año i.-número 9. madrid 1.° agosto 1883. revista … · partidos que liabian cíe turnar con...

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AñoI .-Número9 . REVISTAIBÉRICA DEPOLITICA,LITERATURA, CIENCIASYARTES . Director :D .JuanReina . Quedaprohibidalareproduccioudelosartículoscientíficosg literariosquepubliqueesta lleiista,salvocoincido especial . SUMARIO . I . , deAgosto . PR . Jaosco .-Siluetascontemporáneas . P-33, fin-rr .uooan,-l.ey depolicíadoim pronta . 1 .°deagosto. Despuesdelbanquetecolebradoporlos demócrata- monárquicos enelliatiro,ningunacontecimientome- morablehavenidoáromperlatreguaestablecidapor losrigoresdelveranoentreloselementoscontendientes delParlamento .AusentesdeMadridcasitodosloshom- bresimportantes,ypróximosásalirlosquerestan,in- clusolosministrosdelaCorona,únicamentelospeque- riospresupuestívorossiguenremandoenlanavedel Estadoáguisadegaleotesdelacivilizacion . Queda,pues,comoúltimanota,elmagníficodiscur- so-brindisdel) .CristinoMartosaldeclararseresuelta- menteádisposiciondelaizquierda,óenotrostérmi- nos, :isersujefe . HubieraempezadoelSr .Martosporesasdeclara clones,hubiéransepuestodeacuerdolosseñoresdela izquierdaparaafirmarlosmismosprincipiosysolicitar idénticasreformas,yanteunpartidosériamenteorga- nizado,conjefeconocidoyacatadoportodos,conre- formasconstitucionalesdefnitivaineuteformuladasy aspiracionespolíticasbienrelacionadasconlasdeotros partidosqueliabiancíeturnarconellosenelpoder, cuandonoprecederlesparapermitirlesmássólido acuerdoenlaoposicion,yelSr .Segaste,cuyaprover- bialindolenciaycuyosistemadeenturbiarlascorrien- tesdelaopinionestányamuygastados,hubiciatenido enfrenteenemigosmásformidables . Todoslospartidos,exceptoelfusionista,convimeu enquoelactualgabinetenotienemásrazonelesorque lafaltadeesegranpartidoliberaltananunciadocomo remoto .PasóeldebateenelCongresosinquepudiéra- mosverconclaridadlasaspiracionesconcretasdolos izquierdistas,hastaque,enlugarniénosápropósito,y sinlasmúluasobservacionesquenacendelapolémica, sedijoenpúblicoquiénseriaenadelanteeljefeacatado porlaizquierda,yésteexpusoconenérgicaelocuencia losprincipiosfundamentaleselesuactualcredopolítico : sufragiouniversal,soberaníanacional,libreemisiondel pensamiento,etc .,óloqueeslomismo,losartículos fundamentalesdelaConstitucionde186éconciertas restriccionesquelaaproximenalpuntoádolidoprome- tióypudollevarelSr .Sagastaladel76 .¿Seránestas conclusionesunaestacionprovisionaldesdedonde los poefos rt—i . jo oo .-Sport .(Ideassobrela -Enpelo(novela) . yeda) . Evrs00SEXTRANJERAS; P .. ftnoonnc l .vóus,-$existapolíticaex- terior. P.. los f .f .srxeu,-La crítica yelteatro . Madrid1 .°Agosto1883. <1 ~ BIBLii~TE { AcademiadecienciasdeParís . RevuedosDcuxMondes . - llevueScieritiíique . jefesdolaizquierdavuelvanáenviarsusheraldosal jefedelfusionismo?¿Seráunasituaciondefinitivaá dondeeljof,delfusionismohayadeenviarlanoticia desuaceptaciondereformas? Tresmesesdosuspensiondehostilidades¡pueden apaciguartantosenconos! f~lguienafirmaquelaactituddelaizquierdanoes definitivayqueesosprincipiosunánimementefijados ensuplancíecampañasonellazoquehadeunirlabajo unmismojefe,elpuentevolantepordondeMartosentra enlamonarquíayellastrearrojadizoenfuturascon- tiendasconlosfusionistas .Seanlasquefuerensusin- tencionas,eslociertoquodehabersepresentadoen el debateconestenuevoaspectodeorganizacionydisci- plina,hubierasidomuydiferente,sinoelresultadopo- sitivo,queyaestabaprovisto,porloniénoslasolem- nidaddelaretirada . Míassila i zquierda.n o cedeensuprogramayelpar- tidofusionistasevereemplazadoautolaopinionpúbli- caporelquerecogelabanderaconqueélconquistóel gobierno,¿cuálserálafuturaactituddesusheterogé- neoscomponentes?Sontanfútileslosmotivosdelaae tualpolítica,ytanpasajeroslosacontecimientosen ellamotivados,queapenasquedahuelladeestosquin- cediosdespuesdesuocurrencia,ymásqueárelatar lopasado,sesienteelespíritudispuestoápensaren lo porvenir .Cuentanloshistoriadoresquelaalucina- ciondelvaticinio fu_', siempresintomáticaenépocasde transicion .Cumplimos,pues,unaleydelavida . Silosfusionistasalconsentirquelaizquierdales arrebatosuprogramaconmásprobabilidadesdereali- zarlosereplieganenterrenodelosenservadores,¿po- drándisputaráéstoslapartoactivaenelgobierno? ¿Cabedudarunpuntoáquiéncorrespondelaaplicacion estrictadelaConstitucionde1876?SiSagastafunda suderecho enquecontribuyóáformarlaconsus votosencontra,¿,podráequipararesteproblemático apoyoconladirectaypositivagestiondelpartidoque contratodoelempujedeloselementossagastinoshizo triunfardichoCódigoenelParlamento? EldisgustoqueparaelSr .Sagastaseriaverálos

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Año I.-Número 9 .

REVISTA IBÉRICADE POLITICA , LITERATURA , CIENCIAS Y ARTES .

Director: D. Juan Reina .

Queda prohibida la reproducciou de los artículos científicos g literarios que publique esta lleiista, salvo coincido especial .

SUMARIO .

I . , de Agosto .PR . Jaosco .-Siluetas contemporáneas .P- 33, fin-rr.uooan,-l.ey de policía do im

pronta .

1 .° de agosto.

Despues del banquete col ebrado por los demócrata-monárquicos en el liatiro, ningun acontecimiento me-morable ha venido á romper la tregua establecida porlos rigores del verano entre los elementos contendientesdel Parlamento . Ausentes de Madrid casi todos los hom-bres importantes, y próximos á salir los que restan, in-cluso los ministros de la Corona, únicamente los peque-rios presupuestívoros siguen remando en la nave delEstado á guisa de galeotes de la civilizacion .

Queda, pues, como última nota, el magnífico discur-so-brindis de l) . Cristino Martos al declararse resuelta-mente á disposicion de la izquierda, ó en otros térmi-nos, :i ser su jefe .

Hubiera empezado el Sr . Martos por esas declaraclones, hubiéranse puesto de acuerdo los señores de laizquierda para afirmar los mismos principios y solicitaridénticas reformas, y ante un partido sériamente orga-nizado, con jefe conocido y acatado por todos, con re-formas constitucionales defnitivaineute formuladas yaspiraciones políticas bien relacionadas con las de otrospartidos que liabian cíe turnar con ellos en el poder,cuando no precederles para permitirles más sólidoacuerdo en la oposicion, y el Sr . Segaste, cuya prover-bial indolencia y cuyo sistema de enturbiar las corrien-tes de la opinion están ya muy gastados, hubicia tenidoenfrente enemigos más formidables .

Todos los partidos, excepto el fusionista, convi meuen quo el actual gabinete no tiene más razon ele sor quela falta de ese gran partido liberal tan anunciado comoremoto . Pasó el debate en el Congreso sin que pudiéra-mos ver con claridad las aspiraciones concretas do losizquierdistas, hasta que, en lugar niénos á propósito, ysin las múluas observaciones que nacen de la polémica,se dijo en público quién seria en adelante el jefe acatadopor la izquierda, y éste expuso con enérgica elocuencialos principios fundamentales ele su actual credo político :sufragiouniversal, soberanía nacional, libre emision delpensamiento, etc ., ó lo que es lo mismo, los artículosfundamentales de la Constitucion de 186é con ciertasrestricciones que la aproximen al punto á dolido prome-tió y pudo llevar el Sr . Sagasta la del 76 . ¿Serán estasconclusiones una estacion provisional desde donde los

poe fos rt—i . j o oo .-Sport . (Ideas sobre la

-En pelo (novela) .yeda) .

Evrs00S EXTRANJERAS;

P . . ftnoon nc l .vóus,-$exista política ex-terior.

P . . los f . f .srxeu,-La crítica y el teatro .

Madrid 1 .° Agosto 1883.

<1~

BIBLii~TE {

Academia de ciencias de París .Revue dos Dcux Mondes . -llevue Scieritiíique .

jefes do la izquierda vuelvan á enviar sus heraldos aljefe del fusionismo? ¿Será una situacion definitiva ádonde el jof, del fusionismo haya de enviar la noticiade su aceptacion de reformas?

Tres meses do suspension de hostilidades ¡puedenapaciguar tantos enconos!

f~lguien afirma que la actitud de la izquierda no esdefinitiva y que esos principios unánimemente fijadosen su plan cíe campaña son el lazo que ha de unirla bajoun mismo jefe, el puentevolante por donde Martos entraen la monarquía y el lastre arrojadizo en futuras con-tiendas con los fusionistas . Sean las que fueren sus in-tencionas, es lo cierto quo de haberse presentado en eldebate con este nuevo aspecto de organizacion y disci-plina, hubiera sido muy diferente, si no el resultado po-sitivo, que ya estaba provisto, por lo niénos la solem-nidad de la retirada .

Mías si la izquierda. n o cede en su programa y el par-tido fusionista se ve reemplazado auto la opinion públi-ca por el que recoge la bandera con que él conquistó elgobierno, ¿cuál será la futura actitud de sus heterogé-neos componentes? Son tan fútiles los motivos de la aetual política, y tan pasajeros los acontecimientos enella motivados, que apenas queda huella de estos quin-ce dios despues de su ocurrencia, y más que á relatarlo pasado, se siente el espíritu dispuesto á pensar en loporvenir . Cuentan los historiadores que la alucina-cion del vaticinio fu_', siempre sintomática en épocas detransicion. Cumplimos, pues, una ley de la vida .

Si los fusionistas al consentir que la izquierda lesarrebato su programa con más probabilidades de reali-zarlo se repliegan en terreno de los e nservadores, ¿po-drán disputar á éstos la parto activa en el gobierno?¿Cabe dudar un punto á quién corresponde la aplicacionestricta de la Constitucion de 1876? Si Sagasta fundasu derecho en que contribuyó á formarla con susvotos en contra, ¿,podrá equiparar este problemáticoapoyo con la directa y positiva gestion del partido quecontra todo el empuje de los elementos sagastinos hizotriunfar dicho Código en el Parlamento?

El disgusto que para el Sr . Sagasta seria ver á los

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REVISTA IBÉRICA .

centralistas ingresar de nuevo en el partido do que pro-ceden, aunque esto coincidiese con la asimilacion de losconstitucionales á sus antiguos amigos de la izquierda,lejos de estar compensado por ventaja alguna personal,envuelve la perspectiva do ver disputada una jefaturaque hoy nadie le niega entre sus partidarios, y por lovisto no llega hasta ese extremo la abnegacion patrió-tica del presidente. Tanto valdria eso para él como vol-ver á las luchas que en defensa de la jefatura sostuvo áraíz do la revolucion .

Necesita, pues, la izquierda, un gran período do es-pectacion activa y firmeza de opiniones, si ha de vencerlos obstáculos que á, su advenimiento oponen las ambi-ciones del partido que hoy gobierna .

Cerradas las Córtes despues de votar con pasmosarapidez los presupuestos, empieza en los ánimos un pe-ríodo de calina chicha muy á propósito para inspeccio-nar el estado de la Administracion pública .

Mil veces duran lo la pasada legislatura, cuando elpresidente del Consejo de Ministros se veia acosado deimpugnaciones políticas y continuas quejas de la opi-nion, devolvia cargos contra cargos, acusando á su vezá los partidos de prestar excesiva importancia á cues-tiones fundamentales, que en su concepto eran de pocamonta, mientras prescindían dolos interesantes proble-mas administrativos que afectaban m<ís profundamenteal progreso y bienestar del país .

Cualquiera al escuchar 6 leer estas frases, sin estarducho en esta clase de evasivas, hubiera visto en los ga •birretes formados por Sagasta una especie de sacra le-gion, destinada á salvar los últimos restos de nuestraantigua energía y aplicarlos á la r~goneracion de nues-tra sociedad, mediante la moralizacion de costumbresadministrativas, y al mejoramiento de las industrias yel aprovechamiento dei suelo, gracias á los recursos conque en todo país civilizado cuenta un gobierno paternal .

Pero si se piensa en la historia de las actuales Córtcsy se compara el tiempo concedido á cabildeos, discusio-nes ociosas, crisis inoportunas é ineficaces y escarceospolíticos con el que han merecido los presupuestosque han de regir en el ya comenzado ejercicio económi-co, y se f a un poco en las noticias que del estado dela Administracion pública circulan diariamente, segomprenderá cuán gastado está el recurso de hablar deAdministracion cuando se discuten problemas políticosá reserva de no hacer nada cuando el movimiento polí-tico se suspende .

*

Mientras la prensa comenta los escándalos adminis-trativos de la Diputacion provincial do Cádiz, y se ave-rigua que en un pueblo d , la misma provincia (Arcos),se han evaporado 80.000 duros en valores y 20.000 fane-gas de trigo, y que en la Administracion económicade Badajoz se ha descubierto un desfalco de 25 .000 pese-tas, un concejal del Ayuntamiento de Madrid hiere bru-talmente á un periodista, un peloton de soldados almando de un oficial, comete actos vandálicos á dos pasosde la córte, y la benignidad jurídica que resulta deaplicar el Código penal á los delitos de imprenta, con -

dena á otro periodista, por un suelto (que pudiera re-ducirse rl un pecado), á cumplir condena, que dada laancianidad del pecador, equivale á cadena perpetua .

Nada, más odioso para una sociedad culta que elatropello cometido por aquellos que directa ó indirecta-mente tienen á su cargo la conservacion del orden y laaplicacion de las leyes . La efervescencia que en la opí-nion pública produjo el delito perpetrado por el señorPárraga, sólo se ha calmado desde que el juez, señorAyllon, empezó á dar muestras de energía y de incuos •tionable rectitud en el asunto . Los temores de impuni-dad han desaparecido, y segun todas las probabilidades,el nombre de Párraga no irá unido al de Monasterio enla entretenida historia del mando fusionista .

*

Promulgada ya la ley que suprime el l0 por 100 derecargo en el precio de billetes de ferro-carril que veníandisfrutando las compañías, se inicia entre los periódi-cos que más activa parte tomaron en pró del proyectodel Sr . Gamazo, una nueva cruzada pidiendo más re-formas. Nada nimios que doce propone El Im1~a- cicalsobro la ya conseguida, referentes á revision, reducciony unificacion. d e tarifas, responsabilidad en la entregade mercancías, mejorami ,ei .rto del material, orgauizaciondel personal, inspecciones, etc . Por nuestra parto, veria-mos con gusto algunas otras modificaciones, como la ad-mision, en Correos, de pequeños paquetes postales queno excediesen de cierto peso prudencial, y justo es con-signarlo, la renuncia por parte del Gobierno del 15 por100, que con más perjuicio del país que provecho del Te-soro, actualmente disfruta .

*

No falta en ocasiones razon á los enemigos del pro-greso cuando se encogen de hombros ante ciertas decla-maciones optimistas . ¡Cuántas veces hemos tildado debárbaros á los antiguos y de crueles sus costumbres,porque careciau de ciertas instituciones filantrópicasque hoy pululan en todas partos' Y sin embargo, unpoco de reflexion, bastaria para que no nos enorgulle-ciésemos tanto .

Los periódicos de estos últimos días han publicadodatos estadísticos irrecusables, sacados del Ar hivo dela Inclusa de Madrid . De 85.580 niños depositados en eltorno, han, fallecido 54.8t ; ; más del 80 por 100. Estosnúmeros causan horror,

Comparadas las víctimas consentidas por la filantro-pía municipal con las que pudieran hacer las madres des-naturalizadas que abandonasen á sus hijos en medio delas calles ó en los escombros de un derribo, no hay dudaque éstas serian en menor número .

Añádase rl lo dicho el tanto por ciento de los queviven enfermizos para refugiarse en un asilo 6 asala-riarse con algun mendigo, el de los que por vicios deeducacion surten las cárceles y los presidios y compáre-se la cifra primera con la de los seres humnildemente felices que restan de tan cruenta seleccion, y se compren-derá cuán falta de mejoras se encuentra una ius-titucion que por ahora no tiene de benéfica más quela inteucion de sus fundadores .

(1) Del libro inedito Tres semanas en París.

SILUETAS CONTEMPORÁNEAS

ALFONSO DAUDET (1) .

-Cocher: A l•henrer 3, Avenue (le 1,Observatoi-re . lijen vite, s`il vous ploilr . .Llovia menudo ; estaba lejos; babia detenido

mi viaje sólo por el placer de saludar al ilustrenovelista y conferenciar con él acerca de unadulto tan interesante para sus intereses,como para el buen nombre de nuestro país, ymi introductor, el distinguido literato AlbertoAllenet, debía estar renegando de la falta depuntualidad de los españoles .

Al llegar, la concierge me habló de mi amigoy supuso estaría esperándome en el piso ter-cero, con entresuelo, donde vive Daudet . Alsubir la escalera me acordé de nuestro Galdós ;tambien él vive en un piso alto, ávido de luz,de aire y de horizontes . ¿Y qué más lógicopara un escritor naturalista que vivir en laavenida del Observatorio?

Eran las nueve y media ; el autor de las Car-tas del Molino se levanta temprano y trabajacon su secretario toda la mañana . Una mu-chacha muy amable abrió la puerta del salon,sin que tuviera tiempo de ver las aguas fuer-tes y los objetos de arte ordenadamente colo-cados en el recibimiento . Este, corno todo elresto de la casa, es pequeño como un cuadrode género, amueblado con elegante coquete-ría y un arte correcto y nada ostentoso . Unapuertecilla se abre y aparece Daudet . No tieneya la copiosa melena con que se complacen enreproducir su imágen los pintores y dibujan-tes . Su barba á la nazarena tambien está máscorta que en los retratos ; pero sea la costum-bre, sea que su rostro lleno, simpático y be-llamente dibujado, necesite esa aureola delartista como complemento á la más perfectaarmonía del conjunto, es lo cierto que no seconcebiria de otro modo el basto de barro co-cido que al entrar en el gabinete de trabajo,nos contempla con la miope mirada de la es-cultura, desde lo alto de un estante, dondeestán ordenadamente colocados algunos cen-tenares de libros .Daudet mira á través de su monóculo, que

sostiene sin gesticulacion y da al rostro cier-ta seriedad británica . Lleva una americana yuna corbata ancha, anudada al descuido . Nadarecuerda en él el delgadilio Pelil-Clrose; estágrueso sin obesidad, y recibiéndome cortés ysencillamente á la española , empezamos áfumar. Mi compañero no habia subido ; perobien pronto me convenzo que no necesitabaembajador .

REVISTA IBERICA .

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Hablamos de sus libros . Las ilustraciones dePellicer para su Nabab le han encantado . Ma-nifiesta vivos deseos de conocerlo y anota enun librito que tiene sobre su pupitre todos losdatos que le proporciono .

Laméntase de miserias editoriales . Sus nove-las han producido siempre grandes trastornosen los ánimos pacatos, hondos extremecimien-tos en la muchedumbre, levantando á compásoleadas (le despecho y vientos de cólera ó deadmiracion, tempestuosos siempre .

Diariamente recibe cartas de todas partes,unas llenas de amenazas, otras impregnadasde cariño . Uno pide una satisfaccion ; otro de-sea su autógrafo .

Daudet permanece tranquilo ante este olea-je, como el vapor que surca un lago borras-coso seguro de no naufragar . Continúa susplanes, colecciona sus documentos y preparauna de las más curiosas tareas que registrarásu historia literaria .

Me refiero al origen de sus obras, expues-to con gran detalle y escrupulosa exacti-tud en el prólogo de alguno de sus libros yen las Memorias (le un literato, que publica devez en cuando, historia que, por lo demás,hace ó puede hacer de cuantas relaciones déá la estampa . Sus personajes son amigos ó co-nocidos, y esto de conocidos entiéndase en lamás amplia latitud de la palabra ; pues Daudetque entre sus cualidades más salientes cuentacon un espíritu de observacion extraordina-ria, amen de una imaginacion meridional-queal destellar en la conversacion, enardece y ar-rebata, y al brillar en el relato escrito, con-mueve y emociona-refiere, copia y reproducecuanto ve digno de ello . Hablan sus persona-jes con el mismo acento que les caracteriza,sienten con arreglo á, sus propios temperamen-tos y modalidades, se mueven en idénticomedio al en que viven, y en fin, el artista sóloha Hecho una trama que reune en el tradi-cional y reducido tomo escenario y actores,inspirado en esta frase de Joubert, que reasu-me á mi juicio las esperanzas y propósitos dela escuela moderna : «Vais á la verdad por lapoesía ; yo llego á la poesía por la verdad,»

Y que son bellos, que están bien escogidos-y que son reales y poéticos los argumentos,díganlo los lectores de Daudet, cada día másnumerosos y constantes, espigados entre losque miran muy de cerca la vida, sufren y go-zan, lloran y rien .

Esos héroes oscuros riel dolor que pasan des-apercibidos para el comun de las gentes ; losfenómenos psicológicos de ciertos organismosdébiles, sólo perceptibles en virtud de gran-des aumentos, como los infusorios de formascaprichosas que se agitan en una gota deagua, son sus modelos predilectos . ¡Con qué

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REVISTA IBÉRICA .

delicadeza los describe! z,Recordais al viejo Jo-liet del Nahab, aquel hombrecillo impresiona-ble cuyo cerebro era un kaleidoscopio de ilu-siones? ¿Y la cojita Delobelle de l±ronroni Jeune,hermana gemela de la Mariposa, de nuestroLeopoldo Cano? ¿Y la desgraciada, esposa deNunm Boumestan? . . .

En todas sus novelas existen esos simpáti-cos séres con quienes la fortuna es cruel .

Al propio tiempo, sus narraciones parisien-ses ponen de manifiesto el virus mortífero quecorroe la familia, que envenena la dicha hu-mana y mata, en fin, al débil y al inocenteciega y fatalmente, como el miasma, produc-to de una fermentacion .

Daudet ha sufrido, sin duda alguna, paraexpresar tan bien las variantes del sufrimien-to. Las angustias de que ha sido testigo lassabe sentir como propias, y hay machos im-perceptibles y secretos latidos que adivina porartística intuicion .

Esto se deducia sin esfuerzo de nuestro diá-logo . Los médicos que abundan en sus nove-las son doctores de la Facultad de París . Elgabinete de consulta de Bougereau, de Losreyes en el destierro, lo copió del natural, conun hijo suyo enfermo en los brazos, durantelas horas de espera .

Hay alguno que se ha incomodado al verreferidas sus bondadosas cualidades (por ejem-plo, el cirujano de aldea protector de Jacl)y las molestias y las murmuraciones suscita-das por los retratos presentados en muchasnovelas, son lógica consecuencia del fin quese propuso el autor : reflejar ciertas imá ,rrenesy ciertas escenas . A estas personas heridaspor el reflejo de la verdad, podría decírselescon Quevedo:

Arrojar la cara importa,que el espejo no hay por qué .

Con las indignidades y las infamias es san-griento, severo contra las inmoralidades, jus-to con los buenos y compasivo con los desgra-ciados .

Su musa es amiga de los pequerlos, de losinermes, de los que caen víctima del ajenopecado . Así, que le veis besar, con lágrimasen los ojos, la frente del infeliz Jack é indig-narse ante el cadáver del infortunado Risler .Sus caricaturas llevan consigo el filosóficoepigrama de Gavarni-; sus retratos resaltancomo los lienzos de Bonnart y huelen á carnecomo los de Madrazo ; sus paisajes tienen am-biente y perspectiva á lo Corot ó impresio-nan como los de Urgell . Cuando canta pareceque se oye á Beranger unas veces, á Becquerotras .

Por todas estas cualidades y por su escru-puloso cuidado en cincelar los menores relie-

ves de sus figuras y en trasportar sus copiasal libro, algunos han dicho que carece de ima-ginacion . Niego la consecuencia é ignoro lacausa si no es la citada. ¿Acaso lo que se per-mite y hasta exige al pintor, lo que se con-siente al hombre de ciencia se ha de negai alliterato?

Consultad bocetos en los estudios, hojeadapuntes en los gabinetes y vereis en las pri-meras tentativas do toda obra. (que áun cuan-do sea científica es siempre de confeccion ar-tística) las huellas del análisis frio de unhecho y la copia servil de un rasgo . Dad esosperfiles, esas notas, á otro que carezca delfuego necesario para que brote una idea fun-damental de la contemplacion y estudio deesas antes dispersas impresiones, y el escritoinmortal del sabio, la inspirada relacion delnovelista, el grandioso cuadro del pintor ó laescultura viva. y casi palpitante, hija del ge-nio, no surgirán jamás para admiracion Gelmundo

La imaginacion es luz que brilla y centelleaen el alma del verdadero artista . No puedejamás negarse su existencia mientras difundaclaridad y llaga vibrar corazon y entendi-miento, de igual suerte que se reconoce siem-pre la presencia del sol en las diáfanas y lumi-nosas ancoras, en los pálidos dias de inviernoy en los encendidos crepúsculos de la tardeHasta en las claras noches de luna pensamosen su infi ; ;encia ; no de otro modo se reflejanen ciertas producciones los lejanos rayos deuna fantasía invisible para espíritus no culti-vados .

No se profesa el arte careciendo de imagina-cien ; es más, sin imaginacion es imposible queuna obra viva entre las gentes, y Daudet nosólo es artista, sino que sus libros se han leidotanto, que al pasar de mano en mano, el vulgolos ha desencuadernado, enviando cada hojaá uno de los que creia ver vivir en ellos, casisiempre con acertado tino .Pensaba todo esto mientras n1e referia su

futura novela, mejor diré . mientras me la re-presentaba . ¡Qué verdad en los cuadros, quéfinura en los trazos, qué acabado estudio delas organizaciones! Siento horrenda tentacionde revelar al público lo que oí, corno niño im-paciente que vuelve de una comedia de magiay desvelado é inquieto quiere referir en dosminutos lo que vió en toda la noche ; pero heprometido el secreto y quiero cumplir mioferta, de que me veré relevado muy pronto yantes de que Leda (¡ya cometí una, indiscre-cien!) vea la luz pública .Además, el novelista quería consultarme

acerca de la salud de algunos de sus persona-jes, y . . . razon de más para ser . discreto y noañadir ni una palabra sobre el asunto .

Fumaba en una pipa pequeña, y en sus pul-cros cuadernos do notas, voia correctas filasde loras uluy menuditas .-vIscribe Vd . todo lo que ve de notable?-Sí señor. casi siempre, al terminar el día

ó al volver áá casa, 6 en el mismo lugar de laescena. Voy á ]cede, ,i gusta, la (losecipcionde una visita matutina á la Clínica de mi ami-go Charcot .Me relamí de gusto . Era miel sobre hojue-

las . ¡Y qué hojuelas ¡Y qué miel!Sacó de un cajon un cuadernito, con idénti-

co ademan al que emplcaria un banquero quecogiera su diario, y después de hojear un ins-tante, comenzó la lectura .Lee rally bien, pero nerviosamente, como

habla, adoptando en cierto modo la persona-lidad de los interloc atores á que alude, sincambiar de voz, pero presentando con flexibi-lidad y gracia meridionales, ciertas puntua-ciones que bastan á caracterizarlos . Por esodecia que { ;ralaica ú Leda (eso ya se me habiaescapado;, la he visto ensayar con Codo, comodicen en el teatro .Pinta una mañana de consulta en la TE>

(rlerc . Charcot está descrito con tres pinedadas maestra ,, con su cara afeitada, su perfil álo Don a parte, su rara sonrisa v sus frases yaristocr,r1i('OS modales de profesor .

l a,y un doctor aloman que indaga, inquiere,reconoce y haría trizas . s i le dejaran, el pudorole las enfermas, con la misma . frialdad con (1110destroza el francés . Se le ve manejando el of-talmoscopio, dando los clásicos golpecitos depercusion, mascullando tecnicismos y escu-piendo dl >gnósticos . Los internos, de modalesbruscos y (lo barbas corridas como sus perso-nas, larvas de la bohemia y crisálidas de sa-bios, Sin despojarse nunca de sus gorritos deterciopelo echados Inicia atrás y con sus de-lantales blancos á medio poner quo tienen unenorme bolsillo, el cual, á más de uno, delgadoy que anda con los brazos péndulos, le da unparecido al kanguro, á quien la naturaleza,como es sabido, convierte en faltriquera elvientre .'Las caras de las enfermas son estrofas á lo

Pollinat, cuajadas de realismos . ¡Cómo laspinta! En un rincon, la moza de bl asserie quelente vértigos sin saber decir cuál será másculpable, si el alcohol ó el amor ; allá el obreroque trae su hija epiléptica que mira con das-contianza á. la gente con sus ojos tristones ;aquí la histérica que inventa, charla, miente,murmura, esquiva nn poco la pregunta y suel-ta después la respuesta con un diluvio de con-fesiones, dirigiendo á todas partes sus ojosbrillantes y expresivos, prontos al llanto ypropensos r la burla .

Charcot dispone planes, hace pronósticos,

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propina medicamentos y prevé trastornos .--¡Cuidado que á esa le va á dar el acceso!

exclama á tiempo para que una infeliz no caigay se l-istirne .

--Es inlítil, no contestará, exclama aludien-do á otra . . . y revuelve aquel monton informe denervosisrnos para estudiar hechos nuevos, yde la masa de histéricas saca notas armónicasy extrañas, como la ruano artista arranca delarpa tupida y sonora acordes maravillosos .

Despúes describe el almuerzo con los inter-nos . Una comida que recuerda otros tiemposde oscuridad y estrechez relativa ; menú dehospital y vi oil lo ligero . Lino de los alumnosameniza tos postres con imitaciones de instru-mentos de marga . El cornetiu repiquetea elaire y alterna en el improvisado concierto Unasmático bornhardino, que lleva el acompafia-nuento haciendo el lnisrno efecto ole dos beo-dos que caminasen unidos del brazo .

Como segunda parte los grandes experimen-tos : la catalepsia repentina, producida por ungolpe de campana chinesca, un foco di' luzeléctrica ó la simple mirada . Las variacionesde la expresion del rostro con arreglo á lasdiversas emociones : inedia cara sonríe, entanto que laa otra se indigna : el odio y el amorasornándose á, la vez á ese espejo del alma quellaman rostro; el cuerpo que adoptaa posturasextravagantes; el cerebro perturbado (dite con-vierte en esclava la voluntad y sufre todas lassue'estiones imaginables, todas las aluvinaclo-nes más faut,ísticarnont,e reales y consientetodas las iudignidailes sensoriales posibles ; enuna palabra, un mundo nuca) que asombró áDaudet y que está asombrando al mundo cien-tífico,

Al hnahzl :r las sesiones, la salida de la en-ferma que ha, vuelto de su al .agne, mirandoestúpida y desconfiadamente á los circunstan-tes, ó la que, tendida en una camilla, pareceque lino de sus miembros coutraido y descu-bierto, es un giron ole carne de aquel cuerpoinsensible, inerte y dócil .

Cuando terminó la lectura le pregunté :¿,Piensa Vd. publicar esto?

-1)e ningnn modo ; está escrito al correr dela pluma y para irle .

Al decir para mi, me pareció que detrás deesa frase percibia la elegante figura de sn es-posa (lue, segun es fatua, á veces es casi sucolah oradora ; su iluso siempre .

-Pues yo no vos á la S'a(peli'iere después dehaber nido esa relacion .-¿Pi qué?-Hn primer lugar, porque Charcot; actual-

mente ha su>pendido sus experimentos, segunme ha dicho, y además, porque me basta conlo que las oido y visto con Vd .

.11 decir esto, me levanté . El sol haba esta-

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REVISTA IBÉRICA .

do jugando con nosotros, y ya entraba á chor-ros por la ventana entreabierta, envuelto enbocanadas del aire refrescado por la lluvia .Las nubes se amontonaban á lo lejos y se veíala cúpula del Observatorio, húmeda aún, bri-llar como una cara que sonríe despues del llan-to reciente .

Al pasar por la, sala corno dos antiguos ami-gos, me enseñó los retratos de sus niños, ves-tidos de mistara . Uno de ellos disfrazado deespañol, tal como suena . Son muy hermosos yenvejecen al padre, pues están en edad, sobretodo el mayor, de leer las obras del autor : ., desus chas .

Nos separamos confiando en volvernos á verpara decirnos muchas cosas que quedabandentro . ¡Ojalá pueda ser pronto! Estreché conefusion la mano que habla escritoy escrib r~tcosas tan bellas como la novela próxima, ybajé la escalera rápidamente, á fin de no caeren la tentacion de importunarle con muchaspreguntas que se me ocurria .n .

l'arnbien dejaré sin concluir esta silueta, nosea que vaya á contar lo que hace esa Leda óG'alalec futura, antes del tiempo convenido .

Y á propósito de tiempo : cuando abrí la por-tezuela del coche miré la hora. Y, como dicenlos secretarios al terminar un acta : Eran . . . lasdoce y media .

El Doctor Fausto,

LEY DE POi ICIA DE IMPRENTA.

Aunque es difícil evitar, al hacer el examende una ley esencialmente política, toda consi-deracion que pueda aparecer inspirada en in-terés (le partido, procuraré abstraerme de cir-cunstanciales pensamientos al juzgar la pro-mulgada, tras laboriosa concepcion ,y despuesde experimentar no cortas peripecias, el dia30 de Julio .El dictámen de las comisiones y el ahinco

y soberano empeño que algunos ponen parapresentarla como obra acabada y perfecta, in-citan el animo á patentizar el grave error yequivocacion en que incurren quienes, sin de-tenido examen, tales cosas afirman ; mas cornono es mi propósito discutir, ni ménos censu-rar, melimitaró á exponer aquellas reflexionesque el estudio de la ley me ha sugerido .

Lo primero, que á simple vista se advierteen ella, es cierta deshilvanada construccion,signo ó consecuencia de la multitud de crite-rios, que se han agolpado alrededor de un pen-samiento vaga y desordenadamente concebido .Intentada la ley primeramente en el pro-

yecto del Sr . Gonzalez, sobrevinieron las ra-dicales alteraciones que hizo el actual minis-

tro de la Gobernacion, el cual no alcanzótampoco la dicha, aunque ftié mejor que no laa,lcernzara, de poder sacar con su pristinaforma y contenido primero el asendereado em-brion, que, durante dos años, se ha esperadocontemplar organizado y vivo documento .

Así se explica que el prurito democráticoque en él se advierte, haya encarnado tan malen una materia, informe con apariencias deconservadora, lo cual áá su vez es razon sud-cieute de la desordenada confusion de princi-pios jurídicos y la mezcla mal verificada depreceptos contradictorios, ó cuando ménosmal avenidos entre sí .

A juzgar por el dictémen de la comision delCongreso y por el espíritu, que entre brumas ycelajes suele atisbarse, mirando detenidamentela ley, fué el propósito de su iniciador formu-lar una puramente adjetiva, que regulase nomás que las condiciones externas (le la prensa,aboliendo por consiguiente toda ley especialy sin mezclarse en nada, que a .l procedimientoJurídico ó éi, la esencia del derecho se redijese .Que no ha conseguido esto ya lo demostraré ;pero además, áuu considerando plausible elintento en sí mismo, no dejaría por eso (le sermal ocasiona,lo, gérmen de conflictos y equi-vocación jurídica larnent .,ible

Procedia primero haber promulgado el Có-digo penal, en cuyas disposiciones, ni siquieraacordadas, se basaa la lev de policía de 30 deJulio del presente año . Esta considoracion esde sentido comun, no ocurriéndosele á nadielevantar un edificio antes de construir el ci-miento, en que ha (le sustentarse ; pero ademásmuestran los autores de la ley tal desconoci-miento de las coordinacion y subordinacion,que entre si deben conservar las leyes positi-vas, segun su naturaleza, que no es (le extra-ñar el sencillísimo arte y facilidad con quedespues se equivocan hastaa en la correlacionque los preceptos de un organismo legal debenmantener. Primero que la policía, es el proce-dimiento jurídico, y antes que éste la deter-minacion de los derechos, de los deberes y delas penas por laa policía vigilados y condicio-nados y por el procedimiento regulados prác-ticamente y aplicados en sus últimas determi-naciones positivas .

Todo esto y mucho rnás han olvidado ó des-conocido, quienes concibieron el pensamientogenerador de la ley y quienes lo han llevadoa cumplido remate, y como consecuencia detal olvido ó ignorancia, resultará, indefectible-mente que serán inaplicables gran porcion desus preceptos, cuando éstos no sean, como hedicho, copioso manantial de ar uitrariedades yconflictos .

Pero dejando aparte afirmaciones, que porno ir comprobadas pudieran creerse apasiuna-

r

das, examinaré punto por punto, aunque nocon el espacio y reposo precisos, los que yoimagino graves defectos, así como tambienlo que estimo digno de aplauso, siquiera pordesgracia sea esto último tan corto y men-guado como es .

El art . 1 .° es una copia del correspondientede la ley de 1879, levemente alterado, aunquesea suficiente para que no quede muy bien pa-rado el sentido . Sin considerar ahora hasta quépunto pacientes y sosegados rebuscadores detildes, pudieran encontrar deficiencias, ni en-tretenerme en señalar las redundancias de losartículos 2 .° y 3 .°, los pasaré por alto ya que,mejor ó peor, se limitan á definir se-un uso ycosto mbre lo que es impreso y á clasificar susmanifestaciones .

La alteracion hecha en el 1,15 de la, ley de im-prenta derogada en su correlativo el 4 ." de lavigente, es cuando ménos innecesaria, puesmientras ésta considera publicado el impresoal haberse extraido seis ejemplares del esta-blecimiento en que se haga la tirada, aquel notiene por realizada, la publicacion hasta haber-se comenzado á repartir, puesto en venta ó enel correo . La ley conservadora en este puntose avería mejor con la realidad y precaviaciertos abusos fáciles (le cometer y que se lealcanzarán á cualquiera que entienda algo depublicaciones .Aunque puramente técnico, no dejara de

suscitar dudas el párrafo, en que sin determi-nar lo que son parajes públicos, se considerapublicado el cartel cuando se ha fijado enellos, así corno el no definir cuál de estos se ca-lifica ele político, para la distincion del pár-rafo segundo del art . '7 .° Ya que el legisladorpretendia formular una ley de tanto alcance,debiera por un lado apartarse en las definicio-nes de la que a.bolia, y por otro fijar los con-tornos de las que por su cuenta daba .Pudiera achacarse rl olvido la omision que

hace del alcalde, cuando en el art . 8 .° declarael legislador que habrá de ponerse en conoci-miento de la autoridad gubernativa la funda-cion ele un periódico, mas como en el 11 sedispone que en el pueblo donde no hubieseautoridad gubernativa, se presenten los ejem-plares en la Alcaldía, es claro que premedita-damente se quiere que sea el gobernador de laprovincia y no el alcalde del pueblo, quienconceda el permito para fundar el periódico,con lo cual se restringe dicha facultad másque en la ley del 79, poniéndole mayores obs-táculos .

Las anteriores deficiencias, con no ser des-preciables, todavía pueden repararse, median-te interpretaciones del Tribunal Supremo ó delConsejo de Estado, mas no vemos tan fácil la

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reparacion de las vaguedades é inconsistentesdeclaraciones del artículo 9 .°

En todo él se advierte aquel vicio radi-ca!, al comenzar señalado, consecuencia ne-cesaria de haberse inmiscuido una mera le-

ngisiacion de policía en lo más sagrado del de-recho civil y penal . Decir que el fundador seconsidera propietario mientras no trasmita áotro la propiedad, si no friese una perogrulla-da, seria una muestra de la demasiada ligerezay poca circunspeccion con que se han miradoderechos sacratísimos y leyes superiores á laque estoy examinando, por su naturaleza, porsu histórico prestigio y por los graves incon-venientes que su alteracion puede acarrear .Esto aparte de lo mal ocasionado que seria elprecedente de legislar con cualquier pretextoy áá la, zapa acerca de trascendentales institu-ciones jurídicas . .

«Cuando una sociedad legalmente consti-tuida, dice el último párrafo del citado ar-tículo, funde un periódico ó adquieraa si¡ pro-

»piedad, tendrá la representacion legal paratodos los efectos, el gerente que aquella de-signe, quien gozar .i los mismos derechos y

»estará sujeto á iguales responsabilidades ci-viles y criminales que si fuese propietario

»único del periódico .»He trascrito de intento el texto, porque es

de tal linaje la extralimita.cion legislativa enél cometida, que mostrarla es su mayor cen-sura . Seria mejor que esto el, laconismo de laderogada ley conservadora ; siquiera con él seevitarian estas declaraciones dogmáticas . nomuy peligrosas, porque ningun Tribunal lasha de aplicar, pero cuando ménos inútiles . Silas palabras copiadas no se encaminan á des-virtuar lo preceptuado por los Códigos civil yde comercio acerca de las sociedades, no vaná ninguna parte, y por lo que atañe áa respon-sabilidades criminales, no es quién una ley depolicía, para determinarlas, mayormente cuan-do se basa en la imaginacion de vaticinadospreceptos, que sus autores han supuesto, quese promulgaran .

Consecuencia de tan lamentable confusiones la tenebrosa y laberíntica declaracion delpárrafo anterior al copiado, en que no se sabeen definitiva quién es el representante, á pesarde consígnarse taxativa y concretamente quees el director, puesto que viene luego un sinperjuicio, cuya oraeion subsiguiente es, de una,parte la confesion de la especialidad del delit ode imprenta . y por otra la determinacion (leresponsabilidades, que no acertamos á averi-guar si son solidarias conn el director, ó mera-mente individuales .

Pasando por alto, por no hacerme pesado,la indeterminacion del art . 10 y los 11 y 12,se encuentra el art . 13, que dice :

90

Cesará en su publicacion el periódico cuan-»do por sentencia ejecutoria se prive al que lo»representa, del uso de sus derechos civiles y»político,,, y hayan trascorudo cuatro días»desde la notifácacion de la sentencia sin quoun nuevo representante haya llenado los re-quisitos que establece el art . p .° en lo que se

>:refiere aa laa persona del fundador .»ltequiriria el analisis de este artículo tan

largas disquisiciones y tan prolijas compara-ciones, que me he de limitar á emitir un sen-cillisinro juicio .

A primera vista resulta que contradice elpensamiento en que se inspira la llamada re-forma, pues castiga en el periódico, no ya lasculpas cometidas mediante él, pero ademáschantas pueda cometer el director, que es, se-gun el art . 91% el representante . Pi esto nosignifica, debiera corrsrgnarse idéntica penaen el caso de muerte y desapariciou del quepersonifica legalmente á la publicacion .

Pero no es esto lo peor, sino que hace de-pender los intereses del propietario ó de la so-ciedad_ mercantil dueña del periódico, de lasfaltas ó mala fé del director . Aunque absurdo,dado el criterio ele la ley, todavía seria expli-cable trastorno de intereses semejante, siendouno mismo director y propietario ; pero el ar-tículo no hace distincion alguna

Encaja perfectamente, siquiera sea no pocoexagerada, la obligacion en que pone al perió-dico la ley de 1d79, de insertar comunicadosde toda persona ofendida, lo cual es una conse-cuencia lógica de los principios en que aque-lla ley se origina ; pero se aviene muy mal conel criterio de la vigente, porque como un go-bierno fi varios particulares se propongan ma-tar nna-publ eacion, pueden hacerlo, con unapoca habilidad, interpretando á la letra los ar-tículos 11 y 12 de la ley conservadora, copia-dos sin remilgos ni atenuaciones en la vigente .

Pero afín has algo más grave, y es el artícu-lo 1€0, en el cual trastorna, cambia y adulterael legislador lo preceptuado en la ley de En-jurcramrento criminal y desvirtúa indirecta-mente el concepto del delito por la razon na-tural y por el Código penal vigente determi-nado .

Legislaba lógicamente la ley de 1879 al fijarlos procedimientos, porque era una ley sus-tantiva y especial, por cuya razon bahía deconsi > narre su particular manera do en ni-cia.r, pero no se me alcanza en qué principia- ;sse apoyaran los autores cíe la vigente ¡),Ira in-dicar de antemano la forma en que los intere-sados han de hacer valer sus derechos, si lostienen, y hasta si han de atenerse á lo dis-puesto por la ley ele Enjuiciamiento civil, enlo cual, dicho sea de paso, tampoco andan muyatinados .

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No paran aquí, sin embargo, las invasionesde la flamante ley, sino que añade con tollodogmático que el juicio versará exclusivamen-te sobre la obligacion de insertar el comunaicado, precepto que nadie puede hacer rí prior i

y menos quien pretende formular una Fenci-llísima y humilde ley de policía ; pero ademáses imposible su cumplimiento, porque como laobligacion de insertar el comunicado surge dela ofensa anteriormente inferida, el juicio,mal que pese al legislador, versará sobre larealidad (le la ofensa ó falsa imputacion, vi-niendo á ser la declaracon judicial de hallarseobligado el periódico á la insercion, no el fun-damento de la sentencia, sino la sentenciamisma, ó lo que es igual, su consecuencialógica .

Otra contradiccion que muestra adem •<'rs noser tan puro y arrebatado como ellos dicen elespíritu liberal que los animaba, es la que re-sulta de imponer multa de 200 pesetas al di-rector del periódico cuando el comunicado quese negó á insertar procede (le autoridad . La ne-gativaldel periódico ha de suponerse on. gula-daca un derecho que se considera lastima-do y así lo considera la ley remitiendo á losinteresados al procedimiento civil ; no hay,por consiguiente, desacato ni falta ó delito (leninguna. especie, ¿,en qué funda, pues, el le-gislador esa distincion entre los particularesy la autoridad, para imponer multa en unoscasos y no en otros? Es un criterio arbitrario,ó mejor dicho, socialista., pues supone una es-pecie de superior derecho del Estado sobre lapropiedad periodística .

Como se va haciendo demasiado enojoso ylargo este trabajo, omitiré otras consideracio-nes de ménos importancia, siguiera hayan deproporcionar algunas vigilias, á, quienes porgusto Ú oficio hayan de interpretar la ley,examinando, para concluir, el artículo 19, quedice :

«Las infracciones áa lo prevenido en esta leyque no constituyan delito con arreglo al Có-digo penal, serrín corregidas gubernativa-»mente con las mismas perras que éste señala»para l_as faltas cometidas por medio de la ini-»prenta »

Es decir, que deja ancho portillo abierto ála arbitrariedad gubernativa, creando un es-tado indefinido é inestable á la prensa, la cualse encongará siempre entre la pared insalva-ble del Código penal y la insegura espada delcaprichoso humor de un gobernante . No valíala pena de derogar la ley especial para esto ; puesmientras ella consignaba franca v resueltamen-te un castigo y un proce .limieuto conocidos, lavigente sustituye los tribunales y — fiscales deimprenta por un empleado cualquiera de Go-bernacion y las reglas lijas, malas ó buenas,

que no es del caso averiguarlo ahora, de laanterior ley de imprenta, por la mudable con-dicion y circunstancial capricho de un minis-tro . Todo esto aparte de la nueva invasion envedada esfera que llevaa á cabo la ley ; puespreceptúa laa aplicacion del Código penal porlas autoridades gubernativas, cosa que sólopceden hacer las autoridades judiciales .Si en España hubiera costumbres jurídicas

é independencia, en la administracion de justi-cia, el artículo tra .scrito seria inagotable ma-nantial de competencias y conflictos jurisdic-cionales .Mucho pudiera decirse de este punto ; mas

como la experiencia se encargará de procla-mar con más acierto y fijeza lo que yo pudieraafiadir, cuando ye en el análisis, diré algo,para. terminar, (le algunas reformas buenas óexcelentes que en la ley recientemente pro-mulgada se encuentran .Imparcial, ante todo, declararé que con la

simple lectura se advierte el buen deseo desus autores, siendo las deficiencias sefialadas,más que en ¡malos intentos, originadas en eldescuidado cultivo de cierto linaje de conoci-mientos y en alguna cándida inexperiencia .

Una (:le las cosas en que más se patentiza elbuen ánimo Inicia la prensa de los autores dela nueva ley, es lo referente á las condicioneseconómicas exigidas al fundador del periódi-co, las cuales eran demasiadas é inj istifica-bles en la derogada . Sin reservas de ningungénero debe aplaudirse medida tan atinada,que favorece la publicacion de periódicos, re-moviendo las innecesarias trabas que ocasio-naba el tener que buscar garantías en capita-listas, de suyo suspicaces, por mera fórmula yficeion legal .Fuera mi gusto señalar las contradicciones

entre la circular del Ministerio ele Gracia yJusticia y la ley de imprenta á que aquella serefiere, mas el espacio es corto y larga la ma-teria, y como antes indicaba, son defectos es-tos que, mejor que la critica ., ha de patenti-zarlos la práctica .

B . Antequera,

SHOfl i- .

ln1 \d oonin LA E3)\..

Cuando las sociedades protectoras (le anima-les y plantas hacen extensiva á todos los si-vientes su benéfica ternura ; cuando lento seclamorea contra las cruentas escenas del circotaurino y con razon se vedan los ejerciciosacrobáticos peligrosos no protegidos por lared salvadora y en todos los tonos se procura

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ayudar á los séres útiles en su constante luchapor la vida, hablar de la caza parece hablarde la muerte, oponer sistema á sistema, ten-dencia á tendencia, como si temiéramos quola dulzura de costurrlbres trajese la afemina-cion, especie de anemia ética, de muchos Es-tados, o creyésemos , bajo la influencia delmás ciego egoislno que el cúmulo de vivien-tes empobrecia nuestra atmósfera .

Pata disipar liaste el ni is ligero escróípul .ade tal antagonismo, recordaremos que muchossocios protectores son ó hala sido afectos zí lacaza, y en sus parques y jardines, al lado dela lustrosa camelia, sostienen el criadero detruchas para pescarlas cuando alcancen cier-tas dimensiones, así e uno en sus montes,bosques y cercados, las perdices y faisanes,eu,ya persecuciou ha de entretenerle en ratosde ócio y abastecer su mesa, como prod.acto, alpar qne de su hacienda, de su agilidad y pun-tería .

No es culpa nuestra que el planeta vengaorganizado de tal modo que unos séres hayande sostener su vida consumiendo necesaria-mente la de otros en guerra sempiterna ; queen el cristalino vaso con que apagamos la sedhaya millares de vivientes destinados á pereceren las cavernas de nuestro estómago sepultan-do en ellas su vida, su alegría, sus amores ;que la paloma nazca predestinada al más cruelde los tormentos en las garras del pavilan, yque entre los anís cultos y sensibles caci(a110lesno haya fiesta en que no corra la sangre (leanimales domésticos como universal holocaus-to á toda deidad protectora .

No podemos evitar que hasta el sencillo ycanoro ruiseñor, tan celebrado de los poetas .--sea á su vez un bandido que en la espesara delbosque amenizado con su canto no deje in-secto ron vida .

Así y todo, el cazador que se dedi( :ase á. lapersecuclon (le ruiseáoru seria tan censuradocomo célebre, en opuesto sentido, el protectorque fuese ele casa en casa adn -~iraistrando elcloroformo 1'r los pollos que hubiesen de ser sa-crificados por los cocineros .

Pero ni las tendencias benéficas ele alguien ,ni la contemplacion de nuestro feroz instintocuando nos extremece de placer la agonía, deuna perdiz hendiendo verticalmente el espacio,descompuestas las ruidosas alas y dando testi-monio en su ca ida de haber atravesado sus en-trañas el mortífero plomo, ni la comparacionque alguna vez nos asalta entre nuestro c.or3 .-zon y el del milano, han, podido disipar la mal-hadada ahicion venatoria .

Cien veces hemos parodiado en nuestras so-ledades el último tiro de Lamartine, y otrastantas haa dejado de ser el último, volviendo á,dar rienda suelta á nuestro salvaje instinto ;

y es que la naturaleza, al establecer esta cruelcirculacion de dolores, colocando ese inaltera-ble péndulo entre la vida y la muerte, que encada oscilacion recibe y despide tantos millo-nes de séres, nos ha dotado del instinto con-tradictorio indispensable para sostener de mo-mento á momento con el sacrificio de cienvidas la nuestra, escatimando algunos segun-dos á la muerte ; instinto que subordinamos ála razon como todos los nuestros, y perdiendoasí parte de su intensidad, viene á formar unade nuestras ordinarias funciones reguladas porlas leyes .

Colocada ya la cuestion en la esfera de larazon y del derecho, sacándola de esos arca-nos genesiacos que nos abisman, fácil seráestudiarla en sus filosóficos fundamentos, yhaciendo causa coman con los protectores,fijar reglas que nos conduzcan á establecer lamás justa y convincente mutualidad .

Es un principio aceptable para todos el desacrificar los animales destinados á, nuestraalimentacion en el tiempo, modo y forma quemejor se realice ese fin con el menor detrimen-to posible de la especie . Esta regla no necesitarecomendacion para los labradores, cuya aten-cion á los animales y plantas que constituyensu patrimonio les ha instruido prácticamentedel absurdo que envolveria sacrificar la vacapremiada, la gallina clueca, el pollo de un mesó el cerdo de cinco . El propio interés les con-tendria si alguna vez les excitase el apetito ácomerse la parte tierna del troncho de la pal-mera ó la hovera de la más ponedora de susgallinas : pero tratándose (le animales del do-minio público, no se puede confiar al mismoprincipio laa conservacion de la especie, porqueel interés individual no siempre guarda armo-nía con el colectivo, aunque de el forme parte .El transeunte que ve una liebre cerca del ca-mino, duda si volverá á presentarse igual oca-sien algunos meses despues, y no reflexiona sise halla en alguno de los comprendidos en laveda, ni si, bajo la piel de una, liará cincovíctimas . El interés individual no le contienecomo al labrador ; antes bien, le estimula, y siel colectivo no se le impone, acaso dará satis-faccion á su deseo ahogando el débil gemidode su conciencia .

fié aquí como la regla escrita, fundándoseen la natural, impone .justo respeto á la repro-duccioui, debiendo abrir la explotacion cuandoaquella está completa y los animales se hallanen todo su desarrollo, pues constituyendo unabuena parte de la riqueza pública, se debe fo-mentar y explotar de un modo equitativo y

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prudente, que no consienta la destrucciontotal ó exterminio .

Es otro principio fundamental de esta teoríaaplicar las reglas morales al ejercicio de todoslos derechos, para que así como llevan las le-yes reguladoras de la caza la sancion natural,se robustezcan tambien con la moral, sin cuyoauxilio no serian duraderas .

A este principio obedece la prescripcion dellazo, el cepo, el reclamo, el hnron, todo géne-ro de engaño, trampa ó alevosía que rebajan-do la dignidad del cazador le haga menosnoble que el animal á quien persigue .

Con igual fruicion que los protectores, cele-brariamos una sentencia semejante á aquelladel Areópago que condenó á un muchacho porhaber sacado los ojos á un pajarillo, ó la pro-nunciada contra. el hombre que mató otro pá-jaro que huyendo de un águila se le refugió enel pecho .La perfeccion de nuestras armas hace más

rápida laa muerte (le los animales por el plomodel cazador que por el cuchillo del cocinero, ydespojado aquel de todo medio aleve, laa cazaconstituye la más prudente explotacion de eseramo de riqueza, afíadiéndole un saludableejercicio y un agradable entretenimiento .

El carácter público de esa riqueza imponeal Estado serios deberes respecto á su conse-cucion, y el otro concepto recreativo ó higié-nico aconseja que, entre otras bases de su le-gislacion, se adopte la equidad, poniéndolo alalcance de todos y deduciendo un recursopara el Tesoro, ni-,1s pingüe y conveniente quelas actuales licencias .

Ocurre, pw ejemplo, en las provincias deAndalucía, que habiéndose limitado los legis-ladores á proteger la reproduccion de ciertosanimales, y considerándola completa en 15 deAgosto, fijan ese dia como término de la vedaque en otros paises continúa hasta Setiembre .Cierto es que en aquel dia puede conside-rarse completa la reproduccion, pero tambienlo está mucho antes, y no sólo áú ella debe di-rigirse la tendencia proteccionista, sino tam-bien á procurar que los animales adquierantodo su mérito y sus naturales medios de de-fensa ; hemos de observar que en aquel climaes tan excesivo el calor en los últimos (leAgosto, que las perdices suelen entregarse á laprimera ó segunda volada, siendo mayor elnúmero de las, que perecen ocultamente asfi-xiadas en la maleza, que las cogidas por susperseguidores .

.Acaso se nos objetará que el calor es igualpara todos, pero precisamente en este puntoadolece el argumento (le la misma falta deequidad que censuramos en la ley, pues haypersonas tan avezadas á ese calor, que lo so-portan con poco riesgo, al par que para otras

es sumamente peligroso, casi mortal ; y cuandolos cazadores de costumbres ménos austerastratan de emprender sus giras . encuentran elcampo desierto, poNue los pájaros que contanto interés se protegían y guardaban, huirsido exterminados en masa por aquella perse-cucion semi-salvaje .

Otra pequeña reforma admito la ley que Ira-bia de captar para sus autores numerosas sim-1aatia5Fundada la prohibicion de los hurones más

bien en su vileza que en otra do las muchasrazones que aconsejan su exterminio, no debeservirles de elida el arbitrario permiso de ungobernador ni el capricho de un propietarioque ayer, en uso de su derecho, impedia la en-trada de los más comedidos cazadores en suterreno, y hoy, considerando excesiva la re-produccion dedos conejos, resuelve disminuir-la por inmorales medios .Muy respetable es la propiedad ; pero no

tanto que d ella se subordinen todas las demásleyes, todos los demás derechos, hasta el puntode bastar el capricho del propietarioá legiti-mar los más reprobados actos, aun aquellosque constituirian delito ó falta en otro terreno .

Teniendo el propietario en su mano la facul-tad de graduar á placer la reproduccion de losconejos, por medio de permisos siempre anhe-lados por los cazadores, no necesita apelar áese asqueroso bicho, evidenciando su sórdidacodicia y la preferencia que concede al másrepugnante de los cazadores, que es el huron,sobre el más noble y digno, que es el hombre .

Las excepciones establecidas en el art . 26de la ley en favor de los hurones, protegen yfomentan directamente su reproduccion, alpaso que la proscripcion absoluta extinguiríala especie con indudable provecho para el país .

No basta el tacto de los gobernadores á pre-caver las eventualidades y perjudiciales efec-tos (le estas y otras licencias relativas á. lacaza. Otro interés, otro género de vigilanciaes el que puede y debe aplicarse á un ramo tanimportante .

Si en vez de las licencias se estableciese unimpuesto directo bien regiamentado, el caza-dor inscrito pertenecerla á un gremio que to-maría á su cargo la observancia do las leyespor su propio interés, excluyendo del ejerciciode la caza á los no matriculados y conservan-do el espíritu de corporacion para las cuestio-nes de utilidadl colectiva . 1)e este modo, elcorsario, ese perseguidor constante de los ani-males, ese monopolizador (le la caza, que to-mando por oficio lo que los honrados y labo-riosos propietarios é industriales tienen por

REVISTA IRERICA .

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extraordinaria expansion, descasta comarcasenteras, se verlaa precisado á dedicarse á otraocupacien más lucrativa ; porque el impuestopriblico, tomando por base la repeticion deactos ó la utilidad reportada, llegaria á serleinsufrible si no entraba en fila .

Arreglada así la legislacion sobre la caza yvigilada su observancia por el poder ejecuti-vo, abundarían los animales de un modo pro-digioso y las sociedades protectoras mirarian álos buenos cazadores con el afecto de una ver-dadera afinidad .

Tenemos, pues, derecho á pedirles su coope-racion para estos tres fines :

1 .° Extincion de la veda al 1 .° de Setiem-bre en toda la Península .

2 .° Prohibicion absoluta de los hurones .3 .° Conversion de las licencias de caza en

un impuesto industrial, oyendo comisionescompetentes para su reglamento .

José María, Reina .

REVISTA POLÍTICA EXTERIOR .

La cnestion di canal de Soez : actitud r°rlamenl .aria de Mr. filadelene :sus eonsecurucaas fasoralih ,s liara el ec;uililirío enrupeo .-liériias Colre~-1istas .-I?I estado de salud de Ilisn .ucl : .-La inliuencia dei cancilleren las caes'iones europeas .-La cuestion del Danubio .-I ,',1 incidenteB~5.-La guerra del Pacifico .

La época del año en que nos hallamos hacemuy difícil, ya que no imposible, la tarea queme he propuesto realizar en estas revistas Con-vertirse en eco fiel de cuantos sucesos políticosde importancia acaezcan en el mundo . preci-samente cuando la política de todos los paísesduerme, cuando los Parlamentos suspendensus trabajos, y los soberanos, los ministros ylos diplomáticos dan tregua á sus quehaceresá fin de hallar en el descanso propio (le estaestacion nuevas fuerzas para acometer en pla-zo próximo y con nuevos brios las árdnas ta-reas que les imponen la gobernacion de susrespectivos países, es empresa que en plenacanícula pudiera darse por realizada con cua-tro palabras, si alguna cuestion, la relati-va, por ejemplo, á la construccion de un nue-vo canal de Suez, y más aún que esa, la delproyecto de convenio que existia entre el go-bierno inglés y la compañía del canal, repre-sentada por M . de Lesseps, no hubiera desper-tado la atencion de propios y extraños al asun-to, por la importancia que reviste .

Ilubiérase creido, cuando en los comienzosde esta cuestion la inmensa, generalidad cae laspersonas que la seguian atentamente recibie-ron con verdadera satisfaccion los términosdel proyecto, que todo iba á pedir de boca yque la tempestad que se condensaba en el ho-rizonte de las relaciones diplomáticas anglo-francesas, iba á disiparse; pero despues el ex-

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clusivismo proverbial (le la Gran Brotaiiia, m<isque nunca injustificado en esta ocasion, des-vió de su cauce las corrientes que á todos satisfacian, y los partidarios (le que Inglaterramonopolizara, por decirlo así, la Ja maritimads comunicacion entre Europa Asta y Ocea .-nia, iniciaron una campaña en la prensa podó .tica (le Inglaterra, sublevaron desde allí alParlamento británico y acabaron por oblip •a rde una manera indirecta á . que ambos int.ere-sados en el convenio proyectado dnsistiesen desus propósitos para evitar t n conflicto . Arabaspartes interesadas han dallo prueba (1e noblezadigna de todo encomio .

filr . de Lesseps no ha vacilado un punto endevolver al gobierno inglés toda su libertadde accion para allanar el cainiuo de los obs-táculos .Mr . Gladstone hubo de hablar del asunto

ante la Cámara de los Comunes hace pocosdias, y en esa ocasion hizo gala de alteza dealma y de gran habilidad . Dió entonces prue-bas de la destreza de! jefe de partido y de lascualidades que deben adornar al estadista .

La notable operacion de estrategia parla-mentaria que realizó á esa, sazon es digna portodos conceptos de grandes elogios . La situa-dos era difícil . El convenio entre A . Gladsto-ne y la compañía del canal haba Hecho surgiren lapd sierra una oposicion formidable . Losintereses (le especaalac on y las pasiones po-líticas habíanse coaligado contra el provecto(le convenio, con una espontaneidad extraor-dinaria . Unos lamentaban perder los beneficiosde una empresa industrial que se escapaba álos capitalistas británicos Otros se subleva-ban ante lea idea de guardar miramietrtos,suavizar asperezas, salvar dilicultadem, y re-conocer derechos á otros que no fueran in-gleses en esa tierra (le Egipto gtae empeza-ban 'ti considerar como tara colonia but,'uncay que conquistada por la fuerza (1e las armassólo l,or la fuerza debía ser gobernada .Los que creian conocer i los a ,gleses como

pueblo, á pesar de su antigua f(tnn, no deja-ron de sorprenderse al ver la claridad, casi elcinismo, con que manifestaban sus opiniones,ni hallaban indio de compaginar los dos l:ór-minos del CNtra .ño contraste que formaban laspretensiones de un pueblo que prescindia detodo género de moralidad en el momento quese trataba de unos cuantos ochavos .Hace alguu tiempo que Inglaterra hacia

gala de un nuevo credo en lo que se refiereá sus relaciones internacionales . La justicia yel desinterés doblan sustituir fi, las m=(viinasalgo ma.rlniavélicas que había seguido siempreese país en el mundo entero .

El partido liberal especialmente halla hechotanto ruido sobre esos nuevos principios, que

mucha gente halla creído con firmeza en esecambio digno de encomio . Por eso nos líac(sotnbrado á todos ver la explosion de violen-cia y do falta de rozos de que durante la últi-ma quincena viene haciende alarde la prensa1)r,tAnini y los Oradores (In( , toman parte enlo! aee!ays que se han celebrado en ese pe-ríodo .

In embargo, esos paroxismos no puedennunca ser de larga duracion v los interesespolíticos no tardaron en determinar la reoe-cion . Adlirtiósc que todo aquello favorecia elJitogo (le las', oposiciones y que si las cosascontinnraban por el cauce que llevaban, proai-to so veda el gobierno (mi laa alternativa deabandonar el poder á lord Salisbary y á lordfandolph Churchill, á convocar al país á une-vais elecciones .Ninguna, de esas dos soluciones podio ser

del agrado de la mayoría, y hoy, á la fecha (l .ecomenzar este artículo, empiezan los periódi-cos ingleses á dulcificar el tono del lenguajey se va calmando la opinion .

La fiabilidad (le Mr . Gladstone, que tantasveces he tenido ocasion de elogiar, dió comoprimer resultado el de que la gente tuviesetiempo de calmarse, aplazando para lirioscuantos dias las explicaciones que habia (ledar, Oiara prueba de su tacto político, y no porcierto la ménos digna de tenerse en cuenta, esque 110 quiso aprovechar, e de las ventajas delcambio que comenzaba á vesificar ,e en la opi-nion y de las coasideracíoiles de carácter po-lítico ,y de interés parlamentario que acabo deiniciar . para ejerces influencia en la, mayoríaministerial . Es muy verosímil, casi seguro quehubiera obtenido un voto favorable al pro-yecto, gracias al gran prestigio de su nombre,al ascendiente de que goza y á la naturalezade los argumentos que halla presentado, perocomo buen liberal retrocedió ante los medioscoercitivos desde el punto de vista moral degañe Ira tenido necesidad de usar en estos últi-mos tiempos n:uis de tuna vez . AIr U ladstone encota ocasion lata adoptado una actitud másdigna, m1is elevada . No ha vacilado ni por aunmomento en acatar y someterse f, la opiniongeneral del país, y no ha ercido que se rebaja-ha de su posicion de jefe del gobierno cedien-do á tan unánime manifestacion .

Cree errónea e injustificada la opinion conque tropiezan sus designios, pero cree que susdolieres constitucionales año pasan adelante, ytaja á los interesados el cuidado de salir delpaso corno entiendan ellos .Mr. Gladstone, pies, se ha batido en retira-

da., pero en lacen frden . El primer ministro hadicho que sigue persnadiao de la validez de losderechos de la compañía que representa el in-geniero Lesseps, y sobre todo de las ventajas

que para todos los paules había de reportar pornecesidad el convenio entre la compañía y elgobierno británico y aprovechó la ocasionpara prodigar elogios á Francia, que pruebangran tacto político en el jefe del ministerioinglés .Resumiendo, pees, todo esto, se saca en

coisecllencia, que si bien el convenio propues-to entre la compañía y el gobierno británicoha, fracasado por desgracia para los interesesde todas las naciones, en cambio las relacio-nes diplorn<iticas entre mohos pueblos mejora-ran, (le seguro, y esto es lo que Conviene alequilibrio europeo y lo que huís interesa it Eu-ropa desde el punto de vista político .

flaco tiempo que á los hombres pensadoresvenia preocupando esa evolucion desfavorableque se verificaba en las roba( iones de esas dosgrandes potencias, La opinion pública enambas procuraba por tod as los medios á si¡alcance crear cierta atmósfera desfavorablede una para otra, y creiase, no sin razon talvez, que á la postre semejadte situaciou dieram<írgen á conflictos grames de consecuenciasimprevistas (ene pudieran comprometer la pazeuropea en momentos en que tanto se nece-sita la inteligencia y acuerdo entre todas laspotencias .

Por eso es cosa de felicitarte por el resultadoque ha tenido el incidente de que hablo, si-quiera no se haya zanjado lo del canal de Suezen el sentido que era ele desear .

Como sucede todos los años por esta, época,comienzan á circular por la prensaa periódicade toda Europa rumores relativos á proyecta-das entrevistas y conferencias entre los sobe-ranos de las potencias centrales de nuestrocontinente .Tengo para mí, y hace tiempo profeso esa

creencia, que en los tiempos que alcanzamostodas esas muestras de afecto y con si deroclonyno tienen trascendenciaa política, porque dadaslas legítimas influencias de la op,nion en lospueblos modernoss y l i garantía del sistemarepresentativo que en roís 0 nlénos escalareina en las naciones, no pueden pesar el ,. 10sdesignios (le los p11 eLlos las privadas decisionesde los rey 'es, congo sucedía antes . Por eso opr-no que aun cuando el emper alar Guillermo (10Alemaniaa celebre una entrevista con FranciscoJosé de Austria, y despee,-s con Humberto 1 deItalia, y mi ;-, tarde con el czar de todas lasRucias, que Aun chanclo reciba en la fronterabelga la vivita de un enviado del rey Leopoldocon encargo ele asegurar la con ,ideracionpersonaly el afectuoso respeto de este sobe-rano al anciano sucesor de Federico el Grande,

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todo esto no ha ele modificar en lo más mínimolas cuestiones pendientes entre los paises dela Europa central, ni aportar el más ligerocambio de aspecto á los negocios diplomáti-con que en cierto modo ha venido 'i suspen-der el calor, - que volverte á ser plalrteado,-tan luego como la política internacional_ vuel-va al estado de actividad .

Para entonces es posible que haya que eli-minar un factor importantísimo en todos csto ..sproblemas: el del canciller aloman . La saluddel príncipe de Bismarck está quebrantad-sima, y es posible, á juzgar por las noticiasque de diferente origen y consignadas en dis-tintos sitios he tenido ocasion de leer estos(lias, que el hombre que por espacio de mediosiglo casi ha venido influyendo á su antojo enlos destinos (le la Europa entera, en =ron itsu pr'ivileg'iado talento, á 5115 (lotes riada co-munes, á su prestigio personal y á la unpor-tancia, que le dieran grandes triunfos diplo-máticos que la historia hará imperecederos,tendrá que retirarse á la vida privada ,y bajardel sitial á que le elevaron todos esos méritos .

Este hecho, si se realiza, tiene una trascen-dencia que nadie, de seguro, ha (le lle ,ardle .Su sucesor, si es que lo tiene, reunirá difícil-mente las cualidades de superioridad que á éladornan, y no podrá, llevar á feliz término susplanes, no ya en el interior de su 1)aís, que áeso no me refiero ahora, sino sus planes rela-tivos á, las cuestiones internacionales, que enun plazo más ó nlénos próximo han (le serplanteadas sin remedio . La desaparicion (le13rsmarck de la vida publica llevará en pos desí el decrecimiento de la mil acucio de Alema-nia en la política europea, decrecimiento queha comenzado á iniciar la lucha de razasen Austria-llun,nido, y de la cual me ocu-paba extensamente en mi ultima Revista . Asícomo en el imperio de los Ilapsbulgos, si lascosas siguen por el camino que hoy llevan, elelemento germánico pesará poco ó nada en los1(egoeiras lo Micos de aquella potencia, así enel resto de Europa, las indicaciones de la Can-

(10 Guillermo 11I dejarán de tener laautoridad que llevaban en sí euantas eniaua-ban de la ligara, más saliente de, la diplomacia(0011 erllpor'lírlea .

lo, pues, coleo hacen temer las alternas no-ticias, el estado de salud del canciller Bis-marck lo obliga á abandonar la du'eccion delos negocios públicos de su pa e, liemos de verenmuy poco tiempo variar l;or completo elaspecto de la política en la Europa central,muy especialmente en lo que respecta á losdos cuestiones que, á mi entender, se hallanen el período ele su desenvolvimiento : la derelaciones de Turquía, con las potencias y lade navegaeion por el Danubio, que tiene inte-

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recados en primer término al Austria por unaparte, y por otra al principado de Rumania,cuya actitud digna y elevacion de miras pue-de sólo compararse á la des Tacia que tienensus pretensiones cerca de los gobiernos de lasgrandes potencias .

Yo no me atrevo á, vaticinar, ni á suponersiquiera, la solucion que darán los represen-tantes diplomáticos reunidos en Lóndres, áproblema tan arduo ; pero desde luego creoque, áá clespecllo de los esfuerzos hechos por elministerio rllrnuno, sus justas pretensiones n0serán atendidas cual debieran y que las in-fluencias austriacas y los intereses un tantomezquinos de otros países que intervienen enel asunto acabarán por triunfar de lo que, enestricta justicia y prescindiendo de considera-ciones de otro género, pudieran y debieran de-cidir los representantes de Europa en la con-ferencia internacional de Lóndres .

La ley del más fuerte se impondrá en eso,como se impone en casi todo, y el gabineteele Bucarest y el Parlamento rumano no po-drán consolarse del fracaso que les esfera unísque con el recuerdo de haber cumplido susdeberes patrióticos y de haber hecho cuantoen su mano estaba para extender los interesesy la influencia de su país en el Danubio .

No es esta la única cuestion en que, durantela quincena que estoy reseñando en este ar-tículo, ha intervenido el nombre del principa-do rumano .

En Bélgica, en plena Cámara de represen-tantes, ha habido hace muy pocos días unainterpelacion sobre un incidente que la prensadiaria ha bautizado con el nombre de incidente13rialrnont .

La cuestion tiene bastante importancia paradedicarle algunas líneas en este trabajo, cuyoobjeto es reflejar los hechos que han acaecidoen el terreno político fuera ele España .

Haré historia .Un diputado belga ha interpelado al gobier-

no sobre ese incidente . El general Brialmont,que hace poco tiempo ayudaba con sus con-sejos al gobierno rumano, ira sido declaradode cuartel .

Esta medida severa ha sido adoptada á con-secuencia de ciertas indicaciones hechas alrey por el presidente del Consejo de Ministros .

El autor de la interpelacion fartnnlada en laCámara no trataba de la irregularidad de laconducta del general que fué á Rumania sinlicencia formal de su gobierno, sino que trata-ba de la severidad del castigo, que el interpe-lante consideraba excesivo.

Al subir á la tribuna el primer ministro,

tuvo gran cuidado de descartar de su discursorespuesta todo el carácter que de internacio-nal pudiera tener el asunto ; pero la preca.n-cion era inútil. La solemnidad, por decirlo así,de la medida adoptada contra el general, yadoptada por cierto en Consejo (le Ministros,el hecho de responder á la interpelacion eljefe del gobierno y no el ministro de la Guer-ra, como habría sido natural, indicaban contoda elaridad que el incidente tenia no escasaimportancia política y que traspasaba los 1_ími-tes de una sencilla infraccion de las ordenan-zas militares .

Al . Frece-Orban en si t respuesta, no negabaá la Cámara que la intervencion del generalBrialmont en los consejos militares de Rtuna-nia, precisamente en los momentos de hallarseen una situacion bastante crítica las relacio-nes diplomáticas entre aquel principado y al-gunas de las naciones europeas, habia proda-cido cierta sensacion en Austria-Hungría yque esa sensacion se habia traducido en unapregunta del representante de Austria en Bru-selas al ministro de Negocios extranjeros enBélgica .

Este paso que, por lo demás, se ajusta á lasmás correctas prácticas de cortesía interna-cional, explica, la importancia que el gabinetede Bruselas prestaba it ese incidente, por lomismo que otras potencias habian interve-nido .

Las cuestiones entre las repúblicas sudame-ricanas no andan tan á pedir de boca comocreíamos en Europa . Yo mismo en alguno (lemis anteriores artículos dedicados á los lecto-res de la REVISTA IBÉRICA, halla dado por se-gara la paz entre chilenos y peruanos y habiaenviado desde estas columnas d entrambas re-públicas ni¡ modestísima pero muy cordial en-horabuena.. Mas resulta ahora que inconve-nientes graves se han opuesto, ó por lo ménoshan dificultado la realizacion de aquellos pa-trióticos propósitos .

La presidencia del general Iglesias es cosadiscutible para algunos, no pocos, de sus com-patriotasr y por lo tanto, no puede tener todala fuerza moral que debiera lo que se acuerdeentre los delegados del vencedor y el presi-dente de la república vencida .

Si esos elementos de la poblacion peruanase empellan en su intransigencia y aravande ese modo la situacion de su país, es - del te-mer que se tarde mucho en resolver de modosatisfactorio la fatal contienda que en el ter-reno de la fuerza se halla en pié hace más detres años en las costas del Pacifico .Es de esperar, sin embargo, que prevalez-

can los temperamentos de templanza y paz ymoderacion que á la bienandanza (le ambospueblos conviene . A quien en el Perú se opon-ga á ello, habrá de exigir estrecha cuenta lahistoria y la posteridad .

Angel de Luque .

Madrid l . . ° de Agosto do 1883 .

LA CRITICA Y EL TEATRO,

1 .Un periódico de bastante circulacion trajo

dias pasados laa estadística teatral de la tempo-rada que acaba de finalizar, resultando de esteligero croquis que el número (le las obras es-trenadas es menor que el (le los aLos anterio-res, y que se cuentan 19 fracasos entre las 184que se presentaron en escena . De estas 184 hayque separar una, respetable mayoría de come-dias, arreglos y juguetes, comparables á lospañuelos escamoteados por un distinguidoprestidigitador, cuya iparicíon y desapariciontiene al espectador en una perfecta tranqui-lidad .

Alzando, pues, los ojos y abarcando de unamirada el camino recorrido, no encontrareisuna obra viva, sentida, bien pensada, (le sóli-do valor literario que sobresalga y que quedecomo reflejo exacto (le nuestras costumbres,como estudio concienzudo de nuestras pa-siones .

Ahora bien ; segun la crítica, este movi-miento de descenso no es característico de lapresente temporada : hace ya tiempo que seviene sintiendo . La palabra di cadencia ha apa-recido mil veces como punto final en todaslas revistas de teatros Y corno sucede en estoscasos, la gravedad del enfermo atrae á su ca-becera multitud de doctores y (le especialistas .Por mi parte, bien puedo añadir que los

diagnósticos formados no me inspiran granconfianza ; y afiiadiré otra cosa : que no traigomi receta en el bolsillo, Muévenme á, hablar(le estas dolencias literarias mis aficiones, misestudios y la natural simpatía que despiertaen nosotros la vista (le un enfermo, por escasalrunranidad que se tenga .

Pero realmente ¿está nuestra dramática en-ferma, decadente, anémica ó clorítica, comoaseguran algunos? Otros asientan corno verdad .inconcusa que el género propio de estos tiem-pos de duda, positivos y airalizadores, es lanovela ; y en su consecuencia abandonan eldecoro y florecimiento del teatro ó los ingé-idos de segundo órden . Hay quien va miisallá, augurando en son de profecía su totaldesaparicion para un tiempo no lejano . Los

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naturalistas confian su regeneracion y su por-venir á los procedimientos crudos y exclusi-vos de la escuela . Curiosa y original es la crí-tica que hace Zola de los dramáticos franceses ;pero el asombro no tiene limites cuando sepiensa por un instante en lo que diría el autorde L`Assoonrnoir, de nuestro teatro . No faltatampoco quien, como medida de bnen gobier-no y prescripcion higiénica, prohibiria escribiren verso durante cinco ó seis bienios . Del li-rismo de los poetas teatrales no hablemos . En-tre los críticos de periódicos y revistas se pro-movió en el pasado año cómico, una verdaderacruzada contra sus excesos, y fué perseguidocon ensañamiento, con crueldad, con eviden-tes deseos de aniquilarlo . La propagacion ins-tantánea, y horrible de la viruela negra. n o hu-biera producido seguramente unís alarma .Pero no haya miedo ; líricos tendremos

mientras los héroes de nuestros dramas sebusquen en los cronicones . en la historia, enla guardaropía (le nuestras tradiciones, entrelos modelos clásicos ó en el museo arqueoló-gico de nuestras glorias . Los maestros, retóri-cos y no retóricos, no han cesado de repetirálos principiantes : si quereis hacer dramas, es-tudiad á Calderon .

Y en efecto, se le ha estudiado, aunque Cal-deron no tiene la culpa de que no se le com-prenda . Tambien á él le recorriendaron los mo-delos; pero ante todo procuró conocer su épocay amó y defendió á su siglo hasta en sus er-rores y preocupaciones . Por eso representa suteatro el espíritu de aquella monarquía, y sedesborda en aquel carócter devoto y caballe-resco que arriesga todo por el triunfo de la fé,convirtiendo á los bandoleros en santos, contal que se arrepientan .Desde cualquier punto de vista que se le

mire, nuestro teatro, con contadas excepcio-nes, es lírico hasta la médula (le los huesos .Hay en él una espléndida poesía decien,

que ha sabido resucitar' en nuestros díasel ilustre autor de La esposa del vengadse- . Porlo tanto, el lirismo es tradicional, y lo que con-viene á las letras es salir (le la tradicion y ha-cerse independientes, propagandistas, activas,populares, omniscentes y buenas vividoras .Bien comprendo la vulgaridad de tales afirma-ciones, pero han llegado á la categoría de co-sas necesarias, y fuerza es pedirlas todos losdías á semejanza del han nauesho,

II .

Suprimidos, pues, los personajes que noscantan arias en vez de mostrarnos sus senti-mientos, su carícter y lo demás que constitu-ye la personalidad humana, vengarnos á laforma .

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Confieso desde luego que la prosa sencilla,castiza, enérgica y expresiva me satisface yenamora por completo ; pero no soy de los queproscriben el verso . Esta enemiga del verso enel teatro pasará -corno la moda de los sombre-ros bajos y los tacones altos . El arte lo aceptatodo, prosa y verso, con tal que el poeta do-mine estos elementos materiales y sepa infun-dirles el ánima divina que les (la vida, creadaá su im<ígen y semejanza . De lo cual se dedu-ce que las pretendidas dificultades de la rimano existen . Sólo las conocen los versicultores,y esto basta .

En cuanto al fondo del poema dramático, nopuedo estar uniforme, ni mucho menos, conlos que colocan su nivel más bajo que el de lanovela . Yo los co :servaria á laa misma altura .

Dícese que el autor dramático no puede lle-gar al análisis profundo y detenido de laspasiones; que no le es permitido estudiar losmóviles ocultos y apenas perceptibles á las nni-radas del experimentador ; que el escalpelo deBalzac se escaparía de sus manos ; que la luchaque rivera en la conciencia las contrarias ideasno se traduces)i en h el os, de que el susodichoautor pueda aprovecharse, y que para ciertasfiguras es estrecho marco el que forman bam-balinas y bastidores .

Convengo en que el estudio psicológico sehizo mejor en el libro que en el teatro ó en lanovela, y esto ha debido suceder siempre .Pero, ó yo no lo entiendo, ó no es este el ob-jetivo del arte . Si buscais la verdad exacta, laverdad psicológica ó fisiológica, ateneos en-tonces á Vogt, á Luys, á 1`; urtz, á Ilaxley, áBasis, fi Leves y á la escuela escocesa experi-mental. Ellos os darán el análisis razonado delorganismo hrimano ; conocereiS fisiolmente

la especie, pero no los tipos, 110 esamagnífica galería de retratos, ese olimpo dedioses-hombres arrancarlos por el arte á lasmismas entrarías de la Humanidad : ilachc,lo,O!liello, 1ff ntiisiíiilrol)o, 1ff Alcalde de Zalemee,Don Juan, 1ff merlu,'s (le Po :a, l'arlle)ishin y otrosmuchísimos .

No es esto establecer categorías ; los dos ór-denes se completan, ,y así debe estudiar alhombre el que pretenda conocerle como pa-sion, corno actividad, como máquina nerviosagobernada por un temperamento, seguir lafrase de Esquirol, como obra ele la naturaleza,con-io sér vivo social é inteligente .He dicho que se completan, pero no inten-

tos traducir esto pidiendo al arte, copio en hasépocas de su decadencia, fárrago de detalles,tésis impertinentes o filosóficas, un procesorazonado y científico ; ni á la ciencia neta lasinspiraciones, la movilidad y la vida que ca-racterizan al arte .

Y entro en la segunda alirmacion .

Si esas ideas contradictorias, si esas luchasde conciencia mueven al hombre en uno o enotro sentido y le impulsan á obrar, yo no meexplico por qué no puedan llevarse á nuestraescena . Son luchas internas ; carecen al prontode manifestacion clara y decisiva ; enhora-buena. Los Santos, los místicos, los sabios degabinete y las personas contemplativas nopueden ser protagonistas ni constituir carac-teres verdaderornente draim'itidos . A lo rnésJurarán en tercer término como las dueñas

del maestro Tirso .Ahora bien ; estais en terreno firme asegu-

rando que no suelen presentarse, pero no menegareis que pueden y deben personificarse .Os citaría el teatro inglés, donde la anatomíade las pasiones y el estudio de la lucha psico-Ifica e interna se han llevado rí, un extremonunca imaginado ; donde se ve el fondo tétricoy horrible de un alma, como el de esos relojescuyo mecanismo no tiene urdís velo que unsimple cristal . Y todavía m,',-, prueba : el teatrofrancés contemporáneo, donde se personalizay discute el divorcio, el adulterio, la tiranía elelos grandes capitales, el predominio del indus-triahsmo .. las ambiciones de la burguesía, lacrisis religiosa, la comedia política, y hastalas paradojas sociales defendidas tan hábil-mente por Domas, hijo .

Preveo la réplica de la mayoría de nuestrosautores : el público español no tolerarla las au-dacias y desnudeces ele los Domas, de los Sar-dou, de los Augier, de los Gnndinet, (le losBarriere, etI ., etc . Seguramente que no, nihabía para qué ; pero toleraría otras, mayoresó menores, que en esto no entro yo ahora, querespondiesen á nuestras costumbres, á nuestracultura, á nuestra manera de ver y al)recrar lamoralidad . Estarnos, pues, en el caso de dosnovios gue quieren tutearse, y ninguno deellos sabe prescindir del usted . Si los autoresno se arriesgan á decirlo todo, nunca habrámanera de calcular y medir la tolerancia denuestro público .

Y no me refiero Únicamente al drama ;cuento tumben con la comedia, tal y comonosotros la entendemos . Bien se yo cuánto seholgarian los concurrentes al teatro Españolde ver en escena á los Lrrraligrce,, ;i los l+atea •, álos de Te/te~ ía., fi. los de Pe :,. zi las míseras 1si-doras, fu todas esas grandes, hermosas y ver-daderas creaciones del primero de nuestrosnovelistas .

¡Oh! no cabe duda .. Un autor dramático queposeyera la conciencia, el valor necesario parallegar hasta la impopularidad, la intencion so-cial, el conocimiento de la vida conteniporfi-nea, la elevacion de ideas, la inteligencia y laexactitud de los procedimientos artísticos queposee Perez Galdós, encontraria con seguridad

un público numeroso y apasionado, el granpúblico que desconoce sus libros y que sinembargo se siente poseido del mismo espíritu,ama los mismos ideales y espera la dichaa y laregeneracian de la patria del mismo redentor .

Se también que al lado de este teatro nacio-nal moderno, expresion y copia animada denuestras costumbres y pasiones, subsistiria eltradicional, el teatro lírico, convencional,anémico, idealista, repleto de consideracionesy ele escrúpulos, teatro de pura fantasía, soste-nido por el ingenio sutilísimo de los que cono-cen el o/lcio, por la conveniencia de las empre-sas ó por la influencia del mal gusto . .Pero noimporta ; venga el arte robusto, conocedor, in-dependiente, lleno de vida y de iniciativa, pormás que haya que pelear, como D . Quijote,contra molinos de viento y gigantes imagi-narios .

Los primeros pasos están dados . Todos cono-ceis los éxitos asombrosos y merecidos de al-gunas obras modernas . No citaré autoresvivos ; pero hay entre ellos talentos vigorosos,que se empequeñecen y reducen á su más mi-nlma expresion desde el momento que se venentre bastidores . Desgraciadamente el autorno da laa ley, ni riun en aquellos casos en quetoda la justicia está de su parte . Esta jurisprujdencia interna y reglamentaria de autores, ac-tores y empresas, ha sido discutida variasveces por personas competentísimas Tiempoperdido . Ello es un laberinto sin salida, unmundo en disolucion en que cada elementodisgregado se dirige á donde quiere y comoquiere . Pero la cuest .ion está fuera de mi ca-mino v paso de largo .

Sólo un autor, ilustre por muchos títulos,prefirió hace tiempo el silencio áá los doradosgrillos en que laa mayoría de sus camaradascantan prisioneros . Bien es verdad que influyóno poco el carácter de sus ideas poli ticas y re-ligiosas, mal avenidas con el espiritu genero-so. ámplio y tolerante de nuestro siglo . Noblecorazon el suyo, extraviado como tantos otrospor los perpétuos espejismos ele la, historia .Aparte de esto, las letras llorarán largo tiem-po su alejamiento de la escena, porque es unode los mejores modelos que tenemos paranuestro estudio . Habrá quien lo venza en laconcepcion y en la riqueza ,y variedad de losargumentos; nadie como pintor de caracteres,como exquisito dibujante de fisonomías . Todossus personajes la tienen propia y original ; sontipos que conocemos, y en cuyo trasunto nosvernos y nos recreamos por agiao1la= íntima ypasmosa simpatía que acierta á despertar ennuestro ánimo el verdadero artista .

íiegocíjerise otros, más felices o mis desdi-chados, con los escamoteos (le su ingenio, conesos su: s de /'orca tan habilidosos corno inve-

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rosímiles, con esos conflictos y problemas dra-m'rticos, quinta esencia de lo original, de loextraordinario, de lo sorprendente_ Hoy, mtisque nunca,, habrá que preferir lo verdadero álo brillante, el carácter á la situacion, la since-ridad al refinamiento, lo profundamente huma-no á estos fuegos de artificio ; raras y maravi-llosas combinaciones, cuyo único objeto esproducir e(é cto, deslumbrar los ojos .

No dudo yo que la imaginacion del especta-dor quede cautiva y satr fecha por el momen-to ; pero su razon, más tarde, no se explica lainverosimilitud de aquellos héroes de levitaque no sienten ni discurren corno nosotros,que no parecen hombres de carne y hueso,sino muñecos de bronce, lanzados unos contraotros por la experta mano del autor, en medioele absurdas tempestades, con una violenciainusitada y aterradora . De aquí la lucha casiconstante del príbl.ico en nuestros días ; elespectador irreflexivo queda deslumbrado yaplaude ; el más sensato protesta de la fealdady se retira .

Vemos, por lo tanto, que sólo el verdaderogénio dramático satisface en sus obras á laimaginacion, á la razon y al sentimiento, y sehace admirar de grandes y pequciíos, de lasgentes sencillas y de las altas inteligencias .

¡Oh! Si aquellas coinhinaciones de que habléantes realizaran el ideal de la comedia, nohabría autor dramático mrís grande entre loscontemporáneos que Eugenio Scribe . TieneDumas, hijo, una frase que pinta (le un modográfico este inmenso teatro de prestidigita~don : «Scribe es el Shal~ s pea.r e de las sombraschinescas . » Y era efecto, separad cae su reperto-rio La ccasncarailer c, 11 rns ¡(por . jurel' de oigo, he~se, 11 ¡mit gttt'r(Oe horle sus ont%e1'le o0 /croohó rlgrzn otro proverbio escrito en colaboraeioncon álusset, y viereis disolverse y volatilizarsetodo este teatro lo mismo que el mercurio á uncalor de trescieui,os cincuenta grados .

Para concluir, y volviendo á D . Manuel' <s-mayo, <i quien me referia anteriormente, habréele añadir que no estoy conforme con la críticaen el jnicio de alguno de sus dramas

A pesar de su reconocido talento y elevadocriterio se equivocó grandemente nuestro ina-logrado Revilla al afirmar que Lanas de honory Los Iioct/-res ole Cien eran dos enormes pecados .No hay tales carneros ; son dos hermosas pági-nas, dos documentos humanos, hablando ennaturalista, que deber . colocarse, y se coloca-r,in, á no dudar, al lado de Lo lrusitit+o y %n(Curta nuevo . El público pudo muy bien reci-birlos con algun desagrado, por las circunstancias difíciles en que subieron á la escena,

210

REVISTA IBÉRICA .

,y mucho más Los hombres de bien . Aquel exclu-sivismo de escuela con que el autor, comobuen cofrade, pedia sólo para su santo, hirióla suceptibilidad política de la mayoría . Losfalsos hombres (le bien se vieron retratados tanmagistralmente que protestaron en el acto delcolorido, de la verdad y de la audacia delpintor .

Hoy, las circunstancias han cambiado, ycasi podría asegurarse que corno el Sr . Tama-yo encontrara un cuadro completo de actores(cosa dificilisima) que supiera defenderle, Loo-ces de. honor y Los hombres de bien, se verian ad-miradas y aplaudidas, perdonándos ,, al autorel espíritu de intransigencia que las anima

Los h orrabres de hiera, sobre todo, es uno de losdramas mis lógicos, más intencionados ,y másverdaderos de nuestro teatro, .' un prescindien-do del estilo, que tiene un encanto particularpor su corte, naturalidad y pureza . Y no valgami opinion ; apelo á vuestro testimonio si lo ha-beis leido y examinado con aquella imparciali-dad que recomienda Taíno, cuando juzga unaobra corno resúmen de diversas circunstancias,ideas, carácter, temperamento, que influyeronnecesariamente sobre el autor .No es esto hablar i'1, humo de pajas, como

vulgarnacute se dice : se trata de rehabilitar laescena, de vigorizar lo decadente, de dar di-reccion á fuerzas que marchan desordenadas,y es preciso contar con un punto de partida .¿,A qué recurrir á la dramática francesa, nierigir supresiones que en nada afectan alfondo del problema, cuando poseemos modelosadmirables por el procedimiento? Tamayo yLopez Ayala . Ahí estén sus obras marcandola etapa ele donde debemos partir ; ahí te_aeissu teatro donde encontrareis el gusto -delicado.yrazonable realismo del teatro clásico, manco-munados con la libertad, el alto vuelo y la ricainspiracion del teatro romántico .

Recordareis que dije modelos en el procedi-nuento, porque los únicos modelos para el quese siente con soberanos alientos, existen en larealidad, en la vida contemporánea, en el es-tadio de las pasiones, cuyo flujo y reflujo seve sostenido por la gran lucha de interesesmás ó rnénos elevados .

Y por lo cine toca á la influencia del natura-lismo francés en el teatro, inútil sería hablar,ni dura (te parada, puesto que carece de vida yde representantes entre nosotros .

De todos modos, la legitimidad y la, impor-tancia de la nueva escuela, merecerian artícu-lo aparte .

José M . Matheu,

I .Forma el valle que da nombre á Sotollano

una pequeña isla verde en medio del doradomar de espigas que en verano le rodea . Unriachuelo procedente del punto en gire se bi-furca uno de los ramales que hácia el Sur sedesprenden de Sierra-Morena cruza la campi-ña sin regarla, á causa de la profundidad delcauce . Cerca del- pueblo el lecho es menoshondo y las aguas serenan su marcha ocupan-do más espacio hasta encajonarse en un alveoartificial que las conduce á mover sucesiva-mente los toscos hélices de una docena demolinos harineros . Terminada esta faena, seprecipita el rio formando espuma por entregrietas pizarrosas y, despues (le cruzar porbajo de un puente rústico, se desliza mansa-mente por el valle dividiéndose en multitudde pequeños canales que se subdividen hastalo infinito para fecundizar la vega de naran-jos que constituye la principal riqueza de mu-chos señores del pueblo .

Las aguas sobrantes vuelven á reunirse enun solo canal, y el útil riachuelo que en suorigen se llama iiiodulee, en su comedio Rlio-joado y despues Molinero, continúa su marchahasta engrosar un afluente del Guadalquivircon el mote de .1 rroyon del Soto .

La persona que desde los molinos tendiesela vista sobre el valle, podria compararle conun extenso circo cuya arena fuesen los naran-jales y cuya gradería estuviese representadapor las dos prolongaciones montañosas que en¡'arma de herradura rodean el llano . Cerca dela vertiente occidental esté el pueblo, cuyascasas encaladas blanquean al sol cual si fuesende marmol, y de cuyos patios y jardines seelevan nogales, palmaras y cipreses, como sila vega no fuese suficiente á calmar el ánsiade frondosidad y de frescura que domina, á sushabitantes .

4 las dos de la tarde del 18 de Julio de 1880,la intensidad del calor producia en los camposy caminos más silencio que la noche, y única-mente alguna que otra carreta cargada demieses ,y tirada por bueyes solia pasar el}puente rústico sostenido por fuerte estaquería .El ¡faca bac,r! de los carreteros y el chasquidometálico que al salvar los baches producenlos discos de hierro que rodean los ejes de lascarretas, eran las únicas señales de vida quese percibian -de lejos, cuando se vió salir de losarrabales del lugar á un ginete que pasó elpuente en direccion de la trocha que conduceá la carretera provincial que cruza la campiña .Montaba un corpulento caballo castaño de

sangre andaluza, de cabeza pequeña, cuelloerguido, piernas de bronce, tinos cabos y airo-sos movimientos ; vestia una americana de hilorayado, calzon gris de punto de seda, anchosombrero de paja, botas grasientas de cueroblanco con apariencia de usadas, y en la sin-gular apostura del caballero, así como en lacorrecta marcha del bruto, cuya fiereza humi-llaba entre sus muslos, se denunciaba, al mo-mento la presencia de un caballista andaluz .Era Ramon de Luna . rico heredero proce-

Colocó las riendas en la perilla de la sillabaquera, y murmurando una cancion anda-luza se puso ó liar un cigarrillo, dejando queel potro marchase libremente al castellano .

Despees que hubo encendido, recogió lasriendas y siguió su ruta sumido en profundasmeditaciones .

Ramon habíaa llegado á los veinticinco años,sin pensar que la vida es para muchos un pro-blema . Sensualista de nacimiento, toda sumoral y toda su filosofía se podian grabar enla esmeralda que adornaba su mano izquierda .

Minado de la fortuna y más todavía de suspadres, se había criado en la abundancia, te-niendo por toda educacion la débil influenciade una sociedad limitada á seis ú ocho mil per-sonas ignorantes, que le respetaban como áhijo de quien era y por el natural prestigio deun carácter afable, un hermoso corazou, unafigura arrogante y un pingüe patrimonio .

No había estado nunca en ningun colegio ;no había viajado más que de feria en feriapara comprarr y vender ganado ó, ó veces, porpura diversion, Difícilmente hubiera podidodecir lo que entendía por gramática ; sus co-nocimientos matemáticos se reducían á lascuatro reglas que lo hablan enseñado de po-queiro ; (le geografía, que Cuba, Puerto-Rico yfilipinas están pasado el rnar, y que por tierra,desde Sierra-Morena pata arriba, todos son ga-llegos, y más allá de Galiciaa todos extranjeros .

De historia estaba algo más fuerte, porquesabia al dedillo la de todas las mujeres deaquellos contorno , lo que representaba unacuantiosa erudiciun .

Más experto era en las artes .Conocía seis variaciones de p znaeros, tres es-

tilos de sol!'á, y habla inventado unas mala-guetias puestas de modaa en toda Andalucía,que habian hecho furor en Madrid, en el tea-

VJSTA IBÉRICA .

2 1 1RE

tro de la Bolsa, cantadas por un perdis comooriginales, segun refirió en Sotollano un estu-diante sobrino del albéitar .

Afganas veces, Ramon, cuando tenia senli-mnienlo, no se contentaba con la letra de nin-guna copla ; las componia él con arreglo :í, lascircunstancias y 4 lo que el cante exigía desuyo, siendo notorio que aquellos versos singramática enternecían sobremanera á las mu-chachas, y que más de un flamenco, ele cora-zon encallecido, habla sentido húmedos losojos en una juelga oyéndole cantarse una soleó .

Sobre estas cualidades descollaba una, queera su especialidad : la equitacion . Cuandopone los calzones sobre un potro, decían losmozos del pueblo, y empuña las riendas, ni elmismo Verbo puede competir con él .Preguntado cuál era su escuela contestó sin

saberlo que deria :-« La natural .» Yen efecto,Ramon era ginete por n'aturalez r . Lo mismohubiera podido responder respecto á todo lodemás de la vida . Cuando alguien en su pre-sencia hablaba pronunciando las ss y las cc,Ramon les tildaba diciendo que no hablabannatural, como deben hablar las gentes ; estoes, en andaluz .

Su flaco eran las mujeres . Cuando se ena-moraba bebia . Sentía en el pecho una extrañaopresion que sólo se calmaba en francachelas,y como al día siguiente era mucho peor su es-tado de ánimo, las francachela» se sucedían.sin solucion de contiiiuidad . En una oca ,ionrindió tres tandas de amir;us mientras se atur-día para olvidar la muerte de una novia conquien había estado á punto (le casarse, cir-cunstancia que, unida á otras muchas de suhistoria, fié motivo para que, cuando fallecióel padre de Ranton, todo el pn(ablo se admirasede ver al hijo llevar luto seis meses v no co-meter en todo ese tiempo ninguna. liviandad .El heredero se habla serenado y pensaba cui-dar de lo suyo como hombre de juicio, pensa-ron muchos .

Pero el dia 18 de Julio Ramon desaparecióde Sotollano á las dos de la tarde, segun reia-cion de un carretero que habla tenido que de-tenerse mientras el de Luna pasaba el puentemístico, y nada más se supo de sin paraderohasta que al cabo de dos meses volvió sobre elmismo caballo y con el mismo traje que lehablan visto el la de su marcha .

Dos horas (lespues de su llegada circulabannoticias que tenian escandalizado al pueblo .

Ii .

Hacia dos años que Ramon amaba á una ricavecina suya adornada de las más ventajosascualidades que suelen exigirse á una ,joven .

Educada Isabel Moran en varios colegios de

(lente de una (le las mis fecundas almarsigasde caciques de Sotollano .

Ya en la carretera, el de Luna detuvo el ca- 1ballo, se alzó un poco sobre los estribos,que brillaban al sol como diamantes, apoyó elborde de la mano izquierda en el ala del som-brero en ademan de divisar algun objeto leja-no, y exclamó para sí :-Todavía no es hora .

MI?

REVISTA 1BÉalcA .

Francia y de Inglaterra, reunía á la bellezaextraordinaria de su cuerpo, elegancia en elvestir y extremada delicadeza para tratar conpersonas que no le igualasen en instruccion .Nadie le llamaba bachillera, ni literata ó ro-mántica; el mismo Ramon no tuvo nunca queenrojecerse en presencia de ella por babardicho una sandez ó haber quedado por igno-rante en algun diálogo . Lo que Isabel supiera,allá se lo guardaba para cuando se encoutra .-se sola con los libros que leia . Igual condicionmostraba su hermano Eduardo, avezado á, via-jar por todo el mundo y encariñado de unmodo singular con el pedacito de cíelo de So-toliaüo . Así es que Rarnon, lejos de enfriar laamistad que con los Moranes le unía desde lainfancia, la iba acentuando cada dia hasta te-ner en Eduardo el más influyente de sus con-sejeros y poner en lado! todo el amor incons-cient,e de un corazon de fuego .

Isabel lo comprendía y lo toleraba . Eduardoiba más allá ; lo veia con gusto ; porque en suamor de la naturaleza admiraba tanto á Ita-lnon Como éste, en su ignorancia, respetabala superioridad intelectual de Eduardo .

-íloati deLinneo, ¡qué magnífico ejemplar!Exclamaba, Eduardo, algunas veces apoyandosu enano sobre el hombro de Rarnon despuesque éne le contaba algiula cuita ó verificabaalgun rasgo de noble fiereza .Poco despees de muerto D . José de Luna,

Rarnon invito á Eduardo á, pasar un dia en lacampiña . Allí, bajo la enorme campana de lachimenea del cortijo, le soltó esta relacion :

---Estoy enamorado de Isabel ,y ene quierocasar con ella. Sé que la gente me critica por-que dicen que tengo mala cabeza, y coarto tú110 eres (le esa ipin ;otn, necesito que te encar-gues de illtorinar á tn hermana . No teneispadre ; puede decirse que madre tampoco, por-que doña Casilda tiene bastante roer sus acha-ques para no pensar en otra cosa . Yo te pidola mano de Isabel .

--Por mí concedida, repuso Eduardo . Tengomis ideas formadas acerca de tí ; comprendo laimportancia que debe darse á lo que dicen detu mala cabeza, y te prefiero para cuñadosobre todos los pretendientes habidos y porhaber ; pero ¿cuentas con ella?Ramon quedó pensativo . Despues repuso :-No lo sé. Es tan amable . . . Debe tenerme

por un bruto; pero sabe que la quiero con todarni alma, y si es a ,ridecid1 . . .-La gratitud no hace al caso . ¿Te quiere ó

no te quiere? Si lo i g •noras averígualo, Si tequiere yo le haré ver que no lo debe ocultarpor tu mala fama . Cuenta conmigo .No se habló más del asunto . Pasaron la

tarde reconociendo el ganado y charlando conlos boyeros . Rarnon que en un principio esta-

ba algo triste, fué animándose por grados, yhasta se decidió á dar unos cuarteos á un no-villo que embestía . Eduardo estaba en su ele-mento discutiendo con todos acerca de la fu-tu1 •a cosecha, de los mejores sistemas (le in-gertar y conviniendo por tolerancia en que lamayor parte de las máquinas agrícolas inven-tadas hasta hoy no dan resultado en Anda-lucía .A la vuelta los expedicionarios montaron

cada cual su potro y ensayando sobre el terre-no las respectivas teorías de equitacion, sedistrajeron durante las (los horas de travesía .Cerca del pueblo, emprendieron pacíficamenteal castellano . En las calles tomó Eduardo lapalabra :

-- Conque lo dicho . Tú avisarás cuando lehayas consultado . Animo .Ramou no respondió . Tenia miedo .Aquella noche no pudo dormir . ¿Cómo for-

mular la solicitud que se le exigia? ¿P)r mediode una carta? Imposible : ella se burlarla de laletra y de los disparates ortográficos . ¿I)e pa-labra? Peor todavía . Aunque atrevido para lasmujeres, Ram.on era poco expedito de lengua .Lo mejor seria consultar con su prima . Adela .Ella era la amiga predilecta de Isabel y demos-traba, á R,annan un afecto especial .

A las ocho (le la mañana del otro dia, Ila-mon estaba en la calle en direccion de la carade Adela . Esta regaba sus flores cuando le vióeui rar . Doña Antonia, tia de 11amon, se dedi-caba á dei igir las faenas domésticas .

-Dios te guarde, salerosa ; ¡quién fuera florde tu j ardin!-Ven con Dios, guason . ¿Madrugas ó tras

nochas?--Madrugo .-i h1 Es verdad ; no me acordaba de que

ya eres bueno . Como una no ha notado la me-joría . . .

-Porque siempre he sido bueno .-0 porque no has dejado de ser malo .--De mal humor te levantas .Adela sonrió sin responder . Continuaba el

riego de sus macetas que en forma de pirá-mide se agrupaban sobre un tinglado de ma-dera en medio del patio, rodeado de arriates dedonde nacian jazmines, bruscos y enredaderasque cubrian las cuatro paredes de un cortinajeverde .

Ramon fué al interior de la casa por unasilla y se sentó junto á las llores .

¡Ay prima de mi alma! Las mujeres levuelven á lino loco .

--Para volverse es preciso no serlo .-¿Estás de broma? Pues yo vengo á un

asunto mu,y serio . hace días que me bulle enel magia la idea de casarme .

Adela se puso pálida, soltó el regador y miró

fijamente á su primo buscando en sus ojos laverdad de lo que decia .-Sí, de casarme .-¿Con quién?-De eso vengo á tratar contigo .Ramon ignoraba en absoluto el amor que

Adela sentía hácia él, atribuyendo sus prefe-rencias á un cariño desinteresado que se ex-tinguiría, tal vez cuando ella tuviese el primernovio . Por su parte Adela tenia la desgracia decreerse ménos bella de lo que era en realidad,y colocaba tan alto á Ramon en el altar de susilusiones, que de tanto pensar en él desde lainfancia, habia llegado á no desear su amor .

Sentada en un ángulo del macetero cercade su primo, le miraba fijamente esperando larelacion . ¿Quién seria la dichosa? De fijo noera ella. Tal vez . . .-Vamos, di, ¿con quién?-Con Isabel .Adela sintió llegar el nombre á sus oidos

corno un proyectil y extremecerse todo sucuerpo de la emocion .-¿Cómo Isabel? Pero ¿no sabes? . . .-¡Eh! ¿Qué es eso?Adela se habia trepado un poco de espaldas

sobre un maceton de alelíes . Las flores rojassalpicadas de blanco asomaban por entre susdespeinados cabellos . Del rostro sanguíneo dela jóven habla, desaparecida por completo elcolor, y en un desvanecimiento pasajero cerrólos ojos y se pasó la mano por la frente, comosi quisiera, apartarse la causa de su turbacion .

Aquella crisis nerviosa fué para ella mismauna revelacion de cuánto amaba át su primo ,ycuánto sufriría viéndole casado con otra .-¿Qué es eso, qué es eso? insistió Ramon

alarmado . ¿Qué te pasa?Adela sintió renacer sus fuerzas .-No es nada . . . un .vareo . . . no estoy muy

buena .Despues dijo con naturalidad :-Yo creía que estarias enterado . Por su-

puesto, no, no he dicho nada ; ha sido una tor-peza mía--De aquí no me voy sin saber la verdad .

¿Qué ocurre?-Que Isabel tiene novio .Ramon creyó por un momento que el cora-

zon sede iba á salir por la garganta .-¿Y dónde está ese hombre?

En Sotollano .¿Quién? ¡Imposible!

-Lo que oyes .Ramon se puso de pié .-Dime su nombre . ¿Cuál de todos estos

muñecos me disputa lo que es mio?-Serénate, Llamen . Ni te disputan lo tuyo,

ni este pueblo tan pequeño contiene todala gente del mundo .

REVISTA IBÉRICA . 213

Los amores de Isabel son antiguos ; así se ase-gura

Dpor el pueblo .

-Pero ¿cómo se llama ese hombre 9 ¿Dedónde es?

-Es de Córdoba y se llama Cárlos Domin-guez .

-No le conozco .-Ni es fácil . Eduardo te enterará . No le

digas lo del noviajo ni lo cuentes á nadie, por-que lo ocultan .-Descuida . -Ramon se dirigió como un rayo hacia su

casa, llegó á su cuarto y llamó á un criado .¿Conoces á un señorito forastero que se

llama D . Cárlos Dominguez?-No seiror .-Creo que llegó ayer al pueblo y necesito

saber dónde para y si piensa estar muchos diasen el Soto .-No tenga Vd . cuidado, señorito, Yo me

encargo de averiguarlo hoy mismo .-Hoy no ; ahora .-Voy volando .Y el criado desapareció, colocándose el

sombrero, que apenas había separado dos de-dos de la cabeza .

El movimiento instintivo de Ramon era pe-lear con Cárlos de hombre á hombre, ó quizácon más propiedad, de macho á macho . Peroante todo, ¿qué derechos alegaba él para quele respetasen una novia imaginaria? ¿Tenia . élni habia tenido nunca relaciones con aquellaseñorita? ¿Podía intervenir de modo algunoen sus asuntos? Era, pues, preciso intentaralgo de una manera explícita, para provocarcuando ménos algun pretexto de enemistadcon un hombre á quien no conocia ; pero áquien odiaba con toda su alma, atribuyéndolelas más diabólicas perfecciones que puede unsér humano poseer .

Abrió un viejo escritorio do cedro chapeadode vacar y ca.rey, y escribió estas líneas :

«Isabel : Te quiero con todo mi corazon ydeseo saber si me correspondes .

Tuyo con alma y vida(amen. »

Con este laconismo evitaria algunos dispa-rates .No habian pasado cinco minutos cuando se

presentó el criado .Cárlos habia dormido en una posada y comía,

en casa de los Moranes . Tardarla en marcharsetres ó cuatro días .

Entonces Ramon resolvió esperar un dia máshasta, tener contestacion á su carta .

-Lleva eso á la señorita Isabel . Con sigilo .-A la órden, señorito ; yo no me voy dei

seguro .

La vida de Isabel había estado siempre mez-cladade cierta dulce tristeza que ella solía com-parar con la emocion que el Ossion de Macpher-son le producía cuando en el colegio del York-shire esquivaba la vigilancia de sus maestraspara entregarse á las lecturas que más cauti-vaban su espíritu . A veces llegaba en horas denostalgia hasta á echar de menos las brumasdel Norte, que tanto convidan el ánimo á re-concentrarse en las propias meditaciones .

Imposible para ella salir en mucho tiempode Sotollano . Ni los achaques de doña Casildapermitian á ésta viajar, ni de estar buena hu-biera consentido en vivir errante una señoraque, con el Kempis en una, mano y el rosario enla otra, pasaba la mitad del año saboreando lasfrases de su autor favorito : «En el silencio ysosiego disfruta el alma devota . El rincon usa-do se hace dulce y el poco usado causa fasti-dio .» Sapientísima idea que doña Casilda prac-ticaba con exquisita exactitud ocupando enverano el ángulo más fresco de su patio á lasevillana y en invierno el rincon más abrigadode su tranquilo hogar .

Dos caminos tenia Isabel en perspectiva : elcasamiento y . . . lo que se horrorizaba de pen-sar, el que se cumpliese otra máxima . á menu-do repetida por doña Casilda, sacada del mis-mo libro que, con raro candor, llamaba la bue-na anciana «su caletre» : «Llegando al puertode salvacion, ¿qué se me importa cuanto hu-biese padecido? Dame buen fin ; dame una dulcepartida.» Frase esta última interrumpida mu-chas veces por una lluvia de besos q .ue Isabeldaba á su madre .

Era, pues, necesario esperar. Mientras tan-to, ¿cómo pasar la vida en un pueblo sin másactividad social que las faenas del campo?

La lectura de novelas que en el colegio ha-bia sido primero una tentacion, por el placerdel contrabando, despees una curiosidad paraenterarse de los incidentes de la vida, las in-trigas amorosas y los conflictos de las pasio-nes, se convirtió en Sotollano en un vicio,casi en una necesidad .

Isabel no vivia, leía .Y conociendo la vida por referencia, padecía

respecto á muchas cosas los mismos erroresque un observador acostumbrado á contem-plar los objetos á través de cristales, ora rojos,ora azules ó violados, que nunca conocería larealidad tal cual la ven los que miran sin pris-ma alguno .

El mundo era Dikens ; un mundo muy pare-cido al nuestro, pero más dulce, más sensibley más fantásticamente alambicado . En su afande comparaciones, encontraba entre la, vidasegun Dikens y los ligeros vistazos que habia

dado <i la vida real, la misma proporcion queentre la luz tenuemente violácea que en lascámaras fotográficas da cierta encantadoratrasformacion á los objetos y el golpe de luzcruda y torrencial que inundaba los camposde Sotollano .

Despues de haber envidiado á muchas he-reinas de sus novelas y de no tener el másleve conato de celos por las personas que co-nocia, se daba á cavilar en lo porvenir, viendoperderse allá entre las vagas tintas en que elhorizonte del pensamiento, como el del espa-cio, se pierden, la venida de un sér extraordi-nario que interrumpiese la sucesion monotonade aquellos dias sin emociones por otros másdulcemente accidentados . Hasta las querellasy disgustos posibles le atraían y deleitabanmás que el «rincon más usado» de la jaula enque se deslizaba su tierna juventud .Cuando la doncella entró con la carta de

Ramon, que acababa de endosarle el criado,Isabel se sintió contrariada en su ocupacionfavorita de fantasear mientras se acicalaba de-lante del espejo .

No obstante, rasgó el sobre con impacienciay leyó .

Era natural . Ella tenia la culpa .La franca rudeza de Ramon comentada in-

génuamente por Eduardo, le habla proporcio-nado algunos momentos de solaz . El trato deaquel hombre de extraordinario temple hablasido declarado peligroso por varias señorasque lo deseaban tanto para yerno como le te-mian para novio de sus hijas .

Mas como en casa de les Moranes corrianotros vientos y la leal amistad entre Ramon yEduardo, de una parte, y la fascinadora pre-sencia de Isabel, por otra, eran suficientes ga-rantías de respeto, no habían faltado motivosal desarrollo de una pasion .

De esto hacia dos años, tantos como llevabaella en el pueblo . ¿Cuál seria la cansa ocasio-nal de aquella declaracion? ¿Tal vez celos del0orasterquef

habia venido á visitarles y á, pro-pro-poner cierto negocio á Eduardo?

En realidad, Isabel sentia algun encanto enaquella sorpresa, y sin dilatar por más tiem-po la contestacion que le ocurría, pasó á, sugabinete, sentóse delante del precioso escritorio que adornaba, más que servia, en la habi-tacion, y trémula con la zozobra del primerincidente (le aquel género, escribió con la másbella y menuda letra que pudo, una carta tanbreve como la recibida, indicando que preferíaconversar .

Así esperaba dar largas al asunto, sin resol-ver nada en definitivo hasta pensarlo más des-pacio .

Colocó la carta en un sobre y despidió á ladoncella sin entregársela .

Lo mejor seria ganar veinticuatro horas sinresponder .Y con el codo apoyado sobre la mesa y la

primorosa mano en la mejilla, trató de recon-centrar su pensamiento en aquella inesperadaocurrencia de su platónico admirador, procu-rando inútilmente precisar las ideas y evitarque se confundiese lo soñado ante el espejo,todavía presente en su memoria, con la rea-lidad .

Ocupaba Isabel las habitaciones más bellasde la casa y las habla hecho decorar á su ca-pricho .

El balcon daba sobre - la parte del patio delabor en que ella habia mandado trazar su pe-queño jardin y desde donde se divisaba casitodo el valle .

Aquel era el sitio favorito de sus lecturasglosadas y extraordinariamente diluidas conla exégesis (le tina desbordada fantasía .

Recien vestida, con uno de sus bellos trajesde mañana, que no poco habían contribuido ácautivar el alma sensualista de Ramon, em-prendió de nuevo la lectura por la página enque la habia dejado el día anterior .Cinco minutos despues, no pensaba ni en

Ramon, ni en la carta, ni en la lectura . A par-ta' de una frase, habla empezado á relacionartinas ideas con otras, y se creia de nuevo enel mundo de sus ilusiones .Cuando descendió á la planta baja de la

casa, Eduardo paseaba en el patio con el foras-tero, charlando de negocios, y doña Casilda,sentada en un enorme sillon, les esperaba enel comedor .

La figura de Cárlos que al principio habiaparecido á Isabel un tanto afeminada, era lade un hombre mós acostumbrado á la vida desalen y á trabajos intelectuales que á ejercitarla musculatura . No tenia la complexion atlé-tica de Ramon, ni siquiera la más proporcio-nada de Eduardo ; delgado, blanco, pulido enel vestir y extremadamente correcto en susactitudes, diríase que se habla escapado delfigurín de un periódico de molas .

Isabel le saludó al pasar ; mientras decía lasfrases de fórmula, él fijó en ella los ojos yhalló el modo de hacerle comprender la 'admi-racion que sentia por su belleza, sin expre-sarlo de palabra .

Despues, con una sonrisa y un ademan casiimperceptibles, le ofreció el brazo que ellaaceptó con gracia .

Durante el almuerzo se habló de las costum-bres de Sotollano . Eduardo hizo elogios (le ladulzura y afabilidad del pueblo, explicandotodas sus afirmaciones por la excelencia delclima, la ventajosa distribucion del suelo enterrenos de regadío, puestos de arbolado ycampiña de pan llevar; contó su excursion

REVISTA IBÉRICA .

* * *(Contin.uorá .)

REVISTAS EXTRANJERAS .

ÚLTIMO` NÚMEROS PUBLICADOS .

ACADEMIA DE CIENCIAS DE PARIS .HIGntNL PúBLrcA .-Il%niOria acerca de la epidemia de

cólera que rezare ea Egipto .y medios de preservar G,Europa; por M. A . Fauvel .La, importancia del asunto nos obliga á dar al ex-

tracto de esta Memoria mayor exteusion de la acostam -brada en esta seccion de nuestra RLVISTA .

Cuando en la Memoria leída á la Academia de cíe-n,-cias en 28 de Mayo último, dice el autor, manifesté mistemores de que los ingreses mercantiles de Inglaterrasuprimiesen las garantías que desde 18íU habian proservado á Egipto del cólera, no creia tan próximo el díaen que se verian cumplidos tales presento nieutos .

Desgraciadamente, la ley notada por reí con res-pecto á los focos do cólera endémicos en la India, hasido ignorada hasta hoy en Constantinopla y en Egipto .Allí tenia acepiacion la doctrina comercial inglesa queconsidera como inofensivos esos focos endémicos, entanto que no adquieren las proporciones de epidemia ;pero, como nunca llega este caso, las autoridades indiasexpiden patente limpia á los buques de Bombay y otrospuntos semejantes, á pesar de la triste experiencia quetan peligrosa conducta suele ocasionar .

Con motivo de una recrndeseencia colérica ocurridaen Bornbay en Abril y Mayo, el Consejo sanitario deConstantinopla y el de Alejandría decidieron someterá cuaren.~tena las procedencias de Bombay ; pero la au-toridad inglesa intervino negando al Consejo autoridaddecisiva en el asunto y proponiendo que se nombraseuna comision especial, lo cual equivalia á un aplaza-miento indefinido .

Esta táctica fu-,',repetida varias veces, llegando el de-legado inglés hasta proferir amenazas .

Al principio se creyó que sólo se trataba de una epi-demia local debida á falta de higiene ; pero muy prontoel carácter y progresos de la enfermedad no dejaron tu -gar á duda- era e" invasor cólera asiático .

Es cosa demostrada que el cólera empezó en Damietaimportado por anos buques procedentes de Bombay .

Despues de tentativas inútiles para establecer cordo-nes sanitarios cuyos indivíduos eran atacados de la en-fermedad, empezó la infeccion del Cairo en 14 de Julio .Conocemos la rapidez con que se propaga ; pero ignora-mos en qué proporciones, dado que la autoridad ingle-sa, que se ha apoderado del servicio sanitario, no pu,blice más datos que los que lo conviene .

Una vez propagada la peste en Alejandría, empiezael gran pligro para Europa .

En 18(15 fué muy rápida la propagacion porque nose tomaron precauciones defensivas . Estamos en el

campestre de la víspera, y para que el invi-tado conociese algunas personas, propuso áIsabel que convidase á comer á Adela, entanto que él haria venir á Ramon .

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caso de adoptar medidas enérgicas, y es seguro que In-glaterra pagará cara su falta .

La Siria, Constantinopla, Rusia, Rumania y Bulga-ria encontrarán grandes dificultades para evitar el mal .Pero Grecia, Italia y España han acudido tan á tiempoy han adoptado medidas tau radicales, sobro todo Es-paña, que puedan considerarse fuera de psligro . Lomismo puede asegurarse del litoral francés .

ducho se ha discutido sobre si Inglaterra, por nohaber adoptado medidas contra el cólera en los propiospuertos con respecto á los buques procedentes de laIndia, será causa de que la epidemia penetre en Euro-pa . Yo no participo ole ese t ;mor. No deba olvidarseque Inglaterra está en relacion constante con los paísesindios, donde el cólera es end mico, sin que jamás lohayan importado en la metrópoli .

El viaje de los buques m,ís rápidos, desde Port-Saidhasta Inglaterra, no baja de catorce dias, y en ese tiem-po tion,n lugar de sobra pa_ a evitar la importacion pormedio de las perso aces . Además, el gobierno tiene orde-nados procedimientos de desiufeccion para los carga-mentos sospechosos .

En efecto, la historia del cólera en Inglaterra de-muestra que siempre que ese país ha sufrido una epide-mia colérica, ha sido por importaciou de Europa .

BEVUE DES DEUX NIONDES.SuirAiuo .-I. Cabeza loca; por M. Th . Bentzon.-II . La

condesa de Jieaemont ; por M . A . Rardoux.-III . Ri-cardo Cote/eva ; por M. Charles LavolI6o .-IV . UnItistoriccdu mmoderoo cíe Grecia ~l7urtie e~ ; por lf Ju-les Girará -V. La teolo.¡mt, !j el simxbolisw+o ea lasC65- de

Roma ; por M . .13 . Anbé -VI. El vestidoy la laa.bit t.cioia en sets celado zes con la atuzó .cfera ; porM1 . R . Ra lao .-V1I . Revista musical.-VIII. Revistaclrancdtica.-IX . Cróicíca h uí ica,-X, llovinmientofinanciero.--X1. Bolettci bUlio,~rcí ice .

Despues de muchos siglos de ignorancia, olvido éindiferencia, Antonio Bosio fué el primero en pensarque las Catacumbas de Roma eran matea la arqueológi-ca que podia suministrar mucha luz para el conoci-miento de la primitiva Iglesia .

Empezó la descripcion de los lugares, copió pintu-ras y epitafios .

Dcs .ues de Bosio, las Catacumbas romanas fueronexplotadas más bien en busca de reliquias que con pro-pósito científico .

Se exhumaron inscripciones no conocidas por Bosioy so inspeccionaron galerías que él no habia visto ; perocasi siempre faltó constancia á los exploradores . Antesde Rossi, nadie pudo trazar una descripciunr complota,científica y exacta de las Catacumbas. Nadie habla om-prendido el trabajo de emplazar cada necrópoli, marcarlas situaciones, recoger los nombres, seguir las sucesi-vas excavaciones, trazar la historia do las principalescriptas en su estado primitivo y en las varias trasfor-maciones por que han pasado .

REVUE SCIENTIFIQIJE .SrrntnYto.-La obre de /. Pasteur; por Al. Cliamber-

land.-Ilaruey y el ruétodo ex erhnce atol ; por M . .Habershon.-Hl servicio -milite, oblír~%tto ín y la i ;Ius!t,l-dad; por 11 . G. L túnel cíe la _l1n echa ; opi-nion de M. Jo' n .13riglrt .-Revi.etz de hi;Jieme -t1ca-denz'ia de Cíe-ncáas de Pai ís .-Biblioyra~ía.-C ón ca .

Una pension de 25.000 francos propuesta á las Cá-maras francesas por el ministro de Agricultura en favor

REVISTA IBERICA .

de SI. Pasteur, ha llamado nuevamente la atencionpública hácia el sabio químico que en una largo carre-ra de investigaciones microscópicas, ha realizado porsi solo un número de descubrimientos útiles que basta-ria, segura afirmacion del eminente naturalista Huxley,para pagar con su importe la indemnizacion de guerraexigida en 1870 por Alemania á Francia .

Los primeros trabajos de Pasteur fueron en cristalo-grafía . Pero muy pronto abandonó esta clase do estu-dios para consagrarse al de las fomentaciones .

En 1857 publicó una Memoria sobre la fermentacionláctea y poco despues toda una serie do observacionesacerca de la fermentacion do otras sustancias . En suconsecuencia, fijó el principio de que toda fermenta-cion consiste en el desarrollo de séres extremadamentepequeños, únicamente visibles en el campo del micros-copio .

A cada fermentacion corresponde un sér distinto .Estudió la vida de esos séres, sus medios de desarrolloy las causas que lo facilitan ó dificultan .

Les fermentaciones aparecen, por tanto, como fenó-menos vitales y no do descomposicion y destruccion,corno antes se creía .

De aquí pasó á estudiar el origen de esas especiesanimales, viniendo á negar la generacion espontánea,

Estudiando el vino, la cerveza y otras bebidas de-mostró que las cansas de sus enfermedades no son másque el desarrollo de ciertos microbios que alteran lasustancia .

Tal fui la fama adquirida por Pasteur en estos yotros muchos ensayos que eaa cierta ocasion, habióndose declarado en el Mediodía de Francia una epidemiaen los gusanos de seca que estuvo á punto de concluircon esta. industria en aquella region, el gobierno encar-gó á Pasteur su estudio en busca de un medio para evi-tarla .

Comisionado el eminente químico Dumas de parti-cipar el nombramiento á Pastear, obtuvo por toda con-testacion :-Es el caso que en mi vida he visto un gusano de

seda .Mas como aquel encargo no se daba al erudito,

sino al hombro de génio, Dumas insistió y Pasteur sededicó á tan ímproba tarea con tal acierto, que ci loscinco - anos ora muy difícil encontrar en todo el Medio-día de Francia un gusano do seda quo tuviese la enfer-medad en cuestion .

Desde que Pasteur terminó estos estudios hasta hoy,viene luchando con la apoplegia . Era catedrático y sevió precisado á rotirarso. No cs otro el motivo de laprimera pension de 12 .000 francos que le fué asignada,aumentada ahora hasta 25 .000 . La enfermedad no lepermite experimentar por sí mismo ; para todo necesitaextraño auxilio y vivo rodeado de pasantes estudiososque bajo .sus órdenes practican los ensayos .

El desenbrinnicnto de la vacnuacion carbnncnlosa,el estudio del cólera en las gallinas, cte ., cte ., son susúltimos triunfos, y todavía, antes que la cruel enfer-medad que amena°a su existencia realice su extrago, esposible que Pasteur haya proporcionado á la humani-dad el medio de evitar la peste asiática que tan horroro-sa matanza está haciendo en Egipto y en otros países .

1883 .-Madrid J . Lopez, impresor, Caños, 1 triplicado .