las moradas del agua. arquitectura del agua en la
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LAS MORADAS DEL AGUA.Arquitectura del aguaen la provincia de HuelvaPEDRO A. CANTERO
Fotografía: JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ SÁNCHEZ
La gran paradoja de nuestra civilización es el lujo con el que se concibe la morada del hombre y la pobreza que se presta a la del agua.Antaño cuando el bien era alejado sele dio un cuidado particular haciendode sus edificios moradas emblemáticas que más parecían destinadas auna globalidad que a un simple elemento funcional. Esa globalidad es laque siempre debiera acompaña r elconstruir, concebido como una morada en la que la dimensión poética noes un mero accesorio. Razón teníaHeidegger (1994.135) al decir que"nuestro pensar está habituado a estimar muy pobremente el ser de lacosa" . La construcc ión se toma, deordinario, al pie de la Técnica, sintener en cuenta lo fundamental:construir implica habitar. Toda construcción debe tener como fin ser habitada, aun no siendo alojamiento, sídebe ser morada.
El agua habita la cultura humana,elemento excepcional y cotidiano,por las ideas que sugiere simbolizóel movimiento y la vida. Mas, qué
puede significar para nuestros ciudadanos la que sale del grifo, qué valorotorgan a lo que trae o a lo quearrastra , más allá de la facilidad detomar, limpiar y evacuar. Hoy día esdifícil concebir su compleja dimensión que, lejos de limitarse a sus funciones utilitarias, tamb ién jugó unpapel capital en la sociabilidad ciudadana, así como un rol ornamenta l ysimbólico «fundamental" .
Las representaciones del aguase han desplazado. La memoria delagua es efíme ra. No pueden desperta rla solamente las rehabilit aciones aisladas de fuentes y lavaderos, acequ ias y presas , norias ,molinos y albercas, la mayor partede las veces reconstrucciones yertas. No son tanto los edificios comolos valores por los que existieron.Qué significaron, qué pueden aúnsign ificar. El vacío, tanto más quela ruina, manifiesta una presenciadolida, apremia darle sent ido , nomalbaratar la ausencia. Más vale ladesaparición que la refección deshabitada.
Pozo hortelano de noria en Linares.
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Pozo de carretera en Cortega na.
El abastecimiento de los núcleosurbanos
Desde tiempos remotos y con elfin de suministrar a los grandesasentamientos, se ingeniaron sistemas complejos, para los que fueronnecesarios artefactos de elaboradatécni ca. Desde la Antigüedad, seconstruyeron pantanos, ruedas, canales y acueductos de tamaño colosal. En lo que conciern e a la actualprovincia de Huelva, uno de los sistemas import antes fue el acueductoque desde las fuentes del Alpizar dela antigua Tejada, hoy en término dePaterna del Campo, partía hasta Itálica, del que subsisten importantesrestos repartidos durante toda su trayectoria.
Si las circunstancias obligaron a lacreación de poblaciones elevadas,como medio idóneo de defensa, dificultando el suministro de agua, losasentam ientos humanos se hicieroncon frecuencia a ori llas de un río ocerca de una fuente. Son numerosaslas poblaciones edificadas en las cercanías de un manantial o el nacimiento de un río: Fuenteheridosjunto al nacimiento del Múrtiga, Cortegana junto al del Chanza, Cañaveral y Galaroza al pie de fuentesabundantísimas , Calañas en la vecindad de varios manantiales, El AI-
mendro y Zufre alrededor de un venero. En los pueblos de ribera , lospozos y el cauce fueron las principales formas de suministro , si segui mos la descripción de Madoz: Nieblanos puede servir como ejemp lo devilla abastecida por el río, mientrasque La Palma se alimentaba por trespozos -a pesar de la proximidad dedos manantiales formando arroyo-.En las poblaciones elevadas , lamayor parte de las veces, el aljibe, lacoracha y el pozo ayudaron a resolver el problema. El mayor inconveniente del cauce radicaba en la salubridad , deb ida tanto a los vertidoshumanos como a las mareas e inundaciones. Eran las clases más humildes las que sufrían la peor suerte yaque las acomodadas se abastecíancon agua de mejor calidad, coexistiendo un abastecimiento para lospobres y otro para los poderosos.
Si los cabildos se interesaban porel buen funcionamiento de estos sistemas no fue hasta hace algo más deun siglo en que de manera sistemática se fomentó otra forma de suministro. En el siglo XIX y principios del xxlos problemas de abastec imiento sehicieron patentes por varias razones:el incremento de la población, losnuevos conceptos sobre la higiene yla salud pública, la creciente contaminación, dando lugar a normati vassobre el agua y la construcc ión defuentes públicas que aseguraban uncaudal adecuado y una salubridadconveniente. Válgame como ejemploel texto que acompaña el proyecto dela fuente de La Reú en Nerva, fuentepública de nuevo patrón , para comprender las preocupaciones queguiaban este tipo de construcciones:«El proyecto obedece a un principiode progreso y responde a fines tanesenc iales que la realización delmismo satisfacerá las necesidadesimperiosas y llenará un objetivo importantísimo como es el abastec imiento de agua a la población. ( oo)No es bastante, sin embargo, queuna población se surta de agua: esnecesario que ésta sea abundante yde buena calidad, porque es ciertoque el Tifus, la fiebre Tifoidea, el Carbunclo, el Cólera y otros infinitos números de enfermedades tienen suprincipal vehículo de transmisión enel agua" (Gómez Moreno, 150).
Si las grandes ciudades comienzan entonces a dotarse de un sistema de abastecimiento domés tico yse crean comp añías de agua para .gestionarlos, en nuestra provincia,excepto algunos casos de suministro a calles pobladas por los pudientes , serían las plazas mayores lasúnicas que recibieran el ornato y elabas tec imiento. Pero empecemospor el comienzo.
Aljibes, corachas, pozos y qanats
En los bastiones constru idossobre lomas y picachos, hubo queimaginar una arquitectura que recuperara la lluvia y la acumulara engrandes depósitos, horadar pozosdificultosos, así como constru ir dispositivos de acceso y defensa delos puntos de abastecimiento. Delmismo modo, en las zonas de frecuentes secas los aljibes fueronconstrucciones obligadas ; en ellosse recogían las aguas de lluvia, o sealmacenaban las que por algún otromedio se elevaban hasta allí. La recuperación del agua impuso unaarquitectura precisa. Los tejados lianas almacenaban la lluvia en cisternas, mediante gárgolas y atanoresde metal o barro cocido. Los de tejala recuperaban por medio de canalones que la conducían hasta los diferentes recipientes, que podíantomar la apariencia de un pozo, deuna sala abovedada , de una bodega, etc. Se pueden encontrar aljibesen muchos cortijos de nuestra provinc ia, valga como ejemplo los deMonte la Segura y Monterez en Cortegana. En los grandes edificiosocuparon inmensos espacios cuidados como verdaderos templos deagua: castillos, palacios, conventos,estuvieron bien dotados de estospreciosos depósitos. En el cast illode Cortegana se conserva un ejemplar en perfecto estado, de muy fácilacceso mediante gradas como si setratara de una cripta. En otros casosun brocal perm itía el tras iego. EnMoguer se encuentran ejemplaresde diversa tipología: en el Castillo elaljibe tiene acceso por escalerasmientras que al del convento deSanta Clara, al de San Francisco, oal de la casa de Juan Ramón , seaccede por el brocal.
Las corachas fueron muros o espolones que arrancando de la cercaurbana , avanzaban hasta una torresituada junto a la toma de agua. Lascorachas no abastecían directamente la población, pero permitían el acceso al río, al pozo o a la fuente, encaso de asedio. Una torre albarranadefend ía el lugar de suministro. LaPuerta del Agua en Niebla bien pudiera haber tenido un espolón deeste tipo para permitir el acceso alrío, del que también coge el nombre:Bib-al-Guadí.
Con el aljibe, el pozo representó laforma más corriente de captación urbana. Podían ser excavacionesverticales hasta una vena de agua natural , o suminist rada por un qanatdesde otro venero. Aunque los huboconcej iles, la mayor parte de ellosfueron privados: de agua dulce o salobre, rurales o urbanos, agrícolas o
domésticos, de polea o de noria, desoga o cadena; cubiertos con cúpulao cobertizo , encastrados o exentos,anchos o estrechos, protegidos porbrocales de piedra, cerámica, hierroo fábr ica de ladr illo y argamasa; aveces se le añadía una pileta paraque el ganado pudiese abrevar, o unlavadero, cuando no los dos.
Existieron pozos públicos que surtían a un barrio y del que todos losvecinos cuidaban. Eran, como lasfuentes, lugar de reunión y palabreo.Lepe, según Madoz, se surtía de unpozo comunal. La Palma tuvo trespozos públicos: Fuentevieja, Fuentenueva y el de Las Vacas. Encinasolaconservó un pozo concejil de buenasdimensiones, hasta época reciente ,junto al Pilar de Acá. En San Silvestre subsiste aún el de la Barriada dePío XII. Ayamonte , a mediados delsiglo pasado , a excepción de unafuente en la Plaza de San Francisco,sólo se abastecía de pozos; el Pozode la Villa puede sea un ejemplar delos mejor conservados ; en él se distinguen las trazas de soga que ocasionaron el pasar del tiempo y el trajín del agua. Como punto de aguaconcurrido organizó el espacio centrando la perspectiva urbana ; en elángulo de dos calles una imagen delCrucificado completa el marco, presidiendo el lugar y como mejor manerade sacralizarlo.
Pozo de la villa en Ayamonte.
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Pozo domésti co de los años 20, en un pat io de Alajar.
Si es cierto que, para el consumohumano, se privileg ió el agua de lasfuentes, el pozo facilitó faenas agrícolas y tareas caseras, aun cuandono era común en los hogares humildes, fue este sist ema el modo deabastecimiento directo más generalizado hasta el advenimiento recientedel agua corr iente en las casas. Entodas las comarcas , incluso en laSierra tan abundante en fuentes, lospozos privados eran tanto más frecue ntes cua nto que el acarreo delagua era dificu ltoso y que el cauda lde muchos manantiales podía menguar durante el estío.
Medianeros y sencillosen las casasmodestas, centrados en el patio y conformas elaboradas, en las casas acomodadas; el pozo permitía que lalabor doméstica fuera más llevadera,sus alrededores eran lugares de frescor donde macetas y recipientes convertían el espacio en un pequeñooasis. Él fue un habitante más de lacasa, su estado preocupaba comopodía hacerlo el de un ser vivo. Se hablaba de su delgadez o de su gordura, de su vida profunda que el galápago a veces encamaba. En cierto modoel animal era el garante de la purezade sus aguas, el guardián de aquellasprofundidades. En lo hondo se abandonaban objetos, como forma de continuar su vida entre los hombres. Cer-
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canos y olvidados, allí quedaban medallones, llaves, bolinches, monedas...Su omnipresencia le hacía ser cuidado y temido como si se tratase de unacriatura ambigua. Con el fin de alejar alos niños del peligro se les asustabacon seres ocultos, o pequeños monstruos. Pero el temor era de todos compartido; María del Valle, poeta de Chucena, resume en pocos versos larelación de la mujer y el pozo, comoen un encantamiento, ese latir de viday amenaza de muerte, ese saberlo vecino, vivo y hambriento:
«Alguien lo sembró allí,/ tan vertical y fiero,! como hundido mar acorralado,!donde la muerte fluye/ y seavecina!para invitar al fondo.! Niñossedientos, manos de todos los galápagos,! monedas/ con la inscripcióndel miedo,! enajenan el agua.!Bastamirar/ para sentir el eco de las sombras,! el imán que proponen sus espejos/y el vértigo feroz que la menterecorre.!Ampárame brocal de tu soberbia.! De tu estrecho/ bajar/ definitivo" .
Existentes en la Península antesde su llegada, los árabes desarrollaron formas de captación sub terráneas de or igen persa : los qanás oqanats. Se trata de una galería particularme nte ef icaz en los terrenosarenosos, aunque su técnica se empleó en otros lugares de natura lezadistinta . Si la galer ía es larga tienevarios pozos debidamen te espaciados, cuyas profundidades eran marcadas por los diferentes niveles deterreno. Desde los cartagineses y romanos se han segu ido uti lizandohasta nuestro siglo. Muchos manantiales que creemos naturales no sonotra cosa que captaciones de estetipo. Una de las fuentes más ant iguas que se abasteció de esta formaes La Fontan illa de Paterna, de origen árabe ; está situada cerca de lapoblación , donde el agua llegabahasta una alcoba de ladr illo abiertapo r arcos. Huelva , según el informante de Madoz, se suministró poreste tipo de galerías: •• Es notable elconducto por donde se surte deagua la pob lación. Consiste en porcion de galerías subterráneas queforman entre sí un laberinto por debajo de los Cabezos, cuyas filtraciones de agua potable y de escelentecalidad abastecieron cumplidamenteá los moradores de este pue blo ybuqu es que arribaban en tiemposantiguos, y aunque en el dia se encuentra bastante obstruida con dosobras muy mal entendidas que sehan practicado, da el agua casi suficiente para las necesidades comunes, si bien se aprovechan ahora lasde los pozos no tan delgadas como
aque llas, ni tan sabrosas y cristalinas".
Esta técnica de minas subterráneas se adoptó también en zonas rurales para surtir diferentes sistemas.El Socavón de Vázquez en Galarozase construyó para suministrar aguafinísima a las casas de las familiaspudientes ; otros proveían albercaspara facilitar el riego de huertascomo el Socavón del Sota en Galaroza o la Caña de Fernán Gómez enCortegana. En Galaroza y Cortegana existen dos fuentecillas públicasalimentadas por este procedimiento:la del Callejón, bajo la carretera deAlmonaster en Cortegana, y la delSocavón en Galaroza , esta últimamuy apreciada por la finura de susaguas. En Campofrío dos fuentes deépocas distintas se abastecen conesta técnica. Cañas, minas, socavones, galerías, son frecuentes ennuestra tierra, con el fin de buscar uncaudal constante reuniendo aguassuperficiales o nutriendo una venaoriginal irregular. El informe pericialde la fuente de La Reú en Nerva,aun procediendo de un manantial,aconseja la construcción de galeríasde recuperación para: " fijar el nivelde las aguas subterráneas en veranoy ver si alcanza al de la población yson susceptibles de alegrarla y ponerla en movimiento por medio deminas" , (Gómez Moreno, 151-152).
Las fuentes
Se llama fuente tanto a un manantial como a la construcción o al art ificio que hace brotar el agua en lugares públicos o privados. Estosúltimos pueden cubrir un manantialo hacer salir el cauda l encauzadodesde un depós ito o por un qanat ,que por aquí llaman socavón , minao caña. En la comarca de La Sierrase conserva una tipología variada.
La razón de su construcción sedebió a diferentes factore s, el másantiguo fue el de prefer ir el agua"viva" de las resurgencias a la delos pozos urbanos, de los ríos o acequias situadas en la part e baja delos pueblos y por lo tanto fácilmentecontaminadas por el arrastre de lasbasuras, en cuanto a su generalización, se debió, a partir de finales delsiglo XIX, gracias al progreso de losconocimientos en materia de higieney prevención y a las luchas políticasque éstos provocaron.
A pesar de que se conocían técnicas de abastecimiento capaces detransportar el agua desde lejos ,hasta nuestro siglo, pocos pueblosdisponían de fuente en el centro delcasco urbano. Si hubo algunas poblaciones construidas sobre un rna-
Fuente de Zufre .
nantial, como pudo ser el caso deZufre, donde la Fuente del Concejomana a los pies del ayuntamiento, oel caso de la actual villa de El Almendro, nacido en el lugar que llamaban" El Agua del Almendro " , pocos núcleos tuvieron el privilegio de tenerun manantial en el mismo centro .Dos leyendas locales surgen alrededor de manantiales en Aracena: LaZulema y La Julianita, población biendotada de fuente s y abrevaderos.Con 4.370 habitantes a mediadosdel XIX , contaba la ciudad con cincofuentes públicas, dos dentro delcasco urbano (El Pilar y Cantarranas) y otras tres en las inmediaciones (El Concejo, La Zulema y el pilarde la Albuhera). La de la Albuhera esun ejemplar complejo con cuatro funciones: fuente , abrevadero, lavaderos y albuhera -que sirvió para el regadío y de baña y abrevadero para elganado chico-; recientemente restaurada se puede vivir en ella el gozodel agua tanto en los caños, como enlas pilas o en la charca habitada porranas y el vuelo de golondrinas.
En la mayor parte de los casos ,las fuentes eran escasas y a menudo situadas en los arrabales de villasy aldeas. Baste citar algunos ejemplos de villas de nuest ra provinciaque no poseían fuente pública en su
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Fuente del Concejo, Aracena. Su elegante factura es debida aAnibal González.
interior en la primera mitad del sigloXIX, tal como los atestigua el Diccionario de Madoz: de Gibraleón, con2.804 habitantes, se dice: «En las inmediaciones de la villa se encuentran varias fuentes de agua potable,de las que se surten los vecinos »;Alosno con 2.884 habitantes poseíatres fuentes públicas «alrededor delpueblo" ; Bollullos, con 4.638 habitantes , contaba con dos fuentes enlas cercanías para el abastecimiento
de la población, una abundante en elCamino de La Palma, y otra menoscopiosa , la de San Antonio, obstruida desde hace años; en cuanto aMoguer precisa los muchos manantiales que se encuentran en el término, haciendo menc ión de los tresque surten a la población , de loscuales sólo uno de sabor agradable.En realidad una fuente para el consumo de 5.427 habitantes. Sólo laexistencia de pozos en las moradaspud ientes remed iaba el abastecimiento.
Las fuentes fueron sobre todo frecuentes en los descansaderos de loscaminos reales y veredas de carne ,cercanos a las aglomeraciones, parafacilitar el desplazamiento del ganado y el buen desarrollo de las comunicaciones, ya que hasta la era delautomóvil, realizándose los transportes por tracción animal, el abrevadero prefigura la gasolinera, en la entrada de los pueblos (Lemeunier, 13).Cumbres Mayores posee dos espléndidos ejemplares de este tipo. LaFuente del Rey de Encinasola ysobre todo El Pilar de Acá y El Pilarde Allá son también fuentes construidas en encrucijadas de caminos queabastecieron al hombre y al ganado.Zalamea posee tres modelos distintos en diferentes entradas del pueblo: La Fuente del Fresno, la más urbanizada de las tres -con funcionesbien separadas-, El Pilar de las Indias y, sobre todo, El Pilar Viejo ,ejemplo que da cuenta de un antiguotráfago de ganado, propio de unlugar donde se reunía gran numerode bestias. Desde la aparición del ferrocarril se construyeron fuentes entodas las estaciones, la aducción deagua era necesaria al propio funcionamiento de las locomotoras y lasfuentecillas sirvieron para amainar lased de los viajeros.
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Fuente Redonda, Cañaveral de León.
La Laguna, Cañaveral de León.
Si hasta finales del siglo XIX gozarde agua corriente era un bien raroque se limitaba a las casas nobiliarias y grandes conventos, como yaqueda dicho , es también tardía laaparición de la fuente en la plazaprincipal, cuando no estuvo desde elorigen de la población . Captar y canalizar el agua hasta el mismo corazón del pueblo se puede cons ideraruna gracia de cabildos ricos e ilustrados o fruto de una conquista.
Fueron los momentos de conciencia política avanzada los que permitieron progresar notablemente eneste sent ido. En nuestra provinciaexisten pocos surtidores de épocarenacentista y no son muchos losconstruidos en el XVIII; los más importantes datan tan sólo de finales delXIX o principios del xx. En este siglofueron la Dictadura de Primo de Rivera y sobre todo la República momentos de particular desarrollo paraeste tipo de proyectos. Durante elfranquismo, mientras por toda Europa se llevaba el agua a domicilio enla mayor parte de las zonas rurales,en nuestra región se acometían aúnconstrucciones de fuentes públicas ylavaderos como forma de progresosin visión de futuro. Fueron varios loslavaderos de los años sesenta quese utilizaron el tiempo de inaugurarlos o poco más.
Era frecuente encontrar en lafuente principal de un pueblo una referenc ia conmemorativa o una alusión a lo sagrado (cuando no las dosa la vez). Se contaba con una piezadestinada al abastecimiento humano,otra para abrevar el ganado, unacuarta para lavar la ropa y un elemento final como cabeza de almacenamiento destinado al regadío o para
suministrar energía. La estructura delconjunto asume comúnmente elbuen funcionamiento de los distintosusos. Con la nueva construcción sepretende representar dignamente ala comun idad. El edificio reviste entonces una importancia simbólica excepciona l, a la bondad de las aguasy a la sociabilidad que genera se uneel aspecto monumental y conmemorativo que con la iglesia y la alcaldíason los monumentos que simbolizany representan a la comunidad. A menudo, term ina viéndose englobadaen el casco urbano ordenando el espacio hasta formar una plaza. Laidea de plaza asoc iada a la fuenteacaba por ser un tóp ico de ordenamiento urbanístico.
Cañaveral de León es un ejemplorudimentario de aprovechamiento integra l, con las distintas func ionesbien distribuidas en un amplio espacio, que cubre todo el límite occidental de la población. El Manantial seencuentra a un tiro de piedra de laFuente , en los años de sequ ía sehizo un pozo con el fin de tomar el venero entre unos riscos, que en losbuenos años aflora por varios sitios.La Fuente Redonda es el primer eslabón del conjunto. Pequeño círculocon graderío de piedra hoy en mediode una plazuela. A pesar de su singular atractivo, la tarea debió ser tantomás penosa que se cumplía agachada, de rodillas o en cuclillas habíaque llenar cántaros y botijos con tinosuficiente para que no entrasen briznas, cump lir un largo y penoso trayecto para la mayor parte de lasaguado ras y seguir un turno para elagua del consumo humano, cuya calidad era tanto mejor como más cercase cogiese de la boca. Con la nueva
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Pilar Viejo, zalamea.
conciencia política de salud pública ,ya en este siglo, se edificó en una encrucijada central la Fuente del Botón,que permitía obtener con mayor facilidad un producto más seguro.
El cauda l de la Fuente Redonda,desemboca en una larga acequiaque llaman el Pilar. Allí abrevaban lascaballerías que podían aprovecharseen gran número. Al cabo de estecauce se encontraban los lavaderos,hoy en día desaparecidos, donde lasmujeres trajinaban arrod illadas. Aúndespués de construidos los lavaderos nuevos , allí acudieron a limpiarlas tr ipas de los cerdos sacr ificadosen invierno.
El eslabón más importante es el deLa Laguna, albuhera de gran tamañodonde se recuperan las aguas con elfin de aprovecharlas para el regadío,así como, antaño, para mover un molino de trigo y una almazara de ruedahidráulica. Su aspecto primitivo difería del actual por no estar su fondohormigonado y tener uno de los costados abiertos con el fin de servir deabrevadero al ganado chico y de bañaa los guarros del Concejo. Abrevaderos más que suficientes para la localidad así como para los que acudían ala Feria de Setiembre. A finales de losaños sesenta se transformó la bañade ganado en «piscina» pública, nombre con el que hoy se la conoce.
Por debajo de la Laguna discurrela Calleja del Agua, verdadera reguera por donde el caudal fluye entre elmentrasto, al pie de los viejos molinos , sorteando las lievas hasta ElChorrero, para regar unas huertasdonde tan solo se planta lo necesarioal consumo familiar.
Sociabilidad de la fuente
La fuente era un lugar de sociabilidad. Si en la mayor parte de los pueblos y ciudades que no disponían demanantial en su interior, el agua seacarreaba desde puntos alejados poraguado res que la distribu ían por losbarrios, no todos los hogares se podían permitir ese gasto; en las casasmodestas, donde había mozas o mujeres con energía suficiente , no seacud ía al servicio de aquéllos. Peseal aguador, el transporte del agua fuetarea de mujer: la faena del aguaincumbía a la población femeninahum ilde ; hubo aguadoras en grannúmero que no sólo abastecían penosamente sus propias casas sino lade los pudientes.
No podemos olvidar la profundaamb igüedad de la fuente: permitereunirse a un público diverso, en unamisma área. Si esto ya no es algoobvio, es imprescindible tener encuenta que facilitaba el encuentroentre hombres y mujeres, en una sociedad en la que la separación degéneros se inscribía en el espacio.Los usos múltiples y bien repartidoshacen de la fuente uno de los elementos urbanos más dinámicos. Meparece necesario recordar la diversapoblación que se reunía, tanto en lasfuentes de veredas como en las urbanas. En los caminos como en lospueb los , en los abrevaderos, asícomo en las albercas de riego, espacios mascu linos por excelencia, secruzaban gañanes , arrieros , molineros, hortelanos, buhoneros , aguadores, tratantes , (...) lo cual daba lugara encuentros ordinarios o insólitos, africciones, tratos , arreglos o simplessaludos e intercambios sobre el estado del ganado , del cielo, o de la tierra. La fuente urbana y los lavaderossirv ieron de ágora a las mujeres; allíse enconaban o solucionaban conflictos, se daba libre curso a la palabra . Ambos se hallaban a menudodentro de recintos bien marcados; lafuente podía resultar un «salón» congradas y bancos que permitían el acceso y la espera ; en cuanto a los lavaderos, se fueron enr iqueciendocon el paso del tiempo con elementos funcionales que facilitaban la estancia y las tareas de lavado. Si enciertos momentos la faena primabasobre el resto, había otros en los que
Fuente de Los Doce Caños, Galaroza .
ir a la fuente servía de pretexto paraencontrarse. La sociabilidad que generaban preocupó a las autoridadeshasta el punto de considerarla unode los focos donde el mantenimientodel orden público parecía más precario. Esta concurrencia dio a algunasuna importancia capital en el ordenamiento urbanístico y, como ya se hadicho, ocurrió con frecuencia que dehallarse en los arrabales pasaron aencontrarse, con el paso de los años,en el centro de la población y se convirtieran en uno de los mejores ornatos del pueblo.
El caso de Galaroza es una muestra de esta evolución. La Fuente delos Doce Caños fue antiguamente unamplio manantial a las afueras delpueb lo, bordeado de lanchas, dedonde las mujeres sacaban el agua.Con el remanente abrevaba el ganado, se proveían unos lavaderos, seregaba un extenso pago de huertas yse accionaban varios molinos. A finales del XIX se remodela el conjuntoprocediendo a la construcción detres espac ios bien diferenciados:fuente, abrevadero y lavadero, de losque la fuente adquirió un aspecto privilegiado. Recinto asalanado enforma de lira, con dos ampl ios bancos y solería de mármol blanco, rematado por un frontón monumental ,coronado por dos damas recostadassobre un blasón romántico. Se realzó
su perspectiva con una alameda,« con lo que este elemento quedabaaún más enfatizado y valorado" (Rodríguez Beneyto, 114). Aquel lugarllamado Los Álamos, se convirtió enpocas décadas en el verdadero núcleo de la población. All í se cumple ,probablemente desde entonces, unafiesta peculiar, los Jarritas, que reúneaño tras año hombres y mujeres enun combate lúdico como celebraciónde un caudal urbanizado. Pese aldesbarato de los lavaderos y delabrevadero, que merecerían una reestructuración adecuada , no conozco fuente tan bien cuidada en toda laprovincia, al menos desde que lanueva corporación municipal reconociese en ella el edificio civil más emblemático de la villa.
Tres postales existen de la vida dela fuente hace un siglo en Fuenteheridos ; en ellas mejor que cualquierdescripción se nos muestra la tipología antigua, tal como podía ser la deGalaroza y, salvando las distancias,como la que aún se conserva en Cañaveral ; sobre el antiguo emplazamiento hoy existe una plaza, lugar dereunión por excelencia. En Linaresde la Sierra , existen dos ejemplaresde gran interés etnológico; en ellospueden apreciarse tres espaciosbien diferenciados: el del abastecimiento doméstico, el abrevadero y elde los lavaderos. El más ant iguoqueda en un extremo del pueblo impasible a los camb ios de nuestrosiglo, mientras que el más recienteatrajo el urbanismo hasta formar unaplaza ovalada de indudable atractivo;en él se sigue tomando agua para eluso doméstico, abreva el ganado ysiguen lavando las vecinas por lacalidad de sus aguas. Corteganaperdió la fuente monumental que sealzaba frente al ayuntamiento, si bienconserva varias otras. El conjuntomás interesante es el de la Fuentedel Chanza; a pesar de la forzada urbanización del espacio y de la escasa sociab ilidad del lugar, mantieneun encanto marcado tanto por la vegetac ión de los huertos vecinoscomo por la calidad de conservacióndel barrio.
Los molinos
Los molinos movidos por el aguapueden ser de marea o de río, dividiéndose ambos en dos grandes familias según el tipo de rueda: los derueda horizontal, o de rodezno, y lasaceñas -ceñas, señas , o acenas-,con rueda vertical de tipo vitruviano.Las aceñas a su vez son de dostipos según reciban el agua por arriba o por debajo de las palas. Estasaceñas que se encuentran en el
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Almazara de rueda hidráulica vertical, Valdelarco.
mismo cauce podían estar instaladasen un edificio estable o en barcazaso sistemas flotantes sobre el río. Lasaceñas inmóviles eran por lo generalmolinos de grandes dimensiones situados sobre los ríos caudalosos,precisando azudes que asegurasenun caudal de agua suficiente paramover las grandes ruedas de paletas. Requerían una sólida construcción , generalmente de sillería, queresistiera las grandes avenidas. Silas que recibían el agua por arriba, amenudo con rueda de cangilones, noprecisaban tanto caudal adecuándose a ríos menos caudalosos, no conozco la existencia de algún modelode cauce con rueda vertical en nuestra provincia -aunque, como ya veremos, la toponimia guarde su memoria y quedan almazaras cuya ruedavertical se alimentaba por un caz inclinado o un acueducto de obra-oEncuanto a los molinos flotantes derueda vitruviana debió haberlossobre el Guadiana, pero no podr íadocumentar su existencia en los limites que nos incumben.
Los molinos de regolfo y de rodezno son los tipos de rueda horizontal.Los molinos de regolfo , con rodete ,son los antecesores de las modernas turbinas. Pedro Juan De Lastanasa, pseudo Juanelo Turriano , losdescribe en Los Veintiún Libros de
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los Ingenios y de las Máquinas, asícomo Francisco Lobato en su famoso manuscrito, lo cual indica su probable uso en Aragón y Castilla en elsiglo XVI. En este tipo de ingenio unrodete está ajustado en un cilindro,con lo cual el agua se ve forzada agirar en las paredes del tubo desarrollando una energía que impulsacon gran potencia la rueda quemueve las muelas. Este tipo de ingenio fue utilizado en algunos molinosde marea de nuestro océano, sin queconozca restos o documentos quehagan referencia a su existencia ennuestros molinos fluviales.
Fueron los de rodezno, con o sincubo, los que más abundaron por tierras onubenses. Describiremos másadelante los de cubo; en cuanto a losque carecían de él (también llamados de canal) eran muy similares alos primeros sólo que hacían llegar elagua desde la presa al rodezno pormedio de un canal inclinado.
Molinos harineros de rivera
Dejando deliberadamente de ladolos molinos de aceite, de los quequeda algún que otro ejemplar en LaSierra y a los que no he dedicado unestudio minucioso, trataré aquí de losmolinos harineros de rivera. Repartidos por toda la provincia, en particular en las zonas donde más abundaba el agua , como ya podremoscomprobar. Javier Escalera Reyes(1985,42-50) describe el molino harinero serrano , con gran detalle , enuno de sus variados artículos sobrela molinería; para todos aquellos quequisieran saber más sobre la técnicay la vida molineras os remito a la bibliografía de este autor.
Generalmente el molino va precedido de una pequeña represa de diferentes tipos con el fin de almacenar agua suficiente para moler. Unalieva, también llamada cao, caz o cavucera, conduce el agua hacia elcubo, o los cubos cuando existen varios. Podía ocurr ir que se careciesede dique para la reserva propia y laIieva cogiese el agua directamentedel cauce o de la regadera madre, oque en ocasiones el cao se ensanchara sirviendo de reserva, comopuede aún verse en Arroyomolinos ,desde el puente de la Gitana. Elpozo o cubo es una construcciónvertical en anillos de piedra cavadoso superpuestos, cuya anchura deboca oscila entre uno y tres metros,medida que se estrecha conformebaja , para hacer aumentar la presión . Si la caída es generalmentevert ical, Javier Escalera hace referenc ia de algunos de boca muyancha, abierta en forma trapezoidal
Caz y cubo de un molino harinero, rivera de Linares.
o en herradura, que presentan unacaída en rampa, en cuyo fondo seencuentra un pozo de escasa profund idad , o directamente el huecoque comun ica con la bóveda (GilMárquez, El Castañuelo , Aroche , ElRosal, Aracena). En la desembocadura del cubo está emplazada lasaetilla o saetín, conducto de madera de forma piramidal , regulado poruna paraera . La saet illa propulsa elagua en las cucharas del rodeznohaciéndolo girar. Este último elemento se halla en el cárcavo (también llamado bóveda , o cueva), cámara excavada en la roca oconstruida en fábrica , que desaguaal exter ior por una boca en arco .Sobre la bóveda se levanta la salade molienda, sala en la que se encuentran las piedras y otros elementos necesar ios para moler. Algunasveces existen dependencias anejasque sirven de almacén o de cuadra.Ciertos edificios poseían un doblao.
Como queda dicho , el elementofundamental del molino es el rodezno -o rce'no-, rueda de configuración y dimens ión var iable . Éstapuede ir de 80 cm a 2,10 m, medidaesta última recomendada en LosVeintiún Libros de los ingenios y delas Máquinas . Mi gran amigo JavierEscalera, que tantos ha medido, diceque en la Sierra se utilizaban rodez-
nos con dimens iones entre 1,20 Y1,50 m. González Tascón anota queuna medida superior no da mayorrendimiento y presenta problemas detorsión así como grandes dificultadesde manipulación en el espacio reducido del cárcavo.
Los tipos observados están compuestos por cucharas unidas en uneje central o bien insertas en unos refuerzos circulares de hierro, formandoun cuerpo bien ajustado; en este último, los aros metál icos se unen a lamaza mediante cuatro o seis radiosde madera. Este diseño, además desu ligereza, ofrecía la ventaja depoder desmontar la rueda y sustituirlas cucharas defectuosas. Había quetomar, sin embargo, la precaución demantener empapada de agua la madera, ya que al secarse «el rodeznose arruinaba rápidamente » (G. Tascón, 211). Puede que ésta sea unade las razones por las que en ciertasrestauraciones «inertes» se privilegieel rodezno de hierro.
Siguiendo el modelo de molino decubo, como más frecuente en la sierra, la maza y el varón componen eleje o árbol. La primera es la pieza inferior de madera, de forma tronco-cónica cuya parte super ior más estrecha presenta una mortaja en la quese inserta otra pieza de hierro llamada varón o varrón. La func ión delárbol es la de transmitir el giro de larueda a la piedra móvil (volandera ocorredera) , gracias a la lavija , piezametálica incrustada en la muela. Elconjunto del rodezno descansasobre una viga de madera , llamadacama , mesa o puente , colocada enel suelo del cárcavo, fijada por un extremo y libre por el otro , extremosobre el que actúa el alivio.
La mol ienda se efectuaba por elfrotamiento de dos piedras circulares,de las cuales la inferior o solera erafija y la superior o volandera girabasobre la primera. Las piedras talladasen roca dura y compacta tenían doscaras estriadas radialmente por unafina picadura en aban icos (en algunas comarcas se sustituyeron, ya eneste siglo, por piedras francesas defabricación industrial, hechas con piezas de 'sílex ensambladas). Ambascaras tenían las estrías talladas ensentido contrario, lo que permitía triturar el grano como una maraña de tijeras (afinadero) que al cruzarse loconvertían en harina. Los abanicosde estrías estaban limitados por canales de mayor anchu ra y profu ndidad con el fin de evacua r la harinamolida, empujada por la fuerza centrífuga de la corredera.
El oficio de molinero implicaba pericia y dedicación. Si la vida del monjeestaba supeditada a la oración, la delmolinero lo estaba a la molienda. El
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molineropodíaser propietarioo no desu molino, pero en todo caso estabasujeto al ritmo de la rueda y de lasmuelas que dependían del turno deagua y de la demanda de la clientela.Los molinos más importantesy mejorsituados fueron propiedad del clero ode medianos y grandes propietariosagrícolas -Moreno Alonso (1979,144) recoge una relación de mediados del siglo XVIII , según la cual, funcionaban entonces, en el término deAlájar, cinco molinos cuya propiedadera de la Iglesia o de propiedad seglar, todos arrendados-. Sólo los máspequeños y de acceso difícil solíanpertenecera los molineros.
La vida en el molino no carecía demovimiento, siendo un espacio desociabilidad entre personas (veceros) de localidades diferentes queacudían, tradicionalmentede generación en generación, para moler eltrigo indispensable. Se acudía al molino con una frecuencia que oscilabaentre la semana y el mes según lacantidad de pan que se quisiera obtener ; no moliéndose más que elgrano preciso , con el fin de tenersiempre harina recién molida y nocorrer el riesgo de verla estropearpor los parásitos o que simplementese anranciara.
Se echaba los costales de lonallenos de grano, en carros o directamente sobre las bestias, acudiendoal mol inero de mayor conf ianzaaunque a veces no fuera el máspróximo. Javier Escalera (1985, 50)cuenta cómo en la Sierra se reuníanvarios familiares vecinos o amigos" para realizar conjuntamente eltransporte, formando recuas con varios animales y aprovechando así almáximo la carga...». Según las épocas, la molienda podía llegar a efectuarse día y noche con el fin decumplir con la demanda. La temporada alta abarcaba los meses de verano y principio del otoño, al coincidir la cosecha del grano y ladisminución del caudal de agua (losmolinos que no disponían de represas ten ían que cesar la actividaddurante los meses más secos ). Lacliente la estaba compuesta de particulares y de panaderos localesambos pagaban al molinero con unaporc ión de grano o de har ina (maquila), del orden de tres kilos o tresy medio por fanega, más otro almudpor fanega si el transporte corría acargo del mol inero . La maquilapodía ser en espec ie o su equivalente en dinero, aunque si la primerase mantuvo relativamente fija la segunda sufr ió sens ibles aumentoscon el paso del tiempo. La influenciadel modelo impuesto por las fábr icas a part ir de los años treinta, aceleró el proceso de monetización.
Se puede saber por Pérez Embid(1988, 47) que a finales del siglo xvexistían uno 170 molinos en los cursos de agua de la comarca de Aracena, sensiblemente el mismo número que calcula Javier Escalera en elsiglo XIX, completando las ausenciasde la relación de Madoz, cifras encierto modo no muy lejos de la cantidad que atribuye Núñez Roldán aesta zona (1987, 383), una media decinco molinos por municipio - MorenoAlonso, confirma esta media en Alájar cuando apunta que a mediadosdel siglo XVIII existían cinco, que molían de corriente en el invierno y en elverano de represa, más dos otros endesuso-. Hace más de veinte años,Escalera Reyescensa en la comarcaalrededor de ochenta , que si ya nofunc ionan aparecen como edificiosen pie.
La distribución de molinos harineros en toda la provincia es desigual,Núñez Roldán, analizando el Catastro de Ensenada , cree que hay unarelación geográfica y numérica entrezonas productoras de cereal por excelencia y zonas deficitarias. Segúnel mismo autor, en el Andévalo y enla Tierra Llana: Campo de Tejada yárea de Trigueros (Niebla, Seas, Gibraleón, Trigueros, San Juan), algunos municipios rondaban la veintenade molinos de agua y viento, mediasuper ior a las zonas costeras y a lacomarca de la Sierra . Estas cifrasconvienen ser ponderadas ya que sudistribución no es homogénea niconstante su existenc ia. Así el recuento que hace Pérez Embid, parael siglo xv, distribuye los molinosentre Aracena (75), Aroche (27),Cumbres Mayores (24), Encinasola(37), Hinojales (5), y La Nava (2); cifras que se modifican según ciertosnúcleos se vuelven autónomos , sepueblan o despueblan. En el XIX,según los informantes de Madoz,Arroyomolinos contaba con 18 1
, Alájar con 8, Almonáster con 12, Fuenteheridos con 7, Galaroza con 6,Aroche con 11, Cortegana con 10,Cumbres de San Sarto lomé conotros 10, Encinasola con 7... Mientras que el mismo diccionario no damedias tan altas de existencia demolinos hidráulicos en las otras comarcas. Si Alosna contaba en aquella época, con 12, sólo cinco eran deagua , El Cerro tenía 6, Moguer 11,Gibraleón 11, etc . Es verdad quetambién allí encontramos molinos
1 Javier Escalera, hacia 1980, no da cuenta más que de diez. Si en total son 28 las ruinas que he podido compro bar, parecen existirtrazas de otros cuatro , dando un total de 32 losque se han llegado a localizar en todo el muni·cipio ; aunque es poco probable que llegaran afuncionar todos en una misma época .
Molino marear del Pintao (Ayamnte).
más grandes , con varias piedras ,quedan aún en pie las ruinas de unode ellos , el Molino de Esteban , enNiebla, que contaba con cuatro rodeznos y sus respectivas entradasde agua. En esa villa existen restosde otros tres molinos de dos piedras,con gran dique.
¿Dónde estaban emplazados y dequé tipo eran? Si en los aledaños delos pueblos y ciudades importantesexistían buenos molinos, como ya seha dicho, también los hubo en sitiosalejados , cerca del agua , no representando particular problema losdesplazamientos. Es más, como yadije anter iormente, no siempre seelige al más cercano sino aqueldonde asiduamente se ha ido; elejemplo de una familia de arrieros deGalaroza es esclarecedor: a los molinos del pueblo prefer ían uno deFuenteheridos donde iban a molercede toa la vida , porque eso era detre'cenaencie». Según ellos : «pesaban mejo ' y daban buena harina ».
Si, según parece, los molinos harineros fueron de rodezno (cubo ocanal ), los topó nimos «aceñas»puede que señalen la existencia anterior de ruedas verticales; queda laduda de que se refirieran a azudesu otros ingen ios de rueda ver tical(ver Caro Baroja, 1996, 248-250) 2 .
El informe que acompaña la pro puesta de inscripción en el Catalogo General del Patrimonio Histórico
2 Bartolomé Marcos (1989, 47) hace mención de un molino de la Sierra Norte de Madridque en el siglo X!o/ se le llamaba Aceña del Cubo;lo cual le permite concluir que la denominaciónaceña encontrada corr ientemente en aquellaépoca excluía la posibilidad de que se refiriera amáquinas con álabes . Sin embargo, GonzálezTascón (181-183) informa de una aceña con
Andaluz , de los molinos de agua enBeas -que firma el arquitecto Antonio López Domínguez-, hace referencia a antiguas fuentes que lepermiten conclu ir que ya en épocade Alfonso X, en 1267, se hace referenc ia a la existencia de aceñasharineras. En Almonáster existe ellugar de la Aceña en el que se encuen tra un molino de cubo . EnPalos , sobre el Domingo Rubio,Madoz hace referencia a un molinoharinero de presa con tres piedrasllamado de La Seña , y en Moguerexistía una calle de la Aceña, aúnnombrada por los lugareños .
En La provincia de Huelva existentrazas de molinos hidrául icos derueda vertical de los que al menosquedan aún en pie un ejemplar de almazara en Valdelarco, y otra en Alájar transformada en mesón que conserva la gran rueda y el acueducto, loque nos prueba que era posible utilizar ingenios de rueda vertical movidos por el agua vert ida desde uncanal superior. Pero nada de todoesto nos permite afirmar o negar laexistencia de aceñas harineras en latierra onubense.
¿Qué ocurrió con los molinos? Enlos años 20 y 30 la creación de fábricas movidas con energía eléctricapuso en peligro la subs istencia demuchos de ellos , en par ticular losmuy alejados o los demas iado cercanos a las grandes poblaciones.
cubo en San Estebo de Riba do Sil, que servíapara accionar dos ruedas: el agua llega al molinopor un canal elevado que se bifurca en su tramofinal. El ramal principal llena de agua el cubo deun ingen io de rodezno que mueve una muela.mientras que el ramal der ivado vierte el aguasobre una rueda vertica l de arcaduces quemueve. mediante engranajes. la otra muela.
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Molino mareal del Pozo del Camino (Ayamonte).
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Después de un cierto auge durantela posguerra, debido al estraperlo,todos desaparecieron entre los añoscincuenta y sesenta. Si los grandespropietarios no tenían interés en invertir, los pequeño molineros, sin poseer grandes medios para transfor mar sus ingenios, no pudieronresistir al embate definitivo de lasharinas industriales. Nuestra geografía se cubre de numerosas ruinasen tan mal estado que los inventarios apenas manifiestan la existenciade algunos . ¿Pero qué realidad reflejan? Sólo restos que de algúnmodo forman parte de la memor ialocal, o puedan sorprender al inventariador por su hechura o la hermosura del lugar. A veces edificios enteros , otras tan sólo un cubo deagrac iada factura , otras una ruinacolgada en un paraje irresistible. Séde algunos que se han convertido enlujosas residencias de recreo, comoel Molino Blanco de Las Chinas enGalaroza, restaurado por una parejade estetas americanos - hoy enmanos de urban itas sevillanos-;otros cobijan a enganchados del caballo; otros a soñadores sin fortuna.Existen restauraciones que respetaron, más o menos , los ingenios,como la que se hizo en esta últimadécada en un molino del Castañuelo(Aracena), o las que se están llevando a cabo en cinco edificios sobre elarroyo de los molinos en Beas, municipio decidido a levantar los sietemolinos que existían en aquel lugar.Pero lugares, lo que se dice lugares,donde el hombre viva, sólo conozcouno en Almonaster, subiendo por elcamino de San Cristóba l. Aprovechando las aguas de aquel barranco mol ían varios molinos. Hoy doshombres habitan la Fábrica y la
Aceña , las gal linas , los gatos , elperro, el humo en la chimenea, sonmás que muelas, tolvas y rodeznos;esta presenc ia hace que el lugarexista , ellos son sus ángeles guardianes.
Los molinos de marea
Existen en las costas onubensesrestos de otro tipo de molino hidráulico cuya fuente de energ ía era laproporcionada por la alternancia demareas. La mayoría de estas fábricas aprovechan un solo movimientooceán ico, almacenando el agua amarea alta para soltarla a la baja;esos molinos son de rueda horizontal-rodezno o rodete-, mientras quepara emplear la marea alta y la bajase necesita la rueda vertical.
El emplazamiento de estos molinos de mar exige condiciones muchomás restrictivas que los de río yaque. como escribe González Tascón(1992. 219): " no sólo se requierenmareas medias importantes (delorden al menos de dos metros), sinotambién que un estero o estuario seafácil de cerrarse con una presa, demodo que se convierta en un depósito que se llena cuando se alcanza lapleamar, y se vacía a través del molino cuando el agua alcanza su nivelmínimo ». Salvando este detalle elfuncionamiento es similar a los otrosmolinos de rueda horizontal.
En nuestra provincia existieronmolinos harineros de mar en Ayamonte, Isla Cristina, Cartaya, Redondela, Lepe, Huelva, Moguer (...), seencontraban sobre los esteros quese forman en la costa y al parecereran todos de reflujo. Si en el Algarveexistieron molinos de rodete y de ro-
dezno, en nuestra comarca no sé sise dieron los dos tipos de rueda, noconozco estudios que lo precisen,probablemente la mayoría utilizara elrodezno.
En Cartaya sabemos por Madozque estaban «situados en los Esteros de la ría, cinco molinos harineros que muelen á la hora del reflujo» . Quedan restos de cimentac iónde varios molinos en el Prado Viejo,en el Pozo Judío, en La Barca sobreel río Piedras , desde el mismopuente de la carretera de Cartaya aLepe, a mano derecha, se divisanrastros de uno, el que existía amano izquierda desapareció hacepoco. En el barrio del Molino laVega de Huelva, se hallaba un molino de mar, instalado sobre las marismas. Según Gonzálvez Escobar,ya funcionaba en el siglo XVI, aprovechando las marismas marealesen ese curso del Odie l. Este autornos informa que en el estado deSaltés existieron al menos cuatromolinos de mar, de los que no habíarastro en 1946.
En Ayamonte, Madoz hace referencia a 4 molinos de río y 6 molinos en la marisma. Entre Ayamonte e Islantilla se han catalogadorestos de diez molinos: El molinodel Dique, el de San Juan de Dios,el de San Miguel , Rastro , Nuevo,Molino Chico, San Antonio, Arbolito,El Pintao y Molino del Pozo del Camino. El Pintao fue una fábrica deseis piedras de factura colosal , estáen proyecto su rehabilitación con elfin de hacer un centro de interpretación del Patrimonio Natural y Cultural; en cuanto al molino del Pozodel Camino, acoge ya el museo delHombre y la Marisma. Espero queestos proyectos contengan algomás que espacios informativos fósiles, que se imaginen lugares vivosdonde se pueda también investigary crear riqueza, facilitar documentación dinámica gracias a un bancode información en tiempo real, solventar problemas de legislaciónmedioambiental , aunar luchas, proyectos y esperanzas, etc.
¿Qué uso para los molinos demar o de río, qué uso para las ruinas? No creo que sea necesariorestaurar a troche y moche, hay ruinas hermosas que marcan el paisaje con un perfil tan limpio que nocreo necesario su empapelamiento.No hay peor restauración que la sistemática; antes de reconstruir hayque saber para qué se hace, cómose va a rehabilitar. El peor uso es eldesuso, no basta con restaurar, esnecesario habitar, imaginar paradarlos realmente vida. Devolverlesla pena temporal del agua, no condenarlos al silencio de sus corn-
puertas siempre abiertas y sus rodeznos sin apremio.
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