araujo articulo 2014

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1 Dimensiones políticas del diálogo intercultural. Patrimonios de conocimiento y luchas sociales 1 Samuel Araujo Universidad Federal de Río de Janeiro Este artículo discute las dimensiones políticas del diálogo intercultural, puesto en práctica a través de procesos de patrimonialización en el ámbito de la cultura, y las implicaciones de estos en sus respectivos contextos de producción. En este sentido, mi intención es reflexionar sobre los potenciales y los desafíos político-epistemológicos que la colaboración implicada en el diálogo intercultural tiene para la experiencia etnográfica, así como para el desarrollo de experiencias de coautoría nativa. ¿Cómo se pueden llevar a la práctica estas dos estrategias en contextos de reconocimiento y agenciamiento de saberes en los cuales frecuentemente se evidencian relaciones asimétricas de poder, desigualdad y explotación? El camino de mi reflexión comprende: 1) el examen sintético de literatura crítica reciente en las ciencias humanas sobre el trabajo colaborativo y la coautoría nativa (en cierta medida, también sobre el trabajo aplicado), de cara a un contexto mundial profundamente transformado; 2) la exposición del papel desempeñado por determinados objetos de las políticas de patrimonialización, como las llamadas “artes”, y particularmente la “música”, en abrir camino a un postura más colaborativa y coautoral entre sus diversos agentes; y 3) la discusión sobre las perspectivas abiertas a los procesos de patrimonialización por un proyecto de investigación colaborativa de largo plazo (2003-2012) y coautoral de la praxis sonoro- 1 Traducción del portugués de Giselle Nova Varela. El autor agradece al grupo de investigación interinstitucional del proyecto “Mercado, consumo y patrimonialización. Agentes sociales y expansión de las industrias culturales en Colombia” (ICANH-Colciencias, n. o 743-2009), en especial a los investigadores Margarita Chaves, Marta Zambrano y Mauricio Montenegro, por la invitación a participar en el proyecto y en sus dos seminarios realizados en 2011 y 2012, así como por la acogida en Bogotá durante este tiempo. El apoyo al proyecto de investigación “Música e memória na luta pela cidadaniafue concedido por las siguientes instituciones: Conselho Nacional de Pesquisa e Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq), y las becas de Produtividade em Pesquisa (2010-2014) y de Iniciação Científica (2011-2013). También recibió auxilio financiero a través del Edital Universal no. 2 (2011), la Fundação Carlos Chagas de Amparo à Pesquisa do Rio de Janeiro (FAPERJ), diez becas Jovens Talentos a alumnos de escuelas públicas de educación media y el Convênio Petrobrás-COPPETEC-UFRJ (2011-2013), becas de Iniciación Científica.

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Artigo de Samuel araujo

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    Dimensiones polticas del dilogo intercultural. Patrimonios de conocimiento y luchas sociales1

    Samuel Araujo

    Universidad Federal de Ro de Janeiro

    Este artculo discute las dimensiones polticas del dilogo intercultural, puesto en

    prctica a travs de procesos de patrimonializacin en el mbito de la cultura, y las

    implicaciones de estos en sus respectivos contextos de produccin. En este sentido, mi

    intencin es reflexionar sobre los potenciales y los desafos poltico-epistemolgicos que la

    colaboracin implicada en el dilogo intercultural tiene para la experiencia etnogrfica, as

    como para el desarrollo de experiencias de coautora nativa. Cmo se pueden llevar a la

    prctica estas dos estrategias en contextos de reconocimiento y agenciamiento de saberes en

    los cuales frecuentemente se evidencian relaciones asimtricas de poder, desigualdad y

    explotacin? El camino de mi reflexin comprende: 1) el examen sinttico de literatura crtica

    reciente en las ciencias humanas sobre el trabajo colaborativo y la coautora nativa (en cierta

    medida, tambin sobre el trabajo aplicado), de cara a un contexto mundial profundamente

    transformado; 2) la exposicin del papel desempeado por determinados objetos de las

    polticas de patrimonializacin, como las llamadas artes, y particularmente la msica, en

    abrir camino a un postura ms colaborativa y coautoral entre sus diversos agentes; y 3) la

    discusin sobre las perspectivas abiertas a los procesos de patrimonializacin por un proyecto

    de investigacin colaborativa de largo plazo (2003-2012) y coautoral de la praxis sonoro-

    1 Traduccin del portugus de Giselle Nova Varela. El autor agradece al grupo de investigacin

    interinstitucional del proyecto Mercado, consumo y patrimonializacin. Agentes sociales y expansin de las industrias culturales en Colombia (ICANH-Colciencias, n.o 743-2009), en especial a los investigadores Margarita Chaves, Marta Zambrano y Mauricio Montenegro, por la invitacin a participar

    en el proyecto y en sus dos seminarios realizados en 2011 y 2012, as como por la acogida en Bogot

    durante este tiempo. El apoyo al proyecto de investigacin Msica e memria na luta pela cidadania fue concedido por las siguientes instituciones: Conselho Nacional de Pesquisa e Desenvolvimento Cientfico

    e Tecnolgico (CNPq), y las becas de Produtividade em Pesquisa (2010-2014) y de Iniciao Cientfica

    (2011-2013). Tambin recibi auxilio financiero a travs del Edital Universal no. 2 (2011), la Fundao

    Carlos Chagas de Amparo Pesquisa do Rio de Janeiro (FAPERJ), diez becas Jovens Talentos a alumnos

    de escuelas pblicas de educacin media y el Convnio Petrobrs-COPPETEC-UFRJ (2011-2013), becas

    de Iniciacin Cientfica.

  • 2

    musical, en el espacio social de una favela de Ro de Janeiro, producida con y por sus

    residentes.

    Colaboracin, participacin y etnografa: una revisin preliminar

    Cada vez es ms amplia la literatura en antropologa y en otros campos disciplinares de base

    etnogrfica que ha venido insistiendo en la necesidad de autocrtica de sus presupuestos y de

    adopcin de nuevos modelos de investigacin, de cara a la igualmente creciente

    concientizacin global sobre los condicionamientos polticos y el poder de las representaciones

    acadmicas de experiencias interculturales, y al desequilibrio poltico-econmico en el que

    tales representaciones se elaboran y se ponen en prctica2. De manera concomitante, parte de

    esa literatura ha asumido la tarea de repensar los modos de produccin de conocimiento con

    miras a la construccin de un dilogo polticamente autoconsciente y explcito en los propios

    procesos de investigacin. Para ello se ha reformulado el peso epistemolgico de la

    colaboracin de los sujetos investigados, algo que, por lo menos en Brasil, tambin ha sido una

    preocupacin constante de las polticas de patrimonializacin, inscrita en sus documentos

    clave. En estas son comunes las referencias a la participacin y colaboracin de los

    productores de los bienes patrimonializables en los procesos de inventario y acciones de

    salvaguardia, bien sea en las investigaciones en campo o en la gestin de los procesos,

    propuestas de un modo muy general, sin especificar los mecanismos a travs de los cuales tal

    participacin podra ocurrir3.

    De acuerdo con el antroplogo radicado en Estados Unidos Luke Eric Lassiter (2005),

    uno de los ms comprometidos de esta corriente, incorporar la colaboracin y la coautora

    nativa en la investigacin se convirti, ms que en una cuestin de eleccin, en una necesidad

    2 Para una retrospectiva, vase Instituto de Patrimnio Histrico e Artstico Nacional (Iphan) (2010). En

    lengua inglesa son ampliamente conocidos el texto de Clifford y Marcus (1986) y el de Marcus y Fischer,

    1986), para citar apenas dos ejemplos. 3 Pese a que esta preocupacin se hace explcita en este y otros documentos, hay cierta ambigedad en las

    definiciones propiamente dichas de los portadores del saber y de sus respectivos modos de participacin, en algunos casos restringida a las acciones de salvaguarda despus del reconocimiento formal del Estado, y en otros, admitida durante la elaboracin de inventarios bajo la condicin de recibir

    entrenamiento por parte de especialistas del Estado.

  • 3

    de cualquier trabajo etnogrfico, de cara al actual contexto mundial de relativizacin radical de

    la autoridad monolgica del mundo acadmico, de informacin en red y de imbricacin

    extrema entre determinantes locales y globales. Esto trae como consecuencia la necesidad de

    una mayor politizacin del trabajo acadmico en las ciencias humanas, que ya no son ms

    capaces de reivindicar la neutralidad o el distanciamiento frente a los procesos que analizan.

    Segn Lassiter (2005), la dimensin poltica presente en las diversas nociones de colaboracin,

    coautora y aplicacin tiene una larga historia, aunque no reconocida en el seno de la

    antropologa acadmica o mainstream, que se puede trazar desde el compromiso de Lewis

    Morgan con las luchas polticas de la sociedad iroquesa a mediados del siglo XIX. De hecho,

    prosigue Lassiter, el anlisis de Morgan sobre la vida social iroquesa, expresado en su League

    of the Ho-de-no-sau-nee, or Iroquois (1851), debe mucho a la colaboracin de Ely S. Parker, o

    Ha-sa-ne-an-da, nativo de aquella sociedad, hasta el punto de considerar que ciertos pasajes

    del libro seran tan solo transcripciones de las palabras de Parker o textos de su autora4. Es

    interesante tambin comentar la importancia de la conexin directa resaltada por Lassiter

    entre colaboracin y aplicacin (sin entrar en el mbito de la eventual coautora) en el trabajo

    firmado por Morgan, cuya lectura tanto impact a Karl Marx y Friedrich Engels (Tible 2011),

    dos autores cuyos trabajos planteaban una aplicacin poltica. Marx incluso lleg a

    reconsiderar en su obra tarda su pensamiento sobre los modos de vida de la sociedad de

    acumulacin primitiva, ya no como simples estadios evolutivos sino como ejemplos de

    inters para la reinvencin socialista de las relaciones sociales y econmicas (vase Roseberry

    1997).

    En su exgesis de las interrelaciones entre compromiso poltico y colaboracin entre

    etngrafos y miembros de las comunidades estudiadas por ellos, Lassiter expone un

    sinnmero de ejemplos desde el final del siglo XIX hasta el inicio del siglo XX, como los de Franz

    4 Esta impresin es resaltada, segn Lassiter, al inicio del libro en la dedicatoria de Morgan a Parker,

    como fruto de nuestras investigaciones conjuntas.

  • 4

    Boas, en Estados Unidos, y Maurice Lienhardt, en Francia. Destaca en particular una tradicin

    institucional continua y de larga duracin establecida en el Bureau of American Ethnology,

    creado en 1879 en Estados Unidos como una unidad de investigacin del Smithsonian

    Institution enfocada en las sociedades nativas norteamericanas. Como comentar ms

    adelante, el trabajo del Bureau es tambin de importancia seminal para el campo de la

    etnomusicologa. Una de sus investigadoras ms activas es Alice Fletcher, cuyo trabajo

    colaborativo con Francis La Fletsche, un nativo de la sociedad omaha, result en publicaciones

    sobre msica y otros aspectos de la vida social en los que seal explcitamente la

    participacin nativa o la coautora.

    Por tanto, el trabajo de Lassiter, reseado aqu apenas superficialmente, da cuenta de

    ms de un siglo de antropologa fuertemente asentada en la colaboracin, en ocasiones en

    coautora con miembros de las sociedades investigadas, que ha tenido como

    direccionamientos distintivos generales: 1) la realizacin de trabajos de largo plazo o de

    duracin abierta; y 2) la negociacin contextualizada es decir, en terreno de objetivos,

    interpretacin y formas de textualizacin y difusin (por ejemplo, textos verbales mezclados

    con performances musicales, entre otros), sin descartar la posibilidad de presentar en un

    mismo texto puntos de vista divergentes sobre aspectos de las investigaciones conjuntas.

    No obstante, una resea crtica tan abarcadora como la de Lassiter aqu mencionada

    deja de lado otras corrientes colaborativas, coautorales y aplicadas en estudios sociales con

    objetivos semejantes (esto es, de dar voz y poder de autorrepresentacin al otro) e incluso

    otras ms ambiciosas. Menciono aqu dos de estos trabajos, de gran repercusin internacional,

    desarrollados bajo el agitado escenario poltico latinoamericano de los aos sesenta y setenta,

    respectivamente por Paulo Freire, con su Pedagogia do oprimido (1970), y Orlando Fals Borda

    (2009), uno de los pioneros de la investigacin-accin participativa. Sin duda, resulta muy

    difcil sintetizar aqu los contextos particulares de sus respectivos trabajos y sus complejas y

    relativamente distintas matrices tericas, convergentes pese a haberse desarrollado por un

  • 5

    buen tiempo en desconocimiento mutuo. Aun as, me interesa sealar una diferencia

    fundamental entre el trabajo etnogrfico colaborativo tan detalladamente mapeado por

    Lassiter, con su innegable potencial poltico de dar voz y autoridad al nativo, y el compromiso

    radical de Freire y Fals Borda con el cambio social, no solo en trminos micropolticos, como el

    que puede resultar de las colaboraciones de largo plazo y la produccin de textos en coautora

    reseadas por Lassiter (referido en trminos como empowerment, autoestima, etc.), sino

    tambin en trminos macropolticos, en un proyecto de accin contra o en rompimiento con el

    statu quo. Este se relaciona con las luchas por el control del estado o, como es frecuente en el

    activismo indgena, con el abierto cuestionamiento a la legitimidad de la propia nocin de

    estado (al respecto, vase Fals 2008).

    As, en el trabajo de estos dos sentipensantes5 latinoamericanos resuenan las nociones

    socialmente naturalizadas de opresin, violencia y explotacin inscritas en visiones de mundo

    ms amplias tomadas como base de sustentacin del statu quo. Mientras que Lassiter parece

    considerar epistemolgicamente suficiente construir un dilogo slido intersubjetivo entre

    investigadores e investigados, Freire y Fals Borda, haciendo eco del Marx de las Tesis sobre

    Feuerbach, plantean la crtica y el rompimiento radical con la violencia estructural del statu

    quo como su punto de inflexin decisivo. En el estudio de caso discutido ms adelante en este

    trabajo, me extender sobre las implicaciones de este conjunto de perspectivas colaborativas,

    desde la valorizacin de la llamada voz nativa hasta la bsqueda de una ruptura con el statu

    quo, para reflexionar sobre las relaciones entre el mercado, el consumo y los procesos de

    patrimonializacin de la cultura.

    Arte, msica e investigacin colaborativa: implicaciones recprocas

    5 Trmino acuado por Fals Borda para referirse al intelectual involucrado en el proyecto de

    investigacin-accin participativa y a su praxis atenta a los contextos de violencia y dominacin en su

    dilogo con los grupos con los que trabaja.

  • 6

    Como ha sido discutido por un sinnmero de autores identificados con la investigacin

    colaborativa, una vez se han abierto caminos de negociacin de intereses, metas,

    aproximaciones, enunciacin de resultados y modos de difusin a travs del trabajo colectivo

    entre etngrafos acadmicos y sus interlocutores, ahora reconocidos como investigadores,

    estos pueden presentar a los primeros, es decir, a los etngrafos en sentido estricto, nfasis e

    intereses que pueden llegar a ser distintos de aquellos vistos como prioritarios en el debate

    ms limitado al medio acadmico (Katzer y Samprn 2012; Lassiter 2006). Un ejemplo bastante

    comn de este eventual conflicto de intereses entre investigadores e investigados proviene del

    acento que muchas sociedades en las que trabajaban los etngrafos entre el final del siglo XIX

    y mediados del siglo XX les daban a manifestaciones pertenecientes a lo que se podra traducir

    como artes, incluida la msica (Araujo y Salgado 2011). Tan pronto como se asumen estas

    prioridades nativas como objetos de investigacin, frecuentemente se desplaza el foco,

    aunque sin apartarse del todo, de temas ms valorados en las formaciones discursivas

    sociocientficas, como las estructuras de poder, los ritos de paso, la religin y las prcticas de

    curacin.

    Volver a la contribucin de Alice Fletcher y su principal interlocutor omaha, Francis La

    Flesche, en el trnsito entre los siglos XIX y XX, puede iluminar el potencial del trabajo

    colaborativo y su naturaleza negociada en la construccin de saberes para responder,

    simultnea y ms horizontalmente, a los valores e intereses de las diversas partes

    involucradas, con potencial efecto en los procesos y las implicaciones de la patrimonializacin.

    Desde la publicacin inicial de A Study of Omaha Music en 1893, firmada exclusivamente por

    Fletcher (1994), se registra la mencin cuidadosa del papel del informante en el proceso de

    investigacin, cuyo enfoque debi mucho al hecho de que La Flesche fuera un cantante de

    valor reconocido entre los omaha, con gran conocimiento del repertorio. Sin embargo, el

    trabajo investigativo conjunto sobre la msica tuvo que superar algunos prejuicios de la

    investigadora, como admiti Fletcher al inicio del libro:

  • 7

    Mis primeros estudios resultaron pobres y llenos de dificultades, dificultades que, despus entend, eran producto de ideas preconcebidas, influencia de las teoras generalmente aceptadas sobre la msica salvaje. Los sonidos, las escalas, los ritmos y las melodas que oa, y que despus de meses de trabajo se afirmaran como hechos indiscutibles, permanecan ajenos a esas teoras y yo no los poda hacer coincidir. Por un tiempo considerable estuve ms inclinada a desconfiar de mis odos que de mis teoras, pero cuando intent establecer hechos que concordasen con tales teoras, solamente llegu al fracaso. (Fletcher 1994, 8) Superados tales prejuicios y con la ayuda de los omaha, particularmente de La

    Flesche6, el trabajo de Fletcher se destaca notoriamente de los anlisis de msica hechos por

    otros autores durante la misma poca, e incluso ms tarde, como bien lo seala Myers (1994),

    por su nfasis en los modos y contextos de performance apropiados para las canciones y en las

    emociones suscitadas por su presentacin. Fletcher atiende, por tanto, a la experiencia de

    campo en gran sintona con las tendencias autocrticas recientes en la antropologa y en

    campos afines. Aun as, desde la primera publicacin del anlisis etnogrfico de Fletcher, a este

    se le incluye como apndice un extenso artculo sobre la msica de los omaha firmado por su

    contemporneo James C. Fillmore, profesor de msica en Estados Unidos e influyente autor de

    libros sobre teora musical, en el sentido restricto que Fletcher da al trmino. En su estudio,

    Fillmore se apoya en sus propios arreglos para piano de los cantos omaha, basados en las

    transcripciones de Fletcher que el mismo msico admite haber corregido. De este modo

    hace explcita su intencin prioritaria de servir a los lectores no nativos de un modo

    convincentemente cientfico y objetivo.

    Puede decirse que, aun despus de ms de un siglo de autocrtica e innovaciones

    terico-metodolgicas en los campos de la antropologa de la msica y de la etnomusicologa,

    tales modos de constitucin de un objeto por criterios ajenos a los de los sujetos de las

    prcticas de su produccin continan sirviendo, aunque tal vez de un modo menos explcito, a

    la legitimacin y valoracin por excelencia del trabajo acadmico en los campos de la

    antropologa y la etnomusicologa. Esto se refleja hasta hoy en definiciones de patrimonio de

    6 Para discusiones ms detalladas de esta larga y compleja colaboracin, vanse Myers (1994) y Lassiter

    (2006).

  • 8

    polticas pblicas y en acciones de grupos e individuos en torno al patrimonio cultural. Ejemplo

    de ello son las nociones de msica y tradicin que aparecen en no pocas acciones,

    discursos y polticas de los medios acadmicos y extraacadmicos como productos

    naturalizados de un proceso histrico de reduccin de diferencias conceptuales. En el primer

    caso, reflejan los compartimientos del cuadro kantiano de las artes; en el segundo, sugieren

    resistencia a la modernidad y la innovacin, entendidas como procesos de desarrollo

    unilineales y devastadores en trminos socioambientales; y en ambos, suprimen visiones de

    mundo alternativas que son percibidas como obstculos o residuos frente a la trayectoria del

    capitalismo.

    Con todo, a partir de los aos setenta se han desarrollado investigaciones bajo

    circunstancias y criterios relativamente distintos, que inmediatamente suscitaron discusiones

    sobre su grado de distanciamiento y objetividad. En la etnomusicologa, por ejemplo, surgieron

    investigadores que no trabajaban en universidades, sino en sectores de la administracin

    pblica, como museos y rganos de gobierno, quienes reflexionaban sobre cuestiones

    etnogrficas relacionadas con el trabajo en archivos, museos y hasta en empresas fonogrficas

    especializadas. A sus contribuciones se les sumaron luego trabajos de naturaleza aplicada,

    realizados por acadmicos en colaboracin con sus interlocutores, que apuntaron a la difusin

    de sus resultados en soportes diferentes del libro y del artculo acadmico, como discos y

    filmes, y expandieron la nocin de soporte mediante la realizacin de eventos. Determinados

    foros de discusin, como congresos y simposios, al igual que nmeros especiales de peridicos

    acadmicos, abrieron entonces espacio a concepciones colaborativas, participativas y

    aplicadas de investigacin, e instauraron en el seno del propio campo acadmico un debate de

    naturaleza simultneamente poltica-intelectual en torno a la legitimacin de nuevos papeles,

    objetos y formas de produccin de saber. Este segua de cerca las contribuciones de los

    nmeros especiales de Ethnomusicology (vol. 36, n.o 3, 1992), sobre el papel del investigador

    en la administracin pblica, y de World of Music (vol. 36, n.o 2, 1994), sobre iniciativas de

  • 9

    trabajo colaborativo en Australia, inspiradas en gran medida en Paulo Freire y cuyo resultado

    fue la fundacin del Center for Aboriginal Studies of Music (CASM) en la dcada del setenta.

    Como seal en un artculo reciente (Araujo 2009), una cantidad importante de casos

    interesantes de investigacin aplicada y colaborativa vienen siendo presentados por

    etnomusiclogos que trabajan en las ciudades en donde residen y que dan cuenta en detalle

    de sus modos de negociacin de lugar y agencia junto a los diversos sujetos involucrados en los

    procesos de investigacin que desarrollan (Araujo y Grupo Musicultura 2006a, 2006b; 2010;

    Araujo y Salgado 2011; Cragnolini 1999; Reyes-Schramm 1987; Reyes-Schramm y Hemetek

    2007; Shelemay 1988, 2008). Las mltiples y frecuentemente intricadas cuestiones polticas en

    estos escenarios tambin demuestran las limitaciones de la formulacin de objetivos de

    investigacin de corto plazo en procesos de larga duracin, as como los potenciales de

    modelos de investigacin basados en modos ms horizontales de colaboracin intercultural

    para abrir nuevas direcciones terico-metodolgicas en el campo de la etnomusicologa. Esta

    praxis de investigacin colaborativa puede incluir formas distintas, algunas veces combinadas,

    de pensamiento-accin conjunta entre sujetos acadmicos y no acadmicos, como la

    organizacin de festivales (Hemetek 2007), la realizacin de investigaciones conjuntas que

    resultan en publicaciones en revistas especializadas (Araujo y Grupo Musicultura 2006a,

    2006b), el desarrollo de polticas pblicas (Araujo 2009, 2012), de investigaciones relacionadas

    con disputas legales o paralegales en el corto o el largo plazo (Impey 2002; Newsome 2008), y

    la participacin de no acadmicos como expositores en foros acadmicos (Andrade Silva et al.

    2008), entre otras.

    Aunque la investigacin colaborativa entre sujetos acadmicos y extraacadmicos es

    hoy una tendencia creciente y con mltiples variantes en el campo de la investigacin

    etnogrfica-musical7, no hay, simultneamente, ningn consenso sobre si puede o no ser

    7 Vase, por ejemplo, el establecimiento de una Seccin de Etnomusicologa Aplicada en el marco de la

    Sociedad para la Etnomusicologa, en Estados Unidos, y de un Grupo de Estudios en Etnomusicologa

  • 10

    reconocida como una forma de produccin de conocimiento segn los criterios de legitimacin

    acadmica de distanciamiento, imparcialidad y objetividad. As, no es raro que este tipo de

    trabajo sea rotulado de forma defensiva o peyorativa, incluso por algunos de sus practicantes,

    como una actividad de extensin universitaria o educacional8. Otro eufemismo, el adjetivo

    aplicado, ha sido empleado muchas veces para indicar que el verdadero conocimiento fue

    producido en otra instancia, la investigacin propiamente dicha, realizada exclusivamente

    por el investigador acadmico y validada en su propio crculo, y no en los procesos de

    colaboracin. En contraste, se puede argumentar, como hice en otro artculo (Araujo 2008),

    que en este sentido los resultados de una investigacin que son mantenidos en silencio en los

    estantes de una biblioteca universitaria, como tesis y disertaciones que atribuyen capital

    acadmico a sus autores, tambin pueden considerarse como aplicados, solo que para fines

    ms limitados.

    Se defiende aqu, por lo tanto, que si la autocrtica del estatuto de conocimiento en

    disciplinas de base etnogrfica exige un desplazamiento de los ideales modernos de

    objetividad (Pelinski 2000), estas deberan abrirse a niveles ms altos de reflexin sobre la

    pretendida neutralidad de sus modos de pensar y producir conocimiento en dilogos

    interculturales (Araujo 2008), y dedicarse simultneamente a nuevos experimentos de

    investigacin intracultural (Nettl 2004). Esto quiere decir que tendran que volver al estudio de

    las sociedades en las que viven los investigadores acadmicos, reconociendo y exponiendo en

    su trabajo los muchos dilemas polticos que afectan estas interacciones.

    Frente a lo que ve como imperativos de la era posmoderna que demanda nuevas

    ecuaciones investigativas, Ramon Pelinski (2000) esboza siete premisas a ser consideradas en

    la investigacin etnogrfico-musical: 1) reconocer continuos entre msicas territorializadas y

    Aplicada, en el mbito del Consejo Internacional para la Msica Tradicional, la entidad acadmica ms

    importante en el campo de la etnomusicologa a escala internacional. 8 El autor de este texto ha sido confrontado, no en pocas ocasiones, con esta postura por parte de algunos

    destacados colegas, aun despus de que estos hubieran asistido a las presentaciones orales realizadas en

    foros acadmicos por colectivos heterodoxos de acadmicos y no acadmicos, que para tal efecto haban

    pasado por la evaluacin de especialistas annimos.

  • 11

    desterritorializadas, as como entre sus contextos real y virtual de produccin, difusin y

    consumo, que permiten la aparicin de nuevas formaciones identitarias; 2) reconceptualizar la

    etnografa musical desplazndose de las ideas de recoleccin de campo y de traduccin de

    sistemas de pensamiento y taxonomas nativas, hacia una mayor reflexividad que pase por el

    escrutinio ms fino de las relaciones entre investigadores e investigados; 3) distanciarse del

    ideal de estudio del otro extrao en direccin al otro entre nosotros, encontrado en las

    fracturas de formaciones sociales hegemnicas, con nfasis en culturas substancialmente

    vividas por el investigador; 4) asumir una postura autocrtica frente a la autoridad etnogrfica y

    preguntarse siempre quin representa a quin, de modo atento a la identificacin de la

    posicin de los (co)autores en cuanto sujetos; 5) construir texturas polifnicas en el texto

    etnogrfico (aqu comprendido ms que como un texto verbal, pues se incluye, por ejemplo, la

    organizacin de un festival o la realizacin de un video documental), mediante la yuxtaposicin

    de diferentes, y eventualmente contradictorias, posiciones sobre asuntos claves del mismo; 6)

    escritura de textos colaborativos que abarque coautoras y mltiples negociaciones con los

    diversos agentes sociales involucrados en el estudio; 7) intensificacin de aproximaciones

    interdisciplinarias9.

    El antroplogo Charles R. Hale (2007) nos recuerda cmo la experiencia del

    investigador acadmico en colaboracin con instancias extraacadmicas puede ser difcil y

    estimulante a la vez, al comprender una serie de intereses en conflicto, algo usual entre los

    propios interlocutores extraacadmicos que tambin pueden entrar en confrontacin con la

    formacin y las expectativas del investigador. En la prctica, argumenta Hale, tales conflictos

    emergen a medida que los intereses polticos velados o explcitos de las instancias

    extraacadmicas chocan con los postulados de objetividad y neutralidad acadmicos que, no

    9 No es mi intencin aqu confrontar la sugerencia de Pelinski de que la investigacin interdisciplinar

    representa una respuesta al descrdito de las teoras totalizantes, sino solamente sealar brevemente que la

    interdisciplinaridad tambin fue central en algunas de las teoras a las que parece referirse. Esto nos

    permite pensar que llevar hoy tanto a aquellas teoras como a las aproximaciones que de ellas derivaron

    en interrogantes sin precedentes podra conducir a nuevas e interesantes formulaciones.

  • 12

    obstante, cargan sus propios presupuestos polticos. Recordando a Bourdieu (1984), construir

    eufemismos a partir de tales presupuestos en favor de la legitimacin de un conocimiento

    acadmico, ubicado supuestamente ms all de la poltica, se inculca desde el inicio de la

    formacin del investigador acadmico y reaparece en escenarios ms avanzados, como

    criterios para la publicacin y la financiacin de investigaciones, etc.

    Como ha sugerido Hale, el papel de lo que denomina antropologa activista, que tanto

    evoca a Fals Borda como a Freire, no es solamente sealar las implicaciones polticas de cada

    acto de conocimiento sino producir un salto cualitativo en trminos terico-metodolgicos,

    posibilidad abierta por el involucramiento activo con la realidad social a travs del trabajo

    colaborativo. En sus propias palabras:

    Nosotros [en Estados Unidos] procuramos e imaginamos una relacin de perfecta convergencia entre antroplogos y nuestros aliados. Cuando las contradicciones aparecen, se convierten en causa de desilusin, frustracin, e incluso de abandono de la iniciativa. Alternativamente, defiendo que la antropologa activista alcanza mejores resultados de investigacin precisamente porque sus practicantes estn obligados a vivir e involucrarse con estas contradicciones en mayor medida que aquellos que practican mtodos de investigacin convencionales. (Hale 2007, 104-105)

    Esa situacin tiende a presentar desafos inmensos para la estabilidad y la legitimacin

    de experimentos colaborativos, pero no puede ser obliterada en una escena global cada vez

    ms integrada y crecientemente politizada, y quiz menos an en investigaciones prximas al

    lugar de residencia del investigador, en el que actan directamente los varios sujetos en

    interaccin (investigadores, comunidades investigadas, instituciones etc.) como agentes

    polticamente interesados en procesos sociales de duracin prolongada o vitalicia. En esta

    reconsideracin de la teora y la prctica del dilogo intercultural son elementos claves:

    nuevos sujetos de investigacin; estrategias interdisciplinares y nuevas formas de produccin

    de conocimiento; colaboracin entre mltiples sujetos sociales e instancias institucionales;

    cambios en criterios y prcticas institucionales, especialmente acadmicas; pero, por encima

    de todo, conciencia micro y macropoltica de las asimetras, las jerarquas y la explotacin. As

    reconsiderado, este dilogo ejerce una presin ms incisiva sobre las premisas y las

  • 13

    manifestaciones del compromiso acadmico con los individuos e instancias colectivas con las

    cuales los acadmicos trabajan. As mismo exige accin tanto intelectual como material en

    trminos distintos a los que se establecen cuando su interaccin se diluye en ambientes

    institucionales relativamente seguros, como los foros acadmicos y gubernamentales. Tal

    dilogo requiere tambin de la atencin cuidadosa a la mirada de intereses, alianzas y

    estrategias que son constantemente recreadas en contextos complejos y en permanente

    cambio, lo que revela la urgencia de experimentos metodolgicos no ortodoxos en

    consonancia con aproximaciones ms sensibles a las dimensiones polticas de las relaciones

    humanas. En la seccin siguiente pongo en discusin el relato de uno de esos experimentos.

    Dimensiones polticas de la produccin de patrimonio cultural

    En 2001, la Universidad Federal de Ro de Janeiro (UFRJ) fue sede del 36. Congreso

    Mundial del Consejo Internacional de Msica Tradicional (ICTM, por sus siglas en ingls), que

    tuvo como uno de sus cuatro temas centrales Las relaciones entre los etnomusiclogos y los

    pueblos con los cuales trabajan. A partir de los proyectos de investigacin de dos alumnos de

    maestra (Cambria 2002; Marques 2003), el Laboratorio de Etnomusicologa, ncleo de estudio

    entonces incipiente de la universidad, ya vena dedicndose a la lectura, discusin y prctica de

    trabajos de naturaleza aplicada, basados en procesos de negociacin de intereses y en

    estrategias de investigacin entre investigadores y habitantes de las comunidades cuya msica

    se tornara foco, aunque no exclusivo, de los estudios en cuestin. La presentacin de estos dos

    trabajos durante el congreso del ICTM, as como de otros producidos en Brasil y en el exterior

    con una dimensin aplicada explcita, atrajo la asistencia de representantes de organizaciones

    no gubernamentales de Ro de Janeiro que trabajaban, o buscaban dar inicio a algn tipo de

    trabajo, en el sentido de lo que el autor norteamericano George Ydice (2006) identific como

  • 14

    una movilizacin de la cultura como recurso10. Al menos dos de ellas haban manifestado

    anteriormente su intencin de asociarse con la universidad, en particular con el laboratorio,

    para realizar algn tipo de trabajo sobre msica.

    A raz de la proximidad de su rea de actuacin con el campus de la UFRJ, aspecto

    priorizado a partir de 2003 para el establecimiento de programas de extensin universitaria por

    la recin electa rectora de la universidad, se resolvi profundizar las conversaciones con el

    Centro de Estudios y Acciones Solidarias de Mar (CEASM)11. Mar es la denominacin ms

    amplia con la cual se conoce un rea contigua a la universidad, de contornos un tanto

    indeterminados, compuesta por diferentes favelas de Ro de Janeiro, en la que vive una

    poblacin estimada de 135.000 habitantes. A partir de presiones comunitarias de las cuales los

    futuros fundadores del CEASM fueron protagonistas, en 1994 el Ayuntamiento de Ro de

    Janeiro instituy oficialmente el barrio Mar con base en una delimitacin entonces posible,

    pero hoy, segn los habitantes, desfasada. El CEASM fue creado en 1997 por el grupo de

    habitantes y exhabitantes que haban trabajado por el reconocimiento de Mar como parte de

    la ciudad, algunos de los cuales haban militado antes en partidos polticos, asociaciones de

    habitantes o entidades del ala progresista de la iglesia catlica, en especial en las comunidades

    eclesisticas de base. En ese entonces, la Universidad Federal de Ro de Janeiro ya participaba,

    a travs de proyectos de extensin en las reas de salud y educacin, de las acciones seminales

    que llevaron a la creacin del CEASM, y ms puntualmente a travs del trabajo, en tanto

    participantes activas de las asociaciones de habitantes, de dos servidoras igualmente activas en

    el movimiento poltico-sindical de la universidad durante el periodo de redemocratizacin de

    mediados de la dcada del ochenta. De este esfuerzo surgieron varias iniciativas de

    movilizacin local, entre ellas el Censo Mar 2000 (CEASM 2003), resultado de la accin

    10

    Vase, sin embargo, la crtica a la historizacin del fenmeno que hace Ochoa (2002), en la que expone

    que no es tan nuevo, por lo menos en Amrica Latina. 11

    Sin familiaridad previa con el campo de la etnomusicologa, los gestores del CEASM haban tenido

    experiencias anteriores en la educacin de prctica y construccin de instrumentos musicales. La idea

    inicial de mapeo de prcticas locales surgi despus de varias reuniones preparatorias con el equipo de la

    universidad.

  • 15

    conjunta del CEASM, instancias del gobierno municipal, el Instituto de Investigacin Aplicada

    Avanzada (IPEA) rgano del gobierno federal dedicado a investigaciones sobre cuestiones

    conectadas al desarrollo socioeconmico y la Escuela Nacional de Ciencias Estadsticas

    (ENCE). La etapa de preparacin y la aplicacin de instrumentos de recoleccin de este censo

    se produjo entre 1999 y 2000, con un contingente de residentes como encuestadores

    voluntarios orientados por tcnicos del IPEA y de la ENCE, mientras que la etapa de tabulacin

    de resultados fue terminada en 2002 con la ayuda de los maestros de la UFRJ (Sousa 2002).

    Desde entonces, segn admiten los representantes de ambas partes, ha habido

    altibajos en los intercambios entre la universidad y el CEASM, tambin en funcin de los

    rumbos tomados por la sociedad brasilera como un todo en su largo y doloroso viaje hacia la

    (re)democratizacin, que puso frente a algunos de los principales actores la tarea de asumir

    nuevos roles, a veces en nuevos contextos regionales y nacionales. De todos modos, el trabajo

    conjunto entre el Laboratorio de Etnomusicologa y el CEASM, con miras a una investigacin

    sobre la msica local, como fue definida en principio, debe ser comprendida como

    parcialmente retomada de un largo e intermitente proceso de colaboracin entre la

    universidad y la organizacin de base comunitaria. Este nuevo ejercicio comenz con reuniones

    entre investigadores del laboratorio y algunos dirigentes del CEASM en una de las

    dependencias de este ltimo para la definicin de objetivos comunes y la elaboracin de un

    proyecto inicial. Despus de la primera de ellas, aconteci un hecho de gran inters para la

    discusin sobre patrimonializacin, mercado y consumo. Uno de los dirigentes, con formacin

    universitaria, funcionario del rea de administracin pblica y evidente conocedor de msica

    popular, historia y referencias culturales locales, expres su temor de que una investigacin

    sistemtica probablemente imaginando los moldes acadmicos convencionales referidos a la

    teora musical en el sentido antes aludido por Alice Fletcher no pudiera encontrar un

    campo suficientemente frtil en la poca (2003), dado que las posibles fuentes de inters

    podran no estar disponibles (habitantes fallecidos o que residan en regiones distantes) o

  • 16

    encontrarse desactivadas (por ejemplo, grupos carnavalescos o de otra naturaleza, por

    circunstancias relacionadas con la creciente violencia asociada al trfico de drogas). Pasados,

    sin embargo, algunos minutos de su expresin de temor, el mismo dirigente comenz a

    enumerar una gran cantidad de nombres y lugares en los que la investigacin podra iniciarse

    con provecho, a tal punto que provoc mi comentario de que tal vez ya podramos escribir un

    primer artculo tan solo sobre aquella conversacin.

    Despus de algunos meses de reuniones semejantes y de asistencia a diferentes

    actividades desarrolladas por la entidad, finalmente se deline el proyecto conjunto. Se decidi

    dar inicio a encuentros de formacin en investigacin con un grupo de habitantes, mediados

    por investigadores del Laboratorio de Etnomusicologa, a partir de los principios participativos

    de la pedagoga de Paulo Freire. Tomando como referencia una experiencia anterior en el

    campo de la etnomusicologa jurdica basada en el mapeamiento y la reflexin sobre la msica,

    las prcticas culturales locales y la conservacin ambiental en Sudfrica (Impey 2002), e

    inspirada en principios de la investigacin-accin participativa, el recorte inicial de la

    investigacin prevea la participacin de un grupo de quince estudiantes de educacin

    secundaria (en Brasil, de edades entre los diecisis y los dieciocho aos), que luego fue

    ampliado a veinte estudiantes. Adems de ellos, fueron seleccionados cuatro estudiantes

    universitarios de la UFRJ residentes en Mar12, tres del rea de historia y una del rea de danza,

    que haban participado en otros proyectos del CEASM, entre ellos el curso preparatorio para los

    exmenes de acceso a la universidad (Curso Prevestibular Comunitario, ms conocido como

    CPV). Este curso es una de las actividades ms estables y solicitadas en el CEASM, y en otras

    entidades que mantienen iniciativas semejantes en reas de favelas y pobres de Ro de Janeiro.

    Consiste no solo en cursos de refuerzo de conocimientos instrumentales para la aprobacin del

    exigente concurso de las universidades pblicas de excelencia, sino tambin en educacin en

    12

    De los estudiantes de secundaria, trece eran mujeres y siete hombres. Entre los universitarios haba dos

    hombres, ambos estudiantes de historia, y dos mujeres, una de historia y una de danza.

  • 17

    nociones de ciudadana y participacin poltica ofrecidos por profesores que generalmente

    pasaron por los CPV y se graduaron o cursan carreras en diferentes reas del conocimiento.

    El papel de mediacin frente al grupo de participantes, relativamente homogneo por

    localizacin de vivienda pero bastante heterogneo en funcin de factores como la franja

    etaria, los patrones de (auto)identificacin racial, la trayectoria social y regional, e incluso las

    condiciones socioeconmicas, fue asumido por un profesor e investigador con doctorado (el

    autor de este texto) y dos estudiantes de mster en el rea de etnomusicologa, as como por

    un licenciado en msica de la UFRJ, tambin habitante local, que ms tarde concluira su

    mster sobre el papel de la msica en la nica escuela de samba de Mar, el Gato de

    Bonsucesso (Duque 2007)13.

    Siguiendo los principios participativos de produccin de conocimiento de Paulo Freire

    (1970), despus de or, ver y registrar en cuadernos de campo mucha informacin y

    perspectivas sobre las actividades locales en las que participaron antes del inicio de las dos

    reuniones semanales de formacin en investigacin, los investigadores no residentes,

    formados en investigacin convencional y ms familiarizados con la literatura acadmica,

    ejercieron desde el primer encuentro un papel mediador. Por cerca de dos meses durante los

    dos encuentros semanales, los mediadores hacan preguntas iniciales aparentemente simples

    que llegaban a desconcertar a no pocos habitantes que esperaban algo ms elaborado de

    investigadores de la universidad: Que es msica para ustedes?, qu msica o sonoridades

    han escuchado recientemente?. A medida que alguna conversacin flua, los mediadores

    seguan con preguntas sobre lo que los residentes encontraban interesante en los

    determinados repertorios de su preferencia o en los disponibles localmente, o aun sobre

    paisajes sonoros especficos de Mar (por ejemplo, el constante ir y venir de coches con

    sistemas de altoparlantes). Otra actividad que estimul los debates iniciales, pero no

    13

    A este le siguieron otros tres trabajos de posgrado de participantes del grupo de investigacin sobre la

    msica en Mar: dos tesis de maestra escritas por habitantes del lugar (Andrade Silva 2009; Dias da Silva

    2011) y una tesis de doctorado (Cambria 2012).

  • 18

    dificultades, fue la exhibicin de videos, editados o no, sobre la msica local, algunos de ellos

    producidos por otros habitantes en uno de los proyectos anteriores liderados por los

    fundadores del CEASM, entonces ya extinto, la TVMar. Estos videos mostraban,

    invariablemente, algo ms que los sonidos, como imgenes de localidades reconocidas por los

    participantes o la aparente tranquilidad de los habitantes al ocupar las calles en el carnaval,

    algo visto hoy como peligroso. De este modo se suscitaron debates sobre la continuidad y el

    cambio, as como hiptesis sobre sus condicionantes. Al tiempo, otros videos (comerciales,

    etnogrficos, no editados, etc.), producidos en otros contextos y circunstancias, se intercalaron

    con estos, lo que posibilit incipientes anlisis comparativos.

    Pese a no estar familiarizados con las discusiones acadmicas sobre el poder de las

    representaciones o sobre las luchas poltico-discursivas de la posmodernidad, observamos que

    los participantes de esas discusiones, especialmente los que contaban con formacin

    universitaria, comprendan rpidamente la complejidad de los procesos en los que se

    involucraban. Como seal en textos anteriores (por ejemplo, Araujo y Grupo Musicultura

    2006a, 2006b), los resultados en trminos de discusin verbal fueron escasos durante varios

    meses. Viviendo situaciones opresivas diariamente, entre el fuego cruzado de la violencia

    relacionada con el trfico de drogas y sujetas a la ausencia casi completa de alternativas,

    incluyendo la falta de los servicios pblicos fundamentales, inicialmente pocas personas se

    aventuraron a hacer algn comentario reflexivo ms all de las reacciones ms

    inmediatamente esperables (risas, miradas significativas, bostezos, etc.).

    En los encuentros durante este periodo, los estudiantes de maestra y el profesor de

    msica mencionados prestaban extrema atencin a todas las reacciones as como a las

    estrategias, exitosas o no, de provocacin al debate. Sus impresiones fueron eventualmente

    transformadas en anotaciones de campo que alimentaron discusiones metodolgicas con el

    coordinador del proyecto de cerca de hora y media de duracin, realizadas en el lapso entre

    los dos encuentros semanales.

  • 19

    El contenido de estas discusiones poda variar, por ejemplo, de un anlisis detallado de

    una fiesta con msica y baile ofrecida espontneamente por un residente, al de un extrao

    comentario sobre el ruido atemorizador de la invasin de una de las favelas por parte de una

    faccin rival a la dominante, generador de reacciones extremas, desde el debate ms

    acalorado hasta el silencio ms inquietante. A partir de este tipo de observacin, los

    mediadores elaboraban, en consulta con el coordinador del proyecto, posibles estrategias para

    los prximos encuentros, como volver a asuntos previamente discutidos, formular nuevas

    preguntas que mantuvieran algn nexo con las anteriores, o aun pasar a cuestiones

    enteramente nuevas, pero siempre despus de acordar con el colectivo de habitantes qu

    rumbo tomar.

    Una vez se rompi, por lo menos parcialmente, lo que Freire (1970) denomina cultura

    del silencio mediante conversaciones cortas o simplemente palabras aisladas, se pas a un

    largo proceso de discusiones cada vez ms alejadas de las percepciones ms inmediatas,

    orientadas a reflexiones ms capaces de ejercitar algn distanciamiento, que englobaban

    referencias que corroboraban, ampliaban y problematizaban la experiencia directa. Cerca de

    nueve a diez meses despus de iniciadas las actividades de formacin, el espacio de

    intervencin de los mediadores se fue reduciendo al punto de hacerse, como mucho, una voz

    ms en medio de las otras. Esto nunca llev a que se diluyeran las diferencias entre los

    diversos sujetos all presentes mediadores y habitantes, o entre los propios habitantes,

    pero hizo realidad lo que no pareca posible, esto es, la yuxtaposicin de estas diferentes

    posiciones de sujeto, que con frecuencia se encuentran en una contradiccin que puede o no

    resolverse, y que constituye en s un aspecto comn a cualquier colectivo, aunque muchas

    veces es obliterado en los anlisis acadmicos en favor de generalizaciones simplificadoras.

    Las relaciones internas entre los miembros de ese microcosmos social pasaron de la

    paralizante desconfianza inicial a las alianzas y los enfrentamientos mutables, y as

    prosiguieron las relaciones entre las cerca de cien personas que lo han conformado en diversos

  • 20

    periodos durante estos nueve aos de colaboracin. Tambin cambi el espectro sonoro-

    musical durante ese tiempo. En medio de un sinnmero de cuestiones comunes a este proceso

    participativo, destaco aqu dos que juzgo de inters para la discusin sobre patrimonializacin,

    mercado y consumo.

    En un contexto como el de Mar, en el que el estigma de ms de cien aos de

    criminalizacin de la pobreza y de las favelas en Brasil se intensifica con la accin predatoria de

    criminales, de la polica y de otros agentes menos visibles relacionados con el trfico de

    drogas, la especulacin econmica, la corrupcin y el control privado de la poltica, la reaccin

    de reserva del militante frente al proyecto de investigacin del patrimonio sonoro-musical

    comentada anteriormente se amplifica, de manera an ms aguda, en la participacin de

    jvenes muchas veces ya acostumbrados a sentirse fracasados y sin perspectivas en la vida. En

    contraposicin, lenta y progresivamente, las estrategias participativas aqu comentadas llevan

    a los habitantes a desarrollar su conciencia y algn grado de respeto, cuando no inters activo,

    por la diversidad. Uno de los casos ms ilustrativos, inmediatamente constatado, fue sin duda

    la poca identificacin que la mayor parte de los primeros integrantes tena con la samba, un

    hecho en s interesante, siendo este gnero un cono internacionalmente conocido de Ro de

    Janeiro14. Sin embargo, despus de haber concentrado buena parte de sus investigaciones

    iniciales en la escuela de samba local ya mencionada, el Gato de Bonsucesso, algunos

    integrantes del grupo se interesaron por los aspectos sonoros, coreogrficos y

    organizacionales de la escuela, as como por su importancia histrica y social como instancia

    aglutinadora de los habitantes.

    Estos mismos integrantes del grupo de investigacin decidieron fundar en 2005 un

    nuevo bloque de carnaval, un tipo de organizacin de samba de proporciones ms reducidas

    14

    Los participantes debatieron su distanciamiento relativo frente a la samba asociando este gnero con las

    generaciones ms viejas, en contraposicin con la preferencia de los jvenes por el pagode romntico y el

    funk, considerados ms prximos a la juventud de las favelas. Otra hiptesis en sus discusiones atribua

    tal distanciamiento al hecho de la regin de procedencia de los habitantes de Mar es, directa o

    indirectamente, el noreste brasilero, un rea en la que la samba no tiene una posicin preferencial.

  • 21

    que las escuelas, que aborda temas polticos. Su nombre, Se Benze Que Da, es una alusin a las

    dos presentaciones que realizan anualmente atravesando toda la extensin de Mar, lo que

    significa pasar por las barreras armadas de las diferentes facciones del trfico. Todos los aos,

    desde 2005 hasta hoy, los integrantes de Se Benze Que Da escogen un tema, siempre de cuo

    poltico y con un mensaje directo sobre la realidad de Mar, de las favelas y de la ciudad, a

    partir del cual componen la msica y organizan todos los aspectos de la presentacin, como la

    ropa y utilera alusiva. La msica-tema de cada ao, o samba-enredo, que antes era compuesta

    por unos pocos autores individuales, hoy es elaborada en ensayos colectivos que cuentan con

    la colaboracin de todos los presentes. Como en las escuelas de samba, los ensayos

    constituyen una forma entre otras de recaudar fondos con la venta de comida, bebida y

    camisetas, y durante estos se ejercitan los potenciales artsticos, y an econmicos, de baja

    intensidad, posibilidad antes inexistente. As, un trabajo de mapeo participativo del patrimonio

    sonoro-musical abre perspectivas renovadas de atribucin de valor de uso y valor de cambio,

    aqu subordinadas a los propsitos polticos de habitantes y no-habitantes. Estas perspectivas

    no se mantienen, sin embargo, sin tensiones internas, casi siempre ocasionadas por lo que

    algunos participantes perciben, desde puntos de vista muchas veces contradictorios y en

    conflicto, como desequilibrios entre lo poltico, lo artstico y lo econmico, que generan la

    polarizacin de las opiniones de algunos integrantes claves. En gran medida hasta este punto

    prevalecen las yuxtaposiciones de puntos de vista contradictorios y se mantiene un equilibrio

    posible entre las tres dimensiones, pero con algunas fisuras irreconciliables y la ocasional

    salida de alguno de los miembros ms antiguos.

    Otro punto de inters para la discusin sobre patrimonializacin, mercado y consumo

    es el potencial de los procesos de investigacin participativa para desvelar la violencia

    simblica, como la presente en Mar, ejercida por nociones producidas por intereses ajenos o

    contrarios a los de sus habitantes, que reifican determinadas prcticas sociales, multifacticas

    y hasta contradictorias entre s. Esto tiene serias implicaciones en el da a da, y las discusiones

  • 22

    en los procesos participativos de investigacin aqu comentados han revelado los diferentes

    modos en que en Mar se entienden categoras musicales usadas de un modo restrictivo y

    reificado por la literatura acadmica, a la par con las categoras empleadas localmente pero

    que tienden a permanecer absolutamente ignoradas en estudios acadmicos del patrimonio

    sonoro-musical brasileo. En una investigacin cuantitativa sobre gustos, acceso y consumo

    de msica, concebida y aplicada en 2006 por el grupo de habitantes aqu aludido, surgi un

    nmero bastante significativo de categoras inditas en la literatura acadmica en las cerca de

    mil respuestas a la cuestin qu tipo de msica usted prefiere?, entre ellas, msica que

    hace pensar a la gente (para un anlisis de esta investigacin, vase Grupo Musicultura 2011).

    A la matriz de pensamiento sobre los procesos de patrimonializacin y su relacin con

    la formacin de mercados y patrones de consumo le hace falta, por lo tanto, preguntarse

    sobre los criterios y efectos de polticas y aproximaciones an centradas en objetos

    construidos en gran medida por literatura de tendencia reificadora, muchas veces ajena o

    contradictoria a la praxis de produccin de los mismos objetos.

    En respuesta a estos desafos, propongo que la colaboracin y el compromiso colectivo

    de las poblaciones afectadas por o excluidas de los procesos de patrimonializacin

    implican la difcil, mas no imposible, tarea de trascender los dualismos entre distanciamiento

    e intervencionismo, poltico y apoltico, e investigacin acadmica y aplicada.

    Consideraciones finales

    En conclusin y como provocacin para el debate, se reafirma aqu que resulta

    imperativo someter al escrutinio ms fino las formas de investigacin convencionales sobre

    cuestiones relativas al patrimonio cultural, en su relacin con la formacin de mercados y sus

    implicaciones en trminos de consumo. Es el caso de las investigaciones reflexivas que se

    limitan a denunciar la manipulacin y explotacin de la produccin cultural como mercanca,

    un proceso que, sin importar el origen o el valor moral que se le atribuya, no debe ser y con

  • 23

    frecuencia no es arbitrado por instancias acadmicas. La legitimacin del discurso acadmico

    en este plano es a veces ms letal que la ciertamente cuestionable intervencin directa en los

    procesos decisorios de colectivos y grupos sociales con los cuales los acadmicos interactan,

    que reduce de una u otra manera la agencia de sus interlocutores para articular

    autnomamente sus propias iniciativas. Al contrario, ambas aproximaciones resultan en: 1)

    procesos y productos culturales fetichizados, definidos y naturalizados en trminos de

    ideologas ajenas a sus productores; 2) reconfiguracin formalista de la autoridad, confirmada

    por la firma autoral del acadmico; y 3) elaboracin de polticas, agendas de investigacin y

    programas de elaboracin de inventarios que refuerzan an ms la hegemona del saber

    acadmico, y atribuye a sus agentes la responsabilidad de definir, registrar, preservar,

    promover o salvaguardar la diversidad cultural.

    Como no pocas experiencias en el mundo lo indican, construir un legado ms

    democrtico y transformador constituye un enorme desafo. Invocando, una vez ms, a

    Orlando Fals Borda y Paulo Freire, los investigadores sentipensantes del aqu y el ahora deben

    mantenerse humildemente conscientes de que los procesos y productos culturales son

    permanentemente mediados y resignificados por relaciones de poder y demandan constante

    accin-reflexin. Por tanto, no deben permitir que teorizaciones precarias15 se fijen de modo

    reificado y opresivo en el curso de interacciones parciales, cuyo efecto ms palpable es la

    consagracin casi siempre efmera de la autoridad.

    Parece claro que revisar radicalmente el proceso de produccin de conocimiento

    requiere de aplicacin extrema, en el sentido de un compromiso poltico reflexivo y de la

    adopcin de otra praxis de investigacin, que puede involucrar: 1) la creacin de

    oportunidades para que comunidades hoy marginadas del conocimiento acadmico,

    legitimado sobre su propia praxis, participen en los diferentes foros que confirman o

    15

    Por ejemplo, textos en los que se seala de modo reificador la existencia de una relacin entre la samba

    y la coexistencia pacfica en las favelas, como opuesta a una relacin inequvoca entre el funk y la

    escalada de violencia de los aos noventa (ver Zaluar 2009).

  • 24

    cuestionan tal legitimacin; 2) posibilidades de conformacin de equipos de investigacin

    integrados por nativos y no-nativos, acadmicos y no-acadmicos; 3) formas y usos nuevos y

    autocrticos de documentacin, con nfasis en los que estimulan el debate sobre la historia y

    valores de los procesos y productos en cuestin; 4) desarrollo de nuevas capacidades (por

    ejemplo, documentacin audiovisual, creacin y administracin de archivos sonoros) entre

    comunidades que as lo deseen y que no posean capacidad inmediata para ello; y 5)

    concepcin o refuerzo de modos de difusin de conocimiento y de repositorios de

    conocimiento locales, bien sea a travs de organizaciones e instituciones comunitarias o de la

    promocin de eventos en los que se mezclen formas heterodoxas de reflexin-accin.

    Las implicaciones ms generales de esas observaciones pueden ilustrar concepciones

    alternativas de patrimonializacin, formacin de mercados y patrones de consumo de bienes

    culturales, as como servir a la formulacin de una agenda poltico-epistemolgica ms

    amplia, participativa y autocrtica de las relaciones humanas con base en sus saberes y

    prcticas. Con la expectativa de que el debate prosiga a partir de la experiencia acumulada,

    concluyo as esta parcial contribucin.

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  • 25

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