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  • ALGUNOS PUNTOS DE REFERENCIA:VISIONES DE LA OPINION PUBLICA SOBRE

    FAMILIA, INFANCIA Y ADOLESCENCIA

    La pertinencia de las referencias globales

    Una de las cuestiones bsicas que ensea elestudio de los fenmenos desde el punto de vistade la opinin pblica es que los temas no existenen s mismos, sino en tanto un conjunto deactores -sean organizaciones o personas- leasignan cierto nivel de importancia y carac-tersticas. La posicin de esos actores est lejosde ser definitiva y existir de una vez y para siem-pre. Ms bien, es obvio que la propia dinmicasocial los afecta de manera decisiva.

    Pero tratndose del tema al que se refieren estaslneas y desde la perspectiva que pretendemosdiscutirlo, parece importante establecer el estadode situacin de algunos valores y creenciassociales que, de una forma u otra, condicionanseguramente buena parte de las actitudes -y,consecuentemente- los comportamientos que sonimportantes en este asunto.

    Una sociedad "familiera" en aparentetransicin

    Uno de los aspectos centrales que deberan sertenidos en cuenta como una caractersticasbsicas de la opinin es la fuerte y peculiarvaloracin de la familia, como institucin, entre lapoblacin uruguaya. Si bien esta no es unacaracterstica nica del Uruguay -especialmentetratndose de un pas latinoamericano- si parececlaro que el grado de importancia asignado esrelevante y no se compara con otro tipo decuestiones. Algunos ejemplos sirven para ilustraresta afirmacin. Los datos de un estudiocomparativo 26 muestran que ms de nueve decada diez uruguayos adultos (91%) consideran ala familia muy importante en su vida, unaproporcin que supera en 21 puntos a la dequienes le otorgan similar importancia al trabajo,en ms de 30 puntos a quienes citan con esenivel de importancia a los amigos, y estnseparadas por proporciones significativamentemayores de la valoracin otros aspectos como lareligin y la poltica (Grfica 1).

    " DATOS E HIPOTESIS SOBRE LAS RELACIONES ENTREVIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y

    ADOLESCENCIA: UNA VISIN DESDE LA OPININPBLICA"

    Soc. Agustn Canzani

    Presentamos a continuacin el documento "Datos e Hiptesis sobre las relaciones entre Violencia yAgresividad en la Niez y Adolescencia: Una visin desde la Opinin Pblica", realizado para elSeminario de Consulta "Violencia y Agresividad en la niez y adolescencia" organizado por InstitutoNacional del Menor (INAME).

    Todo el documento est enfocado desde el punto de vista de un analista de la opinin pblica. En esesentido, se identifican algunos aspectos que se consideran centrales para la formacin de actitudes yopiniones, se analiza el estado de opinin actual respecto a algunos temas claves vinculados con niez,adolescencia y violencia y se realiza una interpretacin general de cul puede ser la lgica detrs deestas configuraciones. Finalmente, se realiza una identificacin primaria de sugerencias para la accin.

    En el punto 2 se alude a ciertos puntos de referencia que no son otra cosa que visiones de la opininpblica sobre familia, infancia y adolescencia e implican valoraciones que deben ser tenidas en cuentacomo marco general.

    En el punto 3 se analiza la percepcin social de la violencia, considerada como la visin de la opininpblica sobre el tema, tanto en aspectos especficos como en cuestiones particulares que vinculanniez y juventud en perspectivas de vctimas y victimarios.

    Finalmente, en el punto 4 se interpreta la informacin y se elaboran algunas hiptesis explicativasgenerales, a partir de las cuales se deducen ciertas sugerencias generales. !

    26 El "WORD VALUE SURVEY" es la investigacin comparativa sobre valores sociales ms importante a nivelmundial. EQUIPOS/MORI realiz el estudio en Uruguay en noviembre de 1996.

  • bsicas 27- se insertan progresivamente modali-dades familiares que progresivamente difieren enmuchos de sus rasgos del modelo tradicional.

    Las diferencias entre valores y prcticas sobreeste tema muestran, de alguna manera, unaspecto relevante que debera ser tenido encuenta cuando se tratan temas relacionados conla infancia y la adolescencia.

    Entre otras cosas, indica que la mayor parte de lasociedad sigue viendo en la familia un rolesencialmente integrador y, por oposicin, puedever en ciertos comportamientos familiares que nocondicen con ese modelo, lgicasdesintegradoras que, de una manera u otra,explican comportamientos sociales e, incluso,merecen cierto tipo de castigos.

    Una sociedad inclinada a mantener rasgosfamiliares tradicionales pero abierta a losfactores exgenos de cambio

    El segundo aspecto tiene que ver tambin con lafamilia, pero avanzando un poco ms all de suestructura "formal" y tomando en cuenta lasrelaciones que refieren a los roles familiaressegn gnero, a la transmisin de valores entre

    En realidad, todos los resultados de estudios delmismo tipo van, precisamente, en el mismosentido. Y, aunque a priori ello podra no llamar laatencin, conviene preguntarse si el grado derelevancia atribuido por los uruguayos a la familiacondice de manera clara con otroscomportamientos sociales que se verifican en losltimos tiempos.

    Por lo pronto, ciertos indicadores demogrficosrecientes podran poner en discusin esta valo-racin.

    El crecimiento del nmero de divorcios, elaumento de la proporcin de hogares con hijos yun solo integrante de la pareja la difusin de la"condicin single" son algunos comportamientossociales que podran ser interpretados en sentidoinverso al que sugieren la amplia difusin de lavaloracin de la familia establecida en el prrafoanterior.

    La discusin, incluso desde un punto de vistaprimaria, excede los alcances de este trabajo.Pero lo que s parece razonable afirmar es quesobre una valoracin social extendida yrelativamente aceptada de la familia en su versinms tradicional -entendido este calificativo desdeel punto de su estructura y caractersticas

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    91

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    La familia

    Trabajo

    Los amigos

    Tiempo libre

    Religin

    Poltica

    Grfica 1: QU TAN IMPORTANTES SON LOS SIGUIENTES ASPECTOS EN SU VIDA?. (% de muy importante).

    Todo el pas, noviembre de 1996.Fuente: Encuesta mundial de valores, EQUIPOS/MORI

    27 Varios estudios realizados por EQUIPOS/MORI describen la visin presente entre los uruguayos de una familiaideal que, en su estructura, refleja el modelo ms o menos clsico de "familia tipo" integrado por padre, madre ydos hijos -preferiblemente de diferentes sexos.

    VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA 60

  • generaciones y a la aceptacin de comportamientos dismiles. Y pretende llamar la atencin sobre laconvivencia de visiones tradicionales de la familia con un generalizado pragmatismo para asumircambios inducidos de manera exgena.

    Respecto al primer aspecto, existe informacin abundante como para afirmar que entre buena parte delos uruguayos tambin tiende a predominar una visin ms o menos tradicional sobre la asignacin deroles en las parejas. Segn varios estudios, buena parte de la poblacin -an la ms joven- esta deacuerdo con una distribucin segn gnero que implique una mayor dedicacin de las mujeres a lastareas del hogar y la crianza de los hijos.

    A su vez, los datos tambin demuestran que hay una tendencia bastante clara a mantener las pautaseducativas heredadas de los padres, las que, en todo caso, slo se modificaran de manerarelativamente menor (Grfica 2).

    52 26 19 3

    37 36 25 2

    19 45 35 1

    54 28 14 3

    39 33 26 2

    28 32 39 1

    34 38 26 2

    34 40 27 0

    40 36 23 1

    40 34 25 1TOTAL

    EDAD

    18 a 24 aos

    25 a 29 aos

    30 a 39 aos

    40 a 49 aos

    50 a 59 aos

    60 y ms

    Autoidentificacin ideolgica

    Izquierda

    Centro

    Derecha

    Grfica 2: CMO EDUCA O EDUCARA A SUS HIJOS DE ACUERDO A LA EDUCACIN QUE RECIBI DE SUS PADRES, SEGN EDAD Y

    AUTOIDENTIFICACIN IDEOLGICA. Todo el pas, abril de 1993.Fuente: Banco de datos, EQUIPOS/MORI

    Igual o muy similar a sus padresCon alguna diferencia a sus padresTotalmente o muy diferente a sus padresSin informacin

    Y, finalmente, tambin existe cierto argumento emprico como para afirmar que el amor y respetohacia los padres es visto por la mayora de los uruguayos como un rasgo inherente a su rol, msque como cosas relacionadas a su comportamiento y actitudes en el ejercicio de ese rol (Grfica 3).

    Grfica 3: CUAL DE LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES DESCRIBE DE MEJOR MANERA SUS PUNTOS DE VISTA SOBRE LAS

    RESPONSABILIDADES DE LOS PADRES HACIA SUS HIJOS? Todo el pas, Noviembre de 1996.

    Fuente: Estudio mundial de valores, EQUIPOS/MORI

    Sin importar las vir tudes o los defectos que

    puedan tener nuestros padres, s iempre

    debemos amar los y respetar los

    76%

    Uno no t iene e l deber de respetar y amar a los padres que no se han

    ganado este respeto por su compor tamiento y sus

    act i tudes21%

    No sabe, no op ina3%

    Instituto Interamericano del Nio 61

  • As descrita, la sociedad uruguaya podra apa-recer como un cuerpo relativamente tradicional,poco dispuesto a aceptar cambios en los papelesfamiliares y, por ende, con poca variacin para ellugar social que le depara a sus diferentesmiembros.

    Sin embargo, un conjunto relativamente amplio defactores exgenos a la familia, que provienen delmedio ambiente circundante, hacen que una parteimportante de las orientaciones antes descritassean puestas en cuestin, si no definitivamentesuperadas.

    Cosas de este tipo ocurren cuando fenmenoscomo la necesidad de ingresos lleva a emplear almximo la fuerza de trabajo familiar, lo que dehecho termina generando cambios profundos enla asignacin de roles por gnero. O cuando ladislocacin de las familias nucleares originalesobliga al establecimiento de nuevas respon-sabilidades para los integrantes de la pareja. Ocuando la penetracin de los nuevos mediosmasivos de comunicacin suplanta o modificaparte de la transmisin de pautas valorativasantes residentes en la familia.

    En la prctica, estos no son ms que ejemplospuntuales que permiten afirmar que la familiasuruguayas, aunque comparten tericamente unavisin ms o menos genrica de suscaractersticas ideales que podra calificarse comorelativamente tradicional, asume comportamientosbastante pragmticos cada vez que las condi-ciones del entorno le plantean desafos relacio-nados con su reproduccin biolgica y social quedebe superar.

    Una sociedad con una visin "inespecfica" dela infancia y la adolescencia

    Asimismo, otra percepcin social relevante paratener en cuenta es lo que podra llamarse la"inespecificidad" de la problemtica de la infanciay la adolescencia en Uruguay.

    Este aspecto, que ya ha sido sealado enestudios anteriores 28, proviene del predominio delo que puede definirse como un diagnstico"estructuralista" de buena parte de los problemasdel pas. Formulado en otras palabras, existe unaopinin relativamente generalizada que indica quelos grandes problemas nacionales son cues-

    tiones que tienen que ver con los temaseconmicos, la ausencia de un proyecto claro depas y la ineficacia del sistema poltico pararesolver estos y otros asuntos que tieneplanteados.

    Consecuentemente, los problemas de la infanciay la adolescencia son, en realidad, un mero reflejode los otros grandes problemas nacionales. Losnios pobres son el resultado de un pas que nologra crecer econmicamente o distribuiradecuadamente la riqueza; los nios conproblemas de conducta son aquellos que unsistema estatal ineficaz no lograr controlar o "re-educar"; los nios que sufren violencia en el senodel hogar son vctimas de situaciones socialescomplejas que el pas no resuelve, y assucesivamente.

    Como suele ocurrir, el diagnstico "estructu-ralista", al poner buena parte de las causas delproblema fuera de la especificidad que tiene elproblema, le reduce importancia al problemamismo. Esa menor importancia se refleja en laausencia del tema en la agenda pblica, al menoscomo asunto relevante. En los ltimos quinceaos, en ningn relevamiento de opinin pblicalos problemas referidos a la situacin de lainfancia o la adolescencia han surgido comoalguno de los ms importantes del pas,considerando incluso un criterio de inclusin unacota mnima del 5% de menciones.

    Por otra parte, es evidente que la inespecificidaddel tema implica otras consecuencias, entre lascuales algunas de tipo institucional que puedenser relevantes. En este sentido, lo ms importanteparece ser que, en la medida que el diagnsticoestructuralista pone tambin sus soluciones lejosdel alcance de las instituciones que trabajan en eltema, de all se deducen rpidamenteconsecuencias de importancia para la visibilidad,la relevancia asignada y el nivel de poder relativoque se le atribuye a una institucin como elINAME.

    LA PERCEPCION SOCIAL DE LA VIOLENCIA YLA RELACION CON NIOS Y

    JOVENES

    La preocupacin social por la delincuencia:los jvenes y los nios como victimarios.

    28 "Estudio de imagen institucional de UNICEF en Uruguay", EQUIPOS Consultores Asociados. 1993.

    VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA 62

  • Es obvio que la violencia puede asumir formasmuy diversas, y es evidente tambin que no todasellas tienen el mismo nivel de visibilidad nigeneran el mismo nivel de preocupacin. Lavisibilidad y preocupacin varan segn el tipo desociedad y etapa histrica. Desde el mismo puntode vista de anlisis que asumido al comienzo,puede afirmarse que un visin bsica de lasociedad sobre el nivel de violencia se traducecon bastante frecuencia en la preocupacin socialpor la delincuencia.

    Aunque est lejos de ser exclusivamente violenta,y mucho ms lejos an de ser la nica forma deviolencia, lo que comnmente la gente sueledenominar como delincuencia representa ciertotipo de comportamiento que se identifica confrecuencia con la violencia. Por esa razn, losavatares de esa percepcin representan unacuestin importante.

    Muchas mediciones del fenmeno se hanrealizado durante los ltimos diez aos. Sucomparacin sera, sin embargo, algo engaosa,ya que por tratarse de un indicador de opinin debaja estabilidad, es pasible de ser afectado porcircunstancias de corto plazo que puedan llevar aconclusiones equivocadas.

    Pero existen algunos estudios sistemticosrecientes 29 que permiten pintar un panoramageneral bsico que da una idea del nivel depreocupacin actual. Los resultados indican quela preocupacin por la seguridad pblica apareceen un segundo nivel, inmediatamente despus delos problemas econmicos. Esta figuracin estseguramente influida por lo que es unapercepcin relativamente generalizada deaumento del delito, y en cierta forma asociada adesconfianzas bsicas sobre la efectividad de lasorganizaciones encargadas de su combate. Elestudio tambin muestra que, en buena medida,se trata una cierta "inseguridad genrica" sentidapor buena parte de la poblacin. El concepto sedesprende del hecho que los indicadores globalesde inseguridad son bastante ms crticos que losque refieren a los especficos, como la seguridaden el barrio o el nivel de victimizacin especfico.

    Las causas identificadas siguen el curso dediagnsticos estructuralistas antes referidos, peroen ciertos casos incorporan algunos datos que re-fieren directamente a la poblacin referida en este

    estudio y no dejan de ser preocupantes. Para casiuno de cada siete montevideanos (14%) elaumento de la drogadiccin en los jvenes es laprincipal causa del incremento del actual nivel dedelincuencia. Pero la cuestin no termina ah: unode cada veinte entrevistados en el reametropolitana (5%) dice que "los jvenes" son unode los grupos ms peligrosos de la poblacin oque le causan ms inseguridad, y 1% menciona alos "nios de la calle", grupos que tambin sonasociados por proporciones similares deentrevistados a otros delitos.Esto configura una situacin en la que la opininpblica se manifiesta crecientemente preocupadapor el nivel de delito y expresa una importantesensacin de inseguridad, entorno dentro del cualalgunos grupos de la poblacin perciben a losjvenes -y en algunos casos a los menores- comogrupos con potencial amenazante para suseguridad.

    La visibilidad de la violencia domstica: losjvenes y los nios como vctimas.

    La visin de la sociedad sobre la violencia y surelacin con nios y adolescentes no terminaraall si no analizara la visin existente sobre laviolencia domstica, un rea donde estos grupospueden aparecer como vctimas.

    Los diferentes estudios realizados sobre el temasugieren que una proporcin no desdeable de lapoblacin considera el fenmeno comorelativamente frecuente, pero desde unaperspectiva relativamente acotada del conceptode violencia domstica a la violencia fsica y conuna cierta orientacin a la aceptacin delfenmeno como un asunto "privado".

    Los datos muestran que ms de la mitad (60%)de los uruguayos consideran que los derechos delos nios se respetan poco o nada, pero tambinindican que existe una tendencia relativamentemarcada a aceptar como violencia solamenteaquellas cosas que tienen influencia directa en elfsico del nio o a situaciones en las cuales elmayor induce para su provecho propio a unmenor a un comportamiento. El 90% de losuruguayos defini como un acto de violencia elmaltrato fsico o los golpes a un nio, 84% tuvo elmismo juicio para referirse a la alimentacin o elcuidado inadecuado de un nio y 71% sostuvo lamisma opinin cuando se trata de calificar elobligar a mendigar a un nio contra su voluntad.

    29 "Primer Encuesta de Opinin Pblica sobre Seguridad Ciudadana", EQUIPOS/MORI, Agosto, 1999

    Instituto Interamericano del Nio 63

  • Pero menos de la mitad (49%) cree que es un acto de violencia dejar en ridculo a un nio, y unaproporcin similar (47%) calificara de la misma manera insultar a un nio (Grfico 4) .

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    44

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    0 10 20 30 40 50 60 70 80 90

    Insultar a un nio

    Dejarlo en ridculo

    Inducir a un nio a mendigarcontra su voluntad

    No alimentar o cuidarcorrectamente a un nio

    Maltratar fsicamente ogolpear a un nio

    Grfica 4: OPININ SOBRE DIFERENTES ACTITUDES FRENTE A LOS NIOS. Todo el pas, agosto de 1996.Fuente: Banco de datos, EQUIPOS/MORI

    Un acto de violenciaA Ud. No le gusta pero puede ocurrirUn padre lo puede hacer

    La calificacin de esa situacin como violencia siquiera asegura que la poblacin tenga incorporadoun comportamiento de denuncia. En la prctica, slo dos tercios de las personas (66%) dicen quedenunciaran si vieran a un vecino suyo golpear a un nio, menos de cuatro de cada diez (38%) lohara en el caso de alimentacin o cuidados inadecuados y slo la cuarta parte (24%) si sabe quealguien obliga a mendigar a un nio contra su voluntad (Grfica 5).

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    2566

    710

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    615

    5424

    1627

    506

    1927

    467

    0 10 20 30 40 50 60 70

    Insultar a un nio

    Dejarlo en ridculo

    Inducir a un nio a mendigarcontra su voluntad

    No alimentar o cuidarcorrectamente a un nio

    Maltratar fsicamente ogolpear a un nio

    Grfica 5: ACTITUD QUE TOMARA SI UN VECINO SUYO LE HICIERA ALGUNA DE ESTAS COSAS A SU HIJO. Todo el pas, agosto de 1996.

    Fuente: Banco de datos, EQUIPOS/MORI

    Considerara que son asuntos de otra familia y no se meteraConsiderara que son asuntos de otra familia pero tratara de consolar o ayudar al nioTratara de hablar con el adulto para convencerlo de que no lo hagaLo denunciara

    VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA 64

  • Es razonable pensar que buena parte de estas actitudes estn apoyadas, una vez ms, en lo que esuna explicacin tambin relativamente "estructuralista" de la violencia domstica hacia los nios. Endefinitiva, ms de la cuarta parte (28%) de los uruguayos adultos cree que la principal causa de laviolencia contra los nios son problemas econmicos, otro 14% que es "la situacin del pas" y 17%adicional "la ignorancia", un factor que puede endosarse con relativa facilidad al paquete de motivosestructurales (Grfica 6).

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    5

    6

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    0 5 10 15 20 25 30

    Problemas econmicos

    Ignorancia

    Situacin del pas

    Problemas familiares

    Motivos psicolgicos

    Otras

    No sabe, no opina

    Grfica 6: CULES CONSIDERA QUE SON LOS PRINCIPALES MOTIVOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LOS NIOS?. Todo el pas, agosto

    de 1996.Fuente: Banco de datos, EQUIPOS/MORI

    INTERPRETACIONES PRIMARIAS Y SUGERENCIAS PARA LA ACCION

    Los datos y los anlisis disponibles hasta el momento muestran que la opinin pblica uruguayase caracteriza por una visin peculiar de la familia, que implica la convivencia de una importantevaloracin institucional de los modelos ms cercanos a la visin tradicional, con prcticas quesuponen, sino su rechazo especfico, al menos la aceptacin de formas alternativas que no seadaptan especficamente a este ideal.

    En ese marco, es razonable pensar que cualquier desvo de comportamiento de y hacia nios yadolescentes sea visto con preocupacin. Esta preocupacin se trasmite formalmente en unadoble dimensin: la de nios y adolescentes como vctimas (la violencia domstica) y la de niosy adolescentes como victimarios (la delincuencia). Obviamente, ambos comportamientos sonampliamente censurados. En la primera dimensin (los nios como vctimas) porque confrontancon una visin humanista muy arraigada respecto a los derechos humanos en general y losderechos del nio en particular, y en la segunda dimensin porque reflejan un comportamientosocial con consecuencias negativas y, an ms, difcil de ser explicado de una manera sencilla.

    Ante esta situacin, la sociedad uruguaya parece reaccionar de manera diversa. En el caso de laviolencia domstica, la considera inadmisible pero frecuente, pero la relativiza, al menos por dosvas. En primer lugar, porque reduce el concepto a la violencia fsica o manifestaciones relativa-

    Instituto Interamericano del Nio 65

  • mente extremas de lo que podraconsiderarse maltrato infantil. En segundolugar, porque le asigna bases "estructu-rales" que hacen el fenmeno de difcilcombate. Estas interpretaciones son lasque, muy probablemente, permiten explicarque la sociedad tambin muestre un escasonivel de movilizacin respecto al tema. Enun comportamiento que probablementebusca minimizar el conflicto, parece aceptarcierto grado de derecho de la unidadfamiliar a la dilucidacin de esas conductasen el mbito privado, y slo parcialmenteacepta movilizarse va la denuncia.

    En el caso de la delincuencia, el diagns-tico "estructuralista" vuelve a repetirse, peroel hecho que se perciba como un comporta-miento en incremento y potencialmentems amenazante, va dando lugar ainterpretaciones menos "benvolas". Esoexplica porqu buena parte de la sociedadapoya medida "ejemplarizantes" comocastigo frente a ciertos delitos. Y tambinpermite explicar como se desarrollan paula-tinamente fuertes grados de estereotipossociales que asocian la delincuencia a lospobres y, ms especficamente, a losmarginados, y progresivamente indicanresponsabilidad a los jvenes que asumencomportamientos "patolgicos" (como ladrogadiccin) y a los nios que no estnbajo mbitos de control familiar adecuados-como los nios de la calle.

    En el caso de la violencia domstica, losresultados sugieren que sera necesarioactuar en, al menos, tres campos biendiferenciados. Por un lado, en la difusin deun conjunto de criterios que especifiquenlos comportamientos cotidianos que puedenser considerados como violencia. Por otro,en la generacin de una conciencia quemuestre que no existen razones vlidaspara conculcar derechos en general, y queese razonamiento no puede ser exoneradopara el caso de los nios. Y, finalmente, enla generacin de una conciencia social quehaga de la actitud de denuncia un frenopotencial en la difusin de esoscomportamientos.

    En el primer caso y segundo, es razonablepensar que se puede avanzar sobre la basede sensibilizacin al estilo de lo quehicieron algunas campaas anteriores de

    UNICEF, aunque de una manera msmarcada y, eventualmente, con algncompo-nente de personalizacin, comohicieron en el pasado algunas piezas de laRede Globo con los derechos de los nios.En el segundo caso, todo indica que laforma ms adecua-da en la intensificacinde campaa de estmulo a las denuncias deestos compor-tamientos acompaados delos canales que brinden las garantas delcaso. Las lneas telfonicas son, sin dudas,los instrumentos que parecen msadecuados. Razona-blemente, tambin,debera buscarse que la Polica -que estlejos de gozar de una confianza plena porparte de la poblacin- no sea el cuerpoencargado de recibir y procesarprimariamente estas denuncias, aunqueasegure, de ser necesario, el uso de lafuerza.

    En el caso de la delincuencia, la cuestines bastante ms compleja. Por lo pronto,todo indica que debera atacarse el nivel deestereotipo social que est creciendorespec-to a la identificacin de nios oadolescentes con la delincuencia. Ladivulgacin de infor-macin estadstica esun insumo razonable, pero seguramenteinsuficiente. Pero como nadie duda delpapel que sobre este punto puedendesarrollar los medios masivos decomunicacin, sera importante pensar eninstancias de comunicacin especfica parainteractuar con los responsables de losmedios de comunicacin social. En la prc-tica, lo que se esta sugiriendo es algo ascomo la conformacin de un estilo de "lobbybueno" para lograr que el enfoque que lasnoticias sobre delincuencia reciben en losmedios sea el adecuado. En este sentido,cabra pensar tambin que la fiscalapblica de menores o algn organismoequivalente, adems de las ONGsvinculadas con el tema, realizaran algntipo de control y comentario de lainformacin vehiculizada sobre el tema. Lamedicin del espacio y el anlisis decontenido de esa informacin es unacuestin relativamente fcil de hacer y nodemasiado costosa.

    Finalmente, todo indica que ms all deestas cuestiones es necesario hacer unesfuerzo denodado por derribar laexplicacin estructuralista que esta detrsde los problemas de la infancia y laadolescencia, y que les quita especificidad.La difusin pblica de la complejidad queest detrs de las cuestiones aqu

    VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA 66

  • necesaria. Pueden ensayarse respues-tas de tipo ms acadmico o ms"mediticas", pero quizs la msrazonable sera una que incluyera,adems de estas dimensiones, unapropiamente poltica. La construccin deun "item de infancia y adolescencia" conasuntos a ser incluidos regularmente porlos partidos polticos y las organizacionessociales relevantes puede ser un buenintento para comenzar a lograr esaespecificidad tan esquiva comonecesaria.

    E Comentario:Ma. Elena Laurnaga.

    Ms que un comentario a la clara exposicinde Agustn Canzani y a los datos tansugerentes que propone para la reflexin,prefiero compartir interrogantes respecto alproblema de fondo que estos datos me hanevocado.

    Cul es la relacin entre los datos quese relevan a travs de los anlisis deopinin pblica y las prcticas socialesefectivas que podemos identificar detrsde esas expresiones?

    Comparto la importancia de losrelevamientos de opinin pblica como uninstrumento de caracterizacin de lasexpresiones que racionalmente losconsultados manifiestan, pero tenemos latarea de desentraar cul es su efectivosignificado social, qu se quiere decir en uncontexto social determinado cuando seresponde de una determinada manera y node otra. Y tal vez ese es el desafo principalfrente al cual nos coloca Agustn Canzanicon su ponencia. Las imgenes socialmente compartidas y

    sus contradicciones con la prctica.

    Agustn Canzani plantea las caractersticasde algunos conceptos que priman en laopinin pblica tales como la idea defamilia como mbito de socializacinprivilegiado y valioso, ms all de losdistintos arreglos familiares que losuruguayos en la prctica se dan. En estesentido, la familia se convierte en uno deesos elementos integradores y desestigma-tizantes en la vida social, aunque lasprcticas no se correspondan con los forma-

    tos tradicionales. Y por tanto, es posible pensarque la opinin pblica refleje ms un deber serque un comportamiento efectivo. Aparece as, entre los integrados, la valoracinde un modelo tradicional de familia en uncontexto de convivencia no tradicional, ya quelos uruguayos han modificado en concreto losarreglos familiares tradicionales. Entre los nointegrados, adolescentes y nios que no tienenuna familia o soporte de referencia de este tipo,aparece lgicamente una narrativa o relatoque busca ajustarse a ese modelo tradicionalfundamentalmente como forma de componeruna historia socialmente aceptada. La violencia es un cdigo aprendido que

    tiene sentidos diferentes. En esos significados tenemos que rastrear lareproduccin de la violencia como una prcticacotidiana, la legitimacin de la violencia comouna estrategia eficaz para sobrevivir u obtenerreconocimiento, para estar en el mundo; laviolencia como una forma de comunicacin(cuando para muchos ha sido la nica); hasta laviolencia como el nico medio de ser algopara alguien. Y finalmente, la violencia comoconstruccin social que victimiza y deposita enalgunos sujetos una carga y unaresponsabilidad que como aqu se ha dichoreiteradamente, compete al colectivo. Quisiera hacer referencia en este sentido a uncaso. En una experiencia de investigacin sobrenios, nias y adolescentes prostituidos querealic con la colaboracin de Sergio Miglioratay con el apoyo de tanta gente del propio INAME,encontramos que en muchos casos las niasprostituidas que estaban en peores condiciones,que no tenan y no haban tenido familia,abandonadas, construan relatos fantaseadossobre sus familias y construan familias ideales.Es decir, familias imaginadas que en el relatolas igualaba a los otros, los integrados. Enese imaginario que reproducan pareca nohaber situaciones de violencia como las queellas haban vivido. Sin embargo, en ese mismocontexto, haba varios casos de nias-madresque reproducan con su beb la violencia vividaen etapas y en momentos distintos. Porqu?,porque ese era el cdigo de relacin quetenan establecido y porque es una forma dereafirmar su propia historia: el ser algo paraalguien por lo menos en el momento de serobjeto de violencia era un valor. De ahexpresiones tan terriblemente reales como mepega porque me quiere... que tantas mujereshan dicho alguna vez.

    Instituto Interamericano del Nio 67

  • Entre la consideracin de la violenciacomo un hecho individual y una respon-sabilidad social,

    Cundo un hecho de violencia (y otro, yotro sucesivo), puede ser considerado unhecho individual, un caso, y cundo setransforma en un hecho social? De esta apreciacin pueden derivarconsideraciones diferentes respecto a laresponsabilidad frente a la violencia,actitudes diversas respecto a la necesariarespuesta colectiva de la que se ha habladoen este Grupo de Consulta. Las interpretaciones acerca de la

    violencia son particularmente encubrido-ras de la responsabilidad.

    Por un lado, se genera una tendencia sociala estigmatizar - e incluso responsabilizar alindividuo violento -, como si estas accionesfueran estrictamente individuales, productode carencias, patologas o dficit que noconstituyen por su particularidad unacuestin social. Por otro, los factoresexplicativos ms frecuentes son tambinencubridores de la responsabilidad social yoperan como mecanismos de revictimi-zacin de las propias vctimas. En esa misma investigacin surgan desdela sociedad diversas explicaciones tantoestructurales como culturales frente alproblema de la prostitucin: el deterioromoral de las personas prostituidas o susadultos referentes, el mercado de consumoque exacerba las expectativas y frente alcual se desarrollan todo tipo de estrategiaseconmicas, el desempleo, la pobreza, ladesintegracin familiar, etc. etc. Todasvariables explicativas sin duda; pero nosurgi de nadie la pregunta acerca de losclientes, los consumidores de prostitucinadolescentes, los compradores del serviciosexual. La inexpugnable opacidad del anonimato

    parece exonerar a veces de responsa-bilidad a los autnticos responsables, ycontribuye a reculpabilizar a las vcti-mas, quienes tienen s una caractersticaineludible: son visibles, tangibles, valua-bles.

    En este sentido, y desde esta lgica, elobjetivo de UNICEF de hacer visible lo invi-

    sible parece ser el primer paso para unaadecuada reparacin del deterioro moral-social que estos hechos expresan.

    Otros ejemplos pueden expresar claramentela culpabilizacin de las vctimas comoestrategia de exoneracin de laresponsabilidad social. En un sonado casorecientemente acontecido, donde la omisinde atencin por parte de la familia estuvo enla base de situaciones que culminaron con lamuerte de una nia, la madre fue procesadacon prisin. Frente a la sancin social de losvecinos que acusaban y a la sancin penalaplicada a la madre por omisin de susdeberes, hubo alguna voz que se levanta preguntar por el padre ausente de esania, por el padre irresponsable, por esesujeto con nombre y apellido quesimplemente no fue responsabilizado nisocial ni judicialmente porque no est,porque no asume los deberes derivados dela patria potestad? No sabe/no contesta. En este sentido, los datos de la realidad quela opinin pblica maneja, sus expresiones,son en s los datos de la realidad quepodemos conocer, o los de la realidad quequeremos creer, o los de la realidad queestamos socialmente preparados paraasimilar. El sentido de la violencia es muy lbil, y

    por lo tanto la construccin pblica quese hace del tema de la violencia tambinlo es.

    El gran desafo que tenemos ac es el dearticular las acciones concretas con estossentidos, interpretarlos, encontrar los puntosde contacto. Y creo que este Seminario esfundamentalmente eso; de ah lamultiplicidad de perspectivas, sensibilidades,reacciones, que sete debate ha suscitado enel grupo.

    Es difcil y conmovedor para m hablardespus de algunas personas que meprecedieron. En el seminario ha habidotonos o ciclos emocionales en el proceso dediscusin entre ayer y hoy que creo hanestado vinculados a los temas que seexponen, a las formas como se exponen y alos momentos en que se exponen. Perotambin se vinculan a quines los exponen ydesde dnde: los acadmicos, los profesio-

    VIOLENCIA Y AGRESIVIDAD EN LA NIEZ Y LA ADOLESCENCIA 68

  • nales que han brindado su conocimientoexperto, en contraste con los gestores delas polticas, que estn haciendo lo que leses posible hacer y angustindose con lo queno pueden hacer. Es una sntesis queimpacta mucho porque tenemos queencontrar un punto en comn y porque enrealidad son dos tipos de sensibilidadesdistintas: los consultores cumplimos nuestratarea con responsabilidad intelectual en lamateria, pero los gestores de las polticastienen que hacerse cargo de la angustiaoperativa de tocar el tema con las manos ytomar la distancia necesaria para poderpensar en l, para adecuar los aportes a lagestin. Quiero hacer referencia a la informacin quebrind ayer el representante de UNICEF enUruguay Arq. Julio Hurtado, cuando hizoreferencia al estudio de la empresa CIFRAsobre la opinin de los propios nios enrelacin al tema de la violencia domstica.En ese estudio el 39% de los nios dijohaber sido vctima de algn tipo de violenciaen el mbito de su familia (violenciapsicolgica, violencia fsica, emocional, etc).Pero lo que no mencion Hurtado fue que lamayora de esos nios consider adecuadoel tratamiento que reciba de los adultos.Cmo va a entender ese nio que esviolentado? Cmo va a aceptar que lapersona que lo quiere utilice un cdigo quesea negativo para l, algo que no es justopara l? Y despus culpabilizaremos al nioporque no se queja (quien probablementetampoco se queje cuando sea mayor), oculpabilizaremos a la madre porque esobservadora del castigo al que el padre o supareja somete al nio, o a la madre porquegolpea al nio por mandato de su pareja,etc. La violencia es un crculo vicioso endonde la necesidad de referente hace queel referente inmediato -muchas veces elagresor-, sea legitimado. Y es por eso que elnio protege a su agresor (porque es un serquerido), y es por eso que la mujer nodenuncia la agresin o la reproduce (porquetambin es vctima de otra violencia, portemor, por incapacidad de cuestionar supropio referente), y es por eso que el crculode la violencia no se hace explcito.

    La voz de los sin voz. Una responsa-bilidad poltica.

    La invisibilizacin del problema que Canzaniplanteaba es entonces una cuestin sustan-

    tiva. Pero tambin se invisibiliza porque lasociedad espera que sean los propiosinteresados los que coloquen el problema enla agenda pblica. Y esos interesados sonmuchas veces los ms invisibles, los msdbiles en la relacin social, los ms subor-dinados. Por lo tanto, como dice UNICEF , lapoltica y la responsabilidad nuestra hoy esponerle voz a lo que no tienen voz. Otro interrogantes, desde qu estaturamoral, desde qu perspectiva, desde quresponsabilidad institucional debe ser inter-pretado el inters superior del nio? Lallamada crisis de valores, es una crisis delos nios y nias, de las unidades familiares,de las instituciones de socializacin, delconjunto social? Pero quines son losresponsables, de quin defenderse, cmohacerlo?. De ah que tal vez el nombre de esteSeminario sea un tanto confuso; no es laviolencia y agresividad en la niez y laadolescencia, sino la respuesta violenta yagresiva a la violencia sufrida por nios,nias y adolescentes. Retomando la referencia que CeciliaZaffaroni haca de Hirschman, cul es la salida en relacin a estos

    contexto de violencia y agresividad queviven y sufren nuestros nios? Muchasveces la salida es la reaccin margina-lizante del propio sistema. El nio y eladolescente no tienen posibilidad de salirdel sistema si no es a travs de unaforma de marginacin, no tienen posi-bilidad de eleccin mientras estn en unproceso de crecimiento y desarrollobiolgico y social.

    Cul es la voz, qu voz? La del nioagredido de muchas formas, o la de lasociedad que se defienden del peligrodel nio-adolescente violento - agresor?La de los intrpretes? Quin y desdequ responsabilidades tiene que ejercer-se la responsabilidad poltica de ser lavoz de alguien que no tiene voz? Enpalabras de la Convencin Internacional,quienes expresan el inters superior delnio, y cmo se interpreta?

    La lealtad, a qu tipo de lealtad respondeuna conducta? A qu soli-daridad, a qusub-cultura? Desde dnde compren-derla, evaluarla, resignificarla?.

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