Año XXIV No. 1141 3a. Semana de Mayo de 2020 Cooperación Voluntaria

ANGUSTIA VS ESPERANZA…

¿Opción personal?

INFLUENCER DE AMOR,

¿A QUIÉN SIGUES?Pág. 10

Pág. 3

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Nuestra DiócesisEditorial

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VII OBISPO DE LA DIÓCESIS DE AGUASCALIENTES

Mons. José María de la Torre Martín

COORDINADOR DE MEDIOSDE COMUNICACIÓN

Pbro. Felipe Gutiérrez Rosales

SECRETARIO DE MEDIOSDE COMUNICACIÓN

Pbro. Salvador Franco Hernández

DIRECTOR DEL CORREO DIOCESANO

Pbro. Marco Antonio Esquivel Piña

COORDINACIÓN EDITORIAL María Gabriela Juárez Mares

DISEÑO GRÁFICO Pedro Cervantes Carlos

DISTRIBUCIÓNJuan Carlos Gaytán Vázquez

DISTRIBUCIÓN Y FOTOGRAFÍA Oscar Asiel Rodríguez Álvarez

ENCARGADOS DE SECCIÓN

f

Emiliano Zapata 202, CentroAguascalientes, Ags. Tel. 449 994-00-07

correodiocesano@hotmail.comcorreodiocesano@prodigy.net.mx

Rosa Martha Trujillo PradoJosé Antonio Vázquez Ibarra

Ma. del Rosario López ValdiviaPbro. Luis Mario Reyes Díaz

Diác. Francisco Javier Guzmán Salas Hno. Salvador Martínez Ramírez SSP

Christian Jonathan Salas Torres

ueridos lectores, nos alegra saber que nos siguen leyendo aun con estos nuevos retos en los que nos encontramos y en estos novedosos formatos que

se han tenido a bien echar mano.

Podríamos asegurar que todos, salvo personas con características particulares, tenemos bien sabida la emergencia sanitaria que tanto ha alarmado al mundo entero estos últimos meses. El nombre lo conocemos, un virus llamado Covid-19, o corona-virus, a unos los ha enfermado, a otros les ha causado miedo y a otros los ha llevado a la angustia. Pero, ¿a quién le ha llevado a vivir con esperanza?

Esta situación en la que nos encontramos me hace pensar en la historia que se ha plasmado desde que el hombre ha puesto sus pies sobre la tierra, sin ser fatalista ni trágico, en muchos momentos y circunstancias se ha pasado por un estado de vulnerabilidad, de incertidumbre. Si pudiéramos simplificar, cuando nos encontramos frete a peligros inminentes de muerte, nosotros o los que queremos, es que surgen todas estas realidades descritas.

Seguramente son nuestras condiciones en este momento, creo que Dios nos ha

¿ES POSIBLE VIVIR LA ESPERANZA

EN TIEMPOS DIFÍCILES?

regalado la inteligencia y el sentido común, por ello, frente a esta situación y otras, no debemos actuar temeraria o imprudentemente, sin embargo esto no contradice la esperanza y la fe que pedimos a Dios nos acompañen.

Pensaba en esa escena que nos regala el evangelista Marcos, en donde Jesús y sus discípulos van en una barca (Mc 4, 35-40), Jesús duerme, cae una terrible tormenta, los discípulos asustados lo despiertan y Él ordena a la naturaleza que calme su furia, luego voltea a verlos y les cuestiona su fe. Que seguro también tocaba el tema saber esperar en aquel que tenían con ellos. Creo que dibuja lo que vivimos y ha vivido cualquier ser humano en momentos terribles…

Muy querido lector, como creyentes en Cristo, que además lo celebramos en estos días de Pascua vivo y glorificado, ¿Dónde hemos dejado nuestra esperanza, nuestra fe? Por qué dejar que el miedo, la insatisfacción o la gravedad de una circunstancia nos arrebate, como vil ratero, nuestra seguridad, nuestra confianza en Dios.

He escuchado por muchos lugares que la vida nos ha cambiado, y es cierto, debería cambiarnos, porque en estos días han

quedado al descubierto los corazones: soberbios, egoístas, intolerantes, agresivos; pero afortunadamente también corazones autoconscientes, porque se han descubierto a “imagen y semejanza” de Dios: cercanos, caritativos, creativos y llenos de fe y esperanza en que Dios, otras veces les ha faltado, pero ya, ¡Nunca más!

Este tiempo nos deja ver también que el pecado, como mayor enfermedad para los hombres y mujeres, debe dejarse fuera. Seguro estoy que saldremos fuertes y sanos de esta pandemia. Pero también debemos estar seguros de que saldremos bien librados del mal en nosotros, la vacuna ya la tenemos, Jesús resucitado que nos ha dado su Espíritu nos ha ganado para su Padre que quiere que todos sus hijos se salven.

P. Salvador Franco Hernández

Párroco de la Parroquia Santa María

Reina de los mártires

Q

Sin la esperanza se apaga el entusiasmo, decae la creatividad y mengua la aspiración hacia los más altos valores.

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Tema de la Semana

Recuerdo que mientras estudiaba la filosofía leí el libro “La náusea” de Jean Paul Sartre. Esta obra está redactada a modo de diario, en el que su autor escribe

las cosas como las ve, dice él. Y si bien, el personaje principal no lleva el nombre del escritor, es apenas un intento por poner en la boca de otro lo que él mismo percibe de la realidad. El libro está impregnado de una gran angustia ante la vida (quizá fundada en la experiencia vivida por el autor). El protagonista esta tan deprimido por lo que ha visto, que un día llega a escribir; “Miércoles: No hay que tener miedo”.

Al estar leyendo lo que el personaje va viviendo, me parece verlo temeroso, acurrucado en el rincón de un cuarto, pleno de intranquilidad, lejos muy lejos de la paz. Y es que cuando el presente parece no tener rumbo ni sentido, sino que es un “simple estar”, y cuando en el futuro hay incertidumbre y amenazas a nuestras aspiraciones personales, profesionales, familiares... ¿qué podemos esperar?

Pues bien, las virtudes teologales nos han enseñado no sólo que son el camino espiritual que identifica al cristiano, sino que son una realidad práctica para nuestro diario vivir y convivir. El Papa Francisco ha insistido una y otra vez que no tengamos miedo, que ante un acontecimiento que nos arrebata nuestras “seguridades” nos queda El Señor. No se trata de

ANGUSTIA VS ESPERANZA…

alimentar una idea por muy firme que sea de que “esto pasará”, los cristianos no vemos en la esperanza una especie de barco al que abordamos frente a las problemáticas y que abandonamos pasada la tormenta. LA ESPERANZA está en ambos extremos de nuestras circunstancias, la esperanza da sentido y valor a los acontecimientos pasados, es la esperanza la que “nos traslada y nos mueve” a realizar lo que nos toca y “nos lleva” de una realidad a otra, con la certeza de que en ambas El Señor nos envía, nos acompaña y nos aguarda.

No, no se trata de cerrar los ojos ante las tragedias humanas; la miseria, la enfermedad, la soledad, y hasta la muerte. Todas estas verdades duelen a quienes las experimentamos (y a todos nos tocan). La naturaleza humana contiene en sí misma estas realidades que, tarde o temprano nos visitan y nos lastiman.

Pero hace unos días alguien me hizo recordar la carta a los romanos en su capítulo 8, que en sus versículos 18 y 19 dicen: "Estimo que los sufrimientos de la vida presente no se pueden comparar con la Gloria que nos espera y que ha de manifestarse. Algo entretiene la inquietud del universo, y es la esperanza de que los hijos e hijas de Dios se muestren como son." Y más adelante, en el versículo 28 dice: "También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado.”

No se trata, pues; de ver la tempestad y echarse a la fiesta diciendo: “Total, que para esto nacimos…”, pero tampoco la angustia que nos anula y nos somete es el camino del cristiano. Cristo Jesús ha venido a traernos vida, y vida en abundancia, la cual debemos valorar y defender, luchando con todas nuestras fuerzas o poniendo todo el empeño y paciencia (como es el caso) en los cuidados de salud, por nosotros y por los nuestros.

Sea lo que tengamos que hacer que todo esté impregnado de nuestra esperanza. Y como diría un padre de nuestra diócesis: “Que Dios nos ayude a todos”.

Juan Carlos Gaytán Vázquez¿Opción personal?

La esperanza cristiana ha de ser activa, evitando la presunción; y debe ser firme e invencible, para rechazar el desaliento.

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De Interés

¿Queremos ahora un milagro? hay mucho que hacer

rave necesidad, orar al Señor es lo esencial, pero ¿qué le pedimos a Él y qué hará por nosotros? Hay que reflexionar al respecto, pues quizá lo

primero que pidamos sea un milagro, uno de verdad, como sería por ejemplo que un ciego de nacimiento empiece a ver, o que instantáneamente desaparezca e l C o v i d - 1 9 . ¿ E s t a m o s b i e n ? Reflexionemos un poco.

¿Dios hace milagros? Por supuesto, la Escritura y la historia nos dan cuenta de ello. Pero hay que tratar de aprender cómo “administra” Dios los milagros. A través de la historia, los creyentes (y hasta los que dudan o no creen, por si acaso), piden milagros al Señor. Pero antes de eso tenemos mucho, pero mucho que hacer.

Un viejo consejo, que por supuesto no está en las Escrituras, pero es más que aplicable a la vida diaria es: “a Dios rogando, y con el mazo dando”. Tenemos que hacer la parte que por responsabilidad y capacidad podemos llevar a cabo. El Señor se vale de nosotros los humanos, creyentes o no, para solucionar problemas y crisis. Él pone lo demás, pero Dios no va a pasar por encima de los pusilánimes, los miedosos paralizados, los perezosos o los irresponsables que no hacen lo que pueden y deben hacer.

Qué fácil sería sin hacer nada, simplemente pedirle a Dios que una crisis se acabe y ¡pum! todo mal desaparece como por magia. Pero la historia nos demuestra que así no es el camino del Señor.

Ahora bien, si ponemos nuestra parte, con ahínco, dedicación y confiando en Él, ¿Dios nos hará caso? Por supuesto, pero con su infinita sabiduría, y además, salvo casos milagrosos, que son pocos, deja que la naturaleza y las leyes que Él le puso, sigan su curso. Y esa naturaleza nos da ciclones, terremotos, plagas, sequias con hambrunas, y el Señor deja que sucedan. Así es la naturaleza. Y lo mismo ha pasado con las pestes.

Pero cuando oramos, los males de la naturaleza se mitigan y a veces sí, milagrosamente, desaparecen de pronto: un milagro. Un milagro que muchos no comprenden y les pasa desapercibido. No cuenta como ayuda divina. Pero lo que hemos aprendido es que los milagros son muy pocos. Y advirtamos que muchas veces llamamos “milagro” a un favor de Dios que no es una excepción a las leyes que puso en la naturaleza. Por un milagro un muerto revive, un ciego recupera la vista, un enfermo terminal queda completa y prontamente libre de su enfermedad. Esos son milagros. Pidamos los favores divinos y también habrá algunos milagros.

Ante la terrible plaga o pandemia del Covid-19, los creyentes rogamos la ayuda del Señor: que se acabe, que se detenga, que termine ya. Pero la historia nos enseña, insisto, en que la mano de Dios no opera así. La humanidad ha pasado por grandes pestes, a veces sufridas por años, Europa sabe bien de esto.

Ahora pensemos ¿Qué entonces la gente, y la Iglesia en particular no oró y oró al Señor porque eso se acabará, y no paró de

pronto? Por supuesto que rezó, y sin que la gente entendiera, Dios ayudó conforme a su sabiduría, y dejó que las personas pusieran su parte, y la naturaleza en general, siguiera su curso. Finalmente, esas pesadillas terminaron, pero la mayoría nunca entendió lo que sucedió y lo que NO pasó por mano divina. Y vaya que hubo milagros individuales.

Pero supongamos que esta vez el Señor hiciera el milagro de esfumar al instante esta infección de coronavirus. ¿Qué pensaría la gente, creería en Dios y en sus favores? En general, no lo haría, como no

lo ha hecho ante muchos milagros que Jesús hizo en su vida pública, ni ante milagros que por intercesión divina han hecho santos en público. No solamente no creyeron, sino que por su soberbia llegaron a decir que Jesús obraba en nombre del demonio. Y cosas semejantes han dicho ante milagros logrados por personas en santidad. Y ante la evidencia científica de curaciones milagrosas como en Lourdes o Fátima, los incrédulos y hasta quienes se dicen cristianos, los desdeñan o hasta niegan sin argumentos.

Recuerdo vagamente una historia de película, en que seres malignos extraterrestres llegan a acabar con la humanidad, y los gobiernos luchan desesperadamente por eliminarlos, pero, ah, de pronto, todos esos seres mueren. ¿La explicación? Pues que su vida estaba programada genéticamente y el medio “terrícola” los acabo y ya. ¿Y Dios? Pues no contaba por esa simple explicación. Y si ahora el Señor esfumara instantáneamente del mundo el Covid-19, muchos pensarían igual, que así estaba “programado” en su naturaleza, y negarían el milagro, es más, pensarían y dirían que veamos, como la “sabia” naturaleza hace que no se necesite de un Dios.

¿Qué debemos hacer entonces? Lo que el mismo Jesús nos enseñó: “pedid y se os dará”. Pero debemos tener claro que como nos enseña la historia, vuelvo a insistir, Dios tiene sus caminos para ayudarnos. Y que la primera ayuda es darnos elementos humanos para poner nuestra parte, y que Él pondrá la suya, pero digamos como complemento a la nuestra. ¿Habrá curaciones milagrosas? Claro.

María, madre de Jesús, dijo a los sirvientes en las bodas de Caná, cuando faltó el vino: “hagan lo que Él les diga”, y lo hicieron. Ahora bien, si no sabemos qué hacer ante esta pandemia, pidamos a Jesús que nos diga qué debemos hacer, aunque la mayor parte ya lo sabemos, pues ya, a su manera, nos lo ha dicho. Hagámoslo.

Oremos al Señor ante esta pandemia, pidamos su ayuda, que va desde la voluntad, la orientación a cómo enfrentarla y los medios humanos, hasta la rápida terminación de la crisis. Se nos ha dicho también que la mejor oración es el trabajo; pues trabajemos cada uno en lo que personal y comunitariamente nos corresponde, para que esta pandemia termine pronto. El Señor nos escucha y obra conforme a su divina sabiduría, su misericordia y su amor infinito. Oremos.

SALVADOR I. REDING VIDAÑA

G

Quien de la esperanza el verdor pierde, aunque pase la noche, y vuelva el día, triste amanece, si anochece triste.

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El Portal de las Buenas Noticias

esde hace ya casi dos meses que estamos celebrando la Santa Misa a puerta cerrada. Como que la Misa, que se me perdone lo que voy D

a decir, no me sabía igual. Y digo que 'no me sabía' porque ahora ya me sabe un poco más. Pensaba yo: ¿Cómo el Misterio de luz en la penumbra? ¿Cómo el Misterio de Amor sin amadores? ¿Cómo el Misterio de la Salvación sin la presencia d e l o s r e d i m i d o s ? Elucubraciones mías. Por los días santos me cayó al WhatsApp un link que me remitió a una homilía del Papa Benedicto XVI. Un fragmento decía así, más o menos, porque no tengo a la mano la cita: “El sábado santo, es el día del gran silencio. Lo único que se escucha es el suave susurro de un costado abierto del que brotan, como de una fuente, sangre y agua”.

¡Qué hermosas palabras! Nos ofrecen mucho qué meditar en estos días de Pascua. Pero me limito sólo a un punto: Cuando Longinos atravesó con su lanza el costado de Cristo, lo hizo para cerciorarse de que quedaría bien muerto. Pero ocurrió lo contrario, de ese costado que fue hendido con la finalidad de dar muerte, surge la vida, la gracia, la luz, la salvación, el misterio de la Iglesia, los sacramentos. Todo. Porque se trata de una fuente inagotable, inextinguible, sublimemente fecunda,

Misterio a puertas cerradasque nada ni nadie ha podido ni podrá segar. Una vez más se prueba aquello de la Escritura cuando afirma que los

pensamientos de Dios no son como los de los hombres, que su manera de actuar no es como la de los hombres.

Ahora, cuando celebro la Misa, con dos, tres, cuatro, siete o ningún fiel, pienso precisamente en esto: en el suave susurro de aquel costado a b i e r t o r o c i á n d o n o s a borbotones con su amor y su gracia. Desde la Celebración Eucarística, celebrada por uno o muchos, se proyecta una luz que ilumina la Iglesia toda, se

vierte –como el sereno en la mañana sobre las flores del campo- la gracia sobre todos los amadores eucarísticos que hay en el mundo y Nuestro Señor sigue salvando.

Llegará el día en que las Iglesias se abran al culto público y haya matrimonios, bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, abundantes confesiones.

Entonces, en medio de todo aquel barullo de la fiesta, el suave susurro de aquella interminable fuente se escuchará con mayor intensidad en el corazón de todos los fieles.

AMDG

GUÍA PARA FORMADORESCapítulo 7: El campeón de natación Fuerza de voluntad (continuación) Objetivo: Reforzar la importancia de la fuerza de voluntad. Dinámica: El juego de soñar * En una hoja cada quien la divide en 3 partes. En una parte escriben que quisieran ser cuando sean grandes. Aclararles que se vale soñar. * En la parte de en medio escribir qué planes tienen para lograrlo. * En la tercera parte que están haciendo actualmente para lograrlo.

Después hacer la reflexión: Imaginen un niño que sólo hace lo que le gusta y lo que quiere.

Cuando quiere comer: come, cuando quiere dormir: duerme, cuando quiere jugar: juega. Pero él quiere ser campeón de natación como el de la historieta, ¿Podrá lograr su sueño? Todos nos tenemos que esforzarnos para lograr nuestros sueños.

La fuerza de voluntad es como cualquier otro músculo del cuerpo, si la ejercitas se va fortaleciendo, pero si te acostumbras a hacer lo que quieres, no está preparada para ayudarte con tus objetivos y decisiones.

Al final aclarar que todos los cristianos tenemos la meta de llegar al cielo. Y por eso Dios nos dio la fuerza de voluntad, para que cuando nuestra inteligencia nos diga cuál es el camino correcto nosotros tengamos la fuerza de seguirlo y no nos dejemos llevar por nuestros gustos, miedos, caprichos etc.

Héroes Anónimos

Puede haber esperanza únicamente para una sociedad la cual actúa como una gran familia, no como muchas separadas.

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Liturgia de la Palabra VI Domingo de Pascua

ORACIÓN COLECTA.

PRIMERA LECTURA

SALMO RESPONSORIAL (Sal 65)R.

R.

R.

R.

R.

SEGUNDA LECTURA

Dios todopoderoso, concédenos continuar celebrando con incansable amor estos días de tanta alegría en honor del Señor resucitado, y que los misterios que hemos venido conmemorando se manifiesten siempre en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo.Del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hech 8,5-8. 14-17)

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los milagros que hacía y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegría en aquella ciudad.

Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Éstos, al llegar, oraron por los que se habían convertido, para que recibieran el Espíritu Santo, porque aún no lo habían recibido y solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan impusieron las manos sobre ellos, y ellos recibieron el Espíritu Santo. Palabra de Dios.

Las obras del Señor son admirables. Aleluya.Que aclame al Señor toda la tierra. Celebremos su gloria y su poder, cantemos un himno de alabanza, digamos al Señor: “Tu obra es admirable”. Que se postre ante ti la tierra entera y celebre con cánticos tu nombre. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres. Él transformó el mar rojo en tierra firme y los hizo cruzar el Jordán a pie enjunto. Llenémonos por eso de gozo y gratitud: el Señor es eterno y poderoso. Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia.

Murió en su cuerpo y resucitó glorificado.De la primera carta del apóstol san Pedro (1 Pedro 3,15-18)

Hermanos: Veneren en sus corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a dar, al que les pidiere, las razones de la esperanza de ustedes. Pero háganlo con sencillez y respeto y estando en paz con sus conciencias. Así quedarán avergonzados los que denigran la conducta cristiana de ustedes, pues mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado.

Palabra de Dios.

Aleluya, aleluya.El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él.

Aleluya, aleluya.

Yo le rogaré al Padre y él les dará otro paráclito.Del santo Evangelio según san Juan (Jn 14,15-21)

n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no

puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, si lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes.

No los dejaré desamparados, sino volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.

El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. Palabra del Señor.

Dios todopoderosos y eterno, que, por la resurrección de Cristo, nos has hecho renacer a la vida eterna, multiplica en nosotros el efecto de este sacramento pascual, e infunde en nuestros corazones el vigor que comunica este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

EVANGELIO

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

R.

R.

E

Los vuelos naturales del espíritu humano no van de placer a placer, sino de una esperanza a otra.

7Los sitios más alabados de la tierra son tristes y desprovistos de encanto cuando no llevamos a ellos nuestras esperanzas.

En Familia

88 La verdadera medida del tiempo no es el reloj. La verdadera medida del tiempo se llama esperanza.

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Saboreando la Biblia

En 1Pe 3,15 nos dice: santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en

ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia.Dar razón de nuestra esperanza es tener la capacidad de mirar lejos,

de mirar más allá de lo que hemos recorrido. Esto se lo pedimos a Dios mismo: “Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante” (Flp 3,13).

En estos momentos que estamos viviendo; dar razón de nuestra esperanza, es vivir a Dios en medio de los padecimientos y sufrimientos que tiene nuestro pueblo, nuestra familia, pero teniendo la certeza moral que, triunfaremos en medio de estas tempestades.

Meditemos un pasaje del Evangelio de Marcos: Al atardecer de ese mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: “Crucemos a la otra orilla”. Dejando a la gente, se lo llevaron a Jesús en barca, tal como estaba, aunque había varias barcas con Él. Se desató una fuerte tempestad. Las olas entraban en la barca hasta casi llenarla de agua. Jesús dormía sobre una almohada en la parte posterior de la embarcación. Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que perezcamos?” Jesús se levantó, mandó al viento cesó y sobrevino una gran calma. Luego les dijo: ¿Por qué están con tanto miedo? ¿Todavía no tienen fe? Ellos se llenaron de gran temor y se preguntaban unos a otros: “¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?” (4, 35-41).

A partir de este pasaje, podemos decirle al Señor: “aunque creo tener fe, necesito de tu gracia para acrecentarla porque me parezco a tus discípulos, ante los problemas y angustias me acobardo. Te suplico que esta oración me ayude a creer con fe viva en tu nombre, a actuar mi fe de manera filial, recordando que Tú eres un Padre que vela con infinita ternura sobre mí”.

El amor de Dios es estable y seguro, es el muro de contención que detiene la violencia de las olas: problemas, dificultades, tristezas, llantos, angustias, desolaciones, etc… Los discípulos como nosotros, tenemos miedo porque nos damos cuenta que no podemos con todo ello, y también a partir de este pasaje recordemos que Jesús aplaca la tempestad, Jesus nos abre el corazón a la valentía de la fe, a dar razón de nuestra esperanza, Él está con nosotros y jamás nos dejará solos, como bien lo comentó Mateo: “Enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos” (28,20).

Ante el hombre que grita: “¡ya no puedo más!”, el Señor sale a su encuentro, a través de los hombres de buena voluntad, a ofrecerles la roca firme de su amor, con la que cada uno puede agarrarse, seguro de que no se caerá. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Dios está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto.

Preguntémonos si hoy estamos firmes en esta roca que es el amor de Dios. Y si vivimos el amor fiel de Dios hacia nosotros. Porque siempre somos tentados a olvidar ese amor grande que el Señor nos ha mostrado. También nosotros, corremos el riesgo de paralizarnos por los miedos del

Dar razón de nuestra esperanzaReflejar la enseñanza de Cristo P. Víctor Ortega Covarrubias, ssp

viorco@hotmail.com

futuro y de buscar seguridades en cosas que ofrece el mundo. Recordemos a tantos santos que vivieron momentos parecidos, pero que acogieron el amor de Dios y lo difundieron. Hoy, podemos vivir la alegría del Evangelio, practicando la misericordia, compartiendo las dificultades de mucha gente, de las familias, en especial de las más frágiles y marcadas por la crisis económica (cfr. Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2015).

¡Han pasado más de dos mil años desde que Jesucristo fundó la Iglesia! Han pasado más de dos mil años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas religiosas están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así. La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez

que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: ¡No teman, tengan fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios.

Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el timón de nuestra vida. Además, en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo.

A n t e l a s d i f i c u l t a d e s , preocupaciones y angustias, digamos con nuestra manera de vivir, dando razón de nuestra esperanza: ¡Jesús, en ti confío!

Nuestra manera de relacionarnos con nuestros seres queridos, manifiestan la razón de nuestra esperanza, amarnos hasta el extremo (Jn 13,1), serían en estos momentos donde se refleja perfectamente el amor a Dios, manifestado en el amor al prójimo, es decir, si queremos medir el amor a Dios, debemos medirlo en el amor al prójimo. Si amamos a Dios, amamos lo que Dios ama, que son todos sus hijos.

Cuando me pregunto ¿quién es Dios para mí?, en mi respuesta, debo manifestar mi manera de ser o de vivir, correspondiendo a dar razón de mi esperanza en Cristo, quien es nuestro argumento a favor de la paciencia ante los sufrimientos. Tener a Cristo como lo vivió san Pablo “Ya no soy yo quien vivo, sino es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20), es dar razón de mi esperanza.

Antes vivíamos sin Cristo, sin Dios y sin esperanza en el mundo. Ahora, gracias a Cristo Jesús, estamos cerca por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, Él hizo de todos nosotros un solo pueblo (cfr. Ef 2, 12-14). Los cristianos deben vivir de una manera digna a la esperanza de su vocación de cielo, y así ser piedras vivas de la casa espiritual, siendo así la comunidad del pueblo de Dios (cfr. 1Pe 2,4.10).

Recordemos las palabras de san Pedro: “Santifiquen a Dios el Señor en sus corazones, y estén siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que los demande razón de la esperanza que hay en ustedes” (1Pe 3,15).

Tenemos un pequeño santuario, una pequeña capilla en nuestro propio corazón, donde podemos honrar y glorificar a Dios. Cuando lo hacemos principalmente con nuestro testimonio, los demás, se dan cuenta que le pertenecemos a Dios.

La fe se refiere a cosas que no se ven, y la esperanza, a cosas que no están al alcance de la mano.

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Visión Jóven

Que tal amig@s lectores:

Nuevamente nos encontramos en este espacio, lo cual me llena de mucha alegría aún y cuando sigamos en esta ochentena, corrección: cuarentena (aunque llevemos más de cuarenta días).

ya que tocamos este tema del aislamiento y que derivado del mismo, hemos estado más tiempo en casa (tiempo repartido entre clases virtuales, home office, quehaceres del hogar y horas libres), existe una estadística la cual no

necesitamos sacar de ningún lado porque es fácilmente comprobable, y no me dejarán mentir porque lo pueden ver a su alrededor: el uso ordinario de redes sociales y aplicaciones (llámese facebook, whats app, twitter, instagram, y you tube), ha incrementado en gran porcentaje, pues al no poder salir a realizar otro tipo de actividades, no nos queda más que darle uso rudo a estas apps. Ahora, dentro de las redes sociales, nos podemos dar cuenta que de un tiempo a la fecha han nacido muchas figuras llamados “influencers” (personas que cuentan con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e impacto en redes sociales, pueden influir en grandes grupos de personas). Por lo anterior, hoy en día podemos encontrar influencers para todo tipo de públicos: adolescentes, fitness, músicos, cocineros, de belleza, de moda, algunos más que no hablan de nada en concreto pero que los siguen mucho, cómicos, etc. Lo más curioso de ello, es que nos llaman tanto la atención, que hasta nos suscribimos a sus canales, nos llegan las notificaciones de sus nuevos videos y hasta los compartimos en nuestros estados. Al final ya no solo somos seguidores, sino que hasta los hacemos parte de nuestra vida ó bien queremos llegar a ser como ellos.

Pero déjame preguntarte algo, ¿sabes quién es el “Influencer” mayor, el que tiene más número de seguidores? Lamento decepcionarte, pero no es Yuya, ni el Escorpión Dorado ni nadie de los que conoces. El Influencer más grande de la historia es JESUCRISTO. Tal vez Él no tiene cuentas en redes

sociales ni en plataformas como tal, pero ha tenido millones de seguidores a lo largo de la historia. Desde su nacimiento lo siguieron los Magos y los pastores ¿recuerdas?, durante su vida pública lo siguieron sus apóstoles escogidos por Él personalmente, también lo seguían los pecadores, desamparados y enfermos. Si aún no estás convencido, muchos Santos de los cuales ahora reconocemos en nuestros altares, vivieron a semejanza de Cristo y algunos llegaron hasta dar su vida por Él. Y como última prueba, tú y yo formamos parte de la Iglesia que Él mismo fundó.

Jesús nunca nos ha dejado solos, más bien en ocasiones nosotros somos los que dejamos de seguirlo, estamos tan desesperados con esta pandemia que hemos perdido la esperanza y ni siquiera volteamos a ver su imagen de Cristo Resucitado. ¿Quién mejor que él, que vivió momentos de angustia y sufrimiento en la cruz y resucitó al tercer día? ¿Él que nos enseñó a orar, y

nos mostró al Padre? ¿Qué nos falta para creer en Él y poderlo seguir?

Finalmente retomemos la invitación de Pascual Juvenil 2020: Ser hashtag #InfluencerDeAmor. Cada uno de nosotros puede influir en otros a ejemplo de Cristo, en todo lo que hacemos, así sea en las cosas cotidianas y contagiarnos unos a otros no de Covid, sino de acciones buenas para dar esperanza a todas aquellas personas más vulnerables que necesitan de nosotros.

INFLUENCER DE AMOR, ¿A QUIÉN SIGUES?

Y

La esperanza hace que el náufrago agite sus brazos en el agua, aún cuando no vea tierra por ningún lado.

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Correo Infantil

l caso de las paletas seguía intrigando a María y a Juan, ¿por qué los niños seguían comiendo si E

sabían que les hacía mal?

Una mañana la maestra les anunció que tendrían un invitado especial en la escuela, nada más y nada menos que el nuevo campeón de natación, pedro Marques que acababa de ganar los Panamericanos y ahora se preparaba para las Olimpiadas, muy pronto representaría al país.

Todos los niños se entusiasmaron con su visita, cada uno tendría que preparar una pregunta y la maestra seleccionaría las m e j o r e s . L a p r i m e r a p r e g u n t a seleccionada fue la de Lupita, que al escuchar su nombre se puso colorada, era muy tímida y nerviosa, hablar en público era un reto para ella: ¿Te pones nervioso durante las competencias?, ¿cómo haces para vencer tus nervios? –Pedro Marques sonrió al escuchar la pregunta, -Si me pongo muy nervioso, pero hay que aprender a controlar los nervios, no debes dejar que te venzan y la única manera es haciendo las cosas, no dejarlas de hacer.

La segunda pregunta le tocó a Pepe: ¿Qué quieres ser cuando seas grande? –Pedro entusiasmado le contestó, abogado ahora mismo estoy por entrar a la universidad, no debo dejar mis estudios, entreno en las tardes y me levanto a las 4 de la mañana para entrenar antes de la escuela.

Todos se sorprendieron, si a ellos les costaba tanto levantarse a las 6am para ir a la escuela.Y la última pregunta le tocó a Juan - ¿Cómo le has hecho para llegar a ser un campeón? –Lo primero es saber cuál es tu meta, a dónde quieres llegar; todos podemos alcanzar nuestros sueños y la segunda es tener la fuerza de voluntad para logra la constancia y sólo con constancia puedes lograr tus metas.

María suspiró, Pedro Marques le acababa de dar la respuesta a sus inquietudes; no se puede lograr nada sin fuerza de voluntad, aunque sepas qué es lo que quieres, o tengas claro que hay cosas que están mal y no te conviene hacerlas de nada sirve si no tienes fuerza de voluntad para seguir fiel a tus decisiones.

Cuando llegaron a su casa María le comentó a Juan su reflexión –Claro por eso los compañeros seguían comiendo paletas, aunque sabían que les hacían daño, no tenían la fuerza de voluntad para dejar de hacerlo. Pero ahora Juan era el que suspiraba, porque si no te esfuerzas en cosas pequeñas como dejar de comer una paleta, no podrás con las grandes como ganar una competencia de natación.

Su abuelo al escuchar su conversación comentó; Ringo no las comió porque los animales se guían por instinto, pero eso es lo que nos hace diferentes de los animales, nosotros somos libres para decidir, Dios nos dio ese regalo cuando nos creó y cada uno sabe cómo aprovechar ese regalo. La libertad es para elegir el bien, lo que nos conviene y la guía nuestra inteligencia.

EL CAMPEÓN DE NATACIÓN

uestro héroe de este mes es un niño que le gustaba mucho jugar fútbol y N

nunca faltaba a sus entrenamientos. Pero la preparación para la primera Comunión tenía el mismo horario que los entrenamientos, aunque él quería seguir entrenando decidió faltar este año a sus entrenamientos para prepararse a recibir a Jesús Eucaristía. Pero como Jesús no se deja ganar en generosidad y le quería dar un regalo, este año habrá otro horario para la catequesis y nuestro héroe podrá seguir entrenando.

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. . . . . . . . . . . . . . .EL JUGADOR DE FÚTBOL

¡Hazle caso a tu inteligencia para fortalecer tu voluntad!

La guía para formadores página 5...

Somos asesinos de nuestra propia vida mientras no descubramos en nosotros razones para esperar.