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s u M A R 1 o Poemas de Emilio Oribe Dibujos de Barradas La i nquietud de '1 a Epoca C uiIIermo De Torre Anden, C. Conde - La Ronda de las Noches, María Carmen Izcua de Muñoz - Cuillermo de Torre, Di- bujo de Norah Borges - El Sentido de la Eter- nidad, Basso Maglio - Amado Nervo por Luisa Luisi Pintores Valencianos, Reproducciones de Pedro Sánchez y Cenaro Lahuerta, Estudio de Max Aub Impromtu, Romeo Negro - Alfonso Reyes, Retrato por Vazquez Díaz - Estudio de Salomón Wapnir Max Aub y el Teatro Nuevo, Juan Lacomba El Espíritu en la Corriente. M. Ver Michel - Ramón Comez de la Serna por Alfredo Mario Ferreiro, Dibujo de Bon Reproducciones de Maruja Mallo, Estudio de Francisco Ayala Las Dos Mujeres de Mr. Talbot, Cuento de Alonso Quesada - Libros: Notas de L. Ciordano, Telmo Manacordd, Juan M. Filartigas, Ciselda Welker. Basso Maglio, Ortiz Saralegui. Adolfo Falgairolle y Julio J. Casal.

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  • s u M A R 1 o

    Poemas de Emilio Oribe Dibujos de BarradasL a i n q u i e t u d d e '1 a E p o c a C u i I I e r m o D e T o r r eAnden, C. Conde - La Ronda de las Noches, MaraCarmen Izcua de Muoz - Cuillermo de Torre, Di-bujo de Norah Borges - El Sentido de la Eter-nidad, Basso Maglio - Amado Nervo por Luisa LuisiPintores Valencianos, Reproducciones de PedroSnchez y Cenaro Lahuerta, Estudio de Max AubImpromtu, Romeo Negro - Alfonso Reyes, Retratopor Vazquez Daz - Estudio de Salomn WapnirMax Aub y el Teatro Nuevo, Juan Lacomba ElEspritu en la Corriente. M. Ver Michel - RamnComez de la Serna por Alfredo Mario Ferreiro,Dibujo de Bon Reproducciones de Maruja Mallo,Estudio de Francisco Ayala Las Dos Mujeres deMr. Talbot, Cuento de Alonso Quesada - Libros:Notas de L. Ciordano, Telmo Manacordd, Juan M.Filartigas, Ciselda Welker. Basso Maglio, OrtizSaralegui. Adolfo Falgairolle y Julio J. Casal.

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  • .La batalla hzome alejar de t.La batalla

    en la cual fu el paladn cruel y triunfaly el confiado paladn que muere _

    Los rocos mojaron mi frente y mis labios,y al lado de tu cuerpo sonrosado,

    por el campo de las derrotas,volvi para renacer y caer de nuevo,como el guerrero sol, por dos veces,y en cada lmite del da gusta hacerlo.

    p o E M A s Nunca me llames en las cumbres nevadas,y djame que huya y flote ante tus pasos.Rondando estar junto con la llama que te gua,

    y el silencio que te escuda.

    PEDIDO DE PERDURACION

    Si en la sel"n.l,errando pude ir,mas no perdido,donde todos se exhavial'on,

    hac-ia otros ngeles,buscando entre ellos tus alas de luz,}' las hansparencias de tu frente nvea,ya no era, Sl emhargo, el que soaste fuerte y gunero,sino en sombra.

    O mejor, tu sombra misma,elstica como la mutaci6n de una pantera,y con ansias de retornar a cada instante,a la gran sombra del drama nocturno,para no ser ms,

    para no ser ms, . ,

    Por eso,bscRme siempre en los valles;

    donde las montaas se miranempinndose oblicuas en los lagos,donde las nieblas ordenan las almas y las clUl1bres,bscame en los valles,

    terca de los torrentes,y mmca, jams a las cimas altsimas,

    dirijas las miradas paTa verme,pues demasiado dbil y desvado mi cuerpo es,para soportal' el alejamiento de tu cuerpo.

    Acgeme siempre entre tus nieblas cercanas,no seas mi destructora luz,ni el desgarrador espadn de estrella enanteque ilumina de sbito en la noche}T mata el consorcio ntima de mis sombras.

    No seas mi deshuctora luz.Ni como el l'csplandOl' mstico!

    El resplandor de los cielos.Aquel que precede

    el descenso de los arcngelescomo lanza ele fuego en 'vanguardias de lm~lllura.

    Seras demasiado fuerte, as!

    o tambin como aquelln otra luz de los jlrofetas,ciue al heril' las altas peas del mOl~te,de cla, convertalas en hilos de feiles aguas,pel'O de noehe,

    hada' de ellas agl'ietadas frentes,toeadas de pl'Onto y bl'Uidas!An hoy aquellas peas de los montes bblicos,iluminadas estn pOl' el rayo de las otras frentes

    de aneianos llenos de ,gema,que si en algn milenio pan:eeron dormidos o muertos,en verdad, desde remotisimos siglos,inmortales relmpagos (l11e elleegnceen Irradian!

    Yo no queITa para mese destino gigante jams, amor mo.

  • COlllO t, sobTe abisnlOs -

    No seas mi destTllCtora luz,ni como ,esos msticos Tesplandores seas,si en la selva, donde tantos se extTavial'on,me puedes encontrar,buscando entre ellos tus alas de luz ...

    Tus alas de luz,que, por las claridades en que naelan,tienen que ser,fatalmente invisibles para todos!

    SOBRE UN PUENTE DE HIERRO

    Puente de hieno, con laberintos,donde la luz, en estuarios, escurrindoseva, entre los pilares,

    ms poderosa que las mismas aguas.

    Una nube de 01'0 se enjaula en tus mallas sutiles,y se liberta, deshenebrando sus copos,y a la lmidad del :ro la hechi7-a de blaneul'as doradas,mientras huye.

    Yo solo,ensimismado,

    soy el {nieo transeuntede tus deambulatorios de metal,y en la maana de esearcha y diamante,CTUZO, a pi por tus ddalos y canto.

    Luz,y fuel'tes vientos cabalgados por arOlnas,pasan en t y aeareiamne las mejillasentTe las combatientes eolunmas.

    ..

    Mi cuerpo sostinese apenas en el mTey a riesgo ele caer,

    ine1inndome,Yo contemplo haeia el abismo.

    veo, en cristales. .remolinos de aguas morir,sobre ,el rebao de las verdes nebulosas del To.musgos acuticos, barbas sedosas de faunos ahgados,escamoteanc1o espejos y arenas.

    Obediencia de resplandores,desde la altura vislumbro,

    y por debajo de m,, pasar en los aires cortantes,

    entre lm relmpago de niebla,otTo velln de plumas que estrella sus alasen el metal finsimo,y deja caer su vertiginoso lamento al abismo.

    Puente de hieno,fra y hostil duracin,y no obstante sustancial, musical instrumento,con slo estar inmvilsonoridad meldica levantas.

    Arpa tendida sobre un brazo apolneo de aguas,yo aprend a contemplar

    e interpretar,tus creadoras geometras,que en lo instable imprimen el orden gigante.

    Tu ,ingeniera,es ,sostn, milagro, esqueleto,ele esos mundos ele luces

    y formas del inmenso paisaje,que empezaron a verse cuando t los creaste.

    Contagiosa es tu sonoridad,formidable imn ele las armonas,que a todos (omullicas.Yo afirmo que ellos pareeen existl',porque t existes.

    Desde tus alturasgusto dominar en mpUlOl'amaS infinitos, lo confieso

    Mis huesos y mis earnes son laberintos,y aTmac1uras valientesque se sostienen,

  • Laberintos para verHns unIversos .. , .

    y se bastan para explicarlos y revelarlos,almque yo los niegue,

    erendolos,oh, univeTsos,difanos equilibrios inmOltalesdel espritu pUTO!

    Cum'po mo:puente y duracin, y no de hierro, ..Puente de ,imantadas arcadas easi clivws,donde .el fluir del tiempo sin finentre mis pilares desgastndome va,en eallados estuarios,ms poderosos que la misma sangre.

    LA ESPERA DEL DIOS

    Oh Poeta.si el amo;' il mnin tus sienes,

    ~~ el dolor sobre tus hombnls,extendi la fnebre elalmtiea ele plomos v tmpanos.

    ...

    Si tu copa de 01'0 denam el vino,y la .'langTe, y la miel y la hiel,y en tu lengua anid la candidez.ele las hmas hostiales ele los TitOS,y si manso te fu el Telmpago

    en la tempestad elel campo,\~ la dorada musculatura elel soltrabaj para t como una esclava.

    Si tu mejillapalideci en el nocturno secuestro del dolory de la sabidura,que es peor,

    pero mmca estuvo sola,sino que a tu lado,sobre tu hombro, alguien defendi tu lmpara,y una mano de mujer,supo amoldarse a tu hente tomo el gozneele una articulacin joven y feliz ele atleta.

    Tiempo es, pues, de meditar.'{ eontemplar

    la lluvia de otoo en las siembnls\- hasta or eomo las semillas crecen. en el silencio de la nochebajo tu mirada tranquila.

    Amor. Odio. Dolor.'Todo, intensamente, , ,

    Como alegoras frutales ele un manzano,sin serpiente adherida al tronco,

    los has tenido al alcance de tu puo,y has sido fuerte, dbil e ingenuo,ms de lo prudente, , .

    Si plido te han visto las olas del 111ary si alegre fuiste el venceelor ele la 111anzana metafsiea.cuyo lllordizco al fin es amargo darlo sin medida;y si as 'oeurre, con la carne, -que en cenizas cae eomo el cntico y el ,-ino,

    y la risa joven,que tambin adornos fuercm ele tus labios.

    Si con madejas invisibles la fortunate sostuvo sobrC' potro salvaje,o en navo o avin segursimo te hizo viajar,v eaer sobre los bellos euerpos desnudos,y explon1T los eelestes golfos .al borde de la mlterte ? el eaos.

    Si es as,es tiempo, pues,

    de ir levantando los fundamentnsv los eimientos de mw easa C'stoiea.

    lJna

  • p01'que la buseamos o la busfamos porqueexiste? Hay ms yerdad de la aparente (nesa cndida intenogacin de trminos re-yersibles y paradjicos. Slo por ~sa come-zn de definirla existida ya una inquietudpriyatiya de nuestro tiem]Jo. Que no es Ot1"l,en lJI'jncipio, sino la de definil' ste, la JeintE-l'jJ]'('tcll' sus rasgos ('an1111ales, solic1aL'i-zudanos con ellos, extl'ayendo -ineluso desus c1L-fectos- el ma~-or pl'oyecho espil'itu:l1.

    SO'itellgo -lo he p\..'n"aJ:>clasL's de espritus absolutamcnte illcunt:ilia-hlcs: [quellos que sienten y creen firmemE"lken 111.:,est1'a poca, acomodando su condu:taint01edual a leyes y postulados rigm'osam'll-te contemporneos, y aquellos otros que, mse, cpticos y menos perspicaces, no acier'_a'la precisar las fronteras genuinas Llel ticlll-lJO actual, permaneciendo supeditados a Ci'Jde los primeros. Y afirmo resueltame1!tc ql1'~esa inquietud existe, manifestndose en 1',,1'-mas n;u~- yarias, pero siempre preeisas ~.conecl'dantes entl'e s. En qu esih, 1al!Hlldud? Hay una inquietud mOdeJ"J:

    s o B R E L A 1N Q u 1E T U D D E N U E S T R A E D O e A (*)

    (") Este ensayo ha sido sllseitado por la encuestaque ataba de 11l'OlllOYer la l'('Yista frallteSa ,!-Leslahi,'rs de I'Etoik,> sobre Ull tema t"ll \'asto y sugl'ridor eolllO da inquietud de nuestra POCll;), ypara la tual ha solidtado a lo;; esr:ritores de to-do el IHundo Opilliolll'S que reunir prxiJnanll'Bte('H un den:-o nll1l 1 ro ('~p('

  • ,..

    Ortega y Gasset- debe ser hoy menos vaga,ms vrecisa, menos fraseolgica que antf:3.Consiguientemente, una natural desconfian-za por toda aquella filosofa que no abanc1Jneal hombre abstracto "J' parta eSncialmente delalma viva, tal como se afirma la de Keysc)'-ling.

    (~ue esta inquietud de nuestra poca s,~exprese contrariamente no por un afn deinquietud, pero s de algo que a ella conduce:orden, normas y directrices lluevas, es algJque ;,ombrar a los obsen-adores superficia-les de este tiempo, a aquellos que le motejaude catico e insubordinado. Pero dicho afnele precisin, encauzando los aportes del siglo,regularizando sus elementos, viene a ser unsntoma

  • sAMEop

    ciada en obras como El novelista del im-ponderable RAlVION o Rien que la terrede Paul lVlorand, reflejan a maravilla eldiagrama ondulante, la vibracin sincopadade nuestra sensibilidad nunista.

    Guillermo de Torre.

    Buenos Aires, Junio de 1929.

    A la recherche du temps perdu de Proust.tienen, COll todo, un carcter muy distintode lavertebracin orgnica que sostiene lascreaciones de un Dostoyevski, un Balzac, unStendhal, un Galds. Sin que haya hoy unarte de miniaturas, creo que la brevedad yla elipsis, la composicin discontnua a basede planos y visiones superpuestas, eviden-

    A N o E NLA RONDA DE LAS NOCHES

    A Dulce Mara Loynaz.tan cereana en su colina devusos.

    1

    Cuando pong'o mi~ manos en tus ojos, eleco es tu voz. y si me remonto hasta tus cabe.lJos, como un pjaro eon fro tu voz tiembla

    Yo soy una lumbre que drscifra los lllare3adormecidos, y tu voz es un bareo de velarlreplegadas, con las redrs cuajadas de sirenas,tritones, caracoles ...

    j Quiero hacerme con tu voz una cordillera ITu voz unir el cielo con el mar. Ya, nadado.ra de aguas con luceros, abrir los brazos paratrazar grandes tringulos de avance.

    .,

    .:>

    Salt a mis hombros, ya ms alta que lasauroras, con su cabellera de aeentos conmo.vidas.

    En el mar, ay, qu honda 1, floreci unaventana.

    No haba luceros, ni alga,;. Caracoles con elalba dentro y un corro de orillas, cantando.

    En icebergs de luna rota patinaban ngelesy peces morados.

    La noehe se acuestade piyama azulen divn de espaeio ...Prende el eigarl'illoque inunda de chispasla alcoba celeste ...Enciende su lmparael arco voltaico de la luna llena ...

    Turista lbelula,se posa en las cosasen forma epidrmica ...- Si es un accidentepor el engranajelargo de las horas! ...

    2

    j Me voy con aquel viento de nieve 1 Todasmis ventanas, todas mis chimeneas navegantierra adentro.

    Tengo un costado rojo y una cuerda conbanderas claras.

    Resbalaron estrellas, poliedros diminutos dofuego.

    j Mi corazn estaba en la lluvia como unapalma roja 1

    Carmen Conde.

    Cartagena 1929.

    l\Iaana otra hennana- as eomo ella,de carne morenade planta ligera, -vendr a suplantarla ...tomar su alcoba ...Tras las espiralesde algodn, de nubes,que haee el eigarrillo,

  • contempla la vida,- j la triste locuelaque bailando el charlestonapura veneno! ...Como Cenicienta,cuando el reloj suena,se apresta a la marchasin retorcimientos~- sin resistencias ...

    - El l J astor de No(:hesno consentiraque se rezagara,j aunqu lo quisiera! ...

    Llegado el momentoapaga uno a UllOtodos los faroles ...se arranca el piyama ...~- envuelta en la eapade los resplandores,.'-a ahogaclo el instintode las rebeldasy ahondado en silencio,igual que un aerbatade ritmos elstieos,se monta en la nleclatremenda del tiempo! ...

    CARROUSSEL DE LOS DIAS

    j Campanero del alba! ...j Campanerode las Campanasele la luz! ...

    La Criatura Intacta,baja nor la Illontaael alborozo de su epifanay la frescura de su resplandor.

    Con los dedos laTgosde colores,restrega los ojos del letargo;vive la marmilla de las fOl;mas,y desvela los prpados del sueo .. '.

    (Jon los dedos largos de colores,desabrocha los picosde los pjarosdel 'sil encio.

    En la curva tieTnade sus brazos de amanecer,acaricia al sol recin nacidoen mantillRs de esperanza.

    Las horas polichinelassaltan de sus cajasde sorpresasahondadas de impre\i.stos.Harn del accidentela gran farndulasobre el caleidoscopio'ele los Sig110S fatalesy las placas ingnuas.

    El pregonero de la luzavanza los reflectores claros.Honda el radiadorde los siete colorese intrascendente- con mano mecnicagira el carl'ousse1del da que pasa ...

    :Maana ...Nueva caja de l'esonallciasprolongacin chinescade micas iluminadas:

    Carronssel de la vida:dolor cabalgandofiguras grotescas de laca ...

    M.a Carmen Izcua de Muoz. Montevideo, 1929.

  • ALFAR acaba de recibir de Guillermode Torre su Examen de conciencia y aun-que su autor lo subtitula Problemas est-ticos de la nueva generacin espaola estareferencia no significa una limitacin de losproblemas espirituales de la expresin lricasino nn punto de partida hacia un conceptototal del arte, un ejemplo plstico desel,; elque Guillermo de Torre va desenvolviendo lamirada ele la profundidad.

    anarqua simulada en el juego de los espe-jos.

    El ~.cntico nuestro ya 110 es el de aquelque se sacrifica en este precepto: yo meditoy el Seor me da las palabras, porque cuan.do 110 es lo verbal es lo verbalizado en laimagen por la imagen.

    Todava se vive aqu de lo que nuestroescritor llama cuestiones adjetivas, .. !

    Y luego ele situarse de esta manera nica,Guillermo ele Torre salva la obra del van-guarelismo espaol depurndolo del mpetude los que l califica como innovadores ile.trados, es decir, salvndolo de toda recadaen el formulismo y extrayendo de l la fe yla expresin sucesiva de la eternidad.

    Como expositor y apologista de las gestasde vanguardia, afirma que de ellas ha pres-c'ito todo lo que en tales modalidades inno-vadoras comportaban de violento, exclusivis-ta, antitradicionalista e ingenuamente des-tructor, lo que significa que negamos eneste vanguardismo verdadero todo: aquelloque nos poda llevar en la frmula temporal,hacia un nuevo pasatismo, y por esta mismarazn es que en nuestro libro La expresinheroica, concepto que el vanguardista dehoyes el postumista de maana, el fulgorde las fhnulas, un poco del vuelo de laslucirnagas.

    y por eso en cste vanguardismo depmadocomo un sentido ele nuestra eternidad sub-sistir o mejor clicho existir, lo formal y lointenio -lo ntemo bien a lo I\ietzschc--,que se incorpora a

  • temblor de la voz, el hondo sentimiento de lapalabra, el brillo hmedo de la mirada. elgesto sobrio y contenido, revelaban claramenteel amor sincero que el mstico cantor de Se-renidach inspirara a cuantos le eOllociel'on.

    Todos sentamos, al unsono, palpitar ace-leradamente nuestros corazones. Un soplo detragedia pasaba sobre esa concurrencia for-mada en su totalidad de estudiosos; hombresde ciencia, educadores, socilogos, legislado-res, mdicos, reunidos con el noble y ~leyado fin de hacer ms fcil ~. ms bella layida de la infaneia.

    Vibraba todaya el ambiente cOilmoYido porla bella improvisacin del dador 13elande,cuando cediendo a la presin de lU:i amigos,el doctor Zorrilla de San }Iart111, cen sn pa-labra que es msiea r eolor, pensamiento yluz, emoein y belleza, dijo, bl'C'yemente, suoracin de despedida, eyoctmdo la wlada ('.,epotas noches antes, en esa misma sala, elpoeta admirado y querido haba ofrecido ala soeiedad de Montevideo, recitando con Inintimidad propieia de su alma, con el mi,;moreeogimiento, con el mismo fenal' con que'Ueran escritos y sentidos, los versos admi-rables.

    La figura etrea de Neno, notaba, im[lre-eisa y presente sobre hi eoncnnem,i,\ ,':;10-,iolIada. Bajo esta impresin casi religiosa,el doetor Morquio, Presidente del Congl'esu,declar6 abierta la sesin de clausura del IrC'ongreso Sudamericano del Nio. Tras brenos y sentidas palabras de recordacin alil ustre Hepreselltante de Jlj i,'O fallecido,pide a la .\sambll'a que ,;e ponga de pie enhomenaje al excelso poeta. Silenciosos y 1'e-eogi

  • \JI ..A..

    A N O SN e

    Pedro Snchez

    EL

    ,

    y eatlicamente extrahumano. Las estrellas deplata, los nimbos de oro, los llltoehes de tl'a-po (llle los rodean explicndolos, estn he-ehos nieamente de pintura, de pintura sindohle fondo, sin trampa. Sabios grabados deEpinal pasados por el tamiz para el desconoci-do ele Peshstein. y Ulla gnlll idccisin reli-gIOsa.

    Lahuerta emparenta ms fcilmentc" MaxBeckmann, Kodo'ichka, (,hagall y en la inten-ein , ms sutil en Lahuerta, con Henri Rons-seall. Es curioso natal' la poea influencia dela pintura franeesa, ya qne los ant('eitados,tienen en estos jYenes ms influencia moralque pictrica, su mayor proximidad concienteo subconseiente con los eslayos y germanos. yes curioso sealar un eslabn ms de ese leja-no parentesco entre Rusia y Espaa (lue mu-ehos sealaron ~"a.

    En ambos el color yjy::;imo de los coloresmediterrneos da a sus cuadros nn aspectolll'l'SOllalsinw e inoJyiclahle.

    AvE S

    San Ignacio

    N T O R

    . Dos nue\"os pintores, dos pintol'l's nuevos.Han nacido en Yaleneia pero eso importa lomenos IJosible, tampoeo St' puede decir quelo mismo hubiesen podido haber nacido enPomerania, pero han diluido sU nlleneianaen una amplia ~" profunda europeidad, mejordicho, deidad europea.

    . Acaban de haeer su primera exposicin, enBareelona, sala Pares, con un xito sensacio-nal: Pedro ~nchez es un pintor religiosoGenaro Lahuerta un pintor satrieo, estasfueron las primeras etiquetas explicatinls ~"falsas. Los dos son pintores de historias -plura1 que tiene su explieaein inmediata.Fintan asuntos pero no sohn' asuntos. Por-que, al fin y al cabo, todo es literatura.

    ~antos, santas, Y1'gelles, nios diyinos pin-ta Pedro Snchez..Andaluea; Yizcaya, Yalen-eia, Mallarea ha queric10 eondensar en sus te-klS Lahuerta. As eomo se ha representadoHarnlet con traje de ealle, Snchez pinta sus6antos eon vestidos de hoy, pero los rodea,dramticamente, de los atributos de lo santo

    p

    1Juisa Luisi.Mayo 24, 1929.

    pudieron. .A..s el delegado brasileo que norecuerdo exactamente si era el Dr. =\lacta-gao Gesteira o el DI'. lvIagalhaes, prolllmciuna sentidsima oracin, acaso lUla de lasms bellas de la tarde, desde las ramas deun pltano de la entrada.

    Eran las 7 pasadas; ya oSC1weeido por com-pleto, y el enorme gento continuaba ellento desfile de regreso, con el rostro nu-blado como la tarde, y el corazDn conmovidoy silencioso.

    l\lontevideo rindi as, plenamente, fervo-rosamente, como nunca lo hiciera; como noyoh"i a hacerlo desde entonces, su ms c-lido, su ms emocionado homenaje al poetaque, en una tarde de sol, entregara a la ciu-dad blanca y azul, frente al mar que arrullsu ltimo sueo, toda el alma religiosa ypura, con el suspiro definitivo.

    La ciudad agradecida, recogi piadosa-mente, cl don supremo, y lo eonserya in-tacto en el recuerdo y en el cario que, atrays de Nen'o abraza a toda la O'rande vnoble nacin mexicana. "'"

    Meses despus, los Cadetes de la Escuelal\Iilitar custodiaban los sagrados dcspojos has-ta la tierra que les diera vida; pero el esp-ritu del poeta, intangible y presente. flota.todaYa sobre la ciudad amorosa que lo reco-gi en su seno.

    que, posedos por completo de tan dolorososentimiento, pudiramos dedicar tocla nues-tra atencin a los votos emitidos por las cli-versas Secciones, que el Secretario dador Al-fredo Penino iba leyendo y que el Presi-dente pona a discusin. :WLllchos abandona-ron he sala para acudir cerca del cadwl',que en el Paraninfo de la Universidad reci-ba el homenaje de toda la ciudad, 011 fornuede yerdadero tapiz de flores que cubra, ma-terialmente, el lujoso catafalco.

    Lna guardia, lrica, formada por los msClestacados poetas, vel, aiternndose, el ca-c1wl' del dulce mexicano.

    Por la tarde, la ciudad entera se yolesobre las calles por donde deba vasar elcuerpo, camino del Oementerio Central. Anadie Montevideo rindi as, con el coraznl)leno de ternura y el alma desbordante depesar, un homenaje ms espontnEO, ms sin-cero, ms emocionado. Toda la ciudc:,d, ricosy pobres, intelectuales y analfabetos, se con-greg en imponente manifestacin en la pla-zuela del Central, donde lUl tOl"neo de ora-toria magnfica, en cl que tomaron parte

  • Pedro Snchez

    ,

    Virgen !J Nio

    Pedro SnchezLa Virgen de las NievesGenaro LahuertaMallorca

    Genaro Lahuerta

    ..

    Castilla

  • sEyER

    por Vzquez Diaz

    mas mejor la nS1011 panormil.a l1esu lbui'."\lfonso Ee~-es liO es un diplomtic( pOi'

    yoeaein, ni ha cifrado en los (~xjto~' ele laEmbajada, la realizacin ele sus :

  • Salomn IFapnir.}layo de 19:29.

    la defmida composicin orgnica de su fi~ura literaria.

    La inquietud de los nuevos valores encuen-tra en Alfonso Reyes mI comprensivo intr-prete. Asiste al espritu animador del movi-miento y lo justifica como una ;modalidad detoda e!':ta generacin. Frente a las distintasapreciaciones de los grupos, sus temores noson vagos. Los que someten la literatura almalabarismo de la tcnica, peligran encaer en la retrica, y quienes ajustan la lite-ratma al postulado del arte p'or la vida, seencuentran propensos a convertirse en malosescritores. Acaso para los ltimos sea msgrato el xito de sus ideales dentro de la lite-ratura, que la consagracin de su estilo. Losunos buenos socilogos y malos literatos; losotros retricos finos. .. pero nada ms.

    Empero, toda inquietud es vitalidad pu-jante, esfuerzo fecundo que abre lmeyOS ho-rizontes, que descubre nuevas modalidades oinventa una nue...-a expresin y Alfonso R'-yes ya nos dice desde Ull rinconcito de ElDerecho a la locura que su corazn ha es-tado ~iempre con el que inYenta un hbito11l1eyo .

    quinta. serie de simpatas "J diferencias. Enellas est el artfice, el esteta, el poeta de laemocin y el maestro del estilo. Breves no-tas, llenas de fluidez literaria ~- de m-dula ideolgica, descubren, en lUla y dos p-ginas, la valiosa cualidael de su instrumentocreador.

    La totalidad de los captulos que integranla primera parte del tomo, - ..\.ucdotas yRecuerdos -son de una l)erfeccin evidente.A cada lnea nos sorprende un acierto, unhallazgo feliz, una nueva cm.ocin. Yamos dealegra en alegra. ,

    Mencionemos El Ramonsmo, 1.'n paseoentre libros, De l\Iicrobiologa liternrla,Libl'o:,; y Libreros, La Cucaa, Hprma-nito menor, pero, i: acaso con citar m.'> ttu-los agotaremos la lista ele todo lo bueno?

    El siglo de oro ha dejado en Alfonso Re-yes fecundo sedimento. Discpulo de Ruizde Alarcn se nos ha confesado. Gngora yGracin han puesto en su espritu y en supluma la influencia de sus valores ms rfec-tivos. El colorido en los matices del ingenio,el primero; la riqueza del estilo, la metforallena de claroscuro pero que se ilumina depronto, el seg-undo.

    Esta noble heredad, sometida al tamiz desu propia concepcin esttica, ha producido

    dispersas de sus Cartas sin permiso, cuyapresencia en volumen se nos anuncia, bquot ra cosa que un desfile ,de expresiones debelleza, de hondura, de observacin Y de so-briedad, constituye su obra ~ Esta observacinfrente al sentido de su labor literaria, es tam-bin motivo de aliento en SU vida, cuyo prin-cipio fija en la concepcin del maestro, aldecirnos: vueho a llue:otro Platn y soy fiela su ideal esttico ~- tico a la vez hecho debien ~- de belleza.

    No podramos decir, en forma categrica,sin entrar en minucioso anlisis, en cual delos gneros Alfonso Reyes acusa mayores con-diciones de mritos. De referirnos a sus e11-saJ'os, bastara afirmar que las pginas de ElSuicida congregan aquellas cualidades quebien pudieran justificar el decir que este li-bro tiene, en verdad, ms lUlidad de lo quesu propio autor se lo figura. (Reyes nos mllm-cia que, con el tiempo, rellenado por el pohoele los aos los hueco,;; de este libro, ste serel juicio de los crticos. Discrepamos con sualargada presuncin y ,la actualizamos en jus-tificado optimismo).

    Los Cartones de Madrid"'. ele inmensafortuna, podrn sobreYivil' los emlMtes deltiempo. Brews, giles, centellantes, repletosde agudezas, ~aturados de emocin, salpica-dos de ese humm' sutil que dibuja la gnltilsonrisa, ellos estn munidos de recios pertre-chos ele consenacin. El diminuto cUaderili)que los acoge Y agrupa, pequeo y disimu-lado, se agiganta cuando reiedos los cart0-nes ms sabrosos, El Derecho a la locul'n,El Entierro de la sardina, Yaces de la.calle, \-alle Incln, telogo - lo manfi..:-nemos my cerca para remozarnos en susfuente;, de pursima prosa Y claro ingeiliu.

    En cinco tomos se dan cita sus simpatasy diferencias. Por ellos tampea, holgacla-molte, la precisin y claridad del estilo quemotinran la definitiva consagracin de sdpluma. l\las no ha de ser tan solo el estilo elque coseche palabra.s rotundas. Estas se ex-tienden a la calidad de sus juicios cuando sedetiene junto a la. obra ele Gmez de la ~~el'na o de Baraja; cucmclo Hoca la serenidacl ele"'-mado 1\\.'1'\"0 o nos habl

  • Otra vez Valencia. ..1..hora en un gesto queacaba en pirueta. Gesto cosmopolita; espejoreflejando y refractando una teora sabida..Al romperse cada pedazo del espejo, tomarla coloracin de una nacin. Y en ellos, enel conjunto, en los fragmentos, este Narci-so que el fino espritu de }Iax Aub, glob-trotter de nuestra literatm'a, nos ofrece,se ver significado. Porque lo tinta la ir0-na aguda, afinndose del ,grosor a la luz, yla irona siempre es un poco cosmopolita. Lasocarronera, como desvirtuacin de la irona,queda en un localismo apretado, es tan solovalenciana. }lax Aub, valenciano, -valen-ciano, si - 110 es socarrn, es irnico. Enla irona el mismo arco facial, aunque lascaractersticas raciales nos lo muestren dife-rente. Con ms efusin en las razas latinasimaginativas y sentimentales; ms metodi-zada y disciplinada en las germanas, funda-mentalmente deshumanizada en las anglosa-jonas. Ahora un vibrar de cristales rotos;en limpio cabrilleo de sonidos. Junto a ellos,un instante como un parntesis: toda la iro-na cabe aqu peri'ectamente en un fl'agmc'll-tode espejo, en el ms mnimo, en ese sindeterminar, en el que no obstante su pCCj'le-ez, todava sabr verse incontrovertiblemen-te Narciso, ombligo del lllundo.

    Si algn da hubisemos de buscar a Nar-ciso no nos llegaramos al bo~que. Narcisohoy ya no es bosquimano. Todo el saboreglgico del bosque le incit a una automc-ditacin y Narciso, incapaz ele pensar 'Sobremotivo de l dGsligado, que a l no puedaconvergir, huy del bosque. Y lleg a la ciu-dad. Si en la ciudad 10 buscsemos, lo e]1--contraramos sin duda, en la peluquera. Unade esas peluqueras modernas, cle Gran-Via,ct..Estos personajes adaptan hoy, circunstan-~ialmente el que tienen para el teatro. Siconsiguen acertar no hay porque exigir ma-yor detalle.

    NUEVOE A T R O

    111a1'.

    ~\l pasar las pginas, el libro. .Antes deentrar en l, un inciso, -nuestro aqu- su-bre el autor.tIax Aub no tiene en realidad ms signi-r~acin literaria anterior, que nn libro de

    poemas -edicin limitada de tan solo 50ejemplares- y hasta diez trabajos publica-dos en revistas. Son sus nicas mimdasatrs.lIucha obm inedita. Hoy ha dado elNarciso. Tal vez muy pronto, esa ('rea-cin delicio~a que se llama Geografa.

    Narciso, aparte rebrillar lejano de Coc-tean, de Lenol'mand, de Crommelyneh, deWilde -que hondo sabor wildiano en esecerrar del segundo acto de Narciso, querelacin ms directa en l y el final de laobra ms caracterstica de ,Yilde El retratode Dorian Gray- como obra teatrai 1'es-

    le. ~\.spirar a lo ms, a marcar una pautaque di8traer cuando crea que esta pa~a aser del dominio de todos. Que finalmente es.10 que deseaba. No buscar una admiracincomu, sino tan solo una contemplacin queacabe en mueca imitativa. El, epidrmica-mente. Quizs una lnea determinada "11formacin de perfil seguro que prevalezca.Pero que una vez lo haya dominado y puedaser susceptible de extensin hay que elimi-nar, hay que cambiar. Egocentrismo portanto. Al creer uno haberse encontrado asi mismo y verse entonces centro nico. Des-placemos el Narciso del bo~que. Hay aH unaaguda visin panteista que le ha restado va-lor formal. Que es ei nico valor que seccncede a si mismo y se le concede a Narci-so. En el mito de Narciso l y el lago; comoen todo .momento no se encuentra un lago deprcpsito para aplicarlo al mito, reformare-mos este un poco. Y diremos: en el mitode Narciso, l y el espejo. O por mejor, clos;espejos tan 8010. Cbicando nicamente ('nellos un rayo de luz. Y ahora ...

    }fax Aub, Narciso -TEATRO-. enlibro de hoy. En una de sus primeras pgi-nas una acotacin aclaratoria:

    Ni pensada ni escrita esta obra para leda,hecha para la escena, viene a ahogarse en ellibro. Teatro illC'ompleto se le podra lla-

    TE LyA U BMAX

  • Finalmento, los nuevos nmsagetas nohan negado nunca ni negarn tampoco el ta-lento de Buonanotti J' si se lo niegan es paraatribuirle genio que es algo ms que ta-lento. Lo que ocurre con estos nuevos musa-getas, es que quieren una gran claridad enlos conceptos porque no es posible afirmarque los nuevos nmsagetas desconocen a Mi-guel Angel por el hecho franco y verdaderode asegurar y probar que la escultura de losseores D.Aniello o Belloni, pongamos por ca-sos, no es escultura-, y no decimos malaescultura porque en arte se es o no sees ...

    Los nuevos musagetas no niegan a Yelz-quez, ni a Gaya, con quienes se enlaza. se-gn la crtica seria, el impresionismo, o' me-jor dicho .l\Ianet, Renoir y otros nueyos mu-sagetas a los cuales se les dijo que atacabana Ticiano o a Rafael porque aliYiaban a lahumanidad ele la corrupcin del arte pacien-temente conseguida por los oficios sombrosele la academia, de esa acade'mia a la que sele suele llamar tradicin sin pensar que latraclicindebe librarse del peso elel tiempopara crear la eternidad, como la sabielura sedepUl'a del proverbio fcil ~- de los lugares co-munes para ser la expresin de la verdad yaque la sabidura no consiste en saber una mon-taiia de cosas y un cmulo de formas sordas,sino en saber muy poco, tan poco que todo sereduce casi al conocimiento ele un punto yelel ritmo en que Se desplaza el lJUnto, CLUl1l-do se desenvuelve en su sentido lrico!

    No pertenece, pues, a los nueyos musage-tas la Yisin arbitraria del arte y un malcubista o un cubista lleno dc cubos y unoque reaccionc eontl'a el cllbismo ~- S(! carguede gloriosa chaturil, no les intcresa en ai)s()-luto porque 1)01' encima de todas estas ele;'i-vaciones estriles que ticndan al desequili-brio, estarn siempre desde el egipcio que hizoel re1i(\'e de las danzas la Virgen de I\Ii-guel c\ngel, el San Jorge de Donatello, laobra de Meunicr, ele Roclin, de Hanack, cl(~Dcspiaux, de Bomdellc, de .l\lestroYic, ete.,etc., que tienen que ycr COil la YCrdaclera es-cultura y no con Coullant Yalera, Benlliu-re, ,Miguel Bla~-, Bdloni, D'Aniello, etc., etc.

    ~ls entienden y fijan su concepto de arte1os nuevos musagetas y, entonces, esta aela-raein se explica aunque parezca una granredundancia en el proceso eterno ele la el't!cl-cin lrica.

    M. Yel'. illichel-

    formas de lo que se ha dado en llamar la nue-ni sensibilidad. i No importa! Y no es queyo haga crtica de esas tendencias; lbremeApolo de tal majadera. Pero a pesar de ellasnadie se atrever a negar el va-lorpositiYo deun Lope de Vega, de un Shakespeare, de un.l\Iolire, de un Espronceda o de un Vctor Hu-

    ..go, como no obstante la existencia en el arte mo-derno del cubismo y otras formas ms o me-nos aceptadas, no ser nunca posible negarel talento formidable de un Buonarotti, deun '-elzquez o de un Rembrandt.

    Pues, no seiior. .. Estamos segnros de quelos nuevos musagetas, ( los nuevos musage-tas sern Emilio Oribe, Juana de IbarboUl'ou,Emilio Frugoni, etc. y los viejos musagetassern Zorrilla de San Martn, Hoxlo, etc. '?) ,no acusarn a nadie ~- lamentan no habersabido antes que el seiior Hennenegildo S-bat iba a hacer una crtica literaria para fi-jar ~- justificar su actitud de silencio pro-fundo ...

    La poesa, - ~' todo el arte-, Vl\'l: de unsupremo equilibrio: lo que se depura, se ele-lJura solo y lo que no se depura, no se depuraaunque est acompaiiado.

    Todo le ser dado al (IUe tiene ~- todo leser quitado al que no tiene, dice terrible-mente un H'rsc1.l10 de San Mateo ~

    P01' lo dems, la nueva sensibilidad, 1mexistido siempre; lo egipcio es una nUt.'vasensibilidacl, como lo griego, como lo gt ico,como el licuacimiento y lo que nunca ru y;;er la nuenl sensibilidad son los arcaizaJl-tes, los helelJsticos, la fabricacin cle lu gti-co ('11 la imaginaria rituaL y as sucesinllllen-te ...

    FutUl iSIllO, mal'inettismo, dadasmo y ul-traismo liUec1en ser formas elc' la verelad y ..for-lllaS ele la mentira; lo nico clue ha salyadu elespritu de la humanidad ha sido y es siun-pre el sentimiento y por eso Homero, Dante,etc., no podrn ser nunca Yiejos musaget

  • Alfl'edo Mal'io PCI'i'i"o.

    B o ND E

    y esto lo hemos eserito despus de lcer ElDueo dcl Atomo y La Mujcr de Amban>,qucrido Casal.

    han manado en un pozo de genialidad evi-dent.

    . De los militares se recuerda una sola ba-talla ganada; de los mdicos un solo suerodescubierto; de los arquitectos, un :::010 edi-ficio; de los ingenieros un solo viaducto ouna sola torre o un solo canal. Por qu sele ya a exigir a un escritor como Gmez dob Serna que ',todos sus renglones sean dig-nos de rememoracin perptua?

    y es que la estupidez est ms expandidade lo que uno, a simple yista, cre.

    Cuanto ms cs un artista, ms quiercn losquc sufren por hL mediocridad que los aplas-ta, que d. en artista d lo que se le ocu-ne. Y, por las rendijas de su inteligenciadesmcsurada, dloja ver la luz de su mundointerior. Dc su estupendo universo que es_,1" hay que decirlo a gritos- para solaz delagraejado que lo ohtuvo, y no para la lllcrzade patancs que quieren gozar de l sin pa-deccrlo.

    o

    n'ION y CHARLI"E{ tienen eso de la ternura;eso otro de hacer cosas que no se pueden re-ferir, que hay que ir a verlas. Ninguno delos dos pone argumento en el asunto quc ha-ce. Dejan ir el espritu. y con ello lle!wael encanto de cuantos les c:bsenan.

    Hay en la humorada - ternura de ambos la,inexplicable actitud de la madre, mezclada conla primera seccin de cinismo del tahur.

    No quiero creer, ni quiero que nadie crea,que algunas toneladas de la prosa ele Gmczde la Serna soli intiles. Esa cantidad deprosa que hay en torno de las ms suhlim2sgregueras y de las ms desconcertantes gc-llialidadcs, son como aire o como agua si su-ponemos que sus definiciones son aviones oson pescados. Es el lmico cscritor con at-msfera propia que existe.

    Tienen sus hallazgos mucho de lo que ticneel radio. Para encontrarlo es menester tri-turar grandes masas de roca. Por eso valems. De nada sirven la;; cosas que se el1cueu-tran a montones a nuestro paso.

    Para descubrir hay que padecer. Y Ci-mez de la Serna quiere que, tras el padcci-miento de una novela grande, se atrapenyeinte treinta, cincuenta ingeniosidades qm'

    D B U J

    S E R N A.L AD E

    ARCO PERSONAL

    Gmez de la Serna, eomo esos boto1:'.es ma-ravillosos, conoce todos los recovecos del )'a.3':h-cielos de la emocin actual.

    Los escritores que se tienen por serios (esosque hacen reir CGn sus tiradas sin pm1lo yaparte) le tienen cierto fastidio. Gmez dela Serna es el hombre que muestra que nose necesita ms que inteligencia para serinteligente.

    Con su finsimo olfato instintivo se des-cuelga hacia los temas que otros no tocansin informarse, para sacar de ellos un parti-do extraordinario a fuerza de inteligeneiapura.

    :l\Ieterse debajo de una cosa, no por miedo,sino por curiosidad, es la ocupacin predi-lecta de este escritor universal. y apenasla co:;a obsenada ha largado su secreto deabajo, ya est Gmez de la Sel'lla arriba deella, o al costado, o a la espalda, o lejos, ocerca, sicmpre acribillndola a ingenio~idades y siemprc trapeciando en las puntas delos trminos abiertos.

    En un ahaniquco de remozamiento pel'p-tuo, sin perder equilibrio y sonrindose aun-que est de espaldas, RAJION anda de unlado a otro ante la admirada atencin de supblico intc\'llacional e infinito.

    Hay quienes vivcn de poses ...Ya veo los gestos de indignacin. Gmez

    de la Sel'lla no vive de el1a~d No pronun-cia conferencias desde un elefantc '? No seexpatria por gusto? No se distraza as oasao'?

    Si, Gmez de la Serna hace mucho m:':\que eso. Pero todo cuanto se le antoja ha-ccr, est justicado !)or la nel,csidad qucsientc de llevarlo a cabo. Porque estoy segu-ro que RAl\ION, a solas, como Don Quijoteen Sierra l\Iorcna, es capaz de zapa tetear hlaire, por el gusto de hacerlo y nada ms.

    l\'11.1chas vcces he puesto sn figura en para-lelo con la de Chapln. y cada da lile pare-ea ms clara la razn dc mi acertada. lL\-

    G O M E Z

    Yo creo, y cada vez me aferro ms en ]aidea, de que mtes los esnitores tenan llln':~I')de las pistolas de cargar por la boca. Tira-ban despus de un largo proceso de cmbuche.Despus vino cl tipo dcl cscritor - l'evlver.Seis tiros, calibre variado, y silencio hastael nuevo cargador. Con Gmcz de la Serna-genioide ntido- aparece en el mundo delos""artistas un tipo de cscritor - ametralladora.

    No slo por Jo demolcdor, s~no pOI' lo r-pido y certero.

    El arma con que comparamos al admirable espaol, es lo ms noble dentro de lasposibilidades del ataque blico moderno. G-mez de la Serna, con su ingenio, tira en aba-nico con una precisin y una rapidez talesque los enemigos de la belleza ingeniosa nose arriesgan, por nada del mundo, a tl'aspns.lL'este crcluo de cerrazn artstica, abanicadopor ese incesante YlL\:taponer ingeniosidadesde todo gnero.

    Lenguaje suyo, moderno y, sobre todo, ce-rebro universal.

    El espaol es un leng1.Ulje pesado si se letrata como los gramticos quieren. De unapesadez de poema de lUa Cid o eosa pOl' elestilo. Y el cerebro espaol, ha sido siempre-an en las pocas de mayor instruccin enEspaa-, un afcrrado a las cosas de aden-tro. Espaolismo a borbotones sale de todaesa estantera de biblioteca. Pero el espao-lismo lJntoresco y las biblotecas ya van pa-sando. En el coso largo de la vida, son ca-rromatos que no volvern ms. Porque slode recuerdos viven los viejos, y Espaia no estan. achacosa como para vivir en esa forma.

    A Gmez de la Serna se le debe el reben-que ha hecho agarrar al dio-

    como de caballo resignado aque su haraganera le habadaba.

    miran de todas partes.est ms en la vida

    pasa, pero s que

    -T 1 R O S C O N T R A S U

    R A M O N

  • M;fuja Mallo' Estampa Maruja Mallo

    I

  • Maruja Mallo

    ginaeill lllUY viva, una sensualidad muydespierta, y sobre todo, una maravillosa in-i1.lcin pictriea que conduce por eaminospersonales a sorprendentes y totales aeiertos.(Y no %1tan a la. ,-ista -por tratarse de una.: eproduccin fotogrfica- las exquistas COlh-posiciones de color que hay en el original) .

    Si pasamos a examinar los dibujos -esos

    encuentra a s mismo lleno de fuerza, y pro-duce una pintura egre, renacida, vital, deformas macizas, colores vihrantes y mltiplesmuvimientos armonizados.

    3. Esa Noehebuena que ,-eis, con eancio-nes y fro, es una esplndida muestra de !,',primer modalidad de sn autora. Salta a lavista una gran riqueza de elementos, una ima-

    Estampa

    oL

    Maruja Mallo-

    LAM

    e: pl'lnl

  • MR. TALBOTD E

    no se vean tcW1POCO, mezcladas en los ampliosencajes de la colcha.

    Mister Talbot quedase indeciso. (; Qu ha-cer? Estaba solu. 2\0 tena criados. El por-tero de la oi'iciml les traa del hotel las co-midas. rna mujer les arreglaba la casa yesta mujer no llegara sino dos o tres horasdespus. \- l necesitaba estar en la oficinatemprano. Li un cigarrillo. Lo encendi.y sigui razunando.

    Era natural que su mujer se muriera. 2\0tena hijos, no tLna salud. '[na mujer sinsalud y sin hijos no era negocio. _\.dems,todo el mundo se muere. :si l hubiera sidl)el muerto la cosa tuYera otro dolor distinto.(~uin ~lUbiese abierto las cartas de 2\ ueY

  • A las dos horas sali y fuse a disponer elentier !'lf.

    Al siguiente da no haba ya en su almahuella alglUla de la muerte. Con la mismatenacidad de siempre yolvi a deyorar car-tas y a lanzar ,cartas al mundo.

    Pasaron algunos aos. Talbot se leyaritabaa las siete y sala de su oficina a las o~h' dela noche. Pero tomaba el lunch, el :e y hai-laba en todos los bailes de turistas. En esesbailes ~'eYeros que parecen de of;(:l:a, quetienen la pesadez y la montona insulsez deuna ofirina.

    Jams hablaba sino las palabras precisasde sus cartas. Pareca no yer a nadi.". ah-sorto en la llegada de una carta niea, d!:una carta mejor que las otras, la carta idl'dque sera el yerdadero triunfo de su ydamercantil.

    Llegaba el verano y Talbot haca un YIaJea Inglaterra. Yolva ms rojo, ms seco vcon un traje nueyo pero igual al del aJanterior. Cn traje gris, agrisado por la Ce-lliza de Londres y por la universal indi-ferencia ing-Iesa. Cn traje de eST,ritu imp-Yido, gris como el alma de aquel hombre her-mtico.

    en ao yolyi con el traje J' con una mujl:rnueya.

    Pero esta mujer no era rubia ni triste, nicristalina. Era una mujer esplndidament2morena, lUla inglesa injertada, de ojos "iYOSque el sol atlntico incendiaba ms. T'~llaunos senos brincadores, unos senos 11ue ha-hlaban en YOZ alta, como para mataco el r,~e:uerdo de aquellos otros senos chiq~t(js, si-lenciosos que se replegaron tmidos en el pe-cho hundido. Talbot haha a.dquirido ahonl,una Illujer ms duradera. Haha sido unnegocio ms firme. La segunda. mistress Talbot era una mujer que hien yala cua.lquie;lde los nutridos sobres que Talbot reciha deCalifornia con tanta dicha.

    y si antes no haba fijado un hogar; ahoraalquil un chalet confortable, porque la nue-ya mistress Talbot era aficionada a las ale-gras caseras. Daha tes, haca msica, jugaha,al tennis wn sus amigos y cantaba. Tl'

  • soR

    este libro el destino de las escuelas nue\'asy la orientacin de muehas conciencias.

    Como otras notas hibliogrficas sin ]Jl'e-tensiones, sta no persigue otro fin que el deinteresar a los lectores en la grande y CO]Ju-sa obra de Puccini, Por ello, es que sinte-tizamos sus cone!usiones:

    La guerra 14 - 18 sac a luz homlm:s obsnl-ros;: convulsion la medida de los \'alores.

    ~c'l1timientos inditos aparecieron y el idealtico se fusion ('on el ideal esttico y enalgunos eon el asctico. Tambin Crocee ~'sn filosofa icka lista haban ama necido eonlllUl voluntad y ammo nuc\'os. Con laguelTa el hombre lJcl'Cle un poco de su importancia, pero gana en humildad y el fosode las tl'ineheras con\'irti a los ms fuertes('n los ms c1hiles y yiceH'rsa. Dnde esta-han los hombl'c's superiores! Afirma Pueeinique la guerra precipit la deeac1eneia del su}Jerhombre ~' que la obscura generaein, n'-nida de eal1lpOS ~' talleres, prOYillCiana ~',.1csconoeida - qm' sin embargo tc'lla l1lueh!sfaltas, tamhif.n - fu la que gan la guel'l'ay de ah su alti\"l..'z. Es yerc1ad que se sintila fascinacin de algunos tipos, pero la misma timidez de los nue\'os impidi, por ~,m'rtc.,lille aqullos fuC'ran imitados. La Ul'geneia

  • po, la provincia, la bm'guesa. De aqu yslo de aqu debera nacer el poeta de maa-na: el que antes que poeta deber sentirsehombre. Y el poeta ser, no hay que dudarloun ser de la especie ms comn: ni efebo, nihroe, ni suprahumano, ni cli \ino. Nacerde una mujer luunilde, su arte, ser de mor-tificacin y muy raramente celebrado en vida.Porque los hombres no se apercibirn de queaqul que les habla con acento sencillo y fra-ternal, que nace en su misma calle, que sequita el sombrero antes que ellos, sea el mis-mo de quien leern su nombre en los libro::;y en las crnicas de los peridicos. Y Yie-nen a la mente las palabras del Tommaseo:Los artistas que adulan al siglo disfrutan ensu vida ms fama que aqullos que lo ilus-tran.

    Aconseja PUCCilli la necesidad del ejerciciode tres formas fundamentales de disciplina:La claridad, fIue obligcl a con.ocer el mundo ya comprenderlu, no haciendu por eso lo quealgunos artistas imperfectos que de la rea-lidad deducen el pl'mier aspecto y minucio-samente lo fotografan hasta en sus escoriasy frivolidades. El orden, que hace cautosy astustos a los artistas, para que la obra serija por una arquitectUl'Cl infalible y sobretodo porque l eS el primer paso para la con-quista de un estilo. Y por ltimo la econo-ma, que ayuda a conseg'uir por su sobriavirtud, densidad y profundidad. De ah quees posible planear un nuevo clasicismo, tr-minos que parecen contradictorios, y haciael que todos los esfuerzus de los artistas pu-ros de Italia debieran dirigirse, siguiendoaquella va de perfecta serenidad artsticade Manzoni, camino que Puccini aconseja -respetando la naturaleza. de cada cual - paraque, pt:diendo elevarse sobre minucias y con-tingencias, un da Yenga alguno a expresaren una poca nuenl la borrascosa tragediade nuestro tiempo.

    El reputado Cf'cchi escriba en 1921, ha-hiendo ledo en la intimidad algunas de lasFavolle e Memorie de Yicenzo l'ardareili- que indudablemente apareca ya c'l msgrande escritor de la propia estirpe del Leo-pardi. Las Favolle e Memo]'ie aparecieronl'n el ao 1925 en lengua italiana y ahoraya pueden leerse en idioma francs en el to-mo 4 de Fem: Croises, bajo el ttulo de Vo-yages dans le temps - ttulo que es delpropio Cardarelli. La lectura de estas ven-turosas pginas deja al espritu invadido deuna calma clsica. Los asuntos, de pronto

    aparentemente 'Yolos que oscilan en las-fal~eadas luces imaginatiyas de las antigunsleyendas mosaicas o bajo el sol que alumbl'ael sol natal del poeta, ni acusan en s mismosuna gran originalidad, ni puede decirse tam-poco que son rEcogidos inmediatamente elela Yida. Pero en cambio: j qu resonanciaspoemticas en sus recitados de una elpticay fecunda Yiyacidad, el1 los que la ironaa

  • PUJO !l/l J[U//C1'( Buslu-

    tiza, Be1'llardo Ortiz de Mantellano, EnriqueGonzlez Rojo, XaYier Villaurrutia, Salyac10rNovo, Maples Arce, 'se llaman las ,"Ciudades ylos PUCl'tOS de este panorama azul de 111H1' yyerck de fronda que vielw a destC'ir el 110-rizan te grandioso y retrico de la literaturamexicana de otrora.

    ']'or1'es Bodet traza su pCl'spectiya desde1915, que considenl el origen eomn de sugenC'racin. Es indudable que faltan llollllm:sen su geografa espiritual, pero pI autor hapretendido sacrifiear -el mismo lo dil'e-algunas admiraeiones y prefel'l'lleias, con talde da l' unidnd l ese C'speetculo en constl'UC'-ein que alienta en la meseta mexicana porentre el paso desc;hldo]' de las '\"alkil'i,!'.

    La literatura ele Mxico tienp en ..:\.ml'il:H.la rara yirtud de haber consel'YHllu l'a tildo."los tiempos una pureza (~sencial y una ('k,gante 3' segura diserecin que no hall podidorOIll]!er ni el desenfreno romntieo de a.n-l' niel csendalo estl'idl'ntista de h03', _\.llaSI) el]!1ll10r azteea, ms hondo 3' ms 'ueJ'te 'llh'las piruetas cle la moda, ajusta ('n ella el '.'i-gOl' ('onstante lh' una 1'

  • ciarse de los antecesores literarios que hantenido una tenaz paciencia de continuidad,y que han hecha una gran jornada de seoroen el idioma castellano, jamada que tiene elesplendor gallardo y tieso de disciplina mili-tal'; en est-a prevencin para su amorosa vir-tud de la palabra disciplinada en una indivi-dualizacin clasicista, es que vamos a intere-samos por la generosidad del libro, para dar-le nuestra elogio ms sincero.

    Ral 1\10ntero Bustamante que es una per-sona de gran recato y un exquisito hombre es-piritual, gusta con preferencia hacer sentirlejana, haciendo desfilar figuras de hermo-sura que el tiempo ya haba dado soledad yolvido, y que gracias a una gran intimidad deespritu arrimado por l en cerco de apretadaternura, se nos aparecen como resplandecidasmonedas que espejean sol de buena luz antenuestros ojos ahumados de incredulidad.

    Dardos que dan puntadas de luz en lejanarecogedora, son los atareados en alentar gra-titud hacia las individuaciones, que en nues-tro tiempo de insolente confianza, las v~mas como llovidas de das sin lunas ahm1bra-doras, bajo una venda de lisa wmbra en quela poesa no tiene ansias de amistad con loinmortal.

    En este libro, con una gran jornada deamor se ha ayudado a regresar, desde dondeel silencio conspira muerte, hasta nuestro ho-rizonte que adensa el da para Ulla admira-cin amanecida de luces, a hombres, que tras-pasaron la vida unidos por una semejanzade poe8a acontecida en un proceder de g'ene-rosidad.

    El pasado algunas veces suele darnos unespejo de aptitudes satisfactorias.

    El tiempo anilla siempre de un resplande-cimiento sugestivo a los hechos y a los hom-bres, y nos hace ir a ellos por vas de amor.El tiempo tiene un espacio mgico de bellezacomo un odo nocturno antenador de sutilesmisterios.

    For eso las jornadas enmudecida;; bajo lacapa dura de una realidad superpuesta, aho~'aperfumes de esperanza ~. luces de ansiedad;el suceder de la vida va sumerdendo en elolvido la pupila de los muertos y'-la luz amigade los rostros que tuvieron sonrisa melanc-lica para los quehaceres de brutal estriden-cia, todo se abisma bajo la pesada capa quetritura la noche; sin embargo hay un poderque es vencedor de ese mandato de sumergirsesin distancia bajo las olas sucesivas del ol-vida; hay un poder que da llamas finas paraalsarce hasta la afmsfera del respiro, y ese

    pod(~l' es la belleza. La belleza es una C011-ciencia de comenacin. Sin ella no sera po-sible el amor, ni una voluntad de ideal quenos aliente frente a la inminencia pesimista'de la muerte. La belleza es una expresin deinmortalidad que al problema oscuro del al-ma le da una solucin de magnfica posibili-dad de existencia pura, fuera de toda iucoll-taminacin con la muerte.

    La muerte es una sombra densa sobre eldeslumbrante sentido de Dios, y contra 'esaopacidad est el sentido de la belleza.

    y contra esa ponzoa de la muerte que esel olvido, vemos el empeo de este libro, que(on blasonadoHl riflueza habla de yal.'onesilustres como Juan Carlos Gmez, Jos PedroRamrez, Cndido Joanic, 1\1elchor Pacheco

    ~- Obes, Andrs Lamas, etc. En un espaciosojal"C1n de prosa, da alma notable a los quese sintieron hombres de una poca, pocagallarda ~- de gran generosidad; nU'01lC'S quele jug'aron a la Yida las mejOl'es piezas:

  • MONTEVIDEO25 DE MAYO 577

    PALAmo DEL LIBRO

    EN TODAS LAS LIBRERIAS

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    J W. H. HUDSON(A utor de La Tierra Purpr~a)

    - ACABA de aparecereste magistral libro

    de cuentos rioplatenses.Su autor. profundo co-nocedor de la idiosin-crasia del gaucho. nos lopresenta en accin em-pleando su propio len-guaje grfico y pintores-co... La composicin es tanmaravillosa. - dice un fa-moso crtico - tan empa-pada en el tutano delos huesos de los gau-chos. oue ni Ascasubini Josi Hernandez pu-dieron haberla mejora-do"

    NO DEJE DE LEERLO

    CONCRECIONES - Carlos Bcnvcnuto. -Editorial La Cruz dcl Sur - 1929.RA.IZ JIONDri - Pnl1!cll Alzibar - 01'11((-cntacin de JIu1Hberto Prangella. - CasaJos OlO'ca Moralcs - 1I1ontcvidco 1929.

    LIBROS RECIBIDOS

    proletaria) ha elado a su obra una signiIica-cin social tan honda y tan consciente. Sin-ceramente creo que la obra de Panait Istratiha despertado un sentido clasista en mnchasconciencias cerradas a toda idea ele contactodel arte con la Yiela, y que lo ha afirmado enotras, senll despiertas ante esa realidad.

    Nosotros, los que despreciamos a los inte-lectuales adulones y timoratos, que creemlJ:'5en el Arte puesto al senicio de la Heyolu-cin, lo amamos y lo sentimos.

    Adems, tambin los artistas puros li)admiran ...

    Oisclda Irelh!'.

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    ser entregados los trabajos en la casa que-realiza el concurso.

    5. Cada concursante podr presentar uno-o ms affiches.

    6. Los carteles presentados debern com-paarse de un sobre cerrado y lacrado que,ostente en su exterior el mismo lema del af-fiche y en su interior el nombre y domicilio-del autor.

    7. Se establecen dos premios: 1. Dos-cientos cincuenta pesos ($ 250.00). 2. Cienpesos ($ 100.00).

    8. El Jurado que dictaminar sobre elconcurso estar formado por el arquitectoLeopoldo Agorio, Decano de la Facultad de-Arquitectura; el escultor Sewrino Pose, dela Comisin del Crculo de Bellas .Artes; undelegado elegido por los concursantes :: dos-representantes del Palacio de la Msica.

    9. 1los dos affiches premiados quedarnde propiedad del Palacio de la :JIsica.

    10. El Jurado puede declarar desierto elconcurso, en cuyo caso el Palacio de la Msica, organizar un nuevo concurso, inmedia-tamente.

    11. Despus de producido el fallo ~. lahra-da la correspondiente acta, se abrirn sola.mente los sobres de los trabajos prenados;los dems sern denleltos a quienes reclamenprevia presentacin del recibo correspondien.te, los afiches no premiados y dentro delplazo .improrrogable de veinte das.

    12. Con cada affiche, los concursantes pre-sentarn en sobre cerrado el voto para el de-legado que debe integral' el .Jurado, lc acuer.do a la clusula octava.

    El Palacio de la Msiea design como 1';:-presentantEs, de acuerdo a li) clusu1tl 82,.al se110r Pascual (+ioseia, de la firma pro-pietaria y al seol' Romeo Negro.

    Con verdadero jbilo destacamos el gesto delos seores Gioscia, propietarios del Palacio dela Msica, al llamar a los artistas para la realizacin de su cartel anunciador.

    Era hora de cIue nuestros comerciantes pensaran que en la actividad que los caracteriza, cabetambin un poco de inquietud. No ha de ser sloel trueque, -el viejo trueque de la especie finapor el metal precioso-, lo que ritme la modernaactividad comercial. Es preciso un poco de esporitu helnico frente al concepto fenicio.

    Los seores Gioscia, de franco mpetu modernoy con un inusitado sentido del arte aplicado alcomercio, han llamado para que se les cOllfe~'cione un al'hche que, no slo pregn de s~ casaha de ser, sino de noble espritu cI ue se orieu tahacia la nueva edad y que concita la simpata delos que creen que no es todo en la vida, el di.nero.

    Del mismo modo quo el Palacio de la Msica,llama a los artistas a colaborar, nuestra revistacxpresa.el ,deseo de que los buenos "ien tos arre.cien siempre hacia la casa de los seores Gios.cia.

    LLAMADO A LOS ARTISTAS NACIONALES

    CONCURSO DE AffICHES PARA EL "PALACIO DE LA MUSICA p.

    1. Llmase a concurso entre los artistasradicados en el Pas para la confeccin deun affiche anunciador del Palacio de la :JI-sica.

    2. El cartel deber tener el formato desetenta y cuatro centmctros de ancho porciento diez de alto, y no podr emplearseen Su ejecucin llls de cuatro tintas. LIe-Yar las siguientes leyendas: Palacio de laMsica, 18 de Julio 958. l\Ionteyideo.

    3. El concursante adjuntar al affichepresentado una reduccin en blanco y ne-gro, en pequeas dimensiones; este dibujo~:er adoptado por la Casa para sus sellos ymembretes.

    4. o El concurso queda abierto desde elda de la fecha hasta el quince de Juliodel corriente ao, a las yeinte horas, debiendo

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    Dr. JOSE INFANTOZZIAvenida Brasil 2709

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    Dr. CARLOS PIQUEREZ8 de Octubre 2328

    Dr. ANTONIO S. VIANAUruguay 1359

    Dr. JUAN POU ORFILA, Colonia J270

    Dr. ALBERTO BRIGNOLECufr 1649

    Dr. Diego Martnez OlascoagaMercedes 1291

    Dr. CESAR CRISPO ACOSTAFlorida 1475

    Dr. JULIO CESAR 'NEGROAvda. Sarmiento 2666 (Pocitos)

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    Dr. Pedro Escuder. N:.ezYaguarn 1436

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    Dr. HECTOR BARBOT18 de Julio 2334

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    Dr. Jl!LIO CARRERERo Branco 1475

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    Dr. ERASMO ARRARTEVilla Coln

    Dr. JOSE lRAOLACuareim 1218

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    Dr. JULIO NIN Y SILVASoriano 1270

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    Dr. CARLOS V. STAJANOSoriano 1342

    Dr. J. FRANCISCO CANESAGuayabo 1571

    Dr. VICTOR ARMAND UGONEjido 1525

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    Dr. MARIO ROSSIConvencin 1538

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    Dr. Gerardo .turizabalagaParaguay 1526

    Dr. JOSE F. ARIASY 1531

    Dr. Alberto ArtagaveytiaAgraciada 2634

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    Dr. FRANCISCO CAFFERARivera 2033

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    Dr. FRANCISCO F. ROCCAAvenida Italia, 415

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    Dr. Miguel Becerro de Bengoa Dr. ENRIQ~E POUEYSoriano 1019 Uruguay I20S

    Dr. JUAN C. CARLEVARO Dr. Francisco CortabarriaLavalleja 1966 Uruguay 1232

    Dr. ALFREDO CANZANI Dr. Hctor Garca San M2r'.r.General San Martn 2715 18 de Julio 2328

    Dr. Ulises F .;rreira Correa Dr. MELCHOR PACHECODefensa 1265 Agraciada 2958

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    Una popularidad creciente acoge alNUEVO HUPMOBILE 1929

    PESQUERA & Ca.18 DE JULIO 1906 - 10

    cA.CEPTACION pblica-rpida-segura-cierta-ha sidola acogida de que ha gozadoel nU,evo "Seis del siglo" en cadaocasin. Por doquiera, en todos losclimas, bajo todos los cielos, cientosde personas han adquirido posesinde estos nuevos Hupmobiles. ElHupmobile ha sido elegido por losautomovilistas conocedores pues esel que responde ms perfectamentea las demandas por belleza nueva-por nueva velocidad-por nuevovalor intrnseco.