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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006 CONTENIDO DE ESTE DOCUMENTO Título Página APÉNDICE 1: Expresiones del Imago Dei en los Oficios de Cristo 2 APÉNDICE 2: Palabras Bíblicas para el Hombre Interior 3 APÉNDICE 3: Escatología Individual 4 APÉNDICE 4: GLOSARIO DE TÉRMINOS 5 APÉNDICE 5: LECTURAS (artículos y extractos): La Cronología en Génesis 1 Vern S. Poythress 7 Una discusión inteligente con el diseñador del Diseño inteligente Nancy Pearcey 12 La Imagen de Dios C. René Padilla 14 “Que reinen”: El Reinado de Dios en Génesis 1-3 Douglas Green 17 Ecce homo: La venida del reino como la restauración de la vicegerencia humana Dan G. McCartney 23 El Hombre en sus Tres Relaciones Anthony Hoekema 33 El Trabajo: ¿maldición o vocación? Rev. Todd Joling 35 ¿Dicotomía o tricotomía? Un ensayo acerca de cómo la doctrina del hombre afecta el tratamiento de la depresión Winston Smith 40 La Psicologización de la Iglesia William MacDonald 44 Crítica de “Filoprimatosis…” Natalie Carley 46 Sed Santos R.C. Sproul 50 1

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Antropología Teológica Natalie Carley, 2006

CONTENIDO DE ESTE DOCUMENTO

Título Página

APÉNDICE 1: Expresiones del Imago Dei en los Oficios de Cristo 2

APÉNDICE 2: Palabras Bíblicas para el Hombre Interior 3

APÉNDICE 3: Escatología Individual 4

APÉNDICE 4: GLOSARIO DE TÉRMINOS 5

APÉNDICE 5: LECTURAS (artículos y extractos):

La Cronología en Génesis 1Vern S. Poythress 7

Una discusión inteligente con el diseñador del Diseño inteligenteNancy Pearcey 12

La Imagen de DiosC. René Padilla 14

“Que reinen”: El Reinado de Dios en Génesis 1-3Douglas Green 17

Ecce homo: La venida del reino como la restauración de la vicegerencia humanaDan G. McCartney 23

El Hombre en sus Tres Relaciones Anthony Hoekema 33

El Trabajo: ¿maldición o vocación?Rev. Todd Joling 35

¿Dicotomía o tricotomía? Un ensayo acerca de cómo la doctrina del hombre afecta el tratamiento de la depresiónWinston Smith 40

La Psicologización de la IglesiaWilliam MacDonald 44

Crítica de “Filoprimatosis…”Natalie Carley 46

Sed SantosR.C. Sproul 50

Permaneciendo Libres en Cristo como Verdaderos HIJOS del Padre 58“Sonship”

Respuestas a las Preguntas de Repaso de las lecciones 1 a 8 63

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APÉNDICE 3: Escatología Individual

Evento/período Creyentes No creyentes

Estado intermedio

IncorpóreaConscienteirreversible

BenditoCon Cristo

“descansando” pero reinando

Atormentado con castigo continuoSeparado de Dios

Juicio Final

Resurrección del cuerpoComparecen ante el trono y sus obras serán juzgadas

Salvo

Absolución pública a base de la justicia de Cristo

Recompensado (premiado), según sus obras (a lo mejor incluye recibir responsabilidades conmensurables con estas).

Condenado

Condenación pública

Atormentado con grados de castigos según sus obras

Estado Final

CorpóreaConscienteirreversible

Con cuerpo “espiritual” pero siempre físico,glorificado

Puro y perfecto—no podrá pecar

En comunión íntima con Dios

Reinando con Cristo eternamente

Castigo eterno o perpetuo (“la segunda muerte”)

en el lago de fuego, separado de Dios eternamente

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APÉNDICE 4: GLOSARIO DE TÉRMINOS

Arminianismo: La escuela de teología que se suele contrastar con la Reformada. Niega la depravación total del hombre a favor de lo que sería efectivamente una depravación parcial: le queda la habilidad para creer en el evangelio y salvarse. Los reformados creemos que ningún hombre desearía a Dios a menos que el Espíritu Santo lo regenere. Arminianismo es básicamente equivalente al Semi-Pelagianismo.

Arminiano: Adjetivo usado para alguien o una doctrina que exhibe características del Arminianismo.

La baja creación: El resto del universo creado con la excepción de los seres humanos y los seres celestiales (ángeles y otros espíritus).

Evolución: El desarrollo sobre el transcurso del tiempo de entidades de tal manera que las formas originales se convierten en nuevas formas con nuevas características. Se usa más comúnmente para referirse a la evolución de animales, con el resultado del surgimiento de nuevas especies, siendo el hombre una de las especies más recientemente producida. Sin embargo, se puede hablar de la evolución de animales, o bien la evolución de galaxias y cuerpos celestiales.

Hipótesis del marco estructural: Una interpretación de Génesis 1 basada en su estructura literaria. Los seis días de la creación consisten en dos registros: los días uno, dos y tres relatan la creación de tres reinos o áreas y en los días cuatro, cinco y seis estos reinos son respectivamente llenados con sus habitantes. Los días marcan la estructura del relato en lugar de marcar tiempo, es decir que no son días literales de 24 horas. En inglés se llama “Literary framework hipótesis.”

Marco de referencia: Los conocimientos y experiencias personales con base en los cuales, consciente o inconscientemente, alguien forma sus opiniones y conclusiones acerca de una nueva experiencia o asunto.

Cultura: Las costumbres, tradiciones, expectativas, artes, lenguaje, religión, leyendas, comidas etc. que son características de un pueblo. No son prácticas moralmente neutrales, pueden incluso estar abiertamente en contra de la Palabra de Dios.

Escatológico: se refiere a algo que apunta hacia o tiene su cumplimiento en los fines del tiempo.

Iglesia: Los creyentes verdaderos que constituyen el cuerpo de Cristo.

Pelagianismo: La escuela de teología que en el siglo cuatro y cinco antes de Cristo fue el oponente de la doctrina Reformada (en aquel entonces la perspectiva Reformada, aunque no conocida por el nombre “Reformada,” fue representada por Agustín). Pelagio creía que el pecado de Adán no contaminó a su descendencia, cada persona nace con la habilidad de obedecer o desobedecer a Dios.

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Pelagiano: Adjetivo usado para alguien o una doctrina que exhibe las características del Pelagianismo.

Próximo Oriente Antiguo: El “Oriente Próximo” se refiere a la región “más próxima a Europa,” es decir las tierras mencionadas en la Biblia, las de Israel y sus vecinos, incluyendo lo que actualmente se conoce como Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Palestina, Israel, Jordania, Arabia Saudita, Iraq, Irán, y Kuwait. “Es la cuna de la agricultura, la civilización y la escritura.”1 “Antiguo” se refiere a las fechas entre 3000 adC hasta el 500 adC aproximadamente.2

Psiquiatra: Uso este término en su sentido más común en Estados Unidos: es un doctor médico (“M.D.”) que especializa en las llamadas “enfermedades mentales” y que pueden recetar medicamentos, algo que generalmente no pueden hacer los llamados psicólogos.

Reformado: Uso este término básicamente como sinónimo por Calvinista. Es decir, se refiere a los que creen que los seres humanos son totalmente depravados y por ende, solo creerán el evangelio aquellos quienes Dios ha elegido y regenerado.

Reino de Dios: En breve, se refiere al gobierno escatológico (es decir, teniendo su cumplimiento pleno en la consumación) de Dios a través de Jesucristo, el hombre perfecto. En la Biblia encontramos que el término generalmente no se refiere a la soberanía de Dios sobre todo que existe, desde la eternidad—de lo contrario no hablaría la Biblia de la venida del reino. El reino de Dios—un gobierno visible de Dios a través de seres humanos fieles—fue profetizado y esperado en el AT, y en el NT Cristo dijo que se inauguró con Él. Tendrá su cumplimiento cuando regrese en gloria y su reino sea establecido visiblemente en la Tierra. En aquel entonces la voluntad de Dios se hará en toda la Tierra igual como ahora se hace en el cielo.

Revelación: Un acto en el que Dios se hace conocido por el hombre. El hombre sólo conoce a Dios en cuanto Dios se revele, el conocimiento del hombre de Dios siempre es incompleto. Se acostumbra hablar de dos tipos de revelación, la general y la especial (explicadas en la lección 1).

Yavé: El nombre propio de Dios, escrito para reflejar la pronunciación correcta del hebreo. El nombre “Jehová” refleja una pronunciación incorrecta a lo mejor basada en falta de entendimiento del hebreo. Los judíos escribieron el nombre de Dios, con los puntos, o sea las vocales añadidas y equivocadas a propósito para dejar la palabra no pronunciable, porque creían que era demasiado santo para pronunciarlo en voz alta.

1 “Oriente Próximo” artículo en http://es.wikipedia.org/wiki/Pr%C3%B3ximo_Oriente.2 “Cronología del Antiguo Oriente Próximo”

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APÉNDICE 5: LECTURAS (artículos y extractos)

La Cronología en Génesis 1Vern S. Poythress, Primavera de 1992

Primero vamos a entender el contexto de este análisis de Génesis 1.

1. La Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios, y por lo tanto, es inerrante y totalmente digna de confianza. Este punto de vista ha sido hábilmente defendido por muchos escritores evangélicos. Por lo tanto, yo voy a presuponer este punto en vez de defenderlo. La autoridad de la Biblia incluye aun los asuntos científicos. La Biblia tiene la misma autoridad en cualquier cosa que enseñe acerca de la ciencia y reclama nuestra lealtad, tal y como lo hace con respecto a sus enseñanzas sobre todos los demás asuntos. Por ejemplo, la enseñanza bíblica de que Eva fue creada de la costilla de Adán (Gn 2:21-25) contradice directamente la versión evolutiva estándar del origen de la humanidad. Por lo tanto, la versión evolutiva es un error. Debemos sostener que la Biblia está en lo correcto en este y todos los demás asuntos.

El enemigo real aquí es el liberalismo y la desconfianza de la enseñanza bíblica. El liberalismo se ha filtrado en muchos seminarios que un día fueron creyentes de la Biblia. Además, frecuentemente los liberales y la gente con tendencia liberal no son francos con respecto a sus puntos de vista cuando hablan con los laicos. Por lo que es entendible que las sospechas puedan desarrollarse aun cuando sean infundadas, porque las lecciones de la historia nos enseñan cuántas veces tales sospechas sí estaban bien fundamentadas.

2. El evolucionismo y la cosmovisión del naturalismo evolutivo son erróneos y son antagónicos a la enseñanza bíblica.

Los representantes típicos de la corriente principal moderna científica presuponen una cosmovisión naturalista en la cual los milagros son imposibles y Dios no existe o es irrelevante. Este punto de vista es claramente contradicho por la Biblia.

3. Dios es capaz de crear todo el universo en un momento o en seis días de 24 horas. Para Dios nada es imposible (Lucas 1:37; esto es, "nada" que sea consistente con su carácter).

Ahora consideremos la enseñanza de Génesis 1 y 2. Yo creo que Génesis 1 y 2 fueron escritos por Moisés para los Israelitas en los días de Moisés. En aquel tiempo, el asunto principal era la idolatría. Génesis 1 y 2 están en contra de todas las religiones del Próximo Oriente Antiguo al proclamar con claridad que sólo hay un Dios, y que él creó todas las cosas. Las cosas creadas son justamente eso, cosas, y no deben ser adoradas. Los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios. Como seres creados, son en cierta manera parecidos a los animales, pero como seres creados a la imagen de Dios son distintos de los animales y se les ha dado el dominio sobre los animales y las plantas (Gn 1:28-30). Los actos de creación de Dios han establecido una pauta que el hombre creado a Su imagen debe imitar (así Israel guardaba el día de reposo).

Estos son los puntos principales. Los detalles al igual que los puntos principales nos instruyen, y no debemos menospreciar nada de la Palabra de Dios. Por otro lado, debemos notar que los detalles están subordinados a los puntos principales.

Ahora, preguntémonos acerca de la cronología de los eventos de la creación narrados en Génesis 1 y 2. ¿En qué orden ocurrieron y cuánto tiempo llevó para que ocurran? Cuando nos hacemos esta pregunta, notamos varios puntos. Primero, la

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creación ocurre en una pauta de seis días, seguidos por un séptimos día de reposo. Los lectores israelitas rápidamente debieron haber notado lo que Éxodo 20:10-11 señala explícitamente, esto es, que hay un paralelo entre las acciones de Dios y las acciones de los israelitas. La pauta del reposo entre los israelitas (seis días de trabajo y uno de reposo) es análoga a la pauta del reposo en Génesis 1:2-3.

Además, Génesis 1:11-12 y 2:9 describe el crecimiento de plantas y árboles. De nuevo, cualquier israelita podría sentir que este crecimiento es análogo al crecimiento agrícola que él veía a su alrededor. De hecho, como dice Génesis 1:11, es la palabra de Dios el fundamento que gobierna el crecimiento de las plantas para la posteridad. Génesis 2:9 tiene que ver con un área especial, el jardín del Edén. Sugiere lo que el hombre, como un imitador de Dios, puede hacer al cultivar un jardín e incrementar su belleza y productividad. Dios es siempre el que causa que las cosas crezcan (Sal.104:14), pero el hombre puede ser un facilitador del proceso cuando cuida un jardín (Gn 2:15). En resumen, el crecimiento de las plantas, como es descrito en Gn 1:12 y 2:9, es análogo al crecimiento de las plantas que un israelita podía observar a su alrededor.

Ahora preguntémonos cuánto tiempo llevó todo esto. Entre los israelitas, el crecimiento de un árbol duraba años. Por lo que, por analogía, un lector pudiera concluir que el crecimiento del jardín del Edén llevó años. La pauta de reposo israelita tomaba siete días de 24 horas para completarse. Por lo que, por analogía, un lector pudiera concluir que los siete días de creación fueron de 24 horas cada uno, y que en total fueron 168 horas (24 x 7).

Ninguna de estas dos conclusiones puede ser correcta. Entonces, ¿cuánto tiempo tardó? En principio, muchas opciones son posibles para Dios. Dios pudo, por supuesto, crear en un momento árboles totalmente desarrollados. Pero no es lo que Génesis 1:12 y 2:9 describen. Dios pudo milagrosamente acelerar el crecimiento de los árboles, para que todo el jardín del Edén estuviera listo en 24 horas. Dios pudo milagrosamente alentar los días de creación, para que cada día tomara un tiempo largo en completarse. Pero si decimos que Dios estaba obrando milagrosamente, parece imposible poder capturar su obra al invocar las "leyes científicas" contemporáneas o la experiencia de los israelitas. Las leyes científicas son simplemente resúmenes de la manera en que Dios obra actualmente. La experiencia de los israelitas sólo cubre la manera en que Dios obró durante ese tiempo. La manera actual en la que Dios obra fue subsiguiente a la conclusión de la creación. La creación durante seis días puede ser análoga a los eventos subsecuentes, como ya hemos dicho. Pero no es idéntica. La creación es única por definición.

Todavía hay una dificultad adicional. ¿Cómo medimos el tiempo? En nuestro ambiente tecnológico actual, medimos el tiempo al comparar un conjunto de eventos (los eventos que serán medidos) con otro conjunto de eventos (el estándar con el cual haremos la medición). Por lo tanto, comparamos el cocimiento de un huevo con el movimiento de un reloj. Y para medir si los movimientos del reloj son exactos, los comparamos con el movimiento de los cuerpos celestes o por las vibraciones de la luz emitida por ciertas transiciones atómicas. Podemos comparar todas estas cosas con el sentido "psicológico" del tiempo que tenemos los seres humanos cuando estamos despiertos.

Pero estas comparaciones fallan cuando tenemos en la mira la obra milagrosa de la creación. No hubo seres humanos sino hasta el sexto día. Por lo tanto, no había un sentido psicológico de tiempo hasta el sexto día. No hubo cuerpos celestes que pudieran

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ser usados para medir el tiempo sino hasta el cuarto día (Gn 1:14). Además, en el contexto moderno, el crecimiento de los árboles provee un tipo de "reloj" que es a veces usado para extrapolar una medición del pasado. Sin embargo, de acuerdo con Génesis 2:9 y 1:12, el "reloj" obtenido del crecimiento de las plantas no necesariamente concuerda con el "reloj" obtenido de la experiencia humana normal subsiguiente al séptimo día de creación.

Regresemos a nuestra información primaria. Génesis nos presenta una pauta de reposo en el capítulo 1. Y Génesis 1:12 y 2:9 nos presenta eventos en los que las plantas crecieron gradualmente en un período de tiempo. En ambos casos, los israelitas tuvieron que razonar por analogía basada en su experiencia (del crecimiento de las plantas y de la pauta semanal del reposo). En ambos casos los milagros especiales o acciones de la providencia especial de Dios pudieron haber roto la supuesta analogía entre Génesis 1 y 2 y la experiencia de los israelitas. En ambos casos, la creación en Génesis 1-2 es única, y los otros eventos son edificados sobre esta base. (Los días de reposo posteriores existen debido a este primer reposo; el crecimiento de las plantas existe debido a la Palabra de Dios inicial en 1:11).

Es común en los que proponen una creación de días de 24 horas, apelar a los milagros y decir que el crecimiento mencionado en 1:12 y 2:9 puede haber ocurrido rápidamente, virtualmente en un momento. Estoy de acuerdo con esa posibilidad. Pero también pienso que estamos en una posición similar cuando venimos a la pregunta de la pauta del reposo y los días. Si los eventos de 1:11-12 y 2:9 no son análogos en maneras cruciales al crecimiento de las plantas para las cuales determinaron la pauta, de manera similar, todo el esquema de los días en Génesis 1:1-2:3 puede no ser análogo, aunque haya establecido las bases para la pauta de los reposos en la historia subsiguiente de Israel.

¿Puedes entender mi razonamiento? Las reglas que usamos para entender la pauta de reposo en Génesis 1, no deben ser arbitrariamente más flexible que las reglas que usamos con respecto a 1:12 y 2:9. Por supuesto, los israelitas tuvieron que tratar con ambos textos. El entendimiento de un conjunto de datos debió haber informado y dirigido su entendimiento del otro conjunto de datos. El efecto debió haber sido dejar al lector israelita responsable en una situación de precaución. La situación inicial fue una disparidad aparente entre el cuadro sugerido en 1:12 y el cuadro sugerido por la pauta de días. Tal disparidad, cuando fuera reconocida, serviría como una advertencia dentro del texto mismo de que (1) el texto está enfocado en otros asuntos diferentes a la duración de tiempo, (2) algunas veces la correspondencia analógica y no la de uno a uno con la experiencia israelita, debe ser invocada para darle su lugar justo al papel fundamental de los eventos de la creación. Y (3) por lo tanto, no es seguro dogmatizar con respecto a qué versículos utilizan más relaciones analógicas y cuáles usan más correspondencias uno a uno.

¿Qué podemos hacer con respecto a estas cosas? El material dado a nosotros en Génesis 1 y 2 no provee una base firme para establecer extrapolaciones confiables acerca de las medidas de tiempo. Génesis 1 y 2 enseñan firmemente que hay analogías entre los siete días de la creación y la obra subsiguiente de los seres humanos. Pero éstas son analogías, y no cosas idénticas, como se puede ver en el hecho de que el hombre es hombre y no Dios. Génesis 1 y 2 no nos proveen un "reloj" fijo del tipo al que esta acostumbrada la ciencia moderna.

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En el contexto de la ciencia moderna, estamos interesados en la técnica. ¿Cómo podemos hacer las cosas? Por lo que nos preguntamos cómo Dios hizo las cosas. Somos muy rápidos para imaginar que todos en todas partes deben estar igualmente preocupados con la técnica; pero no es así. Los israelitas, estoy convencido, estuvieron mucho más interesados en las preguntas teológicas fundamentales que Génesis 1 y 2 presentan. Es muy fácil imponer preguntas sobre Génesis 1 y 2 para las cuáles estos pasajes no fueron diseñados para contestar.

Las preguntas sobre el orden exacto de los eventos son también del tipo de las que tendemos a estar interesados, pero son de las que Génesis está menos interesado. Génesis 2 comienza con la creación del hombre, para indicar cómo la creación de otras cosas fue diseñada para servir para el bien del hombre. Génesis 1, por otro lado, nos da un arreglo temático, en el que los espacios mayores son creados en los tres primeros días y las cosas que "gobiernan" los espacios son creados los siguientes tres días. La correlación no es perfecta, pero aun es sugestiva. Génesis 1 sugiere hasta cierto punto un orden cronológico, particularmente porque los días son numerados y conducen hacia el día de reposo. Pero hay pistas de que no todo puede ser colocado completamente en orden cronológico exacto. Génesis 1:12 parece ser una observación que cubre no sólo el primer crecimiento de plantas sino el crecimiento subsiguiente en los días siguientes. Los cuerpos celestiales creados el cuarto día gobernaban sobre la luz y la oscuridad creadas en el primer día. Teóricamente, la sucesión de luz y oscuridad pudo haber sido gobernada "directamente” por Dios, pero los israelitas son invitados a pensar por analogía en su experiencia presente, en la cual la luz y la oscuridad están íntimamente ligadas al movimiento de los cuerpos celestes.

Entonces, no es de sorprender que un número de exégetas reformados han argumentado a favor del "punto de vista del marco de referencia" [“framework view”] o del "punto de vista del día ilustrador” [pictorial day view”or “day-age view”], según los cuales Génesis 1 está usando la pauta sabática como la pauta fundamental para organizar la creación, pero sin hacer declaraciones directas y detalladas acerca de las cuestiones de la cronología. Los eventos son reales, pero la cronología ha sido dejada inespecífica.3 Uno puede notar también que los comentarios evangélicos recientes sobre Génesis expresan un entendimiento del hecho de que Génesis habla principalmente de las preocupaciones los israelitas de la antigüedad y no de los asuntos de la técnica y la cronología. Ve Gordon J. Wenham, Genesis 1-15 (Waco, TX: Word Books, 1987); Victor P. Hamilton, The Book of Genesis 1-17 (Grand Rapids: Eerdmans, 1990); and Derek Kidner, Genesis (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1967).

Podemos aun estar de acuerdo en un asunto central: Si Génesis 1 implica que los días fueron de 24 horas, estamos obligados a aceptarlo, a pesar de las tensiones aparentes con la ciencia moderna.

Hay tres evidencias exegéticas que apoyan la conclusión de que Génesis 1 rehúsa establecer una longitud en los días.

Primero, el día séptimo no tuvo final. Al principio suponía que los israelitas pudieron fácilmente concebir el séptimo día como un día ordinario, al continuar el descanso de Dios de su obra de creación por siempre. Pero ahora pienso, que teológicamente hablando, la santidad de ese día, y aun más su significado teológico está

3 Ve Meredith G. Kline, "Because It Had Not Rained," Westminster Theological Journal (May, 1958) 146-157; Nicolaas H. Ridderbos, Is there a Conflict between Genesis 1 and Natural Science? (Grand Rapids: Eerdmans, 1957).

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ligado al carácter del descanso de Dios, así que es artificial intentar separar la duración del día de la duración del descanso.

Segundo, como argumenté en el ensayo, el acto de Dios de plantar el jardín del Edén en Gn 2:9 es paradigmático para la actividad agrícola del hombre. El crecimiento de los árboles del Edén nos lleva en una dirección diferente si tratamos de calcular el tiempo de su duración.

Tercero, ahora creo que la creación de las luminarias en el cuarto día pone un obstáculo para la creación de 24 días, pero no exactamente lo que Kline y sus seguidores piensan. El obstáculo es que las luminarias son dadas para que los seres humanos puedan medir el tiempo en sus propios términos. ¿Cómo entonces uno incluso puede proponer medir la duración del primer día, cuando el estándar de medición, como Dios lo ordenó, no aparece en la escena sino hasta el cuarto día? Me parece que hay un elemento que intenta ir demasiado lejos en la misma propuesta de intentar medir la duración de los primeros días. Al hacerlo uno indica que se está saliendo del orden de creación que Dios ordenó, y está tratando de pasar por alto las limitaciones humanas.

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Una Discusión Inteligente con el Diseñador del Diseño Inteligentepor Nancy Pearcey , traducido de World, 29 Julio, 2000, p. 69

No sólo en la política los líderes forjan los movimientos. Phillip Johnson ha desarrollado lo que es llamado el movimiento “Diseño Inteligente”, el cual alega que el tiempo y la suerte (los mecanismos de cambio en el Darwinismo) no pudieron hacer el orden complejo de la vida a nuestro alrededor. El Sr. Johnson es un profesor de leyes en Berkeley quien, impulsado por la crisis de su fracaso matrimonial, se convirtió al cristianismo en su adultez media. Ha escrito muchos libros incluyendo su más reciente publicación, The Wedge of Truth (La Cuña de la Verdad).

P: Usted relató acerca de un joven que fue a Harvard y perdió su fe cristiana. ¿Por qué esta es una historia tan común ahora?

R: Cada curso que este joven tomó en Harvard estaba basado en las suposiciones de la filosofía naturalista – la idea de que todo está gobernado por el azar y las leyes naturales – así que aun el caso de que Dios existiera, Él sería incapaz de hacer algo. La existencia de Dios no fue comprobada como falsa, sino más bien fue considerada como irrelevante para todo lo que era digno de ser estudiado.

P: El apoyo crucial del naturalismo es el Darwinismo. ¿Cuál es el asunto más importante acerca de la evolución hoy en día?

R: El debate se centra en un asunto fundamental: ¿Son las fuerzas de la naturaleza creadoras de información? Cualquier texto, ya sea un libro o el código del ADN, requiere un arreglo complejo e irrepetible de letras. ¿Puede acaso ese orden ser producido por el azar o las leyes naturales? La respuesta es no. El azar produce movimientos aleatorios, y las leyes producen orden simple y repetitivo (como usar un programa de la computadora que escriba automáticamente una frase una y otra vez). La única cosa que produce un orden complejo, específico y no repetitivo es un agente inteligente.

P: ¿Qué ocurre cuando el Darwinismo es aplicado fuera del campo de la Ciencia – por ejemplo, a la vida social y a la moralidad?

R: El campo de la Psicología Evolutiva aplica el Darwinismo al comportamiento, y los resultados son sombríos. La conclusión lógica del Darwinismo es que todas nuestras acciones son el resultado de los estados del cerebro producidos por alguna combinación de azar y leyes físicas – lo cual debilita la noción de la elección moral. Así es como el archi-darwiniano Richard Dawkins dice que somos meros “robots” programados por el ADN para hacer más ADN.

P: ¿Qué implica el Darwinismo para las ciencias de la mente?R: El Darwinismo congruente dice que no existe un “yo” único o central que habita

dentro del cuerpo, que toma decisiones, sostiene opiniones, ama y odia. Eso es desechado como un dualismo anticuado. En la teoría “computacional” popular presente, la mente es un conjunto de computadoras que resuelven los problemas específicos enviados por los sentidos. Por ejemplo, Steven Pinker de MIT dice que la idea de un “yo” único es simplemente una ilusión útil, seleccionada por la evolución debido a que nuestro cuerpo necesita ir sólo en una dirección a la vez.

P: Las computadoras funcionan sin una conciencia. Si la mente es una computadora, ¿Por qué somos seres conscientes?

R: Algunos neurocientíficos dicen que no lo somos – esa conciencia es una ilusión. El filósofo Paul Churchland dice que los estados mentales no existen, y sugiere que

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reemplacemos el lenguaje acerca de las creencias y deseos con declaraciones acerca de los mecanismos físicos del sistema nervioso – la activación de las neuronas, etc.

Esta conclusión es tan contraria a la experiencia ordinaria que muchos neurocientíficos buscan un punto en el que la lógica del Darwinismo no sea aplicable. Pero, por supuesto, tal punto sería completamente arbitrario. John Searle, mi colega famoso de aquí de Berkeley, acepta la evolución naturalista al mismo tiempo que insiste que ésta no puede explicar la mente humana.

P: Su libro dice que el asunto clave es la definición misma de conocimiento.R: La definición prevaleciente de conocimiento descansa sobre la llamada distinción

entre el Hecho y el valor. Los “hechos” son objetivos, racionales y verdaderos para todos; los “valores” son personales, subjetivos y valiosos sólo para los creyentes. El conocimiento verdadero sólo puede ser obtenido de los “hechos”. Es por eso que la evolución Darwiniana se enseña en las clases de ciencia, donde enseñamos conocimiento. Pero la postura creacionista es relegada a las clases de religiones comparadas, donde exploramos las creencias subjetivas de la gente.

P: Tal parece que aún aquellos que tienen creencias cristianas pueden tener doctrinas correctas, pero las tratan como si tuvieran importancia sólo dentro de la comunidad de la fe.

R: La táctica típica es ceder a la ciencia la autoridad para determinar los “hechos”, luego tratar de salvaguardar algo de espacio para la fe cristiana en el ámbito de los “valores”. Pero puesto que a los “valores” no se les da el estatus de conocimiento genuino, lo que clasifiques en esa categoría con el tiempo será desechado por considerarse fantasías subjetivas. Los cristianos necesitan insistir en que ellos están haciendo declaraciones de conocimiento genuino. Me gustaría decirlo de esta manera: ¿Existe alguna “ –logía” en Teología? ¿Estamos estudiando algo real?

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La Imagen de Dios

C. René Padilla

Toda la narración de la creación en el capítulo 1 de Génesis está caracterizada por una admirable sobriedad. Sin elaboración ni adorno enumera los actos de la creación por media de los cuales, paso a paso, Dios prepara el escenario para la vida humana. Todo lo que Dios hace es «bueno», puesto que se adapta cabalmente al propósito divino. Y todo apunta a un clímax que da sentido a cada acto que lo precede: la creación del Hombre ('adam = humanidad)4 en el sexto día.

También los animales (a excepción de los peces y las aves) corresponden al sexto día y eso pone en relieve la solidaridad del Hombre con el reino animal. No por eso la creación del Hombre deja de ser un acto especial de Dios, lo cual se echa de ver en el contraste entre la forma verbal en el versículo 24 («Produzca la tierra seres vivientes») y la que aparece en el versículo 26 («Hagamos al Hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza»). Dios dialoga consigo mismo y proyecta crear al Hombre como la imagen de sí mismo. Esto coloca a la humanidad en una categoría aparte entre todos los seres creados: le da su carácter distintivamente humano. El Hombre es por definición Imago Dei.

En la historia de la interpretación bíblica se ha discutido mucho sobre el significado de la expresión «a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». La exégesis tradicional, especialmente en artículos católico-romanos, en el pasado pretendió construir toda una antropología basada en la distinción entre «imagen» (tselem) y «semejanza» (demuth). De acuerdo con ella, el Hombre fue creado, por un lado, con una conformidad innata con Dios, la cual era un don natural y, por otro, con una capacidad de desarrollarse y llegar a ser como Dios, la cual era un don sobrenatural. Sin embargo, el uso que se hace de los dos términos en Génesis no apoya esta interpretación. Hoy se admite ampliamente que las dos palabras apuntan a una misma realidad que la versión popular Dios llega al hombre expresa en lenguaje sencillo: «Ahora hagamos al Hombre. Se parecerá a nosotros.» El texto sugiere que entre todos los seres creados por Dios, este solo—hombre—se parece a Dios, pero no dice explícitamente en que consiste la semejanza del hombre con Dios. Esto es algo que se tiene que deducir del contexto literario e histórico del texto.

……………………………..

La investigación del significado que tenían las imágenes antiguamente en el Medio Oriente ha arrojado resultados positivos para la interpretación de Génesis 1.26-28. La conclusión es que según la «ideología real» difundida en el mundo antiguo, especialmente en Egipto, el rey es la imagen de Dios y como tal lo representa ante sus súbditos. La imagen del rey, por otro lado, representa a éste en la tierra conquistada. Estas ideas no están lejos del texto bíblico: el Hombre es la imagen de Dios porque lo representa y está investido de su autoridad.

4 El término 'adam, que aparece veintiséis veces en los tres primeros capítulos de Génesis, tiene un sentido ambiguo: se refiere a la humanidad en sentido genérico (y este es el uso más común en el Antiguo Testamento) ose usa como nombre propio del primer hombre. En ocho casos de los veintiséis, Reina-Valera traduce el término como nombre propio, y en dieciocho casos le da un sentido genérico. En el presente trabajo usa Hombre (con mayúscula) para referirme al ser humano en sentido genérico.

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La figura de la imagen cobra aun más fuerza cuando se toma en cuenta que la expresión aparece en un contexto en el cual se destaca la trascendencia de Dios. El Dios a quien se parece el Hombre es el Dios que crea el universo y los seres vivientes por medio de su palabra, pero luego hace una imagen de sí mismo y la coloca en el mundo como su representante; es el Creador que implanta en el Hombre su propia creatividad y lo hace su propio lugarteniente, le encomienda la mayordomía de su creación. Para la ideología real oriental sólo el rey representa a Dios; para la revelación bíblica el Hombre (y consecuentemente todos los hombres y todas las mujeres) es la imagen del Creador en el mundo.

Así, pues, el significado esencial de la descripción del Hombre como la Imago Dei es el carácter representativo que el Hombre tiene respecto a Dios. Esta interpretación que se desprende del contexto histórico del pasaje bíblico es ratificada por la conexión que el texto establece entre la intención divina respecto a la creación del ser humano en Génesis 1.26 «<Hagamos al Hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree...») y la narración misma de la creación en Génesis 1.27-28 «<Y creó Dios al hombre a su imagen ...y ...dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread...»). Al Hombre como su imagen—su representante—le da la facultad de reproducirse y le encomienda la mayordomía del mundo. La tarea humana fundamental es el gobierno de la realidad creada, en representación de Dios y bajo su autoridad. Este es el «mandato cultural», en cuyo cumplimiento el ser humano manifiesta que en efecto es Imago Dei. El Hombre completo—el Hombre como ser somático y espiritual—se asemeja a Dios porque a él le ha sido encomendada la mayordomía de la creación. Y allí radica la base de la responsabilidad humana en el uso y cuidado de los recursos naturales, y en el desarrollo científico y tecnológico.

En relación con nuestro tema cabe destacar, sin embargo, que Génesis 1.2ó-28 no deja lugar a dudas acerca de la diferenciación sexual entre el hombre y la mujer, la identidad de los dos miembros del binomio como Imago Dei, y su común vocación en el mundo. Las tres verdades fundamentales para la relación hombre-mujer quedan comprimidas en pocas palabras.

En primer lugar, el Hombre a quien Dios crea no es asexual ni andrógino sino el ser humano varón y el ser humano hembra. La diferenciación entre la sexualidad masculina y la sexualidad femenina no es, pues, resultado de la caída, sino un elemento constitutivo de la creación arquetípica. Cuando Dios creó al Hombre a su imagen, «varón y hembra los creo» (v. 27b).

En segundo lugar, tanto el hombre como la mujer son creados a imagen y semejanza de Dios. De su semejanza con Dios derivan los dos su dignidad humana. La Imago Dei está en la esencia misma de su ser de tal modo que ni aun el pecado puede destruirla (cf. Gn. 9.ó; Stg. 3.9). Cuando Dios creó al Hombre como varón y hembra, «a imagen de Dios los creó» (v. 27a). El mismo pensamiento es confirmado de nuevo más adelante, en Génesis 5.1-2: «El día en que creó Dios al Hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creo; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán [Hombre], el día en que fueron creados.»

…………………………………

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En todo caso, si se quisiera insistir en afirmar la presencia de sexualidad en Dios, el solo hecho de que el Hombre haya sido creado como varón y mujer sugiere que sería más bíblico decir que en Dios se integran la masculinidad y la feminidad en perfecta armonía; que el incorpora y a la vez trasciende la diferenciación sexual humana creada por él.

En tercer lugar, tanto al hombre como a la mujer les son dadas la tarea de reproducirse y la mayordomía de la creación. Desde el comienzo mismo de la creación el Hombre es varón y hembra llamados a compartir una común vocación de representar a Dios en el mundo. A ambos los bendijo y les dijo: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread...» (v. 28). No hay la menor sugerencia aquí de que el varón tenga mayor responsabilidad por la mayordomía de la creación y la hembra mayor responsabilidad por la reproducción. Como imagen de Dios, ambos comparten una común humanidad y una común vocación en el mundo. Apenas se puede exagerar la importancia que el reconocimiento de la mujer (y no sólo el hombre) como la imagen de Dios tiene para la relación hombre-mujer.

Padilla, C. René, “La Relación Hombre-Mujer en la Biblia,” en Fundamentos bíblicos Teológicos de Matrimonio y la Familia, ed. Jorge Maldonado (Buenos Aires: Nueva Creación) 1995, pp. 47-51.

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“Que reinen”:El Reinado de Dios en Génesis 1-3

Associate Professor Douglas GreenOT131: Biblical Theology I, September 23, 2003

1. IntroducciónQuiero definir “Reino de Dios.” La frase “Reino de Dios” ocurre más frecuentemente en los evangelios de Marcos y Lucas. Mateo tiende a usar la frase “Reino del Cielo.” Las dos quieren decir básicamente lo mismo. La palabra “evangelio” (“buenas nuevas”) es las buenas nuevas acerca de la venida del esperado “Reino de Dios.”5 ¿Qué quiere decir Jesús con la frase “Reino de Dios”? La respuesta viene a través de recontar el cuento del Reino de Dios en el AT. No tan solamente relataré la historia veterotestamentaria del Reino de Dios para dar un trasfondo para el entendimiento de los evangelios, sino que además hilaré textos en un gran narrativo (en lo cual participamos) para que lo reflejemos en cómo usar el AT en nuestras devocionales.

2. Génesis 12.1 El Reinado de Dios (o la realeza de Dios)Génesis 1 empieza con las sencillas palabras “En el principio, Dios creó el cielo y la tierra.” En esta sencilla pero majestuosa declaración, nos dice que Dios rige sobre el cielo y la tierra, lo cual se puede representar en este diagrama:

Dios-------

Cosmos ("El Cielo y la Tierra")

Quiero sugerir que este versículo no tan solamente presenta al Señor (Yavé) como Él que crea el cosmos sino como él que ejercita dominio sobre ello. Este retrato—Yavé como Rey y Yavé como Creador—es confirmando mientras lees el capítulo. Si estás familiarizado con otros relatos de la creación en el Antiguo Oriente Próximo, verás otros datos que indican que esto es como los lectores originales probablemente hubieran entendido el texto. Entonces vemos esta conexión entre crear y ser rey. Sólo Yavé es Señor de toda la tierra. Esto es la énfasis principal de Génesis 1: a través de Su obra de creación, vemos su divina maestría, su dominio, su realeza sobre lo creado. Yavé es Rey sobre toda la creación: el cielo y la tierra (es decir, el cosmos) y todo que habita en ellos.

2.2 Enfoque en la tierraAunque Génesis 1 empieza con un panorama amplio – "el cielo y la tierra" – pronto el enfoque cae sobre solo la tierra (Gn 1:2). El resto del capítulo se trata de la creación de lo que se puede llamar reino terrenal, todo el reino bajo el "firmamento"6 lo cual incluye ambas la tierra y las mares. Aun cuando Gen 1 habla de la creación del sol, la luna y las estrellas, lo hace desde una perspectiva orientada en la tierra. Así que podemos refinar un poco nuestro diagrama de qué está pasando en Gn 1:

5 "Reino de Dios:" Mt 12:28, 19:24, 21:31, 43. Mc 1:15, 4:11, 26, 30, 9:1, 47, 10:14, 15, 23, 24, 25, 12:34, 14:25, 15:43. Lc 4:43, 6:20, 7:28, 8:1, 10, 9:2, 11, 27, 60, 62, 10:9, 11, 11:20, 13:18, 20, 28, 29, 14:15, 16:16, 17:20 (2x), 21, 18:16, 17, 24, 25, 29, 19:11, 21:31, 22:16, 18, 23:51. "Reino del cielo:" Mt 3:2, 4:17, 5:3, 10, 19 (2x), 20, 7:21, 8:11, 10:7, 11:11, 12, 13:11, 24, 31, 33, 44, 45, 47, 52, 16:19, 18:1, 3, 4, 23, 19:12, 14, 23, 20:1, 22:2, 23:13, 25:1.6 Entendida como una bóveda sólida, que detiene las aguas profundas del cosmos. Para hacerlo sencillo, podemos usar la palabra "atmósfera" como una aproximación científica.

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Dios---------------------------

La tierra y sus habitantes (i.e., creación)

Como Salmo 24:1 dice: " Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,el mundo y cuantos lo habitan."

2.3 Gn 1:26-28: El Lugar de la Humanidad en la CreaciónPero este simple diagrama es complicado por el papel de la humanidad/el hombre juega en el narrativo de la creación. Vemos esto en vv. 26-28 que es el clímax del narrativo:

y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»  Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»

Necesito aclarar que la palabra traducida “hombre” aquí es la palabra Hebrea adam (). Como la palabra en español, "hombre," adam se puede usar como un sustantivo colectivo: "hombre" en el sentido de "los hombres" o "la humanidad." Es cómo se usa en Génesis 1: para referirse al colectivo, la especie, conocido como "hombre." (Así que yo preferiría traducir v. 26, "Hagamos la humanidad…" etc.). Pero en Génesis 2, la misma palabra – adam – se usa para describir la creación de un individuo: "el hombre," "el humano" o sencillamente "Adam." Así que, en el comienzo, Dios creó “el hombre” (>adam) pero esta primera creación es definida ambos como un pueblo (humanidad, la especie humana) y una persona (y, es justo decir, una persona masculina – el Varón, el Humano)…mientras adam se refiere a la humanidad, también se refiere a una persona en quien el grupo es incorporado, concentrado, o individualizado:7 Adam por ende, es el humano puro, el humano.

2.3.1 La subordinación de la humanidad a DiosRegresando a Génesis 1:26-28. Este pasaje define la humanidad en dos maneras diferentes, pero complementarias. Por un lado, la humanidad original es parte de la creación; no es Dios. Gn 1:26-27 lo deja claro (leído para enfatizar la humanidad como criatura): "Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen… Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó."

Dios---------------------------

Creación, incluso la humanidad

7 Quizás otra manera de relacionar los dos sería en términos más biológicos. Adam es el primer "humano" pero en él (i.e., en sus lomos) toda la humanidad se encuentra (claro que Eva "se encuentra" en su costado): la multitud (humanidad) se contiene en el uno (el humano)…

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Esto es lo que el filósofo Reformado Cornelius Van Til llamó la "distinción entre Creador-criatura." Esta distinción – "Hay un Dios, ¡y tú no lo eres!" – es básica a toda teología ortodoxa, Judía y Cristiana.

2.3.2 El Reinado como Reyes de la Humanidad sobre la CreaciónNo tan solamente es que Gen 1:26-27 identifica la humanidad como una criatura, separada de Dios, sino que también lo pone aparte del resto de la creación (Ahora leo para enfatizar semblanza a Dios): (26) y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» (27)  Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, (28) y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»Los primeros humanos aunque sean criaturas, son criaturas con semblanza a Dios. Sea lo que sea ser creado a la imagen de Dios, mínimo quiere decir que hay una cualidad “divina” de la primera humanidad. Más específicamente, esta cualidad de ser como Dios se puede ver en el reinado de la humanidad sobre la creación. Igual como Dios reinó sobre todo el cosmos, Dios tenía el propósito de que la humanidad reinara sobre todo el cosmos, la humanidad iba a ser una imagen como un reflejo en un espejo por medio de reinar sobre “el reino terrenal:”

2.3.3 Vicegerencia HumanoAhora voy a empezar a definir el reino de Dios. No tan solamente fue destinada la primera humanidad a ser como Dios en reinar sobre la creación, parece que la intención de Dios fue reinar sobre la creación a través del reinado de la primera humanidad. El dominio de Dios sobre la creación – por lo menos hasta cierto grado – ¡iba a ser por medio de una criatura! El término que usamos para describirlo es vicegerente (o, viceregente) – Alguien que ejercita los poderes delegados a él por alguien de más alto estatus. Es decir que la primera humanidad tenía “sus pies en dos reinos”—el celestial y el terrenal.Podemos expresarlo en nuestro diagrama:

Forma básica:Dios

--------------------Humanidad/Adam---------------------

Creación

Modificado para expresar la naturaleza de las dos relaciones (La primera Humanidad/Adán entre los dos mundos):

Dios---------------------

(A Dios el hombre es una criatura) Humanidad/Adán (a la creación el hombre es un "dios"8)---------------------

Creación

8 Una criatura “comó dios” (portador de su imagen) reinando.

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Modificado para expresar la vicegerencia humana (Dios reina sobre el reino terrenal a través de la humanidad:

Dios

Humanidad/Adán

Creación

Esto es clave para entender la idea del reino de Dios. La humanidad original fue creada para reinar sobre la creación de parte de Dios, pero para hacerlo bajo Dios.

2.4. Génesis 2: El Reinado Continuado: El Primer Humano como ReyEl estatus real de la Primera humanidad es afianzado por las referencias en capítulo 2 los cuales retratan a Adán como un rey. En capítulo 2, el enfoque del “Adán colectivo” (la humanidad) se reduce a su individuo representante: el Humano, Adán. Tres elementos del relato sugieren el estatus real de Adán, aunque reconozco que para lectores modernos las imágenes de realeza pueden ser no aparentes.

2.4.1. Nombrando los animalesEn Gen 2:19-20 Adán "nombra" los animales. Es reconocido en “antiguo Oriente que “nombrar” era principalmente un ejercicio de soberanía, de quien manda "9 Así que, en Génesis 2, la manera por la cual Adán demuestra su dominio– su estatus como rey – sobre lo demás del reino creado, es a través de este hecho sencillo de nombrar los animales.

2.4.2. El Rey-JardineroGen 2:15: " Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. “En otras palabras, Adán es identificado como un jardinero, alguien que labra la tierra y cuida el jardín. (No pienses de un pequeño jardín de verduras detrás de tu casa cuando escuchas la palabra "jardín." Significa más bien algo como un "huerto botánico" o "parque" – con una rica diversidad de plantas exóticas y árboles. De hecho, la palabra Hebrea, usualmente transliterada como "Edén," según la luz arrojado por varios hallazgos arqueológicos del último siglo, se debe traducir “El Huerto de Abundancia o Fecundidad.")Aunque nos parezca sorprendente, a los lectores antiguos, el retrato de Adán como jardinero les mandó una señal más que él estaba siendo identificado como un rey.

2.4.2.1. Mesopotamia (Asiria)Por ejemplo, en Mesopotamia, el título, "Jardinero" a menudo fue usado como un epíteto real.10 Además, a los reyes Asirios de la primera mitad del primer milenio AC les encantaba jactarse de la abundancia agrícola que ellos traían a su tierra …Los reyes Asirios demostraban su dominio no tan solamente a través de subyugar a las naciones vecinas, y construir palacios lujosos, sino también por la abundancia agrícola que traían a sus territorios. El jardín de placer, lleno con árboles exóticos y 9 Gerhard von Rad, Genesis. A Commentary (OTL; revised edn; Philadelphia: Westminster, 1972) 83. El hecho

de Adán nombró a Eva también podría señalar su autoridad sobre ella (ver David J. A. Clines, "What Does Eve Do To Help? And Other Irredeemably Andocentric Orientations in Genesis 1-3" What Does Eve Do to Help? And Other Readerly Questions to the Old Testament [ed. D. J. A. Clines; JSOTSup 94; Sheffield, 1990] 12-13), pero no es necesario hacer este punto tangencial en este contexto.

10 Ve T. Stordalen, Echoes of Eden: Genesis 2-3 and the Symbolism of the Eden Garden in Biblical Hebrew Literature (CBET 25; Leuven: Peeters, 2000) 98.

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arroyos fluyendo, era la muestra del papel del rey como alguien que “daba vida,” como un “jardinero”—la prueba visible que su dominio sabio aseguraría la fertilidad y productividad de la tierra entera.…2.4.2.3. Eclesiastés 2:4-6Aparte de Génesis 2, hay atisbos en el AT que los Israelitas hicieron la misma conexión entre el reinado del rey y las actividades hortícolas. Un ejemplo basta: Eclesiastés 2:4-6. El autor claramente se identifica como el rey – él es "hijo de David, rey en Jerusalén" (1:1). En Ecl. Cap. 2 él inspecciona sus “grandes obras” que lo señalaron como un gran rey: "Y me construí casas [i.e., palacios], me planté viñedos, cultivé mis propios huertos y jardines, y en ellos planté toda clase de árboles frutales. También me construí aljibes para irrigar los muchos árboles que allí crecían…" (Ecl 2:4-6) Predicador está comprobando que él era el gran rey por medio de presentarse como un gran jardinero.Igual como los reyes asirios… los reyes israelitas se veían a sí mismos como hacedores de paraíso. La creación de un espacio bien regado, fértil, y fructífero—como el Huerto de Edén—era una de las marcas del reinado verdadero.11

2.4.2.4. ResumenAsí que nos dice que Dios puso a Adán en el huerto para labrarlo y cuidarlo, imágenes reales son evocadas: Adán es el Rey-Jardinero, el prototipo de todos los reyes que le seguirían.

2.4.3. Génesis 2:7: “Entronización” de AdánQuiero llamar tu atención al hecho de que Gn 2:7 no dice que el Señor formó a Adán “de la tierra”," sino “del polvo de la tierra." La diferencia es pequeña—solo una palabra – en el Hebreo – pero muy significante. …en el Antiguo Testamento la imagen de ser sacado del polvo es “lenguaje de entronización” (1 Reyes 16:1-3 es el mejor ejemplo, también ve 1 Sam 2:6-8). Así que un israelita leyendo este texto probablemente entendería la formación literal del hombre como a la vez el levantamiento metafórico de un rey. En otras palabras, ¡la creación de Adán es también su entronización como rey!12

2.5. La Imagen de Dios = Hijo de DiosIn Génesis 1 la Primera Humanidad es creada a la Imagen de Dios. Ya he sugerido que esto incluye no tan solamente la idea de ser rey, sino también la semejanza a “divinidad”. Examinando Génesis 5:1-3 podríamos enriquecer nuestro entendimiento de lo que quiere decir ser creado a la imagen de Dios:

Ésta es la lista de los descendientes de Adán. Cuando Dios creó al ser humano, lo hizo a semejanza de Dios mismo.  Los creó *hombre y mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó «seres humanos».  Cuando Adán llegó a la edad de ciento treinta años, tuvo un hijo a su imagen y semejanza, y lo llamó Set.

¿Ves la conexión aquí? Decir que Set es el hijo de Adán es decir también que está a la imagen y semejanza de Adán. Esto sugiere una interpretación interesante del hecho de que la Primera Humanidad /Adán es creada a la imagen y semejanza de Dios. Otra manera de decirlo es que la Primera Humanidad /Adán puede ser entendido como el hijo humano de Dios. (Admito que Gen 1-3

11 La referencia a "los huertos del rey" en 2R 25:4, también testifica a las tradiciones antiguas Israelitas que conectaron el rey monárquico y la horticultura.12 Gen 3:19 – "del polvo eres y al polvo regresarás"– refiere a que Adán fue quitado como rey.

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no usa explícitamente la palabra “hijo” para hablar de la Primera Humanidad /Adán, pero creo que el concepto está en el trasfondo.)

3. Génesis 2: El Rey como Siervo3.1 La Expectativa de ObedienciaAdmito que el requisito de sumisión a Dios (estar "bajo Dios") es más implícito que explícito in Génesis 1, pero en capítulo 2, el elemento de la sumisión y la obediencia a Dios se hace explícito. (En otras palabras, Génesis 1 enfoca en el reinado de la humanidad, o sea, su vicegerencia, mientras Cap. 2 se concentra más en su obediencia.)Descubrimos en Génesis 2 que reinado es contingente de la obediencia. Para poder retener el papel de portador de la imagen /vicegerente de Dios y (con el destino final de extender el reinado de Adán sobre el Huerto de Edén hasta incluir toda la tierra), los primeros humanos fueron presentados con una sencilla prueba de obediencia: no comer del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal: " y le dio este mandato: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.»" (Gen 2:16-17, NIV). La palabra clave aquí es "mandó." Me sugiere que el asunto central no es el carácter del árbol sino el carácter de la comunicación entre Dios y el humano. Se presenta a Adán una sencilla prueba de obediencia.13

A lo largo de la historia de la redención, este requisito de la obediencia—o sumisión, o reconocimiento de ser criatura– será un elemento crucial de lo que quiere decir pertenecer al reinado de Dios. La forma de obediencia cambia mientras se desarrolla la historia de la redención, el requisito básico de sumisión a la voluntad del “Gran Rey del Cielo”no cambiará. (La obediencia para Israel quería decir "guardar la ley"). Bajo el Nuevo Pacto, la obediencia toma una forma algo diferente, la cual se puede resumir con la frase que Pablo usa en Romanos 1:5 y 16:26: "la obediencia de la fe." ¿Podemos resumir el castigo de Adán en términos del reinado? Creo que sí. En Génesis 3:23 y 24, nos dice que Yavé les mandó fuera a Adán y Eva del Huerto de Edén. En otras palabras, son exiliados del huerto-reino de Edén. Cualquier Israelita reconocería esto como lenguaje de exilio y que el destino de Adán y Eva prefiguró el destino de los Israelitas cuando fueron exiliados a Babilonia como consecuencia de su falla en guardar la Ley.

13 Este análisis provoca la pregunta: ¿Es Ro 1:21 la análisis de Pablo de la naturaleza del pecado de Adán? Si la es, es interesante que esta análisis dual: no glorificar a Dios como Dios y no darle gracias– parece ir más profundo que la mera desobediencia a un mandato.

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ECCE HOMO: LA VENIDA DEL REINO COMO LA RESTAURACION DE LA VICEGERENCIA HUMANA

DAN G. MCCARTNEY

Extracto traducido del Westminster Theological Journal Vol. 56 (1994) 1-21.

JESÚS proclamó que el reino de Dios o reino del cielo estaba presente. En la literatura rabínica decir “el reino del cielo" era equivalente a decir "Dios reina". Muchos estudios sobre el reino de Dios han mostrado que el reino que Jesús proclamó no es una soberanía geográfica o un adelanto ético causado por la sumisión de los hombres a Dios; es el gobierno o el reino dinámico de Dios, el ejercicio terrenal de su soberanía.

¿De qué manera estaba el reino de Dios sólo apenas "presente"? Esos mismos estudios también muestran que en el AT Dios ya es rey, no sólo de Israel (Jueces 8:23; 1S 8:6) sino también de la tierra entera (Sal 22:28: "porque de Jehová es el reino y Él regirá las naciones"; cf. Amos 9:7; Dn 4: 17). Su poder soberano es manifiesto tanto en los tiempos del AT como en los posteriores: "Jehová estableció en los cielos su trono y su reino domina sobre todos" (Sal 103:19; cf. también los que así llaman Salmos de "entronización": 47, 93, 96, 97, 99).

Hay también por el otro lado, una expectativa en el AT de una manifestación futura de la soberanía de Dios, Abdías 21: ¡Y el reino será de Jehová!" Dn 2:44: Dios "levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo." ¿Así cómo puede decir el AT que la soberanía de Dios ya es absoluta, y todavía espera un reino futuro de Dios?

¿Cómo puede proclamar Jesús que el reino de Dios está cercano o ha llegado, implicando que previamente no estaba cercano o presente?

La respuesta normalmente dada es que cuando el reino de Dios llega, Dios ejerce su dominio soberano para cumplir sus promesas, dominando poderes malos opresivos e injustos en el mundo y estableciendo justicia y paz en tierra. La cruz y la resurrección y el envío del Espíritu han cumplido las promesas del AT. No obstante, hay todavía poderes malos en el mundo, hay todavía opresión e injusticia, y hay poca paz en la tierra. Por lo tanto la pregunta—“¿En qué sentido empieza el reino con Jesús"?—se torna aún más exigente. ¿En qué manera se ejerce el dominio soberano de Dios ahora que no se ejerció antes de la venida de Jesús?

Debemos buscar una solución por medio de considerar la soberanía de Jesús. En la resurrección y ascensión Jesús recibe soberanía, un hecho que presupone que en algún sentido él no la tenía previamente. Cristo se sienta a la mano derecha del Padre ahora (Hechos 2:32-36). Ahora él ha recibido el nombre que es sobre todo nombre (Fil 2:9 11). Pero ¿en que sentido no era Cristo soberano anteriormente? ¿No era el Hijo eterno, la segunda persona de la Trinidad, soberano desde el principio?

La respuesta a estas últimas preguntas es que Jesús recibió el reino como un humano. Antes de su encarnación, el Hijo eterno no era un hombre, y así no gobernó como un hombre. Filipenses 2, por ejemplo, habla del Cristo pre-encarnado como igual con Dios. Sin embargo, Cristo recibió el "nombre sobre todo nombre" y el homenaje de cada rodilla y lengua sólo después de, y como premio para, su encarnación, sufrimiento, y muerte. Semejantemente, Colosenses 1:15, 20 habla de Cristo como el primogénito de toda la creación porque todas las cosas fueron creadas en él, etc., pero él es la cabeza de la iglesia porque él es el "primogénito de entre los muertos...porque al Padre agradó...por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las

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que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz." Hebreos 2:9 declara que Jesús "fue hecho un poco menor que los ángeles" para que todo pudiera ser sujeto a él, él que fue coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte. Y Romanos 1:3- 4 habla de Jesús siendo declarado Hijo de Dios con poder que, como J. Murray señaló, no es una declaración de su estado de ser Hijo eterno sino su instalación como hombre a la posición de soberanía.

Esta exaltación de Jesús como hombre sugiere una explicación para nuestra primera pregunta, acerca de la manera en que el "reino de Dios" ha venido aquí ahora donde no estaba antes. La venida del reino, la llegada del reinado soberano de Dios, no es una reinstalación del ejercicio soberano de Su poder para lograr sus propósitos (qué siempre era verdad). La llegada del reino de Dios es la reinstalación del orden divino originalmente intencionado para la tierra, con el hombre propiamente situado como el vicegerente de Dios.

Para defender esta tesis, primero mostraré la conexión del concepto del gobierno divino (el reino de Dios) y la vicegerencia del hombre en el AT, y luego veré cómo la persona y la obra de Jesús en el NT cumplieron esa vicegerencia. Ésta no es en absoluto un estudio exhaustivo de todos los pasajes pertinentes, pero yo confío que será suficiente para convencer al lector que esta reinstalación de la vicegerencia humana en la persona de Jesús es de hecho la llegada del reino de Dios.

I. El Antiguo Testamento

Dios creó al hombre a su imagen (Gn l: 27, 28). Como vemos en Gn 5: 3, ser la imagen está relacionado con ser hijo. El hombre como imagen significa el hombre como hijo, y el hijo de Dios es un rey. Por consiguiente, incluido como una función de ser la imagen estaba el dominio del hombre (Gn l:28). El gobierno de Dios de la tierra era, en el orden original de la creación, logrado por medio de la vicegerencia del hombre. Cuando el hombre cayó, él estropeó su vicegerencia; el hombre fue expulsado del jardín, y la tierra ya no fue dócil en someterse a él.

La restauración de la vicegerencia del hombre empezó con los pactos de Dios con los patriarcas. La idea del pacto como un tratado con el vasallo implica que Dios es el rey "emperador" y que aquellos con quienes él hace el pacto son reyes subordinados. Un aspecto importante del pacto con Abraham es la promesa del dominio sobre de la tierra. Abraham y su descendencia serán restaurados a una soberanía bajo Dios como Señor sobre todo.

En la teocracia Davídica, una vicegerencia humana tipológica e imperfecta fue reinstalada como cumplimiento parcial de la promesa a Abraham. El rey de Israel fue ungido en Sión como el hijo de Dios (Sal 2:7; 89:27f.). A pesar de la imperfección del rey de Israel, recordó al pueblo de Dios del estado escatológico apropiado de las cosas, y apuntó hacia un futuro cuando el Hijo mayor de David gobernaría sobre un reino perfecto como el vicegerente de Dios (Sal 80:17: "Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste" cf. 2S 7: 14). Por consiguiente, el trono de David también se puede llamar el trono real de YHWH (1Cr 28:5; 29:23; 2Cr 9:8). Cuando el hijo de David rija en Sión, el reino de Dios estará propiamente en la tierra.

Muchos salmos llevan esta noción de vicegerencia humana. Tres de éstos desarrollan este tema particularmente, y son aplicados a Jesús en el NT.

Salmo 2, como ya se ha mencionado, hace referencia al "ungido del Señor" como vicegerente representante del Señor soberano. YHWH instala a su vicegerente en Sión, lo declara ser "el Hijo," y le da los extremos de la tierra como su dominio. Aunque esto tiene cumplimiento tipológico en David y Salomón, ni siquiera ellos tenían la soberanía extensa y total pintada aquí, y así el NT entiende el salmo propiamente como refiriendo últimamente a Jesús el Hombre Ungido (Heb 1:5).

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Salmo 8 empieza con una exultación en Dios como creador y soberano, y expresa asombro de que Dios siquiera haga caso al hombre. No tan sólo hace caso Dios al hombre, sino que Él le "corona" y le da dominio sobre esta creación. Este salmo se cita y se desarrolla en 1Co 15:27 y Heb 2:69: aunque nosotros no vemos a la humanidad en dominio total todavía, sí vemos al Hombre representativo ya coronado.

Salmo 45 es identificado en su título como una canción de la boda, aparentemente para el rey. Aquí, también, las expresiones hiperbólicas apuntan más allá de quienquiera que fuera el rey original, enfatizando que este rey se pone en el lugar de Dios, puesto allí por Dios para dominio sobre el mundo. Hebreos también cita este salmo cuando habla de Jesús como el que cumple el papel del vicegerente de Dios (Heb 1:8, 9).

La vinculación de la majestad de Dios con la vicegerencia Davídica continúa en los libros de los profetas. El profeta que proclamó YHWH como rey (Is 6:5) también relacionó el reino de YHWH con el del Hijo de David en 9:6-7:

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin.

Esta restauración de la vicegerencia humana es efectuada por el ungimiento del Espíritu, según Is 11:2: "El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor." Los versículos 6-8 reflejan la restauración de la armonía en el orden creado, particularmente ilustrada por medio de la soberanía restaurada del hombre sobre el reino animal: "un niño pequeño los guiará… Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora." El niño no se refiere a Jesús, pero sí ilustra el estado de las cosas bajo este dominio restaurado. Dentro del cuadro general de la paz universal, los humanos, incluso los niños, tendrán dominio sobre la creación.

El fortalecimiento por el Espíritu es el porqué de que el vicegerente de Dios es "el ungido," el Cristo. Dios mismo no es el rey ungido; Dios es el que unge. Ungir a alguien es designarlo y encargarlo para actuar en el lugar de Dios. J. Gris observa: "El ungimiento era conocido en Egipto como un rito por medio del cual se delegaba la autoridad del Faraón a los oficiales y a los reyes vasallos en Siria en el siglo XV adC., y se ha argumentado que simbolizaba el fortalecimiento con habilidad especial de la persona ungida. " Más adelante en Isaías 42, la canción del siervo empieza con ese siervo reestableciendo justicia (gobierno, de mispat) en la tierra (42:4), lo cual él hace por el Espíritu de Dios que ha sido puesto en él (42:1).

El siervo ungido de los cantos del siervo (Isaías 42-53) ocupa el lugar del rey ungido antes del exilio. Muchos intérpretes creen que el siervo aquí es Israel corporativo. El uso de verbos y pronombres singulares no es incompatible con una interpretación corporativa, ni son los detalles aparentemente biográficos de la última canción decididamente antitéticos a tal interpretación. No obstante, el hecho que Israel no es el sufridor justo, es el destinatario del beneficio del sufrimiento redentor sacrificatorio, indica que algo más que Israel corporativo está en vista como el siervo del Señor. Nota los contrastes particularmente entre "él" y "nosotros" en Cap. 53: "Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades. ... pero nosotros lo consideramos herido,.. Él fue traspasado por nuestras rebeliones… Todos andábamos perdidos, como ovejas;..[él] fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión de mi ["su" según IQIsa] pueblo" (vv. 4-8). En cualquier

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caso, si el texto correcto es "mi" o "su," la referencia debe ser a Israel como el pueblo de Dios. Además, ¿que sería la sepultura con los ricos (v. 9), si Israel colectivo estuviera en vista? Tampoco puede uno apelar, como J. Gris hace, a la idea que son las naciones que están hablando sobre el Israel justo en Isaías 53, porque en Caps. 51 y 52 Israel es el destinatario de redención, no el redentor. Y otra vez, nota v. 8: no sería "su" pueblo, o "mi" pueblo, si las naciones todavía estuvieran hablando. Esto es la razón que muchos teólogos del AT que no pueden aceptar que este pasaje es una profecía real de Cristo sugieren a varios otros individuos como el siervo de Isaías 53.

El siervo se ha identificado con Zorobabel o Joaquín (y varios otros individuos]

El punto es que el siervo de Isaías 42-53 no puede referirse exclusivamente a Israel corporativo, sino que debe apuntar más a un individuo últimamente. Es por consiguiente instructivo que en los cantos del siervo el retorno de YHWH como rey en Sión (Isa 52:7) está relacionado con la humillación y exaltación de su "siervo" (Isa 52: 13). La restauración del reino de Dios es la restauración del reino de su vicegerente, así como la ausencia del rey ungido significaba la ausencia del reino de Dios (cf. Jer 8: 19f.: "¿Acaso no está YHWH en Sión? ¿No está allí su Rey?").

Otros pasajes en los libros de los profetas confirman esto. Mi 4:7 también proclama que en el futuro YHWH será de nuevo rey en el Monte de Sión. Miqueas también, un poco más adelante en 5:1-5, expresó una expectativa mesiánica. Depende la esperanza de la restauración de la majestad de Dios en la restauración del vicegerente de Dios como rey. Como Jesús recordó a sus discípulos, Jerusalén es "la ciudad del gran rey" (Mt 5:34f).

Semejantemente, Jer 23:5-6 profetiza: "Vienen días afirma el Señor, en que de la simiente de David haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia. En esos días Judá será salvada, Israel morará seguro. Y éste es el nombre que se le dará: El Señor es nuestra salvación." De nuevo, la venida del rey Davídico prometido está ligado al cumplimiento de las promesas del reino de Dios en justicia. Para que este reino sea completo, el rey Davídico tiene que ser investido (instalado).

El libro de Daniel es crucial para la expectativa del NT. En Daniel 2 el sueño de Nabucodonosor se interpreta para mostrar que los reinos subsiguientes del mundo serían aplastados por "la piedra no cortada por mano alguna," qué es el reino de Dios que crecerá hasta que llene toda la tierra para siempre (Dn 2:34-35, 44-45). Y en Daniel 7: 13, 14 "uno como un hijo de hombre," es el representante de la humanidad que compadece ante el Anciano de Días y recibe dominio sobre toda la tierra para siempre.

¿Por qué esta figura en Daniel 7 se llama "uno como un hijo de hombre"? Porque se contrasta con las bestias mencionadas antes en el capítulo. Ya hay una indicación indirecta de deidad, porque él viene en las nubes, como YHWH en Sal. 68:4, y el "como" indica que esta figura tiene atributos humanos, en la manera que "como un hijo de Dios" en Daniel 3:25 implica atributos divinos.

Como es en el caso de Isaías 53, este pasaje se ha interpretado también como una referencia al pueblo corporativo de Dios. De hecho, vv. 18 y 27 hablan de los santos del Altísimo recibiendo el reino y poseyéndolo para siempre. Sin embargo, hay algunas diferencias entre la visión de Dn 7:13 y la investidura con dominio a los santos más adelante en el capítulo. Daniel 7: 13 es una visión de investidura por medio de apariencia ante el "Anciano de Días," pero 7:18, 27 presentan la promesa que los santos recibirán este reino que es el resultado de la destrucción o juicio de los reinos terrenales. Aun si "uno como el hijo de hombre" en 7: 13 es paralelo a "los santos del Altísimo" en

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vv. 18 y 27, todavía es el hijo de hombre que propiamente tiene el derecho a ser calificado como el santo del Señor que representa su pueblo.

III. Desarrollos en el Nuevo Testamento

El NT demanda que Jesús cumpla la expectativa del AT de la restauración de la vicegerencia humana. Quizá la indicación más clara que la restauración de la vicegerencia de la humanidad es un tema importante en el plan escatológico de Dios se encuentra en Hebreos 2, lo cual refiere al entendimiento del octavo salmo de la posición designada del hombre como soberano sobre la creación, y entonces nota que "¡todo lo sometiste a su dominio! Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto [al hombre]. Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra..." (vv. 8-9).

Es claro que Hebreos está viendo esta sujeción como escatológica en v. 5: "Dios no puso bajo el dominio de los ángeles el mundo venidero." También está claro que esta restauración escatológica del gobierno humano tiene un cumplimiento inicial en Jesucristo quien, en el hecho de lograr este dominio, representa toda la humanidad redimida. A Jesús, el hombre representante, le ha dado dominio, y así la vicegerencia del hombre se restaura representativamente. Un énfasis principal de estos primeros capítulos de Hebreos es el de mostrar que Jesús es totalmente un ser humano y por eso es propiamente calificado para representar al hombre (cf. esp. 2: 10-18).

Este reinado escatológico de Jesús como el hombre representativo se encuentra no tan solamente en el libro de Hebreos. Aunque los evangelios no hablan explícitamente acerca de algo como una “restauración del gobierno humano” a través de Jesucristo, una examinación de las enseñanzas y predicaciones de Jesús muestra que este gobierno humano restaurado a través del hombre representativo yace detrás de la venida del “reino de Dios”que Cristo anuncia. De hecho, como se puede ver en lo siguiente, el tema es aun más evidente aquí que en o el AT o la literatura intertestamentaria.

Jesús es ungido por el Espíritu Santo después de su bautismo. El descenso del Espíritu sobre él fue acompañado por la declaración de Dios de que Jesús era Su Hijo amado, en palabras que recuerdan del Salmo 2 e Isaías 42, que era una nominación al gobierno del vicegerente. Así, la venida de Jesús el Rey es la venida del reino de Dios.

1. Las acciones y enseñanzas de Jesús

Todo lo escrito en los Evangelios de los hechos y enseñanzas de Jesús elucida su mensaje de la llegada cercana y esperada del reino soberano de Dios. Ahora esto se menciona a menudo en varias obras acerca de la venida del reino; aquí queremos notar específicamente cómo estos elementos también apuntan a ese reino como la instalación de nuevo de la soberanía humana, en la persona de Jesucristo.

(1) la proclamación. Una característica especial de las palabras de Jesús sobre el reino de Dios era que él lo anunció. La proclamación del reino de Dios es atípica de todo el material contemporáneo. Su anuncio de la llegada del reino de Dios es a la vez su anuncio de que lo instaló Él, siendo el vicegerente ungido de Dios. En Lucas, su predicación en la sinagoga de Nazaret específicamente le identifica con el ungimiento de Isaías 61 (Lc 4:16-21), claramente un pasaje que precisa los detalles de las funciones soberanas que el ungido realizaría.

(2) el exorcismo. A lo largo del ministerio en Galilea en los Evangelios sinópticos, Jesús expulsa demonios por medio el Espíritu de Dios, y ésta es una señal que "el reino de Dios ha llegado a

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ustedes" (Mt 12:28; Lc 11:20). Éste es uno de las declaraciones más claras de Jesús que el reino ya ha llegado (ephthasen en lugar de angiken, el verbo más usual). Cuando Jesús como hombre, capacitado por el Espíritu, ejercita autoridad sobre los demonios, la vicegerencia apropiada del hombre bajo Dios se restaura. Jesús hizo lo que Adán debe de haber hecho; él expulsó la serpiente del jardín.

(3) Sanando. También curación es asociado con el reino de Dios (Lc 9:1-6; Mt 9:35; 10:1, 9 11; Mr 6:6-12), porque la enfermedad, como la posesión por demonios, era una ruptura del orden apropiado en la creación en lo cual el hombre está encima de la creación. "Sanando implicó así la victoria del Rey Divino en el conflicto cósmico y la Creación como un aspecto de la imposición de Su gobierno." El orden apropiado con el hombre encima de la creación estaba siendo restaurando.

(4) Poder sobre la naturaleza. Especialmente notable aquí es Mt 8:27, "¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?" Aunque los discípulos pueden ver claramente que Jesús es un ser humano, también está claro que Jesús está ejerciendo autoridad divina sobre los elementos, así como se dice que el Señor hace en varios salmos (18:15; 65:7; 89:9; 107:29). Aquí se demuestra que Jesús, un hombre, ejerce vicegerencia sobre la naturaleza.

(5) La imagen del pastor. J. Jeremías nota que cuando Jesús se llamó Pastor, él probablemente estaba usando una imagen real. Como Gray señala, Salmo 100 probablemente es un salmo de la entronización, Israel es el rebaño que Dios pastorea, y el pastor es bien conocido en textos reales del Cercano Oriente Antiguo (COA) como una figura que representa al rey. Así que en Israel el rey como pastor (Mi 5:4) es apropiadamente el vicegerente del Rey Divino, el Pastor de Israel. Así que en la visión de la restauración después del Exilio David, el siervo de Dios que es príncipe de la línea de David, es declarado ser un pastor de Su rebaño (Ez 34:23). Este pasaje es además citado explícitamente por Jesús en Su declaración que le enviaron a la oveja perdida de la casa de Israel (Mt 15:24ff) con referencia particular a Ez 34:15.

(6) las declaraciones del límite de tiempo. La restauración de la vicegerencia al hombre Jesucristo es así la "venida del reino de Dios." Esto puede explicar las llamadas declaraciones de "límite del tiempo" tales como Marcos 9:1 (Lc 9:27): "algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder." Los discípulos presenciaron la ascensión, y así vieron dominio completo restaurado al Hombre; alcanzaron ver la venida del reino de Dios con poder. Semejantemente, Mt 10:23: "no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo de Hombre." Si estos textos particulares se entiendan de esta manera o no, la exaltación del Hijo de Hombre a Su reino a la diestra del Padre es ciertamente una venida del reino en poder. La restauración del Hombre a la vicegerencia es la venida del reino en poder. Incluso la declaración al Consejo que "ustedes verán al Hijo de Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes de cielo" es una referencia a la restauración venidera de Jesús a la vicegerencia, si esto se entiende como su cumplimiento parcial en el año 70 o su cumplimiento total al fin de la historia. Por lo menos algunos miembros del Consejo vieron esta vicegerencia a la vez positivamente en el crecimiento de la iglesia y negativamente en la disolución de su propio poder en el juicio de la destrucción de Jerusalén, y todos tendrán que someterse a ella en el Juicio Final (Fil 2:10-11).

(7) Las declaraciones de Juan. Juan ama la ironía, y frecuentemente reporta las palabras de personas quienes dan testimonio a la verdad sin saberlo. El ejemplo más famoso es la profecía no intencional de Caifás acerca de que muera un solo hombre por el pueblo [11:50]. Esta ironía también se nota en la presentación de Jesús por Pilato en 19:5 donde dice, "¡Este es el hombre!" [en Latín, es “Ecce homo.”] La ironía es aun más clara más adelante en v. 14 cuando otra vez él

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presenta a Jesús y dice sarcásticamente, "¡Aquí tenéis a vuestro Rey!" Juan reporta estas palabras porque él reconoce la verdad que se está comunicado inconscientemente. Jesús es "el Hombre" quien es, desconocido por Pilato, el Rey verdadero. Cuando los Judíos rechazaron a Jesús, declarando que no tienen ningún rey sino César (19:12), se cortaron a sí mismos del reino de Dios, porque han rechazado la vicegerencia de Jesús, la vicegerencia cual es ese reino. Juan además nota que Pilato rehúsa cambiar el letrero que dice "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos."

2. El uso del "Hijo del hombre" por Jesús

Parece que huios tou anthropou es una traducción literal del término Arameo bar nasha, lo cual se traduce más sencillamente ho anthropous, “el hombre.” Nota el paralelismo en Sal 8:4 y 144:3 donde “hombre” y “hijo de hombre” son equivalentes. Pero ya notamos que Hebreos 2 refiere al “hijo de hombre” de Sal 8 y lo aplica al “Hombre” representativo cuya vicegerencia de su pueblo es restaurada. “El Hombre” quiere decir más que meramente “un ser humano.”

Uno de los casos del uso de esta frase por Jesús se encuentra en Mt 9:6 [= Mr 2:10], "El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados." Esto definitivamente localiza a Jesús en la posición del vicegerente humano de Dios en la tierra (nota Mt. 9:8, donde la gente glorificó a Dios "que había dado tal potestad a los hombres"). Por otro lado, del Mesías esperado no se dice que perdona pecados, porque, como los Fariseos correctamente percibieron, sólo Dios puede perdonar pecados. Así, el ejercicio de esta autoridad también trae consigo una demanda a las prerrogativas de deidad.

….

Todas estas líneas de testimonio de Jesús como el punto de enfoque y la encarnación del reino de Dios son vinculadas con la restauración de la vicegerencia humana en su persona. Pero si es la vicegerencia humana que se restaura, ¿por qué se llama el reino o dominio de Dios? Se llama el reino de Dios porque el correcto orden creado de su reino soberano en la tierra es con el hombre como vicegerente. El reino de Dios se da a Jesús (Lc 22:29-30) y así se vuelve su reino, el reino del Hijo del hombre (Mt 13:41).

La enemistad antigua es entre el reino de Satanás y el reino de Dios (Mt 12:26). Satanás expresa esta enemistad antigua por su enemistad contra el hombre (Gn 3: 15). Por medio de destronar al hombre en tierra, Satanás intentó destronar el reino de Dios en la tierra. El hecho de que Cristo el Hombre ha derrotado el reino de Satanás quiere decir que el reino apropiado de Dios es restaurado.

3. Otros Autores Neotestamentarios

(2) Pablo. Pablo también reconoce que ahora Cristo gobierna el reino. Con la sujeción de los poderes cósmicos y los principados (Col 2:15; Ef 4:8 10; el cf. Ef 1:20-22), la vicegerencia apropiada del hombre Jesucristo se restaura. El entendimiento de Pablo de Cristo como el hombre ungido que gobierna como el vicegerente de Dios se hace particularmente claro en 1Co 15:24-28.

El reino o el reinado se da a Jesús, hasta el fin cuando él haya logrado su vicegerencia completamente y la presenta al Padre lo cual ocurrirá en la ocasión de su apariencia final (cf. 1Ti 4: 1). Nota que Pablo también cita Salmo 8 que refiere a la exaltación por Dios del hombre, poniendo todas las cosas bajo sus pies. Pablo entiende que Cristo es el hombre representante, por medio de quien el Salmo 8 ya es cumplido.

Así el reino de Dios y el reino de Cristo son la misma entidad (Ef 5:5, 21), no sólo porque Cristo es Dios, porque siendo Dios, Cristo siempre ha reinado con el Padre. Es porque Cristo es ahora un hombre, y como hombre reina como vicegerente humano.

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IV. Vicegerencia y el Pueblo de Cristo

El NT no habla de la restauración de la vicegerencia de Jesús solamente. Si la inauguración del reino por medio de Cristo es la restauración de vicegerencia humana, entonces la participación de los creyentes en el reino también es una restauración de su vicegerencia. Esto ya se implicó en el AT. Salmo 8, por ejemplo, habla de la humanidad en general como el destinatario de dominio (v. 6). En Daniel 7, después de la visión del representante "uno como un hijo de hombre" que recibe dominio, "los santos del más Alto" también obtienen este dominio eterno (vv. 18, 27).

Pero el tema se refleja particularmente en el NT. Esta extensión de la vicegerencia a los discípulos de Cristo tiene cierto poder explicativo cuando miramos las predicaciones de Jesús. Es el buen placer del Padre dar el reino a los discípulos de Jesús (Lc 12:32), tal como Él se lo ha dado a su Hijo. Así que las bienaventuranzas escatológicas—“bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos," y " bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad"—hablan de la restauración de la vicegerencia humana. Realmente, según J. Dupont, las primeras cuatro bienaventuranzas están en pares paralelos:

carácter: (1) pobre. ..reino de los cielos; (3) manso...recibe la tierra

necesidad: (2) lloran. ..consolación; (4) hambre. ..saciados

Si Dupont es correcto, entonces "el manso recibirá la tierra por heredad" es paralelo a "a los pobres en espíritu el reino pertenece." Así, tener una porción en el reino también es heredar la tierra. Como vemos en Pablo, la herencia implica dominio. Los mansos y pobres en espíritu tienen una porción en el gobierno restaurado sobre la tierra, y por lo menos un resultado de la venida del reino es que el manso adquiera su herencia como vicegerente.

Cuando Jesús compara el reino de Dios a una semilla de mostaza, o levadura que fermenta toda la masa, parece sugerir que el reino de Dios crece. Por supuesto, la soberanía de Dios no crece. La restauración del hombre como vicegerente apropiado bajo Dios, sin embargo, sí crece. Empieza con Jesús como el Hombre siendo entronizado, y continúa mientras la humanidad en Él se restaura a la vicegerencia. En este sentido el reino de Dios puede "aumentar."

Esta concepción del reino de Dios como la vicegerencia humana explica cómo el reino de Dios se le quita de los sacerdotes principales y los Fariseos y se da a otra nación (Mt. 21:43). No es que ellos jamás son sujetos al control soberano de Dios, sino que a ellos se han desheredado de su vicegerencia. Por el otro lado, a los discípulos de Jesús se les da la soberanía. Él les dice, "Les daré las llaves del reino," y Él confiere en ellos los poderes de atar y desatar. La parábola de los talentos presupone responsabilidad por autoridad delegada.

Esto es por qué el menor en el reino es mayor que Juan, el más gran profeta (Mt 11: 11), y así está por implicación aún mayor que cualquiera persona (previamente) nacida de mujer. El menor en el reino tiene su vicegerencia restaurada a él.

La manera en la que esta vicegerencia se ejerce no es lo que el mundo esperaría. Primero, uno debe recibirlo como un niño (Mt 18:3); no se obtiene por medio de aferrarse a ello o afanándose—son los mansos quiénes heredarán la tierra (Mt 5:5). Jesús da el ejemplo en la manera que él gobierna, sirviendo a las personas que él gobierna. Así Marcos 10:42-44: "los que se consideran jefes de las naciones oprimen a los súbditos… Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor…Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir."

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Además, de inmediato después de que Jesús da a sus discípulos poder para "atar y desatar" (Mt 18: 1920), él explica que esta vicegerencia es en imitación de la manera en que gobierna el Padre: como Dios perdona, así sus vicegerentes deben perdonar (Mt 18:23-25).

Pablo, quizás aún más que los escritores de los Evangelios, enfatiza la restauración de los creyentes. Según Pablo, la humanidad perdió su vicegerencia en Adán, pero la gana de nuevo en Cristo. En Romanos 5: 17, el pecado de Adán resultó que el "reino" de la muerte reemplazó al hombre, pero por medio de un hombre Jesucristo, aquéllos que han recibido la gracia abundante reinarán en vida. En igual manera en 1Co 15:45: “El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente," el postrer Adán, “espíritu que da vida." Pablo sigue en v. 49 que "así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial."

Por consiguiente Pablo no habla de creyentes como carne perecedera y sangre (v. 50) sino como aquellos que se han revestido con lo incorruptible (v. 53), como aquéllos que, a diferencia de los injustos, están heredando el reino de Dios (v. 50; el cf. 1Co 6:9f; Gál 5:21) y tienen "una herencia en el reino de Cristo y de Dios" (Ef 5:21). Porque nosotros heredamos este reino, nuestra vicegerencia se restaura; nosotros ya estamos sentados con Cristo en lugares celestiales (Ef 2:6), que implica entronización y dominio.

Esto ha pasado porque nosotros somos "coherederos con Cristo" (Ro 8:17). Heredar quiere decir tomar una posición de dueños o de soberanía. Antes de heredar, los herederos no son mejor que los esclavos, aunque ellos son señores del terreno entero. Pero según Gálatas 4, los Cristianos han venido a su mayoría, y así han heredado su herencia. En este caso, quiere decir que no son jamás bajo el aprendizaje de la ley. Así como el Hijo del hombre era Señor del Sabát como verdadero vicegerente, en la misma manera aquellos en Cristo también están en un cierto sentido "encima de" la ley. La ley se restaura a su lugar debido para el Hijo del hombre y su pueblo.

Por supuesto, para nosotros la restauración a la vicegerencia no está todavía totalmente aquí (cf. Hebreos 2). Pero es nuestra esperanza. "Si sufrimos también reinaremos con él" (2Ti 2:12). Nota Ro 8: 15-23: "No habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra v en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción [es decir, reinado, porque]...y si hijos. también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo." Como herederos de Dios y coherederos con Cristo, esperamos un tiempo cuando la herencia será totalmente nuestra. Esto es la razón que Pablo considera "las aflicciones del tiempo presente" como "no comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse."

Como el dominio apropiado del hombre sobre la creación fue arruinado por la Caída en Génesis 3, se restaurará en nuestra adopción plena como hijos. Otros libros del NT también llevan a cabo este tema. Implícito en Heb 2:5-9 es el pensamiento que; aunque ahora vemos a Jesús solamente con todo en sujeción a él, hay un tiempo esperado cuando la humanidad en general tendrá tal dominio. Semejantemente, 12:28 dice que los creyentes deben tener esperanza porque ellos están o estarán recibiendo "un reino inconmovible." Indudablemente esto recuerda Daniel 2, el reino que no se puede quitar, y otra vez marca a los creyentes como co-soberanos con Jesús quien ya "se sentó a la diestra del trono de Dios" (Heb 12:2).

Apocalipsis, tratando de la historia redentora hasta la consumación, testifica de la restauración de humanidad a la vicegerencia plena. Los creyentes son un reino y sacerdotes (Ap 1:6; 5:10), y el libro concluye con la observación que los creyentes reinarán con Cristo en toda la tierra (22:5; el cf. 5:10 y 20:4-5).

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V. Conclusión

Hemos visto que la "venida" del reino de Dios que se espera en el AT involucra una reinstalación de la humanidad a la posición apropiada de vicegerente, quien ejerce el dominio de Dios en la tierra. Este reino del vicegerente es inminente, de hecho ya está aquí, en la predicación y acciones de Jesús y el testimonio de los Evangelistas. Ya está aquí, en medida aún mayor, sin embargo no todavía en su llenura, en las palabras de Pablo y los otros apóstoles, cuando ellos proclaman la exaltación de Cristo y su recepción del dominio como el rey ungido, el Hijo de Dios. También está creciendo en cuanto la vicegerencia del Hombre se da a los elegidos de Cristo, los santos del Altísimo (Dn 7: 18, 27), quiénes también son ungidos por el Santísimo (1Jn 2:20) quienes entonces ya reinan con Cristo en los lugares celestiales (Ef 2:6). Al fin de todo, en "aquel día" se realizará en su plenitud la vicegerencia de todos que están en Cristo, y el reino de Dios será todo en todo.

El Seminario Teológico de Westminster, Filadelfia

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El Hombre en sus Tres Relaciones Anthony Hoekema

Resumen del escrito en Created in God’s Image, Grand Rapids: Eerdmans, 1986, pp. 75-82.

Igual como Cristo, la imagen perfecto de Dios, funcionaba en tres relaciones—hacia Dios, hacia el prójimo, y hacia la naturaleza—así también tiene que funcionar el hombre.

Ser un ser humano es estar dirigido hacia Dios. Esta relación domina y rige todas las otras. Toda la vida se tiene que vivir coram deo, es decir, ante el rostro de Dios. “El hombre está ligado a Dios como un pez al agua. Cuando un pez busca estar libre del agua, pierde tanto su libertad como su vida. Cuando buscamos estar librados de Dios, llegamos a ser esclavos al pecado.

Esta relación vertical del hombre hacia Dios es básica a una antropología cristiana, y toda antropología que niegue esta relación se tiene que considerar no tan solamente no-cristiano sino anti-cristiano.

Además, esto quiere decir que somos responsables a Dios en todo que hagamos. La intención de Dios es que el hombre haga los que sea que haga en obediencia a Dios y para la gloria de Dios, y que utilice todos sus poderes, dones, y capacidades al servicio de Dios.

Ser un ser humano es estar dirigido hacia su prójimo. Al decir en Génesis 1:27 que “varón y hembra los creó” no se está señalando la diferenciación sexual, porque esta también se encuentra en los animales. Está diciendo que la persona humana no es un ser aislado completo en sí, sino que es un ser que necesita de la compañía de otros, un ser que no está completo aparte de otros. La palabra en el Hebreo traducida “idónea” (Gn 2:18) quiere decir “correspondiendo a.” Se implica que la mujer le complementa, le suplementa, y le completa al hombre, que es fuerte en cuanto él sea débil, y suple sus deficiencias. El varón es incompleto sin la mujer. Igual, la mujer es incompleta sin el varón. La relación hombre’mujer entonces implica la necesidad de compañerismo entre seres humanos. Los varones y las mujeres no pueden llegar a ser la humanidad verdadera en aislamiento; necesitan el convivio y la estimulación de otros. Somos seres sociales. El hombre no puede ser verdaderamente humano aparte de otros hombres.

Solo en contacto con otros llegamos a saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Solo en convivencia con otros crecemos y maduramos. Solo en asociación con otros desarrollamos plenamente nuestras potencias. Nos enriquecemos. Cada persona no debe ver a sus dones y talentos como medio de engrandecerse a sí misma sino como medios para enriquecer las vidas de otros.

Ser un ser humano es regir sobre la naturaleza. Algunos teólogos han pensado en el dominio del hombre como meramente un efecto colateral de haber sido creado a imagen de Dios, no como un aspecto esencial de la imagen. Sin embargo, la mayoría de los intérpretes creen que el dominio sobre la tierra es un aspecto esencial de la imagen de Dios. Dios se revela como rigiendo sobre toda l creación, así el hombre es presentado como el vicegerente de Dios, que rige sobre la naturaleza como representante de Dios. Tener dominio sobre la creación entonces es esencial a la existencia del hombre.

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El verbo para “sojuzgar” nos dice que el hombre debe explorar los recursos del mundo, cultivar su tierra, minar sus tesoros. No debemos pensar solo en la tierra, las plantas, y los animales; el hombre es llamado por Dios a desarrollar todas las potencialidades encontradas en la naturaleza y la raza como una totalidad. Debe buscar desarrollarse no tan solamente en la agricultura, la horticultura, y la ganadería, sino también en la ciencia, la tecnología y la arte. Esto se llama el mandato cultural, el mandato a desarrollar una cultura que glorifica a Dios.

La otra palabra usada en Génesis 1:28 para describir la relación del hombre con la naturaleza se traduce “tener dominio.” Nota lo que Dios dice a Noe, el representante de la humanidad después del diluvio: “Todos los animales de la tierra sentirán temor y respeto ante ustedes: las aves, las bestias salvajes, los animales que se arrastran por el suelo, y los peces del mar. Todos estarán bajo su dominio.”

Sin embargo, la relación del hombre con la naturaleza no es una de sencillamente regir sobre ella, sino que a Adán Dios le dio el trabajo específico de “cuidarla.” Dice Génesis 2:15, “Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara.” La palabra aquí traducida “cultivara” es la palabra hebrea abad que quiere decir “trabajar.” No hay una invitación a explotar los recursos naturales irresponsablemente sino un mandato a trabajar y preservar a la tierra, además de regir sobre ella. Así que el hombre debe regir sobre la naturaleza en tal manera que seamos su siervo. Debemos preocuparnos para conservar a los recursos naturales y darles el mejor uso posible. Debemos preocuparnos por la prevención de la erosión de la tierra, la destrucción temeraria de los bosques, el uso irresponsable de la energía, la contaminación de los ríos y lagos, y la contaminación del aire que respiramos. Debemos procurar ser mayordomos de la tierra y todo que ella contiene, y promover lo que sea para preservar su utilidad y belleza para la gloria de Dios.

Podemos llamar la primera de estas relaciones la relación vertical. La vertical y las horizontales son inter-relacionadas. La relación vertical es la primera y más importante, sin embargo, esta relación no existe sin las otras dos. Nuestra relación al prójimo es una forma en que nuestra relación con Dios se realiza., mostramos nuestro amor por Dios por medio de amor al prójimo. Nuestro amor para con Dios y el prójimo debe mostrarse en nuestro dominio sobre y cuidado de la creación de Dios. Cuando amamos al prójimo y trabajamos responsablemente en la creación, estamos a la vez sirviendo a Dios. Cuando decimos que los seres humanos han sido nombrados por Dios para gobernar y cuidar la creación, atribuimos al hombre una relación no encontrada en ninguna otra criatura, ni siquiera en los ángeles.

Como es en el caso de Cristo, el funcionamiento propio de la imagen de Dios debe ser canalizado a través de estas tres relaciones, con Dios, con el hombre, y con la naturaleza.

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El Trabajo: ¿maldición o vocación?Rev. Todd Joling

Reforma Siglo 21, Vol. 5, No. 1, Marzo, 2003, Guadalupe, Costa Rica: CLIR, pp. 46-55.

La necesidad de una visión renovada

Una canción se titula: Trabajando para el fin de semana. Un rotulo de restaurante dice: Friday's (en ingles -"Thank God it's Friday", o sea, “¡Gracias a Dios es viernes”! Un patrón lamenta: ¡Cómo cuesta conseguir buena ayuda hay! ¿Que tienen en común todas estas cosas? De manera propia, carla una de estas frases nos dice algo de la forma que nuestro mundo ve el trabajo.

Para muchos, el trabajo es un mal necesario, el único medio para obtener los recursos necesarios para comprar la satisfacción y seguridad. Pero esta manera de vivir es triste, si tan solo consideramos la cantidad de bolas que una persona labora en su vida. Más triste es evaluar la calidad de placeres y protección que el dinero puede comprar. Más triste aún son estas actitudes, cuando reconocemos que la bendita vocación del trabajo que Dios nos dio es despreciada. Lo bueno del trabajo es ocultado por los que no tienen ojos para verlo.

Debe ser motivo de gozo saber que Dios nos ha redimido de la forma en que el mundo ve el trabajo. Mucho más que solo trabajar para el fin de semana, tenemos la vocación sublime de trabajar para el Señor. Mucho más superior a la gratitud espuria expresada por un día de la semana (viernes), podemos ofrecer alabanzas por cada día (¡aún lunes!)

Sin embargo, a menudo nosotros los cristianos olvidamos estas realidades, ¿no es cierto? ¿Quién de nosotros podemos negarlo? Cuando caemos en la rutina de nuestro trabajo diario, a menudo nos volvemos cortos de vista. Muy pronto las quejas sobre nuestros labios nos traicionan, y evidencian una perspectiva no muy diferente a la de nuestros compañeros de trabajo no-creyentes. Cuando esto sucede, deshonramos a Dios y al Salvador, nos robamos a nosotros mismo de gozo, y perdemos una oportunidad de ganara nuestro prójimo para Cristo.

De cuando en cuando necesitamos renovar nuestra visión del trabajo. No hablo del tipo de visión que el gerente va a promover, mientras reúne a sus empleados para discutir ganancias y opciones de inversión en la reunión mensual. Estoy hablando de una aquella perspectiva restaurada que solo obtenemos cuando hacemos una pausa suficientemente larga como para ver nuestro trabajo a la luz de la Palabra de Dios. Seguramente el gerente tiene una visión para el trabajo, pero es una visión muy limitada. La Palabra de Dios, sin embargo, nos da un punto de referencia desde fuera de este mundo. Leer la Palabra es como tener acceso a una camera de satélite, o pararse en la luna para mirar la tierra. Desde este punto de vista podemos absorber el panorama más amplia, o podemos enfocamos de cerca en nuestra oficina, la cabina del camión, la cocina, la guardería, o nuestra comunidad—contemplando todo nuestro trabajo desde la perspectiva del cielo. Cuando abrimos la Biblia para reenfocar nuestra visión, encontramos que tiene mucho más que decir sobre el trabajo de lo que habíamos recordado. Hay tantos textos que podríamos durar semanas, años, ¡una vida entera! aprendiendo. ¿Que haremos? Más que todo, debemos ver todo el testimonio bíblico junto, y toda la historia que contempla. Debemos considerar el trabajo de acuerdo a la creación, la Caída, la redención y la consumación.

En el comienzo

Cuando vemos la creación antes de la Caída, una de las cosas más importantes en cuanto al trabajo que observamos es también una de las más obvias: existía el trabajo. En los primeros capítulos de Génesis, antes del pecado, antes de los cardos y espinos, antes de las frustraciones y dolor y las

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quejas, antes del desanimo—existía el trabajo. En el comienzo, en un mundo que Dios declaro "bueno", en un mundo en que el hombre y la mujer encontraban plena satisfacción y gozo en todo momento, existía el trabajo.

A pesar de ser obvio, esta realidad debe ser repetida y absorbida. En una cultura que desprecia el trabajo a menudo como un mal, necesitamos recordar que la maldición que vino después no fue el trabajo en sí. EI trabajo es bueno, es asignado por Dios. Es una vocación gloriosa del Creador. "Tomo pues, Jehová dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase" (Gen. 2:15). Aun el matrimonio, instituido por Dios, estaba relacionado con la vocación del trabajo. La mujer es creada como ayuda idónea para el hombre (Gn 2:18). El hombre y la mujer era compañeros no solo para amarse, sino para trabajar juntos: "Y los bendijo Dios, y les dijo, 'fructificad y multiplicaos, llenad la tierra, y sojuzgadla...'" (Gen. 1:28). Tenían el mandato de cultivar la creación al ejercer dominio en medio de ella. Dios les había dotado de mentes y músculos, y añadió el fruto de recompensa para sus labores.

La verdad simple que el trabajo formaba parte de la creación original y buena es una verdad importante, pero no la más grande. Otro hecho obvio, pero a menudo ignorado, es descubierto cuando hacemos la siguiente pregunta: "¿Cuál es la primera persona que encontramos trabajando en la Biblia?" La respuesta no es Adán. "Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo..." (Gen. 2:2). Aprendemos que no solo es el trabajo ordenado por Dios, sin es divino. Estrechamente relacionado con la intención de Dios de crear al hombre a su imagen (Gen. 1:26a) es el propósito de Dios que el hombre señoree sobre la creación (Gen. 1:26b). En otras palabras, Dios no solo hace al hombre semejante a El, sino que le delega también, una tarea semejante a la de Él.

Cuando se nos viene la tentación de despreciar el trabajo, debemos recordar que el trabajo no es solo un deber, sino un privilegio y una bendición. Cualquiera que ha soportado una camilla en el hospital durante una semana o más podrá confirmar esto. Pero mejor testimonio que las llagas de cama o las ansias de levantarnos a caminar, tenemos la Palabra de Dios en la cual Dios nos revela que El es un Dios que ama el trabajo y toma placer en el trabajo. Y para su criatura digna, Dios le da la gloriosa responsabilidad de trabajar en la creación.

En esta tarea deleitosa de cultivar la creación, el hombre seguramente encontraba gran placer. Podemos estar seguros que en el tiempo antes de que entrara el pecado en el mundo, Adán y Eva nunca pensaron que su trabajo fuera vació, sin propósito ni aburrido. Al contrario, fueron creados como Dios, y estaban felices en su tarea semejante a Dios. Tenían trabajo que Dios había llenado de propósito y sentido. En estas labores, realizados para su Señor, ellos veían la gloria del trabajo. ¿Cómo puede ser posible que una institución de tan sublime valor hay yazca en las profundidades del desprecio? ¿Por que tan pocos piensan del trabajo como alga placentero, de dignidad, que satisface, que es glorioso?

La caída que daño el trabajo

La hermosa historia de la creación es interrumpida abruptamente par la caída del hombre en el pecado. Esta rebeldía tendría consecuencias enormes para el hombre y la creación. El Señor respondió a la desobediencia en parte con maldiciones. Dios pronunció juicios sobre las distintas y principales esferas de trabajo del hombre y la mujer. La esfera en que la mujer iba a experimentar gran llenura—tener hijos—ahora sería acompañada par gran dolor (Gen. 3: 16). La esfera que iba a dar satisfacción al hombre, es decir, proveer sostenimiento para el y su familia, sería interrumpida por suelos contrarios (Gen. 3: 17 -19).

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Pero la misericordia de Dios es también evidente aquí. Sus castigos no dejarían a la mujer sin hijos, ni al suelo sin cosecha. No, la vida gena preservada. Pero el trabajo ahora sería difícil y tedioso, plagado con dolor, sufrimiento, frustraciones. Aún la relación matrimonial, tan importante para el trabajo, seria afectada (Gen. 3:16). Tomando todo esto en cuenta, podemos ver que "un día duro de trabajo" tiene una larga historia.

El pecado afectó no sólo la esfera del trabajo, sino afectó a los trabajadores mismos. Nuestras dificultades como trabajadores se extienden más allá que suelos difíciles; corazones endurecidos fueron otro producto de la rebeldía del hombre. Cuando chocan estas dos casas -el hombre obstinado y suelos duros—se da una combinación peligrosa. Los gases venenosos que se levantan toman dos formas diferentes: derrota u orgullo.

Cuando el hombre rebelde se encuentra con el suelo maldito, una de sus respuestas a esta lucha tediosa es rendirse. EI hombre pronto se da cuenta que la tierra no va a entregar su fruto sin una lucha. Sacude el árbol de la creación con todas sus fuerzas, pero la cosecha es pequeña. Se pegunta si vale la pena. Cansado de tanto esfuerzo, agravado por la resistencia que encuentra, termina rindiéndose en derrota. Se acuesta debajo del árbol y se rinde. "Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la villa del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían crecido loS espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida" (Prov. 24:30-31).

La presencia de tal rendimiento boy es patente. Casi todo patrón puede contar de empleados aburridos, apáticos y perezosos. Desafortunadamente, los cristianos no son inmunes a esta enfermedad. En su libro Principles of Conduct (Principios de conducta), John Murray observa este punto en su capitulo sobre el trabajo, "El principio que muy a menudo nos impulsa no es buscar más trabajo, sino el mínimo necesario para evitar censura publica y para preservar nuestra dignidad." Murray no para aquí. Lanza la acusación, "Tan lejos se ha desviado nuestros pensamientos de los principios bíblicos del trabajo, y tanto nos posee el deseo por una vida fácil con diversiones, que la pereza y flojera han invadido las vocaciones más sagradas." (Y para aquellas personas que desean los detalles, Murray los satisface. Habla de pastores flojos que tienen los gustos demasiado refinados, y les llama 'parásitos' para la iglesia).

Una actitud derrotista es una forma de responder al trabajo, pero no la (mica. No todos se echan para atrás. Algunos se lanzan hacia adelante en sus propias fuerzas. Esta segunda reacción, que también ignora al Creador, es una reacción de orgullo. Con esta actitud el hombre pecador ataca la creación resistente con confianza en sí mismo. Alza su bandera de guerra y grita, "¡Yo venceré!" Aunque los patrones le dan la bienvenida a tanta ambición, y aunque las revistas de negocios saludan tal empuje, a Dios no le place.

En la providencia perfecta de Dios, los malos a menudo prosperan. Parece como si su fuerza y empuje ganaran: "Por tanto, la soberbia los corona... Los ojos se les saltan de gordura, logran con creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería. Ponen su boca contra el cielo, y su lengua pasea la tierra" (Salmo 73:6-9). Por medio de la experiencia del Salmista, los creyentes aprendemos que este éxito aparente es definitivamente de corto plazo, porque la destrucción es su destino final (Salmo 73: 18). Es extraño, entonces, que a veces envidiamos a los ricos y tratamos de seguir las huellas de su éxito. Nosotros también a menudo luchamos en nuestros trabajos poniendo nuestra esperanza en nuestro propio esfuerzo humano. Y aunque esta actitud no tiene la misma estigma que la pereza, esto no la hace menos ofensiva ante Dios.

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Sin embargo existe una esperanza. El alivio para el desorden bipolar de pereza o arrogancia se encuentra en la cruz de Jesucristo.

Restaurados a nuestra gloriosa vocación

Dios envió su Hijo a este mundo desordenado para trabajar. Jesucristo vino a cumplir una tarea que el Padre le había asignado. Evitando las trampas de la pereza y del orgullo, soportando dolor y tremenda resistencia más allá de nuestra comprensión, trabajó con sus ojos fijados en su Padre celestial. Al final podía decir, "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese" (Juan 17:4). Para nuestro Salvador, 'sangre, sudor y lágrimas' no era un mero decir; fue su modo de vivir. Por medio de su lucha, el Siervo Sufriente nos redimió y nos restauró.

Este segundo punto—restauración—es uno que merece más atención de la que usualmente le damos. La redención no viene a nosotros con otro juego de planos para nuestra vida. La salvación de Dios no quita el trabajo; nos restaura a nosotros al trabajo.

Recreados a la imagen de Dios, ahora estamos preparados para trabajar para Dios de nuevo en formas importantes. Como dice Efesios 2: 10: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." Salvos por la muerte de Cristo y su resurrección, ya no estamos esclavizados a la pereza que asume que todo trabajo es vanidad, ni estamos encarcelados Por nuestro orgullo, jactándonos de poder vencer con nuestras propias fuerzas. Al contrario, trabajamos con gratitud humilde y confianza firme en Dios quien nos llama a "crecer en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Cor. 15:58).

"En el Señor" -estas son las palabras que deben gobernar nuestras labores. El Nuevo Testamento repetidamente insiste en que toda nuestra motivación y la dirección de todos nuestros esfuerzos deben ser hacia Dios. El pasaje que lo dice más claro es el siguiente:

"Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:22-24)

No hay nada que libera más, anima más o que sea más glorioso que saber que trabajamos para el Señor. ¿Te sientes paralizado por el temor a los hombres? ¿Te sientes tentado a rendirte porque tu trabajo te parece sin sentido, sin fruto, insoportable o no apreciado? ¡Mira hacia el cielo! Tú laboras coram Deo, es decir, delante del rostro de Dios. Debemos darle gracias a Dios por el redescubrimiento de estas realidades en la Reforma Protestante del siglo 16. La verdadera “ética protestante del trabajo” se apoyaba en un firme conocimiento de nuestra vocación o llamado. Los reformadores enfatizaban que cada creyente tenia una vocación asignada por el Señor. Este énfasis fue transformador, porque lo que más nos puede hacer sentir dignidad para nuestros trabajos fatigosos es el saber que Dios mismo nos ha asignado nuestro trabajo, el que sea.

En La Institución de la Religión Cristiana, Juan Calvino escribe, "El llamado de Dios es el comienzo y fundamento para toda buena obra." Calvillo luego explica lo que esto significa en medio de las aflicciones:

"Cada uno dentro de su modo de vivir, soportara las incomodidades, las angustias, los pesares, si comprende que nadie lleva más carga que la que Dios pone sobre sus espaldas. De ahí brotara un maravilloso consuelo: que no hay obra alguna tan humilde y tan baja, que no resplandezca ante Dios, y sea muy preciosa en su presencia, con tal que con ella sirvamos a nuestra vocación" (III:X:6).

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El fin de nuestro trabajo

Recibimos mayor ánimo para nuestro trabajo cuando lo contemplamos a la luz de nuestra futura gloria. Debemos aprender que el valor que Dios le pone a nuestro trabajo nunca desvanece.

Recuerdo haber oído de una encuesta que les preguntaba a personas ancianas lo que hubieran deseado haber hecho diferente en sus vidas. Entre las tres cosas más comunes estaba esta confesión: "Quisiera haber hecho más cosas que duraran después de mi muerte." La mayoría de las personas sienten el carácter pasajero de sus logros en esta vida.

Las buenas noticias para los cristianos ya lo escuchamos en 1Corintios 15:58, que nuestro trabajo en el Señor no es en vano. Vale la pella repetir esta verdad, especialmente cuando recordamos que su fundamento es la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Este contexto de resurrección -"su trabajo en el Señor no es en vano"—significa que nuestras labores hechas en Cristo no pueden ser vaciadas por la muerte. De hecho, Apocalipsis 14:13 pronuncia una bendición sobre los que se mantuvieron firmes en el Señor bajo prueba: "Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, descansaran de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen." Parece que nuestra oración, "La obra de nuestras manos confirma sobre nosotros" (Salmo 90: 17) es contestada más ampliamente de lo que hubiéramos podido sonar. El Señor recuerda las obras de su pueblo para siempre.

Una mirada hacia nosotros

Una visión renovada trae gran consuelo y motivación también debe conducimos a una auto-examen. Mientras trabajamos delante de nuestro Dios, ante la cruz, y la gloria venidera, debemos hacemos algunas preguntas sinceras. ¿ Vivo una vida digna del evangelio en la forma en que trabajo?

¿Estoy consciente de la presencia de Dios aún cuando mi jefe esta ausente, o cuando no recibo calificación?

¿Puedo decir sinceramente que trabajo de todo corazón como para el Señor?¿Mi actitud de trabajo provoca en los no-creyentes a que me pidan la razón de la esperanza

que hay en mí?¿O se asemeja mi actitud de trabajo a la de ellos, son tan iguales mis quejas, que no detectan

ninguna diferencia?¿Sólo trabajo para poder recrearme como lo hace el mundo? ¿O disfruto la recreación de

manera apropiada para ayudarme a trabajar?¿Hay algo diferente de la forma en que vivo después de pensionarme? ¿O asumo las actitudes

del mundo y me hago inútil para Cristo y su iglesia al retirarme de todo? ¿Cómo puede la enseñanza bíblica sobre mi vocación dar propósito y placer a esta etapa de

mi vida?

Cuando vivimos, por la gracia de Dios, a la luz de su Palabra, gozamos de las bendiciones de traer honra a nuestro Dios, de tener satisfacción en nuestras labores, y de poder tomar toda oportunidad de ganar a nuestro prójimo para Cristo.

Traducido del Outlook, Volumen 52, No.8, Septiembre, 2002.

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¿Dicotomía o tricotomía? Un ensayo acerca de cómo la doctrina del hombre afecta el tratamiento de la depresión

Winston Smith, Journal of Biblical Counseling, Vol. 18 No. 3, Spring 2000, pp. 21-29

La depresión parece invadir todo aspecto de la vida. Afecta la cognición, las emociones, la fe espiritual, y la fisiología. Dada tal diversidad de síntomas, ¿se entiende la depresión mejor como un problema espiritual, psicológico o médico?--¿o alguna combinación de los tres? Esta no es una pregunta meramente académica sino que tu respuesta moldeará profundamente tu acercamiento a la depresión.

La mayoría de los consejeros cristianos han adoptado un acercamiento tripartito, o tricotómico, a la depresión, intentando entenderla desde la perspectiva de cuerpo, alma y espíritu. Se razona que si la depresión surge de y afecta estos tres componentes de la vida, se debe entender y tratar desde estas tres perspectivas. La lógica es atractiva, y también parece encajar con la experiencia de los consejeros con personas deprimidas. Los pastores a menudo se encuentran enfrentando problemas que ellos sienten son más “psicológicos” que “espirituales” (o por lo menos, sienten que su capacitación en el seminario no les preparó para lidiar con este tipo de problemas). Los doctores se encuentran tratando a pacientes con dolores que sospechan son resultados del estrés y otros factores emocionales. Los psicólogos se encuentran lidiando con problemas que persisten obstinadamente y que se sienten como si fueran también biológicos (abuso de sustancias, desorden bipolar, etc.) y espirituales (abuso de sustancias es “idolatría”, se sustituye por Dios).

Pero la tricotomía falla en producir un entendimiento completo de la depresión o cómo tratarla. Por ejemplo, hay ciertos síntomas que un doctor trataría con medicamentos para inducir el sueño u otras drogas psico-activas. Un psicólogo podría usar estrategias del tipo cognitivo conductual para dirigirse a temores irracionales, pensamientos y enojo, o podría ofrecer perspicacia acerca del impacto de eventos pasados. Un pastor podría hablarle de cómo la fe en Dios produce esperanza y da sentido a la vida. Así que ¿quién debe tratar la depresión? ¿Tiene alguna perspectiva autoridad sobre las demás, o son iguales? ¿Debemos simplemente juntar las tres perspectivas para hacer un ministerio holístico? ¿O es que las tres perspectivas compiten? Cuando se aplican a la depresión, la creencia que el hombre consiste en cuerpo, alma, y espíritu genera más preguntas de las que contesta.

La dicotomía—o, más precisamente, la perspectiva de una dualidad en unidad—expresa la perspectiva bíblica del hombre mejor que la tricotomía. Esta perspectiva describe al hombre como teniendo tanto un aspecto “interior” y uno “exterior”, pero estos aspectos funcionan en unidad esencial. Además, “el hombre interior” se entiende como una unidad esencial. La cognición, la emoción, y la voluntad son entendidas como aspectos de la actividad espiritual del “corazón” en lugar de funciones psicológicas distintas. La perspectiva dualidad-en-unidad reconoce la complejidad de la vida interior y además provee una perspectiva más unida del hombre. Es más precisa y más fiel a la experiencia humana. Provee un entendimiento más rico y comprensivo de lo espiritual; no separa los “asuntos espirituales” de los “psicológicos” y los “médicos”. Así que trae coherencia a la manera en que pensamos de la depresión y cómo la tratamos. Examinaré la tricotomía y la dicotomía, y daré un ejemplo de un recurso popular de consejería para contrastar las dos perspectivas.

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Los problemas con la tricotomíaLa tricotomía es la creencia de que los seres humanos constan de tres componentes:

cuerpo, alma, y espíritu. Aunque no parezca así, las operaciones de estos tres componentes son distintas. Cada componente se considera responsable por funciones mayormente distintas (aunque traslapadas) dentro de los seres humanos: el cuerpo de lo físico, el alma de lo psicológico, y el espíritu de lo espiritual (definido como la dimensión vertical, la relación con Dios).

Dos textos bíblicos son citados frecuentemente para apoyar la perspectiva tripartita. El primero es Hebreos 4:12: “Ciertamente la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (NVI). Usando este texto, se argumenta que si se pueden dividir el alma y el espíritu, entonces deben ser cosas distintas [la Biblia Reina-Valera, Versión 1995 dice: “la palabra…penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos”. En una manera similar, 1 Tesalonicenses 5:23 dice “Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser—espíritu, alma y cuerpo—irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Otra vez las Escrituras parecen estar distinguiendo entre tres componentes, cuerpo, alma, y espíritu.

Pero hay muchos problemas con una interpretación tricotómica de estos pasajes. Primero, el lenguaje no funciona en una manera tan mecánica, con solo un significado por cada palabra. En el uso común, las palabras con significados parecidos a menudo se usan juntas para comunicar una idea con más fuerza. Jesús hace esto en Marcos 12:30 “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza”. Jesús no está proponiendo una perspectiva cuatripartita de la persona como corazón, mente, alma, y fuerza, sino que está mandando que amemos a Dios con todo nuestro ser. El mismo principio aplica a Hebreos 4:12. Una interpretación directa es que la Palabra de Dios es capaz de penetrar y dividir alma y espíritu, no dividir entre alma y espíritu. En otras palabras, la división del alma y del espíritu son ejemplos paralelos de la misma actividad penetrante de la Palabra de Dios—en la misma manera que una espada cortante llega hasta muy dentro los huesos (“hasta la médula de los huesos”). Los “pensamientos y las intenciones del corazón” al fin de la frase comunica exactamente lo que se encuentra dentro del alma y espíritu (tercer sinónimo) cuando abres una persona. En igual manera, 1 Tesalonicenses 5:23 une términos sinónimos para comunicar la totalidad y comprensión de la obra santificadora de Dios. Dios nos santificará…espíritu, cuerpo, alma, corazón, conciencia, riñones, mente, ¡y lo demás! Dios santificará todo lo que eres, no tres partes separadas.

Segundo, la naturaleza sinónima de espíritu y alma es dada por sentado en la manera en que la Escritura repetidamente utiliza los términos intercambiablemente. La muerte se describe tanto como “entregar el alma” en algunos pasajes (Gn 35:18; 1R 17:21; Hch 15:26), y “entregar el espíritu” en otros (Sal 31:5; Lc 23:46; Hch 7:59). Los muertos son descritos como “Los espíritus encarcelados” (1P 3:19) y como “las almas de los que habían sufrido el martirio” (Ap 6:9). La frase bíblica para designar al hombre es “cuerpo y espíritu” (Mt 6:25; 10:28) algunas veces y “cuerpo y alma” otras veces (Ec 12:7; 1Co 5:3, 5).14

Aquí en lugar de traducir, refiero el lector al libro de Berkhof, de donde Winston Smith tomó esta sección.

14 Louis Berkhof, Teología Sistemática (Grand Rapids: Libros Desafío) 1969, p. 228-229.

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La popularidad actual de la tricotomía no es producto de un movimiento teológico, en sí, sino de un movimiento en la consejería. Los consejeros cristianos tales como Clyde Narramore, Tim La Haye, y otros han usado la distinción entre alma/espíritu para establecer la relevancia de la psicología en la consejería Cristiana. Es difícil encontrar la distinción alma/espíritu definida claramente en sus libros, pero en la práctica la distinción parece ser que los pensamientos y sentimientos caen dentro del área del alma, y por ende, la práctica de la psicología. Admiten que los pensamientos y sentimientos afectan el aspecto espiritual, pero los problemas de pensamientos y sentimientos son entendidos principalmente a través de las categorías psicológicas. Para ellos, las Escrituras sirven mayormente para validar las teorías psicológicas y actuar como una guía para el alma, en lugar de ser su explicación y curación. Un ejemplo de este pensamiento es La felicidad es una decisión (Happiness is a Choice) por Minirth y Meier, examinado abajo.

La distinción entre lo psicológico y lo espiritual es más problemática de lo que puede parecer a primera vista. ¿Dónde terminan los problemas espirituales y dónde empiezan los problemas espirituales? Digamos que una persona deprimida admite haber estado amargada contra su cónyuge por años. ¿Son los problemas de enojo guardado principalmente psicológicos o espirituales? Un psicólogo podría contestar que la psicología tiene la perspicacia acerca de cómo se desarrollan estas pautas y que ofrece las intervenciones prácticas para enseñar a la persona deprimida nuevas maneras de pensar acerca del enojo y de lidiar con él. Sin embargo, la Escritura hace una declaración igualmente exclusiva que la amargura es pecaminosa y refleja actitudes acerca de Dios, uno mismo, y el prójimo que pueden ser corregidas al fin sólo por Cristo. Mientras muchos consejeros intentan desenredar este problema, una pauta desconcertante se ve: la categoría espiritual pierde significado más y más, y llega a estar funcionalmente subordinada al cuerpo y alma. Cualquier cosa que tiene que ver con el cuerpo se ubica bajo el dominio de la medicina. Los síntomas con causas fisiológicas parecen estar aparte. No se considera que las personas deprimidas responden a los eventos fisiológicos con su corazón-alma-mente-espíritu. El reino “espiritual” se encoge. En contraste, Dios ve incluso nuestros cuerpos como el lugar de problemas e intervenciones “espirituales” (Stg 5:13-20). Luego, porque el alma es definida funcionalmente como todo lo que es cognitivo o emocional, lo espiritual es efectivamente marginalizado al punto en que ya no se toma en cuenta. Lo que queda en el área “espiritual” son los mandamientos de las Escrituras, sus ilustraciones, y unas pocas estrategias. Debido a este énfasis en la psicología y la medicina, los detalles “espirituales” a menudo parecen ser menos relevantes. Y en un sentido así es. Divorciados de una perspectiva verdaderamente bíblica del corazón como la sede de la motivación y la conducta humanas, el evangelio y los mandamientos de Dios son superficiales e ineficaces, solamente poco relevante a los “problemas espirituales”, e irrelevantes a los “problemas fisiológicos”.

La dicotomía y la naturaleza comprensiva de lo espiritualAunque la Biblia no hace una distinción precisa entre cuerpo, alma y espíritu, es cierto que describe al hombre como alguien complejo. Al nivel más general, la Biblia hace una distinción entre el hombre “interior” y el hombre “exterior”. El hombre “interior” se refiere al novel de pensamientos, deseos, voluntad, emociones, y cualquier otra actividad “psicológica” que podríamos atribuir al hombre, y también se refiere a su “espíritu”. La naturaleza multifacética del hombre interior comúnmente se resume en el término “corazón” (1S 25:36; 2S 6:16; R 3:12; Sal 4:7; 33:11). El “hombre exterior” se refiere a las

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acciones y palabras que se pueden observar. El hombre exterior consiste en el ser físico que padece descomposición (2Co 4:16), y lleva a cabo los deseos de su hombre interior a través de sus “miembros” (Ro 6:13), “boca” (Lc 6:45), “pies” (Pr 1:16), o “manos” (Pr 12:14).Si bien la Biblia reconoce la distinción entre el hombre interior y el hombre exterior, ella enfatiza la unidad de la persona. Dios se relaciona con el hombre como una totalidad, no sólo “espiritualmente”. Interesantemente, los meros textos que se citan en defensa de la tricotomía (Heb 4:12 y 1Ts 5:23) enfatizan la obra comprensiva de Dios en el hombre entero. Primera de Tesalonicenses enfatiza la obra santificadora y completa de Dios en la persona entera. Hebreos 4:12 enfatiza que la Palabra de Dios penetra el hombre entero. El uso frecuente del término “corazón” en la Biblia para expresar las diversas actividades del hombre interior sugiere la renuencia de la Escritura misma a hacer distinciones innecesarias. La teología de la Escritura enfatiza la unidad esencial del hombre. Es esta unidad del hombre que hace la hipocresía detestable a Dios.

…………………….Un ejemplo: Happiness is a Choice (La felicidad es una decisión) por Minirth y MeierLas implicaciones de la tricotomía se entienden mejor por medio de estudiar un ejemplo. Happiness is a Choice (La felicidad es una decisión, “FED”) es uno de los libros más populares acerca de la depresión dentro de la cultura cristiana….También es un libro organizado sobre un compromiso a la tricotomía. Creo que su popularidad tiene mucho que ver con este compromiso. …Su enfoque es atractivo para muchos cristianos que creen que todos aspectos de un problema complicado son considerados [los autores son ambos pastores y psiquiatras]….Minirth y Meier conocen el cuerpo, conocen el alma, y conocen el espíritu.…De las tres perspectivas representadas en FED, la “psicológica” (“el alma”) domina. Perspicacia acerca de los procesos del pensamiento y las emociones sirve como el punto de integración para observaciones hechas dentro de las otras dos perspectivas (espíritu y cuerpo)… [Por ejemplo:]

Guardar rencor: FED declara que “el hecho irresponsable de guardar rencor es lo que provoca la mayoría de las depresiones” (p. 46). Mi propia experiencia con personas

deprimidas también muestra que el enojo y el rencor frecuentemente juegan un papel mayor en la depresión. Pero los autores de FED no hacen seguimiento a esta observación

con un entendimiento de cómo el enojo pecaminoso revela un corazón que desesperadamente necesita el arrepentimiento y la fe. En lugar, hacen una búsqueda para

perspicacia acerca de las supuestas raíces en desarrollar una pauta de no lidiar con el enojo. De vez en cuando mencionan el pecado en hablar de guardar rencor, pero estas frases breves se pierden en páginas y páginas de “perspicacia psicológica”. Su mensaje implícito es que el pecado es un factor en guardar rencor, pero la clave para superar tal

conducta pecaminosa es la “perspicacia psicológica”.

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La Psicologización de la IglesiaWilliam MacDonald

Extracto del artículo en Apuntes Pastorales, Vol. XVIII, Número 1, Oct-Dic 2000, pp. 76-77

Uno de los fenómenos de la era en que vivimos es la manera en que la iglesia ha sido infiltrada por la psicología secular. En contradicción a 2 Timoteo 3: 16, 17, la Biblia ya no es considerada como suficiente base para el aconsejamiento. Necesitamos psicoterapia. Ya no se confía en el Espíritu Santo para que produzca los cambios necesarios en la vida de los creyentes. Ni en la competencia para orientar de personas sabias comas los ancianos y las ancianas en las iglesias. Tienen que enviar a su gente a un terapeuta profesional. Esto a pesar del hecho de que Dios nos ha dado en la Palabra y mediante el Espíritu todo lo necesario para la vida y la piedad (2 P 1:3).

Durante generaciones, los cristianos llevaron sus problemas al Señor en oración. Ahora han de llevarlos a un psiquiatra o a un psicólogo. A los jóvenes ya no se les apremia a que prediquen laPalabra. Ahora el lema es «Practicad la orientación psicológica». La orientación profesional ha llegado a ser una vaca sagrada hasta tal punto que alguien saldrá inevitablemente a su defensa. ¿Qué es lo que está tan mal con ella? Daré a continuación once puntos por los que está mal.

1. La atención de la persona es dirigida al Yo en lugar de a Cristo. Este es un fallo fatal. No hay victoria en el Yo. El autoexamen no es una cura. Los buenos marinos no echan el ancla dentro de1 barco. Necesitamos a Alguien mayor que nosotros mismos, y este Alguien es Cristo. Más tarde más temprano debemos darnos cuenta de que nuestra ocupación con Cristo es el camino a la victoria en la vida cristiana (2Co 3:18).

Ibsen, el dramatista noruego, cuenta acerca de una visita que hizo Peter Gynt a un hospital psiquiátrico. Toda la gente parecía normal. Nadie parecía loco. Hablaban muy razonablemente acerca de sus planes. Cuando Peter le mencionó esto a un medico, este le dijo: “Están locos. He de admitir que hablan de manera muy racional, pero todo es acerca de ellos mismos. Están, dehecho, muy inteligentemente absorbidos en su Yo. Es el Yo mañana, mediodía y noche. No podemos apartarnos del Yo aquí. Lo arrastramos con nosotros, incluso en nuestros sueños. Ah, sí, joven, hablamos de manera racional, pero estamos bien locos.”

2. La psicología moderna se basa en sabiduría humana, no divina. Es la opinión de los hombres en lugar de la autorizada Palabra de Dios. La variedad de opiniones humanas se ve en el hecho de que hay más de 250 sistemas de psicoterapia y más de 10.000 técnicas (incluyendo una para ayudar a tus animales domésticos) y cada una de ellas pretende la a superioridad sobre las demás. Dice Don Hillis: "Esta tendencia conlleva al menos un elemento de peligro: el razonamiento humano toma el puesto de la Palabra de Dios para la resolución de los problemas emocionales y espirituales. Las respuestas racionales...que no estén basadas en principios espirituales pueden dar un alivio temporal, pero a su vez pueden resultar desilusionantes y perjudiciales.”

3. Muchos, y probablemente la mayoría de los problemas por los que la gente busca consejo tienen su causa en el pecado: matrimonios rotos, familias rotas, conflictos

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interpersonales, ansiedad, drogas, alcohol. y algunas formas de depresión. Para estos problemas no necesitamos el diván, sino la Cruz. Solo el Salvador nos puede decir: “Tus pecados te son perdonados; ve en paz.”

4. La orientación moderna se dedica a la desviación de la culpa. Al pecado se le llama enfermedad. O esta causada por el ambiente de una persona. Se les echa a los padres la culpa por la conducta inaceptable de los hijos. Como resultado, se libera a la gente de la responsabilidad personal. John MacArthur habla de una mujer que dijo que tuvo un problema durante anos con fornicación compulsiva: «El consultor sugirió que su conducta era el resultado de unas heridas recibidas de un padre pasivo y de una madre imperiosa.»

Henry Sloane Coffin valoro la situación de manera penetrante: «La actual psicología añade...coartadas morales. Los hombres y las mujeres se hacen analizar, y encuentran emancipación en el destierro de los feos nombres que una religión vigorosa daba a los pecados, y en la asignación de nombres sin sugerencia de culpa. Son mal ajustados o introvertidos, en lugar de faltos de honradez o egoístas. Un padre de edad madura se cansa de su mujer y se enreda con una mujer que tiene la mitad de su edad. Y un terapeuta le dice que esta sufriendo de «un espasmo de readolescencia» cuando se le debería confrontar con el mandamiento «no adulterarás».

5. La psicoterapia obra de manera directamente contraria al Espíritu Santo al enfatizar la importancia de una buena autoimagen, de un caso sano de autoestima. El Espíritu Santo está tratando de llevar a los pecadores a la convicción del pecado, y llevarlos al arrepentimiento. Esta tratando de restaurar a creyentes desviados y llevarlos a la confesión. Cualquier autoestima que no esté basada en el perdón de los pecados y en la posición del hombre en Cristo es falsa hasta la médula.

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Crítica de“Filoprimatosis: La codicia por el primer lugar,” por Pablo Sheetz

(Apuntes Pastorales, Vol. XIV, No. 3, Abril-Junio, 1997, pp. 48-52)

Natalie Carley, Seminario San Pablo, Mérida, Yucatán, revisado Dic., 2001

El autor, nuestro hermano, está confundido dentro de sus propias perspectivas. El título del artículo fue escogido porque el sufijo en “filoprimatosis” indica una enfermedad, “la anormalidad de querer siempre ocupar el primer lugar,” dice. Pero el subtítulo aclara, “La codicia por el primer lugar,” y sabemos que la codicia es pecado. Aquí hay inconsistencia: la codicia es pecado. La enfermedad no es pecado, pero puede resultar del pecado. ¿Cuál perspectiva es la correcta?

Análisis

El problema básico de la antropología del autor es que no entiende la depravación total del hombre. De hecho, dice precisamente el opuesto: “La víctima de esta enfermedad no es una persona mala, sino una persona con base inadecuada en las cosas que aseguran la estabilidad emocional” (p. 52).

El autor es proponente de la “cultura de víctimas” cual es un gran problema en los EEUU. John MacArthur, Jr. ha descrito la creencia de la “secta de la autoestima” que “... ya no hay gente mala—solamente tenemos personas que piensan mal de sí mismo” (Una Nueva Mirada a la Consejería Bíblica). Y como Ed Welch señala, esta perspectiva representa la persona como un ser pasivo, un vaso vacío que se tiene que llenar. Pero personas que se ven así jamás se sienten “llenos.” El vaso tiene fugas. (Welch, Ed, “Who Are We? Needs, longings and the image of God in man,” Journal of Biblical Counseling 13.1 Fall 1994, pp. 25-38).

La doctrina del hombre tiene implicaciones para la doctrina de Cristo. Si creemos que el problema más profundo del hombre es no tener sentimientos de ser amado y competente, y creemos que Cristo vino para solucionar nuestro problema más básico, entonces se deduce que Cristo vino para hacernos sentirnos amados y con significado. Esta perspectiva relega a Cristo al papel del satisfacedor de mis “necesidades percibidas,” y esto es una tergiversación del evangelio de gracia para pecadores que no la merecen.

Hablando del término "anormalidad", todo pecado es anormal en el sentido de la palabra que utiliza "normal" para como debemos ser, por naturaleza creada. Cristo es nuestra "norma" o modelo, el único hombre perfecto. Pero en un mundo caído, si “normal” refiere a la naturaleza tal y como es ahora, es decir, a la conducta más común, entonces en este sentido el pecado no es “anormal." En este sentido, el pecado es “normal”: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios,” Rom. 3:23. Pero vemos que cuando alguien comete un pecado horrible, asumen que debiera tener alguna “anormalidad,” y la buscan con diligencia con investigaciones de su trasfondo y le administran varias “pruebas o exámenes psicológicos.” El mero hecho de que incluso los Cristianos buscan alguna “enfermedad” para "explicar" un pecado horrible demuestra que la Iglesia ha perdido su entendimiento de qué es el pecado. Ha empezado a pensar mejor del hombre caído, con el resultado que la expiación del pecado por medio de la muerte de un sustituto divino no sea necesario para tal raza buena.

Un error de exégesis es que el autor no apoyó su interpretación por medio de estudiar la palabra por “estar enfermo” (noseo) en su contexto.

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Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y la doctrina que se conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, discusiones necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales. (1Tim. 6:3-5, Reina-Valera (1995))

[Críticas del texto notarán que la última frase no aparece en los mejores manuscritos (y, por ende, no aparece en la Nueva Versión Internacional), sin embargo, mucho hermanos de habla español lo leerán, y ella indica como el texto fue interpretado por lectores de la antigüedad.]

En este pasaje, Pablo está advirtiendo a Timoteo de las personas que enseñan doctrinas falsas. Pablo no habla acerca de esos hombres como enfermos, pues en tal caso necesitarían ser sanados. Al contrario, efectivamente los acusa por medio de incluirlos en el grupo de “hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad,” quienes “toman la piedad como fuente de ganancia.”

El verbo noseo, es traducido “delira acerca de” en la Reina-Valera 1960 y 1995. Pero este sentido es meramente metafórico—es el mismo sentido en que las palabras de Cristo son “sanas” en versículo 3. (La Nueva Versión Internacional dice “padece del afán enfermizo de...”)

Otros datos bíblicos confirman una interpretación figurativa. El autor menciona las instrucciones de Pedro a los pastores de la grey de Dios a “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1Ped. 5:3). Si teniendo señorío sobre otros (una característica clave del “filoprimatoso”) fuera enfermedad, Pedro habría sugerido oración por tales hermanos, pero en lugar, los amonesta, y (igual que Pablo en 1 Tim. 6) incluye una advertencia de no actuar “por ganancia deshonesta” (v. 2).

El caso de Diótrefes en 3Juan es parecido. Juan escribió, “Yo he escrito a la iglesia, pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo voy, recordaré las obras que hace profiriendo palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe y los expulsa de la iglesia”(vv. 9-10, énfasis mío). Es el déspota religioso clásico, obviamente un varón en una posición de poder (¿un pastor?) dado que pudo excomulgar a personas y ejercitar tanta influencia sobre otros hasta prevenir que ellos demuestren hospitalidad a cierta persona. El epíteto dado a Diótrefes es filoproteuon, palabra griega que quiere decir “alguien que ama ser el primero” (filo= amor, proto= primero). Una palabra nueva por esta pauta de pecado no es necesaria porque aquí la Palabra de Dios nos da un término. Se nota que la conducta de Diótrefes es descrita claramente como pecaminosa y reprochable, y Juan implica que tratará con Diótrefes y quizá lo disciplinará cuando Juan visite. No sugiere que los otros ancianos pongan manos sobre Diótrefes y oren por su curación. Tampoco ofrece unos de los remedios que el autor Sheetz sugiere para aumentar sus sentimientos de aceptación.

Además, Jesús duramente amonestaba a la gente quizá más “filoprimatosa” en la Biblia: los Fariseos. No los “sanó” de “filoprimatosis,” sino que los llamó a arrepentirse o les advirtió del juicio venidero.

“Enfermedad” es usada como metáfora por mala condición espiritual (es decir, vivir en pecado sin arrepentirse) en otros textos bíblicos. Por ejemplo, en Mat. 9:12 Jesús dice, “Los sanos no tienen necesitad de médico sino los enfermos.”

De hecho, el léxico contradice la afirmación de Sheetz acerca del uso de la palabra noseo. Él escribe que “significa estar enfermo” y “literalmente quiere decir: ‘estar enfermo acerca de

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pendencias y... palabrería” Continúa, “Noseo es la palabra empleada generalmente en el Nuevo Testamento para hablar de un mal físico y nunca se refiere metafóricamente a un estado espiritual. Por lo tanto, es más probable que aquí el apóstol tenga en mente por lo menos una anormalidad emocional, es decir, una enfermedad verdadera.” La verdad es que noseo es un verbo que solo ocurre una vez en la Biblia, en este versículo (1Tim. 6:4). Sin embargo, Bauer-Arndt-Gingrich dice que en la literatura griega antigua disponible el verbo noseo es usado exclusivamente metafóricamente, y el léxico incluye 1Tim 6:4 en esta categoría. El sustantivo nosos tiene dos significados, según BAG: enfermedad, como se usa en varios textos bíblicos; y metafóricamente como “vicio,” un uso encontrado en varias fuentes extrabíblicas, que incluyen el uso frecuente de Filo, un judío del primer siglo y así un contemporáneo de Pablo.

Al fin, las conclusiones de Sheetz no encajan con una sana doctrina del hombre. ¿Qué sería una “enfermedad verdadera” (mejor llamada una “enfermedad literal”)? ¿Una enfermedad del cuerpo? El cuerpo no puede forzarnos a pecar, porque el pecado viene del corazón (del hombre inmaterial) (Stg. 1:13-15; Marc. 7: 14-23; Luc. 6:43-45, etc.) ¿Sería una enfermedad del hombre inmaterial, es decir del alma/espíritu/corazón? Si es así, el remedio es el arrepentimiento. No existe una tercera parte del individuo a cual culpar. El autor argumenta que no es asunto espiritual (con sus equivocadas razones tratadas arriba) y no considera que esto es asunto físico, sin embargo insiste que es una enfermedad, así que implica que existe una tercera parte de la persona que pueda estar “enferma.” Esta perspectiva tricótoma no es sostenible bíblicamente.

Conclusión

El tratamiento se deriva de la diagnosis. El tratamiento sugerido por Sheetz es que los hermanos comprensivos en su entorno le den ánimo verbal y palmaditas. Pero, ¿qué lograría esto? Los deseos pecaminosos tienden ser insaciables. Esto es quizás más obvio en el caso del deseo para el dinero. Las personas que tienen dinero son esclavizadas al deseo de tener más—ninguna cantidad jamás es suficiente. Cuando visitas a un pueblo pobre, quedas impresionado por la generosidad de los que tienen tan poco. El deseo para poder e influencia son esclavizantes en una manera parecida. Mientras más uno tiene, más quiere. El “tratamiento” propuesto en este caso solo serviría para exacerbar el problema. ¡Le animaría a dominarles aun más! No estaría tratando con la fuente del problema: sus deseos del corazón, de donde vienen sus malos frutos de maniobras, contiendas, etc. (Stg. 4:1-3).

La Solución a este problema de pecado

A los incrédulos no les gusta ser llamados pecadores, y es una tragedia. Lo digo porque el reconocimiento de nuestra necesidad—para la expiación, el perdón y la santificación—es el primer paso hacia recibir la misericordia y gracia abundantes de Dios Padre. ¡El hecho que somos pecadores es buenas nuevas! ¡Cristo vino por tales! Hay esperanza para el Diótrefes de nuestro siglo. Podemos levantar el espejo de la Palabra a él para que la mire y vea a sí mismo por quien es: usurpador del lugar de preeminencia que solo Cristo puede ocupar. Puede ser llevado a ver que, a pesar de su profesión de lo contrario, ha deseado su propia gloria y poder más que deseaba magnificar a Cristo. Ninguna autoridad terrenal es absoluta, todas las autoridades humanas son autoridades representativas. Romanos 13 y otros textos nos enseñan que deben ejercitar la autoridad delegada a ellos como instrumentos de la justicia divina, y hacerlo en tal manera que refleje la autoridad de Cristo, que apunte hacía Él, y le traigan la gloria y el honor a Aquel quien representan. Un líder debe ser dueño de sí mismo, irreprochable, amable, apacible, no soberbio, no envaneciéndose, no iracundo, no amigo de contiendas o peleas, y con buen testimonio de los de afuera, “para que pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”—¡no

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echarlos fuera de la iglesia! (1Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9). Jesús explicó que la ética del reino de Dios es el opuesto a la del mundo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro; como el Hijo del Hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos” (Mat. 20: 25b-28). Como mencioné, Pedro reitera esta admonición a no enseñorear de los que están encomendados a ti (1Ped. 5:3). El término “pastor” refleja la idea que el líder ideal es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas. Pastores quienes se preocupan por alimentarse a sí mismo en lugar del rebaño no son consentidos, en un intento a “levantar su autoestima.” Al contrario, son acusados severamente (Ezeq. 34:1-10). Su corazón es expuesto en sus hechos: están sirviendo a sí mismo y no a Dios. Estas son unas de las Escrituras que pueden ser usadas para confrontar al Diótrefes en la iglesia. El Espíritu Santo puede aplicar la Palabra a su corazón para ponerle bajo convicción de su pecado.

Tal convicción de pecado acarrea al arrepentimiento genuino y el descubierto del principio de Mat. 10:39: El que halla su vida la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

No hay esperanza verdadera—ni vida—en ningún otro lugar.

Algunas doctrinas erróneas en este artículo:

Doctrina del pecado:

Nombra pecado “enfermedad”

Falta entender la depravación total. Cree que el hombre es básicamente bueno.

Doctrina de la naturaleza humana:

Tricotomía funcional o tácita: Negando que el problema es espiritual (y sabiendo que no es físico), relega el problema a una supuesta tercera aspecto de la persona, lo cual puede tener “complejos de inferioridad” que necesitan el tratamiento de un profesional “psicólogo.”

Doctrina de la imagen de Dios en el hombre

Falta mantener la responsabilidad humana, o entender que por designio, el hombre refleja a Dios. Es decir sus acciones son morales (evaluadas moralmente) siempre. Nunca deja de ser responsable por sus acciones. No ser responsable sería no ser una criatura moral, entonces no sería la imagen de Dios, resultando en que no sería hombre.

Presente al hombre como pasivo, moldeado por las circunstancias. Pero siendo un agente moral, el hombre es activo. La perspectiva pasiva se escucha en frases tales como: “... no es una persona mala, sino una persona con base inadecuada en las cosas que aseguran la estabilidad emocional” (p. 52) y “un ambiente de sinceridad y buenas relaciones fraternales produce personas sanas” (p. 52).

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Sed Santos(Capítulo 8, abreviado, de La santidad de Dios, por R.C. Sproul (Miami: Editorial Unilit, 1991)

Los cristianos en la iglesia primitiva eran llamados santos. Desde aquel tiempo la palabra santo ha sufrido fuertes cambios en nuestro vocabulario. Ahora lapalabra santo conjura imágenes de una persona superjusta, una persona de piedad extraordinaria y de poder espiritual. La Iglesia Católica Romana la ha transformado en un titulo para aquellos que han sido canonizados dentro de una lista especial de héroes y de heroínas espirituales.

La Biblia usa la palabra santo para el creyente común. En el Nuevo Testamento todo el pueblo de Dios posee el titulo de santo. La palabra significa simplemente "uno que es santo". Los cristianos del Nuevo Testamento eran los santos. Parece extraño que el término se usara para creyentes que estaban luchando contra toda clase de pecado. Cuando leemos las epístolas de Pablo, nos asombra el hecho de que se dirige a la gente como santos y luego a continuación los reprende por su conducta tonta y pecaminosa.

Los santos de la Escritura eran llamados santos no porque ya fueran puros, sino porque eran personas apartadas y llamadas a la pureza. La palabra santo tiene el mismo significado cuando se aplica a hombres y cuando se aplica a Dios. Recordamos que cuando la palabra santo se usa para describir a Dios, primero llama la atención a ese sentido en el cual el es diferente o separado de nosotros, y segundo llama la atención a su absoluta pureza. Pero no somos Dios; no somos transcendentes; ciertamente no somos puros. ¿Cómo, entonces, puede la Biblia llamarnos "santos"?

Para responder a esa pregunta debemos mirar atrás al Antiguo Testamento. Cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud en Egipto y los hizo una nación especial, los aparto. Los llama su pueblo escogido y les dio una comisión especial. Les dijo: "Sed santos, como yo soy Santo".

Este llamado especial a Israel realmente no era nuevo. No comenzó con Moisés o aun con el padre Abraham. El llamado a la santidad fue dado primero a Adán y a Eva. Esta fue la tarea original de la raza humana. Fuimos creados a la imagen de Dios. Ser la imagen de Dios significaba, entre otras cosas, que fuimos hechos para reflejar como en un espejo el carácter de Dios. Fuimos creados para hacer brillar ante el mundo la santidad de Dios. Este era el fin principal del hombre, la razón misma para su existencia.

Un gran problema que tuve en mi juventud fue que no entendía muy bien la diferencia entre felicidad y placer. …He cometido muchos pecados en mi vida. Ni uno solo de mis pecados jamás me ha hecho feliz. Ninguno ha agregado jamás ni un solo gramo de felicidad a mi vida. Por el contrario, el pecado ha agregado abundancia de infelicidad a mi vida.

Mis pecados no me han traído felicidad. Pero mis pecados me han traído placer. Me gusta el placer. Aun me siento muy atraído hacia el placer. EI placer puede ser muy divertido. Y no todos los placeres son pecados. Se encuentra mucho placer dentro de la rectitud. Pero la diferencia aun está allí. El pecado puede ser placentero, pero nunca trae felicidad.

Ahora bien, si yo entiendo todo esto, ¿por qué me sentiría alguna vez tentado a pecar? Parece necio que cualquiera que conoce la diferencia entre felicidad y placer continúe cambiando felicidad por placer. Parece totalmente estúpido que una persona haga algo

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que sabe que le va a robar su felicidad. No obstante lo hacemos. El misterio del pecado es no solo que es malvado y destructivo sino que es tan absolutamente estúpido.

Nuestro problema es que hemos sido llamados a ser santos, y no somos santos. No obstante, la pregunta se levanta otra vez, ¿si no somos santos por qué la Biblia nos llama "santos"? La Biblia nos llama "los santos" por dos razones: primero somos santos porque hemos sido consagrados a Dios. Hemos sido apartados. Hemos sido llamados a una vida que es "diferente". La vida cristiana es una vida de desconformidad. La idea de desconformidad está expresada en Romanos:

"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por media de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:1-2).

En el Antiguo Testamento, la adoración se centraba alrededor del altar con las presentaciones de sacrificios ofrecidos a Dios. En su mayor parte, estos sacrificios de animales y de granos diversos eran ofrendas por el pecado. Los sacrificios de animales en sí mismos no tenían poder para expiar los pecados. Eran símbolos que apuntaban hacia adelante, al único gran sacrificio que se haría en la cruz. Después que el Cordero perfecto fue muerto, los sacrificios en el altar cesaron. La iglesia cristiana ya no incluye sacrificios de animales porque no necesita de tales sacrificios. Ofrecerlos ahora sería insultar la perfección del sacrificio de Cristo.

Porque los días de los sacrificios de animales terminaron, muchos suponen que todos los sacrificios ofrecidos a Dios son aborrecibles para el. Eso simplemente no es verdad. Aquí el apóstol Pablo llama a una nueva clase de sacrificio, un sacrificio vivo de nuestros cuerpos. Debemos dar no nuestros granos o nuestros animales, sino que debemos darnos a nosotros a Dios. Este nuevo sacrificio no es un acto de expiación; tampoco es una ofrenda por el pecado. El sacrificio de nuestros cuerpos a Dios es una ofrenda de agradecimiento. Sigue a la expresión de Pablo así que.

Cuando vemos la expresión así que en el texto de la Escritura, inmediatamente somos alertados de que viene una conclusión. La expresión así que une lo que ha sido dicho previamente con la conclusión a la que se está por arribar. En Romanos 12, "así que" vuelve atrás a todo lo que el apóstol ha expresado en los capítulos previos, que describen la obra salvadora de Cristo a nuestro favor. Nos lleva hacia la única conclusión apropiada que podemos sacar de su obra. A la luz de la justificación por gracia que Cristo ha logrado para nosotros, la única conclusión razonable a la que podemos llegar es que deberíamos presentamos a nosotros mismos totalmente a Dios como sacrificios vivos, que caminan, que respiran.

¿Cómo es el sacrificio vivo? Primero, Pablo lo describe en términos de desconformidad. "No os conforméis a este siglo". Aquí está el punto donde muchos cristianos se han extraviado. Es claro que debemos ser desconformes. Pero es difícil entender precisamente que clase de desconformidad se demanda. La desconformidad es un asunto que se presta a confusión y puede ser fácilmente reducido a la superficialidad.

Es una tragedia que el tema de la desconformidad haya sido tratado por los cristianos a un nivel poco profundo. La forma simplista de ser desconforme es ver lo que está de moda en

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nuestra cultura y luego hacer exactamente lo contrario. Si está en boga el cabello corto, los desconformes usan cabello largo. Si es popular ir al cine, entonces los cristianos evitan las películas como algo "mundano". El caso extremo se puede ver en las sectas que se niegan a usar botones o a usar la electricidad porque tales casas también son mundanas.

Un estilo superficial de desconformidad es la clásica trampa farisaica. EI reino de Dios no tiene nada que ver con botones, películas o baile. La preocupación de Dios no está focalizada sobre lo que comemos o lo que bebemos. EI llamado a la desconformidad es un llamado a un nivel más profundo de justicia, que va más allá de lo externo. Cuando la piedad se define exclusivamente en términos de lo externo, se ha perdido todo el propósito de la enseñanza del apóstol. De alguna manera hemos fracasado en escuchar las palabras de Jesús de que no es lo que entra a la boca del hombre lo que contamina al hombre, sino lo que sale de su boca. Todavía queremos hacer del reino un asunto de comida y bebida.

¿Por qué tales distorsiones son tan excesivas en círculos cristianos? La única respuesta que puedo dar es el pecado. Nuestras marcas de piedad pueden en realidad ser evidencias de impiedad. Cuando agrandamos las menudencias e inflamos las cosas sin importancia fuera de proporción, imitamos a los fariseos. Cuando hacemos del baile y del cine la prueba de espiritualidad, somos culpables de sustituir con una moralidad barata la genuina. Hacemos estas cosas para oscurecer los temas más profundos de la justicia. Cualquiera puede evitar el baile o el ir al cine. Estas casas no requieren gran esfuerzo de valor moral. Lo que es difícil es controlar la lengua, actuar con integridad, manifestar el fruto del Espíritu.

Nunca en mi vida he oído un sermón sobre la codicia. He oído suficientes sermones sobre los males del whisky, pero ninguno sobre los males de la codicia. Extraño. Tengan por seguro que la Biblia declara que la ebriedad es pecado, pero nunca estuvo entre los diez capitales. ¡La prohibición de la codicia es uno de los diez mandamientos! Un verdadero desconforme es una persona que deja de codiciar; deja de chismorrear; deja de calumniar; deja de odiar y de sentir amargura; comienza practicar el fruto del Espíritu.

Jesús reprendió a los fariseos por su preocupación por cosas externas:

"iAy de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. iGuías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!" (Mateo 23: 23-24).

Jesús reprendió a los escribas y los fariseos por descuidar asuntos de peso y sobreenfatizar asuntos menores. Vio el tema no como una cuestión de optar por esto o lo otro, sino de ambas cosas. Los diezmos debían ser pagados, pero no como un sustituto de prestar gran cuidado a cuestiones de la justicia, la misericordia y la fidelidad. Los fariseos se ocuparon de los asuntos visibles, externos y superficiales de la piedad, pero descuidaron las cosas espirituales que son más altas.

Cualquiera puede ser un desconforme por el hecho de serlo. Otra vez quiero enfatizar que esta es una piedad barata. A lo que en última instancia somos llamados es algo más que desconformidad; somos llamados a transformación. Notamos que las palabras conformar y transformar ambas contienen la misma palabra, forma, como raíz. La única diferencia entre las dos palabras se encuentra en los prefijos. Debido al prefijo con, la palabra conformar

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significa estar "con las estructuras o con las formas". En nuestra cultura un conformista es alguien que está "con ella". Si la meta del cristiano es estar "fuera de ella", entonces me temo que hemos tenido un éxito pleno.

El prefijo trans significa "a través" o "más alIá". Cuando somos llamados a ser transformados, significa que debemos elevarnos por encima de las formas y de las estructuras de este mundo. No debemos seguir la guía del mundo, sino que debemos atravesarlo y elevarnos por encima de el hacia un llamado y estilo más altos. Este es un llamado a una excelencia trascendente, no un llamado a un desaliñado a mantenernos fuera del mundo. El cristiano que se da a sí mismo como un sacrificio vivo y ofrenda su adoración de esta manera, es una persona con un alto nivel de disciplina. No se satisface con formas superficiales de justicia. EI "santo" es llamado a una búsqueda rigurosa del Reino de Dios. Es llamado a la profundidad en su comprensión espiritual.

EI método clave que Pablo subraya como el medio para una vida transformada es a través de la "renovación del entendimiento". Esto significa nada más y nada menos que educación. Educación seria. Educación en profundidad. Educación disciplinada en las cosas de Dios. Esto demanda un dominio de la Palabra de Dios. Necesitamos ser personas cuyas vidas han cambiado porque nuestros entendimientos hayan cambiado.

La verdadera transformación viene al ganar una nueva comprensión de Dios, del hombre y del mundo. Lo que perseguimos en última instancia es conformarnos a la imagen de Cristo. Debemos ser como Jesús, aunque no en el sentido de que alguna vez obtengamos la deidad. No somos hombres-dioses. Pero nuestra humanidad debe retratar y reflejar la humanidad perfecta de Jesús. ¡Una orden elevada!

Para conformarnos a Jesús primero tenemos que comenzar por pensar como Jesús. Necesitamos la "mente de Cristo". Necesitamos valorar las cosas que el valora y despreciar las que el desprecia. Necesitamos tener las mismas prioridades que él tiene. Necesitamos considerar importantes las cosas que él considera importantes.

Eso no puede ocurrir sin un dominio de su Palabra. La llave del crecimiento espiritual es la educación cristiana en profundidad, que requiere de un serio nivel de sacrificio.

Ese es el llamado a la excelencia que hemos recibido. No debemos ser como el resto del mundo, contentos con vivir nuestras vidas con una comprensión superficial de Dios. Debemos crecer insatisfechos con la leche espiritual y hambrientos de carne espiritual.

Ser santo significa estar separado. También significa más que eso. EI santo debe ser uno que está en un proceso de santificación vital. Debemos ser purificados diariamente en una búsqueda creciente de la santidad. Si somos justificados, también debemos ser santificados.

Mi frase latina para este libro está tomada prestada de Martín Lutero. Es una frase que Lutero usaba para llamar la atención sobre la situación del pecador justificado. Simul justus et peccator.

¡Qué frase fantástica! Es una de mis favoritas de todos los tiempos. Ahora todo lo que tenemos que hacer es imaginarnos lo que significa. Miremos la palabra por palabra: Simul—esta es la palabra latina de la que nuestra palabra castellana simultáneo deriva. Significa: "al mismo tiempo". Justus—esta es fácil. Es la palabra latina de la que viene el término justo, como en justicia. Et …et es el termino latino para la conjunción "y". La

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palabra peccator es probablemente la más familiar para nosotros. Es la palabra latina para pecador. Entonces las ponemos todas juntas y veamos que obtenemos: simul justus et peccator—"al mismo tiempo justo y pecador". Eso es lo que un santo es, una persona que es al mismo tiempo justa y pecadora.

Que un santo es sin embargo un pecador, es obvio. ¿Cómo puede entonces ser justo? El santo es justo porque ha sido justificado. No es justo en y de sí mismo. Es hecho justo a la vista de Dios por la justicia de Cristo. Esto es lo que significa la justificación por la fe. Cuando ponemos nuestra confianza personal para nuestra salvación en Cristo y sólo en él, entonces Dios transfiere a nuestra cuenta toda la justicia de Jesús. Su justicia llega a ser nuestra cuando creemos en él. Es una transacción legal. La transferencia de la justicia es como una transacción contable en la que no se intercambia ninguna propiedad tangible. Es decir que Dios pone la justicia de Jesús en mi cuenta mientras yo sigo siendo pecador.

Esto suena como un fraude, como si Dios jugara juegos judiciales. Nos cuenta como justos aun cuando en y de nosotros mismos no somos justos. ¡Pero este es el evangelio! Estas son las buenas nuevas, que podemos llevar una cuenta de justicia perfecta delante del trono del juicio de un Dios justa y santo. Es la justicia de Cristo la que llega a ser nuestra por fe. No es un fraude ni mucho menos un juego. La transacción es real. La declaración de Dios es seria. La justicia de Cristo es realmente colocada en nuestra cuenta. Dios nos ve como justos porque hemos sido cubiertos y vestidos de la justicia de Jesús. No es simplemente que Jesús paga nuestras deudas en nuestro lugar por su muerte. Su vida es tan importante para nosotros como su muerte. No solo que nuestros pecados, nuestras deudas, y nuestra falta de meritos son llevados por Cristo, sino que su obediencia, sus cualidades y sus méritos nos son dados. Esa es la única manera en que una persona injusta puede alguna vez pararse en la presencia de un Dios justo y santo.

Este concepto de una transferencia de justicia está cargado de peligro. Se confunde con facilidad y se abusa gravemente de él. Algunas personas suponen que si alguien cree en Cristo, nunca tiene que preocuparse por cambiar su vida. La justificación por la fe puede ser vista como una Iicencia para pecar. Si tenemos la justicia de Cristo, ¿por qué deberíamos preocuparnos por cambiar nuestros caminos pecaminosos? Ya que nuestras buenas obras no nos pueden llevar al cielo, ¿por qué tendríamos que preocuparnos por ellas en absoluto? Tales preguntas nunca deben pasar por los labios de una persona verdaderamente justificada.

Cuando Lutero declaró audazmente la doctrina bíblica de la justificación sólo por la fe, dijo: "La justificación es solo por la fe, pero no por una fe que está sola". Santiago ya lo había dicho antes de una manera diferente. Dijo que "la fe sin obras es muerta". La fe verdadera, o la fe salvadora es lo que Lutero llama una fides viva (iuy! lo hice otra vez), una "fe viva". Es una fe que inmediatamente produce los frutos del arrepentimiento y la justicia. Si un hombre dice que tiene fe, pero no tiene obras, es clara evidencia de que la fe no es genuina. La fe verdadera siempre produce una concordancia con Cristo. Si una persona experimenta la justificación, entonces a continuación viene seguramente la santificación. Pero si no hay santificación, esto significa que jamás hubo justificación.

En el instante en que creemos, somos inmediatamente justificados. Dios no espera nuestras buenas obras antes de declararnos justos. Todavía somos pecadores, cuando viene la declaración.

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¿Cuánto tiempo pasa antes que el pecador comience a purificarse? La respuesta es nada. No hay ningún lapso de tiempo entre nuestra justificación y el comienzo de nuestra santificación. Pero hay un gran lapso de tiempo entre nuestra justificación y el completamiento de nuestra santificación.

Lutero usa una analogía simple para explicarlo. Describía la condición de un paciente con una enfermedad mortal. El doctor indicó que tenia la medicina que seguramente lo curaría. En el instante en que la medicina fue administrada, el medico declaró que el paciente estaba bien. En aquel momento, el paciente todavía estaba enfermo, pero tan pronto como la medicina atravesó sus labios y entro en su cuerpo, el paciente empezó a ponerse bien. Así es con nuestra justificación. Tan pronto como creemos verdaderamente, en aquel mismo instante comenzamos a mejorarnos; el proceso de llegar a ser puros y santos está en camino y su completamiento futuro es cierto.

Ser espiritual tiene un solo propósito real. Es un medio para un fin, no un fin en sí mismo. La meta de todo ejercicio espiritual debe ser la meta de la justicia. Dios nos llama a ser santos. Cristo establece la prioridad de la vida cristiana: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". La meta es la justicia.

¿Cómo podemos saber si nos estamos moviendo hacia adelante en nuestra búsqueda de la justicia? ¿Cómo podemos saber si estamos haciendo un progreso real en nuestro llamado a ser santos? La Biblia arroja luz sobre estas preguntas. El hombre justo se conoce por sus frutos. Es una persona que llega a ser santa por el poder santificador del Espíritu Santo que obra en él y sobre él. El Espíritu Santo sabe lo que es la santidad. Se llama Espíritu Santo no solo porque es santo en sí mismo, sino porque está trabajando para producir santidad en nosotros.

Los frutos de la justicia son aquellos que son ejercitados en nosotros por el Espíritu Santo. Si queremos ser santos, si tenemos un hambre real de justicia, entonces debemos enfocar nuestra atención en el fruto del Espíritu Santo.

El fruto del Espíritu Santo es presentado a nosotros en contraste rígido con el fruto de nuestra naturaleza pecaminosa:

"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21).

En este pasaje Pablo hace eco a la advertencia de Jesús acerca de la pérdida del Reino de Dios. La gente cuyas vidas se caracterizan por los estilos mencionados arriba no heredará el Reino de Dios. Esto no quiere decir que cualquier pecado que cometamos significara perder el derecho al cielo. Pablo está hablando de un estilo de vida que se caracteriza habitual y uniformemente por los vicios mencionados. Notamos que se habla tanto de pecados externos como de internos. Se incluyen tanto los pecados del cuerpo como los del corazón.

Los pecados registrados pueden ser escritos como pecados burdos y atroces. El Nuevo Testamento reconoce grados de pecados. Algunos pecados son peores que otros. Este punto importante es frecuentemente pasado por alto por los cristianos. Los protestantes

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particularmente luchan con el concepto de gradaciones o grados de pecado. Esto es en parte debido a una reacción contra la idea católico romana de dos clases de pecados.

Tendemos a pensar que el pecado es pecado y que ningún pecado es más grande que otro. Pensamos en la enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte de que codiciar a una mujer es ser culpable de adulterio. Nos damos cuenta de que la Biblia enseña que si pecamos contra un punto de la ley pecamos contra toda la ley. Estas dos enseñanzas bíblicas pueden fácilmente confundirnos acerca de los grados de pecado.

Cuando Jesús dijo que codiciar es violar la ley contra el adulterio no dijo, ni tampoco implico, que codiciar es tan malo como al acto consumado del adulterio. Su punto era que la medida total de la ley prohibía más que el acto real del adulterio. La ley tiene una aplicación más amplia. Los fariseos pensaban que porque ellos nunca cometían el acto concreto del adulterio, estaban libres de pecar en contra de la ley. Suponían que si realmente se refrenaban de matar a la gente era suficiente para guardar la ley contra el homicidio. No eran capaces de ver que la ira injusta y el odio también estaban incluidos en el significado más amplio de la ley contra el homicidio.

Jesús enseñó que odiar es un pecado contra la vida de otra persona. EI odio viola a la gente. No es tan severo como el asesinato concreto, pero de todos modos es un pecado. EI más pequeño de los pecados involucra un pecado contra toda la ley. La ley es la medida de la santidad para nosotros. En nuestra más leve transgresión pecamos contra esa medida; violamos el llamado a la santidad. Repito, eso no implica que cada pecado sea tan inicuo como cualquier otro. Jesús habló repetidamente de grados de castigo en el infierno, así como de aquellos cuya culpa era mayor que la de otros.

La idea de gradaciones de pecado es importante para que nosotros la tengamos en mente, de manera que entendamos la diferencia entre pecado y pecado grave. Vuelvo a decir, todos nuestros pecados requieren de perdón. Todos nuestros pecados son actos de traición contra Dios. Necesitamos un Salvador para nuestros "pequeños" pecados así como para los mayores. Pero algunos son más significantes que otros y necesitamos identificar cuales son, para que no caigamos en la trampa farisaica de especializarnos en pecados de importancia secundaria.

Consideren la atención dada al problema del sobrepeso en la sociedad norteamericana. …Sabemos que la obesidad es un problema de salud de primer orden. También sabemos que la glotonería es un pecado. …Pero el énfasis de la preocupación norteamericana por la delgadez no está tanto fijado en la salud o en la glotonería como en un punto de vista basado en cuestiones estéticas. Queremos estar delgados para lucir mejor… lnvertimos poco dinero para controlar el problema de la calumnia. Tal vez es porque algunas cosas son más difíciles de controlar que el peso. Algunos han dominado el arte de controlar el apetito. Nadie ha dominado el arte de controlar la lengua.

El fruto del Espíritu produce las virtudes que reconocemos en las personas piadosas. Consideren el fruto que Pablo menciona:

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5:22-23a).

Estas son las características de una persona que está creciendo en santidad. Estas son las virtudes que somos llamados a cultivar. Para producir el fruto del Espíritu, debemos practicar el fruto del Espíritu. El Espíritu está trabajando dentro de nosotros para

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ayudarnos a practicar el fruto del Espíritu, pero somos llamados a esforzamos con todo nuestro ser para dar este fruto.

En esta lista del fruto del Espíritu, el apóstol nos da una receta para nuestra santificación. A todos nos gusta aprender cosas en diez lecciones fáciles. No hay nada fácil en llegar a ser santo. No obstante, la Biblia si nos hace fácil saber como es la santidad. El fruto del espíritu, allí es donde nuestra mira debe estar. Pablo nos lo simplifica. Agrega las siguientes palabras a su lista de virtudes que abarca el fruto del Espíritu:

"Contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros,envidiándonos unos a otros" (Gálatas 5:22b-26).

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Permaneciendo Libres en Cristo como Verdaderos HIJOS del Padre

Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud. Gá 5:1

Se habla de la brecha entre lo que sabemos como cristianos, y cómo vivimos la vida diaria. Al observarnos, no siempre parece que vivamos como si realmente creyéramos lo que decimos que creemos. En un sentido, toda la vida cristiana es un proceso de cerrar esta brecha, de vivir más de acuerdo con lo que creemos, o creer más consistentemente lo que profesamos. En términos teológicos podemos decir que el desafío de la santificación es el de vivir de acuerdo con la identidad nueva recibida por la justificación. Hace unas décadas, Jack Miller señaló que en lugar de vivir de acuerdo con la realidad de nuestra justificación en Cristo, tendemos a regresar a la manera anterior de vivir “bajo la ley” (salvación por obras) como se describe en Gálatas. Vivimos como personas que han olvidado de la gracia, que todavía tienen que justificarse a sí mismas, como si fueran “huérfanos espirituales.” Para ayudarnos a vivir como libres y justificados, Miller enfatizó nuestra adopción como hijos de Dios, con todos los privilegios que se atañan a este nuevo estatus. Sus enseñanzas se conocen como el curso de discipulado intensivo “Sonship”15 que se enseña y se distribuye por la organización que él fundó, World Harvest Mission.16

Se pregunta, “¿Qué hay tan diferente en Sonship?” y sus autores contestan directamente “Teológicamente, nada.” Su chiste es en hacer las conexiones explícitas entre la fe y la vida real. Socava y pone al descubierto las creencias profundas acerca de Dios y nosotros para aplicar el evangelio a ellas. Se trabaja con los detalles concretos de tu propia vida y tus relaciones. Resulta ser un estudio transformador para muchos creyentes.

Según un poniente del tema,17 una manera muy práctica de saber si tú estás viviendo “por obras” o “por gracia” es respondiendo a las preguntas: ¿Te glorías en el evangelio cada día? ¿Dónde está tu fe hoy? ¿Estás confiando activamente sólo en Cristo como tu esperanza para la vida y como la fuente de la bendición de Dios? Si no estás confiando en la gracia de Jesucristo, estás confiando en otra cosa. Puedo decir que sólo confío en Cristo, pero ¿Me estoy mintiendo a mi mismo? Sonship es diseñado para profundizar este asunto.

El curso es exigente, profundo y largo (dura un año) y por ende no puedo incluir todo aquí. Sin embargo, ofrezco traducciones de (1) los cuatro puntos principales del curso, tomado de su introducción, y (2) las descripciones de personas que viven como “huérfanos” contrastadas con descripciones de creyentes que están viviendo como verdaderos hijos de Dios.

Resumen de los cuatro puntos principales del curso de Sonship18:

15 Se refiere a las características de la relación de ser hijo, específicamente con respecto a su padre. La palabra en inglés es poco común especialmente fuera de círculos cristianos, y me parece que no existe una buena traducción de este concepto.

16 http://www.whm.org/sonship.shtml. 17 John Julián en una conferencia impartida en el Seminario teológico Presbiteriano San Pablo, el 17 agosto, 2004.18 http://www.whm.org/pdf/Sonship%20Intro.pdf

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1. ¡Alégrate! ¡El evangelio es muchísimo mejor de lo que te puedes imaginar!

El evangelio es la buena nueva más maravillosa que pudieras escuchar. Se trata del poder de Jesucristo para transformar nuestras vidas. A través de Él, recibimos una nueva identidad. Nuestros fracasos ya no nos definen, así que no tenemos que escondernos de nuestro pecado y fingir que no pecamos. Recibir y descansar en las verdades del “evangelio de la gracia de Dios” (Hch 20:24) resulta en una vida cristiana de gozo, paz, libertad y amor (Gá 5:6).

2. ¡Alégrate! ¡Eres peor de lo que te puedes imaginar!

Uno de los grandes obstáculos al crecimiento espiritual y relaciones sanas es el fingimiento—pretendiendo que no luchemos con una multitud de pecados y una creencia general que somos mejores que otras personas. Necesitamos orar, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Sal 139:23-24). Es Espíritu nos muestra nuestro pecado y utiliza a otras personas para hacerlo. La meta es vivir una vida de arrepentimiento y fe, reconociendo en cuáles maneras hemos confiado en alguien o algo aparte de Cristo por la vida, felicidad, seguridad, amor, etc.

3. ¡Alégrate! ¡El Espíritu Santo obra en tu debilidad!

A menudo pensamos que nos falta poder para cambiar nuestras vidas y relaciones. Sin embargo, hay poder más que lo suficiente disponible, porque el mismo poder que levantó a Jesús de los muertos está obrando en nosotros (Ef 1:19-20). El Espíritu obra a través del arrepentimiento y la fe. Es más, el poder del Espíritu se manifiesta en nuestras vidas a través de nuestra debilidad (2 Cor 12:9; 13:4). Lo experimentamos cuando dejamos de confiar en nuestra propia justicia y fuerza y dejamos de tratar controlar la vida.

4. ¡Alégrate! ¡El Reino de Dios es más maravilloso de lo que te puedes imaginar!

El reino de Dios se trata de la renovación, restauración y reconciliación de todas las cosas, en que participamos. Se trata de libertad de todo señor sino Jesús, perdón, el vencimiento de Satanás, compasión por los pobres y afligidos, usando nuestros dones y recursos para el bien de otros. Predicar el evangelio es predicar el reino que es buenas nuevas para todas las naciones (Ro 14:17).

Incluyo las siguientes descripciones de la mentalidad de un hijo adoptado versus las de “huérfanos espirituales,” porque creo que son muy astutas. Creo que todos podemos admitir pensar o haber pensado en algunas de las maneras al lado de “huérfano,” que se relaciona con Dios en base con lo que él hace (Ley), aunque no nos atreviéramos expresarlos en palabras. El mero hecho de poner los pensamientos en palabras nos ayuda a identificar faltas de fe y confesarlas. Al leer las descripciones al lado de hijos, nos da una mejor idea de cómo se ve el blanco hacia lo cual crecemos, es decir, cómo se ve una persona que descansa en la justicia y el perdón de Cristo. Provee una descripción práctica de la fe vivida.

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HuérfanoNo os dejaré huérfanos (Jn 14:18)

Hijo de Dioshabéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8:15)

Se siente solo. Le falta vitalidad diaria en su relación con Dios. Está lleno de preocupación consigo mismo.

Tiene un sentido creciente de seguridad que Dios verdaderamente es su Padre que le ama.

Está ansioso por cosas tales como relaciones, dinero y salud. No está contento.

Poco a poco está siendo liberado de la ansiedad.

Vive con base en sus éxitos y fracasos, enfocado en resultados, bajo un sentido de obligación ilimitado. Tiene que “verse bien” y “estar en lo correcto”. Trata demasiado de complacer a otros.

Está aprendiendo a vivir diariamente en unión con Dios. Sin temor. No necesita tener una lista de sus logros para vanagloriarse, defenderse o protegerse.

Se siente condenado, culpable e indigno ante Dios y los demás.

Se siente amado, perdonado y totalmente aceptado porque sabe que está cubierto por los méritos de Cristo.

Se esfuerza por hacer las cosas pero depende de sus propios dones y habilidad de “solucionar las cosas” (“todo depende de mí”). Siente una carga mortal de obligación de producir la energía para vivir la vida cristiana. Tiene poca fe y mucho temor…

Confía menos en sí mismo y más en el Espíritu Santo que mora en él—su dependencia en el Espíritu es diaria, conciente. Experimenta el gozo del Señor como su fuerza para hacer Su voluntad.

…O se desprecia, está desanimado, vencido. Diariamente confía que Dios está cumpliendo con Su plan en su vida ahora y que este plan está basado en amor y es bueno.

Tiene una vaga idea de que Dios está trabajando de un modo general, pero con poca o ninguna confianza de que Él específicamente le lleva de la mano para dirigir cada aspecto de su vida.

Confianza en que Dios es bueno, Dios le ama y está trabajando en su vida personalmente, guiándole cada vez más hacia el cumplimiento de Sus propósitos…

Es rebelde. Resiste la autoridad. Duro de corazón. No se deja enseñar.

Tiene la fortaleza necesaria para someterse a otros. Corazón moldeable (contrito y humillado). Es enseñable.

Es defensivo. No tolera las críticas. Se eriza ante el cargo de que es engreído (auto-justicia). Tiene que tener la razón. Solo puede recibir elogios.

Dispuesto a escuchar críticas porque está consiente de su unión con Cristo y confía en la perfección de Cristo. Puede examinar su incredulidad.

No está dispuesto a fracasar. Puede tomar riesgos y fracasar porque sabe que su justicia está en Cristo.

Su actitud es “Yo puedo hacerlo solo”. Carácter independiente y ambicioso.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Tiende a ser ingrato. Se queja mucho, es rencoroso y criticón. Ataca a los demás.

Confía en el Espíritu Santo para guiar su lengua. Edifica, es agradecido, anima a los demás.

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Tiende a ser negativo. Generalmente está insatisfecho.

No es ciego a lo malo pero elige enfocarse en lo bueno y lo admirable.

Chismea (habla sobre los pecados de otros). Juzga a aquellos que le han hecho mal, o que no viven de acuerdo a sus expectativas. Tiene que criticar las cosas para sentirse bien.

Perdón hacia otros como un estilo de vida que hace avanzar el reino de Dios en los corazones de otros. Puede confesar sus pecados y debilidades. Se da cuenta de que a menudo está en lo incorrecto. Desea crecer.

Tiende a comparase con otros lo que lo lleva al orgullo o a la depresión.

Su confianza está en la justicia de Cristo y no de la suya.

Se siente sin poder para mortificar su naturaleza pecaminosa. No tiene victoria sobre sus pecados predilectos y ha perdido el sentido de ser un gran pecador.

Su confianza en Cristo crece al igual que sus victorias contra su naturaleza pecaminosa. Se ve a sí mismo como un gran pecador.

Cubre o niega el pecado porque cree que “estar todavía tratando con el pecado” es inaceptable. Teme que el pecado es más poderoso que la capacidad del evangelio para darle libertad.

Muestra honestidad y libre arrepentimiento al tratar con su pecado, lo que resulta en el conocimiento del perdón de Dios, lo que a su vez le lleva a ver derrotado el pecado.

Ora muy poco. La oración es su último recurso. Hay veces que ora en público pero casi nunca en privado.

La oración es su primer recurso y una parte vital de cada día, no solo para algunos momentos en el día sino que le gusta hablar con su Padre.

Las promesas bíblicas de poder y gozo se burlan de el.

Las promesas bíblicas de poder y gozo empiezan a describir su vida.

Preocupado por engrandecer su record de logros para que la gente lo note y para defenderse.

La justicia de Cristo es su record y allí se encuentra completo. Jesús se convierte más y más en el tema de sus conversaciones. Se goza en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones; porque sabe que “cuando soy débil, entonces soy fuerte.”

Busca su satisfacción en posiciones de prestigio o posesiones. Otras cosas fuera de Cristo lo hacen sentir que es digno y que vale la pena.

Cristo es su alimento y bebida. Dios verdaderamente satisface su alma. Cristo es su más alto deseo en esta vida.

Le falta pasión para compartir el evangelio ya que su vida cristiana no está caracterizada por buenas nuevas. Tiende a ser motivado por obligación o deber, no por amor.

Quiere que los perdidos conozcan a Jesús de la manera en la que él conoce a Cristo. Comparte el evangelio aunque no tenga ninguna obligación de hacerlo.

El siguiente cuadro muestra la perspectiva del “huérfano” versus la del hijo (y personas entre los dos extremos) en varias categorías:

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Perspectiva de

Huérfanos Confusión Hijos o Hijas

DiosUn juez austero, un sentir vago de desaprobación.

Abuelo, comprensivo pero desconectado.

Un Padre amoroso quien le acepta y le aprueba.

Pecado

Culpable, impotente, deprimido, obligado a hacer penitencia, defensivo.

Mejor que los demás, resignado a fracaso, baja los estándares.

Perdonado y justo, libre para arrepentirse (cambiar). Entiende que hay un conflicto con la carne, el mundo, y el diablo, pero que no son más poderosos que Cristo.

OraciónDifícil, espera resultados basados en obras y desempeño.

Vaga, desenfocada, no contestada.

El primer refugio, pide que al Padre cumpla Sus promesas.

Otros

Juicioso, controlador y desconfiado.

Egocéntrico, preocupado con protegerse a sí mismo.

Libre para amar, confiado del poder del Espíritu Santo para transformar no tan solamente a él sino a los demás también.

Obediencia

Justo en tu propia estimación, siente una obligación sin límite, falta de gozo en obedecer, tiene que verse bien cueste lo que cueste.

Debilidad parcial y “justificada,” indulgente, descuidado.

Libre para dar pasos de fe en nuevas áreas de obediencia mientras va creciendo en su entendimiento de los propósitos del reino de Dios. Gozosamente confiado del poder del Espíritu.

MinisterioIndependiente, confiado en sí mismo, jactancioso.

Evasivo, incapaz de perseverar.

Cree que el Espíritu de Dios trabaja a través de equipos para avanzar Su reino.

Sufrimiento

Lo bueno = bendiciónLo malo = castigo

Supervivencia es su única expectativa, o está adormecido o huyendo

Cree que Dios ordena su vida para transformarle a la semejanza de Jesús.

Motivación

Éxito (evitar fracaso), control, reputación, observancia de la ley para aprobación, “sobrevivir”, no quiere ser vista como una persona necesitada. Su valor como persona lo ve determinado por lo que él hace.

Sentimientos, deseos y placeres

Gracia, el amor no merecido de Dios

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