lincoln rhyme, uno de los principales criminales forenses del … · 2019. 7. 7. · modos de...
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LincolnRhyme,unode losprincipalescriminales forensesdelmundo,estáparalítico de cuello para abajo, por lo que vive atado a su cama. Cuandoplaneasuicidarserecibe la llamadadeunantiguocompañero:enterradaenunavíadetrendelWestSideneoyorquinosehaencontradolamanodeunhombre que cogió un taxi del que nunca saldría... su conductor era «elcoleccionistadehuesos».SóloRhymepuededescifrar las pistasque vadejandoeste inteligentísimopsicópata.LaoficialdepolicíaAmeliaSachsserásusbrazosysuspiernasenunafrenéticayapasionantecarreraparadetenerelhorror.
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JefferyDeaver
ElcoleccionistadehuesosLincolnRhyme01
ePUBv1.3Cris198705.12.12
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Títulooriginal:TheBoneCollectorJefferyDeaver,1997.Traducción:DanielFont
Editororiginal:Cris1987(v1.3)ePubbasev2.0
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Dedicadoamifamilia,Dee,Danny,Julie,EthelyNelson…Lasmanzanasnocaenlejos.
YtambiénparaDiana
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1:REYPORUNDÍA
ElpresenteenNuevaYorkestanpoderosoqueelpasadosehaperdido.
JOHNJAYCHAPMAN.
Viernes,10.30P.M.,asábado,3.30P.M.
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Ellasolamentequeríadormir.Elaviónhabíaaterrizadocondoshorasderetrasoydespuéstuvieronqueesperar
aúnunbuenratopararecogerlasmaletas.Paracolmo,enlaagenciadealquilerdecochessehabíanhechounlíoylalimusinasehabíaidohacíaunahora,deformaqueahoraestabanesperandountaxi.
Ellaestabadepieenlacoladepasajeros,abrazandoelordenadorportátilcontrasu cuerpo delgado; a su lado, John decía algo sobre las tasas de interés y nuevosmodosdereestructurarelnegocio,peroellasólopodíapensarenunacosa:«Sonlasdiez ymedia de la noche del viernes; quiero ponerme el pijama ymeterme en lacama».
Al mirar hacia la interminable fila de taxis amarillos, algo en el color y elparecidodeunoscochesconotroslehizopensarenla imagendelos insectosynopudo evitar un estremecimiento al recordar una escalofriante sensación de suinfancia,duranteunveranoenlasmontañas,cuandosuhermanoyellaencontraronuntejónmuertodestripadoocuandopisotearonunhormiguerodehormigasrojasysequedaronmirandocómoseretorcíaelhúmedoamasijodecuerposypatas.
T. J. Colfax avanzó arrastrando los pies hacia un taxi que se había detenidochirriandoenlaparada.
Eltaxistaabrióelmaleteroperosequedódentrodelcoche;ellosmismostuvieronquecargarconelequipaje,loqueenfadóaJohn,queestabaacostumbradoaquelagente le sirviera. Por el contrario, Tammie Jean ni se inmutó, a veces todavía sesorprendíadetenerunasecretariaquelepasabalascosasamáquinayleorganizabaeltrabajo,demodoquepusosumaletadentrodelportaequipajes,locerróysubióaltaxi. John subió después de ella, cerró la puerta de golpe y se restregó la caramofletuday lacabezacalva,comosielesfuerzodecolocar labolsadeviajeenelmaleterolehubieradejadoagotado.
—Primera parada calle Setenta y dos Este —murmuró John a través de lamampara.
—Y luego vamos alUpperWest Side—añadióT. J. Lamampara de plexiglásentre los asientos delantero y trasero estaba tan rayada que apenas podía ver altaxista.
El taxi arrancó y al poco rato estaban circulando por la autopista camino deManhattan.
—Mira, por eso había tanto jaleo—dijo John señalando un cartel que daba labienvenida a los delegados a una conferencia de paz de laONUque empezaba ellunes.Laciudadibaarecibiradiezmilvisitantes.T.J.echóunaojeadaalcartel,quemostrabalaimagendenegros,blancosyasiáticostodossonrientessaludandoconla
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mano;sinembargoalgo fallabaeneldiseño: lasproporcioneseranmuyextrañasyloscoloresresultabandesvaídos,todaslascarasestabanmuypálidas.
—¡Caray,parecenzombies!—murmuróT.J.Eltaxiaceleróenlaampliaautopista,quebrillabaconunainquietantetonalidad
amarillentabajolaluzdelasfarolas.PasaronelantiguoNavyYardylosmuellesdeBrooklyn.
Por fin Johndejódehablar, sacó sucalculadoraTexas Instrumentsyempezóahacernúmeros.T.J.serecostóenelasiento,mirandolasacerasllenasdevaporylascarasmalhumoradasdelagentesentadaenlasescalinatasdepiedraoscuraquedabanalaautopista;lamayoríaparecíanmedioencomaporelcalor.
También hacía calor dentro del taxi, así que T. J. buscó el botón para bajar laventanilla,perosesorprendióalverquenofuncionaba;lointentóeneldel ladodeJohn,perotambiénestabaroto.Fueentoncescuandosediocuentadequefaltabanloscierresdeseguridad.Ytambiénlasmanijasdeaperturadelaspuertas.Nerviosa,pasólamanobuscandoelpivotedelamanija,peronohabíanada…,eracomosialguienlohubieracortadoconunasierraparametal.
—¿Quépasa?—preguntóJohn.—Mira,laspuertas…,¿cómoseabren?Johninspeccionóunayotrapuertaaltiempoquepasabandelargojuntoalletrero
indicadordeltúneldeMidtown.—¡Eh, oiga! —exclamó John golpeando en la mampara del taxi—. Se ha
equivocadodedirección,¿adóndevausted?—QuizápiensairporQueensboro—sugirióT.J.Porelpuenteelcaminoeramás
largo,peroseevitabaeltúneldepeaje.Lamujerseechóhaciadelanteygolpeóconelanilloenlamamparadeplexiglás.
—¿Vaustedacogerelpuente?Eltaxistanoleshizoningúncaso.—¡Eh,oiga!UninstantedespuéspasarondelargorápidamenteporeldesvíodeQueensboro.—¡Coño! —gritó John—, ¿adónde nos lleva? Harlem; apuesto que nos está
llevandoaHarlem.T.J.miróporlaventanilla,uncochecirculabalentamenteenparaleloaltaxi.La
jovengolpeóconfuerzaenlaventana,mientrasgritaba:—¡Socorro!…¡Porfavor!…El conductor del coche la miró, volvió a mirarla otra vez frunciendo el ceño,
redujo lamarcha y se colocó detrás de ellos, pero de un brusco volantazo el taxienfilópor la rampadesalidadeQueens, torcióenunacallejuelaysemetióa todavelocidadenunazonaindustrial;debíandeiramásdecienkilómetrosporhora.
—¿Quéestáustedhaciendo?—gritóT. J.golpeandoen lamampara—. ¡Frene!
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¿Dóndeestamos?—¡Oh,Diosmío,no!—musitóJohn—.¡Mira!Eltaxistasehabíapuestounpasamontañas.—¿Quéesloquequiere?—gritóT.J.—¿Dinero?,ledaremosdinero.Peroelsilenciosiguiósiendolaúnicarespuestadesdelapartedelanteradeltaxi.T.J.abriódeuntirónlafundaysacóelordenadorportátil,seapoyóenelasiento
yestrellóunodeloscantosdelamáquinacontralaventanilla.Elcristalaguantóelimpacto,aunqueelruidodelgolpepareciódarleunsustodemuertealtaxista.Eltaxise desvió bruscamente y casi chocó contra la pared de ladrillo del edificio queestabanrebasandoatodavelocidad.
—¿Dinero?¿Cuántodineroquiere?¡Puedodarlemuchodinero!—balbuceóJohnmientraslechorreabanlaslágrimasporsusgruesasmejillas.
T.J.volvióagolpearlaventanillaconelordenador,cuyapantallasepartióporlafuerza del impacto, pero el cristal seguía intacto. Lo intentó una vezmás, pero lacarcasasehizoañicosyselecayódelasmanos.
—Joder,mierda!…JohnyT.J.sevinieronhaciadelanteviolentamentecuando,depronto,eltaxise
detuvoconunbruscofrenazoenunsucioysombríocallejónsinsalida.Eltaxistasaliódelcochepistolaenmano.—No,porfavor,no—imploróella.El taxista se dirigió a la parte posterior del taxi y se apoyó en una ventanilla
mirando a través del grasiento cristal.Allí se quedóun buen rato,mientrasT. J. yJohn se echabanhacia atrás, pegados a la puerta del ladoopuesto, apretujando suscuerpossudorososelunocontraelotro.
Elconductorformóunapantallaponiendolasmanosalosladosdelacaraparaevitareldeslumbramientodelaslucesdelacalleylesmiródecerca.
De repenteuna traca resonópor el aire,T. J. se encogiódepuromiedoy Johnemitióunbrevechillido.
Alolejos,detrásdeltaxista,elcielosecubriódeardienteslíneasazulesyrojas;luegohubomásestallidosysilbidos,elhombresediolavueltaysequedómirandohaciaarriba,hacialaenormearañaanaranjadaquesedesplegabasobrelaciudad.
Fuegosartificiales;T.J. recordóhaber leídoenelTimesqueeranunregalodelalcalde y del Secretario General de la ONU a los delegados que acudían a laconferencia,comobienvenidaalamayorciudaddelmundo.
Eltaxistaregresóalcoche.Conungolpesecotiródelamanijayabriólapuertalentamente.
Como de costumbre, la llamada fue anónima, así que no hubo forma de
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comprobar a qué solar se refería el denunciante. Desde la Central el mensaje quepasaronporradiohabíasido:«ÉldijocalleTreintaysietecercadelaOnce.Esoestodo».
LasseñasdelosinformantesparaconduciralapolicíaalaescenadelcrimennosuelenserprecisamentetanexactascomolasquesedanalaTripleA[1]encasodeaccidente.
Ya sudorosa aunque sólo eran las nueve de lamañana, Amelia Sachs se abriópasoatravésdeunaaltamatadehierbas.Caminabahaciendounaesealolargodeloque los especialistas de la Unidad de Escena del Crimen llamaban «franja debúsqueda». No había nada. Agachó la cabeza hacia el micrófono que llevabaprendidoenlacamisadesuuniformeazulmarino.
—Agente5885aCentral.Noconsigoencontrarnada.¿Tenéisalgúnotrodato?Entrechasquidosdeelectricidadestáticasuinterlocutorcontestó:—Nadamássobreeselugar,5885,salvounacosa…el informantenosdijoque
esperabaquelavíctimaestuvieramuerta.Corto.—Repítelo,Central.—Elinformantedijoqueesperabaquelavíctimaestuvieramuerta…porsubien.
Corto.—Corto.¿Queesperabaquelavíctimaestuvieramuerta?Sachssaltócondificultadporencimadeunaviejacadenayentróenotrosolar
vacío. Lo que quería era marcharse; hacer una llamada 10-90, denuncia sinfundamentos,yvolveralDeuce,dondehacíasurondahabitualmente.Ledolíanlasrodillas y estaba muerta de calor. Le apetecía llegar a la zona de Port Authority,charlarconlosmuchachosytomarseunagranlatadetéheladoArizona.Después,alas 11:30, un par de horas más tarde, tenía que limpiar a fondo su taquilla en elMidtownSoutheiralcentrodelaciudadparasusesióndeentrenamiento.
Peronolograbaolvidarsedelallamada;seguíaandandoporlatórridaacera,porel espacio vacío entre dos bloques de pisos, atravesando otro solar lleno devegetación.Coneldedoíndiceselevantólagorradeplatodeluniformequelecubríalaabundantematadecabellopelirrojo,serascócompulsivamentelacabeza,escarbódebajodelagorraysevolvióarascarconmásímpetu.Elsudorlecaíaporlafrentehaciéndolecosquillas,serascó también lascejas.Mientras tantopensaba:«Misdosúltimashorasenlacalle,podrésoportarlo».ConformeSachsseadentrabamásenlamalezaempezóaatenazarlaelprimermalpresentimientodelamañana.
«Alguienmeestámirando».Elvientocalientehacíacrujirlassecashierbasmientrasloscochesyloscamiones
atravesabanruidosamenteeltúnelLincoln.Pensóalgoqueamenudoselesocurríaalosagentesdelapatrulla:«Estaciudadestancondenadamenteruidosaquecualquiera
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podríavenirpordetrásdemíconuncuchilloynomedaríanicuenta».Oapuntarlaconunapistolaporlaespalda…Sediomediavueltarápidamente.Nohabíanadie,salvohojas,máquinasherrumbrosasybasura.Retrocedió unos metros y trepó a un montón de piedras; Amelia Sachs, una
muchachadetreintayunaños—«yniunomenos»,comodiríasumadre—,estabaacribillada por la artritis, heredada de su abuelo, al igual que de su madre habíarecibidounesbeltotalleydesupadresuatractivoylaprofesión(elpelorojonoselodebía a nadie). Tuvo otra sacudida de dolor al atravesar una tupida cortina dearbustos, aunquepor fortuna separó aunpasodeuna invisiblependientedeochometrosdealtura.
PordebajodeellahabíaunoscurobarrancoprofundamenterecortadoenellechorocosodelWestSide,alolargodelquediscurríanlosraílesdel trencondestinoalnorte.
Guiñólosojosmientrasmirabaalfondodelbarranco,nolejosdelasvíasdeltren.¿Quéeraaquello?Parecíauncírculodetierraremovidaconunapequeñaramadeárbolasomando
enelcentro.¡Oh,Diosmío…!Se estremeció sólo con verlo, notó que le daban náuseas y que la piel le ardía
comounallamarada.Sóloconunenormeesfuerzoconsiguiódeteneralapartedesímismaquequeríadarsemediavueltayhacercomoquenohabíavistoaquello.
Elinformanteesperabaquelavíctimaestuvieramuerta…porsubien.
Corrió hacia una escalera de hierro que bajaba desde la acera hasta los raíles.Llegóhastaelpasamanosperosedetuvoatiempo,¡mierda!,elculpablepodríahaberescapado por allí y si ella tocaba la escalera borraría cualquier huella que hubierapodido dejar. ¡Vale, lo haría por la parte más difícil! Respiró profundamente paraaliviar el dolor de las articulaciones y empezó a descender por la pared rocosadeslizandoloszapatos,quehabíapulidocomodosespejosparaelprimerdíadesunuevodestino,enlasgrietasdelapiedra.Enelúltimometropegóunsaltohastalosraílesycorrióhacialatumba.
—Joder,Dios…!Loque seveíapor encimade la tierranoerauna rama; eraunamano.Habían
enterradoelcuerpoenposiciónverticalamontonandolatierrahastaelantebrazo,deformaquelamanoasomabadesdelamuñeca.Miróeldedoanular;habíanrebanadolacarneypuestoensulugar,sobreelhuesosanguinolentoydescarnado,unanillodemujerconundiamanteengarzado.
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Sachssepusoderodillasyempezóaescarbar.Conformeapartabalatierraconlasmanosalmododeunperro,sediocuentade
quelosdedossincortarestabantorcidos,contraídosmásalládeloquenormalmentepodíandoblarse,loquelehizopensarquelavíctimaestabavivacuandolearrojaronlaúltimapaletadadetierrasobrelacara.Yquizástodavíaseguíaviva.
Sachsescarbóconfuriaenlatierraligeramenteaplastada,cortándoseunamanocon un trozo de lata; su sangre oscura se mezcló con la tierra aún más oscura.Entoncesllegóalpeloyalafrente,deaspectogrisazulado,cianóticaporlafaltadeoxígeno.Siguióescarbandohastaquepudoverlosojosapagadosylaboca,torcidaen una horrible mueca de sonrisa que la víctima había esbozado en los últimossegundosantesdequelecubrieralamareadetierranegra.
A pesar del anillo no era una mujer. Era un hombre rechoncho entrado en lacincuentena.Tanmuertocomolatierraquelecubría.
Mientrassealejabanopodíadejardemirarleycasitropezóconlasvíasdeltren.Duranteunminutonopudopensarennada,salvoencómohabríasidomorirdeesaforma.Luegosedijo:«Vamos,chica,hasencontradolaescenadelcrimenyeresunoficialdeprimera;yasabesloquetienesquehacer».ADAPT.
LaprimeraAsignificaArrestaralpresuntoculpable.LaD,Detectarpruebasmaterialesypistas.LasegundaA,Atenciónalaescenadelcrimen.LaPes…¿QuédemonioseralaP?Inclinólacabezahastaelmicrófono.—Patrullera5885aCentral.Adelante.Heencontradoun10-29 juntoa lasvías
del tren en la Treinta y ocho con la Once. Homicidio. Necesito detectives, unaCSU[2],unautobúsyunmédico.Cierro.
—Rogera5885.¿Culpablearrestado?—Culpablenohallado.—Cinco,ocho,ocho,cinco,cierro.Sachsmiró eldedodescarnadohasta el hueso,miró el absurdoanillo,miró los
ojos,miró la sonrisa…,aquella terriblemueca.Unescalofrío le recorrió el cuerpo.Amelia Sachs había nadado entre serpientes en los ríos de los campamentos deveranoyhabíaalardeadodesercapazdelanzarsedesdeunpuentedetreintametros.Perosólopensarenestarencerrada,ensentirseatrapada,inmóvil…,lasimpleidealeproducíaunataquedeangustia tanviolentocomounadescargaeléctrica.DebidoaelloSachssiemprecaminabamuydeprisayconducíaelcochea lavelocidadde laluz.
Cuandotemuevesnopuedencogerte…
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Oyóunruidoylevantólacabeza.Unruidosordoeintensoresonómásfuerte.Trozosdepapelrevoloteabanalolargodelasvíasdeltren.Dervichescubiertos
depolvoquesearremolinabanasualrededorcomofantasmasencolerizados.Luegoundébilgemido…LaagentedepatrullaAmeliaSachs,demetrosesentaynuevedeestatura,sevioa
símismafrenteaunalocomotoraAmtrakdetreintatoneladas;lamasadeaceroroja,blancayazulseaproximabacondecisiónaunosveintekilómetrosporhora.
—¡Deténgase!—gritóAmelia.Elmaquinistahizocasoomiso.Sachscorrióhacialasvíasyseplantóenmediodelosraílesagitandolosbrazos
abiertos haciendo señales para que parase. La locomotora chirrió al detenerse. Elmaquinistasacólacabezaporlaventanilla.
—Nopuedepasardeaquí—ledijolamujer.El maquinista preguntó qué significaba aquello. Amelia pensó que el hombre
teníaunaspectosiniestramentejuvenilparaestarconduciendountrentangrande.—Hahabidouncrimen.Porfavor,detengaelmotor.—Señorita,noveoningúncrimen.Pero Sachs ya no le escuchaba, estabamirando hacia arriba, a un hueco en la
barandilladelviaductodeltrenenelladooeste,cercadelaavenidaOnce.Aquelerauncaminoposibleparallevarelcuerpohastaallísinservisto:aparcar
enlaOnceyarrastrarelcuerpoporlaestrechacallejuelahastaelrisco.Encambio,en laTreinta y siete, la calle transversal, podría haber sidovisto desdedocenasdeventanasdelosapartamentos.
—Eltren,limíteseadejarloparadoaquí.—Nopuedoquedarmeaquí.—Porfavor,pareelmotor.—Nopodemospararlosmotoresdeuntrenasícomoasí;estánenmarchatodoel
tiempo.—Y llame al revisor o a quien sea; hay que detener también los trenes en
direcciónsur.—Nopodemoshacereso.—Yaheanotadoelnúmerodesuvehículo.—¿Vehículo?—Leaconsejoquehaga loque ledigo inmediatamente—leconminóSachsen
tonoviolento.—¿Quéesloquevaahacer,señorita?¡¿Ponermeunamulta?!Pero Amelia Sachs ya había remontado de nuevo el muro de piedra, con sus
pobresarticulacionescrujiendoyloslabiosllenosdepolvodepiedracaliza,dearcilla
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ydesupropiosudor.Corrióhasta lacallejaquehabíavistodesde lasvíasysediomedia vuelta para estudiar la avenida Once y, al otro lado, el Javits Center. Elvestíbulo bullía de gente, espectadores y prensa. Una enorme pancarta anunciaba¡Bienvenidos,delegadosdelaONU!Peropor lamañana,mástemprano,elasesinopodría haber encontrado fácilmente un sitio para aparcar cerca y llevar el cuerpohasta las vías sin ser visto. Sachs se dirigió dando zancadas a la Once,inspeccionandodepasolaavenidadeseiscarriles,queestabaatestadadetráfico.
«Vamosallá».Sesumergióenelmaremágnumdecochesycamionesydetuvolacirculaciónen
direcciónnorte.VariosconductoresintentaronseguiradelanteySachshubodeponerunpardemultasyacabararrastrandocubosdebasuraalcentrodelacalleamododebarricadaparaasegurarsedequelosconductoresobedecíansusindicaciones.
Sachs acababa de recordar la última regla ADAPT: P significaba proteger laescenadelcrimen.
El estruendo de las bocinas comenzó a llenar el brumoso cielo matutino,aderezadocon losgritoscadavezmásairadosde losconductores.Alpoco rato, alcacofónicoconciertoseunieronlassirenasdelosprimerosvehículosdeemergenciaqueyaestabanllegando.
Cuarenta minutos después el lugar bullía con multitud de agentes einvestigadores,docenasdeellos,muchosmásdelosquehabíansidoabatidosenlamismísima Hell's Kitchen[3]; y era precisamente el tétrico descubrimiento de laagenteSachsloquehabíacongregadotantaatención.Ameliasupoporotropoliquese trataba de un caso caliente, muy tentador para losmedios de comunicación: lavíctimaeraunodelosdospasajerosquehabíanllegadoalaeropuertoJFKlanocheanterior,dondecogieronuntaxiquelesllevóalaciudad.Nuncallegaronasuscasas.
—Ya están aquí los de la CNN—le cuchicheó otro compañero, demodo queAmelia Sachs no se sorprendió al ver al rubio Vince Peretti, jefe de la DivisiónCentraldeInvestigaciónyRecursos,queintegrabalaUnidaddeEscenadelCrimen,treparporelterrapléndelferrocarrilydetenerseunmomentoparacepillarseelpolvodesutrajedemildólares.
No obstante, le sorprendió que él se fijara en ella y le dirigiera un gesto, unasonrisaapenasperceptibleensurostrobienafeitado.ASachsseleocurrióqueibaarecibirinclusounaspalabrasdegratitudporhaberrealizadodeformatancompetenteelprimerexamendelaescenadelcrimen.Inclusopuedequelededicaraunelogio.Suúltimahoradelúltimodíadepatrullaacabaríaenvueltaenunhalodegloria…
Éllamiródearribaabajo.—Señoritapatrullera,supongo,ycreoqueesunasuposicióncorrecta,quenoes
ustedprecisamenteunanovata.—¿Cómodice,señor?
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—Quenoesustedunanovata,¿verdad?No,noloera,almenostécnicamentehablando,aunquesóloteníaasusespaldas
tres años de servicio, bastantes menos que la mayoría de los demás oficiales depatrulla de su edadque llevabanyanueveo diez en las calles. Sachs había estadoocupadaenotrascosasunoscuantosañosantesdeentrarenlaacademiadepolicía.
—Noentiendocuáleslapregunta,señor.—¿Es usted oficial de primera?—exclamóPeretti exasperado, y sin asomo de
sonrisaensurostro.—Sí,señor.—Entonces,¿porquécerróustedel tráficoenlaavenidaOnce?¿Enquéestaba
pensando?Ella miró a lo largo de la amplia calle, que todavía estaba bloqueada con la
barricada de cubos de basura. Aunque se había acostumbrado al estruendo de loscláxones,laverdadesqueelruidoresultabaverdaderamenteinsoportable,ylafiladecochesseextendíavarioskilómetros.
—Señor,latareadeunoficialdeprimeraesarrestaralculpable,detectarpistas,prestaratenciónalaescena…
—ConozcolasreglasADAPT,oficial.¿Cerróustedlacalleparadetectarpistasenlaescenadelcrimen?
—Sí,señor.Nopenséqueelculpablehubieraaparcadoenlacalletransversal;sele habría visto demasiado fácilmente desde esos apartamentos, aquéllos de allí—señaló—.LaavenidaOncemepareciómejorelección.
—Bueno,puesfueunamuymalaelección.NohabíaningunahuelladepisadasaesteladodelasvíasperosídosyendoalaescaleraquesubehastalacalleTreintaysiete.
—TambiéncerrélaTreintaysiete.—Talcomoyoloveo,esaera laúnicacallequedebíacortarseal tráfico.¿Yel
tren?—preguntósujefe—.¿Porquédetuvoeltren?—Bueno,señor,penséqueuntrenenmarchahacialaescenadelcrimenalteraría
laspruebas…oalgoasí…—¿Oalgoasí…,oficial?—Nomeheexplicadobien,señor…,quierodecirque…—¿YquémedicedelaeropuertoNewark?—Sí, señor.—Miró a su alrededor en busca de ayuda. Aunque había algunos
oficialescerca,estabandesentendiéndoseostensiblementedeladiscusión.—¿QuémediceconcretamentedeNewark?;¿porquénocerrótambiénesaruta?
¿PorquéconformarseconlaavenidaOnce?La estabamachacando.Amelia no pudo evitar que le temblaran los labios, tan
parecidosa losdeJuliaRoberts,peroconsiguiódominarsey respondercon todoel
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sentidocomúnquefuecapazdereunir.—Señor,enmiopinión,parecíaprobableque…—La autopista de Nueva York también habría sido una buena elección. Y el
Jersey Pike y la autopista I-70 de Long Island, todo el camino hasta San Luis.Tambiénesassonposiblesvíasdehuida.
La joven agachó la cabeza ligeramente ymiró detrás de Peretti.Ambos teníanexactamentelamismaestaturaaunquelostaconesdeéleranmásaltos.
—Herecibido llamadasdelcomisario—continuóelhombre—,del jefedePortAuthority, de la oficina del Secretario General de la ONU, del responsable deseguridad de la confe…—hizo un gesto con la cabeza señalando hacia el JavitsCenter—.Noshemoscargadoelcalendariodelacto,eldiscursodeunsenadordelosEE. UU. y todo el tráfico delWest Side al completo. Las vías del tren estaban aquincemetros de la víctima y la calle que usted cerró estaba a sesentametros dedistanciaynuevededesnivel.LoquelequierodeciresquenielhuracánEvahubierajodidodeestaformaelCorredorNordestedeAmtrak.
—Yosólopenséque…Perettisonrió.Sachseraunahermosamujer.Dehecho,unadelascosasquehabía
retrasadosuingresoenlaacademiadepolicíahabíasidosutrabajocomomodeloenlaAgenciaChantelle,delaavenidaMadison.Poresaúnicarazón,elpolicíadecidióperdonarla.
—Patrullera Sachs —dijo él mirando el nombre de la placa en el pecho,castamenteaplanadobajoeluniforme—,ledaréuna lecciónpráctica: laescenadelcrimen plantea un equilibrio; lo ideal sería que, cada vez que se cometiera unhomicidio pudiéramos acordonar toda la ciudad y detener a unos tresmillones depersonas, pero no podemos hacer eso…, se lo digo en tono constructivo, para suaprendizaje.
—Disculpe, señor —dijo ella bruscamente—, me van a trasladar fuera de lapatrulla,dehechoalasdocedelmediodíadehoy.
Élasintió,sonriendoalegremente.—Enesecaso,yaestátododicho.Peroaefectosdeexpediente,debeconstarque
fuedecisiónsuyadetenereltrenycerrarlacalle.—Sí,señor,asífue—replicóAmeliaserenamente—.Nocabeningunaduda.Élloanotódetalladamenteenunaagendanegra.—¡Ah! Por favor, antes de irse, retire esos cubos de basura. Dirigirá usted el
tráficohastaquelacallequedeotravezdespejada.¿Mehaentendido?Sindecirunapalabra,sinmolestarseenmirarlesiquiera,laagentesedirigióala
avenidaOnceyempezóa recoger lentamente loscubosdebasura.Cadaconductorquepasabaasuladolamirabafrunciendoelceñoomurmurabaalgunacosa.Sachsechóunvistazoasurelojdepulsera.
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Unahoraparamarcharse.«Podrésoportarlo».
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Conunprecisobatirdealas,elhalcónperegrinoseposóenelalféizardelaventana.Laluzenelexterior,amediamañana,erabrillanteyelaireresultabaintensamentecálido.
—Ahí está—susurró el hombre. Luego levantó la cabeza al oír el timbre delporteroautomático.
—¿Esél?—gritóendirecciónalaescalera—.¿Esél?LincolnRhymenorecibióningunarespuestayvolviólacabezahacialaventana.
Elpájarogirólacabezaconunmovimientorápidoyespasmódico,perosinembargoelegante.Rhyme observó que sus garras estaban ensangrentadas.Del pico negro yrugosocolgabauntrozodecarneamarillenta.Elhalcónextendiósucortopescuezoysedirigióalnidoconmovimientosquerecordabanmásquelosdeunpájarolosdeunaserpiente.Elhalcónsoltó lacarneen labocaabiertadelpolluelodecolorazuldesvaído.«Estoyviendo»,pensóRhyme,«alaúnicacriaturaqueviveenNuevaYorksindepredadores,exceptoelmismísimoDios».
Oyólaspisadasquesubíanlentamenteporlaescalera.—¿Eraél?—preguntóaThom.—No—respondióeljoven.—¿Quiénera?Hasonadoeltimbredelapuerta,¿no?LosojosdeThomsedirigieronalaventana.—Elpájarohavuelto.Mira,manchasdesangreenelalféizardelaventana,¿las
ves?El halcón hembra avanzó hasta ponerse a la vista. Era de color azul grisáceo,
comounpez,tornasolado.Rastreóelcieloconlacabeza.—Siempreestánjuntos,¿sonparejadeporvida?—sepreguntóThomenvozalta
—.¿Comolosgansos?LosojosdeRhymesevolvieronhaciaThom,queestabaechadohaciadelantecon
sujuveniltalledoblado,mirandoelnidoatravésdelaventanallenadesalpicaduras.—¿Quién era? —repitió Rhyme. El joven respondía con evasivas, y eso le
irritaba.—Unvisitante.—Ya,unvisitante—bufóRhyme.Intentóacordarsedecuándohabíarecibidola
última visita.Debía haber sido hacía tresmeses. ¿Quién había sido?Quizás aquelperiodistaoalgúnprimo lejano.Bueno,PeterTaylor,unode losespecialistasen lamédula espinal deRhyme.YBlaine había estadovarias veces, pero, por supuesto,ellanoeraunavisita.
—¡Hace un frío que pela!—se quejó Thom. Su reacción fue abrir la ventana.Gratificacióninmediata.Juventud.
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—Noabraslaventana—ordenóRhyme—.Ydimequiéndemonioshavenido.—¡Quéfríohace!—Molestarásalpájaro.Puedesbajarelaireacondicionado.Yolobajo.—Nosotrosestábamosprimero—dijoThom, levantandoelenormecristalde la
ventana—. Los pájaros se instalan a tu pesar.—Al oír el ruido de la ventana, loshalcones se volvieron con expresión feroz. Siempre miraban con ferocidad. Sequedaron en el alféizar, dominando sobre su territorio de árboles, unos escuálidosginkgos,yvarioscochesaparcados.
—¿Quiénhallamado?—insistióRhyme.—LonSellitto.—¿Lon?¿Aquédemonioshabríaidohastaallí?Thomexaminólahabitación.—Lotienestodohechoundesastre.ARhymeno le gustaba el follónque se armaba con la limpieza.Lemolestaba
sobremanera el ruido del aspirador, que encontraba especialmente irritante. Estabacontento en aquel lugar tal y como estaba. La habitación, que él denominaba suoficina, estabaenel segundopisodeunedificioneogóticoenelUpperWestSide,con vistas sobreCentral Park. La estancia era grande, de sietemetros por siete, yprácticamente toda la superficie estaba ocupada.Algunas veces, amodo de juego,cerrabalosojoseintentabadetectarelolordelosobjetosdelahabitación.Losmilesde librosy revistas, las fotocopiasapiladascomouna torredePisa, los transistoresrecalentados de la televisión, las bombillas recubiertas de polvo, los tablones deanuncios.Vinilo,peróxido,látex,tapicerías.
Trestiposdistintosdewhiskyescocés.Cagadasdehalcón.—Noquieroverle.Dilequeestoyocupado.—Yunpolijoven.ErnieBanks.No,éseeraunjugadordebéisbol,¿no?Deberías
dejarmelimpiar.Unononotaloasquerosoqueestáunsitiohastaquevienegenteapresentartesuscumplidos.
—¿Presentartesuscumplidos?Madremía,esosuenadelomáscursi.Victoriano.¿Qué tal si les dices que se larguen a la putamierda? ¿Qué tal te suena eso comoejemplodeetiquetarefinada?
—Undesastre…Thom estaba hablando de la habitación pero Rhyme supuso que también se
referíaasujefe.Rhymeteníaelpelonegroytupido,comosituvieraveinteaños,aunquedoblaba
esaedad,peroconunosmechonessalvajesyespesosquenecesitabanurgentementeunlavadoyunbuencorte.Sucarateníaunaspectosucioconlabarbanegradetres
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días, y además se despertaba cada mañana con un desagradable cosquilleo en lasorejas, indicativodequeesospelillos tambiénnecesitabanun recorte.Rhyme teníalasuñaslargas,tantolasdelasmanoscomolasdelospies,yllevabapuestalamismaropa desde hacía una semana: un pijama de lunares espantosamente feo. Tenía losojospequeños,decolorcastañooscuro,enunacaraque,segúnBlainelehabíadichoenvariasocasionesyendiferentestonos,resultabaatractiva.
—Quieren hablar contigo —continuó Thom—. Han dicho que era muyimportante.
—¡Andayquelesden!—HacecasiunañoquenohasvistoaLon.—¿Yporesohabríadequererverleahora?¿Nohabrásasustadoalpájaro?¡Mira
quemecabreo!—Esimportante,Lincoln.—Muyimportante,recuerdoquedijiste.¿Dóndeestáesemédico?Puedequehaya
llamado.Yoestabaadormiladoytúestabasfuera.—Llevasdespiertodesdelasseisdelamañana.—No—dijo.Sedetuvoun instante—.Esverdadquemedesperté,perovolvía
quedarmedormidocomountronco.¿Escuchastelosmensajes?—Sí—respondióThom—,nohabíaningunosuyo.—Dijoqueestaríaaquíamediamañana.—Yyapasandelasonce.Quizádebamosavisaralosdelrescateaeromarítimo.
¿Túquédices?—¿Hasestadohablandoporteléfono?—preguntóRhymebruscamente—.Quizás
haintentadollamarmientrastúestabashablando.—Hablabacon…—¿He dicho yo algo?—preguntó Rhyme—. Te has enfadado, pero yo no he
dichoquenopuedasllamarporteléfono;puedeshacerlo,comosiempre.Loquepasaesqueélpodríahaberllamadomientrastúestabasalteléfono.
—No,loquepasaesqueestamañanatehaspropuestojoderme.—¡Puesclaro,hombre!¿Sabes?,existe lode la llamadaenespera.Recibesdos
llamadas a la vez. ¡Ojalá lo tuviéramos! ¿Qué quieremi viejo amigo Lon? ¿Y suamigo,eljugadordebéisbol?
—Pregúntalesaellos.—Teestoypreguntandoati.—Quierenverte.Estodoloquesé.—Porunasuntomuuuyimportante.—Lincoln —suspiró Thom. El apuesto joven se pasó la mano por el cabello
rubio.Llevabaunospantalonesmarronesycamisablancaconunacorbatadefloresazulesymarrones,perfectamenteanudada.CuandoRhymecontratóaThomhacíaun
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año,lehabíadichoquesiqueríapodíairvestidoconpantalonesvaquerosycamiseta,pero desde entonces había ido impecablemente vestido todos los días. Rhyme nosabíaporquéperoesohabíacontribuidoa ladecisióndemantenerleenelempleo.Ninguno de los que precedieron a Thom había durado más de seis semanas. Elnúmerodelosquedimitíaneraexactamenteigualaldelosdespedidos.
—Vale,¿quélesdijiste?—Les dije que me dejaran unos minutos para asegurarme de que estuvieras
presentablecuandosubieran.—Lesdijisteesosinconsultarme.Muchasgracias.Thom retrocedió unos cuantos pasos, se asomó por el estrecho hueco de la
escaleraydijo:—Puedensubir,caballeros.—Tedijeronalgo,¿no?—dijoRhyme—.Teloestáscallando.Thom no contestó; Rhyme se quedó mirando a los dos hombres mientras se
acercaban.Cuandoentraronenlahabitación,Rhymefueelprimeroenhablar.LedijoaThom:
—Echalacortina.Yahasmosqueadobastantealospájaros.Loquerealmentesignificabaqueyaempezabaamolestarletantaluz.
Muda.Conlaasquerosacintaadhesivaenlabocanopodíadecirunapalabra,loquela
hacíasentirseaúnmásindefensaquelasesposasmetálicasenlasmuñecas,másaúnquelapresiónsobresusbícepsdeloscortosyfuertesdedosdelhombre.
El taxista, todavía con el pasamontañas puesto, la llevaba por el mugriento yhúmedopasillo,entreunlaberintodeconductosytuberías.Estabanenelsótanodeunedificiodeoficinas.Ellanoteníaniideadedónde.
Sipudiesehablarle…T.J.Colfaxeraunaexpertajugadora,lamásduradelaterceraplantadeMorgan
Stanley.Unanegociantanata.«¿Dinero?¿Esdinero loquequieres?Tedarédinero,unmontóndedinero, tío.
Chorros de dinero». Pensó esto una docena de veces, intentando atraer sumirada,comosirealmentepudierameterlelaspalabrasenelpensamiento.
«Porfavoooooor»,rogóensilencio,mientraspensabaenlaformadesacartodosudinerodelbancoydarleinclusosusfondosdejubilación.«Oh,porfavor…».
Se acordó de la noche anterior, cuando el hombre dejó de mirar los fuegosartificialesylessacóarastrasdeltaxiponiéndoleslasesposas.Luegolesmetióenelmaleteroyarrancarondenuevo.Primeroelcochecirculósobreadoquinesyasfaltoenmal estado, luego sobreuna carretera lisa y nuevamente sobre terrenodesigual.Escuchóeltraqueteodelasruedassobreelpuente.Másvueltas,máscarreteras.Por
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fineltaxiparó,eltaxistasalióyleparecióqueabríaunacancelaounaspuertas.Ellapensóqueentrabanenungaraje.Dejódeoírseelruidodelaciudadyelronroneodeltubodeescapedelcochesubiódevolumen,reverberandoenlasparedes.
Luegoelhombreabrióelmaleterodeltaxiylasacófuera.Learrancódeuntirónelanillodediamantesyselometióenelbolsillo.Acontinuaciónlallevóentremurospintados con caras horripilantes, desteñidas, con ojos vacíos que la miraban: uncarnicero, un demonio, tres afligidos niños, todos pintados sobre el yesodesconchado.Laarrastróhastaunenmohecidosótanoy la tiróal suelo.Elhombresubió las escaleras con sonoras pisadas, dejándola a oscuras, enmedio de un olornauseabundodecarnepodridaybasura.Allíestuvotiradadurantehoras,durmiendoalgún rato, llorandomucho. Un ruido brusco la había despertado de repente. Unafuerteexplosiónenlasproximidades.Luegovolvióadormirsemuyinquieta.
Hacía media hora que él había vuelto a buscarla. La metió de nuevo en elmaleteroycondujoelcocheduranteotrosveinteminutos.Yaquíestaba,dondequieraquefuese.
Ahoracaminabanporunoscurosótano.Enelcentrohabíaunagrantuberíanegraa la que la esposó de las manos; luego la agarró por los pies, tiró de ellos haciadelantey ladejósentada.Le recogió laspiernasyse lasató juntasconunacuerdafina;todoellolellevóvariosminutos;élllevabaguantesdecuero.Luegosepusoenpieylamiróduranteunlargoinstante,sevolvióaagacharyledesgarrólablusa.Elhombre se puso detrás de ella, que gimió al sentir sus manos toqueteándole yapretándoleloshombros.
Lamujergritaba,suplicabaatravésdelamordaza.Sabiendoloqueibaasuceder.Las manos fueron bajando a lo largo de sus brazos y luego, por debajo, le
rodearonelcuerpopordelante,peronoletocólospechos.Antesbien,lasmanossedeslizaban como una araña sobre su piel como si buscasen las costillas. Él se laspellizcó,acarició.T.J.seestremecióeintentóapartarse.Éllaagarróconfuerzaylasobeteóunpocomás,apretando,sintiendocómosehundíanloshuesos.
Elhombreselevantó.Ellaoyópasosquesealejaban.Duranteunlargomomentose hizo el silencio, salvo los quejidos de los acondicionadores de aire y losascensores.Entonceslanzóungruñidodeterroraloírunruidojustodetrás.Unruidorepetitivo. Fssss, fsssss. Un sonido muy familiar, pero que no lograba reconocer.Intentódarselavueltaparaverquéestabahaciendosutorturadorperonopudo.¿Quéeraaquello?Oíaelsonidorítmico,unayotravez,unayotravez.Elruidola llevódirectamentearecordarlacasadesumadre.
Fsssss,fsssss.SábadoporlamañanaenlapequeñacasaenBedford,Tennessee.Eraelúnicodía
enquesumadrenotrabajabaydedicabalamayorpartedeltiempoalalimpiezadela
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casa.T.J.solíadespertarseconunsolradianteybajabalasescalerasatrompiconespara ayudarla. Fssss.Mientras lloraba con este recuerdo escuchaba el sonido y sepreguntabaporquédemonioselhombrebarríaelsueloaescobazostancuidadososyprecisos.
Viosorpresaeinquietudensuscaras.DosexpresionesnomuycorrientesentrelospolisdelaBrigadadeHomicidiosde
NuevaYork.Lon Sellitto y el joven Banks (cuyo nombre de pila era Jerry, no Ernie) se
sentaron donde Rhyme les indicó con un gesto de su cabeza coronada de suciasgreñas:dospolvorientaseincómodassillasdemimbre.
RhymehabíacambiadoconsiderablementedesdelaúltimavezqueSellittohabíaestadoallí,yeldetectiveno supoocultar su sorpresa.Bankscarecíade referenciaspara juzgar loqueestabaviendoperonoobstante tambiénestaba impresionado.Ladesordenada habitación, el vagabundo que lesmiraba con suspicacia. Por supuestotambiénelolor,eltufilloquerodeabaalanimalqueeraahoraLincolnRhyme.
Searrepentíaenormementedehaberlesdejadosubir.—¿Porquénollamasteprimero,Lon?—Noshabríasdichoquenoviniéramos.Cierto.Thomseencaminóalaescalera,peroRhymeledetuvo:—No, Thom, no te vamos a necesitar. —Se había acordado de que el joven
siemprepreguntabaalosinvitadossiqueríantomaralgo.EracomotenerencasaalamalditaMarthaStewart[4].
Silencioduranteunmomento.ElgrandoteydesaliñadoSellitto,unveteranoconveinteañosdeservicio,sequedómirandounacajaquehabíaenelsuelo juntoa lacamayempezóahablar.Perofueraloquefueseloqueibaadecir,seleatragantóalavistadeunospañalesdesechablesparaadultos.
—Heleídosulibro—intervinoJerryBanks.Eljovenpolicíateníamalamanoalafeitarse,llevabamuchoscortes.¡Yquéencantadorremolinoenelpelo!¡Diosmío,nopuedetenermásdedoceaños!Cuantomásviejosehaceelmundomásjóvenesparecensersushabitantes,reflexionóRhyme.
—¿Cuál?—Sumanualsobrelaescenadelcrimen,porsupuesto.Peromerefieroallibrode
fotos,eldehaceunpardeaños.—Tambiénteníapalabras.Dehecho,sobretodoteníapalabras,¿lasleíste?—¡Oh,sí,claro!—dijoBanksrápidamente.Apoyada contra una de las paredes de la habitación había una enorme pila de
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volúmenesdeTheScenesoftheCrime[5].—NosabíaquetúyLonfueraisamigos—añadióBanks.—Ah,¿Lonnotehasacadoelanuario?¿Notehaenseñadolasfotos?¿Noseha
subidolamangaytehamostradolascicatricesytehadichoéstassonlasheridasquemehiceconLincolnRhyme?
Sellitto no sonreía. «Bien», pensó Rhyme, «si quiero, puedo darle aún menosmotivosparasonreírsilodesea».Elveteranodetectiverevolvióensumaletín.¿Quédemoniosllevabaahí?
—¿Cuántotiempoestuvisteisdecompañeros?—preguntóBanks,pordeciralgo.—Menudapreguntita…—comentóRhyme.Ymiróelreloj.—Nofuimoscompañeros—dijoSellitto—.YoestabaenHomicidiosyélerael
jefedelaIRD[6].—¡Oh! —dijo Banks, aún más impresionado. Dirigir la División Central de
Investigación y Recursos era uno de los cargos más prestigiosos dentro delDepartamento.
—¡Sí!—exclamóRhymemirandopor laventana, como si sumédicoestuvierallegandovíahalcón—.Losdosmosqueteros.
ConuntonodepacienciaqueenfurecióaRhyme,Sellittoexplicó:—Trabajamosjuntossieteaños,aunqueintermitentemente.—Yquébuenosañosfueron—añadióRhymeconretintín.Thomfruncióelceño,peroSellittonoadvirtiólaironía.Omásprobablementela
pasóporalto.—Tenemosunproblema,Lincoln—dijocomosinada—.Necesitamosayuda.¡Plas!Elmontóndepapelesaterrizóenlamesilladenoche.—¿Ayuda?—La carcajada salió directamente de su fina nariz. Blaine siempre
habíasospechadoqueeraobradeuncirujano,peronoeraasí;ellatambiénpensabaquesuslabioserandemasiadoperfectos(«Hayqueañadirunacicatriz»,bromeóunavez,yduranteunadesuspeleascasilohabíalogrado).¿Yporqué,sepreguntabaél,reaparecehoysuvoluptuosapresencia?Sehabíadespertadopensandoensuexysehabía sentido impelido a escribirle una carta, que en ese momento estaba en lapantalla del ordenador.Guardó el documento en el disco.El silencio se hizo en elcuartocuandodiolaordenconunsolodedo.
—¿Lincoln?—inquirióSellitto.—Sí,señor.Ayuda.Miayuda.Yaheoído.Banksmanteníauna forzadaydel todo inoportuna sonrisamientras se removía
inquietoenlasilla.—Tengounacitadentrode,bueno,encualquiermomento—dijoRhyme.—Unacita.—Conelmédico.
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—¿Deveras?—preguntóBanks,probablementeconelúnico findeconjurarelsilencioquelesamenazabadenuevo.
Sellitto,sinsabermuybienquédecir,preguntó:—¿Quétalhasestado?BanksySellittonolehabíanpreguntadoporsusaludalllegar.Eraunapregunta
quetodoelmundotendíaaevitarcuandoveíaaLincolnRhyme.Secorríaelriesgodequelarespuestafueramuycomplicadaycasiconseguridadantipática.
—Heestadobien,gracias—respondióLincolnconsencillez—.¿Ytú?,¿yBetty?—Noshemosdivorciado—dijoSellittorápidamente.—¿Sí?—Ellasequedóconlacasayyoconmedioniño—explicóelfornidopolicíacon
una sonrisa forzada, como si ya hubiera empleado antes la misma frase; Rhymesupusoquedetrásde la rupturahabríaunahistoria dolorosaqueno teníaningunasganas de oír. Aun así, no le sorprendió que el matrimonio hubiera hecho aguas.Sellittoeraunmulotrabajando.Eraunodelosaproximadamenteciendetectivesdeprimeracategoríadentrodelcuerpo;habíaascendidocuandorepartieronlospuestosporméritos,ynosóloportiempodeservicio.Trabajabacercadeochentahorasalasemana. Rhyme ni siquiera había sabido que estaba casado durante los primerosmesesquetrabajaronjuntos.
—¿Dónde vives ahora? —preguntó Rhyme, esperando que una amableconversaciónsociallesagotarayleshicieramarcharse.
—EnBrooklyn, enTheHeights.Avecesvoyandandoal trabajo. ¿Te acuerdasquesiempreestabahaciendodieta?Eltruconoeshacerdieta,eshacerejercicio.
NoparecíanimásgruesonimásdelgadoqueelLonSellittodehacíatresañosymedio.OqueelSellittodequinceañosatrás.
—Asíque…—dijoelcolegialBanks—…unmédico,decías.Para…—¿Unanuevaformadetratamiento?—dijoRhymeterminandolapreguntaporél
—.Exactamente.—Buenasuerte.—Muchasgracias.Eran las 11:36 de la mañana, bien pasada la media mañana. Los retrasos le
parecíanimperdonablesenunmédico.ObservócomolosojosdeBanksleexaminabanlaspiernasunpardeveces.Pilló
por segunda vez al muchacho lleno de granos y no se sorprendió al ver que eldetectiveseponíacolorado.
—De forma que… —se excusó Rhyme—, me temo que realmente no tengotiempoparaayudaros.
—Peroelmédicotodavíanoestáaquí,¿no?—preguntóLonSellittoenelmismotono a prueba de balas que solía usar para reventar las supuestas coartadas de los
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sospechososdehomicidio.Thomaparecióenelumbralconunacafetera.«Gilipollas»,murmuróRhymeentredientes.—Lincolnolvidóofrecerlesalgoparatomar,caballeros.—Thommetratacomoaunniño.—Comoelguantealamano—replicósuayudante.—Vale—contestó secamenteRhyme—.Tomaduncafé.Yo tomaréunpocode
lechematerna.—Demasiado temprano —replicó Thom—. El bar no está abierto todavía —
añadió,capeandobastantebienlaceñudaexpresióndeRhyme.UnavezmásBankspaseó lamiradapor el cuerpodeRhyme.Quizás esperaba
encontrar solamente piel y huesos, pero la atrofia se había detenido no muchodespuésdelaccidenteyelprimer fisioterapeuta lehabíadejadoexhaustoabasedeejercicios.TambiénThom,que aunqueunasveces se portaba comoungilipollas yotrascomounaviejagallinaclueca,eraunmalditobuenfisioterapeuta,queaplicabaaRhymeejerciciosdegimnasiapasivatodoslosdías,tomandometiculosasnotasconel goniómetro del grado de movimiento que aplicaba a cada articulación de sumaltrechocuerpo.Controlabacuidadosamentelaespasticidadmanteniendobrazosypiernas en un constante ciclo de abducción y aducción. El entrenamiento no hacíamilagros,perolograbaciertotono,reducíalascontracturasdebilitantesyfacilitabaelflujosanguíneo.Paraseralguiencuyaactividadmusculardurantetresañosymediohabíaquedadolimitadaaloshombros,lacabezayeldedoanularizquierdo,LincolnRhymenoestabaentanmalaforma.
El joven detective apartó la mirada de la complicada Unidad de ControlElectrónico de color negro situada junto al dedo de Rhyme, conectadaelectrónicamenteaotrocontrolador,delquesalíantubosycables,quellegabanhastaelordenadoryunpanelmural.
Lavidadeuntetrapléjicodependedecables,lehabíadichounterapeutaaRhymehacíamuchotiempo.Porlomenosladelosricos,losafortunados.
—HahabidounasesinatoenelWestSideestamañanatemprano—dijoSellittoentrandoporfinenmateria.
—Hemos recibido denuncias sobre hombres y mujeres vagabundos quedesaparecieron el mes pasado —intervino Banks—. Al principio pensamos quepodríaserunodeellos,peronoesasí—añadióentonodramático—.Lavíctimafueunadeesaspersonasdeanoche.
Rhymenoentendióaquiénsereferíaeljovendelacarallenadegranos.—¿Esaspersonas?—Nuncavelasnoticias—dijoThom—.Siteestásrefiriendoalsecuestro,nose
haenterado.
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—¿Noves lasnoticias?—dijoSellitto riéndose—.¿Y tú eres elmismocabrónque leíacuatroperiódicosaldíaygrababael telediarioparaverloal llegaracasa?BlainemecontóqueunanochelallamasteKatieCouric[7]mientrashacíaiselamor.
—Ahorasolamenteleoliteratura—mintióRhymepomposamente.—Yo creía que la literatura son noticias que siguen siendo nuevas—intervino
Thom.Rhymehizocasoomiso.—UnhombreyunamujerquevolvíandeunviajedenegociosenlaCostaOeste
—leexplicóSellitto—.CogieronuntaxienelaeropuertoJohnFitzgeraldKennedyynuncallegaronasucasa.
—Hubounadenunciaalrededordelasonceymedia.EltaxipasóporlaautopistadeBrooklynaQueens.Enelasientodeatrásibancomopasajerosunhombreyunamujer de raza blanca. Parecía como si estuvieran intentando romper una ventana,golpeandoelcristal.Nadieanotólamatrículanielnúmerodelalicencia.
—Esetestigoquevioeltaxi,¿pudoveraltaxista?—No.—¿Ylapasajera?—Nohayrastrodeella.Lasoncecuarentayuno.RhymeestabafuriosoconeldoctorWilliamBerger.—¡Quémalrollo!—musitódistraídamente.Sellittosuspirólargayprofundamente.—Venga,continúa—dijoRhyme.—Élllevabaelanillodeella—dijoBanks.—¿Quiénllevabaqué?—Lavíctima.Leencontraronestamañana.Llevabael anillode lamujer,de la
otrapasajera.—¿Estássegurodequeeradeella?—Teníasusinicialesgrabadas.—Entoncesestáisanteunsujetodesconocido—dedujoRhyme—,quequiereque
sepáisquesehallevadoalamujeryqueellaestávivatodavía.—¿Quéesunsujetodesconocido?—preguntóThom.ComoRhymenohizocasodelapregunta,Sellittoaclaró:—Uncriminalnoidentificado.—¿Sabes cómo hizo para que el anillo de ella le ajustara?—preguntó Banks,
haciéndoseunpocoellistoparaelgustodeRhyme.—Medoyporvencido.—Cortólacarnedeldedodelhombre,completamente,hastallegaralhueso.Rhymeesbozóunadébilsonrisa.—¡Ah,entoncesesinteligente!
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—¿Porquélodices?—Quisoasegurarsedequenadiesellevaríaelanillo,queestaríaensangrentado,
¿verdad?—Hechounasco.—Hastaseríadifícilverlo.Porotrolado…SIDA,hepatitis.Inclusosialguienlo
hubieravisto,lamayoríahabríapasadodeesetrofeo.¿Cómosellamaella,Lon?El detectivemás viejo asintió con un gesto hacia su compañero,mientras éste
abríasucuadernodenotas.—Tammie Jean Colfax, conocida como T. J. Veintiocho años. Trabaja para
MorganStanley.Rhyme observó que Banks también llevaba un anillo. Parecía el emblema de
algunafacultad.Elmuchachoestabademasiadopulidoparatenersolamenteestudiossecundarios y haber pasado por la academia de policía. Tampoco olía a academiamilitar.NosehabríasorprendidosilajoyallevaselainscripcióndelauniversidaddeYale.¡Vayadetectivedehomicidios!¡Aloqueestaballegandoelmundo!
Eljovenpolicíasosteníaentrelasmanoslatazadecafé,queremovíadevezencuando.ConunmínimomovimientodeldedoanularsobreelpaneldelaUnidaddeControlElectrónicoEverest&Jennings,alqueteníaatadalamanoizquierda,Rhymepulsó varias teclas y bajó el aire acondicionado. Tendía a no malgastar la escasacapacidad de control que aún le quedaba en cosas como la calefacción o el aireacondicionado;lareservabaparacosasmásnecesarias,comolasluces,elordenadoryelaparatoparapasarpáginas.Perocuando lahabitaciónestabademasiadofría legoteabalanariz.Yesoeraunainsoportabletorturaparauntetrapléjico.
—¿Ningunanotapidiendorescate?—preguntóRhyme.—Ninguna.—¿Túereseloficialquellevaelcaso?—preguntóRhymeaSellitto.—Sí,alasórdenesdeJimPolling.Ynosgustaríaquetúrevisaraselinformedela
escenadelcrimen.Lincolnlanzóotracarcajada.—¿Yo?Nohevistouninformedeescenadelcrimendesdehacetresaños.Nosé
quépodríadeciros.—Podríasdecirnostoneladasdecosas,Linc.—¿QuiénesahoraeljefedelaIRD?—VincePeretti.—Elrecaderodelcongresista—recordóRhyme—.Pídeleaélquelorevise.—Nosotros preferiríamos que lo hicieras tú —insistió Sellitto tras dudar un
instante.—¿Aquiénterefierescon«nosotros»?—Aljefe.
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—¿YcómosesienteelcapitánPeretticonestevotodeno-confianza?—preguntóRhyme,sonriendocomounacolegiala.
Sellittose levantóydiounospasospor lahabitación,mirando losmontonesderevistas apiladas.Forensic ScienceReview,.Harding&Boyle ScientificEquipmentCompanyCatalog.,TheNewScotlandYardForensicInvestigationAnnual,AmericanCollegeofForensicExaminersJournal,ReportoftheAmericanSocietyofCrimeLabDirectors, CRC Press Forensics, Journal of the International Institute of ForensicScience[8].
—Míralas—dijo Rhyme—. Las suscripciones caducaron hace siglos. Y todasestánpolvorientas.
—Aquíestátodoasquerosamentepolvoriento,Linc.¿Porquénomueveseseculoperezosoylimpiasestapocilga?
Banks miró horrorizado a su superior. Rhyme sofocó el estallido de risa quepugnaba por salir de su interior. Había bajado la guardia y el enojo se habíatransformadoendiversión.PorunmomentolamentóqueSellittoyélhubieranroto.Entoncessoltóelsentimientodormido.Refunfuñandodijo:
—Nopuedoayudarte,losiento.—Tenemoslaconferenciadepazqueempiezaellunes.Nosotros…—¿Quéconferencia?—En laONU.Embajadores, Jefes deEstado.Habrá diezmil dignatarios en la
ciudad.¿NooístenadasobreeseasuntoenLondreshacedosdías?—¿Asunto?—repitióRhymecáusticamente.—Alguienintentóponerunabombaenelhoteldondesecelebrabalareuniónde
laUnesco.Elalcaldetemequeahoraletoqueelturnoalaconferenciadeaquí.Noquieretitularesdesagradablesenlaprensa.
—Tambiénestáelpequeñoproblema—dijoRhymesecamente—dequetampocolaseñoritaTammieJeanvuelvaacasasanaysalva.
—Jerry,cuéntalealgunosdetalles.Despiértaleelapetito.BanksdesviósuatencióndelaspiernasdeRhymeasucama,queeraconmucho
lomás interesante de la habitación, admitió Rhyme de buena gana. Sobre todo elpaneldecontrol,queparecíauntransbordadorespacialycasicostabaigualdecaro.
—Diez horas después de ser secuestrados hemos encontrado al pasajeromasculino,JohnUlbrecht,conundisparoyenterradovivoenlavíadeAmtrak,cercadelacalleTreintaysieteconlaOnce.Leencontramosmuerto.Habíasidoenterradovivo.Labala eradel calibre32—Banksmiróhacia arribay añadió—:LaversiónHondaAccorddelasbalas.
Eso quería decir que no había sagaces deducciones sobre el presunto asesino apartir del exótico armamento. Este Banks parece listo, pensó Rhyme, y su únicaenfermedadeslajuventud,quepuedequeselecureonoconlaedad.LincolnRhyme
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creíadesímismoqueélnuncahabíasidojoven.—¿Labalaestabarayada?—preguntóRhyme.—Seismarcasyestrías,enespiral.—Entonces el tipo usó un Colt—dijo Rhyme a la vez que volvía a echar un
vistazoaldiagramadelaescenadelcrimen.—Hasdicho«eltipo»—continuóeljovendetective—,perorealmentesetratade
«lostipos».—¿Qué?—Haydos.Habíadosgruposdehuellasdepisadasentre la tumbay labasede
una escalera de hierro. De todas formas, tuvo que haber dos para arrastrar a lavíctima.Pesabamásdenoventakilos.Unsolohombrenohabríapodidohacerlo.
—Sigamos.—Lellevaronhastalafosa,leecharondentro,dispararonsobreélyleenterraron,
volvieronalaescalera,subieronyseesfumaron.—¿Ledispararonenlamismafosa?—Sí. No había rastros de sangre por los alrededores de la escalera, ni en el
trayectohastalafosa.Rhymesedescubrióasímismoligeramenteinteresado.—¿Quénecesitáisdemí?Sellittosonrióabiertamenteenseñandosusamarillentosdientesmellados.—Tenemosentremanosunmisterio,Linc.Unmontóndepruebasmaterialesque
notienenningúnmalditosentido.—¿Yqué?—noerafrecuentetoparseconunaescenadelcrimenenlaquetodas
lasevidenciasencajasen.—Estecasoesrealmenteextraño.Leeelinforme,porfavor.Lodejoaquí.¿Cómo
funciona esto?—preguntó Sellitto mirando a Thom, que colocó el informe en elaparatopasapáginas.
—Notengotiempo,Lon—protestóRhyme.—Menudo artilugio —observó Banks, mirando el pasapáginas. Rhyme no
respondió.Ojeólaprimerapáginayluegolaleyóatentamente.Movióeldedoanularhacialaizquierdaconprecisiónmilimétrica.Unabandadegomapasólapágina.
Leía.Pensaba:«Vaya,estosíqueesraro».—¿Quiénsehizocargodelaescenadelcrimen?—Perettienpersona.Cuandosupoquelavíctimaeraunodelospasajerosdeltaxi
decidióasumiresafunciónélmismo.Rhymesiguióleyendo.Duranteunminutolaspocoimaginativaspalabrasdeun
atestado policial captaron su interés. Entonces sonó el timbre de la puerta y elcorazónse leaceleróconunintensoescalofrío.SusojossedeslizaronhaciaThom.Eranfríosydejabanclaroquesehabíaacabadoeltiempodelasdistracciones.Thom
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asintióconlacabezaeinmediatamentebajólasescaleras.Todos los pensamientos sobre taxistas, pruebas y banqueros secuestrados se
desvanecieroncomoporensalmoenlamentedeLincolnRhyme.—EseldoctorBerger—anuncióThomporelinterfono.Porfin.¡Yaerahora!—Bueno,losiento,Lon.Tengoquepedirosqueosmarchéis.Estuvobienvolver
averte—sedespidióLincolnconunasonrisa—.Uncasointeresanteéste.Sellittodudóunsegundo,peroenseguidasecreció.—Pero,vasaleertodoelinforme,¿verdad,Lincoln?¿Nosdarástuopinión?—¡Ya lo creo! —replicó Rhyme, y luego volvió a apoyar la cabeza en la
almohada.Lostetrapléjicosque,comoél,manteníancompletamovilidaddecabezaycuello,erancapacesdeactivarunadocenadecontrolesconsólotresmovimientosdela cabeza. Pero Rhyme evitaba el apoyo para la cabeza. Le quedaban tan pocosplaceres sensuales que era incapaz de renunciar al de acurrucar la cabeza en sualmohada de doscientos dólares. Los visitantes le habían cansado. Ni siquiera eramediodíaytodoloquequeríahacereradormir.Sentíaquelosmúsculosdelcuellolepunzabanagudamente.
CuandoSellittoyBanksyaestabanenlapuertaRhymedijo:—Lon,espera—eldetectivesediolavuelta—.Debessaberunacosa.Sólohas
encontrado media escena del crimen. La importante es la otra mitad, la escenaprimaria.Sucasa.Yvaaserendiabladamentedifícildelocalizar.
—¿Porquécreesquehayotraescena?—Porquenomatóalavíctimaenlafosa.Ledisparóallí,enlaescenaprimaria.Y
probablementeseaallídondehayallevadoalamujer.Debeserunsitiosubterráneoolugarmuysolitariodelaciudad.Oambascosas…Sí,Banks—Rhymeseadelantóala pregunta del joven detective—, el asesino no se habría arriesgado a disparar aalguienymantenerunrehénallíamenosquefueraunsitiotranquiloyaislado.
—Talvezusóunsilenciador.—No hay ningún rastro de deflector de goma o algodón en la bala —espetó
Rhyme.—Pero¿cómoibaahaberledisparadoalhombreeneselugar?—opusoBanks—.
Quierodecirquenohabíasalpicadurasdesangreenlaescena.—Supongoqueeltiroselodieronenlacara—continuóRhyme.—Bueno,sí—admitióBanks,conunaestúpidasonrisa—.¿Cómolosabes?—Porqueesmuydoloroso,muyincapacitanteperoconmuypocasangreconuna
baladel32.Raravezmortalsinotocaselcerebro.Conlavíctimaeneseestadoelasesinopudollevarleadondequisiera.Ylodigoensingularporquesólohayuno.
—Pero… había dos grupos de pisadas—dijo Banks casi susurrando, como siestuvieraatravesandouncampodeminas.
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Rhymesuspiró.—Lashuellasdelassuelassonidénticas.Lasdejóelmismohombrealhacerdos
veceselmismorecorrido.Paraconfundirnos.Ylashuellasorientadasalnortetienenlamismaprofundidadquelasquesedirigenalsur.Demaneraquenoacarreabaunpesodenoventakilosenunadirecciónynoenlaotra.¿Lavíctimaestabadescalza?
Banksrebuscóentresusnotas.—Teníaloscalcetinespuestos.—Vale,entonceselasesinollevabaloszapatosdelavíctimadurantesupequeño
paseohastalaescalerayvuelta.—Sinobajólaescalera,¿cómollegóhastalafosa?—Llevóalhombrealolargodelasvíasdeltren.Probablementedesdeelnorte.—Nohaymásescalerasdeaccesoalacarreteraenvariasmanzanasalaredonda
encualquieradelasdosdirecciones.—Pero hay túneles que van en paralelo a las vías —continuó Rhyme—.
Comunican con los sótanos de algunos viejos almacenes de la avenidaOnce. Losexcavó un gángster, Owney Madden, durante la Ley Seca para poder llevarcargamentos de whisky de contrabando en trenes que subían desde la EstaciónCentralhaciaAlbanyyBridgeport.
—Pero¿porquénoenterróalavíctimacercadeltúnel?¿Porquésearriesgóaservistoarrastrandoalhombretodoelcaminoporelpasosuperior?
—¿Captasloquenosestáqueriendodecirono?—preguntóRhymeimpaciente.Banksabriólaboca,peroenseguidameneólacabeza.—Teníaqueponerelcuerpodondeselepudieraver—dijoRhyme—.Necesitaba
quealguienloencontrase.Parallamarnuestraatención.Losiento,puedequetengáissólounsospechosoperoeslobastantelistocomoparados.Hayunapuertadeaccesoa un túnel en algún sitio cercano.Volved allí y buscad huellas.No habrá ninguna.Peronoimporta,tenéisquehacerlo.Yasabéis,laprensa.Cuandolahistoriasalgaalaluz…Bueno,buenasuerte,caballeros.Ahoratenéisquedisculparme.¿Lon?
—¿Sí?—Noteolvidesdelaescenaprimariadelcrimen.Dondeseaquehayaocurrido,
tienesqueencontrarla.Ydeprisa.—Gracias,Linc.Sólotepidoqueleaselinforme.Rhyme dijo que por supuesto lo leería y observó que se creían la mentira.
Completamente.
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Tenía la mejor mano para los enfermos que Rhyme había conocido nunca. Y sialguien tenía experiencia sobre gente que trataba con enfermos ése era LincolnRhyme.Unavezhabíacalculadoqueenlosúltimostresañosymediohabíavistoasetentayochomédicoscolegiados.
—Bonitavista—dijoBerger,mirandoporlaventana.—¿Verdadquesí?Preciosa.Sinembargo,debidoa la alturade la camaRhymenopodíavernada salvoun
cielobrumosoquecubríaCentralPark.Esoylospájaroshabíasidocasiloúnicoquehabíavistodesdequesalieradelúltimohospitalde rehabilitaciónhacíadosañosymedio.Lamayorpartedeltiempoteníalascortinasechadas.
Thomestabaocupadodando lavueltaasu jefe,maniobraqueayudabaaésteatener lospulmones limpios; luego lepondría la sondavesical,quedebíacambiarsecadacincoo seishoras.Despuésdeuna lesiónde lamédulaespinal, losesfínterespueden quedar abiertos para siempre o cerrados para siempre. Rhyme tuvo la«suerte»deque leocurrieraestoúltimo,ydepoderdisponerdealguiencercaparaabrirleelconductoobstruidoconuncatéteryungelespecialcuatrovecesaldía.
EldoctorBergerobservabaesamaniobraclínicasinqueaRhymeleimportaselafaltadeintimidad.Unadelasprimerascosasquelostullidospierdeneselpudor.Sibienalgunosintentanundébilesfuerzoporcubrirse,envolviendo,opidiendoquelesenvuelvan,elcuerpoconlasábanaduranteelaseo,paraevacuaroserexplorados,lostullidosgraves, los auténticos tullidos tipo«macho»no sepreocupandeeso.EnelprimercentroderehabilitacióndondehabíaestadoRhyme,cuandounpacienteasistíaa una fiesta o había tenido una cita la noche anterior, todos los compañeros dehabitaciónseacercabanconsussillasderuedasalacamaparacomprobarelflujodeorina, que era el barómetro de lo exitosa que había resultado la salida. Una vezRhymeseganólaeternaadmiracióndesuscolegas,queregistraronunaasombrosamicciónde1430cc.
—Mira el alféizar, doctor —le dijo Rhyme a Berger—. Tengo mis propiosángelesdelaguarda.
—Vaya…¿Halcones?—Halconesperegrinos.Suelenanidarmásalto.Noséporquéhanelegidovivir
conmigo.Berger observó a los pájaros, luego se alejó de la ventana y volvió a echar la
cortina. La ornitología no le interesaba.No era un hombre grande pero parecía enbuena forma, debía correr habitualmente, suponía Rhyme. Parecía que le quedabapocoparacumplir loscincuentaaunqueteníaelpelocompletamentenegro,sinunasolacana,yeratanapuestocomounpresentadordetelediario.
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—¡Quécamatanestupenda!—¿Tegusta?La cama era una Clinitron, un enorme bloque rectangular. Era una cama con
soportedeaireycercadeunatoneladadeperlasdesilicona.Elaireapresiónfluíaentrelasperlas,dandoapoyoalcuerpodeRhyme.Sihubieratenidosensibilidadsehabríasentidocomosiflotase.
BergerbebíaasorbitoselcaféqueRhymehabíaordenadoaThomqueprepararayqueel jovenhabía traídocon losojoschispeantes,diciendoenvozbajaantesderetirarse:«¿Noshemosvueltorepentinamentesociables?».
—Meestabascontandoquefuistepolicía—dijoBerger.—Sí.ErajefedelosforensesenelDepartamentodePolicíadeNuevaYork.—¿Tedispararon?—No.Estabainvestigandounaescenadelcrimen.Unosobrerosencontraronun
cadáver en una estación demetro en construcción. Era el de un policía que habíadesaparecido hacía seis meses; estábamos detrás de un asesino en serie que sededicaba a disparar a policías. Se me pidió que llevara el caso personalmente ycuandoestabainvestigandosederrumbóunaviga.Estuveenterradocercadecuatrohoras.
—¿Yrealmentehabíaalguienquesededicaraaasesinarpolicías?—Puessí.Matóa tresehirióauno.Elasesinotambiénerapolicía.Se llamaba
DanShepherd,yeraunsargentoenactivo.BergersefijóenlacicatrizrosadadelcuellodeRhyme.Elchivato,lainsigniade
latetraplejia:laheridadelorificioporelqueseintroducíaeltubodeventilación,quesedejabapuestoenlagargantavariosmesesdespuésdelaccidente.Avecesduranteaños, a veces para siempre. PeroRhyme, gracias a su naturaleza testaruda y a loshercúleos esfuerzos de su fisioterapeuta, pudo abandonar el ventilador.Ahora, consuspropiospulmonespodríaestarbajoelaguadurantecincominutos,apostó.
—Asíqueuntraumatismocervical.—UnC4.—Ah,sí.RecibeelnombredeC4unazonaclaveenlaslesionesdelamédulaespinal.Una
lesiónmedularporencimade lacuartavértebracervicalpodíahaberlematado.PordebajodeC4habríarecuperadoalgolafuncióndelosbrazosymanos,inclusotalvezde las piernas. Pero un traumatismo en la infame cuarta le dejó vivo, aunque contetraplejiaprácticamentetotal.Habíaperdidoelusodelaspiernasylosbrazos.Losmúsculos abdominales e intercostales habían desaparecido en su mayor parte yprácticamenterespirabagraciasaldiafragma.Podíamoverlacabezayelcuello,unpoco loshombros.Porpurachiripa lavigade roblehabía respetadounaminúscularamadelaneuronamotoraquelepermitíamovereldedoanularizquierdo.
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Rhymeleahorróaldoctorlosdetallesdeldramadelañosiguientealaccidente.Elmes de tracción en el cráneo: unas tenacillas sujetas a agujeros perforados en lacabezaparamantenerderechalamédula.Docesemanasconelaparatotipoaureola,unaespeciedebaberodeplásticoyacerocomoandamioalrededordelacabezaparasostener el cuello inmóvil.Yparaque lospulmonesbombearanungranventiladorduranteunañoyluegounestimuladordelnerviofrénico.Loscatéteres.Lacirugía.El íleoparalizado, lasúlcerasporestrés,hipotensiónybradicardia, llagasporestartumbado que acabaron haciéndose úlceras de decúbito, contracturas conforme eltejidomuscular empezaba a encogerse, amenazando arruinar la preciosamovilidaddel dedo, el terrible dolor fantasma (quemazón y dolor en las extremidadesinsensibles).
Sin embargo, sí le habló aBerger sobre el último padecimiento, la disrreflexiaautonómica.
Elproblemaveníasiendocadavezmásfrecuente.Latidoscardíacosdesbocados,tensiónarterialfueradelímites,doloresdecabezaatroces.Podíapresentarseporalgotansimplecomoestarestreñido.Rhymeexplicóquenopodíaprevenirlodeningúnmodo,salvoevitandoelestrésylaconstricciónfísica.
EldoctorPeterTaylor,unespecialistaenlesionesdemédulaespinalqueatendíaaRhyme,estabapreocupadoporlafrecuenciadelosataques.Elúltimo,hacíaunmes,habíasidotangravequeTaylorhabíadadoaThominstruccionessobrecómotratarlosin tener que esperar al médico, y había insistido en que el ayudante metiera elnúmero del doctor en el programa demarcación rápida del teléfono. Taylor habíaadvertido que un ataque lo bastante grave podría producir parada cardíaca oapoplejía.
Bergerleescuchóatentayamablemente.—Antes de centrarme en lo que estoy ahora, estaba especializado en ortopedia
geriátrica—le dijo—.Principalmente de cadera y sustitución de articulaciones, asíquenosémuchodeneurología.¿Quéposibilidadeshayderecuperación?
—Ninguna, esunestadopermanente—dijoRhyme,quizásunpocodemasiadorápidamente.Yañadió—:Entiendesmiproblema,¿verdad,doctor?
—Creoquesí.Peromegustaríaescucharloentuspropiaspalabras.Moviendolacabezaparaapartarunmechóndecabello,Rhymedijo:—Todoelmundotieneelderechodematarseasímismo.—Meparecequenoestoydeacuerdoconeso—leinterrumpióBerger—.Enla
mayoríadelassociedadestieneslacapacidadperonoelderecho.Esdiferente.Rhymesoltóunaamargacarcajada.—Nosoyenabsolutounfilósofo.Peroyonisiquieratengolacapacidad.Poreso
tenecesito.LincolnRhymehabíapedidoacuatromédicosqueledieranmuerte.Todosellos
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sehabíannegado.Decidióentoncesqueloharíaporsímismo,simplementedejandode comer. Pero el proceso de consumirse hasta morir era una pura tortura. Leproducía un violento malestar de estómago y le atormentaba con insoportablesdoloresdecabeza.Nopodíadormir.Entonceshabíadescartadoesemétodoy,eneltranscursodeunalargaydifícilconversación,lehabíapedidoaThomquelematase.Eljovensehabíaechadoallorar,laúnicavezquehabíamostradotantaemoción,ydijo que ojalá pudiera. Se sentaría a su lado y vería morir a Rhyme, sin intentarrevivirle.Peronoqueríamatarle.
Despuésocurrióunmilagro.Siesqueselepuedellamarasí.Cuando se publicóThe Scenes of theCrime, aparecieron unos periodistas para
entrevistarle. En un artículo en The New York Times se recogía esta rotundadeclaracióndelautor,Rhyme:
No,noproyectoescribirmáslibros.Dehechomipróximogranproyectoes matarme. Es un reto suficiente. He estado buscando a alguien que meayudasedurantelosúltimosseismeses.
EstaschirrianteslíneasllamaronlaatencióndelServiciodeAtenciónPsicológicadel Departamento de Policía de Nueva York y de varias personas del pasado deRhyme,lamásimportanteBlaine(quienledijoqueestabachifladoporplantearseelasunto y que debía dejar de pensar solamente en símismo, igual que había hechocuandoambosestabanjuntos,y,depaso,creíaquedebíadecirlequesehabíavueltoacasar).
LasdeclaracionestambiéncaptaronlaatencióndeWilliamBerger,queunanochellamó inesperadamente desde Seattle. Después de un rato de amable conversaciónBergerexplicóquehabíaleídoelartículosobreRhyme.Trasunapausa,lepreguntó:
—¿HaoídohablardelaLetheSociety[9]?Sí,Rhymehabíaoídohablardeella.Eraungrupopro-eutanasiaconelquehabía
intentado ponerse en contacto durantemeses. Eranmuchomás atrevidos que SafePassage[10]oquelaHemlockSociety[11].
—Anuestrosvoluntariosselesbuscaparaserinterrogadosendocenasdecasosde suicidios asistidos en todo el país—explicóBerger—. Tenemos que andar conpiesdeplomo.
DijoquequeríaatenderlapeticióndeRhyme,perorechazóunaactuaciónrápida,antesdeberíanmantenervariasconversacionessobrelosúltimossieteuochomeses.Aquelerasuprimerencuentro.
—¿Nohayningunamaneradequepuedasdarelpasotúsolo?Darelpaso…—SalvoconelmétododeGeneHarrod,no.Yaunasíespocoprobableque lo
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consiga.Harrod era un hombre joven, un tetrapléjico deBoston que decidió quitarse la
vidaélmismo.Incapazdeencontraraalguienqueleayudaseacabósuicidándosedelaúnicaformaquepudo.Conelpequeñomandodecontrolprovocóunincendioensu apartamento y cuando todo estaba ardiendo dirigió su silla de ruedas hacia lasllamas.Muriódequemadurasdetercergrado.
Elcasoamenudoeraesgrimidoporlosdefensoresdelderechoamorircomounejemplodelatragediaquepodíanprovocarlasleyesanti-eutanasia.Bergerloconocíaymoviólacabezaconungestocompasivo.
—No,esanoesformademorirparanadie—contemplóelcuerpodeRhyme,loscables,lospanelesdecontrol—.¿Cuálessontushabilidadesmecánicas?
Rhyme le explicó cómo funcionaba la Unidad de Control Electrónico: elcontroladorE&Jquemanejabaconundedo,elmandobucalparasorberysoplar,laspalancas que movía con la barbilla y el programa de dictado del ordenador queescribíaenlapantallalaspalabrassegúnélhablaba.
—Pero ¿todo tiene que organizarlo otra persona? —preguntó Berger—. Porejemplo,alguientendríaqueiraunatiendaacomprarunapistola,montarlayacoplarelgatilloatucontrolador,¿no?
—Sí.Y esa persona se convertiría inmediatamente en culpable de conspiración para
cometerunasesinato.—¿Quémedicesdetuequipo?—preguntóRhyme—.¿Eseficaz?—¿Miequipo?—¿Quéusaspara…,bueno,paraprovocarlamuerte?—Esmuyeficaz.Ningúnpacientesehaquejadonunca.RhymeparpadeóyBergerseechóareír.EnseguidaLincolnseunióasurisa.Si
unonosabereírsedelamuerte,¿dequésepuedereír?—Echaunvistazo.—¿Lo llevas encima?—la esperanza floreció en el corazón de Rhyme. Era la
primeravezquesentíaesacálidasensacióndesdehacíaaños.Eldoctorabriósumaletíny,conbastanteparsimoniaajuiciodeRhyme,sacóuna
botelladebrandy,unfrasquitodepíldoras,unabolsadeplásticoyunatiradegoma.—¿Quéeselmedicamento?—Seconal. Nadie lo receta ya. Antes, suicidarse era mucho más fácil. Las
pastillitasfuncionabansiempre,nuncatedejabantirado.Peroahoraescasiimposiblequitarse la vida con los tranquilizantes modernos. Halción, Librium, Dalmane,Xanax…Puedesquedartedormidomuchotiempo,peroalfinaltedespiertas.
—¿Ylabolsa?—¡Ah, la bolsa!—Berger la cogió—.Éste es el emblemade laLetheSociety.
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Extraoficial,porsupuesto,noeslomismoquetenerunlogotipo.Silaspastillasyelbrandynosonsuficientesentoncesusamoslabolsa.Sobrelacabeza,conunagomarodeandoelcuello.Ponemosunpocodehielodentroporquealospocosminutossecalientabastante.
Rhymenopodíaapartarlosojosdelostresobjetos.Labolsa,deplásticogrueso,comolaropaimpermeabledelospintores.Elbrandyerabarato,segúnobservó,yelmedicamentodelosgenéricos.
—Esta casa es muy bonita —dijo Berger mirando alrededor—. Central ParkWest…¿Vivesdelapensióndeinvalidez?
—Enparte.TambiénhehechoalgunasasesoríasparalapolicíayelFBI.Despuésdelaccidente,laempresaconstructoraqueestabahaciendolasexcavacionesmepagótresmillones.Asegurabanquenoteníanresponsabilidad,peropareceserquehayunanormalegalporlaqueuntetrapléjicoganaautomáticamentecualquierpleitocontralasempresasconstructoras,sinimportardequiénhayasidolaculpa.Porlomenossieldemandantellegababeandoaljuzgado.
—Yescribisteeselibro,¿no?—Obtuve algo de dinero con eso. No mucho. Fue uno de los más vendidos
aunquenounbest-seller.BergercogióunejemplardeTheScenesoftheCrimeysepusoahojearlo.—Escenas del crimen famosas. Mira todo esto —se rió—. ¿Cuántas hay,
cuarenta,cincuentaescenas?—Cincuentayuna.Rhyme había repasado con lamente y la imaginación, desde que escribiera el
libro después del accidente, tantísimas escenas del crimen en la ciudad de NuevaYorkqueyacasinilasrecordaba.Algunoscasossehabíanresuelto,yotrosno.Habíaescrito sobre el Old Bowery, el célebre bloque de pisos en Five Points, donde sedescubrieron trece asesinatos, sin relación entre ellos, en una sola noche en 1839.TambiénacercadeCharlesAubridgeDeacon,quienasesinóasumadreel13dejuliode 1863, durante las revueltas de laGuerraCivil, y que acusó de haberlo hecho aunosantiguosesclavos,alimentandoasílosodiosyabusoscontralosnegros.SobreelasesinatopasionaldelarquitectoStanfordWhite,acaecidoenloquedespuésseríaelMadison SquareGarden, y sobre la desaparición del juez Crater. SobreGeorgeMetesky,elbomberolocodelosañoscincuenta,ysobreMurphelOlas,yelfamosoasuntodeldiamanteEstrelladelaIndia.
—MaterialesdeconstruccióndelsigloXIX,corrientessubterráneas,escuelasdemayordomos —recitaba Berger, hojeando el libro—, saunas gay, almacenes enChinatown, iglesiasortodoxas rusas…¿Cómoaprendiste todasestas cosas sobre laciudad?
Rhyme se encogió de hombros.Durante los años que fue jefe de la IRDhabía
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estudiado tanto sobreNuevaYork como sobre temas forenses: suhistoria, política,geología,sociología,infraestructura…
—Loscriminalistasnosurgendelanada—contestó—.Cuantomássabesacercadetuentorno,mejorpuedesdedicarte…
Enelmomentoenquesediocuentadelentusiasmoquedelatabasuvozsedetuvoabruptamente,furiosoconsigomismoporhabersedejadodespistartanfácilmente.
—Buenintento,doctorBerger—dijomuytieso.—¡Oh,venga,llámameBill!Porfavor.PeroRhymenoestabadispuestoadejarseenredar.—Yaloheoídoantes.Cogeunagranhojadepapelenblancoyescribetodaslas
razonespor lasquequieresquitarte lavida.Luegocogeotragranhojadepapelenblancoyescribetodaslasrazonesporlasquenoquieres.Acudenalamentepalabrascomo productivo, útil, interesante, estimulante. Grandes palabras. Palabras que novalen cuatro cuartos. No quieren decir nada, son unamierda paramí. Además nopodríacogerunputobolígrafoniparasalvarmialma.
—Lincoln—continuóBergerentonobondadoso—,tengoqueasegurarmedequeereselcandidatoidóneoparaelprograma.
—¿«Candidato»?, ¿«programa»? ¡Ya, la tiranía de los eufemismos!—exclamóRhyme con amargura—. Doctor, estoy decidido. Me gustaría hacerlo hoy. Ahoramismoincluso.
—¿Porquéhoy?Rhymesequedómirandolasbotellasylabolsa.—¿Porquéno?—musitó—,¿quédíaeshoy?,¿veintitrésdeagosto?Esundía
tanbuenoparamorircomocualquierotro.Eldoctorsediounapalmaditaenlosdelgadoslabios.—Tengo que hablar más contigo, Lincoln. Si me convenzo de que realmente
quieresseguiradelante…—Quiero seguir adelante —dijo Rhyme, dándose cuenta, como a menudo le
pasaba, de lo débiles que suenan las palabras sin los gestos corporales que lasacompañan. Quería desesperadamente apoyar sumano sobre el brazo de Berger olevantarsuspalmassuplicando.
Sinpedirpermiso,BergersacóunpaquetedeMarlboroyencendióuncigarrillo.Se sacó del bolsillo un cenicero metálico plegable y lo abrió. Cruzó las delgadaspiernas.ParecíaunpetulantejovenpertenecienteaunafraternidaddeestudiantesdealgunauniversidaddelaIvyLeague[12].
—Lincoln,entiendeselproblemaquesenosplantea,¿verdad?Seguro,claroqueloentendía.EsaeralarazónporlaqueBergerestabaallíypor
la que ni uno de los médicos de Rhyme había hecho nada. Acelerar una muerteinevitable era una cosa; casi un tercio de los médicos que trataban a pacientes
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terminalesrecetabanoadministrabandosisletalesdemedicamentos.Lamayoríadelos fiscales cerraban los ojos en casos como esos, a no ser que el médico dierapublicidad a semejantes actos, como Kevorkian[13]. Pero ¿un tetrapléjico? ¿Unhemipléjico?¿Untullido?¡Ah,esoeradiferente!
LincolnRhymeteníacuarentaaños.Selehabíaretiradolaventilaciónasistida.Anoserporalgúninsidiosogen,¿porquénoibaavivirhastalosochenta?
—Voya ser franco contigo,Lincoln—añadióBerger—.Yo también tengoqueestarsegurodequeestonoesunmontaje.
—¿Unmontaje?—Acusadores.Yamehancogidoantes.Rhymeseechóareír.—ElFiscalgeneraldeNuevaYorkesunhombreocupado.Novaaponerseen
contactoconunpobreinválidoparacapturaraalguienquepracticalaeutanasia.Miródistraídamenteelinformedelaescenadelcrimen.
…Atresmetrosalsudoestedelavíctima,seencontróunamasijodecosassobre un pequeño montículo de arena blanca. Una bola de fibra, deaproximadamente seis centímetros de diámetro de color blanquecino. SeestudiólafibraconelaparatoderayosXdedispersióndeenergíaysevioque el material era A2B5(Si, ASO22(OH)2. NO se conoce el origen ni sepudieron separar fibras individuales. Lamuestra se envió al FBI para seranalizada.
—Simplementehedetenercuidado—continuóBerger—.Ahoramismo,estaestodamiactividad.Heabandonadoporcompletolaortopedia.Detodasformasesmásqueuntrabajo.Hedecididodedicarmividaaayudaralosdemás.
Junto a dicha fibra, aproximadamente a siete centímetros y medio seencontrarondos trozosdepapel.Unoerapapelcorrientedeperiódico,conlaspalabras«tresP.M».impresasenletratipoTimesRomancontintacomolaempleadaenlosperiódicos.Elotrotrozodepapelparecíaunpicodeunahojadeunlibroconelnúmerodepágina«823»impresoenellaencaracterestipo Garamond, el papel era calandrado. El estudio con fuente de luzalternativa y el ulterior análisis con ninhidrina no ponen de manifiestoningunahuellaenrelievepor fricciónenningunodeellos…No fueposibleidentificarlos.
ARhymeleinquietabanvariascosas.Una,lafibra.¿CómonohabíacaídoPerettien lo que era? Resultaba tan obvio. ¿Y por qué esas pruebas materiales estaban
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revueltas?Algofallaba.—¿Lincoln?—Disculpa…—Decíaque…túnoeresunquemadoconundolorinsufrible.Tampocoeresun
vagabundo. Tienes dinero, tienes talento. Tienes tu consultoría de policía… queayudaamuchagente.Siquierespuedesllevarunavidaproductiva.Unalargavida…
—Larga, sí. Ese es el problema. Una larga vida —Rhyme estaba cansado demantener las formas, así que contestó con brusquedad—. Lo que pasa es que noquierounalargavida.Esasídesimple.
—Si hubiera la más mínima probabilidad de que pudieras arrepentirte de tudecisión—dijoBergermuydespacio—,bueno…,mira,seríayoelque tuvieraquevivirconello,notú.
—¿Yquiénpuedeestarsegurodeltodo?Nopudoevitarecharotrovistazoalinforme.
Sobrelostrozosdepapelseencontróuntornillodehierro.Eraunpernohexagonal en cuyo borde estaban grabadas las letras «CE», de 5 cm delongitud,roscaaderechas,y38/36cmdediámetro.
—Tengounaagendamuyapretadaparalospróximosdías—dijoBerger,mirandosureloj.UnRolex;evidentemente,lamuertesiemprehasidounnegociolucrativo—.Tepuedodedicarunahoramásomenos.Hablamosunrato,dejamospasarundíayluegovuelvo.
AlgoestabafastidiandoaRhyme.Unpicorinsufrible,lamaldicióndetodoslostetrapléjicos,aunqueenestecasosetratabadeunpicorintelectual.EltipodepicorqueRhymehabíasufridotodalavida.
—Doctor, ¿me puedes hacer un favor? Ese informe que está ahí, ¿querríashojearlo?Miraaversiencuentrasunafotografíadeunperno.
—¿Unafoto?—Una Polaroid. Debe estar pegada en algún sitio hacia el final. Es que el
pasapáginasesdemasiadolento.Berger sacó el informe de la carpeta y pasó él mismo las páginas delante de
Rhyme.—Ahí.Para.Alverlafotosintióunadesagradablepunzada.Ah,no,ésano.No,porfavor.—Disculpa,¿puedesvolveralapáginadondeestábamosantes?Bergerobedeció.Rhymenodijonadayleyóatentamente.Lostrozosdepapel…
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TresP.M….página823.El corazón le latía con fuerza, el sudor le resbalaba por la cabeza. Sintió un
zumbidofrenéticoenlosoídos.Qué buen titular para los periódicos sensacionalistas: «HOMBRE MUERE
MIENTRASHABLACONELDOCTORMUERTE…».—¿Lincoln? ¿Estás bien? —el sagaz doctor Berger examinaba a Rhyme
atentamente.—¿Sabes, doctor?, lo siento…, pero hay algo de lo que debo ocuparme—dijo
Lincolncontodaladespreocupaciónquefuecapazdeaparentar.Bergerasintiódespacio.—Porloqueparece,aúntequedanasuntospendientes.Lincolnlecontestóconunasonrisa,aparentandoindiferencia—Simplementemepreguntabasipodríasvolverdentrodeunascuantashoras.Cuidadito,sedijo.Sieldoctorcaptabasupropósito,lepondríaenlalistadelos
nosuicidas,cogeríasubotella, laspastillasy labolsadeplásticoyse largaríaparasiempre.
Bergerconsultósuagenda:—Hoyyanopuedovolver.Entonces,mañana…,no.Metemoqueelluneseslo
másprontoquepuedo.Pasadomañana.Rhymedudó.Diosmío…Elanhelodesualmaestabaalfinasualcance,loque
habíasoñadoadiariodurantelosúltimosaños.¿Síono?Teníaquedecidirse.Finalmente,Rhymeseescuchóasímismodiciendo:—Estábien,ellunes—conunasonrisaforzada,llenadedesesperanza.—¿Quéproblemahay?—Un hombre con el que yo solía trabajar…me ha pedido un consejo. No le
estabaprestandolaatenciónquemerece…tengoquellamarle.No,nosetratabadedisrreflexia,nideunataquedeansiedad.Lincoln Rhyme sentía algo que no había sentido desde hacía años. Tenía
muchísimaprisa.—¿PuedesdecirleaThomquesuba?Creoqueestáabajo,enlacocina.—Sí,claro.Loharéencantado.RhymenotabaalgopeculiarenlamiradadeBerger.¿Quéera?¿Cautela?Quizás.
Casiparecíaciertadecepción.Peroahoranoteníatiempodepensareneso.Conformelaspisadasdeldoctorsonabanbajandolaescalera,Rhymegritóconunvozarróndebarítono:
—¿Thom?¡Thom!—¿Qué?—respondióeljoven.—LlamaaLon.Dilequevuelva.¡Ahora!
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Rhymemiróelreloj.Eranlasdocepasadas.Quedabanmenosdetreshoras.
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—Laescenadelcrimenfuepreparada—dijoLincolnRhyme.Lon Sellitto se había quitado la chaqueta, dejando ver una camisa atrozmente
arrugada.Estabaapoyado,debrazoscruzados,sobreunamesarepletadepapelesylibros.
JerryBankstambiénhabíavuelto;susojosazulpálidofijosenlosdeRhyme;lacamayelpaneldecontrolyanoleinteresaban.
Sellittofruncióelceño.—Pero¿quéhistoriaestáintentandovendernoselasesino?En las escenas del crimen, especialmente las de homicidios, los delincuentes a
menudo manipulaban las pruebas materiales para confundir a los investigadores.Algunoseranmuylistos,perolamayoríano.Comoelmaridoquegolpeóasumujerhastamatarlayluegointentóqueparecieseunrobo,perosóloseleocurriórobarlasjoyas de ella, dejando su propia pulsera de oro y su anillo con un diamante en elvestidor.
—Eso es lo que resulta tan interesante—continuó Rhyme—. No tanto lo quesucedió,Lon,sinoloquevaasuceder.
Sellitto,elescéptico,preguntó:—¿Quétehacepensareso?—Lostrozosdepapel.Indicanlastresenpuntodehoy.—¿Hoy?—¡Mira! —dijo Rhyme señalando el informe con un gesto impaciente de la
cabeza.—EnuntrozoponetresP.M.—señalóBanks—.Peroelotroeselnúmerodeuna
página.¿Porquécreesqueserefiereahoy?—Noeselnúmerodeunapágina—Rhymeenarcóunaceja.Losotrostodavíano
locogían—.¡Usadlalógica!Laúnicarazónparadejarclaveseradecirnosalgo.Siesasí,entoncesel823hadeseralgomásqueelnúmerodeunapágina,porquenohayninguna pista sobre el libro a que corresponde. Bien, si no es el número de unapágina,¿quées?
Silencio.Exasperado,Rhymecontestóconbrusquedad:—¡Esunafecha!Ocho,veintitrés.Agosto,veintitrés.Hoyalastresdelatardeva
apasaralgo.Encuantoalaboladefibra,esamianto.—¿Amianto?—repitióSellitto.—¿En el informe? ¿La fórmula? Es hornblenda. Dióxido de silicio. Eso es
antimonio.SemeescapaporquéPerettilaenvióalFBI.Encualquiercaso,tenemosantimonioenunavíadetren,dondenotendríaporquéhaberlo.Yhemosencontrado
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unpernode hierro oxidado en la cabeza pero no en la rosca.Eso significa que haestadoenroscadoenalgúnsitiodurantemuchotiempoylosacaronhacepoco.
—Talvezestabaenterradoentrelabasura—sugirióBanks—.Ycuandocavaronlafosa…
—No—dijoRhymecategórico—.EnMidtownel lechorocosoestácercade lasuperficie,loquesignificaquetambiénloestánlosacuíferos.Todoelterrenodesdela calle Treinta y cuatro hasta Harlem es lo suficientemente húmedo como paraoxidar el hierro en pocos días, de modo que si el perno hubiera estado enterradohabría estado completamente lleno de herrumbre, no sólo la cabeza. No, lodesenroscarondealgúnsitio,lollevaronalaescenadelcrimenylodejaronallí.Encuanto a la arena…, ¿qué hace esa arena blanca en una vía de tren en plenoManhattan?Lacomposicióndelterrenoenesazonaesdemarga,sedimento,granitoyarcillablanda.
Banksempezóahablar,peroRhymeleinterrumpióabruptamente.—¿Y qué hacían esas cosas amontonadas juntas? Nuestro asesino nos está
indicandoalgo.Teapuestoloquequieras.Banks,¿quéhaydelaccesoalasvías?—Estabas en lo cierto—dijo el joven—. Encontraron un túnel a unos treinta
metros al norte de la fosa. Con la cerradura rota desde dentro. También acertastesobrelashuellas.Yningunahuellanirastrodeneumáticos.
Unaboladeamiantosucio,unperno,unperiódicoviejo…—¿Sigueintactoelescenario?—preguntóRhyme.—Lohanlimpiado.LincolnRhyme,eltullidodepulmonesasesinos,exhalóunestrepitososilbidode
disgusto.—¿Quiénhacometidoeseerror?—No sé —respondió Sellitto incómodo—. Probablemente el comandante de
guardia.RhymeentendióqueelresponsablehabíasidoPeretti.—¡Ah,entonceshabráquetrabajarconloqueyatenéis!Fuerancualesfuesenlasclavessobreelsecuestradoryloqueteníaenmente,o
estabanenelinformeosehabíanperdidoparasiempre,pisoteadasporlospiesdelospolis,losmironesylostrabajadoresferroviarios.Eltrabajoadicional,preguntaralosvecinosdelazona,entrevistaralostestigos,hacersondeos,endefinitiva,lastareastradicionales del detective, podían hacerse con más tiempo. Pero las escenas delcrimen en sí mismas tenían que analizarse a la velocidad del rayo, como siemprehabía aconsejado Rhyme a los oficiales de la IRD. Él mismo no había tenido elmenorescrúpuloenecharamásdeuntécnicodelaUnidaddelaEscenadelCrimenquenosehabíamovidolobastanterápidoparasugusto.
—¿Perettiseencargópersonalmentedelaescena?—preguntó.
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—Perettiyunadotacióncompleta.—¿Una dotación completa? —insistió Rhyme irónicamente—. ¿Qué es una
dotacióncompleta?SellittomiróaBanks,quienrespondió:—Cuatro técnicos de fotografía, cuatro de huellas. Ocho investigadores. Un
médicoforense.—¿Ochoinvestigadoresenlaescenadelcrimen?Sepuedereflejar laeficaciadelanálisisdeunaescenadelcrimenmedianteuna
curva de Gauss. Para un único homicidio se considera lomás eficaz emplear dosoficiales.Unosolopuedepasarporaltoalgunascosas;tresomástiendenacometeraúnmás errores.LincolnRhyme siempre había investigado él solo las escenas delcrimen.Dejabaquelosdeldepartamentocorrespondientetomaranlashuellasylosdelasfotoshicieranlasinstantáneasylosvídeos.Peroélsiempredabaunavueltasoloporlazona.
RhymehabíacontratadoaljovenPeretti,hijodeunprósperopolítico,hacíaseisosiete años, y había demostrado ser un buen detective en las escenas del crimenajustándosesiemprealasindicacionesdelosmanuales.LaUnidaddelaEscenadelCrimen era una de las más deseadas, por lo que siempre había una larga lista deesperaparaingresarenella.Rhymeobteníaunplacerperversoreduciendoelnúmerodesolicitantesmedianteelsistemademostraraloscandidatosel«álbumdefamilia»,una colección de fotos de escenas del crimen particularmente horribles. Algunosoficiales palidecían, otros disimulaban. Algunos volvían a coger el álbum con lascejaslevantadas,comosiestuvieranpreguntando:«¿Yqué?».YestoseraalosqueRhymeescogía.Perettihabíasidounodeellos.
Sellitto había hecho una pregunta. Rhyme se dio cuenta de que el detective leestabamirando.
—Trabajarás en esto con nosotros, ¿verdad, Lincoln? —insistió su antiguocamarada.
—¿Trabajarcontigo?—dijoentrerisasytoses—.Nopuedo,Lon.No.Solamenteteestoydandoalgunasideasparaquetrabajessobreellas.Thom,ponmeconBerger—en aquel momento se arrepentía de su decisión de retrasar la entrevista con eldoctorde lamuerte.Quizáno fuerademasiado tarde.Nopodía soportar la ideadeesperar todavía un día o dos para su… tránsito. Y el lunes…No queríamorir enlunes.Parecíavulgar.
—Pídeloporfavor.—¡Thom!—¡Deacuerdo!—dijoel jovenayudante,conlasmanosalzadasenungestode
rendición.Rhymemirólamesilladenoche,enel lugardondehabíanestadolabotella, las
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pastillas y la bolsa de plástico, tan cerca, pero como todo lo demás en su vida,completamentefueradesualcance.
Sellittohizounallamadadeteléfono,alalcalde,supusoRhyme;levantólacabezacuandolerespondieron.Seidentificó.Elrelojdeparedmarcabalasdoceymedia.
—Sí, señor—dijo con tono respetuoso—. Sobre el secuestro en el aeropuertoKennedy.He estado hablando con LincolnRhyme… sí, señor, tiene algunas ideassobreelasunto.—Eldetectiveanduvohastalaventana,mirandoinexpresivamentealhalcónalavezqueintentabaexplicarloinexplicablealhombrequedirigíalaciudadmásmisteriosadelmundo.ColgóysediolavueltahaciaRhyme.
—Tantoélcomoeljefequierenquecolabores,Lincoln.Lohanpedidodemodoconcreto.ElmismísimoWilson,Linc.
Rhymeserió.—Lon,miralahabitación.¡Mírame!¿Teparecequeyopodríallevaruncaso?—Uncasonormalquizáno.Peroestenoesuncasomuynormal,¿verdad?—Losiento.Sencillamentenotengotiempo.Esemédico.Eltratamiento.Thom,
¿lehasllamadoya?—Todavíano.Loharédentrodeunminuto.—¡Ahora,llámaleahora!ThommiróaSellitto.Fuehastalapuerta,diounospasosmásallá.Rhymesabía
quenoibaallamar¡Quéascodemundo!Bankssetocóunapequeñacicatrizydijo:—Simplementedanosalgunaidea.Porfavor.Elasesino…dijistequeél…Sellittolehizoungestoparaquesecallase.Pero¡quégilipollas!,pensóRhyme.Elsilenciodesiempre.Cuántolotememosy
cómonosapresuramosallenarlo.Cuántasaprensionesysuspicaciasseescondenbajosilenciostanespesoscomoéste.Bueno,Sellittoyélhabíanformadounbuenequipo.RhymeteníalosdatosyLonSellittoconocíaalagenteadecuada.
Losdosmosqueteros.Ysihubountercerofuelasobriedaddelacienciapuraydura.
Losojosdeldetectiveseinclinaronhaciaelinformedelaescenadelcrimen.—Lincoln.¿Quécreesquevaapasarhoyalastres?—Notengoniidea—sepronuncióRhyme.—¿Ninguna?Cuidado,Lon.Melasvasapagar.Finalmente,Rhymedijo:—Vaamatarla,a lamujerdel taxi.Ydeunaformaatroz, te logarantizo.Algo
quenotendránadaqueenvidiaraserenterradovivo.—¡Diosmío!—musitóThomenelumbraldelapuerta.¿Por qué no podían simplemente dejarle solo? ¿Cómo podría explicarles el
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intensodolorquesentíaenelcuelloyloshombros?¿Ohablarlesdeldolorfantasma,mucho más, pero mucho más pavoroso, royéndole por todo el cuerpo? ¿Y cómohacerlesentenderelagotamientoqueleproducíanlastareasmáscotidianas?¿Cómoreferirsealmásdesbordantedetodosloscansancios:tenerquedependerdealguien?
Talvezpodríahablarlessobreelmosquitoquehabíaentradoenlahabitaciónlanocheantesyqueleestuvobombardeandoduranteunahora;Rhymellegóamarearsede tanto menear la cabeza para ahuyentarlo, hasta que el insecto terminó poraposentársele en una oreja, donde Rhyme lo dejó estar, ya que ahí podía rascarsecontralaalmohadaparaaliviarelpicor.
Sellittoenarcóunaceja.—Hoy—suspiróRhyme—.Undía.Estodo.—Gracias,Linc.Estamosendeudacontigo—Sellittoarrimóunasillaalacama.
ConlacabezaindicóaBanksquehicieralomismo—.Ahora,dinosloquepiensas.¿Quéesesteestúpidojuego?
—Notandeprisa.Notrabajosolo—contestóRhyme.—Esdejusticia.¿Aquiénquieresabordo?—A un técnico de la IRD. El mejor del laboratorio. Le quiero aquí con el
equipamientobásico.Ymejorpedimosquevenganunosmuchachospara logística.Servicios de Urgencia. ¡Ah!, y quiero varios teléfonos —dijo Rhyme dandoinstrucciones a la vez que miraba el whisky escocés de la mesilla de noche.Recordaba el brandy que Berger llevaba en su equipo. De ningún modo iba adespedirseconunabazofiacomoaquélla.SusalidadeestemundoestaríapatrocinadaporunLagavulindedieciséis añosoporunopulentoMacallanenvejecidodurantedécadas.O,¿porquéno?,porambos.
Bankssacósuteléfonomóvil.—¿Quétipodelíneasquieres?Solamente…—Fijas.—¿Aquí?—Porsupuestoqueno—gruñóRhyme.—Se refiere a que quiere que haya gente haciendo las llamadas en el edificio
principal—intervinoSellitto.—¡Ah!—LlamaalaCentral—ordenóSellitto—.Quenospongantresocuatroagentes.—Lon —preguntó Rhyme—, ¿quién está haciendo esta mañana los trabajos
preliminaressobrelamuerte?Banksahogóunacarcajada.—LosHardyBoys—unamiradadeRhymeleborrólasonrisadelacara—.Los
detectivesBeddingySaul,señor—añadióelmuchachorápidamente.PeroSellittotambiénsonrió.
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—LosHardyBoys.Todoelmundolesllamaasí.Túnolesconoces,Linc.SondelGrupodeHomicidiosdelaCentral.
—Elasuntoesqueseparecenmucho—explicóBanks.—Y,bueno,sumaneradehablarresultadivertida.—Noquieropayasos.—No, son buenos—dijo Sellitto—. Losmejores detectives que hemos tenido.
¿TeacuerdasdeaquellabestiaquesecuestróaunaniñadeochoañosenQueenselaño pasado? Bedding y Saul hicieron las pesquisas. Entrevistaron a todo elvecindario;tomarondosmildoscientasdeclaraciones.Graciasaesopudimossalvaralaniña.Cuandoestamañanasupimosque lavíctimaera lapasajeradelaeropuertoJFK,elpropiojefe,Wilson,lespusoenelequipo.
—¿Quéestánhaciendoahora?—Principalmente buscar testigos. En los alrededores de las vías del tren. Y
husmearsobreelconductordeltaxi.RhymegritóaThom,queestabaenelvestíbulo—¿LlamasteaBerger?No,por
supuesto no lo has hecho. ¿Es que la palabra «insubordinación» no significa nadapara ti? Por lo menos haz algo útil. Acerca el informe de la escena del crimen yempiezaapasarlaspáginas—moviólacabezahaciaelpasapáginas.
—Hoyestamosdeunhumorespléndido,¿eh?—leespetóelayudante.—Sujétalomásalto.Meestádeslumbrando.Leyóunminuto.Luegomiróhaciaarriba.Sellittoestabaalteléfono,peroRhymeleinterrumpió.—Paseloquepasehoyalastres,tenemosquecentrarnosenlocalizarelsitioal
queapuntan laspistas,porquevaaserunaescenadelcrimen.Necesitaréaalguienquelotrabaje.
—Bien —dijo Sellitto—. Llamaré a Peretti. Conviene tirarle un hueso. Estáolfateandocomolocoporqueestamosdandovueltasahurtadillasasualrededor.
Rhymegruñó.—¿HepreguntadoyoporPeretti?—PeroeselchicodeorodelaIRD—apuntóBanks.—Nomeinteresa—murmuróRhyme—.Hayotrapersonaquemeconvienemás.SellittoyBankssecruzaronunamirada.Eldetectivemásviejosonrió,mientras
sesacudíainútilmentelaarrugadacamisa.—Tendrásaquientúquieras,Linc.Recuerda,eresreyporundía.
Mirabaelojoenpenumbra.T. J. Colfax, una joven de pelo oscuro oriunda de las colinas del este de
Tennessee, licenciada en laFacultad deEmpresariales de laUniversidaddeNuevaYork,conlacarreramásprometedoradesuempresa,rápidacomounabala,acababa
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dedespertardeunsueñoprofundo.Teníaelpelochurretosoadheridoalasmejillas,elsudorlecorríaachorrosporlacara,elcuelloyelpecho.
Seencontróasímismamirandounojonegro,elagujerodeunaoxidadacañería,deaproximadamentequincecentímetrosdediámetro,alaquelehabíanquitadounapequeñatapaderametálica.
Aspirabaporlanarizelairemohoso,todavíateníalabocaamordazada.Notabaelsabordelplástico,deladhesivocaliente.Amargo.
¿YJohn?Sepreguntó.¿Dóndeestaba?Senegóapensarenelsonidosordoquehabíaoído lapasadanocheenel sótano.SehabíacriadoenelestedeTennesseeysabíaquelosdisparossonabanasí.
«Porfavor»,rogóporsujefe.«Queestébien».«Tranquilízate»,sedecíaconfuriaasímisma.«Estásllorandootravez,recuerda
lo que pasó». En el sótano, después del disparo, perdió la calma completamente,derrumbándose,sollozandodepánico,casiahogada.
«Venga,calma».«Miraelojonegrodelatubería.Imaginaqueteestáhaciendounguiño.Elojode
tuángeldelaguarda».T.J.estabasentadaenelsuelo,rodeadaporuncentenardetuberíasyconductos,
decañeríasyconducciones.Máscalientesquelaplanchadeldiner[14]desuhermano,máscalientesqueelasientotraserodelNovadeJuleWhelandiezañosatrás.Goteabaagua, como si de las viejas vigas colgaran estalactitas sobre su cabeza. La únicailuminaciónprocedíademediadocenadepequeñasbombillasamarillas.Justoencimadeellahabíaunletrero.Nopodíaleerlobien,aunquealcanzabaaverelborderojo.Alfinaldeloquefuesequedecíaelmensajehabíaunsignodeexclamación.
Serevolvióunavezmás,perolasligaduraslaatenazaban,oprimiendocontraelhueso.De su garganta brotó un grito desesperado, un grito animal. Pero la espesamordaza y el insistente ruido de lamaquinaria se tragaban el sonido; nadie podríaoírla.
Elojonegrocontinuabamirándola.«Túmesalvarás,¿verdad?»,pensó.Súbitamenteelsilencioseinterrumpióconelestruendodeunacampanadehierro
alolejos.Comolapuertadeunbarcocerradadegolpe.Elruidoveníadelorificiodelatubería.Desuojoamigo.
Sacudió las ataduras contra la tubería e intentó ponerse de pie. Pero no pudomoversemásqueunoscuantoscentímetros.
«Venga,noteangusties.Relájate.Todovaairbien».Entoncesfuecuandoconsiguióverelletrerodeencimadesucabeza.Almoverse
un poco se había enderezado ligeramente y había ladeado la cabeza, lo que leproporcionabaunaperspectivaenoblicuodelletrero.
¡Oh,no!¡Oh,SantoDios…!
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Laslágrimasvolvierondenuevo.Imaginóasumadre,conelcabelloestiradohaciaatrásysucararedonda,consu
bata de estar por casa estampada en flores azules, cuchicheándole: «Todo va bien,cariño…Notepreocupes».
Peronosecreíalaspalabras.Creíaloquedecíaelletrero.
¡Peligro! Vapor muy caliente a alta presión. No quitar la tapa de latubería.ParamanipularllameaConsolidatedEdison.¡Muypeligroso!
Elojonegrolamirababoquiabierto,elojoqueseabríaalinteriordelatuberíadevapor.Mirabadirectamentealacarnerosadadesupecho.Dealgúnlugardentrodelatubería salió otro ruido metálico, trabajadores martilleando, ajustando las viejasjuntas.
MientrasTammieJeanColfaxgritabaoyóotroruidodemetal.Luego,unquejidodistante,muyapagado.Y leparecióver,entre lágrimas,queelojonegropor fin lehacíaunguiño.
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—Asíestálacosa—explicóRhyme—.Tenemosunavíctimadesecuestroyunahoralímitealastresdelatarde.
—Yningunapeticiónderescate—añadióSellittoalresumendeRhyme,luegoseapartóaunladoparacontestarsuteléfonomóvil.
—Jerry—dijoRhymeaBanks—,infórmalessobrelaescenadeestamañana.HabíamásgentepululandoenlaoscurahabitacióndeLincolnRhymedeloque
podíarecordar.Despuésdelaccidente, losamigosavecessepresentabansinavisar(evidentemente, él siempreestabaencasa), aunque se las arreglópara impedirquesiguieran haciéndolo. Y también dejó de responder a las llamadas de teléfono,recluyéndosemásymás,cayendoenlasoledad.Pasabalashorasescribiendosulibroy,cuandolefaltólainspiraciónparaescribirotro,sededicóaleer.Ycuandotambiénesoselehizotedioso,recurrióalaspelículasdealquiler,losperiódicosylamúsica.Porfindejóaunladoinclusolatelevisiónyelequipoestereofónicoypasabahorasmuertas mirando las imágenes artísticas que su asistente había colgadoobedientementeenlapareddeenfrentedelacama.
Finalmentetambiénlospósterssehabíancaído.Soledad.Eso era lo que le estaba matando, pero cómo la echaba de menos en aquel
momento.EraevidenteporsunerviosaformadeandarqueJimPollingestabamuy tenso.
AunqueLonSellittoeraeloficialasignadoalcaso,lasespecialescircunstanciasquelo rodeaban hacían necesario un capitán a bordo y Polling se había ofrecidovoluntarioparaeltrabajo.Elcasoeraunabombaderelojeríaypodíadestrozarunacarrera en un abrir y cerrar de ojos, de forma que el jefe y comisario adjunto sealegraban de que hubiera alguien más para desviar los tiros. Habían estadopracticandoelartededistanciarseycuandolascámarasgrabasenlasconferenciasdeprensaestaríanpreparadosparasalpicarlasdepalabrascomo«delegado»,«asignado»y «asesor»; y podrían limitarse a mirar a Polling cuando llegara el momento deresponder a las preguntas duras de roer. A Rhyme no le cabía en la cabeza quehubiera alguien dispuesto a presentarse voluntario para coordinar un caso comoaquél.
Pero Polling era especial. El hombrecillo se había pateado centímetro acentímetroeldistritodeMidtownNorth,yeraunodelosdetectivesdeHomicidiosmásexitososynotablesdelDepartamento.Famosoporsumalhumor,había tenidoseriosproblemascuandomatóaunsospechosodesarmado.Pero,sorprendentemente,al mismo tiempo había conseguido levantar su carrera al lograr resolver el casoShepherd,precisamenteeldelpolicíaasesinoenserieenelqueRhymehabíasufrido
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el accidente. Ascendido a capitán tras este éxito, Polling atravesó uno de esasengorrosascrisisde la edadmadura,que lehabía llevadoacambiar lospantalonesvaquerosy los trajesdeSears,por la ropadeBrookBrothers (aqueldía llevabauntraje informal azulmarinodeCalvinKlein); apartir de entonces inició también sutenazascensiónhaciaundespachoenloaltodeledificioOnePolicePlaza.
Otrooficialseapoyabaenunamesacercana.BoHaumann,altoydelgado,conuncortedepelomilitar,eracapitányjefedelaUnidaddeServiciosdeUrgenciadelDepartamentodePolicíadeNuevaYork.
Banks terminó de hacer su resumen justo cuando Sellitto desconectaba yguardabaelteléfono.
—EranlosHardyBoys.—¿Algomássobreeltaxi?—preguntóPolling.—Nada.Todavíaestánmareandolaperdiz.—¿Algún indicio de que ella estuviera tirándose a alguien que no debiera?—
preguntóPolling—.¿Talvezunnoviopeligroso?—No,ningúnnovio.Sóloseveíaconalgunostíosdevezencuando.Nadiequele
anduviesedetrás,segúnparece.—¿Todavíaningunallamadapidiendorescate?—preguntóRhyme.—No.Sonóeltimbredelapuerta.Thomfueaabrir.Rhymedirigiólamiradahacialasvocesqueseaproximaban.Unmomento después el ayudante subió acompañando a una oficial de policía
uniformada. Aunque de lejos parecía muy joven, cuando estuvomás cerca se diocuentadequetendríaunostreintaañosaproximadamente.Eraaltayposeíalabellezahoscayaltivadelasmujeresquemirandesdelasrevistasdemoda.
Sueledecirsequevemosalosdemástalcomonosvemosanosotrosmismos,y,desde el accidente, Lincoln Rhyme rara vez pensaba en la gente fijándose en sucuerpo. Observó su estatura, sus elegantes caderas, su ardiente cabello rojizo.Cualquierotrohabríasopesadoesosrasgosyhabría llegadoa laconclusióndequeaquella era unamujer de bandera. Pero Rhyme no tuvo este pensamiento. Lo queregistrófuesumirada.
Nolasorpresa(obviamentenadielehabíaavisadodequeélestabainválido),sinootra cosa. Una expresión que nunca antes había visto. Era como si su estadotranquilizaraalamujer.Justolocontrariodecómoreaccionabalamayorpartedelagente.Conformeavanzabaporlahabitaciónlachicaseibarelajando.
—¿OficialSachs?—preguntóRhyme.—Sí, señor—respondió ella, conteniéndose como si hubiera estado a punto de
extenderunamano.Sellitto le presentó a Polling y aHaumann.La joven debía estar al tanto de la
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reputacióndeambosysusojosvolvieronamostrarcautela.Sefijóenlahabitación,lasuciedad,elairetenebroso.Echóunaojeadaaunode
los pósters. Estaba medio desenrollado sobre una mesa. Halcones nocturnos, deEdwardHopper.Gentesolitariaenundinercenandoyatarde.Esepósterhabíasidoelúltimoencaerse.
Rhymeexplicóbrevementequelahoralímiteparaencontraralamujereranlastres.Sachsasentíaconcalma,peroRhymepodíaverensusojoselparpadeode…¿dequé?,¿miedo,disgusto?
Jerry Banks, un anillo en un dedo, pero no de boda, se sintió inmediatamenteatraído por el brillo de su belleza y le dedicó una sonrisa especial. Pero con unamirada Sachs dejó claro de manera inequívoca que de aquel caso no iban a salirparejas.Yqueprobablementenuncasaldrían.
—Quizás sea una trampa—sugirió Polling—. Encontramos el sitio al que nosestállevando,entramosyhayunabomba.
—Lodudo—dijoSellitto,encogiéndosedehombros—.¿Paraquéentoncestodoeste jaleo?Siquieresmatarpolicías loúnicoque tienesquehacer esbuscarunoydispararle.
Un momento de incómodo silencio, Polling desvió rápidamente la mirada deSellittoaRhyme.TodospensaroninmediatamentequehabíasidoenelcasoShepherddondeRhymehabíasufridoelaccidente.
PerounpasoenfalsonosignificabanadaparaRhyme.Continuó:—Estoy de acuerdo con Lon. Pero le diría a los equipos de Investigación y
Vigilancia y al de Homicidios que tuvieran cuidado con las emboscadas. Nuestromuchachopareceescribirsuspropiasreglas.
Sachsmiródenuevoel pósterdel cuadrodeHopper.Rhyme siguió sumirada.Quizálaspersonasdelrestaurantenoestabantansolas,reflexionó.Dehecho,todasellasparecíanbastantecontentas.
—Hemosencontradodostiposdepruebasmateriales—siguióRhyme—:pruebasmaterialesestándar,oloqueeslomismo,loqueelasesinonopretendíadejaratrás.Pelo,fibras,huellasdigitales,huellasdepies.Siencontramossuficientesytenemossuerte,todoesonosllevaráalaescenadelcrimenprimaria.Esdecir,dondeélvive.
—Osuescondrijo—sugirióSellitto.—¿Unacasasegura?—murmuróRhyme,asintiendoconlacabeza—.Apuestoa
que estás en lo cierto, Lon. Necesita un sitio desde donde operar —continuó—.Luegoestánlaspruebaspreparadas.Apartedelostrozosdepapel,quenosdicenlafechaylahora,hemosencontradoelperno,laboladeamiantoylaarena.
—La carroña de un depredador —gruñó Haumann y se pasó la mano por suimpecable corte de pelo. A Rhyme le recordaba al eficiente oficial que él mismohabíasidohacíamuchotiempo.
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—Entonces,¿puedodeciralaltomandoqueexistemíaposibilidaddeencontraratiempoalavíctima?—quisosaberPolling.
—Creoquesí.Elcapitánhizounallamada,retirándoseaunaesquinadelahabitaciónmientras
hablaba.Cuandocolgóanuncióconungruñido:—Elalcalde.El jefeestáconél.Vaahaberuna ruedadeprensadentrodeuna
horayhedeestarallíparaasegurarmedequetienenelpitodentrodelospantalonesylacremallerasubida.¿Algomásquepuedadecirlealosmandamases?
SellittomiróaRhyme,quenegóconlacabeza.—Todavíano—dijoeldetective.Polling dio a Sellitto el número de su teléfono móvil y salió por la puerta,
literalmentecorriendo.Un momento después subía las escaleras un hombre de unos treinta años,
delgado,unpococalvo.MelCooperteníaelmismoaspectodebobodesiempre,eltípicovecinopatosodeunaseriecómica.Le seguíandospolicíasmás jóvenesquellevabanunbaúlydosmaletinesqueparecíanpesarmilkiloscadauno.Losoficialesdejaronsupesadacargaysefueron.
—Mel.—Detective—CooperavanzóhaciaRhymeyapretósuinútilmanoderecha.Fue
el único contacto físico de aquel día con algunode los presentes, observóRhyme.Cooperyélhabíantrabajadojuntosduranteaños.Especialistaenquímicaorgánica,matemáticas y física, Cooper era un experto tanto en identificación, –huellasdactilares, análisis deADNy reconstrucción forense– como en análisis de pruebasmateriales.
—¿Cómoestáelcriminalistamásfamosodelmundo?—lepreguntóCooper.Rhyme soltó un bienhumorado gruñido. Aquel título se lo había otorgado la
prensahacíaalgunosaños,despuésdelasorprendentenoticiadequeelFBIlehabíaescogidoaél,unpolicíadelaciudad,comoasesordelPERT[15],elequipoencargadodel análisis de las pruebas materiales. Insatisfechos con la denominación de«científico forense» o de «especialista forense» los periodistas llamaron a Rhyme«criminalista».
Adecirverdad,eraunapalabraquellevabaañoscirculando.Primeroseaplicóenlos Estados Unidos al legendario Paul Leland Kirk, director de la Escuela deCriminologíadeBerkeley.Esainstitución,laprimeradesugéneroenelpaís,habíasido fundada por el aúnmás legendario August Vollmer. El título había llegado aresultar elegante, de modo que, en toda la nación, cuando un técnico se acercabasigilosamenteaunarubiaenuncóctelsedenominabaasímismocomocriminalista,nocomocientíficoforense.
—Estoesunapesadilla—dijoCooper—,cogesuntaxiyalvolantehaysentado
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un psicópata.Y elmundo entero está pendiente de laGranManzana debido a esaconferencia de paz. Están tan desesperados que nome extraña nada que te hayanarrancadodeturetiro.
—¿Cómoestátumadre?—preguntóRhyme.—Siguequejándosedesusdoloresyachaques.Peroestámássanaqueyo.Cooper vivía con su ancianamadre en lamisma casita deQueens dondehabía
nacido. Su pasión eran los bailes de salón, sobre todo el tango.Como los policíassuelen ser muy chismosos, en la IRD se había especulado sobre las preferenciassexualesdelmuchacho.Rhymenuncasehabíainteresadoporlavidapersonaldesussubalternos,perosehabíasorprendidotantocomolosdemáscuandoconocióaGreta,lanoviaformaldeCooper,unachicaimponentedeorigenescandinavoqueenseñabamatemáticasenColumbia.
Cooperabrióelgranbaúlforradode terciopelo.Sacó laspiezasde tresgrandesmicroscopiosyempezóaensamblarlas.
—¡Oh, corriente doméstica! —exclamó decepcionado mirando los enchufes,mientrasseajustabalasgafasdemonturametálicaenlanariz.
—Esqueestoesunacasa,Mel.—Pensabaquevivíasenunlaboratorio.Nomehabríasorprendido.Rhyme miró los instrumentos, de color gris y negro, desgastados por el uso.
Habíamanejadootrossimilaresdurantequinceaños.Unmicroscopioestándar,otrode contraste y un modelo de luz polarizada. Cooper abrió los maletines, quecontenían un surtido de botellas, tarros diversos e instrumentos científicos. DerepenteacudieronalamentedeRhymepalabrasqueanteshabíanformadopartedesuvocabulariocotidiano.TubospararecogidadesangreenvacíotipoEDTA,ácidoacético, ortotolidina, reactivo luminol, Magna-Brush, fenómeno púrpura deRuhemann…
Eljovenechóotrovistazoasualrededor.—Esta habitación tiene el mismo aspecto que solía tener tu oficina, Lincoln.
¿Cómoencuentraslascosas?Oye,necesitounpocodeespacio.—Thom—Rhymemoviólacabezaseñalandounadelasmesasllenasdeobjetos.
Apartaronlasrevistas,losartículosyloslibros,dejandoaldescubiertoeltablerodelamesa,queRhymenoveíadesdehacíaunaño.
Sellittohojeabaalinformedelaescenadelcrimen.—¿Por qué seguimos llamándole el sospechoso? Deberíamos asignarle un
número.RhymemiróaBanks.—Escogeunnúmerocualquiera.—Elnúmerodelapágina…,lafecha,quierodecir—sugirióBanks.—SujetoDesconocido823.Tanbuenocomocualquierotronúmero.
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Sellittoloapuntóenelinforme.—Mmm,perdón…,detectiveRhyme…Eralapatrulleralaquehablaba.Rhymesevolvióhaciaella.—Se supone que a las doce he de estar en laCentral—tenía que asistir a una
charlaenelOnePolicePlaza.—OficialSachs…—sehabíaolvidadodeellaporunmomento—.¿Fueustedla
primeraenllegaralasvíasdeltren?—Enefecto,yocogílallamada—lajovenrespondiódirigiéndoseaThom.—Estoyaquí,oficial—lerecordóRhymeconseveridad,controlandoapenassu
temperamento—. Aquí mismo, justo debajo de usted. —Le ponía furioso que lehablasendirigiéndoseaterceros,pormediodegentesana.
Lamujervolviólacabezarápidamenteyélsediocuentadequehabíaaprendidolalección.
—Sí,señor—dijoella,entonosuave,peroconunamiradadehielo.—Noestoydeservicio.LlámameLincoln.—¿Teimportaríaexplicármelo,porfavor?—¿Elqué?—preguntóRhyme.—Larazónporlaquemehastraídoaquí.Losiento,peronohubierapensado…
Si lodeseas,medisculparéporescrito.Loquepasaesquevoya llegar tardeaminuevodestinoynohetenidoocasióndeavisaramijefe.
—¿Disculparte?—preguntóRhyme.—Laverdadesquenotengoningunaexperienciasobrecómoactuarenescenas
delcrimen.Fuiimprovisandosobrelamarchaylafastidié.—Pero¿dequéhablas?—Yoordenéparar los trenesy cerrar el tráfico en la avenidaOnce.Yo tuve la
culpa de que el senador no pudiera decir su discurso en Nueva Jersey y de quealgunos representantes de la ONU no llegaran a tiempo a su reunión desde elaeropuertodeNewark.
Rhymesoltóunarisita.—¿Sabesquiénsoyyo?—Bueno,heoídohablardeti,porsupuesto.Penséque…—¿Queestabamuerto?—preguntóRhyme.—No.Noqueríadecireso.—Aunquecasilohabíadicho.Lachicacontinuómuy
deprisa—:Todosmanejábamostulibroenlaacademia…,peronuncaoímossobreti,personalmente,quierodecir…—Miróhaciaarribaydijoconfirmeza—:Amijuicio,comoprimeroficial,penséquelomejorparaprotegerlaescenadelcrimeneraparareltrenycortarlacalle.Yesofueloquehice,señor.
—LlámameLincoln.¿Ytútellamas…?—Yo…
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—Sí,¿cuálestunombre?—Amelia.—Amelia,¿comolaaviadora?—No,señor.Esunnombredefamilia.—Amelia,noquierotusdisculpas.TúlohicistebienyPerettiestabaequivocado.Sellittoserevolvióensuasientoantetamañaindiscreción,peroLincolnRhyme
nohizocaso.Despuésdetodo,éleraunadelaspocaspersonasdelmundoquepodíaquedarsetumbadoenlacamaaunqueelmismísimopresidentedelosEstadosUnidosentraraenlahabitación.Rhymesiguiódiciendo:
—Perettiseocupódelaescenacomosielalcaldeestuvieramirándoleporencimadelhombroyesaes lamejormaneradecagarla.Movióademasiadagente, estabatotalmente equivocado al dejar pasar los trenes y los coches y no debería haberlimpiadoel lugar tanprontocomo lohizo.Sihubiéramosmantenidoprotegidas lasvíasquizáshabríamosencontradounrecibodeunatarjetadecréditoconunnombreounaestupendahuelladeldedopulga…
—Tal vez sí—intervinoSellitto condelicadeza—,pero esto debequedar entrenosotros—apuntó,dandounaordentácitaconlamirada,quedirigiósucesivamenteaSachs,CooperyaljovenJerryBanks.
Rhyme soltó una irreverente carcajada. Luego se volvió hacia Sachs, a quiénpilló, como había ocurrido con Banks por la mañana, mirándole las piernas y elcuerpocubiertosporlamantadecoloralbaricoque.Rhymeledijoalachica:
—Tehepedidoquevengasparaqueteocupesdelapróximaescenadelcrimen.—¿Qué?—preguntóellasinhacerusodeintermediariosenestaocasión.—Que quiero que trabajes con nosotros —dijo Rhyme secamente—. En la
próximaescenadelcrimen.—Pero…—ellaserió—,nopertenezcoa laIRD,estoyenunasimplepatrulla,
nuncahetrabajadoenescenasdelcrimen…—Este es un caso poco frecuente, como el detective Sellitto te explicará. Es
realmenteextraño,¿verdad,Lon?Deveras,sifueraunaescenadelcrimennormalnomeharíasfalta,peroenestecasonecesitamosunpardeojosfrescos.
EllamiróaSellitto,quenodijonada.—Loquepasaesque…nolohehechobien…,estoysegura.—Vale—dijoRhymeconpaciencia—.¿Quierestodalaverdad?Ellaasintióconlacabeza.—Necesitoaalguienquehayatenidopelotascomoparapararuntrenyproteger
asílaescenaydespuéssoportarlatensión.—Graciaspordarmeunaoportunidad,señor…,Lincoln.Pero…Rhymedijosecamente:—Lon.
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—Oficial…—legruñóeldetectiveaSachs—,nadielehapedidosuopinión.Hasidoasignadaaestecasocomoasistenteenlaescenadelcrimen.
—Señor, tengo que protestar.Me han destinado fuera de la patrulla. Hoy. Porrazonesmédicas.Mehedeincorporaralnuevodestinodentrodeunahora.
—¿Razonesmédicas?—preguntóRhyme.Elladudó,mirandosinquererlaspiernasdeRhyme.—Tengoartritis—dijoporfin.—¿Quetienequé?—preguntóRhyme.—Artritiscrónica.—Lolamentomuchísimo.Ellasiguiómuydeprisa:—Sólorespondíesallamadaestamañanaporqueuncompañerosehabíaquedado
enfermoencasa,nofuealgoplanificado.—Vale,estábien,yotambiénteníaotrosplanes—dijoLincolnRhyme—.Ahora,
veamosalgunasdelaspruebas.
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—Elperno.Si se seguía el procedimiento clásico para estudiar la escena del crimen, lo
primeroeraanalizarlapruebamenoshabitual.Thom le daba vueltas a la bolsa de plástico una y otra vez mientras Rhyme
estudiabalavarillademetal,mediooxidada.Desteñida.Ajada.—¿Estássegurodelashuellas?¿Probasteelreactivoparapartículaspequeñas?Es
lomejorparalaspruebasmaterialesexpuestasalaaccióndeloselementos.—Sí—confirmóMelCooper.—Thom—ordenóRhyme—,¡quítameelpelodelosojos!Péinamelohaciaatrás,
tedijequemelopeinarashaciaatrásestamañana.Elayudantesuspiróypasóelcepilloporlasenmarañadasguedejasnegras.—Vamosaver—susurróamenazadoramenteparasujefe,deformaqueRhyme
retiró la cabeza, despeinándose aún más. Amelia Sachs estaba sentada en actitudhosca en una esquina. Tenía las piernas recogidas bajo la silla, en la posición desalidadeuncorredor,parecíacomosiestuvieraesperandoeldisparo.
Rhymevolvióaconcentrarseenelperno.Cuando dirigía la División Central de Investigación y Recursos, Rhyme había
empezado a crear bases de datos. Había reunido un archivo de balas estándar, defibras,telas,neumáticos,zapatos,aceitedemotoresylíquidodetransmisión.Habíapasado cientos de horas recopilando listados, haciendo índices y cruzandoreferencias.
Sinembargo,nisiquieraduranteladireccióndelobsesivoRhyme,laIRDhabíaconfeccionado un catálogo de herramientas. Se preguntaba por qué no y estabaenfadadoconsigomismopornohaberse tomadoel tiempoparahacerlo,yaúnmásenfadadoconVincePerettiporquetampocoselehubieraocurrido.
—Tenemos que llamar a todos los fabricantes y comerciantes de pernos delNordeste.No,mejordetodoelpaís.Tenemosquepreguntarlessihacenunmodelocomoésteyaquienselovenden.HayqueenviarunfaxconladescripciónyunafotodelpernoanuestrosproveedoresenComunicaciones.
—¡Coño,peropuedequehayaunmillón!—dijoBanks—.Ypuedequenodemosconélniaunquepreguntemosentodaslascadenasdeferreteríasdelpaís.
—No lo creo—respondióRhyme—. El perno va a ser una buena pista, no lohabríandejadosifuerainútil.Yseguroquelosabastecedoresdepernosnosontantos,¿quéteapuestas?
Sellittollamóporteléfonoypocosminutosdespuéslevantólamirada.—Teheconseguidocuatroproveedores,Lincoln.¿Dóndeconseguimosunalista
defabricantes?
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—Manda un agente a la calle Cuarenta y dos —respondió Rhyme—, a laBibliotecaPública;allítienendirectoriosdegremios.Hastaqueconsigamosuno,hazquelosproveedoresempiecenatrabajarconlasPáginasAmarillas.
Sellittorepitióesasindicacionesporteléfono.Rhymemiróelreloj.Eralaunaymedia.—Ahora,elamianto.Lapalabrabrillóensumenteduranteuninstante.Sintióunaespeciedesacudida
en lugares en los que no se pueden sentir sacudidas. ¿Qué le recordaba aquellapalabra?Había leído u oído algo al respecto, hacía poco tiempo según le parecía,aunqueLincolnRhymeyano se fiabade supropiavaloracióndel tiempo.Cuandoestás tumbado boca arriba en el mismo sitio durante meses y meses, el tiempotranscurre con una lentitud casi mortal. Tal vez estaba recordando algo que habíaleídohacíadosaños.
—¿Quésabemosdelamianto?—murmuró.Nadierespondió,peronoimportaba,serespondióasímismo,comopreferíahacer.Elamiantoeraunamoléculacompleja,polímerodesilicato.Noardeporque,comoelcristal,yaestáoxidado.
Cuandohabíaestudiadoantiguasescenasdelcrimen, trabajandocodoconcodoconantropólogosyodontólogosforenses,Rhymeamenudohabíaestadoenedificiosconaislamientodeamianto.Recordabaelpeculiarsabordelasmáscarasquedebíanponersedurantelasexcavaciones.Dehecho,enaquelmomentolorecordaba,habíaestado hacía tres años ymedio durante una limpieza de amianto en la estación demetrodeCityHall,donde losoperarioshabíanencontradoelcuerpodeunode lospolicíasasesinadosporDanShepherdtiradoenelcuartodeungeneradoreléctrico.Alagacharseparacogerunafibradelacamisaazuldelagente,Rhymeoyóelruidode la viga de roble rompiéndose. Probablemente la máscara le salvó de morirasfixiadoporlapolvaredaqueselevantóasualrededor.
—Quizálahallevadoaunodeloslugaresqueestánlimpiando—sugirióSellitto.—Podríaser—asintióRhyme.Sellittoordenóasujovenasistente:—Llama a los de Medio Ambiente. Entérate si hay algún sitio donde estén
retirandoamiantoenestemomento.Eldetectivellamóporteléfono.—Bo,¿tienesgentepreparada?—preguntóRhymeaHaumann.—Listosparaactuar—confirmóelcomandantedelaESU—.Aunquetengoque
decirtequemásdelamitaddeloshombresestánocupadosconlareunióndelaONU,hansidoadscritosalosServiciosSecretosyalasmismasfuerzasdeseguridaddelaONU.
—Ya tengo el informe de la Agencia de Protección del Medio Ambiente. —BankshizoungestoaHaumannyambosseretiraronaunrincóndelahabitacióny
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apartaron varias pilas de libros. Cuando Haumann desplegó uno de los mapas deNuevaYorkalgocayóalsuelo.
Banksdiounsaltito.—¡Caramba!DesdedondeRhymeestabatumbadonopodíaverquéeraloquesehabíacaído.
Haumann dudó un momento, luego se agachó y recogió el descolorido trozo decolumnavertebral,quevolvióacolocarenlamesa.
Rhyme sintió que varios pares de ojos le miraban, pero no dijo nada sobre elhueso.Haumannseinclinósobreelmapa,mientrasqueBanks,alteléfono,lepasabainformación sobre los lugares donde estaban retirando amianto.El comandante losmarcóconun lápizchurretoso.Parecíahaberunmontón,diseminadosen loscincobarriosdelaciudad.Resultabadesalentador.
—Tenemosquereducirmáselcampo.Veamos,laarena—dijoRhymeaCooper—.Échaleunvistazo,dimeloqueopinas.
Sellitto lepasóelsobreconlapruebaal técnico,quevacióelcontenidoenunabandejaesmaltadaparaexaminarlo.Larelucientearenalevantóunapequeñanubedepolvo.Tambiénhabíaunapiedralisa,quecolocóenelcentrodelmontón.
LincolnRhymesequedóboquiabierto,noporloqueestabaviendo,puestodavíanisiquierasabíaquéera,sinoporelimpulsoirreprimibleeimposibledellevaracaboque sintió de asir un lápiz. Era la primera vez enmás de un año que sentía algosemejante, y casi hizo que se le saltaran las lágrimas; su único consuelo fue elrecuerdodelfrascodeSeconalylabolsadeplásticoquelehabíaenseñadoeldoctorBerger, imágenes que aún revoloteaban por su habitación de inválido como dosángelesguardianes.
—Analízala—dijoperentoriamente.—¿Qué?—preguntóSellitto.—Lapiedra—Lonle lanzóunamirada inquisitiva—.Noentiendoporquéestá
ahí, no pertenece a ese conjunto; es como si hubiera mezclado naranjas conmanzanas.Hayqueanalizarla.
Melsostuvo lapiedraconunas tenacillas, sepusounasgafasdeseguridady lediounbarridoalasuperficieconunaPoliLightdealtapotencia.
—Nada—dijoalfin.—¿HacemosunVMD[16]?La deposición de metal al vacío era la prueba reina para detectar huellas en
superficies no porosas. Se realizabamediante la evaporación de oro o cinc en unacámaradevacíodondesecolocabaelobjetoquesequeríaexaminar;elmetalcubríalaposiblehuella,haciendoquelasespiralesylaspuntasfueranmuyvisibles.
Sinembargo,Coopernoteníaelmaterialparaefectuaraquellaprueba.—¿Y qué es lo que te has traído entonces? —preguntó Rhyme, no muy
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complacido.Cooper había llevado consigo los productos habituales, como iodina, Magna-
Brush, DFO, ninhidrina, que servía para destacar las huellas sobre superficiesporosas, y Super Glue, que se aplicaba en superficies blandas. Rhyme recordó lasorprendentenoticiaquehabíasacudidoalacomunidadforensehacíatansólounospocosaños:untécnicoquetrabajabaenunlaboratorioforensedelejércitoamericanosituado en Japón estaba pegando su cámara rota con Super Glue cuando, para suasombro, se dio cuenta de que los restos de aquel adhesivo destacaban las huellasdactilaresmejorquelamayoríadelosproductosquímicosdesarrolladosparaesefin.
YaquelfueelmétodoporelquesedecidióCooper.Valiéndosedelastenacillas,colocó lapiedra enunapequeñacajade cristal y echóunagotadepegamentopordebajo.Trasunosminutos,volvióasacarlapiedra.
—Creoquetenemosalgo—anunció;volvióarepasarlapiedraconlapotenteluzultravioletaysehizovisibleunahuella.CooperlafotografióconunaPolaroidCU-5,unacámara1:1yleenseñóaRhymelainstantánearesultante.
—Acércamelaunpocomás—lepidióLincolnparaexaminarlamejor—.¡Sí!Lahizorodar.
Las huellas rodadas, que se producían cuando se pasaba un dedo por unasuperficie,erandiferentesdelasresultantescuandosecogíaunobjeto.Ladiferenciaeramuy sutil, y se notaba en la profundidad de los surcos en algunos puntos; sinembargo, Rhyme estaba tan acostumbrado a examinar pruebas de ese tipo que lareconociódeinmediato.
—Ymira…¿qué tenemosaquí?—murmuró—.Esta línea…—se referíaaunamarquitaenformadecreciente,justoporencimadelahuella.
—Parece…—Justo, es una señal de la uña de la chica.No tendría por qué estar ahí, pero
apostaríaalgobuenoaquelohizoadrede.—Pero¿porquéharíasemejantecosa?—preguntóAmeliaintrigada.Unavezmás,aquellapreguntadioaRhymelaposibilidaddedemostrarqueerael
másrápidoyagudoalahoradesacarconclusiones.—Nosestádiciendodoscosas—leexplicó—.Laprimera,quelavíctimaesuna
mujer sin lugar a dudas…por si acaso no habíamos sido capaces de establecer laconexiónconelcadáverqueencontramosestamañana.
—¿Yporquéleinteresatantoquesepamoseso?—preguntóBanks.—Para ponerlomás emocionante.Quiere hacernos sudar, por eso nos recuerda
quesuvíctimaesunamujer.Sabeque,aunqueaparentemoscreer locontrario,hayvíctimasyvíctimas—RhymesefijóenlasmanosdeSachs.Lesorprendióqueunamujer tanhermosacomoella tuviera losdedosenunestado tandeplorable.Cuatroestabancubiertoscontiritasyenalgunosotrossehabíamordidolasuñashastacasi
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despellejarse; en un dedo, la cutícula estaba mezclada con sangre reseca. La pieldebajo de las cejas estaba muy roja, como si se las hubiera depilado sin ningúncuidado.Yteníamarcasdehaberserascadoferozmentepordetrásdelaoreja.
Todasellaseranseñalesinequívocasdehábitosautodestructivos:evidentemente,habíamilesdeformasdehacersedañoaunomismoapartedeabusardelArmagnacylostranquilizantes.
—Lasegundacosaquequieredecirnosyalahabíadeducidoyoantes—continuóRhyme—:sabeloquesetraeentremanos,nosestádiciendoquenonosmolestemosenaplicar losmétodoshabitualesdeanálisisdepruebas,quenovamosaencontrarnada. Pero esa es sólo su opinión, claro está. Acabaremos encontrando algo, meapuesto lo que queráis. —De repente, se le ocurrió otra idea—. ¡El mapa!Necesitamoselmapa,Thom.
—¿Aquémapaterefieres?—preguntósuasistente.—Sabesperfectamentecuálquiero.—No,Lincoln,notengoniidea.—Elferrocarrilsubterráneo,lostúneles,elamianto…—rumióRhymecomopara
símismo—.Todassoncosasantiguas.LegustaelViejoNuevaYorkQuieroelmapaRandel.
—¿Ydóndedicesqueestá?—Conelmaterialqueutilicéparaprepararellibro,¿dóndesino?Thom rebuscó en unas carpetas y sacó una fotocopia de un mapa grande en
horizontaldeManhattan.—¿Eséste?—Sí,ése.Eraunmapaencargadoen1811porlosgobernantesdelaciudadparaplanificar
laretículadecallesdeManhattan.Habíasidorealizadoenhorizontal,deformaqueBatteryPark,enelsur,estabaalaizquierda,yHarlem,enelnorte,aladerecha.Vistadeaquellaforma,laislaparecíaunperroconlacabezaagachada,dispuestoaatacar.
—Ponloahídelante…muybien—Rhymetuvounaideabrillante—:Thom,creoque vamos a rentabilizar un pocomás tus servicios.Dale una insignia o algo parahacerlooficial,Lon.
—Lincoln…—leadvirtióThom.—Tenecesitamos.¿EsquenotehubieragustadoserSamSpade,oKojak?—No,másbienJudyGarland—replicóThom.—PuesJessicaFletcherentonces.Mira,tevasaencargardeescribirelperfilde
este tipo. Venga, saca esaMont Blanc que llevas en el bolsillo y de la que estáspresumiendosiempre.
Conungestodepuraexasperación,eljovenbuscóunsencillobolígrafoytomóunblocdehojasamarillasqueestabaencimadeunadelasmesas.
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—No,espera,semeocurreuna ideamejor—dijoRhyme—:Cogeunodeesospósters,sí,esosdeloscuadros,dalelavueltayescribealdorsoconunrotuladormásgrueso,conletrasgrandes,paraquetodospodamosverlas.
ThomescogióundetalledelasNinfeasdeMonetylocolocóenlapared.—Ponlo bien alto —le ordenó el criminalista—. Arriba escribe «Sujeto
Desconocido 823», y luego haz cuatro columnas: «Apariencia», «Residencia»,«Vehículo» y «Otros». Estupendo… te ha quedado de cine.Ahora empezaremos arellenarlo.Aver,¿quésabemosdeél?
—Encuantoalvehículo,queconduceuntaxiamarillo—dijoSellitto.—Muybien.Debajode«Otros»ponqueconoceelprocedimientoquesesigueen
laescenadelcrimen.—¿PonemosquetieneunColtcalibre32?—propusoBanks.—Evidente—aprobósujefe.—Yañadequesabedisimularhuellasdactilares—intervinoRhyme.—¿Cómo?—preguntóThom.—Esoesdeloquehemosestadohablandoantes,lodelahuellaenlapiedra.Pon
también que tiene una casa segura. Buen trabajo, Thom, te ha quedado de lomásprofesional.
Resplandeciendodeorgullo,Thomseseparóunpocodelaparedparacontemplarsu«obra».
—Puesaquílotenemos,chicos—anuncióSellitto—.Losprimerosdatossegurossobreelseñor823.
RhymesedirigióaMelCooper.—Yahoravolvamosalaarena.¿Quénospuedesdecirdeella?Trasvolverseacolocarlasgafas,pusounamuestraenelportaobjetosylodeslizó
bajoelmicroscopiodeluzpolarizada.—Mmmm…quécurioso.Nohaybirrefracción.Losmicroscopiosdeluzpolarizadamuestranlabirrefracciónodoblerefracción
decristales,fibrasyotrosmateriales.Ylaarenadeplayamuestraestacaracterísticadeformamuyacusada.
—Así que no es arena —dedujo Rhyme—. Debe de ser entonces algo másbásico…¿Puedesindividualizarlo?
Aqueleraelauténticocaballodebatallayfinúltimodeltrabajodelcriminalista.Lamayorpartedelaspruebaspodíanseridentificadas,peroaunquellegueasaberseloquesetieneentremanos,haycientosomilesdeposiblesfuentesdelasquepuedehaberprocedido.Seconsideraqueunapruebaestáindividualizadacuandoprocededeunasolafuenteodeunnúmerolimitadodeellas:unahuelladigital,unamuestradeADN,unfragmentodepinturaqueencajaenlacarroceríadelcochedelsospechosocomolapiezadeunpuzzle…
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—Podría…—respondióeltécnico—,sisupieraquédemonioses.—¿Cristalpulverizado?—sugirióRhyme.Fundamentalmente, el cristal está hecho de arena fundida, pero el proceso de
fabricación altera su estructura cristalina, y por eso no se produce la birrefracción.Coopervolvióaexaminarlamuestracontodaatención.
—No,nocreoqueseacristal.OjalátuvieraunEDX…Una herramienta común en los laboratorios era el microscopio de electrones
asociado a una unidad de dispersión de energía de rayos X; con él se podíadeterminar qué elementos componían las muestras encontradas en las escenas delcrimen.
—Mandad que traigan uno—ordenóRhyme a Sellitto. Echó un vistazo por lahabitación—.Necesitaremosmásequipamiento.Tambiénquierounaunidadpara ladeposicióndemetalalvacío.YunGC-MS—sereferíaauncromatógrafoporgasque rompía losmateriales en sus componentes básicos e identificaba cada uno deellos mediante fotoespectrometría. Aquellos instrumentos permitían a loscriminalistas analizarmuestras tanmínimas como de unamillonésima de gramo ycomparar losresultadosconmilesdesustanciasorganizándolasenbasesdedatosyperfectamentecatalogadas.
Sellittotelefoneódeinmediatoallaboratorioparapediraquelmaterial.—Sin embargo, no podemos esperar a que nos traigan los juguetes nuevos,
Cooper. Tendremos que hacerlo a la antigua.Anda, dime algomás de esa arenillamisteriosa.
—Estámezcladaconimpurezas.Haymarga,restosdecuarzo,feldespatoymica.Tambiénresiduosdeplantasdescompuestas.Yestodeaquípuedeserbentonita.
—Bentonita—repitióRhymecomplacido—.Esunacenizadeorigenvolcánicoquelosconstructoressuelenusarenloscimientosexcavadosenterrenoshúmedosdela ciudad, allí donde la roca madre está muy profunda. Ayuda a prevenir losderrumbes.Por lo tanto,debemosbuscarenunazonaurbanizada,cercadelagua,yprobablementealsurdelacalleTreintaycuatro.Másalnorte,larocamadreafloramuchoantes,porloquenoesnecesarioelrelleno.
Coopermovióunpocoelportaobjetos.—Medalaimpresiónquecasitodoescalcio.Espera…aquídetectoalgofibroso.Rhymehubieradadoalgobuenoporpodermirarporelmicroscopio.Recordólas
interminablestardesquehabíapasadoclavadoenellaboratorio,examinandofibras,orestosdetierra,omuestrasdesangre…
—Aquíveo algomás.Ungránulomásgrande.Tiene tres capas, unaparecedeasta y las otras dos de calcio. Éstas tienen colores un poco diferentes, la otra estraslúcida.
—¿Trescapas?—repitióRhymefurioso—.¡Malditasea,esunaconchamarina!
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—ledabanganasdedarsedebofetadas,¿cómonolohabíaadivinado?—¡Puesclaroquesí!—exclamóCooper—.Creoqueesdeostra.LoscriaderosdeostrasmáscercanosalaciudadestabanenLongIslandyNueva
Jersey.RhymehabíaalbergadolaesperanzadequeelasesinohubieselimitadoeláreadebúsquedaalazonadeManhattan,dondehabíasidoencontradalavíctima.
—Sitenemosquebuscarhastadondellegatodalareddemetro,estamoslistos—gruñó.
—Veo algo más —exclamó Cooper—. Parece cal, pero muy antigua. Estágranulada.
—¿Puedequeseacemento?—Posiblemente… pero no entiendo por qué está con las conchas —añadió
reflexivamente—.EnlosalrededoresdeNuevaYork,lasostrassecríanenmediodelas algas. Éstas, en cambio, están mezcladas con cemento y no presentan apenasrastrosdemateriavegetal.
—¡Losextremos!—rugióRhyme—.¡Examinalosextremos,Mel!Eltécnicovolvióaaplicarsesobreelmicroscopio.—Estánfracturados.Hansidopulverizadosenseco,noerosionadosporlaacción
delagua.RhymesequedómirandocomounposesoelmapaRandel.—¡Lotengo!—gritó.En 1913, F.W.Woolworth construyó el rascacielos de sesenta plantas que aún
llevasunombre,recubiertodeladrillosyadornadocongárgolasyesculturasgóticas.Durantedieciséisañosfueeledificiomásaltodelaciudad.Dadoquelarocamadreen aquella parte de Manhattan estaba a más de treinta metros por debajo deBroadway, los obreros tuvieron que excavar profundos fosos para cimentar eledificio.Nomuchodespuésdeliniciodelasobras,lostrabajadoresdescubrieronlosrestos de Talbott Soames, empresario deManhattan que había sido secuestrado en1906.Elcadáverfueencontradoenterradoenunafosarellenadeloqueparecíaserarena blanca, aunque en realidad eran ostrasmachacadas, un hecho que resaltarontodos los periódicos sensacionalistas, recordando la obsesión del corpulentomillonario por la buena comida. Las conchas eran tan abundantes a lo largo de lafranjacosteraorientaldeManhattanquesolíanusarsecomomaterialderelleno.DeahíveníaelnombredePearlStreet.
—La chica está en algún lugar del sur —dijo Rhyme—, en el East Side,probablemente,ypuedequecercadelacallePearl.Debeestarenunlugarentredosycincometrosbajoelniveldelacalle:talvezunsótano,ountúnel…
—Cruzaesosdatosconlosquetenemossobreelamianto,Jerry—ordenóSellittoasuayudante—.¿Hayporahíalgúnlugardondeloesténretirando?
—¿EnPearl?No, ninguno—el joven levantó elmapa en el que habían estado
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trabajando él yHaumann—.Hay tres docenas de sitios donde lo están limpiando,perosesitúanenMidtown,HarlemyelBronx…,ningunoenelsur.
—Amianto…Amianto…—murmuróRhyme. ¿Qué era lo que le resultaba tanfamiliarenrelaciónconesematerial?
Yaeranlas2.05P.M.—Bo,hayqueempezaramoverse.Reúneatugenteyempezadabuscarentodos
losedificiosalolargodePearlStreet.YtambiénenWaterStreet.—Perosonunmontón…—suspiróelpolicía.—Lon,serámejorquevayastútambién—dijoRhyme—.Tengolasensaciónde
queestamosmuycerca,ytodaayudaserápoca.Amelia,quieroquetútambiénvayas.—Pero…yo…estabapensandoque…—Limíteseacumplirórdenes,oficial—intervinoSellitto.Undestellodepurodespechocruzóporsumirada.—Mel,¿hasvenidohastaaquíenautobús?—preguntóRhyme.—Enunafurgoneta.Losvehículosquesolíandesplazarsealasescenasdelcrimensolíansergrandes
autobusesequipadoscon toda laparafernalianecesariapara recogerpruebas,mejorequipados incluso que la mayor parte de laboratorios de ciudades pequeñas. Sinembargo,cuandoRhymeestuvoalfrentedelaIRDdispusoquelosvehículosquesedirigieran a las escenas fueran más pequeños y que desplazaran sólo el equipofundamental.AsínacieronlosRRV[17],oVehículosdeRespuestaRápida:apesardesuaparienciaexternaconvencional,ygraciasalainsistenciadeRhyme,ocultabanunmotorpreparadoparaalcanzarlamáximavelocidad;tanrápidoseranqueamenudosuperaban a los coches de la policía. Así, muchas veces, el primer oficial enpresentarse en la escena del crimen era un técnico del departamento de Rhyme,situaciónqueeraelsueñohechorealidaddecualquiercriminalistaengeneralyeldeRhymeenparticular.
—DaleaAmelialasllaves.Nosinanteslanzarleunaaviesamirada,Sachsasiólasllaves,sediomediavuelta
ybajólasescaleras.Hastasuspisadasdenotabanelprofundoenfadoquesentía.—Venga,Lon,notecortes,dimeloqueestáspensando.Sellittolanzóunamiradaporencimadelhombroyseacercóalbordedelacama.—¿DeverdadquieresqueHPestémetidaenesto?—¿Quién?—Merefieroaella.HPessuapodo.—¿Dedóndelohabéissacado?—Noselodigasnunca,laponefuriosa.Supadrefuepatrullerodurantecuarenta
años,yporesoaellalallaman«laHijadelPatrullero».—Entonces,túcreesquenodeberíahaberlareclutadoparaestecaso…
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—No,yonocreonada,pero¿porquélaquieres?—Porqueescalóporunterraplénparanocontaminarlaescenadelcrimen,cerró
altráficounadelasprincipalesavenidasydetuvounalocomotora.Aesoyolellamoteneriniciativa.
—Venga, Linc…conozco almenos a una docena de oficiales de la escena delcrimenquehubieranhechoexactamentelomismo.
—Ya, pero es a ella a quien quiero —Rhyme le lanzó a Sellitto una severamirada,recordándolemuysutilmentecuáleshabíansidolostérminosdesuacuerdo.
—Yo lo único que sé—refunfuñó el detective— es que acabo de hablar conPolling.Perettiestáqueechachispas,ynomequieroniimaginarloquevaasoltarpor labocacuandoseenteredequeunapatrulleraes laencargadadelaescenadelcrimen.Esononosvaatraermásqueproblemas.
—Seguramente—replicóRhymefilosóficamente,sinapartarlamiradadelpósterdondeestabadescritoelperfildelasesino—,peronoséporquétengolaimpresióndeque,hoy,ésevaaserelmenordenuestrosapuros.
Ysinañadirnadamás,recostólacabezasobrelaalmohada.
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La furgoneta aceleró en dirección a los oscuros y mugrientos callejones de WallStreet,alsurdeNuevaYork.
Amelia Sachs hizo tamborilear los dedos sobre el volante mientras intentabaimaginar dónde podría estar presa T. J. Colfax. Parecía no haber esperanza deencontrarla.El distrito financieronunca le había parecido tan enorme, tan llenodeavenidas,tanrepletodecloacasypuertasyedificiospunteadosdenegrasventanas.
Tantoslugaresparaesconderse.Mentalmenteveíalamanoasomandoporencimadelatumbajuntoalosraílesdel
tren. El anillo de diamantes encajado en el hueso sangrante de un dedo. Sachsreconocía ese tipo de joyas, las llamaba «anillos de consolación», era la clase desortijasquelaschicasricasysolitariasseregalabanasímismas.Eltipodeanilloqueellahubierallevadosihubiesetenidodinero.
Atodavelocidadhaciaelsur,sorteandoamensajerosenbicicletaytaxis.Inclusoenestatardedeslumbrante,bajounsolcegador,aquellapartedelaciudad
resultaba fantasmagórica. Los edificios proyectaban sombras siniestras y estabancubiertosdeunamugreoscura,comosangrereseca.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosProbablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi Conoceelprocedimientoquesesigueenla
escenadelcrimen.Posiblementeestéfichado.Sabedisimularlashuellasdactilares.Arma:coltcalibre32.
Sachs giró a sesenta por hora, patinando en el asfalto recalentado, y apretó elaceleradorparavolveraponerlafurgonetaanoventa.
«Magníficamáquina»,pensó.Ydecidiócomprobarlobienquesecomportabaelvehículoacienporhora.
Años atrás, mientras su padre, que usualmente trabajaba en el turno de tres aonce,estabadurmiendo,laadolescenteAmieSachscogiólasllavesdesuCamaroyledijoasumadre,Rosa,queseibadecompras,quesiqueríaalgodelacarniceríaFortHamilton.Yantesdequesumadrepudieraresponder:«No,perocogeeltren,noconduzcas», la chica había desaparecido por la puerta, había puesto en marcha elcocheycorríahaciaeloeste.
Devueltatreshorasmástarde,sinlacarne,Amiesubiólasescalerasahurtadillasparanoenfrentarseaunamadrefrenéticayenfadadaque,paradiversióndesuhija,leendilgóuna tremendacharla sobre lospeligrosdequedarseembarazadaydecómoesoecharíaaperdersusposibilidadesdeutilizarsucarabonitaparahacermillonesdedólarescomomodelo.Ycuandolamadreacabódecomprenderquesuhijanoandaba
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acostándoseporahísinoquesimplementeconducíaacientoochentakilómetrosporhorapor lasautopistasdeLong Island, sepusoaúnmás frenética,yaleccionóa lamuchachasobreelriesgodedestrozarsubonitacarayperderasí laoportunidaddeganarmillonesdedólarescomomodelo.
Lascosasfueronaúnpeorcuandosesacóelcarnédeconducir.Sachs se deslizaba ahora entre dos camiones aparcados en doble fila, con la
esperanzadequeaalgúnpasajerooalconductornoselesocurrieraabrirlapuerta.Rebasóloscamionesenunsilbido.
Cuandotemuevesnopuedencogerte…
LonSellittosesobeteólacaraconlaspuntasdelosdedosregordetessinprestaratención a la conducciónde la Indy500.Hablaba con su compañero sobre el casocomo un contable que comenta la hoja de balances. Banks, sin embargo, ya nolanzabamiradasarrobadasalosojosyloslabiosdeSachsysededicabaavigilarelvelocímetrocadaminutomásomenos.
Patinaron en un giro frenético pasado el puente de Brooklyn. Sachs pensó denuevo en la mujer secuestrada, imaginándose las largas y elegantes uñas de T. J.,mientrasgolpeabaconsusdedos romosenelvolante.Volvióavermentalmente laimagen que no lograba alejar de sí: la blanca rama de una mano, asomando porencimadelahúmedatumba;elhuesoensangrentado.
—¡Vayaloco!—espetóderepente,dandoungiroasuspensamientos.—¿Quién?—preguntóSellitto.—Rhyme.—¡Dímelo amí, parece el hermano pequeño de HowardHughes[18]!—añadió
Banks.—Sí,bueno,mehasorprendido—admitióelveteranodetective—.Noteníamuy
buenaspecto.Antes eraun tíoguapo,pero,bueno,ya sabes…,despuésde todo loque ha pasado. Sachs, ¿cómo conseguiste que te hicieran agente de patrullaconduciendodeestemodo?
—Ahí fue donde me asignaron. Nadie me preguntó, me lo impusieron —respondiólajovendistraídamente—.¿Realmenteeratanbueno?
—¿Rhyme?Eramejoraún.LamayoríadelosmuchachosdelaCSU[19]deNuevaYorkmovíandoscientoscuerposenunaño,eranelcolmo.PeroRhymedoblabaesacifra.InclusocuandoestuvodirigiendolaIRD.Mira,Perettinoesmaltipo,perosaleunavezcadados semanasmásomenosy sóloencasosque interesana laprensa.Constequenoestásoyendonadadeestodemiboca,¿vale?
—No,señor.—PeroRhymeacudíaalasescenasdelcrimenélmismo.Ycuandonoestabaen
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lamismaescenaeraporqueandabamuycerca.—¿Haciendoqué?—Simplementeechandounvistazo.Mirandoalpersonal.Andabakilómetrospor
todalaciudad.Comprandocosas,recogiendocosas,coleccionandocosas.—¿Quétipodecosas?—Pruebas. Polvo, comida, revistas, tapacubos, zapatos, libros de medicina,
medicamentos, plantas… Dile alguna cosa y él lo tendrá en su catálogo. Sabes,cuando se encuentra alguna prueba material, inmediatamente se le ocurre dóndepuedehaberestadoelcriminaloquéhapodidoestarhaciendo.DalomismoquehayasidoenHarlem,enelLowerEastSide,oenlamismísimaHell'sKitchen.
—¡Lollevaenlasangre,porloqueveo!—Nooo,supadreeracientíficooalgoasíenunlaboratorio,creo.—¿EsoesloqueRhymeestudió?¿Ciencias?—Sí. Estuvo en la Facultad en Champaign-Urbana, donde consiguió dos
licenciaturasconlasmejoresnotas.QuímicaeHistoria.Perodesdequeleconozco,nohablanuncadesufamilia.Deesohaceahoraya…¡puñetas!,quinceaños.Ynotienenihermanosnihermanas.SecrióenIllinois,deahísunombre,Lincoln.
Sachsquisopreguntarsiestabaohabíaestadocasado,peronolohizo.Selimitóaapuntar:
—¿Deverdadestan…—Puedesdecirlo,oficial.—…mierda?Banksseechóareír.—Encasoscomoestos,mimadresolíadecirqueelpobrediablo«estabaunpoco
p'allá»—comentóSellitto—.Bueno, creoqueesodescribeaRhyme,está«p'allá».Unavez,elchaladodeltécnicopusoluminol,queesunreactivoparasangre,enunahuelladactilar,enlugardeninhidrina,deformaqueechóaperderlahuella.Rhymelo fulminó en el acto.Otra vez a unpolicía se le ocurriómear en elwater de unaescenadelcrimeny tiróde lacadena.Rhyme ledijoquebajara inmediatamentealsótanoyquerevisaraalmilímetroeldesagüe—Sellittoserió—.Elpolicía,queteníasurango,dijo:«Novoyahacereso,soyteniente».YRhymelecontestó:«Pueshaynovedades,ahoraeresfontanero».Ypodríaseguircontandocosas.Caramba,oficial,¿tevasaponeracientoveinte?
Pasaroncomounrayoante laCentralyellapensócondolorqueallíeradondedeberíahaberestadoenaquelmomento;departiendoconlosdemásoficiales,sentadaenlareunióndepreparación,disfrutandodelaireacondicionado.
Leechóunvistazodeexpertaauntaxiquesesaltabaunsemáforoenrojo.¡Diosmío,quécalor!Polvocaliente,hedorcaliente,gasolinacaliente.Lashoras
más feas de la ciudad. El ambiente chorreaba como el agua sucia que salía a
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borbotonesporlasbocasderiegodeHarlem.HacíadosNavidades,ellaysunoviohabían celebrado una breve fiesta, desde las once hasta la medianoche, el únicomomentoenquelosdosestabanlibres,acuatrogradosdetemperatura.EllayNick,sentadosenelRockefellerCenter,enlapartedefuera,cercadelapistadepatinaje,bebiendocaféycoñac.Enaquelmomentocoincidieronenquepreferíanunasemanadefríoaunsolodíadecalordeagosto.
Finalmente, abalanzándose por Pearl Street llegaron al puesto de mando deHaumann.Dejandounasmarcasdefrenadodedosmetros,Sachsaparcólafurgonetaenunhuecoentreuncocheyunautobúsdelosserviciosdeemergencia.
—¡Caray, qué bien conduces!—le gruñóSellitto. Por algúnmotivo a Sachs leencantó darse cuenta de que los dedos sudorosos de Jerry Banks seguíanllamativamenteaferradosalaventanillacuandoellaabriólapuertatrasera.
Habíaoficialesdeemergenciaypatrullerosportodaspartes,almenoscincuentaosesenta.Y a lo largo del trayecto habíamás. Parecía como si toda la atención delPolice Plaza estuviera puesta en aquel punto del sur de Nueva York Sachs sesorprendióasímismapensandoquesialguienquería intentarunasesinatoo tomarGracieMansión[20]oalgúnconsulado,aquelseríaelmejormomentoparahacerlo.
HaummansubióalafurgonetayledijoaSellitto:—Estamosyendopuertaporpuerta,inspeccionandolasconstruccionesalolargo
dePearlStreet.Nadiesabenadasobretrabajosconamiantoninadiehaoídoningunallamadade socorro—Sachs sedispusoa salirperoHaumannse lo impidió—:No,oficial,susórdenessonquedarseaquíconelvehículodelaescenadelcrimen.
Detodasformas,ellasalió.—Sí,señor.¿Exactamente,quiéndijoeso?—EldetectiveRhyme.Acabodehablarconél.Sesuponequeustedhadellamar
alaCentralcuandoestéenelpuestodeoperaciones.Haumman se dio media vuelta sin añadir nada más. Sellitto y Banks se
apresuraronhaciaelpuestodemando.—DetectiveSellitto—lellamóSachs.Élsediolavuelta.—Perdone, detective…, pero el asunto es… ¿quién esmi jefe de guardia? ¿A
quiéntengoqueinformar?—preguntóAmelia.Élrespondióbrevemente:—TienesqueinformaraRhyme.Ellaserió.—Peronopuedoinformarleaél.Sellittolamirósincomprender.—Quierodecirquehayuntemaderesponsabilidadoalgoasí,¿dejurisdicción?
Élesuncivil.Necesitoaalguien,unintermediario,parainformarle.
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Sellittodijoentonomonocorde:—Oficial,escucha,TodosnosotrosestamosinformandoaLincolnRhyme.Nome
importasiescivil,osieseljefe,osieselHombreEnmascarado.¿Loentiendes?—Pero…—Siquieresquejarte,hazloporescritoyhazlomañana.Ysemarchó.Sachslemiróalejarseduranteunmomentoyluegovolvióalasiento
delanterodelafurgoneta,desdedondetelefoneóa laCentralcomunicandoqueellaeraelagente10-84enlaescenadelcrimenyqueesperabainstrucciones.
Serióamargamentecuandounamujerlecontestó:—Diez-cuatro, agente 5885. Esté atenta. El detective Rhyme se pondrá en
contactoenbreve.Corto.DetectiveRhyme.—Diez-cuatro, corto —respondió Sachs y miró hacia la parte de atrás de la
furgoneta,preguntándosesinmuchointerésquéhabríaenlasmaletasnegras.
DoscuarentaP.M.SonóelteléfonoenlacasadeRhyme.LocogióThom.—Esdelcuartelgeneral.—Pásamelo.Elauriculardelteléfonocobróvida.—DetectiveRhyme,talveznomerecuerde,perotrabajéenlaIRDcuandousted
estabaallí.Soycivil, entoncesestabaeneldestacamento telefónico.MinombreesEmmaRollins.
—Porsupuesto,¿cómoestánloschicos,Emma?—Rhymerecordabaaunamujernegra,grandeyalegre,quemanteníaacinconiñoscondosempleos.Recordabasusdedosregordetespulsandolosbotonescon tantafuerzaqueunavez llegóaromperunodeloscontrolestelefónicos.
—JeremyempezaráenelinstitutodentrodeunpardesemanasyDorasigueenelteatro,oporlomenosesopiensaella.Lospequeñosestánbien.
—TehareclutadoLonSellitto,¿no?—No,señor.Meenterédequeustedestabatrabajandoenelcasoyledielbotea
otraparaquevolvieraal911.«Emmavaacogeresetrabajo»,ledije.—¿Quéestáshaciendoparanosotros?—Estamostrabajandoenundirectoriodecompañíasquefabricanpernosyenun
listadodeloslugaresdondesevendenalpormayor.Estoesloquehemosencontradosobre las letras estampadas en el perno, CE: se hicieron especialmente para ConEd[21].
»Ponenesamarcaporquesondedistintotamañodelosquevendenlamayoríade
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losfabricantes,tienenunmilímetrodediferenciaymuchamásroscaquelamayoríade los demás pernos. Son de la compañíaMichigan Tool and Die, de Detroit. Seutilizan en tuberías antiguas sólo en Nueva York; los fabricaron hace sesenta osetentaaños.Lasdiversaspartesdelatuberíasedebenajustardeformaquequedentotalmente selladas.Loquemedijoelhombre,quepor lovisto intentabaponermecolorada,fuequedebíanajustarseaúnmejorqueunanoviaysumozoenlanochedebodas.
—Emma,tequiero.Seguiremosencontacto,¿verdad?—¡Nolodude,señor!—¡Thom!—gritóRhyme—.Esteteléfononovaaservir,necesitohacerllamadas
yomismo.¿Podríamosutilizarelprogramadeactivaciónporvozdelordenador?—Nuncalohascargado.—¿Ah,no?—No.—Bueno,puesmehacefalta.—Vale,peronolotenemos.—Hazalgo.Quieropoderhacerllamadas.—MeparecequehayunmanualdeECUporalgúnsitio—Thomsedirigióauna
caja arrimada a la pared. Encontró una pequeña consola electrónica, conectó unextremoenelteléfonoyelotroenunmandodecontrolquecolocójuntoalamejilladeRhyme.
—¡Estoesdemasiadocomplicado!—Bien,estodoloqueheconseguido.Sihubiéramosconectadoelinfrarrojospor
encimadetuscejascomoyosugerí,podríashaberestadohaciendollamadasalalíneacalientedurantelosúltimosdosaños.
—Demasiadoscables—escupióRhyme.Elcuelloselecontrajorepentinamenteygolpeóelmandodecontrol—.¡Joder!
Derepenteestamínimatarea,pornomencionarsumisión,leparecióimposibleaLincolnRhyme.Estabaexhausto,ledolíaelcuello,lacabezaysobretodolosojos.Losojoslepicabanyesoeratodavíamásdoloroso,sintiólaurgenciadefrotarselospárpadosconeldorsodelamano.Unsencillogestodealivio,algoqueelrestodelagentehacíaadiario.
Thomcambióelmando.Rhymeapelóatodasupacienciaparatranquilizarse.—¿Cómofunciona?—lepreguntóasuayudante.—Aquíestálapantalla,¿lavesenelcontrolador?Simplementemueveelmando
hastaqueestéenunnúmero,esperaunsegundoyestaráprogramado.Luegohazlomismoconelsiguientenúmero.Cuandohayasseñaladolossietenúmeros,aprietaelmandoparamarcar.
—Nofunciona—gruñóRhymetraselprimerintento.
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—Primeropractica.—Notengotiempo.—Pues yo ya he estado respondiendo al teléfono por ti demasiado tiempo—
replicóThom.—De acuerdo —admitió Rhyme bajando la voz, que era su forma de pedir
disculpas—.Practicarémás tarde. ¿PuedesponermeahoraconConEd?, tengoquehablarconalgúnsupervisor.
La cuerda le hacía daño y las esposas también pero el ruido era lo quemás laasustaba.
TammieJeanColfaxsentíaquetodoelsudordesucuerpolecorríaporlacara,porelpecho,porlosbrazos,mientrasluchabaintentandoverpordetráselenganchedelasesposasenelpernooxidado.Teníalasmuñecasentumecidas,peroleparecíaqueseestabasoltandounpocodelacadena.
Separóunmomento,agotada,ymoviónerviosamente losbrazosparaconteneruncalambre.Volvióaescuchar.Pensóqueelsonidolohacíantrabajadoresajustandopernosy ensamblandopiezas amartillazos.El golpeteodemartillos cesó. Imaginóquesimplementeestabanacabandosutrabajoconlatuberíayqueseibanasucasa.
«No se vayan», gritó para sí misma. «No me dejen». Mientras los hombresestuvierantrabajandoallí,estaríasegura.
Huboungolpefinalydespuéssóloelsilencio.«Puedesconseguirlo,chica.¡¡Vamos!!».«Mamá…».T. J. gritó durante varios minutos, pensando en volver con su familia, a
Tennessee. Tenía atascadas las ventanas de la nariz, pero cuando empezó aatragantarseresoplóviolentamenteproduciendounaexplosiónde lágrimasymocosque ladejórespirarnuevamente, loque lahizosentirsemásconfiadayfuerte.Unavezmásempezabaaver.
—Comprendolasprisas,detective,peronosécómopuedoayudarle.Utilizamospernosentodalaciudad,enconduccionesdepetróleo,enconduccionesdegas…
—Deacuerdo—RhymeinterrumpióalasupervisoradelacentraldelacompañíaCon Ed en la calle Catorce con otra pregunta—. ¿Aíslan ustedes los cables conamianto?
Hubouninstantededuda.—Hemossuprimidomásdelnoventaporcientodeesematerial—dijolamujera
ladefensiva—.Elnoventaycincoporciento.Lagentepodíaresultartanirritante.
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—Ya lo he entendido, sólo necesito saber si todavía se usa amianto para losaislamientos.
—No —dijo ella con firmeza—. Bueno, nunca en electricidad, solamente enconduccionesdevapor,loquesuponeelporcentajemenordenuestrosservicios.
¡Vapor!Eraelmenosconocidoyelmásdañinodelosserviciosdelaciudad.ConEdcalentabaelaguaa537.°ylalanzabaatravésdeunareddecientosde
miles de tuberías por debajo de Manhattan. El vapor abrasador estaba tambiénhipercaliente,alrededorde190.°,ysemovíaporlaciudada120kilómetrosporhora.
Rhymerecordóenesemomentounartículodeunperiódico.—¿Notuvieronustedesunaroturaenlaconducciónlasemanapasada?—Sí,señor.Peronofueporunafugadeamianto,esepuntoenconcretoselimpió
haceaños.—Pero ¿hay amianto en alguna de sus tuberías del sistema de conducción del
centrodelaciudad?Lamujervolvióadudar.—Bueno…—¿Dóndefuelarotura?—insistióRhymeconapremio.—EnBroadway.UnamanzanaalnortedeChambers.—¿NosalióunartículoenelTimessobreeseasunto?—Nolosé,quizás.Sí…—¿Yenelartículosemencionabaelamianto?—Sí—admitió ella—, pero solamente se decía que, antiguamente, el amianto
habíasidounproblema.—Latuberíaqueserompió…,¿cruzalacallePearlhaciaelsur?—Bueno…,déjemecomprobarlo.Sí,sílacruza,alaalturadelacalleHannover,
enlapartenorte.SeimaginóaT.J.Colfax,lamujerdededosdelgadosylargasuñas,queestabaa
puntodemorir.—¿Yelvaporvolveráasaliralastres?—Correcto.Enapenasunminuto.—¡Nodebe salir!—gritóRhyme—.Hayalguiendentrode la conducción. ¡No
permitanquesalgaelvapor!Coopermirócondesasosiegoporencimadelmicroscopio.—Bueno,nosé…—murmurólasupervisora.RhymeleladróaThom:—LlamaaLon,dilequelamujerestáenunsótanoentrelascallesHannovery
Pearl,enelladonorte—leinformósobrelodelvapor—.Hazquetambiénvayanlosbomberos, con equipo de protección anticalor—Rhyme gritaba por el auricular—.
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¡Avisaalapatrulladetrabajo!¡Ya!Nopuedendejarquesalgaotravezelvapor,nopueden!—repetíalaspalabrasdistraídamente,maldiciendoasuimaginación,quelemostraba, en una cinta sin fin, la carne de lamujer poniéndose rosa, luego roja yluego deshaciéndose bajo las violentas nubes de la chisporroteante corrienteblanquecina.
Enlafurgonetasonólaradio.FaltabantresminutosparalastressegúnelrelojdeSachs,querespondióalallamada.
—Aquí5885,¿sí?—Olvidalasformalidades.Amelia—dijoRhyme—,notenemostiempo.—Yo…—Creemossaberdóndeestá.EntreHannoveryPearl.Miró por encima de su hombro y vio docenas de oficiales de la Unidad de
ServiciosdeUrgenciacorriendohaciaunviejoedificio.—Quieresqueyo…—Estánbuscándola.Tienesqueestarlistaparairalaescenadelcrimen.—Peropuedoayudaraquí…—No.Loquequieroesquemiresen lapartedeatrásde la furgoneta;hayuna
maletaconunaetiquetaqueponecerodos.Llévalacontigo.Enotramaletapequeñade color negro hay una PoliLight, ya viste una enmi casa,Mel la estaba usando.Cógela también. En la maleta marcada con cero tres encontrarás un casco conauricularesyunmicrófono.AjústalosatuMotorolaydirígetealedificiodondeestánlosoficiales.Llámamealcanaltreintaysietecuandoestéspreparada.Estaréenunalíneafija,perotepondránconmigo.
Canaltreintaysiete.Lafrecuenciaespecialdelaciudad,lalíneaprioritaria.—¿Qué?—preguntóella.Perolaradioapagadanorespondió.Sachsllevabaunalargalinternanegradeluzhalógenaenelcinturón,sequitóel
gruesoinstrumentodedocevoltios,lodejóenlapartetraseradelafurgonetaycogiólaPoliLightylapesadamaleta.Debíapesarveintekilos,justoloquenecesitabansuspobres articulaciones. Se ajustó el asa, apretó los dientes de dolor y se dirigiórápidamentehacialainterseccióndelascalles.
Sellittocorríasinresuellohaciaeledificio.Bankslealcanzó.—¿Looíste?—preguntóeldetectiveveterano.Sachsasintióconlacabeza.—¿Esése?—preguntóella.Sellittoasintióseñalandolaavenida.—Hadebidollevarlaporahí,hayunpuestodeguardiaenelvestíbulo.—Ahora
trotabanporelsombríocallejónadoquinadollenodevapor,conoloraorinaybasura.Losdeterioradosytristesvertederosestabancerca.
—Ahí—gritóSellitto—.Esaspuertas.
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Los policías se desparramaron a la carrera. Tres de las cuatro puertas estabanherméticamente cerradas por dentro. La cuarta puerta había sido forzada y ahoraaparecíacerradaconunacadenayuncandadonuevos.
—¡Aquíes!—Sellittollegóvacilantealapuerta.Probablementepensabaenlashuellas dactilares. Asió el picaporte y empujó. La puerta se abrió algunoscentímetros, pero la cadena estaba muy tirante. Envió a tres policías a la partedelantera para que entraran al sótano desde dentro. Un policía cogió un adoquínsuelto de la calzada y empezó a golpear con él el manubrio de la puerta. Mediadocenadegolpes,unadocenadegolpes.Diounrespingocuandosegolpeólamano;lasangrebrotódeunodesusdedosdesgarrados.
Llegó un bombero con una Halligan, una combinación de pico y palanqueta.Introdujounextremopor lacadenayrompióelcandado.SellittomiróaSachsconexpectación.Ellamiróhaciaatrás.
—¡Venga,vamos,oficial!—gruñóSellitto.—¿Qué?—¿Notelodijo?—¿Quién?—Rhyme.Mierda,sehabíaolvidadodeconectarelauricular.Loenchufóyescuchó:—Amelia,¿dónde…?—Estoyaquí.—¿Estáseneledificio?—Sí.—Entra.Yasoltaronelvaporperonosésialahoraexacta.Llévateunmédicoy
un policía. Ve a la sala de calderas. Al fondo probablemente verás a la señoritaColfax.Avanzahaciaella,peronodirectamente,noenlínearectadesdelapuerta,noquiero que estropees ninguna huella de pisadas que el criminal haya podido dejar.¿Comprendido?
—Sí—asintióconlacabezaporpuraempatía,sindarsecuentadequeélnopodíaverla. Sachs hizo un gesto almédico y al policía que iban detrás de ella y avanzóhaciaeloscurocorredor,llenodesombras,dondeseoíaelruidodelamaquinariayelgoteodelagua.
—Amelia—dijoRhyme.—Sí…—Antesestuvimoshablandodeunaemboscada.Peroporloquesédeélahora,
nocreoqueseaelcaso;élyanoestáahí,Amelia,seríailógico.Detodasformastenlibrelamanoparadisparar.
Ilógico.—O.K.
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—¡Ahora,vamos!Deprisa.
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Unacavernasombría;caliente,negra,húmeda.Los tres se movían rápidamente bajando por el sucio zaguán hacia la única
entradaqueSachsveía.Uncartelanunciaba«SALADECALDERAS».Ellaestabadetrás del oficial de la Unidad de Servicios de Urgencia, que llevaba un traje-armaduracompletoyuncasco.Elmédicoibadetrás.
Letemblabanlosnudillosyelhombroporelpesodelamaleta;casise lecayócuando se la cambió a la mano izquierda; nerviosa, se volvió a ajustar el asa.Siguieronhacia lapuerta,yal llegaranteellaeloficial empujóymovió supistolaapuntando al cuarto débilmente iluminado.El cañón llevaba acoplada una linterna,que arrojaba un rayo de pálida luz entre los restos de vapor. Sachs olisqueó lahumedad,elmoho…yotroolor,asqueroso.
Click.—¿Amelia?—elsúbitoestallidodeelectricidadestáticaqueenvolvía lavozde
Rhymelaasustóbrutalmente—.¿Dóndeestás,Amelia?Conunmovimientorápidodelamanobajóelvolumen.—Dentro—musitó.—¿Estáviva?Sachs giró sobre sus talones mirando alrededor. Entornó los ojos, insegura al
principiodequéeraloqueveía,peroenseguidacomprendió.—No—respondióenunsusurro…ysintiónáuseas.Elrepugnanteoloracarnecocidaimpregnabalaatmósferaentornoaella.Pero
eso no era lo peor. Ni siquiera fue lo peor la visión de la piel de la mujer, rojobrillante, casinaranja,despellejadaenenormesescamas, con la cara totalmente sinpiel.No,lopeor,loterroríficoeraelánguloqueformabaelcuerpodeT.J.Colfax,elimposible retorcimiento de sus miembros y del torso al intentar retirarse de lacorrientedevapor.
Élesperabaquelavíctimaestuvieramuerta…porsubien.
—¿Estáviva?—repitióRhyme.—No—musitóSachs—.Noacabodeverbien…,perono.—¿Resultaseguroesesitio?Sachsmiróaloficial,queescuchabalaretransmisiónyqueasintió.—Escenasegura.Rhymeledijo:—Entonces quiero que salga el oficial y que tú y elmédico inspeccionéis a la
víctima.
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Sachs aguantó el olor y se obligó a contener las arcadas. El médico y ellaavanzaron en oblicuo hacia la tubería. Él se inclinó y tocó el cuello de la mujer,girándolelacabeza.
—¿Amelia?—preguntóRhyme.Susegundocuerpodurantelaguardia;dosenundía.Elmédicodijo:—DCDS[22].Sachsasintióconlacabezaydijoporelmicrófono:—Tenemosunadefunciónconfirmadaenlaescena.—¿Escaldadahastamorir?—quisosaberRhyme.—Esoparece.—¿Atadaalapared?—A una tubería, esposada con las manos detrás. Los pies atados con la ropa,
amordazada.Élabriólatuberíadevapor.Ellaestabaasólomediometro.Diosmío…Rhymecontinuó:—Queelmédicosalgapordondehabéisvenido,quevayahastalapuerta.Mira
dóndepusisteislospies.Así lo hizomirando al cadáver. ¿Cómo podía estar tan roja la piel? Parecía el
caparazóndeuncangrejohervido.—Bueno,Amelia,ahoravasatrabajarlaescena.Abrelamaleta.Ellanodijonada,seguíamirando.—Amelia,¿estásenlapuerta?Amelia.—¿Qué?—gritóella.—¿Estásenlapuerta?Lavozdeélsonabafastidiosamentetranquila.Tandiferentedelavozdelhombre
sarcástico y exigente que recordaba de la casa. Tranquila… y algomás…, que nosabíabien.
—Sí,estoyenlapuerta.¿Sabes?,estoesunalocura…—Completamente de acuerdo —coincidió Rhyme, casi alegremente—, ¿has
abiertolamaleta?Levantó la tapa y miró dentro. Tenazas y fórceps, un espejo curvo en un asa,
bolasdealgodón,cuentagotas,tijerasdentadas,pipetas,espátulas,escalpelos…¿Quéeratodoaquello?…unaspirador,estopilla,sobres,pantallasgiratorias,brochas, tijeras,bolsasde
plásticoydepapel,botesmetálicos,botellas,ácidonítricoal5porciento,ninhidrina,silicona,yodo,suministrosparatomarhuellasenrelieveporfricción.
Imposible.Dirigiéndosealmicrófono,dijo:—Quizá no me creas, detective, pero realmente no sé nada sobre escenas del
crimen.
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Losojosseposaroneneldestrozadocuerpodelamujer.Elaguagoteabaporsudespellejada nariz. Por las mejillas asomaba un poco de hueso blanco. Su caraesbozabaunrictusdeangustia.Igualquelavíctimadeporlamañana.
—Tecreo,Amelia—dijoélcon indiferencia—.Ybien,¿hasabierto lamaleta?Parecía tranquilo y su voz sonaba… ¿cómo? Sí, ese era el tono: seductor. Sonabacomounamante.
«Le odio», pensó ella. Estaba mal odiar a un tullido, pero ella le odiabaenormemente.
—¿Estásenelsótano,noesasí?—Sí,señor.—Escucha, será mejor que me llames Lincoln. Cuando todo esto termine,
seremosíntimos.Loqueibaallevarlessesentaminutosmáximo.—Encontrarásunasgomaselásticasenlamaleta,sinomeequivoco.—Yaveoalguna.—Póntelas alrededor de los zapatos, en el centro del pie. Si hubiera alguna
confusiónconlashuellasdepisadassabríascuálessonlastuyas.—Vale,yalohehecho.—Cogealgunasbolsasysobresparalaspruebas.Méteteunadocenadecadaenel
bolsillo.¿Sabesusarpabiloschinos?—¿Quéhasdicho?—Tú vives en esta ciudad, ¿no? ¿Nunca has ido a Mott Street[23]? ¿No has
comidopolloaloGeneralTsao,ofideosconpastadesésamo?Ledioascohablardecomida,evitómiraralamujerquecolgabafrenteaella.—Sí,séusarlospabilos—respondiófríamente.—Mira en lamaleta, no estoy seguro de que los encuentres, pero ponían unos
cuandoyomeencargabadesupervisarlasescenasdelcrimen.—Nolosveo.—Bueno,encontraráslápices,métetelosenelbolsillo.Ahoravasaandaratravés
deunatramacuadriculada,tienesquecalibrarcadacentímetro.¿Estáslista?—Sí.—Primero,dimeloqueves.—Una habitación grande. Quizá de siete por diez. Llena de tuberías oxidadas.
Suelodecementoagrietado,paredesdeladrillo.Moho.—¿Haycajas?¿Algoenelsuelo?—No,nohaynada, salvo las tuberías, los bidonesdegasolina, la caldera.Hay
arena…,lasconchas,unmontónasomandoporunahendiduradelapared.Ytambiénhayunacosagris.
—¿Cosa?—lainterrumpióélbruscamente—.Noreconozcoesapalabra.¿Quées
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«cosa»?Lasacudióunaccesoderabia,perosecalmóydijo:—Eselamianto,peronoderellenocomoestamañana,estáenhojasmediorotas.—Bueno, ahora el primer barrido. Estás buscando huellas y cualquier posible
pistaqueélhayadejado.—¿Creesquehabrádejadomás?—¡Apostaríaaquesí!—dijoRhyme—.PontelasgafasyenciendelaPoliLight.
Ve despacio, cuadricula la habitación, cada centímetro. Empieza ya. ¿Sabes cómomoverteporunacuadrícula?
—Sí.—Dimecómo.Ellasintióunaccesoderabia.—Nohacefaltaquemeexaminen.—¡Venga,dameelgusto!,¿cómo?—Haciaatrásyhaciadelanteenunadirecciónyluegohaciaatrásyhaciadelante
enladirecciónperpendicular.—Pasoapaso,nomásdeunpasoencadamovimiento.Ellanosabíaeso,perodijo:—Ya,yalosé.—¡Adelante!La linterna PoliLight se encendió con un brillo fantasmagórico, casi de
ultratumba.AmeliasabíaquehabíaalgollamadoALS[24]que tornabafluorescenteslashuellasdactilares,elsemen, lasangrey laspisadas.Labrillante luzcolorverdebilishacíasombrasquebailabanysaltaban,creandoformasquesemejabanfantasmasenlaoscuridad.
—¿Amelia?—lavozdeRhymesonóaguda.Ellapegóunbotedenuevo.—Sí,¿qué?—¿Vesalgunahuelladepisadas?Ellasiguiómirandoalsuelo.—Yo…,no,noveo;…veorayasenelpolvo…,oalgoasí—lediorabiausaruna
expresión tan imprecisa, peroRhyme, al revés que Peretti por lamañana, no hizocaso;selimitóadecir:
—Entoncesesquebarriódespuésde…Ellasequedósorprendida.—¡Claro,esoes!Marcasdeescoba.¿Cómolohassabido?Rhyme se rió, su risa le llegó aSachs comoun ruidodiscordante enmedio de
aquellatumbamaloliente.—Sihasidolobastantelistoestamañanacomoparacubrirsushuellas,notendría
porquécambiarahora.Estetíolohacebien,realmentebien,peronosotrostambiénlo
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hacemosbien.Sigamos.Sachsseechóhaciadelante,leardíanlasarticulaciones,yempezólaexploración.
Recorriócadacentímetrocuadradodelpiso.—Nohaynada,absolutamentenada.Élcaptóeltonoresueltodesuvoz.—Sólo acabas de empezar, Amelia. Las escenas del crimen tienen tres
dimensiones, recuérdalo. Lo que dices es que no hay nada en el suelo, pero ahoraexplora las paredes; empieza en el punto más lejano de la corriente de vapor einvestigacentímetroacentímetro.
Sachsdiolavueltalentamentealrededordelahorriblemarionetaqueyacíaenelcentrodelahabitación.Pensóenelmayo,unjuegodesuinfanciaquejugabanenlacalle,enBrooklyn,enalgunasfiestas,mientrassupadre,orgulloso,filmabapelículascaseras.Pasólavistaalrededormuydespacio.Setratabadeunahabitaciónvacíay,sinembargo,habíacientosdesitiosparaexplorar.
Aquelloeradesesperante…,imposible.Peronoloera.Sobreunarepisa,aunosdosmetrosdelsuelo,encontróunaserie
depistas.Soltóunalevecarcajada.—Heencontradoalgoaquí.—¿Enunconjunto?—Sí.Unagranastillademaderaoscura.—Palilloschinos.—¿Qué?—preguntóella.—Loslápices,úsalosparacogerla.¿Estáhúmeda?—Aquítodoestáhúmedo.—Claro,porelvapor.Ponlaastillaenunabolsadepapel,elplásticoconservala
humedad, y con este calor las bacterias destruirían las pistas. ¿Qué más hay?—preguntóconimpaciencia.
—Son,nosé…,pelos,meparece.Cabellocorto,unmontoncito.—Sueltoopegadoalcuerocabelludo.—Suelto.—En lamaleta hay un rollo de cinta adhesiva de cinco centímetros de ancho,
úsalapararecogerlospelos.Sachscogiólamayoríadeloscabellosylosmetióenunsobredepapel.Luego
estudiólarepisaenlazonaalrededordelospelos.—Veomanchas,parecendeherrumbreode sangre.—Se leocurrió iluminar la
manchaconlaPoliLight—.Sonmanchasfluorescentes.—¿Sabeshaceruntestparaconfirmarsiessangre?—No.—Entoncessupongamosqueessangre.¿Podríaserdelavíctima?
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—Noloparece;estádemasiadolejosynohayreguerodesdeelcuerpo.—¿Lasangreconduceaalgúnsitio?—Parecequesi…,aunladrillodelapared,queestásuelto;nohayhuellasenél.
Voyaapartarlo.¡Oh,Diosmío!Sachsdioungritosofocadoy retrocediódegolpemásomenosunmetrohasta
casicaerse.—¿Qué?—preguntóRhyme.Amelia sevolvióaecharhaciadelantey sequedómirandosindarcréditoa lo
queveía.—Amelia,cuéntamelo.—Esunhueso,unhuesoensangrentado.—¿Humano?—Nosé—respondióella—.¿Cómopuedosaberlo?…Nolosé.—¿Estáfresco?—Eso parece. Mide aproximadamente cinco centímetros de largo y cinco de
diámetro.Tienecarneysangre.Lohanserrado.¡Diosmío!¡¿Québestiahapodidohacerlo?!
—Noteasustes.—¿Quizáselohasacadoaotravíctima?—Entoncesmejorencontramosaesemalditopronto,Amelia.Meteelhuesoen
unabolsadeplástico.Despuésdequeellahubocogidoelhueso,Rhymepreguntó.—¿Algunaotrapista?—parecíapreocupado.—No.—¿Eso es todo? Pelos, un hueso y una astilla de madera. ¡No nos lo está
poniendofácileltío!—¿Debollevarlosatu…oficina?Rhymeseestabariendo.—Aesecondenado legustaríaque lodejásemosen tablas,perono, todavíano.
Encontraremosalgomásacercadelsospechoson°823.—Peroaquínohaynada.—¡Oh, sí, sí hay, Amelia! Está su dirección y su número de teléfono y su
descripciónysusesperanzasyaspiraciones.Todoesolotienesalrededor.Ellasesintiófuriosaanteesetonoprofesoral,peronodijonada.—¿Llevaslalinterna?—Hecogidolahalógenademiequipo.—No—refunfuñó él—.El haz es demasiado estrecho, necesitas uno ancho: es
mejorladedocevoltios.—Bueno, pero ésa no la he cogido —respondió bruscamente—. ¿Regreso a
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buscarla?—Nohaytiempo.Inspeccionalastuberías.Lasexaminódurantediezminutos,dirigiendoelhazaltechoeiluminandoconla
potentelinternasitiosqueprobablementenohabíanvistolaluzdesdehacíacincuentaaños.
—No,noveonada.—Vuelvealapuerta.Deprisa.Elladudó,perovolvióalapuerta.—Vale,yaestoyaquí.—Ahora,cierralosojos.¿Quéhueles?—¿Oler?¿Hasdichooler?—¿Sehabríavueltoloco?—Siemprehayqueolerelairedelaescenadelcrimen,esopuededecirtecientos
decosas.Ellamantuvolosojosabiertosyrespiró.—Bien,noséaquéhuele—dijo.—Ésanoesunarespuestaaceptable.Ella espiró exasperada, esperando que su disgusto fuera perceptible por el
teléfono,altoyclaro.Apretólospárpados,inhaló,volvióasentirnáuseas.Moho,oloracerrado.Elolordelaguacaliente…,delvapor.
—Nosabesdedóndeprocede,simplementedescríbelo.—Aguacaliente.Elperfumedelamujer.—¿Estásseguradequeesdeella?—Bueno,no…—¿Túllevasperfume?—No.—¿Quizásseaafter-shave?,¿eldelmédico?,¿odeloficial?—Nolocreo.—Descríbelo.—Seco,comoaginebra.—Hazunasuposición,after-shavedehombreoperfumedemujer.¿QuésehabríapuestoNick?Arridextraseco.—Nosé—dijoella—.Dehombre,creo.—Avanzahastaelcadáver.Ellamirólatuberíaydespuésalsuelo.—Yo…—Hazlo—laconminóLincolnRhyme.Ellaavanzó.Lapieldespellejadaestabanegrayroja,comogolpeadaconunavara
deabedul.—Huéleleelcuello.
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—Lotienetodo…,quierodecir,quenolequedamuchapiel.—Losiento,Amelia,perotienesquehacerlo.Tenemosqueversiessuperfume.Lohizo,aspiró,sintiónáuseas,casivomitó.«Voy a vomitar», pensó. «Igual que nos pasó aNick y amí aquella noche en
Pancho's,conaquellosmalditosdaikirishelados».Dospolisbiencurtidosbebiendoagrandestragosaquellasbebidasdemariquitasconpecesespadadeplásticocolorazulflotandodentro.
—¿Hueleselperfume?Unaoleadamásfuerte…lasnáuseasotravez.No. ¡No!Cerró losojos, seconcentróeneldolorde susarticulaciones.Laque
másledolía,larodilla.Y,milagrosamente,selepasaronlasarcadas.—Noessuperfume.—Bien,entoncesesquequizásanuestropresumidomuchacholegustaponerse
muchoafter-shave.Talvezpodríaserun indicadordesuclasesocial.Opuedequehayaquerido tapar supropioolor…, ajo, puros, pescado,whisky.Veremos.Ahora,Amelia,escuchaatentamente…
—¿Qué?—Quieroqueseasél.¡Oh!,¡Psicomierda!Justoloquenecesitaba.—Realmentenocreoquetengamostiempoparaeso…—Nunca hay tiempo suficiente para trabajar a fondo la escena del crimen—
siguióRhymeimplacable—.Perononosdetendremosporeso,simplementeméteteensucabeza.Hasestadopensandoanuestromodo,ahoraquieroquepiensescomoloharíaél.
—Bien,¿ycómohagoeso?—Usatuimaginación,paraesoteladioDios.Ahoratúeresél,hascogidoala
mujer, la hasmaniatado y amordazado, la llevas a esa habitación. La esposas a latubería,tededicasaasustarla,disfrutashaciéndolo.
—¿Cómosabesqueéldisfrutaconesto?—Túestásdisfrutando,noél.¿Quecómolosé?Porquenadiesemeteentantos
jaleosparahaceralgoconloquenodisfruta.Ahorayaconocesellugar,yahasestadoantesahí.
—¿Porquépiensaseso?—Tuviste que haberlo inspeccionado anteriormente para encontrar un lugar
desiertoconunatuberíadealimentacióndelsistemadevapor.Yconseguirlaspistasquedejóenlasvíasdeltren.
Sachs estaba hipnotizada por el tono de aquella voz; llegó a olvidarsecompletamentedequeteníaelcuerpodestrozado.¡Ah!,deacuerdo.
—Quitaslatapaderadelatuberíadevapor.¿Enquéestáspensando?
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—Nolosé.Enquequieroacabarcuantoantes,salirdeunavez.Pero las palabras salieron con dificultad de su boca antes de que pensara:
incorrecto.DeformaquenosesorprendiócuandooyóchasquearlalenguadeRhymeenlosauriculares.
—¿Realmente?—preguntóél.—No,quieroprolongarlo.—¡Sí!Creoqueesoesexactamenteloquequieres.Estáspensandoquéesloque
leharáelvapor.¿Quémássientes?—Yo…En su mente nació un vago pensamiento. Vio a la mujer chillando, llorando,
pidiendo ayuda. También vio otra cosa… a alguien más. A él, pensó, el SujetoDesconocido 823. Pero ¿qué pasaba con él? Ella estaba a punto de comprenderlo.¿Qué…qué?Perosúbitamenteelpensamientosedesvaneció,sefue.
—Nosé—musitó.—¿Sientes urgencia de alguna cosa?, ¿o estás satisfecha con lo que estás
haciendo?—Siento prisa. Tengo que irme. Los polis estarán aquí en cualquiermomento.
Perotodavía…—¿Qué?—¡Chiiiiist!—ordenóella.Yvolvióarepasarlahabitacióndenuevo,buscando
loquelasemilladeesepensamientohabíadejadoensumente.Lahabitaciónflotabaenunanocheoscurayestrellada.Remolinosdeoscuridady
lejanaslucesamarillentas.¡Diosmío!Nomedejesdesmayarme.Quizásél…¡Ahí!,esoera.LosojosdeSachsseguíanlatuberíadevapor.Estabaviendootra
boca de entrada en un sombrío rincónde la habitación.Habría sido un sitiomejorpara esconder a la chica, no se veía desde la entrada si se andaba deprisa, y lasegundabocasóloteníacuatropernos,noochocomolaqueélhabíaescogido.
¿Porquénoesatubería?Entoncesentendió.—Élnoquiere…,yonoquieroirmetodavíaporquequieroecharleunvistazoala
mujer.—¿Porquépiensaseso?—preguntóRhyme,lasmismaspalabrasdeelladeunos
momentosantes.—Hayotratuberíaalaquepodríahaberencadenadoalachica,peroescogílaque
estámásaldescubierto.—¿Asípodríasveralachica?—Creoquesí.—¿Porqué?
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—Quizá para asegurarme de que ella no puede irse.Quizá para asegurarme dequelamordazaestáajustada…,nosé.
—Bien,Amelia.Pero¿quésignificaeso?¿Enquénosresultaútilesedetalle?Sachs buscó alrededor de la habitación el sitio desde el que tuviese la mejor
visióndelachicasinservista;resultóserunlugarsombríoentredosgrandesbidonesdegasoil.
—¡Sí! —dijo con entusiasmo, mirando al suelo—. Él estuvo aquí —exclamóolvidandoeljuegoderol—.Estábarrido.
RepasólazonaalaluzdelresplandorbiliosodelaPoliLight,suvaritamágica.—Ningunahuella depisadas—dijodecepcionada.Pero cuando iba a apagar la
lámpara unamancha brilló en uno de los bidones—.He encontrado una huella—anunció.
—¿Unahuella?—Se tienemejor visiónde la chica si te echashacia delante apoyándote enun
bidón.Es loqueélhizo,estoysegura.Sóloquees raro,Lincoln;es…deforme,sumano…—seestremeciómirandolahuelladelamonstruosaextremidad.
—EnlamaletahayunaerosolconlaetiquetaDFO.Esunatinturafluorescente.Rocíaloenlahuella,enciendelaPoliLightyhazunafotoconlaPolaroid.
CuandoSachshuboacabado,Rhymelepidió:—Ahorapasaelaspiradorporelsueloentrelosbidones.Sitenemossuertesele
habrácaídoalgúncabellooalgúntrozodeuñamordida.«Mis malas costumbres», pensó Sachs. Eran algunas de las cosas que habían
terminadopor arruinar su carrera demodelo,morderse las uñas, rascarse las cejas.Habíaintentadoevitarlounayotravez,peroacabódesistiendo,desalentada,perplejaporqueunapequeñacostumbrepudieracambiarladireccióndesuvidadeformatanllamativa.
—Meteenunabolsaelfiltrodelaspirador.—¿Unabolsadepapel?—Sí,depapel.Ahoraelcuerpo,Amelia.—¿Qué?—Tienesqueinspeccionarelcuerpo.Lepalpitóelcorazón.Algunaotrapersona,porfavor,alguienquelohicieraensu
lugar.—Nohastaqueestéacabadoelexamenmédico—protestócortante—.Esaesla
regla.—Hoynohayreglas,Amelia.Loestamoshaciendoanuestromodo.Elexamen
médicovendrádespuésdenosotros.Sachsseacercóalamujer.—¿Conoceselprocedimiento?
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—Sí—dio unos pasos hacia el cuerpo destrozado y se quedó parada con lasmanosaunoscentímetrosdelapieldelavíctima.
«Nopuedohacerlo».Seestremeció.Seanimóasímismaaseguir,peronopudo,losmúsculosnolerespondían.
—¿Sachs?¿Estásahí?«Nopuedohacereso…Estansencillocomoeso.Imposible.Nopuedo».—¿Sachs?Yentoncesmiróensuinterioryvioasupadre,deuniforme,encorvadobajoel
calor,porlaaceradelacalleCuarentaydosOeste,pasandoelbrazoporencimadeunborrachosarnosoparaayudarlea llegaracasa.LuegoviocómosereíasuNickbebiendocervezaenunatabernadelBronxconunsecuestradorquelemataríaenunsegundosisupieraqueel joveneraunpolicíasecreto.Losdoshombresdesuvidahaciendoloqueteníanquehacer.
—¿Amelia?Ambas imágenes bailaban en su cabeza sin que pudiera entender por qué la
tranquilizaban.—Aquí estoy—le contestó aLincolnRhyme, y sepuso a su tarea tal como le
habían ordenado. Tomó muestras de las uñas, del pelo de la cabeza y del pubis,mientrasleibadiciendoaRhymeloquehacíaycómolohacía.
Haciendocasoomisodelasapagadascuencasdelosojos.Haciendocasoomisodelacarnecarmesí.Intentandoignorarelolor.—Cogemuestras de la ropa—dijoRhyme—.Corta de todo. Pon una hoja de
papeldeperiódicoparaevitarquesepierdanrestosquesepuedancaer.—¿Debomirarenlosbolsillos?—No,loharemosaquí.Envuélvelosenelpapel.Sachs cortó la blusa y la falda, las medias. Buscó lo que pensó que era el
sujetador, que le colgaba del pecho. Resultaba curiosa la forma en que sedesintegrabaentresusdedos.Depronto,sediocuentadeloqueeraydioungrito:noeraropa,eracarne.
—¿Amelia?¿Estásbien?—¡Sí!—musitó—.Estoybien.—Describelasligaduras.—Cinta para tuberías como mordaza, de cinco centímetros de ancho; esposas
estándarenlasmanos,tirasderopaenlospies.—Pásale la PoliLight por el cuerpo. Él podría haberla tocado con las manos
desnudas.Buscahuellas.Asílohizo.—Nada.
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—Vale.Ahoracortalastirasderopa,peronoporlosnudos.Mételasenbolsasdeplástico.
Sachslohizo.AcontinuaciónRhymedijo:—Necesitamoslasesposas.—Vale.Tengounallavedeesposas.—No,Amelia,nolasabras.—¿Qué?—Elmecanismodecierredelasesposasesunadelasmejoresformasdeobtener
huellasdelcriminal.—Vale,pero¿cómovoyaquitárselassinusarunallave?—serióella.—Hayunanavaja-sierraenlamaleta.—¿Quieresquecortelasesposas?Hubounapausa.Rhymedijo:—No,lasesposasno,Amelia.—Bien,entoncesquéesloquequieresque…,¡Oh,no,nopuedeserquehables
enserio!¿Lasmanos?—Tienesquehacerlo—RhymeestabairritadoporlaresistenciadeSachs.Puede que Sellitto y Polling estuvieran en la cuerda floja. Quizá sus carreras
estabanenpeligro,peroellanopensabaayudarlesasalvarelculo,ellanoteníanadaqueperderynoestabadispuestaapasarportodo.
—Olvídalo.—Amelia,simplementeesotraformaderecogerpistas.¿Porquésonabatanrazonable?Ellapensódesesperadamenteenunaexcusa:«Se
llenarándesangresicorto…».—Sucorazónyanobombea.Además—añadió,comosifuerauncheftelevisivo
—,lasangresehabrásolidificado.Sintiólamásterribleoleadadenáuseas.—Vamos,Amelia.Vealamaleta.Cogelasierra.Estáenlatapa…Porfavor—
añadiófríamente.—¿Paraquémehashechoquelerascarabajolasuñas?¡Habríabastadoconque
tellevasesusmanos!—Amelia, necesitamos las esposas. Tenemos que abrirlas aquí y no podemos
esperaralexamenmédico.Hayquehacerlo.Anduvohacialapuerta.Soltólascorreas,cogiódelamaletalasierradeterrible
aspecto.Miróalamujer,congeladaensutorturadaposeenelcentrodelaasquerosahabitación.
—¿Amelia?¿Amelia?Fuera,elcielotodavíaestabaenturbiadoporundensoaireamarilloylosedificios
cercanoscubiertosporhollíncomodehuesoscalcinados.PeroSachsnuncasehabía
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sentidotancontentacomoahoradeestaralairelibreenlaciudad.Llevabalamaletaen unamano y la navaja-sierra en la otra; los auriculares colgabanmuertos de sucuello. Sachs hizo caso omiso de la multitud de policías y espectadores que lamirabanmientrasavanzabaenlínearectahacialafurgoneta.
AlpasarjuntoaSellittolepusoenlasmanoslasierraysinapenasdetenerseleespetó:
—Siquierequesehagaesaburrada,dilequepuedevenirandandohastaaquíyhacerlaélmismo.
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2:ELPRINCIPIODELOCARD
Enlavidarealsólodisponesdeuntiroenlaescenadelcrimen.
VERNONJ.GERBERTH.LugartenienteenJefe(retirado).
DepartamentodePolicíadeNuevaYork.
Sábado,4.00P.M.,asábado,10.15P.M.
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9
—Yotengounpuestoaquí,señor.Elhombrequeestabaalotro ladode lamesaparecía ajustarse a la imagendel
típico jefe de policía —el que, por otra parte, era su rango— de una serie detelevisión:cabelloblanco,unamandíbulabienmarcada,gafasdemonturadorada.
—¿Ycuáleselproblema,oficial?El jefe de Departamento Randolph C. Eckert le lanzó una mirada que Sachs
reconocióinmediatamente:suconceptodeigualdadconsistíaenmirarconlamismaseveridadalosoficialesmujeresquealosoficialeshombres.
—Tengounareclamaciónquehacer,señor—dijoellacondificultad—.¿Haoídohablardelcasodelsecuestrodeltaxi?
Élasintióconlacabeza.—Sí,esequehaconvertidolaciudadenunauténticocaos.Aella,encambio,leparecíamásbienqueaquelefectosecundarioerapocomás
complicado que un juego de niños, pero no se atrevería nunca a corregir a unsubdirectordepolicía.
—Esa maldita conferencia de la ONU—continuó él—, con el mundo enteropendientedenosotros.Esinjusto.LagentenohabladecrímenesenWashingtonoenDetroit,bueno,puedequeenDetroitsí,digamosenChicago.Nunca,no,esenNuevaYorkdonde lagenteda losgolpes,aunqueenVirginia,enRichmond,hayan tenidomásasesinospercápitaquenosotroselañopasado.Estoyharto.Antesmeatreveríaapasear desarmado por medio de Harlem, que a dar una vuelta en coche con lasventanillascerradasporSouthCity,enWashington.
—Sí,señor.—Creoqueencontraronmuertaaesachica;salióentodoslosnoticiarios…Esos
malditosperiodistas.—Sí,ocurrióenelsur,hacepoco.—Esunapena.—Sí,señor.—¿Lamataronsinmás?¿Nohubopeticiónderescateninada?—Noparecequehayanpedidorescate.—¿Cuálessureclamación?—Esta mañana estuve de primer oficial en un homicidio relacionado con ese
caso.—¿Esustedpatrullera?—preguntóEckert.—Erapatrullera. Se suponequeme iban a trasladar aAsuntosPúblicos hoy al
mediodía. Para una sesión de preparación—levantó lasmanos, llenas de tiritas decolorcarne,y lasdejócaersobresuregazo—.Peromeliaronymeembarcaronen
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otroasunto.—¿Quién?—EldetectiveLonSellitto,señor.YelcapitánHaumannyLincolnRhyme.—¿Rhyme?—Sí,señor.—¿NoeraéseelencargadodelaIRDhaceunoscuantosaños?—Sí,señor.Elmismo.—Creíqueestabamuerto.«Losegosasínuncamueren».—Puesestábastantevivo,señor.EljefedeDepartamentosequedómirandoporlaventana.—Yanoestáenelcuerpo.¿Quéhaceimplicadoenestecaso?—Es una especie de asesor, creo. El caso es de Lon Sellitto y lo supervisa el
capitánPolling.Yoheestadoesperandoestetrasladoochomeses,peroellosmehanobligado a ocuparme de la escena del crimen, cuando yo nunca había trabajadoescenasdelcrimen.Notienesentido,yfrancamentelamentohabersidoasignadaaunpuestoparaelquenoestoyentrenada.
—¿Escenadelcrimen?—Rhymemeordenóocuparmedelaescena,yosola.Eckertnolocomprendía,noentendiólaspalabras.—¿Porquéuncivilestáordenandoaoficialesuniformadosquehaganalgo?—Es lo que yo digo, señor—Sachs lanzó el anzuelo—. Quiero decir que yo
podría ayudar hasta cierto punto, pero no estoy preparada para descuartizarvíctimas…
—¿Cómo?Ellapestañeócomosisesorprendieradequeélnolahubieseoído.Leexplicóel
asuntodelasesposas.—¡Oh,Diosmío!Pero¿quéesloqueestápensandoesagente?¿Acasonosaben
quetodoelpaísestápendientedenosotros?ElsecuestrohasalidoenlaCNNtodoeldía.¿Cortarlelasmanos?Dígame,¿esustedhijadeHermanSachs?
—Sí.—Unbuenoficial,unexcelenteoficial.Yoledialgunasrecomendaciones.Élera
loquecualquieroficialdeguardiadeberíaser.EstabaenMidtownSouth,¿no?—Sí,enHell'sKitchen,dondeyohacíalaronda.«Miantiguaronda».—Herman Sachs probablemente previno más crímenes que los que toda la
divisióndedetectivesjuntalogróresolverenunaño.Simplementesabíacontrolarlascosas.
—Sí,asíeramipadre.
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—¿Lasmanosdelachica?—bufóEckert—.Sufamilianosdemandarátanprontocomo se enteren. Nos ponen demandas por todo. Un violador nos ha demandadoporque recibióun tiro enunapierna cuando atacó conun cuchillo a unoficial.Suabogadotienelateoríadeloquedenomina«lamuertecomoúltimaalternativa».Enlugar de dispararles se supone que deberíamos apaciguarles…, o pedirleseducadamentequenohagan esas cosas, no sé.Mejor lesdoyun toque al jefey alalcaldesobreesteasunto.Tengoquehaceralgunasllamadas,oficial—dijo,mirandoalrelojdepared.Eranpocomásdelascuatro—.¿Hacumplidosuhorarioporhoy?
—TengoquepasarleuninformeaLincolnRhyme,asucasa;esdondeestamostrabajando—se acordó de la sierra—.Realmente es su dormitorio. Ese es nuestropuestodeoperaciones.
—¿Eldormitoriodeuncivilessupuestodeoperaciones?—Agradecerécualquier cosaquepuedaustedhacer, señor.Heesperadomucho
tiempoesetraslado.—¡Cortarlelasmanos,Diosmío!Sepusoenpie,avanzóhacialapuerta,ysalióalpasillodeloqueprontoseríasu
nuevodestino.Elsentimientodealiviotardósólounpoquitomásenllegardeloqueellahabíaesperado.
Estabadepie frentealgruesocristalde laventana,viendouna jauríadeperrossalvajesmerodearporunsolaralotroladodelacalle.
Estaba en la primera planta de mi viejo edificio revestido de mármol decomienzos del siglo XIX, rodeado por solares vacíos y casas de pisos, algunosabandonados, otros ocupados por inquilinos, aunque la mayoría por okupas. Enconcreto,aquellaantiguacasahabíaestadovacíaduranteaños.
El coleccionista de huesos cogió un trozo de papel de lija y siguió frotando.Observósuobrayvolvióamirarporlaventana.
Movía lasmanos conmovimientos circulares y precisos.El suave ruidito de lalijasusurrando…,shhhh,shhhh…,comounamadrearrullandoasuhijo.
Hacíaunadécada,enotrosdías llenosdepromesasparaNuevaYork,unartistaloco se habíamudado a ese húmedo e insano local de dos plantas, llenándolo conantigüedades rotas y oxidadas. Rejas de hierro forjado, trozos de molduras,fragmentos de vidrieras, columnas costrosas. Algunas obras del artista seguíanestando en las paredes. Frescos sobre el viejo yeso: murales nunca terminados deobreros,niños,amantes.Carasredondas,carentesdeemoción,demiradasperdidas,comosisusalmashubieransidoextraídasdeloscuerpos.
Elpintornuncallegóatenermuchoéxito,nisiquieraapesardehaberllevadoacabo lasmásarriesgadas ideaspublicitarias, incluidosupropiosuicidio,yelbancohabíaejecutadosuderechodehipotecasobreeledificiohacíavariosaños.
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Shhhhhh…El coleccionista de huesos había encontrado aquel lugar el año anterior y
enseguida supo que esa era su casa. La desolación del barrio sin duda era algoimportante para él, por razones puramente prácticas, y contaba además con otroatractivo añadido, de tipo más personal: el solar al otro lado de la calle. En eltranscursodeunasexcavacioneshacíaalgunosaños,habíandesenterradounmontóndehuesoshumanos.Allíhabíaestadoenclavadounodelosantiguoscementeriosdelaciudad.Losartículosdelosperiódicossugeríanqueenlastumbaspodríanestarnosólo los restosdeneoyorquinosde la épocacolonialy federal, sino tambiénde losindiosManateyLenape.
Apartó lo que había estado lijando con el papel de esmeril —un carpo, undelicado hueso de la palma de lamano— y cogió lamuñeca, que había separadocuidadosamentedel radioydelcúbito lanocheanterior, justoantesdesalirparaelaeropuerto Kennedy a recoger a sus primeras víctimas. La había estado secandodurantemásdeunasemanaylamayorpartedelacarnehabíadesaparecido,peroaúnrequeríaciertoesfuerzosepararloscomponentesdelelaboradoracimodehuesos,quechasqueabanconunsonidoparecidoaldelospecesalemergerenlasuperficiedeunlago.
¡Oh, lospolicíashabíanresultadomuchomejoresdeloqueparecían!LeshabíavistobuscandoporPearlStreet,ysepreguntabasiadivinaríandóndehabíametidoalamujerdelaeropuerto.Sesintióasombradocuandosúbitamentelesviocorrerhaciaeledificiocorrecto.Habríaapostadoquehabríannecesitadodosotresvíctimasparadar conalgunapista.Aunquenohabían llegadoa tiempode salvar a lamujer,porsupuesto,peropodríahaberocurrido;unminutoodosdeantelaciónhabríacambiadolascosas.
Comotantasvecesocurreenlavida.Eltrapecio,elsemilunar,elhuesogrande…loshuesosdelamuñeca,unidosentre
sí como un rompecabezas, quedaron separados entre sus poderosos dedos. Lesarrancó trozos de carne y tendones; seleccionó el escafoides, la base donde anteshabíaestadoeldedopulgar,yempezóalijarotravez.
Shhhhhhhhh,shhhhhhhhhhhh…Elcoleccionistadehuesosguiñólosojosalmirarhaciafueracreyendoveraun
hombre de pie al lado de una de las antiguas tumbas. Debía de haber sido suimaginaciónporqueelhombrellevabaungorrodecriquetyunagabardinadecolormostaza. Dejó sobre la lápida unas rosas oscuras y luego se alejó esquivando loscaballosycarruajesensutrayectohaciaelelegantepuentesobreCollectPond,alasalidadeCanalStreet.¿Aquienestaríavisitando?¿Padres?¿Unhermano?Familiaresmuertosdevejezoaconsecuenciadealgunadelasterriblesepidemiasdegripequehabíanasoladolaciudadrecientemente.
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¿Recientemente?No,nohabíasidorecientemente,porsupuesto,sinocienañosatrás,esoesloque
élqueríadecir.Volvióamirarconlosojosentornados.Ningúnsignodecarruajes,nidecaballos,
nidelhombreconelsombrerodecriquet,aunquelehabíanparecidoreales,comodecarneyhueso.
Sinembargo,lacarneyelhuesosíeranreales.Shhhhhhhhhh,shhhhhhhhhh…Otra vez estaba volviendo al pasado, estaba viendo cosas que habían ocurrido
antes,quehabíanpasadoentonces,comosifuesenahora.Aunquepodíacontrolarlo,sabíaquepodíacontrolarlo.
Perocuandomiróporlaventanasediocuentadequerealmentenohabíaniantesnidespués;noparaél.Élibayveníaeneltiempohaciadelanteyhaciaatrás,undía,cincoaños,cienodoscientosaños,comounahojasecaenundíadeviento.
Miróelreloj,eralahorademarcharse.Dejóelhuesoenlarepisa,selavólasmanoscuidadosamente,comouncirujano.
Luego sepasóel cepillopor la ropadurantecincominutosparaeliminar cualquierrestodehueso,opolvo,odecabellosquepudierandarpistasalospolicías.
Atravesólascocherasdejandoatráselcuadroamedioterminardeuncarnicerodecaradelunaconundelantalensangrentado.Elcoleccionistadehuesosibaasubirseal taxi, pero en el mismo momento cambió de idea. Lo imprevisto es la mejordefensa;asíqueenestaocasióncogeríaelcarruaje…,elsedán,elFord.Lopusoenmarcha,salióalacalleycerróconcandadolapuertadelgaraje.
Niantesnidespués…Alpasarporelcementerio, la jauríadeperrosmiróelFordyacontinuaciónse
pusierondenuevoaescarbarentrelamaleza,buscandoratasyolfateandoenbuscadeaguaenmediodelinsoportablecalor.
Nientoncesniahora…Sacó del bolsillo el pasamontañas de esquiador y los guantes y los dejó en el
asientodealladomientrassealejabaatodocorrerdelviejobarrio.Elcoleccionistadehuesossalíadecaza.
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Algohabíacambiadoenlahabitación,peronopodíaprecisarqué.LincolnRhymelovioenlosojosdeella.—Teechábamosdemenos,Amelia—dijo,tímidamente—.¿Ocurrealgo?Ellaapartólamirada.—Por lo visto, nadie le ha dicho a mi nuevo comandante que no me iba a
presentaraltrabajohoy.Penséquealguiendeberíahaberlohecho.—¡Ah,sí!Ellaestabamirandoalapared,encajandolaspiezaspocoapoco.Ademásdelos
instrumentos básicos queMel Cooper había traído, también había un microscopioelectrónico provisto de rayos X y alta definición para muestras de cristal, unmicroscopio de comparación, un tubo de gradiente de densidad para muestras detierrayuncentenardejarras,tarrosybotellasconproductosquímicos.
Y en medio de la habitación, el orgullo de Cooper: el cromatógrafocomputerizado de gas y el espectrómetro de masa. Además de otro ordenador,conectadoalaterminaldelpropioCooperenellaboratoriodelaIRD.
Sachspasópor encimade losgruesos cablesque serpenteaban escaleras abajo:los enchufes de la habitación y la corriente de la casa eran de un amperajeinsuficiente.AldaresepequeñosaltitoconaireeleganteRhymesediocuentadelorealmente bella que era aquella mujer. Sin duda, la más hermosa que había vistotrabajandoenlapolicía.
Duranteunbreve instante laencontróenormementeatractiva.Lagente siempredecíaqueelsexoestabaenlacabezayentoncesRhymesupoqueesoeracierto.Lalesiónmedularnohabíasuprimidoeldeseo.Todavíarecordabaconhorrorunanocheseismesesdespuésdelaccidente:Blaineyéllohabíanintentado;alverloquepasabadesistieron,intentandoquitarleimportancia.Noeraungraveproblema.
Perosíhabíasidoungraveproblema.Elsexoesunasuntocomplicado,ymuchomássiseleañadencatéteres;entoncessenecesitamuchoaguanteyhumor,y,sobretodo,unfundamentomássólidoqueelquehabíaentreellos.Loquesobretodomatóelmomento,y lomatórápidamente,fue lacaradeella:LincolnvioenelrostrodeBlaine Chapman un reflejo de su propio sufrimiento, una sonrisa tan falsa comopretendidamentevaliente,fielindiciodequeloestabahaciendoporpiedad,yesolesupo comounapuñalada en el corazón.Dos semanas después él pidió el divorcio.Blaineprotestóunpoco,perofirmólospapelesalaprimera.
SellittoyBankshabíanvueltoyestabanorganizandolaspruebasqueSachshabíarecogido.Ellalasmiróconuninterésmoderado.
—La Unidad de Huellas Latentes sólo encontró otras ocho muestras parcialesrecientes—le explicó—, y pertenecen a los dos encargados demantenimiento del
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edificio.—¡Oh!Élasintióconciertoentusiasmo.—¡Sóloocho!—Teestáhaciendouncumplido—letradujoThom—.Disfrútalo.Eslomáximo
queobtendrásdeél.—Nonecesitointérpretes;gracias,Thom.—Mealegrodehaberpodidoayudar…dentrodeloquecabe—replicóAmelia
amablemente.Pero¿quéeraaquello?Rhymehabíaesperadoqueentraracomounatrombaenla
habitación y que le hubiera arrojado las bolsas con las pruebas sobre la cama, eincluso la sierrao labolsadeplásticocon lasmanoscortadasde lavíctima.Habíaestadoesperandounauténticoregalo,unatransformación;lagenteraravezsequitalosguantescuandopeleaconuntullido.Habíaestadoreflexionandosobrelamiradadeellacuandoseencontraron laprimeravez, laevidenciamásclaraquizásdequeexistíaalgunaafinidadentreellos.
Perono,ahorasabíaqueestabaequivocado.AmeliaSachseraexactamenteigualque todos los demás: le daba una palmadita en la cabeza y buscaba la salidamáspróxima.
Enuninstantesucorazónsehabíacongelado.Cuandohablólohizodirigiéndoseaunatelarañaquehabíaenunaesquinadeltecho.
—Hemosestadohablandodelafechalímiteparalasiguientevíctima,oficial.Noparecequehayaunaprefijada.
—Lo que pensamos —continuó Sellitto— es que, sea lo que sea que hayaplaneadoparalasiguiente,yaestáenmarcha.Niélmismodebesabercuándoseráelasesinatoexactamente.Lincolnpensóquequizáshaenterradoaalgúnpobretontoenalgúnsitiosinmuchoaire.
Sachsentrecerrólosojosaloíresto.Rhymesediocuenta:unenterradovivo.Sisetienequeteneralgunafobia,aquellaeratanválidacomocualquiera.
Fueron interrumpidos por dos hombres con uniforme gris que subieron lasescalerasyqueentraronenlahabitacióncomosiestuvieranensucasa.
—Hemosllamadoalapuerta—empezóuno.—Hemostocadoeltimbre—continuóelotro.—Nadiecontestó—dijeronalunísono.Teníanaproximadamentecuarentaaños,unoeramásaltoqueelotro,peroambos
teníanelmismocolordepelo, rojizo.Sussonrisaseran idénticasyantesdeque loestropearan con su acento lento y cansino propio de Brooklyn, Rhyme pensó: loschicosgranjerosdeHayseed.Unodeelloshastateníalanarizmoteadadepecas.
—Caballeros.
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Sellitto presentó a los Hardy Boys: los detectives Bedding y Saul, el equipoencargado de los trabajos accesorios. Su tarea consistía en hacer pesquisas, enentrevistaralagentequevivíacercadeunaescenadelcrimenenbuscadepistas.Eratodounarte,queRhymenuncahabíadesarrolladoniteníaganasdeaprender;estabasatisfechoconsacara la luz loshechosyponerlosadisposicióndeoficialescomoaquellosdos,que,pertrechadosconlosdatos,actuabancomodetectoresdementirasvivientes,quepodíanacabarconlasmejorescoartadasdeloscriminalesmáslistos.Ningunodeellosparecíapensarquecuandomenoseraunpocoextrañoponersealasórdenesdeuncivilpostradoenunacama.
Saul,elmásaltodelosdos,elpecoso,dijo:—Hemosencontradotreintayseis…—…ocho,sicuentasunaparejadecabezasrapadas,queélnohaincluido,pero
yosí…—…individuos.Hemosentrevistadoatodos.Nohahabidomuchasuerte.—Lamayoríadeelloseranciegos,sordos,amnésicos…,yasabéis,lohabitual.—Ninguna pista sobre el taxi.Hemos peinado elWest Side.Cero, perdido por
completo.Beddingintervino:—Perodileslasbuenasnoticias.—Hemosencontradountestigo.—¿Untestigo?—preguntóBanksimpaciente—.Fantástico.—Veamos—fueelpocoentusiastacomentariodeRhyme.—Fuecercadelasvíasdeltren…—ErauntipoqueibaandadoporlaavenidaOnce,yquegiró…—Derepente—añadióBedding,elquenoteníapecas.—…y semetió por un callejón que conducía al paso subterráneo del tren. Se
quedóallíunrato…—Mirando…ARhymeledecepcionóelasunto:—Nocreoque sea nuestro hombre.Es demasiado listo para dejarse ver de ese
modo.—Pero…—continuóSaul,levantandoundedoymirandoasucompañero.—Sólohabíaunaventanaen todoelvecindariodesde laquesepudieraverese
sitio.—Queesprecisamentedondeestabanuestrotestigo…—QueDioslebendiga…Antesderecordarqueestabaenfadadoconella,Rhymepreguntó:—Bueno,Amelia,¿quéteparece?—¿Perdón?—lajovenseapartódelaventanayvolvióaprestaratención.
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—Puedesapuntarteuntanto—dijoRhyme—:túcerrastelaavenidaOnce,nolacalleTreintaysiete.
Ellanosupoquéresponder,peroRhymevolvióinmediatamentealosgemelos.—¿Descripción?—Nuestrotestigonopudodecirmucho.—Yaestabaenelajo.—Dijoqueerauntíomásbienpequeño.Nodijocolordepelo.Raza…—Probablementeblanca.—¿Quéropallevaba?—preguntóRhyme.—Algooscuro,estodoloquesupodecirnos.—¿Yquéestabahaciendo?—preguntóSellitto.—Citosufrase:«Solamenteestabaallí,mirando.Penséqueibaasaltar,yasabes,
altren.Miróelrelojunpardeveces».—Yfinalmentesefue.Mirandoalrededor,comosinoquisieraqueleviesen.¿Qué había estado haciendo?, se preguntaba Rhyme a sí mismo. ¿Mirar cómo
moríalavíctima?¿Oesopasóantesdequeenterraraelcuerpo?¿Comprobabaacasosilasvíasestabandespejadas?
—¿Ibaandandooencoche?—preguntóSellitto.—Apie.Inspeccionamostodoslossolaresdeaparcamiento…—Yelgaraje…—…delvecindario.Peroestámuycercadelcentrodeconvenciones,asíquehay
muchísimotrasiego.Tienetantasplazasqueelpersonaltienequedirigireltráficoconbanderasnaranjas.
—Y debido a la convención, todos los aparcamientos de las cercanías estabanllenos.Hicimosunlistadodecercadenovecientasmatrículas.
Sellittosacudiólacabeza.—Habráqueinvestigarlas…—Yaestáencargado—dijoBedding.—… pero apuesto que este tío no deja los coches en los aparcamientos —
continuóeldetective—,nimuchomenossacaticketdeaparcamiento.Rhymeasintióconungesto:—¿YeledificiodePearlStreet?—preguntó.Unodelosgemelos,quizáslosdos,dijo:—Eslosiguienteennuestralista.Vamosanuestroritmo.RhymeobservóqueSachsmiraba su reloj.Dio instrucciones aThompara que
añadieselosnuevosdatosalinformedelcaso.—¿Quieresentrevistaraltestigo?—preguntóBanks—.Eldelasvíasdeltren.—No,nocreoenlostestigos—dijoRhymepomposamente—.Quierovolveral
trabajo—echó unamirada aMel Cooper—. Pelos, sangre, hueso y una astilla de
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madera.Primeroelhueso—leindicótajante.
Morgen…LajovenMonelleGergerabriólosojosyseincorporólentamenteenlamullida
cama. En los dos años que llevaba en Greenwich Village no había conseguidoacostumbrarseamadrugar.
Sedesperezóestirandocadamúsculodesuredondocuerpodeveintiúnaños;unreflejodelimplacablesoldeagostocegósusadormiladosojos.
—MeinGott…Habíasalidodelclubalascinco,llegóacasaalasseis,yestuvohaciendoelamor
conBrianhastalassiete…¿Quéhorasería?Tempranoporlamañana,estabasegura.Echóunvistazoalreloj.¡Oh,vaya!Lascuatroymediadelatarde.Despuésdetodonotanfrühmorgens.¿Caféolavandería?NormalmenteaaquellahoradeldíasolíaencaminarseaDojoparadesayunaruna
hamburguesa vegetariana y tres tazas de café fuerte. Allí se encontraba con genteconocida,chicasdeclubcomoella,gentedelapartebajadelaciudad.
Peroúltimamentehabíadescuidadolaslaboresdomésticas,asíqueseenfundóunpardecamisetasanchasparaocultarsurotundafigurayunosvaqueros,sepusocincooseiscadenasalcuello,agarrólabolsadelalavanderíayechódentroelpaquetededetergente.
Monelledescorriólostrescerrojosdelapuerta.Seechóalhombrolabolsaybajólasescalerasdelaresidencia;yaenelsótanosedetuvounmomento.
Irgendwasstimmthiernicht.Sintiéndose incómoda,Monelleechóunamiradaen tornoa ladesiertaescalera,
hacialossombríospasillos.Habíaalgodistinto,¿quéera?¡La luz, eso era! Las bombillas del vestíbulo estaban apagadas.No…Miró de
cercay sediocuentadeque faltaban lasbombillas. ¡Qué jodidosniños, robándolotodo!Sehabíamudadoallí,alaCasaAlemana,porquesesuponíaqueeraunparaísopara artistas y músicos alemanes, pero resultó ser uno más entre los sucios ycarísimosedificiosdelhipervaloradoEastVillage.Laúnicadiferenciaesquepodíainsultaraladministradorensulenguanativa.
Siguióporlapuertadelsótanohastalasaladeincineración,queestabatanoscuraquetuvoqueguiarsepalpandolaparedparaasegurarsedenotropezarconlostrastosycaersealsuelo.
Empujólapuerta,salióalpasilloquedabaalcuartodelalavandería.
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Unruidodepiesarrastrándose.Sevolviórápidamenteperonovionada,salvosombras.Todoloqueseoíaerael
ruidodeltráfico,losquejidosdeunedificioviejo,viejo…Avanzóenlaoscuridad.Pasójuntoamontonesdecajasysillasymesastiradas,
bajocablesllenosdepolvograsiento.Monellesiguióhaciaelcuartodelalavandería.Tampocoallíhabíabombillas.Sesintióincómodaalrecordaralgoenloquenohabíapensadodesdehacíaaños.IbaandandoconsupadreporunaestrechacallejaenlascercaníasdeLangeStrasse,juntoalObermainBrücke,caminodelzoológico.Debíade tener cinco o seis años.Repentinamente su padre la cogió de los hombros y leseñalóelpuentediciéndoleunacosatantontacomoqueallídebajovivíaunduendehambriento.Cuandovolvíandecaminoacasasupadreleadvirtióquedebíanandardeprisa.Alrecordarlosintióqueunaoleadadepánicolesubíaporlaespaldahastaelnacimientodelrubiocabello.
Quécosatanestúpida.Duendes…Siguióporelhúmedocorredor,oyendoelruidodeunequipoeléctrico.Alolejos
seescuchabaunacancióncantadaporloshermanosenemistadosdeOasis.Lalavanderíaestabaaoscuras.¡Caramba,sinohabíabombillassubiríaotravezyllamaríaalapuertadelseñor
Neischenhastaque leabriese!Yalehabíadichounmontóndevecesquearreglaselospicaportesrotosdelaspuertasyqueecharaaloschavalesqueseponíanabebercervezaenlaescalinatadelaentrada.Tambiénleleeríalacartillaporquenohubiesebombillas.
Entróenelcuartoyledioalinterruptor.Una brillante luz blanca.Tres grandes bombillas brillaban como soles, dejando
verunahabitaciónvacíaysucia.Monellediounaszancadashastadondeestabanlascuatro lavadorasymetió la ropadecolorenunay lablancaenotra.Sacóalgunasmonedas,lasmetióenlasranurasygiróelmando.
Nada.Monellemeneólapalanca,luegogolpeólalavadora.Nohuborespuesta.—Mierda,¡quéedificiotangottverdammte!A continuación miró el cable, quizás algún idiota había desenchufado las
lavadoras.Yasabíaquiénhabíasido:Neischenteníaunhijodedoceañosresponsablede la mayoría de los destrozos en el edificio. Cuando el año pasado se quejó dealgunacosaelmocosoquisodarleunapatada.
Cogió el cable y se agachó, buscando el enchufe por detrás de la lavadora.Entoncessintióenelcuellolarespiracióndelhombre.
Nein!
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Estabaatrapadaentrelaparedylapartetraseradelalavadora.Soltóungritoalverelpasamontañasdeesquiadorylaropaoscura,luegoelhombrelaagarrófuerteporunbrazo,comosi sumano fuera lamandíbuladeunanimal.Secayóal suelo,golpeándose en la cara con el cemento, mientras se tragaba un grito a punto debrotarledelagarganta.
Enuninstante,elhombresepusoencimadeella,sujetándolelasmanoscontraelsuelomientrasletapabalabocaconuntrozodecintaadhesivadecolorgris.
Hilfe!Nein,bittenicht.Bittenicht.
Elhombrenoeragrande,perosífuerte.Lediolavueltafácilmente,poniéndolaboca abajo, al tiempo que oía el sonido de las esposas al cerrarse en torno a lasmuñecas.
Luegoelhombresepusodepie.Duranteunlargoratonoseoyónadasalvoungoteardeagua, larespiracióndeMonelleyelzumbidodeunmotorenalgúnlugardelsótano.
Esperabaqueél lepasara lasmanosporelcuerpo,que learrancara la ropa.Leoyóandarhastalapuertaparaasegurarsedequeestabansolos.
¡Oh,podíahacerconellaloquequisiera!;ellalosabíadesobra,furiosaconsigomisma. Era de las pocas inquilinas de la residencia que usaban la lavandería. Lamayoría evitaban hacer allí la colada porque era un lugar desierto, próximo a laspuertastraseras,lejosdecualquierposibleayuda.
Elhombrevolvióylediolavueltaponiéndolabocaarriba.Susurróalgoqueellanopudoentender.Luegodijo:
—Hanna.¿Hanna?¡Eraunerror!La tomabaporotrapersona.Agitó lacabeza intentando
hacérselocomprender.Perodepronto sedetuvomirándolea losojos: apesardelpasamontañaspodía
ver que algo iba mal. Él estaba alterado. Inspeccionaba su cuerpo, moviendo lacabeza;leapretólosbrazosconlasmanosenguantadas.Lacogióporloshombros,lediounpellizco.Ellaestabaaterrorizada.
Loqueellaveíaenlosojosdeéleradecepción.Lahabíaatrapado,perodespuésdetodo,noestabasegurodequererla.
Élsebuscóenlosbolsillosysacólamanolentamente.Elchasquidodelanavajaalabrirsesonócomounadescargaeléctrica,yprovocóunacascadadesollozos.
Nein,nein,nein!
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Entrelosdientesseleescapóunsilbidocomovientoentrelosárboles.Élseechósobreella,dudando.
—Hanna—susurró—.¿Quévoyahacer?De pronto tomó una decisión. Apartó el cuchillo y agarrándola por los pies la
arrastróhastaelpasilloylasacóporlapuertatrasera,ladelcerrojorotoquedurantesemanasellalehabíapedidoaHerrNeischenquearreglase.
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UncriminalistaescomounhombredelRenacimiento.Tienequetenerconocimientosde botánica, geología, balística, medicina, química, literatura e ingeniería. Sabercosascomoquelacenizaconaltocontenidoenestroncioprobablementeprocedadeunabalizadecarretera,quefacasignifica«cuchillo»enportugués,quelosetíopesnousancubiertosparacomer,sinoquelohacenconlasmanos,yqueunabalaconcincoestríasdegiroaladerechatalveznohayasidodisparadaconunColt…Sisabeestetipodecosaspodrárelacionaraunsospechosoconlaescenadelcrimen.
La anatomía se considera una de las áreas del conocimiento propia de loscriminalistas.YéstaeraciertamenteunaespecialidadqueLincolnRhymedominaba,pues le había dedicado los últimos tres años y medio, embebido en la caprichosalógicadehuesosynervios.
Enaquelmomentoechabaunaojeadaalabolsaconlaspruebasprocedentedelasaladecalderas,queJerryBankssosteníaensumano,ydeprontodijo:
—Un hueso de una pata, no es humano, de forma que no es de la próximavíctima.
Setratabadeunhuesoenformadeanillodeunoscincocentímetros,cortadoentransversal limpiamente. En las estrías dejadas por la hoja de la sierra quedabasangre.
—Unanimaldetamañomediano—siguióRhyme—,unperrogrande,unaovejaounacabra.Apostaríaquedeunpesodeentrecuarentaycincoysetentakilos.Noobstante hay que asegurarse de que la sangre es de un animal, podría ser de lavíctima.
Casos había en los que el criminal golpeaba a una persona conun hueso hastamatarla.ElmismoRhymehabíaseguidotresdeesetipo,unavezelarmahabíasidounhuesodecodillodevaca,otraeldeunapatadeciervo,yenlaterceraocasiónelpropiocúbitodelavíctima.
MelCooperaplicóuntestparaaveriguarelorigendelasangre.—Tendremos que esperar un poco para saber los resultados—explicó Cooper
disculpándose.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi. Conoceelprocedimientoquesesigue
enlaescenadelcrimen.Ropasoscuras. Posiblementeestéfichado.
Sabedisimularlashuellasdactilares.Arma:coltcalibre32.
—Amelia—dijo Rhyme—, quizá podrías ayudarnos con esto. Coge la lupa ymiraelhuesodetenidamente.Dinosloqueves.
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—¿No en el microscopio? —preguntó ella. Rhyme pensó que empezaría aprotestar,peroellacogióelhuesoyloescudriñóconcuriosidad.
—Demasiadaampliación—explicóRhyme.Ameliasepusolasgafasyseinclinósobrelacubetadeesmalteblanco.Cooper
encendióunflexo.—Observa las marcas del corte —dijo Rhyme—. ¿Está cortado tosca o
limpiamente?—Conbastantelimpieza,diríayo.—Habráutilizadounasierrapotente.Rhymesepreguntósielanimalestaríavivoalcortarleelhueso.—¿Vesalgoquetellamelaatención?Ameliaseconcentróenelhueso.—No sé —murmuró—, me parece que no; simplemente parece un trozo de
hueso…JustoentoncesThompasóasuladoyechóunvistazoalacubeta.—¿Esaesvuestrapista?Quédivertido.—Divertido—repitióRhyme—.¿Divertido?—¿Tienesalgunateoría?—preguntóSellitto.—No,deteoríanada—Thomseinclinóyloolió—.Esunossobucco.—¿Qué?—Unhuesodecañadevaca.Unaveztecocinéuno,Lincoln.Ossobucco:hueso
decañadevacacocidolentamente—miróaSachsehizounamueca—.Medijoquelefaltabasal…
—¡Malditosea!—exclamóSellitto—.¡Locompróenunacarnicería!—Conunpocodesuerte—puntualizóRhyme—,locompróensucarnicería.Cooperconfirmóqueeltestdeprecipitinaeranegativoencuantoalapresencia
desangrehumanaenlasmuestrasqueSachshabíarecogido.—Probablementeseasangredebovino—dijo.—Pero¿quéestáintentandodecirnos?—preguntóBanks.Rhymenoteníaniidea.—Sigamosadelante—propuso—.¿Hayalgoenlacadenayelcandado?Coopermiróelmaterialdeferreteríametidoenunabolsadeplástico.—Ningunamarcaenlacadena,noestamosdesuerte.ElcandadoesunSecure-
Pro, unmodelo intermedio. No esmuy seguro y en absoluto profesional; ¿cuántotardasteisenromperlo?
—Tressegundos—dijoSellitto.—Ves,notienenúmerodeserieysepuedecomprarencualquierferreteríaogran
almacéndelpaís.—¿Funcionaconllaveoconcombinación?—preguntóRhyme.
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—Concombinación.—Llama al fabricante y pregúntale si reconstruyendo la combinación podemos
saberaquéremesacorrespondeydóndelavendieron.Bankslanzóunsilbido.—Noloponesprecisamentefácil.Rhymelelanzóunamiradaferozmientrassucaraseponíaroja.—Yelentusiasmodetuvoz,detective,medicequetúereslapersonaidóneapara
haceresetrabajo.—Sí,señor—eljovenagarrósuteléfonomóvilconungestodefensivo—.Ahora
mismomepongoaello.—¿Haysangreenlacadena?—preguntóRhyme.—Esdeunodenuestrosmuchachos—dijoSellitto—.Secortóintentandoromper
elcandado.—Entoncesestácontaminado—dijoRhymefrunciendoelceño.—Estabaintentandosalvaralavíctima—sedefendióSachs.—Ya lo comprendo, fue un buen gesto por su parte, pero sigue estando
contaminado—Rhymemiróhaciaatrás,alamesaalladodeCooper—.¿Huellas?Cooperdijoquelashabíabuscado,peroquesólohabíaencontradolasdeSellitto
enloseslabones.—Deacuerdo,buscadimpresionesenlaastillaqueencontróAmelia.—Yalohice—dijoSachsrápidamente—,enlaescenadelcrimen.H.P.ALincolnseleocurrióqueellanoeraeltipodepersonaalquelecuadren
losmotes.Laspersonastanhermosasraramenteloeran.—Ahora lo repetiremos usando el arsenal pesado, sólo para asegurarnos —
propusoRhyme,ysepusoadarinstruccionesaCooper—:AplicaDFOoninhidrina.Luegodaleunpaseporelnit-yag.
—¿Elqué?—preguntóBanks.—Elneodimio:lásergranatedeitrioaluminio.Eltécnicorociólaastillaconunsprayypasóelrayoláserporlamadera.Sepuso
unasgafasahumadasylaexaminócuidadosamente.—Nada.Apagó la luz y examinó de cerca la astilla. Era de madera oscura y medía
aproximadamente15centímetrosdelargo;teníamanchasnegras,comodealquitrányestabasucia.Lacogióconunaspinzas.
—Ya sé que a Lincoln le gusta el sistema de los palillos—bromeóCooper—,peroyosiemprepidountenedorcuandovoyalrestaurantechinoMingWa's.
—Puedequeestésaplastandolascélulas—refunfuñóelcriminalista.—Podríaser,peroyocreoqueno—respondióCooper.—¿Qué tipo de madera es? —preguntó Rhyme—. ¿Conviene hacer un
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esporeograma?—No,esroble;nohayduda.—¿Hay huellas de serrucho o es un corte limpio?—insistióRhyme echándose
haciadelante.Derepentesucuellosesacudióenunespasmo,yelcalambrequeseextendiópor losmúsculos leprodujoundolor insoportable. Jadeó,cerró losojosygiróelcuellocontraído.Sintiócómo las fuertesmanosdeThomlemasajeaban losmúsculos.Eldoloracabóporceder.
—¿Lincoln?—preguntóSellitto—.¿Estásbien?Rhymerespiróprofundamente.—Estoybien,noesnada.—Mira—Cooperacercóel trozodemaderaa lacamadeRhymey lepuso las
gafasdeaumentodelantedelosojos.Rhymeexaminólamuestra.—Cortaenelsentidodelasfibrasconunasierra.Haygrandesvariacionesenlos
cortes,deformaqueapostaríaaqueesmaderadeunpostedehacemásdecienaños.Probablemente cortado con una sierra de vapor. Sostenla más cerca, Mel, quieroolerla.
MelpusolaastillabajolanarizdeRhyme.—Creosota—dedujo—,esundestiladodealquitránycarbónqueseusabahace
tiempoparaevitarlaputrefaccióndelamadera,antesdequelasfábricasmadererasempezasenausartratamientosporpresión.Seaplicabaenlamaderaparalosmuelles,olastraviesasdelferrocarril.
—Quizás hemos dado con un aficionado a los trenes —comentó Sellitto—.Acordaosdelasvíasdeestamañana.
—Podríaser.—Rhymeordenó—:Mel,examinalacompresióndelascélulas.Eltécnicoexaminólaastillaconelmicroscopio.—Está bien comprimida, pero en sentido de las fibras, no en su contra. No
correspondeaun trozodevía,másbienesdeunposteounacolumna…algoquecargabapeso.
Unhueso…,unviejopostedemadera…—Veosuciedadenlamadera…,¿nosdaalgunapista?Cooperextendióunmontóndehojasdeperiódicosobre lamesa,puso laastilla
encimay cepilló la suciedadde lasmuescasde lamadera.Examinó lasmotasquecayeronsobreelpapel.
—¿Tienes suficiente para hacer un test de gradiente de densidad?—preguntóRhyme.
Enuntestdegradientededensidad,elpolvoseponeenuntuboconlíquidosdediferentedensidad.Latierraseseparaycadapartículaquedaensuspensión,segúnsupropiadensidad.Rhymehabíacreadounarchivoconunaampliagamadeperfilesde
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gradiente de densidad de partículas características de cada uno de los cincomunicipiosdelaciudad.Desgraciadamente,eltestsóloservíasisecontabaconunaconsiderablecantidaddetierra,yCoopernocreíaquelaqueteníanfuerasuficiente.
—Podemos intentarlo, pero tendríamos que usar la muestra entera. Y si nofuncionase,yanonosquedaríanadaparaotraspruebas.
Rhyme le dio entonces instrucciones para hacer un análisis visual concromatografíaporespectrómetro.
Eltécnicopusoentoncesunpocodepolvoenunaplaquetaylamiróunoscuantosminutosconelmicroscopio.
—Esto resulta extraño, Lincoln; es tierra superficial, con un alto contenido devegetación.Perotieneunaspectocurioso…,muydeteriorado,muydescompuesto—levantó la vista y Rhyme advirtió las líneas oscuras bajo sus ojos debidas a losoculares.Recordó que después de varias horas de trabajo con elmicroscopio talesmarcas eran bastante pronunciadas y que en esas ocasiones, el técnico forense queemergía tras una larga sesión en el laboratorio de la IRD tenía que soportar lasbromasylosmotescomo«mapache»u«osopanda»queleponíansuscompañeros.
—Quémalo—ordenóRhyme.Cooper puso unamuestra en el espectrómetro. Lamáquina cobró vida con un
silbido.—Tardarásólounoodosminutos…—Mientras esperamos —dijo Rhyme—, volvamos al hueso… sigo intrigado.
Amplíalo,Mel.Cooperpusoelhuesoenelmicroscopioyseacercócuidadosamente.—¡Caramba,heencontradoalgo!—¿Qué?—Muypequeño, transparente.Pásameelhemostato—lepidióCooperaSachs,
señalandoconlacabezaunpardepinzas.EllaselasdioyCooperhurgóenlaméduladel hueso, extrayendo algo—. Es un trozo pequeño de celulosa regenerada —anunció.
—Celofán—dijoRhyme—.Damemásdatos.—Presenta huellas de estiramiento y pinchazos.No diría que lo haya dejado a
propósito;losbordesnoestáncortados.Quizánosepuedadescartarqueseacelofánresistente.
—«Quizánosepuedadescartarquesea…».—Rhymefruncióelceño—.Cómoodioesetipodefrases.
—Notenemosmásremedioquesercautos,Lincoln—dijoCooper.—Aguantomejorlos«talvez»,inclusolos«quizás»,peroodioesamonserga…—Cuántolosiento—bromeóCooper—.Enfin,lomásquetepuedodeciresque
probablemente se trate de celofán para comercios: tiendas de ultramarinos o
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carnicerías,peronoSaranWrap[25];definitivamente,noesdetipocorriente.JerryBanksavanzódesdeelhall.—Malas noticias. La compañía Secure-Pro no conserva ningún registro de
combinaciones.Unamáquinaseencargadehacerlasalazar.—¡Vaya!—Peromehandichoalgointeresante:porlovisto,aunquecontinuamenteestán
recibiendollamadasdelapolicíapreguntandoporsusproductos,túereselprimeroalqueselehaocurridolocalizaruncandadomediantelacombinación.
—¿Yquétieneesodeinteresantesinonossirveparanada?—gruñóRhyme.Sevolvió hacia Mel Cooper, que meneaba la cabeza mientras miraba por elespectrómetro—.¿Quépasa?
—Tengo el resultado de lamuestra…, pero temo que lamáquina se ha vueltoloca.Daunosnivelesdenitrógenodemasiadoaltos.Tendremosquerepetirlaprueba,usandomásmuestraestavez.
Rhymeleindicóquesiguieraadelante.Susojossevolvieronhaciaelhueso.—Mel,¿cuándofueextraído?Eltécnicoexaminóvariosfragmentosalmicroscopioelectrónico.—Presenta concentracionesmínimas de bacterias. Al parecer, este Bambi hace
pocoquemurió…osólollevafueradelcongeladorunasochohoras.—Entonceselasesinoloacabadecomprar—dijoRhyme.—Olocompróhaceunmesylocongeló—sugirióSellitto.—No—dijoCooper—,noha sidocongelado.Nohaypruebasdedaños en los
tejidospor loscristalesdehielo.Nocreoquehayaestadorefrigeradotanto tiempo,lasneverasmodernasdeshidratanlacomida.
—Esunabuenapista—dijoRhyme—.Trabajemosenella.—¿Quelatrabajemos?—serióSachs—.¿Enserioquieresquellamemosatodas
lascarniceríasdelaciudadycomprobemosquiénvendióayerhuesosdevaca?—No—lacontradijoRhyme—,nosóloayer:debemospreguntarporlosúltimos
dosdías.—¿QuieresqueseloencarguealosHardyBoys?—Déjalesquesiganconloqueestánhaciendo.LlamaaEmma,ypregúntalesi
estátrabajandotodavía.Daleunalistadetodaslascarniceríasdelaciudad.Apostaríaaquenuestrohombrenohahechounacompraparauna familianumerosa,asíquedilequelimitelalistaalosclientesquehancompradomenosdecincocosas.
—¿Pidounmandamientojudicial?—preguntóBanks.—Sialguienseniega,sacaremosunmandamiento—dijoSellitto—,peroprimero
probemos sin él.Quién sabe, quizás haya ciudadanos dispuestos a cooperar…,mehandichoqueavecesesoesalgoqueocurre.
—Pero ¿cómo van a saber en las tiendas quién compró huesos de vaca? —
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preguntóSachs,quehabíadejadodeestartandistantecomohastaentoncessehabíamantenido.En su vozhabía un tono cortante.Rhyme se preguntó si su frustraciónpodríaserunsíntomadeloqueélmismohabíasentidoamenudo,elapabullantepesode la realidad.Elproblemaesencialparaelcriminalistanoesquehayamuypocaspruebassinoqueaparezcandemasiadas.
—Hay que inspeccionar los escáneres de las tiendas —contestó Rhyme—;normalmenteregistranlascomprasenunordenadorparahacerinventarioyreponergénero.Adelante,Banks.Veoquesetehaocurridoalgo,dilo…notemas,quenovoyencasquetarteningúnmarrón.
—Bueno, sólo las cadenas de supermercados tienen escáneres—dijo el jovendetective—;haycientosdepequeñascarniceríasquenolostienen.
—Buenaobservación,peronocreoqueelasesinofueraaunatiendapequeña;elanonimatoesimportanteparaél.Hadebidohacerlacompraenunsupermercado,unsitioimpersonal.
SellittollamóaComunicacionesyleexplicóaEmmaloquenecesitaban.—Pasaelcelofánporlaluzpolarizada—lepidióRhymeaCooper.El técnicopusoelminúsculo fragmentoenuncampodepolarización, ajustó la
cámaraPolaroidalosocularesehizounafoto.Elresultadoeraunamanchadecolor,unarcoirisconestríasgrises.Rhymeloexaminó.Esepatrónnoledecíanadaporsímismo,peropodríacompararseconotrasmuestrasdecelofánparaversiprocedíandelamismafuente.
—Lon,mandaquevenganunadocenadeoficialesdelServiciodeUrgencias—dijoderepente—.¡Corriendo!
—¿Aquí?—preguntóSellitto.—Vamosahacerjuntosunaoperación.—¿Estásseguro?—insistióeldetective.—Sí,losquieroaquí,ahoramismo.—De acuerdo—Sellitto hizo un gesto con la cabeza a Banks, quien llamó a
Haumann.—Yahora,¿quéhaydelaotrapista,lospelosqueencontróAmelia?Cooperloscogióconunaspinzasycolocóvariosenelmicroscopiodecontraste
defase.Esteinstrumentoemitedostiposdeluzsobreelmismoobjeto,elsegundodelos rayos con un ligero retraso —fuera de fase— de forma que la muestra esiluminadadosvecesyapareceunasombra.
—Nosonhumanos—dijoCooper—,eso te lopuedoasegurar.Ysonpelosdellomo.
Pelosdelapieldeunanimal.—¿Quéanimal?¿Unperro?—¿Unternero?—sugirióBanksdenuevo,conjuvenilentusiasmo.
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—Examinalasescamas—ordenóRhyme,refiriéndosealasfibrasmicroscópicasqueformanlacapaexternadeuncabello.
Cooper tecleó en su ordenador y en pocos segundos aparecieron en la pantallaimágenesdediversostiposdepelo.
—Estotelodebemosati,Lincoln,¿recuerdaslabasededatos?RhymehabíarecopiladoenlaDivisiónCentraldeInvestigaciónyRecursosuna
ampliacoleccióndemicrofotografíasdediversostiposdecabellos.—Sí,meacuerdo,Mel.Pero laúltimavezque losviestabanen tresgruposde
carpetas.¿Cómolosmetisteenelordenador?—ConunScanMasterporsupuesto.FormatoJPEGcomprimido.¿JPEG?¿Quédemonioseraeso?Enpocosaños la tecnologíahabía superadoa
Rhyme.Sorprendente…MientrasCooperexaminabalasimágenes,LincolnRhymesepreguntóotravezlo
que se había estadoplanteando todo el día, la cuestiónque seguía atormentándole:¿Porquélaspistas?Elserhumanoessindudaasombroso,peronopodíaolvidarqueantes que cualquier otra cosa era eso: una criatura, un animal capaz de reírse,peligroso,listo,asustado,yquesiempreactúaporunarazón,unmotivoqueimpulsaalabestiahaciasusdeseos.ElcientíficoLincolnRhymenocreíaenlasuertenienelazarolafrivolidad.Inclusolospsicópatasteníansupropialógica,porretorcidaquepudiera ser, y él sabía que en el caso 823, el criminal les hablaba a través de uncódigosecreto.
—Lo tenemos —exclamó Cooper—: un roedor, probablemente una rata; leafeitaronelpelo.
—¡Menudapista!—protestóBanks—.Hayunmillónderatasenlaciudad.Estononosllevaaningúnsitio.¿Quépretendedecirnos?
Sellitto cerró los ojos unmomento ymusitó algo por lo bajo. Sachs no se diocuenta,ymiróaRhymeconcuriosidad.Aél lesorprendíaque la jovennohubieraentendido el mensaje del secuestrador, pero no dijo nada: de momento no veíarazonesparacompartirconnadiesuterroríficaintuición.
La séptima u octava víctima de James Schneider, da igual el número quehicieselapobreyangelicalMaggieO'Connorenlamacabralista,eralaesposade un esforzado trabajador inmigrante, que había establecido el humildedomiciliofamiliarcercadeHesterStreetenelLowerEastSidedelaciudad.
Gracias al coraje de esa desgraciada mujer, la policía descubrió laidentidaddelcriminal.HannaGoldschmidterajudía,deorigenalemán,ymuyestimada entre la comunidad en la que vivían ella, sumarido y sus seis hijos(unodeellosmuertoalnacer).
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El coleccionista de huesos conducía despacio, procurando respetar el límite develocidadaunquesabíaperfectamentebienquelospolicíasdetráficodeNuevaYorknoledetienenaunoporalgotanpocoimportantecomoiratodamecha.
SeparóenunsemáforoymiróhaciaarribaaotrocarteldelaONU.Susojosseposaron en las sosas caras sonrientes, como los espectrales rostros pintados en losmurosdelamansión,yluegosedirigieronmasallá,hacialaciudadquelerodeaba.Enocasioneslesorprendíaalmirarhaciaarribaencontraredificiostanenormes,concornisasdepiedraenloalto,cristalestanlisos,conloscochestanlustrososylagentetanacicalada.Laciudadqueélconocíaeraoscura,baja, llenadehumo,conolorasudorybarro.Caballosquepodíanpisotearte,bandasdematones,algunos,críosdeapenasdiezuonceañosquetepodíandarungolpeenlacabezayrobarteelrelojolabilletera…,esaeralaciudaddelcoleccionistadehuesos.
Sinembargo,avecesseencontrabacomoahoraconduciendounTaurusplateadopor una calle bien asfaltada, escuchando laWNYC[26] y enfadado, como todos losneoyorquinos, echando en falta un semáforo en verde, preguntándose por quédemoniosenlaciudadnoestabapermitidogirarconlossemáforosenrojo.
Meneó la cabeza al oír varios golpes en el maletero del coche, pero el ruidoambientaleratangrandequeanadiepodríanllegarlelasprotestasdeHanna.
Elsemáforocambiódecolor.
Porsupuestoqueesexcepcional,inclusoenestostiemposdetolerancia,queunamujerseaventureasaliralacallesoladenoche,siniracompañadadeuncaballero; y en aquellos días todavía era más excepcional. Pero en esadesgraciadanocheHannanotuvoelecciónyhubodesalirdecasaunmomento.Su hija más pequeña tenía fiebre y como su marido estaba rezando en unasinagoga cercana, ella salió en medio de la noche para buscar unascataplasmasparalaardientefrentedelaniña.Alcerrarlapuertaledijoasuhijamayor:
—Cuandosalga,echaelpestillodeltodo;volverépronto.Pero, desgraciadamente, aquellas palabras no fueron verdad. Apenas un
momentodespuésdepronunciarlasseencontróconJamesSchneider.
El coleccionista de huesos miró alrededor, hacia las cutres callejas de la zonadondehabíaenterradoalaprimeravíctima,unbarrioconocidocomoHell'sKitchen,laCocinadelInfierno,enelWestSidedelaciudad,queentiemposfueelbastióndelas bandas de irlandeses, y que en aquellosmomentos estaba poblado por jóvenesprofesionales,agenciaspublicitarias,estudiosfotográficosyrestaurantesdediseño.
Olíaaestiércolynolesorprendiócuandoderepenteuncaballoapareciódelantedeél.
EntoncessediocuentadequeelanimalnoeraunaaparicióndelsigloXIXsino
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queestabaatadoaunodelossimpáticoscarruajesquedabanpaseosporCentralParkcontarifasmuydelsigloXX.Susestablosestabanubicadosallí.
Serióparasímismo,aunqueconunarisasiniestra.
Uno solamente puede especular sobre lo que ocurrió ya que no hubotestigos.Peropodemosimaginarclaramentetodoelhorror.Elmalvadoarrastróalavalientemujerauncallejónylaapuñalóconunadaga,enuncruelintentono de matarla sino de dominarla, como era su costumbre. Pero tal era lafortaleza de ánimo de la señora Goldschmidt, quien probablemente sólopensaba en volver al nido con sus polluelos, que sorprendió al monstruodefendiéndosecon ferocidad: legolpeó repetidamenteen lacaray learrancópelodelacabeza.
Ella se liberó por un momento y lanzó un tremendo grito. El cobardeSchneiderlagolpeóvariasvecesyhuyó.
Lavalerosamujerllegótambaleándosehastalaacera,sedesmayóymurióenbrazosdeunpolicíaquehabíaacudidoantelaalarmadadaporlosvecinos.
Esta historia estaba incluida en un libro que el coleccionista de huesos llevabaconsigoensubolsodebandolera.CrimeinOldNewYork[27].Nopodíaexplicarsuenormeatracciónporelpequeñovolumen;sihubieratenidoquedescribirsurelacióncon ese libro habría dicho que era adicto a él. Tenía setenta y cinco años deantigüedad y todavía estaba en buen estado, una joya de encuadernación. Era suamuletodelasuerte,sutalismán.Lohabíaencontradoenunapequeñaseccióndelabibliotecapúblicayhabíacometidounodelospocoshurtosdesuvida,ocultándolobajoelimpermeableantesdesalirdeledificio.
Había leído el capítulo sobre Schneider cientos de veces y prácticamente se losabíadememoria.
Conducíadespacio.Casihabíanllegado.
Cuando el pobre y llorosomarido deHanna se echó sobre su cuerpo sinvida,lemirólacaraporúltimavezantesdellevaralamujeralafuneraria(yaque conforme a la doctrina judía los muertos deben ser enterrados lo antesposible).Yalmirarlasediocuentadequeensumejilladeporcelanahabíaunamarcaconlaformadeuncuriosoemblema.Unsímboloredondo,queparecíaunalunacrecienteyungrupodeloquepodríanserestrellasflotandoenelaire.
Elpolicíaafirmóquedebíaserunahuelladejadaporelanillodelterriblecarnicerocuandogolpeóalavíctima.Losdetectivessolicitaronlaayudadeunartista, que realizó un dibujo de la marca. (Remitimos al lector a la láminaXXII).Elredondellohacíanalgunosjoyerosdelaciudadyseobtuvieronvariosnombres y direcciones de hombres que habían comprado ese tipo de anillos
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hacíapocotiempo.Dosdeloscaballerosquecomprarontalesanillosquedaroncomosospechosos,unodeelloselpárrocodeunaiglesiayelotrounprofesorde una elegante universidad. Aún hubo un tercero: un hombre del que lospolicíasteníansospechasdesdehacíatiempoporsunefastaconducta:éseeraJamesSchneider.
Dicho caballero había tenido influencia hacía algún tiempo en variasorganizaciones benéficas de la ciudad de Manhattan: especialmente laCompsumptives'AssistanceLeaguey laPensioners'WelfareSociety[28].Habíahecho recaer sobre su persona las sospechas de la policía cuando variosantiguos cargos de las citadas organizaciones desaparecieron no muchodespuésdequeSchneiderlesvisitara.Nuncaseleacusódeningúndelito,peroalpocodeiniciarselaspesquisasdesapareció.
Trasel terribleasesinatodeHannaGoldschmidt lasinvestigacionesenlosbarrios bajos de la ciudad no descubrieron ningún lugar donde pudieraencontrarseaSchneider.Lapolicíacolocópasquinespor todoel centrode laciudad y cerca del río con la descripción del malvado., pero no se logródetenerle; una auténtica tragedia, a la vista de la matanza que pronto seextenderíaporlaciudadacargodesusvilesmanos.
Las calles estaban despejadas. El coleccionista de huesos conducía por unacallejuela.Abrió la puerta de la fábrica y entró con el coche por una rampa en unlargotúnel.
Despuésde asegurarsedeque el lugar estabadesiertovolvió al coche; abrió elmaleteroysacóaHanna.Ellaeracarnosa,gruesaeinforme,comounsacodepatatas.Élvolvióaenfadarseylaarrastróconrudezaporotroampliotúnel.EltráficodelaautopistaWestSidetranscurríasobreellos.Laoíaresollar,conlamordazaapuntodeaflojarse,cuandonotóquetemblabayandabacojeando.Boqueandoporelesfuerzodearrastrarla,ladejóenelsuelodeltúnelyleaflojólacintaadhesivaquelecubríalaboca. El aire entró débilmente. ¿Se había desmayado? Él le escuchó el corazón,parecíalatirbien.
Cortó las tiras de ropa que le ataban los tobillos, la echó hacia delante y lesusurró:
—Hanna,kommenSiemitmirmit[29],HannaGoldschmidt…—Nein—musitóellaconunavozqueerapocomásqueunsuspiro.Élseacercómás,ligeramenteinclinadosobresucara:—Hanna,tienesquevenirconmigo.—MeinNameistnichtHanna[30]!—gritóella,yacontinuaciónlediounapatada
enlamandíbula.Unrayodeluzamarillalecruzóporlacabezaysetambaleóunosmetroshacia
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loslados,intentandomantenerelequilibrio.Hannaseincorporóycorrióaciegasporeloscuro corredor.Pero él ibadetrásmásdeprisay la agarró antesdequehubierapodido recorrer diez metros. Ella se sentía agotada, él también, gruñendo con larespiraciónentrecortada.
Élsequedócaídodeladounmomento,exhaustodedolor,peleandoporrespirar,agarrándola de la camiseta mientras ella le golpeaba. Tirada de espaldas, con lasmanosatadas,lamuchachautilizólaúnicaarmadequedisponía:unodelospies,quedisparóalaireyfueadarleenunamano.Unfogonazodedolorleatravesóyselesalióelguante.Ellavolvióaarremeterconsupoderosapierna,ysóloporpuramalasuerteélselibródeuntaconazoquegolpeótanfuerteenelsueloquelehabríarotoloshuesossihubieraacertado.
—So nicht! —gruñó enloquecido mientras le asía la garganta con su manodesnuda, apretándosela hasta que ella se retorció y gimoteó… hasta que dejó deagitarse.Temblóvariasvecesyluegosequedóinmóvil.
Ellatidodesucorazóneramuydébil.Estaveznoibaaarriesgarse.Recogióelguante,volvióaponérseloylaarrastródenuevoporeltúnelhastaelposte.Volvióaatarlelospiesylaamordazóconcelofánnuevamente.Mientrasellavolvíaensí,elhombre le recorría el cuerpo con una mano. La joven soltó al principio un gritosofocado,perocuandoél la acariciópordetrásde laoreja se encogió.Sucodo, sumandíbula. No había muchos otros sitios donde él quisiera tocarla…, estaba tanrolliza…yesoledisgustaba.
Apesar de todo…por debajo de la piel…Le cogió una pierna con fuerza.Lamujerabriódeparenparlosojoscuandoleviosacaruncuchillodeunbolsillo.Sindudar ni un instante le cortó la piel hasta llegar al hueso blanco amarillento. Ellagritaba a través de la mordaza, un gemido frenético, y daba puntapiés, pero él laagarrómás fuerte. ¿Tegusta esto,Hanna?Lamuchacha sollozabaygruñía envozbaja.Acercósuorejaa lapiernade lachicaparaoíreldeliciososonidode lahojaserrandoadelanteyatrásenelhueso.Skrisskrisskris.
Luegolecogióunbrazo.Cerrólosojosporunmomentomientrasellaagitabalacabezadeformapatética,
suplicandoensilencio.Lamiradadelhombresefijóensuantebrazo,dondedenuevohizouncorteprofundo.El cuerpode la chica sepusocompletamente rígidoporeldolor. Otro grito salvaje y mudo. Como un músico, él volvió a bajar la cabeza,escuchandoelsonidodelahojarasgandoelcúbito.Atrás,adelante.Skrisskrisskris…Sólounratodespuéssediocuentadequeellasehabíadesmayado.
Porfinseretiróyvolvióalcoche.Colocólassiguientespistas,sacólaescobadelmaletero y barrió cuidadosamente sus pisadas. Condujo el coche por la rampa, loaparcó, lodejóencendidoyvolvióasalir,barriendoconcuidado lashuellasde losneumáticos.
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Sedetuvoymiróhaciaeltúnel.Lamirófijamente,sólolamiró.Repentinamenteuna extraña sonrisa surgió en los labios del coleccionista dehuesos.Le sorprendióquelaprimerainvitadahubierallegadoya.Unadocenadeellas,conminúsculosojosrojos,dosdocenas,tresdocenas…ParecíaquemirabanelcarnosocuerpodeHannacon curiosidad…yque estuvieran hambrientas, aunque esta apreciación podría serfrutodesuimaginación,que,¡Diossanto!,eratanpoderosa.
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—Mel,registralaropadelaseñoritaColfax.Amelia,¿podríasayudarle?Ellaasintióconlacabeza,conungestopropiodeunamujermuybieneducada.
Rhymesediocuentadequeestabamuyenfadadoconella.Siguiendolasinstruccionesdeltécnico,sepusolosguantesdelátex,estirólaropa
condelicadezaypasóuncepilloespecialporlasprendas,sobreampliashojaslimpiasde periódico. Cayeron diminutas motas de polvo. Cooper las recogió con cintaadhesivaylasexaminóconeldetectordemateriales.
—Nohaymucho—dijo—.Elvaporsehallevadolamayoríadelrastro.Veounpocodepolvo.Nolosuficienteparaunanálisis.Espera…¡Excelente!Tengounpardefibras.¡Caray,miraesto…!
«Puesnopuedo»,pensóRhymeenfurecido.—Azulmarino,mezcladelanayacrílico,supongo.Noeslobastanteásperopara
sermoquetaniestáondulado.Asíqueesunaprendadevestir…—Conestecalornovaallevarcalcetinesgruesos,niunjersey,supongo.Seráun
pasamontañas,¿no?—Esomismopiensoyo—dijoCooper.Rhymereflexionóuninstante.—Creo que quiere darnos en serio una oportunidad para salvarlos. Si estuviera
empeñadoenmatar,noleimportaríaquelevieranlacaraono.—Perotambiénsignificaqueelgilipollaspiensaquepuedesalirseconlasuya—
añadióSellitto—.No piensa en suicidarse. Puede que nos ofrezca algo con lo quenegociarsitienerehenescuandoleatrapemos.
—MegustatuoptimismoLon—dijoRhyme.Thom contestó el timbre y acto seguido Jim Polling subió las escaleras,
desaliñadoyconprisa.Enrealidad,eranormalquepresentaraeseaspectodespuésdeiryvenirentreconferenciasdeprensa,laoficinadelalcaldeyeledificiofederal.
—Losientoporlastruchas—ledijoSellitto.SeguidamenteexplicóaRhyme—:Jimmy es uno de esos pescadores de verdad. Hasta hace sus propiasmoscas paracebo.Yosoyfelizsóloconsalirenunbarcoconunascervezas.
—Cogeremos a ese cabrón y luego me ocuparé de los peces —dijo Pollingmientrasse tomabaelcaféqueThomhabíadejadocercade laventana.Miróhaciafuerayparpadeóconsorpresaalverdosgrandespájarosobservándolefijamente.SevolvióhaciaRhymeyleexplicóqueacausadelraptohabíatenidoquesuspenderunviaje a Vermont para pescar. Rhyme nunca había pescado, a decir verdad, nuncahabíatenidotiemponiganasparapracticarningúnhobby,perosediocuentadequeenvidiaba a Polling. La calma de la pesca le atraía. Era un deporte que podíapracticarse en soledad. Los demás deportes para minusválidos tendían a ser
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demasiado atléticos. Competitivos. Probando algo al mundo… y a uno mismo.Baloncesto en silla de ruedas, tenis,maratones, Rhyme decidió que si tuviera queescogerundeporteseríalapesca.Aunquelanzarelsedalconundedo,probablementeestabamásalládelatecnologíamoderna.
—Laprensayalellamasecuestradorenserie—dijoPolling.«Cuandoelríosuena…»,reflexionóRhyme.—Yelalcaldeseestávolviendoloco.Quierellamaralosfederales.Hehablado
con el jefe para que le convenza de no hacer eso. Pero no podemos perder otravíctima.
—Haremosloquepodamos—dijoRhymecáusticamente.Pollingsorbióeloscurocaféyseacercóalacama.—¿Estásbien,Lincoln?—Bien.PollingleobservóduranteunratoyluegosedirigióaSellitto.—Infórmame. Tenemos otra conferencia de prensa en media hora. ¿Viste la
última?¿Escuchasteloquepreguntóaquelreportero?¿Quécreesquesintiólafamiliadelavíctimaalsaberquefueescaldadahastamorir?
—¡Porfavor!—Banksagitólacabeza.—Casitumboaesecabrón—dijoPolling.Tresañosatrás,recordóRhyme,durantelainvestigacióndelasesinodepolicías,
el capitán se cargó una cámara del equipo de noticias cuando el reportero sepreguntabasiPollingestabasiendomuyagresivoensuinvestigaciónsóloporqueelsospechoso,DanShepherd,eraunmiembrodelcuerpo.
PollingySellittoseretiraronaunaesquinadelahabitaciónyeldetectivelepusoalcorrientedeloquehabíanaveriguado.Cuandoelcapitándescendióporlaescalera,Rhymenotóquenoestabanilamitaddeanimadoqueantes.
—OK—anuncioCooper—.Tenemosunpelo.Estabaenelbolsillo.—¿El cabello entero? —preguntó Rhyme, sin muchas esperanzas, y no se
sorprendiócuandoCooperseñaló:—Losiento,nohayraíz.Sin la raíz, el cabello no es una prueba individual; es meramente una simple
evidencia. No se le puede hacer una prueba de ADN y, por tanto, es imposiblevincularlo a una persona específica. Sin embargo, mantiene un valor legal. En uncélebreestudiodelaPolicíaMontadadelCanadádehacíaunosaños,sellegabaalaconclusióndequesiuncabelloencontradoenlaescenadelcrimencoincideconotrocabellodelsospechoso,lasprobabilidadesdequelodejaraahísonde4500a1,peroelproblemaconelcabelloeraquenosepodíansacarmuchasconclusionessobrelapersonaaquienpertenecía.Resultaimposibledeterminarelsexo,ytampocosepuedeestablecerlarazaconseguridad.Laedadsólosepuedeestimarsielcabellopertenece
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aunniño.Elcolorengañaporlagranvariedaddepigmentosytintescosméticos,ycomo todo el mundo pierde docenas de pelos cada día, no se puede ni siquieradeterminarsielsospechososeestáquedandocalvo.
—Compáralo con el de la víctima, haz un recuento de las escamas y unacomparacióndelapigmentaciónmedular—ordenóRhyme.
UnminutodespuésCooperlevantólacabezadelmicroscopio.—NoesdelaseñoritaColfax.—¿Descripción?—preguntóRhyme.—Marrónclaro.Noestárizado,asíqueyodiríaquenoesunapersonadecolor.
Lapigmentaciónsugierequenoesdeorigenasiático.—Entonces caucásico—dedujoRhyme,mirando el gráfico en la pared—.Eso
confirmaloquediceelsentidocomún.¿Velloocabello?—Haypocavariacióndediámetroyunadistribuciónuniformedelpigmento.Es
cabello.—¿Cuántomide?—Trescentímetros.Thom preguntó si debía añadir al informe que el secuestrador tenía el pelo
castaño.—No —dijo Rhyme—. Esperaremos alguna corroboración. Sólo anota que
sabemosqueusaunpasamontañasazulmarino.¿Mel,señalesdearañazos?Cooperexaminólosrestos,peronoencontrónadaútil.—La huella que encontraste. La de la pared. Echémosle un vistazo. ¿Me la
puedesmostrar,Amelia?SachsvacilóalacercarlelaPolaroid.—Tu monstruo —dijo Rhyme. Era una gran palma deformada, realmente
grotesca, sin las elegantes espirales ni bifurcaciones de la fricción, pero con unestampadomoteadodepequeñaslíneas.
—Esunafotomaravillosa.EresunverdaderoEdwardWeston[31],Amelia.Pero,pordesgracia,noesunamano.Ésasnoson las líneasdeunapalma.Esunguante.Cuero.Viejo.¿Verdad,Mel?
Eltécnicoasintió.—Thom,anotaquellevabaunpardeguantesviejos—Rhymedijoalosotros—:
Empezamosateneralgunasideassobreél.Nodejasushuellasdactilaresenlaescenadel crimen.Pero deja huellas de guantes. Si encontramos el guante en su posesiónpodemossituarleenlaescenadelcrimen.Éleslistoperonobrillante.
—¿Yquéllevanpuestoloscriminalesbrillantes?—preguntóSachs.—Ante forradodealgodón—dijoRhyme.Y luegopreguntó—:¿Dóndeestáel
filtrodelaaspiradora?Eltécnicovacióelfiltroconformadecono,comoeldeunacafetera,sobreuna
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hojadepapelblanco.Rastrosdeevidencias…A los fiscales, los periodistas y los jurados les encantan las pruebas obvias.
Guantesensangrentados,cuchillos,armasdefuego,cartasdeamor,semenyhuellasdactilares. Pero la evidencia favorita deLincolnRhyme era rastrear el polvo y losresiduos en las escenas de los crímenes, que tan fácilmente pasaban por alto otrosdetectives.
Perolaaspiradoranohabíasuccionadonadaútil.—Bien—dijoRhyme—,continuemos.Veamoslasesposas.SachssepusomuytensamientrasCooperabríalabolsadeplásticoycolocabalas
esposas sobre una hoja de periódico. Como predijo Rhyme, había una cantidadmínima de sangre. Elmédico de guardia de laOficina deAnálisisMédicos habíahecho los honores con la sierra de cuchilla, luego el Departamento de Policía deNuevaYorkhabíaenviadolosresultadosdelanálisisporfax.
Cooperexaminócuidadosamentelasesposas.—Boyd&Keller.Sonunmodelocorriente.Nohaynúmerodeserie—rocióel
metalcromadoconDFOyencendió la luzultravioleta—.Nohayhuellas,sólounamarcadelguante.
Cooper utilizó una llave universal para abrir las esposas. Con una perilla delimpiargafas,echóelairesobreelmecanismodeapertura.
—Amelia,¿siguesenfadadaconmigoporlodelasmanos?—dijoRhyme.Lapreguntalapillóporsorpresa.—Noestoyenfadada—dijotraspensarlounmomento—.Sólomeparecequelo
quesugeristenofuemuyprofesional.—¿SabesquiénfueEdmondLocard?Ellanegóconlacabeza.—Un francés, nacido en 1877, que fundó el Instituto de Criminología de la
Universidad deLyon. Se le ocurrió una regla que yo seguí a pies juntillas cuandodirigílaIRD:elprincipiodeintercambiodeLocard.Élpensóquecuandodossereshumanosentranencontacto, algodeunopasahacia elotroyviceversa.Puede serpolvo,sangre,célulascutáneas,suciedad,fibrasoresiduosmetálicos.Avecesresultaunaardua tareaencontrar loquehasido intercambiadoexactamente,e inclusomásdifícil todavía averiguar su significado, pero el intercambio existe, y por ellopodemoscogeralossujetosdesconocidos.
Aellaaqueltrocitodehistorianoleinteresólomásmínimo.—Tuvistesuerte—ledijoMelCoopersinmirarla—.Os ibaamandar,a tiyal
médico, que hicierais una autopsia allí mismo para examinar el contenido de suestómago.
—Hubierasidodegranutilidad—dijoRhyme,evitandosumirada.
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—Leconvencídelocontrario—dijoCooper.—Autopsia—repitió Sachs, suspirando, como si nada de lo que decía Rhyme
pudierasorprenderla.Porque ella ni siquiera está aquí, pensó enfadado Rhyme. Su mente está a
kilómetrosdedistancia.—Ah—dijoCooper—.Heencontradoalgo.Creoqueesuntrozodelguante.—
Cooper colocó una mota en el microscopio de materiales. La examinó—. Cuero.Colorrojizo.Pulidoporunlado.
—Rojo, eso es bueno—dijoSellitto.Luego le explicó a Sachs—:Cuantomásraros sean los colores, más fácil será encontrar al autor del crimen. ¿A que no teenseñan eso en laAcademia?Algún día te contaré cuando le echamos el guante aJimmyPlaid,delafamiliaGambino.¿Teacuerdasdeeso,Jerry?
—Aquellos pantalones se podían reconocer a un kilómetro de distancia —rememoróeljovendetective.
—El cuero está bien curtido—continuóCooper—.No haymucho aceite en lafibra.Tambiénteníasrazónsobrequesonunosguantesviejos.
—¿Delapieldequéanimalestánhechos?—Yodiríaquedecordero.Debuenacalidad.—Sifuerannuevospodríamosdeducirqueesrico—refunfuñóRhyme—,peroal
serviejos, lospuedehaberencontradoen lacalleohaberloscompradode segundamano. Parece que no se pueden hacer deducciones rápidas sobre el SujetoDesconocido 823. Muy bien, Thom, sólo añade al perfil que los guantes son decorderoyrojizos.¿Quémástenemos?
—Usalociónparadespuésdelafeitado—lerecordóSachs.—Lohabíaolvidado.Bien.Puedeserqueparaencubrirotroolor.Loscriminales
hacen eso algunas veces. Thom, anótalo. Amelia, dime otra vez cómo olía. Lodescribistetú.
—Seco,comolaginebra.—¿Yquéhaydelasataduras?—preguntóRhyme.Cooperlasexaminó.—Hevistoestoantes.Plástico.Variasdocenasdefilamentosinternoscompuestos
deseisadieztiposdediferentesplásticosyuno,no…dosfilamentosmetálicos.—Quierounorigenyunfabricante.Coopermeneólacabeza.—Imposible,esmuygenérico.—Puñetas,¿yelnudo?—preguntóRhyme.—Puesnoesmuycomún.Muyeficaz.¿Vescomoellazoesdoble?Loshilosde
PVCsonlosmásdifícilesdeatar,yestenudonosesueltapornada.—¿Tienenunficherodenudosenlacentral?
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—No.Lamentable,pensó.—Señor…RhymesevolvióhaciaBanks.—Hagoalgodevela…—DesdeWestport,supongo—dijoRhyme.—Sí,tienerazón,pero¿cómolohasabido?Siexistieraunapruebaforenseparasaberellugardeorigendelaspersonas,Jerry
BanksdaríapositivoporConnecticut.—Purachiripa.—Noesunnudomarinero.Noloreconozco.—Esbuenosaberlo.Cuélgaloahíarriba—le indicóRhymeseñalando lapared,
cercadelaPolaroid,delcelofányelposterdeMonet—.Nosocuparemosdeélmástarde.
Sonóel timbreyThomdesaparecióparacontestarel interfono.RhymepasóunmalratopensandoquequizáfueraeldoctorBergerquevolvíaparacomunicarlequeyanoestabainteresadoenayudarleconsu«proyecto».
PeroelensordecedorruidodelasbotasindicóaRhymequiénhabíallamado.Los oficiales del servicio de emergencia, todos grandes, sobrios, vestidos con
uniforme de combate, entraron educadamente en la habitación y saludaron con lacabezaaSellittoyaBanks.EranhombresdeacciónyRhymeapostabaquedetrásdeaquellos veinte ojos muy probablemente se ocultaban diez personas capaces dereaccionar al segundo ante cualquier posible sospechoso acechando sobre susespaldas.
—Caballeros, ya saben lo del secuestro de anoche y del fallecimiento de lavíctimaestatarde—comenzósinmáspreámbulos—;nuestroasesinosehacobradootravíctima.Tenemosunapistaenelcasoynecesitoqueseencarguendeasegurarlasevidenciasenvarioslugaresalrededordelaciudad.Inmediataysimultáneamente.Unhombreporsitio.
—¿Quiere decir que no tendremos refuerzos?—preguntó un oficial de bigotepoblado.
—Nolesharánfalta.—Con el debido respeto, señor, no estoy dispuesto a meterme en ninguna
situacióntácticasinrefuerzos.Porlomenosuncompañero…—No creo que vaya a haber ningún tiroteo. Los objetivos son las cadenas de
supermercadosmásgrandesdelaciudad.—¿Supermercados?—No todas las tiendas. Sólo una de cada cadena. J & G's, ShopRite, Food
Warehouse…
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—¿Quévamosahacerexactamente?—Comprarpiernadeternera.—¿Qué?—Unpaqueteencadatienda.Caballeros,metemoquelestengoquepedirquelo
paguende su bolsillo. Pero la ciudad se lo abonará.Ah, y lo necesitamos lo antesposible.
Ellapermanecíadelado,sinmoverse.Sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra del viejo túnel y podía ver
acercarsealospequeñoscabrones.Mantuvolavistafijaenunoenparticular.Monellesentíaunpinchazoenlapierna,perolamayoríadeldolorestabaensu
brazo,dondeteníaunprofundocorteenlapiel.Nopodíaverlaheridayaqueestabaesposada con las manos atrás, no sabía cuánto había sangrado. Pero debió de sermucho; estababastantemareadaypodía sentir algopegajosoy espesopor todo subrazoysucostado.
El sonido de los arañazos, como agujas sobre el cemento. Los bultos marróngrisáceocrujiendoenlassombras.Lasratasseguíanmoviéndosenerviosamentehaciaella.Debíadehabercientosdeellas.
Seobligóapermanecer inmóvilymantuvosumiradaen lagran ratanegra.LallamóSchwarzie[32].Estabafrenteaella,moviéndoseadelanteyatrás,estudiándola.Aunquesóloteníaveinteaños,MonelleGergeryahabíadadolavueltaalmundodosveces: había hecho autostop por todoSriLanka,Camboya yPakistán.A través deNebraska, donde las mujeres miraban con desprecio su piercing en la ceja y suspechos sin sujetador. A través de Irán, donde los hombres le miraban los brazosdesnudoscomoperrosencelo.Habíadormidoenparquespúblicosen laciudaddeGuatemala y pasado tres días con las fuerzas rebeldes en Nicaragua, después deperdersedecaminoaunareservanatural.
Peronuncahabíaestadotanasustadacomoahora.
MeinGott.
Yloquemáslaasustabaeraloqueestabaapuntodehacerseasímisma.Se acercó una rata, una pequeña, su cuerpomarrón se deslizaba hacia delante
comoun rayo, retrocediendo, avanzando otra vez unos pocos centímetros.Decidióquelasratasledabanmiedoporqueseparecíanmásalosreptilesquealosroedores.Lanarizylacolasinuosas.Yesosjodidosojosrojos.
DetrásestabaSchwarzie,deltamañodeungatopequeño.Sepusodecuclillasymirófijamenteloquelefascinaba.Mirando.Esperando.
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Entonces lapequeñaatacó.Correteando sobre susafiladasgarras, ignorando susordogrito,selanzórápidaydirecta.Rápidacomounacucaracha,desgarróuntrozodesupiernacortada.Laheridaparecíacomosiquemara.Monellechillódedolor,sí,pero tambiénde rabia.«No tequiero, ¡joder!».Seestremecióunavezmásyyacióinmóvil.
Otra rata se le subió hasta el cuello, le arrancó un pedazo de carne y saltó devueltaalsuelo,mirándolafijamente,moviendosunarizcomosisepasaralalenguaporsupequeñabocaderata,comosaboreándola.
«DieserSchmerz…»[33]
Ella se estremeció de puro ardiente dolor que provenía del mordisco. DieserSchmerz.Eldolor.Monelleseobligóatumbarseypermanecerinmóvilunavezmás.
El diminuto atacante cogió posiciones para saltar sobre ella otra vez, pero derepente hizo unmovimiento nervioso y dando un giro semarchó.Monelle se diocuentadeporquésealejaba:Schwarziesehabíacolocadoporfinalfrentedelgrupo.Veníaaporloquequería.
Bien,bien.Aellaeraaquienhabíaestadoesperando.Porquenoparecíainteresadanienla
sangre ni en la carne; se había situado al frente del grupo veinte minutos antes,fascinadaporlacintadecolorplatacolocadasobresuboca.
La pequeña rata se puso a cubierto entre el enjambre de cuerpos, a la vez queSchwarzie se abría camino hacia delante, sobre sus pequeñas y obscenas patas. Sedetuvo.Luegoavanzódenuevo.Dosmetros,metroymedio.
Ahorauno.Monelle permaneció completamente inmóvil. Respirando tan lentamente como
podía,temerosadequesuagitaciónpudieraasustaralanimal.Schwarzie sedetuvo.Seacomodóhaciadelanteotravez.Yseparó.Amediometrodesucabeza.
«Nomuevasniunmúsculo».Teníalaespaldacurvadaysuslabiossecontraíancontinuamentemostrandosus
amarillentos y marrones dientes. Se acercó otros veinte centímetros y volvió apararse,lanzándoleunapenetrantemirada.Sesentó,sefrotólasgarras,denuevosemoviócuidadosamentehaciadelante.
MonelleGergersehizolamuerta.Otrosquincecentímetros.«¡Vorwärts[34]!».¡Vamos!Entoncesyaseencontrabafrenteasucara.Ellasintióelolorabasurayaaceite
queproveníadesucuerpo,aexcrementos,acarnepodrida.Laratalaolisqueóyellasintió el insoportable cosquilleo de su bigote en su nariz mientras sus pequeños
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dientesasomaronporsubocaycomenzaronaroerlacinta.Estuvoroyendoalrededordelabocadurantecincominutos.Enunaocasiónotra
rataseacercóylemordióeltobillo.Ellacerrólosojosaldolorytratódeignorarlo.Schwarziesaltóysequedóparadaenlassombras,estudiándoladetenidamente.
¡Vorwärts,Schwarzie!¡Vamos!Lentamenteseacercóotravezhaciaella.Con lágrimascorriendomejillaabajo,
Monelleinclinósubocahacialaratacondecisión.«Muerde,muerde…».«¡Vamos!».Sintió su espantoso y ardiente aliento en su propia boca al tiempo que la rata
rasgabagrandestrozosdelplásticobrillante.Tiródelospedazosenganchadosensubocaylosapretóconavariciaentresuspatasdelanteras.
Sepreguntósilaroturaseríayalosuficientementegrande.Teníaquehacerlo.Yanoaguantabamás.Levantólentamentesucabeza,milímetroamilímetro.Schwarzieparpadeóyseinclinóconcuriosidadhaciadelante.Monelle extendió sus mandíbulas y escuchó el fantástico sonido de la cinta
rasgándose. Aspiró profundamente dando aire a sus pulmones, podía respirar denuevo.
Ypodríagritarparapedirauxilio.—Bitte,helfenSiemir.Ayúdenme,ayúdenme,porfavor.Schwarzie se retiró, aturdida por el quebrado aullido, dejando caer su preciada
cintaplateada.Peronosealejómucho.Sedetuvoysediolavuelta,elevándosesobresuspatastraseras.Ignorandosucurvadocuerponegro, lediounapatadaalposteenelqueestaba
atada.Cayeronpolvoyporqueríaflotandocomosifueranievegris,perolamaderanocedióniunápice.Gritóhastasentircómoselequemabalagarganta.
—¡Bitte!¡Socorro!Elincesanteflujodetráficoengullíaelsonido.Unmomentodecalma.EntoncesSchwarziecomenzóaacercarseaellaotravez.
Estaveznoestabasola.Elbabosogrupolaseguía.Haciendomovimientosnerviosos.Perofirmementeatraídasporelolordesusangre.
Huesoymadera,maderayhueso.—Mel, ¿qué tienes ahí?—Rhyme estaba señalando el ordenador conectado al
cromatógrafo-espectrómetro. Cooper había examinado una vez más el polvo quehabíanencontradoenlaastillademadera.
—Siguesiendonitrógenoenriquecido.Superalosparámetroshabituales.Trespruebasdiferentesy losmismos resultados.Unexamendel aparato reveló
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quefuncionabacorrectamente.Cooperreflexionóunmomento.—Tantacantidaddenitrógeno—dijoporfin—,podríaserunfabricantedearmas
omuniciones.—DebeserdeConnecticut,nodeManhattan—Rhymemiróelreloj:6.30.Qué
rápidohapasadoeltiempohoy.Quélentohapasadolosúltimostresañosymedio.Sesentíacomosihubieraestadodespiertodurantedíasydías.
EljovendetectiveestudióelmapadeManhattanminuciosamente,sosteniendoenlamanolapálidavértebraquehabíacaídoantesalsuelo.
SelahabíadejadoaRhymeelespecialistaenlesionesdelamédulaespinal,PeterTaylor.Despuésdeunadesusvisitas, trasexaminarlecuidadosamente,eldoctorsesentóasuladoenladesvencijadasillademimbreysacóalgodesubolsillo.
—Hallegadolahoradelaverdad—leanuncióeldoctor.RhymehabíaechadounvistazoalamanoabiertadeTaylor.—Estoesunacuartavértebracervical.Comolaquetienesenelcuello.Laquese
rompió.¿Veslaspequeñascolasenelextremo?—eldoctorlediovueltasyvueltasduranteunratoypreguntó—:¿Enquépiensascuandolaves?
Rhyme respetaba aTaylor, porque no le trataba como a un niño o un idiota, ocomosifueraunagranmolestia,peroesedíanoestabadehumorparajugaralveo-veo.Nohabíacontestado.
AunasíTaylorcontinuó.—Algunosdemispacientespiensanquesepareceaunpezraya.Otrosdicenque
es como una nave espacial. O un avión. O un camión. Cada vez que hago esapregunta la gente normalmente lo compara con algo grande. Nadie dice, «Oh, untrozodecalcioymagnesio».Verás,yocreoquenolesgustalaideadequealgotaninsignificantehayaconvertidosusvidasenuninfierno.
Rhyme había echado otra escépticamirada al doctor, pero el plácido y canosomédicoeraunperroviejo,yestabaacostumbradoa las reaccionesde lospacientesafectadosdelesionesenlamédulaespinal.
—Nome ignores, Lincoln—dijo cariñosamente. Sostenía el disco cerca de lacaradeRhyme—.Séquepiensasquenoesjustoqueestacosatanpequeñatecausetantosufrimiento.Peroolvídatedeeso.Olvídalo.Quieroqueteacuerdesdecómoeratuvidaantesdelaccidente.Lobuenoylomalo.Alegrías,tristezas…Puedessentirlootravez—lacaradeldoctorsefuequedandoinmóvil—.Francamenteloqueahoraveoesalguienqueseharendido…
Taylorhabíadejado lavértebra sobre lamesilla.Parecíaque lohabíahechodemaneraaccidental.PeroentoncesRhymesediocuentadequeeraungestocalculado.Durantelosúltimosmeses,enloscualesRhymeintentótomarunadecisiónsobresise suicidaba o no, había estadomirando fijamente aquel disco. Se convirtió en unsímbolo del argumento de Taylor. El argumento para continuar con vida. Pero
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finalmente lo perdió; aunque pudieran tener su valor, las palabras del doctor nopodíansoportarlacargadedolorysufrimientoqueLincolnRhymesentíadíatrasdíatrasdía.
Apartósuvistadeldisco,miróhaciaAmeliaSachsylepidió:—Quieroquepiensesenlaescenadelcrimenotravez.—Tedijetodoloquevi.—Noquierosaberloqueviste,quierosaberloquesentiste.Rhymerecordólasmilesdevecesquehabíarepasadolaescenadeuncrimen.A
vecespuedeocurrirunmilagro.Sóloechandounvistazoysinsabercómo,leveníana lamente ideassobreel sospechosodesconocido.Nopodíaexplicarcómoocurríaeso. Los terapeutas especialistas en el comportamiento hablaban de determinar unperfilpsicológicocomosilohubieraninventadoellos.Peroloscriminalistashabíanestado haciendo perfiles de ese tipo durante cientos de años: caminar sobre lacuadrícula, volver por los pasos que anduvo el culpable, encontrar lo que hubierapodidodejar, pensar en loque sehubierapodido llevary sacar al finunperfil tanclarocomounafotografíadelaescenadelcrimen.
—Dime,¿quésentiste?—insistió.—Intranquilidad.Tensión.Calor.Nosé,deverdadqueno,losiento—respondió
ellaencogiéndosedehombros.SiRhymesehubierapodidomover,habríasaltadodelacama,lahabríaagarrado
porloshombrosylahabríazarandeado.Lehubieragritado:
¡Sabesde loqueestoyhablando,séque losabes!¿Porquéno trabajasconmigo?¿Porquémeestásignorando?
Entonces comprendió algo. Que ella había estado allí, en el tórrido sótano.RondandosobreeldemacradocuerpodeT.J.,olfateandoaquelfétidoolor.Lovioenla forma en que ella semordisqueaba la cutícula del pulgar, en su insistencia pormantener las distancias entre los dos. Le repugnaba haber estado en aquel sótanoinmundo,yodiabaaRhymeporrecordarlequepartedeellapermanecíaaúnallí.
—Estáscaminadoporlahabitación—dijoél.—Nopiensoquepuedaserdemásayuda.—Sigueeljuego—insistióRhymeintentandocontrolarse.Sonrió—.Cuéntamelo
quepensaste.Sucaraperdiótodaexpresión.—Son… tan sólo pensamientos—murmuró al fin—. Impresiones que todo el
mundodebetener.—Perotúestuvisteallí.Noestuvotodoelmundo.Cuéntanos.—Fue terrorífico o algo así…—pareció como si se arrepintiera de sus torpes
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palabras.
Pocoprofesional.
—Sentí…—¿Comosialguienteobservara?—apuntóél.Aquellolasorprendió.—Sí.Esoesexactamente.Rhymetambiénlohabíasentido.Muchasveces.Hacíatresañosymediolohabía
sentido, cuando se inclinó sobre el cuerpo descompuesto de un joven policía, pararecogerunafibradesuuniforme.Élhabíaestadosegurodequehabíaalguiencerca.Peronohabíanadie,sólounagranvigaderoblequeeligióesemomentoparacrujir,astillarse y venirse abajo demanera aplastante sobre la cuarta vértebra cervical deLincolnRhyme,echandosobresushombrostodoelpesodelmundo.
—¿Quémáspensaste,Amelia?Ella ya no se resistía. Sus labios estaban relajados, sus ojos vagaban sobre el
posterenrolladodelcuadrodeHopper.—Bien,me recuerdodiciéndomeamímisma:«Este lugar esviejo».Era como
esasfotosquevesdefábricasycasasdeprincipiosdesiglo.Yyo…—Espera—lainterrumpióRhyme—.Pensemoseneso.Viejo…SusojosseclavaronenelmapaRandel.Élhabíacomentadoanteselinterésdel
sospechosopor laantiguaNuevaYork.EledificiodondehabíamuertoT.J.Colfaxeraviejo.Ytambiénloeraeltúneldeferrocarrildondeencontraronelprimercuerpo.Los trenes de laEstaciónCentral deNuevaYork solíanmoverse por la superficie.Ocurrieron tantas muertes al cruzar la vía, que la avenida Once se ganó elsobrenombre de Avenida de la Muerte; la compañía ferroviaria se había vistofinalmenteforzadaatrasladarlasvíaspordebajodelasuperficie.
—YlaPearlStreet—pensóparasímismo—fueunacarreterasecundariaen laantigua Nueva York. ¿Por qué está tan interesado en cosas viejas? ¿Sigue TerryDobynsconnosotros?—lepreguntóaSellitto.
—Oh, ¿el psiquiatra? Sí. Trabajamos en un caso el año pasado. Ahora que lopienso,preguntóporti.Dijoquetellamóunpardevecesyquetúnuncaledevolvistelallamada.
—Vale, vale, vale —le cortó Rhyme—. Tráelo aquí. Quiero saber su opiniónsobreelcarácterdel823.Bueno,Amelia,¿quémáspiensas?
—Nada—lajovenencogióloshombrosconindiferencia.—¿No?¿Dónde escondía aquella chica sus sentimientos?, se preguntó, recordando algo
queunavezdijoBlainemientrasmirabaaunamujerguapísimaquecaminabaporla
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QuintaAvenida:«Cuantomásbonitoeselpaquetemásdifícilesdedesenvolver».—Nosé…Bueno,meacuerdodeunacosaquepensé.Peronosignificanada.No
creoqueseaunaobservaciónmuyprofesional.
Profesional…
Esunagranputadaqueunomismosepongaloslímites,¿no,Amelia?—Oigámoslo—lepidióRhyme.—¿Teacuerdasdecuandomepedistequemepusieraenel lugardelasesino,y
encontréellugardondeélsecolocóparamirarla?—Continúa.—Bien,pensé…—duranteunmomentopareciócomosilaslágrimasamenazaran
con llenar sus preciosos ojos. Eran azul radiante, notó él. Ella se controlóinstantáneamente—,mepreguntésiteníaunperro.MerefieroalaseñoritaColfax…
—¿Unperro?¿Porquélopreguntas?Ellavacilóunmomentoyluegosiguió:—Unamigomío…haceunosaños.Estábamoshablandodeconseguirunperro
cuando, bueno, si nos íbamos a vivir juntos. Siempre quise uno. Un collie. Fuegracioso.Eralamismarazaquequeríamiamigo.Inclusoantesdeconocemos…
—Unperro—elcorazóndeRhymesedisparó—.¿Y?—Penséqueesamujer…—T.J.—dijoRhyme.—T.J.—continuóSachs—.Mepareciómuytristepensarensumascota,enque
sudueñajamásvolveríaajugarconella,enquejamásregresaríaasucasa.Nopenséensunovioomarido.Penséenmascotas.
—¿Yporquéesepensamiento?Perros,mascotas.¿Porqué?—Noséporqué.Silencio.Finalmente,Ameliacontinuó:—Supongoque fueverla allí atada…Yestabapensando en cómo sequedóde
pie, a un lado, para mirarla. Quieto entre los tanques de gasolina. Era como siestuvieramirandoaunanimalenjaulado.
RhymeechóunvistazoalasondassineenlapantalladelordenadorGC-MS.Animales…—Mierda—exclamóbruscamenteRhyme.Todaslascabezassevolvieronhaciaél.—Esmierda—dijomirandofijamentealapantalla.—Sí,claro—dijoCooper,revolviéndoseelpelo—.Elnitrógeno.Esestiércol.Y
ademásesestiércolviejo.
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De repente Lincoln Rhyme tuvo uno de esos momentos sobre los que habíareflexionado antes. Un pensamiento irrumpió en su mente. La imagen era decorderos.
—Lincoln,¿estásbien?—preguntóSellitto.Uncorderopaseándoseporlacalle.
Eracomosiestuvieraviendounanimal…
—Thom—estabadiciendoSellitto—,¿estábien?
…enuncorral.
Rhymepodía imaginarse al despreocupado animal.Un cencerro en el cuello, yunadocenamásdetrás.
—Lincoln—intervinoThompreocupado—,estássudando.¿Estásbien?—Shhhhh—ordenóelcriminalista.Sintióelcosquilleobajarpor sucara. Inspiracióny fallocardíaco; los síntomas
sonextrañamentesimilares.Piensa,piensa…Huesos,postesdemaderayestiércol…—Sí—murmuró—.Un cordero. Judas llevando al rebaño a ser degollado—y
anuncióenvozmásalta—:Corrales.Tienealavíctimaretenidaenunestablo.
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—NohayestablosenManhattan.—Elpasado,Lon—lerecordóRhyme—.Lascosasviejasleestimulan.Debemos
buscarantiguosestablos.Cuantomásviejosmejor.Cuandoestabainvestigandoparasulibro,Rhymehabíaleídosobreuncasoenel
queunmafiosodecategoría,OwneyMadden,fueacusadodecometerunasesinatodisparando a un contrabandista de licores rival a la salida de su casa de Hell'sKitchen. Madden no fue nunca condenado, al menos no por este asesinato enparticular. Se levantó en el estrado y, con su melodiosa voz con acento británico,lanzó un inspirado sermón al tribunal sobre la traición: «Todo este caso ha sidofalsificadopormisrivales,quienesestándiciendomentirassobremí.¿Sabeaquémerecuerdan, Señoría? A los rebaños de corderos que dirigían por las calles de mibarrio,Hell'sKitchen,desdeloscorralesalosmataderosenlacalleCuarentayDos.¿Y sabe quién los guiaba? No era un perro ni un hombre sino uno de ellos. Uncordero, un Judas con una campana al cuello.Hacía que el rebaño subiera aquellarampa.Perojustoentoncesélsedeteníayelrestoentraba».
«Soyuncorderoinocente,yesostestigosenmicontrasonlosJudas».—Llama a la biblioteca, Banks —continuó Rhyme—. Allí seguro que
encontramosaunhistoriador.Eljovendetectiveabriósuteléfonomóvilyllamó.Suvozdescendióunoodos
tonos mientras hablaba. Después de explicar lo que necesitaban, dejó de hablar ymirófijamenteelmapadelaciudad.
—¿Bien?—preguntóRhyme.—Están buscando a alguien. Tienen… —agachó la cabeza cuando alguien
contestó; el joven detective repitió su petición. Comenzó a asentir y anunció—:Tengodossitios…,no,tres.
—¿Quiénes?—gritóRhyme—.¿Conquiénestáshablando?—Con el conservador de los archivos de la ciudad…Dice que ha habido tres
áreas principales con vaquerías enManhattan.Una en la parteOeste, por la SextaAvenida…Otra en Harlem, en los años treinta o cuarenta. Y otra en la parte delLowerEast,durantelaGuerradelaIndependencia.
—Necesitamosdirecciones,Banks.Direcciones.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi Conoceelprocedimientoquesesigue
enlaescenadelcrimen.Ropasoscuras. Posiblementeestéfichado.Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo. Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimular
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otroolor?
Pasamontañasazulmarino. Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.Legustanlascosas«viejas».
Sequedóunmomentoalaescucha.—Noestáseguro…—¿Porquénolopuedebuscar?Dilequelobusque.—Leoye,señor—leadvirtióBanks—.¿Endóndedice?¿Buscarlosdónde?No
teníanPáginasAmarillasentonces.Estábuscandoenviejos…—…Mapas demográficos de barrios comerciales sin nombres de calles —se
quejóRhyme—.Esobvio.Nostendremosqueconformarconsuposiciones.—Esoesloqueestáhaciendo,señor,estásuponiendo.—Bien,puesnecesitamosquesupongarápido—dijoRhymeimpaciente.Banksescuchóunpocomás,asintiendoconlacabeza.—¿Qué,qué,qué,qué?—EntrelacalleSeisylaDiez—respondióeljovenoficial.Unmomentodespués
añadió—:Lexington, cercadel ríoHarlem…Yentonces…,dondeestaba lagranjaDelancey.¿EsoescercadelacalleDelancey…?
—Claro que sí. Desde Little Italy hasta el East River. Eso es mucho terreno.Millas.¿Nopuedeconcretarunpocomás?
—PorlacalleCatherine,Lafayette…Walker.Noestáseguro.—Cercade los juzgados—intervinoSellitto, ydirigiéndose aBanks—,ponen
movimientoalequipodeHaumann.Divídelos.Rastreatodoslosbarrios.Eljovendetectivehizolallamada,yacontinuaciónlevantólamirada.—¿Yahoraqué?—Esperamos—dijoRhyme.—Joder,odioesperar—murmuróSellitto.—¿Puedo usar el teléfono?—le preguntó Sachs a Rhyme; él asintió, mirando
hacia una de sus mesillas. Ella vaciló—. ¿Tiene uno ahí? —volvió a preguntar,señalandohaciaelvestíbulo.
Rhymevolvióaasentir.Conunelegantemovimiento,lajovensaliódelahabitación.Éllapodíaveratravésdelespejodelpasillo,solemne,haciendoaquellallamada
queparecía interesarle tanto.Sepreguntóconquiénhablaría. ¿Novio,marido?¿Laguardería?¿Porquénosehabíaatrevidoadarleselnombredesu«amigo»cuandoleshablódelcollie?Seguroquehabíaunahistoriadetrásdeesaevasiva.
Fueraquienfueraaquienestuvierallamando,noestaba.Élnotócomosusojosseconvirtieronendosguijarrosdecolorazuloscurocuandonohuborespuesta.SachslevantólamiradaysorprendióaRhymemirándoladereojoatravésdelpolvorientocristal.Sediolavuelta,colocóelauricularensusitioyvolvióalahabitación.
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cristal.Sediolavuelta,colocóelauricularensusitioyvolvióalahabitación.Sehizosilenciodurantecincominutos.ARhymelefaltabaelmecanismoquela
mayoríadelagenteposeeparaeliminarlatensión.Ensuvidaanterior,habíasidounmaniáticodedarpaseosdeunladoaotro,esamaníavolvíalocosalosoficialesdelaIRD.Enaquelmomento,susojosescaneabanfrenéticamentehastaelúltimorincóndelmapadelaciudad,mientrasSachshurgabapordebajodesugorrodepatrullerayserascabalacabellera.El invisibleMelCoopercatalogabaevidencias, tancalmadocomouncirujano.
Todas menos una de las personas presentes en la habitación saltaron comoimpulsadas por un resorte cuando sonó el teléfono de Sellitto. Él escuchó; en surostrosedibujóunasonrisa.
—¡Lo tenemos! Uno de los escuadrones de Haumann está en la Once con laSesenta.Puedenoír losgritosdeunamujer.Noestán segurosdedóndeprovienen.Estányendopuertaporpuerta.
—Pontetuszapatillasdecorrer—leordenóRhymeaSachs.Élviocomoselearrugabalacara.AmeliaechóunvistazoalteléfonodeRhyme,
comosipudiera sonarencualquiermomentoconuna llamadadelgobernadorparaaplazar aquella condena. Luego lanzó una mirada a Sellitto, quien estudiabameticulosamente el mapa táctico de la zona Oeste que usaban los equipos deemergencias.
—Amelia—dijoRhyme—, hemos perdido a una persona. Eso es una lástima.Peronotenemosporquéperdermás.
—Silahubierasvisto—suspiró—.Sisólohubierasvistoloquelehizo…—Oh,peroclaroque lahevisto,Amelia—le respondióLincolnconelmismo
tono,susojosimplacablesyretadores—.HevistoloquelepasóaT.J.Hevistoloque lespasaa los cuerposabandonadosenmaleteroscalientesduranteunmes.Hevisto lo que hace un kilo ymedio de C4 a brazos, piernas y caras. Trabajé en elincendio del club social de Happy Land. Más de ochenta personas murieronabrasadas.TomamosPolaroidsdelascarasdelasvíctimas,oloquequedódeellas,paraquelasidentificaransusfamilias,porquenohabríamanerahumanadequeunapersonacaminaraentreaquellashilerasdecuerposypermaneciesecuerda.Exceptonosotros.Notuvimoselección—tomóaireparaenfrentarsealinsoportabledolorquele recorría todo el cuello—. Mira, Amelia, si quieres seguir en este trabajo…, siquieresseguiradelantecontuvida,vasatenerquepasardelosmuertos.
Unaporuna,todaslaspersonaspresentesenlahabitaciónhabíandejadoloqueestabanhaciendoylesestabanmirando.
AmeliaSachsnovolvióaescudarseensusexquisitosmodales.Nosonreíaniporeducación.Intentóporunmomentoquesumiradaresultarainexpresiva.Peroeratantransparentecomoelcristal.Su furiahaciaél, fuerade todaproporcióna juiciode
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contraídosdepuraira.Echóunlaciomechóndesupelirrojacabellerahaciaunladoyagarró lahorquillaquehabíadejadoencimade lamesa.Sedetuvoen loaltode laescaleray le lanzóunamirada fulminante, recordandoaRhymequenohabíanadamásgélidoquelafríamiradadeunabellamujer.
Yporalgunarazónsesorprendiópensando:«Bienvenidadenuevo,Amelia».
—¿Quétienes?¿Tienesalgo,tienesunahistoria,tienesfotos?El Zarrapastroso estaba sentado en un bar del East Side de Manhattan, en la
TerceraAvenida,elequivalenteparaelcentrodelaciudaddeloscentroscomercialesparalasafueras.Aquellalúgubrezonaprontocaeríaenlasgarrasdelosyuppies,perode momento seguía siendo el refugio de la gente del barrio que, mal vestida,desaseada,comíacenasabasedepescadomásquedudosoyensaladasmustias.
Elhombredelgado,conlapielbruñidacomoelébano,llevabapuestaunacamisablanquísimayuntrajemuyverde.SeinclinóhaciaelZarrapastroso.
—¿Tienesnoticias,tienescódigossecretos,tienescartas?¿Tienesmierda?—¡Ja!—Nise teocurrareírtedemí, tío—dijoFredDellray,o,mejordicho,D'Ellret,
peroesohabíasidohacíageneraciones.Medíaunmetronoventaycinco,raramentesonreía a pesar de su característico parloteo, y era el agente especial estrella de laoficinadelFBIdeManhattan.
—Nomeestoyriendo.—Entonces,¿quétienes?—Dellrayestrujólaboquilladelcigarrillo,quecolocó
sobresuorejaizquierda.—Llevatiempo.—ElZarrapastroso,unhombrebajito,serascóelpelograsiento.—Peronotienestiempo.Eltiempoesvalioso,eltiemposeesfumayeltiempoes
algoquetúnotienes.Dellray coloco su enorme mano bajo la mesa, donde reposaban dos cafés, y
apretóelmuslodelZarrapastrosohastaqueestegimió.Seis meses atrás el hombre delgado y bajito había sido atrapado mientras
intentaba vender unos M-16 automáticos a un par de locos de extrema derecha,quienes, lo fueran o no en esemomento, también habían sido agentes secretos delBATF,laagenciaparaelcontroldealcohol,armasytabaco.
Evidentemente, los federales no querían a la pequeña cosa grasienta de ojossalvajes que era el Zarrapastroso. Querían a quien fuera que le estuvieseproporcionandolasarmas.LosdelaBATFestuvieronmareandolaperdizduranteuntiempo, pero no consiguieron ninguna gran detención, así que se lo entregaron aDellray,elnúmerounoalahoradetratarconsoplonesdelaagencia,paraversilepodía ser de alguna utilidad. Pero hasta ahora había resultado ser sólo un irritantepequeño y tímido soplón, que no tenía ni noticias, ni códigos secretos, ni mierda
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pequeño y tímido soplón, que no tenía ni noticias, ni códigos secretos, ni mierdaningunaparalosfederales.
—Laúnicamaneraparaquepodamosrebajarloscargos,cualquiercargo,esquenosdesalgobonitoysustancioso.¿Estamosdeacuerdoenesto?
—Por ahora no tengo nada para ustedes, eso es lo que te estoy diciendo.Porahora.
—Noesverdad,noesverdad.Tútienesalgo.Puedoverloentucara.Túsabesalgo.
Unautobússedetuvofuera,conunestrepitosochirridodelosfrenos.Ungrupodepaquistaníesdescendióporlapuerta.
—EsajodidaconferenciadelaONU—refunfuñóelZarrapastroso—.¿Paraquécoñovienenaquí?Estaciudadyaestáabarrotada.Todosesosextranjeros…
—Olvídatedelajodidaconferencia.Tú,pequeñosoplón;tú,pequeñamierda—dijoDellraybruscamente—,¿quécoñotienestúencontradelapazmundial?
—Nada.—Ahora,dimealgobueno.—Nosénadabueno.—¿Conquiéntecreesqueestáshablando?—Dellraysonriócomoundemonio—.
SoyelCamaleón.Puedosonreíryserfelizopuedofruncirelceñoyjugaraapretar…—No,no—gritóelZarrapastroso—.Coño,esoduele.Para.Elcamarerosevolvióhaciaellos,perobastóunaincisivamiradadeDellraypara
queseconcentraradenuevoensacarbrilloalosyabrillantesvasos.—Vale,alomejorséunacosa.Peronecesitoayuda.Necesito…—Horadeapretarotravez.—Quetejodan.Quetejodan.—Oh,quépalabras tan inteligentes—semofóDellray—.Suenascomoenesas
películasmalas, ¿sabes?, cuando por fin se encuentran elmalo y el bueno. ComoStalloneyalguienmás.Ytodoloquesedicenelunoalotroes«Quetejodan.No,que te jodana ti, no, jódete tú».Ahoramevasacontar algoquemerezca lapena.¿Estamos?
YsequedómirandofijamentealZarrapastrosohastaquecedió.—OK,aquíestá.Confíoenti.Estoy…—Ya,ya,ya.¿Quétienes?—EstabahablandoconJackie,¿conocesaJackie?—ConozcoaJackie.—Ymeestabacontando…—¿Quéteestabacontando?—Meestabacontandoque ledijeronquecualquier cosaopersonaquehubiera
quemeterosacarestasemana,quenosehicieraporelaeropuerto.
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—Yatelohedicho,noteníanada.TeestoydiciendoloqueJackie…—Tedijo.—Eso.Hablabaengeneral,¿sabes?—ElZarrapastrosodirigiósusgrandesojos
marroneshaciaDellray—.¿Tementiríayo?—Nuncapierdastudignidad—leadvirtióelagentedeformasolemne,señalando
con un severo dedo el pecho del Zarrapastroso—.Ahora, sigamos con esto de losaeropuertos.¿Cuáldeellos,Kennedy,LaGuardia,Newark?
—Nolosé.Todoloqueséesquehayunrumorsobrequealguienvaaestarenunaeropuerto.Alguienqueesmuymalo.
—Dameunnombre.—Notengoningúnnombre.—¿DóndeestáJackie?—Nolosé.EnSudáfrica,opuedequeenLiberia.—¿Quéquieredecirtodoesto?—Dellrayestrujónuevamentesucigarrillo.—Yosólopenséquehabíaunaposibilidaddequepasaraalgo,yasabes,asíque
nadiedebeenviarnada.—Tú pensaste—el Zarrapastroso se encogió demiedo peroDellray no estaba
pensando en atormentar más a aquel insignificante hombrecillo. En su cerebroempezaba a sonar la señal de alarma: Jackie, un traficante de armas que las dosAgenciasconocíandesdehacíaunaño,podríahaberescuchadounsoplodealgunodesusclientes,mercenariosenÁfricayenEuropaCentralyparamilitaresenAmérica,sobre un ataque terrorista en el aeropuerto. En cualquier otra ocasión, Dellray nohubieraprestadoatenciónalsoplo,perotodavíaseguíaelrevueloporelsecuestroenJFKlanocheanterior.Nolehabíahechomuchocaso,erauncasodelDepartamentodePolicíadeNuevaYork.PeroenaquelmomentosepreguntósinotendríarelaciónconelatentadoenlareunióndelaUnescoenLondresdehacíaunosdías.
—¡Eh,chico!,¿notedijeronnadamás?—No.Nadamás.Tengohambre.¿Podemoscomeralgo?—¿Recuerdasloquetehedichosobreladignidad?Dejadequejarte—Dellrayse
pusodepie—.Tengoquehacerunallamada.
ElRRVderrapóhastadetenerseenlacalleSesenta.Sachsbuscóelmaletínparalaescenadelcrimen,laPoliLightylalinternagrande
dedocevoltios.—¿Llegasteis a tiempo? —preguntó Sachs a un patrullero de la unidad de
emergencia—.¿Estáellabien?Alprincipionadiecontestó.Entoncesescuchólosgritos.—¿Quéestápasando?—murmuró,subiendosinalientohacialagranpuerta,que
habíasidodestrozadaporlosserviciosdeemergencia.Seabríahaciaunarampaque
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habíasidodestrozadaporlosserviciosdeemergencia.Seabríahaciaunarampaquedescendíapordebajodeunedificiodeladrilloabandonado—.¿Lavíctimasigueallí?
—Esoes.—¿Porqué?—preguntóunahorrorizadaAmeliaSachs.—Nosdijeronquenoentráramos.—¿Quénoentrarais?—repitióagritos—.¿Esquenolaoyes?—Nosdijeronqueteesperáramos—respondióotropolicía.«Nosdijeron».Ellos.No,nadadeellos.LincolnRhyme.Esehijodeputa.—Nosotrosteníamosqueencontrarla—dijoeloficial—.Sesuponequeerestúla
quetienesqueentrarahí.Ameliaconectóelmicrófono.—Rhyme—casiladró—.¿Estásahí?Sinrespuesta…Malditocobarde.Pasar de los muertos…, hijo de perra. La furia que había sentido al bajar en
trombalasescalerasdelacasadeRhymeparecíahabersecentuplicado.Sachsechóunvistazodetrásdeellayvioaunmédicoparadoalladodeunautobúsdelapolicía.
—Tú,venconmigo.Elinterpeladodiounpasoalfrente,perosedetuvoalverqueelladesenfundaba
suarma.—Oye,oye:tiempomuerto—dijoelmédico—.Notengoqueentrarhastaquela
zonaestéasegurada.—Muévete, ahora —por su tono era evidente que no estaba para bromas. El
médicoseencogiódehombrosylasiguióaprisa.Delsubsuelollegarongritos.—¡AiiiiHilfe!—yluegosollozos.Dios.Sachsempezóacorrerhacialaamenazanteentrada,detresmetrosdealto,
conelinteriorennegrecidoporelhumo.Escuchóensucabeza:«Túeresél,Amelia.¿Quéestáspensando?».
—Lárgate—murmuró.PeroLincolnRhymenosemarchó.«Eres un asesino y un secuestrador, Amelia. ¿Por dónde caminarías, qué
tocarías?».¡Olvídalo!,voyasalvarla.Alamierdalaescenadelcrimen…—DiozzMeo,porgfavorg,alguien,porgfavorgayuda.—¡Corre,Sachs!—segritoasímisma—.¡Corre!Élnoestáaquí.Estásasalvo.
Cógela,vamos.Ameliaaligeróaúnmáselpaso,sucinturóndepolicíasonabaametalmientras
corría.Entonces,aunossietemetrosdentrodeltúnel,sedetuvo.Debatiéndose.—¡Qué coño! —escupió. Posó el maletín y lo abrió. Le dijo bruscamente al
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Incómodo,eljovenrespondió.—TadWalsh.Quierodecir,¿quépasa?—echóunvistazoalaoscuridad.—Ho…Bitte,helfenSiemir.—Cúbreme—susurróSachs.—¿Cubrirte?Esperaunminuto,yonohagoeso.—Tomalapistola—continuóella.—¿Dequésesuponequetengoquecubrirte?Poniéndolelaautomáticaenlamano,Sachssepusoderodillas.—Elseguroestáquitado.Tencuidado.Cogiódosgomaselásticasyselaspasosobreloszapatos.Cogiendolapistolade
nuevo, le ordenó que hiciera lo mismo. Con manos temblorosas, el médico laobedeció.
—Estoypensando…—Calla.Élpodríaseguiraquí.—Espere unminuto, señora—susurró elmédico—.Mi trabajo no consiste en
hacerestascosas.—Tampocoelmío.Sujetalaluz—Sachslepasólalinterna.—Perosiestáaquí,probablementevaadispararalaluz.Quierodecir,esoesalo
queyodispararía.—Entoncessujétalaenalto,porencimademihombro.Yoirédelante.Sidisparan
aalguienseráamí.—¿Yluegoquéhago?—elpobreTadsonótandesvalidocomounadolescente.—Si fuera yo, saldría corriendo como un diablo—refunfuñó Sachs—. Ahora,
sígueme.Ymanténesehazdeluzfijo.Asiendo elmaletín negro en sumano izquierda,manteniendo su arma frente a
ella,ojeóelsuelomientrasseadentrabanenlaoscuridad.Viodenuevolasfamiliaresmarcasdeescoba,justocomoenlaotraescenadelcrimen.
—Bittenitch,bittenitch,bitte…—oyeronundébilgritoyluegosilencio.—¿Quédiablosestáocurriendoahíabajo?—susurróTad.—Shhh—siseóSachs.Caminarondespacio.Sachssoplóensusdedosparasecarseelresbaladizosudor;
ibafijándosecuidadosamenteenlascolumnasdemadera,encualquiersombrayenlamaquinariaarrumbadaqueiluminabaelhazdeluzdelalinternaqueTadsujetabacondedostemblorosos.
Noencontróhuellas.Claroqueno.Eslisto.«Pero nosotros también somos listos», escuchó decir a Lincoln Rhyme en sus
pensamientos.Yellaledijoquesecallara.Ahoramásdespacio.
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Ahoramásdespacio.Dos metros más. Una pausa. Luego, moviéndose lentamente hacia delante.
Intentandoignorarlosgemidosdelachica.Volvióasentirlaotravez,esasensacióndeserobservada,elmismoescalofríoenlacolumnavertebral.Laarmadura,pensó,nodetendríaunabalaexplosiva.Detodasformas,lamayoríadelosdelincuentesdesu clase usaban Black Talons, así que un disparo en una pierna o en un brazo lamataríatanefectivamentecomoundisparoenelpecho.Yseríamuchomásdoloroso.Nick lehabíacontadocomoesasbalaspodíanabriruncuerpohumano;unodesuscompañeros, alcanzado por dos de aquellas malditas balas, había muerto en susbrazos.
Arribaydetrás…Pensando en él, recordó una noche, acostada sobre el sólido pecho de Nick,
mirandofijamentelasiluetadesuatractivacaraitalianasobrelaalmohadamientraséllecontabalaentradaenunrescateenuncasodesecuestro.
—Sihayalguiendentroquetequieraliquidarcuandoentres,loharáporarribaypordetrás.
—Mierda —se puso en cuclillas, dando vueltas y apuntando hacia el techodispuestaadescargarelcargador.
—¿Qué?—susurróTad,asustándose—.¿Qué?Elvacíoladejóboquiabierta.—Nada—yrespirandoprofundamente,sepusodepie.—Nohagaseso.Oyeronunaespeciedegorjeopordelantedeellos.—Jesús—eralaagudavozdeTadotravez—.Cómoodioesto.«Estetipoesuncagueta»,pensóella.«Loséporqueestádiciendotodoloqueyo
quierodecir».—Alumbraahí—lepidiódeteniéndose—.Justodelante…—¡Oh,DiosTodopoderoso!Sachsporfincomprendiódequiéneranlospelosquehabíaencontradoenlaotra
escena. Se acordó de la mirada que cruzaron Sellitto y Rhyme. Él había sabidoentonces lo que tenía planeado el asesino. Él supo que era eso lo que le estabapasando a la pobre chica, y aun así les dijo a los que la habían encontrado queesperaran.Leodiabamásquenunca.
Delante de ellos, una muchacha gordita estaba sentada en el suelo, sobre uncharcodesangre.Miróhacialaluzconojosempañadosysedesmayó.Justoenesemomento, una gigantesca rata negra, tan grande como un gato, avanzó lentamentesobresuestómago,sedirigióhaciaelcarnosocuelloydescubriósussuciosdientesparadarleunmordiscoenlamejilla.
Sachs levantó suavemente el negro y macizo revólver, su palma izquierda
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Dispararesrespirar.Inhala,exhala.Aprieta.Sachsdisparósuarmaporprimeravezestandodeservicio.Cuatrodisparos.La
enormeratanegraqueestabaenelpechodelachicaexplotó.Ledioaotraqueestabadetrásenelsueloyaunamásque,presadelpánico,corrióhaciaSachsyelmédico.Lasotrasdesaparecieronsilenciosamente,rápidascomoaguasobrearena.
—Jesús—dijoelmédico—.Podíashaberledadoalachica.—¿Adiezmetros?—Sachsresopló—.Difícilmente.LaradiocomenzóasonaryHaumannpreguntósilesestabandisparando.—Negativo—replicóAmelia—.Sólohedisparadoaalgunasratas.—Corto.Tomólalinternadelmédicoyalumbrandohaciaabajocomenzóaavanzar.—Bitte,bitte…La chica estabamuypálida. Sus ojos azulesmiraron aSachs, como si le diera
miedoretirarlavista.—Bitte,bitte…Porgfavorg…—suvozsealzóenunlamentosalvajeycomenzó
a sollozar y a retorcerse de terror mientras el médico le ponía vendas sobre lasheridas.
Sachsacunósuensangrentadacabezarubia,susurrando.—Tevasaponerbien,cariño.Tevasaponerbien,tevasaponerbien…
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Laoficina,enunrascacielosquedominabaelsurdeManhattan,mirabahaciaJersey.Laspartículasdecontaminacióndisueltasenelairehacíanquelapuestadesolfuerapreciosa.
—Tenemosquehacerlo.—Nopodemos.—Tenemos—repitió Fred Dellray y tomó un breve sorbo de su café, que era
incluso peor que el del restaurante donde poco antes había estado sentado con elZarrapastroso—.Quítaselo.Podránsoportarlo.
—Esuncasolocal—respondióelagenteespecialasistentedelFBIacargodelaoficina de Manhattan. Era un hombre meticuloso que nunca podría trabajar desecreta,porqueencuantoalguienloveía,inmediatamentepensabaqueeraunagentedelFBI.
—Noeslocal,yloestántratandocomolocal.Peroesuncasoimportante.—SólotenemosochentahombresdisponiblesporeseasuntodelaONU.—Yestoestá relacionadocon laconferencia—le interrumpióDellray—.Estoy
seguro.—Entonces se lo diremos a los de seguridad de la ONU. Deja que todo el
mundo…Oh,nomemiresasí.—¿LaseguridaddelaONU?¿LaseguridaddelaONU?Dime,¿algunavezhas
escuchadolapalabra«retrasadomental…»?Billy,¿visteesafoto?¿Ladelaescenadeestamañana?¿Lamanosaliendodelsuelo,ytodalacarnearrancadadeesededo?Ahífuerahayunjodidoenfermomental.
—LosdelDepartamentodePolicíadeNuevaYorknosmantieneninformados—replicóelagente—.Tenemosalosloquerosalerta,porsilosnecesitamos.
—Oh,portodoslossantos.¿Losloquerosalerta,dices?Tenemosquecogeraesedestripador,Billy.Atraparle.Noaveriguarloquepasadentrodesucabeza.
—Dimeotravezloquetecontótusoplón.Dellraypodía reconocer cualquier indiciodeprueba si lohabía.No iba adejar
que se le escapara otra vez. Había que moverse deprisa, seguir la pista delZarrapastrosoyJackieenJohannesburgooMonrovia,yprestaroídosalrumorentrelostraficantesdearmasdequesemantuvieranalejadosdelosaeropuertosdeNuevaYorkporquealgoibaapasar.
—Esél—dijoDellray—.Tienequeserél.—ElDepartamento de Policía deNuevaYork tiene trabajando en el caso a un
destacamentoespecial.—Pero no son los Antiterroristas. He hecho algunas llamadas. En la Brigada
Antiterrorista nadie tiene ni idea de lo que pasa. Para el Departamento de Policía
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«turistasmuertoses igualamalasrelacionespúblicas».Quieroestecaso,Billy—yentoncesFredDellraydijo lasúnicaspalabrasque jamáshabíapronunciadoen susochoañoscomopolicíasecreto—:Porfavor.
—¿Yquémotivosaducimos?—Oh,oh,esapreguntaesunachorrada—dijoDellraymeneandosudedoíndice
comosifueraunprofesorregañando—.Veamos: tenemosunnovísimoproyectodeleyantiterrorista.Peroesonoessuficienteparati,¿túquiereslajurisdicción?Yotedaréjurisdicción.UncrimenenPortAuthority.Secuestro.Puedoargumentarqueesejodido gilipollas está conduciendo un taxi, y alterando por eso el comerciointerestatal.Noqueremosjugaraalgoasí,¿verdad,Billy?
—No escuchas, Dellray. Puedo recitar el Código de Estados Unidos mientrasduermo,gracias.Loquequierosaber,sivamosatomarelmando,esquéledecimosala gente para mantener a todos contentos. Porque recuerda, después de que eseasesinoestéenelsacoyfichado,nosotrosvamosaseguirtrabajandoconlaPolicía.LonSellittollevaelcasoyesunbuenhombre.
—¿Un teniente?—Dellray resopló. Tiró del cigarrillo que llevaba detrás de laorejaylosostuvobajosusnaricesduranteunmomento.
—JimPollingestáalmando.Dellrayreculófingiéndosehorrorizado.—¿Polling?¿EseaprendizdeHitler?¿Esequesólosabedecir«Tieneelderecho
aguardarsilencioporquepuedodarleunguantazoentodalaputacabeza»?AsíquePolling,¿eh?
Elagenteespecialnoteníarespuestaparaeso.—Sellittoesmuybueno—insistió—.Unpolicíanato.Heestadoconélendos
operacionesespeciales.—Esemalditoasesinoestáesparciendocadáveresaderechaeizquierda.Seguro
quepiensaquesevaasalirconlasuya.—¿Quéquieresdecir?—Tenemos senadores en la ciudad. Tenemos congresistas, tenemos jefes de
Estado.Piensoqueloqueestáhaciendoesetipoesensayar.—¿Hasestadohablandoconlosloquerosynomelohasdicho?—Esloquehuelo—Dellraynopudoresistir la tentaciónde tocarsesudelgada
nariz.Sucompañeroexpulsóelairequereteníaenlosbienafeitadoscarrillos.—¿QuiéneselCI[35]?A Dellray le resultaba difícil pensar en el Zarrapastroso como un informante
confidencial, sonaba como algo salido de una novela de Dashiell Hammett. En lajergadelFBI,a lamayoríade los informantes les llamaban«esqueletos»,puescasitodos eran huesudos, desagradables, pequeños estafadores. Lo que le venía que ni
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pintadoalZarrapastroso.—Esungusano—admitióDellray—.PeroJackie,eltipoqueledioelsoplo,es
defiar.—Sé que quieres el caso, Fred. Y lo entiendo.—El agente lo dijo con cierta
compasión,porquesabíaperfectamente loqueseescondíadetrásde lademandadeDellray.
Yadeniño,enBrooklyn,Dellrayqueríaserunpoli.Noleimportabamuchoquétipo de polimientras se pudiera pasar las veinticuatro horas del día siéndolo. Peropocodespuésdeincorporarsealaagenciaencontrósuvocación,lapolicíasecreta.
Formando un equipo con su hombre de confianza y ángel de la guarda, TobyDolittle,Dellrayhabíamandadoalacárcelpormuchotiempoaungrannúmerodecriminales,lassentenciassumabanuntotalcercanoalosmilaños.(«LoscompañerosnosllamabanelequipodelMilenio»,leconfesóunavezasucolega).LapistaparaentendereltriunfodeDellrayladabasuapodo,elCamaleón,conelquelebautizarondespuésdequeenelespaciodeveinticuatrohorashicieradedrogadictoenunacasadonde se traficabaconcrackenHarlemydedignatariohaitianoenunacenaenelconsulado de Panamá, con una banda roja cruzándole el pecho y un acentoimpecable.SusservicioseranrequeridosregularmenteporlaBATFolaDEA[36],y,en ocasiones, por algunos departamentos de policía de la ciudad. Las drogas y eltráficodearmaseransusespecialidades,aunque también teníanmuchaexperienciaenmercancíasdecomisadas.
Lo irónico del trabajo de secreta es que cuantomejor eres, antes te retiran. Seextiendeelrumorylospecesgordos,losindividuostrasloscualesmerecelapenair,sehacenmásdifícilesdeengañar.DolittleyDellrayseencontrarontrabajandomenosen la calle ymás como supervisores de soplones y de otros agentes secretos. Sinembargo,nadaexcitabamásaDellrayquelacalle,ylemanteníanfueradelaoficinamásamenudoquealamayoríadelosagentesespecialesdelFBI.Nuncaselehabíaocurridopediruntraslado.
Dosañosatrás,unacálidamañanadeabrilenNuevaYork,DellrayestabaapuntodesalirdelaoficinaparacogerunaviónenLaGuardiacuandorecibióunallamadadelsubdirectordelaAgenciaenWashington.ElFBIestáestrictamentejerarquizado,yDellraynosepodíaimaginarporquéelpezgordolellamabaenpersona.Hastaqueoyó la sobria voz del subdirector comunicándole la noticia de que Toby Dolittle,juntoconunasistentedelfiscaldelestadodeManhattan,habíanestadoenlaplantabajadeledificiofederaldeOklahomaCityaquellamañana,preparandolasesiónalaqueelmismoDellraysedisponíaaasistir.
SuscuerposseríantrasladadosenaviónaNuevaYorkaldíasiguiente.Que fue elmismo en queDellray presentó el primero de los formulariosRTF-
2230,pidiendountrasladoalaDivisiónAntiterroristadelaAgencia.
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Aquella bomba había sido el crimen de los crímenes para FredDellray, quien,cuandoestabasolo,devorabalibrosdepolíticayfilosofía.Pensabaquenohabíanadaesencialmente antiamericano en la avaricia y la lujuria, cualidades que eranfomentadasdesdeWallStreethastaCapitolHill.Ysilagenteseempeñabaencruzarla fronterade la legalidad,Dellrayestabaencantadodeatraparlos,aunquenunca lohizoconanimosidadpersonal.Peromatar agentepor sus creencias,matar aniñosantes de saber en lo que creían,Diosmío, eso fueunapuñalada en el corazóndelpaís.SentadoensuespartanoapartamentodedoshabitacionesenBrooklyn,despuésdel funeral deToby,Dellray decidió que aquel era el tipo de crimen que él queríaintentarresolver.
Pero,desdichadamente,lareputacióndelCamaleónleprecedía.Elmejoragentesecreto de la Agencia se había convertido en su mejor supervisor, controlando aagentes y soplones por toda la Costa Este. Sus jefes simplemente no podíanpermitirsedejarle iraunode losdepartamentosconmáspesodelFBI.Dellrayerauna pequeña leyenda, nada menos que el responsable de algunos de los grandestriunfos más recientes de la Agencia. Así que, muy a su pesar, sus persistentespeticioneserandenegadasunadetrásdeotra.
Susuperiorestabaaltantodeestahistoriayporesoañadiósinceramente:—Ojalátepudieraayudar,Fred.Losiento.Pero todo lo que Dellray sacaba de aquellas palabras era su esperanza
quebrándoseunpocomás.AsíqueelCamaleónsesacóunpersonajedelamangaymiró fijamenteasu jefe.Ojalá tuviera todavíasudientepostizodeoro.Alhabersecriadoenlascalles,Dellrayeraunhombreduroyconunacabronayferozmirada.Yen esa mirada estaba el mensaje que cualquiera en la calle sabría interpretarinstintivamente:«Yolohehechoporti,ahorahazlotúpormí».
Finalmentesucompañeroburócratadijosinconvicción:—Loquepasaesquenecesitamosalgo…—¿Algo?—Unanzuelo.Notenemosunanzuelo.Se refería a una buena razón para quitarles el caso a los del Departamento de
PolicíadeNuevaYork.Políticos,políticos,putospolíticos.Dellraybajólacabeza,perosusojos,delmarrónmásintenso,nosedesviaronni
unmilímetrodesusuperior.—Élarrancólacarnedeldedodelavíctimaestamañana,Billy.Limpióhastael
hueso.Luegoloenterróvivo.Suinterlocutorcolocósusdoslimpiasmanosbajolatensamandíbula,ydijomuy
lentamente:—Tengounaidea.HayunsubcomisarioenelDepartamentodePolicíadeNueva
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York.SunombreesEckert.¿Leconoces?Esamigomío.
Lachicaestaba tumbadaenunacamilla,con losojoscerrados,conscienteperoalgo ida. Aún muy pálida. Una sonda intravenosa de glucosa se adentraba en subrazo.Ahoraquelahabíanrehidratado,estabalúcidaysorprendentementetranquila,teniendoencuentaloquelehabíasucedido.
Sachs regresóhasta laspuertasdel infiernoy sedetuvomirandohacia lanegraentrada.EncendiólaradioyllamóaLincolnRhyme.Estavezélrespondió.
—¿Qué aspecto tiene la escena del crimen? —pregunto Rhymedespreocupadamente.
—Lahemossacado,porsiteinteresa—replicóAmeliacortante.—Ah,bien.¿Cómoestá?—Nodemasiadobien.—Peroviva,¿verdad?—Demilagro.—Estás enfadada por las ratas, ¿no es verdad, Amelia?—ella no contestó—.
Porquenodejéque loshombresdeBob la rescatarande inmediato.Amelia,¿estásahí?
—Estoyaquí.—Haycincocontaminantesenlasescenasdeloscrímenes—explicóRhyme.Ella
notóquehabíaadoptadodenuevoaqueltonobajoyseductor—.Elclima,lafamiliade la víctima, el sospechoso, los coleccionistas de souvenirs. Pero el último es elpeor.¿Adivinasloquees?
—Dímelotú.—Otros polis. Si hubiese dejado que los de emergencias entraran, habrían
destruidotodaslaspistas.Ahoratúyasabescómotrabajarenlaescenadelcrimen.Yapostaríaaqueconservastetodocorrectamente.
—Nopiensoqueellajamáspuedaserlamismadespuésdeesto—Sachssesentíaimpelidaadecírselo—.Lasrataslacubríanporcompleto.
—Sí,meloimagino,essuinstinto.
Suinstinto…
—Perocincoodiezminutosnoibanasuponernada.Ella…Clic.ApagólaradioysedirigióhaciaWalsh,elmédico.—Quierointerrogarla,¿estámuydrogada?—Todavíano,lehemosdadoanestesialocal,paracoserleloscortesymordiscos.
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PediráDemerolenunamediahora.Sachssonrióysepusoencuclillasalladodelacamilla.—Hola, ¿cómo te encuentras? —la chica, gorda pero muy guapa, asintió—.
¿Puedohacertealgunaspreguntas?—Sí,porgfavorg.Quierotúcogerle.Sellitto llegóy se lesacercó lentamente.Sonrióa la chica,que lemirócon los
ojos en blanco. Él le enseñó una placa en la que ella no tenía ningún interés y seidentificó.
—¿Estáustedbien,señorita?Lachicaseencogiódehombros.Sudando profusamente por el pegajoso calor, Sellitto le hizo una señal con la
cabezaaSachsparaquesereunieraconél.—¿HaestadoaquíPolling?—Nolehevisto.AlomejorestáencasadeLincoln.—No,acabodellamarallí.Tienequeiralayuntamientoenseguida.—¿Quéocurre?Sellittobajólavoz,sucaraperrunaseretorció.—Unacagada,sesuponequenuestrastransmisionessonseguras.Peroesosputos
reporteros…,alguienhaconseguidoundecodificadoroalgoasí.Escucharonquenofuimosaporelladeinmediato—dijo,señalandoconungestoalachica.
—Bien,nolohicimos—dijoSachsduramente—.Rhymelesdijoalospolisqueesperaranhastaqueyollegaraaquí.
Eldetectivehizounamuecadedolor.—Dios,esperoquenolohayangrabado.NecesitamosaPollingparacontrolarlos
daños—volvióamiraralachica—.¿Lahasinterrogadoya?—No.Estabaapuntodehacerlo—conrecelo,Sachsencendiólaradioyescuchó
laapremiantevozdeRhyme.—¿…tásahí?Estamalditacosano…—Estoyaquí—dijoSachsfríamente.—¿Quéhapasado?—Interferencias,creo.Estoyconlavíctima—lachicasequedópasmadaaloírla
conversación y Sachs le sonrió—.No estoy hablando conmigomisma—le aclaróseñalandoelmicrófono—,sinoconlaJefaturadePolicía.¿Cómotellamas?
—Monelle. Monelle Gerger —miró su brazo mordido, levantó el vendaje yexaminólaherida.
—Interrógalarápido—ordenóRhyme—.Yluegotrabajaenlaescena.Tapandoelmicrófonoconlamano,SachslesusurróaSellitto:—Trabajarparaestehombreescomotenerungranoenelculo,señor.—Tómeseloconhumor,oficial.
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—¡Amelia!—ladróRhyme—.¡Contéstame!—Laestamosinterrogando,¿vale?—saltóella.—¿Nospuederelatarloocurrido?—preguntóSellitto.Monellecomenzóahablar,unahistoriaconfusaqueempezabaenlalavanderíade
unaresidenciauniversitariaenelEastVillage.Élestabaescondidoesperándola.—¿Quéresidenciauniversitaria?—preguntóSellitto.—La Deutsche Haus. Ya sabe, la mayoría son inmigrantes alemanes y
estudiantes.—Y entonces ¿qué ocurrió? —continuó Sellitto. Sachs se dio cuenta de que
aunqueelgrandetectiveparecíamásbrusco,másásperoqueRhyme,realmenteeraelmáscompasivodelosdos.
—Memetióenelmaleterodelcocheycondujohastaaquí.—¿Pudisteverle?La mujer cerró los ojos. Sachs repitió la pregunta y Monelle dijo que no. Él
llevabapuesto,comohabíaimaginadoRhyme,unpasamontañasazul.—Yguantes.—Descríbelos.Eranoscuros.Ellanorecordabaelcolor.—¿Algunacaracterísticafueradelocomún?¿Elsecuestrador?—No.Erablanco.Deesoestoysegura.—¿Vistelamatrículadeltaxi?—preguntóSellitto.—¿Was?—preguntólachica,volviendoasuidiomanativo.—Viste…SachssesobresaltócuandoRhymelesinterrumpió:—DasNummernschild.¿Cómodemonios sabe él eso?Amelia repitió la palabray la chicanegócon la
cabeza,luegoentrecerrólosojos.—¿Quéquieresdecircontaxi?—¿Noconducíauntaxi?—¿Untaxi?Nein.No.Erauncochenormal.—¿Oyeseso,Lincoln?—Ya.Nuestrochicotieneotrocoche.Ylapusoenelmaletero,asíquenoesuna
rancheraniuncocheconpuertatrasera.Sachslorepitió.Lachicaasintió.—Comounsedán.—¿Tienesalgunaideadelamarcaodelcolor?—continuóSellitto.—Claro,creo—respondióMonelle—.Puedequeplateadoogris.Oése,yasabe,
¿cómosedice?Marrónclaro.—¿Beige?
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Ellaasintió.—Puedequebeige—añadióSachsparasatisfaccióndeRhyme.—¿Había algo en el maletero? —preguntó Sellitto—. Cualquier cosa.
¿Herramientas,ropa,maletas?Monelledijoquenohabíanada.Estabavacío.Rhymeteníaunapregunta.—¿Aquéolíaelmaletero?Sachspasólapregunta.—Nolosé.—¿Gasolinaygrasa?—No.Olíaa…limpio.—Asíquepodríaseruncochenuevo—reflexionóRhyme.Monellesedeshizoenlágrimasporunmomento.Yluegoagitólacabeza.Sachs
lecogiólamanohastaquepudocontinuar.—Condujodurantemuchotiempo.Parecíacomomuchotiempo.—Loestáshaciendomuybien,cariño—dijoSachs.LavozdeRhymevolvióainterrumpirles.—Dilequesedesnude.—¿Qué?—¿Quítalelaropa?—Noloharé.—Quelosmédicosledenunabata.Necesitamossuropa,Amelia.—Pero—susurróSachs—,estállorando.—Porfavor—dijoRhymeconapremio—.Esimportante.Sellitto asintió y Sachs cerró la boca, le explicó lo de la ropa a la chica y se
sorprendiócuandoMonelleestuvodeacuerdo.Alparecer,estabadeseandoquitarseaquellasropasensangrentadas.Paradarleunpocodeintimidad,Sellittoseretiró,ysereunióconBoHaumann.Monellesepusounbatínquelediounmédicoyunodelosdetectives la cubrió con su chaqueta deportiva. Sachs guardó los vaqueros y lacamiseta.
—Lastengo—dijoSachsporlaradio.—Ahoraellatienequeacompañarteporlaescenadelcrimen—dijoRhyme.—¿Qué?—Peroasegúratedequevadetrásdetiparanocontaminarningunaevidencia.Sachsmiróa lamujer, acurrucadaenunacamilla entre losdosautobusesde la
policía.—Noestáencondicionesdehacereso.Éllacortóhastallegaralhuesoparaque
sangraraylasrataslamordiesen.—¿Puedeandar?
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—Talvezsí.Pero¿teimaginasporloqueacabadepasar?—Ellatepuedemostrarlarutaquesiguieron,decirtedóndesedetuvoél.—LallevanaUrgencias.Haperdidomuchasangre.Seprodujounbrevemomentodesilencio.—Pregúntaseloaella—insistióRhymeamablemente.Pero su pretendida cortesía era falsa, Sachs notó enseguida lo nervioso que
estaba. Rhyme era un hombre que no estaba acostumbrado a preocuparse por lagente,quenoteníaporquéhacerlo.Sólocondescendíaparalograrsusobjetivos.
—Sólounavezalrededordelacuadrícula—volvióainsistir.«Tepuedesiratomarporelculo,LincolnRhyme».—Es…—Importante.Losé.Nohuborespuestadesdeelotroextremodelalínea.Amelia se quedómirando aMonelle. Entonces escuchó una voz que no era la
suyayqueledijoalachica:—Voyabajarahíparabuscarpistas.¿Vendríasconmigo?Losojosdelachicaseleclavaronenelcorazón.—No,no,no—respondióMonelle entre lágrimas—.Novoyahacer eso.Bitte
nitcht,oh,bittenicht…Sachsasintió,apretóelbrazodelamujerycomenzóahablarporelmicrófono,
armándose de valor para afrontar la reacción de Rhyme, pero él la sorprendiódiciendo:
—Bueno,Amelia.Déjalo.Sólopregúntalequépasócuandollegaron.La chica explicó cómo le había dado una patada y se había escapado al túnel
adyacente.—Le volví a golpear —dijo satisfecha—. Hice que se le cayera el guante.
Entoncesseenfadóymeestranguló.Él…—¿Sinelguante?—lainterrumpióRhymebruscamente.SachsrepitiólapreguntayMonellerespondióquesí.—Huellas, ¡excelente!—gritóRhyme, suvozdistorsionándoseenelmicrófono
—.¿Cuándoocurrió?¿Cuántotiempohace?Monelleestimóquesobreunahoraymedia.—Diablos—refunfuñóRhyme—.Lashuellasenlapielduranunahora,noventa
minutos,alosumo.¿Puedesrecogerhuellasenlapiel,Amelia?—Nuncalohehecho.—Bien,estásapuntodehacerlo.Perorápido.Enelmaletínhabráunacajitacon
unaetiquetaqueponeKromekote.Sacaunatarjeta.Encontró un montoncito de brillantes tarjetas de cinco por siete, parecidas al
papelfotográfico.
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—Latengo.¿Espolvoreosucuello?—No.Presionalatarjeta,conlapartebrillantehaciaabajo,contrasupiel,donde
ellapiensequelatocó.Presionadurantetressegundos.Sachs lo hizo,mientrasMonellemiraba hacia el cielo.Después, tal y como le
instruyó Rhyme, espolvoreó la tarjeta con polvo metálico, usando un cepillo conperillaparasoplar.
—¿Bien?—preguntóRhymeimpaciente.—Noesbuena.Tienelaformadeundedo,perosinlíneas.¿Latiro?—Nuncatiresnadadelaescenadeuncrimen,Sachs—laaleccionóLincolncon
dureza—.Tráelo.Quieroverlodetodasformas.—Unacosa,estoypensandoqueolvidéqueélmetocó—dijoMonelle.—¿Quieresdecirquetemolestó?—preguntóSachscongentileza—.¿Violación?—No,no.Nodemanerasexual.Metocóelhombro,lacara,detrásdelaoreja.El
codo.Meapretó.Noséporqué.—¿HasoídoesoLincoln?Éllatocó.Peronoparecíaqueseexcitaraconello.—Sí.—Und…Yunacosaquesemeolvidaba.Hablabaalemán.Nobien.Comosilo
hubieraaprendidoenlaescuela.YmellamabaHanna.—¿Quelallamócómo?—Hanna—repitióSachsanteelmicrófono—.¿Sabesporqué?—lepreguntóala
chica.—No.Perofuetodoloquemellamó.Parecíagustarledeciresenombre.—¿Hasoídoeso,Lincoln?—Sí.Ahoratrabajalaescena.Estamosperdiendotiempo.Mientras Sachs se incorporaba, Monelle repentinamente echó la mano hacia
arribayagarrósumuñeca.—Señorita…Sachs,¿esustedalemana?Ellasonrióycontestó.—Hacemuchotiempo.Unpardegeneracionesatrás.MonelleasintióyapretólamanodeSachscontrasumejilla.—VielenDank.Gracias,señoritaSachs.Dankeschön.
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Los tres halógenos de emergencia se encendieron al mismo tiempo, inundando elsombríotúneldeunasiniestramareadeluminosidadblanca.
Sola en la escena, Sachs miró hacia el suelo por un momento. Algo habíacambiado.Pero¿qué?
Volvióadesenfundarsuarma,sepusodecuclillas.—Estáaquí—susurró,poniéndosedetrásdeunodelospostes.—¿Qué?—preguntóRhyme.—Haregresado.Habíaalgunasratasmuertasyahoranoestán.EllaescuchólarisadeRhyme.—¿Quéesloqueteresultatangracioso?—No,Amelia.Susamigossellevaronloscuerpos.—¿Susamigos?—Una vez tuve un caso, en Harlem. Un cuerpo desmembrado, descompuesto.
Muchosdeloshuesosestabanescondidosenungrancírculoalrededordeltorso.Lacalaveraestabaenunbidóndeaceite,losdedosdelospiesbajomontonesdehojas…Teníaalbarrioalborotado.Laprensahablabaderitossatánicos,deasesinosenserie.¿Adivinasquiénhabíasidoelautordetodoaquello?
—Niidea—dijoellafríamente.—Lapropiavíctima.Fueunsuicidio.Mapaches,ratasyardillassehicieroncon
los restos. Como si fueran trofeos. Nadie sabe por qué pero les encantan comosouvenirs.Ahora,¿dóndeestás?
—Alpiedelarampa.—¿Quéves?—Untúnelancho.Dostúnelesaloslados,másestrechos.Techoplano,sostenido
porpilaresdemadera.Lospilaresestán todosabolladosymellados.Elsueloesdehormigónviejo,cubiertodesuciedad.
—¿Yestiércol?—Esoparece.Enelcentro,justodelantedemí,estáelpostealquelaató.—¿Ventanas?—Ninguna. Ni tampoco puertas—Amelia miró hacia el ancho túnel, el suelo
desaparecía en un oscuro universo a miles de millas de distancia. Sintió el lentoavance de la desesperación—. Es demasiado grande. Hay demasiado espacio quecubrir.
—Amelia,relájate.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi. Conoceelprocedimientoquese
sigueenlaescenadelcrimen.
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Ropasoscuras. Sedán,modelorecientegrisclaro,plateadoobeige.
Posiblementeestéfichado.
Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo.
Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor? Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros. Legustanlascosas«viejas».
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».Tienerudimenosdealemán.
—Nuncaencontrarénadaaquí.—Sé que parece abrumador. Pero ten en mente que sólo hay tres tipos de
evidenciasquenosinteresan.Objetos,materialesorgánicosyhuellas.Esoestodo.Esmenosdesalentadorsipiensasenellodeesamanera.
Fácilparatidecirlo.—Yel sitionoes tangrandecomoparece.Sóloconcéntrate en los lugarespor
dondecaminaron.Vealposte.Sachsanduvohastaallímirandofijamentehaciaabajo.Lasluceshalógenaseran
brillantes pero también hacían las sombras más pronunciadas, disimulando unadocenadelugaresdondepodríaesconderseelsecuestrador.Untemblorlerecorriólamédula espinal. «Quédate cerca Lincoln», rogó a su pesar. «Estoy enfadada, peroquierooírte.Respiraoalgo».
Sedetuvo,alumbróconlaPoliLightelsuelo.—¿Estátodobarrido?—preguntóél.—Sí.Comoantes.El chaleco antibalas le rozaba los pechos a pesar del sujetador deportivo y la
camiseta,yallíabajoerataninsoportablecomoarriba.Lepicabalapielysintióunapremiantedeseoderascarsepordebajodelchaleco.
—Estoyenelposte.—Aspira la zona—Sachs pasó el pequeño aspirador. Odiaba el ruido. Tapaba
cualquier sonido de pisadas acercándose, pistolas montándose, cuchillos siendodesenfundados.Sinquerermiróporencimadesuhombrounavez,dosveces.Casiselecayólaaspiradoramientrassumanosedisparabahacialapistola.
SachsmirólahuellaenelpolvodondeMonellehabíaestadotumbada.«Yosoyél.Laestoyarrastrandoconmigo.Ellamedaunapatada,metambaleo…».
Monellesólopudohaberpateadoenunadirección,opuestaalarampa.Elasesinono se cayó, había dicho la chica. Lo que quería decir que aterrizó sobre sus pies.
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Sachsanduvounodosmetrosenlapenumbra.—¡Bingo!—gritóSachs.—¿Qué?¡Dime!—Huellasdepisadas.Sedejóuntrocitosinbarrer.—¿Noserándeella?—No.Ellallevabazapatillasdeportivas.Éstastienenlasuelalisa.Comozapatos
devestir.Doshuellasbuenas.Sabremosquétalladepietiene.—No,nonosdiráneso.Lassuelaspuedensermayoresomenoresque laparte
superior del zapato. Pero puede que valgan para algo. En el maletín hay unaimpresora electrostática. Es una caja pequeña con una varita sobre ella. Habráalgunasláminasdeacetatoasulado.Separaelpapel,ponelacetatosobrelahuellaypasalavarillasobreella.
Ameliasacóelaparatoehizodosimpresionesdelashuellas.Cuidadosamentelasmetióenunsobredepapelydespuésvolvióalposte.
—Yaquíhayuntrocitodepajadelaescoba.—¿Cómo?—Perdón—secorrigióSachsrápidamente—.Nosabemosdedóndees.Untrozo
depaja.Loestoyrecogiendoyguardando.«Cogiéndoleel trucoaestos lápices.Oye,Lincoln,hijodeperra,¿sabes loque
pienso hacer para celebrarmi retiro permanente del destacamento de la escena delcrimen?Voyairaunrestaurantechino».
LasluceshalógenasnollegabanaltúnellateralporelquehabíaentradocorriendoMonelle. Sachs se detuvo en la línea entre la luz y la oscuridad, y entonces seprecipitóhacialassombras.Elhazdelalinternabarríaelsuelodelantedeella.
—Háblame,Amelia.—Nohaymuchoquever.Tambiénbarrióaquí.Dios,piensaentodo.—¿Quéves?—Sólomarcasenelpolvo.«Lainmovilizo,laderribo.Estoyenfadado.Furioso.Intentoestrangularla».Sachsmirófijamentealsuelo.—Aquíhayalgo.¡Huellasderodillas!Cuandolaestabaestrangulandodebióde
sentarsesobrelachica.Dejóhuellasdelasrodillasyseleolvidóbarrerlas.—Electroestáticoentonces.Ella lo hizo, esta vez más rápido. Le iba cogiendo el truco al equipo. Estaba
metiendolahuellaenelsobrecuandoalgollamósuatención.Otramarcaenelpolvo.¿Quéeraaquello?
—Lincoln…Estoymirandoellugardonde…Parececomosielguantesehubiesecaídoaquí.Cuandoestabanforcejeando—encendiólalinternaynopudocreerloquevio—.Unahuella.¡Tengounahuelladactilar!
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—¿Qué?—preguntóRhymeincrédulo—.¿Noserádeella?—Nooo,nopodríaserlo.Puedoverelpolvodondeestuvotumbada.Susmanos
estuvieron siempreesposadas.Esdondeél recogióelguante.Probablementepensóquehabíabarridoaquíperoselepasó.¡Esunahuellagrandeygorda!
—Tíñela, ilumínalay sácaleuna fotoa lahijadeperraconelunoauno.—Lellevó sólo dos intentos conseguir una Polaroid nítida. Se sintió como si hubieraencontradounbilletedeciendólaresenlacalle.
—Aspira la zona y luego vuelve al poste. Recorre la cuadrícula —le ordenóRhyme.Obediente,Amelia caminó lentamentepor el suelo, dedelantehacia atrás.Unpiedetrásdeotro—.Noteolvidesdemiraralfrente—lerecordóél—.Unavezatrapéauncriminalporunsolopeloeneltecho.Habíacargadounabaladelcalibre357enunverdadero38yelretrocesoarrancóunpelodesumanoylodejópegadoenlamolduradeltecho.
—Estoymirando. Es un techo de azulejo. Sucio.Nadamás.No hay sitio paraescondernada.Nohaysalientesnientrantes.
—¿Dóndehabrádejadolaspruebaspreparadas?—preguntóél.—Noveonada.Deunladoparaotro.Pasaroncincominutos.Seis,siete.—Alomejornodejóningunaestavez—sugirióSachs—.TalvezMonelleesla
última.—No—replicóRhymerotundo.Entonces,detrásdeunpilardemadera,unreflejollamósuatención.—Aquíhayalgoenlaesquina…Aquíestán.—Fotografíalotodoantesdetocarlo.Tomó una foto y luego recogió un fardo de tela blanca con los lápices. Ropa
interiordemujer.Mojada.—¿Semen?—Nolosé—respondióAmelia,preguntándosesiélleibaapedirquelaoliera.—PruebaconlaPoliLight.Lasproteínasseveránfluorescentes.Buscólaluz,laencendió.Iluminólatelaperoellíquidonobrilló.—No.—Guárdala.Enplástico.¿Quémáshay?—preguntóRhymeconentusiasmo.—Una hoja. Larga, delgada y puntiaguda en un extremo—había sido cortada
haciaalgúntiempoyestabasecaymarrón.Rhymesuspiróexasperado.—DebedehaberunasochomilvariedadesdehojacaducasóloenManhattan—
leexplicó—.Nosirvedemuchaayuda.¿Quéhaydebajodelahoja?¿Porquépensabaquehabíaalgoahí?Pero lohabía.Un trozodeperiódico.Enblancoporun lado,porelotroestaba
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impresoconundibujodelasfasesdelaluna.—¿La luna?—reflexionóRhyme—. ¿Alguna huella?Rocíalo con ninhidrina y
escanéalorápidoconlaluz.UnfogonazodelaPoliLightnorevelónada.—Esoestodo.Silencioporunmomento.—¿Enquéestabanapoyadaslaspistas?—Oh,nolosé.—Tienesquesaberlo.—Bueno, el suelo—respondió irritada—. Polvo, ¿sobre qué otra cosa podrían
estar?—¿Escomoelrestodelpolvodealrededor?—Sí—entoncesmirómásdetenidamente.Diablos,eradiferente.—Bueno,noexactamente.Esdediferentecolor.¿Porquéteníaquetenersiemprerazón?—Guárdalo.Enpapel—leordenóRhyme.Mientrasrecogíalaspartículas,élvolvióainterrumpirla.—¿Amelia?—Élnoestáahí—dijoRhymetranquilizadoramente.—Esocreo.—Mepareciónotaralgoentuvoz.—Estoybien—repitió la jovenpocodespués—.Estoyoliendoel aire.Hueloa
sangre.Humedadymoho.Ylalociónparadespuésdelafeitadootravez.—¿Lamismaqueantes?—Sí.—¿Dedóndevieneelolor?Olisqueando el aire, Sachs caminó en espiral, recordando elMaypole otra vez,
hastaquellegóaotroposte.—Aquí.Esmásfuerteaquí.—¿Dóndeesaquí,Amelia?Túeresmispiernasymisojos,acuérdate.—Enunadeestascolumnasdemadera.Comoalaqueellaestabaatada.Aunos
dosmetros.—Puedequealomejorseapoyaraahí.¿Algunahuella?Larocióconninhidrinaylaalumbró.—No.Peroeloloresmuyfuerte.—Cogeunamuestradelpostedondeseamásfuerteelolor.Hayunaherramienta
eléctricaenelmaletín.Negra.Un taladroportátil.Tomaunabrocademuestras, escomo una broca de taladro hueca, ymóntala en la herramienta.Hay algo llamadoportabrocas.Esun…
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—Tengountaladroencasa—dijoellabruscamente.—Oh.Ameliasacóuntrozodeposte,luegoseenjugóelsudordelafrente.—¿Loguardoenplástico?—preguntó.Rhymeledijoquesí.Sesintiómareada,
agachólacabezaytomóaliento.Nohayaireaquídentro.—¿Algomás?—preguntóRhyme.—Nadaquepuedaver.—Estoyorgullosodeti,Amelia.Vuelveaquíytraetustesoroscontigo.
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—¡Cuidado!—ladróRhyme.—Soyunexpertoenesto.—¿Esnuevaousada?—Shhh—dijoThom.—PorDiossanto.Lacuchilla,¿esnuevaousada?—Conténlarespiración…Ah,yaestá.Suavecomoelculitodeunbebé.Nosetratabadeunprocedimientoforensesinocosmético.EralaprimeravezenunasemanaqueThomafeitabaaRhyme.Tambiénlehabía
lavadoelpelo,peinándoselodespuéshaciaatrás.Mediahoraantes,alaesperadequellegaraSachsconlaspruebas,Rhymehabía
ordenadoaCooperquesalieradelahabitaciónmientrasqueThomembadurnabaelcatétercongel,apretandoeltubo.Cuandoterminó,Thomlemiródearribaabajo:
—Estáshechounapena.¿Esquenotedascuenta?—Nomeimporta.¿Porquémehabríadeimportar?Peroderepentesediocuentadequesíleimportaba.—¿Quétalunafeitado?—preguntósuasistente.—Notenemostiempo.LoquerealmentelepreocupabaeraquesieldoctorBergerleveíaacicalado,no
estaríatandispuestoaseguiradelanteconelsuicidio.Unpacientedespeinadoeraunpacientetotalmenteabatido.
—Ynecesitasunbuenlavado.—No.—Ahoratenemoscompañía,Lincoln.—Bueno,venga—refunfuñóRhyme,finalmente.—Ynosdeshacemosdeesepijama,¿quémedices?—Nolepasanada…Perolaverdaderaqueleparecíaunabuenaidea.Un rato después, recién lavado y afeitado, vestido con unos vaqueros y una
camisablanca,Rhymehizocasoomisoalespejoquelesujetabasuasistente.—Apartaeseespejo.—Unamejoríaincreíble.Resoplandoentonoburlón,Rhymeanunció:—Mevoyadarunpaseoantesdequevengan—volvióarecostarsucabezaenla
almohada.MelCoopersevolvióhaciaélconexpresióndeperplejidad.—Esunpaseomental—aclaróThom.—¿Mental?—Meloimagino—leexplicóRhyme.
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—Vayatruco—dijoCooper.—Puedopasearporelvecindarioquequieraynuncameroban. Irdeexcursión
porlasmontañasynocansarme.Escalarunamontañasiquiero.IrdeescaparatesporlaQuintaAvenida.Claro,quelascosasqueveononecesariamenteestánahí.Pero¿yqué?Tampocoloestánlasestrellas.
—¿Yeso?—preguntóCooper.—Laluzdelasestrellasquevemosestáamilesdemillonesdeañosluz.Cuando
la luz llega a la tierra, las propias estrellas ya se hanmovido.No están donde lasvemos—suspiróRhymealmismotiempoqueelagotamientolevencía—.Supongoquealgunasyasehanextinguidoydesaparecido.
Cerrólosojos.
—Nosloestáponiendocadavezmásdifícil.—Nonecesariamente—contestóRhymeaLonSellitto.Sellitto,BanksySachsacababandellegardelaescenadelavaquería.—Ropa interior, la luna y una planta—dijo alegremente el pesimista de Jerry
Banks—.Realmentenonosaclarangrancosa.—Ytierra—recordóRhyme,teniendosiemprepresentelatierra.—¿Tienesalgunaideadeloquesignificatodoesto?—preguntóSellitto.—Aúnno—contestóRhyme.—¿DóndeestáPolling?—mascullóSellitto—.Todavíanohacontestadoconel
busca.—Nolehevisto—respondióRhyme.Enlaentradaaparecióunafigura.—Mientrasquevivayrespire—retumbóelsuavetonobarítonodeldesconocido.Rhymeindicóconlacabezaalhombredesgarbadoqueentrase.Teníaunaspecto
sombrío,peroderepenteaparecióunacálidasonrisaensucaraenjuta,ungestoqueesbozaba sólo en contadas ocasiones. Terry Dobyns reuma todas las cualidadesrequeridas para trabajar en el Departamento de Psiquiatría de la Policía deNuevaYork.HabíaestudiadoconlosespecialistasdelFBIenQuantico,teníalalicenciaturadepsicologíayeraforense.
Alpsicólogoleencantabalaóperayjugaralfútbolamericano.CuandoLincolnRhymesehabíadespertadoenelhospital traselaccidente,hacíatresaños,Dobynsestaba sentado a su lado, escuchando Aida en el walkman. Pasó las tres horassiguientes dirigiendo lo que iba a ser la primera de lasmuchas sesiones de terapiadedicadasalalesióndeRhyme.
—Bien,¿yquédicenloslibrosdetextosobrelaspersonasquenodevuelvenlasllamadas?
—Luego me psicoanalizas, Terry. ¿Has oído hablar de nuestro sujeto
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desconocido?—Algo—admitióDobyns,examinandoaRhymedearribaabajo.Noeramédico,
perosabíadefisiología—.¿Estásbien,Lincoln?Parecesunpocopaliducho.—Hoymehedadounpalizón—afirmóRhyme—.Ymevendríabienecharmeun
rato.Yasabesquesoyunputoperezoso.—No, si ya lo sé. Tú eres el que me llamó a las tres de la madrugada para
preguntarme algo sobre un criminal y el queme dijiste que no entendías por quéestabaenlapiltra.¿Yquéocurre?¿Estásbuscandounperfil?
—Todoloquepuedasdecirnosnosservirá.Sellittopusoal corriente aDobynsque, tal comoRhyme recordabade losdías
que trabajaban juntos, nunca tomabanotas sino que lograba retener en su pelirrojacabezatodoloqueoía.
El psicólogo caminaba de un lado para otro delante del gráfico de la pared,levantandolavistahaciaéldevezencuando,mientrasescuchabalaestentóreavozdeldetective.
—Lasvíctimas, lasvíctimas…, todas sehanencontradobajo tierra.Enterradas,enunsótano,eneltúneldelavaquería—alzóundedo,interrumpiendoaSellitto.
—Asíes—confirmóRhyme.—Continúa.SellittoprosiguióyexplicóelrescatedeMonelleGerger.—Bien, de acuerdo —dijo distraídamente Dobyns. Entonces se detuvo,
volviéndose otra vez hacia la pared. Separó las piernas y con lasmanos sobre lascaderas,mirólosescasosdatossobreelSujetoDesconocido823—.Dimealgomássobreesaideaquetienes,Lincoln.Quelegustanlascosasviejas.
—Noséquéconclusionessacar.HastaahorasuspistastienenalgoqueverconelNuevaYorkhistórico.Materialesdeconstruccióndefinalesdesiglo,lasvaquerías,elsistemadevapor.
DerepenteDobynsdiounpasohaciadelante,dandogolpecitosalgráfico.—Hanna,háblamedeHanna.—¿Amelia?—indicóRhyme.Amelia le contó a Dobyns cómo el secuestrador se había dirigido a Monelle
GergerconelnombredeHannasinmotivoaparente.—Elladijoqueparecíaquelegustabadecirelnombre.Yhablarleenalemán.—Ysearriesgóunpocoalsecuestrarla,¿verdad?—observóDobyns—.El taxi,
enelaeropuerto…esonosuponíaningúnriesgoparaél.Peroesconderseenelcuartode la lavandería…Tenía que sentirsemuymotivado para raptar a una persona denacionalidadalemana.
Dobyns, enroscando su rojizo pelo en el dedo, se dejó caer en una de laschirriantessillasdemimbre,estirandolospiesanteél.
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—Vale,averquéospareceestaidea.Elmundosubterráneo…esaeslaclave.Meda la impresión de que es alguien que oculta algo, y al oír esa palabra,inmediatamenteloasocioconlahisteria.
—No actúa de forma histérica —dijo Sellitto—. Es bastante tranquilo ycalculador.
—Nomerefieroalahisteriaenesesentidosinoauntipodetrastornomental.Laenfermedadsemanifiestacuandoelpacientetieneunaexperienciatraumáticaensuvida y el subconsciente convierte ese trauma en algo distinto. El paciente intentaautoprotegerse. La típica histeria de conversión presenta síntomas somáticos comonáusea, dolor o parálisis, aunque creo que en este caso se trata de un problemaasociado.Disociación:eseltérminoqueutilizamosparadenominarlareacciónanteel trauma que afecta a lamente, no al organismo. Amnesia histérica y estados defuga.Personalidadmúltiple.
—¿JekyllyHyde?—intervinoMelCooperadelantándoseaBanks.—Buenonocreoquerealmentetengapersonalidadmúltiple—prosiguióDobyns
—.EsundiagnósticomuypococomúnyeltípicosujetoquepresentapersonalidadmúltipleesjovenytieneunCIinferioravuestrochico—indicóconlacabezahaciaelgráficodelperfil—.Eshábilylisto.Estáclaroqueesuncriminalquelotienetodoplanificado —Dobyns miró por la ventana un momento—. Esto es interesante,Lincoln. Creo que tu sujeto desconocido muestra su otra personalidad cuando leconviene,cuandoquierematar,yesoesimportante.
—¿Porqué?—Por dos razones. En primer lugar, nos dice algo sobre la personalidad que
predominaenél.Esalguienqueharecibidoformación—quizásensutrabajo,quizásporsueducación—paraayudaralaspersonas,noparahacerlesdaño.Puedeseruncura,unconsejero,unpolíticoountrabajadorsocial.Yensegundolugar,creoquehaencontradounmodeloaseguir.Siaveriguascuáles,quizásteproporcioneunapista.
—¿Quétipodemodelo?—Es posible que durante mucho tiempo haya deseado matar, pero no lo hizo
hastaqueencontróunmodeloderol.Puedequeseaunlibro,unapelículaosetratede alguien que incluso conoce. Es alguien con el que se identifica, alguien cuyospropioscrímenesledanpermisoparamatar.Ahoramevoyaaventurarunpococonloquevoyadecir…
—Sigue—dijoRhyme—.Sigue.—Su obsesión con la historia me dice que su personalidad está basada en un
personajedelpasado.—¿Unpersonajereal?—No sabría decirlo. Quizás sea un personaje ficticio o quizás no. Hanna,
quienquiera que sea, aparece en la historia en alguna parte. Alemania también
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aparece,oamericanosdeprocedenciaalemana.—¿Tienesalgunaideadecuálhapodidosereldetonante?—Freudcreíaquesedebía—¿cómono?—alconflictosexualporcomplejode
Edipo.Hoyendía, según laopinióngeneralizada, losproblemasdedesarrollosóloconstituyen una de las causas de este trastorno, cualquier trauma puededesencadenarlo.Ynotieneporquédeberseaunacontecimientoenparticular.Puedeser un trastorno de personalidad, una larga serie de decepciones personales oprofesionales.Esdifícildedecir—lebrillabanlosojosmientrasmirabaelperfil—.Deverdadesperoqueletrinquéisvivo,Lincoln.Meencantaríatenerlaoportunidaddequeestuvieseenmisillónduranteunashoras.
—Thom,¿estástomandonotasdeesto?—Sí,bwana.—Bien,unapregunta—comenzóRhyme.Dobynssediomediavueltarápidamente.—Yodiríaqueesaeslapregunta,Lincoln:¿Porquédejalaspistas?¿Vale?—Sí.¿Porquédejalaspistas?—Piensa en lo que ha hecho… Te está hablando. No está divagando
incoherentementecomosi fueraelHijodeSamoelasesinodelZodíaco[37].Noesesquizofrénico.Se está comunicandoy en tu lenguaje.El lenguaje de los forenses.¿Por qué?—Siguió caminando de un lado para otro, dirigiendo la vista hacia elgráfico—.Loúnicoquesemeocurreesquequierecompartirlaculpabilidad.Ves,leresulta duro matar. Resulta más fácil si nos convierte en sus cómplices. Si nosalvamosalasvíctimasatiempo,enpartesomosresponsablesdesusmuertes.
—Pero, eso es bueno, ¿no? —preguntó Rhyme—. Significa que nos seguirádandopistasquesepuedanresolver.Deotromodo,elpuzzleesdemasiadodifícil.Nocomparteelpesodelaresponsabilidad.
—Bueno,esverdad—añadióDobyns sinvolvera sonreír—.Pero tambiénhayotrofactorqueinterviene.
—Losasesinatosenserievanenescala—diolarespuestaSellitto.—Esoes—confirmóDobyns.—¿Mástodavía?—refunfuñóBanks—.¿Noteparecebastantecadatreshoras?—Oh,encontraráunamanera—continuóelpsicólogo—.Lomásseguroesque
empieceaescogervíctimasmúltiples—elpsicólogofruncióelceño—.Oye,¿estásbien,Lincoln?
Gotasdesudorrecorríanlafrentedelcriminólogo.Habíaforzadomucholavista.—Sóloestoycansado.Demasiadasemocionesparaunviejolisiado.—Unaúltimacosa.Elperfildelasvíctimasescrucialenlosasesinatosenserie,
aunque en este caso contemos con personas de diferentes sexos, edades y clasessociales. Todas de raza blanca, pero ha estado actuando en un área
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predominantementeblanca,asíqueanivelestadísticonoessignificativo.Conloquesabemoshasta ahora,nopodemosentenderporquéha raptadoa estaspersonas enparticular.Sitúlograsaveriguarlo,quizálogresadelantarteaél.
—Gracias,Terry—dijoRhyme—.Quédateunpocomás.—Claro,Lincoln,siasílodeseas.—Vamos a ver las pruebas materiales de la escena de la vaquería —ordenó
Rhyme—.¿Quétenemos?¿Laropainterior?MelCooper recogió las bolsas queSachshabía traídode la escenaydirigió la
miradahaciaunadeellas,queconteníalasprendas.—Marca Katrina Fashion's D'Amore—declaróMel—. Cien por cien algodón,
bandaelástica.TejidofabricadoenlosEE.UU.CortadoyconfeccionadoenTaiwán.—¿Ysóloconverloyalosabes?—preguntóSachsincrédula.—No,loestabaleyendo—respondió,señalandolaetiqueta.—Ah.Lospolisseecharonareír.—Entonces,¿nosestádiciendoquetieneaotramujer?—dedujoSachs.—Probablemente—asintióRhyme.—Noséquélíquidoes.Voyahacerunacromatografía—dijoCooperabriendola
bolsa.RhymelepidióaThomquesujetaraelpedazodepapelconlasfasesdelaluna.
Loanalizódetenidamente.Untrozodepapelcomoéseeraunapruebaincreíblementeindividualizada.Sepodríaencajarconelpapeldelquehabíasidoarrancadoyunirlosdoscomosifueranhuellasdactilares.Evidentemente,elproblemaenaquelcasoeraquenodisponíandeloriginal.Sepreguntabasialgunavezloencontrarían.Puedequeunavezarrancadoestetrozo,elasesinolohubieradestruido;aunqueRhymepreferíaque no fuese así. Le gustaba imaginar que estaba en algún lugar, esperando quealguienloencontrara.Comosiempre,imaginabaelorigendelaprueba:elautomóvildel cual había saltado la pintura, el dedo que había perdido una uña, el cañón delarmaquehabíadescargadolabalaestriadahalladaenelcuerpodelavíctima.Estasfuentes,siemprecercanasalsujetodesconocido,adquiríansupropiapersonalidadenlamentedeRhyme.Podíanserimperiosasocrueles.
Oinclusomisteriosas.
Lasfasesdelaluna.
Rhyme preguntó a Dobyns si el asesino podría sentirse impelido a actuar porciclos.
—No.Ahoranoeslunallena.Hanpasadocuatrodíasdesdelalunanueva.—Entonceslaslunastienenotrosignificado.
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—Siesquerealmentesonlunas—manifestóSachs.Estabasatisfechaconsigomismaycontodalarazón,pensóRhyme.—Tienes razón,Amelia.Quizá se refiera a círculos.Tinta, papel, geometría, el
planetario…Rhyme se dio cuenta de que ella le estabamirando fijamente, quizás se había
percatadodequesehabíaafeitado,peinadoymudadoderopa.¿Yde qué humor estaría ahora?, se preguntó. ¿Enfadada con él o simplemente
ausente? No lo sabría decir. Por el momento, Amelia Sachs se mostraba tanenigmáticacomoelSujetoDesconocido823.
El pitido del fax sonaba en el pasillo. Thom fue a recogerlo y regresó unmomentodespuéscondoshojas.
—Es de Emma Rollins—anunció, sujetando los papeles para que Rhyme lospudiesever.
—Elestudiodelosescáneresdelosultramarinos.EnoncetiendasdeManhattansevendieronpiernasdeterneraaclientesquecompraronmenosdecincoproductosenlosúltimosdosdías—comenzóaescribirenelgráficoyluegomiróaRhyme—.¿Quiereslosnombresdelastiendas?
—Porsupuesto.Losnecesitamospararemitirnosaellosyestablecerconexiones.Thomlosanotóenelgráficodelperfil.
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—Vaya:esololimitaatodalaciudad—observóSachs.—Paciencia—respondióRhymeintranquilo.MelCooperexaminabaeltrozode
pajaqueSachshabíaencontradoy,tirándolodijo:—Notienenadadeespecial.—¿Esnueva?—preguntóRhyme.Sifueseasí,podíanindagarenlastiendasque
hubiesenvendidopiernasdeternerayescobasenelmismodía.—Yasemehabíaocurrido.Tieneseismesesomás—indicóCooper.Comenzóa
sacudirlaropadelachicaalemanasobreuntrozodepapeldeperiódico.
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—Hay varias cosas aquí —manifestó, estudiando minuciosamente el papel—.Tierra.
—¿Suficienteparaunanálisisdedensidad?—No,enrealidadessólopolvo.Probablementedelaescenadelcrimen.Cooperexaminóelrestodelosresiduosquehabíaquitadodelaropamanchada
desangre.—Polvodeladrillo.¿Porquéhaytantoladrillo?—Porlasratasalasquedisparé.Elmuroeradeladrillo.—¿Lesdisparaste?¿Enlamismaescena?—inquirióRhymehaciendoungestode
dolor.—Puessí.Ellaestabacubiertaderatas—dijoSachsaladefensiva.Estabaenojado,perolodejópasarysóloañadió:—Estarántodoslostiposdecontaminantespordisparosdearmadefuego:plomo,
arsénico,carbónoplata.—Yaquí…tenemosotrotrozodecuerorojo,delguante.Y…tenemosotrafibra,
unadiferente.A los criminalistas les encantan las fibras. Esta era un pequeño mechón gris
apenasvisibleasimplevista.—Excelente—anuncióRhyme—.¿Yquémás?—Tenemoslafotodelaescena.Juntoconlashuellas,lasdelagargantaylasdel
lugardondeélrecogióelguante—dijoSachsmostrándoselas.—Bien—manifestóRhyme,examinándolosdetenidamente.EnelrostrodeAmeliaapenassedisimulabaunbrillodetriunfo:laotracaradela
monedadelafándeganareraodiarseaunomismopornoserprofesional.RhymeestabaanalizandolasPolaroidcuandooyópasosenlaescalerayllegóJim
Polling. Entró en la habitación, vaciló un instante al ver tan acicalado a LincolnRhymeysedirigiócongrandeszancadashaciaSellitto.
—Acabodevenirdelaescena.Habéissalvadoalavíctima.Buentrabajo,chicos—afirmó,conungestodelacabezahaciaSachs,loquetambiénlaincluíaaella—.Perotememosqueelcabrónhayasecuestradoaotra.
—Oestápuntodehacerlo—mascullóRhyme,mirandolascopias.—Estamosanalizandolaspistasahoramismo—dijoBanks.—Jim, he intentando localizarte—afirmóSellitto—.Lo intenté en el despacho
delalcalde.—Estaba con el jefe. ¡Joder! Tuvo que suplicar para conseguir rastreadores
extras.HaobtenidocincuentahombresdelasfuerzasdeseguridaddelaONU.—Capitán,hayalgodeloquetenemosquehablar.Tenemosunproblema.Ocurrió
algoenlaúltimaescena…Unavozdesconocidaresonóenlahabitación:
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—¿Problema?¿Quiéntieneunproblema?Aquínotenemosproblemas,¿verdad?Ningunoenabsoluto.
Rhymealzó lamiradahacia el hombre alto y delgadode la entrada.Eranegrocomo el azabache y vestía un ridículo traje verde y unos zapatos marrones querelucíancomoespejos.Descorazonado,dijo:
—Dellray.—LincolnRhyme.Elmismísimo Ironside[38] deNuevaYork. ¡Eh,Lon!Y Jim
Polling,¿quétalestás?DetrásdeDellrayhabíaunamediadocenadehombresyunamujer.Rhymesupo
en un instante por qué estaban allí los agentes federales. Dellray examinó a losoficiales en la habitación, fijándose por un momento en Sachs, aunque enseguidadesviósuatención.
—¿Quéquieres?—preguntóPolling.—¿No lo adivinan, señores?Hemos decidido que abandonen el caso. Sí señor.
Sanseacabó—contestóDellray.
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Unodelosnuestros.Así es comoDellraymiraba aLincoln al caminar alrededor de la cama.Había
algunagentequehacíaeso.Setomabanlaparálisiscomosifueraalgodivertidoysecolabanenla«fiesta»conbromas,gestosyguiños.Sabesquetequiero,porquemeríodeti.
ALincolnRhymeestaactitudleagotabaenseguida.—Miraeso—dijoDellray,dándolealClinitron—.Pareceque lohansacadode
StarTrek:ComandanteRiker,meteelculoenlalanzadera.—Lárgate,Dellray—dijoPolling—.Elcasoesnuestro.—¿Yquétalvaestepaciente,Dr.Crusher[39]?ElcapitándiounpasoalfrenteyseencaróaldelgaduchoagentedelFBI,quele
sobrepasabaenaltura:—¿MehasoídoDellray?Largodeaquí.—Mevoyahacerconunadeunadeestascamas,Rhyme.Plantarémiculoen
una yme lo pasaré pipa. En serio, Lincoln, ¿qué tal estás?Hace ya unos cuantosaños.
—¿Hanllamadoalapuerta?—preguntóRhymeaThom.—Nohanllamado.—Nohabéisllamado.Asíque,¿porquénoosmarcháis?—Tenemosunaorden—murmuróDellray,buscandoentrelashojasqueteníaen
elbolsillosuperior.AmeliaSachssehurgabaconlauñadeldedoíndicederechoelpulgar,queteníaa
puntodesangrar.Dellrayrecorrióconlavistalahabitación.Evidentemente,lehabíaimpresionado
aquellaboratorioimprovisado,perorápidamentereprimióesasensación.—Tomamoselrelevo.Losiento.En sus veinte años de carrera policial, Rhyme jamás había visto un relevo tan
perentoriocomoéste.—¡Joder,Dellray!—empezóadecirSellitto—.Túpasastedelcaso.Elagentevolviósubrillantecaranegra,bajandolamiradahaciaeldetective.—¿Qué? ¿Que pasé del caso? Nadie me ha telefoneado. ¿Acaso me habéis
llamadovosotros?—No.—Entonces¿quiénlohizo?
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hombre,constituciónmenuda.
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Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor?
Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros.
Legustanlascosas«viejas».Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».Tienerudimenosdealemán.Leatraenlossubterráneos.Doblepersonalidad.Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.
—Bueno…—Sellitto, sorprendido, miró a Polling, quien añadió también a ladefensiva:
—Recibisteunanotificación.Esoeraloúnicoqueteteníamosquemandar.—Sí, claro, una notificación. Oye, ¿y cómo se envió exactamente? ¿No habrá
sido por Pony Express[40]? ¿O por correo? Dime, Jim, ¿qué sentido tiene unanotificaciónconretrasocuandohayunaoperaciónencurso?
—Nosotrosnoloveíamosnecesario—respondióPolling.—¿Nosotros? —inquirió Dellray rápidamente, como un cirujano que ha
localizadountumormicroscópico.—Yo no lo veía necesario —soltó Polling—. Le dije al alcalde que debería
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mantener esta operación a nivel local. Lo tenemos bajo control. Ahora, ¡vete a lamierda,Dellray!
—Ycreístequepodríasprepararloatiempoparalasnoticiasdelasonce.RhymesesobresaltócuandoPollinggritó:—Loquepensáramosnoesasuntotuyo,malditasea.¡Esnuestrojodidocaso!—
Habíaoídohablardellegendariomalgeniodelcapitán,peronuncalohabíavistoenacción.
—Enrealidad,ahoraesnuestrojodidocaso—dijoDellray,paseándosealrededordelamesadondeestabaelequipodeCooper.
—No nos hagas esto, Fred. Estamos cada vez más cerca de nuestro hombre.Trabaja con nosotros, pero no nos quites el caso. Este sujeto desconocido no separeceanadaquehayasvistojamás—dijoRhyme.
Dellraysonrió:—Vamosaver.¿Quéesloúltimodeloquemeheenteradodeestejodidocaso?
¿Quetenéisauncivilcomoforense?—ElagentedelFBIdirigiólamiradahacialacamaClinitron—.Yquetenéisaunapatrulleratrabajandolaescenadelcrimen.¡Ah!Yquehabéismandadoaunossoldadosahacerlascompras.
—Es el procedimiento estándar para las pruebas—le recordó Rhyme en tonoestridente.
Dellrayparecíadecepcionado.—Pero ¿y qué me dices de los equipos de emergencia, Lincoln? Todos esos
dólaresdeloscontribuyentes.LuegoestálodecortarenpedazosalagentecomoenlamatanzadeTejas.
¿Cómosehabíafiltradoesanoticia?Todoshabíanjuradoguardarsilenciosobrelacuestióndeldescuartizamiento.
—¿YquémedicesdeloschicosdeHaumannqueencontraronalavíctima,peronoentraronarescatarlainmediatamente?ElCanal5estabaconlamoscadetrásdelaoreja.Ladejasteischillandounbuenratoantesdeenviaraalguienaqueentraseaporella—miróaSellittoconunasonrisa irónica—.Lon,¿noseráeseelproblemadelquehablabas?
Habíanllegadotanlejos,selamentóRhyme.Estabanempezandoafamiliarizarsecon él, a entender el lenguaje del asesino, comenzando a conocerle. Asombrado,comprendióqueunavezmásestabahaciendoloqueleencantaba.Despuésdetodosesosañosyahoraalguienseloibaaarrebatar.Lehervíalasangrederabia.
—Cogeelcaso,Fred—gruñóRhyme—.Perononosmantengasalmargen.Nolohagas.
—Habéisperdidoadosvíctimas—lerecordóDellray.—Perdimosauna—lecorrigióSellitto,lanzandounamiradainquietaaPolling,
que aún echabahumo—.Nopudimoshacer nada con la primera.Era su tarjeta de
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visita.Dobyns,conlosbrazoscruzados,selimitabaaobservarladiscusión.PeroJerry
Banksintervino:—Yaconocemoscómoactúa.Novolveremosaperdermásvíctimas.—Síquevolveréisahacerlosilospolissequedandebrazoscruzadosescuchando
alasvíctimasgritarcomolocas.—Fuemi…—dijoSellitto.—Midecisión—clamóRhyme—.Mía.—Pero si tú ahora eres un ciudadano más, Lincoln. Así que no pudo ser tu
decisión.Puedequehubierasidotusugerencia.Opuedequeturecomendación.Peronocreoquefueratudecisión.—DellraydesviólaatenciónunavezmáshaciaSachs.Conlamiradafijaenella,volvióadirigirseaRhyme—:¿LedijisteaPerettiquenotrabajaralaescenadelcrimen?¡Esoesmuyextraño,Lincoln!¿Porquéhicisteeso?
—Soymejorqueél—contestóRhyme.—Perettinoesprecisamentemiboyscout.No,señor.Élyyotuvimosunacharla
conEckert.¿Eckert?¿Elsubinspector?¿Cómoesqueestabainvolucrado?YconsólounamiradaqueledirigióaSachs,alobservarsusesquivosojosazules
rodeadosporlosmechonespelirrojos,alborotados,supocómohabíasido.Rhymeleclavólamirada,querápidamenteellaeludió,yledijoaDellray:—Veamos…¿Peretti?¿Nofueelqueautorizóelpasoaltráficoenellugardonde
elsujetodesconocidosehabíaapostadoparavigilarasuprimeravíctima?¿Nofueélquien permitió el acceso a la escena antes de que pudiéramos recoger pruebascruciales?¿LamismaescenaqueSachsaquípresentetuvolaprevisióndeacordonar?Sachs actuó correctamente y Vince Peretti y todos los demás no lo hicieron. Porsupuestoqueellalohizobien.
Ella observaba su pulgar con un gesto de haber visto algo que ya le resultabafamiliar,sacóunkleenexdelbolsilloylolióalrededordeldedoensangrentado.
—Nosteníasquehaberllamadodesdeelprincipio—concluyóDellray.—Lárgate—farfullóPolling,conlosojoschispeantesyalzandolavoz—.¡Vete
deaquídeunapuñeteravez!Hastael impasibleDellraypestañeóy retrocedióalvercómoel capitánechaba
espumarajosporlaboca.RhymemiróaPollingconelceñofruncido.Habíaunaposibilidaddeseguircon
elcaso,peronosiaPollingledabaunapataleta.—Jim…Elcapitánhizocasoomiso.—¡Fuera! —volvió a gritar—. ¡No te vas a llevar nuestro caso! —Y ante la
sorpresadetodos,Pollingseabalanzó,agarróalagenteporlassolapasdecolorverde
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y le empujó contra la pared. Tras un momento de silencio abrumador, Dellraysimplementeapartóalcapitánconlasyemasdesusdedosysacóelteléfonomóvil,dándoseloaPolling.
—LlamaalalcaldeoaljefeWilson.Polling se apartó instintivamente de Dellray, un hombre de baja estatura
marcandodistanciasconotromuchomásalto.—Siquiereselcaso,estuyo,¡joder!—Elcapitánsedirigiócongrandeszancadas
hacialaescaleraysemarchó.Lapuertaprincipalsecerródeunportazo.—PorDios, Fred—suplicó Sellitto—, trabaja con nosotros. Podemos trincar a
esecerdo.—Necesitamos a los de la Brigada Antiterrorista—añadió Dellray, que ahora
parecíaentrarenrazón—.Nisiquieraoshabéisparadoapensarenesaposibilidad.—¿LaBrigadaAntiterrorista?—sesorprendióRhyme.—La conferencia de paz de la ONU. Un chivato me dijo que corrían por ahí
rumoresdequealgoibaapasarenelaeropuerto,donderaptóalasvíctimas.—Superfilnocorrespondealdeunterrorista—indicóDobyns—.Sealoquesea
que tengaen lacabeza,sebasaenunamotivaciónpsicológica.Nose tratadenadaideológico.
—Bueno, el caso es que los deQuantico y yo le encasillamos de unamanera.Comprendoquetengasunaopinióndiferente,peroasíescomoestamosllevandoelcaso.
Rhymesedioporvencido.Elcansancioseapoderabadeél.OjaláSellittoysuayudante no hubiesen aparecido nunca por allí. Ojalá nunca hubiese conocido aAmeliaSachs.Ojalánollevaralaridículacamisablancareciénplanchada.Sentíalacamisaalmidonadaenelcuelloydeahíparaabajonosentíanada.
SediocuentadequeDellrayleestabahablando.—¿Perdona?—dijoRhymearqueandolaceja.—Hablabadelapolítica,¿nopodríaserunmotivo?—quisosaberDellray.—Losmotivos nome preocupan—respondióRhyme—.Lo que realmenteme
interesansonlaspruebas.DellrayvolvióaecharunaojeadahacialamesadeCooper.—Asíqueelcasoesnuestro.¿Estamostodosdeacuerdo?—¿Quéopcionestenemos?—preguntóSellitto.—Vosotros nos proporcionáis los rastreadores. O podéis abandonar el caso
totalmente.Esoesprácticamentetodoloqueosqueda.Ahora,sinoosimporta,nosllevaremoslaspruebasmateriales.
Bankstitubeó.—Dáselas—ordenóSellitto.El joven poli recogió las bolsas que contenían las pruebas de la escena más
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reciente y las introdujo en una gran bolsa de plástico.Dellray extendió lasmanos.Banksmiró sus delgados dedos y lanzó la bolsa sobre la mesa, volviendo al otroextremodelahabitación,alazonadondeestabanlospolis.LincolnRhymeestabaenunaespeciede«zonadesmilitarizada»entreellos.AmeliaSachspermanecíaancladaalpiedelacama.
—¿OficialSachs?—dijoDellray.—¿Sí?—respondióellatrasunapausa,sindesviarlavistadeRhyme.—El subinspector Eckert quiere que venga con nosotros para dar parte de su
trabajoenlasescenasdelcrimen.Dijoalgodeempezarconsunuevamisiónellunes.Ellaasintióconlacabeza.DellraysevolvióhaciaRhymeyledijoentonosincero:—No te preocupes, Lincoln. Lo vamos a trincar. Cuandomenos te lo esperes,
verássucabezaclavadaenunaestacaalaspuertasdelaciudad.Hizo un gesto hacia sus agentes que, tras recoger las pruebas, bajaron las
escaleras.Desdeelpasillo,DellrayllamóaSachs:—¿Viene,oficial?Ella permanecía de pie, con las manos juntas, como si fuese una colegiala en
mediodeunafiestaalaquesehubieraarrepentidodeir.—Voyenseguida.Dellraydesaparecióporlasescaleras.—Esosgilipollas—mascullóBanks,arrojandosucuadernodenotasencimadela
mesa—.¿Telopuedescreer?Sachssebalanceabasobresustalones.—Serámejorquetevayas,Amelia—añadióRhyme—.Tucarruajeteespera.—Lincoln—dijoacercándosealacama.—Nopasanada.Hicisteloqueteníasquehacer.—No es mi misión trabajar la escena del crimen —espetó—. Nunca quise
hacerlo.—Yyanovolverásahacerlo.Todohasalidobien,¿verdad?Empezóadirigirsehacialapuerta,peroantesdellegarsevolvióylesoltó:—Loúnicoqueteimportasonlaspruebas,¿verdad?SellittoyBankssemovieroninquietos,peroellalosignoró.—Oye,Thom,¿podríasacompañaraSachsalapuerta?—Todoestoessólounjuegoparati,¿verdad?Monelle…—prosiguióSachs.—¿Quién?Susojoschispeaban.—¡Ahílotienes!¿Loves?Nisiquierateacuerdasdesunombre.MonelleGerger.
Lachicadeltúnel…Paratisóloeraunapiezamásdelrompecabezas.Estabacubiertaderatasytúdijiste:«Essuinstinto».¿Essuinstinto?Nuncavolveráaserlamismay
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loúnicoqueteimportasontusvaliosaspruebas.—Enlasvíctimasaúnconvida—soltó laperoratacomoenunaconferencia—,
lasheridasdelosroedoressonsiempresuperficiales.Enelmomentoenqueelprimerbicholeechólababaencima,yanecesitabaunavacunaantirrábica.¿Quéimportabanunoscuantosmordiscosmás?
—¿Por qué no se lo preguntamos a ella? —Ahora la sonrisa de Sachs eradiferente,sehabíavueltomalévola,comolasdelasenfermerasyasistentessanitariosqueodiabana los lisiados.Sepaseabanpor las salasde rehabilitaciónconsonrisassemejantes.Bueno,nuncalehabíagustadolaversiónamabledeAmeliaSachs;habíapreferidosufacetapeleona…
—Respóndeme,Rhyme.¿Paraquémequeríasenrealidad?—Thom,nuestrainvitadasehaquedadomástiempodelacuenta.¿Podrías…?—Lincoln—comenzóadecirelasistente.—Thom—leinterrumpióRhymebruscamente—creohabertepedidoquehagas
algo.—Porqueyonotengoniputaidea—estallóSachs—.¡Esaeslarazón!Noquerías
aunauténticoespecialistaenescenasdecrimenporqueentoncesnopodríasestaralfrente.Peroconmigo…puedesmandarmedeaquíparaallá.Hagoexactamenteloquequieresynimequejoniprotesto.
—Ah,lastropasseamotinan…—soltóRhyme,mirandoaltecho.—Peroyonoformopartedeesastropas.Paraempezar,nuncaquiseestamisión.—Yo tampoco la quería, pero aquí estamos. Juntos en la cama. Bueno, por lo
menosunodenosotros.Ysabíaquesu fríasonrisaeramucho,muchomásgélidaquecualquierade las
queellapudieradirigirle.—Noeresmásqueunniñomimado,Rhyme.—Oiga,oficial,yaeshoradequesemarche—ladróSellitto.Sinembargo,ellaprosiguió:—Yanopuedescaminarpor lasescenasdecrimen,yenverdad losiento.Pero
estásarriesgandouna investigaciónsólopara resarcir tuego.Yanteesodigo, ¡a lamierda!
Agarrósugorradeplatoy,enfurecida,abandonólahabitación.Lincolnesperabaoírunportazoabajooquizáscristalesrotos,perosólohuboun
«clic»apenasperceptibleyluegosilencio.Jerry Banks recuperó su cuaderno de notas y, mientras lo hojeaba con mayor
minuciosidaddelonecesario,Sellittoempezó:—Lincoln,losiento.Yo…—No pasa nada —aseguró Rhyme, bostezando exageradamente, con la falsa
esperanzadequeesoleayudaseasentirsemenosdolido—.Nadaenabsoluto.
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Lospolispermanecieronal ladode lamesamediovacíaduranteunosminutos.Trasunsilencioincómodo,Coopersugirió:
—Serámejor que recojamos.—Colocó con gran esfuerzo el estuche negro delmicroscopiosobrelamesaycomenzóadesatornillarunocularconelmismocuidadoquetieneunmúsicoaldesmontarsusaxofón.
—Bueno, Thom—dijo Rhyme—. Ya ha caído la tarde. ¿Y sabes lo que esosignifica?Queseabreelbar.
Su sede de operaciones era impresionante. Superaba la de la habitación deLincolnRhyme.
Disponían de media planta del edificio federal, tres docenas de agentes,ordenadoresypaneleselectrónicoscomosacadosdealgunapelículadeTomClancy.Los agentes parecían abogados o agentes de bolsa. Camisas blancas, corbatas.«Frescura» era la palabra que le venía a la mente. Y Amelia Sachs en el centro,llamaba la atención por su uniforme azul marino con manchas de sangre de rata,polvoyrestosdeexcrementodevacasmuertashacíacienaños.
Ya no temblaba por su encontronazo con Rhyme y aunque su cabeza le dabavueltas a mil cosas que podía haber dicho, que deseaba haber dicho, se obligó acentrarseenloquesucedíaasualrededor.
Un agente de alta estatura, con un traje gris inmaculado, estaba hablando conDellray.SachscreíaqueeraelagenteespecialencargadodelaoficinadeManhattan,ThomasPerkins,peronoestabasegura;unoficialdepatrullatienetantocontactoconel FBI como un empleado de una tintorería o un agente de seguros. Parecía unapersonasinsentidodelhumoryeficiente.NoapartabalamiradadeungranmapadeManhattan que estaba en la pared. Perkins asintió con la cabeza varias veces,mientrasDellrayleinformaba.Despuéssedirigióaunamesadeformicarepletadecarpetasdecolormarrón,echóunaojeadaalosagentesycomenzóahablar.
—Atención,porfavor…AcabodehablarconeldirectoryelFiscalGeneralenWashington.Aestasalturasyaoshabréisenteradotodosdelsujetodesconocidodelaeropuerto JFK. Es un perfil extraño. El secuestro, si carece del móvil sexual,raramente está en la base de asesinatos en serie. De hecho, es el primer sujetodesconocidodeeste tipoquehemos tenidoenelDistritoSur.Envistaa laposibleconexión con los acontecimientos de la ONU de esta semana, trabajamos encoordinación con la sede central, con Quantico y con la oficina del SecretarioGeneral. Se nos ha pedido que participemos activamente en este caso. Se estáconvirtiendoenunasuntodesumaprioridadalmásaltonivel.
ElagenteespecialmiróaDellray,quiencontinuó:—Hemos relevado al Departamento de Policía para llevar el caso, pero
contaremosconellospararespaldoypersonal.Aquítenemosaloficialdelaescena
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del crimen que nos informará sobre las escenas.—Dellray parecía completamentediferenteahora,nirastrodelSuperfly[41]quehabíavistoenacciónencasadeRhyme.
—¿Se ha encargado del traspaso de custodia de las pruebas materiales? —preguntóPerkinsaSachs.
Sachsadmitiónohaberlohecho.—Nosconcentramosensalvaralasvíctimas.Estoinquietóalagenteespecial.Enlosjuicios,casossólidos,adiferenciadeéste,
acababanperdiéndosenormalmentepordescuidosenel registrode los justificantesdetraspasodecustodia.Eralaprincipalcausaporlaquelosabogadosdefensoresdelcriminalprotestaban.
—Asegúresedehacerloantesdeirse.—Sí,señor.Menudamirada tenía Rhyme cuando adivinó que le había ido con el cuento a
Eckertyqueesoleshabíacerradoelcaso.Vayamirada…
Sachsselasarregló,Sachspreservólaescenadelcrimen…
Volvióahurgarseunauña.«Para»,sedijoasímisma,talcomosiemprehacía,ysiguióhurgandoenlacarne.Eldolorlegustaba.Esoeraloquenuncaentendíanlosterapeutas.
—¿AgenteDellray?¿Podríainformaralasalasobreelplanqueseguiremos?—lepidióelagenteespecial.
Dellraydirigiólamiradaasusuperior,despuésalosotrosagentesycontinuó:—Enestosmomentostenemosaagentesdecampoarremetiendocontratodoslos
principales comandos terroristas de la ciudad y persiguiendo cualquier pista quepodamosencontrarparaaveriguarlaresidenciadelsujetodesconocido.Merefieroatodos losagentes secretos.Eso significarácomprometer algunasde lasoperacionesexistentes,perohemosdecididoquemerecelapenaarriesgarse.
Nuestrotrabajoconsisteenobtenerrespuestasrápidas.Sedividiránengruposdeseis agentes cada uno y deberán estar preparados para actuar ante cualquier pista.Dispondrándeapoyototalparaoperacionesderescatederehenesydeentradaconbarricada.
—Señor—intervinoSachs.Perkinsalzólamirada,frunciendoelceño.Alparecer,nosepodíaninterrumpir
las sesiones de información hasta el descanso autorizado del turno de preguntas yrespuestas.
—¿Sí,oficial?—Bueno,sólomepreguntounacosa,señor.¿Ylavíctima?—¿Quién?¿Esachicaalemana?¿Creequedeberíamosinterrogarladenuevo?
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—No,señor.Mereferíaalasiguientevíctima.—Oh,desde luegoqueestamosalcorrientedequepodríahaberotrosobjetivos
—respondióPerkins.—Ahoratieneaalguienensupoder—continuóSachs.—¿Sí?—ElagenteespecialmiróaDellrayyésteseencogiódehombros.—¿Ustedcómolosabe?—preguntóPerkinsaSachs.—Bueno, no es que lo sepa con certeza, señor, pero dejó pistas en la última
escena y no lo hubiera hecho si no tuviese otra víctima. O estuviera a punto deraptarla.
—Tomonota,oficial—prosiguióelagenteespecial—.Vamosamovilizarnoslomásrápidoposibleparaasegurarnosdequenolesucedanada.
—Creemosqueesmejorcentrarnosenlabestiaensí—dijoDellrayaSachs.—DetectiveSachs…—empezóadecirPerkins.—Nosoydetective,señor.Pertenezcoalcuerpodepatrulla.—Sí,bueno—prosiguióel agente especial,mirando laspilasde archivos—.Si
nospudieraexponerlospuntosprincipales,nosseríadegranutilidad.Treintaagenteslamiraban,entreellosdosmujeres.—Simplemente díganos lo que vio —dijo Dellray, sujetando un cigarro sin
encenderentrelosdientes.Amelia les expuso un resumen de las búsquedas que había realizado en las
escenasdeloscrímenesasícomolasconclusionesalasquehabíanllegadoRhymeyTerryDobyns.Alamayoríadelosagenteslespreocupabaelextrañomodusoperandidelsujetodesconocido.
—Comounmalditojuego—dijoentredientesunagente.Unodeellospreguntósilaspistasconteníanmensajespolíticosquesepudieran
descifrar.—Bueno, señor, la verdad es que no creemos que se trate de un terrorista—
insistióSachs.Perkinscentrótodasuatenciónenella:—Permítamequelehagaunapregunta,oficial.¿Creequeestesujetodesconocido
esuntipolisto?—Muylisto.—¿Nonosestarátendiendounatrampa?—¿Cómo?—Usted… o mejor dicho, la policía piensa que se trata simplemente de un
chiflado.Es decir, un criminal. Pero ¿no podría ser que sea lo bastante listo comoparahacerquecreamoseso?Cuandoenrealidadsetratadealgomuydistinto.
—¿Comoqué?—Porejemplo,esaspistasquedejó.¿Nopodríaserqueintentaradesviarnos?
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—No,señor,eranindicacionesquenosconducíanalasvíctimas—aclaróSachs.—Entiendo—añadióThomasPerkinsrápidamente—.Peroalhacereso,también
nosestádesviandodeotrosobjetivos,¿verdad?Ellanosehabíaplanteadoeso.—Supongoqueesposible.—YeljefeWilsonhacogidoaloshombresdelejércitodeseguridaddelaONUy
sehacentradoenelsecuestro.Puedequeelsujetodesconocidoestédespistándonosatodos, para que le dejemos el camino libre para poder llevar a cabo su verdaderamisión.
Sachsrecordóqueellamismahabíapensadoenalgosimilaraprimerahoradeldía,alveratodoslosrastreadoresenPearlStreet.
—¿YsuobjetivoseríalaONU?—Creemos que sí—afirmó Dellray—. Puede que los autores del atentado en
Londres,losquecolocaronunabombaenlaUnesco,quieranintentarlodenuevo.Esto significaba que Rhyme se había equivocado totalmente. En cierto modo,
disminuyósusentidodeculpabilidad.—Ahora,oficial,¿podríaverificarlalistadelaspruebas?—ledijoPerkins.Dellrayleentregóunahojaconel inventariodetodoloquehabíaencontradoy
ella la revisópuntoporpunto.Mientras lohacía,Sachsobservóciertoajetreoa sualrededor:algunosagentesquecontestaban llamadas,otrosquepermanecíandepiecuchicheandoconotrosagentesytambiénotrostomandonotas.Perocuandomirólahojayañadió:«Yluegorecogísuhuellaenlaúltimaescena»,sediocuentadequeunabsoluto silencio envolvía la habitación. Ella alzó la vista. Todos en la oficina lamiraban fijamente con una expresión que podría pasar por asombro, si es que losagentesfederaleserancapacesdeexpresaralgoasí.
Conimpotencia,miróaDellray,queinclinólacabeza:—¿Dicequetieneunahuella?—Bueno,sí.Enunforcejeoconlaúltimavíctimasuguantesecayóycuandofue
arecogerlo,rozóelsuelo.—¿Dóndeestá?—interrogóDellrayrápidamente.—PorDios—exclamóenvozaltaunagente—.¿Porquénodijonada?—Bueno,yo,esque…—¡Búscala,búscala!—soltóotro.Unmurmullorecorriólahabitación.Con las manos temblorosas, Sachs rebuscó en las bolsas que contenían las
pruebasyentregóaDellray la fotoPolaroidde lahuelladactilar.Sujetándola,él lamiródetenidamenteyse lamostróaalguienque,Sachssuponía,eraunexpertoenhuellasenrelieveporfricción.
—Bien—afirmóelagente—.DefinitivamenteesdelgradoA.
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Sachs sabía que las huellas se clasificaban en A, B y C, siendo esta últimacategoríamás baja, inaceptable para lamayoría de los organismos encargados delcumplimiento de la ley. No obstante cualquier indicio de orgullo que pudo habersentidopor su competencia en la recolecciónde pruebas, se desvaneció totalmenteporlaconsternacióncolectivaquehabíaprovocadoelquenolohubieramencionadoantes.
Luego, todo empezó a suceder almismo tiempo.Dellray le dio la huella a unagente que se fue corriendo a un sofisticado ordenador situado en un rincón de laoficinaycolocólafotoPolaroidencimadeunabaselargaycurvadadealgoquesellamabaOpti–Scan.Otroagenteencendióelordenadorycomenzóateclearórdenesmientras que Dellray cogía el teléfono. Golpeando el suelo con el pieimpacientemente, inclinó la cabeza, mientras que desde algún lugar, alguiencontestabasullamada.
—Ginnie, soy Dellray. Esto va a ser un verdadero coñazo, pero necesito quecierrestodaslaspeticionesdelaregiónnoresteyqueledesprioridadalaqueyoteenvíe…Tengo aquí a Perkins. Él le dará el visto bueno y si eso no es suficiente,llamaráaWashington,almismísimopresidente…EsporlodelaONU.
Sachs sabía que las comisarías de todo el país utilizaban el Sistema deIdentificaciónAutomatizadadeHuellasDactilaresdelFBI.EraprecisamenteloqueDellrayibaadetenerenaquelmomento.
—Está escaneado. Ahora lo estamos transmitiendo —dijo el agente en elordenador.
—¿Cuántovaatardar?—Diezoquinceminutos.—Por favor, por favor, por favor —suplicó Dellray, apretujándose los dedos
llenosdepolvo.Sachs estaba rodeada de un ciclón de actividad. Escuchó voces hablando de
armas, helicópteros, vehículos y mediadores antiterroristas. Llamadas, tecladosrepiqueteando,mapasdesenrollándose,comprobacióndepistolas.
Perkinsestabaalteléfono,hablandoconelequipoderescatederehenes,oconeldirectoroelalcalde.Quizáselpresidente.Asaber.SachslecomentóaDellray:
—Nosabíaquelahuellaeraparatanto.—Siempre loes.Almenos,ahora,conelsistemade identificación loes.Antes
quitabaselpolvoenbuscadehuellasparadisimular,paraquelaprensaylasvíctimaspensaranquehacíasalgo.
—Seestáquedandoconmigo.—No,paranada.Porejemplo,NuevaYork.Hacesunabúsquedaenfrío,esoes
cuandonohaysospechosos…bueno,hacesunabúsquedaenfríomanualmente.Auntécnicolellevaríacincuentaañosmirartodaslastarjetasdelashuellas.Noesbroma.
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¿Unabúsquedaautomatizada?Quinceminutos.Antesidentificabasaunsospechosoun dos o tres por ciento de las veces.Ahora llegamos a un veinte o veintidós porciento.Pues,sí.Lashuellassonsagradas.¿NoselodijoRhyme?
—Éllosabía,claro.—¿Ynosepusomanosalaobra?Ay,ay,ay,esehombremeestáfallando.—Oiga,oficial—dijoenvozaltaelagenteespecialPerkins,poniendounamano
sobre el teléfono—. Le pediría que rellenara esas tarjetas de traspaso de custodiaahoramismo.QuieroenviarlaspruebasmaterialesallaboratoriodelPERT.
El PERT, Equipo de Investigación de Pruebas Materiales. Sachs recordó queLincoln Rhyme había sido uno de los federales contratados para ayudar a crearaquellaunidad.
—Loharé.Porsupuesto.—Mallory, Kemple, llevaos esas pruebas materiales a una oficina y traedle a
nuestrainvitadaunastarjetasdetraspasodecustodia.¿Tieneunboli,oficial?—Sí.Ellasiguióalosdoshombreshastaunpequeñodespacho,haciendo«clic»consu
boli,nerviosa,mientrasqueellosbuscabanyleentregabanunpaquetedetarjetasdetraspasodecustodiaconmembretefederal.Sesentóyabrióelpaquete.
Lavozque seoía tras ella era ladeDellray.Decaminohacia laoficina, en elcoche, alguien le había llamado «El Camaleón» y ahora empezaba a entender larazón.
—LlamamosaPerkins«ElSuperdotado»—lehabíaexplicadoelmismoDellray,pasandoelcigarropordebajodesunarizcomosifueraunbuenpuro—.Sí…,perono«superdotado»enelsentidoqueestáspensando.Superdotadoporsuinteligencia.Pero no te preocupes por él. Es bastante listo y sabe mover sus hilos hasta enWashingtonD.C.,queesdondehayquemoverlosencasoscomoéste.Sabes,oficial—continuó—,eresmuyinteligentehaciendoloquehaces.
—¿Quées…?El rostro negro, delgado, brillante y con arrugas alrededor de los ojos, parecía
sinceroporprimeravezdesdequeloconocía:—SalirdelDepartamentoCriminal.Esonoespara ti.Lomejorquehaspodido
haceresentrarenAsuntosPúblicos.Haráscosasbuenasallíynotequemarás.Estetrabajotequema.Vaya,esoesloquepasa.
UnadelasúltimasvíctimasdeladementeobsesióndeJamesSchneider,un joven llamado Ortega, había venido a Manhattan desde la ciudad deMéxico, donde el descontento político (el tan anunciado levantamiento
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popularquehabíacomenzadoelañoanterior)habíadificultadoelcomercio.Sin embargo, el ambicioso empresario llevaba en la ciudad menos de unasemana, cuando se esfumó sin dejar rastro. Llegaron noticias de que lohabíanvistoporúltimavezenunatabernadelazonaoesteylasautoridadesinmediatamente sospecharon que se podría tratar de otra víctima deSchneider.Desafortunadamente,asísedescubrióalgomástarde.
El coleccionista de huesos se paseó por las calles de las inmediaciones de laUniversidaddeNuevaYork, cercadeWashingtonSquare, durante quinceminutos.Había mucha gente por las calles, sobre todo niños. Estudiantes de los cursos deverano.Chicosconmonopatín.Serespirabaunambientefestivo,extraño.Cantantes,malabaristas,acróbatas.Lerecordabaalos«museos»enelBowery,tanpopularesenel siglo anterior. Por supuesto, que no eranmuseos en absoluto, sino galerías conespectáculos burlescos, exhibiciones de fenómenos circenses, demostracionestemerarias así como vendedores ambulantes que vendían de todo, desde postales«picantes»hastaastillasdelaCruzVerdadera.
Aminorólamarchaunaodosveces,peronadiequeríauntaxi,oalmenosnadieselopodíapermitir.Giróendirecciónsur.
Schneider ató con ladrillos los pies del señor Ortega y le hizo rodardebajodeunmuelleenelríoHudsonparaquelaaccióndelaguafétidaylospecesredujesenelcuerpohastadejarloenlosmismoshuesos.Elcadáversehallódos semanasdespuésde sudesaparición.Asíquenuncase suposi ladesafortunada víctimaestaba viva y enplenousode sus facultades cuandofue arrojada al agua. Aunque se sospecha que así fue, ya que Schneideracortó la cuerda cruelmente de formaque la cara del señorOrtega estabaalgunoscentímetrosdebajodelasuperficiedelmar;sinduda,habíaestadoagitando losbrazosy laspiernasdesesperadamente,mientrasmirabahaciaarriba,alairequehubierasidosusalvación.
Elcoleccionistadehuesosvioaun jovenenfermizodepieenelbordillode laacera. SIDA, pensó. «Pero tus huesos están sanos… y son tan prominentes. Tushuesos durarán para siempre…». El hombre no quería un taxi y el coche pasó delargo. El coleccionista de huesos se quedó mirando ávidamente su delgadaconstituciónporelespejoretrovisor.
Volvió amirar la calle justo a tiempo para esquivar a un anciano que se habíabajadodelaacera,coneldelgadobrazoenaltoparahacerleseñasaltaxi.Elhombreseapartócomopudohaciaatrásyeltaxifrenóbruscamentemásadelante.
Elhombreabriólapuertatraserayseasomó.
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—Deberíamirarpordóndeva—dijo,amododeconsejo,sinenfadarse.—Losiento—dijoentredienteselcoleccionistadehuesos,arrepentido.Elancianovacilóduranteuninstante,miróporlacalle,peronovioningúnotro
taxi.Finalmentesesubióalvehículo.Lapuertasecerródeungolpe.Viejoydelgado,pensó.Lapielsedeslizaríacomolasedasobreloshuesos.—Bien,usteddirá—ledijoenvozalta.—AlazonaEste.—Esoestáhecho—afirmómientrasquesecolocabaelpasamontañas,dandoun
volantazohacialaderecha.EltaxisedirigióatodavelocidadendirecciónOeste.
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3:LAHIJADELPATRULLERO
¡Remover,remover,remover!EslamáximadeNuevaYork…Nialospropioshuesosdenuestrosantepasadosselespermitedescansarenpaz…Pasauncuartodesiglo,yuna generación de hombres parece empeñada en hacer desaparecer todas lasreliquiasdeaquellosquelesantecedieron.
PHILIPHONE,alcaldedeNuevaYork,Diario,1845
Sábado,10.15P.M.adomingo,5.30A.M.
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—Échameunpocomás,Lon.Rhymebebíaporunapaja,Sellittodeunvaso.Ambostomaronellicordecolor
ahumado solo. El detective se dejó caer en la chirriante silla demimbre yRhymepensóqueseparecíaunpocoaPeterLorreenCasablanca.
TerryDobynssehabíamarchado,nosinantesexponerunosmordacesenfoquespsicológicos sobre el narcisismoy losmétodos empleados por el gobierno federal.Jerry Banks también se había ido. Mel Cooper seguía desmontando y recogiendoafanosamentesuequipo.
—Estoestábueno,Lincoln—dijoSellitto,dandosorbosasuwhiskyescocés—.¡Coño!Yonopuedopermitirmeestamierda.¿Cuántosañostiene?
—Creoquetieneveinteaños.Eldetectiveobservóellíquidopardusco.—Malditasea,siestofueraunamujer,seríayamayordeedadyentonces…—Dime,Lon,¿yPolling?¿Eseberrinchequeledio,cómoseexplica?—¿ElpequeñoJimmy?—seechóareírSellitto—.Metemoquesevaameteren
unlío.ÉleselqueintervinoparasacaraPerettidelcasoynodejarloenmanosdelosfederales.Realmente se ha arriesgado.Y recomendar tu colaboración costómuchotrabajo.Huboalgunosquesesintieronofendidos.Noportipersonalmente,sinopormeteraunsimplecivilenuncasotandisputadocomoéste.
—¿Pollingmerecomendó?Creíaquehabíasidoeljefe.—Sí,perofuePollingquienmovióelasuntoenprimerlugar.Tanprontocomose
enteródequehabíahabidounsecuestroyunaspruebaspreparadasenlaescena, lollamó.
«¿Polling me quería a mí?», se preguntó Rhyme. Aquello sí que era curioso.Rhyme no había tenido ningún contacto con Polling en los últimos años, ningunodesde el caso del policía asesino, cuandoRhymehabía sufrido el accidente.Habíasido Polling el que se había encargado del caso y el que finalmente pescó a DanShepherd.
—Parecessorprendido—dijoSellitto.—¿Porque quisiera que yo trabajara en este caso? Pues sí, lo estoy. No nos
llevábamosprecisamentebien.Almenos,antesno.—¿Yesoporqué?—Presentéunadenuncia14-43contraél.14-43eraunpartedequejasdelDepartamentodePolicíadeNuevaYork.—Hacecincooseisaños,cuandoélerateniente,meloencontréinterrogandoa
unsospechosojustoenmediodeunaescenasegura.Lacontaminó.Mepusenegro.Presentéuninformequesalióacolacióncuandoinvestigaronaquellíoenelquese
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metió,cuandosecargóalsospechosoqueestabadesarmado.—Puessupongoquetodoestáperdonado,porquedeverasquetequeríaeneste
caso.—Lon,anda,¿mehacesunallamadadeteléfono?—Claro.—No—intervinoThom,quitándoleelteléfonoaldetective—.Quelohagaél.—No he tenido tiempo de ver cómo funciona—se justificóRhyme, indicando
conlacabezahacialaunidaddecontrolelectrónicoqueestabaentonodemarcadoyqueThomhabíadescolgadopreviamente.
—Nolehasdedicadotiempo,queesmuydiferente.¿Aquiénllamas?—ABerger.—No,esosíqueno—rehusóThom—.Estarde.—Sé leer la hora perfectamente, gracias —contestó Rhyme con calma—.
Llámale.SehospedaenelPlaza.—No.—Tepidoquelellames.—Toma.Elasistenteplantóuntrozodepapelenelotroextremodelamesa,peroRhyme
lo leyófácilmente.PuedequeDios lehubiesearrebatadobastantescosasaLincolnRhyme, pero le había concedido la vista de un chaval.Apoyando sumejilla en lapalancadecontrol,realizóelprocesodemarcarlosnúmerosdeteléfono.Resultómásfácil de lo que se había imaginado, pero se entretuvo a propósito, mascullandomaldiciones mientras lo hacía. Enfurecido, Thom hizo caso omiso y bajó por laescalera.
Berger no estaba en la habitación del hotel. Rhyme desconectó el teléfono,enfadadoporquenopodíacolgarlodegolpe.
—¿Algúnproblema?—preguntóSellitto.—No—gruñóRhyme.¿Dónde estaría?, pensó Rhyme irritado. Era tarde. Berger debería estar en su
habitaciónaestashoras.Leacometióunaextrañasensación:celosporquesumédicohabíasalidoparaayudaraotrapersonaamorir.
De pronto Sellitto se rió entre dientes. Rhyme alzó la vista. El poli se estabacomiendounabarradechocolate.Habíaolvidadoquelacomidabasuraconstituíaladietabásicadeaquelgrandullóncuandotrabajabanjuntos.
—Estabapensando…¿TeacuerdasdeBenniePonzo?—¿DelEquipoOperativocontraelCrimenOrganizado,hacediezodoceaños?—Sí.A Rhyme le había gustado trabajar contra la mafia. Los criminales eran
profesionales.Lasescenasdelcrimenplanteabanundesafío.Yraravezlasvíctimas
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eraninocentes.—¿Quiéneraese?—inquirióMelCooper.—Elasesinoa sueldodeBayRidge—respondióSellitto—.¿Teacuerdasde lo
del«sandwichdecaramelo»,despuésdequeleficháramos?Rhymeserió,asintiendoconlacabeza.—¿Cómoeslahistoria?—preguntóCooper.—Bueno, pues Lincoln, otro par de tíos y yo estábamos en Administración
Central. Y Bennie, recuerda, era un tío grande, estaba sentado, todo encorvado,tocándoselabarriga.Derepentevaydice:«¡Eh!Tengohambre.Quierounsandwichdecaramelo».Nosmiraatodosyledigo,«¿Quéesunsandwichdecaramelo?».Ymemiracomosifueraunmarcianoymedice,«¿Quécoñocreesquees?CogesunabarradechocolateHershey,laponesentredosrebanadasdepanytelocomes.Esoesunjodidosandwichdecaramelo»—contóSellitto.
Seecharonareír.SellittoleofreciólabarraaCooper,quelarechazóhaciendoungestoconlacabeza,yluegoselaofrecióaRhyme,quesintióunrepentinoimpulsodedarleunmordisco.Hacíaunañodesdelaúltimavezquehabíacomidochocolate.Evitaba ese tipo de alimentos tales como azúcar, golosinas.Alimentación un tantoproblemática.Laspequeñascosasdelavidaeranlascargasquemáspesaban,lasquemás leentristecíanyagotaban.Vale,nuncavasahacersubmarinismooescalar losAlpes.¿Yqué?Muchagentenolohace.Perotodoelmundosecepillalosdientes.Yvaaldentista,seponeunempasteocogeeltrendevueltaacasa.Todoelmundosesacauntrozodecacahuetedelamuelacuandonadieleestámirando.
TodosexceptoLincolnRhyme.LedijoquenoconlacabezaaSellittoylediounlargotragoalwhisky.Susojos
sedesviaronhacialapantalladelordenador,recordandolacartadedespedidaqueleestabaescribiendoaBlainecuandoSellittoyBanks lehabían interrumpidoaquellamañana.Tambiénqueríaescribiralgunasotrascartas.
La carta que posponía era la de Pete Taylor, el traumatólogo especializado enlesionesdelacolumnavertebral.Lamayoríadelasveces,TayloryRhymenohabíanhabladodesuestado,sinoacercadelamuerte.Elmédicoeraunacérrimocontrarioalaeutanasia.Rhymecreíaqueledebíaunacartaparaexplicarlelarazónporlaquehabíadecididosuicidarse.
¿YAmeliaSachs?Decidió que la hija del patrullero también recibiría una nota. Los lisiados son
generosos,loslisiadossonamables,loslisiadossondehierro…Loslisiadosnosonnadasinosonindulgentes.
EstimadaAmelia:
MiqueridaAmelia:
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Amelia:
EstimadaOficialSachs:
Dadoquehemostenidoelplacerdetrabajarjuntos,megustaríaaprovecharestaoportunidadparamanifestarque,aunquelaconsiderounJudastraidor,laheperdonado.Ademásledeseolomejorensufuturacarreracomolameculosdelosmediosdecomunicación…
—¿CuáleslahistoriadeSachs,Lon?—¿Apartedelhechodequetieneungeniodeldemonioquenoconocía?—¿Estácasada?—No.Conunacarayuncuerpocomoesos,lonormalseríaquealgúntipoguapo
lahubierapescadoya,peronisiquierasaleconnadie.Nosenteramosdequehabíasalidoconalguienhaceunosaños,peronuncahabladeello—contestóy,bajandolavoz, añadió—: Se rumorea que es lesbiana, femenina, nada de un marimacho.Aunque yo no sé nada de eso,mi vida social se reduce a ligar conmujeres en lalavanderíalossábadosporlanoche.Oye,funciona.¿Quéquieresquetediga?
Tendrásqueaprenderapasardelosmuertos.
Rhymepensabaenlamiradaqueaparecióensurostrocuandoledijoeso.¿Aquéveníatodoaquello?Despuésseenfadóconsigomismopordedicartiempoapensarenella.Ybebióunbuentragodewhisky.
Eltimbresonóyluegoseoyeronpasosporlaescalera.RhymeySellittomiraronhacia la entrada. El sonido provenía de las botas de un hombre alto que llevabapantalonesdemontardeluniformeurbanoyuncascoazul.UnmiembrodelapolicíamontadadeelitedelDepartamento.EntregóunsobreabultadoaSellittoyvolvióabajarlosescalones.
—Mira lo que tenemos aquí —dijo el detective abriendo el sobre. Vertió elcontenidosobre lamesa.Rhyme, irritado,alzó lamirada.Tresocuatrodocenasdebolsasdeplásticoconpruebasmateriales,todasetiquetadas.Cadabolsaconteníauntrozodecelofánprocedentedelospaquetesdepiernadeterneracompradosporlosdeoperacionesespeciales.
—UnanotadeHaumann—anuncióycontinuóleyendoenvozalta—.«Para:L.Rhyme;L.Sellitto.De:B.Haumann,TSRF».
—¿Qué es eso? —interrogó Cooper. En la comisaría eran habituales lasabreviaturas y acrónimos. RMP[42], PatrullaMóvil Remota, era un coche brigada.IED[43], artefacto explosivo improvisado, una bomba. Pero lo de TSRF era algo
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nuevo.Rhymeseencogiódehombros.Sellittosiguióleyendoentrerisas:—«Equipo de Operaciones Estratégicas del Supermercado[44]. Re: piernas de
ternera.Enun registrourbanosedescubrieroncuarentayseissujetos, todos fuerondetenidos y reducidos con elmínimo uso de la fuerza. Les leímos sus derechos yllevamos algunos a la zona de arresto situada en la cocina de lamadre del oficialGiancarlo. Tras la finalización del interrogatorio, pasarán a su custodia seissospechosos.Calentara350.°Cdurantetreintaminutos».
Rhymeseechóareír.Luegodiootrosorboalwhisky,saboreándolo.Estaeraunadelascosasqueecharíademenos,elsaborahumadodellicor.(Aunqueenlapazdelsueñoinconsciente,¿cómosepodíaecharalgodemenos?Aligualquesucedíaconlas pruebas. Retira elmodelo estándar y no te queda nada para comparar con esapérdida;estássalvadoparatodalaeternidad).
—Cuarentay seismuestrasde celofán.Unapor cadacadenade supermercadosasí como de las principales tiendas independientes —indicó Cooper desplegandoalgunasdeellas.
Rhyme las observó: las muestras sueltas eran adecuadas para la identificaciónclasificada. La individualización del celofán iba a ser un coñazo; aunque,evidentemente,el trozohalladoenelhuesodecañano teníaporquéencajar,dadoque las compañías solían comprar suministros idénticos para todos susestablecimientos, sepodríaaveriguarenquécadenacompróelSujetoDesconocido823laternerayasídelimitarlosbarriosdondepudieraresidir.QuizásdeberíallamaralequipodepruebasmaterialesdelFBIy…
«No,no.Recuerda:ahoraessujo-di-docaso».—Empaquétalasy envíaselas anuestroshermanos federales—ordenóRhymea
Cooper.Rhyme intentó apagar el ordenador y pulsó el botón equivocado con el dedo
anular,queavecesseresistíaaobedecerle.Elaltavozemitióunfuertegemidocomodesucción.
—Mierda—mascullóRhymeentonopesimista—.Laputamaquinaria.IncómodoporelarrebatodeRhyme,Sellittomirósuvasoybromeó:—Joder, Linc, un whisky tan bueno como éste te tendría que dejar bastante
relajado.—Tengonoticias—añadióThomentonoagrio—.Yaestárelajado.
Aparcójuntoalaenormetuberíadeldesagüe.Albajardeltaxi,olióelaguafétida,viscosayhedionda.Estabanenuncallejón
sinsalida.LlevabaalaanchacañeríadeldesagüequerecorríalaautopistadelWest
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SidehastaelríoHudson.Allínadielespodíaver.Elcoleccionistadehuesossedirigióhacialapartetraseradelcoche,deleitándose
con la visióndel ancianoque tenía cautivo.Al igual quehabíadisfrutadomirandofijamentealachicaquehabíaamarradodelantedelatuberíadevapor.Ylamanoqueseretorcíaalladodelasvíasdeltrenporlamañanatemprano.
Sefijóensusojosasustados.Elhombreeramásdelgadodeloquepensaba.Máspálido.Conelpeloalborotado.
Carnevieja,perohuesojoven…Elhombreseapartódeél,encogidodemiedo,conlosbrazoscruzadosdelantede
suestrechotóraxenactituddefensiva.Alabrirlapuerta,elcoleccionistadehuesospresionósupistolacontraelesternón
delhombre.—Porfavor—susurrósuprisioneroconvoztrémula—.Notengomuchodinero,
peroselopuedequedartodo.Podemosirauncajeroautomático.Yo…—Salgadelcoche.—Porfavor,nomehagadaño.Elcoleccionistadehuesoslehizoungestoconlacabeza.Eldébilancianomiróa
su alrededor, abatido, y después echó a andar hacia delante. Se colocó al lado delcoche, encogido de miedo, con los brazos aún cruzados y temblando a pesar delimplacablecalor.
—¿Porquéhaceesto?El coleccionista retrocedió y buscó las esposas en su bolsillo. Como llevaba
guantes gruesos, tardó unos segundos en encontrar los eslabones de cromo. Alsacarlos, le pareció ver un velero con cuatro mástiles virando en el Hudson. LacontracorrientenoeratanfuertecomoenelEastRiver,dondelosbarcosveleroslaspasabancanutasparanavegardesdeeleste,MontgomeryylosembarcaderosdeOutWard al norte. Entrecerró los ojos.No, no era un barco velero, sólo era un yate amotor,encuyalargaproaestabantumbadosunosyuppies.
Al avanzar hacia delante con las esposas, el hombre agarró la camisa de susecuestradorconfuerza.
—Porfavor,ibaalhospital.Poresoleparé.Hetenidoundolorenelpecho.—Cierreelpico.Yelhombrederepentealargólasmanos,salpicadasdemanchasdevejez,hacia
el rostrodelcoleccionistadehuesos.Leagarródelcuelloydelhombro,apretandocon fuerza. Su oponente sintió una punzada de dolor en el lugar donde le habíaclavadolasuñasamarillas.Enunarrebatodecólera,apartólasmanosdelavíctimayloesposóconbrusquedad.
Elcoleccionista leamordazólabocaconcintaadhesiva.Selo llevóarrastrandopor el terraplén de gravilla hacia la entrada de la tubería de más de un metro de
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diámetro.Sedetuvoyexaminóalanciano.«Seríatanfácildespellejartehastadejarteenloshuesos».Elhueso…Lotocaba.Looía.Le alzó lamano.Los ojos aterrorizados le devolvieron lamirada, los labios le
temblaban.Elcoleccionistadehuesosleacariciólosdedos.Apretólasfalangesentrelas suyas (deseaba quitarse los guantes, pero no se atrevía). Después le levantó lapalmadelamano,apretándolaconfuerzacontrasupropiooído.
—¿Qué?Elcriminal,consumanoizquierdaagarróeldedomeñiquedesudesconcertado
prisionero.Tiródeldedolentamentehastaqueoyóelpenetrantesonidodelchasquidodelfrágilhueso.Unsonidoqueledeleitaba.Elhombrechilló,balbuceandoungritomudoatravésdelacintaysedesplomósobreelsuelo.
El coleccionista de huesos le enderezó y condujo a la víctima, que caminaba atrompicones,alabocadelatubería.Leempujóhaciadelante.
Llegarondebajodelviejomuelleputrefacto.Eraunlugarasqueroso,concuerposdescompuestos de animales y peces esparcidospor el suelo, basura sobre las rocasmojadas y sedimentos de algas color verdegrisáceo. Un cúmulo de algas marinassubían y bajaban en el agua, como si se tratara de un amante gordo copulando.Apesardelcalordelatardecerenelrestodelaciudad,allíabajohacíatantofríocomoenundíademarzo.
SeñorOrtega…
Bajó a la víctima al río y le esposó a un poste delmuelle, volviendo a fijar eltrinquetedelbrazaletealrededordelamuñeca.Elrostrogrisáceodelcautivoestabaaproximadamenteamenosdeunmetroporencimadelasuperficiedelagua.
Elcoleccionistadehuesoscaminóconcuidadoporlasrocasresbaladizashastalatubería del desagüe. Se dio la vuelta y se detuvo un momento, observando,observando.Nolehabíaimportadomuchosilosagentesdepolicíaencontrabanonoalosotros.Hanna,lamujerdeltaxi.Peroéste…Elcoleccionistaesperabaquenoleencontrarana tiempo.E inclusoqueno leencontrarannunca.Así,podríavolveralcabodeunmesodosyversielhábilríohabíadejadolimpioelesqueleto.
Devueltaalcaminodegravilla,sequitóelpasamontañasydejólaspistasparalapróximaescena,nomuylejosdedondehabíaaparcado.Estabaenfadado,furiosoconlos agentes. Así que esta vez escondió las pistas. Y también incluyó una pequeñasorpresa.Algoqueleshabíaestadoreservando.Elcoleccionistavolvióaltaxi.
Labrisacorríasuavemente,llevandoconsigolafraganciadelagriorío,elsusurrodelahierbay,comosiempreseoyeenlaciudad,elshushhhdeltráfico.
Comopapeldelijasobrehueso.
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Separóy,conlacabezaladeada,escuchóaquelsonido,almismotiempoqueseasomaba para observar las miles de luces de los edificios, extendiéndose al nortecomounagalaxiaalargada.Eneseprecisoinstante,aparecióunamujerenlapistadefooting,alladodelatubería,corriendovelozmente,yquecasichocócontraél.
La delgada mujer morena, vestida con pantalones cortos y un top, le esquivó.Jadeando, se paró y se quitó el sudor del rostro. Estaba en buena forma, con losmúsculosprietos,peronoeraguapa.Narizaguileña,labiosgrandesylapielllenademanchas.
Perodebajodeeso…—Nopuede…Nodebeaparcaraquí.Estaesunapistadefooting…Suspalabras se desvanecierony elmiedo apareció en sus ojos, que se dirigían
desdesurostroaltaxiyhastaelpasamontañasquesosteníaarrugadoenlamano.La mujer sabía quién era. Él sonrió, observando su clavícula increíblemente
pronunciada.Ellacambióligeramentedeposicióneltobilloderecho,preparadaparasostenerel
pesocuandoecharaacorrer,peroéllacogióprimero.Seagachóparaatacarla.Ellagritó rápidamente y bajó los brazos para bloquearle. Tras fingir este amago élenseguida se enderezó para después propinarle un codazo en la sien. Se oyó unchasquidocomoeldellatigazodeuncinturón.
Ella se desplomó en la gravilla, y se quedó muy quieta. Horrorizado, elcoleccionista se arrodilló y meció su cabeza, gimiendo: «No, no, no…». Estabafurioso consigo mismo por haberle pegado tan fuerte, angustiado porqueposiblementehabíarotoloqueparecíaserunacalaveraperfectabajolosmechonesdelpelogreñudoyelrostronormalycorriente.
AmeliaSachs terminóotra tarjetade traspasodecustodiaydescansó.Hizounapausa,encontróunamáquinadecaféysacóunorepugnanteenunvasodeplástico.Regresóalaoficinasinventanasyrevisólaspruebasquehabíarecogido.
Sentíaunaextrañasensacióndecariñopor lamacabracolección.Quizásporelesfuerzoquelesupusohacerseconella;teníaunintensodolorenlasarticulacionesyaúnseestremecíaalpensarenel cuerpoenterradode laprimeraescenadeaquellamañana,eldedosanguinolentodeunamanoyelcolgajodecarnesobreloshuesosdeT.J.Colfax.Hastaaqueldía,laspruebasmaterialesnoledecíannada.Paraella,sóloimplicaban lecciones aburridas en la academia durante las perezosas tardes deprimavera. La asignatura de pruebasmateriales eramatemáticas, tablas y gráficos;eranciencias.Eraunaasignaturaquenoleinspirabanada.
No,AmieSachs iba a ser una poli al servicio de las personas.Hacer la ronda,encararsealossinvergüenzas,echaralosdrogadictos.Difundirelrespetoporlaley,como había hecho su padre. O inculcárselo. Como el apuesto Nick Carelli, un
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veteranoquellevabacincoañostrabajando,laestrelladelaseccióndeDelincuenciaCallejera, mostrando aquella sonrisa tan suya al mundo: «Eh, tú, ¿tienes algúnproblema?».
Esoerajustoloqueellaibaaser.Observólacrujientehojamarrónquehabíaencontradoeneltúneldelavaquería.
Una de las pistas que el Sujeto Desconocido 823 les había dejado. Y aquí estabatambiénlaropainterior.RecordabacómolosagentesdelFBIleshabíanarrebatadolaspruebasmaterialesantesdequeCooperhubieseterminadoeltestde…¿cómosellamabaaquellamáquina?¿Elcromatógrafo?Sepreguntabaquéseríaellíquidoqueempapabalateladealgodón.
PeroaquellospensamientoslallevabanaLincolnRhyme,quieneraprecisamentelapersonaenlaquenoqueríapensarenesemomento.
Comenzó la tarea de traspaso de custodia del resto de las pruebas materiales.Cada tarjeta contenía una serie de líneas en blanco que había que rellenar con losnombresdelosencargadosdelacustodiadelaspruebas,enordensecuencial,desdeel descubrimiento inicial en la escena hasta el juicio. Sachs había transportadopruebasenvariasocasionesysunombrehabíaaparecidoenlastarjetasdetraspasodecustodia.Peroaquellaera laprimeravezquesunombreysunúmero,A.Sachs,NYPD[45]5885,ocupabalaprimeralínea.
Unavezmás,levantólabolsadeplásticoqueconteníalahoja.Éllahabíallegadoatocar.Él.ElhombrequehabíamatadoaT.J.Colfax.Elque
había sujetado el rechoncho brazo de Monelle Gerger y le había hecho un corteprofundo.El que estaba buscando otra víctima en aquel preciso instante, si es queacasonohabíaraptadoyaauna.
El que había enterrado a aquel pobre hombre aquellamañana, pidiendo con lamanolaclemenciaquenuncarecibió.
PensóenelPrincipiodeIntercambiodeLocard.Gentequeentrabaencontacto,cadaunotransfiriendoalgoalotro.Algogrande,algopequeño.Lomásprobableeraquenisiquierasupierandequésetrataba.
¿AcasosehabríadesprendidoalgodelSujetoDesconocido823enaquellahoja?¿Una célula de su piel? ¿Una gota de sudor? Era un pensamiento abrumador.Experimentóunasensacióndeentusiasmo,demiedo,comosielasesinoestuvieraallímismoconella,enaquellapequeñahabitaciónsinventilación.
Prosiguiósulaborconlastarjetas.Durantediezminutoslascumplimentóy,justoestabaterminandolaúltima,cuandolapuertaseabriódegolpe,sobresaltándola.Sediomediovuelta.
Fred Dellray apareció en el umbral. Llevaba la chaqueta verde de cualquiermanerayteníalacamisaalmidonadatodaarrugada.Pellizcabaelcigarrilloqueteníacolocadodetrásdelaoreja.
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—Salgaunmomento,oficial.Eslahoradelarecompensa.Sachslesiguióporuncortopasillo,justodetrásdeél.—Losresultadosdellaboratorioestánllegando—anuncióDellray.Habíainclusomásajetreoenlasededeoperacionesqueantes.Losagentes,con
laschaquetasquitadas,rondabanlasmesas.Ibanarmadosconsuspistolasdeservicio—lasgrandesSig-SauerylasautomáticasSmith&Wesson,de10mmycalibre45—.Mediadocenadeagentesseagolpabaalrededorde la terminaldelordenadoralladodelOpti-Scan.
ASachsnolehabíagustadolamaneraenqueDellrayleshabíaretiradoelcaso,aunque tenía que reconocer que, a pesar de dar una imagen de chuleta conmuchalabia, Dellray era todo un señor investigador. Los agentes, tanto mayores comojóvenes, ledirigíantodotipodepreguntasyél,conpaciencia, lascontestabatodas.Agarrabaelauriculardelteléfonoycamelabaoreprendíaalqueestuvieraenelotroextremodelalíneaparaconseguirloquenecesitaba.Avecesrecorríalavistaporlabulliciosahabitacióny rugía:«¡Vamosa trincar a este cabrón!Vayaque sí».Y lostiposmásconservadoreslemirabanconinquietud,peroconelplenoconvencimientodequesihabíaalguienquepudiesetrincarle,éseeraDellray.
—Aquíestá.Loestamosrecibiendoahora—dijoenvozaltaunagente.—Quiero líneas abiertas con la Dirección General de Tráfico de Nueva York,
JerseyyConnecticut.YconelServiciodeCorreccionalyLibertadCondicional.YtambiénconelServiciodeInmigración.Decidlesquesemantenganalaesperapararecibirunapeticióndeidentificación.Lodemásqueespere—ladróDellray.
Losagentessedispersaronyempezaronahacerllamadasdeteléfono.Lapantalladelordenadorsellenódedatos.Amelia,sindarcréditoaloqueveía,sefijóenqueDellraycruzabasuspegajosos
dedos.Unsilencioabsolutoseapoderódelasala.—Yaletenemos—gritóelagenteenelteclado.—Ya ha dejado de ser un sujeto desconocido —anunció Dellray con voz
melodiosa,inclinándoseporencimadelapantalla—.Escuchadme,chicos.Tenemosunnombre:VíctorPietrs.Nacido aquí, en 1948.Sus padres erandeBelgrado.Asíque tenemos una conexión serbia. La identificación recibida es gentileza delDepartamentodePrisionesdeNuevaYork.Condenadopordrogasyporagresión,yunadeellasconresultadodemuerte.Hacumplidodoscondenas.Yescuchadesto:historialpsiquiátrico,internadoinvoluntariamentetresveces.IngresadoenBellevueyenelpsiquiátricodeManhattan.Laúltimavezqueledieronelaltafuehacetresaños.LKA Washington Heights. A ver, ¿quiénes están encargados de las compañíastelefónicas?—preguntó,alzandolavista.
Variosagenteslevantaronlasmanos.
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—Haganlasllamadas—ordenóDellray.Cincominutosinterminables.—Aquínoestá.NotenemosundirectorioactualizadodeNuevaYork.—NadaenJersey—añadióotroagente.—Connecticut,negativo.—A la mierda todo —farfulló Dellray—. Mezclad los nombres. Probad con
combinaciones. Y buscad cancelaciones de servicio telefónico por impago en elpasadoaño.
Durantevariosminutoslasvocessubieronybajaroncomolamarea.Dellraycaminabadeun ladoparaotrocomolocoySachsentendióporquéera
tanenclenque.—¡Yaletengo!—gritóunagentederepente.Todossedieronlavueltaparamirarle.—Estoy hablando con la Dirección de Tráfico de Nueva York—anunció otro
agente—.Yalohanlocalizado.Loestoyrecibiendo…Esuntaxista.Tienelicenciadetaxista.
—Nomesorprendeparanada—hablóentredientesDellray—.Semeteníaquehaberocurridoantes.¿Ycuálessuhogar,dulcehogar?
—MorningsideHeights.Aunamanzanadelrío—elagenteanotóladirecciónylasujetóenaltomientrasqueDellraypasabarápidamenteporsuladoylacogía—.Conozcoelbarrio.Estábastanteabandonado.Haymuchosdrogadictos.
Otroagentetecleóladirecciónenlaterminaldesuordenador.—Bien, comprobando los recibos…La propiedad es una casa vieja.Un banco
tieneeltítulodepropiedad.Seguroquepagaunalquiler.—¿Quiere ponerse con el Equipo de Investigación de Homicidios?—gritó un
agenteatravésdelabulliciosasala—.TengoalosdeQuanticoalteléfono.—Nohaytiempo—apremióDellray—.Hayqueprepararseparasalirabuscarlo.—¿Yquépasaconlasiguientevíctima?—preguntóSachs.—¿Quévíctima?—Yaha raptadoaalguien.Sabequehemos tenido laspistasduranteunaodos
horas.Hatenidoquesecuestraraunavíctimahacepoco.Seguro.—Nosenosha informadodeningunadesaparición—dijoel agente—.Ysiha
secuestradoaalguien,probablementelotendráensucasa.—No,nolocreo.—¿Porquéno?—Porque encontraríamos demasiadas pruebas materiales. Lincoln Rhyme dijo
queteníaunaresidenciasegura—contestóSachs.—Bueno,puesleobligaremosaquenosdigadóndeestá.—Podemosllegaraserverdaderamentepersuasivos—añadióotroagente.
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—Vamos—dijoDellrayenvozalta—.Eh,todos,letenemosqueagradeceralaoficialAmelia Sachs aquí presente su labor. Ella fue quien encontró y recogió esahuella.
Ella fue consciente de que se había ruborizado. No lo podía soportar, pero nopodíahacernada.Almirarhaciaabajoadvirtióunasextrañaslíneasensuszapatos.Entrecerrandolosojos,sediocuentadequeaúnllevabapuestaslasgomaselásticas.
Cuandoalzó lavista,viounasalarepletadeagentesfederalesconelsemblanteserio,comprobandosusarmasydirigiéndosehacialapuertamientraslamiraban.Delamismamaneraenquelosleñadoresmirantroncosdeleña,pensó.
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En1911unatragediadeenormemagnitudasolónuestrahermosaciudad.El25demarzo,cientosdediligentesmujeresjóvenestrabajabanduramente
enunadelasmuchasfactoríastextiles,popularmenteconocidascomo«fábricasdesudor»,enGreenwichVillage,enelcentrodeManhattan.
Lospropietariosde laempresa tenían talansiadeobtenerganancias,quenegaban a las pobres chicas incluso la satisfacción de las necesidadesprimarias de las que gozaban los mismos esclavos. Creían que no se podíaconfiarenquelastrabajadorasrealizaranvisitasrápidasalosaseos,porloquemantuvieron cerradas las puertas de las salas de corte y confección a cal ycanto.
El coleccionista de huesos regresaba a su edificio. Pasó al lado de un cochepatrulla,peromantuvo lamiradahaciadelantey losagentesni sepercatarondesupresencia.
En este día se produjo un incendio en la octava planta del edificio y encuestión de minutos se propagó por toda la fábrica. Las jóvenes empleadasintentaron escapar. Sin embargo, no pudieron huir debido a que las puertaspermanecíancerradas.Muchasmurieroninsituyotrastantassaltaronalvacío,atreintametrosdelpavimentoadoquinado,algunashorriblementeenvueltasenllamas,ymurieronporelimpactoconlaimplacableMadreTierra.
El número de víctimas ascendió a ciento cuarenta y seis en el llamadoincendio de la Triangle Shirtwaist Factory. No obstante, la policía estabadesconcertadaporlaimposibilidaddelocalizaraunadelasvíctimas,unajovenllamada Esther Weinraub, a la que varios testigos habían visto arrojarsedesesperadamentedesdelaventanadeloctavopiso.Ningunadelaschicasquehabían hecho lo mismo sobrevivió a la caída. ¿Era posible que hubiesesobrevividomilagrosamente?Cuandosecolocaronloscadáveresenlacalleconel fin de que los afligidos familiares los identificasen, el cuerpo de la pobreseñoritaWeinraubnoseencontró.
Empezóacircularunrumorsobreunprofanadordecementerios,unhombreal que se había visto acarreando un bulto desde la escena del incendio. Tanindignados estaban los agentes de que alguien pudiese violar los restossagradosdeunajoven,quepusieronenmarchaunasigilosabúsqueda.
Tras varias semanas, sus diligentes esfuerzos dieron resultado. Dosresidentes deGreenwichVillage informaronde quehabían visto a unhombreabandonando la escena del incendio y transportando un pesado bulto, «queparecíaunaalfombra»,sobreelhombro.Losagentesdieronconsurastroyle
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siguieronhastalazonaoestedelaciudad,dondeinterrogaronalosvecinosysupieronque el hombre encajaba con la descripciónde JamesSchneider, queaúnandabasuelto.
Limitaron labúsquedaaundomiciliodecrépitoubicadoenuncallejónenHell'sKitchen,nolejosdelasvaqueríasdelacalleSesenta.Aladentrarseenelcallejón,lesllegóunhedornauseabundo…
AhoraestabapasandopordelantedelmismísimolugardelincendiodelTriangleShirtwaist, quizás incluso fuera su subconsciente el que le condujo hasta allí. ElEdificioAsch[46 ], iróniconombrepara laestructuraquehabíaalbergado la fatídicafabrica,yanoexistíayahoraelsolarformabapartedeunedificiodelaUniversidadde Nueva York. Antes y ahora… Al coleccionista de huesos no le hubierasorprendidoveralastrabajadorasvestidasconcamisasblancas,precipitándosehacialamuerte,cayendoloscuerposalrededordeélcomocoposdenieve,dejandotrasdesíunaesteladechispasyhumoapenasperceptible.
AlentrarenlahabitacióndeSchneider,lasautoridadesseencontraronconunespectáculotal,quehastalosmáscurtidossalierondeallítambaleándosedehorror.ElcuerpodeladesdichadaEstherWeinraub,omásbienloquequedabade él, fue hallado en el sótano. Schneider estaba empeñado en completar eltrabajodeltrágicoincendioyextraíalapieldelamujerconmediosdemasiadoespeluznantescomoparadescribirlosaquí.
Tras registrar este repugnante lugar, sedescubrióuncuarto secreto enunlateraldelsótano,repletodehuesosdesprovistostotalmentedelacarne,quelehabíasidoarrancadaatirasasusvíctimas.
DebajodelacamadeSchneider,unagenteencontróundiarioenelqueeldemente describía su particular historia de la maldad. «El hueso —escribióSchneider— constituye la última esencia del ser humano. Permaneceinalterable, no defrauda, no se doblega.Una vez que la fachada de nuestrascostumbres licenciosas de la carne, imperfecciones propias de las Razasinferioresydel sexomásdébil,esquemadaohervida,nosconvertimos, todosnosotros,enhuesonoble.Elhuesonomiente.Esinmortal».
Eldiariodellunáticoexponíaunacrónicadehorripilanteexperimentacióncuyo finúltimoerahallar lamaneramás eficazdearrancarle la carnea susvíctimas.Hervía los cuerpos, los quemaba, usaba lejía para descomponerlos,los amarrabaa unposte paraque los animales los devorasen y los sumergíabajoelagua.
Perohabíaunmétodoquepreferíaentretodoslosdemásparaestamacabraactividad. «He llegado a la conclusión de que lomás idóneo es simplementeenterrarelcadáverentierrafértilydejarquelaNaturalezaseencarguedeesta
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tediosa labor. Este método es el que más tiempo precisa, pero el que menossospechasprovocayaquelosoloressereducenalmínimo.Prefierosepultaralossujetosmientrasqueaúnestánvivos,aunquenosabríaexplicarexactamentelarazón».
Ensucuarto,secretohastaaquelmomento,sehallaronotrostrescuerposenlasmismascondiciones.Lasmanosabiertasy los rostrosdesencajadosde laspobres víctimas atestiguaban que, efectivamente, estaban vivas cuandoSchneiderechólaúltimapaletadadetierrasobresusatormentadascabezas.
Fueron estos terroríficos y malvados hechos los que indujeron a losperiodistasdeaquelmomentoaapodaraSchneiderconelnombreporelquesiempreselerecordaríaenlaposteridad:«Elcoleccionistadehuesos».
Siguióconduciendo,volvióapensarenlamujerdelmaletero,EstherWeinraub.Sudelgadocodo,suclavículatanfrágilcomoelaladeunpájaro.Condujoeltaxiatodavelocidad, inclusosearriesgóapasardossemáforosenrojo.Nopodíaesperarmás.
—Noestoycansado—dijoRhymeconbrusquedad.—Estésonocansado,necesitasdescansar.—No,necesitootrotrago.Unosmaletinesnegrosestabanalineadoscontra lapared,a laesperadeque los
oficialesde laComisarían°20 losvolvierana llevaral laboratoriode la IRD.MelCooper bajaba por las escaleras con unmaletín que contenía el microscopio. LonSellitto aún permanecía sentado en la silla de mimbre, pero no decía gran cosa.AcababadellegaralaevidenteconclusióndequeLincolnRhymenoeraenabsolutounborrachotranquilo.
—Estoy seguro de que te ha subido la tensión. Necesitas descansar —afirmóThom.
—Loquenecesitoesuntrago.«Malditaseas,AmeliaSachs»,pensóRhyme.Ynosupoporqué.—Deberíasdejarlo.Labebidanuncatehasentadobien.«Bueno,porsupuestoquelovoyadejar»,sedijoRhymeparasusadentros.«De
unavezportodas.Ellunes.Ynoquierounplandedocefases;vaaserdegolpe».—Échameotrotrago—ordenó.Aunque,enrealidad,noleapetecíamucho.—No.—Échameuntrago,ahora—dijoRhymebruscamente.—Nilopienses.—Lon,¿mepodríasponerotrotrago,porfavor?
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—Yo…—Yanovaatomarmás.Cuandoseponeasíesinsufrible,ynotenemosporqué
aguantarle—añadióThom.—¿Teniegasadármelo?Tepodríadespedir.—Adelante.—¡Abusasdeunpobrelisiado!Tedenunciaré.Arréstale,Lon.—Lincoln…—empezóSellittointentandocalmarle.—¡Arréstale!EldetectiveestabasorprendidoporelensañamientoconquehablabaRhyme.—Eh,colega,quizásdeberíastranquilizarteunpoco—leaconsejóSellitto.—Oh,porDios—sequejóRhyme.Empezóalamentarseenvozalta.—¿Quétepasa?—espetóSellitto.Thomguardabasilencio,observandoconcautela.—Elhígado—respondióRhymemostrandounasonrisamaliciosaensurostro—.
Probablementeseacirrosis.—Novoyaguantarestamierda,¿vale?—soltóThom,furioso,girandosobresus
talones.—No.No…Desdelaentradaseoyólavozdeunamujer:«Notenemosmuchotiempo».—…Va-le.AmeliaSachsentróenlahabitaciónyechóunaojeadaalasmesasvacías.Rhyme
notóqueteníababaenellabio.Sentíaunarabiaincontenible.Porqueellahabíavistolababa.Porquellevabaunacamisablancareciénplanchadaquesehabíapuestosóloparaella.Yporquequeríadesesperadamenteestara solas,para siempre, soloen laoscuridaddeunapazinamovible,dondeélfueseelrey.Noreyporundía,sinoreyportodaunaeternidad.
La saliva le hacía cosquillas en el labio. Esforzó los músculos del cuello, yadoloridos,paraintentar limpiarse.ThomcogióunKleenexdeunacajayselopasóhábilmenteporlabocayelmentón.
—OficialSachs—dijoThom—.Bienvenida.Unmodelo ejemplar demadurez.Noesalgoqueveamosconfrecuencia.
No llevabasugorray tenía lablusaazulmarinoconelescoteabierto.Su largamelenapelirrojalecaíasobreloshombros.Anadieleresultaríadifícildistinguiresepelobajounmicroscopiodecontraste.
—Mel,déjemepasar—dijoella,indicandoconlacabezalaescalera.—¿Nodeberíasestardurmiendohacerato?Thomledioenelhombro.Elgestosignificaba«compórtate».—Acabodevenirdeledificiofederal—ledijoaSellitto.—¿Enquéseestáempleandoeldinerodeloscontribuyentes?
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—Lohancogido.—¿Qué?—preguntóSellitto—.Asícomoasí.¡Diosmío!¿Losabenenelcentro?—Perkins llamó al alcalde. El tío es un taxista. Nació aquí, pero su padre es
serbio.Asíque,piensanqueestáintentandovengarsedelaONUoalgoporelestilo.Tiene licenciade taxista.Ah,y tambiénunhistorial clínicode trastornosmentales.Dellrayylosagentesfederalesvandecaminoparaalláahoramismo.
—¿Cómolohanhecho?—inquirióRhyme—.Seguroquefuelahuelladactilar.Ellaasintió.—Sospechabaqueseríamuyrelevante.Y,dime,¿hastaquépuntolespreocupala
siguientevíctima?—Lespreocupa—contestóconcalma—.Perosobretodoquierentrincaralsujeto
desconocido.—Bueno, eso esmuy propio de ellos.Y déjame que adivine:Creen que van a
sonsacarledóndeseencuentralavíctimaunavezquelehayanpillado.—Hasdadoenelclavo.—Eso puede llevar algún tiempo—añadióRhyme—.Me aventuraré a dar esa
opiniónsinlaayudadenuestroDobynsylosexpertosconductuales.¿Hascambiadodeidea?¿Porquéhasvuelto?
—Porque lepesqueonoDellray,creoqueno tenemos tiempoqueperder.Parasalvaralapróximavíctima,merefiero.
—Oh,peronoshandesmantelado,¿notehasenterado?Noshancerrado,noshanclausurado.
Rhymesemirabaenlaoscurapantalladelordenador,intentandoversiaúnseguíapeinado.
—¿Tedasporvencido?—preguntóella.—Oficial —comenzó a decir Sellitto—, aunque quisiéramos hacer algo, no
tenemosningunadelaspruebasmateriales.Esaeslaúnicaconexión…—Lastengo.—¿Qué?—Todo.Estáabajoenlafurgoneta.Eldetectivemiróporlaventana.—Delaúltimaescena.Detodaslasescenas—continuóSachs.—¿Lastienes?—preguntóRhyme—.Pero¿cómo?—¡PorDios!Ellalashabirlado,Lincoln—contestóSellittoriéndose.—Dellraynolasnecesita—señalóSachs—.Exceptoparael juicio.Ellostienen
alsujetodesconocido,nosotrosrescataremosalavíctima.Noestámal,¿eh?—PerosiMelCooperseacabadeir.—No,estáabajo.Lepedíqueesperara.Sachssecruzódebrazos.Miróelreloj.Eranmásdelasonce.
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—Nonosquedamuchotiempo—repitió.Los ojos deRhyme también se fijaron en el reloj.Dios, estaba cansado.Thom
llevabarazón;hacíaañosquenollevabatantashorasdespierto.Sinembargo,sibienhoyhabíaestadofurioso,avergonzadoosobrecogidoporunadespiadadafrustración,le sorprendía, no, le asombraba, no haber sentido losminutos transcurridos comoascuasqueseasientanigualqueunlastreinsoportablesobreelalma.Estoesloquelehabíaocurridoenlosúltimostresañosymedio.
—Bueno,¡vayanotición!—soltóunacarcajada—.¿Thom?¡Thom!Necesitamosuncafé.Doble.Sachs,llevaesasmuestrasdecelofánallaboratoriojuntoconlafotoPolaroiddeltrozoqueMelextrajodelhuesodecaña.Quierouninformecomparativodepolarizaciónenunahora.Ynadadetonteríascomo«lomásprobableesque»…Quiero una respuesta: saber en qué cadena de ultramarinos compró nuestro sujetodesconocidoelhuesodecaña.Yavisaotravezaeseayudantetuyo,Lon.Esequesellamacomoeljugadordebéisbol.
Lasfurgonetasnegrassedirigíanatodavelocidadporlascalleslaterales.Eraun trayectomás largohastaeldomiciliodelcriminal,peroDellraysabía lo
quehacía;enlasoperacionesantiterroristashabíaqueevitarlascallesprincipalesdelaciudad,queamenudoestabanvigiladasporcómplices.Dellray,sentadoenlapartetraserade la furgonetadeacero, seajustó lacorreadevelcrodelchalecoblindado.Estabanamenosdediezminutos.
Al pasar a toda velocidad, observó los apartamentos deteriorados y los solaresllenos de basura. La última vez que había estado en aquel ruinoso vecindario, sehabíahechopasarporel rastafariPeterHaileThomasdeQueens.Habíacompradosesenta y dos kilos de cocaína a un puertorriqueño arrugado y consumido quedecidió,enelúltimomomento,darleelpaloasucomprador.Cogiólapastayapuntócon la pistola a la ingle de Dellray, apretando el gatillo con tanta calma como siestuviera escogiendoverduras en el supermercado.Clic, clic, clic.El disparo falló.TobyDolittleyelequipoderefuerzoredujeronalcabrónyasusmatonesantesdeque aquella escoria pudiera reaccionar. Dellray, hecho un manojo de nervios, sequedóreflexionandosobrelaironíadequecasilehabíanmatadoporqueelcriminalsehabíacreídorealmentequeerauncamelloynounpoli.
—Horaprevistadellegadaencuatrominutos—dijoelconductorenvozalta.Poralgunarazón,lospensamientosdeDellraysecentraronenLincolnRhyme.Se
arrepentíadehabersecomportadocomouncabrónaltomarelrelevodelcaso.Peronolequedabanmuchasalternativas.SellittoeraunbulldogyPolling,unpsicópata,aunque Dellray sabía manejarlos. Rhyme era el que le preocupaba. Era un lince(joder,fuesuequipoelquehabíaencontradolahuelladePietrs,aunquenohubiesenactuado tan rápido comodebieranhaberlohecho).En los viejos tiempos, antes del
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accidente,nosepodíaganaraRhymesiélnosedejabaganar.Ytampocoselepodíaengañar.
AhoraRhymeeraunjugueteestropeado.Era tristever loquepodíasucederleaun hombre, cómo se podía estar muerto en vida. Dellray había entrado en suhabitación,nadamenosquesuhabitación,ylehabíaatacadocondureza.Conmayordurezadelonecesario.
Quizálellamase.Podría…—Hora del espectáculo —anunció el conductor y Dellray se olvidó
completamentedeLincolnRhyme.Las furgonetas giraron hacia la calle donde Pietrs residía. La mayoría de los
barriospordondehabíanpasadoestabanllenasdesudorososvecinos,quesujetabanbotellas de cerveza y cigarrillos, esperando que les llegara una bocanada de airefresco.Peroestacalleeraoscurayestabavacía.
Las furgonetas se detuvieron lentamente. Se bajaron dos docenas de agentes,vestidosdenegroconuniformesespeciales,transportandosusH&Ksequipadosconláseryfocosdecañón.Doshomelessselesquedaronmirandofijamente;unodeellosrápidamenteocultósubotelladelicordemaltaColt44debajodelacamisa.
DellraymiróhaciaunaventanadeledificiodePietrsenlaqueseveíauntenueresplandoramarillo.
El conductor hizo retroceder a la primera furgoneta hacia una zona deaparcamientoumbríaylesusurróaDellray:
—Es Perkins.—Dio unos golpecitos en los auriculares—. Tiene al teléfono aldirector.Quierensaberquiénestádirigiendolaoperación.
—Yo —contestó bruscamente el Camaleón, y se volvió hacia su equipo—.Quieroquevigiléistodalacalleylascallejuelas.Losfrancotiradoresallí,allíyallá.Y quiero que todos estéis en vuestras posiciones a la voz de ya. ¿Estáis todos deacuerdoconmigo?
Bajabalasescaleras,crujíalaviejamadera.Consubrazorodeandoelcuerpodelamujer,medioinconscienteporelgolpeen
lacabeza,lallevóhaciaelsótano.Alpiedelaescalera,latiróalsuelopolvorientoylamiró.
Esther…Losojosdeellaseencontraronconlossuyos.Desesperada,implorando.Élnilo
notó. Lo único que veía era su cuerpo. Comenzó a quitarle la ropa, el conjuntomorado.Erainconcebiblequeenestostiemposunamujerrealmentesalieraalacallevestidaconnadamásque,bueno,unasprendasíntimas.NoselehabíaocurridoqueEstherWeinraubfueraunaputa.Seimaginabaqueellaeraunachicatrabajadora,quecosíacamisas,cincocamisasporuncentavo.
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El coleccionista observó su clavícula, que se señalaba bajo su garganta. Ymientrasqueotrohombresehubierafijadoensuspechosysusoscurasaureolas,élmiró fijamente la hendidura del esternón y las costillas que afloraban de él comopatasdearaña.
—¿Quéhaces?—preguntóella,aúngroguiporelgolpequehabíarecibidoenlacabeza.
Elcoleccionistalamiródearribaabajodetenidamente,peroloquevionofueunajoven anoréxica, con una nariz demasiado ancha, labios demasiado gruesos y pielcomolija.Bajotodasesasimperfecciones,violaperfectabellezadesuestructura.
Acariciósusien,latocósuavemente.Porfavor,quenoestéfracturada…Ella tosióybufó; losgaseseranmuyfuertesallíabajo,aunqueélyaapenasse
dabacuenta.—Novuelvasahacermedaño—susurró,conlacabezaladeada—.Nomehagas
daño.Porfavor.Sacó el cuchillo del bolsillo, se agachó y con un sólo corte le quitó la ropa
interior.Ellamirósucuerpodesnudo.—¿Eso es lo que quieres?—dijo entrecortadamente—. Vale, puedes follarme.
Venga.Elplacerdelacarne,pensó…niporasomosepodíacomparar.La ayudó a incorporarse y ella, como loca, se apartó de él. Tropezándose, se
dirigióhaciaunapequeñaentradaenlaesquinadelsótano.Nocorría,realmentenointentabahuir.Sólosollozaba,extendiendounamano,haciendoeseshacialapuerta.
Elcoleccionistalamiró,embelesadoporsumododecaminarlentoypatético.Laentrada,queantañoconducíaaunatolvadecarbón,ahoradabaaunestrecho
túnelqueconectabaconelsótanodelcontiguoedificioabandonado.Esther se dirigió con dificultad hacia la puerta metálica y la abrió. Se metió
dentro. No había pasado ni un segundo, cuando escuchó sus gritos de lamento.Acontinuación oyó su voz desgarradora y entrecortada, «Diosmío, no, no, no…», ytambiénotraspalabras,queseperdíanenmediodesusalaridosdeterror.
Despuésregresóporeltúnel,moviéndoseahoraconmayorrapidez,agitandolasmanoscomosiintentasesacudirsedeencimaloquehabíavisto.
«Venconmigo,Esther».Tropezandoporelsuelopolvoriento,sollozando.«Venconmigo».Topándose justoconél,expectanteypaciente,con losbrazosextendidosque la
rodearon.Estrechóalamujerconfuerza,comounamante,sintióaquellamaravillosaclavículabajo susdedosy lentamentearrastróa ladesesperadamujerunavezmáshacialaentradadeltúnel.
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Las fases de la luna, la hoja, la ropa interior húmeda, la tierra. El equipo, ya deregreso, estaba en la habitación de Rhyme, todos excepto Polling y Haumann; siincluían a los comisarios enunaoperaciónno autorizada, porquede eso se tratabaprecisamente,corríanelriesgodeponerapruebasulealtadhaciaelDepartamentodePolicía.
—Hasanalizadoellíquidodelaropainteriorconelcromatógrafodegas,¿verdadMel?
—Lotengoquevolverahacer.Nosquitaronelcasoantesdequetuviéramoslosresultados.
Secóconpapelabsorbente lamuestray la inyectóenelcromatógrafo.Mientrasconectaba lamáquina, Sachs se arrimó para observar losmáximos ymínimos delperfilqueaparecíaenlapantalla.Comoenuníndicedelabolsa.Rhymeadvirtióqueellaestabadepiejuntoaél,comosisehubieraacercadocuandoélnomiraba.Ellahablóenvozbaja:
—Noquise…—¿Sí?—Noquisesertanbrusca.Merefieroaantes.Tengoungenio…Nosédedónde
meviene,perolotengo.—Perositeníasrazón—indicóRhyme.Demaneraespontánea,ambossostuvieronlamiradayRhymepensóenlasveces
que él y Blaine habían mantenido las conversaciones más profundas. Cuandohablaban,siempresecentrabanenunobjetocolocadoentreellos:unodeloscaballosde cerámica que ella coleccionaba, un libro, una botella casi vacía de Merlot oChardonnay.
—Trabajo las escenas de forma diferente a la mayoría de los criminólogos.Necesitabaaalguiensin ideaspreconcebidas,peroque también tuviesesuspropiasideas—dijoRhyme.
Las cualidades contradictorias que buscamos en ese amante perfecto, difícil dealcanzar.Fuerzayvulnerabilidad,enmedidasiguales.
—Cuando hablé con el subinspector Eckert —le aclaró ella— sólo fue paraarreglarlodemitraslado.Sóloqueríaeso.Nuncasemehubieraocurridoqueselodiríaalosfederalesyquetransfiriesenelcaso.
—Losé.—Peropierdofácilmentelosestribos.Losientomucho.—Noteretractesdeloquedices,Sachs.Necesitoaalguienquemedigaquesoy
ungilipollascuandomepongoasí.Thomlohace.Poresolequiero.—No te pongas sentimental conmigo, Lincoln—dijo Thom al otro lado de la
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habitación.—Nadie más me manda a la mierda. Siempre me tratan con demasiada
benevolencia.Loodio—prosiguióRhyme.—No parece que últimamente haya habido mucha gente por aquí para decirte
algunascosas.—Cierto—afirmótrasunapausa.En lapantalladelespectrómetro-cromatógrafo, losmáximosymínimosdejaron
demoverseyseconvirtieronenunodelossímbolosinfinitosdelanaturaleza.MelCoopertecleóenelordenadoryleyólosresultados:
—Agua,gasóleo,fosfato,sodio,oligoelementos…Niideadeloquieredecir.¿Cuáleraelmensaje?,sepreguntóRhyme.¿Laropainteriorensí?¿Ellíquido?—Sigamos—dijoenvozalta—.Quieroverlatierra.Sachs le trajo la bolsa. Contenía arena rosácea junto con trozos de arcilla y
piedrecitas.—«Hígadodetoro»—anunció—.Mezcladepiedrayarena.Halladojustoenlos
cimientosdeManhattan.¿Contienesilicatodesodio?—Sí,mucho—contestóCooper,pasandoelcromatógrafo.—Entonces buscamos un lugar en el centro, a cincuentametros del agua…—
Rhyme se rió al ver la cara de asombro deSachs—.No esmagia, Sachs. Sólo hehecho mis deberes, eso es todo. Las constructoras mezclan silicato de sodio con«hígado de toro» para estabilizar la tierra cuando excavan los cimientos en zonasprofundasdellechoderoca,situadoenlasproximidadesdelagua.Esosignificaquetienequeestarenelcentro.Ahora,vamosaecharunvistazoalahoja.
Ellasostuvolabolsa.—Niideadeloquees—prosiguióRhyme—.Creoquejamáshevistoalgocomo
esto.Almenos,enManhattannolohevisto.—Tengo una lista de páginas web de horticultura —dijo Cooper, mirando
fijamentealapantalladelordenador—.Voyanavegar.ElmismoRhymehabíapasadoalgúntiempoconectado,navegandoporInternet.
Al igual que le había ocurrido con los libros, películas y posters, finalmente habíaperdido interésenelmundocibernético.Quizásdebidoaquesupropiomundoeravirtual,Internetresultaba,alfinyalcabo,unlugartristeparaLincolnRhyme.
EnlapantalladeCooperaparecíanydesaparecíanimágenesconformepinchabaloshipervínculosyseintroducíacadavezmásenlaweb.
—Meestoybajandounosarchivos.Tardaráunosdiezoveinteminutos.—Vale.ElrestodelaspruebasqueSachsencontró…Nolaspreparadassinolas
otras.Quizásnosrevelendóndehaestado.Vamosavernuestraarmasecreta,Mel—dijoRhyme.
—¿Armasecreta?—preguntóSachs.
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—Laspruebascruciales.
El agente especial Fred Dellray había organizado una operación de entradaformadapordiezhombres.Dosequipos,ademásdelosdebúsquedayvigilancia.Losagentes con chaleco antibalas permanecían detrás de los arbustos, sudando comolocos.Alotroladodelacalle,arriba,enunedificiodepiedrarojiza,estabaelequipodevigilanciacon losmicrófonosy los infrarrojosdevídeoapuntandoa lacasadelcriminal.
Tresfrancotiradores,conlasgrandesRemingtonssujetas,cargadasybloqueadas,permanecíantendidosbocaabajosobrelostejados.LosobservadoresequipadosconprismáticosseagazapabanasuladocomopreparadoresdeLamaze[47].
Dellray, que llevaba una cazadora del FBI y vaqueros en vez de su traje colorverdebosque,escuchóatravésdelauricularsujetoconunclip.
—Vigilancia a Comando. Tenemos infrarrojos en el sótano. Alguien se estámoviendoahíabajo.
—¿Quéseve?—preguntóDellray.—Nosevenada.Lasventanasestándemasiadosucias.—¿Estáélsolito?Quizátengaconélaalgunavíctima…SabíanquelaOficialSachspodíatenerrazón;quequizáyahabíasecuestradoa
alguien.—Noselopodríadecir.Sóloobservamosmovimientoycalor.Dellrayhabíamandadoaotrosoficialesaloslateralesdelacasa,queenseguida
informaron:—Ningúnindiciodequehayaalguienenlaprimeraysegundaplanta.Elgaraje
estácerrado.—¿Francotiradores?—preguntóDellray—.Mantenedmeinformado.—FrancotiradorunoaComando.Vigilandolapuertadelacalle.Corto.Losotroscubríanelpasilloyunahabitaciónenlaprimeraplanta.—Cargadasybloqueadas—comunicaronporradio.Dellraydesenfundósugranpistolaautomática.—Deacuerdo.Tenemoselpapel—manifestóDellray,refiriéndoseaunaordende
registro. No habría que llamar a la puerta—. ¡Vamos! Equipos uno y dos,desplieguen,desplieguen,desplieguen.
Elprimerequipotirólapuertadelacalleconunariete,mientrasqueelsegundoutilizóelmétodoalgomáscivilizadodeentrarporlaventanadelapuertatraserayabrir el pestillo. Entraron todos en tropel en la vieja casa mugrienta, DellraysiguiendoalúltimodelosoficialesdelEquipoUno.Elolordecarneputrefactaerainsoportable y Dellray, que no era ajeno a las escenas de crimen, tragó saliva,
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procurandonovomitar.Elsegundoequipocubriólaplantabajayluegoseabalanzóescalerasarribahacia
eldormitorio,mientrasqueelprimerocorrióhacialaescaleradelsótano.Lasbotasgolpeabanruidosamentesobrelamaderavieja.
Dellraybajócorriendoalhediondosótano.Oyócomoledabanunapatadaaunapuertaenalgúnlugardeabajoyelgritode:
—¡Nosemueva!Agentesfederales.¡Alto,alto,alto!Peroalllegaralaentradadelsótano,oyóalmismoagentesoltarenuntonomuy
distinto:—¿Quécoñoesesto?Oh,Diosmío.—Joder—dijootroenvozalta—.¡Quéasco!—¡Mierda! —soltó Dellray, atragantándose al entrar. Tragando saliva ante el
repugnanteolor.Elcuerpodelhombreyacíaenelsuelo,supurandounlíquidonegro.Lagarganta
degollada.Susojosabiertosyvidriososmirabanfijamentealtecho,aunquesutorsoparecía moverse, hinchándose y agitándose. Dellray se estremeció; nunca habíalogradoinmunizarsefrentealavisióndeunaplagadeinsectos.Elnúmerodebichosygusanosindicabanquelavíctimallevabamuertaalmenostresdías.
—¿Porquénosdieronpositivolosinfrarrojos?—indagóunagente.—Están por aquí, en algún lugar. Les hemos interrumpido la cena —indicó
Dellray,señalando la ratay lasmarcasde losdientesen lapiernahinchadayenelcostadodelavíctima.
—Entonces¿quéhapasado?¿Unadelasvíctimaslehatrincado?—¿Dequéhablas?—leespetóDellraybruscamente.—¿Noesél?—No,noesél—explotóDellray,observandounadelasheridasdelcadáver.—Sí,Dellray.Ésteeseltío.Tenemosfotos.EsPietrs—insistióunodelequipo,
frunciendoelentrecejo.—ClaroqueeseljodidoPietrs.Peronoeselsujetodesconocido.¿Esquenolo
pillas?—No,¿quéquieresdecir?Ahoraloentendíatodo.—Quéhijodeputa…ElmóvildeDellraysonóysesobresaltó.Losacóyescuchóduranteunminuto.—¿Quéquéhahecho?Oh.Loquemefaltaba…No,nohemosdetenidoaljodido
criminal,coño—pulsódegolpeelbotóndeOFFyseñalóairadamenteadosagentes—.Osvenísconmigo.
—¿Quépasa,Dellray?—Vamos a hacer una visita. ¿Y qué es lo que no vamos a hacer durante esa
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visita? —Los agentes se miraron los unos a los otros, con cara de no entender.Dellraydiolarespuesta—:Novamosasernadasimpáticos.
Mel Cooper esparció el contenido de los sobres sobre una hoja de periódico.Examinóelpolvoconunalupa.
—Bueno,haypolvode ladrillo.Yotro tipodepiedra.Mármol, creo.—Colocóunamuestrasobreelportaobjetosyloexaminóatravésdelmicroscopiocompuesto—.Sí,mármol.Decolorrosa.
—¿Había mármol en el túnel de la vaquería, donde encontraste a la chicaalemana?
—No—respondióSachs.Cooper sugirió que podía proceder de la residencia universitaria de Monelle,
cuandoelSujetoDesconocido823laraptó.—No,yoconozcoelbloquedonde seubica laDeutscheHaus.Simplementees
una casa de vecinos rehabilitada de East Village. Como mucho, lo mejor que tepuedesencontrarahíesgranitopulido.Quizás,podríadarselapequeñaposibilidaddequefueseunapartículadelesconditedondeestá.¿Hayalgoquetellamelaatención?
—Marcasdecincel—contestóCooper,inclinándosesobreelmicroscopio.—Ah,bien.¿Cómodelimpiossonloscortes?—Nomucho.Haycortesirregulares.—Asíquetenemosaunviejopicapedreroquemanejatuberíasdevapor.—Supongoquesí.—Anota, Thom —ordenó Rhyme, indicando con la cabeza el poster—. Hay
mármolensuresidenciafija.Yesantiguo.—Pero ¿por qué nos tiene que importar su residencia fija? —inquirió Banks,
mirandosureloj—.Losfederalesyahabránllegado.—La información nunca está de más, Banks. Recuerda eso. Ahora, ¿qué más
tenemos?—Otrotrozodelguante.Esecuerorojo.¿Yestoquées?—lepreguntóaSachs,
sosteniendounabolsadeplásticoqueconteníauntrozodemadera.—Lamuestradelafter-shave,dondeserozócontraelposte.—¿Preparounperfilolfativo?—preguntóCooper.—Déjamequelohuelaprimero—dijoRhyme.Sachsleacercólabolsa.Dentrohabíaundiminutodiscodemadera.Ellalaabrió
yéllaolfateó.—¿Cómo es que no has caído? Thom, añade que nuestro hombre usa colonia
corrientedelsupermercado.—Aquíestáeseotromechón—anuncióCooper,ylocolocósobreelmicroscopio
de contraste—. Es muy similar al que nos encontramos antes. Probablemente
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provengadelamismafuente.Oh,malditasea,Lincoln,entrenosotros,yodiríaqueeselmismopelo.Escastaño.
—¿Tienelaspuntasabiertasoselashacortado?—Selashacortado.—Bien,nosestamosaproximandoalcolordelpelo—dijoRhyme.Thomescribió«castaño»justocuandoSellittoexclamó:—¡Noescribaseso!—¿Qué?—Evidentementenoescastaño—prosiguióRhyme.—Yopensabaque…—Escualquiercosamenoscastaño.Rubio,rubiorojizo,moreno,pelirrojo…—Esunviejo truco.Tevasauncallejóndetrásdeunabarbería,cogesalgunos
pelosdelabasuraylosdejascaerporlaescenadelcrimen—explicóeldetective.—¡Oh!—Banksgrabóentusiasmadoaqueldatoenalgunapartedesucerebro.—Vale.Lafibra—ordenóRhyme.Cooperlacolocóenelmicroscopiodeluzpolarizada.—Doblerefracciónde0,053—dijoenseguida.—Nailon6—dedujoRhyme—.¿Quéaspectotiene,Mel?—Muyáspero.Cortetransversallobulado.Grisclaro.—Alfombra.—De acuerdo. Comprobaré la base de datos. —Un minuto después apartó la
miradadelordenador—.EsunafibraHampsteadTextil118B.Rhymesuspiróabatido.—¿Quépasa?—preguntóSachs.—Lafundamáscorrienteparamaleterosutilizadaporfabricantesdeautomóviles
americanos.Latienenmásdedoscientasmarcasdiferentesdesdehacequinceaños.Esinútil…Mel,¿hayalgoencimadelafibra?Utilizaelescáner.
El técnico levantó con una manivela el microscopio escáner de electrones. Lapantalla cobró vidamostrando un extraño resplandor verdeazulado.La hebra de lafibraparecíaunaenormecuerda.
—Aquí tenemos algo. Cristales.Muchos cristales. Se utiliza dióxido de titanioparadeslustrarlasalfombrasbrillantes.Podríasereso.
—Quémala.Esimportante.—Nohaysuficienteaquí,Lincoln.Tendríaquequemartodalafibra.—Bueno,puesquémala.—Tomar prestado pruebas federales es una cosa. ¿Destrozarlas? No sé qué
decirte,Lincoln.Sihayunjuicio…—apuntóSellittodiscretamente.—Tenemosquehacerlo.—Venga,jefe—intervinoBanks.
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Sellitto asintió con la cabeza de mala gana y Cooper colocó la muestra en elportaobjetos. La máquina siseó. Un minuto después la pantalla parpadeó yaparecieronunascolumnas.
—Ahíestá.Esaeslamoléculadepolímerodecadenalarga.Elnailon.Peroesapequeñaondaesotracosa.Cloro.Detergente…Esunproductodelimpieza.
—Recuerdaquelachicaalemanacomentóqueelcocheolíabien.Averiguaddequétipoes—dijoRhyme.
Cooperpasólainformaciónporunabasededatosdemarcas.—Lo fabrica Pfizer Chemicals. Se vende bajo el nombre de Tidi-Kleen, para
ProductosparaAutomóvilesBaer,enTeterbor.—¡Perfecto!—exclamóLincolnRhyme—.Conozco la empresa.Venden al por
mayor. Principalmente a compañías de alquiler de coches. Nuestro sujetodesconocidoconduceuncochealquilado.
—Noestaríatanlococomoparallevaruncochealquiladoalaescenadelcrimen,¿verdad?—inquirióBanks.
—Esrobado—mascullóRhyme,comosieljovenlehubierapreguntadocuántassondosmásdos—.Seguroqueesrobado.¿SigueEmmaconnosotros?
—Probablementeyahabrállegadoacasa.—Despiértala y que empiece a pedir información sobre robos a Hertz, Avis,
NationalyBudget.—Lo haré—declaró Sellitto, aunque algo inquieto, quizás olfateando el ligero
oloraquemadodelaspruebasfederalesqueflotabaenelaire.—¿Lashuellasdelaspisadas?—preguntóSachs.Rhymeinspeccionólasimpresioneselectroestáticasqueellahabíarecogido.—Extraño desgaste en la suela. ¿No ves que están desgastados los laterales de
cadazapato,enlapartedelanteradelaplantadelpie?—¿Tienelospiestorcidoshaciadentro?—sepreguntóThomenvozalta.—Posiblemente.Peronoapareceeldesgastecorrespondienteeneltacón,quees
loqueseesperaría—dijoRhymeestudiandolasfotos—.Yocreoquelegustaleer.—¿Alguienaquienlegustaleer?—Siéntate ahí en una silla—le indicó Rhyme a Sachs—. E inclínate sobre la
mesacomosiestuvierasleyendo.Ellasesentóyluegolevantólamirada.—¿Yahoraqué?—Hazcomosipasaráslaspáginas.Lohizovariasveces.Alzólavistadenuevo.—Sigue.EstásleyendoGuerrayPaz.Conlacabezaagachada,Ameliaseguíapasandolaspáginas.Después de un momento, sin darse cuenta, cruzó los tobillos. Los bordes
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exterioresdesuszapatoseranloúnicoqueentrabaencontactoconelsuelo.—Añadeesoenelperfil,Thom,peroconunainterrogación—indicóRhyme—.
Ahoravamosaverlosrelievesporfricción.Sachs dijo que no tenía la huella dactilar buena, la que habían utilizado para
identificaralsujetodesconocido.—Todavíaestáeneledificiofederal.PeroaRhymenoleinteresabaesahuella.Laquequeríavereralaotrahuella,el
KromekotequeSachshabíarecogidodelapieldelachicaalemana.—Nosepuedeescanear—anuncióCooper—.NoesnisiquieracategoríaC.No
meatreveríaadarningunaopiniónsituvieraquehacerlo.—Nome interesa la identidad. Me interesa esa línea de ahí—indicó Rhyme.
Teníaformademedialunayestabajustoenmediodelayemadeldedo.—¿Quées?—inquirióSachs.—Una cicatriz, creo —contestó Cooper—. De un viejo corte. Un corte feo.
Parecequelellegóhastaelhueso.Rhymerecordóotrasmarcasydefectosenlapielquehabíavistoalolargodelos
años.Antesdequesutrabajoseconvirtierasobretodoenmanejodepapelesyusodeordenadores, era mucho más fácil adivinar la profesión de las personas sólo conexaminarsusmanos:yemasdistorsionadasdelasmáquinasdeescribir,puncionesdelasmáquinasdecoserydelasagujasdeloszapateros,hendidurasymanchasdetintade losbolígrafosde los taquígrafosy contables, cortes conpapel en las imprentas,cicatrices de los cortadores demoldes, callos característicos de diferentes tipos detrabajomanual…
Perounacicatrizcomoésanoledecíanada.Almenos, por el momento no. No hasta que tuvieran a un sospechoso al que
pudieranexaminarlasmanos.—¿Quémás?Lahuellade la rodilla.Ésa esbuena.Nosdauna ideade loque
llevaba puesto. Levántala, Sachs. ¡Más alto! Pantalones anchos. El pliegue delpantalónsehaquedadomarcadoahí,asíqueesdefibranatural.Coneltiempoquehace,apuestoaqueesalgodón.Lanano.Hoyendíanosevenmuchospantalonesdeseda.
—Estejidoligero,notelavaquera—añadióCoopers.—Ropadeportiva—concluyóRhyme—.Incluyeesoennuestroperfil,Thom.Cooper volvió a dirigir la mirada hacia la pantalla del ordenador y siguió
tecleando.—No ha habido suerte con la hoja. No encaja con ninguna clasificación del
Smithsonian[48].Rhyme se recostó en la almohada. ¿Cuánto tiempo les quedaba? ¿Una hora?
¿Dos?
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Laluna.Arena.Salmuera…MiróaSachsqueestabasentadasolaenlaesquina.Teníalacabezaagachadaysu
largamelenapelirrojacolgabaespectacularmentedesucabeza.Mirabadentrodeunabolsaqueconteníapruebas,conelceñofruncido,muyconcentrada.¿CuántasveceshabíaestadoRhymeenesamismaposición,intentando…?
—¡Unperiódico!—exclamólajovenderepentealzandolavista.Conlamiradadesesperada recorriendo las mesas añadió—: ¿Dónde hay un periódico? ¿Y elperiódicodehoy?
—¿Quépasa,Sachs?—preguntóRhyme.LequitóTheNewYorkTimesaJerryBanksylohojeórápidamente.—Eselíquido…enlaropainterior—ledijoaRhyme—.¿Podríaseraguasalada?—¿Agua salada?—Cooper estudió minuciosamente el gráfico del análisis del
líquido.—¡Claro! Agua, sodio y otrosminerales. Y el aceite y los fosfatos…Es agua
contaminada.LosojosdeellaseencontraronconlosdeRhymeydijeronalunísono:—¡Mareaalta!Sujetó el periódico, abierto por la página del mapa del pronóstico del tiempo.
Incluía un diagrama de las fases de la luna idéntico al que había encontrado en laescenadelcrimen.Debajohabíaungráficodelasmareas.
—Lamareaaltaempiezaencuarentaminutos.EnelrostrodeRhymeaparecióungestodeindignación.Nuncaseenojabatanto
comocuandolohacíaconsigomismo.—Vaaahogaralavíctima.Estándebajodeunembarcaderoenelcentro.—Miró
sin ninguna esperanza el mapa de Manhattan, con su kilométrica línea costera—.Sachs,eshoradejugarapilotodecarrerasotravez.TúyBanksosvaisendirecciónoeste.Lon,¿porquénoteencargasdelazonaeste?PorelpuertodeSouthStreet.YMel,averiguaquécoñoesesahoja.
Lacrestadeunaolalegolpeólacabezamediocaída.WilliamEverett abrió los ojosy, tiritando, expulsó el aguapor la nariz.Estaba
helada y sintió como su vulnerable corazón latía con dificultad, esforzándose enenviarsangreporsucuerpoparahacerleentrarencalor.
Casi volvió a desmayarse, igual que cuando aquel hijo deputa le había roto eldedo.Condificultadrecuperólaconciencia.
Luego recordóa suúltimaesposa,yporalguna razón, susviajes.Habían idoaGizah.YaGuatemala.Nepal.Teherán(unasemanaantesdelataquealaembajada).
El avión de las líneas aéreas South East China había perdido uno de los dosmotoresunahoradespuésdelasalidadePekín;yEvelynhabíaagachadolacabeza,
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laposiciónindicadaencasodeaccidente,preparadaparamorir,mirandofijamenteunartículodelarevistadelavión.Elartículoadvertíaquebebertécalientedespuésdeunacomidaerapeligroso.SelodijodespuésenelbarRafflesenSingapuryserieronhistéricamentehastaqueselessaltaronlaslágrimas.
Pensóenlamiradafríadelsecuestrador.Susdientes,susguantesabultados.Ahora, en esta tumba horriblemente fría, el insoportable dolor le subió por el
brazohastalamandíbula.¿Eldedofracturadoouninfarto?,sepreguntó.Quizásunpocodelasdoscosas.Everett cerró los ojos hasta que se le calmó el dolor.Miró a su alrededor. La
cámaradondeestabaesposadoseencontrababajounmuelleputrefacto.Unpicodemaderadescendíadesdeelfilohastaelaguarevuelta,queestabaaproximadamenteaunosquincecentímetrosdebajodelaparteinferiordelborde.LaslucesdelosbarcosenelríoylaszonasindustrialesdeJerseysereflejabanatravésdelaestrecharanura.Elagualellegabaalcuelloyaunqueeltechodelembarcaderoestabaavariosmetrosporencimadesucabeza,lasesposaslimitabantotalmentesusmovimientos.
De nuevo, se le fue extendiendo el dolor que sentía en el dedo. La cabeza deEverett le estallabade la agoníay, al desmayarse, se le inclinabahacia el agua.Ellíquidoqueleentróporlanariz,seguidodelatosconvulsa,lereanimaron.
Después,porefectodelalunasubióelniveldelagualevementeytrastragarunmontón de líquido, la cámara quedó aislada del río, en el exterior. La estancia sequedóoscura.Oyóelrugirdelasolasysupropioquejidoporeldolorquesentía.
Sabíaqueerahombremuertoyquenopodríamantenerlacabezaporencimadelasuperficiegrasientamásdeunosminutos.Cerrólosojosypególacaracontralaresbaladizacolumnanegra.
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—Vetehastaelsur,Sachs—repiqueteólavozdeRhymeporlaradio.Pisó el acelerador de la furgoneta, con las luces rojas destellando, conforme se
dirigíanatodavelocidadporlaautopistaWestSide.Sinperderlacalma,pusolafurgonetaaunos130kilómetrosporhora.—Vale,vereduciendo—dijoJerryBanks.Lacuentaatrás.Calleveintitrés,veinte,derrapeenlacurvadelmuelledondese
situabanlasbarcasderecogidadebasuraenlacallecatorce.AlpasaratodapastillaporVillage,eldistritodealmacenamientodecarne,uncamiónconremolquesaliódeunacalleperpendicular,colocándosejustoensucamino.Envezdefrenar,sesubióalcarrildebicicletasparaleloalaacera,comoenunacarreradeobstáculos,provocandoinsultosentrecortadosdeBanksyunbocinazodesdeelgrantrailerblanco,quelogróplegarsedemodoespectacular.
—¡Ay!—exclamóAmeliaSachsquevolvióaincorporarsealcarrilendirecciónsur,yañadió,diciéndoleaRhyme—:Repítemelo.Nololepillado.
—Loúnicoquetepuedodeciresquetedirijasalsur,hastaqueaverigüemosloquesignificalahoja—saltólavozmetálicadeRhymeatravésdelosauriculares.
—EstamosllegandoaBatteryCityPark.—Quedanveinticincominutosparalamareaalta—anuncióBanks.QuizáselequipodeDellraylograsesonsacarlelalocalizaciónexacta.Podríanarrastraralseñor823hastaalgúncallejón, llevandoconellosunabolsa
demanzanas.Nicklehabíacontadoqueesaeralamaneraenqueconvencíanaloscriminales para que «cooperaran». Les golpeaban en la barriga con una bolsa defrutas.Eramuydoloroso.Nodejabamarcas.Cuandoerapequeña,nose imaginabaquelospolispudieranhacereso.Ahorasabíaquesí.
—Ahí.Unmontóndemuellesviejos—leindicóBanks,dándoleungolpecitoenelhombro.
Maderaputrefacta,roñosa.Lugaresespeluznantes.Tras frenar con un patinazo, se bajaron los dos del vehículo y se dirigieron
corriendohaciaelagua.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi.
Conoceelprocedimientoquesesigueenlaescenadelcrimen.
Ropasoscuras.
Localizadocercade:B'way&82ª,ShopRiteB'way&96ª,AndersonFoods,Greenwich&Bank,ShopRite2ªAvda.,72-73,GroceryWorld,BatteryParkCityJ&G'sEmporiu17092ªAvda,AndersonFoods34ª&Lex,FoodWarehouse8ªAvda.y24ª,ShopRiteHouston&Lafayette
Sedán,modelorecientegrisclaro,
Posiblementeestéfichado.
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ShopRite6ªAvda.&Houston,J&G'sEmporiumGreenwich&FranklinGroceryWorld.
plateadoobeige.
Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo.
Edificioviejomármolrosa.
Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor?
Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros.
Legustanlascosas«viejas».
After-shave=coloniacorriente.
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».
Elpeloescastaño.
Tienerudimenosdealemán.
Cicatrizprofundaendedoíndice.
Leatraenlossubterráneos.
Ropainformal Doblepersonalidad.Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.
—¿Estásahí,Rhyme?—Háblame,Sachs.¿Dóndeestás?—EnunembarcaderoalnortedelBatteryParkCity.—AcabodehablarconLon.Estáenlazonaeste.Nohaencontradonada.—Es inútil —dijo ella—. Hay una docena de embarcaderos. Y luego todo el
malecón…Lasinstalacionesdebarcoscontraincendios,losmuellesdelosferriesyelembarcaderoenBatteryPark…Necesitamosalosdeoperacionesespeciales.
—Nopuedeser,Sachs.Yanoestándenuestrolado.Faltabanveinteminutosparalamareaalta.Rápidamente recorrió con lamirada losmuelles. Pesaba sobre ella una enorme
sensacióndeimpotencia.Conlamanoenlapistola,echóacorrerhaciaelrío,JerryBankslaseguíaacortadistancia.
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—Averiguaalgosobreesahoja,Mel.Loquesetepaseporlacabeza,cualquiercosa.Venga,sobrelamarcha.
Cooperseremovíainquietoydesviólamiradadelmicroscopioalapantalladelordenador.
OchomilvariedadesdeplantasdehojaenManhattan.—Noencajaconlaestructuracelulardeningunaplanta.—Esvieja—dijoRhyme—.¿Cuántosañospuedetener?Coopervolvióaobservarlahoja.—Momificada.Yodiríaquecienaños,quizásalgomenos.—¿Quésehaextinguidoenlosúltimoscienaños?—LasplantasnoseextinguenenunecosistemacomoeldeManhattan.Siempre
vuelvenaaparecer.Una lucecita en la mente de Rhyme. Estaba a punto de recordar algo. Le
encantabayalavezodiabaesasensación.Podíaserquecaptaraelpensamientodelamisma forma que uno caza una mosca torpe que aparece de repente. O podíadisiparsetotalmente,dejándoleconelgusanillodelainspiraciónperdida.
Dieciséisminutosparalamareaalta.¿Cuáleralaidea?Lediomilvueltas,cerrólosojos…Embarcadero,pensó.Lavíctimaestádebajodeunembarcadero.«¿Yquémás?¡Piensa!».Embarcadero…barcos…descarga…cargamento.¡Descargadecargamento!Abriólosojosdegolpe.—Mel,¿esuncultivo?—Maldita sea. He buscado en las páginas de horticultura general, pero no en
cultivos.—Eltiempoqueestuvotecleandoparecíanhorasinterminables.—¿Ybien?—Espera, espera… Aquí hay una lista de los binarios codificados —dijo,
revisándolaatodavelocidad—.Alfalfa,cebada,remolacha,maíz,avena,tabaco…—¡Tabaco!Pruebaeso.Cooperhizodobleclic sobreel ratóny la imagensedesplegó lentamenteen la
pantalla.—Esoes.—ElWorld TradeCenter[49]—anunció Rhyme—. Los terrenos al norte de las
torreseranplantacionesdetabaco.Thom,losarchivosconla investigaciónparamilibro,quieroelmapade laépocade1740.YesemapamodernoqueBoHaumannestabautilizandoparalossolaresdelimpiezadeamianto.Ponlosahíenlapared,uno
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alladodelotro.El asistente encontró el viejomapa en los archivos deRhyme. Los pegó en la
paredcercadelacama.Elmapamásviejo,bastanterudimentario,mostrabalazonaseptentrional de la partemás poblada de la ciudad, un pequeño círculo en la parteinferiordelaislacubiertodeplantaciones.Habíatresembarcaderoscomercialesenelrío,queenaquelentoncesnosellamabaHudson,sinoWestRiver.Rhymeechóunaojeada al mapa nuevo de la ciudad. Por supuesto, las tierras de cultivo habíandesaparecido, al igual que los embarcaderos comerciales, pero el mapa actualmostraba un muelle abandonado en la localización exacta de uno de los viejosembarcaderosdeexportacióndetabaco.
Rhymeintentóecharsehaciadelante,esforzándoseenverelnombrede lacallemáscercanaqueaparecíaenesazona.EstabaapuntodegritarleaThomparaqueleacercaramáselmapa,cuando,desdeabajo,oyóungranchasquidoyunestrepitosogolpeenlapuerta.Loscristalessehicieronañicos.
Thomempezóabajarlaescalera.—Quieroverle—retumbóunavozcortanteenelpasillo.—Esperaun…—comenzóadecirelasistente.—No.Niunminuto,niunahora.Ahoramismo.Joder.Ahora.—Mel—susurróRhyme—.Deshaztedelaspruebas,desconectalossistemas.—Pero…—¡Hazlo!Rhyme sacudió la cabeza con violencia, apartando el micrófono equipado con
auriculares. El aparato cayó a un lado del Clinitron. Se oyeron retumbar pasosescaleraarriba.
Thomhabíabajadoyhechotodoloposibleparaentretenerles,perolosvisitanteseran tres agentes federales y dos de ellos llevaban grandes pistolas. Lentamente lehicieronretrocederporlaescalera.
Menosmal.AsíMelCooperpudodesmontarelmicroscopiocompuestojustoencincosegundos;concalma,estabacolocando laspiezasmeticulosamentecuandoelFBI subió las escaleras e irrumpió en la habitación de Rhyme. Había metido lasbolsas con las pruebas debajo de lamesa, cubriéndolas con números atrasados delNationalGeographic.
—Ah, Dellray. Has encontrado a nuestro sujeto desconocido, ¿verdad? —preguntóRhyme.
—¿Porquénonoslodijiste?—¿Elqué?—Quelahuelladactilarerafalsa.—Nadiemepreguntó.—¿Falsa?—inquirióCooper,perplejo.
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—Bueno,eraunahuellaauténtica—dijoRhyme,comosifueraobvio—.Peronoeradel sujetodesconocidoNuestrochiconecesitabaun taxiparapoder cazar a suspresas.Asíqueconocióa…¿cómosellamaba?
—VíctorPietrs—mascullóDellrayyexpusoelhistorialdeltaxista.—Quéingenioso—dijoRhymeconciertaadmiración—.Escogióaunserbiocon
antecedentes penales y trastornos mentales. Me pregunto cuánto tiempo estuvobuscandouncandidato.Detodasformas,823asesinóalpobredelseñorPietrsy lerobóeltaxi.Lecortóeldedo,loguardóypensóquesinosacercábamosdemasiado,dejaría una bonita huella bastante evidente en una escena para así despistarnos.Supongoquehafuncionado.
Rhymedirigiólamiradahaciaelreloj.Quedabancatorceminutos.—¿Cómo lo sabías?—Dellray echó un vistazo a los mapas en la pared que,
graciasaDios,noteníanelmenorinterésparaél.—Lahuellamostrabaindiciosdedeshidrataciónyconsunción.Apuestoaqueel
cuerpo estaba hecho un asco. ¿Y lo encontrasteis en el sótano? Corrígeme si meequivoco.Dondeanuestrochicolegustaesconderasusvíctimas.
Dellrayleignoróyhusmeóporlahabitacióncomounenormeterrier.—¿Dóndeocultasnuestraspruebas?—¿Pruebas?Nosédequémehablas.Oye,¿hasderribadomipuerta?Laúltima
vezentrastesinllamar.Ahora,acabasdetirarlaabajo.—Sabes,Lincoln,pensabapedirtedisculpasporlodeantes…—Erescojonudo,Fred.—Peroahoraestoyaunpasodetrincarteelculo.Rhyme bajó la vista hacia los auriculares que colgaban desde la cama. Se
imaginabalavozdeSachsdandoberridosporellos.—Entrégameesaspruebas,Rhyme.Notedascuentadellíotangrandeenquete
hasmetido.—Thom, el agente Dellray me ha cogido de sorpresa y se me han caído los
auriculares delwalkman. ¿Podrías ponerlos en el cabecero de la cama?—le pidióRhymepausadamente.
Elasistenteactuósindudaruninstante.ColocóelmicroalladodelacabezadeRhyme,fueradelcampodevisióndeDellray.
—Gracias—ledijoRhymey luegoañadió—.Sabes, todavíanomehebañado.Creoqueyavasiendohora,¿no?
—Me preguntaba cuándo me lo ibas a pedir —manifestó Thom con totaldesenvoltura,comosifueseunauténticoactor.
—Cambio,Rhyme.PorDios.¿Dóndeestás?Después oyóunavoz en sus auriculares.Era la vozdeThom.Sonaba forzada,
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artificial.Algonoibabien.—Tengounaesponjanueva—dijolavoz.—Pareceunabuenaesponja—replicóRhyme.—¿Rhyme?—espetóSachs—.¿Quécoñoestápasando?—Me costó diecisiete dólares. Como para que no sea buena. Te voy a dar la
vuelta.Seoyeronmásvocesatravésdelosauriculares,peronopodíadistinguirunasde
otras.Sachs y Banks avanzaban por los muelles, asomándose por los embarcaderos
hacia el aguamarróngrisáceadelHudson.Le indicó conungesto aBanksque separara.Ellaseapartó,encogiéndoseporelcalambrequesintiódebajodelesternónyescupióalrío.Intentórecobrarlarespiración.
—… No tardará. Tendréis que disculparnos, señores —oyó a través de losauriculares.
—…esperaremos,sinoteimporta.—Sí que me importa —replicó Rhyme—. ¿Es que no podéis respetar mi
intimidad?—Rhyme, ¿me oyes? —preguntó Sachs, desesperada. ¿Qué coño estaba
haciendo?—No.Nohayintimidadquevalgaparalosquerobanpruebas.¡Dellray!Estaba en la habitación deRhyme.Bueno, se acabó todo.La víctima
podíadarseyapormuerta.—Quieroesaspruebas—ladróelagente.—Bueno,loquetendrásesunavistapanorámicadeunhombredándoseunbaño
conesponja,Dellray.Banksempezóahablar,peroellalehizoseñasparaquesecallase.Algunaspalabrasentredientesquenopodíaoír.Elgritoenfurecidodelagente.Luego,denuevolavoztranquiladeRhyme:—…sabes,Dellray,yoeraunnadador.Nadabatodoslosdías.—Nos quedan menos de diez minutos, Rhyme —musitó Sachs. El agua
chapoteabalentamente.Dosbarcaspasaronplácidamente.Dellraydijoalgoentredientes.—Solía bajar al ríoHudson y nadaba. Entonces estabamuchomás limpia.Me
refieroalagua.Unatransmisióndistorsionada.Rhymeseestabadesmoralizando.—… Viejo embarcadero. Mi favorito ya no está. Era la sede de los Hudson
Dusters.¿Hasoídohablaralgunavezdeesabanda?Enlaépocade1890.Alnortededonde ahora estáBattery ParkCity. Pareces un poco aburrido. ¿Cansado de ver el
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culofofodeunlisiado?¿No?Allátú.EseembarcaderoestabaentreNorthMooreyChambers.Buceaba,nadabaenlosmuelles…
—¡NorthMooreyChambers!—gritóSachs.Sediolavuelta.Selohabíanpasadoporquesehabíanalejadodemasiadohaciaelsur.Estabaaunosquinientosmetrosdedonde se encontraban.Podía divisar la roñosamaderamarrón, una gran tubería dedesagüe que retrocedía con la marea. ¿Cuánto tiempo quedaba? Casi nada. Deningunamaneralepodríansalvar.
Searrancólosauricularesyechóacorrerhaciaelcoche,Bankslaseguíaapocospasos.
—¿Sabesnadar?—lepreguntó.—¿Yo?MehagounlargoodosenelclubdeportivoHealthandRacket.Nuncaconseguiríanllegar.Enseguida Sachs se detuvo, se dio la vuelta rápidamente, mirando las calles
desiertas.
Elaguacasilellegabahastalanariz.Unapequeñaolabañóel rostrodeWilliamEverett justocuando inspiraba,yel
hediondo líquido salado le entró por la garganta.Empezó a atragantarse, le dio unataque de tos profunda y horrible.Convulsiva.El agua encharcó sus pulmones. Sesoltó de la pilastra del muelle y se hundió bajo la superficie del agua, se leagarrotaron los músculos y ascendió una vez más, volviéndose luego a hundir denuevo.
«No,Señor,no…porfavor,nodejesque…».Sacudiólasesposasypataleóconfuerza,intentandoliberarse.Comosifueseaocurrirunmilagroysusraquíticosmúsculospudiesendoblarel
enormecerrojoalqueestabasujeto.Echandoaguaporlanariz,sacudiendosucabezadeatráshaciadelante,presadel
pánico. Por un momento, sus pulmones se vaciaron. Los músculos del cuello leardían—sentíatantodolorcomoensudedodestrozado—alestirarlacabezahaciaatrásenbuscadelafinacapadeairejustoencimadesurostro.
Descansóporuninstante.Luegootraola,algomásalta.Yesefueelfinal.Yanopodíalucharmás.Serendía.ÚneteaEvelyn,despídete…YWilliamEverett se dejó llevar. Flotaba bajo la asquerosa superficie, llena de
basurayzarcillosdealgasmarinas.Derepente,horrorizado,seechóhaciaatrás.No,no…Élestabaallí.¡Elsecuestrador!Habíavuelto.Everett pataleó hasta la superficie, expulsando más agua, intentando huir
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desesperadamente.Elhombreenfocó losojosdeEverett conuna luzbrillantey seacercóconuncuchillo.
No,no…Nolebastabaconahogarle,teníaqueacuchillarlehastalamuerte.Sinpensarlo,
Everett extendió la pierna para darle una patada. Pero el secuestrador desaparecióbajoelagua…yluego,¡zas!,lasmanosdeEverettquedaronlibres.
Elancianoolvidósuplácidadespedidaypataleócomo locohasta lasuperficie,aspirando el aire ácido a través de la nariz y arrancándose la cinta de la boca.Inhalaba bocanadas de aire a la vez que escupía el agua hedionda. Se golpeó lacabezacontralaparteinferiordelmuellederobleyseechóareíracarcajadas,«Oh,Dios,Dios,Dios…».
Entoncesaparecióotrorostro…Tambiénencapuchado,conotrabrillantelinternade luz cegadora y Everett logró distinguir con dificultad el emblemaNYPD en eltraje de neopreno que llevaba el hombre. Lo que los hombres empuñaban no erancuchillossinounas tenazasdemetal.Unodeloshombres lemetióenlos labiosuntubodegomadesaboramargoyélinhalóunadeliciosabocanadadeoxígeno.
Elbuzolerodeóconelbrazoynadaronjuntoshastaelbordedelmuelle.—Respireprofundamente.Saldremosenuninstante.Llenósusdébilespulmonesalmáximoyconlosojoscerradossedejósumergir
porel submarinistaen lasprofundidadesdelagua, iluminadapor la fantasmagóricaluz amarilla de la linterna que llevaba el hombre.Resultó ser un viaje breve, peroangustioso,sumergiéndoseyemergiendodespuésenelaguaturbiaycontaminada.
En una ocasión al submarinista se le resbaló de las manos y se separaronmomentáneamente. Pero William Everett se lo tomó con calma. Después de losucedidoaquellatarde,nadarensolitarioenlasaguasturbulentasdelríoHudsonerapancomido.
Ella no tenía pensado coger un taxi. También le hubiera venido bien coger elautobúsdelaeropuerto.
Sinembargo,Pammyteníalosnerviosaflordepielpornohaberdormidomucho—ambasllevabanenpiedesdelascincodelamadrugada—yestabacadavezmásinquieta.Habíaqueacostaralaniñatemprano,arroparlaenlacamaconsumantaydarlesurefrescodefrutasHawaiianPunch.Además,CaroleestabadeseandollegaraManhattan—noeranadamásqueunachicadelgaduchadelMedioOesteque,asuscuarentayunaños,nuncahabíaidomásalestedeOhio,ysemoríadeganasdeverporprimeravezlaGranManzana.
Carole cogió las maletas y se dirigieron hacia la salida. Repasó el equipajementalmenteparaasegurarsequenosehabíadejadonadaencasadeKateyEddieaquellatarde.
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Pammy,elositoWinniePooh,bolso,manta,maletaymochilaamarilla.Nofaltabanada.Susamigoslehabíanadvertidosobrelospeligrosdelaciudad.—No pararán de darte la lata—le había dicho Eddie—, los ladrones que dan
tironesdebolso,loscarteristas…—Ynoseteocurrameterteenesosjuegosdenaipesquehacenenlascalles—
habíaañadidoKateentonomaternal.—Si yo ni siquiera juego a las cartas enmi sala de estar—le recordóCarole,
riéndose—.¿PorquéibaaempezarahacerlodeprontoenlascallesdeManhattan?Agradecía que se preocuparanpor ella.Despuésde todo, allí estaba, unaviuda
con una niña de tres años, de camino a la ciudadmás dura del mundo, donde secelebrabalaconferenciadelaONU,conmásextranjeros,¡caray!,conmáspersonasdelasquejamáshabíavistoensuvida.
Caroleencontróunteléfonopúblicoyllamóalhotelparacomprobarsusreservas.El director del turno de noche dijo que la habitación estaba lista y preparada paraellas.Lasveríaenaproximadamentecuarentaycincominutos.
Atravesaron laspuertasautomáticasyel sofocanteairedelverano lesabofeteó,cortándoles la respiración.Carole se detuvo ymiró a su alrededor.Con unamanosujetabaconfirmezaaPammyycon laotracogíaelasadesumaletaabollada.Lapesadamochilaamarillaseajustababienensushombros.
Se incorporarona lacoladepasajerosparacogerun taxi,esperando frentea lagarita.
Carole dirigió lamirada hacia la enorme valla publicitaria en la autopista, queanunciaba: ¡Bienvenidos, delegados de laONU! El diseño era terrible, pero siguiómirándolofijamenteduranteuntiempo;unodeloshombresqueaparecíaenlavallaseparecíaaRonnie.
Durante cierto tiempo, tras su muerte, hacía dos años, prácticamente todo lerecordabaasuapuestomarido,consupelocortadoalcepillo.CadavezquepasabadelantedeunMcDonalds,recordabaquelegustabanlosBigMacs.Aveces,pensabaqueinclusolosactoresdelaspelículasquenisiquieraseparecíanaél,inclinabanlacabeza como sumarido solía hacerlo. Veía un folleto de propaganda demáquinascorta-césped y recordaba cómo le encantaba cortar su cuadradito de césped enArlingtonHeights.
Y luego los ojos se le llenaban de lágrimas. Y volvía a tomar Prozac oimipramina.Pasabaunasemanaencama.Aceptabademalagana laofertadeKateparaquesequedaseconellayEddieapasarunanoche.Ounasemana.Ounmes.
Peroelllantoseacabó.Estabaaquíparadarunnuevorumboasuvida.Ahoralacongojaerapartedelpasado.
Apartando a un lado la mata de pelo rubio oscuro de sus sudorosos hombros,
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Carole llevaba a Pammy hacia delante y le daba con el pie a la maleta conformeavanzaba la cola para el taxi. Miraba a su alrededor, intentando ver algo deManhattan. Pero no veía nada más que el tráfico, las colas de los aviones y unamarabunta de gente, taxis y coches. El vapor ascendía por las alcantarillas comofantasmasfrenéticosyelcielodelanocheestabanegro,amarilloyconbruma.
Bueno, suponía que pronto podrían ver la ciudad. Esperaba que Pammy, a sucorta edad, pudiese llegar a retener en sumemoria la primera imagen de la GranManzana.
—¿Quéteparecenuestraaventurahastaahora,cariño?—Aventura. Me gustan las aventuras. Quiero refresco Hawaiian Punch. ¿Por
favor,puedesdármelo?Por favor…Eso era nuevo. La niña de tres años empezaba a aprenderlo todo.
Caroleseechóareír.—Prontotelodaré.Porfin,cogieroneltaxi.Elmaleteroseabrió,Carolearrojólamaletaylocerró
deungolpe.Secolocaronenelasientotrasero,cerrandolapuerta.Pammy,Pooh,bolso…Elconductorpreguntó:—¿Dóndelasllevo?—CaroleledijoladireccióndelhotelMidtownResidence,
gritandoatravésdelamamparadePlexiglás.Eltaxistaseincorporóalacirculación.CaroleserecostóycolocóaPammyensu
regazo.—¿PasaremosporlaONU?—preguntóenvozalta.Peroelhombreestabaconcentradoencambiardecarrilynolaoyó.—Estoyaquíporlodelaconferencia—explicó—.LaconferenciadelaONU.Seguíasinresponderle.Sepreguntabasiélnoentendíabienelinglés.Katelehabíaadvertidodequelos
taxistas en Nueva York eran todos extranjeros. («Ocupando puestos americanos»,mascullóEddie,«peromejorquenomedejéishablardeese tema»).Ellanopodíaverleconclaridadatravésdelamampararayada.
Quizánoleapetecíahablar.Elcochesedesvióhaciaotraautopista,y,derepente,ahíestaban,delantedeella,
los edificios de la ciudad dibujando un perfil irregular en el horizonte. Brillantes.Como los cristalesqueKateyEddie coleccionaban.Unenormegrupodeedificiosplateados,doradosyazulesenelcentrodelaisla,yotrogruposituadomuchomásallá a la izquierda. Era lomás grande queCarole había visto en su vida y por uninstantelaislaleparecióuninmensobarco.
—Mira,Pammy.Ahíesdondevamos.Esboniiiito,¿verdad?Sin embargo, un momento después, la vista desapareció, cuando el conductor
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saliódelaautopistaygirórápidamentealfinaldelcarrildesalida.Luegocirculabana través de las calles calurosas y desiertas, flanqueadas con edificios de ladrillooscuro.
—¿Eseseelcaminoalaciudad?—preguntóCarole,inclinándosehaciadelante.Denuevo,nohuborespuesta.—¿Esesteelcamino?Contésteme.¡Contésteme!—dijogolpeandoconfuerzala
mampara.—Mami,¿quépasa?—dijoPammyycomenzóallorar.—¿Adóndevausted?—gritóCarole.Pero el hombre seguía conduciendo —sin prisas, parándose en todos los
semáforosrojos,sinsobrepasarel límitedevelocidad—.Ycuandosemetióenunazona de aparcamiento desierta, detrás de una fábrica abandonada y sombría, seaseguródeindicarlocorrectamenteconlosintermitentes.
¡Ohno…,no!Elhombresepusounpasamontañasysebajódeltaxi.Sedirigióalapartetrasera
yextendió lamanohacia lapuertaparaabrirla,pero titubeóy laapartó.Se inclinóhaciadelante,conlacarapegadaalaventana,ydiounosgolpecitosenelcristal.Unavez,dosveces, tresveces.Comosiquisierallamarlaatencióndeloslagartosenlazonade los reptilesdeunzoo.Miró fijamentea lamadreya lahijadurante largorato,antesdeabrirlapuerta.
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—¿Cómolohashecho,Sachs?DepiedelantedelríoHudsondeoloracre,ellahablóenelmicrófono.—Recuerdo haber visto la estación de barcos contraincendios en Battery Park.
Mandaronatodaprisaunpardebuceadoresyllegaronaquíentresminutos.¡Teníasquehabervistocómosemovíaesebarco!Quieroprobarunodeesosalgúndía.
Rhymelecontólahistoriadeltaxistaalquelehabíancortadoeldedo.—¡Hijodeputa!—exclamó,chasqueandolalengua,conungestodeasco—.Esa
ratanoshaengañadoatodos.—Atodosno—lerecordóRhymeconciertorecato.—AsíqueDellraysabequebirlélaspruebas.¿Meestábuscando?—Dijoqueprimeroibaavolveraledificiofederal.Probablementeparadecidira
cuáldenosotrosvaaecharelguanteprimero.¿Ycómoestálaescenadelcrimenporahí,Sachs?
—Bastantemal—informó—.Aparcóenlagravilla…—Asíquenohayhuellasdepisadas.—Peroesmuchopeor.Lamareamachacólagrantuberíadedesagüeyel lugar
dondehaaparcadoestábajoelagua.—Malditasea—refunfuñóRhyme—.Nohaypistas,nihuellas,ninada.¿Cómo
estálavíctima?—No estámuy bien. Tiene síntomas de congelación y un dedo fracturado.Ha
tenidoproblemasdecorazón.Lovanaingresarenelhospitalunoodosdías.—¿Ynospuededeciralgo?SachsseacercóaBanks,queestabainterrogandoaWilliamEverett.—No era muy fornido —dijo el hombre con toda naturalidad, observando
atentamente almédico que le estaba colocando la tablilla en lamano—.Y no erarealmente fuerte, no era un cachas. Pero eramás fuerte que yo.Le agarré y élmeapartólasmanosconmuchafacilidad.
—¿Descripción?—preguntóBanks.Everett describió la vestimenta oscura y el pasamontañas. Eso fue todo lo que
pudorecordar.—Hayalgoquedeberíadeciros—indicóEverettmostrandosumanovendada—.
Tieneunavenamezquina.Talcomohedicho, leagarré.No lopensé, simplementemeentrópánico.Peroélsecabreómucho.Yahífuecuandomerompióeldedo.
—Tomórepresalias,¿eh?—preguntóBanks.—Supongo.Peroesonofuelomásextraño.—¿No?—Loraroesquesequedóescuchándolo.
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Eljovendetectivehabíadejadodeescribir.MiróaSachs.—Colocómimanocontrasuoído,oprimiéndolaymedoblóeldedohastaquelo
rompió.Comosiestuvieraescuchándolo.Ycomosilegustara.—¿Hasoídoeso,Rhyme?—Sí. Thom lo ha incluido en nuestro perfil. Aunque no sé lo que significa.
Tendremosquepensarlo.—¿Algúnindiciodelaspruebasfalseadas?—Todavíano.—TrabajalaescenaSachs.Ah,yquelavíctimatedéladescripciónde…—¿Delaropa?Yalehepreguntado.Yo…Rhyme,¿estásbien?—oyóunacceso
detos.La transmisión se cortóporunos instantes.Volvióaoír lavozdeRhymepoco
después.—¿Estásahí,Rhyme?¿Vatodobien?—Sí, todo bien—contestó rápidamente—.Venga, ponte enmarcha. Trabaja la
escena.Ella examinó la escena, iluminada por la cegadora luz de los halógenos de las
ESU.Resultabatanfrustrante.Élhabíaestadoallí.Habíacaminadosobrelagravillasóloaunosmetrosdeallí.Perocualquierpruebaquehubiesedejadoporundescuidoestabaaunoscuantoscentímetrosbajolasuperficiedelaguaturbia.Recorrióelsuelolentamente.Dearribaabajo.
—Noveonada.Puedequelamareahayaarrastradolaspistas.—No,esdemasiadolistocomoparanohabertenidoencuentalamarea.Estarán
enunlugarsecoenalgunaparte.—Tengounaidea—dijoelladerepente—.¿Porquénobajasaquí?—¿Qué?—Trabajalaescenaconmigo,Rhyme.Silencio.—Rhyme,¿meoyes?—¿Meestáshablandoamí?—TeparecesaDeNiro.PeronoactúastanbiencomoDeNiro.¿Noconocesesa
escenadeTaxiDriver?—La frase exacta era «¿Me estásmirando amí?» y no «¿Me estás hablando a
mí?»—señalóRhymesinreírse.—Venga,baja—insistióSachssininmutarse—.Trabajalaescenaconmigo.—Extenderé mis alas. No, mejor aún. Me proyectaré hasta ahí. Telepatía, ya
sabes.—Déjatedetonterías.Habloenserio.—Yo…
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—Tenecesitamos.Noencuentrolaspruebasfalseadas.—Perositienenqueestarahí.Sólotienesquevolveraintentarlounpocomás.—Yaheinspeccionadolaescenadosveces.—Entonces es que has limitado demasiado el perímetro. Añade unos cuantos
metrosysigue.Nuestro823aúnnohaterminado,nimuchomenos.—Estáscambiandodetema.Bajayayúdame.—¿Cómo?¿Cómosesuponequedebohacereso?—Tengoaunamigoalqueleretaron—comenzóadecir—.Yél…—Terefieresaotrolisiado,supongo—lainterrumpióRhymesuavementeperoen
tonofirme.—Suasistentelecolocabaenunadeestassillassofisticadastodaslasmañanasy
élibaatodoslossitiosquequería.Alcine,al…—prosiguióella.—Esassillas…—lavozdeRhymesonabahueca—.Nomesirven.Ellasequedócallada.Rhymeprosiguió:—Elproblemaescómomequedédelaccidente.Seríapeligrosoparamíirensilla
deruedas.Podría…—titubeóporuninstante—,empeorarlascosas.—Losiento.Nolosabía.—Claroquenolosabías—dijotrasunapausa.Habíametidolapata.VayaporDios…PeroRhymenoledioimportancia.Suvozsonabasuave,indiferente.—Escucha, tienes que seguir con la búsqueda. Nuestro criminal nos lo está
poniendomás difícil. Pero no va a ser imposible…Tengo una idea. Es el hombresubterráneo,¿verdad?Quizálashaenterrado.
Inspeccionólaescena.Quizás allí… Vio un montículo de tierra y hojas en una parte donde crecían
hierbajos,cercadelagravilla.Habíaalgoraro.Elmontículoseveíademasiadobiencolocado.
Sachs se agachó a un lado, bajó la cabeza y utilizando los lápices, comenzó aapartarlashojas.
Volvió el rostro levemente hacia la izquierda y de pronto se encontrómirandofijamenteunacabezaerguidaquemostrabalosdientes.
—Dios mío —gritó, tambaleándose hacia atrás, cayéndose de culo, gateandoapresuradamenteeintentandodesenfundarsuarma.
No…—¿Estásbien?—gritóRhyme.Sachsapuntóalobjetivoe intentósujetar lapistolacon lasmanos temblorosas.
JerryBanks se acercó corriendo, con su pistola también desenfundada. Se detuvo.Sachssepusodepie,observandoloqueteníandelante.
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—PorDios—susurróBanks.—Esunaserpiente,bueno,unesqueletodeserpiente—ledijoSachsaRhyme.—Unaserpientedecascabel.Joder—añadióBanks,guardándoseelarma—.Está
fijadasobreunpanel.—¿Unaserpiente?Interesante.—Rhymeparecíaintrigado.—Sí.Muyinteresante—mascullóella.Secolocóunosguantesdelátexycogió
loshuesoscolocadosenespiral.Lediolavuelta.—Metamorphosis.—¿Qué?—Una etiqueta en la parte inferior. Supongo que es el nombre de la tienda de
dóndeproviene.Enel604deBroadway.—Me encargaré de que los Hardy Boys lo comprueben. ¿Qué más tenemos?
Háblamedelaspistas—dijoRhyme.Estabandebajodelaserpiente.Enunabolsitadeplástico.Elcorazónlelatíacon
fuerzamientrasseinclinósobrelabolsa.—Unacajadecerillas—contestóella.—Vale,igualesunpirómano.¿Aparecealgoimpresosobrelacaja?—No,perohayunamanchadealgo.Comovaselina,perohuelemal.—Bien,Sachs:hayqueolersiemprelaspruebasdelasquenoseestámuyseguro.
Perodeberíassermásexacta.—¡Puaj!—Esonoesmuyexacto.—Quizásseaazufre.—Puedequeconunabasedenitrato.Unexplosivo.Tovex.¿Esazul?—No,esclaracomolaleche.—Aunquesepudieseactivar,nocreoqueseaunexplosivodemuchapotencia.
Sondeesosestables.¿Algomás?—Otrotrozodepapel.Tienealgo.—¿Qué,Sachs?¿Sunombre,sudirección,sue-mail?—Parecequeesdeunarevista.Veounapequeñafotoenblancoynegro.Parece
queespartedeunedificio,peronosevecuáles.Ydebajodelafoto,loúnicoqueseveesunafecha.20demayode1906.
—Veinte,cinco,cero,seis.Mepreguntosiesuncódigo.Ounadirección.Tendréquepensarlo.¿Algomás?
—No.—Vale,vuelveSachs.¿Quéhoraes?Diosmío,casilaunadelamadrugada.Hace
añosquenollevabadespiertotantashoras.Vuelveyveremosloquetenemos.
De todos los barrios de Manhattan, el Lower East Side es el que menos ha
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cambiadoeneltranscursodelahistoriadelaciudad.Por supuesto, casi todo ha desaparecido: las onduladas praderas. Las macizas
mansiones de John Hancock[50] y otros importantes personajes de los primerosgobiernos. Der Kolek, el gran lago de agua dulce (el nombre holandés originariofinalmente derivó en «TheCollect[51]», que describía conmayor exactitud la grancontaminación del estanque). El célebre barrio de Five Points, que a principios de1800eraelkilómetrocuadradomáspeligrosodelmundo,dondeunaúnicacasadevecinos, como la decrépita Gates of Hell podía ser el escenario de doscientos otrescientoscrímenescadaaño.
Sin embargo, se conservaronmiles de edificios antiguos: casas de vecinos delsiglodiecinueve,casascolonialesdemadera,edificiosdeestilo federalconstruidosconladrillo,edificiosbarrocosdestinadosarecepciones,variosedificiospúblicosdeestilo egipcio construidos por orden del corrupto congresista Fernando Wood.Algunos inmuebles fueronabandonados, sus fachadassecubrierondemalezay lossuelos se llenarondegrietaspordondeasomabanárbolesyarbustos.Sinembargo,muchosdeestosedificiosseguíanhabitados.EstahabíasidolatierradelainiquidaddeTammanyHall[52];concarretillasquecirculabanpor lascalles,confábricasqueexplotaban a los trabajadores; el lugar que albergaba el prestigioso Henry StreetSettlementHouse[53]asícomoelespectáculodevariedadesdelacompañíaMinskyyla conocida Gomorra yiddish, la mafia judía. Un barrio que da a luz a talesinstituciones,nomuerefácilmente.
Porestebarrioprecisamentecirculabaahoraelcoleccionistadehuesos.Llevabaaladelgadamujeryasuhijitaeneltaxi.
Alverquelapolicíaandabatrassupista,JamesSchneiderunavezmásseocultócomounaserpienteensumadriguera;secreequebuscócobijoenlossótanosdelasmuchascasasdealquilerdelaciudad(quequizáellectorreconozca en las «casas de vecinos» aúnmuy comunes en esta época).Asíquenoactuóduranteunosmeses.
De camino a su casa, el coleccionista de huesos veía a su alrededor, no elManhattandeladécadadelosnoventa,conlastiendasdecomestiblescoreanas,lasbollerías, losvídeo clubesdepelículasporno, lasboutiquesvacías, sinounmundofantástico por el que se movían hombres con sombreros de hongo, mujeres conenaguas de crinolina que hacían frufrú al andar, ambos con los bajos de lospantalones y los dobladillos de los vestidos sucios por las inmundicias de la calle.Multitud de pequeños carruajes y carrozas, el aire cargado del aroma, a vecesagradableoavecesrepulsivo,delmetano.
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Perotanabyectoytenazerasuímpetuporaumentarsucolecciónunavezmás, que pronto se vio obligado a abandonar su guarida para acecharnuevamente a otro buen ciudadano: un joven que acababa de llegar a laciudadparaentrarenlauniversidad.
Conducía a través del Eighteenth Ward, que una vez fue el hogar de casicincuenta mil personas embutidas en mil decrépitas casas de vecinos. Cuando lamayoríadelagentepensabaenelsiglodiecinueve,loimaginabanencolorsepia,porlasviejasfotografías.Peroestoeraunaequivocación.ElviejoManhattaneradecolorpiedra. El humo industrial asfixiante, la pintura a precios prohibitivos y lailuminacióntenue,conferíanalaciudaddiversastonalidadesdegrisyamarillo.
Schneider se acercó sigilosamente al muchacho y estaba a punto degolpearlecuando,cuandoporfinlaFortunaquisointervenir.Heaquíquedospolicías se encontraron por casualidad con la agresión. Reconocieron aSchneider y le dieron caza. El asesino huyó en dirección este, cruzando esamaravilla de la ingeniería, el puente de Manhattan, finalizado en 1909, dosaños antes de los presentes acontecimientos. Pero se detuvo en medio delmismo,al vera trespolicíasacercándosedesdeBrooklyn,quehabíanoído laalarma producida por los silbatos y la detonación de las pistolas de suscompañerosdeManhattan.
Schneider,desarmado,porqueasíloquisoeldestino,sesubióalabarandadelpuentemientrasquelaleylecercaba.Lanzabamaníacasdiatribascontralapolicía,condenándolesporhaberarruinadosuvida.Suspalabrassetornaroncada vez más incoherentes. Al acercarse la policía, él se arrojó desde labarandillaalrío.Unasemanamástarde,elpilotodeunbarcohallósucuerpoaorillasdeWelfare Island,cercadeHell'sGate.Apenasquedabanada,yaqueloscangrejosylastortugashabíantrabajadoafanosamenteparareducirhastaloshuesosaSchneider, labor,queensuenajenación, tantohabíaanheladoenvida.
Eltaxigiróhacialadesiertacalleadoquinada,laEastVanBrevoort,ysedetuvoantesuedificio.Paraasegurarsedequenadiehabíaentrado,comprobóque losdosmugrientoshilosquehabíacolocadodeunextremoaotrodelapuertaseguíanensusitio.Unmovimientorepentinolesobresaltóyoyódenuevolosguturalesgruñidosdelosperros,conojosamarillos,dientesmanchadosyelcuerpollenodecicatricesyllagas.Lamanoselefueinstintivamentehacialapistola,peroderepentelosperrossedieronlavueltay,dandogañidos,sepusieronaperseguirungatoounarataenelcallejón.
Novioanadieen lascalurosascallesyabrióelcandadodelportón, laentrada
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queantañoservíaparaelaccesodeloscarruajes.Despuésvolvióasubirsealcocheysemetióenelgaraje,aparcándoloalladodelTaurus.
Traslamuertedelvillano,losdetectivesaprehendieronyexaminaronsusefectos personales. Su diario atestiguaba que había asesinado a ochoejemplares ciudadanos. También había cometido un grave robo, porque lashojas del diario confirmaban (si es que resultaban ser ciertas susexplicaciones) que había profanado varias tumbas sagradas en loscementeriosdelaciudad.Ningunadesusvíctimashabíaofrecidolamínimaresistencia;másaun, lamayoríaeranciudadanoshonrados, trabajadoreseinocentes.Sinembargo,nosentíaniunatisbodeculpa.Esmás,pareceserque actuó afanosamente bajo su estado de delirio, convencido de que lesestabahaciendoungratofavorasusvíctimas.
Se paró por un instante y se limpió el sudor de la boca. El pasamontañas leproducía picores. Sacó a la mujer y a su hija a rastras del maletero y atravesó elgaraje. Lamujer era fuerte y opusomucha resistencia. Por fin, logró ponerles lasesposas.
—¡Cabrón!—bramóCarole—.Noteatrevasatocaramihija.Comolepongasunamanoencima,temato.
Leatólasmanosdelantedelpecho,laagarróconfirmeza,ylaamordazóconunacinta,trashacerlomismoconsuhija.
«Lacarne semarchitaypuede serdébil» (escribióel villanoconmanoinflexibleperofirme).«Elhuesoconstituyeelaspectomásfuertedelcuerpo.Pormuchoqueenvejezcanuestracarne,nuestroshuesosseráneternamentejóvenes.Estafueminoblemetaymeresultainconcebiblequealguienpuedadiscrepar con esta máxima. A todos les hice un grato favor. Ahora, soninmortales.Lesliberé.Lesredujehastaelhueso».
Lasarrastróalsótanoytiróalamujerbruscamentealsuelo,consuhijaallado.Amarrósusesposasalaparedconunacuerdadetender.Despuésregresóalaplantasuperior.
Cogiólamochilaamarilladelasientotraserodeltaxi,elequipajedelmaleteroyatravesó el portón de madera con remaches de metal que conducía a la entradaprincipaldeledificio.Estabaapuntodearrojarlosaun rincón,perodescubrió,poralgunarazón,quesentíacuriosidadporsaberalgodeestasprisionerasenparticular.Se sentódelantedeunode losmurales, un cuadro en el que aparecíaun carniceroque,enunamanososteníaplácidamenteuncuchilloyenlaotra,untrozodecarnede
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vaca.Examinó la etiqueta del equipaje.CaroleGanz.Carole con «e» final. ¿Por qué
esta letra de más?, se preguntó. La maleta sólo contenía ropa. Comenzó por lamochila.Encontróeldineroinmediatamente.Debíadehabercomocuatroocincomildólares.Lovolvióaponerenelbolsilloconcremallera.
Habíaunadocenadejuguetesparaniños:unamuñeca,unasacuarelas,unpaquetedearcillaparamodelar,unkitdeMr.Potato.TambiénhabíaunDiscmancaro,mediadocenadeCDsyunradio-despertadordeviajeSony.
Sepusoamirarunasfotos.FotosdeCaroleysuhija.Enlamayoríadeellas,lamujer parecíamuy triste.En algunasotras, se la veíamás feliz.Nohabía fotosdeCaroleysumarido,aunquellevaraunaalianza.Enmuchasdelasfotosaparecíanlamadre y la hija con una pareja, unamujer de constitución fuerte, con uno de esosvestidosfloreados,comolosdelasabuelas,yunhombrecalvoconbarbaquellevabaunacamisadefranela.
Elcoleccionistadehuesossequedómirandoelretratodelaniñadurantemuchotiempo.
EldestinodelapobreMaggieO'Connor,unachiquilla,queapenascontabaconochoañosdeedad,fueespecialmentetriste.Sudesdicha,segúnlapolicía,fuetoparseenelcaminodeJamesSchneidercuandoéstesedeshacíadeunadesusvíctimas.
Laniña,que residíaenel conocidobarriodeHell'sKitchen,había salidoparaarrancarlelascrinesaunodelostantoscaballosmuertosqueyacíanenaquella paupérrima parte de la ciudad. Los jóvenes tenían por costumbrehacerse pulseras y anillos de estas crines, las únicas baratijas con las quepodíanadornarseestospilluelos.
Pielyhueso,pielyhueso.Colocólafotoenlarepisadelachimenea,alladodelpequeñomontóndehuesos
quehabíaestado limpiandoaquellamañanay juntoaotrosquehabía robadoen latiendadondeencontrólaserpiente.
Se conjetura que Schneider encontró a la joven Maggie cerca de suguarida, presenciando elmacabro espectáculo del asesinato de una de susvíctimas. No podemos predecir si le arrebató la vida lenta o rápidamente.Pero, a diferencia de las otras víctimas, cuyos restos fueron finalmentehallados, el cuerpo frágil y acurrucado de Maggie O'Connor nunca fueencontrado.
Elcoleccionistadehuesosbajólaescalera.
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Cuandolearrancóalamujerlacintadelaboca,aellalecostóungranesfuerzotragarelaire.Lelanzóunamiradafríayfuriosa,ybramó:
—¿Qué?¿Quéquieres?—bramó.NoeratandelgadacomoEstheraunque,graciasaDios,noseparecíaenabsoluto
alagordadeHannaGoldschmidt.Podíaentreversualma.Laestrechamandíbula,laclavícula.Yatravésdesufinafaldadecolorazul,el insinuantehuesosinnombre,allídondeseencontrabanelilión,elisquiónyelpubis.Nombresdediosesromanos.
Laniñaseretorció.Élseinclinóhaciadelante,colocandolamanosobrelacabezade lapequeña.El cráneonocreceapartirdeunúnicohueso, sinodeochohuesosdiferentes y la coronilla se eleva igual que las placas triangulares del techo delAstrodome.Tocóelhuesooccipital,loshuesosparietalesylacoronilladelcráneodelaniña.Ydosdesushuesosfavoritos,lossensualeshuesosdelascavidadesorbitales,elesfenoidesyeletmoides.
—¡Para!—exclamóCarole,furiosa,moviendolacabeza—.¡Aléjatedeella!—Shhh—dijo,colocandounodesusdedosenguantadossobresuslabios.Miróa
lapequeña,quellorabaysearrimabaasumadre.—MaggieO'Connor—susurró,observandolaformadelrostrodelaniña—.Mi
pequeñaMaggie.Lamujerlelanzóunamiradairacunda.—Estabas en el lugar equivocado, a la hora equivocada, niña. ¿Qué me viste
hacer?Huesosjóvenes.—¿Dequéhabla?—musitóCarole.Elcoleccionistacentrósuatenciónenella.SiempresehabíapreguntandocómoseríalamadredeMaggieO'Connor.—¿Dóndeestásumarido?—Murió—espetó.Luegomiróalapequeñaydijoenuntonomássuave—.Le
mataronhacedos años.Mire, sólodejemarchar amihija.Ellanopuedecontarlesnadasobreusted.¿Me…escucha?¿Quéhace?
AgarrólasmanosdeCaroleylaslevantó.Le acarició los metacarpios de la muñeca. Las falanges, los dedos diminutos.
Apretandoloshuesos.—No,nohagaeso.Nomegusta.¡Porfavor!—chasqueólavozdeCarole,presa
delpánico.Sesentíafueradecontrolynolegustabaesasensaciónnipizca.Siibaatriunfar
aquí,conlasvíctimas,consusplanes,teníaquereprimireldeseoqueleinvadía;lalocuralehacíaremontarsecadavezmásalpasado,confundiéndoloconelpresente.
Entoncesyahora…
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Necesitabahaceracopiodetodasuinteligenciayastuciaparaterminarconloquehabíaempezado.
Ysinembargo…sinembargo…Ellaera tandelgada, tanfibrosa.Cerró losojose imaginócómosonaría lahoja
delcuchilloraspandolatibia,igualqueelcantodelarcodeunviejoviolín.Respirabarápidamente,sudabaachorros.Cuandofinalmenteabriólosojos,sedescubriómirandolassandaliasdelamujer.
Élnoteníaningúnhuesodelpieenbuenascondiciones.Losvagabundosquehabíacapturado en los últimos meses… bueno, padecían de raquitismo y osteoporosis,teníanlosdedosdelospiesdeformesporllevaruncalzadoinadecuado.
—Lepropongountrato—seoyódecirasímismo.Ellabajólamiradahaciasuhija.Searrimóaella.—Lepropongountrato.Lasdejarémarcharsimeconcedealgo.—¿Qué?—musitóCarole.—Déjemequeladespelleje.Ellapestañeó,perpleja.—Porfavor,déjeme.Unpie.Sólounodesuspies.Silohace,lesdejarémarchar.—¿Qué?—Hastaelhueso.Lemiró,horrorizada.Tragósaliva.¿Quémás ledaba?pensó.Side todas formasya estaba casi en loshuesos, tan
delgada,tanangulosa.Sí,eradiferente,distintaalasotrasvíctimas.Se guardó la pistola y sacó la navaja del bolsillo.Al abrirla, sonó el repentino
«clic»delresorte.Ellanosemovió.Sumiradasedirigióhacialaniñaydenuevohaciaél.—¿Nosdejaráir?Asintióconlacabeza:—Nohanvistomicara.Nosabendóndeestáestesitio.Unalargapausa.Ellamiróasualrededorenelsótano.Susurróunapalabra.Un
nombre,pensóél.RonoRob.Ymirándole fijamente, extendió sus piernas y le tendió los pies. Él le quitó el
zapatodelpiederecho.Lecogiólosdedosdelpie,masajeándoloscomosifuesenfrágilesramas.Ellaseechóhaciaatrás,dejandoentreverlospreciosostendonesqueaflorabanen
sucuello.Cerrólosojosconfuerza.Élacariciósupielconlahojadelanavaja.Sujetabalanavajafirmemente.Lamujercerrótambiénlosojos,tomóaireylloriqueó.—Adelante—musitó.Yapartólacaradelaniña.Laabrazóconfuerza.Elcoleccionistaselaimaginabaconunvestidodeestiloimperio,decrinolinay
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puntillanegra.SeimaginabaalostressentadosjuntosenDelmonico's[54]opaseandopor la Quinta Avenida. Veía a la pequeña Maggie junto a ellos, vestida convoluminososencajes,dándolevueltasconunpaloaunaromientrascaminabanporelpuenteCanal.
Entoncesyahora…
Colocólahojamanchadadelanavajaenelarcodesupie.—¡Mami!—gritólaniña.Algo se removía en su interior. Por un instante, sintió una repugnancia
incontenibleporloqueestabahaciendo,haciaélmismo.¡No!Nopodíahacerlo.Aellano.AEstheroaHanna,sí.Oalapróxima.Peroa
ellano.Elcoleccionista, apenado,movió lacabezadeun ladoaotroy tocósupómulo
conelrevésdelamano.DenuevoamordazóaCaroleycortóelcordónquesujetabasuspies.
—Venga—masculló.Ella luchó con fuerza, pero él le agarró la cabeza y presionó sobre sus fosas
nasaleshastaquesedesmayó.Despuéslalevantóconesfuerzo,colocándolasobresuhombroyempezóasubirlaescalera.Cogióconcuidadolabolsaqueestabaallado.Con sumo cuidado. No era el tipo de cosa que quería que se le cayese. Subió laescalera,deteniéndosesólounavezparamiraralajovenMaggieO'Connordepelorizado,sentadaenlatierra,mirándoledesesperada.
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LosalcanzófrentealacasadeRhyme.SehabíadesplazadorápidocomolaserpienteenroscadaqueJerryBanksllevabaconsigocomosifueraunrecuerdodeSantaFe.
Acompañadodedosagentes,Dellraylosabordódesdeuncallejónlateral.—Buenasnoticias,cariño—anunció—.Estásarrestadaporsustraerpruebasbajo
custodiadelgobiernodelosEstadosUnidos.Lincoln Rhyme se había equivocado. Al fin y al cabo, Dellray no se había
dirigidoaledificiofederal,sinoquesehabíalimitadoaseguirles.Bankshizounamuecadefastidio.—Lárgatedeaquí,Dellray.Hemossalvadoalavíctima.—Cuánto me alegro. De no ser así, me habría visto obligado a acusaros de
homicidio.—Perosilehemossalvadolavida—intervinoSachs—.Alcontrarioqueusted.—Esustedmuyamable,oficial.Yahora,enséñemesusmuñecas.—Déjesedetonterías.—Espose a esta dama—dijo elCamaleón en actitud dramática, dirigiéndose a
unodelosagentesqueloacompañaba.—Hemosencontradonuevaspruebas—adujoSachs—.Tieneaalguienmás.Yno
sécuántotiemponosqueda.—Ah, y ese muchacho también está invitado a la fiesta —dijo Dellray,
refiriéndoseaBanks,quiensevolvióhacialaagentedelFBIqueseaproximabaaél,conevidenteintencióndeneutralizarla.
—Noselorecomiendo—dijoDellray,conunasonrisa.Bankslevantólasmanosconungestodedesagrado.Sachs,aunqueenfadada,selimitóasonreír.—¿QuétallefueenMorningsideHeights?—El taxista estaba muerto, pero nuestros chicos están peinando la casa como
abejasenunacolmena.—No creo que encuentren nada—dijo Sachs—.Ese tipo conoce la escena del
crimenmejorqueustedyqueyo.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi.
Conoceelprocedimientoquesesigueenlaescenadelcrimen.
Ropasoscuras.
Localizadocercade:B'way&82ª,ShopRiteB'way&96ª,AndersonFoods,Greenwich&Bank,ShopRite2ªAvda.,72-73,GroceryWorld,BatteryParkCityJ&G'sEmporiu17092ªAvda,AndersonFoods34ª&Lex,FoodWarehouse8ªAvda.y24ª,ShopRiteHouston&Lafayette
Sedán,modelorecientegrisclaro,
Posiblementeestéfichado.
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ShopRite6ªAvda.&Houston,J&G'sEmporiumGreenwich&FranklinGroceryWorld.
plateadoobeige.
Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo.
Edificioviejomármolrosa.
Cochealquilado,quizárobado
Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor?
Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros.
Legustanlascosas«viejas».
After-shave=coloniacorriente.
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».
Elpeloescastaño.
Tienerudimenosdealemán.
Cicatrizprofundaendedoíndice.
Leatraenlossubterráneos.
Ropainformal Doblepersonalidad.Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.Desgasteinusualdelasueladelzapato¿lectorvoraz?Escuchamientrasrompeloshuesosdelasvíctimas.
—Lleváosla—dijoDellray, sin dejar demirar a Sachs, que frunció el ceño alsentirquelasesposassecerrabansobresusmuñecas.
—Podemossalvaralsiguiente,siusted…—Yaconoceelprocedimiento,oficialSachs.Puedeguardarsilencio,todoloque
digapuedeserutilizadoensucontra,etcétera,etcétera.—¡Unmomento!La voz llegó desde su espalda. Sachs volvió la cabeza y vio a JimPolling. Se
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acercabapresurosoporlaacera.Llevabaunpantalóndepinzasyunniquideportivo,arrugadosambos.Daba la impresióndeque sehubieraquedadodormidoconellospuestos,peroporsurostrofatigadoeraevidentequehacíavariosdíasquenodormía.Ibasinafeitaryllevabarevueltosupálidocabellorubio.
Dellrayapretóloslabios,peronoeraelpolicíaquienlepreocupaba,sinolaaltafigura del fiscal del Distrito Sur que asomaba detrás de Polling. Algo más atrás,avanzabaeljefePerkins.
—Estábien,Fred,dejaquesevayan—dijoelfiscal.ConlamelifluavozdeunlocutordeFM,elCamaleóntratódeexplicarse.—Hanrobadopruebas,señor…—Sóloqueríahacerunanálisisforense—adujoSachs.—Escuche…—comenzóDellray.—No —intervino Polling, completamente tranquilo—. Ya hemos escuchado
bastante—dijo,yacontinuaciónsedirigióaSachs—.Peronadadeironías.—No,señor.Porsupuestoqueno,señor.ElfiscaldeldistritosedirigióaDellray.—Fred,hicisteunaapuestaperohasperdido.Losiento,cosasdelavida.—Lapistaerabuena—sedisculpóDellray.—Enfin,elcasoesquevamosacambiarlaorientacióndelainvestigación—dijo
elfiscal.—Hemoshabladoconeldirectoryconlospsicólogos—intervinoeljefePerkins
—ynosparecequeRhymeySellittoestánenelbuencamino.—Peromichivatofuemuyclaro.Enelaeropuertopasabaalgo.Yleaseguroque
nomementiríaenalgocomoesto.—Voy a ponerte las cosas claras —dijo el fiscal del distrito. Comenzaba a
impacientarse—.Nosabemosloquepretendeesecabrón,peroelcasoesquehasidoelequipodeRhymequienhasalvadoasusúltimasvíctimas.
Dellrayapretólospuños.—Esoesverdad,señor,pero…—AgenteDellray,ladecisiónyaestátomada.LabrillantetezoscuradeDellray,tanmarcialcuandodirigíaasushombresjunto
aledificiofederal,sehabíavueltosombría.—Comousteddiga,señor.—Laúltimavíctimanoestaríavivadenoserporlaintervencióndeladetective
Sachs,aquípresente—dijoelfiscal.—Agente Sachs—corrigió Amelia—, además, me limito a ser las piernas de
Rhyme,porasídecirlo.—El caso vuelve a la ciudad —declaró el fiscal—. El FBI proseguirá
investigando lasposiblesconexionescongrupos terroristas,perodedicandoalcaso
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un esfuerzo limitado. Todo lo que averigüen les será comunicado a los detectivesRhyme y Sellitto. Dellray, ponga a su disposición los hombres y el material quenecesitencuandolonecesiten.¿Entendido?
—Sí,señor.—Muybien.Yahora,¿leimportaríaretirarleslasesposasaestosagentes?Dellraylesquitólasesposasylasdeslizóensusbolsillos.Luegoseacercóauna
furgonetaaparcadajuntoalaacera.Sachsrecogiólabolsaconlaspruebasylomiró.Se había detenido junto a una farola y acariciaba con el índice el cigarrillo quellevabaenlaoreja.Ameliasecompadeciódeélporuninstante,antesdedarmediavueltayprecipitarseescaleraarriba,trasJerryBanksysuserpientedecascabel.
—Lohabíaimaginado.Bueno,casi.Sachs acaba de entrar en la habitación de Rhyme cuando éste hizo aquella
afirmación.Parecíamuysatisfechodesímismo.—Casi—dijoella,yentregó lasnuevaspistasaMelCooper.Laestanciahabía
sufridounanuevatransformaciónylasmesasestabancubiertasdetubos,viales,cajasy equipos de laboratorio. No era gran cosa comparado con el laboratorio de losfederales,peroparaAmeliaSachsfuecomovolveracasa.
—¿Ybien?—dijo.—Mañanaesdomingo…perdón,hoyesdomingo.Vaaquemarunaiglesia.—¿Cómolosabe?—Porlafecha.—¿Eneltrocitodepapel?¿Quésignifica?—¿Hasoídohablardelosanarquistas?—¿Rusos con gabardina que arrojaban aquellas bombas que parecían bolas de
bolera?—intervinoBanks.—He ahí la aportación de alguien que se educó leyendo cómics —comentó
Rhymeconunasonrisa—.Haríasbienencultivarteunpoco,Banks.Elanarquismofue un movimiento social que abogaba por la abolición de todas las formas degobierno.Unanarquista,EnricoMalatesta, teníaelsiguiente lema:«Lapropagandapor los hechos»; que, traducido, significa, más o menos, asesinatos y alborotocallejero.Unodesusseguidores,unamericanollamadoEugeneLockworthy,vivíaenNuevaYork.Ciertamañanadedomingo,bloqueólaspuertasdeunaiglesiadelUpperEast Side justo después de que comenzara el servicio y prendió fuego al lugar.Murierondieciochopersonas.
—¿Yesoocurrióel20demayode1906?—preguntóSachs.—Exacto.—Novoyapreguntarlecómolohadeducido.Rhymeseencogiódehombros.—Es obvio. A nuestro asesino le gusta la historia, ¿no es así? Nos deja unas
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cerillasparaquesepamosquevaaprovocarunincendio.Heestadorecordandolosincendiosmásfamososdelaciudad:TriangleShirt,CrystalPalace,elbarcoturísticoGeneralSlocum…Luegohecomprobadolasfechas.El20demayofueelincendiodelaPrimeraIglesiaMetodista.
—Pero¿dónde?—preguntóSachs—.¿Enlaiglesia?—Lodudo—dijoSellitto—.El solar estáocupadoahoraporun rascacielos.A
823nolegustanlossitiosnuevos.Tengounpardehombresenellugar,peroseguroqueelsiguientecrimenseráenunaiglesia.
—Ycreemos—dijoRhyme—quevaaesperaraquecomienceelservicio.—¿Porqué?—Muysencillo,esoesloquehizoLockworthy—prosiguióSellitto—.También
hemos pensado en lo que nos dijo Terry Dobyns sobre que estaba subiendo laapuesta.Quiereampliarelnúmerodevíctimas.
—Bueno,siesperaaquecomienceelservicio,quieredecirquetenemosalgomásdetiempo.
Rhymemiróaltecho.—¿CuántasiglesiashayenManhattan?—Cientos.—Era una pregunta retórica, Banks. Quiero decir, hay que concentrarse en las
pistasquetenemos.Laelecciónselimitaráaunaspocas.Seoyeronpasosenlaescalera.SetratabadelosHardyBoys.—NoshemoscruzadoconFredDellray.—Nohasidomuyamable.—Nicortés.—Eh,miraeso—dijoSaul,oesoleparecióaRhyme,quehabíaolvidadoquién
teníapecas—.Hevistomásserpientesestanochequeentodamivida.—¿Serpientes?—HemosestadoenMetamorphosis.Esun…—…Lugarmuycurioso.Hemosconocidoaldueño,untipomuyraro,comocabe
suponer.—Tieneunabarbalarguísima.Ojalánohubiéramosidodenoche—dijoBedding.—Vendenmurciélagoseinsectosdisecados.Algunosson…—Asquerosos.Loshaydemásdediezcentímetros.—Ytambiéntieneserpientes.Comoésa—dijoSaul,señalandoladeBanks.—Ymuchosescorpiones.—Enfin,elcasoesquehaceunmesentraronarobar.¿Ysabéisquésellevaron?
Unesqueletodeserpientedecascabel.—¿Denunciaronelrobo?—preguntóRhyme.
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—Sí.—Pero el monto total no pasaba de cien dólares, así que no semolestaron en
investigarconmuchoahínco,yasabes.—Y no se llevaron sólo la serpiente —dijo Saul—, también se llevaron una
docenadehuesos.—¿Humanos?—preguntóRhyme.—Sí.Yesoesloquealdueñoleparecíaincreíble.Algunosdeesosinsectos…—Algunosmedíanmásdequincecentímetros,seguro.—… Valen tres o cuatrocientos dólares, pero sólo se llevaron la serpiente y
algunoshuesos.—¿Quéhuesos?—Devariostipos.ComoelMuestrarioWhitman.—Esodijoél,nonosotros.—Sobretodohuesospequeños.Manosypies,yunacostilla,puedequedos.—Eltiponoestabaseguro.Los Hardy Boys volvieron a marcharse en dirección a la escena del último
crimen,conintencióndeinvestigarenlavecindad.Rhyme se quedó pensativo. ¿Qué quería decir la serpiente? ¿Les indicaba un
lugar?¿Estabarelacionadaconel incendiodelaPrimeraIglesiaMetodista?Sibienen el pasadoManhattan estaba poblada de serpientes de cascabel, hacía yamuchotiempoqueeldesarrollourbanísticohabíapurgadolaisladeellas.¿Estabalaclaveenlapalabra«serpiente»?,¿oen«cascabel»?
Derepente,seleocurrióunaidea.—Laserpienteesparanosotros.—¿Paranosotros?—dijoBanks,conunarisotada.—Esunabofetadaenplenorostro.—¿Enelrostrodequién?—Detodoelqueloestábuscando.Creoqueesunabroma.—Puesamínomehahechoningunagracia—dijoSachs.—Tuexpresiónfuegraciosa—dijoBanks.—Creoqueloestamoshaciendomejordeloqueesperabayesonolegustanada.
Estáenfadadoylatomaconnosotros.Thom,añadeesoalperfil,¿quieres?Seburladenosotros.
EnaquelinstantesonóelteléfonodeSellitto.—Hola,Emma,¿quétienes?Asentíamientrasibatomandonotas.Luegolevantólavistayanunció.—Robosdecochesdealquiler.DosAvisdesaparecieronenelBronxlasemana
pasada y otro en el Centro. Pero no coinciden los colores: rojo, verde y blanco.También robaron cuatrodeHertz: tres enManhattan, unode ellos en elEastSide,
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otrodelCentroyotroenelUpperWestSide.Habíadosverdesy,yéstesípodríaser,unomarrón.PerosellevaronunFordplateadodeWhitePlains.Votoporése.
—Estoydeacuerdo—anuncióRhyme—.WhitePlains.—¿Cómo lo sabe?—preguntó Sachs—.Monelle dijo que podía ser plateado o
beige.—Porque nuestro hombre vive en la ciudad —dijo Rhyme—, y cuando se
propuso robar algo tan llamativo como un coche, pensaría en hacerlo lomás lejosposibledesuresidencia.¿HasdichounFord?
SellittoloconfirmóconEmma.—UnFordTaurus.Modelo de este año. Interior de color gris.Lamatrícula no
importa,lahabrácambiado.Rhymeasintió.—Dalelasgraciasydilequesevayaadormir,peroquedejeelteléfonoamano.—Lincoln,heencontradoalgo—intervinoMelCooper.—¿Dequésetrata?—Heestadobuscandoenlabasededatosdemarcascomerciales—dijo,sindejar
demirarlapantalladesuordenador—.Referenciascruzadas…Veamos…loquemásse parece es Kink-Away, un alisador de cabello fabricado en una peluquería deHarlem.
—Políticamente incorrectoperomuyútil.DemodoqueHarlem,nuestra iglesiaestáenHarlem.
Banks se apresuró a consultar el horario de servicios religiosos de los tresperiódicoslocales.
—Hecontadoveintidós.—¿Aquéhoraeselprimero?—Trestienenservicioalasocho,seisalasnueve.Unaalasnueveymedia.El
restoalasdiezoalasonce.—Se decidirá por uno de los primeros. De nuevo, nos da varias horas para
encontrarellugar.—Voy a llamar a Haumann y que reúna a los chicos de Emergencias —dijo
Sellitto.—¿Y qué hay de Dellray? —dijo Sachs. Imaginaba al fornido agente
esperándolosenlacalle,alavueltadelaesquina.—¿Quépasaconél?—preguntóSellitto.—Tambiénélquiereunpedazodeesetipo.Metámosleenesto.—Perkinsledijoquecontaríamosconélsinecesitábamosayuda—apuntóBanks.—¿Deverdadquieresqueleavisemos?—insistióSellitto,conextrañeza.Sachsasintió.—Sí.
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Rhymeestabadeacuerdo.—Está bien, puede encargarse de coordinar los equipos de rescate de los
federales.Quierounequipoencadaiglesiayamismo.Quevigilentodaslasentradas,peroquetengancuidadoynoespantenaesetipo.Alomejorestavezloatrapamos.
Sellittorespondióalteléfono.Luegomiróhaciaarribaycerrólosojos.—¡Diosmío!—Oh,no—mascullóRhyme.Eldetectiveselimpióelrostrosudorosoyasintió.—Central ha tenido un aviso de 9-1-1 del portero de noche del hotelMidtown
Residence. Una mujer y su niña pequeña le llamaron hace unas horas desde LaGuardia diciéndole que iban a coger un taxi y todavía nohan llegado.Despuésdetantanoticiasobre lossecuestros,se leocurrióquedebía llamar.Lamujerse llamaCaroleGanz,esdeChicago.
—Demonios—dijoBanksentredientes—,¿tambiénunaniña?Deberíanprohibirlacirculacióndetaxishastaqueatrapemosaesecerdo.
ElrostrodeRhymeexpresabaunaevidentepreocupación.Eldolordecabezaletrajoalamemoriaelrecuerdodelaescenadelcrimendeunafábricadebombas.Lanitroglicerina de unos explosivos de dinamita había salpicado un sillón que estabaexaminando,ylanitroglicerinaprovocaagudosdoloresdecabeza.
La pantalla del ordenador de Cooper parpadeó anunciando «e-mail». Abrió elprogramadecorreoyleyóelmensajeenvozalta.
—HanpolarizadotodaslasmuestrasdecelofánrecogidasporlaESU.Creenqueel trozoque encontramos en el huesode la escenade la callePearl procededeunShopRite.Esmuyparecidoalcelofánqueusanenesacadena.
—Bien—dijoRhymeyseñalóelmapaconlacabeza—.BorratodaslastiendasdealimentaciónexceptoShopRite.¿Quétenemos?
Thomdejótansólocuatroestablecimientos:Broadwayconlacalle82GreenwichconBank8aAve.conlacalle24HoustonyLafayette—Esdecir,quenosquedamosconelUpperWestSide,WestVillage,Chelseayel
LowerEastSide.—Peropodríahaberloscompradoencualquierparte.—Porsupuestoquesí,Sachs,podríahaberloscompradoenWhitePlainsmientras
robabaelcoche,oenClevelandcuandoestabadevisitaencasadesumadrepero,verás,endeterminadosmomentos,todosloscriminalessesientenseguros,serelajanydejandeborrarsuspistas.Losmásestúpidos,olosmásperezosos,tiranelarmadelcrimenenelcubodelabasuramáscercano,losmáslistoslaarrojanaunvertederoy
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losverdaderamentebrillantessedeslizanenuna fundicióny lametenenunhorno.Nuestrosujetoesmuylisto,perotienesuslímites.Estoysegurodequepiensaquenovamosabuscarloniaélniellugardondeviveporqueesperaquenosconcentremosenlaspistasquenosdeja,y,porsupuesto,seequivoca,porqueesasícomovamosaencontrarlo.Y ahora, veamos si podemos acercarnos a él un pocomás:Mel, ¿hasencontradoalgoenlasropasdelavíctimaenlaúltimaescena?
PeroelaguahabíaborradocualquierposiblehuelladelaropadeWilliamEverett.—¿YdicesquenuestroamigoyEverettsepelearon,Sachs?—Nollegaronapelearse,peroEverettlecogióporelcuellodelacamisa.Rhymechascólalengua.—Deboestarmáscansadode loquecreo.Si semehubieraocurrido, tehabría
dicho que recogieras unamuestra de debajo de sus uñas. Aunque se haya pasadohorasbajoelagua…
—Aquílotienes—dijoSachs,mostrandodospequeñasbolsasdeplástico.—¿Hasrecogidounamuestra?Sachsasintió.—¿Yporquétraesdosbolsas?Amelialevantóprimerounamanoyluegolaotra.—Manoizquierda,manoderecha—dijo.MelCooperseechóareír.—Ni siquiera a ti se te ocurrió nunca separar las muestras de las dos manos,
Lincoln.Esunagranidea.Rhymegruñó.—Esposiblequediferenciarlasdosmanostengaciertovalorparaunforense.—Esdecir—dijoCooperdirigiéndoseaAmeliaSachs—,quelepareceunaidea
brillanteyquelamentaquenoselehayaocurridoprimeroaél.Eltécnicoexaminólasmuestrasdelasuñas.—Hayrestosdeladrillo—anuncióporfin.—Nohayladrilloalrededordeltubodedesagüe,nientodalazona—dijoSachs.—Sólosonfragmentos.Perotienealgoadheridoynoséquépuedeser.—¿Es posible que provenga de la vaquería? Por allí había muchos ladrillos,
¿verdad?—dijoBanks.—Eso nos dijo nuestra Annie Oakley[55] —dijo Rhyme con una sonrisa,
refiriéndoseaAmelia.Luegofruncióelceño,pensativo—.Mel,megustaríaecharunvistazoaeseladrillo,enlapantalla.¿Puedeser?
CooperseacercóalordenadordeRhyme.—Creoquepodréapañármelas—dijo.Acontinuaciónconectóuncableentrela
salida de vídeo de la pantalla y su propio ordenador.Luego rebuscó en su bolsa ysacóunlargoygruesocablegris—.Uncableenserie—aclaró,yloconectóentresu
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ordenadoryelCompaqdeRhymeconelfindetransferirnuevosoftware.Alcabodecincominutos,Rhyme,conevidentesatisfacción,contemplabalamismaimagenqueCooperveíaanteelvisordesumicroscopio.
Los ojos del criminalista observaron con detenimiento los restos de ladrillomedianteunaimagenmagnificada.Luegoseechóareír.
—Sehadescubiertoasímismo.¿Veisesosglobitosblancospegadosalladrillo?—¿Dequésetrata?—preguntóSellitto.—Parecepegamento—sugirióCooper.—Exacto.Espegamento,delquellevanloscepillosqueseutilizanparalimpiar
pelosdeperro.Loscriminalesmáscuidadososlosutilizanparalimpiarse.Perolehasalidoel tiropor laculata.Elcepillodejóescaparunpocodepegamentoquese lepegó a la ropa. Así que ahora sabemos que ese ladrillo procede de su casa. Y haestadoenelcuellodesucamisahastaqueEverettleagarróyseloquitó.
—Pero¿esamuestradeladrillonosdicealgo?—preguntóAmelia.—Es un ladrillo viejo y caro; el ladrillo barato es mucho más poroso. Debe
procederdeunedificiooficialodelaviviendadealgúnrico.Debetenercienañosdeantigüedad,omás.
—Ah,yalotengo—dijoCooper—.Pareceotrotrozodeguante.Silosmalditosguantessesiguendeshaciendo,prontotendremosalgunahuellaporfricción.
La pantalla del ordenador de Rhyme parpadeó y al cabo de unos segundosaparecióenellaunpequeñotrozodecuero.
—Estosíqueesraro—dijoCooper.—Noesrojo—observóRhyme—.Comoeltrozoanterior.Esnegro.Colócaloen
elfotómetrodemicroespectro.Cooperasílohizo.Luegodiounaspalmadassobrelapantalladesuordenador.—Es cuero, pero el tinte es diferente. Puede que esté manchado, o que haya
desteñido.Rhymenodejabademirarlapantalla,concentrado.Derepentesediocuentade
queteníaproblemas.Seriosproblemas.—Eh,¿estásbien?—preguntóAmelia.Rhyme no respondió. El cuello y la mandíbula comenzaron a temblar
violentamente.Unpánicorepentinosurgiódelacrestadesudormidamédulaespinaly ascendió hasta la cabeza. Luego, como si se hubiera puesto en marcha untermostato,losescalofríosdesaparecieronycomenzóasudar.
—¡Thom!—susurró—.¡Thom!¡Yaestáaquí!Un agudo dolor se extendió por su cabeza, como si atravesara los huesos del
cráneo.Apretó los clientes ymovió la cabeza, esforzándose desesperadamente pordeteneraquellaagoníainsoportable.Denadasirvió.Laluzdelahabitaciónseapagó.Dolía tanto que sólo deseaba escapar, huir, echar a correr sobre unas piernas que
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llevabanañossinmoverse.—¡Lincoln!—gritóSellitto.—Tienelacaracompletamenteroja—dijoSachs.Susmanosestabanpálidas,comoelmarfil.Eracomosisusangre,enunesfuerzo
descomunal por acudir donde creía ser necesitada, se hubiera precipitado hacia losdelgadoscapilaresdelcerebro,ensanchándolos,amenazandoconhacerexplotarsusdelicadosfilamentos.
El ataque se agravaba a cada minuto que pasaba, pero Rhyme era todavíaconscientedequeThomestabajuntoaél,apartandolasmantas.DequeSachshabíaavanzado hacia él, de que sus preciosos ojos azules lo miraban con enormepreocupación.Loúltimoquevioantesdecaerenmanosdeunaominosaoscuridadfuealhalcón.Habíadesplegadosusalas,sorprendidoporlarepentinaactividaddelaestancia,dispuestoaencontrarunarápidasalvaciónenelairecalientequesecerníasobrelasdesiertascallesdelaciudad.
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CuandoRhymesedesmayó,Sellittofueelprimeroenalcanzarelteléfono.—Llameal911—ordenóThom—y luegoalnúmeroquehayapuntadoenesa
hoja.EseldePeteTaylor,nuestroespecialistaenmédulaespinal.Sellittoobedecióconprontitud.—¡Necesitoayuda!¡Quealguienmeayude!—gritóThom.NadieestabamáscercaqueSachs.ThomhabíaagarradoaRhymeporlasaxilas,
tirandodeélparacolocarlocercadelacabeceradelacama.Luegoleabriólacamisa,descubriéndoleelpecho,muypálido.
—Losdemásquesevayan,porfavor.Sellitto,BanksyCoopervacilaronunmomento,peronotardaronenabandonarla
estancia.Sellittocerrólapuerta.SinqueSachssedieracuenta,elenfermerosehabíahechoconunacajadecolor
beige.TeníainterruptoresypantallasindicadorasyconteníauncableconectadoaundiscometálicoquecolocósobreelpechodeRhyme.
—Setratadeunestimuladordelnerviofrénico.Paraquenodejederespirar—explicó Thom, poniendo la máquina en funcionamiento. A continuación colocó elaparatoparamedirlapresiónsanguíneaenelbrazodeRhyme.
SachssepercatóconasombrodequeelcuerpodeRhyme,pálidoenextremo,noteníaunasolaarruga.Habíacumplidoloscuarenta,perosucuerpoeraeldeunjovendeveinticinco.
—¿Porquétienelacaratancongestionada?Pareceapuntodeestallar.—Esqueestáapuntodeestallar—dijoThom,sacandounbotiquíndelamesilla.
Acontinuacióncomprobólapresiónsanguínea—.Disrreflexia…Debidoalestrésaquehaestadosometidotodoeldía.Mentalyfísicamente.Noestáacostumbrado.
—Nohadejadodequejarsedequeestabacansado.—Losé,yyonoleheprestadolaatenciónquedebía.Chist,tengoqueescuchar
—dijo Thom, colocándose el estetoscopio. Luego infló el puño del aparato de lapresiónydejóescaparelairelentamente.Acontinuaciónconsultóelrelojyesperó—.Mierda.Veinticincodepresióndiastólica.Mierda.
«¡Diosdemivida!»,sedijoSachs,«vaasufriruninfarto».Thomseñalólabolsanegraconunmovimientodecabeza.—Sacaelfrascodenifedipinayabreunadelasjeringuillas.MientrasAmelia buscaba lo necesarioThombajó los pantalones del pijamade
Rhyme y cogió un catéter que estaba junto a la cama. Rasgó el plástico que loprotegía,bañóelextremoenunlíquidoylointrodujoenelpenedeRhyme.
—Espartedelproblema—dijo—.Lapresiónurinariaeintestinalpuedeprovocarunataque.Meparecequehabebidomuchomásdeloquedebería.
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Sachsencontrólaagujahipodérmica.—Nosécómo…—Yalohagoyo—dijoThomylamiróalosojos—.Tengoquepedirteunfavor.
¿Teimportaría…?Noquieroqueeltubosedoble.—Claro,porsupuesto.—¿Quieresguantes?AmeliasecolocóunpardeguantesantesdesostenerelpenedeRhymecon la
mano izquierda, cogiendo el catéter con la derecha. Hacía mucho tiempo que notocabaaunhombreensuspartes.Lapielestabamuysuaveypensóloextrañoqueresultaba que aquella parte vital de los hombres se conservara, lamayor parte deltiempo,suaveydelicadacomolaseda.
Thominyectóelmedicamentoconprecisión.—Vamos,Lincoln…Unasirenaseoyóenladistancia.—Estánapuntodellegar—dijoAmelia,mirandoporlaventana.—Sinolerecuperamosahora,nopodránhacernada.—¿Cuántotiempotardaesemedicamentoenhacerefecto?ThomrespondiómirandoaRhyme.—Yadeberíahaberreaccionado.Perounadosisdemasiadoaltapuedeprovocarle
unshock—dijoyacontinuaciónlevantóunpárpadodelpaciente.Lapupilateníaunazulopaco,mortecino—.Estonovabien—musitópreocupado,yvolvióatomarlapresiónsanguínea—.Unocincuenta.¡Dios!
—¿Vaamorirse?—Oh,ésenoeselproblema.—¿Qué?—exclamóAmelia,perpleja.—Noleimportamorir—dijoThomtranquilamenteymiróaSachs.Enrealidad
lesorprendíaquenohubieradeducidoloqueparaélresultabatanevidente—.Loqueno quiere es sufrir una parálisis todavíamayor de la que ya tiene—declaró, y sedispuso a preparar una nueva inyección—. Un ataque podría reducir su actividadcerebral.Esoesloqueleaterra.
Thomse inclinóhaciadelantee inyectóunanueva jeringuilla.La sirenaestabacadavezmáscerca,acompañadaahoraporelruidodelclaxon.Loscochesdebíandebloquearleelpaso.UnodelosdetallesqueSachsmenossoportabadelaciudad.
—Ahorayapuedesquitarleelcatéter.Sachslohizo,conmuchocuidado.—Tengoque…—dijo,indicandolabolsadelaorina.—Eseesmitrabajo—dijoThom,sonriendo.Pasaronvariosminutosy,alparecer,laambulancianohacíaningúnprogreso.Por
fin, se oyó una voz apremiante por un altavoz y la sirena fue acercándose poco a
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poco.Derepente,Rhymereaccionó.Moviólacabezaaambosladosyluegolaapretó
contralaalmohada.Lacongestiónfuecediendolentamente.—Lincoln,¿puedesoírme?—Thom…—respondióconunhilodevoz.Luegocomenzóatemblar.Thomlocubrióconunasábana.Sachsacaricióelpelodelenfermoylelimpióelsudordelafrente.Se oyeron pisadas en la escalera y al cabo de unos instantes aparecieron dos
fornidos médicos del servicio de turgencias, equipados con un radioteléfono.ComprobaronelestimuladordelnerviofrénicoytomaronlatensióndeRhymeunavezmás.Alcabodeunosmomentos,PeterTaylorentróenlaestancia.
—¡Peter!—exclamóThom—.GraciasaDios.Esdisrreflexia.—¿Quétensióntiene?—Estábajando,perohallegadoaunocincuenta.Elmédicohizounamuecadeperplejidad.Thomlepresentóalosmédicosdelserviciodeurgenciasque,evidentemente,se
alegrarondequeunespecialistasehicieracargodelasituación.Taylorseacercóalacama.
—Doctor—murmuróRhyme.—Voy a examinarte los ojos —dijo Taylor, alumbrando con una linterna las
pupilasdelenfermo.Sachsmirófijamentealmédico,buscandounareacciónpositiva.Taylorteníaelceñofruncido.
—Nonecesitoelestimulador—dijoRhyme,débilmente.—Tuspulmonesytú,¿eh?—dijoeldoctor—.Bueno,dejémoslounratomás,¿de
acuerdo?Hastaquésepamosquéesloquepasaexactamente—concluyó.LuegosedirigióaSachs—.¿Leimportaesperarfuera?
Taylor se inclinó hacia delante. Rhyme se percató de las gotas de sudor queperlabansufrente,enlaraízdesusfinoscabellos.
Taylor, con manos hábiles, levantó uno de sus párpados y observó la pupila.Luegohizo lamismaoperaciónconelotroojo.Acontinuación le tomó la tensión.Realizabatodasaquellastareasconlaconcentraciónymiradadistantepropiadelosmédicoseneldesempeñodesuimportantelabor.
—Comienzaanormalizarse—dijoporfin—.¿Ylaorina?—Milcien—dijoThom.—¿Harechazadolosmedicamentosoesquehabebidodemasiado?Rhymemiróalmédico.—Noshemosdistraído,doctor,lanochehasidomuyajetreada.TaylorsiguióladireccióndelamiradadeRhymeysemostrósorprendido,como
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sialguienhubierametidolosequiposmientrasélexaminabaalpaciente.—¿Quéestodoesto?—Mehansacadodemiretiro.Taylorsonrió.—Justoatiempo.Llevomesesdiciéndotequeteníasquebuscaralgunaactividad.
¿Ycómoestáelintestino?—Doceocatorcehoras—dijoThom.—¿Yesoaquésedebe?—Nohasidoculpasuya—intervinoRhyme—.Lahabitaciónhaestadollenade
gentetodoeldía.—Noaceptoexcusas—replicóeldoctorquesiempreerafrancoconRhymey,a
pesardelánimodiscutidordeéste,nuncadiscutíaconél—.Serámejorquepongamosmanos a la obra —dijo, poniéndose unos guantes. A continuación comenzó amanipularelabdomendeRhymeparaconseguirqueactuase.Thomretirólassábanasycogiólospañales.
PocodespuéslatareaestabahechayThomlimpióasujefe.—Demanera—dijoTaylor—quetehasolvidadodeesatontería…¿Esatontería?Taylorsereferíaalsuicidio.RhymemiróaThomdereojoantesde
responder.—Llevountiemposinpensarenello.—Me alegro—dijoTaylor, y se fijó en los equipos—.Esto es lo que deberías
hacer.PuedequeelDepartamentovuelvaaponerteennómina.—Nocreoquepaselaspruebasfísicas.—¿Quétallacabeza?—Como sime hubieran golpeado con unmartillo. Igual que el cuello.Hoyya
llevodosjaquecas.TaylorsecolocódetrásdelClinitronypresionóconlosdedosaambosladosdela
espinadorsaldesupaciente,enellugar—que,evidentemente,Rhymenohabíavisto—dondeseencontrabanlascicatricesporlasoperacionesqueJehabíanpracticadoalolargodelosaños.TayloraplicóundiestromasajealdoloridocuellodeRhyme.Eldolorsefuedisipandopocoapoco.
Rhyme sintió que los dedos del médico se detenían, según suponía, sobre lavértebrarota.
—Algúndíaloarreglarán—dijoTaylor—.Algúndíanoserápeorqueromperseunapierna.Escuchaloquetedigo,esunapredicción.
Quince minutos después, Peter Taylor bajó las escaleras y se reunió con lospolicíasenlacalle.
—¿Estábien?—preguntóAmeliaconinquietud.—Yalehabajadolatensión.Necesitadescansar.
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Elmédico,unhombredeaspectoanodino,sediocuentadeprontodequeestabahablandoconunamujermuyatractiva.Semesóloscabellos,ligeramentecanosos,yaprovechóelgestopararecrearseenlahermosafiguradeAmelia.Luegosefijóenloscochespatrullaaparcadosjuntoalaacera.
—¿Enquécasolesestáayudando?Sellittotorcióelgesto,comoharíanlamayoríadelosdetectivesantelapregunta
deuncivil.PeroSachssabíaqueRhymeyTayloreranamigos,demodoquenotuvoinconvenienteenresponder.
—Lossecuestros.¿Haoídohablardeello?—¿Elcasodeltaxista?Hasalidoentodoslosperiódicos.Mealegroporél.Eslo
mejorquepodríaocurrirle,quetengatrabajo.Necesitaamigosynecesitahaceralgoútil.
Thomaparecióenlapartedearribadelaescalera.—Mehadichoquetedélasgracias,Peter.Bueno,enrealidadnomelohadicho,
perocomosilohubierahecho.Yasabescómoes.—No te preocupes—dijoTaylor y bajó el tono de voz—. ¿Sigue pensando en
hablarconellos?Thomrespondió:—No,yano.AlgoensutonodevozindicóaSachsqueestabamintiendo.Nosabíaaquése
referían,peroThomnodecíalaverdad.
¿Pensandoenhablarconellos?
Encualquiercaso,Taylornopareciódarsecuentadelamentiradelenfermero.—Volverémañana,paraverquétalestá.Thom le dio las gracias y Taylor se colgó la bolsa del hombro y se alejó. El
enfermerollamóaSellitto.—Quierehablarconusted.El detective subió rápidamente. Pocos minutos después volvió a aparecer y
anunció,contonosolemne.—Ahoratetocaati.AmeliaseencaminóhacialahabitacióndeRhyme.
Estaba tumbado sobre la enorme cama, bien peinado, se le había pasado lacongestiónysusmanoshabíanrecobradouncolormásnormal.Thomlehabíapuestosábanas limpias y cambiado de pijama. En esta ocasión llevaba uno de un verdeintenso,comoeluniformedeDellray.
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—Es el pijama más feo que he visto en mi vida —dijo—. Regalo de tu ex,¿verdad?
—¿Cómolosabes?Unregalodeaniversario…Sientolodeantes—dijoRhyme,apartandolamirada.Derepente,parecíatímido,cosaqueaellalemolestó.Seacordódesupadre,enlasaladepreoperatorio,antesdequelerealizaranlaoperacióndelaquenuncadespertó.Ladebilidadpuedesermásaterradoraquelaviolencia.
—¿Cómodices?Déjatedetonterías,Rhyme.Elsilencioseprologóduranteunossegundos.—Lovaisahacermuybien.—¿Quiénesvamosahacermuybienqué?—Lonytú.YMel,también,porsupuesto.YJimPolling.—¿Dequéestáshablando?—Lodejo.—¿Cómo?—Demasiadapresiónparamicansadoorganismo,metemo.—Peronopuedesdejarlo.Miratodoloquehemosaveriguadosobrenuestro823.
Estamosmuycerca.—Razóndemás.Ahorasólohacefaltaunpocodesuerte.—¿Suerte? Tardaron años en coger a Bundy, o al asesino del Zodiaco, o al
Hombrelobo.—Hemosconseguidoinformaciónmuyútilyestoysegurodequedaréisconmás
pistas.Lovaisacoger,Sachs.Tengo la sensacióndeque823vaacometeralgunatorpeza;inclusoesposiblequeleatrapenenlaiglesia.
—Tienes un aspecto estupendo —dijo Amelia, al cabo de un momento. Eramentira.
Rhymeserió.—Estoyagotado,ymeduelelacabeza.—Hazloquehagoyo.Duermeunpoco.Rhyme trató de reír con desdén, pero estaba demasiado débil. Amelia odiaba
verloentalestado.Rhymetosióligeramenteymiróelestimuladordelnerviofrénicoesbozandounamuecadeasco.Él,probablementeodiabadependerdeaquelaparato.
—Sachs… No creo que volvamos a trabajar juntos. Deja que te diga que teaugurounagrancarrera,esperoquetomeslasdecisionescorrectas.
—Vendrécuandoatrapemosaesecanalla.—Hazlo,porfavor.Mealegrodequeayerfuerastúlaprimeraagenteenllegar.
Noquisierahaberrecorridolacuadrículaconningúnotro.—Yo…—Lincoln—dijounavoz.Unhombreseasomóporlapuerta—.Vaya,pareceque
poraquílascosashancambiadomucho.
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—Doctor—dijoRhyme,conunasonrisa—.Acérquese,porfavor.Elmédicoentróenlahabitación.—HerecibidoelmensajedeThom.Decíaqueeraurgente.—DoctorWilliamBerger,éstaesAmeliaSachs.Sachs sediocuentadeque, eneluniversodeLincolnRhyme,habíadejadode
existir.Quizáquedarancosaspordecir—acasodemasiadas—,peroaquelnoeraelmomentodehacerlo.Cruzólapuerta,dondelaesperabaThom,quien,correctocomosiempre,lehizounaindicaciónconlacabezaparaquelosiguierahastalasalida.
Mientras caminaba en mitad de la brumosa noche, Sachs oyó una voz a susespaldas.
—Perdone.SetratabadeldoctorPeterTaylor,queseencontrabaapoyadobajounginkgo.—¿Leimportaquehablemosunminuto?SachsseacercóalmédicoyambossealejaronunosmetrosdelacasadeRhyme.—Dígame—lepreguntóella.Taylorvolvióamesarseloscabellosinconscientemente.Ameliarecordócuantas
vecesloshombressesentíanintimidadosanteunasolapalabraosonrisasuya.Yesolehizo recordarunasentenciaquesehabía repetidomuchasvecesasímisma:quépodertaninútilcontienelabelleza.
—Esustedamigasuya,¿verdad?—preguntóelmédico—.Quierodecir, trabajaustedconél,perotambiénesamigasuya,¿noesverdad?
—Claroquesí.—Esehombrequeacabadeentrar.¿Leconoceusted?—Esmédico,creoquesellamaBerger.—¿Lehadichoporquéestáaquí?—No.TaylorsefijóenlaventanadelahabitacióndeRhyme.—¿ConocelaLetheSociety?—No…ah,sí,espere…¿Noesungrupoafavordelaeutanasia?Taylorasintió.—ConozcoatodoslosmédicosdeLincolnynuncaheoídohablardeBerger.Es
posiblequeélestéconellos.—¿Qué?
¿Siguepensandoenhablarconellos?
Demodoqueéseeraeltemadelaconversación.
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AAmelialediounvuelcoelcorazón.—¿Hahablado…hahabladoenserioalgunavezdeello?—Me temo que sí—dijo Taylor con un suspiro, con la mirada perdida en la
distancia. Luego se fijó en la placa deAmelia—.Agente Sachs, he pasado horas,días,hablandodeestoconél.Perotambiénhetrabajadoconpolicíasduranteañosysé lo tercosquepueden ser.Esposiblequeausted sí la escuche,bastará conunaspalabras…¿Podría?
—Ah,malditasea,Rhyme—mascullóAmeliayantesdequeelmédicopudieraproseguir,diomediavueltaysaliócorriendohaciacasadeRhyme.
LlegóalapuertajustocuandoThomlaestabacerrando.—Heolvidadomiagenda.—¿Cómo?—Esunminuto.—Nopuedessubir,estáconsumédico.—Notardonada.LlegóalrellanodelaescaleraantesdequeThompudierainterponerse.EntrócomounaexhalacióneneldormitoriodeRhyme,que sequedóperplejo,
comoelmédico,queestabaapoyadoenlamesa,debrazoscruzados.Ameliaentróycerrólapuertaconcerrojo.Thomnotardóenaporrearla.Bergermiróalapolicíacongestodecuriosidad.
—Sachs—sequejóRhyme.—Tengoquehablarcontigo.—¿Dequé?—Deti.—Luego.—¿Luego? ¿Cuándo? —preguntó Amelia con sarcasmo—. ¿Mañana? ¿La
semanaqueviene?—¿Quéocurre?—¿Quieres que nos veamos, por ejemplo, el miércoles que viene? Por mí
estupendo,pero¿ytú?¿Seguirástúaquí?—Sachs…—Quierohablarcontigo.Asolas.—No.—Enesecaso,recurriréalafuerza—dijoAmeliayseacercóaBerger—.Queda
ustedarrestadoporintentodeeutanasiaactiva.Casisindarsecuenta,Bergersevioesposado.
Probablementesetratabadeunaiglesia.CaroleGanz se encontraba en el sótano, tendida sobre el suelo.Un pequeño y
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oblicuo rayo de luz daba sobre el muro, iluminando una mediocre pintura queretratabaaCristoenmitaddeunadelasescenasdelosEvangelios.Mediadocenadesillas—probablemente para los estudiantes que acudían a la escuela dominical—estabanagrupadasenelcentrodelasala.
Estabaamordazadayesposadaylahabíaatadoconunatelarasgadademásdeunmetrodelargoauntubosituadojuntoalapared.
Sobre una mesa cercana podía ver una botella. Si lograba romperla, quizáspudiera cortar la tela con un trozo de vidrio.Lamesa parecía fuera de su alcance,peroseestirócuantopudoycomenzóareptar,comoungusano.
Este gesto le recordó a Pammy, que, cuando no eramás que un bebé, reptabasobrelacamaparacolocarseentreRonyella;pensóensuhija,solaenaquelsótanoespantosoycomenzóallorar.
Porun instante, sóloporun instante, sintióque todoestabaperdidoydeseónohabersalidodeChicago.
«¡No,yabasta,dejadelamentarte!Hashecholoquedebías.PortiyporRon.Sesentiráorgullosodeti».EsoeraalmenosloqueKatelehabíadichoyellalocreíasinelmenoratisbodeduda.
Conunúltimoesfuerzo,seacercóunpocomásalamesa.Peronopodíapensarconclaridad.Leardíalagargantaporlasedyelpolvoqueflotabaenaquelaireenrarecido.Reptóunpocomásysecolocódecostadopararecuperarelaliento,sindejarde
mirarhacialamesa.Todoesfuerzoparecíainútil.Sepreguntóquéimágenesterriblespasaríanenaquellosmomentosporlamente
dePammy.«¡Hijodeputa!¡Temataréporesto!».Se retorció, tratandode llegarunpocomás lejos,pero sóloconsiguióperder el
equilibrioyrodarsobrelaespalda.Apretólamandíbula,sabiendoloquesucedería.¡No!Conunruidosordo,selequebrólamuñeca.Gritódedolorysedesmayó.Pocodespuésvolvióensí,enmitaddeunagudodoloryconganasdevomitar.
Oh,no…sivomitabaconaquellamordaza,moriríaahogada.«¡Novomites!¡Novomites!»,sedijo,controlandolasnáuseas.«¡No!¡No!».Apretólalenguacontraelpaladar.«¡Contrólate!».Pocoapocolofueconsiguiendo,respirandoporlanarizsuavementeypensando
en Kate y Eddie, y en Pammy, y en la bolsa amarilla que contenía sus preciadasposesiones.Lateníaantesí.Todasuvidaestabaallí.Sunuevavida.
«Ron,noquieroecharlotodoporlaborda.Hevenidoporti,cariño…».Cerrólosojosyrespiróprofundamente,tratandodetranquilizarse.
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Finalmente, la sensación de náusea cedió y al cabo de un momento se sintiómejor.Apesardelaslágrimas,quenodejabandefluirporsusmejillas,ydeldolorenlamuñeca,prosiguióacercándosealamesa,pocoapoco.
Sintióungolpeenlacabeza,habíaalcanzadolapatade lamesa.Había llegadopor fin hasta ella, pero no parecía capaz de progresarmás. Empujó con la cabezavariasveces,hastaqueoyóquelabotellacaíasobreelmantel.Alzólavistayvioelrecipiente,cercadelborde.Luegoechó lacabezahaciaatrásygolpeó lapatade lamesa.
¡Oh, no!Con el golpe, lamesa se había alejado lo bastante como para que nopudieraalcanzarladenuevo.Volvióamirarhaciaarriba.Labotellasehabíamovido,peronolobastanteparacaeralsuelo.Caroletratódeestirarseunpocomás,peronopudo.
¡Malditasea!¡Malditasea!Miróunavezmáslapolvorientabotellayporprimeravezsediocuentadequeestaballenadelíquido.Además,algoflotabaensuinterior.¿Quéera?
Volvióareptarhacialapared,amenosdeunmetrodedistancia,yconcentrósuscansadaspupilasenlabotella.
Elobjetodelinteriorparecíaunabombilla.Peronounabombillacompleta,sinosóloelfilamentoylabase,metidosenuncasquillo.Delcasquillosalíauncableyelcable estaba conectado a un objeto situado sobre la mesa. Parecía uno de esostemporizadores que enciendeny apagan las luces cuandouno se vadevacaciones,paradespistaralosladrones.Parecía…
¡Unabomba!Sepercatóenaquelmomentodequeunligerooloragasolinaimpregnabaelaire.«No,no…».Trató de alejarse de la mesa cuanto pudo. Junto a la pared había un armario,
quizáslaprotegería.Doblólaspiernasyalcabodeuninstante,lasestiródenuevo,conrabia.Aquelgestoviolentolehizoperderelequilibrio.Sepercató,conhorror,dequedenuevocaería sobre su espalda.«Oh,para, ¡para!…».Quedóerguidaporuninstante,completamentequieta,tratandodeecharelpesohaciadelante.Peroalcabode un segundo, rodó de nuevo sobre su espalda y todo el peso de su cuerpo cayósobrelamuñecarota.Sintióundolorinconcebibley,sinpoderevitarlo,sedesmayódenuevo.
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—Meniego,Rhyme.Nopuedeshacerlo.Berger miraba a su alrededor, incómodo. Rhyme suponía que, por su trabajo,
habíatenidoquehacerfrenteatodotipodesituacionesdifíciles.Sumayorproblemanoeranaquellosquequeríanmorir,sinoaquellos,másnumerosos,quequeríanquecualquiera,fueraquienfuese,vivierapormástiempo.
Thomseguíaaporreandolapuerta.—Thom—dijoRhyme—,nopasanada,puedesmarcharte—luegosedirigióa
Sachs—.Túyyoyanoshemosdicho adiós.Esunapena estropearunadespedidaperfecta.
—Hedichoquenopuedehacerlo.¿Quiénhabíahechosonarlaseñaldealarma?¿PeterTaylor?Probablemente.RhymemiróaAmelia.Éstasefijabaenlosobjetosquehabíasobrelamesa:el
brandy,laspíldorasylabolsadeplástico.—Sachs,quítalelasesposasamiamigo.Y,porfavor,márchate,teloruego.Ameliasoltóunacarcajada.—Perdón, pero acabo de impedir que se cometa un crimen. El fiscal podría
declararlointentodeasesinato,seguroquenoleimportaría.—Sóloestabahablandoconunpaciente—dijoBerger.—Poresosóloleacusodeintentodehomicidio.Noseríamalaideatomarlelas
huellasycotejarlasconnuestrosarchivos,averquéesloqueencontramos.—Lincoln—dijoBerger,alarmado—,nopuedo…—Tranquilo,losolucionaremos—dijoRhyme—.Sachs,porfavor…Sachsestaba frentealmédico,con lospiesseparados, losbrazosen jarrasyun
aspectoimponenteyamenazador.—Vámonos,doc.—Sachs,notienesniideadeloimportantequeesesto.—Nopiensodejarquetemates.—¿Dejarme?¿Túamí?¿Ypuedesexplicarmeporquénecesitotuautorización?—Señorita… —intervino Berger—. Agente Sachs, es una decisión suya y
completamente consensuada. Lincoln está más informado que la mayoría de lospacientes,seloaseguro.
—¿Pacientes?Querrádecirvíctimas.—¡Sachs! —exclamó Rhyme, tratando de no parecer desesperado—. Me ha
costadounañoencontraraalguienquequieraayudarme.—Puede que porque no te haga falta esa clase de ayuda. ¿No lo has pensado,
Rhyme?Y,además,¿porquéahora?,¿enmitaddeuncaso?—Si sufro otro ataque puede que pierda toda capacidad para comunicarme.
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Podría quedarme completamente inútil y aun así seguir consciente otros cuarentaaños.Yanoserqueentreencoma,nadiedesconectarálamáquina.Almenosahoratodavíasoycapazdecomunicarmisdecisiones.
—Pero¿porqué?—espetóSachs.—¿Yporquéno?¿Puedesdecirmeporquéno?—Bueno…—balbució Sachs. Era como si los argumentos contra el suicidio
fuerantanevidentesquenosupierapordóndeempezar—.Porque…—¿Porquequé,Sachs?—Porqueesunacobardía.Rhymeseechóareír.—¿Quieresquelodiscutamos,Sachs?¿Quieres?Cobardía,dices,puesbien,eso
nos remonta hasta sir ThomasBrowne[56]: «Cuando la vida esmás terrible que lamuerte,elvalorconsisteenvivir».Valor frenteaunaadversidad insuperable…Unargumentoclásicoafavordelavida.Muybien,siesoescierto,¿porquéseanestesiaaunpacienteantesdesometerloaunaoperación?¿Porquésevendenaspirinas?¿Porquésecuraunhuesoroto?¿PorquéelProzaceselmedicamentomásconsumidoenEstadosUnidos?Losiento,peronohaynadaintrínsecamentebuenoeneldolor.
—Perotúnosientesdolor.—¿Cómodefiniríaseldolor,Sachs?Yocreoquealaausenciadetodasensación
tambiénpodríallamárseledolor.—Tienes mucho que ofrecer al mundo. Piensa en tus conocimientos, en la
historia,en…—Elargumentodelacontribuciónalasociedad.Sí,tambiénesmuyconocido—
dijo Rhyme, ymiró a Berger, que guardaba silencio. Seguía apoyado en la mesa.Rhymevioquesefijabaenelhuesoquehabíasobreella,elpálidodiscodecolumnavertebral. Lo recogió y lo sopesó en susmanos esposadas. Se había dedicado a laortopedia, recordó Rhyme—. Pero ¿por qué debemos aportar nada a la vida? —prosiguió,dirigiéndoseaAmelia—.Además,¿nohaspensadoqueyopodríaacabaraportandoalgomalo?,¿paramímismooparaotros?
—Lavidaesasí.Rhymesonrió.—Esqueyoprefierolamuerte.Sachsparecíaincómoda.—Lamuertenoesnatural,lavidasí.—Freud no estaría de acuerdo contigo. Acabó por abandonar el principio del
placerycomenzóasentirqueexistíaotrafuerza,unaagresiónprimarianoerótica,lallamó.Una fuerza que nos impulsa a romper los lazos con la vida.Nuestra propiadestrucciónesunimpulsomuynatural.Todomuere,¿hayalgomásnaturalqueeso?
Sachssedebatíabuscandonuevosargumentos.
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—Deacuerdo—dijo—,lavidaesparatiunretomayorqueparalamayoríadelagente,peroyocreo…todoloquehevistodetimehacepensarqueeresunapersonaalaquelegustanlosdesafíos.
—¿Desafíos? Deja que te diga algo sobre los desafíos. Estuve metido en unventiladorduranteunañoentero.¿Hasvistolacicatrizdelatraqueotomíaquetengoenelcuello?Puesbien,graciasaunosejerciciosderespiraciónporpresiónpositiva,yaunagranfuerzadevoluntad,todohayquedecirlo,logréprescindirdelamáquina.Pero¿sabesloqueesosignifica?¿Tehacesunaideadeloquesignificapasarseochomesesaprendiendounafunciónanimalbásica?NohablodepintarlaCapillaSixtinaodetocarelviolín.Merefieroarespirar,malditasea,tansóloarespirar.
—Peropodríasmejorar.Elañoquevienepodríanencontrarunacura.—Esposiblequeencuentrenunacura,peronoelañoqueviene,nidentrodediez
años.—Esonolosabes,puedequeesténinvestigando…—Claroqueestáninvestigando.¿Quieressaberenqué?Puedodecírtelo,soyun
experto.Investiganentrasplantesdetejidodenervioembrionarioa tejidosdañadosparaprovocarlaregeneraciónaxonal.—Rhymemanejabaaquellenguajetécnicoconlafacilidaddeunneurólogo—.Ynohanconseguidonada.Haymédicosquetratanlas zonas afectadas químicamente para crear un entorno propicio a la regeneracióncelular.Ynohanconseguidonada,noconlasespeciesavanzadas.Enlasformasdevidamásbásicasfuncionaalaperfección.Sifueraunarana,yaestaríadandosaltos.
—Entonceshaycientíficosquetrabajanenello.—Claroqueloshay,peroningunodeellosesperanuevosdescubrimientoshasta
quepasenporlomenosveinteotreintaaños.—Siselosesperasen—adujoSachs—,noseríandescubrimientos,¿osí?Rhymeseechóareír.Sachserabuena,muybuena.—Túeraspolicía,defensordelaley,yelsuicidioesilegal,¿teacuerdas?—También es un pecado—replicó Rhyme—. Los indios dakota creían que el
espíritudeaquellosquesesuicidabanestabacondenadoaarrastraseentornoalárboldelquesehabíanahorcadodurantetodalaeternidad.¿Impedíaesoquesesuicidaran?No,lesbastabaconelegirárbolespequeños.
—Voyadecirteunacosa,Rhyme,yesloúltimoquepiensodecir—dijoAmelia,señalandoaBergerconlacabeza—.Melollevoypiensoencerrarlo.Quédicesaeso.
—Lincoln—dijoBerger,conmiradadepánico.Sachscogióalmédicoporloshombrosyloarrastróhacialapuerta.—No—dijo—.Porfavor,nolohaga.CuandoSachsabriólapuerta,Rhymelallamó.—Sachs,antesdequetevayas,dimeunacosa.Ameliasedetuvo.
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—Unapregunta.Sachsgirósobresustalones.—¿Algunavezhaspensadoenelsuicidio?Ameliadiomediavuelta.—¡Respóndeme!—No,nunca—respondióella,dándolelaespalda.—¿Eresfelizconlavidaquellevas?—Comotodoelmundo.—¿Nuncatedeprimes?—Yonohedichoeso,hedichoquenuncahepensadoenmatarme.—Tegusta conducir,me lodijiste.A lagenteque le gusta conducir le gusta ir
deprisa.Atitambién,¿verdad?—Sí,algunasveces.—¿Cuáleslamáximavelocidadquehasalcanzado?—Nolosé.—¿Másdecientocincuenta?—Sí—dijoAmeliaconunasonrisa.—¿Másdecientoochenta?Amelianorespondió.—¿Másdedoscientos?¿Doscientosveinte?—preguntóRhymeconasombro.—Doscientossetenta.—Diosmío,Sachs, eresunacajade sorpresas.Yconduciendoa esavelocidad,
¿nohaspensadoquealgopodríaocurrir;talvezunbacheounreventón,unamanchadeaceite?
—Eraseguro,noestoyloca.—¿Seguro? Conducir a la velocidad que alcanza una avioneta, ¿te parece eso
seguro?—En un tribunal te dirían que estás dirigiendo las respuestas —se defendió
Amelia.—No,enabsoluto.Respóndeme.Aesavelocidadcabesuponerque,sitienesun
accidente,morirías,¿verdad?—Puedeser.Berger, esposado, se encontraba cada vez más incómodo. Todavía sostenía el
hueso,ylopasabadeunamanoaotra.—Demaneraquetehasacercadoalalínea,¿noesasí?Ah,enesecasosabesde
lo que estoy hablando, sé que lo sabes, la frontera entre el riesgo de morir y lacertidumbredehacerlo.Mira,Sachs,sillevasatusmuertoscontigo,atodaspartes,elpasoquetienesquedarparacruzaresalíneaesmuycorto.Unpasomuycortoparaunirteaellos.
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Ameliabajó lavistaysequedócompletamente inmóvil.El flequillo le tapó losojos.
—Dejaalosmuertos,Amelia—dijoRhymeconunsusurro,esforzándoseporquenosellevaraaBerger,sabiendoquesidabaunpasoenfalso,perderíasuoportunidad—.¿Hastaquépuntotegustaríaseguirlos?Creoquenoteimportaría,Sachs,creoquenoteimportaríanada.
Ameliavaciló.Rhymesabíaquelehabíatocadoelcorazón.PeroAmeliadiomediavuelta,agarróaBergerporelhombroyloempujóhacia
lapuerta.—Vámonos.Rhymelallamó.—Sabesaquémerefiero,¿verdad,Amelia?Algunasveces,ocurrenciertascosas
quenotedejanserloquedeberíasser,tenerloquedeberíastener.Lavidacambia.Avecessólounpoco,otrasveces,porcompleto.Yavecesllegasaunpuntoenquetedascuentadequenomerecelapenasolucionarloquehaidomal.
Amelia y Berger estaban frente a la puerta, inmóviles. Reinaba un profundosilencio.Alcabodelargossegundos,AmeliagirósobresustalonesymiróaRhyme.
—Lamuerte cura la soledad—dijoRhyme—,cura la tensión, curaeldolor—añadió,observandolospuñosapretadosdeAmelia.
Finalmente, ella soltó a Berger y se acercó a la ventana. Sus ojos bañados enlágrimas brillaban con un resplandor amarillento, reflejo de la luz que llegaba delexterior.
—Sachs,estoymuycansado—confesóRhyme—.Nopuedesimaginartecuánto.Novoyacontarteloduraqueeslavida,ocultaenunamontañade…cargas.Lavarse,comer,saliratrabajar,llamarporteléfono,abrocharselosbotones,rascarselanariz…Milesdepequeñascargas.Cientosdemiles.
Finalmenteseinterrumpió.Trasunlargosilencio,fueAmelialaprimeraenhablar.—Voyaproponerteuntrato.—¿Untrato?Ameliaseacercóalposter.—823todavíatienealamadreylaniña,ayúdanosasalvarlas…sóloaellas.Silo
haces, te dejaré una hora a solas con él—dijo ymiró a Berger—. Aunque luegotendráqueemigrardeestaciudad.
Rhymenegóconlacabeza.—Sachs,sitengootroataque,sinopuedocomunicarme…—Si eso ocurre —dijo ella con calma—, aunque no seas capaz de decir una
palabra,eltratosigueenpie.Aldeciresto,separólaspiernasysecruzódebrazos.Erasuimagenfavoritade
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Amelia Sachs, pensó Rhyme. Deseo haberla visto en las vías aquella mañana,deteniendoeltren.
—Eslomásquepuedoofrecer—insistióella.Alcabodeunmomento,Rhymeasintió.—Deacuerdo—luegosedirigióaBerger—.¿Ellunes?—Muy bien, Lincoln, estoy de acuerdo —dijo Berger, todavía incómodo. En
cuanto Sachs le quitó las esposas, se acercó apresuradamente hacia la puerta. AlllegaraellasepercatódequetodavíallevabalavértebrayvolvióparadejarlajuntoaRhyme,casiconreverencia,juntoalasevidenciasdelprimercrimen.
—Máscontentosqueuncerdoenunapocilga—dijoSachs,sentándoseenlasillademimbre.SereferíaalareaccióndeSellittoyPollingcuandolesdijoqueRhymeaccedíaaseguirenelcasoundíamás—.SobretodoPolling—añadió—.Yocreoqueestabaapuntodeabrazarme,peronoledigasloqueacabodellamarle.¿Quétalteencuentras? Tienes mejor aspecto —dijo tomando un trago de whisky antes decolocarelvasoenlamesilla,juntoalacamadeRhyme.
—Bien,bien,estoybien.Thomestabacambiandolassábanas.—Hassudadocomounpollo.—Perosóloporencimadelcuello—señalóRhyme.—¿Esverdadeso?—preguntóSachs.—Sí,asíescomofunciona.Pordebajodelcuellonosientonada.Ynomehace
falta desodorante. ¿Verdad, Thom? ¡Ja! Recuerdo que mi primer asistente nuncapronunciabalapalabra«sobaco»;medecía«Voyaayudarlealevantarsecogiéndoleporlasaxilas».¡Ah!,ytambiénquesiteníaganasde«arrojar»quelohiciera.Decíaqueeraun«cuidador»,inclusoloponíaensucurriculum.Laverdad,nosécómolecontraté.Podemossermuysupersticiosos,Sachs,pensamosquesidamosalascosasotros nombres, eso les hará ser diferentes. Sujeto desconocido, por ejemplo. Sinembargo,lapurarealidadesquemiayudanteesminiñera,alguienaquienpagoparaqueme limpie lamierda. ¿Verdad, Thom?No hay nada por lo que debas sentirteavergonzado.Esunaprofesióndigna…asquerosa,perodigna.
—Yasabesqueamímegustaquemelopongasdifícil.Poresotrabajoparati.—¿Ytúquédicesqueeres?¿Unasistenteounaniñera?—Unsanto.Rhymeseechóareír.LuegosedirigióaAmelia.—Muyagudo.Yamehasalvadomásdeunavez,¿sabes?Esmuyrápidoconla
aguja.Depronto,Rhymesintióciertaaprensión.¿LehabíavistoAmeliadesnudo?Con
lavistafijaenelperfildelcriminal,preguntó:
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—¿Y a ti? ¿También a ti te debo algún favor, Sachs? ¿Te he obligado arepresentarelpapeldeClaraBarton[57]?
Esperólarespuestaconinquietud.¿Cómopodríamirarladenuevoenelcasodehaberlohecho?
—No—respondióThom—.Mebastoyosoloparasalvarte.Pornadadelmundodejaríaqueestasalmassensiblesseviolentaranantelavisióndetublandotrasero.
«Gracias,Thom»,pensóRhyme,yacontinuaciónladró:—Déjanos,anda,tenemosquehablardelcaso.—Necesitasdormir.—Yalosé,perotambiénnecesitohablardelcasoconSachs.Buenasnoches.EncuantoThomsemarchó,Sachssesirvióunnuevowhisky,quedemomentono
bebió.Selimitóaexhalarsupenetrantearoma.—¿Quiénsechivó?—preguntóRhyme—.¿Pete?—¿Qué?—¿FueeldoctorTaylor?Amelia vaciló por un instante. Suficiente para que Rhyme supiera que había
acertado.—Sepreocupaporti.—Sí, claro que se preocupa, ese es el problema.Ojalá no se preocupara tanto.
¿SabelodeBerger?—Losospecha.Rhymefruncióelceño.—DilequeBergeresunviejoamigo.Dileque…¿quéocurre?Sachssuspirólentamente,comosiexpulsaraelairedeuncigarrillo.—Nosólopretendesquemecrucedebrazosydejequetemates,ahoramepides
quelemientaalaúnicapersonaquepuedeconvencertedelocontrario.—Élnopuedeconvencermedelocontrario—respondióRhyme.—Entonces,¿porquéquieresquelemienta?Rhymeseechóareír.—MantengamosaldoctorTayloradistanciadurantealgunosdíasmás.—Deacuerdo—dijoAmelia—.Esduronegociarcontigo,¿sabes?Rhymelamiróalosojos.—¿Porquénomehablasdeél?—¿Dequién?—Delmuertoalquenopuedesdejaratrás.—Haymuchos.—¿Quiénes?—Bastaconleerlosperiódicos.—Oh,vamos,Sachs.
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Amelianegóconlacabeza,sindejardemirarsuvasodewhisky.—Prefieroquenoinsistas.Rhyme interpretó el silencio como la negativa a mantener una conversación
personalconalguienaquienhabíaconocidoaquelmismodía.Peroresultabairónico,considerandoqueellaestabasentada juntoaunadocenadecatéteresyunacajadepañales.Sinembargo,nopensabapresionarla.Cuálno sería su sorpresaalverquelevantabalavistaysedirigíaaél.
—Es…es…,¡malditasea!Comenzó a sollozar y se tapó el rostro con las manos. El vaso de whisky se
derramósobreelparqué.
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—No puedo creer que te esté contando esto —dijo Amelia, que ya se habíarecobrado.Seguíasentadaenlasilla,cogiéndoselasrodillas,descalza.Habíadejadodellorar,perosurostroparecíatandesmadejadocomosuscabellos.
—Teescucho—laanimóRhyme.—¿Teacuerdasdelhombredelquetehablé?Íbamosacomprarunpiso.—Dijistesóloqueeraunamigo.¿Setratabadetunovio?¿Suamantesecreto?,sepreguntóRhyme.—Sí,eraminovio.—Yocreíaquetalvezfueratupadreaquienhabíasperdido.—No.Mipadremurió,sí,hacetresaños.Peromuriódecáncer,despuésdeuna
largaagonía.Sabíamosqueocurriríayestábamospreparados.PeroNick…—¿Lemataron?—preguntóRhymeconsuavidad.Ameliatardóenresponder.—NickCarelli.Unode losnuestros.Policía.Detective.DestinadoenCrímenes
Callejeros.ARhymeaquelnombreleresultabafamiliar.—Llevábamos un tiempo viviendo juntos. Íbamos a casarnos. —Amelia se
interrumpióporunmomento,comosiordenarasuspensamientos—.Comotrabajabaenlacalle,manteníamoslonuestroensecreto.Nopodíapermitirquesesupieraquesunoviaerapolicía.—Seaclarólagarganta—.Esdifícildeexplicar…Verás,entrenosotroshabía…Nomehaocurridoamenudo…Bueno,enrealidad,antesdeNicknuncamehabíaocurrido.Élno seoponíaaqueyo trabajasedepolicíayamímeparecía bien que trabajase de detective, estábamos muy compenetrados. ¿Te haocurridoalgunavez?¿Esasensacióndesentirtecomprendido,denoestarnuncasolo?¿Sabesaquémerefiero?¿Sentíaslomismoportuesposa?
Rhymesonriódébilmente.—Sí,séaquéterefieres,yotambiénlohesentido,peronoconBlaine—confesó
Rhyme,ynoquisodecirnadamásalrespecto—.¿Cómoosconocisteis?—EnlaAcademia.Nickenseñabaeltrabajoenlacalle.Mepidiósalirelprimer
día.NuestraprimeracitafueenRodman'sNeck.—¿Elcampodetiro?Ameliaasintió.—Despuésfuimosacasadesumadre,enBrooklyn.Comimospastaacompañada
dechianti.Lamujerdijoqueyoerademasiadodelgadapara tenerhijosy tuvequerepetir.Luegofuimosamiapartamentoysequedóadormir.Menudaprimeracita,¿eh? A partir de entonces no dejamos de vernos ni un solo día. Iba a salir bien,Rhyme,losé,ibaasalirbien.
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—¿Quéocurrió?—Nick…Ameliadiounpardetragosdewhisky.—…Nick se dejaba untar, eso es lo que ocurrió. Todo el tiempo que estuvo
conmigo.—¿Enserio?—Yyonisiquiera losospeché.Ni lamenorsospecha.Teníavariascuentaspor
todalaciudad.Unosdoscientosmildólares.Lincolnguardósilenciounosinstantes.—Losiento,Sachs.¿Enquéestabametido,endrogas?—No,mercancía decomisada. Televisores, ordenadores, electrodomésticos. Los
periódicoslollamaronlaBrooklynConnection.Rhymeasintió.—Por eso recuerdo el nombre.Habíamásdediezpersonas implicadas. ¿Todos
policías?—Lamayoría,yalgunosfederales.—¿Yquépasóconél?¿ConNick?—Yasabes loqueocurrecuandoatrapanaunpolicíacorrupto.Ledestrozaron.
Dijeronquesehabíaresistido,peronoeraverdad.Lerompierontrescostillasydosdedos y le destrozaron la cara. Se declaró culpable, pero aun así le cayeronveinteaños.
—¿Pordejarsesobornar?—Rhymeestabaatónito.—Élmismo se viometido en dos atracos. Amenazó a un conductor y disparó
sobre otro. Sólo para asustarle, yo sé que fue sólo para asustarle… fue sólo paraasustarle.
Ameliaconcluyóentresollozos,tapándoseelrostroconlasmanos.Peronopodíadetenerse,teníaquecontárselotodo.
—Los de Asuntos Internos fueron a por él como perros rabiosos. Casi nopodíamos llamarnos.Lecolocaronmicrófonosysepresentaronenmicasa,asíquedejóde llamarme.No lequedóotro remedio.Deotra formamehabrían arrastradoconél.YasabescómosonlosdeAsuntosInternos,unosmalditoscerdos…
—¿Yquéhizo?—¿Paraconvencerlosdequeyonoteníanadaqueverconsusasuntos?Bueno,
dijoalgunascosassobremí…—declaróAmelia, tragandosaliva,conlosojosfijosenelsuelo—.Leinterrogaronyélselimitóadecir:¿LahijadelagenteSachs?Oh,bueno,melafolléunascuantasveces,peroluegoladejé,nomerecíalapena—dijo,yselimpiólaslágrimasconlamangadelacamisa—.MepusierondeapodolaHP.
—Lonmelocontó.—¿Sabesloquesignifica?
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—Lahijadelpatrullero.Medijoqueeraportupadre.—Sí, al principio era así—Sachs sonrió con amargura—. Pero cuando estalló
todoeseasunto,empezaronadecirquesignificaba«hijadeputa»,queyonoeramásqueunacabronasincorazón,queenrealidadmeibanlasmujeres,queeralesbiana.Tepuedesimaginarlorápidoquecorrióeserumorentreloscompañeros.
—Sí,Sachs,tecomprendomuybien.—No volví a verlo hasta el juicio. Sólomemiró una vez… ni siquiera puedo
describir su mirada… fue tan… Me rompió el corazón. Sé que lo hizo porprotegerme, pero aun así… Tenías razón cuando dijiste que era una personasolitaria…
—Nopretendía…—No,yalosé—dijoAmeliacongravedad—.Teataquéytútedefendiste,pero
teníasrazón,odioestarsola.Quierosalir,quieroconoceraalguien,perodespuésdeNickheperdidoelgustoporelsexo—serióamargamente—.Todoelmundopiensaqueserguapaesmaravilloso.Podríateneraloshombresquequisiera,¿verdad?Puesno,noesverdad.Losúnicosque tienen loshuevosdepedirmequesalgaconellossonlosquesóloquierenfollar.Asíqueyanomeimportaelsexo,herenunciadoaél.Odioestarsola,peroasítodoesmásfácil.
Por fin,Rhymecomprendió la reaccióndeAmeliaalverloporprimeravez.Seencontrabaagustoconélporquenorepresentabaningunaamenaza.El intercambiosexualeraimposible,demodoqueellanoteníaporquéalzarsusdefensas.Además,tal vez sintiera una especie de camaradería, la de dos personas que comparten lamismacarencia.
—¿Sabes una cosa, Sachs?—dijo, tratando de relajar el ambiente—. Tú y yoestábamosdestinadosaconocernosynohacerelamor.
Amelianopudoevitarunasonrisa.—Bueno,¿yquémecuentasdetuesposa?¿Cuántotiempoestuvistecasado?—Sieteaños.Seisantesdelaccidente.—¿Teabandonó?—No,ladejéyoaella.Noqueríaquesesintieraculpable.—Dicemuchoentufavor.—Habría acabadopor volverla loca. Soymuypesado, tú sólo conocesmi lado
bueno—dijoRhyme,yal cabodeunmomentoañadió—:Tú relaciónconNick…¿tienealgoquevercontudecisióndeabandonarlaspatrullas?
—No…Bueno,sí.—¿Tepreocupatenerqueutilizarelarma?Ameliaasintió.—La calle ha cambiadomucho. Eso es lo que le pasó aNick Le cambió. Las
cosasyanosoncomocuandomipadrehacíaandandosuspatrullas.Lostiemposhan
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cambiado.—Querrásdecirquelacallequetúconocesnoseparecealacallequeimaginabas
porlashistoriasquetecontabatupadre.—Puedeser—aceptóAmelia—.Yrespectoa laartritis, laverdadesquenoes
tanseriacomodigo.—Losé—dijoRhyme.—¿Cómoquelosabes?—Heobservadolasevidenciasyextraídomisconclusiones.—¿Poresoteinteresastepormí?¿Porquesabíasqueestabamintiendo?—Meinteresoportiporqueeresmejordeloquecrees.Amelialomirócondesconfianza.—Ah,Sachs,teparecesamí—declaróRhyme.—¿Esocrees?—Dejaque te cuente algo.Llevabaun año en el equipode investigaciónde la
escenadelcrimencuandorecibíunallamadadeHomicidios,habíanencontradoaunhombre muerto en un callejón de Greenwich Village. Los sargentos estaban depermiso,asíquemeenviaronalaescenadelcrimen.Teníaveintiséisaños.
Al llegar allí me enteré de que la víctima era el concejal de Sanidad. Estabatendido en el suelo, rodeado de un montón de fotografías tomadas con cámaraPolaroid,deesasqueserevelanalcabodeunossegundosdehacerlas.Tendríasquehaberlas visto, había algunas… El tipo había estado en uno de esos clubes parahomosexuales deWashington Street. ¡Ah, se me olvidaba! Cuando le encontraronllevabaunvestidodeterciopelonegroymediasdeseda.
En fin, el caso es que en cuanto precinté la escena se presentó un capitán yrompió la cinta. Luego supe que quería hacer desaparecer aquellas fotos, pero poraquel entonces yo era tan ingenuo que ni siquiera pensé en las consecuencias quepodríatenersupublicación.Sóloqueríapreservarlaescenadelcrimen.
—Laprimeraregladeldetective.Rhymesonrió.—Así que no dejé entrar al capitán. Al poco llegó un alto funcionario del
Departamento,ytampocomedejéconvencer.«AquínoentranadiehastaquelosdeHuellasnohayanacabadosutrabajo»,lesdije,¿teimaginas?¿Ysabesquiénacabóporllegar?
—¿Elalcalde?—Eltenientedealcalde.—¿Ytampocoledejastepasar?—Nadie cruzó el precinto excepto los de Huellas y Fotografía. Por supuesto,
luegopaséseismesesrellenandoexpedientes,perocogimosalasesinoalcabodeunasemana de investigación y gracias a una huella encontrada en una de aquellas
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instantáneas.Apropósito,enlamismaqueelPostpublicóenprimerapágina.Hicelomismoquehicistetúayerporlamañana,Sachs.PararuntrenenlaAvenidaOnce.
—Nisiquieramedetuveapensarloquehacía—dijoAmelia—,simplementelohice.¿Porquémemirasasí?
—Oh,vamosSachs.Sabesdóndeestátusitio.EnPatrullas,Homicidios,Huellas,noimporta,encualquieradeesosdepartamentos…peronoenAsuntosPúblicos.Temoriríasdeasco.Esundestinoqueestámuybienparaalgunos,peronoparati.Noterindastanpronto.
—Ya,claro,¿ytú?¿Túnotehasrendidoya?—Micasoesligeramentedistinto.Amelialedirigióunapreguntaconlamirada.¿Deverdadlocrees?,parecíadecir.
Luegoselevantóyfueporunkleenex.—¿Túnollevasningúncadáveracuestas?—Hacetiempoqueestántodosbienenterrados.—Nomedigas.—Enserio,nohaynadaquecontar…—Nomientas.Yotehecontadolaverdad,ahoratetocaati.Rhyme sintió un extraño escalofrío. Y sabía muy bien que no se debía a la
disrreflexia.Susonrisasedesvaneció.—Vamos,Rhyme—insistióSachs—,soytodaoídos.—Bueno,hubouncasohaceunosaños…Cometíunerror,ungraveerror.—Cuéntame—dijoAmeliaysirviódosvasosdewhisky.—NosllamarondelBarrioChino.Alparecersetratabadeunasesinatoseguido
deunsuicidio.Unhombrehabíamatadoasumujeryluegosehabíapegadountiro.Me llamaron en mal momento, no tenía mucho tiempo para estudiar la escena ycometíunerrorfrecuente,imaginardeantemanoloquepodíaencontrarme.Encontréunasfibrascuyaprocedenciadesconocíaperodedujequelashabíanintroducidounadelasdosvíctimas.Encontréfragmentosdebala,peronoloscotejéconelarmaqueencontramos.Notracélaretículaparacomprobarlaposiciónenqueestabaelarma.Anotétodoloquevi,firméelinformeyvolvíaldespacho.
—¿Yquéocurrió?—Estaba todo preparado. En realidad se trataba de un robo con asesinato y el
ladrónnohabíasalidodelpiso.—¿Qué?¿Seguíaallí?—Despuésdemarcharme,saliódedebajodelacamayempezóadisparar.Matóa
un agente e hirió a otro. Otros dos agentes le cortaron el paso en la calle, ledispararonymurióenelhospital,peromatóaunodeellosehirióalotro.Tambiénsevioimplicadaunafamiliaquesalíadeunrestaurante,utilizóaunodelosniñoscomoescudo.
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—Oh,Diosmío.—ElpadresellamabaColinStanton.Noresultóherido.Habíasidomédicoenel
ejército.Los de urgenciasmedijeronquepodría haber salvado a sumujer y a sushijossihubieratratadodeimpedirlashemorragias,peroelpánicoledejóparalizado.Sequedóinmóvil,presadelshock,contemplandocómomoríasufamilia.
—Diosmío,Rhyme,peronofueculpatuya…—Todavíanoheterminado.Ameliasequedóhelada.—Stanton volvió a su casa. Tuvo un ataque y lo ingresaron en un hospital
psiquiátrico.Tratódematarse.Intentósuicidarsevariasveces.Alcabodeunaño,ledieronelalta,peronotardóenintentarlodenuevo.Conuncuchillo…—Rhymeseinterrumpió,antesdeañadir,convozmetálica—…estavezloconsiguió.
Se había enterado de la muerte de Stanton gracias a un fax enviado por unafuneraria del condado de Albany al Departamento de Relaciones Públicas de laPolicíadeNuevaYork.Alguiense lohabíaenviadoporcorreo interno juntoaunanota.«Supusequequerríassaberlo»,decía.
—AsuntosInternosmeabrióunexpedienteporincompetenciaprofesional.Yo,ensulugar,mehabríaechadodelCuerpo.Noséporquénomedespidieron.
Ameliasuspiróycerrólosojosporuninstante.—¿Ydicesquenotesientesculpable?—Yano.—Notecreo.—Mesentículpabledurantemucho tiempo.Esoscadáveresmeacompañabana
todaspartes,peroyano,¿cómopodíaseguirtrabajandoconesacargaamisespaldas?Acontinuaciónsesumieronenunlargosilencio,queAmeliainterrumpió.—Cuandoteníadieciochoañosmepusieronunamulta.Ibaacientocincuentaen
unazonalimitadaasesenta.—Ya.—Mipadre lapagó,peromedijoquedebíadevolverleeldinero,con intereses.
Pero¿sabesquéotracosamedijo?Medijoquenomehabríaayudadosimehubierasaltadounsemáforoenrojoohechoalgunamaniobra imprudenteypeligrosa,peroque entendía el exceso de velocidad. Me dijo: «Sé cómo te sientes, cariño. Si temueves,nopuedencogerte».Sinopudieraconducir,sinopudieramoverme,enesecaso,esposiblequeyotambiénlohiciera.Matarme.
—Yo iba andando a todas partes —dijo Rhyme—. No tuve coche hasta losveinticinco.Apropósito,¿quécochetienestú?
—Uncochequeunneoyorquinocomotúnuncatendría.UnChevyCamaro.Erademipadre.
—Élteinspirólapasiónporloscoches,supongo.
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Ameliaasintió.—¿Sabesquémeregalóalcumplir treceaños?—dijo,ysonrió—.Unacajade
llavesfijas…EseChevy…Laradionofunciona,notieneaireacondicionadoylaluzdelcuadroestáfundida,peroquécoche.Lasuspensiónestáperfectayesligerocomoelviento.CualquierdíameenfrentaréaunBMW.
—Apostaríaaqueyalohashecho.Ameliaserió.—Unpardeveces—dijo.—Los inválidos hablamos mucho de coches —dijo Rhyme—. En la sala de
rehabilitación solíamos hablar de lo que podríamos sacarles a nuestras casas deseguros. Las sillas de ruedas-furgoneta eran lo máximo, y en segundo lugar, loscoches por control remoto, lo que a mí no me serviría de nada, por supuesto.—Rhyme se interrumpió antes de añadir—: Hace años que no subo a un coche. Nisiquierameacuerdodelaúltimavezquelohice.
—Tengouna idea—dijoSachsde repente—.Antesdeque tuamigo, eldoctorBerger,vuelvaporaquí,tienesquevenirconmigoadarunavuelta.¿Onopuedeser?¿Puedesirsentado?Medijistequenopuedesirensilladeruedas.
—No,claroqueno.Perouncoche,noveoporquéno—dijoRhyme,yseechóareír—.¿Doscientossetentakilómetrosporhora?
—Sólo una vez—dijo Sachs—. En lasmejores condiciones y sin policía a lavista.
Sonóelteléfono.ElpropioRhymerespondió.EraLonSellitto.—HemospuestovigilanciaentodaslasiglesiasdeHarlemquehemosseñalado.
SehaocupadoDellray.Esehombreestá transformado,Lincoln;noloreconocerías.Ah,ytengoatreintaagentescubriendolasdemásiglesias,porsiacaso.Creoqueestavez lo vamos a atrapar, Lincoln —concluyó el detective. Su entusiasmo no erahabitualenundetectivedelapolicíadeNuevaYork.
—Deacuerdo,Lon.TemandaréaAmeliaalasocho—dijoRhyme,ycolgó.Thomllamóalapuertaantesdeentrar.«Para no sorprendernos en una situación comprometida», se dijo Rhyme,
sonriendoparasí.—Seacabó—dijoelenfermero—,ahoramismoadormir.EranmásdelastresdelamadrugadayRhymehabíasobrepasadoelagotamiento
hacíayavariashoras.Seencontrabaflotandoenotrolugar,porencimadesucuerpo.Sepreguntósipadeceríadealucinaciones.
—Sí, mamá—dijo—. La agente Sachs se queda a dormir, puedes traerle unamanta,porfavor.
—¿Quéhasdicho?—preguntóThom,mirándoloalosojos.—Tehepedidounamanta.
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—No.Despuésdeeso.Esasdospalabritas.—¿«Porfavor»?Thomenarcólascejas.—¿Teencuentrasbien?¿QuieresquellameaPeteTaylor?¿Llamoalhospital?—¿Tehasfijadoenlomalquemetrataestecanalla?—dijoRhyme,dirigiéndose
aSachs—.Nosedacuentadequepodríadespedirlo.—¡Ja!—dijoThom,portodocomentario—.¿Aquéhoraosdespierto?—Alasseisymedia.EncuantoThomabandonólahabitación,RhymesedirigiódenuevoaAmelia.—Eh,Sachs,¿tegustalamúsica?—Meencanta.—¿Quéestilo?—El pop, el funky y los grandes de la Motown. ¿Y a ti? Apostaría a que te
encantalamúsicaclásica.—¿Vesesearmario?—¿Ése?—No,no,elotro.Aladerecha.Ábrelo.Amelia lohizoy sequedómuysorprendida.Elarmarioeracomounapequeña
habitaciónllenaconmásdemildiscoscompactos.—PareceunasucursaldeTowerRecords.—¿Veselequipo?Enlaestantería.Ameliapasólamanosobreunequipodesonidocubiertodepolvo.—UnHarmonKardon,mecostómásquemiprimercoche—dijoRhyme—,pero
yanolouso.—¿Porqué?Rhymenorespondióalapregunta.—Ponalgo.¿Estáenchufado?Ah,fantástico.Cogeundisco.Al cabo de unmomento,Amelia se dirigía al sofámientras Levi Stubbs y los
FourTopscantabanunabaladaromántica.Hacíamásdeunañoqueenaquellacasanoseoíaniunasolanotademúsica,
recordóRhyme,ytratódebuscarlarespuestaalapreguntadeAmelia:¿porquéyanoponíamúsica?Nosabíalarespuesta.
Sachs retiró los archivos y los libros que había sobre el sofá, luego se sentó ycomenzóahojearunejemplardeScenesoftheCrime.
—¿Puedoquedarmeuno?—Llévatelosquequieras.—Rhyme,¿teimportaría…?—¿Quieresquetelodedique?—dijoRhyme,yseechóareír.Ameliasecontagió
de su risa—.Bueno, puedes tomarme las huellas.Un estudio grafológico nunca te
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daríamásdelochentaycincoporcientodeautenticidaddelafirma,perounahuellaesotracosa.Cualquierexpertopodríacertificarla.
Ameliacomenzóaleer.Alcabodeunminutolevantólavista.—¿Podríashacermeunfavor?—dijo.—Dime.—Léemeunaspáginasdetulibro.CuandoestabaconNick…—CuandoestabasconNick,¿qué?—Cuandoestábamosjuntos,Nicksolíaleeralgoenvozaltaantesdedormir.Un
libro,elperiódico,unarevista…Esunadelascosasquemásechodemenos.—Yo leo muy mal —confesó Rhyme—. Es como si estuviera recitando un
informe.Perotengomuybuenamemoria.¿Quieresquetecuentealgúncapítulo?—¿Loharías?Ameliasediolavueltaysequitólacamisadeluniformeyelchalecoantibalas.
Llevaba una camiseta completamente arrugada y, debajo, un sujetador deportivo.Volvióaponerselacamisaysetumbóenelsofá,tapándoseconlamanta.
Rhymebajólaintensidaddelaslucesaccionandolaunidaddecontrol.—La escena del crimen siempre me ha resultado fascinante—comenzó—. Es
comounaltar.Lamayoríadelagentetienemayorinterésporellugarenquemurióuna persona que por el lugar donde nació. Fíjate en John Kennedy. Más de milpersonas visitan cada día ese almacén de libros en Dallas. ¿Cuántas irán a lamaternidaddeBoston?
Rhymedejóquesucabezasehundieraenlasuaveblanduradelaalmohada.—¿Teaburro?—No.Sigue,porfavor.—Hayunacosaque siempremehepreguntado,¿sabes,Sachs?Siempremeha
fascinado.ElCalvario.Hacedosmilaños.Mehabríaencantadotrabajaresaescena.Sé loquevas adecirme,queconocemosa los asesinos.Peroyomepregunto: ¿deverdad sabemos quiénes fueron? Lo único que sabemos es lo que contaron lostestigos.Recuerdaesto:nuncacreasloquetecuenteuntestigo.EsposiblequeloqueocurriórealmentenoseparezcaennadaaloquenoscuentalaBiblia.¿Dóndeestálaprueba?Enlaescenadelcrimen.Losclavos,lasangre,elsudor,lalanza,lacruz,elvinagre.Huellasdesandaliasyhuellasporfricción.
Rhyme giró la cabeza ligeramente hacia la izquierda y continuó hablando deescenasdelcrimenydeevidenciashastaquelarespiracióndeSachssehizoprofunday relajada y su aliento agitó sus largos y suaves cabellos de color rojizo. Rhymeapagólaslucesynotardóenquedarsedormido.
Eldébilresplandordelamaneceriluminabaelcielo.CaroleGanz pudo verlo nadamás despertarse, a través del ventanuco enrejado
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queteníasobrelacabeza.«Pammy…Oh,miniña…».AcontinuaciónpensóenRonyensusposesiones.Eneldinero,enlabolsaamarilla…
PerosobretodopensabaenPammy…Algolahabíasacadodesusueño,pero¿elqué?¿Eldolordelamuñeca?Sí,ledolíamucho,tratódeacomodarsemejor…Elsonidodelórganodeunaiglesiaydeuncorodevocesllenólaestancia.Eso era lo que la había despertado. La música. Así pues la iglesia no estaba
abandonada.¡Habíagentecerca!,sedijoCarole,riendoparasí.Alguienpodría…Yfueentoncescuandoseacordódelabomba.Volviólacabeza.Seguíaallí,sobrelamesa.Teníaelcrudoaspectodeunabomba
realdeunexplosivomortífero—yno laapariencia fantásticade losartefactosqueaparecenenlaspelículas—.Cintaadhesiva,cablesgrasientosygasolina.
Puedequeseafalsa.Alaluzdeldíanoparecíatanpeligrosa.Otro acordemusical. Provenía directamente del techo del cuarto.Acompañado
estavezdepasos.Unapuertasecerró.Crujidosychirridoscuandolagentecaminabasobreelviejosuelodemadera.Cayópolvodelasranurasdeltecho.
Lasvocesseinterrumpieronenmitaddeunpasajeyvolvieronacomenzar.Carole dio patadas contra el suelo, pero era de cemento. Las paredes eran de
ladrillo.Tratódegritar,perolamordazaimpedíaquesalieraalgomásqueunsordogemido.Elensayocontinuó.Lamúsicaeravigorosa,solemne,yresonabaportodoelsótano.
Alcabodediezminutos,Carolesetendióenelsuelo,exhausta.Volvióafijarseenlabomba.Habíamásluzypodíavereltemporizadorconclaridad.
¡Eltemporizador!,casilohabíaolvidado.Nosetratabadeningúnartificio,laflechaseñalabalasseisycuarto,yeranyalas
cincoymedia.Trató de llegar hasta el armario y golpeó los costadosmetálicos con la rodilla.
Pero los débiles ruidos se disipaban en el estruendo de la música religiosa, queinundabalaiglesiaentera.
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4:HASTAELHUESO
Sólounacosaseniegaalosdioses:elpoderdereconstruirelpasado.
ARISTÓTELES.
Delas5.45deldomingoalas19.00dellunes
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Ledespertóunolor,comosolíasuceder.Y, comomuchasmañanas, al principio no abrió los ojos, sino que se limitó a
permanecerinmóvil,medioincorporadocomoestaba, tratandodedefiniraquelolordesconocido.
¿Eraelolordelamañana?¿Elrocíosobreelasfaltograsientodelascalles?¿Laarcillahúmedadelosladrillos?TratódedistinguirelolordeAmeliaSachs,peronopudo.
¿Dequésetrataba?¿Detergente?No.¿AlgúnproductoquímicodelimprovisadolaboratoriodeCooper?No,lohabríareconocidoalinstante.Era…ah,sí…,rotulador.Ahorayapodíaabrirlosojosy—despuésdeecharunamiradaaAmeliaSachs,
paracerciorarsedequenolehabíaabandonado—sedetuvosobreelposterdeMonetcolgadode la pared.De ahí provenía el olor.El aire húmedoy calientede aquellamañana de agosto había humedecido el papel, extrayendo de él aquel olorcaracterístico.
ConoceelprocedimientoquesesigueenlaescenadelcrimenPosiblementeestéfichadoSabedisimularlashuellasdactilaresArma:Coltcalibre32AtaalasvíctimasconnudospococorrientesLegustanlascosas«viejas».Llamóaunadelasvictimas«Hanna».TienerudimentosdealemánLeatraenlossubterráneos
Los pálidos números del reloj de paredmarcaban la hora: 5.45 de la mañana.Volvióafijarseenelposter.Nopodíaverloconclaridad,vislumbrabatansólounasuperficie de un blanco brillante sobre el blanco más apagado de la pared. Noobstante,laluzdelalbabastabaparadistinguirlaspalabras.
DoblepersonalidadTalvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejeroDesgasteinusualdelasueladelzapato,¿lectorvoraz?EscuchamientrasrompeloshuesosdelasvíctimasDejaaunaserpientepararetaralosinvestigadores
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Loshalconesdespertaban.Volvióaleerlascaracterísticasdelsospechoso.EnsudespachodelaIRDteníaunadocenadepizarrascolgadasdelasparedesyenellasanotabalascaracterísticasdelossospechososdeloscasosqueteníaentremanos.Sevio a símismodeambulandopor el despacho, haciéndosepreguntas sobre la gentequeaquellosdatosdescribían.
Moléculasdepintura,barro,polen…Edificioviejo,mármolrosa
Recordó a un experimentado y astuto ladrón de joyas al que Lon y él habíanatrapadodiezañosatrás.EnlaCentral,eltipohabíadichoquejamásencontraríanelbotínde sus robosanteriores,peroacambiodeuna reducciónde lapena, lesdiríadónde estaba. Rhyme le respondió lo siguiente: «Bueno, la verdad es que nos hacostado deducir dónde está». «Apuesto a que sí», respondió el ladrón. «Verá»,prosiguióRhyme,«al finalnuestrasposibilidades sehan reducidoados: está enelmurodepiedradeunachimeneadecarbóndeunagranjacolonialsituadaaorillasdelríoConnecticut.AunosdiezkilómetrosalnortedelestuariodeLongIsland.Loquetodavíanoséessilagranjaseencuentraenlaorillaesteoenlaorillaoestedelrío».
Lahistoriapasódebocaenbocaylafrasequetodosutilizabanparadescribirlaexpresióndelladrónera:«Joder,teníasquehabervistolacaraqueponía».
«Sí,talvezseamagia,Sachs»,pensó.
Construidohacecienañosalmenos,probablementeunaviejamansiónoantiguoedificioinstitucional
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi.
Conoceelprocedimientoquesesigueenlaescenadelcrimen.
Ropasoscuras.
Localizadocercade:B'way&82ª,ShopRiteB'way&96ª,AndersonFoods,Greenwich&Bank,ShopRite2ªAvda.,72-73,GroceryWorld,BatteryParkCityJ&G'sEmporiu17092ªAvda,AndersonFoods34ª&Lex,FoodWarehouse8ªAvda.y24ª,ShopRiteHouston&LafayetteShopRite6ªAvda.&Houston,J&G'sEmporiumGreenwich&FranklinGroceryWorld.
Sedán,modelorecientegrisclaro,plateadoobeige.
Posiblementeestéfichado.
Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo.
Edificioviejomármolrosa.
Cochealquilado,quizárobado
Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor?
Construidohacecienañosalmenos,probablementeunaviejamansiónoantiguoedificioinstitucional.
Hertz:Taurusplateado,modelodeeste
Arma:coltcalibre32.
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año.
Pasamontañasazulmarino. EdificioestilofederalenelLowerEastSide.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros.
Legustanlascosas«viejas».
After-shave=coloniacorriente.
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».
Elpeloescastaño.
Tienerudimenosdealemán.
Cicatrizprofundaendedoíndice.
Leatraenlossubterráneos.
Ropainformal Doblepersonalidad.
¿Guantesdesteñidos?
Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.Desgasteinusualdelasueladelzapato¿lectorvoraz?Escuchamientrasrompeloshuesosdelasvíctimas.Dejaunaserpientepararetaralosinvestigadores.
Leyó las anotaciones del poster una vez más y cerró los ojos, dejando que lacabezasehundieraensumaravillosaalmohada.Fueentoncescuandose leocurrió.Fue como si le dieran una bofetada, como si una llamarada de fuego iluminara sucerebro.Abriólosojosrepentinamenteysefijóenunasolafrase:
Legustanlascosas«viejas».
—¡Sachs!¡Despierta,Sachs!Ameliaseestiróyseincorporó.—¿Quépasa?Loviejo,loviejo,loviejo…—Hecometidounerror—dijoRhymesinemoción—.Tenemosunproblema.
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Ameliapensóquesetratabadeunacuestiónmédicaysaltódelsofá,paracorrerhaciaelbotiquín.
—No,no,laspistas,Sachs,laspistas…Meheequivocado.Hablabaconclaridad,peroconlarespiraciónagitada.Ameliasevestíaapresuradamente.—¿Quéocurre,Rhyme?¿Dequésetrata?—La iglesia. Puede que no esté enHarlem—dijo Rhyme, y repitió—:Me he
equivocado.Como con el ladrón quemató a la familia de Colin Stanton. En investigación
criminalhaycienpistascorrectasqueconducenalasesino,peroeslaqueseteescapalaquemotivaquehayanuevasvíctimas.
—¿Quéhoraes?—preguntóAmelia.—Las seis menos cuarto. Coge el periódico. Mira el horario de servicios
religiosos.Sachsencontróeldiarioenseguidaybuscólaspáginassolicitadas.Luegolevantó
lavista.—¿Enquéestáspensando?—823estáobsesionadoporloviejo.Siloquebuscaesunaiglesianegraantigua,
puede que no se dirija a Harlem. Philip Payton fundó la Compañía InmobiliariaAfroamericana de Harlem en 1900, pero con anterioridad ya existían dos barriosnegrosen laciudad.Unoenel sur,dondeahoraestán los tribunales,yotroenSanJuanHill.Ahoraestánhabitadosporblancosensumayorparte,pero…Dios,¿enquédemoniosestabapensando?
—¿DóndeestáSanJuanHill?—Al norte deHell'sKitchen, en elWest Side. Lo llamaron así en honor a los
soldadosdecolormuertosdurantelaguerraconEspañadefinalesdelXIX.Ameliaseguíaleyendoelperiódico.—Iglesiasdelcentro—leyó—.EnBatteryParkestáSeamen'sInstitute,tieneuna
capilla.LuegoestánTrinity,SaintPaul's.—Ésasnoestánenelantiguobarrionegro:Máshaciaalnorteyaleste.—HayunaiglesiapresbiterianaenelBarrioChino.—¿Hayalgunabaptistaoevangélica?—No, no en esa zona. Hay una…—dijo Amelia, y se interrumpió, abriendo
mucholosojos—.Oh,no.Rhymecomprendióenseguida.—¿Tieneunservicioalamanecer?Ameliaasintió.—IglesiaBaptista delSantoTabernáculo…Oh,Rhyme,hayunamisagospel a
lasseisenpunto,enlaCincuentayNueveconlaUndécima.
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—¡EnSanJuanHill!¡Llámalosahoramismo!Ameliacogióelteléfonoymarcó.Conelauricularpegadoalaoreja,esperó,con
impaciencia.—Cógelo, cógelo, vamos…Maldita sea, un contestador automático. El pastor
debe estar fuera.—A continuación dejó el siguiente mensaje—. Hola, le habla laagente Amelia Sachs, de del Departamento de Policía de Nueva York. Tenemosmotivos para creer que en su iglesia han colocado una bomba. Evacúenla lo antesposible.—Colgóysepusoloszapatos.
—Vete,Sachs.Veteahoramismo.—¿Yo?—Estamosmáscercaquelacomisaríamáspróxima.Sólosetardadiezminutos
enllegar.Ameliasaliócorriendo,poniéndoseelcinturónconlasesposasyelrevólver.—Yo llamaré a la comisaría —gritó Rhyme mientras Amelia se precipitaba
escalerasabajo—.¡Ahorasíquepuedesacelerar!¡Corre,corre!
SachsllegóalaintersecciónconBroadwayygiróhaciaelsuratodaprisa.GolpeóunpuestodeventaautomáticadelNewYorkPost,querodósobrelaacera,
peronotardóenrecuperarelcontroldelafurgoneta.Losequiposdetrabajoestabanenlapartedeatrás.Unvehículomuypesado,pensó,noderrapabaaltomarunacurvadenoventagradosaochentakilómetrosporhora.
Bajó por Broadway, frenando en los cruces. Miraba a la derecha, luego a laizquierda,ypisabaafondo.
CogiólaNovenaAvenidaenelLincolnCenterysiguióhaciaelsur.¡Demonios!Frenóenseco,haciendochirriarlosneumáticos.Lacalleestabacortada.UnafiladevallasprotectorasazulesbloqueabalaNovenaAvenida,delimitando
el tramo donde habría de celebrarse una feria local aquella misma mañana. Unapancartaproclamaba:«Artesaníadetodaslasnaciones.Unmundodiverso,unmundounido».
¡Malditasea!Retrocediómediamanzanayaceleróatope,lanzándosecontralasvallas.Derribóunasmesasde aluminioy se abriópasopor el pasillo central de ladesiertaavenida.Dosmanzanasdespuésselanzócontralasvallasquedelimitabanlaferiaporelsuryal llegara laCincuentayNuevegiróhaciaeloeste invadiendolaacera.
Anteella,acienmetros,divisólaiglesia.Laescalinataestaballenadeparroquianos.Sobretodopadresconsushijos.Las
niñasconvestidosdevolantesrosasyblancosylosniñoscontrajesoscurosycamisa
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blancayelpelorecogidoentrencillasocortadoalcero.Deunaventanadelsótanosalíaunahumaredagris.Sachspisóafondoycogiólaradio.—RRV2aCentral,¿merecibe?Justo cuando agachaba la vista para comprobar el volumen del micrófono, un
Mercedessaliódeuncallejónyseinterpusoensucamino.Viodereojoelgestodepánicodelosniñosqueibanenelasientotraseroantesde
oírelchirridodelosfrenos.Sachsgiróhacia la izquierda instintivamente.Rogóal cieloque losneumáticos
mantuvieran el agarre, pero el asfalto estabamuy resbaladizo debido al rocío y alcalordelosúltimosdías.Elcochesedeslizósobreélcomosideunamotoacuáticasetratara.
Laparte traseragolpeócontra elmorrodelMercedes anoventakilómetrosporhora.Elgolpeabriólapuertatraseraylasmaletasnegrasqueconteníanlosequiposdeinvestigaciónsalieronvolandoporlosaires.Cayeroncontraelsueloyseabrieron,y su contenido se desperdigó sobre la calle.La poca gente que estaba en la acera,parroquianosquesedirigíanalaiglesia,tratódeponerseacubiertodelostrozosdevidrio,plásticoymetalquesaltaronporlosaires.
Elairbagseabrió,conelconsiguientesobresaltodeAmelia,quesecubriólacaraal ver que la furgoneta se precipitaba contra la fila de coches aparcados.Luego seestrellócontraunpuestodeperiódicosydiounavueltadecampana.Unashojasdeperiódico y las bolsas de plástico para recoger evidencias descendieron lentamentehaciaelsuelo,comodiminutosparacaídas.
El cinturón lamantenía en el asiento, boca abajo, con lamelena tapándole losojos.Comprobóqueteníasangreenlafrenteyenellabioytratódesoltarelcinturón.Peroelmecanismoparecíabloqueado.Unsurcodegasolinacalientecorríahaciaelinteriordelvehículo,resbalándoleporelbrazo.Buscóunanavajaenelbolsoyabriólahojaparacortarelcinturón.Cayócontraeltechodelafurgonetayestuvoapuntodecortarse.
«¡Vamos,aquéesperas, fueradeaquí!», sedijo, entre toses,provocadasporelhumo.
Laspuertasestabanbloqueadasynopodíaescaparporlapartetrasera,demodoquecomenzóadarpatadascontraelparabrisas.Noconsiguiónadaexceptounagudodolorenlostobillos.
¡Lapistola!Palpó la funda, pero el arma no estaba allí, con el golpe se habría caído en
cualquierlugar.Sintiendocómolagasolinacalientelemojabaelhombroyelbrazo,rebuscó frenéticamente entre las hojas de periódico y los objetos del equipodesperdigadossobreeltechodelafurgoneta.
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Porfin,violaculataasomandopordetrásdelespejoretrovisor.Cogióelarmayapuntósobrelaventanillalateral.
«Vamos,dispara»,sedijo,«seguroquetodavíanosehaacercadonadie».Perovaciló.¿Ysiladetonaciónincendiabalosvaporesdelagasolina?A continuación alejó cuanto pudo el arma de su empapada camisa y apretó el
gatillo.
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CincodisparosformandounaestrellayapesardeelloelsólidovidriopatentadoporGeneralMotorsnocedía.
Hizotresdisparosmás.Laensordecieron,pero,afortunadamente,lagasolinanoseinflamó.
Volvióadarpatadascontralaventanillay,porfin,elcristalsequebró,comounacascadadehielodecolorverde.Nadamásrodarhaciaelexterior,elhabitáculodelafurgonetaexplotóconunlargorugido.
Sedesprendiódelacamisaempapadaysequitóelchalecoantibalas.Ledolíauntobillo,peroseprecipitóhacia la iglesia,pasandoentre losparroquianos,y llegóalcoro.Elsueloestabacubiertodehumoyenunaesquinahabíallamas.
Derepenteaparecióelpastor, tosiendoycon lágrimasen losojos.Arrastrabaaunamujerinconsciente.Sachsleayudóallevarlahastalapuerta.
—¿Dóndeestáelsótano?Elpastortosió,sacudiendolacabeza.—Dígame,¿dóndeestáelsótano?—gritóSachs,pensandoenCaroleGanzyen
suhija.—Allí,pero…Alotroladodelsueloqueestabaardiendo.Sachsapenaspodíaverenmediodeldensohumo.Unmurocayófrenteaellos,
dejando al descubierto viejas vigas y pilares envueltos en llamas. Una nuevahumaredainundólanave,dondetodavíaquedabanmuchosasistentes.Ameliavacilóuninstanteantesdedirigirsealapuertadelsótano.
Elpastorlaagarróporelcodo.—Espere—dijo.Seacercóaunarmarioysacóunextintor—.Vamos.Sachsnegóconlacabeza.—Ustedno.Quédeseaquíydígalealosbomberosquehayunagentedepolicíay
otrapersonaenelsótano—ledijoalpastor,ysalióatodavelocidad.
Sitemueves…
Saltósobre las llamas,peroacausadelhumocalculómal ladistanciaygolpeócontra la pared demadera, cayendo hacia atrás. Se le quemaron algunos cabellos,perosesacudióparaapagarlos.Alponersedepie,lastablasquemadassequebraronbajosupesoycayódenuevo,golpeándoselacaracontraelsuelo.Sintiólasintensasllamaradas que provenían del sótano y se aferró como pudo a las tablas,incorporándose.
Sealejórodandodelbordedelagujeroysepusoenpiealllegarantelapuerta.De
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repente,sedetuvo.«¡Eh,chica,piensaantesdeactuar!».Sialotrolado,laestanciaestabademasiado
caliente, al abrir la puerta, el fuego aprovecharía el oxígeno de la abertura y lasllamaradaslaabrasarían.Tocólapuerta.Lamaderaestabacasiardiendo.
Pero¿quéotracosapodíahacer?Se escupió en la mano y agarró el picaporte con rapidez, girándolo a toda
velocidadysoltándolojustoantesdequeselequedarapegadoalapiel,abrasándola.Lapuertaseabrióyporlaaberturasalióunanubedehumoydechispas.—¿Hayalguienahí?—llamó,ycomenzóabajar.Laparteinferiordelaescaleraestabaardiendo.Aplicóelextintorylotiróhacia
abajo,antesdesaltaralsuelodelsótano.Seagachó.Allínohabíatantohumocomoarriba,perolasllamaslarodeaban.Elextintorhabíarodadohastaquedardebajodeunamesaqueestabaardiendo.«¡Olvídatedeél!»,sedijo,avanzando.
—¿Hayalguien?Noobtuvorespuesta.Entoncesrecordóqueelsujeto823amordazabaasusvíctimas.Abrióunaportezuelabajadeunpuntapiéyseasomóalinterior.Setratabadela
caldera,alotro lado,otrapuertaconducíaalexterior,peroestababloqueadaporunmontóndedesperdiciospastodelasllamas.Juntoaaquellapuertaestabaeltanquedecombustible,rodeadoporelfuego.
«Noexplotará», sedijo, recordando las leccionesdedicadasa los incendiosquehabíarecibidoenlaAcademia.«Elgasóleonoexplota.Apartalosdesperdiciosyabrelapuerta,manténabiertaturutadeescape.Luegoveabuscaralamujeryalaniña».
Vaciló,viendocómolasllamasseelevabanjuntoaldepósitodelcombustible.«Noexplotará,noexplotará».Avanzódospasosendirecciónalapuerta.«No…».Derepente,el tanquereventóporlapartedearribacomounalataderefrescoy
luegosepartióporlamitad.Unaespumadecoloranaranjadosaltóhaciaarriba.EnelsueloseformóungrancharcoquecomenzóafluirhastalospiesdeSachs.
«Noexplota,deacuerdo,peroardecomolayesca»,sedijoAmelia,retrocediendoycerrandolapuerta.Sehabíaquedadosinrutadeescape.
Retrocedió hasta las escaleras. Casi no podía respirar, a pesar de que andabaagachada,evitandoelhumo.¿Ysi823habíacambiadolasreglasysehabíallevadoaláticoasusvíctimas?
¡Crac!Miró hacia arriba, una gran viga de roble, envuelta en llamas, comenzaba a
desprendersedeltecho.Dioungritoy saltóaun lado,pero tropezóconalgoycayóal suelo.Volvióa
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mirarhaciaarriba.Unextremodelavigahabíacaídoalsueloyelotroseprecipitabasobreella.Gritódenuevoyseprotegióinstintivamenteconlosbrazos.
Con gran estruendo, la viga cayó sobreAmelia, golpeando sin embargo en unbancodemaderaquedetuvolacaídaaunoscentímetrosdesucabeza.Salióagatasysepusodenuevoenpie.
Miró a su alrededor, tratando de divisar algo a través del denso humo oscuro.Tosiendo,seagachóyseaproximóalaparedparadirigirsealrincónquetodavíanohabíacomprobado.
Supietropezóconunapiernaquesalíadedetrásdeunarmario.Cayódebruces,evitandoconlasmanosquesucaracayerajustosobreuncharcodeaceiteardiendo.Rodóhaciaun costadoy sacó el arma, que apuntó al rostro aterradodeunamujerrubiaquetratabadeincorporarse.
Cuando Sachs le quitó la mordaza, la mujer escupió una densa saliva negra.Luegogimióycarraspeó.
—¿CaroleGanz?Lamujerasintió.—¿Ysuhija?—No…estáaquí.Mismanos.¡Lasesposas!—Nohaytiempo.Vamos—dijoAmelia,ycortólatelaqueatabalostobillosde
Caroleconsunavaja.Mientras lohacíavio,contra lapared, juntoa laventana,unabolsadeplástico
queseestabaderritiendo.¡Laspistas!Graciasaellaspodríanaveriguardóndeescondíaalaniña.Seacercó
aella,pero,conunestallidoensordecedor,lapuertadelcuartodelacalderasepartióporlamitad,abriendopasoaunalenguadefuegodedosmetrosdelargo.Elaceiteseextendiósobreelsueloyrodeólabolsa,quesedesintegró.
ElgritodelamujersacóaAmeliadesuperplejidad.Laescaleraenteraerapastodelasllamas.Sachsseacercóalamesaysacóelextintorempujándoloconelpie.Laboquillasehabíaderretidoylabombonaestabademasiadocalientecomoparapodercogerla.Sacólanavajaycortóuntrozodesucamiseta,agarrandoelextintorporlaboquilla. Lo balanceó un par de veces y lo tiró sobre la escalera, lomás alto quepudo.Elextintorgolpeóenlosescalonessuperioresycomenzóarodarhaciaabajo.
Sachs sacó el arma y apuntó al cilindro rojo. Cuando éste llegó amitad de laescalera,disparóvariasveces.
Elextintorestalló.Algunostrozosdelabombonametálicapasaronsilbandosobresuscabezas,perosobrelasescalerasseposóunanubedepolvoydióxidodecarbonoque,momentáneamente,sofocólasllamas.
—¡Corra,vamos!Subieron los escalones de dos en dos. Sachs tiraba del brazo de la mujer,
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abriéndosepasohastaelinfiernodelaprimeraplanta.Yaenlanave,corrieronhaciala salida sobre unmontón de escombros. En lo alto, las vidrieras estallaban y losfragmentosdeunasfigurasdeJesucristo,laVirgenyelpropioDioscaíanenvueltosenllamassobresusespaldas.
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Cuarentaminutos después, Sachs estaba curada y vendada y había respirado tantooxígenopuroqueestabaapuntodemarearse.SesentabajuntoaCaroleGanzyfrentea los restos del templo, del que apenas quedaba nada excepto los dosmuros de lanavey,curiosamente,unapartedelaterceraplanta,sosteniéndoseenelvacíosobreunpaisajelunarderuinasycenizas.
—Pammy, Pammy…—masculló Carole, y tosió una vezmás. A continuaciónvolvióacolocarse lamáscaradeoxígenoyechólacabezahaciadelante,apoyandoloscodosenlaspiernas.Estabaexhaustaydolorida.
Sachsmiróotragasabañadaenalcoholconlaqueacababadelimpiarselacara.Lasprimeraserandecolormarrón,estaúltimaeramásbienrosada.Noteníaheridasgraves,tansólouncorteenlafrente,pequeñasquemadurasdesegundogradoenelbrazoyenlamanoyuncorteenellabioquehabíanecesitadotrespuntos.
Carolehabíainhaladomásdióxidodecarbonoyteníaunamuñecarota,vendadayaycubiertaporunaescayolaprovisional.
—Ese hijo de puta—decía entre toses, con los dientes apretados—. ¿Por quéPammy?¿Porqué?¡Sólotienetresaños!
Selimpiólaslágrimasconeldorsodelamanoqueteníasana.—Talveznoquierahacerledaño.Poresosólotedejóatienlaiglesia.—No —espetó Carole con furia—. No le importa nada. ¡Está loco! Vi
perfectamentecómolamiraba.Levoyamatar,levoyamatar—dijo,ysuspalabrassedisiparonenunnuevoataquedetos.
Sachsfruncióelceño.Sindarsecuenta,sucomentariohabíaahondadoaúnmásenlaheridadelamujer.Debíasermáscautelosa.
—¿Puedecontarmeloquehaocurrido?Entretosesysollozos,CaroleGanzlerelatóelsecuestro.—¿Quierequellamemosaalguien?—preguntóSachs—.¿Asumarido?Carole no respondió, se limitó a abrazarse las rodillas.Tenía el aspecto de una
mujercompletamentedesamparada.Sachslacogiódelbrazoconsumanomaltrechayrepitiólapregunta.
—¿Mimarido…?—dijoCarole,conunamiradamuyextraña—.Mimaridohamuerto.
—Oh,losiento.Carole fue cayendo en una especie de sopor debido a los sedantes y una
enfermera la ayudó a entrar en la ambulancia, donde se echó a descansar en lacamilla.SachsvioqueLonSellittoyJerryBanksseaproximaban.
—Dios mío, agente—dijo Sellitto, mirando a su alrededor—. ¿Dónde está laniña?
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Sachsnegóconlacabeza.—Todavíalatiene.—¿Estásbien?—preguntóBanks.—Noesnadaserio—dijoeindicólaambulanciaconunmovimientodecabeza
—.Lavíctima,Carole,notienedineronisitiodondedormir.EstáenlaciudadparahaceruntrabajoparalaONU.¿Puedeshacerloposible,detective?
—Claro—respondióSellitto.—¿Ylaspistas?—preguntóBanks,haciendounamuecatrastocarseunvendaje
queteníasobrelacejaderecha.—Nohaypistas—respondióSachs—.Lashevisto en el sótano, peronopude
llegaratiempoysehanquemado.—Mierda—mascullóBanks—,¿yquélevaapasaralaniña?«¿Atiquéteparecequelevaapasar?»,sedijoSachs.AmeliaseacercóalafurgonetadelaIRDenbuscadelmicrófono.Secolocólos
auricularesycuandoestabaapuntodellamaraRhymevaciló.¿Quépodíadecirleél?Miró hacia la iglesia. ¿Cómo podía examinar la escena de un crimen si habíadesaparecido?
Estaba de pie, con los brazos en jarras, contemplando las ruinas del incendiocuando oyó un ruido que no pudo identificar.Un pitido lejano acompañado de unruidometálico.No leprestóatenciónhastaquevioqueLonSellitto,que seestabalimpiandoelpolvodelacamisa,levantólacabezaydijo:
—Nopuedocreerlo.Ameliasiguióladireccióndesumirada.Unafurgonetanegradegrantamañoestabaaparcadaaunamanzanadedistancia.
Larampadecargaydescargadelapuertatraseradescendía,portandoalgo.Ameliase quedó de piedra. Parecía uno de los robots que utilizaba la patrulla deDesactivacióndeExplosivos.Larampallegóalsueloyelrobotcomenzóarodar.
Amelianopudoevitarunacarcajada.Elartefactogiróhaciaellosycomenzóamoverse.Lasilladeruedasparecíaun
Pontiac Firebird de color rojo. Se trataba de uno de esos modelos eléctricos, conpequeñasruedastraseras,unaenormebateríayelmotorenlapartebaja.
Thomavanzabaasulado,peroeraRhymeelqueconducía,graciasauncablequesosteníaenlaboca.Susgestoseranextrañamentegráciles.Seacercóhastaellaysedetuvo.
—Vale,vale,tementí—dijo.Ameliadejóescaparunsuspiro.—¿Cuandomedijistequenopodíasirensilladeruedas?—Mentí, lo confieso. Sé que te vas a enfadar, Amelia, así que enfádate ya y
acabemosconello.
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—¿Tehasdado cuentadeque cuandoestásdebuenhumorme llamasSachsycuandonoloestásmellamasAmelia?
—Yonoestoydemalhumor.—Noloestá—intervinoThom—,peroodiaquelecojanenunamentira—dijo,
señalandolaimpresionantesilladeruedasconlacabeza.Ameliasefijóenlamarca.SetratabadeunmodeloStormArrow,fabricadoporActionCompany—.¿Recuerdaselcuentodequenopodíamontarensilladeruedas,etcétera,etcétera?Pueslatieneguardadaenelpisodeabajo.Espatético,peroenfin,noteenfadesconél.
—A ti nadie te ha dado vela en este entierro, ¿de acuerdo, Thom? Ya me hedisculpado.
—Latienehaceaños—prosiguióelenfermero—.Lecostóaprenderamanejarlaconesecable,pero se ledamuybien.Apropósito, amí siempreme llamaThom.Jamásseacuerdademiapellido.
—Me cansé de que todo el mundo me mirase —adujo Rhyme—, así queabandonélospaseos.—LuegosefijóenlabiorotodeAmelia—.¿Teduele?
Ellasepalpóellabio,queesbozabaunasonrisa.—Pinchacomoundemonio.Rhymemiróhaciaunlado.—¿Yatiquétehapasado,Banks?¿Ahorateafeitaslafrente?—Me he golpeado contra un camión de bomberos—dijo Banks, tocándose el
vendajeunavezmás.—Rhyme —prosiguió Amelia, dejando de sonreír—. Aquí no hay nada para
nosotros.Tienealachicaynohepodidorecogerlaspistas.—Ah,Sachssiemprehayalgo.TenfeenlasenseñanzasdemonsieurLocard.—He visto cómo se quemaban las pistas y si queda algo está enterrado bajo
toneladasdeescombros.—Entonces buscaremos las pistas no preparadas. Vamos a trabajar juntos esta
escena,Sachs.Vamos.Exhalóairepordosvecessobreelcable—eraunaespeciedepajita—ycomenzó
aavanzar.Antesdellegaralaiglesia,sedetuvo:—Espera.Teestásvolviendomuydescuidado,Rhyme.Ponunasgomasenesas
ruedas,¿noquerrásquetushuellasseconfundanconlasdelsospechoso?
—¿Pordóndeempezamos?—Necesitamos una muestra de las cenizas —dijo Rhyme—. En la furgoneta
habíabotesdepinturalimpios.Tráelos.Amelianotardóenvolverconuno.—¿Sabesdóndecomenzóelfuego?—preguntóRhyme.—Sí.
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—Cogeceniza.Bastaconunkilo.Yacércatecuantopuedasalfocodelincendio.—De acuerdo—dijo Amelia, trepando por un muro de ladrillo de un par de
metros,queeracuantoquedabadelafachadanortedelaiglesia.Alverla,seacercóunoficialdebomberos.—Eh,agente,espeligroso,todavíanohemosaseguradolazona.—Nocreoqueseatanpeligrosocomolaúltimavezquememetíaquí—replicó
Amelia,luegosostuvolalatadepinturaconlosdientes,dispuestaadescenderhaciaelsótanodelaiglesia.
LincolnRhyme la observaba, pero en realidad se veía a símismo, tres años ymedio atrás, quitándose la chaqueta del uniforme y metiéndose en un túnel deconstruccióndelmetro,enlazonadelAyuntamiento.
—Sachs —llamó—. Ten cuidado. Ya he visto la furgoneta. No me gustaríaperdertedosvecesenelmismodía.
Ameliaasintióydesaparecióalotroladodelmuro.Alcabodeunosminutos,RhymesedirigióaBanksconunbramido.—¿Dóndedemoniosestá?—Nolosé.—Puesmiraaver.Banksseasomóalotroladodelmuro.—¿Vesalgo?—Haymuchosescombros.—Yaséquehaymuchosescombros.¿Nolaves?—No.—¡Sachs!—gritóRhyme.Seoyóunlargocrujidodemaderasyluegounderrumbamiento.—¡Sachs!¡Amelia!Nohuborespuesta.CuandoRhymeestabaapuntodellamaralosbomberos,oyeronlavozdeSachs.—¡Yavoy!—Jerry—dijoRhyme.—Estoylisto.La lata salió volando del sótano. Banks la cogió con una mano. Sachs salió
trepandodelsótano.AlcabodeunosmomentosestabajuntoaRhyme,limpiándoseelpolvodelospantalones.
—¿Estásbien?Sachsasintió.—Ahoravamosalcallejón—dijoRhyme—.Estacalletienetráficoatodashoras
asíqueseguroqueaparcóenelcallejónmientrasmetíaalavíctimaenlaiglesia.Ahíesdondeaparcó.Utilizóaquellapuerta.
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—¿Cómolosabes?—Haydosvíasparaabrirunapuertacerrada.Medianteelcerrojoolasbisagras.
Éstaestaríacerradadesdeelinterior,asíquesacólasbisagras.¿Loves?Luegonosemolestóenvolverametertodoslostornillos.
Atravesaron la puerta y avanzaron por el oscuro callejón que había junto alcostado de la derruida iglesia. Sachs llevaba la linterna encendida e iluminaba elsuelo.
—Hay que buscar huellas de neumático—dijo Rhyme—. Quiero saber dóndeaparcó.
—Aquíhayhuellas—dijoAmelia al cabodeunmomento—.Aunqueno sé sisondelasruedasdelanterasotraseras.Puedequeentraramarchaatrás.
—¿Sonclarasoestánunpocoborradas?—Unpocoborradas.—Entonces son de las ruedas delanteras—dijoRhyme, y se echó a reír—.Tú
ereslaexpertaenautomoción,Sachs.Silashuellasestánmedioborradassólopuedenserdelasruedasdelanteras.Lapróximavezquesubasatucochefíjate.Seguroquetú también mueves un poco el volante antes de salir, para ver si las ruedas estánrectas.ElcocherobadoesunFordTaurusdel97.Mide197,5delargo,108,5entrelos ejes de las ruedas. Unos noventa centímetros desde el eje trasero hasta elmaletero.Compruebaesasmedidasyrecogemuestrasdelsuelo.
—Oh,vamos,Rhyme,¿cómosabestodoeso?—Lohemiradoestamañana.¿Hasexaminadolasropasdelavíctima?—Sí,ylasuñasyelpelo.Ah,Rhyme,¿sabesunacosa?LaniñasellamaPammy,
peroeltipolallamaMaggie.Igualqueconlachicaalemana,alaquellamabaHanna,¿teacuerdas?
—Querrásdecirquelohacíasuotroyo—dijoRhyme—.Megustaríaconoceratodoslospersonajesdeestapequeñaobra.
—Tambiénvoyarecogermuestrasdelatierradelapuerta.Rhymelaobservabayjustocuandoibaarecordarlequetodaescenadeuncrimen
tienetresdimensiones,Ameliapasólaaspiradoraporlapuertayporlasjambas.—Es probable que comprobase el interior antes de meterla —dijo Amelia, y
también pasó la aspiradora por el alféizar de la ventana. Rhyme también estaba apunto de darle esa orden. Escuchaba el zumbido de la aspiradora, pero segundo asegundoibasumergiéndoseenelpasado,enloocurridounashorasantes.
—Rhyme…—Chist.Como los paseos que ahora daba, como los conciertos a los que ahora asistía,
comoenmuchasdesusconversaciones,Rhymeseibasumergiendomásymásenelinteriordesuconciencia.Ycuandollegabaaunlugarenparticularsedabacuenta,
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aunquenosupieradóndeseencontraba,dequenoestabasolo.Enaquellosmomentosimaginabaaunhombredebajaestatura,conguantesoscurosypasamontañas.BajabadeunFordTaurusplateadoconolor anuevo.Lamujer,CaroleGanz, estabaenelmaletero,mientrassuhijaseencontrabacautivaenunedificioantiguoconstruidoenmármol rosadoy ladrillocaro.Viocómoelhombrearrastrabaa lamujer fueradelcoche.
Eraunaimagentannítidacomosifueraunrecuerdo.Hacíasaltarlasbisagrasyabríalapuerta.Tirabadelamujerylaataba.Antesde
alejarsesedeteníaparamiraraCarole,igualquesehabíadetenidoparaobservaralhombrequehabíaenterradojuntoalasvías.
Comohabía atado aTammie JeanColfax al tubo, en el centrodel sótano, paraverlabien.
Pero¿porqué?SepreguntóRhyme.¿Porquésedetieneamirarasusvíctimas?¿Para asegurarsedequenopuedenescapar? ¿Para comprobarqueno sehadejadonada?¿Para…?
Derepenteabriólosojos,ylaimagendelSujetoDesconocido823sedesvanecióensumente.
—¡Sachs! ¿Recuerdas la escena de Colfax? ¿Cuándo encontraste la huella delguante?
—Sí.—Dijistequesedeteníaamirara susvíctimas,peronosabíasporqué.Bueno,
puesyalosé.Lasmiraporquetienequehacerlo.
Porqueestáensunaturalezahacerlo.
—¿Quéquieresdecir?—Vamos.Rhyme absorbió dos veces en el control de la silla de ruedas y ésta giró en
redondo,luegosoplóycomenzóaavanzar.Llegóalaaceray,sorbiendounavez,sedetuvo.Acontinuaciónmiróasualrededor.
—Quiere ver a sus víctimas y apuesto a que quería ver a los que asistían alservicio.Desde algún lugar en el que se sintiera seguro.Un lugar donde luego notuvieraquelimpiarlashuellasdesupresencia.
Atravésdelacallevioelúnicositiodesdeelquepodríaverselaiglesiasinservisto,elpatiodeunrestaurantesituadofrentealaiglesia.
—¡Allí!Vamos.Sachscargósuarma,cogiólasbolsasconmuestrasdetierraydepolvo,unparde
lápices y la aspiradora. Rhyme observó cómo corría hasta el patio y subía losescalonesqueconducíana la terrazadel restauranteobservandoa sualrededorcon
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muchocuidado.—Haestadoaquí—dijoAmeliadesdeelpatio—.Hayunahuella igualque las
otras.«¡Sí!»,exclamóRhymeparasí.Sesentíabien.Elsol,elaire,losespectadores.Y
laexcitacióndelacaza.
Sitemueves,nopuedencogerte.
Ya,perosiellossemovíanmásdeprisa,sílecogerían.Miróhacialamultitudqueseagolpabaalotroladodelavalla.Algunaspersonas
lomirabanaél,muchasmásteníanlavistapuestaenAmeliaSachs.Ameliaexaminóelpatioduranteuncuartodehora,alcabodelcualseacercóa
Rhymeconunabolsadeevidencias.—¿Qué has encontrado, Sachs? ¿Su carné de conducir? ¿Su certificado de
nacimiento?—Oro—replicóAmelia—,heencontradooro.
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—Vamos—dijoRhyme—,tenemosquemovernosantesdequellevea laniñaa lasiguienteescena.
ThomtrasladóaRhymedenuevoalClinitronayudándosedeunatablaporlaquelodeslizó.Sachssequedómirandoelascensorparalasilladeruedasconstruidoenunode losarmariosde lahabitación;elmismoqueRhymelehabía impedidoabrircuandoladirigíahaciaelarmariodelosCDs.
—No tenemos pistas preparadas—dijo Rhyme—, demanera que no podemosdeducirdóndeseráelpróximocrimen.Estavezvamosaportodas,vamosabuscarsucasa.
—¿Creesquepodrásencontrarla?—preguntóSellitto.«¿Tenemosotraelección?»,sepreguntóRhyme.Bankssubiólaescaleraatodaprisa.AntesdellegaralacamadeRhyme,éstese
dirigióaél.—¿Quétehandicho?Rhyme sabía que la diminuta pepita de oro que había encontrado Amelia no
estabaalalcancedelimprovisadolaboratoriodeMelCooper,demodoquelepidióaJerryBanksquelallevaraallaboratoriodelFBI.
—Nosllamaránenmenosdemediahora.—¿Mediahora?¿Nolehandadoprioridad?—Claro que se la han dado, Dellray estaba allí. Tendrías que haberlo visto,
ordenó que la examinaran inmediatamente y dijo que si el informemetalúrgico noestabaensusmanosloantesposible,élmismoseencargaríadedarporel,etcétera,etcétera,amásdeunhijode,etcétera,etcétera.
—Rhyme—dijoSachs—,CaroleGanzmedijoalgoquepodríaser importante.Elsujetoledijoqueladejaríaescaparsielladejabaqueledesollaraunpie.
—¿Queledesollaraunpie?—Detodasformasnointentónada.CaroleGanzmedijoquenopudohacerlo.—Comoenelprimercrimen—dijoSellitto.—Interesante…—reflexionóRhyme—.Yo creía que había descarnado el dedo
delavíctimaparaquenadierobaraelanillo.Perotalveznofueporeso.Recordadsucomportamiento: cortó el dedodel taxista y lo llevó encimadurante algún tiempo;cortóelbrazoy lapiernade lachicaalemana;robó loshuesosyelesqueletode laserpiente;sequedóescuchandomientrasrompíaeldedodeEverett…Hayalgomuyparticularensumaneradeveralasvíctimas…Hayalgo…
—¿Anatómico?—Exacto,Sachs.—ExceptoconCaroleGanz—dijoSellitto.
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—Aeso voy—dijoRhyme—. Podría haberle quitado la piel y aun así dejarlavivaparanosotros.Peroalgoledetuvo,¿elqué?
—¿Quéesdistintoensucaso?Noeselhechodesermujer,nieldequenoseadelaciudad—adujoSellitto.
—Puedequenoquisierahacerledañodelantedesuhija—sugirióBanks.—No—sentencióRhyme—,lacompasiónnoespropiadeél.Sachstuvounaidea.—CaroleGanzesdistintaalosdemásporqueesmadre.Rhymeloconsideróporunmomento.—Esopodría ser.Madre e hija.No es suficiente para dejarlasmarchar, pero sí
impidióquelastorturase.Thom,¿puedesmarcaresoconunainterrogación?—LuegosedirigióaSachs—.¿TecontóCaroleGanzalgomássobresuaspecto?
Sachsrevisósusnotas.—Nadanuevo.Pasamontañas,guantesnegros…—¿Guantesnegros?—dijoRhyme,leyendoelposter—.¿Nodijorojos?—No,negros.Lepreguntésiestabasegura.—Y el trozo de cuero también era negro, ¿verdad,Mel? Puede que sea de los
guantes,pero,entonces,¿dedóndeprovieneelcuerorojo?Cooperseencogiódehombros.—No lo sé, pero hemos encontrado dos trozos, así que tiene que ser de una
prendaderopaodealgoquelleveencima.Rhymemirólasbolsasdelasevidencias.—¿Quémáshemosencontrado?—Loquehemos recogidoenelcallejónde la iglesia—dijoSachs,vaciandoel
filtrodelaaspiradorasobreunahojadepapel.Melexaminólasmuestrasconunalupa.—Aquínohaynada…Tierra,minerales,lamicadeManhattan…—Siguemirando.—Vegetaldescompuesto.Nohaynadamás.—¿YloqueencontrasteenlasropasdeCaroleGanz?Cooperexaminólasmuestras.—Tierra—dijoCooper—ypiedras.—Ensucasa,¿dóndelatenía?—Enelsuelodelsótano.Unsuelomuysucio,segúnmedijo.—¡Excelente!—exclamóRhyme—.Analizaesatierra.Cooper colocó una muestra en el microscopio electrónico. Al cabo de unos
segundos, la pantalla del ordenador parpadeó,mostrando lo que parecía un paisajelunar.
—Deacuerdo,Lincoln…Voyaconsultarmisnotas…Porlacomposiciónes…
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—¿Carbonatosódico?—¿Noesincreíble?—dijoCooper,riendo—.¿Cómolosabes?—Lo utilizaban los curtidores durante los siglosXVIII yXIX. El ácido tánico
sirveparacurarelcueroyelmaterialalcalinolocompacta.Demodoquesucasaestápróximaaunaviejacurtiduría.
Rhymenopudoevitarunasonrisa.«¿Oyespasosatusespaldas,823?Puessomosnosotros»,sedijo.
VolviólacabezaycontemplóelplanodeManhattan.—A causa del olor, nadie quería curtidurías en su barrio, de modo que el
ayuntamientorestringiómuchosuubicación.SéquehabíaalgunasenelLowerEastSideyenWestGreenwichVillagecuandoelVillagenoeramásqueeso,unpueblo.Amediados del sigloXIX también hubo algunas en elWest Side, cerca del túneldondeencontramosalachicaalemana.¡Ah!,yaprincipiosdelsigloXXtambiénlashuboenHarlem.
Rhyme leyó la lista de supermercados para revisar la localización de losShopRitesdondevendíanpatasdeternera.
—Chelsea no. No había curtidurías. Harlem tampoco, no hay ShopRites. DemodoquelabúsquedasereducealWestVillage,alLowerEastSideyalWestSide.OtravezHell'sKitchen.Parecequetienedebilidadporeselugar.
Sóloveintekilómetroscuadradosdondebuscar,pensóRhymecon ironía.YaelprimerdíadetrabajoenlapolicíadeNuevaYorksediocuentadequeresultabamásfácilocultarseenManhattanqueenlasmontañasRocosas.
—Sigamos.¿VesalgoenlapiedraquehabíaenlasropasdeCaroleGanz?Cooperestabainclinadosobreelmicroscopio.—Esperaqueloenfoque.—Enséñamelo,Mel.Alcabodeunosmomentos,Rhymepudoverlostrocitosdepiedraydevidrioen
lapantalladesuordenador,comobrillantesasteroides.—Muévelosunpoco.—El de la izquierda es mármol, rosado —dijo Cooper—. Como el que ya
habíamosencontrado.Yenmedio,esedecolorgris…—Es cemento. Y el otro es ladrillo—dijo Rhyme—. De un edificio de estilo
federal,comoelayuntamientode1812.Sóloquelafachadaerademármol,elrestoeraladrillo.Lohacíanparaahorrar.Bueno,enrealidad,paraqueeldinerodestinadoacomprarmármolfueraapararadeterminadosbolsillos.Bien,¿quémástenemos?Laceniza.Encontremosloqueprovocóelincendio.
Cooper analizó las muestras de ceniza con el microscopio electrónico y luegoobservólacurvaqueaparecióenlapantalla.
Lagasolinarefinada,conlosaditivosycolorantesdelfabricante,resultabafácil
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de identificar, siempre y cuando el Sujeto Desconocido 823 no hubiera mezcladocombustibledevariasmarcas.CooperanuncióqueloqueexaminabancoincidíaconlagasolinaGasExchange.
BanksabriólasPáginasAmarillas.—Hay seis estaciones de servicio enManhattan. Tres en el centro. Una en la
SextaconHouston;otraenDelancey,503Este;yotraenla19conlaOcho.—La19quedademasiadoalnorte—dijoRhyme,mirandoelposterdeMonet—.
EastSideoWestSide.¿Encuál?Supermercados,estacionesdeservicio…Unhombremuyaltoaparecióenelvanodelapuerta.—¿Puedounirmealafiesta?—preguntó.SetratabadeFrederickDellray.—Esodepende—replicóRhyme—.¿Traesalgúnregalo?—Ah, un regalo magnífico —dijo el agente, agitando un sobre con el sello
redondodelFBI.—¿Nuncallamasalapuerta,Dellray?—preguntóSellitto.—Heperdidolacostumbre.—Vamos,entra.¿Quénostraes?—Puesnoestoyseguro,yonoentiendodeestascosas.Dellraycomenzóaleerelinforme,ysedetuvoporuninstante.—TonyFarco,delPERT,envíasaludosparati.Esélelquehahechoelanálisis.
Espandeoro,entresesentayochentaañosdeantigüedad.Tieneadheridasalgunasfibrasdecelulosa,asíqueesmuyposiblequeprocedadeunlibro.
—Claroqueprocededeunlibro—dijoRhyme.—Tambiéntienealgunaspartículasdetinta.Citotextualmente:«Nodifieredela
tintaqueutilizalaBibliotecaPúblicadeNuevaYorkparasellarlaúltimapáginadesuslibros».
—Unlibroprestadoporunabiblioteca—musitóRhyme.—¡Unlibroconunacubiertadecuerorojo!—dijoAmelia,derepente.—¡Exacto! —dijo Rhyme—. De ahí los trozos de cuero rojo que habíamos
encontrado,ynodeunguante.Demodoquesepaseaporahíconunlibro.Puedequeseasubiblia.
—¿La Biblia? —preguntó Dellray—. ¿Crees que se trata de una especie defanáticoreligioso?
—No, no la Biblia, Fred, sino su biblia. Banks, llama a la Biblioteca Pública,puedequeseaasícomohagastadolassuelas,leyendoenlabiblioteca.Séqueesunaapuestaarriesgada,peronotenemosmuchasopciones.QuierounalistadetodosloslibrosdeviejorobadosenManhattanenelúltimoaño.
—Deacuerdo—dijoBanksycomenzóarascarselacicatrizdeunadelasheridasquesehabíahechoalafeitarse,mientrassedirigíaalteléfonoparallamaralalcaldea
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suteléfonoparticular.TeníaintencióndequelepusieraencontactoconeldirectordelaBibliotecaPúblicadeNuevaYork.
Mediahoradespués,elfaxexpulsóunalistadedospáginas.Thomseencargóderecogerlas.
—Uf,quédedosmáslargostienenloslectoresdeestaciudad.Enelúltimoañoloslectoreshabíansustraídoochentaycuatrolibrosdecincuenta
omásañosdeantigüedaddelaBibliotecaPúblicaodesussucursales,treintaycincodeellosenManhattan.
Rhymerepasólalistadeautores:Dickens,Austen,Hemingway,Dreiser…Librossobremúsica, filosofía,viticultura, crítica literaria, cuentosdehadas.Sorprendente,apenasteníanvalor:veinte,treintadólares.Nodebíandeserprimerasediciones,perolosladrones,porsupuesto,nolosabían.
Continuórepasandolalista.Nada,nada,quizás…Yentonceslovio.Crime in Old New York, de Richard Wille Stephans, publicado por Bountiful
Press en 1919. Su valor era de sesenta y cinco dólares y había sido robado en lasucursal deDelancey de la Biblioteca Pública deNuevaYork hacía nuevemeses.Tenía diez por catorce centímetros de tamaño, estaba forrado en piel y tenía losbordesdelaspáginasdorados.
—Quiero un ejemplar de este libro.Meda igual lo que tengáis que hacer paraconseguirlo,idalaBibliotecadelCongresosiespreciso.
—Yomeocupodeeso—ofrecióDellray.
Supermercados,estacióndeservicio,biblioteca…
Rhyme sabía que tenía que tomarunadecisión.Tenía trescientas personas a sudisposición,peroserviríandemuypocositeníanquedispersarseporlosladosesteyoestedeManhattan.
Volvióafijarseenelposter.«¿EstásenelWestVillage?»,preguntóensilencio.«¿Hascompradolagasolinay
robado el libro en el lado Este para despistarnos? ¿O es ahí donde vives? ¿Hastadónde llega tu inteligencia?». Aunque ésa no era la pregunta, se dijo Rhyme. Noimportabasieramuyinteligenteono,importabahastaquépuntosecreíainteligente.Puescuantomásconfiaraensímismo,másconfiaríaenquenodejabatrasdesílaspistasque,segúnpalabrasdemonsieurLocard,todocriminaldeja.
—Dirigíos alLowerEastSide,olvidaosdelVillage.Todos loshombresdeBo,todostushombres,Fred.Estoesloquetenéisquebuscar:unedificiodeestilofederalde cerca de doscientos años de antigüedad, con la fechada principal de mármol
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rosadoy las lateralesy la traserade ladrillo.Probablementeseaunedificiogrande.Pudoserunamansiónounedificiooficial.TienegarajeoalmacéndecarruajesyenlosúltimosdíashansalidodeélunFordTaurusyuntaxiamarillo.
RhymemiróaSachs.
Dejaratrásalosmuertos…
SellittoyDellrayhicieronlasllamadasoportunas.—Yotambiénvoy—dijoSachs.—Noesperabamenos.Cuandooyóquelapuertasecerraba,Rhymesusurró:—Deprisa,Sachs,deprisa.
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Tres cochespatrullapeinaroncuidadosamente elLowerEastSide.Encadaunodeellosibandosagentes,buscandoconlamirada.
Poco después aparecieron dos berlinas negras… es decir, dos sedanes. Sinidentificar,perolassirenasquellevabanenel interior,sobreelcuadro,próximasalespejoretrovisorderecho,nodejabanlugaradudas.
Sabía que estaban cerca y que sólo era cuestión de tiempo que encontraran sucasa, pero le sorprendióquehubieran sido tan rápidos.Lemolestóparticularmentever cómo los policías se deteníany se bajabandel cochepara examinar unTaurusplateadoaparcadoenCanalStreet.
¿Cómodemonioshabíanaveriguadoelmodelodesuvehículo?Sabíaquerobaruncocherepresentabaungranriesgo,peropensabaqueHertztardaríavariosdíasennotificar la falta de uno de sus coches.E incluso, aunque lo hiciera con prontitud,pensabaquejamásrelacionaríanelroboconél.Laverdadesqueeranmejoresdeloquepensaba.
Unodelospolicíassefijóensutaxi.Girandohacialaderecha,elcoleccionistadehuesosseinternóenHoustonStreet,
escabulléndoseentreunamultitudde taxis.Mediahoradespués, sehabíadeshechodeltaxiydelFordyhabíavueltoapiealamansión.
LapequeñaMaggielomiró.Tenía miedo, por supuesto, pero había dejado de llorar. Se preguntó si debía
quedársela y olvidarlo todo. Quedarse con la niña, criarla. Sopesó esa idea unosmomentosyfinalmenteladesechó.
No,tendríaqueresponderademasiadaspreguntas.Además,laniñalomirabadeunmodoextraño,comosi tuvieramásdetresaños.Siemprerecordaríaloqueél lehabía hecho.Durante algún tiempo tal vez pensara que no había sidomás que unsueño,peroalgúndíalaverdadsaldríaalaluz.Laverdadsiempresalíaalaluz,pormuchoqueseintentaseocultarla.
No,nopodíaconfiarenella.Nopodíaconfiarennadie.Alfinal,todoserhumanoacababapordecepcionarle.Sólopodíaconfiarenelodio,enloshuesos.Lodemáseratraición.
Apariencia Residencia Vehículo OtrosRazacaucásica,hombre,constituciónmenuda.
Probablementetieneunacasaenunlugarseguro. Taxi.
Conoceelprocedimientoquesesigueenlaescenadelcrimen.
Ropas
Localizadocercade:B'way&82ª,ShopRiteB'way&96ª,AndersonFoods,Greenwich&Bank,ShopRite2ªAvda.,72-73,GroceryWorld,BatteryParkCityJ&G'sEmporiu17092ªAvda,AndersonFoods34ª&
Sedán,modeloreciente Posiblemente
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oscuras. Lex,FoodWarehouse8ªAvda.y24ª,ShopRiteHouston&LafayetteShopRite6ªAvda.&Houston,J&G'sEmporiumGreenwich&FranklinGroceryWorld.
grisclaro,plateadoobeige.
estéfichado.
Guantesviejosdepieldecorderocolorrojizo.
Edificioviejomármolrosa.
Cochealquilado,quizárobado
Sabedisimularlashuellasdactilares.
After-shave¿paradisimularotroolor?
Construidohacecienañosalmenos,probablementeunaviejamansiónoantiguoedificioinstitucional.
Hertz:Taurusplateado,modelodeesteaño.
Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino. EdificioestilofederalenelLowerEastSide.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros.
Legustanlascosas«viejas».
After-shave=coloniacorriente.
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».
Elpeloescastaño.
Tienerudimenosdealemán.
Cicatrizprofundaendedoíndice.
Leatraenlossubterráneos.
Ropainformal Doblepersonalidad.
¿Guantesdesteñidos?
Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.Desgasteinusualdelasueladelzapato¿lectorvoraz?Escuchamientrasrompeloshuesosdelasvíctimas.Dejaunaserpientepararetaralosinvestigadores.Legustadespellejarelpiedelasvíctimas.Llamaaunadelasvíctimas
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«Maggie».Madresconniñostienenunespecialsignificadoparaél.¿EssumodeloCrimeninOldN.Y.?
SeagachójuntoaMaggieyaflojólamordaza.—Quieroquevengamimamá—aullólapequeña.Él no dijo nada. Volvió a ponerse en pie y lamiró, contemplando su delicado
cráneo,suspequeñosbrazos.Gritabacomounasirena.Sequitóelguanteyleacaricióelpelo.(«Sepuedenobservarhuellasdactilares
sobrecarnehumana,siemprequese tomenantesdequepasen90minutosdespuésdel contacto [ver KROMEKOTE], pero nadie ha logrado todavía observar yreconstruirhuellasdactilaresenelcabellohumano».Rhyme,PhysicalEvidence,4aed.,ForensicPress,1994.)
Elcoleccionistadehuesosseincorporólentamenteysedirigióalpisodearriba,aunagransala,pasandojuntoaloscuadrosdelpasillo:trabajadoresymujeresyniñosmirando. Inclinó la cabeza al oír un leve ruidoprocedentedel exterior.El ruido sehizomás fuerte, parecía un repiqueteometálico. Cogió la pistola y se dirigió a lapartetraseradeledificio.Descorrióelcerrojoyabriólapuerta,apuntandoelarma.
Elgrupodeperroscallejeroslomiró,aunqueenseguidavolvieronaconcentrarseenelbidóndebasuraquehabíanvolcado.Sedeslizóelarmaenelbolsilloyvolvióalcomedor.
Seaproximóaunaventanaymiróhaciaelviejocementerio.Allíestabaotravezelhombredenegro.Enladistancia,losnegrosmástilesdelosvelerosatracadosenEastRiverapuntabanhaciaelcielo.
El coleccionista de huesos sintió una abrumadora sensación de tristeza. Sepreguntósiseacabaríadeproduciralgunatragedia.Quizáselgranincendiode1776acabara de destruir la mayoría de los edificios que jalonaban Broadway. O laepidemia de fiebre amarilla de 1795 había diezmado a la colonia irlandesa. O elincendio del barco de recreoGeneralSlocum en 1904 habíamatado amás demilmujeresyniños,destruyendoelbarrioalemánenelLowerEastSide.
Oquizásintieraotrastragediasqueprontotendríanlugar.Al cabo de unos minutos, Maggie dejó de gritar y sus chillidos se vieron
reemplazadosporel ruidode laviejaciudad,el rugidode losmotoresdevapor, eltañidodelascampanas,elestallidodealgunosdisparos,elresonardeloscascosdeloscaballossobrelascallesadoquinadas.
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Siguiómirando, ajeno a los agentes que le perseguían, ajeno a la presencia deMaggie,observandotansólolafantasmagóricaformaquerodabasobrelacalle.
Entoncesyahora.
Siguiómirando,perdidoenotrotiempo,ynosepercatódelosperroscallejeros,quehabíanentradoa travésde lapuertaquehabíadejadoentreabierta.Lomirarondesdeelpasilloqueconducíaalasala,deteniéndosesólounmomentoantesdedarmediavueltaydirigirsetranquilamentealapartetraseradeledificio.
Levantaronelhocicoylasorejas,alertasantenuevosoloresysonidos.Hastaqueadvirtieroneldébilgemidoqueprocedíadealgúnlugarqueseencontrabadebajodeellos.
ElhechodequehastalosHardyBoysseseparasendabaideadehastaquépuntollegabasudesesperación.
BeddingseencargabadelasseismanzanasquehabíaalrededordeDelancey,Saulestaba algo más al sur. Sellitto y Banks tenían sus propias áreas de búsqueda ytrescientosagentesdepolicíaydelFBI ibanpuertaporpuerta,preguntandoporunhombredebajaestatura,unaniñallorando,unFordTaurusplateadoyunedificiodeestilofederalabandonadoconlafachadadecolorrosado.
¿Eh?¿Quéquieredeciresode«federal»?…¿Quesihevistoaunaniña?¿QuesihevistoaunaniñaenelEastSide?¿Eh,Jimmy, túquédices,hasvistoaalgunaniñaenelEastSide?Puesmire,nohevistoaningunadesdehace,¿cuánto,Jimmy,uncuartodehora?
AmeliaSachsseestabadesanimando.HabíainsistidoenformarpartedelequipodeSellitto,encargadodedirigirsealShopRitequehabíavendidolachuletadeterneraal Sujeto Desconocido 823. Y la estación de servicio donde había comprado lagasolina.YlabibliotecadondehabíarobadoelejemplardeCrimeinOldNewYork.
Peroenaquelloslugaresnohabíanencontradopistasyacontinuaciónsehabíandispersadocomolobossiguiendounadocenadeoloresdistintos.
Sachsaceleró,alimentandoelmotordesunuevaunidadRRVyavanzandohaciauna nueva manzana. Sentía la misma frustración que al trabajar las escenas delcrimenen losúltimosdías:demasiadasevidencias,demasiado terrenoporexplorar.¿Serviríadealgo?¿Dequévalíaaquelpaseoenmitaddelbochorno,sobreelasfaltocaliente,concallesquesedividíanencientosdeotrascallesypasajes,atravesandocientos de edificios para encontrar uno en particular? Parecía tan difícil como
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encontrar aquel cabello del que Rhyme le había hablado, el cabello que habíaquedadoeneltechograciasalretrocesodeundisparodeColtdecalibre38.
Alprincipioibapocoapoco,peroamedidaquetranscurríanlashoras,pensandocadavezmásenaquellapobreniña,alaspuertasdelamuerte,habíaacelerado.Noobstante, le asaltaba la duda. ¿Había pasado de largo ante el edificio? ¿O debíaacelerarparacubrirmáscalles?
Lasmanzanaspasabanunaaunaynoencontrabaloquebuscaba.
Tras sumuerte, la policía recogió y clasificó los efectos personales delasesino. Su diario atestiguaba que había matado a ocho ciudadanos.Tampocoelrobodetumbasleeraajeno,pues,comocabíaconstatarenlaspáginas del diario (si lo que reflejaban era cierto), había violado varioscamposantos.Ningunadesusvíctimaslehabíaocasionadolamenorafrenta,alcontrario,setratabadeciudadanoshonrados,industriososeinocentes.Apesar de ello, jamás sintió el menor arrepentimiento. Al contrario, segúnparece,obrabaimpulsadoporlalocailusióndequelesestabahaciendounfavor.
EldedodeLincolnsearqueó ligeramenteyelatrilmecánicopasó lapáginadepapelcebolladelejemplardeCrímenesenelantiguoNuevaYorkquedosoficialesdel FBI le habían entregado diez minutos antes gracias al inimitable estilo deprocederdeFredDellray.
«Lacarneesperecederaypuedeserdébil»—escribióelasesinoconsumanocruelperofirme—.«Elhuesoeselelementomásfuertedelcuerpo.Pormuyviejaqueseanuestracarne,nuestroshuesospermanecenjóvenes.Esminobleobjetivoynoentiendoquenadiepuedaargumentarensucontra.Losheayudadoatodos.Ahorasoninmortales.Losheliberado.Ahorasólosonyasuparteinmortal,ahorasólosonhuesos».
TerryDobynsteníarazón,elcapítulodiez:«JamesSchneider,elColeccionistadeHuesos», era un retrato virtual del Sujeto Desconocido 823. Sus armas homicidaseran las mismas: fuego, agua, animales, agua hirviendo. Sus víctimas eransemejantes:823habíaconfundidoaunaturistaalemanaconHannaGoldschmidt,unainmigrante de principios de siglo, y se había dirigido a una residencia alemanabuscando otra de sus víctimas. Y también había llamado a Pammy Ganz por unnombredistinto:Maggie,comosilaconfundieraconlapequeñaO'Connor,unadelasvíctimasdeSchneider.
Una ilustracióndemalacalidadmostrabaaunSchneidercongestodemoníaco,
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sentadoenunsótano,examinandounhuesodefémur.RhymemiróelplanodeManhattan.
Huesos…
Recordólaescenadeuncrimenenlaquehabía trabajadoenciertaocasión.LohabíanllamadoaunaobraenlapartebajadeManhattan,dondevariasexcavacioneshabíansacadoa la luzuncráneosituadoapocosmetrospordebajodelpisodeunaparcamiento.Rhymesediocuentainmediatamentedequeelcráneoeramuyviejoyllamóaunantropólogoforense.Continuaronexcavandoyencontraronvarioshuesosyesqueletoscompletos.
Unainvestigaciónrevelóqueen1741habíatenidolugarunarebelióndeesclavosenManhattan y que varios esclavos, y algunos abolicionistas blancos, habían sidocolgadosenunapequeñaisladeTheCollect.Laislaseconvirtióenunlugarhabitualparallevaracaboejecucionesyenlosalrededoresseubicaronvarioscementerios.
¿Dónde estaba The Collect?, se preguntó Rhyme. Cerca del límite del BarrioChino con elLowerEast Side. Pero era difícil precisarlo, pues el lugar había sidodesecadohacíamuchotiempo.Habíasido…
¡Sí!, sedijoRhymeconun sobresalto,TheCollecthabía sidodesecadoporquesusaguasestabantancontaminadasque losfuncionariosdesaluddelayuntamientocuestionaban su salubridad. Y entre los elementos contaminantes de mayorimportanciaseencontraban¡lascurtiduríasdelaorillaeste!
Rhyme,queyahabíaaprendidoahacerllamadastelefónicassinayuda,marcóelnúmerodelalcalde,¿porquéentretenerseconintermediarioscuandonohabíatiempoqueperder?Perofuesusecretariopersonalelquesepusoalteléfono.Elalcalde,dijo,asistía a una comida oficial en la ONU. Pero cuando Rhyme se identificó, elsecretariodijo:
—Unmomento,porfavor,nocuelgue.Enmenosdediezsegundos,Rhymeescuchólavozdelalcalde,quesedirigióaél
conlabocallena:—Diga,agente.¿Cómodemoniosvaesecaso?
—Cinco–ocho–ocho–cinco,corto—dijoAmeliaSachs,respondiendolallamadaderadio.Rhymesepercatódesuimpaciencia.
—Sachs.—Estonomarcha—dijoella—.Noestamosteniendosuerte.—Creoqueyalotengo.—¿Qué?
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—Lamanzanadelosseiscientos,EastVanBrevoort.CercadelBarrioChino.—¿Cómolosabes?—ElalcaldemehapuestoencontactoconeldirectordelaSociedadHistóricade
NuevaYork.Hayenmarchaunaexcavaciónarqueológicaenesamanzana.Unviejocementerio.Cruzando la calle había una curtiduría.Además, en la zonahayvariosedificiosdeestilofederal.Tienequeestarahí.
—Voyparaallá.A través de los auriculares,Rhymeoyó el ruido delmotor y el chirrido de los
neumáticos,yacontinuaciónlasirena.—HellamadoaLonyaHaumann—añadióRhyme—.Tambiénsedirigenhacia
allí.—Rhyme—dijoAmelia,conurgencia—,yosacaréalaniña.«Ah, tienes alma de policía, Amelia, de buen policía», se dijo Rhyme, «pero
todavíaeresunanovata».—Sachs.—¿Sí?—He estado leyendo el libro. Nuestro 823 ha elegido un modelo realmente
peligroso.Muypeligroso.Ameliaguardósilencio.—Loquequierodecir—prosiguióRhyme—esquetantosilaniñaestáahícomo
sino,sileencuentrasyhayproblemas,dispara.—Peropodemoscogerlevivoypodrállevarnoshastaella.Podemos…—No,Sachs.Escúchame.Dispárale.Alamenorseñaldepeligro,dispara.HubounosmomentosdesilencioalcabodeloscualesRhymeoyólavozresuelta
deAmelia.—EstoyenVanBrevoort,Rhyme.Teníasrazón.Parecesucasa.
Dieciochocochescamuflados,dosfurgonetasdelosdeoperacionesespecialesyla furgonetadeAmelia seagrupabancercadeunaestrechaycortacalledelLowerEastSide.
LacalleVanBrevootEsteparecíamáspropiadeSarajevoquedeNuevaYork.Los edificios estaban abandonados y dos de ellos estaban quemados.Hacia el estehabía un hospital en ruinas, al que le faltaba el tejado. Cerca de él había un granagujero,delimitadoporunascuerdas,conunaseñaldondepodíaleerse«NoPasar»acompañada del sello del ayuntamiento—la excavación arqueológica mencionadaporRhyme—.Enunaalcantarillasedivisabaelcadáverdeunperro,mordisqueadoporlasratas.
Enelladoopuestodelacalle,justoenmitaddelamanzana,sealzabaunaviejamansiónde estilo federal con la fachadadeun rosa ennegrecidoyunapuertapara
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carruajes.EralaconstrucciónmenosdecrépitadeVanBrevoot.Sellitto, Banks y Haumann se encontraban junto a una furgoneta. Muy cerca
había una docena de agentes enfundados en chalecos antibalas y con cascos deplástico,armadosconfusilesM-16.Sachsseunióalgrupo,poniéndoseuncascoyelchalecoantibalas.
—Sachs,estonoeslotuyo—dijoSellitto.Sachscerróelchalecoconvelcroymiróaldetectivesindecirnada.—Comoquieras—dijoSellitto—,peroquédatearetaguardia.Esunaorden.—FormaspartedelEquipoDos—dijoHaumann.—Sí,señor.Deacuerdo.Un oficial de la ESU le ofreció una ametralladoraMP-5.Amelia se acordó de
Nick, de aquella vez que se vieron en el campo de tiro.Habían pasado dos horaspracticando con armas automáticas, disparando en forma de zeta a través de laspuertas y comprobando su puntería. A Nick le encantaba el ruido seco de lasametralladoras,peroaAmelia le intimidabaunpocoelpoderde fuegodeaquellasarmas.Traspracticarconellas,sugirióundueloconlaspistolasylevenciótresvecesaveinticincometrosdedistancia.Nickserióy labesódespuésdevaciarelúltimocargador.
—Prefieroutilizarmiarma,gracias—dijo.LosHardyBoysseacercaroncorriendo.—Porlosalrededoresnohaynadie.Todalamanzanaestá…—Completamentedesierta.—Todaslasventanasestánenrejadasyhayunaentradatrasera…—Quedaauncallejón.Lapuertaestáabierta.—¿Abierta?—preguntóHaumann,intercambiandounamiradaconsushombres.—Nosólonotieneechadoelcerrojo,sinoqueestáabierta—confirmóSaul.—¿Seráunatrampa?—Nohemosvistonada,loquenoquieredecir…—Quenolashaya.—¿Hayalgúnvehículoenelcallejón?—preguntóSellitto.—No.—Dosentradasenlafachada.Lapuertaprincipal…—Queparececerradaacalycanto.Lasegundaesporelgarajedecarruajes.La
puertaesdedoblehoja,cabendosvehículos.Tienecadenaycandado.—Asíquepuedequeestédentro—dijoHaumann.—Puede—repitióSaul,yañadió—:Dileloquenoshaparecidooír.—Eramuydébil,peropuedequefueraalguienllorando.—Podríansergritos.—Laniña—dijoSachs.
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—Podríaser,peroluegosedetuvo.¿CómohaencontradoRhymeestesitio?—Dimetúcómotrabajasumente—intervinoSellitto.Haumann llamó a uno de sus oficiales y le dio algunas órdenes. Poco después
unasfurgonetasdelapolicíabloquearonelextremoopuestodelacalle.—EquipoUno,porlapuertaprincipal.Voladlaconcargasdebajaintensidad.Es
demaderaasíquenoutilicéisplástico,¿deacuerdo?EquipoDos,alcallejón.Salidaladetres,¿entendido?Neutralizadlo,perolaniñaestádentroasíquetenedcuidadoyreducidelmargendeerror.AgenteSachs,¿seguroquequiereentrar?
Sachsasintió.—Deacuerdo,vamosporél.
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SachsyloscincoagentesdelEquipoDoscorrieronhaciaelcallejón,quehabíasidobloqueadoporlasfurgonetasdelapolicía.EntrelosadoquinesdelpavimentocrecíanlashierbasyelpaisajeteníaunaspectodesoladoqueaSachslerecordólaescenadelprimercrimen,juntoalasvíasdeltren.
Haumann había colocado agentes en los tejados de los edificios colindantes.Estabanyaapostadosensuslugaresyloscañonesdesusfusilesparecíanantenas.
Sedetuvieronal llegara lapuerta.Suscompañerosdeequiposemiraronalvercomoellaseajustabalasgomasdelassuelas,unodeellosmurmuróalgo.AAmelialeparecióoírlapalabra«superstición».
—EquipoUno en la puerta, cargamontada y armada.No hay nadie a la vista.Corto—oyóacontinuaciónporlosauriculares.
—Recibido,EquipoUno.EquipoDos,adelante.—EquipoDosenposición.Corto.—Recibido.Alosdosequipos,entradadinámicaaladetres.Comprobarelarmaunavezmás…—Uno…Tocó con la lengua una gota de sudor que le resbalaba por la comisura de los
labios.—Dos…Muybien,Rhyme,allávamos…—¡Tres!La explosión fue muy suave y distante. Los equipos comenzaron a moverse.
Amelia corrió detrás de los agentes, que entraron y se desperdigaron en variasposiciones,escrutandoconsus linternas los rinconesquequedabanocultosa la luzdel sol. Amelia se quedó sola cuando el resto del equipo avanzó para comprobarmueblesyarmarios,enmitaddeunescenariodominadoporestatuasgrotescas.
Seasomóporunaesquina.Vislumbróuncarapálida…Uncuchillo…Le dio un vuelco el corazón. Se colocó en posición de combate, apuntando el
arma.Apretóelgatillopocoapocoyjustocuandoibaasalirsediocuentadequesetratabadeuncuadro.Uncarniceroderostromuyextrañososteníauncuchilloenunamanoyunabarrademetalenlaotra.
¡Dios!Vayaunlugar.Los hombres se dirigieron hacia la escalera, con la intención de examinar los
pisossuperiores.PeroSachsteníaotrasintenciones.Encontró una puerta que conducía al sótano. Estaba entreabierta. Apagó su
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halógena.«Antestienesquemirar»,sedijo,yrecordólaspalabrasdeNick:«Cuandoteasomesporunaesquina,nuncalohagasalaalturadelacabezaodelpecho,esahídondeteesperan.Ponunarodillaenelsueloyasómate».Respiróprofundamente.
¡Ahora!Nada.Tansólooscuridad.Volvióacubrirse.Yescuchó…Al principio no oyó nada. Luego le pareció oír que rascaban y una especie de
repiqueteosordo.Comosialguiendevorasealgoatodaprisa.¡Estabaallí,cavandosuvíadeescape!Pusolamanoelmicro.—Hayactividadenelsótano.Corto.—Recibido.Peronopodíaesperar.Pensóenlaniñaycomenzóabajar.Sedetuvodenuevoy
escuchó. Entonces se dio cuenta de que estaba exponiendo lamitad inferior de sucuerpo.Bajóatodaprisayvolvióadetenerseenmitaddelaoscuridad.
Respiróprofundamente.¡Ahora!Lalinternahalógenaemitióunpotenterayodeluz.Elcañóndesupistolaapuntó
aldiscoblancoquediscurríadederechaaizquierdadelaestancia.«Manténelrayoabajo, él también estará agachado». Volvió a recordar las palabras de Nick: «Loscriminalesnovuelan».
Nada.—AgenteSachs.Unagenteestabaenlacimadelaescalera.—Oh,no—mascullócuandolalinternailuminóaPammyGanz,inmóvilenuna
esquina.—Nosemueva—ledijoalagente.A unos centímetros de la niña había un grupo de perros callejeros que le
olisqueabanlacaraylaspiernas.Losojosdelaniñapasabandeunanimalaotro.Surespiracióneraagitadayteníalasmejillascubiertasdelágrimas.
—Quédesedondeestá—dijoAmeliaalhombre—.Nolosasuste.Sachseligió,apuntóhaciavariosobjetivos,peronodisparó.Podíamataraunpar
deellos,perolosdemáspodríanasustarseysaltarsobrelaniña.Unodeelloseralobastantegrandecomoparaarrancarleelcuellodeunmordisco.
—¿Estáélahí?—preguntóelhombre.—Nolosé.Llameaunmédico.Peroquenadiebaje.—Recibido.Comenzóaavanzarpasoapaso.Unoauno,losperrosfueronpercatándosedesu
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presenciaycomenzaronaalejarsedePammy.Laniñaeraalimento,peroSachseraunpredador.Comenzaronagruñir,conelraboentrelaspiernas,tensandoloscuartostraseros.
—Tengomiedo—dijoPammy,recuperandoconellolaatencióndelosanimales.—Chist,cariño,nodigasnada.—¡Quieroquevengamimamá!El grito de la niña espantó a los perros, que se sobresaltaron y comenzaron a
gruñiryamoverloshocicos.—Tranquilos,tranquilos…Sachssedesplazóhacialaizquierda,demaneraquelosanimalesquedaronfrente
aella.Sehabíanseparadoendosgrupos.UnoestabamáscercadePammy,elotrosemovíaasualrededor,tratandodeflanquearla.
Porfin,pudocolocarseentrelaniñaylostresperrosmáspróximosaella.Movíaelarmaaderechaeizquierda,comounpéndulo.Unodelosperros,depiel
amarillenta,avanzóhaciaella.Laniñacomenzóallorar.—Mamá…Sachsseagachómuydespacio,colocandounamanosobreloshombrosdelaniña
antesdecolocarsedelantedeella.Elperroamarilloavanzóunpocomás.—Ehhh—dijoSachs.Elperronosedetuvo.—Fuera,fuera…Losperrosquehabíadetrásdelamarilloparecíanmástensos,algunosenseñaban
losdientes.—¡Fueradeaquí!—exclamóSachs,golpeandoconelcañóndesuarmaalperro
amarilloenelhocico.Elperroaullóysaliócorriendoescalerasarriba.Pammysepusoagritarylosotrosperrossepusieroncomolocos.Empezarona
pelearse entre ellos, enseñándose los dientes y saltando unos sobre otros. UnrottweilercogióuntrozodefelpudoentrelosdientesyloestampódelantedeAmelia,quediounapatadaenelsuelo.Elanimalsaltóhaciaatrásyacontinuacióntambiéncorrió hacia las escaleras. Los demás lo persiguieron como galgos detrás de unaliebre.
Pammysepusoasollozar.Sachsseagachóasuladoyvolvióailuminarelsótanoconlalinterna.Nohabíarastrodelsospechoso.
—Estábien,cariño.Prontotellevaremosacasayverásatumamá.¿Estáaquíesehombre?¿Teacuerdasdeél?
Laniñaasintió.—¿Sehaido?
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—Nolosé,quieroquevengamimamá.Amelia oyó a los demás agentes por el auricular.Las plantas de arriba estaban
aseguradas.—¿Yelcocheyeltaxi?—preguntó—.¿Loshanvisto?—No.Esposiblequeelsospechososehayaido.Desdeelprimerpiso,unagentehablóatravésdelapuertadelsótano.—¿Elsótanoestáasegurado?—Voyacomprobarlo,esperad.—Vamosabajar.—Negativo, agente—dijoAmelia—. Tenemos una escena del crimen bastante
limpiayprefieroquesigaasí.Perohaganquevengaunmédicoaveralaniña.Elmédicoyahabíallegado.Setratabadeunhombrerubioquebajólasescaleras
yseacercóaPammy.FueentoncescuandoSachsvioelpasilloqueconducíaalfondodelsótano,hacia
unapuertametálicapintadadenegro.Avanzóhastaellaevitandoelcentrodelpasilloparanopisarlasposibleshuellas.Lapuertaestabaentreabiertaydabapasoauntúnelqueparecíaconducirhastaotroedificio.
«Unarutadeescape»,sedijoAmelia.«Quéhijodeputa».Empujólapuertaconlosnudillosdelamanoizquierda,laquellevabavendada,y
asomólacabezaporeltúnel.Aunosdiezmetrosseveíaluz.Ningunasombra.—Agente5885aUnidadCentral—dijo,dirigiéndosealmicrófono.—Adelante.Corto—respondióHaumann.—Heencontradountúnelqueconducehastaunedificiosituadoalsurdelacasa
delsospechoso.Quealguiencubralaspuertasylasventanas.—Recibido.Corto.—Voyaseguir.—¿Poreltúnel?Espera,temandorefuerzos.—Negativo,noquierounaescenadelcrimencontaminada.Bastaconquevigiléis
alaniña.—Repitoloquehedicho.—Negativo,nomehacefaltaayuda.Enfocólalinternahaciadelanteysiguióavanzando.En la Academia no había hecho ningún ejercicio que implicara reptar por un
túnel, pero Amelia recordaba bien algunos consejos de Nick. El arma cerca delcuerpo,sinalejarlademasiado,porquepodríanquitárteladeunapatada.Avanzartrespasosypararseaescuchar.Dospasosmásyescuchardenuevo.Ahoracincopasos.Nohabíaquemoversedeunmodopredecible.
Estabamuyoscuro.«¿Yquéeseseolor?»,sedijo,conasco.Elolorerapenetranteynauseabundo.
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Tuvoquedetenerseunmomento,puescomenzabaaversepresadeunasensaciónclaustrofóbica. Se concentró en el final del túnel, olvidando la proximidad de lasparedes.Elpánicosedisipó,peroeloloreracadavezpeor.Tosió.
«¡Silencio,silencio!»,sedijo.Siguióavanzando.¿Quéeraaquelsonido?Unzumbidoeléctricoeirregular.Sóloquedabantresmetrosparallegaralfinaldeltúnel.Podíaverotrosótano.En
penumbra,notanoscurocomoaquelenelqueestabalaniña.Laluzentrabaatravésdeunaventanagrasienta.Lasmotasdepolvoflotabanbajolaluzdelsol.
«No,no,chica,noadelantestantoelarma.Unapatadayadiós.Acércalaalacara.Utilizalosbrazosparaapuntaryelculocomocontrapeso».
Porllegóalfindeltúnel.Tratódeidentificardedóndeprocedíaelzumbido.«¿Meestáesperandoono?».Pensó en asomar la cabeza. Un vistazo rápido. Llevaba casco, se dijo, pararía
cualquiercosamenosunmetalmacizooalgodeTeflon.«Peroutilizauncalibre32.Unarmadeniña».
«Muybien.Adelante.¿Aquéladoprimero?».ElManualdelagenteperfectonoservíadeayudaynorecordabaningúnconsejo
deNick.«Monedaalaire.Izquierda».Sacólacabezayechóunarápidamiradahacialaizquierda.Luegovolvióameter
lacabezaeneltúnel.Nohabíavistonada.Unaparedblanca.Sombras.«Siestáalotrolado,mehabrávistoyahoratienebuenaposicióndedisparo».«Bueno,vamos.Deprisa».
Cuandotemueves…
Sachssaltóhaciadelante.
…nopuedencogerte.
Golpeócontraelsueloyrodóhaciadelante.La figura estaba medio oculta entre sombras, contra la pared de la izquierda,
debajodelaventana.Ameliaapuntóycuandoibaadispararsequedóhelada.«¡Diosmío!».Susojossefijaroninexorablementeenelcuerpodelamujer,apoyadocontrala
pared.
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De la cintura para arriba era muy delgada. Tenía el pelo castaño, el rostromacilento,pechospequeñosybrazoshuesudos.Teníalapielcubiertademoscas:elzumbidoquehabíaoídoantes.
De cintura para abajo era… nada. Sólo huesos ensangrentados. La cadera, losfémures, lasúltimasvértebras, lospies…Lacarnesedisolvíaenel repulsivobañoque había junto a ella: un horrible líquidomarrón con trozos de carne. Debía seralgún tipode ácido.Las emanaciones alcanzaron aAmelia, que sintiópicor en losojos.Yunafuriaincontenibleenelcorazón.
Sesacudióinútilmentelasmoscasquecomenzabanaposarsesobreella.Lamujerteníalaspalmasdelasmanoshaciaarriba,relajadas,comosiestuviera
meditando. Sus ojos estaban cerrados. Junto a ella había un conjunto de pantalóncortoytoppúrpura.
Noeralaúnicavíctimaenaquellugar.Otroesqueleto—estavezsinningúnañadido—yacíajuntoaundepósitosimilar
al primero, más antiguo, sin ácido pero lleno de un oscuro amasijo de sangre ymúsculosderretidos.Lefaltabaelantebrazoylamano.Unpocomáslejoshabíaotro,cuyos huesos parecían cuidadosamente limpios de carne. Junto a la calavera habíaunospliegosdelija.Laelegantecurvadelcráneobrillabacomountrofeo.
Yentonceslooyójustoasusespaldas.Unarespiración.Débilperoinconfundible.Elairerozandolagargantaalsalir.Peronovionadamásqueelalmacénvacío.Iluminóelsueloconlalinterna.Era
depiedraynomostrabalashuellasconlafacilidadqueeldeledificiodeallado.Otrarespiración.¿Eraél?¿Dónde?Avanzóunpocomás,iluminandoaamboslados,arribayabajo…Nada.«¿Dóndedemoniosestá?».¿Habíaotrotúnel?¿Unasalidaalacalle?Volvió a fijarse en el sueloy leparecióverunahileradehuellasque conducía
hacialapartemássombríadelasala.Lasiguió.Sedetuvoaescuchardenuevo.Nada.Diomediavueltaderepenteyvolvióamiraralamujermuerta.Fueunareacción
estúpida.«¡Oh,vamos,Amelia!».Siguióavanzando.Nada.«¿Cómoesposiblequeleoigaynolevea?».Laparedqueteníaantesíeramuysólida,sinpuertasniventanas.Sediodenuevo
lavueltaparavolverhacialosesqueletos.Desde algún lugar de su memoria, le llegaron las palabras de Rhyme: «Las
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escenasdelcrimensontridimensionales».Levantó la vista, iluminando con la linterna.Vio brillar los dientes del enorme
Doberman.Aunmetrodedistancia,sobreunandamio.Laestabaesperando,comountigre.
Ningunodelosdossemovió.Poruninstantesequedaronparalizados.Entonces,Sachsagachólacabezainstintivamentey,antesdequepudieralevantar
elarma,elperroselanzócontraella.Susdientesimpactaroncontraelcasco.Mordióla correa y se sacudió con furia, tratando de romper el cuello deAmeliamientrascaíanhaciaatrás,muycercadeuntanquedeácido.Enlacaída,ellaperdiólapistola.
El perromordía con furia el cascoynodejabademoverse a un ladoy a otro,pisoteandoelchalecoantibalas,elcinturóny losmuslosdeAmelia.Ésta legolpeóconlospuños,peroeracomodarcontrauntronco,elanimalnosentíalosgolpes.
Trasun interminable forcejeo,elanimalsoltóelcascoyretrocedió,dispuestoasaltarsobrelacaradeAmelia.EllaseprotegióconelbrazoizquierdoyelDobermanclavó en él los dientes.Mientras, con lamano derecha,Amelia sacó la navaja delcinturóny se la clavóen las costillas al animal.Seoyóunaullidoatrozyelperrosoltóasupresayrodóhaciaatrásantesdesaliratodavelocidadporlapuerta.
Sachscogiólapistolaylosiguióatodaprisa,precipitándoseporeltúnel.Alsalirporelotroextremo,vioqueelanimalcorríahacia laniñayelmédico,quemirabaaterradocomoelperrosaltabahaciaellos.
Sachs hizo dos disparos. Uno dio en la nuca del animal, el otro falló. ElDobermancayóalospiesdelmédicotransformadoenunamasainerte.
—Seoyendisparos.Mediadocenadeagentesseprecipitaronescalerasabajo.—¡Hesidoyoquienhadisparado!¡Nopasanada!Alverlaescena,losagentesapartaronalperroyrecogieronalaniña.Pammygritaba.—¡Hamatadoalperrito,hamatadoalperrito!Sachsenfundóelarmayseacercóalaniña.—¡Mamá!—Ahoravamosaveratumamá—dijoSachs—.Ven,vamosallamarla.Luegosedirigióaunoficial.—Heperdidolallavedelasesposas.¿Puedequitárselasalaniña,porfavor?Al
abrirlas,colóquelassobreunpapeldeperiódicolimpio.Luegoenvuélvalasymétalasenunabolsadeplástico.
EloficialmiróaAmeliaconincredulidad.—Oye,preciosa,siquieresayudantes,búscateunnovato.—¡Agente!—ladróBoHaumann—.Hagaloquelehandicho.—Pero,señor,yosoydeoperacionesespeciales—protestóeloficial.
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—PuesahoratrabajasparaEscenadelCrimen—murmuróSachs.
Carole Ganz estaba tumbada en el suelo en una habitación de color beige,mirandoal techo.Pensabaenunafiestaa laquehabíaasistidohadaunassemanas,conPammy,unafiestacampestrequeunosamigoshabíancelebradoencasadeKateyEddie,enWisconsin.Recordabacómosehabíansentadoalrededordeunahoguera,cómohabíancontadohistoriasycantadodurantebuenapartedelanoche.
Katenocantabademasiadobien,peroEddiepodríadedicarsealacanción.Cantó«Tapestry»,deCaroleKing,ensuhonoryaellaselellenaronlosojosdelágrimaspensando que quizás, sólo quizás, acabaría por superar lamuerte de Ron y seguiradelanteconsuvida.
RecordólavozdeKate.—Cuando no te encuentras bien, la única manera de salir de eso es coger tu
malestar,envolverloenunpaqueteyarrojarlobien lejos.Oarrojárseloaotro.¿Meoyes,Carole?Noteloquedesdentro.Échalo,tíralo.
Puesahoranoseencontrababien.Estabafuriosa,llenaderabia.Un muchacho —un canalla sin corazón— se había llevado a su marido,
disparándole por la espalda, y ahora, un loco se había llevado a su hija. Estaba apuntodeestallar.Tuvoquerecurriratodasufuerzadevoluntadparanotirarcosascontralaparedyponerseaaullarcomouncoyote.
Estabatumbadasobrelacama,conlamuñecarotaescayoladayapoyadasobreelvientre.SehabíatomadounDemerol,quealiviabaeldolor,peronoladejabadormir.No había hecho otra cosa que quedarse allí todo el día, tratando de ponerse encontactoconKateyEddieyesperandonoticiasdePammy.
NodejabadeimaginaraRon,deimaginarlarabiaquesentía.Imaginabaquelaempaquetabaenunacaja,muycuidadosamente,lasellaba…
Sonóelteléfono.Lomiróduranteunossegundosyluegolocogió.—Dígame.EscuchócomolamujerpolicíalecontabaquehabíanencontradoaPammy,que
estabaenelhospitalperoseencontrababien.UninstantedespuéslapropiaPammysepusoalaparatoylasdosseecharonareíryalloraralmismotiempo.
DiezminutosdespuésestabadecaminohaciaelManhattanHospital,enelasientotraserodeunsedánnegrodelapolicía.
CorrióhastalahabitacióndePammyylesorprendióqueelpolicíalapersiguiera.¿Así que todavía no habían cogido a ese cabrón? Pero en cuanto vio a su hija seolvidódeél,olvidóelpánicoquehabíasentidoeneltaxiyenaquelhorriblesótano.Seabrazóasuhija.
—Oh,cariño,¿estásbien?¿Deverdadestásbien?—Esaseñoramatóaunperro…
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Carole dio media vuelta y vio a la mujer policía alta y pelirroja que la habíasalvadoenelsótanodelaiglesia.
—…Peronopasanadaporquemeibaacomer.CaroleabrazóaSachs.—Gracias,omuchasgracias.—Pammy está bien —le aseguró Sachs—. Sólo tiene algunos arañazos, nada
serio.—¿SeñoraGanz?—Un joven entró en la habitación, con sumaleta y su bolsa
amarilla—.SoyeldetectiveBanks.Aquítienesuscosas.—Oh,graciasaDios.—Compruebesilefaltaalgo.Carole comprobó la bolsa. Estaba todo. El dinero, la muñeca de Pammy, el
paquetedearcilla,misterPotato,losdiscos,elreloj…Nohabíancogidonada…No,unmomento…
—Creo… creo que falta una fotografía, no estoy segura. Creía que tenía más,peronofaltanadaimportante.
Eldetectivelediounreciboparaquelofirmase.—¿Cuándomelapuedollevar?—lepreguntóCarole.—Bueno,nosgustaríaquesequedaraunosdías,sóloparaasegurarnosdeque…—¿Unosdías?Peroestábien.—Tieneunapequeñabronquitisy…—dijoBanks,bajandolavoz—…tenemos
quecomprobarquenohasufridoagresionessexuales.—Pero mañana iba a venir conmigo a las ceremonias de la ONU. Se lo he
prometido.—Es más fácil protegerla si se queda aquí —intervino Sachs—. Todavía no
sabemosdóndeestáelsecuestrador.Unagentesequedaráconustedes.—Bueno,supongoque…¿Puedoquedarmeconellaunrato?—Cuantoquiera—dijoelmédico—.Puedequedarseadormiraquí.Pondremos
unacamasupletoria.Carole se quedó a solas con su hija. Se sentó en la cama y la rodeó por los
hombros.Sesintiómuymalalrecordarcómoél,aquelloco,lahabíatocado,cómolahabíamiradoalpreguntarlesipodíacortarleuntrozodepiel…Caroleseestremecióycomenzóallorar.
—Mamá, cuéntame un cuento… No, no, cántame una canción. Cántame lacancióndelamigo.Porfa…
Carolesecalmó.—Tegustaesacanción,¿eh?—Sííí.Carolecolocóalaniñasobresuregazoycomenzóacantar«Tienesunamigo».
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Pammylaacompañódurantealgunospasajes.Eraunade lascancionesfavoritasdeRonyen losúltimosdosaños,Caroleno
habíasidocapazdeescucharlasinecharseallorar.Aqueldía,Pammyyellalaterminaronjuntas,sindesafinardemasiado,sinllorar
yconunaalegrecarcajada.
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AmeliaSachsporfinllegóasuapartamentodeCarrollGardens,enBrooklyn.Estabaexactamente a seismanzanasde la casade suspadres, donde sumadre continuabaviviendo. Lo primero que hizo al llegar fue marcar el primer número que teníaanotadoenlamemoriadelteléfono.
—¿Mamá?Soyyo.Teinvitoatomarelbrunch[58]enelPlazaelmiércoles.Eselprimerdíaquelibro.
—¿Yeso?¿Esparacelebrartunuevodestino?¿CómotevaenAsuntosPúblicos?Nomehascontadonada.
Sachsnopudo evitar echarse a reír. Sumadreno tenía ni ideade lo quehabíaestadohaciendoduranteelúltimodíaymedio.
—Pero,mamá,¿esquenohasvistolasnoticias?—¡Cómoqueno!YasabesquesoylafannúmerounodeBrokaw[59].—¿Ynohasoídonadadelsecuestrador?—¡Cariño!Nomedigasque…—Sí,heparticipadoenelcaso.Amelia le contó a su madre un breve resumen de lo acontecido, aunque
ahorrándole los detalles sobre el estadode las víctimasy loquehabíavisto en lasescenasdelcrimen.
—¡Oh,Amie!Tupadreestaríatanorgullosodeti…—Venga,telocontarétodoelmiércolesenelPlaza,¿vale?—No,cariño,nihablar.Noderrocheseldinero.Prepararéunastortitasconnatay
lastomaremosaquí,encasa.—Pero,mamá,sinoestancaro—insistióAmelia.—¿Cómoqueno?¡Cuestaunafortuna!—Bueno,entonces—propuso la jovencomosise leacabaradeocurrir—,¿por
quénovamosalPinkTeacup?Esesitiotegustamucho,¿no?Se trataba de una coqueta cafetería en elVillage, donde se servían lasmejores
tortitasconhuevosrevueltosdetodalaCostaEsteyalmejorprecio.—Estábien—concediósumadretraspensárselounsegundo.AAmelianuncalefallabaaqueltrucoparaconvencerasumadre.—Mevoyaacostar,mamá,tellamarémañana.—Trabajasdemasiado,hija.Esecasodelquemehashablado…noserápeligroso,
¿verdad?—No,mamá,sólomeheencargadodelapartetécnica,delaescenadelcrimen.
Nohayunsitiomásseguroqueese.—¡Y pensar que te llamaron a ti especialmente! —exclamó la mujer
entusiasmada—.Hija,quéorgullosoestaríatupadredeti—repitió.
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Trascolgarelauricular,Sachssedirigióasucuartoysedejócaersobrelacama.DespuésdehaberestadoconPammy,habíaidoaveralasotrasvíctimasdelSujetoDesconocido 823. Monelle Gerger tenía vendajes por todas partes y ya le habíanadministradounadosisdecaballodevacunaantirrábica;lecontóquepensabavolverconsufamiliaaFrancfort.«Perosólohastaelfinaldelverano»,leexplicóenseguida,«no creo queme quedemuchomás en casa».Y señaló con el dedo su equipo demúsica y sus CDs, sus únicas posesiones en aquel decrépito apartamento de laDeutscheHaus,comoparademostrarlequenisiquieraunpsicópataibaaobligarlaaqueabandonaralaformadevidaquehabíaelegido.
WilliamEveretttodavíaestabaenelhospital.Eldedorotonoeraelmayordesusproblemas, sino el corazón, que se había resentido bastante después de lamacabraaventura. Sachs se quedó atónita al enterarse de que el hombre había tenido unatiendaenHell'sKitchenhacíaaños,yquecreíaqueseacordabadesupadre.
—Conocíaatodoslospolisdecalle—ledijo,asíqueellaleenseñólafotodesupadredeuniformequellevabasiempreenlacartera—.Sí,lerecuerdovagamente…
Aunquehabíaidoaverlessóloparasabercómoseencontraban,llevabaconsigosulibretadenotas.Sinembargo,ningunodeellosfuecapazdedarleningúndatomásacercadelSujetoDesconocido823.
Sachssequedómirandounmomentoporlaventanadesuapartamentocómoseagitabanlasramasdelosginkosydelosarcesconelviento.Sequitóeluniformeyse rascó con furia por debajo de los senos; siempre le picaba un montón por elcontactoconloscorreajesdelapistola.Sepusounalbornoz.
El SujetoDesconocido 823 no podía haber tenido demasiadas pistas de que leestaban pisando los talones, pero habían sido suficientes. Había limpiadocompletamentesurefugiodelacalleVanBrevoort.Aunqueelcaseroleshabíadichoquesehabíamudadoalacasahacíabastantetiempo(enelmesdeenero,ysiemprehabía usado un teléfono móvil, como era de suponer), se lo había llevado todo,incluso la basura.DespuésdequeSachs examinara cada rincón, otros técnicosdelDepartamento de Policía se dedicaron a buscar hasta la más mínima pista. Sinembargo,losprimerosinformesnoerannadaprometedores.
—Parececomosisiemprellevarapuestoslosguantes—lehabíadichoBanks.Unapatrullahabíaencontradoel taxiyelsedánqueelSujetoDesconocido823
habíadejadocorrectamenteaparcados,comoeradeesperar,entrelaavenidaDylacalle Novena. Sellitto comentó que, en aquel lugar, habrían durado intactos comomucho un cuarto de hora. Para cuando dieron con los vehículos, las pandillas delbarrioyaloshabíandesguazado,conloquetodaslaspiezassusceptiblesdeaportarpruebas estarían desperdigadas por talleres de recambios a lo ancho y largo de laciudad.
Sachspusolateleparaescucharlasnoticias.Nosesabíanadadelsecuestrador.
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TodoslosnoticiariossecentrabanenlaceremoniainauguraldelaconferenciadepazdelasNacionesUnidas.
Se quedó mirando al presentador, Bryant Gumbel, al Secretario General de laONU,aunembajadordeunpaísdeOrienteMedio…conunaconcentraciónque,sinembargo, no estaba relacionada en absoluto con su interés por aquella noticia.También se quedó observando los anuncios con idéntica concentración, como siestuvieraintentandoaprendérselosdememoria.
Yesoeraporquehabíaalgoenloquenoqueríapensar,yesealgoerasutratoconLincolnRhyme.
Los términos habían quedado muy claros. Tras conseguir rescatar a Carole yPammysanasysalvas,habíallegadoelmomentodedejarleasolas,comoélquería,coneldoctorBerger.
EseBerger…Nolehabíagustadolamiradadeldoctor.Sepodíanotarclaramenteelenormeegoquelatíabajoaquelloscuidadosmodalesyaquellosojos,tanevasivos.Consupeloperfectamente repeinadoyaquella ropa tancara…¿PorquénohabríaencontradoRhymeaalguiencomoKevorkian?Puedequeresultaraalgoestrafalario,peroporlomenosteníaelmismoaspectotranquilizadorqueunabuelitobondadoso.
Cerrólospárpados.Élqueríamorir…Yuntratoerauntrato.MalditoRhyme…Nopodíadejarquehicieraesosinalmenosintentarlootravez.Lahabíapillado
con la guardia baja y no había sido capaz de elaborar siquiera un argumentocontundente con el que responderle. El lunes. Le quedaba sólo un día paraconvencerledequeno lohiciera,o,por lomenos,paraqueesperaraunpocomás.Otromes.Otrodía.
¿Qué podría decirle? Tendría que preparar cuidadosamente sus argumentos,escribirinclusounpequeñodiscurso.Abriólosojosysebajódelacamaparabuscarlápizypapel.Podría…
Sachssequedópetrificada,incapazdeexhalarelairequerecorríasuspulmonesconlafuerzadelvendavalqueazotabalascalles.
Él vestía de negro, llevaba puesto el pasamontañas y unos guantes tan negroscomoelaladecuervo.
ElSujetoDesconocido823estabaplantadoensudormitorio.Instintivamente,levantólamanohacialamesadondedescansabanlanavajayla
pistola,peroélestabaalerta.Rápidocomoelrayolevantólapalayledioungolpeenlasien.Lefaltópocoparaperderelconocimiento.
En cuanto la joven se desplomó en el suelo, él empezó a darle patadas en lascostillas;notóqueleasíalasmanosyselasatabaalaespaldaconunasesposas;lepusounacintaadhesivaparataparlelaboca.Semovíarápida,eficazmente.Cuando
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lediolavuelta,seleabriólabata.Amelia se removió, pero él le propinó otra patada en el estómago. Se quedó
quieta, impotente,yél la levantóenbrazos, la sacódelapartamentoysedirigióaljardíncomunalquehabíadetrásdelbloquedeapartamentos.Noapartabalosojosdesucara,nisiquieraunavezlemirólospechosoelvientre.Ameliaestabadispuestaaentregarseaesehombresiconesopudierasalvarsuvida.
Sinembargo,Rhymeestabaenlocierto.NoeralalujurialoquemovíaalSujetoDesconocido 823. Tenía otra cosa en mente. La colocó boca arriba al lado de unarbusto, fuera de la vista de cualquier vecino. Echó un vistazo a su alrededor,conteniendoelaliento,asiólapalaysepusoacavar.
Entonces,Ameliaseechóallorar.
Frotóyvolvióafrotarlanucacontralaalmohada.Unmovimiento compulsivo, había diagnosticado unmédico que le había visto
haceraquelgesto infinidaddevecesycuyaopiniónno interesabaaRhyme lomásmínimo. Se dio cuenta de que era sólo una variante de lo que hacía Amelia,comiéndoselasuñashastahacersesangrar.
Estirólosmúsculosdelanucaymoviólacabezahastafijarlavistaenelposterconelperfildelasesinoqueestabapegadoenlapared.Rhymecreíaqueelhistorialcompletodelalocuradeaquelhombreestabaocultoenaquellossimplesdatos,peroeraincapazdededucirloshastaelfinal.Aúnnopodía.
Repasólaspistasunavezmás.Sóloquedabanunascuantassinexplicación.Lacicatrizeneldedo.Elnudo.Eloloracolonia.La cicatriz no les servía de nada a no ser que tuvieran delante un sospechoso
cuyosdedospudieranexaminar.Ynohabíansidocapacesdeidentificarelnudo,sóloteníaneldatodeBankssobrequenoeradetiponáutico.
¿Y la colonia barata? No parecía muy lógico que un secuestrador se acicalaraantesdesaliracometersuscrímenes.Rhymevolvióallegaralaconclusióndequeestaba intentando disimular otro olor más revelador. Repasó mentalmente lasposibilidades:comida,licor,productosquímicos,tabaco…
Sintiócomosialguienleobservara,ysevolvióhaciasuderecha.Losojos,dospuntosnegrosen lascuencas,de la serpientedecascabelestaban
fijosenelClinitron.Aquellaeralaúnicapistaqueestabafueradelugar.Noparecíatenermáspropósitoqueretarle.
Derepentetuvounaidea.Usandoelpasapáginas,hojeóCrimeinOldNewYorkhasta llegar al capítulo dedicado a James Schneider y encontrar los párrafos querecordaba:
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Unfamosomédicodelamente(unespecialistaenlanuevadisciplinadela«psicología»quetantohadadoquehablarúltimamente),hasugeridoqueelfinúltimodeJamesSchneidernoerahacerdañoasusvíctimas.Muyalcontrario,continúaestedoctor,loquebuscabaestemalvadoasesinoeravenganzacontralosqueélcreíaquelehabíanhechodaño:lapolicíadelaciudad,pornodecirlasociedadensuconjunto.
¿Quiénpuedeaventurarseadecirdóndesehallabalafuentedesemejanteodio? Tal vez, como las misteriosas fuentes del Nilo, sus manantialespermanecerán ocultos para elmundo y posiblemente incluso para el asesino.Sinembargo,sepuedeapuntarunaposiblerazónenunhechopococonocido:eljoven James Schneider, a la tierna edad de diez años, vio cómo su padre erabrutalmente arrestado por la policía y conducido a la prisión donde moriríacondenadoporunroboque,comosedemostrómás tarde,nohabíacometido.Trasesteinfortunio,lamadredelchicosedioalamalavidayabandonóasuhijo,quecrecióenunorfanatoestatal.
¿Acaso este loco cometió sus crímenes para retar a los policías que, sinquerer,habíandestrozadosuvida?
Nolosabremosnuncaconcerteza.Loquesíestáclaroesquealburlarsedelaineficaciadelosteóricamente
encargadosdeprotegeralosciudadanos,JamesSchneider,elcoleccionistadehuesos,cumpliósuvenganzacontralaciudaddeformataneficazcomocontrasusinocentesvíctimas.
LincolnRhymeserecostósobrelaalmohadayvolvióaconcentrarseenelperfildelasesino.
Latierrapesamásquecualquierotracosa.Eslapuratierralaquelograparalizarelcorazón,ynolohaceestrangulandoel
airedelospulmones,sinoaplastandolascélulashastaquesedetienenymueren.Sachs deseó estar ya muerta. Rezó para morir cuanto antes. Rápido. De puro
miedo o de un ataque al corazón, pero antes de que le diera en la cara la primerapaletadade tierra.Rezóconmás fervordelqueRhymehubiese rezadonuncaparaconseguirlaspíldorasyellicor.
Tendida en la tumba que el sujeto desconocido había cavado para ella en elmismojardíndesucasa,Sachssentíaelpesodelahúmedatierra,densayolorosa,sobresucuerpo.
Comoelsádicoqueera,laestabaenterrandolentamente,conpequeñaspaletadasqueserecreabaesesparcirasualrededor.Habíaempezadoahacerloporlospiesyya
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habíallegadoalpecho:latierrasedeslizabaentrelabataysobresuspechoscomolacariciadeunamante.
Cada vez pesaba más, aplastándola, apretando sus pulmones; ya sólo podíarespirar un poco de aire cada vez. El hombre se detuvo aún un par de veces paracontemplarsuobra.
Legustabamirar…
Supechoestabayacubiertodetierraporcompleto.Notólafrialdaddela tierracontralacálidapieldelrostro,distribuyéndoseentornoasucabezadeformaqueyanopodíamoverla.El hombre se agachóy le retiró lamordaza, pero cuandoSachsquisogritar,éllelanzóunpuñadodetierrasobrelacara.Seechóatemblar,siesquese podía temblar en semejante tumba, y por alguna misteriosa razón, se acordóprecisamente en ese instantedeunacanciónde su infancia, «TheGreenLeavesofSummer»,unaquesupadresolíaponerunaymilvecesenel tocadiscos.Cerrólosojos, todosevolviónegro.Abriólabocaperoloúnicoqueconsiguiófuetragarunpuñadomásdetierra.
Estabaapuntodemorir.
Estabaenterrada.Yanopodíamoverseniunmilímetro,selladaenlatierra.Yanoteníaaireenlos
pulmones,nopodíaemitirningúnsonido.Todoerasilencioasualrededor,peroaúnsonabaaquellamelodíaensusoídos.
Notó que cedía la presión sobre su rostro y que su cuerpo se había vueltocompletamenteinsensible,comoeldeLincolnRhyme.Seleempezóairlacabeza.
Laoscuridadabsoluta.Yanorecordaba laspalabrasdesupadre,ningúndetallede Nick… Ya no podía soñar en carreras por la autopista, cuando el velocímetropasabadedosatresdígitos.
Oscuridad.
Apuntode…
Caíaporunpozomuyhondoymuynegro;sólorecordabaunaimagen:lamanoquehabíavistoeldíaanteriorsaliendodelatierra,implorandocompasión.Nohabíacompasiónposible.
Ahoralehacíaseñasparaquelasiguiera.«Teecharédemenos,Rhyme».
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Apuntode…
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Algoduroledioenlafrente.Notóelgolpe,peronolehizodaño.¿Quéera?¿Lapala?¿Unladrillo?TalvezenunmomentodedebilidadelSujeto
Desconocido 823 había decidido que aquella muerte lenta era más de lo quecualquierapodríasoportaryestababuscándolelagargantaparacortarlelasvenas.
Otro golpe, y otro. Todavía no podía abrir los ojos, pero notaba más claridadalrededordeella.Colores.Yaire.Hizounesfuerzoparaescupirlamasadetierraqueteníaenlabocaeinspirarapequeñossorbos.Empezóatoser,aescupir.
PorfinpudoabrirlospárpadosyatravésdelosojosempañadosporlaslágrimastuvounaborrosavisióndeLonSellitto,arrodilladosobreella,ydosenfermerosasulado,unode loscuales le introdujo lamanoconunguantede látexen labocay laayudóaescupirmástierra,mientraselotropreparabaunamascarilladeoxígeno.
SellittoyBankscontinuaronafanándosepordesenterrarla,echandolatierrahaciaatráscontodalaenergíadequeerancapaces.Cuandolaayudaronaincorporarse,labataquedóenelfondodelafosacomolapieldeunreptil.Pudoroso,Sellittoapartóla mirada y le ayudó a cubrirse con su chaqueta. El joven Banks no pudo evitarmirarla,peroaAmeliano le importóenabsoluto:enaquelmomentoqueríaaesosdoshombres.
—Vosotros… ¿le habéis…?—empezó a preguntar, antes de que le ahogara unnuevoaccesodetos.
SellittomiróaBanks,queparecíaelmásagotadodelosdos;debíaserelquemáshabíacorridodetrásdelsospechoso.
—Seescapó—reconociómeneandolacabeza.Aúnsentada,Sachsinhalóalgomásdeoxígeno.—¿Cómo…cómohabéissabido…?—fuesusiguientepregunta.—FueRhyme.Nome digas cómo lo supo.Hizo una llamada de emergencia a
todoelequipo.Encuanto ledijimosquenosotrosestábamosbien,nosmandóparaaquíatodavelocidad.
Ameliafuerecuperandolasensibilidadenlosmiembros,ydegolpesediocuentadeloquehabíaestadoapuntodeocurrirle.Searrancólamáscaradeoxígeno,yconel rostro contraído por el puro pánico, empezó a llorar con gemidos cada vezmáshistéricos.
—No…no…no…—empezó a darsemanotazos en brazos y piernas, como siquisiera sacudirse el horror que se había posado sobre ella como un enjambre deavispas—.¡Dios,no!¡Noooo!
—Sachs…—empezóBanksalarmado—.¿Quéhacemos…?Eldetectivemásveteranohizoungestoconlamanoparaqueseretirara.—Tranquila,tranquila…—laayudóalevantarseylasostuvomientrasvomitaba
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entreviolentosespasmos,comosiquisieraexpulsarhastaelúltimoátomodelatierraquehabíatragado.
Por fin, Sachs se tranquilizó un tanto y se sentó en el suelo. Empezó a reír,primeromuybajito,ydespuéscadavezmásalto,histérica,asombradaaldarsecuentadequehabíaempezadoalloverycaíangruesosgoteronesdelosqueellanosehabíadadonicuenta.
Le había pasado el brazo por los hombros y había apretado su rostro contra elsuyo.Asípermanecieronunlargo,larguísimoinstante.
—Sachs…,oh,Sachs…Ella se separó del Clinitron y acercó un viejo sillón que había en un rincón.
Llevabaunasmallasdecolorazulmarinoyunacamisetadelauniversidad.Sedejócaer en el sillón, colocando las piernas por encima de uno de los brazos, como sifueraunacolegiala.
—¿Porquénosotros,Rhyme?¿Porquéquierehacernosdaño?—teníatodavíalavozroncaportodalatierraquehabíatragado.
—Porque laspersonasquesecuestrónoeransusverdaderasvíctimas, lo somosnosotros.
—¿Aquéterefierescon«nosotros»?—Noestoyseguro.Lasociedad talvez.O laciudad.O losde laONU.Estuve
leyendouncapítulode su«biblia», el de JamesSchneider. ¿Recuerdas la teoríadeTerryexplicandoporquédejalaspistas?
—Dijo que era una forma de implicarnos —intervino Sellitto—, de hacernoscómplicesparacompartirlaculpa.Esohacequeleresultemásfácilmatar.
Rhymeasintió,peroañadió:—No creo que sea esa su razón principal.Me parece que las pistas son, sobre
todo,unaformadeatacarnos.Cadavíctimamuertaesunfracasoparanosotros.Con aquellas ropas sencillas y gastadas y el pelo recogido en una cola, Sachs
estabamás guapa de lo que recordaba haberla visto los dos últimos días. Pero susojosestabanempañados.Esperabaquehubieseretiradocadapartículadetierradesucuerpoporque,derepente,laideadequehubiesenqueridoenterrarlavivaselehacíasencillamenteinsoportable.
—¿Yquétienecontranosotros?—preguntóAmelia.—Nolosé.ElpadredeSchneiderfuearrestadoporequivocaciónymurióenla
cárcel.Nopodemossaberqué lepasóanuestroSujetoDesconocido,yyosólomeocupodelaspruebas…
—…Nodelosmotivos—leinterrumpióAmeliaacabandolafraseporél.—¿Por qué habrá empezado a atacarnos directamente?—Banks señaló con un
gestohaciaSachs.
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—Porqueencontramos suasquerosamadrigueray salvamosa laniña.Supongoquenoesperabaqueloconsiguiéramostanpronto.Puedequeestemosenunlío,Lon,necesitaremosniñeraslasveinticuatrohorasdeldíaparati,paraJerry,paramí,paraCooper,HaumannyPolling.Todosdebemos estar en su lista. ¡Ah!Ymanda a loschicosdePerettiacasadeSachs.Estoysegurodequenohabrádejadonirastro,peropuedequeencuentrenalgo.Estaveztuvoqueescaparantesdeloquepensaba.
—Serámejorqueyotambiénvaya—dijoSachs.—¡No!—exclamóRhyme.—Tengoquetrabajarenlaescenadelcrimen…—Túloque tienesquehaceresdescansar—leordenó—.Yni teesfuercespor
protestar:estáshechapolvo.—Esunaorden,oficial—bromeóSellitto—.Puedetomarselibreelrestodeldía.
Pondremosadoscientoshombresarastrearsupista,yFredDellraynosprestaráotroscientoveintefederales.
—¿Asíquetengounaescenadelcrimenenel jardíndemicasaynomevaisadejarquehagayolacuadrícula?
—Exacto,veoquelohasentendidoperfectamente—dijoRhymecategórico.—¿Algúnproblema,oficial?—ledijoSellitto,levantándoseyaparairse.—No,señor.—Vamos,Banks.Tenemostrabajo.Los dos detectives se marcharon. Rhyme oyó resonar sus voces en el hall y
despuéslapuertaquesecerraba.Sefijóenquelasluceserandemasiadopotentes,asíqueconelmandoadistancialasbajóunpocoparadejarlaestanciaenpenumbra.
—Bueno… —dijeron al unísono Rhyme y Sachs. Evidentemente, aquellasituaciónlesabrumabaunpoco.
—Estarde—apuntóellamirandosureloj.—Sí,bastantetarde.Sachsselevantóybuscóensubolsoelespejitodemaquillajeparaverlaherida
dellabio.—Notepreocupes,noestátanmal—laconsolóRhyme.—ParezcoFrankenstein.¿Porquénocoseránlospuntosconhilocolorcarne?—
Cerróelespejoylometióotravezenelbolso—.Vaya,hasmovidolacama—estabamáscercadelaventana.
—FueideadeThom.Asípuedomirarelparque…,simedanganas,claro.—Esoestámuybien.—Ameliaseacercóalaventanaymiróhaciaabajo.«PorDios santo», se dijoRhyme enfadado, «hazlo de una vez, total, no tienes
nadaqueperder…».—¿Quieresquedarteaquí?—leespetóde improviso—.Esto…,esmuytarde,y
lospolissetiraránhorasregistrandotucasa.
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Notóunsentimientodelocaanticipación,yseobligóareprimirloparaevitarladecepción,peroellasevolvióamirarleconunafrancasonrisa.
—Meencantaría.—Genial.—Lacorrientedeadrenalinasedisparóporsumandíbula—.¡Thom!Escucharían música, beberían whisky, tal vez le contara más anécdotas sobre
famosasescenasdelcrimen.Elhistoriadorquehabíaenéltambiénsentíacuriosidadporsupadre,porsabercómoeraeltrabajodepolicíaenlosañossesentaysetenta,porconocerdetallessobreelterribleMidtownSouthPrecinctenlosviejostiempos.
—¡Thom!Trae sábanas, y unamanta. ¡Thom!Mepregunto quédiantres estaráhaciendo.¡Thom!
Sachs abrió la boca para decir algo, pero enseguida apareció el asistente en elumbral.
—Ya sabes que con queme grites una sola vez como un poseso es suficiente,Lincoln.
—Amelia se queda. ¿Te importaría traer algunas sábanas y almohadas para elsofá?
—No,notemolestes,nopiensovolveradormirenelsofá.Estádurísimo.Rhyme sintió una punzada de decepción, la primera vez en años que
experimentaba una sensación semejante. Resignadamente, consiguió esbozar unasonrisa,comosinoleimportaraqueAmelianodurmieraallí.
—Hayundormitorioenelpisodeabajo.Thompuedepreparartelacama.—Notepreocupes,Thom,nohacefalta—fuesusorprendenteréplica.—Perosinoesmolestia…—Que no hace falta, te digo. Buenas noches, Thom—dijo en un tono que no
admitíaréplica.—Bueno,yo…Ameliasonrió.—Pero…—confundido,elasistentemiróaRhyme,quetampocosabíaquéhacer.—Buenas noches, Thom—repitió Sachs con firmeza. Tras asegurarse de que
salíadelahabitación,cerrólapuerta.Entonces,sequitóloszapatos,lasmallasylacamiseta.Llevabaunsujetadorde
encaje y bragas de fino algodón. Se subió al Clinitron al lado de Rhyme con lafirmezacaracterísticadequehacengalalasmujereshermosascuandosemetenenlacamaconunhombre.
Acurrucándoseasulado,seechóareír.—¡Vayacamastroincómodo!—Parecíaunagatamimosa.Conlosojoscerrados,
preguntó—:Noteimporta,¿verdad?—Nomeimportaenabsoluto.—Rhyme…
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—Dime.—Cuéntamemáscosasdetulibro,sobrelasescenasdelcrimen…Empezóacontarleel casodeunpeligrosoasesinoen seriedeQueens,peroen
menosdemediominuto,Ameliasehabíaquedadodormida.Rhymebajólavistaysequedómirandoelpechodeellacontrasutorso,larodilla
sobresumuslo.Porprimeravezenañosnotabaelpelodeunamujercontrasurostro.Lehacíacosquillas.Selehabíaolvidadoqueeraesoloquesolíaocurrir.Paraalguienaquien legustaba tanto recordarcomoél,yque teníaunamemoria tanbuena, erasorprendentedarsecuentadequenoeracapazdeacordarsedecuándohabíasidolaúltimavezquehabíaexperimentadosemejantesensación.LoúnicoqueleveníaalamenteeraunamezcolanzadeencuentrosconBlaine,todosellosdelaépocaanterioralaccidente.Recordóentoncesquehabíadecididosoportareseagradablecosquilleo,porque,sihacíaalgúngesto,corríaelriesgodedespertarasuesposa.
Enaquelmomentoleera imposibleapartarelcabellodeSachs,y,sinembargo,sabíaquenoloharíaaunquepudiera.Queloúnicoquedeseabaeraprolongaraquelladulcesensaciónhastaelfindesusdías.
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Alamañanasiguiente,Lincolnvolvíaaestarsolo.ThomhabíasalidodecomprasyMel Cooper estaba en el laboratorio de la IRD. Vince Peretti había terminado eltrabajo de la escena del crimen en la casa de la calle Van Brevoort y en elapartamento de Sachs.Habían encontrado aúnmenos restos de los que esperaban,aunqueRhymesetemíaqueesosedebíamásalaagudezadelSujetoDesconocidoquealtalentodePeretti.
Rhymeesperabaque leenviaranel informe.TantoDobynscomoSellittocreíanque el 823 se había retirado de la circulación, almenosmomentáneamente.No sehabían producido más ataques a la policía y tampoco habían secuestrado a otrasvíctimasenlasúltimasdocehoras.
ElencargadodeprotegeraSachs,unenormepatrullero, lahabíaacompañadoaveraunotorrinoenunhospital enBrooklyn,yaque la tierraquehabía tragado lehabía afectado seriamente la garganta. Rhyme también tenía guardaespaldas, unagentede lacomisaríaveintequeenaquelmomentoestabahaciendoguardiaenelportal.Lincolnleconocíadesdehacíaaños,ylosdoshabíanmantenidounadivertidadiscusión defendiendo respectivamente los méritos del whisky escocés frente alirlandés.
Rhymeestabademuybuenhumorcuandolellamóporelintercomunicador.—Estoy esperando a unmédico que llegará dentro de un par de horas.Déjalo
pasar.Elpoliledijoqueasíloharía.EldoctorWilliamBergerlehabíaaseguradoqueaqueldíallegaríapuntual.Serecostóenlaalmohadaysediocuentadequenoestabacompletamentesolo.
Enelalféizar, loshalconesseremovían inquietos;probablementeseavecinabaotratormenta. Aunque el cielo se veía despejado, Rhyme confiaba plenamente en elinstintodelosanimales:eranunosbarómetrosinfalibles.
Echóunvistazoalrelojdelapared.Erancasilasonce.Estabaexactamentecomohacíadosdías,esperandolallegadadeBerger.Aesosereducíalavida,pensó,retrasosobreretraso.Porfortuna,conunpocodesuerteacabaríallegandoadondequeríair.
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Construidohacecienañosalmenos,probablementeunaviejamansiónoantiguoedificioinstitucional.
Hertz:Taurusplateado,modelodeesteaño.
Arma:coltcalibre32.
Pasamontañasazulmarino. EdificioestilofederalenelLowerEastSide.
Ataalasvíctimasconnudospococorrientes.
Losguantessonoscuros. Localizadocercadeunyacimientoarqueológico Legustanlas
cosas«viejas».After-shave=coloniacorriente.
Llamóaunadelasvíctimas«Hanna».
Elpeloescastaño.
Tienerudimenosdealemán.
Cicatrizprofundaendedoíndice.
Leatraenlossubterráneos.
Ropainformal Doblepersonalidad.
Losguantessonnegros.
Talvezseasacerdote,trabajadorsocialoconsejero.Desgasteinusualdelasueladelzapato¿lectorvoraz?Escuchamientrasrompeloshuesosdelasvíctimas.Dejaunaserpientepararetaralosinvestigadores.Legustadespellejarelpiedelasvíctimas.Llamaaunadelasvíctimas«Maggie».
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Madresconniñostienenunespecialsignificadoparaél.¿EssumodeloCrimeninOldN.Y.?SeinspiraenloscrímenesdeJamesSchneiderElcoleccionistadehuesos.Odiaalapolicía.
Estuvo mirando la tele unos veinte minutos, buscando noticias sobre elsecuestrador, pero en todas las cadenas había informativos especiales sobre laaperturade laconferenciadepazde laONU.ARhymeel tema leaburría, asíqueestuvounratoviendolareposicióndeunaantiguaserie;despuésvolvióasintonizarlaCNN,perocomovolvióaencontrarseconlamismareportera,transmitiendodesdelas inmediacionesdel edificiode lasNacionesUnidas, apagó la televisiónbastanteharto.
Derepente,sonóelteléfono.Lecostóunbuenratoconseguirresponder.—¿Sí?Hubounapausaalotroextremodelalínea.—¿Lincoln?—¿Sí?—SoyJimPolling.¿Cómoestás?Rhymesediocuentadequecasinohabíavistoalcapitándesdelamañanadeldía
anterior; de hecho, la última vez había sido en las noticias de la tarde, en laconferenciadeprensaconjunta,pasandoinformaciónalalcaldeyaljefeWilson.
—Muybien.¿SesabealgodelSujetoDesconocido?—preguntó.—Todavíanada,peroleatraparemos.—Otrapausa—.Oye,¿estássolo?—Sí…Unmomentodesilencio.—¿Teimportasimepasoaverte?—No,claroqueno…—¿Dentrodemediahora?—Estaréesperándote—replicóRhymejovialmente.Recostó la cabeza en la almohada y sus ojos se detuvieron en el jirón de tela
anudadoquecolgabaalladodelposterconelperfildelsospechoso.Seguíansinsaberelorigendeesenudo.Le fastidiabadejar el caso sinhaberaveriguadoqué tipode
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nudo era. Entonces se acordó de que Polling era aficionado a la pesca, tal vez élreconociera…
Polling,reflexionóRhyme.JamesPolling…ResultabacuriosoqueelcapitánhubierainsistidotantoenqueRhymedirigierael
caso.Había luchadoabrazopartidoparaconseguir tenerleaélenvezdeaPeretti,quienhubierasido,desdeelpuntodevistapolítico,mejoropción.TambiénseacordódecómosehabíaenfrentadoaDellraycuandoelfederallesanuncióqueretirabanelcasodelajurisdiccióndelapolicíadeNuevaYork.
Yyaquesedeteníaapensarlo,eramuyraroquePollingsehubierainvolucradotanto en el caso. El 823 no era el tipo de sospechoso con el que uno se enfrentavoluntariamente, incluso cuando se están buscando casos realmente jugosos paracolgarsemedallas.Demasiado riesgodeperdervíctimas,demasiadasoportunidadesparaquelossabuesosdelaprensaseensañenconuno.
Polling…Recordólaformaenqueirrumpíaenlahabitaciónpararecabardatosyquevolvíaairsecomounatromba.Eraverdadqueteníaqueinformaralalcaldeyaljefe.Sinembargo,yaquelpensamientoseleocurrióaRhymederepente,¿noestaríapasándole información a alguien más?, alguien que necesitara saber qué pasosestabandando,talvezalmismoSujetoDesconocido.
Pero¿cómodiablospodríaestarrelacionadoPollingconelasesino?Parecía…Yderepenteunaideaterribleseabriópasoensumente.¿NoseríaPollingelSujetoDesconocido?Claroqueno,aquelloeraunaridiculez.Apartedequenoteníaningúnmóvilque
él supiera, estaba el tema de la oportunidad de actuar. El capitán había estado allímismo, en la habitación de Rhyme, en el mismo momento en que se cometíanalgunosdelossecuestros…
Oalmenosesoleparecía.Rhymevolvióarepasarlalistadecaracterísticas.Ropa oscura, de estilo informal, de algodón. Polling iba vestido con ropa
deportivadecoloresoscuros.Peroesonoqueríadecirnada,muchagente…Unapuertaseabrióyvolvióacerrarseenelpisodeabajo.—¿Thom?Nohubo respuesta. Su asistente le había dicho que estaría fuera durante varias
horas.—¿Lincoln?Demonios.Empezóamarcarelnúmerodeemergencia:9-1.Empujóelcursorconlabarbillahastael2.Pasosenlasescaleras.
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Intentómarcardenuevo,peroestabatannerviosoqueselecayóelmando:JustoenelmomentoenqueJimPollingentróenlahabitación.Rhymesehabíafiguradoqueelpolicíadelportalleavisaría,sinpensarenqueunsimplepolidejaríapasarsinelmenorproblemaaunsuperior.
Polling llevaba la oscura chaqueta desabrochada, así queRhyme pudo ver quellevabaelarmaenelcostado;aunquenopudodeterminardequétipoera,sabíaqueelColtcalibre32figurabaenla listadearmasdefuegoaprobadasparaelpersonaldelDepartamentodePolicía.
—Hola,Lincoln.—Eraevidentequesesentíaincómodo.Sequedóconlamiradafijaenelhuesodelavértebra.
—¿Cómolollevas,Jim?—Másomenos.Aqueleraunhombredurodeverdad.Rhymesepreguntósitendríaunacicatriz
eneldedo,frutodealgúnaccidentedepesca.Quisofijarse,perosuvisitanteteníalasmanosmetidasenelbolsillo.¿Estaríaocultándolealgo?¿Uncuchilloquizá?
Evidentemente,Pollingconocíaa fondoelprocedimiento forensey las técnicasdeanálisisdelasescenasdelcrimen,sabríacómoprocederparanodejarpistas.
¿Yelpasamontañas?SiPollingerarealmenteelsujetodesconocido,tendríaquehabersepuestoesaprenda,porquecabíalaposibilidaddevolverseaverconalgunade las víctimas supervivientes. Y respecto al after-shave… quizá el SujetoDesconocidono se lohabía echado, sinoquehabía llevadoconsigoun frascoparaesparcir el perfume por las escenas del crimen y hacerles creer que lo usaba.Así,cuandoPollingfueraaverles,comonolousaba,nolevantaríasospechas.
—¿Estássolo?—preguntóPolling.—Miasistente…—Elpolideabajomedijoquehabíasalido.—Sí,esverdad—reconocióRhymedemalagana.Polling era delgado pero fuerte, con el pelo color rubio ceniza. Recordó las
palabras deTerryDobyns: alguien digno de confianza, posiblemente un trabajadorsocial,unconsejero,unsacerdote…Alguiendedicadoaayudaralosdemás.
Comounpolicía.Rhymesepreguntósiestaríaapuntodemorir,y,parasusorpresa,sediocuenta
dequenoqueríaacabarasí,noamanosyporlavoluntaddeotrapersona.Pollingseacercóalacama.Nohabíanadaquepudierahacer.Estabaabsolutamenteasumerced.—Lincoln —volvió a repetir Polling gravemente. Cuando sus ojos se
encontraron,fuecomosiseactivaraunacorrienteeléctricaquehicieraquesaltaranchispas.Rápidamenteelcapitándesviólamiradahacialaventana—.Supongoqueteestaráspreguntando…
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—¿Preguntando?—Sí,larazónporlaquetequeríaenestecaso.—Suponíaquemeelegistepormiencantadorapersonalidad.—Aquellabromano
arrancónilasombradeunasonrisadelrostrodelcapitán—.¿Porquémeescogiste,Jim?—preguntóRhymemásserio.
El capitán entrelazó los dedos; eran delgados pero fuertes. Las manos de unpescador, un deporte que, por inocente y tranquilo que pareciera, tenía como finúltimoatraparaunpobreanimalindefensoyabrirleelvientreconuncuchilloparasacarlelasvísceras.
—ElcasoShepherd,¿teacuerdas?Trabajamos juntosenélhacecuatroaños—Rhyme asintió—. Los obreros encontraron el cuerpo de ese poli en las obras delmetro.—Lincolnreprimióungruñido;recordabaperfectamentecómocrujiólavigaantesdedesplomarseconunruidosecocomouncañonazosobresucuellodesnudo,levantandounanubedepolvoquecubriótodosucuerpo—.Túfuisteencargadodelaescenadelcrimen,yquisistehacerlosolo,comosiempre.
—Sí,meacuerdo—dijoRhyme.—¿SabescómoconseguimosinculparaShepherd?Teníamosuntestigo.¿Untestigo?Rhymenoteníaniidea.Despuésdelaccidente,nohabíavueltoaoír
nadadeaquelcaso,exceptoqueShepherdhabíasidoenjuiciadoycondenadoyquetresmesesdespuéshabía sido asesinado en la cárcel deRiker's Island.El culpablenuncafueencontrado.
—Untestigoocular—continuóPolling—.VioaShepherden lacasadeunadelasvíctimasconelarmahomicida.—Elcapitánseacercóaúnmásalacama,conlosbrazoscruzados—.Localizamosaeste testigoundía antesdeque seencontraraelúltimocadáver,eldelasobrasdelmetro,antesdequefueranrequeridostusserviciosparatrabajarenlaescena.
—¿Quémeestásdiciendo,Jim?Elcapitánagachólamirada.—Quenotenecesitábamos,Lincoln.Tuinformenohacíafalta.Rhymenodijonada.—¿Entiendes lo que te quiero decir?—continuóPolling—. ¡Dios!Tenía tantas
ganas demachacar a ese cabrón de Shepherd…Quería que le condenaran, que notuviera escapatoria, y sabía que uno de tus informes invalidaría cualquier posibleintentoporpartedeladefensadequequedaralibre.
—Pero,porloquemedices,Shepherdhabríaresultadocondenadoinclusosinmiinforme.
—Tienesrazón,peroloquehicefueaúnmásterrible.Escucha,losdelaempresaconstructoramedijeronqueelsitiodondeseencontróelcadávernoeraseguro.
—Eltúneldelmetro—murmuróRhyme—.Yaunasí,memandasteatrabajarallí
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antesdequeloreforzaran…—Shepherd estaba asesinando a nuestros policías—se defendió Polling—.No
podía soportar la idea de que se nos escapara, quería acabar con él, pero… —Avergonzado,ocultólacabezaentrelosbrazos.
Rhymenodijonada.Oíaelruidodelavigaalcaer,lasastillasdisparándoseportodas partes, otra vez el olor acre de la nube de polvo. Volvió a sentir la mismaextrañapazquelehabíaembargadoentoncesmientraselcorazónlelatíadesbocadodeterror.
—Jim…—Poresotequeríaenestecaso,Lincoln,¿loentiendes?—Unasombradedolor
cruzó el rostro del capitán; se quedó mirando el disco de la vértebra que estabaencimadelamesa—.Habíaoídotodasesashistorias,quetuvidaeraunamierdaytodoeso,queteestabashundiendoenlamiseria,quepensabasinclusoensuicidarte.Mesentíajodidamenteculpable.Queríadarteunarazónparavivir…
—Yhasestadoviviendocontodosesosremordimientosduranteestostresañosymedio—dijoRhyme.
—Yasabescómosoy,Lincoln.Todoelmundosabeelgenioquetengo:elquelahace, la paga. Ese es el únicomandamiento en el que creo, y en cuanto creo quetengo un sospechosome pongo como loco, lo reconozco.Y nome importa ir porellos como un perro de presa, porque son culpables, no son de los míos, no sonpolicías.Poresohellegadoacreerqueloquetepasóesmicastigo…Heestadotanequivocado.
—Jim,yonoeraningúnsuperhombre,noteníaquehabertrabajadoenunaescenaquenoerasegura…
—Losé,pero…—¿Estáisdiscutiendo?—lesinterrumpióunavozdesdeelumbral.RhymelevantólavistaesperandoencontrarseconBerger,peroeraPeterTaylorel
quehabíasubido.Rhymerecordóqueaqueleraeldíaenquehabíanquedadoparaver cómo se recuperaba del ataque de disrreflexia. Se temía que el doctor fuera adarletambiénsuopiniónsobreBergerylaLetheSociety.Noestabadehumorparasermones; lo único que deseaba era estar solo para digerir lo que Polling le habíaconfesado.
—Entra,Peter—leinvitóconunacordialidadqueestabalejosdesentir.—Tienes un sistema de seguridad bien curioso, Lincoln. El policía me ha
preguntadosieramédicoymehadejadopasar.¿Quépasa?¿Lehasdichoqueechealosabogadosyaloscontables?
Rhymeseechóareír.—Enseguidaestoycontigo.—SevolvióhaciaPolling—.Fueeldestino,Jim.Lo
quemeocurriófuequeestabaenelsitioequivocadoyenelmomentoequivocado.
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—Gracias, Lincoln. —Polling puso la mano sobre su hombro y se lo apretócariñosamente.
Rhyme se limitó a asentir con un gesto, y para neutralizar el efecto de aquellaescenatanemotivaparaél,presentóalosdoshombres.
—Jim,esteesPeterTaylor,unodemismédicos.Peter,tepresentoaJimPolling,solíamostrabajarjuntos.
—Encantado de conocerte—dijoTaylor adelantando sumano derecha. Fue ungestoespontáneoy,sinpoderloevitar,Rhymesediocuentadequeelmédicoteníaunacicatrizenformademedialunaeneldedoíndicedesumanoderecha.
—¡No!—gritó.—Asíquetútambiéneresunpoli.—TaylorapretóconfuerzalamanodePolling
mientras sacaba el cuchillo que llevaba en la mano izquierda y le asestaba trescerteraspuñaladasenelpecho,clavándoseloentrelascostillasconlaprecisióndeuncirujano.Sinduda,sabíaloquesehacíaparanodañarlospreciososhuesos.
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Endos zancadasTaylor se acercó a la camay le arrancódel dedo elmandode launidaddecontrolelectrónico,tirándoloalotroextremodelahabitación.
Rhymetomóimpulsoparagritar,peroeldoctordijo:—El policía también está muerto. —Con un gesto señaló hacia la puerta.
Fascinado,TaylorsequedómirandoaPolling,quesearrastrabaporelsuelocomounanimalherido.
—¡Jim!—gritóRhyme—.¡No,ohno!El capitán se llevó las manos al pecho. Un repugnante gorgoteo salió de su
gargantacuandoestiróconvulsivamentelaspiernasenelinstanteantesdemorir.Losojosabiertos,conlamiradacongeladaeinyectadosdesangre,sequedaronclavadoseneltecho.
Taylorsevolvióhacialacama,clavandolamiradaenLincoln,conelcuchilloenlamanoyrespirandopesadamente.
—¿Quiéneres?—susurróRhyme.Sin decir nada, Taylor se acercó y rodeó con los dedos el brazo de Rhyme,
apretando los huesos varias veces, tal vez con fuerza. Bajó lamano hasta el dedoanulardelamanoizquierda,yloacaricióconlahojadelcuchillo.Después,introdujolapuntaconmuchasuavidadpordebajodelauña.
Rhymesintióunagudodolorquelehizogemir.Entonces,TaylorsesobresaltóalverunejemplardeCrimeinOldNewYorksobre
elpasapáginas.—¡Claro! Así es como… Lo habéis encontrado… Dios, los polis deberían
sentirseorgullososdeti,LincolnRhyme.Penséqueosllevaríadíasencontrarlacasa;imaginéqueMaggieestaríadescuartizadaporlosperrosparacuandollegarais.
—¿Porquélohashecho?—preguntóRhyme.Pero Taylor no le contestó, estaba concentrado examinando a Rhyme
cuidadosamente,hablandoconsigomismo.—Antes no eras tan bueno. En los viejos tiempos. Entonces pasabas por alto
muchascosas,¿noescierto?Enlosviejostiempos…¿Aquédiablosserefería?Sacudiólacabezacubiertadecanas(no,efectivamentenoteníaelpelocastaño)y
sequedómirandoellibrodetextoquehabíaescritoRhymecomosiloreconociera.EntoncesRhymeempezóaentender.
—Hasleídomilibro,¿verdad?—dijoelcriminalista—.Lohasestudiadoafondo,enlabiblioteca,supongo,enlaqueestácercadetucasa.
Despuésdetodo,elSujeto823eraunlectorvoraz.Asíeracomohabíaaprendidolastécnicasqueseusabanenlaescenadelcrimen.
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Por esobarría sushuellas tan cuidadosamente, por eso seponíaguantespara tocarsuperficiessobrelasquelamayoríadeloscriminalesnisabíanquesepodíandejarhuellas; y por eso había echado perfume en la escena del crimen, porque sabíaexactamentequéeraloqueSachsestababuscando.
Evidentemente,sumanualnoeraloúnicoquehabíaleído.También conocía Scenes of the Crime. De ahí había sacado la idea de dejar
pruebas preparadas, pistas relacionadas con el antiguo Nueva York y que sóloLincolnRhymeseríacapazdeinterpretar.
Taylorsostuvoenaltoeldiscodelacolumnavertebralquelehabíallevadoasupaciente hacía ocho meses y jugueteó con él distraídamente. Y por primera vezRhymevioaquelregalo,quetanto lehabíaconmovidocuandose lodiera,comoelmacabropreludioqueenrealidadera.
Taylorteníaunamiradavacía,distante;Rhymerecordóqueyahabíavistoaquellaexpresiónantes,cuandoeraexaminadoporelmédico.Entonceshabíapensadoqueera de concentración, pero en aquel momento se dio cuenta de que era pura ysimplementeungestodelocura.
—Dime—lepreguntó—,¿porquélohashecho?—¿Que por qué?—susurró Taylor, acariciando la pierna de Rhyme, desde la
rodilla, pasando por la tibia, hasta el tobillo—. Pues porque eres una personaexcepcional,Rhyme,alguienúnico:porqueeresinvulnerable.
—¿Quéquieresdecir?—¿Cómosepuedehacerdañoaunapersonaque loquequiereesmorir?Si le
matas,leestásdandoloquedeseas.Poresoteníaqueconseguirquequisierasvivir.PorfinRhymetuvolarespuesta.Losviejostiempos…—AquellanecrológicaenelregistrodeAlbanyerafalsa,¿verdad?—susurró—.
Laescribistetúmismo.ColinStanton:eldoctorTayloreraColinStanton.El hombre cuya familia había sido masacrada delante de él en las calles de
Chinatown.Elhombrequepermanecióparalizadofrentealoscuerposdesuesposaysusdoshijosmientrassedesangrabanhastamoriryquenofuecapazdeelegiracuáldeellossalvar.
«Entoncespasabasporaltomuchascosas.Enlosviejostiempos…».Porfin,perodemasiadotarde,laspiezasempezabanaencajar.Poresosequedabamirandoasusvíctimas:aT.J.Colfax,aMonelleyaCarole
Ganz.Sehabíaarriesgadoaquelecapturaranalquedarseamirarhastaquemorían.Queríavenganza,peroeraunmédicoquehabía juradoquenuncaacabaríaconunavida y por eso, paramatar, tenía que convertirse en su antecesor en espíritu, en elcoleccionistadehuesos,enJamesSchneider,un locodel siglopasadocuya familia
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habíasidodestruidaporlapolicía.—Cuando salí del hospital psiquiátrico, regresé a Manhattan. Me hice con el
informeenelqueseexplicabacómo,porundespistetuyo,elasesinohabíalogradoescapar.Entoncessupequeteníaquematarte,peronopodía,nosabíacómo…Estuveesperando y esperando a que ocurriera algo. Y entonces encontré el libro. JamesSchneiderpasó exactamentepor loqueyo tuvequepasar.Si él pudohacer loquehizo,yotambién.
Losdesollóhastaelhueso.
—¿Ylanecrológica?—preguntóRhyme.—Tienes razón: yo mismo la escribí en mi ordenador y la envié por fax al
Departamento de Policía de Nueva York para que no pudiesen sospechar de mí.Entoncesme convertí en otra persona, en el doctor Peter Taylor.Nome di cuentahastamástardedeporquéhabíaelegidoesenombre.¿Noloentiendestodavía?—Rhymealzólavistahastaelposter—.Ahídelantetieneslarespuesta.
Rhymebuscóenlosdatosquehabíanreunido:
Tienerudimentosdealemán.
—«Schneider»significa«sastre»enalemán[60].Stantonasintióconungesto.—Pasésemanasen labiblioteca leyendosobre lesionesen lamédulaespinal,y
despuéstellamé,diciéndotequeeraunespecialistadelaUniversidaddeColumbia.Pensabamatartedurantenuestroprimerencuentro,sacartelapielatiras,dejarquetedesangrarashastamorir.Esopodíatardarhoras,díasincluso.Pero¿quéocurrió?—dijoelmédicoteatralmente—:puesquemedicuentadequequeríassuicidarte.—SeacercóunpocomásaRhyme—.¡Dios!Todavíameacuerdodelaprimeravezquetevi.Hijodeperra,¡yaestabasmuerto!Yentoncessupequeloqueteníaqueconseguireraquedesearasvivirdenuevo,teníaquedarunsentidoatuvida.
Poresonoleimportabaaquiénsecuestraba,cualquieralevalía.—Nisiquieratemolestabasencomprobarsitusvíctimasvivíanomorían.—Claroqueno.Todoloquequeríaeraobligarteasalvarlas.—Y ese nudo… es una sutura quirúrgica, ¿verdad?—dedujo Rhyme. Stanton
asintió—.Yaveoquesí.¿Ylacicatrizquetieneseneldedo?—¿Eneldedo?—Stantonlemiróatónito—.¿Cómolosabes?…¡Ah!¡Sucuello!
Sacaste lahuelladelcuellodeHanna.Yosabíaqueesopodíahacerse,peronomeacordé…—Parecíamuyenfadadoconsigomismo—.Rompíunvasoenelhospitalpara cortarme las venas; apreté hasta que se rompió—se acarició la cicatriz conexpresiónenloquecida.
—Esas muertes—empezó Rhyme—, las de tu mujer y tus hijos… Fueron un
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terribleaccidente…terrible.Peronadietuvolaculpa,fueunterribleerror.Losientomuchísimoporellos,ysobretodoporti…
Stantonnoledejóseguir.—¿Recuerdasloqueescribisteenelprólogodetulibro?—Elasesinoselosabía
de memoria—: «Un criminalista sabe que cada acción tiene su consecuencia. Lapresenciadeunintrusoalteralaescenadelcrimen,aunqueseamuysutilmente.Yesprecisamente por eso por lo que podemos identificar y localizar a los criminales eimpartir justicia».—Stanton le retiró el pelo de la cara y acercó su cara a la delinválido,deformaqueRhymepodíaolerelalientodeaquelloco,verlapelículadesudorsobresupálidapiel—.Puesmuybien:yosoylaconsecuenciadetusacciones.
—Entonces,¿porquénomematasyacabamosdeunavezconesto?—Pero si no voy amatarte…por lomenos demomento.—Stanton le soltó la
cabeza—.¿Sabesloquevoyahacerahora?—susurrómalévolamente—:Voyamataratumédico,aBerger,peronodelaformaenqueélestáacostumbradoahacerlo…Nada de píldoras para dormir y copas de licor. Veremos qué le parece el métodotradicional.YdespuésmataréatuamigoSellitto.YtambiénalaoficialSachs,tuvosuerteunavez,peroconseguiréacabarconella.Leprepararéotratumba.YtambiénaThom, por supuesto, él morirá aquí mismo, delante de ti. —Stanton respirabaagitadamente—.Lomejorseráocuparnosdeélhoymismo…¿Cuántofaltaparaqueregrese?
—Fui yo quien cometí esos errores. —A Rhyme le costaba hablar, tuvo quecarraspearunpardevecesantesdepoderseguir—.Fueculpamía,esamíaquientienesquematar.
—No,yatehedichoqueno.—Por favor, no puedes…—Rhyme tuvo otro violento acceso de tos.Mientras
procuraba calmarse, Stanton lemiraba inmóvil—.No les hagas daño, haré lo quesea…—Suvozsehizomásdébil,lacabezacayóaunladoconlosojosenblanco.
YLincolnRhymedejóderespirardegolpe;sucabezacolgabadesmadejada,loshombros temblaban violentamente, los tendones del cuello se tensaron, tan rígidoscomocablesdeacero.
—¡Rhyme!—gritóStanton.Lincoln empezó a echar espumarajos de saliva y un temblor recorrió todo su
cuerpouna,dos,hastatresveces.Unhilillodesangreseescurríaporlacomisuradesuboca.
—¡No!—volvióagritarStanton,golpeándoleenelpechoconlasmanos—.¡Nopuedesmorirahora!—Elmédico le levantó lospárpados,descubriendo losojosenblanco.
RápidamentebuscólacajademedicinasdeThom,preparóunajeringuillaqueleinyectó. Tiró la almohada al suelo para que Rhyme yaciera en posición
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completamente horizontal. Se agachó sobre él, le entreabrió los labios y empezó ahacerlelarespiraciónbocaaboca.
—¡No!—rugió—.¡Noconsentiréquemueras!Nohuborespuesta.Volvióaintentarloconmásahínco.—¡Vamos!¡Vamos!Continuó haciéndole la respiración artificial, le dio golpes en el pecho. Sin
podérselocreer,seretiróunpoco,contemplandoconlosojosmuyabiertosalhombremuertoqueyacíaanteél.
Decidido a intentarlo una vez más, se agachó de nuevo sobre Rhyme. Y fueprecisamentecuandoStantonapoyóeloídosobrelabocadeésteparaintentarcaptarcualquier signo de vida, cuando rápido como el rayo, Lincoln abalanzó su cabezasobre él como una serpiente y le mordió con todas sus fuerzas en la carótida,atrapandodepasoentrelosdientesunaporcióndelamédula.
Apretandohasta…Stanton gritó y se debatió, pero sólo consiguió que Rhyme, que continuaba
aferradoasucuello,cayeradelacamasobreél.Elacresabordelasangreinundósuboca.
…elhueso.
Suspulmonessequedaronsinaireduranteunlargoinstante,peroselasarreglópara no ceder ni un milímetro, para ignorar el punzante dolor del interior de lamejilla,ahídondesehabíamordidoparahacerbrotarlasangreconlaquesimularelataquededisrreflexia.Apretóaúnconmás rabiaalpensarenAmelia,enterradaenvida, o en T. J. Colfax, escaldada hastamorir, sintiendo el crujido del hueso y elcartílago.
Stanton gritó, debatiéndose inútilmente para librarse de aquelmonstruo que sehabía abatido sobre él. Rhyme continuó apretando, como si en sus mandíbulas sehubieracongregadoelespíritudetodossusmúsculosmuertos.
StantonseestiróyconsiguióasirelcuchilloqueclavódeinmediatoenRhyme,perolosúnicosmiembrosalosquepodíallegareranlosbrazosylaspiernas.Eselmiedoloquenoshacedébilesynosparaliza,peroprecisamenteLincolnRhymeerainmunealtemor.
UngritoselequedóahogadoaStantonenlagarganta.HundióelcuchilloenelbrazodeRhyme,perosedetuvocuandollegóalhueso.Enelsiguientesegundo,elcuerpodelasesinoseestremecióconunviolentoespasmouna,dosveces;derepentesequedócompletamenteinmóvilycayósobreelsuelo,arrastrandoconélaRhyme.
Lacabezadelcriminalistachocócontraelparquéconunfuertegolpe.Nopodía
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moverse,peronoleimportaba.Tumbadoalladodelcadáverdesuenemigo,conelsabor de su carne aún en la boca, Rhyme se sentía tan satisfecho como un leónenloquecidoporelolorasangredesupresa,disfrutandodelinefabledeleitedehaberdadoriendasueltaasussentidos.
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5:CUANDOTEMUEVESNOPUEDENCOGERTE
Eldeberdeunmédiconoessóloprolongarlavida,sinoterminarconelsufrimiento.
DOCTORJACKKEVORKIAN.
Lunes,7.15P.M.,alunes,10.00P.M.
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EracasidenochecuandoAmeliaSachsaparecióenelumbral.Yanollevabamallas,tampocoeluniforme:sehabíapuestounosvaquerosyunablusaverde.Suhermosorostro presentaba varios arañazos que Rhyme no recordaba aunque, dados losacontecimientostranscurridosenlosúltimostresdías,suponíaquenohabíasidoellaprecisamentelaqueseloshabíainfligido.
—¡Caray!—exclamó, evitando con un rodeo el lugar donde Stanton y Pollinghabíanmuerto—.Aunquehabíanlimpiadoafondoelpavimentodespuésdelevantarloscadáveres,aúnseapreciabaunamancharosácea.
RhymeviocomoledirigíaunfríosaludoaldoctorBerger,queestabaalladodelaventanadelhalcón,conaquelominosomaletínasulado.
—Conseguisteacabarconél,¿eh,Rhyme?—dijoAmeliaseñaladolamanchadelsuelo.
—Sí,yasehaidoparasiempre.—¿Lohicistetúsolo?—Sí,aunquetuvequeemplearunpardetrucos.En el exterior, la luz del ocaso arrancaba destellos dorados de los elegantes
edificiosdelaQuintaAvenida.—Lincolnyyohemostenidounapequeñacharla—dijoeldoctorBerger.—¿Ah,sí?Seprodujounalargapausa.—Amelia—empezóLincoln—.Quierohacerlo.Yalohedecidido.—Yaloveo.—Porunmomentotemblaronsushermososlabios,crucificadospor
los pequeños puntos que le habían dado. Fue su única reacción visible—. ¿Sabes?Odioqueusesminombredepila.
¿Cómoexplicarlequeeraella,precisamenteella,laprincipalrazónporlaqueibaaseguiradelanteconaquelladecisión?Aquellamañana,cuandosedespertóylavioasu lado,sehabíadadocuentaconunapunzadadedolordequemuyprontoellasebajaríadelacama,sevestiríaysaldríaporlapuerta,decaminoasupropiavida,unavidanormal.Yesoquehabíanestadotancercaelunodelotrocomosólolosamanteslopuedenestar.ErasólocuestióndetiempoqueencontraraotroNickyseenamoraradeél.Elcasodel823habíaterminado,yanohabíanadaquelesunieraysusvidas,inevitablemente,tomaríancursosdiferentes.
Stantonhabía sidomuchomás listode loquehabía imaginado: evidentemente,habíaconseguidodarlemotivosparadesearseguiradelante,y,pordesgraciaparaél,muchomásqueeso.
«Sachs, tementí:avecesnosepuedeolvidara losmuertos,aveces tienesquecargarconellosparasiempre…».
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Ameliaseacercóalaventanaconlosbrazoscruzados.—He intentado encontrar un argumento con el que convencerte, pero no lo he
conseguido.Todoloquepuedodecirteesquenoquieroquelohagas.—Untratoesuntrato,Sachs.EllamiróaBerger.—Yunamierda,Rhyme.—Sesentóenelbordedelacama,lepusounamanoen
el hombro y con la otra le retiró unmechón de pelo de la frente—. ¿Meharás unúltimofavor?
—¿Qué?—Dameunashoras.—Novoyacambiardeopinión.—Losé,sólotepidodoshoras.Hayalgoquetienesquehacerantesde…RhymelanzóunamiradaaBerger,quiendijo:—No puedo quedarmemuchomás, Lincoln…,mi avión. Si quieres, podemos
esperaralasemanaqueviene,regresaréentoncesy…—Nosepreocupe,doctor—leinterrumpióAmelia—.Yoleayudaré.—¿Usted?—preguntóelmédicoconcautela.—Sí—asintióellademalagana.Aquelladecisiónnoerapropiadesunaturaleza,sedijoRhyme.Escudriñóenel
fondode susazulesojosque, empañadospor las lágrimas,parecían increíblementebrillantes.
—Notepreocupes—ledijoaBerger—.¿Podríasdejarnos…bueno…?¿Cuáltepareceeleufemismomásadecuado?
—¿Quétal«parafernalia»?—sugirióBerger.—¿Podríasdejartodoesoenlamesa?—¿Estásegura?—lepreguntóaSachs.Ellavolvióaasentirconungesto.El doctor colocó las píldoras, el brandy y la bolsa de plástico en lamesilla de
noche.Despuésrebuscóensumaletín.—Notengoningunagomaparalabolsa,losiento.—Noimporta—replicóSachsmirándoseloszapatos—.Yosí.Bergerseacercóalacamaylepusolamanoenelhombro.—Tedeseoquetengasundulcetránsito.—Tránsito—semofóRhymecuandoBergerhubosalidodelaestancia—.Bueno
—continuó, volviéndose a Sachs intrigado—, veamos qué es eso que quieres quehaga.
Sachs aceleró ymetió la cuarta. El viento le echaba hacia atrás el cabello confuerza; aunque la corriente era brutal, Amelia Sachs jamás hubiera consentido
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conducirconlasventanillassubidas.—Eso sería poco americano—adujo, antes de llegar a los 180 kilómetros por
hora.
Cuandotemueves…
RhymelehabíasugeridoquefueranalapistadeentrenamientodelDepartamentodePolicía,peronolesorprendióenabsolutoqueAmeliarechazaraaquellapropuestacomopropiadenenazas.Ellasólohabíaestadoenaquellugarlaprimerasemanadeentrenamiento.AsíquesehabíandirigidoaLongIsland,despuésdepergeñarunpardehistoriasmásomenosplausiblespara el casodeque lesdetuviera lapolicíadeNassauCounty.
—Loquepasaconlascincomarchas,esquelavelocidadmásaltanotieneporquéserlamásrápida—leexplicómientraslecolocabalamanobajolasuyasobrelapalancadecambios.
Elmotor chirrió cuando subió a 210 haciendo que los campos, los árboles, losganadosquepastabanmansamenteen lospradossedesdibujarana loscostadosdelChevrolet.
—¿Noteparecealucinante,Lincoln?—gritó—.¡Esmejorqueelsexo,esmejorquenada!
—Sí,puedosentirlasvibraciones…,realmentepuedo,eneldedo…Sachssonrióyporunmomentoleparecióquehabíaapretadosumano.Porfin,
demalaganacondujofueradeladesiertacarreterayenfilóhacialadistanteciudad.—Antes,probemosa270—propuso.Lincolncerrólosojosysedejóllevarporla
sensacióndelviento,elperfumedelahierbareciéncortadaylapuravelocidad.
Aquellanochefuelamáscalurosadelverano.Desde su nueva posición, Lincoln podía mirar hacia abajo y ver a la gente
tumbadaenelparque,losexhaustoscorredoresdescansandoenlosbancos,familiashaciendobarbacoascomosifueranlossupervivientesdealgunabatallamedieval.
Thom había puesto unCD con elmelancólicoAdagio para cuerda de SamuelBarber,peroconunarisotada,RhymedeclaróqueaquelloleparecíacaerenelclichémássórdidoylepidióquelocambiaraporunodeGershwin.
Amelia entró en la habitación y se fijó en que él estaba observando por laventana.
—¿Quéestásmirando?—Genteacalorada.—¿Ylospájaros?¿Loshalcones?
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—Sí,siguenahífuera.—¿Acaloradostambién?Rhymeexaminóalmachoatentamente.—Nolocreo.Poralgunarazón,parecenestarporencimadeesasdebilidades.Ameliacolocóelbolsoalospiesdelacamaysacóunabotelladeunexquisito
brandy.Rhymelerecordóqueteníaunwhiskymuybueno,peroellainsistióenqueellicor era cosa suya; después sacó las píldoras y la bolsa de plástico. Parecía laatareada ejecutiva de vuelta de Balducci's[61] cargada con bolsas de hortalizas ymariscoymuypocotiempoparaprepararlacena.
TalycomoRhyme lehabíapedido, tambiénhabíacompradounpocodehielo.Recordaba perfectamente todo lo que Berger le había explicado. Amelia abrió labotelladeCourvoisier,sesirvióunvaso,echóunchorroenlabotelladeLincoln,yleacercólapajitaalaboca.
—¿DóndeestáThom?—preguntó.—Hasalido.—¿Losabe?—Sí.Bebieronunpocodebrandy.—¿Quieresqueledigaalgoatumujer?Rhymesopesólacuestiónunmomento,pensandoconamarguraenque,cuando
seviveconunapersona,setieneninfinidaddeocasionesparahablarydiscutir,paracontarle sentimientos y deseos, y, sin embargo, qué tristemente se desperdiciabanaquellosmomentos.DelantedeélteníaaAmeliaSachs,unamujeralaquehacíatresdíasni siquieraconocíaperocon laque,sinembargo,había intimadomásqueconBlainedespuésdesieteañosdeconvivencia.
—No—contestó—.Lehemandadoune-mail.—Seechóareír—.Paraquenodigaquenoestoyaltantodelasnuevastecnologías.
Ellicorempezabaadisolverlaamarguraqueanidabaenelfondodesugarganta,haciendoquesesintieramejor,másligero.
—Tengoalgodedineroahorrado—continuóLincoln—.SelohedejadoaThomyaBlainey…—peroellaleinterrumpióconundulcebesoenlafrente.
OyóunrepiqueteocomodeguijarroscuandoAmeliaechóunascuantaspíldorasdeSeconal sobre lapalmade sumano. Inmediatamente,Lincoln seacordódel testreactivodecolorDillie-Koppanyi:seañadeunacentésimapartedeacetatodecobaltoen metanol al material sospechoso, seguida de cinco partes de isopropilamina enmetanol.Si lasustanciaesunbarbitúrico,el reactivose tornadeunhermosocolorazulvioleta.
—¿Cómotengoquehacerlo?—lepreguntóAmeliamirandolaspíldoras.—Mézclalasconellicor.
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Ameliaabriólascápsulasyechóenlabotellaelcontenido,unpolvoblancoquese disolvió rápidamente. Revolvió la mezcla con la pajita. Lincoln se le quedómirandolosdedos,conlasuñasmordidas,peroyanadapodíaafectarle:aquellaerasunoche,decidió,yseríaunanochedealegría.
LevinieronalamenterecuerdosdesuinfanciaenIllinois.Comonolegustabalaleche,sumadre lecomprabapajitasdesabores: fresa,chocolate.Nohabíavueltoapensar en aquel detalle hasta ese momento. El invento había funcionado, y desdeentoncesesperabaconimpacienciaelmomentodetomarsuvasodeleche.
Sachsleacercólapajitaalaboca.Luzuoscuridad,músicaosilencio,sueñosoeldescansodeunanochesinsueños.
¿Quéseencontraría?Empezóasorber.Elsabornoeramuydistintoaldellicorpuro,talvezunpoco
másamargo,comoelde…De repente, oyó que aporreaban la puerta de abajo, que le daban puñetazos y
patadas.Vocesquegritaban.Apartóloslabiosdelapajitaysequedómirandohaciaelhuecodelaescalera.Ellaselequedómirando,sinsaberquéhacer.—Veaverquiénes.Ameliabajóyvolvióasubirenseguida,conunatristeexpresión.LaseguíanLon
SellittoyJerryBanks.Rhymesefijóenqueeljovensehabíahechootracarniceríaconlamaquinilladeafeitar.
SellittosediocuentadequesobrelamesaestabanlabotellaylabolsaylelanzóunamiradainquisitivaaSachs,que,sinamilanarse,seladevolvióimperiosa:noeraunafaltaderespeto,loquequeríadecirleeraqueloqueestabaapuntodeocurrirenaquellahabitaciónnoeraasuntosuyo.Sellittocaptóelmensajeperfectamente,peronoteníalamenorintencióndemarcharse.
—Lincoln,tenemosquehablarcontigo.—Diloquequieras,perorápido,Lon.Estamosocupados.Eldetectivesedesplomósobrelasillademimbre.—HacecosadeunahorahaexplotadounabombaenlaONU,justoalladodela
saladebanquetesyprecisamentedurantelacenadebienvenidaalosdelegadosdelaconferenciadepaz.
—Seismuertos y cuarenta y cuatro heridos—añadió Banks—, veinte de ellosmuygraves.
—¡Diosmío!—murmuróAmelia.—Díselo—siseóSellitto.—Conmotivode laconferencia, laONUcontratóaunmontónde trabajadores
temporales.Lasospechosa,unarecepcionista,eraunodeellos—lesexplicóBanks—.Almenosmediadocenadepersonaslavieronllevarunabolsadelonaaltrabajoy
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colocarla en una habitación para trastos cerca de la sala de banquetes. Semarchójustoantesdequeexplotaran.LostécnicoscreenqueestabacompuestadeunkilodeC4odeSemtex.
—Linc—intervinoSellitto—,todoslostestigosdijeronquelabolsaeraamarilla.—¿Amarilla?¿Yporquéesesotanimportante?—Los de Recursos Humanos de la ONU identificaron a la recepcionista: es
CaroleGanz.—¡Lamadre!—exclamaronalunísonoSachsyLincoln.—Sí,lamujerquesalvamosenlaiglesia.Ganzesunseudónimo,sunombrereal
esCharlotteWilloughby,estuvocasadaconRonWilloughby.¿Noosdiceesonada?Rhymecontestóqueno.—Salióenlasnoticiashaceunosdosaños.Eraunsargentodelejércitoquefue
enviadoconlastropasdepazdelasNacionesUnidasaBirmania.—Sigue—lepidióelcriminalista.—Willoughbynoquería ir,pensabaqueunsoldadoamericanonoteníaporqué
vestir el uniforme de la ONU ni recibir órdenes de nadie que no perteneciera alejército.Tengoentendidoqueesaesunaopiniónmuycorrienteentrelosextremistasdederechas.Sinembargo,fueaesamisión.NollevabaniunasemanaenBirmaniacuandolepegaronuntiroporlaespaldaenuncallejóndeRangúnyseconvirtióenunmártirparalosconservadores.LosdelaBrigadaAntiterroristadicenquesumujerfuecaptadaporungrupoextremistadelasafuerasdeChicago.Susenlacesallíeranunmatrimonio,KatherineyEdwardStonesellaman.
Banksprosiguióelrelato:—ElexplosivoestabaenunodelosmoldesdearcilladeljuegodeMr.Potatode
suhija,juntoconotrosjuguetes.Creemosquepensaballevaralaniñaconsigoparanolevantarlassospechasdelosdeseguridadypoderdejarlabolsaenlamismasalade banquetes. Como Pammy estaba en el hospital no le quedó más remedio queponerlaenelalmacén.Ymenosmal,puesbastantedañohizodesdeallí.
—¿Yquésabéisdelaniña,dePammy?—preguntóSachs.—Sumadrelasacódelhospitalcasialamismahoraqueexplotabalabomba.Las
dossehanesfumado.—¿Ysuscontactos?—quisosaberLincoln.—¿Te refieres a los terroristas de Chicago? También han escapado. Tenían un
esconditeenWisconsin,pero lohemos localizado.Nosabemosadóndehanpodidohuir.
—Entonces,esteeraelrumorquehabíaoídoelsoplóndeDellray—rióLincoln—.Caroleeraelpeligroqueseesperabaenelaeropuerto,noteníanadaqueverconelSujetoDesconocido823.
SediocuentadequeBanksySellittoleestabanmirandoconelalmapuestaen
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losojos.¡Ah,no!Nopensabavolveracaerenaquelviejotruco.—Olvídalo, Lon —dijo Rhyme terminante. No podía dejar de pensar en el
tentadorvasodelicorquehabíasobrelamesilla—.Imposible.Elveteranodetectivesearrebujóensusudaderaconuntemblor.—¡Dios, Lincoln! Aquí hace un frío que pela. Venga, Linc, piénsalo un poco
más…Nopasanadaporquenosayudesotravez…—Nopuedoayudarte.—Hayunanota—dijoSellitto—.LaescribióCaroleyselamandóalSecretario
Generalporcorreo interno.Decíaque institucionescomolaONUatentancontra lalibertad individualde losciudadanosamericanosounamierdaparecida.Confesabaque su grupo había sido el responsable de la bomba de la Unesco en Londres, yamenazabaconquehabríamás.Tenemosquedarconella,Lincoln.
—TantoelSecretarioGeneralcomoelalcaldehaninsistidoenquetequierenenelcaso—añadióBanks—.YtambiéneljefePerkins.Inclusohahabidounallamadade laCasaBlanca,por sinecesitasmásargumentosparadecidirte,peroesperamosqueteconformesconestos,detective.
Rhymenisemolestóendecirlequesehabíaequivocadoderango.—TambiénsehaalertadoalFBI.FredDellrayestaráacargodelcaso,y,porsi
quieressaberlo,contodorespeto(locreasono,estashansidosuspalabrastextuales),bueno, pues con todo respeto te pide que te hagas cargo de la investigación. Laescenaestávirgen,siexceptuamoseltrabajodelosequiposquehanentradoaretirarloscadáveresyauxiliaralosheridos.
—Entonces, de virgen nada —gruñó Lincoln—, estará extremadamentecontaminada.
—Otra razónmás por la que le necesitamos, señor—declaró Banks sin poderdisimularsuentusiasmoalnotarqueempezabaaceder.
Rhymesequedómirandoelvasoylapajita.Dios,habíallegadotanlejos.Lapazdefinitivanolehabíaparecidonuncatancercana…yelinfinitodolortampoco.
Cerrólosojos.Noseoíaelmenorruidoenlahabitación.—Y no se trata sólo de que atrapemos a esa mujer, Linc —Sellitto estaba
dispuestoaañadirtantaleñaalfuegocomofueranecesaria—.Estátambiénlaniña.¿Tú te imaginas la vida que va a llevar la pobre criatura a partir de ahora,acompañandoasumadredeesconditeenescondite?
«Melaspagarás,Lon».Rhymerecostólacabezaenlamullidaalmohada.Porfinabriólosojosydeclaró:—Estassonmiscondiciones…—Dispara,Lincoln.—Laprimeraesquenotrabajosolo—lanzóunamiradaaAmelia.
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La jovendudóun segundo, después sonrióy retiró la pajitadel brandycon laspastillas;abriólaventanaytiróellíquidomásalládelalféizar;unpocomásabajo,elhalcón miró sorprendido hacia arriba, asustado por aquel repentino movimiento,meneó la cabeza y después se volvió para seguir alimentando a su hambrientopolluelo.
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APÉNDICE
Extractos del «Glosario de términos» del libro de Lincoln Rhyme PhysicalEvidence,cuartaedición(ForensicPress,NuevaYork,1994).Reproducidosconpermisodelautor.
AFIS(AutomatedFingerprint IdentificationSystem): Sistema automatizado deIdentificación de Huellas. Uno de los diversos sistemas computerizados paraescanearyarchivarhuellasenrelieveporfricción.
ALS (Alternative Light Source): Fuente de luz alternativa. Cualquiera de losmuchos tipos de lámparas de alta intensidad de longitud de onda variable,utilizadasparavisualizarhuellasenrelieveporfricciónyciertostiposderastrosyevidenciasbiológicas.
AnálisisdeADN:Analizarydeterminarlaestructuragenéticadelascélulasdeciertostiposdepruebasbiológicas(sangre,semenocabellos,porejemplo)conelfindecompararlasconlasmuestrasdecontroldeunsospechoso.Elprocesorequiere la individualizaciónprimeroy la comparacióndespuésde fragmentosde ADN —ácido desoxirribonucleico—, el componente básico de loscromosomas.AlgunostiposdeADNmeramenteapuntanlaposibilidaddequelapruebaprocedadeunsospechoso,mientrasqueotrosresultandecisivosparalaidentificación, que garantizan en un elevadísimo tanto por ciento. Tambiénrecibeelnombrede«análisisgenético»o,erróneamente,de«huelladeADN»o«huellagenética».
Antropólogoforense:expertoenrestosóseos,queasistealosinvestigadoresdelaescenadelcrimenevaluandoeidentificandolosrestosyenlasexcavacionesdetumbas.
Birrefracción:Ladiferenciaentredosmedidasdelarefraccióncaracterísticadeciertassustanciascristalinas.Esdegranutilidadparaidentificararena,fibrasypolvo.
COC(ChainofCustody):Traspasodecustodia.Informeenelquefigurantodaslas personas que han tenido bajo su custodia pruebas materiales, desde quefueronrecogidasenlaescenadelcrimenhastaquesonpresentadaseneljuicio.
COD(CauseofDeath):Causademuerte.
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Cuadrícula: Método de trabajo para buscar pruebas que consiste en que elinvestigador recorra la escena del crimen hacia delante y hacia atrás en unadirección primero (por ejemplo, norte-sur), y en otra, perpendicular, después(este-oeste).
DCDS (Deceased, Confirmed Dead at the Scene): Difunto, defunciónconfirmadaenlaescena.
D-G (Density-Gradient Testing): Test del gradiente de densidad. Técnica paracomparar muestras del suelo y determinar si proceden del mismo lugar. Lapruebaconsisteensuspendermuestrasde tierraen tubos rellenoscon líquidosquetengandiferentesdensidades.
Espectrómetrodemasa:Véase«Cromatógrafodegas(GC-MS».
GC-MS (Gas Chromatographer/Mass Spectrometer): Cromatógrafo de gas-espectrómetrodemasa.Pardeinstrumentosutilizadosenanálisisforensesparaidentificar sustancias desconocidas como drogas u otros restos. Se suelenpresentar juntos: el cromatógrafo de gas separa los componentes de unasustancia y los envía al espectrómetro de masas, con el que se identificadefinitivamentecadaunodeesoscomponentes.
GSR(GunshotResidue):Restosdedisparos.Cualquiermaterialdepositadoenlas manos o ropas de una persona que haya disparado un arma de fuego,especialmente bario y antimonio. Este tipo de restos permanece en la pielhumanaunasseishorassinosoneliminadosintencionalmentemedianteelagua,oinintencionadamenteporexcesivocontactocuandoelsospechosoesarrestadoyesposado(sobretodosilasmanosseleesposanalaespalda).
Huellasdefricción:Sedenominanasíalaslíneasdelapielenlasyemasdelosdedos,palmasdelasmanosyplantadelospies,cuyacaracterísticaprincipalesquesondiferentesparacadapersona.Lashuellasdefriccióndelasescenasdelcrimensuelenclasificarseen:1)plásticas(sisehandejadosobreunasuperficiesusceptibledeserimpresionada,comolaarcilla),2)evidentes(lasquesedejancuando la piel está recubierta de una sustancia extraña como el polvo o lasangre),3)latentes(sihansidodejadasporlapielcontaminadaporsecrecionescorporalescomolagrasaoelsudoryquesuelenserinvisibles).
IdentificacióndepruebasmaterialesProcesoparadeterminarlacategoríaotipode material del que están constituidas las pruebas. Se diferencia de la
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individualización en que ésta sirve para determinar la fuente última de la queprocedeunmaterial.Porejemplo,sepuedeidentificareltipoalqueperteneceuntrozodepapel(porsutextura,color,grosor,etc.)eindividualizarsuprocedenciaexacta(porejemplo,sieselqueseusaparaimprimirunperiódicodeterminado).Evidentemente, la individualización tiene un valor probativo mayor que lasimpleidentificación.
Indicios de pruebas: pequeñísimos fragmentos, microscópicos incluso, desustanciascomopolvo,tierra,materialcelularofibras.
Individualización de pruebas materiales: Véase «Identificación de pruebasmateriales».
Lividez:Coloramoratadocaracterísticodeciertaspartesdelapieldeundifuntoquesedebealoscurecimientoyagolpamientodelasangredespuésdelamuerte.
Muestras de control: Pruebas materiales recogidas en la escena del crimen,procedentesdefuentesconocidasyqueseusanparacompararconlaspruebasdeprocedenciadesconocida.Por ejemplo, la sangreo el cabellode lavíctimapuedeserunamuestradecontrol.
Ninhidrina:Productoquímicoparavisualizarlashuellasenrelieveporfricciónsobresuperficiesporosas,comoelpapelolamadera.
Odontólogoforense:Odontólogoespecializadoenayudaralosinvestigadoresdelaescenadelcrimenaidentificarvíctimasmedianteelexamenderestosdentalesyenelanálisisdemarcasdemordeduras.
PE(PhysicalEvidence):Pruebasmateriales.En losprocedimientoscriminales,seconsideracomopruebasmaterialeslosobjetososustanciasquesepresentanante el tribunal para apoyar los argumentos de la defensa o del fiscal. Estadenominación incluye tanto objetos inanimados como restos corporales oimpresionesdehuellas.
Principio de Intercambio de Locard: Formulado por el criminalista francésEdmondLocard,estateoríasostienequesiempreseproduceunintercambiodepruebasfísicasentreelcriminalylaescenadelcrimenosuvíctima,porpequeñaodifícildedetectarqueestaevidenciaresulte.
Prueba de restos de sangre: Cualquiera de los procedimientos químicos paradeterminar si hay restosde sangre enuna escenadel crimen, aunque éstosnosean evidentes. Normalmente suele utilizarse para realizarlos luminol y
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ortotolidina.
Puestaenescena:Montajerealizadoporelcriminalconelfindearreglar,añadiroeliminarpruebasdelaescenadelcrimenparaocultarelhechodequeacabadecometeruncrimenoparainculparaotrapersona.
SEM (Scanning ElectronMicroscope):Microscopio de escáner por electrones(microscopioelectrónico). Instrumentoque lanzaunhazdeelectronessobre lamuestrayproyectalaimagenresultanteenelmonitordeunordenador.UnSEMpuedealcanzarhastalos100.000aumentos,mientrasqueconlosmicroscopiosconvencionales apenas se consiguen 500. Este aparato frecuentemente secombinaconunaunidaddedispersióndeenergíaporrayosX(EDX),conloqueelinvestigadorpuedeidentificarloselementosdeunamuestraalmismotiempoquelosestáviendo.
Sujetodesconocido:Criminalnoidentificado.
VMD(Vacuum-MetalDeposition):Deposicióndemetalalvacío.Elsistemamáseficaz para visualizar huellas de fricción latentes en una superficie lisa. Seevaporanoroocincenunacámaradevacío,serecubreelobjetoencuestiónconunafinacapademetaly,deesemodo,sehacevisiblelahuella.
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NOTADELAUTOR
EstoyendeudaconPeterA.Michaels,autordeTheDetectives,yconE.W.Count,autordeCopTalk,cuyoslibrosnosólomehanresultadomuyútilesparaprepararelmío, sino que, además, su lectura me ha parecido fascinante. Gracias a PamDormann,cuyaexperienciaeditorialesvisibleencadapáginadeestahistoria.Y,porsupuesto, estoy infinitamente agradecido a mi agente, Deborah Schneider… ¿Quépodría hacer yo sin ella? Quiero darles las gracias también a Nina Salter, deCalmann-Lévy,porsusinteresantescomentariosalprimerborradordeestelibro,yaKarolynHutchinson,deREPenAlexandria(Virginia),porsuvaliosoasesoramientosobre sillas de ruedas y otros tipos de dispositivos utilizados por tetrapléjicos. Ygracias a Teddy Rosenbaum —un auténtico detective en toda la extensión de lapalabra—porsutrabajoderevisión.
Quizá algunos lectores se pregunten por los detalles que aquí se dan sobre laestructuraorganizativadelFBIydelDepartamentodePolicíadeNuevaYork;hededecirquelaformaenquehansidopresentadosesresponsabilidadmíaúnicamente.
¡Ah,porcierto!ParaloslectoresinteresadosenCrimeinOldNewYork,convieneadvertir que es más que probable que tengan problemas cuando intenten localizaralgún ejemplar. La versión oficial es que el libro no es más que un producto deficción, aunqueyoheoídoel rumordequeelúnicoejemplar existente fue robadorecientemente de la Biblioteca Pública de Nueva York por una o varias personasdesconocidas.
J.W.D.
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JEFFERYDEAVER,Escritorestadounidensenacidoel6demayode1959enGlenEllyn, Illinois.Aunquesus iniciosprofesionales fueroncomoperiodista, finalmentecursóestudiosdeDerechoyejerciócomoabogado.
Susnovelasycompendiosderelatocortosonencuadrablesdentrodelgénerodelthriller,suelenpromoverenellectorelusodelalecturalateralyusanconprofusiónlos “finales trampa” (a veces más de uno en el mismo relato) para enfatizar lasorpresadelaconclusión.SuseriedenovelasmásconocidaeslaprotagonizadaporLincoln Rhyme, un detective tetrapléjico que ya ha aparecido como principalprotagonistaenochodesusnovelas.
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Notas
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[1]TripleA:equivalentealRealAutomóvilClubdeEspaña.(N.delT).<<
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[2]CrimeSceneUnit:UnidaddelaEscenadelCrimen.(N.delT.).<<
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[3]LaCocinadel Infierno,enelLowerWestSide.Antiguamente,unode lospeoresbarriosdeNuevaYork.(N.delT).<<
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[4]Famosaautoradelibrosdecocinayetiqueta.(N.delT).<<
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[5]Lasescenasdelcrimen.(N.delT).<<
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[6]CentralInvestigationandResourceDivision.(N.delT).<<
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[7]Periodistaypresentadoradetelevisión(N.delT).<<
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[8]RevistadeCienciaForense,Catálogodeequipamientocientíficode lacompañíaHarding&Boyle,Anuario de InvestigaciónForense de ScotlandYard,Revista delColegioAmericanode InvestigadoresForenses, Informede laSociedadAmericanade Directores de Laboratorio Criminalista, Revista del Instituto Internacional deCienciaForense.(N.delT.).<<
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[9]Enlamitologíagriega,LeteeraunríodelHades(infierno)cuyasaguasteníanelefectodehacerolvidarelpasadoaquieneslasbebían.(N.delT).<<
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[10]Tránsitodigno.(N.delT).<<
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[11]Sociedaddelacicuta.(N.delT).<<
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[12]BajoestadenominaciónseagrupanalgunasdelasuniversidadesmásprestigiosasdelaCostaEstedeEE.UU.,comoHarvardoYale.(N.delT).<<
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[13]Médicoestadounidenseimplicadoenvarioscasosdeeutanasia.(N.delT).<<
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[14]Típicorestauranteamericanoinstaladoenunacaravanauotrovehículoenformadevagóndetrenosimilardondesesirvecomidatípicaamericana.(N.delT).<<
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[15]PhysicalEvidenceResponseTeam.(N.delT.).<<
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[16]VacuumMetalDeposition.(N.delT.).<<
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[17]RapidResponseVehicles.(N.delT.).<<
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[18]Millonarioamericano(1905-1976),famosoporsusexcentricidades.(N.delT.).<<
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[19]CrimeSceneUnit.(N.delT.).<<
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[20]ResidenciaoficialdelalcaldedeNuevaYork.(N.delT.).<<
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[21]ConsolidatedEdison:compañíaeléctrica.(N.delT.).<<
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[22]DeceasedConfirmedDeadattheScene:Defunciónconfirmadaenlaescenadelcrimen.(N.delT.).<<
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[23]MottStreeet: calledeNuevaYorkubicadaenelbarriodeChinatown,dondeseconcentra lamayor parte de la población chinay abundan los restaurantes con esetipodecomida.(N.delT.).<<
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[24]AlternativeLightSource:fuentedeluzalternativa.(N.delT.).<<
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[25]Marcacorrientedecintaadhesiva.(N.delT.).<<
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[26]Emisoraderadio.(N.delT.).<<
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[27]CrimenenlaantiguaNuevaYork.(N.delT.).<<
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[28]Liga de Asistencia a los Tuberculosos y Sociedad para el Bienestar de losPensionistas.(N.delT.).<<
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[29]«Vengaconmigo»,enalemáneneloriginal.(N.delT.).<<
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[30]«YonomellamoHanna»,enalemáneneloriginal.(N.delT.).<<
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[31]UnodelosmásfamososfotógrafosdelsigloXX(1886-1958).(N.delT.).<<
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[32]«Negrita»,enalemáneneloriginal.(N.delT.).<<
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[33]«Esedolor»,enalemáneneloriginal.(N.delT.).<<
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[34]«Adelante»,enalemáneneloriginal.(N.delT.).<<
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[35]Confidentialinformant,informanteconfidencial.(N.delT.).<<
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[36]Drug Enforcement Administration: Departamento para la lucha contra la droga.(N.delT).<<
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[37]Famososasesinosenserie.(N.delT).<<
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[38]DellrayseburladeRhymecomparándoloconIronside,eldetectivequeresolvíaloscasosdesdeunasilladeruedas,protagonistadeunaseriedetelevisiónamericana.(N.delT).<<
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[39]Personajesdeseriesdeciencia-ficción.(N.delT).<<
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[40]Sistema de correos a caballo que se utilizó en el Oeste (1860-1861). Entre susjinetesestuvoBuffaloBill.(N.delT).<<
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[41]EnEE.UU.,personaprepotente,seguradesímismayalgoostentosaenelvestir.Lapalabra,queseaplicapeyorativamentesobretodoalaspersonasdecolor,procededelnombredeunpersonajedelapelículaSuperfly(1972).(N.delT).<<
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[42]RemoteMobilePatrol.(N.delT).<<
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[43]ImproviseExplosiveDevice.(N.delT).<<
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[44]TacticalSupermarketResponseForce.(N.delT).<<
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[45]NewYorkPoliceDepartment.DepartamentodePolicíadeNuevaYork.(N.delT).<<
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[46]JuegodepalabrasentreelnombredeledificioAschyash,queeningléssignificaceniza.(N.delT).<<
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[47]Métododepreparaciónparaelparto.(N.delT).<<
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[48]Fundaciónamericanadedicadaalaeducacióneinvestigacióncientífica,radicadaenWashington,D.C.;fuefundadaen1846.(N.delT).<<
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[49]WorldTradeCenter:Lastorresgemelas.(N.delT).<<
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[50]Líder revolucionario americano y primer signatario de la Declaración deIndependenciadelosEE.UU.(N.delT).<<
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[51]Colector,alcantarilla.(N.delT).<<
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[52]Poderosa organización del Partido Demócrata relacionada con la corrupción enNuevaYorkenelsigloXIXyprincipiosdelXX.(N.delT).<<
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[53]Institución reconocida internacionalmente, fundada en 1893, que se dedicaba aprestar servicios sanitarios desempeñados por enfermeras, en las escuelas públicas,zonasruralesyáreasmásdesfavorecidasdeNuevaYork, juntocon lacolaboraciónde la Cruz Roja y el gobierno. Este centro también se encargaba de promover lacultura.(N.delT).<<
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[54]ElrestaurantefavoritodelasclasesaltasdeNuevaYorkduranteelsigloXIX,enelsurdeManhattan.(N.delT).<<
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[55]En Estados Unidos la comparación con Annie Oakley, la famosa tiradora delOeste,seconsiderauncumplido.(N.delT).<<
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[56]Médico inglés (1605-1682), autor de un libro de reflexiones titulado ReligioMedici.[Lareligióndeunmédico].(N.delT).<<
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[57] Clarissa Harlowe Barton (1821-1912), fundadora de la Cruz Roja Americana,llamada«elángeldelasbatallas».(N.delT).<<
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[58]Elbrunchesunacomida típicamenteamericana:consisteenundesayunofuerteque se toma a media mañana, normalmente los fines de semana. Casi todos losrestaurantes y cafeterías lo ofrecen. EnNuevaYork, es famoso el del lujoso hotelPlaza.(N.delT).<<
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[59]TomBrokaw,presentadordetelevisión.(N.delT).<<
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[60]Lomismoque«taylor»eninglés.(N.delT).<<
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[61]UnadelasmejorestiendasdedelicatessendeNuevaYork.(N.delT).<<
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