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RELIGION YORUBA

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El Lamento de la Naturaleza.

"La ciencia está obligada, por la eterna ley del honor, a mirar de frente todo problema

que se presente ante ella".

Sir William Thomson

La filosofía del Ifismo establece como principio ético de primer orden salvaguardar a la

humanidad del caos reinante, que provocaría el desenlace fatal de las espiritualidades

latentes en la naturaleza y, según nuestros postulados, los sacerdotes de Ifá estamos

comprometidos en atenuarlas y, dado el caso, en detenerlas a través de nuestra liturgia.

Por tal motivo, hacemos un llamado a la comprensión humana para reflexionar en

cuanto al lamento de las fuentes naturales por la enfermedad ecológica que están

padeciendo.

Así como los antiguos profetas podían vislumbrar el porvenir, los profetas de hoy se

han dado a la tarea de descifrar las escrituras, que legamos con el fin de que se

conozcan de antemano las violaciones de las leyes divinas y que tal hecho nos conduce

al auto exterminio.

Actividades semejantes a las que hoy realizamos eran comunes en tiempos pasados

entre los antiguos yoruba; con ellas lograban prevenir de antemano el arribo de grandes

epidemias y cataclismos que ponían en peligro la existencia de la flora y la fauna y,

hasta inclusive, la propia existencia humana. Los yoruba de ayer, al no contar con

medios tecnológicos de predicción, utilizaban el oráculo de Ifá para esos fines;

realizaban vaticinios de grandes revelaciones proyectadas al futuro motivado por un

ferviente anhelo de supervivencia. Al mismo tiempo, trataron de conocer las leyes que

provocaban los fenómenos naturales y se incursionaron en los secretos más profundos

de la vida humana y su relación con el entorno. Además, se dedicaron al estudio de la

flora y la fauna y su relación con el desenlace de los eventos climatológicos. La

observación del entorno era parte de la labor cotidiana. Esto condujo, por supuesto, a

que los yoruba hicieran gala de una rica literatura en ciencias naturales las cuales

fueron convertidas en mitos, fábulas y leyendas.

El lenguaje de Ifá establece una intercomunicación entre el hombre y la naturaleza para

establecer un intercambio entre los recursos que el hombre necesita de las fuentes

naturales para su propia existencia y la fuerza vitalizadora que el hombre debe entregar

a cambio, para que se mantenga latente la dinámica de la vida. Mediante este lenguaje,

el hombre de hoy conoce del padecimiento del que adolecen los espíritus elementales

(conocidos en otras culturas como gnomos, ondinas, silfos y salamandras) y cuáles son

sus exigencias.

La naturaleza pide sacrificios y el hombre no responde. Se agotan cada día más las

fuerzas espirituales que animan los ríos, los mares, los vientos, etc., la mente del

universo que gobierna la ley de "selección natural" y la armonía simpatética que

relaciona a todos los elementos que componen la biosfera. Esa fuerza espiritual, que

para muchos se basa en principios y leyes de la física, es la que el yoruba denomina

como Àshe o principio dinámico de realización y que se manifiesta con la conjunción de

la sangre animal y la palabra que emana de la mente.

Muchas de las cosas que ayer eran consideradas imposibles hoy forman parte de los

eventos cotidianos. Muchas personas tienden a juzgar lo que no conciben, aún más, lo

que desconocen, estimando de improbable lo que no se ha logrado demostrar

científicamente. Sin embargo, sucesos venideros son fáciles de prever en los tiempos

actuales. Tal vez, el hombre moderno, envuelto en su propio escepticismo, reciba por

sorpresa una gran conmoción catastrófica en consecuencia a la ira de las fuerzas vivas

latentes en el universo que nos rodea y a la indiferencia de algunos hombres de ciencia.

La naturaleza, por tal motivo, se ha declarado por fin enemigo del género humano; la

lucha es enormemente desigual. El hombre, haciendo caso omiso, ha irrumpido en sus

dominios y de forma deliberada se apropia de sus recursos y contamina sus puntos

vitales; no obstante, en respuesta, la naturaleza ha aceptado el reto y ha de enfrascar al

hombre en una lucha a muerte, lo que provocaría una catástrofe cien veces más

devastadora que mil bombas nucleares. En ese sentido, la lucha que vamos a enfrentar

es contra fuerzas invisibles que no temen al poderío militar con que cuentan las

naciones más poderosas del mundo. Dice Ifá que no se puede cortar el aire con una

espada y que no hay lanza que atemorice al fuego.

Fenómenos naturales como la "La Tormenta del Siglo" muestran la indignación y enojo

de las fuerzas de la naturaleza. A través de ciertas investigaciones realizadas por

algunos miembros del culto mediante la observación de las evoluciones de los últimos

eventos climatológicos, y al ser comparados con la vida mítica de ciertas divinidades

redactadas en los textos de Ifá, se ha llegado a la conclusión de que estamos tratando

con entes divinizados con capacidad de sentir y pensar como cualquier ser humano. En

la forma que se manifiestan, dejan entrever el castigo que tratan de imponer a la

intransigencia humana. A través de este trabajo, queremos iniciar un proyecto que logre

en la presente y futuras generaciones el entendimiento del lenguaje naturista a través

del desciframiento de los texto de Ifá y además adecuar el lenguaje simbólico al

lenguaje científico actual.

Pocas religiones en el mundo abogan por el ecologismo; pocas incorporan en sus

prédicas el agasajamiento a las fuerzas naturales y mucho menos se le brindan

sacrificios. (Ver sacrificios según Leyes del Manú).En la liturgia yoruba está presente

ampliamente el reforzamiento de las almas de los elementos naturales y el revitalizar

las energías que de ellos emanan. Para muchos es un absurdo el pensar que los

yoruba en sus prédicas pueden ser capaces de detener fenómenos naturales, amainar

tormentas y penetraciones marinas, convertir una fuerte ventolera en una suave brisa,

etc., lo que da veracidad a la intercomunicación que existe entre el sacerdote Ifá y la

naturaleza. Hermes en las escrituras sagradas dijo: "el universo es un animal

compuesto de materia e inteligencia...el mundo es el primero de los animales vivos, el

hombre es el segundo de éstos, pero es el primero de los mortales". Un pasaje bíblico

dice: "y Dios dijo hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, para que domine

a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a los ganados y a todas las bestias de la

tierra, creó Dios al hombre a imagen suya.."(Génesis 1,26). Sin duda, se pudiera

aseverar que muchos de los sabios de la antigüedad tenían la seguridad de que el

universo poseía alma e inteligencia semejante al hombre. El sentido figurado de la

criptografía bíblica nos deja en claro que existe una relación común entre Dios y el

mundo inmanente o que tal vez, se trata de la misma cosa. Hermes también pensaba

de igual forma cuando expresó: "pero a Dios es preciso darle un sólo nombre, mejor

dicho todos los nombres pues él es uno en todo, es preciso: o decir que todas las cosas

son nombres suyos, o nombrarlo con el nombre de todas las cosas".. sin dudas,

Hermes trató de llevar la comprensión de que cada uno de los elementos que

conforman el entorno son parte del cuerpo de Dios. La cosmología de nuestro culto

plantea que las 200 divinidades del panteón yoruba son parte del cuerpo seccionado de

la Naturaleza.

La mitología comparada manifiesta que todo lo que está dotado de movimiento o de

fuerza estaba provisto de vida análoga, de ahí que surja la idea del antropomorfismo

donde atribuyen a la divinidad forma corpórea. Los antiguos jonios decían que los

dioses eran la personificación de los elementos y fuerzas físicas (aire, agua, sol, trueno,

etc). Dentro de la mitografía yoruba las divinidades adquieren forma corpórea y reciben

el nombre general de Òrìshà o Ebura.

La biología nos presenta la vida como la conjunción de cinco sustancias perfectamente

analizables e independientes que, al combinarse, dan surgimiento al ser vivo. Ellas son

ribosa, ácido fosfórico, citosina, glicina y timina. En su composición química están

presentes cinco componentes inorgánicos: hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono y

fósforo. Se deduce que cuando los elementos inorgánicos se fusionan formando una

estructura compleja dan surgimiento a la vida; la muerte supone la interrupción de la

armonía que deben guardar entre sí.

Como se dijo anteriormente la creencia antigua se basaba en el poder de resucitar los

elementos inorgánicos mediante la palabra y el poder vitalizador de la sangre. Un

pasaje bíblico nos afirma esto, el cual dice "Dios dijo: haya luz, y hubo luz"(Génesis 1,3)

Hermes también decía: "el creador ha hecho el mundo, no con sus manos, sino con su

palabra...toda palabra expresa un pensamiento y todo pensamiento se manifiesta por la

palabra".

El yoruba utiliza la palabra a través del conjuro para resucitar el alma que yace en las

piedras y otros elementos inorgánicos que forman parte de la biosfera. Además vitaliza

dicha espiritualidad a través de sacrificios de animales, cosa ésta que influye

directamente en la potencialización de la dinámica de las fuentes naturales. Creemos

que los sabios de la antigüedad opinaban lo mismo. Los egipcios y los hebreos

practicaban el holocausto con el fin de preservar la armonía hombre-naturaleza. La

Biblia plantea: "Habló así mismo el señor a Moisés diciendo: si alguno peca por error,

faltando a las ceremonias en las cosas sagradas al señor, ofrecerá por su pecado un

carnero sin tacha, de los rebaños, que pueda comprarse por varios siclos, según el

peso del santuario; y resarcirá el daño que ocasionó; y añadirá además una quinta parte

entregándola al sacerdote, el cual hará oración por él, ofreciendo el carnero y quedará

perdonado"(Levítico 5, 14-16). El mundo sin embargo no se percata del daño que se le

está ocasionando a la ecología o lo que es lo mismo "el pecado por error; faltando a las

ceremonias en las cosas sagradas del señor".

Cuando nos decidimos a hacer públicas las predicciones de Ifá fue con el objetivo de

alertar a la humanidad del peligro inminente en el cual se van a encontrar las actuales y

futuras generaciones. Este llamado comenzó en el año 1993 el día 6 de enero cuando

dimos a conocer a través de la radio las interpretaciones realizadas del Odù Ifá Iwòrì

Abogbè lo cual arrojó el advenimiento de desastres ecológicos y fundamentalmente de

origen marítimo. Dicho signo relata desde el punto de vista mítico "el llamado de auxilio

de las palomas". En el propio Odù Ifá están registrados en un lenguaje cifrado las

transformaciones de la ecología marina, regidos dichos eventos por la divinidad

personificada con el nombre de Olókun. La divinidad deja entrever que responderá con

fuerza devastadora contra aquellos que han convertido los mares en basurero de

desperdicios industriales y a todos aquellos que se lo permitan.

En los años posteriores, 1994 y 1995, se analiza a través de los Odù Ifá Ogbè Yonu y

Bàbá Ejìogbè que las intenciones de la divinidad son cada día más irrefutables; en su

desesperado intento de sanar la enfermedad ecológica que la golpea no vacila en tomar

grandes cantidades de sacrificios humanos. Consúltense las efemérides de dichos

años. Esta divinidad es capaz de borrar de la faz de la tierra continentes enteros; fue la

misma que provocó el hundimiento de la Atlántida según hechos y leyendas registradas

en los textos sagrados yoruba.

La coexistencia pacífica entre el hombre y la naturaleza sólo se consigue devolviendo la

fuerza dinámica de la cual carecen muchas fuentes naturales y, más aún, deteniendo el

extermino masivo de sus recursos. Mientras muchos países del mundo pierden su

tiempo con estúpidas luchas antagónicas, no se percatan de la guerra a muerte que han

declarado las divinidades contra el hombre. Advertimos que no se pueden subestimar;

son vivas, poderosas e invencibles por el hombre actual; estén alertas y háganse oídos

al lenguaje naturista y a las predicciones divinas, conduélanse de sus lamentos y

establézcanse los acuerdos de paz y armonía.

Creemos que no hay suficiente tiempo para cuestionar si los sacrificios o el lenguaje

del culto yoruba tienen una base tribal o si su liturgia es diabólica o no. Analícese la

cientificidad de sus prácticas, profundícese en la filosofía de sus prédicas y lo que se

considere verdadero acéptese como una realidad existencial. De la observación exacta

de los hechos inexplicables es donde se han sustentado las investigaciones científicas

a través de todos los tiempos. Buda decía: "No creáis bajo la sola fe de las tradiciones,

no creáis en nada por la única autoridad de vuestros mayores o de vuestros

instructores, pero lo que hayáis experimentado y reconocido como verdadero, acéptalo".

Los yoruba sencillamente brindamos todas las posibilidades humanitarias que posee

nuestra liturgia para resarcir el daño causado y aplacar el lamento de la Naturaleza.

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