historia del dibujo salvadoreño

HISTORIA DEL DIBUJO SALVADOREÑO

Cueva de CorintoEn ella se contempla la primera evidencia humana en el territorio Salvadoreño. En esta cueva aparecen en sus paredes grabados y pinturas rupestres que las cubren, aunque es dudoso su nacimiento, arqueólogos la sitúan en aproximadamente 7,000 años A.C. Se sitúa a 11/2 km de la Villa de Corinto en el departamento de Morazán.

ETAPAS DE LA HISTORIA DEL DIBUJO

ÉPOCA PREHISPÁNICA

LA COLONIA

DE LA INDEPENDENCIA AL FIN DEL SIGLO

EL SIGLO XX

PINTORES MÁS DESTACADOS DEL SALVADOR

Antonio Bonilla (San Salvador, 9 de Abril de 1954)

Su obra se ubica dentro de las corrientes del expresionismo y surrealismo, con influencias del arte precolombino. Su formación es autodidacta

LOS ABSURDOS, ANTONIO BONILLA

Antonio Bonilla, El nudo, 1994, Colección Museo de Arte Latinoamericano, Long Beach.

Requiém para los Martires

PINTORES MÁS DESTACADOS DEL SALVADOOR

Salvador Salazar Arrué, más conocido por su seudónimo «Salarrué» (Sonsonate, 22 de octubre de 1899) fue un escritor y pintor salvadoreño.  Estudió pintura en Corcoran de Washington, y realizó exposiciones en USA, donde fungió como agregado cultural, y posteriormente, en El Salvador llegó a ser Director de Bellas Artes.

LUNA ROJA EN MARZO

MOUNSTRUOS MARINO

LA MONJA BLANCA

PINTORES MÁS DESTACADOS DEL SALVADOR

Camilo Minero nació en Zacatecoluca en 1917. Fue alumno de la Escuela Nacional de Artes Gráficas. En México estudió en el Instituto Politécnico Nacional y en el Taller de Gráfica Popular. Su pintura en amarillos y de composición geométrica 

PINTORES MÁS DESTACADOS DEL SALVADOR

César Melendez, nació el 18 de Marzo de 1954. A temprana edad y como resultado de una vocación innata hacia las artes plásticas participa en su primer concurso, resultando ganador del Primer premio del Certamen de pintura Estudiantil. Se basa fundamentalmente el arte clásico y contemporáneo.

METAMORFOSIS DEL TIEMPO Y DE LA MEMORIA

PINTORES MÁS DESTACADOS DEL SALVADOR

La pintura de Roberto Huezo es siempre una huella, un andar, un recorrido del ojo silencioso y anhelante, minucioso, acucioso o intemperante o impaciente ante el dolor y el grito de su pueblo. Así la pintura de Roberto Huezo contiene las vibraciones del momento en que las produce y están marcadas por el mito.