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    M ig u e l Am o r s

    1968EL AO SUBLIMEDE LA ACRACIA

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    M i g u e l Am o r o s

    1968El ao sublimede la acracia

    i

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    Ttulo:

    1968 El ao sublime de la acracia

    Coleccin:

    muturreko burutazioak 23.

    Pr imera Edicin:

    Octubre de 2014

    Edita:

    mut urreko burutazioak

    I.S.B.N.: 978-84-92559-28-2Depsito Legal: para la Unin europea BI - 1438 - 2014

    /mnted by Publidisa

    F.dited by MartxoakW

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    NDICE1. Sobre la esencia del pronunciamientosesentero ... 5

    2. Una crisis de autoridad sin precedentes................. 19

    3. Diferencias entre el movimiento realy su representac in....................................................... 31

    4. Mirando hacia delante con ira ................................ 47

    5. El poder y la n a d a ....................................................... 65

    6. Inmersos en un aniquilador sistema

    de reaccin en cadena ............................................... 83

    7. La contrarreforma da la batalla

    al desorden y la an arqua........................................... 101

    8. Pars no vale una m isa............................................... 117

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    "Carn avant, somiavem fer el b i ens han tirat un roe i un allre,i mes encara. Espera apedregatre : que ens bem fet una fona devint nusos, que ens hem fet un mandr que obrir un fil de sang enla testa cretina de qui ha pogut incitar-te. Soms deis cuvallersacra les, qual ttol de noblesa s no sometrens mai."

    JOAN SALVAT-PAPASSEIT, m o t s p r o p is

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    SOBRE LA ESENCIADEL PRONUNCIAMIENTO

    SESENTERO

    Deca Flavio Josefo al inicio de su Guerra de los Judosque escribir cosas nuevas y no sabidas antes, y legar a susdescendientes las cosas que en sus tiempos pasaron, digno esciertamente de elogio y digno tambin de que se crea."Por cosa de mayorvalor se tiene una historia escrita por un especialista neutral, tan

    indiferente a la verdad cuanto ms fiel sea a la poca desde la que

    escribe. Nosotros, en cambio, que no som d eixe m n y, por lotanto, somos infieles a las verdades oficiales, queremos contar las

    cosas que pasaron, pero justo para dejarlas en la memoria de lasnuevas generaciones. Desescombramos la verdad, por ms que, segnAgustn Garca Calvo, La Historia nunca puede decir la verdad de loshechos reales. Con esta frase lapidaria, este pensador no declaraba

    imposible el conocimiento de la verdad mediante el recuerdo queviene de abajo, sino que denunciaba su tergiversacin merced a unenjuiciamiento sensato a posteriori que converta la carga negativa

    del pasado en justificacin positiva de ese presente contra el cual

    testimoniaba. Agustn rechazaba la Historia con mayscula, a laque calificaba de lugar de las cosas inmviles y de los acontecimientos

    muertos-, o dicho de otro modo, que repudiaba la abstraccindel pasado, su cuantificacin, la aprehensin de una cantidad desucesos vivos en un discurso acabado, aclarado e integrado en elpresente, que, como todos sabemos, es el presente de los vencedores.Pero dice el alter ego de Antonio Machado, Juan de Mairena:

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    Para nosotros lo pasado es lo que vive en la memoria de alguien, y encuanto acta en la conciencia, por ende incorporado a un presente y enconstante funcin de porvenir.La historia que intentamos hacer noes la del pasado irreparable, puesto que no seguimos la estela dela Razn, sino ms bien la de la resistencia a la Sinrazn, la que

    vuelca en la obra negadora toda su potencialidad. Convencidosde que la Sinrazn gobierna el mundo - o lo que otros designancomo el Poder afirmamos que lo que sucede en la historiano es fruto de un plan providencial donde cada etapa presentesuprime y supera la pasada, sino obra de un azar producto decircunstancias imprevisibles que entran en accin durante periodos

    determinados, cortos e intensos. La historia no tiene lgica y notermina cuando el orden de la clase dominante se restablece. As

    pues, la etapa que empez el 19 de julio de 1936 no term in en1939. Tampoco la que fue de 1939 a 1976. Ambas pocas, separadas

    por un genocidio, han term inado ocultndose bajo un manto delanguidez. Eso lo podemos observar en la falta de vitalidad de

    la poca actual, como si toda ella no fuera ms que una costraespesa con la que cubrir lo nico que permanece vivo, a saber,el pasado rebelde que no muri y la memoria que puede ayudara reconocer su presencia, no a renovarle las exequias. De nuevonos sale Machado: Ni el pasado ha muerto, ni est el maana -ni elayerescrito."Nuestra visita del ayer quiere exhumarlo en tanto queexperiencia vivida de un sujeto discernible por sus huellas en losdenuestos de la prensa adicta, en el recuerdo de los supervivientes,en los papeles de la crcel y en los archivos de los tribunales. Lafinalidad no es fnebre: intenta restaurarlo no para neutralizarsu contenido, sino para darle vida. Por tanto, hablaremos de l y

    contra l. Escucharemos las voces de los actores y escudriaremossus actos, ya que corresponden a los protagonistas de los sucesos,aquellos en quienes mejor se deposit el mensaje de la poca, sea

    porque se ha encarnado en ellos la historia misma, sea, segn los principiosfilosficos de cada cual, porque son quienes mejor la representan.1 Y

    1 "Agustn 1968, Fernando Snchez Pintado, en Unos y otros. Encuentros con AgustnGarca Calvo?, VVAA, Triacastela, Madrid, 2013.

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    ya que mencionamos a protagonistas, aclaremos que nos estamosrefiriendo a la llamada Acracia madrilea de 1967-68, la expresinms profunda y ms alegre del desencanto y la insatisfaccin de su

    tiempo, y el ingrediente fundamental de la versin ibrica y avantla lettre del Mayo francs. El grupo crata fue desmantelado porla represin a finales de 1968, pero en absoluto qued anuladasu herencia para los que se reconocen en el lado pasional de loshechos. Se trataba de una banda heterognea de irregulares queapenas podra calificarse de grupo, sin ninguna vinculacin con elexilio libertario; la banda que desde la Ciudad Universitaria de lacapital del Estado llev al lmite el conflicto entre las estructurasdel sistema de enseanza las obsoletas y las de sustituciny lamasa estudiantil insatisfecha con la clase dirigente franquista, conuna euforiay un furor muy vitales, pues, como dijo Tucdides delos atenienses, era propio ele ellos no estar nunca en reposo ni tampocodejar que los dems lo estuvieran,"

    Los cratas, difcilmente asimilables al anarquismo clsico, dejaronpocos rastros, pues la pasin que les guiaba era em inentementedestructora, lo que dio pie a una montaa de equvocos. Hemosledo afirmaciones que atribuyen su fundacin a Agustn Garca

    Calvo, aunque su debut violento en el campus fuese todo menosagustiniano; tambin se les han colgado gratuitas calificaciones

    de marcusianos o de situacionistas, aun cuando en la pauprrimauniversidad espaola de 1968 nadie supiera qu era la I.S. ymenos an, reparado en Marcuse;2y por si fuera poco el baldn,

    2 Ejemplos parad igmticos de falta de rigor y falsedad son la no ta respectiva de la

    wikiped ia y los Apu ntes sobre el anarq uism o h istrico y el neoan arquism o en Espaa de Freddy y Alicia, en E l movimiento libertario espaol, Ruedo Ibrico, Pars, 1974.Un caso cmico de confusin es el de La oposicin al franquism o 1939/1975 , dePierre C. Malerbe, Ediciones Naranco, Pinto (Madrid), 1977, que alude a los cratascomo una corriente libertaria de carcter ms bien terico. En ambas publicacionesse asimila la Acracia de Jaime Pozas, Paco Gil, Antonio Prez, Fernando Aldecoa,etc., al Grupo Cero, de Gruber, Aranzadi, Bonda y otros, centrado en el trabajoanaltico, activo nicamente en el curso 1969-70. Dicho grupo conoci efectivamentea los cratas, pero no imit su praxis. Tambin ha inducido a confusin la propiarevista Internationale Situationniste , que en el artculo Notes sur l Espag ne del n12 les defina como lectores y traductores de textos de la I.S.

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    han habido quienes han asegurado estar sin estar en el grupo,como el filsofo de la transmutacin democrtica de la Dictadura

    Fernando Savater, alumno temprano de Agustn, algo que por s

    slo bastara para arrojar a todo el plantel crata al vertedero dela Historia. Adems, siendo abundantes en la poca los estudiantesseducidos por un ptreo estalinismo, y como tales, fetichistas de la

    organizacin y del sacrificio, se han publicado memorias y se hanescrito sesudas tesis doctorales que han justificado desdeosamente,cuando lo han hecho, la escasa importancia de los cratas por suinformalidad orgnica y su activismo sin directrices su esponta-nesmodos virtudes que para cualquier aprendiz de brujo songraves defectos.3A lo sumo se les ha concedido un exiguo papel dedesgaste. Solamente en un caso se les ha prestado debida atencin,

    pero para concluir sabiamente que fueron incapaces de transformar

    la realidad y desaprobar de pasada su accin desenfrenada.4 Peroal ir imponindose en la Transicin, incluso entre los mismosestalinistas de antao, un tipo de conservadurismo ms gelatinosoy narcisista, y como tal, fetichista de lo individual y lo ldico,

    figuraron apcrifamente en el haber crata referencias a su derechoa divertirse, a sus happenings y a sus irreverencias, modas surgidastodas ellas despus del Mayo francs y de la llegada a Europa del

    estereotipo hippie, y por consiguiente, ajenas a nuestros hroes,quienes sin tener que recurrir a ningunaperformanceo improvisacin

    teatrera se lo pasaron la mar de bien haciendo lo que hicieron. Porhaber ledo alguna vez La Codorniz, saban la funcin ambigua,como de vlvula de escape, que la broma y el cachondeo tienenen una sociedad oprimida, as que aunque tomaran la seriedad arisa, la risa se la tomaban muy en serio.

    Nuestra evocacin de la efmera aventura crata, el momento

    culminante de un episodio histrico concreto, a saber, el pronun

    ciamiento estudiantil habido de 1965 a 1969, tiene por objeto

    3 Tal es ei caso de E l proyecto radical, VVAA, libros de la Catarata, Madrid, 1994.

    4 Jos lvarez Cobelas, Envenenados de cuerpo y alma, Siglo XXI, Madrid, 2004.

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    saludar y reconocer la emergencia temprana del nuevo espritu

    de revuelta que alent los conflictos sociales ibricos durante lospasados aos sesenta y setenta. Y sobre todo, dar a conocer a las

    nuevas progenies de inadaptados que desprecian el poder en todassus epifanas, una parte del pasado reciente en absoluto abolidoen la partitocracia que se instaur en 1977, fruto podrido de un

    pacto amnsico con el franquismo, a las cuales nos tomam os la

    libertad de repetirles el consejo de Goethe:

    Lo que tus padres en herencia te dejaranhazlo ganancia propia, que puedas poseer

    Siempre se aprende de los verdaderos antepasados, es decir, de

    quienes en su momento plasmaron el espritu revolucionario de supoca a fuerza de voluntad, pasin y violencia. Bien al contrario,es precisamente la ignorancia de ese y otros episodios, el olvido deestas discontinuidades en el curso de la historia de la dominacin,lo que ha permitido concebirse al rgimen actual como legtimo

    sucesor de la lucha contra la dictadura franquista y no como loque en realidad es, a saber, el sucesor de dicha dictadura.' Y, enconsecuencia, es una calculada desmemoria la que ha llevado la

    partitocracia a presentarse como algo indudablemente mejor quelo de antes, y no como ms de lo mismo que ya era.

    Se ha dicho con harta frecuencia que no se puede comprenderla Transicin hacia la democracia de la clase dirigente espaolasin el movimiento estudiantil que la precedi, ya que ste estuvo

    presente en casi todos los consejos de ministros de 1965 a 1969,

    y aun en muchos posteriores. Nosotros nos inclinamos a pensarque el cambio de ropaje de la dominacin, de clerical-fascista aliberal-democrtico, fue en realidad fruto de la rpida degradacin

    5 Mo delo de esa clase de anlisis es el trabajo de Alberto Carrillo-Linares Movimien toestudiantil antifranquista, cultura poltica y transicin poltica a la democracia, enPasado y Memoria. Revista de Historia Contempornea, n 5, 2006. En l puede leerseque "el movimiento estudiantil fu e un pilar de cara a la transicin poltica y, en trminos

    profundos, Ia transicin se coci en la Universidad ms que en ningn otro Jugar.

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    de dicho movimiento. Jams el objetivo de los estudiantes pronunciados fue la implantacin del rgimen democrtico burgus.Ese era el objetivo del Partido Comunista de Espaa y el de las

    organizaciones que le disputaban el protagonismo en ese terreno.Por supuesto que el pronunciamiento estudiantil reivindic lalibertad; quera la cada del franquismo, que no dud en recurrira medidas extremas para aplastarlo, pero eso fue slo un detallede su esencia, el ms superficial. El movimiento estudiantil enEspaa no era fundamentalmente distinto del que aconteca enlos Estados Unidos o el resto de Europa; simplemente sucedaque el rgimen franquista, al reprimir con virulencia cualquiermanifestacin de descontento, precipitaba en bloque todo elcontenido cultural, generacional, acadmico, moral y poltico de

    la protesta. Aqul rgimen se consuma solo. La tendencia innataa la represin, su inflexibilidad dentro de un panorama moral ycultural srdido y retrgrado aceler una ruptura a todos los nivelesque convertira el movimiento estudiantil en un agente corrosivode primer orden. Pronto sus elementos ms esclarecidos dejaran

    de insistir en la democratizacin de la enseanza para cuestionarla propia enseanza, oponindose no solamente al rgimen dicta

    torial, sino a su prolongacin democrtica. Lo que consciente oinconscientemente combata el pronunciamiento tal como pusieronejemplarmente de manifiesto los cratas al cuestionar la funcin

    de la universidad- era la incipiente transformacin del capitalismoautctono, que, consciente de su origen y de su particularidad,

    escoga la va tecnocrtico-autoritaria para su plena incorporacinal mercado mundial en lugar de la va parlamentaria-liberal, laque propugnaba el PCE y el resto de la oposicin. Los jvenes

    estudiantes se percataban de los cambios que se avecinaban; deacuerdo con la acertada opinin de Agustn, se rebelaban no contrael pasado, sino contra el Futuro. En poco tiempo elaboraran unestilo vital antagnico que desbordara cualquier marco posibilista,determinando un movimiento incontrolable.

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    El acoplamiento del dinero con la gobernacin exiga una slidafusin de la educacin, la poltica y la economa, o si se quiere, delsistema de Enseanza, del Capital y del Estado. La sufrida sociedad

    espaola estaba gestando sin pretenderlo nuevas urgencias vitales queno solamente chocaban con las viejas normas, sino tambin con susalternativas moderadas y sus oropeles progresistas. Con los polos de

    desarrollo industrial, la construccin de barriadas enteras y la activacin del sector terciario (turismo, comercio, finanzas...) se estabaalumbrando una sociedad consumista, la de la televisin, el pisito, el

    utilitario y las vacaciones playeras, regida por valores mesocrticos.La apertura a mercados exteriores, incluidos los del Este, necesitabacomplementarse con formas polticas acordes con el espectculoneodemocrtico, pero se tema costearlas con el precio del desorden.As como donde reinan de las condiciones modernas de producciny financiacin, aunque fuera de modo incipiente, el aburrimiento

    suceda a la penuria y la masificacin a la proletarizacin, la pazde los supermercados haba de sustituir la paz de los cementerios,y el parlamentarismo haba de ocupar el lugar del partido nico oMovimiento Nacional. La economa de mercado, cuyo desarrollohaba propiciado la Dictadura, entraba en violenta contradiccin

    con su mentalidad nacional-catlica y sus estructuras ideolgicas ypolticas autoritarias, creando un malestar que se extenda por lasclases adictas. El capitalismo europeo haba condicionado la entradade Espaa en el Mercado Comn a un maquillaje democrtico delrgimen, y la respuesta a esa exigencia fornea de modernizacinhaba sido la creacin del Tribunal de Orden Pblico. En efecto,

    por extrao que pueda parecer, el TOP era un avance, puesto quesustraa la represin poltica a los tribunales militares, y esa eratoda la adaptacin a las exigencias democratizadoras exteriores que

    el rgimen franquista era capaz de hacer. ste se estaba agotando,no le quedaba aliento, ni ms recurso que la rutina burocrtica delmando, la censura y la polica. Era prcticamente un muerto viviente,un envoltorio, pero no se daba por enterado.

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    En fin, eran tiempos de fermentacin en los que se venan abajolos dogmas de antao y se aflojaban las ataduras; mientras tanto,el Estado devena Capital y, el Capital, Estado. Lo mismo ocurra

    en todos los pases que gustaban llamarse desarrollados. La mismaatmsfera de disolucin se respiraba en todas partes, aunque condiferente intensidad. Faltaba sensibilidad para captarla, o simplemente eso que podra denominarse alegra del ser, algo que slo

    poseen quienes no se han corrompido o acomodado; la juventud ola bohemia artstica de entonces, por ejemplo. La diferencia con losartistas es que los jvenes no recurran a los poemas o a la msica,sino a la revuelta. No era un fenmeno exclusivamente peninsular,

    sino parte de una rebelin activa y clarividente que espontneamentesurga por todas partes del mundo en desarrollo: en Berkeley ySan Francisco, en Londres, en msterdam, en Berln, en Tokio,

    en Roma y Miln, en Pars, en Ciudad de Mxico, en Praga yen Varsovia... En principio, la crisis de la sociedad de masas tomaspecto generacional y sali a flote primero entre los estudiantes, el

    sector de la poblacin menos trabado y controlado. De entrada, stosse las vieron con los mtodos y contenidos de los estudios, pero el

    sistema de enseanza no es ms que la enseanza del sistema. Losinstitutos, escuelas tcnicas y universidades no eran ms que la cajade resonancia de problemas que tenan poco de acadmicos. Lasinstituciones educativas de los sesenta simplemente constituan el

    eslabn ms dbil de la cadena que aseguraba la continuidad capitalista, ya que su arcasmo y anquilosamiento ofreca a la juventudun inmejorable espacio de desclasamiento, y, dentro de un contextorepresivo, un verdadero refugio de libertad de reflexin y discusin

    abierta. Lo nico que tena de bueno la larga etapa de aprendizajesuperior que requera el Tiempo de la mercanca era impedir queel limbo feliz de la adolescencia desembocara inmediatamente enlos compromisos y las obligaciones laborales y familiares de la vidaadulta, abriendo la puerta a la deriva radical. Sin la enorme presinde la subsistencia y del entorno resignado los asuntos comunes sevolvan mucho ms atractivos que los personales y domsticos. La

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    astucia de la Historia haca de la Universidad una caja de resonanciay un amplificador de las cuestiones sociales apenas planteadas porlas clases peligrosas en las fbricas y los barrios. Al comenzar el

    pronunciam iento ibrico, y justamente debido al duro contextoaludido antes, prevaleci la denuncia del estrecho marco polticoque acompaaba a una pretendida renovacin cultural y moral -laque deba servir de impulso al dominio de la mercanca y al poderdel dinero. Pero no para tener un marco ms ancho que hicierasoportable el yugo, sino para desmarcarse e ir ms all. Que nonos confunda el toque democrtico institucional que la vanguardiade la modernizacin que en Espaa era entonces el PCE, en

    Amrica la New Left y en el resto del mundo los diversos izquier-dismostrataba de inculcar a la revuelta estudiantil. La democraciade la revuelta era exclusivamente asamblearia; las asambleas eranel todo, no las cmaras de delegados o los aparatos sindicales. Lavoluntad de discutirlo todo, junto al humor, el deseo de vivir sintiempos muertos y la furia, el verdadero veneno del cuerpo y delalma al que aluda aquel almirante Carrero de tan altos vuelos,

    pesaban mucho ms que la politizacin de prestado, el programa

    reivindicativo o la religin militante.

    La juventud estudiantil desclasada no poda ser devuelta al redilmediante concesiones formales, puesto que no buscaba su libertady su ser en los rangos de la dominacin, pero tampoco en las filasde la oposicin patentada, ya que no iba a conformarse con unamodernizacin cualquiera de las instituciones. En 1968 el antica

    pitalismo devino hegemnico. El estudiante se resista a prepararsepara formar parte de algo, para ser alguien dentro de ese algo.Empezaba por no tomarse en serio los estudios, pero al cuestionar

    los estudios cuestionaba todo lo dems: los catedrticos, la universidad, su futuro programado de antemano, la moral dominante,las ideologas modernistas... Los estudiantes de los das convulsosse resistan a ser el mito de la publicidad modernista. Rechazabanel desarrollismo dinmico de una economa que requera para

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    despus sus servicios como profesores, capataces y ejecutivos delmontn. No aspiraban a ser los dirigentes auxiliares del maana.Tampoco queran aprender otra leccin ms adaptada, por eso no

    se avenan fcilmente, al menos al principio, a dejarse captar pormilitancias que le ofrecan el consuelo fcil de las quimeras de

    poder y le prometan un lugar en el cielo de los lderes. Rechazando

    de forma explcita y nada pacfica su destino en el mercado y lapoltica, que todo es uno, rechazaban conjuntamente la sociedadcapitalista y el Estado.

    En conclusin, la rebelin de los jvenes contra el modo de vidaal que estaban destinados, anunciaba otra ms vasta, de alcancesocial ms amplio. No estaba destinada a durar porque no erams que el comienzo de una revuelta de mayores proporciones, enla que una nueva clase obrera, liberada del lastre de la represen

    tacin burocrtica, tena que adquirir un protagonismo obligado,cargado de negatividad, y sentenciar la sociedad de consumo. Lo

    que diferenciaba esta revuelta de las anteriores era la insistencia endisfrutar el instante, en no diferir el goce al futuro, es decir, enno sacrificar el presente por la promesa de un porvenir luminoso;as puede interpretarse la inscripcin de Mayo del 68 Abajo lo

    somero, viva lo efmero! El placer era intrnseco a la revolucin; nodeba contradecirla, sino reforzarla. La dialctica del momento y el

    proceso no se resolva sino por la confrontacin entre un capitalismocada vez ms espectacular y un proletariado cada vez ms salvaje

    ms au tnomo y hedonista, que rechazaba tanto la nueva forma

    de vida colonizada y atomizada que aqul le trataba de imponer,como el cors poltico y sindical que le quera endosar. Efectivamente, el enfrentamiento tuvo lugar en la dcada de los setenta,

    pero con un resultado desfavorable para la causa revolucionaria,aunque eso ya cae fuera de nuestro objeto. El pronunciamientoestudiantil se percat plenamente del descrdito de un voluminosomontn de nociones polticas y principios morales vueltos caducoscon la mercantilizacin del vivir. Supo interpretarlos como signos

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    de senilidad y decadencia presagiando el derrumbe general de lasestructuras que trababan el advenimiento de una sociedad liberada.Ese fue su papel en la historia, dar entre el crepsculo y la niebla

    el primer golpe al orden apoltronado, y supo desempearlo coneficacia. Si la sociedad de masas no se vio arrastrada en la cada,ms fue debido a la impericia de otras fuerzas sociales aparentemente

    ms poderosas, que no supieron o no pudieron encarnar como era

    de recibo la plenitud de los tiempos.

    Se puede decir sin temor a equivocarse que las hostilidades estudian

    tiles contra la Dictadura nunca cesaron desde aquel lejano estadode excepcin de 1956, expresamente declarado para liquidarlas. En

    principio, las aspiraciones de los estudian tes no iban ms all dela democratizacin del SEU, el Sindicato Espaol Universitario,organismo de control ideolgico en la enseanza dependiente del

    partido nico. La simple discrepancia en el nombramiento a dedodel Jefe de Distrito de dicho sindicato echara a rodar la bola

    que provocara el alud. A partir de 1965, la velocidad con quese produciran los acontecimientos en la Universidad constituirael indicador ms exacto de la rapidez de la descomposicin delrgimen. En ese mismo ao, la renta espaola per cpita alcanzabalos 600 dlares y el nmero de matrculas se duplicaba, signo deldespegue de las clases medias, cuyos retoos no haban hecho la

    guerra y no se sentan herederos de los genocidas que ganaron laguerra. La incipiente masificacin tendr la virtud de precipitar lacrisis, puesto que volvi los fallos del sistema de enseanza msvisibles. La Universidad estaba dejando de ser el centro de formacin privilegiado de las elites franquistas, pero, tal como estaba,no serva de trampoln promocional para la nueva progenie defuncionarios, empleados, ejecutivos, cuadros tcnicos y empresarios.Al caer de bruces en una institucin acartonada e intolerante, todauna generacin iba a frustrarse y echarse a perder para la Iglesia,

    el Movimiento Nacional y el Estado, tan unidos, puesto que seformara intelectualmente en oposicin a los valores dominantes,

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    desentrandolos, desmontndolos y finalmente rechazndolos.La masa estudiantil no se limitara simplemente a ignorar los

    preceptos de la moral catlica, vom itar en la verborrea pa tritica

    o cuestionar el autoritarismo acadmico; bajo esos arcasmos se

    esconda la enseanza de la clase dominante que se preparaba paratransformarse gracias a nuevas mistificaciones mejor avenidas con

    el capitalismo moderno. Al desgastar y desestabilizar con inusitadarapidez la Dictadura, en la misma jugada la juventud universitaria

    procurara arru inar las esperanzas de la clase dirigente en una

    enseanza renovada ms til a la acumulacin de capitales: laUniversidad no sera contemplada en adelante slo como un templode la ignorancia diplomada, sino como una fbrica de futurosexplotadores a la que se poda dar un uso ms placentero.

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    UNA CRISIS DE AUTORIDADSIN PRECEDENTES

    Leemos enLa Guerra Civil de Julio Csar que "a menucio

    en la guerra, se dice, grandes reveses provienen de causas insignificantes." Podran fijarse los prolegmenos de una crisismayor que las anteriores en diciembre de 1964, con el rechazo de

    las prerrogativas de los burcratas del SEU, cuyas consecuenciasenlazaron con las protestas ante la prohibicin de la conferencia

    del catedrtico Aguilar Navarro el 18 de febrero de 1965, dadel verdadero inicio del pronunciamiento estudiantil. A partir deah, se produjeron una serie de sucesos en cadena inductores de

    la dinmica represin-movilizacin, que, como pan de cada da,caracterizara la vida universitaria casi hasta la muerte de Franco.Fue algo sorprendente; los estudiantes empezaron a darse cuenta

    de las cosas y a cuestionarlas una por una, tan campantes. Eserepentino desorden de la vida acadmica se converta en una especiede nueva normalidad que coga completamente desprevenidas lasautoridades, tanto que apenas reaccionaron, y cuando lo hicieron, no

    pasaron de las medidas represivas de rigor, a lo que los estudiantes

    contestaron con nuevas algaradas, y as sucesivamente, en un pulsoconstante, en el que, a la larga, el rgimen franquista tena las de

    perder. El viejo Hegel se remova en su descanso eterno: "tenemosal alcance de la mano una nueva emergencia del espritu, cuya aparicinhay que saludar y reconocer." Nada menos.

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    De conflictos menores pues, nacieron grandes alborotos. El comienzo no pudo ser ms anodino, a saber, la negativa de la mayorade los delegados del SEU a aprobar el proceder arbitrario de suJefatura Nacional en la eleccin de cargos, actitud a la que sequiso sancionar con dos expedientes. Los estudiantes protestaronante el Ministerio de Educacin, lo que acarre detenciones, quea su vez llevaron a una concentracin ante el rectorado y a otraante el edificio de los capitostes del SEU, seguidas de nuevasdetenciones y multas. Estando as las cosas, la capellana de laFacultad de Ciencias organiz un ciclo de conferencias con el

    lema Hacia una verdadera paz, hoy. Las inici el 17 de febrero elcatedrtico de filosofa Montero Daz, un erudito falangista crticocon Franco, contando con una gran asistencia; el rector de launiversidad suspendi el ciclo al da siguiente. Se produjo entoncesuna manifestacin donde los gritos de libertad de expresin ibanacompaados por otros de rechazo al SEU. Tras una conferenciapermitida de tema religioso, el da 20 el ciclo fue definitivamenteprohibido; incluso se impidi la en trada al catedrtico de derechoAguilar Navarro, cuya charla sobre democracia cristiana debiparecer extremadamente subversiva a las autoridades. Com o respuesta

    a la medida, los alumnos se constituirn en IV Asamblea Librede Estudiantes y aprobarn varios puntos relativos a la libertad deopinin, de reunin y de organizacin. La obstruccin de la polica

    era continua, y las sesiones de la Asamblea Libre se celebraban condificultad. En la tercera, habida en Filosofa y Letras el da 23, loscatedrticos Lpez Aranguren y Garca Calvo se solidarizaron conlos estudiantes. Dos de nuestros futuros protagonistas, AntonioPrez Rodrguez, estudiante de Polticas, y Jaime Pozas de Villena,

    estudiante de Qumicas, estuvieron presentes en aquella asambleahistrica junto a Carlos Romero, delegado de Econmicas a lasazn y futuro ministro de Agricultura, y escucharon la inslitaintervencin de Agustn respondiendo a una invitacin a participardirigida al profesorado. La sesin del da 24 en el vestbulo deFilosofa fue la ms numerosa; al terminar se decidi llevar las

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    conclusiones al rectorado en una marcha pacfica encabezada porlos catedrticos solidarios, Garca Vercher, Montero Daz, LpezAranguren y un casi desconocido Garca Calvo. Estas consistan en

    las siguientes peticiones: amnista para los estudiantes sancionados,libertad de expresin y de asociacin, reforma de la Ley de Orde

    nacin Universitaria, libertad sindical para los obreros y facilidadde acceso de los mismos a los estudios superiores. Estando tan

    encendidos los nimos, las demandas, imposibles de lograr, no sepedan para alcanzarlas, sino para tener ocasin de manifestarse. La

    polica detuvo el cortejo e hizo caso omiso a los catedrticos. Losmanifestantes se sentaron y resistieron los chorros de un camin

    cisterna, hasta que sobrevino la carga. Antonio Prez la recuerdabien, pues por hacer el G andhi al lado de los catedrticos,

    recibi un soberbio porrazo, el nico en su larga trayectoria demanifestante. Los catedrticos fueron detenidos junto con numerososestudiantes, y se les abri expediente ese mismo da. De madrugada,continuaron las detenciones en los domicilios particulares. El 25tuvo lugar la quinta sesin de la Asamblea Libre, que cont conla presencia de Garca Calvo, Aguilar Navarro y Tierno Galvn,

    y con la adhesin de cinco catedrticos ms, lo que signific elcierre de la facultad de Filosofa. Agustn trat de encerrarse en susdependencias, pero fue expulsado por la polica. Las dos sesionessiguientes tendran lugar en Medicina, que tambin fue cerrada aconsecuencia de ello. En la primera, adems de Agustn, estuvieronpresentes varios periodistas y profesores. Se produjeron dos hechos;uno de ellos bastante novedoso: la intervencin de un trabajadorde Renfe; el otro, menos: la intervencin violenta de los matonesde Defensa Universitaria, grupo parapolicial creado en 1963 porlos servicios de inteligencia del Ejrcito con el objetivo de intimidara los estudiantes polticamente dscolos. La octava sesin, que secelebrara en la facultad de Derecho, estara presidida por GarcaCalvo, Zarzo y Aguilar Navarro, y acordara manifestarse anteel Ministerio de Educacin. Entonces Agustn intervino diciendo

    que la asamblea no poda acabar si no se creaban los rganos

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    encargados de defender las reivindicaciones expresadas, lo que diolugar a la creacin de una Comisin Permanente con delegadoscompletamente ajenos al SEU. La lucha haba dado un paso decisivo

    en la liquidacin del sindicato universitario franquista. Trece de

    los catorce distritos espaoles dejaron de reconocerlo.

    El 2 de marzo, da del estudiante, sucedi en la plaza Callao yCibeles la manifestacin ms concurrida desde de la guerra; losestudiantes desfilaron ante la Direccin de las Asociaciones dePrensa y desgarraron peridicos en protesta por las informaciones

    falsas y tendenciosas que publicaban. Todo ello discurra en medioun formidable despliegue de la polica, que practic un centenar

    de detenciones. Como de costumbre, los detenidos fueron multados. Agustn fue arrestado por la Brigada Poltico Social en uncaf el mismo da por la tarde, conducido a la Direccin General

    de Seguridad, interrogado y encerrado en sus calabozos. Tuvotiempo de escribir una carta al director del peridico ABC", que,naturalmente no vio la luz. A los tres das ser conducido ante

    el juez de Orden Pblico, y tras ratificarse en su declaracin encomisara ste le pondra en libertad, no sin advertirle que se le

    abra un procedimiento de urgencia para juzgarlo. Jaime Pozas fuedetenido por haber presidido alguna de las asambleas; la policale quera utilizar como cabeza de turco.6 La protesta se extendi aotros distritos, especialmente a Barcelona, multiplicndose los actosde solidaridad con Madrid y de rechazo al SEU. El gobierno sevio obligado a ceder, abriendo Filosofa y Medicina, y a dar valibre a una rumoreada reunin en Villacastn entre el vicesecretario

    general de Movimiento y varios delegados de facultad. Pareca

    que se impusiera el realismo y que el pronunciamiento quedaramomentneamente encauzado; desplazndose la representacin

    estudiantil de la Asamblea Libre a los delegados de facultad. Elmismo Aranguren puso en duda la representatividad de los delegadostras los ltimos acontecimientos. Por fin la reunin se celebr y en

    6 Entrev ista con Jaime Pozas, en Rojo y Negro, julio-agosto 2013.

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    ella se trat de la creacin de un sindicato democrtico, apolticoy obligatorio, con eleccin de cargos a todos los niveles. La partegubernamental prometi un decreto que diera cumplida cuenta

    a las partes, pero en el gobierno son mayora quienes no estabandispuestos a tomar en serio las peticiones de los estudiantes y

    preferan seguir presionndoles con la presencia de la polica en

    la Ciudad Universitaria. stos, por su parte, seguan asistiendo alas asambleas a pesar de estar prohibidas, sorteando toda clase deimpedimentos: cortes de luz, puertas cerradas... El 12 de marzo se

    volvi a clausurar Filosofa, mientras que los acuerdos de Villacastneran desautorizados en las asambleas, donde se peda la eleccinde nuevos delegados.

    Los das 22 y 23 haba tenido lugar en Barcelona la Primera Reunin de Coordinacin de Estudiantes, con el objetivo de hacer

    balance de la situacin para aunar estrategias. El gobierno ordendetener a los representantes de Madrid que asistieron, a lo que losestudiantes respondieron manifestndose en Cibeles y el Paseo dela Castellana. La facultad de Econmicas y Polticas vot la huelgay algunos estudiantes se encerraron en ella. Entonces se dieron a

    conocer los resultados del referndum del da 25 organizado enCiencias por la cmara sindical: por abrumadora mayora se decidino reconocer a las autoridades no electivas del SEU y por mayorasimple se vot la separacin de ste. Otros centros se separarnigualmente. El inslito acto democrtico, que atacaba la esenciadel rgimen, obligaba a ste a promulgar un decreto (el 3 de abril)regulando las asociaciones profesionales de estudiantes, eco de la

    reunin de Villacastn. El Movimiento Nacional se reservaba la

    competencia de las actividades extra-acadmicas. En realidad eraun simple remozamiento del SEU, pero la delegacin estudiantilvolvi a mostrarse realista: una recin constituida Cmara de

    7 Una buena cronologa de los hechos est en Cuadernos Ruedo Ibrico, n 1, junio/julio de 1965, Pars. Mejor, la que ofrece un in form e mul tico piado sobre los sucesosuniversitarios de la Comisin Informativa de la Cmara Permanente de la Facultadde Ciencias de Madrid, con fecha del 18 de marzo de 1965, que me ha sido facilitado

    por Jaim e Pozas, miembro de dicha cmara.

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    Distrito de Madrid y su Comisin Ejecutiva solicitaron al gobierno que la nueva reestructuracin correspondiera a un Congreso

    Nacional de Estudiantes. Una segunda Reunin Coordinadora,esta vez celebrada el Madrid el 5 de mayo, repulsaba el plandel gobierno pero insista en el dilogo y la creacin de rganosde cogestin. En la prctica, el SEU estaba liquidado, pero las

    nuevas Asociaciones Profesionales de Estudiantes, APE, eran unmisterio. En junio sern puestas en pie. El rgimen presentarfactura de esa mnima concesin: el rectorado incoar expediente

    a cinco alumnos, retirando las dems sanciones y suprimiendo a27 estudiantes la prrroga de la mili por estudios; el Consejo deMinistros sancionar a dos catedrticos con dos aos de separacinde la docencia y a otros tres con la expulsin a perpetuidad. Entrelos estudiantes estaba Jaime Pozas, activo como delegado en la

    cmara de Ciencias; entre los catedrticos peor parados se hallabaGarca Calvo, ejemplo imperdonable de valenta, independenciay desafeccin a la Dictadura, y por eso, en el punto de mira delMinistro de Educacin, Manuel Lora Tamayo. Unos cuantos ca

    tedrticos renunciarn a sus ctedras como protesta y otros, mscautos, solicitarn la anulacin de las sanciones.

    Agustn recordara en una conversacin con Jess Quintero queme echaron de la Universidad cuando yo me encontraba muy capaz deaguantar mi propia condicin de catedrtico; los estudiantes empezaron adescubrir cosas y hablar de una manera sorprendente para todos, para mtambin. Pero a pesar de la sorpresa, me encontr metido entre ellos, comosi en su desorden estuviera mi casa. Fueron unos das muy gozosos...8Los acontecimientos significaron un cambio de rumbo radical en su

    vida, un corte de amarras no slo con la vida acadmica, sino conla vida familiar y la idea de Amor o de Pareja, rup tura exteriorizadaen una indumentaria exhibicionista, a semejanza de la que adoptaron

    los sofistas en su tiempo, especialmente Hippias y Gorgias, maestrosdefensores como l de las causas imposibles. En los prximos seis

    8 Intervi em itida en el prog ram a El Loco de la co lina, el 3-01-1997.

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    o siete aos, viviendo de precario en Madrid o dando clases enel exilio, elabor lo esencial de su original pensamiento, desgranado en mltiples charlas, artculos, librosy entrevistas. Agustn

    siempre resalt el carcter no planeado, imprevisto y sorprendentepara todos del pronunciamiento de febrero, llegando a calificar loshechos como preludio de Mayo del 68, apenas una exageracin sinos atenemos a una primera valoracin efectuada el ao siguienteen el estilo burln que le caracterizara:

    Este golpe sorpresa no ha sido una simple alegra, sino ante todouna iluminacin de conciencia poltica. Pocas veces como sta se habrdado la sntesis entre crtica y accin, en el sentido de que los actosmismos del da23[de febrero] y siguientes han sido por s mismos unarevelacin de lo ignorado y una crtica, cuyos principios, antes ocultos,se revelaban justamente en primer lugar como gesto y actitud. Nuestromtodo para entender los hechos consistir simplemente en leer lo que loshechos mismos nos han dicho...f

    Haban sufrido los estudiantes por febrero del pasado ao un extraoataque de lucidez comunitaria, en virtud del cual parecieron darse cuentade que las cosas tenan unos nombres que no servan para indicar loque sus cosas eran, sino ms bien para ocultarlo: que su Sindicato, verbigratia, no siendo un sindicato, en cuanto no alianza de los estudiantes

    frente al Poder, sino mano del Poder sobre los estudiantes, llambase sinembargo Sindicato: segundo, que la casa a la que asistan, no siendouniversidad ni escuela en el sentido de lugar donde acude el mortal a

    preguntar lo que no sabe, a fin de que le enseen cmo averiguarlo, sinoms bien recinto donde demostrar que sabe lo que no sabe, a fin de no

    poder averiguarlo nunca y as ganarse con ello la vida honorablemente,tena sin embargo nombre de Escuela y Universidad..." 10

    Siguiendo el mtodo sofstico de considerar ridculo lo consideradocorrecto y correcto lo tenido por ridculo, Agustn inverta la rea

    9 Notas escritas en el verano de 1965, en Actualidades, Lucina, Madrid, 1980.

    10 San Abe lardo, cronis ta de su divina majestad , refiere los aco ntecim ientos relativosa la historia un iversitaria en el ao 1966 de la era cri stia na, en Actualidades.

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    lidad oficial de las instituciones pedaggicas y polticas, revelandosu verdadero sentido. Su visin del pronunciamiento es profunda

    y clara:"Las reivindicaciones de los estudiantes, en cuanto repre

    sentaban una conciencia despierta de los propios males, unadenuncia pblica de la mentira de una sindicacin que como talse presentaba y que no lo era, de la mentira de una universidadque se venda como centro de la espiritualidad y de la inteligencia

    y que era de hecho un organismo productor de exmenes y dettulos, destinado a apagar todo mpetu de curiosidad y de rebeldacrtica en los jvenes y a encauzarlo debidamente por el caminode la profesin o del seoritismo intelectual, convirtiendo lacultura en la capa dorada de la miseria humana, merecieron ysiguen mereciendo toda mi aprobacin. En cuanto al modo msabierto de plantearse dichas reivindicaciones, tan sorprendentes

    para todos, ha sido la decisin de ustedes [los estudiantes] la quems gan mi admiracin y mi respeto; desengaado en efecto,de las tcticas sinuosas y de adaptacin, como sola decirse, alas condiciones reales para su aprovechamiento, prefiero en todocaso la palabra comn y clara que, en medio de las condicionesms adversas, lanza a la cara de la realidad la proclamacin

    de la mentira. ""

    Para calibrar bien el peso que podan tener los universitarios en lasociedad espaola, durante el curso 1965-66 su nmero se haba

    elevado a 88.000, de los cuales 32.000 correspondan a Madrid y12.000 a Barcelona. La otra mitad de la matrcula se reparta por

    el resto de capitales, dato que explicaba por s mismo la muchomenor agitacin en provincias. El curso en cuestin contemplara el

    entierro definitivo del SEU, sin que las APE, aupadas por el rgimen,consiguieran sustituirlo al ser boicoteadas por los estudiantes. Pero

    al permanecer en el terreno del fenecido sindicato, el movimientoestudiantil se haba vuelto demasiado realista; dosificaba sus es

    11 Respuesta a un cuestionar io de los estud iantes , finales de 1966, citada en una entrevistaque apareci en la revista del exilio Presencia. Tribuna libertaria, primer trimestre de1974, Tolulouse.

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    fuerzos, en ese momento orientados a la creacin de un SindicatoDemocrtico. Por lo pronto consigui el reconocimiento de losdelegados electos, pero solamente dos por curso, no el delegado

    y los diez consejeros de antes. Con la reduccin del nmero derepresentantes, las cmaras de las facultades pasaban de 50 o 60a diez miembros, perdiendo operatividad. En fin, a la reformatecnocrtica por la que abogaba el ministro de educacin, del Opus

    Dei, el movimiento estudiantil opona una reforma democrtica.La propuesta sugera "la consolidacin institucional de los organismosestudiantiles representativos, su ulterior desarrollo y la integracin de losdems estamentos universitarios en la tarea de promover una UniversidadDemocrtica'A1, pero dejando claro que la lucha por la libertad en

    la universidad se insera en la lucha por la libertad en la sociedadespaola. No obstante, no se cuestionaba de verdad la insercinde la universidad en la dinmica neo-capitalista; simplemente serechazaba que el procedimiento a seguir fuera simplemente tcnicoy apoltico, puesto que implicaba eliminar la mediacin poltica y,por consiguiente, la democratizacin. Las medidas preventivas delas autoridades fueron legin: se facultaba a los rectores para abrirexpedientes disciplinarios sin trmites; para prohibir reuniones,

    ordenar traslados, censurar actos culturales, etc. Adems, a losalumnos libres, que en muchas facultades eran mayora, no seles permita la asistencia a las clases13; mientras, los policas de laSocial se matriculaban a espuertas o se empleaban como bedeles.Tambin hubo medidas de apaciguamiento: subida de sueldo a los

    catedrticos, creacin de nuevos departamentos, invencin del cargode profesor agregado, convocatoria extraordinaria de exmenes enfebrero...14Agustn, que denunciaba la conversin de los estudios en

    una sucesin de viles exmenes, apuntaba al verdadero objetivo de

    12 Manifiesto Por una Universidad democrtica, fechado en marzo de 1965; reproducidoen Cuadernos Ruedo Ibrico, n 6, abril/mayo de 1966.

    13 Desaparecer la Unive rsidad espaola? , en Cuadernos Ruedo Ibrico,n 4, diciembre1965/ enero 1966.

    14 Lzaro Rosso, Universidad desarrollista' o Universidad dem ocrtica? , Cuadernosde Ruedo Ibrico, n 3, octubre/noviembre de 1965.

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    la convocatoria, la calma y el sosiego dentro del orden. El obsequiode exmenes suplementarios era una especie de soborno destinadoa garantizar la normalidad en la vida acadmica, cerrando as la

    va crtica abierta por el pronunciamiento del febrero anterior.Los activistas politizados no tuvieron nada que objetar a la orgaexaminatoria, as que los exmenes extraordinarios fueron un xito

    rotundo. En febrero se confirmara la paz en las aulas despus detanta juerga liberadora.

    Agustn Garca Calvo abri en octubre de 1965 la Academia Elbaen un piso de la calle del Desengao, donde daba clases de filologalatina y realizaba lecturas pblicas de los filsofos presocrticos. Noera una eleccin arbitraria puesto que Herclito y Parmnides eranlos pilares que sostenan su pensamiento. Proclamaba la identidaddel Sery el discurso y despreciaba esa nada infinita que a vecesllama Realidad y a veces Todo, Mundo o aquello de lo que sehabla. En terminologa marxista diramos que la Realidad es puraideologa. Adems, no hay realidad exterior al discurso: Por as decir,la verdadera realidad es el lenguaje.Agustn equiparaba el lenguajea la Razn o Logos y rechazaba los intentos platnicos de superarla dualidad entre las cosas que son discurso y las que no lo son

    entre el Ser y la Nadapor medio de los conceptos o las Ideas:"Las Ideas son la muerte del pensamiento." El Estado, por ejemplo,era una idea. Hablar de una idea quiralo o no lo quiera el que esthablandoes ponerla en tela de juicio y por lo tanto hacerla peligrar dealgn modo como idea."'"Esta extraa reflexin anti-idealista queadems niega el Tiempo y por consiguiente la Historia, elemento

    constitutivo de la Realidad, se alejaba mucho del marxismo y, engeneral, de las especulaciones materialistas cientistas, tan de modaen los sesenta, para adentrarse en el terreno propio de los estruc-turalistas y, por qu no, en el machadiano. Tena, en cambio, laapariencia de desenvolverse en razonamientos circulares, al estilo

    15 El pensam iento de Garca Calvo ir desgran ndose en mltiples folletos, artculos,charlas, tertulias y conferencias de la dcada siguiente. Las citas son del librito Ques el Estado, Biblioteca de Divulgacin Cientfica, Barcelona, 1977.

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    de Herclito: Si hablas de una cosa definida, puede que ests luchando por su indefinicin; si hablas de algo indefinido, seguramente estscontribuyendo a definirlo y darle muerte." Del crculo no se escapaba

    ms que quedndose en el lado negativo: si hablas de una cosa,hablas contra ella. 16 Negarse sobre todo a proponer. Sin embargo,el pensamiento agustiniano, por ser optimista, no desembocaba enun solipsismo o un escepticismo pasivo y conformista, muy delgusto posmoderno, como en Derrida, Barthes, Deleuze o Cioran.Para Cioran, por ejemplo, la vida no tena sentido pero cada cualse esforzaba en darle uno, de preferencia, aadimos, uno quese aviniera con lo establecido ya que nuestro ltimo recurso era

    renunciar, no slo al fruto de nuestros actos, sino a los actos mismos...".Agustn, para quien la vida tena mucho sentido, no haca laapologa indirecta de lo existente, sino que incitaba a desafiarlo,

    pues en justicia siempre haba que desobedecer. Cuestionaba la

    educacin en manos del Poder y, en consecuencia, su moral, susleyes, sus gobiernos y sus promesas de futuro. El Futuro es siempre

    la integracin al orden, a la Realidad. El Poder era el obstculoa la felicidad del pueblo, concepto vago, indefinido, o definidoa la contra. Sencillamente ese pueblo se defina como lo queno es Poder y su voluntad se expresaba como negacin: lo que el

    pueblo quiere no es la fuerza, sino no tener que sufrirla. En el planopoltico esto quera decir que el camino para que los hombres, se soniguales, sean iguales, no puede ser nunca la adquisicin del poder, sinola desaparicin del poder."'1Destruir el Poder, no crear uno nuevo.Pero sin violencia. En concreto, negarse a obedecer, no reconocer

    sus tribunales, no pagar impuestos, no hacer el servicio militar,no sacarse el DNI... Esta manera de pensar atrajo hacia la academia a los estudiantes refractarios a los catecismos doctrinarios de

    tipo leninista que constituan la lectura mayor de los politizados.18

    16 bidem.

    17 Apuntes para la conferencia Demo crac ia, dada en un sem inario de la unive rsidadde Sevilla en 1961, recogidos en Actualidades.

    18 Los ms conocidos eran Principios elementales de filosofa, de Georges Politzer, Principios

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    Uno de los primeros sera Jaime Pozas, un tipo muy intuitivocuyo bigote le haca parecer el doble de Bumedian, el presidentede Argelia. Piensa el santanderino Rafael Mazarrasa, a quien sus

    amigos llamaban Yuyo que: En poltica, las posiciones de Jaime tenansiempre un tinte tico. Su mayor fobia era el PCE antiguas pendencias."Marxismo-violinismo" -deca, mientras simulaba tocar el violn. Tambinsola espetar a los comunistas que nunca aprenderan a disociar utilidad ytica. Los aludidos replicaban con crticas soterradas que ponan en dudasu integridad, tanto poltica como personal."Los estudiantes acudana la Academia Elba para comentar la situacin y discutir, paseando

    por los vericuetos sofsticos agustinianos, no para dar clases de nada.Agustn, que no tena sistema que exponer ni verdades ltimas querevelar, trataba de minar desde dentro el mpetu y sentido prctico dela clase burguesa, desempeando con todos un papel semejanteal de un Scrates moderno: conseguir que dudaran de saber loque crean saber y pensaran que saban que no saban. Es decir,desilusionar del saber que se sabe o, segn la feliz expresin de

    un contemporneo, aprender a desasnarse. En aquel momentoprimerizo de la desobediencia, la formacin deba basarse en undesaprender ms que un aprendizaje positivo a marchas forzadas.

    Haba que percatarse ante todo del carcter religioso de la cienciay del progreso, la religin de Dios. Fomentar pues un sanodescreimiento, perezoso y burln, despreocupado de la accin, nouna ideologa redentora universal, con respuesta para todo, que amodo de nueva fe (en la ciencia, en la historia, en el proletariado)sealara el camino de la salvacin.

    Agustn tuvo de nuevo un encontronazo con la polica armada

    (los grises) al asistir al homenaje a Antonio Machado, que habade celebrarse en Baeza el 20 de febrero de 1966. Consista en la

    inauguracin de un monumento con un busto del poeta obradel escultor Pablo Serrano, y se contaba con el permiso de la

    de leninismo, de Stalin y Materialismo y empiriocriticismo , de V. I. Lenin.

    19 Com unicac in de Rafael Mazarrasa al autor, junio de 2014.

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    autoridad. Cuando sta supo que iba a presentarse una multitudde escritores, artistas, profesionales y estudiantes desde los cuatro

    puntos cardinales de la pennsula, se temi que el homenaje a un

    a gloria espaola muerta en el exilio terminara convirtindose enuna condena del rgimen que le oblig a exiliarse y decidi en elltimo momento suspenderlo. La guardia civil controlaba todos losaccesos a Baeza, pero se haban desplazado cerca de tres mil personasy no haba efectivos suficientes para controlarlas, as que llegadasa la ciudad donde ejerci docencia Machado, fueron dispersadas

    por sucesivas cargas de polica. Aquello consagr la ruptu ra entreel franquismo y la intelectualidad. Entre los que se salvaron delos golpes, la detencin y la consiguiente multa se encontrabanAntonio Prez y los hermanos Miguel y Jorge Cua, que volverna aparecer ms adelante en nuestro relato. Jorge estudiaba Clsicasdesde 1964. Su hermano Miguel ngel lleg al curso siguiente yse matricul en Biolgicas. Haba sido detenido por primera vezen 1965 y desterrado a Pontevedra por haber ledo el poema deLen Felipe Libertad en una charla habida en la facultad deFilosofa de Santiago. Y tambin estaba Agustn que, de vuelta a

    Madrid, ser requerido en Barcelona para encerrarse en el Conventode los Capuchinos de Sarri y discutir acerca de la fundacin delSindicato Democrtico.

    En las discusiones previas a la creacin del SDEUB el 11 de marzo,donde dominaba la plana mayor de la intelectualidad del PSUC,Agustn se atreva a calificar el hecho como un acto de integracinde la revuelta. Era el nico en oponerse a la institucionalizacindel pronunciamiento, advirtiendo a la concurrencia de que "si osdejis arrastrar a un tipo de movimiento meramente sindicalista, esdecir, en que solamente trata de arreglar como buenos administradoreslos problemas dentro de casa, corris el peligro de encontraros al cabode los aos teniendo una democracia sindical, perfectamente organizada,como la que hay en otros pases, para estudiantes, para obreros y dems,

    y que contribuye simplemente al mantenimiento de lo mismo. Una

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    asamblea i'uestra, un organismo vuestro, tiene que tener esencialmente una funcin crtica, es decir, tiene que ser lo que la Universidad sera sila Universidad existiese. 20

    Agustn deseaba que el pronunciamiento mantuviera la mismaactitud negadora que cuando surgi: Que no hubiera mucha fiesta

    y grito, que de alguna manera aquello se tradujera en perseverancia, en

    blanda obstinacin; que aquella ingenua sorpresa de s mismos que tantoles conmova el corazn [a los estudiantes] y me lo conmova pudieraconvertirse en una astucia contra el Dominio, en una sugerencia de la

    tctica, quiz imposible, quiz no, para hacer del rayo fuego de no s qufragua ni de qu hogares.21

    Crear algo as como un foro de debate, resistencia y agitacin,sin estridencias, y no una organizacin sindical, con su ceremonialelectivo, su credo democrtico, su programa y su burocracia, enesencia la misma que la que acababa de ser derrocada. Si no sele entendi fue porque los presentes queran justamente eso. A lasalida de la Capuchinada fue arrestado por tercera vez y hos

    pedado tres das en los calabozos de Jefatura. El gobernador civil

    de Barcelona le impondr una multa de doscientas mil pesetas.El curso 1965-66 acab bastante calmado, con la esperanza de la

    mayora de repetir la experiencia de Barcelona en otros distritosmediante las elecciones de delegados. Por su parte, aprovechandoel verano para no dar explicaciones, el gobierno cambi sus APEpor las Asociaciones de Estudiantes, las A.E.

    20 Sergio Len, Notas sobre el movim iento estudian til en Espaa, Horizonte espaol1972, Ruedo Ibrico, Pars.

    21 Agustn Garca Calvo, Cartas de negocios de Jos Requejo, I.ucina, Madrid, 1974,

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    DIFERENCIAS ENTREEL MOVIMIENTO REALY SU REPRESENTACIN

    En un principio, de acuerdo con el sabio Anaxgoras, todas

    las cosas estaban juntas. Todo se mezclaba con todo. En1965 resultaba bastante difcil separar a los estudiantes

    corrientes y molientes de los politizados y agitadores, o dicho enlenguaje militante, a las masas de las vanguardias, aunque

    cuando finalizaron las asambleas libres las cosas cambiaron demodo drstico. El movimiento estudiantil nunca fue un fenmenocompletamente espontneo por ms que contara con grandes dosisde espontaneidad; diversas organizaciones polticas de oposicin

    actuaban en su seno, bien desempeando labores de agitacin,bien ocupando cargos de representacin, llegando a tener, sobre

    todo despus de 1965, una notoria influencia en l, hasta el puntode determinar todas sus reivindicaciones polticas. La consigna deSindicato Democrtico fue su mayor logro. En el curso 1961-62los activistas haban creado un organismo unitario, la FUDE (Federacin Universitaria Democrtica Espaola), cuyo objetivo segnrezaban sus estatutos era "agrupar a todos los universitarios disconformes

    con el sindicato obligatorioLa mayor organizacin presente en laFUDE era el PCE, a decir verdad, la nica organizacin tal comose entiende, estructurada, con militantes en todos los mbitos,aparato clandestino jerarquizado y una lnea poltica realista que

    permitiera navegar cmodam ente en el mar de la conflictividad. Noes de extraar pues que sus consignas penetraran en el movimientoestudiantil ms que las de ningn otro partido. En junio de 1964

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    el bur poltico del PCE haba hecho una Declaracin con lospuntos que luego se iran imponiendo en las asambleas: am nistageneral, libertad de expresin, libertad sindical, derecho de huelga

    y elecciones democrticas. En 1966, su estrategia fue detallada enun libro escrito por su secretario general Santiago Carrillo quellevaba por ttulo: Despus de Franco qu? La democracia poltica

    y social que preconizamos los comunistas. El PCE no se propona enEspaa la instauracin de un rgimen socialista sin la clase obrerapero en su nombre, objetivo de cualquier partido estalinista, sino

    de un rgimen democrtico burgus que no afectara a la economa.Se trataba de un cambio poltico que conllevaba la cada del franquismo, puesto que a ste se le supona incapaz de proporcionar un

    marco de libertades adecuado para un ptimo desarrollo capitalista.Repeta Carrillo el esquema leninista de anlisis para la Rusia de1917, que postulaba completar una democracia burguesa inacabada

    por culpa de una autocracia desptica; donde en Lenin habaimperio de los zares, en el secretario pona dictadura franquista.Atribua al rgimen un grado de descomposicin elevado, que

    trataba de aprovechar en beneficio del PCE ofreciendo la mano alos descontentos del ejrcito, mano tambin extensible a la Iglesia

    y la patronal. El objetivo del plan carrillista era la consecucin deuna alianza entre el partido vanguardia de las clases populares, ode las fuerzas del trabajo y de la cu ltura- y la oposicin interna

    del rgimen (militares, burcratas, jerarcas falangistas, dirigentesdel sindicato vertical, eclesisticos, empresarios...) El anlisis eramuy discutible, pero casi todas las dems organizaciones de laoposicin, empezando por el Frente de Liberacin Popular (FLP),cuando tenan uno propio, no distaban mucho de aqul. Lo

    principal no era sin embargo ste anlisis concreto de la realidadconcreta, sino la conviccin casi religiosa por parte de los militantesmarxistas de ser depositarios de la verdad absoluta, puesto quegracias al materialismo dialctico y al materialismo histricoestaban en posesin de un saber cientfico superior capaz de hallarla respuesta correcta a cualquier cuestin que se plantease. Esa clase

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    de marxismo era una autntica religin secularizada, un tipode fundamentalismo filosfico, esquemtico y proftico, medianteel cual un lder poda adivinar el destino que la Historia tenareservado a los humanos. La justa interpretacin de sus leyes

    por parte de una vanguardia de elegidos, llevara la humanidad,directamente o mejor por etapas, al paraso socialista tal como

    ste se estaba construyendo en la Unin Sovitica, China, Coreadel Norte o Albania. Ante una perspectiva tan halagea estaban

    justificadas todas las maniobras y todas las manipulaciones. Ningnestalinista se inquietaba lo ms mnimo por decir lo contrario delo que deca el da anterior. En virtud de la clarividencia infaliblede sus jefes, lo que hoy fuera verdad, poda ser maana mentira.Es evidente que la adopcin de una ideologa mesinica de ese tipoobedeca a mecanismos psicolgicos compensatorios que buscabandotar de sentido la triste existencia de una juventud inexperta deorigen burgus o incluso proletario, desorientada y frustrada. Loscreyentes comunistas se sentan imbuidos de una misin salvadora,lo cual en principio slo incitaba a mofa; pero el hecho de que su

    alienacin se materializase en un maquiavelismo barato actuabacomo un pesado lastre en las luchas autnticamente liberadoras.Era gente que se pareca demasiado a la que pretendan derrocar;los valores de la libertad les eran extraos y aunque dijeran luchar

    por ella, su ideal social no poda ser ms cuartelero.

    En la Universidad, pareca que el fuego se hubiera extinguido alconsumirse el SEU. El movimiento estudiantil no conservaba lainiciativa y perda la capacidad de reaccin. Las iniciativas del nuevocurso 66-67 debutaron el 27 de octubre con una jornada contrala represin en el Aula Magna de Filosofa y Letras, donde se

    pidi el levantam iento de los expedientes a catedrticos y alumnosy se finaliz con una manifestacin. Garca Calvo, invitado por el

    Aula de Poesa, asisti a la asamblea, supuestamente para hablar depoesa social, pero a la salida fue deten ido por la BPS. Intervinojunto al sancionado Montero Daz. Ya resulta llamativa su indu-

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    mentaria: pantaln negro, camisa blanca desabotonada mostrandopelo, cubierto con una pelliza y tocado con una bufanda roja. Suvoz son clara, pero sus argumentos no resultaron familiares alos congregados: no os fiis de quien persigue poder otro del que unolleva propio por capricho de la naturaleza, que slo consiste en libertad.

    No os fiis ni del propio pensamiento, ni de la palabra que en nada oscorresponde. Ms fiable es la palabra que brota de un ser vivo cuando miente que aquella que ha quedado grabada en escritura, aunque seaun billete en el que pone que es el Banco de Espaa el que promete laengaosa cifra.22

    El fiscal del TOP le acus de reunin ilegal no pacfica yconvirti su intrincado canto a la libertad en una apologa dela subversin, ya que instaba a los estudiantes a no asistir ala convocatoria de exmenes en febrero y a resistir la represinacadmica. Para Agustn dicha represin era ms peligrosa que

    la policial. Le pidieron dos aos por cada una de las acusaciones.Despus de eso el campus volvi a desanimarse. No haba granempeo en llevar adelante la idea del Sindicato Democrtico, a loque contribua en gran manera la tctica comunista. sta consista

    en introducirse en las instituciones oficiales y transformarlas desdedentro en sindicato, en lugar de crear instituciones paralelas y

    antagnicas. En la FUDE de Madrid no todos estaban de acuerdo,por lo que el PCE decidi abandonarla, arrastrando consigo a otrasorganizaciones. Tras la salida del partido por antonomasia, aquellafederacin qued reducida a unas pocas decenas de miembros, ensu mayora trotsquistas y prochinos. Finalmente el curso empezcon un retraso en las elecciones de delegados, seguramente para dar

    tiempo a la campaa publicitaria de las AE en todos los medios,

    incluido el ilegal de las hojas y los carteles. Tal campaa vendraa ser un apndice del tmido proyecto de reforma de la Dictaduracontenido en la Ley Orgnica del Estado, que contemplaba laseparacin del cargo de Jefe del Estado del de Jefe del Gobierno,la eleccin de procuradores en Cortes por el tercio familiar y la

    22 Mem ornd um , escrito indito de Rafael M azarrasa, junio de 2014.

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    consagracin de Espaa como monarqua. El giro tecnocrtico delfranquismo apostaba por cambios minsculos presentados comola esencia misma de la verdadera democracia, la orgnica. En la

    universidad, el PCE daba la impresin de conformarse con lo menosarriesgado, pero la FUDE de Econmicas y Polticas se empeen celebrar elecciones libres y boicotear las que capitaneaban contanto ruido meditico las AE, votando ms representantes de losadmitidos legalmente y constituyendo cmaras independientes.Deca Tcito que en tal gnero de empresas ser osado es menos peligroso que dejarse sorprender." Al obtener fcil xito la iniciativa yreproducirse ste en otras facultades, el PCE se subi al carro; si

    poco antes se mostraba cauteloso, despus de lo acaecido aparentaba decisin: quiso controlar el mayor nmero de cmaras a finde impulsar la creacin del Sindicato Democrtico de Estudiantesde la Universidad de Madrid, el SDEUM. Pero tras los alardes,

    de nuevo la prudencia: pensaban sus dirigentes que se prepararamejor el terreno evitando cualquier conflicto y manteniendo la pazy la tranquilidad en las aulas. Paradjicamente los carrillistas,como se les empezaba a llamar, jugaban el mismo papel que elque pretendan llevar a cabo las AE. La detencin en enero delos activistas que haban promovido el boicot a las AE reforz la

    posicin comunista en las cmaras.

    El segundo trimestre del curso comenz el 27 de enero de 1967con incidentes en el decanato de Econmicas, cuando un grupo deestudiantes exigi aparatosamente la dimisin del decano. La Juntade Gobierno de la Universidad acord suspender indefinidamente

    las actividades docentes en dicha facultad. Tres das despus, por latarde, una marcha poco numerosa al rectorado contra la represin,los expedientes, las detenciones y la informacin de la prensa

    tergiversadora y vil, al cortar la circulacin ante la facultad deMedicina, se encontr con las consabidas furgonetas y botijos(camiones cisterna) de la polica armada. Al poco se concentruna multitud que plant cara a los grises y les oblig a retroceder,

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    llegando incluso a rescatar a los detenidos de los vehculos a lafuerza. Un grupo cortaba el trfico por diversas avenidas; otrosse hacan fuertes en elevaciones de terreno desde donde lanzaban

    piedras y escombros; otro ms evacuaba a los heridosy, mientras,no paraban de bajar estudiantes de los autobuses y del tranva parasumarse a la pelea. La tensin era enorme y los policas municipalesdesviaban el trfico hacia la carretera de La Corua. Debido asus abundantes medios coactivos, los grises se sentan empujadosa emplearlos sin orden ni mesura pues actuaban bajo las rdenes

    de un Gobierno para el que, reparando en Salustio, era como sipracticar la injusticia fuese la nica manera de hacer acto de autoridad.

    El contraataque de los grises se centr en los comedores univer

    sitarios, situados frente a Medicina, al haberse refugiado algunosestudiantes en ellos. Como hemos dicho antes, fue indiscriminado,

    confuso e ineficaz, cebndose en los estudiantes ms ajenos a losucedido. Los nimos se exacerbaron hasta el punto de que, en

    previsin de nuevos desrdenes y violencias, la Junta de Gobiernocerr por tres das todas las facultades y escuelas tcnicas superiores

    de la Ciudad Universitaria. Al abrirse de nuevo con la polica en lapuerta, se celebr una Tribuna Libre en Econmicas que dio por

    terminadas las protestas. No se contaba ya con el factor sorpresa yse crea suficientemente ganada la escaramuza como para arriesgarlaante unos grises probablemente mejor conducidos. Por otra parte,la idea de vanguardia haba penetrado tanto en los estudiantesactivistas que ninguno se esperaba un movimiento de masas sinla participacin de los comunistas estalinistas. Pero el llamadolunes de comedores demostraba lo contrario, pues numerosos

    estudiantes se haban puesto en accin sin necesidad de ninguna

    consigna acadmica y menos, de una vanguardia dirigente.23

    Los estalinistas oficiales desaprobaban la accin y se esforzaban en

    convencer a las autoridades de que con un sindicato democrtico

    23 De aqu al final del cap tulo el autor tra tar de guiarse por el relato de la Pequeahistoria de la llamada Acracia, escrita por Antonio Prez durante el ltimo trimestrede 1968.

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    todos esos disturbios no hubieran pasado. Ajeno a los acontecimientos, ese mismo da, 30 de enero, tena lugar en Valencia una

    primera Reunin Coordinadora Preparatoria, RCP, con el fin deestablecer un plan para la reforma democrtica de la universidad

    a promulgar por un futuro Congreso Universitario, reforma de laque los sindicatos democrticos habran de ser la pieza clave. Una

    segunda RCP tuvo lugar en Pamplona el 1 de abril en la mismotnica que la primera y, por fin, el 26 de ese mes pudo celebrarsela asamblea constituyente del SDEUM. Y como pensaba H. D.Thoreau, cuando cesa la verdad, surge una institucin, y viceversa.Muchos lo miraban como obstculo burocrtico a la guerrillauniversitaria, intil polticamente y un factor de orden peligroso,

    puesto que ira revestido con la toga de los bonzos. No tard endemostrarlo ante el primer problema que se present, el 16 demayo, con la detencin de tres delegados y el asalto de la policaa la delegacin de alumnos en Econmicas. El SDEUM estabacontrolado por el PCE, al que una direccin exterior privaba de

    iniciativa, mxime ante situaciones imprevistas. La asamblea deEconmicas del da 22 decidi un encierro, declarndose en contravarios profesores y algunos estalinistas. Los cursos aprobaron luego

    una huelga de exmenes que la cmara de estudiantes rechaz, perola misma asamblea se ratific en la huelga. El SDEUM, en unode sus primeros balbuceos, se opona al boicot para no dividira los estudiantes!, y razn de ms, para que las autoridades nocerraran Econmicas. Estaba claro que la recin nacida burocraciasindicalera por un lado tena miedo de los expedientes y, por elotro, quera ofrecer una imagen responsable a las autoridades, paralo que procurara evitar el menor atisbo de politizacin y crtica

    social en la vida acadmica.

    Mientras que en algn lugar suceda la tercera RCP, para quientuviera ojos y quisiera ver, el SDEUM empezaba a mostrarse pocorepresentativo, preso de una mediacin partidista y, por lo tanto,escasamente independiente. Su objetivo reformista era improbable

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    en una dictadura, por lo que toda estrategia en esa direccin estabacondenada al fracaso, con la consiguiente carga de decepcin ydesmovilizacin. Por si fuera poco, la disfuncionalidad entre los jefesdel partido comunista y sus clulas de la Universidad era patente,

    provocando repentinos y contradictorios cambios de postura quese reflejaban en el Sindicato. El mito del PCE se caa a pedazos.

    Pero del lado izquierdista, la situacin no era mejor. La FUDEhaba quedado prcticamente en cuadro; seis o siete alucinadosmaostas abusaban de las siglas, recubriendo la impotencia de susmtodos con extica verborrea. Los izquierdistas eran todava msvanguardistas que los estalinistas del PCE y mucho menos si cabepartidarios de la espontaneidad. No discutan su proceder manio

    brero, ni tampoco su arrogancia o su autoritarismo organizativo;simplemente discrepaban de su lnea poltica reformista o revisionista, y en ese momento preciso, de la escandalosa moderacinque mostraba frente a las detenciones o a la presencia de policasen la Universidad. Al igual que pasaba con el PCE, la rigidez ideolgica, las desmedidas pretensiones dirigistas y la absoluta falta deimaginacin los haban llevado a un callejn sin salida. Nada que

    hacer por ese lado sino levantar acta de la divisin del movimiento

    estudiantil. El revulsivo vendra de una inesperada conjura que,al tiempo que cuestionaba la abundancia de pretendidos lderes,cada cual ms inepto, denunciaba el distanciamiento entre la su

    puesta vanguardia esdeumista y el conjunto de los estudiantes,puesto en evidencia con las serias discrepancias en tre las cmarasde delegados y las asambleas. Nos estamos refiriendo a la futura

    Acracia. La conjura, o al menos una parte, haba debutado con uninesperado escndalo: la noche del 20 de mayo haban entrado en

    el restaurante El Bosque, de la calle Almansa, y haban apedreadolos ventanales de la sala donde se reuna la flor y nata de la extremaderecha espaola en ocasin de un homenaje a Blas Pifiar y otros

    compinches por su labor en pro de la unidad catlica de Espaadurante la discusin del proyecto de ley de Libertad Religiosa. Las

    piedras contra la fe, como dijo el semanario Fuerza Nueva, se

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    haban esparcido por la mesa ante el pnico general. Los autores,que queran dejar claro la vulnerabilidad de aquellos torquemadassin hoguera, calaron el chapeo, requirieron la espada, miraron de

    soslayo, furonse y no hubo nada.

    Las discusiones sobre la huelga de exmenes y la obstruccin delPCE a la misma consiguieron reunir a un puado de disconfor

    mes, unos treinta, algunos sin organizar, o sea, independientes,y otros organizados en la FUDE. Conocemos la identidad dealgunos: Jaime Pozas (miembro de la FUDE de Ciencias y bastante popular, pues haba sido elegido delegado de facultad cuatroveces), Antonio Prez (tambin de la FUDE), Jos Luis Carretero(de Ciencias), Cayetano Nez (de Derecho, a quien Jaime dabaclases), Fernando Mara Aldecoa, Jos Antonio Izquierdo (ambosde Econmicas), Emilio Prez Fernndez (de Ciencias primero,luego de Letras)... Joserra Rmila, otro de Filosofa, muy amigode Aldecoa, asimismo comparta los mismos gustos y las mismas

    repugnancias de aquellos, pero slo se interesaba por la accin, no porlas reuniones. En fin, acababa mayo y los reunidos hacan balancede la situacin y estudiaban la mejor manera de poner trabas a lasmaniobras comunistas. En principio pensaron regenerar la FUDE,incluso llevaron adelante una campaa de desratizacin de la quefueron vctimas dos o tres lderes, pero desistieron al considerar

    la inutilidad de dar aliento a un cadver. Relata Antonio Prez:"As se quemaron las naves respecto a todos los grupos constituidos y sehabituaron los futuros cratas a la idea de partir de cero en la construccin ile una nueva mentalidad poltica16'Y empezaron las reunionesde donde saldra el panfletoRevolucin y Universidad, la palancaterica con que los cratas desencajaron la universidad madrilea.Alguien propuso recurrir a Agustn, conocido y admirado por lamayora, pero se decidi que en todo caso acudiran a l una vezredactado el escrito. Para el aludido pintaban bastos; el fiscal le

    peda dos aos por apologa del delito y otros dos por reunin ilegal.

    24 An tonio Prez, O p. cit.

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    Su causa se vio el 18 de junio, resultando condenado a seis mesesy un da de crcel, adems de a una multa de diez mil pesetas.Apenas recurrida la sentencia empez la vista de la que se abri

    por los hechos del 25 de febrero de 1965. Un bonito panorama.Siguiendo a la Pequea Historia, la primera de las reuniones fuede cuatro personas que, en dos horas de discusin, lograron redactar lostres o cuatro primeros renglones. (...) Las reuniones nunca disfrutaron deorden del da ni de informaciones o ponencias previas. Solan agrupara seis o siete personas en algn local universitario. No haba moderadorni votaciones. Slo una vez hubo que recurrir al voto para escoger entredos prrafos propuestos, lo que da una idea de la buena voluntad y faltade prejuicios que presidan el ambiente. Los asistentes llamaban a susamigos menos dogmticos para que discutieran las bases del panfleto. Seredactaba cuatro o cinco renglones por charla, por lo cual se extendi laredaccin hasta finales de junio, asistiendo en total unas treinta personas,de las cuales slo una abandon el grupo, pues tena que discutir consus jefes' la bondad o malicia de tales contubernios.25

    Transcurridos diez aos, Jaime Pozas apuntara: Tardamosmuchos das y todo tena que ser aprobado por voto libertario (una solaoposicin impona correccin de palabra o prrafo)."16

    Se hizo del panfleto una tirada pequea de trescientos ejemplares

    en una multicopista prestada del SDEUM, que se repartieronentre los prximos. No iba firmado, ni trataba de justificarse;tampoco se defina ideolgicamente, ni apelaba a una futuraclientela. Helo aqu:

    25 fbidem.

    26 Jaime Pozas, La autenticidad como lucha , Ediciones Nez, Madrid, 1977.

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    UNIVERSIDAD Y REVOLUCIN

    A.- CONCEPCIN DE LA UNIVERSIDAD

    La Universidad est inmersa y depende de la Sociedad; sta mismaimpone las normas a la Universidad.

    Tratar de organizara mejor tcnicamente, slo supone favorecer

    a esta Sociedad.

    Slo cuando se est de acuerdo con una sociedad concreta conven

    dr favorecer tcnicamente a su Universidad.

    Mejorar tcnicamente la Universidad en nuestra sociedad actual

    supondra producir ms y mejores tcnicos que se incorporaran

    al servicio de las estruc turas, fortalecindolas.

    B.- LA UNIVERSIDAD COMO POSIBILIDAD Y CAMPO DE LA

    ACCIN REVOLUCIONARIA

    Al pretender destruir la estructura de la sociedad actual y dado

    que nuestro campo de accin ms directo es la Universidad, la

    lucha revolucionaria dirigida a este fin tendr que encaminarse

    tambin a la desorganizacin de la Universidad en cuanto instru

    mento a! servicio de tal Sociedad.

    C.- EL ESTUDIANTE REVOLUCIONARIO

    El estudiante revolucionario es el que estando de acuerdo con los

    dos puntos precedentes, antepone a sus obligaciones acadmicas su

    accin revolucionaria, lo que implica el abandono de su formacin

    cientfica y profesional.

    No es revo lucionario aqul que concibe sus obligaciones acadmi

    cas como medio a largo plazo al servicio de la Revolucin.

    D.- NUESTRA ACCIN REVOLUCIONARIA

    Plantear reivindicaciones justas y nece sarias p ero inconcedibles en

    la situacin actual por afectar a las estructuras generales del pas.

    La misma justicia y necesidad de estas reivindicaciones ir su m an

    do al universitario en la lucha.

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    Nuestra labor revolucionar ia esta r dirigida preferentemente a los

    estudiantes demcrata-burgueses, reformistas y sindicalistas; as

    como al desprestigio poltico de aquellos que para conseguir la

    revolucin utilizan medios burgueses y paralegales que frenan las

    actividades revolucionarias.

    RELACIONES CON LOS ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS. Admi

    tiendo nuestras diversas tendencias, los estudiantes revolucionarios

    tenemos un objetivo: la lucha por la Revolucin Socialista en un

    frente comn. Es por esto que nuestras relaciones se basarn en

    la honradez y la razn. La informacin veraz y total, analizada con

    espritu crtico, permitir el planteamiento de acciones comunes.

    E.-RELACIONES CON LOS DEMS SECTORES SOCIO-POLTICOS

    Facilitar el an lisis de prob lemas generales en comn que favorez

    can la concrecin de acciones conjuntas (propulsin de estudios

    mixtos).

    Los grupos de izquierda han dem ostrado su incapacidad p ara con

    cretarse en un frente comn por su negacin de los elementos por

    ellos llamados independientes. Se hace pues necesario plantear

    el estudio de otros cauces organizativos que posibiliten nuestroobjetivo.

    Al abrir el libro de los aforismos de Lichtenberg, nos topamos conste: Hay gente que posee, no tanto genio, como cierto talento para captarle al siglo o incluso al decenio sus deseas antes de que los hayan puesto

    de manifiesto." Algo as se desprenda de aquel tosco panfleto. Engran parte las ideas provenan de Jaime Pozas, quiz por tener ms

    edad, ms formacin y ms experiencia. Llevaba en la Universidaddesde 1962, haba sido delegado varias veces y arrastraba tras lun expediente y alguna que otra detencin. En las asambleas, suvozarrn, su gabardina y su forma de levantar los brazos hacande l una figura remarcable. En los ltimos tiempos levantaba enel Rastro un tenderete minsculo de libritos de la editorial ZYX

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    y alguna otra cosa. Un conocido deca que tenda su red. DeAntonio Prez han dicho que "no es un personaje que admita unadescripcin apresurada, porque es obvio que no trabaja para la galera. "7Jaime y Antonio eran sin duda los conspiradores con personalidadms acusada, los ms veteranos, los nicos que tenan alguna ideade anarquismo y, por todo eso, los ms influyentes. Sin estar losroles fijados de antemano, y mucho menos acotados, se dira que

    Jaime haca de aglutinante; Antonio, de estado mayor o centralde inteligencia de la conjura experimental. El ascetismo e histrio-nismo crtico del uno combinaran bien con la audacia calculaday el sentido de la oportunidad del otro. Al acabar la redaccin,uno de los participantes, Jos Antonio Izquierdo, aprovechando el

    cansancio de todos, sin consultarlo con nadie incluy un apndicede pocas lneas escrito por l sobre Disociacin y revolucin. Setrataba de una oscura y confusa reflexin sobre la separacin yel antagonismo, ideas que fusionadas dan lugar a la disociacinpoltica, mal de la humanidad que slo se curara con la Revolucin. Extrao sombrero puesto al manifiesto por un ms extrao

    personaje, aprendiz de terico, alto de estatura, algo eglatra ybastante caracterial; el alicantino Izquierdo era trotsquista posadista,

    de esos que crean en los extraterrestres. Iba siempre con libritos dela IV Internacional para endosrselos al primer posible proslito queimaginara. No es que los presentes tuvieran las cosas demasiado

    claras, puesto que rendan culto al Che Guevara y se ilusionabancon la revolucin cubana; como a menudo suele pasar, el Poderrecurre al enemigo til, bastante impresentable, fabricado a lamedida por su aparato meditico-propagandstico, lo que a su vez

    provoca una nefasta reaccin de identificacin entre ste y el enemigo

    verdadero, basada en la desinformacin y la mentira. Haba entrelos independientes unos pocos marxistas-leninistas y otros quesobrevaloraban a Trotsky. Sin embargo, el panfleto no reivindicabaningn marxismo, pero tampoco ningn anarquismo, aunqueel temperamento de la mayora apuntara ms en esa direccin. La

    27 M em orndum 1, Rafael Mazarrasa.

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    cosa tiene fcil explicacin; las reuniones no tenan por objeto laelaboracin de una plataforma terica de gran alcance; su proceso

    de elaboracin persegua un mnimo comn sobre el que ensayar launin entre estudiantes activistas independientes, con vistas a una

    intervencin radical organizada en las luchas. Tenan en cuenta laaccin, no la teora. Como deca aquella cita de Herclito pintada

    en los muros del Barrio Latino durante Mayo del 68: "El combatees el padre de todas las cosas.

    La preparacin distaba de ser ptima, porque la lectura de crtica

    social y poltica posible en 1967 era bastante limitada. Entre loscratas, los hermanos Cufia y Jos Luis Carams quiz fueran

    la excepcin, puesto que eran asiduos de la Biblioteca Pblicade Pontevedra, lugar donde no iba nadie, y descubrieron undepsito de libros de la poca republicana, marcados en rojo y,por consiguiente, de lectura prohibida, que fue todo un estmulo.Por sus manos pasaron Anselmo Lorenzo, Reclus, Jean Grave,Bakunin..., un verdadero privilegio. Se lea mucho en el mundillo

    universitario, pero de forma precaria y desordenada. De los clsicosrevolucionarios, apenas poda conseguirse algo en las trastiendas

    de la librera o a travs de algn amigo que viajara al extranjero.Paco Gil visitaba a menudo la biblioteca del Ateneo de Madrid. Setena una idea fantstica de la Revolucin Rusa, pues los libros deArchinov, Makhno y Volin eran perfectamente desconocidos. Lomismo suceda con la Guerra Civil espaola, asequible solamente

    por versiones estalinistas o filoestalinistas. La historia de la C N Tde Peirats era inencontrable; no la reedit Ruedo Ibrico hasta

    1971. Un libro clave como El gran engao, de Burnett Bolloten,

    no estuvo disponible hasta 1975, y en una versin mutilada. Conmucha suerte poda conseguirse alguna edicin latinoamericana deEl Laberinto espaol, de Brenan, o del Homenaje a Catalua,

    de Orwell. En fin, el primer libro riguroso sobre el movimientoobrero libertario no apareci hasta 1969: se trata de la Historiadel anarcosindicalismo espaol, de Juan Gmez Casas. Normal

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    mente, se confunda el marxismo con el leninismo y ms todavacon el estalinismo, la ideologa del PCE; la existencia de RosaLuxembourg o de la corriente consejista era ignorada por todos.A decir verdad se conocan las descalificaciones que les infligaLenin en E l izquierdismo, enfermedad in fantil del comunismo, unmanual con el que la feligresa comunista justificaba su habitualoportunismo. Se tenan ideas estereotipadas, cuando se tenan,

    sobre Blanqui, Bakunin, Fourier, Freud, Nietzsche, Sorel, Stirner,Camus y, en general, sobre cualquier autor heterodoxo o sim

    plemente sin el imprimatur sovitico. Los futuros cratas leanapresuradamente todo lo que podan, asimilndolo a la maneraautodidacta, por ejemplo, el Manifiesto Comunista, de Marx; la

    tica, de Kropotkin; El origen de la familia, de Engels; Diosy el Estado, de Bakunin; algo de Bertand Russell o de Trotskyy, a lo sumo, El Anarquismo, de Daniel Gurin, publicado conprontitud por la editorial Proyeccin de Montevideo. Difcilmentese poda competir con los catecismos estalinistas en el terreno de lasideas -el ltimo en salir era el librito rojo de Mao-, pues faltabael ambiente cultural tan efervescente y libre que se dio en Europadespus de mayo del 68, gracias al cual pudieron redescubrirse

    las tradiciones revolucionarias ocultas y guardadas en un sepulcrocon siete cerrojos por el socialismo mistificado que entroniz lacontrarrevolucin bolchevique. Pero se poda competir, y mucho,

    en el terreno de los