agua desarrollo

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Es evidente que a pesar de que en la ciudad se han incrementado anualmente los indicadores de medición (ver gráfica 4.6) y facturación (ver gráfica 4.8), las pérdidas de agua conservan una tendencia promedio de 24 %, en los últimos veinte años (ver gráfica 4.5). Actualmente se continúa desperdiciando cerca de un cuarto del total de producción de agua potable (20 %), lo que representa el desperdicio de 1.8 mm3 en el sistema de transporte y distribución Un segundo paso consistirá en la promoción directa a los usuarios, a los cuales se les debe informar de manera clara, sobre las formas de acceso, precios, calidades y tipos de usos para cada servicio de abasto de agua. Y un tercer paso debe estar orientado hacia potencializar el reuso del agua tratada en las actividades cotidianas de los usuarios. Es decir, mientras el agua residual y sin potabilizar pueden ser proyectadas como servicios opcionales para el desarrollo de actividades especiales, por su parte, el agua tratada debe ser visionada como una fuente segura de abasto para la ciudad Así por ejemplo, ante un escenario crítico de reducción de agua, implementar la propuesta de reintegrar 20 % de agua tratada para uso directo en la ciudad, dejaría de ser una alternativa para convertirse en una estrategia de implementación prioritaria.

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Es evidente que a pesar de que en la ciudad se han incrementado anualmente los indicadores de medición (ver gráfica 4.6) y facturación (ver gráfica 4.8), las pérdidas de agua conservan una tendencia promedio de 24 %, en los últimos veinte años (ver gráfica 4.5). Actualmente se continúa desperdiciando cerca de un cuarto del total de producción de agua potable (20 %), lo que representa el desperdicio de 1.8 mm3 en el sistema de transporte y distribución

Un segundo paso consistirá en la promoción directa a los usuarios, a los cuales se les debe informar de manera clara, sobre las formas de acceso, precios, calidades y tipos de usos para cada servicio de abasto de agua. Y un tercer paso debe estar orientado hacia potencializar el reuso del agua tratada en las actividades cotidianas de los usuarios. Es decir, mientras el agua residual y sin potabilizar pueden ser proyectadas como servicios opcionales para el desarrollo de actividades especiales, por su parte, el agua tratada debe ser visionada como una fuente segura de abasto para la ciudad

Así por ejemplo, ante un escenario crítico de reducción de agua, implementar la propuesta de reintegrar 20 % de agua tratada para uso directo en la ciudad, dejaría de ser una alternativa para convertirse en una estrategia de implementación prioritaria.

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1. Transferencias de Agua: Concentrándonos en las fuentes de abasto externo, como comentábamos antes, el Valle de Mexicali genera un desperdicio de agua del orden de 1000 millones de metros cúbicos anuales, de los cuales aproximadamente la mitad provienen de las redes de conducción (mayor y menor) y el resto de prácticas obsoletas de irrigación en campo, debido a la falta de financiamientos adecuados para la modernización de los mismos. La población oficial proyectada para la Zona Costa en el año 2035 es de 4.5 millones de habitantes, cuyo requerimiento de agua de acuerdo a la dotación estándar de 215 litros por habitante – día, ascendería a 11,258 lts/seg, equivalentes a 355 millones de metros cúbicos anuales, 238.3 millones mas que los 116.7 que actualmente se transportan por el acueducto. Los 238.3 millones de metros cúbicos adicionales representan únicamente el 23.8 % del desperdicio total del Valle de Mexicali y con ello se garantizarla el abasto de la Zona Costa, incluyendo Ensenada, hasta el año 2035.Además de lo anterior, la recuperación parcial de ese desperdicio (dada la imposibilidad de recuperación del total ya que incluye pérdidas por evaporación), sería suficiente para hacer frente a las demandas crecientes de Mexicali, San Luís Río Colorado y los demás poblados del Valle y mantener adicionalmente programas sustentables para los humedales de la costa del Golfo y la rehabilitación del delta, todo ello sin afectar una sola hectárea de cultivo. Es importante destacar los recientes convenios entre el Valle Imperial y San Diego en California donde se firmó una transferencia de agua del primero en beneficio del segundo, por 264.8 millones de metros cúbicos (200,000 acres-pie), procedentes de ahorros de agua derivados de la conducción y mejores prácticas de irrigación, en una zona cuyas practicas de cultivo tienen un nivel de modernización considerablemente mas avanzado que el nuestro.

2. Desalación de Agua de Mar: Esta fuente alterna de “producción” de agua ha venido manejándose como la panacea para resolver todos los males de abastecimiento. Sin embargo la única capacidad de desalación significativa se encuentra en el Golfo Pérsico, en islas con limitadas fuentes de abastecimiento y en otras localizaciones donde no hay alternativas y la población está dispuesta a pagar altos precios por el agua. En los Estados Unidos prácticamente todas las plantas desaladoras en operación

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son pequeños sistemas para abastecer actividades turísticas, industriales y comerciales de alto valor agregado. El mayor interés por proyectos de desalación se ha disparado en el estado de California que por su expansivo incremento de población y los daños ecológicos causados por otras fuentes tradicionales de abastecimiento han forzado a las autoridades competentes a replantear las políticas y prácticas de administración del agua. Las diversas propuestas para llevar a cabo este tipo de proyectos han generado fuertes controversias por sus altos costos, la demanda masiva de energía que requieren y los impactos ambientales directos e indirectos. Entre aproximadamente 22 proyectos presentados, los de mayor tamaño son del orden de 2,199 lts/seg con posibilidades futuras de ampliación al doble. Como nota al calce es oportuno mencionar que hace algunos años se instaló una planta desaladora en la termoeléctrica de Rosarito B.C,. la cual dejó de ser considerada como fuente de abasto regular para uso urbano, dado el alto costo del agua obtenida El estudio denominado “Desalination, with a Grain of Salt – A California Perspective”, concluye que las propuestas resultan prematuras para California por las siguientes razones, entre muchas otras: • Aún cuando el costo de desalar se ha reducido en los últimos años, continúa siendo una opción de abasto muy costosa. • Los costos de desalar se ven influenciados por muchos factores lo que dificulta los análisis comparativos y las estimaciones de costos resultan con altos grados de incertidumbre. • El supuesto de que los costos de desalar continuarán reduciéndose es inexacto. Reducciones adicionales a las ya logradas serán muy difíciles y las probabilidades indican que los costos futuros tenderán a subir • Desalar requiere de consumos masivos de energía muy superiores a cualquier otra opción alternativa, consecuentemente los costos futuros de agua desalada presentan una fuerte sensibilidad a los cambios en los costos de energía. • Las desaladoras ofrecen altos niveles de confiabilidad en el suministro de agua pero hay otras opciones con las mismas ventajas a menor costo • La desalación puede producir agua de excelente calidad pero, puede también inyectar materiales contaminantes en el sistema (metales pesados, entre otros), así mismo, el agua desalada puede ser corrosiva y causar daños en los sistemas de distribución. • Las plantas desaladoras, para producir agua para consumo humano necesariamente tienen que generar desechos de salmueras con una elevada concentración de sales que es necesario regresar al mar o disponer de ellas por otros medios, con el riesgo consecuente de afectar los desarrollos y hábitats costeros. • Entre

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muchos otros argumentos, el estudio mencionado, considera que las plantas desaladoras, por su ubicación en terrenos costeros, son vulnerables a los efectos del cambio climático, incluyendo los aumentos del nivel de las aguas del mar, los huracanes y los cambios climáticos extremos. • Finalmente, el estudio hace énfasis en la necesidad de desarrollar una normatividad que de claridad a las condiciones en que deben instalarse y operar este tipo de plantas, antes de que su proliferación sin control pueda provocar daños ambientales mayores e irreversibles. Lo anterior no descarta, de manera alguna, la conveniencia de la instalación de plantas – piloto que permitan experimentar su comportamiento en nuestro medio, inclusive como fuentes de abasto de poblaciones pequeñas, a fin de contar con la necesaria experiencia para afrontar un largo plazo sin opciones alternativas; siempre y cuando estén sujetas a una clara normatividad legal.