un sueño por la paz

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“Un sueño por la Paz”

Este cuento ha sido creado, durante las Prácticas de Conocimiento del Medio Social y Cultural y su Didáctica de 2º de Magisterio de Educación Infantil, dentro del Proyecto de Innovación “Virtus Inter Pares” de la Universidad de Jaén.

Grupo formado por: Mª Inmaculada Aguilar Cabrera Laura García Blanca Irene Gómez Ramírez Irene Jódar Cantero

Profesora: Mª Dolores Gámez Carmona

Desde la escuela, y, muy especialmente, desde la etapa de Infantil, se hace

necesario trabajar y educar para la Paz, porque en nuestra aulas estamos

formando a niños y niñas que un día serán miembros activos de la sociedad,

para que puedan dar soluciones pacíficas a los problemas o conflictos generados, bien en su familia o en el

propio centro escolar y puedan extrapolarlas a otras situaciones más

generales Además la inmigración cada vez está más

presente en nuestra sociedad, y, por tanto, en nuestras escuelas, por ello es

necesario que enseñemos a nuestro alumnado actitudes de integración

Justificación

En la escuela conviven muchas personas con intereses no siempre

similares por lo que es un lugar idóneo para aprender

actitudes básicas de convivencia: solidaridad, tolerancia, respeto a la

diversidad y capacidad de diálogo y de participación

social

Con este cuento pretendemos ayudar a nuestro alumnado a conocer diversas formas de

actuación con las que afrontar las dificultades que vayan surgiendo,

sin tener, como única respuesta, la violencia que, por causas varias, están acostumbrados a emplear

Educar al alumnado en valores les permitirá tomar decisiones más

acertadas durante toda su vida, y los hará personas más seguras,

plenas y felices

“Un sueño por la Paz”

La niña tenía todo lo que quería, sus papás le daban todo lo que les pedía. Por eso, ella no cuidaba sus cosas: rompía sus juguetes y su ropa, tiraba la comida, pintaba las paredes y se llevaba muy mal con todos sus amiguitos. En su barrio había muchos niños y niñas pero, como era muy peleona y egoísta, nadie quería jugar con ella.

Sofía era una niña de cuatro años que vivía con su papá, su mamá y su hermano Tano en una casa muy grande y muy bonita, donde pasaba el día jugando con todos sus juguetes.

También se llevaba muy mal con sus amiguitos del cole, en especial con Samba, un niño negrito que había llegado nuevo.Un día, en clase, la seño Lola comenzó a hablarles de algo que nunca habían oído: La Paz.-Les dijo: hoy es un día especial ¿sabéis por qué? - Preguntó la maestra. -¡Nooooo! - Dijeron Pedro, Juanma y Jesús a la vez.-¿No?, bueno, hoy es un día especial porque es el día de la Paz. ¿Sabéis que es la Paz? -Preguntó la seño.-¡Es una paloma! - Gritó Diego.

-¡Uy!, casi lo aciertas -Dijo la seño Lola. La Paz es respetar a los compañeros, no pelearse, compartir, porque, aunque no lo veamos, hay muchos niños y niñas que no viven como vivimos nosotros. No tienen ropa, tampoco tienen comida, ni agua, no van al cole, pero ellos son muy felices- Explicó la maestra.Todos los niños y niñas estaban muy atentos a lo que su seño le explicaba, menos Sofía, que estaba distraída y mirando por la ventana.-Y, ¿sabéis qué? - dijo la seño. ¡Tampoco tienen juguetes!

-¡Muy bien! Hemos hablado de la Paz y ¿a que no sabes qué? - expuso la niña.-¿Qué pasa?- Dijo su mamá.-Que hay niños y niñas que ¡no tienen juguetes! - Dijo ella muy sorprendida.-Pero, eso no es todo Sofía, tampoco tienen comida, ni ropa … - añadió su madre.

Sofía se quedó sorprendida al escuchar esto y, a partir de ahí, prestó atención a todo lo que la seño les decía. Al salir del cole, la mamá de Sofía le preguntó cómo le había ido el día:

La niña no escuchó a su mamá y se fue a jugar.

Cuando llegó la noche, Sofía se fue a dormir. De repente, la habitación se llenó de humo y en la oscuridad aparecieron dos brujitas, Luna y Estrella, que sin decirle nada llevaron a Sofía a un lugar muy lejano … y muy triste.

Cuando el humo desapareció, la niña estaba en un lugar que no conocía.-¿Dónde estamos?- Preguntó Sofía.-Síguenos y lo adivinarás-Le contestaron las brujitas.

-¿En estas casitas vive alguien?-Por supuesto Sofía, aquí viven familias como la tuya, pero que no tienen tanta suerte como tú - Le contestaron las brujitas.

Entraron en una de esas casitas y la niña vio que no tenían camas, ni había luz ni agua, ni nevera, ¡no tenían nada!

Sofía y las brujitas, Luna y Estrella, comenzaron a andar y andar hasta que llegaron a un lugar en el que había pequeñas casitas de madera y barro. Sofía, sorprendida preguntó:

-¡Cómo pueden vivir aquí si no tienen de nada! - exclamó Sofía.-¡Pues esto no es todo!, síguenos - dijo la brujita Luna.Siguieron caminado, caminando y caminando y cuando Sofía estaba muy cansada preguntó:-¿Cuánto falta para llegar?-¿Ves esa casita de allí?, es el colegio - le explicó la brujita Luna.-¿Eso es el colegio?, ¡pero si es muy pequeño! - exclamó la niña.-¿Podemos asomarnos por la ventana?- preguntó.

-¡Claro que sí!, dijeron las brujitas.

Al mirar por la ventana, Sofía dijo sorprendida:

-¡No tienen lápices, ni sillas y la pizarra es muy pequeña!, ¡y los niños no tienen ropa ni zapatos!

Sofía vio a los niños y niñas jugar y observó que, aunque no tenían nada, eran felices.

-¿Por qué no están tristes si no tienen nada?- preguntó la niña.

-Porque ellos son felices con lo poco que tienen: apenas comen, y tú tiras la comida que no te gusta; fíjate en su ropa, y en sus casas, y en su colegio … tienen poco pero lo más importante es que están todos juntos, no se pelean y comparten lo poco que tienen -le explicó la brujita Estrella.

-¡Qué guay tener amigos!, yo siempre juego sola - dijo Sofía un poco triste.

-¿Y por qué juegas sola? - preguntó la brujita Luna.

-Porque no me gusta compartir mis juguetes y siempre quiero llevar la razón. Pero, ahora prefiero tener más amigos y menos juguetes, porque no me gusta jugar sola. Voy a cuidar todas mis cosas y las voy a compartir, me portaré mejor con mis padres, mi seño y mis compañeros y compañeras.

De repente Sofía

despertó y se dio

cuenta que estaba sola

en su habitación, ¡todo había

sido un sueño!

A partir de ese día, la niña empezó a ayudar en las tareas de la casa, compartía sus juguetes con su hermano y con sus amiguitos, respetaba sus cosas, las de sus compañeros y compañeras de clase, no contestaba mal a su papá y a su mamá y no tiraba la comida.

Ahora Sofía tenía muchos amiguitos con los que jugar y compartir sus cosas, ¡y también con Samba!, con el que antes se peleaba.Gracias a las brujitas Luna y Estrella, Sofía aprendió que no se necesitan todas las cosas del mundo para ser feliz.¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!

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