amanda ashley - libro 1- sombras grises

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxa

Amanda Ashley

** Shades of Gray**

Alexi Limitado por cadenas de plata, el vampiro ha dormido por cientos de aos, encerrado en un mundo de dolor y hambre, hasta que la seductora fragancia de la sangre de una mujer le hace volver a su voraz vida. Marisa Excitada por la visin del encadenado vampiro de feria, tropez en la tienda hacia los brazos del hombre ms sorprendente que jams haba visto. Hipnotizada por su abrazo sobrenatural, ella le cree cuando l le jura que lo nico que desea beber de ella son sus besos. Grigori Perdido en las tinieblas, Grigori encontr un nuevo sustento en la luz del amor de Marisa, y un nuevo propsito en su vida. Slo l poda protegerla del mal que acechaba en la noche. Ahora, hambriento de sus agridulces caricias, l le hace la solemne promesa de ensearle que no

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxatodos los no muertos son monstruos, y que en algn lugar entre el blanco y el negro de la perdicin, se encuentra el infinito...

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaSombras grises Recuerdos de la luz del da calientan mi mente importunndome atormentndome con todo lo que dej atrs. Mi corazn palpita fro. Toda esperanza se ha ido, y vivo en sombras grises. La luna es mi sol y el sol mi muerte. Debera rendirme al da. La luz del sol, como una bendicin me conduce a mi guarida donde duermo de su afecto, anhelando su luz y rezando para que nunca me encuentre. Ahora soy una criatura de la oscuridad, cada pesadilla hecha realidad. Temor reencarnado el terror de la noche Y he venido por ti.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxa

Captulo 1

El Ferial de Roskovich era la excusa ms pobre y srdida que Marisa haba visto para una feria. El principal reclamo del propietario era alardear de que, dentro de la mayor de sus andrajosas tiendas de campaa, l tena el cuerpo de un genuino vampiro de Transilvania. Marisa pag la arrugada entrada a seiscincuenta y entonces, evitando los paseos usuales de la feria y los juegos, entr en la gran tienda blanquiazul y desprovista de adornos de la atraccin secundaria, junto con las otras almas fuertes que se haban aventurado a salir bajo la lluvia en esa fra y ventosa tarde, vspera de todos los santos. Ella vag de atraccin en atraccin, detenindose brevemente para mirar a la mujer barbuda y al hombre de dos cabezas, que era, obviamente, una ridcula falsificacin. Pasendose, vio un triste gigante cubierto por un disfraz de leopardo, que le recordaba a Pedro Picapiedra. Haba un enano de apariencia rara, un hombre con la piel de reptil y una diminuta mujer que estaba cubierta, de la cabeza a los pies, por sicodlicos tatuajes. El aire era denso con el olor de la tela mojada por la lluvia, el algodn de azcar y las palomitas con mantequilla, mostaza y cebollas. Un vendedor, con un delantal amarillo gritaba: Compren perritos calientes! Llvenselos mientras an queman! Marisa se par cuando lleg a una pequea tienda, montada dentro de la grande. Un cartel con forma de mano indicaba: CONDE ALEXI KRISTOV EL MS ANTIGUO VAMPIRO QUE EXISTE Marisa sinti una sbita corriente helada recorriendo su espina dorsal cuando entr en la pequea tienda. Buenos efectos especiales, pens. Ella ech una mirada sobre su hombro, esperando encontrar alguna especie de ventilador, pero no vio nada. Y entonces vio el atad. Era una antigedad, mayor en la parte de arriba que en la inferior. De color pardo oscuro, descansaba sobre una tarima de madera con relieve, en el centro del suelo lleno de aserrn. La tapa cerrada estaba cubierta con rosas rojosangre envueltas en vapor artificial. Quizs haba una docena de personas en la tienda. Rodeaban en semicrculo el fretro, hablando en silenciosos susurros. Una nia pequea tir con fuerza de la mano de su madre, quien la mont a caballito. Dos chicos adolescentes bromeaban con una preciosa chica, haciendo chistes sobre los no muertos y las criaturas de la noche. La gente se call cuando un hombre alto, delgado como un cadver, vestido con un traje marrn y una vieja corbata antigua, entr en la tienda y se coloc a la cabeza del atad. Permaneci all, sus esculidas manos dobladas, su expresin sombra, mientras las luces se atenuaban. Bienvenidos dijo el hombre, ejecutando una corts reverencia. Soy Silvano Hablaba con un fuerte acento, pens Marisa, pero no saba de dnde era. Hngaro, quizs, o ruso. Lo que voy a decir puede chocarles, pero les aseguro que es la verdad. Siglos atrs el conde Alexi Kristov era un despiadado monstruo, un ltigo que

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxadiezmaba muchos pequeos pueblos de mi patria natal, Rumania. En esa poca, l cazaba a mi familia, devorndolos uno a uno hasta que mis antepasados casi fueron destruidos por completo Marisa dio un paso hacia atrs, arrastrada por las palabras del hombre. Ella nunca haba credo en fantasmas o duendes. No tena miedo de la oscuridad. No crea en brujas, hechiceros o vampiros. Pero algo en la voz de ese hombre, en sus palabras, le haca creer. Sinti cmo se pona su carne de gallina cuando Silvano hizo una profunda inspiracin y comenz de nuevo a hablar. Hace unos cien aos, uno de mis antepasados descubri los restos del palacio del conde. l hizo que el vampiro se rindiera, ayudado por cadenas de plata. Muy despacio, Silvano movi las rosas de plstico de la tapa del atad. Vacil, para dar un efecto dramtico, conjetur Marisa, y luego, con una floritura, levant la tapa, la cual estaba revestida de blanco satn. Piensan que parece muerto, Silvano continu, con tono sombro. Puedo asegurarles que el conde Alexi Kristov est muy vivo. Un siglo sin alimento le ha hecho desamparado y virtualmente sin poder. Silvano extendi su mano invitndolos. Por favor, no tengan miedo de acercarse para mirarlo de cerca. No hay peligro. Marisa permaneci atrs mientras todos echaban un buen vistazo al conde, y luego, con las piernas blandas como espaguetis, ella subi los dos escalones de la plataforma y mir dentro del fretro. La cama del atad estaba cubierta con el mismo satn blanco que envolva la tapa. Una cruz de plata, quizs de un pie de largo, estaba asegurada a la parte de debajo de la caja. Varias cruces similares estaban colocadas a cada lado de la cabeza del vampiro. El vampiro, ataviado con un rado traje negro pasado de moda, estaba amortajado con sus manos a los lados. Ella pens que era raro que sus manos estuvieran firmemente aseguradas. Una fina cadena de plata se envolva alrededor de su cuerpo, desde su pecho a sus tobillos. Su piel, que era casi tan blanca como el satn que tena debajo, era como papel pintado, delgada sobre su crneo. Plidas pestaas marrones, descansaban sobre sus hundidas mejillas. Su pelo era largo y lacio, de un deslustrado marrn rojizo. Definitivamente pareca muerto. Desde haca mucho tiempo. Sintiendo la mirada fija de Silvano, Marisa levant la vista. Por qu tus antepasados no le mataron? Ellos sintieron que la muerte sera demasiado misericordiosa. Misericordiosa? EstoSilvano gesticul hacia el vampiro. Cmo puedo explicarlo? l est an vivo. Sin sangre humana como sustento, est en un constante tormento.Una sonrisa, que no era realmente una sonrisa, se insinu en los labios finos de Silvano. l no puede escapar de las cadenas. Las cruces le restan sus poderes. Su alma est atrapada dentro de ste cuerpo. ste cuerpo muerto. Marisa se estremeci al mirar de nuevo al vampiro. Silvano casi le haba hecho creer que era real. Pero, por supuesto, slo era un hombre extremadamente flaco en un impresionante escenario. Ella mir fijamente el pecho del vampiro, silenciosamente cont los segundos. Pas un minuto. Dos. El hombre no respiraba. Tres minutos. Cuatro. Un escalofro recorri su espalda. Puede que realmente aquello fuera un cadver.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaSilvano se volvi hacia una preciosa nia que llevaba una minifalda roja, una blusa sin mangas, calcetines negros de malla y zapatillas de bailarina y que le llam por su nombre. Marisa mir a Silvano, que abandonaba la tienda con la nia. Lanz una mirada a su alrededor y vio que todo el mundo se haba ido. Su corazn lati rpidamente, realmente se haba quedado sola con el vampiro. Ella mir fijamente el cuerpo. Podra ser que no fuese humano en absoluto. Probablemente estuviera hecho de cera, como las figuras del museo de Movieland1. Ella ri con alivio. Eso era, por supuesto. Por qu no haba pensado antes en eso? Era slo una elaborada broma. Mir sobre su hombro. No vio a nadie. Sintindose como una tonta, recorri los eslabones de la cadena con la punta de sus dedos. Pareca muy real, slida. Una pequea fortuna en plata. Y luego, incapaz de resistir la tentacin, toc la mano del vampiro. No estaba hecho de cera. La piel estaba fra. Tersa y seca, le record el tacto de los antiguos pergaminos. Ella abri la boca con asombro cuando la piel, parecida al papel, empez a calentarse bajo la yema de sus dedos. Y luego, muy lentamente, los esquelticos dedos de la mano izquierda del vampiro se desenroscaron y se extendieron sobre el liso forro de satn. Con un grito, Marisa se apart con un salto del atad. Se volvi, tropez y dio un traspi, gritando hasta que cay sobre sus pies. Se ara la pierna con la rugosa madera, aterrizando sobre el aserrn con sus manos y rodillas. Temblando, mir sobre su hombro, en el peor de los casos vera al vampiro levantndose desde su atad, sus colmillos descubiertos en una horrible mueca y en el mejor de los casos, vera un hombre normal, sentado y riendo estruendosamente, porque la haba asustado, haciendo que perdiera diez aos de su vida. Pero todo estaba quieto dentro de la tienda. Mortalmente quieto. Marisa se arrastr sobre sus pies, retrocediendo como pudo. Mirando hacia abajo, vio la sangre goteando de una herida superficial justo debajo de su rodilla derecha. Cogiendo un pauelo de su bolsillo, limpi la sangre; luego, con una mueca, lo tir a la papelera y sali precipitadamente de la tienda. Sangre. Caliente y dulce y fresca. El olor de ella llen el aire, importunando su nariz, atormentando sus sentidos, despertando una sed que haba permanecido dormida por cientos de aos. Sangre. La sangre de una mujer. Su mano vibraba con el recuerdo de la mano de ella, sus dedos eran calientes y blandos, los latidos de su sangre le llamaban. l luch a travs de la negrura, un siglo de oscuridad, todos sus sentidos afilados por el irresistible aroma de la sangre de una mujer. l flexion sus manos, sus hombros, lami sus labios, como el Cazador que bramaba a la vida. Con esfuerzo, abri sus ojos. Un lamento por el atropello retumb profundamente en su garganta cuando vio las cruces. Tres, todas de plata.

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Museo de cera de las estrellas, se encuentra en California y en l se pueden ver las figuras de Julia Roberts, Jack Nicholson y muchos ms famosos. Se puede acceder en www.movielandwaxmuseum.com

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCon el retorno de la conciencia, lleg el dolorel dolor de las cadenas de plata alrededor de l y el rabioso Cazador que no haba tenido alimento durante cientos de aos. Ignorando el dolor y al Cazador, se encerr profundamente en s mismo, llamando a la fuerza de miles de aos Marisa se despert con el sonido de sus propios gritos resonando en sus odos. Respirando rpidamente, encendi la lmpara que tena al lado de la cama y ech un vistazo a su alrededor, aliviada de encontrarse a salvo en su casa, en su propia cama. Su mano fue hacia su cuello, sus dedos tocaron ansiosamente la piel de debajo de su oreja izquierda. No pareca haber ninguna marca de mordisco. No haba sangre. Un sueo, murmur fue slo un sueo. Pero pareca tan real. La criatura doblada sobre su cama, sus ojos grises ardiendo de un rojo profano en la oscuridad, sus manos como garras estaban posadas en sus hombros, mantenindola en el sitio, su largo pelo rojizo frotndose con su mejilla, mientras l se apoyaba en ella, sus colmillos se posaban en su cuello. Demasiado real, pens ella, demasiado real. Dejando la luz encendida, se cubri hasta la barbilla, temerosa de cerrar los ojos, temerosa de volver a dormir, con miedo de que la pesadilla pudiera encontrarla de nuevo.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 2

Marisa volvi a la feria el lunes siguiente por la tarde, despus del trabajo, esperando que al ver al vampiro de nuevo, y al asegurarse que an segua all, se vera libre de las pesadillas que haban plagado sus sueos durante las tres noches anteriores. Porque pensaba que el ver a la criatura de nuevo pondra punto y final a sus malos sueos en vez de seguir causando ms confusin, recapacitaba mientras aparcaba su coche en un lado de la calle y atravesaba corriendo la fina llovizna que haba empezado al atardecer. Ella se par cuando lleg al solar, sorprendida al ver que las casetas de comida ya no estaban. Varias de las tiendas haban sido desmanteladas; en la distancia, ella pudo ver a tres hombres bajando un vehculo del Ferry. Otro hombre intentaba conducir a un asustadizo caballo dentro de un remolque. Nadie le prest atencin. La caseta de las entradas estaba vaca. Un cartel en blanco y negro estaba colocado en la ventanilla. En l se poda leer: CERRADO HASTA NUEVO AVISO Durante un momento, ella mir fijamente la seal; lanzando una mirada a su alrededor para estar segura de que nadie estaba mirando, se zambull en la gran tienda. Estaba vaca. Ella poda or su corazn, latiendo en sus odos, mientras se aproximaba a la tienda pequea. Respirando profundamente, entr dentro. Esa tienda tambin estaba vaca. La tarima estaba en el centro, pero el oscuro atad no estaba a la vista. Puedo ayudarla? El sonido de una voz de mujer la sobresalt. Girando, Marisa reconoci a la nia que haba visto el viernes. La nia que llevaba la minifalda roja, las zapatillas de bailarina, la blusa sin mangas y los largos y balanceantes pendientes rojos. Ese da su apariencia haca pensar que acababa de regresar de un funeral. El severo vestido negro que llevaba le haca parecer mayor. Llevaba un pauelo negro sobre su pelo. Un adornado crucifijo de plata colgaba de una fina cadena de plata alrededor de su cuello. Anchos brazaletes de plata adornaban ambas muecas. He venido a ver al vampiro. La chica la mir con el ceo fruncido. Sus ojos estaban rojos, como si hubiera estado llorando. Ah, si dijoestabas aqu en la vspera de Halloween no? S.Marisa lanz una mirada hacia el centro de la tienda, donde haba estado el atad. Dnde est? La nia mir alrededor de la tienda, sus dedos inquietos en el crucifijo. Estaba imaginndolo, se pregunt Marisa, o los movimientos de la nia parecan furtivos, temerosos? Hay algn problema? Pregunt Marisa. Qu? Oh, no. Lo lamento el conde no est disponible para visitas. No est disponible? Por qu no? La chica vaci antes de contestar, y Marisa tuvo la clara impresin de que estaba eligiendo sus palabras con mucho cuidado. El cuerpo est siendo... restaurado.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaYa veo, dijo Marisa.Sabes cuando l... cuando se finalizar la restauracin? La mano de la chica se apretaba sobre la cruz. Lo siento, pero no se lo puedo decir. Est Silvano por aqu? La nia mir a Marisa mordazmente; luego expeliendo un profundo y estremecido suspiro, neg con la cabeza. Parece que estis recogiendo. Si, me temo que un negocio inesperado nos llama. Siento que haya hecho un viaje para nada. Buenas tardes. S, buenas noches. Marisa mir mientras la nia se iba, luego camin hacia el centro de la tienda y se par ante la vaca plataforma. La nia haba dicho que el cuerpo estaba siendo restaurado. Qu significaba eso exactamente? Cmo iba uno a restaurar un cuerpo que no estaba bastante muerto? Ella sinti una repentina frialdad en la base de su cuello, una sobrenatural sensacin de que ella no estaba sola. Mir hacia la puerta, pensando que la nia haba vuelto, pero no haba nadie all. Ha venido a ver al vampiro? Marisa se volvi, su corazn dio un salto en su pecho, Dios mo, me ha asustado.Ella mir fijamente al extrao, preguntndose cmo haba entrado all. Ella haba estado mirando hacia la puerta. Debera haberlo visto entrar. No era un hombre que pudiera pasar desapercibido. Su largo pelo negro estaba mojado por la lluvia. Sus cejas eran finas y rectas. Era alto y ancho de hombros, con la constitucin de un atleta, aunque su piel era plida, como si no pasara mucho tiempo al aire libre. Llevaba un voluminoso jersey gris, unos vaqueros negros ajustados sobre sus largas piernas. Haba fango en sus botas. Perdnemedijo. No era mi intencin asustarla. Su voz era baja y profunda y se desliz sobre su piel como clido raso. No importa. l ech un vistazo alrededor, hacia el lugar donde haba estado el atad y ella vio contraerse un msculo en su mandbula. Y luego, como un lobo olfateando el aire, l levant la cabeza y las ventanas de su nariz se abrieron. Marisa se estremeci cuando sus ojos se encontraron con los de l, profundos ojos negros, que parecan probar lo muy profundos que eran su alma y su corazn. El demonio tendra ojos como aquellos. El pensamiento le lleg desde afuera. Vino para verlo tambin? Pregunt ella. Al vampiro, digo. S. Ella dio un paso hacia atrs, incmoda por estar tan cerca de l, pero sin saber por qu. Me han dicho que est siendo restaurado, sea lo que sea que eso signifique. Una sonrisa tan dbil, que ella no hubiera calificado como sonrisa, toc sus labios. Llenos y sensuales labios. Eso es lo que dicen? Melisa inclin la cabeza, encantada por su voz. Nunca haba odo algo como eso: bajo, dulce como la miel. La voz de un ngel. Grigori estudi a la mujer durante un momento, notando que era adorable. Su melena llegaba hasta los hombros y era castao oscuro, rizada ligeramente; sus ojos eran brillantes y verdes, como las esmeraldas de buena calidad. Sus labios estaban finamente esculpidos, clidos y generosos. Invitadores. Un jersey

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxarosa y unos vaqueros negros descoloridos, revelaban una pequea figura, suavemente redondeada en los lugares adecuados. Y usted cree en vampiros?Pregunt l. Por supuesto que no. Probablemente era un viejo que fue contratado por unos pocos das Si, pens ella, eso era. An as ha vuelto. Me pregunto por qu. No estoy seguraella encontr su mirada con desafo en sus ojos. No parece usted un hombre que crea en vampiros y que piense que va a chocarse con ellos por la noche, an as est aqu. l arque una ceja negra. En serio? Se sorprendera si supiera en lo que creo. No lo dudoreplic Marisa. Bien... Ella coloc su bolso en el hombro. Buenas noches. l se qued parado durante un momento, el distinguido contoneo de sus caderas hasta que ella sali de la tienda. Luego, recordando su reaccin al llegar all, cruz el suelo y revolvi la basura hasta que encontr un pauelo desechado. Cerrando sus ojos, respir profundamente, un estremecimiento de aoranza le recorri cuando inhal el aroma de la sangre. Sus prpados se abrieron al reconocer el olor. Era la sangre de la mujer la que manchaba la tela. Guardando el pauelo en su bolsillo de atrs, corri detrs de ella. Bajo la lluvia, vio como ella se suba en un Honda Prelude ltimo modelo. Y luego, meti las manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros, sin tener conciencia de la luz que atravesaba las nubes, l la sigui hasta su casa.

Marisa tom una larga y clida ducha, se roci generosamente con polvos de talco, luego se puso unos estrechos vaqueros, una camiseta y unos calcetines y se enrosc en el sof. Cambi los canales de la tele durante un minuto, luego apag el aparato. Alarg la mano para coger un libro, intent leer, pero despus de darse cuenta de que haba ledo la misma pgina cuatro veces, arroj el libro a un lado. Demasiado intranquila para permanecer sentada, fue a la cocina para prepararse algo de comer, luego, en un capricho, decidi en cambio salir fuera. Se puso unas botas, y luego cogiendo su bolso y su paraguas, dej la casa. La lluvia no era ms que una fina llovizna ahora, aunque a travs de las nubes se cerna la oscuridad en el cielo. Pens en coger el coche, pero luego decidi que un paseo le hara bien. Angelo era su restaurante favorito, un pequeo lugar italiano, con manteles de cuadros rojos y velas en viejas botellas de chianti y una atmsfera relajada. Estaba a dos manzanas de su casa y Mara sola ir a menudo. Los propietarios eran amigos y los espaguetis no tenan rival. Bajo el toldo del restaurante, Marisa sacudi la lluvia de su paraguas, luego entr y tom asiento en la parte de atrs del lugar. Sonri al camarero que le llev el men. Estaba intentando decidir si tomar rigatone o ravioli cuando sinti que estaba siendo observada. Bajando l men, mir a su alrededor, sinti que su corazn daba un salto en su pecho cuando vio que el hombre moreno de la feria avanzaba hacia ella. l sonrea cuando lleg a su mesa Hola de nuevo. Qu est haciendo aqu?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaPuede que buscando compaa en una noche tormentosa. Veo que ests sola. Te importa si me uno a ti? Por supuesto que le importaba. Ella no saba nada de l, ni siquiera su nombre. Lo prudente sera decirle que se perdiera. Eso lo saba. Sin embargo, de alguna manera se encontr invitndole a tomar asiento. Lleno de gracia, como una hoja cayendo de un rbol, l se desliz en la silla que tena enfrente. Viene aqu a menudo? Pregunt Marisa. No, esta es la primera vez.l sonri. Con una devastadora sonrisa, revelando unos dientes los suficientemente blancos para un anuncio de dentfrico.Fortuito, no cree? Perpleja por sus palabras, Marisa cabece. Se alegr cuando lleg Tommy para recoger su pedido. Hey, dulces mejillas dijo el camarero con un guio. Cmo va eso? Marisa sacudi su cabeza. Tommy era un irremediable galanteador. Estudiaba contabilidad en la escuela superior, y trabajaba en el restaurante cuatro noches por semana. Estaba bajo la ilusin de que era irresistible. As queronrone TommyQu va a ser? Rigatoni. Excelente eleccin. Rigatoni y una copa de Chianti. Marisa sonri abiertamente. Me conoces muy bien. No tanto como me gustara.Replic Tommy, arqueando sus cejas para ella.Y qu le puedo traer a usted, seor? Una copa de vino tinto. Muy seco. Enseguidadijo Tommy. Marisa extendi su servilleta en el regazo. No va a comer? Cen temprano. Slo par por un trago. Oh. Debe venir aqu a menudoobserv l. Si, normalmente una o dos veces por semana. Cocinar no es algo que me apasione, y la comida aqu es buena, y barata. Ella levant la vista y sonri a Tommy cuando le llev su vino. El extrao levant su copa. Un brindis? Por qu quiere que bebamos? Por los nuevos amigos? Marisa levant su copa Por los nuevos amigos. l la mir por el borde de su copa y ella trag. Lo siento, no s tu nombre, nuevo amigo. Perdname. Soy Grigori.l extendi su mano. Marisa Richards. l tom su mano con la suya. Su apretn era gentil, aunque firme, su piel fra. Encantado, Marisa Richards. Sus palabras se derramaron sobre ella, ricas como el chocolate negro, ms intoxicantes que el vino de su copa. Bueno, Grigori, a qu te dedicas? Magia, principalmente. Y t?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaMagia!..Ella inclin provocativamente la cabeza, y luego asinti. Si, fcilmente poda imaginarlo en un escenario cubierto de negro, con una capa de seda agitndose sobre l. Eres mago? l se encogi de hombros. Entre otras cosas. Ests representando aqu, en la ciudad? No en este momento Qu pena. Supongo que no podrs ensearme alguno de tus secretos, no? Me temo que no. No pens que pudieras. Hay alguna clase de juramento de los magos o algo as, no? Sidijo Grigori sonriendo vagamente.Un antiguo juramento de no revelar nuestros secretos. No me has dicho en qu trabajas t.Le record l. Soy secretaria legal en Salazar y Salazar. El viejo Salazar es mi jefe. Un tirano donde los haya. Ella sonri. Quizs puedas hacerlo desaparecer. Ella esper que l riera, o al menos que sonriera un poco. En cambio, l la contempl durante un rato y luego dijo muy seriamente Si es tu deseo. No sabiendo qu contestar, ella cambi de conversacin. Qu haces cuando no ests trabajando? Doy largos paseos bajo la luna. Oh, un romntico. El se encogi de hombros. Puede que sea que prefiero la noche. Es as? Lo de preferir la noche. Sil hizo un gesto vago con su mano. Fue un movimiento lleno de gracia, etreo, ligero. Mis ojos son muy sensibles a la luz del sol. Oh. Y qu haces t cuando no ests trabajando? Oh, no s. Leer. Ver pelculasElla le sonri con complacencia. Dar largos paseos por el parque. Por las tardes? Por las maanas, me temo. No me gusta caminar por el parque de noche. Quizs quieras dar un paseo conmigo alguna tarde y me des la oportunidad de hacerte cambiar de opinin. Quizs Ella le mir por un momento, intentando encontrar la manera de preguntar con el mayor tacto posible lo que rondaba principalmente por su cabeza. Al final se decidi por la manera directa. No estars casado o algo as? Un relmpago de dolor atraves sus ojos. No, ya no. Divorciado? No. Mi mujer y mis hijos estn... no estn. Era una extraa manera de decirlo, pens ella. Lo siento. Ocurri hace mucho tiempo. Tommy llev su cena en ese momento y ella se alegr de la interrupcin, contenta por la oportunidad de cambiar de conversacin. Ella pens que podra ser embarazoso comer mientras Grigori miraba, pero l se reclin en su silla, tomando sorbos de vino de su segunda copa. Hablaron poco mientras ella coma. Rehus a tomar postre y protest cuando Grigori cogi la cuenta.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaNo tienes que pagarme la cena dijo ella.Despus de todo no has comido nada. Deseo hacerlo replic l, y algo en el profundo timbre de su voz, en el sofocante resplandor de sus ojos, hizo que ella se sonrojara. Una vez fuera, l coloc la mano de ella en su brazo, con un gesto que slo poda calificarse como pasado de moda. Sera un honor que me permitieras acompaarte a tu casa dando un paseo. Ella le mir de hito en hito, sbitamente alerta. Cmo sabes que vine andando? Una buena pregunta, reflexion Grigori. Estaba detrs de ti en la calle. Marisa se mordi el labio inferior. Ella no recordaba haber odo nada detrs de ella. Por supuesto, la lluvia poda haber camuflado los pasos de l. Su mano apret el paraguas. No era mucho como arma, pero era mejor que nada. La mirada atenta de l se encontr con la de ella. Con el resplandor de las farolas, sus ojos parecan impenetrables, imponiendo silencio. Haba una indicacin de peligro, de misterio, en ellos. No me conocesdijo l tranquilamente. Soy un extrao y no crees lo que digo. Bueno, estamos en los noventa, ya sabes. Una chica no puede ser demasiado cuidadosa. Lo comprendol dio un paso alejndose de ella. Quizs en otro momento. Espera, yo... Quisiera no resultarte molesto, Marisa. No, de verdadElla se encogi de hombros Es solamente que, bien, ya sabes... Son los novental le sonri. Una bella y amplia sonrisa que la dej momentneamente sin respiracin. Vamos? l le ofreci su brazo de nuevo, y ella lo tom sin miedo, todava hipnotizada por el efecto de su sonrisa, y el rico y sexy sonido de su voz. Cunto hace que vives en la ciudad?Le pregunt l. Toda mi vida. Y t? He estado aqu slo unas pocas semanas. Oh, Negocios o placer? l la mir de reojo. Definitivamente ahora es un placer. l sonri de nuevo, y fue como si el sol brillara sobre ella. Ests de vacaciones? Vacaciones? l frunci ligeramente el ceo. No. Estoy buscando a un viejo amigo. Cunto tiempo estars aqu? Tanto como me lleve encontrarlo. Cmo sabes que est aqu? Lo s. El tono de su voz, la sbita tensin de su brazo bajo la mano de ella, le hizo alegrarse de no estar siendo buscada por l. Ella tuvo la clara impresin de que no iba a ser una reunin muy feliz. Hblame de tiinst l. Te gusta ser secretaria? S. Es un buen trabajo, incluso aunque mi jefe pueda ser un ogro algunas veces. Tengo tres semanas de vacaciones pagadas y puedo tomarme libre el da de mi cumpleaos. Cundo es? El 26 de febrero. Y el tuyo?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaEl 20 de noviembre. Escorpio, no? No creers en esas tonteras, no?Pregunt l, obviamente divertido. Despus de todo estamos en los noventa. Bien, dijo ella riendono realmente. Pero lees tu horscopo en los peridicos cada da. Bueno, no cada da. Y rehyes los gatos negros, echas sal sobre tu hombro para la buena suerte y jams pasas por debajo de una escalera. Te ests riendo de m? Por supuesto que no. l sonri de nuevo, nunca antes haba visto ese tipo de sonrisa tan maravillosamente asombrosa. Y sus ojos, tena los ojos ms bonitos, profundos y oscuros bajo unas densas y negras pestaas. l era el hombre ms atractivo que jams haba visto. Por un rato, pasearon en silencio. Marisa llevando su paraguas en su mano libre, oyendo el sonido de las gotas de lluvia cayendo de las hojas de los rboles. Ella se sorprendi de que el silencio entre ellos no le hiciera sentir incmoda, pero era un silencio fcil, afable, como si se conocieran de toda la vida en lugar de unas horas antes. Bueno, llegamos. Aqu vivo. Gracias por acompaarme a casa. Ha sido un placer, Marisa Richards El se inclin sobre su mano y la bes de una manera que slo puede llamarse esplndida. Puedo visitarte? Visitarme? Ella hizo una mueca ante el uso de ese viejo trmino. S. Creo que me gustara. Maana por la tarde? Al da siguiente era martes y ella no tena otros planes para la tarde que tumbarse en el sof y ver alguna vieja pelcula de Gary Grant. Estara bien. A qu hora sera conveniente para ti? Marisa se encogi de hombros. A las siete es muy temprano? No. Su atenta mirada se pos en ella, envolvindola como una teda de seda. Hasta maana por la tarde, cara mia. Hablas italiano? S. Y Ruso, francs y un poco de griego. Siempre he querido aprender una lengua extranjera. Quizs podra ensearte. Creo que eso me gustara. A m tambin. Buono notte, cara. Su voz se movi sobre ella, mandando pequeas descargas a su espina dorsal. Buenas noches, Grigori. l hizo una reverencia, luego se dio la vuelta y se march; al dejarla, ella de repente se sinti fra y desolada.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 3

Alexi Kristov levant la cabeza y olisque el viento. Chiavari estaba aqu, en la ciudad. l mir hacia el apartamento en el que la mujer viva. No haba nadie en casa, pero l saba que Grigori haba estado all, en ese lugar, no haca mucho tiempo. El otro estaba en la ciudad tambin. Kristov hizo una mueca mostrando todos los dientes, como un lobo. Todos los jugadores estaban en el mismo lugar, medit. Y solo uno de ellos podra dejar la ciudad vivo.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 4

Ya ves, dijo Grigorino hay nada tenebroso en pasear por el parque en la tarde. Vestido con un jersey negro de cuello de tortuga y unos vaqueros negros, l pareca una parte de la noche que amaba, pens Marisa, oscuro y misterioso y un poco peligroso. Bien, debo admitirlo, no parece tan terrible cuando ests conmigo. Grigori le sonri, complacido de que se sintiera a salvo en su presencia, preguntndose qu pensara ella si supiera que jams en su vida haba corrido tanto peligro. Yo encuentro el caminar por la noche tranquilizador observ l. Pudiera ser dijo Marisa pero yo an prefiero el da. Todo parece gris durante la noche. Echo de menos los colores del da. Grigori se encogi de hombros. La vida es menos desagradable en las horas de la noche. Los defectos estn menos definidos. Lo malo puede ocultarse entre las sombras. Bien, supongo que tienes razn. Pero las cosas son ms tenebrosas durante la noche, no crees? Quizs.l hizo una pausa, la mir con gran intensidad. A qu le temes, Marisa? Su voz era tan rica como el chocolate, tan oscura y misteriosa como las sombras que les rodeaban. No lo s. Supongo que las cosas habituales. Araas y serpientes. Estar sola en un lugar extrao.Ella sonri con sarcasmo. Vampiros. Ella esper a que l se riera, pero no lo hizo. Alguna vez te has preguntado cmo sera ser un vampiro? Bueno, no en serio. Por qu? T s? Una vez, hace mucho tiempo. Bueno, los vampiros son slo ficcin. Me asusta ms lo desconocido que lo irreal. Lo desconocido... Ella mir hacia Grigori. l era ciertamente desconocido. Ella sonri con embarazo, contenta de que la oscuridad ocultara el rubor que cubra sus mejillas. No tienes nada que temer de m, Marisa. No dejar que nada te dae mientras est aqu. Lo dices como si esperaras que alguien llegara e intentara morderme o algo as. O algo as murmur l bajito. Qu? Nada. l cogi la mano de ella. Su piel era tersa y sorprendentemente fra. Ella pudo sentir la fuerza de sus largos dedos cuando envolvan su mano. Se sinti de nuevo como una adolescente, paseando de la mano con su ltimo novio, sus entraas agitadas por la excitacin mientras esperaba a ver si l la besara. Recorrieron una serpenteante senda. Haba bancos de piedra situados a lo largo del camino. Haba un camino de herradura en el borde exterior del parque. Una gran variedad de rboles creca de manera regular. Varios puentes de madera, algo estrechos, se extendan de un lado a otro del poco profundo arroyo que atravesaba el centro del parque.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaLa luna brillaba sobre sus cabezas, reflejndose en el agua como una cinta de plata, retorcindose entre los bancos cubiertos de hierba. Las estrellas le guiaban, como si conocieran un secreto. Ven, dijo lcaminemos cerca del agua. Dejaron el sendero e hicieron un camino a travs de la hierba hmeda. Llegaron a la orilla del arroyo, oyendo el susurro del agua cuando pula las piedras del lecho del ro, siempre en movimiento, siempre cambiando en su bsqueda del mar. Esto es precioso de noche observ Marisa. Como t. Slo dos palabras, pero ella sinti cmo su corazn saltaba en su pecho. Gracias. Tienes los ojos ms bellos que he visto nuncacontinu l. Tu piel es tersa y sin imperfecciones, tu pelo es como una cascada de seda castaa. Marisa mir a lo lejos, sus mejillas se calentaban con placer ante sus halagos. Senta que l estaba muy cerca de ella, tan cerca que sus cuerpos casi se tocaban. Intentara besarla? Ella le dejara? l era un extrao. El pensamiento le hizo sentir de repente vulnerable y ella apart su mano. No haba nadie a la vista. Estaba oscuro, y ellos estaban solos, muy solos. Marisa.Slo su nombre, nada ms. Sus ojos eran negros como el bano, enigmticos bajo la luz de la luna. Ojos hipnticos, tan profundos como el ocano; ojos que podan ver en lo ms ntimo de su alma, adivinando sus ms profundos secretos, otorgndole cualquier deseo slo si se dejaba caer en sus profundidades. Ella pestae, sintindose repentinamente aturdida. Nosotros..., eh, deberamos volverbalbuce ella. Se hace tarde. Lo que desees, cara. Qu haba en sus ojos, en su voz, que tanto la cautivaba? Era fcil creer que era un mago. Ciertamente pareca haber lanzado un hechizo sobre ella. Ella se acerc a l, remediando que l no la hubiera besado, enfadada porque no lo hubiera intentado siquiera. Cara? Estaba mal. Era una tontera. Poda ser la mayor estupidez que ella nunca haba hecho, an as, ella se acerc a l, elev su cara, su corazn lata en un ritmo loco que jams haba odo antes, l se inclin y captur sus labios con los suyos. Haba sido besada antes, y a menudo, pero nunca as. No haba palabras para describir la increble maravilla de su beso, nada en su experiencia poda comparrsele. Era como si l hubiera inventado algo enteramente nuevo, algo que a nadie se le haba ocurrido antes. Como si hubiera cogido un simple beso y lo hubiera reinventado. Y en ningn momento la abraz, el nico contacto que mantenan eran sus labios que presionaban los de ella. Cuando l retrocedi, sinti como si alguien le hubiera robado la fuerza de sus miembros, las estrellas del cielo, cualquier aliento de su cuerpo. Desolada, ella se apart precipitadamente. Por poco le pregunta qu le haba dado, qu era lo que haban compartido. Pero ella no saba cmo preguntarlo sin que sonara increblemente estpido o increblemente ingenuo. Vamos dijo Grigori ofrecindole su mano. Te llevar a tu casa. Ahora, pens, antes de que sea demasiado tarde. Para los dos. Qu? Oh, s, a casa. Sintindose deslumbrada, ella puso su mano en la de l. No hablaron mucho durante el camino a la casa. Ella notaba la proximidad de la mano de l cogiendo la suya. Tuvo la fugaz impresin de flotar sobre la vereda.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaDemasiado pronto, llegaron al edificio de apartamentos. Te ver maana?Pregunt mientras suban las escaleras. Quizs. Oh.Abri la puerta y le mir sobre su hombro. Bien, buenas noches. Buono notte, cara. Buenas noches. Ella permaneci mirndole, preguntndose si la volvera a besar. Por un momento pens que lo hara. Esper que lo hiciera. Rez por ello. En cambio, se inclin sobre su mano. Gracias por pasear conmigo, Marisa. Yo tambin lo he disfrutado. Ella esper un momento, luego, con una sonrisa, entr en la casa y cerr la puerta. Probablemente era mejor que no la hubiera besado de nuevo, pens mientras se preparaba para acostarse. Si un beso le haba afectado tanto, no quera ni pensar lo que sera hacer el amor con l. Pero luego, tumbada en la cama, incapaz de dormir, no poda pensar en otra cosa. Al da siguiente tampoco pudo pensar en otra cosa, incluso durante el trabajo. Delante del ordenador, slo vea los profundos ojos negros de Grigori. Record el sonido de su voz cuando la llamaba cara, el increble toque de sus labios sobre los de ella, slo con pensar en eso senta calor y se estremeci por completo. Despus, luchando contra el trfico de la autopista, se le haca difcil recordar cmo haba pasado el da. En casa, se puso unos vaqueros y un jersey de la obra el Doctor Jekyll y Mr. Hyde, luego fue a la cocina. Rebuscando en el frigorfico algo para comer, todava pensaba en Grigori, en el extrao efecto que su proximidad tena sobre ella. No era slo que fuera bien parecido. Su voz quizs? Nunca haba conocido a un hombre con una voz tan profunda y rica, como un bartono. Pero incluso considerando eso, deba de haber ms. Haba algo en el hombre en s mismo. l radiaba... encanto? Carisma? Sacudi la cabeza mientras serva ensalada de frutas en un cuenco. No, era algo ms. Haba conocido a otros hombres encantadores y carismticos. Era el poder, pens, un poder latente, mezclado con una potente dosis de puro sex apil. Incluso sentada enfrente de l en Angelo, ella se haba dado cuenta de la corriente oculta de poder contenido y de la sensualidad que manaba de Grigori. Debera haberla llamado, pens, molesta consigo misma por estar desilusionada porque no lo haba hecho y luego record que haba omitido darle su nmero de telfono. An as, le haba dicho dnde trabajaba. Si l hubiera querido llamar, lo hubiera buscado o llamado a informacin. Estuvo tentada a llamarle, pero no tena su nmero de telfono. Y luego se le ocurri que ni siquiera saba su apellido. Ponindose un zumo de naranja, se fue al saln y puso las noticias de la tarde, notando que, como siempre, eran todas malas. Frunci el entrecejo cuando las cmaras se detuvieron en cuatro cuerpos cubiertos que eran introducidos en la ambulancia. Acercndose, subi el volumen. La polica todava se encuentra en las colinas detrs del zoo de Los ngeles, donde los cuerpos han sido encontrados por una pareja de adolescentes de la zona. En ste momento, la causa de la muerte no est clara. No hay indicios de lucha. El robo y la violacin han sido descartados como motivo. La investigacin preliminar del forense indica que una severa prdida de sangre ha sido la causa de la muerte. Recordarn que el cuerpo de Silvano Roskovich,

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxapropietario de la Feria Roskovich, fue encontrado muerto en condiciones similares en una zanja detrs del recinto ferial, la noche de Halloween. Otros dos cuerpos, todava sin identificar, fueron encontrados en un callejn la pasada noche. En otras noticias... Marisa no poda apartar la vista de la pantalla. Silvano estaba muerto. Debi de ser una de las ltimas personas que le vio con vida. Eso hizo que se sintiera responsable de alguna manera. Apag la televisin, fue a la cocina y puso los platos en el lavavajillas. Yendo al dormitorio reuni su ropa sucia y se fue al cuarto de lavadoras, que se encontraba en la parte de atrs del primer piso del edificio. Por una vez, tuvo el lugar para ella sola. Estaba aadiendo el detergente a una de las mquinas cuando de repente tuvo la inconfundible impresin de que no estaba completamente sola. Volvindose rpidamente, mir a la puerta, la cual se haba cerrado detrs de ella. Las ventanas de la pared del fondo parecan mirarla como oscuros y vacos ojos. No haba nadie all, pero ella no poda sacudirse la impresin de que no estaba sola, que algo la miraba, algo malvado... Se qued quieta varios minutos, oyendo los latidos de su corazn en sus odos, deseando que la vieja y chismosa seora Patteri, o cualquiera de los otros inquilinos se unieran a ella. Tan rpidamente como haba llegado, la sensacin del mal se desvaneci. Oy pasos aproximndose, y luego, el seor Abbott, el casero, entr llevando la fregona y el cubo. Era un hombre alto y delgado, cercano a los sesenta, con un lacio cabello gris, ojos marrones y sonrisa fcil. Buenas noches, Marisadijo. Hola, seor Abbott. No cre que hubiera nadie aqu sigui volver ms tarde. Me ir pronto. Tmate tu tiempo le sonri me dars la oportunidad de ver el final de la serie M*A*S*H. Dejando la fregona y el cubo en la esquina dej la habitacin. En menos de un latido, Marisa sali de la habitacin detrs de l. Su colada poda esperar hasta el da siguiente.

Grigori permaneci fuera del complejo de apartamentos de Marisa, sus sentidos analizaban la noche. Poda or las voces del edificio de apartamentos una vieja pareja discutiendo sobre si ir o no a visitar a su hijo en la crcel, el llanto hambriento de un bebe, un hombre roncando, el sonido de un estreo, media docena de aparatos de TV, cada uno en un canal distinto. La fuerza del olor a comida frita y a deshechos humanos aguijonearon las ventanas de su nariz. Y, sobre todo, el aroma de la sangre caliente de seres vivos, el bajo retumbar de sus corazones, llamndole... Haba ido slo para tener la certeza de que ella se encontraba bien. Se negaba a admitir, incluso para s mismo, que haba otro motivo. Ella estaba en casa. Poda sentir su fuerza vital, oler la calidez y el ardor de ella. Y luego, justo cuando empezaba a subir las escaleras hacia su apartamento, sinti la presencia de Alexi. Con sobrenatural velocidad, sigui el rastro de Marisa a la parte de atrs del edificio. Su percepcin del otro vampiro era ms fuerte all. La rabia surgi dentro de l, trayndole el temor de que poda ser demasiado tarde.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaLa sensacin de maldad era ms fuerte a medida que se acercaba a la parte de atrs. Vio una sombra separarse de la oscuridad, oy el tenue sonido de una risa burlona y luego la aparicin se desvaneci. Con un silencioso gemido de frustracin, Grigori comenz la caza. Sigui al vampiro por oscuros callejones y sobre los tejados, nunca capaz de ver ms que una visin rpida de su presa. Le persigui por horas, sin ser capaz de acercarse lo suficiente, pensando a menudo que oa el burln sonido de su risa. La ira y la frustracin aumentaban dentro de l a medida que comprenda que Alexi slo estaba jugando. Resistindose a rendirse, continu a la caza de Kristov hasta que las sombras comenzaron a desaparecer. Maldiciendo suavemente, se volvi, buscando un lugar para descansar antes de que el sol le encontrara.

Marisa se sinti como una tonta por la maana y tambin bastante irritada, ya que la blusa que haba pensado ponerse para ir a trabajar estaba todava en el cuarto de las lavadoras. Refunfuando acerca de ser una idiota con la imaginacin desbocada, corri a la lavandera y arroj su ropa en la secadora. Ya en su apartamento, desayun, se pein y se lav los dientes, luego volvi a la lavandera para recoger su ropa de la secadora. Dobl lo que era necesario, dejando el resto en un montn sobre la cama. Se visti rpidamente, agarr sus llaves y condujo hacia el trabajo. Molesta consigo misma, se encontr pensando en Grigori, preguntndose si la hubiera llamado de haberle dado su nmero o si ella haba interpretado en sus breves encuentros ms de lo que haba. El da pas rpido. El seor Salazar estaba llevando un caso importante, y eso significaba una tonelada de papeles. Ese da, ella se alegr, contenta de que la cantidad de trabajo apenas le dejara tiempo para pensar en un hombre de pelo negro y pecaminosos ojos oscuros. Era tarde cuando finalmente dej el trabajo. Acababa de desbloquear la puerta del coche cuando vio a Grigori avanzando rpidamente hacia ella. Frunci el ceo, preguntndose qu haca en la ciudad y, ms especficamente, qu estaba haciendo en el aparcamiento de su edificio. Llevaba una chaqueta de cuero negro sobre una camiseta blanca, ajustados vaqueros y botas tambin negras. Pareca alto, oscuro y peligroso y se sinti ridculamente feliz al verlo. Buenas tardes murmur Hola. Qu ests haciendo aqu? Buscndote. Oh. Me preguntaba si podramos hacer un trueque: Un viaje a cambio de una cena Supongo que podramos arreglarlo. Replic Marisa. Deslizndose tras el volante, alarg la mano y desbloque la puerta del pasajero. Entra. Se sent en el coche con los brazos cruzados sobre su pecho. Su presencia pareci llenar el pequeo vehculo. Como siempre, era consciente del poder que radiaba, como el calor de una estufa. Arranc el coche y condujo hacia la salida. Qu haces en la ciudad?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCuidando algunos negociosLa mentira sali fcilmente de su boca. l estaba ah porque ella estaba ah. Es una ciudad extraordinaria. Tantos edificios grandes, tanto cemento y cristal. Tanta gente vagando sin nada en la vida... Ya dijo Marisa. Mir por el retrovisor los diferentes carriles. Hay una cantidad enorme de gente sin hogar viviendo en la calle. Es muy triste. S. Hace que anhele mi hogar Murmur Grigori. Dnde est? Italia. Naciste all? S. Es un pas precioso La tristeza alete en las profundidades de sus ojos. Hace muchos aos que no he ido. Dnde vives ahora? Me refiero a cuando no ests trabajando, supongo que debes viajar mucho. S. Tengo una pequea villa en Npoles, y un apartamento en Pars. Cuando estoy... en la carretera, me hospedo en hoteles. Eso no puede ser muy divertido. Lo de viajar me encantara, pero pasar el resto de la vida tirando de una maleta debe hacer que uno envejezca rpido. Realmente es as. Dnde quieres ir a comer? No tienes que invitarme dijo Marisa Ser un placer. Bien... Pens un momento. Conoca un pequeo restaurante en la parte alta de la ciudad, pero de algn modo el pensamiento de estar sentada junto a Grigori en una pequea mesa, en un oscuro e ntimo caf le trastornaba demasiado. Qu te parece el North Woods Inn? Lo que desees. Has comido all alguna vez? Una dbil sonrisa tirone sus labios. No. Es uno de mis lugares favoritos. El coche sali del carril, se notaba que conduca con habilidad y destreza. Grigori se ech atrs en su asiento, admirndola con el rabillo del ojo. Llevaba una blusa amarillo plido bajo una chaqueta verde oscuro, y una falda a juego lo suficientemente larga para ser ropa de trabajo y lo suficientemente corta como para ensear un par de bien formadas piernas. Unos minutos despus, se detuvo en una plaza de aparcamiento. El edificio estaba diseado para que pareciera estar hecho de troncos. El tejado estaba pintado como si hubiera nevado. Grigori le sostuvo la puerta, luego entr detrs de ella. Haba una barra de bar a la izquierda. El restaurante se encontraba al final de un gran corredor a la derecha. Una preciosa morena con un vestido rojo muy corto y medias negras les llev a una mesa al final de la habitacin. Les acerc un cuenco de cacahuetes, el men y dos vasos de agua. Marisa alarg la mano, cogi un cacahuete, lo pel y arroj las cscaras al suelo. Ri suavemente cuando vio la expresin de Grigori. Est bien. Es lo que se espera. AhMir alrededor, notando que las cscaras de cacahuete estaban, realmente, esparcidas bajo cada mesa. Marisa estudi el men. Qu vas a tomar? Bistec.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaHmmm. No puedo decidirme entre tomar una mariscada o un sndwich turco. Ella an trataba de decidirse cuando lleg la camarera para tomarles el pedido. Grigori pidi un bistec, muy crudo, y un vaso de vino tinto. La mariscada, supongo dijo Marisa. Con una inclinacin de cabeza, la camarera cogi la carta y se alej de la mesa. Vienes aqu a menudo?Pregunt Grigori. No realmente. As que Cundo volvers a actuar? Me encantara ver una de tus actuaciones. Me temo que no va a ser posible. La exhibicin termin la semana pasada. Oh, eso es malo. Qu vas a hacer en adelante? Su mirada oscura la recorri y ella se ruboriz, preguntndose si sus palabras traicionaban la decepcin de que l dejara la ciudad. Estoy pensando en tomarme unas vacaciones dijo l. Aqu?No pudo disfrazar la esperanza de su voz En Los ngeles? S La mir de manera desconcertante. An hay mucho que no he visto. Ella apart la vista. Sus mejillas sbitamente clidas. La llegada de la cena no pudo ser ms oportuna. No bromeabas cuando dijiste crudo no? Pregunt Marisa cuando l cort el bistec. Parece que an pudiera moverse. l mir el rico jugo rojo que rezumaba de la carne. Es la nica manera de comer un bistec. Pinch un pedazo corto y grueso y se lo ofreci. No, gracias. Prefiero que el mo est al menos un poco cocinado. No sabes lo que te ests perdiendo. Ella arrug su nariz con disgusto. Sobre gustos... murmur, y sinti la mirada de l fija de nuevo sobre ella. ...no hay nada escritocontest l en voz baja. Y tuvo la impresin de que no estaba hablando del bistec...

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 5

Haba un hombre esperndola en el descansillo de fuera de su apartamento cuando lleg a casa del trabajo la noche siguiente. En un principio, ella pens que era Grigori, pero luego el hombre sali de las sombras y ella se dio cuenta de que lo nico que tenan en comn ambos hombres era que los dos eran altos. Puedo ayudarle? Pregunt Marisa Espero que s Tena corto cabello rubio, fros ojos azules, y pareca estar a mediados de los cuarenta. Una fina cicatriz corra a lo largo de su mejilla derecha. Llevaba un gran crucifijo de plata colgando de una gruesa cadena alrededor de su cuello. Es usted Marisa Richards, no? Quin quiere saberlo? Perdneme. Mi nombre es Edward Ramsey. Marisa estrech su mano. El nombre no le deca nada. Qu quiere? Salvarle la vida. Marisa le mir atnita. Salvar su vida? Lo siento, creo que est buscando a otra persona. Estoy buscando a dos... Una oscura sombra apareci en los ojos del hombre. Dos hombres. Y creo que usted los ha visto. Es usted oficial de polica? No. Ha debido confundirme con otra. No lo creoSus claros ojos azules se encontraron con los de ella con una franqueza que era desconcertante. Usted estuvo en la feria Roskovich el pasado viernes, no? Si, pero cmo lo supo? Sus finos labios se curvaron formando la ms leve de las sonrisas. Tengo mis contactos. Marisa cruz los brazos sobre su pecho. El hombre no tena nada que la asustara, aunque ella estaba asustndose por lo misma. Creo que sera mejor que se fuera ahora. Ramsey mostr sus manos, en un gesto como para confortarla, y ella observ que la palma de una de ellas estaba cruzada por un tatuaje. Seorita Richards, no quiero preocuparla, pero me temo que su vida est en peligro. Serio peligro. Al grano, primo, que me tienes en ascuas dijo Marisa. Muy bien. Si lo que sospecho es verdad, Alexi Kristov est persiguindola. Marisa frunci el entrecejo. Quin?dijo, preguntndose por qu ese nombre le sonaba tan familiar. Alexi Kristov. El conde Alexi Kristov. Marisa mir con los ojos entornados a Ramsey, y luego empez a rer. Y quin te ha dicho semejante cosa? Cmo? Es una broma, no? Te ha mandado Grigori? Grigori? Grigori Chiavari? No s su apellido.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaEst aqu?La atenta mirada de Ramsey pas rpidamente de ella a la puerta.Ahora? NoDio un paso hacia atrs, preguntndose si era seguro abrir la puerta, o si l intentara entrar. Mir alrededor del descansillo, esperando ver al seor Abbott regando el csped de delante, como acostumbraba hacer por la tarde, pero no estaba a la vista. Qu es toda esta tontera acerca de Alexi Kristov? pregunt, sintindose irritable despus de un largo y duro da de trabajo. Est muerto. Ramsey asinti. De hecho, es as. Quiere hacerme creer que un vampiro muerto est siguindome? Una dbil mueca curv los labios de Ramsey. Pequeas lneas se formaron cerca de sus ojos. Me temo que no los hay de otra clase. Marisa se le qued mirando. Qu? Oh, de acuerdo, Supongo que los vampiros estn muertos, no? Dej escapar un suspiro de exasperacin. Escucha, llegas demasiado tarde para Halloween y demasiado pronto para el da de los inocentes, as que, si me disculpas... Seorita Richards No creo en vampiros. Eso no los hace menos reales, no hace que el peligro que corre sea menor. Escucha, ignoro si te metes algo o qu es lo que ests vendindome, pero encuentro esto de un increble mal gusto. Ahora, si me disculpas, he tenido un largo da. Seorita Richards, por favor, debe escucharme! He odo suficiente.Sin querer realmente darle la espalda, dio un paso atrs, sus manos apretando el llavero. Si no sale de aqu inmediatamente gritar socorro, asesino. Ramsey la mir de hito en hito durante un momento, luego suspir con resignacin. Como quiera Metiendo la mano en el bolsillo de su abrigo sac una tarjeta. Si necesita ayuda, puede encontrarme en ste nmero. Slo espero que me llame antes de que sea demasiado tarde. Se volvi y comenz a bajar las escaleras. Si yo fuera usted anunci sobre su hombrono dejara el refugio de mi casa despus de caer el sol, ni caminara de nuevo en la oscuridad con Grigori Chiavari. Qu? Espera un minuto! Ramsey interrumpi sus pasos, y luego se volvi para mirarla. Qu quieres decir? Por qu no debo ver a Grigori de nuevo? l es uno de ellos. Uno de ellos? Quieres decir un vampiro? Ramsey asinti. Buenas tardes, seorita Richards. Espero verla de nuevo. Estaba poniendo la cena cuando son el telfono. Supo, incluso antes de contestar, que era Grigori. La advertencia de Ramsey le quemaba la mente, y por un instante estuvo tentada a colgarle. Luego sacudi la cabeza. Vampiros, de verdad. Slo la idea era absurda. Marisa? S, hola.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaMe preguntaba si te gustara ver una pelcula. Una pelcula? sta noche?No haba credo nada de lo que Ramsey le haba dicho, aunque de repente era reacia a ver a Grigori de nuevo. Algo va mal? No, nada. Slo, ah, estoy sorprendida de orte. Hubo un momento de silencio, y tuvo la misteriosa impresin de que l estaba leyendo en su mente, que saba exactamente en lo que estaba pensando, y por qu. Pero eso era ridculo. Mir fijamente el receptor. Ests todava ah? S. Me gustara mucho verte sta noche.Su voz era clida y espesa y ricamente pecaminosa, como dulce de chocolate caliente derramado sobre helado de chocolate. No estoy de humor para una pelcula. Ya veo. Hubo un largo silencio. Antes de percatarse completamente de lo que estaba haciendo, se encontr invitndole a cenar con ella. Gracias, acabo de cenar, pero me encantara ir y compartir una copa de vino contigodijoen una hora. De acuerdo, te veo entonces. Coloc el auricular en su soporte, muy despacio, luego permaneci de pie, sacudiendo la cabeza. No haba tenido intencin de invitarle. Por qu haba consentido en verle? Comi rpidamente, puso los platos en el lavavajillas, pas un trapo por el fregadero y luego rpidamente orden la habitacin. Cuando estuvo hecho, cambi sus gastados vaqueros y su camiseta por unos pantalones anchos y un jersey azul de manga corta. Haba terminado de pintarse los labios cuando oy una llamada en la puerta. Alisndose el pelo con la mano, respir hondo y fue hacia la puerta. Mir por la mirilla, para asegurarse de que era Grigori quien estaba detrs. Hola, entra. Dio un paso atrs, agudamente consciente de l cuando entr en la habitacin. Vesta de negro, y ella pens que nunca haba visto a un hombre al que ese color le sentara tan bien. Pero bueno, todos los vampiros vestan de negro, no? Su pelo caa por los hombros. Largo y oscuro, pareca enfatizar los planos y los ngulos de su rostro. Todo lo que necesitaba era una larga capa negra, reflexion, luego apart ese pensamiento. Con una sonrisa y un saludo ostentoso, le ofreci una botella de merlot. Gracias. Te gustara una copa ahora? Por favor. Somos muy formales, pens ella. Fue a la cocina y cogi dos copas del armario. l permaneci en la entrada, mirando cmo ella verta el vino. Le alcanz una de las copas, preguntndose si su sonrisa pareca tan forzada como se senta. Por qu brindamos?Pregunt l. No lo s. Un brindis es necesario? Se encogi de hombros. Puede que noCon un ligero saludo con la cabeza en su direccin, l bebi un trago. Una excelente cosecha medit. Marisa tom un sorbo. Era bueno, mucho mejor a lo que ella estaba acostumbrada Nos sentamos?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaElla fue hacia la sala, consciente de l detrs de ella, siguindola. Su cercana causaba escalofros en su espina dorsal. Se sent en el sof y sorbi su bebida. El se sent a su lado, cerca, pero no demasiado, aunque ella era consciente de cada lnea de su cuerpo, de cada respiracin. Nunca antes se haba sentido tan consciente de otra persona. Incluso sentado, l pareca dominarla. Grigori bebi su vino despacio, saboreando su sabor, tal y como saboreaba la cercana de ella. Estaba adorable. Y nerviosa. Poda sentir la tensin que emanaba de ella. Se haba sentado en el sof, con un brazo en el respaldo, y mir la habitacin. Su mirada se pos en el peridico que haba en la mesa de caf. VAMPIRO ASESINO ACOSA A LA CIUDAD. CUERPO ENCONTRADO EN EL VERTEDERO Grigori frunci el ceo mientras rpidamente ojeaba la historia, la cual era muy corta y estaba llena de especulaciones. Haba ocho cuerpos y haban sido encontrados sin sangre. La prensa, con su usual don para lo dramtico, haba etiquetado al asesino el vampiro asesino, porque era un buen titular, reflexion Grigori. Si ellos supieran... Qu piensas de esto?Pregunt Marisa haciendo un gesto hacia el diario con la copa. Grigori se encogi de hombros. La noble prensadijo l con una sonrisa fcil. Seguramente no te creers esta tontera acerca de un vampiro sediento aterrorizando la ciudad. No, pero... Pero, qu? Bueno, es como una pelcula de miedo. Quiero decir, el cuerpo de un supuesto vampiro desaparece de la feria, y luego el propietario es encontrado muerto. Y ahora alguien anda matando gente y sangrndola. Pens en Silvano. Le conoci poco, pero era la primera vez que alguien al que conoca haba sido brutalmente asesinado. Eso haca que pareciera personal. S que es probable que slo sea otro asesino en serie, pero...Se estremeci. Hace que me den escalofros. Estars a salvo mientras permanezcas dentro despus de oscurecer. Eres la segunda persona que me dice eso hoy. Oh?La mir con dureza, sus ojos se entrecerraron. Quieres ms vino? Grigori asinti. Marisa cogi su vaso y se levant, l la sigui a la cocina. Apoyando un hombro en el quicio de la puerta, Grigori la mir moverse en la pequea habitacin. Las paredes eran blancas, los armarios de roble claro. Una pequea mesa redonda y dos sillas en una esquina. Haba una gran planta verde en un tiesto rojo claro, en el centro de la mesa. Alegres cortinas amarillas colgaban de la nica ventana. Quin ms te dijo que permanecieras dentro? No s quien es. Algn chiflado llamado Ramsey. Qu fue exactamente lo que te dijo? Hay alguna diferencia? Ya te lo he dicho, era slo un loco. Ella le dio una de las copas, luego se fue a la sala y se volvi a sentar en el sof. Dmelo, Marisa. Su voz era baja, potente, irresistible.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaMe estaba esperando cuando llegu a casa del trabajo. Dijo que Alexi Kristov estaba siguindome y que no deba salir por las nochesElla ri, pero no haba humor en el sonido y tampoco en sus ojos. No es esta la mayor locura que has odo? Mir a Grigori, esperando que riera y le dijera que tena razn, que era slo una tontera. Pero l no estaba riendo. Qu ms te dijo? l dijo...sus dedos temblaban agarrando el pie de la copa. Dijo que no debera pasear en la oscuridad contigo nunca ms. Grigori se qued muy quieto. Ella tuvo la impresin de que incluso haba dejado de respirar. Dijo por qu? No.Era una mentira, pero no poda persuadirse a s misma para repetir lo que Ramsey haba dicho. Ella no crea en vampiros, pero s crea en el mal. Cuidadosamente, puso su copa en la mesita. Quiero saber qu est pasando. Lo imagino, pero no puedo decrtelo. No puedes o no quieres? Grigori se encogi de hombros. No poder, no querer Cul es la diferencia? Ramsey dijo que te conoca. Qu ms sabe? Por qu me dijo que no volviera a verte? No tienes nada que temer de m, Marisa. Eso no es una respuesta Ella se levant y se fue al otro lado de la habitacin. Creo que deberas irte. Como desees. Colocando su copa en la mesa, se volvi y camin hacia la puerta. Ella nunca haba visto moverse a nadie como l lo haca. Se mova sin esfuerzo, como si la gravedad no tuviera control sobre l, como si hubiera una bolsa de aire entre sus pies y el suelo. Par junto a la puerta y se volvi para mirarla. Buenas noches, Marisa. Cierra la puerta detrs de m. Para! Slo para!Se abraz el cuerpo con las manos en un viejo gesto de autoproteccin. Quiero la respuesta correcta, y la quiero ahora. Quin eres? Quin es ese Ramsey? Cmo supo l que paseamos por el parque? Es un amigo tuyo? Por qu me dijo que no te viera de nuevo? Maldicin, quiero saber qu est ocurriendo! La mir de manera especulativa. En serio? No confiaba en s misma para hablar, temerosa de cambiar de opinin si lo reconsideraba, Marisa asinti. Mi nombre es Grigori Chiviari. Con eso es suficiente. Y el resto? No estoy aqu de vacaciones. Estoy cazando al vampiro. Ella quera desesperadamente rer, pero tena una terrible y deprimente sensacin de que no volvera a rer. Hablas en serio, no? Bastante. He estado cazando a Alexi desde hace mucho tiempo. Pero l es... l es... Un vampiro, Marisa. Uno muy antiguo, un vampiro muy peligroso. Ella se dej caer en el sof. Eso es imposible. No hay tal cosa... Me temo que s. Trabajas con Ramsey?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaNo exactamente. Pero los dos queremos la muerte de Alexi. Por qu? Yo tengo mis razones. Tendrs que preguntarle a Ramsey las suyas. Ramsey dijo que el vampiro est detrs de m. Por qu? Ni siquiera sabe quien soy. Te heriste en la feria, no? S, me ara. Cmo lo sabes? l sacudi la cabeza, su grueso pelo negro se movi sobre sus hombros como una nube de seda oscura. Eso no importa. Es probable que el olor de tu sangre le despertara. Pero, cmo? Los antiguos vampiros duermen a menudo durante un siglo o dos. Quizs no fue tu sangre la que hizo que se levantara. Quizs simplemente haba descansado lo suficiente. No lo s. Pero el hombre de la feria... Silvano... dijo que el vampiro estaba inutilizado, que no poda escapar de las cadenas ni de las cruces Mir a Grigori, desesperada por que restableciera su confianza. Silvano tena razn, hasta donde l sabaReplic Grigori reflexivamente. Pero Alexi es bastante ms antiguo de lo que Silvano pensaba. No estoy seguro qu puede derrotar a Kristov. Como lo de las cadenas, me pregunto si Alexi hipnotiz a Silvano y luego le orden que le liberara. Pudo hace eso? Eso y ms. La mirada de Grigori se perdi en el vaco, ms all de ella, perdido en sus pensamientos. Incluso sin alimento durante uno o dos siglos, tuvo que ser fcil para Alexi doblegar a Silvano, forzarle a eliminar las cruces y las cadenas que le tenan prisionero. Y mientras Silvano an segua hechizado, Alexi pudo beber de l, y bebi hasta que no qued ms del hombre que una seca cscara. Mientras consideraba eso, Grigori supo que aquello era lo que haba ocurrido. Pudo recrearlo en su mente, los ojos del vampiro se abran, su mirada hipntica se encontr con la de Silvano, su mente dobleg a la del mortal, forzando a Silvano a quitar las reliquias sagradas, liberndole de las cadenas que le tenan confinado. Pudo salir del atad, sus dedos esquelticos sujetaron los hombros de Silvano, inclinando la cabeza del hombre hacia un lado, enterrando sus colmillos en la tierna y fresca garganta de Silvano mientras alimentaba un hambre que haba estado creciendo por cientos de aos... Hablas en serio, no? La voz de Marisa le devolvi al presente. Bastante. Marisa mir a su alrededor. El cerrojo de chapa de su puerta pareca lamentablemente inadecuado; las ventanas la hicieron sentirse expuesta, vulnerable. Asegrate de cerrar la puerta cuando me vaya. EsperaNo le crea, no quera creerle. Era completamente imposible. Aunque se resista a pasar la noche sola. Por favor, qudate. Estars segura mientras no le invites a entrar. Por qu? Qu le va a mantener fuera? Si todas esas cadenas no pudieron mantenerle encerrado. Estoy segura de que una endeble cerradura no le dar ningn problema. Hay una gran cantidad de creencias acerca de los vampiros, acerca de lo que pueden y no pueden hacer. La mayora son fbulas para asustar a los nios; unas cuantas son verdad. Alexi no puede entrar en tu casa a menos que le invites. Debe esconderse para refugiarse del sol, aunque, tan antiguo como es

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxaahora, ya no sucumbe al sueo oscuro. Una cruz ofrecer tanta proteccin como la fe en ella del que la lleva. La plata quemar su carne, pero cicatriza rpidamente. Necesita sangre para sobrevivir, aunque pueda estar sin ella durante largos perodos de tiempo.Hizo una pausa, mientras consideraba qu ms le iba a decir. Algunos vampiros tienen el poder de cambiar de forma; otros tienen el poder de volar. Qu pasa con lo de cruzar el agua y no reflejarse en un espejo? Nada ms que fbulas, como la ridcula idea de que si envuelves al vampiro en una red o llenas el atad con semillas, se sentir forzado a desatar todos los nudos o recoger todas las semillas a razn de una por ao antes de que pueda dejar su sepultura. Qu me dices acerca de que el ajo repele a los vampiros? l sacudi su cabeza. Eso les molesta tanto como a ti. Le mir de manera suspicaz. Cmo sabes esas cosas? l se desliz por el suelo hacia ella. All, pareca alto y peligroso e invulnerable. Te lo dije, he estado cazndole durante mucho tiempo. Ramsey dijo...Respir profundamente, preguntndose si iba cometer una equivocacin fatal. Dijo que t eras uno de ellos, un vampiro. En serio? Ella esper a que l lo negara, su corazn lata fieramente. Es verdad? Consider la verdad y opt por la mentira. No. Ri, la tensin huy de ella. Por supuesto, l no era un vampiro. Por qu no te juntas con Ramsey? La expresin de Grigori abundaba de irnica diversin. De alguna manera, trabajamos juntos. El caza de da y yo lo hago por la noche. Te importara pasar la noche aqu? Realmente, no me quiero quedar sola. Grigori la mir largamente. Era una mujer preciosa, blanda y llena de curvas, bella de una manera tranquila que l encontraba de lo ms atractiva. Si ests segura. Le mir, se daba cuenta que era poco menos que un extrao, y se pregunt si estaba haciendo lo correcto. Se sent en la gran butaca cercana al sof, y estir las piernas. Su presencia haca parecer pequea la habitacin, haciendo que fuera repentinamente difcil respirar. Incmoda, busc el mando y encendi la televisin. ...los cuerpos fueron encontrados temprano esta tarde en un barranco de La Habra. La polica est participando en la identificacin de las dos mujeres para comunicarlo a sus parientes ms cercanos. En otras noticias... Marisa mir fijamente la pantalla. No susurr. Otra vez no.Mir a Grigori. Es todo por mi culpa. No. Cabece, con los ojos llenos de lgrimas. Lo es.dijo tajantemente S que lo es. Esper que l dijera algo, esperando que pudiera borrar su culpabilidad, pero l no la estaba mirando. Miraba fijamente la puerta, todo su cuerpo tenso, como si estuviera preparado para volar.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaY entonces ella lo sinti, la misma sensacin de mal que haba experimentado antes. Qu es eso? Qu ocurre? Se puso en pie en un nico y fluido movimiento. Cierra la puerta detrs de m. Dnde vas? Slo haz lo que te he dichodijo bruscamente, y luego se march. Con el corazn latiendo fuertemente, Marisa cerr la puerta, y luego desliz la cadena de seguridad en su sitio. Demasiado nerviosa para sentarse y esperar, fue al fondo de la habitacin, asegurndose de que las ventanas estaban cerradas y aseguradas. Corri las cortinas del dormitorio y la cocina, corri las cortinas del saln, revis de nuevo la cerradura de la puerta. Y luego desesperada por hacer algo, se sent en el sof, tir de la manta peluda de Mickey Mouse hasta su barbilla, y mir fijamente la puerta. Se haba convencido a s misma de que el mal que haba sentido en la lavandera la otra noche, no haba sido ms que el producto de su imaginacin, pero ahora saba que haba sido real. Y que tena un nombre. Alexi Kristov.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 6

Grigori baj veloz por las escaleras hasta la calle, luego se par en la acera, con todos sus sentidos alerta. Alexi, mustrate!Se dio la vuelta hacia el sonido de una suave risa que le llev una rfaga de viento. Alexi, maldito seas, mustrate! Estoy aqu. Grigori se gir, todo su cuerpo tenso, preparado para el ataque. Una fina niebla gris se materializ fuera de las profundas sombras de la noche, fundindose en la forma de un hombre, un hombre al que Grigori reconoca demasiado bien. Alexi. El conde se inclin por la cintura. Pareca un aristcrata del antiguo mundo, con una camisa blanca de mangas amplias abierta por la garganta, estrechos calzones negros y negras botas de piel blanda. Grigori, mi viejo amigo. Nos volvemos a encontrar. Grigori sacudi su cabeza secamente. No haba sentido temor en cientos de aos, desde la ltima vez que se haba encontrado con Kristov. La fra y gris mirada de Alexi le recorri con atencin, sinti como si por su espina dorsal pasara hielo. Nunca te rendirs? Nunca. Una risa burlona surgi de la garganta de Kristov. Me temo que esa tonta tenacidad a la que llamas honor puede significar tu destruccin. Quizs. Cmo escapaste de Silvano? Un sonido de mofa escap de Kristov. Una tarea fcil, te lo aseguro. Descans por cien aos, estrechamente vigilado, as que no tuve que inquietarme por ser destruidoUna sonrisa cruel deform sus labios. Era un tonto pensando que poda tenerme en contra de mi voluntad. Estpido mortal. Su tontera le cost cara. Sabes que Ramsey est en la ciudad? Grigori asinti. Te tendrdijo Kristov, sus ojos brillaban con confianza. Cuando est preparado os tendr a los dos. No. Oh, sDijo Alexi con total y completa confianza. Mir hacia el apartamento de Marisa y se relami. Y a la mujer, tambin. No. Deja a la mujer sola. Esto es entre t y yo. El conde sacudi la cabeza. Fue el aroma de su dulce sangre lo que me despert de mi sueo. No descansar otra vez hasta haberla tenido, hasta que su sangre alimente mi hambre y caliente mi alma. Ella me servir bien, no crees? Terminemos esto ahora! No, es demasiado pronto. Me temo que necesito un poco de diversin despus de mi largo descanso, y t y Ramsey me la vais a proporcionar. Y la mujerAlexi se relamiella me proporcionar otra clase de diversin. No!Un profundo rugido surgi de la garganta de Grigori mientras embesta hacia delante, con los colmillos descubiertos y las manos como garras extendindose hacia la garganta de Alexi. Sinti un agudo dolor cuando Kristov le

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxagolpe, sus uas cruzaron la cara de Grigori, abriendo cinco profundas heridas que se extendieron desde la lnea del pelo hasta la mandbula de Grigori. Grigori sacudi la cabeza, arrojando con fuerza la sangre de sus ojos. Alexi!Bram el nombre del vampiro, desatando su dolor y su ira, pero Kristov se haba ido, como si nunca hubiera estado all. Jurando en voz baja, fue por las escaleras hasta el apartamento de Marisa. Despus de preguntar quin era, ella abri la puerta, sus ojos se ensancharon con horror cuando vio la sangre goteando de su cara. Grigori, qu ha pasado? Alexi es lo que ha pasado. Estaba aqu? Cerr la puerta con un portazo y ech el cerrojo. Ahora se ha ido. Ests seguro? Grigori asinti. Sobre sus piernas temblorosas, Marisa fue al cuarto de bao. Tir de la toalla de la barra y la empap en agua fra, luego volvi al saln. Grigori estaba sentado en el sof, mirando fijamente la puerta. Sentndose a su lado, comenz a limpiar la sangre del rostro de Grigori. Probablemente necesitar puntoscoment, entonces, mientras miraba, las profundas heridas que marcaban sus mejillas comenzaron a cerrarse. Era como ver una pelcula a cmara rpida, pens, la manera en la que el msculo y los tejidos se unan. Esto...Se levant y le dio la espalda, la toalla cay, descuidada, de su mano. No es posible. Me temo que es muy posiblereplic Grigori. Luego es verdadmurmur. Todo es verdad. Todo lo que me cont Ramsey. Todo lo que dijo. Ests bien? No lo s Mir su cara. Es verdad, no? T eres uno de ellos. Grigori asinti. Hubiera preferido que ella no supiera la verdad, pero eso no iba a ser una ayuda por ahora. Consider borrarle la memoria, pero mientras lo pensaba, decidi que sera mejor si ella estaba completamente enterada del peligro que le rodeaba. Pareces un poco plida coment Grigori. Creo que estaras mejor sentada. S dijo creo que tienes razn. l la cogi justo antes de que se golpeara contra el suelo. Grigori se sent en el suelo del dormitorio de Marisa, apoy la espalda en el tocador y la mir dormir. Se haba despertado de su desmayo dbil, y l haba insistido que se fuera a la cama. Ella no haba discutido. l saba que esa era la manera mortal, buscar refugio en el sueo. La manera mortal. Haba sido un vampiro demasiado tiempo, era duro recordar un tiempo en la que haba sido otra cosa, un tiempo en el que haba sido un mortal, con una casa y una familia... Ponindose de pie, fue hacia la ventana y retir las cortinas. La oscuridad le esperaba fuera, llamndole silenciosamente. Ven, pareca decir el viento de la noche, ven y comparte la noche conmigo. Era tentador, pero le haba prometido a Marisa que se quedara con ella. Mir a la distancia, sus pensamientos viajaron siglos atrs, volviendo al tiempo en el que haba sido un marido y un padre. Cerr los ojos, y la imagen de Antoinette apareci en su mente, tan fresca y viva como si la hubiera visto haca slo unas horaspelo negro como el cielo de medianoche, ojos verdeazulados,

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y Conxatan cambiantes como el mar. Y sus hijosAntonio y Martinatan jvenes, tan inocentes. Sus manos se cerraron en apretados puos, sus uas se clavaron en la carne de sus palmas, mientras recordaba la ltima vez que les haba visto, sus cuerpos desmadejados como muecas de trapo sobre sus camas, sin sangre, sin vida. Alexi Kristov estaba en el marco de la puerta, con su boca manchada de carmes, sus ojos rojos y febriles por el asesinato. Entonces es verdaddijo Grigori, horrorizado. Haba odo todas las historias, escuchado los rumores y susurros que abundaban en el pueblo, pero no haba credo que fueran verdad. Alexi haba sido su amigo, y Grigori haba encontrado una explicacin lgica para cada acusacin hecha contra Alexi. Todo es verdaddijo de nuevo. Eres un vampiro. Kristov haba sentido, con sus grises ojos fros y distantes. Antoinette... Grigori fue hasta ella, pero Alexi le hizo un ademn para apartarlo. Ella ahora es ma. No.Aunque mientras lo negaba, saba que era verdad. Antoinette le miraba a travs de la palidez de sus ojos sin alma, mientras gotas de sangre rezumaban de dos pequeas heridas de su cuello. No humana, no vampiro, ya no era ms su mujer, no ms la vivaz chica de la que se haba enamorado. Se haba convertido en una criatura de Alexi. Teniendo la orden del vampiro, Grigori saba que ella le hubiera matado. Por qu?Slo esa palabra angustiada, sali de las profundidades de su corazn y su alma. Alexi no respondi. Tomando a Antoinette de la mano, se volvi para irse. Con un sollozo, Grigori arremeti contra l, con el nico pensamiento de destruir a la criatura que haba matado todo lo que l amaba. Con un siseo, Alexi gir, con un horroroso brillo en sus ojos, sus manos sujetaron los brazos de Grigori a los lados. Tienes ansias de morir, Chiavari? Te matar por lo que has hecho. Alexi ri. T? Matarme? Creo que no. Grigori luch para liberarse, pero Alexi le sujetaba sin esfuerzo. No tienes fuerza para ir contra mse mof Alexi. Con deslumbrante velocidad, envolvi sus manos en el cuello de Grigori, despegando sus pies del suelo, mientras sus dedos expriman lentamente el aliento de su cuerpo. Quizs podra traerte de vueltasise. Luego podras entender. Grigori mir ferozmente al vampiro. Yo entiendo, eres un monstruo. Los grises ojos de Alexi cambiaron entonces, ardiendo, hasta que brillaron en un espantoso rojo. Sus labios retrocedieron, dejando al descubierto sus colmillos. Podra haber tenido miedo, pero estaba demasiado lleno de ira y desesperacin para sentir algo ms que odio. Venga, hazlo!grit Hazme lo que t eres para que pueda matarte. Creo que no replic Alexi Siendo un vampiro podras perseguirme hasta la eternidad. Pero matarte ahora sera demasiado amable. Grigori pele para liberarse mientras las manos de Alexi apretaban su garganta, obstruyendo el aliento de su cuerpo, hasta que se sinti caer, caer, en la oscuridad. En la distancia, oy la burlona voz de Alexi. Te dejar que vivas por ahora, Chiavari. La vida ser bastante ms dolorosa para ti que la muerte.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCuando despert, el vampiro se haba ido. No haba vuelto a ver a Antoinette... Grigori abri sus ojos al sentir que el amanecer se aproximaba. Era el momento de irse. Comprob que Marisa estaba an dormida. Pareca preciosa, vulnerable, tumbada all, sus pestaas como oscura media luna contra su piel, sus labios clidos y rosados. Tom aire profundamente, inhalando su aromapiel clida dormida, un dbil rastro de la colonia floral que ella prefera. Su mirada se demor en el cuello, en el pulso que all lata. El hambre se agit dentro de l. Inclinndose, roz un mechn de pelo de su cuello, sintiendo cmo la anticipacin creca mientras sus colmillos se alargaban. Slo un sorbo... Un suave suspiro escap de los labios de ella al tiempo que empez a despertarse y se encontr con la mirada de l fija en sus ojos. Vuelve a dormir, Marisamurmur, con voz baja. Vuelve a dormirte. Con un suave suspiro sus prpados se agitaron y cayeron. Momentos despus, l se haba ido. Marisa parpade, cerr los ojos y los volvi a abrir. Deba de haber sido un sueo, pens, o una pesadilla. Se levant, su mirada revolote por la habitacin, pero no haba nada all. Ella podra haber jurado que Grigori haba estado a su lado, doblndose sobre ella. Haba sido todo un sueo? Tuvo el brumoso recuerdo de su voz dicindole que durmiera. Haba sentido el roce de su boca contra su cuello, una clida intimidad, un sentido de realizacin... Con una sacudida de cabeza, se levant y fue silenciosamente al saln. Grigori? l no estaba all. Fue a la cocina, pero tampoco estaba all. Quizs tena una cita temprano, pens y se hizo una taza de caf. Y luego, como un torrente, todo lo que haba pasado la noche anterior volvi a ella. Grigori diciendo que Alexi Kristov iba tras de ella, que los vampiros eran reales. Record que haba sentido la misma sensacin de mal que cuando estaba en la lavandera. Grigori sali corriendo de su apartamento, volvi un tiempo despus, con la cara hecha jirones. Corri las cortinas y mir fijamente por la ventana de la cocina, pero no fue la puerta del edificio de al lado lo que vio; fue los largos araazos de la cara de Grigori, cicatrizando ante sus ojos. Puede que lo hubiera soado, as como haba soado que se inclinaba sobre ella. Eso tena que ser. Lo que haba visto, lo que haba credo ver, era imposible. Apur la taza y se sirvi otra. Fue al saln y se sent en el sof, sinti un repentino fro cuando vio la toalla en la mesita. La mancha marrn rojiza pareca muy oscura, muy siniestra, contra la blanca tela. Tena que haber sido real, todo. Sintindose mareada, dej la taza sobre la mesita. Tena que haber una explicacin lgica. Simplemente era eso. Slo que deseaba saber cual era. Edward Ramsey estaba esperndola cuando sali del ascensor esa noche, despus del trabajo. Llevaba pantalones anchos marrones, con una camisa blanca y una corbata de cachemir, su pelo marrn, cuidadosamente peinado, le mezclaba con los otros hombres que volvan a casa despus de un da en la oficina. Seorita Richards. Marisa mir alrededor, esperando encontrar al guardia de seguridad. Qu quiere?

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaMe pregunto si ha pensado sobre lo que hablamos. No quiero hablar de eso Le esquiv, buscando las llaves de su coche en el bolsillo mientras se marchaba. l baj por las escaleras detrs. Las manos de ella temblaban mientras abra el coche, luego se desliz tras el volante, cerr con un portazo y ech el seguro. Mir por el retrovisor cuando arranc y sali del aparcamiento hacia al calle. Un Chevy azul oscuro le sigui por todo el camino. Ramsey lo conduca. Pens en ir a la polica, o conducir hasta que lo perdiera, pero no servira de nada. l saba dnde viva, y ella tena que ir a casa antes o despus. Aparc en su sitio, notando, que Ramsey lo haca en el bordillo de enfrente del edificio. l le estaba esperando cuando lleg a las escaleras. Seor Ramsey, Qu es lo que quiere? Nada, seorita Richards. Simplemente quera verla a salvo en su casa. Oh. Bien. Yo... gracias. Y darle esto. Marisa mir fijamente la cruz con su cadena que l le ofreca. Era cerca de una pulgada de ancha y pulgada y media de larga. Ella supo sin preguntar que tanto la cruz como la cadena estaban hechas de plata maciza. Ella quera rehusarla, sabiendo que, si la tomaba, estara admitiendo que crea en vampiros, que crea en lo que Ramsey le haba dicho. Por favor, llveladijo Ramsey. Si no para su proteccin, al menos para la tranquilidad de mi alma. Oh, de acuerdo. Aqu, djeme que se la ponga. Ella se volvi, sintindose tonta, y l abroch la fuerte cadena de plata alrededor de su cuello. El metal estaba fro al contacto con su piel. Estar en mi coche si me necesita. Tiene mi nmero? Marisa asinti. Que tenga una buena noche, seorita Richards. Gracias. Consciente de su mirada en la espalda, subi las escaleras y entr en su apartamento. Lanzando el bolso sobre el sof, fue a la ventana y apart las cortinas, su mano toc la cadena. Poda ver a Ramsey sentado en su coche. Sacudiendo la cabeza, se cambi la ropa del trabajo por unos vaqueros y una camiseta. Empez a quitarse la cruz, pero le daba un extrao sentido de seguridad, as que la guard bajo la camiseta, y luego fue a la cocina para ver qu poda cenar. Se acerc a la ventana varia veces. Le haca gracia, tener a Ramsey sentado fuera, cuidndola. Pero, cuando la noche comenz a caer sobre la ciudad, de repente se encontr contenta con su presencia. Cuando la cena estuvo preparada, levant el telfono y marc el nmero que l le haba dado. Seor Ramsey? Soy Marisa Richards. Le gustara subir y comer algo? Hubo una ligera pausa. Ella poda imaginarlo mirando fijamente el auricular con sorpresa. Seor Ramsey? S, gracias. Unos momentos despus, llamaba a la puerta. Marisa abri la puerta, preguntndose si haba hecho lo correcto. Entre. La cena est preparada. Espero que le gusten las chuletas de cerdo y los escalopes de patatas.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaRamsey la sigui hasta la cocina, sentndose ante su invitacin. Marisa se sent enfrente de l. Era un hombre guapo, decidi. No alguien que sobresaliera en una multitud, pero de alguna manera bien parecido. Durante un rato comieron en silencio. Ella comenz a ponerse nerviosa, teniendo a un extrao en su casa. Por qu est cazando al vampiro?Pregunt cuando el silencio se hizo insoportable. Un vampiro destruy a una joven mujer a la que le tena cario. No puede referirse a Kristov. l ha estado indefenso cien aos. No, no fue Kristov. Marisa trag el creciente nudo en su garganta. Quiere decir que hay ms de ellos? Ramsey asinti, con expresin sombra. Destru al vampiro que mat a mi amiga, y destruir a Kristov, tambin. Son el mal, todos ellos. Piensa que vendr de nuevo, no? Kristov, es as? Ha estado aqu. Cmo lo sabe? Lo sSus plidos ojos azules se encontraron con los de ella. Me equivoco? No, estuvo aqu la pasada noche Ha visto a Grigori otra vez? Va a matarle tambin? Sdijo a media vozcuando llegue el momento. Ella parpade, asombrada de que l hablara con tanta calma. Por qu? Por qu? Ramsey pareci sorprendido por la pregunta. Por qu? Porque es un vampiro, por supuesto. Marisa sacudi la cabeza. A pesar de lo que haba visto la noche anterior, a pesar de todo lo que Grigori le haba dicho, ella no quera creerlo. Es verdadRamsey la mir bruscamente. Chiavari estuvo aqu de nuevo, no? Anoche. Brevemente, ella le dijo lo que haba ocurrido la noche de antes, como Grigori habra salido detrs de Alexi y haba vuelto, sus mejillas abiertas y sangrantes, y cmo los profundos cortes se haban curado ante sus ojos. Ella se call, esperando que Ramsey le dijera que ella se lo haba imaginado todo. Ha visto dijo y todava no quiere creer. Parece tan imposible Ella sacudi la cabeza Cunto tiempo lleva cazando vampiros? Desde que tena diecisis aos. Diecisis! Qu dijeron sus padres? Es lo que hacemos dijo Edward Los Ramsey han cazado vampiros durante cientos de aos. Es nuestro don. Nuestro destino. Vuestro don? Ser capaz de sentir su presencia. Entonces por qu no es capaz de encontrar a Alexi? No lo s. Eso me inquieta.Pinch un trozo de carne, mastic pensativamente. Va a venir Grigori sta noche? No lo s. No lo dijo. Ramsey levant la cabeza. l est aqu.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaQuin est aqu?Pregunt Marisa, su corazn retumb, aunque ella supo que no era Alexi. Hubiera reconocido su maligna presencia. Chiavari. Est seguro?Mientras preguntaba, hubo una llamada a la puerta. Qu hago? Djele entrardijo Ramsey. Est de nuestro lado. Marisa mir al hombre. Las palabras por el momento, quedaron suspendidas, sin decir, entre ellos. Es un vampiro. Las palabras gritaban en su mente mientras abra la puerta. Buenas noches dijo Grigori. Hola Ella le mir, preguntndose cmo un hombre tan guapo, que exudaba tanta vibrante masculinidad, poda ser un nomuerto. Llevaba unos pantalones anchos de color gris, una camisa blanca abierta por el cuello y mocasines negros. Puedo entrar? Un estallido de risa histrica burbuje dentro de Marisa. Era demasiado tarde para negarle la entrada a su casa. Se movi a un lado, luego cerr la puesta tras l. Tengo compaadijo. Oh? Marisa asinti. Acabamos de cenar. Te importara unirte a nosotros para el caf? No pudo evitarlo, ri tontamente. Supongo que no bebes caf. No Los ojos de Grigori se achicaron, estudindola. Marisa trag ruidosamente, luego se volvi y se dirigi a la cocina. Ramsey estaba detrs de la mesa, una mano sobre el crucifijo que colgaba de una cadena alrededor de su cuello. Grigori gru suavemente cuando vio al cazador de vampiros. Marisa fue hacia el mostrador, mirando de un hombre a otro. Quien dijera que las apariencias engaan estaba realmente en lo cierto. Ramsey, de maneras lnguidas y apacibles, pareca ms un cajero de banco que un caza vampiros. Y Grigorialto, oscuro y confiado, siempre bien vestidopareca que poda salir en la portada de GQ2. Supongo que se conocendijo Marisa. Grigori asinti bruscamente. Ramsey. Chiavarireplic Ramsey, su tono igualmente tajante. La seorita Richards me ha dicho que Alexi estuvo aqu la pasada noche. Grigori se acarici la mejilla distradamente, y Marisa not que las heridas haban curado sin dejar rastro. SReplic Grigori. Sabe que ests en la ciudad. Ten cuidado. Estuvo aqu, y tu dejaste que se marchara! Yo no dej que se marchara, y lo sabes. Es ms poderoso que la ltima vez que nos encontramos. No estoy seguro de que pueda ser destruido. Has perdido tu valor despus de todos stos aos, Chiavari? No he perdido nada replico calmadamente Grigori. Nadie desea su muerte tanto como yo. La mano de Ramsey apret la cruz, sus nudillos se volvieron blancos. Hemos de encontrar dnde estn sus restos durante el da.2

Revista masculina de moda

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaEse se supone que es tu trabajo. Parad, los dos! Marisa se interpuso entre los dos hombres. Esto no est solucionando nada. Tiene razn, seorita Richards, perdneme. Puedes irte a casa ahora, Edwarddijo Grigori. Yo cuidar a Marisa. La mirada de Ramsey descans sobre Grigori por un largo, especulativo, momento y luego se volvi hacia Marisa. Quiere que me quede? Estar bien dijo Marisa, esperando estar diciendo la verdad Gracias. Muy bien. Buenas noches, seorita Richards. Gracias por la cena. De nada. Ramsey mir a Grigori de nuevo, luego se dirigi a Marisa. Puedo encontrar el camino de salida. Marisa mir a Ramsey salir de la cocina, luego se volvi a Grigori. Pens que vosotros dos supuestamente trabajabais juntos. Lo hacemosdijo Grigori con una sonrisa custica. Me temo que estamos los dos un poco nerviosos. Un poco nerviosos farfull Marisa. Eso debe ser el eufemismo del ao.

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Traduccin: Maria Jos Correccin: Gabriela y ConxaCaptulo 7

Bien dijo Marisa, repentinamente incmoda por encontrarse a solas con Grigori en su casa. Quieres ver la tele? Tan pronto como las palabras salieron de su boca, sinti el torrente de color elevndose desde su cuello hasta sus mejillas. Los vampiros vean la televisin? Realmente crea que l era uno de los nomuertos? Mirarle haca que la idea pareciera ridcula. Nunca haba visto a nadie, hombre o mujer, que pareciera ms vital. Ms vivo. l le hizo una mueca, como si supiera lo que estaba pensando. Marisa le dej de lado, ansiosa de tener algo en qu concentrarse. Cogiendo la gua de televisin, hoje las pginas, mirando la programacin para la noche del viernes. Bruce Springsteen estaba bien murmurcincuenta y siete canales y no hay n