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APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y PATRONES DE MOVILIZACIÓN COGNITIVA Antonio Aguilera-Jiménez

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  • APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y PATRONES DE MOVILIZACIÓN

    COGNITIVA

    Antonio Aguilera-Jiménez

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    APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y

    PATRONES DE MOVILIZACIÓN COGNITIVA

    Antonio Aguilera-Jiménez

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    APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y PATRONES DE MOVILIZACIÓN

    COGNITIVA

    Antonio Aguilera-Jiménez1

    Resumen.

    Las concepciones más actuales sobre enseñanza (enseñanza interactiva) y aprendizaje (aprendizaje dialógico) y las actuaciones educativas que se basan en ellas están suponiendo una transformación de la escuela de la Sociedad Industrial por otro tipo de institución educativa más acorde con las teorías de enfoque dialógico y las prácticas sociales propias de la Sociedad del Conocimiento. Este nuevo enfoque sitúa la clave del aprendizaje en las interacciones que se producen en todos los espacios educativos (aula, familia, pandillas,…) por lo que se hace preciso incrementar la cantidad, la diversidad y la calidad de las interacciones que tienen lugar en los centros educativos. Para ello es necesario que todos los adultos implicados, pero especialmente los docentes, adopten un estilo de interacción y creen un clima de aula donde sea posible la enseñanza interactiva y el aprendizaje dialógico incrementándose la calidad de las interacciones. Tras una primera parte en la que se contextualizan estos cambios el objetivo principal es proponer una serie de criterios que caracterizan el estilo de interacción dialógica: los Patrones de Movilización Cognitiva (PMC). A diferencias de otras propuestas con las que coincide, los PMC constituyen un conjunto sistemático de pautas para la interacción dialógica que puede usarse tanto para el análisis de la interacciones como para la formación del profesorado en los criterios que definen la enseñanza interactiva y dialógica.

    Palabras Clave: Comunidades de Aprendizaje, Enseñanza Interactiva, Aprendizaje Dialógico, Actuaciones Educativas de Éxito, Patrones de Movilización Cognitiva, Enriquecimiento Cognitivo.

    Abstract

    The most current conceptions about teaching (interactive teaching) and learning (dialogical learning) and the educational actions that are based on them are assuming a transformation of the school of the Industrial Society by another type of educational institution more in line with the theories of dialogical approach and the social practices of the Knowledge Society. This new approach places the key to learning in the interactions that occur in all educational spaces (classroom, family, gangs, ...) so it is necessary to increase the quantity, diversity and quality of the interactions that take place in the educational centers. For this it is necessary that all adults involved, but especially teachers, adopt a style of interaction and create a classroom climate where interactive teaching and dialogical learning is possible where the quality of interactions increases. After a first part in which these changes are contextualized, the main objective is to propose a series of criteria that characterize the dialogical interaction style: the Patterns of Cognitive Mobilization (PMC). Unlike other proposals with which it coincides, the PMC constitute a systematic set of guidelines for dialogical interaction that can be used both for the analysis of interactions and for teacher training in the criteria that define interactive and dialogical teaching.

    Key Words: Learning Communities, Interactive Teaching, Dialogic Learning, Successful Educational Performances, Cognitive Mobilization Patterns, Cognitive Enrichment.

    1 Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla. C/ Camilo José Cela, s/n. 41018 Sevilla (España). Correo-e: [email protected]

    mailto:[email protected]

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    APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y PATRONES DE MOVILIZACIÓN

    COGNITIVA

    ÍNDICE

    PRIMERA PARTE: INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………… 7 1. Relación entre teoría y práctica educativa. Todos actuamos según una teoría………………… 7 2. El paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información……………………………………. 8 3. La educación en la Sociedad del Conocimiento: aprendizaje dialógico y enseñanza interactiva…………………………………………………………………………………………………………………………… 12 4. Actuaciones Educativas de Éxito……………………………………………………………………………………… 13 5. Relevancia de las interacciones………………………………………………………………………………………. 14 SEGUNDA PARTE: LOS PATRONES DE MOVILIZACIÓN COGNITIVA……………………………………. 15 1. Antecedentes………………………………………………………………………………………………………………….. 15 2. Qué son los Patrones de Movilización Cognitiva (PMC)…………………………………………………… 16 3. Cuáles son los Patrones de Movilización Cognitiva………………………………………………………….. 17

    3.1 Lentificar la dinámica de clase…………………………………………………………………………… 18 3.2 Análisis y estructuración de la situación…………………………………………………………….. 18 3.3 Estimular la interacción entre el alumnado………………………………………………………… 19 3.4 Centrar y focalizar la atención……………………………………………………………………………. 20 3.5 Abrir problemas para otro día……………………………………………………………………………. 22 3.6 Flexibilidad al seguir la tarea propuesta…………………………………………………………….. 22 3.7 Crear un clima activo y participativo………………………………………………………………….. 23 3.8 Facilitar y favorecer la expresión personal…………………………………………………………. 24 3.9 Representar un papel de “cómplice” activo………………………………………………………. 26 3.10 Atención personal a las demandas de cada alumno…………………………………………. 27 3.11 Estimular la creación de un autoconcepto positivo…………………………………………. 28 3.12 Crear un clima lúdico……………………………………………………………………………………….. 29 3.13 Reforzar la conducta cognitiva superior…………………………………………………………… 30 3.14 Estimular el pensamiento explicativo………………………………………………………………. 32 3.15 Plantear conflictos cognitivos………………………………………………………………………….. 33 3.16 Orientar la actividad hacia los procesos…………………………………………………………… 34 3.17 Moldeamiento: aproximaciones sucesivas………………………………………………………. 35 3.18 Presentar modelos de pensamiento en voz alta………………………………………………. 36 3.19 Estimular el pensamiento alternativo………………………………………………………………. 37 3.20 Aumentar el input……………………………………………………………………………………………. 38 3.21 Distanciamiento………………………………………………………………………………………………. 39

    4. El mapa de los Patrones de Movilización Cognitiva…………………………………………………………. 40 5. Patrones de Movilización Cognitiva, Aprendizaje Dialógico y Enseñanza Interactiva………. 41 6. El estilo de interacción dialógica definido por los PMC puede y debe aprenderse…………… 55 CONCLUSIONES………………………………………………………………………………………………………………….. 58 REFERENCIAS……………………………………………………………………………………………………………………… 63

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    APRENDIZAJE DIALÓGICO, ENSEÑANZA INTERACTIVA Y PATRONES DE MOVILIZACIÓN

    COGNITIVA

    Primera parte: Introducción.

    1. Relación entre teoría y práctica educativa. Todos actuamos según una teoría.

    Entre los profesionales de la educación suele darse la creencia de que la relación entre teoría

    educativa y práctica docente es una relación unívoca según la cual las aportaciones más

    recientes en la investigación científica en educación deben orientar sus actuaciones dentro del

    aula. Como dice Hattie:

    Frecuentemente los profesores creen que las teorías dictan la acción, incluso cuando la

    evidencia de impacto no respalda sus teorías particulares (de forma que su compromiso

    con ellas casi se convierte en una profesión de fe). Esta precipitación a inferir por parte

    de los profesores es uno de los mayores obstáculos para que muchos alumnos mejoren

    su aprendizaje. En contrapartida, la posibilidad o no de evidencia del impacto implica

    que los profesores necesitan modificar o incluso cambiar drásticamente las teorías sobre

    cómo actúan (Hattie, 2017:17):

    Sin embargo, tanto en las ciencias sociales en general como en las ciencias de la educación en

    particular, esta manera de entender la relación entre teoría y práctica es incompleta desde el

    momento en que las nuevas teorías aparecen para explicar nuevos fenómenos sociales y

    educativos que las preceden y que no tienen explicación desde teorías anteriores. Así, por

    ejemplo, los diferentes movimientos sociales (hippie, feminista, pro derechos humanos,…) que

    aparecieron en los años sesenta del siglo pasado no tenían explicación desde las teorías

    sociales sistémicas y estructuralistas que atribuían la transformación social a “minorías

    selectas” o a “vanguardias del proletariado”, de modo que fueron necesarias nuevas

    aportaciones teóricas, subjetivistas y constructivistas, que explicaran estas nuevas realidades

    (Flecha, Gómez & Puigvert, 2001). Igualmente el éxito en experiencias de integración escolar

    llevadas a cabo por docentes a demanda de nuevas sensibilidades sociales y exigencias de las

    familias hicieron que los modelos explicativos de la discapacidad, de matriz médica o

    psicométrica basados en el déficit que estaban vigentes en aquellos momentos, fuesen dando

    paso a otras modelos bio-psico-sociales basados en las necesidades educativas (Marchesi &

    Martín, 1990). Es decir, la relación entre teoría y práctica es bidireccional: nuevas realidades

    sociales y educativas exigen nuevas teorías explicativas que den razón de ellas y, por otra

    parte, estas nuevas aportaciones teóricas contribuyen a la generalización de las prácticas que

    las originaron. Hattie lo expresa de manera clara cuando afirma:

    Una premisa clave es que es trascendental el punto de vista del profesor sobre su papel.

    Son los marcos conceptuales específicos que tienen los profesores sobre su papel, y

    particularmente el marco conceptual específico a partir del cual se cuestionan sobre los

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    efectos que tienen en el aprendizaje de sus alumnos (…). Es importante lo que hacen los

    profesores, pero lo más importante es tener el marco conceptual apropiado en relación

    al impacto que tiene aquello que hacen. Un marco conceptual apropiado combinado

    con las acciones pertinentes opera conjuntamente para conseguir un efecto positivo en

    el aprendizaje (Hattie, 2017:31).

    Los profesores llegan a clase con marcadas teorías sobre los alumnos y frecuentemente

    se resisten a la evidencia de que los alumnos no se ajustan a estas teorías (Hattie,

    2017:40).

    Por otra parte, todas las personas actuamos según una teoría, es decir, actuamos guiados por

    una serie de ideas, creencias o supuestos que dan lugar a teorías explícitas o implícitas que

    orientan nuestra acción. Esta realidad es difícil de visibilizar en el ámbito educativo en el que

    muchos profesionales minusvaloran las aportaciones teóricas más recientes y dicen actuar

    guiados por su “experiencia” o por el “sentido común” cuando en realidad ese sentido común

    se ha ido construyendo a partir de experiencias anteriores entre las que se incluyen sus

    vivencias como escolares y, por tanto, responde a modelos teóricos de épocas pasadas. El

    resultado es, como dice Gardner (2006:18) que

    La educación sigue siendo básicamente una preparación para el mundo del pasado, en

    lugar de ser una preparación para los posibles mundos del futuro.

    Por todo ello, es necesario que los docentes revisemos la fundamentación de nuestra acción y

    el impacto de la misma en los resultados (Hattie, 2017). Para que la acción se transforme en

    experiencia es necesaria la reflexión sobre la acción. Como señala Freire:

    Si los hombres son seres del quehacer esto se debe a que su hacer es acción y reflexión.

    Es praxis. Es transformación del mundo. Y, por ello mismo, todo hacer del quehacer debe

    tener, necesariamente, una teoría que lo ilumine. El quehacer es teoría y práctica. Es

    reflexión y acción. No puede reducirse ni al verbalismo ni al activismo (Freire, 1970:151).

    2. El paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información.

    Desde hace tiempo, se viene señalando que el paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad del

    Conocimiento es la tercera gran revolución que ha experimentado la humanidad, equivalente a

    la revolución del Neolítico que dio lugar a la sociedad agrícola allá por el 8.500 a.c. y a la

    revolución industrial de finales del siglo XVIII (Toffler, 1980).

    Los cambios en las prácticas sociales que está suponiendo esta tercera gran revolución en la

    historia de la humanidad y que son relevantes para la educación pueden sintetizarse en tres: a)

    Importancia creciente del conocimiento, de la formación y, por tanto, de la educación

    (Sociedad del Conocimiento); b) Incremento de la diversidad, pluralidad y heterogeneidad de

    las sociedades con la aparición de nuevos agentes educativos (Sociedad del Riesgo) y c)

    Cuestionamiento de las autoridades tradicionales (Sociedades Dialógicas) (ver tabla 1).

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    A) SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO. 1. El conocimiento se ha constituido como elemento productivo de primer orden. 2. No hay un trabajo para toda la vida. Distancia entre los estudios cursados y el trabajo

    desempeñado. 3. El fracaso escolar implica fracaso social. Cada vez hay menos alternativas para quienes no

    tienen un determinado nivel educativo. 4. Hay que seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Títulos con fecha de caducidad. 5. Son necesarias nuevas competencias que afectan al qué y al cómo enseñar. 6. Importancia creciente de los sistemas educativos como espacios en los que se genera y

    transmite la información. B) SOCIEDAD DEL RIESGO.

    1. Sociedades plurales. Diversidad de opciones y Sociedad del Riesgo. 2. La “calle” se ha constituido como agente educativo de primer orden. 3. La escuela compite con otros proyectos educativos. 4. De la sintonía “dada” al desencuentro entre familias, escuela y comunidad. 5. Necesidad de que familias, escuela y entorno acuerden un mismo proyecto educativo

    C) SOCIEDAD DIALÓGICA. 1. Presencia en nuestras sociedades de dinámicas y relaciones cada vez más dialógicas y

    negociadoras. 2. Crisis de autoridades tradicionales: El poder de los argumentos frente al argumento del poder. 3. El fin del conocimiento experto. 4. La sintonía entre familias y profesorado y entorno social que antes venía “dada” ahora hay que

    construirla mediante el diálogo.

    Tabla 1: Transformaciones sociales en el paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información.

    Los cambios en las prácticas en el mundo de la vida han dado pié a nuevas teorías sociales que

    expliquen las nuevas actuaciones y que podemos agrupar en tres grandes concepciones de la

    realidad: a) la concepción objetivista, estructuralista y sistémica de la primera parte de la

    Sociedad Industrial; b) la concepción subjetivista constructivista presente en la segunda mitad

    del siglo XX y c) la concepción dual y comunicativa característica de la Sociedad de la

    Información (ver tabla 2).

    Estos cambios en las prácticas y en las teorías sociales han tenido su correlato en las teorías y

    prácticas educativas. Así, en coherencia con una concepción objetivista de la realidad según la

    cual esta es la que es con independencia de lo que las personas piensen, el docente, que es

    quien conoce la realidad, es quien la muestra a los estudiantes (enseñanza transmisiva) y estos

    la aprenden en la misma medida en que son capaces de repetir la información que el profesor

    les transmite (aprendizaje memorístico). El profesor, que es la figura de autoridad, resuelve los

    conflictos imponiendo normas de convivencia (modelo disciplinario) y la escuela expulsa a

    aquellos que no son capaces de aprender según este modelo o no se ajustan a las normas a fin

    de garantizar grupos homogéneos de escolares (escuela segregadora).

    Por otra parte, desde una concepción constructivista según la cual la realidad es una

    construcción social que depende de los significados que le da cada persona, la labor del

    docente es la facilitar a cada alumno esa construcción adaptándose a sus esquemas de

    conocimiento previos (enseñanza adaptativa) (Miras, 1991) a fin de que el estudiante pueda

    relacionar adecuadamente la nueva información con sus esquemas de conocimiento previos

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    (aprendizaje significativo). El papel de facilitador del profesor también se extiende a la

    resolución de conflictos (modelo de la mediación), y la escuela, en la medida que atiende a la

    diversidad e incluye alumnado que pueda adaptarse a esta nueva concepción (escuela

    integradora).

    CONCEPCIÓN Objetivista Constructivista Comunicativa

    ÉPOCA Sociedad Industrial Soc. Industrial (2ª mitad del s. XX)

    Sociedad de la Información

    VISIÓN DE LA REALIDAD

    La realidad existe independientemente de lo que las personas crean o digan.

    La realidad es una construcción social que depende de los significados que le da cada persona

    La realidad social es una construcción humana. Los significados que damos a la realidad social se han creado en la interacción, ni vienen dados solo por los sistemas y estructuras ni solo salen de nuestro interior.

    PERSPECTIVA DE LAS

    CIENCIAS SOCIALES

    ESTRUCTURALISTA: La realidad la crean las estructuras. Las personas actúan influidas por los sistemas a fin de mantenerlos y reproducirlos.

    SUBJETIVISTA: Las personas intervienen en la construcción de la realidad.

    DUAL: La realidad no está determinada solo por los sistemas ni solo por las acciones de las personas y los grupos. Sistemas y agencia humana crean y transforman la realidad

    ALGUNOS AUTORES

    Parsons: funcionalismo sistémico (Parsons, 1966, 1968). Merton (1977, 1980). Luhmann (1985, 1995) Althusser: estructuralismo marxista (Althusser & Balibar, 1969) Bourdieu: estructuralismo constructivista (Bourdieu, 1988, 2001, 2004)

    Schütz: concepción constructivista de la realidad social (Schütz, 1993). Berger & Luckmann: desarrollan la teoría de Schütz (Berger & Luckmann, 1968) Berger & Kellner (1985) Searle (1997). Mead: constructivismo e interaccionismo. (Mead, 1982). Goffman: dramaturgia (Goffman, 1981).

    Castell: sociedad de la información (Castell, 1997/1998) Bell: sociedad postindustrial (Bell, 1976) Touraine (2006). Giddens: teoría de la estructuración. Estructura y agencia humana (Giddens, 2000; 2001; Beck, Giddens &Lash, 1997) Beck: Sociedad del riesgo (Beck, 2008; 2013; Beck y Beck-Gernsheim, 2001) Habermas: teoría de la acción comunicativa. Sistema y mundo de la vida (Habermas, 1987) Rifkin: sociedades empáticas y colaborativas (Rifkin, 2010; 2011).

    Tabla 2: Tres grandes concepciones de la realidad en las Ciencias Sociales (adaptado de Flecha, Gómez & Puigvert, 2001).

    Finalmente, desde una concepción comunicativa la labor del docente es fomentar las

    interacciones en el aula incrementando su diversidad, cantidad y calidad (enseñanza

    interactiva) (Alabart, 2015; Mercer, Hargreaves & García-Carrión, 2017) de modo que dichas

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    interacciones serán la clave del aprendizaje en la medida en que sean interacciones dialógicas

    (aprendizaje dialógico). El modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos responde

    también a este enfoque comunicativo y la escuela se transforma para acoger a la diversidad de

    estudiantes desde un enfoque de igualdad de diferencias (escuela inclusiva) (ver tabla 3). En la

    Ilustración 1 se ofrece un esquema de lo expuesto en este apartado.

    CONCEPCIÓN Objetivista Constructivista Comunicativa

    ÉPOCA Sociedad industrial Soc. Industrial (2ª mitad del s. XX)

    Sociedad de la información

    PERSPECTIVA EDUCATIVA

    Concepción objetivista y tradicional

    Concepción constructivista

    Concepción comunicativa

    CONCEPCIÓN DEL APRENDIZAJE

    Aprendizaje memorístico

    Aprendizaje significativo Aprendizaje Dialógico

    MODELO DE ENSEÑANZA

    Transmisiva Adaptativa Interactiva

    FORMACIÓN Del profesorado (en contenidos)

    Del profesorado (en metodologías)

    Del profesorado, familias y comunidad

    ENFOQUE DISCIPLINAR

    Pedagogía Psicología Interdisciplinar

    EDUCACIÓN ESPECIAL

    Modelo del déficit Adaptación a la diversidad

    Igualdad de diferencias

    MODELO DE CONVIVENCIA

    Disciplinar Mediador Comunicativo/dialógico

    MODELO ESCUELA Selectiva Integradora Inclusiva

    Tabla 3: Implicaciones educativas de las concepciones objetivista, constructivista y comunicativa.

    Ilustración 1. Evolución de las prácticas y teorías sociales y educativas

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    3. La educación en la Sociedad del Conocimiento: aprendizaje dialógico y enseñanza

    interactiva.

    Un elemento central en la propuesta educativa que se deriva de la perspectiva comunicativa

    en ciencias sociales es la concepción dialógica del aprendizaje. Si la concepción objetivista

    afirma que se aprende a través del mensaje que transmite el profesor (aprendizaje

    memorístico) y la concepción constructivista destaca que se aprende a través de la relación de

    los nuevos conocimientos con los conocimientos previos (aprendizaje significativo), la

    concepción comunicativa señala que se aprende a través de las interacciones entre iguales, con

    el profesorado, los familiares, las amistades,… que produce el diálogo igualitario (aprendizaje

    dialógico).

    Al igual que el aprendizaje significativo no niega la importancia de la memoria, tampoco el

    aprendizaje dialógico se opone a la relevancia de los procesos de memorización o de los

    conocimientos previos en el proceso de aprendizaje, pero lejos de afirmar, como hace Ausubel,

    (Ausubel, Novak &Hanesian, 1989) que el factor más importante que influye en el aprendizaje

    es lo que el alumno ya sabe, la concepción dialógica destaca que el elemento clave del

    aprendizaje son las interacciones:

    El aprendizaje dialógico es el que resulta de las interacciones que produce el diálogo

    igualitario, es decir, un diálogo en el que diferentes personas aportamos argumentos en

    condiciones de igualdad, para llegar a consenso, partiendo de que queremos

    entendernos hablando desde pretensiones de validez (Elboj, Puigdellívol, Soler & Valls,

    2006: 92).

    El aprendizaje dialógico se fundamenta en los siete principios que se señalan en la siguiente

    manera de definirlo:

    El Aprendizaje Dialógico se da por medio de diálogos igualitarios, en interacciones en

    las cuales se reconoce la inteligencia cultural en todas las personas. Esas interacciones

    están orientadas a la transformación de los niveles previos de conocimiento y del

    contexto sociocultural en búsqueda del éxito para todos. Además, el Aprendizaje

    Dialógico se produce en las interacciones que aumentan el aprendizaje instrumental,

    favorecen la creación de sentido personal y social, están guiadas por principios

    solidarios en los que la igualdad y la diferencia son valores compatibles y mutuamente

    enriquecedores (Aubert et al., 2008:167).

    Entre las implicaciones de esta concepción dialógica del aprendizaje podemos señalar las

    siguientes: a) es un modo de favorecer los aprendizajes instrumentales; b) es especialmente

    importante en contextos socialmente desfavorecidos; c) es válido desde la educación de la

    infancia hasta la madurez; d) plantea la necesidad de cambios globales y organizativos de la

    actividad educativa; e) conduce a compartir y utilizar las habilidades comunicativas en todos

    los contextos en los que se desarrolla nuestra vida; f) permite participar más activamente y de

    forma crítica y reflexiva en la sociedad; g) el papel de los educadores es facilitar el diálogo

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    superando los límites de nuestras fronteras culturales que hacen que veamos a los otros más

    que a través de ella; h) es, dentro y fuera del aula, el más adecuado para responder a las

    exigencias de la Sociedad de la Información; i) desarrolla mejor las capacidades de selección y

    procesamiento de la información; j) hace que comprendamos, analicemos y aprendamos

    mejor; k) su uso en el aula fomenta su uso fuera de ella; l) potencia valores como la solidaridad

    y la cooperación entre alumnos de diferentes orígenes, culturas y circunstancias; m) aporta

    soluciones inclusivas que evita la separación y la discriminación; n) es global o parcialmente

    válido para una gran diversidad de contextos educativos formales, no formales e informales.

    A cada una de las concepciones del aprendizaje corresponde una manera diferente de concebir

    los procesos de enseñanza. Así si la enseñanza transmisiva es la respuesta adecuada a una

    concepción memorística del aprendizaje y la enseñanza adaptativa (Miras, 1991) es la

    coherente con la concepción constructivista del aprendizaje significativo, la concepción de la

    enseñanza que corresponde al aprendizaje dialógico es la enseñanza interactiva como señala

    Linda Hargreaves (Alabart, 2015; Mercer, Hargreaves & García-Carrión, 2017).

    4. Actuaciones Educativas de Éxito.

    La fundamentación de esta propuesta dialógica del aprendizaje y de la enseñanza se encuentra

    tanto en aportaciones de la comunidad científica internacional como en actuaciones

    educativas consideradas de éxito que, por una parte, derivan de esas aportaciones y, por otra,

    las validan.

    Las teorías científicas giran en torno a aportaciones de autores que convergen en cinco puntos:

    a) el reconocimiento de que las capacidades son universales (Chomsky, 1977; Cummins, 2002;

    Habermas, 1987); b) la importancia de la interacción, el diálogo y la intersubjetividad (Bakhtin,

    1986, 1989; Bruner, 1988, 1995, 2000; CREA, 2006-2008; Freire, 1997; Habermas, 1990; Mead,

    1982; Rogoff, 1993; Wells, 2001; Vygotsky, 1995, 1996); c) la relevancia de la comunidad como

    contexto de aprendizaje (Bruner, 1996; Cummins, 2002; ; Gee, 2004; Lave & Wenger, 1991;

    Rogoff, 1993; Rogoff, Baker-Sennet, Lacasa & Goldsmith, 1995; Wells, 2001; Vygotsky, 1995,

    1996); d) el poder de los actos de habla y los actos comunicativos (Austin, 1971; Habermas,

    1987; Searle, 1980; Searle y Soler 2004) y e) la capacidad transformadora de la agencia humana

    (Freire, 1997; Chomsky 2001; Garfinkel, 2006; Giddens, 1998; Vygotsky, 1996, 1995) (tomado

    de Aubert et al., 2008)

    Las actuaciones educativas de éxito identificadas en la investigación se refieren tanto a

    actuaciones inclusivas con el alumnado como a actuaciones inclusivas con la comunidad

    educativa que participa en la vida del centro a nivel decisorio, evaluativo y educativo y no solo

    a nivel informativo o consultivo (Includ-Ed Consortium, 2009, Valls, Prados & Aguilera-Jiménez,

    2014). Entre las primeras podemos señalar las siguientes: grupos interactivos (Odina, Buitrago

    & Alcalde, 2004; Oliver & Gatt,2010; Peirats & López, 2013; Valls & Kyriakides, 2013; R. García-

    Carrión & Díez-Palomar, 2015; Valls, Buslón & López, 2016), biblioteca tutorizada y clubs de

    deberes como forma de incrementar el tiempo de aprendizaje (Formosa & Ramis, 2012;

    Leonen & Nimela, 2012), las tertulias literarias dialógicas (Valls, Soler & Flecha, 2008; Pulido &

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    Zepa, 2010; Flecha, García-Carrión & Gómez, 2013; Febré, Tarín, Pascual & Villarejo, 2016;

    García-Carrión, Martínez de la Hidalga & Villardón, 2016), tutoría entre iguales y padrinos de

    aprendizaje (Valdebenito & Duran, 2013; Durán, & Valdebenito, 2014; García, Miravet, Ribés, &

    Trilles, 2015; Topping, 2015; Azonrín, 2017; Esteban & Robles, 2018), agrupamientos

    heterogéneos inclusivos (Includ-Ed Consortium, 2011), etc. Y entre las segundas: participación

    decisoria, y evaluativa de las familias en la gestión de los centros formando parte de

    comisiones mixtas, participación educativa colaborando en tareas de enseñanza en el aula,

    formación de familias y de otros miembros de la comunidad, etc. (Includ-Ed Consortium, 2011;

    García & Yuste, 2012; Gatt & Petreñas, 2012; Lastikka & García-Carrión, 2012; García & Ríos,

    2014; Amador & Girbés, 2016).

    5. Relevancia de las Interacciones.

    Todas estas actuaciones son expresiones de la enseñanza interactiva (Mercer, Hargreaves &

    García-Carrión, 2017) desde el momento que giran en torno a la relevancia de las interacciones

    en el aula. En el trabajo con su alumnado en particular, la labor del profesorado es

    incrementarlas en cantidad (fomentando la cooperación entre escolares y la construcción

    conjunta del conocimiento), en diversidad (promoviendo y facilitando la presencia en el aula

    de adultos colaboradores con perfiles muy diferentes como familiares, jubilados,

    estudiantes,…) y en calidad, puesto que no todas las interacciones suponen una mejora en el

    aprendizaje y la convivencia escolar. Como señala Linda Hargreaves,

    Cada vez es más evidente la necesidad de potenciar las interacciones dentro del aula,

    pero para que surtan los efectos deseados no basta con hacer “trabajo en grupo”

    (Alabart, 2015:37).

    También Hattie (2017:23) refiriéndose a Mansell (2008) dice que:

    Reconoció que el “Grial de la Educación” podría encontrarse más probablemente en la

    mejora de la interacción entre los alumnos y los profesores.

    La calidad de las interacciones depende en gran medida del estilo de interacción que el

    profesor desarrolle en el aula. Como señala Cazden (1991:109) “De todos los recursos con que

    cuenta la clase, el más valioso es nuestro comportamiento como maestros”, comportamiento

    que, por otra parte, será imitado por su alumnado y los adultos colaboradores multiplicando

    sus efectos y dotando de calidad al resto de interacciones. Así lo dice también Mercer

    (2017:35) cuando afirma que:

    El factor más importante en el proceso de enseñanza es la forma en la que el

    profesorado habla a sus alumnos (…). Cuando como profesor hablas a tus alumnos eres

    un modelo a imitar en la conversación exploratoria.

    Por otra parte, cuando ese estilo de interacción no es el adecuado se corre el riesgo de que las

    actuaciones educativas de éxito no se desarrollen de modo que respondan a los principios del

    aprendizaje dialógico señalados anteriormente. Es muy difícil que el profesor pueda desarrollar

  • 15

    interacciones dialógicas mientras los estudiantes trabajan, por ejemplo, en grupos interactivos

    y otro estilo de interacción cuando los adultos voluntarios desaparecen del aula y se encuentra

    en ella el docente con su alumnado; en ese caso, lo habitual es que el estilo de interacción

    característico del profesor que no responde a interacciones dialógicas sea el que se generalice

    cuando se desarrollan actuaciones educativas como grupos interactivos de modo que estos

    serán solo nominales pero no reales. Incluso si fuera posible mantener dos estilos de

    interacción diferentes nos encontraríamos con que, como el manto de Penélope, lo que se

    construye con las actuaciones educativas de éxito se destruye durante el resto de tiempo

    docente.

    De ahí que el problema que nos planteamos y al que queremos dar respuesta en esta

    aportación es ¿cómo ser fiel a los principios del aprendizaje dialógico cuando no estamos

    haciendo “grupos interactivos”, cuando en el aula solo está el docente y sus estudiantes? O

    dicho de otra manera, ¿cuáles son las competencias del profesor para provocar en el aula

    interacciones dialógicas de calidad? Linda Hargreaves (Alabart, 2015:37) afirma que:

    Hay una serie de criterios que optimizan las interacciones y las hacen más efectivas en

    cuanto al aprendizaje.

    Nuestro objetivo es presentar los resultados de otras investigaciones que hemos realizado y

    que identifican estos criterios. Son los que denominamos Patrones de Movilización Cognitiva

    (Mora-Merchán & Mora, 1996; Mora y Aguilera-Jiménez, 2016).

    Segunda parte: Los Patrones de Movilización Cognitiva

    1. Antecedentes.

    Hace algunos años, en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la

    Universidad de Sevilla se vio la necesidad de crear instrumentos, dirigidos a modificar la

    limitación cognitiva, de etiología tanto sociocultural como orgánica, que afecta a muchos

    sujetos con dificultades de aprendizaje (Mora, 1987). Fue así como se creó un programa de

    enriquecimiento cognitivo que se ha denominado Comprender y Transformar (CyT) (Mora,

    1985; 1991; 1998).

    Se trata de un programa de orientación metacognitiva destinado a escolares con un historial

    de experiencias de fracaso o con de alto riesgo de fracaso escolar. Se diseñó para ser aplicado

    en el ámbito escolar por su propio profesorado. Con el tiempo, la versión original del programa

    ha dado lugar a nuevas versiones adaptadas a las edades de los participantes (Mora & Mora-

    Merchán, 1998; Mora y Saldaña, 1999) o a personas con afectación neurológica (Moreno &

    Saldaña, 2005; Moreno, Mora & Saldaña, 2007).

    Los elementos psicopedagógicos claves de este programa son tres: a) unas tareas a realizar,

    consistentes en juegos de grupo que hay que desarrollar con los alumnos; b) Un esquema de

    intervención que consiste en una secuencia de actuación común a todas las tareas y c) Un

  • 16

    estilo de interacción diseñado para la estimulación cognitiva de los escolares y que constituye

    un determinado modo de “estar y actuar” del docente en el aula. Aunque es el profesor quien

    debe implementar este estilo que dota de calidad a las interacciones, no es menos cierto que,

    actuando como modelo, ese mismo estilo acaba incorporándose al repertorio conductual del

    alumnado. Dicho estilo se construye alrededor de una serie de pautas de interacción a las que

    se llamó “Patrones de Movilización Cognitiva (PMC)”.

    En la teoría del programa CyT se establece que la mayor importancia para la estimulación

    cognitiva radica en el esquema de intervención y en el estilo de interacción, mientras que las

    tareas a desarrollar pueden ser las propuestas por CyT u otras diseñadas por el docente,

    incluso las tareas ordinarias del aula. Sin embargo, los Patrones de Movilización Cognitiva sí

    son esenciales en cuanto que estructuran la interacción y los procesos de pensamiento que

    tienen lugar durante el desarrollo de las actividades a realizar. Es decir, en CyT se concede más

    importancia a la interacción que a la tarea misma; la pregunta habitual del profesorado “qué

    tengo que hacer” debe sustituirse por “cómo debo hacer”, “de qué manera tengo que

    interactuar”.

    2. Qué son los Patrones de Movilización Cognitiva (PMC).

    Como acabamos de decir, los PMC son el conjunto de características del estilo de interacción

    dialógica que se establece en el aula y que favorecen el desarrollo cognitivo, el aprendizaje y la

    mejora de la convivencia Estas características no se han establecido desde una reflexión

    teórica a priori, sino desde la investigación empírica (Mora, 1991). Se grabó en vídeo un amplio

    conjunto de sesiones en que se aplicaba CyT a diversos grupos escolares con niveles diferentes

    de progreso en una batería de test cognitivos que se aplicaron antes de iniciar el programa y

    después de uno y dos años de iniciarlo.

    Visto que con las mismas tareas, distintos grupos habían obtenido diferentes resultados, los

    investigadores plantearon la hipótesis de que era el distinto estilo de interacción del docente el

    que marcaba la diferencia. Para comprobarla se analizaron todos los videos fraccionados

    minuto a minuto para encontrar qué elementos aparecían como responsables de los cambios

    apreciados en los alumnos en el interior de cada sesión (Aguilera-Jiménez & Mora, 2003, 2004,

    2012). Dicho análisis proporcionó unas pautas repetidas de interacción que se daban entre los

    grupos de mayores ganancias y que, al mismo tiempo, aparecían poco o nada en los grupos de

    menos mejoras, concluyendo que dichas pautas de interacción (los PMC) son las que definen

    una interacción de calidad que repercute en la mejora del desarrollo, del aprendizaje y de la

    convivencia en el aula. Es importante destacar que la clave de los PMC está más en el sentido y

    significación que le dan sus protagonistas que en la topografía de las conductas en que se

    manifiestan. No son conductas concretas ni palabras concretas las que determinan la aparición

    de un PMC concreto, sino la atribución de un sentido y propósito deliberado que se da a lo que

    se hace. Es cierto que no se trata solo de tener buenas intenciones y que intención debe

    concretarse en actos que pueden ser observados y registrados, pero sabiendo que lo relevante

    está en el propósito dado a las conductas observadas, en el sentido y significación que le dan

  • 17

    sus protagonistas y, sobre todo, en los efectos que esa conducta genera en otras conductas

    concretas de los protagonistas, en su comprensión de la situación vivida y en las actitudes con

    que se enfrentan a las situaciones problemáticas.

    3. Cuáles son los Patrones de Movilización Cognitiva.

    La investigación realizada (Mora, 1991; Mora-Merchán & Mora, 1996) identificó veintiún

    patrones de conductas del profesorado de las aulas más eficientes, que no aparecían o lo

    hacían en magnitudes pequeñas en las aulas poco eficientes. Estos veintiún patrones pueden

    agruparse sobre tres ejes señalados por Mora (1998: 520):

    El profesor más eficaz (…) es el que reúne la triple condición de orientar la actividad a

    procesos, recurriendo con frecuencia para ello a la presentación de modelos de

    pensamiento con esa característica, de crear un clima de clase personalizador, donde el

    alumno se siente atendido, la dinámica del grupo se subordina al crecimiento individual

    y el profesor es un cómplice que ayuda a pensar y estimula la mejora de la autoimagen

    y, por último, de gestionar el ritmo de la actividad y la atención de los alumnos para que

    los procesos puedan ser más claramente percibidos y el clima sea gratificante.

    En la tabla 4 se presentan estas veintiuna pautas de actuación que caracterizan una interacción

    dialógica en el aula, agrupadas en los tres ejes señalados.

    PMC DE GESTIÓN DEL AULA:

    Pautas que orientan sobre la dinámica deseable en el

    aula

    1. Lentificar la dinámica de clase. 2. Análisis y estructuración de la situación. 3. Estimular la interacción entre el alumnado. 4. Centrar y focalizar la atención. 5. Abrir problemas para otro día. 6. Flexibilidad al seguir la tarea propuesta

    PMC DE CREACIÓN DE CLIMA POSITIVO:

    Creación de un clima de trabajo afectivo y

    participativo, lúdico y motivacional

    7. Crear un clima activo y participativo. 8. Facilitar y favorecer la expresión personal. 9. Representar un papel de “cómplice” activo. 10. Atención personal a las demandas de cada alumno. 11. Estimular la creación de un autoconcepto positivo. 12. Crear un clima lúdico

    PMC ORIENTADOS A PROCESOS DE

    PENSAMIENTO: Dirigen el interés hacia las estrategias y procesos de pensamiento más que los

    productos del mismo.

    13. Reforzar la conducta cognitiva superior. 14. Estimular el pensamiento explicativo. 15. Plantear conflictos cognitivos. 16. Orientar la actividad hacia los procesos. 17. Moldeamiento: aproximaciones sucesivas. 18. Presentar modelos de pensamiento en voz alta. 19. Estimular el pensamiento alternativo. 20. Aumentar el input. 21. Distanciamiento.

    Tabla 4. Patrones de Movilización Cognitiva

    A continuación mostraremos una breve descripción de cada uno de estos Patrones de

    Movilización Cognitiva con algunos ejemplos de actuaciones en las que pueden concretarse.

  • 18

    Información más detallada de los mismos puede consultarse en Mora y Aguilera-Jiménez

    (2016).

    3.1 Lentificar la dinámica de clase.

    Esta pauta de interacción consiste en hacer la dinámica de la clase y/o la actividad del profesor

    lo más lenta posible. La clase se desarrolla sin prisas. Se introducen latencias antes de emitir las

    respuestas, para inhibir la impulsividad y mejorar los resultados. El clima de clase es reflexivo y

    “contemplativo” deteniéndose todo lo que haga falta en el análisis del problema, aun en

    aspectos triviales pero que han suscitado el interés del grupo o de una persona del mismo. La

    única limitación es que se mantenga el interés del grupo y las aportaciones se estén

    enriqueciendo.

    Algunos de los modos en que puede concretarse esta pauta de interacción son los siguientes:

    La profesora demora las respuestas de los alumnos tras hacer la pregunta.

    La profesora pregunta todas las opiniones grupales e individuales.

    El docente no juzga las respuestas de los alumnos sino que deriva ese juicio a los

    alumnos mismos.

    La profesora repite las respuestas que dan los alumnos antes de pasar a otra.

    El docente enfrenta las respuestas de los alumnos; fomenta los conflictos cognitivos.

    Gestiona los errores no mediante correcciones sino con preguntas socráticas y/o

    moldeamiento.

    Vuelve a cuestiones ya debatidas para relacionar ideas actuales con otras anteriores.

    Fomenta la expresión de varias respuestas a la misma cuestión y pide que se

    argumenten.

    Acepta las respuestas como provisionales hasta que no sean aceptadas como correctas

    por todo el grupo.

    Espera todo el tiempo que sea necesario a que un alumno consiga expresarse para ser

    entendido.

    La profesora está interesada en el proceso de resolución y en la interacción entre los

    alumnos.

    El lenguaje no verbal y los aspectos suprasegmentales del lenguaje (gestos, pausas,

    entonación,…) lentifican.

    Los escolares imitan a la profesora en su conducta de lentificar y muestra una actitud

    más reflexiva.

    3.2. Analizar y estructurar la situación en cada momento.

    Consiste en estar atento a que el trabajo, en cada momento, responda a un objetivo. La

    intervención responde a un plan establecido previamente. Hay unidad y sistematicidad en la

    intervención y sus elementos se encuentran coordinados y organizados, relacionados uno con

    otros y no meramente yuxtapuestos. El trabajo no es fruto de la improvisación ni resultado de

    factores aleatorios o incontrolados. La planificación del trabajo es conocida por el grupo.

    Periódicamente se explicitan las etapas cubiertas (“¿Qué hemos hecho?”), el objetivo presente

  • 19

    (“¿Qué estamos haciendo?”) y la anticipación de la tarea futura (“¿Qué tendremos que

    hacer?“). El tiempo se organiza atendiendo distintas tareas. Hay momentos para informar, para

    pensar, para discutir, para decidir. Se introducen pausas y cambio de ritmo en la dinámica

    facilitando la diferenciación de la tarea. El profesor, con palabras y gestos proporciona

    estímulos discriminativos que permiten identificar lo que se espera del alumno.

    Algunas concreciones de esta pauta de interacción son:

    Se ve claramente que el trabajo que se desarrolla se corresponde con un plan

    previamente diseñado.

    El plan diseñado es una secuencia de tareas relacionadas que tienen una unidad.

    El alumnado es consciente de que la secuencia de tareas responde a un plan que da

    sentido a cada una.

    Se ve claramente el objetivo que se persigue en cada fase del trabajo.

    El objetivo que se persigue con la tarea que se hace es continuación de otro anterior de

    una secuencia lógica.

    El profesor relaciona unas aportaciones con otras para que no aparezcan como

    yuxtapuestas sino que siguen un hilo de conversación.

    El profesor filtra las aportaciones de los alumnos destacando las que son pertinentes y

    reconduciendo la situación.

    El profesor hace que se vayan cubriendo etapas: ahora pensamos, ahora dialogamos,

    ahora decidimos,…

    El profesor explicita con verbalizaciones, gestos, etc. lo que hemos hecho, lo que

    estamos haciendo y lo que vamos a hacer.

    El docente comenta con el alumnado el objetivo y las fases de la actividad tantas veces

    como hagan falta.

    Hay aportaciones de los alumnos que son claros intentos de estructurar la situación.

    El profesor hace verbalizaciones para ayudarse a sí mismo a reestructurar la situación,

    si es necesario.

    3.3 Estimular la interacción entre alumnos.

    Con esta pauta de interacción se trata de favorecer el intercambio de aportaciones entre los

    alumnos. Se plantean problemas que deben ser resueltos en equipos o mediante el diálogo en

    grupo y con las aportaciones de todos: las acertadas y las desacertadas. Se devuelven al grupo

    las aportaciones individuales para que sean analizadas y asumidas o rechazadas. Se estimula la

    cooperación entre los miembros del grupo para resolver problemas o realizar la tarea. Incluye

    estimular relaciones de cooperación y de solidaridad entre los miembros de cada equipo.

    Algunos ejemplos de este patrón de interacción son:

    Devolver al grupo aportaciones individuales para ser analizadas antes de ser aceptadas

    o rechazadas.

    Pedir opiniones a unos sobre las aportaciones de otros.

    Preguntar a la clase su opinión sobre la aportación de una persona o de un equipo.

  • 20

    Plantear sobre la marcha cuestiones para que sean pensadas en el equipo; detener en

    un momento dado la puesta en común de todos para que los equipos reflexionen sobre

    alguna nueva cuestión que haya surgido antes de continuar con el diálogo en el grupo

    de clase.

    Proponer tareas, problemas, preguntas,… para que sean resueltas en el equipo

    mediante el diálogo.

    Estimular la cooperación entre los miembros del grupo para resolver problemas o

    realizar la tarea.

    Evitar sancionar o zanjar una situación dando su opinión.

    Evitar dar por zanjado un diálogo prematuramente, dando la razón a alguno de los

    participantes.

    Devolver al grupo cualquier pregunta que se haga al docente.

    Sugerir que otros compañeros ayuden a un alumno cuando este experimenta

    dificultades con la tarea.

    Gratificar actitudes y conductas cooperativas e interacciones (verbales o no) entre

    miembros del grupo.

    Reforzar la expresión de los miembros del grupo dirigida a otro.

    Fomentar la réplica a las aportaciones de unos alumnos con preguntas como “¿alguien

    opina igual?”.

    Crear en el grupo una dinámica en la que la participación en el diálogo de todos

    aumente las posibilidades de realizar bien el trabajo.

    Ejercer un rol de coordinador, no directivo.

    Dejar que los alumnos tomen decisiones manteniendo el diálogo todo lo que sea

    necesario hasta llegar a un acuerdo.

    Pedir y fomentar que se abran debates o comentarios entre los alumnos.

    Cortar o no someter a diálogo aquellas aportaciones distintas o contrarias a las del

    profesor.

    Evitar convertirse en juez de todo lo que hacen los escolares.

    Evitar sacrificar el diálogo en aras de la disciplina y el orden en el aula.

    Evitar convertirse en el receptor de todas las aportaciones de todos los alumnos (todos

    se dirigen a él, pero no a otros compañeros).

    Estimular la aparición de conflictos cognitivos destacando la contradicción u oposición

    entre dos o más aportaciones.

    3.4 Gestionar la atención focalizándola en lo relevante.

    Consiste en dirigir la atención del grupo hacia los aspectos pertinentes de la discusión o el

    proceso mediante aportación de información (p. ej.:"Fijaos, esto es importante..."), o mediante

    énfasis dado a algún contenido con la entonación o con gestos y movimientos. Aun cuando se

    aceptan todas las aportaciones, hay referencias selectivas hacia aquellas que mantienen el hilo

    de la discusión u ofrecen puntos de vista interesantes sobre la actividad o la percepción de los

    procesos. Se reitera la información, destacando los aspectos relevantes. La síntesis realizada

  • 21

    filtra la información acumulada de ruidos y aspectos no pertinentes. El profesor cuida de

    mantener el hilo del discurso colectivo. No se pasa a aspectos nuevos sin haber zanjado los

    problemas anteriores.

    Algunos ejemplos de cómo se puede implementar esta pauta de interacción son los siguientes:

    Seleccionar la información que se presenta destacando verbalmente la que sea más

    relevante.

    Enfatizar la información relevante con lenguaje no verbal, entonación, gestos o

    movimientos.

    Repetir los mensajes que aporten información de interés.

    Evitar que se pierda el hilo del discurso colectivo.

    Verbalizaciones para retomar el hilo de la conversación si se ha perdido.

    Sintetizar la información más relevante que ha aparecido hasta el momento o que está

    apareciendo.

    Hacer referencia a los datos más pertinentes para la tarea y destacarlos.

    Hacer referencia a los procesos de pensamiento que hemos de activar para realizar la

    tarea.

    Peticiones explícitas a los alumnos para que reflexionen acerca de un aspecto concreto.

    Pedir que se repita cierta información para que podamos pensar mejor sobre ella.

    Tras un conjunto de aportaciones “filtrarlas” repitiendo solo la más relevante para

    continuar la tarea.

    No pasar por alto una aportación relevante sino centrar la atención del grupo en ella.

    Llamar la atención sobre la relevancia de una aportación.

    Hacer referencia selectiva a aquellas aportaciones que sirven para mantener el hilo del

    diálogo

    Hacer referencia selectiva a aquellas aportaciones que ofrecen información pertinente

    al asunto.

    Anotar en la pizarra información relevante que hemos de seguir teniendo presente.

    Expresar y escribir en la pizarra el “propósito” de la sesión, del diálogo.

    Mantener presente y recordar de vez en cuando cuál es el objetivo que pretendemos

    alcanzar.

    Evitar aportaciones del profesor que desvíen la conversación de su meta.

    El profesor reforzará conductas del alumnado que supongan un control voluntario de su

    atención hacia los asuntos pertinentes y que supongan una superación de la atención

    cautiva.

    El profesor reforzará conductas o verbalizaciones de cualquier alumno que tiendan a

    centrar la atención de grupo en lo relevante en ese momento.

    Descomponer una tarea larga en sub-tareas más cortas y centrar la atención en la sub-

    tarea pertinente en cada momento.

    Expresar el sentido (el por qué y para qué) de lo que estamos haciendo en cada

    momento.

  • 22

    3.5 Abrir problemas para otro día.

    El profesor termina cada sesión proponiendo un motivo de reflexión individual, que será base

    del trabajo siguiente. Siempre que sea posible consistirá en un caso de la vida real que sea

    reflejo de lo que se ha dicho en clase, o que exija saber hacer algo de lo que se ha hecho en

    clase. Se trata de provocar que la reflexión realizada en el aula continúe fuera de ella. Cada

    sesión se comienza revisando si han realizado esa tarea fuera del aula que se propuso al final

    de la clase anterior. No importa que no todos la hayan hecho, pero si hay uno sólo que la haya

    realizado, ese escolar se transforma en el centro de la actividad y expone, aunque sea

    brevemente, su aportación.

    Puede hacerse, entre otros, de los siguientes modos:

    El profesor acaba la sesión proponiendo una pregunta o una tarea relacionada con lo tratado

    para que sea respondida o realizada fuera del horario escolar entre esta sesión que termina y la

    siguiente.

    Al comienzo de cada sesión se pregunta por la tarea propuesta al final de la sesión anterior para

    que quien la haya realizado pueda compartirla con el grupo.

    3.6 Ser flexible al seguir la tarea propuesta.

    El profesor sigue con flexibilidad la tarea propuesta, adaptándose al ritmo del grupo. Se

    detiene en cada punto lo que es necesario. No interrumpe discusiones "porque hay otra cosa

    que hacer". Todo lo que propone es consecuencia de la reflexión anterior. No hay

    yuxtaposición de tareas. Este patrón de conducta del docente no es lo mismo que improvisar ni

    lo contrario de “análisis y estructuración de la situación”, sino su complemento porque fruto

    de ese análisis puede resultar la necesidad de no realizar lo previsto “a piñón fijo”, sino con

    flexibilidad.

    Ejemplos de concreciones de esta pauta de interacción son:

    El profesor sigue el plan de trabajo adaptándose al ritmo del grupo y teniendo en

    cuenta sus necesidades respondiendo adecuadamente a ellas.

    El ritmo de trabajo es marcado por las aportaciones, necesidades e intereses del grupo.

    El profesor mantiene una actitud de apertura hacia las opiniones y aportaciones de los

    alumnos respondiendo a ellas, aunque no sea eso lo que corresponde al plan previsto.

    Se dedica a cada fase del diálogo el tiempo que sea necesario sin interrumpirlo “porque

    hay otra cosa que hacer”.

    El profesor permite que el grupo se detenga en cualquier punto del diálogo el tiempo

    que sea necesario.

    No hay prisas ni urgencias por pasar de un tema a otro o de un aspecto del diálogo al

    siguiente. No hay urgencias por concluir un programa o terminar un temario.

    Se altera el plan de trabajo previsto si así lo demanda la dinámica que va creándose en

    el grupo

    Siempre que se salve el objetivo, el profesor se adapta al grupo tanto en el ritmo de

    trabajo como en los contenidos del diálogo.

  • 23

    No hay saltos bruscos de un punto a otro. Cada momento del diálogo es consecuencia

    del momento anterior y antecedente del siguiente.

    Identificar situaciones no previstas y tenerlas en cuenta para reconducir el diálogo sin

    perder de vista los objetivos a alcanzar.

    El profesor entra en el diálogo interesante aunque desvíe momentáneamente al grupo

    de la tarea marcada.

    Se pasa de un punto del diálogo a otro según una lógica y no sin saber por qué.

    El profesor no muestra preocupación por “perder el tiempo” en aspectos a su juicio

    accesorios

    El profesor no muestra prisas por pasar a la tarea siguiente del plan previsto, ni con su

    actitud ni con palabras.

    El profesor atiende las preguntas y comentarios aunque no se ajusten al orden del día.

    El profesor respeta que se planteen temas de diálogo que no son los que él desearía

    pero que son los que el grupo, en ese momento, está planteando.

    El profesor está más preocupado por que las distintas fases de la tarea se desarrollen

    adecuadamente que por cubrir todas las etapas del plan de trabajo previsto.

    El profesor se mantiene tranquilo cuando no se terminan los temas en las fechas

    previstas.

    3.7 Facilitar un clima activo-participativo en el aula.

    Se trata de que los escolares se mantengan en un clima de actividad casi constante,

    discutiendo, analizando o reflexionando. La mayoría de los sujetos están participando de la

    actividad propuesta y/o de la reflexión planteada: hablando en el grupo, pidiendo la palabra

    aunque no se le conceda, manteniendo contacto visual frecuente con la persona que habla,

    participando de las votaciones,… “Participar” no tiene que significar siempre “hablar” o

    “actuar”. Alguien que está observando atentamente o escuchando con interés las aportaciones

    de otros siguiendo el hilo, también está manifestando una actitud activa y participativa.

    Algunas posibles formas de crear un clima activo y participativo son:

    Incita, anima a la participación mediante preguntas o comentarios provocadores.

    Procura que participen todos animando a los más retraídos y no solo atendiendo a los

    más habladores.

    El profesor hace preguntas directas a algún escolar en concreto.

    El profesor hace sondeos rápidos o votaciones para saber el grado de acuerdo y animar

    el diálogo.

    Está sinceramente interesado en conocer las aportaciones de cada uno de sus alumnos.

    Los escucha.

    Espera la respuesta dando el tiempo necesario para que aparezcan y para pensar sobre

    ellas.

    Plantea cuestiones a resolver en pequeños grupos antes de volver a la puesta en común

    de todos.

  • 24

    Escucha las aportaciones de los alumnos y las tiene en cuenta (aunque discrepen de las

    suyas).

    Refuerza y valora la participación de los alumnos.

    Repite el problema, la pregunta o resume las aportaciones anteriores para provocar

    otras nuevas.

    Crea situaciones que provoquen participación como cometer errores o discrepar del

    grupo.

    Agradece aportaciones por su contribución a la tarea común.

    Devuelve al grupo preguntas o aportaciones dirigidas a él. No es él/ella quien zanja las

    discrepancias.

    Implica a todos los alumnos en el discurso destacando su protagonismo como emisores

    y receptores.

    Promueve la colaboración entre compañeros.

    Plantea las tareas como retos colectivos a los que todos tienen la posibilidad y

    capacidad de aportar.

    Se alegra sinceramente y felicita y agradece las aportaciones de los alumnos y su

    participación activa.

    Pregunta todas las opiniones. No se conforma con la primera ni con la correcta o la de

    los “listos”.

    Confronta las aportaciones de unos alumnos con las de otros para alargar el diálogo.

    Plantea preguntas, pone pegas, destaca contradicciones,… que estimulen la

    participación.

    Fomenta la expresión de opiniones y razonamientos; encauza las aportaciones sin

    coartarlas.

    Espera a que un alumno consiga expresarse dándole el tiempo que necesite.

    La dinámica de clase impide que algunos niños puedan “camuflarse” o pasar

    desapercibidos.

    Su actitud expresa la convicción de que todos tienen algo que aportar e interés en que

    lo hagan.

    Alienta la colaboración y no la competición entre los escolares.

    Está pendiente de incorporar a la tarea a los que por alguna razón desconectan o se

    desenganchan.

    Incita a participar mediante miradas dirigidas a alguien en concreto o gestos de duda o

    extrañeza.

    3.8 Facilitar la expresión personal de cada escolar.

    Es importante que todos los sujetos puedan expresarse: con libertad, con tiempo suficiente

    para ordenar sus ideas y sabiendo que se aceptará su aportación, aunque pueda discutirse. Si

    alguien necesita más tiempo para elaborar su aportación, podrá disponer de ese tiempo. Se

    estimulará la actitud de escucha por parte de los demás. Aun cuando una aportación sea

    minoritaria, incluso sea un solo escolar quien la aporte, esa persona tiene derecho a aportar

  • 25

    sus argumentos y a que se discutan, aun cuando sean erróneos, y esa sea la conclusión a la que

    finalmente se llegue, incluso por parte de quien los propuso inicialmente.

    Puede implementarse, por ejemplo, de alguna de las siguientes maneras:

    Favorecer el diálogo de ideas en grupo.

    Respetar todas las intervenciones y someterlas a consideración sin excluir ninguna.

    Apoyar las expresiones de los más inseguros.

    Dar turnos de palabra y moderar los diálogos.

    Facilitar (con preguntas o de cualquier otro modo), que las aportaciones estén siendo

    entendidas por los demás, aunque no se esté de acuerdo con ellas.

    Pedir a quien vaya a discutir una aportación de otro, que comience resumiendo dicha

    aportación.

    Respetar las características personales en las formas de expresión de cada uno.

    Aceptar todas las aportaciones, incluso las incorrectas. Entender que la expresión en sí

    es positiva.

    Apreciar las aportaciones menos valiosas como una oportunidad para pensar y

    mejorarlas entre todos.

    Interesarse por lo qué piensan los alumnos y hacer partícipes de ese interés a los

    compañeros de clase.

    Manifestar en voz alta que todo lo que cualquiera exprese va a ser aceptado, aunque

    pueda discutirse.

    Reforzar verbalmente la participación del alumno, llamando la atención sobre los

    aspectos positivos que cualquier aportación (correcta y menos correcta) tiene para el

    conjunto de la clase.

    Evitar hacer un discurso expositivo continuado sin preocuparse de la acogida que esté

    teniendo.

    Priorizar la participación y el intercambio sobre el orden y el silencio.

    Evitar la crítica destructiva de aportaciones incorrectas, rechazarlas de malos modos o

    destacar su incorrección sobre lo que pueden tener de positivo.

    Tras cada aportación, dedicar un tiempo a analizarla y no pasar inmediatamente a la

    siguiente.

    No excluir a nadie de las conversaciones de los grupos o del conjunto de la clase.

    Dar a cada uno el tiempo que necesite para expresarse (incluso introduciendo silencios

    y latencias).

    Transmitir de forma explícita e implícita que no solo es posible sino deseable que todos

    los alumnos se expresen sin presiones.

    Respeta y facilita la expresión de todos, incluso de los que tienen las ideas menos

    claras, de los que les cuesta más pedir la palabra, de los que tienen dificultades de

    expresión, de los que son más tímidos,….

    Crear un ritmo de diálogo adecuado que permita la intervención de todo el que lo

    desee.

  • 26

    Dar apoyos verbales o gestuales a los más indecisos para que les resulte más fácil

    intervenir.

    No transformar las preguntas en “adivinanzas”.

    Dar tiempo a construir el mensaje sin interrumpir ni pidiendo que se dé prisa, que

    abrevie,…

    Decir a un grupo o persona concreta que nos interesa lo que piense de lo que se está

    tratando.

    Plantear cuestiones para ser debatidas en los equipos a fin de que los que no se atreven

    a hablar ante toda la clase, puedan hacerlo en el grupo pequeño.

    3.9 Representar un papel de cómplice activo.

    Esta pauta describe el rol del profesor como cómplice de los alumnos ante el desafío que

    supone la tarea. El profesor se pone "del lado del alumno" a la hora de resolver el problema. La

    actitud afectiva es la de "colega" más que la de director de la dinámica. El profesor demuestra

    que también él está interesado en la solución del problema, solución que, aunque se suponga,

    no es evidente que el profesor ya posea. Sus palabras y gestos encarnan la actitud de

    búsqueda sintiéndose cómplice del grupo. Hay expresiones fácticas que confirman esta actitud.

    El profesor no aparece como depositario de la verdad de modo que cuando habla se zanja la

    discusión, sino como un estímulo para que la verdad pueda ser encontrada entre todos.

    Cuando el profesor habla los temas no se zanjan sino que se abren y complican. Se trata de ser

    cómplice “activo", lo que hace compatible este rol con las funciones de dirección de la

    dinámica, realización de síntesis, etc.

    Podemos representar un papel de “cómplice activo” cuando:

    Muestra que tiene el mismo interés que los alumnos en resolver la tarea

    Hace suyas las dudas y explora como si fueran propias las respuestas que los alumnos

    dan.

    Cuando plantea algo, supone, explora, etc. lo hace con los alumnos y no para ellos.

    Participa en la búsqueda de soluciones.

    No dice “esto está bien o está mal”, sino que deja que entre todos se encuentre la

    verdad.

    Deriva preguntas a los alumnos para que sean estos los que respondan conjuntamente.

    Busca, con ayuda de los demás, respuestas a preguntas que se hace pensando en voz

    alta.

    Se solidariza con el trabajo del grupo, con sus éxitos y con sus fracasos.

    Expresa abiertamente dudas personales sobre el asunto que se esté tratando.

    Comparte las dudas de los alumnos y las hace propias.

    Mantiene una actitud de curiosidad sincera.

    Manifiesta con gestos y palabras que él también está interesado en encontrar las

    respuestas que el grupo está buscando.

    Aunque sepa la respuesta a una cuestión, asume el problema desde el punto de vista

    de quien no lo domina.

  • 27

    Evita responder taxativamente a las preguntas de los alumnos, asumiendo que él es la

    máxima autoridad sobre el tema.

    No dar por resueltas las cuestiones cuando interviene el profesor (magíster díxit).

    Permite que cuestiones supuestamente ya zanjadas vuelvan a reabrirse por algún

    alumno.

    Se mantiene cercano al trabajo real del grupo.

    Valora la labor de los alumnos o sus posibilidades desde la cercanía. No menosprecia las

    aportaciones.

    No se erige en la fuente de sabiduría que todos consultan (o la enciclopedia que todo lo

    sabe).

    Da una imagen de falibilidad, de que él también comete errores y se equivoca

    No hace adivinanzas. No espera respuestas preestablecidas por él y cerradas.

    Evita manifestar con gestos y palabras que él ya sabe lo que los demás están buscando.

    Proporciona información al grupo cuando la necesita. No la oculta para aporta cuando

    no viene a cuento y sin que nadie sepa de donde procede.

    No actúa mostrando que sabe de antemano la respuesta o la solución

    Más que dar respuestas, hace preguntas, anticipa problemas, sugiere alternativas, pone

    dificultades,…

    3.10 Atender a las necesidades personales de cada alumno.

    Los conflictos cognitivos no se tratan de modo despersonalizado. En la medida de lo razonable,

    se atiende cada problema cognitivo personal, cada punto de vista. Aun cuando la dinámica

    exija agilidad y solo pueda considerarse un punto de vista, se hará de modo personal (p.e.:

    "Pensemos en lo que nos dice fulano..."). Cuando un sujeto o pequeño grupo no queda

    convencido con la opinión mayoritaria, aún cuando sea correcta, se dedica algún tiempo a

    analizar la opinión minoritaria. El profesor se asegura que cada sujeto va cubriendo las etapas

    del proceso (con preguntas breves, votaciones de expresión de opinión, etc.). Evitar zanjar las

    diferencias mediante votaciones.

    Algunos modos de implementar esta pauta de interacción son:

    Hacer preguntas sobre la actividad para averiguar quién no la ha comprendido.

    Pedir que expresen opiniones y participen en los diálogos y trabajos propuestos.

    Anticipar los problemas que pudieran surgir en un alumno para que no quede

    descolgado.

    Devolver al grupo las dudas e interrogantes que se planteen para reflexionar todos

    sobre ellas.

    Tener en cuenta opiniones y argumentos minoritarios (incluso individuales) y dedicar

    tiempo a su análisis y consideración (aunque sean erróneos).

    Ofrecer en la conversación un lugar y un tiempo de trato privilegiado a un alumno.

    Dedicar tiempo y atención a los alumnos en función de sus necesidades demandadas o

    no.

    Dar oportunidad para que resulte fácil exponer las necesidades que cada uno sienta.

  • 28

    Promover el respeto por todos, especialmente por las características particulares de

    cada uno.

    Asegurarse de que todos los alumnos avanzan en el dominio de los procesos implicados

    en cada momento de la tarea que se desarrolla.

    Reaccionar positivamente tanto a las aportaciones correctas como a las equivocadas.

    Explicar detalladamente las dudas e interrogantes ocupándose de cómo se ha llegado a

    ellas.

    Atender a las necesidades de cada alumno y no al “alumno medio” del grupo de clase.

    Atender a todos por igual sin discriminaciones (los torpes; los más trabajadores,...).

    No hacer comparaciones explícitas o implícitas entre niños o grupos que hagan a estos

    sentirse mejores o peores con respecto a los demás.

    No dar por concluida una tarea hasta que todos la hayan terminado, comprendido o

    haya quien desea seguir aportando.

    El profesor se dirige e interactúa con alumnos concretos y no con el grupo en su

    conjunto.

    El profesor hacer preguntas breves y sondeos para que todos respondan

    Mientras que haya un argumento en contra, se sigue dialogando hasta que alguien

    convenza a alguien.

    Se evita zanjar las discrepancias con votaciones antes de haberlo hablado

    suficientemente.

    No se rechaza ninguna aportación sin dedicar un tiempo a pensar en ella.

    Dar a cada uno el tiempo que necesite para expresarse

    Pedir votaciones para que los que no hablan, manifiesten su postura y ayudarles a que

    la verbalicen.

    El profesor evita que nadie se sienta presionado por el progreso del grupo

    Pedir al grupo que atienda y responda o ayude en las dificultades de algún compañero.

    3.11 Estimular un autoconcepto positivo.

    La actividad se orienta a incrementar el autoconcepto positivo del alumno y su nivel de

    satisfacción con la experiencia cognitiva realizada. Incluye situaciones en que: a) el

    reforzamiento emitido tiene un carácter "personal" y así es percibido por el receptor; aunque

    se dispense de modo grupal, el sujeto se sienta como su destinatario; b) el escolar valora

    positivamente su papel y/o aportación dentro del grupo, expresándolo mediante palabras o

    gestos; c) el sujeto da muestras de conocer sus posibilidades presentes y/o futuras para

    afrontar situaciones semejantes a la propuesta; d) el profesor analiza junto con el sujeto de

    qué modo "él" ha sido capaz de superar una situación. (Es preciso distinguir entre el análisis de

    proceso orientado a la percepción del mismo y el que estimula el autoconcepto, con

    orientación a la persona) y e) El profesor agradece la aportación, aunque sea equivocada,

    como valoración del esfuerzo y la participación.

    Algunas maneras de estimular el autoconcepto positivo y la autoestima de los escolares son:

  • 29

    Dispensar un reforzamiento personalizado de las aportaciones positivas que realice el

    alumno.

    Analizar en clase, junto con el alumno, de qué modo él ha sido capaz de superar una

    situación poniendo el énfasis en los méritos de dicho alumno.

    Permitir y alentar que el alumno exprese con palabras o gestos, la valoración positiva

    que hace de sí mismo (incluso la dispensación de auto-reforzamiento).

    Facilitar y promover que el alumno conozca y muestre sus posibilidades presentes y/o

    futuras para afrontar situaciones semejantes a la propuesta.

    Comentar abiertamente los logros y/o esfuerzos de un alumno, bien con dicho alumno,

    bien con un compañero en presencia del alumno estimulado.

    Reforzar y/o agradecer la aportación, aun cuando esta sea equivocada, como valoración

    del esfuerzo y la participación.

    Destacar los aciertos y los éxitos por encima de los errores y fracasos como expresión

    de las posibilidades de afrontar adecuadamente situaciones nuevas.

    Alentar las expresiones de satisfacción de los alumnos y compartirlas con ellos.

    No recriminar las actuaciones que no lleven a los resultados esperados

    Dejar al alumno el protagonismo de la situación, promoviendo que tantee sus

    posibilidades.

    Actuar bajo el supuesto de que lo positivo no hay que premiarlo o destacarlo

    positivamente y lo negativo no hay que penalizarlo, censurarlo ni castigarlo.

    No valorar excesivamente aportaciones que no lo merecen o exagerar el reforzamiento

    hasta situaciones que se consideren ridículas y/o desproporcionadas.

    Estar pendiente de los efectos en la autoestima de un escolar de lo que se dice o se

    hace.

    Expresar altas expectativas respecto de las posibilidades de un alumno.

    Felicitar a un alumno por asumir riesgos en sus aportaciones (p.e. afrontando tareas

    novedosas o manifestando ideas novedosas o arriesgadas).

    Reconocer en un alumno sus competencias y habilidades cuando las pone de

    manifiesto.

    Reforzar a un alumno cuando hace algo para mejorar sus habilidades (por razones

    intrínsecas).

    Manifestar confianza en las posibilidades de alguien para hacer algo mejor

    Expresar opiniones positivas sobre un alumno en particular.

    Atribuir los éxitos al esfuerzo y a las habilidades que ha puesto en juego.

    3.12 Crear un clima Iúdico en el aula.

    El clima de grupo es lúdico, agradable o divertido, más próximo a las actividades informales

    extracurriculares (talleres deportivos, de tiempo libre o de expresión) que a la conducta más

    rígida y formalizada propia del marco académico. El alumno se divierte con las actividades

    propuestas y no las acepta como una obligación escolar más. En el clima de clase hay una

    mezcla de interés y relajación. Cuanto más rompa las expectativas del alumno sobre lo que es

  • 30

    una tarea escolar, mejor, pues eso facilita la incorporación a la tarea de los que se consideran

    “malos alumnos”. Si hay un escolar que se considera “bueno” jugando y “malo” estudiando, las

    tareas que se proponen deben parecerse más a un juego que a una actividad de estudio.

    Algunas posibles concreciones de esta pauta de interacción son las siguientes:

    El clima de clase es agradable, divertido con ausencia de tensiones, de ansiedad o

    situaciones estresante.

    El clima de clase se parece más a tareas informales extracurriculares que a tareas

    académicas propias de las áreas del currículo.

    Los alumnos juegan y se divierten con las tareas propuestas. Se entusiasman con ellas y

    no las hacen como una obligación más.

    Proponer las tareas como juegos o de la manera más parecida a un juego y juego de

    equipos.

    Proponer, dentro de lo que es razonable para un juego, ciertos elementos de

    competición entre los equipos.

    Hacer de las actividades desafíos interesantes que merecen la pena afrontar y explorar.

    Mantener una actitud cordial con los alumnos y de estar divirtiéndose con ellos.

    Manifestar verbalmente y sobre todo con gestos y con la actitud general a lo largo de la

    sesión, que se está pasando un buen rato.

    Comentar con el grupo o con algún alumno en particular el carácter entretenido de la

    actividad o de algún elemento concreto de ella.

    Disfrutar de los logros y de los intentos así como de la compañía de los demás.

    Presentar los problemas como retos al tiempo que se muestra la disposición para

    colaborar con el alumno.

    Mantener un tono conversacional cálido y cercano y no autoritario ni distante.

    Situarse emocionalmente dentro del grupo. Sentirse afectivamente comprometido con

    él.

    Mantener un tono y una actitud de colaboración haciendo que la exigencia sea

    autoexigencia por parte de los alumnos.

    Suscitar que las tareas no se conviertan en obligaciones sino algo que se hace por

    placer.

    Cuidar que la presentación de las actividades sea un reto lúdico y divertido.

    El profesor no se hace el gracioso cuando nadie del grupo comparte esa percepción.

    3.13 Reforzamiento de la conducta cognitiva de nivel superior a la línea base.

    Se reconoce públicamente y se refuerza positivamente toda conducta o aportación de un

    escolar o un equipo de escolares que muestre un nivel cognitivo superior al inicial, aún cuando

    la diferencia sea mínima en términos absolutos. El reforzamiento debe ser inmediato o muy

    próximo en el tiempo a la conducta reforzada. Evitar el uso de reforzadores materiales. Un

    gesto, una mirada, una expresión verbal de valoración suele ser suficiente. Conviene explicar

    porqué se dispensa ese reconocimiento. Este concepto de reforzamiento, no es totalmente

    idéntico al formulado por la psicología del aprendizaje; en este caso cumple también una triple

  • 31

    función cognitiva expresa de informar al sujeto sobre lo adecuado de su conducta, estimular el

    autoconcepto positivo del alumno y crear un clima de clase afectivamente gratificante. No se

    trata de decir que está bien lo que es incorrecto sino de ver siempre lo positivo.

    Se hace uso del reforzamiento cuando:

    El docente expresa alabanzas y aprobación a un alumno mediante gestos o palabras.

    Se refuerzan avances sobre las habilidades, competencias o aprendizajes previos.

    El profesor reconoce una respuesta de un alumno de mejor calidad de la que es

    habitual en él.

    El profesor reconoce lo bueno que es hacer una pregunta a alguien que no suele

    hacerlas.

    El docente refuerza intervenciones de un alumno en el que comenta errores propios o

    de otros.

    Se refuerzan logros en un alumno no alcanzados hasta ese momento.

    Se refuerza cuando se respeta el turno, se habla con orden, se sigue el hilo de una

    conversación,…

    Se refuerza cuando el alumno ver baliza un proceso de pensamiento o una estrategia

    de resolución que antes era inaccesible a su conciencia.

    Se refuerza cuando una persona da argumentos a favor o en contra de algo, si antes no

    lo hacía.

    El reforzamiento es inmediato o muy próximo en el tiempo a lo que se quiere reforzar.

    El profesor hace explícito al alumno qué refuerza y la razón por la que está siendo

    reforzado.

    El docente está más pendiente de las mejoras a reforzar que de los errores que se

    producen.

    Se evita censurar los errores sino que se refuerza lo que aportan de positivo al diálogo.

    Ante un error, el profesor no se limita a constatarlo sino que informa de cómo actuar

    para superarlo.

    Se produce reforzamiento de manera frecuente, siempre que hay ocasión para ello.

    El reforzamiento es personalizado; se dirige a alguien concreto y así es entendido por

    todos.

    El reforzamiento se ajusta a las características de la persona a la que va destinado.

    El alumno reforzado incrementa la frecuencia de su conducta que ha sido reforzada

    previamente.

    Se refuerza la conducta manifestada (lo que hace), no a la persona que la realiza (lo que

    es).

    Estar atento a las respuestas de todos los estudiantes y conoce las posibilidades de

    cada uno.

    El docente está predispuesto a reforzar y a ver los aspectos en que se mejora para

    reforzarlos.

  • 32

    El docente es efusivo, incluso exagerado, en el reconocimiento de los esfuerzos y

    logros.

    Hacer partícipe al resto del grupo de los avances de un compañero.

    La expresión del reforzamiento a una persona es pública; toda la clase es consciente de

    él.

    El docente no actúa dando por sentado que mejorar es “su obligación”.

    No dar por supuesto que dar una respuesta correcta es ya una auto-gratificación

    suficiente.

    Los alumnos, imitando al profesor, también expresan alabanzas o reconocimiento a

    algún compañero.

    Los gestos, entonación, énfasis,… que acompañan al reforzamiento, apoyan al

    contenido del mismo.

    El profesor manifiesta tranquilidad y confianza ante los errores y entusiasmo ante los

    aciertos.

    El alumno expresa, aunque sea gestualmente, satisfacción por el reforzamiento

    recibido.

    3.14 Estimular el pensamiento explicativo.

    Se busca la explicación en cada razonamiento. En las aportaciones realizadas se indaga el "por

    qué". No se aceptan las intervenciones sin una sencilla explicación. Se trata de evitar

    aportaciones que se justifiquen “porque sí”. Deben aportarse argumentos a favor o en contra

    de las aportaciones y el diálogo se orienta a lo acertados o no de dichos argumentos y no a los

    acertadas o equivocadas que estén las aportaciones que se justifican o las personas que las

    hacen.

    Para implementarlo se pueden hacer algunas de las siguientes actuaciones:

    Preguntar “por qué” (o similar) cada vez que un alumno haga una aportación (correcta

    o no).

    Evitar hacer del “por qué” una muletilla inútil, que no refleje interés sincero por las

    razones.

    Evitar pedir explicaciones solo de las aportaciones que no se comparten.

    Pedir explicaciones y argumentos de las aportaciones aunque el profesor las comparta.

    Solicitar explicaciones de manera que no se interpreten como reproche, sino como

    interés en ellas.

    Se pregunta por las razones de manera que cree en los alumnos una buena disposición

    para darlas.

    Evitar contra-argumentar una aportación antes de haber pedido las razones que las

    fundamentan.

    Reforzar a aquellos alumnos que espontáneamente expliquen sus razonamientos y den

    argumentos.

    Expresar la importancia de hacer explícitas las razones y argumentos que llevan a una

    conclusión.

  • 33

    Dar tiempo a que un alumno complete su aportación con los argumentos que la

    justifican.

    Esperar en silencio como forma no verbal de decir que estamos esperando las razones

    de lo que dice.

    Acompañar sus aportaciones con razones que las expliquen y argumenten.

    No aceptar una aportación sin que se acompañe de una explicación (a no ser que sea

    evidente).

    Los alumnos se piden explicaciones unos a otros.

    Los alumnos acompañan sus aportaciones de argumentos de forma espontánea.

    Completar con argumentos la aportación de un alumno cuando este no es capaz de

    aportarlos.

    Aceptar los argumentos dados aunque más tarde puedan ser refutados.

    Ajustar la demanda de explicación a las características del sujeto al que se dirige para

    que este interprete la demanda como que es y no de otra manera (como censura,

    reproche, crítica,…).

    El profesor pregunta a un alumno o grupo por el proceso de razonamiento que les ha

    conducido a una conclusión.

    3.15 Estimular la aparición de conflictos cognitivos.

    Los estímulos propuestos se perciben como un problema a resolver, caracterizado por: a) tener

    solución, b) ser interesante, c) implicar puntos de vista contradictorios. El conflicto se origina

    en puntos de vista diferentes entre: profesor y alumno, alumno y alumno o grupos y grupos.

    Se presentan contra-sugerencias de los puntos de vista expuestos por un sujeto/grupo. El

    grupo adopta una actitud crítica. Se discuten las aportaciones, que no se dan por válidas hasta

    haberlas contrastado con puntos de vista alternativos. No se aceptan las aportaciones sin

    análisis, aunque sea elemental.

    Para estimular la aparición de conflictos cognitivos se puede:

    Confrontar opiniones y argumentos.

    Pedir opiniones contrarias, contra-argumentos o ejemplos que vayan en la dirección

    opuesta a la que se está considerando.

    El profesor da argumentos u opiniones contrarias,… Pone alguna objeción a la

    aportación de otros

    Refuerza y valora positivamente opiniones contrarias a otras anteriores.

    Destaca posibles interpretaciones diferentes y alternativas de una misma situación.

    Alienta la duda y la demanda de argumentos y ejemplificaciones a favor o en contra de

    una aportación.

    Acepta y potencia conflictos entre ap