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Seminario Permanente del Área de Historia - CIFFyH/UNC - 29/08/2012 "Soto, Nono y Salsacate: encomienda y pueblos de indios (Córdoba, Gobernación del Tucumán. Siglos XVI-XVII)" Cynthia Carolina Ochoa Exposición del proyecto de investigación para optar por la Licenciatura en Historia (Escuela de Historia, FFyH-UNC), desarrollado en el marco del Proyecto de investigación Bianual 2012-2013 - SECyT-UNC, Categoría A, dirigido por Isabel Castro Olañeta: Etnohistoria de las sociedades indígenas de la Gobernación del Tucumán bajo el dominio colonial. Pueblos de indios y encomiendas. Siglos XVI-XVII. Titulo del proyecto: "Soto, Nono y Salsacate: encomienda y pueblos de indios (Córdoba, Gobernación del Tucumán. Siglos XVI-XVII) 1 Tesista: Cynthia Carolina Ochoa Directora: Isabel Castro Olañeta Aprobado por comisión evaluadora el 11/11/2011. I. Problema de investigación: presentación, delimitación y justificación En el mes de marzo de 1693 -durante su visita a las encomiendas de la gobernación del Tucumán- el oidor de la Audiencia de Charcas don Antonio Martínez Luján de Vargas visitaba y registraba, en la jurisdicción de la ciudad de Córdoba, los pueblos de indios de Soto, Nono y Salsacate; los tres pertenecientes a la encomienda del capitán Fernando Salguero de Cabrera. A través del registro que realizó Luján de Vargas, podemos observar diferencias y similitudes entre los tres pueblos de la encomienda, en relación con la cantidad de tributarios, la presencia de autoridades étnicas, la existencia de capilla, de tierras propias y las formas que adquiere el pago del tributo, además de las relaciones existentes entre los indios de los tres pueblos y el tratamiento que recibían del encomendero. A manera de una primera aproximación, la fotografía que presenta el documento es la siguiente: El pueblo de Soto, que contaba con veintiocho indios, treinta indias y un cacique principal, poseía una capilla atendida por un cura que daba la misa. Con respecto al tributo, los indios declaraban no haberlo pagado, aunque sí atestiguaban haber prestado servicio personal en la estancia del encomendero o haber sido alquilados en 1 Al momento de la presentación oral expondremos en detalle los avances de investigación realizados y el trabajo realizado con las fuentes. 1

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Seminario Permanente del Área de Historia - CIFFyH/UNC - 29/08/2012

"Soto, Nono y Salsacate: encomienda y pueblos de indios

(Córdoba, Gobernación del Tucumán. Siglos XVI-XVII)"

Cynthia Carolina Ochoa

Exposición del proyecto de investigación para optar por la Licenciatura en Historia (Escuela de Historia, FFyH-UNC), desarrollado en el marco del Proyecto de investigación Bianual 2012-2013 - SECyT-UNC, Categoría A, dirigido por Isabel Castro Olañeta: Etnohistoria de las sociedades indígenas de la Gobernación del Tucumán bajo el dominio colonial. Pueblos de indios y encomiendas. Siglos XVI-XVII. Titulo del proyecto: "Soto, Nono y Salsacate: encomienda y pueblos de indios (Córdoba, Gobernación del Tucumán. Siglos XVI-XVII)1

Tesista: Cynthia Carolina Ochoa Directora: Isabel Castro Olañeta Aprobado por comisión evaluadora el 11/11/2011.

I. Problema de investigación: presentación, delimitación y justificación

En el mes de marzo de 1693 -durante su visita a las encomiendas de la

gobernación del Tucumán- el oidor de la Audiencia de Charcas don Antonio Martínez

Luján de Vargas visitaba y registraba, en la jurisdicción de la ciudad de Córdoba, los

pueblos de indios de Soto, Nono y Salsacate; los tres pertenecientes a la encomienda del

capitán Fernando Salguero de Cabrera.

A través del registro que realizó Luján de Vargas, podemos observar diferencias

y similitudes entre los tres pueblos de la encomienda, en relación con la cantidad de

tributarios, la presencia de autoridades étnicas, la existencia de capilla, de tierras

propias y las formas que adquiere el pago del tributo, además de las relaciones

existentes entre los indios de los tres pueblos y el tratamiento que recibían del

encomendero. A manera de una primera aproximación, la fotografía que presenta el

documento es la siguiente:

El pueblo de Soto, que contaba con veintiocho indios, treinta indias y un cacique

principal, poseía una capilla atendida por un cura que daba la misa. Con respecto al

tributo, los indios declaraban no haberlo pagado, aunque sí atestiguaban haber

prestado servicio personal en la estancia del encomendero o haber sido alquilados en

1 Al momento de la presentación oral expondremos en detalle los avances de investigación realizados y el trabajo realizado con las fuentes.

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otras estancias. Testimoniaban, también, haber recibido malos tratos por parte de su

encomendero.

Por su parte, en el pueblo de Nono el oidor registraba seis indios, tres indias,

cuatro muchachos y tres indiecitas, quienes manifestaban estar emparentados entre sí

y, también, tener vínculos con los indios de Soto y Salsacate. Tenían su cacique

principal y una capilla en ruinas, recibiendo la misa ocasionalmente de los padres de la

Compañía. Poseían tierras para sembrar en su pueblo; declaraban no pagar tributo,

pero sí prestar servicio personal al encomendero o ser alquilados por él. En lo tocante a

los malos tratos, señalaban no haberlos recibido por parte del encomendero, pero si por

parte de un mayordomo de otra estancia.

Por último, el pueblo de Salsacate contaba con su cacique principal y estaba

integrado por ocho indios mayores, cuatro indias casadas foráneas, un muchacho y una

indiecita, los cuales estaban emparentados entre sí y con los indios de los pueblos de

Nono y Soto. Los testigos manifestaban que tienen sembradíos en su pueblo y que la

capilla se cayó hace un tiempo, por lo que sólo recibían misa una vez al año por parte de

los padres de la Compañía de Jesús. Afirmaban que no pagan tributos, pero que

algunos prestan servicio personal o eran alquilados. Con respecto a los malos tratos, al

igual que los indios de Nono, manifestaban que no los han sufrido por parte del

encomendero, pero si de parte del mayordomo de otra estancia.

En una primera lectura, podemos observar que Soto, Nono y Salsacate, a fines

del siglo XVII eran tres pueblos de indios pertenecientes a una misma encomienda, que

tenían un escaso número de tributarios (siendo el pueblo de Soto el más numeroso),

que los tres mantenían su cacique como autoridad principal (sin brindarnos datos

acerca de la existencia de un cabildo indígena); que mantenían sus tierras y que sólo en

el caso de Soto seguía en pie la capilla con servicio de un cura (mientras que en

Salsacate y Nono recibían misas ocasionales de los padres jesuitas); en los tres casos, se

declara no pagar tributos en especie o moneda pero sí asistir al encomendero con

servicios personales o ser alquilados a otros españoles estancieros; y, finalmente, se

manifiestan las relaciones de parentesco que mantenían, entre sí, los indios de los tres

pueblos a pesar de las distancias que los separaban. Ubicados en la región oeste de la

actual provincia de Córdoba, más precisamente en la zona de Traslasierra, se

encuentran relativamente distantes entre sí: Soto de Salsacate a unos 62 Km. y

Salsacate de Nono a unos 58 Km., siendo la distancia máxima unos largos 120 Km.

entre Soto y Nono.

Como vemos, la visita de Luján de Vargas brinda una valiosa información sobre

los pueblos de indios bajo el régimen de encomienda a fines del siglo XVII. Sin

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embargo, sólo nos otorga una imagen cristalizada de la sociedad indígena al momento

de su registro y nada nos dice acerca de sus historias previas ni de sus procesos de

reproducción social. (Castro Olañeta, 2007) Tampoco nos brinda información que

permita explicar la persistencia de los mismos como pueblos de indios con tierras en

común; en el caso de Salsacate hasta mediados del siglo XVIII, Nono hasta fines del

período colonial y Soto hasta fines del siglo XIX. 2 (Tell y Castro Olañeta, 2011)

En este marco, nos preguntamos acerca de las trayectorias de estos pueblos con

el objetivo de pensar e identificar los elementos y líneas del proceso que permitan

explicar la persistencia de estas sociedades indígenas bajo el dominio colonial. Es así

que nuestros interrogantes giran en torno de los procesos de reproducción y

transformación de las sociedades indígenas. ¿Por qué la comunidad indígena de Soto

persistió hasta el siglo XIX y no las de Salsacate y Nono? ¿Como influyó en este proceso

la unificación de los tres pueblos en una misma encomienda a fines del siglo XVII? ¿Se

puede considerar a la supervivencia de la institución de la encomienda hasta mediados

del siglo XVIII como un elemento que contribuyó a la supervivencia del pueblo de

indios? ¿Cómo se articularon y complementaron los tres pueblos en términos de su

aprovechamiento por parte del encomendero, considerando recursos, ambientes y

producción? ¿Existía movilidad poblacional entre las sociedades de Soto, Nono y

Salsacate? ¿Podemos reconstruir su lógica? ¿Cómo afectó a la reproducción de estas

sociedades? ¿Cómo afectaron los conflictos por tierras a las comunidades? ¿Cuál era el

papel las autoridades étnicas de dichos pueblos de indios? ¿Cómo era su relación con el

encomendero y con las comunidades? Estas son algunas preguntas que abordaremos

como guías de investigación y que serán precisadas con nuestros objetivos e hipótesis.

En el marco de lo expuesto, el problema general de investigación es el complejo

proceso de la transformación y supervivencia de las sociedades indígenas que fueron

reducidas en pueblos de indios y se mantuvieron bajo el régimen de encomienda hasta

principios del siglo XVIII; considerando que para ser abordado, es necesario valerse

2 En un reciente artículo, Sonia Tell e Isabel Castro Olañeta (2011) han abordado el problema de la reproducción y supervivencia de los pueblos de indios de la jurisdicción de Córdoba, en una perspectiva de larga duración (siglos XVI-XIX). Gracias a los datos de su investigación, hoy sabemos que la encomienda de Soto perteneció a la familia Tejeda durante tres vidas, y que, luego de la muerte de fray Luis de Tejeda (1680) fue otorgada por el gobernador Fernando de Mendoza Mate de Luna (1681-1686) a Gregorio Díez Gómez, quien ya poseía en primera vida la encomienda de Salsacate. En el caso de Nono, el pueblo permaneció bajo la encomienda de Juan Nieto hasta por lo menos la década de 1660 y fueron entregado en encomienda a Gregorio Díez Gómez quien solicitó la agregación de las encomiendas bajo su titularidad en 1686. En 1689, por muerte de María Bustos y Albornoz -viuda de Díez Gómez, quien la gozaba en segunda vida- el gobernador Tomás Félix de Argandoña reotorgó a Fernando Salguero de Cabrera la encomienda, que ya incorporaba los indios de los pueblos de Soto, Nono y Salsacate, los cuales fueron visitados por Luján de Vargas en 1693. (Tell y Castro Olañeta, 2011)

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tanto de las preguntas y conceptos provenientes de la historia económica, social y

política colonial, de los estudios sobre la institución de la encomienda, el sistema

colonial y la elite española; como de los conceptos, perspectivas y preguntas propias

del campo de la etnohistoria sobre los procesos de transformación de la sociedades

indígenas reducidas en pueblos de indios, sus relaciones y su supervivencia en el

contexto de la dominación colonial. Es decir, abordaremos un problema de

investigación que implica la reflexión sobre las lógicas de la sociedad española colonial

y su funcionamiento (a través del estudio de la encomienda) y de las transformaciones

y supervivencias de la sociedad indígena colonial (a través del estudio de los pueblos de

indios); a partir de un estudio de caso: el de los pueblos de indios de Soto, Nono y

Salsacate, que siendo encomiendas de las más tempranas en la jurisdicción de Córdoba,

concluyeron el siglo XVII agregados bajo la titularidad de un mismo encomendero.

Este estudio de caso sobre tres pueblos de indios y su encomienda, será

desarrollado en el marco de los procesos regionales y locales que se dieron en la

jurisdicción de la ciudad de Córdoba –Gobernación del Tucumán- desde fines del siglo

XVI (cuando se otorgan por primera vez las mercedes de encomienda y de tierra) hasta

fines del siglo XVII (con la Visita de Luján de Vargas), tratando de indagar y ensayar

hipótesis explicativas acerca de la supervivencia de estos tres pueblos de indios, en

relación con su proceso de reducción; la asignación y reconocimiento de sus tierras en

común; la posible incidencia que la encomienda tuvo en este proceso; las estrategias

encomenderas para agregar los tres pueblos y las estrategias indígenas de

supervivencia.

Como expresamos, el recorte temporal del presente proyecto de investigación se

extiende desde finales del siglo XVI, con el otorgamiento de las primeras mercedes de

encomienda y de tierras, hasta fines del siglo XVII, tomando como corte la visita del

oidor Luján de Vargas. Esta definición corresponde al período en el que se desarrolla el

proceso de instauración y consolidación del sistema colonial en la jurisdicción. En este

sentido, abordamos dos períodos marcados por coyunturas históricas distintas, 1573-

1610 y 1611-1693.

El primer periodo se caracteriza por la invasión, conquista y asentamiento de los

españoles en la región del Tucumán, por la vinculación con el circuito comercial

potosino a través de las economías regionales, y por la encomienda de servicios

personales, los abusos de los encomenderos y los excesos de un sistema de explotación

colonial con un fuerte peso del sector privado, causantes del importante descenso

demográfico de las poblaciones indígenas.

La segunda década del siglo XVII da inicio a una nueva etapa marcada por el

desarrollo de la monoproducción ganadera mular, la cual fue promovida por los

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requerimientos del mercado interno colonial orientado al centro minero potosino. En

este sentido, esta nueva coyuntura se caracteriza por la ocupación del espacio agrario

por las estancias españolas, a partir de la apropiación de las “tierras vacías” debido la

caída demográfica de las poblaciones indígenas. (Assadourian, 1982) A su vez, en 1611-

12, la llegada del oidor de la Audiencia de Charcas, Francisco de Alfaro, significó un

cambio fundamental en el periodo en términos políticos y sociales, en tanto que su

intervención implicó cambios legales en el sistema de explotación colonial, a partir del

dictado de ordenanzas que legislaron sobre la institución de la encomienda y las

relaciones de explotación de las sociedades indígenas por parte de los vecinos

encomenderos. Estas ordenanzas prohibieron la encomienda de servicios personales,

tasaron el tributo –reduciendo la categoría tributaria a hombres de 18 a 50 años- y

dispusieron la separación de la territorialidad hispana de la indígena, a partir de la

reducción de las poblaciones en pueblos de indios. (Palomeque, 2000) De esta manera,

distintos autores consideran que para 1620 se inicia el proceso de consolidación del

sistema colonial para la jurisdicción de Córdoba.

Concluimos el estudio tomando como corte la visita de Luján de Vargas a la

Gobernación del Tucumán en 1693, la misma constituyó la segunda intervención de la

justicia de la Audiencia de Charcas para “desagraviar” de los abusos de los

encomenderos a las poblaciones sometidas (la primera había sido la Visita del oidor

Alfaro en 1611). Al mismo tiempo, el objeto de la visita del oidor Luján de Vargas estaba

dado por el control del cumplimiento de las Ordenanzas de Alfaro; finalmente, nos

parece apropiado el “corte” a fines del siglo XVII en tanto nos permite acercarnos al

problema de la desaparición de la institución de la encomienda en la jurisdicción.

II. Objetivos

-Objetivo general

Analizar el complejo proceso de transformación y supervivencia de las sociedades

indígenas que fueron reducidas en los pueblos de indios de Soto, Nono y Salsacate –

jurisdicción de Córdoba, Gobernación del Tucumán- bajo el régimen de encomienda,

entre fines del siglo XVI y fines del siglo XVII; a partir de dos líneas de preguntas y

perspectivas:

- las provenientes de la historia económica, social y política colonial, de los estudios

sobre la institución de la encomienda, el sistema colonial y la elite española, para

acercarnos a la lógica encomendera en la región;

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- las específicas del campo de la etnohistoria sobre los procesos de transformación de la

sociedades indígenas reducidas en pueblos de indios, sus relaciones y su supervivencia,

para acercarnos a las lógicas subalternas en contextos de dominación colonial.

-Objetivos específicos

- Reconocer y analizar las similitudes y/o diferencias ambientales, su organización

socio-política, patrones de asentamiento y de acceso a los recursos de los grupos

indígenas que fueron encomendados y reducidos en los pueblos de Soto, Nono y

Salsacate.

- Sintetizar las formas específicas que adquirió la organización del sistema de

explotación colonial sobre los indios de la jurisdicción de Córdoba y particularmente

caracterizar las formas que pueden identificarse en el caso de estudio.

- Reconstruir el derrotero de Soto, Nono y Salsacate como encomiendas y como pueblos

de indios coloniales, desde los otorgamientos de las primeras mercedes hasta la visita

de Luján de Vargas, teniendo en cuenta el largo proceso que concluyó con la unificación

–agregación- de los mismos bajo la titularidad de un mismo encomendero.

- Reconstruir las relaciones de los pueblos entre sí, con el encomendero y sus agentes, y

con otros actores de la sociedad colonial.

- Analizar en detalle la visita de Lujan de Vargas, teniendo en cuenta la reconstrucción

realizada previamente de las historias y derroteros de las tres encomiendas-pueblo

durante el largo siglo XVII.

- Identificar y analizar las estrategias encomenderas en el manejo de los pueblos de

indios.

- Analizar la incidencia de la institución de la encomienda en la supervivencia de los

pueblos de indios a lo largo del siglo XVII.

- Identificar las posibles causas que hicieron posible la consolidación de derechos a las

tierras por parte de los pueblos de indios y los conflictos por tierras atendiendo a la

incidencia de los mismos en la reproducción de las sociedades indígenas.

-Identificar posibles movimientos de población entre los tres pueblos de indios, sus

causas y sus lógicas.

- Reflexionar acerca del lugar de las autoridades étnicas y su rol en los factores

mencionados: las relaciones de los pueblos entre sí, los movimientos de población, los

conflictos por tierras y la consolidación de los derechos a las mismas por parte de los

indios del pueblo.

III. Hipótesis

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Consideramos que el proceso de unificación de los pueblos de Soto, Nono y

Salsacate bajo una misma encomienda a fines del siglo XVII, obedeció a una estrategia

económica por parte del encomendero de concentración de mano de obra y de tierras

productivas para agricultura y ganadería. Esta unificación de los pueblos le permitía al

encomendero, por un lado, el acceso a diversos recursos, y por otro, la disponibilidad

de mano de obra pausible de ser movilizada en función de sus requerimientos

productivos a lo largo de la franja de valles ubicados en Traslasierra, de gran

importancia para el tránsito con la jurisdicción de La Rioja y Cuyo.

Proponemos que, si bien la unificación de la encomienda se debió a una

estrategia española, la supervivencia de la institución de la encomienda hasta

principios del siglo XVIII también fue un elemento que contribuyó a la supervivencia

de los pueblos de indios, en tanto fue uno de los factores que favorecieron al

mantenimiento de la cohesión de la comunidad a lo largo de todo el periodo colonial.

Esperamos demostrar que otro factor que contribuyó a la supervivencia exitosa

de estos pueblos de indios a lo largo del período colonial es el lugar ocupado por sus

autoridades étnicas y la política seguida por ellos en términos de estrategias de

movimientos de población y creación de vínculos de parentesco, así como su

participación en los conflictos por tierras.

Consideramos que las dos visitas de la Audiencia de Charcas, la de Alfaro (1611)

y la de Luján de Vargas (1693), contribuyeron a consolidar los derechos de los pueblos

indígenas a sus tierras. En este sentido, el análisis en profundidad del periodo,

haciendo hincapié en ambas visitas, brindaría hipótesis explicativas de la supervivencia

de los pueblos de indios, por lo menos para la primera etapa del proceso.

III. Antecedentes y estado de la cuestión

Antes de comenzar cualquier investigación sobre la historia temprana del

Tucumán colonial es indispensable recurrir a los estudios de Ceferino Garzón Maceda

(1968), Carlos Sempat Assadourian (1982 y 2005 [1972]), Ana María Lorandi (1988) y

Silvia Palomeque (2000, 2005 y 2009), entre otros. Estos investigadores brindaron

valiosos aportes, desde diferentes perspectivas, para comprender la invasión española y

la consolidación del sistema colonial en la región del Tucumán.

En este sentido, recuperamos los planteos de Garzón Maceda y de Assadourian

con respecto a la fuerte vinculación económica de la región del Tucumán con Potosí.

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Garzón Maceda afirma que la creciente actividad económica del Tucumán después de

1580 está promovida por la economía dominante del Perú, la economía minera

potosina. (Garzón Maceda, 1968:5) En esta misma línea, Assadourian señala la

especialización regional de Córdoba a partir del efecto de arrastre de la producción

minera de la economía altoperuana, en donde el proceso de integración de esta

economía regional al mercado interno colonial está dado mediante diversos sectores de

producción. (Assadourian, 1982: 49)

Recuperamos también el planteo de Ana María Lorandi acerca de la definición

del Tucumán como región marginal del virreinato y de la encomienda de servicios

personales como elemento de desestructuración de las sociedades indígenas. Si bien

esta autora, ha matizado sus primeros planteos (1997 y 2002), los planteos de sus

primeros trabajos sobre las características principales del sistema colonial en la región

del Tucumán siguen siendo líneas de investigación a considerar. En su artículo pionero

sobre el tema señala que la región se comportaba como un verdadero far-west; es decir,

como una verdadera frontera, en donde los valores de la sociedad, y la sociedad misma,

pierden su normatividad. (Lorandi 1988:141) A su vez, Lorandi subraya el papel que

tuvieron los servicios personales como agente principal en el proceso de

desestructuración de las sociedades indígenas sometidas bajo el régimen de la

encomienda y el fortísimo peso del sector privado en la región. En esta línea,

retomamos los planteos de Doucet (1986) acerca de las características y el

funcionamiento de la institución de la encomienda a fines del siglo XVI, analizando el

caso de Quilpo, en Córdoba.

En relación al proceso de conquista y colonización del Tucumán, recuperamos

los estudios de Assadourian (2005 [1972]) y Palomeque (2000, 2009), quienes han

realizado numerosos trabajos y síntesis históricas sobre la región. En este contexto

geográfico e histórico de la jurisdicción de Córdoba, tomamos los aportes de Piana

(1992) y de Laguens y Bonnin (2009) en relación a las características particulares de las

sociedades indígenas sometidas, tanto en el periodo anterior a la conquista como

durante el periodo de instauración y consolidación del sistema colonial.

Con respecto al problema de investigación específico, retomamos los planteos

de Castro Olañeta (2006a) acerca del proceso de transformaciones de las sociedades

indígenas bajo el sistema colonial, quienes reducidas en pueblos de indios y sometidas

bajo el régimen de encomienda sobrevivieron durante todo el periodo colonial. En este

sentido y siguiendo a Casto Olañeta, entendemos que optar por los estudios de caso

permite matizar y complejizar el análisis de los procesos de desestructuración que

sufrieron estas sociedades, tal como había señalado Lorandi (1988) para el Tucumán.

Asimismo, consideramos fundamental la utilización de un reciente artículo de Sonia

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Tell e Isabel Castro Olañeta (2011), el cual se aborda la supervivencia de los pueblos de

indios bajo el dominio colonial en la jurisdicción de Córdoba y se reseña el derrotero de

los pueblos de indios de Soto, Nono y Salsacate. En relación a la región donde se

asientan estos pueblos, recuperamos los avances de investigación de Leticia

Carmignani (2011a, 2011b, 2011c) acerca de la percepción temprana, por parte de los

españoles, de las características ambientales y sociales en la región del Valle de

Traslasierra.

El Tucumán Colonial

La conquista del Tucumán se produjo al ritmo del requerimiento expansionista

español. El carácter privado de la conquista, señalado por Assadourian (2005 [1972]),

obligó al avance territorial en busca de “grandes riquezas” como las de la ciudad de

Cuzco para poder beneficiar a aquellos conquistadores que se habían quedado con las

manos vacías. En palabras de Assadourian, “el carácter privado de la expansión

entrañó la obligación de premiar a los responsables de la avanzada conquistadora sobre

los vastos espacios vacíos, desde los capitanes hasta el último soldado de la hueste”.

(Assadourian, 2005 [1972]: 35) Para este autor, existió también una necesidad de

“descargar la tierra”, por lo que se organizan sucesivas entradas a la región hacia 1536.

En relación a este punto, Silvia Palomeque afirma que los españoles que invadieron las

sociedades indígenas ubicadas en el espacio que paulatinamente se fue

institucionalizando como parte de la Gobernación del Tucumán, arribaron desde

Charcas y Chile, trayendo con ellos su experiencia en la invasión y conquista de las

complejas sociedades andinas de las ricas zonas centrales del imperio inca.

(Palomeque, 2009:7)

El avance español pudo ser consolidado a partir de la fundación de un rosario de

ciudades que permitió la comunicación entre centro económico y administrativo de

Charcas y la salida al océano Atlántico a través por de Buenos Aires. Este proceso de

fundaciones estuvo marcado por la constante resistencia indígena, lo que llevo a que

varias ciudades fueran abandonadas. Silvia Palomeque (2009) señala que para 1570 ya

se encuentra organizado el gobierno del Virreinato del Perú y en expansión la

producción minera del cerro de Potosí, pero con problemas de resistencia indígena en

varios frentes. Para estos años ya se ha consolidado la conquista española en Chile y, en

la Gobernación del Tucumán, ya están fundadas y asentadas las ciudades de Santiago

del Estero, Ibatín y Esteco pero con serios problemas de incomunicación en tanto las

rutas están cortadas por la sublevación de los pueblos indígenas de las tierras altas del

oeste (Valles Calchaquíes y de Puna) y por la agresión de los pueblos chaqueños y

"chiriguanos" situados hacia el este. El costo de la conquista de las tierras altas incidió

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negativamente en la preservación de las sociedades indígenas de las tierras bajas, en

tanto que estas brindaron los recursos humanos y ambientales que hicieron posible el

primer asentamiento español. (Palomeque, 2009: 7-11)

Assadourian (1982) señala la integración de Córdoba al circuito económico

potosino a partir de economías regionales, funcionando según las fluctuaciones y

requerimientos de la producción minera. En palabras del autor: “la formación de este

gran mercado interno se halla determinada, en lo esencial, por el hecho de que el sector

minero requiere una gran variedad de producciones complementarias para poder

funcionar (…) a través de estas demandas, la producción colonial de plata desprende

efectos de arrastre sobre otros conjuntos definidos en el espacio económico y

geográfico, promueve en ellos la producción mercantil y los integra, en consecuencia, al

mercado interno en formación”. (Assadourian, 1982:19) En este sentido, y siguiendo a

Assadourian, podemos distinguir para Córdoba dos periodos económicos: 1570-1610,

caracterizado por la producción de textiles bastos y harinas de trigo, en el cual la

encomienda funcionaba como pilar fundamental; y, 1610-1700, caracterizado por la

monoproducción ganadera mular y la ocupación del espacio agrario por las estancias

para contrarrestar la disminución de la mano de obra indígena. En Córdoba, hacia

1585/90, comienza el proceso de integración en los intercambios regionales a partir de

la producción textil, que comenzó a desarrollarse en los ámbitos domésticos y las

comunidades indígenas. Pronto, se instalaron empresas especializadas (obrajes) en el

medio rural, aunque la especialización laboral siguió ligada al sistema de encomienda y

a la esclavitud. Para la década de 1610, en un contexto de disminución de mano de obra

indígena y expansión territorial, se produjo el impulso inicial de la monoproducción

ganadera mular. Esta producción dominó la economía regional cordobesa hasta 1660,

cuando entro en un proceso de estancamiento, teniendo su saldo negativo para 1750.

(Assadourian, 1982)

En este marco de crecimiento económico, al punto de partida lo constituyeron

los recursos existentes en la región y que fueron el premio de la conquista: la riqueza

acumulada por la sociedad dominada, la tierra y la explotación servil indígena. Así,

Assadourian considera que la encomienda constituye la institución básica de la

economía colonial del primer periodo, al aportar la mayor parte de la fuerza de trabajo.

(Assadourian, 2005 [1972]:90 y 1982: 21)

Todos estos elementos, sintéticamente desarrollados configuran los

antecedentes acerca de los procesos regionales y locales que enmarcarán nuestro

problema de investigación.

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La encomienda y los pueblos de indios

El origen de la institución de la encomienda para la América española se vincula

directamente con el carácter que adquirió su conquista. Assadourian, como ya

adelantamos, define el concepto de conquista privada, en tanto que la misma se

caracterizó por “la tendencia de imponer la totalidad de las cargas económicas de la

expedición a la iniciativa privada que acepta un convenio de esta naturaleza animada

por la esperanza de resarcirse, de inmediato y con exceso, de los desembolsos

realizados”. (Assadourian [1972] 2005: 23) De esta manera, el régimen de recompensas

para los españoles fue provisto por el mismo medio conquistado: mercedes de tierras y

encomiendas de indios. (Assadourian, 2005 [1972]: 35; Palomeque, 2009:11) Esto

rápidamente fue puesto en producción y, como señala Gastón Doucet (1986), la

encomienda funcionó como una empresa privada productiva y polifacética.

En términos jurídicos, la encomienda consistió en la merced real por la cual el

rey “recompensaba” a los conquistadores encomendándoles un grupo de indios. A

través de ella, los beneficiarios de esta merced percibían los tributos indígenas de las

poblaciones comprendidas en el título respectivo y, a su vez, los obligaba al

adoctrinamiento e instrucción de los aborígenes y al compromiso militar de responder

ante el llamado a las armas. (Assadourian 2005 [1972]: 37; Piana 1992:7) Este sistema

otorgó a los encomenderos un gran poder en el periodo inicial de la conquista, en tanto

que los tributos no estaban tasados y eran entregados en forma de servicios personales.

En este sentido, los conquistadores españoles vieron posible la ejecución de un

proyecto señorial en América, proyecto que para 1570 se vio definitivamente derrotado

en las zonas centrales del virreinato perano.

En la gobernación del Tucumán el régimen de encomienda se caracterizó por

la continuidad del servicio personal y de las encomiendas privadas, incluso hasta fines

del siglo XVII. Es en este contexto que, Lorandi (1988) destaca las particularidades del

Tucumán en tanto espacio marginal del virreinato, es decir, como una sociedad de

frontera. Es así que señala que “la región quedó bajo la tutela de un gobernador y los

indios fueron totalmente repartidos en encomiendas privadas (con pocas excepciones)

Los controles institucionales resultaron así poco efectivos y las desviaciones respecto a

las ordenanzas reales mucho mayores que en las zonas centrales”. (Lorandi 1988: 140)

Josefina Piana coincide en que el servicio personal indígena y la ausencia de una tasa

de tributo de encomienda son los rasgos que caracterizaron la organización colonial en

Córdoba. (Piana, 1992b: 9) En esta misma línea, Gastón Doucet (1986) afirma que la

encomienda de servicios personales se caracteriza por el aprovechamiento directo que

hace el encomendero del trabajo de sus encomendados; en palabras del autor, “el

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tributo no es sino el resultado de la aplicación de la mano de obra que proporciona el

repartimiento a empresas productivas del poseedor de éste”. (Doucet, 1986:95)

Completando esta definición, Lorandi afirma que el trabajo de los indios, en realidad,

consistía en una superposición de obligaciones que debían cumplir mediante la llamada

mita al encomendero. (Lorandi, 1988:148) La imposición de la institución de la

encomienda, en tales términos, llevó al incremento de los grados de explotación a las

sociedades indígenas. Palomeque señala que en la etapa final de la conquista del

Tucumán (1590), se profundizaron los abusos y malos tratos a la población indígena

mientras se reforzaba el poder de los encomenderos-conquistadores, lo que se tradujo

en el incremento de la mortalidad indígena afectada por las pestes y epidemias

resultantes del exceso de trabajo, la falta de alimento y los malos tratos entrecruzados

con un período de sequía. (Palomeque, 2009:11)

Lorandi (1988) afirma en el carácter marginal de la gobernación del Tucumán

en relación al virreinato peruano, situación que llevó a intentos infructuosos de

imponer las políticas generales de la corona en lo tocante la tasación y el control del

sistema de tributación indígena. En este contexto, la encomienda estuvo regulada por

dos cuerpos normativos: las Ordenanzas del gobernador Gonzalo de Abreu de 1576 y las

Ordenanzas del oidor Francisco Alfaro de 1612. La primera intervención del estado

colonial, a partir de las ordenanzas de Abreu, constituyó un acuerdo entre los

encomenderos de la Gobernación del Tucumán y los funcionarios (situación que

evidencia el poder de este sector en el periodo) Estas Ordenanzas regularon la forma de

explotación de los indios legalizando la prestación del servicio personal pero sin

establecer una tasación del mismo. En este sentido, la explotación a las comunidades

continuó dependiendo de la voluntad y capacidad del encomendero para llevarla a

cabo. Palomeque afirma que “esta Ordenanza no fijó una 'tasa' en producto o dinero ni

separó al pueblo de indios del encomendero como en el resto del virreinato, al

contrario, autorizó a los encomenderos para mantener a los indios como sus vasallos, es

decir a mantener 'sujeta' bajo 'su jurisdicción' a toda la familia indígena sobre la cual

ejercería su 'dominio' sin injerencia estatal”. (Palomeque, 2000:114-115)

Por su parte, las Ordenanzas del oidor de la Audiencia de Charcas, Francisco de

Alfaro, significaron el inicio de una nueva coyuntura, en tanto que siguieron el modelo

impuesto por el virrey Toledo en las zonas centrales andinas para la década de 1570. En

este sentido, el oidor Alfaro visitó y redujo en pueblos de indios a las comunidades

sometidas, primero, del Paraguay y el Río de la Plata, y luego del Tucumán. A su vez,

tasó el pago del tributo, prohibió los servicios personales y eliminó la relación directa

existente entre el encomendero y las sociedades indígenas, permitiendo reducir el

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grado de explotación a los mismos y asegurar en cierta medida la reproducción de las

comunidades domésticas. En palabras de Boixadós: “en 1612, las reformas

reglamentadas por el oidor Alfaro, que abolieron la servidumbre y el servicio personal,

establecieron un régimen de prestaciones basado en la tasación por cabeza y la

reducción del monto del tributo a cinco pesos que podían ser pagados en especie,

tejidos o hilados, trabajo e incluso en dinero”. (Boixadós, 2002:16)

En la jurisdicción de Córdoba, la imposición del régimen de encomienda tuvo

características similares a las que adquirió en la Gobernación del Tucumán. Desde las

primeras expediciones y el asentamiento de los conquistadores españoles, se dispuso el

otorgamiento de las primeras encomiendas de indios y de mercedes de tierras. En este

sentido los encomenderos, a través del servicio personal, pudieron dirigir el trabajo de

sus indígenas según las exigencias del mercado, lo que les garantizó la prosperidad

económica. El exceso de la explotación a las sociedades sometidas por parte de los

encomenderos, produjo el descenso demográfico de las poblaciones y la

desestructuración de las comunidades. En este sentido, Josefina Piana sostiene que las

transformaciones que sufrieron las poblaciones indígenas sometidas bajo el sistema

colonial constituyó una ruptura histórica, en tanto que impidió la reproducción de las

comunidades nativas del distrito de Córdoba. (Piana, 1992a:325-344) Sin embargo, se

ha avanzado al respecto en estudios de caso para la gobernación del Tucumán, entre los

que se encuentra el trabajo Castro Olañeta (2006a y 2006b) sobre el pueblo de indios

de Quilino, que nos permite saber que tal contexto de desestructuración de las

comunidades indígenas debe ser matizado, en tanto que existieron casos de

supervivencia de los pueblos de indios en el distrito de Córdoba. Esta autora, a partir

del caso de Quilino, demostró la existencia de estrategias de adaptación y de

reproducción social de la comunidad indígena ante la presión colonial, mecanismos que

permitieron su supervivencia del pueblo a lo largo de todo el periodo colonial. (Castro

Olañeta, 2006a)

Las sociedades indígenas del Valle de Soto y Traslasierra

Según Palomeque, a fines del siglo XVI, se está frente a un estado colonial que

necesita colonizar un diverso mundo indígena situado en estas gobernaciones

consideradas como pobres o de frontera, debido a la falta de grandes minas de oro y

plata y a la gran distancia de Lima. (Palomeque, 2000:90) Las sociedades indígenas

que habitaban las zonas de las sierras de Córdoba y sus cercanías constituían una

numerosa población asentada en aldeas estables, que practicaban principalmente una

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agricultura de temporal y a veces con riego, junto a la caza y la recolección. (Piana

1992a: 43; Palomeque 2000:98 y 2005:1)

Josefina Piana (1992a) señala que las poblaciones indígenas que habitan las

regiones noroeste y oeste de las sierras corresponden al grupo étnico de los

comechingones algarroberos, hablantes de la lengua henia. A su vez, esta autora,

siguiendo a Aníbal Montes (1950, 1956 y 1958), señala la vinculación de estas

sociedades con comunidades huarpes y diaguitas, pueblos de la zona cuyana.

Laguens y Bonnin (2009) señalan que la organización política de las sociedades

indígenas del Valle de Copacabana estaba estructurada en torno a una organización

jerárquica de toma de decisión, basada en por lo menos dos líneas masculinas: una de

un líder principal y otra jerarquía menor por debajo de él. Esta jerarquía menor estaba

a cargo de un cacique secundario que residía en otro asentamiento, dependiente de un

cacique mayor, residente en el pueblo principal, a quien todos los otros respondían y

junto con el cual reconocían su pertenencia a una misma unidad étnica. (Laguens y

Bonnin, 2009: 344-345)

En relación al espacio geográfico particular de los pueblos de Soto, Nono y

Salsacate, Laguens y Bonnin (2009) definen dos regiones ambientales: el valle del río

de Soto y Traslasierra, ubicados al noroeste y oeste de la provincia de Córdoba,

respectivamente. Gracias al aporte de estos autores, sabemos que la localidad de Soto

constituye un sitio arqueológico en donde se hallan dispersas unidades residenciales de

diferentes tamaños, con un patrón que sigue el cauce del río, sin que se note la

presencia de casa pozo o algún otro tipo de estructura constructiva. A su vez, señalan la

existencia de talleres líticos y de contextos agroalfareros en la región. Según el tipo de

cerámica encontrada se puede inferir algún tipo de vinculación con el Noroeste

argentino (Laguens y Bonnin, 2009: 291-293). La región de Traslasierra se encuentra

en la zona oeste de las Sierras Grandes, tratándose de un extenso valle limitado por las

Sierras Grandes al Este y las Sierras de Pocho, Guasapampa y Serrezuela por el Oeste,

estas dos últimas cadenas serranas de poca altura. Se halla surcado por dos cuencas

principales: la que va a formar el río Salsacate y Pichanas hacia el Norte y la que forma

el río Sauces por el Sur, ambas separadas por la Pampa de Pocho, una extensa planicie

ondulada de altura, de suelo fértil pero con muy escasas corrientes de agua, con

cubierta de pastizal sin componentes leñosos, rodeada de una sabana arbolada o un

bosque mixto de elementos de las sierras y la llanura. En este contexto, se han

encontrado indicios de casas pozos junto con instrumentos líticos y cerámicas. Laguens

y Bonnin subrayan la existencia de registro arqueológico que evidencia formas de vida

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agroalfarera, cuyas características se aproximan más a las modalidades del norte de las

sierras, junto con la región de Soto y Cruz del Eje. (Laguens y Bonnin, 2009:323-324)

En este sentido, y gracias a los avances de investigación de Leticia Carmignani,

sabemos que el gobernador Alonso de Rivera para 1606 subdividió el territorio de la

actual provincia de Córdoba en partidos indígenas a cargo de la figura de tenientes de

naturales. En esta delimitación geográfica, los españoles enmarcaron la región del

noroeste y oeste del territorio bajo el partido de Soto: “el partido de Soto fue señalado a

Francisco de Avellaneda, y abarcaría el Noroeste de la provincia de Córdoba,

principalmente el Valle de Soto y parte del valle de Punilla. Caracterizado por la

arqueología por estrategias de acceso a los recursos que aprovechan las diferencias del

ambiente, con movilidad transversal a las fajas naturales de vegetación, donde una

misma comunidad controlaría, por medio de pequeños asentamientos ubicados a una

relativa distancia, y utilizaría recursos pertenecientes a fondo del valle, valles

tributarios y pampas de altura”. (Carmignani, 2011c)

V. Perspectiva teórica y metodológica. Las fuentes y su tratamiento.

La instauración y consolidación del sistema colonial español en la región del

Tucumán implicó un proceso de transformaciones para las sociedades indígenas que la

habitaban. Proceso histórico complejo que, como señala Castro Olañeta sintetizando los

aportes de otros autores como Assadourian, Lorandi y Palomeque así como estudios de

caso sobre algunos pueblos de indios, “estuvo marcado tanto por la desestructuración

como por la diversidad y la ambigüedad de la participación y respuestas indígenas a la

situación colonial. Es así que los cambios en las sociedades dominadas no se dieron de

igual manera ni con la misma intensidad y las transformaciones y resultados del

proceso, fueron diferentes según la forma en que cada grupo sucumbió se adaptó o

resistió a las nuevas estructuras impuestas”. (Castro Olañeta 2006a:15-16)

En este sentido, consideramos relevante indagar sobre los procesos de

transformación y reproducción de las sociedades indígenas bajo el sistema colonial

español en la zona rural de la jurisdicción de Córdoba en la Gobernación del Tucumán;

y consideramos que para ello se vuelve central trabajar con estudios de caso que

permitan reconstruir, en un nivel más profundo de análisis, las formas divergentes que

adoptaron la institución de la encomienda y el proceso de reducción y consolidación de

los pueblos de indios. En este sentido, la presente investigación pretende llevar a cabo

un ejercicio de reconstrucción histórica del derrotero y transformación de las

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sociedades indígenas reducidas en los pueblos de Soto, Nono y Salsacate y que se

mantuvieron más de un siglo bajo el régimen de la encomienda.

Consideramos que la perspectiva del estudio de caso nos permite dar cuenta de

forma más detallada y profunda los diferentes aspectos y niveles de las relaciones

establecidas con el “hecho colonial”. (Castro Olañeta 2006:21) Entendemos que el

estudio de caso de las sociedades indígenas de Soto, Nono y Salsacate brindará un

nuevo aporte a la historia colonial y a la etnohistoria de Córdoba y del Tucumán; en

tanto que nos permitirá comprender las respuestas y adaptaciones de estas sociedades

ante el proceso de instauración y de consolidación del sistema colonial. Creemos que,

como afirma Castro Olañeta, un estudio de caso –enmarcado en un contexto- permite

realizar aportes sobre el proceso de transformaciones sufridas por un pueblo,

brindando elementos sobre la presión colonial sobre la sociedad indígena, los recursos,

la organización productiva, las relaciones con las unidades productivas españolas y con

sus administradores, las tensiones interétnicas y las prácticas culturales de la sociedad

indígena; y a la vez, puede brindar indicios para pensar la situación de otros pueblos

que también lograron persistir durante el periodo colonial, aportando elementos sobre

las rupturas, pero también las continuidades y sobre la reproducción de sociedades

dominadas. (Castro Olañeta 2006a:21)

En este sentido, retomamos los aportes provenientes de la Etnohistoria, en

tanto que nos permite abordar la complejidad de las lógicas de las sociedades indígenas

sometidas y de la elite encomendera, desde una perspectiva que integra distintos

instrumentos y métodos históricos, arqueológicos y etnográficos. (Pease, 1999:47)

Lorandi y Del Río subrayan la riqueza etnológica de las fuentes históricas a partir de un

esquema de análisis multidisciplinario. En palabras de las autoras: “todas las fuentes

pueden ofrecer simultáneamente datos o apoyar interpretaciones sobre distintas

facetas de la conducta humana (…) donde la calidad de esas interpretaciones depende

de la sutileza de la lectura y del cruce inteligente de la información”. (Lorandi y Del Río,

1992:57) A su vez, es importante tener en cuenta que casi todas las fuentes disponibles

para el estudio del sistema colonial provienen de su misma administración, por lo que,

como señala Guerrero y Platt, “es necesario desmontar el significado y la realidad de las

categorías que aparecen en los documentos, a fin de no reificar la visión administrativa

y criolla de las cosas, suprimiendo las formas de subalternidad en cualquier sociedad

colonizada”. (Guerrero y Platt, 2000:96)

Con respecto a los conceptos, nuestro problema de investigación implica el

cruce de dos categorías analíticas centrales: encomienda y pueblo de indios. Como ya

señalamos anteriormente, debemos vincular el origen de la encomienda para la región

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en función de la conquista privada, tal como lo define Assadourian (2005 [1972]). En

este sentido, el carácter privado de la expansión implicó la obligación de retribuir a los

conquistadores con un régimen de recompensas, premios provistos por el mismo medio

conquistado: mercedes de tierras y encomiendas de indios. (Assadourian 2005

[1972]:35 y Palomeque 2000:118-119) Es así que, en palabras de Palomeque: “La

corona española, que se había sumido como heredera de los derechos del incario

derrotado, consideraba que la población indígena conquistada, pacificada y en proceso

de evangelización era su vasalla y, como tal, debía entregarle un tributo similar al que

antes aportaban al inca. Si bien la Real Hacienda recaudó para la corona los tributos de

algunos pueblos indígenas particulares denominados indios coronas, la mayor parte de

los pueblos quedó bajo otro sistema debido a que la corona transmitió el derecho de

percibir los tributos a los principales conquistadores españoles”. (Palomeque, 2000:

110).

Según Assadourian, la encomienda constituyó una fuente potencial de mano de

obra, y por lo tanto el premio más codiciado en el marco de la primitiva estructura

económica colonial. (Assadourian 2005 [1972]:35) A lo largo del siglo XVII, en la

gobernación del Tucumán, la institución de la encomienda fue adquiriendo diferentes

formas y estableciendo distintas configuraciones en las relaciones entre los

encomenderos y las sociedades indígenas encomendadas, tal como lo han señalado

todos los autores reseñados. En este sentido, consideramos que la institución de la

encomienda permite estudiar los procesos que articularon de diferentes maneras a las

sociedades indígenas que fueron encomendadas a la elite feudataria y al estado colonial

y que consolidaron una realidad colonial específica en el Tucumán. (Castro Olañeta

2006c: 1)

En esta misma línea, rescatamos el planteo de Gastón Doucet: “el estudio del

régimen de encomienda en una provincia o reino indiano, si pretende penetrar

adecuadamente, más allá de superficiales generalizaciones, en la vida íntima de la

institución, comprender su funcionamiento y apreciar su significación histórica, exige

reconstruir la historia particular, si no de todos, cuando menos de una proporción

considerable de los repartimientos que existieron en el ámbito examinado; sólo el

análisis sistemático de una multitud de casos individuales suministrará los elementos

necesarios para alcanzar los objetivos”. (Doucet, 1984:183-184)

Con respecto al segundo de los conceptos en cuestión, según Isabel Castro

(2006b:39), pueblo de indios es una categoría derivada del sistema de organización

política y administrativa impuesta desde el sistema colonial sobre las sociedades

indígenas, que en el caso de la gobernación del Tucumán tuvo su inspiración en el

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modelo toledano y se plasmó fundamentalmente en el proyecto de las ordenanzas de

Alfaro en torno a tres elementos centrales: tierra en común, autoridades étnicas y

tributo. Retomando y precisando el concepto, Tell y Castro Olañeta (2011), definen

“pueblo de indios como una unidad social, territorial y jurisdiccional que, en el caso de

la antigua gobernación del Tucumán, tenía su inspiración en las reducciones toledanas

y suponía tres características distintivas: un régimen particular de usufructo en común

de las tierras asignadas a cada pueblo, cuyo dominio eminente retenía la Corona y se

mantenían fuera del mercado; un conjunto de autoridades compuesto por cacique y

cabildo indígena; y la obligación de los sujetos de responder a una carga tributaria por

su condición de indio originario”. (Tell y Castro Olañeta, 2011)

Usaremos este concepto de pueblo de indios, en tanto pensamos que

metodológicamente a partir del mismo nos será posible rastrear los derroteros de los

pueblos de indios de nuestro caso de estudio durante el periodo colonial, a partir de las

variables señaladas.

En esta investigación, utilizaremos, básicamente, un cuerpo documental

compuesto por diferentes tipos de fuentes históricas: la visita de Luján de Vargas a

Córdoba (1692-93)3, el padrón de encomiendas realizado por el Gobernador del

Tucumán Ángel de Peredo (1674)4, dos expedientes de confirmación de las

encomiendas de Soto, Nono y Salsacate (1683 y 1689)5, un conjunto amplio de

expedientes judiciales del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (1590- 1688)6 y

otras fuentes complementarias como las Ordenanzas de Abreu (1576)7 y de Alfaro

(1612)8.

La visita de Antonio Martínez Luján de Vargas constituye un tipo documental

muy valioso debido a la información etnográfica que posee. Lorandi y Del Río afirman

que las visitas fueron un recurso administrativo colonial para obtener datos

económicos y demográficos a fin de repartir e imponer el tributo a los indios por medio

de las encomiendas, el yanaconaje o la mita minera (Lorandi y Del Río, 1992:52). El

objeto de esta visita residía en controlar el cumplimiento de las ordenanzas de Alfaro

(1612) y “desagraviar” a las sociedades indígenas encomendadas de los abusos de los

3 Transcripta y editada por Bixio, 2009. 4 Utilizaremos la transcripción del original del AGI que se encuentra en la Biblioteca del Instituto Emilio Ravignani, Buenos Aires. Agradezco a Isabel Castro que me facilitara una copia de este documento. 5 Expedientes originales conservados y digitalizados en el AGI-Sevilla que son consultados a través del Portal PARES. 6 Se trata de aproximadamente una docena de expedientes judiciales de las Escribanías 1 y 2 del AHPC, los cuales ya hemos fotografiado previniendo el cierre del Archivo por su traslado. 7 En Levillier, 1920. 8 En Levillier, 1918.

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encomenderos, a los cuales se los multaba por tales infracciones. Utilizaremos la

versión editada por Beatriz Bixio (2009), centrándonos en la visita y empadronamiento

de los pueblos de Soto, Nono y Salsacate en marzo de 1693.

La estructura de la visita está dada por un Memorial de cinco preguntas a partir

del cuál se interrogaba a testigos provenientes del pueblo. Luego, según el testimonio

otorgado, el visitador examinaba al encomendero y formulaba cargos en su contra, a los

cuales el encomendero les podía hacer descargo. Finalmente, el visitador dictada una

sentencia y multaba (o no) al encomendero según juzgara el grado de cumplimiento de

las ordenanzas de Alfaro, a la vez que se detallaban las costas de las visita. En cada

visita, además, se incluía un padrón de la población. (Boixadós, 2002:30)

A su vez, haremos uso del Informe elevado por el gobernador Ángel de Peredo al

Rey, fechado a 2 de enero de 1674 que “da cuenta y remite razón de los indios y

encomiendas de aquella provincia” y en el cual se incorpora la información sobre los

indios y encomiendas de la jurisdicción de la ciudad de Córdoba. Este Informe es un

documento administrativo que da cuenta de las encomiendas de cada jurisdicción, su

nombre, su titular o administrador, en qué vida la posee y la composición de la

población indígena (número de tributarios, mujeres, muchachos y muchachas,

caciques, viejos y reservados).

En cuanto a los expedientes de confirmación de las encomiendas, nos centramos

en el expediente de confirmación de la encomienda de Soto a Gregorio Díaz Gómez en

1684 que consta de 44 fs. (AGI. CHARCAS,104,N.2) y el de la encomienda de Soto,

Nono y Salsacate otorgada a Fernando Salguero de Cabrera en 1695 que consta de 348

fs. (AGI. CHARCAS,111,N.8). Ambos documentos se encuentran disponibles

digitalmente en la Sección Charcas bajo el título “Expedientes de confirmaciones de

encomiendas de indios del distrito de dicha Audiencia vistos en el Consejo” y pueden

ser consultados por Internet en el Portal de Archivos Españoles (PARES), los cuales

fueron ubicados gracias a la ayuda de Isabel Castro Olañeta. Esta autora señala que es

importante rescatar los expedientes de confirmación de encomiendas como fuentes

históricas, ya que, a pesar de las condiciones específicas de producción de cada

solicitud y de cada encomienda, presentan ciertas formalidades en el proceso que los

hacen homogéneas y por lo tanto posibilitan el trabajo comparativo. (Castro Olañeta

2007:2)

Finalmente, utilizaremos expedientes judiciales del Archivo Histórico de la

Provincia de Córdoba, los cuales remiten a litigios por tierras y por encomiendas de

indios a fines del siglo XVI y durante del siglo XVII de la región de Traslasierra y

específicamente de los pueblos de Soto, Nono y Salsacate. El objeto de utilizar estos

documentos, es acercarnos a las características ambientales y sociales de las sociedades

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indígenas que conformaron las primeras encomiendas, como así también, obtener

información que nos permita reconstruir los sucesivos titulares de tales mercedes.

Algunos de estos expedientes incorporan cédulas de encomienda de fines del

siglo XVI que nos permitirán acercarnos a la información más temprana con la que

contamos sobre las sociedades indígenas de Traslasierra, sus espacios de ocupación, su

organización socio-política, su patrón de asentamiento, sus autoridades étnicas.

Acercarse a los grupos indígenas, como sujetos históricos dentro del proceso de

dominación colonial, a través de las fuentes emanadas de la misma colonia supone

como mínimo dos filtros, en tanto documentos escritos y en tanto documentos escritos

por los sujetos “dominantes”, pero esto no significa que la fuente sea inutilizable, sino,

considerar una serie de recaudos metodológicos. (Castro Olañeta, 2006) En el mismo

sentido, Millones aclara que los documentos coloniales, al provenir casi exclusivamente

del colonizador, muestran a la sociedad indígena inserta dentro de un devenir que le es

ajeno. (Millones 1987:255)

Con respecto al problema de la supervivencia de los pueblos e indios en época

colonial, Tell y Castro sostienen que, como recaudo metodológico, es necesario

establecer una clara diferenciación entre historia del pueblo de indios y su registro en

los documentos coloniales y republicanos. Las autoras retoman lo planteado por Platt y

Guerrero (2000) y afirman que “la diferencia entre historia y registro requiere

considerar que las categorías y nociones utilizadas por los funcionarios que produjeron

los documentos son “productos coyunturales de un determinado conjunto de ideas

histórico-culturales vinculadas a funcionalidades inmediatas de orden administrativo”.

(Tell y Castro Olañeta, 2011) A su vez, es menester tener en cuenta que en la

documentación colonial es una constante la puesta en duda de la persistencia de los

pueblos de indios por la elite local, debido a intereses concretos relacionados con el

usufructo de la mano de obra en unidades productivas y al largo y sostenido proceso de

apropiación de tierras. “La presencia o ausencia del registro documental debe ser

puesta en cuestionamiento, porque el “silencio no es simplemente un efecto de la falta

de documentación; más bien, es en sí mismo una huella histórica, un acto deliberado

que debe ser interrogado”. (Platt y Quisbert 2010: 116)

En síntesis, para reconstruir el derrotero de los pueblos de Soto, Nono y

Salsacate, desde fines del XVI y a lo largo del siglo XVII, confrontaremos la información

de la visita de Luján de Vargas, el padrón de Ángel de Peredo, los expedientes de

confirmación y los litigios por tierras y encomiendas. El abordaje de los documentos se

llevara a cabo a partir de una lectura crítica y una interpretación exhaustiva de su

información, fundamentalmente desde una perspectiva etnohistórica.

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VI. Estado de avance de la investigación

En cuanto al estado de avance de la investigación, ya hemos concluido con la

lectura y fichaje del primer conjunto de bibliografía general relativa al Tucumán

colonial, la institución de la encomienda y los pueblos de indios, y a los estudios

históricos y arqueológicos de las sociedades indígenas de la jurisdicción de Córdoba.

Nos queda avanzar con la lectura de los estudios de caso sobre pueblos de indios y las

últimas producciones en etnohistoria e historia colonial sobre sociedades indígenas en

la Gobernación del Tucumán y en Córdoba en particular.

En relación a las fuentes, hemos concluido con la fotografía de los documentos

del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (AHPC), y avanzado en la lectura y el

fichaje de los mismos en un cincuenta por ciento (50%) Dentro de la masa documental

del AHPC, hemos podido identificar litigios por encomiendas de indios a finales del

siglo XVI, y conflictos por tierras a lo largo del siglo XVII. Con respecto a los

documentos inéditos disponibles en el portal PARES, hemos avanzado con la lectura y

fichaje de los expedientes de confirmación de mercedes de encomiendas otorgadas a

Gregorio Díaz Gómez (1689) y a Fernando Salguero de Cabrera (1695), en un treinta

por ciento (30%).

En función de lo dicho, estimamos poder desarrollar la investigación a lo largo

del los próximos 10 meses, presentando la tesis aproximadamente en octubre de 2013.

VII. Cronograma

meses 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

actividades

Fotografía de documentos de Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. Lectura de bibliografía general y fichado. (ya realizado)

X X X Lectura y fichaje de los documentos del AHPC (realizado en un 50%) Fichaje de documentos inéditos disponibles en PARES (realizado en un 30%)

X X X Lectura bibliográfica y fichado acerca de la encomienda en el Tucumán sobre el servicio personal y los pueblos de indios. (Realizado en un 70%)

X X Lectura bibliográfica sobre los pueblos de indios de la región noroeste y oeste de la provincia de Córdoba. Lectura y fichaje bibliográfico de estudios de caso sobre pueblos de indios y las últimas producciones en etnohistoria e historia colonial sobre sociedades indígenas en la Gobernación del Tucumán y en Córdoba en particular.

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Análisis documental de las fuentes históricas. (Realizado en un 50%)

X X Escritura y síntesis de información necesaria para enmarcar el problema planteado.

X X Análisis de la visita de Luján de Vargas y del corpus documental, de manera comparativa y complementaria

X X X Lectura y análisis de las fuentes documentales. Identificación de la composición de las encomiendas y sus sucesivos titulares.

X X X Análisis documental de las fuentes en relación a las sociedades indígenas del caso de estudio y comparación con los estudios existentes etnohistóricos y arqueológicos.

X X X X Síntesis y escritura de la investigación

Bibliografía y fuentes editas citadas

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