norbert bolz comunicación mundial

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  • 8/3/2019 Norbert Bolz Comunicacin Mundial

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    Traducido por Mara Antonieta GregorRevisado por Alejandra Obermeier

    Norbert Bolz

    Comunicacin mundial

    discusiones

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    God save all counter intuitive ideas!J. Bruner

    La teora crtica de la sociedad se ha desviado de la cuestin de cmose pudo llegar y se llega a una crtica de la sociedad. En mi libro sobreel fin de la crtica he intentado responder a esta cuestin, o al menosdejarla en claro. Quienes hayan acompaado este diagnstico se for-

    mularn la siguiente pregunta: cuando ya no es posible la crtica,entonces qu? O, en trminos filosficos: qu viene despus de larazn? O slo se sustituye una frmula mgica por otra: en lugar deuna razn nica, una sociedad mundial nica?

    Hay buenos motivos para poner en duda el sentido del conceptode sociedad mundial. Pero no tiene sentido poner en duda la globa-lizacin de la economa, la supranacionalizacin de la poltica ni los

    fenmenos cotidianos de la comunicacin mundial.As pues,mi tesises la siguiente: la modernidad, que se ha reflejado y reafirmado en lapropia posmodernidad, es la era de la comunicacin mundial. Ya noest bajo el signo de Prometeo (la produccin), sino de Hermes (lacomunicacin).

    La era de la comunicacin mundial se caracteriza, sobre todo,por-que la percepcin de la comunicacin sustituye a la percepcin del

    Prlogo

    J. Bruner, On knowing, p. . Vase N. Bolz, Die Konformisten des Andersseins [Los conformistas del ser

    diferente].

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    mundo.Comunicacin mundialsignifica: el mundo es todo lo quees comunicado. ste no es el concepto de mundo (de la vida) de la

    fenomenologa, o sea el mundo en el cmo de los hechos de la expe-riencia de Husserl. Tampoco es el concepto de mundo de la teorade sistemas (ms all de que en lo sucesivo nos guiemos por ella), esdecir, una frmula para lo no enmarcado y lo no observable. En lugarde ello, entendemos el mundo como el marco de la asequibilidadcomunicativa.

    Cuando una teora de la sociedad moderna pone el acento en lacomunicacin, significa que no se deja fascinar por la accin. Pre-cisamente, frente a la entrada triunfal de la interactividadde las rela-ciones pblicas en la cultura de Internet, debemos tener en claroque la formacin de sistemas sociales tiene cada vez menos que vercon la interaccin. Y, por ello, la interaccin ya tampoco asegura elacceso a la sociedad, o al menos no asegura un acceso privilegiado.stos son los lmites del genio de Erving Goffman. Comportamientoen lugares pblicos (lugar!) yLa presentacin de la persona en la vida

    cotidiana (presencia!) obviamente siguen siendo temas sociolgicosclave, pero desde all no se llega al nivel de abstraccin de una teorade la sociedad.

    Comunicacin mundial significa: liberar el espacio para atar eltiempo. La prdida de importancia del espacio se pone de manifiestosobre todo en el hecho de que las redes de comunicacin se emanci-pan cada vez ms de las redes de trnsito. Ya no se puede localizar a

    la sociedad mundial. Lo que sigue importando es el tiempo, cada vezms escaso; todos los problemas se solucionan mediante la tempora-lizacin. Los grandes temas de nuestra poca son la prisa, la urgen-cia, la aceleracin y los plazos.

    Naturalmente,la comunicacin mundial es tambin lo que las agen-cias de noticias hacen posible a travs de los medios masivos: la simul-taneidad de lo acontecido en otra parte. Despus de que la crtica de

    los medios masivos terminara por anquilosarse en una columna delsuplemento cultural de los diarios, su funcin se aprecia mejor. Tal

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    E. Husserl, Gesammelte Werke, t. , p. .

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    vez la funcin social ms importante de los medios masivos sea gene-rar una suerte de confianza bsica en la sociedad.La televisin, la radio

    y los medios grficos cultivan la contemplacin desinteresada de losacontecimientos mundiales, o sea el hecho de que en principio todoest al alcance del espectador, cuya pasividad queda tcnicamente ase-gurada. El gusto por el sensacionalismo, la curiosidad y el placer dedesenmascarar tienen la continuidad asegurada. Sin embargo, comose sabe, los medios masivos no son los medios nuevos. La red de lacomunicacin mundial se vuelve ms espectacularmente densa alldonde se llama por su nombre: en Internet. Esta cultura de la comu-nicacin no aparece como una opcin, sino como una necesidad. Yes que las tecnologas de la comunicacin surgen con una necesidadsocial de anexarse de la que ya nadie puede sustraerse. Hoy en da, alque no tiene casilla de correo electrnico se lo considera un paria dela evolucin de los medios.

    La economa est fascinada por laNew Economy, que parece dejarsin efecto todas las regularidades que provienen del estudio minu-

    cioso de una economa nacional. La poltica est fascinada por elcyberspacey sus communities, que sustituyen a la opinin pblicaciudadana. Los programadores se convierten en tema de la campaaelectoral, y los que se preocupan por la competitividad de Alemaniaen la actualidad exigen competencia meditica en lugar de educacin.Los medios antiguos tampoco parecen tener otro tema que los nue-vos medios. Hasta las propias revistas de estilo de vida advierten poco

    a poco que las promesas de la era de las computadoras son ms cau-tivantes que el sexo y la autorrealizacin. Uno tiene la impresin deque hoy todos los medios son parsitos de Internet.

    Los medios fascinan a la conciencia. Por ello, muchas personas seinteresan de un modo francamente fetichista por su tecnologa. Comohackers son la pesadilla de la industria meditica; como prosumido-res, sus nios mimados. La tecnologa como estructura lmite entre

    la sociedad y la naturaleza es el mundo de los artefactos. En tantolleve el sello de los ingenieros y no de los diseadores,rige lo siguiente:cuanto ms tcnica sea una circunstancia, ms irrelevante ser sucontexto. La tcnica no es compleja, en todo caso es complicada: el

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    paraso de los puntillosos.En el mundo tcnico de los programas reinaun acuerdo absoluto y un conocimiento cabal del problema. En cam-

    bio, la caracterstica principal del mundo social del riesgo es que nuncase sabe suficiente y nunca se est plenamente de acuerdo sobre las con-secuencias.

    Con el fetichismo de la tcnica se encubre lo social.En este sentido,Friedrich Kittler ha marcado de manera muy decisiva y exitosa lasdiferencias entre una ciencia meditica materialista y una filosofade la cultura, por un lado, y los applied interests (T. Parsons), porotro. Por cierto, desde aqu ningn camino conduce a una teora social(que Kittler tampoco busca), pues desde la perspectiva sociolgica,el elemento comunicacin ya no puede descomponerse en planes deconexiones, programas, ondas y radiaciones. La operacin de comu-nicacin no tiene nada que ver con la materialidad de la comunica-cin. Dicho con ms precisin: el orden emergente de la comuni-cacin excluye de s la materialidad que utiliza.

    Los medios ejercen otro tipo de fascinacin sobre la teora de la

    comunicacin. Esta teora observa la preeminencia de la percepcinde la comunicacin. De ah que, segn ella, los socilogos debeninteresarse por el diseo, pues el diseo hace perceptible a la comu-nicacin. El diseo oficia de mediador entre la comunicacin (social)

    y la percepcin (psquica). Sus artefactos son las interfaces en tantosuperficies de dos caras que ocultan al mismo tiempo dos cajas negras:el sistema psquico y la tcnica complicada. En otras palabras, para

    describir el diseo de comunicacin de nuestro mundo no se nece-sita comprender ni las almas ni las tcnicas.

    Los nuevos medios son el mbito en el que hoy sentimos de manerams manifiesta los sufrimientos de las secuelas de la modernizacin.

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    Dos trabajos revolucionarios que an no han sido igualados: GrammophonFilm Typewriter, de F. A. Kittler, yAufschreibesysteme - [Sistemas deescritura -], del mismo autor. Pero justamente este representante

    destacado del materialismo meditico, de formacin profundamentehumanista, prueba tambin lo que Jacob Taubes (Vom Kult zur Kultur[Delculto a la cultura], p. ) denomin la congruencia morfolgica delritualismo mgico y del know how tcnico.

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    Y es que los medios y las tecnologas de la computacin evolucionansin tener en cuenta la capacidad de asimilacin del ser humano. De

    ah la necesidad de este ltimo de encontrar tcnicas de desahogo queinstituyan sentido. Solamente podemos vivir eligiendo de acuerdo conesquemas de forma humana los datos de un mundo que hace esta-llar la medida humana. El One-World montado por la tecnologameditica provoca el mundo paralelo, especficamente posmoderno,de un pluralismo de los estilos de vida. En otras palabras, los discur-sos de identidad circulan a modo de compensacin frente al univer-salismo de la comunicacin mundial.

    Precisamente porque todos los signos privilegian la globalizaciny la comunicacin mundial, los hombres necesitan reservas cultu-rales de multiplicidad. Los nuevos tribalismos equilibran las exi-gencias desmedidas de la sociedad mundial.

    Precisamente porque la realidad virtual se ha convertido en lainfraestructura tecnolgico-meditica de nuestra vida cotidiana

    postindustrial, existe en cierto modo como un antdoto contrala inmaterializacin un culto del cuerpo, una filosofa de vidadel bienestar, una nueva esttica de la existencia.

    Precisamente porque cualquiera puede percibir que, con su poderde escenificacin, los medios estn penetrando cada vez ms pro-fundamente en la realidad, crece la aoranza de lo realmente real.En el mundo de la simulacin, lo real se convierte en obsesin.

    En la era moderna hay un vnculo indisoluble entre la complejidad,la contingencia y la artificialidad. No hay efecto sin efectos secunda-rios, no hay funcin sin disfuncin, no hay tema sin anatema, no hayartefacto sin la experiencia de la maldad del objeto.Entonces, lo nicoseguro es la inseguridad y lo nico cierto es que los dems tampocotienen certeza alguna. Los hombres modernos estn abrumados por

    las opciones, y, para ellos, realidad significa siempre la obligacinde optar. Por lo tanto, la realidad ya no es algo sobreentendido, y laprdida misma de ese carcter sobreentendido ya se ha vuelto en snatural, sobreentendida. Por eso hay diseadores que descubren el

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    mundo proyectando. El diseo nace cuando ya no hay ms formasvigentes. Les crea a los hombres un ambiente artificial en el que su

    existencia tenga sentido.La comunicacin mundial abre una multiplicidad de opciones que

    no guarda ninguna relacin con nuestros recursos temporales.El hechode que cualquiera pueda comunicarse con cualquiera, sobrecarga laatencin. En el mundo de las mltiples posibilidades, la escasez detiempo de todos los das transforma la vida en una competencia porla atencin. Esto se puede formular en forma ms precisa, es decir,matemtica, del siguiente modo: el aumento aritmtico del nmerode elementos en la red de la comunicacin mundial conduce a unaumento geomtrico del nmero de posibles relaciones entre esos ele-mentos. Por ello, justamente la cultura de Internet necesita organi-zarse poniendo lmites a la posibilidad de que cualquiera hable concualquiera de cualquier cosa.

    Esto nos lleva a una interesante paradoja: en la marea de datos dela sociedad multimedia,plusvalaslo puede significar: menos infor-

    macin. La informacin al alcance de la mano ya no es til. Bajo lapresin de las nuevas tecnologas de la informacin, nos inclinamosa interpretar todos los problemas como problemas de desconoci-miento. Sin embargo, las cuestiones de sentido y los problemas deorientacin no se resuelven con informaciones. El problema no es laignorancia, sino la confusin.Y en las situaciones complejas rige quecuanto ms informacin, mayor es la inseguridad y menor la acepta-

    cin. As, el mundo moderno nos obliga a compensar el desconoci-miento creciente con una mayor dosis de confianza.

    La sociedad del conocimiento es entonces tambin una sociedad deldesconocimiento, y cuanto menores son el estatus y la autoridad quegarantizan la credibilidad de ese conocimiento, tanto ms debe con-fiar la sociedad. Es justamente en Internet donde el problema de la cre-dibilidad del conocimiento se torna ms agudo. As, nuestra cultura

    parece haber renunciado hace tiempo a la verdad. En su lugar aparecela confianza en la competencia entre las fuentes de informacin.Como diran los matemticos, el espacio de informacin de la cul-

    tura de Internet es infinitamente dimensional. Por lo tanto, no tiene

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    una topografa natural. El ciberespacio no es un territorio que poda-mos cartografiar.Los diversos sistemas sociales de la sociedad moderna

    tienen diferentes grados de dificultad para entenderse con esto. Elderecho y la poltica se orientan con ms fuerza segn el principiode territorialidad.Nuestra era, de una movilidad y una comunicacinmundial absolutas, deja desamparadas a estas disciplinas.Y es que hoyen da debemos reconocer que las fronteras nacionales ya no son lasfronteras de la sociedad. Bsicamente rige que cuanto ms complejoes un sistema, tanto ms abstractos son sus lmites. Alguna vez loslmites territoriales hicieron soportable la inconmensurabilidad deluniverso. Pero ahora qu?

    Entonces, la sociedad tiene slo lmites abstractos. Esto por unlado. Por otro, evoluciona a ciegas, es decir, opera en sus comunica-ciones sin contacto con el medio que la rodea. Cmo debera orga-nizarse? Este estado de cosas ha sido bautizado con la expresin yaalgo entrada en aos de nueva inabarcabilidad. En estas circuns-tancias, una poltica del chapuceo es mucho ms exitosa que una

    estrategia de constancia y anticipacin. Por supuesto, esto ofende ala moral y a la razn. La tica debe aprender a vivir con el hecho deque ya no hay una jerarqua de valores, sino que todos los valoresgiran en la circularidad de las preferencias de valor. Y la razn debeaprender a vivir con el hecho de que los individuos no puedan teneruna visin completa de las situaciones complejas.

    Hay y hubo (Max Weber!) una sociologa como ciencia del hom-

    bre. Y hay una sociologa como ciencia de la sociedad. Sin embargo,la cuestin acerca de la unidad de su objeto nos lleva muy rpidamentea encallar en ambos casos. En su lugar, utilizamos como unidadorientadora una diferencia,a saber, la diferencia entre hombre y socie-dad. En el hombre se entrecruzan la vida, la conciencia y la comuni-cacin. Los hombres estn entramados en sistemas, pero no son en

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    Vase J. Habermas, Die Neue Unbersichtlichkeit[trad. esp.: Ensayos polticos,Barcelona, Pennsula, ].

    Vase Ch. Lindblom,The science of muddling through y Still muddling,not yet through.

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    s mismos elementos de los sistemas sociales. El hombre no es la medidade la evolucin de la tecnologa ni de los sistemas autopoiticos en los

    que est enredado. Slo puede afirmarse como la contingencia con-gelada que llamamos individuo.

    De all que la teora de sistemas de Luhmann slo cite irnicamenteal hombre como la trascendencia de la sociedad. La idea que subyacea esta provocacin terica es bien sencilla: la sociedad excluye de s alhombre completo. Y as, el hombre toma el lugar de Dios, se hacetrascendente. O, dicho de otro modo, se convierte en un problemaambiental de la sociedad. As, pues, los lmites del ser humano noson los lmites de la sociedad. Pero la condicin de la libertad es quelos sistemas sociales no puedan hacer nada con los hombres. Y esque para cada uno, la libertad del otro se manifiesta en su carcter deimpredecible.Esperamos a ese otro como a alguien que siempre podraactuar de otro modo. En consecuencia, aqu la libertad no est pen-sada como una caracterstica esencial del hombre, sino en sentidoestrictamente operacional, libertad como una construccin heurs-

    tica de alternativas. El hombre sorprende a la sociedad con la liber-tad, es decir, con la incomputabilidad.

    El hombre result ser para la sociologa un concepto demasiadovago; fue sustituido por la accin. Sin embargo, el concepto de accinhoy tambin resulta demasiado impreciso, y se lo sustituye por el decomunicacin. Por consiguiente, la accin se origina por comuni-cacin imputable. Desde esta perspectiva, la accin aparece entonces

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    N. Luhmann, Organisation und Entscheidung, p. [trad. esp.: Organizaciny decisin, Barcelona, Anthropos, ]. Entre los detractores delfuncionalismo, aquellos que poseen una formacin en ciencia de la religinpodran diagnosticar aqu una secularizacin de la experiencia proftica dela historia. Jacob Taubes (Vom Kult zur Kultur, p. ) es particularmenteacertado: El hombre fue creado para ser un centro de lo inesperado de laCreacin. En efecto, en esta frase (que alude a Martin Buber) bastara consustituir (sustituir!) creacin por evolucin para que el centro tambin

    se volviese superfluo. La interhumanidad se revela como el reino de los mecanismos simbiticos:

    percepcin, ritual, sexo, violencia; vase al respecto N. Luhmann,Soziologische Aufklrung[Ilustracin sociolgica], t. , pp. y ss.

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    comopuesta en acto de unguin; la accin crea al actor. Entonces,los que siguen hablando de accincomo concepto bsico de la socio-

    loga quieren salvar al sujeto. Y hoy la filosofa parece ser de hechoslo una suerte de ejercicio de supervivencia para el sujeto.

    As, pues, la teora de la comunicacin mundial no tiene que vercon sujetos, sino con sistemas. El mundo exige en forma excesiva alos sistemas y pone en peligro su existencia. Por ello, los sistemasdeben construirse selectivamente un medio ambiente. Pero estas selec-ciones siempre presuponen otras selecciones previas, esquemas. Enconsecuencia, el medio ambiente siempre est tipificado de ante-mano, es precisamente el resultado de la puesta en acto. Por lo tanto,no tiene sentido alguno hablar de adaptacin al medio ambiente.A lo sumo, uno puede adaptarse a la contingencia del medio ambiente,

    y entonces a eso se lo llama informarse. En otras palabras: los sis-temas dependen del medio ambiente, pero son ciegos frente a l. Nopueden aprender nada del mundo, sino slo acrecentar la propiairritabilidad. Una suerte de sistema inmunitario les ahorra la adap-

    tacin al medio ambiente. Y la manera de inmunizarse que tienenlos sistemas es incrementando su complejidad. Y despus se lostolera o no!

    Se trata, pues, de tcnicas de contacto con lo desconocido. En estepunto, la ciberntica ha desarrollado histricamente tres formas. Elprimer modelo describe la relacin del sistema con el medio ambientecomo homeostasis. Al principio se lo sustituye por la conservacin (del

    sistema). Finalmente, este modelo es sustituido por la conservacin dela diferencia (sistema/medio ambiente). Lo que Hegel llamEntzweiung

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    Un concepto bsico de la teora de la organizacin de Karl Weick. VaseSensemaking in organizations, p. : la gente crea su propio entorno y eseentorno termina por condicionar sus acciones.

    En el sentido de Roger C. Schank, Dynamic memory revisited, p. :Losguiones son una suerte de estructura mental irracional que nos da la

    posibilidad de no tener que pensar demasiado. Un buen ejemplo seencuentra en Charles Perrow, Complex organizations, p. : Tal vez aquelloque vemos como instinto sexual no sea ms que un aprendizaje de guionessociales acerca de cmo deberamos sentirnos y qu deberamos desear.

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    (escisin) y Marx Entfremdung(alienacin), ya en el siglo cons-titua un sntoma de que no hay que concebir los sistemas sociales

    como una unidad, sino como diferencia.

    La nica unidad posible es la unidad del problema que no tienesolucin. Los problemas sociales no se pueden solucionar, sino slopuntualizar. Todos los problemas surgen de la diferencia del sistema

    y el medio ambiente; en consecuencia, son inevitables. Estos proble-mas insolubles actan como catalizadores para las soluciones de pro-blemas, que luego crean problemas secundarios en otra parte. La solu-cin de un problema consiste pues, en realidad, en una redefinicindel problema. No descubrimos problemas all afuera; slo elegi-mos la manera en que queremos formularlos.

    La autorreflexin de la sociologa en la obra de Niklas Luhmannha generado una teora de los medios de la comunicacin mundial, ydesde entonces el mundo se nos aparece como mundo meditico: eldinero, el poder y el derecho son los medios de comunicacin msimportantes, generalizados simblicamente; los medios grficos, la

    televisin, Internet son los ms importantes medios tcnicos de difu-sin. El trabajo analtico de la teora de la comunicacin mundial quedadecididamente aligerado por una circunstancia que puede observarsetanto en estructuras jerrquicas como tambin en fenmenos emer-gentes, a saber, por la decomposability(ramificacin). En buenromance: cada uno de los niveles subyacentes puede o bien ignorarseo bien tratarse en forma compacta, por ejemplo, mediante estadsti-

    cas.As, la computadora se puede describir desde el punto de vista fun-cional,sin tomar en cuenta el hardware. Se pueden caracterizar las redespor su comportamiento,sin profundizar en la computadora. Las comu-

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    En este punto convergen el constructivismoyel desconstructivismo, Luhmanny Derrida. En lugar de preguntar por la identidad, ellos preguntan por ladiferencia, y lo contrario de la diferencia no es la unidad, sino laindiferencia.

    Ch. Lindblom y D. Cohen, Usable knowledge, p. . Por ello se lo puedeutilizar muy bien polticamente para asignar atencin.

    H. Simon, The sciences of the artificial, p. [trad. esp.: Las ciencias de loartificial, Barcelona, Asesora Tcnica de Ediciones, ].

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    nicaciones reaccionan a comunicaciones,no a conexiones. Esto no sig-nifica en absoluto que la materialidad de la comunicacin carezca de

    importancia; simplemente se encuentra en otro nivel de anlisis.En consecuencia, la teora de los medios debe mantener a distan-

    cia a la tecnologa de los medios. La teora de sistemas hace justicia aeste requisito. Los medios de comunicacin generalizados en formasimblica (o bien,para formularlo en los trminos crticosde Haber-mas: los medios de control), como el dinero, pero tambin el poder

    y el amor, aseguran ya en el presente que los problemas imprevistos,futuros, pueden solucionarse. Son equivalentes de la certeza, y nosahorran informacin o previsin. Le quitan un peso a la conciencia,aumentando su capacidad de admitir lo azaroso y sorpresivo. Natu-ralmente, en la era de los multimedios y los medios masivos, esta capa-cidad es cada vez ms importante. El verdadero problema, que con elconcepto sensacionalista de marea de informacin se terminatapando ms que enunciando, es que la diferencia entre lo que enten-demos por informacin y lo que dominamos operativamente se hace

    cada vez mayor.Naturalmente, tambin se podra proyectar un diseo terico com-

    pletamente diferente. El funcionalismo requiere la conciencia de quelas cosas pueden ser de otro modo. Por ello, la equivalencia funcio-nal es el concepto clave de la teora de sistemas. Desde el punto devista antropolgico, puede leerse como compensacin. Pero tam-bin puede entenderse como un legado del Romanticismo: el inge-

    niocomo el sentido romntico de los equivalentes funcionales.Y, porltimo, la equivalencia funcional es una concepcin matemtica: laubicacin es el lugar caracterizado no por la presencia de cosas,sino por su carcter sustituible. Esto permite, ante todo, la posibili-dad de organizar libremente la sociedad moderna, que entonces lograestabilidad gracias a esa posibilidad de sustitucin. La esencia de unacosa consiste en las condiciones de posibilidad de sustituirla. Enton-

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    Vase tambin el concepto de reocupacin de Hans Blumenberg, enWirklichkeiten in denen wir leben, p. [trad. esp.: Las realidades en las quevivimos, Barcelona, Paids Ibrica, ].

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    ces, la filosofa constata, alarmada: Hoy, ser es ser sustituible. Lasociologa se despierta de ese letargo y sustituye (sustituye!) el ser por

    el poder ser otro.Esto significa que todo vale? S, si no malinterpretamos la con-

    signa de Feyerabend como una invitacin a la discrecionalidad. Loque esa consigna quera decir era, desde el punto de vista del mundo:contingencia; y desde el punto de vista del mtodo: variacin de lateora. De acuerdo con esto, un modelo terico funciona de manerasimilar a una metfora literaria: no se lo puede leer en hechos,hechos,hechos. Antes bien, rige lo contrario: todos los hechos estn conta-minados por la teora. Los datos son las manchas sin sentido de untest de Rorschach en las que luego se ven patrones: las ideas. Por ello,los empiristas estrictos, para quienes slo tiene sentido lo que est alalcance de los sentidos, no pueden percibir la idea de idea. Las ideasclave no tienen nada que ver con la informacin; son contraintuiti-vas, como los sistemas complejos que deben descifrar. Pensar a con-trapelo de la propia conciencia de evidencia es el sacrificium habi-

    tudinis que la sociedad moderna exige a aquellos que quierancomprenderla.

    El funcionalismo, la teora de sistemas y la teora de los medios noignoran las cuestiones de la tradicional teora del conocimiento, sinoque las sustituyen en la ubicacin precisa. El sujeto trascendental apa-rece entonces como el observador externalizado. Lo que antes se dis-cuta como trascendental ahora ha pasado a ser asunto de la neoci-

    berntica: una observacin de segundo orden. Y la cuestin de lascondiciones de posibilidad del conocimiento se sustituye por la cues-

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    M. Heidegger, Vier Seminare [Cuatro seminarios], p. . G. Gnther, Beitrge zur Grundlegung einer operationsfhigen Dialektik

    [Aportes para fundar una dialctica con capacidad operativa], t. , p. . EnGnther esto significa concretamente: sacrifica tu conciencia de evidencia enfavor de un proceso de clculo. Hay circunstancias que no se pueden pensar,

    pero s calcular. Lo que se puede calcular, no necesita poder pensarse. Quienquiere decidir en sistemas complejos, no tendra que confiarse en juiciosintuitivos, sino emplear algoritmos, opina tambin Jay W. Forrester, Urbandynamics, p. .

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    tin de la diferenciacin con la que se formula el problema. Se uti-liza una diferenciacin hasta que se torna aburrida. Entonces se

    pasa a otra.La simple observacin de Maturana de que todo lo dicho es dicho

    por un observador, se revela aqu como extraordinariamente trascen-dental: nada existe antes de ser delimitado por una diferenciacin.

    La primera diferenciacin delimita lo ilimitable. El punto ciego es(mejor dicho, sustituye en la ubicacin precisa a) el a priori de laobservacin. La idea del punto ciego significa que la observacinest en lo diferenciado, y por eso olvida la diferenciacin que utiliza.Esto no se puede evitar. Pero en todo caso se puede ver tambin quesin el punto ciego no es posible la observacin.

    El hecho de que la observacin no sea posible sin el punto ciegoimplica que tiene que ser necesariamente posible sin fundamento(o incluso fundamento ltimo). Lo nico asequible es una circu-lacin de las latencias, ya sea de manera solitaria en una oscilacinde la observacin, o de manera cooperativa a travs de una mayo-

    ra de observadores interconectados. En este punto, el constructi-vismo de Luhmann vuelve a encontrarse con el desconstructivismode Derrida. Todo lo dicho es desconstruible (Derrida) porque unobservador lo dijo (Maturana), es decir, la diferenciacin subyacente(!) se puede desplazar. Toda diferenciacin provoca un suplemento.Y, a la inversa, detrs de toda des-diferenciacin vuelve a haber unacounterdifferentiation (Stephen Holmes) que rediferencia algo ya

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    Vase H. Maturana, Erkennen: Die Organisation und Verkrperung vonWirklichkeit[Conocer: la organizacin y la encarnacin de la realidad], p. ,

    y del mismo autor: Was ist Erkennen?[Qu es conocer?], p. .Vaseasimismo, C. Schmitt, Glossarium, p. .

    Vase este colgar y descolgar perspectivas en Nietzsche, Gesammelte Werke,t. , p. . Magoroh Maruyama lo llama la autoheterogeneizacin: laincorporacin en ti mismo de distintas maneras de vivir, trabajar y pensar.

    Mindscapes in management, p. . Para los conocedores del Romanticismotemprano alemn, no es de extraar que este concepto ya se encuentre enNovalis, Fragmente, t. , p. : Selbstheterogenisierung.

    N. Luhmann,Sthenograhie und Euryalistik, p. .

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    diferenciado, por ejemplo, sustituyndolo por el antnimo (antonymsustitution). stos son los juegos de la moderna raison multiple:

    saving distinctions, observing systems (Heinz von Foerster). Esto fun-ciona sin meta y sin fin, mientras funcione.

    *

    La mayora de los captulos de este libro surgieron como respuestasa cuestiones que plantearon otros: Rosmarie Beier (El happy end dela historia); Rdiger Bubner y Silvio Vietta (La paradoja de la utopa);Dirk Baecker y Raimar Zons (After media); Stephan Krass (La teoranavega a ciegas); Siegfried J. Schmidt (Estar librado a la contingen-cia); Eberhard Schtz,Holger van den Boom, Hermann Sturm, PeterWippermann y Matthias Goetz (El diseo como produccin de sen-tidos); Thomas Zaunschirm (Beautopa); Bazon Brock y DietmarKamper (El retorno del cuerpo?); Jrgen Scriba (El riesgo del cono-cimiento); Hilmar Hoffmann (Respetar las diferencias); Gerd Theile

    (La era de la comunicacin mundial); Dirk Matejovski (El futuro delconocimiento-el conocimiento del futuro); Felix Grigat (Problemasde comunicacin con Dios). A todos ellos les agradezco de corazn.

    Para medir lo que este libro le debe a la teora de la sociedad de NiklasLuhmann, basta tan slo con echar una ojeada a la bibliografa. Dadoque este libro tiene las caractersticas de un ensayo, no pudieron evi-tarse del todo las redundancias; ellas marcan los leitmotivs. Primero

    escribes y luego tratas de averiguar sobre qu ests escribiendo.

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    G. Bachelard, La formation de lesprit scientifique, p. [trad. esp.: Laformacin del espritu cientfico, Barcelona, Planeta-De Agostini, ].

    C. Geertz, The interpretation of cultures, p. [trad. esp.: La interpretacinde las culturas, Barcelona, Gedisa, ].

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    Garbage comes first, then we build asystem to deal with it.Don DeLillo

    Para darle contorno a un tema tan difcil de delimitar como la comu-nicacin mundial, se necesita un marco terico estable. Y si uno nose considera capaz de escribir una fenomenologa de los espritusmediticos, lo nico que le queda es elegir entre algunos diseos te-ricos que se han impuesto en los ltimos aos. En Alemania, estosdiseos siguen siendo la teora de la accin comunicativa y la teo-

    ra sistmica de la sociedad. Como sus prominentes autores han dadodurante aos a sus lectores la impresin de una controversia, hoyes lcito preguntarse cul fue su resultado. A continuacin, descri-bir cmo Niklas Luhmann describe la lectura que hace Habermasde Luhmann y como Jrgen Habermas describe la lectura que haceLuhmann de Habermas. Se trata, pues, de la descripcin de una des-cripcin de una descripcin de una descripcin. Las posiciones ganan

    en precisin, pero pierden en referencia objetiva.Los autores se sobre-

    I

    Qu vendr despus

    de los nuevos medios?

    D. DeLillo, Underworld, p. [trad. esp.: Submundo, Barcelona, Crculo deLectores, ].

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    dimensionan, pero en cambio los problemas se marginan. Esto segu-ramente habra fastidiado a Luhmann, orientado hacia los proble-

    mas.En cambio a Habermas, orientado hacia los autores,podra com-placerlo. Para compensar este tratamiento desigual, yo presento lateora de Habermas como ingenua y la de Luhmann como senti-mental. En buen romance: al final y con su muerte hay de hechoun final gana Luhmann.

    Nosotros no vamos a poder constatar que uno haya irritado perma-nentemente al otro.Tal vez Luhmann tuviese la impresin de no poderaprender nada de Habermas en forma sistemtica; pero eso es trivial.Por el contrario, Habermas tom muchsimo de la teora de sistemasde Luhmann, pero lo hizo del mismo modo en que un neurtico inte-ligente utiliza la teora del psicoanlisis para perfeccionar su resisten-cia contra ella. Que no pas de un debate aparente se pone de mani-fiesto en que los de afuera no vislumbraron un tercer camino entre lateora crtica y la teora de sistemas, sino que slo se mudaron de unacultura de Suhrkamp* a otra, o sea, de Frankfurt a Bielefeld.

    Si se hojean las ltimas pginas de los libros de Habermas y deLuhmann, puede llegarse a una interesante comprobacin: Haber-mas ofrece un ndice de personas,en tanto Luhmann un ndice de mate-rias. Esto no es en absoluto casual. Qu ve un socilogo que observaa la sociedad moderna? Personas o circunstancias? Trabaja en unaciencia del hombre o en una teora de las diferencias? Niklas Luhmannse orienta hacia los problemas, de all que en sus libros slo encontre-

    mos un ndice de materias. Jrgen Habermas se orienta hacia los auto-res y los clsicos, de all que en sus libros slo encontremos un ndicede personas.

    Luhmann le dificulta deliberadamente las cosas al que, por caso,tenga la curiosidad de saber si cita con ms frecuencia a Jean Paul quea Max Weber.Y esto lleva tambin a que se torne ms difcil la empresade saber con qu frecuencia y dnde dice algo sobre Habermas. sta

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    * La editorial Suhrkamp ejerci tanta influencia en la cultura alemana, desdesu creacin en la segunda mitad del siglo , que era habitual la referencia ala Suhrkamp-Kultur. [N. de la R.]

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    es una estrategia de automistificacin que, sin embargo, puede justi-ficarse en forma muy inteligente. El hecho de no dar ninguna orien-

    tacin en cuanto a los nombres tiene el fin de expresar que la socie-dad moderna se describe a s misma como una sociedad mundial sinnombres.Lo que est en los textos,no puede reducirse a autores. Bastade culto a los clsicos!

    Con Habermas sucede todo lo contrario. Es un historiador del esp-ritu y un hermenutico, es decir, que el entorno de sus construccio-nes sociolgicas est compuesto de literatura. Por ejemplo, cuandodescribe como Derrida desconstruye la lectura que Heidegger hace deNietzsche, estamos ante una descripcin de una descripcin de unadescripcin de una descripcin. Esta enorme distancia literaria res-pecto de operaciones sociolgicas reales la termina compensando conlas ingenuidades de un idilio del mundo de la vida que sugieren inme-diatez. Enseguida volver sobre este punto.

    El hecho de que tanto la teora de la accin comunicativa como lateora sistmica de la sociedad tuvieran y sigan teniendo un xito de

    publicacin tan grande se relaciona, naturalmente, con la ruina delmarxismo. Desde que ese ltimo Gran relato acerca de lo que man-tiene unido al mundo en lo ms ntimo ha pasado a percibirse comoun cuentito mentiroso, hay un vaco en la teora sociolgica. Parallenarlo, tenemos hoy bsicamente slo tres opciones tericas:

    Un gran relato sobre el final de los grandes relatos. Clave: posmo-

    dernidad. El mejoramiento de Europa central gracias a la fuerza sanadora de

    los discursos de conciliacin. Clave: el proyecto filosfico de lamodernidad.

    La descripcin de las estrategias de supervivencia de la sociedadmoderna en su funcionamiento ciego. Clave: teora de sistemas.

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    El hecho de que, con tales tesis y estrategias de representacin, el propio

    Luhmann terminara por ascender a la categora de autor de culto y clsico dela sociologa, es algo que fascina como paradoja, pero que deja sin contestarel interrogante de cmo se podra aplicar a uno mismo de manera exitosa lamxima Basta de culto a los clsicos!.

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    Por supuesto, no hace falta llenar el tanque vaco de la teora socialcon ms teoras; tambin puede llenrselo con imgenes aterrado-

    ras, cuerpos manifestantes o mascaradas historicistas. Por ello, cual-quier descripcin sociolgica de la sociedad compite en la actuali-dad con la cultura posmoderna (que ironiza), con los medios masivos(que moralizan) y con los movimientos sociales (que protestan).

    En este contexto pueden definirse con precisin las diferencias insal-vables de nuestro debate aparente:

    Jrgen Habermas ve una crisis de legitimacin de la sociedad; NiklasLuhmann ve una crisis terica de la sociologa.

    Habermas escribe una teora crtica de la sociedad; Luhmann plan-tea cmo se llega a la crtica de la sociedad.

    Luhmann quiere aprender de la sociedad; Habermas quiere darlectedra.

    Dar ctedra a la sociedad: esto no es exagerado.Habermas quiere deli-

    near su teora social de manera tal que represente una obligacinmoral; por lo tanto, lo que busca es un conocimiento de la sociedadcomo una exigencia a ella. Podemos caracterizar tambin este rasgodecisivo de su diseo terico del siguiente modo: Habermas pre-sume siempre que hay un principio de reciprocidad entre la teorade la racionalidad y la teora de la sociedad.

    Por temeraria que suene esta concepcin al escucharla por primera

    vez, en realidad est absolutamente en la lnea de la filosofa de la Ilus-tracin. Dado que hoy ya no podemos continuarla ingenuamente, sinoque hemos atravesado la Contrailustracin, o sea el esclarecimiento dela Ilustracin, debemos establecer desencantados que la Ilustracin fueun servicio religioso a la razn y la crtica. No en vano Max Weber hablaba

    ya del carisma de la razn. Y luego, Luhmann pudo llegar a la conclu-sin:La minora de edad de la que el hombre mismo es culpable slo

    fue puesta en escena para que la Ilustracin pudiera celebrar su triunfo.

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. [trad. esp.: La ciencia dela sociedad, Mxico, Anthropos/Universidad Iberoamericana/Itesco, ];

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    En otras palabras: la razn de la Ilustracin le dio al hombre el corajede emanciparse.Pero desde entonces la sociedad moderna se ha eman-

    cipado de la razn.La razn es siempre la razn nica; o, en las clebres palabras de

    Hegel: lo verdadero es el todo. Irnicamente,as lo ve tambin Luhmann:el problema es slo que el todo es una paradoja. Para un socilogo,esto significa: ya no podemos representar ms en s misma a la socie-dad moderna.Pero, as, la razn no tiene lugar en la sociedad moderna,se vuelve utpica en el sentido estricto de la palabra. Ya no podemosabarcar el todo de la sociedad con la mirada, porque la sociedad ensu totalidad se diferenci en forma funcional. Y cada sistema parcialse considera a s mismo el ms importante; en consecuencia, cadasistema parcial describe de manera diferente la unidad de la sociedad.Entonces, no tiene sentido alguno discutir sobre una identidad razo-nable de la sociedad.Y entonces, tampoco tiene sentido ya pretendercriticar la modernidad.

    Se pueden ver las cosas de otro modo? Se puede, si uno cree que

    debe. Jrgen Habermas insiste en la posibilidad de una autorrepre-sentacin de la sociedad. La opinin pblica, siendo una suerte deintersubjetividad de una instancia superior, hara posible que la socie-dad se presentara en s misma como un todo. Y en la opinin pblicahabra algo as como una conciencia social generaly la construccinde una identidad colectiva. ste es, por cierto, el tema ms antiguode Habermas, el verdadero ncleo de su famosa obra temprana sobre

    la transformacin estructural de la vida pblica.Para expresarlo una vez ms con total claridad:para poder atenerse

    a la razn y a la identidad razonable de la sociedad, debemos partirdel supuesto de que la sociedad puede hacerse una imagen correctade s misma como un todo.Por ello,Habermas se rebela contra la con-cepcin bsica de una sociedad diferenciada en forma funcional, en

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    vase tambin del mismo autor Die Gesellschaft der Gesellschaft[La sociedad

    de la sociedad], p. . Vase N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. . J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. [trad. esp.: El

    discurso filosfico de la modernidad, Madrid, Taurus, ].

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    la que ya no hay ms que sistemas parciales autnomos aislados entres, que son entornos para los dems, o sea que no se pueden comuni-

    car entre s, ni qu decir instruirse.Mnadas del sistema

    que giransin ventanas unos en torno de los otros. Habermas critica como unamarginacin narcisista el que, por ejemplo, el derecho se considereslo un sistema parcial entre otros.

    Narcisismo, encapsulamiento mondico, robinsonada: stas sonlas metforas predilectas con las que Habermas marca su distanciacrtica respecto de la teora de sistemas. Lo que le resulta particular-mente insoportable es la idea de que la sociedad y la conciencia estnseparadas entre s por una cesura sistema-entorno. Habermas afirmaque la conciencia que Luhmann presenta con el concepto del sistemapsquico est encapsulada en forma mondica, como Robinson Cru-soe. Y, en forma anloga, agrega que ese modelo es, para su con-cepto del sistema social, el flujo de expedientes entre funcionariosministeriales.

    Pero cmo podra verse de otro modo la relacin entre sociedad y

    conciencia? Despus del linguistic turn de la filosofa, para Habermasesto es absolutamente obvio: el lenguaje es la casa de la razn, que lasociedad y la conciencia habitan juntas. Es evidente que Luhmann notiene el debido respeto por el lenguaje, que precede a los sujetos, o seaque siempre trasciende los lmites de lo psquico y lo social. Por ello,con su diferenciacin de sistemas psquicos y sociales, Luhmann seobstruye cualquier tipo de acceso a las formas de vida concebidas

    lingsticamente.La buena socializacin tiene lugar por medio del entendimiento

    lingstico en el escenario del mundo de la vida (Lebenswelt). Aqu,entendimiento se entiende en el sentido de la fusin hermenuticade horizontes de Hans-Georg Gadamer. Pero el lenguaje mismo ofrecems aun. En su estructura estn ancladas las relaciones de reconoci-miento. Una vez ms, en contexto: el mundo de la vida es el escena-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    Ibid.,p. . Vase J. Habermas, Faktizitt und Geltung, p. [trad. esp.: Facticidad y

    validez, Madrid, Trotta, ]. J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. .

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    rio del entendimiento lingstico. El entendimiento en el lenguaje esel medio de una buena socializacin porque en el lenguaje mismo

    estn ancladas las relaciones de reconocimiento. Y de todo esto sededuce que la comunicacin en el mundo de la vida constituye uncentro virtual de autoentendimiento, tambin para la sociedadmoderna.As,en el discurso orientado hacia el entendimiento, la socie-dad puede formar una identidad razonable.

    Uno siente la tentacin de decir: demasiado bello para ser cierto.En primer lugar, esta nocin discursiva encierra el prejuicio de quela comunicacin tecnificada o estratgica es una forma decadente,comparada con el dilogo y la discusin. Y sobre todo, al privilegiarla comunicacin ms razonable por estar orientada hacia el entendi-miento, Habermas se ve obligado a restar valor a todas las demsformas de comunicacin. En segundo lugar, precisamente una socio-loga que entiende a la sociedad como el summum de todas las comu-nicaciones debe advertir acerca del riesgo de sobrevalorar el len-guaje. En el fondo, todos saben que el lenguaje corriente no es capaz

    de resolver conflictos complejos (pinsese si no en una querella con-yugal). El lenguaje es demasiado arbitrario como para estructurar losocial. La referencia al lenguaje tampoco basta para comprender lacreacin de sentido. De all que Luhmann entienda el lenguaje sola-mente (solamente!) como mecanismo de variacin: en el lenguajemuta la sociedad.

    El lenguaje como mecanismo de variacin indiferente a la verdad

    o como vehculo de la verdad: eso es lo que est en debate. Habermasintroduce el debate con la palabra mgica consenso. Supone que elconsenso de los razonables es un consenso razonable. En otras pala-bras: Habermas puede imaginar slo un poder irracional, pero evi-dentemente no puede imaginarse un consenso irracional. Por cierto,Luhmann seguramente est pensando en esto cuando formula su sar-cstica definicin de consenso como una especie de sustituto mvil

    del derecho natural.

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    Ibid., p. . N. Luhmann, kologische Kommunikation [Comunicacin ecolgica], p. .

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    El consenso slo se da en forma hipottica, o bien en un futuro quenunca puede comenzar. Por ello, Habermas slo puede esbozar las

    condiciones que haran posible este futuro del entendimiento. Peroaun si ya hoy pudisemos generar estas condiciones, sucede que porlo general no hay tiempo para el discurso de Habermas. Hay que tomardecisiones, por ejemplo: si extraditar o no a Oalan.

    La primera conclusin parcial puede expresarse claramente conuna paradoja: el consenso slo se puede alcanzar si se renuncia alconsenso. Slo obtenemos siempre algo en lugar dey debemos hacerde cuenta que. Dado que el consenso es imposible, debemos confor-marnos con la aceptacin. El que crea que esta argumentacin esdemasiado pragmtica, tal vez acepte la observacin de que el con-senso en trminos puramente empricos no puede existir, pues estoslo sera concebible como identidad de estados de conciencia (ennuestro caso, en Alemania unos ochenta millones). En lugar de eso,lo que hay es comprensin, y lo que se comprende con la compren-sin son comunicaciones, no individuos. Por lo tanto, no slo es

    imposible, sino tambin innecesario equiparar conciencias. Basta conadherirse a determinadas comunicaciones, por ejemplo, al no a ladoble ciudadana.

    Si la comunicacin apuntara hacia el consenso, slo se la podramantener con vida con su propio fracaso. Pues, como ya planteabaHelmut Schelsky: qu vendra despus del consenso? Y podemosaadir otra pregunta ms: por qu el consenso habra de ser mejor

    que el disenso? Justamente aquellos socilogos que busquen las fuen-tes de la integracin social deberan interesarse por el antagonismo

    y el conflicto. Por lo general, uno se muestra comprensivo con losmotivos ajenos slo en los asuntos en los que no est particularmenteinteresado.

    Adems del consenso, Habermas tiene un segundo concepto sal-vador, a saber, el mundo de la vida (Lebenswelt). El mundo de la

    vida era el a priori concreto de Husserl que Habermas recicla parala teora de la comunicacin, afirmando que la teora crtica socialno debera perder jams el contacto con el conocimiento intuitivodel mundo de la vida. Se trata aqu, pues, de una especie de garanta

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    inmediata de realidad de la crtica social. Tambin podramos decir:el mundo de la vida es un ttulo para calificar la ingenuidad que se

    permite Habermas.Lo que resulta particularmente atractivo en el casode la comunicacin propia del mundo de la vidaes el hecho de queeste tipo de comunicacin no est subordinado a ningn sistema fun-cional.Mal puede negarse que exista (la charla en un tranva, por caso).Pero esa clase de comunicacin del mundo de la vida o bien es intras-cendente,o bien marca una distancia plenamente consciente respectode los sistemas funcionales, ya sea moralizando o protestando.

    Y, naturalmente, para Habermas esto es de sumo inters. Dondese moraliza y protesta,el autor ve los grmenes de la crtica social,per-tenecientes al mundo de la vida. Por eso caracteriza al mundo de lavida como el escenario de las experiencias crticas. Mientras queel terico de sistemas slo puede observar que lo que funciona, fun-ciona, y comparar lo que funciona de igual manera, el crtico socialescucha las seales del mundo de la vida: Tengo miedo! Estamosfuriosos y consternados! Tecnologa gentica: no,gracias! Para Haber-

    mas, entonces, la sociologa ayuda a articular las experiencias crticasen el mundo de la vida: para que se pueda decir lo que se sufre. Enesto desempean un papel clave las nociones de perfeccin comola justicia, la razn, la democracia y la solidaridad. Funcionan comovocablos intimidantes que obligan a la autodefensa a aquellos con-tra los que se dirigen como argumento. Y quin querra arriesgarsea formar parte de los inhumanos que terminan con la solidaridad de

    los demcratas slo por querer dejar de pagar el impuesto solidario?*Y quin se atrever a disentir con el canciller federal cuando ste cali-fica como una injusticia escandalosa al hecho de que se otorguensubsidios por hijo a los sectores de mejores ingresos?

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. . N. Luhmann, en J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oder

    Sozialtechnologie [Teora de la sociedad o tecnologa social], p. .* Se trata de un impuesto creado despus de la reunificacin de Alemania a fin

    de lograr equiparar el nivel econmico de los estados federados de la ex con el del resto del pas. [N. de la R.]

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    Este concepto de mundo de la vida, absolutamente polmico, comohemos podido ver aqu, termina siendo introducido por Habermas

    de manera interesante como el concepto opuesto al de sistema.Sis-tema es el mundo de lo medial, lo legado, lo instrumental, lo estra-tgico.Mundo de la vidaes el idilio de lo inmediato, intersubjetivo,ntegro. La frialdad de la manipulacin contra la cordialidad del enten-dimiento: la anttesis no puede ser ms clara. Slo que no tiene nadaque ver con la teora de sistemas. sta no distingue entre sistema ymundo de la vida, sino entre sistema y entorno. Para la teora de sis-temas de la sociedad moderna, el mundo de la vida se desintegra ensistemas parciales diferenciados de manera funcional, como el dere-cho, la ciencia, la economa,el arte, la intimidad. Quien sigue hablandodel mundo de la vida como contramundo, argumenta en forma pre-moderna.

    Como ya se dijo: el concepto sociolgico de mundo de la vida des-pliega una especie de conjuro de rechazo contra lo sistmico y tc-nico de la sociedad moderna. De este modo, se pierde completa-

    mente de vista que la vituperada tecnificacin del mundo de la vidaes el mecanismo fundamental de descarga que hace posible, en defi-nitiva, la existencia moderna. Claro que el concepto de descarga es unconcepto problemtico. Ya se ha sealado en reiteradas ocasiones ycon razn que el concepto clave de la teora de sistemas de Luhmanna saber, la reduccin de la complejidad se corresponde en formacasi exacta con lo que Arnold Gehlen llam descarga.Y precisamente

    los medios manipuladores como el poder y el dinero son los que des-cargan la conciencia y de este modo incrementan su capacidad deentregarse a lo casual y sorpresivo. Por supuesto, en la era de la comu-nicacin mundial esta capacidad es cada vez ms importante. El ver-dadero problema es que la diferencia entre lo que se interpreta comoinformacin y aquello que se domina operativamente se hace cadavez mayor.

    Esto se manifiesta entre otras cosas en el creciente desequilibrio entrela ciencia y el mundo de la vida. Entre el conocimiento intuitivo delcommon sensey el conocimiento cientfico se han roto todos los puen-tes.Y esto es precisamente lo que Habermas no quiere aceptar: que la

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    brecha entre el anlisis sociolgico y la orientacin hacia el mundode la vida aumenta cada vez ms. En otras palabras: la sociedad es

    inmune a su conocimiento. El entendimiento cotidiano sobrepasa lotaken for granted. En cambio, la ciencia es demasiado compleja ycomplicada como para emplearla en la orientacin cotidiana, y, enese sentido, es irrelevante. Tambin podra decirse que la ciencia sabems que la vida cotidiana, pero no desempea ningn papel en ella.Aunque se haya ledo a Luhmann, tan pronto uno se levanta del escri-torio, lo que vale es: Vemos individuos, no acoplamientos estructu-rales de sistemas autopoiticos.

    Est comprobado: cuando los individuos en la sociedad miran a sualrededor, ven a otros individuos. La ciencia, por el contrario, observasistemas. Por lo tanto, nada ms fcil para engatusar a los individuos,ni nada ms persistente para confundir a la ciencia que la exigenciahumanstica de situar al hombre en el centro.El antihumanismo met-dico de Luhmann es una reaccin contra esto. Borra las diferencia-ciones conocidas desde siempre y las reemplaza por una nueva. El con-

    glomerado de procesos empricos e idealizaciones semnticas quenosotros llamamos individuo y acostumbramos a tratar como una uni-dad, es partido por la diferenciacin sistema/entorno. Al efectuar unadiferenciacin as, se eliminan a la vez diferenciaciones conocidas comola que se hace entre praxis y tcnica o entre tica ypoiesis. As, pues, adiferencia de Habermas, Luhmann no distingue entre accin comu-nicativa y estratgica. La formacin de sistemas sociales tiene cada

    vez menos que ver con la interaccin y, por ello, la interaccin tam-poco abre ya ningn acceso privilegiado hacia la sociedad.

    Estas reflexiones tambin pueden resumirse en una frase parad-jica: la humanidad de la teora de sistemas se confirma en su antihu-manismo metdico,pues slo una teora radicalmente antihumanistapuede tomar en serio a los individuos concretos. En otras palabras,

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. . N. Luhmann, Soziologische Aufklrung[Ilustracin sociolgica], t. , p. ;

    vase tambin J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oderSozialtechnologie, p. .

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    la expulsin del hombre de la sociologa crea lugar para los muchosindividuos concretos. La oferta terica de una sociologa humanstica

    es diametralmente opuesta: se consuela a los hombres de haber sidooperativamente excluidos de la sociedad apelando a ttulos de honortales como sujeto o individuo y a programas como entendimiento yautorrealizacin.

    Sin embargo, esta oferta humanstica es un gran hacer de cuentaque y hay que reconocer que Habermas siempre lo destac con cla-ridad. Sonido original: La humanidad del trato entre individuosque todava son individuosse basa en una ficcin inevitable. Msclaro, imposible. Ahora bien, en qu consiste esta ficcin que cons-tituye el corazn de la teora social de Habermas? Expresado en unafrase: la interaccin y la intersubjetividad slo funcionan si atribui-mos al otro la capacidad de fundamentar lo que hace.Y significa a suvez que no podemos imputar al otro motivos inconscientes.

    A Habermas le fascina la motivacin y, por ello, resta valor a todacomunicacin que carezca de fundamento.En el concepto del motivo

    deben coincidir la cognicin y la motivacin; en buen romance: nose puede entender un motivo sin tomar partido a favor o en contrade l. Por consiguiente, el hecho de comprender una motivacinimplica necesariamente, segn Habermas, la obligacin de adoptarla.Tradicionalmente se recurra a los principios para fundamentar losmotivos. Como hoy esto ya no es posible, pero tiene que poder serposible de algn modo para salvar al discurso fundamentador, Haber-

    mas basa todo en los principios de procedimiento.Por cierto, que esosprincipios hagan acordar a seminarios superiores y coloquios herme-nuticos, seguramente no es ninguna casualidad.

    Desde la sobria perspectiva del perito en administracin Luhmann,obviamente est claro que Habermas sobrestima ingenuamente e inter-preta mal el cotidiano inters en las motivaciones,ya que, por logeneral, las decisiones justifican los motivos (aunque parezca lo con-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    J. Habermas, en J. Habermas y N. Luhmann, Theorie der Gesellschaft oderSozialtechnologie, p. .

    N. Luhmann, en ibid., p. .

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    trario). Los argumentos sostienen a posteriori la ilusin de que lasdecisiones no son arbitrarias. Es decir, se trata de un tpico caso de

    racionalizacin ulterior, pues en principio (en principio!) rige quelos motivos no pueden ser fundamentados. En otras palabras: slo elinters en la motivacin fundamenta los motivos. Entonces, la raznslo aparece como el ttulo de honor de la decoracin ulterior de lasmotivaciones.

    Justamente, en la sociedad moderna no existen criterios raciona-les para diferenciar la bondad de los motivos. Ayer se salvaba al bos-que imponiendo una velocidad mxima de km/h, hoy ya no sequiere hacer peligrar con eso ningn puesto de trabajo ms y maanatodos estos problemas quedarn relegados a un segundo plano antela amenaza de la manipulacin gentica. A la opinin pblica le fas-cina hoy este valor, maana aquel otro y luego se vuelve a recordarlo verdaderamente importante, como la salud o la jubilacin. La cir-cularidad de las preferencias de valor excluye la posibilidad de quehaya buenos motivos para una jerarqua de motivos y, con ello, para

    terminar la discusin.El funcionalismo sistmico hace justicia a esta circunstancia susti-

    tuyendo la motivacin por la complejidad. Entindase bien: Luhmannno es el conservador que (como, por caso, Blumenberg, Lbbe y Mar-quard) insiste en la innecesariedad de motivacin, sino que es el con-trailustrado esclarecido que acepta la inmotivacin. Si algo no sepuede fundamentar, siempre se puede intentar hacerlo transparente

    en su funcin.Cuando se ha seguido este debate aparente hasta este campo pro-

    blemtico, se comprende tambin por qu la sociologa del derechose desplaza cada vez ms hacia el centro de inters de la teora.Aqu setrata de la posibilidad de plasmar esa ficcin creadora de humani-dad en normas y en valores vlidos.Aun cuando se cuestione con bue-nos motivos que en la sociedad moderna siga habiendo valores vli-

    dos dados, o sea motivados, no se puede cuestionar que el problema

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    N. Luhmann, Das Recht der Gesellschaft, pp. y ss. [trad. esp.: El derecho dela sociedad, Mxico, Universidad Iberoamericana, ].

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    de la validez existe. Como se sabe, una solucin es la de Hobbes: auc-toritas, non veritas. En buen romance: la ley no se funda en la verdad,

    sino en la autoridad. Y la otra solucin es la de la Ilustracin, a saber,la razn. En este mundo vive Jrgen Habermas.

    En cambio, Niklas Luhmann defiende un concepto no normativode validez. Esto suena ms complicado de lo que es. Lo que quieredecir es, simplemente, que lo que es vlido no es vlido porque debetener validez, sino porque de alguna manera se lo califica como vale-dero. En otras palabras: la validez es el smbolo de la aceptacin. Noes una norma,sino una forma.En lugar de un consenso imposible res-pecto de las normas, debe bastar con que algunos consideren la vali-dez como vinculante para todos, y luego decidan que lo sea. De estemodo, Luhmann reduce la validez a su funcin: eliminar la contingen-cia. Esto conduce al resultado desconcertante de que las normas fun-cionan porque los motivos por los cuales se obedecen, no desempe-an papel alguno.

    Si el sistema jurdico estuviera dispuesto a aprender de Luhmann

    y tomara su sociologa del derecho como una descripcin de s mismo,entonces, opina Habermas,ello tendra como consecuencia la cnicadisolucin de la conciencia de la norma entre los expertos juristas.

    sta es una variante particularmente corts del reproche de cinismoque tuvo que soportar Luhmann a partir de sus primersimos escri-tos. Se considera cinismo tratar a la razn como forma cuyos lmitesse podran transgredir. Qu podra aprenderse de esto en vista de

    nuestro debate aparente? Quiero decir, el reproche de cinismo es unareaccin frente a la circunstancia de que Luhmann reduce la tica ala funcin de prevenir sobre la moral. Por lo tanto, quien moralizadebe reaccionar frente a Luhmann en forma alrgica.

    Hemos llegado aqu al punto en el que Habermas eleva su objecincentral contra la teora sistmica de la sociedad. Lo que le reprocha aLuhmann en esencia es la eliminacin de la razn prctica. Y, de

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    N. Luhmann, Das Recht der Gesellschaft, pp. y. J. Habermas, Faktizitt und Geltung, p. . Ibid.,p. .

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    hecho, Luhmann reformula en principio las cuestiones morales comoproblemas de aceptacin.Por supuesto,esto es inaceptable para el soci-

    logo de la razn prctica. Por eso quiere nombrar el precio que tieneque pagar la teora de sistemas por su utilidad universal: Luhmann,segn una asombrosa metfora de Habermas,barri del cielo los valo-res culturales hasta dejarlo vaco. El lugar de los valores culturales loocupan los valores propios del sistema. Lo que Max Weber anuncicomo la jaula de hierro de la servidumbre, Orwell condens en utopanegativa y Adorno llev al concepto del mundo administrado, parecehaber sido aceptado por Luhmann como observacin de partida.

    Llegados a este punto sigue siendo una disputa entre socilogosnuestro debate aparente? En todo caso, Habermas calific a Luhmannde filsofo con piel de oveja sociolgica. Para l, Luhmann es uncrtico de la razn sucesor de Nietzsche, alguien que reemplaz elsujeto autorreferencial del idealismo por el sistema autorreferencial.O, expresado en forma ms radical: Luhmann reemplaza la metafsicapor la metabiologa, es decir, por una teora de la autoafirmacin del

    sistema frente a su entorno, demasiado complejo. La autoafirmacindel sistema frente al entorno reduce la complejidad de este ltimo yacrecienta la propia. La conclusin de Habermas es la siguiente: enLuhmann, la racionalidad sistmica orientada hacia la conservacindel sistema reemplaza a la razn.

    Se trata de una observacin muy aguda, pero, a mi entender, es enltima instancia absurdo pretender desenmascarar la racionalidad sis-

    tmica como sustituto de la razn o razn sustituta. Porque, para lossistemas, racionalidad slo puede significar respetar las diferencias.

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    J. Habermas, Theorie des kommunikativen Handelns, t. , pp. y ss. [trad.esp.: Teora de la accin comunicativa, Madrid, Taurus, ]; vase tambinp. .

    J. Habermas, Die Einbeziehung des Anderen, p. [trad. esp.: La inclusin delotro, Barcelona, Paids Ibrica, ].

    J. Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, p. ; vase tambinp. .

    En Heinz von Foerster, a la mxima observing systems, le corresponde savingdistinctions.

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    Ningn sistema puede hacerse transparente a s mismo. Aqu ni el apriori social ni la genealoga ayudan a avanzar. Cuando uno tiene

    que lidiar con la recursividad, es decir con causalidades circulares,las condiciones de partida no desempean papel alguno. El sistemase presupone a s mismo, o bien se acepta a s mismo. En todo caso,la famosa gallina no tendra que salir a buscar el huevo que le dioorigen, sino mejor poner uno y largarse a cacarear.

    En consecuencia, la racionalidad sistmica consiste en respetar lasdiferencias.Ahora bien,cuanto ms diferenciados y complejos se tor-nan los sistemas sociales, tanto ms improbable se hace que las racio-nalidades asequibles en cada sistema se sumen hasta alcanzar algoas como la racionalidad universal, es decir, la razn.Y esto sugiere laidea de que la sociedad moderna no sobrevive por la razn, sino porla evolucin.

    No cabe duda: este concepto de la racionalidad sistmica es frgil,fro y abstracto,el constructo de un observador nominalista que rechazatoda valoracin moral y por lo tanto les parece a los no socilogos

    levemente insensibley cnico. En cambio,a Jrgen Habermas,quese considera un hermenutico de los mundos estructurados simb-licamente, a los cuales pertenece desde siempre, le resulta fcil irra-diar el aura de humanidad del mundo de la vida. As, su teora, aun-que utpica, contrafctica y ficticia en sus arreglos decisivos, al legointeresado le parece mucho ms cercana a la realidad y apta para lapoltica que la de su competidor. Habermas y Schrder: una buena

    pareja. Pero a quin hubiera podido aconsejar Luhmann?Si la rida teora sistmica de la sociedad tiene una pasin, sta es

    la de la abstraccin extrema. Aunque cada tanto se hacen panoramassobre la realidad, la teora no puede guiarse por ellos. Esto se expresalguna vez con una metfora clave: Hay que volar por encima de lasnubes y hay que contar con un manto de nubes bastante cerrado.Hay que confiar en nuestros propios instrumentos. ste es el sen-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    N. Luhmann, Soziologische Aufklrung, t. , p. . N. Luhmann, Soziale Systeme, p. [trad. esp.: Sistemas sociales: lineamientos

    para una teora general, Mxico, Universidad Iberoamericana/Alianza

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    timiento de Luhmann: la sociologa como vuelo a ciegas. Y su tema,la sociedad, tambin navega a ciegas, es decir, opera en sus comuni-

    caciones sin contacto con el entorno.Sin embargo, la abstraccin extrema no generara fascinacin, sino

    temor. Lo que permiti que Luhmann avanzara a la categora de autorde culto es su tcnica terica de la alienacin de lo familiar.Su mximaes: busca teoras que presenten lo normal como improbable y haganaparecer lo obvio como incomprensible. Sobre todo, la tcnica de laparadojizacin hace posible formular los problemas de manera dife-rente a la que los socilogos nos tienen acostumbrados. Y uno se tro-pieza con paradojas tan pronto se pregunta por la unidad de la dife-renciacin que est utilizando para su observacin. Ahora bien, aquhay una cosa decisiva: las diferenciaciones que le dan a uno algo quever no pueden leerse de la realidad. Hay que herir al mundo parahacerlo hablar. Toda diferencia es una diferencia autoimpuesta.

    As, pues, uno se atiene a modo de prueba a conceptos y diferencia-ciones para observar luego las consecuencias.

    Sin embargo, no hay comprensin sin ceguera. La llamada ciber-ntica de segundo orden nos ensea a ver que no se puede ver lo queno se puede ver. Pero sa es la definicin del punto ciego: que no sepuede ver, que no se puede ver lo que no se puede ver. Esto surgi deaquello que los filsofos dieron en llamar trascendental: el puntociego de una observacin es la condicin de su posibilidad. Contraesto se estrella la razn.

    Los puntos ciegos no se pueden evitar, pero se puede intentar hacer-los evidentes dando a conocer claramente las diferenciaciones concep-tuales y las decisiones tericas del propio anlisis, en cierta medidaexponindolas. Y entonces, la pregunta es: qu diseo terico hacesoportable la comprensin de la propia ceguera? Cmo debe estar for-mada una teora que no se bloquee por conocer su punto ciego? AquLuhmann supera su metfora del vuelo a ciegas con una nueva met-

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    Editorial, ]; vase tambin del mismo autor, Die Wissenschaft derGesellschaft, p. .

    N. Luhmann, Soziale Systeme, p. .

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    fora absoluta de las ciencias sociales:Los cientficos no son sino ratasque observan a otras ratas en el laberinto, desde una esquina bien esco-

    gida.

    Pero ninguna teora puede predecir cmo corren las ratas. Sloexiste la oportunidad de mejorar las posibilidades de observacin.

    Niklas Luhmann, el filsofo con piel de oveja sociolgica? Se tratade una sugestiva imagen con la que Habermas puso a su adversario asu altura. Sin embargo, la imagen no es suficientemente compleja.Cuando Hegel, con cuya gran empresa lgica se ha comparado amenudo la sociologa de Luhmann, busc la metfora absoluta parala filosofa, dio con el bho de Minerva, que no inicia su vuelo sinocuando llega el crepsculo.Y muchos lo han entendido como si tuvi-ramos que esperar primero la filosofa universal para poder descri-bir la sociedad mundial. Uno poda apoyarse en la resignacin o lahistoria y lamentar la imposibilidad de una filosofa fundante abso-luta en trminos de Hegel. Pero Luhmann entendi la metfora deHegel de manera diferente.La filosofa, si es que realmente sigue exis-tiendo, no est al principio, sino al final de la construccin terica de

    la ciencia. Por eso, la ltima frase de la teora general de los sistemassociales afirma: Ahora nosotros [] podemos alentar al bho paraque no siga sollozando en un rincn, sino que emprenda su vuelo noc-turno. Disponemos de instrumentos para supervisar el vuelo y sabe-mos que se trata de la exploracin de la sociedad moderna.

    Hoy en da, cualquier descripcin sociolgica de la sociedad com-pite con la cultura posmoderna, que ironiza, con los medios de masa,que moralizan, y con los movimientos sociales, que protestan. En elcaso de los medios masivos, al igual que en los movimientos sociales,

    la autorreflexin est excluida. Los ciempis tropezaran con sus pati-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    N. Luhmann, Die Wissenschaft der Gesellschaft, p. . N. Luhmann, Soziale Systeme, p. .

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    tas. La autorreflexin de la posmodernidad ha identificado a la pos-modernidad misma como la esencia de la modernidad y de este

    modo se ha suprimido. Queda la autorreflexin de la sociologa,quenos ha regalado una teora meditica de la comunicacin mundial. Ydesde entonces el mundo se nos aparece como un mundo medi-tico: el dinero, el poder, el derecho; la prensa, la televisin, Internet.

    Por consiguiente, el mundo de los nuevos medios no puede que-jarse de falta de atencin terica. En todas partes hay ctedras sobremedios, instituciones para XY y medios, todos los peridicos tie-nen su pgina dedicada a los medios. Innumerables libros informansobre el poder, la realidad, incluso la poesade los medios. La opi-nin pblica tampoco ha permanecido resistente a la teora. Por elcontrario: cualquier poltico habla hoy de capacidad meditica. Peroesta discusin sobre los medios padece un hechizo concretizante.Por supuesto, la necesidad de no quedarse detenido en la mera teo-ra es comprensible. El nico problema es que aquel que hoy en daquiera ser ms concreto debe volverse ms abstracto. En lugar de mirar

    la computadora como objeto,se podra analizar, por ejemplo, la equi-valencia funcional del hombre y de la mquina.

    Sin embargo, antes de hacer una propuesta de temas concreta, esdecir, abstracta, quiero pasar revista a las variantes ms importantesde la teora de los medios, para tomar distancia del escenario de losnuevos medios, presentando y desechando diversas perspectivas.Naturalmente, la que ms se hace or es la retrica del optimismo, en

    la que el mundo vuelve a ser abarcable. Hace unas cuantas dcadas, aMarshall McLuhan le bastaba la electrificacin de la tierra, la difusinmundial de los medios, para prometernos unaglobal village. Y en laactualidad, Internet permite que Al Gore anuncie en forma casi ofi-cial una nueva Atenas. No cabe duda: esta retrica del optimismotiene sufundamentum in re en la tecnologa. En el caso de los hom-bres no ha habido progreso en trminos de crecimiento, pero en el

    campo de las comunicaciones, s. Tambin podemos expresarlo as: lacomunicacin a distancia sale cada vez mejor, en tanto que la comu-nicacin cercana se torna cada vez ms difcil. La confusin de las len-guas de Babel y el milagro de las lenguas de Pentecosts al mismo

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

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    tiempo. Dejemos estas visiones a los suplementos de cultura y a lasspecial interest magazines.

    El polo opuesto pesimista lo marcan los archiveros del pasadoreciente que van tras las huellas de las materialidades de la comuni-cacin, de preferencia en el terreno de la historia blica, confiandoen la brjula de una teora conspirativa que una y otra vez hace relu-cir palabras mgicas como Microsoft y Pentgono. Esta rama tc-nica de las ciencias mediticas no necesita afanarse en la bsquedade buenos motivos: desde el paradigma de las mquinas de Turinghasta la nueva pasin de los ingenieros por el in silicio hay infini-dad de motivos para una filosofa histrica materialista de los medioshacia la cual parece inclinarse ahora el mainstream intelectual.

    Esta teora es materialista porque a la fraccin guerra y mediosle importa la materialidad de la comunicacin, su sustrato tcnico.Aqu, el fetichismo por el hardware es una suerte de enfermedadprofesional.Se trata de una filosofa histrica porque la computadora,que segn Turing est ocupando el poder, ocupa el lugar del espritu

    universal; las teoras conspirativas que se enganchan en este puntolo llaman entonces por su nombre. Los fanticos del hardware son sim-plemente reduccionistas: aoran las elementalidades y las causalidades.No pueden pensar a la emergencia y por eso tampoco al sistema ypor eso tampoco a la sociedad. Lo que habra que ensearles es lanocin de decomposabilityen el sentido de Herbert Simon. Al igualque la jerarqua, pero tambin la emergencia, la decomposability

    dice: podemos ignorar o tratar en forma compacta los niveles sub-yacentes.

    Sin embargo, lo abstracto de esta nocin no tiene chances,ni siquieraentre los intelectuales, frente a las sugestiones de concrecin de lashistorias de guerra y las sugestiones de precisin de la terminologamatemtica. Precisamente para los cientficos de las ciencias huma-nas,palabras tales como comunicacin-gua de incendios,plan de dis-

    tribucin, frecuencia, algoritmo, parecen irradiar un irresistible sex-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    H. Simon, The sciences of the artificial, pp. y ss. [trad. esp.: Las ciencias delo artificial, Barcelona, Asesora Tcnica de Ediciones, ].

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    appeal. Por un lado,sugieren concretud tcnica, incluso poltica,y porotro lado, la precisin y la capacidad de ponerse a prueba de las hard

    sciences. Se usa un vocabulario tcnico, de ciencias naturales, paraser romnticos, sobre todo: romnticos de guerra. Esta actitud de feti-chismo lxico tcnico militar causa un efecto penoso en autores desegunda y tercera lnea.

    Una variante ms moderada del materialismo de los medios afirmaque la lgica profundidad de la computadora forma comunicacinsocial. Naturalmente, McLuhan ya haba dado en el nervio de la pos-modernidad cuando dijo: The medium is the message. El problemade esta frmula extravagante es que message se emplea en formametafrica. Podra ser slo el espritu universal el que nos mandaraeste mensaje.Para los eruditos entre los cientficos mediticos, la indis-cutible fascinacin que ejerce la idea de que las computadoras pue-den formar comunicacin provenga tal vez de que los mediosse hanconstituido en los sucesores del discurso de Michel Foucault. Larazn por la cual esto marcha sin contratiempos es que Foucault pas

    por alto a los nuevos medios.Se puede entender perfectamente la fascinacin de la idea de que

    los seres humanos son sujetos de sus medios. Esta idea se esconde,por ejemplo, detrs de la tesis de que los medios son a prioris hist-ricos. Cuando se da el vuelto de este gran billete en cambio chico, sepuede diferenciar mucho mejor. Entonces, la teora se contenta conla tesis de que los medios ofrecen marcos y esquemas, limitan lo que

    es posible desde lo comunicativo, pero no forman. Si la computa-dora es un medio, no puede formar comunicacin. Ms bien podradecirse lo contrario,que la comunicacin imprime formas en el mediocomputadora.

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    K. Kelly (New rules for the new economy, p. [trad. esp.:Nuevas reglas para lanueva economa, Buenos Aires, Granica, ]) muestra bellamente cmo lasespecificaciones tcnicas del software enmarcan a las comunidades que se

    forman en l. El mundo de la computacin ofrece constraints para laconducta, no a travs de reglas, sino de cdigos. Uno de los mayores encantosdel libro de Kelly lo constituye el hecho de que extrae una lectura positivaprecisamente de estas circunstancias: Peace through tools, not rules.

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    Una corriente absolutamente compatible con la filosofa histricamaterialista de los medios se ha presentado a s misma como est-

    tica de los medios.

    Con la expresin esttica de los mediosse quisodecir: teora de la percepcin en las condiciones de los nuevos mediostcnicos.Estticaquiere decir una forma de comunicacin especial-mente privilegiada, especialmente cuidada que hoy tal vez no puedaanalizarse tan bien en el arte, pero s en el diseo, la moda, la publi-cidad y la cultura pop. De hecho, algo habla en favor de que precisa-mente la esttica est imponindose como la nueva ciencia principalen un mundo de superficies e interfaces.

    La rama antropolgica de las ciencias mediticas parte del hom-bre como dios de las prtesis. El ser al que le falta lo esencial dependede la tcnica, y entonces es natural hablar de tools,extensions of man

    y consolas. Por supuesto, a partir de Heidegger, la antropologa estout: no se puede entender las tcnicas como respuestas a preguntasque el hombreformula al mundo. Pero tampoco se las puede enten-der desde s mismas. La frase de Heidegger segn la cual la esencia de

    la tcnica tampoco es en manera alguna nada tcnico, parece ser evi-dente y desconcierta.

    De todos modos, de la palabra de Heidegger podemos extraer estaconclusin: la teora de los medios debe mantener a distancia a latecnologa de los medios. La teora de sistemas hace justicia a estademanda. Tiene conceptos mediticos claros, recortados con preci-sin, que,sin duda,abarcan mucho ms de lo que comnmente enten-

    demos por medios. Si se los mezcla con conceptos mediticos tcni-cos, slo se generan malentendidos. Tambin podra decirse: la teorade sistemas ha elaborado un concepto de los medios muy exitosoque rara vez se toca con el de las ciencias mediticas.

    Sin embargo, no hayinsightsin blindness. Los dos puntos ciegosque todo lector de Luhmann puede ver de inmediato son lo incons-ciente y la tcnica. El hecho de que borre los sustratos tcnicos de

    la comunicacin tiene que ver con la concepcin de estados sistmi-

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    Vase, por ejemplo, N. Bolz, Theorie der neuen Medien [Teora de los nuevosmedios], p. .

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    cos emergentes. Las comunicaciones reaccionan a comunicaciones,no a conexiones. Esto no significa en absoluto que la materialidad de

    la comunicacin carezca de importancia: simplemente reside en otronivel de anlisis. Luhmann resuelve lo inconsciente con la alusin:otra referencia sistmica.Y parece considerar la diferenciacin cons-ciente/inconsciente poco informativa o directamente un error. Y esque la teora de sistemas no es ni una tcnica de ingeniera ni tampocopsicoanlisis.

    Todas estas teoras parecen plagiadas, y la curiosidad intelectualinquiere: qu vendr despus de los nuevos medios? Una nueva pol-tica? Dnde reside su problema? El problema puede modelarse esta-bleciendo relaciones diferenciables de unidad y pluralidad. Se puedeo bien aferrarse a la idea de unidades polticas, cuyos respectivos lmi-tes son las claras lneas de demarcacin de un pluralismo de estados(sta era, como se sabe, la idea consciente de una Europa antigua deCarl Schmitt), o bien entender lo poltico como un sistema parcialde diferenciacin social, cuyo nico y solo horizonte es la sociedad

    mundial. As lo ve Niklas Luhmann. En este caso, la garanta de uni-dad no est dada por Dios ni por la deidad mortal Estado, o la raznnica, endiosada de manera idealista, sino que basta con la sociedadnica de la comunicacin mundial.

    La poltica y el derecho operan todava en forma territorial, den-tro de lmites espaciales, pero la poltica concretada en forma regio-nal se vuelve cada vez ms inconmensurable con los problemas de

    los sistemas funcionales globalizados. Quien no se deje ganar por elpnico, como los polticos con su frmula de ignorancia del presu-mido hartazgo de la poltica, podr establecer framente que la pol-tica perdi su rol conductor en la evolucin de la sociedad. En otraspalabras: quien habla de sociedad mundial no se refiere a la unidadpoltica del mundo. La sociedad mundial no es precisamente el Estadomundial. La conjuradora aseveracin de Hermann Lbbe, El sper

    Estado no tiene lugar,

    todava vinculada a la soberana de los esta-

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    Vase H. Lbbe, Der Superstaat findet nicht statt[El sper Estado no tienelugar].

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    dos nacionales y al poder de autoorganizacin de los regionalismos,se puede exponer de manera mucho ms creble desde un plano pos-

    poltico: la sociedad mundial no tiene sujeto colectivo ni proyecto his-trico-filosfico alguno.

    Qu viene despus de los nuevos medios? Un nuevo pensamientoespacial? Respecto de esta problemtica, tampoco hay camino algunoque deje atrs el anacronismo autoconsciente de Carl Schmitt. Loque s se sabe es que su gran ecuacin ser = espacio = poder desdeya slo era posible como tendencia retro. El ser y tiempo deHeidegger significaba precisamente pensar al ser en el horizonte deltiempo. Desde entonces, el poder es toma de tiempo. Comunica-cin mundial significa: liberar el espacio para atar al tiempo. El espa-cio poltico se pens primero desde la tierra, luego desde el mar y porltimo desde el aire: el gran tema del nmos de Carl Schmitt. Sinembargo, las irradiaciones (Jnger) y las ondas electromagnticasposteriores conquistaron luego el espacio de tal modo que ste sedisolvi simultneamente. En consecuencia, por hermoso que sea

    especular sobre un novsimo nmos de la tierra, hoy experimenta-mos cada vez ms que espacio y territorialidad ya no sirven para sim-bolizar el lmite de la sociedad.

    La territorialidad ha dejado de ser un lmite de sentido con sentido.La pregunta quines somos?ya no tiene respuesta. La diferenciacinfuncional que apunta al universalismoyla especificacin disuelvelos lmites espaciales. Se puede decir, en principio, que cuanto ms

    diferenciado es un sistema en su interior,tanto ms problemtica resul-tar la definicin de sus lmites exteriores. La prdida de importanciadel espacio se manifiesta tambin en que las redes de comunicacin seemancipan cada vez ms de las redes de trnsito. He aqu algunos ejem-plos tomados del pasado y del presente:

    Los individuos ya no se orientan hacia la identidad nacional, sino

    hacia la pretensin de autorrealizacin. La mira la televisin occidental. Los ministerios de ciencias nos presentan como modelo a las uni-

    versidades estadounidenses.

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

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    Los cohetes de los dems obligan al rearme. La poltica nacional est bajo la presin permanente de la compa-

    racin internacional.

    Ya no se puede localizar a la sociedad mundial. Lo nico que siguecontando es el tiempo, cada vez ms escaso: todos los problemas sesolucionan mediante la temporalizacin.

    Realmente vivimos en la placeless society, como William Knoke loformul alguna vez. Pero, precisamente porque as es y porque esinsoportable se llega a las reterritorializaciones compensatorias, alos nuevos tribalismos y regionalismos. Se conceden a los hombresreservas naturales de la humanidad. Cuando la confianza en el sis-tema decrece, se busca la comunidad local. Zygmunt Bauman hablacon irona del new softworld of communities. Solamente en el casodel idioma ingls se vuelve clara tambin en el plano lingstico larelacin tan significativa para la posmodernidad entre community,communication, consumptionycommitment. As, en la obra de Ray-

    mond Williams, el fundador de los estudios culturales, recientementepuesto de moda otra vez, puede leerse en forma explcita:El procesode comunicacin es en los hechos el proceso de la comunidad. Esteconcepto de communityinduce a adoptar una perspectiva ntimahacia la sociedad: todava se siguen aplicando nicamente escalaslocales y se glorifica el gueto sagrado. La comunidad es el opio de lasociedad. Propio de ella es sobre todo la emocin de pertenecer, el

    valor de los sentimientos.Nos orientamos unos hacia los otros sobrela base de un sentimiento de comunidad. La communitydenota elcalor del nido, la humanidad, las relaciones abarcables, la tradicin,la pertenencia.

    Q U V E N D R D E S P U S D E L O S N U E V O S M E D I O S ? |

    Vase W. Knoke, Bold new world. Z. Bauman, Postmodernity and its discontents, p. [trad. esp.: La

    posmodernidad y sus descontentos, Madrid, Akal, ]. R. Williams, The long revolution, p. [trad. esp.: La larga revolucin, Buenos

    Aires, Nueva Visin, ]. El libro editado por Hrning y Winter,Widerspenstige Kulturen [Culturas rebeldes], ofrece un buen panorama sobrela complejidad de los estudios culturales.

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    Paradjicamente, la posmodernidad es, de nuevo, una era de lastribus, a saber, de las hobby tribes. Precisamente, porque todos los

    signos marcan la globalizacin y la comunicacin mundial, los hom-bres necesitan reservas culturales de multiplicidad. Los nuevos tri-balismos compensan las exigencias de la sociedad mundial. En estesentido, Ted Polhemus define el streetstyle como the gathering oftribes: las nuevas comunidades tribales compensan la abstraccin dela comunicacin mundial. Por ello, el diseo urbano slo sigueteniendo el poder de marca cultural cuando se transforma en unasunto tribal. Un tribal design de esta ndole (H. Esslinger) esti-mula a la subcultura respectiva a encontrar su propia historia y sim-bolismo en el mundo de los productos.

    Qu vendr despus de los nuevos medios? Una nueva tica? Natu-ralmente, entre los tericos, se trata de una pregunta retrica, puesla anttesis entre hacer lo que puede hacerse y regulacin ticagenera planteos que nos conducen en forma cada vez ms profundahacia un callejn sin salida del pensamiento y la accin.Para los hom-

    bres pensantes, la tica no entra en principio en consideracin, pueslos valores detienen la reflexin.Quien argumenta con valores,quiereque el rechazo de su posicin sea incomunicable. Los valores son losparsitos del miedo. Por fortuna, nuestra sociedad se conforma condiscursos de escaparate y en lugar de tica practica la investigacin delriesgo. Se trata de la disposicin para aprender de la sociedad moderna,cuya ciencia debe poder confiarse en la proteccin del progreso frente

    a la tica.Qu vendr despus de los nuevos medios? La comparatstica de

    culturas como una nueva retrica poltica del optimismo? A qu nosreferimos hoy cuando hablamos de ciencia de la cultura: al suplementode cultura o a la sociologa? O a una germanstica plagada de remor-dimientos por su bello objeto? Tal vez aqu pueda ser de ayuda recor-dar que la trayectoria del concepto de cultura comienza con el adve-

    nimiento de la sociedad mundial. De hecho, la comparacin de culturas

    | C O M U N I C A C I N M U N D I A L

    Al respecto me explayo ms sobre el tema en el captulo Del humanismo alhomnculo.

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