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Aprender en la red. El criterio William H. Vegazo Muro @educador23013 [email protected]

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Education


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Aprender en la red. El criterio

William H. Vegazo Muro@educador23013

[email protected]

Esa es la competencia más importante que

debemos adquirir en la escuela, en el trabajo,

en la vida…

“Tener criterio” es la mayor evidencia de

aprendizaje.

Significa que has interiorizado

conocimientos y experiencias

al enfrentarte a un contenido, una exposición, una

discusión…

eres capaz de “separar el grano de la paja”,

incluso puedes evaluar y dar tu opinión.

Empujamos a jóvenes estudiantes y adultos trabajadores a ser autónomos y dirigir su aprendizaje…

Les mostramos infinitas posibilidades de llegar a la información, trucos de búsqueda, herramientas de curación, plataformas de aprendizaje, recursos abiertos…

Les hacemos trabajar en red, documentarse, organizar sus fuentes, construir sus entornos personales de aprendizaje…

Pero ¿nos detenemos lo suficiente en enseñarles a “tener criterio”?

Está claro que si dominas una disciplina, si eres experto, de un vistazo o con una

lectura “en diagonal” puedes dar credibilidad a un blog, a un artículo de la

Wikipedia o una presentación en Slideshare

Pero cuando estás aprendiendo, cuando buscas información en la red sobre un tema

que no es tu especialidad,

necesitas ayuda para desarrollar un sexto sentido que te permita, casi intuitivamente,

decidir qué es “bueno” y qué no lo es.

Se habla de las 6W (What, Who,

hoW, When, Where, Why) que todo periodista debe tener en cuenta al realizar

su trabajo.

¿Quién? Quién o quiénes respaldan con su nombre esa información.

Investiga un poco sobre la autoría de tu fuente y su autoridad.

¿Es alguien relevante que tiene un currículo relacionado con lo que buscas?

¿Es un trabajo original o es de otro autor?

¿Cuándo? Cuándo se publicó o actualizó por última vez.

En la red todo permanece… Intenta llegar al contenido más vigente.

Dependiendo de la temática puede ser algo decisivo (una investigación científica, por ejemplo)

En ese caso algunas pistas de su vigencia son el número de visitas, los comentarios y las actualizaciones recientes…

¿Cómo? La forma también importa…

Normalmente una forma cuidada da credibilidad a una fuente.

Aunque hay excepciones, si se tiene en cuenta la ortografía (por descontado), la redacción, el orden, la ilustración adecuada, las referencias y citas…

es que hay detrás un esfuerzo de precisión y profesionalidad.

¿Dónde? El medio donde ha sido publicada la información.

Considera si es un medio fiable el que respalda la información (un periódico, una institución de prestigio,

un blog o un canal de YouTube referenciado y seguido por personas relevantes…)

¿Por qué? El propósito de la información.

Analiza los destinatarios y la razón de ser de esa información.

No es lo mismo que sea una opinión o una explicación objetiva, puede haber detrás una intención que te será útil identificar y analizar también.

¿Qué? La relevancia y la precisión.

Pregúntate si responde a lo que buscas, si tiene relación directa y precisa con lo que necesitas saber

No te creas todo lo que leas. Contrasta la información con otras fuentes.

“Tira del hilo” y déjate llevar por tu curiosidad e interés.