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anosdel voto de la mujer en Colombia

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Comité Editorial:M aría Victoria Londoño Germán Patiño M ariana Garcés

Investigadores:M agdala Velásquez Toro Gloria Chaparro M aría Cristina Laverde Toscano M aría Teresa Arizabaleta Alberto Aguilera Ardila

Diseño y diagramación:Liliana Nieto CubillosPortada: Basada en cartel película M aría Cano

Impresión:Feriva S.A.

Cali, Valle • Colombia 1997

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C o n t e n id o

P á g in a

P ró lo g o ................................................................................................................................ 5

Dirección Nacional para la Equidad de la M u je r........................................................7

Reflexiones históricas en torno a los derechos políticosde las mujeres en los cuarenta años del voto fem enino..............................................9

• B ibliografía....................................................................................................... 37

Josefina Valencia de Hubach:Una vida en busca de la equ idad .................................................................................. 38

• B ibliografía....................................................................................................... 46

Esmeralda Arboleda:Una mujer, nuevos cam inos...........................................................................................47

Matilde González............................................................................................................. 61

Referencias en publicaciones periódicas sobreel voto de la mujer en Colom bia................................................................................... 65Investigador: Alberto Aguilera

• Movimientos Internacionales y la m u je r............................... 66• Marco histórico del voto de la mujer en C olom bia.................................. 70• Algunas reflexiones........................................ 113• Cedulación fem enina..................... 124• La mujer y la educación................................................................................ 132• Cargos y altas posiciones con nombre de m ujer ......................149• La mujer y los medios de com unicación...................................................171• Referencias bibliográficas........................................................................... 173

El voto fem en ino en el m undo 176

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P r ó l o g o

R esulta paradójico, pero la obtención más importante de los derechos civiles, el sufragio universal, solo fue posible en Colombia durante el gobierno de un militar que se había eregido como dictador. Con independencia de su

origen antidemocrático y de las críticas, que sin duda le caben al gobierno de la ANAC, la historia tendrá que reconocerle su aporte a la obtención del derecho al voto para la mujer.

Así lo entendió Esmeralda Arboleda, quien se encontraba en una frontera ideológica opuesta a la del general Rojas, cuando afirmó que «el gobierno de las fuerzas armadas ha tenido equivocaciones y aciertos; entre los aciertos señalé la intervención eficaz del Presidente para que se consagrara en la Constitución la plena ciudadanía de la mujer». Que fuese necesaria una «intervención eficaz» del Presidente significa que las mujeres no lo tenían todo garantizado, y requerían de una ayuda adicional para lograr el voto. La verdad, contaban con factores adversos, sobre todo con el peso de la tradición jurídica, que colocaba a la mujer en completa inferioridad de derechos.

Tampoco ayudaba el hecho de que el movimiento por el voto femenino se viera como una reivindicación de minorías de mujeres pertenecientes a los estratos medio y alto del espectro social. Se aceptaba que en aquella lucha no intervenía la «gran masa femenina de la nación». Y, desde luego, no podía intervenir. Para la época, de 5.806.105 mujeres, más de 3.3. millones vivían en el campo, cargando a cuestas la pesada herencia de siglos de discriminación, agobiadas por el triple peso de trabajo rural, el trabajo doméstico y la sumisión ante el hombre, por lo que no era previsible una activa participación suya en el movimiento pro voto femenino. A sí que el peso de la lucha recayó sobre el grupo de mujeres que había logrado acceder a la educación, en virtud de mejor situación económica familiar, y que algunos medios denominaban, con algo de soma, como intelectuales feministas.

' Ellas se manifestaron en la Asamblea Nacional Constituyente de 1954, cuando el General Rojas nombró a dos mujeres, una liberal y otra conservadora., Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia, para que presentaran el Proyecto de Acto Legislativo sobre ciudadanía de las mujeres. Luego de amplia discusión, en la que brilló por su defensa del voto femenino Gilberto Alzate Avendaño, el 25 de agosto en la noche fue aprobada la propuesta. Esmeralda y Josefina «se levantaron y entonaron el himno nacional, coreadas por las mujeres de las barras». Se había producido un acontecimiento trascendental: esa masa de 5.806.105 mujeres ingresaba a la vida política del país, y se abría la brecha para avanzar en el camino de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. Sólo otra gran reforma, la elección popular de alcaldes, se acerca, por su significado, a esta de agosto de 1954. Son las dos grandes reformas políticas del siglo en Colombia, siendo la primera de ellas, el voto femenino, la de más hondo significado y alcance.

El propósito de este libro es el de rememorar ese acontecimiento. También enaltecer a algunas de las mujeres que participaron, en primera fila, de aquellos debates. Entre ellas, la caucana Josefina Valencia y la palmirana Esmeralda Arboleda. Ellas iniciaron una marcha en pro de los derechos femeninos que aún no termina.

La importante iniciativa de las Gerencias Social y Cultural de la Gobernación del Valle al publicar esta obra, es un aporte para el mejor conocimiento de nuestra historia, una invitación a reflexionar sobre las posibilidades de mejorar nuestra sociedad contando con una mayor contribución de la mujer y la verificación de una evidencia: hace apenas 40 años que la mujer colombiana obtuvo su derecho al voto. ¿No querrá decir esto que aún tenemos un trecho largo por andar para que se logre la equidad de género y la visión de la mujer sobre la sociedad y el Estado impregne profundamente a Colombia transformándonos a todos, para mejor?

GERMÁN VILLEGAS VILLEGAS

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D ir e c c ió n N a c io n a l pa r a l a E q u id a d p e l a s M u je r e s

La conmemoración de los cuarenta años del voto de las mujeres en Colombia, se constituye en un hecho de gran trascendencia para la vida nacional. Esta efeméride, es una buena oportunidad para realizar una mirada del pasado y una mirada hacia el futuro, y damos cuenta de los cambios ocurridos en la vida de las mujeres, pero también detectar

los obstáculos y las inequidades que aún hoy persisten para grandes sectores de ellas.

Una breve mirada en retrospectiva sobre la situación de las mujeres en Colombia, nos permite constatar que sus vidas se han modificado sustancialmente en cuanto a su vinculación a la estructura productiva, la educación, el mejoramiento de la salud, el aumento de la esperanza de vida al nacer, la disminución del número de hijas/os, la participación en algunos ámbitos de la vida política y social; se han ido cambiando algunos de los roles desempeñados por los varones y las mujeres. Evidentemente la situación de la mujer, hoy, en Colombia, no es igual a la de la generación de nuestras abuelas y madres, hemos avanzado.

Pero aún persisten grandes inequidades para sectores de mujeres que no han sido beneficiadas por el desarrollo y por los procesos de modernidad del país. La subordinación en lo público y privado, los patrones culturales que sitúan a la mujer en un plano de inferioridad, la violencia que a diario se ejerce sobre ella, por el simple hecho de ser mujer, las prácticas discriminatorias, la poca participación de las mujeres en la política formal y en los procesos de decisión, la subvaloración y la carencia de autonomía para la casi totalidad de mujeres en Colombia, nos muestran que la democracia la tenemos que construir garantizando a las mujeres un ejercicio pleno de sus potencialidades, de la ciudadanía y una mejora en su calidad de vida.

La democracia no será real mientras un gran contingente de mujeres permanezca en la pobreza, en el atraso tecnológico, en situaciones de violencia y abuso, en la imposibilidad de acceder a la toma de decisiones y la participación política y civil.

La democracia será una realidad para las mujeres en el momento en que podamos ejercer plenamente la ciudadanía, apropiamos del campo cultural, afirmar el derecho a la especificidad de la situación de la mujer y a la diferencia.

Y no se trata sólo de medidas coyunturales, se debe mirar a largo plazo, de forma que las acciones realmente impacten la valoración del ser mujer y modifiquen sustancialmente su inserción en la política, la cultura, la educación, el trabajo, entre otros, que posibiliten su real participación en todas las esferas de la vida nacional. Las acciones, por supuesto, tienen que abarcar una amplia gama de aspectos que van desde modificaciones a nivel de la subjetividad femenina, hasta medidas de tipo económico, legal, cultural y político.

En síntesis, se requiere de un serio esfuerzo de la sociedad política y la sociedad civil para crear las condiciones propicias para que las mujeres puedan participar en mejores condiciones en la vida política y social del país. Por supuesto, no basta con estrategias a nivel legislativo o de formulación de políticas, es necesario, comenzar a revalorar el ser femenino y masculino, propiciar procesos de formación que lleven a las mujeres a ganar autoestima y autonomía, crear las condiciones de acceso a la tecnología y a los beneficios de los procesos de modernidad y desarrollo del país.

Transformar la participación política de las mujeres implica generar cambios en la socialización y aprendizaje que les permita a las mujeres mirar la vida política como algo que hace parte de sus opciones de vida y para la cual tiene capacidad y posibilidades reales. Sin lugar a dudas, queda un largo camino por recorrer, si se desea que las mujeres accedan en igualdad de condiciones a los procesos de democratización y a los centros de poder.

OLGA AMPARO SÁNCHEZ GÓMEZ Directora Nacional

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R e f l e x io n e s h is t ó r ic a s e n t o r n o

a l o s D e r e c h o s P o l ít ic o s d e l a s M u je r e s EN LOS CUARENTA AÑOS DEL VOTO FEMENINO

Magdala Velásquez Toro

PRESENTACIÓN

Con motivo de la celebración de los 40 años del sufragio femenino y gracias al entusiasmo

de la Gobernación del Valle para hacerlo de la mejor forma, realicé la investigación y escritura de este trabajo. Con este escrito pretendo aportar elementos para el conoc im ien to del p roceso p o lítico colombiano, con respecto al reconocimiento de la dignidad humana de las mujeres. En particular, se hace énfasis en dos momentos de la historia nacional, anteriores al ejercicio efectivo de la ciudadanía de las mujeres, en los que se trató el tema y que por el carácter excepcional del momento no han gozado aún de un suficiente esclarecimiento y se presenta un recorrido panorámico sobre el Frente Nacional y la situación de las mujeres.

Durante este período, fue significativo el papel histórico que desempeñaron mujeres del Valle del Cauca y del Cauca, como Josefina Valencia y Esm eralda A rboleda; este proceso condujo al capítulo final de la fase de reconocimiento jurídico de los derechos políticos de las mujeres colombianas. En la misma fecha, 1 de diciembre de 1957, las mujeres votaron por sus derechos ejerciéndolos, en el marco de la suscripción de un pacto que se creyó era la solución para los problemas de violencia que aquejaban al país. Hoy, cuarenta años después, las

generaciones que éramos niñas y jóvenes en esa época y las siguientes, sabemos, por experiencia propia y por las cifras sobre la participación de las mujeres en los lugares en que se toman las decisiones del país y en los centros de ejercicio de los diversos poderes, que aún falta caminar mucho trecho en la construcción de nuevas maneras de ser hombres y m u jeres, en la re a lizac ió n de una soc iedad igualitaria, equitativa y libre, en la que cada ser humano pueda asumirse en su diferencia y en la riq u eza de los co n flic to s dem o crá ticam en te resueltos, sin apelar al ejercicio de la fuerza ni de la violencia.

Estamos las mujeres y los hombres de Colombia ce leb ran d o dos hechos h is tó rico s b astan te emparentados: los cuarenta años del reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres (diciembre del 57) y los cincuenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (diciembre-48) y de la Declaración Americana de los Derechos del H om bre (a b ril-4 8 ), en las que se reco n o ce universalmente la calidad de persona, de sujetos de derechos a las m ujeres y la garantía de la no d isc rim in ac ió n , que han sido dos m etas del m ovim iento de m ujeres en el m undo y de las Naciones Unidas para lograr la paz y el desarrollo.

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Un episodio interesante. Los Derechos Humanos y las Mujeres. 1948 un año decisivoCualquier observador desprevenido, puede pensar que investigar acerca del sufragio femenino fuera lo mismo que referirse a la participación política de las m ujeres, sin embargo al aproxim arnos a la realidad histórica constatamos el divorcio entre estas dos prácticas sociales.

La veterana educadora Lucila Rubio de Laverde, curtida en la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres desde la década de los años 40, afirmaba, a raíz del proceso que se iniciaba en el gobierno de las Fuerzas Armadas, presidido por el General Rojas Pinilla, que el silencio femenino alrededor del voto no significaba indiferencia, sino la consecuencia lógica de pasadas experiencias. Registraba incrédulamente en una columna de prensa que Pueden los varones colombianos esperar tranquilamente la decisión de la CEC. El voto de la m ujer sólo tendrá el carácter protocolario del cumplimiento de un compromiso firmado en varios acuerdos internacionales. Infortunadamente, en la práctica no traerá ningún cambio sensible en la política y organización del país en mucho tiempo. El varón patriarcal, que es en la intimidad el hombre colombiano, no la dejará intervenir en forma decisiva y eficaz. ” (Semana No. 380-8.II.54).Hay múltiples acontecimientos históricos que nos permiten verificar el estado de ánimo de los políticos frente a los derechos de las mujeres y que ratifican que lo dicho por la Rubio no era una exageración. Entre ellos merece destacarse la conducta oficial del Estado Colombiano a raíz de la celebración de la IX Conferencia P anamericana que dio origen a la Organización de Estados Americanos, celebrada en Bogotá en abril de 1948.

Dicha reunión tenía múltiples propósitos, entre los cuales estaba el de proponer la aprobación de dos instrumentos internacionales que versaban sobre la concesión de los derechos políticos y civiles de las mujeres en el continente americano y el estatuto orgánico de la Comisión Interamericana de Mujeres- CIM. Es preciso contextualizar estas propuestas en el marco de una de las primeras declaraciones de derechos humanos en el mundo de la postguerra; aun cuando para ser exacta se tituló Declaración

Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, pero en su texto interno se refería a la especie humana para nombrar a hombres y mujeres. En el panorama mundial, fue a partir de la Declaración U niversal de los D erechos H um anos, de las Naciones Unidas, aprobada en diciembre del mismo año 48, que empezaron a ser nombradas las mujeres en este tipo de instrumentos internacionales y se invocaba a la humanidad para nombrar a la especie humana.

A Colombia, entre la legión de diplomáticos, llegó a finales de marzo de 1948, una singular mujer: doña Minerva Bernardino, presidenta de la Comisión In te ram erican a de M ujeres y delegada p le n ip o ten c ia ria de su p a ís , la R epúb lica Dominicana, a la Conferencia. Esta mujer, una pertinaz luchadora por los derechos de las mujeres, había sido la única con calidad de delegada plenipotenciaria en asistir a la Conferencia sobre los problemas de la guerra y la paz en México en 1945, así mismo había representado a su país en la Conferencia de San Francisco y fue una de las cuatro m ujeres del m undo que ju n to con E leanora Roosevelt firmaron la Carta de Constitución de la ONU en esa Conferencia, fue una de las autoras de la inclusión de las mujeres en esa misma carta y patrocinadora de la creación de la Comisión de la Condición de la Mujer, de la cual fue la primera vicepresidenta. (El Liberal- Abril 1/48).En entrevista hecha para El Liberal por Luz Solano, doña Minerva expresó “...puede usted decir que la presidenta de la Com isión Interam ericana de Mujeres lamenta profundamente que no asista una dama colombiana nombrada oficialmente como delegada a la IX Conferencia de Bogotá, ya que se va a discutir un punto de vital importancia para la mujer”(ibid).

La Liga de Acción Feminista Colombiana le envió a la delegación nacional una resolución denunciado la condición de inferioridad en la que han sido colocadas las mujeres colombianas al negárseles sus derechos civiles y políticos, a diferencia de países como EEUU, Ecuador, Uruguay, Brasil, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Panamá y Argentina en los que “ las mujeres son consideradas por sus gobiernos como seres pensantes y conscientes de su responsabilidad ” (El Liberal- abril 4/48); invocaban que dentro de la democracia no puede ser “tolerable la negación de tales derechos,

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consagrados y aceptados en el m undo com o principio básico del pensamiento democrático” (ibid) , destacaban los compromisos de Colombia ante la comunidad internacional al firmar el Acta de Chapultepec y la de Constitución de las Naciones Unidas en San Francisco, que “ consagra la igualdad de derechos, sin distinción de raza, sexo, religión ni idioma ”( ibid) y resaltaban que aun los regímenes totalitarios otorgaban a las mujeres puestos de jerarquía y en cambio la democracia colombiana rehuía esta posibilidad. Pedían la aprobación de las iniciativas y la inclusión de María Currea de Aya, d e legada de C olom bia ante la CIM , com o representante oficial en esta Conferencia. También la Unión Fem enina de Colom bia aprobó otra resolución en estos mismos términos (El Liberal abril 7/48).

Los sucesos del 9 de abril, a raíz del asesinato de Gaitán y el caos nacional generado por esta revuelta, nos dificultan encontrar en la prensa si finalmente el gobierno acogió las peticiones de las mujeres. Sin embargo hay un acontecimiento interesante que nos permite sacar una conclusión, relatado años después por doña María Currea quien había sido delegada de Colombia ante la CIM, desde el año de 1938 hasta precisamente el año 48 en el que fue destituida. El hecho se suscitó con Laureano Gómez, quien entonces p reparaba la IX C onferencia Panamericana y quería llevarse varios cuadros de la Q uinta de B olívar para adornar el C apito lio Nacional. “ Yo como miembro del cuadro de honor de la sociedad de Mejoras y Ornato, me opuse y cuando llegué a la Quinta encontré que el doctor Gómez ya había hecho bajar el cuadro del Paso del Páramo de Pisba, entonces le dije: - Está muy bien, doctor Gómez, pero me firma un recibo en el cual conste que usted se lleva el cuadro y la araña para el Capitolio. El me contestó que no se lo iba a robar y el episodio fue acalorado, con el corolario que se firmó mi destitución como delegada de Colombia ante la CIM”. (Mujer de América. No 1 Die de 1961).

F ina lm ente la IX C onferencia In te rnac iona l Americana aprobó la Carta de la Organización de Estados Americanos y consagró en su artículo 43: “ Todos los seres humanos, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, credo o condición social, tienen derecho al bienestar material y a su desarrollo espiritual, en condiciones de libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad económica”,

con lo cual se abría el extenso campo jurídico y político de la lucha contra la discriminación. Así mismo, allí se aprobaron las convenciones sobre derechos civiles y políticos de las mujeres que en sus considerandos partían de la base de que la m ayoría de las repúblicas am ericanas habían concedido estos derechos a sus mujeres y aspiraban a equiparar a hombres y mujeres en el goce de sus derechos civiles y políticos y que la VIII Reunión Internacional Americana (1938) había aprobado una resolución que declaraba el derecho de las mujeres a la igualdad con el hombre, también incluyeron la consideración de que : “ La mujer de América, mucho antes que reclamar sus derechos, ha sab ido cum plir nob lem ente todas sus responsabilidades como compañera del hombre”. El Estado colombiano se demoró hasta el año de 1959 para ratificar jurídicamente estos dos compromisos que había votado afirmativamente en el año 48.

Efectivamente, durante los gobiernos conservadores que siguieron a la “República Liberal” que fue incapaz de conceder el voto a las mujeres y en el marco del endurecimiento del régimen y de la feroz violencia partidista desatada después del 9 de abril de 1948, se empezó nuevamente a poner sobre el tapete el asunto del sufragio femenino. Para esta época, ya el Papa Pío XII había bendecido el voto femenino en el escenario electoral de la postguerra. Para salvar a Italia del comunismo permitió la salida de las monjas de clausura de su encierro para proteger la civilización occidental y cristiana.

Conservadores, régimen de excepción, cierre del Congreso, violencia y derechos de las mujeresEn 1948 y 49 se discutían dos propuestas : la de los conservadores que apoyaban los derechos políticos plenos, el derecho a elegir y ser elegidas; en cambio, los liberales continuaban temerosos por el poder del clero sobre las féminas. En 1947 estos aprobaron una fórmula bizantina en la Plataforma del Teatro Colón, de la convención que presidió Jorge Eliécer Gaitán, en la que se declaraba que en el camino de la liberación de la mujer había varias necesidades, entre otras y en una primera etapa, “ de capacitarse legalm ente para e leg ir y ser e leg idas en las elecciones para los concejos municipales” . Esta fórmula se aplicaba en Chile, hasta que a las mujeres

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se les concedieron derechos políticos plenos, en 1949 ( Semana 9-IV-49).

definieran el asunto, para garantizar “en forma estable y lógica el voto femenino”.

Ninguna de las dos propuestas salió adelante en el parlamento. Ya para esa época el país estaba sumido en la esp an to sa re frieg a en tre lib e ra les y conservadores que produjo millares de muertos y la pérdida de la institucionalidad democrática. El P resid en te O spina c lau su ró el congreso en noviem bre de 1949, después de que en él se presentara una confrontación verbal y armada entre dos representantes en la que m urió el liberal Gustavo Jiménez y fue herido el también liberal Jorge Soto del Corral.( NHC Arismendi Posada Ignacio- Presidentes de Colombia 1810-1990). Los liberales se abstuvieron de participar en las siguientes elecciones en las que fue elegido el derechista conservador, simpatizante del franquismo español, Laureano Gómez, que gobernó de 1950 al 51.

En 1951 el Congreso, por iniciativa del gobierno que pretendía dar una organización corporativista al Estado colombiano, aprobó en primera vuelta el proyecto de acto legislativo que convocaba una Asamblea Nacional Constituyente -ANAC- , esta convocatoria fue sancionada en diciembre de 1952 (1). Así mismo, el gobierno había convocado una Comisión de Estudios Constitucionales - CEC-, integrada exclusivam ente por varones conser­vadores, que elaboraría las propuestas de reforma para presentar a la ANAC. El paquete, que estaba listo en mayo de 1953, contenía artículos que recuperaban para la iglesia católica sus privilegios; era “la p reem inencia del e jecu tiv o sobre el legislativo, el recorte de las libertades públicas tradicionalmente protegidas, la introducción de elementos corporativistas y la restricción del sufragio universal...” ( Tirado Mejía Alvaro. NHC- Editorial Planeta, Vol II, Cap.IV pag 89).En el mes de junio de 1953 llegó a la CEC una carta suscrita por más de tres mil mujeres, encabezadas por Esmeralda Arboleda, Magdalena Fetty, Ismenia de Mujica, Isabel Lleras de Ospina, Aydée Anzola Linares, Noemí de Greiff, María Currea, Josefina Valencia. Después de hacer un recuento de los documentos internacionales relativos a los derechos humanos y a la igualdad de hombres y mujeres y de exigir su aplicación, criticaban las tesis centrales de la propuesta presentada por el gobierno a esta Comisión, abogaban por que fuera el constituyente y no los intereses de partido en el congreso quienes

Confrontaban la tesis de otorgar derecho a votar sólo a las casadas, afirmando que sólo “...seríamos semi- c iudadanas las casadas con ciudadanos colom bianos” y preguntaban: “¿en qué plano quedarían las colombianas esposas de extranjeros, las mayores de edad casadas con menores, las solteras y las viudas?”. Se rebelaban contra los comicios de cónyuges, “...que lejos de velar por la armonía en el hogar fomentarían los desacuerdos porque necesariamente implicaría que las mujeres serían llevadas por sus maridos a votar, lo cual sería anacrónico”. Después de afirmar que en los pueblos avanzados se había puesto de relieve la necesidad de la p artic ip ac ió n fem enina en los asuntos gubernamentales, incluidos los de mayor tradición católica que no se habían sustraído de un imperativo de la vida moderna, refutaban el hecho de considerar peligrosa una actividad que ya todo el mundo había adoptado, a excepción de 15 países “ y que ha sido el final victorioso de largas luchas” . Proponía acompañar el voto femenino de una amplia campaña de divulgación cultural. Terminaban afirmando que “ ...el sentim iento fem enino es enem igo de la violencia en la solución de los conflictos y por lo mismo su colaboración tiene un fondo de sensatez que la hace indispensable. Como ningún otro ser la mujer es una defensora aliada de la paz, ya que su corazón es el que con mayor rudeza recibe la agresión dirigida contra los hijos que trajo a la vida...” (Anales de la CEC- No 5 de enero 30 de 1.954- recibida el 14 de diciembre del 53).

En la CEC se había iniciado nuevamente la discusión histórica sobre los derechos políticos de las mujeres, que había quedado prácticamente congelada desde la reforma constitucional de 1945. Allí se analizó el papel de las mujeres y como sostenedoras de las tradiciones cristianas, se consideró que las casadas pudieran e leg ir y ser elegidas para concejos municipales. En el proyecto definitivo aprobado se les daba a las mujeres el derecho a elegir y ser e leg idas para los concejos m unicipales y se computaban como dobles los votos depositados por hombres y mujeres casados legítimamente, es decir según el rito católico, o por el civil siguiendo todo el ceremonial de apostatar públicamente de la fe católica.

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En el recinto de la CEC fue animado el debate, que puso de nuevo en evidencia las paradojas del comportamiento de los militantes de los partidos tradicionales cuando de discutir los derechos de las mujeres se trataba y también volvieron a brillar las tesis radicales de apoyo a las reivindicaciones femeninas. Allí el comisionado Félix Angel Vallejo sostuvo que el artículo propuesto por él otorgaba la totalidad de los derechos políticos a las mujeres y que además, esta tesis “ha sido sostenida por múltiples juristas, entre otros por los doctores Alzate Avendaño y Ramírez Moreno”. Alegaba que para él era fundamental que se le concediera a la mujer este derecho, contem plado dentro de los derechos humanos como persona que es, agregaba que en 15 países latinoamericanos la mujer tiene derechos políticos plenos, en dos parcialmente y en otros dos nada. Sobre la tesis de que deben ser otorgados progresivamente argumentaba que “...los derechos existen o no y que si existen deben concederse en su totalidad y no progresivamente...” ( Anales de la CEC No 5 de enero 30 de 1.954- Acta No 9 de Die 14/ 53).

Los derechos de las mujeres en el marco del gobierno de las Fuerzas ArmadasTal vez sea una paradoja de nuestra historia nacional, pero el reconocimiento de la mayoría de los derechos de las mujeres lo ha sido por voluntad unilateral de gobernantes decididos; en pocas ocasiones fue el producto de la generosidad democrática de nuestros políticos profesionales, tal como lo afirmaba por su experiencia vivida, Ofelia Uribe de Acosta.(Véase Una Voz Insurgente. Editorial Guadalupe, 1963).

Los sucesos acaecidos con respecto a los derechos de las mujeres, en el contexto de este agitado período político, han sido subestimados por haberse tratado de un régimen de facto. Sin embargo, los considero de vital importancia en la resolución de los destinos democráticos de las mujeres colombianas. Tanto el clima, como las decisiones que allí se adoptaron, sentaron un precedente h istó rico , que hacía imposible posteriormente echar atrás los avances logrados en tan precario terreno jurídico.El 13 de junio de 1953 se dio el llamado “golpe de opinión” que fundó el gobierno de las Fuerzas Armadas dirigido por el General Gustavo Rojas

Pinilla. En un país “en plena contienda civil, los campos sufrían la atroz consecuencia de la violencia inclemente y las ciudades se afectaban por el temor y la desesperanzada emigración provocada por el ánimo sectario y homicida” (Arismendi Posada, Ibid, NHC, pág. 204).

La Asamblea Nacional Constituyente, se reunió el 15 de junio de 1953 y abandonó la propuesta de Constitución que venía trabajando desde el gobierno de Laureano Gómez y el 18 del mismo mes, con la firma de Ospina Pérez expidió el Acto Legislativo No 1 que le daba legitimidad a Rojas Pinilla como Presidente de la República por el resto del periodo presidencial, es decir hasta el 7 de agosto de 1954. En diciembre del 53, el gobierno nombró una nueva Comisión de Estudios Constitucionales, en la que participan algunos liberales. Un grupo de mujeres se presentó regularmente a la Comisión Cuarta desde que se iniciaron los debates, para apoyar el voto femenino. En varias ocasiones se les dio el uso de la palabra y fueron escuchadas, su presencia fue reseñada así por la revista Sem ana: "Josefina Valencia, serena, trascendental y oportuna, Berta Hernández de Ospina Pérez, humorista y de réplica constante; María Aurora Escobar, vehemente y lírica, la única romántica del grupo; y Esmeralda Arboleda, lógica e irónica.” ( Semana No 382 del 22-11/54).

Al exaltar esta presencia, el comisionado Rafael Ortiz González, expuso las tres posturas imperantes en la CEC, “ ...La del Dr. Félix Angel Vallejo, que sostiene el derecho universal del voto femenino, consagrado en nuestra Carta Fundamental, con plenitud de elegir y ser elegida; esta tesis plenaria consulta la más estricta justicia, en el momento actual del mundo; nosotros la hemos sostenido siempre y la aceptamos sin reserva. La del Dr. Abelardo Forero Benavides que sostiene únicamente la incorporación del principio a nuestra Constitución y deja al legislador la oportunidad de implantarlo cuando lo juzgue conveniente... el legislador nunca se pondrá de acuerdo sobre la necesidad justiciera, ni sobre la oportunidad ni conveniencia en esta medida trascendental en la evolución del derecho representantivo y electivo respecto a la m ujer colombiana. La tercera tesis ha sido sostenida por el Dr. B ernal Jim énez y o tros d is tin g u id o s comisionados y sostiene el voto gradual de nuestras mujeres únicamente para las elecciones municipales

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incorporado a la Carta, mientras deja al Legislador la facultad de ampliarlo cuando lo juzgue oportuno y necesario.” (Anales CEC- No 7 de 12 de febrero de 1954).

Desde el mes de enero empezaron a llegar copiosas comunicaciones a la CEC suscritas por mujeres, en las que aparecen algunas firmas de señores, estas cartas provenían de Cali, Pereira, Barranquilla, Viotá, del Comité Proderechos de la Mujer de Tunja y del Centro Femenino de Estudios de Medellin .

En febrero del 54, la educadora antioqueña doña Teresita Santamaría de González, directora de la revista Letras v Encajes, escribía en el periódico El Colombiano, los tres siguientes argumentos en’favor de los derechos políticos de las mujeres. En el primero planteaba que si las mujeres tienen deberes que cumplir no hay razón para que el legislador les quite los derechos; en segundo lugar, argumentaba que “... Si el Código Penal castiga al varón que ha delinquido quitándole los derechos de ciudadano, ¿por qué el legislador, sin discrim inación ha impuesto este castigo a toda mujer colombiana? ” y apelaba como tercer argumento a los compromisos internacionales de Colombia con las demás naciones en relación con los derechos de las mujeres y además expresaba que el santo Papa Pío XII había llamado a las mujeres a la plaza pública para defender “... sus derechos que no son otros que los derechos del hogar cristiano”. Concluía que los varones de uno y otro partido temen conceder el voto a las mujeres “...porque para ellos en su inmenso egoísmo, el voto femenino es una incógnita y temen que haga inclinar el fiel de la balanza hacia la derecha o hacia la izquierda. Pobres ciegos ¡Ignoran que la mujer siempre ha obrado, obra y obrará en función de madre!” ( El Colombiano, febrero 8/54).

El periódico El Colombiano, que desde los años 20 defendía y creaba tribuna para que las mujeres expresaran sus puntos de vista como literatas, como poetas, como bachilleras, como agentes sociales caritativas, como graduandas en distintas artes y oficios, como personas que abogaban por sus derechos de seres humanos, también en esta ocasión apoyaba en sus editoriales el voto femenino.

Mientras tanto, en la semana siguiente a la aparición del escrito de doña Teresita Santamaría, en el seno de la CEC se tensionaron las contradicciones entre

anti-feministas y sufragistas integrados por señores de ambos partidos. A esta polémica se la conoció como el “torneo galante”. Con la presencia y la voz de las mujeres que asistieron a todas las sesiones en que se debatió el tema, se presentó una fuerte confrontación ideológica, cuyo principal y agrio contradictor fue el presidente de la CEC, Rafael B ernal Jim énez. Fue publicada una herm osa fotografía, que da cuenta del estado de los ánimos, en la que aparece deferentemente socarrón el señor Bernal J. y al frente suyo, muy cerca a su cara, doña Aurora Escobar, con los ojos muy abiertos y enérgicos mirándolo fijamente, por entre el velo de su sombrero, en medio de la polémica; en su mano enguantada tenía un sobre con una propuesta (Semana No 382, 22-11-54). (Véase Anales de la Comisión de Estudios Constitucionales No 17, abril 13 de 1954, págs 251 y ss).

Después de un acalorado debate, a la media noche del 12 de febrero se cerró la sesión con la afirmación del ministro de Educación que dijo: “... Su excelencia es partidario del sufragio femenino universal”.Por esta razón las feministas y sus aliados llegaron optimistas a la sesión del día lunes 15 de febrero; después de escuchar a los coléricos detractores: Eleuterio Sena y Jesús Estrada y a sus defensores: Luis López de Mesa y Gilberto Alzate Avendaño, se produjo la votación “... y fue negada, por 9 votos contra 8 , en medio de un silencio glacial.” En esta sesión también una mujer, Lucía Cock de Bernal Jiménez pronunció un discurso en contra del voto femenino en el que afirmaba su inconveniencia y preguntaba: Sería conveniente llevar a nuestrashonradas campesinas, a nuestra abnegada mujer de la clase media, o a las habitantes de las pequeñas poblaciones a esta rebatiña de curules, a este trágico y doloroso agitarse de pasiones que ha ensombrecido nuestra patria ? ” Decía que las mujeres debían ser llamadas a prestar servicio social, “... de acuerdo con el puesto que le corresponde ...llamadla a filas para que intervenga en los problemas de higiene pública , en la educación, de toda clase de servicio social”. Concluía su intervención diciendo que “...El temperamento de la mujer es tan apasionado o más que el del hombre, aunque no lo parezca. Su suavidad es una suavidad política para ganar batallas...Qué trágica polarización de su vida desviada de su misión ideal de educadora de la humanidad. ¿Acaso han ganado mucho las mujeres que han obtenido el voto en los tiempos modernos ? Han ganado el trabajo

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de los hombres unido al suyo propio, han ganado en igualdad para carecer de consideraciones, han creído ganar ...y es más, mucho más lo que han perdido.” . (Anales de la Comisión de Estudios Constitucionales No 11 Marzo5/54, pág 163)

Sin embargo, el martes 16 de febrero los periódicos de la mañana afirmaban que los CEC rectificaban y acogían la fórmula de “Pacho” Pérez: a) el voto universal no es función exclusiva del varón y b) la ley reglamentará lo relativo al sufragio”. (Semana No 382, 22-11-54) La decisión definitiva quedaba en manos de la plenaria de la ANAC.La prensa registró con alivio que después de la tempestad oratoria y galante que desencadenó en el seno de la CEC la discusión sobre el voto femenino, han vuelto la calma y el método a los fríos salones del Capitolio. (Semana 383, 1-III-54). También por esos días el periódico El Catolicismo, dirigido por Mario Revollo, consideraba inoportuno el voto femenino, sin embargo el Arzobispo Primado de Bogotá había recomendado en la última reunión de obispos, la conveniencia de otorgar el voto a las mujeres. También se registraba la estrategia de las mujeres que no construirían aparatosos comités, ni apelarían a manifestaciones multitudinarias: “...se limitarán como lo han venido haciendo hasta hoy a ganar adeptas y adeptos a base de conversaciones en pequeño, publicaciones y conferencias...” (ibid).

La defensa de la democracia y los derechos de las mujeres. ¿Un dilema femenino en épocas difíciles?El gobierno en diciembre del año 53 había decidido volver a nombrar a la empresaria, doña María Currea de Aya titular de la representación de Colombia ante la C om isión In te ram erican a de M ujeres, precisamente en el momento en que en el país se discutía el tema del sufragio. Ella y sus compañeras en Washington hablaban de la necesidad de enfocar este asunto desde la óptica de los derechos humanos y pedir al Gobierno que cumpliera con lo aprobado en las reun iones de C hapultepec y en la IX Conferencia Panamericana de Bogotá, así como en la carta y la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU .(Semana 386- 22-111-54).

Josefina Valencia de Hubach, una vez repuesta de un tifo que le impidió asistir a las últimas sesiones

de la CEC para apoyar el voto femenino, empezó a dictar conferencias para hacer propaganda y sobre todo a resaltar, a hacer visibles obras de mujeres en beneficio del país.En medios como la revista Semana, se aprecia durante estos meses un deliberado propósito de mostrar que en el país había suficiente número de m ujeres p ro fesio n a les , em p resarias, cuando precisamente se cumplían 20 años del ingreso de las mujeres a las universidades, mostrando con detalles sus ejecutorias. Desafortunadamente, los a rtícu lo s no están firm ad o s, p o r lo tan to desconocemos quién era el o la autora de ellos. Destacaba que cuando ellas empezaron a ir a la universidad en sus casas les decían: “Te vas a volver atea y comunista” y explicaba el articulista: poraquel entonces, estudiante era poco más o menos que sinónimo de patán, y las señoras se hacían cruces” como dicen ellas, al pensar que sus hijas tendrían que convivir con aquéllos...” ; concluían: “...Casi 20 años después una revolución de las costumbres colombianas había triunfado sobre el temor y los prejuicios tradicionales. Las chicas siguen siendo en can tadoram en te fem eninas, piadosas y muy de la casa, sin perjuicio de que centenares de ellas acudan todos los años a las aulas u n iv e rs ita r ia s” ( Sem ana No 388, 5-IV -54.) Destacaban a las mujeres de distintas profesiones, especialmente abogadas, médicas, odontólogas, etc, como Rosita Rojas, Fabiola Aguirre, Gloria Inés Forero y Gabriela Pelaéz Echeverri, de las primeras promociones;, a Aydée Anzola Linares, a Esmeralda Arboleda de Uribe, Cecilia Valdiri, María Josefa Solano, Marina Goenaga, Carmen y Soledad Gómez, Elba Quintana, Beatriz Lizarazo, Teresa Rico, Luz Fany A rteaga Duzán, G eorgina B allesteros de Gaitán, Cesarina de Borrero, Flor Rom ero de Nohora, Nury Gallego González, Ligia Gómez G óm ez, H elena D om ínguez Peñuela, Edilm a Escobar Cano, Cecilia Hernández y muchas más.

El 27 de abril de 1954 se fundó en Bogotá la Organización Femenina Nacional, que presidía la esposa del exp residen te O spina, doña B erta Hernández, con la vicepresidencia de María Currea de Aya, con las bases propuestas por Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia. El objeto de dicha organización era “...unir a las mujeres colombianas sin distinción política o social para luchar por el reconocimiento y la guarda de los derechos de la mujer y de la infancia a la luz de las normas de

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Cristo”. Colocándose por encima de las banderas de partido convocaban a luchar entre otras cosas, por la paz, “...que colma el anhelo del alma femenina, por la igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres, por el sufragio femenino, por la igualdad salarial y contra la discriminación del trabajo de la mujer, por la protección de su derecho al trabajo, contra los despidos por m atrim onio o estado prenatal, por el derecho a ocupar altos cargos del Estado, por la realización de campañas educativas que exterm inen los prejuicios existentes de inferioridad de la mujer y por una serie de medidas de protecció a la infancia...” (Velásquez Magdala, NHC- Planeta Tomo IV, pag 56) El programa de esta entidad fue aprobado oficialm ente por el Gobierno y difundido en los establecimientos de educación, por orden del Ministro de Educación encargado, Lucio Pabón Núñez.

Vemos que en las tesis para apoyar sus reivindicaciones, las mujeres echaban mano del sentimiento cristiano, es decir que marcaban una diferencia con las mujeres de las décadas de los años 30 y 40, cuando como liberales o conservadoras apelaban a la racionalidad de sus reivindicaciones y los que las apoyaban como Ramírez Moreno, Alzate Avendaño, Diego Montaña, Jorge Soto del Corral, Olaya Herrera y algunos más también hacían ejercicios ilustrados y laicos para dem ostrar la justeza de estos derechos. Esta manera de expresarse las mujeres nos muestra que ya había empezado la guerra fría y la rebatiña por el control ideológico, económico y militar del mundo entre el capitalismo occidental y el comunismo oriental, que desarrolló un tipo diferente de discurso intolerante, formas de derechización y de práctica política y social, a las cuales fueron bastante próximas las mujeres de la élite.

Durante estos años también registramos un hecho significativo en la cultura política de las mujeres que luchaban por sus derechos políticos y es la existencia de un discurso que se apoyaba decididamente en la reivindicación de los Derechos Humanos, asunto que en el mundo democrático occidental y en las luchas sociales, se esbozaba tímidamente.

Empieza el fin de la luna de miel con Rojas Pinilla y se inicia el forcejeo por la reelección- Las mujeres en la escenaEn el día 30 del mes de julio de 1954, por Acto Legislativo No 1 la ANAC autorizó a Rojas para aumentar en cuarenta miembros el personal de esta Asamblea, treinta y ocho elegidos por él y dos por la Iglesia. “...El objetivo de este acto obsecuente era permitir a Rojas conformar una mayoría tendiente a su reelección.” (NHC- Planeta Tomo II- Tirado Mejía Alvaro, pág 109)Es decir que para esos días ya se iniciaba el principio del fin del apoyo de los partidos tradicionales a quien se consideró en su momento, la única ficha que podía generar una posible concordia entre conservadores y liberales .

En este contexto es que el General Rojas Pinilla nom bró para la AN A C a la p rim era m ujer constituyente del país, la caucana Josefina Valencia de Hubach , en reem plazo de Joaquín Estrada Monsalve, y como suplente suya a la antioqueña Teresita Santamaría de González. ( El Colombiano, julio 30/54)

En el acto de instalación de la Asamblea y en su primera sesión se registraron dos hechos indicativos de las contradicciones del momento. El primero, la presencia de Josefina Valencia de Hubach en el recinto, “... vestido negro, edad mediana, 39 años, capa de piel, tez blanca sonrosada, pelo negro cuidadosamente peinada hacía atrás, hija del poeta Guillermo Valencia, la tercera de 5 hermanos casada con el geólogo chileno Enrique y madre de dos hijas” (Semana No 406 9-VIII-54); fue recibida con un nutrido aplauso de sus compañeros constituyentes y con un ramo de orquídeas que la esperaba en su curul. El otro hecho fue protagonizado por seis constituyentes conservadores: Amaya Ramírez, A ndrade, Sardi, M ejía M ejía, A raújo Grau y Betancur se presentaron, en contra de las reglas del protocolo, vestidos de colores llamativos. Pero esta protesta no era por la presencia femenina, aun cuando dos de ellos eran recalcitrantes antifeministas (Mejía y Amaya), su protesta quedó consignada en una co n stan c ia que decía: “ H ace un año que la Constituyente previo la posibilidad de una elección popular... ¿Porqué razones el gobierno de las fuerzas armadas la desecha ? La acordada elección del actual

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jefe del gobierno militar rompe además una noble tradición nacional y resta todo sentido de libre y sincera escogencia al mandatario que la nación exige, en esta desconcertante encrucijada de su historia.” (Semana No 405 2-VIII-54).Efectivamente la ANAC en su sesión del 3 de agosto de 1954 reeligió a Rojas Pinilla hasta el 7 de agosto de 1958 (Tirado Mejía, op. Cit, pág. 110)Poco antes de la elección presidencial por la Asamblea Nacional Constituyente, Josefina Valencia se enteró de que con ella estarían otras dos mujeres: la abogada palm ireña, de 32 años, Esm eralda Arboleda y como suplente suya, María Currea de Aya, empresaria bogotana de 64 años, nombradas ambas por Rojas Pinilla, en reem plazo de los liberales Luis Eduardo Gachamá y Juan José Turbay. (Semana No 406,9-VIII-54)

Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda presentaron en la sesión del 5 de agosto el Proyecto de Acto Legislativo sobre ciudadanía de las mujeres, que a la vez fue entregado por la Presidencia para estudio de los constituyentes Francisco de Paula Pérez, Gilberto Alzate Avendaño, Félix Angel Vallejo, Hernando Navia Varón, Abelardo Forero Benavides, Josefina V alencia y E sm eralda A rboleda (El Colombiano, agosto 6 de 1954). En la exposición de motivos las dos proponentes sustentaban sus puntos de vista, en primer lugar, confesando su fe religiosa, así: “ ... Fieles a la doctrina del cristianismo que elevó a la mujer de la situación de esclavitud a que venía sometida y reconoció la existencia de su alma en el Concilio de Trento, seguidoras de las doctrinas del Pontificado sobre derechos femeninos, al so lic ita r a ten tam en te a v oso tros nuestra ciudadanía, creemos interpretar los preceptos del Pontífice.” (ibid) Hicieron un recorrido histórico desde la Constitución de la Provincia de Vélez que en 1853 había consagrado el voto femenino. No obstante, pasaron por alto, la lucha que mujeres liberales y soc ia lis tas lib raron cuando en el parlam ento de 1944 se d iscu tía una R eform a Constitucional en la que se presentó una propuesta del sufragio femenino. ( Véase Magdala Velásquez NHC - Planeta, Tomo IV) Aludieron también a los com prom isos in te rn ac io n a les de C olom bia, esp ec ia lm en te los con tra idos al su sc rib ir el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, ratificado por la Ley 13 de 1945. Explicaron de los aportes de la m ujer al pa ís, así com o las

reivindicaciones fundamentales en el mundo del trabajo y contra la trata de blancas.

El 25 de agosto de 1954 fue aprobado por la plenaria de la Asamblea el texto del Acto Legislativo No 3 de 1954, que decía en su artículo Io: “Son ciudadanos los colombianos mayores de veintiún años ” y en el tercero: “queda modificado el artículo 171 de la Constitución en cuanto restringe el sufragio a los varones.”

¡Oh! júbilo inmortal!, cantaron las mujeres en la ConstituyenteEl día 24 estaba programada en la Asamblea la discusión del voto femenino, los pasillos se hallaban “ atestados de un público rum oroso y gentil. Centenares de futuras ciudadanas encabezadas por doña Berta Hernández de Ospina Perez, Presidente de la Asamblea, se tomaron el Capitolio desde las cuatro de la tarde. El diputado Alzate Avendaño- fuerte y macizo- inició su exposición como vocero de los feministas” ( Semana No 410, 6-IX-54). Con tono socarrón y enérgico y con su parlam ento cargado de sarcasmo, dijo estas palabras: “Para defender los derechos de la mujer no es menester hacer una especie de cabalgata histórica a partir del hipotético matriarcado, hablar de Semiramis, aquella reina asiría que construyó los jardines colgantes de Babilonia... ni citar a las reinas egipcias, ni a la famosa Lisistrata, personaje de Aristófanes, que tanto impresiona a nuestro helenista de cabecera Bemal Jiménez. Ni mencionar a Catalina Sforza y a las damas ilustres del Renacimiento. Ni siquiera como el Profesor López de Mesa, vamos a apelar a la osamenta de las heroínas Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Mercedes Abrego, Simona Duque, diciendo que la gratitud nacional debe premiar con el voto a las mujeres contemporáneas, en vista de aquellas proezas de antaño...” Su intervención fue ovacionada, hasta el punto que el presidente de la A sam blea no pudo ap lica r rigu rosam en te el reglamento a las barras.Luego, el hermano de Josefina Valencia, Guillermo León, objetó el artículo, porque “ la política nociva y venenosa, sería capaz de destruir la esencia misma de los hogares colombianos” . Al concluir Josefina le replicó diciendo: “Lamento en esta intervención tener que hacer alusiones personales pero desciendo,

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como el diputado Valencia, de Guillermo Valencia; hubiera preferido que su posición frente al voto femenino no hubiera sido plena galantería, sino de absoluta igualdad como se vivió en nuestra casa...” Después de ella intervino el diputado Augusto Ramírez Moreno quien había estado ausente de la vida pública por cinco años y pronunció un discurso lírico de elogio a la mujer...” (Ibid).

Después de una intervención de Esmeralda Arboleda el día 25 de agosto, fue aprobada la propuesta, poco antes de las ocho de la noche, por 60 votos afirmativos de los diputados que se encontraban en el recinto y ninguno negativo, cinco de los opositores se habían retirado del recinto minutos antes de la votación ( El Colombiano, agosto 26/54). Después de ésto Esm eralda y Josefina se levantaron y entonaron el Himno Nacional, coreadas por las mujeres de las barras; los diputados se pusieron de pie, Esmeralda se dirigió a alguna de sus amigas y le dijo: “ciudadanas.” (Semana No 410, cit).

Esta decisión favorecía a 5.806.105 mujeres, 64.038 más que los varones, de ellas casi 2 millones y medio vivían en zonas urbanas y el resto, 3.3. millones, en el campo. Para esa época, de los 25.992 maestros que trabajaban en las escuelas primarias, 19.884 eran mujeres, en las escuelas primarias había más de medio millón de niñas contra un número similar de niños. En bachillerato, apenas había matriculadas 25.590, contra 52.470 varones; por su parte, en las universidades estaban matriculadas ese año para seguir carreras profesionales técnicas, 1.400 muchachas, frente a 5.600 muchachos. (Semana 410 cit)

Otros avatares: se agudiza la represión y límites a los derechos ciudadanos. El gobierno destituye a Esmeralda ArboledaEn las misma sesiones del mes de agosto en que se aprobó el voto femenino, también fue aprobado un Acto Legislativo que declaraba ilegal al comunismo. Este hecho hizo entrar en la clandestinidad a los m iem bros de este m ovim iento y las m ujeres militantes y simpatizantes se organizaron por esos días en la Asociación Dem ocrática de Mujeres Colombianas que continuaron en la vida legal. Publicaron un órgano que se llamó Nuestras Mujeres y circuló de julio del año 54, a marzo de 1956.

Precisamente, en su primer número registraron los sucesos del 8 de junio, cuando al ser reprimida una manifestación conmemorativa de la muerte de un estudiante durante el gobierno de Abadía Méndez (a fines de los años 20), fue asesinado otro. Al día siguiente cuando salieron nuevamente a la calle, la represión cobró la vida de ocho más y dejó cuarenta heridos, la po licía detuvo m ás de doscientas personas, entre ellas al ex-rector de la Universidad Nacional Gerardo Molina y al intelectual Antonio García. (Véase Tirado Mejía. op. Cit, pág 115)

Las mujeres comunistas adherían a una proposición hecha por damas bogotanas publicada en El Tiempo del 17 de junio, en la que se llamaba a protestar por este atropello.En medio de múltiples tensiones sociales y políticas, por esos días se empezó a presentar la polémica sobre la tercera fuerza, a la manera de las tesis peronistas en la Argentina. Las mujeres también se involucraron en ella y un sector del movimiento propuso la creación de esa tercera fuerza como un partido de mujeres provenientes de todos los partidos. Se presentaron debates con la Asociación Femenina Estudiantil AFE- , que al parecer con carácter generacional y de conceptos entre las universitarias y las mujeres que proponían este tercer partido.

La revista Nuestras Mujeres exponía con claridad sus objeciones, así: La historia nos enseña quetodas las tentativas de crear partidos políticos femeninos han fracasado... Los partidos políticos luchan por el poder con el fin de imponer sus plataformas desde éste a los gobernados, lo cual cobija por igual a hombres y mujeres. La lógica de un partido feminista le impone una plataforma en favor exclusivo de las mujeres y, desde luego, necesariamente, contra los hombres.” Afirmaban que la lucha entre los sexos no ha existido en la humanidad, “...las diferencias entre ellos son de división del trabajo, con base en las diferencias biológicas, el tránsito de matriarcado al patriarcado tuvo origen en la división del trabajo de índole económica ". Al abordar las tareas la lucha de las m ujeres, com o expresión de su “derecho de ciudadanía que consiste principalm ente en su capacidad para elegir y ser elegidas, debe ser la de conseguir el levantamiento del estado de sitio y consiguiente restablecim iento de las libertades dem ocráticas.” También hablaban de que “las mujeres tenemos problemas específicos que por su

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naturaleza o su importancia necesitan que sean resueltos mediante nuestra combatividad puesta al servicio de esos fines”; los enumeraban así: la paz, la salud, desarrollo e instrucción del niño, la defensa de la maternidad y la igualdad de remuneración con el hombre." (N uestras M ujeres No 3, Bogotá, octubre/54)

El país vivía desde finales del gobierno de Ospina Pérez la mordaza de prensa. En marzo de 1954, el gobierno decretó que los periódicos debían ceñirse al relato de los hechos y evitar interpretaciones; así mismo castigaba con prisión el “ transmitir, escribir, editar, ayudar a ed itar o d istribu ir escritos o publicaciones que insultasen a las autoridades legítimamente constituidas”. El 15 de marzo -54, fue cerrado un periódico dirigido por Belisario Betancur.

En agosto de 1955 Rojas, junto a una comitiva en la que participaba Esmeralda Arboleda, estuvo de visita en Ecuador. En declaraciones hechas a la prensa atacó a los periódicos E l Tiempo y El Espectador, lo que armó una polémica de cables y comunicaciones que se publicaban en ese país y que condujo a apretar más el puño de la censura oficial contra la prensa. Con el título de “Elocuente silencio de doña Esmeralda Arboleda”, los periódicos La R ep ú b lica . El T iem po. El E sp ec tad o r y El Colombiano publicaron una carta en la cual aclaraba su intervención en esa visita oficial y rectificaba una información según la cual ella había apoyado el control presidencial a los periódicos. Explicaba: “...Viajé como miembro de la Comitiva Presidencial por considerar de gran importancia la vinculación femenina a la labor de acercamiento a los pueblos amigos, y si bien es cierto que mi designación a la ANAC, en virtud de la cual represento a las mujeres, fue honor que me confirió el general Rojas P., no implica ello que exista identidad ideológica entre el Sr. Presidente y yo.”. Así mismo informaba que ella en su intervención, había afirmado que “ el gobierno de las fuerzas armadas ha tenido equivocaciones y aciertos; entre los aciertos señalé la intervención eficaz del presidente para que se consagrara en la Constitución la plena ciudadanía de la mujer..,”(E1 Colombiano agosto 4 de 1955).Posteriormente, el 15 de noviembre de 1955 fue d es titu id a com o co n stitu y en te por decre to presidencial No 2963, en su reemplazo se nombró a la médica Georgina Ballesteros de Gaitán, cuñada

del difunto Jorge Eliécer. Ella afirmó en un reportaje que “Mi destitución no me sorprende, dadas las crecientes limitaciones que sufre la libertad, debió ser motivada por el uso que he hecho del sagrado derecho a disentir...La medida entraña un golpe al m ov im ien to fem in is ta en el cual he venido empeñada, porque ya sabrán las mujeres que sus represen tan tes no son respetadas si no están identificadas con los criterios del gobierno.” (El Colombiano 17-XI-55).

Con respecto a la preparación oficial de los m ecanism os que garantizaran el ejercicio del sufragio femenino, el periodico El Colombiano en su editorial comentaba que “ los mismos argumentos y los mismos obstáculos que se movilizaron para impedir que se concediera a la mujer el derecho al sufragio, se están exhibiendo ahora para demorar la cedulación. Que las mujeres no declaran la edad, que no se dejarán fotografiar correctamente, que no deben ser reseñadas en las mismas oficinas que los hombres, que habría que señalar sitios especiales para votar.” El editorialista protestaba por no considerar nada de eso serio, ni cierto, refutaba también el argumento de que solo alcanzaba el dinero para ced u la r hom bres. E x ig ía la cedu lac ión simultánea y señalaba que los amigos del voto fem enino y las “mujeres que defendieron ese derecho, tienen la ob ligación de reclam ar la concesión de la cedulación femenina al mismo tiempo que la masculina, en igualdad de condiciones que ésta.” ( El Colombiano, mayo 7/55 )

Mujeres en la calle: unas protestan, otras apoyan al régimen militarYa se había empezado a agriar la relación entre las mujeres y el General Rojas Pinilla, cuando las señoras de la Organización Femenina Nacional convocaron en el mes de julio, una manifestación de las mujeres de todo el país, en la plaza de Bolívar para agradecer al Teniente General su intervención para la aprobación del sufragio femenino. Esta se realizó el 25 de agosto de 1955, con la presencia de miles de mujeres de todo el país. Luego de un Te Déum , llevaron la palabra Josefina Valencia, Georgina Ballesteros de Gaitán, Marina Goenaga, la Juez cuarta civil Stella Monsalve y la poeta Anita Díaz. Josefina Valencia abogó por la eliminación de las norm as d isc rim in a to ria s contra la m ujer

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co n ten id as en los cód igos c iv il y p enal, la eliminación de la ley que exigía permiso del marido para la mujer salir del país, el salario familiar, la asistencia prenatal, aumento de salas cunas y jardines de infancia, para facilitar el trabajo de las madres, e s ta tu to de las m aestras, para m ejo rar sus condiciones, hacer efectivo el principio de igual salario por igual trabajo. La médica Ballesteros habló de la paz, pedía como liberal que hubiera en el país, justicia, libertad y paz.

Por su parte el presidente elogió a las mujeres, su misión y el papel que juegan en la nacionalidad. Las llamó a morigerar las pasiones políticas, porque “en varios lugares del país sigue vigente, no obstante los desvelos del gobierno la más cruda y odiosa ley del sectarismo y la venganza” . Refiriéndose a la anormalidad institucional y que no estaba próxima la hora en que podrían votar, podrían seguir prestando colaboración al gobierno, porque “....La fuerza de vuestra adhesión no radica en que de hecho podáis depositar un voto, ni en la expectativa más o m enos artific ia l de que los po líticos puedan explotaros como cauda electoral”. Refiriéndose a la oposición reforzaba, preguntando:“¿A qué unidad más noble ni más nacionalista podría aspirar un gobierno que a esta conjunción armónica de religión, patria y hogar ? Ni qué mejor escudo para precavemos contra las pobres sugerencias de frentes cívicos...? ”

Habló de que había sido y sería abanderado de los derechos de la mujer y defensor de sus prerrogativas, les p rom etió por su ca lid ad de gobernan te responsable y militar de honor, estar al lado de las mujeres, con “... respetuosa devoción y emocionado afecto, contemplando en vosotras la majestad de la República, y el más hermoso símbolo de nuestra nacionalidad.”. Por último les pedía que le ayudaran a salvar a esta Colombia inmortal y concluía,*1... Si así lo hiciéreis, Dios y la Patria os lo premien y si no que El y ella os lo demanden” . (Semana No 461. 5- IX-55)

Ofelia Uribe de Acosta, Lucila Rubio de Laverde, Victoria de Silva, Susana Rubio de Díaz y muchas más fundaron en el mes de febrero de 1955 el periódico semanal" La Verdad, del que salieron 24 ediciones. La última fue recogida por las autoridades y su sede allanada, debido a que en su número del 18 de agosto del 55, daba cuenta gráficamente de

una m anifestación de m ujeres por la libertad, celebrada el día 10 de agosto. En esa jornada, con carteles que decían “Protesta de Mujer”, rechazaban las medidas oficiales para restringir la libertad de prensa. Ellas fueron reprimidas violentamente con chorros de agua.

En su primera página, con grandes títulos, La Verdad decía: “Presencia de la mujer en defensa de un principio: La libertad es la razón de la existencia; por eso la mujer gestora de vida se sacrifica por la libertad. La expresión del pensamiento femenino es la base esencial de toda civilización; ignorarlo es un peligro, acallarlo es el mayor error. No registra la historia movimiento alguno importante en que las m ujeres no hayan tom ado parte activa como combatientes o como mártires.”

En el editorial, escrito por Ofelia Uribe, calificaba el hecho como el más burdo atentado contra la mujer colombiana: “... Dada la calidad de sus componentes y la forma ordenada como iniciaron el desfile, no es presumible que representaran peligro alguno para la tranquilidad pública, ni menos que su presencia en las calles fuera signo de desorden o desacato al gobierno, era simplemente un gesto de rebeldía femenina ante el sacrificio de un principio”. Después de aclarar que no participaron en la manifestación, ni pertenecer a ningún partido político y que pregonaban el orden y el respeto al gobierno, afirmaban que “... no podemos aceptar que en su nombre puedan hollarse los valores...” y que “ sobre la fuerza y la represión sólo pueden estatuirse precarios Estados tan efímeros como deleznables son sus bases”. Por último después de recordar que el periódico El Tiempo nunca fue su amigo, ni les dio cabida como periodistas, resaltaban la calidad de este gran diario orgullo de los colombianos en el exterior, rechazaban el cierre impuesto por el gobierno y afirm aban que se perm itían d isen tir de las ap rec iac io n es del señor P resid en te en una m anifestación reciente en la que justificaba la m edida “ ... N uestro espíritu irrevocablem ente demócrata se resiente y se duele cuando se cortan los gajos del árbol de la libertad que nutrió sus raíces con la sangre de nuestros proceres para albergar a todos los colombianos...” (La Verdad No 24 18-VIII- 55).Aparece pues la división entre las mujeres que trabajaron por el derecho al sufragio femenino : las seguidoras del gobierno tanto liberales como

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conservadoras que apoyaban al régimen, las mujeres libera les y conservadoras que sigu iendo los lincamientos de sectores de sus partidos, se alistaron en la lucha contra la dictadura y por la restauración del libre juego democrático; las independientes, antiguas feministas, las primeras profesionales que trabajaban desde los años cuarenta por los derechos de las mujeres y por último, las mujeres comunistas.

La revista Semana registró desde mayo del 55, a su manera, con tono de página de trivialidades sociales que “ De los tes en hoteles lujosos se ha filtrado la sensación de que las señoras(también las señoritas) m ilitantes del feminismo han tom ado caminos diferentes. Las hay afiliadas al partido liberal y conservador en forma activa, se hallan algunas poniendo un toque femenino encantador en una joven agrupación socialista y son mayoría las que se alinean alredor de sus propias banderas; existe un movimiento generacional que busca agrupar en tomo a gentes jóvenes, universitarias y colegialas las preocupaciones y los anhelos de la m ujer colombiana ( Semana No 444. 9-V-55)

En el mes de septiembre el gobierno nombró a Josefina Valencia gobernadora del departamento del Cauca, la primera en ocupar ese cargo en la historia nacional. A lgunos periódicos no consideraron acertada esta decisión, “...pero el sentir general no es éste, sino de satisfacción y expectativa ’’(Semana No 465. 3-X-55). Posteriormente, en septiembre de 1956 el gobierno la nombró Ministra de Educación; también en esta ocasión fue la primera mujer en ocupar un cargo de nivel ministerial.

El 11 de octubre del mismo año, volvió a reunirse la Asamblea constituyente, que continuaba presidida por Ospina Pérez, después de dos años de receso. Al ser aprobada la propuesta presentada por el ejecutivo de ampliarla en 25 miembros que serían nombrados por el Presidente, Ospina renunció y así se empezó a consolidar la unión de los dos partidos tradicionales para derrocar a Rojas Pinilla. (Véase Tirado Mejía Op. Cit.) El 10 de mayo de 1957, entregó el poder en favor de una Junta Militar, después de una intensa movilización empresarial, obrera, social, religiosa en su contra.

Consideraciones generales en torno a las Mujeres en el Frente Nacional. De un precario ejercicio en la participación política a transformaciones en la manera de ser mujeresEl ejercicio práctico de los derechos políticos y de muchos de los derechos civiles de las mujeres, reconocidos jurídicamente en las décadas anteriores, se inició durante el Frente Nacional. Transcurrieron estos años en una sociedad autoritaria, confesional y excluyente, dependiente del reparto mundial sucedido entre el Occidente capitalista y el Oriente comunista y dentro del contexto internacional de la g uerra fría , con todas las secuelas que esta confrontación trajo en el orden de la defensa de la democracia, el reconocimiento y protección de los D erechos H um anos y las refo rm as socia les tendientes a lograr la justicia en el orden económico y social.Aun cuando Colombia se precia en el panorama latinoamericano de su tradición democrática y de que no ha sido tierra fértil para dictaduras, la realidad histórico social la presenta como un proyecto político restringido para amplios sectores de la población.El acuerdo constitucional aprobado a través de un plebiscito (1957), en el cual pudieron votar por primera vez las mujeres colombianas, dio origen al F rente Nacional y fue una salida a la confrontación violenta entre liberales y conservadores, al desangre que sufría el país por esta razón, que según analistas, produjo la muerte de unas trescientas mil personas; además operó la unificación política de las clases dominantes. Fue un pacto de alternación del partido liberal y conservador en el ejercicio del poder del Estado, en todas las ramas de la organización estatal (ejecutivo, legislativo y judicial), a partir de cupos paritarios en la administración pública y alternando el poder ejecutivo cada 4 años en riguroso tumo para cada partido, durante 16 años, del 7 de agosto de 1958 a 1974, así: Lleras Camargo (liberal): 1958- 1962; Guillermo León Valencia (conservador) : 1962-1966; Carlos Lleras Restrepo (liberal): 1966- 1970; Misael Pastrana (conservador): 1970 a 1974.

Se configuró, al mismo tiempo, el Frente Nacional como un ejercicio político intolerante, excluyente, autoritario que corrompió el desempeño político de

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los partidos tradicionales, desconfiguró el sistema democrático, bloqueó las reformas sociales, provocó la pérdida de credibilidad en el Estado, impidió la expresión de nuevas fuerzas generacionales, sociales y políticas que pugnaban por un espacio político y por lo tanto escleroso el régimen democrático.Este período de la historia nacional estaba además inscrito en el marco de la guerra fría, en donde el fantasma del comunismo se veía aparecer por todas partes y se imponía la defensa de la cultura occidental y cristiana. La persecución a las diferentes formas de protesta y reclamación social y ciudadana, la respuesta militarizada a las expresiones corrientes de la sociedad civil fueron práctica corriente en el diario transcurrir de la vida del país. Fue por lo tanto, un período de severas y permanentes restricciones a los derechos humanos y a la institucionalidad democrática.

Así mismo, en el orden internacional, no ocupaban los derechos humanos un papel preponderante y más bien su discusión y los esfuerzos para garantizar su vigencia quedaron congelados en las prim eras décadas de la guerra fría, hasta tanto las potencias de occidente y sus colonias en el tercer mundo terminaran de resolver la lucha por la independencia nacional.

Los múltiples movimientos estudiantiles, obreros, gremiales, populares, campesinos para mejorar sus condiciones de vida eran tratados con régimen militar y se consideraban problemas de seguridad nacional. Luchadores sociales y disidentes de diverso tipo eran investigados y juzgados por la justicia penal militar y permanecían privados de la libertad en instalaciones castrenses. Se convirtió en práctica usual de los gobiernos declarar casi permanentemente el estado de sitio, con cortos períodos de institucionalidad dem ocrática, los poderes de excepción convertían al ejecutivo en legislador, en investigador y juez de opositores y opositoras. Todo esto produjo el consecuente d esen cu ad ern am ien to de la o rgan ización dem ocrática y la incapacidad institucional de transformarse para dar justa respuesta a la situación social. Se incrementó, por lo tanto, la brecha entre las c lases sociales, en tre las generaciones y fina lm en te se con v irtió en un para íso de la corrupción y el clientelismo de los barones de la política, fenómeno que se extiende hasta nuestros días.

Toda esta situación creó condiciones propicias para la organización y expresión de una oposición armada autoritaria, paternalista, intolerante y patriarcal, que en últimas ha suplantado las expresiones de la lucha civil democrática, reemplazando e impidiendo la m ovilización autónom a de la ciudadanía y la consecuente resolución, por la vía de la negociación, de los múltiples conflictos económicos, sociales, étnicos y políticos, según las perspectivas de la democracia contemporánea.

Como las múltiples paradojas que nos presenta la historia del país, durante este período del Frente Nacional, en el marco de los fenómenos descritos, o cu rrie ro n im portan tes cam bios tan to en el desarrollo económico, como en las costumbres y la cultura.El país pasó de rural a preponderantemente urbano; mientras en 1951 el 61% de la población vivía en el campo, en 1984 esta proporción se redujo al 30%, pero el régim en legal de los m unicip ios era anacrónico y se regía por normas de principios de siglo. Las cuatro principales ciudades concentraban en 1974, más del 69% de la industria que demandaba más del 72% de empleo industrial del país. Las exportaciones crecieron del orden de U.S.$ 450 millones en 1957 a U.S.$ 3400 millones en 1980, se desarrollaron los sectores modernos de la economía en lo financiero, lo industrial, los servicios públicos, las comunicaciones y se diversificó la actividad económica. ( Alvaro Tirado Mejía, en Prólogo a Proceso Político Colombiano. 1984)

No obstan te , según B ejarano (La E conom ía Colombiana en la Década del 70. Bogotá, Fondo Editorial CEREC, 1.984. pag 22), “... en 1975, Colombia está en el grupo de países que ostentan la desigualdad más alta en la distribución del ingreso, a tal punto que sólo somos superados por 8 países en la concentración del ingreso.”En 1950 el 43% de la población era analfabeta, a principios de los años ochenta se redujo al 15%. A comienzos del F.N. (1960), había en la universidades públicas y privadas 18.607 hombres matriculados y 3.623 mujeres, en 1973 había 113.089 varones y 39.734 mujeres, en 1980 eran un total de 280.000 (H. Ochoa en La Mujer y el Desarrollo, 1977). Para 1989 el total nacional de estudiantes universitarios era de 474.787 matriculados, de estos 245.340 son m ujeres (51.7% ) y 229.447 varores. (M ujeres Latinoamericanas en cifras. 1993)

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En este contexto socio -po lítico la población femenina inició su participación ciudadana y empezó a ejercer cotidianamente muchos de los derechos civiles que escasamente eran conocidos y ejercidos por la mayoría de las mujeres, sobre todo aquellos que habían sido consagrados en reformas legales de años atrás, tales como el sistema de manejo de bienes en la sociedad conyugal (1932), el acceso de las mujeres a la educación secundaria y universitaria (1933) y el consecuen te acceso al trabajo remunerado en el mundo de las profesiones liberales.

Las mujeres empezaron su ejercicio político en una dem ocracia restrin g id a . El su frag io se fue debilitando a m edida que avanzaba el Frente Nacional; esto se expresaba en las cifras alarmantes de abstención, cuya mayor cuota era femenina. Para el Plebiscito votaron 1.853.255 mujeres, que fue el 42% del total de votantes, frente a 2.561.835 hombres que representaron el 58%. A medida que avanzaba el Frente Nacional fue disminuyendo el total del caudal electoral: en 1968 votaron sólo 998.582 mujeres (40%) y 1.497.873 hombres (60%). (DANE, 1972, pág. 153).

Las cifras hablan de los derechos políticos y la participación de las mujeresDesde los inicios del pacto bipartidista, los partidos políticos tuvieron el suficiente cuidado para que las mujeres no salieran de los cánones tradicionales y continuaran ocupando sus papeles en la estructura social y política. Se presentaron casos ejempla­rizantes como la prohibición impartida por Carlos Lleras Restrepo al liberalismo en todo el país para evitar la citación a manifestaciones públicas por parte de personas que no tuviesen la autorización previa de la Dirección Nacional. Esta medida fue tomada en 1958, frente a la inconformidad de las feministas liberales, dirigentes de la lucha por los derechos políticos y civiles de las mujeres desde la década de los 30, Ofelia Uribe, Lucila Rubio y Anita de Karpf.

Ellas quedaron insatisfechas y decepcionadas por la bajísima representación femenina de los partidos liberal y conservador en las listas para cuerpos co leg iados (congreso , asam bleas y concejos municipales) y por la casi nula designación de mujeres en los gobiernos departamentales y locales

que según la Constitución hacía el Presidente de la República, el liberal Lleras Camargo.Durante los primeros años del F.N. fueron elegidas para cargos de representación popular muy pocas m ujeres. E sm eralda A rboleda fue la prim era senadora elegida en 1958, por el departamento del Valle del Cauca; también para ese mismo período fueron elegidas representantes María Paulina Nieto de Caro y Ana Carcis Cardona, pero Esmeralda ya se había estrenado en la vida pública, junto con Josefina Valencia, en la Constituyente de Rojas Pinilla en 1956, posteriormente fue ministra de C om unicaciones de L leras Cam argo en 1961 (R ev ista Fem . M éxico , No 9 de 1978), convirtiéndose en la segunda mujer en ocupar una cartera ministerial en el país. “...Ofelia Uribe fue senadora suplente en 1962, Carmen Rocha, otra activista del voto y cofundadora de la Alianza Femenina Liberal, fue representante a la Cámara por el Tolima, entre 1958 y 1962, concejal de Bogotá y presidenta de su mesa directiva. También en el partido conservador hubo p resencia , aunque limitada, de las mujeres en sus instituciones de dirección y representación. Dolly Suárez Betancurt, fue presidenta del prim er Com ando N acional Fem enino, secretaria del Grupo del Partido y presidenta del Directorio Conservador de Bogotá, representante a la Cámara en 1962 y concejal de Bogotá en el período 1958-1962” ( Norma Villarreal, 1994, pág 152).El prom edio de participación fem enina en las corporaciones públicas, entre 1958 y 1974 se comportó así: Para Senado fue el 2.01%, para Cámara el 4.43%, para Asambleas el 8.15%, para Consejos Intendenciales del 3.07% y para Consejos Municipales el 6.69%. Es decir, que durante el F.N. la participación femenina en las corporaciones de representación popular fue del orden de 6.79 mujeres por cada 100 hombres.El Partido Liberal incluyó en sus estatutos en 1963 la representación fem enina en los d irectorios regionales, en los municipales y en la Comisión Política Provisional y consagró la libertad de nom brar m ujeres para cualqu ier cargo en su organización. Por su parte el Partido Conservador comprendía entre sus comités de acción política una agrupación de mujeres, también contó dentro de su dirigencia con una mujer aguerrida, deslenguada e incisiva que ponía y quitaba candidatos, ella con

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beligerante pluma en su columna de La República, p eriód ico de la fam ilia , ponía en pe lig ro la estabilidad de gobemates y contradictores políticos. Esa mujer era doña Berta Hernández, la singular esposa del expresidente conservador Ospina Pérez.

De otro lado, la Anapo incorporaba a las mujeres en sus comandos; en reuniones convocadas para el efecto ellas escogían a las representantes en los organismos partidistas. (P. Pinzón, D. Rothlisberger en Mujer v Desarrollo.... pag 45) En este grupo, también hubo una mujer de la familia de su fundador, la hija de Gustavo Rojas Pinilla, María Eugenia, con o c id a com o “La C ap itan a del P u eb lo ” . Movilizaba un importante caudal electoral, con la imagen de la mujer magnánima que desde el poder se ocupaba de aliviar a los pobres y desvalidos por medio de obras sociales.

Contar a las mujeres que participaron en la dirección de los partidos, en las listas electorales nacionales, departamentales y municipales, sus propósitos, sus programas y alianzas, es un ejercicio que aún no se ha hecho y es indispensable realizarlo para poder describir y analizar detalladamente el devenir de mujeres y hombres que intentaban ajustes y formas de modernización en la vida de las instituciones en las que participaban.

Es posible afirmar que el resultado del ejercicio de los derechos políticos por parte de las mujeres fue cada vez peor durante los primeros años del F.N. La m aquinaria política term inó por usarlas como animadoras electorales, sin otorgarles posibilidades de ju e g o en los p uestos de d ec isión de las colectividades, ni en los cargos de representación popular, por tanto, no tenían poder efectivo para incidir desde la actividad política en la vida de la sociedad. Las mujeres que eran activas en los partidos políticos tradicionales aceptaron esas reglas del juego, se conformaron con un ejercicio que cada vez las separaba más de la toma de decisiones al interior de sus partidos y se resignaban con labores de servicio y de infraestructura material de las elecciones como empacadoras de votos, animadoras callejeras, motivo de “ embellecimiento” de actos políticos, etc. Sobre todo, servían de prueba de que sí estaban en la actividad política para convocar al resto de sus congéneres a participar por la paz y la defensa de la sociedad.

La abstención se elevaba de período en período y la mayoría de las mujeres del país continuaban sujetas a un régimen patriarcal y conservador, hasta en sus familias, en donde también se definía su voto según las predilecciones de los varones de la casa tal como ocurría al interior de los partidos. Durante estos 16 años de Frente Nacional las mujeres tuvieron una pérdida importante de sus objetivos como género, es decir, en sus reivindicaciones particulares.

Al m ism o tiem po , duran te estos años las encontramos participando e impulsando diversas formas de asistencia social, que no cuestionaban, ni conmovían la estructura patriarcal de la sociedad, sino que por el contrario la fortalecían, pero que sim ultáneam ente les perm itía experim entar la rea lid ad socia l e in cu rsio n ar en cam pos desconocidos, sobre todo para las mujeres de las clases media y alta. Este proceso se dio en un escenario de inequidad social y de incapacidad de la clase dirigente para reformar la estructura de la propiedad y la distribución de la riqueza que el país requería. F lorecieron actividades sociales de beneficencia animadas y ejecutadas por mujeres, bajo la forma de voluntariado y en muchos casos como ejercicio de la antidemocrática virtud de la caridad, paliativo a la situación de la población pobre. En especial en los primeros períodos del F.N. se presentó el incremento de grupos y asociaciones de traba jo v o lu n ta rio fem enino con d iversa procedencia de clase que realizaban un ejercicio social a través de labores que han representado sim bólica y prácticam ente ideales fem eninos: cuidado de la niñez, de enfermos, de ancianos. Las mujeres pobres en los barrios se vinculaban a las asociaciones comunales, para realizar trabajos en comités de salud, para recolección de recursos, educación, etc. Era esta otra manera que permitía a las mujeres de clase popular, media y alta salir de sus casas y hacer otra vida social.Como lo plantea Villarreal, Las carencias socialesy la incapacidad del Estado para ofrecer alternativas a los sectores más pobres, junto con la estrategia de desarrollo continental de la Alianza para el Progreso, fueron el m arco de las organizaciones que se crearon" (op.Cit, pag 153). La Alianza para el Progreso era la punta de lanza de la política socioeconómica que impulsaban los Estados Unidos a través de la Organización de Estados Americanos- OEA, para hacer frente a la socialista Revolución Cubana.

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Sobre estos proceso habría m últiples aspectos por investigar, en particular, las m entalidades que servían de soporte a estas mujeres, los resultados socia les de sus em presas y los avan ces en la autonom ía personal.

Como instrumento no partidista al servicio de la causa de los dos partidos tenemos a la Unión de Ciudadanas de Colombia, cuyos orígenes habría que reescribir, puesto que la historia oficial se ha encargado de desdibujar el papel de mujeres que en Antioquia iniciaron un proceso a la manera de las Ligas de Mujeres votantes de los Estados Unidos y cuya adjudicación histórica se ha hecho a Lleras Camargo, gestor del EN. (Conversaciones con Rosita Turizo de Trujillo, una de las fundadoras de la U C C - 1990).

Esmeralda Arboleda fue una de las más renombradas impulsoras del Frente Nacional, supo jugar las reglas de la política y logró acceder a lugares reservados para varones en el parlamento y en el poder ejecutivo como ministra, posteriormente y durante casi toda su vida pública estuvo ausente del país formando parte del cuerpo diplomático. Por muchos años rep resen tó a C o lom bia ante organ ism os internacionales como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, de la ONU; embajadora ante la UNESCO y consultora para la misma institución en el año Internacional de la Mujer, se quejó de que la Primera Conferencia de la Mujer de las Naciones Unidas celebrada en México hubiera sido presidida por un hombre. (Revista Fem. ibid), pero es poco lo que se conoce hasta ahora sobre los resultados de su trabajo por las mujeres colombianas.

Durante el Frente Nacional el m ovim iento del feminismo sufragista entró en receso después de haber mordido el polvo por la arrogancia de los conservadores patriarcas de los dos partidos, por la fuerza del poder tradicionalista de la iglesia católica y por la debilidad de las mujeres mismas frente a sus derechos, como en repetidas ocasiones lo expresó O felia Uribe. Con la aquiescencia de señoras cercanas familiar y afectivamente a los dirigentes de ambos partidos y con la ayuda de sus más próxim as a liadas se refo rzó en las m ujeres comprometidas social y políticamente su potencial de guardianas de las tradiciones, de la civilización occidental y cristiana amenazada por el comunismo ateo.

Desfallecieron las esperanzas reformistas de las mujeres con la convocatoria al Plebiscito, en especial para las sufragistas liberales, conservadoras e independientes quienes estuvieron animadas en el p roceso de co n v o ca to ria , po r p rec isas reivindicaciones en materia de justicia social, de reforma agraria, políticas de educación, empleo y asistencia técnica. Por ejemplo, ya para el año de 1962, doña María Calderón de Nieto expresaba en un discurso de apoyo a la candidatura de Lleras Restrepo que “... aunque no nos satisfagan algunos candidatos o no tengamos la representación que nos debiera corresponder en las listas, tenemos que votar por la preservación del régimen político democrático bipartidista que le ha dado a millones de colombianos la paz..” (El Tiempo, marzo 4 de 1962). En Cali, Lleras Camargo pronunció un discurso ante una concentración de mujeres en el que afirmó que el voto no es para llevar más mujeres al gobierno, aunque esto sea deseable. Es para decidir las grandes cu estio n es del gob ierno en ab strac to y no necesariamente encamadas en las personas...” (El Tiempo, marzo 20 de 1.970)

Muchas de las mujeres ilustradas de las clases medias y altas, con estudios universitarios o sin ellos, que tenían una trayectoria de librepensadoras y de activistas políticas, decepcionadas del F.N. fueron ingresando a los m ovim ientos de oposición al régimen frentenacionalista como el Movimiento Revolucionario Liberal-MRL, al Partido Comunista y a la Alianza Nacional Popular- ANAPO. Escribían en sus periódicos, disfrutaban y sufrían el estatus de trasgresoras y muchas de ellas constituían una piedra de escándalo en los sec to res p acatos y tradicionalistas. Entre éstas podemos destacar a María Arango Fonnegra; de alta clase social, alumna y reina de los estudiantes de la Universidad Nacional, se convirtió en activista de la juventud comunista. Luisa Pérez que ingresó al MRL en sus inicios y años después fue fundadora, miembro activa y secretaria del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos.

Otros de los aspectos de interés para la investigación de estos grupos son los matices ideológicos y la p ro ced en c ia de c lase que m arcaron el comportamiento de las mujeres y los varones en las re lac io n es co tid ian as al in te rio r de estas agremiaciones, así como las formas de división sexual del trabajo que se fueron adoptando. También

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es interesante descubrir el comportamiento de la represión estatal para con estas mujeres de oposición cuando caían presas, el trato recib ido en los interrogatorios y en prisión.

El F.N. hizo crisis para las elecciones de 1970. Después de años de incremento de la abstención y del escepticismo, se consolidó una tercera fuerza electoral populista, que venía expresándose desde 1960, alrededor del ex dictador Rojas Pinilla. Se convirtió en amenaza para la estabilidad del régimen bipartidista, puesto que canalizaba y facilitaba la expresión de corrientes del descontento popular. Este asunto se resolvió, presumiblemente por la vía del fraude, y con el escaso margen de 63.577 votos (C ifra de C ronología, Gran E ncic loped ia de Colombia. Op. Cit), el exministro de gobierno del entonces Presidente L leras R estrepo, M isael Pastrana fue proclamado nuevo mandatario nacional, en medio del toque de queda y la suspensión de la información sobre resultados parciales.

Nuevas posibilidades • Nuevas mujeresA la par que todo esto sucedía, las mujeres se fueron labrando un camino lenta y pausadamente, a la manera como don Andrés Bello en nuestro Código Civil del siglo pasado, describía la figura del aluvión, que agranda una propiedad, “... por el lento e imperceptible retiro de las aguas” (art.719). Fueron ejerciendo derechos, transformando costumbres y ocupando las nuevas posibilidades, que como enunciados jurídicos, había abierto años atrás la lucha de las feministas y las convicciones de los varones demócratas que las apoyaban desde la década de los años cuarenta.La creación de nuevos hábitos sociales en la manera de ser mujeres, estaba avalada, en cierta forma, por las transformaciones ocurridas en y con respecto a ellas en los países industrializados y en el bloque comunista después de la segunda guerra mundial.

Acá es donde al parecer acaece la transformación cultural y de las costumbres que van acumulando y creando nuevos datos, nuevos imaginarios y modos de vivir la fem inidad. En la revista M ujer de América, dirigida y gestada por la escritora Flor Romero, publicada en Bogotá durante el Frente Nacional y financiada por las pautas publicitarias que pagaban empresas antioqueñas, se encuentran

elementos significativos que dan cuenta de esos cambios, desde una perspectiva femenina, ilustrada y laica. En sus primeros números recogía aspectos de la lucha de las sufragistas, entrevistó a Ofelia Uribe, a Lucila Rubio y registró con inteligencia aspectos y debates muy importantes en el mundo de las comunicaciones con la llegada de la T.V., de la invención de la p íldo ra an ticoncep tiva y la prestación de servicios de control natal en el país, del papel de las mujeres en el arte, en la literatura, sobre los debates internacionales en torno a la condición de las mujeres, etc.

Gloria Valencia y Alicia del Carpió incursionaron en el mundo de las com unicaciones, lugar de hombres en donde las mujeres se admitían como modelos, actrices, cantantes o bailarinas, no como pares de los directores y locutores. A través de la televisión empezó a abrirse camino una imagen diferente de las mujeres y de la feminidad, con unas posibilidades en el mundo cultural. Gloria Valencia presentaba un programa llamado "Conozca Autores" y su primer entrevistado fue el Maestro León de G reiff. Otro campo para investigar es el relativo a los procesos que asumieron, las exigencias a las que respondieron, los obstáculos sexistas que vencieron para llegar a ser lo que fueron y son hasta ahora algunas de ellas.

Es necesario destacar en el análisis de este período a mujeres como Marta Traba. Filósofa, crítica y pedagoga del arte en la Universidad Nacional, participó con Jorge Gaitán Durán en la revista Mito, autora del libro de poesía La Historia Natural de la A legría (1952) y en 1966 Prem io Casa de las Américas por su novela Las Ceremonias del Verano. En la recientemente creada Televisora Nacional realizaba un programa sobre arte y fue fundadora del Museo de Arte de Bogotá. La expulsó del país y denegó su petición de nacionalidad el Presidente Lleras Restrepo, a pesar de estar casada con el periodista Alberto Zalamea y de tener dos hijos colombianos. Esto se debió a la manera crítica como respondió a la pregunta de un reportero acerca del allanamiento con tanques de guerra, ordenado por el gobierno a la Universidad Nacional. Con esto no sólo se enviaba un mensaje a los opositores y opositoras, a los simpatizantes del proceso cubano, sino que se agredía a una mujer fuera de lo común, que opinaba con autonomía, que criticaba sin miramientos la mojigatería nacional y abría nuevos

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caminos al arte nacional. Belisario Betancuren 1982 le concedió la nacionalidad colombiana ( Ana María Escallón en Gran Enciclopedia Op Cit Tomo 10.)

Patricia Ariza, Fanny Buitrago, quien publicó en 1964 F.l Hostigante Verano de los Dioses. Diana Merliny y Carmen Payán, entre otras, participaban del Movimiento Nadaísta.Desde otra orilla ideológica, en 1961, se creó en M edellin La Tertulia, de la que participaban 6 hombres y 6 mujeres. Eran : Sofía O spina de Navarro, Gonzalo Restrepo Jaram illo, Pilarica Alvear, Olga Helena Mattei, María Helena Uribe, M anuel M ejia V allejo , R ocío V élez, A rturo E cheverri M ejía, Regina M ejía, Jaim e Sanín Echeverri y Jorge Montoya Toro. Publicó Rocío Vélez, en 1961, El Pacto de las Dos Rosas (Otro Cuento desagradable) y en 1971, La Cisterna. En estas dos obras abordaba situaciones de mujeres. (El C o lo m b ian o . "Seis E scrito ras en busca de expresión", agosto 20 de 1995).

Feliza Bursztyn, en 1961, inició en el mundo colombiano de las artes plásticas una revolución, se aventuró en el terreno de la construcción de chatarras, “ prefirió que sus trabajos fueran irrisorios, efímeros y antiestéticos a que continuaran siendo solemnes, perdurables y bellos” (Germán RubianoC. en Gran Enciclopedia ...Op Cit, T. 9). Además se involucró en un campo estrictamente masculino, como ha sido el manejo de material de fundición y chatarra y el trabajo de considerables volúmenes. Obtuvo el Primer Premio de Escultura en el XVII Salón Nacional de 1965, con la chatarra Mirando al Norte. Ella realizó la primera muestra de arte cinético en Bogotá en la que incorporó el sonido por medio de vibración que hacía trepidar las láminas.

El m undo académ ico em pezó a m ostrar las cualidades de las mujeres en la vida universitaria. En 1961, la antropóloga Virginia Gutiérrez de Pineda había presentado su estudio La Medicina Popular en C o lo m b ia : en 1963, ed itó La F am ilia en Colombia - Trasfondo Histórico, precursora de su gran trabajo Familia v Cultura en Colombia, publicado en 1968, en el que delimitó y describió los complejos culturales colombianos; fue una obra fundadora de esta reflexión en el país. Desde su investigación sobre las familias, llegó doña Virginia a descubrir a las mujeres como objetos y sujetos del conocimiento de las ciencias sociales.

Con resp ec to a las m u jeres u n iv e rs ita ria s contemporáneas de Virginia Gutiérrez, habría que hacer un seguimiento para encontrarlas; podríamos m encionar e sp ec ia lm en te a personas com o B lan q u ita de M olina , una de las p rim eras profesionales de la antropología, compañera de luchas y segunda esposa del dirigente socialista Gerardo Molina; como Alina Gautier, que en 1952 fue la primera mujer profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, a quien le tocó frentear las insolencias de estudiantes que se sen tían u ltra jad o s por rec ib ir la cá ted ra de bioquímica de una mujer; ella logró el respeto y propició un cambio de mentalidad en estos jóvenes. Habría que hacer igual búsqueda de las universitarias de Cali y de otras ciudades del país.

Con respecto a la condición de las mujeres, durante el F.N. hubo algunas decisiones ju ríd icas que afectaban aspectos relacionados con la maternidad y la paternidad. En 1968, mediante la Ley 75 se dictaron normas sobre filiación, en especial, con respecto a aquellas personas cuya paternidad no hubiere sido reconocida, se consagraron figuras como la presunción de paternidad, el delito de inasistencia alimentaria a los hijos e hijas menores y se creó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar-ICBF, encargado de la protección a los menores y del mejoramiento de la calidad de vida de las fam ilias. En 1970 por Decreto 1260 se estableció que las mujeres no tienen la obligación de llevar el apellido de sus cónyuges. (Josefina Amézquita, en La Mujer v El Desarrollo, op cit, pag 289).

Con la anuencia del gobierno se introdujeron al país los métodos anticonceptivos, en el marco de las políticas internacionales, según las cuales para lograr la eliminación de la pobreza se requería de un ingrediente fundamental que era la disminución de la población a través de la aplicación de políticas dem ográficas. La función reproductiva de las mujeres se convirtió en este período en un elemento principal de las políticas de desarrollo impulsadas por organismos internacionales de cooperación. Como plantea Elvia Caro, “...se refuerza el mantenimiento de la noción del papel “natural” de las mujeres en la responsabilidad del control de la fertilidad y del bienestar de la familia... el enfoque asistencialista que predomina hasta hoy en muchos programas se centró en la familia considerando al

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hombre en su papel productivo, a la mujer en el reproductivo y al binom io madre-hijo como la unidad de atención. Los supuestos de este enfoque consideran que las mujeres son recipientes pasivos del desarrollo y que la maternidad y la crianza son los papeles más im portantes de la m ujer en la so c ied ad ...” ( Las M ujeres en la H isto ria de Colombia. T. 1., pag 434 ).

Un campo de interés histórico cultural es el relativo a la introducción de las prácticas de control natal y al modo como las mujeres accedieron a ellas. Esta es una pieza clave en la transform ación de la condición femenina, puesto que ha contribuido a liberarlas de la inexorable diada sexo-reproducción. En consecuencia, las mujeres han llegado a tener un ritmo de vida diferente, con más posibilidades para estudiar, para trabajar fuera del hogar y con más tiempo libre para sí mismas. También ha contribuido a transformar la relación con su propio cuerpo, a acceder al placer sexual con mayor libertad, con menos temor al embarazo y a independizarse, de alguna forma, de los lineamientos que sobre sus cuerpos las distintas iglesias, en nombre de diversos dioses, han impuesto históricamente a las mujeres. Hoy las cultas e incultas, rurales y urbanas, ricas y pobres controlan su capacidad reproductiva, rezan y se van al cielo, aun cuando el Papa y sus prelados las sigan condenando. Este hecho también trajo consecuencias en la masculinidad, en la manera de pensar y de relacionarse con las mujeres y en las costumbres sexuales; los ritos de iniciación sexual masculina empezaron a variar; se fue introduciendo en la cultura y en la vida de los jóvenes y las jóvenes el inicio sexual con sus pares, sin comprar favores sexuales.

Desde esa época, se empezóla escindir la relación entre virgen-esposa-madre y a construir alternativas de vida sexual más integrales para hombres y mujeres. Las deconstrucciones que el feminismo ha hecho sobre el placer sexual, sobre el derecho al propio cuerpo, sobre la libre opción de la maternidad, han dado por resultado histórico, el que en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo del Cairo (1994) se llegaran a tratar y a considerar con la categoría de derechos humanos, los derechos sexuales y los derechos reproductivos y el derecho de los jóvenes y las jóvenes a una vida sexual placentera y sana.A los programas de control natal liderados por

PROFAMILIA se opusieron los sectores de derecha y la izquierda, los primeros por que estas prácticas atentaban contra la voluntad divina de crecer y multiplicarse y los segundos porque obedecían a políticas imperialistas impulsadas desde los EEUU. En Colombia, en 1964 las tasas de natalidad eran del 44.2% y las de fertilidad del 6.7%; descendieron en una década (1973) al 34.5 % y al 24.7 y para 1993 lo eran del 27.4% y del 3.1% respectivamente.

Las décadas del F.N. fueron de movilizaciones y protestas populares, en particular de los sectores medios, de empleados estatales, en especial los maestros y maestras públicos, y de estudiantes por reformas democráticas a las universidades y contra la intervención gringa en ellas. Sectores jóvenes de la iglesia católica fueron animados a tomar opción por los pobres. Pero uno de los cen tros del movimiento social fue la lucha de los campesinos por la tierra, en la que participaban las mujeres masivamente alrededor de la Asociación Nacional de U suarios C am pesinos-A N U C , organizada durante el mandato de Valencia, que en 1961 había creado el Instituto Nacional para la Reforma Agraria- INCORA. Durante estos años, se convocaron varios congresos de M ujeres C am pesinas, en esta organización las comisiones de mujeres jugaron un papel significativo, a la hora de las tomas de tierras, iban en la vanguardia poniendo sus cuerpos a la represión, pero ellas siempre estaban planilladas para las labores de cocina en los encuentros campesinos, costumbre que empezó a variar hace relativamente pocos años. Esta historia de las mujeres campesinas está por investigarse, quedan en la memoria mujeres como Catalina Pérez, una de las pocas integrantes de la Dirección Nacional de la ANUC en los años 70; ellas abrieron el camino para la igualdad de oportunidades para las mujeres al interior de su gremio.

El p roceso de o rg an ización de las m ujeres cam pesinas in ic iad o en esto s años inc id ió posteriormente en el difícil proceso de creación de agrupaciones de mujeres indígenas, que inclusive en sus primeros años lo hacían clandestinamente porque varios cabildos indígenas lo prohibían. Hoy ya cuentan con formas organizativas y muchas están vinculadas a la Asociación de Mujeres Indígenas y Campesinas, han trabajado por sus derechos étnicos y como seres humanos en sus comunidades. Hoy se destacan mujeres indígenas como Eulalia Yagan,

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em berá dirigente nacional del m ovim ien to indígena y D iputada a la A sam b lea del D epartam ento de Antioquia.

Se formó la CSTC, central obrera de orientación comunista frente a las dominadas por los partidos liberal y conservador, CTC y UTC respectivamente. También al interior de ellas se fue abriendo camino la organización de las mujeres trabajadoras, que no concebían sus reivindicaciones separadas de las de los hombres y tenían serias diferencias de clase con el feminismo. Entre ellas destacamos en Antioquia, a Consuelo Arbelaéz, Bertina Calderón y Ofelia Londoño; en Bogotá, a Aida Avello, Amanda Rincón, Rosario Calle y Amelia Molina entre otras. Este es otro capítulo de la historia de las mujeres y del s in d ica lism o que está por e sc rib irse e investigarse. Este proceso presenta hoy por resultado la evolución de su manera de pensar y abordar la condición de las mujeres como asalariadas y como sindicalistas, la creación de la Casa de la Mujer Trabajadora de la Central Unitaria de Trabajadores, dirigida por Patricia Buriticá y la creación de la escuela de liderazgo para las mujeres sindicalistas.En el año de 1963 resurgió la lucha guerrillera: y se crearon nuevos m ovim ientos insurgentes que pretendían ser alternativa frente a las FARC, de orientación com unista: el M OEC, el ELN, de orientación pro-cubana y más adelante el E.P.L., de orientación m aoísta. A llí tam bién ingresaron mujeres. Este sería, así mismo, otro importante capítulo de la historia invisible de muchas mujeres, las funciones en la g u errilla , el tra to , las oportunidades, su vida sexual y reproductiva, las relaciones de poder, el tráfico de mujeres a su interior, etc. Algunos aspectos de esta historia se pueden investigar hoy en día, puesto que un número importante de ellas se ha acogido a las propuestas de paz y se han reintegrado a la sociedad y a la participación política democrática.

Acá es importante recuperar la memoria de Gabriela Samper, escritora, artista, teatrera, cineasta y guionista de T.V., detenida en 1972 y procesada en un Consejo de Guerra Verbal en el que enjuiciaron, a “...numerosos intelectuales, cineastas, profesores universitarios, sacerdotes acusados de pertenecer al ELN” (A lternativa No 36 de junio/75) Estuvo recluida cinco meses, allí enfermó y escribió su libro La G uandoca, publicado después de su muerte ocurrida el 16 de mayo de 1974.

Las postrimerías del Frente Nacional y la década del 70En la segunda mitad de la década del 60 y principios del 70, se registró una importante influencia de la Revolución de los estudiantes franceses de mayo del 68, de la lucha de los negros y negras norteamericanos por sus derechos civiles y políticos, de las manifestaciones pacifistas contra la guerra del V ietnam , que acá se trad u je ro n en lucha antiimperialista y en la incidencia del movimiento contra el consumismo y por la paz de los hippies. También en este período se acentuó el influjo del pensamiento marxista francés, del socialismo, de la liberación sexual y de las manifestaciones del m ovim ien to fem in ista , tanto el v incu lado al socialismo como el autónomo, que desde mayo del 68 empezó a adquirir su perfil en los países de Europa y Estados Unidos, con desarrollos propios en los países latinoamericanos, que se fueron ligando a la lucha por el cambio social y por la democracia.

En los ú ltim os años del F ren te N acional, encontramos definitivamente a las mujeres en la ca lle , so las, sin dam as de com pañía , en el movimiento social, en las universidades, fábricas, o fic in as, en las huelgas e s tu d ian tile s , en el movimiento campesino, en las carpas de las huelgas sindicales, en el movimiento de los católicos por la transformación social, en el movimiento hippie, en la guerrilla y en los reinados de belleza que empezaron a proliferar en aquel período y cuya monarquía nos divierte y agobia hasta nuestros días. El modo como se encontraban allí es un aspecto fundamental para descubrir esas nuevas formas de vida de las mujeres, las feminidades que se fueron estructu rando y las m asculin idades que eran cu estio n ad as por esa p rác tica socia l que im placablem ente ha venido transform ando al mundo.

Para ilustrar las condiciones de las mujeres en el juego político en los tres últimos gobiernos del F rente N acional, es in teresan te apreciar los siguientes datos* (Extractados por Mónica Pérez de la Registraduría Nacional-1997):• Para las elecciones de 1966, cuyo tumo en el

poder le correspondía a un liberal, se presentaron como candidatos José Jaramillo Giraldo (Anapo), Carlos Lleras Restrepo (Liberal) y Gabriel A.

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Goyeneche ( independiente); resultó elegido Lleras Restrepo con 1.891.175 votos. El potencial electoral era de 6.611.352 votantes, de los cuales votaron 2.649.258 (40%), a s í: 1.069291 mujeres de 3.173.393 y 1.569120 hombres de 3.437.959. Aparece nombrada por el presidente una única gobernadora, la del Cauca, Alina Muñoz de Z. Como candidatas y elegidas para el Senado como cabezas de lis ta só lo es tu v ie ro n B ertha Hernández de Ospina por Cundinamarca y María Eugenia Rojas, también fueron elegidas otras dos mujeres que estaban en las listas liberales, es decir que ellas fueron el 3.8% del total de 106 senadores elegidos.Para la Cámara hubo cinco candidatas: Meida M. de Palomo, de Córdoba, Nazly Lozano, del C hocó, Ana M artínez del Q uindío; G loria Alvarez, de Boyacá y Alina Muñoz, del Cauca. Estas dos últimas resultaron elegidas, y eran el 3.7% de un total de 190 representantes.

Para las elecciones de 1970, cuyo turno en el poder le correspondía a un conservador, se presentaron como candidatos Gustavo Rojas P inilla, M isael Pastrana B orrero, B elisario Betancur, Evaristo Sourdís y Rafael Corredor. R esu ltó e leg ido P astran a por un to ta l de 1.614.419 votos. El potencial electoral era de 7.666.716 votantes; votaron 1.724.708 mujeres de 3.692.086 y 2.295.178 hombres de 3.974.630. Como candidatas y elegidas para el Senado como cabezas de lis ta só lo estu v ie ro n B ertha Hernández de Ospina por Cundinamarca y María Eugenia Rojas, Hilda de Jaramillo del Tolima y Josefina Valencia por Cundinamarca también fué candidata Aurora G. de Peña por Cundinamarca y no salió elegida, es decir que ellas fueron el 3.4% del total de 118 senadores elegidos, no aparece reg is trad o en este gob ierno el nombramiento de gobernadoras.Para la Cámara sí hubo un número significativo de candidatas, pero que no llegaban ni a la tercera parte de candidatos varones. Las siguientes que no salieron elegidas fueron: Estella Mosquera (Cauca), Leonor de Feijoo (Cundinamarca), Cecilia P. de Ricardo (Cundinamarca), Nazly Lozano (Chocó), Elsa de Ceballos (Magdalena), Helena Jiménez (Nariño), María V. de Vélez (Quindío), Virginia Archbold (San Andrés), M aría C. De Angel (San Andrés). Salieron elegidas: Georgina Ballesteros de Gaitán (C/

marca), Dolly Betancur de Suárez (C/marca), Fanny G onzález (M eta), G abrie la Z u le ta (Quindío) y Cecilia Muñoz (Valle), es decir que fueron el 5.2 del total de 210 representantes.

Terminado el Frente Nacional se abrieron nuevas expectativasLas mujeres votaron en proporción considerable para las elecciones presidenciales de 1974, en las que por primera vez en 16 años se hacían elecciones abiertas. Se registró un increm ento de la participación electoral femenina, con el 63.5% de votantes por p res id en c ia y del 70.5% para cám ara, comparativamente con las cifras de las últimas elecciones del F.N. que fueron del 46% y el 38.7%, resp ec tiv am en te . Se lanzó com o cand ida ta presidencial, la Capitana del Pueblo, María Eugenia Rojas por la ANAPO, con un discurso tradicional sobre las mujeres, centrado en su rol familiar (Véase Villarreal, pag. 166); sus contendores eran Alvaro Gómez Hurtado,conservador de derecha y el liberal Alfonso López Michelsen, fundador del MRL que tuvo cercanías y alianzas electorales con el Partido Comunista en los inicios de la alternación.

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Los resultados de estas elecciones arrojan que Berta Henández fue la única senadora electa, es decir que era el 0.9% de un total de 112 senadores. Para la cámara se candidatizaron Helena Jiménez y María E Santacruz por Nariño, y no resultaron elegidas, en cambio las restantes candidatas sí obtuvieron su curul: Josefina de Gómez Naar (Bolívar), Magola G óm ez(Córdoba), Lucelly G arcía de M ontoya (Quindío), Gabriela Zuleta y Gloria Gaitán del Quindío. Es decir que ellas fueron el 6% de los 199 representantes a la Cámara.

En la campaña de López, las mujeres jugaron un im portante papel organizadas en el Comité de Mujeres Liberales, conducido por María Helena Jiménez de Crovo, fundadora del MRL y nombrada p o ste rio rm en te M in istra de T rabajo . E llas impulsaban reformas legales para acabar con la discriminación de las mujeres en la familia, en especial las relacionadas con el divorcio vincular, la patria potestad y la potestad marital. Desde 1972 este candidato hablaba de temas espinosos, relativos a los privilegios detentados por la iglesia católica sobre el estado civil de las personas, de acuerdo con

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el Concordato suscrito desde el s ig lo pasado por el Estado colom biano.

E ste fu e e l p r im er g o b iern o en la h is to r ia de C olom bia que in ició su mandato presentando una nutrida nóm ina de gobernadoras, integrada por 13 mujeres que lo acom pañaron en la dirección de los destinos de varios departam entos.

Durante este gobierno se realizaron interesantes variaciones con respecto a la política internacional. Las relaciones con Cuba, rotas desde 1961, fueron abiertas; se intensificaron vínculos con el General Ornar Torrijos, presidente nacionalista panameño, que luchaba por la devolución del Canal a los panameños y panameñas.Durante este mandato se incorporaron a la vida jurídica del país, las principales normas que en m ateria de D erechos H um anos reg ían en la comunidad internacional (Véase Manuel Restrepo Yusti en esta misma obra ). También se registró un proceso de democratización y apertura reformista en las universidades públicas y la central obrara CSTC, de orientación comunista, fue legalizada.

En 1973 la revista A lternativa, publicación de izquierda democrática, fue creada por un grupo de intelectuales, entre los que se contaban dos mujeres, Cristina de la Torre en redacción y María Teresa de Santos en A rtes, p o ste rio rm en te ing resaron columnistas como Beatriz de Vieco y Nazareth Cruz y como colaboradora desde el exterior Helena Araújo. Ellas producían inteligentes y complejos análisis, sobre todo durante los últimos años de la década, acerca de la situación sociopolítica y cultural de las mujeres; esta revista registraba con interés las expresiones de mujeres del movimiento popular y con cierto temor, los avances del movimiento feminista.

Durante este gobierno, hubo un desplazamiento de la lucha campesina a la lucha popular urbana contra las alzas en los servicios públicos, se incrementaron los paros cívicos en las principales ciudades, el más grande fue el Paro Cívico Nacional convocado por las centrales obreras el 14 de septiembre de 1975. El estado de sitio que había sido levantado al asumir su mandato se reimplantó en junio de ese mismo año y las manifestaciones fueron reprimidas por fuerzas policiales; el gobierno produjo los decretos 2193, 2194 y 2195 por medio de los cuales se

penalizaba la perturbación ciudadana, las reuniones públicas sin permiso, la retención de personas y la obstaculización del tránsito, también se expidieron decretos de censura a la información con motivo del paro del 14 de septiembre. “...Pero López no quiso aprobar una nueva legislación exigida por 33 altos mandos militares después del Paro Nacional. La petición castrense era la adaptación a las condiciones colombianas del pensamiento argentino de la “ seguridad nacional”. Según el Presidente estos asuntos debían abordarse por una Asamblea Constituyente que más tarde la Corte Suprema declararía inconstitucional ” ( M. Palacios. Entre la Legitimidad ... pág. 272).

Con respecto a la condición de las m ujeres, e fec tiv am en te L ópez cum plió con las transformaciones jurídicas prometidas. En diciembre 20 de 1974, en uso de facultades extraordinarias, culminó el proceso histórico de desmonte de normas civiles discriminatorias, mediante el Decreto 2820 se estableció el Estatuto de Igualdad Jurídica de los sexos, concedió la igualdad de mujeres y varones en la vida familiar, se acabó la potestad marital, ambos son titulares de la dirección del hogar y en caso de desacuerdo un juez dirime el conflicto; deciden conjuntamente el lugar de residencia; se suprim ieron las obligaciones de protección y obediencia y se reemplazaron por la ayuda mutua; se eliminó como causa de separación el adulterio de la mujer y el amancebamiento del marido; a partir de ese momento, se considera causal de separación las relaciones extramatrimoniales de cualquiera de los dos. Se reformó la patria potestad que antes estaba en cabeza del padre y fue sustituida por el régimen de autoridad familiar compartida; ambos padres representan a sus hijos. Fue eliminado el concepto de hijos legítimos y extramatrimoniales, la educación de los hijos e hijas es compartida por ambos, padre y madre. La Ley 20 de 1974 aprobó el Concordato que había sido negociado desde 1973 por el entonces Canciller del Gobierno Pastrana, Alfredo Vásquez Carrizosa, que cambió el régimen matrimonial y otros aspectos relativos al estado civil de las personas y declaró la independencia entre la legislación civil y la canónica.

Estas reformas estaban vinculadas a un proceso que intemacionalmente venía librándose desde 1967 en el ámbito de las Naciones Unidas, año en el cual empezaron a ocuparse decididamente del tema de

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la condición de las mujeres. En ese año se aprobó la D ec larac ió n para la E lim in ac ió n de la D iscrim inación contra la M ujer, en 1972 fue declarado el de 1975 como Año Internacional de la M ujer y se aprobó el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer ( 1976-1985).

Durante la década del 70 la preocupación de la ONU y otros organismos internacionales se centró en el deterioro de las condiciones de vida de millones de personas en el mundo, se “ reiteró la necesidad de definir objetivos redistributivos que acompañaran los del crecimiento económico..."que si bien no cuestionaban el modelo de desarrollo vigente, sí planteaban un papel diferente para el Estado en un proceso de cambio planificado ” (Elvia Caro, op.cit.).

Acá aparecieron nuevamente las mujeres como la población más pobre y como encargadas del bienestar de la familia, pero en esta ocasión con el ingrediente de ser también las responsables de su propio bienestar. Aparecieron por primera vez como actores económicos, pero al interior de la familia; esto condujo a la tesis de la integración de las mujeres al desarrollo, que ha hecho carrera hasta ahora y que “...ha ocultado el aporte económico de las mujeres, aporte considerado como ingreso suplementario. En el enfoque de integración de la mujer al desarrollo siguió ausente el cuestionamiento de la división del trabajo y las relaciones de poder al interior de la familia”. (Ibid.)En estos años las organizaciones de izquierda p resen tab an d iversas reacc io n es fren te a la movilización mundial que se operó en aquel entonces en torno a los derechos de las m ujeres y a la “Liberación Femenina”. Las pequeñas imprentas comerciales de la izquierda que se crearon en aquel entonces, empezaron a difundir textos como Lenin y las M ujeres. Discusiones sobre la Liberación Femenina (Editorial La Pulga), con las cuales se divulgaba la doctrina leninista frente a las amenazas del feminismo burgués. La Familia, la propiedad privada v el Estado, de Engels, era el catecismo obligado para el análisis de la condición femenina, también se difundía en menor escala el pensamiento de M arcuse y escritos del fem inism o europeo. También empezaron a proliferar frentes femeninos y organismos de mujeres en los partidos de izquierda clandestina y en los sindicatos.Adoptaban nombres como Flor del Trabajo, María Cano, que a manera de patentes de corzo les servían

a estas mujeres para legitimar sus reuniones en las que empezaban a reflexionar sobre su identidad en la vida social. De esa época encontramos papelitos que ellas repartían en manifestaciones y huelgas, en los que reproducían el Mensaje de Camilo Torres Restrepo a las Mujeres. Allí Camilo se refería a la situación en las distintas clases sociales, hablaba del igualitarismo entre hombres y mujeres y afirmaba que “ ...con todo la mujer colombiana tiene valores de persona hum ana y no es sim plem ente un in strum en to . La m ujer co lom biana tiene la conciencia de ser explotada no solamente por la sociedad como la mayoría de los colombianos, sino también por el hombre... La mujer colombiana como la de todos los países subdesarrollados siempre ha sido inferior al hombre. Les han dado el derecho al voto para seguir utilizándolas como instrumento. La mujer se alista y será el corazón de la Revolución porque sabe que sólo ésta logrará que la igualdad de derechos no sea letra muerta en el país...’’(Hoja mimeografiada de la época, sin fecha).

En los primeros años de la revista A lternativa, durante los cuales se desarrollaba un importante movimiento campesino por la tierra, apareció en la contraportada un homenaje a la mujer campesina, con un poema que decía:

“ Compañera Campesina:Con todos esos cuentos/ sobre cómo resolver /los problemas de la mujer/ nuestros explotadores piensan embobamos/ con el cuento de no tener hijos/ o con el cuento de humillar al compañero/ cuando no encuentra trabajo/ o de cerrarle la puerta / cuando toma demasiado trago/ como si con eso arregláramos las mujeres campesinas el mundo./ Pero nosotras sabemos que no hay ta l ,/ nosotras aguantamos la misma miseria/ que aguanta el hombre/ y cuando tenemos que abandonar el terruño/ y marchamos a la ciudad/ sufrimos igual que nuestros hombres la misma explotación./ Ser mujer no es tan diferente de ser hombre/ cuando de explotamos se trata/ por más que los explotadores hablen de la “defensa de la mujer”/ Puro cuento,/ cuento para engañar,/ mujer campesina, compañera y trabajadora del campo. No se trague el cuento”(Alternativa No 15, Sept de 1974).

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Para celebrar el 8 de marzo, Día de la Mujer, en el Año Internacional de la Mujer (1975) la consigna era: “ La Lucha de la Mujer del Pueblo es la lucha por la Liberación Nacional”. A propósito del año internacional, se publicó en esta revista, sin firma, un artículo titulado “Liberación: ¿de cuál clase, de cuál mujer?”, en el que se afirmaba que las burguesas copiaban el m ovim iento fem inista europeo y norteamericano que “ante todo quiere liberarse del m arido, in stau rar el am or lib re y p a rtic ip a r activamente en política con posiciones de mando... las feministas de clase media quieren liberarse de su condición de sirvientas de la familia... buscan acceder a la educación como canal que les depare independencia económica y sicológica frente al varón. A excepción de algunas universitarias y de las activistas de izquierda, estas mujeres parecen querer llenar un vacío en la vida social con el ejercicio de una profesión. La mujer del pueblo quiere en cam bio liberarse de la m iseria , la ignorancia, la enfermedad y en esto no se diferencia de los hom bres del pueblo . No se p lan tea emanciparse del hombre porque la explotación los golpea a ambos. Para ella los problemas típicamente femeninos, lo son en la medida en que le dificultan él acceso a su reivindicación vital del derecho al trabajo...”

En 1975, con el nacim iento del Program a de Desarrollo Rural Integrado-D R I, del Plan de Alimentación y Nutrición-PAN y del Programa de Integración de Servicios C om unitarios en la Presidencia de la República-IPC, se introdujeron algunos “componentes de mujer”, sin embargo la mirada hacia las mujeres seguía orientada hacia sus roles rep ro d u c tiv o s; se fin an c ia ro n algunos proyectos productivos marginales como huertas y especies menores ( Miriam Gutiérrez, pág 8 ).Durante esta época regresaron al país mujeres que estudiaron en Europa y Estados Unidos y vivieron ;1 proceso de lucha social y transfo rm ación eminista, trajeron conocimientos y experiencias que lesd e años a trás d ifund ían a través de :orrespondencia e intercambio de documentos con as amigas y compañeras que continuaban acá. Olga \m paro Sánchez plantea que en Colombia, a fines le los setenta,"... surgen un sinnúmero de grupos eministas de diversas tendencias, se comienza íuevamente a romper el muro de la privacidad y se :olocan en el espacio público tem as como la ¡exualidad, el aborto, la libertad para decidir sobre

el cuerpo. Se dan los primeros pasos para los grupos de autoconciencia, pero algunos partidos políticos miran con cierto asombro y temor el movimiento que se está gestando y plantean la urgencia de ganar a las mujeres para sus partidos ". (Sánchez en Las Mujeres en la Historia de ... T .l, pág 382).

Este proceso culminó con la creación de grupos feministas de orientación socialista y de feministas autónomas en 1976 en Cali, Medellin y Bogotá.

Por estos días, el feminismo radical hizo su aparición en el escenario social colombiano, provocando a izquierdistas y derechistas de la época con su conducta irreverente, su desparpajo para hablar públicam ente de la in tim idad fem enina y del p a tria rca lism o m ascu lino y con unas ganas irreprimibles de escandalizar a una sociedad pacata y cerrada; cultivaban el feísmo en una sociedad apegada a los estereotipos de la belleza de reinas y de reinados, se quitaron el brasier y cuestionaron dogmas y verdades de cualquier tipo relacionados con las mujeres.

Por estos años, empezó a notarse la influencia del feminismo francés, que llegaba al país en la cabeza y la experiencia histórica de mujeres que estudiaron allá durante los años de efervescencia cultural. María Cristina Suaza trajo de Europa y tradujo una obra clave de la época, Nosotras las Niñas, de C. Bellotti, e inició en el sindicato del ICFES un trabajo con niños y niñas, además, junto con Eulalia Carrizosa, la inglesa Sara Brigth, Luz Helena Rojas, Marta Cecilia Herrera y otras mujeres publicaron Mi Cuerpo es M ío y crearon la prim era com una fem inista de la que participaban dos hombres, asentada primero en Teusaquillo y luego en Sopó. En Medellin, se manifestó desde la Universidad de Antioquia otro grupo con esta misma orientación anarquista e iconoclasta; lo integraban Main Suaza, Gloria Rendón, Marta Alvarez, entre otras.También registramos un avance importante en el desarrollo de la investigación social sobre las mujeres en el país, desde una perspectiva académica y fem in ista . M ujeres eg resadas de d iversas disciplinas, desde la universidad pública y la privada empezaron sistemáticamente a contar, a medir, a hacer tangible la realidad de la situación femenina y a demostrar las brechas entre la condición y posición social de mujeres y de hombres, a poner en evidencia las serias deficiencias en la información pública y

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privada acerca de la realidad nacional, puesto que la mitad de la población se encontraba invisibilizada. Continuaban así una labor iniciada por Gabriela Peláez Echeverri, primera abogada de la Universidad Nacional, que en su laureada tesis de grado, en la década del 30, analizó la situación socioeconómica y jurídica de las mujeres.

Es necesario resaltar la labor de académicas como Magdalena León, que en compañía de un importante equipo de investigadoras e investigadores emprendió la difícil tarea de publicar estos aportes. En 1977 se da a la luz pública La M ujer y el Desarrollo en Colombia con trabajos de Patricia Pinzón y Dora R othlisberger sobre la participación política, H ernando O choa M artín ez sobre el sistem a educativo y las mujeres, Franz Pardo se ocupó de las C ond iciones de Salud , C ecilia L ópez y Magdalena León, de El Trabajo de la Mujer; Delina Guarín, de las Normas legales en materia de salud, trabajo y educación; Josefina Amézquita, sobre la mujer en el derecho de familia y Virginia Gutierrez, sobre el estatus de las mujeres en la familia. Desde d iv ersas d isc ip lin as , com o la econom ía , la sociología, el derecho, la sicología, la historia, la antropología, la sexología, la politología, mujeres como Nora Rey de Marulanda, Diana Medrano, D iana D eere, N orm a R ubiano, M aría Lady Londoño, Elssy B onilla, E lvia Caro, A rgelia Londoño, M aría Teresa G arrido, entre otras, constituyen una generación de académ icas e investigadoras sociales que han hecho mensurable y analizable socialmente la condición de las mujeres colombianas.En 1977 se realizó también en Medellin el Primer Encuentro Continental La M ujer en el Trabajo, dirigido y convocado por la Unión de Ciudadanas de Colombia, con la Dirección de Rosita Turizo de Trujillo. Este fue un encuentro dem ocrático y pluralista en el que se expresaron las diferentes corrientes del movimiento de mujeres de aquella época, desde las m ujeres de los partidos tradicionales, incluido el com unista, hasta las representan tes del fem inism o socialista y las feministas autónomas que ya en Cali se organizaban y que llegaron a publicar luego la Revista “Cuéntame Tu Vida”.En ese mismo año se celebraron marchas de mujeres contra la carestía, se destacó en la revista Alternativa la realizada en Bogotá, durante la cual llevaron la palabra Hermelinda Castellanos a nombre de la

Unión de Mujeres Demócratas y Gladys Jimeno por el Bloque Socialista, Linda Barreto por la Unión Revolucionaria Socialista y Aida Avellana(sic) de Osorio por la CSTC.Í Alternativa No 123 julio-77). También en ese año Socorro Ram irez, joven Secretaria Ejecutiva de FECODE, fue proclamada Candidata Presidencial por el Bloque Socialista ( Alt. No 126 agosto77).

El 9 y 10 de diciembre de 1978, en el marco de la campaña internacional por el derecho al aborto y contra las esterilizaciones forzadas de mujeres pobres en los países del tercer mundo, se realizó en Medellin un “Encuentro nacional por el derecho al aborto , a la co n tracep ció n y co n tra las esterilizaciones forzadas: las mujeres deciden”. Allí confluyeron cerca de trescientas mujeres de todo el país y procedentes de diversas corrientes políticas de izquierda: UMD, mujeres del Partido Socialista R evolucionario y de Firm es y del fem inism o autónomo: Frente Amplio de Mujeres, Cuántame tu Vida, ocho grupos de Bogotá, dos de Cali, dos de Medellin, así como de Cartagena y Barranquilla (Rev. Alt No 196/79), mujeres sindicalistas de Fedeta- filial de la CSTC y del Bloque Sindical Independiente y del movimiento campesino; también participó León Zuleta, dirigente del movimiento homosexual del país.

En 1978, la candidata socialista a la Presidencia reclamaba el derecho al aborto y garantías para la salud reproductiva de las mujeres.En 1979 la parlamentaria liberal Consuelo Lleras de Samper presentó un proyecto para modificar la legislación penal sobre este tema; su propuesta despenalizaba el aborto por causa de violación, peligro para la vida de la madre y malformación del feto. El Congreso entregó el proyecto a un conservador, Gilberto Salazar para ser su ponente, aquél lo archivó sin discusión.( Luz Jaramillo, en Debate sobre la Mujer en América Latina v el Caribe Tomo 1, pág. 182).

Este asunto despertó un aquelarre masculino en contra del aborto, encabezado por el Cardenal Anibal Muñoz Duque y los varones de la prensa. “ Los primeros en fulminar la iniciativa fueron los teólogos je su íta s de la Javeriana, vino luego Monseñor Revollo, Presidente de la Conferencia episcopal, a continuación un grupo de parlamentarios conservadores glosados por columnistas de El Siglo y después algunos participantes en la marcha de la

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patria, el día de la raza, que exhibieron pancartas contra el aborto.” ( Revista Alternativa No 234/79).

Como en esa época, en Colombia cada vez que se ha puesto en la palestra la discusión sobre el aborto, los que tienen voz en los medios de comunicación son los señores de la Iglesia, de las altas cortes, de la medicina, pero excepcionalmente las mujeres. La revista Alternativa sirvió de tribuna femenina para el tema y se difundió ampliamente el pensamiento feminista al respecto. En este tema, como en casi todos los demás relativos a la crítica de la condición de las mujeres y sus luchas, constatamos la escasez informativa en los medios tradicionales, por esta razón aparece un desequilibrio en las fuentes citadas. El gobierno presidido por Turbay Ayala, con el que finalizó la década e inició la de los años 80, fue producto de un proceso electoral con altos índices de abstención y con un margen de 150.000 votos. En un país atravesado por protestas sociales y reactivación guerrillera, fué un presidente que desde que inició su mandato colocando las cartas sobre la mesa, aceptó el esquema de los generales y emitió en 1978 el Estatuto de Seguridad, “...el más completo conjun to de leyes rep resiv as desde 1958” . (M.Palacios, Op.Cit.)Para el año de 1979 en Colombia se presentaron 19 huelgas obreras y 49 paros cívicos, y el movimiento guerrillero M 19 se robó las armas del Cantón Norte. Paralelamente se inició el fenómeno del narcotráfico y la cultura de la riqueza fácil para conseguir “el modo de vida americano”. En esos años América Latina presentaba férreas y crueles dictaduras militares en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, B oliv ia , en N icaragua se lib raba encarnizadam ente la lucha contra el d ictador Anastasio Somoza. La lucha por los Derechos H um anos y por la dem ocracia fue tom ando posiciones en la comunidad internacional con el gran número de desplazados que deambulaban por el mundo desde comienzos de la década del 70. Estos gobiernos dictatoriales que habían contado con el apoyo explícito e implícito del Gobierno de los EEUU, empezaron a perderlo en la administración Carter que declaró su compromiso con los derechos humanos.

Durante esta década en América Latina la lucha de las mujeres por sus derechos se inscribió en la lucha por la democracia. Aparecieron formas de expresión femenina como las Madres de Mayo en la Argentina,

quienes denunciaban sem ana tras sem ana la desaparición de sus hijos, hijas, nietos y nietas a manos de la dictadura. Se extendieron consignas im pulsadas por las fem inistas chilenas como “Democracia en la casa y en el país” y la vinculación de lo privado a lo público con la consigna “ lo privado es político”. Esto significa que la condición de las mujeres en la vida cotidiana, la subordinación y la v io lencia que sufren, son asuntos que corresponden al ejercicio del poder en la vida privada y deben abordarse públicamente por las autoridades, porque constituyen un problema social y un asunto que com prom ete la d ign idad hum ana de las maltratadas.

En C olom bia, ya en 1978, la exp resión y organización del m ovim iento fem inista tom ó consistencia y formas de coordinación a pesar de sus d ife ren c ias de concepción , que eran caracterizadas en la siguiente forma: “... las sexistas, que presentan una postura radical frente al hombre hasta tal punto que para ellas es el enemigo principal; las reformistas, que creen que la situación de la mujer puede cambiar obteniendo solamente reformas parlamentarias; las socialistas que sostienen que el socialismo crea las bases para la reivindicación de la mujer, pero que la sola emancipación económica no garantiza su liberación, ni siquiera en países socialistas; y finalmente las partidistas que sostienen que sólo luchando al lado del hombre en los partidos de izquierda podrán lograr una completa libertad.” (Rev. Alt 1. No 218/79).En esa época existían el Frente Amplio de Mujeres en Bogotá, otro que publicaba la revista Mi Cuerpo es Mío y era incipiente la organización Cine Mujer, fundada en 1978 por Sara Bright y Eulalia Carrizosa , a la que luego ingresaron Clara Riascos, Patricia Alvear y Dora C. Ramírez y empezaron a realizar documentales; también se publicaba la revista Ser Mujer sobre la sexualidad femenina. En Medellin existía un grupo que divulgaba Las Mujeres, en Cali otro grupo editaba la revista Cuéntame tu Vida.(Rev. Alternativa ibid).

En el primer Congreso Feminista Latinoamericano celebrado en Bogotá en 1981 y cuyo tema central fue la espinosa relación del movimiento de mujeres con los partidos políticos y la necesidad de su autonomía para no ser cooptadas por los intereses partidistas, se acordó la fecha del 25 de noviembre para realizar anualmente jornadas de lucha contra

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la violencia contra las mujeres en conmemoración del asesinato de las herm anas M irabal por la dictadura de Trujillo en República Dominicana, ocurrido en esa fecha en 1964, cuando luchaban por la democracia y contra el intervencionismo de los EEUU. Esta jom ada continúa celebrándose en el mundo y vincula la violencia privada (doméstica, sexual, laboral) con la violencia pública, enmarcando ambas en la lucha por el respeto a la dignidad humana de las mujeres.La idea de crear una Casa de la Mujer empezó a rondar desde 1977 en un grupo de mujeres feministas autónom as que buscaba financiación para su propuesta con la cooperación internacional, hasta que la inauguraron el 8 de marzo de 1982. Sus áreas prioritarias de trabajo eran Salud y Sexualidad, Vida en Familia y Creatividad, en las cuales “se plasman las contradicciones que vive la mujer en la esfera de la producción material y en la de la reproducción biológica y social” (Boletín Vamos Mujer No 1.) Se creó un órgano informativo de la Casa de la Mujer con el nombre de Vamos M ujer y cuyo prim er número salió a la calle en febrero de 1983, con la colaboración de Sonia Ramírez, Norma González, Carmen Celina Moncayo, Patricia Molina, Jairo Alemán, Marta Lucía Uribe, Olga Amparo Sánchez, Maria Eugenia Sánchez y Carlos Caicedo.Durante el gobierno de Turbay se presentaron serias y sistemáticas violaciones estatales a los derechos humanos que lo colocaron en la picota pública de la comunidad internacional. Se realizó una verdadera cacería de brujas con numerosos intelectuales que fueron perseguidos, allanados e interrogados, a partir de enormes listas de sospechosos y sospechosas, que incluso como lo denunciara García Márquez en su Crónica de mi muerte anunciada, incluían personas a asesinar por la triple A o escuadrón de muerte. En la persecución desatada contra los miembros y presuntos miembros o auxiliadores del M19 se cometieron toda clase de atropellos. Muchas de las mujeres detenidas eran terriblemente torturadas física, moral y sexualmente, como lo demostró un “Informe sobre las Torturas a las Presas Políticas en el Estatuto de Seguridad”, aprobado por el Foro Nacional por los Derechos Humanos de 1982. Posteriormente el Estado colombiano fue condenado a pagar indemnizaciones millonarias por esta causa, en especial en el caso de Olga López. Amnistía Internacional reportó en esa época la existencia de 33 centros especiales donde se administraban unas 50 formas de tortura (M. Palacios, ibid, pág. 272).

Por ese entonces ocurrió un escandaloso hecho con una de nuestras grandes artistas. El testimonio de este doloroso episodio lo hizo su amigo García Márquez en el homenaje que le hizo a ella en la “Breve nota de adiós al olor de la guayaba de Feliza Bursztyn”. Allí describe el clima de terror oficial que se vivía. “ Si alguien le hubiera avisado a tiempo que iba a ser detenida, la escultora colombiana... habría podido asilarse en una embajada antes de que la manosearan los militares. El gobierno habría dicho entonces que no había nada contra ella, y que sólo se asilaba para hacerle propaganda a sus juguetes de chatarra o para contribuir a la campaña de descrédito de Colombia en el exterior. Pero nadie le avisó, a pesar de las buenas relaciones, y antes de asilarse tuvo que padecer la humillación previa de un asalto a su casa, a las cinco de la madrugada, por dieciocho militares disfrazados de civil, y vivir todo el viernes de tinieblas con los ojos vendados y contestando preguntas imbéciles en una caballeriza militar... Feliza no ha hecho nada más subversivo que convertir en obras de arte los accidentes de tránsito, con una temeridad que le ha costado una limitación pulmonar muy seria... no son esos, por cierto, sus únicos quebrantos de salud. Se diría que tiene huesos de vidrio. Hace unos meses se fracturó la columna vertebral y tuvo que ponerse un chaleco ortopédico que parecía un cinturón de castidad fabricado por ella misma, y cuya llave se le perdía en cada pachanga... No se trata, por supuesto, de una equivocación. La misma noche que Feliza Bursztyn era detenida, volvieron a tumbarle la puerta al anciano poeta Luis Vidales, y su casa fue sometida a una requisa tan encarnizada como infructuosa. La única diferencia entre esta vez y la anterior fue que entonces se lo llevaron vendado a las caballerizas militares, y allí lo mantuvieron varios días, en el que ha de quedar para la historia como el episodio más sombrío no sólo de la presidencia del doctor Turbay Ayala, sino de su propio destino personal.” (Notas de Prensa pág. 175. Nota del 5-881)En este contexto el gobierno presentó al congreso la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer aprobada por las Naciones Unidas en 1979, que fue aprobada mediante la Ley 051 de 1981. También durante este gobierno, en 1980, se creó un órgano dependiente de la Presidencia de la República con responsabilidad en hacer intervención en favor de las mujeres y un Consejo Nacional para la Integración de la Mujer al Desarrollo, entidades que finalmente no funcionaron por falta de recursos.

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J o s e f in a V a l e n c ia d e H u b a c h :U na V id a e n B u s c a d e l a E q u id a d

Gloria Chaparro

A Josefina Valencia de Hubach, la historia no le ha reconocido el valor de sus logros en favor de los derechos de la mujer colombiana; conquistas

que la llevaron a figurar en el ámbito nacional como la primera gobernadora y ministra del país.

Y es que con la muerte de Josefina Valencia de Hubach, acaecida el 3 de octubre de 1991 en Madrid (España), a los 78 años, se cierra uno de los capítulos del batallar de la mujer colombiana por sus derechos, entre las décadas del 30 al 50, época en la cual la mujer obtuvo el derecho al sufragio.

El temperamento guerrero de Josefina Valencia de Hubach la impulsó a trabajar para que la mujer no fuera una ciudadana de segunda categoría y se acabaran la discrim inación y el som etim iento femeninos. Su labor también la llevó a ocupar cargos muy im portan tes en el país. Fue adem ás de gobernadora del Cauca y ministra de Educación, representante a la Cámara, senadora, concejal de Popayán y embajadora de Colombia en España, Francia y ante la Unesco.

Sin embargo, su trayectoria política no ha sido valorada. Sólo se conocen registros noticiosos de sus gestiones administrativas y en favor de la equidad de la mujer, en los principales diarios de Bogotá y Popayán. Según criterio de su familia, una de las razones por las cuales le costó el anonimato en el

quehacer político del país, fue la lealtad a toda prueba que le tuvo al teniente general Gustavo Rojas P inilla y ex presidente de Colombia, gobierno durante el cual se lograron los derechos políticos y civiles femeninos.

Mujer política por naturaleza, de una lealtad a toda prueba y de armas tomar. Sus familiares y amigos dicen que “dedicó su vida para que el pueblo de Colom bia pensara en sus propios destinos, sin egoísmos, sin sumisión y sin vasallaje, porque el ser humano tiene derecho a todos los privilegios por igual”.

El 22 de septiembre de 1913, en los albores del siglo XX y cuando comenzaban a escucharse en el país las expresiones de gente letrada sobre la necesidad de la autonomía y la educación de la mujer, nace en Popayán Josefina Valencia, en el hogar del poeta Guillermo Valencia y Josefina Muñoz de Valencia.

En ese ambiente de la ciudad de muros blancos, de grandes ventanales y de recorridos por las calles del Humilladero y La Pamba, es donde Josefina Valencia de Hubach comienza a forjar su temple, su carácter fuerte, su espíritu trabajador y dinámico y a cultivar los saberes, junto con sus hermanos el ex presidente de Colombia Guillermo León (fallecido), el abogado Alvaro Pío y sus hermanas Luz y Giomar.

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Su educación la inició en el colegio San José de Tarbes y su diploma de bachillerato lo obtuvo en el colegio de M aría A uxiliadora que d irige la comunidad salesiana. Aunque no cursó estudios profesionales, fue amante del arte y de los idiomas que aprendió durante sus viajes por Europa cuando era soltera y que perfecionó luego de casada y posteriorm ente cuando abandonó su actividad política y fue a refugiarse al Viejo Continente.

En la casona de su infancia, ubicada a una cuadra del parque de Caldas, hoy convertida en el Museo Nacional Guillermo Valencia, mediante la Ley 80 de 1943, a Josefina Valencia de Hubach le tocó enfrentar los primeros problemas de su vida, la muerte temprana de su madre Josefina Muñoz de Valencia. Fue cuando se convirtió, a los diez años, en la nueva señora de la casa.Muchos de sus familiares dicen que fue cuando forjó su don de mando. "Mi padre no se volvió a casar y puso especial cuidado en la educación de Josefina. Reconocía que era una mujer muy inteligente y tenía la medida exacta de los valores. Fue buena estudiante en especial para las matemáticas, cosa rara en la familia, porque somos poco calculadores", dice su hermano Alvaro Pío Valencia.

Ese don de mando lo prolongó hacia su nuevo hogar que conformó el 13 de enero de 1943 con el geólogo chileno de origen alemán profesor Enrique Hubach, quien fuera fundador del Instituto Geológico de Colom bia y artífice de los prim eros estudios geológicos de las zonas petroleras del país. Con él, Josefina Valencia de Hubach tuvo tres hijas, la mayor murió, quedando Marta y Erna que le dieron dos nietos, Andrés Larraín Hubach y Rodrigo Albán Hubach, sus grandes amores.

Así entre la poesía y el amor a la patria que le inculcó su padre y heredera del pragmatismo de su abuelo materno, el ganadero don Ignacio Muñoz Córdoba y el hombre con más tierras en el Cauca a principios de este siglo, Josefina Valencia de Hubach adquirió los valores del trabajo, de la creatividad y de la justicia que los aplicó luego en favor de la mujer y las clases más necesitadas.

Y su amor a la política no llegó de buenas a primeras. Alvaro Pío Valencia expresa que “desde niña se interesó por la política porque la vida de mi papá estuvo siem pre en ese cam po; fue dos veces

candidato a la presidencia de la República. A Josefina le tocó presenciar las luchas tremendas que él libraba frente a su propio partido Conservador, donde muchos de sus copartidarios le hacían la guerra porque era un hombre independiente y de una cultura muy vasta. No era un hombre sectario, él quería la paz para Colombia y siempre fue amigo de los grandes jefes liberales como Rafael Uribe Uribe y Enrique Olaya Herrera, este último fue su contendor para la presidencia en 1929”.

Alvaro Pío Valencia cree que el entorno político de su padre influyó mucho en las actividades de su hermana. “Era un mujer de una visión muy clara en especial sobre los problemas sicológicos, sociales, políticos y económicos del país y creía que la mujer ten ía la m ism a cap ac id ad del hom bre p a ra desempeñar cargos importantes”.

La década de los años 30 impulsó más el ahínco de Josefina Valencia de Hubach por acabar con la sum isión de la m ujer en los hogares y la discrim inación, por eso con su tem peram ento “franco y terco” se lanzó a su campaña por los derechos civiles y políticos de la mujer.Ese batallar que comenzó Josefina Valencia de Hubach en su propia ciudad, cuando hablaba de derechos y equidad y que le ganó el recelo de m uchas payanesas que vivían inm ersas en la tradición, se internaba en un clima político propicio en favor de la mujer.

El gobierno del ex presidente O laya H errera com enzaba a rev iv ir esos anhelos fem eninos, presionado por la lucha de mujeres como Ofelia Uribe de Acosta y Lucila Rubio de Laverde. 1 La ley 28 de 1932 contribuyó a que se le reconociera a la m ujer casada su capacidad ju ríd ica para administrar y disponer libremente de sus bienes y para intervenir en el manejo de los haberes de la sociedad conyugal, lo que dejaba a un lado la potestad marital, con la cual el esposo tenía derecho absoluto sobre la cónyuge.

La reforma constitucional de 1936 le otorga a la mujer mayor de edad, el derecho a desempeñar un empleo, pero siguen las discriminaciones como la rebaja de penas para el esposo que matase o hiriese

1. M aría Cristina Laverde Toscano, Esmeralda Arboleda: unamujer nuevos caminos. Revista Nómadas.

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a la esposa legítima sorprendida en adulterio y los derechos del marido sobre la persona de la m ujer.2

Pese a las conqu istas fem eninas, la reform a constitucional de 1945, durante el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo, donde se amplió la ciudadanía a todos los colombianos sin distinción de sexo y los mayores de 21 años, dejó a las mujeres privadas del derecho al vo to .3

Sin embargo, la lucha por los derechos femeninos no disminuyó y Josefina Valencia de Hubach fundó junto con otras líderes como Esmeralda Arboleda, la Organización Nacional Femenina y enarboló la bandera de la reivindicación de la mujer desde el gobierno de Olaya Herrera y que se prolongó durante las administraciones de los presidentes Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos hasta llegar a su culminación con el reconocimiento de la ciudadanía plena a la mujer durante el gobierno de Rojas Pinilla.

Se logra el sufragioJosefina Valencia de Hubach, que venía luchando para que la mujer obtuviera el derecho al sufragio, no desaprovechó la oportunidad de tener en su propia casa a Rojas Pinilla cuando visitó a Popayán para inaugurar un monumento en honor a su padre, el maestro Valencia, que fue colocado en el patio de lo que hoy es el Museo de la familia.

Su hija M arta Hubach explica que “durante la comida que se ofreció al ex presidente Rojas Pinilla, mi mamá se le acercó y le dijo que ayudara a la mujer colombiana a obtener el derecho al voto. Rojas P inilla llam ó al m inistro de G obierno de ese entonces, Lucio Pabón, y le manifestó que acordara con ella una cita en Bogotá para hablar sobre el tema. A Rojas le gustó la idea y se comprometió a colaborar”. Ese día comenzaba la lucha más audaz por los derechos políticos de la mujer.Rojas Pinilla subió al poder el 13 de junio de 1953, con el beneplácito de los partidos políticos ya que lo veían como el salvador de la violencia política que agobiaba a Colombia.

2. M aría Cristina Laverde Toscano, Esmeralda Arboleda: una mujer nuevos caminos. Revista Nómadas.

3. Idem.

Con la toma del poder de Rojas Pinilla, las líderes de la década del 50 creen que el lema de su gobierno «Paz, Justicia y libertad» también cobijaría a las mujeres. Josefina Valencia de Hubach y Esmeralda Arboleda comienzan a desplazarse por todo el país para dar a conocer el memorial escrito por ellas sobre el derecho al voto y obtienen no sólo adhesiones y respaldo de las mujeres sino de algunos hombres.Hoteles, sedes sindicales y barrios son los lugares preferidos para desplegar su campaña. Josefina Valencia de Hubach con sus dotes de oradora se acercaba a la conciencia pública.Alvaro Pío Valencia recuerda que “se enfrentaba violentamente en la tribuna pública predicando el derecho al sufragio. Fue una lucha terrible, las insultaban, qué no les decían. Unos las tenían por chifladas, otros por ilusionistas. Les gritaban que no tenían capacidad para gobernar, lo cual no es cierto porque cuando una mujer gobierna a su familia tiene allí una gran experiencia”.

Josefina Valencia y Esmeralda Arboleda presentan junto con el memorial de los derechos políticos fem eninos, m illares de firmas de m ujeres que apoyaban la causa del derechox^l voto, ante la Comisión de Estudios Constitucionales (CEC), asesora de la Asamblea Nacional Constituyente (Anac) que durante el gobierno de Rojas Pinilla inició sesiones. La Anac fue elegida durante la administración de Laureano Gómez, antecesor de Rojas, con el fin de aprobar una nueva Constitución.4Igualdad de géneros, injusticia por no conceder el voto a la mujer, la responsabilidad femenina frente a los empleos, son las armas que emplean estas dos líderes para lograr convencer a los comisionados que no mostraban en un principio voluntad de compromiso con ellas. Éstos aducían que la falta de ed ucación de la m ujer no ga ran tizab a una responsabilidad respecto al voto.Las batallas de la mujer por el derecho al sufragio se recrudecen y después de muchos debates, la CEC está de acuerdo en que las colom bianas tengan esa oportunidad y recomienda a la Anac que apruebe este memorial para establecer la igualdad política. Es el 11 de marzo de 1954, se daba el primer paso hacia la igualdad política.54. Gran Enciclopedia de Colombia , tomo 2, C írculo de

Lectores, Editorial Printer Colombiana, Bogotá, 1991.5. María Cristina Laverde Toscano, Esmeralda Arboleda, una

mujer nuevos caminos, Revista Nómadas.

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Como la Anac estaba conformada en su mayoría por hombres conservadores, Rojas Pinilla amplía la participación con no pocos liberales y le pide a Josefina Valencia de Hubach que también intervenga en representación de las mujeres y como delegada del partido Conservador. Y para evitar resquemores, Rojas se compromete a darle participación a la mujer liberal y nombra a Esmeralda Arboleda, luego de estudiar una tema de tres candidatas que presenta el partido L iberal6. Muchos políticos concuerdan que fue una jugada de Rojas Pinilla que vio en la organización de comités y movimientos femeninos, un potencial electoral.

Y vuelven las batallas y los debates candentes en el seno de la Anac para conseguir los propósitos femeninos, incluso Josefina Valencia tuvo que enfrentarse a su hermano Guillermo León Valencia, quien junto con otros delegados solicitaron que se reglamentaran los derechos otorgados a la mujer con lo cual se dilataría la aprobación, pero al final de los debates las líderes consiguen su objetivo.7

La constancia vence y el 25 de agosto de 1954, en la sesión plenaria de la Anac, se aprueba el sufragio para la mujer con 60 votos a favor y ninguno en contra por parte de los diputados. Los movimientos femeninos entonan el Himno Nacional y celebran la conquista del voto, la fiesta se extiende por las calles de B ogotá.8

El 26 de agosto de 1954, Rojas Pinilla sanciona la ley. Con la caída del gobierno de Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957, todas las leyes expedidas durante el régimen dictatorial quedarían derogadas, por eso el tema del sufragio femenino se pone nuevamente a prueba en el plebiscito convocado por el ex presidente Alberto Lleras Camargo, el primero de diciembre de 1957.9

Pero las tareas no terminan para Josefina Valencia de Hubach y Esmeralda Arboleda que junto con la Organización Femenina Nacional comienzan a presionar para que la cedulación sea cuanto antes e

6. M ana Cristina Laverde Toscano, Esmeralda Arboleda, una mujer nuevos caminos, Revista Nómadas.

7. Las mujeres en la Historia, tomo I, Consejería Presidencial para la política social de la Presidencia de la República, grupo Editorial Norma, Bogotá, 1995.

8. María Cristina Laverde Toscano. Esmeralda: una mujer nuevos caminos, Revista Nómadas.

9. Idem.

ig u alita ria y es po r eso que conform an una delegación para que vigile las acciones de la Registraduría Nacional del Estado Civil.En junio de 1956 , Josefina Valencia de Hubach obtiene la cédula de ciudadana.

Gobernadora, ministra y embajadoraLa labor realizada por Josefina Valencia de Hubach para obtener la igualdad en los derechos civiles de las mujeres fue reconocida por Rojas Pinilla quien la nombró gobernadora del departamento del Cauca, siendo la primera mujer en ocupar ese cargo.El 22 de septiembre de 1955, Rojas Pinilla anuncia que el mandatario seccional de ese departamento, Tomás Castrillón Muñoz, será remplazado por Josefina Valencia de Hubach y el 29 de octubre de ese mismo año, luciendo un atuendo clásico y el cabello recogido se posesiona la nueva gobernadora en Popayán, ante el Tribunal Superior de Popayán, el arzobispo y las autoridades militares.

Las expectativas en Popayán y el resto del país, giraban en tomo a si la gobernadora ocuparía el prim er cargo del C auca a nom bre del partido Conservador o en representación del gobierno de Rojas Pinilla.En su discurso publicado en el diario El Liberal de Popayán dejó clara su nueva posición dentro del campo político del país:

“Como mi presencia frente a los destinos de este gran departamento es en realidad incógnita, creo que conviene a todos conocer cuál es el campo político y social en que estoy colocada. Conservadora por temperamento y por formación, no traigo, sin embargo, el mandato del partido sino la representación del gobierno Nacional. Representación que me honra y que trataré de cumplir a cabalidad en la medida que mi capacidad lo permita y no digo con lealtad porque me parece fundamental que quien representa a un gobierno comparta plenamente sus postulados y como éstos son de paz para todos, de justicia sin discriminación, de libertad responsable y de mejoramiento y apoyo a las clases menos favorecidas, nada en mi conciencia me impide llevar con honor esta representación”.10

10. Periódico El Liberal, (Popayán), 1 de noviembre de 1955. Pág. 3a.

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Alvaro Pío Valencia describe a Josefina Valencia de Hubach como una militante del partido Conservador pero con ideas muy creativas y progresistas. “En la familia hay completa autonomía y responsabilidad en cuanto a las ideas políticas. Mi hermana Luz salió liberal y yo socialista. Las ideas de Josefina no coincidían con las de Guillermo León, ella era una mujer muy independiente” .

Pese a que en su d iscurso de posesión com o gobernadora demostró lealtad y agradecimiento al gobierno de Rojas Pinilla, también resaltó la lucha que libraron las mujeres y su compromiso adquirido por el derecho al voto.

“La mujer colombiana que durante muchos años luchó con entusiasmo y sin desmayo por lograr sus derechos sabe valorar lo que ha conseguido bajo este Gobierno y lo que su conciencia ciudadana le debe. Comprende también la grave responsabilidad histórica que adquiere al vincularse de lleno a la dirección de los negocios del Estado y lo que la Patria espera de su aporte en favor de la pacificación y la concordia. Igualmente quiero manifestar, por mi modesto conducto, que la gran conquista que para ella representa el otorgamiento de su ciudadanía no estará encaminada contra los ideales especialmente católicos del pueblo colombiano, y en contra de la estabilidad del hogar. Tampoco encama una lucha de sexo o una campaña de competencia con el hombre. Busca únicamente la plena realización de los destinos humanos que en el caso de la mujer se basan en la verdadera estabilidad del hogar y que solo es factible sobre el entendimiento, la consideración y el renunciamiento recíprocos del padre y de la madre, en mejores condiciones de vida y de educación para los hijos, en comprensión y tolerancia a las creencias e ideales ajenos, en síntesis en respeto a la vida, honra y bienes de los ciudadanos”. 11

La gestión gubernamental de Josefina Valencia de Hubach es recordada por los payaneses por sus proyectos para su departamento. Era una visionaria, pensaba en el Pacífico como un mecanismo de desarrollo para la región. De allí su propuesta de gobierno de construir una carretera hacia la costa

Pacífica que uniera a Popayán con Guapi.Cargada de sueños para el Cauca, que comprendían el campo económico-social, se propuso ayudar a los indígenas, dada su precaria economía y la falta de una legislación que favoreciera sus intereses. Planteó que con la ayuda de las Naciones Unidas se fundaría en Tierradentro un centro de oganización y capacitación para indígenas. Creía además que la zona norte del Cauca era un potencial económico para la región .

El desarrollo lo veía tam bién en térm inos de servicios públicos. De allí su preocupación por la la electrificación y la construcción de acueductos y alcantarillados para el Cauca.

El turismo era otra de las bases para que la región saliera de la situación económica precaria en que vivía desde hace décadas. Creía que Popayán estaba llamada a ser un centro de atracción turística no sólo de Colombia sino de América Latina. “Sería una forma de de incorporarse al progreso y a la vida m oderna sin perder su fisonom ía y su noble carácter” 12, dijo y para ello proponía impulsar la construcción de un hotel de turismo.

La educación, una de las bases de su lucha femenina, también estuvo presente en su programa de gobierno. Para ella era una de las prioridades “porque nada representa la grandeza material de un pueblo si sus habitantes no disfrutan de un mínimo de educación, de buena formación y de conocimientos básicos que le permitan incorporarse a la civilización” 13. Creía en la creación de más escuelas, en incrementar la enseñanza primaria y aun en imponer en el Cauca un modelo de construcción para la escuela rural.

Josefina Valencia de Hubach decía que más que un programa de gobierno lo que presentó el día de su posesión era un proyecto de realizaciones y que el éxito dependería de la gestión de todo el pueblo caucano y de los auxilios que prestara el Gobierno Nacional.En efecto, cuando se vio en la necesidad de presionar al gobierno de Rojas Pinilla para que atendiera los problemas y necesidades de su región, no escatimó esfuerzos en utilizar toda clase de estrategias, y en

----------------------------------------------- 12. Periódico El Liberal (Popayán), primero de noviembre de11. Periódico El Liberal (Popayán), primero de noviembre de 1955.

1955. 13. Idem.

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ocasiones, varias comisiones presididas por la gobernadora estuvieron en Bogotá con el fin de conseguir recursos para las obras programadas, en especial para la reactivación de la economía del departamento.

Estando rigiendo los destinos del Cauca, Josefina Valencia de Hubach es designada m inistra de Educación; era una conquista más de la mujer colombiana porque hasta esa fecha ninguna había ocupado dicho cargo.

El 19 de septiembre de 1956, Rojas Pinilla anuncia el nombramiento de Josefina Valencia de Hubach, y ésta se posesiona en octubre de ese mismo año, cargo que habrá de ejercer hasta el 10 de mayo de 1957, cuando cayó Rojas Pinilla, como lo manifestó Marta Hubach, a quien le tocó vivirlos triunfos y sinsabores políticos de su madre.Durante su gestión como ministra (siete meses), Josefina Valencia de Hubach que se había constituido en una abanderada de la educación colombiana y con una visión muy clara de su gestión en favor no sólo de la juventud urbana sino de la gente del campo, empieza a desplegar su trabajo para que la educación primaria tuviera una mayor cobertura en la población. También logra la aprobación de otros idiomas dentro de la enseñanza colombiana.

Fue gestora del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), aunque la historia no le haya reconocido ese mérito.

Marta Hubach expresa que cuando cayó la dictadura de Rojas Pinilla, estaba redactado el decreto sobre la creación del Sena, sólo faltaba la firma del presidente para que comenzara a funcionar. “ La educación, para ella, era esencial para triunfar y progresar, por eso luchó por la capacitación no sólo de la mujer sino de todo el pueblo. El Sena era un proyecto en el cual creía y en el cual trabajó bastante, pero al terminar el mandato de Rojas sólo quedó en decreto. E lla co locó las sim ientes de este cen tro de capacitación del que luego otros se atribuyeron su autoría”.

Alvaro Pío Valencia reafirma el anhelo de Josefina Valencia de Hubach de culturizar el pueblo y de colocar a la mujer en cargos de grandes responsabilidades, por eso contribuyó a abrir las puertas a sus copartidarias en los debates por los derechos femeninos.“Hubo

un ascenso popular y se les abrieron los caminos a muchas mujeres que no habían podido realizarse y que tenían ideas muy claras y capacidad intelectual, pero que no contaban con la posibilidad de acceder al poder para influir en bien de la cultura”.

Con el fin de la dictadura de Rojas Pinilla y el nombramiento de la junta militar, las incursiones p o líticas de Josefina V alencia de H ubach se extienden hacia el campo diplomático y el Congreso de la República.

La junta militar gobernó al país entre el 10 de mayo de 1957 y el 7 de agosto de 1958, como un periodo de transición para dar paso al Frente Nacional que tenía como propósito por parte del movimiento b ipartid ista elim inar de una vez por todas las rivalidades y dar fin a la violencia política.

Es en este período cuando Josefina Valencia es nombrada embajadora de Colombia en Europa. Vivió un año en París. Pero los debates, donde salía a relucir su pasión de lucha por la patria, amor que le inculcó su padre Guillermo Valencia, hicieron que volviera a la arena política y fuera elegida primero representante a la Cám ara y luego senadora. “Siendo congresista fue elegida concejal de Popayán, cargo que ejerció sin problemas, debido a que no había incompatibilidades en que ocupara las dos curules”, expresa Marta Hubach, quien recuerda la disciplina y desvelos de su madre para preparar las ponencias.

Pero los años febriles de la política en el Congreso que se iniciaron en la década del 60 declinarían en 1974, cuando el ex presidente Misael Pastrana concluye también su m andato presidencial. Su hermano Guillermo León Valencia había alcanzado la presidencia de la República entre 1962 y 1966.

Humanismo, hogar y catolicismoLa faceta política que mostró Josefina Valencia de Hubach desde muy niña no reñía con su gran humanismo y su comportamiento de cualquier mujer a quien la seducen la música, el arte y el maquillaje.

Según testimonio de sus dos hijas fue una excelente madre. “Vivía pendiente de nosotras en cuanto a educación y salud. Se preocupaba mucho y temía

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que atentaran contra nosotras, creía que nos iba a pasar algo. Soy testigo de sus desvelos y su ansia de que nos educáramos, por eso nos envió a Suiza. Como abuela su amor no fue menor”, dice Marta Hubach.

Alvaro Pío Valencia conocía muy bien su forma de ser. “No podía ver a nadie con problemas y sabía detectar en qué estados de ánimos se encontraba. A sus subalternos les decía: algo te está pasando, tranquilízate, deja el trabajo y pon a otra persona allí y descansa”.

Pero a la vez era una mujer muy franca. “No era grosera pero sí violenta, de palabras duras, sobre todo cuando exigía sinceridad a las personas que la rodeaban y si tenía que decir algo se lo decía a la persona de frente: diga lo que siente así sea contra mí”.

No heredó de su padre la vena poética pero en cambio tenía dotes de declamadora. Además era m ujer de lecturas intelectuales. Le gustaba la filosofía, la historia y la literatura, en esta última era muy fuerte. También redactaba muy bien. Tenía una biblioteca muy completa que heredaron sus hijas y que hoy está distribuida en la hacienda Genagra, ubicada en los alrededores de Popayán donde vive su hija Marta y en Bogotá donde reside Erna, su otra hija.

Su gran debilidad fue la música y en el club del Cauca bailó al ritmo de los pasillos colombianos y los valses hasta que llegó la música norteamericana y la cautivó. “No podemos decir que era buena bailarina, siendo muy femenina, tenía un sentido estético de las actividades y de los gestos que nunca fueron exagerados”, manifiesta su hermano.

Otra de las facetas de su personalidad es su visión para el negocio que según su familia heredó de su abuelo Ignacio M uñoz. “E ra una m ujer muy trab a jad o ra , sab ía cóm o se hac ía el d inero honradamente. Era muy creativa y muy dinámica para el manejo de la ganadería en su hacienda Genagra”.Sus familiares la visualizan como una mujer nada vanidosa, vestía en forma sencilla pero con buen gusto. Era de baja estatura. “No era bonita pero tenía un físico aceptable y agradable, muy femenina pero era una dama de hierro”. Algunas anécdotas ilustran

su carácter fuerte. Cuando se encontraba en un banco de Popayán a un ciudadano que la divisó y la llamó doctora, Josefina Valencia le replicó: “ No soy ninguna doctora. Dígame señora que de eso ya no hay”. 14Su hermano Alvaro Pío Valencia dice que no fue vanidosa ni orgullosa, que era muy fina en sus costumbres y en su foma de maquillarse. Además tenía sentido de responsabilidad de sus propios actos y le gustaba la disciplina de la gente en la vida. Con el profesor Enrique Hubach, quien falleció en 1968, se llevó bien y se respetaban mutuamente, sin embargo, “en la misma casa imponía sus criterios, es que Josefina nació para el poder”, expresa Alvaro Pío Valencia. Otra de sus actividades en su hogar era la cocina, le encantaba, y en sus ratos libres desplegaba sus grandes dotes en este arte, hacía unas galletas exquisitas.

Creía firmemente en los postulados de los pontífices romanos, en cuanto a la ayuda a los pobres. Las haciendas de Paletará y Bello Horizonte, heredadas de su abuelo materno, las parceló y las entregó a los campesinos caucanos, asesorada por Alvaro Pío Valencia , con lo cual éste hacía también honor a sus teorías socialistas.

Era una convencida de que con la paz, basada en el trabajo, la convivencia y el trabajo en armonía, se lo g ra ría el en g ran d ec im ien to de C olom bia. Aseguraba que la paz no se conseguía sólo con la voluntad del Estado sino con la participación de los ciudadanos.

Cuando se retiró de la vida política en la década del 70 se fue a vivir durante 10 años a a Madrid, donde había comprado un apartamento y durante los meses de verano se daba sus paseos por el Mediterráneo, donde tenía otra residencia. Los años pasaban en Europa en medio del arte y los conciertos, entonces decide regresar a Colombia.

Bogotá se convirtió en su nueva residencia. A Popayán viajaba sólo durante la época de verano y la mayor parte del tiempo la pasaba en la hacienda de la familia, en Genagra. Pero el corazón comienza a fallarle y su salud se quebranta. Para someterse a chequeos médicos viaja con su hija Marta y su nieto Andrés a Miami y luego a Madrid. Josefina Valencia presentía su muerte, por eso pidió a su hija que si no14. Periódico El Liberal (Popayán), octubre de 1991.

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volvía con vida a Colombia incinerara su cuerpo. Y en España le llega la muerte: una afección cardíaca le cortó su último aliento.En el panteón de la casa Valencia que la vio correr e iniciar su lucha por la mujer, reposan sus cenizas junto con las de sus padres. El sacerdote Francisco Paz ofició una misa en su honor, durante la cual Popayán rindió homenaje a esta auténtica mujer payanesa que se distinguió por su valor, altivez, rectitud y lealtad.

Había muerto la mujer que por primera vez tuvo figuración política en Colombia. Sin embargo, sus conquistas no tuvieron despliegue a nivel nacional y la historia la relegó al olvido. Alvaro Pío Valencia dice que muchos desconocen su labor en favor de la mujer y del país, porque “Josefina era una mujer discreta, tenía conciencia de su propio valor humano pero era modesta y no le gustaba el brillo del poder. Estaba ausente de todos los actos públicos, los evitaba, no le gustaba la propaganda. No se mostraba, no figuraba en debates pero cuando llegaba el momento de dar la pelea por los derechos civiles y políticos se entregaba toda”.

Marta Hubach piensa que su anonimato en la historia colombiana se debe a que ella siempre fue fiel a los postulados de Rojas Pinilla y aun después de su derrocamiento por los partidos tradicionales, ella le fue leal. Lo que no sucedió con muchas de sus copartidarias del movimiento femenino de los años 50 que olvidaron la ayuda brindada por el ex presidente e incluso negaron su participación en muchas de las decisiones del gobierno de Rojas.

Josefina Valencia de Hubach supo valorar esa oportunidad que Rojas Pinilla brindaba a la mujer colombiana para conseguir el derecho al voto, lo que muchos presidentes negaron a principios de este siglo. Ella aprovechó esa coyuntura, aun a costa de que los propósitos de Rojas no tuvieran la finalidad de favorecer a la mujer sino de ganar un potencial electoral para ser reelegido como presidente.Ella sabía que si Rojas Pinilla se lanzaba como candidato a la presidencia tendría el respaldo de la mayoría de las colombianas y podría ser reelegido. “Usted gana sin necesidad de ser dictador, no se lance a la guerra”, le dijo Josefina Valencia a Rojas Pinilla, según testimonio de su familia.

Josefina Valencia que agradecía que se pusiera fin a la discriminación de la mujer en materia política. Obtener el derecho al voto fue la gran batalla de su vida y lo consiguió.

Sin vasallaje ni sumisiónLa filosofía de su vida y el legado que dejó a las nuevas generaciones femeninas están sintetizados en el discurso que pronunció el día de su posesión como gobernadora del Cauca:

“porque aquello que no estamos dispuestos a buscar y a lograr, nadie podrá dárnoslo. Una de las garantías del éxito radica en la confianza que en él se tenga. Somos un gran conglomerado humano con recias virtudes y fuertes defectos, pero somos un pueblo estoico, tenaz y valeroso y estamos en el deber de no ser inferiores a aquellos que nos antecedieron”. 15

Josefina Valencia de Hubach siempre creyó que con la sumisión de la mujer no se obtenía sino un merecimiento y por eso su vida se caracterizó por la acc ión para lo g rar sus ob je tiv o s. A unque conservadora por convicción, como lo expresó, sus ideas estaban contagiadas de todo ese vigor de libertad y autonomía para la mujer que comenzó a g esta rse con la p resión de los m ovim ien tos femeninos durante la hegemonía liberal.Fue una de las pioneras que transgredió el espacio público vedado para la mujer, a través de sus discursos y de sus prácticas, en una época donde a la mayoría de las mujeres se las confinaba al ámbito privado del hogar y a los oficios dom ésticos únicamente. Ese fue su gran mérito.Sabía que los recursos económicos definen las relaciones de dominio y subordinación. De allí su ansia de inculcar la educación a la mujer para poder acceder al trabajo, a una vivienda digna, a tierras y por qué no, al poder.

Para ella, las restricciones a las mujeres en sus derechos civiles, como mujer, madre y ciudadana no las podía tolerar. En el pensamiento de Josefina Valencia de Hubach que había trajinado por los

Era la serenidad y la prudencia adquiridas por15. Periódico El Liberal (Popayán), primero de noviembre de

1955.

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hijo ‘natural’, sólo para que el padre no asumiera responsabilidades.

El lema durante sus 30 años de vida política intensa fue la tom a del poder político a través de la educación y capacitación de la mujer, sin dejar a un lado el hogar, la crianza de los hijos y los deberes con la iglesia católica. Fue una protagonista de la gesta emancipadora de la mujer y de su identidad, todo con el propósito de disminuir la dominación del hombre y de las leyes de la sociedad. El sociólogo Femando Urrea, en el libro Discurso, género v mujer. ilustra cómo las acciones de las personas cambian las relaciones de género: “Las relaciones asimétricas entre géneros no estarían dadas por una constante universal estructural sino moldeadas y cambiantes de acuerdo con las construcciones históricas que hacen los sujetos en cada sociedad”.

Y Josefina Valencia supo escoger las estrategias para establecer las relaciones de poder, a través de sus marchas, de sus arengas y argumentos que llegaban

al público y que le dieron el triunfo a la mujer al obtener el derecho al sufragio.

Y aunque sus gestiones po líticas las realizó principalmente bajo la dictadura de Rojas Pinilla, éstas estuvieron contagiadas de una democracia a su manera, como es la de lograr satisfacer las necesidades de las clases más pobres.

Era el preám bulo para lograr la independencia política de la mujer, vendría luego en la década de los 60 la revolución fem enina con otro tema diferente: la desnaturalización de la sexualidad.

Josefina Valencia de Hubach siempre guardó como guía para su vida, el escrito de su padre el poeta Valencia que se exhibe en el museo junto a las fotografías de la familia. En él habla de un verdadero culto por la mujer y de su derecho a la igualdad en el seno de una sociedad de avanzada. Y Josefina Valencia a fe que lo siguió al pie de la letra.

BIBLIOGRAFÍACompilación de ensayos bajo la dirección de Magdala Velásquez Toro, Consejería Presidencial para la Política Social de la Presidencia de la República, Las Mujeres en la Historia de Colombia - Tomo I, Grupo Editorial Norma, Colección Vitral, Bogotá 1995.

Compiladoras: Gabriela Castellanos, Simone Accorsi y Gloria Velasco, Discurso, Género y Mujer, Editorial Facultad de Humanidades Universidad del Valle, 1994.

Eugenio Gutiérrez Cely y Miguel Ángel Urrego Ardila, 1.001 cosas sobre la Historia de Colombia que todos debemos saber, Intermedio Editores, D ivisión del Círculo de Lectores, 1995.

Gran Enciclopedia de Colombia, Tomo 2, Círculo de Lectores, Editorial Printer Colombiana Limitada, Bogotá, 1991.

Historia Editorial Colombiana, Registraduría Nacional del Estado Civil (1810-1988).

Periódico El Tiempo, mayo de 1957 y 4 de octubre de 1991.

Periódico El Liberal (Popayán), primero de noviembre de 1955 a junio de 1958.

Periódico El EspectadorMaría Cristina Laverde Toscano, Esmeralda Arboleda: una mujer nuevos caminos, revista Nómadas.

ENTREVISTASA familiares y amigos de Josefina Valencia. Especial colaboración de su hija Marta Hubach Valencia, su hermano Alvaro Pío Valencia, Alina Torres y Luz Alina de Appel.

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E s m e r a l d a A r b o l e d a : U na m u j e r , N u e v o s C a m in o s *

Cortesía revista Nómadas N° 6, marzo de 1997

María Cristina Laverde Toscano**

Reflexiones preliminares¿Cuál ha sido la historia de las luchas de las mujeres en Colombia? Existen hitos fundamentales en su devenir? ¿Cómo y por qué llega el feminismo a la academia y, desde la teoría y la crítica, cuáles son las implicaciones de este tránsito? Pienso que el desarrollo de este proceso está por escribirse y que con rigor debemos acometerlo; no sólo por los com prom isos de género involucrados que son im portantes, en m ayor m edida cuando en la historiografía oficial es rotunda la invisibilidad de media humanidad, sino por el significado de sus aportes al avance científico de los estudios de género, dueños de reciente estatuto académico.

Asumiendo el feminismo desde la perspectiva de la historia de la organización de las mujeres, entre fines de la década del treinta y comienzos de la del cuarenta hay un momento crucial que, en vía de ejem plo, todavía no hem os analizado en sus honduras: la irrupción de m ujeres realm ente transgresoras en sus discursos, en sus prácticas y en ámbitos diferentes de la esfera pública colombiana. Entre ellas y como las más destacadas encontramos desde la plástica, a Débora Arango; Laura Victoria desde la literatura y Ofelia Uribe de Acosta desde la política. ¿Cuáles fueron las contribuciones de sus logros al proceso señalado? Aún no lo hemos analizado con la sistematicidad requerida. Por aquí rondan los argumentos para haber emprendido el estudio sobre la vida y obra de Esmeralda Arboleda.

* Este trabajo hace parte de un libro que sobre la vida y obra de Esmeralda Arboleda prepara actualmente la autora. Para su elaboración se realizaron entrevistas de muchas horas con la doc tora A rbo leda en tre 1992 y 1993. A sí m ism o, entrevistas con su familia y amigos; también con políticos de su época.

** Socióloga, Directora del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central.

Las primeras conquistasHace cerca de cincuenta años una joven abogada palmireña, la primera graduada en el Valle del Cauca, asumía como propias las banderas de las mujeres colombianas. "El estudio del derecho hizo germinar en mí una semilla feminista con la cual nací y creo

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que como herencia legítima de mamá. Era el drama de tener que estudiar las leyes de una nación que con total desvergüenza legitimaban la discriminación y la supuesta inferioridad femenina"1, nos señala la joven de entonces. Pero en aquella época, ¿Cuáles eran las justas de las mujeres? ¿En qué se empeñaban algunas valiosas voceras de más de la mitad de la población del país? una población caracterizada, es obvio, por la concurrencia de múltiples diversidades: en lo cultural, en lo social, en lo económico y en lo político.

Intentando una mirada panorámica que permita comprender los objetivos y la dimensión de las propuestas que en favor de la mujer circulan desde los a lbo res de la década del c incuen ta , necesariamente debemos remontamos a la Ley 28 de 1932 como una de las normas que más ha contribuido a equiparar jurídicam ente a los dos géneros en el campo de los derechos civiles. Un proyecto de ley que si bien fue presentado por iniciativa gubernamental en la administración de Olaya Herrera, contó con la presión y el respaldo beligerante de muchas mujeres lideradas, entre otras, por Ofelia Uribe de Acosta y Lucila Rubio Laverde. Antes de la aprobación de esta Ley, la situación de las casadas era de total sometimiento al marido, no sólo en cuanto a su persona se refería sino en cuanto a su patrimonio. A partir de esta norma, la mujer casada adquirió la capacidad legal para administrar y disponer librem ente de sus propios bienes y también para intervenir en el manejo de los haberes de la sociedad conyugal; rom pió el concepto medieval consagrado en nuestros códigos según el cual la potestad marital comprendía un conjunto de derechos absolutos del esposo sobre la cónyuge.

No obstante, permanecían incólumes muchas otras discriminaciones: las causales de divorcio, más rigurosas para la mujer; la rebaja de penas hasta el perdón judicial para el marido que matase o hiriese a la esposa legítima sorprendida en adulterio o culpable de él; la potestad marital o el conjunto de derechos del marido sobre la persona de la mujer; la patria potestad que sólo por la muerte del padre podía ser ejercida por la madre, "mientras guarde buenas costumbres y no pase a otras nupcias"; una patria potestad que respecto al hijo "natural" correspondía

a la madre aparentando un derecho cuando en verdad buscaba la exoneración de las responsabilidades paternas...

La reform a constitucional de 1936, a pesar de conservar la ciudadanía como privilegio de los varones, en su artículo 8o determina que:«La calidad de ciudadanos en ejercicio es condición previa indispensable para elegir y ser elegido y para desempeñar empleos públicos que llevan anexa autoridad o jurisdicción. Pero la mujer colombiana mayor de edad puede desempeñar empleos, aunque ellos llevan anexa autoridad o jurisdicción, en las mismas condiciones que para desempeñarlos exija la ley a los ciudadanos.»

La reforma de 1945 amplió la ciudadanía a todos los colombianos mayores de veintiún años, sin discriminaciones por razón de sexo, pero la limitó para las mujeres en cuanto las privaba del derecho a elegir y a ser elegidas popularmente.Eran conquistas fruto de luchas definidam ente inscritas en “la primera ola del feminismo” como lo señala A ngela M aría E strada en la sección monográfica de esta misma edición, orientadas a alcanzar los derechos políticos y civiles para las mujeres. Y será la perspectiva de las contiendas femeninas durante muchas décadas.

La hora del sufragio femeninoCorre el año de 1953 cuando, ante la cruenta violencia política y el enfrentamiento a muerte de los partidos tradicionales, y con el beneplácito de gran parte del país, se toma el poder el General Gustavo Rojas Pinilla.

Para muchas, entre las que me cuento, en prinicpio sugnifícó una esperanza indica Esmeralda Arboleda. Frente a las monstmosidades de Laureano Gómez y de su sucesor, resultaba un aliv io en tanto pensábamos que su misión sería pacificar el país, acabar con el derramamiento demencial de sangre, con las venganzas y los odios políticos. Además, siempre consideramos que su presencia sería breve y transitoria2.El eslogan del gobierno del General Rojas rezaba, "Paz, justicia y libertad para todos los colombianos".

1 Laverde Toscano, M ana Cristina. Entrevista con EsmeraldaArboleda. Bogotá 1992. Cuaderno 1. Pág. 235. 2 Laverde Toscano, María Cristina. Ibíd. pág. 232

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Es aquí cuando Esmeralda Arboleda para aquellos años de Uribe, junto con Josefina Valencia de Hubach, considera que llegó el momento de trabajar con ahínco por el reconocimiento de la ciudadanía plena para las mujeres.

Si alcanzar la paz, la justicia y la libertad para todos los colombianos era el propósito de este gobierno, no es posible excluir de él a la m itad de sus ciudadanos. Por eso con Josefina redactamos un memorial en el cual argumentábamos la exigencia de este derecho elemental, ya concedido en la mayor parte de los países del hemisferio. Además, lo hacíamos con fogosidad. Mi vocación política había ya despertado y quizás se encontraba exacerbada por mi pertenencia al liberalismo y por todo el asedio y la persecución de que fuimos objeto dese finales de los años cuarenta. Creeme, éramos muy perseguidos. Era una guerra sin cuartel. Los abogados litigantes que vivíamos de eso nos vimos obligados a ceder los poderes otorgados por nuestros clientes a colegas conservadores porque no existía el menor riesgo de que jueces y juzgados fallaran a nuestro favor y no podíamos perjudicar a nuestros defendidos3.

Con el entusiasmo señalado se desplazaban luego hacia los más disímiles rincones del país buscando la adhesión de sus congéneres. Hablando en barrios, salones, sindicatos, hoteles, dan a conocer el memorial escrito por ellas y logran millares de firmas femeninas, y algunas masculinas, procedentes de diferentes estratos socioeconómicos. Con ellas presentan el mencionado memorial a la Comisión de Estudios Constitucionales CEC como proyecto sobre la plenitud de derechos políticos para la mujer. Esta comisión era la encargada de asesorar a la A sam blea N acional C o n stitu y en te A N A C, convocada por la administración Rojas como una continuidad de la de Gómez, aunque con unos pocos nuevos integrantes.El proyecto suscita diversas y extremas reacciones en el seno de la CEC: desde la apatía y la burla, pasando por el recelo, hasta el compromiso tenue o definido de algunos comisionados. Son meses de intensa labor para estas dos m ujeres quienes, liderando un grupo crec ien te de destacadas participantes, se dedican a promover los debates en torno a la propuesta. Todas colman los recintos del Congreso donde en largas jornadas se discute. En

una de sus innumerables intervenciones ante la CEC, Esmeralda Arboleda plantea:

Me propongo hacer un análisis de las opiniones más generalizadas en relación con el sufragio femenino. Mi posición dista mucho de ser imparcial, porque soy fervorosa defensora de la consagración de la ciudadanía plena para la mujer colombiana; pero como considero que quienes se oponen a ella lo hacen de buena fe, se puede partir de sus propios argumentos para defender el voto femenino4.

Y así expone los puntos neurales de la polémica: la necesid ad de in tro d u c ir una fuerza nueva e incontaminada en la organización y marcha del país; el imperativo de que Colombia diera cumplimiento a las ob lig ac io n es co n ten id as en conven ios internacionales encaminados a reconocer la igualdad entre los géneros; la gran injusticia involucrada en el desconocimiento o limitación del voto femenino por cuan to la m ujer p o se ía las m ism as responsabilidades civiles, penales y económicas del hombre ante el Estado.

Tampoco hay que olvidar que la etapa romántica en la que la mujer estaba colocada en planos casi irreales, com elemento social puramente decorativo, ha desaparecido. La realidad del mundo actual ha llevado a las mujeres a compartir responsabilidades con el hombre. Así, las vem os incorporadas a actividades que antes eran privativas de los varones como las del taller, la fábrica, el comercio, la oficina, la cátedra el periodismo, las artes, la justicia... Si hem os com partido con lo m ascu lino tan tas re sp o n sab ilid ad es , ¿po r qué nos n iegan los d e rech o s? ... y ante una de las m ayores preocupaciones de los señores com isionados, enfatizaba. “Son labores asumidas sin haber sufrido por ello menoscabo en sus características esenciales de fem inidad... Yo no sabía que para algunas personas la feminidad fuera accesoria o removible. Siempre he creído que es la esencia misma de la mujer y nunca había pensado que pudiese dejarse con la papeleta en una urna electoral”5.Frente a la propuesta de otorgar el voto restringido en vista del razonamiento peregrino de la ausencia de preparación de las mujeres, en otra intervención plantea: "El ilustre jurisconsulto Eleuterio Sema ha hecho una frase ingeniosa para justificar la fórmula

3 Laverde Toscano, María Cristina. Ibíd, Pág. 232. y 241.4 El Tiempo. Bogotá. Febrero de 19545 El Tiempo. Bogotá. Febrero de 1954

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del sufragio a cuentagotas: 'Las echamos al mar o las enseñamos a nadar' .Pues no hay constancia de que a los electores varones rasos, muchos de ellos analfabetas, se les hubiera sometido a esos cursos natatorios preliminares"6. Sin embargo, reconoce la impreparación política del sector femenino porque,

... No en vano se nos ha vedado ese campo durante siglos, hasta en las conversaciones familiares. Pero los tiempos han cambiado y las colombianas nos estamos preparando para ingresar decorosamente a la vida política del país. Respecto a la inquietud reiterada por muchos comisionados sobre ¿quién moverá las cunas?, afirma “...las mujeres somos madres y jamás renunciaremos a ello; precisamente la grandeza de esa misión es la que nos llevaba a exigir el derecho a participar en la organización, la defensa y el mejoramiento de la sociedad. Porque no queremos que los hijos que mecemos en esas cunas sean mañana exterminados por la barbarie política”.7

Nadie se atreve ya a poner en juicio la relevancia de la propuesta. Pero las posiciones se polarizan entre quienes están de acuerdo con la ciudadanía integral y aquella restringida que la otorgaría p rogre­sivamente. Los debates se tornan intensos y la presencia de Esmeralda Arboleda, así como la de Josefina de Hubach, la de Bertha Hernández de Ospina y la de un amplio grupo de mujeres que incesante presiona, es definitiva. El comisionado Gilberto Alzate Avendaño llega a plantear que "...si la CEC no adoptaba la plenitud de la ciudadanía para la mujer, habría desaparecido la única iniciativa que hasta ahora justifica el montaje del aparato de la Asamblea Nacional Constituyente... 'porque las enmiendas adjetivas se tramitan por los cauces com unes previstos en la carta, que atribuye al parlamento el poder de reforma"8. Finalmente, el 11 de marzo de 1954 más de la m itad de los com isionados de la CEC está de acuerdo en recomendar a la ANAC el establecimiento de la paridad política de los sexos en la que se pensaba sería la nueva Constitución Política de Colombia.

6 Recorte de prensa. Sin identificar. Archivo personal de Esm eralda Arboleda.

7 Diario de Colombia. Bogotá Febrero 10 de 1954. Pág. 1 y 8.8 Diario de Colombia. Marzo de 1954. Pág. 8

Las mujeres se organizanD esde 1953 una idea obsesiona a Esm eralda Arboleda: promover la creación de la Unión de Mujeres de Colombia9 con el propósito expreso de "...agrupar a todas las mujeres colombianas sin distingos religiosos, políticos o sicales, para unimos en la lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer y de la infancia. Esto no es un partido ni una secta. Ni siquiera tiene domicilio fijo, porque éste se encontrará en cualquier lugar de Colombia en que las m ujeres se unan para defender sus derechos"10. Con una campaña tesonera y con el apoyo de un grupo femenino, buscando sensibilizar y comprometer a las mujeres colombianas de las más d iversas p rocedencias cu ltu ra les, po líticas y socioeconómicas, la propuesta adquiere vida en los primeros meses de 1954. Su programa de acción señala veintidós puntos entre los cuales es preciso destacar sus objetivos de lucha en favor de: la paz que colma un gran anhelo de las mujeres; la igualdad de derechos humanos y políticos para el hombre y la mujer; el derecho al sufragio femenino universal y secreto; el cumplimiento del principio "a igual trabajo igual salario"; la protección de empleadas y obreras contra el despido por maternidad o estado prenatal; la efectividad del derecho de la mujer a ocupar altos cargos del Estado; la realización de campañas educativas que extirpen el prejuicio de inferioridad de la mujer; la represicón efectiva de la trata de blancas; la readaptación social de las mujeres delincuentes; una campaña nacional, coordinada y efectiva en favor de la infancia11. Esta Unión de Mujeres de Colombia logró organizar grupos en diferentes ciudades del pais y será no sólo definitiva en el escenario de las lideres por el derecho al sufragio, sino en el apoyo a campañas en favor de la mujer desarrolladas en las décadas posteriores.

Esmeralda Arboleda en la ANAC: frutos de un plebiscito espontáneoLa Asamblea Nacional Constituyente del Presidente

9 Cfr. Mar, José “Una campaña inteligente”. El Espectador. Bogotá. Septiembre de 1953.

10 N ieto de Sam per Lucy. “H abla la doctora E sm eralda Arboleda de Uribe” Entrevista. Romos. Bogotá. Febrero 15 de 1954. Pág. 32

11 Cfr. “La organización nacional femenina fija sus planes” .Diario de Colombia. Mayo 7 de 195

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Rojas prosigue su marcha integrada básicam ente, com o ya se dijo , por quienes la configuraban en el g o b ie r n o d e L a u rea n o G ó m e z : h o m b r e sconservadores, En su afán conciliatorio in icial, el G e n era l b u sc a a m p lia r la in v ita n d o a o tra s personalidades del país entre las cuales se contaban algunos pocos liberales. S ó lo participa una mujer: la cop artid aria y a m ig a d e l G en era l, J o se fin a Valencia de Hubach.

En este marco, entre los años 1953 y 1954 el protagonismo de la mujer adquiere vigor inusitado: se crean organizaciones femeninas deliberantes en diferentes lugares del país; los debates al interior de la CEC en tomo al sufragio femenino, durante meses ocupan las primeras planas de la prensa nacional liberal y conservadora; radio, revistas, volantes, afiches callejeros, plantean el tema en calles y recintos y nadie de hecho se sustrae a él. Gustavo Rojas, quien fuera el prim er destinatario del memorial con las miles de firmas que lo respaldaban exigiendo el derecho al sufragio universal para las mujeres, descubre así la presencia real de esa media humanidady el potencial electoral que entraña. Son las razones para que públicamente se comprometa a incrementar la participación femenina en la ANAC, al menos en términos paritarios; esto es, si hay una mujer conservadora debe haber una liberal.

Entre tanto, en torno a la Unión de Mujeres de Colombia se consolidan diversas agrupaciones que, de una u otra manera quieren hacer oír sus voces silenciadas desde siempre. Un común denominador de estas agrupaciones es el reconocim iento de Esmeralda Arboleda como vocera de sus intereses. Por ello grupos de mujeres profesionales, de amas de casa, de connotadas dam as bogotanas, de trabajadoras y maestras de Antioquia y el Valle del Cauca, de la Costa y Santander, entre otros, a más de m ujeres independien tes, d irigen cartas al Presidente de la República pidiendo la inclusión de la doctora A rboleda entre los m iem bros de la ANAC.12

El General entonces, y quizás como una nueva estrategia, se dirige a la Dirección Liberal Nacional, solicitando el nombre de algunas candidatas. Esta D irección, sin em bargo , se re s is te ya a la Participación oficial de delegados liberales en la Asamblea. ¿El motivo? El gobierno empezaba a12 Cfr. Prensa de la época: El Tiempo, El Espectador, El País.

dejar ver sus intereses reales, sus ansias impúdicas de poder, sus afanes militaristas...

En el primer período de Rojas -indica Esmeralda- hubo como un espejism o; seguramente por las tribulaciones recientes del país y de los liberales en particular. En ciertas regiones incluso se realizaron algunos intentos de pacificación que alentaron el apoyo hacia el General. Pero pronto sus apetencias de dictador afloran: se trataba de un m ilitar y, gústenos o no, por vocación y formación, la actitud dictatorial está larvada en ellos. El era militar, godo y boyacense... Sin querer demeritar a nadie, estas tres v ariab les se traducen en un p ro fundo conservadurismo. De otra parte, comienzan los m alos m anejos económ icos de algunos de sus familiares y las adulaciones y regalos al poder... De verdad, la gente le rinde pleitesía al poderoso hasta que logran corromperlo; peor aún cuando éste es vulnerable...13A pesar de lo señalado, la D irección Liberal comprende que dar repuesta a la solicitud de Rojas en este caso podría tener implicaciones diferentes: la co n v o ca to ria a lu d ía a la n ecesidad de la participación paritaria femenina en los debates referidos al sufragio universal de la m ujer - la diputada conservadora era Josefina Valencia de Hubach-; tal debate y sus resultados revestían una importancia histórica.

La Dirección Nacional... consideró un deber suyo recoger el clamoroso sentimiento de la opinión femenina que ha reclamado la participación de la mujer en la alta corporación - la ANAC-. Al efecto, conformó una brillante terna integrada por las siguientes damas: señora Isabel Lleras Restrepo de Ospina, doctora Esmeralda Arboleda de Uribe y señora Cecilia Hernández de Mendoza. Esta actitud de la Dirección ha sido recibida con viva simpatía por las mujeres de Colombia.14

La terna fue remitida al gobierno en junio de 1954. El 2 de agosto del mismo año se expide el decreto presidencial nombrando a Esmeralda Arboleda de Uribe como miembro de la ANAC, con carácter de principal; su suplente sería doña María Currea de Aya15. La oficialización de este acto implica una

13 Laverde, M aría Cristina Op. Cit. Cuaderno 2 pág 7614 Cfr. Recorte de Prensa. Sin identificar. Archivo personal de

Esmeralda Arboleda.15 Cfr. El Espectador. Bogotá. Agosto 3 de 1954

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reunión extraordinaria de la Dirección Liberal N acional con el fin de d iscu tir la p osib le participación de Esmeralda en tanto en el último mes había desautorizado la intervención de sus asociados en esa Corporación. Los pocos liberales que la integraban lo hacían en calidad de lentejos.

Esm eralda, una m ujer reflexiva y disciplinada aunque emotiva, siempre ha buscado tom ar las decisiones importantes de su vida con “cabeza fría”: “He sido una feminista de entraña pero también una persona de partido y requería entonces el respaldo del liberalismo”, explica. La Dirección deliberó en una sesión, de la cual ella se retiró para dejarla en absoluta libertad. Logró el apoyo requerido y en declaraciones a la prensa firmaba:

“D esde el m om ento en que fui inform ada del nombramiento a través del Ministerio de Gobierno, cre ía que mi ob ligación ante las m ujeres de Colombia era la de aceptar tal designación. Este concepto lo expresé ante los m iem bros de la Dirección Liberal Nacional y la directiva del partido está de acuerdo conmigo. Quiero dejar claro -agregó- que no intervendré en debates que se refieran a la política de los partidos. Me propongo trabajar con Josefina por la consecución del voto universal para la mujer colombiana...”16

Su nombramiento ocupa titulares de prensa en las primeras páginas y es objeto de múltiples homenajes en el país, y no sólo de grupos de mujeres.

Mujeres y hombres: igualdad de derechos políticosEn esta forma llega a la ANAC y debe liderar batallas similares a las ocurridas en la Comisión de Estudios Constitucionales, con la diferencia de que el tiempo con el cual cuenta es muy corto y en esta corporación la posición conservadora es aún más radical y los enfrentam iento más beligerantes, incluidos los presentados entre Josefina Valencia y su hermano, Guillermo León Valencia. Sin embargo, la labor de la diputada Arboleda obstinada y persuasiva; rotunda y vertical cuando así se requería; conciliadora frente a lo formal pero inflexible respecto a lo fundamental, unida a los aportes de Josefina Valencia, al papel de

16 El Espectador. Bogotá. Agosto 3 de 1954

la prensa liberal y a la movilización permanente de mujeres a lo largo y ancho del país, determinó que la balanza se fuera inclinando a favor del sufragio integral para las colombianas.

El 25 de agosto de 1954 a las diecinueve horas diez minutos, se inicia una nueva sesión plenaria de la ANAC alrededor del tema; el día anterior, la doctora Arboleda había quedado en el uso de la palabra. Comenzó entonces esta jornada pronunciando ella el único discurso de la noche. Llevaba una clásica bata negra de cuello en V y mangas en tres cuartos, aretes y un sencillo collar de perlas blancas. Ser una mujer elegante y exquisita en sus gustos y modales es uno de los encantos que atraen y desconciertan a muchos en tanto su acentuado feminismo haría pensar en una figu ra ajena a las “vanidades mundanas”. No. Eternamente es femenina -en la acepción tradicional del término- y ama y cuida su feminidad. Con mayor razón en aquellos tiempos.

Esa noche, como de costumbre, se le veía segura; hacía gala de la tranquilidad que emerge de quien rigurosam ente estudia, consulta y prepara sus intervenciones. Con vehemencia, con esa voz firme de gran oradora cuyos énfasis apelaban al vuelo mágico de sus manos -admiradas por amigos y detractores-, realizó un pormenorizado resumen de sus intervenciones anteriores, insistiendo en el compromiso que le cabría a la Asamblea frente a la mujer colombiana y su sociedad, frente al mundo y a la historia:

... Nosotras estamos seguras de que vosotros honorables diputados estaréis a la altura de vuestra gran misión histórica y consagraréis para la mujer de vuestra patria el derecho de plena ciudadanía...Todos sabéis que el martirio de Colombia, la mujer sufrió la tragedia de la destrucción de su hogar, la pérdida de sus seres queridos, de los abandonos y de la persecución; que mostró al país entero su decisión, su entera, su fidelidad y su heroico valor; con el desgarramiento de su propia vida aprendió a amar la paz como el mejor de los dones y clama por ella desde todos los ámbitos de la patria.Porque supo que sólo la paz hace germinar los sueños y las espigas; que sólo ella pone fin al odio y a la venganza; comprendió que el trabajo, la alegría, el amor a la vida misma, sólo pueden alcanzar su plenitud a la sombra de la

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paz... Las mujeres tenemos fe en que esta reforma sea verdaderamente nacional, sea tratada sin carácter de partido... Colombia necesita del concurso y la participación política integral de nosotras las mujeres...17

Los aplausos fueron contundentes. No solamente desde el ámbito de los diputados sino desde las barras, literalmente colmadas en su mayoría de mujeres. A las veintidós horas, con setenta votos afirmativos y ninguno negativo -quienes estaban en contra o se retiraron antes o se abstuvieron de votar­se aprobó la ley que otorgaba pleno derecho para las mujeres: “Las mujeres tendrán los mismos derechos políticos que los varones”. El júbilo fue total entre el sector femenino que ocupaba el recinto. E ntonaron el H im no N acional y m archaron repitiendo sus estrofas por las calles aledañas al Congreso en esa fría noche bogotana.

El derecho al voto femenino no fue una dádivaEl 26 de agosto de 1954 el entonces presidente Rojas sancionó la ley aprobada por su constituyente. Pero, por supuesto, no fueron sus convicciones feministas el fundamento de su respaldo a los requerimientos de las colombianas; el General estaba lejos de plantearse las honduras e implicaciones inherentes al problema de la discriminación femenina y al imperativo de la calidad ético-política entre los dos géneros que tradicionalmente conforman la historia de la humanidad. Era un definido oportunismo, im perceptible para todas las m ujeres de aquel momento, incluidas sus líderes visionarias -en razón quizás de que aquel período se constituyó en espacio único para la lucha por sus reinvidicaciones, cuando tales espacios eran tan esquivos en el proceso de nuestras sociedades patriarcales-,

... Se requirieron algunos meses y dolorosos acontecimientos para que yo comprendiera la utilización que quiso hacer el General de nuestro movimiento.La evidencia más clara se encuentra en la paradoja de que mientras nos “concedía”

17 Apartes de su intervención en la ANAC durante la sesión en la cual se aprobó el voto femenino. Cfr. El Tiempo, El Espectador, El País, El Relator, etc. 26 a 219 de agosto de 1954. Pág. 1 y siguientes.

el voto a las mujeres -como lo señala hoy Esmeralda Arboleda-, impedía su ejercicio a los dos sexos. Debemos recordar que, como buen dictador, a más de mantener clausurado el Congreso, negó cualquier tipo de elecciones. Pero al final la ganancia fue de las mujeres y para las mujeres. Nos asumió sí como una cuarta pata en la cual apoyarse: ésta le otorgaba mayor estabilidad e hipotéticamente podía incrementar su capacidad de negociación.¿Cómo no iba a usarla si desde la CEC y desde la prensa debió calibrar nuestra Fuerza?... Pero una cosa sí quiero que quede bien clara: el derecho al sufragio femenino no fue una dádiva ni del General Rojas ni de ningún presidente; así posteriormente hubiéramos contado con el apoyo honesto, ese sí fruto de convicciones, del doctor Albero Lleras Camargo. El voto femenino en Colombia, como en todos los rincones del mundo y como ha sucedido con las distintas reivindicaciones alcanzadas para nosotras en los corrido del siglo, fue el resultado de muchas luchas, de la tenacidad y de la inteligencia de las mujeres colombianas.Y esto no se sabe o se oculta, no sé si consciente o inconscientemente. Lo cierto es que para infortunio de la verdad, hasta ahora la historia de nuestro país ha sido escrita por los hombres'y en su concepción del mundo y del la vida sólo tenemos cabidas anecdóticas y episódicas: pasajeras heroínas, sentimentales, madres abnegadas a la sombra del esposo o del hijo, cuestionadas amantes o definitivamente no existimos. Estamos en mora de escribir la verdadera historia.Llegó la hora de conquistar también este espacio.18

Obviamente con la caída del gobierno del General Rojas, todas los norm as expedidas durante su administración quedarían derogadas en tanto fruto de la dictadura. Aquí fue donde Alberto Lleras habría de jugar importante papel al reconocer el camino recorrido por las m ujeres y la historia de sus contiendas e incorporar el tem a del sufragio femenino universal en el Plebiscito de diciembre de 1957.

18 Laverde Toscano, María Cristina. Op. Cit. Cuaderno 2 p.p.83-102-103.

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Nuevas luchas, nuevas laboresLuego de la sanción de la ley, las expectativas por la participación femenina crecían. Las mujeres tenían vivo interés en intervenir. A partir de este logro, la tarea emprendida por Esmeralda Arboleda y por el número creciente de líderes giraría en tomo a las campañas para una cedulación pronta e igualitaria. Los meses transcurrían y los avances en esta materia eran escasos. Ante la presión de las m ujeres, manifiesta en cartas a la prensa preguntando sobre los re su ltad o s del p ro ceso técn ico y de sensibilización de la población, empieza a filtrarse una noticia: el gobierno pretendía una cedulación por etapas, primero una que involucrara a todos los hombres y, más adelante, otra para las mujeres. Ello conduce a una nueva movilización de este sector de la población. La Organización Femenina Nacional conforma una delegación presidida por Esmeralda para que ac tuara d irec tam en te fren te a la Registraduría Nacional del Estado Civil. Preparan una comunicación que personalmente presentan al Registrador:

... las diversas agrupaciones de mujeres del país se permiten solicitarle reconsiderar la parte relativa a la cedulación femenina... Al hacer esa comedida solicitud, la mujer colombiana se basa no solo en la justicia que la asiste para recibir conjuntamente con el hombre la cédula de ciudadanía, sino también en las condiciones reales sobre el perjuicio que acarrearía a la nación verse enfrentada a una segunda y nueva cedulación... La razón de las dificultades relativas al establecimiento de la edad de la mujer tiene que rechazarse de plano porque en ningún momento ha salido de la propia mujer -fu e sugerida por algunos hombres y según ellos por “galantería” con el sexo débil-. La mujer no acepta que - la demora- pueda interpretarse como una maniobra del gobierno...19

De esta comunicación enviarían copia al Presidente de la República. La doctora Arboleda insistía en otras declaraciones de prensa: si se trata de proveer a los ciudadanos de un número idóneo de identificación, no se puede hacer distinciones entre cedulación fem enina y cedu lación m asculina. Se deben

adelantar simultáneamente las dos. A pesar de estas presiones el proceso no avanza demostrándose, una vez más, de una parte, el desinterés del gobierno en crear los mecanismos para el ejercicio de la plena ciudadanía de la mujer y, de otra, su propósito de obstaculizar las demandas diversas de convocatoria a elecciones.

A partir de febrero de 1955, Esmeralda empieza a escribir regularmente en la prensa nacional.

La docto ra A rboleda, uno de los personajes fem eninos más conocidos del país y cuyas sobresalientes actuaciones en el campo jurídico y com o m iem bro de la A sam blea N acional Constituyente han recibido la más amplia y oportuna divulgación, ha accedido a escribir una vez por semana en El Espectador una columna en la que tratará temas de interés general con la autoridad que le confiere su categoría de personera de la mujer colombiana.20

Su columna se convirtió en una de las más leídas y consultadas, entre otras razones, porque daba repuesta a muchos de los interrogantes sobre el proceso de incorporación de la mujer a la política activa y porque empezaba a abrir caminos cuyas señales indicaban la necesidad de reformas que desde el ámbito de lo civil eran impostergables si se pensaba en la justicia y la equidad entre los dos géneros...En el mes de jun io de 1955 es recibida como Miembro de Número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Era la segunda mujer en alcanzar esta distinción. La tesis de su trabajo de recibimiento versó sobre un tema que por las circunstancias del país y los v icios ancestra les de los partidos tradicionales, provocó gran interés y polémicas que trascendieron los recintos de la Academia: La necesidad de una administración pública tecnificada y apolítica.Son ya muy remotas las épocas en que los individuos podían poseer la universalidad de los conocimientos y ocuparse con idéntica versación de los problemas económicos, políticos o artísticos del país y del mundo... Igualmente ha cambiado el concepto sobre el Estado y sus funciones... Del Estado gendarme llegamos al actual Estado benefactor... los bienes y

19 El espectador. Marzo 29 de 1955 20 El Espectador. Bogotá, Febrero 22 de 1955

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servicios suministrados por él al pueblo colombiano a través del gobierno nacional abarcan esencialmente todas las fases de la actividad humana... El éxito o el fracaso de la gestión administrativa de ese Estado benefactor depende prim ordialm ente, como es elemental, de la capacidad ética y de la preparación de las personas encargadas de llevarla a cabo... En Colombia ha sido tradicional que para el desempeño de las labores de gobierno, se llame a personas cuyo título principal -y frecuentem ente único- es la adhesión o los servicios prestados al partido políticamente dominante...21

Ella aseguraba que, sin temor a equivocaciones, la contienda de los grupos políticos tendría una menor beligerancia y perdería su fiereza y sectarismo ciegos si se lograba sustraer a loa administración pública de las contingencias de los cambios políticos. Aludía a la experiencia de otros países que ha demostrado la importancia del servicio civil de carrera para los funcionarios administrativos. El texto completo del discurso se publicó en los principales diarios del país y los ejes de su planteamiento fueron retomados por funcionarios de gobierno, por algunos políticos y por notables académicos.

Los inicios de la rupturaPor aquellos días, la censura a cualquier forma de comunicación, especialmente masiva, llegaba a límites insospechados; la represión se incrementaba y la situación social y política era compleja en los distintos frentes.

El I o- de julio de 1995 Esmeralda Arboleda viaja al Ecuador como parte de la comitiva que acompañara al General Rojas. Tenía interés particular en propiciar la vinculación de las mujeres colombianas a los procesos de otros países; quería divulgar los avances alcanzados y confrontar experiencias. Las agencias no tic iosas que cubrían el v ia je p residencia l informaron que algunos de los miembros de la comitiva, entre los cuales se encontraba la doctora Arboleda, habían respaldado al presidente en la censura de prensa impuesta por él en el país. Al llegar al aeropuerto tras el viaje de regreso, al esperaba Pubenza Arboleda de Restrepo, una de sus hermanas, quien alarmada le contó sobre el polvorín levantado

21 Apartes del discurso. El Tiempo. Bogotá, junio 3 de 1995

en los d is tin to s m edios po r las supuestas declaraciones de la diputada liberal.22 Su enojo fue total. Inmediatamente se dirigió a su oficina donde preparó una com unicación que personalm ente llevaría esa misma tarde a los diarios bogotanos El Espectador y El Tiempo. En ella afirmaba:

La acusación es falsa en cuanto a mí se refiere... Viajé al Ecuador por considerar de gran importancia la vinculación femenina a la labor de acercamiento entre los pueblo amigos y, si bien es cierto que mi vinculación a la ANAC, en virtud de la cual represento a las mujeres, fue honor que me confirió el General Rojas, no implica ello que exista identidad ideológica entre el señor Presidente y yo.Las designaciones que él hizo para la Asamblea se originaron en virtud de delegación y por no ser posible la elección popular, pero la Constitución Nacional establece claramente tanto la independencia de quienes hacen parte de los cuerpos colegiados como su carácter

. de representantes del pueblo y no de sus lectores. Así como fue autorizada la publicación de la información errada que llegó de Quito, espero que se autorice la de esta rectificación, ya que no soy partidaria de la censura de prensa.23

Evidentemente la publicaron todos los periódicos y se constituyó en el primer enfrentamiento abierto entre la doctora Arboleda y el gobierno del General. Episodios anteriores sólo adquirieron el carácter de “roces” en apariencia intrascendentes...

Mejor la destitución que la renunciaLas contradicciones gubernamentales eran cada día más agudas. Las voces de protesta se multiplicaban ante un gobierno ya sin ambages dictatorial. El ejecutivo buscaba legitimar sus acciones apelando a las más disímiles maquinaciones; una de ellas, demostrar la participación de liberales no sólo en la marcha administrativa sino en las determinaciones legislativas de la ANAC. La Dirección Nacional del liberalismo, desde los primeros días de agosto de

22 Cfr. Laverde Toscano, María Cristina. Op. Cit. Cuaderno No. 8 Entrevista con Pubenza Arboleda, página 167.

23 Apartes del discurso. El Tiempo. Bogotá, Junio 3 de 1995.

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1955, de manera expresa prohíbe la participación de sus miembros -inicialm ente aceptada, aun a regañadientes- en el gobierno y en la ANAC; pero los llamados lentejos, omitieron las directrices del partido, pretenden habilitar su presencia en la Asamblea, incluyendo a la doctora Arboleda en sus propósitos de permanencia en ella y en su desacato a la Dirección. Obviamente, la diputada desde hace tiempo desea marginarse de un gobierno del cual ya discrepa en todos los órdenes pero considera que, para el partido liberal y para el país, políticamente es más rentable una destitución que una renuncia. En la sesión de la Constituyente del día 3 de agosto del mismo año, el grupo liberal deja una constancia de sus asistencia la cual, incluyendo “abusivamente” a Esmeralda, remiten a los más destacados diarios ‘ ;1 país; ello, por supuesto ocasiona el repudio de la

ñora Arboleda quien en comunicación a la prensa otesta enérgicamente:

... No es verdad que yo haya firmado esa constancia y para probar mi afirmación, me permito anexar a esta carta la certificación que la secretaría de la ANAC ha expedido sobre el particular.Aprovecho la oportunidad para repetir - una vez más- que tanto Josefina Valencia de Hubach como yo, no queremos iniciar nuestra actividad política participando en las luchas de partido, sino encaminando esfuerzos al logro de la conságración de la plena ciudadanía de la mujer.24

Le parecía, además, que el comportamiento de los diputados liberales era a todos luces extraño por cuanto en tres oportunidades fue requerida por ellos para que se adhiriera a la constancia aludida y en otras tantas se negó a hacerlo, alegando las razones de carácter político y gremial conocidas por los colombianos.

A los ríos de sangre, a la ola de cruenta violencia ilímite, a las desapariciones indiscriminadas, se añade entonces el acontecimiento que rebasó la copa: el cierre de los diarios liberales El Espectador y El Tiempo. Ante este panorama enrarecido, la oposición crece y corriendo los riesgos que emanan de la d ic tad u ra , busca espacios para ex p resar sus desacuerdos en la principales ciudades del país.

24 Cfr. El Tiempo y El Espectador (entre Otros). Agosto 4 de 1954 p.p. 1 y 55

En este marco, el 9 y 10 de agosto de 1955, cientos de m ujeres de diferentes tendencias políticas, encabezadas por las esposas de los expresidentes Olaya Herrera, Lleras Camargo, Ospina Pérez y por Esm eralda A rboleda, realizan marchas por las principales vías del centro de la capital exigiendo la derogatoria de las medidas restrictivas de la prensa. “Carros radiopatrullas con altoparlantes recorren las calles céntricas de Bogotá recordando que las manifestaciones están prohibidas”. Con gases lacrimógenos y agua arrojada por mangueras, la fuerza pública busca disolver las manifestaciones. M ás adelante, la doctora A rboleda participará también en el homenaje de desagravio que se le rendiría al expresidente Eduardo Santos en el Hotel Tequendama de Bogotá y cuyo oferente fue el doctor Alberto Lleras Camargo quien recientemente había regresado a Colombia después de ocupar por varios años la Secretaría de la Unión Panamericana. Con esta intervención reinició su vida política activa en el país, tras renunciar a la Rectoría de la Universidad de los Andes.25

El 17 de noviembre, un titular a varias columnas ocupa la primera página de la prensa nacional: Destituida la Constituyente Esmeralda Arboleda de Uribe y a continuación el decreto ejecutivo No. 2963 del 15 de noviembre de 1955:El P residente de la R epública en uso de sus facultades constitucionales y en especial de la contenida en el aparte d) del artículo I o. Del acto legislativo No. 1 de 1952, Decreta: Art. I o. Desígnase representante del Presidente de la República ante la Honorable Asamblea Nacional Constituyente, a la Dra. Georgina Ballesteros de Gaitán en reemplazo de la Dra. Esm eralda Arboleda de Uribe, cuyo nombramiento se declara insubsistente. Art. 2o. El presente decreto rige a partir de la fecha de su expedición... (fdo) General Jefe Supremo, Gustavo Rojas Pinilla. Presidente de Colombia.26A unque la no ticia conm ocionó a la m ayoría, principalm ente a las mujeres, era esperada por muchos como la única repuesta posible de una dictadura que empieza a sentirse acorralada. Desde los m ás d isím iles rincones del pa ís, grupos fem eninos, m ujeres independientes y tam bién

25 Cfr. Laverde, M aría Cristina. Op. Cit. Cuaderno No. 13. Entrevista con Otto Morales Benitez. P.p. 47-55

26 El Espectador. Bogotá. Noviembre 23 de 1955 p. 1 y SS

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innumerables varones, remitieron al presidente cientos de cartas y telegramas de protesta.

La respuesta de la exconstituyente es rotunda. En rueda de prensa expone su posición, señalando cómo llegó a ser miembro de la ANAC después de un plebiscito espontáneo de las mujeres de diversas regiones del país, sin distingos partidistas ni de clase; un plebiscito nacional en reconocimiento al hecho de ser ella quien redactara el memorial dirigido a la Comisión de Estudios Constitucionales por cerca de cuatro mil mujeres en el cual se puntualizaban las reform as ju ríd ic a s y socia les que hacían indispensable la admisión de los derechos políticos femeninos; igualmente, era el reconocimiento a su labor en la CEC cono la más decidida defensora de las m ujeres, según consta en los anales de la Corporación. La designación presidencial se dio en atención a estos antecedentes y a la promesa pública del m andatario de elegir paritariam ente a dos representantes de las m ujeres. El nom bre de Esmeralda figuraba en la tema presentada por la Dirección Liberal y el presidente sabía que la aceptación de la investidura dependía de la postura de su partido. En la ANAC representó sólo los intereses de las mujeres y en ella cumplió con creces los compromisos adquiridos, logrando la expedición del acto legislativo que consagró la igualdad ciudadana de la mujer y el hombre. Pero su labor por la causa femenina trascendió la Asam blea misma: apoyó a muchas mujeres con necesidades de educación, de empleo o de asesoría jurídica. De otra parte, señalaba ante los periodistas que al aceptar la designación entendió que conservaba la libertad consagrada en la Constitución Nacional, al ser esencia de todo régimen democrático. En la misma forma, y de acuerdo a las normas de derecho público que han regido en el país, los miembros de los cuerpos representativos, en mayor medida si se trata de una Asamblea Constituyente, no son mandatarios de una persona, por eminente que ella sea en la jerarquía administrativa, sino de la nación. Enfatiza en que su actuación dentro y fuera de la ANAC ha sido de permanente respeto a los principios liberales y por este motivo expresó su criterio opuesto a la censura de prensa, participó en la manifestación de protesta por la clausura de El Tiempo y El Espectador y en el homenaje al expresidente Eduardo Santos. Por esos mismos principios cedió parte de sus honorarios como diputada al fondo del partido, más aún cuando la tesorería del liberalismo estaba a cargo

de una em inente mujer. Por último, la doctora Arboleda consideraba gravísim o para la mujer colombiana, quien apenas nacía a los derechos políticos, el que a sus representantes se les irrespetara en el ejercicio de sus funciones y la duración de su mandato dependiera de reacciones imprevisibles.27

La destitución de Esmeralda Arboleda conduce a que el interés de los medios de comunicación se vuelva, una vez m ás, sobre esta p ro tag o n is ta y, particularmente, sobre la personalidad de una mujer que siempre se ha sentido orgullosa de ser tal, que manifiesta que aun cuando vivió una época en la cual la mujer inteligente debía mostrar a cada paso que lo era, jamás se ha sentido perseguida por serlo, a pesar de reconocer y renunciar las múltiples discriminaciones de género inmanentes a las culturas patriarcales; una mujer que, no obstante su condición de académ ica, y las posiciones ocupadas, del reconocimiento nacional que posee en los distintos círculos, haciendo gala de su gran sentido del humor y de una profunda humildad, sin preámbulos se reconoce como un ser que en la cotidianidad es igual a sus congéneres: “Me encanta el cha-cha-cha. Me preocupo por mi línea y lo que más me amarga son mis kilos de exceso. Padezco hambre y me someto a las peores torturas. En cuanto me queda un tiempo, asisto a la academia de la señora Theas Weiss... Voy al salón de belleza dos veces por semana. Adoro el baile... Me gusta mucho cantar y tocar distintos instrum entos y lo he hecho en público varias veces...28

Son apartes de una entrevista realizada en su hogar, acompañada por el ingeniero Samuel Uribe, su primer esposo con quien se casara en 1946, y por Sergio Uribe Arboleda, su pequeño hijo de 4 años quien, lo reitera en cientos de reportajes, es la mayor felicidad y lo más im portante de su vida. Su matrimonio con Uribe duró relativamente pocos años. Eran muy diferentes y poseían intereses antagónicos. Sin embargo, la separación oficial nunca se dio porque Esmeralda minuciosamente cuidaba su imagen de mujer: no quería que nada la desdibujara por cuanto sabía que ello podría ser utilizado en contra de sus luchas a favor de las mujeres. Como tantas otras en la historia de nuestro

27 Cfr. Recorte de Prensa. Sin identificar. Archivo personal de Esm eralda Arboleda.

28 Cfr. El Mercurio. Noviembre 213 de 1955

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país, educó a su hijo sola, contando sí con el apoyo afortunado de su madre y sus hermanas en Cali y por sobre todo, con el de su hermana Pubenza (residente desde entonces en Bogotá) de Hernando Restrepo, su esposo, y su hijo Pablo, con quien Sergio creciera como hermano.

A Sergio, a más de otorgarle la mejor educación formal, le brindó todo el amor y la dedicación que sus m últip les com prom isos le perm itían . No sabemos si fueron suficientes pero sí que mientras los hombres ilustres de la historia de la humanidad han terminado por abandonar su rol de padres en ara de la com plejidad y trascendencia de sus misiones -y sin que ello signifique algún tipo de cuestionamiento social-, las mujeres en las mismas condiciones laborales, difícilmente renuncian al ejercicio activo de la maternidad así esto implique dobles agotadoras jomadas de trabajo y el cúmulo de cu lpas cuando no log ran a ju sta rse a los paradigmas culturales del ser madre. Esta realidad en parte explica el que las críticas a las mujeres en este ámbito suelen ser implacables...

La respuesta de la dictaduraA partir de los acontecimientos descritos, las rutinas de Esm eralda y su fam ilia se tornan difíciles. Agobiantes diríamos. Las represalias a su autonomía no se hicieron esperar. Se dedica de nuevo a su profesión y participa vigorosamente en las labores de su partido con las restricciones que imponía la dictadura: gran parte del trabajo reclam aba la clandestinidad. En este marco ella y su hijo son blanco de diversos atentados. En el antejardín de su residencia del barrio la Soledad, había un arbusto de plátano cuidado con esmero que una mañana aparece destruido a “machete limpio” ; en las paredes de la fachada y en las puertas principal y del garaje de pronto se encuentran letreros pintados en rojo: “traidora”, “muere”, “nos vengaremos” ... Sergio contaba con cinco años, dormía en una habitación del segundo piso cuya ventana daba a la calle y una noche, tras romper los cristales con estruendo, una piedra cayó junto a su cama. En noviembre de 1956, dos de sus hermanas retoman al país luego de varios años de permanencia en Europa: Soffy, graduada en música en Colombia, Estados Unidos y Francia y en Historia del Arte en este último país; Mireya, afamada pianista concertista, igualmente merecedora

de varios títulos en Estados Unidos y Francia. El día de su llegada al aeropuerto, sus otras hermanas debieron literalmente, montar guardia en tomo a sus equipajes: las esculcaron con sevicia y el propósito , según se informaron, era introducirles armas y otros materiales para declararlas aliadas de la subversión.La angustia de Esmeralda crecía, fundamentamente pensando en la seguridad de su pequeño. En diciembre de ese año se marchan los dos hacia Cali, ciudad donde residía su madre, doña Rosita Cadavid de Arboleda y las dos hermanas recién llegadas Violeta, destacada ortodoncista vive hace muchos años en Estados Unidos, país en el cual estudió y contrajo matrimonio. Quería descansar de tanta presión y, como de costumbre, compartir con la familia las celebraciones del fin de año. Doña Rosita, personaje maravilloso, era dueña entonces de la floristería más importante de la ciudad “Con flores educó a sus hijas”, según lo señalara algún cronista. Una educación que, a juicio de muchos, encierra invaluables lecciones no sólo sobre el lugar de la familia en la formación de los hijos, sino sobre cómo una concepción diferente del ser niña puede conducir a la presencia de mujeres adultas tan notables, autónomas y felices como seis hijas. Propició en ellas lo explica Soffy29 el desarrollo de la inteligencia: para doña Rosita el estudio era lo más importante de cuanto podía darles; incluso, se ganó el aviso de excomunión de un sacerdote por obligar al rector del colegio de varones de Palmira a recibir en él a Pubenza, ante la ausencia de colegios de secundaria femeninos. Aquí también la presencia del padre, don Femando Arboleda López, jugó papel fundamental: un gran pedagogo que leía cuentos a sus hijas desde muy pequeñas; les explicaba las lecciones del colegio y con ejem plos prácticos les enseñaba matemáticas; con rigor pero con dulzura, les exigía análisis y reflexión de cuanto aprendían; además, como típico payanés, imponía las “buenas maneras” en la mesa. Doña Rosita, despertó en las niñas una infinita sensibilidad: todas aprendieron música y,cuando menos el manejo de dos instrumentos; siendo muy pequeñas, al concluir la jom ada escolar en Palmira, solas tomaban el tren hacia Cali, dos veces por semana, para asistir al conservatorio; dormían en la casa de la tía Sofía y, de madrugada, regresaban a su ciudad llegando directamente al colegio. Les enseñó, en la misma forma, el amor al

29C fr. Laverde, M aría Cristina. Op. Cit. Cuaderno No. 10 Entrevista con Soffy Arboleda. Pp 97 a 106.

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trabajo: difícilmente les permitía descansar y debían aprender desde los oficios de la casa hasta diversas labores m anuales. Su m eta estab a le jos de imaginarlas como amas de casa pero, insistía, “para mandar hay que saber”. Jamás las educó para el matrimonio ni para que “otro las fuese a mantener” . La autonom ía de cada una era el objetivo. El casamiento vendría por añadidura.Por esto, sólo podían tener novio cuando le presentaran el cartón de bachiller; más adelante intentó el chantaje hasta cuando exhibieran el diploma profesional. Claro que no logró tanto pues las seis fueron de muchos novios y rumberas. Por último, inculcó en las hijas un hondo espíritu solidario. Es la razón de que las Arboleda sean un clan absolutamente férreo.Desde cuando vivieron en Palmira, doña Rosita fundó la floristería que al trasladarse a Cali se convirtió en el medio de subsistencia familiar. Siempre habitaron en amplias casas de dos pisos, dueñas de patios y corredores: el primer nivel acogía el lugar donde arreglaban las flores y, el segundo, el sitio de la vivienda. Como se señaló, todas han sido trabajadoras infatigables que, sin im portar la posición o el cargo ocupado, asumen cualquier labor; por ello en tanto se reunían en la casa materna, invariablemente le colaboraban en los arreglos florales. Cuando había un muerto ilustre en Cali, un comentario hacían los amigos y conocidos de la familia: “allá estarán las Arboleda haciendo ramos y coronas”.

Y así sucedió el 4 de enero de 1957. Al final de la tarde recibieron una llamada: una voz masculina encargó una corona que, según advirtió, sólo podría recoger bien entrada la noche. Hacia las diez llegaron tres hombres en un jeep sin placas a reclamarla. Mireya y Esmeralda a quien tenían identificada la entregaban cuando intentaron secuestrar a esta última, golpeándola con fuerza; no lo lograron: "Es la primera y única vez en mi vida, nos explica, que me alegré de ser robusta y pesada". Su madre y sus hermanas acudieron en su ayuda impidiendo que le dispararan. Al escuchar el alboroto, la gente del vecindario em pezó a sa lir y los ag reso res desconcertados no tuvieron más alternativa que imprender la huida. Curiosamente, ningún carro pasó durante el episodio: Luego se enteraron que en las esquinas aledañas a la casa, otros se encargaban Je desviar el tráfico. Una experiencia terriblemente dolorosa y traumática para Esmeralda y su familia...

Años más tarde, cuando se desem peñara como senadora de la República 1958-1962, el senador conservador Castillo Isaza, en presencia del también congresista Hernán Salamanca, le contó el objetivo de la dictadura con este atentado: mostrarle al país que ella no era tan digna, pulcra y honesta como la sociedad la conocía. Pensaban organizar una bacanal, doparla o embriagarla y tomarle no se sabe qué tipo de fotografías que luego enviarían a la prensa. Después sí la pondrían a flotar en el río Cauca, como a diario sucedía con tantos por aquellos años en el país...Ante el fracaso del hecho se prohibió a la prensa informar sobre él y del expediente de la respectiva denuncia formulada ante la autoridad competente, desaparecieron apartes así como las certificaciones médicas de las lesiones personales sufridas por Esmeralda.30El partido liberal se movilizó y su Director, doctor Alberto Lleras Camargo, en circular del día siguiente condenó enérgicam ente el atentado. Lo propio hicieron los directorios del Valle del Cauca y otros departamentos. Igualmente, se produjeron cientos de pronunciamientos y comunicaciones dirigidos a la víctima y a la prensa nacional.

La vida de Esmeralda Arboleda y la de su hijo estaban en serio peligro. El doctor Lleras entró en contacto con ella, afirmándole que el partido y el país la necesitaban viva. En consecuencia cuanto antes debía salir de Colombia. Personalmente la acompañó a la embajada de Estados Unidos en las gestiones de las visas. Así, a fines de enero de 1957, partió Esmeralda con su pequeño hacia Boston, ciudad donde vivía Violeta; salió en medio de estrictas medidas de seguridad otorgadas por amigos y familiares.

En esta ciudad vivió hasta octubre del mismo año. A pesar de que la dictadura cayó en el'mes de mayo, no pudo regresar antes pues se había comprometido con el doctor Lleras en un importante trabajo: entrar en contacto y estudiar la experiencia de la Liga de Mujeres Votantes de Estados Unidos. Una labor que, por el rigor en el cual fue desarrollada, significó enormes aportes a la organización de las mujeres

30 Cfr. Laverde, M aría Cristina. Op. Cit. Cuaderno No. 5. Entrevista con Esmeralda Arboleda. Pp 184 SS; Cuaderno 8 Entrevista con Soffy Arboleda pp 72ss. Recortes de prensa 7 de enero y SS.

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colombianas desde el plebiscito de diciembre de 1957... Además en su estadía en ese país, realizó importantes conversaciones con el doctor Mariano Ospina Pérez y su señora, doña Bertha Hernández de Ospina quienes visitaban a uno de sus hijos estudiante en esa ciudad en torno a la propuesta que sobre el Frente Nacional se gestaba.

A su retorno al país, "...ese animal político que es mi hermana", en palabras de Soffy, se dedicaba de lleno a la campaña por el plebiscito y al partido liberal, llegando en reiteradas oportunidades a hacer parte de su dirección. En 1958, será elegida como la primera senadora de la historia colombiana; allí, luego de un riguroso estudio de dos años, presenta una de las más importantes propuestas legislativas en favor de las mujeres: el Proyecto de Ley sobre capacidad civil de la mujer el cual, tras intensos debates, es aprobado por unanimidad y con moción de ap lauso en el Senado de la R epública . In fo rtu n ad am en te , m urió en la C ám ara de Representantes ante las presiones de la iglesia y sus a ltos je ra rc as . M ás ad e lan te y d u ran te la

administración de Lleras Camargo será nombrada Ministra de Comunicaciones, convirtiéndose en la segunda mujer en ocupar un ministerio.

Son muchos los aspectos fundamentales de la vida de Esm eralda ausentes de este escrito. Por las limitaciones de espacio sólo abordamos menos de una década de su prolífica existencia. Compartir con las nuevas generaciones las honduras de la vida y de la obra de este gran personaje, es el mejor reconocimiento,el mayor homenaje que podemos brindarle a quien sin duda es, en el mundo de la política, la mujer más importante de la historia de Colombia en el siglo XX.

Ella también nos allanó el camino, nos permitió recuperar la esperanza y comprender que con el aporte de nosotras las mujeres podremos construir, junto a los hombre nuevos, un mundo que ame y respete la diferencia, que luche por la equidad en sus distintas expresiones y que convierta a la fe lic idad en la m eta de los d istin tos géneros conformadores todos de la humanidad.

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M a t il d e G o n z á l e z

María Teresa Arizabaleta

En esta reunión que fue quizás la más interesante, la más prolongada y la más intensa por ser la

última, hubo concenso en varias cosas. Matilde era una mujer sabia, amorosa, pero fuerte. Además esta fortaleza la hacía distante, por lo menos eso sentimos nosotras sus alum nas, pero ante todo era una M U JER PO LÍTICA , eminentemente política. En todo momento su trabajo en el colegio se dirigía a hacer de nosotras líderes juveniles, quería que todas pensáramos en el trabajo político como meta, insistía en que la mujer es la única que puede llevar al campo político sus necesidades, intereses y sus problemas, nos decía que los hombres solamente, como es lógico, so luc ionarían sus n ecesidades y sus problemas y por esto era im portante crear esa T E R C E R A F U E R Z A , hablaba del interés de estadistas y filósofos, como Maritain que insiste en que esta tercera fuerza (pero que ella la conforma solo con mujeres), podría subsanar los problemas que se presentan en el momento y evitar que estos se agraven con el tiempo (como ha sucedido) insistía en la necesidad de transformar esta cultura, que había que buscar nuevas normas, valores, insistía dentro de una nueva moral quizás donde no hubiera prejuicios sociales, ni de superioridad, ni de igualdad, ni prejuicios ideológicos, ni religiosos ni raciales.

Una TERCERA FUERZA que obligue al gobierno i escuchar al pueblo para que pueda atender sus necesidades, decía, donde se respete al ciudadano y no se le considere como un rebaño o una masa o

carne de cañón para echarlo a la violencia y a la guerra.Insiste Matilde en que esta TERCERA FUERZA, y en eso se diferencia de los filósofos y estadistas, debe esta r conform ada por m ujeres con una plataforma ideológica hecha por mujeres y para mujeres, que luchen por la defensa de la persona humana, pero su lucha tiene que comenzar por las mujeres, (predice aquí lo que hemos llamado hoy las acciones positivas en beneficio de la mujer).

DERECHOS HUMANOSEra una defensora de los derechos humanos pero quizás el haber estudiado a estas feministas de la revolución francesa como Olimpia de Geus, la hacía referirse a los derechos humanos de la mujer, cosa que no aparece muy explícita en sus escritos pero que se ve cuando propone la form ación de la TERCERA FUERZA. Recordamos la reunión con Alberto Lleras Camargo cuando ella propone la creación de una tercera fuerza para salvar a Colombia, siguiendo los consejos de Maritain en Francia. Pero sostiene que esta tercera fuerza debe ser organizada por las mujeres. Lleras Camargo delante de nosotras le habla de la tercera fuerza pero com o un frente nacional, conform ado por los partidos tradicionales. Matilde le dice que no cree en esta posibilidad pues ella piensa que no sería la

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tercera fuerza sino la fuerza unida del partido liberal y el partido conservador.

Para ella la tercera fuerza deben conformarla las m ujeres, porque nosotras estam os llam adas a trabajar por el bienestar social, porque nosotras las mujeres luchamos por los grupos menos favorecidos y además porque hace mucho tiempo las mujeres estamos defendiendo los derechos de la persona humana.La recordamos con mucha energía defendiendo esta tercera fuerza, decía que no nos importara que nos creyeran cándidas, ingenuas, que lo importante era comenzar.

El E stado co n sid erab a al estado com o una concepción eminentemente machista. Porque las funciones de él, administrar y gobernar, tienen el sello, los intereses y las emociones de lo masculino.

Son los intereses, las necesidades de los hombres los que buscan solucionar, dentro del Estado. Solo les preocupa la mujer como madre o esposa, y las otras mujeres ¿dónde están? (“ ¡no están! ese no es el problema del Estado Colombiano, por esto hay que trabajar para hacemos visibles”).

Por esto el estado tiene que cambiar ¡porque ni las mujeres, ni los niños, ni los que tienen poderes estarán representados, y estos pocos hom bres (decimos que hoy no pasan del 10%) detentarán todo el poder del Estado y no solucionarán el alto porcentaje de necesidades del país!

Y como el poder corrompe y el poder total corrompe totalmente “la sociedad contemporánea (decía en 1950) tiene ausencia de escrúpulos y de ética en lo político, en lo económico y en lo social” .

NO TENIA LA MENOR DUDA de culpar a la cultura patriarcal de todos estos problemas.

LA MUJER ES LA REINA DEL HOGARReina en la familia patriarcal, para obedecer (decía, ¿reina de qué? se preguntaba), y estas preguntas nos las hacía a nosotras, que éramos unas niñas pero que nos hacía pensar y volver a pensar en nuestras madres (nosotras teníamos muy claro que nuestros hogares no debían ser de ese modelo, si nuestras

madres no se habían dado cuenta de la situación, nosotras sí conocíamos la de ellas y no deseábamos repetirla).

Nos contaba cómo había sido la lucha para que la m ujer pudiera m anejar sus bienes: soltera los manejaba el padre y casada el esposo. La lucha para trabajar, la lucha para estudiar y ahora la lucha para ser ciudadana, y por esto todas nos metimos en la lucha por el voto.

EL VOTONos tocó toda esta lucha pues fue en esta época de colegio en que se estaban debatiendo los temas de la violencia política (“los pájaros” eran el tema del miedo), la prensa era tan sensacionalista que en el colegio nos recomiendan no leerla en el gobierno de Laureano Gómez.

La situación para los liberales se había tomado muy difícil, nos contaba Esmeralda Arboleda, que ya no podían ni litigar. Por esto ven con buenos ojos la llegada del General Rojas.Matilde se llena de esperanza para lograr el voto, pues conoce al General y dice que “seguro con él será más fácil pues los liberales y los conservadores ya han demostrado hasta la saciedad que no tienen el menor interés en que la mujer vote”.

Los lib e ra les p ensaban que los curas en el confesionario convencerían a las mujeres para que votaran ‘por el partido conservador’. A su vez los conservadores les preocupaban, las m ayorías liberales que se pudieran aumentar.

Apoya y alienta Matilde desde Cali, la idea de dos mujeres en la Asamblea Nacional Constituyente, una liberal y otra conservadora (porque fueran dos m u jeres), pero m anda escrito s a la p rensa alimentando la idea de los dos partidos; esta misma táctica la utilizan otras mujeres, para tener el apoyo de sus partidos y el logro, fueron nombradas las dos.

MATILDE VIAJA A BOGOTA no quiere perderse ni un minuto de este hecho que ella considera de especial trascendencia. Participa desde las barras, está en todos los debates y luego viene y nos cuenta “con pelos y señales” cómo fue todo, hasta cómo estaba vestida Esmeralda, cómo hablaba, pausada­

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mente y cómo se aceleraba en los momentos álgidos, cómo los enem igos del voto para la m ujer no resistieron los embates de esta mujer y se retiraron en medio de su intervención, sólo se quedaron los que iban a votar favorablemente, pero fue mucho el susto de sólo pensar que se iba a desbaratar el quorum.Al regresar al colegio estaba radiante. Todas la recordábamos, pensábamos mil cosas. Matilde era otra. Había logrado el voto para la mujer, su sueño y el de miles de colombianas.

De nosotras no estábamos tan seguras, pero otras dicen que doña Carola de Rojas Pinilla estuvo en el Colegio, que ésto fue después de lograr el voto de la mujer, y dicen que fue fiesta porque hubo té y muchas señoras (mis compañeras dicen que seguro estaba suspendida por el “juicio”, pues ésto no lo recuerdo).

En lo que sí estamos todas de acuerdo es en los continuos viajes de la directora del Gim nasio Femenino del Valle a Bogotá (esta noticia nos ponía felices, pues la campana de control no se

escucharía ese día, y nosotras estaríamos más libres para hacer pilatunas). Sus viajes eran para lograr cosas para el colegio, nos decía, pero hoy pensamos que fue por esa época de la lucha por el voto que sus ausencias fueron frecuentes.Casi todos los sábados después del viaje a Bogotá u otra ciudad, pues se movía por todo el país, venía más feminista que de costumbre y nos traía historias fantásticas de su lucha, que a nosotras nos fascinaban, y salíamos a repetir como lo mejor, pues el voto de la mujer era casi un hecho, por ésto para todas las gimnasianas la consecución del voto para la mujer fue algo muy trascendente, pues todas lo estábamos esperando y nos aterrábam os, cuando nuestras amigas o amigos de otros colegios en el vecindario no tenían ni idea del porqué de nuestra dicha por la consecución del voto para la mujer.Matilde era muy amiga de Josefina Canal de Reyes, pues la nombraba mucho y le publicaba sus escritos en la revista “M ireya” que Josefina dirigió por mucho tiempo. Por ella los nombres de Ofelia Uribe de Acosta, Lucila Rubio de Laverde, María y muchos otros nos eran familiares.

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eferen cia s en

UBLICACIONES

PERIÓDICAS

Sobre e l V oto

de la M u jer

en C o lo m bia

vestigación documental realizada por Alberto Aguilera Ardila

semana d e l is Ae. ¿W o d* í954

semanaA R E V I S T A DE H E C H O S Y G E N T E S DE C O L O M B I A Y D E L M U N D O

Vfl 2 1 1 ? DICIEM BRE 2 A 8 DE 1957 $ 1 ‘ « • f r l l d B O G O T A , D . E . C O LO M B IA

EL LIBERALDirector: ALBERTO GALINDO Gerente: CESAR GARCIA SAMPER Jefe de Redacción: FLAVIO DE CASTRO

AÑO X - B ogotá, martes 6 de enero de 1948 - NUM ERO 3 .418

1945 • 1965

EL TIEMPO

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M o v im ien to s I n tern a cio n a les

y la M u je r

«En forma orgullosa y afectiva he sido abanderada del feminismo»

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El Liberal, Bogotá Año 10, No. 4, No. 3603 (3 abr., 1948); p. 9, c. 1-2

Muña Lee, poetisa de E. U., en la delegación a la ConferenciaBOGOTA, Abril (USIS). Un desta­cadísimo miembro de la delegación enviada por los Estados Unidos a la Novena Conferencia Inter-nacional Americana es la poetisa Muña Lee. Es ella ampliamente conocida en todas las Américas por sus producciones literarias y también por el generoso empleo que ha hecho de su talento en dar a conocer en América del Norte a los poetas hispanoamericanos. Así por ejemplo, su versión al inglés del libro «País Secreto» del poeta ecuatoriano Jorge Carrera Andrade, fue aclamada a ambos lados del Río Grande como una realización extraordinaria por poseer la traducción inglesa tan excelente calidad poética como el mismo original español (lo cual es decir bastante si se toma en cuenta el valor de la obra de Carrera Andrade). El acontecimiento de esta publicación fue celebrado con admiración por parte del mismo autor y de la prensa.

Años antes, la poetisa había traducido del español al inglés las principales obras de dieciocho poetas latinoa­mericanos, de los cuales se hizo una ed ic ión esp e c ia l en la rev ista «Poetry». Tomadas de esa publicación las versiones de la poetisa fueron incluidas en numerosas antologías de poetas hispano-americanos publicadas en los Estados Unidos y en otras naciones de habla inglesa, y de esta manera, las producciones del genio poético latinoamericano llegaron a conocimiento de millares de lectores de e so s p a íses en adm irables traducciones que recibieron el aplauso de los propios autores.

S im u ltán eam ente , M uña L ee contribuía con sus producciones originales para las publicaciones poéticas norteamericanas y por ese tiempo apareció un pequeño volumen de versos suyos con el título de «Sea Change» (Variación del Mar). Esta obra de Muña Lee fue acompañada por una co p io sa p rod ucción de trad ucciones del esp añ o l, de co lab oracion es en rev ista s, de conferencias dictadas de un extremo al otro de los Estados U nidos en relación con la literatura española, particularmente con la poesía. Muña L ee, por su con sagración a las disciplinas poéticas, es una repre­sentante de la cultura de su país y de la tendencia que en é l se ha ido forta lec ien d o más y m ás por desarrollar y fortalecer la mutua comprensión entre las Américas en el campo intelectual.Además, Muña Lee representa a la m ujer norteam ericana y trae su mensaje especial a las mujeres de la América Hispana, pues ella, en forma orgullosa y efectiva, ha sido durante años abanderada del feminismo. No en forma agresiva, es sin embargo, inflexible en su demanda de igualdad de derechos para las mujeres que hayan obtenido igual preparación a los hom bres o que hayan logrado realizaciones como las de aquellos.Nacida en un estado del sur de la Unión en M ississip p i, Muña Lee estudió en la Universidad de su estado. Durante un considerable período fue Directora de la oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de

Puerto Rico. En uso de licencia dejó la Universidad y fue a Washington por primera vez para encargarse de la d irección del Partido F em inista Nacional de los Estados Unidos.

Al estallar la segunda guerra mundial, Muña Lee, en el deseo de trabajar en forma más directa en favor de su país, ingresó al Departamento de Estado donde en la actualidad preside una oficin a que se esp ecia liza en las re lac ion es cu ltu rales h isp an o­americanas.Es amena oradora. Durante una sesión plenaria de la Sexta C onferencia Internacional Americana, reunida en La Habana en 1928, Muña Lee pronunció un memorable discurso sobre los derechos de la mujer y fue esta la primera vez en que se invitó a las mujeres a participar en una reunión internacional. Es presidenta de la Sociedad Femenina de Geografía, miembro del Comité Ibero-Americano del Pen Club y miembro permanente del Consejo de la Sociedad Poética de los Estados Unidos.La poesía continúa siendo el principal interés en la vida de Muña Lee después de la devoción a su patria y al ideal del entendimiento de la América Hispana. Cuando al terminar la N ovena Conferencia Interamericana salga de regreso hacia el norte, Muña Lee recorrerá los países de la América Central en desarrollo de una gira de conferencias sobre poesía. Al hacerlo, seguirá demostrando cómo el mutuo entendimiento en el campo de la cultura contribuye en forma principalísima a la solidaridad panamericana.

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El Liberal, Bogotá. Año 10, No. 3603 (3, abr., 1948); p. 8, c. 1

«Los pueblos quieren salir del subconsumo y escasez actual»

No hay progreso internacional sin justicia social, dice la Delegada plenipotenciaria delUruguay, doctora Blanca Mieres de Botto

A yer tuvimos oportunidad de en trev is ta r a la doctora

Blanca Mieres de Botto, delegada plenipotenciaria del Uruguay, en la novena conferencia paname­ricana que tiene su sede en esta capital. La gentil representante de la rep úb lica am iga del P lata, accedió gustosamente a nuestra so lic itu d , fo rm ulándonos las dec la rac io n es que dam os en seguida:

«Le asigno, por supuesto, gran importancia a esta asamblea de naciones americanas, porque la

. voluntad de los estados deberá m anifestarse sobre tem as que adquieren una poderosa gravita­ción en el cam po económ ico, ju ríd ico , social y m ilitar. Los pueblos quieren salir del sub­consum o y la escasez, porque conciben una econom ía de abundancia, de consecuencias más ju s ta s y m ás d ignas para su con v iv en c ia . A m érica tiene riquezas potenciales para redimir de la miseria a las multitudes del continente. Esperemos, por eso, que el trabajo e levado a la categoría de institución social, y la técnica moderna aplicada a la labor productiva, puedan crear otra concepción económica que eleve sensiblemente el estándar de vida de los grupos hum anos, sin

apartarse jamás, de la libertad y el derecho».

«En el orden jurídico, hemos de crear estatutos que signifiquen el más pleno reconocimiento de los derechos e lem en ta les del individuo. Pero no sólo recono­cim iento teórico, sino también posibilidades para que se hagan practicables esos atributos del hombre». Luego agregó la doctora Botto: -«Para responder a esa pregunta le diré que he de actuar preferentemente en la V Comisión de la Conferencia, la cual tratará entre otros temas, la Carta de las Garantías Sociales y el Estatuto orgánico de la Comisión Intera­m erican a de M ujeres. E ste instituto ha desarrollado en 20 años de trab a jo , una acción tesonera y fecunda en favor de la mujer americana, por cuyo motivo el Uruguay propiciará las fórmulas que fortalezcan y consoliden ese organismo».

«Mí país ha presentado también a consideración de esta conferencia, un proyecto de convención sobre otorgamiento de derechos civiles y políticos a la mujer. Esperamos que todos los estados incorporen a los textos legales las fórmulas reparadoras que seguram ente aprobará la presente conferencia.

La democracia requiere bases de justicia y de equidad, sin las cuales es efímero el progreso interna­cional».

«No deje de señalar, periodista amiga los motivos de admiración que tengo de su patria, a la cual estoy queriendo más que antes todavía». Tales fueron los concep­tos que recibimos de la distinguida representante plenipo-tenciaria del Uruguay.

Luz Solano Borrero

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El Liberal, Bogotá. Año 10, No. 3604 (a abr., 1948); p. 9, c. 3-5A N T E LA IX C O N FE R E N C IA

La mujer colombiana debe tener surepresentaciónL a L iga de A cció n F em in is ta

Colombiana, cuyas actividades han a lcanzado no tab le d e sarro llo en los

últimos años y cuyas campañas han tenido in du dab le re so n an c ia en pro de la emancipación política, económica y social de la mujer colombiana, ha aprobado una importante resolución por medio de la cual le solicita a la delegación colombiana el apoyo al p ro y ec to de co n v en c ió n interamericana sobre los derechos civiles y políticos de la mujer, y pide además que se incluya a la delegada de Colombia en la Comisión Interamericana de Mujeres. El tex to de d ich a R eso lu c ió n es el siguiente:

La m ujer colom biana teniendo en cuenta que actualm ente se encuen tra reunida en B ogotá la IX C onferencia Panamericana cuya trascendencia ha sido reconocida mundialmente por tratarse de un hecho histórico de singular importancia :jue abarca innumerables problemas para ;1 hemisferio, y considerando:

P rim ero: Q ue la s itu ac ió n de inferioridad en que los gobiernos de su país la han colocado en relación con la mayoría de los demás países, al negarle s is te m á tica y rep e tid am en te el reconocimiento de sus derechos civiles y políticos, no tiene justificación;

Segundo: Que el adelanto moral, económico y social de Colombia no podrá ser un h echo tan g ib le m ien tra s sus leg isladores no ap liquen e sp íritu de justicia y equidad para la totalidad del pueblo colombiano;

T ercero: Q ue d en tro de una

Importante resolución de la acción feminista

dem ocracia no puede ser to lerable la negación de tales derechos, consagrados y aceptados en el mundo como principio básico del pensamiento democrático;

Cuarto: Que la m ujer colom biana viene preparándose desde hace más de quince años en colegios y universidades en form a tesonera y constante para el ejercicio de sus derechos;

Quinto: Que en la sexta conferencia de La Habana que tuvo lugar en 1928, C o lo m b ia ap rob ó la c rea c ió n del Organismo Interamericano que tiene por finalidad primordial establecer la igualdad de los derechos de ambos sexos; y

Sexto : Q ue los g o b ie rn o s de Colombia contrajeron intemacionalmente un compromiso moral al firmar el Acta de Chapultepec y luego al suscribir en San Francisco la Carta de las Naciones Unidas, que consagra la igualdad de derechos sin distinción de raza, sexo religión e idioma.

R ESUELVE:In v ita r de m anera co rd ia l a los

delegados colombianos a meditar en la responsabilidad histórica de este hecho trascendente, a reflexionar en que la mujer colombiana se encuentra en esta posición de inferioridad mientras que en los Estados Unidos, Ecuador, Uruguay, Brasil, Cuba, R epúb lica D om inicana, El Salvador, Guatemala, Panam á y la Argentina las

m u je re s son co n sid e rad a s p o r sus g o b ie rn o s com o seres p e n sa n tes y conscientes de su responsabilidad, capaces de aportar las luces de su inteligencia al estudio de problemas vitales, capaces de compartir la tarea distributiva de trabajo que a todos compete.

A considerar que si los regím enes to ta li ta r io s han dado g a ra n tía s y d is tr ib u id o lib e ra lm en te p u esto s jerárquicos entre las mujeres competentes, no se e x p lica que la d em o crac ia co lo m b ian a reh uy a e s ta a c titu d responsable y quiera im perativam ente e s ta b le c e r y co n so lid a r s itu ac io n es arb itrarias al verdadero pensam iento democrático que debe unificar la paz.

S o lic ita r ah in cad am en te a la d e leg ac ió n co lo m b ian a en la IX Conferencia Panam ericana el apoyo y aprobación unánim es del proyecto de C o n v en c ió n In te ram erican a de los derechos políticos y civiles de la mujer, presentado por la delegación del Uruguay, b asad o en los m ás a lto s id ea les panamericanos y en el espíritu de justicia que debe regir las democracias del mundo, como cristalización de sana libertad.

Pedir, igualmente, la inclusión de la D elegada de C olom bia, señora M aría Currea de Aya, a la Comisión Interame­ricana de M ujeres a la Conferencia de Bogotá, ya que allí se van a tratar asuntos de im p o rta n c ia re lac io n ad o s con el funcionamiento de este organismo.

Bogotá, abril de 1948

M ujeres. Yol. 4, No. 88 (26, ju n io 1948); p. 30

Entre los hom bresLa hazaña de Gabriela Peláez consistió en haber logrado vencer las resistencias de parientes y amigos que se oponían tenaz y cordialmente a su propósito de entrar a la universidad, en una época y en un momento (1937) en que la presencia de la mujer en semejantes sitios resultaba poco

menos que escandalosa y desafiadora de los hábitos y prejuicios tradicionales. Cuando llegó a la Facultad de Derecho, estaba sola, rodeada de hombres por todas partes. Más tarde la acompañó en su empeño Gloria Espinosa, quien años más tarde fue reina de los estudiantes en Bogotá. De su experiencia en el

«país de los hombres», como diría Jean G iradoux, conserva un recuerdo amable y no pocas ideas que contrarían las tesis más difundidas contra la co-educación. Por ejem plo, la cam aradería universitaria entre hom bres y mujeres rompe el fenómeno de la malicia y crea un natural clima de mutuo respeto entre los sexos.

«fl

r II

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M a r co H ist ó r ic o del V o to de la M u jer

en C o lo m b ia

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El Tiempo, Bogotá, Año 44, No. 15233 (4 feb., 1954); p. 21, col. 1-2

El Voto Femenino Universal fue aprobado en la Subcomisión 4a.Interesantes exposiciones hicieron ante ella doña Bertha Hernández de Ospina

y otras damas integrantes de la comisión femenina. La Subcomisión 2a reinicia el estudio del título V. -Debates de ayer.

La subcomisión cuarta de la CEC se reunió ayer a las cuatro de

la tarde con el objeto de recibir a una comisión de damas que, encabezadas por doña Bertha Hernández de Ospina Pérez, llegaron allí para pedir que en la reforma proyectada se dé a la mujer el derecho al voto sin limitaciones, en la misma forma que lo tienen hoy los varones colom bianos. Presidió la sesión de la comisión, por ausencia del doctor Hernando Navia Varón, el com isionado doctor F élix A ngel Vallejo, quien abrió la sesión y le dio la palabra a la doctora María Aurora Escobar Reyes, quien a nombre de sus compañeros, expuso las razones que asisten en la actualidad a la mujer colom biana para solicitar de los constituyentes de 1954 la otorgación del voto a e lla s com o princip io elemental de justicia y conveniencia nacional.Tam bién habló inm ediatam ente después la señora de Ospina Pérez, quien brevemente expuso las razones por las cuales ella había adherido al movimiento femenino que solicita el voto universal.

El presidente de la subcom isión, doctor Angel Vallejo, quien a la vez, es uno de los autores y sostenedores de la tesis del voto universal para la mujer, hizo inmediatamente después uso de la palabra para manifestar la complacencia con que veía la actitud de la mujer colom biana frente al proyecto de reforma y anunciar, a la vez, que por su nobilísimo contenido, la fórmula tendría que ser aceptada por la CEC y acogida luego por la asamblea constituyente, no sólo como un homenaje justísimo a la mujer

colombiana, sino porque con ello se daría mayor entidad democrática a la actual organización institucional del país.

También el comisionado, doctor Ortiz González se pronunció en defensa del proyecto y manifestó su voluntad de sostenerlo en las sesiones plenarias de la CEC cuando llegara el momento de la discusión, e hizo, de paso, un elogio de la mujer y de su presencia decisiva en todos los instantes de la historia colombiana.

Por último, el com isionado doctor Jorge A. Chaparro, hizo también uso de la palabra para declarar que la mujer colombiana, en el transcurso de la historia de la república, ha sido modelo de virtudes cívicas y morales, desd e la em an cip ación , con el sa cr ific io y e l h ero ísm o, hasta nuestros días por su abnegación y acendrado amor a la patria. Agregó que miraba en las damas allí presentes, a la auténtica mujer colombiana que pide un derecho y no una gracia y que desea una posición digna en la vida civil y política de la república. Agregó por último, que eminentes figuras de la intelectualidad ya han expuesto en dicha comisión razones poderosas por las cuales se debe otorgar a la mujer el voto sin restricción alguna y que quería expresar que su voto, tanto en la subcomisión, como en la Asamblea Constituyente sería afirmativo para que se esta b lec iera en la Carta fundam ental la p len itud de este derecho.

APROBADO EL PROYECTO DE REFORMAInm ediatam ente d esp ués el comisionado, doctor Chaparro, pidió al presidente que sometiera a votación la fórmula del voto universal para la mujer, el cual fue aprobado por los tres m iem bros presentes de la subco­misión en medio del aplauso de las damas.

LA FÓRMULALa fórmula aprobada ayer consiste en modificarlos artículos 15 y 171 de la Carta Vigente que establecen: el primero que la capacidad «para ser elegido popularmente se reserva a los varones» y el segundo, que «todos los ciudadanos varones eligen directa o indirectamente concejales, diputados a las asam bleas departamentales, representantes, senadores y presidente de la república».

La modificación consiste en suprimir del artículo 15 el inciso que trata de la capacidad para ser elegido, y del 171, la palabra «varones», En esta form a queda autom áticam ente facultada la mujer para elegir y ser elegida.

Asistieron a la subcomisión, en el día de ayer, los doctores Félix Angel Vallejo, Jorge A. Chaparro, quien actúa allí como suplente del doctor Abelardo Forero Benavides, y Rafael Ortiz González, suplente del señor Luis Ignacio Andrade, todos los cuales votaron afirmativamente la fórmula. Dejó de concurrir a la sesión el doctor Hernando Navia Varón, quien se halla en la actualidad en Cali.

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El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15239 (10, feb., 1945); p. 1, c. 7-8; p. 23, c 6-8EL VOTO FEMENINO

Las damas expusieron ante la CEC la validez de su demanda

Doña Bertha Hernández de Ospina, doña María Aurora Escobar, doña

Esmeralda de Uribe y doña Josefina Valencia, hablaron. Pequeño lío antes de la sesión. Lo que no rige después del 13 de junio, según la señora de Ospina.

A las cuatro y media de la tarde de ayer, los pasillos del Capitolio se hallaban atestados de señoras. Era difícil pasar de una oficina a otra y un alegre ambiente se observaba en medio de aquella invasión de pieles, de elegantes «sastres», de velos y de simples y sencillos vestidos de calle. Los porteros del capitolio y los policías de vigilancia se hallaban alarmados. ¿Qué iban a hacer? ¿Las dejaban entrar al salón «Guillermo Valencia» o no? ¿Y cómo les decían o les insinuaban siquiera que no podían pasar?

Se trataba de los distintos comités de señoras que han venido trabajando en favor del voto femenino y los cuales pretendían entrar de todas maneras al recinto de la CEC. Allí se iba a discutir nada menos que el porvenir político de la mujer colombiana, dándole o negándole el derecho al voto femenino. Y ellas (encabezadas por doña Bertha Hernández de Ospina Pérez) querían, como es lógico, presenciar la discusión, intervenir en ella, exponer sus razones, fundamentar sus pedimentos. ¿De manera que quién sería osado a negarles la entrada?

Pero querían negársela. Es la verdad. El Presidente de la CEC, doctor Bernardo Jiménez -enemigo número uno del voto

universal para la mujer- había dado orden de que sólo se permitiera la entrada a cinco de ellas y nada más. Ni una más. Lo demás sería algarabía, ruido, molestia para la delicadeza mental y auditiva de los com isionados, a ju icio del señor Presidente de la CEC. Pero de nada valieron sus propósitos. Las señoras, ya se sabe, salen adelante con sus ideas, de cualquier manera y fue así como el doctor Bemal Jiménez no tuvo más remedio que darles paso franco al salón donde se discute en plenaria, cosa que ellas hicieron con gran presteza, tomando asiento alrededor de la mesa de las discusiones.

LA INTERVENCIÓNPero no paraba aquí la cosa. Las señoras no iban a ver sim plem ente a los comisionados o a escucharlos, sino que querían - con sobrada razón - intervenir en el debate. Fue así como la señora Hernández de Ospina Pérez pidió al Presidente Bemal Jiménez el derecho al uso de la palabra, ¡y aquí fue Troya!

• No se puede, dijo el doctor Bemal Jiménez. Nosotros tendremos mucho placer en escucharlas pero en sesión informal. Después de que ustedes hablen, tendrán que retirarse para dar comienzo formal a la sesión de la comisión.

• Querem os ser oídas en sesión ordinaria de la CEC, pidieron a un tiempo doña Bertha de Ospina y doña María Aurora Escobar; la mujer tiene derecho a ser escuchada.

• Lamento mucho, señoras, respondió el presidente, pero no es permitido a nadie, distinto a los comisionados, intervenir en la discusión....

• Pero sea o no permitido, debemos ser oídas en la sesión, insistieron las señoras, ya vigorizadas en el coro de voces.

• Los reglamentos de la corporación lo impiden, contestó Bemal Jiménez.

• Desde el 13 de junio aquí no rigen ni reglamentos ni leyes, arguyo la señora de Ospina Pérez, y agregó :

• Las señoras deben ser escuchadas en sesión formal.El comisionado Esguerra propone que no solamente deben quedarse en la sala sino que deben ser escuchadas.El Presidente insiste en su decisión.El Comisionado Gaitán propone entonces que se las escuche. La comisión aprueba y las señoras toman asiento y se disponen a participar en la deliberación. Todas sacan apuntes, libros cuadernos. Unas se calan los anteojos, otras se levantan el velo suave y perfum ado que cubre sus facciones; la de aquí se quita los guantes; aquella saca de la cartera el rouge y muy coquetamente se «maquilla» ante los ojos admirados del doctor Félix Angel Vallejo. Por último, recobrada ya la calma en la sesión, el presidente concede la palabra al relator de la comisión cuarta de la CEC quien da lectura a un extenso estudio en favor del voto universal para la mujer, estudio al cual corresponden los siguientes apartes:«En realidad basta cualquiera de estas razones, por sí sola, para otorgarle a la mujer el pleno ejercicio de sus derechos políticos:PRIMERA: La República de Colombia ha puesto su firma en una Convención Multilateral sobre igualdad de derechos políticos de hombres y mujeres. El

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convenio fue celebrado en Bogotá en la IX Conferencia Internacional Americana. No se trata, como se ha dicho, de una simple declaración de derechos, tan sólo obligatoria moralmente, aunque éstas también deben ser acatadas por un país que estime el valor de su palabra, sino de un compromiso contractual.

Existe, pues, un Tratado Público, un pacto, el cual sólo le falta la ratificación del Congreso para convertirse en Ley de la República. Como lo informó oportuna­mente el doctor Daniel Henao Henao, Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores, este documento fue presentado al Congreso en sus sesiones de 1949, con solicitud y recomendación expresa del gobierno de que fuera aprobado, y si no alcanzó a obtener la ratificación parlamentaria, fue por causa de la clausura que el mismo gobierno hizo de las Cámaras.

Ha sido y es doctrina unánim e en Colombia, de extraordinaria trascendencia práctica, por cierto, la de que los tratados públicos sean obligatorios aun por encima de lo dispuesto en nuestra ley fundamental.

Así las cosas, bastará que el Congreso, cuando vuelva a reunirse, le dé su aprobación al Tratado pendiente para que, de aprobarse la fórmula restrictiva sobre la cual ahora debemos resolver, se produzca una contradicción, un antagonismo, entre la Constitución y el Tratado. Se verá así obligada la República a darle cumplimiento a un compromiso de carácter internacional, en detrimento de la Constitución, que tendrá que ser violada sin remedio, sin que en ello medien la culpa del gobierno ni del legislador” .

Si aprobamos, en cambio la fórmula sustitutiva, se le dejarán al Gobierno y al Congreso expeditos los caminos para que cumplan, cada uno dentro de su órbita y sin conflictos constitucionales de ninguna

especie, el compromiso solemne que Colombia ya adquirió con las demás repúblicas americanas, que ha garantizado con una firma a la cual jamás ha dejado de hacerle honor en los ciento cuarenta y cuatro años que lleva de vida independiente.

Segunda: Aunque en el curso de las deliberaciones se ha asegurado insistentemente que nadie duda de la capacidad de la mujer para el ejercicio de los derechos o los cargos públicos, la verdad es que se han aducido ejemplos y argumentos que tienden a negarla y que se ha dicho concretamente, que a partir del siglo XVII la actividad de la mujer en la política ha carecido casi de importancia.

Convendría que observáramos algunas de las tareas políticas desempeñadas por mujeres en los días que corren. No es, claro está, que para ejercer el derecho de voto se necesiten cualidades excep­cionales. Mayor habilidad se necesita para manejar los intereses patrimoniales y las mujeres han demostrado no sólo ser en ello tan capaces como el hombre, sino muchas veces superiores. Ni es, tampoco, que se pierda de vista la situación del promedio general de las mujeres, ya que en este caso la capacidad de las mujeres de la clase media o de la clase alta es, indiscutible­mente, mayor que la de los campesinos colombianos, por ejemplo.

Se trata de hacer ver cómo en los países en donde las mujeres pueden ejercer sus derechos políticos, le están prestando a la sociedad invaluables servicios, particular­mente en el campo administrativo y político.

A Dios gracias ya pasaron los tiempos en que las mujeres tenían que ser las esposas, las amantes o las amigas de los poderosos para influir en los destinos de su patria. No es que le hayan vuelto la espalda a la política para dedicarse exclusivamente a la investigación científica, al arte, a la

enseñanza, a las profesiones liberales.

Es que ahora las mujeres intervienen prestando su concurso al Estado, en donde la Ley se lo perm ite, sea como funcionarios, ora ejerciendo su derecho a intervenir en las elecciones populares.

En cuanto a Colombia, son ya numerosas las mujeres que figuran en distintos órdenes del servicio público: generalm ente profesionales, las encontramos como jueces o en algunos cargos importantes de la Administración. No ha sido posible, hasta ahora, disponer de su concurso en cargos de representación popular debido no a su impreparación, sino a su falta de influencia en las elecciones. Solamente con el instrumento del voto, la mujer podrá, como lo ha hecho en otros países, derrotar los prejuicios que le impiden alcanzar altos cargos en la administración o posiciones colectivas populares.

Además de negársele a la mujer un derecho, lo cual es manifiestamente injusto, con la no aceptación de la propuesta que formulo, se cometerá el error de privar al Estado Colombiano de un aporte que puede ser no sólo moderador sino valioso en cuanto a laboriosidad, moralidad, preparación e inteligencia, aunque la ignorancia que existe sobre muchos valores femeninos desconocidos, permita hacer afirmaciones diferentes.

No he deseado referirme, deliberada­mente, a la inmensa influencia, a los servicios de las mujeres colombianas en todas las zonas de la actividad comunal diferentes a las señaladas, porque ellos son innegables. Pero sí deseo rendirles expresamente un homenaje de admiración y simpatía por el valor, la constancia, el empeño y la buena voluntad con que están decididas a prestarle al país su concurso invaluable».

* * *

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El Tiempo, Bogotá Año 44, No. 15242 (11, feb., 1954); p. 1, c. 7-8; p. 21, c. 3-8

Que Rojas Pinilla es partidario del voto femenino integral

A sí lo declaró anoche en la CEC el doctor Daniel Henao Henao. Agitado debate hasta la media noche. Hermoso discur­so de doña Josefina Valencia de Hubach.

A l abrirse la sesión de ayer, de la Comisión de Estudios Consti­

tucionales, el docto r Francisco de Paula Pérez inició la discusión en m edio de la expectativa de más de setenta señoras asistentes a la sesión, en la cual se iba a decidir sobre la c u e s tió n fu n d a m e n ta l del v o to femenino.

El doctor Pérez al iniciar su discurso, dice que no tiene ambición ninguna de resonancia, pues eso lo deja para las generaciones jóvenes que pueden cobrar el triunfo del voto femenino. A grega que en la p rensa se le ha colocado entre los indefinidos en la c la s if ic a c ió n h ech a por a lg u n o s d ia r io s b o g o ta n o s p e ro que su posición es muy c la ra : El informe del comisionado Bemal Jiménez, sobre el v o to fe m e n in o es c o m p le to , es lu m in o so y de u n a h o n e s tid a d intelectual extraordinaria. Pero sin embargo, al elaborarlo olvida una cosa fundamental que es la obligación que ha contraído Colombia por intermedio de su p a rlam e n to , al ra tif ic a r la declaración de los D erechos de la M ujer y que por tanto no cree que p u e d a se r p o s ib le que n i el C o n s titu y e n te ni el C o n g reso se abstengan de cum plir el com prom iso ya a d q u ir id o y que c o n s is te sim plemente en otorgar a la m ujer las mismas prerrogativas que al hombre. N o es p o s ib le d e sc o n o c e r la o b lig ac ió n in te rn ac io n a l del país

cuando hay tratados que llevan la fe pública em peñada y por lo tanto, si nos hemos obligado en esos tratados a conceder a la m ujer los m ism os derechos que al hombre, no tenemos más rem edio sino otorgárselos sin limitación distinta a la que pueda tener el elemento masculino para ejercitarla. El doctor Pérez se extiende en una in te resan te d isertac ión en la cual dem uestra el legítim o derecho que tie n e la m u je r a g o z a r de las p re rro g a tivas c iu dadanas y en su exposición es interrum pido en varias ocasiones por los ap lausos de las damas asistentes a la sesión

JOSEFINA VALENCIAEn uso de la palabra, doña Josefina Valencia de Hubach se refiere a las exposiciones hechas anteriorm ente por los doctores Alzate Avendaño y O rtiz G onzález y refu ta al doctor Albornoz por sus dudas acerca de la e f ic a c ia d e l su fra g io fe m e n in o . Agrega que no se puede desconocer la lab o r de i lu s tre s m u je re s colom bianas entre las cuales brillan con luz propia doña M aría M ichelsen de López, doña Lorenza de Santos, doña Bertha de Ospina, doña Carola de Rojas Pinilla y muchas otras que con el apoyo del Estado han realizado tan extraordinaria obra de labor social. Habla de las m ujeres que luchan y trabajan en beneficio de la patria desde la hum ilde cam pesina hasta la alta dam a y se refiere al derecho de la mujer para ocupar puestos públicos, cosas que es lo que menos interesa. Si se las llama a ellos es porque son capaces. P ero eso no resu e lv e el problema de la mujer colom biana que anhela intervenir en la organización del Estado. Hace una exposición sobre el fragor de nuestras luchas políticas y dice que ello es fenóm eno de la

época. Agrega que en Colombia son escasos los que creen en los demás. A prend ió de su padre a q u ere r a C olom bia, porque Valencia siguió creyendo en su pueblo a pesar de sus dos derrotas. El aporte femenino ha sido valioso para la patria en todos los campos. Doña Josefina se extiende en u n a se r ie de c o n s id e ra c io n e s históricas en las cuales resalta la labor de la m u je r y d ice que ésta está capacitada hoy más que nunca para ejercitar sus derechos igual que el hombre.

El doctor Albornoz deja constancia en e l ac ta de q u e no ha d ic h o que Colom bia deba violar sus pactos sino que los citados no obligan al país. Tampoco ha afirm ado nada contra la m ujer colom biana y no se le pueden c a rg a r a rg u m e n to s que no ha esgrimido.

FORERO BENAVIDESEl doctor Forero Benavides, en uso de la palabra, dice que está en favor del voto femenino, pero expone sus dudas acerca de la capacidad de los partidos para la paz electoral. Muchas veces se han buscado fórm ulas de conciliación, pero eso no dura, porque el criterio de partido se impone. El Estado interviene en todo lo oficial y lo p r iv a d o , y e so co n d u c e al to ta lita r ism o . Y só lo la n o rm a e im p a rc ia lid a d de los tr ib u n a le s defiende al individuo. Hace el análisis del cam bio pacífico del mando y de su operancia, y habla de los vicios de nuestra civilización política que dan m otivo perm anente para atropellos, sobre todo en la cuestión electoral. La fe en el sufragio se ha debilitado. Para que vuelva a haber e lecciones se requ ieren m uchas cond iciones de civilización, a fin de que no sigamos

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en esta orgía de sangre y delito. Se refiere a las elecciones en las aldeas, y habla del botín del presupuesto, que es hoy un grande estím ulo de la lucha. La democracia debe ser un fin y no un medio. Hay que darle al pueblo una educación en el interregno de la lucha. El país anhela no células electorales s in o e d u c a c ió n c ív ic a . El vo to femenino como el masculino tiene que ser rodeado de garantías. La m ujer introducirá normas de conciliación; la persecución se desataría contra ella y hay que em prender una cruzada de civilización del pueblo colombiano. E l d o c to r F o re ro B e n a v id e s se extiende en un análisis de las actuales condiciones del país, dentro del cual pinta un panorama de sombras debido a los odios políticos y a los vicios electorales.El doctor Copete Lizarralde se refiere, inm ediatam ente después de Forero Benavides, a los discursos pronun­ciados en tom o al debate y argumenta contra las tesis del doctor Pérez y deofia Josefina Valencia de Hubach. Dice que las mujeres de la ciudad no tendrán dificultad para votar, pero las de los cam pos sí la ten d rán , por nuestro m edio po lítico y bárbaro. Agrega que la ley 22 de 1932 es para las que tienen plata. Y dice que la U niversidad sólo se ha abierto a la élite. Se refiere a las tesis de Alzate sobre el sufragio orgánico y dice que no es partidario de ello. A naliza y defiende la fórm ula de H olguín, y critica a Ortiz González sobre la tesis de que la ley crea situaciones sociales. Los derechos vienen de Dios, pero el b ien com ún ex ige a veces que se limiten. Deja constancia de su voto n e g a tiv o al su fra g io fe m e n in o universal, porque no cree que el país esté preparado para ello.

BERNAL JIMENEZEl doctor Bem al Jim énez habla luego la rgam ente para ex p lica r su voto adverso al sufragio femenino, y hace un recuento de la actividad de la mujer y de su presencia en la vida social desde la antigüedad hasta nuestros días. Form ula un em ocionado elogio de las mujeres de todos los tiempos, y

ex p o ne ra z o n e s de p eso p a ra dem ostrar que no es conveniente la fó rm u la que se e s tá d iscu tien do . A sp ira a una so lu c ió n ju s ta , que sintetice los anhelos de la m ujer y salvaguarde las dudas de los hombres, y su discurso se extiende por espacio de más de una hora, durante la cual formula argumentos de fondo contra las tesis expuestas en favor del voto femenino.

HENAO HENAOEl doctor Henao Henao dice que se encargará el lunes del ministerio de E ducac ión , y que por eso qu iere adelantarse a expresar su concepto. D ec la ra que el P re s id e n te R o jas Pinilla es partidario del voto integral p a ra la m u je r p o r ra zo n es sociológicas, porque los ciudadanos deben disfrutar de los atributos de la soberanía nacional. N o hay razón ninguna para que no lo posea la mujer. El hogar no sólo se defiende dentro de sus muros, sino que la lucha está afuera también. Después de la guerra mundial la mujer conquistó el derecho

al voto, y ocupó en el mundo el puesto que le corresponde.

UNA FÓRMULA TRANSACCIONALIn te rru m p ie n d o al d o c to r H enao Henao, los comisionados Francisco de Paula Pérez, Hernando Navia Varón y Jesús Estrada M onsalve presentan la siguiente fórm ula sustitutiva:

«La calidad de ciudadano en ejercicio es condición previa indispensable para elegir y ser elegido, para desempeñar em pleos públicos que lleven anexa autoridad o jurisdicción. «Corresponde a la ley reglam entar lo relativo al ejercicio del sufragio».A la hora de escribir esta relación, once de la noche, continuaba aún en e l C E C el d e b a te so b re e l v o to fem enino, y hacía uso de la palabra el d o c to r D an iel H enao H enao para defender los derechos de la mujer. En noticia de última hora daremos cuenta de los resu ltad o s de la sesión de anoche.

Las mujeres defienden sus derechos

Un agitado debate fue el de anoche en la comisión de estudios constitucionales donde las damas que vienen siguiendo el trámite de las discusiones sobre sufragio femenino hicieron alarde de locuacidad al exponer con fervor las tesis favorables a su nuevo derecho. La gráfica muestra el énfasis con que - izquierda a derecha - marca sus palabras doña Martha Arango de Hoffman, a quien acompañan doña Luz Buenaventura de Moncayo y María Guerrero Palacio, en una intervención ante el doctor Copete Lizarralde. (Foto El Tiempo, de Caicedo)

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Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 1921 (15 feb., 1954); p. 22

DOÑA BERTHA HERNANDEZ DE OSPINA -Victoria política

Doña Bertha Hernández de O sp in a P é rez ,

esposa del presidente de la república, M ariano Ospina Pérez, añadió esta semana el p eso ín te g ro de su p e rso n a l p re s t ig io a la a h in c a d a c a m p añ a que otras damas venían adelan­tando sin m ayor éxito en p ro del re c o n o c im ie n to para la m ujer colombiana, de la p le n itu d de los derechos y deberes civiles, que nuestra actual Consti­tución garantiza solamente para los varones, mayores de ed ad y c iu d a d a n o s colombianos.

A la cabeza de un grupo de señoras, entre las cuales se encontraban varias aboga­d as, en e je rc ic io de su p ro fe s ió n , la se ñ o ra de O spina Pérez realizó una v is i ta a la su b c o m isió n cuarta de la Com isión de Estudios Constitucionales,

co n la fo r tu n a m ás aplastante. Ella pudo decir, com o antes César: «Vine, vi, vencí». Con unánim e presteza, todos los m iem ­bros de la comisión dieron su v o to a f irm a tiv o al a n te p ro y e c to de v o to fe m e n in o to ta l y de e leg ib ilid ad de la m ujer para todos los cargos del Estado, anteproyecto que irá luego a la Com isión de Estudios en pleno y luego se debatirá en el seno de la A sam blea C onstituyente, propiam ente dicha.

A u n q u e se tra ta de un prim er debate, no por ello e s te tr iu n fo de las inquietudes femeninas deja de se r im p o rta n te y significativo. Hasta ahora, los co lom bianos estaban tranquilam ente habituados a ser gobernados por las e n c a n ta d o ra s p e rso n a s femeninas, sin necesidad de

que ellas tuvieran acceso a los tumultos electorales ni hubieran competido para el cargo de presidenta de la república. Ahora, deberán irse acostum brando a la idea de una derrota también en el inofensivo cam po de la p o lític a ac tiv a y a la p o s ib i lid a d de que su señora se convierta cual­quier día en el jefe de su oficina, además de ser ya el jefe del hogar.

Sin embargo, no todas las colom bianas se apasionan tan ard ien tem ente po r el prosaico privilegio de ser el c e n tro de un d eb a te parlamentario. Algunas de ellas, entre valse y valse, han declarado su absoluta indiferencia por un dere­c h o ,-q u e a su ju ic io no añadirá un adarme de peso a su poder absoluto sobre los destinos de la hum ani­dad colom biana. Y si no

fu e ra p o r e s te p eq u eñ o tropiezo de la indiferencia femenina, la victoria moral hubiera sido absoluta.Por uno de esos arcanos misteriosos de la galantería, q ue se in v e n tó en las « c o rte s de am or» de P rovenza , hace un poco más de seis siglos, al decir de don Jo sé O rteg a y Gasset, el voto y la elegibi­lidad política de la m ujer c o lo m b ia n a so lam en te tienen partidarios caudalo­sos e n tre su s re n d id o s enemigos, los varones.

Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 19*21 (15, feb., 1954); p. 32, 34

L O S D E R E C H O S D E L A M U JE RHabla la doctora Esmeralda Arboleda de UribeE l tem a sobre la igualdad de derechos para el hombre

y la m ujer ocupa ahora las primeras páginas de nuestras publicaciones, ya que en la Comisión de Estudios

Constitucionales se debate el manifiesto enviado por un grupo de damas con el respaldo de más de tres mil firmas de mujeres de todas las condiciones y clases sociales del país, pidiendo el derecho a votar. Sobre este punto hay naturalm ente diversas opiniones; los que creen que la injerencia de la m ujer en la vida pública significará el abandono del hogar, los que dicen que la m ujer perderá su fem ineidad, los que dicen que es un deber de justicia y una necesidad para el país, y los otros... Las mujeres, la

Por LUCYmayoría, ignoran fundam entalm ente el problem a y por eso lo miran con relativa o total indiferencia; las otras están trabajando activam ente para conseguir que se reconozca la igualdad de derechos humanos y políticos con el hombre, hemos creído conveniente entrevistar a una de estas últimas, la doctora Esmeralda Arboleda de Uribe, para que nos hable y diga para los, y especialmente las lectoras de CROM OS los diferentes aspectos del problem a, para que nos entere del por qué se pide para nosotras el voto y sobre todo, para que nos abra los ojos ante los amplios horizontes que este paso nos descubre, en bien de nosotras y de la patria.

I

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Esmeralda es joven, elegante, bonita. Extraordinariamente inteligente e ilustrada, habla con gran entusiasmo del problem a y analiza sus grandes ventajas. Los minutos vuelan y el tem a es tan importante...N ació en Palm ira, Valle, y son sus padres el señor Fernando A rboleda López y la señora R osa Cadavid M edina. Estudió el bachillerato en el Colegio de las Señoritas Casas, en Bogotá, y luego siguió la carrera de derecho en la Universidad del Cauca, en Popayán. Fué una etapa muy dura -nos dice- pues era la única m ujer en la U niversidad , y aunque siem pre tuve los m ejores c o m p a ñ e ro s , la so c ie d a d y m u ch o s fa m ilia re s consideraron mi actitud poco fem enina. Pero siempre encontré el apoyo decidido de mi madre. Ella me ayudó en todas las horas y me estim uló para seguir adelante. Al final rec ib í mi grado y ahora quienes en tonces me reprocharon me miran con orgullo».Se especializó en derecho laboral y gozando de una beca del D epartam ento de Estado de los Estados U nidos, perm aneció año y medio en la Universidad de Indiana. Al regresar conoció al que hoy es su esposo, el ingeniero Samuel Uribe, quien trabaja en Bavaria.

- La gente dice que por el hecho de tener una profesión como la mía, se descuida el hogar y los deberes de la familia, pero no es así. Con mi marido, quien no sólo me ha autorizado a ejercer mi profesión, sino que me ha ayudado y estimulado, hemos sido felices y con Sergio, nuestro hijo de dos años, y la razón principal de nuestra vida, formamos un hogar en el que reina la mejor armonía.

Antes de hablar del voto, quisiera que nos dijera algo del proyecto que tienen de crear la Unión de Mujeres de Colombia.

- La idea de esta asociación es la de agrupar a todas las mujeres colombianas sin distingos religiosos, políticos o sociales, para unim os en la lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer y de la infancia. Esto no es un partido, ni una secta. Ni siquiera tiene domicilio fijo, porque éste se encontrará en cualquier lugar de Colombia en que las mujeres se unan para defender sus derechos. Debem os unim os para lograr que mejore la situación de los hogares colom bianos; para establecer una verdadera defensa de la vida y la educación de nuestros hijos; para lograr una paz interna e internacional que garantice la tranquilidad de nuestros esposos, hijos y hermanos; para conseguir nuestro derecho a participar en la vida política y económica del país, en absoluta igualdad con el hombre, n uestro derecho al traba jo y a la in stru cc ió n , a la protección de la maternidad, a la efectividad de nuestro derecho a los puestos bien rem unerados; para lograr la elem ental y justa aspiración a tener a nuestros hijos bien a lim en tad os , sanos y b ien v estid o s, ed u carlo s sin privaciones y con miras a que sean los buenos ciudadanos del fu turo p ara en co n tra r so luc ión a innum erab les problem as que nos preocupan y para colaborar en la

inm ensa y noble labor por una patria grande.El programa de esta Unión consta de veintidós puntos, dentro de los cuales se incluye la lucha por la paz, la igualdad de derechos, igualdad de educación, protección a em pleadas y obreras contra el despido por matrimonio o estado pre-natal; la readaptación social de mujeres y menores delincuentes; la protección de la infancia, el a b ara tam ien to de los a lim en to s y rep res ió n de la especulación; el eficiente servicio de la sanidad rural para la defensa de la madre y el niño cam pesino; la cam paña contra la influencia perniciosa del cine; los programas radiales y la literatura de guerra y crimen; la creación de salas-cunas, jardines infantiles, restaurantes escolares, c en tro s de h ig ien e , e scu e la s , b ib lio te c a s , cen tro s recreativos etc, y muchas cosas más.

Ahora s í hablemos del voto femenino. ¿Podría decirme alguno de los puntos que tratan en el memorial enviado a la Comisión de Estudios Constitucionales ?

- Por el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas y en el Convenio de los Derechos Políticos de la M ujer de d ic ie m b re de 1952, C o lo m b ia e s tá o b lig ad a a reconocer a la m ujer la ciudadanía plena. En este último dice, entre otras cosas: «Otorgam iento a la m ujer del derecho de voto en todas las elecciones al mismo título que el hombre, sin ninguna discrim inación». « E leg ib ilid ad de la m u jer a todos los o rgan ism os públicam ente elegidos establecidos por la Ley Nacional, al mismo título que el hombre, sin discriminación». «Otorgam iento a la m ujer del derecho a ocupar puestos p ú b lico s y a e je rc e r todas las fu n c io n es p ú b licas establecidas por la Ley, al mismo título que el hombre sin ninguna discrim inación».La igualdad de los derechos humanos y políticos para el hom bre y la m ujer ha sido debatida durante siglos y por fin la proclama el Estado moderno como una de las bases de su estructura.

Dada las características ¿no sería perjudicial para el país la intervención de la mujer en la vida pública?

- La experiencia de los pueblos avanzados ha puesto de relieve la necesidad de que las mujeres participem os en el m anejo de los asuntos gubernamentales. Por tanto, no es posible que se considere perjudicial o peligroso para Colombia algo que para todos los pueblos del mundo, exceptuando quince, ha sido el final victorioso de largas luchas. En las naciones de la más rigurosa estructura católica y tradicional se ha otorgado a la m ujer el derecho del sufragio, com o reconocim iento de una im periosa necesidad de la vida moderna.¿La actividad política restará a la mujer fem ineidad?

- A lgunos hom bres, creo que pocos, dicen que la preparación intelectual de la m ujer y su preocupación por los problem as universales, dism inuye su femineidad, y la hacen com pañera m enos grata. ¿Pero será posible que alguien crea sinceramente que la esencia m ism a de

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la m ujer puede sufrir m engua por que se eleva el nivel de su inteligencia? ¿No es lógico suponer que una m ayor cu ltu ra contribuye a que las m anifestaciones de la femineidad sean más finas, más inteligentes, y por lo tanto más acordes con el alto nivel intelectual del hombre? Creo que solam ente los hom bres que no están seguros de sí m ism os, que saben de su poco valer, necesitan para com pañera de su v ida una m ujer cuya ignorancia la obligue a un estado perm anente de admiración por ellos, ya que su vanidad de hom bres m ediocres no podría soportar el análisis crítico, así fuera silencioso, de una mujer.

¿ Qué ventajas tendría la participación de la mujer en la actividad del país?

- Significaría el aporte de inteligencias nuevas a los distintos cam pos de la vida económ ica y social del país P ara la m u jer s ingu larm ente , la p e rsp ec tiv a de su independencia; la posib ilidad de ganarse el pan en igualdad con el hombre. En las actuales circunstancias la m ujer que trabaja aunque desempeñe el mismo trabajo que el hom bre, y con idéntica eficiencia, por su sola condición de m ujer recibe un salario inferior. Con datos suministrados por el Instituto Colom biano de Seguros Sociales, se puede estab lecer que en M edellin , po r ejem plo, la m ujer recibe sólo un 42.5% del salario del hom bre y en Bogotá una tercera parte. Además, la m ujer es víctima de inhumanas formas de discriminación, como el despido por matrim onio o por estado prenatal.La participación de la m ujer en la vida pública significaría la liberación de la neurosis; el derecho a escoger su esposo.

¿El derecho a escoger un esposo?- Sí. A prim era vista esto puede parecer extraño. Se

dirá que nadie niega a la mujer la libertad de casarse con el hom bre que m erezca su amor. Pero en realidad, la pobreza le quita a un inm enso núm ero de m ujeres el derecho a la escogencia de su compañero. El porcentaje

de m atrim onios impuestos por la necesidad económica seguramente es muy elevado.

Teniendo en cuenta la poca preparación de la mujer para adquirir sus derechos de ciudadanía y considerando los múltiples problem as naturales que su participación en la vida pública va a acarrear, ¿no estaría usted de acuerdo con el doctor Forero Benavides que aconseja dar el voto a la mujer lentamente, empezando p o r los concejos, luego las asam bleas, y después, ya más preparadas en el congreso?

-No. Yo creo que el concedem os el derecho «gota a gota» como a niños a quienes se dosifica la ración de dulces, es perjudicial, porque fom entaría la apatía. Al adquirir los derechos totalmente se acentúa el sentido de la responsabilidad. La m ujer se hace consciente de sus actos. Además, la participación lim itada no tendría las mismas ventajas.

¿Q ué cam pañas debe em prender la m ujer una vez conquistados sus plenos derechos?

- Ante todo la m ujer colom biana debe aportar todo su esfuerzo para apoyar la patriótica campaña de pacificación que adelantan las fuerzas armadas de la república. Y como dije en una conferencia dictada en la Universidad Libre: «En el martirio de la patria la m ujer sufrió la tragedia de la destrucción de su hogar, de la pérdida de sus seres queridos, del abandono y de la persecución. M ostró al país entero su decisión, su entereza, su fidelidad y su heroico valor. Con el desgarram iento de su propia vida aprendió a am ar la paz como el mejor de los dones y clam a por ella desde todos los ámbitos de la patria, porque supo que sólo la paz hace germ inar los sueños y las espigas; que sólo a su amparo son libres los hombres y las ideas; que sólo ella pone fin al odio y a la venganza; comprendió que el trabajo, la alegría, el am or a la vida m ism a sólo puede alcanzar su plenitud a la sombra de la paz».

El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15245 (16. Feb., 1954); p. 1, c. 1-3; p. 21, c. 4-6

La CEC niega el Voto FemeninoDeja al Congreso el estudio del problemaTodos los liberales votaron a favor de la reforma en unión de varios conservadores, pero fue mayor el núm ero de opositores.- Extraordinaria intervención de López de M esa.- Las damas apelarán a la ANAC.

Después de una prolongada discusión que se demoró por espacio de más

de diez días en sesiones plenarias de la Comisión de Estudios Constitucionales, con la p resen c ia e in terv en c ió n de distinguidas damas encabezadas por doña Bertha Hernández de Ospina Pérez, doña Esm eralda A rboleda de U ribe, doña Josefina Valencia de Hubach, doña María Aurora Escobar y muchas otras entre las

cuales figuran doctoras en derecho y expertas en cuestiones sociales, la CEC con e l v o to m ayoritario de los com isionados Eleuterio Serna, Carlos Albornoz, Gonzalo Gaitán, Alvaro Copete Lizarralde, Rafael Bemal Jiménez, José G abriel de la V ega, C arlos H olguín Holguín, Hernando Navia Varón y Jesús Estrada Monsalve, negó anoche a la mujer colombiana el derecho a que en la reforma

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co n stitu c io n a l quede co n sig n a d o su derecho a elegir y a ser elegida para cargos de representación popular, limitándose tan sólo a dar autorización al parlamento para que lo haga llegado el caso. El artículo 15 de la Carta aprobado anoche, con el inciso final redactado por el doctor Eleutorio Serna quedó aprobado por nueve votos contra siete en la siguiente forma:

«La calidad de ciudadano en ejercicio es condición previa indispensable para elegir y ser elegido y para desempeñar em p leo s p ú b lico s que lle v en anexa autoridad o jurisdicción.

La ley reglamentará el ejercicio del sufragio femenino».

La primera parte de este artículo es la m ism a que se halla en la actualidad v ig en te en la carta y fu e votada unánimemente por todos los miembros de la Comisión de Estudios Constitucionales. La segunda parte, o sea la presentada por el Comisionado doctor Serna, fue votada afirmativamente por los com isionados mencionados arriba y negativamente por lo s d octores L uis L óp ez de M esa, A belardo Forero B en a v id es, A lvaro Esguerra, G ilberto A lzate A vendaño, R afael O rtíz G on zá lez , F é lix A n gel Vallejo, y Luis F. Reyes Llaña, todos los cuales fueron desde el principio de la d iscu sió n , fav o ra b les a la te s is de consagrar en la carta el pleno derecho de la m ujer a e leg ir y ser e leg id a popularmente.

En consecuencia y si la decisión de anoche no es modificada por la Asamblea Nacional Constituyente en el curso de sus reuniones para expedir la enmienda, la mujer colombiana tendrá que esperar a que una hipotética ley del Congreso resuelva concederles sus legítimos derechos.

LA SESIÓNDesde las cinco y media de la tarde

hasta las 10 y media de la noche sesionó an och e la C o m isió n de E stu d ios C onstitucionales, con la asistencia de todos sus miembros, excepción hecha del representante del ministerio de relaciones exteriores, del ministro de gobierno y del de justicia, de los cuales sólo el primero ha asistid o a varias se s io n es de las subcomisiones y de la com isión general para defender el pleno derecho de la mujer para elegir y ser elegida y para lograr que esa fórmula fuera acogida com o norma constitucional.

En su orden, hicieron uso de la palabra anoche los doctores A lvaro Esguerra, relator de la subcomisión primera, quien hizo nuevam ente la defensa del voto femenino y de la fórmula presentada por

él junto con el comisionado doctor Félix Angel Vallejo, refutando de paso algunas de las afirmaciones hechas en su discurso de hace algunos días por el comisionado doctor Carlos Albornoz; Eleuterio Sema, quien h izo una larga d isqu isición de carácter ju r íd ico para dem ostrar la in co n v e n ie n c ia de otorgar e l voto femenino.

HABLA VALLEJOInmediatamente después hace uso de

la palabra el doctor Félix Angel Vallejo, uno de los autores de la fórmula del voto completo para la mujer, quien lee un largo y erudito estudio favorable a su proyecto, sien d o interrum pida en varias oportunidades por las asistentes a las barras. El doctor Vallejo se adentró en un interesante análisis histórico-sociológico para demostrar el derecho que asiste a la mujer para participar en la vida comicial del país, derecho que tiene bien ganado por sus condiciones humanas, por su preparación, por su participación en la vida corriente de la sociedad, por la dimensión humana de la especie fem enina y por muchas virtudes y calidades que el doctor Vallejo detalló muy ampliamente en su estud io . A l term inar el com ision ad o antioqueño, recibió una salva de aplausos no só lo de las damas asisten tes sino también de alguno de los comisionados.

HABLA LA SEÑORA DE OSPINA

S eg u id a m en te del co m isio n a d o Vallejo, hizo uso de la palabra la señora de Ospina Pérez, quien pidió el voto para la mujer, por las siguientes razones:

Io- Venimos a reclamar para la mujer colombiana el derecho de votar, com o parte de n u estros d erech o s com o ciudadanas de la república.

2°- N o se nos puede alegar ignorancia para ello, pues estamos convencidas que en Colombia este problema abarca por igual a hombres y mujeres, y precisamente p ed im o s y qu erem os e l v o to , para contribuir más eficazmente a la campaña contra la ignorancia de nuestro pueblo.

3°-N o hay que olvidar que de uno de los pueblos donde hay una parte que podría decirse m enos civ ilizada es la señora Pandit que ocupa hoy en el mundo entero la representación en el primer puesto.

4 o- La preparación de la mujer para los problemas públicos sólo se podría llevar a cabo una vez que nos concedieran el voto. A sí también toda la juventud femenina que hoy hace sus estudios de

bachillerato y carreras profesionales, podría tener un interés mayor para una preparación.

5 o- L as m u jeres, por nuestra catolicidad, bondad y abnegación en el hogar, sentimos más profundamente los problemas de la patria, pues siempre se relacionan estos, más íntimamente con los miembros de ese hogar.

6 o- Tenemos la seguridad de que la vinculación de la mujer a las soluciones de los grandes problemas de la patria, lejos de ser perjudicial sería altamente benéfica en todo sentido. La doctrina católica en este punto coincide con lo establecido en la mayoría de los países de civilización cristiana.

7 o- Debéis vosotros aprovechar esta reforma de la Constitución Nacional de Colombia, para dar a la mujer este derecho que os pedimos y que, com o Nación ya está en mora de hacerlo.

8o- Esperamos, pues, que dentro de vuestras soluciones, llenas de acierto y patriotismo, incluyáis nuestro derecho al v o to , y o s an tic ip a m o s por e l lo el a g ra d ecim ien to de las m ujeres de Colombia.

HABLA LA DOCTORA ESCOBAR

Después de las palabras de la señora Ospina Pérez, que fueron recibidas con muchos aplausos, hizo uso de la palabra la doctora María Aurora Escobar, quien con gran contenido conceptual, precisión idiomática y nobleza de ademanes hizo una completa exposición para demostrar: primero, la condición actual de la mujer; segundo, su posición dentro del panorama nacion a l; tercero , lo s co m p ro m iso s adquiridos por Colombia en materia de convenciones internacionales sobre voto de la mujer y derechos de ella, y, por último, necesidad de que la mujer asista a la Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de colaborar en la expedición de la reforma que se pretende.

HABLA DOÑA JOSEFINA VALENCIA

Después del discurso de doña María Aurora Escobar, hizo uso de la palabra doña J o se fin a V alen cia de H ubach, distinguida dama de Popayán, hija del maestro Valencia, quien comenzó diciendo que e l m o v im ien to no ten ía ningún carácter de grupo sino que respondía a un vasto clam or nacion a l. L u ego doña Josefina, usando un nobilísimo lenguaje y con gran fuerza argumentaría expuso una

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serie de razones de carácter sentimental, unas, sociológicas otras, lógicas y justas todas, para demostrar el derecho que asiste a la mujer para demandar la concesión del v o to . La m ujer, d ijo , t ien e m uchos d eb eres , pero no t ien e igu aldad de derechos, y entonces valdría la pena de que se le recortaran esos deberes para rendir tributo a la justicia . Pagam os im p u estos; so m o s ju zg a d a s cuando com etem os delitos punibles por la ley penal; corremos muchas contingencias en ig u ald ad de c ircu n sta n c ia s con lo s hombres. Entonces... ¿por qué no se nos otorga lo que se ha otorgado a los varones quienes sí gozan de la totalidad de sus d erech os? N o q u erem os, com o una limosna, lo que se nos ofrece. Queremos la totalidad del voto o no aceptamos nada. Ha llegado el momento en que la mujer colombiana se alce sobre su mansedumbre para exigir, en igualdad de circunstancias, lo que le corresponde por ley natural, por lógica y por justicia.

Doña Josefina termina diciendo que, si los comisionados consideran necesario, sería co n v en ien te que realizaran un pleb iscito entre todas las mujeres de Colombia para que vieran cóm o, y en qué forma, ellas apoyan tan justa aspiración.

DOÑA ESMERALDA DE URIBE

Por último, hizo uso de la palabra la doctora Esmeralda Arboleda de Uribe, qu ien d esp u és de a legar nu evas e in teresantes razones, en favor de la petición femenina lee un memorial que, con más de mil firmas, fue enviado a la Comisión de Estudios Constitucionales en demanda del voto para la mujer. Termina diciendo que las luchas políticas, las incom prensiones y los odios entre los partidos han determinado no pocos males para la mujer, que ha tenido que sufrir la tragedia del despojo, la v io lencia , el desamparo, la persecución. No aspiramos a ser elegidas, dijo por último, pero sí a determinar quiénes deben ser nuestros gob ern an tes y n u estros v o cero s. E speram os c ien to s de años y ahora creemos merecerlo.

SIGUE LA DISCUSIÓNLa discusión siguió después y luego

el comisionado Alzate Avendaño pidió que se diera lectura al informe que presentó el comisionado Bemal Jiménez, opositor del voto fem enino. Cuando adelantaba su lectura, se levantó la sesión , siendo convocada para las cuatro de la tarde de hoy. Eran las siete de la noche.

Integrar a la mujer colom biana y para argumentar contra quienes han sostenido que los tratados internacionales obligan jurídicamente al país. El doctor Serna sostuvo, además, que a la mujer se le debe dar el voto pero por etapas, por que las co n d ic io n e s de la lu cha p o lític a en Colombia pueden determinar para ella situaciones de mucha peligrosidad. Dice que el sufragio no es un derecho natural, por que se le ha quitado a los militares y posiblemente también a los miembros del poder judicial. En la discusión intervienen el jurista doctor Adolfo Posada, el doctor Daniel Henao Henao, quien habla de la obligatoriedad de pactos com o el de los derechos del hombre, aprobado por el Congreso de 1951. Intervienen también el doctor A lzate Avendaño quien cita a Jacques Maritain, y remata por fin el doctor Sema citando a Pascal en su teoría del más allá.Inm ediatam ente despu és habla doña M argarita de H o lg u ín , dam a muy distinguida, veterana periodista y notable in te lec tu a l, qu ien se re fiere a la obligatoriedad de los tratados, Pero agrega que lo principal es el ambiente nacional, que sí justifica ya lo del voto femenino. Las mujeres, d ice doña Margarita, no piden el voto como un derecho natural sino como un derecho político, y agrega que si no hay diferencia alguna entre la montonera m asculina y la montonera femenina, no ve porqué no se amplía la resp on sab ilid ad de la mujer. N o es partidaria de que se deje al legislador la reg u la r iza c ió n d e l v o to y e x ig e la aprobación del sufragio universal.

Doña Gabriela Pelaez, abogada muy distinguida, sostiene la tesis de que la m ujer puede ejercer e l v o to con responsabilidad plena, y no es partidaria de la fórmula Holguín Holguín, que crea, en su concepto, un régimen de excepción, y que en ningún caso es democrático el régimen de «jus honoris» que por medio de ellas se trata de establecer.

El comisionado Holguín Holguín dice que siempre ha sido partidario de esta medida, por que la mujer tiene tanta capacidad com o el hombre, pero que hay que distinguir entre mujer y masa de mujeres. La intervención femenina dice, refuerza los partidos de extrem o. En Colombia no ha sido posible la formación de nuevas fuerzas, y todas las fórmulas que se han ensayado han sufrido un rotundo fracaso. D efiende la tesis de otorgar a la mujer el voto por grados, pues sus dudas han sido siem pre sobre la manera de iniciarlos. Cita el caso de Chile, donde fue otorgado por etapas, y no se

muestra entusiasta por la fórmula que otorga el voto a la mujer para los concejos m unicipales. El voto fem enino dice, plantea tam bién e l problem a de la cedulación femenina. Por último, después de algunas con sideraciones de orden jurídico y procedim ental, se muestra partidario de la fórmula del doctor Pérez modificada por el doctor Sema, o sea la de dejar al congreso la reglamentación del su fragio fem en in o , y por tanto pide permiso para retirar la fórmula que había presentado en unión de los comisionados Gaitán y Copete Lizarralde.

HABLA LOPEZ DE MESAEn uso de la palabra eI-profesor López

de Mesa, dice de lo que se ha discutido com o cuestión fundamental es lo del cambio en los registros electorales, hecho que corresponde examinarlo al doctor Quintero de Fex, registrador nacional del estado civil, pero no a la Constituyente.Lo fundamental, dice, es la cuestión del p en sa m ien to , so s tien e que hay tres millones de mujeres liberales y tres de conservadoras, y que, por lo tanto, la dinámica de los partidos en la cuestión electoral no sufriría cambio fundamental.En este país se puede cambiar de nombre, de aficiones y hasta de patria, pero nadie ' cambia de partido, cosa que solamente hace quien no tiene partido. N o cree que haya alguien que combata el voto por aversión a ese derecho de la mujer. Sino cree. , por el contrario, que la oposición se debe a un exceso de afecto a esos derechos. Cita la frase de Salomón que dice:

«Entre los hombres sólo hay algunos. Entre las mujeres, ninguna», y agrega que esas que pudieran llam arse palabras ofensivas para ambos sexos, no obedecía sino al deseo del rey sabio que desacreditar a las mujeres para poder llevárselas a su casa, que es lo que está ocurriendo con muchos de quienes se oponen al sufragio femenino.Dice luego que ha faltado ahondar en el sujeto, que es la mujer, y que, por el contrario se ha hecho una circunvalación eclíptica del problema sin haber entrado a analizar el centro de gravedad que es la mujer misma. La cita de «Lisístrata» hecha por el doctor A lzate Avendaño en su discurso no es muy aceptable, pues ella es producto de la fantasía de Aristófanes que «fue una mala persona», pues tenía algo de Rabelais, un tanto de Moliére, mucho de Voltaire y no poco de Sotero Peñuela. La «Lisístrata» fue redactada para ridiculizar a los hombres de la guerra de los 20 años entre Esparta y Atenas,

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pero la in tención fue in efica z , pues vinieron luego otros que la dignificaron sin que se hubiera detenido la infictionia griega. Pero en cambio, «el rapto de las Sabinas» cita que él hubiera preferido, sí determinó cambios fundamentales, pues aquellas mujeres, raptadas de los Apeninos Centrales por quienes necesitaban fundar un pueblo pero carecían de mujeres, determ inaron la guerra pero no participaron en e lla por haberse acostumbrado al fin y al cabo a sus nuevos am igos, para después contribuir a la fundación del imperio romano, al cual tanto debemos en materia cultural y como ejem plo de civilización. Sin embargo, aquello no se llamó «imperio sabino», com o hubiera sido lógico, porque, aun cuando las mujeres hacen la historia, los hombres la escriben. Si el Génesis hubiera escrito por mujeres, muy diferente sería hoy la interpretación del com ienzo del mundo.

Eva estaba feliz; Adán era un «buen chico», pero Eva no sabía si su compañero estaba en capacidad de defenderla. N o le gustaba que fuera tan sumiso a la Divina P ro v id en c ia , pu es ign oraba si esa o b ed ien c ia o b e d e c ía a virtud o a in cap acid ad y fu e en to n ces cuando produjo la crisis. Quería saber cóm o era la vida con autonomía y echó la culpa a la culebra para que Adán no la regañara.

En la Odisea, Ulises aparece en la isla solitario con Calipso, que era una Diosa de extraña hermosura, y un buen día él (d ice el poem a) quizo marcharse por fidelidad a Penélope sin que C alipso quisiera que se fuera. Pero todo ello es embuste pues lo cierto es que Calipso al darse cuenta de la infidelidad de U lises y sus preferencias por Penélope, preparó ella misma la barca para el viaje sin retorno de su compañero, quien ya no le importaba nada por que al medirlo lo había hallado fallo. Tampoco fueron ciertas las lágrimas de D ido cuando se fue Eneas, quien hablaba de todo el mundo menos de ella, cosa que no pueden perdonar nunca las mujeres, así fuese hijo de una Diosa y fundador de un Im perio . D id o , sin embargo, no se mató sino que se casó con un Núnida llam ado Yarbas, quien era superior a su primer compañero.

En estas d iscu sio n es en que lo s comisionados -dice López de Mesa- se han convertido casi en poetas para hacer el elogio de la mujer, no se ha contemplado sin embargo, sino el aspecto romántico de ellas, olvidando que la mujer es eso pero no es solam ente eso. Mujer significa suave, gentil. Existe una «molior» pero no es toda la mujer. Antes que eso está la

«fem bra», la «fém ina» que sign ifica «fieli» o futuro. Nosotros la queremos ver llen a de perfum e em briagante y cautivadora, dueña de su hogar, pero ella, la «fémina», rechaza ese tratamiento por que le importa construir el futuro.Y la prueba es que cualquiera de ellas a quien le mataran el hijo, o el hermano o el esposo, arrojaría con desgreño el visón para defender lo suyo, o sea su futuro.

Habla de Yentis, la heroína de Wagner, que busca el varón para probar quién es el héroe y quién e l farsante, hasta que descubre al héroe en Cicut; hasta tal punto se apasiona por él, que al verlo en la mitad de la pelea con su arco roto le ofrenda su caballería para que con ella fabrique otro y continúe la lucha.La mujer, dice el doctor López de Mesa, quiere salvar a sus hombres, a sus hijos, la lucha en que hemos vivido dentro de su estado de barbarie, aleja a la mujer de los co m ic io s , pues ella no se puede exponer a la turbamulta, al sacrificio o al oprobio. Pero desde hace cincuenta años ha estado contemplando el desarrollo de nuestra vida y aun cuando sabe que todo eso es verdad, pero la culpa no es del pueblo sino de los intelectuales.Detrás de cada tragedia colombiana hay un hombre diplomado, un dirigente culto y el pueblo no es sino el ejecutante de las malas acciones. N o es responsable el hacha del golpe que da, sino la mano que la mueve y la dirige. Nosotros nos hemos acostumbrado a enloquecer al pueblo y debemos tratar de corregir ese defecto. La mujer no aportará jamás el mal ejemplo en la lucha política. Ella ha ido siempre detrás de la angu stia llev a n d o la misericordia y no existe noticia de que hubiera sido portadora de delincuencia sino la piedad y no es justo que ahora se le pague negándole sus derechos políticos que pueden traducirse en un cam bio fundamental de nuestras prácticas políticas en beneficio de la sociedad.

Los argum entos de ob ligacion es in ternacionales, lo s de im itación del proceso de las naciones cu ltas, son b a stio n es argum entarlos pero no fundamentos esenciales. Si no hubiera pactos, si el derecho universal no estuviera depurado y si en Colombia se intentara todo eso, podríamos sentimos orgullosos. Se dice que la palabra «ciudadano» viene de ciudad, pero es al revés. «Civitas» viene de «cives» y esto viene de una raíz griega que significa «el que habita». De ahí viene el derecho famoso de «ju solis» o ley de residencia y del «ju sanguinis» o ley herencial. Una ciudad es una agrupación

de habitaciones de gente mancomunada por el derecho de ciudad y la ciudad tiene m uchos aspectos: la ciudad E stado, prototipo que se está aceptando para el estudio del problema; la ciudad castrense; la ciudad castellana, la ciudad episcopal; la ciudad em porio, tales com o N ueva York, L on dres, A lejand ría , en la antigüedad , y otra d is tin c ió n m ás im portante: «urbe» que es c iudad amurallada para la defensa.

Y «polis» que es la que goza de autonomía tras de la A cro p o lis par la defensa . « P o litiq u e» se traduce en latín por «Civitas» o ciudadanía, que en civilización se une con « urbanidad» o urbe. En la ciudad Estado, la diferencia entre derechos civiles o políticos no existía, luego no se pueden fraccionar en esa etapa de la cu ltura p o lític a ni hay razón para separarlos porque fueron indisolubles, en su esencia. La ciudadanía no es sino el am b ien te de p e rfec c ió n para la personalidad y si se tiene personalidad lo ló g ico que e lla sea perfecta. En este sentido el progreso de la cultura está en ir eliminando diferencias entre los sexos para ser f ie le s al p ro ceso del perfeccionamiento humano. Bergson dice que la inteligencia cabalga sobre las cosas y que la intuición y que el instinto están dentro de las cosas, pero ello fue un error que sirvió, sin embargo, para demostrar cómo el hombre es un simple espectador de la vida mientras que la mujer está dentro de la vida, es decir, es actora de ella. El hombre quiere al hijo por la mujer y la mujer quiere al hombre por el hijo, o sea que está dentro de la vida. Por eso la mujer debe desarrollar todos sus derechos. Las leyes no se dan porque las hayan merecido los pueblos sino para educarlos. La Constitución es un emblema dentro de la angustia de la humanidad: es, como si pudiera decirse, la (torre del homenaje) de los castillos feudales donde se reunían los grandes señores para reiterar sus juram en tos y para m orir cuand o la ciu d a d ela era ya in d efen sa b le . N o podem os subordinar las esencias del derecho a nadie. Som os herederos de don J osé F é lix de R estrep o que m urió diciendo: «si el mundo ha de perecer para que se salve la norma, que perezca el mundo» y por eso debemos permanecer en la torre del homenaje fieles a nuestros juramentos, a nuestras am biciones y a nuestros derechos. La estirpe no nos conduce a la alabanza de esos principios hum anos, de esa dignidad, sino a su protección y defensa integrales. Que nos vean caer, pero que también nos vean

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levantamos. Y la mujer, que ha mantenido entre n osotros esa d ignidad, que ha logrado salvar para Colombia buena parte de sus tradiciones de grandeza en medio de este turbión de ignominias de los años anteriores, está dispuesta hoy a luchar para que e llo no vuelva a ocurrir. Por eso negarle los derechos es injusto y por eso el profesor L óp ez de M esa term ina pidiendo a los com isionados que voten u n ánim em en te a favor d e l su frag io integral para la mujer a sabiendas de que con ello contribuirán a fortalecer más los fundamentos espirituales de la patria.

Al terminar el profesor López de Mesa fue delirantem ente aplaudido por los com isionados y por la totalidad de las damas asistentes a la reunión.

OTROS ORADORESInm ediatam ente después habló el

señor Jesús Estrada M onsalve, quien desem peña varios cargos p ú b lico s, además de la magistratura de la Corte Suprema de Justicia, para atacar la fórmula del voto integral y de paso hacer algunas co n sid e ra c io n es p o co serias y muy desobligantes para con el doctor López de Mesa y para con las señoras asistentes. Como quiera que el señor Estrada quiso hacer alguna alusión a la poca voluntad del Papa por el voto femenino, la doctora E sm eralda A rb oled a de U ribe le interrumpió para decirle:

Pues no puede usted ser más papista que el Papa, pues lo cierto es que él ha sido siempre un abanderado del voto femenino

y lo dem ostró llev a n d o a su propia hermana enferma a la urna.

- Doña Bertha Hernández de Ospina, a su vez, le declaro:

- Usted no puede saber, en ningún caso, más que el Papa.

Después hablaron doña María Aurora Escobar Reyes y otra distinguida dama para defender el voto fem enino y por último se produjo la votación después de una nueva, breve y brillante intervención del doctor A lza te A vendaño y lo s resultados fueron los que al principio de esta relación dejamos consignados. Es decir , que la fórm u la tota lm ente reaccionaria, com o la calificó el doctor Alzate, del doctor Sema, se impuso sobre todas las demás consideraciones.

El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15250 (21, feb., 1954); p. 11, c. 2

Es dudosa la oportunidad para hacer efectivo el Voto FemeninoDice «El Catolicismo», en su editorial de ayer.- El Papa defiende el sufragio femenino, pero también habla de «la oportunidad».«El Catolicism o» órgano de la Curia, ed ito rializó ayer sobre el debatido asunto del voto fem enino y declara que el ejercicio de ese derecho suscita actualm ente «entre nosotros fuertes y temibles dudas». El diario en cuestión analiza la situación creada p o r la p a sa d a v io le n c ia y g lo sa la oportunidad de conceder ese derecho a la mujer.

El EditorialEl texto del Editorial, expresa:«Es oportuno recordar la doctrina de la Ig le s ia en lo que co n c ie rn e al problem a del voto fem enino, que con tanto despliegue de publicidad y con tan grande preocupación de la opinión se ha debatido recientem ente entre nosotros.E n co n tram o s, en los docum entos eclesiásticos, afirmaciones que no dan cabida a la m enor duda cerca de la igualdad de derechos políticos de que goza la m ujer a la par del hombre.

Basta citar un solo pasaje, tomado de la a lo c u c ió n « Q u e sta g ra n d e » , dirigida por Pío XII a las mujeres de Italia: ‘La papeleta del voto, en manos de la m ujer ca tó lica es un m edio im p o rtan te de c u m p lir sus ap re-

* m iantes deberes de conciencia, sobre todo en los tiem pos actuales’. Son, pues, derechos que corresponden a la mujer por naturaleza y que la iglesia es la prim era en reconocer. También dentro de la com isión que estudia el problem a entre nosotros, ese derecho ha sido plenam ente aceptado.N o se ha tra tado en las p resentes circunstancias de conceder o de negar UN D E R E C H O , cuya ex isten c ia todos están acordes en afirmar.La diferencia ha sobrevenido al buscar la re s p u e s ta p a ra u n a p re g u n ta su b s ig u ie n te : En las a c tu a le s c o n d ic io n e s de la p a tr ia , ¿es conveniente que la m ujer ejercite su derecho de votar? Una vez aclarada la cuestión de derecho, ha empezado

a d is c u tir s e la o p o r tu n id a d o «convenio actual» del ejercicio de este derecho.E n tre los m ú ltip le s a rg u m en to s , retóricos en su mayoría, que se han esgrim ido para apoyar el ‘ejercicio actual’ del voto femenino, hay uno solo que atrae con poderosa fuerza. Se ha dicho que la intervención de la mujer en las luchas políticas suavizará las asperezas y violencias que, desde años atrás, han sido el condim ento in e v itab le y fu n es to de nuestro s d e b a te s e le c to ra le s . E l m ism o argum ento había sido am pliam ente desarrollado por el actual Papa en la alocución citada; pero el Pontífice conclu ía su argum entación con el siguiente razonamiento: ‘Es evidente que la m is ió n de la m u je r, a s í entendida, no se im provisa’.

Ese es el punto decisivo de la cu e s tió n . ¿E stá n las m u je re s de Colom bia preparadas para ejercitar p ro v e c h o sa m e n te su d e rech o

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Semana, Vol. 16, No. 282 (22, febrero, 1954); p. 5-6

e le c to ra l? ¿S on las co n d ic io n e s de n u e s tra patria propicias al ejercicio de tal derecho?

El más ciego optimismo no puede dejar de reconocer que p e rs is te n aún las cau sas p a s io n a le s que p rovocaron la trem enda crisis de violencia sufrida p o r el p a ís . S in d u da alguna, la república está abrigada por un clim a de m ayor tranquilidad, pero sería ingenuidad el creer que sólo las circunstancias externas van a determinar cam bios decisivos en la conducta de los hombres. Ellas ayudan, sí, pero las cicatrices de las heridas re c ie n te s e s tán aún sangrando en el fondo de los corazones, y mientras estos no se apacigüen toda reform a sería ilusoria.

De nuestras pasadas luchas ha quedado incólume una in s t i tu c ió n sa g ra d a : el hogar. H ace pocos años hubo un instante en que to d a la so c ie d a d s in tió miedo cuando las mujeres d e c id ie ro n in te rv e n ir m om entáneam ente en el c o m b a te p o r m ed io de manifestaciones y desfiles; se tem ió que ib a a d e rru m barse la fam ilia , últim o reducto en que se h ab ía re fu g iad o la paz. Ahora, ante lo reciente de las heridas y los resen ti­m ientos, vuelve a hacerse presente el mismo temor. Qué triste será tener que com probar que, en cambio de p ro p ic ia r la an siada mitigación de la discordia, ¡las mujeres han venido a acrecentar las filas de los luchadores im placables! ¡Y qué funesta coyuntura, p o rq u e con la m u je r

arrebatada por la pasión política se habrá acabado el hogar!

No se improvisa la misión política de la mujer. Según el P o n tíf ic e a c tu a l , la influencia de la m ujer en los p rob lem as públicos debe estar dirigida por su condición maternal. Pero la m a te rn id a d es un instinto hum ano al cual corresponde guiarse por la v o lu n ta d y la in te ­ligencia y com pensarse por la educación. Cuando, en tre n o so tro s , es tan d efic ien te la fo rm ación c iv il de la in m e n sa m a y o ría de lo s c iu d a ­danos, se puede decir a ese re sp e c to q u e es ca s i com pleta la ignorancia de las mujeres (no hablamos de excepciones), porque siempre han perm anecido a le jadas de los asuntos políticos. Y el ejercicio del sufragio no es una escuela s in o que d eb e se r el resultado de una educa­ción previa.

En la conclusión, para la Ig le s ia es inn eg ab le el d e rech o rad ica l que la mujer tiene a la ciudadanía tan to para e leg ir com o para ser e leg ida . Pero, entre nosotros actualm en­te , el e je rc ic io de ese derecho suscita fuertes y temibles dudas. La Iglesia no p re te n d e re s tr in g ir derechos, sino p ro teger o tros, m ás a ltos y más sagrados. Y no es prudente reclam ar un derecho de esta naturaleza mientras no se e s té se g u ro de poderlo ejerc itar p rove­chosa y dignam ente en favor del bien común».

* * *

La«CEC»Las Copartidarias«Yo la he am ado a través de toda mi vida... La am é en las calles de mi pueblo con su ingenuo uniform e de co leg iala ... La am é después... Y la am o»... Párrafos com o éste (lo pronunció con voz em ocionada que se tornaba irónica al referirse a los derechos de la m ujer el abogado C arlos A lbornoz) fu e ro n f r e c u e n te s , q u iz á d e m a s ia d o frecuentes, m ientras se debatía en las dos últim as sem ana, en el seno de la C om isión de E s tu d io s C o n s titu c io n a le s , el tem a , inagotable en un país com o C olom bia, del voto fem enino. Porque, a sim ple vista, para el ánim o de un espectador desprevenido, lo notable en dichas sesiones, a las que a la p o s tre lo g ra ro n c o n c u rr ir con fa c u lta d deliberativa varias docenas de señoras de B ogotá, fue p rec isam en te el tono lírico , grandilocuente, a veces ligeram ente cursi de las intervenciones m asculinas, frente a las exposiciones claras, sobrias, objetivas, en m uchos aspectos irrebatibles, de las dam as que m ás ac tiv am en te p a rtic ip a ro n en el debate (*)

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(*) Esmeralda Arboleda de Uribe, lógica e irónica; Josefina Valencia de Hubach, serena, (trascendental), oportuna: Bertha Hernández de Ospina, humorista y de réplica constante, y María Aurora Escobar, vehemente y lírica, la única romántica del grupo. ».

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El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15252(23, feb., 1954); p. 1, c. 4-5; p. 19, c.3

Prohibida la presencia de damas en la Sesión de hoy de la «CEC»Así lo decidió en el día de ayer el Presidente de la Corporación, doctor Bernal Jiménez.- Estrictamente privada será la sesión.- Pero ellas irán de todas maneras al Capitolio.

P or d isp o s ic ió n d el p resid en te de la C o m isió n de Estudios Constitucionales doctor Bemal Jiménez, a la

sesión plenaria de esta tarde -que comenzará a las cinco- no tendrán acceso las damas que asistieron a las deliberaciones del

CEC durante todo e l tiem po que se debatió la reform a constitucional relacionada con el voto femenino. A la sesión de hoy, según el comunicado expedido en el día de ayer por la secretaría de la CEC sólo tendrán acceso los miembros de la com isión el personal de secretaría y un representante de cada uno de los periódicos de Bogotá.

La sesión de la CEC se iniciará, com o arriba lo informamos, a las cinco de la tarde y en el orden del día figura la discusión del título III de la carta, que trata de los derechos y garantías civiles. Actuarán com o relatores los com isionados doctores Eleuterio Sema y Jesús Estrada Monsalve.Pero com o la mayoría de los miembros de la corporación está de acuerdo en la necesidad de reconsiderar la aprobación dada en días pasados al artículo 15 de la carta que trata de las calidades para elegir y ser elegido, es seguro que, antes de entrar al orden

del día, sea presentada en tal sentido una proposición. Como ya lo hemos informado, los comisionados desean acoger más bien la fórmula del doctor Pérez que dice:

«La ley reglamentará lo relativo al sufragio»La com isión com o es sabido, había, aprobado la del doctor

Sema que dice:«La ley reglamentará lo relativo al sufragio femenino».

PERO IRAN LAS SEÑORASSin embargo y pese a la decisión de la junta directiva de la CEC, numerosas damas, encabezadas por el comité nacional de organización femenina de cuya creación ya hemos dado cuenta, se presentarán al capitolio con el propósito de pedir sean admitidas. Ahora com o antes y más si se tiene en cuenta que va a ser escogida -según parece- una fórmula que para ellas es más favorable que la aprobada en días pasados. Por este motivo, numerosas damas se darán cita hoy en el patio de Mosquera del Capitolio, con el ánimo de demandar de la presidencia de la CEC se les admita en el curso de la sesión y mientras dure la discusión del tema que a ellas interesa.

El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15254 (25, feb., 1954); p. 5, c. 2-3

VOCES DE MUJER

El Voto Femenino o un Hecho CumplidoEl voto femenino es ya un hecho. Pudimos apreciar la intervención de las señoras que en su carácter individual actuaron ante la CEC y no podemos menos de admirar su b rilla n te in te lig e n c ia y p atr ió tico d esin terés . O ím os con seren idad y atención las exposiciones de los ilustres rep resen tan tes de la C on stitu y en te , brillantísimas unas y desconcertantes otras por la pobreza de argumentos. El voto que va a traer el derecho ciudadano a un poco más de la mitad del pueblo colombiano, derecho ju sto y com o resu ltado de c iv ilid ad plena de un país, nos hace meditar profundamente en esta transición de nuevas responsabilidades. Se trata de un paso serio y trascendente en la vida histórica de Colombia, que no puede ser analizado al azar ni en forma jocosa.En estos m om entos las opiniones son encontradas, pero la sensatez ideológica de la c o le c t iv id a d fem en in a sabrá colocarse a la altura de esta nueva ruta,

encauzando con mesura y talento los d iferen tes cr iter io s . A nte h ech o s cum plidos só lo resta formar un gran bloque de unión nacional que prepare a la mujer para hacer uso sensato de ese derecho, en donde ni la política ni las am b icion es p erso n a les deform en su esen cia . La m ujer está ob ligada por convicción, por sentimientos, a colocarse en nivel diferente al del hombre bajo este aspecto.Le corresponde actuar en defensa de la niñez, de la juventud, del hogar y de sus ideales de engrandecimiento patrio, que son norma y pr in cip io de su propia naturaleza. Cada una debe ser guardián probo, justo e imparcial.

No es la hora de capitalizar esfuerzos, ni de ser oportunistas. La mujer está hecha para actos h ero ico s , para herm osas campañas de cultura, para practicar el bien a lo ancho y a lo largo de la patria, para saturar el ambiente de paz y tranquilidad,

para am pliar h o r izo n tes p len o s de v ita lid a d sa lu d ab le . T enem os la experiencia del dolor y la miseria; tenemos la experiencia y hemos sentido en propia came las consecuencias de los extremos. Por eso la actitud de la mujer frente a esta nueva situación , debe ser de unidad central, sin adjetivos. Sus actuaciones deben tener sellos de franqueza y lealtad. Su ética debe ser inconfundible. Tenemos segu rid ad de que sabrá ju stifica r plenamente el ánimo de la Constituyente y será la colaboradora in te lig en te y mesurada.Las d irigen tes del gran m ovim ien to tendrán sobre sus hom bros graves resp o n sa b ilid a d es y co m p rom isos inequívocos ante D ios y la Patria, porque ellas encamarán el éxito o el fracaso de una lucha que deseamos pura, grandiosa y constructiva.

Camila Uribe

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El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15256 (27. Feb., 1954); p.4, c. 1-4

El Voto Femenino en ColombiaLa tesis de quienes defienden el voto femenino parece haber obtenido la victoria en las deliberaciones de la CEC. Pero es una victoria apenas provisional. La CEC no va sino a proponer determinadas cosas a una hipotética Asamblea Nacional Constituyente y bien sabido es que «proponer no es obligar».Lo que sí es cierto es que fatalmente llegarem os al voto fem enino, tarde o temprano, como acabaremos de llegar a la completa igualdad jurídica y política entre hombres y mujeres. La evolución universal en ese sentido es irresistible. De ello se convence cualquiera con la más breve comparación entre lo que en el particular ocurría hace treinta y cinco años y lo que hoy está a la vista de todos.Al terminar la primera guerra mundial no votaban las mujeres casi en ninguna parte. Hoy votan hasta en los más rem otos poblados de la India, y son excepciones los lugares en donde todavía se les niega ese derecho. En realidad esa cuestión ya no es posible discutirla porque es de aquellas que se demuestran por consentimiento universal.

El hecho innegable es la transformación del papel de la mujer en la vida cotidiana. «Reinas del hogar», (para repetir el viejo lugar común que no respondía siempre a realidades), de puertas para afuera las mujeres del sig lo d iecinueve nada representaban, o casi nada, en la vida del trabajo, en las actividades públicas, en los problemas sociales. Inmejorables temas para poetas, buenos o malos, vivían en una penumbra que será lic ito evocar con nostalgia pero que sería necio tratar de revivir. Esa situación ha desaparecido para siempre. Ahora las mujeres trabajan en todas partes, llenan las o ficinas públicas y privadas, ocupan los primeros puestos en las universidades, están siempre presentes y han llegado en muchos países a tales extremos que ya hay escritores estadounidenses que muy en serio afirman que son ahora los hombres quienes deben reclamar igualdad de derechos con las mujeres.

Aunque parezca paradojal, es lo cierto que aquí las feministas ganaron la batalla en 1945 cuando los liberales cometieron el error de aprobar los artículos catorce y quince del Acto Legislativo de ese año que decía: «Son ciudadanos los colombianos

mayores de veintiún años. Sin embargo, la función del sufragio y la capacidad para ser elegido popularmente, se reserva a los varones».

Este artículo extravagante, que creaba un desaforado privilegio para lo que otrora se llamara el sexo fuerte, por su misma absurda redacción provocaba, exigía y determinaba la solución contraria. La posición adoptada en el año 1945 era de tal manera insostenible que tiene que producir necesariamente la declaración de igualdad que ahora se persigue.

La loca tentativa de reservar a los varones los derechos políticos nos lleva de la mano a reconocer esos derechos, ampliamente, a las mujeres. Ya no es hora de pensar si será para bien o para mal. Quienes crean en el sufragio tendrán que otorgarlo a cuantos sean ciudadanos. Todas las razones que se pretenden aducir contra el voto femenino tienen igual peso contra el voto masculino. Son lóg icas en quienes abominan del sufragio o le temen, pero cuantos lo creemos fuente única e insustituible de los poderes públicos tenemos que aceptar sin reservas, lo que los tiem pos mandan y la razón aconseja.¿De que le servirá el voto a las mujeres y de qué le servirá al país? Ese es el secreto del porvenir. Ojalá pudieran ellas contribuir al apaciguamiento de los espíritus, a imponer nuevos criterios en la lucha de los partidos, a enderezar la acción de los legisladores hacia los problemas básicos de la vida, las necesidades de la familia que la mujer encama y representa. Podrían las mujeres dignificar la política, como suelen dignificar la vida en todas sus formas. En todo caso, conviene acoger la evolución -que nada podría contener- con espíritu optimista. Es la mejor manera de procurar su éxito. Veremos si en Colombia se cumple esa curiosísima ley, no esperada por nadie y unánimemente seguida, de que las mujeres no votan por mujeres. En varios países el electorado fem enino es mucho más numeroso que el masculino. Las mujeres votan más que los hombres y sin embargo las candidatas fem eninas resultan estruendosamente derrotadas y el grupo femenino en todos los grandes parlamentos es exiguo, casi inexistente en algunas partes. Las feministas entusiastas con no poca habilidad afirman que a ello se debe el que

el voto femenino no haya producido casi en ninguna parte resultados apreciables. Los parlamentos del cincuenta y tres originados principalmente en el voto femenino, en nada se diferencian de los del año veinte, cuando ellas no habían principiado a votar. En cambio los anti-feministas esgrimen ese hecho como una prueba de que el voto femenino no tiene mayor significación.No hay que olvidar que en tratándose de los derechos de la mujer los derechos civiles tienen, para lo que a la realidad de la vida diaria se refiere, mayor efectividad que los derechos políticos. En este sentido si los liberales son responsables de la disparatada declaración de 1945, también lo son de las leyes que en la Administración Olaya, y por inspiración del doctor Luis Felipe Latorre, otorgaron a la mujer colombiana casi todos los derechos de que hoy dispone. Al profesor de La Morandiere, hoy ilustre decano de la Facultad de Derecho de París que presidió una misión de juristas franceses en Bogotá en 1939, oímos declarar que la legislación existen te en C olom bia constituye un desiderátum para la mujer francesa y que ojalá pudiera ésta conseguir algo semejante.

Valdría la pena de estudiar cuidadosamente este aspecto del problema y de considerar si lo que entonces se obtuvo satisface plenam ente o debe ser mejorado y completado. En el grupo, -por cierto de extraordinario valor intelectual-, que representa con no discutible autoridad las aspiraciones de las mujeres colombianas, figuran algunas que han hecho muy sólidos estudios jurídicos, y alcanzado brillante­mente honrosos diplomas. Podrían ellos completar la tarea en que andan empeñadas y asegurar en todos los campos reales y efectivas reformas.

La mujer colombiana ha llegado a la mayor edad. La Constitución la reconoce como ciudadana. Esos son hechos que deben tener sus plenas consecuencias. Colombia necesita, para ser lo que debe ser, en todos los órdenes, para caracterizarse com o democracia auténtica, segura y prestigiosa, del concurso intenso de todos sus hijos. ¿Cómo rechazar, cóm o no admitir con alborozo y esperanza el concurso que puedan prestarle las mujeres colombianas?

* * *

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El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15257 (28, feb., 1954); p. 4, c. 5; p. 22, c. 4-6DEFENSA DE UN DERECHO

Las Mujeres Hacen la HistoriaPor LUIS LOPEZ DE MESA

Discurso pronunciado por el profesor Luis López de M esa, en la sesión plenaria de la CEC., el 15 de febrero del presente año.

«Ya que hab rem os de ap ro b ar la n o rm a del su fra g io fe m e n in o , hagámoslo con unanim idad y aun por aclam ación, para que ello ocurra más elegantemente: A ese fin hablo, y al de am istar un poco a las señoras que nos favorecen aquí por su presencia y buenas luces con el grupo nuestro disidente.A la v e rd ad , só lo d ife rim o s en consideraciones de tiem po y modo, mas no de esencia, y las dificultades aduc idas en co n tra no persuaden certidumbre, pues de la cedulación no nos incum be a nosotros sino al señor doctor Quintero de Fex, registrador del estado civil, y la de barbarie p o p u la r de los co m ic io s m erece e x p lic a c ió n ap arte , que ap o rta ré luego.

A sí pues, señoras, no crean que los oponentes quieren negarles el justo disfrute de este derecho, que derecho es, dígase lo que se dijere, antes lo condicionan un tanto y lo retardan por exceso de estim a. El m uy fam ado Salom ón dijo: «Entre los hom bres h a llé p o co ; e n tre las m u je re s n in g u n a » ... lo que al p a re c e r significaría grave calificación para ustedes, si no supiésem os que así desacreditándolas, quería llevárselas casi todas consigo; y tal me parece que nuestros compañeros de comisión que se o p o n en a e s ta e n m ien d a constitucional lo hacen por tem or de no lle v a rse a su ca sa el vo to de ustedes.Lo cual es error, o paralogism o a lo menos, pues el sufragio fem enino en nada m udará la po lítica im perante

hoy, p o rq u e la g en te c a m b ia de vestido, de com ida, de lengua, de religión y aun de patria, mas nunca de partido, sino aquellos que no lo tienen sinceramente.En Colom bia existen tres millones de mujeres liberales y tres millones de m u je re s c o n s e rv a d o ra s , y e sa aritmética persistirá con sufragio o sin él. Lim itado o íntegro. Ni otra cosa acaeció en el mundo, que desde los países escandinavos hasta la Turquía de Kem al A taturk, desde la sesuda Inglaterra hasta la India renaciente, conoce de es tas novedades de la sociedad m oderna y el derecho sin trastorno alguno.

H ab lan los t im o ra to s . en e s ta innovación de conservar a la m ujer en sitio de decoro, o como si dijésemos, en vitrina, inaccesible a la degradante c o n ta m in a c ió n de la tu rb a m u lta callejera. La miran con la lente cordial del rom antic ism o , que la encarnó prim orosa en la M aría de Isaacs, en la Ofelia de Shakespeare, en la Beatriz de Alighieri, en la Nove de Petrarca... C ierto así es, en una de sus fases: Mujer, «mulier», «mollior», «mollis», significa «suave» y «delicada». Mas ella no se confina a este paraíso róseo de la ensoñación poem ática y trono suyo de ternuras, sino que anhela p a r t ic ip a r en el n a c im ie n to o conformación eficiente de la realidad ruda y verídica. Cual lo dice Bergson de la inteligencia que «cabalga» sobre las cosas, en vez de ir dentro de ellas, como la intuición y el instinto, según su, a mi vez, equivocada distinción de esas maneras de entendim iento, a que le condujeron los en tom ólogos de entonces, la mujer, que, si de veras, se coloca en la intim idad de la vida, y no al margen suyo, com o el varón, actora y no observadora meramente

del devenir, se define, por su otra faz «hembra», «fembra», «femina» que algunos em paren tan e tim o ló g ica ­m ente con «fieri» y «futurus», es decir, «hacedora de futuro», y otros, quizá m ejor con el radical «feo» o «fio» que en latín compone «fecun­didad» y en griego «alimentar», es a saber, asimismo «hacedora de futuro».

El señor docto r A lzate A vendaño, exim io artillero parlam entario, nos recordó oportunam ente el caso de Lisístrata, ejemplo de hábil mediación de la m ujer para imponer cordura a los hombres. Otro hay, sin embargo, más persuasivo. Porque aquella vez los griegos que escucharon la comedia su a so ria y c ru e l de A ris tó fa n e s , desperd ic iaron su enseñanza, y la an flic tion ía sucum bió irrem isib le­m ente con F ilip o y A le jand ro de M a c e d o n ia . A d em á s, el iró n ic o Aristófanes, poeta egregio sin duda, era lo que en el siglo XIX llamábamos u ltra m o n ta n o y hoy m iso n e is ta , co n fo rm e lo d ic e su ag re s ió n a Sócrates, a punto de ser descalificado por él, si no lo hubiesen defendido Platón y Jenofonte.

Mejor citar el episodio de las Sabinas, éste si real y eficientísimo. Pues no sólo m ediaron en tre sus padres y raptores para im poner paz duradera, sino que con ello fundaron el Imperio de Roma, más sabino que latino, como lo prueba el que a Róm ulo sucediera Numa Pom pilio y que ciudadano se dijese luego «querite» con palabra sabina, y aún hoy se llame «Quirinal», el palacio italiano de gobierno.¡ Y hay quienes discuten la eminencia espiritual de la mujer!L a c o n fu s ió n em an a de que las m u je re s h acen la h is to r ia y los hombres la escriben. Obsérvenlo en

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la psicología que rige las epopeyas, especie la más preciada de la literatura u n iv e rsa l . C o m en zan d o p o r el G énesis, epopeya sui géneris: De h a b e rlo e s c r ito u n a m u je r nos interpretaría de m uy otra suerte lo ocurrido en el Paraíso. Nos revelaría la inquietud de Eva por no saber a buen seguro si su hombre sería capaz de sostener la casa de no ayudarle tanto la Divina Providencia; si sería o no c ap az de d e fe n d e r la de los a n im a le s c irc u n d a n te s , ca so de tornarse agresivos; si obedecía tanto p o r v ir tu d , en f in , o de m era pusilanim idad. No había más recurso que producir la crisis, com o ahora decimos, y plantarlo ante un hecho cumplido, a ver si de verdad la quería y era hombre. Lo de la serpiente lo in v en tó luego p a ra que él no la regañase. Algo así hubiese narrado acerca del episodio de Calipso en la Odisea; que ella lo había estudiado de pies a cabeza y hallado un m ucho fanfarrón y un tan to em bustero, y d esp ach án d ose lo a P ené lo p e con gentiles disculpas de aprecio por su fidelidad.

Ni más ni menos que lo hizo Dido con Eneas, fastidiada de oírle hablar día y noche de su mamá y de su esposa, de su misión providencial y otras virtudes de que ella quedaba ausente; mejor que se fuera, y así poder casarse, como lo supone Ju les L em aitre , con un n ú m id a c a z a d o r de le o n e s , d e s ­preocupado de las d iv in idades del Olimpo y, sobre todo, que viese por los ojos de ella, y la hiciese madre de robustas generaciones, centro de vida y hacedora de futuro.Y así de la Iliada y así del Ramayana... R icardo W agner lo in tuyó gen ia l­m ente al interpretar a Djerúis en el «A nillo de los N ibe lungos» a to r­m e n tad a y to r tu ra d o ra a la vez mientras no pudo descifrar cuál de los dos, Sigurd o Gunther, era el héroe, el digno de perpetuarse gloriosamente en el mundo. Y nos la describe hecha un a lu d de en e rg ía in d o m eñ ab le cuando lo descubre de vero y puede estim ular su bravura varonil, ante la muerte.E sa es la m u je r e se n c ia lm e n te

fem en ina. Las que nos escuchan , refinadas, ¿Qué no harían si alguien les matase a su padre, o a su esposo, o a su hijo? ¿Qué no harían? ¿Para qué, sin ellos adelante, las finuras de la v itr in a en que a lgunos q u is ie ran re te n e rla s en f ic tic io re in ad o de m uñequera? Evidentemente, ellas no querrían permanecer al margen de una tragedia que las desposee de lo que son en lo que aman, ni cancelar por genuflexiones de cortesanía la vida misional de su destino.Se dice que nuestro pueblo ha sido cruel y arrebatado de violencia. Que no respetaría nada ni a nadie. Quién sabe si no som os n o so tro s , in te le c tu a le s , lo s q u e a e llo le condujim os, pervirtiéndolo injusta­m e n te . N o so tro s lo s que h em os traicionado el espíritu. En cincuenta años de vida pública, ha visto detrás de c a d a v io le n c ia y de cad a inmisericordia, de cada crueldad y de ca d a ab u so un d o c to ra d o , un doctorado «cum laude» a veces, un llam ado hom bre culto, instigador o e n c u b r id o r im p u n e . C o n v e n d ría verificar este balance, para no falsear tan a rb i tra r ia m e n te la h is to r ia , baldonando a otros, que a menudo o b e d e c ie ro n o im ita ro n a o tro s , cómplices apenas.

No hay ejem plo de mujer alguna que h ay a in s tig a d o o p ra c tic a d o atroc idades en el tiem po que tan dolorosam ente las padecimos, antes vióselas ir a donde quiera que fue necesario en tareas de restañar heridas, de minorar desastres, de consolar en lo factible el infortunio que causamos los hombres. ¿Y a ella le negamos el derecho a intervenir en la república y poseer plenitud de ciudadanía?Se habla de distinción entre derechos políticos y civiles, com o si ésta no fu e se d ife re n c ia fu n c io n a l recientem ente conocida. Ciudadano no viene de ciudad, sino al revés: « c iv ita s» de « c iv e s» . Y é s te de «Keimal», «habitar aparte».Los griegos traducían «civillitas» , «ciudadanía»por «politiké», política. H an ex istid o m uchas especies de ciudad; la ciudad-estado, a que me re f ie ro a h o ra , la u rb e , c iu d a d

a m u ra lla d a d e fe n s iv a m e n te ; la «polis» , con ciudade la fo rtificada aparte ; la cas tren se , lim ítro fe ; la castellana, al am paro de los castillos feudales; la episcopal, protegida por la iglesia; la com ercial o em porio, la r e l ig io s a , la u n iv e rs i ta r ia , la específicamente oficial, en fin. En la ciudad por antonom asia, o ciudad- estado, la ciudadanía se predicaba unívocam ente de los derechos civiles y políticos a la vez.Porque la ciudadanía es el ‘ám bito ju r íd ic o de la p e rso n a lid ad , y se requiere plena para la plenitud de la persona. Ahora bien, Iglesia y Estado reconocen a la m ujer d icha perso­nalidad perfecta, y no reconocerle la perfecta ciudadanía es fraude jurídico, así se le disculpe con muchas finezas de dicción.

Se a f irm a co n a rg u m e n to s de a u to r id a d q u e el su fra g io no c o n s titu y e d e rech o s in o fu n c ión m e ra m e n te . M as e llo es que la autoridad vale por la razón que la asista y no por la persona en sí. En e ste caso , la d em o crac ia só lo es factible por representación para que se cumpla el derecho que las naciones t ie n e n a g o b e rn a rse , y co m o el sufragio es condición esencial para el e jerc ic io de d icha rep resen tación , adquiere de esa esencia v irtud de derecho. Derecho por participación, si se quiere, pero derecho al fin y al cabo.¿Que el pueblo, nuestra gente común no e s tá p re p a ra d o p a ra c ie r ta s novedades de perfección jurídica? No c reo que tal o b je c ió n p e rsu a d a ce rtid u m b re . L a C o n s titu c ió n es conjunto arm ónico de norm as para convivir jurídicam ente en sociedad, y no só lo deb en e s ta tu irse las que expresen el m om ento cultural de la respectiva nación, pero asimismo las que la habiten para obtener nuevos adelantos en el progresivo perfec­cionamiento social y procomún. Es, pues, a d ecu ac ió n a una re a lid a d e x is te n te , y e m b le m a de o tra s realidades apetecibles. En medio del maestro de conflictos y tragedias, de confusión espiritual y abominaciones

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de la conducta en que hoy vivimos desolados, asolados y perplejos, ella, la C onstitución, ha de ser símil de aquella torre del hom enaje de los castillos feudales, donde se juraba la defensa y adonde se refugiaban los ú ltim os sobrev iv ien tes en pelig ro

inminente de derrota.Y no que yo anuncie derrota alguna del ideal. Profeso que esta época es de transición, caótica, transición sin duda y torturante, pero transición al fin hacia nuevo reajuste de los valores culturales del hombre, y que no finará

el siglo sin ver la edad dorada con que antaño ensoñaron otras generaciones, esta vez ecum énicamente valedera y quizá ya firme.

H agám onos d ignos de ese fu turo advenimiento».

Lecturas Dominicales, El Tiempo. Bogotá (28, feb., 1954); p. 3, c 3-6

POR QUÉ RECLAMAMOS EL VOTOPor Esmeralda Arboleda de Uribe. Especial para El Tiempo.

L a C o m is ió n de E s tu d io s C o n s titu c io n a le s en tró a

estudiar el artículo 15 de la Carta y por tan to a d efin ir la capacidad ciudadana de la mujer. C om o en C olom bia todavía hay d iscusión ace rca de ese tem a que ya está definido en casi todos los países del m undo c iv ilizado , hem os tenido oportunidad de conocer las tesis más peregrinas. Ellas abarcan desde el campo internacional hasta el de los quehaceres domésticos.Me propongo hacer un recuento de las opiniones más generalizadas en relación con el sufragio femenino.M i posición d ista m ucho de ser im parcia l, porque soy fervorosa defensora de la consagración de la ciudadanía plena de la m ujer colom biana; pero como considero que quienes se oponen a ellas lo hacen de buena fe, parto de sus propios argumentos para defender el voto femenino.

H ay q u ie n e s a f irm a n que no hay C o n v e n io s Internacionales que “obliguen” a Colom bia a reconocer la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.En esa afirm ación va envuelto un desconocim iento o una inconform idad sobre la respetable conducta del país en materia de pactos internacionales. Se cumplen aun los no ratificados. Y en el caso concreto que nos ocupa, C o lom bia no ha hecho sa lvam en to de vo to en las declaraciones ni en los convenios que se refieren a la igualdad de derechos del hombre y la mujer. Algunos otros países han salvado su voto para no crear conflicto entre su Constitución y sus compromisos internacionales. Pero es más, por medio de la Ley 13 de 1945 Colombia ratifica la Carta de las Naciones Unidas cuyo preámbulo consagra el p rinc ip io de la igualdad en tre los asociados, sin

distingos de sexo, raza o religión. P osterio rm en te , en d ic iem bre de 1952, C olom bia se obligó m oral­m ente (no ha habido ratificación porque no se ha reunido el Congreso) al C o n v e n io de lo s D erec h o s Políticos de la M ujer, algunas de cuyas cláusulas rezan: « O to rg a m ie n to a la m u je r del d e re c h o de v o to en to d a s las elecciones, al mism o título que el h o m b re , s in n in g u n a d is c r im i­nación».«Elegibilidad de la m ujer a todos los organism os públicam ente elegidos establecidos por la ley nacional, al m ism o títu lo que el hom bre, sin discriminación».« O to rg a m ie n to a la m u je r del

derecho a ocupar puestos públicos y a ejercer todas las funciones públicas establecidas por la ley, al mismo título que el hombre, sin ninguna discrim inación».Se d ice que las m u jeres de C o lom bia no estam os preparadas para el ejercicio de los derechos políticos y que además iremos a las urnas dominadas por influencias extrañas.

En cuanto a la im preparación política, reconozco que existe y es lógico que así sea, porque no en vano se nos ha vedado ese cam po du ran te s ig lo s , h as ta en las conversaciones familiares. Pero los tiempos han cambiado y las colom bianas vam os a preparam os para ingresar decorosam ente a la vida política del país. No será muy grande el esfuerzo, porque cada día aum enta el número de mujeres que estudian, que trabajan, que adquieren una clara conciencia de su responsabilidad social. Esas mujeres tendrán la noción exacta de sus derechos, como la tienen de sus obligaciones, y no solamente rechazarán influencias extrañas, sino que defenderán de ellas a las

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que no puedan hacerlo por sí mismas.Ha sido muy interesante la afirmación hecha por todos los opositores del voto integral para la mujer, en la Com isión de Estudios Constitucionales (C.E.C.). Dicen ellos que no tienen razones filosóficas o teóricas para oponerse a que la Constitución consagre la igualdad de derechos políticos para el hom bre y la mujer. Afirman que no dudan de la capacidad fem enina y que sus razones para oponerse son de orden práctico y circunstancial.

Sin embargo, las mismas razones que son válidas contra el voto integral deben serlo contra el voto restringido que ellos proponían, si es que hay lógica. Además, lim itar la in te rv en c ió n p o lític a de la m u jer a las e lecc io n es m unicipales en vía de ensayo, es lanzarla a la más encarnizada de las luchas electorales, en la cual no sólo se debaten intereses políticos, sino particulares y con nom bre propio, principalm ente en las ciudades y pueblos pequeños, que son los más en el país.

Se dice que las mujeres debemos llegar gradualmente a la p le n itu d de los d e re c h o s p o lít ic o s . N o ten go conocim iento de que se haya usado el mismo criterio en cuanto a nuestras obligaciones. No se nos exonera de las cargas im puestas a los varones, ni de responsabilidad alguna civil y penal; y en form a cuantiosa contribuimos al fisco con el pago de todos los impuestos directos e indirectos.

Fue presentada en la CEC., una fórm ula según la cual se consagraría la e leg ib ilidad de la m ujer, pero no su capacidad para elegir. Esa fórmula, además de galante era utópica, porque si las curules son insuficientes para cum plir los com prom isos políticos de los partidos, no existiría la más rem ota posibilidad de que una siquiera de ellas le fuera dada a una mujer, carente de cauda electoral.Por otra parte, las mujeres que pedimos el reconocimiento de nuestros derechos po líticos, no pensam os en las posic iones que podam os log ra r con ellos, sino que queremos intervenir directamente en el planteam iento y en la dirección de los destinos de nuestra patria, ya que representam os más de la mitad de la población del país y hasta ahora sólo hemos recibido las consecuencias, buenas o malas, de la política nacional. Nuestra capacidad para ocupar altos cargos ya está consagrada en la Constitución. N o son pocas las personas que d icen que la m ujer colom biana no quiere ni ha pedido el reconocimiento de su derecho al sufragio.

Ni esta afirm ación ni la contraria pueden hacerse con bases técnicas porque no se ha efectuado un verdadero plebiscito. Sin embargo, a la CEC., fue presentado un m emorial firmado por más de tres mil mujeres de todas las clases sociales, económicas y culturales del país, en

el cual se pedía el reconocim iento de la ciudadanía plena. Además, los derechos no se reconocen y consagran para com placer solicitudes, sino porque entrañan justicia en sí mismos.

La Ley 28 de 1932 sobre régim en de bienes en el m atrim onio, no se creó a petición de todas las mujeres casadas de Colombia. Por el contrario, fue duramente atacada y de ella se dijo que redundaría en m enoscabo de la autoridad marital y por tanto debilitaría la institución familiar. En veintidós años ninguno de esos desastres ha sufrido y quienes combatieron esa ley no han tratado de in v a lid a r la , p o rq u e a c tu a lm e n te c o n s ti tu y e la reglamentación de una costum bre tan arraigada que su rem oción sería prácticamente imposible.

Otro de los argumentos contra el voto de la m ujer es de de que afectará grandem ente su feminidad.Yo no sabía que para algunas personas la fem inidad fuera accesorio o removible. Siempre he creido que es la esencia misma de la mujer y nunca había pensado que pudiera dejarse con la papeleta en una urna electoral. Las mujeres del mundo entero continúan siéndolo en el mismo grado y co n las m ism a s c o n d ic io n e s fe m e n ile s , con prescindencia de que participen o no en la vida política de sus pueb lo s. En C o lom bia no se ha obse rv ad o transtorno alguno en la feminidad, y hace muchos años que las mujeres estudian y trabajan con los hombres y como ellos.

Que las actividades políticas llevarán a la mujer fuera del hogar. ¿Pero es que la vida moderna con sus imposiciones y necesidades no lo ha hecho ya? En lo que va corrido de este siglo la humanidad ha sufrido el flagelo de las dos guerras más crueles y destructoras. Los hombres fueron a los cam pos de batalla y la producción, la industria toda que no podía interrum pir su marcha, ocupó a las mujeres. E sas nuevas a c tiv id ad es c rea ro n en la m u je r una m a n ife s ta c ió n p s ic o ló g ic a ta m b ié n n u e v a en sus relaciones respecto de la sociedad y respecto del hombre. Ya no podía ni quería regresar totalm ente a las tareas caseras de antes. Siguió trabajando en cuanto ello le fue posible y actualmente en casi todos los países del mundo contribuye al sostenimiento económ ico del hogar y tiene una concepción más clara de sus responsabilidades y de sus derechos.

En su posición de guardiana del hogar tiene la m ujer el m ejor de los argumentos en favor de su participación en la vida política. Queremos contribuir por todos los medios a que la paz sea duradera en nuestra patria; queremos elegir gobiernos justos y queremos alejar para siempre la posibilidad de que nuestros hijos, nuestros esposos y nuestros herm anos sean víctim as de la violencia y la barbarie.

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Lecturas Dominicales, El Tiempo, Bogotá, (26, feb., 1954); p. 3,c. 5-7

¡NO MÁS DERECHOS INNECESARIOS!Por Emilia. - Especial para El Tiempo

E l mundo femenino de Colombia que entra a querer ser menos

fem enino, se ha decidido a defender sus d e rech o s p o lítico s co n tra el hombre. Contra ese ser absorbente y temible que es el hombre, el hijo, el m arido , el pad re , el herm ano , el amigo. Contra el ser que se traga como Jonás a la ballena -in v irtien do la historia- nada menos que los derechos políticos de la mujer.Las m ujeres rechazan bruscam ente todo lo que hace am able la vida; la confianza que hacia ellas va de las manitas tímidas de los niños, hasta las manos adoloridas de los hombres. Las mujeres no quieren la galantería, y piden su propia fuerza emanada de las leyes, ellas, en cuyo interior y lo saben bien, necesitan el apoyo del hombre. ¿No? Bueno; sinceras nunca lo fueron del todo, pero es que las mujeres -¿qué hemos de h acerle?-, son así.

En los países civilizados las mujeres tienen igualdad de derechos políticos a los h o m b res ; v o tan , en los parlamentos refutan las ideas, estudian leyes, van a todos los altos cargos públicos y allí adm inistran lo que p u ed en -es d e c ir su p a rc ia lid a d - asombrosamente.

Suponiendo que Colombia fuese -que no lo es- el país más civilizado de la tierra habría que preguntarse si han ganado algo las g randes naciones conque las mujeres al entrar de lleno en la política hayan influido más o m enos en sus destinos y tendremos que no. ¿Pero creo tan pequeña a la m ujer? ¿Tan incapaz? No; es que im agino que la naturaleza dio a la m ujer dem asiado para que pueda

El vicepresidente de la CEC, adversario del voto femenino, dio

orden de no dejar entrar a las señoras al salón de las deliberaciones. Ellas,

ingeniosamente, consiguieron que esa tarde concurriera el

presidente, y todas, al cambiar la directiva, pudieron hacer acto de

presencia. Obtuvieron la rectificación y les fue aprobada

una fórmula favorable. Pero si el debate se clausuró

transitoriamente en el Capitolio, sigue por fuera. Hay por ejemplo, mujeres descontentas con la idea de nuevos derechos. La escritora

Emilia Pardo Umaña, una de ellas. En estas páginas explica por

qué. La exposición de los argumentos favorables

corresponde a la doctora en leyes Esmeralda Arboleda de Uribe. La polémica, pues, lejos de apagarse, se renueva y adquiere sugestivas

dimensiones.

ju g a rlo a cam bio de una m entida igualdad, pues bien sabemos ellos y no so tras , que la m u je r a fo rtu n a ­damente no piensa, ni juzga como el hom bre. Q ue su m oral es d istin ta porque se funda inclusive en derechos que no son p o lí t ic o s , p e ro son in m o rta le s , d ad o s só lo a D ios, exclusivam ente a Dios, como aquel derecho que ningún ser humano puede hacer suyo como el de perdonar.

Eso no pertenece a los hombres; ni los más santos, ni los más puros, han podido nunca ser dueños del perdón: «Yo te absuelvo... En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Yo te libro de esa carga de tus culpas y tus injusticias en el nombre de Dios. Dios es algo lejano y casi difícil de am ar y comprender; pero las mujeres que son las madres, unen suavemente al hombre con Dios. Ellas se arrogan tan tranqu ilas el don del perdón, porque de sus m anos y en sus manos está encerrada toda la bondad , la ju s t ic ia , la c o m p re n s ió n y la misericordia del mundo. Y porque no saben juzgar. Pero sus manos y sus m irad as sab en p e rd o n a r; es un derecho que les vino directamente del hecho de dar la vida y de ayudarla a soportar. Conozco a una matrona que nunca ha pensado en ir a las urnas y dice:«¡La m aternidad es una enfermedad que em pieza y no acaba nunca!». Y ella no cambiaría esa enfermedad, que muchas veces ha vuelto a su hogar, por n inguna de las riquezas de la tierra.

¿Pero se podría im partir más justicia? No; las mujeres tienen su justicia y su justic ia es com prender y no juzgar. Las m ujeres tienen el cam po más amplio del mundo, pueden formar y reformar, educar y corromper, hacer la vida dulce, y tienen...

Doña Josefina Valencia, hablando de los derechos de la m ujer arguye que nosotras las pobrecitas colombianas, no tenemos responsabilidad en la cosa pública. Vaya. ¿Y existe, ni existirá nunca una responsabilidad m ayor a la de la m adre? ¿Han tenido alguna vez los hombres esa respnsabilidad que da

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valor para todo, que las lleva a los campos de batalla, que las coloca con el pecho alerta y palpitante ante la bala que puede romper la vida de uno de los suyos?Es el pecho valiente de la mujer; el que un día de savia rica y buena se llenó de leche, y otro, pasados los añ o s , ya e sc u rr id o , a jen o a las tentaciones, vigila siempre como si en cada una de esas arterias vibrara un corazón.

D on M iguel A ntonio C aro fue un h o m b re e h iz o - im p u so - una Constitución, una base de patria más adelantada sin... sin contar con las m ujeres, ¡qué horror! Don M iguel Antonio Caro nunca habría aprendido a leer siqu iera si su m adre, doña B lasina Tobar de C aro no hubiese hecho amplísimo uso de sus derechos; ella montó una panadería y sus manos tan blancas y tan bellas se quemaron m u ch as v eces ; e l la a te n d ía a la clientela, ella contaba los centavos uno a uno, porque eran el colegio de los hijos, la ilustración de los hijos, el porvenir de sus hogares, y por lo tanto el porvenir de la patria.¿Por qué no le dieron más bien un cargo de ministro del Tesoro? Porque e lla tenía su hogar; e lla ten ía que recib ir a sus pequeños y coser los c u a d e rn o s , a q u e llo s c u a d e rn o s humildes en los que el hijo escribía:

« P a tria , te ad o ro en m i s ilen c io mudo...No te pido el amparo de tu escudo, sino la dulce sombra de tu manto, Quiero en tu seno derram ar mi llanto, vivir, m orir en tí, pobre y desnudo». Se ve que por detrás de la Patria se asomaba sonriente y buena una mujer, u n a m u je r que no e ra un g ran parlamentario, sino una gran madre.

¿Pero perderán algo los hijos? En el mundo que tiene esa decantada y necia igualdad de derechos políticos han perdido los hijos; sus madres tienen que estud iar largos inform es y no

p ueden en señ arles a m a n e ja r las manitas sobre el piano. Sus madres tienen que asistir al parlamento y ellos saben que por brillan tes que sean (hablo del gran mundo civilizado) son un poco ridiculas.Decía EL TIEM PO que no era justo que una nación tom ara m edidas y m edidas -para rectificarlas a cada instante, sea dicho de paso- si la mitad de sus habitantes no podían opinar. Yo quisiera saber cuántos habitantes de los que sí pueden opinar, han estado libres de la influencia de una mujer. Qué informe existe y de qué sitio del mundo, en donde ya son viejos los derechos po líticos de las m ujeres como Inglaterra, y en los que hay una educación perfecta, de que las mujeres sacadas de su sitio hayan sido útiles. Claro que era necesaria la paz; no más guerras, ni más sangre, ni más dolores para los humildes y la buscó el viejo, «el buen viejo Cham berlain». Pero como no pudo lograrla y había que salvar a la Patria se llam ó al señor duque de M alborough, Mr. Winston Churchill para que tomara el gobierno. M onty M ontgom ery se encargó de dirigir la guerra en Africa.¿Y las mujeres?¡A njá! Q ué d igo yo de la pasiva resis ten c ia en las c iudades, de la rápida y organizada evacuación de los niños, de la sobria tranquilidad con que se ace p tó el h am b re , de las viejecitas que esperaban a la salida de los oficios, serenas y du lces, que acabaran de caer las bombas?Esas estaban cum pliendo con sus derechos; más fuertes que el hombre, más valientes, más concientes. Pero no eran -nunca han sido las mujeres- de timón de barco.

¿Necesitan trabajar? Lo sé; yo trabajo hace treinta años; lo sé. Los hombres no son nunca el obstáculo porque no hemos despertado en ellos el enemigo y ellos son los amigos. Porque nos creen débiles -somos más fuertes que ellos- y se ríen alegres al vem os reir. Y n o so tra s tan tra n q u ila s nos reservam os todos los derechos de

ellos y los nuestros; decimos tonterías (¡so m o s m u je re s !) b a n a lm e n te pensamos que el mundo es hermoso porque son herm osos los niños, y nos enam oram os de los hom bres -qué pamplinada!- cuando ellos, que están en plenitud de sus derechos políticos, se enam oran de las acciones de Paz de Río y, eso sí, de las mujeres. ¿T am b ién a lo s h o m b res se les d ispensa la m áxim a confianza? Yo creo que la confianza y el grito y el aplauso férvido de cien multitudes, no vale la suave caricia de unas manitas indefensas que esperan lograr con eso, lo mismo un trompo que la salvación eterna.

¿Pero es que vam os a la zaga del mundo? Tonterías, necedades; no es ir a la zaga del mundo ser mujeres. Es ir a la cabeza; las mujeres tienen todos los recursos, em pezando por el de las lágrimas, y el de la oración, y el de la risa despreocupada, y el de la infinita ternura, mientras no pretendan usar y poseer recursos políticos.

Los hombres malos o buenos, ven en conjunto las cosas; ven en grande, saben hasta cierto punto lo que hay que hacer, su trabajo es bueno y lento, su c a p a c id a d de in v e s tig a c ió n infinitamente mayor. Las mujeres -las más inteligentes- son de detalles; les gusta ver poco a poco, y creen que una buena com ida y un hogar estab le pueden hacer a poquitos, cada día un poquito, la felicidad.

¿Lo lograrían con sueldos del Estado? Pero si esos, los sueldos enormes del Estado y de todas partes los ganan los hom bres para... ¡para las m ujeres! Q ue, tan déb iles com o son, se las arreg lan para cogerlos dejando al h o m b re sa tis fe c h o . Yo he v is to hom bres públicos em inentes que se inclinan angustiados ante la esposa enferm a, y que lloran una v ida la m adre m uerta . E llos saben am ar, h a b la r y lu c h a r; pero no pueden o lv id a r que una te rn u ra que los comprendía se les fue de la existencia.

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Semana, Vol. 17, No. 402 (12, julio, 1954); p. 32-33

CAMPAÑAS

Baraja de nombresLa lucha de la m ujer colom biana

p o r c o n s e g u ir que se le reconozca el derecho de elegir y ser

elegida en los comicios populares no es m uy a n tig u a , ni en e lla ha intervenido la gran masa femenina de la nación. A lgunas la rem ontan a 1930, cuando se perm itió a la m ujer h ace r c a rre ra u n iv e rs ita r ia y las primeras valientes se dieron cuenta de que podrían además llegar a participar más a fondo en la vida colombiana.

En 1930 M aría Currea de Aya asistió com o delegada de la nación a la C om isión Internacional de M ujeres (W ashington) y tal nombramiento fue c o n s id e ra d o co m o un tr iu n fo fem in ista por el grupo de m ujeres intelectuales de entonces, mientras la gran masa miraba con mal disimulada extrañeza, cómo sí era posible que una d am a to m a ra p a rte a c tiv a en conferencias internacionales.

Pasen, señoras, pasen... La inquietud fem inista no se apagó. En 1940 «los padres de la patria», los parlam en­tarios, las escucharon en el seno de las cám aras y allí fueron la millonaria M ercedes S ierra de Pérez, M aría Luisa Uribe de Ujueta y 60 más. El entonces presidente del C ongreso, Jorge Soto del Corral, las recibió con la gentileza que le era habitual y los legisladores las escucharon cortés- mente pero sin entusiasmo.No consideraron entonces que pudiera ser interesante un debate sobre el voto fem enino y las señoras tuvieron que contentarse con aplausos de cortesía.Preámbulos. Al final de la segunda guerra mundial, las mujeres colombia­nas encontraron en casi todos los « p re á m b u lo s» de las C a rta s y D eclaraciones suscritas a partir de 1944 , fra se s fa v o ra b le s a sus

aspiraciones. En todas se consagraba la abolición de discrim inaciones de raza, sexo, religión, idiom a... pero aunque C olom bia se ap resu raba a firm ar tales cartas y declaraciones no las p o n ía a fu n c io n a r en sus instituciones. H asta el punto de que al obtener recientem ente el voto la mujer paraguaya, solamente quedaron sin él, en Am érica las colombianas, las hondureñas y las haitianas.¿Ahora sí? Los esfuerzos evidente­mente aislados, de la Unión Femenina de Colom bia, fundada en 1944 por Rosa M aría M oreno Aguilera, M aria Currea de Aya, Ilda Carriazo, Camila U rib e y A ydee A n z o la L in a re s (P o r ta d a S E M A N A 3 8 8), los innum erables m em oriales - elevados an te los p o d e re s E je c u tiv o y Legislativo, las esporádicas conferen­c ias de d iv u lg a c ió n fe m e n in a , cristalizaron al parecer el año pasado cuando la C o m is ió n de E stu d io s C onstitucionales, CEC, recibió un m e m o ria l su sc r ito p o r tre s m il mujeres, en el cual vuelve a pedirse, en síntesis, el reconocim iento de los derechos políticos para las colom bia­nas. Los debates alrededor del tema, interesantes y muy concurridos, y tuvieron lugar en el seno de la CEC durante los prim eros meses de este año. Sus miem bros no lograron llegar a un acuerdo unánime y las votaciones fueron reñidas. Finalmente, se aprobó una fórm ula incolora que en realidad pasa la pelota a la ANAC (Asamblea N acional C onstituyente) próxim a a reunirse, la cual, en últim a instancia dará el sí o el no a las damas. Ellas cuen tan , al m enos, con el deseo , expresado por el presidente Rojas de que se les otorgue el voto. Y cuentan con algunos constituyentes «seguros». Por eso, porque han entendido que la batalla final se librará en la ANAC,

enfilan ahora sus baterías hacia el objetivo de lograr representación allí. En las últimas semanas se decía que en efecto , de dos a cinco m ujeres formarían dentro del grupo que según el deseo presidencial, deberá ampliar la Asamblea, junto con los liberales el ejército y el clero . Lo que les preocupa ahora es hacer la escogencia de las que han de asistir. Es un terreno v id rio so , p ro p ic io p a ra h e rir susceptibilidades, pero ellas confían en el desinterés de todas. Sin embargo, en los «tés - canastas» y sim ilares siguen barajándose nombres.

Sutilezas. Tales preocupaciones de ú ltim a h o ra han im p ed id o a sus dirigentes fem inistas desarrollar una campaña de divulgación más vasta. Es evidente que hoy, la gran m asa de las mujeres colom bianas ignoran lo que dicen y piensan las dirigentes de las ciudades. De ahí que el argumento sostenido por alguien en una discusión «entre hombres solos» sobre el voto fem enino, no carezca de razón: «¿Por qué temerle al sufragio de la mujer ? Al fin y al cabo y por lo menos durante los diez o quince prim eros años de su v igencia so lam ente lo u tilizará el grupo reducido de las intelectuales fem inistas. La gran masa permanecerá, posiblemente, ajena a él. Después, cuando todas las mujeres colombianas se decidan a votar, el país tendrá mayor madurez política y entonces ellas tampoco serán un problema...».

M ARIA CURREA DE AYAEl «feminismo» no es de hoy

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El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14050 (2, ago., 1954); p. l,c . 3

Cromos, Bogotá. Año 38, vol. 78, No. 1946 (9, ago., 1954); p. 18

Doña Esmeralda Arboleda Designada para la ANAC

La O ficina de Prensa del Estado inform ó al m edio día de hoy que el Gobierno había expedido un decreto p o r m ed io del cu a l se d e s ig n a a la señ o ra E sm e ra ld a A rb o le d a de Uribe como miembro de la Asamblea Nacional Consti­tuyen te , con ca rác te r de p rin c ip a l; y a la seño ra M ana Currea de Aya, para su p le n te . E s te ren g ló n reem plaza al que formaban an tes los d o c to re s L uis Eduardo Gacharná y Juan Jo sé T u rb ay , e le g id o s también por el gobierno.

Semana, Vol. 17, No, 405 (2, agosto, 1954); p. 6-7

Aplauso y rechazoPresidente Rojas Pinilla en re e m p la z o de Jo a q u ín E strada M onsalve, quien fue a p la u d id a re p e tid a ­mente, y la posición de los seis diputados laureanistas (Amaya Ramírez, Andrade, Sardi, M ejia M ejia, Araujo G rau y B etancourth) que contrariaron el protocolo al p re sen ta rse en tra je s de l la m a tiv o s c o lo re s y corbatas rojas, y quienes dejaron una constancia, que no alcanzó a ser discutida el m ism o día, afirm ando que asisten a la A NAC,» ...no obstante damos cuenta de las inhibiciones de orden m o ra l que so b re e lla gravitan».

JOSEFINA DE HUBACH Primero ella.

D os notas sobresalien tes se r e g is t r a r o n en la p r im e ra s e s ió n : lap re sen c ia de la p rim era m u je r c o n s t i tu y e n te , J o se f in a V a len c ia de Hubach, designada por el

JOSEFINA VALENCIA DE HUBACHU n ám b ito d istin to

A pesar de que siempre hubo aquí damas de mucho relieve intelectual, cuya expresión más alta podría

ser doña Soledad Acosta de Samper, fue necesario esperar h asta la sem ana pasada p ara v er una m u jer en una institución representativa de la República. Cuando doña Josefina Valencia de H ubach, la h ija m ayor del poeta G uillerm o V alencia, entró al recin to de la A sam blea Nacional Constituyente como delegada del poder ejecutivo, entró con ella la m ujer colom biana a la actividad política del país. No im porta si nuestras compatriotas van a poder votar o no, o si van a tener en la ANAC una representación equivalente a su peso específico en la población nacional. Lo que vale y hay que tener en cuenta ahora es que se ha vinculado ya a la elección del Estado, lo que va a acrecer en ella su responsabilidad civil y, de contera, la breve porción de sus derechos ciudadanos. El ámbito de su vida no va a continuar siendo el que tuvo hasta la semana pasada, rodeado de domesticidad por todas partes, o como decía alguien, lim itado al norte por sus trajes, al este por su vecindario , al sur por sus am ores, y al oeste por su maquillaje. Su presencia en la Constituyente, reducida y todo, va a llevar nuevos temas a su vida, va a mostrarle otros cam inos y la va a hacer, en definitiva, más dueña de sí misma. De sus dirigentes y de los jefes políticos de la nación dependerá la eficacia de su acción y la rapidez de su ascenso a los planos más elevados, pero este prim er paso va a ser decisivo para su nueva etapa.

La señora Valencia de Hubach -esposa del geólogo Enrique Hubach- se tenía como la más segura representante de las mujeres en la Constituyente. Había estado a la cabeza de la agitación a favor del voto fem enino y había descollado desde hace años en los círculos intelectuales y políticos a que la vinculó el m aestro Valencia. Fue, desde niña, la secretaria de su padre, con quien viajó a misiones diplomáticas tan im portantes como la de Río de Janeiro, cuando se hizo la paz con el Perú. H a residido en Chile, en Estados Unidos, en Europa. Tiene hoy cuarenta años, es madre de dos niñas - M artha, de 9 años y Erna, de 5 - y dirige su hogar como todas las colombianas. En el ambiente de su casa consiguió una cultura considerable. Ello la convierte en una mujer de excepción en Colombia, sin dejar de ser por ello una expresión cabal de nuestras mujeres.

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La señora Valencia de Hubach fue elegida por el señor Presidente de la R epública en reem plazo del doctor Joaquín Estrada M onsalve, quien, delegado del órgano ejecutivo, había declarado que no votaría por la reelección del Teniente General Rojas Pinilla para la Presidencia de la R epública. Días después de esta declaración doña Jo sefina Valencia recib ió en su casa de Popayán el nom bram iento. «Yo, para serle franca -le dijo a un periodista-, no creí. Y resolví esperar hasta poder hablar personalm ente con el doctor Núñez, antes de separar el pasaje».

La destitución del doctor Estrada ha dado motivo para m uchos com entarios de orden ju ríd ico , acerca de la soberan ía de la A sam blea y de sus m iem bros, una soberanía que, según frase del doctor Estrada, no puede ser una suma de subaltem idades. Tal soberanía se ha discutido en todos los tonos; pero si es cierto que un am plio sector de la opinión pública, en cuyo centro está «El Tiem po», no com parte el m étodo em pleado para deshacerse del autor de «el 9 de abril en palacio», también lo es que nadie, ni siquiera el doctor Estrada, ha dejado de aplaudir el nom bram iento de la señora Valencia. Esta

en una carta a «El Tiempo», explicó su posición con respecto a la querella p rom ovida por el caso. Los de legados del poder e jecu tiv o fueron «nom brados d irectam en te -escribe- po r los P residen tes titu lar y encargados y escogidos como sus propios representantes. Siendo hoy el Presidente de la República ¿qué obligación moral exige conservar a quienes no ha elegido que lejos de ser adictos a su gobierno han expresado públicam ente su desacuerdo con él? ¿Cómo los anteriores Presidentes sí estuvieron autorizados no sólo para designar sus propios representantes sino para intervenir en la designación que corresponde al Congreso?». Y luego, respondiendo a quienes piden representante fem enina de otra tendencia política, escribe, como para que no quede duda de la seguridad con que actúa: «El respaldo irrestricto, emanado de los más diversos sectores de la patria, que he recibido durante mi cam paña a favor de los derechos de la mujer me daba derecho a creer que tenía ganado el puesto en la representación fem enina que debía concurrir a la ANAC dentro de la ampliación, pero el nombram iento con que me ha distinguido el señor Presidente me honra y me hace sentir con el mismo derecho con que han de concurrir quienes vayan dentro de la ampliación».

Semana, Yol. 17, No. 406 (9, agosto, 1954); p. 33

SorpresaE l 26 de ag o s to , en la secc ió n inaugural de la A sam blea Nacional Constituyente, en la mitad del salón hab ía una curul adornado con un detalle de coquetería : un ram o de orquídeas. Al sonar la cam panilla de la presidencia, la ocupó por prim era vez en la historia de Colombia, una m ujer (vestido negro, edad mediana, capa de piel, tez b lanca sonrosada, pelo negro, cuidadosam ente peinada hac ia atrás), Jo se fina V alencia de Hubach, de Popayán, hija del poeta G uillerm o V alencia, la tercera de cinco herm anos (G uillerm o León, Alvaro Pío, G iom ar y Luz), casada con el geólogo chileno Enrique, dos hijas (M arta de 8 y Erna de 5).

Siéntese señora. El 25 de ju lio se e n c o n tra b a Jo se f in a en su fin ca payanesa en tre ten ida en su ja rd ín com o de costum bre, M arta y Erna co rre teab an a su a lred ed o r p e rs i­guiendo mariposas cuando recibió una

JOSEFINA VALENCIA DE HUBACH Sueño realizado

llam ada te lé fo n ica com unicándole que el M in g o b ie rno la necesitaba urgente­m en te . E ra p a ra com unicarle que el general-presidente la h a b ía n o m b rad o como representante en la A N A C , en reem p lazo de Jo a ­quín Estrada Monsalve. Para algunos políticos tal designación afectaba la co m p o s ic ió n de la A sam b lea , concretam ente a uno de los grupos conservadores (ella lo es pero de corrien te d is tin ta a la de E strada Monsalve): pero las damas, especial­mente las fem inistas consideraron el acto oficial com o un triunfo de su gestión por lograr representación en la Asamblea.M éritos para la cu ru l. Josefina , d e sp u é s de h a b e r te rm in a d o el s e c re ta riad o co m e rc ia l en M aría

A uxiliadora (Popayán, 1933) quiso hacer una carrera universitaria con sus hermanos. Su proyecto no lo pudo realizar porque en aquella época las mujeres tenían esa posibilidad. Siguió al lado de su padre como su secretaria, v ia jó siem pre con su delegación . C ontaba con su estím ulo . Eso le d e sp e rtó m u ch as in q u ie tu d e s in te lec tu a le s . F undó en 1936 la revista «Catleya» con su hermana Luz y con otro grupo de payanesas. En 1943 c o n tra jo m a tr im o n io y su esposo , reco n o cién d o le sus capa­

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cidades le brindó todo su apoyo moral para que desarrollara sus proyectos de luchar con el grupo de las feministas. Principió a dictar conferencias y a e s c r ib ir so b re e s to s tem as sin descuidar el negocio de ganadería que em prendió su m arido , hasta 1951 cuando él fue llamado por el gobierno a ocupar el cargo de D irector del In s titu to G eo ló g ico N ac io n a l en Bogotá. Ya en la capital, tom ó esta lucha con más interés. Logró varias intervenciones conceptuadas com o «brillantes» por los miembros de la C EC (feb re ro y m arzo de 1954). Luego dictó una conferencia en el sa lón de h o n o r de la B ib lio te c a N acio n a l (V éase SE M A N A 387) sustentando los derechos políticos de la mujer.

M ensajes y flores. El grupo feminista se siente verdaderam ente satisfecho con su nombramiento. Todas dicen: «Tenemos confianza en ella ; no nos d e fra u d a rá pues sabem os de sus m éritos e inteligencia». H asta los m ism os hom bres lo han visto con beneplácito. Ha recibido en tres días más de 400 mensajes y lindos ramos de flores con efusivas felicitaciones. Los gobernantes del Cauca, la reina de la belleza (Luz M arina Cruz), la em bajada deportiva del Cauca y el magisterio de Cundinamarca, se han

hecho presentes.Escuela paternal. Josefina está muy

e n te ra d a de tod o s los ac to s legislativos. La escuela de su padre le sirve de ejem plo y de enseñanza. S iem p re re c u e rd a , y ha sido fundamental, el gran sentido humano del Maestro. Los viajes por Europa, Estados Unidos, Norte y Sur América y los buenos lib ros, han co m p le­mentado sus conocimientos. Se siente complacida de haber correspondido a la línea de conducta seguida por su padre.

Am biciones fem inistas. Josefina no ha tomado su alta posición para ella. «Es el triunfo nuestro; el de todas las colom bianas: el de la Organización Nacional Femenina. Sin el concurso de todas aquellas que han trabajado, no hubiéramos obtenido nada. Claro que no debem os conform am os con esto. Tenemos la obligación de seguir luchando hasta conseguir la plenitud de n u e s tro s d e re c h o s que com o ciudadanas nos corresponde», dice con entusiasmo. Ella considera que es necesario que haya otras mujeres constituyentes teniendo en cuenta la población fem enina del país.

Sin «poses» ni arandelas. Josefina ha s id o s ie m p re de u n a e x q u is ita sencillez. No le gustan los ademanes

forzados. Atiende a todas las personas que la saludan, a quienes la consultan y a los p e r io d is ta s sin d a rse im portancia. D esconoce el aire de suficiencia. A todos les da la sensación de que los escucha con atención. Es independiente en su sentir y en su pensar. En la ANAC, (sesión del 29) en la p rim era v o tac ió n (so b re el re g re so de L au rean o G óm ez) lo demostró. Votó en form a contraria a su h e rm a n o (e l c o n s ti tu y e n te G uillerm o León) ante la so rp resa g e n e ra l. P ie n sa que los lazo s fa m ilia re s son d ife re n te s de las actitudes parlamentarias.

Broche de Esm eralda. En vísperas de la e lección p residenc ia l por la A N A C y en m e d io de a g ita d a s co n trov ersias p o lítica s (véase La Nación) Josefina se enteró de que no e s ta r ía so la en la A sam b lea . El g o b ie rn o h a b ía n o m b ra d o (en re e m p la z o de los lib e ra le s L u is E d u a rd o G a c h a rn á y Ju an Jo sé T u rb ay ) a dos m u je re s m ás: Esm eralda A rboleda de Uribe, 32, Palm ira (Valle), casada con Samuel Uribe Hoyos, un hijo, abogada liberal: y M aria Currea de Aya (suplente), 64, b o g o ta n a , lib e ra l, c a sad a con el G en era l R u p erto Aya, tres h ija s , in fa tig a b le s lu c h a d o ra s p o r los derechos de la m ujer colombiana.

Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 79, No. 1947 (16, ago., 1954); p. 17

ESMERALDA ARBOLEDA DE URIBE

La ciudadana no riñe con la mujerLa doctora Esmeralda Arboleda de Uribe, comparte con doña Josefina Valencia de Hubach, la representación femenina de la Asamblea Nacional Constituyente. Doña Josefina es conservadora y la doctora Arboleda es liberal, pero ellas no son delegadas de sus partidos, sino de las mujeres, a quienes el señor Presidente de la República decidió hacer partícipes de la suerte del Estado.La doctora Arboleda es una de las profesionales de m ayor éxito en Colombia. Es abogada dueña de un bufete prestigioso, cuya dirección no le impide atender debidam ente el hogar que, hace 8 años, formó, con el Ingeniero Samuel Uribe Hoyos; ni su actividad profesional es óbice para que dedique lo mejor de sus cuidados a Sergio, el hijo de tres años que despierta a la mamá a las seis de la

Esmeralda Arboleda de Uribe: la representación de las mujeres

de Colombia

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m añana y es para ella lo más im portante de su vida.L a doctora A rboleda asiste a la C onstituyente en

reemplazo del doctor Luis Eduardo Gachamá, quien envió su renuncia aun antes de que la que Dirección Liberal decidiera dar órdenes de abstención a sus copartidarios. P ero d o ña E sm era ld a está en la A sam b lea con la aquiescencia de los directores de su partido, cuya táctica no censura. Aceptó el nombram iento que le hiciera el señ o r P resid en te po rq ue e lla , com o doña Jo se fin a Valencia, tiene el propósito de no intervenir en la política partidista. El objetivo fundamental de estas dos damas es otro: lograr para la mujer colombiana amplios derechos civiles, entre los cuales aparece prim ordialm ente el voto universal. Y es por negarse a participar en la batalla de los partidos por lo que doña Esm eralda hizo saber, en tono casi airado, que ella no había puesto su firma al pie de una constancia de varios constituyentes liberales, en la cual se esbozaba la directriz que ellos habrían de seguir en la Asamblea. Ratificó allí la Constituyente feminista que ella representaba a las mujeres ante todo y, agregó que, por eso, resaltaba abusivo el uso político de su nombre, máxim e cuando se había negado a firm ar nada.

La señora Arboleda de Uribe es, como la señora Valencia de Hubach, de Popayán, lo que le agrega a la capital caucana otro honor: el de ser dos hijas suyas las primeras portavoces políticas de las m ujeres del país. A llá en Popayán, nació ella, hija mayor de don Femando Arboleda López y de doña Rosa Cadavid. En esta fam ilia no hubo sino seis vástagos, todas mujeres y profesionales. «En

una familia, dijo ella, donde sólo fuimos mujeres, todas hem os procurado superarnos intelectualm ente. Esta in f lu e n c ia nos v ie n e de m i m a d re , u n a m u je r e x tra o rd in a r ia m e n te in te l ig e n te , co n u n as ideas notablem ente avanzadas y progresistas». Afirm a que los h e rm a n o s no le h an h ech o fa lta en a b so lu to . «Posiblem ente si hubiera tenido algunos hermanos, no se hubiera operado en nosotras el fenómeno de la reacción por la independencia intelectual y económica, por medio del estudio y del trabajo». Su marido, por otra parte, no la ha obstaculizado en nada: es- dijo- «el más valioso auxiliar en mis labores y campañas, y nunca ha interferido en mis actividades profesionales. Siempre me ha brindado su apoyo y estímulo».

¿Cómo es un día de la doctora Arboleda de Uribe? A las seis de la mañana la despiertan los gritos de Sergio. Lee los periódicos y, a las siete y media, desayuna... en la cama. Em pieza a trabajar a las ocho, cuando le dicta la correspondencia profesional a su secretaria. Ordena luego lo relativo a su casa y cuida del niño. A lm uerza a la una de la tarde, va después a las oficinas judiciales y a la suya propia, estudia francés por la noche, y, dos veces a la semana, va a cine. No juega cartas ni asiste a reuniones sociales y, cuando va a ellas, prefiere aquellas «en donde tam bién estén presentes los caballeros».

La Constituyente alterará ahora este ritmo; pero será para elevar su condición de mujer, de profesional y de ciudadana.

El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14069 (25, ago, 1954); p. 4; c. 1-4

El Voto FemeninoProbablemente en su sesión de esta

noche decid irá la A sam blea Constituyente sobre el voto femenino,

a l v o ta r el p ro y e c to de A c to Legislativo que establece la igualdad de derechos políticos para todos los colom bianos sin diferencia de sexos. H as ta el m o m en to no h em o s escuchado ni leído una sola objeción capaz de convencem os de que el voto puede ser perjudicial para la mujer. C ie r ta s d u d a s no c a re c e n de im p o rta n c ia , p e ro o tra s , las m ás s im plem ente resu ltan o fensivas y d e p r im e n te s , p u es e q u iv a le n a c o n s id e ra r a n u e s tra s m u je re s inferiores a las de todas partes del m undo, con excepción de a lguna

República Centroam ericana que no se ha distinguido precisam ente por el desarrollo de sus instituciones, ni por su progreso social. En cambio, tanto las distinguidas dam a que adelantan con sostenido em peño la cam paña cuya cu lm inación se aproxim a, lo mismo que los varones que las apoyan en la prensa y en la Asamblea, han a c u m u la d o u n a im p re s io n a n te cantidad de argumentos favorables a esa conquista, que sería o debería ser el p rim er paso p ara una d ila tad a em presa de liberación de la m ujer colom biana. N uestras m ujeres, en efecto , apenas hace algunos años c o m e n z a ro n a p a r t ic ip a r en las actividades ordinarias, pero siempre

en c o n d ic io n e s de in fe r io r id a d m a n if ie s ta , d e r iv a d a s de la desigualdad en que por el aspecto ciudadano se encontraban. Las que se atrevieron hacer frente a la vida trabajando -pues ese era un derecho q u e tá c ita m e n te les n e g a b a la sociedad-, lo hicieron exponiéndose a la incomprensión, a la m aledicencia y al p re ju ic io . A sí rec ib ie ro n las activ idades todas un considerable re fu e rz o de re s p o n sa b il id a d , de s e re n id a d , de h o n e s tid a d en el cum plim iento del deber y m uchos h o g a re s v ie ro n re m e d ia d a s las difíciles condiciones que atravesaban por el trabajo femenino, hoy en forma unánim e respetado y apreciado.

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Si e l ac to le g is la tiv o a que nos re fe rim o s es ap ro b ad o , com o lo esperamos y lo deseamos, debería ser el punto de partida de num erosas em p re sa s d ir ig id a s a e le v a r la condición de la m ujer colombiana, no por el aspecto moral, que ella es la cum bre más em pinada de la patria, sino por el aspecto social y cultural. La cam pesina, esa m adre abnegada para quien muchas veces la vida es todo un largo calvario de sacrificios, necesita ser redimida de la ignorancia y de la miseria. Es indispensable que no só lo te n g a un v o to s in o la capacidad suficiente para elegir por su propia cuenta y sin estar som etida a p re s io n es in te re sa d a s de d iv e rso orden. Y que ese voto se traduzca en las refo rm as lega les que en toda circunstancia la defiendan com o el

más precioso capital humano con que cuenta el país.

No nos m ueve al expresar nuestro apoyo al voto fem enino la sim ple galantería varonil, ni siquiera el saber que la inmensa mayoría de las mujeres de Colom bia irá a engrosar las filas del liberalismo, que es el partido de mayor caudal humano en el país. Es por razones de sim ple y elem ental jus tic ia por lo que creem os que la m ujer tiene derecho a la paridad de derechos con el hombre, ya que tiene por lo menos tantos deberes como él y entre todos ellos, el principal, que es la fo rm a c ió n de las n u ev as generac iones. N egar a m adres y e sp o sa s , que son el c e n tro de irradiación de virtudes de los hogares, la condición de ciudadanas, el derecho

a participar plenam ente en la vida del p a ís y a in f lu ir en su ru m b o , c o n s ti tu i r ía u n a c o n tra d ic c ió n inaceptable, opuesta a toda lógica. En la v ida p o lític a , de e llo estam os seg u ro s , se rá la m u je r fa c to r de p o n d e ra c ió n y de e q u il ib r io . El hombre, que aun en nuestras zonas sociales m enos cultas com prende o intuye las normas de caballerosidad, sabrá m oderar las pasiones y reprim ir sus impulsos primarios al llegar a las urnas en com pañía de las mujeres. Y o ja lá to d o s, m u jeres y h o m b res, podamos acercarnos a ese depósito de la voluntad popular en el término más b re v e , p a ra a s í d a r c im a a la reco n stru cc ión d em o crá tica de la repúb lica con duplicadas p osib ili­dades de acierto.

El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. l ,c l;p . 10, c.4-5

ENCUESTA SOBRE EL VOTO FEMENINOEllas se muestran entusiasmadas; ellos comentan el voto con ironíaPor FLOR ROMERO DE NOHRA (De la redacción de EL ESPECTADOR)

Y a conocida en los diferentes sectores de la opinión fem enina la noticia sobre la aprobación del voto

fem enino universal, hecho ocurrido anoche en el recinto de la Asamblea Nacional Constituyente, quisimos conocer la form a como las mujeres de diversos cam pos siguieron la cam paña por la consecución de sus derechos y el efecto que la noticia sobre su ciudadanía les ha producido.En este propósito logram os com unicarnos en prim er término con doña Elvira Calle Villegas, fundadora del Colegio de la Asunción, y una de las figuras femeninas más representativas en el campo educativo. Ella nos dijo:«Yo fui una de las p rim eras m ujeres co lom bianas interesadas en la cuestión del voto femenino, por haber estudiado en los Estados Unidos, en donde aprendí todos los derechos que debe tener la mujer. De modo que eso del voto me parece una cosa tan natural como tomar agua, recibir el sol o com prar el pan para comer. La noticia de la aprobación del voto fem enino universal, por supuesto, me ha producido una gran satisfacción primero por ser la concesión de un derecho y segundo porque los beneficios

Al ser aprobado por la ANAC el voto universal para la mujer colombiana, después de cantar el Himno Nacional, las barras femeninas abandonaron el Salón Elíptico del Capitolio y se dirigieron en manifestación al palacio de San Carlos. En la foto aparecen el señor presidente de la República y la Primera Dama, señora de Rojas Pinilla, cuando complacidos recibían en uno de los salones de Palacio a las damas que fueron a expresar su satisfacción por el implantamiento en Colombia de los derechos políticos para la mujer.

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que nos va a traer a las m ujeres son insospechables, sabiendo que ahora sí nuestras aspiraciones se van a plasm ar en algo verdadero».«Desde que tenía 15 años pienso así. Y estoy de acuerdo en que la aprobación del voto fem enino universal es en todos estos años de inercia parlam entaria, la prim era reform a trascendental que se ha operado».

La opinión de una secretariaH ab lando sobre el m ism o tem a, C ec ilia C árdenas, secretaria, declaró: «Desde hoy me siento persona. Yo vengo oyendo hablar del voto femenino desde hace 6 años, y ha sido tal mi entusiasm o por la cuestión, que asistí a algunas sesiones de la CEC, en calidad de miem bro de la barra, y aplaudí m uchísim o a los defensores y defensoras de nuestros derechos».

Con la magistrada«Desde cuando cursaba el tercer año de derecho, y más exactam ente desde el m om ento en que el doctor Tulio Enrique Tascón em pezó a dam os las clases de derecho constitucional, y me pude dar cuenta de los inmensos vacíos de la Carta M agna, em pecé a inquietarme por la falta de derechos de la m ujer colombiana. Fue así como en 1943, haciendo eco a esa inquietud em pecé a dictar conferencias en la Biblioteca Nacional. Posteriormente seguí de cerca las actividades de la Unión Femenina de Colombia que abogaba por la consecución de los derechos fem eninos, y en 1945 formé parte de la comisión que fue al Congreso a pedir que se estudiara la manera de otorgar tales derechos».«Anoche, cuando por primera vez me dijeron ciudadana, una hora después de haber sido aprobado el voto femenino universal, me sentí muy emocionada».Estas fueron las declaraciones de la magistrada doctora Aydée Anzola Linares.

Una estudianteGraciela Uribe, de 14 años, que cursa el primer año de secretariado comercial comentó: «Al través de la prensa me he venido informando desde hace algunos meses sobre eso del voto fem enino. Yo siempre había creído que hay en Colom bia mujeres muy capacitadas para ocupar altas p o s ic io n e s , y a h o ra m e s ie n to m uy c o n te n ta al concedérsenos el voto, para poder en el futuro contribuir a llevar a esas posiciones a nuestras más inteligentes representantes de la comunidad».

«Una de las mejores emociones de mi vida»«Cuando leí esta m añana la noticia sobre la aprobación del voto fem enino un iversal -nos dijo doña Susana Olózaga de Cabo, distinguida dam a antioqueña- tuve una de las mejores em ociones de mi vida. Yo, desde el año 26, cuando dirigí una revista, vengo con la idea de los derechos de la mujer colombiana, y en ese entonces hablar de tal tem a era cosa muy seria porque la calificaban a

una de m arim acho y quedaba de placé como mujer. En el año 30 observé atentamente las actividades de las mujeres que fu e ro n al C o n g reso a ab o g a r p o r el rég im en patrim onial de la mujer; luego vi cómo la idea dormía el sueño de los justos hasta 1945 cuando otras entusiastas mujeres fueron al Congreso en solicitud de la plenitud de sus derechos. Ultim am ente me han complacido mucho las actuaciones de las constituyentes».«Yo creo que en es to del vo to fem en in o las más interesadas son las mujeres de cierta edad, y que llevan una vida de hogar ordenada. Porque las coca-colas no en tienden de eso, y las recién casadas estarán muy ocupadas en estrenarse sus vestidos y arreglar la casa; para pensar en otras cosas».

Con una vendedoraM arina O rdóñez, v en d ed o ra del A lm acén A lcyon, ibaguereña, quien cursó hasta tercer año de bachillerato, comentó: «Estoy feliz con la noticia; pienso sacar la cédula lo más pronto posible, y voy a votar en las primeras elecciones. Yo siempre he pensado que los mandatarios debían ser elegidos también por nosotras las mujeres, ya que somos sancionadas como los hombres, y pagamos impuestos lo mismo que ellos».

En el campo de la medicinaLa doctora en medicina Georgina de Gaitán fue una de las in tegran tes de las barras fem eninas que anoche entonaron el Himno Nacional al declararse aprobado el voto femenino, y quien por espacio de varios años viene agitando la inquietud feminista, comentaba esta mañana: «Yo estoy convencida de que la m ujer sabrá ponerse a la altura de la situación. Por mis conversaciones con las mujeres del pueblo, he sacado la conclusión de que entre ellas existe un m ayor interés por sus derechos que el que existe en los altos círculos sociales».

Lo que dice una sirvientaEsta m añana pregunté a la sirvienta de mi casa: «Celia, ¿usted sabe qué es el voto femenino?»»No, mi señora - respondió-, pero yo entiendo que tiene que ser algo parecido a lo que hacen los hombres».-Y usted piensa votar?-C laro, pero tengo que pensar m uy bien por quién. Nosotras las empleadas del servicio doméstico votaremos por un doctor que prom eta poner más escuelas en los campos, porque en Cuachetá, de donde soy yo, hay muy poquitas, y los cam pesinos se quedan sin saber leer ni escribir. También queremos un presidente que no deje matar a las gentes buenas... Ah, mi señora, si yo me vine de mi tierra porque francamente me daba miedo ya vivir en el campo, sin saber una a qué horas la mataban. -¿Quiere sacar su cédula?-Verdad... No había pensado que ahora puedo tener cédula como los señores. Con tal que en el retrato quede buena moza...

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Y en general las mujeres están muy contentas con la nueva reforma de la Carta. Son muy pocas las que alegan razones en contra del voto. Porque, ¿quién no está contento con que le den lo que es suyo?

Y lo que opinan ellosEs muy interesante saber qué opinan los ciudadanos de las desde hoy ciudadanas, máxim e cuando fueron ellos quienes por fin se decidieron a dar su voto en nuestra máxim a Asamblea, para consagrar los derechos de la m ujer en la Constitución.Se decía que eran los señores «el enem igo número uno del voto femenino», pero en el terreno de las opiniones concretas hay versiones diferentes. Veamos lo que ellos dicen...

El doctor Andrés Samper: «No cam biará en absoluto la situación en los hogares en los cuales seguirán teniendo siempre los hombres la últim a palabra según la conocida frase: «Sí, mijita, tú tienes toda la razón».

El periodista Carlos Puyo Delgado: «Idea plausible. Felicito a todas las damas y les deseo muchos éxitos con su conquista».El poeta Alvaro M utis se m ostraba un poco indeciso, prim ero en son de charla inform al dijo: «Soy grande enem igo del voto fem enino», Luego agregó: «Diga que soy partidario del voto fem enino porque de lo contrario en la casa me echan todas las ollas». Se reservó su opinión formal al respecto para otra oportunidad.Un chofer de taxi: ¿Para qué eso? Si yo mismo no voto... Mi m ujer por lo menos no se ha preocupado en lo más mínimo de ese asunto».«Eso es m eterse las m ujeres en terrenos que no les incumbe. Las mujeres en su casa», comentó un estudiante de bachillerato de 18 años.M anuel Rojas, de la oficina de inform ación del Hotel Continental: «No me parece buena la idea. Creo que el voto fem enino sirva pero para líos más tarde».El vendedor de lotería Benjam ín Vanegas: «Es aceptable. Para m í eso contribuye al progreso de la nación».

El Espectador, Bogotá.Año 66, No. 14070

(26, ago, 1954 p. 1, c. 2

El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p.10, c 1-3

El Comentario de ‘Klim’Esta mañana solicitamos al célebre hum orista Lucas Caballero Calderón (Klim), su opinión sobre el voto femenino aprobado anoche por la ANAC y nos respondió:

«El voto femenino es una consecuencia de la capacidad conquistadora de la mujer colom biana. Yo felicito a nuestras mujeres por él, y tengo el p ro p ó sito de abrazarlas a todas por su triunfo, o por lo menos, a todas las que se dejen».

CONCEDIDO EL VOTO FEMENINO

UNIVERSALCantan el Himno Nacional las mujeres

presentes en el Capitolio en el acto

Cantando el himno nacional las mujeres que en form a m ultitudinaria y dem ocrática volvieron a colm ar las tribunas del Salón E líptico del

Capitolio, recibieron la aprobación del voto fem enino y la im plantación en Colom bia de los derechos políticos para la mujer, en toda su plenitud y en el mismo pie de igualdad con los hombres.

El momento en que las mujeres de todas las clases sociales que colmaban las barras del Elíptico sobre las tribunas especialm ente destinadas a ellas, puestas en pie lanzaron sus argentinas voces para entonar en el cerrado ám bito del Elíptico el Himno Nacional, revistió una grandiosa emoción.

Al term inar el coro fem enino de cantar las estrofas del Himno Nacional, un grave silencio se apoderó por breves instantes del recinto, como si ese silencio constituyera un elocuente e imponente sello del trascendental acto que acababa de cumplirse y que constituye una verdadera revolución, una de las grandes reformas que se han podido hacer en la vida colom biana.

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Roto este silencio y breve espacio por los aplausos de los circunstantes que escucharon la severa pero significativa demostración de las mujeres que recibieron con el Himno Nacional el reconocimiento de sus derechos políticos, las barras fem eninas fueron despejándose lentamente.

El debate finalDada la trascendencia del acto que se iba a discutir y a a p ro b a r , el d eb a te so b re el v o to fe m e n in o fue relativam ente breve. Se inició faltando diez m inutos para las siete de la noche y una hora después, a las ocho en punto, la secretaria de la ANAC term inaba el recuento de los votos.

Abrió este último debate doña Esmeralda Arboleda de Uribe, quien había quedado con derecho al uso de la palabra. En defensa del voto fem enino y para refutar los argumentos que se habían expuesto por algunos oradores para tratar de lim itar los derechos femeninos, la doctora Esm eralda pronunció el siguiente discurso:

«Muy rendidam ente pido disculpas a quienes tuvieron la paciencia de o ír mi intervención de ayer, porque en atención a que muchos de los honorables diputados no estaban presentes, quiero hacer un breve recuento de mi anterior exposición.Decía que las nuevas formas dentro de la sociedad y dentro del E stado , generalm ente encuentran rechazo en la opinión. Esto lo podemos observar a través de la historia y como ejem plo cito el de la abolición de la esclavitud a la cual se oponían por considerar que el esclavo era incapaz de ser hombre libre; hubo oposición al sufragio popular porque el pueblo humilde era incapaz de elegir; hubo oposición a las organizaciones sindicales, porque se consideró que los obreros eran incapaces de hacer un aporte que contribuyera al beneficio económico; hubo oposición al establecim iento de la norma, de la igualdad de salarios para el hom bre y la m ujer en las m ism as condiciones de trabajo, porque se consideraba que la mujer era incapaz de rendir la m ism a producción.

Se habla de la impreparación política de la mujer; esa impreparación acaso existe. Y es natural que exista porque el cam po político se nos ha vedado desde hace muchos años. Y además, pregunto a los honorables diputados, si creen que exista una gran preparación política en las grandes masas de varones electores.

Y adem ás, hay nuevos e lem entos de ju ic io en esta oposición con base en la impreparación de la mujer. La mujer colom biana estudia, con su trabajo contribuye a la creación de riqueza nacional y ocupa muchos puestos de im portancia en los distintos frentes de la actividad, y por ta n to se h ace m a y o r ca d a d ía su c o n c e p to de responsabilidad social. Además, habrá un receso electoral no m enor de cuatro años que perm itirá a la m ujer

prepararse para el ejercicio político y por tanto el ingreso de la m ujer colom biana a la vida nacional, será de grande altura y de gran dignidad. No hay constancia histórica de que ningún grupo haya tenido ese tiempo de preparación p rev ia com o el que vam os a ten er las m ujeres de Colombia, para ingresar decorosamente a la política.

También se ha dicho que la m ujer colom biana, como consecuencia de esta im preparación a la que me he referido , es ta rá som etida en su activ idad po lítica a influencias extrañas. Eso debe ser cierto ; esa afirmación d eb e c o rre s p o n d e r a la re a lid a d , co m o tam b ién corresponde a la realidad que el electorado masculino esté sometido a las influencias extrañas. De otra form a no se explicarían las cam pañas que anteceden a las elecciones.

También se ha dicho que se debe conceder a la mujer colom biana el ejercicio gradual del derecho del sufragio; y anoto que no han tenido el mismo criterio en cuanto se refiere a imponer obligaciones a las mujeres de Colombia. Todos los impuestos, todas las obligaciones civiles, la responsabilidad penal, se nos aplica en form a idéntica que a los hom bres. H ay un caso que se consideró alarmante, como es que el impuesto de soltería se cobra también a las mujeres, cuando ha sido comprobado en Colom bia que la elección m atrim onial la hace el hombre.

También se ha tratado de decir que hay indiferencia y desgano por parte de la m ujer frente a este gran problema de la consagración de su plena ciudadanía.

En prim er lugar, la afirmación no es cierta. Si no fuera porque corremos el peligro de desintegrar quorum, podría poner en conocim iento de los honorables diputados este gran número de adhesiones recibidas de mujeres de todos los ámbitos de la patria que respaldan nuestra presencia en esta alta corporación y que piden que trabajemos por el reconocimiento de su plena ciudadanía.

Y además de esto, como muy bien lo dijo el diputado Alzate ayer, los derechos no se consagran a petición de parte, sino porque su consagración obedece a la justicia y a la necesidad.

También hay una tesis paternalista y protectora que quiere alejar a las mujeres de las luchas políticas, que según el decir de los experimentados son de gran ferocidad. Sin embargo, no hay que desconocer que las luchas políticas del país llegan a todos los rincones de la patria y afectan en form a prim ordial a la mujer. Por eso las m ujeres queremos salir de nuestra situación pasiva, respecto a la política que dirigen bien o mal los hombres de nuestra patria y queremos aportar a ella esta nueva fuente que es incontam inada de nuestra actividad, de nuestra buena fe, de nuestro sentido en la justicia y de nuestro deseo del mejoram iento nacional.También hay una tesis bastante peregrina según la cual

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en la actividad sufrirá grave detrim ento la feminidad de las colombianas.Yo siempre había creído que la esencia de la m ujer era su femineidad. Nunca se me había ocurrido pensar que la feminidad fuera algo accesorio o removible que se pudiera dejar con la papeleta en la urna de elecciones.

Las m ujeres en m uchos países del m undo tienen la plenitud de sus derechos políticos, y yo me atrevería a preguntar al honorable diputado Ramírez Moreno, si su propia experiencia puede inform ar que haya sufrido detrimento la feminidad de las francesas por el ejercicio de sus derechos políticos.

También se habla de que la actividad política puede producir el alejamiento y el abandono del hogar por parte de la mujer. No se puede desconocer la realidad de la vida moderna; la m ujer no abandona el hogar, pero sí se ve forzada a alejarse de él, precisam ente porque las necesidades de la vida hacen que sea preciso en muchos r-i‘-~s '•v anorte económ ico para el sostenim iento del hogar.

Además, ese argumento del abandono del hogar, de la quiebra de la institución familiar, con detrimento de la autoridad marital, no ha sido esgrim ido ahora por la prim era vez. En el año de 1932, cuando se debatía la ley sobre «R ég im en de b ienes en el m a trim on io » , se ex p u sie ro n los m ism os a rg u m en to s. Q ue se ría la d e s tru c c ió n d e l h o g a r; que la a u to r id a d m a rita l desaparecería , y sin em bargo llevam os 22 años de ejercicio específico de ese derecho y hasta ahora no se ha producido ninguno de esos desastres de que tanto se hablaba.

También hubo esa misma clase de argumentos cuando se trató del ingreso de la m ujer a la universidad; y entonces se creía que las más preciadas virtudes femeninas iban a sufrir menoscabo y que se producirían graves trastornos sociales. Nada de eso ha sucedido.

En cambio, considero que la m ujer como guardiana del hogar tiene los mejores títulos para ingresar a la vida política del país en forma real y efectiva, porque para nosotras el hogar es lo primordial; porque la familia es el eje de nuestra vida y donde quiera que vayamos estaremos dispuestas a defender la familia y el hogar, porque son los bienes más caros a nuestro corazón.

Nos decía el H.D. Londoño y Londoño, que se observa a través de la historia y en la época contem poránea la ausencia de grandes figuras políticas fem eninas. Yo deploro que la historia no esté de acuerdo con el H.D. Londoño, porque si nos hemos de rem ontar un poco, tenemos casos como los de Cristina de Suecia, Isabel de Inglaterra, Victoria de Inglaterra, y en la actualidad en Chile, hay ministros del despacho ; lo mismo sucede en

los Estados U nidos, que la señora N ehru tiene una posición política preponderante ; la señora Clara Luce tiene una de las posiciones más difíciles de e jercer; porque como em bajadora de Estados Unidos ante el gobierno de Italia, sirve de enlace con el Vaticano, posición que me parece requiere habilidad política y diplomática.

Por lo demás, la pretensión de las mujeres colom bianas no llega a tanto. No querem os ser líderes políticos. Sobre eso hay una equivocación . S im plem ente querem os con tribu ir con nuestro grano de arena, con nuestra pequeña capacidad, a la gran labor que se han impuesto los hombres, de dirigir la patria.

También se refirieren algunos diputados a la em otividad femenina y a las grandes explosiones verbales de la mujer. Eso es muy cierto, pero a mí me ha tocado asistir en este recinto a grandes explosiones verbales masculinas.

Por lo tanto, no hay que perder de vista que la mujer puede ser muy impetuosa y muy rápida en la forma de reaccionar al hablar, pero frente a los hechos, por la m ism a razón de que es lenta para tom ar resoluciones fundam entales, p rocede con un criterio seguro sobre qué es lo que conviene ; quiere tener bien explicado el problem a que se va a discutir y por lo tanto las grandes decisiones nunca las tom a apresuradamente.

Las mujeres tenemos fe en que esta gran reforma, esta reform a verdaderam ente nacional, sea tratada com o nacional que es, no como partido, porque es un problem a d em a siad o g ran d e p ara lim ita r lo a co n v en ien c ia s circunstanciales y de momento.

N osotras estam os seguras de que vosotros HH. DD. estareis a la altura de vuestra gran misión histórica y consagrareis para la m ujer de nuestra patria el derecho de plena ciudadanía.

Pero com o en el últim o m om ento surgieron algunos opositores y tienen una grande influencia, también quiero manifestaros que si el proyecto es derrotado o desvirtuado, nosotras nos sentiremos muy honradas de com partir esa derrota con nuestro ilustre presidente el general Gustavo Rojas Pinilla, y con el ex presidente M ariano Ospina Pérez, quienes han pensado siempre que a la m ujer hay que concederle su plena ciudadanía.

Creo interpretar el sentimiento de la mujer de mi patria al agradecer al H.D. Alzate la magnífica, la extraordinaria o ra c ió n que p ro n u n c ió co n te s is n u e v a s , con planteam ientos de grande importancia y de gran fondo, y a los demás diputados que con su elocuencia y con sus luces han contribuido a hacer posible la reform a que hemos pedido y según la cual para la mujer de Colom bia no habrá im itaciones en el ejercicio de su capacidad política.

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Decía el H.D. Valencia, para quien tengo personalm ente la mayor gratitud, que el presidente general Gustavo Rojas Pinilla, al vincular a la m ujer a su lema de paz, justicia y libertad, posiblem ente habla procedido en una form a excesivam ente generosa.

Yo creo y lo digo, con el respaldo de la opinión femenina que conozco , que el general G ustavo R ojas P in illa procedió así porque sabe que en el martirio de la patria, la m ujer sufrió la tragedia de la destrucción de su hogar, de la pérdida de sus seres queridos, del abandono y de la persecución ; que mostró al país entero su decisión, su e n te reza , su f id e lid ad , y su h e ro ico valor, con el desgarram iento de su propia vida, aprendió a am ar la paz como el mejor de los dones y clam a por ella desde todos los ám bitos de la patria. Porque supo que sólo la paz hace germ inar los sueños y las espigas; que sólo a su amparo son libres los hombres y las ideas; que sólo ella pone fin al odio y a la venganza; comprendió que el trabajo, la alegría, el am or y la vida misma, solo pueden alcanzar su plenitud a la sombra de la paz.

La votaciónCon atronadores aplausos las barras femeninas que desde tem pranas horas de la tarde ocupaban las tribunas del E líp tic o , re c ib ie ro n el d iscu rso de la d is tin g u id a representante de la m ujer en la Anac, oído el cual se pidió que la Asam blea se considerara suficientemente ilustrada y entrara a votar el acto legislativo, pero som etido a d isc u s ió n , an tes , dos p ro p o s ic io n e s , una de e lla s reform atoria del artículo primero de dicho acto, por el cual se pedía devolver el proyecto a prim er debate en la comisión. Esta proposición, según la cual podía la mujer

elegir y ser elegida, pero pidiendo que la ley reglamentara el v o to fe m e n in o p a ra d a r m a y o re s g a ra n tía s y seguridades, fue negada por 53 votos contra 14. La otra proposición, en la que expresa la Anac su satisfacción por esta reform a que otorga el voto a la m ujer y pide que se reglam ente por el gobierno para mayores garantías a la mujer en el ejercicio del sufragio, fue aprobada por 31 votos contra 17, entre estos últimos los de las damas que form an parte de la corporación y de algunos de los diputados que con m ayor entusiasm o defendieron estos derechos.

El diputado Guillermo León Valencia hizo constar que estos votos negativos eran en contra de que el gobierno le diera garantías a las mujeres.

Para rebatir la anterior afirm ación del doctor Guillermo León Valencia, su hermana, doña Josefina Valencia de Hubach, leyó la siguiente constancia, que lleva su firma y la de su colega, doña Esm eralda Arboleda:

«Dejamos constancia de que la declaración del diputado Valencia es una apreciación personal, que no compromete el pensamiento de la m ujer colom biana, por cuanto ésta considera que no es preciso recom endar al gobierno el cum plim iento de sus órdenes».

La aprobación del voto femeninoSometido el acto legislativo a la votación, fue aprobado por sesenta votos afirmativos. Es de hacerse notar que no apareció un solo voto en contra, porque según lo apuntó el diputado Zawadzky, «los votos negativos se salieron del salón».

El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. 10, c. 2-3

El Acto Legislativo sobre Voto FemeninoEl s ig u ie n te es el tex to del ac to legislativo aprobado anoche por la A sam blea N acional C onstituyente, que en sus tres b rev es a r tíc u lo s c o n tie n e u n a de las re fo rm a s fu n d am en ta les y de m ayor rep e r­cusión que se hayan introducido en la vida colom biana, al consagrar el voto femenino y los derechos políticos para la mujer:

«A cto leg isla tivo núm ero 3 de 1954, reform atorio de la Constitución Nacional, «por el cual se otorga a la m ujer el derecho activo y pasivo del sufragio».

La Asamblea Nacional Constituyente, decreta:

Artículo 1°. El artículo 14 de la Constitución Nacional quedará así: «Son ciudadanos los co lom bianos mayores de veintiún años».La ciudadanía se p ierde de hecho cuando se ha perdido la nacionalidad. También se pierde o se suspende, en v irtud de decisión ju d ic ia l, en los casos que determ inen las leyes.Los que hayan perdido la ciudadanía podrán solicitar rehabilitación.

Artículo 2o. El artículo 15 de la Constitución Nacional quedará así:

«La calidad de ciudadano en ejercicio es condición previa indispensable para elegir y ser elegido, respecto de cargos de rep resen tación po lítica , y para desem peñar em pleos públicos que l le v e n a n e x a a u to r id a d o jurisdicción».

Artículo 3o. Queda modificado el a r t íc u lo 171 de la C o n s titu c ió n N ac io n a l, en cu an to re s tr in g e el sufragio a los ciudadanos varones.

Dado en Bogotá, a 25 de agosto de m il n o v e c ie n to s c in c u e n ta y cuatro».

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El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14074 (30, ago., 1954); p. 5, c. 1-3

«La mayoría de la mujer en Colombia no sabe qué hacer con el Derechodel Voto»IBAGUE. agosto 30. (Del Corresponsal Guillermo Ortega Linares).

«N o nos hemos dado cuenta de la inmensa responsabilidad que nos dio la Constituyente al hacem os ciudadanas. Eso es en lo primero que tenemos que pensar y no olvidar que en Colom bia existe un gran porcentajes de mujeres ignorantes. Estamos ante algo nuevo para nosotras y la gran mayoría no sabe qué va a hacer con el derecho del voto».

Dijo Carmenza Rocha Castilla, dama to lim e n se y figura d estacada del co o p erativ ism o nacional, durante la primera e importante reunión verificada en su residencia y a la cual concurrieron cerca de veinte señoras y señoritas con el ánimo de estudiar y opinar sobre el voto femenino.

Teresa Bocanegra, alumna de último año de derecho de la Javeriana, ibaguereña y quien visita la ciudad en diligencias relacionadas con su profesión, manifestó:

«Estamos en igualdad política con los hombres. Ello debe hacemos reflexionar y analizar tan importante hecho. Nosotras no debemos perder de vista que tenemos m u ch os d erech os y que p o seem o s capacidades, que el estado debe reconocer. Es n ecesa rio que acab em os con el com plejo que siempre nos ha cohibido para desempeñar algún papel en la vida del país. Los regím enes pasados, los conservadores, no han sido muy amplios en la concesión de derechos a la mujer, por eso ahora estamos en la obligación de aprovechar la oportunidad que se nos brinda y pensar en cuál va a ser nuestra realidad actuante ante el voto femenino. Som os responsables de la dirección de nuestros destinos. Estamos afrontadas a una nueva realidad y modalidad de nuestra vida y debem os tam bién con clu ir si nuestro movimiento va a ser estrictamente político o netamente feminista».

La reun ión , en la cual el ún ico ciudadano es el corresponsal, invitado gentilm ente, se agita. Las damas a llí reunidas exponen con entusiasm o sus pensamientos.

Marrun Kairuz dice:

«Nosotras no vamos a votar por los pobres de espíritu. De ayer a hoy he oido conceptos adversos al voto fem enino. Varias de mis amigas los han expresado diciendo que se acabará la feminidad, que el hogar se destruirá y otras tonterías por el estilo. La verdad es, queridas amigas y ciudadanas, que las primeras que irán a las urnas son las que hoy aparecen como enemigas del voto. Debemos superar al hom bre, qu itarnos e l co m p le jo que muchas de nosotras hemos tenido ante él...».

Carmenza Rocha interviene: «Consi­dero que la labor inicial, la primordial es la de una gran cam paña ed ucativa . Necesitamos ilustrar a la mujer, enseñarle cuáles son esos derechos que se les han otorgado, prepararla, porque repito que nuestra responsabilidad es muy grande. N ecesitam os conferencias, material de propaganda, cartillas, por ejemplo, que puedan ser comprendidas por todas las mujeres y que lleguen hasta el último rincón del T olim a, en nuestro caso. Nosotras no podemos dar el espectáculo de los hombres, los que muchas veces no saben por quién han votado...».

T eresa B ocan egra in terv ien e nu evam ente y ex p lica lo s derechos naturales, los públicos y los políticos. Habla sobre la misión en el hogar y la conversación entra por el cam ino más escabroso: la política. El corresponsal puede apreciar que la mujer tolimense, contenta en su mayoría por la conquista del voto, se enfrasca con vehemencia en e l tem a partid ista . L ib era lism o y co n serv a tism o son el cen tro de la discusión. Pero es mejor oírla:

«C ada una de nosotras tenem os nuestras convicciones políticas. Yo no dejaré de ser lo que soy y ustedes saben que mi marido es liberal. Jamás hemos tenido diferencias por política», dice Aida Saavedra de García.

Otra dam a observa: «¿N o creen ustedes que las primeras elecciones van a ser horribles? M uchas no votarán por miedo»

«¿Y luego no hay hombres que no se acercan a las urnas por miedo?», pregunta Marrun Kairuz.

«Hay que educar a la mujer, prepararla y c iv iliza r nuestra lu chas p o lítica » , comenta Sofía D. de Alvarez Angulo. Y Lucia Angulo de Bueno, bacterióloga y ferviente admiradora, com o su esposo, Mario Bueno Barrios, del doctor Antonio García, dice: «Tenemos que pensar en función del serv icio a la com unidad. Som os muy egoístas. Debemos realizar grandes conquistas en provecho de la mujer y mostrarles a los hombres que podemos servir al país tanto com o ellos y a v eces m ás que e llo s . En cuanto al problema de las diferencias en el hogar por las f ilia c io n es p o lítica s, se irán obviando mediante la educación de la mujer».

«Pero hay que tener en cuenta que nosotras obramos más por mandato del corazón, que la em oción prima sobre la reflexión...» dice Carmen Rocha. Aquí la conversación entra en el tema del amor y la política. Hay entusiasmo en estas damas to lim enses que admiran a Esm eralda Arboleda de Uribe y a Josefina Valencia de Hubach.

Todas están felices porque «es muy sa tis fa c to r io que la llam en a una ciudadana». Designan a Carmenza Rocha para que organice nuevas reuniones, porque «tenemos que preparamos», y se acuerda invitar a Ibagué a las campeonas del v o to fem en in o que en B o g o tá consiguieron este triunfo para la mujer colombiana.

D esp u és , en otra reu n ión , el corresponsal escucha las palabras de Isabelita Iriarte, ibaguereña, inteligente y amiga de los libros: «Jamás tomaré parte en este lío. No me gusta ni me entusiasma el voto fem en in o . Lo detesto . ¿Qué necesitábamos nosotras las mujeres si todo lo teníamos? Yo soy feliz dedicada a mis qu ehaceres, a mi trabajo. ¿Para que mezclar a la mujer colom biana en esa tremenda lucha que es la política? «Pues para enseñar a los hombres...porque ellos casi acaban com o salvajes con Colombia y nosotras, que si vamos a preparamos para la actuación en política, traeremos la paz a la patria». A sí termina la charla Marrum Kairuz.

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Cromos, Bogotá. Año 38, Yol. 79, No. 1950 (6, sep., 1954); p. 18

Ellas en la PolíticaEn adelante podrán votar

en Colombia todos los colom bianos mayores de 21

años, con las ex cep c io n es establecidas por la ley. Todos lo s co lom b ian os, es decir, tam bién las m ujeres, a las cu a les habrá que exp ed ir, segú n d ec la ra c io n es del Registrador Electoral, unos tres millones de cédulas. A ello se lleg ó después de largos deb ates y de d iscu s io n e s públicas que no eran seguidas muy apasionadamente por los hom bres. Estos tomaban el asunto sonrientemente, tal vez por galantería, pero temerosos, en el fondo, de lo que va a seguir de aquí según se los dice la intuición. Ellos, tan dueños de su civilización masculina, se m uestran al tiem po recelosos y confiados. Confían en su predominio milenario, pero no se sienten muy seguros de que estas inquietudes de sus compañeras no van a reclamar un p o co de esa preponde­rancia.

L os car ica tu ristas y lo s editorialistas han sugerido, con

cierto tono satírico de mucho sentido en Colombia, que es una especie de bizantinismo esto de conceder el voto a la mujer tras habérselo negado al hom bre en la práctica ; y puesto que no habrá eleccio­nes, dicen, la controversia en torno del voto femenino carece de importancia actual y quizás de significación futura. Pero vistas las cosas con criterio histórico, lo que importa no es que las mujeres puedan votar hoy o no. Lo decisivo, lo que habrá de tener fu ertes proyecciones sobre la vida nacional en todos los órdenes, es que las m ujeres han em pezado a ser una masa políticamente activa, política­mente pensante, políticamente determinante, Suponiendo que no puedan expresar en sus v o to s su aprobación o su d esco n ten to frente a una medida del gobierno, podrán hacerlo en a rtícu los de p eriód ico y en m a n ifesta ­ciones, en asambleas y a través de organizaciones por ellas integradas. Es cierto que ahora pueden hacerlo también ; pero

co m o carecen de p eso e s p e c íf ic o en la op in ión e lec to ra l, y co m o lo s candidatos no tienen porqué cuidarse de ellas, como no son masas activas, sus protestas o sus conceptos no tienen valor político alguno.

A hora, cuando van a ser electoras y elegidas, cuando podrán lleg a r a ser hasta m inistras del gabinete, sus palabras tendrán para lo s políticos un acento diferente. Es d ifíc il que se las siga escuchando con esa especie de galantería entre despectiva y complaciente con que se les escuchaba hasta ahora, sobre todo si ellas demuestran poseer un buen sentido político y una conciencia social lo bastante alerta para aconsejar la acción femenina sobre los problemas públicos. El voto, pues, es im portante, pero no es lo fund am ental. Cada m ujer colombiana sabe cuáles son las trabas de su vida privada que sólo puede deshacer partici­pando en un esfuerzo general por mejorar las cuestiones del

Estado. Y en la medida en que comprenda esa vinculación de m u ch os a sp ecto s de su existencia particular con la o rg a n iza ció n gen eral del Estado, crecerá su relieve en la sociedad colombiana y, por lo mismo, será humanamente más rica.

El voto fem enino, además, tiene la virtud de incitar a las mujeres al estudio, a salir de esa noche secular en que las ha m an ten id o una ser ie de circunstancias históricas que empiezan a venirse al suelo. D esde luego, parece que los hombres tendrán que reedu­carse, pues de lo contrario (acostu m b rados a decir siempre la última palabra) no podrán soportar que sus mujeres se atrevan a sentirse capaces de pensar por sus propias y hermosas cabezas.

En todo caso, los humoristas tien en ahora un tem a estupendo y la vida política co lo m b ia n a una nueva perspectiva.

Semana, Yol. 17, No. 411 (13, septiembre 1954); p. 30

Motín a bordoHa llegado el momento de las reivindicaciones femeninas. Harem os valer nuestros derechos.Colom bia sabrá lo que vale la mujer. Ahora todo será distinto.Mil conceptos más de este estilo se escucharon en todo el país cuando se supo que el voto fem enino había sido aprobado. Las nuevas electoras consideraron que de este mom ento en adelante todo sería diferente.

L a p re s id e n ta de la A F E (A so c ia c ió n F e m e n in a Estudiantil), G loria Bernal, recibió a principios de la semana pasada una invitación que le hacían a ella y a

otro grupo de estudiantes las señoras que integran la UFC (Unión Fem enina Colombiana), al salón Uribe Uribe del Capitolio Nacional, «para tratar algunos temas de interés».

El día señalado se presentaron en el lugar convenido cerca de 80 m uchachas de diferentes facultades (derecho, medicina, filosofía, arquitectura, economía, etc.) con el deseo de conocer lo que se les iba a plantear. Las señoras de la UFC entraron al recinto e iniciaron la reunión. Se les informó a las estudiantes que se preparaba la fundación (considerando la trascendencia que traía la participación de la m ujer en la vida política nacional) de un nuevo partido político.Mujeres caudillistas. Se llamaría «partido feminista». Una cosa nueva en el país. Un nuevo pensamiento. Pero no o b stan te el lla m ativ o p ro y ec to , las m uchachas no

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quedaron muy convencidas. Las preguntas llovieron a granel. Al iniciarse hubo respuestas para algunas. Más tarde nada:- ¿Quién podría dirigir este m ovimiento, si no tenemos una líder?- ¡ La líder surgirá!- ¿Pero las mujeres en un país como Colombia sí seguirán esta nueva corriente, que no tiene tradición ni figuras fuertes que «arrastren» las masas?- ¡ Claro que la seguirán!Hasta aquí las preguntas fueron contestadas; pero cuando las muchachas, que por razón de su estudio, conocen bien los prob lem as del país se in ternaron en los puntos d o c tr in a r io s , e c o n ó m ic o s , p o lí t ic o s , h ig ié n ic o s , adm inistrativos, etc., la situación cambió:- ¿Sobre qué plataform a política estaría construido?- ???- ¿Qué tesis económicas se implantarían?- ???- ¿Qué bases para reformas administrativas han estudiado?- ???- ¿Q ué soluciones ofrecen a los problem as que nos aquejan?- ???A n te la g ran ca n tid a d de in te rro g a n te s y an te el planteam iento que hicieron las universitarias sobre las tesis de la AFE y sobre su posición frente al nuevo partido, se les ordenó abandonar el recinto. Las jóvenes dejaron

la constancia que se las echaba por no com partir una idea descabellada e irrisoria. Las señoras dijeron que sólo perm itirían la presencia de la presidenta de la AFE en sus reuniones. E sta no aceptó . L os argum entos antes expuestos dejaron un am biente de inconformidad. Se resolvió por tanto oír la opinión de Esm eralda Arboleda de U ribe y de Josefina Valencia de H ubach, quienes asistían en ese m om ento a una reunión de la ANAC. Las constituyentes se identificaron con las estudiantes y el caos invadió la reunión. A continuación la presidenta y la secretaria de la «Unión Femenina» presentaron sus renuncias.

Diario Oficial, Bogotá. Año 91, No. 28576 (14, sep., 1954); p. 821Asamblea Nacional Constituyente

ACTOS LEGISLATIVOSACTO LEGISLATIVO NUMERO 3 DE 1954

reformatorio de la Constitución Nacional, por el cual se otorga a la mujer el derecho activo y pasivo del sufragio.La Asamblea Nacional Constituyente,

DECRETA:Artículo Io. El artículo 14 de la Constitución Nacional quedará así:

«Son ciudadanos los colombianos mayores de veintiún años. La ciudadanía se pierde de hecho cuando se ha perdido la nacionalidad. También se pierde o se suspende en virtud de decisión judicial, en los casos que determinen las leyes.Los que hayan perdido la ciudadanía podrán solicitar rehabilitación».

Artículo 2°. El artículo 15 de la Constitución Nacional quedará así:«La calidad de ciudadano en ejercicio es condición previa e indispensable para elegir y ser elegido, respecto de cargos de representación política, y para desempeñar empleos públicos que lleven anexa autoridad o jurisdicción».

Artículo 3o. Queda modificado el artículo 171 de la Constitución Nacional en cuanto restringe el sufragio a los ciudadanos varones.

Artículo 4o. El presente Acto Legislativo rige desde su sanción.Aprobado en segundo debate por la Asamblea Nacional Constituyente, en sesión del día 25 de agosto de 1954.

El Presidente. Mariano Ospina Pérez El Secretario, Rafael Azula Barrera

República de Colombia- Gobierno Nacional-Bogotá, 27 de agosto de 1954 Publíquese y Ejecútese.

Teniente General GUSTAVO ROJAS PINILLA El Ministro de Gobierno, Lucio Pabón Núñez

PEPITA, CAROLA Y CESAR «Pues... visten muy bien ...»

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El Independiente, Bogotá. Año 2, No. 296 (2 die. 1954); p. 4, c. 3-4

_______________ ULISES______________

La Ciudad y el MundoNunca antes habíamos visto nada como lo que vimos ayer. El hecho era excepcional por todos sus aspectos. Por prim era vez en nuestra historia, todo el pueblo iba a m anifestar su opinión sobre una reform a constitucional. Se le había dicho que eligiera entre la paz y la guerra ciega, sorda y terrible. Se le propuso que escogiera la libertad o la opresión. Se le mostraba un amplio y seguro camino, pero podía también tomar un estrecho y áspero sendero que lo llevaría, fatalmente, al abismo. Y el pueblo, todo el pueblo, sin distinciones de sexo, de color ni de partido, supo hacer la feliz elección. Por eso había ayer, hubo todo el día, de la clara mañana decem brina a la tarde de una luz dulce, de oros apagados len tam ente, un entusiasm o nunca visto, un alegre bullir de la sangre en las venas, una cordialidad espontánea que se comunicaba a todos. Era la grande alegría de la patria viviente, que iba perfilándose a medida que subían, como una poderosa marea silenciosa y arrolladora, las cifras de los votos.

No podemos elogiar nunca en la medida justa el esfuerzo, la colaboración, el decisivo concurso femenino. Desde las damas más altas hasta las más m odestas trabajadoras, todas fueron a votar, vestidas de un solo color, luciendo un solo traje, su nuevo atuendo de ciudadanas. Bajo ese m anto inv isib le no podía d istingu irse la seda de la estam eña raída ni las pieles de la frisa campesina. Todas eran iguales, herm osas y noblem ente iguales. Llegaban unas con los h ijos al cuello, todav ía sem idorm idos, arrullados por el rum or del grande océano democrático. Otras iban solitarias, viudas, enlutadas, seguidas de sus amadas sombras familiares. Las alegres parejas juveniles, con los labios húmedos aún del último beso, se confundían con las parejas de los ancianos para quienes ayer no hubo fatiga. Había diferencia en el ritmo del paso pero no en el del corazón. Hubo una niña que miraba con envidia, desde la altura de sus dieciséis años, a la herm anita m ayor que levantaba el índice enrojecido como una pequeña bandera triunfal, luciéndolo, orgullosa, más satisfecha de él que del traje más deseado. Todavía tendrá que esperar cuatro años la menor. Estará entonces más alta, sus ojos verdes habrán madurado y será más armonioso su paso. Pero recordará el Io de diciem bre como el día en que no pudo

realizar su m ayor anhelo.Los hombres nos sentimos un tanto disminuidos, un poco inferiores ante la im ponente presencia fem enina. No imponente en lo individual, que, al contrario fue discreta, graciosa, dulce, sino en el conjunto m ajestuoso. Esta nueva fuerza, como ninguna vital, ha llegado a la actividad ciudadana en un momento también excepcional de nuestra vida. Recibám osla con respeto, con adm iración y con gratitud. En verdad fueron ellas, nuestras mujeres, las grandes triunfadoras de este día glorioso, en que tantas nuevas re a lid a d e s se a lza ro n y tan ta s es tru c tu ra s tambaleantes quedaron abatidas para siempre.M adres, esposas, h ijas, herm anas, am igas nuestras, estamos más que nunca orgullosos de vosotras.

Sobre ella han pasado los años, muchos años, como si no se atrevieran a tocarla. La noble cabeza hace mucho tiem po está blanca y el rostro com o las hojas de los á rbo les, m uestra el com plicado d ibu jo del tiem po. Guerras, duelos, pesares hondos no lograron quebrantarla. Es una dulce y suave roca que en su seno habría de forjar, amorosamente, el ascua diam antina del hijo. Es la madre del héroe civil, del procer, del conductor, del hombre cabal que ha realizado el milagro. Ella lo sabe y acepta el don altísimo con la sencillez de siempre, como lo ha aceptado todo, e lla que tan to sabe de la v ida, que tan larga fam iliaridad tiene con los días y su secreto que se va descubriendo a cada instante. Pero ayer, cuando puso sus m anos leves, casi im palpab les, sobre la a lta frente creadora, dejaba en ella la m ejor corona, superior a la te jid a p o r e l fe rv o r d e l p u e b lo en las g ran d es consagraciones democráticas y a todas las que honraron en este y en otros pueblos las condiciones excepcionales del hijo, de su hijo, grande entre los grandes, que para ella sigue siendo el mismo niño que la miraba hace ya tantos, tantos años, con las mismas pupilas con que ahora -a una d istancia casi secular, que anula el afecto al apretarlos sobre su corazón, que palpita suavemente, como una llama serena- la miran los ojos de los nietos con su misterioso fulgor de futuro.

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El independiente, Bogotá. Año 2, No. 300 (6 die., 1957); p. 4, c. 6-8

NUEVA ACTIVIDAD FEMENINAPor Cecilia Hernández de MendozaPor haber adquirido la ciudadanía con el derecho del voto, la mujer colombiana entra a la vida política con poder para elegir y ser elegida, para ocupar altos cargos en el órgano E jecu tivo , el Legislativo y el Judicial. La política, este nuevo cam po de ac tiv id ad femenina, es el arte de la ciencia de gobernar a los pueb lo s. En la democracia el mando no se concentra en unas manos por herencia, ni por la imposición de unos pocos, sino que emana de la voluntad popular. Como todo arte, la política entraña creación, y com o toda c ien c ia , en traña investigación y descubrimiento. El gran conductor, el genio político, está dotado de las virtudes necesarias para llevar a una colectividad hacia el mejor logro de sus d estinos tan to soc ia les com o individuales: patriotismo, conocimiento del país vinculación a su historia, amor a la justicia, imparcialidad, honradez, total desinterés; considera el poder como servicio y se olvida de sí mismo para entregarse a su pueblo que encama y representa. Basta recordar en América a Bolívar, a San Martín y a José Martí; a Washington y a Lincoln; en Colombia a Santander, a Uribe Uribe, a Carlos E. Restrepo, a Pedro Nel Ospina, a tantos más...El verdadero político es grande por su espíritu; el seudo-político, es pequeño; el verdadero p o lítico v ive en el desprendimiento, el seudo-político, en el egoísmo; el verdadero político busca p erfecc ió n y fe lic id ad para sus gobernados; el seudo-político busca para sí la satisfacción m aterial; el verdadero político es sereno, razonador y se aparta de los ex trem os, el seudopolítico es intransigente y obra por pasión; el verdadero político, investiga, e s tud ia crea; el seudo-po lítico es ignorante y atrevido; el verdadero político no da pasos en el vacío; el seudo-político vive de ensayos sin conocer concretam ente los fines; el verdadero político persigue un ideal; el seudo-político se mueve en la materia;

el verdadero político es el artista que va creando una mejor vida para el pueblo; el seudo-político con una máscara oculta sus verdaderas in tenc iones. El verdadero político se adentra en el conocimiento para dar las leyes mejores; el seudo-político las improvisa para ha lagar las p asiones. M e haría interminable en este paralelo que define dos posiciones frente a los problemas nacionales, que presenta dos maneras de dirigir la cosa pública y que emana de dos polos humanos; el inferior y el superior. Porque en la po lítica se destacan más claramente que en las demás actividades dos tipologías: la del pensador y el oportunista; la del que llega a la meta con los pies sangrantes y la del que la alcanza sin esfuerzo; la del que lucha y trabaja a conciencia y la del que va por los fáciles caminos; la del que se perfecciona con disciplina y esfuerzo y la del que va por las ramas; la del que expresa con pensamientos hondamente propios y la del que habla sin ideas, apenas con el ruido de la fonética.

«Sobre la negrura de la atm ósfera tempestuosa donde retumba el trueno y serpea el rayo, hay una región serena y apacible, iluminada por los resplandores del astro del día; así sobre la política de las pasiones está la política de la razón; sobre los intereses particulares y de momento, los generales y duraderos, sobre la insidiosa mala fe, el candor de la sincera verdad», dijo Balmes.

A las mujeres colombianas en su entrada a la vida política se abren estos dos caminos: el del sacrificio, el desinterés, la lucha honrada y el conocimiento o el fácil de la ignorancia que se levanta por la intriga y sube como la espuma, que justifica todos los medios para conseguir sus fines mezquinos. Les corresponde escoger entre la irresponsabilidad y la responsabilidad, entre la tarea seria muchas veces sin recompensa y la vana tarea de brillo fatuo ; entre llegar a la

cumbre por escalas o alcanzarla al punto por oscuros caminos.Es de asegurar que la mujer colombiana sabrá escoger el alto cam ino de la renunciación y la honradez que si no siempre da la gloria deja en cambio la sa tis facc ió n de un esp íritu p erfecc io n ad o y de una sociedad ennoblecida por su causa y que sabrá desd eñ ar la senda fácil de los improvisados y atrevidos que traerá al final sinsabores y amarguras aunque el éxito la coronara momentáneamente.En esta tarea de ennoblecer la política cae una gran responsabilidad sobre la clase dirigente. Porque así como la dem ocracia no se confunde con la vulgaridad ni el rebajamiento personal, así la dirección de la política no puede caer sobre los irresponsables. Hago un llam am ien to a las p ro fesion a les colombianas, y a las que han tenido una vida de lucha creadora, y a las que han vivido en contacto con la educación, con el servicio social, con el arte, con la ciencia, a las que llevan o pueden llevar consigo un bagaje de cultura que les da una mente clara y un claro raciocinio, para que no eludan en este momento sus deberes y den ejemplo educador, de moderación y serenidad, de austeras y nobles costumbres, de recto juicio, para que quienes las sigan se encaucen desde ahora por rutas de evidente servicio, de lealtad, de sinceridad y para que esta conquista de la ciudadanía femenina traiga la paz, la libertad, la justicia, la bondad, la tolerancia, el amor.Ya lo dijo Tagore: «No siento ninguna vacilación al decir que los llamados a ocupar un sitio permanente en la edad que se abre ante nosotros son los dotados de la facultad moral del amor y de la visión de la unidad espiritual los que tienen el menor sentim iento de enemistad y la simpática inteligencia de colocarse en la posición ajena y que serán eliminados los que desarrollan constantemente su instinto de combate y de intolerancia».

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Cromos, Bogotá. Año 41, Yol. 85, Bo. 2116 (9, die., 1957); p. 48-49

NUEVA HISTORIA POLITICA DE COLOMBIAEl voto FemeninoG R A F I C A S D E S A D Y

E l pasado domingo, primero de diciembre, la mujer colom biana se acercó por primera vez a las urnas, como parte del electorado nacional. En el siglo pasado

hubo en Colombia alguna tentativa teórica, constitucional, de otorgar a la mujer la plenitud de sus derechos políticos. Posteriormente, la carta de 1886 lim itó el ejercicio de la ciudadanía a los VARONES m ayores de 21 años. La m ism a norm a se conservó en la reform a de 1936, pero la de 1945 se suprimió la palabra VARONES, extendiénsose así el derecho de ciudadanía a las mujeres, como un tímido tanteo, porque el propio estatuto constitucional no se atrevió a concederles la facultad consecuente de elegir y ser elegidas en los comicios. Ahora el sufragio universal, uno de los p rinc ip ios básicos de la dem ocracia, es realm ente universal en Colombia, con intenso aumento del caudal de la opinión pública registrada numéricamente en las urnas electorales. Por afortunada e inolvidable coincidencia, la fecha de iniciación del voto femenino coincide en Colombia con el momento más trascendental,

a lado del 10 de mayo, de nuestra historia política: con el prim er domingo de diciembre de 1957, año del plebiscito aprobado con el espíritu de m odificar las costum bres

Doña Bertha Puga de Lleras Camargo, entrando al Teatro Faenza, escenario de la concentración femenina del miércoles.

En la concentración femenina del Faenza: las damas saludan al doctor Alberto Lleras.

J k . Doña María Hurtado de Gómez, atendida por el doctor Laureano Gómez, vota afirmativamente el plebiscito nacional.

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políticas del país, ensom brecidas en los últimos años por signos de pasión primitiva y m étodos de barbarie.

Plena de sentido histórico y laboriosa hasta el máximo fue en esta em presa la tarea cum plida por el doctor Alberto Lleras Camargo y por sus colaboradores. En lo que al voto fem enino se refiere, cabe destacar la gestión desarrollada por la más decidida cam peona de esa causa, la doctora E sm eralda A rboleda de U ribe, desde sus intervenciones en la m alograda Constituyente, hasta el dom ingo pasado, con la sola interrupción de los meses que debió vivir en los EE. UU., a raíz de la persecución política de que fue objeto.

Las gráficas fueron tomadas en la reunión fem enina del Faenza, en vísperas del plebiscito.

Semana, Vol. 17, No. 410 (6, septiembre, 1965); p. 7-8

EL PRESIDENTE

Una vez másOtra vez, el sábado 28, al inaugurar la nueva refinería de B arran cab erm eja (S an tan d er), ante una manifestación de miles de colombianos, el presidente Rojas Pinilla expresó su voluntad de cumplir los lincamientos generales de su programa. El primer m andatario in s is tió en co n seg u ir la p lena conciliación nacional. D ijo que los consejos administrativos recién creados por la ANAC no pueden ser refugio de la politiquería y finalmente consideró que la abstención de la Diliberal ha decretado en tales organismos es un acto hostil. Con base en este discurso, «El Tiempo» publicó al día siguiente un editorial («De los propósitos a la realidad»), en que señaló la existencia de un «indisoluble nudo problemático... en que las palabras se repiten, convincentemente, a través de las ondas, pero a través de ellas, también se evaporan y diluyen velozmente.» Esta nota del vocero liberal expresa muy claramente la opinión de dicho partido sobre el gobierno actual. El liberalismo está quejoso, y, señala más de una causa para creer que hay cierto divorcio entre las palabras presidenciales y las obras de su gobierno. Con todo esto no es todavía la oposición en marcha.LA ANACInventario.....Antes de finalizar la semana anterior debía quedar clausurada la Asamblea Nacional Constituyente.

LAS DELEGADAS ESM ERALDA Y JOSEFINA «...Oh júbilo inmortal...»

Aparte de las reformas aprobadas (voto femenino, enmienda sobre el comunismo, etc.), la ANAC cumplió otra labor muy importante: permitió la clarificación de ciertas incógnitas en el orden político partidista. Antes de la ANAC existía la impresión de que las fuerzas conservadoras sinceramente adictas al ex-presidente Gómez podrían en un momento dado, «tomarse» la Asamblea. Tal cosa no ocurrió. Los conservadores, excepto ocho, actuaron com ple tam en te de acuerdo con la vo lun tad gubernamental.En el campo liberal, la ANAC ocasionó la más grave escisión de cuantas este partido haya registrado en

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los últimos seis años. Los disidentes, asistentes a la asam blea contra la expresa prohibición de la Diliberal, gozan ya de pequeñas trincheras en cada uno de los municipios del país, para adelantar su campaña. Esta ya ha empezado con una serie de ofensivas verbales contra los miembros de la actual directiva. Han reaparecido otra vez en sus labios palabras tales como «lucha contra la oligarquía», que son precursoras de una batalla en regla. Aun cuando es evidente que la voluntad que acompaña a la mencionada directiva es mayoritaria dentro del partido , ésta no parece tener ahora otros medios para re s is tir que la an tigua consigna «Fe y Dignidad».

¡C iudadanas!En esta ocasión las barras y los corredores de la Asamblea Nacional Constituyente, generalmente despoblados, se hallan atestados de un público rumoroso y gentil. Centenares de futuras ciudadanas, encabezadas por doña Berta Hernández de Ospina Pérez, se tomaron el Capitolio desde las cuatro de la tarde. Dentro de una gran expectativa se inició la sesión. El diputado Alzate Avendaño, - fuerte y macizo - inició su exposición, como vocero de las feministas. Se observó la ausencia del diputado Rafael Bernal Jiménez, quien ha sido el más tenaz

enemigo de que se conceda de una vez el voto femenino para todas las elecciones.El diputado Alzate hizo el resumen de las tesis que ha venido exponiendo desde la reunión de la CEC. «Para defender los derechos de la mujer, no es menester hacer una especie de cabalgata histórica a p a rtir del h ip o té tico m atria rcad o , hab la r de Semíramis, aquella reina asiría que construyó los jardines colgantes de Babilonia, pero sobre cuyas costumbres no hace ningún comentario. Ni citar a las reinas egipcias, ni a la fam osa L isístrata, personaje de Aristófanes, que tanto impresiona a nuestra helenista de cabecera Bernal Jiménez. Ni mencionar a Catalina Sforza y las damas ilustres del Renacimiento. Hemos de prescindir de ese alarde erudito. Ni siquiera como el profesor López de Mesa, vamos a apelar a la osam enta de las heroínas Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Mercedes Abrego, Simona Duque de Alzate, diciendo que la gratitud nacional debe premiar con el voto a las m ujeres contem poráneas, en vista de aquellas proezas de antaño....» Y entrando en el tema dijo: «En Colombia existe un hecho obvio, que es la presencia de la mujer en toda las actividades que antaño eran privilegio viril. La mujer ha salido del pórtico familiar bajo el apremio de necesidades vitales».

Semana, Vol. 21, No. 519 (29, octubre, 1956); p. 21

LA CONSTITUYENTEF ó rm u las

F e rn a n d o L o n d o ñ o y L o n d o ñ o sorprendió hace algunos días a los miem bro de la Comisión Primera de la Asam blea Nacional Constituyente, cuando al d iscutirse el proceso de fa c u lta d e s al P re s id e n te de la República para designar un número de veinte o más diputados, dijo que él era amigo de la paridad política dentro de la ANAC , tal como lo pedía su colega U m aña Bernal. Este había insistido ante la com isión en una fórm ula a la que alguien calificó de explosiva: autorizar al gobierno para designar tantos d ipu tados cuantos fuesen necesarios para que los dos partidos políticos tuvieran igualdad LAS ANAC1STAS GEORGINA Y JOSEFINA, colegas a la vista

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de cu ru l, L ondoño , sin em bargo, c o n d ic io n ó su a c e p ta c ió n a que previam ente se realizara la «unión liberal», es decir, la fusión o sujeción del grupo liberal independiente a la D irección L iberal N acional. Horas después, cuando finalizó la sesión, só lo q u e d a b a en c la ro q u e los liberales no estarán represen tados paritariam ente en esta Asamblea. Existen muchas dificultades y no es la menor de ellas la de que ninguno de los grupos conservadores aceptaría la paridad . La segunda d ificu ltad prevista es la de que el gobierno ta m p o c o e s ta r ía d isp u e s to a implantarla.

H a s ta el lun es 22 e x is tía n dos fó rm u la s so b re e s te p u n to : la gobiernista, que solicita autorización al presidente para designar 20 ó 25 nuevos diputados, y la liberal sobre p a rid a d . P ero se p re v e ía que cualquiera que fuese la decisión, no afec taría la unanim idad ex istente sobre el p royecto que consagra la inamovilidad de los miembros de la A N A C . Ig u a lm e n te se d ab a p o r se g u ra u n a m a y o ría , no m uy numerosa, en favor de las facultades al jefe del poder ejecutivo, quien ya había señalado que la ampliación de la AN A C era ind ispensable entre otras cosas, para dar representación adecuada a la m ujer colom biana que actualmente sólo tiene dos puestos (Jo se fin a V alen c ia de H ubach y Georgina de Gaitán).

El lunes, efectivamente, la Comisión P rim era de la AN A C rechazó la fórmula de la paridad, aceptando la de la ampliación. Habrá, pues, 25 nuevos diputados, pero los liberales amigos del gobierno seguirán siendo minoría.

Un solo frente.- Al finalizar la p rim era sem ana de lab ores de la A N A C se pudo hacer un balance previo de las fuerzas que la integran, pero hab ía sido ra tificada por los h ech o s la a f irm a c ió n de que el gobierno tiene mayoría dentro de ella. El gobierno enfrenta la oposición a propósito de tres cuestiones :a) L a del re g re so al p a ís del ex presidente Laureano G ó m ez, sobre el cual el je fe del E stad o en v ió un m ensaje a la A sam blea ratificando que la presencia del doctor Gómez no es conveniente a menos que acepte la legitimidad de la Asamblea Nacional C onstituyen te y de los títu los del gobierno actual.b)La de la presencia de los ministros (J o se f in a V a len c ia de H u b ach , ministra de educación, y el General G abriel París, m inistro de guerra), sobre la cual una com isión de la Asamblea rindió un informe en el que señalaba que existe incom patibilidad de tales funcionarios para intervenir en la ANAC ; yc) La de las facultades al presidente Rojas para am pliar la Asamblea.

Debates a pie firme.- Estos tres temas dieron origen a debates en los que los oradores de los diferentes

grupos presentaron sus tesis. Pero fue e v id e n te que los g ru p o s de la oposición tuvieron desde el comienzo la decisión de aprovechar las sesiones para presentar sus cargos contra el Presidente Rojas Pinilla.

E l ex m in g o b ie rn o L u c io P abón N uñez y el m ingobierno A rboleda Valencia, iniciaron, a comienzos de la segunda sem ana de octub re el contra-ataque. Uno y otro analizaron los cargos lanzados contra el jefe del poder ejecutivo, especialmente en lo re lac io n ad o con los negocios de c a rá c te r p a r tic u la r , lo s que consideraron lícitos. Pabón Núñez al reb a tir las afirm aciones con tra el presidente Rojas, invitó a realizar este debate con la presentación de pruebas co n cre tas . U no de los o p osito res m a n ife s tó que ta les p ru eb as no estaban en su poder, pero que por el prestigio del país y del gobierno la cuestión debía llevarse hasta su último término.

M ientras esto ocurría, al comienzo de la sem ana pasada se fo rm ab a un bloque de constituyentes amigos del gob ierno que estab a d ispuesto a aprobar las facultades del Presidente y a pedir la suficiente ilustración en tom o al tema del regreso del doctor L aureano G óm ez, una vez que la comisión designada diera a conocer el proyecto de respuesta al presidente Rojas Pinilla.

Semana, Yol. 21, No. 522 (19, noviembre, 1956); p. 46

IntrigasSillones para ellasCuando la Asam blea Nacional Constituyente aprobó su ampliación hace dos semanas y se anunció que serían aumentadas las curules fem eninas, ya había en el Palacio de San Carlos alrededor de un m illar de memoriales con firmas en los que se pide el nombram iento de diversas c a n d id a ta s . L as fa v o r ita s fo rm an una la rg a lis ta encabezada por O lga Salcedo de M edina, Elsa Rudas de Pereira, Rosita Rojas, Bertha Díaz Granados, Anita Díaz, Josefina Valencia, ojos cerrados a las recomendaciones

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M aría A uro ra E scobar, S tella M onsalve y M arina Goenaga.

Y siguen más firm as.- En esta oportunidad las mujeres han dado variaciones al estilo que solían tener las cam pañas que hacían los políticos en tiempos propicios, para conseguir votos de adhesión. Ellas han optado por cam inos más am ables y directos, a falta de una plaza pública donde se prom eten mil cosas. Dentro del nuevo estilo, algunas dan fiestas en honor de constituyentes; invitan a alm orzar a ciertas figuras «claves»; visitan los periódicos, solicitan reportajes o los llevan ya escritos; ade lan tan cam pañas rad ia les , reco rren los pueb los recogiendo firmas. Todas coinciden en afirm ar que: Fueron las iniciadoras de las cam pañas fem inistas en Colombia; b) Tienen títulos de preparación necesarios para ser constituyentes. Cuando le preguntaron a una de las aspirantes qué pensaba hacer en la ANAC, respondió: «Pues voy a estarme sentada y a ganarm e los tres mil...»

Prim ero que hablen.- Casi todos estos pasos, que están dándose desde m ediados del año, confluyen hacia el escritorio de la constituyente y m ineducación Josefina Valencia de Hubach quien, abrumada de trabajo, ha dicho que está sumamente complacida al pensar que la mujer obtendrá una m ayor representación, sobre todo ahora que va a estudiarse la reform a de la Constitución (pero) «no podría decidirm e a recom endar especialmente a ninguna porque sería m uy d ifícil hacer una selección». A la re s id e n c ia de la m in is tra han ido m uchas de las interesadas en hacerse a una curul, pero ella ha reiterado su afirmación de que no recom endará a nadie. Dijo que sería partidaria de que «el señor presidente reúna a todas las aspirantes, que las oiga hablar y escoja».

Coctel.- Sólo se sabe una c o sa : que habrá paridad política femenina, de acuerdo con el precedente sentado por el m ismo presidente Rojas cuando el 26 de julio de 1954 nombró constituyente a Josefina Valencia (conservadora)

en rem p laz o de su c o p a rtid a r io Jo aq u ín E strada M onsalve, y el 2 de agosto a Esmeralda Arboleda de Uribe (abogada liberal), en remplazo de su colega Luis Eduardo G acham á, Esm eralda fue relevada a su vez el 15 de noviembre del955 por su copartidaria (médica) Georgina de Gaitán.

G eorgina, a d iferencia de Josefina, «no vacilaría en recom endar a algunas mujeres, si el presidente me llegara a preguntar los nombres...» Pero si no es consultada no intervendrá. Cree Georgina que las «aspiraciones de la in te rm in a b le l is ta de m u je re s que e sp e ra n el nombram iento son muy justas (y quisiera) que hubiera ta n ta s p la z a s en la C o n s titu y e n te com o m u je re s aspirantes...» Ambas anacistas están de acuerdo en que entre las centenares de aspirantes al sillón hay algunas a qu ienes «jam ás se les vio la cara en las anteriores cam pañas feministas».

INÉS DE PUERTA, abrigadita

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A l g u n a s R e f l e x io n e s

«Frente al Estado no hay diferencia

entre el hombre y la mujer» Platón

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El Tiempo, Bogotá, (7, feb., 1954); p. 2

LA MUJER EN LA HISTORIA

Emancipación FemeninaPor Muray S. Stedman Jr.

H ace más de dos mil años Platón a f irm a b a , al h a b la r del

gobierno de A tenas, que «frente al E stado no hay d ife renc ia en tre el hom bre y la mujer». El filósofo no quería decir con esto que no existían e n tre los dos sex o s d ife re n c ia s importantes, desde el punto de vista biológico y aun psicológico. Hablaba concretam ente de su igual participa­ción en la v ida civ il y sosten ía el principio de que todas las personas calificadas, sin discriminación de sexo o condición social, no debían negar su concurso a la república.Es de lam en tar que esta doctrina civilizadora no prevaleciera en ningún lugar del m undo, ni siquiera en la antigua y culta Atenas. Más bien, por el contrario, la m ujer fue considerada como propiedad del hombre durante va rio s s ig lo s , con ex cep c ió n del periodo del Im perio Romano, en el que la m atrona llegó a ocupar una situación relativam ente elevada. La ley inglesa, por ejemplo, equiparaba la condición de la m ujer a la de la infancia. La m ujer casada no podía ejercer el derecho de propiedad, ni re c ib ir sa la rio p o r su trab a jo , ni dem andar por daños y perjuicios. No tenía existencia legal independiente de su marido.Las naciones m odernas han evolu­cionado tal vez con lentitud, pero con firm eza incontrastable hasta adoptar una actitud más com prensiva. Los h is to riad o res han seña lado com o causas de esta evolución dos hechos: la expansión del espíritu del siglo XVIII y la revolución industrial. En e fec to , el e sp ír itu de ese s ig lo - expresado en Francia especialmente p o r e s c r ito re s co m o C o n d o rc e t- p ro c la m a b a la ig u a ld a d de los ciudadanos ante la ley, sin excluir a

las «mujeres ciudadanas».1 En el siglo XIX, tal idea ganó la m ayor parte del m undo, y no se puede considerar como un simple accidente el hecho de que la Declaración Francesa de los D erechos del H om bre, d ic tada en 1789, y la Declaración Universal de D erechos H um anos, adop tada en 1948, son d o c u m e n to s que se relacionan en su espíritu. En lo que se refiere a la revolución industrial, es ind iscu tib le que p rodujo cam bios radicales en las familias, las mujeres y los niños, debido a la fabricación en g ran e sc a la , la e sp e c ia l iz a c ió n eco n ó m ica y el d esa rro llo de las ciudades.N a tu ra lm e n te , e s ta s dos fu e rza s e c o n ó m ic a s y f i lo s ó f ic a s se ejercitaron en un largo período de tiempo y con diferente intensidad en varias partes del mundo. Mas, cada día era m ayor el número de la gente que com enzaba a darse cuenta de que los derechos de la m ujer eran sólo una fase del problem a aún más amplio de los derechos humanos, ya que aparece con toda claridad el hecho de que allí donde los hombres son víctimas de la e x p lo ta c ió n , ta m b ié n lo son las mujeres en igual grado.

En la h is to ria de la lucha p o r la em ancipación de la mujer, la batalla para conseguir iguales derechos de propiedad se inició a comienzos del siglo XIX, particularm ente en Gran Bretaña y en los Estados Unidos de América. En 1860, el Estado de Nueva York concedió a la m ujer el derecho de d ir ig ir su p ro p ie d a d , lo que significaba un verdadero paso hacia adelan te . En la m ism a época, las mujeres se organizaban para obtener igualdad de derechos en lo que se refiere a la educación, y consiguieron

é x ito s n o ta b le s . F u e ro n caso s ejem plares el del Colegio Oberlín, en el E stado de O hio , que abrió sus puertas en 1833 a hombres y mujeres, y el del Colegio Cambridge en 1869 como el prim er colegio británico de mujeres, con categoría universitaria. M ás dram ática fue la lucha por el derecho de la m ujer al sufragio. En tod o s los p a íse s los dos b an d os d e fe n d ie ro n sus p o s ic io n e s con elocuencia. En general, los partidarios de la situación tradicional sostenían que la m ujer era inferior al hombre y que P la tón se h ab ía eq u ivocado . C onstituye una ilustración caracte­rística de esa m anera de pensar la observación de H oracio Bushnell quien, en su libro «El Sufragio de la Mujer; reform a contra la naturaleza», a f irm a b a q u e el e s fu e rz o p ara reconocer a la mujer el derecho al voto «es co m o u n a te n ta tiv a p a ra transform ar las flautas en clarines y las humildes violetas en girasoles». Pero ya un eminente americano, Ralph Waldo Emerson, había alzado su voz en 1856 en defensa del sufragio de la mujer, y algunos años más tarde, el gran filósofo británico Stuart M ill había apoyado con elocuencia ese mismo derecho.El tiempo ha demostrado que Platón, E m erso n y M ili no se h ab ían equivocado y que otras figuras menos importantes se hallaban desprovistas de razón y de justicia. En 1920, los E s ta d o s U n id o s de A m é ric a perm itieron votar a las mujeres. Gran B retaña, igualm ente, que en 1918 h a b ía c o n c e d id o e se d e rech o solamente a las mujeres calificadas, hizo extensivo tal privilegio, en 1928, a todas las mujeres investidas de la ciudadanía, Francia e Italia siguieron este e jem p lo en 1936. Y a s í fue

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extendiéndose esta conquista humana país por país hasta llegar a la época ac tu a l, en que s e se n ta n a c io n e s reconocen a la m ujer el derecho al sufragio. Al mismo tiempo, los países m ás in d u s tr ia liz a d o s han ido ampliando el alcance de su legislación social. Entre los aspectos que abarca esta legislación se encuentra el de la p ro te c c ió n a la m u je r c o n tra la explotación económica. Otras leyes, por añadidura, tienden a m ejorar su condición dentro del m atrim onio y suprim ir las barreras que impiden el acceso de la m ujer a la educación superior y a la enseñanza técnica y profesional.

Tanto se ha hecho por la emancipación de la m ujer que la observación de Jam es B enn et, en el «N ew York Herald» del 12 de septiembre de 1852 resulta anacrónica y falsa: «La mujer, por naturaleza, está destinada a la sumisión, pero en ese estado vive tan fe liz co m o en c u a lq u ie r o tro , cab a lm e n te po rq ue esa es la ley n a tu ra l» . H oy, en p le n a e ra del

sufragio fem enino, ningún político, hom bre de Estado o periodista, se a tre v e r ía a h a c e r se m e ja n te declaración y, en caso de hacerla, no p ro v ocaría sino la b u rla genera l, porque la c iencia experim ental ha venido a reforzar las doctrinas de los filósofos. La psicología moderna, por su parte, ha revelado que no existen grandes diferencias entre el hombre y la mujer, en lo que se refiere a la destreza y a la inteligencia.No obstante, hay mucho todavía por hacer. En varias regiones del mundo, la c if ra c o rre s p o n d ie n te al analfabetismo es todavía muy alta. En c ie r to s p a íse s se p ra c t ic a la d is c r im in a c ió n c o n tra la m ujer, especialm ente en asuntos económ i­cos. No en todas las nac iones se proporcionan iguales oportunidades educativas para los dos sexos. Y, finalmente, en aquellos países que no han im plantado todavía el sufragio femenino, es muy difícil para la mujer defender sus derechos porque el voto es el arma primordial para corregir la injusticia.

La Unesco, al cum plir su deber de difundir y fom entar los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos , expresa de modo especial su deseo de ver, en todos los países, term inar la discrim inación contra la mujer, particularm ente en la esfera de educación. La causa de este anhelo es muy clara; el adelanto educativo está vinculado estrecham ente al progreso económico, político y social. La lucha por la igualdad será larga, con pausas a veces de desaliento. Mas, la Unesco y otras organizaciones y países han dado vario s pasos ad e lan te en la rea lizac ió n del idea l de P la tón y c o n tin u a rá n a v a n z a n d o p o r ese cam ino hacia el futuro.

1. Condorcet fue más allá que Platón en la exaltación de los beneficios que resultarían para toda la sociedad al garantizar a la mujer el ejercicio de sus derechos educativos y cívicos: «Las mujeres, al igual que los hombres son seres racionales y capaces de contribuir mediante su inteligencia e iniciativa al mejoramiento de la sociedad y de la humanidad en su conjunto...».

Semana, Yol. 18, No. 445 (16, mayo, 1955); p. 11-12

Ellos y NosotrasPor GLORIA VALENCIA DE CASTAÑO

Creo que una de las razones de la crisis de nuestro tiempo se debe a las circunstancias infinitas, a los

profundos silencios que se establecen entre el hom bre y la mujer. Más concretamente, y para hacer aún más grave esta observación: a las distancias y a los silencios que se establecen entre esposo y esposa. ¡Giran en mundos tan distintos! Tan d istintos, que se van convirtiendo en mundos opuestos. El m arido llega a la casa fatigado, herido por la jornada de trabajo y tánto quiere descansar que convierte al hogar en un sitio de reposo, es cierto, pero de falsa y peligrosa serenidad. No quiere hablar con la esposa de sus preocupaciones, de su «negocio», de sus cu itas. Q uiere d istraerse. Y, en tonces, por elim inación, vive en su hogar una vida fragm entada, pacífica, sí, pero incompleta. El ideal es, mi ideal por lo menos, hacer un solo conjunto con él, una masa compleja

y v ital en donde sea tan im portan te para am bos la escogencia de las nuevas cortinas que van a comprar como el balance de contabilidad que arroja la em presa cada mes. Creo que eso es acompañar a un esposo. Comprendo que una serie de circunstancias personales, un juego de afinidades, me ha perm itido acom pañar a mi esposo en una form a y una m edida que pudieran considerarse excepcionales. Pero es que de otra manera no me hubiera casado con él. Creo que, antes del matrimonio, la mujer debe revisar minuciosam ente qué cosas la unen y cuáles la separan del esposo. Decir «mi esposo es médico pero no sé bien a qué especialidad se dedica. Sólo sé que vive atafagadísimo» o «mi esposo vive leyendo unos libros complicadísimos y nunca he sabido de qué tratan», me parece una irresponsabilidad con la vida y un burdo sentido de la comodidad. Deben escrutarse hasta lo más

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hondo las calidades del hom bre con quien vam os a com partir la vida. Y hacerlo a tiempo y con sagacidad. Lo demás crea esas distancias y esos silencios de que he hablado. Tal es la semilla de la discordia, la fuente de la tristeza. La alegría, mientras dependa de nosotros, es una obligación.

Hay algo más: esas distancias y esos silencios, esos m undos opuestos, originan la desconfianza. La distancia suscita la desconfianza. El hombre que viene de la oficina al hogar llega de un m undo tan distante que parece desem barcar de otro planeta. Y para la mujer común y corrien te es tan inasib le ese m undo donde espejean vagamente el trabajo, el club, el café, la calle, la reunión de hom bres solos, que de tal vaguedad surge la sospecha. En cambio, mientras más cercanos y entrelazados sean los dos m u n d o s d e l e sp o so y la e sp o sa , m eno s probabilidades habrá para la duda. Se verá el mundo desde un mism o ángulo y aún esas tinieblas interiores que hay en cada corazón hum ano se despejarán a la vista del compañero.

Otra cosa importantísima para la felicidad: el humor. Creo que Anatole France decía: «Si quieres que las mujeres te amen, hazlas reir». La fórm ula puede hacerse mucho más profunda: «Si buscas a alguien que pueda hacerte feliz, advierte primero si es capaz de hacerte reír». Me refiero a la risa gozosa, a la carcajada, a la llama imprevista que prende en cualquier parte y que pasa de unos ojos a otros, contagiosamente. ¡Qué im portante es el hum or en el matrimonio! Pero es necesaria la equivalencia, porque hay muchos tipos de humor, desde el que puede hacerse con una sola contracción de los labios hasta el que se organiza alrededor de los chistes recitados y transmitidos. Entre uno y otro extremo hay innumerables matices. Feliz la pareja - como es mi caso - que desarrolla una misma

categoría de humor. El humor es un capítulo de la simpatía y la simpatía -¡la sola simpatía!- puede sostener durante años un matrimonio del que desaparecieron desde hace muchos años el am or y hasta la estimación. La simpatía y la buena educación: hé ahí las dos grandes cosas.

La m ujer debe p reocuparse m ás por los problem as nacionales. La aristocracia es distracción. Y tal vez por eso muchas mujeres llegan a considerar inclusive elegante o fino el ignorar cuántos ministerios tiene el gobierno o qué consecuencias tiene la baja del café. No se interesan por los problem as sino por las personas. No tienen un sentido total del país, ignoran el esquema general de la historia patria. Saben que Bolívar libertó a Colombia por allá en los comienzos del siglo pasado, que Núñez tuvo amores con doña Soledad Román, que ciertas familias dieron varios presidentes al país, que hubo un atentado contra la vida del general Reyes y que años después A lfonso López reconquistó para los liberales el poder. Después han seguido la «historia del país» a través de anécdotas e incidentes personales. Pero no saben más. Adhieren casi histéricamente al sectarismo de los hombres y eso c o n s titu y e una de sus g ran d es d eb ilid ad es específicas.

La m ujer debe intentar una autonom ía intelectual. Es capaz de hacerlo. No lo hace por pereza o por comodidad. Desde luego, no estoy hablando de una autonomía política que podría venir si se mereciera. Pero mientras la mujer no piense por sí misma, no discrim ine, no sea capaz de definir, sola, ante un grupo de extranjeros, por ejemplo, sin ayuda del esposo, la importancia de Paz del Río o el rég im en actual de nuestro p e tró leo , no m erece la autonom ía política. Yo me sorprendo y me maravillo muchas veces del talento natural que tienen innumerables mujeres.

Semana, Vol. 19, No. 454 (18, julio, 1955); p. 11-12

Ellos se entiendenCuando Amoldo Raskovsky,

s ico an a lis ta y ped ia tra argentino, contratado por la Junta

de Beneficencia de Cundinamarca para orientar en Colombia una campaña de higiene mental, llegó recientemente a Bogotá, quizá no pudo imaginarse que alrededor de su pensamiento y su persona se fuera a suscitar un debate cada vez

más intenso, variado y de difícil solución. Y fue porque en la Sociedad C olom biana de Psiquiatría en donde lo presentó a los especialistas colombianos el presidente de la Beneficencia, Ernesto Martínez Capella, en la Televisión N acional, el 23 de junio, y en las conversaciones privadas, sostuvo tesis del más

JOSEFINA DE HUBACH Choques eléctricos

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ortodoxo pansexualismo (*). Con su «enorm e capacidad verbo- m otora» (palabras con que el cáustico psiquiatra colombiano Edm undo R ico defin ió las cualidades de conversador de Raskovsky, al replicarle en la prensa), el psicoanalista argentino, después de visitar el frenocomio de Sibaté, sostuvo en conferencias d ic tadas en a lgunos cen tros c ien tífico s y en charlas con jóvenes profesionales colombia­nos, cosas de este tenor: Que se podía hacer creer a la gente por medio de influencia psicológica; que si por ejemplo, algunos niños vistos por él en un frenocomio colombiano tuvieran un jardinero alto y apuesto en vez del pequeño y de 90 años que ven a diario, por el solo hecho de ver un tipo fís icam en te env id iab le , los párvulos alcanzarían un desarrollo m ayor y correspondiente a su edad, que, según AR, no tienen. Y entre otras cosas del extenso filón freudiano, relató el caso de un cáncer de la piel curado por él en asocio de otro médico (en la A rgen tina) y por m edio del psicoanálisis.

El «Shock». Sin embargo, lo que habría de producir revuelo no

estaba dicho aún, y fue la crítica que el psicoanalista argentino hizo a los m étodos de tra tam iento practicados por los psiquiatras colom bianos en los estab leci­mientos de beneficencia, que son en genera l de los llam ados métodos biológicos («shocks» e léc trico s o p roducidos por insulina, etc.) Además de Rico, el ex p erim en tado L uis Jaim e Sánchez, psiquiatra director del frenocom io de S ibaté y un psicoanalista menos ortodoxo que AR, José F rancisco Socarrás, hicieron la crítica de la tesis de Raskovsky (antes lo habían hecho en su presencia durante una sesión de la Sociedad de Psiquiatría) y el segundo de los tres lo emplazó el lunes 4, «para que diga cómo y por qué sus métodos freudianos van a reem plazar la experiencia de millones y millones de casos... que se han beneficiado de los procedimientos biológicos...» Y otra cosa: cómo va a hacer un pansexualista y freudiano para am oldar su m ateria lism o , positivismo y determ inism o...a los postulados de una terapéutica cristiana...

Derivación polémica. Por su parte y a p ro p ó sito de la tesis de

R askovsky , la co n stitu y en te Josefina V alencia de Hubach, escribió a «El Espectador» una carta denunciando casos «como los que he conocido a través de mis campañas a favor de la mujer, en que a lgunas de éstas, por diferencias con sus parientes, han sido internadas en casas de salud y som etidas a tra tam ien to s torturantes»... Socarrás pidió a este respecto que se hiciera una in v estig ac ió n y que Jo se fin a Valencia citara casos, a lo cual ella contestó que podía citar un buen número. Así estaba la polémica, hasta fines de la semana pasada, a mediados de la cual Raskovsky se había visto obligado a viajar a E uropa en d esa rro llo de com prom isos an te rio rm en te adquiridos, sin que alcanzara a re p lica r púb licam en te a sus contendores colombianos.(*) Doctrina del científico judio-vienés

Sigm und Freud (18 5 6 -1 9 3 9 ) que atribuye las perturbaciones mentales a complejos sexuales, especialmente a ciertos fenómenos relacionados con sucesos de la infancia. El mismo Freud rectificó parcialmente, y sus discípulos se hallan divididos en numerosas sub- escuelas.

Cromos, Bogotá. Año 39. Yol. 81, No. 1994 (18, jul., 1955); p. 21, 53

La polémica sobre la higiene mentalE l doctor Ernesto M artínez Capella, Director de la

Beneficencia de Cundinamarca, conoció un día en Nueva York al doctor Am oldo Raskovsky, psicoanalista

a rg e n tin o , d ire c to r de la « R e v is ta A rg e n tin a de Psicoanálisis» y persona de renom bre en los círculos psicoanalíticos del Continente. El doctor Martínez, que tenía la idea de fundar en Colombia un Instituto de Higiene M e n ta l, com o el q u e s o lic itó e l C o n g re so de Neuropsiquiatría reunido en M edellin hace unos meses, c o n tra tó al d o c to r R a sk o v sky p ara que v in ie ra a

organizado en un breve plazo. Los especialistas estuvieron a la expectativa desde cuando se tuvo conocim iento del com prom iso . L legó por fin el m édico argen tino y, atentamente escuchado por todos sus colegas de Bogotá, expresó sus propósitos y expuso sus tesis. Estas se com ponían de las teorías del sabio austríaco Sigmund Freud, pero seguido en la form a más literal y ortodoxa posible. A llí no entraban o tenían que ver muy poco los discípulos que criticaron o desarrollaron el pensamiento del M aestro que, en sus últimos escritos, buscaba una base

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biológica para su escuela, lim itada naturalmente, por las lim itaciones de la ciencia de su tiempo. Lo que el doctor Raskovsky proponía era el pansexualismo, como advirtió, con intención muy católica, el doctor Luis Jaime Sánchez.

El doctor R askovsky fue al frenocom io de m ujeres (llamado más sencillam ente asilo de locas) y estudió los m é to d o s em p le a d o s en los t ra ta m ie n to s . E ran , principalmente, insulinoterapia y electrochoques, sistemas que no entraban en su concepción. Entonces sostuvo lo que dio lugar a la discusión: es necesario suprim ir los electrochoques, la insulinoterapia, y no pensar siquiera en la lobotom ía ni en ningún otro tratamiento de base b io ló g ic a . P ro p u so , en c a m b io , el tra ta m ie n to psicoanalítico por grupos.

Los especialistas colombianos pusieron el grito en el cielo. En prim er lugar -dijeron- no hay aquí personal científico suficiente para ello y luego, dijo el doctor Edmundo Rico, el doctor Raskovsky no es psiquiatra y, por lo tanto, no conoce los aspectos biológicos de la enfermedad ni sus requerimientos terapéuticos en las diversas etapas de su evolución.

El doctor Rico, en su «Balanza del Caduceo»- columna que escribe a veces en «El Tiempo» invitó a opinar a los expertos. Pocos días después, apareció en el mismo diario un artículo del doctor Luis Jaime Sánchez, desafiando a una controversia pública al doctor Raskovsky, y haciendo ver que sus puntos de vista no se ajustaban al pensamiento del Vaticano sobre la higiene mental y sus procedimientos. D ijo , en tre o tras cosas, que el p sicoanálisis estaba superado y se hallaba dispuesto a probarlo. Por esos mismos días, en «El Espectador», el doctor José Francisco Socarras - considerado como el prim er psicoanalista del país, se puso de acuerdo con el doctor Rico y dijo que disentía del doctor Raskovsky en cuanto éste abogaba por la supresión de los tratam ientos biológicos. «La in su lin o te rap ia» -ag reg ó -, los e lec tro ch o qu es y la lobotomía son recursos terapéuticos indispensables, de acuerdo con la actualidad científica, técnica y organizativa de los establecim ientos psiquiátricos; y no se les puede sustituir de la noche a la mañana por la psicoterapia, así sea individual o de grupo, de tipo psicoanalítico o de cualquiera otro de los em pleados actualm ente. H ay pacien tes esquizofrén icos, por ejem plo, que no son susceptibles a la psicoterapia, sino después de una cura de in su lin a ; o tro s , en cam b io , en el cu rso de la psico terap ia hacen crisis de agitación que requieren insulinoterapia». Agregó, que el señor M inistro de Salud Pública no debía hablar en sentido peyorativo de los métodos biológicos, aplicados actualmente «en todos los g ra n d e s c e n tro s de la p s iq u ia tr ía m u n d ia l» . Y, aprovechando la ocasión, llamó «la atención de la ilustre dam a doña Jo se fin a V alencia de H ubach sobre la necesidad de ser discretos cuando se discuten asuntos científicos que se desconocen. Dijo ella (en una discusión

JOSEFINA VALENCIA DE HUBACH Tiene 29 casos

televisada sobre la higiene mental en el país comentada en CROM OS) que los tratamientos biológicos degeneran o idiotizan a los enferm os, “pero ocurre que son las enferm edades en sí, nunca los métodos, quienes anulan o idiotizan a los pacientes” .

La señora Valencia de Hubach se apresuró a rectificar por medio de una carta enviada al doctor Socarrás, y publicada - días después - en «El Espectador». Dijo, entre otras cosas: «Yo me sentiría profundamente feliz si lograra evitar, con mi presencia, que se repitieran casos como los que he conocido a través de mis cam pañas en favor de la mujer, en que algunas de éstas, por diferencias con sus parien tes, han sido in te rnadas en casas de salud y sometidas a tratamientos torturantes. Y más aún: casos insólitos en que cuando algunas mujeres han tenido la desgracia de faltar a los comprom isos adquiridos en el matrim onio, han recibido como castigo la aplicación de electrochoques o la internación en sanatorios, siendo así que si se siguiera la m ism a norma con los hombres, no habrían casas de salud suficientes para albergarlos». Al día siguiente, en el mismo diario, los doctores Hernán Vergara y Alvaro Fajardo Pinzón, dijeron que, «como directores que somos de una clínica pneurosiquiátrica, nos vemos en el caso de pedir a la señora Valencia de Hubach... que solicite a las autoridades judiciales abrir la investigación correspondiente sobre los ilícitos de que ella tiene conocimiento... si en algunos casos parece que, efectivamente, la hospitalización de la señora tenga por móvil castigarla por infidelidades matrim oniales, ello se debe a que todo cam bio brusco de conducta perm ite sospechar la presencia de un proceso de desintegración psíquica....»

El problem a técnico siguió discutiéndose, y los términos de la p olémica fueron esclareciéndose. Pero ya el doctor Raskovsky se había ido a España. El doctor Martínez

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Capella, considerando que algunos polemistas se alejaban de su especialidad, para pisar campos personales, censuró a quienes estaban atacando al médico argentino que, por su viaje, no podía defenderse. Entre tanto, el doctor Socarras escribió una carta al doctor José del Carmen Acosta, Presidente de la Federación M édica, encargado de sancionar las faltas cometidas contra el estatuto ético de nuestra profesión” , para que tom e las declaraciones públicas de la señora Valencia de JJubach como denuncia formal, abra la correspondiente investigación e imparta si es del caso las sanciones de rigor” . El doctor Acosta

dijo que consideraba «infundados los cargos y no creo que se haya presentado ninguno». Pero la señora Valencia, en una carta a «El Tiempo», dijo que «renunciando a la inm unidad parlam entaria de que gozo, estoy lista a declarar ante los señores ministros de gobierno y de salud pública, las irregularidades a que me referí en mi carta al d o c to r S o carrás (...) . Y p ara co n o c im ien to de los psiquiatras interesados, debo manifestarles que ni siquiera en la infancia sufrí de terrores nocturnos». Y en «El E sp e c ta d o r» p re c isó : « te n g o v e in tin u e v e caso s concretos».

Cromos, Bogotá. Año 41, Vol. 84, No. 2082 (8, abr., 1957); p. 14, 43

CON LA REINA DE LOS PERIODISTAS DE SANTANDERLa mujer no debe participar en la políticaALTA, esbelta , de o jos verdes, y c a b e llo s ru b io s M a rie la D u rán Velasco, la reina de los periodistas de Santander, llegó a Bogotá con el fin de entrevistarse con los M inistros de Obras Públicas y Educación, sobre v a rio s e im p o rta n te s a su n to s concernientes a levantar el nivel social y económico de los profesionales de la prensa santandereana.Entre sus principales objetivos figura el de la construcción de la Casa del P eriodista de B ucaram anga, cuyos terrenos ya fueron adquiridos cerca de Sotom ayor, pero que por fa lta de ayuda económ ica no ha sido posible iniciar la construcción. La reina desea que la casa del periodista sea ante todo un cen tro de co rd ia l reun ión , sin d iscrim inaciones ideológ icas y de clases, donde cada periodista pueda expresar sus conceptos y sus anhelos de mejoram iento colectivo. Y es tal la vehemencia que anima a M ariela Durán Velasco en la realización de e s te p ro y e c to , que a f irm a sin am bages: «an tes de te rm in a r mi reinado, que es de un año, prometo entregar a Bucaramanga la Casa de los Periodistas ya concluida».

En la visita que M ariela Durán hizo al Ministerio de Educación, consiguió una buena can tidad de cuadernos, lib ro s , láp ices y o tro s ú tile s de estudio, además de juguetes y vestidos

para los voceadores de prensa de Santander.La re in a de los p e r io d is ta s de S antander es ante todo una m ujer m o d ern a , de c la ro s y e le v a d o s co n cep to s sobre la v id a co n te m ­poránea, especialmente en lo que se refiere a la participación fem enina en todos los cam pos de la actividad y a sus derechos civiles, sus ideas son p re c is a s , ju s ta s y ra z o n a d a s y muestran una madurez intelectual que e s tá en d e sa c u e rd o con su g ran ju v e n tu d y que es la ló g ic a consecuencia de su consagración al estudio y de su vasta cultura adquirida en libros y en viajes.Sobre la independencia de la mujer, M ariela Durán declara enfáticamente: -« L a m u je r d eb e te n e r su in d e ­pen d en cia en cuan to a sus ideas, p ro fe s ió n , c re d o y a c tiv id a d , conservando siem pre la é tica y el re sp e to p o r su s d e b e re s , com o miembro importante que es del hogar y de la sociedad. Sería m aravilloso el día que la m ujer colom biana lograra tener la libertad de acción y la solidez mental de la de los Estados Unidos!»

- Bajo tal independencia, ¿la m ujer podría com eter errores?- «¡Naturalmente! Nuestras mujeres, por lo general, no tienen la suficiente e d u c a c ió n p a ra d if e re n c ia r la

independencia del libre albedrío, y por e s ta c o n fu s ió n co m e ten , m uchas veces, ligerezas de honestidad, moral y buenas costum bres. La indepen­dencia de la m ujer moderna, radica en ser práctica ante la vida y sana, pura y n o b le an te su c o n c ie n c ia . L a comprensión de estos dos factores es lo que le falta a la m ujer colom biana y creo que la irá adquiriendo con el tiempo, la educación y la formación intelectual».- ¿De la m ujer en la política?-«M e parece que éste es un cam po en que la m ujer no debe tom ar parte. La m u je r es p o r n a tu ra le z a m ás apasionada que razonable y actúa casi siempre guiada por su temperamento, ¡imaginémonos una revolución de m ujeres!. ¡ Sería peor, más catastrófica que el esta llido de una bom ba de h id ró g en o ! L a m u je r no tie n e el sentido de neutralidad, de equidad, de tacto y disim ulo que caracteriza al político, cuando ella interviene, lo hace a ciegas, tozudam ente, impelida por sus sentim ientos, sus creencias y sus pasiones. En fin, que la mujer debe dedicar estas fuerzas irrebatibles de su sicología, a obras sociales, de caridad y de f ra te rn id a d en b ie n de la humanidad».- Pero la m ujer no rteam ericana y europea viene tom ando parte activa en la p o lí t ic a con re s u lta d o s

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maravillosos...-« ¡E s d is tin to ! Son ra z a s de tem peram ento frío y calculador. Aquí som os m uy fogosos, volcánicos y apasionados hasta lo increíble. La reflex ión , el tacto, la m esura, son atributos que desconoce nuestra raza y son los que in te g ra n el tem peram ento anglosajón; por eso pueden las m ujeres de a llá h acer política como los varones».- ¿Qué opina del amor?- «Soy tan romántica que creo que el am or es el don más hermoso que Dios concedió a la humanidad. Quien tenga amor posee todo: El paisaje, las flores, la ternura, el llanto, la alegría , el

sosiego, la plenitud y la dicha inmensa de ser un retazo de la creación».- ¿Le hubiera gustado ser periodista?- « ¡C o n to d a m i alm a! A m o intensamente esta inquieta profesión, la que yo llamo «el cuarto poder» por la importancia que tiene en el destino de los pueblos. Algún día tendrán la sorpresa de verme en el periodismo activo. H acia él me encam ino y he de lograrlo como todas las cosas que me propongo».- ¿C óm o la ha tra tad o la p ren sa bogotana?- «C on la g e n ti le z a que la ha distinguido siempre. Admiro mucho a la revista CROM OS, por su bella y

pulcra presentación, por la magnífica selección de sus artículos y por las interesantes gráficas de actualidad nacional y mundial que nos entrega semanalmente. Además, le estoy muy a g ra d e c id a a C R O M O S p o r las gentilezas que tuvo en mi coronación y nuevamente ahora, ayudando en la lab o r p u b lic ita r ia que es la m ás im p o rtan te p a ra el lo g ro de m is o b je tiv o s co m o re in a de los periodistas. Envío a los lectores de CROMOS un saludo muy cordial de los periodistas santandereanos y un abrazo fraternal y am istoso en mi nombre.

Cromos, Bogotá. Año 41, Yol. 85, No. 2114 (25, nov., 1957); p. 15

La capacidad política de la mujerL a agitación feminista no tiene aquí muchos

años; tal vez treinta o treinta y cinco si tomamos en cuenta las extrañas salidas románticas de una u

otra mujer superior. Doña Soledad Acosta de Samper aparece casi solitaria en el siglo pasado; antes estaba la Madre Castillo. ¿Cuántas más que pudiéramos reputar de prim era línea por la preem inencia intelectual y la actitud ejemplarizante? Es difícil verlas. De donde puede deducirse que el despertar político y mental de las mujeres colombianas carece de una tradición rica. Estrictamente, su acceso a la vida pública se hizo realidad patente hará unos 25 años, cuando empezaron a trabajar por fuera de la casa y al interesarse un poco por lo que sucedía en la calle. La última década ha sido decisiva en el proceso, que se ve concomitante de la urbanización y del desenvolvimiento general de la nación.

El hecho de la mujer como fuerza viva en la calle planteó a los partidos la necesidad de conferirle un sta tus p o lítico . En el decen io del tre in ta le permitieron manejar sus bienes y le otorgaron cierto grado de independencia con relación al marido, pero seguía careciendo de intervención en los negocios públicos aunque ejerciera influencia en la política desde su casa. Ninguno de los partidos tradicionales fue lo bastante osado, sin embargo, para concederle el voto. Ella tampoco se preocupaba excesivamente por ello, y sólo su vaga simpatía por un minúsculo

grupo de sufraguistas denotaba su interés latente. El sufragio femenino era tema secundario hasta el momento de Rojas Pinilla. El dictador, a medida que perdía prestigio, se afanaba por hallarlo en alguna parte; y un día creyó que diciéndoles a las mujeres que podían votar iba a tener el respaldo de la mitad del país. Lo que no vio él fue que resultaba imposible aislar a las mujeres de su propia atmósfera social y política y en ésta los hombres carecían de derechos y caían asesinados en las calles y en los campos. Por lo demás, nadie podría votar «por razones de orden público». El voto femenino resultó, pues, una añagaza demagógica; pero, aun así, ese formalismo de la dictadura quedó en el primer plano de la vida política, sobre todo después de que Rojas llevó una mujer al gabinete. Ello en sí mismo no constituía revolución alguna ni ejercitaba influencia perceptible en la orientación del Estado, pero era un estímulo. Cuando éste pudiera manifestarse eficazmente sería posible tener esperanzas en que cambiaran un poco las condiciones de la lucha política. Uno de los puntos del plebiscito constitucionaliza el voto femenino. Este va a ser efectivo, ahora sí. Lo que quiere decir que las mujeres duplican el volumen de votantes y que las elecciones refle jarán más cabalmente los criterios políticos y la sensibilidad del país. Las mujeres entran, de este modo, en el debate sobre las cuestiones del Estado y participan en su dirección. Su peso específico en el contenido

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de los programas políticos y en la actividad de los gobiernos va a ser, por eso, determ inante. Por advertirlo de esta manera fue por lo que el doctor Lleras les dijo la semana última que participaran en el plebiscito y después de él con la lucidez que requería la nación y se había esperado vanamente de los hombres. El Director del Partido Liberal les aseguró que, al llamarlas a votar no lo hacía a nombre de agrupación alguna, sino como veterano de la

política que podía indicarles los sitios de peligro. Lo que les pidió el gran conductor civil fue que ante todo, mantuvieran delante de los partidos una lúcida independencia intelectual que les permitiera aprobar o censurar sin sentirse culpables de deslealtad. Este, a nuestro juicio , es el mayor homenaje que la inteligencia masculina puede hacer a quien ha amado y menospreciado por los siglos de los siglos.

Semana, Vol. 23, No. 537 (7-13, diciembre, 1957) p. 3

¿Derecha o izquierda?Cuando los colombianos asistían, de lejos, a las deliberaciones de la Comisión de Estudios Constitucionales sobre la conveniencia de darle el voto a las mujeres (idea que se abrió con el «espaldarazo» presidencial), uno de los argumentos callejeros, tanto en favor como en contra, fue de que las colombianas votarían, cuando pudieran, por el partido conservador. Era un argumento de dos cabezas.

El proyecto tuvo amigos y enemigos de ambos partidos. Los liberales creen que la influencia del hombre sobre la mujer en materias políticas es incontrastable y como dan por descontada su mayoría electoral, no se inquietan. Los conservadores, por su parte, confían en que la influencia del clero sobre la mujer les dará la mayoría de los votos femeninos.

Punto de referencia.- Desde luego, en la Colombia actual, esto del sufragio es la más teórica de las discusiones pero a falta de otro tema los contertulios de café pueden ampliar sus tesis trayendo a cuento el reciente caso mexicano.

Durante las últimas elecciones de ese amigo país, para elegir diputados a la Asamblea Nacional, el 58 por ciento de la votación del Distrito Federal de México correspondió a las mujeres y de este 58 por ciento, el 38 por ciento fue favorable al partido derechista Acción Nacional. En las provincias, según cálculos, el 60 por ciento de los votos femeninos favorecieron también al partido que dirige el licenciado conservador Gómez Morín. Frente a la evidencia de los números, un observador comentó : «el gobierno ha puesto en manos de la reacción el arma más formidable de que se tenga memoria y si algún día cada uno de los votos depositados en las urnas contara estrictamente, la Revolución (izquierdista) habrá dejado de existir... Las mujeres votaron simplemente contra el PRI (Partido Revolucionario Institucional), sin importarles quién era el candidato derechista..,»¿Qué puede ocurrir con las elecciones presidenciales próximas ? La mujer mexicana, opinan los observadores, está lista para actuar pero solamente desde el punto de vista emocional y temen que le entregue en bandeja a la reacción, la más cara de las conquistas masculinas.

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Semana, Vol. 23, No. 537 (7-13, diciembre, 1957) p. 3

El voto femeninoPor LUCILA RUBIO DE LAVERDE

La autora de esta columna es una de las m ujeres

colombianas que mayor acción feminista ha desarrollado.

Ha presidido durante varios años la acción feminista de Colombia y ha representado a esta organi­zac ión en varios congresos internacionales. Es autora de tres libros sobre temas feministas. Sus puntos de vista aquí consignados representan un claro y valeroso planteamiento de la cuestión sobre la cual ha venido discutiéndose últimamente en la Comisión de Estudios Constitucionales.

Después de largos años de debates, olvido y vacilaciones, parece que el leg islador colom biano hará ju s tic ia a la m ujer de su país sacán d o la del estado que corresponde políticamente en la sociedad, a los vagos, los locos y los mendigos.

Desde 1944 pedimos insistente­m ente al congreso el sufragio universal, pero sólo logramos en 1945 cambiar la palabra varón por Colombiano en el A rtícu lo correspondien te de la C onsti­tución.

Entonces los ánimos viriles se enconaron con tra la p e tic ió n ju stic iera de la m ujer con tan inusitada violencia, que no hubo ironía ni descrédito que no saliera a re luc ir en refuerzo de tesis

re tró g rad as so sten id as por hom bres al d ec ir de ideas democráticas.

E n tonces com o hoy, tres proporciones dividían el campo: el derecho político total, el de votar so lam ente en las e lecc iones m u n ic ipales, y por ú ltim o conceder al legislador la facultad de d ic ta r la ley del su frag io universal cuando lo considerara oportuno. Sólo la primera, la que sostiene actualmente en el seno de la C.E.C. el ilustre profesor López de Mesa, cumple con el postulado democrático.

La m ujer co lom biana guarda silencio mientras los constitu­yen tes d iscu ten su derecho , convencida de que el voto le será conced ido sin necesid ad de pedirlo . Un gobierno que ha firmado la Carta de las Naciones Unidas y adherido a la Declaración U niversal de los derechos del hombre, no puede retardar por más tiem po el cum plim iento de un compromiso internacional.

El silencio femenino en este caso no sign ifica ind iferencia. Es simplemente una consecuencia lógica de pasadas experiencias. Nada valieron ante la obcecación de los legisladores la serie de m em oriales, folletos, revistas, conferencias y libros escritos y pronunciamientos con el propósito de d efen d er la igualdad de

derechos c iv iles y po líticos. Parecía, entonces, que el varón colom biano sólo tuviera como meta final el afianzamiento de la teoría de la inferioridad femenina.

Pueden los varones colombianos esperar tranquilamente la decisión de la C.E.C. El voto de la mujer sólo tendrá el carácter protocolario del cumplimiento de un compro­miso firmado en varios acuerdos internacionales. Infortunadamente en la práctica no traerá ningún cambio sensible en la política y organización del país en mucho tiempo. El varón patriarcal que es en la in tim idad el hom bre colombiano, no la dejará intervenir en form a decisiva y eficaz. El recuerdo de lo ocurrido en los últimos años anteriores al 13 de junio lo hará apartarla de la cosa pública y seguirá siendo él, el sólo señor. La educación continuará como ahora: miles de niños sin

LUCILA DE LAVERDE Derechos jurídicos

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escuela con un solo camino abierto a su esperanza: el de bestia de carga. Centenares de jóvenes a las puertas de la Universidad sin sitio donde satisfacer su anhelo de estud iar, porque un M in istro ordena en enero un p rev io un iv e rs ita rio que suprim e en octubre. Los campesinos seguirán ignorando el alfabeto, acosados por la enfermedad y la miseria. Los niños vagos ambularán por las

calles de la ciudades acechando los clientes de las bizcocherías, y en las noches heladas se refugiarán bajo las estatuas de los proceres y en los portales amplios de las ricas mansiones. Y continuará la mujer cambiando honor por pan y un buen número de niños seguirán siendo inscritos en los registros como hijos de padres descono­cidos.Pero si a lgún día la m ujer

colombiana afianza su indepen­dencia y p ierde el m iedo de intervenir en la política, la vida del país perdería las duras aristas del delineamiento puramente varonil que hoy acusa para adquirir los gratos contornos que la sensi­bilidad social y el menor egoísmo de la mujer podrían imprimir al desenvolvimiento de la sociedad a todo lo ancho del territorio nacional.

Cromos, Bogotá. Año 38, Yol. 79, No. 1950 (6, sep., 1954); p. 19

Mujeres de vanguardiaMINNIE M. MILLER

COINCIDIENDO con el logro del voto para ellas, las mujeres colombianas tuvieron la semana pasada una visitante norteamericana que vino con el fin de incitarlas a organizarse más fuertemente. La señora M innie M iller, que es v icep re s id en ta de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias, trató principalmente con las mujeres que estudian entre nosotros, es decir, con quienes van a dirigir en adelante el movimiento feminista del país.

La señora Miller realiza un viaje de cinco meses por América Latina, durante el cual habrá de visitar o rgan izac iones de M éxico, B rasil, U ruguay, Argentina, además de establecer vinculaciones con las universitarias de Colombia, Panamá, Cuba, Costa Rica, Bolivia y Chile. «Cuando estos grupos entren a formar parte de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias -dijo la señora Miller-, las mujeres universitarias de Am érica Latina para explicarles lo que era la Federación y los beneficios que pueden a lcanzar a filián d o se a d icha

organización. En la actualidad hay 150.000 mujeres un iversitarias de 30 países d istin tos que son miembros de la Federación».

La señora Miller es profesora de idiomas modernos en el Kansas State Teacher’s College; pero viaja con una licencia por tierras que ella ya había visitado en 1951. Es graduada en el mismo colegio y doctorada en la U niversidad de Chicago. Tiene, además, certificados de estudios en el Instituto de Fonética de la Universidad de París y ha seguido cursos en el Centro de Estudios Históricos de Madrid. Ha escrito también varias obras sobre las civilizaciones de F ranc ia y E spaña y co laborado en rev is tas especializadas en temas lingüísticos. Cinco veces ha viajado a Europa, cuyos países latinos de Occidente conoce muy bien. El gobierno francés la ha condecorado con las Palmes Académiques de plata y de oro, fuera de haberle otorgado los títulos de Officier d ’Academie y Officier de l’Instruction Publique.

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C edulación F em enina

«La cédula nos acredita como ciudadanas

de Colombia».

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El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. 1, c. 5-7; p. 17, c. 6

ENSAYO DE CEDULACION FEMENINA, HOYHabrá personal especial para cedular damasEl prim er pensamiento de las mujeres al concedérseles el d e rech o al vo to u n iv e rsa l fue el de c o n se g u ir el in stru m en to que las acred ite com o c iu dadanas de C olom bia. Por eso, no pocas hicieron llam adas a las oficinas de la Registraduría Nacional del Estado Civil, para averiguar cuándo podían ir a que les dieran su cédula; algunas ya se están haciendo tom ar las fotografías y otras han recomendado que les saquen su partida de nacimiento.

En la R e g is tra d u r ía se a n u n c ió a las dam as que inm ediatamente se produjera por parte del ejecutivo la reglamentación al estatuto legal aprobado en la ANAC, los funcionarios de esa dependencia entrarán a iniciar la cedulación femenina.

Con el propósito de ver sobre el terreno el proceso de cedulación vigente, el cual se aplicará también para el efecto de otorgar la cédula a las mujeres, visitamos esta m añana las oficinas de la R egistraduría Nacional del Estado Civil en compañía de las honorables constituyentes Esm eralda A rboleda de U ribe y Josefina Valencia de Hubach, y de la magistrado Aydee Anzola Linares.

E l d o c to r T eó filo Q u in te ro de F ex y o tro s a lto s funcionarios de la dependencia mencionada, se mostraron com placidos por la visita y accedieron gentilm ente a explicamos el proceso de la cedulación y a aclarar algunos datos al respecto.

«El único escollo que habíamos encontrado -dijo el doctor Quintero de Fex- con relación a la cedulación femenina, era el de las fotografías, pero ya encontramos la solución y que consiste en que cada una se m ande tom ar las fotografías donde quiera, en pose seria o sonriente. El todo es que queden de frente y se les vean las dos orejas». «Así -agregó- no les quitamos a las damas el derecho a sonreir, y también se pueden hacer el peinado que quieran para esas fotografías».

«Eso era -anotó el doctor Paredes- lo que aterraba al doctor Francisco de Paula Pérez cuando hablaba de los desfiles de momias».

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„ * ftillMáIRLas cédulas provisionales expedidas en la mañana de hoy a las damas constituyentes, doña Esmeralda Arboleda de Uribe y doña Josefina Valencia de Hubach.

Los requisitosPara sacar la cédula de ciudadanía se requieren los siguientes requisitos: Partida de nacimiento (no importa que no sea reciente), las fotografías y presentarse a las oficinas de la Registraduría, en donde se toman los datos del caso, y se imprimen las huellas dactilares.Los datos en cuestión son: fecha y lugar de nacimiento, nombre de los padres, estado civil, educación, empleo, profesión u oficio, lengua, deformaciones e incapacidades, apellidos, nombres, señales particulares, color y estatura.

Durante la visita hecha esta mañana a la Registraduría, el propio director de la D ivisión de Identificación de la Registraduría Nacional del Estado Civil fue quien accedió

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En la mañana de hoy visitaron las oficinas de la Registraduría Nacional de Estado Civil las representantes femeninas en la ANAC, doña Esmeralda Arboleda de Uribe y doña Josefina Valencia de Hubach, quienes aparecen en la presente foto acom pañadas por el doctor Q uintero de F ex y otros funcionarios de esa dependencia, cuando se verificaba un en sayo de elaboración de la cédu la fem enin a (Foto ESPECTADOR-Benavides)

a dar una demostración muy en serio de la forma como se tom an las huellas dactilares.Una vez prensado el cartón que contiene los espacios para las huellas y em papada de tinta por un rodillo, una lámina, el doctor Dangon procedió a untar los dedos y a im prim ir las huellas del pulgar, índice, medio, anular y meñique, sucesivam ente, y luego en form a simultánea, primero los de una mano y luego los de la otra.

Se observó entonces que era m ucho más fácil tom ar las huellas a los dedos fem eninos, por las uñas largas. Fue entonces cuando el señor registrador anotó : «Sí, las uñas largas puede que para cargo adm inistrativos no sean convenientes, pero ya está com probado que para los efectos de dactiloscopia son muy aconsejables».

El costo de la cédulaHoy, el costo de una cédula es de $10, repartidos así: p a r tid a de n ac im ien to $2 .50 ; fo to g ra fía s , $2 .50 y ap ro x im ad am en te $5 p o r d ía que se p ie rde en las diligencias para obtenerla.

Los funcionarios de la Registraduría se entrevistaron ya con los altos jerarcas de la Iglesia en solicitud de una rebaja considerable por la expedición de la partida de nacim iento. A esa petición los m inistros de la Iglesia prom etieron estudiar la posibilidad de expedir dicho documento a un precio equitativo.

También sugieren ellos que para rebajar el costo de la adquisición de la cédula, los patrones den a sus empleados el tiempo necesario para sacar la cédula, sin descontarles nada de su salario, y que en el caso de las empresas con suficiente capital, de los ricos hacendados y en general de los patronos pudientes, paguen el importe de la cédula de sus empleados, obreros o subalternos.

4000 cédulas diariasLos funcionarios de la registraduría m anifestaron que estaban en capacidad de expedir 4000 cédulas diarias, y que esa cifra era muy factible de ser doblada.

El señor registrador manifestó su propósito de organizar en un futuro próxim o grupos de cedulación femenina, a fin de que se prepare el personal necesario para efectos de dar la cédula a las damas.

E sa idea, en p rim er térm ino ten iendo en cuen ta la capacidad de las m ujeres para tales m enesteres, y en segundo lugar para evitar los reatos que pudiera tener especialmente la m ujer cam pesina ante un caballero que le tom ase la mano para im prim ir las huellas, o que le preguntase datos tan secretos como la edad.

Ellos nos informaron finalmente que el sistema que ahora h an im p la n ta d o , h ech o p o r té c n ic o s ú n ic a m e n te colom bianos, es el que más garantías presenta y mejores resultados ha dado. La culpa del fracaso de la cedulación p o r los sistem as canad ienses «únicam ente se debe (afirmaron) a los técnicos del Canadá. Ahora está probado que los co lom bianos son muy buenos para esto de cedular».

El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26,ago., 1954); p. 17, c. 4-5

Una dama en el directorio liberalM edellin. Doña Elena de Jaram illo Sierra, fotografiada ayer tarde en su residencia, al serle comunicada su postulación como miem bro principal del D irectorio L iberal de A ntioquia en representación de la m ujer de este departamento. (Foto EL ESPECTADOR-Repórter. Vía Avianca).

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Cromos, Bogotá. Año 39. Yol. 80. No. 1983 (2, mayo., 1955); p.19

El instrumento de identificaciónCORONEL FRANCISCO ROJAS SCARPETTA

ic ia d a s nuestras costu m b res electorales, desde los lejanos tiempos

en que se acuñó la expresión del que escruta elige, el proceso de perfecciona­miento de nuestros sistemas electorales ha sido lento y sometido al arbitrio de las conven ien cias partidistas de nuestras colectividades históricas.

A la decantada democracia de que tanto nos ufanam os los colom bianos, le ha faltado el complemento de un régimen de cedulación técnico, ajustado al progreso de la ciencia y sujeto a la más estricta imparcialidad. Claro que en este sentido se ha avanzado m ucho y que ambas agrupaciones en que se divide la opinión de los colombianos han coadyuvado a la tarea com ún. Fruto de ese clim a de en ten d im ien to y co m p ren sión que antepone los intereses de los partidos a las supremas conveniencias de la patria, fue el acuerdo concretado en la ley 89 de 1948, que creó una organización electoral ajena a las in flu en cias de nuestros bandos tradicionales y paritaria.

Militar de vocación, con un alto sentido de su responsabilidad el coronel Francisco Rojas Scarpetta adelanta actualmente una labor no por callada menos efectiva, en procura de dotar a la ciudadanía de un instrumento de identificación acorde con los propósitos patrióticos del gobierno. H abiend o el d ecreto 0051 de 1954 restringido la restricción de cédulas a los colombianos varones que comprobarán haber cumplido 21 años a partir del mes de enero de 1951, no se extendían los benefic ios de la cedulación a los que estuvieran fuera de esa condición esencial. Pero al in d icar ahora una nueva disposición oficial, que la cedulación se extienda a todos los colombianos mayores de 21 años se ha intensificado la de los hombres dejándose abiertos los caminos para posteriormente realizar esta labor en la rama femenina.

Como fruto de las experiencias del pasado el coronel Rojas Scarpetta ha elaborado

un plan en colaboración con los delegados departam entales de la R egistraduría Nacional de Estado Civil, que consiste fundamentalmente en hacer agrupaciones de tres o cuatro municipios, regidos por un so lo registrador con funcionarios suficientes para atender la cedulación de cada uno de estos núcleos. Esto ante la im posib ilidad de abrir por ahora las registradurías de todos los municipios del país. Es d ecir que para lo s 16 departamentos se han formado 251 grupos de reg istradu rías que contarán con d elegad os, auxiliares, reseñadores y fotógrafos que faciliten a la ciudadanía obtener rápidamente su instrumento de identificación. Parte vital del programa está dedicado a propaganda ya que ha impartido instrucciones a los empleados de la Registraduría para que se conviertan en agentes activos que hagan comprender al campesino, al obrero y al ciudadano en general, la im portancia que tiene la adquisición de la cédula.

R evaluan do e l co n cep to con que generalmente se ha considerado la cédula, hay que entender la importancia que ella tiene para los actos civiles y las ventajas que de su posesión se derivan.

La parte técn ica de la cédu la le ha merecido al Coronel Rojas Scarpetta toda su a ten c ió n . Las cr ítica s acerbas y unánim es que despertó la prueba fotográfica de la cédula canadiense se han rem ediado con el sistem a de injerto, oficialmente adaptado por el gobierno. En procura de facilitar la adquisición de la céd u la ahora se le sum in istrará al ciudadano retrato gratuito, partida de b au tism o a p rec io ín fim o de $ 1 .0 0 preparadores y fotógrafos ambulantes que eviten en lo p o sib le v iajes y gastos, garantizándoles a lo s ciudadanos un am plio m argen de seguridad. N o ha descuidado el dinámico oficial del ejército que ahora dirige la R egistraduría, la cedulación femenina. Concedida por el gobierno la plenitud de derechos a la mujer, la O rgan izac ión N a cio n a l

Femenina le ha planteado al Coronel Rojas Scarpetta el problema. Interesado como está el registrador en la cedulación de la mujer, entiende a cabalidad que no se debe acometer una labor improvisada. Espera llevar a e fec to esta cedu lación en el próximo año con los mismos requisitos de la m asculina en retratos, im presiones dactilares, profesión u o fic io , señales particu lares, etc . Pero com o la Registraduría Nacional tiene que operar sobre datos exactos del estado civil de las personas, será también necesario exigirles la partida e c le s iá s t ic a o c iv i l del n acim iento y la corresponde c iv il o eclesiástica del matrimonio a las casadas, viudas, etc. Claro que a la cedulación femenina por obvias circunstancias, debe dársele marcada característica femenina diferenciándola de la de los varones y dándole color y flexibilidad que la haga agradable.

Dentro del creciente interés del gobierno de vincular a la mujer a las tareas de Estado el Coronel Rojas Scarpetta abrirá próximam ente cursos remunerados de dactiloscop istas, reseñadores y hasta registradoras municipales que coadyuven a la cedulación.

Pasados apenas los 40 años, el Coronel Rojas Scarpetta tiene una brillante hoja de se r v ic io s a las F uerzas A rm adas. Perteneciente al arma de la artillería, de tanta importancia en la guerra moderna, ha seguido en el país y en el extranjero cu rso s teó r ico s y p rá ctico s en su esp e c ia liz a c ió n m ilitar. L lam ado a desempeñar delicadas posiciones com o com and an te de varias un id ad es de artillería, com o director encargado de la Escuela Militar, com o jefe de personal del Comando del Ejército, ha respondido am p liam ente a la co n fia n za en él depositada.

Su últim o cargo, com o Director de la Policía Nacional permitió acreditar las prendas personales de que está dotado.

* * *

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Cromos, Bogotá. Año 41, Yol. 85, Bo. 2116 (9, die., 1957); p. 48-49

Cerca de dos millones de damas se podrán cedularAlgunos datos del censoFueron m uchas las dam as, ello sin e x c lu ir los c a b a lle ro s , que hoy echaron mano de las estadísticas para o b te n e r a lg u n o s d a to s so b re la proporcionalidad en que ahora, con la cedulación fem enina, van a quedar hom bres y mujeres. Efectivam ente, según informaciones recogidas tanto en la Registraduría del Estado Civil como en el Departam ento A dm inis­trativo N acional de E stadística, se re c ib ie ro n n u m ero sas lla m a d a s telefónicas, cosa que también ocurrió con respecto a los periódicos, por m edio de las cuales se solicitaban datos acerca del número de damas en edad de cedularse y, asimismo, sobre

cuál iría a ser la superioridad de la mujer con relación al hombre, en lo tocante a cedulación.

Algunos datosComo se informa en otro lugar de esta misma edición, en la Registraduría del Estado Civil se calcula que el monto de la población fem enina apta para la c e d u la c ió n se a c e rc a a lo s dos millones, superando en varios miles a la población m asculina cedulable. Según datos del censo de población realizado en 1951 y que hace poco fu e ro n dados a la p u b lic id a d , la población del país, por secciones político- administrativas se distribuye

así: los departamentos tienen un total de 1 1 '2 8 9 .1 7 8 h a b ita n te s , así: h o m b res , 5 '6 0 4 .9 8 2 ; m u je re s , 5 '684.196. las intendencias tienen un to ta l de 1 19 .755 h a b ita n te s , d istribuidos así: hom bres, 66.223; mujeres, 53.532. las comisarías tienen un total de población de 139.239 habitantes, distribuidos así: hombres, 70.862; mujeres, 68.377. en síntesis, que el total de 11 '548.172 habitantes q u e a rro jó el cen so en 1951, com prende 5 '7 4 2 .0 6 7 hom bres y 5 '8 0 9 6 .1 0 5 m ujeres, o sea, re su ­miendo, que hay 64.038 mujeres más que hombres en Colombia.

Semana, Yol. 23, No. 537 (7-13, diciembre, 1957) p. 3

Cuatro millones dijeron sí...Las mujeres descubren las intimidades del mundo político ¿Cuál es el futuro de la oposición?Se procede así: los dos jurados conservadores y los dos jurados liberales, una vez posesionados, eligen un presidente y un vicepresidente.Ocho minutos antes que el toque de la cometa militar señalara el comienzo de la votación, un funcionario daba estas y otras instrucciones a los ciudadanos que se agrupaban en tomo a las mesas de votación. Los a ludidos se m iraron perp lejos y por fin una muchacha resolvió las vacilaciones :

¿Usted y usted, dijo dirigiéndose a dos ciudadanos de modesta presencia, son liberales? Bueno, pues entonces pónganse de acuerdo en un candidato, de la Registraduría Civil en Bogotá, mientras los dos conservadores hacen lo mismo.

Conversaron brevemente entre sí y dijeron:

E leg im os el p resid en te en tre los señores conservadores.

Y «los señores conservadores», sorprendidos, exclamaron:«No. Imposible. Muchas gracias. El presidente ha de ser uno de ustedes. No faltaba más.

Y nuevamente la muchacha puso fin a una batalla de amabilidades, proponiendo:Entonces, un conservador preside el jurado en las horas de la mañana y un liberal en las horas de la tarde.

Y así lo iban a hacer cuando alguien les advirtió que eso era im posible legalm ente. F inalm ente, un conservador, un joven artesano, no pudo negarse y

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visiblemente contento, después de jurar cumplir fielmente con su cargo, cuando ya un grupo de ciudadanos hacía tumo para consignar su voto, dijo: ¿Ustedes ya desayunaron? ¿No les parece bueno que busquemos quién nos traiga una taza de café y unas empanadas? El desayuno corre de mi cuenta.

Es probable que este espíritu de inaudita concordia cívica que presidió la actividad electoral en la mesa de votación número 1.911, situada en la Escuela Departamental de La Merced, en Bogotá, haya sido el mismo de las 28.834 mesas de votación que funcionaron en todas las ciudades y aldeas de Colombia el pasado 10 de Diciembre, para que los ciudadanos en plebiscito democrático dijeran sí o no a la propuesta reform a constitucional que consagró un cambio radical en los sistemas políticos. Ello debió ser así, puesto que acaso por primera vez en un debate electoral con concurrencia de ambos partidos, no se registró en toda la nación ni un solo muerto o herido.Este debate e lectoral tenía, adem ás, algunas características especiales:

1. Era la primera vez que los partidos votaban unidos con un objetivo común

2. Era la primera vez que las mujeres acudían alas urnas

3. Era la primera vez que se decidía una reforma constitucional de este carácter por el sistema del plebiscito

4. Era la primera vez que el objetivo de la votación era el mismo para el pueblo y para el gobierno.

Adicionalmente, por primera vez en esta ocasión los enfermos de los leprocomios y los habitantes de algunas apartadas regiones del territorio nacional pudieron ejercer su derecho al voto.

Estaban de fiestaLa presencia de la mujer en las urnas se efectuó conforme a las previsiones. Acudieron a la elección sin timideces ni complejos, algunas se presentaron solas, otras con sus esposos y sus niños, dieron el «toque» indispensable para que se acentuase el tranquilo y alegre espíritu de civismo y acudieron en tal número las de todas las clases sociales que en las horas del m ediodía en Bogotá., M edellin, Bucaramanga, la votación femenina era superior, casi el doble, a la masculina. En una urna del barrio Chapinero de Bogotá a las 12 del día habían votado 243 mujeres y sólo 122 hombres. Las mujeres

habían madrugado ese día más que de costumbre y estaban de fiesta, doblemente de fiesta. Sus primeras actividades de ese domingo, que ellas recordarán siempre, fueron oir la Santa Misa y consignar su voto.

Dijeron SíLas informaciones dos días después de la elección arrojaban los siguientes resultados globales: Cuatro millones de hombres y mujeres votaron afirmativamente el plebiscito.Doscientas mil personas votaron negativamente. Cincuenta mil personas consignaron su voto en blanco.

Según estos resultados, la oposición al plebiscito, encabezada en Bogotá en el campo político por el exembajador en España, Gilberto Alzate Avendaño y en lo religioso por el Obispo Monseñor Miguel Angel Builes, de Santa Rosa de Osos, quien se separó del concepto del episcopado, no logró ningún resultado que permita considerar importante para el futuro la acción de este bloque. En la Diócesis de M onseñor B uiles, quien había exigido a sus feligreses votar negativamente el plebiscito, cerca de cincuenta mil ciudadanos votaron afirmativa­mente y apenas trescientos cincuenta en forma negativa.

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El Independiente, Bogotá. Año 2, No. 300 (6 die., 1954); p. 4, c. 5

Estrenando ciudadaníaPor Helena Cano Nieto

Pasará m ucho tiem po - ojalá no term inara nunca de pasar- antes de que en todos y

en cada uno de los hogares de C olom bia dejen de ser los sucesos del Io de diciem bre de 1957, el tem a siem pre actual y siem pre favorito de las conversaciones, la jo rn ad a que llena de fe y de esperanza porque su caridad auténtica fue su in sp irado ra , el recuerdo m arav illo so de una experiencia vivida intensam ente, im posible de o lv idar en el futuro. Es claro que cuantas veces la historia nacional se parte en dos y un nuevo capítulo com ienza a escribirse para borrar las e q u iv o c a c io n e s de l p a sa d o , u n a p ro fu n d a conm oción co lectiva estrem ece al país. Pero en m uy pocas ocasiones una fecha extraordinaria lograra com o en ésta incrustarse tan hondam ente en la c o n c ie n c ia in d iv id u a l, q u e v e n g a a c o n stitu ir no sólo un g ran d ía de la pa tria , venerado sí, pero un poco distante, sino que lle g u e a c o n v e r tir s e en a lg o m uy p ro p io , conquistado por si m ism o, capaz de orientar las actividades personales del m añana.

M as si p a ra los h o m b re s , p a ra lo s ú n ic o s ciudadanos de la an tigua C olom bia, el Io de diciem bre es el m om ento trascendental de la v ic to ria , p a ra las m u je re s , p a ra las n uevas c iu d a d a n a s , a n s io sa s de se rlo con to d a la p len itud de su am or a la patria , el dom ingo pasado no se lim ita a ser un gran día, es SU día. El día en que el toque rojo -im borrable- dio un nuevo sentido a su ex istencia . La caudalosa votación fem enina -sería un pleonasm o hablar de votación fem enina afirm ativa-, m ultiplicó por d o s la m a n ife s ta c ió n de la s a s p ira c io n e s nacionales, y el hecho no podrá subestim arse

en el futuro. El anhelo de paz y de concordia de las m ujeres colom bianas tendrá fuerza de ley en las u rnas, de aho ra en ad e lan te siem pre abiertas. Esta m agnífico e inolvidable estrenar c iudadanía ha despertado en todas un nuevo sentim iento , m ezcla de responsab ilidad y de fuerza, de derecho y de deber, de am bición de servir y de necesidad de amar, de certidum bre y de esperanza, que habrá de traducirse en una nueva vida nacional exenta de egoísm os, de bajos intereses y de odios, en que C olom bia, d irig ida tam bién por sus m ujeres -esposas y m ad res- sea p a ra todos un in m en so hogar, integrado por centenares de m iles de hogares en pequeño.

Se presentía casi con evidencia cuál habría de ser la respuesta de las m ujeres, de todas las m ujeres, sin distinción de niveles económ icos, sociales o culturales de tendencias o de edades, al lla m a m ie n to a n g u s tio so del p a ís , y, sin em bargo, la realidad superó con creces, com o ocurre a m enudo, a la ilusión. H ubo, era lógico, detalles susceptibles de enm ienda, ignorancias q u e p u e d e n y d e b e n c o r r e g ir s e , f a l ta de inform ación en algunos sectores, pero la m ujer colom biana que ha sabido por generaciones de g en e rac io n es te n e r c la ra c o n c ien c ia de sus re sp o n sab ilid ad es y de sus deberes, que ha vivido siem pre para servir y amar, supo tam bién ejercer serena y conscientem ente sus derechos y estrenar, con la segu ridad de q u ien lo ha realizado en todo instante, el regalo m aravilloso o la conquista, no sé bien cuál ha sido, de la ciudadanía, parte integrante ahora y m ás tarde de su propia existencia.

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Semana, Vol. 17, No. 410 (6, septiembre, 1954); p. 26

Ciudadanía¿«Caerá» bien?

M uy em ocionadas estaban las damas que se reunieron en el rec in to de la A sam blea N acional

C onstituyen te el m iércoles 26, en mom entos en que el secretario de la corporación terminó de leer la lista de los sesenta delegados que votaron a f irm a tiv a m e n te la e n m ie n d a constitucional, cuyo párrafo p erti­nente dice:«3o. Queda modificado el artículo 171 de la Constitución Nacional en cuanto restringe el sufragio a los ciudadanos varones».El casi inútil reloj del salón elíptico que ordinariam ente nunca m arca la hora exacta y ni siquiera aproximada, señalaba en ese m om ento la hora verdadera: 8 y 5 minutos de la noche. L as dos d e le g a d a s de la m u je r, J o se f in a V a len c ia de H u b ach y E sm era lda A rbo leda de U ribe, se cruzaron miradas de em oción y, en medio del aplauso de los concurrentes, c o m e n z a ro n a c a n ta r el H im no Nacional, coreado enseguida por las señoras de las barras. Las m ujeres a c a b a b a n de g a n a r su m ás sign ificativa y su prim era victoria p o lítica en C olom bia. M om entos antes de la celebración de este triunfo, cinco de los diputados varones que h ab ía n v e n id o e x p re sa n d o su o p o s ic ió n al su frag io fe m e n in o , abandonaron el salón. Uno de ellos había declarado en un gesto que hizo enfurecer a las señoras: «Doy mi voto por el sufragio femenino, porque soy m uy am ig o del g o b ie rn o .» S in embargo, pese a estas descortesías (V. la ANAC, pág. 7) la enm ienda fue rec ib ida con ev iden te en tusiasm o nacional.Cuántas y quiénes. Días antes las mujeres habían formado en Bogotá su

«Organización Nacional Femenina» (*). Tienen grandes planes, pero el más juicioso de ellos es sin duda, el ya anunciado de aprovechar estos cuatro años próxim os durante los cuales no h a b rá d e b a te s e le c to ra le s en Colombia, para preparar a las mujeres hacia el ejercicio cabal y razonado de sus nuevos derechos.

E sto s d e rech o s (el del su frag io apareja otros) teóricamente favorecen a una población fem enina que según el últim o censo llega a 5.806.105 almas (64.038 más que la población masculina). De ellas casi dos millones y medio viven en los centros urbanos y 3.3 millones en el campo, o sea que la población cam pesina es, en el caso fem en ino com o en el m ascu lino , superior a la urbana. En los últimos años la m ujer ha ido adquiriendo m e jo re s y m ás s ig n if ic a t iv a s posiciones en la vida colom biana. Un dato que es m uy diciente: de los 25.992 m aestros de escuela primaria que trabajan en el país, 19.884 son m ujeres. O sea que la educación prim aria está confiada a la m ujer en su m ayor parte . En las escuelas prim arias de la nación hay más de m edio m illón de n iñas, con tra un n ú m ero m ás o m eno s igua l de varones. Pero en el bach illera to , apenas hay m a tricu lad as 25 .590 , contra 52.470 varones, lo que indica la in fe rio rid ad en la p rep arac ió n fem en in a . En las u n iv e rs id ad es colom bianas están matriculadas este año (para seguir carreras profesionales té c n ic a s p r in c ip a lm e n te ) 1.400 muchachas, contra 5.600 varones. En el campo del trabajo, las estadísticas demuestran que la laboriosidad supera a la del hombre, por lo menos si se tiene en cuenta que las mujeres que

f ig u ra n en el cen so b a jo la denom inación de am as de casa, o realizando trabajos de hogar, cumplen una básica misión.

Vestido nuevo. La sem ana pasada, mientras los políticos hacían cálculos sobre a qué partido puede favorecer el sufragio femenino, sin llegar a una co n c lusió n c ie rta , ya que ex isten pocos elem entos de juicio, las líderes del m ovim iento fem inista agitaban proyectos de organización. A juzgar p o r sus reac c io n es , apenas están orientándose. Saben que tienen ahora en sus manos una herram ienta más, pero aún ignoran exac tam en te su manejo. Y en cuanto a las mujeres no incorporadas a ningún movim iento o actividad fem inista, han recibido el derecho al voto con la curiosidad y el orgullo con que se recibe un nuevo vestido cuyo uso no saben si "caerá" ' bien o no.

R ev isió n . D e tod as m ane ras , las d am a s e s ta b a n ya el sáb ad o 28 entusiasmadas con dos cosas en una sola fiesta (Hotel Tequendama): con el nom bram iento de Aydee A nzola Linares para magistrado del Tribunal del Trabajo de Cundinamarca, a quien se ofrecía el agasajo, y con el derecho al voto recién diseñado pero aún sin estrenar.

E n el h o m e n a je a la s im p á tic a abogada, muchas señoras repasaron los incidentes de la reform a y quizá p en sa ro n que la b a ta lla ap en as comenzaba.

Faltaba hacer efectivo el tan celebrado derecho.

(*) Presidenta: Berta Hernández de Ospina Pérez; M aría Currea de A ya, v ic e ­presidenta, una de las más antiguas líderes del movimiento; Blanca Martí de David Almeida y Helena Domínguez Peñuela, secretarias; Marta de Hoffman, tesorera, y M aría M ontaña de R ueda Vargas coordinadora.

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L a M u je r y la

E d u c a c ió n

«Te vas a volver atea y comunista»

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Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 1924 (8, niar., 1954); p. 36, 40

Las puertas de la Universidad de los Andes están abiertas a la mujer colombianaLa Universidad de los Andes que en su organización,

principios y prácticas ha im plantado tanto los sistemas de la tradición universitaria de origen europeo,

así como lo más avanzado y científicam ente estudiado de los n o rte a m e ric a n o s , tod o e llo con re su lta d o s profundam ente satisfactorios, ha querido hacer partícipe de sus programas a la mujer colombiana que desee ampliar su p reparac ión in te lec tu a l o ad q u irir de term inados conocim ientos profesionales, ya sea en el ramo cultural, artístico o científico, y al efecto le ofrece la sección femenina, que será una dependencia directa de la misma Universidad».

« Tanto para la mujer que ocupará su tiempo en el hogar, así como para la que se incorporará a ocupaciones de orden profesional, cívico, o social, por fuera de él, la vida moderna exige un m ayor conocim iento de los problemas de diferente orden que se le puedan presentar en el transcurso de su existencia; y para todas será fuente de p e rm a n e n te sa tis fa c c ió n el h a b e r a c re c e n ta d o el patrim onio espiritual que cada cual posee».

Porque es muy cierto que la m ayoría de nuestras jóvenes hacen hoy estudios de bachillerato. Pero estos, por muy bien cumplidos que hayan sido, no representan en el fondo sino un conjunto de conocim ientos básicos g en era les y v a riad o s, de escasa p ro fu n d id ad , que solamente preparan al estudiante para adquirir después la verdadera ilustración que le hará gozar mejor de las maravillas que encierra la literatura, disfrutar a plenitud de la música, tener mejor apreciación de la pintura y la escultura, penetrar en el inm enso contenido que encierra el teatro, una de las altas m anifestaciones del espíritu humano, y en fin ser poseedor o poseedora de una inmensa riqueza que será suya para siempre.«Por otra parte es una verdad indudable que el evidente desarrollo del país dem anda la participación de la mujer en actividades de índole cada vez más variada, y en proporción m ayor de lo que se había podido satisfacer

Elvira Restrepo de Durana, una de nuestras más notables artistas, a cuya despierta inteligencia se ha confiado la dirección de la sección femenina de la

Universidad de los Andes.

hasta ahora, por la falta de suficiente preparación.«La m ujer colom biana es muy inteligente y de grandes

aptitudes para los estudios y para el trabajo, y en casos ad m irab les ha llegado a a lcan za r p u esto s de gran responsabilidad con la simple base de sus dotes innatas, su intuición y la experiencia. De tal m anera que si ella en un núm ero m ayor cada d ía tra ta de in tensificar sus conocim ientos, su radio de acción se extenderá en forma increíble, y con ello prestará tam bién un gran servicio al país».A sí habla la distinguidísim a dam a Elvira Restrepo de D urana, pianista de gran fam a, a cuya inteligencia y preparación, los directores de la Universidad de los Andes, han confiado la rectoría de la sección femenina. Con todo entusiasmo se ha dedicado a esta im portante labor y gentilmente ha invitado a las muchachas de la ciudad para que visiten los edificios de la Institución, y allí se les ha dado importantes conferencias sobre la necesidad de que la m u je r m o d e rn a am p líe sus c o n o c im ie n to s , especialmente ahora cuando se contem pla la posibilidad de que se le conceda el derecho a votar.H em os c re íd o co n v en ien te sab er en qué fo rm a se

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organizará la sección fem enina y doña Elvira nos explica: -La sección fem enina estará dividida en tres cam pos a saber: L etras, A rtes y C iencias. C ada una de estas secciones tiene un pénsum completo, y estarán dirigidas así: Las Letras, por la señora M aría Victoria Armendía de Sansegundo, destacada intelectual y artista. La señorita H ena R o d ríg u ez , una de n u es tra s m ás fam o sas y conocidas artistas, tendrá a su cargo la sección de Artes, y la doctora Elizabeth Grose, profunda experta en ciencias, tendrá la dirección de las Ciencias Exactas y Naturales. Dentro de estas tres agrupaciones las m ujeres podrán escoger la especialización que quieran, sin perder por eso el beneficio de ob tener la educación general que la Universidad ofrece.

¿Qué títulos otorgará la Universidad?-La Universidad entregará un certificado de Universidad a las alumnas que hayan cursado dos años de estudios, y un diplom a universitario a aquellas que hayan finalizado un tercer año en cualquiera de las secciones.

¿Ha contemplado la Universidad la posibilidad de dictar cursos en horas extras para las muchachas que por trabajaren empresas, bancos u oficinas, no tienen tiempo disponible para instruirse?- Precisamente entre los planes que tiene la Universidad se estudia el de ofrecer unos cursos que se dictarán entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche, para que asistan a ellos las m ujeres que trabajan. Serán muy interesantes y para estos hay un program a especial.

- Me parece interesantísimo.¿Tendría algo más que decirnos a l respecto?

- En verdad el tema es inagotable y realmente apasionante, como para extenderse indefinidamente, pero no quiero abusar demasiado de su amabilidad y la benevolencia de los lectores y sólo voy a agregar que tengo fe en el resultado de nuestra gestión, aun cuando aquí se discute mucho de que esta generación adolece de fallas muy graves, como son la falta de voluntad, de ideales, de paciencia, de gusto por las cosas nobles y desinteresadas del espíritu y “quiere llegar” con el m enor esfuerzo posible, debemos también tener en cuenta, en lo que se refiere a la mujer, que hace relativamente poco tiempo que las puertas de las Universidades se han abierto para ellas. Y en ese corto tiempo es indudable que se ha ido despertando en la m ujer el concepto de la im portancia de prepararse para el porvenir, con un elevado criterio de seriedad y de responsabilidad. Por eso son bien fundadas las esperanzas de la sección fem enina de la Universidad de los Andes, cuando aspira a realizar una labor de vasto alcance, en el sentido de facilitar a la m ujer colom biana la preparación más com pleta en pro del cultivo de sus más preciosas facultades espirituales.

Nos sentirem os m uy com pensados en nuestra tarea si obtenemos la acogida y el respaldo que exige un esfuerzo de tal significación».

Sin duda alguna las mujeres de Colom bia colmarán en breve las aulas am ables de la Universidad de los Andes, que en su afán de contribuir a la difusión de la cultura, abre sus puertas para que lleguen hasta ellas las damas de todos los rincones, que buscando el cam ino para am plia r sus ho rizon tes , co n trib u irán a am plia r los horizontes de la patria.

Semana, Yol. 16, No. 387 (29, marzo, 1954); p. 28-29

Conferencias y floresCuando el salón de conferencias

de la B iblio teca N acional se encontraba colmado de espectadores,

hombres y mujeres, el martes 16 a las 6 y media p.m., empezaron a llegar varios ram os de flores: uno de ellos de rosas ro jas, el cual im presionó particularm ente a la hom enajeada. Ella, Josefina Valencia de Hubach; se lo enviaba el escrito r liberal Juan L ozano y L ozano; el m otivo: una

c o n fe re n c ia en d e fe n sa de los derechos de la mujer.

Josefina es la tercera hija del poeta G u ille rm o V alen c ia , n a c id a en Popayán en 1914. Casada a los 20 años con el chileno Enrique Hubach, en 1934. Sus hijas: M artha de 9 y Erna de 5, son aficionadas a las artes.

JOSEFINA DE HUBACH Hija de tigre...

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GIRLS SCOUTS (En Bogotá) Cantimplora y corbata

Puertas cerradas. En 1933, cuando Josefina salió del colegio de M aría A u x ilia d o ra , q u iso e n tra r a la u n iv e rs id a d con sus h e rm an o s G u ille rm o L eón (co n se rv ad o r) y A lvaro Pío (com unista) a estud iar derecho civil. No lo consiguió porque las m ujeres no podían ser un iver­sitarias. Em pezó entonces a luchar por la igualdad de los derechos de la mujer. En junio de 1953, cuando se supo que el general presidente Rojas P in illa e ra p a r t id a r io del v o to fem enino, se dio en serio a esa tarea.

Prim eras Damas. Josefina d ijo : «El país debe obras trascenden ta les a algunas mujeres colom bianas: A doña M a ría M ic h e lse n de L ó p e z la fundación del Amparo de Niños que resolvió para la capital de la república un problem a grravísim o de increíbles consecuencias, cuya solución no había sido ni siquiera planteada. A doña L o re n c ita V illeg as de S a n to s la organización técnica y efectiva de la Liga Antituberculosa Colombiana que desde su intervención viene prestando servicios valiosísim os y perm anentes al pueblo colombiano. A doña Berta de Ospina que consagró su actividad y com petencia a toda clase de obras so c ia les que p o r d iv ersa s no son menos importantes. Y en favor de las Fuerzas Armadas, la gran realización del Teatro Patria en U saquén y la benéfica costum bre im plantada por ella , de ce leb rar la N avidad a los soldados. A doña C aro la de Rojas Pinilla cuyo apostolado social abarca grandes sectores, especialmente el de la juventud amenazada. Y estas damas han debido casi toda su gran iniciativa a su noble corazón; a su desvelado interés por las necesidades ajenas, p o rq u e en n u e s tro s s is te m a s de g o b ie rn o las e sp o sa s de los Presidentes de la República no pueden contar, para sus obras, con los tesoros inagotables del Estado y de la Patria. Y está bien que así sea porque ese mismo hecho enaltece su obra».

Discriminaciones irritantes. «Repo­sa en la conciencia de todos el hecho de que dentro de ciertas esferas, en h ogares b ien o m al co n stitu id o s , g ra v ita so b re la m u je r la responsabilidad moral y material de sus h ijo s , p o rq u e el h o m b re po r diversas causas com parte su jornal o lo malgasta en vicios. Tomando como ejem plo el caso preciso del alza de salarios en las cosechas de café, se o b se rv a n c o sa s co m o é s ta : Los ho m b res se n iegan a tra b a ja r en pequeñas haciendas donde no pueda establecerse un tambo para diez o más obreros y algunas m ujeres llevadas por ellos. Y la razón es que cada día trabajan unos pocos y los otros beben, bailan y descansan . T erm inada la cosecha y a pesar de un régim en de trabajo tan extraño, han ganado lo su f ic ie n te p a ra no te n e r que em peñarse durante varios meses y en to n c e s c o m ie n z a la lu c h a p o r encontrar en los cam pos quién quiera hacer otros trabajos. En cam bio, la m ujer que ha trabajado se ocupa en vestir a sus h ijos; en adqu irir los elementos esenciales para su familia y si sus ganancias lo permiten, algunas aves de corral, un cerdo, y en casos excepcionales, una vaca que para ella

representan la seguridad de sus hijos hasta la nueva cosecha. Y lo mismo podría decirse de las p restaciones so c ia le s q u e d ía p o r d ía se han acum ulado sobre el obrero colom ­biano. Con excepción de la vivienda cam pesina que práctica-m ente le fue impuesta, es muy triste observar que los m ejores salarios, las más efectivas garantías en la mayoría de los casos no h an c o b ija d o a la fa m ilia colombiana.

Y ya que de fam ilias hablam os es bueno hacer hincapié sobre el hecho tan poco hum anitario de aceptar que la fó rm ula: padre desconocido, escrita en los registros de nacimiento pueda borrar ante la conciencia y ante la ley la responsabilidad contraída con la mujer y con el hijo. No soy tan utópica para pensar que la intervención de la m ujer en la vida nacional va a borrar esta gran lacra social; pero sí tengo fu n d a d a s e sp e ra n z a s de que insistiendo tenazm ente se logre una le g is la c ió n ju s ta y e n é rg ic a que obligue a los seres a responsabilizarse de sus actos».

* * *

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Semana, Vol. 16, No. 388 (5,abril, 1954); p. 28-30

Feminidad y Eficiencia«¡Te vas a volver atea y comunista!», fue una frase que, dicha en todos los to n o s, e scu ch a ro n las jo v e n c ita s colombianas hace varios años cuando algunas de ellas hablaron por primera vez de seguir estudios universitarios. Por entonces, estudiante, era poco menos que sinónimo de patán y las señoras «se hacían cruces» , com o dicen ellas, al pensar que sus hijas tendrían que convivir con aquéllos. Todavía era relativam ente reciente la disposición oficial que perm itía a la m u je r c o lo m b ia n a a s p ira r al doctorazgo y pesaba mucho la inercia de siglos interm inables, durante los cuales las muchachas sabían que su vida no tenía sino dos cam inos: el monasterio o el matrimonio».

La historia se repite. Resulta curioso recordar que más o menos los mismos argum entos que en contra del voto fem enino se esgrim ieron rec ien te ­m e n te , fu e ro n los u ti l iz a d o s en a q u e llo s añ o s p o r q u ie n e s e ran enemigos irreductibles de la presencia de la m ujer en las aulas universitarias. Ella carecía de capital intelectual; ella no e ra a p ta p a ra e l e je rc ic io profesional: ella perdería su fem i­n idad y su en can to cuando fu era universitaria: ciertas carreras, deter­m inadas m aterias, iban a herir su d e lic a d e z a , su p u do r, su s s e n ti ­m ientos; el con tacto con los es tu ­diantes la pervertiría; la santidad del hogar y la unidad de la fam ilia iban a sufrir un impacto mortal. Todo esto lo resum ían las señoras y tam bién algunos señores, en dos palabras que si b ien no en tendían a cabalidad , sonaban en sus o ídos con fu erza satánica: ateísm o y comunismo.

¡Juguemos a la maestra! Casi veinte años después, una revolución de las c o s tu m b re s c o lo m b ia n a s h a b ía

triunfado sobre el tem or y sobre los prejuicios tradicionales.Las chicas siguen siendo encan ta­do ram ente fem eninas, p iadosas y «muy de su casa», sin perjuicio de que centenares de ellas acudan todos los años a las aulas universitarias: y las que valerosamente se enfrentaron a la tradición por prim era vez, culminaron su carrera y la ejercen con éxito y dignidad. Su respetab ilidad com o

mujeres de sociedad y de hogar y su eficiencia com o profesionales, son argum entos perm anentes que ellas exh iben con orgullo . La v ida de cualquiera de ellas resulta ejem plar si se quiere sostener la tesis feminista en el aspecto de la m ujer universitaria y de la m ujer profesional.

Por ejemplo, el caso de Aydee Anzola L inares, actualm ente Juez lo . del

ESMERALDA, GLORIA Y FABIOLA Ni ateas ni comunistas

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Trabajo, de Bogotá, el más antiguo de to d o s (co n s ie te añ o s de lab o r ininterrumpida).Aydee nació en La Palm a (Cundina- m a rca), una p o b lac ió n de c lim a m e d io , p ro d u c to ra de c a fé y de abogados, según sus vecinos. Es la m enor de seis hermanos en el hogar de R u p e rto A n z o la E sco b a r, com ercian te (fallecido), y R osalía L in a re s . L a in fa n c ia de A ydee transcurrió como la de las niñas de las aldeas co lom bianas : el hogar, la plaza, la iglesia y la escuela. Pero sus m im os a las m u ñ eca s fu e ro n reem plazados a los diez años por una precoz afición a la pedagogía. En su casa reunía a sus amiguitas para darles c lases de lectura y enseñarles, de ac u e rd o con sus p u e r ile s conocimientos, lo relacionado con las plantas y los animales.

A los trece años la trajeron a Bogotá y la internaron en el Liceo Femenino, dirigido por M aría Teresa del Basto. Allí, después de cuatro años, se recibió en profesorado, en 1940. Y en el Liceo Nacional, en 1941, le dieron su cartón de bachillerato. A los trece años leyó «La M aría», que la hizo verter las primeras lágrimas de amor.

El e sc a ñ o . A los 17 añ o s , ya b ach illera , fue inv itada por su ex p ro feso ra C onsuelo H enao a una cátedra sobre sociología. El tem a era interesante para quien, como ella, lo escuchaba por primera vez. Se suscitó una discusión entre el profesor y los alumnos. Aydee, sin pertenecer a ese curso, quiso comentar algunos puntos: «pido la palabra, señor profesor», dijo. A lgunos se opusieron y ella empezó a hab lar: ahogaron sus p a lab ras . Resolvió pararse en un escaño y ser oída. Alguno le gritó «tinterilla». En ese m om ento pensó que la m ujer estaba en un plano de inferioridad y que era necesario estudiar, con las sugerencias que le hicieron tanto el p ro fe s o r com o los m u ch ac h o s generosos quienes reconocieron que ella tenía disposición para discutir. Ya en ese entonces, 1941, R osa Rojas había terminado derecho, y Fabiola Aguirre, Gloria Inés Forero y Gabriela

Peláez, estudiaban en la Universidad. Decidida, temía que en la Universidad no le hicieran buen am biente, pero aconsejada p o r un p arien te suyo, D an ie l A n z o la , se a rr ie sg ó . E sco g ie ro n la U n iv e rs id ad L ib re porque allí se practicaba sinceramente la libertad de cátedra. Por primera vez asistió a una clase de 80 m uchachos y tuvo miedo. A llí se suscitó también una d iscusión sobre la capac idad in te lec tu a l de la m u je r ; a lgunos sostenían que era menos inteligente que el hom bre y que el derecho no era adecuado para la m ujer porque los códigos resultaban demasiado áridos. L e re c o rd a ro n a q u e lla fra se de Shopenhauer: «la m ujer es animal de cabellos largos e ideas cortas»; y se s in tió con ésto m ás e stim u lad a a doctorarse.

A l mes de m atricu lada, entró una muchacha costeña a la Universidad. E sa ch ic a se en a m o ró de un c o m p a ñ e ro , se ca só y d e jó los estudios. Eso sirvió de ejem plo para que los co m p añ eros de A ydee le aseguraran que a ella le iba a pasar lo mismo. Aydee procuraba alejarse del alumno que com enzaba a dedicarle demasiados piropos, y salió adelante. Sus condiscípulos em pezaron a ser verdaderos amigos; le prestaban libros y le ayudaban mucho. Hoy recuerda esos días con gusto y nostalgia. «Eran

perfectos», dice.

El Eterno Fem enino. Aydee, desde cu a n d o em p e zó a g a n a r d in e ro , sostiene a su madre de avanzada edad y a su herm anita Juanita. Com o toda m u je r, g u s ta de las f lo re s , los perfum es y de las joyas. N unca ha usado tacón plano ni vestidos de línea m asculina, ni siquiera en sus años universitarios. Es aficionada al cine: a s is te con f re c u e n c ia al T ea tro C olom bia con un pase perm anente que le obsequ iaron , hace un año. Gusta de las flores, de los perfum es y le agrada más bailar que conversar y evita que los «parejos» sepan que ella es d o c to ra , « p o d ría n p o n e rse tím idos», p iensa. Le encanta jug ar canasta y sem analm ente reúne un grupo de am igas en su casa. Lee novelas de género fácil para descansar la mente, cuando no se lleva para su casa algún expediente para estudiarlo, recostada en su cam a. Sus am igas o p in a n : « es u n a e x c e le n tec a m a ra d a » , «es u n a de a q u e lla personas que sufre con los infortunios de los dem ás». Tal sentim iento es antiguo en ella. Cuando niña, en La Palm a, se conm ovía oyendo a los m ayores com entar los casos tristes de las mujeres cogedoras de café, para quienes no existían leyes.

No es raro, por ser la decana, que los

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ju e c e s del t ra b a jo de B o g o tá , c o n su lte n su o p in ió n . L e g u s ta cum plir con las am istades; no pasa inadvertidos los deta lles sociales: v isita enferm os, envía regalitos de bautizos y cumpleaños, concurre a los homenajes. Cuando Sergio Antonio Ruano, del Tribunal del Trabajo, fue nom brado g obernador de N ariño , organizó un almuerzo, calificado por los asistentes de «estupendo». Cuando Pedro Mora, su condiscípulo, enfermó gravemente, como no tenía familiares en Bogotá, hizo una colecta entre los allegados, para ayudarlo. Le consiguió las medicinas y no pasó un día sin estar pendiente de sus necesidades.

Le gusta que el juzgado esté siempre en orden y que el florero no falte. Su s e c re ta r ia , la s im p á tic a C e c il ia Cárdenas, se encarga de renovarlas diariamente. Cecilia había trabajado antes en otro juzgado ; cuando la trasladaron al de Aydee tem ía hacerlo mal por no estar acostum brada a que el juez fuera mujer. Hoy dice: «hace dos años trabajo con e lla y no la c a m b ia r ía p o r un d o c to r; es irrem plazable y se com porta no como jefe sino como una amiga. Siem pre la aco m p a ñ o a las in sp e c c io n e s oculares» . El sustanciador, R afael G óm ez, después de cinco años de

colaborar con ella, se siente satisfecho y le reconoce su desenvoltura como juez. David Peña Bonilla y G aspar Caballero, secretario y notificador del juzgado, trabajan complacidos con su «doctora».

Tres veces en la semana, recibe clases de ing lés con el p ro fe so r V ieira, e sp o so de la a rp is ta A na P la ta . Considera necesario este idioma, pues en muchas ocasiones hay audiencias con gringos en las cuales interviene un intérprete, y ella quiere entender para no tergiversar las expresiones. Encim a de uno de los archivadores, c o n se rv a dos m a tic a s y u n os jugueticos de plástico. En una ocasión encontró ro tos tres caballitos y se disgustó m ucho. C uando supo que había sido el niñito de la muchacha que hace el aseo lo perd o n ó . Se preocupa por atender bien en su casa cuando invita a alm orzar o a comer. D esde el juzgado avisa telefónica­mente para que no falte ningún detalle. Ha tenido varios «flirts» y noviazgos «en serio» , pero no se ha casado porque espera encontrar su verdadero ideal. Lo espera sin premura. Cuando a cualquiera de las am igas de Aydee se le pregunta por ella, son unánimes especialmente en una cosa: «Aydee es una de las p o cas m u je re s qu e ,

habiendo llegado a una indiscutible p o s ic ió n en la in te l ig e n c ia colom biana, no posa de intelectual ni habla de sí misma».

En la Brega. «Es difícil echar abajo un fa llo tan b ie n e s tu d ia d o » . «C om parto el fa llo del ju e z y lo defenderé a capa y espada». Frases co m o é s ta s ( la p r im e ra de B las H errera A nzoátegui, la segunda de V íctor D om ínguez) son frecuentes entre los abogados que litigan ante el Juzgado lo . del Trabajo. Y es que Aydee no exam ina ningún expediente de cu a lq u ie r m anera y sus fa llos « o b e d e cen s iem p re a un es tu d io ponderado y m inucioso, hecho con ese detallism o que sólo poseen las mujeres».

Aydee dicta un promedio de quince fallos m ensuales. El prim ero de su carrera se relacionó con fuero sindical, en un p le ito en tre A v ia n c a y el S in d ic a to de la m ism a. D e él se comentó su hábil distinción jurídica entre «huelga» y «paro».

C uando m ás ta rde tuvo en tre sus manos el negocio Daniel Pom bo vs. Hoteles Granada y Regina, algunos abogados se atrevieron a sospechar que la juez parcializaría, pues uno de los apoderados era A dán A rriaga Andrade y éste había sido su profesor y su am igo. Aydee los sorprendió apartándose de las tesis de AAN y to d o s a p la u d ie ro n su p ro b id a d jurídica.

El negocio de m ayor cuantía, fallado por la doctora A n zo la : José Domingo G o en ag a c o n tra B a v a ria , po r $159.991.29.

O tra s te s is su y a s han s id o m uy co m e n ta d a s . C om o la de que consideraba ejecutables por asuntos la b o ra le s a los F e r ro c a rr i le s N ac io n a le s. Tesis su sten tad a por primera vez por un juez del trabajo y que aceptó el Tribunal Supremo.

Aquí y Allá. Aydee ha sido delegada por Colom bia a varios congresos : al

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de em pleados, en Cartagena, por el M inisterio de Trabajo, durante el cual presentó una ponencia relacionada con la reglamentación del trabajo de las m u jeres a d o m ic ilio , que fue aprobada e incorporada después al C.T.; y fue delegada al único congreso nacional de abogados especializados en D erec h o del T ra b a jo , y al F e m e n in o , ta m b ié n de c a rá c te r nacional. En éste sustentó nuevas tesis en favor de la m ujer trabajadora. En 1950 fue secretaria del Colegio de Abogados.

De corazón y pensamiento. Aydee, desde luego, es fem inista y tiene muy claras ideas al respecto, pero durante las rec ien tes deliberac iones de la Com isión de Estudios C onstitucio­nales, sobre el sufragio femenino, no participó directamente. En realidad, jam ás ha actuado en política. Le basta, dice, con tener un criterio propio sobre los problemas y los hechos nacionales.

«N o es necesario , op ina, que las m u je re s v iv am o s en fu n c ió n de po lém ica pero s í es esen c ia l que tengamos, por lo menos, unas cuantas ideas, c laras y sinceras, sobre los

p ro b le m a s c o lo m b ia n o s .. . U na opinión así fo rm ada no lesiona el o rd en n ac io n a l p o rq u e no es sectaria...»

Aydee considera que la plenitud de v o to s ig n if ic a rá p a ra la m u je r colom biana una verdadera redención, porque él traerá consigo un despertar de la inteligencia fem enina que podrá en focar con certeza varios puntos n e u rá lg ic o s de la so c ie d a d : la protección infantil, la orientación de c e n te n a re s de m ile s de m u je re s desviadas o que no encuentran su v e rd a d e ro ru m b o , la le g is la c ió n favorable, o por lo menos justa, para la m u je r que trab a ja . A ydee está c o n v e n c id a de que el su fra g io fem en in o tra e rá adem ás, p ara la nación, la civilidad en las contiendas políticas. A spira a que la actividad in te le c tu a l de las m u ch ac h a s colom bianas sacudirá la inercia que ella adv ierte en tre los estud ian tes varones. Es optim ista con respecto a las generaciones que com ienzan a gesta rse hoy, después de la crisis po lítica , institucional y social que p a d e c ió la R e p ú b lic a en añ o s recientes. «Quienes nos sigan van a encontrar el terreno allanado».

Aydee y las docenas de colombianas (*) que lograron superar las vallas y se desenvuelven hoy en la vida diaria desde una resp e tab le posic ión de ig u a ld a d co n re la c ió n al v a ró n , constituyen un fenómeno interesante y alentador en la vida colom biana de los últimos 25 años. La incorporación a la universidad y al profesionalism o de un núcleo humano representante de los anhelos y de las posibilidades de la m itad de los habitantes del país, significa, según los observadores de las cosas colom bianas, que la joven República está encontrando realmente los cam inos que la han de llevar a la c o n q u is ta f irm e de u n a v id a dem ocrática y civilizada.

(*) R osita Rojas, Gloria Inés Forero, Fabiola Aguirre de Jaramillo, Gabriela Peláez, Esmeralda Arboleda de Uribe, C ecilia Valdiri, María Josefa Solano G arcía, M arina G oenaga, Carmen y Soledad Gómez, Elba Quintana, Beatriz Lizarazo, Teresa Rico, Luz Fany Arteaga Duzán, Georgina Ballesteros de Gaitán, Cesarina de Borrero, Flor Romero de Nohora, Nury G allego González, Ligia G óm ez G óm ez, H elen a D o m ín g u ez Peñuela, Edilma Escobar Cano, Cecilia Hernández Mora y muchas más.

# * #

Semana, Vol. 16, No. 390 (19 abril, 1954); p. 30

Biberón y bisturí- A lfo nso , vengo a p re sen ta rte a G eorgina, mi cuñada, la esposa de M anuel; ¿sabes que desea hacer su bachillerato ?

- Mirá, Jo rg e ; no es por nada pero me parece que una señora con dos niños, d escu id a su hogar si se d ed ica a estudiar...

- No com parto esa tesis contigo, mi q u e rid o A lfo n so ; m e p re o c u p a b a s ta n te el fu tu ro de la m u je r colom biana. Pienso que dentro de

unos años ellas pueden tener acceso a altas posiciones y es necesario que se vayan preparando...Este fue el diálogo entre Alfonso Araújo y Jorge Eliécer G aitán, en el año de 1934, cuando A raújo era M inistro de Educación. D os añ o s m ás ta rd e , G e o rg in a B a lle s te ro s re c ib ía su ca rtó n de B a c h ille ra to en la A c a d e m ia de Ramírez, validando las materias de 6, y coincidencialm ente le tocó a Jorge Eliécer, como M inistro de Educación, firmárselo. GEORGINA DE GAITÁN

Galena, esposa y madre

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Su d e se o de e s tu d ia r m edicina nació al hojear los libros de su esposo; leía con gran interés los re la c io n a d o s co n las e n fe rm e d a d e s de los n iñ o s y las m u je re s . Cuando ella m anifestó el d eseo de s e g u ir esa p ro fe s ió n , su e sp o so M anuel, Jorge Eliécer y su m am á E lena U ribe, fu ero n qu ienes m ás la apoyaron. A sí fue como con constancia logró, en la Universidad Nacional, su grado en 1950, cuando ya era m adre tres veces. Uno de los niños falleció. M anolo, su hijo mayor, 21 años, se encontraba estudiando derecho en la Universidad de M ontpe­llie r , F ra n c ia , c a sa d o h a c ía un año con la francesa Jajine Talazac, y en junio, la doctora será abuela a los 39 años. Su segunda h ija, A m paro, 18, estudia bacteriología en la U niversidad Jave- riana. C arm en E lena y G eorgina, las m enores, estudian en el colegio de Santa Bemardita.

E n lla v e . G eorg ina es accionista y fundadora de la C lín ica In fan til del N iño Jesús (febrero de 1951) con dos m édicos más (calle 31, No. 17-76) dirigida actualmente por C a rlo s G a itá n . T iene clientela de Bogotá, de las po b lac io n es vec inas y vienen a buscarla de los Santanderes y del Tolima. T ra b a ja ad em ás en el H ospita l de L a H ortúa co m o in te rn a en el In stitu to de P rotección M atem o-Infantil.

Cromos, Bogotá. Año 38, Vol.79, No. 1966 (27, die., 1954); p. 19

Los derechos de la mujerAYDEE ANZOLA LINARES

La semana pasada viajó a México y Estados Unidos la doctora

Aydée A nzola L. P residen te del Tribunal del Trabajo de Cundina- marca, que ha sido especialm ente comisionada para estudiar y observar las modernas prácticas laborales que rigen en la nac ión az teca y Norteamérica.

Dentro de la cada vez más creciente p artic ipación de la m ujer en las actividades públicas, alcanzada ya la plenitud de sus derechos políticos y c iv ile s , no es ex cep c io n a l y al contrario es un hecho común ver v incu ladas a la ju d ic a tu ra , los negocios, el servicio ofic ia l, las profesiones liberales y la política misma a dignísimas exponentes del sexo femenino. Lo que si es insular, es ocupar como ocupa con reconocida e ficacia y elevado sentido de la responsabilidad una posición de la alta jerarquía de la que detenta Aydée Anzola Linares.

Graduada en la Universidad Libre, desde que cursaba sus estud ios jurídicos fue designada Inspectora Seccional del Trabajo de Cundina- marca, de donde fue trasladada a la misma categoría en lo nacional. En atención a sus vastos conocimientos y el tacto y diligencia de que dio m uestra en el desem peño de sus funciones, fue nom brada Juez del T rabajo siendo reeleg ida en seis periodos consecu tivos para este delicado cargo. Su larga experiencia en los trámites de la justicia laboral, la llevaron hace algunos meses al Tribunal del Trabajo de Cundina-

marca cuyas deliberaciones preside por gentil deferencia de sus compañeros.

Llamada por una congénita vocación al estudio de las disciplinas encauzó sus inquietudes por el derecho del trabajo, rama relativamente reciente de nuestra jurisprudencia y la más adecuada a la sensibilidad de la mujer.

El desarrollo vertiginoso del comercio y de la industria en los últimos 25 años, los compromisos internacionales en materias sociales, el despertar de la conciencia de sus prop ios derechos en las m asas proletarias, el aumento de la mano de

AYDEE ANZOLA LINARES las mujeres se imponen

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obra que el ensanche de mercados cafeteros trajo consigo y el sentido de agrem iación de las clases trabajadoras para propugnar el reconocimiento de sus legítimos intereses, sacudieron al país de su le targo en re lac ió n con los problemas surgidos de la anta­gónica posición de patronos y sub a lte rn o s, h asta lleg ar a estructurar un Código Sustantivo del T rabajo y o tro de P ro ce­dimiento de los más avanzados.

Al contrario de las áridas y yertas d isc ip lin as c iv iles y de las complejas penales, en las cuales el criterio de la m ujer puede ser susceptible de dejarse influenciar por sus sentimientos, el derecho del trabajo es por sus peculiares condiciones campo abonado a la acción de la mujer. En esta rama de la legislación ella obtiene por

su disposición especial para lograr entendimientos, evitar fricciones, lim ar asp erezas, re lac io n ar intereses contrapuestos un papel de mediadora que arregla equi­tativam ente los conflictos que oponen a las partes litigantes.

Aydée Anzola Linares está dotada de las aptitudes indispensables para ejercer la magistratura. Agil inteligencia y despejado talento, su juicio amplio y abierto, ajeno a los prejuicios y a los convencionalis­mos nos la presenta como ejemplo de lo que debe ser la m ujer moderna.

Partidaria decidida de los derechos y prerrogativas femeninas, a ella se deben en no pequeña parte las normas reglamentarias en favor de las m ujeres que trab a jan a domicilio. La llamada «ley de la

silla» para defender la integridad física de la mujer en ciertos estados de su desarrollo biológico y en embarazo fue otra de las iniciativas oficiales que le m erecieron su apoyo irrestricto.

Recientemente instaló en Bogotá la doctora Anzola Linares, una im p o rtan te asam blea de los tribunales departam entales de trabajo, cuyas sesiones abarcaron diversos aspectos de la legislación v igen te y las cond ic iones económicas en que se encuentran sus servidores. Se consideró la posibilidad de introducir reformas a los códigos sustantivo y procesal del trabajo, conviniéndose después de amplias deliberaciones en pasar las conclusiones recomendando la adopción de ellas al Ministerio del Trabajo.

Semana, Yol. 17, No. 426 (27, diciembre, 1954); p. 25

Con silla propia«Desde hace dos años tuve la idea de que un grupo de dam as en trara a actuar con nosotros, no como figuras d eco ra tiva s sino com o m iem bros e fe c tiv o s . P a ra es to h a b ía que re fo rm a r lo s e s ta tu to s p o r no co n te m p la r e llo s la ad m is ió n de m u je res . H ubo cu a tro asam b leas extraordinarias durante un año y la re fo rm a q u ed ó así: « P u ed en ser m iem b ro s c o rre s p o n d ie n te s , los ind iv iduos de cualqu ier sexo, que llenen los requisitos estatutarios». Así explica el presidente de la Sociedad Bolivariana, M auricio M ackenzie, la entrada de las trece damas que por vez primera en la historia de Colombia, son m iem bros correspondientes de e lla . A n te r io rm e n te s ie te dam as

LAS NUEVAS «SOCIAS BOLIVARIANAS» Coronas y frases

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componían el cuadro de honor y sólo se encargaban de asesorarlos en las recepciones sociales.

Voz y votos bolivaríanos. El 17 dediciembre, a las 11 a.m., el salón de M e jo ra s y O rn a to de B o g o tá se hallaba listo para recordar los 124 años de la muerte del Libertador. Ante a c a d é m ic o s e h is to r ia d o re s , el presidente de la Sociedad otorgó trece nuevos diplomas. No eran como en los años anteriores a serios caballeros. Los m erecían dam as colom bianas. U na de e lla s ley ó un ro m an ce a Bolívar. Era M aría Guerrero Palacio. Luego marcharon todos hacia la Plaza de Bolívar a ofrendarle al Padre de la P a tria una corona de laurel. O tra d am a , C e c ilia H e rn á n d e z de M en d o za , p ro n u n c ió a l l í f ra se s elocuentes.

El grupo de las trece. Las nuevas socias bolivarianas se ocuparon en d ife re n te s a c tiv id a d e s . C o n ch a G u tié rre z , 52 años, c a ld en se , ha

colaborado con su esposo M auricio M ackenzie en todas las actividades bolivarianas. Sophy Pizano de Ortiz se ha d is tin g u id o p o r su s c o n o ­cimientos históricos y durante ocho años fue directora del M useo de Arte Colonial de Bogotá. Isabel Arciniegas de Uricoechea (hermana del periodista Germán), fundadora de la Sociedad de A m or a Bogotá y del program a radial «Lares» al servicio de las inquietudes femeninas. Inés Cadavid de Piñeros (e sp o sa de E d u a rd o , P ro c u ra d o r General de la nación). M aría Guerrero Palacio, cartagenera, poetisa (autora de «Pétalos de Sangre», «Ventana de L uz» y d e l « R o m a n c e ro de C artagena») pedagoga duran te 14 años. Rosa Díaz de Fonseca, poetisa huilense (tiene en preparación el libro «Sed») colaboradora del program a « L ares» . C e c il ia H e rn á n d e z de M endoza, fundadora del colegio «La Bordadita». Elisa García de la Parra, hija del higienista Pablo, autora de varios ensayos sobre Bolívar. Susana

Uricoechea de Plata: su bisabuelo fue gran luchador y compañero de Bolívar en sus campañas. Blanca de Sánchez M o n te n e g ro (e sp o sa de V ic to r), poetisa nariñense. Amalia Gnecco de Samper, esposa de Daniel (historiador y co stu m b ris ta fa llec ido ). M aría A n to n ia de Y epes (e sp o sa del intem acionalista José M aría) de vasta cultura. Em ilia Gutiérrez, caldense, so c ia de la S o c ied ad de A m or a Bogotá.

Tal vez más rápido de lo que podría esperarse, la mujer colombiana, una vez obtenido el derecho al sufragio, o sea la igualdad en el campo electoral, está conquistando nuevas posiciones de importancia en la vida nacional. El ingreso de la m ujer a las academias es, indudablem ente, tan im portante como su presencia en la judicatura y en el se rv ic io p ú b lico . F u era de satisfacer los «retozos feministas», su presencia, opinan los señores, «es no sólo interesante sino adorable».

Semana, Vol. 21, No. 527 (24, diciembre, 1956); p. 33

Honoris CausaQue «el llamado movimiento feminista si no ha

de ser un sim ple em peño de fig u rar y satisfacer ambiciosas ambiciones, tiene que partir

de la base de la preparación de la mujer en todas las ramas y... afirmarse sobre los valores religiosos católicos que informan el alma de nuestro pueblo... dijo el jueves 13 de diciembre al medio día Carola Correa de Rojas Pinilla, esposa del presidente de la república, al recibir el título de doctora Honoris Causa en Ciencias Económicas y Sociales, otorgado por la Sociedad Pedagógica Femenina. Las mujeres presentes en la cerem onia, m ostraron rostros sonrientes, cuando la prim era dam a dijo que «Ninguna ocupación puede ser más útil para la sociedad ni más sublime en la esfera de lo humano que la de consagrarse a salvar la vida e integridad de las personas y esa labor no sólo compete a los

CAROLA DE ROJAS Diploma

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varones que tienen la responsabilidad de la dirección del Estado, sino a las mujeres que por su condición de madres, esposas, hijas o hermanas y por su específica categoría de miembros de la comunidad, con deberes y derechos inherentes a la ciudadanía pueden ejercitar esa sagrada y redentora misión en forma concreta y operante».

La primera dama es directora de SENDAS y en reconocimiento de la obra adelantada junto con su hija M aría Eugenia Rojas de M oreno, le fue concedido el título. La instructora alemana Francisca Radke, rectora de la Universidad Pedagógica, hizo entrega del diploma y el presidente impuso el anillo simbólico a su esposa, en severa ceremonia.

Semana, Vol. 21, No. 527 (24, diciembre, 1956); p. 33

POSICIONESAhora son 27

E l año que hubo más m ujeres d e le g a d a s a la A sa m b le a

General de las Naciones Unidas, fue el de 1934. Entonces había 30. Este año sólo hay 27. Pero en cambio son mucho más importantes.

Entre ellas hay tres con cartera de ministros en ejercicio y una de ellas ministro de relaciones exteriores, la señora Golda Meir, de Israel, quien preside también la delegación. Otra de las delegadas a la Asam blea M undial es la Princesa Himalaya, Bir Bikran Sha, c u ñ a d a del rey de N ep a l,

Tribbubana, y delegada alterna. Su m a rid o el P r in c ip e es tam b ién delegado.

Finlandia envió este año dos mujeres, am bas con rango de delegadas; la se ñ o ra T yyne L e iv o -L a ra so n , m inistro de A suntos Sociales, y la señorita Irm a Karvikko, miem bro del parlamento y antiguam ente ministro. La tercera de las nueve delegadas es la señorita Sheila Murphy, de Irlanda, c o n se je ra d e l d e p a rta m e n to de Relaciones Exteriores de su país. La señora Ulla Lindstrom, de Suecia, ha

sido delegada por varios años, y tiene tam b ién el ran g o de M in is tro de E stado . Es v ig o ro sam en te d em o ­crática. Cuando recientemente la reina Isabel II de Inglaterra visitó Suecia, la señora Lindstrom se hizo notoria al in sis tir en sa ludar a la reina con ap re tón de m anos, m ás b ien que inclinándose ante ella.

Pero la figura más vivaz y atractiva en tre las delegadas a la A sam blea M u n d ia l es la B egum S h a is ta Ikram ullah, de Pakistán, una m ujer pequeñita, llena de gracia y colorido con sus flo tan tes «saris» , h izo su primera aparición como delegada en 1948. Es f lu id a lo c u to ra y m uy popular como tal en idiomas urdu e inglés. Es la esposa del actual alto com isionado de Pakistán en Londres, y cuando el m inistro de Relaciones Exteriores de Pakistán, M alik Feroz Khan em prenda viaje a Karachi, ella quedará presidiendo la delegación. Es doctora en filosofía de la Universidad de Londres, y antes de entrar a la política, era miem bro de las juntas de go b iern o de las u n iv ers id ad es de C a lc u ta , A lig a rh , D elh i y S ind . Pertenece a una distinguida familia de B e n g a la , y es p r im a d e l p r im e r m in is tro de P a k is tá n , S h ah ee d Suhrawardy.

Por su parte, Cuba tiene también desde 1953, un mínimo de tres delegadas en las N a c io n e s U n id as y e s te año au m entó a cu a tro . Son la seño ra U ldarica M anas, la seño ra S ilv ia Shelton y las señoritas Josefina García Sierra y Ana M ana Perera.

* * *

MUJERES EN LAS NACIONES UNIDAS Sonrisas internacionales

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Semana, Vol. 22, No. 532 (4, febrero, 1957); p. 25-28

Sólo el 10 %P o r una ex tra ñ a p a ra d o ja , no

fueron los varones de la casa Valencia, ni el brillante, elocuente y

continentalm ente adm irado maestro, je f e d e l p a r t id o c o n se rv a d o r colom biano a principios del siglo y can d ida to en dos o casion es a la p re s id e n c ia de la re p ú b lic a , Guillerm o; ni el m ayor de sus hijos, G u ille rm o León, senador, co n s ti­tuy en te , d ip lom ático y m iem bro principal de los directorios nacionales de su partido, quienes participaran en el poder en tomo al cual realizaron una parte muy im portante de sus vidas, sino la tercera entre los cinco hijos de la familia payanesa, emparentadas con g e n te de la n o b le z a e sp a ñ o la y vinculada a m uchos hechos de la em ancipación, en la cual actuaron decididam ente sus mayores al lado de los insurgentes. Unos de los abuelos, Joaquín, rechazó el título de condal porque «prefería ser ciudadano libre de una rep ú b lica au n q ue d éb il y menesterosa, a ser súbdito condecora­do de una monarquía». Correspondió, precisamente, no sólo la participación en el p o d e r s in o ta m b ié n la sign ifica tiva m isión de lleva r por prim era vez en la historia del país la representación femenina en los cargos d ire c t iv o s del E s ta d o y en los organismos parlamentarios, a Josefina V a len c ia de H u b ach , q u ie n se m antenía, hasta hace cuatro años, apegada a la vida semi-campesina, en su casa de «Cenagra» dentro de la espaciosa hacienda de B elalcázar, situada cerca a la ciudad de Popayán .

Agil y vivaz. Los Valencia M uñoz fueron educados en su propia casa por una joven institutriz de confianza : T u lia V elásq uez ; p e ro ad em ás, tuv ieron la oportunidad de o ír las eruditas conversaciones de Guillermo V alenc ia , y e n c o n tra r en la rica biblioteca de la casa docena de obras

de c o n su lta , en to d a c la se de ediciones.C re c ie ro n en un a m b ie n te de in q u ie tu d m e n ta l y de c r í t ic a ra z o n a d a . L a m a y o r de las tre s mujeres, Josefina, fue la secretaria de su padre. Conoció todos los secretos de la cam paña presidencial de 1930, cuando los conservadores Valencistas (por Guillermo) y los Vasquistas (por Alfredo), perdieron poder frente al can d ida to lib e ra l, E n riq u e O laya Herrera. Acompañó luego a Guillermo Valencia, a Rio de Janeiro, a donde viajó como em bajador de Colombia a las negociaciones que liquidaron un viejo diferendo con el Perú. Josefina estuv o ce rc a de todo p ro ceso de arreglo.

Viajó por Europa y América, oyendo siempre hablar del tema de la nación, que hace 20 años estaba, en la infancia política. La clase dirigente era rica y erudita. Los gram áticos alternaban con los humanistas en los consejos de gobierno. Los d iplom áticos como Antonio José Restrepo, hablaban en

varios idiom as en las conferencias internacionales. El país estaba por hacer, pero había tiempo de saborear «los paliques», discutir los estilos de la m oda en las cam biantes form as poéticas y reconstruir los discursos, disertos y enjundiosos, del senado doctoral o de la agresiva cám ara de representantes.

Josefina, adolescente, participaba en las discusiones. Tenía im aginación ágil y vivaz. El dominio de la buena conversación le fue fam iliar. Tuvo, desde pequeña, argumentos lo mismo para hablar de las cosas campesinas que de los tratados entre naciones. P e ro ap ren d ió adem ás a lgo m uy importante: a usar palabras sencillas, expresiones corrientes, y a poner una ágil brizna de hum or a la charla.

(*) Ellis Gold y Carlos Vemaza, amigos de la familia: Isabel Muñoz de Carvajal; la institutriz Velásquez; Alvaro Pío, Luz, Josefina (de capul), G uillerm o León, Josefina Muñoz de Valencia; Guionar (en brazos) y el Padre, Guillermo Valencia.

LOS VALENCIA MUÑOZ (*) EN «BELALCÁZAR» Infancia dorada

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Los con sejos de W ilde. Jose fina quiere saber siempre dónde y cómo está parada. «Sería incapaz de girar con un pie en el vacío, según la frase w ild ean a» , d ice. L as s itu ac io n es nebulosas, lo incierto, lo inasible, no la dejan tranquila. Quienes colaboran con ella , bajo su d irección , en el m in isterio de educación nacional, saben que habrá que cam biar muchas cosas, rec tificar m uchas palabras, precisar los conceptos antes de que la señora ministro ponga su firm a al pie de los docum entos. Con terquedad que no alcanza a ser impertinencia, en el C onsejo de M in istros sus 12 colegas del gabinete ejecutivo reciben una serie de advertencias: «No quiero que m e aprueben los p royectos a ú ltim a hora. Q uiero que estén en prim er lugar para que todos tengan tiempo de pensarlos y objetarlos. Al fin y al cabo la responsabilidad es de todos».

Como y porqué. Dos meses después del 13 de Junio de 1953, el presidente Rojas llegó a Popayán. Iba a participar en los actos de homenaje a la memoria del maestro Valencia. A llí conoció a Josefina. La escuchó. Los argumentos en favor de la igualdad política de la m u je r c o lo m b ia n a , p a re c ie ro n im p re s io n a r lo fa v o ra b le m e n te . C u an d o la A sa m b le a N a c io n a l Constituyente, tras breves pero arduos debates, otorgó a la m ujer el derecho de eleg ir y ser elegida, Josefina y varias de sus amigas fueron al palacio a e x p re sa r su a g ra d e c im ie n to al gobierno y a pedir la inclusión de re p re se n ta n te s fe m e n in a s en la ANAC. Josefina fue nom brada para una curul vacante, por inasistencia del c o n se rv a d o r Jo a q u ín E s tra d a M onsalve. En el m ism o decreto se nombró también a la abogada liberal vallecaucana Esmeralda Arboleda de Uribe (SEM ANA 429). Josefina se encontró en la ANAC con su hermano G uillerm o León que regresaba de España, después de haber renunciado al cargo de embajador. Discreparon. G.L. actuaba en función de política de su partido y em pezaba a p lan tear reparos a la gestión gubernamental de la Fuerzas Armadas de JV de H, estaba

interesada en consolidar la oposición conquistada por la m ujer después de más de 140 años de vida republicana, al margen del Estado. Y lo consiguió.

Automóvil en Belalcázar. Hace año y medio Josefina, con su esposo, el g eó lo g o c h ile n o de a sc e n d e n c ia alemana, Enrique Hubach (radicado en Colom bia hace 34 años y director del In stitu to G eo lóg ico N acional desde 1948), y sus dos pequeñas hijas, M artha 11; y la «guagua»(*) Erna, 8 , descansaba en la «Genagra» la casa que le fue destin ad a den tro de la hacienda de Belalcázar, en Popayán . Hasta allí llegó un autom óvil oficial. El m ingobierno (Lucio Pabón), la llam aba urgentem ente a Bogotá, a conferenciar con el presidente.

Le fue ofrecida la gobernación de su departam ento , el C auca. Josefina, a n te s de a c e p ta r d e c id ió sa b e r « d ón d e e s ta b a p a ra d a » . V ia jó a Popayán y consultó con las gentes. «No podía, dice, exponerm e a que no les gustara el nom bram iento». Pero todos se entusiasmaron. Era una nueva experiencia y una oportun idad de

JOSEFINA Y ENRIQUE EN «GENAGRA»

Geranios y azucenas

ensayar la capacidad administrativa de la m ujer colombiana.

Pesimistas. El Cauca sigue siendo dos cosas: una serie de grandes parcelas, supérstites de los latifundios al estilo de las en co m ien d as , y una v asta se c c ió n in n o m in a d a de g e n te s paupérrimas, con grandes islotes de población negra tocada del pian, que «les m uerde las carnes y los hace retorcerse como troncos ardientes», según los vio la gobernadora en sus viajes por canoa, a caballo y a pie entre la m anigua no v isitada antes por funcionario alguno.Com o la d ivisión socio-económ ica caucana está m uy polarizada y no e x is te u n a z o n a de c la se m e d ia su f ic ie n te p a ra n e u tra liz a r el fenómeno; los de arriba toman muy escaso contacto con los problem as de la base de la población y ésta no encuentra estímulos. El pesim ism o es endém ico. C om o el abandono. La gobernadora se propuso ser optimista y con tagiar a sus coterráneos. Les dem ostró que si los seis millones de presupuesto son exiguos e inferiores a la n eces id ad del so sten im ien to m ism o de la adm inistraciónm , en ca m b io , h a c ie n d o g e s tio n e s y pidiendo al gobierno central, algo se logra. Durante los once meses de su gobierno, ingresaron 23 millones por concepto de auxilios p a ra : la carretera a la costa del Pacífico, la construcción del acu ed u c to de P opayán , de la Ciudad Olím pica y la ampliación de las granjas agrícolas y ganaderas que fu n d a ra con e v id e n te a c ie r to su secretario de agricultura, Julia Chaux de Rojas, una dinám ica propietaria de fondos rurales, con vasta experiencia en el m anejo directo de las haciendas. La granja tiene hoy en cultivo 230 variedades de papa.

F irm an d o a ru ego . Jo se fin a vio muchas cosas en sus correrías por el C auca. E n tre o tras , las hu m ild es escuelas ru ra les , m etidas en tre la tupida selva de manglares. Encontró m aestros analfabetos. Se indignó.

(*) Chilenismo por niña.

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Q u iso su sp e n d e rlo s p e ro no era p o sib le . H ab ía una a lte rn a tiv a : o conservarlos para que enseñasen a los niños labriegos los rudim entos de la educación religiosa y unas cuantas nociones de hig iene o despojar al alumnado, completamente, de esos servicios. N adie, sino estos seudo- m aestros, se atrevería a m eterse a la manigua por 70 pesos al mes. A todos ellos les firman las cuentas a ruego. El saldo de su gestión, en once meses de gobierno seccional, se consideró favorable. El 16 de septiembre pasado la lla m aro n a B o g o tá . T res d ías después en la reorganización de fin de año, fue designada ministro.

Los primeros pasos. El ministerio de e d u c a c ió n tie n e 72 m illo n e s de p re su p u e s to . N o es de los m ás favorecidos en la distribución de la renta nacional (lo superan hacienda, guerra, obras públicas), pero tampoco figura entre los últimos (salud pública, minas, fomento). Con esos recursos atiende erogaciones para la enseñanza p ro fes io n a l, p ara la secu n d aria y algunos establecimientos experim en­ta le s . L os c o s to s b á s ic o s de la educación prim aria corren por cuenta de los departam entos y municipios. Pero aún así, el presupuesto no sirve para ejecutar planes en grande escala s in o p a ra m a n te n e r a p e n a s lo existente. Sin embargo, en cuanto a la organización es mucho lo que hay aún sin hacer. JV de H., encontró planes y estudios en desarrollo. Existe un proyecto de planificación total de la a d m in is tra c ió n p ú b lic a , p ara adaptar los órganos del Estado a las n e c e s id a d e s re a le s del p a ís . La educación es parte principalísim a de ese proyecto. ¿Qué clase de técnicos necesita Colom bia? ¿C uáles de las especializaciones tienen mercado en el país? ¿Cómo y dónde debe darse determ inado tipo de enseñanza para que de ella deriven igual provecho quienes la reciben y quienes van a utilizar social y económicam ente esos conocim ientos? Las ideas, han dicho los expertos, no tienen valor por sí mismas, sino en cuanto demuestren su eficacia como medios para resolver situaciones.

Y si a lg u n a s itu a c ió n ha ten id o pendien te al país de una solución estable, es la que plantea el problema educacional.

Las ideas en materia de reform as al pénsum, de construcción de locales, de preparac ión del m agisterio , de o r ie n ta c ió n p ro fe s io n a l , son a b u n d a n te s . L os in fo rm e s de com isiones y de técnicos llenarían varios archivos. ¿Pero son aplicables?. ¿Están involucradas dentro de lo que es realm ente el país ?.

Sin complejos. Desde el día en que asistió, con un coqueto sombrero de velo, al prim er consejo de ministros, JV de H. tom ó parte activa en todas las discusiones. Casi no dejó de opinar sobre ningún aspecto de las tareas gubernamentales. El, recuerdo de las antiguas y prolongadas charlas sobre la fu n c ió n del E s tad o , sobre sus dirigentes y sobre la hosca realidad de los p ro b le m a s , en la c a so n a de B elalcázar y en Popayán, volvió a serle fam iliar y se sintió de nuevo en un p ro p ic io am b ien te p o lém ico . Josefina ni ahora ni antes ha sufrido el im pacto de los co m p le jo s, los ministros la encontraron espontánea.

n a tu ra l, e n tu s iá s t ic a y, ad em ás, informada de todos los temas a tratar.

País singular. Entre la protesta de muchos padres de fam ilia la ministro in ic ió su la b o r u n if ic a n d o el calendario escolar, que en Colombia estaba desajustado. En occidente se ha estudiado de septiem bre a junio y en o rie n te y el c e n tro de e n e ro a noviembre. A partir de hoy, las tareas se irán aco p lan do al rég im en de occidente, gradualmente, hasta lograr la unificación en dos años.L os a rg u m e n to s en co n tra : la posibilidad de que las familias pasasen unidas las vacaciones de diciembre y los hijos mayores pudieran ayudar a los padres en trabajos adicionales para las cuantiosos gastos de esas épocas. Razones en pro : la unidad de control o f ic ia l so b re e l m a g is te r io , la p o s ib ilid a d de e fe c tu a r cam b io s o p o rtu n o s, la fa c ilid a d p ara que quienes cam bien de residencia no encuentren alteraciones que afectan el normal desarrollo del estudio de sus hijos y la coincidencia del calendario escolar de las demás naciones . En diciembre habrá unas cortas (15 días) vacaciones de fin de año y en los sitios donde los menores son em pleados en

EN LA ASAM BLEA NACIONAL CONSTITUYENTE (*) El gobierno y la oposición

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BACHILLERES POR DEPARTAMENTO Niveles intelectuales

la ayuda para la recolección de las cosechas, se fijará un periodo especial de vacaciones para esa época.

Ninguna utilidad derivaba el país de mantener un doble calendario escolar. Y de unificarlo, lo más conveniente era adaptándolo al régimen estudiantil in te rn a c io n a l , aun cu a n d o el po rcen ta je de alum nos que van a especializarse al exterior, sea mínimo.

Clase dirigente. Festinada esa etapa, Josefina entró a preparar un decreto sobre organización de las universi­dades.

Si la costum bre había mantenido la caótica desorganización del calenda­rio, otra costumbre igualmente nociva estaba tratando de tom ar carta de naturaleza. En el país se contabiliza­ron el año pasado 25 universidades, a tiempo que Alemania tiene 7, Estados Unidos 8 y Francia 6. Esta dispersión de los altos estudios parecía indicar un plausible deseo de los educadores p r iv a d o s p o r c o o p e ra r en la preparación de personal técnico, pero a la vez establecía la incógnita de la severidad y eficacia de esos estudios por una parte y la necesidad de saber si esas nuevas profesiones podrían tener el co rrespond ien te m ercado den tro de las necesidades co lom ­bianas.

La preparación de una nueva clase dirigente que sustituya por imperiosas razones cronológicas, a las anteriores, implica una evidente responsabilidad g u b e rn a m e n ta l que J o se f in a ha q u e rid o asu m ir. M a rg in a n d o la discusión de si el país ha sufrido los continuos colapsos que reg istra la h is to ria de épocas re c ie n te s , por incapacidad de sus clases directivas, in c o m p le ta m e n te fo rm a d a s y defectuosam ente preparadas, según algunos, surge la necesidad de atender con sumo cuidado a la form ación de las nuevas, para lograr que: a) tengan una capac itación técn ica in so sp e­chable; b) contribuyan a darle al país lo que éste necesita evidentem ente como aportes h u m an o s; y c) eviten la superproducción del proletariado

intelectual que por falta de ocupación se co n v ie r te en un fe rm en to del desorden y la confusión.

La última razón. Han sido muy útiles para indagar la oculta realidad del país, los servicios coordinados de la e s ta d ís t ic a n ac io n a l. U no de sus técnicos, Aníbal Noguera Mendoza, asistió en representación de Colombia a una reciente conferencia en Pans, donde se trató sobre los sistemas para estab lecer, sobre bases ciertas, la a sp ira c ió n p ro fe s io n a l de los estudiantes y los móviles que los guían en la prosecución de los estudios. El en say o fue h ech o h ace p oco y m o stró : a) q u e lo s e s tu d ia n te s c o lo m b ia n o s s ig u e n c a rre ra s profesionales porque las consideran com o un m e d io de o b te n e r condiciones económ icas aceptables y la prestancia social que confieren los títulos en nuestro medio; b) que otras razones son : la im posición de los padres, el deseo de re s id ir en las ciudades sedes de la vida universitaria y en escala m enos considerable, el interés por el estud io en s í de las materias académicas y científicas.

Estos resultados provisionales de la investigación indujeron a extenderla

a otros aspectos básicos : el posible mercado profesional. El país cuenta hace más de 40 años con facultades para cinco profesiones tradicionales, d e re c h o , m e d ic in a , in g e n ie r ía , odon to log ía y arqu itec tu ra . H asta cierto punto parecen estar satisfechas esas exigencias y no requerir sino cuotas moderadas para el futuro. Pero la investigación reveló que también existen ahora facultades para 41 profesiones más. Se ha llegado al extrem o contrario: con una brevedad de dos años, algunas expiden títulos de idoneidad para ejercer profesiones desarraigadas o sin utilidad a la vista. Otros alumnos han ido al exterior a especializarse en ramas que no tienen aplicación inm ediata en el país y al regreso han tenido que em plearse en o f ic io s d ife re n te s . T oda e s ta d is p e rs ió n de e s fu e rz o s y e s ta frustración profesional tienen que ser elim inadas o dism inuidas para no incurrir de nuevo en la formación de clases d irigen tes desorientadas. E xiste ya un organism o incip iente p a ra c o o p e ra r o fic ia lm en te en la orientación profesional de íntegros los bachilleres colombianos.

Uno por mil. De los 12.5 millones de habitantes del país, 1.25 forman la

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le g ió n de q u ie n e s n e c e s ita n la educación primaria, pero tan sólo la m itad logra ob tener cupos en las escuelas públicas y privadas.Se p re p a ra en e s ta fo rm a un coeficiente de analfabetism o del 50 por ciento, sensiblemente igual al que registra, en prom edio, la población adulta con la secuela de la incapacidad y los bajos salarios. El año pasado la asistencia global a los establecim ien­tos e d u c a c io n a le s , en to d o s los niveles, fue:

P rim aria .......................... 1.236.084S ecundaria .............................77.447U niversitaria ..........................13.284T o ta l................................. 1.326.815

Esto equivale a un 10 por ciento del gran total de la población colombiana, pero el prom edio de asistentes a la universidad m uestra que por cada d o c to r q u ed an m il n iñ o s sin e d u c a c ió n . E l p ro b le m a no se so lu c io n a re s tr in g ie n d o la a lta c u ltu ra , p e ro h ace o s te n s ib le la necesidad de volver la m irada hacia la escuela rural y form ar tam bién la b ase p a ra que los p ro fe s io n a le s encuentren un país estructurado sobre hechos menos deleznables. De ahí que Josefina Valencia de H ubach haya considerado que otro paso inm ediato co n s is te en re fo rm ar la e scu e la cam pesina , no sólo con m uebles, locales, maestros y m aterial escolar adecuados, sino con un pénsum y un objetivo que se identifiquen con las necesidades futuras del niño y las e x ig e n c ia s del m ed io am b ie n te . Prepara un proyecto de decreto para que toda adición de los presupuestos de educación en los departam entos y municipios sea destinada exclusiva­m ente a la escuela primaria.

Orden y método. Los dos decretos ex p ed id o s : el de u n ificac ió n del calendario y el de requisitos mínimos p a ra el fu n c io n a m ie n to de las u n iv e rs id a d e s , lo m ism o q u e la reglamentación del envío de dólares al exterior a fin de evitar los fraudes que se venían com etiendo por falsos e s tu d ia n te s que co n m a tr íc u la universitaria permanecían 5 ó 10 años

en un so lo cu rso , rec ib ie n d o el beneficio de los dólares al tipo oficial de cambio, son para la ministro una b ase de o rd e n y m é to d o p a ra garantizar los fines de la enseñanza.

Hacia el plan quinquenal. A medida que los expertos de los organismos in te rn a c io n a le s que p re p a ra n en c o la b o ra c ió n con fu n c io n a r io s co lom b iano s , e l p lan q u in q u en a l administrativo, adelantan su trabajo, la m inistro continúa las tareas de o rg a n iz a c ió n in te rn a : la r e ­estructuración del Consejo Superior de Educación, la ampliación a cinco m il c u p o s, de la U n iv e rs id a d Pedagógica Femenina, la fundación de escuelas de capacitación obrera y de las escuelas hogar para las mujeres c a m p e s in a s , el im p u lso a la organización del Banco Educacional, destinado a o frecer crédito para el montaje de nuevos colegios privados vigilados por el ministerio.La solución del visible fenómeno de in e p titu d de n u m e ro so s g ru p o s colombianos de todas las edades es un problem a que in teresa reso lver no solamente al Estado sino a toda la c o m u n id a d , cu y as em p re sa s se resienten de esa ineptitud. Si el capital del país ha con tribu ido a form ar empresas como la de Acerías Paz de Río, tam bién podría con tribu ir al e s ta b le c im ie n to de las em presas educacionales que le reportarían un ca p ita l h u m an o c a lif ic a d o y, en

con secu en c ia , una m ayor ap titud nacional para todos los p royectos futuros.

Su eñ o d om in ica l. Las p reo cu p a­c io n e s p o r en c o n tra r fó rm u las o e s tu d ia r las p ropuestas , no dejan d o rm ir tra n q u ila a Jo se fin a . Los sueños atrasados de la sem ana los repara con un reposo sin interrupción, los domingos, en su casa del barrio G ranada, al norte de la ciudad. La jom ada diaria de trabajo, que se inicia a las seis de la m añana con el gobierno de la casa, concluye a las diez de la noche en el ministerio. Pero esto se compensa con el descanso del fin de semana o con unas salidas al lago de El M uña y, sobre todo, con la satisfacción que le causa dem ostrar que esto del servicio gubernamental no es cosa nueva para las mujeres: «Hemos tenido ahora la oportunidad de servir otros cargos, pero desde hace m ás de c ien años ven íam os prestando un concurso decid ido y perm anente en la educación, como m aestras en la beneficenc ia y la salubridad y en cuantas oportunidades se nos habían otorgado».

(*) Eduardo Piñeros, Agustín Rodríguez, Pablo Jaram illo, Juana de Ibarbouru, Josefina de Hubach, y señora de Jaramillo en Montevideo en 1955. J V de H, fue la única diplomática entre 650, acreditada para la transmisión del mando.

MISIÓN DIPLOMÁTICA AL URUGUAY (*) Una entre 650

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C a r g o s y A ltas P o sic io n e s c o n

N o m b r e de M u je r

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El Liberal, Bogotá Año 10, No. 3606 (5, abr., 1948); p. 8, c. 1

Reelegida la doctora Anzola por el TribunalEl Tribunal del Trabajo de Cundinamarca en reunión reciente, tuvo el acierto de reelegir para el cargo de Juez Primero de Bogotá a la abogada, doctora Aydee Anzola Linares, quien desde hace un año viene sirviendo tan importante despacho judicial.La doctora A nzola ha hecho una importante carrera profesional, ya que con excepcional inteligencia se ha especializado en el estudio de los arduos problemas jurídicos que plantea el derecho

del trabajo. En el ministerio del ramo ocupó altas posiciones y adquirió una vasta experiencia administrativa y ahora en la rama judicial se ha destacado como uno de los funcionarios más com petentes, más responsables y estudiosos.

Muy merecida la reelección de la doctora Anzola por lo cual la felicitamos cordialmente, haciendo votos por sus nuevos y seguros triunfos intelectuales.

El Tiempo, Bogotá. Año 44,15244 (15, feb., 1954); p. 1, c. 7-8; p. última.

Gran homenaje rindió Medellin a la mujer liberal de AntioquiaCentenares de dam as de todas las clases sociales

asistieron ayer al hom enaje organizado por el Directorio Departamental.

Medellin, 14. Un m aravilloso espectáculo político - social resultó ser el hom enaje a la m ujer liberal que se rindió hoy en M edellin a partir de las dos de esta tarde y que se pro longó h asta las prim eras horas de la noche, con asistencia de centenares de damas de todas las condiciones sociales y económ icas y de delegaciones de los cien municipios del departamento.Durante el ágape se rindió un tributo de admiración y reconocimiento expreso al apostolado y la abnegación de las m adres, esposas e h ijas, desde la m ás rica y distinguida hasta la más hum ilde m ujer liberal.

La jun ta liberal del barrio de «El Llano» y su comité fem enino habían propuesto esta iniciativa que acogió sin reservas el directorio liberal de Antioquia y que constituyó un éxito por todos los aspectos.

EL OFRECIMIENTOEl Presidente de la jun ta liberal de “El L lano”, José E. Ortiz, destacado líder popular del liberalismo, ofreció el homenaje en representación del organismo que preside mediante un corto discurso en el cual exaltó la labor de la m ujer liberal, especialmente durante la época crucial que

soportó el país hasta el 13 de junio.A c o n tin u a c ió n h izo uso de la p a la b ra d o ña Luz Greiffenstein de M ora Londoño, presidenta del comité fem enino central liberal y distinguida dam a de la alta sociedad antioqueña, cuyos m aravillosos servicios en benefic io de los copartidarios necesitados han sido expresam ente reconocidos.D oña Luz G reiffenstein , en form a elocuente, señaló nuevos derroteros de actividad a la m ujer liberal e invitó a todas a congregarse al serv icio de nobles ideales patrió ticos, sin que aquello im plique, naturalm ente, m engua de las tareas hogareñas.A continuación, doña Enóe M ora de Londoño, presidenta del com ité fem enino de ‘El L lano’, abnegada y valerosa colaboradora en todas las luchas del partido, hizo uso de la p a lab ra y defin ió con p recisión el sen tido de la colaboración de la m ujer liberal.

DE GARTNER Y OSPINAE. Libardo Ospina, m iem bro de la dirección nacional liberal y brillante periodista antioqueño, m anifestó los sentim ientos de la directiva y dio lectura a un mensaje del presidente del directorio, doctor Jorge Gartner, quien se encuentra ausente de M edellin.O spina señaló la im portancia del hom enaje en estos m om entos y lo m erecido que era rendir tributo a las

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m ujeres que acom pañaron a los hom bres durante las cam pañas del partido liberal y recordó cómo tanto en las ciudades como en los campos, ellas ayudaron a m antener viva la resistencia a la dictadura que cayó el 13 de junio y a continuación hizo un elogio particularm ente de las que en los campos lucharon con tanta intrepidez como los mismos hombres y com partieron con ellos toda clase de riesgos y padecieron los mismos martirios.D estacó, adem ás, que la adversidad aunque dejó un terrib le balance de sangre y de ignom in ia , tuvo la consecuencia afortunada de unir a todos los liberales en form a tal que nunca había ocurrido en el pasado y en la práctica logró superar las desigualdades sociales, de lo cual presentó como ejemplo la reunión celebrada a la cual concurrieron en franca fraternidad democrática, damas de todas las condiciones.Luego dio lectura al mensaje dirigido por el doctor Jorge Gartner, presidente del directorio liberal de Antioquia, quien por m otivos de últim a hora se vio en la necesidad de trasladarse al departam ento de Caldas, donde ahora se encuentra.Publicamos a continuación apartes del mensaje del doctor G artner: ... Señoras: L uz G re iffenste in de M ora,presidenta, M aría A rango de M ejía, L igia A rcila de Fernández B., Graciela de Bustamante, Luisa Sánchez v. de Pérez, Inés Jim énez de Restrepo, M aría Victoria de Greiffenstein de S., L ía Duque de Arango, Isabel Arango de Botero, A na A lvarez de Arango, Beatriz M ejía de Ospina, Olga García de Uribe, Elena Restrepo de Cruz y señoritas Em a Betancourt y Cecilia Lince, miembros del comité liberal central femenino.Señora Enoe Mora de Londoño, señoritas Amobia Espinosa, Elvia Henao, Ilduana Valencia y demás miembros de los comités femeninos liberales de los barrios.

H a s id o p a ra m í u n a c o n tra r ie d a d la m e n ta b le la coincidencia de impostergable alejamiento transitorio con la fecha señalado por el directorio liberal, cuya presidencia es uno de los honores que más estimo, para tributaros personalm ente y como representantes muy dignos de la mujer liberal antioqueña, el hom enaje justísim o a que todas se han hecho acreedoras por su comportam iento abnegado, valeroso, y sin hipérbole, lleno de gloria, durante la dram ática em ergencia a que espantada y escandalizada asistieron esta región y la patria toda, en el lustro precedente al 13 de junio de 1953.No es esta una invitación irrespetuosa a las ridiculas zalagardas electorales, o en veces sangrientas farsas en que los hombres de los dos partidos hemos solido ir a la rebatiña presupuestal, labrando lo que pomposamente hem os llam ado una «carrera política», en la que no a p a rec en s in o p o r ex c e p c ió n los se rv ic io s a la colectividad. Significa por el contrario la urgencia de que, para reorganización social y política, para el cam bio sustancial del equivocado rum bo de los partidos, esté presente la idea, el sentimiento y el patriotismo femenino. No podría negarse por nadie que las bases esenciales en

que soñaron nuestros libertadores para constituimos como nación independiente se volvieron trizas, llegándose hasta abom inar de la constitución inicial, desde la jefatura del gobierno; burláronse todos los princip ios porque los hombres guiones de las dos colectividades lucharon en más de un siglo por alcanzar el perfeccionam iento de las instituciones d em o crá tico -rep resen ta tivas, y por su o rd e n a d o d e s a rro llo en c o n s o n a n c ia co n las m odificaciones de los estados económ icos, sociales y culturales, e hízose y hácese befa de quienes profesan aquellos principios. Por si no fuera bastante, se agregó a todo ello la prédica de doctrinas de gobierno condenadas por la iglesia católica; y mediante un sistem a organizado de m en tira y calum n ia co n tra p artidos y hom bres, pusiéronse en práctica por las autoridades procedimientos abominables para arrebatar a una gran parte del pueblo colom biano sus libertades y sus derechos hum anos, resurgiendo en nuestro suelo la persecución y la prisión por ideas, e implantándose, en hora maldita, por la primera vez, el irresp e to y la to rtu ra a los p risio n ero s, los fusilam ientos sin fórm ula de juicio y el horrendo crimen colectivo llam ado genocidio. Es esta la situación que encontró el teniente general Rojas Pinilla y es para él la em presa gloriosa cual ninguna de extirpar de la patria todo derramamiento de sangre a nombre de ningún partido político, y «para organizar las condiciones en que puedan realizarse unas elecciones puras, de las que salgan, por los sistemas genuinamente democráticos, los mandatarios, los legisladores y los jueces que el pueblo quiera darse en plena libertad», para lo que se requiere el concurso desinteresado de todos los hombres y de todas las mujeres de Colombia que mantengan inquebrantable su adhesión a los principios eternos en que se basa la civilización cristiana. No nos escuecen a los partidarios de la ciudadanía total fem enina las previstas objeciones de que atenta contra la unidad de la fam ilia, y su incom patib ilidad con las funciones de hogar, que estas mismas sinrazones adujáronse baldíamente cuando se trató de dotar a la mujer de capacidad civil sacándola de su condición de menor en que estaba desde el derecho romano, y de reconocerle libertad absoluta para escoger su nacionalidad, lo mismo que hombre. La experiencia ha demostrado que todos esos temores eran infundados, así trátese de capacidad civil o política.Quiero haceros partícipes para term inar esta fatigante epístola de la fe irreducible que me alienta, y que habrá de durar lo que esta vida que ya m archa al crepúsculo sin a s p ira c io n e s ni re m o rd im ie n to s en q u e los colom bianos al am paro de estos principios, habrán de alcanzar un plano de conform idad para sus actividades sociales y políticas, salvaguardiando el supremo bien de la paz, de esa paz que hace cincuenta años declaró el General Uribe Uribe al partido conservador a nom bre del libera lism o y que ha luchado po r m an tener com o a c tiv id a d o rg a n iz a d a y re sp o n sa b le de to d o s los infortunios e injusticias sin un solo desvío.A cep tad , señ o ras , las ex p re s io n e s de m i re sp e to , admiración y gratitud.

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Semana, Vol. 16, No. 383 (1, marzo, 1954); p. 8-9

SANTANDERFeminista en acciónLos socialistas bumangueses (unpequeño grupo

de profesionales, obreros y damas de esa localidad), decidieron obsequiar con un plato que

tiene la efigie de la reina de Inglaterra, Isabel II, a la joven líder de ese partido, Francia López, quien durante una breve permanencia de dos días dictó una conferencia a sus copartidarios sobre el voto femenino, asistió a la comida que se sirvió en su honor en elegante restaurante y fue asediada durante el v ia je en av ión en tre B arran cab erm eja y Bucaramanga por los requiebros de los admiradores.

Francia estudia derecho en la Universidad Libre, de Bogotá, es payanesa y quiere ingresar a la carrera diplomática. Para esto último se ha consagrado a leer en abundancia a los tratadistas del Derecho Internacional. Milita en la Tercera Fuerza que dirige, desde Bogotá, el profesor universitario Antonio García. Durante su viaje recogió además, varias contribuciones para la «Imprenta Popular. S.A.» que tiene como fines servir la propaganda del incipiente partido político.

El Espectador, Bogotá. Año 66, No.-14054 (7, ago., 1954); p. 1, c. 5-6; p. 6, c. 6

Doña Sofía Ospina de Navarro cambia de opinión

«La intervención de la mujer en el Parlamento llegará como un sedante»M EDELLIN. Agosto 7. (De nuestra o fic in a de red acc ió n ). El m ayor acon tec im ien to socia l de carác te r femenino que se realiza en esta ciudad tendrá lugar el próxim o jueves doce de los co rrie n te s , cu an d o en los salones del Club Unión se reunirán no menos de trescientas damas de todas las clases sociales de la ciudad a rendir h o m en a je de ad m ira c ió n a d o ña Teresita Santa M aría de González, con ocasión de su nom bram iento com o d ip u tad a su p len te a la A sam b lea Nacional Constituyente.

REUNION PRELIM INAREn el bar del mismo club, el miércoles se reunieron cerca de cuarenta señoras y señoritas a convenir los detalles del homenaje, y estuvieron alrededor de dos horas discutiendo sobre lo que

debería hacerse. Se trató en prim er término lo referente al menú y en esta ocasión se rigieron todas por las ideas de doña Sofía O spina de Navarro en la selección de los platos, pues como se sabe doña Sofía es autora de varios libros sobre cu linaria y una de las personas que m ejor dom ina el arte de la cocina en todas sus form as. Un animado debate se produjo al hacerse la escogencia de los vinos.

EL HOMENAJEAl fin de cuentas se convino en que el homenaje consistiría en un elegante a lm u e rz o d u ra n te el cu a l se le entregaría a la agasajada una bandeja de p lata con leyenda alusiva y un pergamino con las firmas de las damas asistentes. Para hacer la invitación o f ic ia l se n o m b ró la s ig u ie n te

c o m is ió n : d o ñ a A n a L in c e de R e stre p o , P re s id e n ta del co m ité organizador; doña Lucía Villegas de Vargas Lorenzana, y la señorita doña Angela Hernández.Se calcula que no menos de trescientas mujeres asistirán al banquete, que será ofrecido por doña Sofía O spina de N avarro en discurso en el cual se planteará seguramente la actitud de la m u je r c o lo m b ia n a f re n te a la conquista definitiva de la totalidad de sus derechos civiles y políticos. Este acto está siendo m otivo de v ivos comentarios en el mundo femenino, p u es es la p r im e ra vez que en A n tio q u ia se re ú n e tan n u tr id a asam blea de mujeres a discutir sobre los problem as del Estado.Habla doña Sofía Ospina de Navarro. A la salida de la reunión conversamos

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El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14059(13, ago., 1954); p. 13,c. 3

unos pocos minutos con doña Sofía Ospina de Navarro y nos m anifestó más o m enos lo siguiente:«Acepté con mucho gusto el encargo de ofrecer el homenaje a Teresita. Yo la ad m iro m ucho , au n q u e en un principio hace m uchos años no fui partidaria de sus ideas fem inistas que eran expuestas en el Centro Femenino de Estudios. Yo recuerdo que alguna vez hice una charla para oponerme a ellas. En esa época afirm e que me parecía que las mujeres no estábamos preparadas para ciertas profesiones, p u e s to q u e no l le n á b a m o s las condiciones necesarias. Dije que las ingenieras no podrían hacer el mismo trabajo que los hom bres y que los trabajadores perderían de v ista las curvas de la carretera para pensar en las curvas de la ingeniera. Que las médicas sólo podían trabajar en el día porque en la noche hasta su mismo señorío se lo impedía. En síntesis, me parecía que las ideas de Teresita eran una sim ple chifladura o em beleco. Que nosotras no servíamos más que para monjas o casadas.«Pero ahora las cosas han cambiado fundamentalmente. La vida moderna nos ha enseñado que ya la m ujer p u e d e o c u p a r m u ch o s p u e s to s administrativos de responsabilidad y lo hace m ejor que los hombres. Ellas no tom an «traguito» como ustedes, y las cosas están mejor guardadas en sus m anos. E llas no se ju g a r ía n a la canasta lo que tienen en la caja.«En todo caso, todas estam os muy contentas con el cam bio de nuestra s itu a c ió n en el p a ís y v am o s a intervenir pero sólo buscam os que haya paz, tranquilidad y religión. La in te rv e n c ió n de la m u je r en el p a rlam e n to va a l le g a r com o un sedante, pues estoy segura de que no se presentarán esos debates ásperos, ya que el solo respeto que infunde su presencia, mantiene la elevación de las discusiones.«Diga usted muy claro que las mujeres no querem os política de partidos, que nos mantendrem os alejadas de esos ajetreos, que sólo querem os servir a la patria por la paz, la tranquilidad y la religión».

El homenaje a doña Teresita S. de GonzálezLa Primera Fiesta Política Femenina enAntioquia

Discurso de doña Sofía Ospina de Navarro y de doña Teresita de González, en la fiesta del Salón Dorado del Club Unión.M EDELLIN. A gosto 13 (De nuestra oficina de redacción). Com o lo habíam os inform ado oportunam ente, en el día de ayer tuvo lugar el hom enaje que las m ujeres de A ntioquia rindieron a doña Teresita Santam aría de González, con ocasión de su elección como delegada suplente a la A sam blea N acional C onstituyente. M ás de doscientas cincuenta personas se congregaron en el Salón Dorado del Club Unión, donde se sirvió un elegantísim o almuerzo. El com edor presentaba un aspecto bellísim o por la profusión de flores y la m aravillosa presentación del menú que resultó estupendo.Se com enta que es la prim era vez en la historia de Antioquia que tiene lugar un acontecim iento de esta naturaleza, en que las mujeres se sientan a manteles atraídas por un incentivo político, cum pliendo consignas del movimiento fem inista que se desarrolla en el país.

El ofrecimientoPara ofrecer el homenaje, la conocida escritora nacional doña Sofía Ospina de Navarro, pronunció un interesante discurso del cual destacamos los siguientes apartes:«El so lterism o, com o era natural, pasó de ser un estado pasivo de som etim ien to com pleto a las órdenes paternas, a veces dem asiado exageradas, para transformarse en halagador program a de vida. Y por eso vemos a tantas mujeres inteligentes y bonitas transitar sonrientes por la vida haciendo gala de su triunfante celibato. Más tarde los legisladores quisieron proteger a la m ujer en el campo económ ico y muchas lograron salvar el patrim onio fam iliar administrando directam ente sus bienes, que corrían peligro entre las manos dilapidadoras de un m arido sin juicio. Otras, las más, prefirieron continuar la costum bre de vivir sometidas a la pauta conyugal, con la confianza que inspira, afortunadamente, la seguridad de que para la m ayoría de los hombres antioqueños está el bienestar de su fam ilia por encim a de sus conveniencias personales. Y prueba de ello son los costosos viajes al exterior que hace la mayoría de las mujeres, mientras el esposo, que necesita también descanso y distracción, continúa uncido al yugo pesado del trabajo. Y es hasta cómodo eso de gastar tranquilamente a cuenta de los gananciales o «perdiciales», de un m arido complaciente... En cuanto al voto, cuya conveniencia se nos hizo al fin clara a las opositoras, nada se definía. En algunos congresos donde fue propuesto a

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últim a hora, como asunto de poca trascendencia y quizá por cum plir un deber de cortesía, ni siquiera llegó a dársele un debate form al. Pero ahora la presencia de la m ujer en la Constituyente nos llena de o p tim ism o y p re sen tim o s que se ace rca el mom ento de que la débil crisálida fem enina llegue a ser una bella m ariposa y vuele librem ente por los cam pos de la patria, sin dejarse atraer por el jardín m ulticolor de la política, m uchas de cuyas flores contienen una miel venenosa.A ti, especialmente, te tocará desem peñar un papel im portante en la metamorfosis, ya que en tus predios de la Universidad Fem enina cultivas con cariño un alm ácigo hum ano, donde germ inan tus p rop ias semillas y del cual saldrán seguramente muchas de las mujeres que habrán de intervenir en la vida futura del país. Entre tanto, nosotras, las desconfiadas de otros tiempos, observarem os desde nuestra butaca el grande espectáculo y batirem os palmas en tu honor y en el de tus compañeras de campaña».El voto femeninoDel discurso con el cual doña Teresita Santam aría de G onzález agradeció el hom enaje destacam os los párrafos en que ella se refiere concretam ente al voto femenino:«Sé que algunas de vosotras no sois partidarias del voto femenino; no os vengo a convencer, el tiempo se encargará de ello; os pido solamente que miréis con benevolencia e interés las batallas ideológicas que habremos de librar las que militamos en favor de él. Tenemos sí que presentar un frente unido y compacto, haciendo de lado toda tendencia partidista, las envidias personales, chistes de mal gusto y críticas malévolas. Pensemos que si quizás hoy a nosotras no nos hace falta el voto, a las nuevas generaciones fem eninas les será absolutam ente necesario, porque el com unism o con sus males am enaza confundim os. No creáis que porque tengam os el voto el hogar desaparecerá, los hijos serán abandonados y el hom bre dejará de ser el je fe de la familia. Por el contrario, la nación se beneficiará con la colaboración femenina. ¿Por qué temer, pues, que la mujer, que ha obrado siempre en función de madre porque Dios así lo ha querido, vaya a usar de este derecho para disolver y degradar al país?Para tranquilidad de m uchas os digo que Nuestro Santo Padre Pío XII quiere que la m ujer actual, en plan de católica convencida y como tal defensora del hogar, célula prim igenia de toda sociedad y del don divino de la paz salga a la palestra para defender con su voto todo aquello que es más caro a su corazón. A cepto este hom enaje de vosotras, repito , os lo agradezco profundamente y como cosa que ya es mía lo ofrezco, en la persona de vosotras, a la m ujer colombiana».

El Espectador, Bogotá Año 66, No. 14062(17, ago., 1954); p. l;c 3-4

Por primera vez la mujer tolimense hizo uso ayer del derecho de votarIB AGUE, agosto 17. (De nuestra oficina de redacción). De las nueve de la mañana a la una de la tarde de ayer se realizaron las elecciones para elegir miembros de la junta directiva de la Cám ara de Com ercio de Ibagué para el período del Io de julio de 1954 al 30 de junio de 1958. El certam en dem ocrático m encionado tuvo lugar en las oficinas de Fenalco y de la Cám ara de Comercio, donde establecieron cuatro mesas de votación.

Actuaron como jurados los señores M anuel Jaramillo, Críspulo Rodríguez, Leonidas López, Luis Guillerm o B otero , L uis Pajón , A belardo S ilva, E nrique O m ar Beltrán, N icolás R ivera, A ntonio Zam brano, M anuel H ernández , L eo cad io N avarro , F ran c isco B olívar, Nepomuceno Arbeláez, Emilio Barrero, M anuel J. Segura, Narciso Triana, Gustavo Perdomo, Jorge E. Castilla, Jesús Arbeláez, Ignacio Caicedo, Carlos Aragón, Lázaro Calle, A lfonso M ejía y M iguel A. Cárdenas.

Por primera vez la m ujer tolimense hizo uso del derecho a vo tar ya que gran núm ero de señoras y señoritas comerciantes depositaron sus papeletas en medio de los ap lausos y la sa tisfacc ión de los as isten tes a estas votaciones.

Fue elegida por unanimidad la siguiente lista: Principales: E nrique O m ar B eltrán , C arlos M. A ragón, M anuel J.Alvarez, Antonio Zam brano Jim énez, Humberto Diez. Suplentes: Juan Gregorio Benitez, Leonidas López, David Calderón, Campo Elias Peña y Pablo Contreras.

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Semana, Yol 17, No. 412 (20, septiembre, 1954); p. 31

DIRIGENTES

Cuestión de matiz

La m ujer ha com enzado a actuar o fic ia lm en te en la p o lítica

activa. Anteriorm ente, antes del voto fem enino, las damas desempeñaban labores auxiliares en favor de sus respectivos partidos, pero era algo fuera de lo común que figuraran en sitios directivos o de representación. La semana pasada tres señoras fueron d e s ig n a d a s p a ra d ire c to r io s del liberalismo: M aría Paulina Nieto de Cano, para el D iliberal de Bogotá, Cecilia Durán de Rocha, para el de Cundinamarca, y Helena Jaram illo de Jaram illo Sierra, para Antioquia. La co o p erac ió n fem en in a en labores p o lític a s , h as ta ah o ra re se rv ad as e x c lu s iv a m e n te a los h o m b res , comienza, pues, a operar y no cabe duda de que ella puede im prim ir un nuevo rum bo cuando m enos a los sistem as trad ic ionales de hacer la política.

E m oción y realism o. U na de lasd e s ig n a d a s , H elen a de Ja ra m illo

S ie rra , p u ed e m uy b ie n se r la re p re s e n ta t iv a de la m u je r que comienza a actuar en política: nació en Medellin (hija de Gabriel Jaramillo P o sa d a y M a g d a le n a M o n to y a O b re g ó n ) , c o n tra jo m a tr im o n io (1927) con Bernardo Jaramillo Sierra, n ie to del le g e n d a r io p e rso n a je a n tio q u e ñ o don P e p e S ie rra . Al presente doña Helena vive en su finca de B arbosa (A n t.). Es una m ujer inteligente, realista, cuya colaboración en las activ idades lite rarias de su

m arido («Pepe Sierra», «Valles de Colombia» y «Ana de Castrillón»), ha sido muy elogiada. Generosa con los n e c e s ita d o s , no p a r t ic ip a , sin em barg o , en n in g u n a in s titu c ió n benéfica de Antioquia. Se le considera una m ujer verdaderam ente liberal por su afecto a las ideas de este partido. Pertenece a una fam ilia tradicional­m ente liberal, y e lla recuerda por ejemplo que «aprendí a leer en «El E spectador» de don F idel C ano», cuando aquel gran periódico, en sus

LAURA DE CORREAL ... no excluye ...

prim eros años, libraba m em orables cam pañas doctrinarias.

¿Resta la política algo de feminidad a las mujeres? Cuando en años pasados se h a c ía n c o n c u rso s a n u a le s de e leg a n c ia , d o ña H elen a fig u rab a siem pre entre las diez colom bianas m ejor vestidas. No puede esperarse que la d istinguida nueva d irigente liberal de Antioquia, sacrifique aquel matiz a sus nuevas obligaciones. Las m u jeres pueden lleva r a la lucha partidista ese «toque» de delicadeza que no está en las palabras sino en las maneras.

VISITANTES Linotipos m usicales...“La m ujer norte-santandereana debe p ro p on erse trab a ja r in ten sam en te p a ra s o lu c io n a r los en o rm e s p rob lem as socia les com o el de la n iñ ez d e s v a lid a ” , d ijo a unas periodistas la enviada especial de ese departam ento al homenaje rendido a B e rta de O sp in a y a la s dos

HELENA DE JARAMILLOEl fem inism o...

ANABOLENA ESTRADA .. . la feminidad.

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c o n s ti tu y e n te s , J o se f in a V a len c ia de H u b ach y Esm eralda de Uribe, que tuvo lugar el 21 de agosto en el H otel Tequendam a. Es ella Laura Villalobos Barradas de C o rrea l, cu cu teñ a , h ija del periodista (fundador en 1919 del diario liberal Comentarios), Jo sé M anue l y de S o ledad (administradora). Laura princi­pió a escribir en el periódico de su padre desde los 16 años, c o rto s c o m e n ta r io s so b re prob lem as urbanos. Cuando term inó sus estudios en M aría A u x ilia d o ra en B o g o tá , se aficionó más al periodism o y tom ó a su cargo los com enta­rios de arte y la página social.

M o ren a , de o jo s v e rd e s y sim pática, form a parte de la tertulia literaria de la poetisa Alma Luz (Aura M aría Vega Rangel). Es la m enor de dos h e rm a n o s : Jo sé M an u e l, com andante de la base m ilitar de Techo (Bogotá) y de Jorge Iván, dueño y director de la r e v is ta c u c u te ñ a « R ad a r D eportivo» . P ertenece a la Escuela de M úsica de Cúcuta cuyo p rim er d irec to r fue el m a e s tro F a u s to P é rez (fallecido). Hizo estudios de p iano con el m aestro E lias Soto, autor del bam buco «Las B r isa s d e l P a m p lo n ita » . Concurre a los coros dirigidos por Pablo Tarazona, donde se destaca su voz de contralto.

F e m in is ta . P ie n sa q u e en Santander se pueden hacer en lugar de reform atorios, casas- escuelas para que los niños em piecen a d esa rro lla r sus aptitudes y a tom arle am or al trabajo. Será la Coordinadora en su d e p a r ta m e n to de la Organización Nacional Fem e­nina, lo cual aceptó desde el viaje reciente que hizo a ese d e p a r ta m e n to la m é d ica Georgina de Gaitán.

* * *

Semana, Vol. 17, No. 413 (20, septiembre, 1954); p. 54

DERECHOSPlan de AcciónL as mujeres colom bianas han tenido

siem pre intervenciones decisivas en la política y en los asuntos de Estado,

sin aparecer directam ente en el escenario. D urante la época de la v io lencia , las liberales decidieron tom ar por su cuenta la cam paña de los ex iliados po líticos, o rg an iz an d o , co n tra v ie n to y m area, d ife re n te s ac to s so c ia le s p a ra re u n ir fondos. Después de haberse otorgado el voto, esta situación ha cam biado; ahora pueden actuar más directamente.

Sorpresa. El 14, una dinám ica y decidida liberal, por convicción y por familia, estaba invitada a com er en casa am iga y allí fue gratam ente sorprendida cuando leyó en «El Espectador» la noticia de que había sido nom brada por el D iliberal para el d irectorio de C undinam arca. Es e lla la sim pática y fem enina C ecilia Durán de Rocha (viuda de Vicente), bogotana.

Al día siguiente, aceptó y tom ó posesión, aclarando que colaborará en todo aquello que tienda a h acer una p a tria grande. Cecilia ha sabido repartir su tiempo, entre el hogar y la vida de sociedad, ayudada por su temperamento maternal y sociable. Es madre de Lucía (casada con Francisco G utiérrez), G uillerm o (ded icado a la agricultura en el Tolima) y de Francisco (e s tu d ia n te en E E .U U .) . Es h ija de Guillerm o Durán López y de M agdalena Durán Borrero, biznieta del caudillo liberal y presidente de la república (1849-1853) José H ila rio L ópez, lib e rtad o r de los esclavos.

Enfática. Su fem inidad no choca con el feminismo. Se muestra muy entusiasta con el otorgam iento de los derechos políticos de la mujer. «En nuestro país hay valores fem eninos que no se pueden desconocer p o r su in te l ig e n c ia y p re p a ra c ió n intelectual, quienes han logrado destacadas posiciones, pero aún quedan algunos a quienes no les han dado oportunidad de

demostrarlo. En el m om ento actual hay necesidad de no desperdiciar los talentos fem en in o s . Sus a c tu ac io n e s no les restarían fem inidad ni tiempo para sus prácticas religiosas», dice enfáticamente. Cecilia considera fundam ental para el entendim iento político, la educación del p u eb lo y el c o n ta c to con la m u je r cam pesina, olvidada y apartada de la civilización. Cecilia tiene un vasto plan de acción: v isitará las poblaciones y veredas cundinamarquesas.

C ecilia , tiene ya, de acuerdo con la Diliberal, un plan de acción en favor de la m u je r de e se p a r tid o así: I o.Capacitarla para desem peñar puestos y p o sic io n es ; 2o. F u n d ar e scu e la s de capacitación fem enina, tales com o de h ig ie n e , e co n o m ía , e s tu d io so c ia l, asistencia pública y problemas laborales; para conseguirlo necesita la colaboración p e rso n a l y e c o n ó m ic a de q u ie n e s consideren urgente llenar esta necesidad.

CECILIA DE ROCHA Mujeres capaces

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Semana, Vol. 17, No. 413 (20, septiembre, 1954); p. 34-35

FEMINISMO

¿Tercera Fuerza?- Yo quiero preguntarle a las señoras si estas reuniones son democráticas o no.- ¡Claro que sí!- Entonces yo no entiendo por qué no se pueden refutar las ideas que aquí se exponen.. ¡Quiero dejar constancia en el acta de que de aquí nos han despachado!

Así, con este tono vehemente, juvenil, re m a tó la b o n ita M a rie la S o le r (estudiante de Filosofía y Letras de la U N y c a n d id a ta al m a lo g ra d o carnaval) el cruce de palabras entre ella y la líder fem inista A nita Díaz, poetisa, durante la agitada reunión del martes 7 en el Capitolio, relatada por SEM ANA (No. 411), See. Mujeres, y que ha sido el tema de conversación de las nuevas c iu d a d a n a s en los últimos días.

«M e voy pero vo lveré» . A quella reunión term inó en punta, pero al lu n e s s ig u ie n te , e l 13, las universitarias reanudaron el diálogo con las señoras. Y es que en realidad la pugna no es tan grave como pudiera c re e rse . Es ap en as la n a tu ra l d isp a rid ad de c r ite r io s en tre dos g en e rac io n es . D isen tían p o r los s is tem as, pero en el fondo todas buscan el m ism o fin: la U nión de mujeres colombianas.

Sin embargo, la segunda reunión con las universitarias volvió a ser agitada, y en ella la voz cantante del debate la llevaron, al unísono, N elly Turbay, sim pática e inteligente, estudiante de derecho del Externado de Colombia, y M a g d a le n a F e tty de H o lg u ín (esposa del constituyen te C arlos), agraciada y hábil parlamentaria.

¿El P artid o , para qué?. Lo quep re n d ió el fu eg o o ra to r io en tre M agdalena y N elly ya hab ía sido

objeto princ ipal del a taque de las universitarias: la propuesta de crear un tercer partido, el fem inista, llamado luego por las señoras «3a. Fuerza». Nelly dijo: «Vinimos con plena lealtad a co la b o ra r en una o rg an iz ac ió n nacional fem enina y no creemos que la sana crítica signifique d ivisión... Sostenem os la necesidad de que la m u je r se ag ru p e en to rn o a una organización fuerte, pero rechazamos cualquiera idea de «Partido Fem e­nino» o «Tercera Fuerza» ... El papel de la m u je r c o lo m b ia n a de hoy consiste en trabajar por la pacificación del país, por la elevación del nivel m oral, por la hum anización de las luchas partidaristas... Las integrantes de la A FE (A sociación Fem enina E stud ian til) no creem os que para actuar en esos frentes sea necesario fu n d a r un p a rtid o n u ev o ; p o r el contrario, lo consideram os inconve­niente...»

¡M ostrad cóm o! D espués de esta segunda reunión, las dirigentes de la A FE volvieron a conversar con las constituyentes Esmeralda Arboleda de Uribe y Josefina Valencia de Hubach, c a b e z a s v is ib le s de tod o el m ovimiento fem inista nacional. Una y o tra , seg ú n p a la b ra s de las u n iv e rs i ta r ia s , se m o s tra ro n de acuerdo con ellas, después de animado diálogo:Gloria Bem al (Presidenta de la AFE): «Insistimos en conocerlos programas del n u ev o p a r tid o y q u e se nos responda las preguntas que hizo la com pañera B lanca A ngarita en la reunión del martes 7...»

Josefina Valencia de Hubach:«T ales p re g u n ta s no p u ed en con testa rse , puesto que no ex iste n in g ú n te rc e r p a r tid o o te rc e ra fuerza».

De nuevo otra vez... Así las cosas,animadas por la solidaridad de las dos c o n s ti tu y e n te s , las e s tu d ia n te s asistieron por tercera vez al Capitolio (Salón Guillerm o Valencia) el lunes 20. En nom bre de la A FE, N elly Turbay leyó una síntesis del programa de acción de las universitarias, cuya realización, según ellas, no im plica el que se cree un partido:

a) C a p a c ita c ió n de la m u je r; b) Igualdad de condiciones para ella, con resp ec to al v arón , en m a te ria de trabajo (a trabajo igual, salarios igual, etc.); c) Vinculación de la m ujer al m o v im ie n to s in d ic a l; d) A cc ió n fem en ina en favo r del cam pesino (bibliotecas, abonos, drogas, etc.) e) In tensa cam paña en defensa de la niñez; f) Planificación de la higiene en todo el país.

Hablan, luego existen. Al parecer, la idea del partido fem inista ha entrado en receso , reem plazada por la de «organización» y las universitarias consideran esto como un triunfo de su g e n e ra c ió n . S in e m b a rg o , las defensoras de aquel grupo político nuevo insisten en su conveniencia. Aseguran que la vieja y tantas veces lucha bipartidista se eliminaría con la aparición de una tercera o de una cuarta fuerza política. Añaden que es fá c il o d ia r a un so lo a d v e rsa r io político, pero que tal sentim iento se diluye o se suaviza cuando se tienen varios por delante.

De todos modos, mientras toda esta a g ita c ió n v e rb a l se tra d u c e en elecciones populares, queda un saldo evidentem ente favorable: La certeza de que la mujer colombiana no resultó indiferente ante el otorgam iento del voto.

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Semana, Vol. 19, No. 462 (12, septiembre, 1955); p. 32

Gerencia tiene nombre de mujerLas señoras que manejan chequera y autom óvil en B ogotá se hallan encantadas con una nueva experiencia del B anco Popular: La Sucursal Fem enina de Chapinero que funciona desde hace poco en la calle 53 con carrera 25, uno de los sectores m ás co m ercia les del norte cap italino. In icia lm ente porque la disposic ión funcional del m oderno ed ific io destinado perm ite realizar con facilidad una maniobra que, com o la de doblar y pasar las páginas de un periódico no han logrado dominar a cabalidad las mujeres: la del estacionam iento. El Banfem enino Popular revoluciona además dos aspectos bancarios: e l de la apariencia exterior porque tiene jardines y saloncitos am ueblados que invitan a tomar el té, a barajar los naipes, a ch ism ografiar...y el de la gerencia, porque detrás del ancho y pulido escritorio no se recuesta la redonda, eficiente y ocupada figura de un hombre de negocios sino la sim patía y la sonrisa de una dama. Ella es Enna O lano de R odríguez cu y o cargo no la tom ó por sorpresa. Ya lo experim entó en otras sucursales del Banpopular. Pronto, todo el personal del nuevo B anco será fem enino. L os organizadores son optim istas y se hallan estudiando fórmulas para contener la obvia curiosidad m asculina que se ve venir.

Semana, Vol. 19, No. 459 (22, agosto, 1955); p. 35

MujeresSin duda agradadas por la concesión teórica de sus derechos ciudadanos las m ujeres co lom bianas han visto por p rim era vez en la h isto ria a una de sus d irigen tes m ás calificadas, J o s e f in a V a le n c ia d e H u b a c h , ing re sa r al gab ine te m in iste ria l y d e s e m p e ñ a r e l m in is te r io de e d u c a c ió n c o n ta c to y a c ie r to iniciales. Por otra parte, y tal vez por a q u e l lo de q u e la s r e p ú b l ic a s suspiran por la m onarquía, el país con tem pló el desarro llo de varios torneos galantes para escoger una re in a de d e te rm in ad a ac tiv id ad . Y olanda Pu lecio Velez, R eina del D e p o rte N a c io n a l, c o n q u is tó en M elbourne (o lim píadas m undiales) m ás ap lausos que los d ep o rtis tas m ism os y ya prev iam ente se había ganado el co razón de qu ienes la h ab ían v isto d es fila r con garbo , g racia y belleza por los estad ios y las calles del país.

Cromos, Bogotá. Año 39, Vol. 81, No. 2005 (3, oct., 1955) p. 22JOSEFINA VALENCIA DE HUBACH

Triunfo suyo, y de todosT o d o s lo s c o lo m b ia n o s (b u e n o ,

todos, ex cep to el 53 p o r c ien to d e n u estro s co m p a trio ta s que no sabe leer

ni e sc rib ir) sab em o s q u ién es la señ o ra V a le n c ia d e H u b a c h . C o n s t i tu y e n te c o n s e rv a d o ra n o m b ra d a p o r e l s e ñ o r p re s id e n te , h i ja m a y o r d e l M a e s tro V alencia , co n tra d ic to ra de las te s is del p o e ta R a fae l M a y a so bre su p ad re de ella, acu sad o ra de ciertas anom alías que, según d ijo , p o d ían co m p ro b a rse en la p rá c t ic a d e la p s iq u ia tr ía , la s e ñ o ra V a le n c ia d e H u b a c h h a e s t a d o ú ltim am en te en las p rin c ip a les p ág in as de los p e rió d ico s . E l M aestro V alencia la h izo su sec re ta ria particu lar, posic ión fa m il ia r e in te le c tu a l d e q u e e x tra jo b u e n a p a rte d e la c u ltu ra de q u e hoy p u ed e ja c ta rse . E s, p o r lo d em á s, u n a ac tiv a m ilitan te co n se rv ad o ra , au n q u e sus d e trac to re s-d ig am o s m ás b ien sus a d v e rsa rio s p o lítico s- d icen q u e p rim ero q u e tod o es e lla u n a ac tiv a g o b ie rn is ta .E l h ech o es q u e e l señ o r p re s id e n te la n o m b ró g o b e rn ad o ra del C au ca

JOSEFINA VALENCIA DE HUBACH

La primera gobernadora

LA GERENTE ENNA DE RODRIGUEZ. Fórmula contra la curiosidad masculina.

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la sem ana pasada. Es un triunfo de la distinguida dama, pero fundam ental­m ente es una v ic to ria po lítica del m ovim iento feminista que ella contri­buirá a dirigir. Es, como lo sabemos todos, la primera mujer que en la historia de Colombia llega a tan altas posiciones, lo que puede resultar excelente si de ese m odo se in te resa a las mujeres por la vida política. Ello no haría, como creen a lgunos, m ás suave la batalla entre los partidos, pero habrá de hacerla más fé rtil puesto que se ha incorporado a ella la mitad de la población nacional, im ped ida antes para participar en la dirección y orientación del Estado.La señora Valencia va a gobernar un departamento con g randes y g raves problemas de todo orden, p a r t i c u l a r m e n t e económicos. No está en sus m anos el re so lv e rlo s enteramente, ni está en las de n ingún gobernador, porque todos ellos tendrán que ajustarse a determinada legislación general y a cierto orden de cosas que no se puede a lte ra r sino por alteraciones previas en la com posición del estado; pero la señora Valencia de Hubach sí puede contribuir a la solución de algunos p rob lem as locales de considerable trascendencia. Ella debe saber muy bien de qué prob lem as se tra ta . Limitémonos por ahora a desearle circunstancias muy propicias para realizar un buen gobierno.

Semana, Yol. 19, No. 465 (3, octubre, 1955); p. 16EL GOBIERNO

La GobernadoraLos 474.000 mil habitantes del Cauca (ocupa una extensión de 30.200 km2), al referirse, dentro de un mes, al mandatario de su departam ento , d irán: la señora gobernadora está de correría por los municipios de su jurisdicción; la señora gobernadora ha nom brado a don fulano a lc a ld e de ta l d is t r i to , e tc . H arán referencia concreta a la prim era m ujer que en Colombia es llamada al servicio de un cargo de esa naturaleza que lleva im plícita la jurisdicción y el mando, y que re p re s e n ta rá d ire c ta m e n te al presidente de la república en la comarca. Es e lla la n u ev a y v iv a z J o se f in a Valencia de Hubach, (tiene curul en la A sam b lea N acio n a l C o n s titu y en te ), qu ien el m iércoles 21 de sep tiem bre recibió en un sobre el nombram iento (le había sido consultado el lunes anterior).

Afirm ación. En esta la cuarta victoria política del feminismo colombiano, en el transcurso de un año. Primero, obtuvo dos b a n c a s en la A N A C : lu e g o , el reconocim iento de la igualdad de los derechos políticos frente a los varones; después, la misma Josefina Valencia de H u b ach fu e d e s ig n a d a en la ram a diplom ática en una misión especial y, finalmente, por conducto de ella, la mujer ha sido llamada a posiciones de gobierno, en la rama ejecutiva. Al ser conocida la noticia en la mañana del jueves, el timbre del te lé fo n o 99 - 6 6 1 , no d e jó de fu n c io n a r un so lo in stan te . Todos y e s p e c ia lm e n te to d a s , lla m a ro n a fe lic ita r la . E n tre las d ir ig e n te s del fem inism o se produjo una justificada euforia, a tiempo que entre los hombres el n o m b ra m ie n to e ra re c ib id o con simpatía.

Josefina nació en Popayán en 1913, en el hogar del maestro Guillerm o Valencia y Josefina M uñoz. Estudió en Europa y los Estados Unidos. Fue secretaria privada de su padre y lo acom pañó a la misión

JOSEFINA Y AMIGAS Timbre de orgullo

diplom ática que éste desempeñó en Río de Janeiro, en 1943, para arreglar los diferendos con el Perú. H ace 12 años contrajo m atrim onio con el cien tífico (geólogo) chileno Enrique Hubach. En la actualidad se dedicaba al cuidado de sus dos h ijas, M artha y E rna, las cuales estudian en Bogotá.

La gobernadora ha anunciado su posesión para cuando resuelva el problem a de la te rm in ac ió n del año e sc o la r de sus pequeñas hijas. Entre tan to v ia jará al C auca para e fec tu a r p rep a ra tiv o s de gobierno. Ha aclarado que su principal preocupación la constituyen el desarrollo económico y la unidad de sus coterráneos.

Algunos periódicos no creen acertado el nombramiento. Uno de su mismo partido (conservador) com entó en una sola frase: «Pobre departam ento del Cauca», pero el s e n tir g e n e ra l no es é s te , s in o de satisfacción y expectativa.

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Semana, Vol. 19, No. 470 (7, noviembre, 1955); p. 16

LIBERALES

Cero PesosH e aquí algunas de las

in ic ia tiv a s que p iensa desarrollar la primera mujer que ha

sido tesorera de un partido político en Colombia:In co rp o ra r a las lab o res de sostenimiento del partido a todos los liberales, según su capacidad económica.In tensificar por otros m edios, bazares, co lectas, em isión de estampillas con la efigie de Rafael Uribe Uribe, Herrera, José Antonio Galán, Jorge Eliécer Gaitán, las finanzas de la colectividad.Se trata de Cecilia Durán (viuda de Nicolás Rocha), una mujer de la alta sociedad bogotana (bisnieta del presidente José Hilario López, libertador de los esclavos), que se ha distinguido por su constante afecto a las ideas liberales. Fue designada hace pocos días con la asesoría de una comisión (María

Currea de Aya, Helena Torres de Uribe, Arturo Pradilla, Eduardo Jaramillo Vallejo, Roberto Paris Gaitán, Juan Lozano y Lozano, Francisco Zuleta Holguín entre otros) y se ha puesto en campaña con esa diligencia que las mujeres enamoradas de una idea suelen desplegar.

N o es tarea fácil. En Colombia los partidos generalmente no poseen otros fondos que aquellos provenientes de cuotas donadas por los m ism os d irig en tes políticos. Cuando un partido está en el gobierno su tesorería funcio­na muy activamente. Cuando pasa a la oposición y dism inuye el número de cargos oficiales, nadie aporta nada. Y cuando un partido, como ocurre en la actualidad, está casi en situación de receso, su balance económico es igual a cero.

El liberalismo, carente hoy de organización global, no mantiene en caja ni lo necesario para cubrir los gastos elementales.Las cam pañas de te so re ría adelantadas últimamente por el partido liberal no han tenido n ingún resu ltad o , pero los miembros de la Diliberal piensan que si hay algún campo en donde las mujeres vencen lo imposible es en la economía.

Semana, Vol. 20, No. 486 (5, marzo, 1956); p. 35-37Historia de un pequeño matriarcado.Las barbas de José Hilario López truncan una vocación artística.

ESMERALDALa cabeza más representativa del movimiento feminista colombiano, va ganando una carrera contra los prejuicios y contra el tiempo.

La casa era grande y señorial. Una de las buenas casas de Palmira,

con tapetes y cortinas y retratos de antepasados. La limpieza, el orden, las f lo re s y c ie r to s d e ta l le s de

coquetería, en medio de la severidad que e ra usua l en las re s id e n c ia s vallecaucanas de la prim era mitad del s ig lo , d e n u n c ia b a n las m anos femeninas. Y un sabroso arom a de

buen tab aco h ac ía b u sc a r con la mirada el sillón favorito de un marido conversador y hogareño. Carreras a tro p e lla d a s y r isa s in fa n ti le s completaban el cuadro. El estrépito se

CECILIA v. de ROCHA Que contribuyan todos

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SERGIO, MI HIJO. -«Su nacimiento ha sido el acontecimiento más importante de mi vida», dice orgullosamente Esmeralda Arboleda de Uribe.

detenía de golpe en «el cuarto de la m úsica» . U na n iñ ita v iv a rach a y gordezuela, peinada de cachum bos que jam ás perm anecían en su sitio, cruzaba por allí en puntas de pies. Era in ú ti l que tra ta ra de p a sa r d e sa p e rc ib id a , s in m ira r el g ran cuadro colgado en la pared principal. El v ie jo m ilitar, con sus barbas y bigotes blancos, en lo que se adivinaba la cham usqu ina de la p ó lvo ra , la seguía por toda la habitación, con los ojos brillantes como las charreteras y con ac titu d de sa lirse del m arco. N u n ca lo h iz o , p e ro E sm e ra ld a Arboleda cree que sus fracasos como aprendiz de pianista se debieron en gran parte al terror invencible que le inspiraba el óleo de su antepasado, el general presidente José Hilario López, colgado en el cuarto de la música. Un m ied o co m p le tam e n te su pe rad o . N in g u n o de los a s is te n te s a la posesión de Esmeralda de su curul de co n stituy en te en agosto de 1954, recuerda que le hubiese temblado la voz en ese momento, a pesar de que se hallaba en medio del Salón Elíptico del Capitolio Nacional, ante el fresco gigante de M artínez Delgado, bajo la «mirada» de docenas de militares de la in d e p e n d e n c ia , e n tre e lla s la p e n e tra n te y a lta n e ra de S im ón Bolívar.

M amá Rosa. Esmeralda había nacido en 1921, en el hogar de Fernando Arboleda López, de origen payanés, uno de los n o tab le s de P a lm ira , siempre personero, alcalde o concejal, s im p á tico y zum bón , y de R osa Cadavid M edina, antioqueña, llegada en 1914 al Valle del Cauca, donde le han declarado hija adoptiva.

Rosa fue y es una mujer dueña de una contagiosa alegría de vivir, tenaz, con esp íritu de brega, e in tu itiva para llegar hasta el fondo de las personas. En Palm ira nacieron sus cinco hijas (*) y a llí c rec ie ron y se h ic ie ron sem ejantes a ella. M am á R osa las

(*) Esmeralda (hoy de Uribe); Pubenza (hoy de Restrepo); Fabiola (fallecida); Violeta (hoy de Glizkman); Mireya y Soffy.

formó y dirigió, aplicando una certera pedagogía doméstica, novedosa para la é p o c a y p o r eso c r it ic a d a acerbamente por amigos y parientes, que acabaron por darle la razón . Esmeralda fue internada en el colegio desde los 8 años, primero en Pereira (C aldas) y luego en el plantel que estaba entonces de moda en Bogotá, el de las señoritas Casas (Isabel y Sólita), que funcionaba en una vieja casa de la Carrera 8a con calle 8a. Pero Pubenza y Fabiola estudiaron, por imposición materna, en el colegio de varones de Palmira, porque no existía plantel femenino. Bajo amenazas de ex c o m u n ió n p o r p a rte de las autoridades eclesiásticas, las niñas concurrieron durante tres años a clases y lograron que otras de la sociedad de Palm ira las im itaran. A dem ás, tres veces por sem ana M am á R osa las dejaba insta ladas en el au toferro , rumbo a Cali, donde debían estudiar m ú sica en el C o n se rv a to rio . Sus esfuerzos porque las hijas se hicieran amigas del arte culm inaron la semana pasada cuando una de las menores, M ireya, se presentó como solista en el T ea tro C o ló n de B o g o tá (v. adelante) con la Orquesta Sinfónica N acional. M ien tras escuchaba los

aplausos y miraba a su hija salir varias veces al escenario para saludar, Rosa C a d a v id p e n sa b a q u e a q u e lla s terquedades suyas habían valido la pena. Y no lo ocultaba.

C a u sa s p e r d id a s . E sm e ra ld a le re p ro c h a hoy a su m adre que la hubiese privado de la animada vida matriarcal del hogar desde los ocho años. Sus recuerdos de adolescente se h a lla n e n c la u s tra d o s p o r los corredores y las paredes escolares, apenas an im ados po r las fugaces v acac io n es de fin de año. Es un reproche con alcances de homenaje, p o rq u e E sm e ra ld a le da m ás im portancia a la influencia materna que a todos los sistemas pedagógicos, pero Rosa Cadavid quería sacar a todo trance una doctora y lo logró. Lo logró en una época en que el país no estaba acostumbrado a la presencia de m ujeres en la universidad y en un m ed io de t r a d ic io n a lis m o cas i agresivo: los claustros de Popayán. Ya en el colegio de las Casas, mientras discurrían por los pasillos, graves y doctorales, las manos cruzadas atrás, A n to n io G ó m ez R e s tre p o , Jo sé Jo a q u in C a sa s , M ig u e l A b a d ía M éndez, p rofesores del p lantel, la

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ROSA Y ESMERALDA. -«Quienes conocen a mi mamá, dicen las hijas

de Rosa Cadavid, opinan que no sacamos ni la mitad de su

personalidad...»

vivaracha Esm eralda ganaba y perdía pleitos y protagonizaba debates. Se constituía en defensora de las más traviesas y la d irectora la llam aba «abogada de las causas perdidas».Los códigos, los tintos y el amor.Terminó bachillerato a los 17 años, en 1938 y viajó a Popayán a matricularse en la Universidad del Cauca. Dejaba en Bogotá un novio que jam ás pudo e n te n d e r cóm o la « n iñ a de sus sueños» insistía en convertirse en doctora. La imaginaba sofisticada, con anteojos de gruesos lentes y andar m asculino. Pero se equivocó. Como se equ ivocaron los estud ian tes de Popayán que recib ieron con risas iniciales a la bachillera y que acabaron por descubrir en ella una excelente cam arada que estudiaba con ellos en el parque, los acom pañaba al cafecito e s tu d ia n til y f re c u e n te m e n te les pagaba el tinto, sin que jam ás aceptara privilegios por su condición de ser mujer, ni perdiera su fem inidad, sin disim ular las vanidades y coqueterías naturales de su sexo. Vivió en una p ieza que le ced ieron las m onjas « v ic e n tin a s» , que re g e n ta b a n la escuela pública de San Agustín. Ese fue su hogar durante cinco años, en el que se sometió a la rígida disciplina conventual. Le permitían sin embargo las visitas y algunas veces pasaba los días en la casa de los Valencia o sea en la de Baldomero Sanín Cano. Su m ejor am iga fue Luz Valencia, pues J o se f in a , su c o m p a ñ e ra en la constituyente, 15 años después, era

mucho mayor. Al term inar la carrera en 1943 le quedaba la satisfacción de haber vencido los p re ju ic ios y las costum bres tradicionales y algo para ella más im portante en ese momento que las prosaicas letras de los códigos: un romance iniciado dentro de austeras conveniencias, con el recién graduado (en ingeniería) Samuel Uribe Hoyos. Fue un am or u n iv ers ita rio que se convirtió en m atrim onio tres años después, cuando Esmeralda regresó de un viaje a los Estados U nidos y se graduó a su vez. Desde el noviazgo, Samuel ha cultivado la costum bre de apoyarla en todo, de estimularla. Ella es un poco soñadora y un m ucho e x tro v e rtid a . E l es e q u ilib ra d o , re a l is ta , re s e rv a d o . «A la la rg a , siempre tiene la razón», confiesa ella. T ienen un h ijo , Sergio , nacido en Bogotá en 1951 y estudiante ahora del colegio Andino. «El nacimiento de mi hijo ha sido el hecho más importante de mi vida», dice Esmeralda.

p u e rta s p a ra a d e n tro , las m anos puestas en las agujas de bordar y los o jo s en el « p rín c ip e azu l» . U n príncipe que al convertirse en marido las llevaría a otro hogar semejante, co n c a lc e t in e s ro to s en vez del bordado y de las rimas de Becquer. Las leyendas de mujeres heroicas que acom pañaron a los hom bres en las lu c h a s l ib e r ta d o ra s , se v o lv ía n amarillentas e irreales en las desvaídas páginas de los textos escolares de H is to ria P a tria . L as h azañ as de m u je re s que su fr ie ro n con sus hom bres los altibajos de las guerras civiles, se tom aban increíbles en los labios temblorosos de las abuelas. Las c o lo m b ia n a s h a b ía n re c ib id o pasivam ente a través de sus padres, de sus hermanos, de sus esposos, los impactos de la actividad política. Su colaboración en las campañas de los ú ltim o s to rn e o s d e m o crá tico s se reducían para el caso concreto de las l ib e ra le s , q u e han s id o las m ás d ispuestas a tom ar parte activa, a o rg a n iz a r b aza re s p ro -fo n d o del partido y colocar claveles rojos en las so lapas de los seño res , sím bolos ingenuos de victoria liberal. Siempre se consideró que su participación no debía traspasar estos límites de fiestas p u e b le r in a s y e s te s e n tim ie n to antifem inista encontraba siempre, en todas las reformas constitucionales, un parágrafo que le otorgaba fuerza de ley: «El ejercicio de la ciudadanía está reservado a los varones». Pero los p u e b lo s se tra n s fo rm a n m ás rápidam ente que las instituciones y que el derecho escrito. Un buen día

SOLIDARIDAD.— Esmeralda de Uribe y Berta de Ospina, han actuado

en llave a favor de la prensa. En la foto, con Lene., Guillermo Cano y

García Peña.

C la v e le s ro jo s . C u an d o la e x ­constituyente (fue destituida por un decreto ejecutivo el 15 de noviembre de 1955: había sido nombrada antes directamente por el presidente de la república) y la actual delegada de la m u jer lib e ra l a la co n v en c ió n de M e d e llin , c o m e n z ó a e je rc e r la profesión de abogado y a intervenir en ocasionales reuniones feministas, no había sino tres doctoras en Colombia: R o s ita R o ja s , F a b io la A g u irre (SEM ANA 242) y Gabriela Peláez. Las colom bianas seguían viviendo de

RAMILLETE ROJO. — Berta de Lleras Camargo, Esmeralda y Cecilia

Durán de Rocha, tres damas en la militancia liberal.

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el país se encontró no solam ente con una mayoría demográfica de mujeres, sino con un núcleo dirigente de damas, m uchas de ellas especializadas en diversas actividades profesionales y a r t ís t ic a s , que em p e z a b a n p o r re c la m a r e l re c o n o c im ie n to del derecho de elegir y ser elegidas.

El m ov im ien to , cuya cab eza m ás re p re s e n ta t iv a fue p ro n to la de E sm e ra ld a A rb o le d a de U rib e , c o m e n z ó a c o n ta b il iz a r rá p id a s victorias. A partir de 1954 (25 de ag o sto ), cuando les co n ced ie ro n oficialm ente el voto, aceptando el go b iern o la re fo rm a de la C arta propuesta por la Comisión de Estudios C o n s titu c io n a le s (C E C ) en este sen tid o , la m u jer c o lo m b ia n a se coloca más y más en lugares paralelos a los que detentaban los hom bres exclusivam ente (tres legisladoras: E sm era ld a , Jo se f in a V alencia y Georgina de Gaitán; una magistrada: A ydee A n zo la L in a re s ; una gobernadora: Josefina Valencia; una delegada a convención po lítica de partido: Esm eralda) y es cada vez m ayor el número de las que directa o indirectam ente participan en hechos de la v ida púb lica del país. Los temores esgrimidos como argumentos antifeministas, sobre la disolución de los hogares, la pérdida del encanto fem enino , la ex acerbac ió n de las pasiones políticas, parecen superados. Empresas y oficinas aumentan todos los días el personal fem enino y las u n iv e rs id a d e s ven c o p a d o s sus puestos todos los años con una alegre y cada vez más numerosa invasión de suéteres de lana y medias tobilleras.

«La burla». - La residencia de los U rib e - A rb o le d a , en el b a rr io capitalino de la Soledad, confortable y funcional, decorada con buenas reproducciones de cuadros de grandes p in to re s a c tu a le s , que en n ad a recuerdan el viejo óleo de José Hilario López, se ha visto muy anim ada en e sto s d ías: V isitan te s , llam ad as telefónicas, flores para M ireya por su concierto del jueves y entrevistas para Esm eralda por su designación como rep resen tan te de la m u jer libera l

colombiana en la reunión de M edellin y p o r la p o sib le in c lu s ió n de su nom bre en la nueva d irec tiva del partido. C ada vez que el pequeño Sergio regresa del colegio, encuentra otro ram illete, otra maleta de viaje a medio hacer, otro retrato de mamá en el periódico. Esm eralda apenas tiene tie m p o de a te n d e r a to d o y de bosquejar con su le tra nerviosa, a lápiz, los puntos de vista que sostendrá ante sus copartidarios. H a estado co n v e rsan d o con a lg u n as dam as liberales y les ha expuesto lo más esencial de sus tesis. Q ue no son novedosas en su personal m anera de pensar, sino que o b ed ecen a una directriz ideológica que ha venido fortaleciéndose desde su niñez, su experiencia universitaria, su hogar y su p ro fe s ió n . E sm e ra ld a es irrevocablemente liberal, reflexiva y sentim entalm ente, pero sabe manejar lo que se ha llamado «cabeza fría». Le agrada la discusión, le gusta el cotejo de ideas con el adversario, sabe su p e d ita r a las c o n v e n ie n c ia s nacionales las urgencias de partido. A lg u n o s de sus a p u n te s p a ra desarrollar en M edellin: «Creo que se pueden diferenciar claram ente dos posiciones de la m ujer colom biana ante la política y ante los partidos. Hasta hace poco tiem po la política no interesaba por sí m ism a sino a un reducido núcleo de mujeres, pues a los demás sólo les preocupaban los azares de las luchas partid istas en cuanto pudieran afectar su vida personal a través de los miem bros de su familia. De ahí que sus reacciones «políticas» tu v ie ra n u n a v e h e m e n c ia y una e x a lta c ió n q u e las id e a s so las d ifíc ilm en te logran despertar. En épocas recientes, aunque conservando su origen afectivo, la intervención fem enina en la política nacional fue p ro v o c a d a p o r fe n ó m e n o s que a fe c ta b a n g ra n d e m e n te a la colectividad, tales como las crecientes limitaciones a la libertad y diversos actos de v io lencia ... Después de que la igualdad p o lítica de hom bres y mujeres fue consagrada como norma co n stitu c io n a l, se ha in ic iad o un n u ev o e s tilo m ás ra c io n a l de p a r t ic ip a c ió n fe m e n in a en los

problem as colom bianos. Sobre este punto sé que hay muchas personas en desacuerdo conmigo por cuanto dicen que la consagración de los derechos p o lí t ic o s fu e u n a b u rla a las aspiraciones femeninas, ya que no está p e rm itid o e l e je rc ic io de e s to s derechos. Pero como queríam os la igualdad con el hombre ante la ley y ya la te n e m o s en la le tra , nos c o rre sp o n d e a h o ra a c o m p a ñ a r a n u es tro s ho m b res en la b reg a de reconquistar los derechos ciudadanos para ellos y para nosotras, es decir, p a ra C o lo m b ia .. . L as p ru e b a s contabilizables de que hay una nueva postura de la m ujer ante la política, podrían ser los nom bram ientos de ellas en los directorios de los partidos, su p re s e n c ia a c tiv a en ac to s e m in e n te m e n te p o lí t ic o s com o banquetes, manifestaciones, conven­ciones y las contingencias, también em inentem ente políticas, que ya sabe que tiene que co rrer... Considero, por otra parte, que en beneficio de un necesario remozamiento de ideas y de sistemas, la fuerza liberal colombiana represen tada en sus m ujeres, debe buscar las nuevas generaciones y examinar seriamente lo que ellas traen de ím p e tu ju v e n i l , de n u ev os enfoques, de novedosos y frescos puntos de v ista ...»

Será la prim era vez que el partido liberal colom biano escuche una voz fe m e n in a en e l sen o de sus d e l ib e ra c io n e s , y se a d e la n ta rá adem ás en ésto a todos los o tros g rupos po lítico s nacionales. Si lo esperaban al com enzar la semana, el g o b ie rn o secc io n a l de A n tio q u ia a u to r iz a la re u n ió n , la m u je r colom biana habrá superado otra etapa fem inista, cuando la delegada liberal se levante de su asiento para exponer sus tesis.

Al regreso , le espera a Esm eralda A rbo leda de U ribe o tra tarea: el desarrollo de la dem anda (apoderado Gilberto M oreno) que han entablado por su destitución de la ANAC. Ella considera que ha sido vulnerado su d e re c h o y que su c o n d ic ió n de

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«ROM AN HOLYDAY». -Durante reciente viaje por Europa, Rosa Cadavid Vda. de Arboleda (izq.) se hizo fotografiar con sus hijas Soffy (centro) estudiante de

violín, y Mireya (derecha) estudiante de piano, ante las columnas de la antigüedad romana.

Semana, Vol. 21, No. 515

EL GOBIERNO«Pool ministerial»H asta minutos antes que el presidente Rojas

Pinilla diera a conocer, en la noche del miércoles 19, su nuevo gabinete, aseguraban en

algunas tertulias bogotanas : «Se va a producir un cam bio espectacular». Hacían referencia a dos versiones que circulaban muy insistentemente, según las cuales el presidente nom braría un gabinete totalmente militar, o en último caso con fuerte predominio de militares, y, en su defecto llamaría a colaborar a libera les y conservadores en una proporción más o menos paritaria. También se consideraban las consecuencias de una y otra posibilidad pero había insistencia en señalar que un gabinete con colaboración de políticos de ambos partidos plantearía una nueva situación en las relaciones de esas colectividades con el gobierno.

En remojo. El martes 18, día en que los ministros dimitentes se hallaban en M elgar visitando al

abogada y sus convicciones constitucionalistas la obligan a pelear.

ACTIVIDAD ARTÍSTICAFlores en el escenarioCuando sonriente y agitada y saludando al público del Teatro Colón de Bogotá, desde el otro lado de una valla de canastas de flores, llegó M ireya Arboleda Cadavid al ansiado final de su primera presentación como pianista en Colombia, supo en medio de la em briaguez de los aplausos, que lo que había despertado el entusiasmo de los melómanos y de los que no lo son menos, había sido su interpretación del último movimiento del Concierto No. 3, de Luis Beethoven. En éste, M ireya logró eliminar el nerviosismo inicial y mostró una visión futurista de la excelente pianista que será a la vuelta de pocos años. Posee ya sólidos conocim ientos (estudios en Cali, en Boston, en París, clases particulares con la fam osa Nadia Boulanger), seguridad e intuición. Y una cualidad personal que es su m ejor herramienta: el sentido de la autocrítica. M ireya, bonita, simpática, joven y talentosa, le reserva evidentes triunfos artísticos a Colombia.

(1, octubre, 1956); p. 10

EL MINGOBIERNO ARBOLEDA «Sin discriminaciones»

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p r e s i d e n t e R o ja s , c o n q u ie n a lm o r z a r o n c o l e c t iv a m e n te p o r ú l t im a v e z , u n g r u p o d e p e rio d is ta s en B o g o tá ab rió lo q u e d en o m in a ro n «p oo l m in is te ria l» co n fo rm u la rio s en los cu a le s c o m o en las carre ras d e cab a llo s se ap u n tab an en c a d a c a s i l l a m i n i s t e r i a l lo s n o m b r e s d e lo s can d ida to s . S ó lo u no de los c o n cu rsan te s log ró un a c ie r to a l s e ñ a la r a la g o b e rn a d o r a d e l C a u c a , J o se f in a V a len c ia d e H u b a c h co m o m in is tra de ed u cac ió n . T res fo rm u la rio s co in c id ie ro n en d ar el n o m b re del m in g u erra G ab rie l P a rís co m o m in istro de g o b ierno . O tros in d ica ro n los n o m b res de C a rlo s S anz de S an tam aría y M artín d e l C o rra l, lib era les , p a ra lo s m in is te r io s d e r e la c io n e s y h a c ie n d a resp ec tivam en te . L a en cu es ta lo ú n ico q u e d em o stró fu e la d e so rie n ta c ió n en q u e se en co n tra b a n los in fo rm ad o res po lítico s .

Apolítica. E l g ab in e te q u e h a sido p re sen tad o com o u n a p ru eb a de la ten d e n c ia p re s id e n c ia l a g o b e rn ar

sin co m p ro m iso s co n los p a rtid o s n i co n los g ru p os, y q u e es el seg u n d o en tre s años q u ed ó in teg rad o p o r cu a tro m ilita re s y n u ev e c iv iles co n serv ad o res , así:G o b ie rno , Jo sé E n riq u e A rb o le d a V alencia. R e lac io n es E x te rio re s , Jo sé M an u e l R iv as S accon i. G u erra , m a y o r g en e ra l G ab rie l P a rís G.H ac ien d a , N é s to r Ib a rra Y áñez .M in as y P e tró leo s, F ran c isco P u y an a M éndez. E d ucac ión , d o ñ a Jo se fin a V alencia de H u b ach * . F o m en to , T en ien te C o ro n e l M arian o O sp in a N av ia. A g ricu ltu ra y G an ad ería , E d ua rd o B errío G onzález . S a lu d P úb lica , C a rlo s M á rq u ez V illegas.T rabajo , C a rlo s A rtu ro T orres P oveda. C o m u n icac io n es , M a y o r G en e ra l G u s ta v o B e rrío M uñoz.O b ras P ú b licas , C o n traa lm iran te R u b én P ied rah ita A rango .(*) Es la primera mujer que ocupa el cargo de ministra en Colombia.

LOS MINISTROS PARÍS, RIVAS SACCONI Y BERRÍO «Las armas, la diplomacia, las comunicaciones»

Semana, Yol. 21, No. 523 (26, noviembre, 1956); p. 46-47

DIPLOMÁTICASAudífonos y aretesUn reciente decreto ejecutivo designó a dos mujeres co lom bianas para ocupar cargos d ip lom áticos en la delegación que tiene destacada el país en la Organización de Naciones Unidas. Ambas aceptaron y se disponen a viajar en breve. Son ellas : M erce Gerlein de Fonnegra,

39 años, casada con el abogado Jorge Fonnegra, 8 hijos. M erce es cartagenera y estud ió en los EE. UU. Es miem bro de la Organización Nacional Fem enina y había fundado con la hoy ministra de educación Josefina de Hubach un radioperiódico feminista.La otra diplomática es M aría Elvira de López, 33 años, quien ya se hallaba en la ONU desde diciembre, como m ecanotaquígrafa y traductora de la Secretaría de la Delegación colombiana. Los nom bram ientos se hicieron con ocasión de reunirse la XII Asamblea General de la

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ONU. Es una saludable y nueva experiencia para la mujer colom biana, que halaga su reciente e im petuosa afición por los asuntos político-adm inistrativos. Se trata no sólo de enterarse directamente del momento internacional sino de experim entar en un nuevo cam po de acción para ellas, en el que el problem a de hacer jugar los audífonos negros y trascendentales con los aretes y las candongas, no es precisamente una frivolidad...

FEMINISMOLa función primariaLas integrantes del Centro Italiano Femenino, reunidas recientem ente en el Santuario de Loreto (recuerdo del M isterio de la Encarnación), escucharon atentamente un radiomensaje que les dirigió el Papa Pío XII. Los puntos tratados por el Pontífice resultan de interés tan universal, que seguramente el m ensaje de Loreto se convertirá en punto de referencia para todos los movimientos feministas en todos los lugares. Dijo Pío XII, en síntesis :

a) L a ag ru p ació n debe ser un «m ov im ien to» o «escuela» , una « fuerza» o cen tro p ro p u lso r de pen sam ien to y acc ión encam inado a a firm ar y defender el valor de la mujer, determinando junto a los deberes también los derechos .

Semana, Vol. 22, No. 535

PROFESIONES

Seis veces sí«C om o algo im posib le h ab ía v isto yo siem pre la magistratura. Me imaginaba que al llegar una mujer a ese cargo, los jueces renunciarían, o en fin, una figura femenina en tal cargo no les sería muy grata a los representantes del sexo opuesto», decía sonriendo Aydee Anzola cuando ahora, al ser reelegida para la magistratura, los caballeros -al contrario de lo que ella se imaginaba- la han felicitado con sinceridad, y le han enviado flores. Ella se posesionó el viernes 1 ° de febrero, ante el Gobernador de Cundinamarca, del cargo de miembro de la Sala Laboral dependiente del Tribunal Superior de Bogotá (quedó suprimido el Tribunal Seccional del Trabajo).

La única mujer magistrado que hay en Colombia, empezó su carrera en 1946 cuando siendo aún estudiante, fue nombrada inspectora nacional del trabajo. En junio de 1947 se posesionó del cargo de juez, y tuvo seis reelecciones consecutivas hasta que el 30 de julio de 1954, vio cumplida su aspiración de ser magistrado del Tribunal Seccional del Trabajo, del cual fue presidenta en dos períodos consecutivos.

b) La d ignidad de la m ujer debe ser idea, base de cualquier movim iento femenino.

c) Ninguna actividad hum ana queda por sí cerrada a la m ujer cuyos h o rizon tes se ex tienden sobre las regiones de las ciencias, la política, el trabajo, las artes, el deporte, etc., pero con subordinación a la función prim aria déla m ujer : la maternidad.

d) La fuerza bienhechora de la mujer radica en la acción re s u e lta , r e a l iz a d a s in e x c lu s ió n de cam p os (incluyendo el político y jurídico) a fin de que las instituciones, las leyes, las costum bres reconozcan y respeten las particulares exigencias de la mujer.

e) A llí d o nd e se re sp e te n m e jo r las an s ia s del sentimiento fem enino, la obra de consolidación de la paz será más eficaz, más hospitalarios y generosos los pueblos, más cautos los adm inistradores de la riqueza pública.

f) En el trabajo, debido a la conformación física y moral de la m ujer se exige una sabia discrim inación tanto en la cantidad como en la calidad de éste y

g) El poder de esta «fuerza» fem enina no consiste en las convulsas agitaciones de las plazas, sino en la persuasión y en la confianza que se infunda.

(25, febrero, 1957); p. 9-10

MAGISTRADA ANZOLA Y SECRETARIA Una nueva opción.

En el nuevo cargo judicial, la abogada Anzola Linares representa una nueva opción para la mujer colombiana ya que e lla ten d rá o p o rtun idad de tom ar parte en los nombramientos de jueces municipales y del circuito en lo penal y civil y de jueces laborales, superiores y de menores. Con motivo de su ascenso las feministas le ofrecieron un concurrido almuerzo en el Club de Abogados y una comida el jueves 7.

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Semana, Vol. 23, No. 566 (4-11, octubre, 1957),p. 37

Las mujeres actúanFabiola Barragán, la primera mujer en treinta años de la vida de un club profesional, hace parte de la junta directiva. «La mujer mejor capacitada educará más fácilm ente a sus hijos».

A los cuatro años de edad pensó que tenía vocación para profesora ; cuando llegó a los siete decidió ser

enfermera; siendo quinceañera creyó que su vocación era la de religiosa, y al terminar sus estudios de bachillerato en Ibagué, decidió seriamente empezar los estudios de filosofía y letras. Sin embargo, hoy es médica, Fabiola Barragán, especializada en pediatría, y una de las figuras más destacadas en los círculos científicos de Bogotá.

Teatro y PoesíaSu afición por las letras comenzó a demostrarla en las líneas de su diario, que recogen todas sus experiencias desde los cinco años de edad. Siendo aún estudiante de primaria escribió las primeras obras de teatro, que eran adaptadas por sus condiscípulas y representadas en las veladas estudiantiles. También compuso poesías, pero después no siguió cultivando su afición a las letras. Sólo le resta una extraordinaria fascinación por la poesía, y su « hobby» es aprenderse trozos de poemas que repite una y otra vez, junto con su novio (también médico).

Fabiola, inteligente, joven y bonita, fue seleccionada recientemente por sus colegas para formar parte de la junta directiva del Club Médico de Bogotá. Era la primera vez, en treinta años de vida de la institución, que una mujer ocupaba sitio en su directiva: «Pensé-declaró- que al Club se le debía dar un ambiente más amable, y en el cual tuvieran parte activa las damas, por eso acepté el nombramiento que se me hizo, y ya estamos trabajando para que se efectúen reuniones mixtas, las señoras pueden ir a tomar el té y a jugar, mientras sus esposos juegan tres illo , o charlan sobre tem as científicos».

HorarioA las ocho de la mañana, la joven médica sale de su casa, para atender a los empleados bancarios del ISS. Hacia el medio día se traslada en su automóvil hasta el hospital de San José en donde es adjunta de pediatría. A la 1 :30 va a la sala cuna que la Higiene Municipal tiene en el barrio Santa Lucía, para atender niños de fam ilias muy pobres. El almuerzo queda reducido a un sandwich y un vaso de leche a las tres de la tarde, y continúa la jom ada en su consultorio particular. Después de esa tarea, “llego a mi casa, pidiendo campo para descansar”.

La músicaUna o dos veces por semana les quita un poco de tiempo a sus preocupaciones para asistir a sus clases de inglés, o tomar clases de bandola o acordeón. Como buena tolimense (nació en Rovira) lleva la música en la sangre, y aunque según sus propias declaraciones no tiene «oído musical», ya a fuerza de constancia interpreta el «Bunde Tolimense» y unas cuantas «Coplas Populares», y aspira a reunir un repertorio ameno para poder contribuir a la alegría en las fiestas y reuniones y también por satisfacción personal.

Siempre los niños«Desde pequeña me han gustado los niños»- dijo. Mamá, que es pedagoga, siempre ha tenido en casa una buena colección de libros de su especialidad y yo siempre me preocupaba por ojearlos. Una de las lecciones que más se me grabó fue la de que a los chicos no se les debe hacer castigos corporales, y con esos argumentos y libro en mano, hacía la defensa de mis hermanitos y la propia.Ella aspira a casarse. Sobre el matrim onio tiene ideas modernas y cree que una mujer entre más inteligente sea, aportará un mayor porcentaje de felicidad al matrimonio. «La idea de que la feminidad consiste estarse entre la casa y hacer floreros, no la comparto. Por el contrario, la mujer que tiene preparación y puede así colaborar más eficazmente con su marido, hará un conjunto más acorde. Para mí es apenas lógico que una mujer mejor capacitada puede educar con mayor facilidad a sus hijos».Fabiola guarda de la época de estudiante los mejores recuerdos: «En la Facultad, como en el colegio uno desea terminar rápido los estudios pero después añora esa época feliz». «Claro, el primer año, después de salir de un colegio de religiosas en donde el único hombre que uno ve es el acólito, resulta difícil adaptarse al ambiente. Pero en los años siguientes la situación cambió».R ecuerda sonrien te que en el In s titu to M édico de Especialistas, los compañeros le decían : «Cómo amaneció de bonito y elegante el colega», o « Verdad que ese tipo es muy buena persona».

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Semana, Vol. 23, No. 571(9-15, noviembre,1957); p.6

RetornoEsmeralda Arboleda de Uribe regresó hace poco al país. Las condiciones del régimen

dictatorial le habían hecho imposible la residencia en el Valle del Cauca, donde se

hallaba radicada. Fue víctima de atentados que la obligaron a salir del país.

A su retomo a la patria, le fue encomendada por el liberalismo la tarea de la organización

femenina para los próximos eventos electorales.

Semana, Vol. 23, No. 571 (9-15, noviembre 1957); p. 6-7

Fiel de balanzaA hora la mujer colombiana no va ser disputada

por los varones únicam ente en el orden afectivo y amoroso. Desde que adquirió el derecho

pleno de la ciudadanía, los partidos tradicionales colombianos han estado preocupándose por atraer a sus filas el mayor número de damas. Sólo que los dirigentes del partido liberal, sin desdeñar el concurso femenino, se muestran partidarios de que las mujeres mantengan su independencia frente al sectarismo, ya que ello puede constituir una fuerza apaciguadora y sedante. No lo aceptan a s í , algunos periodistas conservadores. La semana pasada «El Colombiano» de Medellin expresó: «Disentimos plenam ente de quienes opinan que la m ujer colombiana debe hacer su arribo a la política sin actividad proselitista». Cerca de dos millones de mujeres en capacidad de ejercer su derecho pleno de ciudadanía van a tener que escoger las dos fórmulas que se les propone : la liberal, que quiere que ellas mantengan lo que algún político llamó la facultad decisoria, y la de un grupo conservador que está requiriéndolas para que ingresen a la cofradía partidista o la placa de matrícula y demás distintivos.

Semana, Vol. 23, No. 572 (15-22), noviembre, 1957); p. 36

LA MUJER EN LA POLÍTICAUn broche de esmeralda para el plebiscito

FELIZ por la nueva situación política regresó de Boston a Bogotá el 15 de octubre, la abogada Esmeralda Arboleda de Uribe, una de las más entusiastas abanderadas del fem inismo en Colombia. También estaba dichosa porque en 10 m e se s de ré g im e n d ie té tic o a d e c u a d o , ha disminuido 22 libras de peso y en consecuencia, su silueta está más estilizada, como ella siempre había soñado.

En Boston, vivió en un pequeño departam ento con su herm ana pianista, M ireya y su hijo Sergio de cinco años de edad. Los nuevos oficios fueron para ella novedosos, realizar todos los quehaceres de la casa, desde cocinar hasta lavar y planchar, etc., sola, sin ayuda de domésticas.

Fueron tres los cursos que Esm eralda realizó durante su

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e s ta d ía en B o sto n : « A d m in is tra c ió n P ú b lic a » , «O rganización del serv ic io civ il» y «O rganización T écn ica de P ersonal» . A dem ás estuvo en con tacto perm anente con destacados representantes de la L iga de M u je re s V otan tes de los E s ta d o s U n id o s , en el pensamiento de contribuir a realizar en Colom bia algo similar.

«La Guía»«Trabajó también intensam ente en la elaboración de la «Guía para el nuevo ciudadano», en la cual ella explica con palabras al alcance de todos qué es la constitución de un país y cómo se elabora, los derechos humanos, en qué consiste cada ram a del poder, qué condiciones se necesitan para ocupar los más altos cargos en el servicio público, la religión y las relaciones entre la iglesia y el estado y la misión de la fuerza pública. Dijo que en la elaboración de esta cartilla le habían ayudado mucho sus h e rm an as , p a ra e n c o n tra r tod o s los té rm in o s apropiados, y fáciles de entender para todos.

PosicionesDespués de ser recibida en el aeropuerto de Techo por el director del Liberalismo Alberto Lleras Camargo, de contestar m illares de llam adas telefónicas, agradecer centenares de canastas de flores, y leer m ensajes de bienvenida, Esmeralda empezó a trabajar activamente con la Dirección Nacional Liberal, y acaba de ser nombrada Secretaria General encargada de los asuntos femeninos de esa directiva.

En cumplimiento de las tareas asignadas dentro de su nueva posición ha visitado la C osta A tlántica, los Santanderes y el Occidente Colombiano, explicando a las mujeres en qué consiste el plebiscito y preparándolas por m edio de conferencias para ejercer los nuevos derechos adquiridos.

«L as m u jeres co lo m b ia n a s -d ijo - som os las m ás afortunadas del mundo porque si bien es cierto que no tuvim os que luchar com o las de otras naciones para conquistar todos los derechos ciudadanos, ahora tenemos la oportunidad de votar por una idea de paz y concordia, sin tener en cuenta las personas».

Ella calcula que alrededor de dos millones y medio de

mujeres concurrirán a las urnas para decidir «si tenemos derecho a participar en la vida del país».

Liga de Mujeres VotantesLa abogada está tan preocupada por la organización de la Liga de M ujeres Votantes, como porque su hijo Sergio continúe practicando el inglés que aprendió en los Estados Unidos y no lo olvide.

Viajará a M edellin el 15 de noviem bre para explicar los objetivos de la idea propuesta por Lleras; lograr la mayor participación consciente de los ciudadanos en el manejo de los asuntos públicos, participación que se traduce por medio de la colaboración en juicios críticos, en relación con el programa de los candidatos.N atu ralm en te se descarta la posib ilidad de que los candidatos no cumplan sus promesas (como era tan habitual en Colombia) porque entonces las mujeres los tendrán muy en cuenta para no reelegirlos.

Todas estas cosas, las explicará Esmeralda, en tono de exposición y no de discurso, como ha sido su costumbre. Esto, con el ánimo de conseguir que el público se interese en sus conceptos y pida explicaciones.

La analfabetizaciónPor si esto fuera poco, para tiempo posterior, ella tiene el p royec to de ad e lan ta r una cam paña de desanal- fabetización, similar a la que han realizado México, Costa Rica y otros países con tan buenos resultados, y que consiste en interesar a las mujeres en enseñar a leer y a escribir por lo menos a una persona.

Para este efecto, se reunirán todas las entidades que hoy contribuyen eficazm ente a la desanalfabetización, se crearán prem ios especiales y se dará estím ulo a las personas que m ayor rendim iento den en su tarea.Este, según sea ella, es el medio más rápido y que mejores resultados ha dado en otras naciones.

Esta m ujer abogada de la Universidad del Cauca, experta en derecho laboral (que piensa seguir ejerciendo), y uno de los más altos valores fem eninos de Colombia, tiene tiempo para pensar en política, para enterarse de la moda y disponer una comida.

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Semana, Vol. 23, No. 574 (29, noviembre, 1957); p. 4

Las colombianas se coligan para votar«En esta reunión comenzaría

la verdadera revolución de Independencia colombiana», les dijo el doctor Lleras en Medellin

E l sábado 16, a las 10 de la mañana viajó Alberto Lleras a

M edellin con su esposa Bertha, su hija M arcela y la secretaria de asuntos fe m e n in o s del L ib e ra lism o , Esm eralda A rboleda de Uribe, quien llegó al aeropuerto Olaya Herrera con u n a m e ji l la n e g ra , al c a e r le la máquina del director del liberalismo desde el portapaquetes. Por fortuna la m áquina es pequeña.

En el Club Campestre, alrededor de 300 damas (unas con som brero y muy elegantes y otras con el cabello al aire y muy sencillas) esperaban a Lleras a la 1 y 30 de la tarde del 16 p a ra un a lm u e rz o (c o c te l de langostinos, pollo , helado y vino tinto). Con vestido gris, orquídea diminuta en el ojal y anteojos con aros de carey en la m ano, habló a las mujeres en forma improvisada. Frente a él h a b ía un in m e n so ram o de a n tu r io s ro sa d o s , d e lf in iu s y orquídeas. Al lado derecho estaba la esposa del gobernador de A ntioquia y a la izquierda Doris, la más bella de Colombia.

Matrimonio imposibleDurante una hora y veinte minutos, el expresidente habló a las mujeres, tom ando de vez en cuando un trago de whisky. Dijo, entre otras muchas cosas interesantes :

«Los partidos en Colom bia han sido deform ados de su m isión original para la cual fueron creados... Debieran ser los humildes instrumentos de la opinión y no los poderosos amos de

vidas, honras y haciendas en que se han convertido».« Por fortuna no tenem os sino dos partidos, un poco bárbaros, hay que reconocerlo, con una honda raigambre en la tradición sentim ental y mental de los colom bianos». Dijo luego que cuando se h ab le de esos partidos « señ o ras, paren sus finas o re jas , porque o se está tratando de crear otro partido, o se está tratando de abolir cualquier otro sistem a para que la opinión pública se represente, o se está tratando de purificarlos».

Observó que las m ujeres no deben seguir los sistem as usados por los varones con el lema «con los míos con razón o sin ella», sino servir a los partidos condicionalmente, formando u n a o p in ió n in d e p e n d ie n te y diciéndoles «si no obras bien no voto por ti».

«Yo no p re ten d o lleva rm e a las conservadoras para el partido liberal». «... Deténganse ustedes al borde del límite de su partido y pregunten, ¿Qué es lo que se propone? ¿Por qué están ustedes matando y ensangrentando la patria? ¿Por qué la violencia? ¿De dónde re su lta que po rque lo d ijo Alberto Lleras, así sea una estupidez, los liberales deban romperse la cabeza contra cualquier muro? No entreguen esa potestad que se les ha dado, sin condiciones».

«D ígan le a los partidos: noso tras vamos a acom pañarlos hasta donde nos gusten pero no más allá... No v ay an a a d q u ir ir un v ín c u lo

m atrim onial ind iso lub le con los partidos».«... En este almuerzo com enzaría la v e rd a d e ra re v o lu c ió n de in d e ­pendencia colom biana... Pero si de aqu í, com o de todos los hogares cam pesinos y obreros, la m ujer sale abnegada a entregar la libertad que tiene en sus manos, al marido, o al novio o al hermano, este país no tiene esperanza».

«... Si ustedes entregan ese patrimonio nosotros, que lo tenemos enajenado todo desde hace mucho tiempo, no tenemos ya nada que hacer...»

«Esto es posible, urgente, necesario indispensable, si no queremos que se co n so lid en ese p ar de m onstruos im p lacab les que han devo rado la historia de los colombianos».

«¡Ese es mucho hombre!»A m edida que las palabras del orador eran interrum pidas por los aplausos fem eninos, se escuchaban com en­tarios com o éstos: «Ese es m ucho hombre para un pueblo bárbaro como el nuestro»... «Si todos los políticos fu e ra n co m o L le ra s , é s to se ría d is t in to » ... « D e fin it iv a m e n te lo entendem os tan bien, lo m ism o los conservadores que los liberales».

A las 4 y 30 de la tarde, los once caballeros que habían estado en la reun ión en m edio de tresc ien tas damas, se llevaron a Lleras para la ciudad después de sentir decenas de apretones de manos fem eninas y de sonreirles a todas.

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L a M u je r y lo s M e d io s d e

C o m u n ic a c ió n«Agudos apuntes y sabrosos chistes

retratarán hechos y personajes de actualidad».

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Cromos, Bogotá. Año 39, Vol. 80, No. 1973 (21, feb., 1955); p. 18

OFELIA URIBE DE ACOSTA

Cuarto poder femeninoPROXIMAMENTE principiará a c ircu la r en todo el pa ís, un seminario de acentuada orienta­ción informativa y crítica dirigido, redactado y administrado, por un distinguido grupo de damas de nuestra sociedad que recogerá en sus pág inas las in q u ie tu d es intelectuales y políticas de la mujer colombiana.

Empresa seria, de fírme basamento económico y definidas proyec­ciones, no será una publicación banal al estilo de tantas otras, sino antena de divulgación ideológica que encauce un m ovim ien to eq u id is tan te de los p a rtid o s, enderezado a la creación de un clima de armonía y acercamiento de las colectividades históricas. Expresará por prim era vez las op in iones p o líticas , soc ia les, económicas y literarias, del sexo femenino, acometiendo con altura de miras y elevado concepto de la responsabilidad de una misión c rítica y de an á lis is de los problemas públicos.

Pero el nuevo órgano de difusión escrita, será esencialm ente una válvula de escape de las iniciativas de la mujer y de las necesidades de la hora presente.

S ociedad A nónim a de hecho co n stitu id a y en vías de legalización, el capital de la nueva em presa p e rio d ís tica es de $200.000 habiéndose ya suscrito $50.000 en acciones de un valor nom inal de c inco pesos. Su

o rg an ización in te rn a y los servicios inform ativos de que dispondrá son de primer orden. R edactado en form a m oderna reg is tra rá en sus pág inas un m ateria l de lec tu ra variado , elaborándose las noticias en forma comprimida y sintética. Secciones permanentes sobre cómo rendir el presupuesto familiar, técnica y estrategia de la vida del hogar, un estupendo glosario trivial, notas editoriales, educativas, de índole social y financiero , tendrá el vehículo de difusión de las ideas y proyectos de la mujer.

Algo especial será la sección hum orística, ágil y ligera, de m an ifiesta in tención c rítica . Agudos apuntes y sabrosos chistes en prosa o en verso retratarán hechos y personajes de actualidad. Directora del semanario «Verdad» es doña Ofelia Uribe de Acosta, p restan te dam a de n uestra sociedad, fundadora en Tunja de una revista intelectual de grata recordación. Amiga y estimula­dora de las tareas de la inteligencia cursó estud ios com pletos de derecho com plem en tando su educación en sus v ia jes por Norteamérica.

O rgano de com bate de los derechos y prerrogativas de la m ujer ten d rá «V erdad» dos m anchetes que re fle ja rán el criterio femenino en relación con los problemas que confronta el país. Teniendo Colombia como tiene altísim os valores en el

cam po de las le tras parte substancial del sem anario que salió a la luz este mes, estará dedicada a la literatura. En este sentido dispondrá de un selecto g rupo de co laboradoras am pliam ente conocidas y adm iradas por sus labores espirituales.

Recalcando la absoluta indepen­dencia de «Verdad», su directora es explícita en poner de presente que no es vocero de ninguna asociación o núcleo de agolpa­miento de nuestras mujeres, sino hoja de divulgación al servicio del sexo débil co lom biano , sin distinción de clases, partidos o razas.

OFELIA URIBE DE ACOSTA ...la atracción

del periodismo.

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R e fe r e n c ia s B ib l io g r á f ic a s en P u b lic a c io n e s P e r ió d ic a s

S o b r e e l V o to F em en in o en C o lo m bia

1945 • 1957

B ib l io g r a f ía

M UÑA LEE, poetisa de EE.UU., en delegación... En: El Liberal, Bogotá Año 10, No. 4, No. 3603 (3 abr., 1948); p. 9, c. 1-2

SOLANO, BORRERO, Luz. «Los pueblos quieren salir del subconsumo y escasez actual». En: El Liberal, Bogotá. Año 10, No. 3603 (3, abr., 1948); p. 8, c. 1

LA M UJER colom biana debe tener su representación ante la IX Conferencia. En: El Liberal, Bogotá. Año 10, No. 3604 (a abr., 1948); p. 9, c. 3-5

REELEGIDA LA doctora Anzola en el Tribunal. En: El Liberal, Bogotá Año 10, No. 3606 (5, abr., 1948); p. 8, c. 1

VACACIONES. En papel sellado. Semana. M ujeres. Vol. 4, No. 88 (26, junio 1948); p. 30

EL VOTO fem enino universal fue aprobado en la subcomisión 4a. En: El Tiempo, Bogotá, Año 44, No. 15233 (4 feb., 1954); p. 21, col. 1-2

STEDM AN Jr., M uray S. Emancipación femenina. En: Lecturas Dominicales, El Tiempo, Bogotá, (7, feb., 1954); p. 2

LAS DAMAS expusieron ante la CEC la validez de su demanda. En El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15239 (10, feb., 1945); p. 1, c. 7-8; p. 23, c 6-8

QUE ROJAS Pinilla es partidario del voto femenino integral. En: El Tiempo, Bogotá Año 44, No. 15242 (11, feb., 1954); p. 1, c. 7-8; p. 21, c. 3-8

GRAN HOMENAJE rindió Medellin a la M ujer liberal de Antioquia. En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, 15244 (15, feb., 1954); p. 1, c. 7-8; p. última.

D O Ñ A BERTA H ern án d ez de O sp ina . V ic to ria Política. En: Crom os, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 1921 (15 feb., 1954); p. 22

• LUCY. Habla la doctora Esmeralda Arboleda de Uribe. Los derechos de la mujer. En: Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 19*21 (15, feb., 1954); p. 32, 34

• LA CEC niega el voto fem enino. En: El Tiem po, Bogotá. Año 44, No. 15245 (16. Feb., 1954); p. 1, c. 1-3; p. 21, c. 4-6

• ES DUDOSA la oportunidad para hacer efectivo el voto femenino. En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15250 (21, feb., 1954); p. 11, c. 2

• LAS COPARTIDARIAS. La «CEC». Semana, Vol. 16, No. 282 (22, febrero, 1954); p. 5-6

• PROHIBIDA LA presencia de damas en la sección de hoy en la «CEC». En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15252 (23, feb., 1954); p. 1, c. 4-5; p. 19, c.3

• U R IB E , C am ila . E l vo to fem en in o o un hecho cumplido. En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15254 (25, feb., 1954); p. 5, c. 2-3

• EL VOTO fem enino en Colom bia (Editorial): En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15256 (27. Feb., 1954); p.4, c. 1-4

• LOPEZ de M ESA, Luis. Las mujeres hacen historia. Defensa de un derecho. En: El Tiempo, Bogotá. Año 44, No. 15257 (28, feb., 1954); p. 4, c. 5; p. 22, c. 4-6

• A R B O L E D A de U R IB E , E sm e ra ld a . P o r qué reclam am os el voto. En: Lecturas D om inicales, El Tiempo. Bogotá (28, feb., 1954); p. 3, c 3-6

• EM ILIA (Seud. De Em ilia Pardo Umaña). ¡No más derechos innecesarios! En: Lecturas Dominicales, El Tiempo, Bogotá, (26, feb., 1954); p. 3,c. 5-7

• FEMINISTA EN acción. Santander. Semana, Vol. 16, No. 383 (1, marzo, 1954); p. 8-9

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LAS PUERTAS de la U niversidad de los Andes, están abiertos a la m ujer colombiana. En: Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 78, No. 1924 (8, mar., 1954); p. 36, 40

CO N FER EN C IA S y flores. Fem inism o. M ujeres. Semana, Vol. 16, No. 387 (29, marzo, 1954); p. 28-29

FEM IN ID A D y eficiencia. Profesiones. M ujeres. Semana, Vol. 16, No. 388 (5,abril, 1954); p. 28-30

BIBERÓN y bisturí. Profesiones. M ujeres. Semana, Vol. 16, No. 390 (19 abril, 1954); p. 30

B A R A JA D E N O M B R E S . C am pañas. M ujeres. Semana, Vol. 17, No. 402 (12, julio , 1954); p. 32-33

DOÑA ESM ERALDA A rboleda designada para la ANAC. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14050 (2, ago., 1954); p. l,c . 3

INCÓGNITAS DESPEJADAS. La Constituyente. La Nación. Semana, Vol. 17, No, 405 (2, agosto, 1954); p. 6-7

«LA INTERVENCIÓN de la m ujer en el Parlamento llegará como un sedante». En: El Espectador, Bogotá. A ñ o 66, N o .-1 4 054(7 ,ago., 1954);p. l ,c . 5-6; p. 6 ,c. 6JO S E F IN A V A LEN C IA de H ubach. Un ám bito distinto. En: Cromos, Bogotá. Año 38, vol. 78, No. 1946 (9, ago., 1954); p. 18, 19 (fotografía)

SORPRESA. CAM PAÑA. M ujeres. Semana, Vol. 17, No. 406 (9, agosto, 1954); p. 33

LA PRIM ERA fiesta política fem enina en Antioquia. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14059 (13, ago., 1954); p. 13,c. 3

ESM ERALDA ARBOLEDA de Uribe. La ciudadana no riñe con la mujer. En: Crom os, Bogotá. Año 38, Vol. 79, No. 1947 (16, ago., 1954); p. 17

POR PRIM ERA vez la m ujer tolimense hizo uso ayer del derecho a votar. En: El Espectador, Bogotá Año 66, No. 14062 (17, ago., 1954); p. l;c 3-4

FL VOTO fem enino (Editorial). En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14069 (25, ago, 1954); p. 4; c. 1- 4

R O M E R O , N o h ra de . E lla s se m u estran entusiasmadas; ellos comentan el voto con ironía. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. l,c l;p . 10, c.4-5

• EL COM ENTARIO de «Klim». En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago, 1954 p. 1, c. 2

• CONCEDIDO EL voto fem enino universal. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p.10, c 1-3

• EL ACTO legislativo sobre voto fem enino. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. 10, c. 2-3

• ENSAYO DE cedulación femenina. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14070 (26, ago., 1954); p. 1, c. 5-7; p. 17, c. 6

• UNA DAM A en el Directorio Liberal. (Fotografía). En: El E spectador, Bogotá. A ño 66, No. 14070 (26,ago., 1954); p. 17, c. 4-5

• LA MAY ORIA de la mujer en Colom bia no sabe qué hacer con el derecho del voto. En: El Espectador, Bogotá. Año 66, No. 14074 (30, ago., 1954); p. 5, c. 1-3

• ELLAS EN la política. En: Crom os, Bogotá. Año 38, Vol. 79, No. 1950 (6, sep., 1954); p. 18

• M INNIE M., M ujeres de Vanguardia. En: Cromos, Bogotá. Año 38, Vol. 79, No. 1950 (6, sep., 1954); p. 19 ,

• ¿«CAERÁ» BIEN? Ciudadanía. M ujeres. Semana, Vol. 17, No. 410 (6, septiembre, 1954); p. 26

• M OTÍN A BORDO. Feminism o. M ujeres. Semana, Vol. 17, No. 411 (13, septiembre 1954); p. 30

• A SA M B L E A N A C IO N A L . C o n stitu y en te . A cto Legislativo N úm ero 3 de 1954, reform atorio de la Constitución Nacional, por el cual se otorga a la m ujer el derecho activo y pasivo del sufragio. En: Diario Oficial, Bogotá. Año 91, No. 28576 (14, sep., 1954);p. 821

• CUESTIÓN DE MATIZ. Dirigentes. Semana, Vol 17, No. 412 (20, septiembre, 1954); p. 31

• PLAN DE acción. Derechos. Mujeres. Semana, Vol. 17, No. 413 (20, septiembre, 1954); p. 54

• ¿TERCERA FUERZA? Feminismo. Semana, Vol. 17, No. 413 (20, septiembre, 1954); p. 34-35

• ULISES. (Seud. de Eduardo Caballero Calderón): La ciudad y el mundo. En: El Independiente, Bogotá. Año 2, No. 296 (2 die. 1954); p. 4, c. 3-4

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CANO NIETO, Helena. Estrenando ciudadanía. En: El Independiente, Bogotá. Año 2, No. 300 (6 die.,1954); p. 4, c. 5

H E R N Á N D E Z de M E N D O Z A , C ec ilia . N ueva actividad femenina. En: El Independiente, Bogotá. Año 2, No. 300 (6 die., 1957); p. 4, c. 6-8

AYDEE ANZOLA Linares. Los derechos de la mujer. En: Cromos, Bogotá. Año 38, Vol.79, No. 1966 (27, die., 1954); p. 19

CON SILLA propia. Academias. Semana, Vol. 17, No. 426 (27, diciembre, 1954); p. 25

OFELIA URIBE de Acosta. Cuarto poder femenino. En: Cromos, Bogotá. Año 39, Vol. 80, No. 1973 (21, feb., 1955); p. 18

C O R O N E L F R A N C IS C O R o jas S c a rp e tta . El instrumento de identificación. En: Cromos, Bogotá. Año 39. Vol. 80. No. 1983 (2, mayo., 1955); p. 19

VALENCIA DE CASTAÑO, Gloria. Ellos y nosotras. Semana, Vol. 18, No. 445 (16, mayo, 1955); p. 11-12

ELLOS NOS entienden. Polémicas. Semana, Vol. 19, No. 454 (18, julio, 1955); p. 11-12

GERENCIA TIENE nombre de mujer. Semana, Vol. 19, No. 462 (12, septiembre. 1955); p. 32

M UJERES. Semana, Vol. 19, No. 459 (22, agosto,1955); p. 35

LA POLÉM ICA sobre la higiene mental. En: Cromos, Bogotá. Año 39. Vol. 81, No. 1994 (18, jul., 1955); p. 21 ,53

JOSEFINA VALENCIA de Hubach. Triunfo suyo, y de todos. En: Cromos, Bogotá. Año 39, Vol. 81, No. 2005 (3, oct., 1955) p. 22

LA GOBERNADORA. El gobierno. Semana, Vol. 19, No. 465 (3, octubre, 1955); p. 16

CERO PESOS. Liberales. Semana, Vol. 19, No. 470 (7, noviembre, 1955); p. 16

ESMERALDA. MUJERES. Semana, Vol. 20, No. 486 (5, marzo, 1956); p. 35-37

APOLÍTICA. El gobierno. Semana, Vol. 21, No. 515 (1, octubre, 1956); p. 10

FÓRMULAS. La Constituyente. La Nación. Semana, Vol. 21, No. 519 (29, octubre, 1956); p. 21

• SILLONES PARA ELLAS. Intrigas. Mujeres. Semana, Vol. 21, No. 522 (19, noviembre, 1956); p. 46

• AUDÍFONOS Y aretes. Diplomáticas. Semana, Vol. 21, No. 523 (26, noviembre, 1956); p. 46-47

• HONORIS CAUSA. Títulos. Mujeres. Semana, Vol.21, No. 527 (24, diciembre, 1956); p. 33

• AHORA SON 27 Posiciones. Semana, Vol. 21, No. 527 (24, diciembre, 1956); p. 33

• SOLO EL 10%. Problemas. Educación. Semana, Vol.22, No. 532 (4, febrero, 1957); p. 25-28

• SEIS VECES sí. Profesiones. Semana, Vol. 22, No. 535 (25, febrero, 1957); p. 9-10

• LA MUJER no debe participar en la política. Con la reina de los periodistas de Santander. En: Cromos, Bogotá. Año 41, Vol. 84, No. 2082 (8, abr., 1957); p. 14,43

• LAS M UJERES actúan. Semana, Vol. 23, No. 566 (4- 11, octubre, 1957),p. 37

• R E T O R N O . S e m an a , Vol. 23 , N o. 571 (9 -1 5 , noviembre, 1957); p.6

• FIEL DE balanza. Semana, Vol. 23, No. 571 (9-15, noviembre 1957); p. 6-7

• UN BROCHE de esm eralda para el plebiscito. La m ujer en la política. Semana, Vol. 23, No. 572 (15- 22), noviembre, 1957); p. 36

• LA CAPACIDAD política de la mujer. En: Cromos, Bogotá. Año 41, Vol. 85, No. 2114 (25, nov., 1957); p. 15

• LA S C O L O M B IA N A S se c o a lig an p ara votar. Semana, Vol. 23, No. 574 (29, noviembre, 1957): p. 4

• EL V O TO fem enino . N ueva h is to ria p o lítica de Colombia. En: Crom os, Bogotá. Año 41, Vol. 85, Bo. 2116(9 , die., 1957); p. 48-49

• CERCA DE dos millones de damas podrán cedular. Algunos datos del censo, s.i.b.

• CUATRO M ILLONES dijeron sí... Semana, Vol. 23, No. 537 (7-13, diciembre, 1957) p. 3

• ¿DERECHA O izquierda? s.i.b.

• RUBIO DE LA VERDE, Lucila. El Voto femenino, s.i.b.

• UNA VEZ más. El presidente. La Nación. Semana, Vol. 17, No. 410 (6, septiembre, 1965); p. 7-8

Page 176: anos - bdigital.unal.edu.co±os.pdf · la valoración del ser mujer y modifiquen sustancialmente su inserción en la política, la cultura, la educación, el trabajo, entre otros,

El Voto Femenino en el Mundo

<$. Nueva Zelanda.............................1893^ Australia........................................ 1901<$■ F inlandia.......................................1906

N oruega........................................ 1913Dinamarca.....................................1915Islandia.......................................... 1915U R S S .............................................1918Irlanda........................................... 1918Polonia.......................................... 1918A u stria .......................................... 1918C anadá.......................................... 1918Checoslovaquia............................1918Suecia.............................................1918Alem ania.......................................1919EE.UU............................................1920Gran Bretaña................................ 1928Ecuador......................................... 1929

* España............................................1931- Brasil..............................................1932

U ruguay..................... 1932C eilán.............................................1934

* C uba...............................................1934Turquía.......................................... 1934El Salvador ...................... 1939República D om inicana..............1942F rancia.................................... 1944

f Guatem ala.....................................1945Panamá.......................................... 1945*Trinidad y Tobago....................... 1946

« A rgentina......................................1947« Venezuela......................................1947* Chile...............................................1949* Costa R ica...................................1949® H a ití............................................. 1950Q B o liv ia .......................................... 1952

M éxico.......................................... 1953Honduras.......................................1955Nicaragua......................................1955

* P erú ................................................ 1955C olom bia......................................1957Paraguay.......................................1961S u iza ...................................... 1971