guías para una terapia familiar sistémica
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GUIAS PARA UNA TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA
Michael White
GUIAS PARA UNA TERAPIA FAMILIAR SISTEMICA
Grupo: PSICOLOGÍA Subgrupo: TERAPIA FAMILIAR
Editorial Gedisa ofrece los siguientes títulos sobre
TERAPIA FAMILIAR
pertenecientes a sus diferentes colecciones y series (Grupo "Psicología")
MICHAEL WHITE Guías para una terapia familiar sistémica
JAY S. EFRAN, Lenguaje, estructura y cambio.
MICHAEL D. LUKENS Y La estructuración del sentido
ROBERT J. LUKENS en psicoterapia
RALPH E. ANDERSON La conducta humana en el
E IRL CARTER medio social. Enfoque sistémico de la sociedad
MICHAELDURRANT Terapia del abuso sexual Y CHERYL WHITE
(COMPS.)
STEVEDESHAZER Claves en psicoterapia breve. Una teoría de la
solución.
HEINZ VON FOERSTER Las semillas de la cibernética
J.ELIZURYS.MINUCHIN La locura y las instituciones
E. IMBER-BLACK, Rituales terapéuticos
J. ROBERTS Y y ritos en la familia R. WHITING (COMPS.)
(Sigue en la pág. 237)
GUIAS PARA UNA TERAPIA FAMILIAR SISTEMICA
por Michael White
gedisa editorial
Título del original en inglés: Selected Papers © 1989 Dulwich Centre
Publications Australia
Traducción: Alcira Bixio
Primera edición, enero de 1994, Barcelona, España.
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
© Editorial Gedisa S. A. Muntaner, 460, entlo., la Tel. 201 60 00
08006 - Barcelona, España
ISBN: 84-7432-476-9 Depósito legal: B- 2.580-1994
Impreso en Libergraf.
Constitució, 19 - 08014 Barcelona
Impreso en España Printed in Spain
Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de
impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o
cualquier otro idioma.
Indice
Introducción
Externalización del problema e internalización de la posición
como agente, Karl Tomm .. 9
1. Desconstrucción y terapia19
2. Decir de nuevo: ¡Hola!
La incorporación de la relación perdida
en la resolución de la aflicción 57
3. El proceso de interrogar
¿Una terapia de mérito literario? 69
4. Terapia familiar y esquizofrenia
El estilo de vida de "sentirse arrinconado...84
5. Una familia deja atrás los trastornos que la
perturbaban ..103
6. Anorexia nerviosa
Perspectiva cibernética ..1 11
7. El rito de inclusión
Enfoque para el tratamiento de la conducta extremadamente
descontrolada de niños y adolescentes púberes. 128
S. Explicación negativa, restricción y doble
descripción:
Un modelo de terapia familiar ..142
9. Terapia conjunta para hombres violentos y las mujeres
que viven con ellos ...167
10. Destruir los miedos y domar a los monstruos
Un enfoque para el tratamiento de los temores infantiles 175
11. Pseudoencopresis
De la avalancha a la victoria, del círculo vicioso al círculo virtuoso ... 186
12. Asesorar al asesor
La documentación del conocimiento alternativo,
Darid Epston, Michael White ... 203
Más allá del conocimiento del experto
Entrevista con Michael White, Andrew Wood .. 219
7
Externalización del problema
e internalización de la posición como agente
Introducción
Durante estos últimos años, un terapeuta familiar australiano particularmente
dotado, Michael White (1984, 1986, 1987, 1988) ha desarrollado una
innovadora técnica psicoterapéutica de "extemalización del problema".
Paradógicamente, esta técnica es al mismo tiempo muy sencilla y
extremadamente complicada. Es sencilla en el sentido de que básicamente
propone una separación lingüística que distingue el problema de la identidad
personal del paciente. Este procedimiento de intervención abre un "espacio
conceptual" que les permite a los pacientes tomar iniciativas más efectivas a
fin de rehuir la influencia que el problema ejerce sobre sus vidas. Lo que
resulta complicado y difícil son los delicados medios por los cuales puede
lograrse ese objetivo. Recientemente White se ha referido a su propio trabajo
como a "una terapia de méritos literarios". En otras palabras, las iniciativas
curativas del paciente se movilizan a través del cuidadoso empleo del lenguaje
dentro de la conversación terapéutica. Esta técnica es especialmente
interesante para los terapeutas porque puede utilizarse para lograr una mej
ora en un amplio campo de problemas (que incluye condiciones realmente
graves tales como la esquizofrenia, la depresión, la paranoia, la violencia y el
riesgo de suicidio).
White menciona cuáles fueron sus dos principales fuentes de inspiración para
desarrollar esa técnica. Y ambas proceden de las humanidades. El primero de
sus inspiradores es Gregory Bateson (1972, 1979), antropólogo
y filósofo inglés-norteamericano que aplicó la cibernética a las ciencias
sociales y elaboró una nueva visión de la "mente". Las contribuciones claves
de Bateson incluyen la importancia que tiene la epistemología en el proceso de
"cómo sabemos lo que sabemos", la importancia de las "diferencias
* Publicado originalmente en el Journal of Strategic and Systemic Therapies,
vol. 8, n° I, primavera de 1989.
9
Introducción
Karl Tomm
básicas que hacen una diferencia" en los sistemas vivos y de las "pautas
ecológicas que se interconectan en tales sistemas". La segunda fuente de
inspiración es Michel Foucault (1965, 1973), historiador y filósofo francés que
desarrolló un análisis de la aparición de la medicina moderna en la cultural
occidental. Foucault descubre cómo los sistemas de conocimiento como la
medicina pueden llegar a ser extremadamente opresivos al transformar a las
personas en "sujetos" deshumanizados mediante clasificaciones científicas a
las que se llega a través de "la mirada". Al tratar de comprender y clarificar la
contribución de White, tuve que remontarme al trabajo de Humberto Maturana
(1972, 1987), biólogo y neurofilósofo chileno que propuso una teoría general
de la cognición. Maturana ofrece una explicación de cómo surge la mente a
través de la interacción humana y del empleo del lenguaje. La "mente no está
en el cerebro", sino que surge de la interacción lingüística que se establece
entre los actores humanos. Por consiguiente, la conciencia es
fundamentalmente algo social y no algo bioquímico, fisiológico o neurológico.
Desafortunadamente, el espacio no nos permite hacer una descripción
adecuada de estas contribuciones teóricas y de las conexiones que tienen con
el método desarrollado por White.
Externalización del problema
Hace unos diez años, White hizo un sencillo pero significativo descubrimiento.
Al trabajar con niños que sufrían encopresis, observó que el progreso clínico se
aceleraba cuando se le daba al paciente la posibilidad de hablar del problema
como de algo distinto y separado de sí. White inventó la expresión "ruin caca"
para referirse a la encopresis (1984) y la personificó como una entidad exterior
al niño (1986). Por ejemplo, con un niño en particular, White podía presentar
este concepto con preguntas como éstas: "¿Cómo llamas a esa sucia materia
que te mete en problemas? ¿Caca? ¿Alguna vez sufriste la experiencia de
sentir que esa caca te traicionaba y te tomaba desprevenido ensuciándote los
pantalones cuando estabas jugando?" Si el niño responde afirmativamente,
White continúa preguntándole sobre las siniestras influencias que ejerce sobre
él esa extraña, esa ruin caca, que lo hace sentir incómodo, infeliz, frustrado y
que le crea tantos problemas familiares. También les pregunta a los demás
miembros de la familia cuál es la influencia que ejerce la "ruin caca" en sus
vidas: "Cuando el niño ha sido traicionado por ella y lo ha hecho ensuciarse,
¿qué le pasa a usted?"... "Cuando la ruin caca provoca disgusto y frustración,
¿qué le hace hacer a
usted?" Gradualmente la familia va descubriendo (con un toque de humor) que
todos los miembros se sienten oprimidos por un enemigo común que es una
entidad separada de la identidad del niño como persona.
Whitecontinúa con estaprimera línea de indagación (sobre la influencia que
tiene la "ruin caca" en los miembros de la familia) haciendo otra serie de
preguntas sobre la influencia que ejercen el niño y los demás miembros de la
familia sobre "su adversaria". Por ejemplo: "¿Hubo ocasiones en que derrotaste
a la caca y la pusiste en su lugar, en vez de dejar que ella te derrotara?",
"¿Hubo ocasiones en las que la caca, al hacer que su hijo se ensuciara, los
incitó a comenzar a gritarle y, sin embargo, ustedes fueron capaces de
declinar tal incitación y ofrecer al niño, en cambio, su comprensión?"
Generalmente, el niño y los miembros de la familia consideran extrañas tales
preguntas. Y en realidad lo son; sobre todo cuando la familia ha estado tan
preocupada por los efectos molestos del problema. Esta segunda serie de
"preguntas de influencia" provoca que los miembros de la familia tomen
conciencia de los recursos con los que cuentan y limita el "poder" que el
problema ejerce sobre ellos. De este modo se lleva a losmiembros de la familia
a advertir que ya han estado realizando algunas acciones eficaces contra el
problema. Esta ind.agién-- -sola_Yalariza la capacidad familiar, sino que
además contribuye a extemalizar aun-paU-el-...w problema.
Cuando se ha distinguido claramente que el problema es la "ruin caca y no el
niño, se reducen significativamente las complicaciones relacionadas con la
crítica, la censura y la culpa. El niño tiene menos razones par criticarse y
censurarse; después de todo, la culpable es la "ruin caca" y no él. Y los padres
tienen menos razones para criticar al niño o para censurarse a sí mismos. Y los
profesionales tienen menos razones para censurar a los padres (por ejemplo,
por ser demasiado severos y exigir disciplina o por ser demasiado
sobreprotectores). Puesto que la censura tiende a limitar y la culpa tiende a
constreñir, reducirlas tiene un efecto liberador. Esto abre un espacio que
permite explorar nuevas formas de resolver el problema. Además, como todos
los miembros de la familia sufren la influencia del mismo "alborotador" y ya no
están agrediéndose mutuamente, es más fácil para el niño y también para los
padres unir fuerzas para luchar contra la ruin adversaria. Como resultado de
ello, el proceso terapéutico se desarrolla más amable y rápidamente.
Aunque este método fue desarrollado en principio para trabajar con niños que
sufrían de encopresis, White lo aplicó luego de manera más general para tratar
con éxito un conjunto de múltiples problemas, tanto de adultos
como de parejas o familias (White, 1986). Por ejemplo, en un capítulo reciente
sobre esquizofrenia, White (1987) describe cómo es posible externalizar la
esquizofrenia como una enfermedad y luego externalizar aspectos del "estilo
de vida arrinconado" (es decir, la constelación de síntomas negativos)
quepromueve la esquizofrenia, después externalizar los hábitos específicos
que fortalecen ese estilo de vida y, por último, externalizar los supuestos y
prejuiciosquetienden a provocar la patología y de los cuales dependen tales
hábitos. Enotras palabras, el proceso de externalización del roblema es
progresivo. Noes un encuadramiento estáticó dél-problema; es un procesó
contiñüo dé co-elaboración de una "nueva realidad" que se va realizando en la
posteriordisección terapéutica del problema, "separándolo" de la percepción
que el paciente tiene de sí mismo como persona. En suma, se realiza una
separación sistemática de los atributos, las ideas, los supuestos, las creencias,
los hábitos,las actitudes y los estilos de vida problemáticos y se los distingue
de la idenificación dominante del paciente.
Este proceso es particularmente curativo porque constituye un eficaz antídoto
contra un proceso patologizante, inadvertido pero omnipresente dentro de la
interacción humana: el rótulo negativo. Por ejemplo, durante las
conversaciones corrientessobre el problema que mantienen los miembros de la
familia, los amigos y los parientes, el problema tiende a recaer en la
idenntidad ólapers,onalidaddel paciente. Ello se debe al supuesto de "sentido
común" que estabáece que la persona que tiene el problema es el problema".
El modelo médico y el DSM 111 también apoyan este supuesw "Laen
fermedad-fental está en la persona". Las conversaciones de los profesionales y
los legos basadas en estos supuestos son inadvertidamente patologizantes
puesto que contribuyen con esos rótulos a elaborar una identidad
problemática. A medida que el problema se va incorporando en la identidad
personal del paciente, se hace más difícil escapar de él, por la sencilla razón
de que a nadie le resulta fácil escapar de sí mismo. "Soy un esquizofrénico, por
eso hagocosas extrañas". Por consiguiente, externalizar el problema es una
técnica terapéutica muy útil que abre un espacio que permite "deshacer"
algunosde los efectos negativos de la rotulación social.
Internalización de ¡aposición como agente
Sin embargo, lo que se puede lograr es mucho más que deshacer los rótulos.
Una vez que han externalizado el problema en su conjunto y sus componentes
específicos, los pacientes pueden (y son incitados por el
terapeuta a hacerlo) advertir las posibilidades que tienen de actuar contra el
problema ya externalizado. El terapeuta los incita a escapar de la opresión que
implica aquella rotulación y a encauzar sus vidas en la dirección que prefieran
(White, 1987). "Si fuera posible, ¿quisiera usted limitar la-] influencia que
ejerce la esquizofrenia sobre su vida? ¿Puede usted darse cuenta de hasta qué
punto la esquizofrenia lo ha estado transformando en una persona aislada que
evita a los demás? ¿Cómo logró desafiar los mandatos de la esquizofrenia para
eludir a los demás y pudo venir a esta entrevista? ¿Qué imagina que esto
significa en cuanto a su capacidad personal? ¿Qué le hace descubrir de sí
mismo que de otro modo no habría advertido? ¿En qué otras ocasiones logró
imponerse y no dejó que fuera la esquizofrenia lo que lo impulsara a actuar?
¿Hasta qué punto se siente dispuesto a dar un paso más contra ese hábito de
aislarse que lo tiene tan dominado? ¿Preferiría ser una persona débil con un
hábito fuerte o una persona fuerte con un hábito débil? Cuando usted se
somete a los mandatos de la esquizofrenia que lo hacen adoptar una posición
irrazonable, ¿esa posición se transforma en una incitación que sus padres
razonen por usted?" Todas estas son preguntas reflexivas que alientan la
autocuración. Y pueden ser los instrumentos que permitan lograr una variedad
de progresos en el curso de una entrevista (Tomm, 1987). El aspecto que más
quiero destacar aquí es que estas preguntas_ instalan- a i e-atlrnWét pácíénté
püéde décidií-püédyé e4Tégir es un agente activo del curso-dé su propia vida.
Si la significación iiripliLYtáo explícita de la pregunta se ajusta a las
experiencias del paciente, éste se la "toma muy en serio" y la internaliza como
parte de su identidad en evolución. Consecuentemente, el paciente puede
alcanzar una mayor sensación de su posición como agente y la conversación
terapéutica llega a ser un proceso capacitador para él.
Quiero destacar que la técnica de externalización del problema no excluye la
responsabilidad personal. Sólo la enfoca y la pule. Pues se incita a los
pacientes a reconocer que tienen la opción de continuar sometiéndose
a la influencia del problema externalizado o de declinar la incitación a
someterse. A medida que el paciente comienza a ver más claramente estas
dos posibilidades y a considerarlas opciones genuinas, invariablemente elige la
segunda. Por supuesto, una vez que el paciente elige el camino que desea
seguir, el terapeuta debe ayudarlo a llevar adelante esa rebelión contra la
opresión del problema.
También es importante subrayar que la responsabilidad que le cabe al
paciente por haberse sometido sólo se menciona, en general, de manera
implícita, y no explícitamente. Es importante hacerlo a fin de minimizar
n i
s r
12
13
cualquier posible reactivación de la censura y la culpa (y de sus efectos
paralizantes). Tampoco se ejerce sobre el paciente ninguna presión para que
especifique cuál ha de ser el curso de acción. Lo único que se acentúa y se
destaca en la conversación terapéutica es que existen otras opciones. Esto
hace que los pacientes sientan que tienen más espacio y más libertad para
explorar nuevas formas de percepción, de pensamiento y de acción. Cuando
los pacientes no entran en ese nuevo espacio ni desean explorarlo, se supone
que existen aspectos adicionales del problema que lo están restringiendo y,
por lo tanto, es necesario hacer una nueva externalización más diferenciada.
Por ejemplo, el paciente puede estar sufriendo la influencia de un "temor a un
nuevo fracaso", temor asociado con el problema general.
Otro aspecto importante del método es que el problema "sale" de la persona
pero no se proyecta en ninguna otra. De modo que la protesta y la rebelión
liberadoras no se manifiestan contra otras personas. Consecuente mente, hay
menos posibilidades de que las demás personas significativas de la red social
del paciente adopten una actitud defensiva y respondan mediante la censura,
una nueva rotulación y una nueva patologización del paciente.
Por supuesto, es extremadamente importante que el terapeuta permanezca
muy atento a los efectos problemáticos que puede tener una expectativa
demasiado alta para el cambio constructivo. Esto es particularmente
importante cuando se trabaja con pacientes que deben luchar con problemas
crónicos. En realidad, con frecuencia es necesario externalizar las
"expectativas irreales" como un componente más del problema (¡a veces no
sólo es necesario para el paciente, sino también para el terapeuta mismo y
para el resto de la familia!), a fin de evitar los efectos patologizantes de las
experiencias de fracaso, desaliento y desesperanza. Quizás lo único realista
sea dar pasos muy pequeños. A veces resulta útil sugerirle al paciente que el
modelo más probable es el de "tres pasos hacia adelante y dos hacia atrás",
especialmente cuando el deseo que tiene el paciente de superar un problema
crónico es muy intenso. Cualquiera que haya intentado modificar un hábito
personal bien establecido sabe que "los antiguos hábitos no mueren
fácilmente". Lo más importante es la dirección en que evolucione el paciente
como persona, esto es, la dirección hacia una vida más saludable y no las
dimensiones o la frecuencia de los pasos que dé.
Finalmente, cuando el paciente da esos pasos constructivos, es necesario
reconocerlos y responder a ellos, a fin de que formen parte de esa identidad
curativa. Y es necesario para que los cambios constructivos persistan. "¿Qué
hizo usted para lograr que esto (el suceso constructivo) ocurriera?" "¿Cómo se
las arregló para dar este paso?" Es necesario reconocer y dar valor a estas
nuevas conductas constructivas, darles significación a fin de que se incorporen
como parte de la nueva identidad emergente. "¿Se da cuenta de que al hacer
eso ha ganado un voto para sí y uno en contra del problema?"; "¿Se da cuenta
de hasta qué punto fue significativa su iniciativa?" Si la respuesta es no, se
puede intentar un giro: "¿Se da cuenta de que yo considero que, al haber
realizado esa acción, usted tomó una decisión a su favor y le ha dado una
buena lección a su viejo hábito negándose a permitir que lo domine?" Agregar
un marco temporal más amplio y algunas diferencias contrastantes también
contribuye a mejorar el proceso de internalización: "¿Hasta qué punto cree que
esto contribuye a darle a su vida una nueva dirección, a desarrollar un nuevo
estilo de vida?", "Si usted continúa recorriendo este nuevo camino de actuar
contra el problema, ¿qué diferencias imagina que habría entre su nuevo futuro
y el viejo (en el que usted se sometía al problema)?"
Una forma de contribuir a la persistencia de los cambios constructivos es
ampliar la conversación e incluir a la red social del paciente para que se
transforme en el público que asiste a dichos cambios. "¿Qué pensarían los
miembros de su familia (o sus amigos) o qué sentirían si se enteraran de esos
nuevos pasos que usted ha dado?", "¿Cómo les hará saber lo que ha ocurrido?"
Mediante estas preguntas se incita al paciente a transformarse en un
observador selectivo de sí mismo, a hacer participar a las personas que él
considera significativas (al comunicarles sus acciones constructivas) y a
reconocer sus posiciones como agente (por haber tomado decisiones curativas
para sus vidas).
Discusión
El proceso de externalización del problema desarrollado por White no es
enteramente nuevo. En algunos sentidos, retoma algunos aspectos de la
sabiduría religiosa antigua referente a la posesión demoníaca y al exorcismo.
Pero White desmitifica el proceso y lo utiliza de un modo riguroso y preciso.
Por lo demás, gran parte de la técnica de internalizar la posición como agente
es coherente con algunos aspectos de la terapia de la conducta y de la
práctica psicoterapéutica tradicional. Pero, poner el acento en la
reconstrucción de la identidad o la personalidad del paciente, mediante
preguntas específicas, ofrece un mayor refinamiento.
Hasta el momento, las pruebas de la eficacia de este nuevo método son
principalmente experimentales y anecdóticas. Sin embargo, en estos últimos
años, el enfoque propuesto por White ha tenido un gran impacto en las pautas
14
15
de la práctica clínica de Australia y Nueva Zelanda. Y actualmente está
comenzando a presentarse en los Estados Unidos y en Europa y ya se practica
en algunos centros de salud. En mi propia práctica clínica, y en la de mis
colegas del Programa de Terapia Familiar de la Universidad de Calgary, fue
posible aplicar este método para ayudar a una sorprendente cantidad de
pacientes. Los estudios empíricos sobre este enfoque apenas han comenzado.
Además de este capítulo sólo conozco un estudio formal: un análisis
retrospectivo de la aplicación hecha porel propio White de su método con 35
pacientes psiquiátricos crónicos que habían sido admitidos repetidamente en
el Hospital Glenside de Adelaida. Se trata de una investigación independiente
llevada a cabo por Hafner, Mackenzie y Costain (1988) que revela que,
después de aplicarse allí la terapia de White, hubo una significativa reducción
de la cantidad media de días pasados en el hospital por esos pacientes; en un
grupo de control que recibió el tipo de atención psiquiátrica habitual la
cantidad de días promedio fue de 36, mientras que en el grupo en el que se
aplicó el método de White ese número se redujo a 14.
El trabajo de White ofrece una nueva técnica particularmente útil para la
práctica psicoterapéutica diaria. Es respetuosa y humana y, según mi opinión,
es uno de los desarrollos psiquiátricos más interesantes de la última década.
Aquellos que estén interesados en conocerlo más a fondo, pueden obtener
información adicional en las publicaciones del propio White citadas en la
bibliografía.
White, M., "Negative Explanation, Restraint, and Double Description: A
Template for Family Therapy" Family Process, 1986.
White, M., "Family Therapy and Schizophrenia: Addressing the In-the-comer
Lifestyle" Dulwlch Centre Newsletter, 1987.
White, M., "The Process of Questioning: A Therapy of Literary Merit?" Dulwich
Centre Newsletter, 1988.
Referencias bibliográficas
Bateson, G., Steps to an Ecology of Mind, Ballantine Books, Nueva York, 1972
Bateson, G., Mind and Nature: A Necessan Unity, Bantam Books, Nueva York,
1979. Foucault, M., Madness and Civilization:4 History of Insanity in the Age of
Reason, Random House, Nueva York, 1965.
Foucault, M., The Birth of the Clinic: An Archeology of Medical Perception,
Tavistock, Londres, 1973 _
Hafner, J., Mackenzie, L. y Costain, W., "Family Therapy in a Psychiatric
Hospital: A Controlled Evaluation" (no publicado) 1988.
Maturana, H., y Varela, F., Autopoiesis and Cognition: The Realization of the
Living, Reidel, Boston, 1972,
Maturana, H., y Varela, F., The Tree of Knowledge, Shambhala, Boston, 1987.
Tomm, K., "Interventive Interviewing: Part II, Reflexive Questioning as a Means
to Enable Self Healing" Family Process, 1987.
White, M., "Pseudoencopresis: From Avalanche to Victory, From Vicious to
Virtuous Cyeles" Journezl qf Family Systems Medicine, 1984.
16
17
1 Desconstrucción y terapia
Para que algunos lectores no queden decepcionados antes de que les exponga
mi análisis sobre la desconstrucción y la terapia, debo informarles que este
capítulo no se refiere a la desconstrucción de los conocimientos y prácticas de
modelos específicos y establecidos de la terapia ni a "la desconstrucción de
alguna "corriente" terapéutica particular. Antes bien, he decidido insertar
ciertas prácticas terapéuticas dentro del marco suministrado por la
desconstrucción.
Como la preocupación primera y principal de mi vida profesional está
vinculada con lo que ocurre en el contexto terapéutico, al principio de este
capítulo presentaré varias historias clínicas. Deseo hacer notar el hecho de
que, por limitaciones de espacio, esos casos están glosados y no representan
adecuadamente el desordenado proceso de la terapia, esos altibajos de la
aventura que llamamos terapia. Hay, pues, una simplicidad esquemática en
estas exposiciones que no se puede encontraren el trabajo terapéutico mismo.
Elizabeth
El izabeth, una madre sola, vino a verme al principio para consultarme sobre
sus dos hijas, de doce y quince años. Estaba preocupada por el persistente
antagonismo que le manifestaban las hijas, por sus frecuentes berrinches y
ataques y porque, aparentemente, eran desdichadas. Estas dificultades habían
perturbado a Elizabeth durante bastante tiempo y temía no poder recobrarse
nunca de ese estado de desasosiego que estaba viviendo. Había acudido sola a
la entrevista porque las hijas no habían querido acompañarla. Mientras
Elizabeth me describía esos problemas, reveló que había comen
*Partes de este capítulo se presentaron en la conferencia "End of Grand
Designs", Heidelberg, abril de 1991, y en la conferencia "Generating
Possibilities Through Therapeutic Conversations", Tulsa, Oklahoma, junio de
1991.
Publicado originalmente en el Dulwich Centre Newsletter, n° 3, 1991.
19
zado a experimentar lo que le parecía "odio" por sus hijas y esta circunstancia
había acentuado su desazón.
Al hablar con Elizabeth sobre sus preocupaciones, lo primero que hice fue
preguntarle de qué manera esos conflictos estaban afectando la vida de los
miembros de la familia y hasta qué punto interferían en las relaciones
familiares. Después le pregunté más específicamente si esos problemas habían
influido sobre lo que pensaba de sí misma: "¿Cómo creía que esos problemas
influían en ella misma como madre? ¿A qué conclusiones había llegado sobre sí
misma considerada como madre? Llorando, Elizabeth me confesó que había
llegado a la conclusión de que era un fracaso como madre. Con esta revelación
comencé a comprender algo de la experiencia íntima que había estado
viviendo Elizabeth.
Entonces, le pregunté si la idea de que fuera un fracaso se estaba imponiendo
en la relación con sus hijas. En su respuesta, Elizabeth dio detalles y habló de
la sensación de culpabilidad que tenía por no haber sustentado un ambiente
familiar "más ideal", habló de la escasa interacción que mantenía con sus hijas
y hasta qué punto se sentía obligada a aceptar la evaluación que éstas hacían
de ella.
¿Eran aceptables para ella esos estados que estaban provocando en su vida
esa sensación de fracaso y ese sentimiento de culpabilidad? ¿O se sentiría
Elizabeth más tranquila si pudiera librarse de la tiranía de esa idea de fracaso
y de la sensación de culpa que la acompañaba? Elizabeth respondió a estas
preguntas de manera categórica y manifestó que el estado actual de sus
relaciones con las hijas era absolutamente intolerable y que ya era hora de
que tomara alguna decisión al respecto en cuanto a la dirección de su propia
vida y a la forma de esas relaciones.
Animé a Elizabeth a que indagara cómo se había sentido inducida a abrazar la
idea de que era un fracaso como madre y como persona y los mecanismos en
virtud de los cuales había nacido el sentimiento de culpa. ¿Qué experiencias
fueron las más efectivas para producir las dificultades? ¿Creía ella que las
mujeres eran más proclives a adoptar la idea de que les habían fallado a sus
hijos o parecía más probable que los hombres estuvieran más inclinados a
adoptar tal idea? Sobre este punto Elizabeth no manifestó la menor duda: ¡Las
mujeres!
El examen de estas preguntas determinó algunos elementos específicos de la
manera en que Elizabeth había sido inducida a abrazar la idea de que era un
fracaso (por ejemplo, la experiencia de haber recibido malos tratos a manos de
su ex marido) y, en un contexto más amplio referido al sexo, la índole de esta
construcción (por ejemplo, las desiguales estructuras sociales que fortalecen
esta opinión en el caso de madres que están solas, y el hecho de que en
nuestra cultura existe la tendencia a censurar a las madres). Mientras
examinábamos las diversas maneras en que la opinión de que ella era un
fracaso habían afectado su vida y algunos de los detalles de cómo había
llegado a concebir semejante opinión, Elizabeth comenzó a experimentaren
sí misma otra identidad diferente de la que le dictaba su idea de fracaso; su
idea de fracaso ya no ponía en tela de juicio su identidad. Este progreso
despejó el camino para que pudiéramos distinguir algunos de los momentos de
la vida de Elizabeth que no habían sido afectados por aquella idea de fracaso.
En parte le facilité la identificación de esos momentos al presentarle una serie
de maneras en que la idea del fracaso y la sensación de culpa asociada a ella
habían tiranizado la vida de muchas otras mujeres a las cuales yo había
tratado, y que habían estado sometidas a procesos semejantes. Le declaré
entonces que, a mi juicio, esa clase de tiranía nunca es enteramente efectiva,
y que nunca había logrado eclipsar por entero la vida de esas mujeres. Y
mencioné ejemplos: "Algunas de esas mujeres habían escapado a los efectos
de la idea de que eran un fracaso en sus relaciones con amigas y otras habían
logrado mantener vivas sus esperanzas de que todo pudiera cambiar en sus
vidas". Como resultado de mi análisis, Elizabeth identificó algunos casos en
diferentes momentos de su vida en los que había logrado resistir a aquella
tiranía.
Pregunté a Elizabeth si pensaba que esa resistencia a la tiranía era un hecho
positivo o un hecho negativo en su vida. Cuando me respondió que lo
consideraba un hecho positivo, le pregunté por qué creía que lo era. En
nuestra entrevista siguiente, surgió con claridad que aquellos casos indicaban
que Elizabeth no había estado totalmente sujeta a sus opiniones negativas de
quién era ella y que había mostrado la resolución de desafiar a la tiranía de la
culpabilidad. Y esto dio a Elizabeth la prueba de que su vida no había estado
dominada por el fracaso.
Después, mediante una serie de preguntas, alenté a Elizabeth a que recordara
la historia de aquellos momentos en que se había resistido a la tiranía. Al tratar
de recordar, Elizabeth logró identificar a dos personajes históricos que habían
sido testigos de su capacidad de protestar contra ciertas injusticias. En nuestro
siguiente diálogo, Elizabeth nos puso en contacto con otras versiones
alternativas de ella misma, versiones que por cierto Elizabeth prefería. Y esas
versiones alternativas y preferidas emergían de las sombras a través de
nuestra discusión, se hacían más accesibles y eran susceptibles de
incorporarse en la vida de Elizabeth.
Elizabeth manifestó entusiasmo por ese nuevo conocimiento de quién era ella
como persona y yo le hablé de la importancia de tomar la iniciativa de
comunicar a otros lo que ella había descubierto. Con ese fin la alenté a que
identificara a personas que pudieran constituir un auditorio apropiado para esa
otra versión de ella misma, personas que pudieran participar en reconocer y
autenticar esta nueva versión. Hablamos luego de varias ideas sobre la
manera en que Elizabeth tal vez podría presentar a esas personas esta nueva
versión de sí misma, ideas sobre cómo esas personas podrían responder a
aquello sobre lo cual Elizabeth estaba tan entusiasmada.
Como parte del examen de las otras versiones de lo que podría ser Elizabeth,
21
le pedí que identificara algunos rasgos de lo que le gustaría ser como madre.
Habiendo articulado algunos detalles acerca de esta cuestión, le sugerí que
podría ser importante comunicar todo esto a las hijas, que debería prepararse
a revelarles lo que había descubierto sobre sí misma como mujer y como
madre y que debía continuar recordándoles todo esto a sus hijas de vez en
cuando. Estas consideraciones tocaron una fibra sensible de Elizabeth que
pareció bastante jubilosa con la idea. Así y todo, me apresuré a predecir que al
principio era improbable que los esfuerzos de Elizabeth por reivindicar su vida
fueran saludados con gran entusiasmo por sus hijas.
Pero Elizabeth estaba resuelta a realizar su proyecto y manifestar quién era
ella y de rechazar la idea de ser constantemente evaluada y vigilada por las
hijas. Al principio fue dramática la respuesta que dieron las hijas al hecho de
que Elizabeth se hiciera cargo con autoridad de su propia vida. Tuvieron
algunas ideas ingeniosas para volver atrás las manecillas del reloj. Sin
embargo, Elizabeth perseveró en su empeño y la vida de cada miembro de la
familia siguió su curso. Elizabeth estableció una nueva relación con sus hijas
que experimentaron mayores deseos de vivir una vida feliz; entonces cesaron
los ataques y Elizabeth me informó que por primera vez se había establecido la
relación que ella había deseado entre madre e hijas. Habían llegado a ser más
unidas y más confidentes, capaces de discutir entre ellas importantes
cuestiones de interés para todas.
Amy
Amy, de veintitrés años, buscó ayuda terapéutica en su pugna con la anorexia
nerviosa. Era ésta una dificultad de larga data que se había resistido a varios
intentos de superarla. Comencé por repasar con Amy los efectos que la
anorexia estaba produciendo en varios dominios de su vida, incluso las esferas
social, emocional, intelectual y, por supuesto, física. Como resultado de esta
revisión, se nos hizo manifiesto el grado en que la anorexia le estaba
dificultando todo intento de actuar en cualquiera de esas esferas.
Luego dedicamos algún tiempo a considerar en detalle la manera en que la
anorexia afectaba las interacciones de Amy con los demás. No me sorprendió
enterarme de que ese mal la hacía compararse constantemente con otros y
que le había suscitado la sensación de que los demás la estaban evaluando de
continuo. Independientemente de esto, existía una especie de mortaja de
secreto alrededor de su vida, mortaja que la aislaba de las otras personas.
¿Cómo afectaba la anorexia la actitud de Amy respecto de sí misma y respecto
de la interacción con los demás? ¿Qué exigía ese mal que ella hiciera de sí
misma? Con-,o era previsible, lo que le exigía era que se vigilara, que ejerciera
sobre sí una acción de policía. Y ella se había entregado a operaciones
relativas a su propio cuerpo en el intento de darle una forma que
pudiera considerarse aceptable, un "cuerpo dócil", y la anorexia había
castigado al cuerpo por sus transgresiones.
Luego impulsé a Amy a investigar cómo había sido inducida a estas varias
prácticas, actitudes y procedimientos, a estas "disciplinas del yo" de
conformidad con las especificaciones de la personalidad y del sexo, esa
relación jerárquica y disciplinaria respecto de su propio cuerpo. En esta
investigación, Amy logró identificar la historia del proceso a través de
contextos familiares, culturales y sociales. En la entrevista siguiente, la
anorexia se manifestó como la forma en que habían cobrado cuerpo esas
actitudes, prácticas y contextos.
Así quedó "desenmascarada" la anorexia nerviosa por obra de este proceso
terapéutico, de suerte que Amy fue sintiéndose cada vez más ajena a la
anorexia. Las diversas prácticas y actitudes dadas por sentadas con las que
"contaba la anorexia para persistir" ya no ponían en tela de juicio lo que Amy
era como persona. ¿Se contentaría Amy con continuar sometida a las
exigencias que tenía sobre su vida la anorexia? ¿Se contentaría con continuar
cediendo a las exigencias del mal? ¿O le atraía más la idea de desafiar esas
demandas que hacía a su vida la anorexia y la idea de hacerse cargo de su
vida y posesionarse de ella?
Amy no vaciló en declarar que ya era hora de que fuera dueña de su vida; y
entonces, repasamos juntos las pruebas de que era capaz de realizar esa
tarea: sucesos que mostraran resistencia a las prácticas y actitudes de que
dependía el estado del "gobierno del yo" llamado anorexia nerviosa. Esto nos
llevó a identificar varios hechos que eran de naturaleza antianoréxica.
Pedí a Amy que evaluara esos hechos antianoréxicos: ¿los consideraba ella
más atractivos y deseables o los consideraba triviales y carentes de atracción?
En su respuesta, Amy declaró que esos hechos eran los preferidos en su vida.
Luego entablé con ella una conversación sobre las razones por las cuales creía
que esos hechos eran deseables y personalmente apropiados para ella. Como
Amy parecía prestar cada vez mayor apoyo a esas actividades antianoréxicas,
la urgí para que me ayudara a comprender la base o fundamento de tales
actividades en su vida. También la incité a que reflexionara sobre lo que esos
hechos preferidos influían en lo que Amy creía que era importante en su vida.
En la sesión siguiente, Amy comenzó a articular mejor una versión preferida de
quién podría ser ella misma, una versión que incorporaba otros conceptos de
la vida. Esta nueva versión se hizo cada vez más accesible a ella y más
susceptible de incorporarse en su vida.
Mientras Amy comenzaba a articular esta versión alternativa y preferida de
quién era ella, dio varios pasos para incluir a otras personas en su proyecto de
reivindicar su vida. Mi observación de que el trabajo práctico realizado en el
terreno era una parte de semejante proyecto, la alentó a dar esos pasos. Pedí
a Amy que, entre todas las personas que había conocido, identificara a la
menos inaccesible a esta nueva visión de quién era ella. Amy decidió
22
23
comenzar presentándose de nuevo a las personas que estaban más alejadas y
se puso en contacto con varias amigas de la escuela a quienes no había visto
durante años. Como tuvo éxito en estas experiencias, se dirigió entonces a la
red social más inmediata que comprendía a los miembros de su propia familia
y a quienes ella invitó a las sesiones terapéuticas. Dentro del contexto
terapéutico, estos miembros de la familia contribuyeron significativamente a
reconocer y autenticar las aspiraciones preferidas de Amy tocantes a su propia
vida y su capacidad de apartar de sí la anorexia nerviosa.
Anne y John
John y Anne, miembros de una pareja separada, apelaron a la terapia en su
intento de resolver su intenso conflicto sobre la custodia de los hijos, sobre el
acceso a ellos y sobre cuestiones relativas a la propiedad. Al comienzo de la
primera reunión entablaron una viva disputa en la que cada uno presentaba
sus reclamaciones y contrarreclamaciones y en la que sólo ocasionalmente
echaban una furtiva mirada en mi dirección. Al cabo de un rato los interrumpí y
les agradecí que fueran tan francos sobre los problemas que tenían
recíprocamente y por demostrar tan claramente cuál era la situación entre
ellos.
Después de una pausa, John y Anne se entregaron a una nueva serie de
acusaciones. Afortunadamente logré interrumpirlos de nuevo y les expliqué
que me parecía que ya tenía una comprensión razonable de la relación que
mantenían; les comuniqué que, por lo tanto, serían innecesarias más
demostraciones de esa índole. Sin embargo, fueron necesarias otras dos
interrupciones antes de que la pareja pareciera convencida.
En el momento de respiro que siguió, les pregunté hasta qué punto ese tipo de
interacción -ese tipo de antagonismo que acababan de manifestar tan
claramente- era dominante en sus relaciones. ¿Cómo esa forma de
antagonismo influía en la manera en que uno percibía al otro y a su mutua
relación? ¿Y cómo esas percepciones recíprocas y esa relación antagónica
influían en las respuestas que uno daba al otro? ¿Qué efectos podía haber
tenido este tipo de antagonismo en cada uno de ellos como para no permitirles
que pudieran juzgarse mejor recíprocamente?
Después de medir con Anne y John hasta qué punto ese tipo de antagonismo
había estado dictando los términos de sus relaciones, les pregunté si esa era la
manera preferida de responderse el uno al otro. ¿Les parecía cautivante ese
antagonismo? ¿Era ese estilo el que mejor convenía a la pareja? ¿Estaba hecho
a medida de ellos? ¿Consideraban que ese tipo de antagonismo enriquecía sus
vidas?
Los dos aseguraron que no era esa la manera preferida de mantener
relaciones y ninguno dejó de agregar que le parecía que esa era la preferencia
del otro cónyuge. Como John y Anne aseguraban que no era esa su manera
preferida de abordar las cosas, sugerí que era improbable que ellos la hubieran
inventado en ventaja suya.
Luego rogué a Anne y a John que me ayudaran a comprender cómo habían
llegado a abrazar ese esquema de responder a las diferencias de opinión sobre
cuestiones particulares y que identificaran la historia de ese patrón. ¿Dónde
habían visto antes ese esquema? ¿Cómo comenzaron a adoptar esas técnicas
para tratarse entre sí y cuáles fueron las situaciones que primero los llevaron a
adoptar tales técnicas? ¿En qué contextos creían que esos tipos de
antagonismo eran lugar común y qué justificaciones podían alegarse para
sustentarlos? ¿Cómo era posible que se sintieran inclinados a someter sus
relaciones a semejantes pautas y a vivir atadas a ellas?
Durante este análisis, a medida que John y Anne iban articulando su
experiencia de este tipo de antagonismo, se les hizo evidente que su relación
ya no obedecía a él, pues llegaron a ser capaces de concebir su relación de
manera diferente. Les pregunté si estaban dispuestos a abandonar la parte
negativa de las relaciones o si preferían intervenir y decir algo más sobre la
dirección que debían tomar los hechos a fin de lograr una posición conveniente
para ambos. En respuesta a esta pregunta, John y Anne declararon que ese
tipo de antagonismo empobrecía sus vidas y ambos indicaron que deseaban
liberarse de sus dictados.
Luego tratamos de determinar qué base había para hacer un intento por
recobrar lo que había quedado de sus relaciones y logramos identificar varias
interacciones que no habían estado dominadas por el patrón del antagonismo.
Una de esas interacciones era la capacidad que habían tenido de eludir esas
pautas durante buena parte de la entrevista. ¿Les parecían a Anny y a John
esas interacciones recíprocas más satisfactorias? ¿Sentían por ellas algún
entusiasmo? ¿O les atraía más el familiar modo de tratarse?
Como declararon que se sentían más atraídos por esa nueva manera de
interactuar, pregunté a John y a Anne qué pensaban de la nueva situación y
por qué creían que ésta era más conveniente para ellos? Seguidamente hice
otras preguntas para incitarlos a recordar hechos más positivos de su relación.
Respondiendo a esta incitación, Anne y John recordaron a una pareja que
conocieron en los primeros tiempos de su matrimonio. Los miembros de esa
pareja habían sido testigos de varias situaciones en las que ambos pudieron
resolver satisfactoria y equitativamente una disputa. El examen de la
experiencia de esa otra pareja en cuanto a la relación de John y Anne, hizo que
cobraran nueva vida conocimientos históricamente situados para resolver
problemas y, aunque no sin tropiezos, esos conocimientos llegaron a ser
accesibles a John y a Anne para cesar en sus disputas sobre la custodia de los
hijos, sobre el acceso a ellos y sobre cuestiones de propiedad.
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25
Robert
Robert me fue derivado para que lo sometiera a terapia a causa de su
conducta abusiva con su cónyuge y uno de sus hijos. Este maltrato violento
sólo había sido revelado recientemente. Robert había convenido en abandonar
el hogar de la familia mientras se tomaban las medidas policiales y legales
adecuadas. Durante nuestros primeros contactos la conversación se centró en
la responsabilidad de Robert por haber perpetrado actos de violencia,>, en la
identificación de las experiencias de las víctimas, en los efectos traumáticos
reales en el corto plazo y los posibles efectos en el largo plazo sobre la vida de
las víctimas y en determinar qué podría hacer él para enmendar lo que pudiera
enmendarse.
Después de cumplir esta tarea, le pregunté a Robert si estaba dispuesto a
seguirme en algunas especulaciones sobre el carácter de la conducta abusiva
y violenta de los hombres. Como manifestó su acuerdo, le hice una serie de
preguntas como las que se consignan seguidamente:
- Si un hombre deseara controlar y dominar a otra persona, ¿qué clase de
estructuras y condiciones podría disponer para hacer posible su intento? - Si un
hombre deseara dominar a otra persona, particularmente a una mujer o a un
niño, ¿qué clase de actitudes serían necesarias para justificarlo? - Si un
hombre decidiera reducir a alguien a la condición de cautivo, especialmente a
una mujer o a un niño, ¿qué clase de estrategias y técnicas de poder harían
factible su acción?
Durante esta especulación se articularon conceptos particulares sobre el modo
de ser de los varones que tratan de someter a los demás, se identificaron
técnicas y estrategias con las que los hombres pueden contar para implantar
su dominio y se repasaron diversas estructuras y condiciones que prestan
apoyo a conductas violentas y agresivas. Luego pedí a Robert que señalara
cuál de esas actitudes había adoptado en su vida, cuál de esas estrategias
había dominado para forjar sus relaciones con los demás y cuál de estas
condiciones y estructuras habían suministrado el marco para su vida. A esto
siguió otro análisis centrado en un repaso de los procesos históricos en virtud
de los cuales Robert había sido inducido a adoptar semejantes actitudes,
técnicas y estructuras.
Invité a Robert a que asumiera una posición sobre esas actitudes, estrategias y
estructuras. ¿Continuaría sometiendo su vida a este particular concepto del
modo de ser de los varones? ¿Hasta qué punto le parecía razonable vivir la
vida como un "instrumento de poder", como un instrumento de terror? ¿Hasta
qué punto deseaba obrar con estas estrategias y tácticas que devastaban la
vida de otros? Atendiendo a la comprensión que ahora tenía de los efectos
reales de sus actos, ¿le parecía aceptable depender de semejantes estructuras
y condiciones como determinantes de su vida?
A medida que progresaba el trabajo terapéutico, Robert comenzó a alejarse de
esas actitudes y a abandonar esas estructuras y técnicas de poder y control.
Sus anteriormente familiares y descontadas maneras de ser con las mujeres y
los niños y, por lo tanto, sus familiares maneras de ser con otros hombres ya
no confirmaban su virilidad, su condición de hombre. Para Robert resistirse a
practicar una conducta violenta y agresiva ya no significaba obrar contra su
propia "naturaleza", pues ahora era capaz de asumir toda la responsabilidad
de los abusos cometidos contra otros.
En la nueva dimensión en la que entró Robert como resultado de haber
abandonado sus anteriores actitudes, pudimos encontrar varios logros
aislados, ocasiones en las cuales su conducta no había sido impulsada por
aquellos familiares y consabidos conceptos de lo que es ser un hombre. Pedí a
Robert que evaluara esos logros aislados. ¿Consideraba deseables esos logros?
¿Los consideraba positivos? ¿O no tenían ninguna importancia para él? Como
Robert declarara que esos logros eran deseables, le pedí que»»me explicara
cómo había llegado a esa conclusión.
A medida que el trabajo terapéutico progresaba, la identificación de esos
logros aislados nos ofreció un punto para entrar en una "arqueología" de otros
conceptos preferidos de modos de ser de los varones, conceptos que Robert
comenzó a incorporar en su vida. Por ejemplo, respondiendo a mis instancias
de que diera significación a esos logros aislados, de que determinara qué
conceptos de virilidad se reflejaban en ellos, Robert recordó a un tío que era
muy diferente de los otros hombres de su familia; el tío era un hombre
ciertamente compasivo y nada violento. Posteriormente Robert elaboró en su
casa la significación de aquel tío y eso contribuyó significativamente a que se
diera cuenta de algunas de las particularidades más íntimas de este otro modo
de ser.
La familia de Robert había manifestado el deseo de que se tantearan las
posibilidades de hacer una reunión. Como Robert había comenzado a
abandonar aquellas actitudes y prácticas que habían justificado y apoyado su
conducta abusiva y como estaba considerando otros conceptos sobre los
modos de ser viriles, el momento pareció oportuno para convocar a una
reunión de la familia. Comprendiendo que tenía la responsabilidad de ofrecer
salvaguardias a los miembros de la familia, Robert convino en someterse a
ciertas medidas que contribuirían de manera significativa a prestar seguridad a
los miembros de la familia. Entre esas medidas estaban a) una reunión con
representantes9 de su cónyuge y de su hijo para determinar la responsabilidad
de Robert y la naturaleza del abuso, b) estar dispuesto a participar
semanalmente en reuniones con su familia, "y con sus representantes
designados y c) estar dispuesto a cooperar con otros miembros de la familia en
el desarrollo de un plan contingente en el caso de que alguno de ellos se
sintiera amenazado por la violencia de Robert.
Con el tiempo, Robert cambió su vida descuidada en la que dominaba su
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La entrevista había alcanzado un punto en el que la terapeuta decidió que
había llegado el momento oportuno para oír la opinión de la miembros del
equipo que habían estado observando la entrevista en el espejo unidirec
cional. La terapeuta y la familia cambiaron sus lugares con los miembros del
equipo de modo que ahora les tocaba ser espectadores de lo que hicieran los
miembros del equipo. Estos comenzaron por presentarse a la familia, luego
consideraron aquello que los miembros de la familia habían juzgado atractivo o
les habían parecido hechos atractivos de sus vidas y relaciones.
La tarea de los miembros del equipo consistía en referirse a esos hechos
preferidos como si se refieran a un misterio, a un misterio que sólo los
miembros de la familia podían revelar. Al comienzo, cada observación de un
miembro del equipo era seguida por preguntas que pudieran incitar a la familia
a explicar esos hechos y otras que pudieran inducirla a especular sobre su
significación. Los miembros del equipo también se hacían preguntas unos a
otros sobre esos hechos e incitaban a continuar especulando sobre ellos. De
esta manera se llamaba la atención a los miembros de la familia sobre
aspectos antes descuidados de las experiencias vividas y se los invitaba a
considerar su "capacidad de conocimiento" en relación con sus vidas.
Luego algunos miembros del equipo comenzaron a hacer preguntas a otros
miembros del equipo sobre la razón por la cual consideraban interesante un
determinado hecho. Esas preguntas incitaban a los miembros del equipo
a situar sus reflexiones dentro del contexto de su experiencia personal y de su
propia imaginación. Luego, miembros del equipo se invitaron recíprocamente a
explicar cuáles eran las intenciones que, según ellos, estaban detrás de sus
reflexiones.
A renglón seguido, la familia y el equipo volvieron a cambiar de lugar y la
terapeuta entrevistó a los miembros de la familia para preguntarles sobre lo
que pensaban de las reflexiones del equipo, sobre los comentarios y preguntas
que a los miembros de la familia les parecían interesantes y pertinentes y
sobre los comentarios y cuestiones que no les parecían interesantes. Los
miembros de la familia mencionaron los comentarios y preguntas que captaron
su interés y, entonces, la terapeuta les pidió que la ayudaran a comprender
por qué les parecían interesantes y cuáles eran las conclusiones que
acompañaban a esos comentarios y preguntas. Luego, la
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estrategia por una vida que él y otros consideraban cuidadosa, abierta y
directa.
Entrevista con una familia
terapeuta pidió a los miembros de la familia que especulando estimaran hasta
qué punto esas comprensiones y conclusiones podían afectar sus vidas
cotidianas.
La terapeuta puso fin a las entrevista invitando a los miembros de la familia y
a los miembros del equipo para que conversaran sobre la entrevista misma, de
manera que ella pudiera situar sus comentarios y preguntas dentro del
contexto de su propia experiencia personal, de su imaginación y de sus
finalidades.
La desconstrucción
Estos casos terapéuticos muestran una serie de prácticas reiteradas. Creo que
la mayor parte de estas prácticas se refieren a lo que podríámos denominar un
"método desconstructivo" que seguidamente habré de explicar.
Pero antes de comenzar esta discusión sobre la desconstrucción quiero admitir
algo: yo no soy un académico y por falta de una palabra mejor me llamo
terapeuta. A mi juicio, el no pertenecer al mundo académico me permite
ciertas libertades, incluso la libertad de violar algunas reglas-por ejemplo,
emplear el término desconstrucción de una manera que puede no estar de
acuerdo con su estricto sentido derridiano- y referirme a autores que
generalmente no proponen un método desconstructivista.
De conformidad con mi definición bastante flexible, la desconstrucción tiene
que ver con procedimientos que subvierten realidades y prácticas que se dan
por descontadas, esas llamadas "verdades" divorciadas de las condiciones y
del contexto de su producción, esas maneras desencarnadas de hablar que
ocultan sus prejuicios y esas familiares prácticas del yo y de su relación a que
están sujetas las vidas de las personas. Muchos de los métodos de
desconstrucción hacen extrañas esas realidades y prácticas familiares dadas
por descontadas al objetivarlas. En este sentido, los métodos de
desconstrucción son métodos que "vuelven exótico lo doméstico".
"El sociólogo que decide estudiar su (sic) propio mundo en sus aspectos más
íntimos y familiares no debería (como hace el etnólogo) domesticar lo exótico,
sino que, si me es lícito aventurar la expresión, debe hacer exótico lo
doméstico al romper con su (sic) inicial relación de intimidad con modos de
vida y de pensamiento que le (sic) resultan opacos porque le son demasiado
familiares. En realidad, el movimiento hacia el mundo originario y ordinario
debería ser la culminación de un movimiento hacia mundos extraños y
extraordinarios". (Bourdieu, 1988, págs. xi-xii).
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Según Bourdieu, hacer exótico lo doméstico, en virtud de la objetivación de un
mundo familiar y dado por descontado, facilita la "reapropiación" del yo. Al
referirse a la reapropiación del yo, no creo que Bourdieu esté
proponiendo una concepción esencialista del yo, que en esa reapropiación las
personas se "encuentren" a sí mismas. Antes bien, Bourdieu sugiere que por
obra de la objetivación de un mundo familiar podríamos hacernos más
conscientes de la medida en que ciertos "modos de vida y de pensamiento"
modelan nuestra existencia y que, por lo tanto, podríamos estar en
condiciones de decidir vivir según otros "modos de vida y de pensamiento".
Si la obra de Bourdieu puede considerarse desconstructiva, lo es en efecto en
su sentido específico. El interés primario de este autor es el de saber hasta qué
punto la situación que ocupa una persona en una estructura social -por
ejemplo, en una academia- es determinante de la posición que toma esa
persona en cuestiones de la vida.
Sin embargo, podemos considerarla desconstrucción en otros sentidos: por
ejemplo, la desconstrucción del relato del yo y los conceptos culturales
dominantes de conformidad con los cuales viven las personas; la
desconstrucción de prácticas del yo y de su relación, prácticas que son
dominantemente culturales; y la desconstrucción de las prácticas discursivas
de nuestra cultura.
La desconstrucción se basa en lo que generalmente se designa como
"constructivismo crítico" o, como yo prefiero, una "perspectiva
constitucionalista" del mundo. Desde esta perspectiva se propone que la vida
de las personas está modelada por la significación que ellas asignan a su
experiencia, por la situación que ocupan en estructuras sociales y por las
prácticas culturales y de lenguaje del yo y de su relación. Esta perspectiva
constitucionalista es contraria a las perspectivas del mundo de la psicoterapia,
es decir, contraria a la dominante perspectiva estructuralista (la conducta
refleja la estructura del espíritu) y a la perspectiva funcionalista (la conducta
sirve a los fines del sistema).
En la siguiente exposición he de considerar, primero, la desconstrucción del
relato, segundo, la desconstrucción de las prácticas modernas de poder y,
tercero, la desconstrucción de las prácticas discursivas. Con todo eso, creo con
Michel Foucault (1980) que un dominio de conocimiento es un dominio de
poder y que un dominio de poder es un dominio de conocimiento. De manera
que en la medida en que la significación se refiere al conocimiento y en la
medida en que las prácticas se refieren al poder, creo que significación,
estructuras y prácticas son inseparables en sus aspectos constitutivos.
El relato
La idea de que la significación que las personas atribuyen a su experiencia es
lo que determina sus vidas, ha incitado a los científicos sociales a estudiar la
naturaleza de los marcos que facilitan la interpretación de la experiencia.
Muchos de esos científicos sociales han propuesto la idea de que es el relato o
la narración o la historia lo que suministra el marco primario a la
interpretación, a la actividad de dar sentido o significación y que es por obra
de los relatos o historias cómo las personas juzgan sus propias vidas y las
vidas de los demás al encontrar sentido en su experiencia. Esas historias
determinan no sólo la significación que las personas dan a su experiencia sino
que, según se dice, esas historias también determinan en gran medida qué
aspectos de la experiencia las personas eligen expresar. Y, asimismo, en la
medida en que la acción está prefigurada en el dar significación, esas historias
determinan efectos reales en cuanto a modelar la vida de las personas.
Esta perspectiva no ha de confundirse con la que propone que las historias
reflejan la vida o son un espejo de la vida. Por el contrario, la metáfora
narrativa propone que las personas vivan sus vidas de conformidad con
historias, que esas historias son modeladoras de la vida y que tienen efectos
reales, no imaginados, de modo que dichas historias procuran la estructura de
la vida.
En la bibliografía de terapia familiar hay muchos ejemplos de la confluencia de
la metáfora narrativa y delas varias metáforas de conversación y de
lingüística. Como esas metáforas se sitúan en tradiciones de pensamiento
claramente diferentes y como algunas de ellas se oponen a otras, presentaré
aquí algunas ideas más sobre la metáfora narrativa con la esperanza de que la
distingan adecuadamente.
La significación
Bruner (1986), al referirse a los textos, propone la idea de que las historias
están compuestas de panoramas duales: un panorama de acción y un
panorama de conciencia. El panorama de acción está constituido por a) hechos
eslabonados en b) secuencias particulares a través de c) la dimensión
temporal (pasado, presente y futuro) y de conformidad con d) tramas
específicas. En un texto, el panorama de acción suministra al lector una
perspectiva de la temática de los hechos que se desarrollan en el tiempo.
El panorama de conciencia está principalmente constituido por las
interpretaciones de los personajes que figuran en la narración y también por
30
31
La estructura narrativa 31
las interpretaciones del lector cuando éste penetra, por invitación del autor, en
la conciencia de esos personajes. El panorama de conciencia comprende las
significaciones dadas por los personajes y los lectores al "reflexionar" en los
sucesos y tramas a medida que éstos se desenvuelven en el panorama de
acción. Percepciones, nociones, especulaciones y conclusiones dominan este
panorama y muchas de ellas se refieren a:
a) la determinación de los deseos y preferencias
de los personajes,
b) la identificación de sus características y
cualidades personales, c) la clarificación de sus estados intencionales, por
ejemplo, sus motivos y sus finalidades, y
d) la verificación de las creencias de esos
personajes.
Cuando estos deseos, cualidades, estados intencionales y creencias están
suficientemente elaborados por el texto, se unen para formar "compromisos"
que determinan trayectorias particulares en la vida, "estilos de vida".
Si suponemos que hay identidad entre la estructura de los textos y la
estructura de las historias o relatos que cuentan las personas y si nos
interesamos por la constitución de las vidas a través de las historias,
podríamos considerar los detalles de la manera en que las personas viven sus
vidas en los panoramas de acción y los panoramas de conciencia.
La determinación
¿Cuál es el origen de estas historias o relatos que forman parte de la vida de
las personas? Las historias de las personas rara vez están construidas (si lo
están alguna vez) "radicalmente", es decir, no están hechas según un molde,
por decirlo así. Las historias culturalmente accesibles y apropiadas sobre la
personalidad y sobre las relaciones se elaboraron históricamente y se
construyeron en el seno de comunidades de personas y dentro del contexto de
estructuras e instituciones sociales. Inevitablemente hay una dimensión
canónica en las historias referidas por las personas.
De este modo, tales historias están inevitablemente estructuradas por
nuestros conceptos culturales dominantes. Esos conocimientos no se refieren a
descubrimientos relativos a la "naturaleza" de las personas ni a las rela ciones,
sino que son conceptos elaborados que especifican un particular estilo de
personalidad y de relación. Por ejemplo, en lo que se refiere a los conceptos
dominantes de la personalidad, en Occidente existe una especificación bien
clara, atendiendo al sexo, de las maneras de estar en el mundo.
La indeterminación dentro de la determinación
Si es cierto que las historias que las personas refieren de
limitan las significaciones que ellas dan a la experiencia y limitan .,., aspectos
de la experiencia que deciden expresar, y si es cierto que estas significaciones
tienen efectos reales y particulares en la vida de las personas, poseemos pues
un fuerte argumento en favor de la determinación. Y ese argumento en favor
de la determinación se fortalece al considerar la medida en que tales historias
son canónicas, por cuanto están creadas conjuntamente dentro de una
comunidad de personas y por cuanto están históricamente construidas dentro
del contexto de instituciones específicas y estructuras sociales.
Sin embargo, a pesar de que tales historias contribuyen a asegurar cierta
determinación en la vida, rara vez abarcan todas las contingencias que
aparecen en la "vida como se vive" de una manera total. Lo mismo que ocurre
en los textos con referencia a la vida tal como ésta se vive, las historias que
las personas refieren están llenas de lagunas e inconsistencias y además topan
constantemente con contradicciones. Es la resolución de esas lagunas,
inconsistencias y contradicciones lo que contribuye a prestar cierta
indeterminación a la vida; son esas lagunas, inconsistencias y contradicciones
las que hacen que las personas se empeñen activamente en encontrar una
significación única, o como habría dicho Bruner (1990), "dar significación".
De manera que cuando consideramos la proposición de que la vida está
constituida en virtud de un permanente historiar y rehistoriar de la
experiencia, estamos considerando un proceso de "indeterminación dentro de
la determinación" o estamos ante lo que Gertz (1986) llama "copia que
origina".
"La engorrosa pregunta, ácida y desencantada, que en algún lugar Lionel
Trilling cita de un estético del siglo xvm - ¿Cómo se explica que todos nosotros
comencemos partiendo de originales y terminemos en copias?- encuentra una
respuesta que resulta sorprendentemente tranquilizadora: es la copia lo que
origina". (pág. 380).
La desconstrucción del relato
Externalización de conversaciones y vivencias
En cuanto a la desconstrucción de las historias de conformidad con las cuales
viven las personas, yo he propuesto la objetivación de los problemas
32
33
que empujan a las personas a buscar ayuda terapéutica (por ejemplo, en
White,1984,1986,1989 y en White y Epston,1989). Esta objetivación lleva a las
personas a externalizar vivencias relativas a aquello que consideran
problemático en lugar de internalizarlas. Esta externalización genera lo que
podríamos llamar un contralenguaje o, como ha propuesto recientemente
David Epston, un "antilenguaje".
Este externalizar conversaciones "hace exótico lo doméstico" o familiar, pues
alienta a las personas a identificar las historias privadas y los conocimientos
culturales de conformidad con los que viven, esos conoci mientos e historias
que guían sus vidas y que les hablan de su propia identidad. Esa
externalización ayuda a las personas a revelar, con el tiempo, la constitución
de su yo y de sus relaciones.
Este proceso de externalización se inicia alentando a las personas a que den
cuenta de los efectos que tienen en sus vidas los problemas que las aquejan.
Puede tratarse de los efectos producidos en sus estados emociona les, en sus
relaciones familiares, en las esferas sociales y laborales, etc., y aquí hay que
poner énfasis especial para establecer de qué manera se ve afectada la
"concepción" que esas personas tienen de sí mismas y de sus relaciones.
Luego se las incita a señalar la influencia que esas concepciones o
percepciones tienen en sus vidas, incluso en sus interacciones con los demás.
A esto suele seguir alguna investigación de cómo las personas fueron
inducidas a abrazar tales concepciones.
A medida que las personas se entregan a esta operación de externalizar sus
historias privadas, dejan de hablarles de su identidad y de la verdad de sus
relaciones; dichas historias privadas ya no penetran en la vida de las personas;
éstas experimentan una separación de semejantes historias, una alienación
respecto de ellas. En el espacio establecido por esa separación, las personas
quedan en libertad de explorar otras ideas preferidas sobre lo que ellas
mismas podrían ser, otros conceptos preferidos que las personas podrían
incorporar en su vida.
Logros aislados e historias alternativas
¿Cómo se generan estos conceptos alternativos y/o cómo cobran nueva vida?
¿Cuáles son los puntos de entrada de esas otras versiones acerca de lo que
podrían ser las personas? A medida que las personas se separan de las
historias dominantes o "totalizantes" que forman parte constitutiva de su vida,
se les hace posible orientarse más hacia aspectos de su experiencia que
contradicen esos conocimientos. Y esas contradicciones están siempre
34
presentes y son, por lo demás, muchas y muy variadas. Antes, siguiendo a
Goffman me he referido a esas contradicciones llamándolas "logros aislados"
(White, 1988a, 1989; White y Epston 1989) y son ellas las que suministran una
puerta de entrada a lo que podríamos considerar los territorios alternativos de
la vida de una persona.
para que un hecho llegue a ser un logro aislado, debe ser calificado como tal
por las personas que tienen que ver con los hechos. Siguiendo la identificación
de hechos que pueden llegar a tener la condición de logros aislados, es
importante incitar a las personas para que evalúen esos sucesos. ¿Se los juzga
significativos o irrelevantes? ¿Representan esos hechos logros preferidos o no?
¿Les parecen atractivos a las personas esos sucesos? ¿Se sienten las personas
atraídas por algunas de las nuevas posibilidades que pudieran acompañar
estos hechos? Si las personas juzgan que ellos representan logros preferidos,
luego se las puede alentara que expliquen porqué creen que ello es así.
Una vez que se ha establecido que determinados hechos son, en efecto, logros
aislados puesto que se los ha considerado significativos y preferidos, el
terapeuta puede facilitar la generación (y/o la resurrección) de historias
alternativas al orientarse hacia esos logros aislados en la actitud que uno
pudiera tener al orientarse hacia misterios. Pues estos son misterios que
únicamente las personas pueden revelar cuando responden a la curiosidad que
sobre ellos manifiesta el terapeuta. Cuando las personas se entregan a la tarea
de revelar esos misterios, inmediatamente se entregan también a la tarea de
contar historias y darles significación.
Para facilitar este proceso que he llamado "recreación", el terapeuta puede
hacer una variedad de preguntas incluso preguntas relativas al panorama de
acción" y preguntas relativas al "panorama de conciencia"".
Las preguntas referentes al panorama de acción hacen que las personas sitúen
logros aislados en secuencias de sucesos que se desarrollan en el tiempo de
conformidad con tramas particulares. Las preguntas relativas al panorama de
conciencia hacen que las personas reflexionen y determinen la significación de
los hechos que ocurren en el panorama de acción.
Preguntas relativas al panorama de acción
Las preguntas del panorama de acción pueden referirse al pasado, al presente
y al futuro y son eficaces para dar nacimiento a paisajes alternativos que se
extienden a través de la dimensión temporal. En la exposición que
sigue, debido a limitaciones de espacio, habré de concentrarme principal
35
mente en aquellas preguntas que generan otros posibles panoramas históricos
o los hacen cobrar vida de nuevo; se trata de preguntas que historian "logros
aislados". Sin embargo, algunas preguntas orientadas a futuros panoramas de
acción figuran en varios de los ejemplos que doy.
Las preguntas que historian logros aislados son particularmente eficaces para
dar nacimiento a otros posibles panoramas de acción. Tales preguntas obran a
manera de puente entre hechos preferidos del presente y
el pasado; alientan a las personas a identificar la historia de los logros aislados
localizándolos dentro de secuencias particulares de sucesos que se
desenvuelven en el tiempo. A menudo estas preguntas ayudan a las personas
a gestar la historia de panoramas de acción alternativos en la medida en que
ellas se remontan al pasado para recoger historias anteriormente dominantes
y "saturadas de problemas" que las personas experimentaron en sus vidas.
Las preguntas relativas al panorama de acción pueden concentrarse tanto en
la historia reciente como en la más distante historia de logros aislados.
Aquellas preguntas del panorama de acción que dan nacimiento a la historia
reciente del logro aislado se refieren principalmente a sus circunstancias más
inmediatas:
- ¿Cómo se resolvió usted a dar este paso? ¿Qué preparativos lo condujeron a
hacerlo?
-Justo antes de dar ese paso, ¿no estuvo usted a punto de echarse atrás? Si fue
así, ¿cómo se abstuvo de hacerlo?
Mirando retrospectivamente desde este punto ventajoso, ¿qué advirtió usted
en su conducta que pudiera haber contribuido a este resultado?
- ¿Puede usted darme algunos antecedentes del hecho? ¿Cuáles eran las
circunstancias que rodeaban ese acto? ¿Contribuyó alguien a ello? Si fue así,
¿puede usted describirme la situación?
- ¿Qué pensaba usted en aquel momento? ¿Se aconsejó de manera diferente?
¿Qué se dijo usted mismo que lo empujara a hacer lo que hizo?
- ¿Qué sucesos ocurrieron en otros sectores de su vida que pudieran tener
relación con esto? ¿Piensa usted que esos hechos prepararon el camino para
que usted diera esos pasos?
El terapeuta puede fomentar la participación de otras personas de esta
generación/resurrección de otros panoramas de acción preferidos; pueden
incluirse miembros de la comunidad que han participado históricamente en la
gestación y distribución de la historia dominante en la vida de la persona y
esto es particularmente útil. Por ejemplo, otros miembros de la familia pueden
hacer significativas contribuciones para hacer surgir otros panoramas de
acción:
-¿Cómo piensa usted que se las arreglaron sus padres frente a esta crisis?
¿Qué vio usted que hacía Harry recientemente y que pudiera arrojar alguna luz
sobre su capacidad de dar este paso?
-¿Que vio usted que hacía Sally que la llevara a este acto? ¿Hasta qué punto
contribuye esto a comprender que ella estaba dispuesta a hacerlo?
-¿Puede usted describirme las circunstancias que rodearon este hecho en la
vida de su hijo? ¿Alguna otra persona contribuyó a ello? Y si fue así ¿de qué
manera?
Las siguientes preguntas son ejemplos de aquellas que engendran una historia
del logro aislado más distante. Son preguntas que invitan a identificar sucesos
y experiencias que tiene menos relación inmediata con los logros aislados. Lo
mismo que en el caso de las preguntas que dan nacimiento a la historia
reciente del logro aislado, es útil contar como coautores a-, los miembros de la
comunidad, a personas que contribuyeron históricamente a la gestación y
distribución de la historia dominante que se repudia en este proceso de
recreación.
-¿Qué puede usted decirme sobre su historia para ayudarme a comprender
como logró dar este paso?
-¿Recuerda usted algún hecho pasado que en cierto modo pudiera constituir el
telón de fondo de este hecho reciente?
-¿Qué advirtió usted en su vida hasta ahora que pudiera darle por lo menos
algún indicio de que ésta era para usted una posibilidad?
-Quisiera comprender mejor este hecho. Cuando era usted más joven ¿qué
hacía o pensaba que pudiera representar un vital indicio de que este hecho
actual estaba en el horizonte de su vida?
-Por favor, piense usted en el reciente acto de su hijo y reflexione sobre su
vida tal como usted la conoció. Mirando retrospectivamente ¿qué recuerda
usted que él hiciera y que pudiera anunciar esto, que pudiera haberle dado a
usted un indicio sobre esto?
-Parece que lo que hicieron recientemente Mary y Joe es la manifestación de
un trabajo realizado detrás de la escena y que ellos hicieron para recobrar su
relación ¿Advirtió usted algún signo de que se estaba realizando ese trabajo?
Si fue así, ¿cuáles eran esos signos?
Estos ejemplos representan sólo algunas de las opciones para hacer que las
personas entren en el proceso de la generación/resurrección de panoramas
alternativos de acción y, por mi parte, creo que no es posible agotar las
opciones en esta clase de interacción con personas. Por ejemplo, se pueden
formular preguntas para alentar a las personas a que manifiesten la historia
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reciente y la historia distante de aquellos sucesos que anunciaban los actuales
logros aislados.
Preguntas relati38 al panorama de conciencia
Las preguntas relativas al panorama de conciencia llevan alas personas a
pasar revista de los hechos que se desarrollaron en el otro panorama de
acción" y a determinar qué podrían revelar éstos sobre:
a) la naturaleza de sus preferencias y sus deseos,
b) el carácter de las varias cualidades personales y de relación, c) la
constitución de sus estados intencionales,
d) la composición de sus creencias preferidas y, por último, e) la naturaleza de
sus empeños.
Las preguntas del panorama de conciencia invitan a la articulación y a la
realización de estas preferencias alternativas, deseos, cualidades personales y
de relación, estados intencionales y creencias, y todo culmina en una "re
visión" de los empeños y compromisos personales en la vida. "En virtud de la
significación que se da al panorama de conciencia "las creencias y deseos de
las personas se hacen suficientemente coherentes y organizados para merecer
que se los llame empeños o estilos de vida, y tales coherencias se consideran
como disposiciones que caracterizan alas personas". (Bruner, 1990).
Las siguientes preguntas son ejemplos de sólo algunas de las formas que
pueden tomar las preguntas relativas al panorama de conciencia. Estas
preguntas incitan a las personas a reflexionar en los sucesos tales como éstos
se han desarrollado en la historia reciente y en la historia más distante del
panorama de acción.
-Reflexionemos por un instante en estos hechos recientes. ¿A qué nuevas
conclusiones podría usted llegar sobre sus gustos, sobre lo que resulta
atractivo para usted, sobre aquello que le atrae?
-¿Qué le dicen estos descubrimientos sobre lo que usted desea en su vida? -
Entiendo que usted está al tanto de los antecedentes de este cambio
producido en la vida de Mary. ¿Hasta qué punto afecta eso la imagen que
usted tiene de ella como persona?
-¿Cómo caracterizaría usted las cualidades de su relación en ese primer tiempo
cuando ambos lograban prestarse apoyo el uno al otro frente a la adversidad?
-¿Qué le dicen estos hechos sobre lo que le cuadra a usted como persona? -
Apreciando más plenamente lo que ocurrió ¿a qué conclusiones puede usted
llegar sobre lo que se propone hacer Harry en su vida?
-Parece que ahora los dos estamos más en contacto con la circunstancia de
que usted estuviera dispuesto a dar este paso. ¿Qué le revela esto acerca de
sus motivos o acerca de las finalidades de su vida?
-¿Qué le sugiere esta historia de lucha sobre lo que Jane cree que es
importante en la vida, sobre lo que ella defiende?
A medida que las personas responden a las preguntas referentes al panorama
de acción y al panorama de conciencia, van reviviendo experiencias y es como
si sus vidas fueran contadas de nuevo. Se generan así o vuelven
a cobrar nueva vida conceptos alternativos de uno mismo y de las relaciones;
las personas pueden concebir otros modos de vida y de pensamiento e
incorporarlos. Durante todo este proceso de recreación mediante el diálogo, el
terapeuta desempeña un papel central al oponerse a todo retorno precoz a lo
canónico que sugeriría que el logro aislado se explica por sí mismo."
Preguntas referentes a experiencias de experiencias
Las preguntas de experiencias de experiencias (White,1988b) facilitan mucho
el proceso de recreación de vidas y relaciones y, a menudo, son más fecundas
que las preguntas que alientan a las personas a reflexionar directamente sobre
sus vidas. Estas preguntas incitan a las personas a dar una versión de lo que
creen o imaginan que otra persona puede pensar de ellas. Estas preguntas de
experiencia de experiencia:
a) incitan a las personas a remontarse a sus experiencias pasadas y a expresar
ciertos aspectos olvidados o descuidados con el paso del tiempo, y b) ponen
en juego la imaginación de las personas de maneras tales que constituyen
experiencias alternativas de sí mismas.
Seguidamente damos algunos ejemplos de estas preguntas de experiencia de
experiencia. En los ejemplos las preguntas están orientadas primero, hacia
alternativos panoramas de acción, segundo, hacia alternativos panora mas de
conciencia y, en tercer lugar, se dan ejemplos de preguntas que alientan a las
personas a manifestar "particularidades íntimas" de futuros hechos en esos
panoramas de acción y panoramas de conciencia.
Por supuesto, no han de hacerse estas preguntas a la manera en que se
interroga en los tribunales, sino que deben formularse dentro del contexto del
diálogo cordial y, cada una de ellas, debe estar en armonía con las respuestas
suscitadas por la anterior pregunta.
a) Si usted hubiera sido un espectador de su propia vida cuando era un joven,
¿qué podría haber visto entonces que pudiera ayudarme a comprender que
usted era capaz de realizar lo que realizó recientemente?
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-¿Qué le parece que me dice esto acerca de lo que usted deseó y aspiró en su
vida?
-¿Cómo cree usted que conocer esta circunstancia afectó la opinión que tengo
de usted como persona?
-¿Qué cree usted que esto podría revelarme sobre lo que usted valora más en
la vida?
-Si usted lograra compenetrarse con este concepto sobre sí mismo durante
una semana o dos, ¿qué influencia tendría ello en su vida?
b) De todas las personas que lo han conocido, ¿quién se sorprendería menos
de que usted hubiera sido capaz de dar ese paso desafiando los problemas que
influyen en su vida?
-¿Qué podrían haber visto en el pasado esas personas que les permitiera
predecir que usted daría semejante paso en este momento de su vida? -
¿Imagina usted que, en aquella época, eso podría haberles indicado a esas
personas algo acerca de sus facultades?
-¿Qué propósitos habrían supuesto esas personas que tenía usted al realizar
esta acción en este momento de su historia?
-¿Qué les habría dicho acerca de quién es usted y acerca de lo que cree que es
importante?
-¿Qué acciones realizaría usted si estuviera más plenamente convencido de
este concepto que tiene de sí mismo?
c) Me gustaría comprender las bases en que se funda esta acción. De todas las
personas que lo han conocido a usted, ¿quién estaría en mejores condiciones
de dar algunos detalles sobre esa base?
-¿Qué indicios podrían tener esas personas para determinar qué curso de su
vida sería el más deseable para usted?
-¿A qué conclusiones podrían haber llegado esas personas sobre las
intenciones que usted tuvo para echar esa base?
-¿Qué pudo haberles revelado esto sobre el estilo de vida que más le conviene
a usted?
-¿Si abrazara más firmemente este otro concepto de quién es usted y de lo
que fue su vida, ¿en qué medida modificaría esto su vida cotidiana?
Estos ejemplos sólo sirven como introducción a algunas de las opciones para
elaborar preguntas que alienten la recreación de vidas según historias
preferidas. Entre las muchas otras opciones está la elaboración de preguntas
que puedan hacer nacer futuros hechos en el panorama de conciencia. Estas
preguntas invitan a reflexionar sobre futuros sucesos en el otro panorama de
acción. Por ejemplo:
-Si usted se viera dando estos pasos, ¿cómo podría confirmar esto su concepto
preferido de quién es usted como persona?
A estas preguntas pueden seguir luego otras referentes al panorama de acción
y así sucesivamente. Por ejemplo:
-¿Y en qué medida puede modificar su vida la confirmación de esta opinión que
usted tiene de sí mismo?
Otras estructuras
Para elaborar preguntas adecuadas puede ser que el terapeuta se refiera a
otras estructuras de su trabajo, incluso las derivadas de la antropología, el
drama y la literatura. Por ejemplo, a veces los logros aislados aparecen para
marcar cambios de los cuales es difícil hallar antecedentes en la historia
distante. En esas circunstancias se puede alentar a las personas a insertar
esos logros únicos en un marco de "rito de pasaje" que estructure las
transiciones de la vida mediante las fases de separación, frontera y
reincórporación (van Gennep 1906).
Por otra parte y en estas mismas circunstancias, los logros aislados pueden
insertarse en un marco de "drama social" que estructure transiciones en la
vida mediante las fases de estado constante, ruptura, crisis, recuperación y
nuevo estado constante (Turner, 1980).
En cuanto a tomar estructuras de la literatura, como he descubierto que la
revisión de motivos que acompaña la resurrección de historias y conceptos
alternativos resulta particularmente "liberadora", con frecuencia me remito a
la desconstrucción de Burke como modelo de este trabajo.
"Hemos de utilizar cinco términos como principios de nuestra investigación.
Dichos términos son: acto, escenario, agente, acción, finalidad. En una
enunciación cabal de los motivos, uno necesita alguna palabra que nombre el
acto (que nombre lo que tiene lugar en el pensamiento o en la acción) y otra
palabra que nombre el escenario (el fondo del acto, la situación en que éste
ocurre); también debe uno indicar qué persona o clase de persona (agente)
realizó el acto y los medios o instrumentos que esa persona usó (acción) y
además hay que indicar la finalidad...; toda enunciación completa sobre
motivos ofrecerá alguna respuesta a estas cinco preguntas: lo que se hace
(acto), cuándo o dónde se hace (escenario), quién lo hace (agente), cómo lo
hace (acción) y por qué lo hace (finalidad)" (Burke, 1969, pág. xv).
Relacionar las preguntas sobre experiencia de experiencia con otros temas
alternativos históricamente situados puede dar lugar a actos, escenarios,
agentes, acciones y finalidades. Esto contribuye "dramáticamente" a la
arqueología de conceptos alternativos de la personalidad y de sus relaciones.
Un ejemplo de esta línea de interrogatorio informada por tal estructura es el
siguiente:
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a) Muy bien, de manera que su tía Mavis era la que mejor estaba colocada
para predecir semejante acto. Déme un ejemplo de la clase de suceso de que
ella fue testigo en la vida de usted y que le hubiera permitido predecir este
hecho.
b) ¿Cómo podría haber descrito ella las circunstancias del suceso? c) ¿Habría
advertido ella que otros podrían haber contribuido al suceso?
d) Si se le hubiera pedido que describiera exactamente cómo se realizó esto,
¿qué imagina usted que habría dicho?
e) ¿Cómo habría interpretado ella la finalidad de usted al realizar este acto?
¿De que podría haberse enterado ella sobre lo que usted se proponía hacer en
la vida?
Discusión
Corriendo el riesgo de insistir en demasía deseo, sin embargo, hacer hincapié
en el hecho de que estas preguntas relativas al panorama de acción y al
panorama de conciencia no son sencillamente preguntas sobre la historia. Son
preguntas que historian el logro aislado. Y el enfoque de recreación que estoy
describiendo aquí no es sencillamente un proceso de "señalar hechos
positivos". Antes bien, este enfoque empuja activamente a las personas a
descubrir misterios que el terapeuta no puede resolver.
Cuando enseño esta técnica de trabajo siguiendo a Brunner (1986), a menudo
sugiero a los terapeutas que consideren la configuración de un arco o bóveda.
El arco es una realización relativamente reciente de la historia" y debe su
extraordinaria capacidad de sustentar carga a una disposición especial de
piedras en forma de cuñas. Cada piedra está situada de una manera única y
cada una debe su posición al particular arreglo de las piedras situadas al otro
lado, lo cual a su vez hace posible la particular disposición de las piedras de
ambos lados.
El panorama de acción puede representarse como un arco. Y el logro aislado
puede representarse como una de las piedras con forma de cuña; su existencia
puede entenderse como contingente al ocupar su lugar en una particular clase
y secuencia de hechos que se desarrollan temporalmente, mientras que al
mismo tiempo contribuye a la particular disociación de los sucesos a través del
tiempo. Las preguntas que contextualizan logros aislados contribuyen
significativamente a que se manifiesten detalles sobre la disposición única de
los sucesos de los cuales el logro aislado es sólo una parte.
Puede imaginarse un segundo arco dispuesto encima del primero. El
panorama de conciencia puede representarse mediante este segundo acto que
está en interacción con el primero, el panorama de acción, por obra de la
reflexión.
Tal vez el enfoque que estoy describiendo aquí sobre la desconstrucción de las
historias y conceptos de conformidad con los cuales viven las personas no sea
del todo diferente del enfoque que presenta Derrida en su trabajo de
desconstrucción de textos (1981)8. La intención de Derrida era subvertir
textos y oponerse al privilegio de conocimientos específicos con métodos que
"desconstruyen la oposición"... para echar abajo la jerarquía en un
determinado momento" Derrida lo logró al desarrollar métodos
desconstructivos que:
a) revelaban las ocultas contradicciones contenidas en los textos al hacer
visibles las significaciones reprimidas, las significaciones "ausentes, pero
implícitas",
b) daban preeminencia a esos conocimientos "del otro lado", a esos
conocimientos considerados secundarios, derivados y sin valor.
Prácticas de poder
Buena parte de la obra de Michel Foucault está dedicada al análisis de las
"prácticas de poder" por obra de las cuales está constituido el "sujeto"
moderno (Foucault 1978, 1984). Foucault trazó la historia del "arte de
gobernar personas" a partir del siglo xvii y estudió en detalle muchas de las
prácticas del yo y de las prácticas de relación que las personas incorporan en
sus vidas al ser incitadas a ello. Por cuanto en virtud de estas prácticas las
personas modelan sus vidas de conformidad con especificaciones dominantes
del modo de ser, aquellas pueden considerarse técnicas de control social.
Poder constitutivo
Foucault concibe un poder moderno que es constitutivo o "positivo" en su
carácter y efectos, no un poder represivo o "negativo", no un poder que
depende de prohibiciones y restricciones (1980).
En lugar de considerar que el mecanismo central de esta forma moderna de
poder sea restrictiva, Foucault dice que su mecanismo central es productivo,
pues la vida de las personas está en realidad constituida por esa forma de
poder. Según Foucault las prácticas de esta forma de poder penetran en la
vida de las personas y la modelan en sus niveles más profundos -incluso
42
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sus actitudes, deseos, cuerpos, costumbres, etc.-, y él comparaba estas
prácticas con una forma de doma o adiestramiento (Foucault, 1979).
Política local
Foucault se proponía exponerlas operaciones del poder en el micronivel y en la
periferia de la sociedad en hospitales, prisiones, familias, etc. Según Foucault
era en estos sitios locales donde se perfeccionaban las prácticas de poder y
que, por consiguiente, ese poder puede ejercer efectos globales. Aducía que es
en esos lugares donde las operaciones del poder son más evidentes.
De manera que para Foucault este moderno sistema de poder era
descentralizado y "admitido" antes que centralizado y ejercido desde arriba
hacia abajo. Por consiguiente, alegaba Foucault que los esfuerzos por
transformar las relaciones de poder en una sociedad deben dirigirse a esas
prácticas de poder en el nivel local, en el nivel de lo cotidiano, de las prácticas
sociales obvias.
Técnicas de poder
Al trazar la historia de los aparatos e instituciones a través de los cuales se
perfeccionaron estas prácticas, Foucault (1979) identificaba el panóptico de
Bentham como el modelo "ideal" de esta forma de poder, de "las tecnologías
de poder que determinan la conducta de los individuos y los someten a ciertos
fines o a cierta dominación, a una objetivación del sujeto". (Foucault, 1988,
pág. 18). En otra parte me he ocupado del análisis de este modelo que hace
Foucault (White, 1989). Ese modelo establece un sistema de poder en el cual:
- la fuente de poder es invisible para quienes lo experimentan más
intensamente,
- las personas están aisladas en su experiencia de sometimiento,
- las personas están sometidas a la "mirada" escrutadora y al "juicio
normalizador",
- a las personas les es imposible determinar cuándo son objeto de vigilancia y
escrutinio y cuándo no lo son; por consiguiente, deben suponer que siempre lo
son,
- se incita a las personas continuamente a evaluarse a sí mismas, a vigilarse, y
a obrar en sus cuerpos y almas para hacerlas dóciles,
- el poder es autónomo en la medida en que quienes participan en el
sometimiento de los demás son, a su vez, "instrumentos" del poder.
44
El análisis que hace Foucault del panóptico constituye una exposición de la
manera en que los mecanismos y las estructuras de este moderno sistema de
poder inducen a las personas a colaborar en el sometimiento de sus propias
vidas y en la objetivación de sus propios cuerpos, de la manera en que las
personas se convierten en "complacientes" participantes para iscip mar o
vigi..ar sús propios v das. Los mecanismos de este moderno sistemá3e poder -
__incluyen tecnologías que Foucault llama "tecnologías del yo que permiten a
los individuos realizar por sus propios medios o con la ayuda de otros cierto
número de operaciones sobre sus cuerpos y almas, sobre sus pensamientos,
conductas y modos de ser a fin de transformarlos y alcanzar cierto estado de
felicidad, pureza, sabiduría, perfección o inmortalidad" (Foucault, 1988, pág.
18).
El ardid
Sin embargo esta colaboración rara vez es un fenómeno consciente. Las
operaciones de ese poder están disfrazadas o enmascaradas porque el poder
obra en relación con ciertas normas a las que se les atribuye la condición de
"verdades". Se trata de un poder ejercido en relación con ciertos
conocimientos que construyen determinadas verdades y que tienen la
finalidad de hacer que nazcan particulares y "correctos" resultados, como una
vida "plena", "liberada", "racional", "diferenciada", "dueña de sí misma".
"contenida en sí misma", etc.
Las descripciones de estos modos de ser "deseados" son en verdad ilusorias.
Según Foucault, todas son partes de un ardid que disfraza lo que realmente
ocurre y esas verdades dominantes están en realidad especificando la vida de
las personas y sus relaciones; esos resultados correctos son modos de ser
particulares, modos de ser prescritos.
De manera que las prácticas del moderno poder, tales como las presenta
Foucault en detalle, son particularmente insidiosas y eficaces. Incitan a las
personas a abrazar su propio sometimiento, a regir sus vidas mediante
técnicas de poder que las modelan y que, incluso, modelan sus cuerpos y
actitudes de conformidad con ciertas "verdades". Esas personas no ven el
modo de ser informado por tales verdades como efectos del poder, sino que lo
ven, en cambio, como el efecto de algo por el estilo de una realización, una
liberación.
Discusión
Para muchas personas este análisis del poder es difícil de sustentar, porque
sugiere que no pocos de los aspectos de nuestra conducta individual que,
según suponemos, son expresión de nuestro libre albedrío o que, según
45
suponemos, son transgresores no constituyen, en efecto lo que pueden
parecer a primera vista. En realidad, este análisis sugiere que muchos de
nuestros modos de conducta reflejan nuestra colaboración en controlar o
vigilar nuestras propias vidas, así como las vidas de los demás, nuestra
colusión en la especificación de vidas de conformidad con los conceptos
dominantes de nuestra cultura.
Al emprender su análisis de las "tecnologías de poder" y las "tecnologías del
yo" Foucault no proponía que estas fueran las única caras del poder. En
realidad, tocante a los campos de poder, Foucault propuso el estudio de cuatro
tecnologías: tecnologías de producción, tecnologías de sistemas de signos,
tecnologías de poder y tecnologías del yo (Foucault, 1988). Aunque en este
capítulo he seguido a Foucault en cuanto a poner énfasis en las técnicas de un
sistema de poder moderno y "positivo", creo que otros análisis del poder-
incluso los que se refieren a las ideas de Bourdieu sobre la estructura de los
sistemas sociales de poder y los efectos constitutivos de esas estructuras en
las posiciones que las personas tienen en la vida- son, en alto grado
relevantes, atendiendo a las situaciones cotidianas que deben afrontar los
terapeutas.
Otras consideraciones de campos de poder comprenderían el grado en que
algunas de las estructuras que representan el sistema anterior de poder
soberano aún existen y el grado en que las desigualdades institucionales,
aquellas de naturaleza estructural y las que tienen que ver con una
desigualdad de oportunidades, dominan nuestra cultura.
En realidad, en su análisis del panóptico de Bentham, Foucault llama la
atención sobre una estructura que está en el corazón de las operaciones del
sistema. Al considerar las implicaciones de esta estructura desde el punto de
vista de la desigualdad, he sugerido en otro lugar que en nuestra cultura es
más frecuente que los hombres sean los "instrumentos" de la mirada
normalizadora y las mujeres estén con mayor frecuencia sometidas a esa
mirada (White, 1989).
Esta observación ha sido hecha también por otros autores (por ejemplo, Hare-
Mustin, 1990).
La descontrucción de las prácticas de poder
En la terapia, la objetivación de estas prácticas de poder familiares y dadas por
descontadas contribuye muy significativamente a desconstruirlas. Y esto se
logra incitando alas personas a externalizar vivencias relacionadas
con dichas prácticas. Cuando las prácticas de poder quedan desenmascara
das, las personas pueden asumir una posición respecto de ellas y contrarrestar
la influencia que tienen en sus vidas y relaciones.
Esa externalización se inicia pidiendo a las personas que den cuenta de los
efectos que dichas prácticas tienen en sus vidas. En el diálogo debe hacerse
hincapié especial en lo que las prácticas de poder han dictado a las personas
tocante a su relación con su propio yo y con los demás.
En virtud de esta externalización las personas son capaces de:
a) apreciar el grado en que dichas prácticas forman parte de sus vidas, así
como forman parte de la vida de otros,
b) identificar aquellas prácticas del yo y de las relaciones que pudieran
juzgarse empobrecedoras de sus propias vidas y de las vidas de los demás, c)
reconocer hasta qué punto se han incorporado en la actitud de vigilar y
controlar sus propias vidas y establecer la naturaleza de su participación en la
vigilancia y control de la vida de otras personas y
d) examinar la naturaleza de las relaciones locales.
Por obra de esta externalización de vivencias, las personas ya no
experimentan tales prácticas como algo que represente auténticos modos de
ser consigo mismas y con los demás. Ya no las experimentan como algo que
les pertenezca y comienzan a sentir cierta alienación en relación con dichas
prácticas. Entonces las personas están en condiciones de desarrollar otras
prácticas preferidas del yo y de sus relaciones, es decir, contraprácticas. En
terapia he participado con algunas personas en la tarea de luchar contra varias
prácticas de poder, incluso aquellas que tienen que ver con:
a) las tecnologías del yo y del sí mismo, es decir, el sometimiento del yo en
virtud de la disciplina del cuerpo, del alma, del pensamiento y de la conducta
según modos de ser específicos (incluso las diversas operaciones que modelan
los cuerpos de conformidad con los conceptos específicos de sexo),
b) las tecnologías de poder: el sojuzgamiento de otras personas mediante
técnicas tales como el aislamiento y la vigilancia y mediante la continua
evaluación y comparación.
También he participado con algunas personas en la desconstrucción de
determinados modos de vida y pensamiento, repasando con ellas los efectos
constitutivos de la situación específica de sus vidas en esos campos de poder
que toman la forma de estructuras sociales. Como resultado de esa
desconstrucción, las personas son capaces de rechazar esos efectos así como
aquellas estructuras consideradas injustas.
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Ejemplos
Prácticas del saber
Quizá sea este el momento oportuno para considerar brevemente de nuevo las
historias clínicas de Amy y Robert. Amy había sido inducida a adoptar ciertas
prácticas destinadas a gobernar el yo, "tecnologías del yo".
Había adoptado esas prácticas como una manera de autocontrolarse y lograr
trahsformar esencialmente su vida y darle una forma aceptable, una forma
que le hablara de plenitud. Al entregarse a actividades destinadas a sojuzgar
su vida, Arny las interpretaba como actividades liberadoras.
Después de orientar a Amy a externalizar sus vivencias sobre la anorexia
nerviosa a fin de determinar los efectos reales de la dolencia en su vida Amy
comenzó a identificar las diversas prácticas de autogobierno - lasdisciplinas del
cuerpo- y las especificaciones que habían cobrado forma en la anorexia. La
anorexia ya no era la salvadora de Amy. La artimaña quedaba expuesta y las
prácticas de poder estaban desenmascaradas. En lugar de continuar con estas
prácticas del yo, Amy experimentaba alienación enrelación con ellas. La
anorexia nerviosa ya no ponía en tela de juicio la identidad de Amy, que así
pudo acometer actividades que subvertían las realidades construidas por la
anorexia y pudo entregarse a examinar otras prácticas preferidas del yo y de
sus relaciones.
En el caso de Roben las nociones, prácticas o "tecnologías de poder",
estructuras y condiciones (todas cosas aceptadas sin examen ni
cuestionamiento) que representaban el contexto de su conducta violenta y
abt1siva constituían parte de un modo de vida y pensamiento dado por
descontado pues Roben lo había considerado el reflejo del orden natural de las
cosas. Después de entregarse a la externalización de estas nociones,
Prácticas, estructuras y condiciones y después de haber determinado los
efp,ctos reales que ellas tenían en su propia vida y en la vida de los demás,
Roben comenzó a experimentar cierta alienación de ese modo de vida y
Pensamiento que ya no le dictaba cuales debían ser las maneras de
comportarse con las mujeres y los niños.
Luego, en virtud de un logro aislado como punto de partida, Robert Püdo
abordar una "arqueología" de otras prácticas preferidas de relación y
entregarse a ellas. También comenzó a rechazar las estructuras y condiciones
que constituyen la base de la conducta violenta y abusiva de los varones.
Las disciplinas profesionales han logrado desarrollar prácticas y técnicas de
lenguaje según las cuales esas disciplinas tienen acceso a la "verdad" del
mundo. Semejantes técnicas fomentan en las personas la creencia de que los
miembros de esas disciplinas tiene acceso a una explicación objetiva y sin
prejuicios de la realidad y de la naturaleza humana.
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"Lo cual significa que ciertos voceros, los que están formados en ciertas
técnicas especiales -que supuestamente tienen que ver con las facultades del
espíritu para establecer contacto con la realidad- tienen el privilegio de hablar
con autoridad más allá del alcance de su experiencia personal". (Parker y
Shotter, 1990)
Estas prácticas de lenguaje introducen modos de hablar y de escribir que se
consideran racionales, neutros y respetables pues ponen el acento en
conceptos de autoridad y en la vida impersonal del experto. Estas prácticas
hacen que la perspectiva y las opiniones del orador y del escritor sean
descarnadas. La exposición de los conceptos que hacen el orador y el escritor
está desprovista de la información que podría dar al oyente o al lector noticias
sobre las condiciones en que se produce la visión del experto.
Estas prácticas de hablar y escribir expresan conceptos que se consideran
"globales y unitarios" (Foucault 1980); son exposiciones que encubren las
pugnas históricas relacionadas con su poder y encubren, incluso, las múltiples
resistencias que han encontrado. A las personas les resulta difícil poner en tela
de juicio estos conocimientos globales y unitarios, porque tales prácticas de
lenguaje comprenden la prohibición de plantear cuestiones sobre sus
contextos sociales, políticos e históricos.
Como niegan al oyente o al lector esta información crítica, el oyente o el lector
queda en un estado de "suspenso"... No tiene la información necesaria para
determinar de qué manera pueden "tomar" los puntos de vista expresados y
esto reduce dramáticamente la gama de posibles respuestas que puedan dar.
Oyentes y lectores pueden o bien acatar los conceptos del experto o bien
pueden rechazarlos. Es imposible el diálogo desde diferentes puntos de vista.
Para los miembros de las disciplinas profesionales que operan según el
supuesto de que recurren a conocimientos objetivos, cualquier reflexión crítica
que se haga sobre su posición es inaceptable. De esta manera pueden evitar
afrontar las implicaciones morales y éticas de sus prácticas de saber.
"Una descripción que no contenga ninguna reflexión crítica sobre la posición
desde la cual aquélla está articulada, puede no tener otro principio que el de
los intereses
4%
49
Estos discursos de "verdad" muestrsrn como conclusa, segura, fija y
permanente la naturaleza del mundo que es abierta, vaga, transitoria y
cambiante. Otras maneras de hablar/escribir se ocultan o, si se consideran que
son inferiores, generalmente se las excl uYe. Eses maneras "inferiores" de
hablar y escribir son reconocidas únican9ente si van acompañadas por la
"apropiada" deferencia que se debe a l, 4;s maneras de hablar y escribir
justificadas y garantizadas.
La desconstrucción de las prácticas del saber
Los terapeutas pueden contribuir a de sconstrair el saber de los expertos al
considerarse ellos mismos "coautores" Gle otros conceptos y prácticas y al
realizar un esfuerzo concertado a fin de esl;ablecerun contexto en el cual las
personas que buscan ayuda terapéutica tenían el privilegio de ser los autores
primarios de esos conceptos y prácticas._J eguidamente menciono algunas
prácticas "terapéuticas" que están inforrrtadas por esta perspectiva. Estas
prácticas en modo alguno agotan las pos ibilidades, y David Epston y yo hemos
discutido otras prácticas terapéuticas en otros lugares (por ejemplo, en White
y Epston, 1989, Epston y Whit, 1991),
Los terapeutas pueden socavarla idea de quetienen acceso privilegiado a la
verdad pidiendo a las personas que los ayuden a comprender las situaciones. Y
esto puede lograrse informando alas personas hasta qué punto
la acción del terapeuta depende de la reIroafrrlentación de las personas
tratadas tocante ala experiencia que ellas tiene de la terapia. Se ha reconocido
que la manera en que las personas experi"entan la terapia es esencial como
guía del proceso terapéutico y este es el único medio que tiene el terapeuta de
saber qué clase de interacción terapéutica es util y cuál no lo es.
Esta actitud puede acentuarse si los terapeutas empujan a las personas a
indagar por qué ciertas ideas surgidas dvlrante la sesión les interesan más que
otras ideas. ¿Qué es lo que a las personas les parece significativo o útil
en las particulares perspectivas, verificacSrones, conclusiones, etc.? ¿Qué
logros preferidos podrían acompañarlas particulares perspectivas,
verificaciones, conclusiones, etc.?
Los terapeutas pueden luchar contra 1-a idea de que poseen un punto de vista
propio de expertos, al alentar contfnuarrlente a las personas a que evalúen los
reales efectos que la terapia tiene en %s vidas y en sus relaciones
50
asociados con la tácita relación que el inves,tgador tic,e con su objeto"
(Bourdieu, 1988, pág. 15)
y a que determinen por sí mismas hasta qué punto esos efectos son efectos
preferidos y hasta dónde no lo son. La retroalimentación nacida de esta
evaluación ayuda a los terapeutas a afrontar honradamente las implicancias
morales y éticas de su práctica.
El terapeuta puede poner en tela de juicio la idea de que posee una
explicación objetiva y sin prejuicios de la realidad y puede hacer dudar de la
posibilidad de que las personas estén sometidas a la imposición de ideas,
alentando a dichas personas a interpretarlo sobre la entrevista misma. Como
resultado de esto, el terapeuta es capaz de desconstruir y dar cuerpo a sus
respuestas (incluso preguntas, comentarios, pensamientos y opiniones) pues
las sitúa dentro del contexto de su propia experiencia personal, de su
imaginación y de sus estados intencionales. Esto puede designarse como una
condición de "transparencia° del sistema terapéutico, pues contribuye a crear
un contexto en el cual las personas son más capaces de decidir por sí mismas
la manera de tomar las respuestas del terapeuta.
Si el terapeuta está trabajando con un equipo auxiliar 21, al terminar la sesión
ese equipo puede reunirse con las personas e interpelar al terapeuta sobre la
entrevista. Además de formular preguntas sobre las particulares respuestas
del terapeuta, los miembros del equipo pueden ser incitados esta vez a
escrutar los pensamientos del terapeuta sobre el proceso terapéutico durante
la entrevista.
Las prácticas terapéuticas de desconstrucción también pueden ser objeto de
las respuestas de los equipos auxiliares. Se puede indicar a los miembros del
equipo auxiliar que abandonen los discursos de verdad de las psicoterapias
estructuralistas y funcionalistas, honrados en su momento, y se los puede
incitar a que respondan a aquellos hechos identificados por los miembros de la
familia como logros preferidos o que especulen sobre los hechos que pudieran
ser preferidos.z2 Después de esto, los miembros del equipo auxiliar pueden
interrogarse unos a otros sobre sus reflexiones de manera que puedan
situarlas dentro del contexto de su experiencia, imaginación y estados
intencionales personales. Por obra de esta personalización de los
conocimientos del equipo auxiliar se maximizan las opciones y elecciones de
las personas.
La desconstrucción de las respuestas de los miembros del equipo auxiliar
puede estructurarse alrededor de preguntas tales como: ¿Qué fue lo que le
llamó la atención? ¿Por qué cree que este hecho le llamó tanto la atención?
¿Por qué le impresionó como algo tan significativo? ¿Cómo decidió usted hacer
aquí un comentario sobre este hecho? ¿Qué efecto cree usted que tendrá este
comentario?-3 ¿Cuál era su intención al hacer aquí esta pregunta?
51
Esta transparencia de la práctica terapéutica representa un desafío a la idea
comúnmente aceptada de que para que la terapia tenga los efectos deseados
sus operaciones deben mantenerse en secreto, la idea de que si las personas
saben lo que se propone el terapeuta la terapia no da buen resultado. Al
repasar estas prácticas con personas, he comprobado que a menudo ellas
consideran las respuestas del terapeuta del equipo auxiliar como un factor en
alto grado significativo para determinar en sus vidas los cambios que más
valoran.
Conclusión
Las prácticas terapéuticas que he llamado "desconstructivas" ayudan a que las
personas experimenten cierta sensación de "acción". Esta sensación se debe a
la experiencia de escapar de la condición de ser un "pasajero" en la vida y a la
sensación de ser uno capaz de desempeñar un papel activo en la modelación
de la propia vida, la sensación de poseer la capacidad de influir en los hechos
de la vida de conformidad con las finalidades que uno tiene y de conformidad
con los logros preferidos. Esta sensación de acción personal nace cuando la
persona advierte hasta qué punto ciertos modos de vida y de pensamiento dan
forma a su existencia y cuando se lleva a cabo alguna decisión respecto de los
modos de vida y pensamiento según los cuales podríamos vivir.
Esas prácticas terapéuticas que yo llamo desconstructivas ayudan a las
personas a apartarse de los modos de vida y pensamiento que, según ellas,
empobrecen sus propias vidas y las vidas de los demás. Además, provocan en
el terapeuta y en las personas que buscan ayuda terapéutica una curiosidad
respecto de versiones alternativas de lo que pudiesen ser esas personas. No se
trata sólo de una curiosidad cualquiera. Es una curiosidad sobre cómo las
situaciones pudieran ser de otra manera, una curiosidad sobre lo que
trasciende las versiones totalizadoras que las personas tienen de sus vidas y
que trascienden aquellas prácticas dominantes del yo y de sus relaciones.
Poner el acento en la curiosidad durante las prácticas terapéuticas no es, en
modo alguno, una idea nueva y sobre esto remitiré a la revisión del concepto
de neutralidad que llevó a cabo Gianfranco Cecchin (1990). He de concluir con
una de las deliciosas contribuciones a este tema de Michel Foucault:
"La curiosidad es un vicio que ha sido estigmatizado sucesivamente por el
cristianismo, por la filosofía y hasta por cierta concepción de las ciencias. La
52
curiosidad es futilidad. Sin embargo me gusta la palabra. Para mí esa palabra
sugiere algo completamente diferente: evoca interés, evoca el cuidado que
uno tiene por lo que existe y lo que pudiera existir, una disposición a encontrar
extraño y singular lo que nos rodea, cierto impulso implacable a irrumpir en las
cosas familiares y mirar de manera diferente las mismas cosas, un fervor de
captar lo que ocurre y lo que pasa, una contingencia frente a las tradicionales
jerarquías de lo importante y lo esencial". (1989, pág. 198)
Notas
1. Prefiero la caracterización de "padre solo" en lugar de la expresión "padre
soltero". En nuestra cultura la palabra "soltero" tiene muchas connotaciones
negativas e incluso la de una condición incompleta, la condición de no estar
casado, o de fracaso. Pero, por lo menos a mi juicio, la palabra "solo" evoca
algo completamente diferente. Implica el reconocimiento de la extraordinaria
responsabilidad que tienen estos padres y de la fuerza necesaria para lograr lo
que ellos logran. Por otra parte no es difícil discernir una segunda significación,
la de "alma". El alma se refiere a la esencia y en el caso de las personas que se
designan como "padres de alma" significa reconocer "la ternura de corazón"
que prodigan, de la cual depende la imagen que sus hijos tienen de ellos.
2. El trabajo emprendido aquí incluía el examen de la posibilidad de que las
hijas también hubieran podido ser objeto del abuso de su padre. Las
comprobaciones posteriores descartaron esa posibilidad.
3. En parte, este trabajo se basa en la metáfora narrativa que lleva consigo un
concepto específico no esencialista de autenticidad. Según esta metáfora,
generalmente una persona alcanza cierto sentido de autenticidad cuando a)
realiza algunas particulares pretensiones sobre su vida, pretensiones que se
refieren a particulares autorrelatos y cuando b) esa realización es presenciada
por ella misma oly por otros. Esto sugeriría que existe toda una gama de
posibles autenticidades que podrían experimentar las personas y que esa
gama está determinada por el caudal de versiones que las personas tienen de
sus vidas.
4. David Epston, de Auckland, Nueva Zelanda, se unió a cierto número de
personas que necesitaban una terapia para combatir la anorexia nerviosa y
fundó La Liga Antianoréxica. Esta liga aspira a desenmascarar las voces de la
anorexia nerviosa y a
identificar, documentar y divulgar conocimientos y prácticas que se oponen a
las prácticas de que depende la anorexia.
5. Los pasos iniciales en el trabajo de campo no deberían ser excesivamente
ambiciosos. Ideas como esta contribuyen a establecer comienzos más
modestos y a aumentar las posibilidades de hacer circular y autenticar
conceptos alternativos del sí mismo.
6. Remito al lector al libro de Alan Jenkin Invitations to Responsability (1990),
donde se encontrará una excelente discusión sobre este y otros aspectos del
trabajo con hombres que son agresivos con otros hombres.
7. El consejo de los miembros de la familia en relación con el abuso y otras
cuestiones se realizó simultáneamente en un contexto diferente.
8. No creo que sea suficiente que los hombres asuman la entera
responsabilidad del abuso perpetrado, que identifiquen la experiencia de las
víctimas, que reconozcan los efectos en el plazo breve y posiblemente en el
largo plazo del abuso, que presenten
sinceras excusas, que traten de reparar lo que puede ser reparado y que
rechacen las
53
actitudes que justifican semeji
ante conducta y las condiciones y técnicas de poder que hacen posible el
abuso. ue el hombre experimentara genuinos
remordimientos, es Si es o fuera todo y aungi rque no posee otras nociones de
cómo debe vivir el varón.
probable q,e vuelva a atacar po de seguridad de que esto no volverá a
repetirse, creo que Para que haya ciertas apariencia
es esencial que esos hombre-JI> identifiquen conceptos alternativos de los
modos de conducta varoniles y obren de acuerdo con ellos.
9. Estos representantes diben ser nombrados por el hijo y el otro cónyuge y
pueden contarse erlire los parientes qroe no tienen antecedentes de conducta
abusiva o entre nidad.
personas conocidas de la comuj
10. 5e desarrollan semaynalmente sesiones especiales destinadas a despojar
de ie se llegan a organizar reuniones mensuales durante un secreto la terapia;
gradualment a de esas reuniones se pasa revista a los
hechos ocurridos período de dos años. En cada uW
en la semana anterior. AqueWos que revelan una reaparición de cualquiera de
las actitudes, estrategias, condiciorleS y estructuras que constituyen el
contexto de pasados desafueros puede así identificarse y combatirse.
Diferentes miembros de la familia toman por turno notas de esas
reuniones y redactan minutas para el teraperiita (frecuentemente con la
asistencia de los representantes). El miembro de la familiaquien le toca esta
tarea responsable es invitado a que
añada sus comentarios confidenJtales a esas minutas. Si el terapeuta no recibe
las minutas de una reunión que figura enü el programa, debe hacerlo notar
inmediatamente y reclamarlas. De vez en cuando.,;" el terapeuta acude a esas
reuniones para verificar los progresos. emasía la importancia que tiene la
responsabilidad local No es posible recalcar en
en este trabajo La intervenc0a del Estado puede ser muy eficaz para que
cesen inmediatamente los malos tratds pero las estructuras de la
responsabilidad local son an contextos seguros.
esenciales para que se establezcJ/
11. Se encontrará una exclente discusión sobre la significación del secreto en
la
estructuración de un contexto de abuso violento en Amanda Kamsler y Lesley
Laing,
"Poner fin al secreto" (1990).
12. En otro lugar me he réferido a las preguntas relativas al panorama de
acción llamándolas "preguntas de relaci on única" y a las preguntas del
panorama de conciencia llamándolas preguntas "de redeGJAcripción única"
(White, 1988a).
13. Por supuesto, el orden ve estas preguntas puede alterarse. Hechos del
panorama de conciencia pueden considerf rse por aquello que pudieran revelar
sobre hechos preferidos del panorama de conciencia. Por ejemplo, "¿Qué vio
que estaba haciendo usted
que lo condujo a esta conclusión obre su propia naturaleza?" ¿"Qué otra cosa
advirtió usted que reflejara esa creencia?"
14. La revisión de los estadés intencionales se realiza a menudo antes de
hacer estas preguntas relativas al panorama de conciencia con la incitación a
externalizar vivencias que tengan relación con el prot fiema. Esto se logra
mediante preguntas tales como:
"¿Cómo llegó usted a este problerna en contra de su mejor juicio? ¿Qué se
proponía usted hacer en su vida? ¿A qué le da uted valor? ¿Qué cree usted que
es importante?"
15. Daphne Hewson de la oacquarie University, Sydney, trabajando tanto
desde el punto de vista de la teoría narratCiva como desde el punto de vista
de la psicología social cognitiva ha iniciado el desarrollé de preguntas de
predicción concebidas como medios de dar taacimiento a la historia dJ/
versiones alternativas.
16. ¿Qué es una palabra? RIspuesta: i Un mundo! Y yo creo que para los
terapeutas los drartráticos términos "acto", "Prseenario",agente", "acción" y
"finalidad" ofrecen un mundo diferente del presentado pdr los términos "qué",
"dónde", "quién", "cómo" y "por
qué". Los términos acto y escenario dan un sentido a la naturaleza construida
y temática
54
del mundo, los términos agente y acción invocan ideas sobre "contribuciones"
y "pericias" específicas que están en conexión con estados intencionales y el
término finalidad sugiere determinados estados intencionales como ideas
explicativas.
17. Debra Milinsky, de Berkeley, muy interesada en la historia de estas
cuestiones, me informa que los inventores más probables del moderno arco
del medio punto son los etruscos.
18. Sé que ahora hay una serie de terapeutas familiares que están
emprendiendo el estudio de la obra de Derrida y examinando las implicaciones
de las ideas de esta autor desde el punto de vista de las prácticas
terapéuticas. Ron Findlay, de St. Kilda, Victoria, presentó recientemente alguno
de sus pensamientos sobre Derrida y la terapia en una reunión desarrollada en
Dulwich Centre.
19. Pensadores feministas señalan que estas prácticas de lenguaje son
claramente patriarcales y tratan de oponerse a ellas con una ética de la
solicitud y cuidado poniendo énfasis en el contexto. Véase por ejemplo, de
Carol Gilligan "In a Different Voice" (1982).
20. Discutiendo yo con David Epston sobre cómo podría caracterizarse mejor
esta desconstrucción de las respuestas del terapeuta, él sugirió el término
"transparencia". 21. En Andersen (1987) se encontrará una introducción al
concepto de equipo auxiliar.
22. Como ocurre con las prácticas de recreación del terapeuta, los miembros
del equipo auxiliar se orientan respecto de los logros aislados como uno podría
orientarse respecto de los misterios. De manera que cuando los miembros del
equipo hacen comentarios sobre logros aislados después siguen preguntas del
equipo destinadas a hacer que los miembros de las familias (fundándose en la
experiencia vivida y en su imaginación) revelen esos misterios. Así, los
miembros de la familia tienen el privilegio de ser los autores primarios de otras
versiones preferidas.
23. Esta pregunta fue sugerida por Stephen Madigan en "Down Under Family
Therapy Scholarship" durante la visita que hizo a Dulwich Centre.
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55
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"Narrative Means to Therapeutic Ends").
56
2
Decir de nuevo: ¡Hola!
La incorporación de la relación perdida en la resolución de la aflicción*
"Freud afirma que para que se complete el proceso de duelo es menester que
quienes quedan con vida desarrollen una nueva realidad que ya no comprenda
lo que se ha perdido. Pero... hay que agregar que la plena realización del duelo
puede restaurar lo
que se ha perdido e incorporarlo en el presente. La recordación plena puede
ser tan vital para el bienestar y la recuperación como el olvido de los
recuerdos" (Myerhoff, 1982, pág. 110).
Durante algún tiempo estuve examinando la metáfora de "decir hola" y su
aplicación al trabajo al tratar la aflicción. Me vi impulsado a esta indagación
por determinadas experiencias de la terapia con personas de
quienes se había diagnosticado en otros lugares que sufrían de "aflicción
demorada" o "duelo patológico". Muchas de esas personas habían sido objeto
de prolongados e intensos tratamientos orientados por el modelo "normativo",
y dando por descontado el proceso de aflicción, o por el enfoque de aplicar
productos químicos a los problemas de la vida.
Generalmente compruebo que esas personas están bien familiarizadas con el
proceso del pesar informado por la metáfora de "decir adiós" y que pueden
situar fácilmente su experiencia en relación con ese proceso. Com
prenden claramente que en su evolución no han alcanzado la meta apropiada.
"Saben" que la llegada a esa meta estará evidenciada por el "adiós"
plenamente experimentado, por la aceptación de la pérdida definitiva del ser
querido y por un deseo de emprender una nueva vida que no tenga relación
con la persona muerta.
*Este artículo se escribió para ser presentado en el "Loss and the Family
Internacional Colloquium", Ballymaloe, County Cork Irlanda, desarrollado entre
el 5 y 8 de julio de 1988.
Quiero agradecer a Karl Tomm sus comentarios sobre el primer borrador de
este capítulo.
Publicado en el Dulwich Centre Newsletter, primavera de 1988.
57
En el primer contacto la persona que padece de "aflicción demorada" o "duelo
patológico" parece que hubiera perdido su propio yo junto con la persona
amada. Sin que se las incite a hacerlo, esas personas exponen al terapeuta
todo lo relativo a la pérdida sufrida y los consiguientes efectos que ella tiene
en su vida; por su cuenta dan todos los detalles de su sensación de vacío, de
falta de valor de todas las cosas y de su depresión. Su desesperación es tal
que a menudo me sentí completamente abrumado al comienzo de la terapia.
Generalmente distingo las incitaciones que me hacen esas personas para que
me una a ellas en conversaciones de "más de lo mismo" que son activadas por
la metáfora de "decir adiós"; pero en general logro declinar tales incitaciones.
En semejantes circunstancias puede esperarse que continuar trabajando con la
aflicción según el modelo normativo -un modelo que especifica las fases del
proceso de la aflicción de conformidad con la metáfora de decir adiós-
complicará aún más la situación en lugar de capacitar a esas personas a
reaccionar y enriquecer sus vidas. La desolación que esas personas
experimentan es tal que, en la terapia, crear un contexto para incorporar en él
la relación perdida parece mucho más indicado que todos los esfuerzos
tendientes a hacer olvidar esa relación. Esta consideración impulsó mi
investigación de la metáfora de "decir hola".
Guiado por esta metáfora, elaboré y formulé preguntas que, según esperaba,
pudieran presentar la posibilidad de que dichas personas reivindicaran su
relación con el ser amado y perdido. Sorprendido por el efecto que
tenían estas preguntas en la resolución de la sensación de vacuidad y de
depresión, me decidí a investigar más la metáfora. Esperaba alcanzar una
mejor comprensión de los sucesos y que esto me permitiera prestar ayuda
más efectiva a las personas en el restablecimiento de sí mismas, un
restablecimiento que aportaría el alivio tan vehementemente deseado.
Mary
Mary tenía 43 años cuando acudió en busca de ayuda terapéutica por lo que
ella llamaba "una pérdida no resuelta". Seis años antes, su marido Ron había
muerto súbitamente de un ataque cardíaco. Se trataba de un hecho
enteramente
inesperado. Hasta aquel momento toda la vida había sido excelente para Mary.
Ella y Ron habían disfrutado de una relación "rica y amorosa", una relación que
ambos valoraban en muy alto grado.
Después de la muerte de Ron el mundo de Mary se derrumbó. Agobiada por la
pesadumbre y sintiéndose entorpecida, atontada, desde aquel momento Mary
58
"simplemente pasaba por la vida" sin experimentar consuelo de ninguna clase.
Su entorpecimiento sobrevivió a varios intentos de "elaborar" su aflicción
mediante asesoramiento. La medicación corriente no le había procurado
ningún alivio. A pesar de esto, Mary persistió en sus intentos de alcanzar cierta
sensación de bienestar consultando terapeutas y procurando aceptar los
hechos durante los cinco años siguientes.
En mi primera entrevista con Mary, ella me declaró que había desechado casi
toda esperanza de recobrar alguna vez siquiera una apariencia de bienestar.
Le parecía que nunca sería capaz de decir adiós. Una vez que Mary me hubo
expuesto
su desesperación, la invité a que eludiera las consecuencias "terriblemente
serias" de la muerte de Ron.
Le pregunté decididamente si decir adiós era de alguna manera una idea
positiva y si no sería una idea mejor decirle a Ron "hola". Le dije luego que la
desolación que experimentaba tan agudamente podía significar que ya había
dicho "adiós" demasiado bien. Mary reaccionó con desconcierto y sorpresa.
¿Había oído lo que creía haber oído? Repetí mis pensamientos y comprobé que
por primera vez brillaba en ella un destello.
Después le pregunté si le interesaba experimentar con esa idea de decir hola a
Ron o si creía que éste estaba sepultado demasiado profundamente para
acariciar semejante idea. Mary comenzó a sollozar; sollozaba suavemente, no
de manera
desesperada. Aguardé. Al cabo de diez o quince minutos me declaró
súbitamente: "Sí, Ron está sepultado demasiado profundamente para mí".
Sonrió y luego dijo que podría ser útil "excavar un poco y extraer algo de él".
De modo que empecé a hacer algunas preguntas:
Si estuviera viéndose ahora a través de los ojos de Ron, ¿qué rasgos de usted
misma advertiría que podría apreciar? ¿En qué se modificaría su modo de
verse si usted estuviera apreciando esos rasgos ahora mismo?
¿Qué conoce de usted misma que pudiera despertar aquellas cosas gratas que
Ron conocía de usted?
Si mantuviera viva esta opinión sobre sí misma en el curso de todos los días,
¿qué modificación supondría esto para usted?
¿En qué medida podría influir esta manera de sentir en los pasos que pudiera
usted dar para retornar a la vida?
¿Cómo podría hacer saber a otros que usted ha reivindicado algunas de las
cosas descubiertas de sí misma que eran claramente visibles para Ron y que a
usted personalmente le parecen atractivas? ¿Cómo cobrar conciencia de que
aquello que
no ha sido visible para usted durante los seis años pasados puede capacitarla
para influir en su vida?
¿Cómo puede influir lo que ahora sabe de usted misma en su próximo paso?
Por supuesto, los ejemplos de preguntas que se dan en este artículo no son
presentados por los terapeutas en el estilo de los interrogatorios de tribunales
sino que se lo hace dentro del contexto de un proceso de coevolución. Cada
pregunta está en armonía con la respuesta que la persona da a la anterior
pregunta.
59
Al dar ese próximo paso, ¿qué otro rasgo cree que podría hallar que fuera
importante que usted conociera? Mary se debatió con esas preguntas
mostrando alternados accesos de tristeza y de júbilo. Después de las dos
sesiones siguientes compartió conmigo los importantes redescubrimientos que
había estado haciendo sobre sí misma y sobre su vida. Unos doce meses
después, al seguir yo la evolución del proceso, Mary dijo: "Es extraño, pero
cuando descubrí que Ron no había muerto para mí, que no tenía que
separarme de él, me sentí menos preocupada con él y la vida me pareció más
rica".
John
John tenía treinta y nueve años cuando acudió a consultarme por "dificultades
con su autoestima" que eran de larga data. No podía recordar un momento en
que no hubiera mantenido una actitud crítica respecto de sí mismo. Durante
toda su vida había ansiado la aprobación y reconocimiento de los demás. Y por
eso se odiaba creyendo que le faltaba sustancia como persona y que los otros
advertían claramente ese hecho.
John se consideró amado por su mujer e hijos y creyó que esa experiencia de
la vida de familia había contrarrestado en cierto modo las agudas dudas que
sentía sobre su persona... pero nunca las había contrarrestado
suficientemente. Las dudas sobre sí mismo eran fácilmente desencadenadas
por lo que él consideraba la más trivial de las circunstancias. En varias
ocasiones había buscado asesoramiento de profesionales, pero no había
logrado experimentar el alivio deseado.
Teniendo en cuenta la larga historia del repudio de sí mismo que
experimentaba John, le pedí más detalles sobre su vida. Me contó que había
gozado de una infancia feliz hasta la muerte de su madre que sobrevino
cuando él estaba en la tierna edad de siete años, justo antes de cumplir ocho
años. En la familia nadie había resistido bien este golpe y durante algún
tiempo el padre de John fue una persona perdida para todo el mundo, incluso
para el propio John. Este conservaba vívido recuerdo de los hechos que
rodeaban la muerte de su madre. Durante un tiempo considerable no llegó a
creer en esa muerte, pues siempre esperaba ver aparecer de nuevo a la madre
en cualquier momento. Luego sintió que tenía el corazón enteramente
destrozado. Posteriormente el padre volvió a casarse con una buena persona
"pero realmente las cosas nunca fueron de nuevo como antes".
Le pregunté a John si las cosas hubieran continuado siendo las mismas, si su
madre no hubiera muerto, ¿qué opinión tendría ahora de sí mismo? Al llegar a
este punto comenzó a derramar lágrimas. ¿Pensaba que la madre le había
faltado
de su vida durante demasiado tiempo? ¿Era realmente positivo que ella
permaneciera ausente de la vida de su hijo? John pareció sorprendido y yo le
pregunté si no le molestaría que le hiciera más preguntas. "No, estará muy
bien". Entonces le hice las siguientes preguntas:
¿Qué veía su madre cuando lo miraba a usted con sus amorosos ojos? ¿Cómo
sabía ella estas cosas sobre usted?
¿Qué rasgos tiene usted que pudieran decirle a ella algo sobre esto?
¿Qué puede ver ahora en sí mismo que estuvo perdido durante tantos años
para usted?
¿Qué modificación sufrirían sus relaciones con los demás si usted llevara
consigo este conocimiento en su vida diaria?
¿Haría esto que fuera más fácil para usted ser su propia persona antes que
una persona para los demás?
¿Qué haría usted para comunicar a los otros esta nueva imagen de sí mismo
como persona?
¿Hasta qué punto el hecho de comunicar a otros esta nueva imagen de su
persona le permitiría fortalecerse algo más?
¿De que manera esa experiencia de fortalecerse podría afectar la relación que
mantiene con usted mismo?
Vi a John en tres ocasiones más con intervalos de dos semanas y luego, ocho
meses después, lo vi para verificar cómo había evolucionado. Durante este
tiempo, John tomó varias medidas para mantener viva la "imagen" que su
madre tenía de él y llegó a mantener una nueva relación consigo mismo, una
relación en la que se aceptaba como persona en lugar de repudiarse. Y ya no
se sentía vulnerable a esos hechos que solían empujarlo a concebir dudas
sobre sí mismo.
Discusión
Si usted estuviera viéndose ahora a través de los ojos de Ron, ¿qué rasgos de
usted misma advertiría que pudiera apreciar?
Las preguntas que parecían más eficaces para ayudar a las personas a
reivindicar estas importantes relaciones, eran aquellas que invitaban a relatar
lo que las personas percibían como la experiencia positiva de ellas que tenía el
ser desaparecido. Ese relato era expresión de la experiencia que tenían de
aspectos específicos de lo que experimentaba la persona fallecida. Estas
preguntas tenían un efecto inmediato y visible. Los recuerdos evocados no se
referían sólo a sucesos históricos efectivamente ocurridos, sino que abarcaban
también una experiencia vivida y plena, una experiencia que comprendía las
partes afectivas y emotivas de la persona.
Era evidente que en esa narración tornaba a experimentarse el yo pasado.
Varias nociones perdidas u olvidadas del yo parecían renacer y eran
susceptibles de ser expresadas por las personas. ¿Cómo ha de entenderse este
proceso?
Experiencia de experiencia
61
Al esforzarnos por dar sentido a nuestra vida debemos encarar la tarea de
disponer las experiencias que tenemos de los sucesos en una secuencia
temporal a fin de poder llegar a una exposición coherente de nosotros
mismos. Las experiencias específicas de hechos del pasado y del presente y de
hechos que se predicen para el futuro se combinan para desarrollar esta
versión a la que hemos llamado historia o narración o relato.
"El pasado, el presente y el futuro no sólo están construidos sino que se
encuentran conectados en una secuencia lineal que está definida por
relaciones sistemáticas, si no causales. La manera en que pintamos cualquier
segmento está referida a nuestra concepción del todo que he decidido
concebir como una historia". (Bruner, 1986a, pág. 141).
Que obtengamos éxito en esta tarea da cierto sentido de continuidad y de
significación a nuestra vida. Contamos con ese sentido para ordenar nuestra
vida diaria y para interpretar ulteriores experiencias. Sin embargo alcanzar ese
sentido tiene un precio. Una narración nunca puede representar toda la
riqueza de lo que Turner (1986) llamó nuestra "experiencia vivida".
"...la experiencia de la vida es más rica que los discursos. Las estructuras
narrativas organizan y dan significación a la experiencia, pero la historia
dominante no comprende siempre por completo los sentimientos y la
experiencia vivida". (Bruner, 1986a, pág. 143).
La estructuración de una narración exige recurrir a un proceso selectivo en el
que expurgamos de nuestra experiencia aquellos hechos que no encaj an en la
versión dominante que desarrollamos y que nosotros y los demás tienen sobre
nosotros. De manera que con el correr del tiempo buena parte de nuestro
caudal de experiencia vivida queda sin historiar y nunca se la "cuenta" ni se la
expresa.
Sin embargo, en ciertas circunstancias, a las personas les es posible volver a
vivir aspectos pasados por alto de su experiencia vivida en una forma inédita.
En esos momentos la disposición y secuencia de los sucesos a través del
tiempo queda transitoriamente anulada y reemplazada por lo que Myerhoff
llama "simultaneidad". De manera que así
"...se alcanza una sensación de unidad con todo lo que ha sido la historia de
uno". (Myerhoff, 1982, pág. 110).
Creo que esa simultaneidad se logra mediante las preguntas que incitan a las
personas a describir lo que ellas perciben como la experiencia que de ellas
tenía la persona fallecida. Al inducir a las personas a remontarse a sus
62
experiencias vividas, se pueden localizar y reelaborar nociones alternativas
previamente perdidas y así pueden ser accesibles nuevas y enriquecedoras
percepciones y validaciones de sí mismas.
Selección de versiones alternativas
¿Qué conoce usted de sí misma que la hace sentirse animada cuando
mantiene vivas aquellas cosas gratas que Ron conocía de usted?
Al alentar a las personas a reivindicar las versiones alternativas que se hacen
accesibles en este revivir la experiencia, he comprobado que otras preguntas
son también eficaces. Estas preguntas incitan a las personas a rever esa
experiencia y a localizar esas otras versiones de sí mismas.que presentan los
"hechos" experimentados como más atractivos, "esos hechos que pueden
ayudarlas a ellas y a otras personas a escribir" una nueva historia de sus vidas.
Estas preguntas también ayudan a las personas a darse cuenta de que:
"Toda narración o descripción es una imposición arbitraria de significación al
torrente de recuerdos por cuanto ponemos énfasis en algunas causas y
descartamos otras; es decir, toda descripción es interpretativa". (Bruner,
1986b, pág. 7)
Hacer circular el conocimiento de uno mismo
¿Cómo podría hacer saber a otros que usted ha reivindicado algunas de las
cosas descubiertas de sí misma que eran claramente visibles para Ron y que a
usted
63
identifiquen y reúnan a ese público. En la "interpretación" de estas nuevas
significaciones ese público participa por retroalimentación en las nuevas
producciones del yo de la persona en cuestión. La producción del yo es un
proceso recursivo, un proceso en el que aspectos elegidos de la experiencia de
uno se realizan y en el que esta realización misma contribuye a aumentar el
caudal de la experiencia de hechos de los que derivó el conocimiento de uno
mismo.
Tener conciencia de la producción de producciones
¿Cómo puede influiren usted lo que ahora sabe de usted mismo en su próximo
paso?
Al dar ese próximo paso, ¿qué otro rasgo cree que podría hallar que fuera
importante que usted conociera?
Se pueden hacer más preguntas para alentar a las personas a conservar más
plenamente la medida de su papel en la producción de sus propias
producciones, el grado en que están personalmente activas en la constitución
y modelación de sus vidas, el grado en que lo que "saben" de sí mismas
determinará las decisiones que tomen respecto de los pasos que den en la
vida y, por otra parte, el grado en que sus perspectivas sobre esos pasos
puedan contribuir a acrecentar lo que saben de sí mismas.
Tener conciencia de la producción de las propias producciones de uno abre
nuevas posibilidades para que las personas dirijan el curso de sus vidas.
Cuando las personas se dan cuenta del proceso en el cual son, por un lado,
actores y, por otro, espectadores de sus propias realizaciones se les hacen
accesibles nuevas opciones y entonces se sienten como "las autoras de sí
mismas" (Myerhoff, 1986, pág. 263).
Otras aplicaciones
Pérdida de niños pequeños
Padres que perdieron ahijos muy pequeños comprobaron que era eficaz la
metáfora de "decir hola", incluso cuando las circunstancias son las de la
muerte de hijos aún no nacidos. Una vez que se les hubo presentado la idea,
no experimentan gran dificultad en imaginar cuál podría ser la experiencia de
ellos que tuviera el niño, cómo podría éste haberlos considerado en su
64
condición de padres para luego incorporar versiones del yo asociadas con la
situación.
Los niños y el abuso
La posibilidad de aplicar esta metáfora fue estudiada y se comprobó que era
eficaz en el caso de niños de los cuales se habían hecho cargo en algún
hospicio, en el caso de niños con historias de repetidos y serios abusos. Como
resultado del abuso, estos niños generalmente se refieren con odio a su yo y
hacen todo lo posible para frustrarse, pues hasta mutilan sus vidas y su futuro
entregándose a una conducta destructiva.
En estas circunstancias, he trabajado con un niño y los celadores del hospicio
para localizar "logros aislados" (White,1988) que manifestaran la aparición de
personas adultas en actitudes positivas y de auxilio respecto del niño, en lugar
de adoptar posiciones negativas o dañosas. Estos logros aislados pueden
situarse históricamente o en el tiempo presente. Por ejemplo, podría
descubrirse que cierto maestro de escuela había tenido una actitud
particularmente amable con ese niño o que un asistente social se había
interesado mucho por la situación de ese niño o que un celador de la
residencia había hecho recientemente observaciones importantes y favorables
sobre el niño.
Una vez identificados los logros aislados se pueden hacer preguntas que
inciten al niño a darles significación. Esas preguntas alientan la especulación
sobre versiones alternativas de su yo que están vinculadas con los logros
aislados. A continuación doy algunos ejemplos de esas preguntas:
¿Qué hizo que tu maestro se diera cuenta de que (el adulto que perpetró el
abuso) estaba ciego?
¿Qué parte de ti dijo a tu maestro esto?
¿Qué le hizo saber a tu maestro lo que tú conoces de ti mismo? Si (el adulto
que perpetró el abuso) no hubiera estado tan ciego a estos hechos y hubiera
reparado en ti como persona, ¿cómo habría modificado esto su actitud
respecto de ti?
¿Crees que tu vida habría sido diferente y más rica si (el adulto que perpetró el
abuso) hubiera sabido realmente lo que hay que saber sobre ti?
Estas preguntas y las que fomentan la circulación de versiones alternativas, así
como las que hacen adquirir conciencia de la producción de las producciones
de uno, socavan el odio de sí mismo que siente el niño y se oponen a la
mutilación de su vida y de su futuro.
65
El adulto y el abuso
He introducido una variación en el trabajo con mujeres y hombres que como
resultado de abuso emocional o físico sufrido durante la infancia y la
adolescencia, conservan una actitud muy negativa de sí mismos en la vida
adulta. Este sentimiento de repudio de sí mismo es el resultado de haber
incorporado la actitud del adulto que cometió el abuso.
Esas personas no pueden vivir tranquilas. Se sienten continuamente obligadas
a obrar y a disciplinar su yo de conformidad con las actitudes del que perpetró
el abuso. Son incapaces de confiar en las más favorables versiones del sí
mismo que pudieran encontrar en la vida.
Es eficaz invitar a esas personas a que presten atención a aquellos logros
aislados que identifiquen ocasiones recientes durante las cuales fueron
capaces de tratarse con cierta "aceptación de sí mismas", u ocasiones durante
las cuales protestaron por el sometimiento del yo a las especificaciones
dominantes establecidas por el que perpetró el abuso.
Una vez identificado el logro aislado se pueden hacer preguntas que inciten a
un relato específico de las experiencias de la niñez y de la adolescencia, un
relato que localice análogos episodios históricos de acepta ción de uno mismo
o de protesta. También hay que esforzarse por fij ar la edad de la persona en
el momento en que ocurrieron esos episodios históricos. Otras preguntas son
entonces útiles para ayudar a las personas a revisar la relación que mantienen
consigo mismas. Estas preguntas las alientan a especular sobre la manera en
que el niño o el adolescente que eran antes podrían experimentarlas tales
como son ahora:
Si ahora se estuviera contemplando con los ojos de aquel chico de diez años,
¿qué vería él en usted que realmente apreciara? ¿Qué sería lo más importante
para él al considerar el desarrollo de usted como persona?
¿Trataría de hacer que usted fuera otra persona o lo aceptaría tal como es
ahora?
¿Por qué cree que a él le habría gustado tenerlo como padre?
¿Cómo se habría modificado la vida de ese niño si lo hubiera tenido a usted
como padre?
¿Qué podría hacer para ponerse de parte de la actitud de ese niño de diez
años hacia usted, en lugar de ponerse de parte de la actitud del adulto que
perpetró el abuso?
¿Qué diferencia tendría esto en su relación con usted mismo, en la manera en
que usted se trata?
Las respuestas a estas preguntas contribuyen a reivindicar y a realizar
versiones alternativas de uno mismo y a especificar de nuevo el yo de acuerdo
con esas versiones alternativas.
La separación
La metáfora de "decir hola" es también apropiada en circunstancias en que se
trata de la pérdida de una relación no debida a la muerte. Con frecuencia
semejantes pérdidas son devastadoras para la persona que no quiso la
separación y que deseaba continuar con la relación.
En esas personas, una de las reacciones más comunes es sentirse traicionada
por el otro miembro de la pareja y concebir extraordinarias dudas sobre sí
misma. A veces esos estados van acompañados por un embriagador acceso de
cólera farisaica. Esta reacciones generalmente tienen que ver con una nueva
percepción según la cual nunca fueron realmente amados por el otro y que
sólo se trató de un engaño. Me refiero a esta nueva percepción como la
"segunda historia".
Cuando estas reacciones persisten pueden hacerse preguntas que saquen la
"primera historia" -la que comprende la experiencia de ser una persona digna
de amor- de entre las sombras de la segunda historia. Historias que incitan a
incorporar la primera historia y a una cooperación activa con ella. Si se logra
esa incorporación se resuelve el problema de las dudas y de la indignación
farisaica.
Conclusión
Muchas personas que me consultaron por problemas relacionados con una
pesadumbre sin resolver han considerado que es eficaz la metáfora de "decir
hola" y que también son eficaces las preguntas derivadas de esa metáfora. He
comprobado que la incorporación de la relación perdida resuelve problemas
definidos como "duelo patológico" y "aflicción demorada". Al lograr esta
incorporación una persona llega a establecer una nueva relación con su yo. Y
en el proceso la persona introduce concepciones alternativas de su yo como
persona y las presenta a los demás en sus redes sociales. Esto obliga a los
demás a reconsiderar la vida de las personas, lo cual acarrea consigo nuevas
posibilidades en sus relaciones. La actitud de las personas respecto de sí
mismas llega a ser una actitud de mayor aceptación y logran tratarse a sí
mismas con mayor bondad y compasión.
66
Las ilustraciones dadas en este capítulo representan algunos aspectos de la
utilización de esta metáfora. No obstante, estos ejemplos en modo alguno
agotan las posibles aplicaciones.
Al concentrarme aquí en la metáfora de "decir hola" no tomo partido contra la
utilización de la metáfora de decir "adiós". Hay muchas cosas a las que hay
que decir adiós, incluso a la realidad material y a muchas esperanzas
y expectativas, etc. Por mi parte, creo que el proceso de la aflicción es un
fenómeno en el que hay que "decir adiós y luego decir hola".
Una vez aclarado este punto, diría yo que cualquier experiencia de pérdida es
única, así como son únicos los pasos necesarios para resolver cada pérdida.
Una metáfora es eficaz solamente en la medida en que reconozca y facilite la
expresión de este carácter único y en la medida en que no someta a las
personas a especificaciones normativas.
Referencias bibliográficas
3 El proceso de interrogar ¿Una terapia de mérito literario?*
Este capítulo está concentrado en el proceso de interrogar en la terapia. Se ha
prestado creciente atención recientemente a la formulación de preguntas en la
bibliografía de terapia familiar (por ejemplo, Penn, 1985, Tomm 1987)
principalmente inspirada en la contribución del grupo de Milán (Selvini-
Palazzoli y otros, 1980). Aquí me propongo reducir mi interés a un enfoque que
llamo preguntas de influencia relativa (White, 1986) y haré una exposición de
este enfoque concebido como un proceso de interrogación al analizarlo y al
especificar aquellas prácticas que los miembros de la familia y los terapeutas
han considerado fortalecedoras.
Bruner, E.M. 1986a: "Ethnography as narrative" en Turner, V.W. y Bruner, E.M.
(comps..) The Anthropology of Experience. Chicago, University of Illinois Press.
Bruner, E.M. 1986b: "Experience and its expressions" en Turner, V.W. y Bruner,
E.M. (comps.) The Anthropology of Experience. Chicago, University of Illinois
Press. Myerhoff, B. 1982: "Life history among the elderly: performance,
visibility and remembering" en Ruby, J. (comp.) A Crack in the Mirror: Reflexive
perspectives in anthropology. Philadelphia, University of Pennsylvania Press.
Myerhoff, B. 1986: "Life not death in Venice: its second life" en Turner, V.W. y
Bruner, E.M. (comps.) The Anthropology of Experience. Chicago, University of
Illinois Press.
Turner, V. 1986: "Dewey, Dilthey, and drama: an essay in the anthropology of
experience" en Turner, V.W. y Bruner, E.M. (comps.) The Anthropology of
Experience. Chicago, University of Illinois Press.
White, M. 1988: "The process of questioning: a therapy of literary meritT
Dulwich Centre Newsletter. invierno.
Preguntas de influencia relativa
Las preguntas de influencia relativa incitan a los miembros de una familia a
derivar dos descripciones diferentes de su relación con el problema que
presentan en la terapia. La primera es una descripción de la influencia que el
problema tiene en la vida y en las relaciones de los miembros de la familia; la
segunda es una descripción de la influencia que los miembros de la familia y
sus relaciones tienen en la persistencia del problema mismo. Las preguntas de
influencia relativa también incitan a los miembros de la familia a participar en
la elaboración de una nueva descripción del problema mismo, esto es, una
descripción externalizada.1
Los miembros de la familia logran con relativa facilidad describir la influencia
que tiene el problema en sus vidas y en sus relaciones. La segunda
descripción, la que pide que los miembros de la familia localicen excepciones
a la influencia del problema en sus vidas y en sus relaciones, les resulta más
difícil. Derivar esta segunda descripción generalmente exige que el terapeuta
comience a hacer preguntas que inciten a los miembros de la familia a prestar
atención a "logros aislados" (y), esos logros que contradicen aspectos de la
descripción de la vida de la familia saturada de problemas. Aunque no se
*Publicado en el Dulwich Centre Newsletter, invierno de 1988.
68
69
repare en ellos, esos logros aislados están siempre presentes y comprenden
una multitud de sucesos, ideas, sentimientos e intenciones que los miembros
de la familia no eligen pata que perduren y, por lo tanto, inadvertidamente
esos miembros contribuyen a la permanencia del problema.
He considerado esa falta de atención a los logros aislados dentro del contexto
de la explicación estocástica que da Bateson (1980) del proceso evolutivo.
Según esa explicación hay dos aspectos en el proceso evolutivo, aquel en que
los hechos se dan fortuitamente, por un lado, y aquel en que opera la
selección, por otro lado. Los logros aislados pasan inadvertidos a menos que
uno esté "en cierto sentido preparado para el descubrimiento apropiado
cuando éste se produce" (Bateson).
"...arrancar de lo fortuito lo nuevo requiere algún tipo de mecanismo selectivo
para explicar la persistencia de la nueva idea" (Bateson, 1980, pág. 49).
La práctica de incitar a los miembros de la familia a prestar atención a los
logros aislados crea una "disposición" a discernir nuevos "descubrimientos". En
la medida en que esta práctica alerta a los miembros de la familia
y los anima a buscar la explicación de contradicciones, no se la caracteriza
propiamente como una práctica que "señale sólo hechos positivos". Como
reacción a la incitación de atender a los logros aislados, los miembros de la
familia conciben nuevas descripciones de sí mismos, de los demás y de sus
relaciones. En este proceso, el terapeuta no necesita convencer a nadie de
nada.
He comprobado frecuentemente que las preguntas de influencia relativa
precipitan por sí mismas cambios significativos que capacitan a los miembros
de la familia y a los terapeutas. Entiendo esto a la luz de la explicación que
propone Bateson para los hechos del "mundo de los seres vivos". Sostiene
Bateson que sólo conocemos el mundo en su descripción, que no nos es
accesible una percepción objetiva de la realidad y se complacía en citar la
célebre afirmación de Korzybski: "El mapa no es el territorio".
Además, Bateson sostenía que todos los nuevos hechos producidos en el
mundo de los seres vivos deberían considerarse como una respuesta a
información o a "noticias, sobre diferencias, como una respuesta a distincio
nes dadas por nuevas descripciones; no como una reacción a fuerzas,
impactos e impulsos. Al suministrar dos descripciones diferentes del sí mismo,
de los demás y de las relaciones y también del problema mismo, las preguntas
de influencia relativa permiten a los miembros de la familia establecer nuevas
distinciones, las cuales provocan nuevas respuestas.
70
Sin embargo, si bien es cierto que la "influencia relativa" representa una
metáfora útil en una terapia que incita a los miembros de la familia a referirla
opresión experimentada a causa del problema y también a discernir logros
aislados que contradigan las descripciones saturadas de problemas y, si bien la
teoría de Bateson da una explicación de los efectos de semejante terapia, todo
esto dice muy poco sobre las más específicas microprácticas del enfoque que
efectivamente establecen las condiciones para hacer nuevas distinciones. Al
considerar estas microprácticas me concentraré aquí en aquellas preguntas
que ayudan a describir la influencia que los miembros de la familia y sus
relaciones tienen en la perduración del problema. Esas preguntas estarán
situadas dentro del contexto de un proceso. Preguntas que dan lugar a una
descripción de la influencia que tienen los miembros de la familia y sus
relaciones en la permanencia del problema, incluyen aquellas preguntas que
instan a seleccionar logros aislados y aquellas que alientan a los miembros de
la familia a replantear su relación consigo mismos, con los demás, y siempre
con referencia a esos logros aislados.
Al discutir las características de este trabajo y al observar entrevistas, varios
colegas míos hicieron útiles comentarios y formularon importantes preguntas.
Entre esas preguntas estaban las siguientes:
-¿Es el terapeuta quien impone esta segunda descripción a la familia como una
realidad objetiva?
-Si no es así, ¿cómo crea usted espacio para que los miembros de la familia
consideren nuevas posibilidades?
-¿Cómo ayuda usted a los miembros de la familia a que se manifiesten nuevas
realidades?
-¿Qué descripciones consideran más pertinentes los miembros de la familia?
-¿Cuál es la estructura de estas nuevas descripciones? -¿Cuál es la gramática
de estas preguntas?
El siguiente análisis da cuenta de mi intento de responder a estas preguntas.
Explicaciones, redescripciones y posibilidades únicas
Las preguntas que incitan a los miembros de la familia a reparar en logros
aislados son recibidas al principio como algo extraño. Estas preguntas los
desconciertan por las contradicciones inherentes a ellas y porque descu
71
bien lagunas en el conocirn.iento que tienen de sí mismos, de los demás y de
srts relaciones. El terapeuta apremia a los miembros de la familia a fin de que
llenen esas lagunas I )situando el logro aislado dentro del contexto de algún
patrón de hechos y deriv ando así una "explicación única", 2) asignando
significación o sentido a estas explicaciones únicas y derivando así de
ellasredescripciones únicas" del sí mismo, de los demás y de sus relaciones, y
3) especulando sobre hechcas futuros vinculados con estas redescripciones
únicas y derivando así "posibilidades únicas". Estas explicaciones,
redescripciones y posibilidades únicas se hacen derivar dentro del sistema
terapéutico y no son impuestas por el terapeuta. Generalmente exhiben una
riqueza y una complejidad que les faltaba a las anteriores explicaciones,
descripciones y posibilidades.
Para situar el logro aislado dentro del contexto de algún patrón de sucesos, se
hacen preguntas que ayuden a los miembros de la familia a localizarlo en el
tiempo y el espacio; esto lo asegura como parte de una secuencia que lo hace
inteligible, que le da sentido. Cuando el logro aislado se estructura dentro del
contexto de un progreso, de un cambio, surge una explicación de los hechos
en una determinada dirección:
"La diferencia que se da a través del tiempo es lo que llamamos cambio".
(Bateson, 1972, pág. 452).
Esta dirección det,ernúnada que a menudo asume el perfil de un estilo de vida
o de una trayec-toria en la vida, implica acontecimientos pasados y anticipa
acontecimientos futuros mientras sugiere nuevas posibilidades y metas
valiosas.
De modo que los 1 ogros aislados suministran el fundamento de explicaciones
o historias o versiones únicas. Entonces hay que comenzar a hacer preguntas
que insten a apreciarla significación de los logros aislados y de las
explicaciones únicas atendiendo a redescripciones únicas del sí mismo, de los
demás, de sus relaciones y atendiendo a las conexas posibilidades únicas. Los
miembros c1e la familia no mantienen una posición pasiva sino que
desempeñan una parte activa en cuanto a generar estas nuevas explicaciones
y redescripciones. Generalmente, sienten su capacidad de dirigir esta nueva
explicación a medida que cobran conciencia de que producen sus propias
producciones, a medüda que cobran conciencia de su propia conciencia. A fin
de hacermás accesible este proceso se registraron y luego se clasificaron las
preguntas que se hacen en este género de terapia. La clasificación de las
preguntas que se detallan en este capítulo es el resultado de tal trabajo. Al
ofrecer esta clasificación no dejo de ver los peligros de
72
reificación de semejante sistcrrua. rala l,Q,
clasificación es un producto, y que "el mapa no es el territorio y el nombre no
es la cosa nombrada" (Bateson,1980, pág. 33) basta decir que mi práctica es
fluida y que en la redacción misma de estas notas he imaginado maneras
nuevas y quizá más provechosas que este proceso de interrogación. Sin
embargo, he comprobado que este empeño es eficaz y que ha suministrado a
los que practican terapia familiar un instrumento de trabajo con el que pueden
experimentar y alrededor del cual pueden construir nuevas posibilidades para
los pacientes y para ellos mismos.
Una segunda descripción
La anterior discusión de este enfoque estaba estructurada en términos de la
estocástica de Bateson acerca del proceso evolutivo. Para exponer una
segunda explicación de este proceso y con la esperanza de que las distincio
nes nos procuren un mayor grado de comprensión, he decidido enfocarla
teniendo en cuenta analogías tomadas de la tradicional explicación
interpretativa de las ciencias sociales.
"En las ciencias sociales o por lo menos en aquellas que han abandonado una
concepción reduccionista de su objeto, las analogías provienen cada vez más
de las ideas de las realizaciones culturales que de la manipulación física;
proceden del teatro, de la pintura, de la gramática, de la literatura, del
derecho, del juego... Los instrumentos de razonamiento están cambiando y la
sociedad se representa cada vez menos como una máquina elaborada o como
un quasi organismo y más como un juego serio, como un drama incidental o
como un texto de conducta" (Geertz 1983, págs. 22-23).
Específicamente, he de emplear esta tercera analogía, la del texto-"la más
amplia de las recientes refiguracíones de la teoría social"- en la segunda
explicación del proceso de interrogación. Esta tradición interpretativa explica
la conducta humana y la interacción por la analogía de "lector" y "escritor". La
médula de esta explicación es la manera en que las acciones presentan
significaciones duraderas y el modo en que las pautas y cambios pueden
interpretarse dentro de la interacción de lectores y escritores.
Más particularmente he de referirme a la discusión de Bruner (1986) sobre el
modo narrativo de pensamiento en la aplicación de esta analogía del texto al
proceso de formular preguntas. Al investigar el modo narrativo de
pensamiento, Bruner considera historias de mérito literario:
73
Esta "forma" de historias de mérito literario corresponde a la "forma" de una
terapia que hace manifestar logros aislados, redescripciones y posibilidades
únicas. De manera que podríamos investigar los beneficios de definir una
terapia de "mérito literario" en la que el mayor don que hace el terapeuta a las
personas deseosas de someterse a la terapia es ayudarlas a convertirse en sus
propias autoras.
Clasificación de preguntas
Las preguntas representadas en las siguientes categorías toman varias formas.
Tenemos aquellas preguntas que incitan:
1. A la selección directa de logros aislados, a la derivación de nuevas
explicaciones, a la atribución de redescripciones únicas y posibilidades únicas.
Estas preguntas alientan a los miembros de la familia a especular sobre sus
propias percepciones y a recibir más directamente significaciones que, de otra
manera, habrían pasado inadvertidas.
2. A la selección indirecta de logros aislados, a la derivación de explicaciones
únicas, a la atribución de redescripciones únicas y a posibilidades únicas. Estas
preguntas alientan a los miembros de la familia a especular sobre las
percepciones de otras personas, incluso las percepciones del terapeuta y sus
colegas. Esto les permite guiarse por el "código" de otros para descifrar o
interpretar significaciones que de otra manera se habrían pasado por alto.
También incitan a los lectores y a los oyentes a promover cambios que
contribuyen a la permanencia y consolidación de las nuevas descripciones.
74
"Las historias de mérito literario ciertamente se refieren a sucesos del
mundoreal, sólo que hacen que ese mundo resulte nuevamente extraño, lo
redimen de lo obvio, lo llenan con lagunas que incitan al lector, en el sentido
de Barthes, a convertirse en escritor, en compositor de un texto virtual en
respuesta al texto efectivo. En definitiva, es el lector quien debe escribir para
sí mismo [sic] lo que se propone hacer con el texto efectivo... El texto virtual
llega a ser una historia por su cuenta y su carácter extraño mismo es sólo un
contraste con el sentido de lo corriente que tiene el lector. Al paisaje ficticio
debe dársele en última instancia una realidad propia; ése es el paso
ontológico. Es entonces cuando el lector hace la pregunta interpretativa
decisiva ¿Qué es todo esto? Pero lo que es esto, no es por supuesto el texto
efectivo -por grande que sea su fuerza literaria- sino que es el texto que el
lector ha construido a influjos del otro texto. Y ésa es la razón por la cual el
texto real necesita la subordinación que hace posible al lector crear una obra
propia. Lo mismo que Barthes, creo que el mayor don que el autor hace al
lector es ayudarlo a convertirse en escritor... Y, más allá de Barthes, creo que
el mayor don que el escritor hace al lector es convertirlo en un mejor escritor"
(Bruner, 1986, págs. 24 y 37).
3. A revisar y reevaluar la relación que uno mantiene consigo mismo. Estas
preguntas alientan a los miembros de la familia a especular sobre cuáles
cambios de la experiencia de sí mismos acompañan los logros aislados y las
explicaciones, redescripciones y posibilidades únicas.
4. A revisar y a reevaluar la relación de uno con los demás. Estas preguntas
alientan a los miembros de la familia a especular sobre cuáles cambios de su
experiencia de los demás acompañan logros únicos, redescripciones y
posibilidades únicas.
No he de presentar aquí las preguntas capaces de generar una descripción de
la influencia que el problema tiene en la vida y en las relaciones de los
miembros de la familia. En otro lugar (White,1987), se han documentado estas
preguntas. Presentaré preguntas capaces de ayudar a los miembros de la
familia a discernir logros aislados, de situar esos logros aislados en el contexto
de una pauta desarrollada en el tiempo, a asignar sentidó a explicaciones
únicas y a especular sobre nuevas posibilidades. Estas son todas preguntas
que incitan a los miembros de la familia a asignar significación. Muchas de
estas preguntas incluidas aquí son de estructura compleja, de manera que
pueden fragmentarse a fin de facilitar la comprensión. Las formas de
preguntas expuestas aquí en modo alguno son exclusivas y lo cierto es que fue
muy difícil decidir cuáles formas quedarían excluidas de la presente discusión.
Preguntas sobre logros aislados
"La aplicación imaginativa del modo narrativo conduce... a buenas historias, a
dramas emocionantes, a relaciones históricas... creíbles. Se refiere a las
intenciones y acciones humanas y a las vicisitudes y consecuencias que
representan su curso. Esa aplicación aspira a colocar sus milagros atemporales
en los casos particulares de la experiencia" (Bruner, 1986, pág. 13).
Las preguntas sobre logros aislados incitan a los miembros de la familia a
discernir aquellas intenciones y acciones que contradicen la descripción
saturada de problemas de la vida de la familia, esos "milagros atemporales"
que de otra manera pasarían inadvertidos. Esta situación redefine la relación
que tienen los miembros de la familia con el problema.
Las preguntas pueden utilizarse para que se manifiesten logros aislados
situados en la narración histórica de sucesos, así como logros aislados situados
en la interacción de los miembros de la familia y del terapeuta durante la
sesión.
75
Preguntas directas
-¿Puede usted recordar una ocasión en la que pudo caer en el problema pero
no cayó en él?
-¿Puede usted recordar una ocasión en la que John estuvo a punto de sucumbir
al problema pero en cambio logró reaccionar y sobreponerse? -¿Puede usted
recordar un momento en que su relación era adversa y podría haber culminado
en un problema, una ocasión en la que, sin embargo, usted se rehizo y evitó el
problema?
-¿Puede usted recordar un episodio en el que sus padres tenían opiniones
divididas sobre un problema y que, sin embargo, luego lograron unirse y
oponerse a la influencia de ese problema?
-¿Puede usted reconocer alguna ocasión en la que su resolución de eludir el
problema era tal que casi logró liberarse de su dominio?
-¿Puede usted identificar una ocasión en la que el propósito de Sally de
escapar a la opresión del problema era de tal condición que ella casi lo supera?
-¿Puede usted identificar algún incidente durante el cual se sentía más
preparada y fuerte y casi no se doblegaba bajo el peso del problema?
-¿Le sorprende descubrir que fue usted capaz de escapar al dominio de su
estado de ánimo en esta reunión y de responder a algunas preguntas?
-¿Le sorprende hasta qué punto Harry fue capaz de desafiar el problema y
mantener una postura propia en esta reunión?
Preguntas indirectas
-¿Según usted, ¿qué parte de los hechos que refirió me dice que usted todavía
tiene cierta influencia en la perduración del problema?
-¿Puede comprender mi sorpresa al ver que usted hizo semejante contribución
en esta circunstancia?
-¿Qué aspecto de estos nuevos cambios cree usted que a mis colegas les
parece más impresionante?
-¿Piensa usted que ellos podrían considerar una negativa de su parte a
cooperar con el problema durante este episodio?
-¿Qué cree usted que Fred pudo haber advertido que le sorprendió sobre el
modo en que usted enfrentaba la relación?
-En vista de la historia de la prolongada influencia del problema en su relación,
¿qué cree usted que me sorprende al considerar su relación en esta ocasión?
-Según usted ¿qué aspecto de su relación ha podido despertar esta vez la
curiosidad de mis colegas?
76
Preguntas relativas a la explicación única
"...la historia debe generar dos panoramas simultáneamente. Uno es el
panorama de acción en el que los elementos constitutivos son los elementos
de la acción: agente, intención o meta, instrumento, es decir, algo que
corresponde a la gramática de la historia" (Bruner, 1986, pág. 14).
Las preguntas referentes a la explicación única instan a los miembros de la
familia a dar sentido al logro aislado, localizándolo dentro de una pauta o clase
de sucesos que están relacionados en el tiempo y el espacio. Los logros
aislados están estructurados en el "panorama de acción".
Estas preguntas historian los logros aislados, emplean una gramática de
cambios decisivos y progreso e incitan a relatar la historia personal y de las
relaciones.
Preguntas directas
-¿Cómo logró usted dar este paso?
-¿Quiere ayudarme a comprender cómo pudo superar el problema? -¿Qué le
parece que podría haber estado haciendo usted a fin de prepararse para dar
este paso?
-¿Cuándo se dio usted cuenta por primera vez de que debía tomar la decisión
de ser audaz y emprender algo nuevo?
-¿Qué cree usted que ocurrió en la,preparación de John para llegar a esta
realización?
-¿De dónde cree usted que Fred sacó la idea de experimentar con un nuevo
estilo de vida?
-Si este ejemplo de haber eludido el problema es una guía que lo orienta en
una nueva dirección, ¿qué le dice a usted esa guía sobre la naturaleza de esa
nueva dirección?
-¿Qué otra cosa advirtió usted que pudiera decirle algo más sobre esta nueva
dirección?
-¿Qué clase de entrenamiento practicó usted para preparar a su relación a
declinar la invitación a cooperar con el problema?
-Si este era un cambio decisivo para su relación, ¿qué otros hechos más
recientes podrían sugerir que usted estaba consolidando un nuevo curso de
acción? -Considerando las cosas retrospectivamente ¿cómo ve usted el éxito
que obtuvo en esa ocasión? ¿Lo ve como un éxito que satisface las esperanzas
y aspiraciones de su vida?
77
Preguntas indirectas
-Según usted, este logro entendido como una guía decisiva, ¿qué me dice a mí
sobre la naturaleza de su nueva decisión?
-¿Comprende usted que mis colegas puedan considerarlo un hito? -¿Qué clase
de trayectoria en la vida cree usted que estoy asociando con ese hito?
-¿Qué cree usted que les parece más significativo a mis colegas de ese cambio
decisivo?
-¿Qué cree usted que esta contribución me dice sobre la manera en que usted
está orientándose en una nueva dirección?
-¿Qué cree usted que su intención de superar el problema le dice a Mary sobre
la manera en que usted está tratando de dar una nueva trayectoria a su vida?
Preguntas relativas a la redescripción única
"El otro panorama es el panorama de la conciencia: lo que aquellos entregados
a la acción conocen, piensan o sienten o no conocen, no piensan o no sienten".
(Bruner, 1986, pág. 14).
Las preguntas relativas a la redescripción única, estimulan a los miembros de
la familia a dar significación a los logros aislados y a las explicaciones únicas
mediante la redescripción de sí mismos, de los demás
y de sus relaciones. Estas preguntas incitan a los miembros de la familia a
operar en el dominio de la conciencia y a hacer que se manifiesten otros
conocimientos.
Preguntas directas
-¿Qué le dice a usted sobre sí mismo que resulte importante que yo
conozca?
-¿Qué le informa esto acerca de las cualidades de Jane que de otra manera
usted no hubiera conocido?
-¿Qué le dice esta nueva dirección sobre aspectos de su relación que a usted le
es grato conocer?
-¿Qué declaran estos descubrimientos sobre la relación de sus padres que, de
otra manera, a usted se le hubieran pasado por alto?
-¿Cree usted que la nueva imagen de sí mismo que acompaña esta nueva
dirección cuadra a su persona más que la antigua imagen?
Si es así, ¿por qué esta imagen cuadra más a su persona?
-¿Qué parte de su persona lo lleva a creer que esta nueva dirección se
acomoda mejor a usted que la antigua dirección?
-¿Cuál de las realizaciones que acompañan esta nueva imagen de Harry le
parece a usted más atractiva?
-El haber abandonado con éxito su antiguo modo de ser, ¿qué le dice sobre su
relación que usted pueda admirar?
-¿Qué es lo que conoce usted ahora sobre su relación que le hace desear una
conexión mayor con esta nueva dirección?
Preguntas indirectas
-¿Qué cree usted que estos nuevos cambios me dicen sobre usted como
persona y que es importante que yo conozca?
-¿Cómo cree que ha cambiado la imagen que tengo de usted como persona? -
¿Qué cree usted que mis colegas han descubierto sobre su capacidad que de
otra manera habrían pasado por alto?
-¿Qué cree que esto podría decirle a Jane sobre usted y que ella pueda
apreciar?
-¿Qué aspectos de su relación piensa usted que son ahora visibles para los
demás, aspectos que habríamos pasado de otra manera por alto todos
nosotros? -¿Qué cree usted que esto me dice sobre su relación que yo puedo
apreciar? -¿Qué pudo advertir Jim sobre la capacidad de resolver el problema
de su relación que hubiera sido algo nuevo para él?
Preguntas referentes a la relación con el sí mismo
-¿Qué le parece oírse decir que usted tiene autoridad sobre sí mismo? -¿En qué
medida saber esto sobre usted influye en la manera en que se percibe a sí
mismo?
-¿De qué modo estas nuevas realizaciones suyas influyen en su capacidad de
respetarse a sí mismo?
-¿Qué efecto tiene su determinación de no cooperar con el problema en la
actitud respecto de usted mismo?
-¿Cómo esta nueva imagen de sí mismo modificó la manera de estimarse como
persona?
Preguntas referentes a la relación con los demás
-¿Cómo estos descubrimientos acerca de la influencia que usted tiene en la
perduración del problema afectan su relación con Sandra?
-Saber esto sobre Paul, ¿qué efecto tiene en su relación con él? -¿Según usted,
la significación de estos cambios en la relación de sus padres ¿afecta la
interacción que mantiene con ellos?
78
79
Las preguntas referentes a posibilidades únicas incitan a los miembros de la
familia a especular sobre el futuro personal y de sus relaciones, lo cual está
relacionado con explicaciones únicas y redescripciones únicas. Estas preguntas
alientan a los miembros de la familia a investigar otras versiones posibles del
yo y de sus relaciones, a descubrir qué nuevos y valiosos destinos o metas
podrían acompañar las explicaciones únicas y las redescripciones únicas, y a
descubrir qué indicios estas versiones alternativas podrían suministrar sobre
posibilidades futuras y sobre los pasos específicos ofrecidos por esas
posibilidades. El análisis de estos pasos más específicos o inminentes
generalmente está acompañado por un debate sobre la disposición de los
miembros de la familia a dar el paso siguiente. Durante este proceso el nuevo
rumbo se convierte en una "cosa en sí misma", parece cobrar vida propia y
poseer un impulso propio.
Preguntas directas
-¿De qué manera conocer esto sobre sí mismo influye para que dé el próximo
paso?
-¿Cuáles son algunas de las posibilidades que podrían impulsar a Jason en una
nueva dirección?
-¿En qué medida cree usted que esta nueva concepción de su relación pueda
afectar su futuro?
-¿Qué posibilidades cree usted ahora que tiene la relación de Sarah con su
padre?
-Puesto que le parece a usted atractiva esta nueva imagen de sí mismo, ¿cómo
podría adherir más a ella?
-¿Qué nuevas posibilidades tendría Fred si éste adhiriera más a la nueva
imagen que usted tiene de él como persona?
-¿Cómo afectarían sus planes para el futuro la atracción que usted siente por
esta nueva imagen de su relación?
-Si usted aceptara plenamente estos nuevos descubrimientos sobre sí mismo,
¿cuál cree que sería su próximo paso?
-Poniendo cuidado en no adelantarse demasiado al programa, ¿cuándo cree
usted que estaría preparado para intentar ese paso?
80
"...es como si se lanzaran a un viaje sin mapas... y sin embargo ellos poseen
una cantidad de mapas que podrían dar indicios; además saben mucho sobre
viajes y mapas... Con el tiempo, el viaje se convierte en una cosa en sí misma
por más que su forma inicial haya sido tomada del pasado" (Bruner, 1986, pág.
36).
Preguntas sobre posibilidades únicas
Preguntas indirectas
-Sabiendo lo que ahora sé sobre usted, ¿qué posibilidades cree que yo podría
prever para usted inmediatamente?
-¿Qué cree usted que estas realizaciones dicen a mis colegas acerca de las
nuevas direcciones que ahora le son accesibles a usted?
-¿Qué cree que a Jane le parece alentador acerca de las nuevas posibilidades
que acompañan esta nueva imagen de usted como persona?
-Habiéndome enterado de este nuevo concepto de su relación ¿qué pasos cree
que mis colegas consideran accesibles para usted?
-¿Puede apreciar algunas de las nuevas posibilidades que yo creo que usted
tiene para reconstruir su relación?
-Habiendo cobrado un nuevo respeto por su relación, ¿qué pasos piensa que yo
preveo como posibles para usted?
Preguntas referentes a la relación con el sí mismo
-¿En qué medida aprovechar algunas de estas nuevas posibilidades puede
afectar la relación que usted tiene consigo mismo?
-¿Cómo cree que explorar las nuevas oportunidades que acompañan esta
nueva dirección afectará la apreciación de usted mismo como persona? -
¿Cómo afectará la realización de algunos de estos pasos el grado de holgura y
satisfacción que usted experimenta consigo mismo?
Preguntas referentes a la relación con los demás
-¿En qué medida esta nueva visión de sí mismo afectará su relación con John?
-¿Qué efecto tendrá en su interacción con Sally el hecho de que ella siga
algunas de estas nuevas posibilidades?
-¿Cómo los hechos futuros de la nueva trayectoria de la relación de sus padres
afectarán la interacción que usted mantiene con ellos?
Conclusión
He procurado presentar un compendio del proceso de interrogar; lo he hecho
apelando primero a la explicación estocástica que da Bateson de la evolución
y, luego, a la analogía con el texto tomada de la tradicional explicación
interpretativa de las ciencias sociales, con especial referencia a la contribución
de Bruner. He dado una pequeña muestra de preguntas de varias categorías
para mostrar algunas de las posibilidades que ofrece este compendio. Todas
esas preguntas necesitan modificaciones según la
81
retroalimentación que se produzca en las respuestas de los miembros de la
familia.
Este enfoque concibe la terapia como un contexto de curiosidad° y asume la
forma de un empeño cooperativo y una indagación de nuevas posibilidades. La
terapia toma así una dirección única en laque los miembros de la familia son
incitados a poner al día al terapeuta en cada sesión sobre el cambiante cuadro
de sus vidas y de sus relaciones.
Notas
1. Es una práctica cultural divorciar los problemas de sus relaciones sociales y
asignarlos a personas. Pueden identificarse dos fases en la historia de este
proceso (Foucault, 1965, 1973). La primera fase comprende prácticas
divisorias que separan a las personas de las demás y las objetivan al
asignarles una identidad. La segunda fase comprende la objetivación del
cuerpo de la persona mediante la localización y clasificación de
perturbaciones. Las preguntas de influencia relativa utilizan la práctica cultural
de objetivación frente al mismo, al objetivar y externalizar problemas (véase
White 1987) y así se oponen a la objetivación de las personas. La
externalización de problemas y de contextos de problemas y especificaciones
de personalidad constituyen el contenido de un futuro capítulo y, por lo tanto,
no he de tratar aquí el tema.
2. He tomado esta expresión de Goffman (1961). Steve de Shazer y sus
colegas del Brief Family Therapy Center de Milwaukee, prefieren hablar de
"excepciones" y las expresiones son intercambiables. La idea de excepciones
evoca "personas excepciona les" y la de logros aislados o únicos evoca
"personas únicas". Es un placer trabajar con ambos conceptos.
3. También he denominado estos logros aislados como "contradicciones" (en el
sentido de oposiciones), pero aquí se trata de un orden de descripción
diferente que constituye el tema central de un capítulo de próxima aparición
que redactaré con la colaboración de David Epston.
4. Como veremos después, sería más correcto declarar que las preguntas de
influencia relativa suscitan descripciones múltiples.
5. Las preguntas y penetrantes comentarios de Karl Tomm me resultan
particularmente útiles para llegar a una articulación más clara de este proceso
de interrogación; también me fueron muy útiles sus conceptos de "dar
nacimiento a nuevas realidades" y "abrir espacio a nuevas posibilidades".
También debo agradecer a David Epston sus comentarios que me ayudaron
con sus útiles conexiones y a Catherine Munro quien formuló algunas
preguntas importantes que me hicieron reelaborar y reevaluar las preguntas
de influencia relativa; no necesito decir que esas preguntas y comentarios
contribuyeron al desarrollo de este trabajo.
6. Eugene Gray me prestó valiosa ayuda al observar entrevistas y al registrar
mis preguntas durante un período de seis meses. También repasé "viejas"
entrevistas registradas en videocassettes.
7. Agradezco a David Epston de Auckland, Nueva Zelanda la idea de la
analogía con los textos y por alentarme a estructurar mi trabajo teniéndola en
cuenta. David ha estado desarrollando una terapia basada en la analogía del
texto y en la teoría del relato. Véase, por ejemplo, "Writing Your Biography"
(Epston, 1986).
8. En Epston y White (1985) se encontrará otra versión de estas y otras formas
de preguntas.
82
9. Muchas de las respuestas dadas a estas preguntas pueden vincularse con
las descripciones yuxtapuestas que generan las preguntas de influencia
relativa. Por ejemplo: "¿Le dice a usted esto que se ha fortalecido y que el
problema se ha debilitado o que el problema se fortaleció y usted se debilitó?"
o "¿Le dice a usted esto que es una persona para sí misma o es más una
persona para los demás?" Debe hacerse hincapié en las distinciones y,
entonces, se suscitan nuevas respuestas.
10. Otro enfoque de la terapia entendida como contexto de curiosidad se
encontrará en Cecchin (1987).
Referencias bibliográficas
Bateson, G. 1972: Steps to an Ecology of Mind. Nueva York, Ballantine Books.
Bateson, G. 1980: Mind and Nature: A necessary unity. Nueva York, Bantam
Books. Bruner, J. 1986: Actual Minds, Possible Worlds. Cambridge, Mass,
Harvard University Press.
Cecchin, G. 1987: "Hypothesizing, circularity, and neutrality revisited: an
invitation to curiosity". Family Procese, 26:4.
Epston, D. y White, M. 1985: "Consulting your consultants consultante".
Proccedings of The Australian Family Therapy Conference. Melbourne, V.A.F.T.
Epston, D. 1986: "Writing your biography". Case Studies, 1:1.
Foucault, M. 1965: Madness and Civilization: A history of insanity in the age of
reason. Nueva York, Random House. [Versión castellana: Historia de la locura
en la época clásica. 2 vols. México, FCE, 1979.1
Foucault, M. 1973: The Birth of the Clinic: An archaeology of medical
perception. Londres Tavistock.
Geertz, C. 1983: Local Knowledge: Further essays in interpretative
anthropology. Nueva York, Basic Books.
Goffman, E. 1961: Asylums. Nueva York, Doubleday.
Penn, P. 1985: "Feed-forward: future questions, future maps". Family Procese,
24:3. Selvini-Palazzoli, M., Boscolo, L,. Cecchin, G., y Prata, G. 1980:
"Hypothesizingcircularity-neutrality: three guidelines for the conductor of the
session". Family Process, 19:3.
Tomm, K. 1987: "Interventive interviewing: Part 11. reflexive questioning as a
means to enable self-healing". Family Procese, 26:2.
White, M. 1986: "Negative explanation, restraint, y double descripción: a
template for family therapy". Family Procese, 25:2.
White, M. 1987: "Family therapy y schizophrenia: addressing the in-the-corner
lifestyle". Dulwich Centre Newsletter, primavera.
83
La mayor parte de las personas diagnosticadas como esquizofrénicas que me
fueron derivadas o fueron derivadas a los equipos que yo consulto, hacía
tiempo que habían recibido ese diagnóstico y la mayor parte de ellas
eran consideradas como casos "crónicos" con síntomas "positivos duraderos"
(alucinaciones e ilusiones) y síntomas "negativos" (retraimiento, apatía, etc.);
esas personas sufrían frecuentes recaídas. Casi todas ellas habían sido
tratadas con tranquilizantes durante un tiempo considerable y entonces se
manifestaron los efectos secundarios de una tardía disquinesia.
En el desarrollo del enfoque esbozado en este capítulo, he aceptado ese
diagnóstico previo de esquizofrenia con el fin de definir el grupo de personas y
las familias para quienes este trabaj o pudiera ser pertinente. No me interesé
particularmente por la clasificación o reclasificación de esas personas según el
sistema de inteligibilidad predominante que llamamos clasificación psi
84
4
Terapia familiar y esquizofrenia El estilo de vida de "sentirse arrinconado"*
Este capítulo presenta una perspectiva sobre la esquizofrenia que 1) pone
énfasis en la naturaleza socialmente producida de su desarrollo, 2) se
concentra en las descripciones de sí mismas que hacen las personas
diagnosticadas como esquizofrénicas y que sienten la extraordinaria
imposibilidad de llegar a ser personas y 3) utiliza una metáfora cibernética
para delinear la participación de los miembros de la familia alrededor de este
problema.
Se dan con algún detalle ejemplos de intervenciones que me han parecido
útiles. Esas intervenciones socavan la sensación de fracaso que sienten los
miembros de la familia pues se los ayuda a 1) oponerse a los efectos de
sujeción de la clasificación científica y del juicio normalizador, 2) a eludir el
sistema de incitaciones recíprocas que presta apoyo al estilo de vida de
"sentirse arrinconado", 3) a identificar logros aislados que contribuyan a una
nueva y positiva descripción de uno mismo y 4) a establecer un nuevo
contexto en el caso de recidivas, contexto que mitiga la sensación de
deterioro.
La esquizofrenia
*Publicado en el Dulwich Centre Newsletter, primavera de 1987.
quiátrica. Para mí, la base social de ese fenómeno que llamamos esquizofrenia
está en el dominio específico de poder/conocimiento que la produce. Esto no
significa que yo no crea que exista una experiencia personal muy real y
aflictiva que se designa como esquizofrenia.
Me interesa en cierto modo la historia social de esta forma de clasificación, sus
orígenes culturales y las consecuencias que derivan de ella. Cuando se acuñó
el término esquizofrenia, éste era sinónimo de mal crónico, incurable y de
deterioro (como lo era su predecesora, la expresión demencia precoz). Este
concepto echó profundas raíces en los sistemas de creencia tanto de los
dominios laicos como de los dominios profesionales. Y estas creencias sobre la
esquizofrenia perduran en la esfera de lo que Gellner (1975) ha llamado
"sistemas de pensamiento tradicional" o lo que EvansPritchard (1976) ha
designado como "rígidas creencias implícitas".
Gellner afirma que los sistemas de pensamiento tradicional, a diferencia de los
sistemas de pensamiento moderno que se basan en principios y en conceptos
intelectuales explícitos, se articulan implícitamente y están inser tos en la
conducta, la cual se considera como parte del orden natural de las cosas y, por
lo tanto, no requiere ninguna explicación. El hecho de que semejantes
creencias no estén explícitamente articuladas las hace mucho más generales,
profundas, compulsivas y resistentes a cualquier cambio.
Evans-Pritchard, al llamar la atención sobre la tenacidad de esas creencias,
muestra cómo los intentos que se oponen directamente a ellas para indicar sus
contradicciones o para presentar concepciones diferentes, gene ralmente
sirven sólo para reforzar dichas creencias. A las personas que participan en
una esfera particular de creencias rígidas e implícitas les resulta sumamente
difícil explicar sus propias experiencias sin recurrir al idioma de tales
creencias. Dentro de esa esfera las experiencias se ordenan según creencias
que en general no son accesibles al intelecto consciente a los efectos de su
examen crítico.
La esquizofrenia como clasificación científica se prefirió a demencia precoz,
porque el vocablo podía transformarse en un adjetivo capaz de objetivar a la
persona así clasificada, de suerte que ahora podía hablarse de una persona
"esquizofrénica" (Bleuler, 1950). La esquizofrenia no sólo estaba dentro de la
persona sino que ocupaba la totalidad de la persona y constituía la identidad
total de ésta. Foucault (1975) identifica la clasificación científica de personas
como una práctica cultural en virtud de la cual el cuerpo se convierte en una
cosa y la docilidad de éste es el resultado.
Al considerar la naturaleza compulsiva de los sistemas de pensamiento
tradicional y las consecuencias de la práctica de la objetivación de personas
85
mediante la clasificación científica, podemos especular sobre los aspectos
socialmente producidos del curso de deterioro propio de la esquizofrenia. Esta
especulación se ve fortalecida por la proposición de que las personas dan
sentido a los sucesos y experiencias de su vida relacionándolos con algún
relato personal.
"El relato esencialmente estructura sucesos de manera tal que éstos muestran,
primero, una conexión o coherencia y, segundo, un sentido de movimiento o
de dirección a través del tiempo." (Gergen y Gergen, 1984, pág. 174-175).
De esta manera los hechos de la vida se interpretan ensamblándolos, de modo
que correspondan a algún fin proyectado o a alguna meta. Si el concepto de
esquizofrenia contiene creencias rígidas e implícitas sobre lo
crónico y el deterioro, si la clasificación científica produce sujetos dóciles y si la
interpretación de sucesos actuales está en cierto modo determinada por el
futuro, luego la naturaleza social de la esquizofrenia debe ejercer una
poderosa influencia en su desarrollo.
Etiología y cura
Durante la realización de este trabajo, me preocupé poco por la etiología de la
experiencia clasificada como esquizofrenia. Si bien me son bastante familiares
varias teorías etiológicas diferentes, no he experimentado ningún deseo de
participar en el debate. No siento ningún gran entusiasmo ni una particular
atracción por alguna proposición específica (incluso aquellas teorías que
proponen la causalidad en la interacción y en la comunicación). Esto no
significa que yo niegue la idea de que existen aspectos biológicos de este
fenómeno o que niegue que los productos químicos puedan ser útiles para
mitigar el mal. Las teorías sobre la etiología de la esquizofrenia suelen ser
circulares y conclusas en sí mismas. El lector encontrará una excelente reseña
de las diversas teorías y una crítica de éstas en el trabajo de Barrett
"Schizophrenia and personhood" (1987).
No necesito decir que en el desarrollo de este trabajo no me he apoyado en
ninguna versión establecida de la etiología de la esquizofrenia. Mi interés
primario se concentró en la perduración de ciertos problemas en el tiempo,
problemas que he llegado a asociar con ese estilo de vida de "sentirse
arrinconado". Esos problemas rara vez comprenden alucinaciones o engañosas
ilusiones, sino que son problemas propios de la vida misma. Se dan en la
esfera de las relaciones sociales y la persona diagnosticada como
esquizofrénica los experimenta como problemas opresivos, así como los
sienten los demás
86
miembros de la familia, especialmente los padres. De las familias que he visto
y en las que había un miembro esquizofrénico según el diagnóstico, los padres
al discutir los problemas de su hijo/hija habitualmente hablan de la afición a
permanecer en la cama a horas irregulares, de la falta de atención a la higiene
personal, de episodios de antagonismo contra otros miembros de la familia, de
una aparente alergia a los quehaceres domésticos y de una desesperanza y
pasividad generales. A veces los miembros así diagnosticados se quejan de
experimentar una sensación de futilidad y parálisis, de fracaso e
incompetencia y otras veces se lamentan de la injusticia, de la desdicha de ser
insignificantes. Si la persona en cuestión estuvo internada en hospitales, es
probable que su estilo de vida de "sentirse arrinconada" contenga detalles
sobre el consumo crónico de estupefacientes y/o alcohol.
Teniendo como interés primario la perduración de ese estilo de vida de
"sentirse arrinconado", presté también escasa atención a la cura misma de ese
fenómeno que llamamos esquizofrenia, así como presté escasa atención a su
etiología.
La persona
A lo largo de estas notas me referiré a las personas que fueron diagnosticadas
como "personas esquizofrénicas". Habitualmente estas personas presentan
varios problemas que tienen que ver con lo que generalmente se relaciona con
el curso de deterioro de la esquizofrenia. Las más de ellas se manifiestan como
"pasajeros" de la vida y declaran su desesperanza sobre el futuro, o bien dicen
que ocurrirá algún acontecimiento asombroso y fortuito que les permitirá
concretar su plan de llegar a ser un astronauta o un explorador del Polo Sur.
Las preguntas sobre detalles actuales de la vida de estas personas
habitualmente generan descripciones de un estilo de vida de "sentirse
arrinconados". Por otro lado, se ha llamado a esto también "carrera o
trayectoria".
"Tradicionalmente el término carrera se reservaba para aludir a quienes
esperaban gozar de promociones en la trayectoria de una respetable
profesión. Sin embargo, el término llegó a emplearse en un sentido más amplio
para referirse a la posición social de una persona en el curso de su vida. Así se
toma la perspectiva de la historia natural: los logros aislados se pasan por alto
en favor de cambios producidos en el tiempo y considerados básicos y
comunes a los miembros de una categoría social aunque se dan
independientemente los unos de los otros." (Goffman, 1961, pág. 127).
87
En el caso de las personas situadas en esa carrera o trayectoria, la única
noticia de cambios en sus vidas y circunstancias que ellas puedan señalar para
perdurar, es la noticia que pueda insertarse dentro de la red de supuestos,
premisas y expectativas relativas a los miembros de esa específica categoría
social. Siguiendo a Bateson (1972) he llamado a esa red un sistema de
limitación (White, 1986a). La noticia de logros aislados se "olvida o se
desdibuja... los mensajes cesan de ser mensajes cuando nadie puede leerlos"
(Bateson, 1980, págs. 50-51).
En respuesta a las preguntas que alientan a las personas a explicar su
situación, habitualmente ellas refieren variaciones del "cuento triste".
"Según la etapa que una persona ha alcanzado en su trayectoria, uno
comprueba habitualmente que ella elabora una imagen del curso de su vida -
pasado, presente y futuro- que selecciona, abstrae y deforma las cosas de
manera tal que le suministran una visión de sí mismo que útilmente proyecta a
situaciones actuales. En términos muy generales, la línea defensiva de la
persona la lleva a alinearse apropiadamente junto a los valores básicos de su
sociedad y esto bien puede llamarse una excusa. Si los hechos del pasado y
del presente de una persona son extremadamente deplorables, entonces lo
mejor que ella puede hacer es mostrar que no es responsable del estado a que
ha llegado, de manera que aquí la expresióncuento triste resulta apropiada. Es
interesante comprobar que cuando el pasado más fuerza a la persona a
alinearse aparentemente junto a los principales valores morales, con tanta
mayor frecuencia esa persona se siente compelida a referir sucuento triste en
cualquier parte en que se encuentre" (Goffman, 1961, pág. 151).
Puede argüirse que los "valores básicos" aquí mencionados se refieren a las
nociones culturalmente producidas sobre la especificación de la personalidad,
una especificación que es en alto grado individualista. Foucault (1979), al
trazar la historia social de los modos en que los seres humanos son sometidos,
discurre que esa especificación de personalidad tiene que ver con el
ordenamiento y distribución de los seres humanos en el espacio para
convertirlos en "cuerpos dóciles". Según Foucault,, esa especificación es el
resultado de una técnica disciplinaria llamada "juicio normalizador", una
técnica de sujeción y control sociales derivada de la distribución de las
personas alrededor de una norma. Esta especificación, en alto grado
individualista de la personalidad, pone fuerte énfasis en criterios normativos
tales como coherencia, consistencia, posesión de sí mismo, contención de sí
mismo, automaximización, autonomía, productividad, integración, totalidad,
etc. Foucault también sostenía que el juicio normalizador somete y descalifica
el poder personal, tanto más cuanto que no suministra puntos fijos en virtud
de los cuales las personas puedan formular sus propios juicios, puntos fijos
alrededor de los cuales las personas pueden protestar.
88
La sujeción a este proceso de normalización hace que la persona que
experimenta ese fenómeno clasificado como esquizofrenia, sienta como un
extraordinario fracaso el no llegar a ser una persona. En respuesta a esa
sensación de extraordinario fracaso, la persona en cuestión desarrolla una
elaborada y extensa urdimbre de excusas que es su cuento triste y, entonces,
el estilo de vida de "sentirse arrinconado" se hace más completo.
La familia
Los parientes de la persona en cuestión y particularmente los padres, en la
medida en que acompañen a esa persona en el curso de deterioro de su vida,
se sienten cada vez más responsables por haberla descuidado. Cuando ese
estilo de vida de "sentirse arrinconado" se extiende, los parientes se hacen,
más activos para obrar en favor de la persona. Y entonces, llega a ser
abrumadora la experiencia de los miembros de la familia que se adhieren a la
idea de que la persona en cuestión no es una personas.
Generalmente, puede discernirse una dirección en la cual, inadvertidamente,
los miembros de la familia colaboran en la perduración del estilo de vida de
"sentirse arrinconado".
"Sobreviene un drástico cambio, pero nosotros nos acostumbramos al nuevo
estado de cosas antes de que nuestros sentidos puedan decirnos que se trata
de algo nuevo... No es cuestión de poca monta el hecho de que nunca nos
demos cuenta del rumbo que toman nuestros cambios de estado" (Bateson,
1980).
Este es un rumbo al que los miembros de la familia se acostumbran
progresivamente y aceptan la situación de deterioro. Generalmente, los
miembros de la familia no advierten ese rumbo y son incapaces de detectar
la diferencia que hay entre el grado en que están participando en ese estilo de
vida en un momento dado y el grado en que lo están haciendo en otro
momento. En este proceso, los miembros de la familia llegan a los límites de
su flexibilidad y experimentan crecientes sensaciones de frustración,
impotencia y fracaso.
La metáfora cibernética de la retroalimentación puede invocarse para ayudar a
describir los elementos específicos del sistema en que se sustenta el estilo de
vida de "sentirse arrinconado". Según esta metáfora, la circularidad es un
fenómeno fundamental de todos los sistemas.
"Cabe esperar que los sucesos en cualquier posición del circuito tengan efecto
en todas las posiciones sobre el circuito en momentos posteriores". (Bateson,
1972, pág. 404).
89
La circularidad propone una recursividad en todos los sistemas en los que los
sucesos ejercen retroalimentación sobre sí mismos. Bateson identifica los
circuitos de retroalimentación como circuitos que limitan lainteracción, puesto
que los cambios duraderos en una parte del sistema deben ser
complementarios de los cambios producidos en el sistema mayor. En los
sistemas humanos, es posible describiresta circularidad como un sistema de
incitaciones recíprocas que, inadvertidamente, son tanto emitidas como
respondidas.
Cuando se delinea la interacción de los miembros de la familia en torno de la
esquizofrenia con esta metáfora, se hace evidente una caracterización como la
que sigue:
El desarrollo de la red de excusas necesarias para prestar apoyo al "cuento
triste", incita a los padres a adoptar una actitud más tolerante en cuanto a las
excusas y a sentirse más responsables por la vida de la persona en cuestión. A
medida que los padres se hacen más responsables son, también, más
susceptibles a la censura y más vulnerables a la experiencia de la culpabilidad.
Esa vulnerabilidad a la culpa, a su vez incita a la censura por parte de la
persona que asigna a los padres una condición de "pasajeros" en la vida. Este
sistema de incitaciones recíprocas refuerza con el tiempo la polaridad entre lo
irresponsable y lo superresponsable. A veces, este ciclo se desorganiza
momentáneamente cuando la frustración que experimentan los padres les
provoca un estallido de hostilidad hacia la joven persona. Lamentablemente,
esos estallidos sólo sirven para reforzar este ciclo con el correr del tiempo.
Como resultado de ello, la persona en cuestión experimenta una sensación
mayor de fracaso y busca más activamente nuevas excusas. Los padres, al
experimentar también una mayor sensación de fracaso provocada por su
sentimiento de culpabilidad y por los remordimientos que sienten por los
estallidos en que incurrieron, se sienten mucho más responsables por la vida
de la joven persona. Con el tiempo, la intensidad de esta participación en la
permanencia del problema sube de punto y los miembros de la familia quedan
todos centrados en la esquizofrenia.
Aunque este pasaje describe sólo una versión de estos sistemas de
incitaciones recíprocas, con el tiempo se manifiesta en un aumento de la
intensidad con que los miembros de la familia participan en el problema.
Los influyentes estudios de Brown y otros (1972) proponen una visión
monocular de este proceso, por cuanto describen sólo una parte del circuito de
retroalimentación. El concepto de "emoción expresada" que exponen estos
autores estimuló el desarrollo del enfoque psicoeducacional; dicho concepto
deriva de estudios que hacen hincapié en un fenómeno desarrollado en una
sola dirección, es decir, la expresión de hostilidad por parte de los
90
padres respecto de la persona, en lugar de ofrecer una visión binocular que
ponga énfasis en el estudio de la naturaleza circular de la interacción familiar.
Las notas siguientes detallan varias intervenciones, incluso aquellas
destinadas a desorganizar los sistemas de incitaciones recíprocas y a
disminuir, así, la intensidad de la interacción de los miembros de la familia
alrededor de la esquizofrenia. Aunque la perspectiva sobre la esquizofrenia
adoptada aquí es diferente del punto de vista adoptado por el enfoque
psicoeducacional, podría afirmarse que esas intervenciones también
disminuyen el nivel de la "emoción expresada" en las familias.
El método
Las notas siguientes dan detalles específicos sobre la aplicación a la terapia de
un enfoque más general (White, 1986a). Estas aplicaciones se refieren a
aquellos factores que ponen obstáculos al desarrollo de ese fenómeno que
llamamos esquizofrenia.
En la aplicación de ese enfoque es importante que el terapeuta someta a
crítica su participación con los miembros de la familia. Lo verdaderamente
importante de esta crítica es la cuestión de saber si los miembros de la familia
experimentan el proceso terapéutico como algo que los capacita o como algo
que los somete. El proceso de incitar a los miembros de la familia a
evolucionar alrededor de descripciones alternativas del problema, ¿los
capacita para oponerse a su experiencia de opresión causada por el problema
o contribuye a aumentar esta experiencia de opresión? Las opciones
accesibles a los miembros de la familia, ¿los ayudan a sentirse con autoridad
sobre ellos mismos o hacen que se sientan más sujetos a otra autoridad?
Durante toda esta labor se presentan dilemas de decisión a los miembros de la
familia al yuxtaponerse descripciones "viejas" y descripciones "nuevas".
Externalización del problema y preguntas de influencia relativa
En el proceso de externalizar problemas se utilizan prácticas culturales de
objetivación que se enfrentan con otras prácticas culturales de objetivación. El
problema mismo queda externalizado, de modo que la persona ya no es el
problema. El problema es el problema mismo. Esta objetivación y
externalización del problema se oponen a las técnicas individualizadoras de la
clasificación científica y a otras prácticas de división más generales.
91
Cuando la externalización de la esquizofrenia desafía el concepto de
esquizofrenia como clasificación de personas, desafía asimismo los aspectos
de este fenómeno producidos socialmente, incluso los que tienen que ver con
lo crónico, la incurabilidad y el deterioro. Cuando la externalización de la
esquizofrenia desafía a prácticas de división une a los miembros de la familia y
los faculta para protestar contra las maneras en que se han sentido
compelidos a cooperar con la esquizofrenia.
Al principio, la externalización de la esquizofrenia se logra haciendo preguntas
que alienten a los miembros de la familia a determinar la influencia que la
esquizofrenia tiene en sus vidas y en sus relaciones. Al reflexionar en estas
preguntas y al responder a ellas, los miembros de la familia participan
activamente en el proceso de externalización. Además de externalizar la
esquizofrenia, estas preguntas hacen visible a los miembros de la familia su
inadvertida participación en la perduración del estilo de vida de "sentirse
arrinconado".
La externalización del problema suele ser progresiva y, en este proceso, el
terapeuta ayuda a los miembros de la familia a elaborar definiciones más
precisas de las experiencias que ellos consideran problemáticas y que más les
preocupan por el momento. Por ejemplo, el terapeuta puede al principio
comenzar a hacer preguntas que externalicen la esquizofrenia o el mal y luego
hacer preguntas que externalicen aspectos del estilo de vida de "sentirse
arrinconado" que son promovidos por la esquizofrenia y, por fin, hacer
preguntas que externalicen esos hábitos específicos de que depende ese estilo
de vida para perdurar. Doy a continuación una pequeña muestra de estas
preguntas:
-¿Qué efecto ha estado teniendo la esquizofrenia en sus vidas y relaciones? -
¿De qué manera se sintió usted empujado a un rincón por la esquizofrenia? -
¿De qué manera la esquizofrenia provocó ese estilo de vida de "sentirse
arrinconado"?
-¿De que hábitos ha dependido más ese estilo de vida de "sentirse
arrinconado"?
-¿Qué otros hábitos fomentaron estos hábitos en la vida de otros miembros de
la familia?
-¿Cuál de estos hábitos es el que más le preocupa a usted?
La descripción de la influencia que tiene la esquizofrenia en la vida y
relaciones de los miembros de la familia, puede yuxtaponerse con una
segunda descripción, la descripción de la influencia que tienen los miembros
de la familia en la perduración de la esquizofrenia. Con la formulación de
preguntas que inciten a los miembros de la familia a contribuir en la segunda
descripción, la esquizofrenia queda aun más externalizada. Estas preguntas
llaman la atención a los miembros de la familia sobre las contradicciones o
logros aislados que "se pasan por alto en favor de cambios producidos en el
tiempo y considerados básicos y comunes a los miembros de una categoría
social" (Goffman, 1961, pág. 127). Como la red de supuestos, premisas y
expectativas de los miembros de la familia les hace difícil aprehender estas
contradicciones o logros aislados, al comienzo los miembros de la familia
dependerán mucho del código del terapeuta para hacer derivar esta segunda
descripción. Con el tiempo, ese código se convierte en un código compartido
dentro del sistema terapéutico, de modo que los miembros de la familia llegan
a ser más capaces de señalar directamente lo nuevo y dar su respuesta. A
continuación doy una pequeña muestra de esas preguntas: .
-¿Cómo se las arregló usted para desafiar el estilo de vida de "sentirse
arrinconado" y no sólo aceptó la cita de acudir a esta reunión sino que aceptó
también acudir a la siguiente?
-¿Cómo impidió usted que la esquizofrenia lo empujara a un rincón en esta
ocasión?
-¿A qué hábitos debió usted desobedecer en esta ocasión para escapar al
estilo de vida de "sentirse arrinconado"?
-¿Puede usted comprender cómo yo veo que su desafío a ese hábito tiene una
importancia crítica?
-En estas circunstancias, ¿puede usted comprender que esto me sorprenda? -
Si pudiera ver la significación que yo veo en este paso, ¿cómo influiría esto en
la manera en que usted se ve?
-¿En qué medida cree usted que este modo tan diferente de ver las cosas
podría influir en su próximo paso?
-¿Cree usted que esos pasos podrían debilitar la influencia que la esquizofrenia
tiene en su vida?
Anulación de lo temporal
Para ayudar a los miembros de la familia a establecer una distinción entre el
grado en que participan en el estilo de vida de "sentirse arrinconado" en un
determinado momento y el grado en que lo hacen en otro momento, se
pueden hacer preguntas tendientes a eliminar lo temporal. Esto amenaza a la
anterior tendencia y permite a los miembros de la familia rechazar todas las
futuras incitaciones a habituarse a la influencia del problema. También aquí las
preguntas estructuradas resultan útiles en este proceso.
93
-Si se sintiera compelido a continuar acompañado por la esquizofrenia, ¿qué
pasos sería necesario que usted diera para que el estilo de vida de sentirse
arrinconado fuera más completo?
-Si el estilo de vida de sentirse arrinconado ejerciera mayor influencia, ¿qué
hábitos tendría usted que extender para dar apoyo a ese fenómeno?
-Ese estilo de vida de sentirse arrinconado junto con su sistema de apoyo de
hábitos, ¿en qué medida afectan el futuro de la vida y de las relaciones de la
familia?
-¿De qué maneras podrían estos hábitos oprimir el futuro de su vida y de sus
relaciones?
Preguntas complementarias
Se pueden hacer preguntas que ayuden a los miembros de la familia a
identificar y combatir su inadvertida participación en el sistema de incitaciones
recíprocas que prestan apoyo al estilo de vida de sentirse arrinconado. En otro
lugar he llamado a esta clase de preguntas "preguntas complementarias"
(White, 1986b).
Al reflexionar en estas preguntas, los miembros de la familia llegan a una
"visión binocular" o descripción doble de la permanencia de los problemas que
ellos experimentan como opresivos. Se trata de un punto de vista que los
capacita para eludirla coacción de los ciclos de retroalimentación que
perpetúan y refuerzan estos problemas. La preocupación centrada en la
esquizofrenia queda socavada y la intensidad emocional experimentada queda
significativamente reducida.
-Cuando usted se somete a la esquizofrenia que lo empuja a una posición
irrazonable, ¿de qué manera este hecho incita a sus padres a hacer todo lo
que sea razonable para usted?
-¿Hasta qué punto el sentimiento de culpabilidad lo hace a usted vulnerable a
las incitaciones de su hijo o hija a realizar lo que sea sensato para ellos? Y esa
sensación de sentirse ellos arrinconados ¿hasta qué punto cuenta con esa
vulnerabilidad?
Las nociones de personalidad
Se pueden hacer preguntas que ayuden a los miembros de la familia a
contrarrestar las consecuencias empobrecedoras de esa técnica disciplinaria
que Foucault (1979) llamó juicio normalizador. Una categoría de tales
preguntas incita a las familias a participar en la elaboración de otras
definiciones posibles del yo que no estén determinadas por las predominantes
94
especificaciones de la personalidad. Como estas preguntas alientan a los
miembros de la familia a orientarse para discernir logros aislados, quedan
socavadas las definiciones del yo entendido como fracaso de ser una persona.
Estas preguntas deben estructurarse, al principio, alrededor del código del
terapeuta a causa de la tenacidad de la "antigua" red de supuestos, premisas
y expectativas.
-Si comprendiera usted plenamente la significación de esto, ¿qué cree que ello
podría decirme sobre usted que yo, de otra manera, no habría sabido y que
habría pasado por alto a todos nosotros?
-¿Qué cree que esto podría decirle sobre su capacidad que, de otra manera,
usted habría pasado por alto?
-¿Qué cree que esto me dice que yo puedo apreciar en usted?
-¿Me dice esto alguna otra cosa diferente que usted cree que yo podría
apreciar?
-¿Qué cree que esto les dice a mis colegas que ellos puedan apreciar en usted?
-Ahora tengo dos imágenes de usted como persona, la antigua y la nueva, y
me parece que la diferencia que hay entre ellas es impresionante. Si usted
pudiera conservar constantemente estas dos imágenes en su espíritu y
compararlas, ¿qué cree que podría descubrir sobre sí mismo?
Las preguntas que externalizan y fomentan una crítica de las especificaciones
de la personalidad en alto grado individualistas, son otra categoría de
preguntas que se oponen a la sujeción del juicio normalizador. Este
enfoque de ayudar a los miembros de la familia a reformarse, está en marcado
contraste con los enfoques que incitan a los miembros de la familia
a,apesadumbrarse por la persona que fue".
-Si usted pudiera apreciarse dejando de lado la ambición, ¿qué cree que
apreciaría más?
-¿Cómo podría apreciarse usted mismo dejando de lado su ambición? -¿Qué
podría hacer para demostrar a estas expectativas que usted está yendo en
camino de ser su propio dueño como persona y no una persona para esas
expectativas?
Estas preguntas están en forma abreviada. Cuando se trabaja con familias, el
terapeuta trata de lograr la articulación de esas "ambiciones" y "expectativas"
específicas que subyugan a la persona.
95
Las nuevas descripciones y distinciones causadas por las anteriores preguntas
suministran una fuente de nuevas y creativas respuestas por parte de los
miembros de la familia. Al principio, a los miembros de la familia les resulta
difícil percibir toda la significación de estas nuevas respuestas. Cualquiera que
sea el alcance o la duración de la nueva respuesta, ella significa un nuevo
punto de partida, significa que es accesible alguna otra dirección en la vida.
Como es probable que estas "nuevas" respuestas estén oscurecidas para los
miembros de la familia por la sombra de los "antiguos" hábitos y problemas, es
sumamente importante que el terapeuta participe con los miembros de la
familia de una manera que cree un contexto para que perdure lo nuevo. Y esto
puede lograrse si el terapeuta reacciona a las nuevas respuestas de los
miembros de la familia de una manera que para ellos elabore las nuevas
descripciones y ponga énfasis en las nuevas distinciones. A su vez, esto
desencadena nuevas respuestas de los miembros de la familia. De este modo,
por un tiempo los antiguos hábitos y pautas quedan eclipsados en la sombra
de las nuevas respuestas.
Para establecer un contexto en el que perdure lo nuevo en casos en que los
miembros de la familia estuvieron participando en el estilo de vida de "sentirse
arrinconados", puede ser útil introducir el elemento dramático. A veces, para
facilitar el desarrollo de un contexto dramático comprobé que era fructífera la
idea del melodrama popular como metáfora de la terapia. De todos los
elementos del melodrama popular parecen sumamente importantes la
caricatura, el humorismo, el absurdo y la intriga.
En la organización de la terapia como un contexto para que perdure lo nuevo
con frecuencia he comprobado que es útil introducir a un colega como
caricatura de la persona en cuestión. La labor de este colega consiste en tratar
de conservar la versión del "cuento triste" frente al cambio; para lograrlo,
incita a la persona y a los otros miembros de la familia a que permanezcan
ciegos a todas las nuevas respuestas y logros aislados que se oponen al estilo
de vida de "sentirse arrinconado". A veces, la inseguridad de este colega
impulsa a los miembros de la familia a hacer un convenio con la persona a fin
de que ésta vuelva sobre sus pasos; esto suministra a la persona una urdimbre
elaborada de excusas, muchas de ellas nuevas, con que cuenta para hacer de
esto una proposición atractiva.
A medida que progresa la terapia, el colega se inquieta más por el hábito que
tiene el terapeuta de alertar a los miembros de la familia sobre los nuevos
pasos que están dando y teme que el entusiasmo del terapeuta pueda ser algo
96
Caricatura y melodrama popular
apresurado. Al pasar el tiempo y a medida que la persona cobra dominio sobre
su propia vida, el colega pierde su posición establecida en la terapia, no tiene
más remedio que reconocer el éxito de la persona que logra ser ella misma y
se ve obligado a recurrir a excusas varias cada vez más elaboradas amplias y
absurdas a fin de establecer que no es responsable por lo que ha llegado a ser
durante la terapia. A lo largo de todo este proceso, la interacción observada
entre el terapeuta y el colega intriga a los miembros de la familia.
Si bien los miembros de la familia advierten que lo que se les está presentando
es una caricatura, la posición muy conservadora del colega frente a la
naturaleza radical del cambio, pone efectivamente de relieve las distinciones y
contribuye a la permanencia de lo nuevo. Este método es particularmente
eficaz cuando inicialmente la persona se ha mostrado muy reticente en acudir
a la terapia. Pero al cabo de unas pocas sesiones, es frecuente comprobar que
esas personas desean regresar, ansiosas de conocer el siguiente episodio.
Durante todo este proceso, la posición del terapeuta es ligeramente
conservadora. El terapeuta se muestra entusiasmado por los pasos positivos
que dan los miembros de la familia al huir del estilo de vida de "sentirse
arrinconados", pero continuamente les aconseja considerar futuros pasos y dar
sólo uno por vez. Si los miembros de la familia no llegan a algún acuerdo sobre
los objetivos, el terapeuta habitualmente insiste en asumir la responsabilidad
por no haber ayudado a los miembros de la familia a establecer
adecuadamente su disposición a completar con éxito la labor emprendida. Por
otra parte, se pueden hacer preguntas que externalicen y fomenten una crítica
de las especificaciones de la personalidad.
-¿Cree usted que la ambición lo empuja a hacer demasiado y demasiado
pronto?
-¿Cómo puede usted enseñarle a su impaciencia que hace sus propios
descubrimientos al ritmo que le conviene a usted y no a ella?
-¿Qué podría usted hacer para domar la impaciencia y la ambición, así como
ha domado otras cosas?
-¿Cómo podría usted demostrar a sus expectativas que puede ser una persona
sin someterse a ellas?
-¿Está usted haciendo esto a causa de esas expectativas y ambiciones o lo
está haciendo por usted mismo?
En otro lugar (White, 1986a) he expuesto otros métodos de respuesta del
terapeuta a las reacciones de los miembros de la familia y esos métodos
pueden adaptarse en el caso de familias con un estilo de vida de "sentirse
arrinconado". No trataré aquí estos métodos, pero daré una pequeña muestra
de las preguntas que pueden hacerse en respuesta al cambio para alentar aún
más una descripción única del yo.
97
-Realmente es interesante ver que usted está tomando más iniciativas propias.
¿Cómo logró llegar a este acuerdo consigo mismo?
-¿Cómo explica que ahora usted dependa más de su propia autoridad que de la
autoridad de otros?
-Ahora que usted es capaz de resolver problemas de su vida, ¿en que medida
influirá esto en su futuro?
El progreso como contexto de las recaídas
Como la significación atribuida a las recidivas depende del contexto en que
ocurren, es esencial que se establezca un nuevo contexto en el caso de las
recaídas, un contexto que no presente la recaída como un fracaso, como un
fenómeno de "retroceso". Considerar la recaída dentro del contexto de una
evolución de deterioro es alentar en los miembros de la familia el sentido de
que son "pasajeros" en la vida y una sensación de desesperanza; y es probable
que aumente la dependencia de la persona en cuanto a dosis mayores de
productos químicos, que contribuyen a aumentar la toxicidad y la docilidad, en
lugar de fortalecerla y mejorar su calidad del vida.
Al construir este nuevo contexto, el terapeuta afirma que, puesto que la
persona en cuestión ha estado confinada durante un tiempo considerable en el
estilo de vida de "sentirse arrinconada" y puesto que los otros miembros
de la familia han acompañado a la joven persona en este estilo de vida, no
sería sensato hacer esfuerzos desordenados para dar nuevas direcciones a sus
vidas. Como lo que cuenta en todo nuevo paso es, no su magnitud, sino la
dirección en que se da, el terapeuta incita a los miembros de la familia a que
den sólo pasos pequeños y que se atengan a un mínimo en cuanto al número
de cambios que se produzcan cada vez. Ningún miembro de la familia debe ser
alentado a ir demasiado lejos apoyándose en un solo pie hasta que éste se
haya hecho suficientemente fuerte para soportar su peso; antes es menester
asegurar cierto sentido de confianza y competencia para apoyar esos pasos.
Cuando dan nuevos pasos, a los miembros de la familia se les puede decir que
es probable que experimenten la influencia de ciertos hábitos propios del estilo
de vida de sentirse arrinconados, hábitos que perduran aun cuando ellos se
den cuenta de las nuevas posibilidades. Puede parecerles que los antiguos
hábitos están eclipsando los nuevos logros durante bastante tiempo antes de
que se manifieste claramente que lo nuevo está eclipsando a lo viejo, de modo
que los progresos pueden experimentarse como dar "tres pasos adelante y dos
pasos atrás".
Dentro de este contexto de progreso, las recaídas pueden considerarse como
aspectos previsibles de la jornada que hace la persona hacia una
condición nueva y personalmente más adecuada. Esa j ornada puede
compararse con una migración en la que las recidivas son episodios
esporádicos o altibajos de la empresa. Alternativamente puede introducirse un
rito de pasaje (van Gennep,1960, Turner,1969), en el que la recaída y la
internación en el hospital se consideran fases preliminares, fases que son un
preludio a la reincorporación del yo en el seno de la familia y en un nuevo nivel
de funcionamiento personal. Cuando se produce la recaída, debe ponerse
énfasis en el contexto de progreso mediante preguntas. Las recaídas también
ofrecen al terapeuta la oportunidad de hacer preguntas que ayuden aún más a
los miembros de la familia a externalizar y a oponerse a las especificaciones
de la personalidad.
A veces es eficaz sugerir que cierto número de recaídas puede ser necesario
para que una persona llegue a su meta. Se incita a la persona-, a identificar
signos tempranos de recidiva a fin de que los altibajos puedan ser
estructurados antes de que los hechos ejerzan su presión y la fatiga los
imponga. Esos altibajos toman varias formas y pueden incluir medidas como
internación en un hospital. Si la persona tiene una historia de frecuentes y
múltiples internaciones generalmente precipitadas por crisis, puede
planificarse una serie de breves internaciones. Esta planificación se apoya en
la idea de que si es necesario cierto número de internaciones, luego es buena
idea hacerlas lo más pronto posible antes que tarde. Estas internaciones
planeadas son más breves y fortalecedoras que las internaciones obligadas.
Después de la primera serie de internaciones planificadas, se incita a la
persona a que haga pruebas para ampliar el tiempo que habrá de transcurrir
entre las futuras internaciones.
Se puede sugerir a las familias que organicen una ceremonia inmediatamente
antes de toda internación programada, una ceremonia en la que se pongan de
relieve los recientes éxitos de la persona y se reconozca que ha llegado a una
etapa en su peregrinación en la que los altibajos son apropiados. Aun cuando
las familias no pongan en práctica esta sugestión, ella altera radicalmente el
marco de la internación hospitalaria, pues contrarresta la sensación de fracaso
y desesperación que los miembros de la familia experimentan con tanta
frecuencia en esos momentos.
Programa de sesiones, duración del contacto y medicación
Aunque en algunos casos las reacciones de los miembros de la familia a esta
manera de tratar a la persona son dramáticas desde el principio, en general
esta labor es relativamente de largo plazo por su naturaleza. En la fase inicial,
las sesiones terapéuticas se fijan con intervalos de dos a cuatro
98
99
semanas. Posteriormente, el intervalo entre las sesiones se aumenta a dos o
tres meses.
La programación de las sesiones regulares se realizan habitualmente para un
período de seis a dieciocho meses. La palabra terminación no es una expresión
apropiada de la cesación de sesiones regulares puesto que se incita
a las familias a asistir a nuevas entrevistas periódicas y se las insta a que
llamen por teléfono al terapeuta o fijen nuevas citas si sobrevienen crisis
difíciles, o si alguno de los miembros de la familia muestra preocupación por
los progresos.
A medida que los miembros de la familia tienen mayor influencia en sus vidas
y relaciones pueden experimentarse reducciones de la medicación.
Resumen
Estas notas han expuesto una perspectiva del fenómeno denominado
esquizofrenia y han ofrecido algunos ejemplos de un enfoque basado en esa
perspectiva, enfoque que según he comprobado resultó útil a las personas así
diagnosticadas y a los miembros de sus familias. Reseñas preliminares de este
trabajo se han publicado en otra parte (Mackenzie y Robertson, 1985,
Mackenzie y Gara, 1986).
Ese modo de enfocar la cuestión reduce considerablemente la proporción de
recidivas y de días pasados en el hospital; además contribuye profundamente
a mejorar la calidad de vida. Las notas de ninguna manera abarcan todos los
aspectos de la cuestión, pues en este trabajo surgen continuamente diversas
contingencias que requieren una respuesta creativa por parte del terapeuta.
Como la esquizofrenia presenta una gran variedad de formas, diferentes
aspectos de este enfoque se han enfatizado con algunas familias más que con
otras. Por ejemplo, con aquellas familias en las que la persona en cuestión es
agresiva y en alto grado destructiva, resulta razonable que el terapeuta ponga
mayor énfasis en "el melodrama popular" entendido como metáfora de la
terapia.
Notas
1. He estado desarrollando este enfoque en los últimos siete años y durante
ese tiempo estuve asociado, en diferentes contextos, con varios colegas
interesados en la esquizofrenia. Entre estos colegas se contaban, al principio,
Andrew Wood y Malcolm
100
Robinson, diversos miembros del equipo de la Glenside Family Therapy Unit
durante los cinco años pasados, incluso los miembros actuales Jim Birch,
Lindsay Childs, Chris Grierson, Helga Jansons y Liz McKenzie, y los miembros
del Glenside Hospital Rehabilitation Family Therapy Group, incluso Fiona
Dawes, Barbara Robertson y Andrew Lamberth.
2. Y esto continúa ocurriendo ahora. Por ejemplo, véase la discusión de Birch
(1987) sobre la esquizofrenia en los medios.
3. Quisiera agradecer a Jane Chapman por haberme introducido en la obra de
Gellner.
4. Hay mucho más que decir sobre la teoría de los relatos personales. David
Epston ha estado desarrollando un enfoque único de la terapia basado en esta
teoría.
5. Por supuesto, en muchos casos los miembros de la familia están cooperando
inadvertidamente con una caracterización de la persona que contribuye a que
ésta tome un estilo de vida de sentirse arrinconada, aun antes del diagnóstico
formal. Los diagnósticos de legos y profesionales refuerzan esta
caracterización.
6. Agradezco a Roy Fitzhenry haberme alertado acerca del grado de confianza
con que cuento sobre esto en mi trabajo con la esquizofrenia.
7. Jim Birch, al referirse al rito de separación practicado en las despedidas de
un viaje oceánico, ha sugerido la idea de "hacer ondear pañuelos" como una
metáfora de semejantes ceremonias.
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White, M. 1986b: "Anorexia Nervosa: A cybernetic perspective", en J. Elka-
Harkaway (come.) Eating Disorders and Family Therapy. Nueva York, Aspen.
102
5 Una familia deja atrás los trastornos que la perturbaban*
En este caso las preguntas, los resúmenes y la metáfora se emplean para
externalizar el "trastorno" de un joven adolescente y para contrarrestar así la
descripción caracterológica de su familia. Preguntas complementarias
permiten describirla interacción que se genera
y otras preguntas plantean un dilema a los padres y al adolescente acerca de
su" interacción. Se describen también reuniones especiales en las que la
familia pasa revista a sus progresos.
John tenía doce años cuando asistió a la primera sesión bastante a
regañadientes, acompañado por sus padres, Ann y Harold. Ann y Harold hacía
ya mucho que estaban preocupados por la conducta de John. En la mayor
parte de los aspectos de la vida de éste habían comprobado que era un niño
díscolo y pendenciero, problemas que ellos habían tratado de resolver
apelando a varias ayudas. Me enteré de que varios "profesionales" habían
diagnosticado a John durante nueve años. Los numerosos diagnósticos que se
habían formulado iban desde la hiperactividad a la pereza. Ninguno de esos
diagnósticos, por algunos de los cuales John habíarecibido medicación, dio
resultado y el problema había ido "de mal en peor".
Pregunté a Ami y a Harold en qué medida creían que John se encontraba ahora
bajo la influencia del problema que lo había aquejado tanto en su vida.
Esta fue la primera de una serie de preguntas y resúmenes que sirvieron para
apartar a John del problema al hacer que lo externalizara y lo objetivara. Todos
los diagnósticos que hasta entonces se le habían formulado indicaban un
problema interno del adolescente. Y esos diagnósticos reforzaban la
explicación de los padres según los cuales el problema era el resultado de
alguna característica innata de John; esto no les permitía ver la naturaleza de
la interacción o de la relación que tenía la dificultad. Bateson, después de
Moliére, compara semejantes explicaciones con el principio soporífero que
adormece la "facultad crítica" (1972) de uno. Bateson dice que (1980, pág.
14):
*Publicado en Case Studies, Vol. 1 N° 1, 1986
103
Los padres respondieron que John estaba bajo la influencia profunda de ese
problema y que hasta había tenido complicaciones con la policía; faltaba a la
escuela, se negaba a cooperar en todo, los insultaba de palabra y hasta los
amenazaba con violencia física. En respuesta a estos detalles, resumí los
hechos y comenté que, desde el punto de vista de Ann y Harold, la influencia
de aquel problema era extensa y deterioraba varios sectores de la vida de
John, tanto en la escuela como en el hogar. Los padres convinieron en que esa
era en efecto la situación.
Luego pregunté a Ann y a Harold qué efecto estaban ejerciendo en sus vidas
esos problemas y en la relación que mantenían entre ellos y con John.
Los padres replicaron que se sentían completamente agotados, que ya no
sabían qué hacer, que estaban preocupados y sentían frustración por todos los
fracasados intentos de superar la dificultad. Al cabo de otras preguntas que les
hice, Ann y Harold revelaron que "el trastorno" había causado dificultades
entre ellos, pues muy a menudo estaban en conflicto sobre la manera de tratar
a John. Harold era partidario de una actitud ultrarrazonable y sensata en tanto
que Ann, impulsada por la culpabilidad que sentía por haber fracasado como
madre, tendía a fluctuar entre una actitud de impaciencia, por un lado, y una
actitud en la que se echaba la culpa y excusaba la conducta de John, por otro
lado.
Después de tomar cuidadosamente nota de esta información, pregunté a John
si se había dado cuenta de que sus padres estaban afligidos por aquella
situación y en qué medida pensaba que ese trastorno estaba influyendo en su
propia vida y en sus relaciones con sus padres.
104
la relación no es interna de la persona individual. Es insensato hablar de
"dependencia" o de "agresividad" o de "orgullo", etc. Todas estas palabras
tienen sus raíces en lo que ocurre entre personas, no en algo que esté en el
interior de la persona. Externalizar y objetivar el problema y situarlo como algo
que se da entre personas es el primer paso que hay que dar para llegar a una
definición del problema basado en la interacción y a una solución desde el
punto de vista de la interacción. Para un mayor análisis sobre este proceso,
véase White (1984-1985) y Durrant (1985).
"Hacer preguntas a las familias sobre el efecto que el problema tiene en las
relaciones de información acerca de cómo los miembros de la familia han
participado inadvertidamente en la perduración del problema. Según la teoría
cibernética, la circularidad es un fenómeno fundamental de todos los sistemas;
esa teoría sostiene que los sucesos de un sistema ejercen acción de
retroalimentación sobre sí mismos y que los efectos llegan a ser causas y las
causas llegan a ser efectos." (Bateson, 1972).
En este interrogatorio la metáfora del "trastorno", que había sido usada
primero por los padres, se utiliza ahora para reforzar más el proceso de
externalización y objetivación. Luego, esta metáfora se presta para sufrir un
sutil pero importante desplazamiento y convertirse en el adjetivo
"trastornado". Si bien algunas personas pueden no preocuparse
particularmente por los problemas que experimentan (por ejemplo, John), todo
el mundo sabe que las personas trastornadas o perturbadas están afligidas.
A regañadientes John declaró que sus padres se preocupaban demasiado y lo
"regañaban y sermoneaban mortalmente". Cuando le pregunté cómo tomaba
aquella actitud, John contestó que "generalmente estallaba en cólera". Al
pedirle que estimara la eficacia de encarar los problemas,estallando así", me
dijo que suponía que esa estrategia no daba buenos resultados puesto que los
padres continuaban regañándolo cada vez más. A mi pregunta sobre qué
efecto tenía sobre él todo aquel trastorno, me contestó que le provocaba
malhumor. Volví a resumir la situación y declaré que, a mi juicio, el trastorno
había afectado profundamente a todos los miembros de la familia y sus
relaciones recíprocas, que determinaba el "desmoronamiento y decaimiento de
John" y que contribuía a aumentar el conflicto entre Ann y Harold sobre la
manera de tratar a John, pues Harold se atenía a una actitud ultrarrazonable,
en tanto que Ann se criticaba a sí misma y excusaba la conducta de John.
Siguiendo a Bateson (1978), es razonable suponer que la evolución de los
problemas de una familia tiene una dirección y afecta las relaciones. El
terapeuta puede llegar a una definición de los problemas basada en las
relaciones; constru yendo descripciones bilaterales o complementarias de la
interacción de los miembros de la familia con referencia al problema. Entonces
pueden derivarse preguntas complementarias para luchar contra la explicación
soporífera y ayudar a los miembros de la familia a hacer una descripción doble
o relacional del problema. Esta descripción doble es la fuente de nuevas
respuestas.
"La recepción de información de diferencias es esencial para la revelación de
nuevas ideas y para desatar nuevas respuestas y también para el
descubrimiento de nuevas soluciones. La recepción de información de
diferencias exige que los miembros de la familia perciban un contraste entre
dos descripciones o descripciones múltiples" (White, 1986a).
Una breve descripción complementaria de la interacción de John, Ann y Harold
con referencia al problema podría incluir los siguientes detalles:
-en relación con el trastorno, el "estallido" y decaimiento de John incitan a sus
padres a protegerlo de las opiniones severas que ellos tienen y retirarse a una
actitud ultrarrazonable y de excusa.
105
-en relación con el trastorno, Harold y Ann se retiran a una actitud
untrarrazonable y de excusa que incita el "estallido" y decaimiento de John y
otras frágiles reacciones.
Varios hechos de esta descripción complementaria son evidentes en los
ejemplos de preguntas complementarias dados en este capítulo.
También he discutido la formulación de descripciones complementarias y el
desarrollo de preguntas complementarias en otro lugar (White, 1985a, 1986b).
Le dije a John que me interesaría saber si en tiempos recientes hubo algunos
casos en que hubiera logrado escapar a la influencia que tenía el trastorno en
su vida. ¿Recordaba algunas ocasiones en que hubiera resistido
a sus arrebatos de cólera y a su posterior abatimiento, ocasiones en que se
hubiera negado a contar con la actitud razonable de su padre y con las
excusas de su madre, para atenerse a su propia razón y capacidad y ser
responsable de sí mismo?
Las preguntas que piden a los miembros de la familia que identifiquen la
influencia que ellos tienen en la perduración del problema, representan una
segunda descripción de los hechos. Según Bateson, las condiciones de
descripciones dobles permiten hacer distinciones y esas distinciones
suministran fuentes de nuevas respuestas. En otro lugar, he llamado a este
proceso delineación de la influencia relativa"(White, 1986a, 1986b).
Como John no era capaz de identificar ninguna de esas ocasiones, pregunté a
los padres si podían ayudarme. Lamentablemente, a juicio de ellos, John había
aprovechado cualquier oportunidad para continuar con su conducta turbulenta
y ellos no tenían conocimiento de ninguna prueba de lo contrario. Expresé mi
sorpresa por lo que decían y observé que yo estaba en posesión de una prueba
definida de la capacidad de John para resistirse al problema y superar sus
arrebatos y abatimientos. Hice notar que, aunque John al principio de la sesión
era presa de su malhumor, había reaccionado y había luchado contra él. Podía
haberse rendido fácilmente a su estado de ánimo y esto le hubiera impedido
responder a las preguntas e intervenir en la discusión. En cambio, había
superado el trastorno y había adoptado el partido de la cooperación. También
hice notar que John hubiera podido abrazar el partido contrario y encontrar
maneras para evitar asistir a la, sesión: por ejemplo, podía haber fingido
alguna enfermedad. Dije a John que su disposición a asistir a la entrevista y a
superar su estado de ánimo negativo me decía algo sobre sus recursos que yo,
de otra manera, no habría conocido. Aun cuando él no estuviera sorprendido
de descubrir que disponía de esos recursos, ¿le complacía por lo menos saber
que esos trastornos no habían
106
dominado por entero su vida? ¿Le complacía saber que una dirección negativa
de su vida no lo había debilitado excesivamente? John pareció más seguro de
sí mismo a causa de mis observaciones y preguntas y Ann y Harold recordaron
de pronto dos o tres ocasiones recientes en que John podía haber estallado en
sus arrebatos, pero había evitado hacerlo.
Pregunté a Ann y Harold si podían recordar casos en los que ellos hubieran
superado la influencia de ese trastorno, es decir, ocasiones en que no
disputaron por la manera de tratar a John. ¿Hubo alguna ocasión durante la
cual y ante los accesos de John, ellos rechazaron las incitaciones de éste para
que lo excusaran o adoptaran una actitud tranquila y razonable? Al cabo de
algunas preguntas más y con cierta ayuda de John, los padres recordaron una
serie de casos en que habían logrado evitar el trastorno. Con esta información
estuve en condiciones de hacer que los padres elaboraran algo más su
competencia frente al problema.
Al resumir de nuevo la situación dije que era evidente que durante muchos
años las vidas de John y de sus padres, y las relaciones que mantenían entre
sí, habían sido deterioradas por aquellos trastornos y que a pesar de que había
pruebas de que todavía poseían la capacidad de superar el problema, éste
estaba aumentando su dominio sobre todos ellos. Luego, con la ayuda de
preguntas complementarias eliminé el factor temporal en la participación que
todos los miembros de la familia tenían en ese estilo de vida alterado.
Debido a los fenómenos de adaptación y de adicción, los miembros de la
familia habitualmente pasan por alto la dirección de la evolución de los
problemas, así como no se dan cuenta de su propia participación en esa
evolución. En tales circunstancias no pueden establecer distinciones entre el
estado de cosas en un determinado momento y un estado de cosas en otro
momento. La eliminación de lo temporal permite a los miembros de la familia
establecer esas distinciones acerca de su participación en este proceso
evolutivo en diferentes momentos y de, esta manera, contribuye a crear
condiciones para que surjan nuevas respuestas. El empleo progresivo de
metáforas de dirección en el curso de la entrevista ayuda a los miembros de la
familia a eliminar lo temporal; también ayudan a hacerlo las preguntas
complementarias relativas a la participación en el problema de los miembros
de la familia.
La siguiente es una muestra de las preguntas que se hicieron:
-Si tú continuaras sucumbiendo a estas perturbaciones, ¿de qué otras maneras
estallarías para mostrarte luego abatido e incitar así a tus padres a tratarte
como a una criatura "frágil"? ¿Qué otra cosa podrían hacer ellos para salvarte
de la aflicción que no fuera protegerte de sus severas opiniones?
107
-Si la vida de ustedes se perturbara aun más, ¿de qué manera un aumento de
la sensación de culpabilidad, incertidumbre e incongruencia incitaría a John a
entregarse a la responsabilidad de ustedes y colocar su futuro en sus manos?
-Si abrazaras un estilo de vida Perturbado, ¿cómo podrías incitar más a tus
padres a disputar entre sí? ¿Qué nuevas fronteras en su actitud ultrarrazonable
podría explorar tu padre y que otra cosa podrías hacer para provocar más el
sentimiento de culpa de tu madre?
Después de considerar estas preguntas dije que me sentía un tanto
desconcertado a causa de algunas incongruencias. Por un lado y por lo que
había dicho John, entendía que éste aspiraba profundamente a la independen
cia y a la libertad y sin embargo, por otra parte, estaba dando a su vida un
sesgo lleno de perturbaciones. ¿Qué le parecía a John que le convenía más a
su carácter, ser una criatura frágil y dependiente o alguien independiente con
recursos y serena orientación?
Estas preguntas que plantean un dilema contribuyen aun más a crear las
condiciones para que se produzca el cambio, pues representan otras posibles
descripciones de la participación que tienen los miembros de la familia en el
problema. Una es una descripción de la acrecentada sumisión al estilo de vida
propio del problema, la otra es una descripción de lo que sería necesario para
combatir ese estilo de vida. Progresivamente, estas preguntas se hacen más
interactivas y ponen mayor énfasis en la descripción complementaria de la
interacción de los miembros de la familia en relación con el estilo de vida
propio del problema.
-¿Estaba John seguro de que la independencia convenía más a su carácter o se
sentía más atraído por un estilo perturbado?
-¿Había quedado tan debilitado por ese estilo de vida perturbado que ya no
creía que pudiera retroceder ahora y superar el trastorno o creía que aún
poseía los recursos necesarios para zafarse del problema?
-¿Todavía pensaba que necesitaba a sus padres para que lo salvaran de su
aflicción en momentos de alteración o creía que él mismo podría reaccionar y
dirigir su propia vida?
-¿Continuaría incitando a sus padres a que se preocuparan por él y se hicieran
cargo de su futuro o deseaba ocuparse él mismo de su futuro y dirigirlo?
También hice a Ann y Harold preguntas que planteaban un dilema para ellos
en relación con su futura participación en el problema:
-¿El hecho de haberse acostumbrado a un estilo de vida perturbado había
borrado en ellos todo deseo de superar la situación o todavía conservaban una
imagen de una vida libre de cuidados gbue quisieran abrazar?
108
-¿Aceptarían las incitaciones de John a ser razonables con él o insistiría en su
anterior actitud?
Como resultado de estas preguntas que plantean dilemas, todos coinGi, dieron
en declarar que deseaban abandonar el estilo de vida perturbado. Les
pregunté qué ideas tenían para hacer efectiva esa solución. Ann y Haralq
dijeron que podrían tratar de ser más congruentes y no permitir que la
sensación de culpa los hiciera adoptar una actitud ultrarrazonable. Les díjl, que
me preguntaba si realmente estaban dispuestos a dar esos pasos y que Si no
lo estaban, John siempre insistiría en echarles la culpa de todo. John tenia
algunas ideas sobre cómo ser independientes en la vida y declaró que podría
habérselas con las opiniones severas de sus padres sin caer en arrebatos o eh
la depresión. También puse en tela de juicio que John estuviera pronto para
adoptar tal actitud y dije que si necesitaba apoyarse en sus padres, habría
probablemente multitud de oportunidades que todavía no había examinadp en
las que podría estallar en arrebatos y caer en el abatimiento. Luego sugeh que
se realizaran semanalmente reuniones especiales en las que pudiéramos
analizar los éxitos de sus experimentos contra esos trastornos.
Las entrevistas especiales exigen una reunión semanal de los miembros de la
familia. Estas reuniones se realizan para ayudar a los miembros de la familia a
estimar los progresos de su intención de escapar al trastorno y para consolidA,
la nueva posición. Las reuniones tienen una estructura formal y en ellas se
tomate notas y se redactan minutas. Después de cada reunión el niño o
adolescente envía por correo las minutas al terapeuta.
Me reuní con John, Ann y Harold en dos sesiones más. John superó
rápidamente el trastorno y sus padres ya no tuvieron que preocuparse por SU
vida. Sin embargo, les advertí que era posible una recaída.
Seis meses después, en la sesión destinada a verificar la evolución del
proceso, John me informó que se había zafado del trastorno y mencionó varios
casos en los que se había visto libre del problema de sus accesos de cólera y
su abatimiento. Ann y Harold dieron apoyo a estos comentarios y también me
suministraron detalles acerca las victorias que ellos mism05 habían obtenido
sobre aquellas perturbaciones. El comentario que hizo Harold al despedirse fue
que aquél era el caso de una familia que dejó atr4s los 109 trastornos.
Referencias bibliográficas
Bateson, G. 1972: Steps to an Ecology of Mind. Nueva York, Ballantine Books.
Bateson, G. 1978: "The birth of a matrix or double-bind epistemology", en M.
Berger (come.) Beyond the Double Bind. Nueva York, Brunner/Mazel.
Bateson, G. 1980: Mind and Nature: A necessary unity. Nueva York, Bantam
Books. Durrant, M. 1985: "Bowling out fears: test victory for double
description". Dulwicá Centre Review, Adelaide, Australia del Sur.
White, M. 1983: "Anorexia nervosa: a transgenerational system perspective".
Family PrOcess, 22:255-273.
White, M. 1984: "Pseudo-encopresis: frota avalanche to victory, from vicious to
virtud cycles". Family Systems Medicine, 2, 2:150-160.
White, M. 1985a: Troblems of adolescence". Proccedings of the Sixth Australian
Family Therapy Conference. Melbourne, VAFT.
White, M. 1985b: "Fear busting and monster taming: an approach to the fears
of youq children". Dulwich Centre Review, Adelaide.
White, M. 1986a: "Negative explanation, restraint and double description: a
template fpr Fmly Terapy". Family Process, 25, 2:169-184.
6 Anorexia nerviosa Perspectiva cibernética*
Opera. Se advertía me presenté a Susan y a sus padres en la sala de e
inmediatamente que Susan sufría de anorexia nerviosa. Ef, extremadamente
delgada y padecía de hipotermia pues llevaba más ropa de 13 que
normalmente hubiera necesitado con esa temperatura. Pasé a mi gabinete con
Susan sin dejar de advertir su aprensión. Una vez sentados le pedí que me h3
Mata de sí misma.
hacía dos años
Con alguna resistencia me informó que tenía dieciséis años, Aue
que sufría de anorexia nerviosa y que todo el mundo pensaba que era flaca
pero dres Tom y Carol. que ella no compartía ese parecer. Luego se
presentaron sus p3 at. de una reciente Me manifestaron que aquella situación
era urgente y que a pe,ba ahora 32 kilos hospitalización, el peso de Susan
disminuía rápidamente. Pese le presentaba. Le y continuaba haciendo sus
ejercicios en toda oportunidad que yecer sentada y sin dolía la espalda a causa
de su riguroso programa de peana i
acostarse. e que se sintieran Carol y Tom temían por su
vida. Era comprensib
,desesperados e impotentes.
d
Pregunté a Susan y a sus padres qué creían que habí-4 provocao aquel
Vroblema. Tom y Carol contestaron que todavía estaban complee confusos
ningún tn cuanto a determinar la causa. Anteriormente Susan no les rabía
dado emotYo de
n de los síntomas.
4lviéndpd mpreocupación y les había chocado la súbita aparici por qué
estaba e a Susan, le pregunté si era capaz de explic
rtan az de apreciar esa un mal que amenazaba su
vida aunque fuera inca Q
, w uns ue pensaba que era ocia. Me
respondió que no podía hacerlo. Luego dijo 4 ataba de aumentar y que ternía
que el acto de comer escapara a su control si t e dio una respuesta fkPeso. L
pregunté sise sentía culpable cuando comía y aquí nl
11fírtnva, Etr ese momento intervino Carol que le dijo a Susan que sus temores
nf tun lndados y la exhortó a ue viera ue así estaba acab,4ndo con su vida.
Sin previo aviso, Susan rom
11 pió en un estallido de cólera Macó a Carol por star si 0ue ella se sintiera
empre camorra" y le echó a Carol toda la culpa de tnisera yo creo..." Antes
que puClierlt aufn fia contra él. Luego
a compearrase, Su sa volvió toda suur
kNali Aspen Publishers ca, Und, 19gdo en J. Elka-
Harkaway (comp.) Eating Disorders
6 111
repentinamente rompió a llorar y manifestó remordimiento. Les dijo a Carol y a
Tom que lamentaba mucho causarles tantos problemas y preocuparlos tanto.
Entre sollozos, Susan declaró que debía ser muy duro para ellos tener una hija
como la que tenían y que realmente no se merecían todos aquellos trastornos.
Susan dejó de llorar y se repuso. Le pregunté cómo se sentía y ella me
respondió "terriblemente". ¿Era lo que sentía algo parecido a la culpa?, Susan
declaró que así era. Pregunté si en esos momentos Susan se sentía como una
persona que desaparecía, que se hacía invisible, que se borraba a sí misma.
Susan replicó: "Sí, todo me parece mal".
Volviéndome a Carol y a Tom les dije que por experiencia sabía que, si bien los
padres tienen sus propias explicaciones privadas sobre la causa de la anorexia
nerviosa, generalmente eran muy reacios a revelar sus pensamientos. Les dije
que hasta conocía a madres que en secreto se culpaban a sí mismas por el
problema de su hija, que se tragaban esa versión deformada que tan a
menudo aparecía en publicaciones profesionales y populares, según la cual la
anorexia nerviosa es causada por madres entrometidas y despóticas. Carol
inmediatamente estalló en llanto y fue incapaz de hablar por algunos minutos.
Cuando recobró algo de su compostura dijo que "siempre había creído, no, no
creído, sino siempre había sabido" que ella tenía la culpa de todo. Invité a
Carol a que me ayudara a comprender cómo se las había arreglado durante los
pasados dos años para afrontar su desesperación y ese peso de culpabilidad,
cómo había logrado soportar la soledad que acompañaba esos secretos
pensamientos.
¿Había sentido algo así como estar desapareciendo? ¿Había deseado también
hacerse invisible?
Carol se puso a llorar de nuevo, luego al darme detalles de su experiencia me
manifestó que a veces se había sentido encolerizada y que, si bien sabía que
era un error alentar a Susan a que comiera, sencillamente no podía evitar
hacerlo. Le dije que me gustaría poder apreciar más su experiencia de los
últimos dos años. En este punto Susan exhibía un aspecto volcánico. Al
advertirlo, Tom procuró serenar la situación con un discurso racional sobre su
experiencia y la de Carol; vagamente aludió a algunos de sus fracasos como
padres y terminó exhortando a Susan a que mostrara más consideración por
Carol. Luego el ciclo se repitió: Susan se mostró encolerizada y luego se
recriminó, Tom trató de serenar el ambiente por más que se sentía ineficaz y
Carol mostró una actitud afligida y defensiva.
En busca de una solución
Los terapeutas que han trabajado con familias en las que hay una hija que
sufre de anorexia nerviosa, están familiarizados con esos ciclos de
"culpabilidad/autocensura" que aparecen en el ejemplo arriba mencionado
de la interacción familiar. Esos ciclos son de carácter reiterado. Son ciclos
en los que cada miembro entra en interacción con referencia a ci creencias o
premisas sobre el problema; esas creencias inspiran soluc tentativas que no
aportan alivio. Los miembros de la familia no hacen "dar vueltas y vueltas
alrededor de lo mismo de conformidad con los términos de las antiguas
premisas". (Bateson, 1972, pág. 427)
Estas premisas establecen una interpretación soporífera del problema, una
interpretación en la que se explica el problema desde el punto de vista de la
impropiedad, la incompetencia, la imperfección y la deslealtad personales. El
fracaso de las soluciones intentadas (soluciones que exigen una conducta
"más correcta" y más leal) sirven tan sólo para reforzar esas premisas. Los
miembros de la familia atrapados en este "red de creencias" parecen
incapaces de reaccionar unos con otros de manera diferente. Evans-Pritchard
pinta vívidamente las consecuencias que tiene esa red de creencias en el
análisis que hace del sistema de creencias de la tribu azande:
"En esta red de creencias cada hilo depende de todos los demás, de manera
que un zande no puede salirse de sus mallas porque ése es el único mundo
que él conoce. Esa red no es una estructura externa en la que el hombre esté
encerrado. Es la estructura de su propio pensamiento y él no puede pensar
que ese pensamiento esté errado" (1937, pág. 194-195).
Los miembros de la familia se ven pues limitados en la búsqueda de otras
posibles soluciones y en su aplicación. Sienten que todo está mal, que ellos
están personalmente equivocados a pesar de los esfuerzos que hacen para
superar esta idea. Como consecuencia, "desaparecer" se presenta como una
solución particularmente viable. Desde esta perspectiva, se pueden considerar
los síntomas de la anorexia nerviosa como los síntomas de una desaparición.
En un capítulo anterior, he discutido las implicaciones de considerarla anorexia
nerviosa dentro del contexto de rígidas e implícitas creencias de la familia.
(White, 1983)2. Sugería allí que ciertos aspectos de este sistema de creencias
determinaban una vulnerabilidad a la anorexia nerviosa en ciertas hijas, una
vulnerabilidad con frecuencia activada por la presión social de imágenes
idealizadas de las mujeres.
En este capítulo me propongo ampliar y extender el análisis del contexto de la
anorexia aplicando ciertas proposiciones de la teoría cibernética. También me
ocuparé de las implicaciones terapéuticas que tienen dichas proposiciones.113
Teoría cibernética
La teoría cibernética ofrece una metáfora del análisis de sucesos o
interacciones que se registran dentro de los sistemas. Los terapeutas
familiares emplean regularmente esta metáfora para considerar problemas
dentro de
contextos y para realizar intervenciones apropiadas. La explicación que da
Gregory Bateson (1972-1980) de la teoría cibernética es la más
frecuentemente mencionada por los terapeutas que tratan familias y ha
suministrado las bases de importantes innovaciones.; Esa teoría contiene
varias proposiciones interrelacionadas, algunas de las cuales he de discutir en
relación con la anorexia nerviosa y su tratamiento. En otro lugar (White, 1986),
he discutido también estas proposiciones y sus implicaciones.
La explicación negativa
"Consideramos qué otras posibilidades cabría concebir que se dieran y luego
nos preguntamos por qué muchas de esas posibilidades no se siguieron, pues
el suceso particular era uno de aquellos pocos que en realidad podrían haber
ocurrido" (Bateson, 1972, pág. 399).
La teoría cibernética establece una explicación negativa de los hechos que
ocurren en los sistemas. La explicación negativa exige que todos esos hechos
sean examinados con referencia a cierta limitación. Propone la teoría que los
sucesos siguen su curso porque están limitados en relación con otros posibles
cursos.
La aplicación de la teoría cibernética a los hechos que se producen en las
familias determina una línea de indagación de esos sucesos que está en
marcado contraste con la línea de indagación informada por la explicación
positiva. La explicación positiva postula que los sucesos siguen su curso
porque están impulsados o propulsados en esa determinada dirección y
entonces se invocan conceptos de cantidades, de fuerzas y de impactos. Estos
son conceptos soporíferos cuando se los aplica a los sistemas vivos, pues dan
una explicación de los sucesos atendiendo a motivaciones, pulsiones, impulsos
y otras cualidades "internas".
En cambio, la explicación negativa plantea cuestiones como la de saber por
qué el suceso particular (por ejemplo, el desarrollo del problema o la solución
que intenta un miembro de la familia) era "uno de aquellos pocos que en
realidad podrían haber ocurrido". Esta línea de indagación supone una
curiosidad sobre lo que ha impedido a los miembros de la familia participar en
otras posibles interacciones o descubrir otras soluciones.
En la consideración de la anorexia nerviosa y en las soluciones que intentan los
miembros de la familia para resolver este problema, las diversas actitudes
posibles en la vida como la de "hacer buena figura", "aspirar a la
independencia", "autorrealizarse", "llegar a ser dueño de su propia persona" y
"madurar" son posibilidades que les resultan inaccesibles o insostenibles. De
manera que la línea de indagación) es la de una investigación de lo que ha
limitado las posibilidades de los miembros de la familia a participar en estas
otras posibilidades. Esta línea de indagación puede aplicarse al comienzo de la
terapia formulando preguntas cibernéticas. Aquí he puesto una muestra de
esas preguntas. Son preguntas que se pueden hacer a todos los miembros de
la familia.
- Después de considerar los hechos recientes, ahora es evidente para todos
nosotros que cada día hay menos de usted misma, físicamente a medida que
pierde peso y mentalmente a medida que está más dominada por la
preocupación de la comida y por disminuir de peso.
¿Qué es lo que impulsa a una mpj-er joven a una actitud de "borrarse" y la
excluye de la posibilidad de dar a su vida una dirección de plenitud?
- Creo que todos nosotros tenemos análogo interés en saber qué puede
haberla empujado a usted a "desaparecer" en la fase misma de su desarrollo
en que estaba a punto de hacer una vigorosa aparición en la vida.
¿Qué piensa usted sobre el hecho de no haber experimentado que tiene
derecho a probar otros rumbos en la vida y de ver hasta qué punto se ajustan
a su carácter?
- Todos nosotros estamos muy curiosos de saber por qué una mujer joven se
siente confinada a la "invisibilidad,, cuando otras de su edad se sienten con
derecho a una gran visibilidad en todas las formas.
¿Podemos hablar un poco más de esto para intentar dar sentido a este
enigma?
He denominado "cibernéticas" a estas preguntas porque ellas exigen que los
miembros de la familia den aa explicación negativa de la anorexia nerviosa,
una explicación que se opone a la interpretación soporífera de los
hechos, interpretación que no hace sino perpetuar el problema. Esta linea de
indagación prepara el sistema terapéutico para que se puedan realizar
especulaciones más específicas sobre las limitaciones.
Las limitaciones
Al tratar la explicación negativa, Bateson postula varias categorías de
limitación. Esas categorías comprenden limitaciones relativas a 1) la econo
115
míade la energía, 2) la economía de otras posibilidades, 3) la retroalimentación
y 4) la redundancia (1972, pág. 403).
En mi análisis he de ocuparme sólo de las limitaciones de redundancia y las
limitaciones de la retroalimentación.
La redundancia
"La imagen que tengo es mi agregación y organización de información sobre el
objeto percibido, información agregada e integrada según reglas de las cuales
no tengo conciencia. Puedo conocer algo sobre esas reglas pero no puedo
tener conciencia del proceso de su obrar" (Bateson, 1978, pág. 237).
Las limitaciones de la redundancia comprenden la urdimbre de supuestos,
premisas y expectativas que constituyen el mapa del mundo de una persona.
Bateson designó de varias maneras esta red a la que llamó "elementos
fundamentales", "matriz", "superficie", o "ideas programadas hard". Toda
descripción y explicación de sucesos deriva de la delineación de datos que
entran en el sistema (noticias de diferencias), es decir, en esa red. Los datos
se prueban en la red y sólo los datos que se ajustan a alguna regularidad o
pauta tienen significación para el ente receptor. En este sentido, la
redundancia es un sinónimo de pauta o significación que se da cuando
tenemos "información aquí sobre algo que está allá" (Bateson,1978, pág. 210),
cuando somos capaces de predecir totalidades "allá". Así las limitaciones de la
redundancia establecen reglas para seleccionarla información sobre los objetos
o sucesos percibidos. De esta manera, estas limitaciones establecen
restricciones sensoriales.
Al considerar las limitaciones de la redundancia en el caso de "respuestas
anoréxicas", me referiré separadamente al contexto social y al contexto del
rígido sistema de creencias implícitas de la familia. Reconozco que muchos
aspectos de esta división son falsos por cuanto ambos contextos participan de
la ideología del patriarcado y la reflejan.
1. Contexto social
Varias premisas que obran como limitaciones establecen estereotipos de los
sexos. De conformidad con esas premisas, una mujer sólo puede ser apreciada
por los demás y por ella misma si satisface ciertos criterios específicos y
limitados. Estas premisas se refuerzan recíprocamente y aquí mencionaré sólo
unas pocas.
Una de tales premisas es la de que si una mujer ha de ser apreciada, entonces
deberá mostrarse dependiente con exclusión de su propia persona
lidad. La conducta que se ajusta a esta pauta implica sometimiento a la
autoridad de los hombres, renuncia de la autoridad propia en relación con el
concepto personal o en relación con su propia experiencia. La realización
emocional se logra mediante la conducta que procura cariño y cuidados a los
demás. Los deseos personales han de expresarse de manera indirecta.
Otra premisa es la de que para sentirse digna y valiosa, una mujer debe
atenerse a la significativa tendencia de los últimos veinte años enderezada a
un "ideal" de delgadez (Garner y Garfinkel, 1984). Según esta premisa, la
experiencia de una mujer de sentirse valiosa depende de hasta qué punto
pueda acercarse al ideal establecido. Y ese ideal está reforzado todos los días
en miles de maneras diferentes. Porejemplo, en mi ciudad hubo recientemente
una campaña de publicidad para carteras de mujeres. El cartel representaba a
mujeres jóvenes y muy delgadas que llevaban esas carteras y la leyenda
rezaba así: "La forma perfecta". No tengo duda de que, independientemente
de los efectos de la visión consciente, semejante publicidad produce un
refuerzo subliminal muy fuerte del "ideal".
Una tercera premisa es la de que si una mujer ha de colaborar debe
preocuparse por suministrar la alimentación correcta a otros, especialmente a
los miembros de su familia. La publicidad de los grandes medios de difusión
desempeña una parte muy significativa en este aspecto, pues dirige la mayor
parte de su adoctrinamiento sobre la alimentación a las mujeres. Un ejemplo
reciente fue la publicidad dada en televisión a una determinada marca de
margarina. La publicidad pintaba a una madre que lograba hacer una
contribución aceptable al adquirir la margarina adecuada para su marido e
hijos. Y el estribillo decía "A usted deberían felicitarla". También esta premisa
esta diariamente reforzada de mil maneras diferentes.
Las premisas que miden el valor de una mujer por su capacidad de ser
dependiente con exclusión de su personalidad, de expresarse indirectamente,
de ser delgada y estar preocupada por la alimentación, suministran un
contexto para la selección de la conducta anoréxica. Y aquí se genera una
insidiosa paradoja, una paradoja repetidamente reforzada de varias maneras:
"descúbrete a ti misma perdiéndote" y "encuéntrate a ti misma
desapareciendo" Esto puede traducirse fácilmente en "realízate mediante la
anorexia nerviosa" y "sigue en la vida el estilo anoréxico". La conducta que no
se ajusta a estas premisas no tiene ninguna significación dentro del contexto
receptor y por lo tanto no puede ser aceptada; es decir, semejante conducta
no puede elegirse para que perdure.
Este análisis de las limitaciones da un carácter específico a las preguntas
cibernéticas. Las siguientes preguntas representan una pequeña muestra de
las opciones posibles. Estas preguntas constituyen (precedidas 117
por las preguntas más generales que ya se han hecho a los miembros de la
familia) una interpretación cibernética de la anorexia nerviosa:
-¿Conoce usted algunos ejemplos de la idea de que las mujeres deberían "ser
para los demás" antes que "para sí mismas"?
Según usted, ¿podrían esos ejemplos prestar apoyo al estilo de vida de
"borrarse" en el caso de las mujeres?
-¿Cómo esta historia del concepto de sometimiento de las mujeres influye en
una mujer para borrar su propia opinión?
¿De qué manera esto la excluye de aparecer en la vida?
-Si los medios de difusión logran engañar a una mujer de modo que crea que
sólo hace una contribución cuando está preocupada por la comida y el peso y
que sólo tiene valor cuando se atiene a una artificial "forma perfecta", ¿en qué
medida este estado de engaño le hace difícil a esa mujer sentir que tiene
derecho a dar su propio rumbo a su vida?
-Si una mujer lograra alcanzar esa empobrecedora "forma perfecta", ¿cree
usted que le sería más o menos posible apreciarse a sí misma?
-¿Cómo cree usted que están relacionadas una aspiración a la delgadez y una
aspiración a la invisibilidad?
¿De qué manera esas aspiraciones hacen intolerable la visibilidad de las
mujeres?
-¿Qué opciones específicas tendría en la vida una mujer que fue adoctrinada
con la idea de que "debe descubrirse a sí misma perdiéndose"?
¿Hasta qué punto cree usted que ese adoctrinamiento dificultaría a una mujer
joven el reivindicarse?
2. Contexto familiar
Aunque todas las mujeres están sujetas a las premisas mencionadas, que
promueven empobrecedores estereotipos de su sexo, sólo un pequeño
porcentaje de ellas exhibe anorexia nerviosa. ¿Qué es lo que hace que algunas
mujeres sean más vulnerables que otras? Dije en otra ocasión que el rígido
sistema de creencias implícitas que tiene la familia da el contexto para que se
produzca esta vulnerabilidad (White, 1983). Decía entonces que esas creencias
eran transgeneracionales por su naturaleza y comprendían a) alta valoración
de la lealtad de los miembros de la familia entre sí y gran adhesión a la
tradición familiar, b) un papel específico prescrito para las hijas cuyo valor se
mide según el grado en que ellas manifiestan "ser para los demás" y c) un
gran énfasis en los términos soporíferos de la explicación y la descripción. La
hija que no satisface estos criterios tiene prescrita la experiencia de "sentirse"
culpable.
La proposición de que los aspectos del rígido sistema de creencias
implícitas de la familia producen un contexto que crea una vulnerabilidad a la
anorexia nerviosa en ciertas hijas, da mayor carácter específico a las
preguntas cibernéticas. Antes de hacer estas preguntas, el terapeuta sugiere
que podría ser eficaz indagar la manera en que algunas mujeres jóvenes son
más vulnerables que otras a un estilo de vida en el que se sienten vacías y
dependientes.
-¿Cree usted que las mujeres de su familia que estuvieron más preocupadas
por "ser para los demás" antes que por "ser para sí mismas", estaban
confinadas a un estilo de vida en el que se borraban a sí mismas y se sentían
con menos derecho a dar un rumbo más independiente a su vida?
-¿De qué manera se imagina usted que una acentuación de la lealtad y la
devoción impulsaría a una mujer a favorecer a los demás en lugar de
promoverse ella misma?
-Al pasar revista a esta dramática historia de ciertas hijas que se rinden a los
dictados de la culpabilidad, ¿hasta qué punto cree usted que la fuerza de esa
historia heredada contrarresta el desarrollo de su propia historia con su propio
rumbo?
-¿Cómo obran los aspectos de esta tradición de lealtad que, según hemos
descubierto, crean un sentido de deuda con el pasado? ¿Y hasta qué punto el
hecho de estar usted vinculada con las generaciones pasadas, se opone a la
experiencia de sentirse con derecho a su propio futuro?
Análogas preguntas pueden elaborarse en lo que se refiere a las limitaciones
que tienen otros miembros de la familia, quienes habitualmente intentan
soluciones que no hacen sino perpetuar el problema.
La retroalimentación
"...la familia es un sistema cibernético... y generalmente cuando se da una
patología sistémica, los miembros se echan la culpa unos a otros o a veces a sí
mismos. Pero lo cierto es que cualquiera de estas dos posibilidades es
fundamentalmente arrogante. Ambas suponen que el ser humano ejerce un
poder total sobre el sistema del que él o ella es parte". (Bateson, 1972, pág.
438).
Según Bateson, la circularidad es un fenómeno fundamental de todos los
sistemas; "cabe esperar que los sucesos situados en cualquier posición del
circuito tengan efecto en todas las posiciones del circuito en momentos
posteriores" (Bateson 1972, pág. 404). La circularidad propone una
recursividad en todos los sistemas en que los sucesos ejercen una acción de
retroalimentación sobre sí mismos. Los circuitos recursivos "generan una
respuesta no fortuita a un suceso fortuito en aquella posición del circuito en
119
la que ocurrió el suceso fortuito" (Bateson, 1972, pág. 404). De esta
explicación deriva el concepto de retroalimentación, de retroalimentación
entendida como limitación. Esto sugiere que 1) todo cambio duradero de una
parte de un sistema debe ser complementario de los cambios producidos en el
sistema mayor y que 2) esos cambios no son fortuitos, sino que tienen una
dirección y una relación.
La observación hecha por Bateson del cambio producido en una dirección
mientras trabajaba estudiando la tribu iatmul de Nueva Guinea (Bateson,1978)
fue lo que primero le llamó la atención sobre el fenómeno de
retroalimentación. A causa de esa observación, Bateson que ya se sentía
insatisfecho con las "palabras psicológicas unipolares" (1978, pág. 47), que
representaban una descripción de solo uno de los términos de una relación,
comenzó a reflexionar en esta circunstancia y realizó clasificaciones de los
procesos.
A diferencia de Weiner, que relacionaba la cibernética con el control, Bateson
empleó el término cibernética para describir sistemas de circuitos completos
(Bateson, 1978, pág. 52). Bateson creía que el empleo de la
palabra control no era feliz por cuanto establecía una propensión a señalar la
unidad inconveniente en el análisis de los sucesos. Sostenía Bateson que esta
idea sugería que una parte podía controlar el todo y que implicaba una
frontera artificial entre las partes, lo cual determinaba que no se reconocieran
los procesos de interacción en los sistemas "de pensamiento y acción" y
llevaba a premisas que oponían la especie a la especie y la especie al
ambiente; en suma, "una ecología de malas ideas" (Bateson,1972, pág. 484).
Decía Bateson que seleccionar la unidad inconveniente para examinarla
significaba dar una explicación soporífera de los hechos producidos en los
sistemas. Todas las descripciones de causas que invocan alguna caracterís tica
interna de una persona, como por ejemplo, la dependencia o la agresión,
suministran explicaciones soporíferas. Estos términos (dependencia o
agresión) tienen su origen en relaciones entre personas y esas relaciones son
anteriores a cualquiera de esos términos de descripción. Las nociones
soporíferas apartan la explicación del contexto de interacción y determinan
"un desatino muy grande que sólo oculta las preguntas reales" (Bateson, 1980,
pág. 147).
En terapia es posible combatir la explicación soporífera, de modo que se
pueden hacer las "preguntas reales" si el terapeuta formula el problema de
una manera que ponga de relieve la naturaleza doble o multilateral de toda
descripción.
120
"Comúnmente hablamos como si una cosa pudiera tener alguna caracteristíca"
y así es como está hecho el lenguaje..., pero esta manera de pensar no es
suficientemente buena en la ciencia o en la epistemología. Para pensar
correctamente, es aconsejable esperar que todas las cualidades y atributos,
todos los adjetivos, etc., se refieran por lo menos a dos series de interacciones
desarrOlladas en el tiempo" (Bateson, 1970, pág. 67).
Este énfasis ayuda al terapeuta a elaborar descripciones complementarias de
los hechos producidos en la interacción familiar, descripciones que llevan a
hacer preguntas que exigen a los miembros de la familia elaborar
descripciones dobles de los sucesos. Después de la formulación de tales
preguntas, a los miembros de la familia se les hace difícil describir los hechos
relativos al problema sin invocar el concepto de circularidad.
Descripción complementaria e interrogación complementaria
Las mujeres jóvenes que padecen de anorexia nerviosa suelen delegar en
otros la responsabilidad de dirigir sus vidas. Con el tiempo se hacen cada vez
más dependientes y menos autónomas para planear su futuro, menos capaces
de alimentar sus propias esperanzas. Cuando aumenta la preocupación por la
comida y el peso, estas mujeres tiene mayor dificultad para identificar su
propia opinión sobre cualquier asunto. Si la libertad tiene que ver con la
decisión, estas mujeres experimentan creciente opresión a medida que toman
posesión de ellas los síntomas de la anorexia y las personas que las rodean.
En consecuencia, las personas que rodean a la mujer joven, particularmente
los padres, llegan a experimentar una superresponsabilidad por la vida de la
joven. Los padres intentan ejercer su autoridad con mayor vigor en cuanto al
futuro de su hija y cifran mayores esperanzas en ella. A medida que la joven se
preocupa más por la alimentación y el peso, otras personas son las que toman
las decisiones en la mayor parte de los actos de su vida. A veces las madres
son particularmente propensas a participar con sus hijas en este modo de ser a
causa de que ellas mismas se sujetan al criterio de "ser para los demás".
Esta descripción complementaria constituye la base de una línea de
indagación que yo llamo "interrogación complementaria". Estas preguntas
exigen que los miembros de la familia deriven descripciones bilaterales y
circulares de los hechos. Hay que poner cuidado para que los miembros de la
familia entiendan que las incitaciones recíprocas a esta participación
complementaria son emitidas al acaso. 121
-Cuando acaricia menos esperanzas sobre usted misma, ¿cómo se explica que
esa actitud incite a sus padres a fortalecer sus esperanzas por usted? Cuando
la hija de ustedes acaricia menos esperanzas sobre sí misma, ¿cómo se
explican que esa actitud les haga concebir mayores esperanzas por ella? -A
medida que usted cuenta menos y ejerce menos influencia sobre su propia
vida, ¿cómo es que usted cuenta más para sus padres y los incita a ejercer
mayor influencia en la vida de usted?
A medida que la hija de ustedes cuenta menos y ejerce menos influencia sobre
su vida, ¿cómo es que esto hace que ella cuente más para ustedes y los incite
a ejercer mayor influencia en su vida?
-¿De qué manera el hecho de querer desaparecer usted de la vida incita a los
demás a hacer una aparición más vigorosa en su vida?
¿De qué manera la desaparición de la hija de ustedes los incita a hacer una
aparición más vigorosa en la vida de ella?
¿Hasta qué punto la renuncia de usted colocó su futuro en las manos de sus
padres?
¿Hasta qué ustedes?
-¿De qué manera el vacío que usted participar más plenamente en su vida?
¿De qué manera el vacío de la hija de plenamente en su vida?
-¿De qué manera su estado de dependencia incita a sus padres a apretarle las
clavijas?
¿De qué manera el estado de dependencia de la hija de ustedes los incita a
apretarle las clavijas?
punto la renuncia de su hija colocó su futuro en las manos de experimenta
incita a sus padres a ustedes los incita a participar más
También se hacen preguntas complementarias que inviertan esta disposición:
-¿Cómo la vulnerabilidad a la culpa que ustedes sienten incita a su hija a darles
mayor responsabilidad por su vida?
¿Cómo la vulnerabilidad de sus padres a la culpa la incita a usted a darles
mayor responsabilidad en su vida?
Preparación y perduración de lo nuevo
La introducción de una perspectiva cibernética mediante esta indagación de
las limitaciones referentes a la redundancia y de las limitaciones referentes a
la retroalimentación, establece un nuevo "código" o contexto receptor que
permite recoger nuevas ideas dentro del sistema terapéutico. Al contribuir a
preparar el sistema terapéutico para seleccionar lo nuevo con
122
miras a hacerlo perdurar, las preguntas cibernéticas y complementarias
mismas provocan el cambio.
Además, puesto que las preguntas cibernéticas y complementarias llevan a
una explicación de la anorexia nerviosa opuesta a la explicación establecida
por la familia, estas preguntas crean condiciones para formular descripciones
dobles, condiciones que constituyen la fuente de nuevas respuestas de todas
clases. De esta manera la participación de los miembros de la familia es
susceptible de tomar otros rumbos posibles. Las preguntas cibernéticas y
complementarias pueden utilizarse también en otros métodos específicos para
crear contextos de descripción doble. Como en otro lugar (White, 1986) me
ocupé de esos métodos, sólo los trataré aquí brevemente.
Determinación de la influencia relativa
Después de determinar la influencia que tiene el problema en la vida de los
miembros de la familia, el terapeuta formula preguntas que exigen que dichos
miembros delineen la influencia que ellos mismos tienen en la perduración del
problema (en la vida del problema), que señalen "hechos" que se opongan a
esa experiencia opresiva que les causa el problema. Esos son hechos que no
han tenido ninguna correspondencia con regularidades propias del contexto
receptor, de manera que los miembros de la familia no los han seleccionado
con miras a que perduren.
-Teniendo en cuenta la compulsión de usted a desaparecer, es realmente un
logro el hecho de que haya logrado mantener viva alguna esperanza sobre una
futura aparición en la vida y poder llegar a ser dueña de sí misma.
¿Cómo lo logró?
-A causa de la vulnerabilidad de ustedes a la culpabilidad, ¿de qué otras
maneras podrían haber incitado inadvertidamente a su hija a transferirles a
ustedes la responsabilidad de su vida?
En estos casos, ¿cómo lograron ustedes eludir los dictados de la culpa? -
Aunque de varias maneras usted haya estado incitando a otros a que le
aprieten las clavijas, no ha agotado del todo sus posibilidades ni ha llegado a
ser un títere.
Quizá podamos hablar un poco de esas posibilidades y sobre cómo pudo usted
evitar un completo derrumbe.
-Habiendo discutido otras maneras en que su hija pudo haberse entregado a la
tradición de lealtad de las hijas de su familia, ¿qué creen ustedes que le
permitió no verse totalmente abrumada por la culpabilidad?
¿Qué significa esto en lo tocante a futuras posibilidades?
123
El terapeuta puede eliminar la influencia de lo temporal en la participación de
los miembros de la familia tocante a la evolución del estilo de vida. Esa
evolución tiene una dirección y una relación. Suprimir lo temporal permite a los
miembros de la familia establecer distinciones cuando describen su
participación en diferentes puntos del tiempo y en este proceso evolutivo,
distinciones que de otra manera se habrían pasado por alto debido a los
fenómenos de adaptación y adicción.
-Si usted acentuara más este estado de engaño y fuera ciego a la opresión que
siente, ¿qué esperanzas de ser dueña de su propia persona descartaría? -Si
ustedes dejaran que los dominara aún más esta tradición, ¿de qué maneras
creen que estarían más plenamente involucrados en la vida de su hija? ¿Cómo
podría corresponder esto a un estado más parcial de su hija? -Si su hija
continuara aumentando su deseo de desaparecer, ¿qué otras posibilidades
tendría ella de invitar a otras personas a que le aprieten las clavijas,
posibilidades que los incitarían a ustedes a hacer una aparición más vigorosa
en la vida de ella?
-Si usted se atuviera aún más a esa tradición familiar según la cual las hijas
han de ser para los demás y borrarse para sí mismas, ¿qué aspectos de la vida
de mujeres que han vivido antes podría usted imitar más plenamente?
Supresión del factor temporal
-¿Creen ustedes que deben someterse a la tradición y obligarse a aparecer
vigorosamente en la vida de su hija? ¿O creen que tienen derecho a dar apoyo
a aquello que los favorezca a ustedes y a su matrimonio?
-¿Creen ustedes que su hija debería limitarse a llevar una vida indirecta y a
continuar invitando a los demás a que le aprieten las clavijas? ¿O creen que su
hija tiene el derecho a una vida más directa y plena?
- ¿Le parece a usted que debería empeñarse en imitar o copiar un modelo del
pasado? ¿O cree que debería dar una nueva dirección a la historia de su vida?
Antes de dar fin al debate originado por estas preguntas se pueden hacer
especulaciones sobre las consecuencias del cambio mediante otras preguntas:
-¿Qué hechos y valores dados por descontados en nuestro mundo se
deterioranan, si mujeres jóvenes como la hija de ustedes se sintieran con
derecho a oponerse a la subordinación de las mujeres y quisieran atenerse a
su propia fuerza y competencia?
-¿Cómo cree que sus padres reaccionarían si usted se negara a incitarlos a
apretarle las clavijas?
Si sus padres llegaran a ocuparse menos de usted, ¿en qué otra cosa se
ocuparían en cambio?
¿Qué otras esperanzas acariciarían sus padres?
-¿Cuáles cree que serían las consecuencias para la historia de su familia si
usted se lanzara a hacer su propia historia con rumbo propio?
¿Cómo cree que podría afrontar el sentimiento de culpa que usted
experimenta al reivindicarse a usted misma?
-Usted se sentirá culpable cuando se proponga comer y aumentar de peso
porque este empeño implica oponerse al estilo de vida de "ser para los
demás". Cuando se entrega usted a ese impulso, ¿cómo piensa que podrá
impedir que el sentimiento de culpa la haga volver atrás, a una vida vacía?
Experimentos y respuesta a las reacciones
El debate sobre los dilemas determina en los miembros de la familia una
disposición a lanzarse a experimentos que favorecen nuevos rumbos. La
mayor parte de estos experimentos son espontáneos. Son el resultado de la
recepción de noticias de diferencias, aunque también pueden estar más
explícitamente planeados. Estos experimentos comprenden a todos los
miembros de la familia de diferentes maneras y pueden ir desde la acción
directa (por ejemplo, denigrar o afear los carteles que muestran la "forma
perfecta") hasta dar pasos para desorganizar la interacción complementaria
alrededor de la anorexia nerviosa. Cuando la terapia entra en "su fase media",
el terapeuta evoluciona junto con los miembros de la familia y
Al plantear un dilema, el terapeuta ayuda a la formulación de dos elaboradas y
alternativas descripciones de la participación de los miembros de la familia en
el problema. Una de esas descripciones detalla los pasos que son necesarios
para acentuar el acatamiento a las limitaciones y para fomentar la
participación complementaria en la anorexia nerviosa. La otra descripción
detalla los pasos que serían necesarios para combatir las limitaciones y esa
participación complementaria alrededor de un estilo de vida negativo. Estas
descripciones se consideran una junto a la otra y entonces se incita a
cotejarlas. Los dilemas en lo referente a la participación de los miembros de la
familia y en relación con la anorexia nerviosa, pueden organizarse alrededor
de varios temas y oposiciones.
Entonces pueden derivarse preguntas que promueven un debate sobre la
disposición al cambio.
-¿Cree usted que debería resignarse a una vida en la que tratara de borrarse o
cree que tiene derecho a un rumbo más amplio que le permita afirmarse?
124
125
El planteo de dilemas 125
selecciona hechos con miras ala perduración de nuevas respuestas. También
aquí es útil derivar preguntas:
-Ahora que ustedes mismos hacen su historia, es decir, ahora que asumen
¡atarea de escribir su propia historia en lugar de dejar que otros escriban la
antigua historia de ustedes, ¿en qué medida este hecho de hacer la propia
historia cambia su futuro respecto del futuro que se les había asignado?
Conclusión
Existe una considerable bibliografía que ofrece un amplio análisis de este
tema. Por ejemplo, se encontrará un análisis de la historia del sometimiento de
la opinión de las mujeres en Spender (1983) y en Rich (1977). Sobre un
análisis de la relación de la imagen "ideal" del cuerpo de las mujeres con el
patriarcado, véase Orbach (1978) y Chernin (1981).
7. La conducta de las mujeres que padecen de anorexia nerviosa es
considerada a menudo "manipuladora". Esta palabra se emplea en un sentido
despectivo y soporífero. Atendiendo al contexto de la anorexia nerviosa,
resulta más razonable designar esa conducta como "indirecta".
8. Según Bateson, las condiciones que admiten una descripción doble permiten
asimismo que los receptores hagan distinciones, y esas distinciones
representan una fuente de nuevas respuestas de todas clases.
La anterior discusión presentaba el análisis de la anorexia nerviosa en un
contexto que, según he comprobado, es sumamente eficaz en el
tratamientode este problema. Se trata de un análisis cibernético que pone de
relieve conceptos de limitación relativos a la redundancia y al
retroalimentación. Las implicancias terapéuticas de este análisis fueron
examinadas poniendo fuerte énfasis en la elaboración de las "preguntas
reales". He sostenido que esas preguntas determinan una apreciación
cibernética de la anorexia nerviosa y he dicho que provocan nuevas
respuestas por parte de los miembros de la familia por cuanto ofrecen
condiciones para formular descripciones dobles y establecer un nuevo "código
en el contexto receptor".
Notas
1. Todas las explicaciones que proponen como causa alguna cualidad o
cantidad interna o la falta de ellas son, según Bateson (1972), explicaciones
soporíferas que adormecen nuestra "facultad crítica".
La relación no es interna de la persona individual. No tienen sentido hablar de
dependencia o de agresividad o de orgullo, etc. Todas estas palabras tienen
sus raíces en lo que ocurre entre personas, no en algo que esté en el interior
de la persona". (1980, pág. 147).
2. Sobre una segunda descripción de este contexto, véase "Reconstructing the
Familys Reality -The Struggle of a Young Anorectic Women and Her Familys
Way of Viewing the World". (Durrant, 1984)
3. Véase, por ejemplo, Selvini-Palazzoli y otros (1980).
4. Está bien establecida la práctica de formular preguntas que determinan una
apreciación de la "circularidad" y la "recursividad" en los sistemas. Véase por
ejemplo Selvini-Palazzoli y otros (1980) y Tomm (1986).
5. Debido a limitaciones de espacio, los ejemplos de preguntas que figuran en
este capítulo son de forma compleja. En la práctica, muchas de las preguntas
deberían fragmentarse, de manera que los ejemplos dados constituyen
muchas preguntas.
6. Debido a limitaciones de espacio, el análisis de este contexto será sumario.
126
Referencias bibliográficas
Bateson, G. 1972: Steps to an Ecology of Mind. Nueva York, Ballantine Books.
Bateson, G. 1978: "The birth of a matrix or double-bind epistemology" en M.
Berger (comp.) Beyond the Double Bind. Nueva York, Brunner/Mazel.
Bateson, G. 1980: Mind and Nature: A necessary unity. Nueva York, Bantam
Books. Durrant, M. 1984: "Reconstructing the familys reality - the struggle of a
young anorectic woman and the familys way of viewing the world". Australian
Journal of Family Therapy, 5(2):93-99.
Evans-Pritchard, E.E. 1976: Witchcraft, Oracles and Magic among the Azande.
Oxford, Clarendon Press.
Garner, D.M. y Garfinkel, D.E. 1984: Handbook of Psychotherapy forAnorexia
Nervosa and Bulimia. Nueva York, Guilford Press.
Orbach, S. 1979: Fat is a Feminist Issue. Londres Hamlyn.
Selvini-Palazzoli, M.S., Boscolo, L., Cecchin, G. y Prata, G. 1980:
"Hypothesizingcircularity-neutrality: three guidelines for the conductor of the
session". Family Process, 19(1):3-12.
Spender, D. 1983: Women of Ideas: And what men have done to them. London,
Ark Paperbacks.
Tomm, K. 1986: "Reflexive Questioning: A generative mode of enquiry" (no
publicado). White, M. 1983: "Anorexia nervosa: a transgenerational system
perspective." Family Process, 22:255-273.
White, My1986: "Negative explanation, restraint and double description: a
template for family Terapy". Family Process, 25(2), 169-184.
127
El rito de inclusión Enfoque para el tratamiento
de la conducta extremadamente descontrolada de niños y adolescentes
púberes*
Este capítulo presenta un enfoque ritual para tratar la conducta
extremadamente descontrolada de niños y jóvenes que están en la primera
adolescencia, enfoque que utiliza el concepto de "time-in" como una metáfora
del tratamiento. En él se pone el acento en lo beneficiosa que resulta la
introducción de un nuevo "marco" en el cual se puede encuadrar la conducta
descontrolada; ese marco desbarata los habituales pero impotentes intentos
de los miembros de la familia destinados a encauzar esa conducta, intentos
que tanto refuerzan, el "time-out" [separación temporal] en las relaciones.
Los detalles de este enfoque se describen dentro del contexto de las tres fases
del "rito de pasaje" señaladas por Van Gennep (1960).
con un proceso ritual.Epston me recordó la descripción que hizo Van Gennep
(1960) de ese tipo de rito, llamado "rito de pasaje", y que pone el acento en las
fases de separación, liminalidad y reincorporación y me sugirió que lo
rebautizara "Rito de Inclusión". La definición me pareció al mismo tiempo
intrigante y llamativa, de modo que acepté el título sugerido por Epston como
una descripción más adecuada de este enfoque.
El Rito de Inclusión contiene una fase de restricción física y posiblemente
algunos lectores se sientan un poco incómodos por este aspecto. Sin embargo,
quiero aclarar que, hecho como corresponde, el rito produce una sensación de
capacidad y fuerza en todos los miembros de la familia.
Aunque en la bibliografía aparecen otros enfoques que emplean la restricción
física (por ejemplo, Friedman y otros, 1978), éstos ponen el acento en la
determinación de un marco muy diferente para la conducta descontrolada;
además, no tienen en cuenta el Rito de Inclusión.
Las familias
El Rito de Inclusión es un enfoque destinado a tratar la conducta
extremadamente descontrolada de ciertos niños y jovencitos que atraviesan la
primera adolescencia, procedimiento que desarrollé durante varios años.
Aunque inicialmente bauticé este enfoque con el nombre de "Técnica de
tenencia firme", nunca me sentí completamente satisfecho con esa definición.
El enfoque implica mucho más que una técnica. Al utilizarlo y al enseñarlo,
siempre di gran importancia al desarrollo y la presentación de un nuevo marco
para la conducta descontrolada, un marco que permita tanto a los miembros
de la familia como al sistema de bienestar y salud, orientarse de un modo
diferente ante semejante conducta. Al analizar este trabajo y al observar las
vídeocintas de las sesiones mantenidas con las familias, lo que siempre se
presenta como el aspecto más importante, en cuanto al resultado benéfico a
largo plazo, es hasta qué punto los miembros de la familia fueron capaces de
"reenmarcar" la conducta descontrolada. Aplicado fuera del contexto de ese
nuevo marco, estoy seguro de que el método que describo en este capítulo
puede resultar opresivo, por ello nunca quise aceptar consultas breves sobre
este enfoque.
Hace varios años, cuando estaba yo enseñando este método en un taller,
David Epston 1 creyó descubrir en él varios aspectos que podrían identificarlo
*Publicado en la Dulwich Centre Review, 1986
128
Cuando se sienten frustrados, los niños y adolescentes de las familias en las
cuales se desarrolló este rito, invariablemente presentan ataques de cólera,
con frecuencia se lanzan a una carrera de destrucción que incluye la rotura de
puertas y ventanas y la agresión física a los padres. Esos jovencitos parécen
tener graves dificultades para encontrarle una dirección constructiva a sus
vidas y muchas veces se sienten más atraídos por un "estilo de vida de
fracaso" que por un "estilo de vida de éxito". La reacción negativa que
normalmente tienen ante cualquier alabanza es uno de los muchos ejemplos
que podemos citar que apoyan esta conclusión. Es muy común que, a través
de los años, estos niños ya hayan recibido diagnósticos de lo más variados,
desde hiperactividad y conducta desordenada hasta sociopatía.
Muchas de estas familias habitualmente buscan la ayuda profesional a fin de
encauzar esta conducta descontrolada. Y la mayoría de ellas describe un
panorama en el cual el problema resistió todos los consejos recibidos. Aunque
los padres de tales familias generalmente están familiarizados con los
procedimientos "time-out" destinados a afrontar los problemas de conducta, es
habitual que nos informen que en realidad dichos procedimientos sólo sirvieron
para reforzar la conducta descontrolada y para provocar episodios adicionales
de conducta destructiva que pueden incluir la agresión física y el abandono del
hogar.
Las historias relatadas por las familias sugieren también que los
129
repetidos intentos de afrontar el problema trasladando al niño a casas de
adopción, hospitales y otro tipo de instituciones sólo provocaron, a través del
tiempo, un fortalecimiento de la conducta descontrolada.
Al evaluar la experiencia de los niños y los padres de estas familias, aparece
como un rasgo común la sensación de "time-out" en las relaciones.
Generalmente, los padres dicen vivir una larga experiencia de rechazo por
parte del niño y pueden mencionar ejemplos muy tempranos de ese rechazo
en la vida del niño, ejemplos que van desde el rechazo al amamantamiento a
la dificultad, manifestada desde el comienzo, de los padres para "comprender"
al niño. Al profundizar esta cuestión del rechazo, normalmente se puede
determinar que los padres creen que el niño es completamente insensible,
incapaz de sentir un vínculo o cierto interés por el sufrimiento de sus padres.
Al relatar sus intentos fallidos por resolver el problema, los padres confiesan
que se sienten impotentes y que ya no saben más que hacer. Se sienten
perdidos y desamparados respecto de la conducta descontrolada. Muchos de
ellos revelan que, si bien por un lado experimentan un profundo sentimiento
de incapacidad y culpa, por el otro, sienten una gran irritación, pues perciben
que el niño es testarudo y tiene una intención negativa hacia ellos. En tales
circunstancias, no sólo el niño parece desvinculado de los padres, sino que
éstos mismos parecen distanciados entre sí y del niño y aislados de otros
padres que, según ellos suponen, se las arreglan muy bien con la tarea de criar
a sus hijos. Para los padres de un niño o niña de conducta descontrolada, la
supervivencia se plantea crudamente como una cuestión de "él (o ella) o
nosotros".
Cuando la versión que el niño o el adolescente tiene de su propia vida y de la
familia es accesible, nos enteramos de que experimenta algo similar respecto
de los demás miembros de la familia. Cree que es malo, se siente
desamparado, rechazado, impotente y desesperado. Está enojado a causa de
la "injusticia" en la que vive y hace responsables de ella a sus padres (y al
mundo); además está convencido de que los otros sienten animadversión por
él. Considera que los padres son obstinados y para él la supervivencia se
convierte en una cuestión de "ellos o yo". Son jovencitos que están aislados, se
encuentran desorientaados y han perdido contacto con los demás. Parecen
incapaces de percibir lo que sienten los demás y, al mismo tiempo, creen que
los demás no perciben lo que ellos sienten.
Parece bastante evidente que las soluciones que se intentó dar al problema,
activadas por las posiciones de "él (o ella) o nosotros" y "ellos o yo", refuerzan
el "time-out" en las relaciones y acrecientan la idea de la
animadversión y la permanencia de la conducta descontrolada. A pesar de
todo esto, las familias parecen apremiadas por seguir intentando dichas
soluciones. Los miembros de la familia se sienten incapaces de abstenerse de
130
hacer lo que saben que resulta ineficaz. En algún otro lugar, empleé una
metáfora cibernética para explicar la perturbación que provocan tales
condiciones y al analizar su desarrollo me refería a una segunda cibernética y
a los círculos viciosos (White, 1984).
"Time-out" versus "time-in"
Este análisis del contexto en el que se da la conducta extremadamente
descontrolada de niños y adolescentes, me llevó a comprobar la eficacia de los
procedimientos "time-in". Creo que la elección del "time-in" como una
metáfora aplicable al tratamiento, se fortaleció por la impresión que tuve de
que una cantidad desproporcionada de los niños que me fueron derivados, al
iniciar el desarrollo de este procedimiento, tenían historias de separación de
sus familias, historias que con frecuencia incluían un desarrollo prematuro, o la
crianza en hogares ajenos o en instituciones.
Estas observaciones y un análisis cibernético del contexto en que se da la
conducta extremadamente descontrolada me aguijonearon para desarrollar el
enfoque que expongo en este capítulo y que incluye detalles de varias
comprobaciones quMice durante los últimos años, detalles que, según creo,
hacen que este método sea aun más confiable. Muchos de esos detalles
surgieron mediante un proceso de aprendizaje de prueba y error, por
descubrimientos hechos al participar con las familias en la aplicación de este
enfoque. En este proceso de aprendizaje me resultaron particularmente
valiosos el análisis de entrevistas grabadas en vídeocintas y los posteriores
comentarios realizados por los miembros de la familia. Ahora, como rutina,
presento este método a las familias y a los profesionales del sistema de
bienestar y salud como el Rito de Inclusión. A fin de reforzar esta descripción
del enfoque y para facilitar la exposición, organicé este capítulo según las tres
fases en las que se desarrolla ese tipo de rito clasificado como "rito de pasaje".
Esas fases son: separación, liminalidad y reincorporación (Van Gennep. 1960;
Tumer, 1969).
La fase de separación
Durante la fase de separación, el terapeuta incita a los miembros de la familia
a elaborar juntos una nueva descripción del problema, que presente un marco
alternativo para la conducta descontrolada. Esta práctica desvía 131 a
los miembros de la familia de la definición que presentaron anteriormente del
problema y los aparta de los intentos que habitualmente hacen para
resolverlo, intentos que, en realidad, sólo agravan el problema. Esta es
también una etapa de unión, durante la cual el terapeuta formula preguntas
que ayudan a los miembros de la familia a expresar plenamente la opresión y
la desesperanza que experimentan. Al mismo tiempo, esas preguntas ayudan
al terapeuta a aproximarse a la comprensión de tales experiencias.
Las preguntas que llevan a los miembros de la familia a objetivar, externalizar
y hasta a personificar el problema son muy eficaces para que el miembro de la
familia y el terapeuta elaboren una nueva definición del problema, una
definición que se oponga a la construcción "deliberada" y sugiera en cambio
una construcción "no deliberada". En respuesta a tales preguntas los
miembros de la familia sienten que todos están juntos "en esto" y se apartan
de las soluciones asignadas por el "él/ella o nosotros" y el "ellos o yo".
En primer lugar averiguamos cuál es el término de referencia que usualmente
emplea la familia para describir la conducta descontrolada. Luego, les pedimos
a los miembros de la familia que nos expliquen detalla damente las diferentes
soluciones que se intentaron y a las que el problema resultó inmune y les
pedimos que especifiquen hasta qué punto el problema influye en sus vidas y
en sus relaciones. Generalmente comienzo por pedir que me den detalles del
efecto que ejerce la conducta descontrolada en la vida actual del jovencito y el
efecto que suponen ejercerá en el futuro. En general, la información que surge
incluye detalles referentes a insensibilidad y, en respuesta, el terapeuta puede
pedir que se le den algunos ejemplos que constituyan la prueba más clara de
que el niño es incapaz de conmoverse y se halla desorientado. Una vez que se
establece hasta qué punto el niño/a está dominado/a "por los berrinches", el
terapeuta puede interrogar a los demás miembros qué efecto tiene en sus
propias vidas la conducta descontrolada del niño. ¿De qué modo esos
berrinches le impiden ponerse en contacto con el niño o la niña? ¿De qué
modo esos berrinches ejercen un efecto aislante en otros miembros de la
familia? ¿Cómo la opresión que provocan esos ataques de cólera va llevando a
la desesperanza y la desesperación? Puede luego mantenerse una
conversación centrada en las posibles consecuencias que tendría para todos,
el hecho de que esos berrinches se hicieran más frecuentes y el síndrome de
insensibilidad y de "pared de ladrillos" se acentuara.
Esta fase de separación incluye una parte en la que el terapeuta también incita
a los miembros de la familia a elaborar una segunda descripción que les
presente la posibilidad de escapar del estado de cosas que ha sido muy
opresivo para ellos. Luego puede llamarse la atención sobre el carácter
positivo de la idea de ir más allá del estado de cosas actual.
132
La elaboración de esta segunda descripción incluye la formulación de
preguntas que pongan de manifiesto la influencia que pueden tener los
miembros de la familia en la "vida" de la conducta descontrolada. Aunque
a los miembros de la familia les resulte difícil identificarlas, siempre hay
informaciones disponibles que contradicen la versión de que todo está perdido,
es decir, hechos que prueban que los berrinches del niño no han deteriorado
completamente las vidas y las relaciones de los miembros de la familia. Estas
preguntas confirman la idea de que los miembros de la familia son capaces de
afrontar tales ataques de cólera.
Un buen comienzo puede ser recoger información sobre las ocasiones en que
el niño o la niña logró sobreponerse al arranque de ira, cuando en realidad
pudo sucumbir. Como al principio, los miembros de la familia no están
preparados para discernir y mencionar ejemplos de este tipo de ocasiones,
inicialmente el terapeuta deberá ir entresacando de toda la información, de
manera activa, esa nueva descripción. Por ejemplo, el terapeuta puede
manifestarse sorprendido por la capacidad que muestra el niño para desafiar al
berrinche y oponerse a su influencia al asistir a la entrevista. Además puede
agregar algunas observaciones sobre cómo un arranque de cólera podría
haber hecho fracasar la sesión si el niño se hubiera sometido a su presión.
También pueden destacarse las ocasiones en que los demás miembros de la
familia pudieron rehuir la influencia que habitualmente ejercen los berrinches
del niño o la niña en sus vidas y en sus relaciones. Por ejemplo, se les puede
preguntar a los padres cómo, en tales circunstancias, fueron capaces de
superar la desesperanza que les causan los arranques de cólera de su hijo y de
mantener viva la esperanza de que las cosas podían cambiar. Una vez que se
logra empezar a elaborar esta segunda descripción, generalmente los
miembros de la familia comienzan a mencionar ejemplos adicionales de cómo
pudieron escapar a la influencia de los berrinches del niño o la niña, ejemplos
que, al principio, no se les ocurrían.
Al yuxtaponer los conceptos de 1) "time-out" y "time-in", y 2) la opresión que
provocan los berrinches y la liberación de esa opresión, se les plantea a los
miembros de la familia un dilema. Luego, mediante preguntas, se busca
vincular estos temas entre sí. Por ejemplo: "¿Se siente usted más atraído por el
"time-ouC y la opresión causada por los berrinches o cree que el "time-in" y la
liberación se ajustan más a su personalidad?" Pueden agregarse más
preguntas con el fin de intensificar el dilema.
Generalmente, los miembros de la familia tienden a oponer el "timeout" y la
opresión que provocan los arranques de ira. En esta etapa, el
133
terapeuta les informa lo que sabe de un enfoque que les permitirá estar mejor
comunicados unos con otros y que, por lo tanto, promoverá una mayor
sensibilidad hacia los pensamientos y los sentimientos de los demás, un
enfoque que los ayudará a escapar de la opresión que les provocan los
berrinches. Aunque todos los miembros de la familia han de experimentarlos
efectos benéficos del método, éste ha de ser particularmente útil para el niño
o la niña, pues lo ayudará a tomar decisiones en su vida y a elegir una
dirección más constructiva. Además, ha de permitirles a los miembros de la
familia oponerse a la penetrante influencia que tiene el "time-out" en las
relaciones, así como vencer la conducta descontrolada.
El terapeuta prepara pues a los miembros de la familia para la ruptura que ha
de acompañar a la transición o fase liminal. Se les dice a los padres que si
tienen éxito en el rito, no podrán fallar en la tarea de salvar el futuro del niño y
de recomponer las relaciones familiares. Sin embargo se les hace notar que no
pueden alcanzar el éxito a menos que estén dispuestos a enfrentarse con la
incomodidad y la ruptura que pueden aparecer asociadas al rito. Si los padres
minimizan la tarea que les toca o bien minimizan el grado de compromiso que
deben asumir, el rito no les será de ninguna utilidad.
La fase liminal
La fase liminal es un período de transición. Aunque al referirse a ella los
terapeutas y los miembros de la familia habitualmente la describan como "el
rito", en realidad es una etapa intermedia del rito, situada entre la separación
y la reincorporación. La fase liminal se estructura con el fin de provocar, por un
lado, la suspensión de la puntuación temporal usual de los sucesos (esto se
logra estableciendo un tiempo independiente del tiempo del reloj) y por el otro,
el apartamiento dela orientación habitual de los miembros de la familia
respecto de los sucesos. Como los miembros de la familia sienten gran
incertidumbre ante esta fase, es necesario suministrarles un "mapa" de las
experiencias probables que van a vivir. Ese rnapa les brinda información
anticipada de la probabilidad de una experiencia cargada de afecto que yo
bauticé una "crisis de intimidad", seguida por una experiencia familiar que
podría definirse como,, un sentido de comunidad", un sentido de pertenencia
Hay una serie de detalles que son muy importantes para estructurar
correctamente la fase liminal. Detalles que se les presentan a los miembros de
la familia en forma de instrucciones y notas que ellos deben registrar.
Repetidas veces, al ser consultado sobre un ritos que no tuvo los resultados
deseados, descubrí que el fracaso podía atribuirse a que algunos de esos
detalles habían sido descuidados.
Instrucciones y notas
a) Los berrinches deben extinguirse espontáneamente. No hay que sofocarlos.
A fin de fortalecer esta idea puede ser útil que el terapeuta vuelva a hacer un
resumen de aquellas soluciones que se intentaron antes y que fracasaron.
b) El rito no tiene nada que ver con aquellas soluciones que fallaron, y no tiene
relación con el castigo, el razonamiento ni la medicación.
c) El tiempo, el esfuerzo y la perseverancia son elementos necesarios. El
terapeuta puede mencionar qué se les exigió a otras familias en ese sentido.
Hay que recalcar el hecho de que no hay opciones blandas y que la decisión
que tomen los padres será, o bien un gran esfuerzo durante un tiempo breve, o
bien una fatiga crónica a largo plazo.
d) Inmediatamente después de las sesiones iniciales ha de experimentarse una
mejora considerable en el estado de las cosas; luego, antes de que se alcance
un éxito más estable se presentará algún retroceso, una recaída que será una
prueba del prágreso.
e) Se exige la estructuración de un tiempo independiente del tiempo que
señalan los relojes. Se les pide a los padres que den los pasos necesarios para
evitar que el rito se mida según el tiempo que marca el reloj. Hay que evitar
toda referencia al tiempo transcurrido. Esto incluye relojes de pared, relojes
pulseras, radios, etc. Si el rito se realiza durante el día hay que cerrar las
persianas.
f) Durante el rito no debe presentarse ningún tipo de interrupción. Habrá que
tomar medidas como desconectar el teléfono y si hay otros niños en la casa,
dejarlos al cuidado de alguien.
Para llevar adelante el rito se exige siempre la presencia de por lo menos dos
adultos. Preferiblemente estas personas deben ser los padres del niño y si no,
amigos de los padres o parientes interesados en el asunto. El rito nunca debe
iniciarse en presencia de uno solo de los padres. En el caso de que esté
disponible uno solo de los padres, por estar distanciado del otro, el terapeuta
hará los arreglos necesarios para estar él mismo presente durante el rito o, si
no puede hacerlo, conseguir un asistente social familiarizado con este enfoque
que acompañe a la familia.
h) Para los adultos será una experiencia difícil, de modo que habrá que
pedirles que se esfuerzen por apoyarse unos en otros. Se indican dos roles, el
del "insider" (el que ocupa la posición activa) y el del "outsider" (el que ocupa
la posición pasiva). Al "insider" se le pide que lleve a cabo la restricción física
del niño y al "outsider" que apoye y promueva la acción del "insider" y ayude a
ambos a elaborar los diferentes sentimientos que
g)
134
135
han de exPQrimentar. Los adultos pueden alternar los roles y ayudar a
mantener la restricción física.
i) No es necesario que se instituya el rito en el momento de uno de los
arranques de cólera. Por el contrario, se aconseja a los padres, que en
respuesta a los berrinches continúen haciendo lo que normalmente hacen. Los
arranques de ira se dan principalmente en presencia del más débil de los
padres y en esas ocasiones también los sentimientos de los padres se
exacerban. Tratar de realizar el rito en tales circunstancias sólo complicaría las
cosas. Sin embargo, los padres deben intentar aplicar el rito tantas veces
como se presente la conducta colérica. Siempre debe proyectarse la
realización de los ritos con anticipación y practicarlos en un momento en que
los padres estén libres de otros compromisos. Si los berrinches son frecuentes
y la familia está muy ocupada, no será posible realizar el rito más de una o dos
veces por semana. Los padres pueden, en ese caso, agrupar una cantidad de
berrinches y tratarlos en un solo rito. Es necesario establecer que hay una
relación entre la cantidad de arranques de cólera y la cantidad de ritos, de
modo que el niño pueda asociar la disminución de los berrinches con la
disminución de la frecuencia de los ritos.
No deben evitarse las oportunidades de aplicar el rito. Se alienta a los padres a
provocar las condiciones que, según su experiencia pasada, ellos saben que
desatan un berrinche. Esta instrucción prescribe una postura de
"confrontación", opuesta a la postura de "evitación" que es la que
habitualmente adoptaron los padres anteriormente.
k) El rito no debe forzar a una intimidad, de manera negativa. Ni tampoco debe
resultar opresivo. Antes bien debe desencadenar una "crisis de intimidad" y los
padres podrán notar en el jovencito una tendencia a estar físicamente más
próximo, a buscar "experiencias de pertenencia". También observarán que, en
lugar de resultar oprimente, el rito provoca en el niño una mayor capacidad de
decisión responsable.
1) Si bien el rito debe proyectarse con
anticipación, no debe anunciársele al niño cuándo se ha de realizar.
m) Una vez iniciado, el rito debe llevarse a cabo completamente. Si los padres
no están seguros de querer completarlo, será mejor que no inicien este
método, puesto que desistir a mitad de camino sólo serviría para fortalecer el
sentimiento de opresión que provocan los berrinches y el "time-out" en las
relaciones.
n) No es necesario decirles a los padres cuándo concluye el rito ni cuándo
pueden suspender la restricción física. Intuitivamente, los padres saben
cuándo se ha completado el rito.
o) Debe proyectarse un pequeño "festejo" destinado a celebrar la conclusión
del rito, un festejo que pueda ser compartido por todos los participantes. p)
Los miembros de la familia deben telefonear al terapeuta después del primer
rito a fin de que éste los ayude a procesar la experiencia.
j)
q) Después de haber realizado el primer rito, los padres deben llevar un diario
donde puedan asentar todos los cambios que vayan advirtiendo en la conducta
del niño o la niña y en las relaciones que mantienen con él/ ella. En la siguiente
entrevista, el terapeuta y los miembros de la familia analizan juntos ese diario.
Luego se les entrega a los padres un "mapa" de las etapas que probablemente
atraviese el niño. Se les aclara que se trata de un boceto muy general, que los
límites entre una fase y otra pueden desdibujarse y que es imposible hacer
predicciones exactas, pues no hay dos familias que tengan experiencias
idénticas durante una misma etapa. El terapeuta puede agregar otros
comentarios que acrecienten la atmósfera de incertidumbre y estimulación.
El mapa de las etapas
Realicé este mapa partiendo del análisis de las vídeocintas de procesos
rituales realizados en mi consultorio y de las informaciones aportadas por
miembros de las familias tratadas. En realidad, considero que estas etapas son
similares a las del duelo y quizás mi conocimiento del proceso de duelo, de
algún modo influyó en las observaciones que hice sobre este proceso ritual.
1) Calmada resignación. Esto no es algo apreciable en los niños muy
pequeños.
2) Regateo. Esto generalmente se traduce en
promesas de no volver a tener berrinches en el futuro.
3) Cólera. Esta puede ser volcánica o "a fuego lento" y, a veces, para
desencadenarla plenamente puede ser necesaria una provocación de los
padres.
4) Llanto.
5) Agotamiento/relajación.
Al iniciar el rito, es necesario informarle al niño que el objetivo es, no detener
una conducta particular, sino permitir que todos los miembros de la familia
escapen a la opresión que provocan los berrinches y puedan comu nicarse
unos con otros y, sobre todo, ayudarlo a él o a ella a desarrollar la capacidad
de tomar decisiones responsables en la vida. Además, se les pide a todos los
miembros de la familia que hagan todo lo que los ayude a desahogar
plenamente sus sentimientos durante el rito.
A pesar de que los miembros de la familia seguramente han de manifestar una
creciente curiosidad por conocerla naturaleza exacta del rito, 137
el terapeuta debe negarse a descubrir los detalles del procedimiento físico
hasta que se hayan elaborado cabalmente todas las instrucciones y notas, así
como el mapa de las etapas. Una vez alcanzada la comprensión de todo ello, el
terapeuta sí brinda las instrucciones necesarias y demuestra cómo se
desarrolla el rito.
El jovencito debe sentarse entre las piernas de uno de los padres, sobre una
silla de cocina, cruzar los pies a la altura de los tobillos y cruzar los brazos
sobre el pecho. Se instruye al padre (o la madre) para que también cruce las
piernas a la altura de los tobillos, sobre los pies del niño y presionando
suavemente lleve los pies del niño hacia atrás bajo la silla. El padre (o la
madre) debe tomar luego las muñecas del niño o la niña y presionarlas suave
pero firmemente hacia atrás. Es conveniente colocar un cojín entre ambos a fin
de atenuar cualquier daño que pudiera hacerse el niño al echar la cabeza hacia
atrás.
Después de presentar la estructura de la fase liminal, el terapeuta debe
preguntarles a los miembros de la familia si abrigan alguna duda o alguna
reserva sobre cómo llevar a cabo el procedimiento. Cualquier inquietud que
surja deberá ser aclarada satisfactoriamente por el terapeuta antes de que
termine la entrevista.
La fase de reincorporación"
En la fase de reincorporación se destaca con énfasis el reconocimiento
explícito de que la familia alcanzó un nuevo estatus. Este reconocimiento
puede manifestarse de diferentes modos, incluso anunciándoles a diversas
personas significativas para la familia algunos detalles de la transformación y
el éxito. Esos detalles pueden incluir información sobre cómo mejoraron las
vidas de los miembros de la familia gracias al hecho de poder estar mejor
comunicados unos con otros.
Se alienta a los miembros de la familia para que preparen con anticipación
esta etapa imaginando formas de hacer "nuevos anuncios" y/o ceremonias que
den a conocer la transformación a más personas. Esto hace que esas personas
significativas dejen de lado la "antigua imagen" de la familia y la reemplacen
por una "nueva imagen", de modo que los lleva a reforzar (y a contribuir de
otros modos a) la consolidación de los diferentes cambios.
También se les pide a los niños de la familia que se preparen para esta fase en
la que se observarán varios cambios visibles que significarán la instauración de
nuevos roles; se pondrá particularmente el acento en el nuevo
138
lugar que se le ha de asignar al niño o la niña. Esto puede incluir la
planificación de reordenamientos físicos, por ejemplo, los tiempos y lugares
establecidos para la comida y el sueño o los espacios de que se le permite
disponer al jovencito para que experimente en los nuevos niveles de
responsabilidad personal; espacios que permitirán reconocer, respetar y poner
a prueba la nueva capacidad del niño para decidir con responsabilidad.
Además, los padres deben hacer planes para acomodarse a su nueva
condición. Al quedar libres de la opresión que les provocaban los arranques de
cólera del niño, podrán elegir la nueva dirección que tomarán sus vidas y la
reorganización de sus relaciones con los demás, incluso con aquellos padres
por los que antes sentían aprensión a causa de la buena relación que éstos
tenían con sus hijos. Si no es un caso de padres separados, los planes incluirán
la decisión de "desempolvar" la relación de pareja. La crisis de intimidad que
produce el rito, generalmente los dispone a establecer una relación más
satisfactoria y sensible para ambos. En el caso de los padres que están solos,
los planes pueden incluir ideas relacionadas con desarrollar vínculos más
estrechos con miembros de la comunidad en la que viven.
Luego, durante varias sesiones el terapeuta y los miembros de la familia
analizan los progresos alcanzados. Durante este período el terapeuta ayuda a
la familia a afrontar cualquier contingencia que pudiera aparecer y a elaborar
el mapa del progreso experimentado a través de las diferentes etapas, es
decir, a que puedan apreciar de manera más clara los logros alcanzados.
Conclusión
Este capítulo describe un procedimiento desarrollado por mí durante varios
años, destinado a tratar a niños y jóvenes (que atraviesan la primera
adolescencia) que tienen una conducta descontrolada. Descubrí que cuando se
logra reenmarcar con éxito la conducta descontrolada y entender los diversos
aspectos de esa conducta, invariablemente se obtiene un buen resultado. Este
mismo enfoque fue utilizado, con algunas variantes, por otros terapeutas en
otros contextos no analizados en este capítulo, por ejemplo, por equipos de
terapeutas que trabajan en internados para niños cuyos padres no estaban
disponibles para participar de la experiencia.
139
Reconocimiento
Agradezco a todos aquellos colegas que con su entusiasta respuesta me
alentaron a escribir este trabajo, particularmente a David Epston y, más
recientemente, a Carol Liske del Programa de Terapia Familiar de la
Universidad de Calgary que se tomó el trabajo de transcribir una entrevista de
presentación del Rito de Inclusión que realicé con una familia en 1986 en el
marco de ese programa.
White, M. 1984, "Pseudo-encopresis: from avalanche to victory, from vicious to
virtuous cycles". Family Systems Medicine, 2, 2, págs. 150-160.
White, M. 1986, "Negative explanation, restraint and double description: a
template for family therapy". Family Process, 25, 2, págs. 169-184.
Wolin, S. y Bennett, L. 1984, "Family rituals". Family Process, 23, 3, págs. 401-
420.
Notas
1. Terapeuta familiar del Leslie Centre de Auckland, Nueva Zelanda.
2. Con esto no quiero decir que los procedimientos "time-out" no sean eficaces
para tratar una gran cantidad de problemas de conducta.
3. Esto no significa que los procedimientos "time-out" no sean lo indicado en
ciertos casos, ni que no puedan estructurarse de modo tal que conduzcan a un
buen resultado (véase Menses y Durrant, 1986).
4. Siempre hay que verificar la posibilidad de que el niño no esté sufriendo
algún tipo de abuso físico o sexual. Si se establece que ese es el caso,
inmediatamente deben tomarse las medidas adecuadas, antes de contemplar
siquiera la posibilidad de iniciar el Rito de Inclusión.
5. A los fines de este análisis emplearé la palabra "berrinche".
6. En otro lugar analicé esta etapa y la llamé la fase de la "influencia relativa"
de la terapia familiar (White, 1986).
7. Wolin y Bennett (1984) sostienen que los ritos pueden lograr en los
participantes un efecto de vinculación que dé como resultado un profundo
sentimiento de "identidad familiar".
8. Por una cuestión de conveniencia, me refiero a esta fase del método "el
rito". 9. Por ejemplo, "el primer rito con la familia Smith duró tres horas, el
segundo y el tercero se prolongaron por dos horas y media, el cuarto y el
quinto sólo una hora y media y el sexto únicamente cuarenta y cinco minutos,
etc..."
10. Sugiero a todos los terapeutas que proyecten adoptar este método, que
acompañen a varias familias durante el proceso ritual a fin de poder
desarrollar ellos también la propia conciencia de la experiencia.
11. También denominada fase de agregación.
Referencias bibliográficas
Friedman, R., Dreizen, K., Harris, L., Schoen, P. y Shulman, P. 1978: "Parent
power: a holding technique in the treatment of omnipotent children".
International Journal of Family Counselling, 6, 1, págs. 66-73.
Menses, G. y Durrant, M. 1986, "Contextual residential care". Dulwich Centre
Review. Turner, V. 1969, The Ritual Process, Nueva York, Cornell University
Press.
Van Gennep, A. 1960, Rites of Passage. Chicago, University of Chicago Press.
140
Se analizan aquí los conceptos de explicación negativa, restricción y doble
descripción de Gregory Bateson. Atendiendo a estos conceptos se explican en
este capítulo las dificultades que con frecuencia tienen las familias para
descubrir nuevas soluciones a sus problemas. De todo ello surge un mapa
terapéutico que pone el acento en la contribución que puede hacer el
terapeuta para lograr un estado de "disposición" que permita descubrir nuevas
soluciones. También se examinan aquí los detalles de la participación que les
cabe tanto al terapeuta como a la familia en la tarea de afirmar tales
descubrimientos. Un enfoque del tratamiento del contexto en el que se
presentan los temores infantiles y la conducta obsesiva/compulsiva muestra
una de las aplicaciones de este esquema.
La teoría cibernética ofrece una explicación negativa de los sucesos que se
dan dentro de un sistema. De acuerdo con esta teoría, los sucesos toman un
determinado curso porque existe una restricción que les impide seguir otros
cursos. Bateson (1973) establece que "las restricciones de las que depende la
explicación cibernética, pueden considerarse, en todos los casos, factores que
determinan desigualdad de probabilidad" (págs. 399-400). Desde este punto
de vista, las interacciones habituales de una familia o la conducta específica de
los miembros de una familia, pueden explicarse mejor por la negativa,
analizando las diferentes clases de restricciones. Las interacciones, así como la
conducta, están determinadas exclusivamente por tales restricciones.
Las restricciones suelen tomar formas diferentes e incluyen una red de
supuestos, premisas y expectativas que conforman el "mapa del mundo" de
los miembros de una determinada familia y que establecen reglas para
seleccionar la información sobre los objetos o los sucesos percibidos, y por
consiguiente contribuyen a crear limitaciones sensoriales. Estas restricciones
operan principalmente en el nivel inconsciente.
142
Explicación negativa, restricción y doble descripción:
Un modelo de terapia familiar*
*Publicado en Family Process, vol. 25: 2, 1986
Para mí, los dos hechos generales -primero, que no soy consciente del proceso
de elaboración de las imágenes que veo conscientemente, y, segundo, que en
ese proceso inconsciente empleo el conjunto completo de supuestos que
aparecen construidos en la imagen acabada- son el comienzo de la
epistemología empírica (Bateson, 1980, pág. 35).
Al establecer limitaciones sensoriales, las restricciones obran en relación con la
información sobre la diferencia. Bateson sostenía que la realización de
cualquier nuevo suceso en el "mundo viviente debe considerarse una
respuesta a la información sobre la diferencia. En este mundo, los receptores
responden (u obran en relación) a una diferencia o una distinción percibida.
Las distinciones son fundamentales, puesto que proporcionan la fuente de
todas las respuestas nuevas. El mundo viviente es un mundo en el que las
distinciones están trazadas, en el que la diferencia llega a ser una causa, "en
el que nada puede comprenderse hasta que no se invoquen las diferencias y
las distinciones" (Bateson, 1980, pág. 8).
Bateson sostiene que la energía que tiene el receptor para dar una respuesta
está allí, latente, disponible, aun antes de que se reciban las noticias de la
diferencia. Las ideas o las noticias de la diferencia desencadenan esa energía
que está disponible en el receptor. Esa distinción entre información sobre la
diferencia y energía secundaria sólo se manifiesta en condiciones en las cuales
la ausencia de un suceso dentro de un contexto específico desencadena una
respuesta.
Pero recuérdese que cero es diferente de uno y porque cero es diferente de
uno, el cero puede ser una causa en el mundo psicológico, el mundo de la
comunicación (Bateson, 1972, pág. 452).
De la infinita cantidad de distinciones que el receptor puede inferir de la
naturaleza, sólo unas pocas se transforman en ideas duraderas. Esa
permanencia exige una capacidad selectiva.
Y separar lo nuevo de lo fortuito... exige contar con algún tipo de mecanismo
selectivo que permita explicar la persistencia posterior de la nueva idea
(Bateson, 1980, pág. 49).
La capacidad de seleccionar la información correspondiente a la diferencia y
de responder a ella depende en gran medida de las restricciones que sufra el
receptor, la red de supuestos4. Esa red suministra un mapa: el contexto que
permite recibir nueva información que le da sentido a lo percibido. Las noticias
(la información sobre la diferencia) de los sucesos que ocurren "ahí afuera" se
transforman en descripciones que cobran la forma de
143
palabras, cifras o imágenes y llegan a constituir "historias 15 mediante la
explicación. La explicación surge del esquema o la clasificación de esas
descripciones dentro de la red de supuestos. La supervivencia de las
novedades depende del modo en que se adapten a la red de supuestos. La
información que no tiene una significación en ese contexto "se olvida o se
desdibuja".
Para tener una significación -y hasta para que pueda reconocérsela como una
pauta- cada regularidad debe coincidir con otras regularidades
complementarias y quizás con algunas aptitudes, pero esas aptitudes son tan
evanescentes como las pautas mismas... En cierto sentido, el receptor debe
estar preparado para hacer el descubrimiento apropiado cuando éste se
presente (Bateson, 1980, pág. 51).
La selección de una novedad que pueda sobrevivir depende de la preparación
que tenga el receptor.
En suma, el curso de los sucesos en los sistemas vivientes está únicamente
determinado por las restricciones. Las restricciones obran en relación con la
información referente a la diferencia, en el sentido de que establecen
limitaciones sensoriales. Esas limitaciones sensoriales contribuyen a crear una
predisposición o un umbral para la percepción de las noticias sobre la
diferencia y, por consiguiente, determinan qué ideas seleccionamos de la
naturaleza. La energía necesaria para dar una respuesta es secundaria, ya
está disponible aun antes de que se reciba la nueva idea. Pero las restricciones
le limitan al receptor esa disposición o preparación que le permitiría responder
a ciertas diferencias o distinciones. Las restricciones limitan la capacidad que
tiene el sistema de indagar mediante el método de prueba y error,
indispensable para descubrir las nuevas ideas y para impulsar las nuevas
respuestas.
Terapia: la disposición y la persistencia de las nuevas ideas
Para poder persistir, la novedad debe ser de una condición tal que dure más
que las otras opciones. Aquello que dura más entre las ondas de la casualidad
debe durar más que aquellas ondas que no duran tanto... La información
puede olvidarse o desdibujarse. Los libros de códigos pueden perderse. Los
mensajes dejan de ser mensajes cuando nadie puede leerlos (Bateson, 1980,
págs. 49-51).
Las familias que buscan ayuda terapéutica tienen problemas o malestares para
los cuales sus miembros fueron incapaces de encontrar soluciones. Al
investigar las soluciones intentadas por los miembros de la familia,
144
normalmente los terapeutas descubren que tales intentos sólo sirvieron para
perpetuar y reforzar los verdaderos problemas que ellos creían estar
resolviendo.
A pesar de que esas soluciones se mostraron ineficaces, son las mismas que
vuelven a intentarse una y otra vez. Aparentemente, los miembros de la
familia no tienen la capacidad de explorar una solución alternativa.
Al aplicar la explicación cibernética, este fenómeno adquiere sentido.
Habitualmente, los miembros de la familia aplican ciertas soluciones porque
hay alguna restricción que les impide descubrir otras soluciones diferentes. La
explicación cibernética sostiene que esos intentos de solución que
habitualmente se aplican, están determinados únicamente por ciertas
restricciones. Por consiguiente, el hecho de examinar las soluciones intentadas
antes puede suministrarle al terapeuta información sobre la cual poder
formular hipótesis referentes a tales restricciones. Ese examen brinda las
claves que permiten comprender la red de supuestos de la familia.
Las restricciones pueden adquirir distintas formas en las diferentes familias. Y
hasta pueden obrar en diferentes niveles. Tales restricciones establecen una
predisposición o un umbral para la selección de la informa ción sobre la
diferencia y limitan la capacidad de la familia para emprender la necesaria
búsqueda de nuevas ideas, mediante el método de la prueba y el error, ideas
que podrían conducirlos al descubrimiento de nuevas soluciones. Las antiguas
ideas son resistentes; la nueva información se desdibuja.
A fin de ayudar a las familias que intentaron sin éxito descubrir nuevas
soluciones, el terapeuta se une a los miembros de la familia para formar el
sistema terapéutico, contribuye a establecer la buena disposición del sistema
mediante la introducción de un nuevo "libro de códigos" que permite elegir
nuevas ideas, determina las condiciones para elaborar una doble descripción
(a fin de que puedan hacerse nuevas distinciones) e interroga a los miembros
de la familia de un modo que contribuya a que las nuevas ideas perduren o
sobrevivan. Por consiguiente, el terapeuta ayuda a que las nuevas ideas
ondeen más tiempo que las antiguas ideas. En esta terapia, el terapeuta
participa en la creación de un contexto que impulse a la aventura y el
descubrimiento.
Un nuevo libro de códigos
A fin de obtener los beneficios de la estabilidad, ellos pagan el precio de la
rigidez, viviendo, como debe hacerlo todo ser humano, en una enorme y
compleja red de
145
El terapeuta contribuye a crear la buena disposición del sistema terapéutico
mediante la introducción de un nuevo libro de códigos que establezca
contradicciones y provoque un "relajamiento" de la red de supuestos de la
familia. Por consiguiente, participa de la creación de un contexto que
contribuye a que el sistema terapéutico sea capaz de responder a la nueva
información, esté dispuesto a seleccionar "componentes de lo casual" y
transformarlos en descubrimientos.
El terapeuta presenta este libro de códigos tanto implícita como
explícitamente a medida que organiza la participación de los miembros de la
familia en una cosmovisión cibernética" (como se detalla en el análisis
posterior) e introduce premisas específicas referentes a la perpetuación de los
problemas que preocupan a los miembros de la familia. Esas premisas llegan a
ser parte del "mecanismo selectivo" del sistema que "explica la persistencia
posterior de la nueva idea" (Bateson, 1980, pág. 49).
La doble descripción
La modalidad de la indagación es algo evidente para mí y podría llamarse el
método de comparación doble o múltiple (Bateson, 1980, pág. 97).
La recepción de las noticias sobre la diferencia es una parte esencial de la
revelación de nuevas ideas y de la generación de nuevas respuestas que
permitan descubrir las nuevas soluciones. Para que esa recepción de las
noticias sobre la diferencia sea posible, los miembros de la familia deben
percibir un contraste entre dos o más descripciones. El terapeuta contribuye a
que la familia perciba tales contrastes trabajando en el desarrollo de
descripciones dobles o múltiples de ciertos sucesos, mostrándoles a los
miembros de la familia tales descripciones, una junto a otra, e invitándolos a
señalar las diferencias entre esas descripciones". Todo esto suministra noticias
de la "diferencia que hace una diferencia" (Bateson,1980, pág. 453).
Los terapeutas pueden contribuir de innumerables maneras a crear junto con
las familias un contexto que aliente la doble descripción". Durante el siguiente
análisis presentaré varios métodos que me resultaron útiles. Aunque yo
presente estos métodos en una secuencia de la que puede derivarse un mapa
para la terapia, todos ellos contribuyen a seleccionar y a hacer perdurar las
nuevas ideas dentro del sistema terapéutico. He puesto a cada método un
nombre que le resulte familiar a la mayor parte de los terapeutas
146
supuestoy que se apoyan mutuamente... El cambio exige diferentes tipos de
relajamiento o de contradicción dentro del sistema de supuestos (Bateson,
1980, págs. 15$_159).
familiares, pero quizás la descripción y la explicación de los métodos pueden
resultar novedosas.
La influencia relativa
En principio, cabe esperar que se dé una "descripción" suplementaria en cierto
sentido metafórico, siempre que la información necesaria para elaborar las dos
descripciones se haya recogido o codificado de manera diferente (Bateson,
1980, pág. 79).
La Influencia Relativa exige que se establezcan dos descripciones codificadas
de manera diferente. Generalmente, en una de esas descripciones los sucesos
están codificados de acuerdo con la red de supuestos familiares preexistentes
y, en la otra, los sucesos están codificados de acuerdo con las premisas
promovidas por el terapeuta. Primero el terapeuta traza un mapa de la
extensión de la influencia que ejerce el problema en las vidas de los miembros
de la familia. Les pide entonces a éstos que suministren toda la información
que pueda ayudar al terapeuta a comprender cómo experimentan ellos el
problema. Esa información debe incluir una descripción de hasta qué punto el
problema estuvo ejerciendo su dominio sobre el miembro sintomático de la
familia. El terapeuta les solicita a los miembros de la familia que no le ahorren
detalles y se opone a todos los intentos que éstos hagan de minimizar o
subestimar la angustiante influencia que ejerce el problema en sus vidas. El
hecho de hacer el mapa de la influencia que el problema ejerce en las vidas de
los miembros de la familia, suele suscitarles ideas de incompetencia,
desesperanza e incapacidad y ésta es una información que generalmente se
obtiene "de manera natural".
El terapeuta traza luego el mapa de la influencia que ejercen los miembros de
la familia en la "vida" del problema, indagando hasta qué punto ellos fueron
capaces de oponerse a la opresión que ejercía el problema sobre sus vidas. A
fin de que los miembros de la familia puedan obtener y brindar esta
información, el terapeuta les solicita que evoquen ideas de competencia y
capacidad. Como los miembros de la familia han estado durante largo tiempo
sometidos por el problema, tienen dificultades para hacer un inventario de las
ocasiones en las que ejercieron su influencia en la "vida" del problema.
Generalmente éste es un proceso que se da de manera "no natural". Es
necesario que el terapeuta los ayude a seleccionar esas nuevas ideas,
insistiendo con el argumento de que necesita que los miembros de la familia lo
ayuden a comprender cómo, en las circunstancias en que les toca vivir,
lograron conservar algún poder de decisión en sus vidas y cómo fueron
capaces de evitar el eclipse total".
147
A fin de ir elaborando ese inventario es útil formular preguntas como la
siguiente: "¿Cómo pudo usted evitar cometer ciertos errores que, según me
indica mi experiencia con familias que sufrían problemas similares, usted podía
haber cometido?" El terapeuta también puede mostrarse sorprendido de que
las cosas no hayan marchado aun peor.
Pueden formularse preguntas adecuadas aun en situaciones en las que el
problema ejerce una gran influencia. Por ejemplo, un joven (un paciente
retrasado) fue capaz de establecer que había influido un 3 % en la "vida" del
problema, cuando le pregunté cómo pudo apagar su propio cigarrillo.
tuvieran que someterse a las restricciones identificadas y trataran de ampliar
ciertas tendencias "en el estilo de vida dominado por el problema". El
terapeuta puede pedirles pues a los miembros de la familia que demuestren su
inventiva y puede unirse a ellos para tratar de enumerar las "piedras que aun
no fueron removidas" del camino. Esa descripción es una versión exagerada de
la participación que inadvertidamente tienen los miembros de la familia en la
perpetuación del problema.
Plantear dilemas
Destacar el tiempo
...por lo menos son necesarias dos cosas para crear una diferencia (Bateson,
1980, pág. 76).
Generalmente los problemas se presentan en las familias dentro del contexto
de una tendencia por la cual el problema ha ido influyendo cada vez más a
través del tiempo. Esas tendencias, en general, son imperceptibles y ese es el
resultado del fenómeno de acomodación. Dentro de ese contexto, los
miembros de la familia se adaptan cada vez más y sin advertirlo a la presencia
del problema. Por consiguiente, las familias se habitúan y sus miembros no se
dan cuenta de que están participando del problema y sustentándolo cada vez
más.
El terapeuta sitúa el problema dentro del contexto de una tendencia y le
asigna a esa tendencia un nuevo valor al alentar a los miembros de la familia a
marcar distinciones entre el "estado de cosas" en un determinado momento
y el "estado de cosas" en otro momento. Para facilitar esta tarea hay que
presentar un lenguaje "temporal" 16. Las descripciones se aplican a las
tendencias de una manera que (al implicar el pasado y predecir el futuro)
destaque la acción del tiempo sobre esas tendencias. En esas descripciones
pueden incluirse términos tales como "carrera", "estilo de vida", "el curso de la
vida". El terapeuta puede ayudar a los miembros de la familia a hacer un mapa
del problema dentro de la tendencia, incitándolos a señalar distinciones sobre
la participación que cada uno tuvo anteriormente en el problema, la que tiene
en el presente y la que supone tendrá en el futuro.
Pueden acrecentarse las distinciones entre el estado presente de las cosas y el
estado futuro, mediante una detallada discusión sobre el tipo de participación
que sería necesaria si los miembros de la familia y el terapeuta
148
...las cosas experimentan cambios drásticos, pero nos acostumbramos al
nuevo estado de cosas antes de que nuestros sentidos puedan señalarnos que
se trata de algo nuevo... No es una cuestión trivial el hecho de que casi no nos
demos cuenta de las tendencias en nuestros cambios de estado(Bateson,
1980, págs. 108-109).
Plantear dilemas ha llegado a ser una práctica ampliamente empleada en la
terapia familiar. El terapeuta le plantea dilemas a la familia y, de ese modo,
sugiere que los miembros de la familia se encuentran en una encruci jada, que
deben tomar alguna decisión respecto de los posibles cursos que han de
seguir. La razón para presentar dilemas es con frecuencia la idea de que existe
un proyecto para crear un vínculo terapéutico. Una explicación alternativa del
valor que tiene el hecho de plantear dilemas es que éstos establecen las
condiciones para elaborar una doble descripción. El terapeuta y los miembros
de la familia tratan de establecer dos descripciones de la participación mutua
de todos ellos en las diferentes carreras o estilos de vida. Estas descripciones
presentadas una junto a la otra, les permiten a los miembros de la familia
señalar nuevas distinciones.
Generalmente, los dilemas que se plantean están relacionados con la
participación que les cabe a los miembros de la familia y al terapeuta en los
estilos de vida y en las restricciones que se identificaron durante la terapia.
Además de los detalles ya establecidos sobre lo que será necesario en el futuro
para seguir participando en el estilo de vida del problema (opción
conservadora), se desarrolla una descripción del tipo de participación que
tendrán que tener los miembros de la familia y el terapeuta para oponerse con
éxito al estilo de vida dominado por el problema y a las restricciones asociadas
a él (opción radical). Luego, el terapeuta alienta a la familia a debatir sobre las
dos opciones. ¿Los miembros de la familia deben continuar participando del
modo habitual -modo minado por las restricciones- o deben comenzar de
nuevo y elaborar una nueva fórmula para interrelacionarse. El terapeuta
simula adoptar una posición neutral y da argumentos a favor y en contra de
las dos opciones". El terapeuta, ¿debe hacer descender las esperanzas de los
miembros de la familia hasta el nivel del estilo de vida problemático o debe
149
ayudar a elevar el estilo de vida de los miembros de la familia hasta el nivel de
sus esperanzas?
Predicción de la resaca
Antes de que los miembros de la familia resuelvan el debate sobre las
opciones radical y conservadora, el terapeuta puede poner sobre el tapete la
cuestión de las consecuencias del cambio y pronosticar una "resaca" en el
caso de que se adopte la opción radical. Discutir esta cuestión le suministra a
la familia información adicional sobre la propia aclimatación al estilo de vida
dominado por el problema, pone el acento en la distinción entre la opción
radical y la opción conservadora y permite trazar un mapa de la posible
experiencia de confusión y malestar que puede sufrir la familia si decide salir a
buscar la solución alternativa. El terapeuta identifica aquello contra lo que
deberán luchar los miembros de la familia si deciden oponerse a las maneras
habituales de participar recíprocamente en el problema. Esto puede incluirla
mención específica de las restricciones identificadas anteriormente. El
terapeuta alienta a los miembros de la familia para que éstos aprecien
plenamente esos obstáculos como pasos hacia un cambio positivo. Cualquier
intento de tomar una nueva dirección sin comprender y considerar plenamente
las dificultades que implica, puede hacer que la familia no obtenga la
necesaria preparación para afrontar la angustia que probablemente se
presente. Seguir imprudentemente un nuevo curso equivaldría a restarle
significación a esa salida del antiguo estado de cosas.
Identificamos esa "angustia anunciada" como una "resaca". Las resacas
pueden sabotear cualquier intento de solución. Los miembros de una familia
que "sufrieron la influencia" o se "hicieron adictos" a determinados estilos de
vida o "carreras" durante un tiempo considerable, pueden esperar que se
presente esa "resaca" que se manifiesta en diferentes grados de confusión y
malestar precisamente cuando las personas intentan oponerse a los viejos
hábitos y embarcarse en un nuevo rumbo. Los miembros de la familia, ¿deben
luchar por el cambio? ¿creen que son capaces de vencer esa "resaca"? ¿O
deben retraerse y seguir bebiendo más de lo mismo y seguir sufriendo la
influencia de los antiguos hábitos y restricciones?
150
...los ajustes conducen a la aclimatación y la aclimatación puede equivaler a la
adicción (Bateson, 1980, pág. 201).
Experimentos
En contraste con la epigénesis y la tautología, que constituyen mundos de
reiteración, existe todo el reinado de la creatividad, el arte, el aprendizaje y la
evolución, en el cual los constantes procesos de cambio se nutren de lo
fortuito. La esencia de la epigénesis es la repetición predecible; la esencia del
aprendizaje y la evolución es la exploración y el cambio (Bateson, 1980, pág.
52).
Si los miembros de la familia deciden que están preparados para explorar un
rumbo radical y le solicitan al terapeuta que los ayude a recorrerlo, comienza
pues una especulación sobre los experimentos que pueden favorecer el
tránsito en esa nueva dirección y oponerse al estilo de vida dominado por el
problema (y a las restricciones vinculadas con él). En cambio, si los miembros
de la familia no se sienten dispuestos a afrontarlas consecuencias del cambio y
defienden los beneficios del antiguo rumbo, cabe analizar varias ideas sobre
los modos en que el terapeuta y la familia pueden ajustar algunos detalles del
estilo de vida problemático y las restricciones. Si los miembros de la familia se
muestran divididos respecto del curso que conviene seguir, el terapeuta puede
ayudar a aquellos que defienden los viejos hábitos pidiéndoles que expliquen
cómo han de impedir que los otros los inciten a experimentar las nuevas
soluciones y cómo han de lograr que aquellos que eligieron la salida radical
quieran experimentar con ellos caminos que los lleven a ampliar el estilo de
vida dominado por el problema. A aquellos que se decidieron por la solución
radical, el terapeuta puede preguntarles cómo evitarán las incitaciones para
continuar con los antiguos hábitos (vinculados con las restricciones) y de ese
modo convencer a los renuentes de que vale la pena experimentar en la nueva
dirección.
El terapeuta les informa a todos que en la próxima sesión volverán a analizar
tanto los experimentos que favorecen el rumbo radical como aquellos que
favorecen el rumbo conservador. Esa charla puede llegar a ser una revisión de
la participación que le cabe a cada uno, una revisión desprovista de
declaraciones de intención, que les demostrará tanto al terapeuta como a los
miembros de la familia cuál rumbo fue defendido con más fuerza y con más
éxito. Esta revisión guiará además al terapeuta y a la familia para elegir
nuevos experimentos y decidir en qué dirección conviene encaminarlos9.
Responder a las respuestas
El pensamiento creativo siempre debe contener un componente casual. El
proceso exploratorio -el interminable proceso de la prueba y el error del
progreso mental- sólo puede alcanzar lo nuevo si se lanza a recorrer los
senderos que se lev 151
ir¿, casualmente, senderos que a veces, al
probarlos, se los elige por algo coto la supervivencia (Bateson, 1980, pág.
203).
ll terapeuta evalúa cuidadosamente el resultado de los experimentos así coM4)
el resto de los hechos ocurridos, gracias a la participación que cada miembie
de la familia tuvo entre una sesión y otra. Y responde a cualquier inforniavión
que le señale la dirección que fue defendida con más fuerza y con más éxito.
Esa respuesta del terapeuta (una respuesta a la respuesta de la familia)
contribuye a elaborar las descripciones del rumbo radical y del rumbo
conservador y señala nuevas distinciones que constituyen la fuente de nuevas
respuestas (experimentos) de los miembros de la familia. Se establece así un
curso de la terapia en el cual el terapeuta responde a la respuesta de la
familia, la familia responde a la respuesta que el terapeuta le dio a su
respuesta; a su vez el terapeuta vuelve a responder a la respuesta que dio la
familia a su respuesta anterior y así sucesivamente.
Si queda demostrado que el rumbo conservador lleva las de ganare°, el
terapeuta puede volver a destacar la cuestión temporal en esa dirección, y
volver a plantear un dilema (esta vez con una descripción más detallada de lo
que exige la opción conservadora y haciendo una especulación más amplia
sobre los pasos que habría que dar para seguir ese rumbo) e incluso puede
mostrarse dubitativo en cuanto a aceptar una nueva incitación de los
miembros de la familia de unirse a ellos para realizar nuevos experimentos en
favor de la dirección radical. El terapeuta puede manifestar temor de que, en
vista del evidente compromiso de la familia con el estilo de vida problemático,
su participación junto con la familia en nuevos experimentos destinados a
favorecer la opción radical, sólo sirva para ahondar la discrepancia entre el
estilo de vida problemático y las esperanzas y expectativas familiares y hasta
provoque una angustia mayor en los miembros de la familia. Esto
generalmente genera un debate sobre hasta qué punto la familia está
dispuesta a intentar el cambio.
Cuando la respuesta de los miembros de la familia a los experimentos
constituye un buen comienzo de solución2, éstos tienen grandes dificultades
Para advertir plenamente esos logros, como si la significación de la "salida" se
les escapara. Esto ocurre principalmente al comienzo de la terapia cuando es
fácil considerar triviales tales cambios. En ese momento la capacidad y la
preparación que tiene el sistema terapéutico para descubrir las nuevas
respuestas dependen, en gran medida, de la presencia del libro de códigos del
terapeuta. Ese libro de códigos le permite al profesional señalar las
distinciones entre participar en el estilo de vida dominado por el problema y
participar en la búsqueda de la nueva dirección. Por consiguiente, el terapeuta
con su
intervención contribuye a fortalecer las nuevas ideas; lo hace empleando un
lenguaje que dé la dimensión temporal, hablando de "momentos de crisis", de
"salidas", de "embarcarse" "despegar", etc. Lo que sigue es un breve análisis
de este tipo de intervenciones.
La respuesta del terapeuta puede apuntar a que la respuesta de la familia se
divida en partes. Por ejemplo, puede informarles a los miembros de la familia
que para poder cambiar con éxito el curso de la vida son necesarios tres
logros. Un cambio semejante indica que los miembros de la familia (a) se
opusieron con éxito a sus modos habituales de participar en el problema y a
las restricciones específicas; (b) se embarcaron en un rumbo de vida nuevo
que responde a una fórmula diferente; (c) y que de algún modo se las
arreglaron para eludir la "resaca" que habitualmente provoca el cambio.
El terapeuta puede alentar aún más el fortalecimiento de las nuevas ideas
destacando en detalle las respuestas de los miembros de la familia. Puede
anotar cuidadosamente cada respuesta mientras los interroga acerca de las
diversas vicisitudes. Los miembros de la familia se interesan más por obtener
información sobre esos cambios si el terapeuta murmura quedamente
mientras toma notas y los consulta frecuentemente sobre la exactitud de lo
que va anotando. Durante esta etapa, con frecuencia los miembros de la
familia descubren "espontáneamente" otras facetas del cambio ocurridas entre
una sesión y otra, facetas que anteriormente no habían advertido.
El terapeuta puede insistir para que los miembros de la familia lo ayuden (y se
ayuden mutuamente) a comprender más cabalmente cómo se lograron los
cambios". El terapeuta puede confesar que el repentino cambio de dirección lo
tomó desprevenido y puede pedirles a los miembros de la familia que
encuentren el modo de explicarle más claramente esos cambios. Además, el
terapeuta puede preguntarse en voz alta si los miembros de la familia son
capaces de comprender toda la significación de los cambios y si están
minimizando las implicaciones de la "salida". La dificultad que manifiesta el
terapeuta para comprender cabalmente cómo se lograron los cambios y cómo
él (o ella) quedó retrasado/a respecto de esos cambios, les marca a los
miembros de la familia una distinción entre, por un lado, la participación que
tenían en el estilo de vida dominado por el problema y, por el otro, los recursos
con los que cuentan y las contribuciones hechas en busca de nuevas
respuestas. La respuesta del terapeuta señala distinciones que constituyen la
fuente de nuevas ideas y nuevas respuestas para los miembros de la familia.
En la misma línea de este método de respuesta del terapeuta al cambio, está
la técnica comunmente adoptada de restricción del cambio. Con
152
153
frecuencia esta técnica se discute dentro del contexto de la idea de resisten
cia.
La restricción del cambio puede entenderse también como otro recurso
destinado a señalar las distinciones entre lo antiguo y lo nuevo. Al adoptar una
posición conservadora respecto de la naturaleza radical del cambio, el
terapeuta establece condiciones para elaborar la doble descripción.
Expresar sorpresa, aturdimiento, confusión y agotamiento puede resultar útil
en situaciones en las cuales los miembros de la familia tienen un umbral
elevado para recibir información sobre esa clase de respuesta que el terapeuta
busca provocar". Una vez observada cierta mejoría (aunque a veces puede ser
útil que el terapeuta manifieste temor ante mayores cambios), de ningún
modo es esencial ocultar el placer que se siente por los cambios. La
complacencia del terapeuta puede manifestarse mediante ritos de celebración
que señalen el cambio y la llegada a destino a través de un nuevo curso de
vida".
Puede preguntárseles a los miembros de la familia cuánto terreno creen
haberle ganado al estilo de vida dominado por el problema, al haber
emprendido el nuevo rumbo. Puede volver a evaluarse la influencia relativa
del problema en las vidas de los miembros de la familia y la influencia que
éstos tienen en la "vida" del problema y comparar estos nuevos datos con los
porcentajes anteriores. Además, puede preguntárseles a los miembros de la
familia qué nueva comprensión alcanzaron al cambiar sus estilos de vida, qué
diferencias esperan que produzca esa nueva comprensión en el futuro y qué
les dicen esos nuevos conocimientos (que obran como señales en el nuevo
camino) acerca de los futuros destinos.
También pueden hacerse preguntas que pongan el acento en las diferencias
de los sucesos ocurridos en distintos momentos, a fin de hacer más
perceptibles los cambios. Por ejemplo: "Usted se ha creado una nueva historia
personal. ¿Qué nuevo futuro cree que ha de depararle esa nueva historia?";
"¿Qué diferencia tendrá este futuro con el futuro que le hubiera deparado su
pasado?"; "A medida que usted va percibiendo lo que ha logrado, ¿qué
aspectos adicionales advierte de ese cambio?".
El terapeuta puede alentar explícitamente las respuestas de los miembros de
la familia a las respuestas de los demás con preguntas tales como: "¿Hasta
qué punto se sintió sorprendido/a por cómo logró él/ella iniciar el cambio?",
"¿Hasta qué punto cree que él/ella se siente sorprendido/a por cómo logró
usted iniciar el cambio?"; "¿Le sorprende que él/ella se sienta sorprendido/a?",
"¿Quisiera pedirle a ella que le explique cómo lo logró?" Generalmente, el final
del tratamiento no representó ninguna dificultad.
154
Como los miembros de la familia han ido avanzando lentamente de acuerdo
con la fórmula que ellos mismos elaboraron sobre la base de la participación
de cada uno, el terapeuta les pide que dediquen parte de las sesiones a
informarlo, a ponerlo al día, para que éste pueda comprender mejor los
descubrimientos hechos por todos ellos". Entonces el terapeuta puede pedirles
a los miembros de la familia, en vista del éxito obtenido, algún consejo que
ellos consideren que podría serle útil a otras familias que tengan problemas
similares. Esta actitud eleva a la familia a la categoría de "asesora", en
marcado contraste con la categoría de "paciente".
En esta etapa, como los miembros de la familia ya están más dispuestos a
afrontar lo nuevo, la participación activa del terapeuta en la elección de las
nuevas ideas es menos necesaria. Este tipo de conducta llamada de "explo
ración" adquiere un valor más alto y el terapeuta se desliga o va siendo
gradualmente apartado del sistema terapéutico.
Predecir las recaídas
Para tener una significación -y hasta para que pueda reconocérsela como un
pauta- cada regularidad debe coincidir con otras regularidades
complementarias y quizás con algunas aptitudes, pero esas aptitudes son tan
evanescentes como las pautas mismas... (Bateson, 1980, pág. 51).
No es infrecuente que al investigar nuevos rumbos de vida aparezcan las
recaídas. La significación que se les atribuye a las recaídas depende del
contexto receptor. Dentro del contexto de la red de supuestos familiares, con
frecuencia se considera que las recaídas son fenómenos de "retroceso". En
momentos de estrés como los que caracterizan las recaídas, los miembros de
la familia se vuelven vulnerables a las antiguas ideas programadas "hard" y
desestiman las nuevas que se vuelven borrosas para ellos.
Esta tendencia puede contrarrestarse si el terapeuta ayuda a crear un nuevo
contexto en el cual las recaídas se consideran sucesos predecibles propios de
los nuevos rumbos elegidoO. El contexto se establece si el terapeuta
pronostica las recaídas como aspectos prácticamente inevitables del nuevo
rumbo, puesto que los miembros de la familia se trasladan de un punto de la
escena a otro. En este contexto puede suavizarse el concepto de recaída y
hablar de un "bajón" que puede ser reconocido por los miembros de la familia
como parte de una pauta diferente; ese reconocimiento desencadenará
respuestas que han de contribuir a fortalecer la nueva fórmula elaborada por
los miembros de la familia para relacionarse unos con otros. El terapeuta
puede afirmar ese contexto invitando a los miembros de la
155
familia para que éstos reflexionen sobre las respuestas que podrían dar a esos
"bajones" dentro de este contexto y ayudándolos a elaborar proyectos de
contingencia.
La conducta obsesiva-compulsiva dentro del contexto: el sistema familiar
mesmerizado
Las obsesiones son ideas, temores o dudas que penetran en la conciencia del
niño sin ninguna aparente provocación externa y que éste siente ajenas,
incoherentes e indeseables. Las compulsiones son actos repetitivos y
estereotipados ejecutados por el niño con la intención de protegerse de alguna
amenaza imaginaria... El niño mismo se lamenta de las ideas que llegan a su
espíritu y que él no puede controlar o de los hechos que debe llevar a cabo
para evitar que algo terrible le ocurra a él o a la familia (Chess, S. y Hassibi,
M., 1978, págs. 250-251).
La experiencia de este estilo de vida temeroso y la participación en él no se
limita al niño que manifiesta los síntomas. La conducta obsesivacompulsiva
infantil aparece en el contexto de la familia y es común que todos los
miembros de la familia confiesen sentirse impotentes, agoreros y
desesperanzados. Mientras el niño parece hechizado por los miedos, los demás
miembros de la familia se muestran preocupados por la contemplación del
miedo, hipersensibles a la experiencia que sufre el niño. En suma, todos los
miembros de la familia están mesmerizados y el centro de atracción es el
temor.
Los temores del niño llegan a ser un punto de referencia que influye en una
gran cantidad de decisiones que toma la familia. Los miembros de la familia, y
particularmente los padres y el niño sintomático, consideran cuidadosamente
toda acción que se les proponga para determinar si ésta puede o no provocarle
al niño una angustia adicional. A medida que el niño se va haciendo cada vez
más dependiente de la conducta ritual destinada a alejar los temores y a
protegerlo de la angustia, los demás miembros de la familia también se van
comprometiendo con esos ritos que, según creen, evitan las experiencias
generadoras de temor. Por consiguiente, a medida que pasa el tiempo, se va
estableciendo una imperceptible tendencia, según la cual los miembros de la
familia van buscando soluciones mágicas a fin de contrarrestar ese hechizo
que consideran tan opresivo. Esas soluciones mágicas incluyen esfuerzos
concertados para no mencionar nunca los temores por sus nombres y la
evitación fóbica de los contextos específicos.
Para los miembros de la familia, los miedos que experimenta el niño
156
parecen tener vida propia, de modo que aquellos no pueden advertir la
naturaleza de las premisas y supuestos que realmente los llevan a participar
en la perpetuación de las obsesiones y de la conducta compulsiva. La
naturaleza de los supuestos que establecen el contexto en el cual se le asigna
una significación a todos los sucesos nuevos, puede inferirse del modo en que
la familia busca soluciones y establece reglas tales como: "Puesto que los
temores tienen una vida propia, para facilitar las cosas lo mejor es adaptarse a
su presencia"; "Los miedos son más temibles cuando se los molesta; de modo
que lo mejor es no irritarlos"; "Los miedos más temibles se vuelven menos
temibles si se hacen los arreglos convenientes" (es decir, si se aplica la magia
correcta). Restringidos por tales premisas, los miembros de la familia (entre
ellos el niño) colocan muy alto el umbral de percepción de las noticias
referentes a sucesos que contradicen tales reglas. Por consiguiente,
seleccionan la información que tiene que ver con la influencia que ejercen los
temores en la vida del niño y responden a ella de un modo que,
inadvertidamente, contribuye a reforzar las antiguas ideas y el estilo de vida
temeroso. Esas respuestas se transforman en un hábito y los miembros de la
familia ya no pueden emprender una búsqueda basada en el método de la
prueba y el error, indispensable para descubrir nuevas ideas y nuevas
respuestas.
La siguiente exposición brinda una guía para el tratamiento de la conducta
obsesiva-compulsiva infantil. Este mapa se basa en algunas de las principales
aplicaciones de la teoría cibernética a la terapia.
Terapia
A fin de establecer la influencia relativa de todas las partes implicadas se
determiria la influencia que tienen los temores en la vida de los miembros de
la famili a y la influencia que ejercen estos en la "vida" de dichos temores.
Trazar el ""apa" de la esfera de influencia de los temores
El terapeuta solicita que se le haga un relato detallado de los miedos y de la
influe% ncia que éstos ejercen en las vidas de los miembros de la familia. Este
informe debe incluir la conducta obsesiva-compulsiva y los ritos del
niño, así como los diferentes ajustes y adaptaciones hechos por los demás
miembros ade la familia a fin de acomodarse a la presencia de los temores.
157
Establecer la influencia relativa 157
Dos años antes de serme derivado, John Walker29, de doce años, comenzó a
manifestar fuertes dolores de estómago asociados a una náusea constante.
Perdió una cantidad considerable de peso y después de varios meses de
investigación se sometió a un tratamiento contra la parasitosis. El dolor cedió,
pero la náusea persistía y John desarrolló un abrumador temor por los
gérmenes. Como respuesta a ese miedo, el niño comenzó a manifestar una
serie de síntomas, entre ellos, lavarse compulsivamente las manos. Fue
sometido durante un tiempo a terapia individual y finalmente se le dio el alta,
aunque aún conservaba algunos síntomas residuales. Como a John lo
inquietaban pensamientos suicidas y como la costumbre de lavarse
compulsivamente las manos había aumentado, el señor y la señora Walker
decidieron buscar otras soluciones y fueron derivados a un tratamiento de
terapia familiar.
John tenía un aspecto pálido, débil y desesperanzado. Los padres nos
comunicaron que el jovencito se quejaba continuamente de las náuseas, y que
confiaba plenamente en la medicación antináuseas. Por entonces el chico se
lavaba las manos aproximadamente 30 veces por día, cada vez temía más
asistir a la escuela y permanentemente tenía miedo de que otros niños lo
atacaran.
John tenía una gran dificultad para mencionar sus temores por sus nombres y
elegía cuidadosamente las palabras, de modo que sus respuestas carecían de
toda espontaneidad. Hablamos sobre la naturaleza influyente de los temores y
analiza mos las consecuencias que tenía esto en su propia vida y en la vida de
sus padres. El señor y la señora Walker habían hecho todo lo que estaba a su
alcance para evitarle la angustia y la desesperanza y temían que el
muchachito nunca pudiera recobrarse. Recientemente, en un intento de
disminuir el temor de John a que otros niños lo atacaran, la señora Walker
había comenzado a llevar ella misma a su hijo a la escuela. Además, se las
había arreglado para estar completamente disponible cuando el niño
regresaba de la escuela, para que éste pudiera desahogar su angustia y
sentirse más seguro. El señor Walker también se había adaptado a la
presencia de los miedos, disminuyendo el tipo de exigencias que normalmente
se le hacen a un muchachito de doce años3°.
Trazar el mapa de la esfera de influencia de los miembros de la familia
El terapeuta les pide a los miembros de la familia que le suministren detalles
de la influencia que ellos ejercen en la "vida" de los miedos. ¿Hasta qué punto
fueron capaces de contrarrestar el estilo de vida dominados por el temor y
retener parte de su propio territorio?
Inicialmente, John y sus padres tenían dificultades para responder sobre los
detalles referentes a la influencia que ejercían en la "vida" de los temores.
Cuando se le preguntó a John si podía describir las esferas de su vida en las
cuales imponía
su propia voluntad, el muchachito se mostró confuso y desorientado. Este
concepto no "encajaba" dentro de su libro de códigos; mi pregunta "no era
natural", era
158
"forzada". Le hice notar que, al venir a la sesión acompañado por sus padres
había "amenazado" a sus miedos y luego me enteré de que John había llegado
a la consulta sin su medicación antináuseas. Al insistir pidiéndole a John que
me ayudara a comprender cómo, en semejantes circunstancias había sido
capaz de influir así en la "vida" de sus temores, lo ayudé a recuperarse de su
confusión. Luego, con ayuda de los padres, John pudo informarme sobre una
cantidad de ocasiones en las cuales él había logrado influir en la "vida" de sus
temores.
Luego les pedí a los padres que me informaran cómo se las habían arreglado
para lograr que los miedos no provocaran un eclipse total de la vida familiar.
Durante toda esta parte de la entrevista, John luchó visiblemente con la
distinción entre la influencia de los temores y su propia influencia y con la idea
creciente de su propia capacidad y su propia fuerza.
Un nuevo libro de códigos: la traición de los feroces amigos del miedo
El terapeuta presenta la Segunda Ley de los Temores": "Los temores no
pueden sobrevivir si no tienen buenos amigos que los alimenten" y explica que
aunque los miedos parecen tener una vida propia y una voluntad propia,
necesitan sistemas de apoyo para sobrevivir. La supervivencia de los temores
depende de que se los alimente bien o no. Esta ley brinda un contexto en el
cual los sucesos pueden codificarse de un modo diferente, de manera tal que
contradigan las antiguas reglas y provoquen un "relajamiento" dentro del
sistema familiar de supuestos.
Atendiendo a esa ley, el terapeuta puede explicar la información recogida al
trazar el mapa de la influencia de los miedos en las vidas de los miembros de
la familia. Así se identifican como "amigos de los miedos", los ritos de evitación
del niño y las demás adaptaciones familiares a la existencia de los temores".
El terapeuta, al adoptar la posición de un experto en miedos, afirma con
autoridad que aunque los amigos de los temores son enemigos de todos los
niños, cuando éstos están atrapados por sus miedos creen que esos enemigos
son sus amigos. De modo que los niños favorecen a sus enemigos, es decir,
favorecen a los feroces amigos de los temores.
Es importante elegir el momento más adecuado para presentar la Segunda Ley
de los Temores y para explicar la supervivencia de los miedos atendiendo a
ella. Esta presentación debe posponerse hasta que la familia, con la
participación del terapeuta, comience a seleccionar noticias referentes a la
influencia que tienen sus miembros en la "vida" de los temores. Anteriormente,
estas personas consideraron a los feroces amigos de los miedos como sus
aliados en la lucha que libraba el niño contra sus temores
159
y si el niño y los padres np descubren nuevas ideas sobre la capacidad y los
recursos con los que cuentan para dar nuevas soluciones antes de identificar la
traición, es muy posible que no sean capaces de advertir esa nueva
información.
estilo de vida temeroso? ¿Están dispuestos a embarcarse juntos con un nuevo
rumbo y resistir la resaca? ¿Están preparados para hacer todo lo necesario y
recibir los beneficios postergados?
Mientras yo trazaba el mapa de la supervivencia de los miedos (enunciando la
Segunda Ley de los Temores) y mencionaba la cuestión de la traición,
súbitamente John observó con sorpresa: "Esta es la primera vez que veo una
manera definitiva de derrotar mis miedos (aunque, en el pasado, se lo había
alentado en varias ocasiones, para que cesara en su conducta obsesiva-
compulsiva). Ahora sabía que la solución consistía en dejar de alimentar a los
feroces amigos de sus temores. John y la señora Walker comenzaron a sollozar
quedadamente con (según supuse) cierto alivio. John se tapó los ojos con las
manos y permaneció en silencio. Le pregunté en qué estaba pensando y el
muchachito me respondió que le preocupaba lo que podría pensar yo de que él
se hubiese puesto a llorar. Entonces le dije: "Si lloras para adentro en lugar de
hacerlo para afuera, ahogarás tu fuerza".
¿El estilo de vida dominado por el temor o la Segunda Ley de los Temores?
El terapeuta y los miembros de la familia analizan el estilo de vida dominado
por los temores y la predecible dirección que tomará en el futuro. Se estudian
también los detalles de la participación que se les exigirá tanto al terapeuta
como a los miembros de la familia si se continúa llevando ese estilo de vida
temeroso (se habla incluso de la "mesmerización" o la "contemplación del
miedo") y acatando la traición (los supuestos preexistentes). Luego se analiza
la participación que tendrían el terapeuta y los miembros de la familia si se
elige un rumbo alternativo, radical, guiado por la Segunda Ley de los Temores.
El terapeuta alienta luego el debate sobre las dos opciones y pronostica la
aparición de la "resaca" en el caso de que se elija el rumbo radical. Es
notablemente difícil disipar este tipo de temores. El estilo de vida dominado
por el temor se instaló en los miembros de la familia durante un tiempo
considerable y no se lo puede debilitar hasta que se logre desafiar con éxito la
influencia de los feroces amigos de los miedos. Es probable que cualquier
comienzo de solución aparezca acompañado de varias formas de angustia y
confusión.
Después de discutir los posibles aspectos de la resaca, se promueve un debate
sobre la disposición con que cuenta la familia para afrontarla. Los miembros de
la familia, ¿están preparados para apartarse de la influencia del
160
John y sus padres analizaron los detalles de las opciones conservadora y
radical, discutieron las diferentes facetas de la resaca pronosticada y sin
pensarlo más afirmaron que estaban dispuestos a embarcarse con un nuevo
rumbo y resistir las consecuencias de tal decisión.
Oponerse al hechizo
Seguidamente se organizan experimentos acordes con la opción elegida por la
familia. Luego, esos experimentos deben analizarse en sesiones posteriores a
fin de señalar las pruebas de que la familia tuvo éxito al elegir determinado
rumbo. En primer lugar, las familias en las cuales los miedos constituyen un
rasgo importante, generalmente apoyan los experimentos en favor de un
rumbo radical que los aleje del estilo de vida dominado por el temor. El
terapeuta hace varias sugestiones y alienta ese tipo de experimentos
basándose en las descripciones ya establecidas de la participación que han de
tener en el nuevo rumbo tanto los miembros de la familia como el terapeuta
mismo, atendiendo a la Segunda Ley de los Temores. El terapeuta puede
aportar además ideas específicas que por su experiencia anterior considere
útiles".
Durante ocho sesiones desarrollamos una serie de experimentos en favor del
rumbo radical. John decidió llevar con ayuda de sus padres un registro de la
verdadera influencia de algunos de los feroces amigos de sus miedos, es decir,
la frecuencia y los accesos de su costumbre de lavarse las manos o de tomar
las grageas antináuseas. Ese registro, llamado reconocimiento, establecería un
mapa del territorio en preparación destinado a oponerse al estilo de vida
dominado por los temores. Luego, los miembros de la familia participaron
programando los síntomas a fin de adormecer a los feroces amigos de los
temores y darles un falso sentido de seguridad, cierta complacencia, cuando
en realidad los miembros de la familia estaban aumentando su influencia en el
estilo de vida dominado por los miedos. Con el objeto de cultivar un saludable
desprecio por la presencia de los temores, se les presentaron a los miembros
de la familia métodos destinados a interrumpir la "contemplación del miedo".
Espontáneamente surgieron muchos otros experimentos que desafiaban el
estilo de vida dominado por el temor y alentaban el nuevo rumbo. Por ejemplo,
la señora Walker decidió que no era sensato seguir llevando a John a la escuela
y elaboró un plan que le permitió desligarse de esta tarea. 161
La supervivencia del desafío
Doce meses después se me informó que John estaba llevando una vida muy
activa, libre de problemas.
Luego revisamos cuidadosamente las respuestas que los miembros de la
familia dieron a los experimentos elegidos y otros sucesos ocurridos entre las
sesiones. El terapeuta responde a esas respuestas señalando distinciones
entre lo antiguo y lo nuevo y dándole a cada desafío espontáneo al estilo de
vida dominado por el temor, el valor de un descubrimiento hecho por los
miembros de la familia. El terapeuta los destaca y les pide a los familiares que
expliquen cómo lograron hacerlos. Luego todos comentan la influencia relativa
de los miedos en las vidas de los miembros de la familia y la influencia que
éstos tuvieron en la "vida" de los temores y se comparan estos datos con los
porcentajes anteriores.
Inicialmente, en respuesta a la respuesta del terapeuta, John y sus padres
reconocieron algunas de las muchas encrucijadas que afrontaron al desafiar el
estilo de vida dominado por el temor. Cada reconocimiento nos llevó a un
nuevo descubrimiento sobre cómo se corrieron los riesgos. Por ejemplo, John
reconoció que en una ocasión comiendo fuera de su casa, mostró un profundo
desprecio por sus temores y que esto lo llevó a aventurarse más en esa
dirección. En la sesión siguiente analizamos esas nuevas "aventuras". Cuando
los miembros de la familia comenzaron a percibir los beneficios del nuevo
rumbo elegido, el estilo de vida dominado por el temor, entró en un estado de
completo desorden. La vida familiar ya no brindaba un contexto para la
mesmerización, sino que, antes bien suministraba un contexto para la
exploración y el cambio.
La defunción del estilo de vida dominado por el temor
Después de seis meses y ocho sesiones, John dejó de consumir los remedios
contra las náuseas y, si bien continuaba lavándose las manos con bastante
frecuencia, tanto los miembros de la familia como el terapeuta consideramos
que esto estaba dentro de los límites normales. John ya no tenía pensamientos
suicidas y miraba con entusiasmo el futuro. Había recuperado peso y se sentía
nuevamente fuerte; además, consideraba que estaba por encima de sus
temores y había logrado restablecer una red de amistades. En la última sesión,
el señor y la señora Walker comentaron un hecho reciente que en el pasado
podría haber contribuido a producir una respuesta dominada por la
"contemplación del temor" pero que, en esa ocasión, contribuyó a consolidar el
nuevo rumbo.
Las recaídas llamadas "bajones" fueron anunciadas como rasgos virtualmente
inevitables del paso que los miembros de la familia habían decidido dar. Se
analizaron los proyectos de contingencia que permitirían a los miembros de la
familia reaccionar en tales ocasiones, renovar el desprecio por las antiguas
normas y declinar las incitaciones a participar del estilo de vida dominado por
el temor.
162
Conclusión
Este capítulo presenta (a) un análisis del pensamiento sobre la "unidad del
espíritu" de Bateson, (b) un mapa aplicable a la terapia que pone el acento en
la participación que le cabe al terapeuta en el descubrimiento y el
fortalecimiento de las nuevas ideas y (c) una aplicación de ese mapa que me
resultó eficaz en el tratamiento de los temores infantiles y la conducta
obsesiva compulsiva asociada a ellos.
Este enfoque terapéutico puede aplicarse a un amplio conjunto de problemas.
Pueden elaborarse muchos otros métodos por los cuales el terapeuta
contribuye a crear el contexto de la doble descripción que permite
descubrir nuevas ideas y nuevas respuestas dentro del sistema terapéutico.
Notas
1. En este capítulo centraré la atención en la categoría de restricciones
vinculada con la redundancia, antes que con la relacionada con la
retroalimentación, es decir, en los circuitos cibernéticos como sistemas de
restricción (véase Bateson, 1972, "Cybernetic Explanation", Pág. 399).
2. Bateson oponía este mundo al "mundo de lo inanimado" (de las bolas de
billar y de las galaxias) en el cual bastaba con la explicación positiva. De
acuerdo con la explicación positiva, los sucesos toman su curso porque algo
los impulsa o los conduce
en esa dirección. La explicación positiva incluye conceptos tales como fuerza,
impulso, impacto y transferencia de energía. En este mundo, la cantidad, antes
que la distinción, es de importancia fundamental
3. La tesis sostenida por.Bateson es que hay una identidad entre la unidad de
la mente y la unidad de la evolución y que las ideas son sinónimos o
transformaciones de las diferencias (véase "Form, Substance and Difference",
Bateson, 1972).
4. En varias ocasiones Bateson se refiere a esa red con las expresiones
"sistema de coordenadas", "ideas programadas hará y "matriz". Esta red es
tautológica.
5. "Una historia es un pequeño grupo o conjunto de ese tipo de conexiones que
nosotros llamamos relevancia" (Bateson, 1980, pág. 14).
6. Sobre un análisis adicional de la investigación de las soluciones intentadas y
la formulación de hipótesis referentes a la perpetuación del problema, véase
Watzlawick y otros (1974).
7. Partiendo de la modalidad de la indagación, podemos inferir qué tipo de
descubrimiento puede alcanzar el que investiga, y al saber esto, podemos
sospechar que tal descubrimiento es el que, secreta e inconscientemente
desea hacer el investigador (Bateson, 1972, Pág. 452).
163
8. Por ejemplo, los síntomas de la anorexia nerviosa, pueden considerarse
determinados únicamente por las restricciones que existen en el nivel del
sistema familiar procedentes de creencias rígidas e implícitas, tanto en el nivel
de las imágenes específicas establecidas por ciertos miembros como en el
nivel de las normas de interacción (véase White, 1983).
9. "La diferencia que se da a través del tiempo es lo que llamamos el cambio".
(Bateson, 1972, pág. 452).
10. Este puede ser considerado un caso especial de doble descripción. Dentro
del contexto terapéutico, se exige que los miembros del sistema terapéutico
marquen distinciones entre conjuntos contradictorios de supuestos.
11. Esto exige que el terapeuta reconozca que (a) sólo vemos el producto de
nuestra percepción; (b) en gran medida ocultamos la naturaleza del proceso
de nuestra percepción o la naturaleza de nuestro conocimiento; (c) en nuestro
carácter de terapeutas, nuestro primer deber es "alcanzar la claridad dentro de
nosotros mismos" (Bateson, 1972, pág. 487); y (d) la epistemología cibernética
puede brindarnos "un momentáneo destello de esclarecimiento" (Bateson,
1980, pág. 96).
12. Quizás sea más correcto decir que la doble descripción surge del sistema
terapéutico mismo. Las revelaciones que resultan y las nuevas respuestas de
los miembros del sistema señalan a los demás miembros (entre ellos el
terapeuta) las nuevas distinciones.
13. El grupo de Milán es famoso por los enfoques creativos elaborados para
establecer tales contextos (véase Selvini-Palazzoli y otros, 1980).
14. Al considerar la categoría de las restricciones relacionadas con la
redundancia más que con la retroalimentación, el concepto de "inevitabilidad
virtual" puede ser útil para explicar la presencia del problema (los síntomas no
pueden connotarse de manera positiva). Además de ser útil para seleccionar
las nuevas ideas, el concepto de inevitabilidad virtual, sitúa el problema dentro
del contexto de las circunstancias y las condiciones dadas (incluso las
creencias), por lo tanto contradice las explicaciones "caracterológicas" del
problema.
15. Es útil pedirles a los miembros de la familia que midan la influencia relativa
en porcentajes.
16. "Los órganos sensoriales del ser humano sólo pueden recibir noticias de la
diferencia y por ello es necesario codificar las diferencias en sucesos que
ocurren en el tiempo (es decir en cambios) a fin de que aquéllas sean
perceptibles" (Bateson, 1980, pág. 79).
17. Véase Selvini-Palazzoli y otros (1980) para un análisis del concepto de
neutralidad. Puesto que los hechos "que no son son diferentes de los que
podrían haber sido" (Bateson, 1980, pag. 111), la neutralidad en contexto tiene
sentido. Por esto, y porque las creencias y valores del terapueta no se pueden
enterrar, considero que la neutralidad es sólo el nombre de una técnica.
18. Las salidas exitosas sólo a veces son angustiantes, y con frecuencia suelen
ser angustiantes para algunos miembros de la familia y no para otros. Cuando
no se informa que se haya presentado ninguna "resaca", el terapeuta puede
interrogar a la familia sobre esa cuestión de un modo que ayude a los
miembros a seleccionar ideas relacionadas con los propios recursos y la propia
flexibilidad.
1984)19. Ya analicé esta forma de participación terapeutalpac¡ente en otro
lugar (White, .
20. A veces ocurre que las familias sostienen que no ha habido un cambio en
ninguna dirección. En ese caso, es conveniente que el terapeuta afirme que el
hecho de que no haya ningún cambio contribuye a reforzarla opción
conservadora. Que nada
cambie significa mantener el mismo rumbo y el terapeuta puede señalar la
diferencia entre ese estado de cosas y lo que podría haber ocurrido.
164
21. Las respuestas nuevas son, con mucha frecuencia, completamente nuevas.
Son respuestas que no se predijeron -y no se hubiera podido hacerlo- en
análisis anteriores sobre la necesidad de participación del miembro de la
familia con respecto a un nuevo curso de acción.
22. En varias ocasiones tuve la siguiente experiencia: espontáneamente, los
miembros de la familia descubrieron cambios durante los últimos diez minutos
de una entrevista, aun cuando dichos cambios hubiesen ocurrido varias
semanas antes.
23. No es necesario que los miembros de la familia respondan de manera
acabada. Lo verdaderamente importante es que obtengan una "imagen" de la
"imagen" que está en el espíritu del terapeuta.
24. Véase, por ejemplo, Papp (1980), "The Greek Chorus and Other Techniques
of Family Therapy".
25. En mi trabajo con familiares de personas esquizofrénicas en el Hospital
Psiquiátrico de Glenside, en algunas ocasiones me dejé caer hacia atrás de la
silla deliberadamente como respuesta a la noticia de que un joven o una joven
con esquizofrenia
había hecho algo positivo para sí. No obstante quiero hacerles una advertencia
a los lectores: una vez calculé mal y casi atravieso la pantalla que estaba
detrás de mí, ante los ojos aterrados del equipo profesional que me
acompañaba.
26. David Epston, un terapeuta familiar de Auckland, Nueva Zelanda, que
trabaja partiendo de las ideas de Turner (1969) y van Gennep (1960)
desarrolló muchos ejemplos de este enfoque en el tratamiento de diversos
problemas.
27. Esta idea de desligar al terapeuta y a la familia al final de la terapia es
bastante común. Por ejemplo, Haley (1976) sostiene que es importante que los
miembros de la familia comprendan que son ellos mismos quienes
suministraron los recursos necesarios para que se diera el cambio y describe
un ejemplo en el cual un miembro de la familia tranquiliza al terapeuta que
acaba de pedir disculpas por no haber contribuido a los cambios logrados por
la familia.
28. Sluzki (1979), al discutir el proceso migratorio, representa el continuo de la
migración como una "curva de rendimiento bajo la influencia del estrés" (pág.
380) y sostiene que predecir la angustia que probablemente se presente a lo
largo de esa curva es importante "a fin de legitimar esa experiencia e impedir
que se le dé una interpretación negativa (pág. 387).
29. A fin de preservar el carácter confidencial de las entrevistas, hemos
alterado nombres y apellidos.
30. Investigando los intentos de solución aplicados por los miembros de las
familias (ritos de evitación) es posible formular hipótesis sobre los supuestos
por los cuales se le asigna significación a los sucesos que se producen en la
vida familiar. Aquí, esas hipótesis referentes a la naturaleza de los supuestos
(véase el análisis previo) pueden formularse en forma de reglas que están
emparentadas con los "hechizos".
31. En esta etapa también pueden presentarse las demás leyes de los
temores, incluyendo la Primera Ley de los Temores de David Epston: "La
intensidad de los miedos aumenta en proporción directa con el tiempo
transcurrido hasta que se decide afrontarlos"
y la Tercera Ley de los Temores de Ingrid Storm: "Los temores no tienen
sentido del humor, insisten en que se los tome seriamente, de modo que el
que ríe logra vencerlos" (comunicaciones personales).
32. No es prudente comentar directamente la participación accidental de los
padres en la perpetuación de los temores. Puesto que en general los padres
son muy sensibles a la angustia del niño y han obrado lo mejor que han podido
para minimizar el malestar de su hijo, hacer comentarios directos sobre la
participación que tuvieron en la "vida" de los miedos, puede provocarles
sentimientos de culpa y hasta obrar como una restricción más
165
que los frene en el cambio. LGs padres deben darse cuenta por sí mismos de
su participación habitual y responder de una manera diferente a medida que
van marcando las distinciones entre reglas o leyes contradictorias y la
participación en los estilos de vida correspondientes. Cuando esto ocurre, el
terapeuta puede llamarles la atención sobre las circunstancias y hacer
comentarios sobre la virtual inevitabilidad de las antiguas respuestas.
33. Minuchin y su equipo de la Philadelphia Child Guidance Clinic desarrollaron
muchos experimentos estructurales que pueden ser útiles en este tipo de
tratamiento.
9 Terapia conjunta para hombres violentos y las mujeres que viven con ellos
Referencias bibliográficas
Bateson, G. 1972, Steps to an Ecology of Mind. Nueva York, Ballantine Books.
Bateson, G. 1980, Mind and Nature: A necessary unity. Nueva York, Bantam
Books. Chess y Hassibi, M. 1978, Principles and Practice of Child Psychiatry.
Nueva York, Plenum Press.
Haley, J. 1976, Problem-Solving Therapy. San Francisco, Jossey-Bass.
Papp, P. 1980, "The Greek Chorus and Other Techniques of Paradoxical
Therapy". Family Process, 19, págs. 45-57.
Selvini-Palazzoli, M.S., Boscolo, L., Cecchin, G. y Prata, G. 1980,
"HypothesizingCircularity-Neutrality: Three guidelines for the conductor of the
session". Family Process, 19,1, págs. 3-12.
Sluzki, C. 1979, "Migration and Family ConflicC. Family Process, 18, págs. 379-
390. Turner, V. 1969, The Ritual Process. Nueva York, Cornell University Press.
van Gennep, A. 1960, Rites of Passage. Chicago, University of Chicago Press.
Watzlawick, P., Weakland, J. y Fisch, R. 1974, Change: Principles of problem
formation and problem resolution. Nueva York, W.W. Norton.
White, M. 1983: "Anorexia Nervosa: A transgenerational system perspective".
Family Process, 22, págs. 255-273.
White, M. 1984, "Marital Therapy - Practical approaches to longstanding
problems. Australian Journal of Family Therapy, 5, págs. 27-43.
Este capítulo trata sobre la violencia que algunos hombres ejercen contra las
mujeres que viven con ellos. Aunque no pongamos aquí el acento en los casos
de abuso infantil y de incesto padre/hija, gran parte del análisis
sobre la violencia masculina que aquí presentamos, así como su aplicación
terapéutica, son válidos también en esos casos. Si discutimos aquí la cuestión
de la violencia masculina, ello se debe a que la abrumadora mayoría de las
víctimas de la violencia doméstica son mujeres. Creo que al hablar del
contexto en el que se da la violencia masculina contra la mujer debemos
considerar inevitablemente la ideología patriarcal. La directa relación entre
esta ideología y la violencia masculina ya ha sido bien establecida (por
ejemplo, véase McIntyre, 1984) y en este capítulo no analizaremos los detalles
de esa relación.
Como estos comentarios se refieren estrictamente a la intervención
terapéutica que puede hacerse contra la violencia de los hombres hacia las
mujeres que viven con ellos, ese será el foco de nuestra atención. Con esto
quiero decir que los comentarios no incluyen un análisis sobre la importancia
crítica que tienen la provisión y la utilización de los servicios para la mujer
(tales como las organizaciones y los refugios destinados a ayudar a las
mujeres golpeadas) ni tampoco un análisis sobre los servicios para hombres
violentos (tales como las organizaciones de grupos masculinos destinadas a
hacer una evaluación crítica de la violencia y de la ideología patriarcal).
Tampoco se incluyen en estos comentarios los detalles de la intervención que
se hace necesaria cuando esos hombres persisten en su actitud violenta hacia
sus mujeres, intervenciones en las cuales se busca que el hombre asuma la
responsabilidad de perpetuar la violencia (lo cual incluye denuncias policiales y
acciones legales) y que la mujer tenga una protección y un apoyo que le
permitan escapar del contexto violento.
*Publicado en Dulwich Centre Newsletter, primavera de 1986
167
Estos comentarios se refieren específicamente a los casos en los cuales el
hombre acepta abandonar la actitud violenta y la mujer aún siente el profundo
deseo de salvar la relación de pareja. Se ha criticado mucho la
práctica de entrevistarse conjuntamente con los hombres y las mujeres, aun
cuando se trate de estas circunstancias particulares. Con frecuencia esas
críticas se relacionan con la creencia de que las entrevistas conjuntas ayudan
al hombre a eludir la responsabilidad que le cabe por los actos violentos y
refuerzan la interpretación victimológica del acto violento; es decir, la
construcción de la idea de que es la víctima quien perpetra el crimen. A veces
también se ha sostenido que la terapia conjunta apunta a mantener unida a la
pareja.
Aunque creo que éstas son críticas razonables a una parte de la bibliografía
sobre terapia familiar/marital, no creo que sean críticas razonables a la terapia
conjunta, cuando la violencia se analiza dentro del contexto
de la ideología patriarcal. Si la terapia conjunta se realiza en estas condiciones,
mi experiencia me indica que se puede lograr, por un lado, poner el acento en
la responsabilidad que tiene el hombre por los actos violentos, por otro lado,
contrarrestar las ideas de que es la mujer quien provoca la violencia y, por
último, socavar efectivamente las obligaciones provocadas por los estereotipos
sexuales y sobre la identidad femenina. Todo ello hace que la terapia conjunta
presente la separación como una opción más viable en el caso de que la mujer
pierda el deseo de salvar la relación de pareja.
Para las mujeres que son víctimas de la violencia masculina, la separación
siempre es una cuestión compleja. Al pensar en la separación, invariablemente
estas mujeres se enfrentan a la falta de los recursos sociales que le permitirían
alcanzar el éxito, otra vivienda, el sostén económico y la ayuda de familiares y
amigos. Además, la amenaza de represalias violentas dirigidas a ella misma y
a los hijos es otro de los elementos que atentan contra una buena separación.
Por otra parte, los estereotipos de sexo (que incluyen premisas según las
cuales el valor de una mujer se mide por la capacidad que ésta tenga de
asumir un rol subordinado y de colocarse siempre en un segundo plano) hacen
que la experiencia que tiene la mujer del derecho a tener su propia vida, sea
muy débil. Con la ayuda adecuada, una mujer debería poder superar esas
dificultades, superar el hecho de que durante mucho tiempo experimentó una
penetrante e insidiosa anulación de su identidad, lo cual la llevó a tener un
sentimiento dominante de pérdida de sí misma, aun en otras relaciones
diferentes de las que mantiene con el hombre violento. Estoy familiarizado con
muchos ejemplos de hombres que, sistemáticamente, representan la
experiencia de una mujer y reinterpretan su historia de tal
168
manera que la versión que ellas tienen de esas experiencias y de su propia
historia termina por alterarse hasta el punto de no tener ya ningún punto de
contacto con las versiones con las que antes ellas se identificaban.
Creo que a través de las entrevistas conjuntas, la mujer puede sentirse más
capacitada, puede rebautizar y reexpresar su propia experiencia y su propia
historia dentro de un contexto auténtico que es el mismo en el cual se anuló su
identidad. Por esta razón y como dije antes, si la mujer pierde el deseo de
continuar la relación de pareja, la terapia conjunta puede darle fuerzas para
marcharse.
Si consideramos la ideología del patriarcado como el contexto en el cual se da
la violencia masculina, podemos investigar varios conceptos interrelacionados,
incluso la idea de que las mujeres son propiedad de los hombres, y partiendo
de esto, la idea de que los hombres pueden hacer lo que desean con sus
propiedades; y el concepto de la jerarquía como un orden natural, del
incuestionable derecho que tiene el hombre a ocupar la posición superior
según ese orden natural, todo lo cual pone claramente el acento en el control
que mediante las "tácticas de poder" se ejerce sobre esos seres con menos
derechos (las mujeres). Cada día, los medios de comunicación social, las
relaciones de pareja, el relato de las historias familiares, etc., refuerzan de mil
maneras diferentes estos conceptos.
Para las mujeres las consecuencias de tales ideas incluyen la opresión, la
explotación, la desigualdad y el empobrecimiento personal. Para el hombre, las
consecuencias incluyen la intoxicación con una cólera hipócrita y una gran
insensibilidad para percibir la profunda incapacidad que tiene de distinguir
entre su experiencia de los sucesos y la experiencia que tiene la mujer de los
mismos sucesos, particularmente de los hechos de violencia ("fue sólo un
golpe ligero"). Después de todo, habitualmente la gente no tiene práctica en
señalar las diferencias que hay entre su propia experiencia de un suceso y la
experiencia que tiene alguna propiedad suya del mismo suceso.
La siguiente es una guía detallada de cómo realizar una terapia conjunta, un
análisis que presenta una interpretación de la agresión y la violencia masculina
dentro del contexto de la ideología patriarcal, y describe intervenciones que
me resultaron útiles para ayudar a las parejas a oponerse a esa conducta y a
esa ideología:
1. El terapeuta indaga a la pareja acerca de la
teoría que ésta tiene sobre la agresión masculina en general y acerca de sus
ideas sobre por qué ocurrieron los episodios particulares de violencia entre
ellos, es decir qué pensaban ellos en aquel momento. Generalmente, los
detalles queda la pareja incluyen la opinión de que la agresión es una
característica biológica de los hombres y que el acto violento es una respuesta
natural e inevitable a la provocación de la mujer. Estas sugestiones y
valoraciones del rol que les cabe
169
alas mujeres se sustentan y se mantienen gracias ala teoría de la victimología.
Con frecuencia se pone particularmente el acento en una teoría de
eyaculación/ catarsis, la cual sostiene que la violencia es una sustancia que
puede definirse cuantitativamente, una sustancia que se acumula y que
periódicamente debe ser descargada. Esta idea se refuerza mediante la
interpretación freudiana de los hechos que así se infiltran a través de las
películas, la literatura, etc.
2. A fin de dar a los miembros de la pareja la
seguridad de que la versión que dieron sobre la agresión y la violencia fue
perfectamente comprendida por el terapeuta y de que no hará falta un
esfuerzo adicional por parte de ellos para explicarla, el terapeuta puede hacer
un resumen de lo dicho por ellos y transmitirles la sensación de que está
profundamente familiarizado con las diferentes ideas volcadas en el relato de
la pareja.
3. Luego, el terapeuta comunica a la pareja:
a) que él también conoce otra teoría sobre la
violencia masculina, una nueva versión que es diferente de la dada por la
pareja.
b) que le llaman la atención las grandes
diferencias que observa entre una versión y otra.
c) que la segunda versión choca tanto con la
primera que cree que quizás la pareja se sienta profundamente perturbada por
ella, particularmente el hombre.
d) que el hombre puede sentir un gran malestar afrontando la nueva versión
puesto que ésta puede provocar profundos cambios en la relación de la pareja.
e) que hasta se corre el riesgo de que el hombre,
al escuchar la segunda versión, pueda estallar o sentirse impulsado a defender
la primera versión.
(si el terapeuta es una mujer) que el hombre considere la segunda versión por
completo amenazadora e inaceptable por el hecho de que procede de una
mujer.
Luego el terapeuta indaga hasta qué punto la pareja está dispuesta a aceptar
la nueva versión. El terapeuta puede contribuir a la preparación de la pareja
preguntándoles cuál de los dos está más dispuesto y cuál lo está menos a
vérselas con una nueva versión que se .opone decididamente a la anterior.
Hay que poner especial cuidado en asegurarse que la nueva versión no genere
una competencia de ideas. A fin de contrarrestar la posible generación de
semejante debate, el terapeuta puede sugerir que, si la pareja lo desea, ambos
pueden mantener una actitud escéptica respecto de la nueva versión hasta
haber oído toda la exposición del terapeuta. Se pone el acento en la
comparación de las ideas antes que en el debate y se le comunica a la pareja
que aumentarán los beneficios si ellos logran conocer a fondo la nueva
170
versión y pueden compararla con la antigua. Nuevamente, si la terapeuta es
una mujer, ésta puede sugerir que ese hecho probablemente dificulte la
aceptación de la nueva versión sobre la agresión y la violencia, sobre todo en
el caso del hombre.
5. Una vez que consigue preparar a la pareja, el
terapeuta señala la ideología patriarcal como el contexto en el que se da la
violencia masculina contra la mujer. Esto se logra examinando las
instrucciones para desempeñar su rol que reciben tanto los hombres como las
mujeres a través de diferentes mensajes; por ejemplo, pueden analizarse
recortes de periódicos, anuncios y recortes de revistas; también pueden
analizarse las instrucciones que se reciben a través de los relatos históricos o
familiares. Se establece una clara separación entre los actos de agresión y
violencia masculina y las teorías sobre los aspectos determinantes biológicos y
genéticos y se identifica a dichas teorías, en cambio, como estrategias
basadas en los conceptos patriarcales y mantenidas por ellos, conceptos
referentes a que la mujer es una propiedad del hombre y a que éste tiene
derecho a ejercer su poder sobre esa propiedad a su antojo. Todo esto prepara
el terreno para desafiar la teoría de la eyaculación de la violencia con el
concepto de que la cólera asociada a tal violencia es hipócrita por naturaleza y
con la idea de que la ira hipócrita es una variedad de cólera intoxicante, pues
cuanta más ira expresa, más se intoxica con ella. También puede subrayarse
que la creencia de que la mujer es propiedad del hombre lleva a éste a la
insensibilidad y el aislamiento.
Seguidamente, el terapeuta comienza a indagar la experiencia que la mujer
tiene de los hechos. Para ayudarla a identificar esa experiencia, el terapeuta
puede sugerirle varias palabras y preguntarle cuál se adapta más
a lo que siente, palabras tales como: explotada, oprimida, sojuzgada,
sofocada, esclavizada, etc. Luego se le pide a la pareja que imagine la
experiencia futura en el caso de que continúen dejándose llevar por esos
conceptos patriarcales de la relación de pareja.
6. El terapeuta abre luego la discusión de si el
hombre ola mujer están de acuerdo con dejarse llevar en un futuro por esas
instrucciones empobrecedoras o si, en cambio, creen que tienen derecho a
crear delibera damente una relación que sea viable para ambos. Esta discusión
puede enriquecerse yuxtaponiendo conceptos opuestos. En la práctica de
generar estas yuxtaposiciones de opuestos, me resultaron útiles varias ideas
de la teoría feminista y del trabajo de Gregory Bateson y creo que hay una
gran correspondencia entre estas dos fuentes. Las siguientes preguntas son
una muestra de aquéllas que pueden formularse en esta etapa de la terapia. A
causa de la desigual distribución de poder que existe en la relación,
inicialmente estas preguntas se le dirigen al hombre: 171
-¿Cree que está usted más de acuerdo con esas instrucciones empobrecedoras
vinculadas con la idea de ejercer poder sobre los demás o acaso le resulta más
atractiva la idea de ir apreciando cada vez más los recursos y la capacidad
personal?
-¿Qué cree que encaja más con el tipo de persona que es usted? ¿La
intoxicación con esa cólera hipócrita y el aislamiento personal o el designio
personal y la capacidad de estar en contacto con los demás?
-¿Considera usted que debe continuar sometiendo esta relación a los
conceptos de jerarquía y represión o que debe huir de ellos y aventurarse a un
arreglo más equitativo y viable?
-¿Debería usted ajustarse a las prescripciones destinadas a satisfacer la avidez
y la conveniencia de los hombres o cree que debería oponerse a ellas y dejar
que sea la prudencia lo que influya en sus decisiones?
7. Continuando con la discusión que se genera
mediante la yuxtaposición de las oposiciones, el terapeuta sugiere que sería
conveniente que la pareja vaya considerando las posibles consecuencias que
tendría esa ruptura con las antiguas convenciones. Lo que sigue es una
muestra del tipo de preguntas que suelo formular al llegar a este punto:
-Si usted se opone a esas ideas sobre la supremacía masculina, quizás esa
nueva actitud lo aparte de los demás hombres. ¿Cómo manejaría esa
situación? -Si usted rechaza esas prescripciones que están envenenando su
mundo, puede encontrarse en una situación difícil cuando en la próxima
reunión familiar su cuñado humille a las mujeres. ¿Qué consecuencias cree que
puede tener todo esto en el futuro de la relación con su cuñado y cómo piensa
afrontar esas consecuencias?
-Si usted logra comprender la experiencia de opresión que tienen las mujeres,
le va a resultar intolerable que alguno de sus compañeros bromee diciendo
que el verdadero placer que encuentra jugando al squash es imaginar que la
pelota es "la vieja". ¿Cómo se las va a arreglar en una situación semejante? -Si
las nuevas ideas desalojan a las antiguas, usted va a tener una gran dificultad
para apreciar muchas de las bromas que se hacen en el bar. ¿Cómo cree que
tomarán sus amigos el hecho de que usted ya no festeje esas bromas? ¿Cómo
piensa afrontar el hecho de convertirse en una amenaza para ellos?
-Si su compañera se transforma en una autoridad en el conocimiento de sí
misma, reelabora su propia historia y confía en su propia experiencia, ¿cómo
se las vería usted ante las opiniones vigorosas de su mujer? ¿Cree que podría
afrontarlas o que estallaría?
-(a la mujer) ¿Cómo imagina que reaccionaría su pareja si usted reelaborara su
propia historia y su propia experiencia? ¿Es probable que él le pida que le evite
enfrentarse con esas opiniones o cree usted que él estaría más dispuesto a
considerarlas sin estallar?
172
Después de analizar las consecuencias del cambio, se les pregunta a ambos si
están dispuestos a explorar algunas de las diferencias que van a experimentar
sus vidas y su relación si ellos se animan a desafiar las
instrucciones de la ideología patriarcal. Hasta ahora nunca se me presentó, en
esta etapa, una pareja que no quisiera experimentar el cambio, pero si esto
llegara a ocurrir podría sugerir la separación como una opción más viable para
la mujer. Los experimentos iniciales pueden ir desde que el hombre desarrolle
estrategias para contrarrestar su tendencia a interrogar a la mujer sobre qué
estuvo haciendo cada vez que ella llega a su casa del trabajo cinco minutos
tarde, hasta que la pareja discuta los diferentes aspectos de algún medio de
comunicación que promueve la opresión y la explotación de las mujeres. Otros
experimentos pueden incluir tareas que exijan que el hombre desarrolle una
comprensión más acabada de la experiencia que tiene la mujer de los valores
patriarcales, haciendo la aclaración de que esto puede resultar doloroso para
el hombre.
8. Es importante que el terapeuta responda a
todos los pasos que se den en un sentido que contribuya a vencer los valores
patriarcales. Esto incluye celebrar el hecho de que el hombre intente aceptar
la nueva versión sobre su
agresión y violencia y acceda a emprender experimentos específicos que
pueden apartarlo de muchos otros hombres. En las sesiones siguientes, el
terapeuta puede emplear diferentes variantes para responder al cambio; ya
describí algunas de ellas en otro lugar (White, 1986).
Según me indica mi experiencia, al cabo de todo este proceso la mujer se
libera de la responsabilidad por la violencia y, al mismo tienlP°° se siente más
capacitada puesto que alcanza una posición de autoridad respecto de su
propia historia y su propia experiencia.
Nota
Con estas notas no pretendo brindar una guía completa de este ttatarnie et
Hay mucho más por decir en cuanto a la
provisión de servicios para los hombres Y rnules q sufren los efectos de la
violencia masculina. Gran parte de todo ello ya ha sido dicho por
otros autores en diversas publicaciones. Se ha destacado que es aconsejable
tratamiento hombres a dejar el hogar durante cierto período en las primeras
fases de este encías que y que, también, es conveniente planificar cómo
reaccionar ante las contingencias
puedan presentarse. Este tipo de planificación puede incluir una exhaustí
indaga con
de cómo ha de reaccionar el hombre si la mujer expresa opiniones qu va
indagación e no col
las de él y cómo ha de responder si la mujer descubre información que dg
lo que yo yo
Esa planificación para la contingencia puede incluir además el traza eda
recurrir
llamo una "vía de escape", es decir el desarrollo de un plan de acción al que pu
Los pasos la mujer en caso de que se vea
amenazada por nuevas situaciones de violencia
173
de este plan deberían reflejar las decisiones y prioridades de la mujer.
Además, es importante alentar al hombre para que hable de ello con aquellas
otras personas que la mujer haya elegido para que la ayuden a transitar esa
vía de escape. Conseguir que el hombre se sienta comprometido en este
proceso es una manera de aumentar su responsabilidad por la violencia
pasada y, además, es algo que tiende a contrarrestar cualquier tipo de acción
vengativa que el hombre podría emprender como respuesta a la actitud de la
mujer de elegir esa vía de escape.
Si tuviera que reescribir estas notas pondría, además, el acento en la enorme
importancia que tiene el hecho de identificar los logros aislados que hubiera
obtenido la pareja antes de la "yuxtaposición de los opuestos" tratados en el
punto siete.
10 Destruir los miedos y domar a los monstruos
Un enfoque para el tratamiento de los temores infantiles*
Referencias bibliográficas
McIntyre, D. 1984, "Domestic violence: the case of the disappearing victim?"
The Australian Journal of Family Therapy, 5, 4.
White, M. 1986, "Negative explanation, restraint and double description: a
template for family Terapy". Family Process, 25, 2, págs. 169-184.
En este capítulo se consideran los temores infantiles dentro del contexto
interaccional de la familia. Y se sostiene que la supervivencia y el
fortalecimiento de tales miedos depende de la presencia de un "sistema que
apoya el estilo de vida dominado por los miedos". Mediante un examen de la
participación inadvertida que los miembros de la familia tienen en ese estilo de
vida dominado por los temores, se pueden obtener los detalles de ese sistema
de apoyo.
Se tratan también aquí las formas de intervención que tiene el terapeuta para
desbaratar esa participación. Tales intervenciones incluyen la presentación de
una descripción del problema interaccional y no amenazadora y un rito
estructurado destinado
a oponerse al estilo de vida dominado por el miedo. Como ejemplo, se analiza
un caso.
Los temores infantiles
Muchos niños pequeños desarróllan temores específicos de diferentes tipos,
temores que se vinculan con varias cuestiones relacionadas con su desarrollo y
con el contexto de ese desarrollo. Tales miedos adquieren muchas formas
diferentes y con frecuencia se manifiestan como ansiedad, fobias y aislamiento
social. Aunque los temores infantiles pueden ser pertinaces, en la mayor parte
de los casos son transitorios y suelen declinar naturalmente con el paso del
tiempo (MacFarlane y otros, 1954, Agras y otros, 1972).
Sin embargo, a veces, algunos de esos miedos son más tenaces y pueden
persistir durante la adolescencia y hasta la edad adulta. Cuando ocurre esto,
los temores pueden provocar distintos grados de conducta obsesiva-
compulsiva que tienen un efecto altamente restrictivo e incapacitador en las
vidas de los jóvenes y de los miembros de la familia. Teniendo esto en cuenta,
es necesario encarar tratamientos destinados a resolver los temores infantiles
que se manifiestan particularmente tenaces e influyentes.
*Publicado en Dulwich Centre Review, 1985. En mayo de 1984 se presentó en
el Dulwich Centre una versión de este capítulo.
174
175
Algunos de los temores que más comúnmente experimentan los niños están
relacionados con la noche. Estos pueden incluir el miedo ala oscuridad, a irse a
dormir, a monstruos indefinidos y a los posibles merodeadores. Es frecuente
que tales temores aparezcan acompañados por pesadillas y sueño
entrecortado.
En la bibliografía referente a estas cuestiones, se han dado varias
explicaciones de la aparición y la persistencia de tales miedos y, entre ellas,
predominan las teorías psicodinámicas y de la conducta. Esas diferentes
explicaciones suelen señalar diferentes implicaciones para la intervención
terapéutica. Una explicación a la que no se le ha prestado la debida atención
en la bibliografía, es la que destaca la importancia del abuso sexual infantil,
incluyendo el incesto, en nuestra comunidad. Herman, después de amalgamar
los resultados de cinco estudios sobre abuso sexual, sostiene:
Los resultados de las cinco investigaciones son notablemente coherentes. De
una de cada tres, a una de cada cinco de todas las mujeres informaron que
tuvieron algún tipo de encuentro sexual con algún hombre adulto durante su
infancia. Entre el cuatro y el doce por ciento mencionaron haber tenido alguna
experiencia sexual con un pariente (citado en Breaking The Silence, 1985).
La conexión que existe entre la explotación sexual y otras formas de abuso
infantil con el probable desarrollo de temores nocturnos es evidente. Otra
explicación que hasta hace muy poco tiempo también fue pasada por alto, se
relaciona con la profunda inseguridad que pueden experimentar los niños
respecto de la amenaza de una guerra nuclear y de una catástrofe ecológica
(Family Therapy Networker, 1984; Sanders y O Donnell, 1985).
Los terapeutas siempre deben tener en cuenta estas explicaciones al evaluar
los miedos infantiles y su contexto. Si una indagación del contexto de los
temores se ajusta a esta explicación o apunta a ella, debe encararse un
tratamiento apropiado.
El contexto interaccional
En muchas familias resulta evidente que los temores infantiles sobreviven
dentro de un contexto interaccional, un contexto en el cual los miembros de la
familia participan sin advertirlo y, como consecuencia, ayudan a perpetuar y a
alimentar tales temores. Si el terapeuta averigua cuáles son los intentos que
han hecho los miembros de la familia para ayudar al niño a enfrentar sus
miedos, podrá descubrir los detalles de un sistema que apoya
176
el estilo de vida dominado por los temores y, también, podrá obtener
información sobre cómo los miedos lograron tener tanta influencia. La
aplicación inadvertida de esas "soluciones" que sólo sirven para mantener el
problema, puede considerarse un ejemplo del fenómeno de Retroalimentación
Amplificador de la Desviación (Wender, 1968)2.
En respuesta a la sensación de opresión que experimenta el niño a causa de
los temores, los demás miembros de la familia y especialmente los padres,
intervienen más activamente en la vida del niño y toman medidas para asumir
una mayor responsabilidad respecto de su seguridad. Tratan de ejercitar más
intensamente su capacidad de afrontar los miedos a fin de reducir la opresión
del niño. Este, a su vez, responde cargando mayor responsabilidad en los
padres y sintiéndose menos capaz. En suma, pierde aún más la capacidad de
supervisar su propia vida.
Una descripción interaccional del problema, acompañada de un rito, puede ser
una buena forma de terminar con esa participación no deliberada de los
miembros de la familia en una dirección temerosa, y de establecer un círculo
más virtuoso en el cual los miembros de la familia puedan participar en una
dirección más conveniente para el niño. Se han aplicado distintas variaciones
del rito con niños desde los cuatro y hasta los ocho años, que sentían
pertinaces miedos nocturnos. David Epston (1983) desarrolló un rito para niños
mayores con el mismo problema. Cuando se presentan miedos extremos en
niños mayores y en adolescentes, temores que pueden manifestarse mediante
severas formas de conducta obsesiva-compulsiva, es necesario aplicar un
enfoque más detallado (véase White, 1985).
Montar la escena: establecer una influencia relativa y una descripción
interaccional
El terapeuta recoge información referente a la influencia que tienen los
temores en las vidas de todos los miembros de la familia y evalúa, mediante el
análisis de las soluciones intentadas, la contribución que le corresponde a cada
uno en la supervivencia y el fortalecimiento del temor. Si se establece que uno
de los padres, o ambos, experimentan una profunda preocupación/ ansiedad
por otras cuestiones, ese dato puede directamente constituir un elemento para
asegurar que la aplicación de una nueva solución al problema del niño no será
obstaculizada. También es necesario considerar las otras explicaciones
mencionadas anteriormente (incesto y otras formas de abuso y ansiedad
respecto de la amenaza nuclear). A fin de determinar el próximo
177
paso que ha de dar, el terapeuta evalúa cuidadosamente la información
obtenida de los miembros de la familia. Si resulta evidente que estas últimas
explicaciones no son aplicables al caso y que los miedos subsisten dentro de
un contexto en el que los miembros de la familia participan inadvertidamente
para mantener un estilo de vida dominado por el temor, el terapeuta puede
pedir que el niño le haga una descripción más elaborada de los miedos que lo
hacen sufrir.
Si los temores "tienen aspecto" de monstruos, se alienta al niño para que trate
de dibujarlos. Si se trata de temores menos específicos, se le puede pedir al
niño que les "invente una cara", que imagine qué aspecto tendrían esos
monstruos si se materializaran. El terapeuta puede ayudarlo sugiriendo
posibles descripciones. Luego se le pide al niño que dibuje como pueda esas
imágenes. Si el niño se muestra renuente, se le puede explicar que dibujar en
un papel las "caras" de los miedos es el primer paso para capturarlos y
domarlos.
Seguidamente, el terapeuta ayuda a los miembros de la familia a establecer la
influencia relativa, es decir, la influencia que esos miedos ejercen en sus vidas
y la influencia que ellos mismos ejercen en la "vida" de los miedos. Con
frecuencia, al niño le cuesta determinar qué influencia ejerce en la vida del
temor. El terapeuta puede ayudarlo a determinar esa influencia llamándole la
atención sobre los aspectos de su vida que puedan haber sido eclipsados por
influencia de los miedos. Una vez hecho esto, el terapeuta puede pedirles al
niño y a los miembros de la familia que lo ayuden a comprender cómo, en
tales circunstancias, el chico fue capaz de retener todo el control que aún
ejerce en su propio territorio. Puesto que la derivación de esa descripción de la
capacidad que tiene el niño o la niña de influir en la "vida" del problema es
esencial, y puesto que con frecuencia resulta difícil establecerla, el terapeuta
puede llegar a esa descripción indirectamente. Por ejemplo, suelo explicarle al
niño que lo que intento hacer es establecer, mediante un test, que él o ella
tiene la capacidad potencial de influir en la vida de sus miedos. Sin descubrirle
la naturaleza del test, le formulo una serie de preguntas casuales y luego le
informo los resultados. Entonces, le pido que me explique cómo es posible que
haya sido capaz de responderme "x" preguntas en un nivel propio de su edad
e "y" preguntas en un nivel de un niño o una niña de más edad 4. Esto hace
que el niño pueda reconocer más fácilmente su capacidad para influir en la
vida de sus temores.
A veces, también es necesario ayudar a los demás miembros de la familia,
particularmente a los padres, a discernir su propia influencia relativa. Para ello
se les puede pedir que mencionen las diferentes maneras
178
en que fueron incitados por el niño a actuar como "vigilantes de los temores" o
"supervisores de los miedos". ¿Qué tipo de incitaciones recibieron para
hacerse superresponsables de la seguridad del niño o la niña? ¿Cuáles de esas
incitaciones se sintieron "compelidos" por los temores a aceptar y cuáles
fueron capaces de declinar? El terapeuta puede ayudar a los miembros de la
familia a identificar aquellas incitaciones que fueron capaces de declinar,
reflexionando sobre las muchas otras opciones que los padres podrían haber
elegido para asumir una posición superresponsable en relación con el niño. Se
les puede entonces preguntar cómo, en tales circunstancias, lograron resistir a
esas incitaciones.
Al trabajar con los miembros de la familia, el terapeuta puede poner el acento
en la cuestión temporal y en su relación con el estilo de vida dominado por los
temores. Ello puede lograrse pidiéndoles que imaginen qué otras incitaciones
para vigilar y supervisar los temores pueden aparecer en el futuro, incitaciones
que tenderían a fortalecer el estilo de vida dominado por los miedos y también
a considerar ante cuales de esas incitaciones se sentirían más vulnerables,
más dispuestos a aceptar. ¿Hasta qué punto perderían influencia si aceptaran
tales incitaciones?
Luego, el terapeuta promueve un debate sobre la disposición con la que
cuentan los miembros de la familia para oponerse al "reinado del terror". ¿Está
el niño o la niña dispuesto/a a volver atrás y reclamar parte de su territorio
perdido? ¿Está dispuesto/a a impedir que los temores lo/la lleven a incitar a los
demás miembros de la familia a vigilar y supervisarlos miedos? ¿Están los
demás miembros de la familia, y particularmente los padres, preparados para
realizar una acción afirmativa y declinar las incitaciones a mantener la
supervisión y vigilancia de los miedos y, por consiguiente, a terminar con el
estilo de vida dominado por los temores?¿Están dispuestos los miembros de la
familia a intentar un experimento que ayude al niño o la niña a "capturar,
domar y supervisar" los temores? ¿Están todos dispuestos a tolerar las
inevitables dificultades y la angustia que pueden experimentar al declinar las
incitaciones de los miedos? Cuando se establece que toda la familia está
dispuesta, es el momento de presentar el rito.
La presentación del rito
La mayoría de los niños aceptan de buena gana que los monstruos y los
miedos son más temibles durante la noche que durante el día y que sería
conveniente para toda la familia "mantenerlo a raya" de noche. Generalmente
179
yo les pregunto, entonces, si conocen la "Cuarta Regla de los Monstruos" y
normalmente los niños me responden que la ignoran. Al recibir esa respuesta
yo simulo incredulidad y me muestro alarmado; les digo que todos los niños
deben conocer la Cuarta Regla de los Monstruosa. Entonces, según el caso, le
presento a cada niño una variación de esa regla que se ajuste a su edad:
Puesto que los monstruos se hacen más temibles durante las prácticas
nocturnas y más divertidos durante las prácticas diurnas, si los niños desean
pasarlo bien, tienen que impedirles a los monstruos realizar sus prácticas
nocturnas.
Se le puede preguntar nuevamente al niño si de veras nunca oyó hablar de
esta regla, si realmente es una completa sorpresa para él y sugerirle que
hubiera sido conveniente que la hubiese conocido antes. Algunos niños
súbitamente advierten que conocían esa regla, pero que la habían olvidado. El
siguiente paso es revisar hasta qué punto la familia está dispuesta a actuar en
el sentido que indica esa regla. La respuesta a la pregunta ¿están dispuestos?
es siempre afirmativa y, entonces, el terapeuta puede proceder a presentar los
siguientes detalles referentes al rito que deberán practicarse hasta que se
logre domar adecuadamente a los monstruos.
1. Al regresara casa, después de la entrevista, conseguirán un trozo de soga y
una caja de madera o de acero del tamaño suficiente para guardar los dibujos
del niño.
2. Antes de irse a dormir, el niño o la niña deberá poner en la caja los dibujos
de sus miedos y, con la ayuda de los padres, cerrarla muy bien y atarla con un
extremo de la soga.
3. Puesto que los monstruos del niño son de una variedad indómita, y están
acostumbrados a hacer lo que se les antoja, es posible que tengan una
"pataleta" si se les impide realizar sus prácticas nocturnas. Por ello, se le
pedirá al niño que coloque la caja en el jardín y ate el extremo libre de la soga
a un árbol o al tendedero. Así, la furia de los monstruos no perturbará la paz
familiar. Si es posible, la caja debe atarse de modo que quede suspendida.
Pues los monstruos causan menos problemas si no pueden poner sus pies
sobre la tierra.
4. Antes de acostarse, el niño deberá buscar sus zapatillas y, o bien
ponérselas, o bien colocarlas debajo de la almohada. Esto es necesario porque,
si llegara a suceder que los monstruos se escaparan, es responsabi lidad del
niño interrumpirles las prácticas nocturnas, atraparlos y volver a colocarlos en
su caja.
5. Cada mañana el niño deberá liberara los monstruos para que hagan sus
prácticas diurnas y se diviertan 6.
180
6. Los padres comenzarán a formar un álbum de fotografías al que le pondrán
el siguiente rótulo: "Album de caza y doma de seres despreciables y
monstruos" o "Album de Destrucción de Miedos". Tomarán fotografías del niño
(preferiblemente con una cámara con sistema polaroid) mientras éste realiza
los preparativos para la doma de los monstruos y otras del niño llevando los
monstruos al jardín. También se les pedirá a los padres que fotografían otras
situaciones de la vida del niño o la niña, que impliquen valentía, falta de
temor. Pueden pedirles a los niños que posen para estas fotografías, no es
necesario que los sorprendan en una actitud espontánea.
7. Se les pide a los padres que traigan consigo el álbum durante la segunda
entrevista. Pues en ésta se compararán todas las fotografías y se elegirá la
mejor: aquella que muestra la más evidente actitud de cazador y domador de
monstruos.
8. Cada noche los padres deberán reflexionar sobre el asunto, discutirlo y
tomar notas de cualquier intento que hayan hecho los temores de controlar la
situación, es decir, las ocasiones en que los miedos hayan provocado que el
niño los incite a actuar de vigilantes y supervisores de sus temores.
Después de presentar estas instrucciones, generalmente suelo mostrarle al
niño un Certificado de Cazador y Domador de Seres Despreciables y Monstruos
y el Diploma de Destructor de Miedos. Estos premios incorporan
inmediatamente al niño que los obtiene, a la Asociación de Cazadores y
Domadores de Seres Despreciables y Monstruos de Australia y Nueva Zelanda
(hay una sucursal en Auckland) o a la Asociación de Destructores de Miedos
del Hemisferio Sur. Este premio también establece que el niño obtiene el título
de Cazador y Domador de Monstruos y Seres Despreciables o de Destructor de
Miedos, es decir que está capacitado para ayudar a otros niños que tengan
problemas de temor. Entonces, le pregunto al niño o la niña cual de los dos
títulos preferiría obtener cuando consiga vencer sus miedos.
Antes de concluir la entrevista, generalmente les informo a las familias que los
niños que no tienen miedos suficientes para convertirse en "domadores" o en
"destructores" están en desventaja, pues no pueden aspirar a formar parte de
esas asociaciones. Se le dice al niño que estas asociaciones son tan exclusivas
que, aunque lo intente, difícilmente pueda encontrar amigos, parientes o
compañeros de escuela que también tengan un Certificado de Cazador y
Domador de Seres Despreciables y de Monstruos o un Diploma de Destructor
de Miedos.
Habitualmente, suelo citar a la familia para una nueva entrevista dos semanas
después de la primera. En esta entrevista el terapeuta pone el acento 181
en el éxito obtenido por el niño, revisa el álbum de fotografías y selecciona las
fotografías que más se ajusten al espíritu de un estilo de vida libre de temores.
Normalmente pido copias de esas fotografías y pido permiso para mostrárselas
a otros niños que puedan experimentar temores similares, como un ejemplo de
lo que se puede lograr. La mayor parte de los niños suelen estar encantados
con la idea de ser "un buen ejemplo" para los demás. También les pido a los
padres que analicemos cada uno de los intentos que hicieron los miedos por
controlarlos e incitarlos a ser superresponsables. También hablamos de la
posibilidad de que se presente una recaída y establecemos planes para actuar
en esos casos.
El ejemplo de un caso
Marjorie, una madre sola, estaba muy preocupada por su hijo Mark de seis
años. Mark siempre había sido un niño "temeroso". Tenía una historia de sueño
sobresaltado y con frecuencia se despertaba con "pesadillas". Además era un
niño penosamente tímido.
A través de los años, Marjorie había encarado sola el problema y en cada
ocasión que podía trataba de tranquilizar a Mark y de velar por su seguridad.
Al pedir consejo terapéutico, cuando Mark tenía cuatro años Marjorie recibió
por respuesta que los temores de su hijo eran el resultado de su separación
matrimonial que se había producido inmediatamente después del nacimiento
del niño. Además, se le dijo que esos miedos estaban relacionados con la
ambivalencia de la madre respecto del hijo. Marjorie, desesperanzada por esa
respuesta, decidió aplicar más intensamente las mismas soluciones que venía
aplicando hasta entonces, con lo cual se volvió más vulnerable a aceptar las
incitaciones de Mark a que se convirtiera en vigilante y supervisora de sus
miedos.
Recientemente, la ansiedad de Mark había llegado a un punto que podía
considerarse permanente. El niño estaba ansioso, se sentía perturbado y tenía
grandes dificultades en la escuela y también para relacionarse con sus pares. Y
lo que más lo preocupaba era afrontar la noche. Apenas llegaba de la escuela
comenzaba a pedirle a la madre que lo tranquilizara respecto del momento de
irse a dormir. Una vez que se acostaba salía una y mil veces de su dormitorio
quejándose de no poder dormir y de tener miedo de los monstruos. Sólo podía
dormirse cuando ya estaba muy fatigado y generalmente volvía a despertarse
con pesadillas. Marjorie comenzó a deprimirse, a sentirse incapaz de controlar
la situación.
182
Cuando Mark le puso "una cara a los temores" que sentía, yo le hice notar que
eran realmente temibles. Le dije que era sorprendente cómo había podido
siquiera dormir algo con esos monstruos merodeando de noche. ¿Alguna vez
se había preguntado hasta qué punto esto era sorprendente? Mark me confesó
que nunca se había dado cuenta hasta el momento. Observé entonces que sus
monstruos eran particularmente perversos. Aun sabiendo que era él quien los
alimentaba, continuaban molestándolo y haciéndolo despertar por las noches.
Después de discutir un rato estas cuestiones, Mark descubrió que había
influido en la vida de sus miedos de algunas otras formas.
Luego hablé con Marjorie de las diferentes incitaciones que ella había recibido
de Mark para convertirse en vigilante y supervisora de los temores de su hijo e
identificamos algunas ocasiones en las que Marjorie había sido capaz de
declinar tales incitaciones. Le dije que esos logros eran particularmente
notables si teníamos en cuenta la incorrecta evaluación que se le había hecho
dos años antes y que podría haberla vuelto más vulnerable a aceptar tales
incitaciones. Al reconocer esto, Marjorie experimentó un instantáneo alivio.
Seguidamente, destaqué la cuestión temporal y su importancia en la
participación de ambos en ese estilo de vida dominado por los temores y
evalué la disposición que tenía, tanto Mark como su madre, para oponerse a
ese estilo de vida.
Cuando anuncié la Cuarta Regla de los Monstruos, Mark, al principio, se mostró
sorprendido. Sin embargo, cuando yo me mostré sorprendido por su sorpresa,
me dijo que creía que alguna vez había oído hablar de esa regla pero quizás la
hubiera olvidado. También me dijo que era probable que hubiese oído también
las otras tres reglas, pero que también las había olvidado. Tanto Mark como
Marjorie se mostraron interesados en cumplir la Cuarta Regla de los
Monstruos, y entonces yo les suministré los detalles del rito.
Ambos se entusiasmaron con el rito y Mark decidió prepararse para obtener el
Diploma de Destructor de Miedos. Y me dijo que tenía confianza en lograr ese
diploma en nuestra próxima entrevista.
Dos semanas después, en la siguiente entrevista, Mark estaba radiante y
Marjorie parecía más feliz y más relajada. Mark, que había traído su "jaula de
monstruos" y su Album de Destructor de Miedos, me contó con detalles cómo
había atrapado y domesticado a sus miedos. Ahora sólo les permitía realizar
sus prácticas diurnas y pensaba que, en realidad, esos monstruos se habían
hecho mucho más divertidos.
Marjorie me contó que Mark marchaba mucho mejor en la escuela,
183
había comenzado a invitar a algunos amiguitos a la casa y ya no se mostraba
ansioso cuando llegaba la hora de irse a la cama. Además, por primera vez
desde hacía muchísimo tiempo, ambos habían dormido plácidamente toda la
noche durante la última semana. Las pesadillas no reaparecieron. En dos
Ocasiones Marjorie había recibido incitaciones para hacerse cargo de los
temores de su hijo, pero había sabido rechazarlas con éxito. Miramos todos J
untos el Album de Destructor de Miedos y finalmente le entregué a Mark su
diploma.
Más adelante, Marjorie me comunicó que Mark se había liberado de sus miedos
y era un chico relativamente despreocupado. Además, me contó que no había
sufrido ninguna recaída, que estaba adquiriendo mayor confianza en sí mismo
y que ambos se sentían mucho más felices.
Conclusión
Este capítulo enfocó la cuestión de los temores infantiles dentro del contexto
interaccional de la familia. El rito descrito logra terminar con la participación
no deliberada de los miembros de la familia en la supervivencia de los miedos.
Creo que además del rito, y como una forma de preparar a la familia para su
realización, el terapeuta debe suministrarles a los miembros de toda la familia
una descripción interaccional del problema que no les resulte amenazadora.
Esa descripción le permite a la familia aplicar diferentes soluciones, basadas
en el buen criterio.
pues de ese modo yo podría explicárselas luego a otros niños que presenten el
mismo problema.
6. Un niño violó esta regla. Una noche los miedos se escaparon y entonces el
chico decidió dejarlos encerrados durante todo el día siguiente. Por supuesto,
no hubo más intentos de fuga.
Referencias bibliográficas
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Arch. Gen. Psychiat. 26, págs. 315-317.
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Epston, D. 1983, "The case of the night watchman" Aust. Jounal Fam. Therapy,
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Epston, D. 1984, "The nuclear shadow". Family Therapy Networker, 8,2.
MacFarlane, J. W., Allen, L. y Honzik, M. 1954, A Developmental Study of the
Behaviour Problems of Normal Children. Berkeley, University of California
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(no publicado). Watzlawick, P., Weakland, J. y Fisch, R. 1974, Change:
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Wender, P.H. 1968, "Vicious and virtuous circles: the role of deviation
amplifying feedback in the origin and perpetuation of behaviour". Psychiatry,
31, págs. 309324.
White, M. 1984, "Pseudo-encopresis: from avalanche to victory, from vicious to
virtuous cycles". Family Systems Medicine, 2, 2, págs. 150-160.
White, M. 1985: "Negative explanation, restraint y double description: a
template for family Terapy". Family Process (de próxima aparición).
Notas
1. Sobre un análisis del concepto de "soluciones que mantienen el problema",
véase Watzlawick y otros, 1974.
2. Para un mayor análisis del concepto de Retroalimentación Amplificadora de
la Desviación y sus implicaciones para la terapia, véase White, 1984.
3. Sobre el concepto de la Influencia Relativa, véase White, 1985.
4. Por ejemplo, le digo: "Tienes seis años. Pero me has respondido a siete
preguntas que son para un niño de seis años, cinco preguntas que son para
niños de siete años y tres que son para niños de ocho años. ¿Cómo pudiste
hacerlo? y ¿qué significa esto para el futuro de tus miedos?
5. Habitualmente, en cierta etapa del tratamiento, los niños y sus padres me
preguntan cuales son las otras tres reglas de los monstruos. Y yo les respondo
que tampoco a mí me las dijeron, o que las olvidé, o que aún no las sé, o que
probablemente sean reglas
que sólo los niños pueden descubrir. Además, les digo que si los miembros de
la familia descubren cuáles son las otras tres reglas, yo apreciaría mucho que
me las comunicaran,
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11 Pseudoencopresis
De la avalancha a la victoria, del círculo vicioso al círculo virtuoso*
En este capítulo, se considera a la encopresis desde la perspectiva de la
Segunda Cibernética (Maruyama, 1963). En las familias en las que se dan
estos síntomas, se supone que todos los miembros participan sin advertirlo en
la avalancha descontrolada de los sucesos. Todos los miembros parecen
incapaces de modificar el curso de estos sucesos y sienten los síntomas de la
encopresis como algo opresivo.
El objetivo del tratamiento es detener esa avalancha de sucesos y ayudar a los
miembros de la familia a vencer los síntomas. Se detalla seguidamente un
mapa de la terapia de encopresis basado en este enfoque.
Orientaciones conductistas y psicodinámicas
toda, la responsabilidad de la crianza. Con frecuencia, cuando el más vencido
de los padres se manifiesta incapaz de realizar con éxito el procedimiento, se
hospitaliza al niño. Allí, con la constante supervisión con la que se cuenta para
aplicar sistemáticamente los métodos conductistas, los niños generalmente
logran cierto control de los intestinos. No obstante, cuando se lleva a esos
niños a un contexto en el cual es imposible reproducir las condiciones del
hospital, es frecuente que vuelvan a perder el control y que los padres tornen
a sentirse incapaces de ayudarlos.
Muchos teóricos psicodinámicos basan su explicación de la encopresis en una
fórmula sexista, agotada y lineal que atribuye el problema a los intentos
inadecuados y negativos de las madres. Se ha creído que la "causa raíz" del
problema son las madres hipercontroladoras, intrusas y ambivalentes.
La defecación agresiva es, generalmente, una manifestación de una relación
perturbada entre los padres (y con más frecuencia la madre) y el niño. A veces
la madre tiene una personalidad obsesiva y controladora y le da gran
importancia al orden y la limpieza... Esto es lo que, inconscientemente, intenta
el niño cuya conducta ha sido obsesivamente controlada por la madre... La
apreciación que el niño hace del talón de Aquiles emocional de su madre [sic],
es decir, el control de los intestinos, es también inconsciente pero lo lleva a
defecar como un modo de expresar sus sentimientos de enojo (Barker, 1979,
pág. 115).
Los teóricos orientados hacia los enfoques conductistas y psicodinámicos
contribuyeron significativamente a elaborar una bibliografía sobre la
encopresis. Después de seleccionar las observaciones hechas, ambos grupos
de teóricos elaboraron explicaciones de este problema. Los teóricos
conductistas sostienen que la encopresis es el resultado de un aprendizaje
errado y muchos de ellos han desarrollado tratamientos basados en los
principios condicionantes que, con frecuencia, son adaptaciones del trabajo de
Azrin y Foxx (1971) (Por ejemplo, véase Davis y otros, 1976). Tales
procedimientos que, según se informó, fueron relativamente efectivos, por lo
general, exigen que los padres apoyen inmediatamente ciertas conductas. La
dificultad más comúnmente observada de este enfoque surge de la falta de
acatamiento del niño y/o de la falta de cooperación de los padres.
Puede argumentarse que este fenómeno de falta de cooperación se relaciona,
en realidad, con que la tarea de supervisar los programas de entrenamiento en
el cuarto de baño generalmente se les encarga a los padres, los cuales ya se
sienten bastante derrotados y exhaustos a causa del problema. Normalmente,
es la madre quien carga con la mayor, y a veces con
* Publicado en Family Systems Medicine, vol. 2, N° 2, 1984.
Fischer (1979), en un estudio sobre la bibliografía psiquiátrica infantil sobre la
cuestión de la encopresis, llega a la conclusión de que "con frecuencia el
síntoma de la encopresis refleja la rebelión del niño contra el sermoneo y la
excesiva preocupación de la madre, mediante el funcionamiento de sus
intestinos" (pág. 562) y que las madres "son dominadoras, están demasiado
implicadas en las vidas de sus hijos y se quejan abiertamente de ello. En
numerosos informes, procedentes de diferentes países, uno ve una y otra vez
las mismas descripciones de la fluctuación maternal entre una intrusión
sobrecargada y una exclusión de rechazo". (pág. 564).
Esta clase de explicación lleva a realizar prácticas clínicas específicas que,
generalmente, incluyen el intento de que la madre tenga una visión de sus
propios sentimientos y su propia conducta, muy perjudicial para el niño. Si las
madres aceptan ese estigma interior, la explicación queda confirmada. Si, por
el contrario, las madres reaccionan en contra de la imposición de este tipo de
interpretación y discuten o se niegan a seguir la terapia, esa actitud también
confirma la explicación: sólo las madres con una naturaleza hostil y
sobrecontroladora se oponen a una visión interior y reaccionan de este modo.
186
187
La pseudoencopresis
La explicación psicodinámica de la encopresis me deja bastante confundido.
Los niños encopréticos y los miembros de sus familias que llegan a mí en
busca de tratamiento no parecen ajustarse a esta explicación. No he podido
encontrar un solo caso cuya causa haya sido una madre ambivalente o
invasora. Naturalmente acepto la posibilidad de que los niños que vi pueden
no haber recibido un diagnóstico de encopresis. Esto nos lleva al desarrollo de
un nuevo diagnóstico de "pseudoencopresis".
Puede diagnosticarse la pseudoencopresis cuando un niño presenta problemas
de defecación crónicos y cuando esos problemas persisten a pesar de que
haya habido varios intentos de solución; pero no se puede decir que la causa
sean las madres ambivalentes e intrusas. Desde hace muchos años, busco
incansable e infructuosamente casos de "verdadera" encopresis a fin de
compararlos con las muestras de niños que he tratado. Por consiguiente, el
enfoque descrito en este capítulo sólo fue aplicado a una muestra parcial. En
todos los casos analizados aquí, los padres de los niños encopréticos se
sentían derrotados, desamparados, impotentes, desesperanzados,
desesperados y frustrados. Frecuentemente un padre se sentía más vencido
que el otro. Y en general era la madre, pues ella es quien carga con la mayor
responsabilidad de la crianza de los hijos en nuestra sociedad.
La mayor parte de los padres de la muestra informó que por culpa de este
problema fueron sintiéndose cada vez más alejados de sus hijos. Todas las
manifestaciones sugieren además que los niños se sienten cada vez más
dominados por sus síntomas. Se sienten fuera de control, impotentes,
desesperanzados y distanciados de los padres. También he visto casos en los
cuales los miembros de la familia y a veces los profesionales de la salud y de
bienestar social aplicaron explicaciones voluntaristas e inútiles que generaron
círculos viciosos de culpa y censura. No hay dudas de que todos los miembros
de la familia, en estos casos, experimentaron sentimientos de opresión.
Círculos viciosos y círculos virtuosos: la segunda cibernética
Creo que el desarrollo del problema de la encopresis y su contexto pueden
comprenderse mejor desde la perspectiva de la Segunda Cibernética. La
Segunda Cibernética es una teoría de causalidad mutua que sostiene que
"los elementos que están dentro de un sistema se influyen recíprocamente o
188
bien de manera simultánea o bien de manera alternativa" (Maruyama,1963,
pág. 164). De acuerdo con esta teoría, algún "estímulo pequeño, insignificante
o accidental" o una desviación puede desencadenar un proceso que con el
tiempo va aumentando sus dimensiones hasta un punto tal que se pierden las
condiciones iniciales. En este proceso de "bola de nieve", "el resultado ha de
ser desproporcionadamente extenso si se lo compara con el estímulo inicial"
(Maruyama, 1963, pág. 167).
Con frecuencia, la Segunda Cibernética se remite a la retroalimentación que
amplifica la desviación:
... D.A.F. es un mecanismo que explica cómo las pequeñas variaciones
producidas en un sistema pueden (o deben) llegar a vincularse con amplios
efectos, cómo las pequeñas perturbaciones pueden generar cadenas de
sucesos que pueden terminar en grandes alteraciones (Wender, 1968, pág.
309).
Esta es una teoría de causalidad mutua o causalidad circular que se opone a
los conceptos de la causalidad lineal. Condiciones iniciales similares o
estímulos accidentales pueden producir resultados disímiles. Condiciones
iniciales disímiles pueden producir resultados similares.
Esta teoría implica que no es posible señalar directamente la causa de un
problema o un suceso. Cuando los sucesos se consideran dentro del contexto
de procesos de retroalimentación que aumentan la desviación debida a causas
recíprocas, puede entenderse que tales sucesos son el resultado
"posiblemente inevitable" de círculos viciosos o círculos virtuosos 4.
Reconstruir los sucesos
La Segunda Cibernética ofrece un enfoque de la encopresis que propone una
explicación diferente del problema. Creo que ese enfoque tiene una gran
ventaja respecto de los conceptos voluntaristas que tienden a promover el
círculo vicioso de la culpa y la censura. El problema puede encararse desde
ángulos distintos, ángulos que a través de las otras construcciones del
problema eran inconcebibles.
Esta perspectiva exige que el terapeuta ayude a los miembros de la familia a
considerar el contexto de retroalimentación que aumenta la desviación de la
encopresis. Esto establece el contexto necesario para interrumpir el círculo
vicioso e introducir un círculo más virtuoso. Se presenta entonces la idea de
que todos los miembros de la familia están
189
atrapados en la misma avalancha de acontecimientos. Se considera que el
niño, así como sus padres, están dominados y han sido vencidos por los
síntomas. Se identifica a todos los miembros de la familia como "víctimas",
incapaces de controlar los sucesos.
El terapeuta apoya esta idea identificando los hechos que demuestran cómo la
defecación es algo que está fuera del control de todos ellos. Parece que tuviera
una vida propia y que se aprovecha de todos los miembros de la familia, con
frecuencia en los momentos en que ellos menos lo esperan. No debe
permitirse que los miembros de la familia minimicen los efectos de esa
avalancha. Se identifican las experiencias de desesperanza y opresión y el
terapeuta desafía a cada uno de los miembros de la familia a que establezca
qué efecto tiene esa experiencia sobre su persona y sobre sus relaciones con
los demás.
Después de examinar las soluciones intentadas anteriormente y que
fracasaron, el terapeuta puede pedirles a los miembros de la familia que lo
ayuden a comprender cómo se las arreglaron para afrontar tan bien la cuestión
y mantenerse firmes a pesar de las circunstancias adversas.
A fin de interrumpir los círculos viciosos de culpa y censura, es importante que
el terapeuta se oponga con éxito a las ideas voluntaristas. El terapeuta puede
lograrlo si después de relatar cuidadosa y concienzudamente la historia del
problema, anuncia que no le cabe la menor duda de que la causa es atribuible
a por lo menos una de las siete oportunidades identificables. El terapeuta
también puede declarar con convicción que, en realidad, esas posibilidades
podrán reducirse a tres o cuatro cuando el problema se haya estudiado unos
diez o quince años más.
Si los miembros de la familia tienden a mencionar detalles que alientan una
interpretación voluntarista de los hechos, el terapeuta debe tratar de colocar
esos detalles dentro de un nuevo marcob. En ese caso, pueden elaborarse
explicaciones que se ajustan más a un contexto relacionado con los fenómenos
de avalancha o desbocamiento. En el siguiente ejemplo clínico se ilustra ese
proceso:
El señor y la señora Smith creían que su hijo Jason, que nunca se ensuciaba en
la escuela pero siempre lo hacía en el camino de regreso a casa, intentaba
perturbarlos con sus síntomas. A fin de oponerme a esa idea, les sugerí que
tenía sentido suponer que Jason se ensuciaba cuando alcanzaba la relativa
seguridad del hogar. Era evidente que Jason gastaba su energía luchando
contra su problema todo el día en la escuela y que sólo se animaba a bajar la
guardia y a relajarse cuando ya estaba cerca de su casa. Teniendo en cuenta
la circunstancia de que Jason no estaba enteramente a cargo de su
190
problema de defecación, no parecía razonable suponer que el niño podía
mantener con éxito la guardia alta después de haber agotado sus energías.
Padres e hijos contra los síntomas
Incitar al niño a pelear contra los síntomas
Es esencial que el terapeuta se una al niño en la experiencia de opresión que a
éste le provoca la "ruin caca". Al hacer que el niño se sienta acompañado, se
está preparando el terreno para establecer un contexto de disputa, un
contexto en el cual se puede incitar al niño a luchar contra los síntomas. Una
manera de unirse al niño es ayudarlo a identificar más claramente lo que
experimenta cuando está dominado por los síntomas. Esta información, junto
con la obtenida anteriormente de los demás miembros de la familia, suministra
las pruebas del carácter "traidor" de la ruin caca. Estas pruebas permiten que
el terapeuta le haga notar al niño que "evidentemente la caca lo engaña y lo
toma desprevenido" y que "la ruin caca se sale con la suya y decide liberarse
contra tu voluntad".
Luego, el terapeuta determina hasta qué punto la "ruin caca" domina al niño y
hasta qué punto (si es que hay alguno) el niño puede dominarla. Esta
información puede surgir de interrogar al niño sobre quién es el jefe: "¿Quién
manda más, tú o la caca?"; "¿Con cuánta frecuencia la caca se sale con la suya
y con cuánta frecuencia eres tú quien decide?"; "¿Con cuánta frecuencia
puedes hacer caca donde tú deseas?" Es necesario dedicar cierto tiempo a
este proceso que permite ilustrar el grado de dominio que tiene la caca sobre
el niño.
Una vez aclarado esto, se le puede proponer al niño un dilema haciéndole
preguntas como éstas: "¿Quién debería ser el jefe?"; "¿Hasta qué punto el jefe
debe ser el jefe?"; "¿Quieres derrotar definitivamente a la ruin caca y salirte
siempre con la tuya o crees que es mejor dejarte vencer completamente y
dejar que la ruin caca te domine a ti y domine a tus padres?"; "¿Quieres ser tú
quien la conduzca a ella o que sea ella quien te conduzca a ti?" Al llamar la
atención del niño sobre este dilema, a veces con tono dramático, a veces con
humor, el terapeuta le plantea al niño que él es el responsable de tomar la
decisión.
A veces sugiero que si el niño o la niña desean que los síntomas ocupen el
asiento del conductor de sus vidas durante algunos años más, puede aspirar a
convertirse en un miembro más del Club de la Caca Ruin. Una de las 191
exigencias de ese club es tener 16 años. Todos los jóvenes miembros del club
pueden hacer juntos sus necesidades y muchos de ellos lo encuentran
placentero. Hasta ahora no encontré un sólo niño que quiera ser miembro de
semejante club.
Antes de preguntarle al niño qué decisión tomó en cuanto al camino que desea
seguir, el terapeuta puede ayudarlo señalándole que si decide oponerse a la
"ruin caca" tendrá por delante un "gran trabajo". Y que alcanzar el éxito no
será cosa fácil: "En esta batalla la ruin caca también obtendrá algunas
victorias"; "La ruin caca devolverá los golpes y será necesario tener mucho
coraje y gran determinación". Puede preguntársele luego al niño si está
preparado para darle una lección a su enemiga y si se siente suficientemente
maduro para tomar esa decisión.
Sorprendentemente, después de haber tratado muchos de estos casos, no
encontré nunca, todavía, algún niño que sostuviera que no estaba
suficientemente maduro o suficientemente preparado para derrotar a la ruin
caca. Mi respuesta a estas bravatas es pedirle información sobre la cantidad
de fuerza que cree que posee para afrontar este problema. Los niños pueden
ayudarme a comprender el alcance de esa fuerza dándome detalles de alguna
hazaña que hayan realizado y que les haya exigido determinación y
perseverancia, por ejemplo, trepar a los árboles o hacer largos recorridos en
bicicleta.
El niño consigue el apoyo de los padres
Cuando la vida del niño ha estado dominada durante mucho tiempo por un
poderoso adversario, para poder derrotarlo con éxito necesita conseguir
refuerzos. Habitualmente, el niño acepta la necesidad de tales refuerzos
cuando se le recuerda que "esa ruin esta acostumbrada a ser el jefe, es
traicionera, devuelve los golpes y tratará de atraparte en el momento en que
estés más desprevenido". El niño comprende que, puesto que los síntomas van
a tratar de continuar dominando la situación, necesitará ayuda para obtener la
victoria final. Esos refuerzos lo ayudarán a mantenerse firme y a auxiliar su
capacidad defensiva.
Con frecuencia, cuando se le pregunta al niño qué refuerzos le vendrían bien,
éste responde inmediatamente que desearía que sus padres lo ayudaran. Sin
embargo, a veces algunos mencionan a un compañero de la escuela como
posible aliado. En este caso, se le puede preguntar si ese compañero es un
experto o tiene autoridad en la cuestión de la defecación. ¿Qué conocimientos
tiene el niño de la experiencia personal de su compañero en estas cuestiones?
Por lo general, resulta evidente que el niño tiene muy poca información sobre
la experiencia personal de su compañero. Se puede cuestionar, entonces, la
capacidad que tenga ese compañero para ayudarlo y sugerirle que quizás
alguien más familiarizado con el problema puede ser una elección mejor, por
ejemplo, los padres. Entonces, normalmente, el niño pide la ayuda de los
padres.
Una vez que el niño incita a los padres a convertirse en sus aliados, se les
puede preguntar a éstos si aceptan la incitación a luchar contra la "ruin caca"
para obtener una victoria definitiva.
Una ayuda suplementaria
El poder esclavizante de los síntomas y la naturaleza difícil de la lucha que
todos tienen por delante, es un aspecto que debe ser nuevamente
mencionado. Se les advierte al niño y a los padres que quizás para librar esta
batalla necesiten una ayuda suplementaria. Luego, pueden evaluarse todas las
ideas referentes a esa ayuda.
Con frecuencia suelo dar ejemplos del tipo de apoyo que otros niños pidieron.
Les cuento historias de cómo algunos descubrieron que tenían tigres dentro de
sí y le pregunto al niño o la niña si ha sentido manifestaciones de poseer su
propio tigre interior. Una vez que obtengo esta información suelo sugerir que
el niño puede llegar a necesitar la ayuda de por lo menos dos tigres para
combatir contra la "ruin caca". Entonces le pregunto de dónde cree que podría
conseguir otro tigre y lo ayudo a elaborar una fantasía relacionada con la
"captura del tigre". Esta fantasía puede incluir paseos a la jungla africana,
planificación de la caza y la captura, así como detalles del traslado del tigre a
Australia. Los niños mayores pueden preferir la ayuda de Superman o de la
Mujer Maravilla.
El manejo del cuarto de baño
Los detalles prácticos
Antes de comenzar con este programa es necesario someter al niño o la niña a
un examen físico pediátrico para descartar una causa fisiológica del problema.
Si el niño se ensucia como resultado de una sobrecarga de heces contenidas,
es necesario que las evacue antes de comenzar el tratamiento. El primer punto
que debe tratarse es el de la disposición e iluminación del cuarto de baño.
Algunos niños temen ir al excusado si éste está mal
192
193
iluminado o si para llegar a él tienen que recorrer un pasillo oscuro. Es mejor
asegurarse de que el niño se siente seguro al sentarse en el inodoro y a veces
es necesario disponer un banquito bajo para que el niño pueda apoyar allí los
pies. Puede pedírseles al padre mejor dispuesto que se ocupe de organizar
esta cuestión.
Se les pide a los padres que le permitan al niño decorar temporalmente el
cuarto de baño a su gusto. Esta decoración puede incluir dibujos de tigres,
escenas de la jungla, posters de Superman o de la Mujer Maravilla, cabinas de
teléfono, etc., en general figuras que están relacionadas con la fantasía que el
niño haya elaborado de la posible ayuda suplementaria. Hasta entonces el
cuarto de baño había sido un lugar de derrota y desesperanza tanto para el
niño como para los padres. La decoración creará una atmósfera más positiva y
alentadora. Se le puede pedir al padre más desalentado que ayude al niño a
planear y organizar esta nueva decoración.
El reflejo gastroilíaco
A medida que se integra el uso del reflejo gastroilíaco a este programa, es
importante que los miembros de la familia comprendan cómo funciona este
reflejo. Este reflejo se presenta después de la ingestión de comidas o bebidas y
se traduce en el deseo de defecar. El reflejo se presenta con mayor intensidad
después de 20 ó 30 minutos de haber comido, ocurre más frecuentemente
durante la primera hora después de levantarse por las mañanas y,
aparentemente, la ingestión de bebidas calientes ayuda a provocarlo. La
utilización de este reflejo le brinda al niño condiciones favorables para que
logre controlar la acción de sus intestinos.
Se le pide al padre menos desesperanzado que sea el supervisor de esta tarea
y se le dan instrucciones precisas. Exactamente veinte minutos después de
una comida diaria (preferentemente el desayuno), ni un minuto antes ni un
minuto después, el padre o la madre elegido debe acompañar al niño al cuarto
de baño. El niño deberá entonces sentarse en el inodoro durante una cantidad
de tiempo determinada que variará según la edad. El tiempo aproximado
oscila entre los treinta segundos y los cinco minutos y no debe convertirse en
una pesada prueba para el niño. La medición del tiempo es esencial pues le
suministra al niño un marco indispensable para realizar su tarea.
El padre que supervisa debe insistir en que el niño abandone el cuarto de baño
cuando pase el tiempo previamente establecido, aunque el niño podrá volver
inmediatamente si lo desea. Es importante que en ningún momento esta tarea
adquiera un carácter punitivo. Quizás sea necesario programar nuevamente
los horarios de comidas del niño para que se adapten al tiempo disponible del
padre encargado de la supervisión.
194
Se les dará a los padres instrucciones claras sobre cómo responder a cualquier
logro que obtenga el niño o la niña, con comentarios como los siguientes:
"Ganaste"; "Estás derrotando a la ruin caca" o "Te estás convirtiendo en el
jefe". La falta de éxito del niño no debe provocar ansiedad y se instruirá a los
padres para que en ese caso respondan con comentarios tales como: "Quizás
necesites un tigre más poderoso" o "Quizás necesites dos cabinas de
teléfonos".
Rutina de accidentes y situaciones de urgencia
Mapa de las situaciones de urgencia y accidentes
El terapeuta explica que es importante organizar una rutina de accidentes y
situaciones de urgencia. Se les pide a los miembros de la familia que tracen un
mapa de la casa y el jardín en una gran hoja de papel. El mapa, en escala,
debe tratar de respetar minuciosamente las proporciones y la distribución de
la casa. Luego se les pide que sitúen en el mapa los cinco lugares preferidos
que tiene la "ruin caca" para hacer su "cobarde proeza". Es necesario que haya
una variedad de sitios; el terapeuta puede sugerir que algunos se coloquen en
el jardín.
Luego el terapeuta ayuda a los miembros de la familia a determinar las rutas
más rápidas desde esos lugares favoritos hasta el cuarto de baño. Si el mapa
se ha realizado con las proporciones correspondientes, el terapeuta puede
utilizar una regla para medir y comparar las distancias de las diferentes rutas.
Se analizan entonces los obstáculos, los rodeos y los posibles inconvenientes
fortuitos que puede presentar cada una y se elaboran planes de contingencia
para sortearlos. La ruta más rápida quizás incluya el paso a través de una
ventana; en ese caso deberá conseguírsele al niño una pequeña escalera.
Práctica de velocidad y pruebas de tiempo
El terapeuta instruye luego a los miembros de la familia para que organicen en
casa prácticas de velocidad y pruebas de tiempo. El padre más desalentado
queda liberado de supervisar directamente esas pruebas. El terapeuta puede
alentarlo explicándole que la fatiga que siente es el resultado de haber estado
demasiado tiempo en "el frente de combate" y que ciertas ideas erradas que
se le dieron sobre las causas del problema intensificaron esa
195
fatiga. Esas ideas equivocadas incluyen el concepto de que los niños
únicarnente tienen problemas cuando las madres no se les brindan lo
suficiente o se brindan a ellos inadecuadamente. También se le puede
preguntar al padre más desalentado cómo cree que podría tener éxito en la
búsqueda del descanso tan necesario; cómo podría superar cualquier dificultad
que interfiera con ese descanso.
Se le solicita luego al padre más entusiasta que participe del tratamiento
supervisando las prácticas de velocidad y las pruebas de tiempo. Si no existe
un padre menos desalentado, como en el caso de las madres que crían solas
a sus hijos, puede pedirse la ayuda de algún otro adulto. El padre menos
desalentado recibe instrucciones para tomar tres veces consecutivas el tiempo
que necesita el niño para llegar desde cada uno de los lugares favoritos de la
"ruin caca" al cuarto de baño. El supervisor puede ayudar al niño
aconsejándolo sobre las rutas que conviene tomar y haciéndole sugerencias
que le permitan mejorar el tiempo. Si lo desea, el padre supervisor puede
correr junto con el niño. Los tiempos obtenidos deben ordenarse en orden
creciente y enviarse por correo inmediatamente al consultorio del terapeuta.
Uno de los beneficios de darle una buena lección a la "ruin caca" es que el niño
puede convertirse en el mejor corredor de su clase.
El más desalentado de los dos padres puede participar del tratamiento
organizando un álbum de fotografías de las prácticas de velocidad. Si lo desea
puede ocuparse de la tarea de tomar fotografías del niño mientras este corre
tratando de acortar el tiempo. Luego el niño elegirá entre todas las fotografías
tomadas las que más reflejen el sentido de la velocidad. Esta tarea ayudará
también al más derrotado de los padres a dejar esa posición pesimista
respecto del problema. En la siguiente sesión familiar, el terapeuta revisa las
fotografías del álbum a fin de identificar aquellas en las que el niño parece
volar y pide copias de aquellas en las que el niño o la niña tiene un aspecto
victorioso, es decir, aquellas en que el tigre interior parece dominar la
situación. El terapeuta puede pedirles permiso tanto al niño como a los padres
para mostrarles estas fotografías a otros niños que deban seguir el tratamiento
por un problema similar.
Superman, la Mujer Maravilla, Batman o el tigre son personajes ideales para
hacerles disfraces a los niños y ayudarlos a sentirse más fuertes. Se les puede
pedir a los padres que participen en la confección, y generalmente, éstos
aceptan encantados. Además los trajes permiten lograr muy buenas
fotografías.
Antes de terminar la sesión, el terapeuta establece, por lo menos, dos pruebas
de tiempo que servirán para la práctica de velocidad y las pruebas
que se realicen en casa. Primero, da una vuelta a pie acompañado por el niño
alrededor del edificio del consultorio y le señala los diferentes obstáculos que
el niño tendrá que tener en cuenta a fin de dar la vuelta corriendo a su
máxima velocidad. Antes de que el chico salga nuevamente a hacer su primer
intento de velocidad, le explico que esa prueba me permitirá evaluar qué tipo
de lucha habrá de entablar para darle una buena lección a la "ruin caca".
Cuando el niño está en su marca dispuesto a partir, suelo decirle: "Déjame ver
si corres más rápido que ella". El niño o la niña siempre logran hacer un buen
tiempo en el primer intento. Antes de comenzar la segunda prueba, después
de un pequeño descanso, le digo al niño o la niña que probablemente mejore
su marca anterior pues ya está familiarizado/a con el recorrido. Y le aconsejo:
"Primero lanza a tus tigres en primera velocidad y luego de pronto suelta los
frenos, así podrás salir disparado". Cuando el niño suelta los frenos, sale
corriendo a toda velocidad. Sorprendido por la velocidad alcanzada en este
segundo y más vigoroso intento, generalmente comento: "Esta vez fuiste más
rápido que un cohete. Ja, seguramente esa ruin caca tendrá que luchar como
nunca por su vida".
En caso de accidente o situación de urgencia
En caso de que se produzca un accidente, el padre a cargo del entrenamiento
puede alentar al niño ayudándolo a limpiar todo. Sin embargo, es necesario
evitar cualquier disputa sobre el asunto, pues la mayor parte de estos
accidentes suelen ocurrir en presencia del más desalentado de los padres. Si el
niño no acata la invitación a limpiar, la cuestión puede ser resuelta por el
menos desalentado de los padres o dejada en suspenso para la próxima sesión
terapéutica.
Después de la limpieza, el niño tiene la tarea de darle una buena lección a su
adversaria, es decir correr tres veces desde el lugar del accidente hasta el
cuarto de baño". También en estos casos hay que tomar la velocidad de cada
recorrido y anotarla en orden creciente. Luego se alienta al niño para que le
haga probar a su adversaria su propia medicina, es decir que trate de mejorar
su velocidad desde cada uno de los cuatro o cinco sitios preferidos de la "ruin
caca" hasta el cuarto de baño. Será suficiente con que el niño haga una sola
prueba de velocidad desde cada uno de esos otros lugares. También es
recomendable que inmediatamente después del accidente, se envíe al niño a
buscar una cabina de teléfonos o al jardín a buscar el tigre que se le escapó.
Entonces, se le pide que diga en voz alta: "Ya verás la próxima vez, maldita",
una vez que esté dentro de la cabina o que haya recapturado a su tigre
interior. Aunque esto parezca bastante injusto, debe recordarse que la "ruin
caca" se
196
197
escurre de un modo traicionero y no repara demasiado en las reglas del juego
limpio.
Al principio, se le asigna generalmente al padre menos desalentado la
responsabilidad de supervisar estas respuestas a un accidente. No obstante, si
el más desalentado de los padres se muestra entusiasta ante la idea de
experimentar con esta tarea, el terapeuta puede alentarlo a realizarla. A veces
los accidentes ocurren en el camino de regreso a casa desde la escuela; en ese
caso también pueden utilizarse esos lugares como puntos de partida para que
el niño haga su prueba de velocidad en bicicleta. Si el recorrido es peligroso se
puede hacer la misma experiencia en un parque. En cuanto a la participación
de los maestros, el terapeuta puede optar, o bien por ignorar todo accidente
que ocurra en el colegio e informar a los maestros los objetivos y detalles del
programa, o bien trabajar en combinación con los maestros para que ellos
establezcan un programa similar en la escuela.
Una vez presentado el programa, el terapeuta debe supervisar regularmente
los progresos alcanzados. Por lo general, les pido a los padres que me llamen
por teléfono cada dos o tres días durante las dos primeras semanas en
determinados horarios y que me envíen semanalmente por correo las listas
con los resultados de las pruebas de velocidad. Más adelante, le pido al niño
que me telefonee después de haber obtenido una o más victorias contra su
adversaria.
No tanto, demasiado pronto
La "ruin caca" no es famosa por su capacidad de jugar limpio y generalmente
contraataca utilizando artimañas. Es importante advertir al niño o la niña que
triunfar sobre ella no será fácil y que las cosas pueden empeorar aun después
de haber mejorado algo. El terapeuta puede comentarle al niño que eso es una
buena señal, pues indica que su adversaria sabe que está siendo combatida y
probablemente signifique que está utilizando toda la fuerza que le queda en
los últimos cartuchos, pues aún pretende seguir dominando.
Este aspecto también debe ser comprendido por los miembros de la familia a
fin de que ante tales circunstancias no se debilite el entusiasmo inicial. Por ello
es conveniente decirles a los miembros de la familia que la
posible victoria del niño será aun más significativa cuanto más contraataque la
ruin caca. Cuanto "mayor sea el obstáculo que ella le ponga", más significativo
será el logro del niño al superarlo. Esta explicación disminuye la ansiedad que
experimentan los miembros de la familia respecto del problema.
Generalmente, ejercer presión para que el problema se resuelva
198
con celeridad paraliza a todas las personas implicadas, les hace más difícil
relajarse y contribuye a aumentar la sensación de fracaso. La idea de que el
tiempo que lleve superar el problema no es esencial puede reforzarse
mediante comentarios tales como: "Cuanto más significativa sea esta victoria,
menos probabilidades habrá en el futuro de que la familia se vea dominada por
otros problemas". A medida que disminuye la ansiedad por obtener un éxito
rápido, los padres y el niño comienzan a recuperar la autoestima.
Luego le pregunto al niño cuándo supone que podrá-obtener su primera
victoria. Aquí el terapeuta puede participar incluyendo sus propias
predicciones dentro de las preguntas: "¿Cuándo crees que podrás darle un
golpe decisivo a tu adversaria?" "¿Crees que pasarán cinco años, cinco meses
o cinco semanas?"; "¿Conoces algún modo de acelerar tu primera victoria y, si
lo conoces, crees que sería sensato actuar según esas ideas? —¿Cómo crees
que te sentirás después de tu primera victoria y cómo esperas que reaccionen
tus padres?"
El terapeuta responde a la victoria
Se pide a los padres que lleven un recuento de las victorias del niño y de las
victorias de la casa. Y se les explica que esta es una forma de
"reconocimiento" necesaria cuando se establece que se está entablando una
batalla contra el problema. En la sesión siguiente, el terapeuta revisa esas
anotaciones y en el caso de que el niño vaya ganando, tiene la oportunidad de
poner el acento en la importancia de ese éxito.
Habitualmente, la celeridad y las dimensiones del éxito obtenido por el niño o
la niña sorprenden y confunden al terapeuta. En tales ocasiones éste puede
pedirle al niño que le ayude a comprender más acabadamente córno pudo
alcanzar ese éxito. Normalmente suelo felicitar también a todos los miembros
de la familia por haber logrado dominar a la antes desobediente adversaria. El
terapeuta también puede preguntarles a los miembros de la familia cómo fue
posible que el problema no continuara reinando en su hogar y si alguien
cometió alguna equivocación.
Predecir las recaídas
Es importante que el terapeuta pronostique las posibles recaídas. ]Esto
permite situar tales recaídas dentro de un contexto que provoca respuestas
específicas de los miembros de la familia, respuestas que vuelven a colocar
199
los síntomas dentro del control familiar. Esto es particularmente importante en
el caso de aquellas familias que ya hicieron varios intentos asistidos para
superar el problema sin tener éxito. Predecir las recaídas contrarresta la
experiencia de "volver a foja cero"; y, además, si se presentan las recaídas
como pruebas de la disposición que tienen todos para continuar luchando, se
logra que los miembros de la familia retomen el programa prescrito en la
terapia y persistan en él.
El terapeuta puede hacerle al niño algunos comentarios que ayudarán a
preparar el camino para considerar las recaídas dentro de este contexto. Por
ejemplo, puede decirle: "Esa enemiga tuya tiene su carácter y no va a aceptar
tan benévolamente que te conviertas en su jefe así como así; aunque después
creo que se sentirá bastante contenta con el arreglo", o "quizás te hayas dado
cuenta de que tu adversaria vuelve a reunir sus fuerzas y te ataca de vez en
cuando para medir tu fuerza".
Esta actitud respecto de las recaídas puede reforzarse haciendo comentarios
tales como: "Cualquier accidente futuro te brindará una buena oportunidad de
medir tus fuerzas colocando la caca en su lugar", o "si le das otra buena
lección, obtendrás el beneficio de redescubrir tus fuerzas".
Programación de las sesiones
El procedimiento recomendado es mantener una sesión larga o dos entrevistas
cortas con la familia dentro de un breve intervalo destinado a presentar el
programa. Después de ese contacto inicial, durante algunas semanas conviene
mantener con el niño o la niña y sus padres contactos telefónicos regulares y
programados. Dos semanas después de la primera entrevista se programa una
segunda reunión con la familia. Después de seis u ocho semanas de haber
comenzado el programa se estipula una sesión de revisión. Si los miembros de
la familia se encuentran con alguna dificultad especial, el terapeuta debe
ofrecerles una sesión adicional.
Conclusión
de la encopresis. En mi experiencia, rara vez este programa falló en la
resolución de los síntomas. Además de trazar un mapa de la terapia más
adecuada para tratar la encopresis infantil, en este análisis traté de transmitir
el espíritu que caracteriza este tipo de trabajo.
Algunos aspectos de este enfoque pueden aplicarse también a otros problemas
infantiles (White, M., Fears and fears fierce friends, aún no publicado).
Notas
1. Con frecuencia he pensado que los sistemas de clasificación de los
diagnósticos psiquiátricos deberían tener un eje independiente dedicado a los
pseudoproblemas.
2. Dicha muestra incluye tipos de encopresis continua y discontinua (Anthony,
1957), así como casos de retención de las heces (la defecación excesiva
después de una persistente constipación).
3. Bateson (1972) al analizar la desordenada situación en que se encuentran
las personas como consecuencia del pensamiento voluntarista, dice que el
paciente "no conoce lo bastante qué ha provocado esa situación desordenada
y siente que lo que le pasa es de algún modo injusto. Aun no se siente parte
del sistema en el cual existe ese desorden, entonces censura al resto del
sistema o se censura a sí mismo" (pág. 436).
4. Esta clasificación depende por completo de las consecuencias.
Recientemente sufrí una caída por la cual debía ser hospitalizado y operado.
Bajaba yo una colina en una bicicleta de niño mientras participaba de una
fiesta de cumpleaños de una amiga de mi hija cuando, por alguna razón, la
bicicleta desvió su curso fuera de mi control. Traté de corregir la trayectoria,
pero mi oscilación pareció contribuir a desestabilizar la bicicleta y sucedió lo
inevitable. No sé cómo comenzó todo, pero creo que este accidente podría
clasificarse como la consecuencia de un círculo vicioso [El autor juega aquí con
el doble sentido de la palabra cycle, "círculo" y "bicicleta". T.].
5. Es particularmente importante en este caso dirigirse al más debilitado de los
padres que seguramente es quien ha cargado con la mayor responsabilidad de
la crianza del niño. Generalmente, es la madre.
6. Sobre un análisis de este concepto véase Watzlawick y otros, 1974.
7. Sobre una discusión del reflejo gastroilíaco y su aplicación en el tratamiento
de la encopresis, véase Young (1973).
8. Deben utilizarse exactos dispositivos para medir el tiempo.
9. Siempre creí que Clark Kent se olvidaba de que era Superman hasta que se
metía en una cabina telefónica. Sólo allí volvía a descubrir sus fuerzas
secretas.
10. Esto puede demorarse hasta que el padre menos desalentado esté
disponible para participar.
Este capítulo considera la encopresis y su tratamiento desde la perspectiva de
la Segunda Cibernética o los procesos de retroalimentación que aumentan la
desviación. El objetivo del tratamiento es interrumpir el círculo
vicioso asociado a los síntomas y desencadenar otros círculos más virtuosos.
Durante varios años este método me ha resultado útil en el tratamiento
Referencias bibliográficas
Anthony, E.J. 1957, "An experimental approach to the psychopathology of
childhood encopresis" British Jounal of Medical Psychology, 30, págs. 146-175.
Azrin, M.H. y Foxx, R.M. 1971, "A rapid method of toilet trainign the
institutionalized retardeW. Journal of Applied Behaviour Analysis, 4, págs. 89-
99.
200
201
Barker, P. 1979, Basic Child Psychiatry. 3ra. ed. Gran Bretaña, Chaucer Press.
Bateson, G. 1972, Steps to un Ecology of Mind. Nueva York, Ballantine Books.
Davis, J., Mitchell, W.S. y Marks, F. 1976, "A behavioural programme forthe
modification of encopresis." Child Care, Health and Development, 2, págs. 273-
282.
Fisher, S.M. 1979, "Encopresis", en Noshpitz, J.O. (comp.). Basic Handbook of
Child Psychiatry: Volumen two - Disturbances in development. Nueva York,
Basic Books.
Maruyama, M. 1963, "The second cibemetics: Deviation-amplifying mutual
causative processes". American Scientist, 51, págs. 164-179.
Watzlawick, P., Weakland, J. y Fisch, R. 1974, Change: Principles of problem
formation and problem resolution. Nueva York, W.W. Norton.
Wender, P.H. 1968, "Vicious and virtuous circles: the role of deviation
amplifying feedback in the origin and perpetuation of behaviour". Psychiatry,
31, págs. 309324.
White, M. 1984, "Fears and fears fierce friends" (no publicado).
Young, G.C. 1973, "The treatment of childhood encopresis by conditioned
gastro-ileal reflex Training". Behaviour Research and Therapy, 11, págs. 499-
503.
12 Asesorar al asesor
La documentación del conocimiento alternativo*
David Epston Michael White
En el presente capítulo describimos una práctica terapéutica que alienta a las
personas a documentar los conocimientos que los llevaron a solucionar su
problema y el conocimiento alternativo de sus vidas y de sus relaciones que
resurgió o se generó durante la terapia. De ese modo tales conocimientos
quedan a disposición de la persona que podrá volver a desplegarlos cuando lo
considere necesario y a disposición de otras personas que quieran
consultarlos.
La "analogía del rito de pasaje" suministra un buen marco para desarrollar este
trabajo. Pues contribuye a conceptualizarlo y organizarlo. Para ello es
necesario bosquejar un protocolo en el cual se establezca que el paciente
actúa como un asesor de sí mismo
y de los demás. Además presentamos aquí una serie de preguntas que ayudan
a las personas a elaborar una arqueología de su conocimiento alternativo.
El rito de pasaje
Consideramos que el tipo de rito mencionado por van Gennep como "rito de
pasaje" es una metáfora que tiene mucho que ofrecer al proceso terapéutico.
Van Gennep sostiene que el rito de pasaje es un fenómeno universal destinado
a facilitar las transiciones de la vida social, de un status y/o una identidad a
otro. Y propone un modelo del proceso de este rito que consiste en las etapas
de separación, liminalidad y reincorporación. En las culturas tradicionales, la
iniciación de cada una de estas etapas se señala mediante una ceremonia.
En la etapa de la separación, las personas se apartan de su rol o su status
familiar y de su posición en el medio en que viven y entran en un mundo social
no familiar, en el cual la mayor parte de los modos de manejarse en la vida
que antes se daban por sentados quedan suspendidos: un espacio liminal. Este
*Esta es una versión revisada de una presentación hecha por los autores
durante el Congreso de Terapia Familiar Australiana realizado en Melbourne en
1985. Algunas notas relacionadas con esta presentación fueron publicadas
originalmente en las actas del congreso (White y Epston, 1985).
Publicado en el Dulwich Centre Newsletter, n° 4, 1990.
203
espacio liminal, que co4stituye la segunda etapa de un rito de pasaje se sitúa
en el medio de mundos conocidos y se caracteriza por las experiencias de
desorganización y confusión, por un espíritu de exploración y por una profunda
sensación de posibilidad. La tercera etapa, la de la reincorporación concluye
con el rito de pasaje y ayuda a las personas a resituarse en el orden social de
su mundo familiar, pero en una posición diferente. La característica de esta
nueva posición es que aparece acompañada de nuevos roles, nuevas
responsabilidades y nuevas libertades. Tradicionalmente, la llegada a este
punto se proclama mediante declaraciones que afirman que la persona logró
pasar con éxitos por la transición y el reconocimiento comunal legitima esa
nuevaposición.
El rito de pasaje y la terapia
Hemos observado que esta metáfora del rito de pasaje brinda un mapa útil
para que los terapeutas se orienten en el proceso de la terapia. Y además
ayuda a aquellas personas que buscan la ayuda terapéutica a transitar de una
situación problemática a una sin problemas (Epston, 1985, 1987).
Basándonos en una interpretación personal de esta metáfora, hemos
estructurado una terapia que alienta a las personas a encarar el pasaje de
novicios a veteranos, de pacientes a asesores. Antes que establecer una
dependencia del "conocimiento experto del terapeuta", esta terapia capacita a
las personas a alcanzar un punto desde el cual pueden recurrir a cierto
conocimiento alternativo y "especial" que resucitó o fue generado durante la
terapia.
El terapeuta puede invocar la etapa de "separación" mediante diferentes
intervenciones, incluso aquellas que alientan a la persona a apartarse de sus
problemas mediante discursos de externalización de tales problemas. (White,
1989). Este proceso aparta a las personas de ciertos conceptos familiares que
daban por sentados los problemas y los discursos internalizantes dominantes
que guían sus vidas. Esto inicia la experiencia de liminalidad.
En este espacio liminal surgen las nuevas posibilidades que pueden explorarse
y puede resucitar o generarse el conocimiento alternativo. Además, en esta
etapa liminal los mundos de las personas se subjuntivizan. Al referirse a la
etapa liminal del rito de pasaje, Turner (1986) dice:
A veces, al referirme a la fase liminal, digo que es la etapa que está
predominantemente en el mundo subjuntivo de la cultura, el modo del quizás,
del si fuera, del como si, de las hipótesis, de la fantasía, de las conjeturas, los
deseos, y como ese modo depende de la trinidad de la cognición, el afecto y la
voluntad es situacionalmente dominante (pág. 42).
204
Creemos que los terapeutas pueden medir mejor hasta qué punto es posible
participar en la etapa liminal, cuanto menos se preocupen por la cantidad de
tiempo insumido y cuanto más se sumerjan en una sensación de "comunidad"
con las personas que se les acercan en busca de ayuda terapéutica. Este
sentido de comunidad fue muy bien expresado por Turner (1967):
Este grupo liminal es una comunidad, o una comunidad de camaradas y no
una estructura de posiciones dispuestas jerárquicamente. Esta camaradería
trasciende las distinciones de rango, edad, parentesco y, en ciertos cultos,
hasta de sexo (pág. 100).
La etapa final, l a de reincorporación lleva ala finalización de la terapia. En ella
queda autenticado el conocimiento alternativo que resucita o se genera
durante la terapia. A través de esta etapa de reincorporación, las nuevas
posibilidades pueden hacerse realidad.
La metáfora de la "terminación como pérdida"
Creemos que en el proceso transformador llamado terapia, lo que
mencionamos como la etapa de reincorporación es el aspecto que se ha
definido menos satisfactoriamente. Suponemos que esto tiene que ver con el
hecho de que la metáfora de la "terminación como pérdida" ha dominado la
bibliografía dedicada a esta etapa de la terapia.
El predominio de la metáfora de la terminación como pérdida se ha establecido
como premisa de una particular orientación terapéutica. Es una orientación
que da más importancia al micromundo terapéutico que a los demás y que
representa la etapa final de la terapia como una fase dominada por la pérdida
de ese micromundo y de sus relaciones centrales y supuestamente
fundamentales, una fase dominada también por la necesidad de lograr un
ajuste para que el paciente pueda "seguir adelante solo".
Consideramos que esta orientación terapéutica (que construye un escenario
privado y completamente separado para las vidas de las personas) se basa a
su vez en ciertos conceptos y ciertas prácticas culturales.
Tales premisas y prácticas incluyen la idea individualizante dominante de la
personalidad que existe en la cultura occidental, el concepto esencialista del sí
mismo, la idea de que la persona es la fuente de toda significación y las
prácticas modernas de la objetivación de las personas y de sus cuerpos, todos
conceptos comunes a las "disciplinas" (Foucault, 1973). 205
Geertz (1976) tiene algo que decir respecto de esta especificidad cultural de la
concepción individualizante:
La concepción occidental de la persona como un universo cognitivo único,
limitado, un centro dinámico de conciencia, emoción, juicio y acción
organizado dentro de un todo distintivo es, aunque nos parezca incorregible,
una idea bastante peculiar dentro del concepto de las culturas del mundo (pág.
225).
Aquellas terapias, basadas en estas concepciones y prácticas culturales suelen
llamarse "terapias de aislamiento".
La metáfora de la "reincorporación"
Encontraste con las prácticas basadas en la metáfora de la terminación como
pérdida, la metáfora de la reincorporación, representaría la etapa foral de la
terapia, una etapa que se centra en la reinserción de la persona en un
mundo social familiar y que promueve la incorporación de los demás a la
celebración y el reconocimiento de que la persona llegó a un destino o a un
status mejor que el anterior. Podemos llamar a estas terapias basadas en tales
prácticas, "terapias de inclusión.
No obstante, a pesar de las posibilidades que implica la metáfora de
reincorporación, las prácticas terapéuticas basadas en ella han debido sortear
algunos obstáculos. Por ejemplo, Kobak y Waters (1984) que
también estudiaron la metáfora del rito de pasaje, señalan las dificultades
prácticas que presenta el intento de vincular el micromundo de la terapia con
el mundo exterior:
Sin embargo, en relación con su contraparte tribal más primitiva (sic) el
terapeuta familiar que trabaja con un públicamente reconocido rito de pasaje,
se encuentra en una relativa desventaja para lograr un cambio de segundo
orden de largo alcance. La desventaja más evidente es que el terapeuta
familiar no cuenta con los lazos comunitarios de la familia ni permanece en
contacto con las normas de la comunidad que fortalecen los cambios que se
producen durante el rito de pasaje, una vez que los participantes regresan a su
vida corriente... Esa participación de la comunidad en el proceso de cambio
ayuda a estabilizar los cambios de segundo orden que se dan durante los ritos
liminales. Al obrar sin conocer las normas de la comunidad, el terapeuta
familiar puede producir un cambio liminal que no se sostendrá en la fase de
reincorporación. Una visión evolutiva de los problemas familiares puede
ayudar al terapeuta, pero aún así, el relativo aislamiento que sufre éste
respecto de la comunidad de la familia continúa siendo un problema. Se han
estudiado algunas soluciones potenciales a este dilema que consistiría en
incorporar la "red" familiar o, de un modo menos amplio, activar el sistema de
parentesco familiar. De todos modos, la analogía del rito de pasaje sugiere que
es necesario investigar más la cuestión (pág. 99).
Durante varios años estuvimos experimentando las distintas formas de superar
este tipo de obstáculos. La respuesta que recibimos a tales intentos nos
convencieron de que:
a) la metáfora del rito de pasaje es la más adecuada y que también es
apropiado considerar la etapa de reincorporación como la fase concluyente de
la terapia.
b) no es conveniente poner el acento en la metáfora de la "terminación como
pérdida" en esa etapa de la terapia.
Puesto que preferimos considerar la etapa final de la terapia como una
reincorporación, tenemos motivos para celebrar junto con las personas que
decidieron buscar la ayuda terapéutica, en lugar de sentir conmiseración.
Además decidimos oponernos a la concepción de la terapia como un espacio
social exclusivo y esotérico y una fase individual, necesariamente limitada por
reglas de privacidad y exclusión.
Hemos ayudado a las personas a explorar los diferentes caminos y los
diferentes medios mediante los cuales es posible contradecir las prácticas
basadas en esta concepción y oponerse a las limitaciones que impone esa
privacidad. Además, participamos con las personas en la comunicación y
publicación de los conocimientos alternativos preferibles que resucitaron o se
ganaron durante la terapia. Nos unimos a las personas en la tarea de
identificar y reclutar un auditorio que asistiera a la aparición de tales
conocimientos alternativos. Y trabajamos con ellas para lograr documentar
esos conocimientos en forma de discursos populares.
Al revisar nuestro estudio de las prácticas de reincorporación, clasificamos los
diferentes enfoques considerados útiles por los pacientes. Todos ellos incluyen
la identificación y el reclutamiento de un público capaz de autenticar el cambio
y legitimar el conocimiento alternativo. Tales enfoques incluyen:
1) la celebración, la entrega de premios y certificados a cargo de personas
significativas para el paciente, que incluyen a aquellas que no participaron de
la terapia (White, 1986);
2) la importancia de dar a conocerlas "novedades", a fin de comunicar a las
personas significativas para el paciente que éste llegó a un nuevo status; 3)
declaraciones personales y cartas de referencia y
4) permitir que las personas se conviertan en asesores, en un sentido formal,
en lo referente a esos conocimientos que les permitieron liberar sus vidas y a
los conocimientos alternativos y preferibles sobre sus vidas y sus relaciones.
Ya tratamos los tres primeros aspectos mencionados aquí en Literate Means to
Therapeutic Ends (White/Epston, Epston/White, 1989). En este capítulo nos
limitaremos a analizar el cuarto y presentaremos un protocolo sobre aquello
que hemos llamado "asesorar al asesor".
206
207
Asesorar al asesor
Cuando se trata a los pacientes como asesores de sí mismos, de otros
pacientes y del terapeuta, ellos se sienten con mayor autoridad sobre sus
propias vidas, sobre sus problemas y sobre la solución a tales problemas. Esa
autoridad adquiere la forma de un conocimiento experto que se registra en un
medio popular a fin de hacerlo accesible al propio asesor, al terapeuta y otros
potenciales pacientes.
De este modo se logra rechazar la desigualdad que implican conceptos tales
como "el terapeuta es el que ayuda" y "el paciente recibe ayuda". Se equilibra
así el regalo que da la terapia con el regalo que da el asesor. Esta reciprocidad
es de vital importancia para reducir el sentimiento de estar en deuda y
reemplazarlo por una sensación de intercambio justo. En The Gift, Mauss
(1954) señala elocuentemente las implicancias fortuitas inherentes a esta
desigualdad:
Aceptar sin devolver por lo menos algo equivalente o algo mayor es afrontar la
subordinación, convertirse en un paciente y en un servidor... recibir algo es
peligroso, no solamente porque hacerlo es ilícito, sino también porque ese algo
que se recibe proviene moral, física y espiritualmente de alguien.
Protocolo
La terapia concluye con una invitación a las personas a asistir a una reunión
especial con el terapeuta, a fin de documentar en ella los conocimientos que
resucitaron o se generaron dentro de la terapia. Tales conocimientos incluirán
aquellos alternativos y preferibles sobre sí mismo, sobre los demás y sobre sus
relaciones y aquellos conocimientos referentes a las soluciones del problema
que permitieron que las personas liberaran sus vidas.
Se les dice a los pacientes que deben prestar especial atención a la cuestión
de cómo llegaron a obtener tales conocimientos, y cómo hicieron que,esos
conocimientos obraran" a favor de ellos. También se les comunica que más
adelante se los incitará a que relaten históricamente la lucha que debieron
entablar con sus problemas y los descubrimientos que les permitieron liberar
sus vidas. Todo esto sirve para poner el acento en esos conocimientos, para
hacer notar que son significativos y que se garantizará que queden
preservados mediante la documentación.
Pueden utilizarse varios medios a fin de sustanciar y documentar tales
conocimientos. Las personas pueden elegir entre varias formas diferentes que
incluyen las cintas de video, las cintas de audio, los relatos autobiográficos, los
diarios íntimos, la transcripción de entrevistas, etc.
Si las personas se muestran preocupadas porque consideran que les será difícil
recordar los detalles relevantes, el terapeuta puede suministarles de
antemano un conjunto de preguntas orientadoras. Estas generalmente ayu dan
a las personas a prepararse para la entrevista de "asesorar a su asesor".
Después de convenir la fecha y hora de la entrevista, el terapeuta expone un
prólogo que orientará más aún al paciente en su objetivo. Durante este
prólogo, el terapeuta sugiere que habrá futuras audiciones y se refiere
explícitamente a ellas. Luego les pide a las personas que relaten la transición
que experimentaron para pasar de la situación problemática a la situación de
resolución y les hace preguntas que los alientan a identificar los sucesos
significativos y los pasos que fueron dando en forma de secuencia temporal.
Alternativamente el terapeuta puede narrar su propia versión de la transición e
incitar a las personas a comentarla, a elaborar algo nuevo partiendo de ella, a
hacerle modificaciones y a incorporar sus propias reflexiones a fin de dar vida
dramática al relato.
Como ejemplo, en los siguientes párrafos presentamos una pequeña muestra
del tipo de preguntas que nos resultaron útiles para alentar a las personas a
articular esos conocimientos. Los lectores notarán que estas preguntas fueron
elaboradas con una gramática de participación, antes que de pasividad y
determinismo. Al responder a estas preguntas, las personas se sienten en
posición de agentes. Es decir, la sensación de poder desempeñar un papel
activo en la tarea de dar forma a la propia vida, la sensación de poseer la
capacidad de influir en el desarrollo de la propia vida hasta el punto de
provocar resultados elegidos.
Alentar a las personas a responder preguntas realizadas con una gramática de
participación -o como diría Douglas (1982), en la "voz activa"-contrarresta
efectivamente la tendencia a asignar únicamente a las acciones del terapeuta
importancia crítica en la aparición de soluciones; además es esencial para que
el paciente construya el autoconocimiento. Para citar a Harre (1983):
El autoconocimiento exige la identificación de un "yo" activo y conocedor que
actúe dentro de las jerarquías de las razones. De ello se sigue que este tipo de
autoconocimiento constituye -o por lo menos da paso a la posibilidad de- la
autobiografía (pág. 260).
Hemos agrupado las preguntas de acuerdo con varias categorías. La mayor
parte de tales categorías ya fueron discutidas en otra parte (por ejemplo,
White, 1988 a) y son una buena ayuda para organizar este trabajo. Tales
categorías no deberían limitar la imaginación del lector ni interferir con
208
209
la expresión de sus propias experiencias. Debido a consideraciones de espacio,
las preguntas fueron redactadas en su forma más compleja. No obstante,
pueden modificarse fácilmente de acuerdo con los antecedentes y la edad de
los pacientes.
Preguntas orientadoras
Estas preguntas preparan a las personas para la entrevista de "asesorar al
asesor" y los llevan a advertir la importancia de:
• comprender los pasos que dio la persona para alcanzar los conocimientos
que la llevaron a la solución, para que pueda ver más claramente las bases
que le permitirán en el futuro resolver otros problemas que se le presenten en
la vida.
• establecer detalladamente qué recursos personales y qué conocimientos
estuvieron en la base de las soluciones y permitieron que éstas se dieran. -
hacer conocer estos descubrimientos y estos conocimientos a otras personas
que se encuentran en un aprieto semejante.
Al revisar las habilidades que le permitieron resolver los problemas, ¿de cuáles
cree que dependerá usted más en el futuro? ¿Cree que le sería útil mantener
vivo el conocimiento de tales habilidades? ¿Cómo se le ocurre que podría
mantenerlo vivo?
Supongamos que usted decide mantener vivo este know-how de cómo echar a
un lado los problemas de su vida. Si en algún momento futuro usted necesitara
"elegir una página de su propio libro", ¿qué consejo le gustaría escribir en él?
Comprender los pasos que usted dio para resolver el problema es la mitad de
la historia. Si usted pudiera comprender cómo hizo para que este enfoque
funcionara a favor suyo, entendería la otra mitad. ¿Cuáles son las cualidades
personales y de relación que resultaron esenciales para que usted lograra lo
que logró?
Imaginemos que yo mantuviera una entrevista con una persona o una familia
que experimentara un problema como el que tuvo usted. Por lo que usted
sabe, ¿qué consejo cree que le daría yo a esa persona o a esa familia?
Supongamos que alguien considerara que usted es un veterano en este tipo de
problemas que logró liberar su vida de ese problema. Si esa persona quisiera
consultarlo y pedirle que lo asesore, ¿como podría usted ayudarla?
La mayor parte de lo que saben los terapeutas y que les resulta útil procede
del aprendizaje que hicieron trabajando con personas que se les acercaron en
busca de ayuda. ¿Está usted preparado para apoyar los esfuerzos que yo haga
para preservar conocimientos sobre cómo resolver problemas, para que éstos
puedan servirles a otras personas en el futuro?
Preguntas referentes a la versión personal
Las preguntas referentes a la versión personal y única que las personas tienen
del proceso de curación las alienta a:
• desarrollar un relato de la naturaleza de los conocimientos conducentes a
una solución que posee, ese know-how tan duramente obtenido e
• identificar los pasos que dieron para alcanzar esos conocimientos que les
permitieron solucionar el problema, a medida que se fueron dando en el
tiempo.
Articular y mencionar tales conocimientos ayuda a que estos sobrevivan y
sean accesibles; además, tener la experiencia de la evolución de un desarrollo
preferible de la propia vida, a través de la historia personal, es vital para
adquirir un sentimiento positivo del futuro.
Muy bien, usted me ha hecho un resumen de lo que hizo. Sin embargo, ha sido
un relato bastante general, y yo quisiera que me dé algunos detalles
específicos ¿Está usted preparado para darme una descripción paso a paso de
cómo llego a la solución?
Entonces, ¿qué fue lo que produjo este gran logro? Cuénteme cómo se preparó
para lograrlo. ¿Qué consejos se dio a sí mismo? ¿Cuál considera usted que fue
el primer paso? ¿Alguna otra persona advirtió esto? Y si lo hizo, ¿qué papel
desempeñó?
Ahora tengo cierta idea de lo que hizo usted a favor de sí mismo. Pero tengo
mis dudas de que esto haya sido algo que sencillamente le cayó del cielo.
¿Sobre qué se basó el enfoque y cómo lo desarrolló usted?
¿Qué puede contarme usted de su historia personal que pueda ayudarme a
comprender cómo se desarrollaron sus habilidades para resolver el problema?
¿Qué aspecto de su vida pasada podría haber contemplado yo que me
permitiera imaginar que usted sería capaz de liberarse de su problema de la
manera espectacular en que lo hizo?
Preguntas referentes a la redescripción personal
Estas preguntas alientan a las personas a reflexionar sobre los conocimientos
alternativos de sí mismos, de los demás y de sus relaciones que resucitaron o
se generaron durante la terapia. Mediante estas preguntas se le llama la
atención al paciente sobre las conclusiones a las que llegó, sobre las
realizaciones hechas y sobre la capacidad y habilidad que tienen las personas
y las relaciones y sobre cómo esa capacidad y esas habilidades se reflejaron
en el conocimiento conducente a la solución que empleó para enfrentar los
problemas.
210
Dentro de lo posible, estas preguntas tratan de hacer una historia de esos
conocimientos alternativos.
Cuando usted revisa mentalmente las entrevistas que mantuvimos, ¿qué
aspectos le resultaron particularmente reveladores sobre quién es usted como
persona y sobre sus cualidades para mantener relaciones con los demás?
Durante el tiempo que hemos mantenido nuestras reuniones, ¿qué le hizo
comprender más claramente quién es usted y cómo prefiere relacionarse con
los demás? ¿Qué sabe usted ahora sobre el tipo de vida que más se adapta a
la clase de persona que es usted y sobre el que se adapta menos?
Analicemos los pasos que usted dio para lograr un cambio tan notable, ¿qué
cualidades personales y de relación supone que le permitieron ver todo más
claro? ¿qué cualidades personales y qué habilidades para relacionarse con los
demás fueron las que más lo ayudaron a dar esos pasos?
Esos logros, ¿qué ilustran de su vida y de su capacidad de relacionarse que a
usted le parezca importante saber?
¿Qué diría usted de una persona que obtuvo los logros que usted obtuvo al
oponerse a la influencia que los problemas ejercían en su vida?
Después de haber sido testigo de las acciones que usted mismo realizó, ¿qué
conclusiones saca de sí mismo y de sus relaciones con los demás (conclusiones
a las que antes usted no podía llegar)? ¿Qué sabe usted ahora de sí mismo que
de otro modo nunca hubiera sabido?
De todas aquellas personas que conocieron su pasado, ¿quién cree que tiene
más probabilidades de llegar a las mismas conclusiones a las que llegó usted?
¿Qué podrían haber observado esas personas en usted cuando era más joven,
que ya los podría haber hecho suponer lo que usted lograría?
¿Qué le dicen estos logros sobre la clase de persona que es usted que
considera importante saber? ¿Es usted la primera persona que supo esto o
algunas personas supieron esto de usted en el pasado? ¿Si hubo otros que lo
supieron, ¿qué les dijo de usted ese descubrimiento?
Preguntas sobre las posibilidades personales
Estas preguntas alientan a las personas a especular sobre las muchas opciones
y posibilidades que tiene una vida futura reconocible. Además, promueven un
análisis sobre los nuevos destinos futuros posibles y sobre los pasos
específicos que deberían darse para alcanzarlos. En general, estas son
preguntas orientadas hacia el futuro, son preguntas profundamente marcadas
por una "orientación al futuro que permite mirar el presente desde un ángulo
futuro—,.
Las preguntas orientadas a un futuro (desde el cual pueda echarse una mirada
al presente como pasado) le exigen a las personas imaginarse a sí mismas
llegando a un destino valioso de la vida y desde allí mirar el presente
para determinar qué pasos de los que están dando son los más relevantes o
importantes para alcanzar ese destino y determinar, también, cuales deberán
ser los pasos siguientes más convenientes para llegar.
Al saber lo que ya sabe ahora sobre sí mismo y su forma preferida de vivir,
¿cómo cree que este nuevo conocimiento afectará sus próximos pasos? ¿Cómo
cree que influirá en su forma de sentir el hecho de verse a sí mismo dando
estos nuevos pasos? ¿Y cómo cree que influirá todo esto en la imagen que
usted tiene de sí mismo como persona?
¿Le molesta que especulemos sobre las nuevas posibilidades que traerán
consigo estas nuevas realizaciones?
Me he dado cuenta de que aquí tenemos una historia diferente, en algunos
sentidos, de la que usted tenía anteriormente o al menos de la que usted creía
que tenía. ¿Le molestaría que le haga algunas preguntas sobre la clase de
futuro que esta nueva historia puede traer consigo? ¿Hasta qué punto este
nuevo futuro será diferente del futuro que le habría deparado su pasado?
Quisiera que imagine que usted se ha adelantado en el camino de la vida, que
ha llegado a cierto destino valioso y que desde allí mira hacia atrás y ve este
presente. Teniendo a su favor el beneficio de poder ver desde el futuro,
¿cuáles parecen ser los pasos más significativos que está dando usted en este
momento? ¿Y hacia qué otros pasos subsiguientes lo están guiando?
Desde ese ventajoso punto de vista futuro, ¿qué nuevas direcciones parece
posible tomar gracias a los descubrimientos recientes que usted hizo sobre sí
mismo? ¿Esas realizaciones y conclusiones le permiten intervenir en su futuro?
¿Y cómo?
Preguntas de circulación
Estas preguntas ayudan a las personas a identificar y reclutar un público
apropiado para hacerle conocer la aparición de los conocimientos conducentes
a la solución y de los conocimientos alternativos sobre la propia vida y las
relaciones personales. Ese auditorio desempeña un papel muy significativo en
el sentido de que autentica las nuevas declaraciones que acompañan a tales
conocimientos.
Este es el momento en el cual el terapeuta puede evaluar hasta qué punto el
paciente está preparado para hacer que esos conocimientos sean accesibles a
otras personas que puedan estar experimentando problemas similares y puede
determinar las condiciones en las que ese material puede hacerse accesible a
tales personas.
Ahora que usted alcanzó este punto de la vida, ¿quién más puede saberlo?
¿Qué diferencia cree que puede marcar este conocimiento en la actitud que
esa persona tenga hacia usted? ¿Cuál supone que sería la mejor forma de
presentarle estas novedades?
212
213
¿Cree usted que puede resultar útil informarle a otras personas estas
realizaciones? Si cree que sí, ¿cómo le parece que podría despertar mejor su
interés? ¿Qué es lo más importante que deberían saber?
Puesto que es importante comunicarle a otras personas todo esto, ¿qué podría
darle a esas personas una razonable familiaridad con las nuevas realizaciones
y las nuevas conclusiones a las que usted llegó recientemente? Supongo que
hay una buena cantidad de personas que tienen de usted una imagen como
persona bastante atrasada. ¿Qué ideas tiene de lo que convendría hacer para
ponerlos al día, para que ellos tengan una visión más actualizada de cómo es
usted hoy?
¿Le parece conveniente dejar que los demás sostengan la ilusión de que todo
sigue siendo igual en su vida? Si piensa que no, ¿cómo podría combinar con
esas personas para que ellas se le unan en una celebración destinada a
festejar los logros alcanzados?
Si otras personas buscan ayuda terapéutica por las mismas razones por las
que lo hizo usted, ¿puedo compartir con ellas algunos de los importantes
descubrimientos que hizo usted? Si me lo permite, ¿hasta qué punto puedo
darlos a conocer y en qué circunstancias?
a aquellas personas cuyos documentos se les presentaron, alienta a esos
participantes a apreciar de manera más completa y respetar la naturaleza de
su posición privilegiada. Esta es una posición en la cual los participantes se
convierten en confidentes de las vidas y las relaciones de aquellas personas
que estuvieran dispuestas a contribuir al desarrollo del "conocimiento
terapéutico". Además, el hecho de registrar las respuestas compromete más
acabadamente a los participantes en la comprensión de las experiencias de
aquellas personas y disminuye aquellas respuestas que son el resultado de
una posición de desapego que con tanta frecuencia adoptan quienes participan
de los contextos de enseñanza.
Invariablemente, las personas se muestran entusiastas ante la idea de recibir
la retroalimentación de otras en relación 1 con sus producciones terapéuticas.
A veces, esta retroalimentación provoca correspondencias subsiguientes y
productivas entre los primeros pacientes y los otros que están experimentando
problemas similares, o entre los primeros pacientes y los participantes de
talleres cuando estos participantes dirigen sus comentarios a algún caso
concreto.
Posesión y empleo de los documentos
Conclusión
Admitimos que las producciones terapéuticas son una coproducción, pero
consideramos que las personas que se nos acercaron en busca de ayuda
terapéutica son los socios principales de la posesión de esta propiedad. Por lo
tanto, esas personas tiene el derecho de veto en lo referente al empleo de
cualquiera de los documentos (incluso de las cintas de video) producidos
durante las consultas.
Les informamos a las personas que esos documentos, a los que llamamos
archivos, se consideran algo que el terapeuta toma en préstamo con
propósitos específicos y por períodos de tiempo específicos y que el paciente
puede retractarse de ese préstamo en cualquier momento. A pesar de esto,
muchas personas prefieren entregarle el material al terapeuta para que él lo
utilice a su buen saber y entender.
El terapeuta puede sugerirles a las personas que consulten periódicamente los
conocimientos expresados en sus propios documentos o pedirles que permitan
que esos documentos sean vistos o escuchados con discreción por otras
personas que estén experimentando problemas semejantes o que sean
utilizados con propósitos de enseñanza, tomando el compromiso de registrar y
permitirles consultar las respuestas de esas otras personas.
El hecho de registrar las respuestas de quienes participan en contextos de
enseñanza, con el objetivo explícito de suministrar una retroalimentación
En este capítulo describimos un proceso que hemos dado en llamar una
"arqueología de la terapia". En este proceso, los conocimientos que resucitaron
o se generaron en el contexto terapéutico, la historia de dichos conocimientos
y las condiciones que hicieron posible su producción aparecen subrayados. Las
personas se transforman en creadoras de conocimientos y los creadores de
conocimientos llegan a ser personas reconocibles. Además, en este proceso se
autentican tanto la capacidad de crear conocimientos como la posibilidad de
tener acceso a esos conocimientos.
Todo esto alienta a las personas a desplegar esos conocimientos de un modo
más experto, aumenta su autoridad en las cuestiones que les interesan, y
disminuye la dependencia del "conocimiento experto del terapeuta". Estamos
convencidos de que tales conocimientos personales del paciente pueden ser
más viables, duraderos y eficaces que el conocimiento experto "venido desde
afuera" que, con frecuencia, le resta capacidad al paciente y en ciertas
circunstancias, produce un efecto que deja atónito al paciente.
Notas
1. Al oponernos a este modo de privilegiar el micromundo terapéutico, no
estamos proponiendo que todos los aspectos de la terapia se desarrollen en un
terreno público.
214
215
Creemos que las persona% deberían tener acceso a un sitio privado en el cual
puedan sentirse seguras y a salva, y donde se respeten sus deseos de
confidencialidad. Sin embargo, consideramos qqe es inapropiado colocar este
mundo por encima de los demás, pues creemos que todos los conocimientos
que surjan de la terapia que sean conocimientos preferidos por las personas,
deben contar con un espacio disponible que les permita circular. Preferimos la
interpretación que supone que las etapas finales de la terapia son nuevos
comienzos.
2. En Confession: Studies in deviance in religion (1982), Turner y Hepworth
distinguen dos clases principales de ritos: los que incluyen a las personas
dentro de grupos sociales y los que las excluyen de esos grupos.
3. En la traducción del texto de van Gennep preferimos el término
"reincorporación", al de "reagregación".
4. Esto también puede interpretarse como la experiencia de las preguntas
sobre la experiencia (White 1988 b). Por ejemplo, "¿Cómo pudo (una persona
históricamente significativa)... advertir lo que le hizo notar que usted sería
capaz de lograr lo que logró en el momento preciso?" Daphne Hewson (1990)
propone preguntas muy parecidas desde una perspectiva psicológica
cognitiva-social.
5. Otros terapeutas, incluso algunos enrolados en otras corrientes, han
coincidido en que las preguntas de este tipo son particularmente útiles. Por
ejemplo, Daphne Hewson llega a esa conclusión partiendo de una orientación
psicológica cognitiva social.
van Gennep, A. 1960, The Rite of Passage. Chicago: Chicago University Press.
White, M., 1986, "Awards and their contribution to change". Dulwich Centre
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Dulwich Centre Newsletter, invierno. (Reimpreso en White, M. 1989: Selected
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White, M. 1989, Selected Papers; Adelaide, Dulwich Centre Publications.
White, M. 1989, "The externalizing of the problem and the re-authoring of lives
and relationships". Dulwich Centre Newsletter, verano (Reimpreso en White, M,
1989, Selected Papers; Adelaida, Dulwich Centre Publications).
White M. y Epston, D. 1985, "Consulting your consultants consultante. En
Chable y otros (comps.), The Proceedings of the Sixth Australian Family
Therapy Conference. Melbourne, V.A.F.T.
White, M. y Epston, D. 1989, Literate Means to Therapeutic Ends. Adelaida,
Dulwich Centre Publications. (Reimpreso en 1990 por W.W. Norton and Co. con
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(Reimpreso en Epston, D. 1989, Collected Papers, Adelaida, Dulwich
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16-17. Centre
Means to Therapeutic Ends. Adelaida, Dulwich en 1990 por W.W. Norton and
Co. con el título Ends).
Clinic: An archaeology of medical perception,
216
Más allá del conocimiento del experto Entrevista con Michael White*
Andrew Wood
Michael White es un terapeuta familiar internacionalmente renombrado que
trabaja en el Dulwich Centre de Sud Australia. En esta entrevista White analiza
sus ideas y experiencias que abarcan una amplia esfera de temas, desde el
proceso de "reescritura" al intercambio de roles entre el terapeuta y los
pacientes durante la terapia, desde el equipo auxiliar de reflexión hasta la
formación del terapeuta y, por supuesto, el futuro de la terapia familiar.
Andrew Wood: Cuando almorzamos juntos la semana pasada, me interesó
enterarme de que usted trabajó alguna vez de empleado de oficina y que
además le encantaba el surf. ¿Cuál fue el camino que lo llevó a la terapia
familiar?
Michael W.: Alrededor de 1967 comencé a trabajar como empleado en lo que
entonces era el Departamento de Bienestar Social. En esa época aquel era uno
de los pocos lugares en los que uno podía trabajar y al mismo tiempo estudiar
asistencia social. Antes, durante un breve período trabajé como diseñador en
una empresa de ingeniería eléctrica.
Andrew W.: Todo eso parece bastante alejado del lugar donde terminó usted.
Michael W.: Me formé como diseñador de electricidad y mecánica porque
cuando estaba en la escuela fui a ver a un asesor vocacional. Es lo que solía
hacerse en aquella época. El asesor me dijo que yo necesitaba hacer algo con
las manos, además de utilizar mi cabeza. Los tests indicaron que yo me
adaptaba al campo de la ingeniería, a pesar de que nunca me había interesado
en esas cuestiones. Por entonces yo no tenía ideas muy claras sobre lo que
deseaba hacer, de modo que antes de advertirlo me encontré trabajando y
estudiando en un campo que sentía por completo ajeno a mí. Así que lo dejé.
Andrew W.: Entonces, ¿por qué la asistencia social?
Michael W.: Creo que comencé mi formación en el campo social en 1967 y
hubo varios factores que impulsaron esa decisión, algunos de ellos fortuitos.
En el espacio que tenemos para esta entrevista no podría detallarlos todos. Lo
cierto es que yo estaba interesado en trabajar con las personas. Esto me atraía
mucho más que trabajar con máquinas. Y recuerdo que la idea de ser
consejero me atrajo particularmente.
Andrew W.: La primera vez que oí hablar de usted fue cuando yo estudiaba
asistencia social y nos mostraron una película en la que usted
* Publicado originalmente en el A. N. Z. J. Fam. Ther., vol. 12, n° 4, 1991.
219
había colaborado: "Ellos consideran que el mundo de una mujer es apenas
eso... y poco más" (South Australian Film Corporation, 1976). Hasta que vi ese
filme, el desarrollo comunitario y la acción social eran conceptos vagos para
mí.
Michael W.: Ese proyecto surgió de varios grupos de terapia familiar que
organicé en 1973 y 1974 en el hospital Hillcrest. Asistían a esos grupos
familias cuyos miembros eran o habían sido pacientes del hospital. Al finalizar
una de esas series de reuniones, las mujeres del grupo decidieron continuar
reuniéndose para apoyarse mutuamente y me preguntaron si yo podía
acompañarlas. Tomamos la decisión de realizar las reuniones en la comunidad
donde vivía la mayoría de esas mujeres: un barrio relativamente pobre carente
de algunos servicios esenciales. El director de la escuela primaria local se
mostró entusiasta con la vida y nos cedió un aula para que realizáramos las
reuniones.
Al principio el grupo depositó sus energías en ayudar a otras mujeres de la
comunidad que debía vérselas con mucho trabajo y privaciones,
particularmente madres que estaban solas a cargo de los hijos. Luego el grupo
continuó con la acción social como un medio de encauzar algunas de las
necesidades de la comunidad. Y se convirtió en un grupo muy militante y
comprometido. Por ejemplo, una vez interrumpieron el tránsito en una
carretera de mucha circulación frente a una escuela primaria a fin de lograr
que se tomaran medidas para hacer más seguro el cruce de los niños. Algunos
habían sufrido accidentes en ese lugar, pero las autoridades locales no habían
hecho nada. Las mujeres lograron que se estableciera una senda peatonal.
Durante cierto período de tiempo estuve activamente comprometido con este
grupo; a pedido de sus miembros colaboré en la planificación y en la
articulación de su filosofía. Eran reuniones muy espirituales en las que se
respiraba una atmósfera de generosidad y camaradería. Todos aprendimos
mucho y nos enseñamos mutuamente a reconocer las múltiples posibilidades
de trabajar por una existencia mejor y descubrimos hasta qué punto actuando
en conjunto, la gente puede aprovechar esas posibilidades.
Andrew W.: ¿Está usted de acuerdo con la crítica que generalmente se hace
desde el campo de la asistencia social en el sentido de que la terapia familiar
se centra demasiado en la familia y descuida la acción comunitaria y social?
Michael W.: Creo que honestamente puede decirse que la terapia familiar se
centró en la familia hasta tal punto que sus practicantes, a veces, se olvidaron
de las realidades políticas y sociales más amplias que enmarcan
la existencia de la familia. Sin embargo, conozco a muchos terapeutas
familiares que incluyen activamente esas cuestiones más amplias al trabajar
con las familias. Creo que el desarrollo de perspectivas "constructivistas"
más críticas y la decadencia de los modelos más "positivistas", están
promoviendo esta tendencia. Este comentario puede sorprender a algunos
lectores, pues muchos terapeutas de nuestra comunidad parecen confundir el
constructivismo con el relativismo o el nominalismo que, sin embargo no
tienen ninguna relación con él.
Andrew W.: En los últimos años se han hecho más frecuentes sus viajes
destinados a dictar cursos en el extranjero. ¿Qué experiencia le dejó la
transición entre enseñar en Australia y Nueva Zelanda y enseñar en el
extranjero?
Michael W.: Al principio esa transición me provocaba cierto desasosiego. Pero
luego me di cuenta de que organizar talleres en el exterior sólo era algo
diferente. Hay diferencias culturales en el tipo de respuesta del auditorio y, a
veces, me lleva algún tiempo situar esas respuestas dentro de los contextos
culturales. Por ejemplo, en algunos lugares es una práctica común que los
participantes coman y beban durante el desarrollo del taller; y me llevó cierto
tiempo adaptarme a un "mar de mandíbulas batientes" ¿Qué me decía eso de
mi trabajo? "Nada", me dije, salvo que los participantes estaban cómodos. En
otros lugares, los participantes permanecen en los intervalos sentados en sus
sillas charlando animadamente en lugar de ir a tomar un té. De modo que les
pedí a los terapeutas familiares locales que interpretaran ellos mismos ese
fenómeno y me lo explicaran.
Andrew W.: ¿Cómo ve usted la aceptación que han tenido sus ideas y su estilo
terapéutico en el exterior?
Michael W.: Parece que hay un gran interés por lo que digo y por mis ideas,
particularmente por aquellas relacionadas con la metáfora narrativa y aquellas
vinculadas con los campos de poder. Desde el punto de vista del "estilo
terapéutico" quizás el interés se dirija principalmente a aquellos enfoques
considerados más "colaboradores" y menos impuestos. Quisiera agregar que
no creo que mis ideas y prácticas estén completamente aisladas. Creo que
otros terapeutas se interesaron en mi trabajo en la medida en que éste se
adapta a sus propios valores y sus propias prácticas y les sirve de base para
desarrollarlos, aun cuando no los hayan articulado por completo.
Andrew W.: Dejando de lado los cursos que dicta en el Dulwich Centre,
¿enseña usted más en el exterior que en Australia y Nueva Zelanda?
Michael W.: Sí, probablemente en este momento sí.
Andrew W.: Esto me lleva a preguntarle ¿cómo definiría usted su situación
dentro del panorama de la terapia familiar australiana? Pareciera que en los
últimos años usted hubiera adoptado lo que se suele llamar un "perfil bajo".
Michael W.: Sí, creo que es así.
220
221
Andrew W.: ¿Se trata de una decisión consciente?
Michael: En gran medida sí. Después del Congreso de Melbourne de 1985,
decidí que, si era posible, prefería tener un "perfif bajo" dentro del panorama
de la terapia familiar australiana.
Andrew W:¿Yestá conforme con esa decisión?
Michael W.: Sí, fue lo más conveniente. Por entonces parecía que el hecho de
que yo fuera considerado, por los demás, como alguien que sostenía cierta
posición dentro del campo de la terapia familiar australiana y neocelandesa,
despertaba algunos sentimientos complejos en algunos terapeutas familiares.
Y yo no quería participar de semejante cuestión. Además, me parecía que la
atención que había concitado mi trabajo impedía que el trabajo de muchas
otras personas obtuviera el reconocimiento más amplio que merecía. Y creo
que ahora la situación ha cambiado mucho. Actualmente hay un
reconocimiento general mucho mayor de las contribuciones originales hechas
por muchos terapeutas familiares de Australia y de Nueva Zelanda.
Andrew W.: Esa decisión de mantener un perfil bajo dentro de la esfera de la
terapia familiar australiana y de su política, ¿tuvo de algún modo un aspecto
negativo?
Michael W.: En absoluto. Creo que fue algo completamente positivo. Y aun hoy
siento el gran entusiasmo de la gente por lo que hago y aprecio muchísimo ese
reconocimiento. Pero ese entusiasmo se ha extendido también al trabajo de
muchos otros y creo que así es como debe ser.
Andrew W.: Me interesaría hablar un poco de los cambios sufridos por su
posición teórica, particularmente durante la última década. Me parece que
aproximadamente la primera mitad de la década de 1980, se caracterizó por
aquella proposición de la metáfora terapéutica basada en gran medida en la
teoría cibernética y en las ideas de Bateson; mientras que en los últimos años
se advierte más claramente la influencia de las ideas sobre el texto y la teoría
narrativa.
Michael W.: Probablemente no haya un corte tan exacto. He experimentado
gran cantidad de cambios en mi manera de pensar, pero son cambios que en
su mayor parte no constituyen rupturas definitivas. Y algunas de las primeras
metáforas cibernéticas me parecen aun muy útiles para tratar a determinadas
familias. Por ejemplo, David Epston y yo estamos puliendo actualmente un
capítulo sobre los niños que tienen dificultades en la alimentación. En parte,
este trabajo se basa en la metáfora del "retroalimentación como restricción" y
es algo que ha cambiado muy poco durante los últimos diez años.
Me interesó mucho el concepto de Bateson de las "restricciones de
redundancia" e investigar cómo esas restricciones determinan lo que las
personas seleccionan de lo fortuito para poder sobrevivir, qué papel desem
peña en el modo en que las personas determinan qué sucesos o qué
experiencias adquieren significación y cómo conviene responder a ellos. Las
restricciones de redundancia de Bateson me abrieron las puertas a las
estructuras interpretativas y a la significación que, como sabemos, es la
esencia de la vida. La metáfora narrativa, ¿nos llevó tan lejos de estas
consideraciones, al proponer que nuestras vidas están constituidas por las
significaciones que le asignamos a la experiencia y por cómo la interpretamos
a través de las versiones (historias) que tenemos de nuestras vidas?
Seguramente la respuesta es que todo esto nos lleva a algún lugar diferente,
pero no creo que ese lugar esté netamente separado del anterior y
ciertamente en la práctica yo nunca los mantuve separados.
Andrew W.:¿ Qué significó para su pensamiento y para su trabajo la metáfora
narrativa?
Michael W.: Hace algunos años Cheryl White y David Epston me alentaron a
que considerara la metáfora narrativa como una estructura interpretativa que
podía serme útil en el trabajo que yo estaba realizando. Como respuesta a esa
sugestión, desarrollé una segunda descripción de todo un conjunto de
procesos terapéuticos. Por ejemplo, esto me permitió concebir la cuestión de la
"influencia relativa" desde un ángulo diferente. Aquellas preguntas que
alientan a los miembros de una familia a trazar el "mapa" de la influencia que
ejerce el problema en sus vidas me parecieron "desconstructivas", es decir,
permitían destruir esas versiones dominantes y empobrecedoras a través de
las cuales estaban viviendo las personas. Y al mismo tiempo, consideré
"constructivas" o promotoras de una "reescritura", aquellas preguntas que
invitaban a los miembros de la familia a trazar un "mapa" de la influencia que
ellos ejercían en la "vida" del problema.
Estas y otras reinterpretaciones que me provocó la consideración de la
metáfora narrativa, me permitieron avanzar más en la exploración y extender
los límites de este trabajo. En realidad me permitieron superar lo que yo antes
consideraba límites.
Andrew W.: La metáfora narrativa aplicada a la terapia me parece algo más
humano, más honesto.
Michael W.: Esta metáfora exige que el terapeuta desafíe sus certezas
establecidas. El terapeuta no puede saber de antemano qué es lo
"conveniente" para una persona; ni siquiera puede saber cómo debería ser la
familia una vez concluida la terapia. La metáfora narrativa se opone a las
prácticas totalizadoras. Alienta al terapeuta a adoptar una posición reflexiva en
relación con la constitución de las realidades terapéuticas. Y también lo alienta
a ayudar a aquellas personas que buscan el apoyo terapéutico a fin de adoptar
una posición similar en relación con sus propias vidas, así como para
222
223
comprometerse a reescribir sus vidas de acuerdo con una versión alternativa
de cómo podrían ser.
Desde mi punto de vista, este proceso de reelaboración se diferencia de la
técnica de reestructuración, en la cual el terapeuta tiene la responsabilidad de
desarrollar una versión nueva y mejor de la experiencia del paciente. En
cambio, este es un proceso que compromete activamente a todos los
miembros de la familia y al terapeuta en la tarea de "asignar significación",
además en este proceso hay un esfuerzo del terapeuta por señalar a los
miembros de la familia como los autores primarios de estas versiones
diferentes.
Andrew W.: ¿En qué direcciones apunta su indagación para continuar con la
metáfora narrativa?
Michael W.: Ciertamente estoy pensando continuar el desarrollo de la metáfora
narrativa. Aun hay mucho más por explorar. También me interesa trabajar más
con las contribuciones de teóricos críticos como Michel Foucault así como
estudiar el trabajo de varios teóricos literarios.
Me gusta pensar que tengo una perspectiva "constructivista crítica" o
"constitucionalista". Cuando pienso en la constitución de la vida de las
personas, supongo que si tuviera que limitar mi perspectiva a la metáfora
narrativa, me perdería gran parte del cuadro. Como ya lo dije en varias
publicaciones y siguiendo el pensamiento de Foucault y algunos otros, creo
que las construcciones "sobreviven" en los campos de poder. Me fue necesaria
esta consideración para poder emprender un análisis de los sucesos
atendiendo a las prácticas de poder, a las estructuras sociales, etc., y a la
historia de esas prácticas y del desarrollo de esas estructuras.
Por ejemplo, en cuanto a las prácticas de poder, no creo que sea una
casualidad que en nuestra cultura moderna, la mayor parte de las parejas, en
el momento de la separación mantengan interacciones altamente enfrentadas
respecto de la propiedad, la manutención, la custodia y el acceso a los hijos,
etc. Cada pareja no imagina por sí misma los bien conocidos movimientos y
contramovimientos de esas prácticas de agresión. Y no creo que esas prácticas
puedan reducirse a construcciones, aunque lo son en cuanto al know-how. En
cuanto a las ideas, en cambio, diría que el estudio de las ideas no me llevó a
inventar prácticas terapéuticas específicas. Creo que lo que genera esas
prácticas es el "tome y daca" de la interacción que mantienen el terapeuta y
las personas que buscan la ayuda terapéutica. Y en gran medida dependemos
de la- retroalimentación de esas personas para saber qué prácticas son útiles y
cuáles no. No obstante, creo que el estudio de las ideas contribuye a dar rigor
a nuestro pensamiento y nos ayuda a comprender más, a explorar los límites y
el alcance de tales prácticas.
Andrew W.: Puesto que gran parte de las dificultades que se les
presentan a los terapeutas familiares están relacionadas con estas prácticas
culturales, me llama la atención que los terapeutas familiares en su conjunto
digan muy poco de ellas.
Michael W.: Realmente creo que no decimos mucho. Y sin embargo hay mucho
por decir de esas prácticas culturales. Por ejemplo, el caso de los hombres que
tienen una conducta abusiva con la mujer y los niños. Estos hombres no tienen
solamente un problema de actitud, sino que, además, participan de un modo
particular de ser que incluye la sumisión de otras personas mediante varias
tecnologías de poder bien conocidas y bien establecidas, tales como la
vigilancia, la comparación, la incoherencia, el aislamiento, etcétera. De modo
que propongo que les prestemos más atención a esas prácticas que
acompañan determinados conocimientos de "las maneras de ser" de este
mundo.
Andrew W.: Respecto de su referencia al poder y el lugar que ocupa en el
pensamiento constructivista, me interesaría saber qué piensa del
constructivismo de Maturana. Tomando muchos elementos de la biología,
Maturana caracteriza los sistemas humanos como sistemas cerrados desde el
punto de vista de la información e internamente cercados. En un capítulo
reciente, Lyn Hoffman (1990) expresaba cierta disconformidad con esa imagen
de "caja negra" y sostenía que ese enfoque ignora el elemento interactivo que
existe en la construcción de la significación. ¿Qué opina usted?
Michael W.: No sé mucho de Maturana, de modo que no puedo opinar sobre su
posición. Con todo, no tengo dudas de que las personas pueden influirse
mutuamente y que en realidad lo hacen. De hecho, muchas personas se
especializan en influir a otras y aparentemente lo hacen muy bien. La historia
está plagada de ejemplos de personas que se dejaron influir para hacer cosas
que estaban "contra sus convicciones", contra lo que hubieran hecho "en
circunstancias normales". También parece completamente evidente que
existen enormes desigualdades estructurales en este mundo. Y esto equivale a
decir que hay personas que pueden hacerle a otras cosas que éstas no pueden
devolver y ello se debe a las desigualdades perpetuadas por esas estructuras.
Andrew W: ¿Y los terapeutas familiares hacen lo bastante para corregir tales
desigualdades?
Michael W.: Creo que algunos terapeutas familiares han comenzado a hacer
algo en ese sentido, particularmente en el campo del desequilibrio de poder
entre hombres y mujeres. También se le presta ahora mayor atención
a las desigualdades raciales, a las que provoca la pobreza y a otras cuestiones
de justicia social. Creo que en cierto sentido, la práctica de la terapia familiar
está cambiando y sé que Charles Waldegrave y el grupo de The Family
224
225
Centre, Lower Hutt, de Nueva Zelanda ha tenido mucho que ver con esto. Sin
embargo queda muchísimo por hacer en el sentido de agudizar nuestra
conciencia en tales cuestiones.
Andrew W.: Quisiera volver sobre la cuestión de la narrativa y la "reescritura" y
saber cómo influyeron esas ideas en su práctica con las familias. ¿Podría
contarnos de manera más específica de qué modo participa con las familias
durante la terapia?
Michael W.: Una práctica que ha llegado a ser muy importante para mí es
incitar a las personas a interrogarme sobre la entrevista misma. Por ejemplo,
les pregunto si alguna de mis explicaciones o alguna de mis preguntas no fue
suficientemente clara, o si algo de lo que yo dije les provocó incertidumbre o
confusión en cuanto a mi objetivo, etc. Luego aliento a las personas a que me
formulen preguntas sobre todo esto a fin de que yo pueda tener una
participación más transparente. Mis respuestas nunca suponen una "verdad"
teórica, sino que siempre se refieren a cómo creo yo que la expresión de mi
experiencia personal, mi imaginación y mis declaraciones de intención dieron
forma a mis preguntas y comentarios.
Andrew W.: ¿Y usted hace eso en todas las sesiones?
Michael W.: A veces hay situaciones que lo impiden, pero yo hago ese tipo de
incitación casi todo el tiempo. Por supuesto, a veces el terapeuta necesita
ayudar a las personas a que "entren" en el espíritu de este procedimiento:
"Supongo que le intrigará saber cómo llegué yo a formularle esta pregunta".
De este modo la participación del terapeuta puede desconstruirse, es decir, se
la puede situar en su justo lugar.
Además, en esta práctica es menos probable que la gente sienta que el
terapeuta es quien impone las decisiones. Si yo hago un comentario y éste
parece provenir de una opinión tajante sobre lo que debe hacer una persona o
una familia y si no tengo oportunidad de desconstruir esa impresión, al
paciente o a la familia sólo le quedan dos posibilidades: o bien someterse a mi
opinión o bien rebelarse contra ella. Si, en cambio, tengo la oportunidad de
situar ese comentario dentro del contexto de mi experiencia personal, de mi
imaginación y de mis declaraciones de intención, las personas pueden
determinar por sí mismas cómo tomar mi comentario. Esto brinda muchas
posibilidades para dialogar y para considerar puntos de vista y opiniones
diferentes.
Esta práctica ha generado una muy buena retroalimentación en varias
oportunidades y algunas personas me dijeron que consideraban que esa era
una de las partes más importantes de la entrevista. Sin duda, esto se opone
a la idea, bastante difundida en ciertos círculos, de que para que una terapia
sea efectiva, las personas no deben saber qué está urdiendo el terapeuta.
Además, como rutina, suelo alentar a las personas a que evalúen la
entrevista con el fin de determinar qué partes de ella les parecieron más
importantes, cuáles menos importantes, cuáles les resultaron útiles y cuáles
no. A medida que las personas responden a estas preguntas, se van haciendo
mucho más claros aquellos puntos que han de facilitar la entrada a los
procesos de reelaboración o "reescritura". Por ejemplo, puedo preguntarles por
qué determinado comentario resultó útil, explorar las realizaciones que pudo
provocar tal comentario y alentar a las personas para que especulen sobre los
posibles efectos reales que puedan tener tales realizaciones, es decir, cómo
pueden contribuir a dar forma a sus vidas, etc.
Andrew W.: Esta práctica parece una manera de eliminar ciertas conjeturas
acerca de la significación que las familias le asignan a la terapia...
Michael W Sí, lo es. Pues les permite a las personas decirle al terapeuta cuáles
son los efectos reales de la entrevista, qué significación le asignan a los
sucesos y, además, los alienta a ayudar al terapeuta a determinar cuál debería
ser el foco más importante de atención.
Andrew W.: El hecho de que las familias lo interroguen debe aumentar su
responsabilidad.
Michael W.: Creo que la responsabilidad es una parte muy importante de esta
práctica. Si estuviéramos más en contacto con los efectos reales de lo que les
decimos a las familias y de las preguntas que les formulamos, creo que
inmediatamente aumentaríamos nuestra responsabilidad. Pues esto nos
enfrenta con las responsabilidades morales y éticas asociadas con la
colaboración que prestamos a las personas que buscan ayuda terapéutica.
Andrew W.: Usted parece estar describiendo también una terapia más
igualitaria.
Michael W.: Es mucho lo que podemos hacer para que el contexto terapéutico
sea más igualitario. No obstante, creo que es un error suponer que la terapia
pueda ser siempre totalmente igualitaria, porque la verdadera estructura de
este contexto determina lo que podríamos llamar una diferenciación de poder.
Para que esta distinción se esfumara y para poder creer que la terapia puede
llegar a ser totalmente igualitaria, los terapeutas tendrían que ignorar las
particulares responsabilidades morales y éticas vinculadas con la posición que
ellos ocupan. Sin embargo, teniendo esto en cuenta, creo que deberíamos
hacer todo lo posible para impedir que esa diferenciación de poder tenga un
efecto tóxico o negativo.
Andrew W.: ¿Cómo incorporó usted los equipos en el pensamiento y la práctica
que acaba de describir?
Michael W.: Estuve experimentando con equipos auxiliares de reflexión de
varias maneras. En el momento de la entrevista, en el que los miembros de la
familia y el terapeuta se convierten en auditorio, aliento a los
226
227
miembros del equipo para que éstos se interroguen recíprocamente sobre las
reflexiones que les merece el caso. De este modo, toda la sesión se convierte
en una serie de entrevistas. Si uno de los miembros del equipo de terapeutas
convocados hace un comentario sobre lo que considera es un suceso
significativo que podría relacionarse con aquellas cuestiones que los miembros
de la familia juzgaron importantes, los demás miembros del equipo, en lugar
de estar simplemente de acuerdo con el que hizo el comentario, pueden
preguntarle qué fue exactamente lo que le llamó la atención, por qué cree que
es un elemento significativo y con qué intención hizo ese comentario dentro
del contexto del equipo reflexivo.
Además de las múltiples posibilidades que ofrece este procedimiento en
cuanto a la contribución que pueden hacer los miembros del equipo en la
colaboración o en la "coescritura" de las nuevas versiones, les ofrece la
oportunidad de situar su interés dentro del contexto de su experiencia
personal, de su imaginación, y de sus declaraciones de intención. Este
interrogatorio desarrollado dentro del contexto del equipo reflexivo aumenta el
carácter auténtico de los comentarios y la curiosidad de los miembros del
equipo.
Andrew W.: Lo que usted dice también refleja un alejamiento del clásico
anonimato del equipo reflexivo y de los comentarios anónimos. Michael W.: El
anonimato directamente no existe en la práctica de equipo de la que le hablo.
Antes de comenzar a reflexionar, los miembros del equipo se presentan a los
miembros de la familia y les brindan una breve información sobre sus
antecedentes en este tipo de trabajo.
Andrew W.: Esta práctica hace que también los miembros del equipo
terapéutico asuman una mayor responsabilidad, ¿no es cierto?
Michael W: Sí. Los miembros del equipo toman más conciencia y aprecian más
el grado de responsabilidad que tienen al asumir una posición privilegiada,
puesto que las personas les revelan sinceramente sus vidas. Además, con este
método es menos probable que el equipo "se adelante" a los miembros de la
familia y que responda de un modo desconectado de su propia experiencia. Me
interesó mucho el capítulo que usted escribió en el Dulwich Centre Newsletter
sobre los "espejos unidireccionales" y no me sorprendió en absoluto que con
frecuencia las familias respondan de manera negativa a la experiencia de un
equipo anónimo y autónomo. En contraste, es interesante que aquellas
familias que vivieron la experiencia del trabajo en equipo que yo describí, se
muestren invariablemente entusiasmadas por organizar la siguiente entrevista
con un equipo reflexivo y prefieran este tipo de sesión a las sesiones sin el
equipo. Y creo que esto tiene mucho que ver con la responsabilidad que asume
el equipo ante la familia.
Andrew W: La incorporación del equipo reflexivo parece ser otra
práctica de la terapia familiar que se opone directamente a la ideo de que un
terapeuta (o un grupo de terapeutas) puede objetivamente conocer la
experiencia de otra persona y lo que es bueno para ella. Desde ?ni punto de
vista, la contradicción interesante es que esto ocurre en una sociedad en la
cual cada vez más se proclama a los terapeutas (y ellos mismos también se
proclaman) expertos en las vidas ajenas. ¿Cómo afronta usted esta
contradicción?
Michael W.: Hasta cierto punto, casi todos nosotros fuimos formados en esas
perspectivas expertas y podemos caer fácilmente en la trampa de creer que
poseemos "verdades" que están por encima de otros conocimientos. Cuando
ocurre esto, perdemos de vista el hecho de que esas afirmaciones
"verdaderas" están determinando, en realidad, ciertas normas según las
cuales las personas deberían vivir sus vidas. En el contexto de la práctica es
importante encontrar el modo de ayudar a los participantes a poner esos
conocimientos expertos entre paréntesis. Supongo que esto agrega
autenticidad al autoconocimiento de los participantes. Con esto no estoy
diciendo que podamos vivir una vida sin la mediación de los conocimientos
adquiridos, pero es importante que no pretendamos determinar la vida de los
demás en virtud de tales conocimientos. De modo que una parte de la práctica
se estructura con el fin de ayudar a los participantes a destacar aquellos
modos de vida y de pensamiento a través de los cuales ellos viven sus vidas.
Andrew W.: Alguien podría preguntarse qué nos queda si dejamos el
conocimiento experto entre paréntesis...
Michael W.: Creo que aquí es importante hacer una distinción entre la idea de
las aptitudes profesionales por un lado y los conocimientos del experto por el
otro. Entiendo por aptitudes aquellas prácticas mediante las cuales los
terapeutas pueden desarrollar su especialidad y lo hacen, prácticas tales como
transformar la terapia en un contexto para que las personas puedan
"reescribir" sus vidas y reelaborar sus relaciones. El diálogo basado en tales
aptitudes profesionales, generalmente, pero no siempre, es diferente del
diálogo que uno puede mantener con un amigo o con un vecino.
Andrew W.: La distinción que usted señala equivale a decir que nosotros
podemos adquirir esas aptitudes y aprender a emplearlas efectivamente, pero
esto no significa que podamos considerarnos por eso conocedores de la verdad
sobre cómo deben ser las personas.
Michael W.: Exactamente. Por ejemplo, tomemos lo que dije sobre las prácticas
de "reescritura". Los terapeutas podemos identificar algunas contradicciones a
las versiones saturadas por el problema que las personas traen a la terapia.
Sin embargo, no podemos determinar si esas contradicciones representan
desarrollos preferibles, ni descifrar de una manera detallada y definida, los
misterios relacionados con tales contradicciones. Eso es algo
228
229
que sólo pueden hacer los miembros de la familia partiendo de su propia
experiencia y de su propia imaginación a medida que responden a la
curiosidad del terapeuta. Y al hacerlo, los miembros de la familia resucitan y/o
generan conocimientos diferentes y preferibles de las posibles maneras de ser.
Dicho sea de paso, creo que este trabajo puede definirse como una tarea
interactiva de muchos modos, pero no de acuerdo con la definición ortodoxa
de los enfoques de interacción. Respecto de las premisas sobre la interacción,
lo que se propone aquí es no que la interacción idiosincrásica está en las
"raíces" del problema, sino que la interacción se prefigura sobre la adquisición
de la significación y se funda también en las prácticas culturales. Y respecto
del proceso real de la terapia, los miembros de la familia y el terapeuta entran
en una variedad de interacciones vinculadas con la "reescritura".
Andrew W.: De modo que la interacción no se genera en una fuente
desconocida...
Michael W.: Esa es la idea.
Andrew W.: En algunas de sus obras usted sugirió que las aptitudes de un
buen escritor y las aptitudes de un buen terapeuta son análogas. Me parece
que la terapia familiar se está apartando velozmente de la metáfora del
sistema y está abrazando otras ideas y otros valores propios de la literatura, la
filosofía y otras disciplinas semejantes en las que cualidades tales como el
conocimiento intuitivo están siendo reconocidas cada vez más.
Michael W.: Ciertamente se está dando un cambio en el pensamiento. Se trata
de un alejamiento de las metáforas dominantes que anteriormente se
aplicaban en la terapia y que asignaban al terapeuta el rol de experto. Creo
que a medida que los terapeutas comiencen a considerar los desarrollos más
recientes de la teoría social, se irá dando una tendencia cada vez más
marcada hacia las metáforas provenientes de la literatura, la filosofía, la
antropología y este tipo de disciplinas, una tendencia que será aun más
significativa.
Andrew W.: Respecto de la constitución de las vidas, usted mencionó en varias
ocasiones el lugar que ocupa la imaginación. ¿Cuál es la conexión que existe
entre la constitución de las vidas y la imaginación?
Michael W.: Hace aproximadamente un año tuve oportunidad de conocer el
trabajo de Gaston Bachelard y me interesé particularmente por la cuestión de
la imaginación. Bachelard comienza analizando las diferentes versiones que
existen sobre la imaginación, incluyendo la que propone que las imágenes de
algún modo reflejan lo que ocurrió antes. Esta es la versión sobre la
imaginación que domina la perspectiva analítica. Bachelard yuxtapone esas
otras versiones de la imaginación a una que él considera constitu
230
tiva. Lo que activa esta imaginación constitutiva, según este autor, es la
ensoñación, un fenómeno al cual le asigna una naturaleza por completo
diferente de la naturaleza de los "sueños nocturnos". Ese estado de
ensoñación puede desencadenarse gracias a una multiplicidad de
experiencias, desde leer poesía hasta caminar por un bosque. Y yo agrego que
también puede desencadenarse gracias a los lenguajes evocativos de la
terapia.
Andrew W.: Usted se refiere no a imaginar lo que ocurrió antes, sino a imaginar
lo que pudo ser.
Michael W.: Así es. Bachelard habla de imágenes que pueden transformar las
vidas. Pero no sugiere que esas imágenes estén orientadas hacia el futuro. El
se refiere a las imágenes de ensoñación como a reverberaciones y sostiene
que los episodios o experiencias del pasado resuenan con ellas. De modo que
Bachelard habla de imágenes que se remiten al pasado y no de imágenes que
vislumbran el futuro, habla de imágenes que representan algo pasado.
Andrew W.: ¿Cómo se vincula esto con el pensamiento constructivista? Michael
W.: Bueno, siento que aquí debería decir "no me cite usted sobre este punto",
puesto que no estoy tan compenetrado del trabajo de Bachelard como quisiera
estarlo y, en realidad, sólo he analizado las implicaciones de estas ideas de
una manera muy general. Aun así me siento muy atraído por estas ideas, y hay
algo que me resulta casi familiar en ellas. Y cuando digo casi familiar no me
refiero a las referencias que hace Bachelard a Jung, con quien no me siento en
absoluto vinculado.
Creo que estas ideas tocan una cuerda que tiene que ver con lo que yo llamo
las prácticas de "reescritura". En este trabajo, los terapeutas generalmente
ayudan a las personas a penetrar en otros territorios de sus vidas aun
inexplorados a través de las puertas del presente, los "logros aislados", para
quienes están ya familiarizados con mis publicaciones. Cuando se alienta a los
miembros de la familia a responder a esos logros como uno podría responder a
un misterio, éstos descubren súbitamente muchas experiencias del pasado,
antes pasadas por alto, que "resuenan" gracias a esos logros aislados. Estas
experiencias, que en circunstancias normales, no podrían recordarse,
"iluminan" y contribuyen a trazar una historia o versión alternativa. En esto
parece que hubiera dos procesos "constructivos" gemelos: la generación y la
resurrección. La parte generativa tiene mucho que ver con el desencadenarse
de la imaginación y creo que algunas de las preguntas y de las cosas que se
dicen en la terapia durante las prácticas de "reescritura" son esenciales.
Quizás podríamos decir que desencadenan "reverberaciones".
Andrew W.: ¿Qué significación tiene todo esto en la terapia? Michael W.: Creo
que nos sugiere que se está haciendo necesaria una mayor investigación de la
fuente de imaginación y ensoñación. David Epston
231
y yo discutimos frecuentemente la naturaleza pintoresca del lenguaje que se
emplea en la terapia y, precisamente, las ideas de Bachelard pueden
ayudarnos a indagar la extensión y los límites de este trabajo.
Andrew W.: En cierto sentido usted está caracterizando la imaginación como
una fuente de lo nuevo.
Michael W.: Sí, así es. Pero también como una fuente de resonancias de lo
"antiguo" olvidado o pasado por alto.
Andrew W.: ¿Podemos volvera la cuestión de los cursos prácticos que dicta
usted? ¿Cómo se refleja su pensamiento actual en esas prácticas de
entrenamiento?
Michael W Precisamente, así como me interesa estructurar la terapia como un
contexto que permita "reescribir" las vidas, me interesa la formación como un
contexto de reelaboración.
Andrew W.: De modo que usted le presta particular atención a las experiencias
y creencias de las personas que asisten a sus cursos de formación.
Michael W.: Sí. En las prácticas de formación de profesionales he estado
experimentando con una cantidad de ejercicios que alientan a los participantes
a identificar aquellos aspectos de sus vivencias que se expresan en este
trabajo y esto los ayuda a determinar más claramente sus creencias más
convenientes sobre él. Por ejemplo, a veces interrogo a los participantes sobre
cómo llegaron al curso de formación del Dulwich Centre. Me interesa saber qué
fue lo que los atrajo. ¿Qué opinan de esta forma de terapia? ¿Les suministra un
marco para su propia formación? ¿Qué provoca su aplicación?¿Cómo encajan
estas ideas con sus propios valores y prácticas? ¿Cómo llegaron a elegir las
prácticas que aplican, cómo influyen en sus vidas y en sus carreras?¿Algunas
de estas ideas constituyeron puntos claves en sus carreras? ¿Hasta qué punto
reflexionar sobre estas cuestiones los ayudó a determinar sus preferencias en
la profesión, a sostener sus propias ideas? Etcétera, etcétera. Este y otros
ejercicios de "reescritura" ayudan a los participantes a familiarizarse con la
naturaleza única de la expresión de su trabajo, si se quiere, a cobrar mayor
conciencia del estilo que eligieron, y a advertir más claramente hasta qué
punto ellos "originan" hechos a través de esa expresión. A medida que los
participantes se van familiarizando con este tipo de ejercicios, comienzan a
practicarlos entre ellos.
Andrew W.: De modo que así como su terapia les permite a las familias
identificar experiencias que de lo contrario se hubieran perdido, sus cursos les
permiten a los asistentes advertir y valorar experiencias que, de lo contrario se
hubieran perdido...
Michael W.: Sí, son procesos paralelos. Además los participantes de mis cursos
pueden tener una experiencia "de primera mano" de su propio
trabajo. Mi orientación los ayuda a apreciar la naturaleza multifacética de la
vida, y ejerce efectos reales en el curso de sus propias vidas.
Andrew W.: En el congreso nacional realizado recientemente en Adelaida,
María Scicchitano manifestó en su taller la idea de que hasta hace poco los
cursos deformación de los terapeutas familiares se basaban en la convicción
de que los practicantes debían "desaprender" conceptos y teorías que ellos
valoraban pero que quizás no coincidieran con una visión de los sistemas
familiares. En cambio parece que usted defiende la posición del practicante y
respeta todo aquello que él aporta como persona.
Michael W Sí, defiendo esa posición. No obstante tampoco considero útil que la
formación se transforme en algo "completamente libre". Creo que con
frecuencia es necesario ayudar a los participantes a "desconstruir" y por
consiguiente a oponerse a ciertas ideas y ciertas teorías que éstos traen
consigo al contexto del curso, por ejemplo, las ideas normativas y totalizadoras
sobre como modelar la vida de la familia y las teorías psicoterapéuticas
llamadas "de la verdad". Pero esa desconstrucción no es algo difícil de lograr
puesto que la terapia y los cursos mismos son métodos desconstructivos. Y
ciertamente aclaro que me interesa muy poco unirme a los participantes en
prácticas basadas en los modelos más positivistas. Hay otros lugares donde los
participantes pueden acudir a hacer ese tipo de prácticas.
Andrew W.: ¿Podríamos hablar un poco de la investigación? ¿Es un campo que
le interesa?
Michael W.: Coincido con Karl Tomm, quien opina que aquellas personas que
practican la terapia, junto con aquellas que buscan la ayuda terapéutica son
los investigadores primarios o básicos y que aquellas otras personas que
recogen datos de una manera más formal son investigadores secundarios o
auxiliares. Siempre me interesó la investigación primaria y me parecen
bastante tediosas las continuas demandas que hacen los investigadores
secundarios para que los investigadores primarios justifiquemos nuestra
existencia.
Si esos investigadores secundarios pudieran abandonar un poco más el alto
terreno moral y se dedicaran a investigar siguiendo las líneas de los recientes
avances de la etnometodología (lo cual incluiría dar transparencia
a la naturaleza socialmente construida de su tarea) quizás lo que estos
señores hacen fuera de mayor utilidad para lo que hacemos los investigadores
primarios. Estoy seguro de que en ese caso, la colaboración de esos
investigadores sería muy enriquecedora. Al decir esto no quiero "meter a todos
los gatos en la misma bolsa". La investigación secundaria en este campo ya
está dando algunos brillantes resultados.
Andrew W.: Me gustaría que habláramos sobre el nombre que le
232
233
damos a nuestra profesión. Algunos críticos sostiene que la elección de la
expresión "terapia familiar" se ha vuelto anticuada y que debería cambiarse
esa denominación por alguna expresión que incluya el contexto más amplio.
¿Qué opina usted de todo esto?
Michael W.: Para mí, lo que verdaderamente importa es lo que simboliza la
expresión "terapia familiar": sus asociaciones históricas, la posición que ocupa
en el campo de las psicoterapias, el terreno de las actividades posibles,
etcétera. Creo que la terapia familiar significó un campo que a veces ha sido
radicalmente abierto y pluralista. Ha sido un campo en el que, en diferentes
momentos, las personas pudieron ampliar los límites de lo que podía pensarse
en dichos momentos históricos. Desde mi punto de vista aún sigue siendo un
campo abierto y pluralista y creo que quizás esta sea su mayor fuerza. La
terapia familiar no implica la existencia de un "compartimiento estanco". Sin
embargo, a pesar de esto, reconozco el hecho de que la terapia familiar haya
apoyado históricamente algunas prácticas que ahora pueden considerarse de
sometimiento. También existe el peligro de que la terapia familiar llegue a
institucionalizarse por completo. Y entonces es cuando adquiere importancia el
espíritu de la crítica.
Andrew W.: Usted habla del espíritu de la crítica y ciertamente ese fue un
punto que flotó en el aire en el reciente congreso de Adelaida. Michael W.: Sí,
yo también lo sentí. Fue un congreso muy bueno. Desde mi punto de vista,
siguió la tendencia señalada ya en el congreso de Christchurch, realizado hace
un par de años.
Andrew W.: ¿Qué diferencias podría marcar entre ambos congresos? Michael
W.: Creo que la gente está bregando más ahora contra algunas cuestiones
apremiantes, tales como el racismo, las prácticas de poder que se dan en la
terapia, etcétera. Me parece que estamos elevando nuestras miras en cuanto a
las responsabilidades morales y éticas que nos corresponden, en lugar de
darle tanta importancia a la técnica y al aspecto exterior.
Andrew W.: Usted ha estado actuando en el campo de la terapia familiar
durante muchos años ¿Qué diferencias nota entre la terapia familiar actual y la
que se practicaba en sus comienzos?
Michael W.: Ciertamente hay una gran diferencia. La más llamativa es que
ahora existe una fuerte red de terapia familiar y que actualmente en muchas
instituciones y dependencias del estado se aceptan mucho más las prácticas
de terapia familiar. En Australia, hace veinte años no se aceptaban tanto como
ahora las prácticas asociadas a la terapia familiar y a veces aquellos
profesionales entusiastas de estas prácticas debían librar verdaderas batallas
para poder continuar con ellas. Por supuesto, aun hoy hay ciertas medidas
políticas que tratan de cercar las prácticas de terapia familiar, pero
234
supongo que siempre han de existir. Sin embargo, creo que ahora hay en este
cambio muchas más oportunidades para las personas.
Andrew W: ¿La terapia familiar sigue apasionándolo como al principio?
Michael W.: Quizás más que antes. Creo que ha habido progresos
extraordinarios en este campo. Estoy en contacto con muchos terapeutas
cuyas contribuciones creativas están produciendo efectos transformadores en
este terreno. Y me parece que la generación actual de jóvenes terapeutas
familiares está menos "atrapada" por las llamadas escuelas de terapia familiar.
Creo que no hace falta decir que esto es algo muy positivo.
Andrew W.: El concepto de creatividad nunca está lejos del pensamiento de los
terapeutas. ¿Qué lo ayuda a seguir siendo creativo y a estar siempre en la
búsqueda de nuevos límites?
Michael W.: Me resulta difícil responder a esa pregunta. Ciertamente algo que
ayuda es no tener que preocuparse por las restricciones burocráticas y de
organización que desgraciadamente son características de una gran cantidad
de instituciones y dependencias del estado. También me ayuda el hecho de
considerar mi trabajo como una investigación privada en desarrollo. Y esto
último incluye consultar a las familias acerca de la experiencia que vivieron en
la terapia; esto es siempre vigorizante.
Andrew W: De modo que siempre debe haber un espíritu constante de
indagación e investigación.
Michael W.: Sí, ¡hay tanto por aprender y descubrir!
Andrew W.: Michael, si usted pudiera predecir el futuro, ¿en qué lugar cree que
estaría la terapia familiar dentro de diez o veinte años? Michael W.: No me
importa mucho tratar de predecir el futuro de la terapia familiar. Sin embargo,
hay una cantidad de cosas que me gustaría que ocurrieran en este campo. Por
ejemplo, me gustaría ver que aumenta la tolerancia por la diferencia y junto
con esto desearía que los terapeutas familiares australianos se opusieran más
a la filosofía que sustenta el síndrome de los "sumos sacerdotes". Este
síndrome aparece acompañado por prácticas culturales que tiene un efecto
negativo y desalentador en aquellas personas consideradas en cierta posición
dentro del panorama de la terapia familiar y que, también, tienen un efecto
negativo y desalentador en aquellos otros profesionales no considerados en tal
posición. Estos últimos no tienen el aliciente necesario para desarrollar y
presentar los logros que obtienen en su trabajo en contextos que deberían
brindarles el reconocimiento que merecen.
También quisiera ver que la comunidad terapéutica familiar desarrolle nuevas
formas de apoyar y alentar a los terapeutas australianos y neocelandeses a
visitar centros de terapia familiar extranjeros. Cheryl White, del Centro de
235
Publicaciones Dulwich, ha coordinado algunas becas con este propósito y creo
que sería una decisión excelente que otros centros y asociaciones encontraran
el modo de organizar y extender este tipo de proyectos.
También me gustaría que se ampliaran aquellos proyectos relacionados con la
indagación de la experiencia y la cultura de los hombres y con el
encauzamiento de las complejas cuestiones de la justicia social, incluidas
aquellas que tienen que ver con los sexos, las razas, la pobreza, etcétera.
Andrew W.: Quizás lo que usted está proponiendo sea también algo liberador
para los propios terapeutas.
Michael W.: Sí estoy de acuerdo con esa idea.
(viene de la pág. 4)
H. STIERLIN Y G. WEBER ¿Qué hay detrás de la puerta de la familia?
TERAPIA FAMILIAR
Referencias bibliográficas
MONY ELKAIM Si me amas, no me ames
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Algunas publicaciones recientes de Michael White
P. STEINGLASS, La familia alcohólica L. A. BENNET Y OTROS
F. B. SIMON, H. STIERLIN Vocabulario de terapia Y L. C. WYNNE familiar
H. CH. FISHMAN Y El cambio familiar:
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M. MCGOLDRICK Genogramas en la Y R. GERSON evaluación familiar
RENATA FRANK DE VERTHELYI Interacción y proyecto familiar ANALíA
KORNBLIT Somática familiar
HELM STIERLIN Y OTROS Terapia de familia
SALVADOR MINUCHIN Familias y terapia familiar
a presente obra; consta de una áerie de ertícuios por=e1 pr
-pio Míchael White -qs el princlpal exponente de la Nueni, cuíl Australiana de
Terapla Familiar- publicados por el Púlwich Centre Adelaida. En esta seián, el
autor describe sus prácticas terapéuti en_ las que se aplican ideas tales, como
la externaliaación- del problem me: narrativa y la influencia relativa.
Odose en algunos conceptos de Bateson, como la, teoría
o Las restricciones de redundancia, y de Foucault, coZO las relacianá; - podtri
bfobael White desarrolla un novedoso enfoque constructi p ddemo. Piara
él, el terapeuta obra como coautor, junto ion el pad
. Y w aa4lia, de una versión alternativa más
positiva y capadtad t "gltu ad8 del problema" con la que el
paciente llega a la ten
Mediante una serie de preguntas, das« v ::
,-9,dno y- o n los demás miembros de la familia, que los
Uefan a du
, hoo*os que contradicen la imagen negativa y
les swoai
-pes "aoi enaar a generar la nueva versión de el . oa—y.,detnás.
tes, anorexia nerviosa y violencia familiar In tratados, paso a paso, en esta
todos aquenos que necesitan ce 100
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