nº8 ikerketaparanormalakrevista - 29 noviembre 2009
Post on 29-Mar-2016
226 Views
Preview:
DESCRIPTION
TRANSCRIPT
Sumario
Nº8
Ermita abandonada. Monte Alen.
Fábrica de Turbinas. Zona de Bilbao.
El Necronomicón.
Objeto de Estudio: San Severino. Balmaseda.
C
onocemos que en el monte Alen hay restos de la Guerra Civil, y se nos
presentó la ocasión de acudir a él a realizar una interesante visita. Al
final pudo ser, y el día 4 de octubre llegamos dificultosamente al barrio de
Alen, en el monte del mismo nombre.
Curiosamente, unos paneles informativos nos dieron a conocer el antiguo
pasado minero del monte: las extracciones al descubierto y en mina que se
hacían, y el ferrocarril que transportaba el material. Consultamos unos
mapas allí dibujados y iniciamos la ruta de ascenso a la cumbre del monte.
Al poco tiempo, sin haber salido del barrio practicamente, se nos presenta
una poco halagüeña estampa, la tenebrosa silueta de un antiguo lugar de
culto convertido en un montón de ladrillos y tablas de madera. Desde luego,
aqui se daría rienda suelta al fervor de unos mineros que en un principio no
contaban con la adecuada sanidad, y que morían y morían en accidentes
laborales y por razón de varias enfermedades que azotaban estas terribles
piedras. Un lugar de antiguos miedos y esperanzas es el que tenemos
delante.
Nada nos daría más gusto que conocer el porqué de esta ermita, pero
simplemente no existe practicamente referencia a ella en los austeros libros
sobre la minería, por tanto, damos así tal cual el único dato del que
disponemos: que fue inaugurada en el 26 de octubre de 1899.
Ermita abandonada
Monte Alen
C
uando todavía Bilbao era centro de actividad industrial, en los últimos
años, se crearon empresas nuevas con producciones que venían siendo
casi nulas hasta la época. Aún así, éstas se siguen basando mayormente en el
material más usado en mucho tiempo, el metal. Una de estas fábricas se
situó cerca de la ría, en una zona de poca importancia pero cercana a los
ferrocarriles y trenes que circulaban junto a las orillas de ésta. Su nombre
era J Juste S.A.
La producción era de toda clase de turbinas. Se creaban los modelos en las
oficinas, se realizaban los moldes de éstas, y posteriormente se procedía a
verter el metal fundido en el molde. Así se fabricaron miles de turbinas de
todo tipo en esta fábrica. Cuando la producción del modelo terminaba, los
moldes y las piezas de prueba se almacenaban en el piso superior, en una
enorme y oscura sala llena de estantes y de pasillos.
Las varias zonas de la fábrica determinaban la labor del trabajador. Había
un solar enorme en el que se realizaban los vertidos de metal, otra en la que
se daban los acabados a las piezas, oficinas en las que ingeniar los nuevos
modelos, pequeñas carpinterías en las que hacer pruebas... y zonas que
llaman más la atención en su estado de abandono: el comedor, los
vestuarios únicamente de hombres... Estas salas hoy en día presentan un
estado de decadencia inútil, antiguos alicatados con las juntas ennegrecidas
nos hablan de épocas distintas, en las que las taquillas de los trabajadores
tenían, quien sabe, fotos de su familia; hornos en el comedor que en su día
harían las delicias de los empleados manteniendo el necesario alimento en
una temperatura envidiable; ventanas limpias y transparentes por las que la
luz pasaría sin ninguna molestia, no como hoy en día la hiedra que de la
tierra ha nacido impide...
Todavía queda allí una familia, en la casa del guarda en el piso superior.
Como costumbre o sustento de su seguridad tienen por costumbre el llamar
a la policía cuando escuchan ruidos en la fábrica; quien sabe, les habrán
entrado a robar decenas de veces.
Entramos por una puerta azul con un cartel de "Kössler", nombre que tuvo
la fábrica después de cambiar de manos, aunque normalmente nadie la
suele llamar así. En la entrada, con los respectivos buzones de los
departamentos, están los juguetes de la niña que vive arriba. Al seguir
tenemos que utilizar nuestras linternas, ya que la oscuridad ha hecho de esa
zona su hogar, pero después unas ventanas nos hacen afortunados cuando
vemos gracias a ellas que prescindimos de las linternas.
Pasamos a la siguiente estancia repleta, de muebles de los vecinos, con
Fábrica de Turbinas
Zona de Bilbao
todas las cajas abiertas; robos que han sufrido. Impresiona la altura de la
estancia, llena de ventanas, algunas de ellas reventadas por estas hiedras tan
ansiosas. En una pared de la sala, están el horno y la nevera. Esto era el
comedor.
Después llegamos a la enfermería, con un triste póster con ejercicios para el
atragantamiento, una mesa sucia y otra más pequeña con útiles médicos, y
un estante con bisturíes y elementos médicos oxidados. Decidimos irnos, no
hay nada interesante allí.
Al seguir entramos en lo que realmente es la fábrica. Era nuestro deseo estar
allí, las pequeñas y angostas estancias anteriores, con las paredes llenas de
polvo, nos hacían parecer lentos equilibristas. Las primeras vistas que
tenemos del recinto de la fábrica son impresionantes. La luz entra por los
viejos y desteñidos cristales. Mirando al suelo, hay una raya amarilla que
delimitaba el pasillo y las zonas de maquinaria. No queremos ver todo el
recinto, el suelo esta lleno de extrañas piezas de metal y de toda clase de
basura, además de que hay pozos enormes inundados.
Subimos por unas escaleras y, sin ningún problema, entramos en el
siguiente nivel. Aquí no hay nada más que unas máquinas de carpintería, y
el suelo lleno de serrín. Seguimos subiendo, y ya empezamos a ver algún que
otro modelo de turbina, y la puerta de un montacargas. Tras ésta, se
encontraba una enorme sala vallada que albergaba transformadores, que
con el paso del tiempo han ido desapareciendo.
Seguimos con el ascenso. Este piso sí, esta totalmente lleno de turbinas. Hay
una pared de madera verde en la que pone "MODELOS de TURBINAS". La
viejos y desteñidos cristales. Mirando al suelo, hay una raya amarilla que
delimitaba el pasillo y las zonas de maquinaria. No queremos ver todo el
recinto, el suelo esta lleno de extrañas piezas de metal y de toda clase de
basura, además de que hay pozos enormes inundados.
Subimos por unas escaleras y, sin ningún problema, entramos en el
siguiente nivel. Aquí no hay nada más que unas máquinas de carpintería, y
el suelo lleno de serrín. Seguimos subiendo, y ya empezamos a ver algún que
otro modelo de turbina, y la puerta de un montacargas. Tras ésta, se
encontraba una enorme sala vallada que albergaba transformadores, que
con el paso del tiempo han ido desapareciendo.
Seguimos con el ascenso. Este piso sí, esta totalmente lleno de turbinas. Hay
una pared de madera verde en la que pone "MODELOS de TURBINAS". La
sala que esconde esta pared es tremendamente grande, tanto que la única
ventanita redonda, al fondo, parece un punto en la oscuridad. Nos cuentan
que una vez un ingeniero entró aquí, y se paso horas sacando fotos e
intentando catalogar todas las piezas del lugar. Un pequeño tesoro para
quien entiende de turbinas.
Antes de irnos, pero no por ello menos importante, visitamos la azotea.
Vamos con cuidado para no pisar ningún cristal, hay algunos que ya están
rotos, uno manchado de sangre. Sacamos nuestras cámaras y nos damos el
vicio de dar una vuelta para conseguir perfectos planos. La vista es
impresionante: se puede ver toda la zona de la ría y las ciudades cercanas.
Una panorámica afortunada tendría el que viese esto a diario.
Llega la hora de dejar la fábrica, a nuestro pesar. Nos hemos quedado sin
ver las oficinas, es muy arriesgado el ir allí, el vecino podría oírnos y llamar
a la policía. Volvemos por donde venimos, no sin antes ver los vestuarios.
Después de este último vicio, abandonamos el lugar.
El Necronomicón
L
ibro que ha suscitado diversos y variados debates respecto a su
autenticidad, aunque lo más aceptado es de que se trata de una obra
producto de la mente de Howard Philips Lovecraft. Escritor de relatos de
terror y ciencia ficción, Lovecraft creó toda una cosmogonía alrededor de
este libro para dotarle de un carácter de autenticidad que, en nuestra
humilde opinión, no tiene. Sin embargo, el verdadero valor que posee, es el
de llevar a la mente del que lo lee a un mundo poblado de demonios y
poderosos espíritus, habitantes de submundos, que esperan ser invocados
para allanar con sus poderes a los indefensos humanos, o por el contrario,
para ser dominados por los maestros poseedores del saber necesario para
esclavizar a estos seres, residentes en un espacio/tiempo diferentes del
nuestro.
Lovecraft llega a describir fórmulas e invocaciones en los que se deben
recitar, sin errores y con perfecta entonación, diversas frases o arcanos, a la
vez que se deben realizar diversos signos con las manos, todo aderezado con
la representación de dibujos mágicos. Para darle mayor verosimilitud, la
imaginación de H.P. Lovecraft crea una historia sobre la procedencia del
libro y las diversas visicitudes por las que pasarían, tanto éste como su
pretendido escritor, sus posteriores traductores e incluso los depositarios de
las copias supervivientes del original. El autor llega a dar referencias sobre
la supuesta existencia de copias en instituciones tales como la biblioteca
Widener de la Universidad de Harvard, biblioteca de la Universidad de
Miskaatonic en Arkham (lugar y nombre fabulados), Biblioteca Nacional de
París.
Habría que reseñar que, ya en tiempos más modernos, se llegó a descubrir
en la Universidad de California en el Archivo de la Biblioteca General una
ficha muy bien elaborada sobre un ejemplar del Necronomicón, que, de esta
forma estaría localizado y a disposición del público como un libro más de su
colección.
El trabajo literario de Lovecraft creando una historia increible, una aventura
diríamos, la vivida por el poeta árabe Al-Hazred, sus visitas a las ruinas de
Babilonia y Menfis...su retiro en el desierto, etc., también el devenir de las
copias a través de los siglos y, ya muy posteriormente, en la edad moderna,
la circulación de rumores, noticias, etc. creadas por los amigos y seguidores
de Lovecraft, crean lo que se podría definir como la gran "leyenda urbana"
de esta obra, dotándola de ese aura que tienen las cosas antiguas, prohibidas
y tan ocultas que, y ahí está el legado de Lovecraft, son difíciles de catalogar
como reales o ficción.
HISTORIA DEL NECRONOMICON
Escrito por H.P. Lovecraft
El título original era Al-Azif, Azif era el término
utilizado por los árabes para designar el ruido
nocturno (producido por los insectos) que, se
suponía, era el murmullo de los demonios. Escrito
por Abdul Al Hazred, un poeta loco huido de Sanaa
al Yemen, en la época de los califas Omeyas hacia el
año 700. Visita las ruinas de Babilonia y los
subterráneos secretos de Menfis, y pasa diez años en
la soledad del gran desierto que se extiende al sur de
Arabia, el Roba el-Khaliyeh, o "Espacio vital" de los
antiguos, y el Dahna, o "Desierto Escarlata" de los
árabes modernos. Se dice que este desierto está
habitado por espíritus malignos y monstruos
tenebrosos. Todos aquellos que aseguran haber
penetrado en sus regiones cuentan cosas extrañas y
sobrenaturales. Durante los últimos años de su vida,
Al Hazred vivió en Damasco, donde escribió el
Necronomicón (Al-Azif) y por donde circulan
terribles y contradictorios rumores sobre su muerte
o desaparición en el 738. Su biógrafo del siglo XII,
Ibn-Khallikan, cuenta que fue asesinado por un
monstruo invisible en pleno día y devorado
horriblemente en presencia de un gran número de
aterrorizados testigos. Se cuentan, además, muchas
cosas sobre su locura. Pretendía haber visto la
famosa Ilrem, la Ciudad de los Pilares, y haber
encontrado bajo las ruinas de una inencontrable
ciudad del desierto los anales secretos de una raza
más antigua que la humanidad. No participaba de la
fe musulmana, adoraba a unas desconocidas
entidades a las que llamaba Yog-Sothoth y Cthulhu.
En el año 950, el Azif, que había circulado en secreto
entre los filósofos de la época, fue traducido
ocultamente al griego por Theodorus Philetas de
Constantinopla, bajo el título de Necronomicón.
Durante un sigo, y debido a su influencia, tuvieron
lugar ciertos hechos horribles, por lo que el libro fue
prohibido y quemado por el patriarca Michael.
Desde entonces no tenemos más que vagas
referencias del libro, pero en el 1228, Olaus
Wormius encuentra una traducción al latín que fue
impresa dos veces, una en el siglo XV, en letras
negras (con toda seguridad en Alemania), y otra en
el siglo XVII (probablemente en España). Ninguna
de las dos ediciones lleva ningún tipo de aclaración,
de tal forma que es sólo por su tipografía que se
supone la fecha y el lugar de impresión. La obra,
tanto en su versión griega como en la latina, fue
prohibida por el Papa
Gregorio IX, en el 1232, poco
después de que su traducción
al latín fuese un poderoso foco
de atención. La edición árabe
original se perdió en los
tiempos de Wormius, tal y
como se dijo en el prefacio
(hay vagas alusiones sobre la
existencia de una copia secreta
encontrada en San Francisco a
principios de siglo, pero que
desapareció en el gran
incendio). No hay ningún
rastro de la versión griega,
impresa en Italia, entre el
1500 y el 1550, después del
incendio que tuvo lugar en la
biblioteca de cierto personaje
de Salem, en 1692.
Igualmente, existía una
traducción del doctor Dee,
jamás impresa, basada en el
manuscrito original. Los
textos latinos que aún
subsisten, uno (del siglo XV)
está guardado en el Museo
Británico y el otro (del sigo
XV) se halla en la Biblioteca
Nacional de París. Una edición
del siglo XVII se encuentra en
la Biblioteca de Wiedener de
Harvard y otra en la biblioteca
de la Universidad de
Miskatonic, en Arkham;
mientras que hay una más en
la biblioteca de la Universidad
de Buenos Aires.
Probablemente existían más
copias secretas, y se
rumoreaba persistentemente
que una copia del siglo XV fue
a parar a la colección de un
célebre millonario
norteamericano. Existe otro
rumor que asegura que una
copia del texto griego del siglo
XVI es propiedad de la familia
Pickman de Salem; pero es
casi seguro que esta copia
desapareció, al mismo tiempo
que el artista R.U. Pickman, en
1926. La obra está severamente
prohibida por las autoridades y por
todas las organizaciones legales
inglesas. Su lectura puede traer
consecuencias nefastas. Se cree
que R.W. Chambers se basó en este
libro para su obra El rey en
amarillo.
Esta es, de forma resumida por el
propio Lovecraft, la historia del
Necronomicón ó Al Azif, nombre
original de la obra, aunque
tambien se le conoce como El
Libro de los Muertos.
Como hemos apuntado al inicio del
artículo, el Necronomicón quiere
ser el grimorio que contiene las
fórmulas apropiadas para
despertar a los dioses o demonios
que aguardan su momento, de tal
manera que quien los invoca
alcance el poder sobre ellos y
pueda utilizarlos para fines
terrenos. Si bien como advertencia
para los seres humanos
imprudentes que pretenden sacar
de su sueño a tan poderosos entes,
los textos están rodeados de una
leyenda de locura y caos. Locura y
caos que proceden acaso del
intento de dominar a seres
superiores o bien como resultado
de la imposibilidad de asimilar un
conocimiento que va más allá de lo
humanamente inteligible.
Pero además de las invocaciones
para devolver a la vida a los dioses
dormidos, esta obra recoge
también la historia de estos seres,
a los que bautiza con el nombre de
Primigenios, describiéndoles como
entes todopoderosos llegados
desde las estrellas y que una vez
dominaron nuestro planeta, cuyo
imperio anhelan volver a poseer.
Sin embargo, estos seres
prodigiosos fueron desterrados
como consecuencia de sus
prácticas blasfemas y ahora aguardan el momento de retornar a la luz:
"Que no está muerto lo que yace eternamente y, con el paso de los extraños evos, incluso
la muerte puede morir"
Como muestra de esos dioses desterrados, el texto nos habla de Nyarlathotep, el único de
estos seres que permanece libre y que campa por nuestro planeta llevando consigo la
locura a quienes le invocan en busca de poder. Este demonio adopta mil formas en las
mitologías de todo el mundo y sus seguidores se cuentan por millares.
La última parte del texto se dedica a lo que ampulosamente se denomina Libro del
Destino, donde se recoge de manera un tanto críptica todo lo porvenir, en una especie de
oscuras profecías que describen los hechos que acaecerán en un futuro indeterminado.
Las intenciones de Abdul Al-Hazred al escribir este libro son difíciles de captar por la sola
lectura del mismo. Se puede considerar que era un iluminado o un loco que devanó una
historia extraña con la que asombrar al hombre, según se crea o no en la leyenda que
cuenta y en los ritos que propone. O se puede hacer una lectura menos literal de sus
textos, considerando que no son sino una metáfora sobre un tiempo en que los hombres
eran más poderosos, tal vez porque estaban tocados por la fuerza de la fe, de tal forma
que las puertas que el libro propone abrir mediante ciertos encantamientos representen
realmente un nuevo nivel de consciencia gracias al cual el hombre pueda volver a
considerarse un dios. Podemos leer este libro como un tratado, algo fantasioso, de
filosofía y psicología humana que nos habla del poder de la mente y de nuestra capacidad
para hacer el bien y gobernar nuestros instintos, convirtiendonos en seres más justos y
asemejándonos así a los dioses.
En cualquier caso el Necronomicón es una obra que merece la pena leerse, aunque sólo
sea para disfrutar de esa prosa cantarina y ambigua propia de la literatura árabe, que
suena a hechizo por sí sola, aun cuando no abra ningún umbral.
Realmente la imaginación de éste, al principio, casi desconocido escritor, nos lleva a los recovecos
más tenebrosos de la mente, despertando esos miedos atávicos que impregnan el subsconciente
del ser humano ya desde sus albores en la historia. Pero, ¿quien era H.P. Lovecraft?. Veámos en
unas breves pinceladas su biografia, haciendo una mención especial a su legado, recogido por el
entusiasta grupo de amigos y escritores reunidos en lo que se llamó "Círculo de Lovecraft".
Howard Phillips Lovecraft nació en Providence, Rhode Island E.E.U.U el 20 de Agosto de 1890.
Fruto del matrimonio de Winfield Scott Lovecraft y de Sarah Susan Phillips. Lovecraft procedía de
linajes distinguidos tanto de padre como de madre, remontándose estos a los primeros pobladores
británicos de América del Norte. La familia Lovecraft gozaba de cierto estatus social y un estado
económico. desahogado.
De muy joven a Howard le gustaba frecuentar parajes extraños y apartados para poder dar rienda
suelta a su desbordante imaginación. En esos sitios (cuevas, arboledas alejadas, etc.) recreaba
situaciones históricas o se ensimismaba en la observación de pequeños detalles que, para el resto
de las personas, pasaban inadvertidos, pero que a Lovecraft le fascinaban; como detenerse a
escuchar a las hadas del bosque, o imaginar lo que podría existir en el espacio exterior. Quizás una
de las razones por las que le gustaba tanto evadirse era por la estricta atadura a la que lo sometía
su madre, diciéndole que él no debía jugar con niños de menor categoría, o insistiendo en que era
feo y que nunca llegaría a triunfar.
No obstante Lovecraft fué un niño prodigio: recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó
a escribir a los seis o siete años de edad. Uno de los géneros que más le apasionó en su infancia fue
el de las novelas policíacas, llevándolo incluso a formar la "Agencia de detectives de Providence" a
la edad de 13 años. A los quince creó su primera obra, La bestia en la cueva, imitación de los
cuentos de horror góticos. A los 16 escribía una columna de astronomía para el "Providence
Tribune".
Después del fallecimiento de su padre, que no le marcó en exceso, el fallecimento de su abuelo
materno en 1904 le afectó de sobremanera, ya que había sido éste el que le inició en la lectura
de clásicos como La Iliada de Homero o Las mil y una noches. Tenía entonces 14 años. Poco
después una nefasta gestión del dinero y propiedades familiares obligó a la familia a mudarse a
una vivienda modesta en Angell Street. La pérdida del abuelo y la casa familiar afectó de tal
manera a Lovecraft que incluso llego apensar en suicidarse.
En 1921 fallece su madre después de una larga enfermedad, causándole una fuerte conmoción.
Al parecer, según algunos, fué la madre quien impregno a Lovecraft el comportamiento tan
peculiar y extravagante que mostró durante su vida. Parece ser que después de la muerte de
Winfield (su marido), Sarah descargó todas las frustraciones de una burguesa venida a menos
sobre su único hijo, sobreprotegiéndolo hasta límites demenciales, aislándolo de un entorno
social más amplio necesario para el crecimiento de un adolescente.
En 1924 se casó con Sonia Greene, matrimonio que solo duró 2 años.
De vuelta a Providence convive con sus tías, y es aquí donde su carácter se torna taciturno,
viéndose rodeado por la sensación de fracaso, abandonandose a la soledad y la frustración. Es
en estos años, por otro lado los más fructíferos, cuando escribe la gran mayoría de sus obras
más conocidas, como La Llamada de Cthulhu en 1926, En las montañas de la locura en 1931 o
El caso de Charles Dexter Ward, principalmente,
publicadas en la revista Weird Tales. Es en estos
últimos años de su vida donde conoce a escritores
jóvenes como August Derleth, Donald Wandrei,
Robert Bloch y muchos otros. Pero también los más
apurados economicamente a pesar del duro trabajo.
La pérdida de su gran amigo Robert E. Howard, que
se suicidó el 16 de Junio de 1936 lo dejó totalmente
apenado. Su salud se de terioró el útimo año de su
vida, falleciendo en el hospital Jane Brown
Memorial, de Providence el 15 de Marzo de 1937.
Después de la muerte de Lovecraft, el Círculo de
Lovecraft siguió contribuyendo a su leyenda. August
Derleth fue, probablemente, el más prolífico de
todos ellos, ya que amplió y extendió la visión de
Lovecraft. Las contribuciones de Derleth han sido
controvertidas, ya que mientras Lovecraft nunca
consideró a su panteón de dioses extraterrestres más
que como parte de la trama argumental, Derleth
creó una cosmología completa, con una guerra entre
Los Antiguos o Dioses arquetípicos, como Hypnos o
Ulthar, y los Dioses Primigenios, como Cthulhu y
Nyarlathopep. Además, asoció a los Dioses
Primigenios a los cuatro elementos. Algunos fans de
Lovecraft no han visto con buenos ojos dichas
modificaciones, puesto que parecen contradecir la
visión de Lovecraft de un universo desordenado y
sin plan, donde los seres menos malevolentes
simplemente no se interesaban en la humanidad. La
pregunta que todo fan se hace es ¿Hubiera Lovecraft
aprobado las extensiones de Derleth? Se dice que
Lovecraft era muy comprensivo sobre esta clase de
adiciones y modificaciones, por lo que
probablemente hubiera dado el visto bueno a
Derlerh, pero no lo hubiera adoptado para sus
propias historias.
Aún siguen publicándose ensayos y trabajos sobre la
obra de Lovecraft. La red está plagada de
referencias, críticas, historias basadas en sus libros,
fans, visionarios, e incluso lunáticos que han llegado
a adoptar como propios tada la cosmología de dioses
y demonios que la atormentada mente de Howard
Phillips Lovecraft desenterró desde lo más profundo
de sus miedos y terrores.
San Severino. Balmaseda.
_objeto de estudio
San Severino. Balmaseda.
E
ste templo, de simple gótico, data de mediados del
Siglo XV, construido en confluencia de caminos en
una Villa en crecimiento y en pleno auge de la ruta
jacobea. Se encuentra en el casco urbano de Balmaseda, la
Villa más antigua de Bizkaia con fuero en 1199, y por aquí
pasa el Camino de Santiago que une el camino costero con
el interior, siendo la siguiente etapa después de esta el
Valle de Mena en Burgos.
Cuenta con muchos añadidos barrocos (cornisamiento,
frontones, volutas, pináculos, torre y ángeles), llevados a
cabo por el carmelita navarro Fray Marcos de Santa
Teresa y Lázaro de Incera, que pese a “modernizar” el
templo no terminan de disuadir el espíritu del gótico.
La pureza de este gran estilo es visible en su austero
interior, de tres naves y cuatro tramos. El ábside cuenta
con grandes ventanales, además de una talla de San
Severino. Tiene dos capillas: la del Santo Cristo o Urrutia,
realizada en genuino renacentista y la de los Quadra-
Mollinedo, recientemente restaurada.
Este templo escapa del gótico litoral vasco, de mayor
personalidad, y es derivada de la Catedral de Burgos. No
hay mucha documentación sobre Balmaseda en sí, debido
a la mala conservación de documentos antiguos de la
Villa. Aún así, se conoce su gran importancia durante
siglos.
En su interior es destacable una capilla que ocupa el
hueco de la torre, de estilo neorrománico y hecha en 1920.
Artísticamente el templo no guarda ningún valor en
especial. El único retablo, de la capilla del Santo Cristo, es
atribuido a los Beaugrant; lo demás son todo figuras
sueltas: San Miguel, San Roque, San Severino, varias
vírgenes...
_objeto de estudio
San Severino. Balmaseda.
Figuras
1. Vírgen con el Niño (siglo XIV).
2. San Roque (siglo XVII-XVIII).
3. Vírgen con el Niño (siglo XVIII)
4. San Miguel (siglo XVII).
5. San Severino (figura moderna).
6. Santo desconocido.
1 2
6
_objeto de estudio
San Severino. Balmaseda.
Portada principal del templo.
San Severino. Balmaseda.
5
4
San Severino. Balmaseda.
Portada principal del templo.
_objeto de estudio
San Severino. Balmaseda.
_objeto de estudio
San Severino. Balmaseda.
San Severino. Balmaseda.San Severino. Balmaseda.
Retablo, acceso y bóveda
de la Capilla de los Urrutia.
Interior del templo y
arcosalios funerarios
protogóticos.
top related