ana alonso y javier pelegrín la casa de...

2
abuela, lo que ve le deja bastante decepcionada. El desván es muy grande, y la luz que se filtra a través de las mojadas claraboyas del tejado forma charcos lechosos en el suelo y hace brillar las telarañas y los granitos de polvo suspendidos en el a i re. El repique de la lluvia sobre las tejas re s u l- ta casi ensordecedor, y justo en el centro, entre dos vigas, se filtra un hilillo intermitente de agua. En los rincones se apilan sillas rotas, mesas y lám- paras, camas desvencijadas y maletas antiguas de piel, pero no se ve ningún baúl prometedor. La abuela avanza con precaución entre los trastos que se acumulan en el suelo; parece saber muy bien lo que está buscando. Con mucho cuida- do, aparta un espejo roto de marco dorado que se apoya sobre un viejo armario de caoba. A conti- nuación abre el armario y retira una tela blanca que, al parecer, protege un objeto bastante volumi- noso. Finalmente, se aparta para que Jana pueda contemplar ese objeto que acaba de descubrir. Y entonces Jana lanza un silbido de admira- ción. Lo que hay dentro del armario es mucho mejor que un baúl lleno de ropa antigua. 15 La casa de muñecas Jana se deja caer sobre una silla y clava los ojos en el horno encendido con expresión desam- parada. —No te preocupes, Jana —dice la abuela animadamente—. En cuanto meta la tarta en el horno, te enseñaré algo muy especial. —¿Qué es? —pregunta Jana sin ningún entusiasmo. —Es un juguete que pertenecía a mi abuela. A mí nunca me dejaron tocarlo cuando era niña. Pero, ahora, la dueña de la casa soy yo, y puedo hacer lo que me dé la gana. Quiero que tú lo dis- frutes, ya que yo no pude hacerlo. Claro que, para eso, primero tendremos que encontrarlo… Me parece que está en el desván. Jana empieza a animarse un poco. Nunca ha subido al desván de la abuela, pero seguro que está lleno de trastos viejos e interesantes. A lo mejor, incluso hay un baúl lleno de vestidos antiguos, lar- gos hasta los pies como los de las princesas. Eso se- ría magnífico, porque a Jana le encanta disfrazarse. Sin embargo, cuando termina de subir las escalerillas de madera carcomida detrás de la 14 Ana Alonso y Javier Pelegrín

Upload: others

Post on 22-Feb-2020

28 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

abuela, lo que ve le deja bastante decepcionada.El desván es muy grande, y la luz que se filtra através de las mojadas claraboyas del tejado formacharcos lechosos en el suelo y hace brillar lastelarañas y los granitos de polvo suspendidos enel a i re. El repique de la lluvia sobre las tejas re s u l-ta casi ensord e c e d o r, y justo en el centro, entredos vigas, se filtra un hilillo intermitente de agua.En los rincones se apilan sillas rotas, mesas y lám-paras, camas desvencijadas y maletas antiguas depiel, pero no se ve ningún baúl pro m e t e d o r.

La abuela avanza con precaución entre lostrastos que se acumulan en el suelo; parece sabermuy bien lo que está buscando. Con mucho cuida-do, aparta un espejo roto de marco dorado que seapoya sobre un viejo armario de caoba. A conti-nuación abre el armario y retira una tela blancaque, al pare c e r, protege un objeto bastante volumi-noso. Finalmente, se aparta para que Jana puedacontemplar ese objeto que acaba de descubrir.

Y entonces Jana lanza un silbido de admira-ción. Lo que hay dentro del armario es muchomejor que un baúl lleno de ropa antigua.

15

La casa de muñecas

Jana se deja caer sobre una silla y clava losojos en el horno encendido con expresión desam-p arada.

—No te preocupes, Jana —dice la abuelaanimadamente—. En cuanto meta la tarta en elhorno, te enseñaré algo muy especial.

—¿Qué es? —pregunta Jana sin ningúnentusiasmo.

—Es un juguete que pertenecía a mi abuela.A mí nunca me dejaron tocarlo cuando era niña.Pero, ahora, la dueña de la casa soy yo, y puedohacer lo que me dé la gana. Quiero que tú lo dis-frutes, ya que yo no pude hacerlo. Claro que,para eso, primero tendremos que encontrarlo…Me parece que está en el desván.

Jana empieza a animarse un poco. Nunca hasubido al desván de la abuela, pero seguro que estálleno de trastos viejos e interesantes. A lo mejor,incluso hay un baúl lleno de vestidos antiguos, lar-gos hasta los pies como los de las princesas. Eso se-ría magnífico, porque a Jana le encanta disfrazarse.

Sin embargo, cuando termina de subir lasescalerillas de madera carcomida detrás de la

14

Ana Alonso y Javier Pelegrín

casa_muniecas.qxd 22/9/11 09:49 Página 14

—¡Una casa de muñecas! —murmura, exta-siada—. Siempre he querido tener una… ¿Dequién me dijiste que era?

La abuela sonríe, complacida.—Era de mi abuela —contesta, sacando el

enorme juguete del armario y depositándolosobre una vieja mesa de cocina que hay cerca—.Es muy antigua, y tiene muchísimo valor… ¿Tehas fijado? ¡No le falta detalle!

Jana se agacha para colocar su rostro a laaltura de la casa de muñecas y abre la fachadacon cuidado. La casa tiene dos pisos y una granbuhardilla. Hay un salón, un comedor, unabiblioteca, una preciosa cocina con utensilios decobre colgados de la pared, una salita de estar,tres dormitorios, un cuarto de juegos y hasta unabodega. Los balcones parecen de piedra antiguay sobre una de las ventanas del piso superiorondea una bandera roja, blanca y azul.

Pero lo más maravilloso de todo son losmuebles y los objetos en miniatura que llenan lashabitaciones: la mesa del comedor está cubiertacon un mantel bordado sobre el que brillan seis

16

Ana Alonso y Javier Pelegrín

casa_muniecas.qxd 22/9/11 09:49 Página 16