y magnitudes en que, preferentemente determinados hogares de migrantes o arreglos familiares se conviertan en receptores de remesas. Y esta última cuestión es la que vamos a desarrollar en lo que sigue.

Aunque existe una vinculación de las remesas con los arreglos familiares y residenciales que se despliegan, no todos los hogares y familias con migrantes activos reciben remesas, lo cual no es exclusivo del caso dominicano ya que una investigación relativa al caso mexicano también llega a resultados semejantes (Cana-les, 2005). Por nuestra parte, debemos de resaltar un rasgo poco perceptible como el de la circularidad de los efectos producidos por la migración en la estructura de hogar, los cuales inciden, a su vez, en elementos claves del proceso migratorio como es el patrón de envío de remesas.

Las remesas no tocan a las puertas de todos los tipos de hogar en la misma proporción, magnitud y efectos. Existen hogares que reciben remesas pero que no tienen migrantes activos. Solamente la mitad de los hogares receptores de remesas reciben remesas de un miembro que proviene del hogar receptor (Censo de Población y Vivienda, 2002). Dicho de otra manera, la mitad de los hogares receptores reciben transferencias de dinero por parte de personas que no pertenecen o pertenecían a esos hogares antes de emigrar. Al manejar un dato de semejante magnitud que aparentemente pa-recía escapar a la explicación de la perspectiva elegida –vinculación de las remesas con tipos de hogar y arreglos familiares– nos apre-suramos a verifi car la confi abilidad del mismo, así como su persis-tencia en el tiempo, a la vez que se ponderaron varias conjeturas.

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El material cualitativo permitió avalar una de las conjeturas. Ese gran caudal de remesas que, del total de hogares receptores, se dirigen al cincuenta por ciento de hogares sin migrantes acti-vos o migrantes recientes puso de manifi esto la estrecha vincula-ción de las remesas con la familia extensa no residencial como objeto de ayuda monetaria desde el exterior. La familia extensa no re-sidencial constituye el elemento articulador de los intercambios recíprocos de bienes y servicios basados en el parentesco, del cual forman parte las remesas, sin importar que los receptores estén deslocalizados en diferentes hogares y hasta en naciones distantes. Una investigación conducida por Canales en México llega a conclusiones semejantes: “Por medio de las remesas se re-producen relaciones de reciprocidad, responsabilidad y solidaridad que resultan fundamentales en la conformación de todo sistema familiar extenso” (Canales, 2005: 170). Se trata de personas que envían dinero a sus hermanas casadas, nietas a abuelas, mujer a su antiguo cónyuge que es el padre de sus hijos, madre a hijos con prole que ya han formado otro hogar y, así un número intermina-ble de casos. Esta mitad de los casos de remesas familiares que se dirigen a la familia extensa no residencial, refi ere a los vigorosos vínculos afectivos y a la activación que las remesas hacen de ellos. La proporción en que empíricamente se verifi ca la orientación de las remesas hacia la familia extensa no residencial permite desentrañar su signifi cado en relación al régimen de bienestar familiarista exis-tente en el país. La realidad de que un caudal tan importante de las remesas sea asignado en función de los vínculos familiares exten-sos, constituye un elemento de reforzamiento del familiarismo en convergencia, sin embargo, con mayores recursos dinerarios de las remesas que se orientan a las relaciones mercantiles de bienes y servicios para la reproducción cotidiana.

Las remesas no pueden ser comprendidas a cabalidad si se enfocan solamente como un fl ujo dinerario (explicación neoclá-sica) o como producto de un acuerdo racional al interior de la familia para cubrir los riesgos o expectativas de los miembros del

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hogar (explicación de la NEML). Al mismo tiempo que la activan, las remesas forman parte de una red de intercambio basado en las relaciones de parentesco que conjuga la reciprocidad, respon-sabilidad, deberes y roles sexuales diferenciados. Dichos valores y patrones culturales, lejos de ser inmutables, a efecto del mismo proceso migratorio de intercambio, deben aprehenderse en movi-miento y cambio.

Además del caudal de remesas vinculado a la familia extensa no residencial, la otra mitad de los envíos de remesas permite trazar el rastro de su vinculación preferencial con determinados arre-glos residenciales: los hogares con jefatura femenina, los hogares extenso-complejos, nuclear uniparental y, en menor medida, al unipersonal. Efectivamente, por encima de la media nacional, las remesas se dirigen a un cuarto de los hogares complejos y ex-tensos, a un cuarto de los encabezados por mujeres, a más de un quinto de los hogares uniparentales.

De esos hogares y vínculos nos referiremos, en lo que sigue, a las estructuras de hogar extensas y complejas, las cuales se con-forman a raíz de iniciativas y estrategias de reacomodamiento de miembros de las familias para encarar situaciones de carencia, cri-sis económicas, hasta situaciones de migración. Al reagrupar o acomodarse bajo un mismo techo con gastos fi jos -propios a una sola vivienda-, se pueden reducir los costos de mantenimiento por persona y aunar mayores recursos humanos en la reproducción cotidiana. Entre los elementos que impulsan la constitución de los hogares extensos se encuentran “la migración (…), la escasez de viviendas y recursos entre los sectores más pobres, la solidaridad infra e intrageneracional cuando algunos parientes se separan o enviudan, así como la necesidad de apoyo doméstico que tienen las mujeres (…) cuando se incorporan al mercado laboral” (García y Rojas, 2002: 268). Las modalidades y posibilidades del hogar ex-tenso y complejo para enfrentar la privación, abre todavía muchas interrogantes, no obstante se ha caracterizado a estos arreglos re-

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sidenciales como aquellos, que por la cohabitación y proximidad cotidiana habilitan la posibilidad de apoyos primarios e intercam-bios recíprocos inter e intrageneracional hacia niños de ambos sexos, personas ancianas y discapacitadas.

También las remesas se conectan de preferencia a los tipos de hogar monoparentales, los cuales, por sus características estruc-turales, han sido catalogados como susceptibles de experimentar una vulnerabilidad social. En el extremo de mayor vulnerabilidad, se encontrarían los hogares a cargo de mujeres, la uniparentali-dad –mayoritariamente de jefatura femenina– y, los que contie-nen un abanico de mayores posibilidades para los intercambios recíprocos, como son los hogares extensos-complejos, de fuertes vínculos familiares y que suelen recomponerse o desagregarse, según las situaciones para aprovechar o atenuar las condiciones adversas. Otro rasgo de amplias implicaciones es la mayor con-dición femenina de la jefatura de los hogares extenso– complejo que reciben remesas, al igual que en los unipersonales.

Para completar aspectos sobre el patrón de envío de remesas, comentamos que las remesas no solamente tocan a la puerta de una mayor proporción de hogares extensos-complejos, monopa-rentales y a los encabezados por mujeres, sino que estos últimos son también los hogares que reciben los mayores montos (véase el cuadro 10).

CUADRO 10. CANTIDAD DE DINERO RECIBIDO AL AÑO POR CONCEPTO DE REMESAS

SEGÚN LOS TIPOS DE HOGAR POR SEXO DE JEFATURA (EN RD$ Y EXPRESADO EN MEDIANA)

Sexo de la jefatura Unipersonal Nuclear

biparentalNuclear monopa-

rentalExtendido Complejo Total

Masculino 21,480.00 16,847.06 42,960.00 30,000.00 21,480.00 21,480.00Femenino 36,000.00 24,000.00 42,960.00 42,960.00 66,000.00 42,960.00

Fuente: Treinta y cuatro entrevistas realizadas del 10 de diciembre de 2008 al 2 de febrero de 2009.

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Los movimientos de las remesas permiten considerar que las estrategias familiares de emigración laboral y de envío de remesas estarían vinculadas de preferencia a arreglos residenciales de re-agrupamiento familiar (como los complejos y extensos) y de frag-mentación (como los monoparentales), nuevos o existentes. Aparte de vincularse a la familia extensa no residencial, se vinculan a dos extremos: las remesas favorecen arreglos residenciales con vulne-rabilidades como los de estructura uniparental y, por otra parte, promueven tipos de hogar que, frente a la adversidad, podrían potenciar recursos, tales como los compuestos y extensos.

7. El apoyo intergeneracional y las remesas

Las investigaciones acuerdan que la emigración numerosa pro-voca en lo inmediato una disminución de la mano de obra hábil del país emisor. Al interior de los hogares, podría provocar una intensifi cación y multiplicación del trabajo doméstico y de las responsabilidades cotidianas del manejo de la unidad doméstica. Son varias la respuestas a esos retos que confronta el hogar de una persona migrante. Además de la intensifi cación de las res-ponsabilidades dentro del hogar tampoco se puede descartar que frente a esos imperativos de intensifi cación, la respuesta sea un desistimiento de asumir las responsabilidades o de experimentar difi cultades para ello. La razón de esto es que quedan atrás los ancianos, enfermos y niños a los que, por supuesto, hay que aten-der y proporcionar cuidados.

Como es sabido, al acoger en una unidad doméstica a una per-sona envejeciente se produce la modalidad familiar de protección frente a los acontecimientos propios del ciclo vital como la viu-dez, indefensión por enfermedad o ancianidad o el término de la vida laboral del envejeciente. Además de los cuidados, a la perso-na de mayor edad en la unidad doméstica le suelen ser brindados seguridad, compañía, afectos y un ambiente más favorable. La condición de dependencia que introducen tales miembros enve-

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jecientes en las unidades domésticas, reclama evidentemente el cuidado y atención aportados por el trabajo doméstico no remu-nerado y, además, implica la necesidad de ingresos para solventar la situación generada.

Pero también, la presencia de las personas envejecientes en los hogares es susceptible de visualizarse desde la doble perspecti-va de solidaridad intergeneracional. La otra perspectiva, de vía inversa de ese tipo de solidaridad, consiste en que los abuelos, sobre todo las abuelas, una vez emigrado el padre o la madre u otro familiar, contribuyen con las tareas de cuidado y atención de sus nietos y nietas, y asumen parte de las responsabilidades co-tidianas. En otros casos, de hogares con emigrante, al ocuparse los abuelos o abuelas del cuidado de los hijos y del hogar dirigido por jefas de familia, permite a las mismas y a otros miembros femeninos de la unidad doméstica dedicarse más a otras labores, sean actividades económicas o estudios.

En ambos casos, el dinero despachado por el trabajador desde el extranjero a los hogares con personas mayores surte de ayuda para enfrentar los gastos en que incurre el hogar con un miem-bro envejeciente en el primer caso, y en el segundo contribuye a los gastos propios del hogar, con el envejeciente incluido. Esto se confi rma en las entrevistas, ya que se genera un envío espe-cializado para las personas envejecientes o un envío “adicional” para los gastos de salud de cualquiera de los miembros del hogar o de la familia extendida no residencial. Ahora bien, una idea central a retener es que los fl ujos monetarios que contribuyen a satisfacer las necesidades de las personas de mayor edad o los aportes que estas realizan en benefi cio de otros miembros del hogar, tienen la apoyatura del trabajo doméstico no remunerado, al cual está anudado para que surta los efectos deseados. Ahora bien, este trabajo doméstico, como se sabe, es asumido cultural-mente por las mujeres.

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Veamos que el comportamiento de los fl ujos de remesas favo-rece a los hogares dominicanos con envejecientes. Los hogares complejos en los cuales conviven abuelas(os) y nietos se hacen merecedores en mayor proporción de los fl ujos monetarios de los trabajadores emigrados con una signifi cativa diferencia pro-porcional de 21.4% frente 9.7% que no reciben. Por otra parte, la condición de persona envejeciente es un elemento que pesa en el destino de las remesas. A nivel nacional, del total de hogares con miembros envejecientes o jefes envejecientes, la proporción que percibe remesas es mayor que la fracción que no recibe: 24% frente a 16% a los que no reciben y 20.7% frente al 14.9% de los hogares con jefes envejecientes que no reciben.

Los arreglos extensos-complejos poseen mayores posibilida-des de apoyos y transacciones, sobre todo para los miembros envejecientes. Esta relación entre familias extensas-complejas y la migración se ha explorado en estudios acerca de otros países de América Latina como, por ejemplo en Nicaragua, en los cua-les se “asocian la presencia de familias extensas con la similar proporción de emigrantes hombres y mujeres y las salidas tem-porales. Las familias extensas permiten reducir costos y resolver el cuidado de niños/as y jóvenes que quedan a cargo de adul-tos/as que no son los padres biológicos, en muchos casos las abuelas.”(Martínez Franzoni, 2008: 107). Veremos más de cerca el rol de las abuelas en el caso dominicano.

Entre las personas envejecientes, se destaca el papel de las abuelas –sobre todo de las abuelas maternas– en las redes fami-liares de intercambio y apoyo en torno a la migración y las reme-sas. Ellas adquieren un rol protagónico poco reconocido. Explo-rado y consignado en los estudios de las familias afrocaribeñas, el papel de las abuelas es multivalente tal como lo descubren las entrevistas, ora como fi nanciadora o adyuvante a la migración, como sustituta responsable de la reproducción cotidiana de los miembros del hogar o como cuidadora de los hijos dejados a su

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disposición por uno de los progenitores en el exterior. A través de las entrevistas se descubre una diversidad de papeles encar-nados por las abuelas y que consignaremos sucintamente más adelante, luego de especifi car en torno a una clasifi cación según las categorías de bienes y servicios que circulan en las redes de intercambios recíprocos.

Hasta ahora no hemos consignado qué tipo de bienes y ser-vicios circulan mediante al intercambio recíproco. Con mucho eco en los estudios acerca de la familia, J.-H. Déchaux (1994) propuso una clasifi cación de los bienes, servicios y favores que circulan en la red de intercambio recíproco a través de las rela-ciones de parentesco. En primer lugar, las transferencias fi nancieras y de bienes que forman parte del patrimonio familiar. Son múltiples y van desde la transferencia o préstamo de dinero hasta présta-mos o donación de viviendas para ser habitadas, muebles, ropa, utensilios, compras de alimentos, en fi n todas las transferencias que comporten una redistribución de orden económico o patri-monial. En segundo lugar, el trabajo doméstico para la reproducción cotidiana de los miembros del hogar o facilitación de la vida al interior de la unidad doméstica, el cual incluye desde pequeñas reparaciones de la casa o de artículos de la casa hasta las activida-des comúnmente conocidas (lavar ropa, cocinar, cuidar a los ni-ños, ancianos, enfermos, entre muchas otras). En tercer lugar, los recursos sociales o de capital social que ponen en contacto a los fami-liares con redes sociales, informaciones útiles para acceder, por ejemplo, a servicios u oportunidades, también contactos útiles. Aunque fuera de la clasifi cación anterior, otro elemento conside-rado importante en el intercambio son los apoyos emocionales.

Sin pretensión de ninguna exhaustividad, el siguiente cuadro designa, a la luz de la clasifi cación de Déchaux, el papel de las abuelas en cuanto a las labores de apoyo y de intercambio recí-proco correspondientes a las dos primeras clasifi caciones (que fueron las que se registraron en las entrevistas). Las abuelas apa-

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recen de múltiples maneras, tanto como receptoras o generado-ras de transferencias de dinero y de servicios, y principalmente, como ejecutoras del trabajo doméstico anudado a las agrupa-ciones y recomposiciones de los miembros de los hogares que reciben remesas.

M A D R E ( A B U E L A ) D E P R O G E N I T O R A O P R O G E N I T O R E N H O G A R R E C E P T O R D E R E M E S A S

CUADRO 12

Fuente: Treinta y cuatro entrevistas realizadas del 10 de diciembre de 2008 al 2 de febrero de 2009.

Recibe transferencias de nietos o nietas

Recibe remesas para su manutención en vivienda compartida porotros que reciben 1

Aloja a los miembros del hogar receptor en su casa mientras introducenuna mejora a la vivienda

Comparte y apoya en las atribuciones de la jefatura femenina con hija

Cambia de residencia para ayudar con trabajo doméstico

Proporciona trabajo doméstico y recibe apoyo en manutención

Paga servicios domésticos para el cuidado de nietos

Acoge a los nietos en su hogar mientras trabaja el padre o la madreque quedó en el país y, recibe remesas para la manutención de nietos 2

Hogar receptor de remesas

Remesa dinero a hogar encabezado por hija o hijo

Realiza préstamo o cesión de vivienda

Frente a urgencias, proporciona préstamos de dinero o su donación

Papel de apoyo en la decisión de emigrar de la hija 3

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Los datos cualitativos permiten palpar con mayor concreción algunas de las modalidades de los arreglos residenciales extensos y complejos, ya existentes o generados por la migración y a las cuales las remesas acuden en su auxilio. Dos casos permitirán captar varios de los rasgos. Al partir hacia el exterior, E…, la esposa de Pedro dejó sus hijos con su mamá y con Pedro. Luego, él se mudó del pueblo pero la condición de E era que sus hijos estuvieran bien cuidados (“si no es mami que me cuide a esos muchachos yo me regreso”) pero sin estar separados de su padre, Pedro, ni de la abuela. La abuela dejó a un lado la posibilidad de volver a traba-jar como profesora en un colegio y se mudó al otro pueblo para incorporarse al hogar de su yerno y cuidar a sus nietos. Pedro lo relata de la siguiente manera: “Ella [la abuela] se quedó en San Pedro solo por unos meses, porque ella entendía que volvería a dar clases en el colegio donde trabajaba.” Y abandonó a su pueblo y a la idea de seguir trabajando: “Se enfermó, sabes de la presión y el azúcar, pero ella podía seguir trabajando, ella tomó la enfermedad como excusa para seguir cuidando a los niños…”

Otro caso es el de Lidia, quien después de su divorcio vivía con sus tres hijas en la ciudad en una casa alquilada. Su hermano y su madre le pidieron que fuera a vivir con ellos en la casa ma-terna con los propósitos de construir, paso a paso y entre todos, una casa de bloques de concreto en los cimientos de la casa de madera. Luego de la partida del hermano, poco a poco recons-truyeron la vivienda con las remesas que el hermano enviaba, el solar de la mamá y el dinerito que Lidia ponía en la olla común. Luego de trece años, el hermano sigue enviando remesas aunque sólo para la dieta especial de la madre y sus medicinas, Lidia sigue trabajando y viviendo en la casa anteriormente materna y que ahora es de la madre y de ella. La madre (abuela), la jefa de hogar y sus hijas se distribuyen las labores domésticas, resguardando a la madre del trabajo más pesado, que por razones de salud no puede realizar. Desde hace seis meses surgieron nuevos ingre-sos y un nuevo inquilino que también envía remesas: se trata del

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nuevo esposo de Lidia que trabaja en el exterior y quien en varias ocasiones ha residido pasajeramente en esa casa.

De la observación de estos arreglos se destaca nítidamente un conjunto mínimo e indispensable de elementos que ponen en juego una convivencia común mediante el agrupamiento resi-dencial extenso o complejo: a) los vínculos de reciprocidad en función del parentesco o de amistad, b) los recursos dinerarios –en el caso que nos ocupa las remesas u otros ingresos-, c) re-cursos no dinerarios –mobiliario, vivienda, entre otros- y, d) el trabajo doméstico para realizar las labores propias a la reproduc-ción cotidiana del grupo y a la satisfacción de las necesidades particulares de los miembros que las tengan.

Esta realidad sociocultural al interior de la familia consistente en apoyos y solidaridades para el bienestar, tiene implicaciones en la disminución de presiones para una ampliación y solidez de los sis-temas de provisión, puesto “que en aquellas naciones en que pre-valece un modelo tradicional de familia la división del trabajo entre las agencias de provisión del bienestar revela un protagonismo de la familia respecto del mercado y del Estado” (Flaquer, 2002: 14).

8. Arreglos residenciales y movilización de recursos de trabajo

Nos interrogamos si las contribuciones de dinero provenien-tes de familiares que trabajan en el exterior ¿colaboran o están asociadas a la activación de los recursos potenciales laborales de los miembros de los diferentes tipos de hogar concernidos? El acento de la pregunta está en la organización doméstica que, como la extensa y compleja, permitiría mayor liberación de mano de obra hacia el mercado de trabajo.

En lo que sigue, vamos a examinar las relaciones migración-remesas –tipos de hogar, y al mismo tiempo, su posibilidad de

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incrementar o mantener el bienestar de sus miembros. Como no hay un acervo de datos sobre el empleo de tiempo dedicado al trabajo doméstico y las tareas concernidas, se utilizarán medios indirectos.

Para considerar la situación de los hogares, aludimos sucinta-mente al enfoque de vulnerabilidad a la pobreza el cual, aunque eminentemente descriptivo, se fundamenta en una visión más integral de la pobreza, que no se limita a la carencia de recursos materia-les para satisfacer las necesidades, a unos cuantifi caciones del in-greso o a una visión estática de la pobreza (Sen, 1992). Se refi ere a un fenómeno más complejo que incorpora las consecuencias del sistema económico y social sobre la estructura de oportu-nidades y de integración, y sobre las posibilidades de acceso al disfrute del sistema de protección social. Este enfoque coloca su atención en una serie de recursos que tienen las personas u hoga-res, los cuales pueden servir para aprovechar las oportunidades que le ofrece el mercado, el Estado o la sociedad para mejorar su situación de bienestar. El enfoque permite también visualizar la precarización o insufi ciencia de la estructura de oportunidades y las limitaciones de los hogares o individuos en torno a la pose-sión, control e infl uencia sobre los recursos y sus estrategias para movilizarlos.

Al abordar la condición laboral de los jefes y miembros de los diferentes tipos de hogar y su vulnerabilidad a la pobreza, se debe tomar en cuenta que “el recurso-activo más valioso que tienen los hogares para enfrentar su condición de vulnerabilidad es el trabajo. (…) la vulnerabilidad a la pobreza de los hogares de escasos recursos estaba fuertemente asociada a su capacidad de movilizar sus recursos de trabajo” (Wormald, Cereceda y Ugalde, 2002: 199-200).

Hemos visto que la migración-remesas promueve o va en auxilio, en mayor proporción, de los arreglos residenciales ex-

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tensos-complejos, monoparentales y los presididos por mujeres. Tal como hemos sustentado, mediante los arreglos residenciales extenso y complejo, los miembros pueden buscar o desarrollar estrategias residenciales de reproducción social, las cuales con-templan tres dimensiones, la primera sería la reducción de los costos comunes y sumar contribuciones de mayor cantidad de personas para solventar el tiempo de trabajo doméstico común; una segunda, consistente en propiciar la cercanía vital que haga posible la ayuda mutua intergeneracional (envejecientes, niños y discapacitados) y, una tercera dimensión es la de posibilitar la liberación o disminución del trabajo doméstico de los diferentes miembros, sobre todo femeninos, para multiplicar la participa-ción económica. En lo adelante vamos a explorar, si en los hoga-res complejo y extenso que reciben remesas, además de la posibi-lidad de ayuda mutua, prevalece la dimensión de la estrategia de reproducción social relativa a la multiplicación de la participación económica de sus miembros.

Las estrategias de reproducción social pueden involucrar una reorganización del hogar asociada a la incorporación económica de determinados miembros del hogar, tal como se realiza con la emigración laboral. Hasta tal punto es importante la estructura-ción del hogar de cara a la inserción posible de sus miembros en la esfera productiva que, como señala Villena “es plausible soste-ner que los procesos de organización doméstica constituyen una mediación entre las transformaciones de la estructura económica y la estructura del empleo” (Villena, 194: 198).

El enfoque de la pobreza que aquí trabajamos, aunque es in-separable de su estatuto meramente descriptivo, también incluye estructuras, elementos relacionales y actuaciones. Las actuaciones individuales –de las unidades domésticas o los individuos– son realizadas para atenuar, contrarrestar o desafi ar los constreñi-mientos sociales o las desventajas sociales como también para aprovechar las oportunidades, multiplicar o acomodarse a los

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efectos diferenciados de las mismas, en nuestro caso, de las reme-sas. Bajo la pretensión de conjugar los constreñimientos propios de las condiciones sociales y económicas con la acción individual o de los sujetos (de las familias o individuos) se han analizado los niveles de activación individuales o del grupo familiar en torno a recursos, como las condiciones demográfi cas, para alcanzar, en-tre otras iniciativas la participación económica en el entorno de los arreglos residenciales.

En los tipos de hogar que reciben remesas en mayor propor-ción, los extensos-compuestos, además de tener la mayor pro-porción de jefatura femenina, su agrupamiento ha sido de tal manera (véase el cuadro 11) que su membresía se distingue por poseer los mayores índices de feminidad (hembras mayores de 13 años). Estas características apuntan a sostener que su reagru-pamiento con mayor proporción femenina podría estar ligado al apoyo en trabajo doméstico. O bien a la posibilidad de liberar hacia el mercado laboral o la actividad económica a la mano de obra comprometida con el trabajo doméstico. Lo cual está pen-diente de avizorar.

CUADRO 11. ÍNDICE DE FEMINIDAD SEGÚN LOS DISTINTOS TIPOS

DE HOGAR POR RECEPCIÓN DE REMESAS

Tipo de hogar

Índice de feminidad (mayoresde 13 años)

Recibe remesasTotalRecibe No recibe

Unipersonal 1.00 1.00 1.00Nuclear biparental

1.09 1.03 1.04Nuclear monoparental 1.38 1.26 1.29Extendido 1.51 1.38 1.42Complejo 1.52 1.40 1.44Total 1.33 1.15 1.18

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En un apartado anterior se estableció que los miembros de los hogares receptores de remesas se incorporan en menor pro-porción al mercado de trabajo. Ahora vamos a ver si hay dife-rencias específi camente en aquellos arreglos habitacionales –los extensos y compuestos– que son promovidos o auxiliados por las remesas.

Previamente, conviene conocer la distribución del recurso tra-bajo por tipo de hogar para lo cual hemos considerado la intensi-dad de miembros en edad de trabajar que consiste en dos o más miembros. La mayor intensidad de miembros en edad de trabajar corresponde a los tipos de hogar nuclear biparental y complejo y, en el otro extremo de menor intensidad, los del tipo monoparental y unipersonal, mientras que el extenso se sitúa a medio camino entre los dos extremos. Como era de esperar, los hogares biparentales son los que más han activado el recurso trabajo ya que el 94% tiene por lo menos un miembro ocupado. Pero el interés de este estudio es en relación a los hogares enlazados preferentemente a las remesas, de los cuales los hogares complejos y extensos muestran la mayor intensidad de miembros ocupados y, en el otro extremo los uniparentales con la menor.

De los hogares no receptores de remesas, las estructuras bipa-rental, compleja y extensa tienen la mayor condición de ocupa-ción de, por lo menos, un miembro. Y además, siempre en los hogares no receptores, los tipos de hogar con mayor intensidad de miembros ocupados (dos o más miembros ocupados) son precisamente aquellos, como fue sustentado anteriormente, que su caracterización es la de ser un agrupamiento de personas que posibilita la liberación de mano de obra hacia la participación económica: el complejo y el extenso ya que de los hogares no receptores tienen, respectivamente, el 61.1% y el 51.2% con una ocupación de dos o más de sus miembros (véase el cuadro 13).

Sin embargo, ocurre de manera diferente para esos arreglos

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residenciales receptores de remesas. Al igual que en los hogares monoparentales, extenso y complejo, la intensidad de la partici-pación económica, es decir, la proporción de hogares con dos o más ocupados, se reduce enormemente en relación a los mismos hogares no receptores hasta alcanzar en el extenso solamente el 37.7% frente al 51.2% de los que no reciben. Además la mayor expresión de la condición de intensidad de la condición de inactivi-dad se encuentra en los hogares extenso y complejo y, de manera mucho más acentuada, en los hogares receptores de remesas.

CUADRO 13. PORCENTAJE DE HOGARES CON MIEMBROS OCUPADOS

SEGÚN INTENSIDAD DE OCUPACIÓN POR RECEPCIÓN DE REMESAS

Este conjunto de elementos desbrozados se sintetiza de la si-guiente manera: existe una mayor condición de intensidad de la ocupación en los hogares extenso y complejo no receptores de remesas, pero una mucho menor en los hogares extensos que reciben, así como también una mayor intensidad de inactividad en los hogares extenso y complejo, pero más acentuada en los

Tipos de hogar

Unipersonal

Número de ocupados por

hogarRecibe

No recibe Total

Uno 36.3 69.2 Dos o más - -Uno o más 36.3 69.2 64.7Uno 49.3 51.7 -Dos o más 38.6 43.1 -Uno o más 87.9 94.8 94Uno 42.0 54.0 -Dos o más 19.8 24.6 -Uno o más 61.8 78.6 74.8Uno 39.4 36.1 -

Nuclearbiparental

Nuclear monoparental

ExtendidasDos o más 37.7 51.2 -Uno o más 77.1 87.3 84.7

Compleja Uno 31.9 30.8 -Dos o más 55.2 61.1 -Uno o más 87.1 91.9 90.7

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que reciben. Esta exploración nos pone sobre la pista de que los miembros de hogares extenso y complejo que no reciben re-mesas aprovechan las características propias del agrupamiento de miembros de este tipo de hogares para liberar y aliviar de las cargas presenciales de la ayuda mutua y del trabajo doméstico a la mayor cantidad de personas para posibilitarlos a que se in-corporen a la participación económica. Mientras, la membresía de los hogares extenso y complejo que reciben remesas no le otorga primacía a la estrategia de la multiplicación de miembros orientados hacia el mercado de trabajo. Todo parece indicar que los hogares receptores extensos y complejo se orientan más bien hacia el apoyo mutuo de sus miembros; en menor medida, a fa-cilitar la actividad educativa; y se inhiben más acentuadamente de la participación económica de sus miembros.

Podría entonces aventurarse que, en un ambiente desprovis-to de sólidos apoyos públicos de protección social, en lugar de multiplicar las ventajas de los hogares extenso y complejo para la liberación de mano de obra hacia la actividad económica, las re-mesas apuntan en estos arreglos familiares, a vigorizar el régimen de bienestar basado en el familiarismo.

9. Niveles de ingresos y remesas de los diferentes arreglos residenciales

El impacto de las remesas en los ingresos es diferenciado según los distintos tipos de hogar: los hogares que registran difi cultades para que sus miembros se integren a la participación económica y, por ende, una mayor vulnerabilidad en ese sentido (uniperso-nal y monoparental) y aquellos, que frente a la emigración de un familiar son propicios para manejar positivamente los recursos y activos que poseen las familias pobres.

Los fl ujos monetarios librados desde el exterior son considera-dos como los ingresos domésticos principales por la mitad de los

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hogares que poseen menos recursos y una mayor posibilidad de riesgos frente a la pobreza y al desempleo. Y, en segundo lugar, los hogares extenso y complejo adjudican una principalía a las remesas y a su aprovechamiento (véase gráfi co 1).

GRÁFICO 1. IMPACTO DE LAS REMESAS EN LOS INGRESOS FAMILIARES

SEGÚN TIPOS DE HOGAR (EN PORCENTAJE)

Los hogares de limitados recursos (pobres y no pobres), me-diante las estrategias de la emigración laboral y la contribución de las remesas, con frecuencia pueden verse comprometidos con arreglos residenciales -nuevos o ya constituidos- que, como los monoparentales y unipersonales, suelen ser considerados como vulnerables. Se apuesta a que dicha vulnerabilidad se compense con las remesas recibidas posteriormente. Ahora bien, mientras se espera esta posible compensación, las oportunidades institu-cionales de la protección social son sumamente limitadas. Así que las posibilidades de una compensación por la vía de los in-gresos cuenta, fundamentalmente, con la apoyatura del trabajo doméstico no remunerado al interior del grupo familiar.

Unipersonal

N. Monoparental

Complejo

Extendido

N. Biparental

0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0 70.0 80.0 90.0 100.0

30.6 14.7 54.8

28.3 20.4 51.3

44.9 23.9 32.2

48.6 22.4 29.0

68.6 15.3 15.3

Minimo Complementario Principal

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El análisis y razonamientos precedentes han resaltado la me-nor integración al mercado laboral por parte de los miembros receptores de remesas. Queda, por supuesto, la interrogante de si se trata, acaso, de una situación momentánea o de un rasgo más o menos duradero. Si bien los hogares que perciben remesas se han constreñido en la movilización del recurso del trabajo, ellos han procurado, sin embargo, una inversión educativa, tan fundamental para insertarse de la mejor manera en el mercado laboral o, acaso, para aprovechar mejor las oportunidades aquí o en el exterior.

Para sopesar las diferencias, se han escogido los niveles edu-cativos que operan como fronteras diferenciadoras en la valora-ción social y económica de la capacitación: el nivel secundario y el universitario. Salvo en el grupo complejo, el fi el de la balanza apunta más favorablemente hacia los jefes que encabezan ho-gares receptores de remesas, cuya proporción de bachilleres y universitarios es más elevada que los que no reciben y, de manera inversa cuando se evalúa la no instrucción.

Es de esperar que esa ventaja en los niveles de instrucción surta efectos en la consecución de trabajos mejor pagados. Salvo en el grupo doméstico complejo que no contaba con una pro-porción mayor de mejores credenciales educativas y el caso par-ticularizado del monoparental (menor tiempo y dedicación de las jefas solas), los favorecidos con las remesas familiares alcanzan una proporción mayor de salarios por encima del mínimo y de mayores niveles de pago por hora trabajada.

Las remesas, entendidas como una transferencia internacional de un fondo salarial contribuirían a la reproducción cotidiana de las familias, a mejorar sus condiciones de vida y a contrarrestar el empobrecimiento o la vulnerabilidad social. Ellas proveen un impacto diferenciado en la pobreza dineraria de los tipos de ho-gar receptores. Se ha ilustrado el signifi cado diferente, mediante

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el empleo de la línea de la pobreza, con la construcción de dos escenarios: los ingresos de los hogares con inclusión del monto de las remesas; y el otro escenario, esos mismos hogares retirán-doles el monto de las remesas. Al retirar a los hogares receptores el monto recibido por concepto de las remesas la proporción de indigentes aumenta sustancialmente (véase el gráfi co 2). Y los grupos domésticos unipersonal, monoparental y extendido –catalogamos como de mayor vulnerabilidad– son los que mani-fi estan mayor impacto de las remesas que permiten reducir signi-fi cativamente la proporción de indigentes.

Las migraciones y las remesas marcan la trayectoria de múl-tiples esfuerzos individuales para incorporarse a la actividad económica y lograr mayor bienestar. Esta incorporación en el mercado laboral exterior, que se salda parcialmente con fl ujos di-

GRÁFICO 2. ESCENARIOS DEL NIVEL DE POBREZA (MEDIDO SEGÚN LA LÍNEA DE POBREZA)

DE LOS HOGARES QUE RECIBEN

52.2

5

90.6

42.9

3.85.6

14

6.3

40.3

13.4

79.7 79.2

46.3

19.3

16.1

4.7

26

54.8

83.4

69.4

12.7

4

14.7

15.9

3.2

11.5

34.4

85.3

47.7

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%

Con re

mesas

Sin re

mesas

Unipersonal

Con re

mesas

Sin re

mesas

Con re

mesas

Sin re

mesas

Con re

mesas

Sin re

mesas

Con re

mesas

Sin re

mesas

Nuc. Monoparental Extendido Nuc. Biparental Complejo

Indigente Pobres No pobres

17.9

0 0 0 0

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nerarios hacia el país, implica las redes familiares que dan apoyo y posibilitan una tal aventura. Se trata de un formidable impulso individual, que incorpora las remesas, los hogares y las familias con sus vínculos y el trabajo doméstico, es decir, que confl uyan individuos, mercado, y la familia en procura del bienestar y de la atenuación de la vulnerabilidad. Pero la mayor ausencia es la del Estado y la de un sistema de integración y protección social.

10. Conclusiones

A partir del estudio que resume el presente artículo, hemos mostrado la existencia de cuatro patrones regionales diferencia-dos. Estos patrones no necesariamente se corresponden con la proximidad espacial de las regiones. En especial, las diferencias entre estos grupos regionales se asocian con la incidencia de la pobreza de ingresos, sus grados de urbanización, concentración urbana y el peso de la mujer en la migración.

En consonancia con la bibliografía presentada, el estudio tam-bién revela la existencia de diferencias importantes en las pobla-ciones que migran a distintos destinos; estas diferencias incluyen importantes variaciones regionales, aunque el predominio de la región metropolitana es considerable.

A la luz de los resultados, podemos afi rmar que mientras en ciertas características estudiadas las remesas no poseen efectos diferenciados entre los diversos grupos regionales considerados, se observan efectos distintos en al menos cuatro dimensiones estudiadas: las condiciones de la vivienda, la estructura familiar, la ocupación de los miembros y la condición de pobreza de in-gresos en el hogar.

Es importante destacar, que las diferencias en los impactos so-bre las dimensiones se observan en el incremento de las diferen-cias absolutas entre hogares receptores y no receptores, mientras

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el sentido de estas diferencias permanece similar en todos los gru-pos regionales. En este sentido, en aquellas dimensiones relaciona-das a la calidad de vida, es decir, condiciones de la vivienda y po-breza de ingresos, las remesas conllevan una mejor situación para los hogares receptores, pero estas diferencias son más acentuadas en las zonas de mayor pobreza de ingresos, por tanto, parece que las remesas tienden a acentuar diferencias ya existentes.

Cuando se considera la pobreza desde otras dimensiones dis-tintas al ingreso, se constata que la dotación de activos de los hogares receptores se reduce, existiendo evidencia de que inclu-so su acceso a redes sociales es menor. Si a esto le sumamos que en materia de ocupación, aunque la fuerza laboral de los hogares receptores se encuentra mejor educada, estos hogares muestran una inercia mayor para movilizar su fuerza laboral (fruto en parte de su menor acceso a redes primarias), y que además los hogares que reciben remesas desarrollan arreglos familiares más vulnera-bles en virtud de tener menos presencia de cónyuges y sus lazos ser menos sólidos, tendremos necesariamente que cuestionar el verdadero efecto de las remesas sobre las posibilidades de desa-rrollo, en la medida que no se crean las condiciones para perma-necer fuera de la pobreza de ingreso sin el fl ujo externo.

En cuanto a las condiciones de las viviendas, los hogares re-ceptores mantienen situaciones más favorables y en consecuen-cia con lo explicado, las menores diferencias se dan en el grupo 1. Asimismo, en los grupos 3 (Cibao Norte, Higuamo y Cibao Sur) y 2, donde las condiciones del empleo aparecen más limitadas, los hogares receptores acusan una menor movilización de sus recursos para el trabajo.

Los patrones de gastos de los hogares receptores y el bajo nivel de inversión, permiten afi rmar que las remesas parecen actuar como un fondo salarial compensatorio para el hogar, el cual permite mejorar más su situación a los hogares de regiones

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menos favorecidas económicamente, y si bien es cierto que los hogares receptores destinan una porción mayor de sus ingresos a la salud y la educación, también es cierto que en el primer caso, el de la salud, no se generan mejores prácticas precautorias como la adquisición de seguros, y en el caso de la educación parece más bien existir una anticipación de la futura condición migratoria de los miembros.

Las remesas han sido vistas por la Nueva Economía de la Mi-gración Laboral como un ahorro –frente a las difi cultades de los pobres para acceder al sistema crediticio formal–; también como un seguro frente a pérdidas de trabajo, de la producción, enferme-dades. Sin embargo, la transposición del discurso de la economía racional a realidades tan diferentes como la familia nos señala problemas epistemológicos. Ahora bien, el giro fue interesante ya que intentó profundizar el fenómeno de las remesas en sus relaciones con el sistema social, económico e institucional del país de origen.

La importancia social para el bienestar de las redes de inter-cambios recíprocos de bienes y servicios en la familia ampliada y allegados– de los cuales las remesas forman parte, nos refi ere al régimen de bienestar familiarista del país, en el cual se inscriben.

Se ha dicho, con alguna razón, que la emigración de fuerza de trabajo reduce la presión sobre el mercado de trabajo y las deman-das sociales al régimen de acumulación y al estilo de desarrollo. Asi mismo, las remesas familiares, como recursos y estrategias familia-res de intercambio recíproco propias a un régimen familiarista de bienestar al cual fortalecen, reducen la presión social al tradicional desentendimiento del Estado en la plasmación de una instituciona-lidad y políticas efi caces de una asunción mayor del bienestar de la ciudadanía que conceda la posibilidad de retirar y asumir la pesada carga de responsabilidad de bienestar que descansa en las familias de escasos recursos, que además no pueden recurrir al mercado.

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Las remesas no se dirigen a todos los hogares ni solo a aque-llos con emigrantes o emigrantes recientes. El presente trabajo permitió identifi car los arreglos residenciales, familiares y otros elementos que favorecen la recepción de remesas. La centralidad de la recepción de remesas es detentada por la familia extensa no residencial con un 50% de los destinos de las remesas. Le siguen los arreglos residenciales con jefatura femenina, los arreglos ex-tenso-complejos y los nucleares monoparentales. Y entre los ele-mentos se encuentra la presencia en el hogar de un envejeciente, el cual como explicamos favorece el apoyo intergeneracional. También hay diferencias según necesidades o condiciones: los mayores montos de dinero son recibidos por los arreglos resi-denciales encabezados por mujeres, y también por los hogares con población infantil.

Los impactos de las remesas en la pobreza de ingresos son considerables y visibles y operan precisamente sobre aquellas fa-milias que se sitúan en la vulnerabilidad. Cuando se desagrega por familias receptoras y no receptoras y se clasifi can por quintil de ingreso, los efectos de las remesas en las familias de mayor pobreza y vulnerabilidad son tangibles.

Sin embargo, el ambiente favorecedor del arreglo residencial extenso-complejo para liberar mano de obra del trabajo domésti-co y posibilitar su incorporación a la participación económica no obra benéfi camente en los receptores. De manera que la recep-ción de remesas proveen un impacto diferenciado en la pobreza dineraria de los miembros de los arreglos residenciales conside-rados más vulnerables: el unipersonal y el monoparental. Pero las remesas, vistas aún en los arreglos residenciales de una mayor mediación y condiciones estructurales para propiciar la incorpo-ración de sus miembros al mercado de trabajo, no estimulan una estrategia de multiplicación de la participación económica, vital para la mejoría de las condiciones de vida.

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WORMALD, G, LUZ E. CERECEDA Y P. UGALDE, 2002. Estructura de oportunidades y vulnerabilidad social: los grupos pobres de la región metropolitana de Santiago de Chile en los años noventa. Kaztman, Rubén y G. Wormald, 2002. Trabajo y ciudadanía. Los cambiantes rostros de la integración y exclusión social en cuatro áreas metro-politanas de América Latina. Montevideo: Cebra.

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Nota Biográfi ca de los Autores

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ISIS DUARTE TAVÁREZ. Socióloga dominicana egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo con estudios de maestría en Ciencias Sociales, mención en Ciencia Política, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Santiago de Chile (1972-1973). Durante más de 20 años laboró en la Univer-sidad Autónoma de Santo Domingo como Profesora Adjunta y Coordinadora de Cátedra del Departamento de Sociología y fue Directora del mismo en dos oportunidades. En la actualidad, se desempeña como consultora e investigadora independiente.

Se inició en la coordinación de investigaciones sociales en el

antiguo Centro de Estudios de la Realidad Social Dominicana (CERESD-UASD) y, posteriormente, en el Instituto de Estudios de Población y Desarrollo (1985) de PROFAMILIA, donde la-boró, primero, como investigadora principal y, luego, como di-rectora, hasta acumular una amplia experiencia principalmente en investigaciones sociales vinculadas a problemas laborales y condiciones de vida, migración, género, cultura política y demo-cracia.

Ha sido consultora de varios organismos e instituciones nacio-

nales e internacionales y autora o coautora de numerosos libros, ensayos y otras publicaciones, entre las cuales se destacan: Azúcar y Política en la RD (1976). Capitalismo y superpoblación en Santo Do-mingo (1980), Trabajadores Urbanos (1986) Población y Condición de la mujer (1989), Población, Migraciones Internas y Desarrollo en República Dominicana (1991), Quinientos mil haitianos en República Dominicana

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(1994), Los hogares dominicanos, el mito de la familia ideal y la jefatura de hogar (1995), Entre la calle y la casa: Las mujeres dominicanas y la cultura política a fi nales del siglo XX” (1999), El Trabajo Doméstico Remunerado en la RD (2009), Mujer y Política en la RD: Consensos y Disensos entre las Líderes y la ciudadanía (2008); y los textos sobre cul-tura política y democracia en la República Dominicana: La cultura política dominicana, entre el paternalismo y la participación (1998); ¿Hacia dónde va la democracia dominicana? (2002), La democracia vulnerable: insa-tisfacción y desconfi anza (2005).

Fue merecedora del Premio Nacional de Ensayo “Pedro Hen-

ríquez Ureña”, otorgado por la Secretaría de Estado de Edu-cación (1980) por su obra “Capitalismo y Superpoblación en Santo Domingo” y de la medalla al mérito que otorga el gobierno domi-nicano a la mujer (1996) por su labor en el campo de la investi-gación social. Miembro de Número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, ingresando el 15 de agosto de 1994. Formó parte del grupo que fundó en 1993 el movimiento cívico Participación Ciudadana y fue Directora del Programa Político-Electoral de esa agrupación.

EL SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS/AS Y MIGRANTES (SJRM).

Es una organización internacional de la Compañía de Jesús, que facilita la participación de individuos y comunidades en la ta-rea de acompañar, servir y defender a refugiados/as y migrantes forzados/as, promoviendo la cooperación regional y global. Su visión es impulsar cambios orientados a mejorar las condiciones socio-políticas y económicas de los/las refugiados/as y desplaza-dos/as y sus descendientes en la República Dominicana y el Cari-be, promoviendo el diálogo cultural, el respeto a los derechos hu-manos, y la solidaridad entre los pueblos, desde una metodología democrática y participativa, bajo la inspiración de la misión de la Compañía: servicio de la fe y la promoción de la justicia.

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Se funda en República Dominicana en 1995, respondiendo ini-cialmente a las características especiales de los derechos huma-nos de migrantes forzados/as y más adelante refugiados/as, en el contexto de la región caribeña en general, y de Haití y República Dominicana, en particular.

Actualmente desarrolla sus programas de trabajo a través de

una ofi cina en Santo Domingo (Centro Bonó), una ofi cina en la frontera norte (Solidaridad Fronteriza, en Dajabón, una en San-tiago de los Caballeros en las instalaciones del Centro de Forma-ción Social Agraria (CEFASA) y una en la frontera sur (Servicio Jesuita a Refugiados/as y Migrantes en Jimaní).

FELIPE SANTOS REYES. Nació en Santo Domingo, Distrito

Nacional, en lo que hoy se denomina municipio Santo Domin-go Este. Realizó sus estudios de educación primaria en la es-cuela Hogar Masónico, y sus estudios secundarios en los liceos Gregorio Luperón y Ramo Emilio Jiménez, obtiene el título de Bachiller en Ciencias Físicas y Matemáticas. En la Universidad Autónoma de Santo Domingo, obtiene el título de licenciado en Economía. Su especialidad profesional se concentra en in-vestigación socioeconómica y formación de proyectos sociales (autodidacta), planifi cación sindical (CNTD/ORIT), análisis de mercado de trabajo (ORIT/BID/Costa Rica), políticas sociales. Se ha desempeñado como asesor para varias organizaciones de la sociedad civil e instituciones estatales.

Ha realizado y co-realizado las siguientes investigaciones: • Las Organizaciones de Trabajadores como actor en el siste-

ma de relaciones laborales en República Dominicana, Organiza-ción Internacional del Trabajo.

• Integración del Sector Informal a la Seguridad Social en Re-pública Dominicana, Organización Regional Interamericano de Trabajadores /Perú, etc.

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• Propuesta sindical de reforma al Código Monetario y Finan-ciero 2001-2001, Consejo Nacional de Unidad Sindical.

• Estructura de Presupuesto e impacto en los grupos vulne-rables en República Dominicana, Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo.

• Servicios Municipales para el desarrollo infantil temprano en el municipio de Cevicos, Comunidad Cosecha/Ministerio de Educación/Banco Mundial.

MILKA A. CUELLO DEL ORBE. Estudió sociología y realizó

una especialidad en Estadística Aplicada en la Universidad Au-tónoma de Santo Domingo, donde trabaja actualmente como ayudante docente y colabora en una investigación en el ámbito de las migraciones en el país. Además, de participar en un estu-dio sobre “Responsabilidad Social Corporativa” en el Distrito Nacional, ha colaborado en diferentes consultorías: Estudio de Factibilidad Social sobre el ITIESCO SL (Grupo de Consulto-ría Pareto), “Elaboración de un Mecanismo de Relacionamien-to entre Comunidad-Centros Hospitalarios en materia de Salud Sexual y Reproductiva (Facilitadores Asociados); así como, en la evaluación de proyectos de Educación Social (Children Interna-tional- Pro-generas)

Ha trabajado como educadora social/técnica en el Proceso

Pobreza (Centro Juan Montalvo), encargada de zona (Children International), técnica de proyectos sociales (Red Iberoamerica-na de Personas con Discapacidad).

De igual modo, ha apoyado talleres, cursos, etc. sobre tópicos

diversos del ámbito social (proyectos, análisis de la realidad so-cial, planifi cación etc.)

LA FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (FLACSO). Es un organismo intergubernamental y autónomo..

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Fue fundada en 1956 como una iniciativa de cooperación entre la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cien-cia y la Cultura (UNESCO) y los Gobiernos de América Latina y el Caribe, con el objetivo de promover la enseñanza, la investiga-ción y la cooperación técnica en el ámbito de las ciencias socia-les. La FLACSO produce investigaciones relevantes y sustantivas sobre los temas prioritarios en la región, constituyéndose en una institución de referencia en el pensamiento político, económico, social, cultural, medioambiental y otros propios de las ciencias sociales. Además, continúa formando profesionales del más alto nivel en cursos de postgrado. La FLACSO en República Domi-nicana está ubicada en la calle José Joaquín Pérez, Gascue, Santo Domingo, República Dominicana, Tel: 809 6863664. Su página web es www.fl acso.org.do

ALICIA SANGRO BLASCO. Es Licenciada en Derecho por la Uni-versidad Complutense de Madrid (1994), Especialista en Dere-cho Internacional y Derecho Europeo por la Universidad Católi-ca de Lovaina (1996). Ha completado su formación con estudios de Desarrollo con concentración en América Latina en la UCL. Es candidata a la Maestría en Género y Desarrollo de INTEC. Luego de trabajar en las relaciones entre la Sociedad Civil y las instituciones europeas en el área de Derechos Humanos, Ayuda Humanitaria y Cooperación al Desarrollo, se traslada a República Dominicana en el año 2000. Aquí se desempeña como JPO en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2000-2002) en el área de Gobernabilidad y Acceso a la Justicia. Ha trabaja-do para el Centro Juan Montalvo y el Centro Cultural Domíni-co Haitiano. En el año 2006 desarrolla el Programa Inicial de Formación para Fiscales de nuevo ingreso en la Escuela Nacio-nal del Ministerio Público. Desde el año 2007, es investigadora asociada de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en su programa Migración y Derechos Humanos. En FLACSO, ha participado en la creación del Observatorio Migrantes del Cari-

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be. Ha colaborado en numerosas ocasiones con el Centro Bonó a través del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes. Es docente de Derechos Humanos en la Escuela de Graduados en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de las Fuerzas Armadas. Sus temas de investigación son género y migración, con especial interés en los procesos de migración sur-sur, que afectan a la isla Hispaniola. En la actualidad, se desempeña como Ofi cial Nacional en la Organización Internacional para las Mi-graciones.

BRIDGET WOODING. Se ha especializado en el campo del de-sarrollo humano, migraciones, género y derechos humanos. Des-pués de muchos años trabajando con organizaciones internacio-nales de cooperación en el Caribe (incluyendo con Oxfam GB, ActionAid UK, Save The Children UK y la Federación Luterana Mundial Haití/Caribe), notablemente en la República Dominica-na, Haití y Cuba. Se desempeña actualmente como investigado-ra asociada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) República Dominicana. Funge como la Coordina-dora del programa Observatorio Migrantes del Caribe, apoyado tanto por FLACSO como por el Centro de Investigaciones y Estudios Sociales de la Universidad Iberoamericana (CIES-UNI-BE). Es la autora del libro Inmigrantes haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana en República Dominicana (2004). Tam-bién es co-editora, con Wilfredo Lozano, del libro: Los Retos del Desarrollo Insular. Desarrollo sostenible, migraciones y derechos humanos en las relaciones domínico-haitianas en el siglo XXI (2008). Es investi-gadora principal en la República Dominicana para un proyecto regional en América Latina y el Caribe enfocando la mujer mi-grante en la migración intra-regional, apoyado por la coopera-ción canadiense.

JAIME ARISTY ESCUDER. Profesor de Economía de la Pontifi -cia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Doctor en

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Economía por la Universidad de Barcelona. Master en Financial Mathematics por la University of Chicago. Magister en Matemá-ticas Puras por la PUCMM.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA MADRE Y MAESTRA (PU-

CMM). Es la primera Universidad privada del país, fue fundada por la Conferencia del Episcopado Dominicano en el 1962 en Santiago de los Caballeros, en respuesta a las necesidades que en materia educativa fueron surgiendo en el país en su proceso de desarrollo económico y social. Se le llamó Madre y Maestra en homenaje a la encíclica social “Mater et Magistra”, en cuyos principios fundamentales se inspira. Tiene como misión: “Bus-car soluciones científi cas a los desafíos que enfrenta el pueblo dominicano y su entorno global, y formar profesionales líderes, dotados de principios éticos, humanísticos y cristianos, necesa-rios para el desarrollo material y espiritual de la sociedad, man-teniendo el carácter de espacio abierto para la libre discusión de las ideas”. Ha sido considerada por evaluaciones externas de los organismos correspondientes como una institución de enorme importancia para el desarrollo del país y un referente para el sis-tema de educación superior dominicano.

RAMONINA BREA DEL CASTILLO. Es socióloga y ensayista. Rea-lizó su especialidad en sociología política en la École de Hautes Études en Sciences Sociales y obtuvo su doctorado en la Univer-sidad de París I, Panthéon-Sorbonne. Es autora de La democracia vulnerable: insatisfacción y desconfi anza (1994-2004); ¿Hacia dónde va la democracia dominicana?; Entre la calle y la casa. Las mujeres dominicanas y la cultura política a fi nales del siglo XX; Cultura política y democracia en la República Dominicana. De sus escritos sobre el pensamiento do-minicano, la cultura y el sistema político destaca su libro Ensayo sobre la formación del Estado capitalista en Haití y República Dominicana, el cual obtuvo el Premio Nacional de Historia. Es Directora del Centro Universitario de Estudios Políticos y Sociales (CUEPS)

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de la Pontifi cia Universidad Católica Madre y Maestra y desde allí desarrolla una línea de análisis y publicaciones sobre problemas y políticas sociales e institucionales.

EL GRUPO DE CONSULTORÍA PARETO. Es una fi rma especia-

lizada en investigación económica, social y de mercado. Su mi-sión es contribuir al desarrollo del país mediante la aplicación de técnicas de investigación avanzadas, para obtener respuestas rigurosas a problemas de fi rmas, gobiernos y otras instituciones. El Grupo se nutre de la contribución de profesionales de alta formación y con amplia experiencia, unidos por la intención de tender un puente entre los métodos de investigación científi ca y las necesidades concretas de las empresas dominicanas líderes, supliendo así las necesidades de las mismas en un entorno cada vez más competitivo.

Su nombre hace honor a Vilfredo Pareto (1848-1923), un pen-

sador italiano cuyas ideas son reconocidas por economistas, ad-ministradores, estadísticos y sociólogos, por lo cual representa un ejemplo de un abordaje multidisciplinario a la complejidad de los problemas modernos. El Grupo de Consultoría Pareto tiene experiencia en investigación (económica, social y de mercado), planifi cación (estratégica y táctica) y docencia (tanto a nivel de grado como de postgrado). Asimismo, los consultores asociados al Grupo de Consultoría Pareto tienen experiencia en materia de diseños de sistemas de información, y han creado diversas plataformas informáticas para el manejo de encuestas y bases de datos económicos y sociales.

JOEL ARBOLEDA. Es sociólogo, graduado de la Universidad

Autónoma de Santo Domingo, especialista en estadística por esta misma universidad y Diploma de Estudios Avanzados en Procesos Sociales de la Globalización por la Universidad del País

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Vasco. Ha estado vinculado por más de diez años a labores de investigación social, política y de mercado. Su experiencia de tra-bajo incluye la dirección de Departamentos de Análisis y Pro-cesamiento en varias empresas de investigación de mercado y ha realizado un gran número de investigaciones para empresas e instituciones de reconocido prestigio, entre las cuales se desta-can: Encuesta Nacional para Caracterización Mercado Residen-cial (CODETEL, 2002-2003), Estudio sobre las estrategias de sobrevivencia de la población durante la crisis (INTEC–Banco Mundial, 2003 – 2004). Estudio sobre la adaptación de estudian-tes extranjeros de habla hispana (UNIBE, 2004.) Investigación sobre los factores determinantes de la satisfacción y lealtad de los clientes (MERCASID, 2005). En adición a estas investigaciones, ha realizado estudios de imagen política para diversos precandi-datos presidenciales.

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Este libroMovimientos Migratorios desde y hacia

la República DominicanaTomo I

se terminó de imprimir en el mes de marzo del 2011en los talleres de la Editora Alfa y Omega,

Santo Domingo, Ciudad Primada de América,República Dominicana