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Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
BOLETÍN 46
Marzo 2020 Caracas, Venezuela
Palacio de las Academias
ACADEMIA NACIONAL DE LA INGENIERÍA Y
EL HÁBITAT DE VENEZUELA, ANIH
Palacio de las Academias, Bolsa a San Francisco, Caracas, 1010 - Venezuela.
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Torres Parra. Sillón IV Nagib Callaos. Sillón V. José C. Ferrer González.
Sillón VI. Asdrúbal A. Romero Mújica. Sillón VII Eduardo Roche Lander.
Sillón VIII José Grases Galofre. Sillón IX Alfredo Guinand Baldó. Sillón X
Gonzalo J. Morales Monasterios. Sillón XI Oladis Troconis de Rincón.
Sillón XII Griselda Ferrara de Giner. Sillón XIII Luís Giusti. Sillón XIV
Alfredo F. Cilento Sarli. Sillón XV Werner Corrales Leal. Sillón XVI Víctor
R. Graterol Graterol. Sillón XVII Eduardo Buroz Castillo. Sillón XVIII
Arnoldo José Gabaldón Berti. Sillón XIX César Quintini Rosales. Sillón XX
Luís Enrique Oberto González. Sillón XXI Vladimir Yackovlev. Sillón
XXII Vacante. Sillón XXIII Darío Alfredo Viloria. Sillón XXIV Simón
Lamar. Sillón XXV Marianela Lafuente S. Sillón XXVI Franco Urbani
Patat. Sillón XXVII José Ochoa Iturbe. Sillón XXVIII Vacante. Sillón
XXIX Eli Saúl Puchi Cabrera. Sillón XXX Carlos Genatios Sequera. Sillón
XXXI Mario Paparoni Micale. Sillón XXXII Roberto César Callarotti
Fracchia. Sillón XXXIII Vacante Sillón XXXIV Walter James Alcock.
Sillón XXXV Oscar Andrés López Sánchez
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ESTADO ARAGUA: Jesús Arnaldo Viloria Rendón. ESTADO
ANZOÁTEGUI: Nelson Hernández y Alfredo Avella Guevara. ESTADO
BARINAS: Rafael Isidro Quevedo Camacho. ESTADO BOLÍVAR: Noel
Santiago Mariño Pardo. DISTRITO CAPITAL: José Luis López Sánchez y
Diego José González Cruz. ESTADO MÉRIDA: Julián Aguirre. ESTADO
MIRANDA: Alejandro J. Müller Sánchez, Martín Essenfeld Yahr y Joaquín
Lira–Olivares. ESTADO VARGAS: Laszlo Saho Bohus y Eduardo Páez-
Pumar Hernández. CORRESPONDIENTES EXTRANJEROS: William A.
Wulf (Estados Unidos), Jacky Lesage (Francia) y Edilberto Guevara (Perú)
MIEMBROS HONORARIOS:
Ignacio Rodríguez Iturbe, Graziano Gasparini, Salomón Cohén, Celso
Fortoul, José Ignacio Moreno León, Roberto Centeno, Miguel Bocco,
Mariana Henrriette Staia, Rodolfo Tellería, Mireya Rincón de Goldwasser,
Oscar Benedetti Pietri, Marco Negrón, Víctor Artís García, Genoveva
Sequera de Genatios, María Julia Gilabert de Brito, Juan Antonio Comerma
Gutiérrez, Joaquín Lira–Olivares, Alfonso José Linares Angulo, Carlos
Machado-Allison, Julio César Ohep Cardier, Miguel Asdrúbal Arcia
Montezuma, Román Mayorga y Germán Uscátegui Briceño.
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Griselda Ferrara de Giner: Secretario, José Ochoa Iturbe: Tesorero, Franco
Urbani P.: Bibliotecario
COMISIÓN EDITORA Rafael I. Quevedo, Presidente; Carlos Landa, Vicepresidente; Juan
Fernando Marrero, Secretario; Franco Urbani, Griselda Ferrara de Giner,
José Luis López, José Grases y Manuel Torres Parra.
CONSEJO ASESOR Acad. Eduardo Buroz, Acad. Marianela Lafuente, Acad. José Ochoa, Acad.
Griselda Ferrara, Acad. Gonzálo Morales, Acad. Alfredo Cilento, Acad.
Nelson Hernández, Acad. César Quintini, Ing. Gilberto Castreje, Arq.
Vivian Floríndez, Ing. Belkis Echenique, Ing. Rafael Dávila, Ing. Patricia
Ramos, Acad. Alfredo Avella, Ing. Félix Arroyo, Acad. Miguel Bocco,
Acad. Rubén Alfredo Caro, Acad. Alfonzo Linares, Dra. Teresa Borges,
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Título Original: BOLETÍN 46
Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
Editor Jefe: Acad. Franco Urbani
Diseño y Diagramación: Dilia Pestana
Compuesto por caracteres: Times New Roman, 11
Depósito Legal: pp200103CA232
ISSN: 1317-6781
Caracas – Venezuela
Marzo, 2020
LA ACADEMIA NACIONAL DE LA INGENIERÍA Y EL HÁBITAT
DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HACE
CONSTAR QUE LAS PUBLICACIONES QUE PROPICIA ESTA
CORPORACIÓN SE REALIZAN RESPETANDO EL DERECHO
CONSTITUCIONAL A LA LIBRE EXPRESIÓN DEL
PENSAMIENTO Y MANIFIESTA EXPRESAMENTE QUE NO SE
HACE SOLIDARIA DEL CONTENIDO GENERAL DE LAS
OBRAS O TRABAJOS PUBLICADOS, NI DE LAS IDEAS Y
OPINIONES QUE EN ELLOS SE EMITAN, LAS CUALES SON DE
RESPONSABILIDAD DE LOS AUTORES, CUANTO EN
DERECHO SE REFIERE.
ÍNDICE
BOLETÍN 46
DECLARACIONES Y PRONUNCIAMIENTOS
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética
en Venezuela ............................................................................... 7
TRABAJO DE INCORPORACIÓN
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela:
de Gómez a Medina (1908-1945). (Trabajo presentado ante
la Ilustre Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat,
por el Urbanista Arturo José Almandoz como requisito
parcial para optar a su incorporación como Miembro
Correspondiente por el Estado Guárico). .................................... 46
ARTÍCULO TÉCNICO
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica
Integrada, Arnaiz Rodríguez, Mariano Simón .............................. 233
NORMAS PUBLICACIONES BOLETÍN ANIH
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la
ANIH ............................................................................................ 389
Normas para los autores de los trabajos a publicar en el
boletín de la ANIH ....................................................................... 397
DECLARACIONES Y PRONUNCIAMIENTOS
7
PROPUESTA DE MARCO CONCEPTUAL PARA UNA
POLÍTICA ENERGÉTICA EN VENEZUELA
Comisión de Energía *
Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat
Palacio de las Academias, Bolsa a San Francisco. Caracas 1010
ÍNDICE
Resumes Ejecutivo
Definiciones Clave
Introducción
¿Qué es una Política Energética?
Premisas y Factores Críticos
Objetivos
Lineamientos Estratégicos
Instrumentación de las Estrategias. Principales Acciones
Líneas de Acción de la Política Energética para Venezuela
Instrumentos de Expresión de la Política Energética
Formulación de la Política Energética. Instituciones Responsables
Consejo Nacional de Energía
Conclusiones
* Comisión de Energía
Acad. Cesar Quintini, Presidente
Ing. Gilberto Castreje, Secretario
Acad. Nelson Hernández
Acad. Werner Corrales Leal
Acad. Dario Alfredo Viloria Vera
Acad. Eduardo Buroz
Acad. Gonzalo Morales
Acad. Laszlo Saho Bohus
Acad. Mireya Goldwasser
Acad. Diego González
Acad. Arnoldo Gabaldon
Acad. Manuel Torres Parra
Acad. Miguel Bocco
Ing. Alvaro Yaber Oltra
Lic. Andres Rojas Jimenez
Ing. Arturo Arenas
Ing. Carlos Pérez Mibelli
Ing. Gustavo Villarroel
Ing. Jesús Gómez
Ing. José L. García Martínez-Barruchi
Ing. Juan Carlos Sánchez
Ing. Juan Luis Martínez
Ing. Juvencio Molina
Ing. Osvaldo Gómez
Ing. Rafael Luna
Ing. Santamaria Larrañaga Xabier
Ing. Simón Antúnez
7
RESUMEN
Venezuela ha carecido de una verdadera Política Energética Integral, lo
que ha existido es una débil Política Petrolera, dirigida más que todo a
la obtención de la renta y, más aún, ha sido una política del gobierno de
turno, pero no una política de Estado.
Una verdadera política energética integral debe comenzar por darle
importancia a la Seguridad Energética (colocar en el primer plano a la
seguridad del suministro energético al país). Esto implica que la
importancia se desplace a temas como el desarrollo de la infraestructura
para los energéticos no transables, electricidad y gas natural; al
suministro de energía primaria para la generación eléctrica; a la
producción de los derivados de los hidrocarburos que necesitamos; a
la optimización de sus redes de distribución interna; a la definición de
una política de precios, absolutos y relativos, que haga sustentable
dicho suministro, y oriente la selección de combustibles en función de
la eficiencia y el cuidado del ambiente.
La política tiene que definir, al mismo tiempo, el ámbito que
corresponde al sector público y privado, entendiendo que las
actividades monopólicas, como la distribución de gas natural y
electricidad, requieren regulación y ésta es una tarea ineludible del
Estado.
Lo anterior no debe relegar la preocupación por los niveles de
producción petrolera y sus precios, por la mejor vía para desarrollar
nuestras reservas o por la definición de cuál debe ser la participación
privada en el negocio de los hidrocarburos.
El presente documento analiza un conjunto de factores a considerar en
una política energética integral para Venezuela. Del análisis se
desprende, entre otros, lo siguiente:
• Venezuela posee suficientes recursos energéticos, de los cuales los
más desarrollados son los hidrocarburos por el enfoque rentístico
que han tenido estos.
• Es necesario el desarrollo de las energías eólicas y solar, para
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
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complementar al resto de las energías e ir descarbonizando la matriz
energética nacional, en línea con la tendencia mundial
• Las energías fósiles, especialmente el carbón y el petróleo, están
cuestionadas por su impacto negativo en la emisión de gases de
efecto invernadero. Esto hace que su participación en la matriz
energética mundial se vea disminuida en el tiempo. Con una
máxima: Barril de petróleo que no se venda hoy no se venderá
jamás.
• La entrada a producción de los yacimientos lutíticos ha modificado
el mercado de los hidrocarburos. Países que eran importadores de
energía, se han convertido en países exportadores de energía (gas y
petróleo).
• La tendencia mundial es alcanzar un mundo electrificado, pero
con energías amigables al ambiente. La máxima expresión de esta
electrificación es el vehículo eléctrico. En esta visión futurística,
todos consumen electricidad y todos producen electricidad
(PROSUMER)
• Prospectivas energéticas vislumbran un pico de la demanda de
petróleo a partir del 2035, lo cual es el reflejo del objetivo mundial
de consumir más energía pero con menos emisiones de CO2.
• La OPEP ha venido perdiendo su rol de balance en el mercado
petrolero. Ese rol lo ocupa actualmente Estados Unidos mediante
su producción de hidrocarburos lutíticos. Aquí cabe la pregunta:
Venezuela debe seguir perteneciendo a la OPEP?
• Actualmente, Venezuela presenta una profunda inseguridad
energética producto de la crisis que presenta el sector
hidrocarburos y el sector eléctrico. PDVSA como CORPOELEC
son empresas estatales en situación crítica, tanto financiera como
operacional.
• El 86 % de las reservas de petróleo de Venezuela son de crudos
extrapesados (no convencionales), difíciles de producir, de alto costo
y de baja calidad.
• El 84 % de las reservas de gas son asociadas al petróleo (190.5
TPC). Esta característica limita su disponibilidad y por ende
negocios de gas a largo plazo. De estas reservas solo pueden
considerarse 59.4 TPC.
• Tomando la ventana del petróleo, de aquí al 2035, Venezuela
dejara mucho petróleo en el subsuelo.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
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• El 78 % de la capacidad de generación termoeléctrica está fuera
de servicio. Igualmente, se encuentran en condiciones críticas de
operación los sistemas de transmisión y de distribución. Todo esto
conlleva a las frecuentes fallas en el suministro de energía a que se
encuentra sometida la sociedad venezolana.
• La deuda del sector público para el año 2017 se sitúa USD 185
millardos. Para aumentar el potencial de producción de petróleo se
necesitan US D 15 millardos por cada 100 mil barriles diarios de
aumento. Es decir, un incremento de potencial de un millón de
barriles diarios es necesario una inversión de USD 150 millardos.
Por otra parte, el sector eléctrico requiere de USD 50 millardos
para recuperar su confiabilidad y calidad del servicio, en los
próximos 13 años.
• Venezuela no puede recuperar por si sola el sector energético, por
lo cual es necesario, sin dilación, abrir a la participación del sector
privado, nacional e internacional, a todas las fases y actividades del
sector de la energía.
• La solución a la crisis energética pasa por cambiar paradigmas
que han penetrado los genes del venezolano. Dentro de estos están:
Venezuela es rica, los precios de los energéticos deben ser
baratos, Venezuela es una potencia en hidrocarburos, etc.
• Mientras no tengamos claro el concepto de una Política
Energética Integral, nuestra política energética estará siempre
relegada por la renta y las divisas provenientes del petróleo, lo
cual es importante pero no suficiente. Eso es lo que ha sucedido,
lo cual hace inexistente una política.
"...lo que sí es cierto es que el petróleo no va a ser nunca más la base
sólida para un desarrollo prolongado de Venezuela; hay que buscar
otras opciones, otras alternativas de generar riqueza, pero generar
riqueza desde el punto de vista del trabajo, no desde el punto de vista
del rentismo..." (HERNÁNDEZ 2012)
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
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ABSTRACT
Venezuela has lacked a true Comprehensive Energy Policy, what has
existed is a weak Oil Policy, aimed above all at obtaining income and,
even more, it has been a policy of the government in power, but not a
State policy .
A true comprehensive energy policy must begin by giving importance to
Energy Security (putting the security of energy supply to the country in
the foreground). This implies that the importance shifts to issues such as
the development of infrastructure for non-tradable energy, electricity
and natural gas; to the supply of primary energy for electricity
generation; to the production of the hydrocarbon derivatives that we
need; to the optimization of its internal distribution networks; to the
definition of a price policy, absolute and relative, that makes this supply
sustainable, and guides the selection of fuels based on efficiency and
care for the environment.
Policy must define, at the same time, the scope that corresponds to the
public and private sectors, understanding that monopolistic activities,
such as the distribution of natural gas and electricity, require regulation
and this is an inescapable task of the State.
This should not relegate concern about oil production levels and prices,
about the best way to develop our reserves or about the definition of what
should be private participation in the hydrocarbons business.
This document analyzes a set of factors to consider in a comprehensive
energy policy for Venezuela. The analysis shows, among others, the
following:
• Venezuela has sufficient energy resources, of which the most
developed are hydrocarbons due to the rent-seeking approach they
have had.
• The development of wind and solar energy is necessary to
complement the rest of the energy and to decarbonize the national
energy matrix, in line with the global trend
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
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• Fossil fuels, especially coal and oil, are questioned for their negative
impact on the emission of greenhouse gases. This causes their
participation in the global energy matrix to be diminished over time.
With a maxim: Barrel of oil that is not sold today will never be sold.
• The entry into production of the shale deposits has modified the
hydrocarbon market. Countries that were energy importers have
become energy exporting countries (gas and oil).
• The world trend is to reach an electrified world, but with
environmentally friendly energies. The maximum expression of this
electrification is the electric vehicle. In this futuristic vision,
everyone consumes electricity and everyone produces electricity
(PROSUMER)
• Energy prospects see a peak in oil demand from 2035, reflecting the
global goal of consuming more energy but with fewer CO2
emissions.
• OPEC has been losing its balance sheet role in the oil market. That
role is currently occupied by the United States through its production
of shale hydrocarbons. Here is the question: Venezuela must
continue to belong to OPEC?
• Currently, Venezuela is deeply insecure due to the energy crisis in
the hydrocarbon sector and the electricity sector. PDVSA and
CORPOELEC are state companies in a critical situation, both
financial and operational.
• 86% of Venezuela's oil reserves are from extra-heavy
(unconventional) crude, difficult to produce, high-cost, and low-
quality.
• 84% of gas reserves are associated with oil (190.5 TPC). This feature
limits its availability and therefore long-term gas business. Of these
reserves, only 59.4 TPC can be considered.
• Taking the oil window, between now and 2035, Venezuela will leave
a lot of oil underground.
• 78% of the thermoelectric generation capacity is out of service.
Likewise, the transmission and distribution systems are in critical
operating conditions. All this leads to frequent failures in the energy
supply to which Venezuelan society is subjected.
• The public sector debt for the year 2017 stands at USD 185 billion.
To increase the oil production potential, USD 15 billion is needed
for every 100,000 barrels per day of increase. In other words, an
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
13
increase in potential of one million barrels per day requires an
investment of USD 150 billion. On the other hand, the electricity
sector requires USD 50 billion to recover its reliability and quality
of service, in the next 13 years.
• Venezuela cannot recover the energy sector by itself, for which it is
necessary, without delay, to open to the participation of the private,
national and international sector, to all the phases and activities of
the energy sector.
• The solution to the energy crisis involves changing paradigms that
have penetrated the Venezuelan genes. Among these are: Venezuela
is rich, energy prices must be cheap, Venezuela is a power in
hydrocarbons, etc.
• As long as we are not clear about the concept of a Comprehensive
Energy Policy, our energy policy will always be relegated by income
and foreign currency from oil, which is important but not sufficient.
That is what has happened, which makes a policy non-existent.
"... what is certain is that oil will never again be the solid base for a
prolonged development of Venezuela; we must look for other options,
other alternatives to generate wealth, but generate wealth from the point
of view of the work, not from the point of view of renting ... " (Hernández
2012).
DEFINICIONES CLAVE
Eficiencia Energética: Conjunto de acciones orientadas a optimizar la
relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y
servicios finales obtenidos. Un objetivo básico de una política energética
debe ser la reducción de la intensidad energética o la
contención/reducción de la demanda total. La intensidad energética se
reduce con un uso más eficiente de la energía y con una actividad
productiva de mayor valor añadido.
Impacto Ambiental: Efectos sobre el ecosistema causados por las
actividades humanas al modificar el medio ambiente La producción de
energía, incluyendo las de origen alternativo, es una actividad agresiva al
ambiente en términos de explotación de recursos y materias primas
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
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energéticas, de uso del agua, y especialmente por su generación de
residuos y emisiones de gases de efecto invernadero. Todo lo cual
requiere explotaciones y usos de los recursos de manera sustentable.
Matriz Energética: Se refiere a una representación cuantitativa de toda
la energía disponible, en un determinado territorio, región, país o
continente para ser utilizada en los diversos procesos productivos. El
análisis de la matriz energética es fundamental para orientar la
planificación del sector energético con el fin de garantizar la seguridad
energética y el uso adecuado de la energía que se dispone. Por lo tanto,
la matriz energética identifica, cuanta energía se: consume, necesita,
dispone, importa o exporta y produce.
Política Energética Integral (PEI): Es el instrumento dinámico que rige
la acción del Estado en esta materia y está conformada por objetivos,
lineamientos de política y estrategias referentes a la explotación y uso de
los recursos energéticos. Su diseño requiere de visiones y escenarios a
corto, mediano y largo plazo tanto a nivel internacional como nacional.
Seguridad Energética: Acceso adecuado, asequible y fiable a los
combustibles y los servicios de energía, que incluye la disponibilidad de
los recursos, la disminución de la dependencia de las importaciones, la
disminución de las presiones sobre el ambiente, la competencia y la
eficiencia del mercado, la mayor dependencia de los recursos
energéticos autóctonos sustentables, y que los servicios energéticos sean
asequibles y equitativamente compartidos. Una definición más sencilla
podría ser la disponibilidad de una oferta adecuada de energía en el
tiempo, de calidad y diversificada, de acceso no restringido y a precios
económicos no volátiles.
Sustentabilidad: Uso consciente y responsable de los recursos, sin
agotarlos o exceder su capacidad de renovación, y sin comprometer el
acceso a estos por parte de las generaciones futuras. La política
energética debe establecer el compromiso de lograr una mejor gestión
del uso de las fuentes disponibles, privilegiando entre ellas el criterio de
menor costo y menor daño ambiental en su explotación y uso.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
15
INTRODUCCIÓN
El sector energético desempeña un papel esencial en la producción
económica y en el bienestar de la población, por cuanto el suministro de
energía se ha convertido hoy en día en un servicio público fundamental
(Fig. 1). Ahora bien, dada la multiplicidad de relaciones que existen
entre éste, la sociedad, sus instituciones y el entorno natural, entre otros
elementos, se hace imperativo la aplicación de un enfoque sistémico al
intentar abordar todo lo concerniente a la satisfacción de los
requerimientos de energía del país.
Este enfoque deberá comprender desde la explotación y
aprovechamiento de los recursos naturales que constituyen las fuentes
de energía primaria, hasta su utilización en los diversos usos
demandados; la institucionalidad que permita la mejor gobernanza del
servicio; el uso de las tecnologías más apropiadas y la investigación
requerida para su continuo mejoramiento; la disponibilidad de ingentes
recursos financieros; la preparación del capital humano técnicamente
competente para su operación y mantenimiento y la atención de los
múltiples aspectos relacionados con la sustentabilidad del entorno
natural. Dicho enfoque sistémico debe constituirse, por tanto, en la
esencia de la formulación de la política energética nacional, tal como se
esquematiza en la figura anterior del Enfoque Sistémico del Sector
Energético.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
16
Figura 1. Esquema conceptual del enfoque sistémico del sector
energético (OLADE 2016).
¿QUÉ ES UNA POLÍTICA ENERGÉTICA?
Política energética es la expresión de un cuerpo de directrices y
regulaciones, orientados a la consecución de un conjunto de objetivos
relacionados con la seguridad energética y, especialmente, con la
producción, suministro, comercialización, conservación, uso eficiente y
exportación de energía, los cuales son coherentes con los Objetivos de
Desarrollo Sostenible acordados por la Organización de las Naciones
Unidas y, en particular, con la mejora permanente de la calidad de vida
de la población y la sostenida creación de capacidades en la sociedad que
ayuden a impulsar su progreso (Fig. 2).
En la figura mostrada previamente se grafican las variables que generan
un círculo virtuoso de la política energética de manera que la posicionan
como engranaje motor de las políticas de desarrollo. Así, se puede
interpretar que la disponibilidad de oferta interna de energía propicia el
desarrollo de infraestructura pública y privada, así como el consecuente
crecimiento del sector industrial. En esta misma línea de reflexión, un
auge del sector industrial genera demanda de energía favorable a la
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
17
constitución y fortalecimiento de mercados nacionales de energía
conectados con la región y el mundo.
Figura 2. Vinculación política de estado y política energética
(OLADE 2016).
PREMISAS Y FACTORES CRÍTICOS
Indican el escenario general que define el marco de acción de la
planificación del sistema energético nacional y se refieren a supuestos
institucionales, económicos y sociales, tanto de orden interno como
externo al sector energético, guardando estrecha relación con los
objetivos, políticas y estrategias que guían al Estado en la planificación
del desarrollo económico y social del país. En cuanto a los factores
críticos, estos pueden obstaculizar el logro de objetivos, por lo que
su identificación es de gran importancia en el proceso de preparación
de la política energética. Por lo tanto, la política energética debe atender
criterios de soberanía y seguridad energética, mejoramiento de la
productividad energética, diversificación de fuentes energéticas,
reducción de impactos ambientales en la producción y consumo de
energía, participación significativa de las energías renovables en el
balance energético nacional, inversión privada en todos los eslabones de
la cadena del sector energético y apoyo a la investigación y el desarrollo
tecnológico en materia energética.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
18
En cuanto a las premisas, la política energética debe estar condicionada a:
a. Consolidación del sistema democrático como expresión política en
la conducción del Estado, garantizando la paz y expandiendo las
libertades y participación de todas las personas en las decisiones de
la sociedad.
b. Reforma administrativa en las estructuras de poder del Estado, en
especial en materia energética, para maximizar la eficiencia en la
elaboración e instrumentación de políticas públicas. Para ello se
deberá crear el Consejo Nacional de Energía, integrado por
representantes de los distintos sectores y grupos de interés, para
gestionar la administración de los recursos energéticos.
c. El Poder Legislativo debe diseñar del marco jurídico necesario
para dar cabida a la participación del sector privado en toda la cadena
de valor del negocio energético, creando el marco regulatorio que
brinde seguridad jurídica e incentive la realización de las inversiones
necesarias para diversificar las fuentes de energía y para la
producción de energéticos, así como que el suministro de energía y
la explotación de las fuentes se realicen en los niveles y condiciones
requeridas. Ese marco no debe establecer otras condiciones al uso de
la energía o al origen de las inversiones que aquellas derivadas
directamente de los objetivos nacionales de desarrollo y de sus
condicionantes ambientales y de costos, y debe dar lineamientos para
armonizar los planes y programas de los diversos actores que
conforman el sistema energético nacional.
d. Generación de riqueza por vías distintas a la renta petrolera,
apoyándose en los recursos energéticos, para impulsar al país hacia la
industrialización.
e. Planificación energética como insumo esencial del desarrollo
nacional, considerando en su matriz todas las energías, renovables y
no renovales, para lograr una distribución altamente eficiente y de
menor costo.
f. Mejoramiento del sistema educativo para satisfacer los
requerimientos de desarrollo científico y tecnológico del país. La
adquisición de conocimiento y competencias sobre energía debe
ser introducido como una necesidad educacional prioritaria.
g. Innovar y/o explorar otros usos de los hidrocarburos y los recursos
carboníferos, distintos al de combustibles, como materias primas en
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
19
procesos industriales.
h. Adquisición de tecnologías en materia energética, su actualización
y aplicación, como objetivo primordial de los actores energéticos.
i. El petróleo continuará siendo la principal fuente mundial de energía
a corto y mediano plazo, pero la tendencia a estabilizar su precio y
demanda limitará la explotación de las vastas reservas que posee el
país. En consecuencia, se debe diseñar una estrategia que aproveche
esas reservas mientras dure esta ventana de oportunidades para suplir
al mercado internacional y crear capacidades tecnológicas para
diversificar la economía nacional.
j. Minimizar el uso de los hidrocarburos líquidos en el mercado interno,
especialmente los de alto valor de exportación, sustituyéndolos
por gas natural, incorporando recursos renovables y sincerando el
precio de los energéticos en el ámbito nacional.
k. Sincerar la capacidad real de generación termoeléctrica que se
requerirá para satisfacer el crecimiento de la demanda del Sistema
Eléctrico Nacional (SEN), identificando las necesidades de energía
firme y de respaldo. En cuanto a la consideración de nuevos proyectos
debe prevalecer la evaluación técnico-económica de aquellos que
utilicen fuentes energéticas renovables, tales como la hidráulica, solar
y eólica.
l. Diversificar los mercados de exportación de petróleo y sus
derivados, manteniendo nuestros clientes tradicionales de exportación
de hidrocarburos.
En cuanto a los factores críticos, la elaboración de la política energética
debe considerar:
a. El desequilibrio entre las estructuras de las reservas energéticas y de
producción de energía, sobre todo lo concerniente a la potencialidad
y aprovechamiento de los recursos hidráulicos y de otras fuentes
renovables, como la solar y la eólica. Esto se puede apreciar en la
ausencia marcada de las fuentes renovables no tradicionales en la
matriz energética.
b. Relación de las reservas de petróleos dominada por l o s
extrapesados y de gas libre lideradas por los yacimientos costa afuera,
los cuales resultan más costosos de producir y más difíciles de
mercadear.
c. Suministro de gas natural estrechamente ligado a la producción de
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
20
petróleo.
d. Limitación de recursos humanos, tecnológicos y financieros para la
investigación y desarrollo de fuentes de energía, en especial para
la explotación de crudos pesados y extrapesados y la recuperación y
mejor aprovechamiento de los campos tradicionales de crudos
livianos, aplicando nuevas tecnologías.
e. Insuficiente disponibilidad para satisfacer el crecimiento del
consumo de gas natural, GLP, gasolinas y diésel.
f. Rigidez e incoherencia en las tarifas y precios de los combustibles y
servicios energéticos
g. Economía nacional altamente dependiente de los ingresos
provenientes de las exportaciones de hidrocarburos, los cuales se
ven afectados por el crecimiento acelerado del mercado interno de
derivados del petróleo y la caída en la producción de crudos y de
refinados.
h. Medidas para reducir el daño al ambiente causado por la
explotación y uso de los recursos energéticos, de acuerdo a la
normativa y tendencia mundiales sobre el cambio climático.
OBJETIVOS
Son el conjunto de logros que se desea alcanzar o las características que
se aspira instaurarle al país proyectado a largo plazo (año 2050).
El objetivo principal de una política energética y su óptima aplicación es
la de proporcionar seguridad energética, que le permita al país disponer
del suministro de energía necesario para su desarrollo económico y para
elevar los estándares de bienestar y calidad de vida de su sociedad
(prosperidad).
La política energética debe establecer el compromiso de lograr una
mejor gestión del uso de las fuentes disponibles, privilegiando entre ellas
el criterio de menor costo y menor daño ambiental en su explotación y
uso (sustentabilidad). Por ello esta política contempla los procesos que
se enmarcan dentro de una visión de planificación del desarrollo, que
permiten diversificar las fuentes de energía y disminuir la
dependencia de la producción energética en base a hidrocarburos,
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
21
cumpliendo con el compromiso de la preservación del medio
ambiente, de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (COP–21).
La política energética mira hacia el futuro. Las características técnico
económicas sectoriales ponen en evidencia la necesidad de analizar
diferentes opciones de largo plazo para un mejor desarrollo del sector
energético (prospectiva). La gama de fuentes energéticas hoy
disponibles permite la diversificación de la matriz energética, cuya
tendencia es hacia un mayor uso de energía provenientes de fuentes
renovables, con énfasis en la hidráulica, solar y eólica, en un mundo
electrificado.
Dado que Venezuela cuenta con suficientes y diversos recursos
energéticos, el enfoque de la política energética debe contemplar
tendencias mundiales en las que la matriz energética evoluciona
(transición), reduciendo el uso de combustibles fósiles, especialmente
carbón y petróleo, y aumentando el uso de energía de fuentes renovables
o de menor impacto ambiental.
A tal efecto se considera conveniente establecer cuatro grandes
objetivos:
a. Garantizar la seguridad y calidad del suministro de energía que
requiere el país, dentro del principio de sustentabilidad y equilibrio
con el volumen necesario de exportación petrolera, cuyos ingresos
habrán de colaborar con el desarrollo económico nacional, de
conformidad con los planteamientos de los Objetivos para el
Desarrollo Sostenible.
b. Mejorar la gestión energética como motor de desarrollo del país,
incentivando la eficiencia y el suministro equilibrado de energía,
atendiendo a un uso racional, al menor costo económico y ecológico
posible. Ello permitirá mantener en estado natural la mayor cuantía
de los recursos, la máxima recuperación razonable bajo una
eficiente explotación, y alcanzar una óptima intensidad energética
y el mayor beneficio social.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
22
c. Contribuir al equilibrio macroeconómico mediante la generación del
máximo de ingresos posibles en divisas, a través de la exportación de
energía y recursos naturales energéticos.
d. Lograr una progresiva y oportuna transición energética, adecuando
tecnológica y económicamente el desarrollo y operación del sistema
energético nacional a las tendencias mundiales, que conduzca a
construir una economía nacional competitiva, diversificada y
sustentable basada en Ciencia, Tecnología e Innovación.
LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS
Son los que guían la toma de decisiones y condicionan y restringen el
campo de acción para el logro de los objetivos. A continuación, se indican
los lineamientos estratégicos que regirán para el sector energético
nacional:
Sistema Energético
Considerar el tratamiento de la energía y por ende de la industria
energética, como un todo integral.
Recursos Naturales
Diversificación de la matriz energética, de acuerdo con el rico
potencial de fuentes primarias disponibles e incorporando energías
renovables, acorde con la eficiencia económica y la transición
energética.
Conservación de los recursos naturales energéticos mediante el
incremento permanente de la eficiencia energética tanto en la
producción como en el consumo. Ejecutar estudios de inventario y
prospección de los recursos energéticos disponibles.
Gestión
Procurar el funcionamiento eficiente del mercado de energía y
facilitar la participación de todas las partes interesadas, tanto
productores como consumidores (stakeholders), en el mercado de la
energía.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
23
Adaptar la estructura de la oferta y la demanda de las fuentes de
energía a la estructura de las reservas de dichas fuentes
El desarrollo de las fuentes energéticas debe, como primera opción,
satisfacer los requerimientos internos de energía. De estar estos
satisfechos, los energéticos desarrollados deben ser dirigidos al
mercado internacional
Propiciar, apalancados en la abundancia relativa y competitiva de la
energía, proyectos nacionales, con visión internacional, en sectores
productivos y de servicios.
Institucionalidad y Gobernanza
Compatibilidad con el marco legal existente y de ser necesario
promover las reformas apropiadas.
Considerar la interacción de la política energética con la política
macroeconómica y fiscal, especialmente en lo referente a subsidios a
los servicios públicos. El sistema de precios internos de la energía
debe fundamentarse en la calidad, escasez, disponibilidad,
sustituibilidad y costos relativos de las fuentes energéticas
nacionales, tomando en cuenta los precios internacionales de la
energía.
Protección del interés de los consumidores. Proporcionar un servicio
de suministro de energía eléctrica acorde con los estándares y normas
internacionales y eliminar el déficit de los energéticos
hidrocarburíferos en el mercado interno.
Recursos Financieros
Asegurar la sustentabilidad económica y financiera de la industria
energética, logrando la acumulación del capital necesario para su
desarrollo y la participación creciente del sector privado en la
financiación, producción y comercialización de la energía
Maximización, a través del comercio internacional, de la exportación
de energía y recursos naturales energéticos. Incrementar, en la medida
posible, la producción de petróleo de forma competitiva que permita
el mercado. Evaluar la conveniencia de participar en los organismos
y centros de reflexión internacionales de energía (OPEP y FPEG,
p.e.).
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
24
Velar por que los programas de desarrollo energético estén orientados
a la incorporación del mayor valor agregado posible, y su evaluación
no deberá regirse exclusivamente por criterios económicos, sino
también incorporando criterios de seguridad energética, de interés
nacional y abundancia relativa del recurso.
Participación creciente del sector privado en la financiación,
producción y comercialización de la energía.
Propiciar el desarrollo industrial aguas abajo de la cadena de valor de
la industria de los hidrocarburos y la carbonífera.
Tecnología e Investigación
Promoción de la investigación y desarrollo en el campo energético.
Propiciar el desarrollo industrial aguas abajo de las fases de la
industria de los hidrocarburos y de la industria carbonífera,
apalancándose en la abundancia relativa y competitiva de la energía,
así como de proyectos nacionales, con visión internacional, en
sectores productivos y de servicios
La transferencia de tecnología requerida por el sector energético
deberá garantizar el desarrollo de la capacidad nacional de
asimilación y adaptación, así como el desarrollo de una tecnología
propia. El desarrollo energético nacional se hará utilizando recursos
energéticos autóctonos preferentemente
Capital Humano
Formar los recursos humanos requeridos para instrumentar la política
energética.
Sustentabilidad
Mitigación de impactos ecológicos y cambio climático, así como de
los pasivos ambientales causados por la explotación y uso de los
energéticos.
Impulsar la explotación y aprovechamiento de los recursos
energéticos bajo el criterio básico de sustentabilidad
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
25
INSTRUMENTACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS: PRINCIPALES
ACCIONES
La política energética para Venezuela debe ser implementada a partir de
las líneas de acción que dan especificidad a los lineamientos estratégicos
a fin de alcanzar los objetivos propuestos. Una de sus características
fundamentales es que sirven de guía para la asignación de recursos, sin los
cuales no pueden materializarse. La política energética deberá ser
implementada a partir de las siguientes líneas de acción:
Recursos Energéticos
Desarrollar un programa exhaustivo de evaluación de los recursos
energéticos con que cuenta el país, gerenciando con eficacia su
desarrollo armónico, con miras a conocer su disponibilidad en
tiempo, cantidad y calidad, a precios económicamente accesibles.
Orientar la explotación y utilización de los recursos energéticos hacia
su mayor eficiencia y la obtención del mayor valor agregado posible.
Sistemas Energéticos
Racionalizar los sistemas energéticos
Racionalizar el consumo interno de energías y sustituir
progresivamente, por otras fuentes, los hidrocarburos que actualmente
se emplean para la generación de energía, de acuerdo a los criterios de
costos, disponibilidad, agotamiento, renovabilidad, protección del
ambiente, eficiencia, ahorro y conservación de la energía.
Instituciones
Adaptar la organización institucional del sector energético
Economía
Impulsar el desarrollo de la capacidad nacional de bienes y servicios
para la industria energética.
Investigación y Desarrollo
Impulsar las capacidades nacionales de investigación y desarrollo
tecnológico en el sector energético.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
26
LÍNEAS DE ACCIÓN DE LA POLÍTICA ENERGÉTICA PARA
VENEZUELA
La política energética para Venezuela debe ser implementada a partir de
las siguientes líneas de acción:
I. Desarrollar un programa exhaustivo de evaluación de los recursos
energéticos con que cuenta el país, gerenciando con eficacia su
desarrollo armónico, con miras a conocer su disponibilidad en tiempo,
cantidad y calidad, a precios económicamente accesibles.
El desarrollo energético integral de la nación debe considerar las
ventajas competitivas de las fuentes energéticas regionales, sobre todo
las concernientes a la generación de energía eléctrica, utilizando las
potencialidades de las fuentes renovables disponibles como
hidroelectricidad, solar, eólica y otras fuentes no tradicionales.
Crudos Livianos y Medianos:
Aumentar la participación de las reservas de petróleos livianos y
medianos en la base de recursos hidrocarburíferos e incrementar su
potencial de producción de acuerdo a lo siguiente:
a. Impulso del esfuerzo exploratorio en "áreas determinadas y
adyacentes", donde las reservas pueden ser fácilmente incorporadas
a los sistemas existentes de recolección.
b. Restitución de los niveles de inyección de fluidos en los proyectos de
recuperación secundaria existentes y desarrollar a corto plazo nuevos
proyectos en los yacimientos bajo explotación
c. Proceder a la construcción de plantas de tratamiento de gas en aquellas
zonas donde la ausencia de estas instalaciones limita su utilización y
afecta la producción de petróleo.
d. Incorporar campos marginales a la corriente de producción,
mejorando las técnicas de recuperación secundaria y terciaria, para lo
cual se instrumentarán mecanismos fiscales coadyuvantes cuando sea
necesario.
e. Incrementar las actividades de perforación y reparación de pozos en
las áreas más promisorias. Tendrían prioridad los pozos de alta
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
27
relación gas petróleo (RGP), con el objeto de aumentar la
disponibilidad de gas.
f. Establecer programas de esfuerzo exploratorio en áreas nuevas.
g. Renovar con tecnologías de punta las actividades de exploración
geofísica, perforación y de producción creando para ello los
incentivos necesarios.
Crudos Pesados y Extrapesados:
a. Sincerar las reservas de crudo extra pesado en la FPO
b. Incorporar tecnologías de punta en la explotación y mejoramiento de
crudos pesados y extrapesados.
c. La incorporación de nuevos proyectos para la explotación de la FPO
será realizada en su totalidad por el sector privado.
d. Otorgar un tratamiento fiscal distinto al establecido en las leyes
vigentes sobre la materia, cuando ello fuere necesario, para estimular
la explotación de crudos pesados y extra pesados.
Gas:
Incrementar la producción de gas libre a fin de disminuir la dependencia
de la oferta de gas natural atada a la producción de crudos, para lo cual
se deberá:
a. Concluir el desarrollo planificado de los proyectos de explotación de
gas libre en tierra y costa afuera.
b. Desarrollar campos conocidos y bajo explotación como productores
de gas, similar a lo realizado en el área de Anaco.
Productos No Tradicionales:
Evaluar la viabilidad técnico económica para la obtención de productos
vía química del carbono
En cuanto a la electricidad es el servicio que atañe a todas las
actividades conexas con la vida cotidiana y su disponibilidad es vital
para el desarrollo de un país. Por lo tanto, se debe:
a. Proporcionar un servicio eléctrico continuo y de calidad
b. Establecer pautas e incentivos para su uso eficiente
c. Expandir la capacidad de generación para cumplir con el crecimiento
de la demanda de energía eléctrica, aprovechando todas las fuentes
de energía disponibles y con factibilidad técnica y económica
apropiadas.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
28
d. Adecuar las redes de transmisión y distribución a la tendencia
mundial (Redes Inteligentes).
e. Auspiciar la generación distribuida regional a partir del
aprovechamiento de fuentes renovables de energía
f. Permitir al usuario final la autogeneración eléctrica para sus
necesidades y comercializar el excedente (prosumer)
Hidroelectricidad:
Dar prioridad a los programas actuales de cuantificación de los recursos
hidroeléctricos, a fin de lograr a corto plazo una primera evaluación
global de los recursos técnica y económicamente desarrollables.
Termoelectricidad:
Sincerar la capacidad de generación instalada que puede ser recuperada
económicamente, determinando su ubicación geográfica en función de
optimizar el suministro de combustibles para su operación.
a. Atender con prontitud los trabajos de reparación y mantenimiento
mayor de equipos turbogeneradores instalados actualmente en las
plantas de generación.
b. Los proyectos de nuevas plantas de generación termoeléctrica que
se propongan (gas, diésel, residual, carbón, orimulsión, coque
petrolero) deberán competir en condiciones económicas con la
generación a partir de fuentes renovables (hidroeléctrica, solar y
eólica), considerando la inclusión de ciclos combinados y la captura
de CO2.
Electricidad Renovable (Solar, Eólica)
Dentro de la planificación energética se debe dar cabida a proyectos de
generación eléctrica, bien sea solar, eólica o la combinación de ambas.
a. El desarrollo de la electricidad renovable será realizado por el sector
privado
b. Establecer la figura de autogeneración eléctrica por el usuario final.
Carbón:
Se debe intensificar los programas actuales y proceder a la exploración
en áreas potenciales, según el mapa geológico de recursos.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
29
Energía Nuclear:
a. Continuar con el programa de exploración de minerales radioactivos,
a fin de lograr la cuantificación de los recursos de uranio y torio.
b. Adelantar estudios para evaluar la potencial utilización de la energía
nuclear como fuente primaria de energía en Venezuela
Fuentes de Energía:
a. Desarrollar proyectos pilotos de aprovechamiento de energía
proveniente de la biomasa, desechos sólidos y orgánicos, efluentes
líquidos, corrientes oceánicas y energía mareomotriz.
b. Continuar la evaluación del potencial geotérmico para generación de
energías térmica (vapor) y eléctrica.
II. Orientar la explotación y utilización de los recursos energéticos
hacia su mayor eficiencia y la obtención del mayor valor agregado
posible.
En relación con los Hidrocarburos y Materiales Fósiles, el desarrollo
energético integral de la nación, con participación del sector privado,
debe considerar no sólo las ventajas competitivas para su producción y
extracción, sino las posibilidades para diversificar los mercados
internacionales de hidrocarburos, sus derivados y otros materiales fósiles,
tomando en cuenta:
a. La rentabilidad y seguridad de los nuevos mercados y la
conveniencia de conservar los tradicionales.
b. El incremento de las ventas a consumidores finales, directamente o
a través de agencias existentes.
c. El aumento progresivo de las ventas de crudos pesados en forma
favorable para lograr sustituir volúmenes equivalentes de crudos
livianos o medianos.
d. La creación de mercados internacionales para la venta de productos
no tradicionales provenientes de hidrocarburos, como la orimulsión y
el coque petrolero, y de materiales fósiles como el carbón, para uso
como energético o como materia prima.
Con relación al Petróleo, se debe modificar los procesos de
transformación de crudos a través de la incorporación de tecnologías
apropiadas y la instalación de equipos que permitan el procesamiento
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
30
de una mayor proporción de crudos pesados, mejorando los ingresos de
las exportaciones y satisfaciendo la demanda interna.
Respecto al Gas Natural, por razones ambientales y económicas, s e
d e b e recolectar el gas que se arroja a la atmósfera y recuperar en
lo posible sus líquidos previamente a cualquier utilización. A tal fin se
establecerán las medidas fiscales pertinentes. Así mismo, se debe dar al
uso del gas metano las siguientes prioridades:
a. Uso doméstico y materia prima para producción de fertilizantes.
b. Otros procesos industriales de transformación.
c. Generación de calor para usos industriales donde su sustitución sea
difícil.
d. Generación de electricidad
En relación a la Petroquímica, se deben enmarcar los planes de
refinación de petróleo y de procesamiento de gas natural dentro de
una perspectiva que contemple los insumos requeridos por la industria
petroquímica, a fin de:
a. Lograr el funcionamiento eficiente de las instalaciones existentes
y evaluar económica y técnicamente la posibilidad de su expansión
b. Propiciar la consolidación de la industria petroquímica, con
participación del sector privado, otorgando especial importancia a
los requerimientos y al fomento de la industria petroquímica terciaria
y de transformación de productos petroquímicos.
Con respecto al Carbón, se debe explotar en función de las necesidades
de desarrollo de los programas siderometalúrgicos y energéticos, de
acuerdo a lo siguiente:
a. Industria del Coque
Lograr a mediano plazo que la demanda nacional de coque
metalúrgico ( para usos en procesos de reducción de hierro y
aluminio) sea satisfecha internamente importando solamente el
carbón necesario para las mezclas adecuadas.
b. Industria Carboeléctrica
Los proyectos de nuevas plantas térmicas carboeléctricas que se
propongan deben competir en condiciones económicas con la
generación a partir de fuentes renovables (hidroeléctrica, solar y
eólica) o de ciclos combinados, prestando especial atención y dándole
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
31
prioridad al cumplimiento de la normativa y tendencia mundial sobre
el cambio climático.
c. Mercados
Crear nuevos mercados a nivel nacional e internacional para el uso del
carbón, ya bien como energético o como materia prima, en particular
el desarrollo de industrias ubicadas en el territorio nacional que, a
partir de procesos de gasificación, produzcan gas sintético para su
aprovechamiento en procesos petroquímicos, generación de energía
eléctrica y captura de CO2.
III. Racionalizar los Sistemas Energéticos.
En relación con la Electricidad, se debe dar apertura al capital privado del
servicio de comercialización, transporte, distribución y suministro
mayorista y al detal de electricidad, a través de:
a. Aprovechamiento de Recursos Hidroeléctricos
Utilizar al máximo nuestros recursos hidráulicos en la generación
de electricidad a fin de reducir el uso de los recursos energéticos no
renovables. Las necesidades locales deberán ser satisfechas
mediante proyectos hidroeléctricos de mediana y pequeña capacidad,
en donde sea posible
b. Generación Distribuida
Propiciar la generación distribuida de electricidad a partir de energías
renovables, como opción para minimizar las perdidas por transmisión
y contribuir a estabilizar el Sistema Interconectado Nacional
c. Sustitución de combustibles destilados de hidrocarburos
Propiciar la sustitución de combustibles destilados de hidrocarburos
(diésel, fuel-oil, gasolinas) en el sector termoeléctrico, por gas
natural.
d. Ahorro y Eficiencia Energética
Aumentar la eficiencia térmica en la generación de electricidad
(ciclos de carga, re-bombeo, recuperación de gases de escape).
Minimizar las pérdidas técnicas ocurridas en la transmisión y
distribución de la electricidad (compensación electrostática).
Establecer programas educativos a nivel de usuario final
dirigidos al ahorro y eficiencia energética.
Implementar programas para mejorar el cobro del servicio eléctrico,
partiendo de la instalación masiva de medidores modernos.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
32
En cuanto al Suministro de Energéticos en el Mercado Interno, se debe
propiciar la apertura al capital privado del servicio de comercialización,
transporte, distribución y suministro mayorista y al detal de combustibles
en el mercado interno, considerando la construcción de estaciones de
múltiples combustibles para el suministro de gasolinas, gas, etanol y
electricidad
IV. Racionalizar el Consumo Interno de Energías y Sustituir
Progresivamente por Otras Fuentes los Hidrocarburos que Actualmente
se Emplean para la Generación de Energía, de Acuerdo a los Criterios de
Costos, Disponibilidad, Agotamiento y Renovabilidad, Protección del
Ambiente y Eficiencia, Ahorro y Conservación de La Energía.
En relación con los Precios y Consumo de Energéticos, se debe diseñar
una política a fin de crear un sistema nacional de precios de la energía
como instrumento de política energética, según los siguientes criterios:
a. Que mantenga las ventajas comparativas que otorga a la economía
venezolana la disponibilidad de fuentes energéticas.
b. Que garantice la rentabilidad del sector energético y permita su
expansión autosostenida.
c. Que oriente la utilización de las fuentes energéticas.
d. Que refuerce las medidas conservacionistas y ambientales
En cuanto al Consumo en el Sector Energético, se debe mejorar los
rendimientos energéticos del sector mediante programas tendientes a
reducir el consumo de energía en sus procesos y actuales instalaciones.
En particular:
a. Optimizar el uso del petróleo y el gas natural, especialmente a los
niveles iniciales de la cadena energética.
b. Aumentar la capacidad de interconexión del sistema eléctrico
nacional.
Con respecto a la Política de Ahorro de Energéticos en el Consumo
Final, se debe:
a. Implantar sistemas masivos de transporte urbano e interurbano de
personas y cargas.
b. Mejorar el rendimiento energético de los vehículos automotores
individuales y colectivos y de los artefactos eléctricos en general
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
33
(etiqueta de consumo)
c. Diseñar y promover programas educativos tendientes a orientar a la
colectividad hacia el ahorro de energía y, en particular, de aquellos
recursos energéticos no renovables.
d. Llevar a cabo programas de ahorro y eficiencia de la energía en el
sector industrial no energético.
e. Incorporar a la evaluación de los proyectos industriales futuros,
criterios que permitan medir la incidencia que sobre los recursos
energéticos nacionales tendrían los procesos técnicos de manufactura
y la fuente energética a utilizar.
f. Llevar a cabo programas tendientes a modificar los hábitos de
consumo de electricidad, a objeto de lograr que la curva de demanda
horaria sea distribuida más uniformemente.
g. Instituir la realización periódica de auditorías energéticas en todos los
procesos productivos y de servicios y en los inmuebles oficiales y
particulares.
h. Promover la autogeneración eléctrica con base solar o eólica, o
combinación de ambas; y en la medida de lo posible, a partir de
hidroelectricidad.
Sobre el Desarrollo de Proyectos Industriales, se deben considerar
estudios técnico-económicos que incorporen los siguientes
lineamientos:
a. Identificar el alcance de las medidas a promover para incrementar el
valor agregado nacional obtenido mediante la exportación de sus
productos en relación al que se lograría mediante la exportación de
las fuentes energéticas utilizadas en su elaboración, o su equivalente.
b. Identificar el alcance de las medidas a promover para la utilización
de fuentes energéticas alternativas y sus costos asociados, incluyendo
los relativos a la protección del ambiente.
V. Impulsar de las Capacidades Nacionales de Investigación y Desarrollo
Tecnológico en el Sector Energético.
En relación con los Centros de Investigación y Desarrollo Tecnológico,
se debe:
a. Incrementar el potencial de centros de investigación y desarrollo
tecnológico para las fuentes energéticas a fin de que éstos:
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
34
Contribuyan a la factibilidad técnica de los nuevos desarrollos
energéticos.
Establezcan un sistema de información respecto a las tecnologías
energéticas existentes en el mercado mundial.
Conformen y desarrollen vínculos de cooperación técnico-científicos
con centros similares a nivel internacional.
Respondan a las consultas técnico-científicas que planteen el sector
energético y los usuarios de la energía.
Crear conjuntamente con las universidades, opciones educacionales
académicas en el área energética. Destaca la creación de la Ingeniería
de la Energía
b. Asegurar que los centros de investigación y desarrollo tecnológico
instrumenten mecanismos que garanticen:
Establecimiento de prioridades mediante la realización de un
inventario de las áreas críticas en el campo tecnológico para el sector
energético.
La vinculación de las unidades de investigación existentes a los
objetivos de investigación del sector energético, a fin de ser más
eficientes y efectivos.
La compatibilidad del proceso formativo teórico y práctico que
realizan los institutos de educación con los requerimientos del sector
energético.
La recuperación económica de la investigación vía patentes. El
investigador o grupo de investigación debe favorecerse de tal
recuperación (Propiedad Intelectual).
VI. Impulsar el Desarrollo de la Capacidad Nacional de Bienes y
Servicios para la Industria Energética, Promoviendo el aumento de la
participación nacional en los servicios requeridos por la industria
energética y la producción de sus insumos dentro del país, para lo cual:
a. El Estado estimulará a las empresas de servicios técnicos de
ingeniería, mantenimiento, construcción, auditoría y gerencia, en la
producción de insumos que contribuyan a desarrollar el potencial
científico y tecnológico del país.
b. El Estado velará que la utilización de los bienes y servicios
producidos en el país sea en condiciones similares a los provenientes
del exterior.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
35
VII. Adaptar la Organización Institucional del Sector Energético a través
de:
a. La creación de entes regulatorios en el área energética y en los
sub- sectores energéticos cuando así se amerite. Estos entes deben
ser autárquicos e independientes.
b. La eliminación de disposiciones que conllevan la duplicación
injustificada de esfuerzos.
INSTRUMENTOS DE EXPRESIÓN DE LA POLÍTICA
ENERGÉTICA
La política energética se manifiesta a través de decisiones
gubernamentales que permiten realizar intervenciones direccionadas de
la gestión por medio de instrumentos que logran la evolución del modelo
energético aplicado, tales como:
a. Declaraciones o documentos públicos.
b. Leyes/decretos.
c. Regulaciones
d. Normas
e. Ordenanzas
f. Adherencia a acuerdos internacionales.
g. Planes y programas
h. Otras políticas coadyuvantes
FORMULACIÓN DE LA POLÍTICA ENERGÉTICA:
INSTITUCIONES RESPONSABLES
El proceso de formulación de las políticas energéticas parte de la
constatación de que es necesario realizar acciones, en el ámbito del
sector o sistema energético, que lleven a una situación deseada de dicho
sistema, cuya implementación deberá estar a cargo de actores
institucionales que ostentan roles específicos dentro del sector.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
36
En la figura 3 puede observarse el esquema general que relaciona el
grupo de actores relevantes y el campo de aplicación de políticas.
Los actores relevantes para la formulación de políticas, así como otros
actores del sector, se relacionan entre si según las atribuciones
consignadas en sus estatutos o instrumentos jurídicos constitutivos y por
una serie de vínculos que no están necesariamente formalizados y que se
originan en decisiones que pueden ser de carácter político o coyuntural
(emergencias regionales o nacionales, programas ad hoc, entre otros).
Este conjunto de relaciones reglamentadas y las de menor grado de
formalización constituye un ¨network¨ institucional que se completa con
los grupos de interés, segmentos de la sociedad afectados por las
políticas, pero que no están directamente involucrados en los procesos
de decisión. Estos grupos de interés pueden representar un elemento
importante en el momento de implementar las políticas e, inclusive, las
estrategias de comunicación social.
Como actores principales en el ámbito gubernamental, que actúa como
coordinador y superior del proceso de formulación de políticas, destacan
los siguientes:
a. Ministerio de Energía
b. Consejo Nacional de Energía.
c. Asamblea Nacional.
d. Gobernaciones de Estado.
e. Alcaldías
f. Otros despachos con responsabilidades concurrentes.
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
37
Figura 3. Esquema general de los actores relevantes para la
formulación de las políticas energéticas (OLADE 2016).
CONSEJO NACIONAL DE ENERGÍA
Es un órgano del Estado, autónomo y autárquico, independiente del
gobierno de turno, responsable de la elaboración de propuestas de
políticas públicas para el sector energético y de velar por su
cumplimiento. A fin de garantizar el balance en las grandes decisiones,
se debe incorporar al Consejo Nacional de Energía una representación
significativa de todos los sectores de la actividad nacional, tales como
entes gubernamentales, empresas, entes financieros, academias,
universidades, gremios y asociaciones civiles vinculadas al sector
(GONZÁLEZ 2016). Su misión será la de generar condiciones para un
desarrollo seguro, sostenible, diversificado y de precios eficientes de los
mercados energéticos a través de la generación de propuestas al
Ministerio de Energía que permitan alcanzar los objetivos de política
pública, monitoreo y análisis, así como asesorar a las autoridades en las
materias del sector energético.
Entre sus funciones se contempla el desarrollo de:
a. Estudios prospectivos
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
38
b. Planificación estratégica: Fijación de objetivos y metas indicativas y
de obligatorio cumplimiento.
c. Evaluación permanente de los logros de la política energética
d. Análisis de la demanda/oferta energética, nacional e internacional.
e. Generación de información en todos los rubros relacionados con la
energía.
f. Consideración de las orientaciones de la política macroeconómica.
g. Monitoreo de vanguardia tecnológica
h. Sondeos de opinión pública
CONCLUSIONES
La política energética mira hacia el futuro. Las características técnico
económicas sectoriales ponen en evidencia la necesidad de analizar
diferentes opciones de largo plazo para un mejor desarrollo del sector
energético. Actualmente se presenta una gama de opciones energéticas
que exigen a los constructores de la política un cuidadoso proceso
de toma de decisiones. Lo que no es discutible es la necesidad que
tiene Venezuela de establecer una Política Energética Integral (PEI). Por
ello como conclusiones podemos indicar que los aspectos marcos para el
diseño de una PEI son:
Reducción de la participación de los hidrocarburos en el largo plazo
en la matriz energética mundial
Incremento acelerado producción de petróleo y gas de lutitas (oil and
gas shale). Petróleo y gas no convencional
Vigencia de la OPEP?. Participación en el FPEG?
Rol de los hidrocarburos y de las energías amigables al ambiente en
la matriz energética nacional
Industrialización de los hidrocarburos
Exploración nuevos usos de los hidrocarburos
Venezuela posee importantes recursos energéticos, pero no es una
potencia energética, y ya no es referencia mundial en materia de
energía, especialmente en lo concerniente a los hidrocarburos.
Venezuela atraviesa por una crisis energética (Inseguridad
Energética), cuya superación requiere de altas inversiones, RR.HH.
idóneos y tiempo, acompañado de un cambio en la gestión política
Propuesta de Marco Conceptual para una Política Energética en Venezuela
39
Es necesario la apertura al sector privado y la sinceración de los
precios internos de los energéticos.
La prospección de la energía en Venezuela debe considerar el
cambio de la matriz energética global, donde los combustibles
fósiles pierden posición.
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TRABAJO DE INCORPORACIÓN
FUNDAMENTOS Y CRISTALIZACIÓN DEL
URBANISMO EN VENEZUELA:
DE GÓMEZ A MEDINA (1908-1945)
(Trabajo presentado ante la Ilustre Academia Nacional
de la Ingeniería y el Hábitat, por el Urbanista Arturo
José Almandoz como requisito parcial para optar a su
incorporación como Miembro Correspondiente por el
Estado Guárico)
46
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de
Gómez a Medina (1908-1945).
(Trabajo presentado ante la Ilustre Academia Nacional de la Ingeniería
y el Hábitat, por el Urbanista Arturo José Almandoz como requisito
parcial para optar a su incorporación como Miembro Correspondiente
por el Estado Guárico).
Resumen
Desde la perspectiva de la historia urbana y urbanística, este trabajo
intenta revisar los períodos gubernamentales de Juan Vicente Gómez
(1908-35), Eleazar López Contreras (1936-41) e Isaías Medina Angarita
(1941-45) como continuidad epistemológica e institucional para
explicar los fundamentos y la cristalización del urbanismo en
Venezuela, colocándolo en el umbral de su asunción como cuestión
nacional por parte del Estado. A través de la era gomecista, se intenta
ilustrar y explicar cómo, en el marco de la naciente explotación petrolera
y la penetración foránea, carreteras y saneamiento articularon
componentes infraestructurales, profesionales y epistemológicos de una
agenda urbana en formación, fundamental para la consolidación del
urbanismo a finales de la década de 1930. Al revisar ambas vertientes y
ponerlas en perspectiva continental, también se intenta cuestionar la idea
tópica, proveniente de la historiografía política, de que durante el
gomecismo no ocurrieron avances urbanos.
Con respecto al decenio democrático de López y Medina, se revisa la
institucionalización del urbanismo de base local, epitomada en la
creación de la Dirección de Urbanismo (DU) de la Gobernación del
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
47
Distrito Federal (GDF), donde fuera formulado el primer plan urbano de
Caracas en 1939, con asesoría de la misión técnica francesa coordinada
por Maurice Rotival. Allende la capital, se intenta explorar cómo ese
urbanismo de base local fue acompañado por programas nacionales y
nuevas instituciones que - del Ministerio de Obras Públicas (MOP) al
Instituto Nacional de Higiene y la División de Ingeniería Sanitaria del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), durante el cuatrienio
de López Contreras – proyectaron ese urbanismo a una escala nacional.
Completado en la administración Medina con piedras angulares como el
Consejo Nacional de Obras Públicas (CNOP, 1941) y el Instituto
Nacional de Obras Sanitarias (INOS, 1943), la cobertura de ese
urbanismo que se tornaba planificación sería fortalecida, a partir de
1946, con la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU) y la Dirección de
Urbanismo del MOP.
Palabras clave: urbanismo, planificación, comunicaciones,
saneamiento, siglo XX, Venezuela
Summary
From the standpoint of urban and town planning history, this work aims
at reviewing the tenures of Juan Vicente Gómez (1908-35), Eleazar
López Contreras (1936-41) and Isaías Medina Angarita (1941-45) as an
epistemological and institutional continuity in order to explain the bases
and crystallization of Venezuela’s urbanism, placing the latter at the
threshold of its assumption as a national issue by the state. Throughout
the Gómez era, the research intends to illustrate and explain how, in the
midst of the nascent oil exploitation and foreign penetration, roads and
sanitation informed infrastructure, professional and epistemological
components of an emerging urban agenda, fundamental for the
consolidation of local planning by the late 1930s. By reviewing those
strands and setting them in continental perspective, the research also
intends to question the platitude, imported from the political
historiography, according to which no urban breakthroughs occurred
during the Gómez era.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
48
In relation to the democratic decade from López through Medina, the
research revisits the institutionalization of local-based planning,
epitomized by the creation of the GDF’s Dirección de Urbanismo. The
first urban plan for Caracas was framed here, with the advice of the
technical French mission coordinated by Maurice Rotival. Beyond the
capital, the research intends to explore how that local-based planning
was accompanied by national programs and new institutions that – from
the Ministry of Public Works (MOP) to the National Institute of Hygiene
and the Division of Sanitary Engineering belonging to the Ministry of
Sanitation and Social Assistance (MSAS), during López Contreras’s
government – spread that urbanism nationwide. Completed during
Medina’s administration with cornerstones such as the National Council
of Public Works (CNOP, 1941) and the National Institute of Sanitary
Works (INOS, 1943), the coverage of that urbanism that turned into
planificación was stepped up, from 1946, with the National Commission
of Urbanism (CNU) and the MOP’s Direction of Urbanism.
Keywords: town planning, urbanism, sanitation, roads, communication,
Venezuela, twentieth century
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
49
I Consideraciones historiográficas e introductorias1
1. Los fundamentos y el proceso conducente a la emergencia del
urbanismo parecen ser tan importantes, en términos epistemológicos,
como su propia cristalización, la cual ocurrió en la primera década del
siglo XX en Europa y, hacia finales de los años veinte, en varios países
latinoamericanos. En este sentido, el gran significado de disciplinas y
profesiones antecedentes y colindantes de cara a trazar los orígenes del
urbanismo moderno ―de la medicina a la arquitectura, pasando por la
ingeniería― viene dado en mucho por la ubicación periférica de aquel
entre tales profesiones decimonónicas, posición epistemológica que ha
acrisolado la interdisciplinariedad del urbanismo desde el nivel teórico
hasta el metodológico (ALMANDOZ, 1993). Y para reforzar la
importancia epistemológica de esas vísperas, la detección de los
problemas de la ciudad decimonónica hecha por médicos, ingenieros y
arquitectos, entre otros expertos, marcó la agenda del urbanismo
profesional en el siglo XX en varios contextos, tal como será discutido
más adelante en términos historiográficos.
Atravesando ese plexo disciplinar, la exploración de formas de
representación artística o política también parece necesaria cuando,
allende los orígenes del urbanismo en su sentido técnico, se intenta,
como se propone este trabajo, indagar la formación de la cultura urbana
y el despertar de la conciencia sobre la ciudad en una sociedad en
proceso de modernización. Cuando tal pesquisa intenta retrotraerse hasta
antes de los orígenes del urbanismo contemporáneo, hace falta entonces
traducir este vocablo a sus antecedentes históricos ―ciudad, progreso,
civilización, ornato urbano, higiene, embellecimiento urbano, estética
edilicia, entre otros― para poder así nutrirse de los diversos discursos
de cuyo entrevero surgió esa disciplina en contextos nacionales. Por todo
ello, puede decirse que el urbanismo siempre aparece en un espacio de
“dispersión epistemológica”, tal como señalara Michel Foucault a
propósito de otras disciplinas emergentes de la modernidad (FOUCAULT,
1992: 53), haciendo que la investigación sobre sus condiciones históricas
se apoye en fuentes disciplinares y discursivas diversas.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
50
Tal intento de investigación multidisciplinar no es nuevo en la
historiografía urbana internacional, aunque quizá más reciente y menos
frecuentado en el campo latinoamericano, como se tratará de mostrar
más adelante. Si bien es imposible, en una introducción como esta,
revisar la multiplicidad de autores y obras europeas y norteamericanas
que han abordado ese proceso epistemológico, transcurrido a lo largo del
siglo XIX y comienzos del XX, a continuación se propone revisar dos
abordajes que, por pioneros, resultaron influyentes en la literatura
internacional, además de pertinentes para esta revisión. El primero se
articula alrededor de la noción de pré-urbanisme, introducida por
Françoise Choay, la cual devino característica de la historiografía urbana
francesa; mientras que el segundo abordaje, liderado por Anthony
Sutcliffe, exploró los componentes prospectivos, institucionales y
reformistas conducentes al town planning británico. Se intenta
posteriormente dar algunas muestras de abordajes comparativos o
panorámicos de las vísperas del urbanismo en Latinoamérica, con
especial referencia a Venezuela; para finalmente enmarcar las
orientaciones de esta revisión.
Desde el “pre-urbanismo” francés
2. En la así llamada primera historiografía urbana francesa, la
preocupación por la historia del arte urbano preindustrial y la emergencia
del urbanismo como disciplina técnica asomó en obras de Marcel Pöete,
Pierre Lavedan (1926) y Gaston Bardet (1951; 1967). Siempre apoyado
sobre el análisis histórico de la forma urbana, el concepto de evolución
―en parte heredado del biologismo y los “estudios cívicos” de Patrick
Geddes (1960) ― dieron a esos autores de la primera mitad del siglo XX
una aproximación disciplinar ausente del historicismo social y
económico sobre ciudad que marcó las obras de Fustel de Coulanges,
Max Weber y Henri Pirenne (ALMANDOZ, 2008: 41-61).
Esa indagación por la “formación discursiva”, en el sentido
epistemológico conferido por Foucault (1992: 60-61), alcanzó máxima
expresión, al concentrarse en la emergencia del urbanismo moderno, en
las obras de Françoise Choay, especialmente en su clásico L'urbanisme,
utopies et réalités (1965), cuya primera edición en español apareció en
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
51
1970 (CHOAY, 1976; 1979). Allí la historiadora francesa desarrolló los
períodos ―o más bien fases― de "pre-urbanismo" y "urbanismo",
entrecruzados con los modelos "progresista" y "culturalista". La matriz
resultante se hizo conocida en la historiografía urbanística latina por
contener categorías de agrupación de análisis y propuestas de diversos
pensadores, filántropos y especialistas que habían cavilado sobre los
problemas de la ciudad industrial desde el siglo XIX.
Asumiendo que “el urbanismo quiere resolver un problema (la
ordenación de la ciudad maquinista) que se planteó mucho antes” de la
cristalización de esta disciplina en la primera década del siglo XX
(CHOAY, 1979: 12) , la obra de Choay fue reveladora al agrupar, por vez
primera, a artistas y pensadores, utopistas y especialistas, reuniendo “el
conjunto de sus reflexiones y propuestas bajo el concepto de 'pre-
urbanismo'" (CHOAY, 1979: 12). En vista de la diversidad y heterodoxia
de las concepciones decimonónicas sobre la cuestión urbana, abarcando
desde las “filosofías sociales” y utópicas de Owen, Fourier y Proudhon;
pasando por los análisis de Marx y Engels sobre los problemas
habitacionales del proletariado industrial; hasta las concepciones
estético-sociales de Morris y Ruskin, Choay propuso dos modelos
orientados “en dos direcciones fundamentales del tiempo”: el futuro y el
pasado; lo cual implicaba dos actitudes con respecto a la ciudad: una
progresista y otra nostálgica (CHOAY, 1979: 20).
Aunque cada modelo está reforzado por un conjunto de características
aquí irreproducibles, puede decirse que esa actitud ante el futuro es
determinante, para Choay, del “pre-urbanismo progresista” de Owen,
Fourier, Proudhon y Cabet, entre otros; mientras que la supuesta actitud
nostálgica con respecto al pasado, especialmente del equilibrio social y
arquitectónico de las comunidades medievales, sería el rasgo
fundamental del “pre-urbanismo culturalista” de Morris, Ruskin y Pugin.
Con la diferencia epistemológica de ser producto de especialistas en
lugar de ser “obra de generalizadores”, y resultar además de un
practicismo profesional en vez de un utopismo diletante, el naciente
urbanismo de comienzos del siglo XX fue, para la historiadora francesa,
una proyección de aquellos dos modelos decimonónicos. Así, siguiendo
esa dicotomía, al “urbanismo progresista” de Tony Garnier, Walter
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
52
Gropius o Le Corbusier, Choay contrapone las propuestas “culturalistas”
de Camillo Sitte, Ebenezer Howard y Raymond Unwin, entre otros.
Sin desmerecer lo innovadoras, seductoras y didácticas que han
resultado como categorías historiográficas, el progresismo y el
culturalismo propuestos por Choay tienen el problema ―como muchas
otras dicotomías― de polarizar una contraposición que no es tal. Eso
ocurre especialmente en lo concerniente a la intención supuestamente
nostálgica de precursores “culturalistas”, cuyas obras, más que mirar al
pasado, resultaron renovadoras en su contexto y momento históricos. Tal
es el caso de William Morris, quien además de representar un
pensamiento progresista dentro del reformismo inglés decimonónico,
acudió a la estética medieval no solo por nostalgia ante los atropellos que
sufría el arte y la arquitectura británicas de la época, sino también por su
interés en depurar el diseño victoriano (PEVSNER, 1988: 391-392; CURL,
1999: 436). Es análoga la significación de la obra de Camillo Sitte en el
debate del Städtebau acaecido en el mundo germano durante el siglo
XIX: más que una actitud evasiva del presente, la morfología orgánica
catalogada por el urbanista austríaco en su manual, representó una
alternativa artística ante el diseño ingenieril preconizado por Reinhard
Baumeister para la renovación urbana de las ciudades industriales
(COLLINS y COLLINS, 1986: 69).
3. Además de haberse convertido en modélicas dentro de la
historiografía francesa ―tal como lo ilustraron posteriores
interpretaciones sobre el período de entre siglos, como la Histoire de
l'urbanisme (1981) de Jean-Louis Harouel (1981), o la Histoire de la
France urbaine (1983) - donde colaboró la misma Choay (1983) ― las
categorías de progresismo y culturalismo han alcanzado gran
repercusión en contextos latinos. Desde el punto de vista urbanístico,
acaso la sugerente interpretación historiográfica de Choay ha sido más
influyente que el esquema económico, social y político desarrollado en
Le origini dell'urbanistica moderna (1963) por Leonardo Benevolo
(1989), más conocido en Latinoamérica quizá por su historiografía
arquitectónica.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
53
Siempre desde la perspectiva urbanística, puede decirse que la
interpretación de Choay también ha sido más influyente que la visión
historiográfica de Michel Ragon en Histoire de l’architecture et de
l’urbanisme modernes (1971-78), quien por cierto revisó y redimensionó
desde esquemas más flexibles a algunos precursores del “funcionalismo”
y “modernismo”, como Morris, vistos en tanto nostálgicos
“culturalistas” por Choay. Proveniente del campo de las letras ―y quizá
precisamente por ello―, el académico francés hizo dialogar de manera
ingeniosa y verdaderamente complementaria los modernismos
arquitectónico y urbanístico desde sus orígenes decimonónicos. Pero los
siglos XIX y XX no son colocados por Ragon en tanto meras sucesiones
cronológicas, así como tampoco la arquitectura y el urbanismo son vistas
solo como disciplinas colindantes, sino entretejidas a través de los
distintos grupos de pautas y tendencias revisados por el autor. Así, por
ejemplo, al identificar algunas de las “ideas prospectivas”
decimonónicas cristalizadas en el siglo XX ―transporte subterráneo y
masivo, estética industrial, segregación funcional, densificación
residencial, funcionalismo arquitectónico―, Ragon expone una relación
teleológica entre los dos siglos ―heredada de la primera historiografía
urbana francesa y de Lewis Mumford (1961) ― la cual es clave para
entender buena parte del plan urbanístico de su obra:
Después de haber leído ese cuadro de recapitulación de las ideas y
realizaciones del siglo XIX en el dominio de la arquitectura y del
urbanismo, se podrá preguntar por qué nosotros consagramos dos
volúmenes al siglo XX. Es porque el siglo XX habrá de ser el momento
de la concreción de las grandes ideas del XIX. Veremos entonces
agrandarse las aberraciones decimonónicas: dictadura urbanística de los
agentes viales y de los administradores, idolatría de la línea recta, sumisión
a los imperativos de la circulación y despanzurramiento de las ciudades,
apoteosis del urbanismo especulativo (especulación de los terrenos,
especulación inmobiliaria), tiranía del funcionalismo y del utilitarismo
sobre todo, mito de la centralización y del gigantismo, dominación de la
ciudad por la calle en detrimento del hábitat, destrucción de los centros de
ciudad por el sector terciario, segregación de las actividades y de las
edades, ciudades dormitorio, etc.) (RAGON, 1991, II: 65).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
54
Si bien diferente de la sucesión de modelos observables a través del
progresismo y del culturalismo de Choay, hay algo de la lógica
prospectiva de esta para entender el urbanismo funcionalista del siglo
XX como proyección distorsionada y perniciosa de la agenda
decimonónica. Ello lleva a Ragon a concluir anticipadamente, con cierto
determinismo que añade interés historiográfico a la sentencia: “el siglo
XX será en arquitectura y urbanismo, así como en economía y en
política, la gran esperanza frustrada del XIX” (RAGON, 1991, II: 65).
En torno a la planning history británica
4. Si bien reconocida por Anthony Sutcliffe como expresión
emblemática de una tendencia “utopista” a ser comentada más adelante,
poca influencia parecen haber tenido los tradicionales modelos de la
historiografía francesa e italiana, liderados por Choay y Benevolo,
respectivamente, sobre su contraparte británica, más centrada en los
movimientos sociales y las reformas urbanas conducentes a la
instauración de la planificación en leyes y reglamentos (SUTCLIFFE,
1981: 6, 13). La historiadora francesa era conocida en el medio
angloamericano por su revisión de las realizaciones urbanísticas de la
era industrial en The Modern City: Planning in the 19th Century, cuya
primera edición en inglés apareció en 1969 (CHOAY, 1989). Por pasar
allí revista a grandes proyectos del “urbanismo de regularización”
decimonónico ―desde el plan de Joseph Paxton para el Londres
victoriano, hasta los grands travaux de Haussmann en el París del
Segundo Imperio―, esa obra temprana puede ser vista como
anticipación y complemento del clásico de Choay sobre El urbanismo,
utopías y realidades... Con respecto a Benevolo, Sutcliffe recriminó a
The Origins of Modern Town Planning ―edición inglesa aparecida en
1967― su “rechazo a la visión de que la planificación es producto de
una lenta acumulación de instrumentos administrativos”; ello convertía
la de Benevolo en “antítesis de la mayoría de las interpretaciones
británicas y estadounidenses”, señaló el pionero de la planning history
en una de sus bibliografías comentadas (SUTCLIFFE, 1981a: 21).
Además de las naturales barreras idiomáticas, el relativo diálogo de
sordos entre los medios latino y anglosajón se debía a esas distintas
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
55
aproximaciones historiográficas, que en el medio británico han
rechazado las categorizaciones y etiquetas basadas en modelos. Por un
lado, la planning history británica se centró en el problema del “control
público de la tierra”, mientras que la arquitectura es vista como parte del
“desarrollo” privado; ese énfasis sobre la historia del planeamiento
realizado desde el Estado o municipio establece una gran diferencia con
respecto a las tradiciones francesa, italiana y española, las cuales han
aproximado el medio físico y su ordenación desde la preocupación por
la forma geográfica o arquitectónica como tal, sin importar su régimen
de tenencia. Por otro lado, menos preocupada por establecer grandes
categorías interpretativas y por la teoría en general, la tradición inglesa
de la planning history tendería a identificar los principales capítulos o
episodios que conformaron la agenda del urbanismo moderno desde
comienzos del siglo XIX; desde las reformas administrativas
concernientes a higiene pública y vivienda, pasando por cambios en
diseño urbano, hasta la articulación de un movimiento internacional de
planificación, resultante de intercambios profesionales facilitados por
exposiciones, eventos científicos y publicaciones especializadas
(SUTCLIFFE, 2003: 21, 23).
La comparación de la planning history británica con otras tradiciones
europeas y norteamericanas permite entender mejor la propia
concepción de Sutcliffe sobre el campo emergente, así como sus desafíos
teóricos e historiográficos. A propósito del primer congreso
internacional sobre History of Urban and Regional Planning, organizado
por él mismo en Londres en 1977 ―el cual buscó recrear el valor
fundacional de la Town Planning Conference organizada por el Royal
Institute of British Architects (RIBA) en 1910―, Sutcliffe distinguió
tres grandes interpretaciones del planeamiento decimonónico
representadas por los asistentes: liberal-progresista, funcionalista y
marxista. Las dos primeras predominaban entre los participantes
anglosajones y alemanes, incluyendo Gerd Albers; la vertiente marxista
destacaba entre los italianos, liderados por Donatella Calabi, según
resumiera la introducción a The Rise of Modern Urban Planning: 1800-
1914 (1980), el primero de los volúmenes colectivos resultantes del
congreso (SUTCLIFFE, 1980).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
56
5. En la introducción a British Town Planning: the Formative Years
(1981), Sutcliffe reconoció antecedentes y tendencias iniciales de la
“historiografía” de ese planeamiento en el medio británico tras la
Segunda Guerra Mundial, las cuales resultan de especial interés para las
aproximaciones por establecer en este capítulo. Fue entonces cuando la
New Towns Act (1946) y la Town and Country Planning Act (1947)
evidenciaron que “un largo proceso de evolución hacia la planificación
urbana efectiva había alcanzado una conclusión satisfactoria”
(SUTCLIFFE, 1981: 5). Clave para entender ese proceso fue el libro de
William Ashworth, The Genesis of Modern British Town Planning,
resultante de una tesis doctoral en la London School of Economics (LSE)
(ASHWORTH, 1954). Mientras este alimentaba una serie de estudios
“socio-administrativos” por parte de historiadores económicos y
sociales, desde entreguerras emergió otra vertiente abocada a la ya
mencionada “tradición utópica” epitomada por Ebenezer Howard. En
palabras del propio Sutcliffe, esta tendencia desplazó en parte “la historia
de esfuerzos más básicos para mejorar las ciudades existentes, si bien
arrojó mucha luz sobre los ideales inspiradores de muchos participantes
en los movimientos de reforma urbana y social” (SUTCLIFFE, 1981: 6).
Liderada por historiadores del diseño y las ideas, una tercera tendencia
de corte biográfico se concentró en pioneros del planeamiento británico,
desde Patrick Geddes y el mismo Howard, pasando por Thomas Adams
y Thomas C. Horsfall, hasta Raymond Unwin; sin ocultar su
predilección por este último, Sutcliffe criticó en esta tendencia el tono
algunas veces “hagiográfico”, así como su ocasional falta de
contextualización (SUTCLIFFE, 1981: 6-7).
Otra búsqueda resaltante de la planning history británica remite a los
contenidos epistemológicos y profesionales conducentes a la
cristalización del urbanismo, vistos desde una perspectiva internacional.
En el prefacio a Towards the Planned City: Germany, Britain, the United
States and France, 1780-1914 (1981), Sutcliffe planteó algunas de las
preguntas implícitas, así como sus desafíos y riesgos, en el proceso de
difusión de “ideas revolucionarias” a lo largo del siglo XIX, cuando
aquel es abordado comparativamente, como lo hizo él de manera pionera
para los cuatro países de la primera industrialización:
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
57
El siglo XIX provee muchos ejemplos de la rápida propagación
de ideas revolucionarias dentro y entre regiones, Estados y
continentes. ¿Fue la planificación urbana una de esas ideas, una
revelación suficientemente convincente como para comandar una
aceptación casi simultánea en cada uno de los cuatro países aquí
estudiados? ¿Hasta qué punto fue, por otro lado, un mosaico de
desarrollos teóricos y prácticos nacionales, o incluso locales,
específicos a los problemas inmediatos encontrados en cada área,
moderados por las actitudes variables ante la cuestión de la
reforma social en general? ¿Hasta qué punto fueron sus rasgos, en
apariencia internacionales, resultado de elementos comunes del
proceso de urbanización mundial, más que de la difusión de ideas?
Al mirar a cuatro países, y las distintas manifestaciones del
movimiento de planificación urbana, se hace aquí el intento de
bosquejar una respuesta (SUTCLIFFE, 1981b: ix, traducción
propia).
Como ejemplo de la transferencia emanada desde Gran Bretaña,
Sutcliffe haría un balance, en 2003, de los aportes y las tendencias de la
planning history, identificando siete áreas donde los historiadores
británicos contribuyeron significativamente a la comprensión de la
ciudad y del planeamiento en el siglo XX. Entre ellas se cuentan la
distinción entre los conceptos de “desarrollo orgánico” y planmaking; el
estudio de la vivienda obrera y los suburbios en la temprana
industrialización; los orígenes y desarrollos del town planning a través
de los sucesivos reglamentos y leyes hasta la New Towns Act de 1946;
la conformación de “mitos” e “iconos” del planeamiento, tales como la
ciudad jardín, la nueva ciudad y el cinturón verde; la comprensión de
“desastres” del urbanismo, como el desarrollo de la vivienda de alta
densidad en Inglaterra tras la Segunda Guerra; y la conformación de una
estructura institucional dirigida a promover el estudio de la “difusión
internacional” del urbanismo (SUTCLIFFE, 2003).2
Esta última área se cuenta entre las más transitadas por la historiografía
británica, la cual ha rastreado los itinerarios de las ideas urbanas a través
de Europa occidental y Estados Unidos en tanto polos generadores del
urbanismo moderno, describiendo a la vez cómo esas ideas han sido
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
58
exportadas a otras regiones del mundo. Y aunque no sea central, esa
difusión internacional es importante para la agenda y el período a ser
reconstruidos en este trabajo, ya que las reformas urbanas conducentes
al urbanismo, así como la cristalización misma de este, estuvieron en
varios contextos latinoamericanos marcadas por procesos de difusión e
intercambios (ALMANDOZ, 2010; ALMANDOZ, 2017; ALMANDOZ E
IBARRA, 2018), cuya historiografía es discutida en las secciones
siguientes.
Tras las ideas viajeras
6. En tanto pesquisa típicamente anglosajona, esa búsqueda por la
difusión internacional de las ideas urbanísticas resulta evidente en la
revisión histórica ofrecida por Peter Hall en las sucesivas ediciones de
Urban and Regional Planning (1974). Si bien no es una obra histórica
pero sí clásica, allí son distinguidas una "tradición angloamericana" y
otra "europea" continental, en términos de las visiones que prefiguraron
la planificación moderna (HALL, 1962: 30-62). Por cierto, a lo largo de
los vectores de esas transferencias se entrecruzan y desdibujan de nuevo
los límites de los supuestos "pre-urbanismo" y "urbanismo",
"progresismo" y "culturalismo", perdiendo así las categorías de Choay
su nitidez dicotómica.
El seguimiento de esos viajes ideológicos y geográficos a la vez, en los
que se describe la conexión de los grandes principios de diseño y
planificación urbana a lo largo del siglo XX de internacionalización y
globalización, llevaron a sir Peter a la sugerente tipología planteada en
Cities of Tomorrow, cuya primera edición apareció en 1988. En la
introducción a ese libro, significativamente titulada “ciudades de
imaginación”, planteó el geógrafo dos claves historiográficas
relacionadas con el ya mencionado “determinismo decimonónico” de
Choay o de Michel Ragon, heredado de la primera historiografía
francesa y de Mumford (RAGON, 1991, II: 65; ALMANDOZ, 2008: 129-
135). Tal relación teleológica aparece ahora más orientada a entender el
tema del intercambio y de la difusión internacional de ideas y modelos
urbanísticos:
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
59
El libro dice, primeramente y de manera preliminar, que la
planificación de la ciudad del siglo XX, como movimiento
intelectual y profesional, esencialmente representa una reacción a
los males de la ciudad del XIX. Esta es una de esas afirmaciones
que son terriblemente poco originales, pero son desesperadamente
importantes: muchas de las ideas clave, y preceptos clave, no
pueden ser entendidos sino en ese contexto. En segundo lugar, y
de manera central, el libro dice que hay solo unas pocas ideas
clave en la planificación del siglo XX, las cuales hacen eco y se
reciclan y se reconectan. Cada una es producto a su vez de un
individuo clave, o a lo sumo de un pequeño puñado de ellos: los
verdaderos padres fundadores de la moderna planificación urbana
(HALL, 1994: 7, traducción propia).
La identificación y el seguimiento de los itinerarios y las mutaciones de
esas ideas clave implican, entre otros riesgos explicitados por Hall en su
introducción al libro, la limitante de no poder seguir secuencias
cronológicas. Por ello el mismo autor recomendó, asomando sentido del
humor inglés, no utilizar esta obra como libro de texto, lo cual no impidió
que se convirtiera en tal. Pero esa descomposición de la secuencia
cronológica en aras de los ideogramas que parecen especializarse a
través del mundo occidental ―aunque sir Peter reconoció el centrismo
angloamericano de sus recuentos― le permitieron la apertura de nuevas
perspectivas historiográficas (HALL, 1994: 5-7).
Ello se evidenció, diez años después de Cities of Tomorrow, en otra obra
capital: Cities in Civilization, de 1998, donde las edades doradas o belles
époques de las ciudades ―en términos de creatividad artística y técnica,
así como de orden urbano― sirvieron de motivo e hilo conductor para
entretejer una suerte de palimpsesto urbano y urbanístico a la vez. Obra
erudita, creativa y pluridisciplinar, Las ciudades en la civilización
confirmó el caso de Hall, dentro del mundo anglosajón, como el más
intelectualizado entre los historiadores urbanos provenientes de la
arquitectura y geografía, después de la aproximación periodística de
Mumford. En este sentido, no es casual que sir Peter aprovechara la
introducción de esa obra, producto de su visión esperanzada sobre la
inagotable creatividad de la gran ciudad, para establecer distancia teórica
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
60
e historiográfica con respecto a la pesimista filosofía de la historia
urbana del autor neoyorquino. Se desmarcó así de la visión degenerativa
que el periodista ―mas no especialista― tuviera sobre la megalópolis
de posguerra:
En su clásico de 1938, La cultura de las ciudades, Lewis
Mumford argumentó, con toda su considerable elocuencia, que la
Megalópolis, la gigantesca ciudad de varios millones,
representaba una estación en el camino a la Necrópolis, la ciudad
de los muertos: su gigantismo amorfo, según su frase memorable,
la estrangularía finalmente en sus propias entrañas urbanas. Al
escribir este capítulo, como una vez me dijo, de manera honesta y
que desarmaba, Mumford tenía constantemente delante de sí la
imagen de su Nueva York nativa. Aunque él también se refirió a
Londres, París y otras grandes ciudades europeas, Mumford
carecía del conocimiento directo, de largo plazo y de todos los
días, sobre la calidad de vida en ellas; si él hubiera tenido ese
conocimiento, pongo en duda que habría sido tan
devastadoramente negativo sobre ellas. Pero entonces, a pesar del
evidente aliento de su lectura, Mumford fue fundamentalmente un
periodista brillante y polémico, no un especialista (HALL, 1999:
6, traducción propia).
7. El tema de los intercambios internacionales de ideas y modelos
urbanísticos entre los siglos XIX y XX ha sido trabajado desde
perspectivas que involucran más variables sociológicas, políticas y
económicas, tal como se evidencia en las tipologías elaboradas por
Anthony King y Stephen Ward. En ellas se hace énfasis en la “difusión”
por “préstamo” e “imposición” de modelos como parte de procesos de
dominación colonial y poscolonial que tuvieron lugar en los orbes de las
metrópolis europeas del siglo XIX, especialmente en el imperio
británico. Por cierto, esa matriz histórica fue tomada como base por King
para desarrollar su tipología de “ciudades globales”, en el marco del
capitalismo posindustrial y de división internacional del trabajo de
finales del siglo XX, proceso que para King tiene claros antecedentes
decimonónicos (KING, 1991: 118-124). Por su parte, Ward ha insistido
en que durante el siglo XX las mejoras de las comunicaciones
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
61
intensificaron estos contactos entre países centrales, incrementando el
intercambio de conocimiento sobre urbanismo (WARD, 2002: 5).
Ward también ha identificado las tres mayores preocupaciones de esta
búsqueda por la difusión internacional en el marco de la historiografía
británica, a saber: a) los “mecanismos de la difusión” (personalidades
clave, medios profesionales reformistas, acciones intergubernamentales,
etc.); b) el grado en el que “las ideas y prácticas” fueron cambiadas
durante el proceso de importación; y c) la “causa fundamental”
iniciadora de la difusión (dominación económica, política, etc.). De esta
manera, al comparar las aproximaciones y variables de tres autores que
le antecedieran ―Hall, Sutcliffe y King―, Ward catalogó al mismo
tiempo los énfasis de la historiografía británica con respecto a este tema.
Mientras Hall enfatizó los pioneros y sus ideas, King se apoyó más en el
contexto capitalista que permitió la difusión; y entre ambas posiciones,
Sutcliffe puso en relieve el rol intermediario de los reformistas y los
medios locales de expertos (WARD, 2002: 2).
No se quiere con ello decir, por supuesto, que el tema de la transferencia
y difusión urbanísticas no esté presente en otras tradiciones
historiográficas. Valgan como ejemplos los trabajos de Gwendolyn
Wright (1991) y Paul Rabinow (1989) sobre la exportación del
urbanismo francés a las antiguas colonias y protectorados; el de Thomas
Hall (1997) sobre los modelos urbanísticos en las capitales europeas del
siglo XIX; así como de Jeffrey Cody (2003) sobre la
internacionalización de la arquitectura y la planificación
norteamericanas, seguido por David Gordon (2006) sobre los modelos
de capitales del siglo XX. Simplemente se quiere enfatizar que, a
diferencia de la visión por precursores del pre-urbanismo, fue el medio
británico pionero en la pesquisa de la articulación internacional del town
planning; ello no solo a través del seguimiento de ideas y modelos
viajantes, sino también de las reformas institucionales y legales,
publicaciones y eventos especializados donde pudo cementarse,
epistemológica y profesionalmente, el discurso de la nueva práctica y
disciplina urbanísticas.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
62
Aproximaciones latinoamericanas
8. A partir del conjunto de nociones revisadas ―pre-urbanismo y
urbanismo, progresismo y culturalismo, componentes epistemológicos y
transferencias de ideas clave de la disciplina emergente― es posible
examinar la historiografía urbana latinoamericana. Ello precisa no
olvidar, en primer lugar, que la distinción entre urban y planning history,
consolidada en Europa y Estados Unidos desde la década de 1970
(ALMANDOZ, 2008: 76-125), ha estado algo desdibujada y postergada en
América Latina, donde los medios académicos tardaron más en perfilar
tales vertientes historiográficas. En segundo lugar, conviene recordar
que, de cara a posicionar la peculiaridad del abordaje del presente
trabajo, la revisión debe hacerse mirando obras panorámicas y/o
comparativas, puesto que la consideración de casos de estudio,
innumerables para el período entre mediados del siglo XIX y comienzos
del XX, escapa de una introducción como esta.
En una perspectiva comparativa, la historiografía urbana sobre el
período previo a la cristalización del urbanismo como quehacer
profesional y técnico en Latinoamérica ha mapeado, entreveradamente
muchas veces, el crecimiento demográfico y espacial, así como el
desarrollo y las mejoras de infraestructura urbana. Tal aproximación
puede decirse heredera de la agenda de estudios latinoamericanos
barruntada desde los años sesenta por Jorge E. Hardoy, Richard Schaedel
y Richard M. Morse, entre otros pioneros del campo, en la cual
coexistían las vertientes de urbanización, ciudad y urbanismo, desde la
era precolombina hasta la republicana (HARDOY y SCHAEDEL, 1968;
HARDOY, 1975; HARDOY y SCHAEDEL, 1975; HARDOY, MORSE y
SCHAEDEL, 1978). Con un énfasis morfológico y cartográfico, propio de
las obras promovidas en vísperas del Quinto Centenario del
descubrimiento de América celebrado en 1992, de esa tradición resultó,
por ejemplo, La ciudad hispanoamericana. El sueño de un orden (1989)
(AA. VV., 1997). A esa agenda se han sumado, en otra vertiente,
elementos de historia cultural extraídos del clásico de José Luis Romero
sobre Latinoamérica, las ciudades y las ideas (1976), quien dio cuenta
de tal período a través de los epónimos episodios de la “ciudad burguesa”
y la “ciudad masificada” (ROMERO, 2008). Ambos momentos han sido
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
63
concatenados en La aventura urbana de América Latina (MEJÍA, 2013)
y Modernización urbana en América Latina. De las grandes aldeas a las
metrópolis masificadas (ALMANDOZ, 2017), entre otros trabajos de la
historiografía regional continuadores de la incorporación del imaginario
urbano preconizada por Romero (BURUCÚA, DEVOTO y GORELIK,
2013).
La conformación de una “cuestión social” resultante de demandas
planteadas en las ciudades más populosas de América Latina, desde
finales del siglo XIX hasta la Gran Depresión, ha alimentado un
sinnúmero de casos de estudio, aunque pocas obras, como las de Pineo
y Baer, se plantearon una aproximación comparativa (PINEO y BAER,
1998). En esta se evidencia la preponderancia adquirida por salud y
vivienda, junto a transporte, dentro de esa agenda de entre siglos,
resultante de las demandas por parte de nuevos actores urbanos,
especialmente obreros, por un lado, y respuestas oficiales y privadas, por
el otro, provistas en mucho por médicos e ingenieros. Bien resume en
este sentido Mejía Pavony:
(…) En Latinoamérica, ingenieros y médicos antecedieron en algo
a los urbanistas en su tarea de resolver las limitaciones del
presente. Científicos: así fueron llamados. El debate de principios
del siglo XX se centró así en la ciudad sana y en la ciudad
monumento, a lo que científicos y arquitectos, acompañados
siempre del urbanizador-negociante, respondieron con
enjundiosos planes de ensanche; también con renovadas
arquitecturas por la introducción tanto de nuevos materiales, como
de estéticas, espacios y aparatos en el interior de las viviendas
(MEJIA, 2013: 16).
Todos esos “científicos” y profesionales, junto a arquitectos y
empresarios que lideraron los debates y las obras de transformación y
expansión urbana, especialmente durante los centenarios republicanos,
pueden ser vistos como protagonistas del “pre-urbanismo”
latinoamericano, si nos acogemos a la fase identificada por Choay.
Interesante resulta que en Latinoamérica la producción de diagnósticos
y datos científicos, los cuales daban cuenta del problema médico y social
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
64
de fines del siglo XIX, colocó a la ciudad como objeto de estudio en
tanto escenario de cambios críticos, antes que como lugar de
intercambios disciplinares o transferencias, lo cual ocurriría más tarde.
También el inicio de obras y cirugías desde fines del siglo XIX, junto al
consiguiente avance de demoliciones, llevó a centrar la atención en la
ciudad. Tempranas voces críticas ante estos cambios ―como ocurriera
ante el derrumbe del colonial Puente Cal y Canto en Santiago, o en
Montevideo bajo el liderazgo de Francisco de Bauzá― marcaron el
inicio de una relación nostálgica con la ciudad; esta alimentó la
conservación del patrimonio en la generación posterior a las
celebraciones del Centenario republicano en la década de 1910 (IBARRA,
2005: 181-186). Sin olvidar que al calor de tales cambios, tanto sociales
como urbanos, la literatura costumbrista primero, seguida por la novela
social, canalizó la crítica y la presión en el camino al urbanismo como
actividad profesional (ALMANDOZ, 2017: 107-116).
El valor pionero que para el urbanismo tuvieron los pensadores y
profesionales diversos que miraron a la ciudad entre siglos ha sido
confirmado en casos de estudios locales o nacionales (LEME, 1999,
ARMUS, 2007, KINGMAN, 2008; IBARRA, 2016, por ejemplo), mas pocas
obras comparativas se han propuesto hacer un balance de su aporte
epistemológico (ALMANDOZ E IBARRA, 2018).
9. Conviene catalogar a continuación las aproximaciones de corte más
disciplinar y espacializado al período que se extiende entre las primeras
reformas urbanas a la ciudad poscolonial, sobre la década de 1860, y la
emergencia del urbanismo desde finales de los años veinte. Tales
abordajes se pasean por denominaciones y concepciones previas a la
cristalización de la disciplina, tales como arte urbano y estética edilicia,
entre otras. Tras las aproximaciones historiográficas a las capitales
latinoamericanas durante la centuria de lo que puede llamarse el
urbanismo academicista de proveniencia europea (ALMANDOZ, 2010;
2017), creemos que ese período de entre siglos puede ser visto como uno
de gran riqueza, aunque ha sido explorado de manera fragmentaria
(PINHEIRO y GOMES, 2005), por lo cual la referencia a algunos casos
resulta insoslayable.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
65
Antes de los respectivos capítulos dedicados en las obras panorámicas
de Ramón Gutiérrez (1984: 493-572) y Roberto Segre (1986), las bases
territoriales, demográficas y económicas del urbanismo decimonónico
fueron caracterizadas tempranamente por Richard Morse (1975) y James
Scobie (1986). Posteriormente Guillermo Geisse (1987) desarrolló cierta
visión urbanística, a partir de los períodos distinguidos por la teoría de
la Dependencia, mientras Hardoy (1997) combinó el análisis del
crecimiento urbano con las influencias foráneas modeladoras del
urbanismo de las grandes ciudades latinoamericanas durante el siglo XX.
Este último aspecto sería desarrollado por el mismo Hardoy en otro
artículo sobre la transferencia de ideas urbanísticas desde Europa entre
1850 y 1930, y la manera peculiar como fueron aplicadas en las grandes
capitales latinoamericanas (HARDOY, 1988). Posteriormente traducido
al inglés (HARDOY, 1990), ese texto puede decirse seminal no solo
porque introdujera uno de los grandes temas de la historiografía
urbanística contemporánea, como se ha visto en secciones anteriores,
sino también porque prefiguró una serie de monografías que parecieron
desarrollar sus directrices a propósito de diferentes figuras y casos de
estudio.
En esta última dirección, las propuestas urbanísticas, arquitectónicas y
paisajísticas para diferentes ciudades latinoamericanas, elaboradas por
luminarias como Jean-Claude Nicholas Forestier (LECLERC, 1994), Le
Corbusier (PÉREZ OYARZUN, 1991; TSIOMIS, 1998; LIERNUR y
PSCHEPIURCA, 2008; GUTIÉRREZ, 2009), Karl Brunner (HOFER, 2003;
AA. VV., 2009-2010; ALMANDOZ, 2016) y Maurice Rotival (AA. VV.,
1990), entre otros pioneros extranjeros, han sido revisadas en estudios
comparativos compilados en libros y revistas desde la década de 1990.
De igual manera ha ocurrido con precursores de los urbanismos locales
y nacionales, cuyas trayectorias y obras coinciden en parte con la fase
propuesta en este trabajo. Tan solo a manera de ejemplos, resaltan
Miguel de Quevedo (2012) y Carlos Contreras (SÁNCHEZ RUIZ, 2003),
en México, junto a Carlos Sampaio (KESSEL, 2001) y José de Oliveira
Reis (FARIA, 2013) en Río de Janeiro.
Distintas de las biografías profesionales predominantes en las anteriores
tendencias, también deben ser mencionadas las aproximaciones a la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
66
emergencia, en los contextos nacionales, del urbanismo profesional a
partir de los cambios de finales del siglo XIX, seguidos de la labor de
los pioneros locales, tal como ha sido adelantado para Argentina
(RIGOTTI, 2005), Brasil (LEME, 1999), Cuba (HYDE, 2012), México
(GUTIÉRREZ, 2018; MARTÍNEZ y BASSOLS, 2014; VALENZUELA, 2014)
y Venezuela (MARTÍN, 1994).3 Iniciado con la cristalización del
urbanismo, el dilatado episodio del modernismo funcionalista, inclusivo
de lo arquitectónico y lo urbanístico, ha captado considerable atención a
nivel de casos de estudio nacionales y locales, pero pocas
aproximaciones se han propuesto una perspectiva comparativa,
apoyadas para ello en los emblemáticos casos de Argentina, Brasil,
México y Venezuela (FRASER, 2000; GORELIK, 2005; LIERNUR y
PSCHEPIURCA, 2008).
10. Tras la falta de espacialidad predominante en estudios urbanos
latinoamericanos hasta comienzos de los años ochenta ―debida en
mucho al aparente economicismo de la escuela de la Dependencia
(ALMANDOZ, 2008: 163-188) ―, se observó cierto florecimiento de la
historia urbana desde la década siguiente, parte de la cual ilumina el
período y clima intelectual comprendidos en este trabajo. La emergencia
de cultura urbana y urbanística ha sido estudiada con detalle para
ciudades primadas como Buenos Aires (LIERNUR y SILVESTRI, 1993;
BERJMAN, 1998; GORELIK, 1998; SCHMIDT, 2012)4 y Rosario (FEDELE,
2011) en Argentina; Río de Janeiro (NEEDELL, 1987; ABREU, 1988), São
Paulo (CAMPOS, 2002)5 y Salvador de Bahía (PINHEIRO, 2002) en Brasil;
Ciudad de México (VALENZUELA, 2014), La Habana (SCARPACI, SEGRE
y COYULA, 2002), Caracas (ALMANDOZ, 2006), Lima (RAMÓN, 1999),
San José de Costa Rica (QUESADA, 2011), Quito (KINGMAN, 2008) y
Santiago de Chile (DE RAMÓN, 2000; IBARRA, 2005), por mencionar
ejemplos que combinan fuentes primarias diversas, representativas de la
variedad epistemológica del urbanismo emergente.
Aun cuando el tema de la transferencia y difusión de modelos
urbanísticos desde polos metropolitanos a colonias o países
culturalmente dependientes ―a la manera desarrollada en la
historiografía anglosajona por King o Ward― no ha sido elaborado en
similares términos metodológicos para la importación urbanística
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
67
latinoamericana, los viajes de ideas clave, en el sentido advertido por
Sutcliffe y Hall, pueden decirse presentes en la historiografía regional.
Desde la perspectiva de las obras panorámicas, las ya mencionadas
aproximaciones de Almandoz y Mejía han incorporado, desde su visión
culturalista, los procesos de reforma urbana conducentes a la emergencia
disciplinar, siguiendo la pauta historiográfica de Sutcliffe, sobre todo el
primer autor (ALMANDOZ, 2017); mientras que el segundo ha buscado
insertar a Latinoamérica en el mapa internacional configurado por Hall
en Ciudades del mañana (MEJÍA, 2013).
Más específicamente para la genealogía del modernismo funcionalista,
los intercambios a través de pioneros e instituciones han sido revisados
para el Cono Sur en la ya mencionada obra de Liernur y Pschepiurca
(2008), así como en la compilación de Rigotti y Pampinella (2013);
aunque centradas en la arquitectura, ambas obras establecen conexiones
entre el episodio germinal del urbanismo y su consolidación profesional
en las décadas de posguerra. Intentos de mayor alcance disciplinar
pueden encontrarse en el volumen editado por Gomes (2009), seguido
por el de Freitas y Mendonça (2012), donde el problema de la génesis y
el desplazamiento de ideas urbanas, así como la institucionalización y
profesionalización, son discutidos para los saberes y las ciencias
coincidentes en torno al emergente urbanismo brasileño y
latinoamericano.
Antecedentes venezolanos6
11. Siguiendo con las orientaciones que venimos de revisar, puede
decirse que, al igual que en otros contextos latinoamericanos, las
investigaciones venezolanas sobre historia urbana y urbanística entre
finales del siglo XIX y primera mitad del XX, son en buena parte
derivadas de otras disciplinas y objetos de estudio. Esa condición
derivada guarda relación con la juventud epistemológica del urbanismo,
advertida al inicio de este capítulo, así como de la todavía reciente
institucionalización de los estudios urbanos en general. Con respecto a
estos últimos, Alberto Lovera (1994) señaló que se han conformado,
desde la década de 1960, “como una suerte de área común, punto de
encuentro de diferentes disciplinas que analizan el fenómeno urbano”.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
68
Si bien “contribuyendo a aumentar el conocimiento de este campo de
estudios”, la historia y otras humanidades parecen no haber mostrado el
mismo “sentido de pertenencia” (LOVERA, 1994: 61) que la arquitectura
o la sociología (BRICEÑO-LEÓN, 1987) sí han ejercido sobre esa “área
común” de los estudios urbanos. O al menos lo hicieron con cierto
rezago.
No obstante ese retraso, los estudios de historia urbana se desarrollaron
en Venezuela a partir de los mencionados años sesenta, desde diferentes
ópticas disciplinares; aparecieron como derivaciones de ámbitos o
procesos más vastos registrados por las ciencias sociales – incluyendo la
historia política o económica – o como extensión de la historia de
monumentos y formas urbanas, en los dominios colindantes con la
arquitectura. Desde la primera vertiente de aproximaciones socio-
territoriales al proceso de urbanización, valga mencionar los capítulos
históricos del Estudio de Caracas dirigido por Rodolfo Quintero (AA.
VV., 1969-1972). Énfasis más geográficos de alcance nacional tuvieron
Geografía del poblamiento venezolano en el siglo XIX (CUNILL, 1987)
y Análisis histórico de la organización del espacio en Venezuela (RÍOS
y CARVALLO, 1990). Revisiones históricas de la urbanización
demográfica despuntaron en la obra de Chi-Yi Chen y Michel Picouet
(1979), continuadas por las de Miguel Bolívar (1984; 1994; 2004), que
trascienden el análisis de períodos contemporáneos llevados a cabo por
Roberto Briceño-León (1986) y Marco Negrón (2001).
Desde el campo de la crítica de la arquitectura, el Centro de
Investigaciones Históricas y Estéticas (CIHE), creado en 1963 en la
Universidad Central de Venezuela, permitió iniciar en su Boletín la
historia urbana a propósito de temas arquitecturales, históricos y
morfológicos (ALMANDOZ, 2005). Representativo de esta vertiente fue
el clásico estudio de Graziano Gasparini y Juan Pedro Posani (1969) para
el caso de Caracas, el cual suministró claves pioneras sobre arquitectura
monumental y diseño urbano; estas han sido recreadas de manera parcial
por innumerables estudios posteriores, y en similar perspectiva histórica
en el volumen coordinado por Rafael Arráiz y William Niño (AA. VV.,
2004). Precursores asimismo para las aproximaciones urbanas de corte
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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morfológico fueron la revisión de Irma De-Sola (1967) sobre los planos
de Caracas, así como la de Rafael Valery (1976) sobre su nomenclatura.
Los recorridos de énfasis disciplinar también fueron iniciados en la
década de 1960 con la Historia de la ingeniería en Venezuela (1961), de
Eduardo Arcila Farías. Puede decirse que este tuvo repercusiones en el
estudio sobre arquitectura y obras públicas en la Venezuela del siglo
XIX, elaborado por Leszek Zawisza (1989), quien también continuó la
línea del CIHE en su vasta producción, incluyendo obras sobre
profesionales pioneros. Mientras una suma ingenieril era llevada a cabo
por Carlos Maldonado (1997), la cual incluyó material cronístico, las
revisiones disciplinares se tornaron más epistemológicas desde
mediados de la década de 1990, como en la aproximación a la obra y el
legado de Leopoldo Martínez Olavarría (LOVERA, 1996), cuya actuación
pública permite dar cuenta de buena parte de la política habitacional y el
urbanismo del siglo XX. También destacó a inicios la centuria siguiente
la compilación de Martín y Texera (2001) sobre ciencia y tecnología en
la Venezuela de entre siglos desde la perspectiva de los viajeros, fuente
primaria muy visitada desde la década de 1990. Esas revisiones
disciplinares, con énfasis sobre aspectos territoriales e infraestructurales,
han sido continuadas en los trabajos de González Deluca (2013) sobre la
construcción del país republicano, así como la de Olivar (2014) sobre
infraestructura vial en la primera mitad del siglo XX.
12. Además de los últimos trabajos disciplinares mencionados, el aporte
de los historiadores ha sido variado, pero no siempre centrado en torno
a objetos propiamente urbanos: ciudad, urbanización, urbanismo. Esa
aproximación tangencial se observó, en el caso de Caracas, en muy
documentados estudios provenientes de la historia y las ciencias sociales
(ARELLANO, 1972; POLANCO, 1983; TROCONIS, 1993), los cuales no
siempre mantienen el grado de resolución requerido por la escala urbana,
no solo en términos morfológicos, sino también culturales. Sin embargo,
otros estudios de casos y períodos contribuyeron a enriquecer los
métodos y las fuentes de la historia urbana, tales como el de Ciro
Caraballo (1981) sobre las obras públicas del gomecismo; el de Rafael
Ramón Castellanos (1983) para la Caracas de 1883; el de Christian Páez
(1992) sobre la plaza Mayor de Mérida; el de María Elena González
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
70
Deluca (1994) sobre los comerciantes caraqueños, junto al de José Ángel
Rodríguez (1994) sobre los ferrocarriles en Trujillo. En la década
siguiente, aunque no realizadas por historiadores sino por arquitectos,
pueden incluirse en esta ampliada catalogación de fuentes los estudios
de Martín Frechilla sobre la correspondencia a Guzmán Blanco
(MARTÍN, 1999) y los pioneros de la modernización caraqueña
(MARTÍN, 2004), así como el de Pérez Rancel (2002) sobre Agustín
Codazzi.
Cercana a la historia urbana por los temas, mas no por el rigor de los
métodos, puede decirse que la “crónica” ha aportado también mucho de
su miscelánea documental para la recreación cultural de las ciudades
venezolanas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX (PINEDO,
1976, por ejemplo). Así por ejemplo, para el caso de Caracas, el
testimonio de los cronistas de “la ciudad de los techos rojos” es
valiosísimo para saborear y recrear etapas significativas pero difusas
como la “Bella Época” y los “Años Locos” (CORTINA, 1994; GARCÍA
DE LA CONCHA, 1962; MENESES, 1995; MISLE, 1981; MUÑOZ, 1972;
NAZOA, 1987; SCHAEL, 1966). Habiendo subestimado por mucho
tiempo esa literatura, heredera del costumbrismo decimonónico,
comprendí su importancia al recrear tales etapas en mi tesis doctoral
sobre urbanismo europeo en la Caracas de entre siglos (ALMANDOZ,
2006). Y valga por lo demás recordar que, aunque muchos de sus
testimonios fueron publicados por vez primera en el segundo tercio del
siglo XX, esos cronistas fueron testigos de la temprana modernidad
urbana en Venezuela, por lo que pueden ser considerados como fuentes
secundarias y primarias a la vez.
13. Si bien otro de los rasgos destacables para el período a revisar en este
trabajo es la relativa indiferenciación entre historia urbana y urbanística
en Venezuela, puede decirse que esta situación tendió a cambiar desde
la década de 1990, cuando comenzó a configurarse y distinguirse un
panorama historiográfico centrado en torno a objetos como ciudad,
urbanismo y modernidad urbana. Tal cambio fue en parte resultado de la
ampliación de métodos y objetos al interior de pequeños pero
productivos núcleos consolidados en diferentes universidades y centros
de investigación nacionales.7 Por lo demás, aunque se careció de una
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
71
publicación especializada en el área – situación que se ha agravado en
los últimos años - algunas revistas urbanas ampliaron los espacios
dedicados a temas históricos en las décadas de 1990 y 2000.8
Para ilustrar tal diversificación en las investigaciones producidas desde
la capital, valga mencionar, en el campo de la historia urbana, los
estudios de Di Pasquo (1985), seguido por el de Morales, Valery y
Vallmitjana (1990) para la Caracas pre-metropolitana, construidos en
términos de variables propiamente urbanísticas. Los orígenes del
urbanismo moderno desde la Venezuela gomecista han sido explorados
por Martín Frechilla (1994) y Almandoz (2006), especialmente a
propósito del plan urbano para la Caracas de 1930; este fue recreado en
un volumen colectivo que lo analiza como parteaguas de la ciudad
trocada en metrópolis, al tiempo que nacimiento de la disciplina en
Venezuela (AA. VV, 1991). En términos arquitectónicos e ideológicos,
la modernidad urbana fue puesta en perspectiva para el caso caraqueño
en las tesis doctorales de González Casas (1997) y Calvo (1998), así
como por Arellano (2000) para Táchira y Febres-Cordero (2003) para
Mérida. Y esa pesquisa disciplinar continuó, de manera panorámica, en
las ya mencionadas publicaciones de González Deluca (2013) y Olivar
(2014), completadas por episodios y estudios de profesionales en
particular, los cuales serán referidos en el cuerpo del trabajo por
desarrollar a continuación.
Delimitación, orientaciones y aportes de esta revisión
14. Desde la perspectiva de la historia urbana y urbanística, este trabajo
intenta revisar los períodos gubernamentales de Juan Vicente Gómez
(1908-35), Eleazar López Contreras (1936-41) e Isaías Medina Angarita
(1941-45) como continuidad epistemológica e institucional para
explicar los fundamentos y la cristalización del urbanismo en
Venezuela, colocándolo en el umbral de su asunción como cuestión
nacional por parte del Estado.
A través de la era gomecista, se intenta ilustrar y explicar cómo, en el
marco de la naciente explotación petrolera y la penetración foránea,
carreteras y saneamiento articularon componentes infraestructurales,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
72
profesionales y epistemológicos de una agenda urbana en formación,
fundamental para la cristalización del urbanismo a finales de la década
de 1930. Al revisar ambas vertientes y ponerlas en perspectiva
continental, también se intenta cuestionar la idea tópica, proveniente de
la historiografía política, de que durante el gomecismo no ocurrieron
avances urbanos.
Con respecto al decenio democrático de López y Medina, se busca
revisar la cristalización del urbanismo de base local, epitomada en la
creación de la Dirección de Urbanismo (DU) de la Gobernación del
Distrito Federal (GDF), donde fuera formulado el primer plan urbano de
Caracas en 1939, con asesoría de la misión técnica francesa coordinada
por Maurice Rotival. Allende la capital, se intenta enfatizar cómo ese
urbanismo de base local emergió en paralelo con programas nacionales
y nuevas instituciones que - del Ministerio de Obras Públicas (MOP) al
Instituto Nacional de Higiene y la División de Ingeniería Sanitaria del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), durante el cuatrienio
de López Contreras – proyectaron ese urbanismo a una escala nacional.
Completado en la administración Medina con piedras angulares como el
Consejo Nacional de Obras Públicas (CNOP, 1941) y el Instituto
Nacional de Obras Sanitarias (INOS, 1943), la cobertura de ese
urbanismo que se tornaba planificación sería fortalecida, a partir de
1946, con la creación de la Comisión Nacional de Urbanismo (CNU) y
la Dirección de Urbanismo del MOP.
15. La elección del tema y el período de este Trabajo de Incorporación
Académica (TIA) como Miembro Correspondiente por el estado
Guárico se entronca con la línea de investigación que comencé a
mediados de la década de 1990, durante mi tesis doctoral sobre
Urbanismo europeo en Caracas (1870-1940), desarrollada en la
Architectural Association de Londres, Open University, culminada en
1996 y publicada al año siguiente (ALMANDOZ, 2006). Si bien
episodios de la tesis servirán de base a este TIA, a diferencia de aquella
aproximación centrada en Caracas y enmarcada en la historia cultural,
se intenta ahora fortalecer las referencias al país en general, sobre todo
en términos de obras públicas y profesionales pioneros, al tiempo que
la orientación urbanística e institucional del discurso. Para ello se
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
73
trabajará con fuentes primarias legales (decretos, leyes, ordenanzas) y
urbanísticas, sin excluir los discursos políticos y las descripciones de
viajeros; al igual que en mi trabajo doctoral, estas últimas ayudan a
poner el caso venezolano en perspectiva internacional.
El encuadre del trabajo guarda asimismo relación con mi proyecto de
investigación posdoctoral sobre historiografía urbana – desarrollado en
el Centro de Investigaciones Posdoctorales (Cipost), Universidad
Central de Venezuela (UCV), 2003-04 - el cual he mantenido como
línea de investigación y docencia; de esta línea he derivado varias
publicaciones, la principal de las cuales es Entre libros de historia
urbana. Para una historiografía de la ciudad en América Latina
(ALMANDOZ, 2008). Desde la perspectiva latinoamericana, el tema y
abordaje del TIA también dialogan con la línea de investigación y
docencia sobre “Modernización urbana en América Latina durante los
siglos XIX y XX”; esta ha sido mantenida a través de las dos últimas
décadas, derivando varias publicaciones, la principal de las cuales es
Modernización urbana en América Latina. De las grandes aldeas a las
metrópolis masificadas (ALMANDOZ, 2017).9
Sobre la base de las orientaciones epistemológicas, historiográficas y
contextuales desarrolladas en esas líneas previamente mencionadas, el
TIA buscará revisar los fundamentos urbanísticos en términos de
comunicaciones, saneamiento y vivienda – piezas clave del urbanismo
moderno en muchos contextos - desde la era gomecista hasta la
institucionalización local y nacional durante las administraciones de
López Contreras y Medina Angarita. Apoyándome sobre todo en
búsquedas de la planning history británica – liderada por Anthony
Sutcliffe (1981) y Peter Hall (1994; 1992) – también se tratará de ver
cómo algunas ideas urbanísticas clave fueron importadas y adaptadas
desde otros contextos; esta aproximación de transferencia urbanística
resulta, a mi juicio, todavía poco explorada en la historiografía urbana
venezolana.
Finalmente valga señalar que el TIA se apoyará con frecuencia en la
noción de obra pública urbana, siguiendo el proyecto de investigación
que he venido desarrollando desde mi incorporación, a comienzos de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
74
2018, a la comisión de Historia de la Academia Nacional de la
Ingeniería y el Hábitat (ANIH). En este sentido han sido de gran
utilidad los debates al seno de la comisión, así como los insumos
provistos por otras comisiones, a propósito de la noción la “obra
destacada”, cuya definición fue acordada por la comisión y refrendada
por la ANIH:
Una obra destacada de Ingeniería, Arquitectura o Profesión Afín
es el producto de la actividad intelectual y material de ingenieros,
arquitectos o profesionales afines y que por su magnitud, diseño o
tecnología, haya trascendido por haber cambiado la fisonomía
urbana o rural, transformado patrones de poblamiento o
contribuido significativamente al desarrollo tecnológico y calidad
de vida. Puede ser una ley, ordenanza, plan, proyecto,
construcción, instalación, sistema, artefacto o dispositivo
(COMISIÓN DE HISTORIA, 2018).
Por todo ello, pienso que la revisión de este TIA sobre la obra pública
urbana puede ser de especial provecho para la labor de la comisión de
Historia y de las búsquedas epistemológicas de la ANIH en general.
Como resultado parcial de esa pesquisa desarrollada desde mi
incorporación a la comisión, el TIA incluye un índice de personajes
históricos y profesionales citados, muchos de ellos pioneros. Sin
pretender ser exhaustivos, tal anexo intenta ser otro aporte del trabajo a
la historia de la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo en Venezuela.
II Fundamentos pre-urbanísticos en la era gomecista
Siguiendo su ejemplo, el General Gómez podría haber dicho a los
venezolanos, ante los que fue acusado, “Viajemos a través de la
República en automóvil, por las carreteras que he abierto, y
retornemos al Panteón Nacional para dar gracias a Dios ante la
tumba de Bolívar, porque las guerras civiles han cesado en nuestra
tierra, la cual él liberó, y porque las deudas de la nación han sido
pagadas”.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
75
Pedro Manuel Arcaya, The Gómez Regime in Venezuela and its
Background (1935)
Pax gomecista y loas doctorales10
1. La revolución liderada por Cipriano Castro en 1899 inauguró una
prolongada era de gobernantes andinos que regentarían a Venezuela
hasta 1945. Esa Revolución Libertadora suele ser vista como la irrupción
de los preteridos contingentes de “gochos” en la escena política
caraqueña; pero no hay que olvidar, desde la perspectiva económica, su
proveniencia de una región productora de café, que para finales del XIX
había desplazado al cacao como primer rubro de exportación
venezolana. Tras el gobierno de Castro (1899-1908), socavado por
endeudamientos y conflictos externos, su compadre y vicepresidente, el
general Juan Vicente Gómez protagonizó una de las más prolongadas
dictaduras en la Latinoamérica del siglo XX, entre 1908 y 1935, cuyo
alto costo represivo fue compensado, según sus defensores, por la
unificación nacional, el saneamiento de la economía y el progreso
material (PINO, 1988, por ejemplo). Tal balance la hace comparable,
mutatis mutandis, con el régimen de Porfirio Díaz en México (1876-
1910), cuya justificación por parte de los “científicos” positivistas como
Francisco Bulnes (1995) y Justo Sierra (1990), entre otros, resulta
asimismo análoga con las razones esgrimidas por los así llamados
“doctores” del gomecismo.
La maquinaria dictatorial del “pacificador de Venezuela” se apoyaba en
un ambicioso programa de obras públicas en provincia, tendente a la
unificación territorial y la supresión de revueltas, objetivos facilitados
por la bonanza petrolera iniciada al promediar la década de 1920, pero
establecidos desde antes. El régimen se atornillaba, por un lado, en
cárceles y represión que lo convirtieron en “la vergüenza de América”,
al decir de José Rafael Pocaterra, exiliado y fiero oponente (POCATERRA,
1966, III). Pero la prolongada pax gomecista se apoyó, por otro lado, en
la interpretación positivista de la turbulenta historia republicana,
elaborada por los eruditos intelectuales al servicio del sátrapa iletrado.
Una de las piedras angulares de esa ideología fue provista por Laureano
Vallenilla Lanz, cuyo Cesarismo democrático (1919), retomando viejos
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
76
argumentos planteados por José Gil Fortoul con relación a la debilidad
de la “raza social” hispana (GIL, 1896: 29-30), desató polémicas sobre
las autocracias latinoamericanas del período, de Manuel Estrada Cabrera
en Guatemala (1898-1920), a Augusto Leguía en Perú (1908-12, 1919-
30) (VALLENILLA, 1994).
Basándose en la semblanza del jefe militar perfilada por Herbert Spencer
y Fustel de Coulanges, Vallenilla Lanz propuso la figura del “gendarme
necesario” como única vía para superar los traumas políticos de la
inestable república caribeña. Ese César Democrático era también
necesario para integrar los regionalismos caudillistas de Venezuela en
una sociedad orgánica, al menos según la versión elaborada por
Vallenilla de los estadios de solidaridad distinguidos por René Worms y
Émile Durkheim. Declarando ante los críticos su admiración por el
general Gómez y sus logros, el sociólogo finalmente reconoció,
apoyándose en Ernest Renan, la legítima necesidad “de un gobierno
fuerte, dirigido por un hombre de Estado, por un patriota consciente de
sus deberes, quien como otros grandes caudillos de América, representa
la encarnación misma del poder y mantiene la paz, el orden, la
regularidad administrativa, el crédito interior y exterior...”
(VALLENILLA, 1994: 272-273). Ya abolido el porfiriato en México,
además de Gómez en Venezuela, quizá tenía en mente Vallenilla a
Estrada Cabrera o Leguía, cuyos férreos regímenes alcanzaron logros
económicos y materiales.
2. Justificable así por la turbulenta historia venezolana, la autocracia
gomecista no difería, por lo demás, del fascismo europeo de
entreguerras, según la argumentación de Pedro Manuel Arcaya en su
obra The Gómez Regime in Venezuela and its Background. El entonces
embajador venezolano en Washington se oponía a la crítica internacional
a la dictadura andina, postura preconizada en el libro de Thomas Rourke,
Tyrant of the Andes (1935), donde los logros económicos del “sortario”
dictador, beneficiario del oro petrolero, eran ensombrecidos por sus
crímenes ominosos (ROURKE, 1937, FIG. 1).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
77
FIG. 1. Portada de la segunda edición de Tyrant of the Andes. The Life of
Juan Vicente Gómez, de Thomas Rourke (pseudónimo de Daniel Joseph
Clinton). Tomado de ROURKE (1935).
Como lo hiciera Bulnes con Octavio y Porfirio Díaz, el erudito
venezolano apeló a héroes de la Antigüedad romana para parangonar los
méritos y proezas del “Fundador de la Paz”. Según Arcaya, cuando
Escipión El Africano iba a ser juzgado ante la nación romana por cargos
menores, el conquistador de Cartago se limitó a conducir a los romanos
al templo, para así poder agradecer una vez más a los dioses por su gesta
en África.
Siguiendo su ejemplo, el General Gómez podría haber dicho a los
venezolanos, ante los que fue acusado, ‘Viajemos a través de la
República en automóvil, por las carreteras que he abierto, y
retornemos al Panteón Nacional para dar gracias a Dios ante la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
78
tumba de Bolívar, porque las guerras civiles han cesado en nuestra
tierra, la cual él liberó, y porque las deudas de la nación han sido
pagadas’ (ARCAYA, 1936: 225, traducción propia).
A diferencia de Porfirio Díaz, exiliado en París tras la revolución, Juan
Vicente Gómez falleció en 1935 en Maracay, la “ciudad jardín” que
había elegido para residir en las cercanías de Caracas. Por mucho tiempo,
una revancha histórica impidió dar cuenta con justeza de los logros del
así llamado Benemérito, aunque aproximaciones posteriores tendieron a
establecer una evaluación más balanceada de la luenga y controversial
era. Por un lado, es cierto que, aprovechándose del pasado fratricida de
Venezuela en términos de guerras civiles y conflictos, los “doctores” del
gomecismo forzaron interpretaciones del positivismo europeo, para así
justificar la dictadura implacable (LUNA, 1971: 91, 103; PINO, 1978: 57-
64). Por otro, hay que reconocer que el orden draconiano hizo posible
completar veintisiete años de “Unión, Paz y Trabajo”, divisa que probó
ser fundamental para la modernización secular de Venezuela y del resto
del continente (LOMBARDI, 1982: 207). Y si los intelectuales oficiosos
ciertamente fabricaron la “leyenda dorada” de sus logros, la “leyenda
negra” tejida por sus oponentes también ignoró por mucho tiempo la
transformación económica y material, social y cultural ocurrida bajo el
yugo del “tirano liberal” (SEGNINI, 1987; CABALLERO, 1994).
En consonancia con el positivismo autocrático orientado a la
materialización del progreso y el orden político en Latinoamérica a
comienzos del siglo XX, el régimen de Gómez propició la construcción
de carreteras en remplazo de ferrocarriles asociados al endeudamiento.
Al mismo tiempo, en lugar de la higiene de base local, proveniente de
entre siglos, promovió un saneamiento vinculado a la administración
pública de alcance nacional. El capítulo siguiente intenta entonces
ilustrar y explicar cómo, en el marco de la naciente explotación petrolera
y la penetración estadounidense, carreteras y saneamiento articularon
componentes infraestructurales, profesionales y epistemológicos de una
agenda urbana en formación, fundamental para la cristalización del
urbanismo venezolano a finales de la década de 1930. Al revisar ambas
vertientes y ponerlas en perspectiva continental, también se intenta
cuestionar la idea tópica, proveniente de la historiografía política, de que
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
79
durante la dictadura gomecista no ocurrieron avances urbanos
(POLANCO, 1983, SCHAEL, 1966, por ejemplo).
Los Gobiernos descansaban en la creencia de que los recientes
ferrocarriles habían resuelto el problema de los transportes y se
despreocuparon de la construcción de carreteras y aún de la
conservación de las principales existentes, que llegaron a ser
consideradas como superfluas, porque servían aquellas mismas
regiones tocadas por los ferrocarriles. ¡Grave error que retrasó en
cerca de veinte años el desarrollo del país!
Alfredo Jahn, “El desarrollo de las vías de comunicación en
Venezuela” (1926)
De ferrocarriles a carreteras
3. Los ferrocarriles arribaron a Venezuela mucho más tarde que al resto
de Latinoamérica, donde sí se les había dado prioridad en los programas
progresistas de los gobiernos liberales (RIPPY, 1944; ALMANDOZ, 2017:
65-82). Sin embargo, el retraso fue en parte compensado por el impulso
con que los caminos de hierro se expandieron durante el ciclo político
dominado por Antonio Guzmán Blanco, o “guzmanato” (1870-88).
Entre 1880 y 1888 fueron suscritos 29 contratos para la construcción de
5 mil kilómetros de vías férreas, aunque solo 8 de estos acuerdos fueron
cumplidos hacia finales de siglo (RODRÍGUEZ, 1994). Guzmán inició
gran parte de la red alrededor de la capital, comenzando con la línea
Caracas-La Guaira (1883), construida por técnicos norteamericanos con
capital británico. Después siguieron otras líneas que conectaban la
capital con poblados cercanos en diferentes direcciones: hacia el sur,
Caracas-El Valle (1883); hacia el suroeste, Caracas-Antímano (1883); y
hacia el este, Caracas-Petare (1886) (GONZÁLEZ DELUCA, 2000, por
ejemplo).
Allende los problemas técnicos surgidos en el largo plazo, debidos en su
mayor parte a las diferentes anchuras de los rieles, el ambicioso
programa guzmancista sentó las bases para la expansión ferroviaria de
Venezuela durante la década de 1890, tras el impulso a la construcción
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
80
de caminos y carreteras durante el Septenio. A través de los incipientes
pero bien esparcidos tramos que conectaban a las ciudades principales y
centros de producción con sus puertos respectivos, así como las líneas
transversales, la república agroexportadora contó, por vez primera, con
una infraestructura articulada por regiones; al mismo tiempo, el territorio
venezolano fue vislumbrado como totalidad administrativa,
prefigurándose así la idea de una planificación nacional y regional en el
sentido moderno (ARCILA, 1961, 1961, II: 178; HURTADO, 1990: 339;
JAHN, 2001: 161).
Sin embargo, con intereses anuales del 7 por ciento del capital invertido,
así como duraciones de 99 años, varias concesiones ferrocarrileras
horadaron el erario nacional, generando la contratación de nuevos
empréstitos por parte de las administraciones de entre siglos (GONZÁLEZ
DELUCA, 1991). Con todo y ello, el gobierno de Gómez no solo canceló
la totalidad de la deuda ferrocarrilera hacia 1916, sino que también hizo
mejoras a la red (JAHN, 2001: 165). Así lo prueba la ampliación, en 1910,
del ferrocarril Caracas-Santa Lucía, “Central”, de 51 kilómetros, bajo la
inspección del ingeniero Germán Jiménez del Ministerio de Obras
Públicas (MOP). También el reinicio del ferrocarril Palma Sola-San
Felipe, de 22 kilómetros, contratado en 1876 y culminado en 1913 por
el MOP y la Compañía Ferrocarril Bolívar (ARCILA, 1961, II: 236, 249).
En vísperas de ser reemplazados por carreteras y automóviles - cuyas
bondades técnicas eran reforzadas por la creciente penetración
estadounidense en Venezuela - los ferrocarriles nacionales habían
pasado de 200 km a mediados de la década de 1880 a 870 en 1914
(GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 52, FIG. 2). Y para 1926, incluyendo los
tranvías, la red totalizaba 1.193 km; si bien las más de las líneas
conectaban con puertos, también había algunas “transversales” de
comunicación interior, la principal de las cuales era el Gran Ferrocarril
de Venezuela, construido con capital alemán (JAHN, 2001: 164).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
81
FIG. 2. Ferrocarril de Puerto Cabello a Valencia, centro-occidente de
Venezuela, 1912. Tomado de ARCILA (1961).
3. Desde comienzos de su régimen, el énfasis de Gómez en la mejora de
infraestructura se hizo evidente en su política de obras públicas, la cual
remplazó la predominancia alcanzada por la ornamentación durante el
guzmanato. La Ley de obras públicas (1909) ya clasificaba los proyectos
de acuerdo a tres nuevos tipos: "de necesidad pública", tales como
carreteras y acueductos; "de comunidad y utilidad públicas",
comprensiva de puentes y edificios administrativos; y "de ornato
público", incluyendo monumentos, estatuas y el resto de edificios civiles
(Ley de obras públicas, 1909: art. 2). Un decreto de abril 14, 1909,
estableció nuevas disposiciones para ejecutar obras, dando “preferencia
al sistema de contrato y de administración directa mediante un sistema
de licitación”, reglamentaciones que fueron aplicadas de inmediato
(CARABALLO, 1981: 37). Esta batería legal fue completada con otro
decreto emitido por Gómez, respaldado por el progresista ministro
Román Cárdenas – fundador de la Revista Técnica del Ministerio de
Obras Públicas (1911) - el cual establecía que el 50 por ciento del
presupuesto de obras públicas sería para “atender a los gastos de estudio
de la red general de vías de comunicación del país y a los de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
82
construcción, conservación y mejoras de las vías principales” (Decreto
para la construcción de las vías de la República, 1910: art. 9).
En consonancia con dicho decreto, en 1910 fueron creadas comisiones
científicas exploradoras del territorio nacional: los ingenieros Manuel
León Quintero y Andrés Palacios Hernández se encargaron de la región
central; a Manuel Cipriano Pérez y Pedro B. Pérez se les comisionó la
región oriental; Alfredo Jahn hijo y L. Hedderich quedaron a cargo de la
región occidental, produciendo estos últimos su informe al año siguiente
(OLIVAR, 2014: 24). En ocasión de asistir al V Congreso Internacional
del Camino, celebrado en Milán en septiembre de 1926, el ingeniero
Jahn, resaltando el ya famoso decreto de 1910, hizo un balance histórico
de la relación entre ferrocarriles y carreteras desde finales del siglo XIX;
también encomió la “admirable clarividencia” del general Gómez al
entender la importancia de estas últimas para el “porvenir” y
“desarrollo” de Venezuela:
Inaugurados a cortos intervalos los tres principales ferrocarriles
del centro, entre 1888 y 1894, hízose sentir el efecto de su
competencia sobre las empresas de transporte por carros, los
cuales, a efecto de otras vías, excepto las rudimentarias de Cagua
a Calabozo y de Valencia a San Carlos, no encontraban donde
emplearse ya que los demás caminos y aún algunas de las
carreteras construidas en la Administración de Guzmán Blanco,
como la de Nirgua, se hallaban en tal estado de abandono, que
eran intraficables para vehículos rodantes. Los Gobiernos
descansaban en la creencia de que los recientes ferrocarriles
habían resuelto el problema de los transportes y se
despreocuparon de la construcción de carreteras y aún de la
conservación de las principales existentes, que llegaron a ser
consideradas como superfluas, porque servían aquellas mismas
regiones tocadas por los ferrocarriles. ¡Grave error que retrasó en
cerca de veinte años el desarrollo del país! (JAHN, 2001: 168-
169).11
Con tal soporte legal y técnico, se hizo en 1912 un nuevo trazo del eje
de la carretera Caracas-La Guaira, a cargo del ingeniero Eduardo
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
83
Filomena Castro; las especificaciones técnicas del MOP para ese trazado
se convirtieron en referencia para otras vías (ARCILA, 1961 II: 40-44;
CILENTO, 2001: 110). Bajo la supervisión del MOP y las juntas de
fomento respectivas, junto a la comisión exploradora de occidente, fue
ejecutada la carretera Barquisimeto-Carora, así como proyectada en
1912 la carretera Maracaibo-Perijá, por parte de los ingenieros Pablo
Miguel González y Rafael Seijas Cook (ALLEGRET, 1997: 604; ARCILA,
1961, II: 112, 154-155).12 En el centro-oriente del país, en el mismo año
de 1912 fue decretada la construcción de las carreteras Barcelona-
Soledad y Maturín-Caño Francés, a cargo de los ingenieros Francisco
Gascue Anderson y Lorenzo González Villasmil, respectivamente
(ARCILA 1961, II: 161). Fue reparada en 1913 la carretera Villa de Cura-
San Juan de Los Morros (ARCILA, 1961, II: 135), así como puesto en
funcionamiento en 1914 el tramo Barcelona-Maturín, de la carretera
Barcelona-Soledad, a cargo del mencionado ingeniero Gascue Anderson
(ARCILA, 1961, II: 161). Y la carretera occidental de Los Llanos fue
iniciada en 1916 (ARCILA, 1961, II: 143), confirmando también el
impulso de las obras de comunicación antes de la bonanza petrolera.
4. Entre las décadas de 1910 y 1920 ocurrió un cambio significativo en
las vías terrestres gomecistas: el paso de las carreteras “centrales” a
“troncales”. Todavía en la segunda década del siglo se seguían las
disposiciones del primer artículo del decreto de 1910, el cual establecía
“la construcción en cada Estado de una o más carreteras centrales que,
pasando por las ciudades y sitios convenientes, constituyan las vías
principales de la localidad, para el movimiento de la importación y
exportación” (Decreto, 1910: art. 1). Sin embargo, también se reconocía
en el cuarto artículo la posibilidad de que la principal arteria regional
fuese fluvial; así como en el quinto, que de ser recomendado por la
Comisión de Ingenieros estadal, podía optarse por una vía férrea o un
camino de recuas (Decreto, 1910: art. 5.j). Así por ejemplo, en un
informe de 1911 de la Comisión Científica Exploradora de Occidente
sobre el estado Mérida, se reconocía el valle del río Chama como “vía
principal”, incluso existiendo la carretera central (JAHN, 2002: 118-119).
Pero para 1920 “se había producido una revisión de estos conceptos,
consolidándose la idea de que fundamentalmente debían desarrollarse
las comunicaciones terrestres, y anticipándose la supremacía de los
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
84
vehículos automotores de carga y pasajeros” (ARCILA, 1961, II: 115). Al
calor de la explotación petrolera, desde mediados de la década, con la
consolidación de carreteras y caminos en sustitución de ferrocarriles,
junto a la penetración de automóviles y camiones, configurábase
entonces un “sistema nacional de vías troncales” centrado en Caracas
(ARCILA, 1961, II: 114; CILENTO, 2001: 125).13
Máximo exponente de ese viraje fue la carretera de Los Andes, cuyos
ramales centrales – ignorando la conexión transversal occidente-oriente
- estaban inicialmente dirigidos hacia el lago de Maracaibo,
“persiguiendo unir las capitales de los estados andinos con los terminales
de las vías férreas: la del Táchira hacia Colón, la de Mérida hacia El
Vigía y la de Trujillo hacia Motatán” (ALLEGRET, 1997: 604, FIG. 3).
Pero a partir de una resolución de diciembre 13, 1923, fueron unificadas
las carreteras occidentales como “Carretera de los Andes” o
“Trasandina”, con un recorrido de 1.272 kilómetros que incluía el
Distrito Federal y los estados Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy,
Lara, Trujillo, Mérida y Táchira; la carretera fue inaugurada dos años
más tarde, el 24 julio, natalicio del Libertador y del Benemérito
(ARCILA, 1961, II: 113; JAHN, 2001: 181).
FIG. 3. Carretera central del estado Táchira, occidente de Venezuela,
1912: paso de la aplanadora para el granzón. Tomado de ARCILA (1961).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
85
La conexión con los Andes occidentales fue la columna vertebral de la
nueva red vial troncal (ALLEGRET, 1997: 604), que por vez primera llegó
a las remotas comarcas tachirenses de donde partieran los
revolucionarios de 1899. Iniciado en 1916 y concluido en 1935, el tramo
hasta San Cristóbal – ciudad capital de Táchira, donde naciera Gómez,
no olvidemos - salvó la “separación regional” heredada desde la Colonia,
cuando los Andes venezolanos estuvieron orientados al virreinato de
Nueva Granada (CARABALLO, 1981: 23).
5. Vías troncales como la Trasandina estaban en sintonía con las
disposiciones de la Comisión Panamericana de Carreteras, creada en
1924, así como del I Congreso Panamericano de Carreteras, celebrado
en Buenos Aires en 1925. En este marco de colaboración continental,
Estados Unidos pautaba muchos aspectos técnicos, tales como la
pavimentación; y en este sentido resumió el ingeniero Jahn en 1926:
En Venezuela hemos empleado en la construcción de nuestras
carreteras, el sistema que los Norteamericanos han llamado
sistema progresivo, el cual consiste en comenzar por establecer
caminos de tierra que responden a las primeras exigencias de una
región determinada. Cuando el tráfico de esos caminos ha
alcanzado una cierta importancia, se afirma la plataforma de tierra
con una capa de cascajo o piedra picada apisonada, y cuando el
trópico llega a desarrollarse hasta alcanzar una importancia
mucho mayor, se procede a la pavimentación de concreto y al
macadam petrolizado. En los Estados Unidos, se tiene como
norma que el tráfico de quinientos vehículos diarios implica el
afirmado de cascajo o macadam, y al aplicarse aquel movimiento,
se ejecuta la pavimentación de concreto (JAHN, 2001: 187-188).14
Mientras la tierra apisonada era sustituida por variantes del macadán y
el granzón (FIG. 4), el hormigón o el concreto, seguidos del asfalto
(CILENTO, 2001: 138-139),15 el programa de comunicación terrestre
continuó desde la región central con la inauguración, en 1925, de la
nueva carretera Caracas-La Guaira, así como la carretera Caracas-
Guatire, extendida de Miranda a Anzoátegui; en el mismo año fue puesta
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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en funcionamiento la carretera Mérida-El Vigía, así como la Atures-
Maipures en el antiguo Territorio Federal Amazonas (GONZÁLEZ
DELUCA, 2013: 274). La articulación nacional durante la era gomecista
fue completada con la carretera Oriental, de 818 kilómetros, de Caracas
a Ciudad Bolívar, así como la Gran Carretera del Sur, de 940 kilómetros,
desde Caracas a San Fernando de Apure (ALLEGRET, 1997: 604).16 Para
1932, a lo largo de esa red vial circulaban, según la comisión para el
estudio del tráfico por las carreteras, 8.814 automóviles, 1.389 camiones
y 725 autobuses (OLIVAR, 2014: 51). Y ese dinamismo circulatorio era
vigorizado comercialmente desde 1917, en términos fluviales y
marítimos, por la flota de la Compañía Venezolana de Navegación,
fundada por el almirante Román Delgado Chalbaud en 1913
(MALDONADO, 1997: 117: MORALES, 2001: 97, FIG. 5).
FIG. 4. Carretera de Occidente, sección Caracas-Valencia, entrada a
Turmero, estado Aragua, 1919. Al fondo, carretas para transportar tierra,
por contraste con el automóvil del primer plano, mientras observan los
capataces y “coroneles de carretera” que disponían de mecedoras para
supervisar. Tomado de ARCILA (1961).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
87
FIG. 5. Cartel promocional de las carreteras realizadas por la
administración de Juan Vicente Gómez entre 1908 y 1926. Tomado de
http://juanvicentegomezpresidente.blogspot.com/2017/07/obras-
publicas-durante-el-gobierno-del.htm, recuperado en enero 2, 2019.
También recibieron impulso durante la era gomecista otros medios de
comunicación como el cable aéreo, del cual fueron suscritos contratos
en regiones inaccesibles, en consonancia con tendencias que ya venían
de entre siglos (ARCILA, 1961 II: 306; CILENTO, 2001: 145-147).17 Tras
la creación, en 1920, de la Aviación Militar de Venezuela, cuya sede fue
establecida en Maracay (MALDONADO, 1997: 117) – ciudad de
residencia del Benemérito - el primer aeródromo fue construido en San
Antonio del Táchira, en 1928 (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 279).
Evidenciando la importancia del Zulia como región petrolera, en 1929
fue inaugurado el aeropuerto Grano de Oro, en Maracaibo, incorporado
en las rutas de la Pan American Airways; fue seguido por la creación de
la Línea Aeropostal Venezolana en 1934 (MORALES, 2001: 110) y del
servicio aerofotográfico del MOP al año siguiente, fundamental para el
urbanismo por venir (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 279). Si a ello
sumamos que la proliferación de líneas telefónicas, sobre todo en
provincia, llevó a la creación, en 1930, de la Compañía Anónima
Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv) (MALDONADO, 1997: 121),
puede concluirse que, en vísperas de la muerte del Benemérito en
diciembre de 1935, Venezuela era un país mucho más comunicado y
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
88
articulado que el arrebatado por Gómez a Castro más de dos décadas
atrás.
…mediante cuyo insustituible estímulo la ciudad y la aldea crecen
sana y armoniosa y conscientemente, atribuyendo a higienistas, a
ingenieros, a economistas, el cuidado de la salud común, el de las
obras de saneamiento, comunicación y ornato y el de distribuir
con suficiencia y decoro la renta indispensable a las más urgentes
necesidades del municipio.
Actas y conclusiones del primer Congreso de Municipalidades
(1913)
Entre higiene y saneamiento
6. Junto a las comunicaciones, el saneamiento de alcance nacional fue
otro gran frente del progresismo gomecista, en remplazo de la noción de
higiene pública. A lo largo de un debate liderado por los médicos desde
la década de 1890, esta última noción fue progresivamente adoptada por
administraciones previas, e instrumentada a través de ordenanzas y
medidas ancladas principalmente en el ámbito municipal (ALMANDOZ,
2006: 185-202). Pero, al igual que ocurriera en otros países
latinoamericanos con programas análogos promovidos por las
Conferencias Interamericanas (ALMANDOZ, 2017: 159-170) el
saneamiento gomecista buscaría una ampliación a escala nacional, bajo
el patrocinio estadounidense, tal como se intenta mostrar a continuación.
Casi siete meses después de llegar Gómez al poder, el 14 de agosto de
1909 el Congreso le confirió facultades para emprender los trabajos
necesarios de cara a "organizar la Higiene Pública en todo el país, de
acuerdo con los principios científicos modernos y la práctica establecida
en los países civilizados".18 Pocos días más tarde, la Ley de expropiación
por causa de utilidad pública desbrozó el camino para que el gobierno
llevara adelante "todas las obras concernientes al saneamiento de las
poblaciones o su ensanche y reforma interior" (Ley de expropiación por
causa de utilidad pública, 1909: art. 11).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
89
Al igual que en otros frentes, Gómez hizo que sus nuevas prioridades
progresistas fueran respaldadas por los doctores venezolanos. En
vísperas del primer centenario de la declaración de la Independencia, un
decreto presidencial convocó a todos los representantes locales a
reportar las condiciones de sus respectivas jurisdicciones en el primer
Congreso de Municipalidades, a ser celebrado el año siguiente. Otro
decreto presidencial designó al doctor Luis Razetti – estudiado en
Francia y adalid del movimiento higienista de entre siglos - para presidir
la Comisión Preparatoria, la cual distinguió seis áreas de trabajo,
incluyendo "Obras y comunicaciones" y "Sanidad y régimen
hospitalario"; esta última fue creada por el doctor Francisco Antonio
Rísquez, otro de los líderes del movimiento higienista.19 Además de
resaltar la importancia de los congresos en tanto eventos científicos, la
comisión enfatizó el significado especial del Congreso para los órganos
locales, dado que la administración municipal no podía seguir siendo
considerada como un arte, sino como ciencia:
En lo municipal esto es aún más estricto, porque el gobierno de la
Comuna no es asunto de arte, sino que es aquel ramo preciso de
la ciencia administrativa al que incumbe la doble tarea esencial de
ajustar a equidad el arbitrio e inversión de la renta y de educar el
espíritu municipal, espíritu de equidad y pulcritud, mediante cuyo
insustituible estímulo la ciudad y la aldea crecen sana y armoniosa
y conscientemente, atribuyendo a higienistas, a ingenieros, a
economistas, el cuidado de la salud común, el de las obras de
saneamiento, comunicación y ornato y el de distribuir con
suficiencia y decoro la renta indispensable a las más urgentes
necesidades del municipio. O, expresándolo de otro modo, el
gobierno comunal es la ciencia de civilizar y urbanizar una
comunidad con los propios recursos de la región, y de crear,
equitativamente, la autonomía económica de la entidad
administrativa... (Actas y conclusiones del primer Congreso de
Municipalidades, 1913: 11).
Además de concebir la administración municipal como una ciencia a
cargo de especialistas técnicos, la comisión organizadora parecía así
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
90
fortalecer el austero pero modernizador programa de obras públicas,
cuyas nuevas prioridades se hicieron explícitas: saneamiento,
comunicación y ornamentación, secuencia corroborada en las
conclusiones del congreso, el cual sesionó desde el 19 de abril hasta el 1
de mayo de 1911 (Actas y conclusiones…, 1913: 46-47).
7. En términos de comunicaciones, el Congreso recomendó la adopción
de un modelo de Ordenanza de vías de comunicación y demás obras
municipales, en la que el caso caraqueño fue tomado como ejemplo para
el resto de las ciudades venezolanas (Actas y conclusiones…, 1913: 107-
111). En relación al saneamiento, la comisión de Sanidad y Régimen
Hospitalario propuso un borrador de "Plan de Higienización Nacional",
el cual debería ser confiado a los "verdaderos apóstoles de la Higiene";
aunque aparentemente tal plan no se llevó a cabo, el Reglamento de
sanidad recomendado sí fue aprobado el 11 de julio de 1912 (Ley de
sanidad, 1912). Si el debate higienista de entre siglos se había
concretado, para el caso de la capital, en la Ordenanza de policía urbana
y rural del Distrito Federal de 1910 (ALMANDOZ, 2006: 200-201), bien
señaló Arcila con respecto a la ampliación de estas mejoras a escala
nacional:
El saneamiento de las poblaciones es un tema que a partir de la
segunda década de este siglo preocupa a las autoridades sanitarias
del país, pues la mayoría de las ciudades se encontraba en pésimas
condiciones, desprovistas no solo de cloacas, sino también de
pozos sépticos que en muchas regiones eran desconocidos. En ese
tiempo se hizo una amplia campaña destinada a difundir el uso de
estos pozos, como un medio para suplir la falta de cloacas no sólo
en el medio rural sino en las principales ciudades que carecían de
este servicio público. (ARCILA, 1961, II: 444).
Por sobre los pozos sépticos para poblaciones menores, destacaron en la
segunda década del siglo acueductos para ciudades medianas que no
habían sido atendidas en las obras modernizadoras desde la época de
Guzmán Blanco. Así, por ejemplo, un decreto de 1910 ordenaba la
construcción de un acueducto en Táriba, estado Táchira, a cargo del
ingeniero Melchor Centeno Grau, seguido por los estudios para los
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
91
acueductos de Barcelona y Aragua de Maturín, firmados por el mismo
Centeno Grau y Manuel Cipriano Pérez, respectivamente, aparecidos en
1911 en la Revista Técnica del Ministerio de Obras Públicas (ARCILA,
1961, II: 393-395). Se construyó en 1911 el acueducto de Cumarebo,
estado Falcón, de 6,2 kilómetros de tubo de hierro galvanizado; al año
siguiente se taponeó el dique de Caujarao, en el acueducto de Coro, a
cargo del ingeniero J. M. Ibarra Cerezo (ARCILA, 1961: II: 392, FIG. 6).
Precedidos en algunos casos por informes publicados en la Revista
Técnica del Ministerio de Obras Públicas20 (ARCILA, 1961, II: 385),
para finales de la década de 1920 estaban siendo modernizados los
acueductos de Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia, Macuto,
San Juan de Los Morros; estas obras requerían personal de
mantenimiento y servicio adquiridos con frecuencia a través de contratos
de “corta duración y sujetos a renovación” (CARABALLO, 1981: 28).
FIG. 6. Acueducto de Coro, estado Falcón, al occidente de Venezuela;
vertedero del dique de Caujarao, tras reparaciones de 1912. Tomado de
ARCILA (1961).
8. En consonancia con las recomendaciones del Congreso de
Municipalidades, otros cambios administrativos ayudaron a consolidar
la prioridad dada a saneamiento y comunicación, por sobre
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
92
ornamentación, en materia de obras públicas. Ciertamente las obras
cívicas destacaron en Caracas en la celebración de los centenarios de las
fechas patrias del 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811, tal como
ilustraron los edificios del Archivo General de la Nación, la Biblioteca
Nacional, la reconstrucción del Panteón, el edificio de Correos y
Telégrafos y la avenida 19 de Diciembre (CARABALLO, 1981: 30). Pero
vistas en perspectiva, las obras ornamentales perdieron importancia por
el resto de la década. Aunque solo parezca un detalle formal, pero no
menos significativo, a partir de 1911 fue invertido el orden interno en la
presentación de los reportes oficiales del MOP: la enumeración de
"carreteras" comenzó a preceder a los trabajos ornamentales, rompiendo
así una tradición proveniente del ministerio guzmancista. Las obras
ornamentales no fueron siquiera reportadas entre 1914 y 1918,
evidenciando las austeras prioridades del gobierno durante la Primera
Guerra Mundial. Ya al abrir la década siguiente destacó, en vista del
centenario de la batalla que sellara la independencia venezolana, la
inauguración, el 24 de junio de 1921, del monumento en el Campo de
Carabobo, cuyo diseño estuvo a cargo de Alejandro Chataing y Ricardo
Razetti, mientras la ejecución correspondió a Manuel Vicente
Hernández (ARCILA, 1961, II: 478-479).
Si bien había tratado con acueductos y otros servicios desde las
administraciones de Guzmán Blanco, el MOP amplió sus
responsabilidades sanitarias mediante la inclusión de "obras de
saneamiento", las cuales pasaron a ser una sección permanente desde
1918; a partir de 1934 las "obras sanitarias" absorbieron cada vez más
los otros servicios de infraestructura, hasta que la Dirección de Obras
Hidráulicas fue finalmente creada en 1940. En paralelo con los cambios
internos del MOP, otras instituciones se incorporaron al programa
sanitario: el Consejo Superior de Higiene y Salubridad Públicas (1910),
la Oficina de Sanidad Nacional (1911), el Ministerio de Salubridad y
Agricultura y Cría (1930), incluyendo una dirección especial para el
Distrito Federal; y finalmente el Ministerio de Sanidad y Asistencia
Social (MSAS), en funcionamiento durante buena parte del siglo XX.
Aunque no tan ostensibles como los monumentos guzmancistas, el
saneamiento y la comunicación devinieron así las prioridades de las
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
93
obras públicas gomecistas, las cuales también ayudaron a consolidar
objetivos políticos del régimen. En primer lugar, gracias al aparato
estadístico provisto por las nuevas instituciones, pudo saberse que desde
1915 se revirtió la decadencia demográfica predominante en Venezuela
desde 1840 (VANDELLÓS, 1938: 21-22). Y tal como Francisco Antonio
Rísquez proclamara en la inauguración de la Conferencia Sanitaria
Nacional de 1931, "sanear es poblar" probó ser una de las más exitosas
divisas del régimen a lo largo y ancho del país, la cual ya había sido
aplicada por Gómez a su paso por la Gobernación de Caracas en la
primera década del siglo XX (RÍSQUEZ, 1931: 57). En segundo lugar,
todos los nuevos medios de comunicación, desde telégrafos hasta
carreteras, tenían que ser bienvenidos por una dictadura muy interesada
en controlar el territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados,
cuya incomunicación había facilitado más de una revolución en el
pasado. En este sentido, el programa de carreteras del Benemérito probó
ser más efectivo que el proyecto ferroviario iniciado por Guzmán
Blanco, el cual lastró a la Venezuela en bancarrota de entre siglos. Por
lo demás, el eclipse de la ornamentación guzmancista no significó un
abandono de monumentos públicos, sino más bien un giro de la
pomposidad urbana hacia modestos edificios provinciales (CARABALLO,
1981: 19-32; MARTÍN, 1994: 127-128, 272-278). Porque después de
todo, como advirtiera Ramón J. Velásquez en su biografía novelada del
Benemérito, este era, no obstante su rusticidad, una suerte de "burgués
del campo" (VELÁSQUEZ, 1979: 292-294).
9. Habiendo ya penetrado las inversiones norteamericanas en la
explotación petrolera,21 tanto los doctores venezolanos como los Estados
Unidos no solo avalaron el progresista programa de Gómez, sino
también promovieron iniciativas para su prosecución. Mientras
exhortaban al gobierno a asumir su responsabilidad oficial en
saneamiento, los galenos lideraron una cruzada dirigida a involucrar al
sector privado en el campo de la "higiene social”. Rísquez había sido
pionero en este sentido, al proponer un cuerpo municipal que atacara los
problemas de pobreza y prostitución, mediante la combinación de
esfuerzos por parte del sector oficial y de instituciones privadas
(RÍSQUEZ, 1909: 267-274). En los años siguientes, estas últimas
incrementaron su participación en programas públicos tales como "la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
94
gota de leche", mientras las primeras clínicas inspiradas por modelos
europeos eran bienvenidas en 1911 como otra contribución de la
medicina privada, liderada por Luis Razetti y Felipe Guevara Rojas.22
En 1912 fue constituida una liga contra la tuberculosis, y al año siguiente
Razetti lanzó la Liga Venezolana de Higiene Social, siguiendo el
ejemplo de asociaciones internacionales a las cuales pertenecía desde la
década de 1900. El sabio venezolano estableció entonces distinciones
claras entre la responsabilidad del sector oficial en saneamiento y la
misión privada en higiene:
Las grandes obras de saneamiento como las cloacas, los
acueductos, los pavimentos y la lucha contra las enfermedades
epidémicas corresponden a los Poderes Públicos y se hacen con el
dinero de la Nación, pero la obra de la higiene social, tal como se
entiende hoy esta rama de las ciencias sanitarias, derivan en todas
partes de la iniciativa privada y se sostiene y fomenta con el dinero
de los particulares" (RAZETTI, 1952, II: 593-594).
Razetti trasplantaba así a Venezuela la noción filantrópica y pre-
urbanística proveniente de la Europa de entre siglos, para poder luchar
contra enfermedades populares y plagas sociales como el alcoholismo,
la pobreza y la prostitución, las cuales trascendían, a su juicio, la
responsabilidad del gobierno, por originarse en disparidades, vicios y
deficiencias sociales (ARCHILA, 1952: 183).
Como parte de la nueva cruzada, entre 1914 y 1915 Razetti publicó una
serie de artículos en El Universal, encomiando a los norteamericanos
como nuevos apóstoles del mejoramiento sanitario. Tratando de
demostrar los principios básicos de la "higiene aplicada" con relación al
"aseo personal", Razetti rastreó las causas del "tradicional" desaseo de
los europeos hasta sus antecedentes medievales, dramatizando con
ejemplos de monarcas españoles como Isabel La Católica, Fernando VI
o Felipe II, quienes supuestamente conservaban la misma ropa interior o
de cama por hasta un año, como forma de cumplir votos ascéticos
ofrecidos para reconquistar Granada o superar penas profundas... A todo
ello, Razetti contrapuso la higiene personal como logro secular de los
norteamericanos:
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
95
El aseo personal, como la limpieza de las habitaciones y de las
ciudades, son conquistas del siglo XIX. En la obra de la higiene
personal han desempeñado un papel muy importante los
americanos del Norte, que han enseñado a los europeos a bañarse
diariamente como lo hacen ellos en su país. De poco tiempo a esta
parte es que en los grandes hoteles de París hay baños suficientes.
En los Estados Unidos los baños sobran y son de primer orden
(RAZETTI, 1952, II: 607-608).
También El Cojo Ilustrado reportaba por esos años que entre 25 y 30 por
ciento de la población urbana de "la poderosa Albión" vivía en
condiciones de pobreza crítica, mientras que Chicago era la metrópoli
con la tasa de mortalidad más baja del mundo, gracias a los prodigios del
doctor Evans como jefe de la oficina local de saneamiento.23
Los gringos pasaron así a ser modelo de limpieza personal, saneamiento
y progreso en la Venezuela gomecista. La Gran Guerra forzó a los
venezolanos y al resto de los latinoamericanos a buscar en Estados
Unidos el adelanto médico recibido hasta entonces de Europa; el
resultado fue "un mejor conocimiento y un sincero cariño y admiración
por las instituciones y métodos americanos", tal como reportó a
Washington el agregado comercial de la embajada en Venezuela (BELL,
1922: 23-24, traducción propia). Al mismo tiempo, era comprensible que
Estados Unidos se preocupara por el panorama sanitario de la nación
caribeña de donde importaba cada vez más petróleo; en este contexto, el
mejor embajador norteamericano en Venezuela fue la fundación
Rockefeller, la cual patrocinó programas nacionales contra la fiebre
amarilla y la malaria entre las décadas de 1910 y 1930 (ARCHILA, 1956,
I: 180-184; WILSON, 1972: 16, 326). También fueron intercambiadas
otras innovaciones sanitarias con el resto del continente, a través de la
misma fundación y las Conferencias Interamericanas, las cuales habían
estimulado desde hacía mucho a los gobiernos nacionales y federales a
respaldar los esfuerzos municipales en este sentido (Conferencias
Internacionales Americanas, 1938, I: 244). Probablemente como
resultado de las campañas de Razetti y del patrocinio gringo, los
manuales de urbanidad usados en las escuelas gomecistas, tales como
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
96
Rudimentos de urbanidad e higiene (1923) de Reyes Zumeta,
comenzaron a incluir secciones dedicadas a los peligros del agua
contaminada, así como a la prevención de la fiebre amarilla, la
tuberculosis y el tifus, entre otras enfermedades (REYES, 1923).
10. El problema de la calidad del agua para Caracas es buen ejemplo de
cómo se aunaron los esfuerzos de los sectores público y privado con los
norteamericanos para mejorar las condiciones sanitarias. Al año siguiente
de la subida de Gómez al poder, Razetti urgió al nuevo gobierno a asumir
las grandes obras de saneamiento urbano, de la misma manera como
tradicionalmente lo había hecho con los trabajos ornamentales: "por los
mismos motivos que el Tesoro de la Nación atiende a la construcción de
Teatros, Palacios, Paseos, etc., debe también construir las cloacas, los
acueductos y el pavimento de las calles de la Capital, asiento de los
Poderes Generales de la República" (RAZETTI, 1952, II: 171). Puede
decirse que el gobierno respondió en parte mediante la construcción, en
1912, de los colectores de cloacas capitalinos, por parte del MOP y a
instancias de la Oficina de Sanidad Nacional, bajo la supervisión del
ingeniero Pedro González E. (ARCILA, 1961, II: 437).
Sin importar las condiciones de relativa salubridad del agua en el Distrito
Federal - cuyo gobernador se apresuró a calificarlas de "inmejorables",
gracias a los esfuerzos de Gómez24 - el Congreso de Municipalidades
recordó a los caraqueños que el coeficiente de mortalidad todavía era "casi
el doble de lo permitido por la higiene", síndrome que resultaba
exacerbado por el problema del agua (Actas y conclusiones.., 1913: 45).
Dado que esta todavía no era potable en la segunda década del siglo,
Razetti publicó otra serie de artículos en El Universal: tomando los
ejemplos de Hamburgo, Viena, Zúrich y Filadelfia, el médico explicó
todos los estadios necesarios de purificación, aducción y almacenamiento,
a través de los cuales el sistema hídrico de la capital venezolana podría
pasar a ser digno de una "verdadera ciudad moderna" (RAZETTI, 1952, II:
595-606).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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FIG. 7. Acueducto de Caracas, sifón Yaguara en construcción, 1916.
Tomado de ARCILA (1961).
La campaña de Razetti no fue en vano: un proyecto para conducción y
distribución de aguas en Caracas fue publicado por el ingeniero Melchor
Centeno Grau en la Revista Técnica del MOP en 1914 (ARCILA, II: 366).
Al año siguiente el gobierno compró los terrenos donde se ubicaban los
manantiales de Macarao, cuya adquisición había sido sugerida por Razetti
como primer paso para descontaminar las fuentes del agua caraqueña (FIG.
7). Pero el problema de filtración hídrica siguió presente en los términos
descritos por el comisionado Bell a los diplomáticos americanos:
…a los extranjeros siempre se les advierte de no usarla para beber
debido al peligro de la tifoidea y otras enfermedades. Una
compañía inglesa, la Venezuelan Potable Water Co., de Caracas,
provee agua filtrada en botellas de 5 galones tales como son
usadas para filtros en los Estados Unidos, y esta agua es
mayormente utilizada como potable en los principales hoteles,
pensiones, residencies de la mejor clase, clubes, etc. (BELL, 1922:
120, traducción propia).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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En la década de 1920, diversos factores y actores hicieron contribuciones
para resolver esos problemas de ingeniería sanitaria en la capital, ya en
expansión hacia el suroeste y este del valle. La epidemia de gripe
española de 1918 hizo mejorar las condiciones de aseo urbano y llevó al
diseño de una red general de cloacas (CARTAY, 1997: 42). Un proyecto
para aguas del noroeste de Caracas fue propuesto en 1924 por el
ingeniero Horacio Soriano en la recién creada Revista del Colegio de
Ingenieros de Venezuela (ARCILA, 1961, II: 366). Por su parte, el
acueducto de Los Teques, en las afueras de Caracas, incorporó desde
1926 nuevas técnicas de análisis químico de las aguas (GONZÁLEZ
DELUCA, 2013: 171). Otro “Estudio preliminar para surtir de agua
potable a los acueductos de Caracas” fue publicado por el ingeniero Juan
Vicente Camacho en la Revista del Colegio de Ingenieros de Venezuela
en 1927 (ARCILA, 1961, II: 370). Y ya para 1929 fue concluido el
embalse de Petaquire por parte de la Electricidad de Caracas, el cual
había sido iniciado en 1919 (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 304).
Por su parte, en 1926 la fundación Rockefeller trajo al ingeniero
Thorndike Saville, quien permaneció en Venezuela por nueve meses;
aparte de reorganizar la Ingeniería Sanitaria de la Oficina de Sanidad
Nacional, el también profesor de la Universidad de Carolina del Norte
desarrolló propuestas para mejorar la calidad del agua caraqueña.
Pensando en otras ciudades latinoamericanas con problemas similares,
Saville vislumbró grandes prospectos para la ingeniería estadounidense
en Suramérica, los cuales comentó en 1927 a sus colegas de la New
England Water Works Association:
A los ingenieros norteamericanos se ofrecerán en lo futuro
muchas oportunidades de trabajar en la elaboración de proyectos
y en la construcción de obras modernas de abastecimiento de agua
para esas ciudades. Muy pocos de los ingenieros de la América
del Sur reciben su educación en los Estados Unidos y la práctica
de la ejecución de obras hidráulicas se funda en gran parte sobre
teorías expuestas en obras de texto francés. Sin duda que
eventualmente se abrirá en esos países un medio de acción en el
campo de obras hidráulicas con provecho mutuo de los ingenieros
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
99
sudamericanos y contratistas de los Estados Unidos (SAVILLE,
1933).
No estaba Saville equivocado, al menos al pronosticar que los
estadounidenses sucederían a los franceses en el programa hidráulico de
la Venezuela petrolera. La limpieza personal y el patrocinio sanitario
ofrecido por el Coloso del Norte trasladaron el hogar de la higiene desde
el Viejo Mundo al Nuevo; si Francia todavía era la madrina intelectual
en la época estudiantil de Razetti, tal como él mismo reconociera
(ARCHILA, 1952: 39), los Estados Unidos pasaron a ser el faro
tecnológico hacia las postrimerías gomecistas. Y para muestra un botón:
en 1931 Razetti transmitía "con toda comodidad" sus "Semanas
Sanitarias" desde los micrófonos de la YV1BC Broadcasting Caracas, la
cual había sido inaugurada en mayo de 1926 con tecnología
norteamericana (RAZETTI, 1952, II: 611-616).
At the present time British interests strongly predominate. Of the
12 oil companies holding property in Venezuela, at least 7 are
under British control, in most cases through the Royal Dutch
Shell.
Purl Lord Bell, Venezuela. A Commercial and Industrial
Handbook. With a Chapter on the Dutch West Indies (1922)
Petróleo e infraestructura en regiones
11. En consonancia con las políticas gomecistas en comunicaciones y
saneamiento - las cuales precedieron, como fue advertido en secciones
anteriores, la bonanza del oro negro desde la tercera década del siglo -
las compañías petroleras impulsaron mejoras en infraestructura,
necesarias para sus actividades extractivas y distributivas, así como para
el asentamiento de la población trabajadora. De esta manera se
produjeron cambios en la geografía económica y urbana al interior de la
Venezuela gomecista, los cuales esta sección intenta bosquejar como
contexto y complemento a la articulación territorial referida en secciones
anteriores.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
100
El Táchira había sido pionero desde el establecimiento de la primera
refinería en La Alquitrana en marzo de 1883, explotada por la compañía
Petrolia, con concesión otorgada por el Gran Estado de Los Andes en
octubre de 1878. Pero no fue hasta 1911 cuando comenzó la exploración
organizada del territorio occidental, la cual condujo al primer campo
gigante de Mene Grande descubierto en 1914; este incluía el pozo
Zumaque, con producción de 250 barriles diarios (CILENTO, 2001: 102;
MARTÍNEZ, 2002: 19, 27). El estado Zulia continuó siendo privilegiado
en la explotación e inversión desde el establecimiento de la refinería de
la Caribbean Petroleum Corporation en San Lorenzo, en 1917, y
especialmente tras reventar el famoso pozo Los Barrosos 2, el 14 de
diciembre de 1922, en el distrito Bolívar. Si hasta 1917 la producción
era de 332 barriles diarios, en ese año alcanzó 6.124, colocando al país
en el puesto trece de exportadores mundiales (MALDONADO, 1997: 127).
Convertida Venezuela en campo de batalla de la secular guerra del oro
negro entre capitales europeos y norteamericanos, ya para entonces
operaban en el país las grandes empresas como Royal Dutch Shell,
British Controlled Oilfields, Standard Oil y Creole Petroleum
Corporation; a la sazón, el régimen gomecista se mantenía neutral en la
Primera Guerra Mundial, a pesar de la germanofilia del Benemérito
(CABALLERO, 1994: 164-169; MCBETH, 1983; ESTABA Y ALVARADO,
1985: 124-125; VELÁSQUEZ, 1979: 47). Todavía en 1922, el
comisionado comercial estadounidense, Purl Lord Bell, reconocía la
ventaja de las compañías europeas en los siguientes términos: "Al
momento actual los intereses británicos predominan fuertemente. De las
12 compañías petroleras con propiedades en Venezuela, al menos 7 están
bajo control británico, los más de los casos a través de la Royal Dutch
Shell" (BELL, 1922: 94-95, traducción propia).25
Pero el fin de la Gran Guerra y la “danza de las concesiones”, como la
llamara Rómulo Betancourt, otorgadas muchas a testaferros criollos en
la corte del Benemérito en Maracay, terminaron por favorecer a las
compañías gringas, que para 1928 representaban 65 por ciento de las
inversiones foráneas (BETANCOURT, 1956: 25-44; ESTABA Y
ALVARADO, 1985: 129, 138, 141). Controlando la Compañía
Venezolana de Electricidad, el capital estadounidense también poseía la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
101
Maracaibo Electric Light, filial de la Electric Bond and Share, mientras
el capital británico cedía su predominancia en tranvías y ferrocarriles
(ESTABA Y ALVARADO, 1985: 140). En medio de ese cambio de piel, el
sostenido ascenso de la actividad petrolera como rubro de exportación –
superando al café en 1926 - llevó a promulgar la primera Ley de
hidrocarburos en 1920, con reglamento aprobado ocho años más tarde
(MARTÍNEZ, 2002: 19, 29).
12. Desde la década de 1910 las compañías petroleras asentadas en
occidente habían construido, como resume Cilento, “trochas
‘petrolizadas’ que comunicaban los diversos campamentos con las áreas
de trabajo, los campos de pozos, o que corrían paralelas a los oleoductos,
hasta sus terminales en los muelles lacustres o fluviales” (CILENTO,
2001: 138). Mientras se hacían de uso más público, esas “carreteras
negras” fueron pavimentadas con una mezcla de petróleo crudo y arena,
la cual fue conocida como black top (OLIVAR, 2014: 58-9). Eran
transitadas “por vehículos automotores de carga, acondicionados
especialmente para el transporte de personal y medios relacionados con
la extracción y refinación del petróleo”; estos vehículos llamados
“camiones”, como continúa Olivar, “fueron de gran utilidad para la
moderna industria que levantaba a su alrededor una compleja
infraestructura de vastas proporciones” (OLIVAR, 2014: 43).26
Esa red incipiente de carreteras negras se tejía en torno a campamentos
surgidos al calor de la explotación, así como de viejas aldeas trocadas en
“ciudades del petróleo”: La Rosa, Mene Grande, Bachaquero, La Paz,
Cumarebo, Cabimas, Lagunillas-Ciudad Ojeda y Punto Fijo; estas tres
últimas aparecían en el censo de 1941 con poblaciones de 18.278, 14.574
y 1.258 habitantes, respectivamente (ESTABA Y ALVARADO, 1985: 177-
178; NEGRÓN, 2001: 78). Cuando el ferrocarril La Ceiba-Motatán dejo
de funcionar hacia 1940, las empresas petroleras y el gobierno
prolongaron esas carreteras negras hasta Agua Viva y Valera, lo cual
permitió empalmar con la carretera Trasandina; a partir de entonces fue
posible viajar en automóvil de Maracaibo a Caracas (CILENTO, 2001:
126-127). Empalme similar ocurrió con la carretera entre los Puertos de
Altagracia y Mene de Mauroa, originalmente construida por compañías
británicas en la década de 1920; aunque sin pavimentar, la prolongación
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
102
hasta Coro, Puerto Cumarebo, Tucacas y Puerto Cabello, permitió
finalmente conectar con Caracas hacia 1940 (CILENTO, 2001: 127).
Las mejoras de las compañías petroleras desde los yacimientos zulianos
fueron reforzadas por el gobierno y los particulares desde las ciudades
con obras de comunicación y saneamiento; varias de ellas acrecentaron
el rol de Maracaibo como puerto y centro administrativo, con una
población que pasó de 46.706 habitantes en 1920 a 110.010 en 1936 y
121.601 en 1941 (NEGRÓN, 2001: 76).27 Así por ejemplo, en 1912 se
dispuso el proyecto de carretera Maracaibo-Perijá, a cargo de los
ingenieros Pablo Miguel González y Rafael Seijas Cook, bajo la
supervisión del MOP, y la Junta de Fomento integrada por el general
Pablo Quintero, el coronel Pedro Alí Morales y J. J. Navarrete Molina
(ARCILA, 1961, II: 154-155). Tras un proyecto de canalización de la
barra de Maracaibo, propuesto en 1910 por C. Norman Clark, otro
estudio de canalización fue elaborado por Jesús Muñoz Tébar, aparecido
al año siguiente en el primer número de la Revista Técnica del Ministerio
de Obras Públicas (ARCILA, 1961, II: 416-428). Finalmente, en 1927 se
firmó un contrato con The Raymond Concrete Pile Company para los
muelles del puerto de Maracaibo, el cual estuvo a cargo del ingeniero
Luis Eduardo Power como representante del MOP, quedando la primera
sección lista en febrero de 1929 (ARCILA, 1961, II: 348).
13. A pesar del descubrimiento, en 1913, del campo de Guanoco, en el
estado Sucre, por parte de la New York and Bermúdez Co., todavía para
1920 estaban domiciliados en el Zulia 835 de los 1.312 contratos de
concesión; de los siete campos petroleros en explotación – aparte de La
Alquitrana – seis gravitaban en la cuenca de Maracaibo y tan solo el de
Guanoco en la de Maturín (MARTÍNEZ, 1997: 616-617). Pero las
posibilidades petroleras de otras regiones fueron potenciadas por
cambios en el marco legal, promovidos por el ministro de Fomento,
Gumersindo Torres, tales como el Decreto reglamentario de carbón,
petróleo y substancias similares (1918) y la ya mencionada Ley de
hidrocarburos de 1920 (MALDONADO, 1997: 126). También mediante la
creación, el 22 de julio de 1923, de la Compañía Venezolana del Petróleo
(CVP), dirigida por el coronel Roberto García, el doctor Rafael González
Rincones y el ingeniero Lucio Baldó Soulés como director técnico. Al
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
103
tiempo que frenar la discrecionalidad e irregularidades en el
otorgamiento de concesiones, la CVP se encargaría de compilar
información, trazar líneas maestras y racionalizar la explotación
petrolera, incluyendo la incorporación de las regiones central y oriental
del país, rezagadas hasta entonces (MADONADO, 1997: 129).
Tras 15 años de esfuerzos exploratorios en la cuenca de Maturín, en junio
de 1928 el pozo Moneb 1, cerca de Quiriquire, asomó la vasta
acumulación petrolífera en el piedemonte de la cordillera oriental; fue
seguido en 1931 por el campo Cumarebo y el primer pozo de la cuenca
de Barinas; en enero de 1936 por La Canoa 1, al norte del río Orinoco;
y en 1938 por el yacimiento de Jusepín, en el estado Monagas
(MARTÍNEZ, 1997: 617-618; CILENTO, 2001: 134). Mientras se avanzaba
en varias regiones, la producción continuó en aumento: de 12 mil barriles
diarios en 1923, se pasó a 372 mil en 1929 y 500 mil en 1940
(MALDONADO, 1997: 127). El material compilado por la CVP permitió
representar al país en la Primera Exposición y Congreso Internacional
de Petróleo, celebrada en Tulsa, Oklahoma, en 1923, con mapas,
fotografías, cortes y muestras geológicas y de petróleo en los campos,
así como productos refinados (MALDONADO, 1997: 129). Entre estos se
contaban los materiales de pavimentación, los cuales permitieron que las
carreteras gomecistas, además de variantes del macadán y el concreto,
contaran con el asfalto y el afirmado de granzón (JAHN, 2001: 188).
Los descubrimientos en oriente reforzaron el rol de Barcelona y Maturín
como centros administrativos, con poblaciones que pasaron de 9.864 y
7.498 habitantes en 1936, respectivamente, a 12.370 y 10.705 en 1941
(NEGRÓN, 2001: 76-78). Ya en 1912 fue decretada la construcción de las
carreteras Barcelona-Soledad y Maturín-Caño Francés, a cargo de los
ingenieros Francisco Gascue Anderson y Lorenzo González Villasmil,
respectivamente; el tramo Barcelona-Maturín fue puesto en
funcionamiento en 1914 (ARCILA 1961, II: 161). Habiendo sido
decretada en 1925 la extensión de la carretera Caracas-Guarenas hasta
Anzoátegui, la articulación con el resto de la Carretera Oriental se
completó en la década de 1920 (ALLEGRET, 1997: 604). Tras la
conclusión, en 1939, del oleoducto que transportaba el crudo de
Quiriquire y Jusepín hasta Caripito, a finales de la década siguiente entró
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
104
en funcionamiento la vía que enlazaba estas localidades con Maturín y
conectaba con la carretera Barcelona-El Tigre (CILENTO, 2001: 134).
Este último fue uno de los poblados de mayor transformación en la
región oriental, tal como registró Miguel Otero Silva en Oficina No. 1
(1961) (ALMANDOZ, 2002-19, II: 29-33); ni siquiera apareciendo en el
censo de 1936, para el 41 lo hacía con 10.140 habitantes, en parte debido
a su base agropecuaria (ESTABA Y ALVARADO, 1985: 178-179).28
No obstante la ampliación regional y las mejoras en comunicaciones ya
referidas,29 el Zulia continuó siendo el gran beneficiario del oro negó,
mientras su capital era mejorada con la inauguración, en 1929, del
aeropuerto Grano de Oro - diseñado por los arquitectos Alejandro
Chataing, Luis Eduardo Chataing, Luis Malaussena y Carlos Raúl
Villanueva - al tiempo que Venezuela figuraba en rutas internacionales
de Pan American Airways (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 279). En 1932
fue reinaugurado el teatro Baralt, según proyecto del arquitecto León
Höet, así como inaugurado el Hospital de Niños; seis años más tarde
correspondió al hospital Civil de Maracaibo (1938), construido por la
Lago Petroleum Corporation, la Standard Oil e International Petroleum
Co., todas bajo la supervisión del MOP (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 111,
192, 194).30
Y allende el Zulia y las regiones petroleras, también Caracas comenzó a
beneficiarse de la bonanza petrolera desde mediados de la década de
1920; para entonces, como veremos en la próxima sección, comenzó a
ser levantado el legendario castigo impuesto por el Benemérito tras su
mudanza a Maracay.
Agenda caraqueña del gomecismo: de las obras centenarias al Banco
Obrero
14. Con una población estimada de 92.212 habitantes para 1920, la
desairada Caracas de Gómez estaba muy por detrás de las grandes
capitales latinoamericanas que habían alcanzado los 100 mil desde
comienzos de siglo (ALMANDOZ, 2017: 217-220). En el marco de una
Venezuela agrícola con escasa primacía urbana, la capital administrativa
solo mostraba un crecimiento natural, sin sufrir todavía el impacto de la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
105
migración rural e internacional que atraería la economía petrolera
(CARVALLO Y HERNÁNDEZ, 1983: 29-30). Con un total de viviendas que
apenas había subido de 13.349 en 1891 a 13.476 en 1920, prueba
dramática del estancamiento físico de la ciudad era la proliferación de
corralones o casas de vecindad, escenarios de muchas de las endemias
sociales denunciadas por Razetti y otros médicos venezolanos.
Alcanzando la densidad promedio de 18 habitantes por casa, unos 410
tugurios de este tipo alojaban cerca de 7.533 habitantes, esto es, un 10
por ciento de la población estimada de la capital para 1916 (ACOSTA,
1967: 552, 775, 878; PERNA, 1981: 110-111; MORALES ET AL, 1990: 51-
52, 91). En esas casas de vecindad abundaban trabajadores e inmigrantes
que daban al centro de aquella Caracas, al decir de Guillermo José
Schael, la atmósfera de una novela de Pío Baroja (SCHAEL, 1958: 202-
203).
Esa imagen sombría fue acentuada por la leyenda urbana del castigo de
Caracas, tras mudarse Gómez a Maracay en 1909 (NEGRÓN, 1991: 147).
Convertida en corte adonde desfilaron los acólitos del régimen en busca
de favores y concesiones petroleras – la “Ciudad Jardín” exhibió obras
significativas, como la Escuela de Aviación (1920), el hotel Jardín
(1928) y la Maestranza (1930), diseño temprano de Carlos Raúl
Villanueva a su regreso a Venezuela, así como el aburguesado sector Las
Delicias, balanceado con desarrollos más populares del Banco Obrero
desde 1928 (MALDONADO, 1997: 107-108).
A pesar del supuesto castigo, así como del referido rezago de las obras
ornamentales en las memorias del MOP (1910-1936), no había sido
descuidada del todo la Caracas del Benemérito, especialmente
considerando las efemérides centenarias. En 1910 fue reformada la
Universidad Central, a cargo de los ingenieros Carlos Toro Manrique y
Luis Soriano (ARCILA, 1961, II: 506). También fue construido el
pabellón de Cirugía e Instituto Anatómico del hospital Vargas, entre
1910 y 1911, cuyo proyecto fue diseñado y ejecutado por los ingenieros
Manuel Felipe Herrera Tovar y Torcuato Ortega Martínez (ARCILA,
1961, II: 538).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
106
En julio de 1910 fue decretada la construcción de los edificios de
Telégrafos y Teléfonos Nacionales y Biblioteca Nacional, a cargo del
ingeniero Luis Briceño Arismendi y el arquitecto Alejandro Chataing,
respectivamente; asimismo fue decretada en 1910 la reconstrucción de
la casa natal del Libertador, confiada al ingeniero Vicente Lecuna, todas
obras supervisadas por el MOP (ARCILA, 1961 II: 543). Las
conmemoraciones del centenario republicano fueron completas en 1911
con reformas al Panteón Nacional, a cargo del mismo Alejandro
Chataing, quien también diseño, al año siguiente el Archivo General de
la Nación, primer edificio de concreto armado con más de dos pisos
(ARCILA, 1961, II: 339-341, 504).
Para la burguesía de la Bella Época, en 1908 fue inaugurado el
hipódromo de El Paraíso, completado en 1910 por el puente y la avenida
19 de Diciembre, de un kilómetro de largo por doce metros de ancho, así
como por el también mencionado monumento de la India, inaugurado el
24 de junio de 1911, obra de Eloy Palacios (VERA, 1995: 45; ARCILA,
1961, II: 476, 478). En aquella capital donde la tauromaquia era motivo
preferido del renacido gusto español, en 1919 fue inaugurado el Nuevo
Circo de Caracas: desplegando el diseño de Chataing una arquitectura
neo-mudéjar, tan en boga a la sazón, la estructura del coso, a cargo de
Luis Muñoz Tébar, experimentó por vez primera con un sistema
constructivo de malla de acero y losas de concreto en gradería fraguadas
in situ (MALDONADO, 1997: 104; MARÍN, 2006).
Ya en años petroleros, Caracas comenzó a evidenciar su recuperación
demográfica: con una población que saltó a 135.253 habitantes para
1926, el incremento relativo desde 1920 alcanzó al 39,48 por ciento,
aumento considerable en relación al crecimiento de 22,86 entre 1891 y
1920 (Quinto censo…, 1926, III: 841; MINISTERIO DE FOMENTO, 1939,
I: 19). Resultante de la segregación funcional y social de la capital, el
centro tradicional experimentó una densificación adicional del comercio
y otros servicios generados por las nuevas actividades económicas
(STANN, 1975: 47). Ya al promediar la década de 1920, el ingreso
petrolero y el pago de las deudas internacionales de Venezuela hicieron
posible que la administración gomecista levantara el así llamado "castigo
de Caracas" (NEGRÓN, 1991: 147). En términos de infraestructura, el
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
107
servicio eléctrico de la capital fue extendido al punto de que la
distribución callejera de postes hubo de ser regulada por el gobierno
local. Con un nuevo sistema de cloacas de concreto comenzado en 1919,
con los acueductos siendo reparados y las calzadas pavimentadas
(RODRÍGUEZ ESPINOZA, 1939: 133-140, 287-295), la infraestructura
capitalina comenzó a ser satisfactoria, al menos de acuerdo al reporte
enviado a Washington por el comisionado Bell (BELL, 1922: 31, 121).31
Sin embargo, más allá de esas mejoras, tres capítulos quedaban
pendientes y conformarían la agenda urbana de la Caracas redimida en
las postrimerías del gomecismo, a saber: tráfico, expansión urbana y
vivienda, los cuales conviene distinguir, aunque se desarrollaran
entreveradamente.
"Les marques sont toutes américaines; les voitures françaises, qui
furent pourtant les premières introduites au Venezuela avec la
Dion, le Planchard, la Lorraine, ont disparu et sont remplacées
aujourd'hui par des automobiles Ford, Chevrolet, Buick, Packard
et Lincoln, etc.".
Jean-Louis Lapeyre, Au pays du Gomez, pacificateur du
Venezuela (1937)
Carros, tráfico y transporte
15. El automóvil fue bullente regalo del siglo XX a las tranquilas calles
capitalinas. Como siguiendo la estela de “la primera máquina de tres
velocidades con motor de ocho caballos,” importada por Isaac Capriles
desde Estados Unidos en 1904 (OLIVAR, 2014: 38), el "carro" pasó a ser
artefacto asociado con la égida norteamericana del progresismo
gomecista. Ya para los Años Locos el nuevo fetiche era idolatrado por
caraqueños de la así llamada "generación Ford", quienes constituyeron,
desde 1913, un Automóvil Club dirigido a promover el novedoso medio
de transporte, turismo y deporte (MORALES, 2001: 98).
Acaso viendo desfilar coches flamantes entre Maracay y Caracas,
encabezados por el Lincoln obsequiado por el presidente Herbert Hoover
al Benemérito, ya para comienzos de la década de 1920, el comisionado
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
108
Bell consideró que "la única competencia activa" esperada por los
fabricantes estadounidenses en el mercado venezolano era de sus rivales
alemanes o italianos, estos últimos ayudados por la apertura de la
primera agencia Fiat en Caracas (BELL, 1922: 356; NAZOA, 1977: 228;
SCHAEL, 1966: 176; SCHAEL, 1968: 104). Porque los carros franceses ya
habían sido desplazados de las asfaltadas carreteras gomecistas al
promediar la década de 1930, según lo reconociera el viajero Jean-Louis
Lapeyre: "Las marcas son todas americanas; los coches franceses, que
fueron sin embargo los primeros introducidos en Venezuela con la Dion,
el Planchard, la Lorraine, han desaparecido y son reemplazados hoy en
día por los automóviles Ford, Chevrolet, Buick, Packard y Lincoln, etc."
(LAPEYRE, 1937: 76, traducción propia, FIG. 8).
Además de la renovación tecnológica, en parte como respuesta a la
prioridad conferida por el gomecismo al nuevo medio de transporte, el
número y la diversidad de vehículos a motor creció considerablemente
en Caracas y el interior. En proporción a la población del país, Georges
Lafond – otro viajero francés de mediados de la década de 1920 - estimó
que el parque vehicular rodante en las vías venezolanas superaba
"sensiblemente al de muchas de las naciones europeas" (LAFOND, 1927:
39, traducción propia, FIG. 8). Para mediados de los roaring twenties,
tan solo en Caracas estaban expedidas 1.067 licencias para los chauffeurs
de más de mil carros privados, además de los cien para alquilar; también
habían 816 licencias para coches, 158 para tranvías y 65 para autobuses
públicos circulantes desde 1912, sin excluir 1.900 licencias para carretas
(BELL, 1922: 223; SCHAEL, 1969: 199).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
109
FIG. 8. Portadas de las ediciones de Jean-Louis Lapeyre, Au pays de
Gomez, pacificateur du Venezuela (1937) y Georges Lafond L’Amérique
du Sud. Venezuela. Guyanes. Paraguay. Uruguay (1927). Tomado de
LAPEYRE (1937) y LAFOND (1927).
16. Antes de la revolución automovilística, las administraciones
posteriores al guzmanato se habían preocupado por el transporte público
principalmente en tanto expresión civilizada de la pequeña capital.
Todavía para finales de siglo, la Inspectoría de Coches, Carros y
Tranvías - la cual había reportado anualmente a la Gobernación del
Distrito Federal (GDF) desde mediados de la década de 1890 - urgió una
nueva ordenanza en relación al servicio de carruajes, porque este no
estaba en consonancia con el nivel de civilización de los caraqueños
(GDF, 1899: 43-44). Ya en vísperas de la partida de Castro, el gobierno
del departamento Libertador promulgó un Reglamento de tranvías,
automóviles, velocípedos y carros (CMDF, 1908). Pero la progresista
administración de Gómez tuvo que ser más rápida en pasar nuevos
instrumentos dirigidos a atacar los crecientes problemas del tráfico
caraqueño por razones de circulación misma. Un nuevo Reglamento de
coches, automóviles, tranvías, velocípedos, motocicletas, camiones y
carros fue expedido por el departamento Libertador en 1913; un año más
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
110
tarde, otro reglamento estableció controles adicionales sobre la
circulación de carros y minibuses, en vista de la estrechez de las calles
capitalinas (CMDF, 1913; CMDF, 1914).
Durante la década de 1920, otros instrumentos municipales
intensificaron los controles: la Ordenanza sobre coches, tranvías,
automóviles, carros, biciclos, etc., etc., de 1920, fue seguida por
similares en 1922 y 1924, las cuales abarcaron el resto del Distrito
Federal (CMDF, 1920; CMDF, 1922; CMDF, 1924). La Ordenanza
sobre tráfico urbano de vehículos de 1927 restringió la circulación de
carros a una velocidad máxima de 25 km/h, y la de los autobuses y
camiones a 20, mientras que a las motocicletas se les permitió hasta 30
km/h; se establecieron nuevos sentidos y reglas de circulación, así como
el aparcamiento fue prohibido en algunas esquinas del congestionado
centro; restricciones adicionales fueron establecidas a este respecto hasta
que una nueva Ordenanza sobre circulación urbana de vehículos fue
promulgada en 1931 (CMDF, 1927: arts. 30-32; CMDF, 1931). Y los
controles de su sucesora de 1933 respondían al barullo del centro
capitalino en las postrimerías gomecistas: a los primeros fiscales de
tránsito se les impuso controlar una velocidad máxima de 20 km/h en
carros y 10 en motocicletas; estas debían frenar al aproximarse a las
esquinas, muchas de las cuales habían sido redondeadas desde 1924
(CMDF, 1933: arts. 74, 103-105).
“La importancia del lugar donde debe fundarse una ciudad, así
como aquel al cual deben extenderse las ya existentes, exige
cuidado especial…”.
Carlos F. Linares, "Consideraciones acerca del lugar hacia el cual
debe extenderse la ciudad de Caracas" (1912)
Expansión urbana
17. La expansión de su ciudad había sido cuestión que atrajo interés de
algunos caraqueños desde finales del siglo XIX, cuando las zonas
residenciales del norte, así como El Paraíso al suroeste, configuraban un
panorama de incipiente pero incontrolada extensión. Era un problema
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
111
que ya preocupaba al Ingeniero Municipal E. Gómez Franco en su
reporte de 1896 ante la Gobernación:
Es urgente que la Municipalidad preste atención a este asunto y
que ordene la delineación de nuevas calles hacia las afueras de
la ciudad, el estudio de las obras de arte indispensables para
unirlas á las existentes, la formación, en fin, de un proyecto de
ensanchamiento que satisfaga debidamente las exigencias de una
ciudad que ha alcanzado ya la altura de Caracas, tanto por el
aumento de su población como por el desarrollo de sus industrias
(GDF, 1897: 261).
Al igual que el ingeniero, a comienzos del nuevo siglo muchos de los
habitantes vislumbraban el suroeste y el norte como las direcciones más
naturales para la extensión de la capital; sin embargo, la nueva
conciencia sanitaria cambiaría el enfoque artístico que la municipalidad
parecía dar a la cuestión. Ya en 1904, el médico Arturo Ayala había
señalado que las facilidades de provisión y disposición de aguas eran
factores insoslayables al seleccionar el terreno para la extensión de las
ciudades (AYALA, 1904: 6). Pero fue el ingeniero Carlos E. Linares
quien, en un artículo publicado en 1912 en la recién creada Revista
Técnica del MOP, formuló el problema de la extensión urbana en los
términos requeridos por el nuevo enfoque higienista:
La importancia del lugar donde debe fundarse una ciudad, así
como aquel al cual deben extenderse las ya existentes, exige
cuidado especial, pues debe atenderse para ello, en primer
término, á la salubridad del punto que se escoja; lo que implica la
facilidad de conseguir agua potable, sin gran costo, y suficiente
para abastecer la población radicada y flotante que existe en la
ciudad y sus alrededores, así como también para las industrias que
se establezcan, riego de plazas y demás arboledas necesarias para
el embellecimiento de éstas; á la facilidad del establecimiento de
acueductos, cloacas y calles amplias y de poca pendiente; á la
comodidad y economía de las construcciones; y en fin, á todo
aquello que tienda á hacer saludable, cómoda y bella la ciudad y
á facilitar el desarrollo de sus industrias (LINARES, 1912: 153).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
112
En vista de los factores mencionados, el autor consideraba que los
terrenos irregulares del norte no eran apropiados ni ventajosos para la
extensión de la capital, mientras que los poblados del este sí satisfacían
las condiciones "para delinear un pintoresco y uniforme ‘Nuevo
Caracas’”. Manifiesta su elección, Linares procedía entonces a
justificarla en términos de calidad del terreno, factibilidad para
construcciones, salubridad, cloacas y provisión de agua, todo ello
fundamentado con abundantes estadísticas y vocabulario técnico
(LINARES, 1912: 153-156).
18. Además de los argumentos sanitarios, entraba en juego la dinámica
expansiva de Caracas, vertebrada a lo largo de la carretera del Este. El
primer trazado de esta había sido inaugurado en mayo de 1873,
acogiéndose a los cálculos de los ingenieros Agustín Aveledo y Manuel
María Urbaneja, bajo la supervisión de Francisco de Paula Torres (La
carretera del Este, 2001: 135). Sobre ese trazado original, y siguiendo el
decreto de junio 24 de 1911, junto a los reportes de los ingenieros
Manuel León Quintero, Germán Jiménez y Manuel Cipriano Pérez, la
carretera fue macadamizada, procurando “así el tráfico rápido y fácil de
carretas ordinarias y vehículos automotores” (La carretera del Este,
2001: 136). Aunque tal labor no estaba completada en sus planes
originales hasta Caucagua, ya para 1916, Luis Eduardo Power
proclamaba con orgullo gomecista:
La importante vía de que nos venimos ocupando tiene hasta
Guatire más de 48 kilómetros; de ellos hay, hasta el presente, 36
kilómetros completamente traficables y diariamente traficados,
con gran proyecto y beneplácito del público, pues propietarios y
jornaleros no cesan de rendir sincero, espontáneo y justiciero
aplauso y homenaje al Benemérito Patriota, quien al realizar sus
grandes proyectos contribuye como primer factor al desarrollo,
prosperidad y civilización, no sólo al centro de la República sino
también de sus más apartadas regiones (La carretera del Este,
2001: 137-138).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
113
Por otro lado, desde la segunda década del siglo, el carro había permitido
a los caraqueños pudientes veranear en "casas de campo" en poblados
del este, mientras conservaban sus residencias urbanas en el centro, tal
como se describe con frecuencia en las excursiones y picnics de las
novelas contemporáneas, desde Peregrina (1922) de Manuel Díaz
Rodríguez, hasta Fiebre (1939) de Miguel Otero Silva (ALMANDOZ,
2002-2019, I: 127-132). Pero la extensión oriental vino a ser asumida
como opción más permanente desde comienzos de la década de 1920,
con la promulgación de un decreto que favorecía el ensanche de Caracas
en esa dirección, entre el río Guaire y la carretera del Este (GDF, 1921:
263-265; GONZÁLEZ DELUCA, 1994: 188-190).32
19. Las medidas y las obras para mejorar la carretera del Este apuraron
las iniciativas de promotores privados para urbanizar antiguas haciendas
aledañas, lo cual era una respuesta concreta a la necesidad de las clases
altas y medias de escapar del deteriorado centro. Fue entonces cuando
empresarios como Luis Roche, Santiago Alfonzo Rivas y Juan Bernardo
Arismendi iniciaron la construcción de Maripérez, La Florida (1929), El
Recreo, Country Club (1928), La Campiña, Campo Alegre (1930), Los
Palos Grandes (1933), Los Chorros y Sebucán, entre otras
urbanizaciones al este del centro (MORALES ET AL, 1990).
En las eclécticas "quintas" de las nuevas "urbanizaciones", un nuevo
grupo de arquitectos estudiados en el exterior pudo complacer el apetito
innovador de la próspera burguesía gomecista. El español Manuel
Mujica Millán y el venezolano Carlos Guinand Sandoz sedujeron a sus
clientes con las quintas "neocoloniales", "neobarrocas" y "vascas", en
tanto recreación chic del así llamado mission style de California (PÉREZ
RANCEL, 1995). También se experimentó con nuevas tipologías
urbanísticas: El Country Club fue contratado a la empresa Olmsted
Brothers – la misma responsable por el diseño del Central Park de Nueva
York – expandido en torno a la casona diseñada por Guinand Sandoz, en
una “atmósfera monacal” propia del nuevo estilo (COLMENARES, 1989:
80-88). Por su parte, Mujica concibió la urbanización Campo Alegre
como un desarrollo de “ciudad jardín”, presidida por la iglesia de estilo
neocolonial, similar a la renovación que hiciera del Panteón Nacional en
1930 (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 115; MUÑOZ, 2000:120).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
114
En el centro menos residencial pero más bullente, Guinand Sandoz y
Gustavo Wallis diseñaban los primeros cines de Caracas, partiendo de
su versión tropical del estilo internacional y del cubismo arquitectónico
(GASPARINI Y POSANI, 1969: 302, 313-319; PÉREZ RANCEL, 1995: 103).
Destacó el teatro Principal, diseñado por Wallis entre 1928 y 1931, el
cual estuvo entre los primeros con estructura metálica, tratamiento
acústico y 1.000 butacas de aforo (BARRIOS, 1992: 24; GAN, 1998: 192),
así como el Coliseo y el Continental, de Mujica Millán, ambos
inaugurados en 1934 (MALDONADO, 1997: 112).
El abigarrado eclecticismo de esa sociedad que cambiaba su modo de
vida se desplegaba asimismo en la decoración interior de nuevas
viviendas y clubes. Durante los Años Locos, Bell fue invitado a
residencias de gente acomodada, cuyos recibos eran "como un salón
francés, con alto techo, pesados tapices, pesadas cortinas de encaje con
tapicería sobre las colgaduras, muebles tapizados y estatuillas de
porcelana, grandes espejos de pared dorados a la francesa, y así por el
estilo..." (BELL, 1922: 25, traducción propia). Algunos años más tarde,
durante su visita al campo de golf y el "excelente bar americano" del
Country Club, lady Dorothy Mills pareció sonreír ante la rara
combinación de estilos en uno de los rendez-vous más exclusivos de la
Caracas gomecista, diseñado por Guinand Sandoz: "palos de golf y
cocteles lucían como una extraña incongruencia en un marco copiado de
un viejo monasterio español, alto y sombrío, de caoba oscura y mosaicos
delicadamente coloreados" (MILLS, 1930: 16, traducción propia).
Por algunos años más, El Paraíso siguió recibiendo familias migradas
del centro, cuyo éxodo fue favorecido por ya mencionadas obras para el
primer suburbio caraqueño, tales como la extensión de las líneas de
tranvía y de la avenida 19 de Diciembre (ARCILA, 1961, II: 476, 478).
La palaciega mansión “Las Acacias”, construida por Chataing para la
familia Boulton, todavía señoreaba el paisaje en el crepúsculo de la Bella
Época (MALDONADO, 1997: 104). Pero los presentes gubernamentales y
el glamour burgués parecían mermados al comenzar la década de 1930,
cuando Edgard Pardo Stolk se quejó de la insalubridad del río Guaire
como la gran causa del abandono de El Paraíso en tanto principal
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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"ensanche lógico de Caracas", mientras urgía obras sanitarias para
mantener el estatus residencial del área (PARDO, 1934: 1204; VERA,
1935: 39-40).
Pero el otrora suburbio de caché ya no marcaba la pauta de
desplazamiento de la burguesía: tras Linares incorporar criterios
higiénicos y técnicos al análisis de la expansión urbana, la élite
caraqueña migró definitivamente hacia el este, pero esta vez con garantía
técnica y aprobación oficial. La capital venezolana rompió así una
tradición continental de crecimiento en pos del primer paso de las clases
altas, pauta que fuera respetada en la mayoría de sus congéneres
latinoamericanas hasta la década de 1930, tanto en términos
residenciales como comerciales (AMATO, 1970; ALMANDOZ, 2017: 170-
172, por ejemplo). En Caracas, la expansión residencial hacia el este fue
seguida por las actividades comerciales, las cuales redujeron su densidad
en el centro y rompieron la predominancia de la calle del Comercio, que
había permanecido como principal eje de negocios en sentido norte-sur
desde los tiempos guzmancistas (MORALES ET AL, 1990: 49-52).
Resultando en un patrón de patchwork, o "colcha de retazos",
reminiscente de la expansión urbana de Londres en el siglo XIX, las
nuevas urbanizaciones del este fueron temprana manifestación de los
intereses de la empresa privada en el desarrollo de la capital del país
petrolero (ZAWISZA, 1985: 44; ZAWISZA, 1989a: 22).
Vivienda masiva, reformas profesionales y legales
20. Desde comienzos del nuevo siglo, el médico Francisco Rísquez ya
estaba consciente de que el problema de vivienda de las clases pobres
había pasado a ser una de las principales cuestiones de la agenda urbana
en Europa y Norteamérica. Al explicar a la Sociedad de Ciencias de
Málaga cómo mejorar las condiciones higiénicas del ambiente de la clase
trabajadora, el cónsul venezolano animó a los españoles a constituir
asociaciones habitacionales como las que funcionaban en Londres, París,
Nueva York, Chicago, Filadelfia, e incluso en Buenos Aires, todas las
cuales habían logrado construir viviendas de bajo costo según los nuevos
estándares sanitarios y arquitectónicos (RÍSQUEZ, 1909: 40). Mientras
tanto, la única respuesta de la administración de Castro al problema
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
116
parece haber sido la exoneración a constructores del impuesto de
importación de materiales, para así reducir los costos. Tras la llegada de
Gómez al poder, otras medidas fueron adoptadas para mejorar las
viviendas de la clase trabajadora en Caracas: en 1910 la GDF trató de
controlar las condiciones higiénicas de los alojamientos antes de que
fueran alquilados; en 1913 se firmó un contrato con empresarios
privados para construir "casas económicas e higiénicas para las clases
obreras de esta ciudad"; y un nuevo Reglamento de casas de vecindad,
promulgado en 1919 y actualizado en 1921 y 1926, abordó el problema
de las viviendas de alquiler en el centro de la capital, ya abarrotadas con
recién llegados (ACOSTA, 1967: 776-777).33
Los promotores privados también trataron de satisfacer las necesidades
habitacionales de la clase trabajadora. Para mediados de la década de
1920, Luis Roche y Juan Bernardo Arismendi desarrollaron
urbanizaciones populares que extendieron el patrón del centro
tradicional, tales como Los Caobos y las 400 unidades de San Agustín
del Norte (1925), que al ser promocionada como "El Ensanche", pasó a
estar asociada con la propuesta de Ildefonso Cerdá en Barcelona. Al
mismo tiempo, los sindicatos que agrupaban nuevos contingentes de
trabajadores urbanos llegaron a ser clientes importantes de proyectos
como los de Nueva Caracas o Prado de María, Los Cármenes y Los
Jardines, los cuales expandieron la capital en direcciones diferentes a las
del este burgués (DI PASQUO, 1985: 74 y sig.; GARCÍA, 1985: 44-48).
Todos estos proyectos evidenciaban la necesidad de un organismo
oficial que se ocupara de la construcción de viviendas de bajo costo para
las crecientes demandas de la clase trabajadora en la capital petrolera.
La respuesta oficial de la administración gomecista vino de la ley
presidencial expedida en junio de 1928 - el mismo año de la revuelta de los
estudiantes y de la creación del Banco Agrícola y Pecuario (BAP) –
mediante la cual fue instituido el Banco Obrero (BO); provisto con un
significativo capital para invertir en préstamos a "obreros pobres" que
fueran a comprar "casas de habitación urbanas", los fondos oficiales
también podían ser utilizados en la construcción de viviendas a ser vendidas
a crédito a esos trabajadores (Ley de Banco Obrero, 1928: art. 6).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
117
La idea original de José Ignacio Cárdenas – designado ministro del MOP
en 1927, tras haber estado como diplomático en Holanda y Francia entre
1920 y 1925 - era incrementar el presupuesto de su cartera para vivienda
pública, aunque el nuevo banco terminó funcionando como un
prestamista oficial. En este sentido, el BO pronto atrajo a reconocidos
promotores como Roche, Arismendi y Alfonzo Rivas para desarrollar
masivos proyectos en áreas populares de Caracas; solo entre finales de
la década de 1920 y comienzos de la siguiente, el banco financió más de
200 viviendas en San Agustín del Sur, 35 en Catia, 95 en Agua Salud y
72 en Los Jardines de El Valle (GARCÍA, 1985: 20-24, 40-41; MARTÍN,
1995: 87; PARDO STOLK, 1969; 51-52, FIG. 9). Algunos de estos
proyectos fueron vistos como adaptaciones locales de las nuevas
tendencias inglesas en desarrollo suburbano, desde las casas by-law
hasta los garden suburbs o garden cities; sin embargo, las similitudes
han sido establecidas sobre la base de la manera de promocionar los
proyectos, o sobre el hecho de que eran intentos por escapar del centro
deteriorado (LÓPEZ VILLA, 1996).
FIG. 9. Cartel promocional del desarrollo de San Agustín, Caracas, 1928.
Tomado de DE-SOLA (1967)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
118
Además de haber sido la primera agencia oficial creada en
Latinoamérica para enfrentar el problema de habitación pública, el BO
confirmó la parcial revocación del castigo impuesto por Gómez a la
capital; más allá de la transitoria reconciliación con los revoltosos de
1928, las viviendas del BO marcaron un paso significativo para acercar
la dictadura hacia un nuevo Estado de bienestar (MARTÍN, 1995: 84-87).
Y con ello puede decirse que terminaba el castigo de Caracas: mientras
las motocicletas y los automóviles tocaban corneta en el congestionado
centro de la ciudad, a la expansión urbana se le había dado rienda suelta
y a la vivienda pública se le había provisto de una plataforma
institucional.
21. El aparato legal y profesional del gomecismo para la ciudad fue más
allá de la creación del BO y la promulgación de nuevas ordenanzas. Las
ya mencionadas leyes de sanidad y obras públicas fueron completadas
con la Ley de ejercicio de las profesiones de Ingeniero, Arquitecto y
Agrimensor (1925), la cual trató de controlar algunas irregularidades en
la formación y competencias de los crecientes profesionales venezolanos
(Ley de ejercicio de las profesiones de Ingeniero, Arquitecto y
Agrimensor, 1925). En este sentido, valga recordar que, ante el cierre de
la universidad en 1912, se había creado, en 1916, la Escuela Superior de
Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, la cual graduó ingenieros en
1922; ello se produjo en paralelo con la revitalización del CIV, liderada
por Vicente Lecuna, incluyendo la publicación de la Revista del Colegio
de Ingenieros desde 1923 (MALDONADO, 1997: 117).
Al reabrir la UCV en 1922, tras años de supuestas reformas y conflictos
políticos, la Escuela de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales
apenas incluyó Arquitectura como un curso semanal de tres horas dentro
de los estudios de Ingeniería. Esta deficiencia curricular hizo que los
profesionales estudiados en el exterior resultaran más atractivos para los
principales clientes de proyectos arquitectónicos: el MOP y la burguesía
gomecista. La Ley de 1925 trató de corregir esta desventaja, forzando a
los recién llegados a presentar exámenes ante el CIV, aunque la situación
persistiría por algunas años (CARABALLO, 1986: 75-77). También la
nueva Constitución nacional de 1925 estableció que la provisión de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
119
servicios urbanos era la primera competencia de las municipalidades, las
cuales deberían "Organizar sus servicios de policía, abastos,
cementerios, ornamentación municipal, arquitectura civil, alumbrado
público, acueductos, tranvías urbanos y demás de carácter municipal";
en relación a la higiene, las competencias municipales serían
compartidas con el gobierno federal (BREWER, 1985: 117-118).34
En lo concerniente a la administración de Caracas, en 1926 fue expedida
una nueva Ordenanza sobre policía urbana y rural que puede
considerarse actualización de su predecesora de 1910: con escasas
modificaciones en relación a arquitectura civil - tales como el
incremento de la capacidad mínima de las habitaciones, o el redondeo
de las esquinas para facilitar el tráfico - la principal contribución de la
ordenanza de 1926 fue quizás en términos de la supervisión de cloacas y
la disposición de desechos (CMDF, 1984: arts. 102-103, 119-124, 274-
277; 278-280). Esta última fue preocupación constante para la GDF, la
cual había contratado compañías privadas para el aseo urbano diario
desde 1912;35 una Ordenanza sobre aseo urbano y domiciliario también
había sido promulgada en 1919 (CMDF, 1919). Para mediados de la
década siguiente, la responsabilidad administrativa del servicio fue
encargada a la Oficina de Sanidad Nacional, hasta que la prestación vino
a ser compartida, desde comienzos de la década de 1930, entre la GDF
y la Dirección de Sanidad Nacional del Ministerio de Relaciones
Interiores (MRI) (ARCHILA, 1956, I: 167).36
En buena medida inspirada en el capítulo homónimo de su predecesora
de 1926, la breve Ordenanza sobre arquitectura civil de 1930 fue, por
una parte, un intento regulador de la expansión urbana de Caracas.
Confirmando que todos los edificios públicos y privados deberían
cumplir los requerimientos de saneamiento, ornamentación pública y
tráfico, la principal innovación de la Ordenanza de 1930 fue en lo
concerniente a procedimientos para la construcción de nuevas
"urbanizaciones"; a partir de entonces los proyectos tuvieron que ser
evaluados por la GDF en términos de provisión de espacios abiertos - 20
hectáreas de parques y plazas por cada una de construcción - provisión
de agua y anchura mínima de calles de 12 metros, algunos de cuyos
estándares podían ser modificados en casos de proyectos de viviendas
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
120
obreras (CMDF, 1930: arts. 1-2, 59-63). Por otro lado, aunque algo
tardía, la ordenanza debe ser vista como confirmación de la
preocupación gomecista por la arquitectura civil y la ornamentación; si
bien expresada en forma quizá algo simplista y superficial, fue esa
misma preocupación gubernamental por el "embellecimiento de
Caracas" la que inspiró incontables órdenes y disposiciones para pintar
las fachadas de casas privadas y edificios públicos en vísperas de las
fiestas patrias.37
22. Aunque algunos de los nuevos instrumentos legales del régimen han
sido vistos como tímidos y retrasados, habiéndosele además acusado a
la Ordenanza de 1930 de formalizar la lucrativa práctica de la expansión
urbana (DI PASQUO, 1985: 37, 54), la contribución del gomecismo al
aparato urbano caraqueño debe ser puesta en perspectiva. Primero que
todo, aunque resultara de un debate previo que escasamente ha sido
considerado en aproximaciones al período (MARTÍN, 1994: 120), debe
recordarse que la ordenanza de 1910 fue un temprano logro del breve
pasaje de Gómez por la GDF. En segundo lugar, la Constitución de 1925
fue la primera que reconoció la agenda municipal de policía urbana, lo
cual debe ser visto como una contribución de gran alcance, mucho más
allá de los intereses del dictador, a pesar de la concurrencia que tal
reconocimiento originaría en términos de transporte (BREWER, 1980:
118; BREWER, 1985: 89). En tercer lugar, el aparato conceptual del
gomecismo también logró ensamblar y al mismo tiempo distinguir los
componentes del pre-urbanismo caraqueño en formación: aunque la
higiene ya no era competencia exclusiva de las municipalidades, tráfico,
vivienda, arquitectura civil y ornamentación lograron conservarse como
ingredientes sustanciales del venidero urbanismo venezolano. Así,
después de todo, a pesar de su suspicacia primitiva por las ciudades,
venciendo además su progresismo austero, el dictador montuno terminó
por preservar y enriquecer los principales componentes de la tradición
urbanística heredada del guzmanato.
Por todo ello, hay que ser cauteloso con la leyenda negra sobre el castigo
de Gómez hacia la capital. Aunque el sombrío panorama de la "Caracas
dormida" fue extendido por cronistas e historiadores hasta la década de
1930 (ARELLANO, 1972: 144, 152; GALEY, 1973: 111; MIJARES, 1975:
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
121
155; POLANCO, 1983: 122-123; USLAR, 1969: 165), puede decirse que
la capital desairada por el dictador, desde su mudanza a Maracay, sí llegó
a experimentar cambios significativos durante las postrimerías de la era
gomecista. En la redimida Caracas de Gómez ya despuntaban los
primeros signos del urbanismo por cristalizar con el advenimiento
democrático. Pero el plan para Caracas, llamado a catalizar ese
urbanismo, no fue emprendido por el dictador, aunque la capital
evidenciaba desde hacía mucho los problemas que lo demandaban. El
primer plan urbano hubo de esperar el arribo de la democracia.
III Urbanismo local en el decenio de López y Medina
Crear ciudades nuevas, dotadas de los elementos indispensables
para la vida social y concentrar en ellas a los pobladores de los
caseríos y los hatos enfermos, a fin de que la nueva fuerza humana
así formada pueda vencer luego la resistencia mortal de la
naturaleza y explotar sus productos en provecho de la nación.
Ramón Díaz Sánchez, Transición (política y realidad en
Venezuela) (1939)
Transición política y geografía económica38
1. En su breve pero penetrante Transición (1937) – libro rapsódico en su
alcance nacional, como otros del novelista y ensayista – Ramón Díaz
Sánchez compendió muchos de los desafíos y cambios enfrentados por
Venezuela en el despertar democrático tras la muerte de Gómez. El
primero era la necesidad de luchar contra el comunismo como un
"imperativo histórico", al mismo tiempo que la de oponerse al "peligro
fascista" en aquellos tiempos tan turbulentos (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 94,
102). Si bien la bonanza económica de la Venezuela petrolera la
diferenciaba, por un lado, del México de 1910 o de la Rusia de 1917; así
como, por otro, de la Europa que salía de la depresión apelando al
totalitarismo, había que prevenir sobre todo que los "gérmenes" de estas
ideologías expansivas incubaran "en las clases superiores de la sociedad,
en los núcleos más cercanos al poder" (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 102, 114).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
122
Contemplando cuestiones más esperanzadoras en aquel tiempo de
transición venezolana, Díaz Sánchez señaló la importancia de la
migración nacional e internacional para actualizar la consigna "gobernar
es poblar", preconizada por Juan Bautista Alberdi en la Argentina de
mediados del siglo XIX (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 172). La divisa pareció
inspirar a los gobiernos de Eleazar López Contreras (1936-41) – ministro
de Guerra y Marina y sucesor del Benemérito - e Isaías Medina Angarita
(1941-45), los cuales configuraron el decenio democrático que, si bien
“inconcluso”, permitió cambios tendentes al Estado de bienestar,
incluyendo la emergencia del urbanismo como función pública
(CHIOSSONE, 1989), cuestión central de este capítulo. Además de hacer
explícita, con el lema alberdiano, la preocupación positivista por la
selectividad de la inmigración foránea, reconoció don Ramón que
parecía la sociedad venezolana haber descuidado la "profunda obra
educacional" que era necesario sincronizar con tales procesos de cambio
(DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 172).
La dinámica económica y poblacional desbordó las recomendaciones de
Díaz Sánchez. El despertar de la "modorra demográfica" y el aumento
de la urbanización en la Venezuela de medados del siglo XX se debió en
buena parte al abandono de la economía agrícola que, como hemos visto,
fue progresivamente remplazada por la explotación petrolera al
promediar la era gomecista (BOLÍVAR, 1994: 189, 200). La Venezuela
de la década de 1930 era ya considerada como el primer exportador y el
segundo productor mundial de oro negro, fortuna de efectos encontrados
en las estructuras de un país que hasta entonces había permanecido entre
los más rezagados de América Latina. Por un lado, Venezuela contó,
desde finales de los años veinte, con disponibilidad fiscal para pagar las
deudas internacionales e incrementar el gasto en infraestructura de
saneamiento y comunicación, por solo mencionar dos de los ya
considerados rubros vinculados a la urbanización.39 Por otro lado, arribó
una voluminosa inmigración desde el exterior y las regiones agrícolas
hacia los epicentros de la economía petrolera, apurando concentraciones
urbanas que sobrepasaron las capacidades de esos asentamientos en
términos de vivienda, servicios y empleo.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
123
Liderando el grupo de las emergentes metrópolis favorecidas por el gasto
público y los servicios de apoyo a la nueva industria, la población de
Caracas alcanzó más de 250.000 habitantes para 1936, y más de 350.000
para 1941 (GEIGEL, 1976: 38). Maracaibo creció como puerto y centro
administrativo del oro negro, con una población que pasó de 46.706
habitantes en 1920 a 110.010 en 1936 y 121.601 en 1941 (ESTABA Y
ALVARADO, 1985: 168-169; NEGRÓN, 2001: 76).40 Aunque con cierto
rezago demográfico, la explotación petrolífera en oriente reforzó el rol
de Barcelona y Maturín como centros administrativos, con poblaciones
que subieron de 9.864 y 7.498 habitantes en 1936, respectivamente, a
12.370 y 10.705 en 1941 (NEGRÓN, 2001: 76-78). Con niveles de
urbanización que frisaban ya 35 y 39 por ciento para los censos del 36 y
41 respectivamente, la Venezuela de López Contreras evidenciaba así
los primeros síntomas del "salto" demográfico que la llevaría a una
revolución comparable, mutatis mutandis, a la industrialización de
algunos de los países europeos en la primera parte del siglo XIX
(BOLÍVAR, 1994: 191).
2. Siguiendo con el tema de la movilidad poblacional en Venezuela y su
proceso de modernización, bosquejó don Ramón la geografía económica
y humana del nuevo país, resultante de las regiones tradicionales
combinadas con las posibilidades del modelo petrolero, mapa donde
resaltó la importancia de las ciudades. Dentro del "Panorama
económico" que constituye la cuarta parte de su libro, Díaz Sánchez no
vio disminuido el "inconfundible ambiente de prosperidad" de ciudades
andinas como Valera, Boconó, San Cristóbal y Rubio, ahora que se
habían librado de la "ruda presión dictatorial" (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973:
143). Sin embargo, siguiendo un recorrido que no solo parece ser de
contigüidad geográfica sino también de regiones agropecuarias
desplazadas por la economía minera, el entonces Jefe de Publicaciones
del Ministerio de Agricultura y Cría (MAC) reconoció el atraso del
Llano disgregado y abatido. Para afrontar ese atávico rezago rural, ante
el cual Rómulo Gallegos defendería, en 1941, soluciones como la
inmigración y los sistemas de créditos para el desarrollo de la producción
campesina (GALLEGOS, 1977, I: 36-37),41 Díaz Sánchez se pronunció
por un cambio más estructural que permitiera la sustitución de los hatos
y caseríos "enfermos" y "de todas esas parcialidades pseudo-urbanas
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
124
diseminadas hoy como pavesas en la llanura", por nuevas ciudades
localizadas con criterio sanitario; debían estar al mismo tiempo "dotadas
de los elementos indispensables para la vida social"; todo lo cual habría
de permitir la "nivelación" del Llano con otras regiones agrarias del
occidente venezolano (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 147).
Mientras el Llano, la Costa y la Montaña se ofrecían como tres regiones
geográficas de la Venezuela tradicional, representativas a la vez de "tres
tonos culturales diversos dentro del gran complejo de la cultura
nacional", el Zulia sobresalía como la región que, en esta nueva fase
histórica, exhibía "con relieves más acusados la diferenciación
económica y cultural del país", añadiendo a su valor como zona agrícola
y a su "específica tradición cultural", el pujante significado de su
"industrialismo" (DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 149-152). Aunque publicadas
casi simultáneamente, contrasta aquí la visión del Zulia petrolero del
Díaz Sánchez novelista con la del ensayista: por un lado, la visión
demoníaca, según la cual "el petróleo envenena a la gente", como dijera
uno de los personajes de Mene (1936) (DÍAZ SÁNCHEZ, 1967: 89); por
la otra, la exaltación mercantil del Zulia como una "Cartago en el
Mediterráneo de su lago, dominando con su oro y su literatura los
pueblos de su contornada". Y dentro de esta esperanzada contemplación
geográfica, el antiguo juez municipal de Cabimas apuntó a Maracaibo
como "ciudad estratégica", convertida "desde un principio en alma mater
de la cultura lacustre y en el termómetro de su economía" (DÍAZ
SÁNCHEZ, 1973: 155-156).
Parecía reflejar el ensayista la esperanza ante nuevos proyectos zulianos
como la fundación de Ciudad Ojeda, en diciembre de 1938, tras el
incendio de Lagunillas el año anterior (MALDONADO, 1997: 143) - tan
vívidamente descrito por el novelista en Mene – o la conclusión de la
carretera Maracaibo-Villa del Rosario, de 90 kilómetros, en 1940
(ALLEGRET, 1997: 604). Pero también parecía entrever Díaz Sánchez las
mejoras de infraestructura en el oriente petrolero, tales como el puerto
sobre el río San Juan, estado Monagas, construido en 1939 por la
Standard Oil Company, la Lago Petroleum Corporation, la International
Petroleum Co. y la Compañía Petróleo del Lago (GONZÁLEZ DELUCA,
2013: 283). También de la “carretera negra” Puerto La Cruz-Barcelona-
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
125
Anaco-Cantaura-El Tigre, prolongada hasta Ciudad Bolívar en 1940,
catalizada por el descubrimiento, por parte de las compañías Creole y
Pontepec, de los campos de San Joaquín y El Roble, respectivamente
(OLIVAR, 2014: 59). O asimismo la construcción, en 1941, del puerto de
Guanta, estado Anzoátegui, por parte de Standard Oil Company, la Mene
Grande Oil, la Venezuelan Gulf y Raymond Concrete Pile (GONZÁLEZ
DELUCA, 2013: 284).
Todos esos proyectos y obras consolidaban el modus vivendi establecido
desde 1933 con el gobierno de Franklin D. Roosevelt, cuya política del
"Buen Vecino" hacia Latinoamérica favorecía al oro negro venezolano
con un "trato justo y de buena vecindad", como confirmara el mismo
presidente López Contreras (LÓPEZ CONTRERAS, 1954: 39-42). Los
nuevos acuerdos comerciales hicieron que las inversiones
estadounidenses en petróleo e infraestructura sumaran 61,77 por ciento
del total de capital extranjero para 1938, lo cual desplazó definitivamente
las inversiones británicas en ese sector (SEGNINI, 1990: 19-20).
Y por contraste con el Zulia que presentaba "signos de originalidad, de
pureza etnológica" – cuestionados por el novelista, en vista del "ejército
delirante de todos los vientos del globo" que invadía las ciudades y
campamentos de Mene (DÍAZ SÁNCHEZ, 1967: 85) – arriba finalmente
esa geografía de Transición a Caracas. La capital venezolana estaba
"anegándose rápidamente bajo las marejadas de inmigración interna.
Caracas es un laboratorio donde se está fundiendo a fuego vivo un nuevo
metal venezolano", señaló Díaz Sánchez (1973: 156-157) para completar
el mapa económico y humano de la Venezuela democrática y petrolera.
…a la construcción de vías públicas que abaraten los
transportes;... a la higienización del hombre y del medio en que
vive; al abastecimiento de agua potable y de cloacas; a la
construcción de hospitales y de centros de asistencia social;... a la
edificación de casas para obreros y para la clase media....
Eleazar López Contreras, Plan trienal (1938)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
126
Del Programa de febrero al Plan trienal42
3. Desde su llegada al poder a inicios de 1936, López Contreras comenzó
a hacer uso de la radiodifusión como instrumento político, una novedad
para una nación que jamás había escuchado discurso alguno dado por el
Benemérito. Así lo notaron dos entusiastas descripciones de viajeros
estadounidenses al país pujante, las cuales nos acompañarán en esta
sección: a la exhaustiva guía Venezuela (1939), de Erna Fergusson,
pronto seguiría Venezuela. A Democracy (1940) de Henry Justin Allen,
detallado informe sobre la visita del senador de Kansas durante el tercer
año de la administración lopecista. Leídos con su voz "agradable aunque
no emocionante", como notara la escritora de viajes (FERGUSSON 1939,
62), los discursos transmitían "convicción de sinceridad", al decir del
senador (ALLEN, 1940: 24).
Desde la transmisión de su primer programa de gobierno el 21 de febrero
de 1936, López intentó hacer una reinterpretación más liberal, técnica y
social del leonino progresismo gomecista: escritores ya reconocidos en
el exilio, como Rómulo Gallegos y José Rafael Pocaterra, fueron
entonces invitados a participar en el gabinete pluralista, junto a
intelectuales emergentes como Mariano Picón Salas y Arturo Uslar
Pietri. Aún más que el Benemérito con sus doctores, el nuevo Presidente
se preocupó por la incorporación de especialistas en diferentes campos,
tales como el economista catalán José Antonio Vandellós, contratado por
el gobierno para crear departamentos de estadística en diferentes
ministerios, así como el primer plan de estudios de estadística en la
UCV. Siguiendo con la renovación tecnocrática de los primeros dos
años, en 1938 se lanzó el Plan trienal, contentivo de las políticas y metas
administrativas para el resto del período; allí López formuló su propia
visión de las principales necesidades de Venezuela en términos de
"sanear, educar, poblar", versión mejorada del "sanear es poblar"
preconizado por el gomecismo (LÓPEZ CONTRERAS, 1936: 15; LÓPEZ
CONTRERAS, 1955: 17). A fin de cumplir con el nuevo lema, debía
prestársele atención, entre otros objetivos,
…a la construcción de vías públicas que abaraten los
transportes;... a la higienización del hombre y del medio en que
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
127
vive; al abastecimiento de agua potable y de cloacas; a la
construcción de hospitales y de centros de asistencia social;... a la
edificación de casas para obreros y para la clase media... (LÓPEZ
CONTRERAS, 1938: 7).
En términos de obras públicas, el programa sanitario lopecista se basaba
en una plataforma administrativa mejor estructurada que la del
gomecismo. Incluyó la División de Obras de Riego del Ministerio de
Obras Públicas (MOP, 1939) (MALDONADO, 1997: 138), el Instituto
Nacional de Higiene y la División de Ingeniería Sanitaria del Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social (MSAS) (LÓPEZ CONTRERAS, 1936: 19).
Desde allí lideró el doctor Arnoldo Gabaldón, en el marco de la Ley de
defensa contra el paludismo (1936), la guerra épica contra esa y otras
endemias tropicales (MALDONADO, 1997: 143).43 El programa sanitario
también se apoyó en establecimientos de medicina pública y privada
creados a lo largo de la década, tales como la Policlínica Caracas (1933),
diseñada por Carlos Guinand Sandoz, pionera en especialidades médicas
(COLMENARES, 1989: 72-79); el hospital de Niños (1935), la clínica
Razetti (1938), la maternidad municipal Concepción Palacios (1938),
diseñada por Willy Ossott; el Sanatorio Antituberculoso Simón Bolívar,
“El Algodonal” (1939-40), también de Guinand Sandoz (GAN, 1998:
156), todos en la capital. En el interior destacaron el hospital Militar de
Maracay, iniciado en 1930 con diseño de Guinand Sandoz; el hospital
de Maternidad y Ginecología (1937) de Valencia, y el hospital Civil de
Maracaibo (1938), construido con el apoyo de la Lago Petroleum
Corporation, la Standard Oil Co. e International Petroleum Co.
(GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 192-196).
Tal como Allen pudo confirmar en visitas a los nuevos centros, la
flamante infraestructura sanitaria de Caracas y otras ciudades incluía
"impresionantes hospitales", cuyos sofisticados equipos eran de
procedencia estadounidense o alemana, desde ascensores hasta
quirófanos y aparatos eléctricos, de radiología y rayos X. Además, parte
del personal especializado que laboraba en los nuevos hospitales y
clínicas se había formado en universidades norteamericanas, cumpliendo
así con una política sanitaria promovida tanto por el gobierno
venezolano como por la fundación Rockefeller. Gracias a esto, al
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
128
conversar con jóvenes doctores en los hospitales caraqueños, el senador
se mostró complacido por el hecho de que los "nativos venezolanos
descendientes de indios" habían obtenido las mejores credenciales
académicas de Johns Hopkins o Tulane University (ALLEN, 1940: 134-
136; LÓPEZ CONTRERAS, 1966: 21, 115).
Al momento de la visita de Allen, la fundación Rockefeller patrocinaba
siete becas adicionales para venezolanos en las escuelas de higiene o
salud publica en Johns Hopkins, Harvard y Toronto; sin embargo, el
senador se apresuró a aclarar que los donativos de la fundación a
Venezuela "no tenían relación con las extensas actividades de la
Standard Oil Company" (ALLEN, 1940: 151-152). La asistencia sanitaria
se hizo más notoria en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando
los estadounidenses naturalmente incrementaron su interés por la salud
de los países latinoamericanos, "interés tan vital y apremiante como el
de un hombre por su propia pierna", como señalara Charles Morrow
Wilson. En el caso de Venezuela, los Rockefeller y las compañías
petroleras eran los embajadores vestidos de blanco responsables de la
cruzada dirigida a eliminar la "herencia marcadamente europea" de
Latinoamérica, que al decir del autor de Ambassadors in White (1942),
la había convertido en "una sociedad de hombres enfermos" (WILSON,
1972: 20).
4. Por sobre la escolarización básica, “sanear, educar, poblar” fue divisa
con la que la administración de López Contreras fortaleció los niveles
medio y profesional de la enseñanza, con obras modernizadoras al
mismo tiempo de la arquitectura. Fueron decretados el Instituto
Pedagógico de Caracas y el liceo Fermín Toro, diseñados por Cipriano
Domínguez entre 1936 y 1937, con capacidad para 450 y 1.200
estudiantes, respectivamente. Expresión de una arquitectura
funcionalista, “donde una racional distribución de los espacios, la
búsqueda de la luz y la ventilación e higiene, generan una marcada
volumetría cúbica de vocación racional”, a través de esos planteles
Domínguez “rendía un temprano homenaje a los postulados
fundamentales de Le Corbusier” (GAN, 1998: 126, 128, 130). La época
dorada de edificaciones educativas continuó en la capital con el
Ministerio de Educación (1938), de Guillermo Salas (MALDONADO,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
129
1997: 134) y las escuelas Experimental Venezuela y Gran Colombia,
diseñadas por Hermann Blaser y Carlos Raúl Villanueva,
respectivamente.44 En Maracaibo fue inaugurado el liceo Universidad
del Zulia, con capacidad para 700 alumnos, construido por Raymond
Concrete Pile, la misma compañía encargada de la renovación del puerto
y los acueductos (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 255-256). Y del concurso
para la sede del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV) en Caracas,
resultó ganador el proyecto del arquitecto Luis Eduardo Chataing
(MALDONADO, 1997: 146).
FIG. 10. Unidad Educativa Gran Colombia, diseñada por el arquitecto
Carlos Raúl Villanueva. Tomado de GASPARINI Y POSANI (1969).
El progresista lema de López Contreras también se basaba en un enfoque
más técnico y eficiente de la ejecución de obras públicas. La nueva
administración del MOP evidenció este giro desde el propio comienzo
de las "Bases del Plan general de obras públicas para el año económico
1936-37", publicadas en la Revista Técnica por el nuevo ministro Tomás
Pacanins, ingeniero egresado de George Washington University y
antiguo representante de General Electric en Venezuela. Al agregar los
edificios escolares a las tradicionales prioridades de acueductos, cloacas
y vías de comunicación, el plan enfatizaba que el MOP pretendía llevar
a cabo "una renovación total de sus métodos de trabajo" en relación al
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
130
"antiguo método administrativo", con especial referencia al cronograma
de proyectos y contratos (MOP, 1936: 142).
Con respecto al problema todavía sin resolver de los servicios de agua
para la provincia, la renovación aceleraba el abastecimiento de
acueductos y cloacas para numerosas ciudades y pueblos venezolanos.
Contando ahora el MOP con un nuevo laboratorio de aguas, asesorado
por el ingeniero sanitario George Bunker, caso emblemático de esta
mejora fue el acueducto de Maracaibo, contratado por el MOP con la
Martin Engineering Company y Raymond Concrete Pile Co.
(GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 176-177). El sistema caraqueño también fue
mejorado según contrato suscrito en 1936 entre el MOP y el CMDF
(RODRÍGUEZ ESPINOZA, 1939: 327-329).45 El progreso alcanzado para
el momento de la visita de Allen lo sorprendió: la red de cloacas de la
capital era ampliada, hizo notar el senador, "a una velocidad que totaliza
una milla por mes, a un costo casi 40 por ciento menor al estimado - un
ahorro conseguido por el intenso ritmo que se ha aplicado a las obras"
(ALLEN, 1940: 154-155, traducción propia).
5. Apoyado en el servicio de aerofotografía del MOP, inaugurado en
1935, el programa de obras públicas de López Contreras también
buscaba la consolidación de un "sistema nacional de ciudades", mediante
el fortalecimiento de lazos comerciales y de comunicación en el país.
Herederos de la racionalidad comunicacional gomecista, dos
importantes objetivos del programa fueron la "Planificación y ejecución
metódica de un sistema nacional de carreteras, en vista de enlazar los
centros de producción con los de consumo, y ambos con los puertos y
los centros fronterizos"; así como también la "Reglamentación nacional
del tráfico automotor”, de manera que pudiera realizarse “con la mayor
economía, seguridad y eficiencia" (LÓPEZ CONTRERAS, 1966: 21-22).
La concreción de los objetivos esbozados por el Presidente quedó a cargo
del nuevo titular del MOP, Enrique Aguerrevere, designado para ese
cargo desde julio de 1938 hasta finales del Plan trienal. Ingeniero
egresado de la UCV, Aguerrevere también había cursado estudios de
posgrado en Stanford University, recibiendo posteriormente
entrenamiento profesional en Estados Unidos y Europa a través de la
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
131
Cities Service Company (POLANCO, 1985: 203). La nueva orientación
fue respaldada con la creación, en 1937, de la Comisión Nacional
Permanente de Vías de Comunicación; esta fue transformada en 1941 en
Consejo Nacional de Obras Públicas (CNOP), presidido por Gerardo
Sansón, quien elaboró el Plan Quinquenal de Obras Públicas (OLIVAR,
2014: 56, 63).
No solo en infraestructura, los cambios encomiados por los visitantes
norteamericanos eran apenas algunos ejemplos de la renovación social y
administrativa que estaba ocurriendo en la Venezuela lopecista en todos
los niveles, desde el nacimiento de partidos políticos y la organización
de sindicatos, hasta la adopción de métodos de planificación y la
especialización de empleados públicos. La nueva generación de
tecnócratas venezolanos - algunos de ellos regresando del exilio, otros
de su formación académica en el exterior – buscarían progresar con la
urbanización social y cultural procrastinada por el gomecismo. Al igual
que el Presidente y sus ministros, ellos soñaban con una Venezuela de
bases urbanas más amplias, cuyas principales referencias provendrían de
sus relaciones con empresas petroleras o centros académicos
norteamericanos, así como de sus propias experiencias en Nueva York o
Paris, entre otras metrópolis (LOMBARDI, 1982: 214-221, 245; MÉNDEZ,
1993: 37).
Poca cosa quedaba de la aldea tranquila y sosegada, que me vio
nacer. Antes era fácil reconocer los escasos transeúntes que se
llevaban la mano al sombrero al pasar una señora camino a la
iglesia. Los vehículos se movilizaban con soltura. Unos cuantos
ricos solamente poseían automóviles. Ahora el tráfico resultaba
un tormento, las bocinas metían un ruido horrible, casi
insoportable...
Laureano José Vallenilla Lanz, Allá en Caracas (1948)
París de ayer, de hoy, de siempre; único por su pasado, elegante,
alegre y acogedor.
Eleazar López Contreras, Temas de historia bolivariana (1954)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
132
En la Caracas lopecista
6. Entre 1920 y 1921, cuando fuera enviado por Gómez a inspeccionar
la compra de armamentos, el propio López Contreras probó el sabor de
las grandes ciudades durante los tres meses que viajó por Estados Unidos
y Europa, antes de ser nombrado ministro de Guerra y Marina. Entonces
el joven oficial tuvo oportunidad de visitar Nueva York, Washington,
Londres y París, viaje que ejercería enorme influencia en la educación
del futuro gobernante (POLANCO, 1985). Al repetir la gira europea a
principios de la década de 1950 - esta vez a bordo del transatlántico
United States - el expresidente recordaría las impresiones de aquel
primer periplo, al menos en relación a la supremacía de los atractivos
parisinos: "Ni Nueva York con sus colosales edificios, ni Londres por su
extensión, ni Washington con la belleza de sus modernas
urbanizaciones, pueden competir con los encantos de París" (LÓPEZ
CONTRERAS, 1954: 143-144, 173). Y acaso aquellas impresiones de su
primer viaje al extranjero, confirmadas en la segunda travesía, insuflaron
la visión del presidente sobre la capital venezolana, enfrentada en los
años de su presidencia a cambios ingentes.
Quizás para alejarse del espectro dictatorial, uno de los primeros pasos
tomados por la nueva administración fue, a pocos días de la muerte de
Gómez, volver a trasladar la residencia presidencial a Caracas. López
Contreras regresó a una capital que, a pesar de haber sido desairada por
largo tiempo, desde hacía mucho mostraba signos del auge petrolero.
Con una población de 203.342 habitantes y una extensión de 542
hectáreas urbanas para 1936, Caracas tenía la mayor densidad
poblacional de Venezuela - 146,84 habitantes por kilómetro cuadrado -
mientras su crecimiento demográfico había alcanzado 45 por ciento
desde 1926. La migración desde el campo se había convertido en
importante factor de dicho crecimiento: 87.902 habitantes eran hijos de
inmigrantes a la capital, la cual hacía gala de ocho líneas de taxis y
carros, dos empresas de tranvías, autobuses, camiones y, según lo
reconocía el mismo censo, una "activísima" vida urbana (MINISTERIO DE
FOMENTO, 1939, I: 12, 19-21, 27).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
133
Entre las nuevas edificaciones gubernamentales, decretadas a finales del
gomecismo, se contaban la Gobernación del Distrito Federal (1933),
diseñada por Gustavo Wallis en un “eclecticismo decantado y de nobles
proporciones”, ejemplo de una “primera racionalidad en transición”
dentro de la arquitectura venezolana (GAN, 1998: 194). También el
Ministerio de Fomento, de Carlos Guinand Sandoz, cuya fachada
reflejaba “la transición de una arquitectura neoclasicista de radical
influencia europea hacia una modernidad planteada en la sobriedad de
sus ornamentaciones” (GAN, 1998: 146). Entre las edificaciones
privadas destacaban el Banco de Venezuela y el National City Bank
(1928), de Alejandro Chataing (MALDONADO, 1997: 104), así como el
hotel Majestic (1930), de Manuel Mujica Millán. La vanguardia ya era
representada por el edificio Veroes, donde la temprana combinación de
vivienda multifamiliar con comercio y oficina en planta baja, exponía
“en su vocabulario formal una clara influencia de la arquitectura
moderna y una temprana aceptación de los postulados corbusianos”
(GAN, 1998: 198).
En contraste con la sombría imagen de la ciudad que se había llevado a
mediados de la era gomecista, los cambios en el bullente centro fueron
particularmente notorios para el joven protagonista de la novela Allá en
Caracas (1948); un poco como su autor, Laureano José Vallenilla Lanz
– hijo del doctor gomecista - el personaje regresó al país democrático
tras una década estudiando en París:
Las casas se hacían demasiado bajas y las calles demasiado
estrechas para dos automóviles a la vez. En diez años de ausencia
se encontraba a Caracas transformada. Es verdad que el aspecto
general de la ciudad era el mismo. Casas pintadas de distintos
colores, cables telefónicos cargados de extraña vegetación,
vendedores de billetes de lotería en las esquinas, pero de dónde
venía el gentío que llenaba las aceras, los tranvías, los autobuses?
Costaba abrirse paso entre la multitud apresurada y dicharachera.
Poca cosa quedaba de la aldea tranquila y sosegada, que me vio
nacer. Antes era fácil reconocer los escasos transeúntes que se
llevaban la mano al sombrero al pasar una señora camino a la
iglesia. Los vehículos se movilizaban con soltura. Unos cuantos
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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ricos solamente poseían automóviles. Ahora el tráfico resultaba
un tormento, las bocinas metían un ruido horrible, casi
insoportable... (VALLENILLA LANZ, HIJO, 1954: 292).
Más allá del centro, el recién llegado fue sorprendido por la forma como
las nuevas urbanizaciones habían barrido los cafetales de su infancia.
Desde La Florida hasta Chacao, los suburbios del este daban señales de
una creciente especulación de terrenos, urbanizados con frenesí
insospechable a comienzos de la era gomecista. Aunque el visitante
colombiano Luis Enrique Osorio encontraría que la expansión no era
comparable "con el impulso fabril de Chicago o Nueva York, ni con la
fiebre comercial de otras grandes urbes", los cambios sociales
concomitantes sí eran más evidentes que en Bogotá (OSORIO, 1943: 60).
En sus viajes por Suramérica durante esos años, Luis Roche también
pudo confirmar que los aburguesados suburbios caraqueños no solo eran
más lujosos que los bogotanos, sino que incluso eran mejores que
algunos de los existentes en Buenos Aires, aunque, en general, Caracas
todavía lucía pueblerina al compararla con la metrópoli austral (ROCHE,
1945: 22, 90).
7. El auge económico de la Caracas lopecista también era ostensible para
los viajeros norteamericanos: la ciudad era tan visitada por hombres de
negocios que el hotel Majestic tuvo que cobrarle a Allen por los días que
se retrasó al embarcarse desde Nueva York. Diseñado con la
participación de Manuel Mujica Millán en 1930, recién llegado a
Venezuela tres años antes, el Majestic fue el primer hotel en contar con
ascensor y agua corriente en habitaciones (GONZÁLEZ DELUCA, 2013:
116; MUÑOZ, 2000: 120). Quizás el senador hubiese podido reservar en
otro de los grandes hoteles de la pequeña city, como el Madrid, el Palace,
el Royal y el Domke. Y valga recordar en ese sentido que ya Venezuela
figuraba, desde 1929, en las rutas internacionales de Pan American
Airways y que el puerto de La Guaira fue objeto de una significativa
ampliación en 1938 (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 279, 283).
Aunque criticando algunos aspectos de la "ruidosa, ajetreada, sucia e
indiferente ciudad de Caracas", Fergusson quedó sorprendida por la
variedad y abundancia de la mercadería importada: las tiendas estaban
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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"abarrotadas con artículos de lujo provenientes del mundo entero - botas
y galletas británicas, vinos y perfumes franceses, aceite y pastas
italianas, cámaras y cristales alemanes, y de los Estados Unidos todo tipo
de artefactos eléctricos" (FERGUSSON, 1939: 68, traducción propia). El
contraste con otras capitales latinoamericanas era más evidente en el
mercado central caraqueño: "En vez de los diminutos montoncitos de los
pobres mercados populares de México y Guatemala, en él se ofrecían
montañas de melones y naranjas, pirámides de piñas y lonjas de res o
cordero" (FERGUSSON, 1939: 68-69, traducción propia).
Alimentado por la bonanza petrolera, el consumismo de la Caracas
lopecista iba de la mano con la novelería de burgueses y políticos
regresados del extranjero. Algunos de los diplomáticos gomecistas
radicados en Europa ciertamente habían lamentado cuando hubieron de
retornar a la capital democrática para trabajar en oficinas privadas y
bancos, tal como sucediera a personajes de Allá en Caracas; pero su
protagonista encontró que, aparte de aquellos que seguían añorando los
años pasados en la capital francesa, algunos de sus anteriores amigos que
habían permanecido en Caracas desdeñaban a París y preferían
"ciudades modernas" como Nueva York, Cincinnati y Río de Janeiro
(VALLENILLA LANZ, HIJO, 1954: 279-280, 299). Los prósperos jóvenes
y sus encantadoras esposas ahora solían reunirse en el bar americano del
elegante Country Club, el mismo visitado por lady Mills años atrás. Al
igual que muchos de los residentes en los nuevos suburbios, el grupo de
amigos “realmente se sentía más a gusto en París, Londres o Nueva York
que en Caracas", observó Fergusson (1939: 71).
8. A la sazón, los espectáculos de masas confirmaban el empuje cultural
gringo en la capital democrática, en nuevos cines de dos pisos como el
teatro Boyacá (1940), diseñado por Guinand Sandoz sin columnas
intermedias, lo que permitía mayor área libre (GAN, 1998: 162). Al
aparecer Hitler, Franco o Mussolini en los segmentos noticiosos antes de
las películas, algunos miembros del público aplaudían desde las
localidades caras, mientras los ocupantes de las galerías chiflaban; pero
una vez comenzado el filme, toda la audiencia quedaba absorta por igual
en leer los subtítulos en español que traducían los parlamentos en inglés
(DÍAZ SÁNCHEZ, 1973: 98). El culto por las películas incluso llegó a
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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abrumar a Fergusson, quien se sintió incómoda por el hecho de que los
venezolanos estuvieran tan bien informados sobre los estadounidenses:
"Hollywood no nos ha dejado ni siquiera un harapo para cubrir nuestra
vergüenza", dijo la visitante a modo de disculpa por la habitual
ignorancia americana sobre otros pueblos (FERGUSSON, 1939: 98).
En lugares abiertos, multitudes cada vez mayores se volcaban hacia los
deportes más populares, el béisbol y el boxeo, el cual incluso fue
regulado por un nuevo reglamento aprobado por la GDF en 1936 (GDF,
1936). Tal como sucediera a uno de los protagonistas de la novela
Campeones (1939) de Guillermo Meneses, los nuevos equipos de pelota
- tales como el "Nueva York" o los "Yankees" - ofrecían a jóvenes
inmigrantes de modesta extracción, la posibilidad de alcanzar la riqueza
repentina o el estrellato efímero, tan codiciados en la sociedad de masas
(MENESES, 1990: 48-50, 196, 115-116).
En lo tocante a entretenimientos de élite, el nuevo mecenazgo
norteamericano fue acogido con beneplácito en las galas del Municipal,
donde las presentaciones de la Opera Association de Nueva York
devinieron highlight de las temporadas caraqueñas (SALAS, 1974: 214).
Sin embargo, en un baile de disfraces en honor del presidente López y
su esposa en una espléndida quinta de La Florida, las beldades
capitalinas se decantaban por la pompa del repertorio francés,
incluyendo a madame Récamier, a la marquesa de Versalles y la
emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III (VALLENILLA
LANZ, HIJO, 1954: 318). Pareciera que las invitadas de aquella soirée
recreada en Allá en Caracas querían complacer la confesa preferencia
de López Contreras por los encantos parisinos.
De suerte que podríamos ir a bañarnos en el Mar en cinco
minutos y volver al Centro al cuarto de hora, sin ninguna
molestia: ¡un paseo en tranvía!
Ramiro Nava, Obras completas (1971)
The automobile traffic in Caracas in most hours of day is fully as
congested as in New York during rush periods.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
137
Henry Justin Allen, Venezuela. A Democracy (1940)
Debate capitalino: renovación, expansión y tráfico
9. Acaso evitando que la discusión alcanzara ribetes políticos, el régimen
gomecista había pospuesto formular un plan urbano para Caracas, ya
necesario, como venimos de ver, y adoptado en otras capitales
latinoamericanas desde mediados de la década de 1920 (ALMANDOZ,
2017: 275-278). Pero tan pronto falleció el Benemérito, el debate
floreció en la prensa nacional, mientras artículos relativos al tema
aparecían en publicaciones especializadas, como trataremos de revisar
en esta sección. Toda esa gama de contribuciones de diferente naturaleza
y disciplinas – desde el derecho hasta la ingeniería, pasando por la
arquitectura y el diseño - ilustran el tránsito de pre-urbanismo a
urbanismo en la sociedad venezolana, tal como ocurriera en otras
latinoamericanas más tempranamente (ALMANDOZ E IBARRA, 2018).
Los ensueños y las fantasías postergados por décadas comenzaron a
despertar en las utópicas propuestas de Ramiro Nava, visionario
abogado, teósofo y arquitecto de vocación, quien llegó a ser conocido
como el Julio Verne venezolano (FUNDACIÓN POLAR, 1997: 311,
FIG.11). Como parte de su ambicioso plan "Bloque de Oro" - publicado
en El Universal desde enero de 1936 - el otrora representante de
Maracaibo ante el Congreso de Municipalidades de 1911, ya había
propuesto la creación tanto de un Banco Nacional Hipotecario Urbano
como de un Banco Social. Estas agencias especializadas en materia de
vivienda no solo buscaban ser instrumentos económicos para resolver
los problemas habitacionales de Caracas, sino también "uno de los
mejores métodos de culturización basado en el hogar, tan reverenciado
por los ingleses" (NAVA, 1971: 668). Asomaba el abogado en esas
propuestas económicas algo del Manifiesto razonado (1939) con el que
participaría en la contienda presidencial para el período 1941-46
(FUNDACIÓN POLAR, 1997: 311).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
138
Fig. 11. Portada de la primera edición de las Obras completas de Ramiro
Nava. Tomado de NAVA (1971).
Muchas de las extravagantes y fantasiosas ideas de Nava afloraron en
propuestas para la restaurada capital de López, siendo incluidas en su
"Plan Ramironava", el cual buscaba ser un paso adelante en relación al
tímido y abstracto programa gubernamental, tal como lo calificara el
visionario (NAVA, 1971: 663-668, 690-694). A fin de unir la ciudad con
el litoral caribeño, el miembro de las sociedades de ingenieros de
Londres y Chicago preveía la construcción de la "Bahía de Caracas",
mediante la excavación de un canal de diez kilómetros de largo y doce
metros de profundidad, "parecido al Canal de Panamá", y atravesado por
un "subwai" (sic) que comunicaría la plaza Bolívar con el océano en un
santiamén (NAVA, 1971: 754-756). "De suerte que podríamos ir a
bañarnos en el Mar en cinco minutos y volver al Centro al cuarto de hora,
sin ninguna molestia: ¡un paseo en tranvía!", entusiasmaba Nava a los
caraqueños, pensando probablemente en los agobiados hombres de
negocio que tal vez quisieran relajarse en la playa durante la hora de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
139
almuerzo. Provista de casinos, cabarets, "dancings", "Coney-islands" y
"ferriboats" (sic), entre otros atractivos turísticos, la bahía caraqueña
recrearía fácilmente "el encanto de un ancho Canal Veneciano". Las
nuevas vías de comunicación con La Guaira estarían bordeadas por
clubes campestres dedicados a diferentes nacionalidades - presididos por
el club estadounidense, por supuesto - así como por campamentos para
remolques, de modo que los caraqueños pudieran acampar durante el
"weck end" (sic) en casas rodantes como las que estaban de moda en
Norteamérica. Todas estas obras serían supervisadas por profesionales
venezolanos con asistencia de ingenieros americanos, su ejecución
igualmente dependiendo de trabajadores venezolanos y gringos blancos,
"de buenos principios" y "ajenos a las doctrinas socialistas", advertía
Nava asomando prejuicios de entreguerras (NAVA, 1971: 759; CAMPOS,
2006). La construcción de canales, "subwais" (sic), rascacielos y puentes
había hecho posible el progreso en países como Estados Unidos, al igual
que sucediera con los parques y las avenidas en ciudades como Buenos
Aires. Por consiguiente, si la bahía de Caracas se llevaba a cabo,
Venezuela "se colocaría más alto que Argentina", pudiendo incluso
albergar una exposición internacional, según explicara Nava
posteriormente a la absorta audiencia radial de "La voz de la Philco"
(NAVA, 1971: 770-772).
Al mismo tiempo, las transformaciones de la "Venecia de Caracas"
incluían cambios fluviales internos, los cuales buscaban convertir a la
capital venezolana en una de las más bellas ciudades del mundo, incluso
más que Río de Janeiro, Buenos Aires o Nápoles (RODRÍGUEZ CAMPOS,
2006). La expansión y conexión del río Guaire con otras vías acuáticas
y lacustres harían a Caracas comparable con la Venecia del Adriático; la
recreación del encanto del Viejo Mundo, "sin los inconvenientes de
aquellos lugares de Europa", sería completada con la importación de
góndolas y cantores de barcarolas (NAVA, 1971: 792). Con su nueva
bahía y sus canales, Caracas entonces pasaría a ser el primer puerto de
Suramérica (NAVA, 1971: 696); por lo demás, rescatar el Guaire era
importante porque todas las grandes capitales hacen gala de ríos señeros,
como el Hudson en Nueva York, el Sena en París, el Támesis en Londres
y el Plata en Buenos Aires (NAVA, 1971: 789-798).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
140
Además de esa fantasía veneciana, se requerían otros cambios para
convertir a Caracas en la ciudad más bella del mundo. Desde Catia en el
oeste, hasta Petare en el este, una Gran Avenida Bolívar recorrería todo
el axis del valle; con veinte metros de ancho y veinte kilómetros de largo,
bordeada por viviendas de dos pisos y edificios comerciales de seis, la
nueva "Quinta Avenida" sería al mismo tiempo "como un Central
Parque, con monumentos, jardines, plazoletas, cines, etc." (NAVA, 1971:
710). La renovación del centro propuesta por el visionario también
incluía alojamientos para un millón de personas en edificios de seis
niveles, redes subterráneas de servicios, monumentos consagrados a los
héroes de la Independencia, un capitolio comparable al de Washington,
islas en medio del tránsito decoradas con jardines, edificios especiales
para aparcar automóviles mientras sus usuarios estaban en la "City"...
Igualmente se contemplaban premios para las quintas más hermosas,
porque Caracas sería "la CIUDAD JARDIN por excelencia", el jardín
más bello de las Américas, superior a Buenos Aires o a Río de Janeiro,
según sostenía el también proyectista del "Barriojardín Ramironava" en
La Pastora (NAVA, 1971: 709-712, 803-810).
La concreción de ese desarrollo residencial al noroeste caraqueño; haber
anticipado Nava la construcción del puente sobre el lago de Maracaibo,
de donde era oriundo; así como haber fundado las compañías
Electricidad de Los Teques y Venezuela Potable Water Company,
prueban que el visionario, no obstante sus ideas fantasiosas, “tenía los
pies puestos sobre la tierra” (RODRÍGUEZ CAMPOS, 2006).
10. Hubo otras propuestas menos ambiciosas pero más realistas para
reacondicionar el centro caraqueño y conectarlo con los suburbios del
este. Días después de que López Contreras presentara su programa de
gobierno, apareció en El Universal un anónimo "Proyecto de ensanche
para Caracas. Cómo resolver el primer problema de congestión de
tráfico", donde afloraba la queja por el hecho de que el gobierno de
Gómez no había invertido en la capital ni la mitad de los millones
gastados en Maracay. El centro enfrentaba dificultades funcionales,
sanitarias y de tráfico; este último ya no podía resolverse con una nueva
organización del tránsito, sino solo mediante la transformación de una
de las calles tradicionales en gran avenida. Aparte de ser una solución
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
141
para la circulación, esta ampliación también parecía ser una exigencia de
estatus urbano: "Caracas es y seguirá siendo un pueblo grande mientras
no se proceda a un ensanche de por lo menos una de sus calles, ensanche
que permitirá entonces llamarla ciudad..." (Proyecto de ensanche para
Caracas…, 1936). Además de la propuesta para construir una avenida de
26 metros de ancho, que comenzaba al sur del centro y seguía hacia el
este de Caracas, se concluía apelando a la experiencia técnica de los
urbanistas para poder emprender los cambios necesarios.
También en 1936 se presentó el plan de Urbanismo de Caracas, por parte
de la Asociación Venezolana de Ingenieros (AVI) con el apoyo del
MOP, el cual ya contemplaba viviendas en El Silencio (GONZÁLEZ
DELUCA, 2013: 118). Esta presentación fue apresurada por gestiones que
ya comenzaban a hacerse ante la Gobernación del Distrito Federal, para
la construcción de obras públicas, por parte del embajador francés y de
Jacques Bedel, representante de la Société Française de Constructions
des Batignolles, quien había llegado a Caracas en diciembre de 1935
(MARTÍN, 1991: 78-81.
Otro de los actores participantes en el debate capitalino fue Luis Roche,
quien publicó su propuesta en El Universal, en marzo de 1936. En
"Embellecimiento de Caracas", el conocido urbanizador reconocía no
solo las dificultades circulatorias, sanitarias y funcionales de la capital,
sino también el deterioro ambiental causado por la invasión de autos y
la desenfrenada instalación de nueva infraestructura. Así por ejemplo, a
pesar de que en 1924 se había aprobado una ordenanza que regulaba la
ubicación de postes en las aceras, la maraña de cables y postes eléctricos
le daban a las calles caraqueñas la imagen de una "selva virgen" (ROCHE,
1936).46 Aparte de algunas recomendaciones para el desarrollo sanitario
y financiero de la capital, el plato fuerte de la propuesta de Roche era el
diseño de nuevas vías que parecían imitar los ejemplos de Nueva York
y París. Por una parte, se planteaba la consolidación de la carretera del
Este, el camino rústico que conectaba los suburbios burgueses ubicados
al este del centro; esta columna vertebral de la capital del mañana tendría
que ser acondicionada para desempeñar su papel de "Broadway
caraqueño" (ROCHE, 1936). Por otra parte, el centro histórico sería
atravesado en el sentido este-oeste por la nueva avenida Simón Bolívar,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
142
cuya sección de 36 metros estaba explícitamente inspirada en el ejemplo
de los Campos Elíseos. Después de todo, los recuerdos de sus años
parisinos parecían prevalecer en la propuesta de Roche, al menos en los
términos de simbolismo patriótico desplegado en el nuevo eje cívico:
con la incorporación de un monumento dedicado a Bolívar en el paseo
El Calvario, al oeste de la ciudad, "los transeúntes podrían contemplar
muchas tardes, como sucede con el Arco de Triunfo de la Estrella en
París, el monumento en la apoteosis fulgurante de las puestas de sol"
(ROCHE, 1936; ALMANDOZ, 2018).
En una serie de artículos divulgativos publicados en El Universal a partir
de 1938, cuando arribara al país, el español Rafael Bergamín continuó
con la campaña por renovar el centro de Caracas. Con una cita del
urbanista francés Henri Prost - "el urbanismo es la organización del
terreno en las ciudades" - el recién llegado inmigrante iniciaba su
particular visión sobre los problemas del atestado centro: además de las
restricciones estructurales debidas a su cuadrícula colonial y su
defectuoso sistema de drenaje, el autor instaba a la modificación
funcional de una trama donde "indefectiblemente se superponen y se
confunden el centro comercial, el administrativo, el representativo, etc."
(BERGAMÍN, 1959: 19). En este sentido, Bergamín proponía una
densificación de los lotes en las cuadras, con edificios de cinco pisos que
permitirían ampliar las calles históricas, al tiempo que recuperar los
espacios interiores con jardines, una de las mayores necesidades de
Caracas. La cuadrícula ampliada estaría presidida por una avenida de 35
a 40 metros de ancho que iría de oeste a este, bordeada de arcos que
albergarían actividades comerciales y peatonales, de acuerdo con la
tradición española y siguiendo el ejemplo de la rue de Rivoli parisina y
de "tantas otras bellas ciudades europeas" (BERGAMÍN, 1959: 22-23).
No obstante su desigual fundamento teórico, todas estas propuestas
tuvieron el mérito de entender los retos históricos de la Caracas
posgomecista, al proclamar el agotamiento del centro colonial, cuya
cuadrícula había soportado, sin mayores intervenciones, casi cuatro
siglos de cambios funcionales y económicos, demográficos y sociales
(MORALES ET AL, 1990: 91-106). Las propuestas también transformaron
las inquietudes aisladas sobre expansión urbana y tráfico en temas más
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
143
estructurados, tales como renovación urbana del centro y su vinculación
con los suburbios del este, a la vez que instaron a utilizar instrumentos
urbanísticos en tal sentido (CARABALLO, 1991). Especialmente las
propuestas de Roche y Bergamín tuvieron la virtud de combinar
necesidades funcionales con mejoras estéticas en términos de
monumentalidad, ornamento y paisajismo, equilibrio que convenía
recordar a los codiciosos empresarios inmobiliarios de la pujante capital
democrática. Pero, por encima de todo, había un punto en el cual
concordaban todas estas propuestas: la crisis del crecimiento y el tráfico
de Caracas no se podía solucionar con un tratamiento parcial del centro,
sino con un plan general para la ciudad.
11. Junto a los problemas en las áreas centrales, el debate sobre la
expansión de las ciudades modernas también comenzó a despuntar en la
literatura más especializada que llegaba a los círculos profesionales de
Caracas. En un resumen del artículo "Urbanismo. La división del terreno
en las ciudades" - publicado originalmente en la revista Zig-Zag de
Santiago de Chile y reproducido por la renovada Revista Técnica del
MOP en febrero de 1938 – el autor contraponía dos tipos de ciudad: por
una parte, aquellas "construidas en formas de ciudades jardines, que
tienen por resultado la dispersión de sus habitantes y una considerable
expansión del área que ocupan"; y por la otra, "las ciudades cuyos
habitantes viven aglomerados en altos edificios, determinantes de una
modalidad social solitaria, y cuya principal consecuencia es la estructura
reducida de su planta” (Urbanismo…, 1938: 780). Confesando su fe
metropolitana al señalar que las pequeñas ciudades eran "simples
intentos de ciudades grandes", el autor también aceptó el destino
mecanicista del siglo XX, al distinguir alojamiento y trabajo como dos
de las principales funciones urbanas a ser reguladas por el sistema de
comunicación. Sobre esta base conceptual, el comentarista sostenía que
la razón fundamental del Congreso Internacional de Arquitectura
Moderna (CIAM) de Bruselas radicaba en la confrontación entre
ciudades jardín y concentración urbana, tendencias entre las que debía
favorecerse a esta última, por sus beneficios económicos y sociales:
La ciudad jardín nos lleva al individualismo. En realidad al
individualismo que significa esclavitud; a decir verdad, a un
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
144
aislamiento estéril del individuo: entraña la destrucción del
espíritu social, de las fuerzas colectivas; conduce a la pérdida de
la voluntad colectiva; hablando en términos materiales, se opone
al desarrollo de las conquistas científicas, y, en consecuencia, al
confort; a la economía del tiempo, y a la libertad.
"Por una entre mil o entre cien personas, que sale beneficiada con
la ciudad jardín, el resto resulta directamente perjudicado.
“La concentración urbana, al contrario, permite la aplicación
integral de los beneficios modernos (Urbanismo…, 1938: 781,
cursivas en el original).
En vista de todas esas desventajas de las ciudades jardín, evidentemente
solo quedaba una opción válida para el crecimiento urbano: adoptando
los medios brindados por la tecnología moderna, cuyo epítome era el
ascensor, se debían fomentar, tanto en las áreas urbanas tradicionales
como en las nuevas, diseños de alta densidad y eficiencia, abarcando
estos desde la distribución de las calles hasta la construcción de edificios
(Urbanismo…, 1938: 782-783).
Criticando la interminable extensión de metrópolis europeas como París,
Berlín o Londres, y especialmente los casos monstruosos de Nueva York y
Buenos Aires, una posición menos progresista en relación a la expansión
urbana pareció mantener Bergamín, quien fomentaba, "en buen
Urbanismo", el desarrollo lógico y funcional de ciudades hasta dimensiones
moderadas. En términos de población, el arquitecto español admitía que las
ciudades entre 200 y 400 mil habitantes eran "casi perfectas, cómodas y,
desde luego, saludables" (BERGAMÍN, 1959: 27). Aun creyendo que Caracas
jamás superaría ese umbral, los problemas actuales debían resolverse a fin
de acondicionar la ciudad para ese escenario. En lo concerniente a
extensión, los límites debían mantenerse mediante la combinación de
diferentes densidades residenciales: citando las ideas de Walter Gropius
sobre la imposibilidad espacial de una ciudad en la cual todos sus habitantes
vivieran en casas con jardines, Bergamín optó por la combinación de "casas
altas" de entre 10 y 12 pisos con otras bajas, donde la naturaleza podía
disfrutarse diariamente y no solo los domingos, como en las metrópolis
(BERGAMÍN, 1959: 26-27, 80).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
145
Este esquema combinado terminó siendo adoptado por el Banco Obrero
en 1937 en el desarrollo de Bella Vista, el cual conjugó 6 bloques de dos
pisos y 159 casas unifamiliares, cada bloque conteniendo 22
apartamentos más servicios. Por ser un paraje bucólico a 5 kilómetros al
suroeste del centro caraqueño, se dio por sentado que Bella Vista estaba
inspirada en la ciudad jardín de Ebenezer Howard, como también
sucediera con los desarrollos de Guinand Sandoz en Lídice y Propatria,
proyecto de 650 unidades de vivienda que inauguró las residencias de
alta densidad en el oeste caraqueño (GARCÍA, 1985: 76-77; MARTÍN,
1995: 87-90). Sin embargo, descartando cuán discutible fueran estas
asociaciones, así como cuán simplista fue el reporte sobre el costo social
de las ciudades jardín, estas parecen haber sido presentadas a los
caraqueños como la única alternativa a la densificación de altos edificios
en las grandes metrópolis. De manera que, también en términos de
opciones para la expansión urbana, la capital democrática enfrentaba
otro dilema.
12. Las oposiciones eran manifiestas también en términos de las
tendencias arquitectónicas desplegadas en la Caracas lopecista, donde
las expresiones más recientes del modernismo se vieron retrasadas por
añoranzas del Beaux-Arts. En esta última dirección apuntaban las cautas
conclusiones acerca de la arquitectura moderna reportadas desde Buenos
Aires por el profesor Alejandro Christophersen, cuyo artículo "La
arquitectura del siglo XIX" fue publicado en la Revista Técnica del MOP
en agosto de 1936. Al revisar los componentes filosóficos, literarios,
artísticos y musicales de la Europa decimonónica, el arquitecto y pintor
obviamente buscaba resaltar la importancia de las humanidades para la
arquitectura, por lo menos de acuerdo con la concepción heredada de la
Academia de Bellas Artes parisina. Breves recuentos de las principales
tendencias arquitectónicas en la Europa del siglo anterior - desde el
neogótico de Viollet-le-Duc hasta el academicismo de Charles Garnier,
desde los "pastiches" del Art Nouveau hasta el moderno clasicismo de
Otto Wagner - eran puestos en perspectiva con sus contrapartes
artísticas. El profesor Christophersen no se oponía a los rascacielos
como soluciones al problema del valor de la tierra en ciudades como
Nueva York y Chicago, así como tampoco rechazaba las innovaciones
tecnológicas presentadas en la Exhibición de París de 1900. Sin
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
146
embargo, al plantear el posible panorama para el resto del nuevo siglo,
el discípulo de Bellas Artes exponía sus dudas acerca del paradero
artístico de la arquitectura contemporánea, preguntándose cuál sería "el
derrotero que emprenderá la arquitectura para construir un nuevo
esplendor que haga conservar a este arte el lugar que le corresponde...
Una densa nube oscurece el magnífico panorama del arte del pasado,
dando paso libre a la arquitectura que se anuncia impuesta por las
necesidades contemporáneas” (CHRISTOPHERSEN, 1936: 197).
Desde las postrimerías gomecistas había llegado a Caracas un
fragmentario reporte de esa arquitectura de rabiosa contemporaneidad.
Las propuestas de Le Corbusier para la Exhibición de París de 1925
fueron comentadas por el crítico Rafael Seijas Cook; otros proyectos
posteriores de aquel fueron presentados en conferencia ante el Colegio
de Ingenieros de Venezuela, el 18 de junio de 1936, por el arquitecto
Cipriano Domínguez, a su regreso de la capital francesa; allí había
estudiado posgrado en la École Spéciale d’Architecture, así como
practicado como pasante en el taller de Le Corbusier (GAN, 1998: 152;
GASPARINI Y POSANI, 1969: 342). Ya por aquellos años Bergamín
elogiaba la nueva "máquina para vivir" corbusiana, admitiendo que era
una solución económica que liberaba tanto espacio doméstico como
urbano; y no era necesario pensar que la "absurda" Nueva York era el
único lugar donde esta solución estaba llamada a instrumentarse: los
tradicionales salones de las casas caraqueñas podían remplazarse con el
"living" o el "sitting room", mientras el "pantry" debería considerarse
como área importante de los nuevos apartamentos. Aunque fuera solo
como parte de su campaña por más jardines en una Caracas diezmada
por la urbanización voraz, Bergamín también se refirió a la casa
corbusiana construida alrededor de un árbol (BERGAMÍN, 1959: 20-21,
38-41). Y antes de estos reportes en torno al modernismo extranjero, en
1936 Seijas Cook planteó ciertos interrogantes acerca del panorama
nacional: en su búsqueda de las raíces vernáculas de la arquitectura
venezolana, el crítico analizó las obras de los maestros guzmancistas y
posguzmancistas, como para recordar a sus colegas la debilidad de esta
disciplina en tanto campo especializado en Venezuela (SEIJAS, 1936).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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Tal como algunas de sus quintas suburbanas mostraban desde finales de
la era gomecista, los jóvenes arquitectos venezolanos parecían ávidos
por importar recientes tendencias de la arquitectura internacional: desde
el Art Deco y el modernismo corbusiano provenientes de Europa, hasta
el pragmatismo tecnológico de la arquitectura norteamericana, cuyo
mayor exponente era el Rockefeller Center, tan comentado a la sazón
(CARABALLO, 1991: 66-68). De hecho, desde aquellos días cuando el
hotel Majestic había roto la chata silueta de la Caracas gomecista, los
llamados "edificios" fueron bien recibidos por los lugareños, cuyo gusto
arquitectónico ya pasaba a estar, como recuerda el cronista Orihuela,
"bajo el imperio fascinante de los rascacielos norteamericanos"
(ORIHUELA, 1967: 59). Sin embargo, en muchas otras quintas de los
suburbios, propietarios y arquitectos parecían añorar todavía el
eclecticismo heredado de Beaux-Arts, el Art Noveau y la Bella Época;
era un tributo demorado, que retrasaría el verdadero arribo del
modernismo arquitectónico hasta la década de 1940 (GASPARINI Y
POSANI, 1969: 367).
13. Los dilemas urbanos de la capital lopecista fueron catalizados por el
problema del tráfico, el cual siguió empeorando a pesar de la imple-
mentación de las innumerables medidas gomecistas. Los agobiados
conductores caraqueños abrigaban expectativas para el momento de la
llegada de Fergusson, cuando la novedad de los semáforos fue advertida
a la visitante por los taxistas, quienes explicaban con algo de ingenuidad
a sus pasajeros que uno debía "esperar a que la luz roja cambiara a
verde"; mientras tanto, Fergusson notó que las cornetas sonaban "con
alegría, quizás, por el nuevo juguete" (FERGUSSON, 1939: 66). Pero los
semáforos no fueron suficientes para resolver todos los problemas
causantes de las colas en el centro caraqueño, como bien pudo darse
cuenta Allen al recorrer las calles aledañas al hotel Majestic:
El tráfico automotor en Caracas durante casi todas las horas del
día está tan congestionado como en Nueva York durante las horas
pico. El manejo del tráfico es competente, considerando lo
estrecho de las calles. Es un tráfico en continuo movimiento. Hay
pocos espacios para estacionar en la calle; los carros dan vueltas
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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a las cuadras mientras esperan a los pasajeros que bajaron para ir
a las tiendas (ALLEN, 1940: 268-269, traducción propia).
Aunque Allen quizás se excedió al estimar que había 20 mil carros en la
capital lopecista, las cifras divulgadas posteriormente no estaban tan
lejos de los cálculos del visitante. En un informe titulado "El tráfico
automovilístico en la ciudad de Caracas y su influencia en el futuro de
la capital" (1940) - basado en encuestas realizadas probablemente por la
Asociación Venezolana de Ingenieros (AVI) - la congestión circulatoria
era explicaba con profusión de datos. A partir de los 4.500 carros
circulantes para las postrimerías gomecistas, la prosperidad de la
Caracas democrática impulsó un crecimiento sostenido tanto en el
número absoluto de automóviles como en el incremento relativo anual:
6.013 unidades en 1936, 30 por ciento más que en 1935; 8.439 unidades
o 40 por ciento en 1937; 10.477 unidades o 19,4 por ciento en 1938;
12.381 unidades o 15 por ciento en 1939. Al mismo tiempo, los ingresos
petroleros parecieron aumentar el índice de tenencia vehicular de los
caraqueños: 50 habitantes por carro en 1930 y 1935, 47 en 1936, 34 en
1937, 28 en 1938 y 24 en 1939. Al comparar estos promedios con los de
Nueva York para finales de la segunda década del siglo - 48 habitantes
por automóvil en 1916, 34 en 1918 y 25 en 1920 - el informe resaltaba
cómo la evolución de la metrópoli nórdica anticipaba la de Caracas con
una ventaja de veinte años; se esperaba que esta brecha disminuyera en
el futuro, "pues la opinión de los expertos americanos es que en América
se bajará difícilmente de 7,5 habitantes por carro para la población
urbana y de 3,8 para la población suburbana..." (El tráfico
automovilístico…, 1940: 6).
Al igual que en el enfoque de Roche y otras propuestas, el informe
consideraba que la Inspectoría General de Vehículos estaba haciendo lo
mejor posible para manejar las dificultades del tránsito caraqueño, pero
que el verdadero problema solo podía resolverse ensanchando las calles;
de lo contrario, la capital venezolana podía convertirse en un inmenso
estacionamiento, impresión compartida por Roche al regresar de sus
viajes por otras capitales suramericanas que parecían haber manejado el
problema de mejor manera (El tráfico automovilístico…, 1940: 7-8;
ROCHE, 1945: 169). En vista de la gravedad de la situación, al tratar de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
149
buscar cambios estructurales, el informe finalmente evaluaba las
opciones para el aparcamiento en el distrito comercial de Caracas:
Distintas soluciones se presentan para resolver estos problemas.
Algunas hay que descartarlas, por ejemplo, la extensión del centro
comercial de la ciudad... El ideal sería un centro estrecho muy
denso donde las actividades de un hombre de negocio no requieran
de vehículo. Por ejemplo, el centro Wall Street de Nueva York,
donde trabajan más de 500.000 empleados y no circulan carros,
puesto que cada empleado llega por la mañana y no utiliza más el
vehículo durante el día.
Extender un centro comercial es obligar a los hombres de negocio a
ir de un lado para otro de la ciudad en automóvil, 4 o 5 veces por día.
En París existe este defecto que acarrea diariamente una pérdida de 2
horas (El tráfico automovilístico…, 1940: 11-12).
Una vez más, al confrontar su problema de estacionamiento, los
caraqueños debieron retornar al secular dilema metropolitano entre París
y Nueva York, aunque esta vez se tomara ya partido por esta última
ciudad. A pesar de tener 20 años de atraso con respecto a la metrópoli
nórdica, el distrito central de Caracas ya podía aspirar a convertirse en
un pequeño Wall Street, cuyos agitados hombres de negocio no tenían
tiempo que perder, como aparentemente sí ocurría a los parisinos. El
dilema metropolitano que venía de la Bella Época y los Años Locos se
complejizaba ahora con los modelos alternativos de crecimiento urbano:
entre un París ambiguamente asociado con la extensión de las
actividades centrales y una Nueva York que materializaba las ventajas
de la concentración, los expertos en materia de tráfico y los reporteros
del modernismo parecían atribuir a la metrópoli americana todas las
ventajas de la densificación. Pero los significados de estas dos urbes
resultaban diferentes en la propuesta de Roche, donde la
monumentalidad parisina todavía inspiraba la renovación del centro,
mientras que las avenidas al estilo Broadway guiaban la extensión del
tejido urbano, como también ocurría en las americanizadas fantasías de
Nava. Por otro lado, si Nueva York era laboratorio modernista para
expertos y visionarios del urbanismo, París seguía siendo ciudad
encantadora para el presidente venezolano y mucho de su aburguesado
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
150
entorno. Aunque sin resolver todavía los dilemas acerca de las dos
metrópolis, las propuestas, artículos e informes mencionados avivaron,
en medio del tráfico, la prisa de los caraqueños por remozar su capital,
mientras los capítulos provenientes de la agenda gomecista eran
sintetizados en una gran interrogante urbana: ¿renovación o extensión?
Los lugares modernos de hoy, reservados a los habitantes, se
cubrirán de inmuebles comerciales y la ciudad actual se tornará
en una ciudad antigua e insalubre donde no podrán vivir sino
elementos infelices de la población. Cuando esto ocurra los
propietarios, al contemplar cómo se desvalorizan poco a poco
sus propiedades, nos reprocharían nuestra desidia así como hoy
en día tienden a reprocharnos nuestra previsión.
Gobernación del Distrito Federal, Memoria… (1939)
The new plans for Caracas are so sweeping that it is not strange
the commission withhold them until they are ready to go ahead.
They now approach that point.
Henry Justin Allen, Venezuela. A Democracy (1940)
La Dirección de Urbanismo
14. Algunos de los dilemas capitalinos ya habían sido resueltos por el
nuevo gobernador de Caracas, general Elbano Mibelli, designado por el
Presidente en febrero de 1936, en aquel difícil momento cuando las
turbas saqueaban las pertenencias de la élite gomecista. Otro andino
venido con la Revolución restauradora en 1899, Mibelli había sido
prefecto de una de las secciones administrativas de la capital e
importante funcionario durante la primera parte del gomecismo; sin em-
bargo, tras su participación en una abortada rebelión en 1928, fue
encarcelado hasta finales del régimen. En vista de este episodio contra
la tiranía, los rebeldes caraqueños resintieron el hecho de que Mibelli
sofocara las protestas del 36, así como su resuelta guerra en contra del
emergente comunismo venezolano, incluyendo un servicio secreto que a
tal fin funcionaba desde la GDF (FUNDACIÓN POLAR, 1997a). Por todo
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
151
ello, el Gobernador ha sido figura controvertida durante largo tiempo:
aunque el mismo López Contreras posteriormente reconocería que
"Elbano era más gomecista” que él mismo (SANÍN, 1982: 47), para Tulio
Chiossone, Secretario de la Presidencia a la sazón, Mibelli solo era "el
verdadero Gobernador, inflexible en asuntos de disciplina e implacable
mantenedor del principio de autoridad" (CHIOSSONE, 1989: 63, 69).
Actuando en consecuencia con su estilo autoritario y sus objetivos
políticos, desde el comienzo Mibelli mejoró tanto el equipo como la
organización del servicio policial caraqueño. El Gobernador también
sobrepasó las metas sanitarias de la administración lopecista: cuando
Allen llegó a Caracas, no solo estaban las calles "completamente rotas
para la instalación de nuevos acueductos", sino que también se habían
construido siete nuevos hospitales y sanatorios en el DF durante los
últimos tres años. Con la asistencia de expertos procedentes de
Washington, el "Gobernador Mibelli - cuyo amor por los niños es bien
conocido", apuntó Allen - también había instrumentado un programa de
obras de bienestar social, incluyendo la creación en Venezuela del día
de la Madre y el día del Hijo, americanismos que conmovieron al político
de Kansas (ALLEN, 1940: 135-136, 188). Al mismo tiempo, la GDF aunó
esfuerzos con el concejo municipal a fin de crear 67 nuevas escuelas
(RODRÍGUEZ ESPINOZA, 1939: 409-412).47 De manera que, en el fondo,
el gobernador autoritario parecía tener un lado más tierno que el
percibido por los revoltosos caraqueños de izquierda...
Además de respaldar desde la Gobernación las políticas sanitarias y
educativas de la Presidencia, el general también prestó inmediata
atención a los problemas propiamente urbanos de la capital, los cuales
estaban siendo discutidos en la prensa para el momento de su
designación. En este sentido, el tráfico fue el primer objetivo atacado a
través de la Comisión Técnica creada el 21 de mayo de 1936 y
conformada por los empresarios Raúl Domínguez, Óscar Augusto
Machado, Luis Roche y el arquitecto Manuel Mujica Millán; esta
comisión debía abordar la circulación de peatones y vehículos, en
términos de "Regulación y descongestión del tránsito en el centro de la
ciudad de Caracas; estacionamiento de vehículos de pasajeros, de carga
y otros; regulación de autobuses; adopción del sistema de señales
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
152
luminosas, y demás problemas del tránsito en general" (GDF,
Memoria…, 1937: 96). Además de pavimentar 60 mil metros cuadrados
de calles y avenidas, las recomendaciones de la comisión fueron
recogidas en la nueva Ordenanza de tránsito urbano de 1936, la cual
aumentó el límite de velocidad máxima de los automóviles a 30
kilómetros por hora, mientras a los camiones se les permitió 25 (CMDF,
1936); el problema del estacionamiento sería atacado por otra ordenanza
en 1938 (RODRÍGUEZ ESPINOZA, 1939: 451-482).48
Sin embargo, todo el mundo sabía que el tráfico caraqueño requería de
una solución allende simples ajustes en la normativa de circulación
vehicular, implicando cambios más estructurales. Tal como fue
reconocido en las propuestas publicadas en 1936 y por el mismo
gobernador Mibelli posteriormente (GDF, Memoria…, 1940: viii), la
cuestión del tráfico era concomitante con la transformación general de
Caracas, la cual no podía posponerse por mucho más tiempo.
15. Tras escribir al CIV, en abril de 1937, pidiendo asesoría para
"desarrollar científicamente" los servicios públicos de la GDF, y
siguiendo también, según Chiossone, una solicitud presidencial
(CHIOSSONE, 1989: 82), Mibelli creó, el 6 de abril de 1938, la primera
Dirección de Urbanismo (DU) de Caracas.49 Apoyándose en recursos
técnicos y económicos de la antigua Ingeniería municipal, la DU estaba
destinada a ser - más que un simple organismo para controlar el
crecimiento de la capital - una agencia de planificación que debía
elaborar un plan inmediatamente. Tal como establecía la justificación de
la resolución legal del Gobernador:
Por cuanto la ciudad de Caracas acusa un creciente aumento de
población y una sensible extensión de su área urbana,
complicándose cada vez más los problemas típicos de una gran
urbe floreciente, cuyo ensanche y ornato están al margen de un
plan armónico de desarrollo científicamente estudiado; y por
cuanto Caracas no debe aplazar más su vital necesidad de ser
urbanizada conforme a un vasto programa que solucione con
eficacia la marcha regular de los servicios públicos de la población
y prevea su futuro de una gran ciudad moderna,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
153
el principal objetivo de la DU era el "estudio, confección y ejecución del
amplio Plan de Urbanismo para la Ciudad de Caracas" (GDF,
Memoria…, I: 271).
Aunque se suponía que estuviera encabezada por un ingeniero, el primer
director de la DU fue de hecho el arquitecto Guillermo Pardo Soublette,
mientras su colega Enrique García Maldonado fue designado arquitecto
oficial; también se incluyeron tres topógrafos y tres dibujantes, entre
otros miembros del personal. Al mismo tiempo, se dio impulso al aparato
urbanístico con una nueva Comisión Técnica de Urbanismo (CTU) - a
la cual algunas veces se hace referencia en documentos como Comisión
Técnica Consultiva - conformada por "expertos nacionales cuyas
funciones, en razón de su profesión y vasto conocimiento de la Ciudad
los ponía en capacidad de apreciar particularmente los problemas locales
y sus convenientes soluciones", tal como explicaría Mibelli más tarde al
CMDF (GDF, Exposición..., 1939: 13). Los expertos seleccionados
fueron Carlos Guinand, Carlos Raúl Villanueva y Gustavo Wallis; el
ingeniero Edgar Pardo Stolk, de la Dirección de Edificios y Obras de
Ornato; el ingeniero Leopoldo Martínez Olavarría, de la Ingeniería
Municipal; Pardo Soublette y García Maldonado de la DU, y el propio
Mibelli, aunque no mencionara su nombre a los concejales (AZPÚRUA,
1964: 31).50
16. También fue considerada la asesoría extranjera al nuevo organismo.
En este sentido, valga mencionar que, a través del cónsul general de
Venezuela en Europa, la GDF invitó al arquitecto y urbanista español
Secundino Zuazo, establecido a la sazón en París, a formular una
propuesta para la transformación urbana de Caracas y venir a Venezuela;
la invitación fue retirada una vez concluida la Guerra Civil e instaurado
el régimen franquista (SAMBRICIO, 2013). Pero la nueva maquinaria
urbanística de la GDF fue completada desde el inicio con la asesoría de
profesionales franceses: el mismo día en que se creó la DU, también se
celebró un contrato con la oficina parisina de Henri Prost, Jacques
Lambert, Maurice Rotival y el ingeniero Wegenstein, quienes debían
suministrarle "al nuevo servicio opiniones autorizadas y aquellos
programas técnicos necesarios a la buena marcha de los estudios", así
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
154
como también enseñar a los ingenieros que en el futuro pudieran
colaborar con el gobierno (GDF, Exposición…, 1939: 4).
El nuevo personal urbanístico de la GDF tenía fuertes vínculos
académicos y culturales con Europa, especialmente con Francia. Si bien
Wallis había estudiado en la UCV y posteriormente se especializó en
Estados Unidos, los otros dos técnicos urbanistas poseían experiencia
francesa: Guinand había estudiado en la Technische Hochschule de
Múnich y luego trabajado por dos años en París, antes de regresar en
1915 a Caracas, donde diseñara teatros Art Déco y quintas para la
burguesía gomecista, como ha sido señalado (COLMENARES, 1989;
GAN, 1998).51 Villanueva había estudiado en la École des Beaux-Arts,
donde se graduó en 1928; habiéndose distanciado de su formación
academicista desde mediados de los años treinta - cuando le fueran
comisionados el Museo de Bellas Artes, el Museo de Ciencias Naturales
y otros proyectos para el gobierno de López - Villanueva conservaba no
obstante la visión d'ensemble adquirida en la formación parisina.
Además de ellos, Machado, Roche y Martínez Olavarría también habían
estado viviendo o estudiando en la Ciudad Luz durante su juventud
(GASPARINI Y POSANI, 1969: 365; NEGRÓN, 1991: 145).
Aunque para julio de 1937 el equipo de Prost ya le había escrito al
Gobernador ofreciéndole sus servicios (MARTÍN, 1994: 347, 353), la
educación parisina de esta primera "verdadera escuela de urbanismo" de
Caracas fue posteriormente aducida por Rotival para justificar que,
supuestamente, el gobierno venezolano "se dirigiera al gobierno francés
para pedirle colaboradores" (ROTIVAL, 1950-1951: 71). Las razones
iniciales para esta vinculación apuntan en direcciones varias: si bien ha
sido argüido que Rotival y Lambert habían contactado a la GDF a través
de la Legación de Francia en Caracas (MARTÍN, 1997: 1009; MARTÍN,
2004: 35-45), Martínez Olavarría señaló que el contacto original vino
del trato entre Wegenstein y Guinand, cuando este último residía en París
(NEGRÓN, 1991: 148).
Pero este problema no debe desviar la atención del verdadero significado
de las innovaciones urbanísticas de la GDF: la creación de la DU y CTU
no solo fue el primer paso gubernamental hacia la transformación
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
155
caraqueña, sino que además constituyó un hito en la creación de un
urbanismo nacional. Como lo reconocería el propio Rotival años
después, el primer "equipo venezolano" en urbanismo había nacido, lo
que también representaba un importante avance para una profesión
arquitectónica llamada por primera vez a asumir su función en la
planificación urbana, en un medio hasta entonces dominado por
ingenieros civiles (ROTIVAL, 1950-1951: 71; ZAWISZA, 1985: 46). Tras
todas las dudas y los dilemas en el debate urbano de la capital
democrática, el gobernador Mibelli pareció haber optado por los
encantos parisinos, mientras su equipo de profesionales criollos y
franceses procreaban el primer urbanismo técnico en Venezuela. Gracias
a su prestigio académico y cultural entre otrora estudiantes que acogiera
durante la Belle Époque, París estaba a punto de jugarse su última carta
en el debut urbanístico de Caracas.
17. Desde un comienzo, las principales actividades de la DU se
concentraron en el diseño de un plan urbano para Caracas. En su informe
anual al CMDF a finales de 1938, Mibelli resumió las tareas de la nueva
oficina en dos fases: la primera había sido el "estudio metodológico de
lo existente, proyecto y planificación, teniendo como norma el aspecto
sui géneris de la ciudad española de Caracas, y cuidando que lo original
no sea ahogado por la copia servil de las ciudades modernas que no
tienen la misma topografía"; la segunda fase había consistido en la
elaboración de los proyectos como tales (GDF, Exposición…, 1939, I:
xv). Básicamente las mismas etapas fueron confirmadas en el informe
de Pardo Soublette, donde el director de la DU mencionaba que se habían
planteado dos soluciones, de las cuales la CTU había aprobado la más
interesante (GDF, Exposición…, 1939, II: 373).
Tal como ya ha sido advertido, se manejaban propuestas para la
expansión de Caracas desde que se iniciara el debate democrático sobre
las reformas urbanas en 1936. En particular, un plan desarrollado por
Luis E. Chataing y auspiciado por el MOP y la AVI fue presentado al
CMDF en 1937, cuando al parecer obtuvo el respaldo de los concejales
integrantes de la Comisión de Obras Urbanas, Fomento y Ornato Público
(MOP, Memoria…, 1938; AZPÚRUA, 1964: 31; MARTÍN, 1991: 79-80).
Aparte de la supuesta falta de estructura que Martínez Olavarría le
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
156
criticara a la propuesta del MOP, parecía haber, no obstante, un factor
político para que la CTU no la encontrara lo bastante interesante. De
hecho, tras el triunfo de la coalición izquierdista por primera vez en las
elecciones municipales de 1937 y 1938, se aduce que Mibelli decidió
pasar por encima de los alegatos de los concejales, incluyendo sus
preferencias por la propuesta del MOP. Esta suerte de sabotaje al
municipio parecía ser maniobra frecuente en un país donde las
administraciones locales representaban la mejor manera para las nuevas
fuerzas políticas de abrirse paso a través del ancien régime, penetración
que el "pequeño Haussmann" no iba a permitir desde su cuartel
anticomunista de la GDF (SANÍN, 1982: 135, 264; MARTÍN, 1991: 79-
82; MARTÍN, 1994: 345-353; MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL, 1983: 57).
Y todas estas intrigas políticas podrían ayudar a explicar la sigilosa
actitud de los Consejeros Técnicos, percibida por el senador Allen
durante su visita a las oficinas de la DU, en vísperas de la presentación
final del nuevo plan:
La Oficina de Urbanismo en Caracas es un edificio de apariencia
competente lleno de hombres estudiosos trabajando sobre sus
mesas de dibujo. A nadie se le ocurriría pensar que es un lugar
donde se guardan algunos secretos. Pero a decir verdad, se están
preparando para darle a Caracas una sorpresa que tendrá
resonancia. Los miembros de la agencia planificadora están
dedicando todo su tiempo al esquema para rehacer la ciudad de
Caracas. Me aseguraron que no habían discutido este plan en
público, por considerar que todavía estaba en una etapa prematura,
y que yo era la primera persona, aparte de los miembros del comité
de urbanismo y los ministros, a quien le hablaban del esquema
propuesto (ALLEN, 1940: 272, traducción propia).
En aquellos meses previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial,
cuando el senador notó que la cruz gamada de los nazis ondeaba en las
calles capitalinas "en mayores cantidades que la bandera de cualquier
nación salvo Venezuela", la expectativa sobre la nueva propuesta para
Caracas alcanzaba su clímax (ALLEN, 1940: 66). Por aquel entonces
Bergamín se quejó públicamente del retraso en la nueva ley para la
expansiva capital, cuyo proceso de urbanización seguía "como el cáncer,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
157
avanzando, avanzando" (BERGAMÍN, 1959: 34). Pero, a pesar de las
críticas, el Gobernador solo parecía preocuparse porque la bonanza de
Caracas no disminuyera por el estallido de la guerra: la población del DF
había aumentado más de 34 por ciento desde 1936, mientras la ciudad
todavía crecía a un ritmo de 5 casas diarias (GDF, Memoria…, 1940: vi;
MINISTERIO DE FOMENTO, 1944: 4).
18. Fue a mediados de 1939 cuando se presentó a los concejales del DF
la sorpresa, oculta por tanto tiempo, de cara a la transformación de la
capital, presentación que sigue siendo el mejor manifiesto de la
concepción urbanística de Mibelli. A pesar de haber invocado
originalmente el carácter “español” de la capital, el Gobernador terminó
reconociendo que la estructura colonial de esta no podía permanecer
intacta por mucho más tiempo, debido a sus limitaciones circulatorias,
arquitectónicas e higiénicas:
Dejar la Ciudad en su actual estado equivale a abandonarla a su
propia decadencia. La intensa circulación automovilística en
calles que fueron trazadas para el tráfico de recuas o carretas,
constituye un serio inconveniente para las actividades de la
comunidad. La pérdida de tiempo que sufre la población y, en
consecuencia, la pérdida de dinero, sería por sí solo suficiente para
justificar un cambio radical.
La Ciudad actual data de la época colonial y ha conservado hasta
estos últimos años la fisonomía que tanto nos agrada. Sin
embargo, el aumento considerable de la población – alrededor de
cien mil personas desde el año 1926 – tiende a modificar su
carácter. La tendencia cada vez más patente de elevar el gabarito
de las casas nos indica que dentro de poco tiempo la Ciudad
adquirirá un nuevo aspecto. Permitir construcciones elevadas en
calles angostas, en manzanas profundas donde no se reservan
luces suficientes que la higiene aconseja, constituyen una
imprevisión desde cualquier aspecto que se le considere.
La Ciudad, en su esfuerzo natural de expansión, querrá
desplazarse rápidamente, desde sus calles estrechas hacia
superficies más amplias, aireadas y soleadas. Los lugares
modernos de hoy, reservados a los habitantes, se cubrirán de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
158
inmuebles comerciales y la ciudad actual se tornará en una ciudad
antigua e insalubre donde no podrán vivir sino elementos infelices
de la población. Cuando esto ocurra los propietarios, al
contemplar cómo se desvalorizan poco a poco sus propiedades,
nos reprocharían nuestra desidia así como hoy en día tienden a
reprocharnos nuestra previsión (GDF, Exposición…, 1939: I: 14-
15).
Aunque se suponía que hablaba a nombre de la comunidad toda, el
Gobernador parecía estar más preocupado por los futuros reproches de
los propietarios que por el deterioro mismo del centro capitalino.
Además del hecho de que los venezolanos éramos, entre los
latinoamericanos, “los últimos en considerar el problema del
acondicionamiento de la ciudad y esto debido a circunstancias por todos
conocidas”, se instaba a la reconstrucción de Caracas como una
necesidad económica, social y arquitectónica por el bien de los
propietarios (GDF, Exposición…, 1939, I: 15). Esta justificación
rentística y funcional de la renovación urbana fue finalmente respaldada
por la concepción del propio Mibelli del urbanismo como un equilibrio
entre las llamadas “obras de ornato” y las “obras necesarias”:
Tendemos en fin a disipar el concepto erróneo que el público tiene
a menudo sobre urbanismo. A veces se califican como ‘Obras de
Ornato’ los trabajos que en realidad constituyen ‘Obras
Necesarias’. Si en el momento de la ejecución lográramos una
mejor agrupación de los inmuebles y reglamentáramos las
fachadas de los mismos sobre ciertas plazas y avenidas, uniríamos
'el ornato con la necesidad'.
Pero es necesario recordar, ante todo, que el urbanismo es el arte
de hacer que los hombres convivan en una forma sana, agradable
y útil. Arte que brinda la posibilidad de dar a las clases laboriosas,
en las que cifran el porvenir del país, alojamientos higiénicos, y al
mismo tiempo, el llamado a prestar a la ciudad el aspecto digno
de una verdadera Capital (GDF, Exposición…, 1939, I: 15-16).
El general Mibelli estaba así por colmar su ambición de engalanar la
Caracas posgomecista como una capital digna del gobierno y sus
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
159
visitantes, de los inversionistas y la comunidad; de esta forma, el influjo
guzmancista parecía revivir una vez más en la historia caraqueña, pero
esta vez en el contexto de una necesidad real de transformación urbana
y mayores recursos económicos y técnicos. Con su visión personal del
urbanismo requerido para llevar a cabo la renovación urbana caraqueña,
el Gobernador parecía reunir por primera vez las vertientes del pre-
urbanismo venezolano. Por una parte estaba el arte urbano guzmancista,
con sus elementos de ornato y urbanidad; por la otra estaban los
componentes “necesarios” heredados de la agenda higiénica y
progresista del gomecismo (ALMANDOZ, 2006). Aunque él insistiera en
llamarlo "arte", Mibelli inauguraba así un urbanismo de carácter técnico
en la administración venezolana.
Pero antes de adentrarnos en el contenido de los ambiciosos planes que
sorprendieron al senador Allen y requirieron de tan elaborada
presentación por parte del Gobernador, demos un vistazo a los
antecedentes de los urbanistas extranjeros invitados a coordinar la
renovación urbana caraqueña. Y al hacerlo, también bosquejaremos la
influencia del urbanismo francés y europeo en el proceso de
planificación emergente en las principales capitales latinoamericanas,
panorama que debería permitirnos ver el caso de Caracas desde una
perspectiva continental.
Él (Rotival) ejercía de verdad la dirección de la elaboración del
plan y su opinión era la definitiva: no en vano era el maestro y
nosotros unos bisoños discípulos.
Leopoldo Martínez Olavarría a Marco Negrón, “La gestación del
Plan Urbano de Caracas de 1939 y su incidencia en la formación
de la tradición urbanística venezolana. Conversación con
Leopoldo Martínez Olavarría” (1989)
La misión francesa
19. Aparte de la vertiente más progresista del urbanismo francés,
abanderada por Le Corbusier desde la década de 1920, una más
conservadora estaba constituida por urbanistas que habían trabajado con
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
160
Eugène Hénard en el Musée Social: Donat-Alfred Agache, Jean Claude
Nicolas Forestier y Henri Prost, entre otros, estuvieron relacionados con
la creación de la Sociéte Française des Urbanistes (SFU) en 1913, y con
la enseñanza del urbanismo en la École des Beaux-Arts (RAGON, 1991,
II: 249-256). Cuando algunos de ellos fueron invitados por el mariscal
Louis-Hubert Lyautey para participar en las empresas urbanísticas
coloniales, se añadió entonces el último elemento constitutivo de la
llamada École Française d'Urbanisme (EFU), que convirtió a Francia en
uno de los grandes exportadores de la nueva disciplina, a pesar de su
relativo atraso en Europa (CHOAY, 1983: 253). Aparte de incorporar las
nuevas tendencias del diseño generadas por Hénard, Tony Garnier y
Raymond Unwin (1909), el ecléctico acervo de la EFU también incluía
la tradición artística inaugurada por Camillo Sitte y continuada por el
movimiento City Beautiful, así como la majestuosidad de los planes
beauxartianos (GAUDIN, 1985: 58-60; LEJEUNE, 1994: 179-180).
Aunque algunos de los miembros de la EFU trataron de modernizar esta
herencia heterodoxa, su respeto por el formalismo de la escuela de Bellas
Artes siempre fue una diferencia de fondo con respecto al funcionalismo
de Le Corbusier, quien rechazaba los principios academicistas,
calificándolos de "dogmas, recetas, trucos" que conducían a "una
práctica peligrosa" (LE CORBUSIER, 1923: 145, traducción propia). Pero
a pesar de las críticas, la mise à jour que la EFU hiciera del urbanismo
de regularización en algunos casos resultaría ser una alternativa más
realista y exportable que el utópico progresismo corbusiano (WRIGHT,
1991).
La genealogía del equipo francés contratado para el plan urbano de
Caracas se entroncaba con la EFU. Henri Prost había sido miembro
asiduo del Musée Social, donde trabajara con Hénard y Georges Risler.
El ganador del Prix de Rome de 1902 también había estado en contacto
con la École Nationale des Beaux-Arts hasta 1913, cuando atendiera las
solicitudes de urbanistas profesionales hechas por el general Lyautey
desde Marruecos. En esos años, Prost pensaba que la falta de dirección
administrativa explicaba por qué el urbanismo francés había llegado a
un punto muerto después de Haussmann; firme creyente en el liderazgo
enérgico y los grandes proyectos que pudieran restablecer la pretérita
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
161
majestuosidad gala, el maestro honró la tradición academicista de
grandes ejes en Casablanca, Fez y Marrakech (RABINOW, 1989: 237-
238). De regreso en Francia al finalizar la Primera Guerra Mundial, Prost
trabajó en proyectos de planificación regional, incluyendo el plan para
París de 1934; para entonces era ya reconocido como un veterano
exponente de "lo que Pascal llamaba el espíritu de finura y el espíritu de
geometría", es decir, era preclaro embajador urbanístico de la mission
civilisatrice (ROYER, 1965, traducción propia).
En la década de 1930, la oficina parisina de Prost contrató a Maurice
Rotival para un proyecto en Argel. Antiguo alumno de la École Centrale
y miembro de la generación corbusiana, Rotival fue profesor en la
Universidad de Yale, donde pudo distanciarse tanto del formalismo
beauxartiano como del funcionalismo extremo del CIAM (HEIN 2002;
HEIN, 2002a; Maurice Rotival, 1980; RAGON, 1990, II: 255). Ya a
mediados de los años treinta, Rotival resumió su balanceada concepción
del urbanismo francés en el artículo "Les grandes ensembles" (1935),
alegato a favor de los patrones residenciales modernos que también
reconocía la contribución artística de precedentes tradiciones europeas
en diseño urbano. Por un lado, el autor elogiaba la rigidez de los
esquemas residenciales de Le Corbusier y Walter Gropius, concibiendo
"el ordenamiento de una ciudad ideal" en tanto combinación de
funciones, tales como "la autopista, la vía primaria de gran tráfico y
comercial, las vías secundarias de servicio automovilístico a las
residencias, y los caminos terciarios que permiten la distribución de cada
una de las unidades de escaleras" (ROTIVAl, 1935: 65, traducción
propia). Por otro lado, el joven socio de Prost admitía que los logros del
modernismo eran posibles gracias a la uniformidad del barroco y el
urbanismo haussmanniano; este último se ilustraba en las plazas
burguesas y los grandes ejes, tales como la rue de Rivoli, la avenue de
l'Opéra y los Champs Elysées, que en cierta forma eran predecesores de
las autopistas del siglo XX (ROTIVAl, 1935: 65-67, FIG. 12).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
162
FIG. 12. Esquemas de ordenamiento urbano y zonificación propuestos
por Maurice Rotival. Tomado de Rotival (1935).
Aunque el equipo de Prost también incluía a Jacques Lambert, urbanista
con experiencia en México y Chile durante la década de 1920, el legado
de la EFU llegaba a la oficina mediante la conexión entre el veterano
jefe y el joven socio. Prost se había relacionado directamente con
Hénard, el trabajo del Musée Social y los grandes logros del urbanismo
colonial; mientras que Rotival tenía una comprensión más bien teórica
de todo ese pasado, incluyendo la obra de Hénard, que sería calificado
como "urbaniste de Paris" por el mismo Rotival en el obituario que le
dedicara (ROTIVAL, 1960). En términos de diseño, el tributo de Prost a
la tradición haussmanniana en Marruecos se veía pues continuado en el
respeto de Rotival por la regularización y la monumentalidad. Así, todos
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
163
los ingredientes teóricos del urbanismo colonial francés podían decirse
representados en el equipo técnico convocado para la misión en Caracas.
20. Alejado de las empresas coloniales del mariscal Lyautey, el proyecto
de Mibelli no logró trasladar hasta la capital venezolana al veterano
Prost, quien supervisaba a la sazón el Plan Maestro de Estambul; en su
lugar, sus socios asistentes fueron designados para responder a la
solicitud del gobernador caraqueño. Desde el comienzo, Lambert parece
haberse sentido tan ambientado en el trópico que permanecería en
Venezuela por el resto de su vida; pero fue el joven Rotival quien
rápidamente pasó a liderar la misión. Para el momento de la visita del
senador Allen a la sede de la DU, era evidente que los trabajos estaban
bajo la batuta de Rotival, quien ya tenía "muchos logros notables en su
haber, al estar relacionado con importantes labores urbanizadoras en
Toulon, París, Estambul y muchas otras ciudades", por lo menos de
acuerdo con la experiencia que él mismo reportara al senador (ALLEN,
1940: 272, traducción propia). Con tantos éxitos internacionales, no
dudó el colombiano Osorio en elogiar al gobierno de Caracas por haber
contratado a "uno de los primeros urbanistas del mundo" (OSORIO, 1943:
60).
En vista de su renombre, no era difícil para Rotival asumir su papel como
embajador de la misión gala. "¡Tú no comprendes!", solía reprender
aquel a los miembros jóvenes del equipo venezolano, según los
recuerdos que estos conservaran de sus primeros encuentros con los
enviados franceses (MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL, 1983: 63). Sin
embargo, al menos Martínez Olavarría no pareció resentir los términos
desiguales de su relación con Rotival: "Él ejercía de verdad la dirección
de la elaboración del plan y su opinión era la definitiva: no en vano era
el maestro y nosotros unos bisoños discípulos" (NEGRÓN, 1991: 153). El
veterano se ganó el respeto del equipo con su nuevo marco
metodológico, que combinaba ingredientes tanto evolucionistas como
filosóficos del urbanismo francés, con el análisis funcional de la
moderna planificación urbana. Bajo la guía de Rotival, la DU
primeramente elaboró un diagnóstico de la evolución histórica de
Caracas, en términos de crecimiento y movimientos demográficos,
tráfico y transporte, clima, infraestructura, etc. En segundo lugar, a fin
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
164
de formular la propuesta, el estudio social, filosófico, demográfico,
geográfico y económico del centro y los suburbios fue complementado
con la introducción de nuevos instrumentos de análisis sistémico, tales
como la zonificación y la jerarquización vial. Caracas quedó así dividida
en áreas funcionales: comercial, industrial, residencial y recreativa, las
cuales se completaron con el distrito de edificios públicos; las zonas
residenciales también se subdividieron de acuerdo a la estratificación
social (GDF, Exposición, 1939, II: 373-375).
Este nuevo marco conceptual y metodológico parece haber sido una
revelación urbanística para el equipo local. "Cuando llega Rotival a
Venezuela, aquí nadie sabe lo que significa la palabra ‘Urbanismo’”, es
la forma como varios miembros de la DU vieron en retrospectiva la
impresionante metodología francesa (MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL,
1983: 57, 64). Martínez Olavarría confirmó que a pesar de su incipiente
interés en la nueva disciplina - alimentado por su conocimiento previo
del Manual de Urbanismo de Karl Brunner (1939-1940), publicado en
Bogotá - los técnicos criollos hasta entonces habían practicado un mero
urbanismo arquitectural al estilo guzmancista; fue a partir de la llegada
de Rotival que ese enfoque fragmentario sería abordado desde una nueva
visión “macrocósmica” o global de toda la ciudad, enfoque que a
menudo dependía de la intuición del urbanista galo (NEGRÓN, 1991:
147-149).
Por todo ello, si bien la existencia de otras propuestas daba fe de cierto
conocimiento urbanístico en el medio caraqueño, la interacción de los
enviados franceses con los técnicos de la DU tiende a ser considerada
como partida de nacimiento del urbanismo profesional en Venezuela
(MORALES ET AL, 1990: 91). Y aunque dicho nacimiento fuera de los más
tardíos del continente, la paternidad del urbanismo venezolano fue así
otro de los logros de la misión francesa en América Latina (ALMANDOZ,
2010: 31-39; ALMANDOZ, 2017: 279-286).
Esta ciudad fue, muy pronto, un centro de atracción universal y
las grandes Exposiciones levantadas sobre las nuevas explanadas
consagraron el genio de Haussmann, el creador.
Plan Monumental de Caracas (1939)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
165
El Plan Monumental de Caracas
21. La visión colonial del mundo portada por los enviados franceses se
manifestó desde la misma introducción del aquí llamado "Plan
Monumental de Caracas" (PMC), publicado en el primer número de la
Revista Municipal del Distrito Federal (RMDF) en 1939.52 Resaltando
la ubicación privilegiada de la capital venezolana, el documento
comenzaba con analogías geográficas y étnicas entre el mar
Mediterráneo, "punto donde se encontraron y mezclaron grandes
civilizaciones", y el mar de las Antillas, "centro de unión de las
civilizaciones provenientes del Norte y del Sur del Continente Ame-
ricano" (GFD, PMC, 1939: 17). Además de sugerente, la analogía
marítima también presuponía la idea colonialista de que América del Sur
era el África del Nuevo Mundo, cuya completa madurez solo se lograría
mediante el intercambio económico y cultural con el hemisferio norte.
La futura importancia de la capital venezolana no solo se debía a su
ubicación estratégica en el Caribe, sino también a su relativa cercanía a
los centros del mundo civilizado. Cubriendo una distancia de 3.700
kilómetros, se esperaba que el viaje entre Nueva York y Caracas duraría
menos de 10 horas en un futuro cercano, mientras que a Europa se
llegaría en menos de 24. De manera que Caracas miraba hacia el exterior,
tal como lo hacen las grandes urbes:
Es indispensable que la capital de un país mire hacia el exterior.
Es por esto que las grandes ciudades del mundo y particularmente
de los Estados Unidos de Norte América, como Nueva York,
Washington, San Francisco, etc., crecieron automáticamente en
aquellas regiones donde el intercambio era más fácil. La misma
observación podemos hacerla con respecto a la ciudad de Londres,
aparentemente descentrada si la consideramos en relación con
Inglaterra; pero en el justo sitio si se la considera en relación con
los Dominios; lo mismo ocurre con Argelia, situada en el extremo
Norte de los territorios africanos, pero sobre las márgenes del Mar
Mediterráneo que le trajo la civilización. Caracas, pues, ocupa
asimismo el centro de la Costa sobre el Caribe. Geográficamente
su situación es notable y sería ilógico, aun si dispusiésemos de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
166
medios para hacerlo, tratar de encontrar un sitio más ventajoso
para la Capital de los Estados Unidos de Venezuela (GDF, PMC,
1939: 21-22).
Al mismo tiempo, Caracas era la capital de un país cuyo renacimiento
democrático y auge económico le permitían beneficiarse de "todo el
utillaje moderno y de los métodos más eficaces y racionales que la
experiencia secular de otros países aconseja emplear para el
perfeccionamiento del mecanismo administrativo" (GDF, PMC, 1939:
19). Basándose en su ventajosa ubicación y su condición de capital del
país más rico de la región, Caracas debía entonces asumir su papel
geográfico como líder del intercambio cultural, industrial y comercial,
además de su función como capital de la civilización emergente en el
Caribe.
Así, pues, no sería aventurado afirmar que en lo futuro, Caracas
podrá ser la Capital del Sur de esa nueva civilización Caribe, como
San Luis, sobre el Mississippi, será la capital del Norte. México y
La Habana correrán al Oeste y al Este del círculo armonioso donde
se desarrollará, dentro de poco, con una vitalidad extraordinaria,
la nueva civilización americana (GDF, PMC, 1939: 19).
En vista de ese futuro promisorio, el objetivo final del PMC era preparar
a la capital venezolana para esa "misión envidiable que le ofrece su
destino", de acuerdo con una hipótesis que parece haber sido mérito
fundamental de Rotival, según lo reconociera Martínez Olavarría
posteriormente (NEGRÓN, 1991: 148). El escenario quedaba así
desplegado en términos de dominación y jerarquía regionales: aunque
subordinada a Nueva York y las capitales europeas, Caracas estaba
llamada a convertirse en la metrópoli secundaria de una nueva
civilización tropical. Desde su propia introducción, el urbanismo francés
estampaba así su toque geopolítico en el plan para la urbe democrática.
22. Los problemas que requerían de una nueva organización para
Caracas no quedaron del todo indicados en los capítulos principales del
PMC, aunque sí recogidos en el resumen final, supuestamente basado en
estudios anteriores realizados por la Asociación Venezolana de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
167
Ingenieros (AVI). La población capitalina de 1936 ascendía a 283.418
habitantes, cifra que casi triplicaba la de 1873; desde 1926, el
crecimiento demográfico en Caracas había sido similar o incluso mayor
al de otras ciudades con igual importancia, como San Luis, Baltimore,
Louisville, Bogotá y Argel; como en la mayoría de las urbes más
dinámicas del mundo, este incremento se debía principalmente a la
migración rural-urbana. El abarrotado damero necesitaba de medidas
muy urgentes: con 193 habitantes por hectárea, la densidad en los
distritos céntricos de Caracas era comparable a las de Argel y Bogotá:
196 y 192, respectivamente. En estas áreas, el uso residencial estaba
siendo sustituido por el comercial, lo cual agravaba la congestión del
tráfico debido a lo estrecho de las calles tradicionales. Más allá del
centro, y además del problema del tránsito ya mencionado, había
dificultades a causa de la expansión urbana y la escasez de viviendas
para los nuevos grupos de clase trabajadora (GDF, PMC, 1939: 21, 37-
39). Aunque la mayor parte de este diagnóstico fuera elaborado por los
informes de la AVI, sería confirmado años más tarde, por el propio
Rotival, como base técnica del PMC (ROTIVAL, 1950-1951: 71).
Al igual que sucediera en la presentación del gobernador Mibelli ante
los concejales, la definición de urbanismo contenida en el PMC
protestaba contra la equívoca concepción tradicional de un arte
ornamental superfluo; por el contrario, el urbanismo era una necesidad
económica y una inversión para el futuro de Caracas. Si bien
simplificados según un funcionalismo algo ingenuo, se suponía que los
ventajosos efectos de la nueva práctica beneficiarían a todos los
elementos de la ciudad:
Una ciudad bien concebida, con calles trazadas para la circulación
automovilística, economiza tiempo y, por lo tanto, dinero.
Economiza combustible, agentes de tráfico, accidentes, etc. Una
ciudad trazada, lógicamente ve disminuir el costo de los servicios
municipales, de sus cloacas, acueductos, aseo urbano, electricidad,
teléfono, etc., obteniéndose así, una economía de impuestos de la que
se beneficia toda la población. Finalmente, una ciudad bien
construida, es hermosa y agradable. Y allí donde se vive confortable
y plácidamente, desaparecen las dificultades sociales, los trastornos
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
168
políticos y los odios de clase que tanto entorpecen la economía
humana (GDF, PMC, 1939: 20).
Haussmann fue entonces invocado como el mejor ejemplo de las
ventajas que, a largo plazo, ofrece un plan urbanístico. Los problemas
de salubridad del París de mediados del siglo XIX pudieron resolverse
solo gracias a la indomable energía de su prefecto, cuyo genio creativo
hubo de enfrentar, según el PMC, una malévola oposición para
transformar a la ciudad en una gran capital. El plan urbano fue tan
provechoso que, sin hacer nuevas inversiones hasta 1914, París se
convirtió en el centro de atracción universal para los turistas y las
grandes fortunas del mundo. No había duda: el plan de Haussmann "pagó
con creces todos los sacrificios e inversiones que requirió su realización"
(GDF, PMC, 1939: 20). En vista de un ejemplo tan concluyente, el
problema de la nueva organización para Caracas no tenía que partir de
cero, sino que por el contrario debía imitar la forma cómo las
legislaciones modernas combinaban las metas urbanísticas con los
medios económicos. "Por lo tanto, no nos proponemos una aventura. No
hay nada que descubrir", era la deductiva conclusión a partir de las
premisas teóricas del PMC (GDF, PMC, 1939: 20).
Aunque limitado y obsoleto en apariencia, ese marco teórico resultaba
apropiado para las metas políticas del PMC, así como la referencia al
plan de Haussmann no estaba completamente fuera de contexto, tal como
se señalara en alguna ocasión (Zawisza, 1989a: 18). Por una parte,
ensalzar el valor mostrado por el Prefecto del Sena justificaba el retraso
del urbanismo parisino al inicio del siglo XX (Poëte, 1939), retraso que
tanto los enviados franceses como el equipo local debían disimular ante
sí mismos y ante el público venezolano. Por otra parte, los logros
económicos y políticos de Haussmann impulsaban y reivindicaban,
como en una saga, los esfuerzos de Mibelli por brindarle a Caracas un
plan digno. De manera que, après tout, el PMC no requería de mayor
elaboración teórica.
23. El socorrido ejemplo de París fue utilizado en varias oportunidades
para sacar diferentes conclusiones acerca de las propuestas para Caracas.
Comenzando con la definición de la "región del urbanismo" - concepto
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
169
innovador probablemente introducido por Rotival, quien ya seguía los
pasos de su jefe en el campo de la planificación regional (Hein, 2002;
2002a) - el estudio tomaba en cuenta la interacción del centro caraqueño
con todos los lugares ubicados a una distancia de viaje de una hora en
carro, aproximadamente. Pero en el fondo, la definición regional parecía
basarse en la parisina, la cual estaría incompleta si se le despojara de su
entorno inmediato, incluyendo Versalles, Fountainebleu, Compiègne,
Dieppe y Deauville (GDF, PMC, 1939: 21-22).
El ejemplo de la capital haussmanniana también fue utilizado para
resolver el gran dilema del PMC: ¿renovación o extensión urbana del
centro? De acuerdo a los expertos, Caracas mostraba un deformante
movimiento hacia el este, que de ser acentuado con la prolongación
suburbial, ocasionaría una devaluación del centro en el futuro. En el
París decimonónico, los riesgos de tal posibilidad habían quedado
demostrados en la decisión del prefecto de urbanizar el oeste, lo cual
aparentemente fomentó el deterioro de los barrios antiguos, cuyos costos
de despeje y saneamiento resultaron ser muy altos a largo plazo (GDF,
PMC, 1939: 22, 24). De manera que, aprendiendo de todas las lecciones
de la experiencia haussmanniana, las primeras propuestas del PMC
optaron por una especie de renovación urbana que buscaba:
1. Solucionar el problema del tráfico mediante avenidas capaces
de absorber la masa total de vehículos, creando así una amplia
circulación Este-Oeste y, abriendo, al mismo tiempo, las
diagonales necesarias.
2. Encauzar el sentido principal de la circulación por medio de una
avenida central que, por sus proporciones y las fachadas de los
edificios dé a la Ciudad un aspecto monumental imprimiéndole un
carácter especial.
3. Crear plazas monumentales en donde el tráfico se reparta
fácilmente y el movimiento del público pueda ser ordenado
durante las grandes festividades (GDF, PMC, 1939: 25).
En el área urbana de Caracas también se proponía la identificación de
terrenos para nuevos edificios oficiales, la habilitación de zonas
comerciales e industriales y la preparación de un plano definido y
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
170
exhaustivo, el cual permitiría a los urbanizadores hacer "inversiones en
inmuebles, con la seguridad y garantía de una valorización de los barrios
de la Ciudad" (GDF, PMC, 1939: 25). Para los sitios aledaños a Caracas,
se recomendaba conectar los diversos centros por rápidas vías de
tránsito; solucionar el problema de vivienda para la clase trabajadora; y
evitar la construcción en lotes que no estuvieran disponibles o no fueran
aptos para ser urbanizados, atacando así el ya creciente problema de las
barriadas pobres (GDF, PMC, 1939: 25). En este sentido, una ordenanza
posterior emitida por la GDF asignaría los terrenos apropiados adonde
las familias de muchos miembros de la clase trabajadora podrían
construir sus casas.53
A pesar del extenso paquete de propuestas generales, la principal
preocupación del PMC parecía centrarse en las llamadas obras
indispensables, cuya ejecución representaba un gasto relativamente
pequeño, que revestía empero considerable importancia para todo el plan
urbano.
En efecto, el carácter estético de todas las ciudades lo determina
la ejecución de una porción de ella, a menudo insignificante en
relación con la superficie total. La ciudad de París, por ejemplo,
ha sido completamente delineada por la ejecución del eje de los
Campos Elíseos y las Plazas de la Estrella y de la Concordia; la
ciudad de Berlín, por Unter den Linden; la ciudad de Londres, por
su Picadilly Circus, etc. (GDF, PMC, 1939: 31).
En vista de la decisiva importancia del valor estético en estos ejemplos,
el PMC le daba prioridad a la ejecución de las obras monumentales,
presididas por la construcción de la avenida Central de 30 metros de
ancho, dividida en diagonales a ambos extremos, al oeste El Calvario y
al este Los Caobos (FIG. 13). Coronados por un sagrario dedicado al
Libertador, los nuevos edificios públicos reforzarían el carácter
monumental a lo largo de la avenida. También se instaba a la ampliación
de otras calles céntricas, así como a la construcción de mercados
municipales y viviendas para la clase trabajadora (GDF, PMC, 1939:
32). El camino para la instrumentación de algunas de estas reformas fue
allanado al prohibir e incluso revocar los permisos que no se ajustaran a
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
171
las nuevas disposiciones del PMC (RODRÍGUEZ ESPINOZA, 1939: 651-
652).54
FIG. 13. Perspectiva de la avenida Central propuesta en el PMC, con el
Calvario al fondo. Tomado de GDF (PMC, 1939).
…ya no hay gente que crea que hacer urbanismo consiste en trazar
ejes.55
Gaston Bardet, "Vingt ans d'urbanisme appliqué" (1939)
Crítica a las propuestas
24. Tras haber resumido el contenido del PMC a partir de su versión
original, conviene presentar las principales vertientes de la crítica que ha
interpretado y evaluado, a lo largo del siglo XX, las propuestas de la
misión francesa. Sin embargo, más que juzgar la conveniencia del plan
para Caracas - tema que ha absorbido mucha de la atención de los críticos
- en este caso nos concentraremos en el legado haussmanniano del PMC,
tratando al mismo tiempo de explorar otras fuentes urbanísticas que
pudieran haberlo inspirado. Particular interés se debe prestar a la avenida
Central - que daría origen a la avenida Bolívar - ya que la mayoría de los
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
172
reproches se han orientado hacia esta detallada propuesta del PMC, que
incluso fue respaldada en el documento original con una interpretación
gráfica realizada en París (FIG. 13). Por último, se deben hacer algunas
acotaciones con respecto a la forma como el PMC contribuyó a moldear
tanto la monumentalidad como la modernidad ulteriores de la capital
venezolana.
Incluso antes de que el PMC saliera a la luz, la conveniencia de una
renovación urbana para el centro caraqueño había sido una alternativa
considerada, que a partir de la década de 1930 suscitó varias
controversias. Cuando le fue mostrada la propuesta a Allen, el senador
parece haber recibido una justificación basada en las restricciones físicas
de la ciudad y en los principios teóricos tanto de Rotival como del equipo
local:
Anidada en un valle entre montañas, no es posible hacer una
ciudad sobre terrenos hasta entonces desocupados. Aunque lo
fuera, tal movimiento iría en contra de la filosofía tanto del
arquitecto parisino como de la comisión gubernamental, quienes
no desean arruinar los sitios antiguos sino darles un valor
agregado mediante una nueva belleza cívica. Ellos planean
establecer nuevos centros en viejos lugares, combinando utilidad
y gracia, lo cual evitaría que esta ciudad que crece tan rápidamente
se expanda demasiado hacia los cañones o ascienda por las laderas
de las montañas (ALLEN, 1940: 272, traducción propia).
Al mismo tiempo, se suponía que la cirugía urbana resolvería el problema
del tránsito y el estancamiento general de la ciudad, tal como lo admitiera
Bergamín por vez primera durante una conferencia dictada en la UCV en
diciembre de 1939 (BERGAMÍN, 1959: 36). El arquitecto español mantuvo
el mismo punto de vista cuando las reformas comenzaron a ser criticadas:
a pesar de las posibles fallas del PMC, el orden generado por la propuesta
era en cualquier caso positivo para una ciudad que había permanecido
estancada por tanto tiempo (BERGAMÍN, 1959: 46).
Tras aquella concordancia inicial, críticos posteriores han rechazado
tanto la supuesta imposibilidad de extensión de Caracas como la validez
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
173
del razonamiento de los expertos. Sin tomar en cuenta una disponibilidad
de terrenos que era incomparable con su escasez en el París del siglo
XIX, Rotival acogió ciegamente, según Zawisza, las experiencias de
Haussmann y Napoleón III, sin siquiera mirar el plan de Cerdá para
Barcelona y otros ejemplos de ensanches decimonónicos que fueron
mucho más respetuosos de los centros históricos. En los casos de
urbanismo colonial, incluso la EFU trató con delicadeza las medinas de
Túnez y Argel, así como la ciudad histórica de Saigón, donde tejidos de
apariencia europea fueron yuxtapuestos a los centros tradicionales; por
el contrario, en el caso de Caracas, el equipo francés superpuso la nueva
ciudad al damero tradicional, que de este modo fue sacrificado a las
actividades especulativas (ZAWISZA, 1985: 47-48). Aunque Ramiro
Nava criticara en su momento al "plan extranjero" que intentaba
"hipotecar" el futuro de Caracas, las maquinaciones ocultas de los
renovadores franceses vinieron a ser develadas y atacadas con
posterioridad (NAVA, 1971: 804). Siguiendo ciegamente el ejemplo de
Haussmann, la oposición del PMC al (supuestamente) nocivo
movimiento hacia el este era en realidad justificación de una invasiva
operación urbanística condicionada por la especulación inmobiliaria
(MARTÍN, 1991: 89-90). Los beneficios prospectivos de esta práctica
para la burguesía caraqueña, todavía en "estado cataléptico" ante la
cultura francesa, ayudarían a explicar la falta de oposición del público a
la propuesta gubernamental en aquel momento (ZAWISZA, 1989a: 18-
19).
Pero existen interpretaciones más positivas sobre la elección de la
renovación urbana. Viendo el proceso a través de sus recuerdos como
testigo, Martínez Olavarría justificaría la intervención en el centro por el
bien de las metas geopolíticas del PMC, considerando que
…las opciones formales del plan estaban fundadas sobre una
proposición de reactivación y fortalecimiento del centro en vista
de las importantes funciones que se le asignaban a la ciudad. Ese
centro estaba sufriendo un proceso acelerado de deterioro que
podía inducir a una fuga de las actividades más dinámicas hacia
otros sectores del valle, conduciendo al colapso de las áreas
centrales. De modo que la esencia de la intervención se
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
174
condensaba en un conjunto de acciones destinadas a revitalizar el
centro, revirtiendo la tendencia al deterioro (NEGRÓN, 1991: 149).
En ese caso, la concepción de Rotival sobre la importancia estratégica
del plan urbano para Caracas habría sido completamente consistente,
desde los planteamientos internacionales y regionales del PMC, hasta la
cirugía espacial en el centro; era una concepción que, "dirigida hacia el
futuro y apoyándose sobre las necesidades geopolíticas", fue aplicada
asimismo por el socio de Prost en los casos de la reconstrucción de
posguerra en ciudades francesas (Maurice Rotival, 1980; HEIN, 2002;
HEIN, 2002a). Al mismo tiempo, la propuesta de Rotival también se
correspondía con su ecléctica comprensión del urbanismo moderno, al
menos tal y como había sido resumida en su artículo de 1935 (FIG. 12).
Por lo demás, allende la renovación al estilo haussmanniano del damero
caraqueño, el equipo incorporó asimismo algunos elementos de
modernismo funcional en el PMC, tales como la introducción del
automóvil en el centro de la ciudad, la mejora de calles para tratar de
convertirlas en autopistas y la adopción de la zonificación como
instrumento (JAUA, 1991: 135-137; NEGRÓN, 1991: 154). En este
sentido, esa "modernidad haussmanniana" del plan habría combinado un
tratamiento académico del casco central con un enfoque funcional para
las zonas externas de la ciudad; la necesidad teórica de este tratamiento
diferenciado fue confirmada años más tarde por el mismo Rotival, al
distinguir entre el "urbanista del centro" y el "urbanista de la unidad
vecinal" (ROTIVAL, 1964: 43-44).
25. Por ser la propuesta más llamativa de la concepción monumental del
equipo francés, la avenida Central ha atraído la mayor parte de la crítica
arquitectónica sobre el PMC. Una primera cuestión tiene que ver con la
sorprendente similitud del nuevo axis con los Campos Elíseos, un
modelo no solo mencionado en el plan original, sino también reconocido
y justificado por el propio Rotival años más tarde. Haciendo uso de los
principios del urbanismo moderno, el maestro alegó que la nueva
avenida era requerida en tanto columna vertebral que pudiera estructurar
el sistema orgánico metropolitano (ROTIVAL, 1960a: 72; ROTIVAL,
1966: 180-181). Además, la necesidad estructural de un eje de este tipo
vino a ser respaldada incluso por los miembros de la generación de
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
175
arquitectos venezolanos que en un principio se habían opuesto al PMC:
ya que Caracas había sido una ciudad sin siglo XIX, había que crear una
gran avenida del XX (MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL, 1983: 61). En este
sentido, a pesar de las críticas iniciales al bulevar supuestamente fascista,
algunos de estos arquitectos han lamentado que el plan versallesco no se
llevara a cabo completamente, porque hubiera sido una guía preventiva
de la eventual fragmentación de la Caracas metropolitana (SCHAEL ET
AL, 1989: 41).
Pero este tardío reconocimiento no resuelve el problema de la anacrónica
implantación de un bulevar de imagen beauxartiana en una ciudad cuya
mezcla urbana la hacía muy diferente al tejido lineal parisino. En todo
caso, la expansión orgánica de las urbanizaciones en la capital de la
década de 1930 tornaba su estructura más parecida, según Zawisza, a la
urbanización de estates en el Londres decimonónico, el cual ciertamente
no requirió de ningún gran eje para articular su estructura metropolitana.
Y no se trata de oponerse a los bulevares monumentales de por sí: en
vista de la considerable escala de sus manzanas y rascacielos, la
adopción de enormes avenidas parecía estar más justificada en el plan de
Le Corbusier para Buenos Aires (ZAWISZA, 1989a: 18, 22-23).
Si bien sus principales edificios fueron propuestos y diseñados por
Lambert (MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL, 1983: 58), el envoltorio
academicista de la avenida también ha originado la misma clase de
críticas hacia Rotival. Aparte de su simetría cartesiana, bifurcada
artificialmente a ambos extremos, el ecléctico despliegue de edificios
públicos reforzaba la imagen beauxartiana del conjunto; este
eclecticismo era coronado en perspectiva por el sagrario del Libertador,
que hibridaba curiosamente la tumba de Napoleón en Los Inválidos con
la pirámide de La Luna en Teotihuacán (ZAWISZA, 1985: 49; ZAWISZA,
1989a: 25). A pesar de esta referencia a un pasado precolombino que
Caracas jamás tuvo - aunque sí pudiera convalidar las pretensiones del
equipo francés para la nueva capital de la civilización caribeña - la
monumentalidad y el eclecticismo de la avenida han sido revalorados en
revisiones ulteriores. Siguiendo un urbanismo tradicional, el
eclecticismo arquitectónico de Rotival le permitió utilizar estilos
neoclásicos y académicos en los edificios oficiales, combinados con
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
176
intentos más funcionales en otros tipos de edificaciones. Después de
todo, tal combinación reflejaba la incapacidad real de la arquitectura
vanguardista para transmitir la magnificencia requerida por el Estado,
drama formalista que por aquel entonces confrontaba el movimiento
moderno a nivel internacional (JAUA, 1991: 139-142). Por otra parte,
Martínez Olavarría confirmó que la avenida fue diseñada siguiendo
principios modernos y de acuerdo con una preocupación explícita por
los aspectos funcionales, formales y simbólicos del PMC, cuyos
objetivos políticos requerían, no obstante, de un tratamiento académico
del eje (NEGRÓN, 1991: 155).
Así, desde el comienzo, el destino de la avenida Central parece haber
sido su ambivalencia entre monumentalidad y modernidad, destino
gravado por sus efectos funcionales y segregativos. Aunque fuera
concebida inicialmente como una vía moderna para solucionar el
problema del tráfico, cuya necesidad había sido admitida en propuestas
anteriores, la avenida terminó siendo presentada y tratada en el PMC
como un eje monumental, con más resonancias estéticas que
funcionales. Es por esto que, tras aceptar la cirugía urbana como fait
accompli, Bergamín pronto advirtió que el trazado previsto no era lo
bastante ancho como para resolver los problemas de tránsito del centro,
además de que era de esperarse que los terrenos reservados para su
construcción aumentaran de valor en la pujante Caracas de los años
cuarenta (BERGAMÍN, 1959: 60-64). De hecho, al iniciarse las labores de
construcción de la avenida Bolívar en 1945, no solo se confirmaron los
pronósticos de Bergamín, sino que además los efectos sobre la estructura
urbana materializaron lo peor de la segregación moderna. De allí en
adelante Caracas quedó escindida en dos mitades: el norte captó la mayor
parte del dinamismo de la capital petrolera, mientras que el sur se estancó
económicamente y deterioró socialmente; las heridas urbanas apenas
comenzarían a sanar varias décadas después, con la renovación
superficial lograda gracias al sistema de metro (PEDEMONTE, 1991;
ALMANDOZ, 1991). Por todo ello, la avenida es todavía un tema
candente para la ciudad, y su juicio urbanístico y arquitectónico dista de
haber terminado.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
177
26. El balance sobre el éxito de la misión francesa en Caracas tampoco
está zanjado. Por una parte, es cierto que la llegada de los enviados a la
DU generó algunas innovaciones urbanísticas, desde la instauración del
control de la iniciativa privada en la ciudad, hasta la introducción de
nuevas herramientas de planificación, tales como la zonificación y el
registro inmobiliario. Pero, por otra parte, la metodología urbanística
francesa seguía apegada a intuiciones y soluciones prêt-à-porter, lo cual
explica su escasa efectividad para prever y controlar el crecimiento de la
urbe a largo plazo (LANDER Y RANGEL, 1970: 14). En este sentido, al
ponerlos en perspectiva con los avances de Alemania y Gran Bretaña a
la sazón, los acartonados principios de aquel urbanisme colonial
continúan siendo fuente de remordimiento y duda, en el sentido de que
pudiésemos haber tocado la puerta equivocada, al momento de instaurar
la disciplina en Caracas (MARTÍN, 1994: 355-356, 362).
Los resabios dejados por la contratación de los franceses aumentan al
considerar la ecléctica monumentalidad del PMC. En este sentido se ha
señalado que, para finales de la década de 1930, la estética formalista de
la EFU ya estaba obsoleta y gastada en el contexto internacional,
incluyendo las principales capitales latinoamericanas (ALMANDOZ,
2010). Al mismo tiempo, ha sido necesario llegar a aceptar las "buenas
maneras" de Rotival en su misión caraqueña, porque su bagaje
modernista resultó ser una peculiar combinación entre lógica funcional
y eclecticismo haussmanniano (JAUA, 1991: 133; ZAWISZA, 1985: 50).
Sin embargo, la explicación de Gwendolyn Wright sobre los estudios de
caso del urbanismo colonial francés ayuda a poner en perspectiva el caso
caraqueño. En sus intervenciones en posesiones de ultramar, los
arquitectos vanguardistas algunas veces quebraron la rigidez del
modernismo europeo, incorporando imágenes propias de Beaux-Arts,
yuxtaponiéndolas a los motivos exóticos y los principios racionales; de
este modo, los urbanistas galos prefirieron desvirtuar la pureza expresiva
en aras de de prevenir trastornos causados por la repentina introducción
del modernismo en sociedades coloniales, especialmente en el contexto
de ciudades en rápido crecimiento (WRIGHT, 1991). Análogamente, la
invocación de Haussmann en el PMC también puede explicarse como
una moderación de la modernidad de Rotival y su equipo, con lo cual se
habría buscado una fórmula cautelosa y ecléctica para una Caracas que
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
178
despertaba de la dictadura. De manera que, aun cuando Gaston Bardet
creyese que para finales de los treinta esta tendencia ya había
desaparecido del urbanismo francés, el PMC ofreció un ejemplo tardío
de lo que aquel llamó “Haussmannisme amélioré” (BARDET, 1939).
Sin embargo, por sobre la recriminación y el empacho, la misión gala
debe ser asumida como el último e inexorable capítulo urbano del
predominio cultural de París en Caracas. Continuando con el idilio
comenzado por el arte urbano guzmancista, prolongado a lo largo de la
Bella Época, era comprensible que la capital venezolana invitase a los
franceses para que apadrinaran su naciente urbanismo, como prueba
final de devoción y clientelismo, al momento trascendental de
emprender sus tan postergadas reformas (ALMANDOZ, 2006). En este
sentido, considerándola como episodio final del culto francófilo, la
continuidad esencial del PMC con el arte urbano guzmancista fue
acertadamente captada por Martín Vegas, cuando señalara que el Ilustre
Americano habría emprendido con gusto todo el plan de Rotival
(MARTÍNEZ OLAVARRÍA ET AL, 1991: 59). Pero, más de medio siglo
después de Napoleón III, Haussmann y Guzmán Blanco, la vieja
tradición beauxartiana no podía producir sino un plan que pronto se tornó
obsoleto e irrealizable. Con todo y ello, la americanizada capital acaso
necesitaba de este desengaño final, suerte de canto del cisne, para así
aceptar el agotamiento de sus veleidades francófilas.
…porque El Silencio fue una escuela para muchos, y la industria
de la construcción comenzó allí su etapa de pujante desarrollo.
Isaías Medina Angarita, Cuatro años de democracia (1963)
Entre el Consejo Nacional de Obras Públicas y El Silencio
27. Militar de profesión que había sido ministro de Guerra y Marina en
el gobierno de López Contreras, en 1940 el general Isaías Medina
Angarita se convirtió en el candidato oficial para las primeras elecciones
presidenciales celebradas en Venezuela en más de cuarenta años. Para
ese momento, el aspirante fue enviado a los Estados Unidos de América,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
179
en una misión oficial que fue interpretada como intento por obtener la
aprobación de Washington. Tras ganarse el beneplácito de Franklin D.
Roosevelt, el general Medina fue elegido por mayoría de congresistas
como nuevo presidente de Venezuela para el período 1941-45, cargo que
asumió días después de haber contraído matrimonio en Nueva York
(CHIOSSONE, 1989: 191). Para finales de su primer año en la presidencia,
el bombardeo a Pearl Harbor apuró la alianza de Medina con el vecino
del norte, pronunciamiento que incluso Gómez había evitado durante la
Primera Guerra Mundial. Pero, tal como el expresidente recordaría años
después,
…el día trágico de Pearl Harbor marcó para Venezuela la hora de
resoluciones difíciles. No dudé un solo instante en seguir el
camino que, con toda claridad, señalaban al país su espíritu
democrático, sus anhelos porque en el mundo reinara la justicia, y
su espíritu combativo contra los sistemas dictatoriales, fuera de
que nuestros propios intereses económicos y nuestra situación
geográfica nos colocaban necesariamente al lado de los Estados
Unidos de América, primera nación atacada por la furia ya
desencadenada en el mundo (MEDINA, 1963: 53).
De hecho, las dos naciones habían aunado esfuerzos desde 1940, cuando
Alemania había tomado Holanda y amenazaba las posesiones
neerlandesas en el Caribe, tan cercanas a los campos petroleros
venezolanos. En ese entonces, Estados Unidos prestó a su aliado
caribeño fondos para entrenar a su ejército y sustituir sus tanqueros
hundidos por submarinos nazis, mientras el gobierno venezolano
expropiaba un ferrocarril de propiedad alemana. Aparte de romper con
el Eje y decidir así la posición de Venezuela en la Segunda Guerra
Mundial, el manifiesto de Medina confirmaba, por el resto del siglo, la
adhesión económica y técnica del país exportador de petróleo con su
principal socio y cliente (BAILEY Y NASATIR, 1960: 670).
La colaboración entre el gobierno de Medina y el New Deal de Roosevelt
incluyó, en términos de obras públicas, la ayuda financiera de este último
para proyectos urbanísticos en Venezuela, así como la creación de una
oficina del MOP en Nueva York, criticada en ese momento por los
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
180
adversarios de Medina (MEDINA, 1963: 96). Al mismo tiempo, las
compañías petroleras continuaron su financiamiento de infraestructura
en las regiones productoras de oriente y occidente, tal como ya fue
señalado.56
En 1941 fue creado el Consejo Nacional de Obras Públicas, presidido
por Gerardo Sansón, el cual elaboró el Plan Quinquenal de Obras
Públicas, anunciado en enero del año siguiente, incluyendo la
construcción de 1.400 kilómetros de carreteras (OLIVAR, 2014: 63). Bajo
la dirección del ingeniero Lucio Baldó Soulés, el 15 de abril de 1943 fue
creado el Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS), que se mantuvo
funcionamiento hasta 1990 (CARTAY, 1997: 43; MALDONADO, 1997:
128-129).57 La labor del INOS fue respaldada desde la Oficina
Corporativa Interamericana de Salud Pública (Ocisp), creada en 1943 y
adscrita al MSAS, la cual estuvo a cargo, desde 1946, del programa de
acueductos rurales, vigente hasta 1995 (CARTAY, 1997: 43). Con el
apoyo del MOP y el INOS, en 1943 fueron modernizados el acueducto
y la planta de tratamiento de Maracaibo (PÉREZ LECUNA, 2001: 206). A
lo largo de la década fueron construidas las represas de Macarao, La
Mariposa y Agua Fría (1949), en el Distrito Federal; Guataparo en
Valencia (1946-8); Suata y Taiguaipay, en el estado Aragua; El Corozo
en Guárico, así como La Asunción y San Juan Bautista en Nueva
Esparta. También fue construido el hospital de Valencia en 1943, por
Consulting Engineers, mientras eran modernizados los muelles y
almacenes del puerto de La Guaira por Raymond Concrete Pile Co., bajo
la supervisión del MOP (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 183, 195).
28. Para la boyante capital con una población de 269.030 habitantes, el
nuevo gobierno local promulgó en 1942 una Ordenanza sobre
arquitectura, urbanismo y construcciones en general, que contemplaba
la elaboración de los llamados "Planos Reguladores" para las diferentes
áreas de Caracas, lo cual puede verse como avance hacia la ulterior
adopción de la zonificación moderna. La definición de urbanismo
contenida en esa ordenanza contemplaba
…el desarrollo adecuado de una ciudad o poblado siguiendo las
normas o leyes dictadas a tal efecto como son: las relativas al
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
181
saneamiento de la misma, al ornato, facilidad de tránsito en sus
calles y avenidas, plazas y parques públicos, a la higiene, ornato,
comodidad y estética de sus edificios y, en general, a todos los
preceptos establecidos para la comodidad y seguridad de sus
habitantes (CMDF, 1942, art. 110: 12).
Además de brindar base legal para el proceso de ordenamiento iniciado
con el PMC - "Orden en la casa, orden en los edificios, orden en las
calles, orden en la ciudad...", según elogiaba Bergamín por aquellos días
(BERGAMÍN, 1959: 46-47) - la ordenanza de 1942 parecía ensamblar así
finalmente, en términos legales, todas las piezas del pre-urbanismo
caraqueño de entre siglos.
Para el mismo año de la ordenanza, las nuevas edificaciones de la capital
bullente y cosmopolita incluían el hotel Ávila (1942), diseñado por
Wallace K. Harrison, arquitecto del Rockefeller Center, así como el
edificio Altamira, de Arthur Kahn, en la urbanización homónima,
concebida por Luis Roche (ALMANDOZ, 2018). Hacia el centro, los
edificios Manhatttan (1946) y París (1948), obras de Heriberto González
Méndez y Luis Malaussena, respectivamente, fueron los primeros en
superar la altura de la catedral (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 122, 124).
Concebida por Gustavo Wallis, la nueva sede del Banco Central de
Venezuela fue iniciada en 1942 y concluida cinco años más tarde. Para
entonces también entró en funcionamiento el Centro Médico de Caracas,
diseñado por Herman Stelling y Luigi Tani (GONZÁLEZ DELUCA, 2013:
196).
En el campo educativo fue creado, en 1943, el Instituto Ciudad
Universitaria (ICU), así como inaugurado el Grupo escolar y unidad
educativa Miguel Antonio Caro, diseñado por Luis Malaussena
(HERNÁNDEZ DE LASALA, 2005: 28); dos años más tarde entraron en
funcionamiento los liceos Andrés Bello (1945) y Fermín Toro, obras de
Luis Eduardo Chataing y Cipriano Domínguez, respectivamente. En el
área asistencial, por iniciativa privada comenzaba a funcionar en 1945 el
hospital Anti-poliomielítico Infantil, convertido en Ortopédico en 1956
(GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 196, 256-257).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
182
También se expandían las comunicaciones de la americanizada capital
petrolera: dos años después de la creación de Aerovías Venezolanas, S.
A. (Avensa) en 1943, el MOP inició los estudios para la autopista
Caracas-La Guaira, a cargo del ingeniero César González Gómez. Por
entonces era inaugurado el aeropuerto de Maiquetía, iniciado en 1939 en
terrenos escogidos por Charles Lindbergh; diseñado por Luis
Malaussena, el proyecto fue llevado a cabo por Jahn Constructores,
Guinand Frères y Pan American, con un subsidio de Airport
Development Program (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 280-281;
MALDONADO, 1997: 154). Parecían seguirse así los designios del plan
urbano de 1939, el cual, como ya vimos, afirmaba en su introducción
que Caracas, dada su ventajosa localización, estaba llamada a ser la
capital panamericana de la cuenca y civilización caribeñas (GDF, PMC,
1939: 19).
29. No obstante el amplio alcance de la referida ordenanza de 1942, el
gobierno de Medina se distanciaría del urbanismo monumental de la
administración precedente, la cual en cierta forma había representado la
transición del ancien régime a la república democrática. De la misma
manera que el PMC fue reducido a un "Plan director de calles y
avenidas", a cargo de la municipalidad, hacia finales del período
lopecista (GONZÁLEZ DELUCA, 2013: 119; MARTÍN, 1991: 93), el foro
monumental del oeste sería remplazado por un proyecto de vivienda de
interés social, más cónsono con los tiempos populistas. El cambio de uso
fue impulsado por el nuevo gobernador de Caracas, Diego Nucete Sardi,
quien logró conseguir un crédito del Washington Eximbank para el
proyecto (GARCÍA, 1985: 82; MARTÍN, 1994: 373). De manera informal
pero reveladora, las razones últimas que justificaban el cambio fueron
confesadas por Nucete a Osorio, mientras el antiguo director del BO
ofrecía un brandy al visitante colombiano en su casa: "Es absurdo el
querer conservar las ciudades viejas. Ellas son como los automóviles
viejos: hay que cambiarlas cuando ya no se adaptan a la época. ¿Para qué
esa acumulación de ratas, contagios inevitables y techos vencidos?"
(OSORIO, 1943: 61). Aunque algo simplista en su apreciación sobre las
ciudades viejas, el Gobernador parecía tener razón con respecto a El
Silencio, que para ese entonces era una zona roja al oeste del centro
caraqueño, infestada de prostitución desde finales de la era gomecista.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
183
Tras realizarse un concurso público donde también participara un
proyecto de Guinand Sandoz (GAN, 1997: 38) - otro de los asesores
originales de la DU (COLMENARES, 1989: 157-163) - Nucete le
encomendó a Carlos Raúl Villanueva, secundado por el ingeniero
austriaco Carlos Blaschitz, la renovación urbana de El Silencio
(MALDONADO, 1997: 149). Tras sus quintas al estilo colonial en El Rosal
y el Country Club, así como de la Maestranza de Maracay (1930),
Villanueva adoptó un lenguaje más moderno en proyectos educacionales
y culturales durante los años treinta, tales como la escuela Gran
Colombia y los museos de Bellas Artes y Ciencias Naturales,
inspirándose en la versión francesa preconizada por Robert Mallet-
Stevens y André Lurçat. Y en la urbanización Rafael Urdaneta (1944-
47), de Maracaibo, desarrollada con el ingeniero Francisco Carrillo
Batalla, experimentó con principios funcionalistas de cuño corbusiano
(GAN, 1997).
En el caso de El Silencio, la solución adoptada era conciliatoria tanto a
nivel urbano como arquitectónico: aunque se modificaba el uso cívico
del foro original, Villanueva explícitamente respetó la ubicación de El
Silencio como rond-point del sistema de avenidas contemplado en el
PMC. Al mismo tiempo, haciendo uso del concepto de "escalón
doméstico" de Bardet, Villanueva rescató el tradicional patio venezolano
en tanto elemento central para el diseño de los bloques. Cada edificio
independiente alojaba entre 50 y 150 familias más los servicios
comunales básicos; sin embargo, la idea de que los 7 bloques fueran
unidades vecinales autosuficientes fue rechazada por el propio
arquitecto: el conjunto debía mantener su conexión con el organismo
urbano caraqueño, especialmente a través de la avenida Bolívar,
intencionalidad que resta base a posteriores interpretaciones de un
supuesto segregacionismo en el proyecto (FIG. 14). En términos de
estilo, Villanueva buscaba un nexo con la esencia arquitectural de la
ciudad colonial, cuya restitución se ejemplifica en las arcadas alrededor
de los patios centrales; el eclecticismo proyectivo también combinaba
toques tomados de las modernas viviendas de Viena y Alemania,
patrones dispositivos del Beaux-Arts y criterios funcionales de los
Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) (GARCÍA,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
184
1985: 41, 85-87). En conjunto, según lo reconocería el mismo
Villanueva posteriormente, la empresa de crear un vocabulario moderno
para la arquitectura colonial venezolana resultó similar a los
procedimientos utilizados por el maestro Prost en las nuevas ciudades
coloniales del norte de África (VILLANUEVA, 1967: 24).
FIG. 14. Plaza O’Leary y fachadas de edificios El Silencio, Caracas, circa
1975. Tomado de Mendoza (1980).
30. Desde que fueran inaugurados en 1945, los once bloques de El
Silencio emblematizaron la administración de Medina en el ámbito
urbano, al tiempo que prefiguraron la nueva estructura y dinámica de la
Caracas metropolitana. Osorio no solo pensó que el proyecto evocaba
las mejores áreas de la Viena moderna, sino que también debía ser
imitado en Bogotá y otras ciudades latinoamericanas (OSORIO, 1943: 62-
63). En efecto, después de la obra de Nucete "aumentaron con prontitud
los grandes edificios, porque El Silencio fue una escuela para muchos, y
la industria de la construcción comenzó allí su etapa de pujante
desarrollo", según recordaría Medina Angarita años más tarde (MEDINA,
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
185
1963: 134). Dada la construcción final de las avenidas del PMC
alrededor de El Silencio, el cambio de uso cívico a residencial ha sido
cuestionado en varias oportunidades desde el punto de vista urbanístico;
pero el conjunto en general ha sido reconocido como exitoso,
especialmente desde la perspectiva arquitectónica. El rechazo de
Villanueva a la exótica monumentalidad beauxartiana no solo representó
un gran paso en busca de una modernidad vernácula, sino también la
recuperación del buen gusto en la arquitectura caraqueña, tras la
prolongada era de afrancesadas copias inaugurada por Guzmán (USLAR,
1952: 526). Además de anticipar el funcionalismo de sus posteriores
intervenciones en la ciudad, Villanueva inició en El Silencio un lenguaje
de modernidad propia para la Caracas metropolitana (GASPARINI Y
POSANI, 1969: 368, 381; ZAWISZA, 1985: 50, 55).
Las reacciones del propio Rotival ante el cambio de uso en EI Silencio
prefiguraron la racionalidad funcionalista de los tiempos por venir.
Aunque supuestamente algo molesto cuando le informaron sobre la
sustitución del cenotafio (NEGRÓN, 1991: 153), el artífice del PMC se
consoló a sí mismo con la idea de que el París de Haussmann y las
ciudades coloniales de Prost eran las únicas excepciones que
confirmaban la regla de que los urbanistas jamás pueden contemplar sus
planes realizados del todo. Al mismo tiempo, viendo en retrospectiva a
la burguesía europea de la ciudad barroca, deseosa de permanecer en el
centro, Rotival se cuestionó su gesto fallido de construir avenidas
monumentales para una burguesía moderna que prefería vivir a 20
kilómetros del centro caraqueño. Así que decidió saludar el intento del
BO y de Villanueva por establecer en el embrionario esqueleto
metropolitano las viviendas baratas para aquellos grupos que sí deseaban
morar en el centro, y cuyo alojamiento era de hecho una de las metas
originales del PMC. En este sentido, dadas las usuales restricciones
financieras de los proyectos públicos de vivienda, Rotival reconoció que
la incorporación de actividades comerciales hacía de El Silencio un raro
ejemplo de "esquema habitacional" económicamente equilibrado, que
además contribuía a la diversidad urbana representativa de las áreas
centrales de las ciudades latinas (ROTIVAL, 1966: 171, 176-179). De
manera que, incluso para el maestro francés, El Silencio logró demostrar
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
186
cómo el urbanismo monumental solo había sido un remanente del ancien
régime en la capital que salía de la dictadura.
IV Consideraciones finales
1. Aunque con rezago respecto de otros países latinoamericanos, la
Venezuela de Gómez experimentó avances comunicacionales y
sanitarios, no obstante las aseveraciones de la historiografía tradicional
sobre el régimen represivo. Alimentada por críticas imbuidas de
resentimiento político, la leyenda negra en torno a la dictadura provocó
concepciones equivocadas, tanto del proyecto urbano nacional, como del
supuesto olvido de Caracas durante los 27 años de gomecismo. Tal como
proclamaron los “doctores” positivistas al servicio de este, el Orden y
Progreso del Benemérito representó un cambio de prioridades del
Progreso y Civilización del Ilustre Americano, de la misma manera
como el hacendado andino fue diferente del Guzmán Blanco urbano. Si
la prioridad civilizadora de este último fue descartada en los comienzos
del gomecismo, el progreso siguió siendo buscado a través de la
creciente inversión en infraestructura de carreteras – por sobre
ferrocarriles – junto a salud pública. Sobre las bases del decreto de 1910
y las conclusiones del Congreso de Municipalidades de 1911 – piedras
angulares del futuro urbanismo venezolano - comunicaciones y
saneamiento fueron adoptadas como nuevas prioridades
gubernamentales en términos de obras públicas. Y a diferencia de lo que
tradicionalmente se afirmó, ello ocurrió antes que la bonanza petrolera
abultara el erario nacional, al promediar la década de 1920.
Mientras tanto, Luis Razetti y otros médicos venezolanos instaban a la
iniciativa privada a asumir su responsabilidad en materia de higiene
social. En este sentido, aunque la agenda higienista había sido importada
originalmente de Europa, la sociedad gomecista terminó por confiar la
experticia de los asuntos sanitarios a Estados Unidos, reflejando así la
penetración de Venezuela por parte de nuevos embajadores económicos
y técnicos, liderados por las compañías petroleras y la fundación
Rockefeller. Además del saneamiento – que a diferencia de la higiene
pública de entre siglos, pasó a ser una cuestión nacional más que urbana
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
187
- un vasto programa de carreteras eclipsó el papel protagónico que había
tenido la ornamentación en las obras publicas desde la era guzmancista.
Hasta tanto, hacia mediados de la década de 1920, fueron pagadas las
deudas venezolanas, heredadas en parte de empréstitos ferrocarrileros,
el proyecto de Gómez favoreció a las provincias por sobre la capital. Sin
embargo, con la bonanza petrolera desde finales de los años veinte, la
administración gomecista pudo entonces configurar una nueva agenda
para la capital en crecimiento. Las incontables regulaciones de tránsito
fueron la primera demostración de la preocupación gubernamental local,
tras difundirse el uso del automóvil en Caracas y otras ciudades
venezolanas. La aparición de nuevas "urbanizaciones" al este también se
convirtió en capitulo central de la agenda desde la década de 1920,
después de que la expansión hacia El Paraíso, en el suroeste, fuera
desincentivada por razones sanitarias y técnicas. A fin de cumplir con
los nuevos requerimientos de la congestionada ciudad, la Ordenanza de
policía urbana y rural de 1926 actualizó los controles higiénicos y
técnicos de su predecesora de 1910; posteriormente, la Ordenanza sobre
arquitectura civil de 1930 fue el primer intento por controlar el diseño y
equipamiento de las nuevas áreas residenciales. Por último, la necesidad
de dotar de viviendas a la clase trabajadora fue reconocida por el
gobierno mediante la creación del Banco Obrero en 1928, temprana
agencia de vivienda pública en Latinoamérica y otro logro fundamental
de la administración urbana gomecista.
De manera que, aun aceptando la idea tradicional sobre el desaire a la
capital, la leyenda negra de la "castigada" Caracas de Gómez (SCHAEL,
1966, POLANCO, 1983) – debida en mucho a la mudanza de residencia
de este a Maracay - debe ser revisada desde la perspectiva urbanística.
Por una parte, es necesario reconocer que la administración del
Benemérito aumentó las competencias municipales de la policía urbana,
incluidas por vez primera en la constitución de 1925, al mismo tiempo
que emitía nuevas leyes y ordenanzas. Más aún, mediante sus últimas
normativas sobre arquitectura civil, el progresismo gomecista finalmente
logró conservar y transmitir los principios ornamentales guzmancistas a
las nuevas generaciones. Pero, por otra parte, es cierto que el dictador no
emprendió un plan urbano para Caracas, aunque la capital lo necesitaba
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
188
a finales de su régimen, mientras que varias de sus congéneres
latinoamericanas lo tenían desde los años veinte (ALMANDOZ, 2017:
275-298). Por todo ello, la era de Gómez solo sentó los fundamentos pre-
urbanísticos de entre siglos, en el sentido distinguido por Choay (1979)
y otros autores revisados al inicio de este trabajo.
Sin embargo, aun cuando la administración de Gómez no asumió un reto
urbano que la de Guzmán habría deseado tener, debe admitirse que, en
el marco de las comunicaciones y el saneamiento de alcance nacional, la
agenda local sobre obras centenarias y tránsito, expansión urbana y
vivienda, reunió todos los ingredientes para las reformas urbanas en la
capital democrática, donde cristalizaría el moderno urbanismo
venezolano para finales de la década de 1930.
2. Esa cristalización se daría a través de un plan afrancesado para la
americanizada capital de López Contreras, paradoja cuya explicación
requiere considerar el europeizado ciclo de la Caracas de entre siglos.
Tal como lo proclamaran Allen y Fergusson en sus visitas al país
democrático, Venezuela se había convertido a la sazón en un enclave de
tecnócratas educados en Norteamérica; sin embargo, la boyante sociedad
seguía enfrentando un dilema heredado de la Bella época y los Años
Locos, tocando incluso al propio Presidente: ¿París o Nueva York? Sin
resolver tal disyuntiva, las propuestas para las reformas de la capital
democrática lograron articular los problemas de Caracas en términos de
renovación urbana o expansión del centro, y su conexión con los
suburbios del este. Al mismo tiempo, a pesar del somero reporte del
modernismo arquitectónico, acompañado de la suposición simplista de
que el crecimiento metropolitano implicaba una dicotomía entre
densificación y ciudades jardín, la literatura especializada que
comenzara a ocupar las publicaciones profesionales reforzó la disyuntiva
de las propuestas: ¿renovación urbana o expansión?
Catalizadas por el creciente tráfico, algunas de estas cuestiones se
resolverían con la creación de la Dirección de Urbanismo (DU); esta no
solo brindó el primer ejemplo venezolano de una oficina de planificación
urbana, sino que también puso fin a la prolongada indecisión sobre el
modelo de crecimiento a seguir para la capital. El hecho de que Mibelli
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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contratara al equipo de urbanistas franceses se puede explicar en parte
por las predilecciones del Presidente y la formación parisina de los
miembros de la DU, además de ser también una forma de oponerse a las
preferencias por otras propuestas preferidas por supuestos concejales
comunistas. Pero, por encima de todo, la decisión del Gobernador
coronaba el viejo sueño parisino de Caracas, iniciado durante el
guzmanato y prolongado a lo largo de la Bella Época. Por eso, a pesar
del inexorable influjo norteamericano desde los Años Locos, al
momento trascendental de transformar la capital venezolana, la
administración de López Contreras honró a Francia como madrina
cultural de una era que estaba a punto de terminar.
La capital venezolana hubo de pagar alto precio por sus afrancesadas
aspiraciones. En un continente todavía seducido por el diseño
grandilocuente de la École Française d’Urbanisme (EFU), el plan para
Caracas terminó siendo uno de los últimos ejemplos de
“Haussmannisme amélioré”, el cual, pensaba Bardet, había sido
erradicado del urbanismo galo. Desde la experiencia colonial de Prost en
África hasta la apreciación teórica de Rotival sobre la monumentalidad
beauxartiana, el equipo francés convocado a la capital venezolana
conjugaba la mayoría de los ingredientes de la EFU, lo cual hizo posible
el arribo final de Haussmann a Caracas. A pesar del retraso, la
invocación del prefecto del Sena todavía era políticamente oportuna para
fortalecer la posición del gobernador Mibelli frente a sus oponentes, así
como su preocupación por los inversionistas de la ciudad. El ejemplo
haussmanniano también explica algunas de las propuestas del PMC,
desde la decisión principal referente a la renovación del centro
caraqueño, hasta el diseño de la avenida Central al estilo de los Champs
Elysées.
3. Pero la cirugía haussmanniana llegó a Caracas demasiado tarde, y el
olvido de ese retraso acaso fue la mayor equivocación de la misión
francesa, al menos en lo concerniente a la estructura física y la dinámica
de la ciudad que se trocaba en metrópoli. Ese fue el principal problema
con la avenida en sí, considerada en las propuestas anteriores a Rotival
como una necesidad, pero finalmente concebida en el PMC como una
sucesión de monumentos beauxartianos. Por esta razón, el mitigado
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
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modernismo de Rotival en Caracas ha generado reproches contra el
contemporáneo de la generación CIAM; sin embargo, estas críticas
parecen olvidar que, así como hicieran otros embajadores del urbanismo
colonial francés (WRIGHT, 1991), el joven socio de Prost simplemente
honró en Caracas la misión civilizadora de la cual estaba a cargo; por
ello moderó un modernismo potencialmente disruptivo, en favor de una
monumentalidad considerada más apropiada para una capital que salía
de una dictadura. Por consiguiente, aunque el PMC pueda parecer otro
ejemplo de academicismo extemporáneo, el plan debe ser visto como un
cierre del ciclo iniciado por el arte urbano guzmancista, que no pudo
abarcar el sueño haussmanniano en su momento.
Las alteraciones al PMC demostraron el agotamiento de la era
afrancesada en la capital americanizada, en medio de los cambios
institucionales del gobierno de Medina y la renovación estilística en la
arquitectura pública y privada. Al remover los vestigios beauxartianos y
monumentales del centro de una Caracas ávida de modernismo, El
Silencio se erigió en hito temprano de una metrópoli en ciernes, cuya
burguesía se apresuraba a mudarse a los suburbios, tal como Rotival
debió reconocer años después. Con la posterior creación de la Comisión
Nacional de Urbanismo (CNU), donde reaparecería Rotival en guisa de
planificador, en medio de tecnócratas criollos y asesores venidos de
Norteamérica, se iniciaría la era de la planificación venezolana, lo que
constituye un capítulo posterior a este trabajo.
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Aguerrevere, Enrique Jorge (1892-1962)
Alberdi, Juan Bautista (1810-1884)
Alfonzo Rivas, Santiago (1886-1968)
Allen, Henry Justin (1868-1950)
Arcaya, Pedro Manuel (1874-1958)
Arcila Farías, Eduardo (1912-1996)
Arismendi, Juan Bernardo (1887-1982)
Aveledo, Agustín (1837-1926)
Ayala, Arturo (¿-?)
Azpúrua Quiroga, Pedro Pablo (1917-2014)
Baldó Soulés. Lucio (1897-1978)
Bardet, Gaston (1907-1989)
Baroja, Pío (1872-1956)
Baumeister, Reinhard (1833-1917)
Bedel, Jacques (¿-?)
Bell, Purl Lord (1886-1930?)
Benevolo, Leonardo (1923-2017)
Bergamín Gutiérrez, Rafael (1891-1970)
Berti, Arturo Luis (1912-1999)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
220
Betancourt, Rómulo (1908-1981)
Blaschitz, Carlos (1890-1974)
Blaser, Hermann (¿-?)
Bolívar, Simón (1783–1830)
Briceño Arismendi, Luis (1870-?)
Brunner, Karl H. (1887-1960)
Bulnes, Francisco (1847-1924)
Bunker, George (¿-?)
Cabet, Étienne (1788-1856)
Camacho, Juan Vicente (¿-?)
Cárdenas, José Ignacio (1874-1949)
Cárdenas, Román (1862-1950)
Carrillo R., José María (1925-2007)
Carrillo Batalla, Francisco (1916-1994)
Castro, Cipriano (1858-1924)
Castro, Eduardo Filomena (¿-?)
Centeno Grau, Melchor (1867-1949)
Cerdá Suñer, Ildefonso (1815-1876)
Chataing, Alejandro (1873-1928)
Chataing Pelayo, Luis Eduardo (1906-1999)
Chiossone, Tulio (1905-2001)
Chistophersen, Alejandro (1866-1946)
Choay, Françoise (1925-)
Ciliberto Pérez, Antonio (1893-?)
Clark, C. Norman (¿-?)
Codazzi, Agustín (1793-1859)
Contreras Elizondo, Carlos (1892-1970)
Cordero, Simón (¿-?)
Delgado Chalbaud, Román (1882-1929)
Díaz, Porfirio (1830–1915)
Díaz Rodríguez, Manuel (1871-1927)
Díaz Sánchez, Ramón (1903-1968)
Domínguez, Cipriano (1904-1994)
Domínguez, Raúl (¿-?)
Durkheim, Émile (1858-1917)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
221
Escipión El Africano (236 a.C.-183 a.C.)
Estrada Cabrera, Manuel (1857-1924)
Felipe II de España (1527-1598)
Fergusson, Erna (1888-1964)
Fernando VI de España (1713-1759)
Foucault, Michel (1926-1984)
Forestier, Jean-Claude Nicolas (1861-1930)
Fourier, Charles (1772-1837)
Franco, Francisco (1892-1975)
Fustel de Coulanges, Numa Denys (1830-1889)
Gabaldón, Arnoldo (1909-1990)
Gallegos, Rómulo (1884-1969)
García, Roberto (1841-1936)
García Maldonado, Enrique (1905-1990)
Garnier, Charles (1825-1898)
Garnier, Tony (1869-1948)
Gascue Anderson, Francisco (¿-?)
Geddes, Patrick (1854-1932)
Gil Fortoul, José (1861–1943)
Gómez, Juan Vicente (1857-1935)
Gómez Franco, E. (¿-?)
González, Gerardo (¿-?)
González, Pablo Miguel (¿-?)
González E., Pedro (¿-?)
González Gómez, César (¿-?)
González Méndez, Heriberto (1906-1992)
González Rincones, Rafael (1885-1958)
González Villasmil, Lorenzo (1876-?)
Gropius, Walter (1863-1969)
Guevara Rojas, Felipe (1878-1916)
Guinand Sandoz, Carlos (1889-1963)
Guzmán Blanco, Antonio (1829–1899)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
222
Hall, Peter (1932-2014)
Hardoy, Jorge Enrique (1926-1993)
Harrison, Wallace Kirkman (1895-1981)
Haussmann, Georges E., barón (1809-1891)
Hedderich, L. (¿-?)
Hénard, Eugène (1849-1923)
Hernández, Manuel Vicente (¿-?)
Herrera Tovar, Manuel Felipe (1865-1932)
Hitler, Aldolf (1889-1945)
Höet, León Achiel Jerome (1891-1944)
Hoover, Herbert Clark (1874-1964)
Horsfall, Thomas Coglan (1841-1932)
Howard, Ebenezer (1850-1928)
Ibarra Cerezo, José María (1874-1948)
Isabel I de Castilla, La Católica (1451-1504)
Itriago Gimón, Gerardo (¿-?)
Jahn, Alfredo (1867-1940)
Jiménez, Germán (1861-1929)
Kahn, Arthur (1910-¿)
Lafond, Georges (¿-?)
Lambert, Jacques H. (1890-s/f)
Lapeyre, Jean-Louis (¿-?)
Lavedan, Pierre (1885-1982)
Le Corbusier (1887-1965, Charles Édouard Jeanneret)
Lecuna Salboch, Vicente (1870-1954)
Leguía, Augusto (1863-1932)
León Quintero, Manuel (¿-?)
Linares, Carlos E. (¿-?)
Lindbergh, Charles August (1902-1974)
López Contreras, Eleazar (1883-1973)
Luongo Cabello, Francisco (c. 1890-?)
Lurçat, André (1894-1970)
Lyautey, Louis-Hubert (1854-1934)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
223
Machado Hernández, Óscar Augusto (1890-1966)
Malaussena, Antonio (1853-1919)
Malaussena Andueza, Luis Raimundo (1900-1963)
Mallet-Stevens, Robert (1886-1945)
Martínez Olavarría, Leopoldo (1919-1992)
McAdam, John Loudon (1756-1836)
Medina Angarita, Isaías (1897-1953)
Meneses, Guillermo (1911-1978)
Mibelli, Elbano (1869-1946)
Mills, Lady Dorothy Rachel Melissa Walpole (1896-1959)
Montijo, Eugenia de (1826-1920)
Morales, Pedro Alí (¿-?)
Morales Tucker, Alberto (1939-1991)
Morris, William (1834-1896)
Morse, Richard (1922–2001)
Mujica Millán, Manuel (1897-1963)
Mumford, Lewis (1895–1990)
Muñoz Tébar, Jesús (1847-1909)
Muñoz Tébar, Luis (1867-1918)
Mussolini, Benito (1883-1945)
Napoleón III (1808-1873)
Nava, Ramiro (1887-1959)
Navarrete Molina, J. J. (¿-?)
Niño Araque, William (1953-2010)
Nucete Sardi, Diego (1902-1945)
Olmsted, Frederick Law (1822-1903)
Ortega Martínez, Torcuato (¿-?)
Osorio, Luis Enrique (1896-1966)
Ossott Machado, Willy (1913-1975)
Otero Silva, Miguel (1908-1985)
Owen, Robert (1771-1858)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
224
Pacanins Acevedo, Tomás (1891-1958)
Palacios, Eloy (1847-1919)
Palacios Hernández, Andrés (¿-?)
Pardo Soublette, Guillermo (¿-?)
Pardo Stolk, Edgard (1905-1982)
Park, Robert E. (1864-1944)
Pascal, Blaise (1623-1662)
Paxton, Joseph (1803-1865)
Pérez, Manuel Cipriano (1860-1937)
Pérez, Pedro B. (¿-?)
Picón Salas, Mariano (1901-1965)
Pirenne, Henri (1862-1935)
Pocaterra, José Rafael (1889-1955)
Poëte, Marcel (1866-1950)
Power Gorrondona, Luis Eduardo (c. 1876-?)
Prost, Henri (1874-1959)
Proudhon, Pierre-Joseph (1809-1865)
Pugin, Augustus Welby (1812-1852)
Quevedo, Miguel Ángel de (1859-1946)
Quintero, Pablo (¿-?)
Razetti Martínez, Luis (1862-1932)
Razetti Martínez, Ricardo (1868-1932)
Récamier, Juliette (1777-1849)
Reis, José de Oliveira (1903-1994)
Renan, Ernest (1823-1892)
Reyes Zumeta, G. M. (¿-?)
Risler, Georges (1853-1941)
Rísquez, Francisco Antonio (1856-1941)
Roche, Luis (1888-1965)
Romero, José Luis (1905–1977)
Roosevelt, Franklin D. (1882–1945)
Rotival, Maurice (1892-1980)
Rourke, Thomas (Daniel Joseph Clinton)
Ruskin, John (1819-1900)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
225
Salazar, Manuel (¿-?)
Salas, Guillermo (¿-?)
Sampaio, Carlos (1866-1930)
Sansón Lara, Gerardo (1908-1995)
Saville, Thorndike (1892-1969)
Schaedel, Richard Paul (1920-2005)
Schael, Guillermo José (1919-1989
Scobie, James R. (1929-1981)
Segre, Roberto (1934-2013)
Seijas Cook, Rafael (1867-1969)
Sica, Paolo (1935-1988)
Sierra, Justo (1848-1912)
Sitte, Camillo (1843-1903)
Soriano, Horacio (¿-?)
Soriano, Luis (¿-?)
Spencer, Herbert (1820–1903)
Stelling Smith, Herman (1875-?)
Sutcliffe, Anthony (1942-2011)
Tani, Luigi (¿-?)
Telford, Thomas (1757-1834)
Toro Manrique, Carlos (1868-1937)
Torres, Francisco de Paula (¿-?)
Torres, Gumersindo (1873-1947)
Unwin, Raymond (1863-1940)
Urbaneja, Manuel María (1814-1897)
Uslar Pietri, Arturo (1906-2001)
Vallenilla Lanz, Laureano (1870-1936)
Vallenilla Lanz (hijo), Laureano José (1912-1973)
Vandellós, José Antonio (1899-1950)
Vegas Pacheco, Martín (1926-2012)
Velásquez, Ramón José (1916-2014)
Villanueva, Carlos Raúl (1900-1975)
Violet-le-Duc, Eugène (1814-1879)
Vollmer Rivas, Gustavo Julio (1847-1926)
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
226
Wagner, Otto Koloman (1841-1918)
Wallis Legórburu, Gustavo (1897-1979)
Weber, Max (1864-1920)
Wilson, Charles Morrow (1905-1977)
Worms, René (1869-1926)
Zawisza, Leszek (1920-2014)
Zuazo Ugalde, Secundino (1887-1971)
1 Las primeras cuatro secciones de este capítulo se apoyan en pasajes de
ALMANDOZ (2008) y ALMANDOZ e IBARRA (2018). 2 Esa estructura internacional estaría liderada por la International Planning
History Society (IPHS), entre cuyos fundadores estuvo el mismo Sutcliffe. 3 Para más referencias sobre Venezuela, por pioneros y episodios, ver la sección
siguiente. 4 Como antecedentes de estas aproximaciones, para el caso de Buenos Aires hay
que señalar los clásicos estudios de James Scobie (1974; 1977) y Beatriz Sarlo
(1988). 5 Los tempranos estudios elaborados por extranjeros fueron liderados por
Richard Morse (1958; 1970). 6 Esta sección se apoya en pasajes de Almandoz (2000). Referencias más
específicas sobre historia urbana y urbanística en Venezuela para el período del
trabajo serán dadas en el cuerpo del trabajo. 7 Entre los cuales se contaron, además del ya mencionado CIHE, los sectores de
teoría e historia y de estudios urbanos de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo (FAU), Universidad Central de Venezuela (UCV); el Centro de
Estudios de Arquitectura “Alfonso Vanegas” (Cehav) de la Facultad de
Arquitectura y Arte (FAA), Universidad de los Andes (ULA); la sección de
teoría e historia de la ciudad y el urbanismo, Departamento de Planificación
Urbana, Universidad Simón Bolívar (USB). Con respecto a la evolución y
orientaciones de esta última, ver Arturo Almandoz y Lorenzo González, "Notas
sobre historiografía urbana. La visión de la Universidad Simón Bolívar",
Urbana, No. 19, Caracas: Universidad Central de Venezuela (UCV),
Universidad del Zulia (LUZ), agosto-diciembre 1996, pp. 122-126. También en
el caso de la USB, valga asimismo mencionar los estudios históricos y de
patrimonio desarrollados en el Instituto de Estudios Regionales y Urbanos
(IERU).
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
227
8 Incluso antes de la paralización del Boletín del CIHE la revista Urbana –
coeditada por el Instituto de Urbanismo, FAU, UCV y el Instituto de
Investigaciones de la Facultad de Arquitectura, Universidad del Zulia (LUZ) –
ofreció creciente espacio a temas históricos. En el caso de la ULA, tras
desaparecer De Arquitectura – publicada a comienzos de la década de 1990 –
el perfil humanístico de Edificar dio cabida a temas de historia urbana. 9 Otras publicaciones en esta línea incluyen Almandoz (2010); Almandoz
(2017a); Almandoz e Ibarra (2018). 10 Esta sección se apoya en pasajes de Almandoz (2006; 2017). 11 Allí mismo continúa Jahn: “Con admirable clarividencia se apercibió el
General Gómez de que el porvenir de Venezuela estaba en una buena red de
caminos carreteros, la cual luego de despertar a nueva vida y fomentar regiones
ricas, pero abatidas por su aislamiento, echaría los fundamentos agrícolas e
industriales para la construcción de nuevos ferrocarriles. Era necesario sacudir
previamente los diferentes órganos del país, lanzarlos a nueva y más intensa
actividad, posibilitar el intercambio de intereses y de hombres y atraer nuevos
y vigorosos elementos que vinieran a colaborar con los nativos en la obra
reconstructiva”. 12 La junta estaba constituida por el general Pablo Quintero, el coronel Pedro
Alí Morales y el ingeniero J. J. Navarrete Molina. 13 Bien hace notar Cilento con respecto a las carreteras centrales contempladas
en el decreto de 1910, que este último “significó la muerte de los precarios
ferrocarriles venezolanos puesto que, en la mayoría de los casos, las rutas de los
pocos ferrocarriles existentes y las de las carreteras fueron coincidentes”
(CILENTO, 2001: 125). 14 Allí mismo continúa el autor: “La mayoría de nuestros caminos se hallan en
el primer período de su desarrollo; a su escaso tráfico hasta el piso natural que
resulta del banqueo de la plataforma. No obstante, el Gobierno Nacional ha
hecho cubrir con afirmado de macadam o de cascajo los caminos más
importantes del Interior. La carretera de Caracas a La Guaira y Macuto, es la de
mayor tráfico y, aunque éste no llega aún al límite establecido en los Estados
Unidos para pisos duros (hard surface), ha sido pavimentada de concreto en
toda su longitud de 41 kilómetros. Este mismo trabajo se está ejecutando, como
ya hemos dicho, en las carreteras de Caracas a Petare, a Valencia y a Puerto
Cabello”. 15 Tal como aclara Cilento (2001: 138-139): “Al adoptarse las técnicas de
pavimentación con concreto y con asfalto, la base del pavimento, o sub-base, se
trató con las técnicas de Telford y Mac Adam (sic), o variaciones de ellas. Antes
de ello la mayor parte de las carreteras no fueron tratadas con macadam debido
a su alto costo, sino engranzonadas, dada la facilidad de obtener granzón o
grava en los ríos aledaños. El granzón apisonado, sin embargo, no se constituye
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
228
en macadam debido a la dificultad de cohesionar las piedras y granos de grava
redondeados, por lo que, al aumentar la velocidad y densidad del tráfico
automotor, las piedras de mayor tamaño se desprendían produciendo las aquí
llamadas sartenejas, características de todas nuestras carreteras
engranzonadas”. 16 Tal como completa Allegret (1997: 604): “Las obras de vialidad realizadas
bajo la presidencia de Juan Vicente Gómez unificaron el sistema de carreteras
de varios estados (principalmente de la región andina) aprovechando los
segmentos carreteros preexistentes. Tres fueron los grandes sistemas
establecidos, tomando como origen a Caracas: a) la llamada Gran Carretera
Occidental (o Trasandina) uniendo Caracas a San Cristóbal con una longitud de
1.529 km; b) la llamada Gran Carretera del Sur, uniendo Caracas a San
Fernando de Apure, con una longitud de 940 km; y c) la Gran Carretera Oriental
de 800 km, uniendo Caracas a Ciudad Bolívar” 17 Tal como evidencia el contrato (noviembre 1928) del cable aéreo Caripe-
Cariaco, estado Sucre, otorgado a Antonio Ciliberto Pérez y Francisco Luongo
Cabello (ARCILA, 1961, II: 306). 18 Gaceta Oficial, Caracas: agosto 14, 1909, art. 2. 19 Los decretos son del 19-IV-1910 y 19-I-1911. 20 Un informe sobre el acueducto de Barquisimeto fue publicado por Luis
Eduardo Power en la Revista Técnica del MOP, No. 45, septiembre 1914, pp.
390-392. 21 Ver infra “Petróleo e infraestructura en regiones”. 22 Tal como puede verse, por ejemplo, en El Cojo Ilustrado, XX, 473, Caracas:
septiembre 1, 1911, pp. 500-501; 476, Caracas: octubre 15, 1911, p. 586. 23 El Cojo Ilustrado, XX, 476, Caracas: octubre 15, 1911, p. 593; XXIII, 532,
Caracas: febrero 15, 1914, p. 120. 24 Gaceta Municipal, Caracas: mayo 14, 1910. 25 Con respecto a esta predominancia británica, añaden Estaba y Alvarado
(1985: 138): “Durante la década del veinte operaban en el país unas ciento
cincuenta empresas bajo el dominio del capital anglo-holandés y
norteamericano: la Shell, la Gulf y la Standard Oil of New Jersey; controlaban
la producción en un 45%, 27% y 27% respectivamente”. 26 Allí continúa el autor: “Las ventajas ofrecidas por este tipo de vehículo
trascendieron su empleo industrial y comenzó a ser adoptado por varios
propietarios de haciendas a fin de tecnificar su producción agrícola”, tal como
ocurrió con Gustavo Vollmer Ribas en la hacienda Santa Teresa, en los valles
de Aragua, destinada a la producción de caña de azúcar (OLIVAR: 2014: 43). 27 Ver también infra “Transición política y geografía económica”. 28 Ver infra “Transición política y geografía económica”. 29 Ver supra “De ferrocarriles a carreteras”.
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
229
30 Ver infra “Del Programa de febrero al Plan trienal”. 31 Ver también Gaceta Municipal, Caracas: diciembre 9, 1926; octubre 1, 1924;
julio 26, 1932. 32 Decreto del 19-IV-1920.
33 Gaceta Municipal, enero 4, 1910; agosto 9, 1913. 34 Constitución Nacional (1925), art. 18, ord. 1. 35 Gaceta Municipal, diciembre 12, 1912. 36 Gaceta Municipal, junio 25, 1925; enero 11, 1930. 37 Ver por ejemplo Gaceta Municipal, octubre 29, 1910; noviembre 9, 1912;
marzo 9, 1915; septiembre 15, 1925; agosto 29, 1931. 38 Esta sección se apoya en pasajes de Almandoz (2002-2019, II: 55-57). 39 Ver supra “De ferrocarriles a carreteras” y “Entre higiene pública y
saneamiento”. 40 Ver también infra “Transición política y geografía económica”. 41 Rómulo Gallegos, "Un ejemplo de todos los días para todos los días" (marzo
23, 1941). 42 Esta y las siguientes secciones se apoyan en Almandoz (2006). 43 En el programa también participaron los ingenieros Luis Carbonell, Simón
Cordero, Gerardo González, Gerardo Itriago Gimón y Manuel Salazar, quienes
realizaron un viaje a Panamá, para conocer los procedimientos allí
implementados contra la malaria, desde la construcción del canal
(MALDONADO, 1997: 143). Asimismo contribuyeron los ingenieros Arturo Luis
Berti y José María Carrillo (MORALES, 2001: 105). 44 En la escuela Experimental Venezuela también participó el arquitecto Enrique
García Maldonado, según señalan Lorenzo González el al (2011). 45 Junio 1, 1936. 46 La ordenanza sobre postes puede verse en la Gaceta Municipal, octubre 1,
1924. 47 Septiembre 17, 1937. 48 Gaceta Municipal, agosto 27, 1936, art. 37; febrero 26, 1938. 49 Gaceta Municipal, abril 15, 1937. 50 Siendo un estudiante en aquel momento, el ingeniero Pedro Pablo Azpúrua
estuvo entre los primeros topógrafos de la DU; gentilmente puso a mi
disposición su sumario del proceso (AZPÚRUA, 1964). 51 Ver supra “Agenda caraqueña del gomecismo…” y “En la Caracas lopecista”. 52 De ahora en adelante, el documento será citado como PMC, seguido de la
página. Valga aclarar que, por no tener denominación oficial en el documento
original, el PMC también ha recibido otros nombres, como "Plan Rector", "Plan
Urbano" y "Plano Regulador de Caracas"; he adoptado la denominación usual
Fundamentos y Cristalización del Urbanismo en Venezuela: de Gómez a Medina (1908-1945)
230
de PMC, porque el término "monumental" aparece en repetidas ocasiones a lo
largo del texto, y ciertamente resume el espíritu de la propuesta. 53 Gaceta Municipal, enero 13, 1940. 54 Gaceta Municipal, julio 27, 1939. 55 « …il n’y a plus de gens qui croient que faire de l’urbanisme consiste à tracer
d’axes » (trad. propia). 56 Ver supra las secciones “Petróleo e infraestructura en regiones” y “Transición
política y geografía económica”. 57 El INOS fue creado tras la “contratación de los servicios de George C.
Bunker, un ingeniero sanitarista que había trabajado en Colombia y Panamá,
especialista en suministro de agua y tratamiento de aguas potables. Bajo su
dirección se instaló el primer laboratorio de aguas en el país. Eso estaba en
armonía con la preocupación gubernamental por mejorar la calidad de vida de
los venezolanos, que empezó a manifestarse en 1936” (CARTAY, 1997: 43)
ARTÍCULO TÉCNICO
LA LITÓSFERA DEL CARIBE ORIENTAL: UNA
VISIÓN GEOFÍSICA INTEGRADA
Arnaiz Rodríguez, Mariano Simón
Ingeniero Geofísico. Doctor en Ciencias de la Ingeniería.
Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ingeniería.
Departamento de Geofísica. Ciudad Universitaria. Caracas
Correo-e.: [email protected]
233
LA LITÓSFERA DEL CARIBE ORIENTAL: UNA VISIÓN
GEOFÍSICA INTEGRADA
Arnaiz Rodríguez, Mariano Simón
Ingeniero Geofísico. Doctor en Ciencias de la Ingeniería.
Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ingeniería.
Departamento de Geofísica. Ciudad Universitaria. Caracas
Correo-e.: [email protected]
RESUMEN
Esta investigación ofrece una visión geofísica integrada de la litósfera
del Caribe oriental y sus zonas de subducción. Los objetivos específicos
son: (a) caracterizar el estado térmico de la litósfera a través de un
estudio de la profundidad de Curie y de los datos de flujo calórico; (b)
reconstruir la estructura de velocidades de ondas de corte de la corteza y
el manto superior bajo la placa del Caribe por medio de una tomografía
de ruido ambiental; (c) estudiar las variaciones del espesor cortical en el
arco de las Antillas Menores mediante la aplicación de la técnica de
funciones receptoras; (d) estimar las variaciones del espesor elástico en
el bloque de Maracaibo e inferir el papel que juega la subducción plana
de la placa del Caribe en su equilibrio dinámico; y (e) proponer una
hipótesis sobre el comportamiento geodinámico de la litósfera del Caribe
oriental en los contextos de subducción localizados en sus límites este y
suroeste. El estudio demuestra que la profundidad de Curie en el
Caribe oriental se caracteriza por un valor medio de 23 km y un valor
mínimo de 17 km, lo que implica que el manto superior se encuentra
magnetizado. La litósfera del Caribe presenta una velocidad de ondas de
corte menor al promedio global, lo que se encuentra relacionado con un
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
234
manto de composición anómala asociada a la interacción de la litósfera
con una pluma mantelar; además, posee una litósfera anormalmente
delgada (entre ~50 km y >70 km). Los valores de la profundidad de
Moho del arco de las Antillas Menores varían entre 22 y 36.8 km; los
valores altos de espesor cortical se presentan en el frente oeste de la
sección norte del arco, mientras que los valores bajos se localizan en el
frente este de su sección norte y en su sección sur, un fenómeno asociado
a la dualidad de situaciones al norte y al sur del sistema de la falla de
Tiburón. El espesor elástico en el bloque de Maracaibo varía entre 30 y
18 km; la orientación de los contornos del mapa de espesor elástico
indica que los Andes de Mérida es la carga más importante dentro de
éste; la serranía de Perijá no parece distorsionar el patrón de los
contornos del mapa de espesor elástico y carece de una raíz isostática,
por lo tanto, debe encontrarse en equilibrio dinámico; la serranía de
Santa Marta presenta los mayores valores de espesor elástico de la
zona (de 26 a 30 km), lo cual podría deberse al acoplamiento asociado
a la subducción plana del Caribe bajo Suramérica. Finalmente, el
comportamiento de la placa Caribe y su flotabilidad se relacionan con
su corteza gruesa y su litósfera anormalmente delgada y rica en hierro;
esto ocasiona que sea subducida bajo la placa Suramericana en un
proceso de bajo ángulo, y que sobrecorra la litósfera oceánica del
Atlántico en la zona de subducción de las Antillas Menores.
Palabras clave: Litósfera, Caribe Oriental, Profundidad de Curie,
Tomografía de ruido ambiental, Funciones receptoras, Flexión de placa.
ABSTRACT
This research offers an integrated geophysical view of the eastern
Caribbean lithosphere and its subduction zones. The specific objectives
are: (a) to characterize the thermal state of the lithosphere through a
study of Curie depth and heat flow data; (b) reconstruct the shear wave
velocity structure of the crust and the upper mantle under the Caribbean
plate by means of an ambient noise tomography; (c) study the variations
in cortical thickness in the arc of the Lesser Antilles by applying the
receptor functions technique; (d) estimate the variations in elastic
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
235
thickness in the Maracaibo block and infer the role that the flat
subduction of the Caribbean plate plays in its dynamic equilibrium; and
(e) to propose a hypothesis on the geodynamic behavior of the
lithosphere of the eastern Caribbean in the subduction contexts located
on its east and southwest limits. The study shows that the Curie depth in
the eastern Caribbean is characterized by an average value of 23 km and
a minimum value of 17 km, which implies that the upper mantle is
magnetized. The Caribbean lithosphere presents a cut wave speed lower
than the global average, which is related to a mantle with an anomalous
composition associated with the interaction of the lithosphere with a
mantle plume; in addition, it has an abnormally thin lithosphere
(between ~ 50 km and> 70 km). The Moho depth values of the Lesser
Antilles arc vary between 22 and 36.8 km; high values of cortical
thickness are presented on the west front of the northern section of the
arc, while low values are located on the eastern front of its northern
section and in its southern section, a phenomenon associated with the
duality of situations to the north and south of the Tiburon fault system.
The elastic thickness in the Maracaibo block varies between 30 and 18
km; the orientation of the contours of the elastic thickness map indicates
that the Andes of Mérida is the most important load within it; the Perijá
mountain range does not seem to distort the contour pattern of the elastic
thickness map and lacks an isostatic root, therefore it must be in dynamic
equilibrium; the mountainous area of Santa Marta presents the highest
values of elastic thickness in the area (from 26 to 30 km), which could
be due to the coupling associated with the flat subduction of the
Caribbean under South America. Finally, the behavior of the Caribbean
plate and its buoyancy are related to its thick crust and its abnormally
thin, iron-rich lithosphere; this causes it to be subducted under the South
American plate in a low-angle process, and it overflows the Atlantic
oceanic lithosphere in the subduction zone of the Lesser Antilles.
Key words: Lithosphere, Eastern Caribbean, Curie Depth, Ambient
Noise Tomography, Receptor functions, Plate bending
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
236
CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN
1.1. Planteamiento del problema: La litósfera y el límite litósfera-
astenósfera
La litósfera, del griego λίθος [lithos], roca, y σφαîρα [sphaira], esfera, es
la sección rígida externa de la Tierra. Está constituida por los 100 km
más superficiales, e incluye la corteza y una sección del manto superior
(Sheriff, 2002). En particular, se describe como una capa relativamente
seca —por su bajo contenido de agua— y químicamente depletada —
por su escaso contenido de minerales—, superpuesta a una astenósfera
hidratada y fértil, rica en minerales (Fowler, 2005).
Un modelo termo-mecánico (Fig. 1.1) define la litósfera como la capa
que se encuentra por encima de la adiabata del manto, la cual restringe o
confina la convección del material mantelar y separa un material de
mayor viscosidad de otro de menor viscosidad (Sleep, 2005; Fischer et
al., 2010). El límite que separa la litósfera y la astenósfera es conocido
como el LAB, por sus siglas en ingles: Lithosphere- Asthenosphere
Boundary. En el caso particular de la litósfera oceánica, se presume
que este límite se encuentra definido por una frontera composicional
entre una astenósfera hidratada, fértil y rica en periodotita y una litósfera
seca y químicamente depletada en periodotita (Hirth y Kohlstedt, 1996).
A partir de ecuaciones termodinámicas, se puede derivar un modelo
sencillo para representar el desarrollo de la litósfera oceánica y sus
geotermas, considerando su enfriamiento en función del tiempo (Fig.
1.2; Turcotte y Schubert, 2007). Desde este punto de vista, la
profundidad del límite litósfera-astenósfera se encuentra asociado
aproximadamente a la isoterma de 1300 °C. Sin embargo, los resultados
de la aplicación de diferentes técnicas geofísicas discrepan con esta
interpretación debido a su compleja naturaleza (Eaton et al., 2009, Fig.
1.3). Inclusive, se ha considerado que, en algunos casos, el límite es
más una zona de transición entre las capas y no un límite abrupto
(Schemerr, 2011).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
237
Fig. 1.1: Esquema de las diferencias entre la litósfera y la astenósfera.
La línea azul representa el límite litósfera-astenósfera (LAB). Las
flechas rojas, las secciones donde la transferencia de calor se da por
conducción; mientras que los círculos punteados, aquella zona donde la
transferencia de calor se da por convención (modificado de Fischer et
al., 2010).
Fig. 1.2: Geotermas para la litósfera oceánica en función del tiempo.
La sección a de la figura considera variaciones de la conductividad
térmica con la temperatura. La sección b representa el modelo
matemático clásico sin estas consideraciones. Los círculos, cuadrados y
triángulos representan los diferentes sismos en las zonas oceánicas
(tomada de McKenzie et al., 2005).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
238
En particular, la profundidad del LAB ha sido definida por:
(a) La existencia de un límite mecánico que separa la litósfera rígida de
la astenósfera plástica y coincide con una zona marcada por un
incremento en la tasa de deformación (Fig. 3.a) (Bokelmann y Silver,
2002; Korenaga y Karato, 2008).
(b) La presencia de una franja de transición: en la litósfera (sección
superior) la transferencia de calor viene dada por conducción;
mientras que en la astenósfera (sección inferior) por convección (Fig.
3.b).
(c) La existencia de una zona de bajas velocidades de corte (Vs)
debajo de una zona de altas velocidades asociadas a la base de la
litósfera (Priestley y McKenzie, 2006) (Fig. 3.c).
(d) La correlación entre una zona de bajas velocidades y la desaparición
o el cambio en profundidad de la anisotropía sísmica (Gaherty y
Jordan, 1995; Debayle y Kennett, 2000; Sebai et al., 2006) (Fig. 3.d).
(e) La reducción significativa de la resistividad eléctrica asociada al
contenido de agua de los minerales en la astenósfera (Waff, 1974;
Yoshino et al., 2006) (Fig. 3.e).
En general, las características de la litósfera (espesor, estado térmico,
propiedades mecánicas, mineralogía, contenido de agua, etc.) juegan un
papel trascendental en su dinámica y comportamiento bajo distintos
regímenes de esfuerzos (Fowler, 2005). Por ejemplo, una litósfera
gruesa es más difícil de deformar que una delgada, mientras que una
litósfera densa es más fácil de ser subducida que una litósfera poco
densa. En un contexto de subducción, estas características son cruciales,
pues se encuentran directamente asociadas a su flotabilidad (Niu et at.,
2003). Ellas permiten entender el estado actual y la evolución
geodinámica de una placa tectónica.
En relación con la placa del Caribe, existe todavía incertidumbre sobre
el comportamiento de la litósfera. Muchos autores (e.g. Pindell y
Kennann 2001; James, 2002) han constatado que una de las etapas
primordiales de su desarrollo lo constituye el emplazamiento de grandes
capas basálticas o un Large Igneous Province (LIP) provenientes de la
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
239
interacción de la litósfera con una pluma mantelar. Si se considera que
la litósfera se comporta como una capa mecánica y térmicamente distinta
a la astenósfera, para entender el comportamiento actual de la placa
del Caribe y el papel que jugó en su desarrollo el emplazamiento del LIP,
sería preciso conocer las características actuales de su litósfera. En tal
sentido, uno de los objetivos de esta investigación es entender el
estado actual, características mecánicas, y el papel de la litósfera en
el desarrollo de la placa del Caribe mediante la aplicación de distintas
metodologías. Primero, es necesario conocer el estado térmico de la
litósfera, para lo cual se hará un análisis del flujo calórico y una
estimación de la isoterma de Curie. Luego, para conocer sus propiedades
mecánicas, se estimará la variación de la velocidad de ondas de corte
dentro de la litósfera con una tomografía de ruido ambiental. A
continuación, se dilucidará la estructura cortical del arco de las Antillas
Menores. Después, se estudiarán las variaciones del espesor elástico del
bloque de Maracaibo. Finalmente, se precisará el papel que juega la
placa del Caribe en las dos zonas de subducción que se localizan en su
sección oriental.
Fig. 1.3: Variaciones de las propiedades físicas con la profundidad
que define el LAB, según la metodología utilizada. Se puede observar
que, a pesar de que existe coherencia entre los resultados, hay
variaciones que dependen de la propiedad estudiada. Particularmente, las
zonas de LAB, relacionadas con el estudio de las variaciones de la
temperatura y las variaciones de Vs, se encuentran asociadas entre sí
(tomada de Eaton et al., 2009).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
240
1.2. Objetivos
1.2.1 Objetivo general
Caracterizar la litósfera del Caribe oriental utilizando distintos tipo de
datos geofísicos.
1.2.2 Objetivos específicos
• Estimar las variaciones de la profundidad de Curie en el Caribe
oriental.
• Interpretar las variaciones de la profundidad de Curie con datos de
flujo calórico para, de esta manera, definir el estado termal de la
litósfera del Caribe oriental.
• Reconstruir la estructura de velocidades de ondas de corte de la
corteza y el manto superior bajo la placa del Caribe, por medio de
una tomografía de ruido ambiental.
• Estudiar las variaciones del espesor cortical en el arco de las Antillas
Menores, mediante la aplicación de la técnica de funciones
receptoras.
• Estimar las variaciones del espesor elástico en el bloque de
Maracaibo e inferir el papel que juega la subducción plana de la placa
del Caribe en su equilibrio dinámico.
• Proponer una hipótesis sobre el comportamiento geodinámico de
la litósfera del Caribe oriental en los contextos de subducción
localizados en su límite este y suroeste.
1.3. Localización del área de estudio
El área de interés se encuentra comprendida entre las latitudes 8°N y
21°N y las longitudes 55°O y 74°O (Fig. 1.4).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
241
Fig. 1.4: Estructuras principales en el Caribe este. En la esquina superior
derecha, se presenta la localización de la placa del Caribe a escala
regional. Las estrellas rojas representan los volcanes con actividad
reciente en el arco de las Antillas Menores (Bouysse et al., 1990).
1.4. Justificación
La complejidad tectónica y geológica de la placa Caribe la han
convertido en un llamativo rompecabezas que muchos investigadores
han tratado de resolver. También ha resultado de interés por la variedad
de recursos naturales que posee; además de su estratégica ubicación y
compartir aguas y territorios con varios países. Durante 40 años, se han
adquirido datos geocientíficos de distinta índole. Ellos han revelado que
la naturaleza del sistema que se intenta estudiar trasciende la
interpretación que se puede hacer con una sola técnica. Nuestro trabajo,
de carácter interdisciplinario, emplea diversas metodologías para superar
esta limitante.
Los investigadores se han enfocado en determinar el origen de esta
relativamente pequeña placa tectónica. Ellos han encontrado evidencia
de complejos procesos que debieron de haber conducido a la formación
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
242
del Caribe como hoy lo conocemos. Sin embargo, uno de los aspectos
que ha sido relativamente marginado es el entendimiento de los procesos
que se encuentran actualmente en desarrollo en el Caribe y sus límites,
lo que pretendemos profundizar con nuestra investigación.
Consideramos que una visión clara del estado actual de la litósfera, y de
la situación geodinámica del área, permitiría reconstruir el proceso
histórico que ha conducido al desarrollo de este laboratorio natural
caribeño. Grosso modo, la presente investigación busca entender el
estado en el que se encuentra la litósfera del Caribe y extrapolar esta
información a los procesos tectónicos que actualmente se evidencian
en la región.
1.5. Organización de la investigación
Con el fin de alcanzar los objetivos propuestos y presentar los resultados
obtenidos de modo coherente, la presente indagación se encuentra
organizada en seis capítulos. El primero corresponde a la introducción:
plantea el problema, los objetivos, la justificación y un esquema general
del trabajo. El capítulo segundo presenta la primera estimación de las
variaciones de la profundidad de Curie en Venezuela y el Caribe oriental,
y la interpretación conjunta de estos resultados con datos de flujo
calórico en la región a fin de entender el estado térmico de la litósfera.
En el tercero, se exponen los resultados obtenidos mediante la
aplicación de una tomografía de ruido ambiental en el Caribe oriental
con particular énfasis en la estructura litosférica de esa área y sus
características mecánicas. El capítulo cuarto presenta las funciones
receptoras del arco de las Antillas Menores con la intención de esbozar
su estructura cortical. En el quinto capítulo, se presenta un modelado
mecánico de la situación geodinámica del bloque de Maracaibo con el
fin de estimar las variaciones del espesor elástico de su litósfera.
Finalmente, en el sexto se esboza una discusión general de los
resultados e interpretaciones obtenidas así como las conclusiones del
estudio orientadas a presentar una hipótesis sobre el comportamiento
geodinámico de la litósfera del Caribe oriental en los contextos de
subducción localizados en sus límites este y suroeste.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
243
CAPÍTULO 2
PROFUNDIDAD DE CURIE EN VENEZUELA Y EL CARIBE
OCCIDENTAL1
2.1 Introducción
El punto de Curie se define como la temperatura a la cual un material
pierde su capacidad de adquirir magnetismo permanente. La ley de
Curie-Weiss (eq 2.1) describe el comportamiento de la susceptibilidad
magnética (χ) de un material ferromagnético como una función de la
constante de Curie (C) y la diferencia entre la temperatura (T) y el punto
de Curie para el mismo material. Cuando T es igual al punto de Curie,
la aleatoriedad introducida por efectos termales en los niveles atómicos
ocasiona que el material pierda su magnetización espontánea y, por lo
tanto, su magnetismo inducido y remanente (Kittel, 1996).
(ec.2.1)
La profundidad de Curie (PdC) es aquella profundidad a la cual los
materiales de la litósfera superior (usualmente la corteza inferior y, en
algunos casos, el manto superior) alcanzan su punto de Curie. A pesar
de que el punto de Curie de diferentes minerales varía (desde 573 °C
para el cuarzo, 585 °C para la magnetita, hasta 700 °C para el hierro), se
ha establecido que, en la litósfera superior, varía entre 550 y 580 °C (e.g.
Turcotte y Schubert, 2007). La profundidad de Curie es una variable que
depende fuertemente del régimen termal de una región específica
(flujo calórico y gradiente geotérmico), así como de las propiedades
1 Este capítulo, con ligeras modificaciones, es una traducción al español del
artículo: M. S. Arnaiz- Rodríguez y N. Orihuela (2013), “Curie point depth in
Venezuela and the Eastern Caribbean”, Tectonophysics, 590, pp 38-51, doi:
10.1016/j.tecto.2013.01.004. Copyright © 2013 Elsevier B.V (Anexo 1).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
244
termales y la mineralogía de la roca (Wasilewski et al., 1979; Wasilewski
y Mayhew, 1992). Por lo tanto, las variaciones laterales del fondo de la
capa magnética (usualmente interpretada como la isoterma de la
profundidad de Curie) pueden ser correlacionadas con diferencias en
las propiedades físicas de la litósfera o con variaciones de gradiente
geotérmico regional (Shive et al., 1992).
Si se considera el Moho, dos escenarios de profundidad de Curie han
sido reportados en diferentes situaciones geodinámicas relacionadas con
diversos regímenes termales: uno en el que la profundidad de Curie es
más somera que el Moho, y otro en el que es similar o más profundo. En
regiones volcánicas o áreas de alto flujo calórico, la profundidad de
Curie tiende a ser más somera que en las áreas circundantes que no se
encuentran afectadas por procesos termales (e.g. Okubo et al., 1989;
Banerjee et al., 1998; Stampolidis y Tsokas, 2002), y a ser más somera
que el Moho; igualmente, en áreas donde se han reportado
adelgazamientos corticales (bien sean termales o tectónicos), la
profundidad de Curie es más somera que en los terrenos circundantes
(Dolmaz et al., 2005). Sin embargo, en áreas tectónicas o isostáticamente
estables o aquellas con bajo flujo calórico, la profundidad de Curie
tiende a ser tan profunda como el Moho (Wasilewski et al., 1979;
Wasilewski y Mayhew, 1992), o incluso más profunda (Chiozzi et al.,
2005; Eppelbaum y Pilchin, 2006; Ferré et al., 2014). Esto último ha
sido reportado en el cratón africano occidental (Toft y Haggerty, 1988)
y en el cratón de Yangtze (Chang, 2008), ambos considerados como
terrenos isostáticamente estables con bajo flujo calórico (Mooney y
Vidale, 2003). Trifonova et al. (2009) afirman que se pueden producir
variaciones de la profundidad de Curie en este tipo de regiones a causa
de las diferencias composicionales de las provincias tectónicas.
En zonas de subducción, la profundidad de Curie ha sido correlacionada
con el límite de deformación frágil-dúctil de la corteza, el cual se
encuentra asociado a la isoterma de 600 °C (Doser y Kanamori, 1986).
Este comportamiento ha sido investigado en Japón (Huang, 1996) y
en los Andes argentinos del Norte (Ruiz e Introcaso, 2004).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
245
En dominios oceánicos, existe evidencia geofísica de que la corteza
inferior es magnética (Harrison, 1976; Kent et al., 1978; Harrison y
Carle, 1981; Dunlop y Prevot, 1982), al igual que el manto superior
(Arkani-Hamed, 1991). Algunos modelos termales de la evolución de la
litósfera oceánica han predicho que la profundidad de Curie podría ser
de 30 km, cuando la litósfera tiene una edad de 40 Ma (e.g. Arkani-
Hamed y Strangway, 1986; McKenzie et al., 2005); y han sugerido que
la corteza interior y el manto litosférico son potencialmente magnéticos,
lo que podría contribuir a las anomalías magnéticas observadas en los
océanos (Arkani- Hamed, 1991, Ferré et al., 2014).
Los estudios sobre la profundidad de Curie abarcan una gran variedad
de lugares alrededor del mundo. Sin embargo, ninguno ha sido realizado
en el norte de Suramérica o en la región del Caribe. Incluso, a pesar de
que Venezuela es uno de los grandes productores de petróleo en el
mundo, poca atención se le ha prestado a las condiciones térmicas de sus
cuencas continentales. En tal sentido, el objetivo de este capítulo es
estimar las variaciones laterales de la profundidad de Curie en
Venezuela y el Caribe oriental a través del análisis espectral de las
anomalías magnéticas, y correlacionarlas con datos de flujo calórico y
con la geología regional.
2.2. Marco tectónico y termal
La región seleccionada se extiende de 2°N a 18°N de latitud, y de 60°O
a 73°O de longitud; abarca todo el territorio venezolano, el Caribe
occidental, las Antillas Menores y las Antillas de Sotavento (Fig. 2.1).
Se trata de una zona compleja de 3,200,000 km2, donde coexisten
fallamiento transcurrente, compresión, cabalgamiento, flexión
litosférica y subducción tipo B (Pindell y Barrett, 1990; Granja, 2005).
Sobre esta área, se ha recopilado una extensa base de datos, que
incluye datos geológicos, geofísicos y geoquímicos, con el fin de
contribuir a la comprensión tanto de la dinámica del norte de América
del Sur como de la evolución de la placa del Caribe.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
246
2.2.1. Venezuela
El escudo de Guayana es la región tectónica más grande, antigua y
relativamente más estable en el norte de América del Sur (Mendoza,
1977). Se encuentra dividido en cuatro provincias tectónicas que se
formaron durante distintos períodos orogénicos (Fig. 2.1): Imataca,
Pastora, Cuchivero y Roraima. Imataca (3–2.8 Ga, Guriense) consta
fundamentalmente de rocas metasedimentarias, gneises graníticos e
intrusiones graníticas que han sido metamorfizadas a anfibolitas y
granulite facies (Dougan, 1972). Pastora (2.7–2 Ga, Pre-
Transamazónico) se encuentra principalmente compuesta por rocas
metasedimentarias y rocas volcánicas de máficas a félsicas, localmente
intruidas por gabros y diabasas (Ostos et al., 2005). Cuchivero (1.9–
1.4 Ga, Transamazonico) consiste de rocas metavolcánicas, plutónicas y
metasedimentarias (Talukdar y Colvee, 1974), intrusionadas por
magmas félsicos (Ostos et al., 2005). Roraima (1.8 Ga, Orinociense) está
compuesta por rocas clásticas y material piroclástico (Priem et al., 1973;
Santos et al., 2003). Estos terrenos precámbricos autóctonos continúan
hacia el norte debajo de las capas sedimentarias más recientes y se
transforman en el basamento de la cuenca Oriental de Venezuela (Feo-
Codecido et al., 1984; Yoris y Ostos, 1997).
Los terrenos paleozoicos localizados debajo de la cuenca Oriental de
Venezuela y la cuenca Barinas-Apure (Feo-Codecido et al., 1984)
estuvieron adosados al escudo precámbrico de Guayana en una serie de
colisiones que ocurrieron entre 0.25 y 0.57 Ga. La principal estructura
que divide estos terrenos paleozoicos de las provincias precámbricas es
la falla de Apure (Feo-Codecido et al., 1984). Durante el Jurásico, la
separación de Pangea produjo esfuerzos extensivos que derivaron en la
formación de un sistema de grábenes y de un margen pasivo tipo
Atlántico durante el Cretáceo (Yoris y Ostos, 1997). Durante el
Cretácico Superior, el arco del Caribe colisionó con Suramérica y formó
el sistema de napas del Caribe entre el Paleoceno y el Eoceno.
Finalmente, el evento orogénico reciente más importante se encuentra
relacionado con la colisión de los terrenos de Baduo-Choco con el oeste
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
247
de Suramérica, lo que produjo el levantamiento de la serranía de Perijá
y de los Andes de Mérida desde el Eoceno Tardío hasta el Eoceno
Medio (Audemard y Audemard, 2002).
Fig. 2.1. Rasgos tectónicos importantes en Venezuela y en el Caribe
oriental. En la esquina inferior derecha, se presenta la localización del
área de estudio a escala regional. Las estrellas rojas representan los
volcanes con actividad reciente en el Arco de las Antillas Menores
(Bouysse et al., 1990). P–P′ representa el perfil en la Fig. 2.7. CdlC &
Sdl representan la cordillera de la Costa y la serranía del Interior.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
248
La cantidad de registros de pozo para determinar el flujo calórico en
Venezuela es considerablemente menor que la cantidad de información
geológica. Fernández (2004) y Hernández (2006) utilizaron datos de
pozo para estudiar la situación termal de la cuenca Oriental de
Venezuela, y concluyeron que las altas anomalías termales (media de
3.77 µcal cm −2
s−1
) podrían ser un indicio de adelgazamiento cortical
o de subducción océano-continente en la parte central de Venezuela.
A pesar de que no existen datos sobre el escudo de Guayana, se supone
que su flujo calórico sea menor que los estimados para una corteza
continental (1.4 µcal cm −2
s−1
estimado por Hamza y Muñoz, 1996),
puesto que el calor del manto es forzado a escapar a través de la litósfera
delgada en lugar de hacerlo a través de la litósfera más gruesa y
termalmente resistente debajo de los cratones (Nyblade y Pollack, 1993).
En la Fig. 2.2 se presenta un mapa de flujo calórico, producto de la
recopilación de datos de distintas fuentes.
2.2.2 El Caribe oriental
La placa del Caribe es una pequeña placa tectónica localizada entre
Norteamérica y Suramérica. Sus límites norte y sur se encuentran
dominados por desplazamientos transcurrentes a lo largo de grandes
sistemas de fallas (Audemard et al., 2005; Sisson et al., 2005), mientras
que sus límites este y oeste son subducciones de tipo B (Bouysse et al.,
1990). La placa del Caribe es un rompecabezas constituido por pequeños
bloques, una corteza engrosada y una serie de estructuras que son un
remanente de su compleja formación (e.g. James, 2002).
Aunque no existe una dorsal mid-oceánica dentro de ella, la placa
del Caribe puede ser caracterizada como una placa oceánica, si se
consideran sus propiedades físicas (velocidad de ondas elásticas y
densidades) y espesor cortical, (e.g. Officer et al.,1959; Edgar et al.,
1971; Houtz y Ludwig, 1977). La composición geoquímica de su
corteza incluye basaltos de dorsal mid-oceánica (Mid Ocean Ridge
Basalts, MORB), basaltos de islas oceánicas (ocean island basalts,
OIB), y rocas toleíticas de arcos de isla (island arc tholeiitic rocks,
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
249
IAT); todas estas rocas se relacionan con la compleja formación del
Caribe (Sinton et al., 1998; Révillon et al., 2000; Giunta et al., 2002,
2006; Hastie y Kerr, 2010; Wright y Wyld, 2010).
Fig. 2.2. Mapa de flujo calórico del norte de Venezuela y el Caribe
oriental, obtenido al interpolar los datos presentados en el Apéndice 1.
Contornos cada 1 µcal cm −2
s−1
. Los diamantes blancos muestran la
localización de los datos empleados; las estrellas rojas representan los
volcanes con actividad reciente en el Arco de las Antillas Menores
(Bouysse et al., 1990). P–P′ representa el perfil en la Fig. 2.7. Se
muestran algunos rasgos tectónicos. La mayoría del Caribe oriental
presenta valores alrededor de 1.3 µcal cm −2
s−1
. Altos valores de
flujo calórico se encuentran asociados a las Antillas Menores y al alto
de Aves. En el norte de Venezuela, se encuentran altos valores de flujo
calórico en la sub-cuenca de Guárico.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
250
La anomalía magnética de los MORB ⎯que contienen cronos
correspondientes al Jurásico Tardío y al Cretácico Temprano⎯
confirman el carácter oceánico de la formación del Caribe
(Christofferson, 1973; Ghosh et al., 1984; Orihuela Guevara et al.,
2012). Los basaltos de islas oceánicas reflejan tierras raras, elementos
incompatibles y relaciones isotópicas que confirman la actividad de una
pluma mantelar en la región entre 90 y 76 Ma (Sinton et al., 1998;
Révillon et al., 2000; Hastie y Kerr, 2010; Wright y Wyld, 2010).
La característica más resaltante del Caribe es la presencia de la gran
provincia ígnea del Caribe, la cual ha sido considerada responsable
de su inusual espesor cortical (15 a 20 km) (Officer et al., 1959; Edgar
et al., 1971; Houtz y Ludwig, 1977; Ladd y Watkins, 1980). La
formación de esta provincia ígnea ha sido asociada o a la actividad del
punto caliente de Las Galápagos (Pindell y Barrett, 1990) o a un evento
de superpluma mantelar (Cox, 1991; Larson, 1991). De cualquier
manera, el engrosamiento relacionado con el LIP del Caribe le confiere
a esta placa una alta flotabilidad, lo que hace difícil que sea subducida
al entrar en contacto con otras placas tectónicas (Duncan y Hargreaves,
1984; Burke, 1988; Mauffret y Leroy, 1997).
En relación con la situación termal, Epp et al. (1970) describieron el
Caribe oriental como una corteza oceánica estable, con un flujo calórico
promedio de alrededor de 1.35 µcal cm −2
s−1
, lo que es similar al
valor promedio de las cuencas oceánicas del mundo, equivalente a 1.3
µcal cm −2
s−1
(Langseth y Von Herzen, 1970) (Fig. 2.2). Clark et al.
(1978) definieron dos anomalías de alto flujo calorico: una coincidente
con el arco activo de las Antillas (4.84 µcal cm −2
s−1
) y la otra con
el Arco de Aves (5.26 µcal cm −2
s−1
) (Fig. 2.2). El frente del
sobrecorrimiento de las Antillas Menores posee un gradiente térmico
relativamente bajo, como ha sido usualmente reportado en otros
márgenes similares (Schubert y Peter, 1974; Clark et al., 1978). En
contraposición, Davis y Hussong (1983) interpretaron los altos valores
de flujo calórico cerca del frente de formación Caribe-Atlántico como la
respuesta de la migración de aguas termales, debido a la extrema presión
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
251
mantenida por la compresión tectónica durante la subducción y la
formación de la trinchera acrecionaria.
2.3. Metodología
2.3.1. Los datos
Los datos magnéticos se extrajeron del Enhanced Magnetic Model 2010
— EMM2010 (Maus, 2010a, 2010b), el cual se encuentra disponible en
el servidor del National Geophysical Data Center (NGDC). Este
modelo compila diferentes bases de datos en un mallado a 5 km de
altura sobre el geoide WGS84. La componente de longitud de onda más
larga deriva de los datos del satélite CHAMP (el modelo MF6), que
posee suficiente información sobre los armónicos esféricos del campo
geomagnético para resolver las anomalías hasta 333 km de longitud de
onda. Sus mediciones se corresponden con el campo cortical y
litosférico. El modelo combina datos marinos, aeromagnéticos y
terrestres a otro mallado común (EMAG2). Para construir el EMM2010,
se unen las bases de datos previas mediante técnicas espectrales,
reemplazando las longitudes de onda más largas de 330 km del EMAG2
por aquellas del MF6 (Maus et al., 2009) y así evitar problemas al
agrupar las diferentes bases de datos magnéticos (Maus, 2010a, 2010b).
El contenido espectral, la resolución y la coherencia espacial de las
longitudes de onda mayores a 56 km se mejoran con los armónicos
esféricos de 720 grados. Estos cálculos le permiten al EMM2010 proveer
información magnética con una resolución de 15 minutos de arco en todo
el mundo. La componente de onda corta (asociada a la resolución de
estructuras someras) es proporcional a la cantidad de datos marinos,
aeromagnéticos y de tierra. Del EMM2010 obtuvimos un total de 32,200
puntos magnéticos de intensidad magnética total (IMT), las cuales
fueron reducidos a anomalía magnética (Sección 2.3.3) y se emplearon
en la construcción del mapa de anomalías magnéticas (Fig. 2.3).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
252
Fig. 2.3. Mapa de anomalías magnéticas derivadas del EMM2010. Las
anomalías se encuentran calculadas a 3 km sobre el nivel del mar para el
año 2010.00. Las anomalías más importantes se encuentran asociadas a
la Cuenca oriental de Venezuela y a la provincia de Imataca. P–P′
representa el perfil en la Fig. 2.7. Se muestran algunos rasgos tectónicos.
Las anotaciones de la A a la G aluden a anomalías magnéticas
particulares utilizadas en la interpretación de la PdC.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
253
La mayoría de los datos geotérmicos se obtuvieron del Global Heat
Flow Database perteneciente al International Heat Flow Commission
(Pollack et al., 1993). También se recopilaronn de Epp et al. (1970),
Clark et al. (1978), Hamza y Muñoz (1996), Fernández (2004) y
Hernández (2006). Los datos se transformaron a unidades de trabajo
(µcal cm −2
s−1
) como describe Smith (1975). Se obtuvo un total de
180 mediciones que se muestran en el Apéndice 1. Se generó también
un mapa de flujo calórico con esta información (Fig. 2.2).
2.3.2. ¿Es válido utilizar el modelo combinado EMM2010 para estimar
la profundidad de Curie?
Una de las incógnitas con respecto al uso de EMM2010 para estimar la
profundidad de Curie se relaciona con la naturaleza misma del dato.
EMM2010 se basa en mallados, numérica y estadísticamente validados,
que compilan diferentes bases de datos (Maus et al., 2009), donde la
resolución es proporcional a la cantidad disponible de datos marinos,
aeromagnéticos y terrestres. Esta cobertura asegura una alta resolución
de EMM2010 en Venezuela y el Caribe oriental (Apéndice 2).
Probablemente, la preocupación más importante acerca de los datos es
la confiabilidad de su contenido en frecuencia, el cual podría verse
alterado cuando la longitud de onda larga es reemplazada por el MF6
(Maus, 2010a, 2010b). Puesto que la estimación realizada de
profundidad de Curie se basa en la metodología propuesta por Spector y
Grant (1970), se comparó la profundidad de Curie estimada a partir del
EMM2010 con la estimada a partir de datos aeromagnéticos (Fig. 2.4a y
c) para una región en el este de Venezuela (Mapas de anomalías
magnéticas de Venezuela, 1989). Esta prueba mostró que, a pesar de que
el espectro de potencia radialmente promediado (EP) de las anomalías
era distinto, la estimación de la profundidad del basamento magnético y
de profundidad de Curie fue muy similar (Fig. 2.4b y d).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
254
Fig. 2.4. Comparación entre el mapa de la anomalía aeromagnética (500
m sobre el nivel del mar) y EMM2010 (4 km sobre el nivel del mar), y
entre los espectros de potencia para cada ventana. El mapa de anomalía
aeromagnética (a) muestra la respuesta magnética de diferentes
estructuras a diferentes profundidades, mientras que el EMM2010 (b)
muestra la respuesta magnética de las estructuras corticales más grandes
y profundas. Los espectros de potencia radialmente ponderados para
cada dato se muestran en (c) y (d) en puntos negros. Las rectas de ajuste
para el cálculo de la profundidad se muestran en rojo (para la PdC) y en
morado (para profundidad de Basamento). A pesar de que ambos
espectros son muy diferentes, la estimación de la profundidad de Curie
(PdC) y de la profundidad del basamento (PdB) para el dato
aeromagnético (c) es muy similar a la del EMM2010 (d). Para el
EMM2010, la profundidad de Curie estimada es de 28.81±0.85 km;
para el dato aeromagnético, es de 29.90±0.79 km. Para el basamento
magnético, la estimación del EMM2010 es de 10.35±0.68 km, mientras
que el estimado del dato aeromagnético es de 10.48±0.57 km. Estos
valores implican que, en una región con buena resolución, el EMM2010
puede ser utilizado para estimar la profundidad de Curie.
Shive et al. (1992) sugirieron que las adquisiciones de datos magnéticos
satelitales aportaban la única información global consistente sobre la
magnetización cortical. Aún más, Mayhew (1985) desarrolló una técnica
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
255
para estimar la profundidad a la isoterma de temperatura de Curie a partir
de datos satelitales, y encontró coherencia con isotermas estimadas a
partir de datos aeromagnéticos en el Pacífico noroeste (Connard et al.,
1983).
Finalmente, los datos aeromagnéticos son susceptibles a errores a causa
de problemas de localización y altimetría, remoción de campos
regionales no apropiados y campos magnéticos externos. Algunos de los
errores pueden mostrarse en perfiles magnéticos como anomalías de
largas longitudes de onda y, por lo tanto, pueden tener efectos no
deseados en modelos de fuentes corticales profundas. Quizás el error
más serio puede ocurrir cuando se combinan adquisiciones de datos
aeromagnéticos regionales. Si los campos regionales no son removidos
de forma apropiada y consistente con las bases de datos individuales,
pueden generarse longitudes de onda comparables con las dimensiones
de las adquisiciones, a pesar de no encontrarse relacionadas con fuentes
corticales (Shive et al., 1992). Esto sugiere que un modelo bien
construido y estadísticamente validado como el EMM2010 sería más
apropiado para estimar las variaciones de la profundidad de Curie que
uno constituido por datos aeromagnéticos compilados de distintas
fuentes.
2.3.3. Estimando la profundidad de Curie
Puesto que las anomalías magnéticas poseen información sobre la
profundidad y características de los cuerpos magnéticos, las mismas
pueden ser utilizadas para determinar la profundidad de Curie en un área
lo suficientemente grande como para contener la componente de la
longitud de onda de la fuente magnética más profunda (Lowes, 2007).
El espectro de potencia permite una estimación adecuada de la
profundidad de la fuente representada por un gran número de
paralelepípedos independientes (Spector y Grant, 1970). Esta estimación
se basa en una de las metodologías más comunes para calcular la
profundidad de diversas fuentes magnéticas (e.g. Spector y Grant, 1970;
Selim y Aboud, 2012) y ha sido extensamente utilizada para estimar la
profundidad de Curie (e.g. Shuey et al., 1977; Connard et al., 1983;
Blakely, 1988; Onwuemesi, 1997; Nwankwo et al., 2009). La
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
256
metodología tiene, además, la ventaja de ser simple de aplicar,
replicable, relativamente precisa y de proveer información
geológicamente coherente.
Para calcular la anomalía magnética (AM) y construir el mapa de
anomalía magnética (MAM) del área bajo consideración, se restó el
campo de referencia geomagnético internacional 2010 de la intensidad
magnética total tomada del EMM2010 (ec. 2.2).
AM = IMT − IGRF2010 (ec. 2.2)
Como la metodología requiere diferentes mallados magnéticos para
poder estimar las variaciones de la profundidad de Curie, el mapa de
anomalías magnéticas fue subdividido en ventanas asociadas a las
diferentes provincias magnéticas. Con el propósito de cubrir
adecuadamente el área, los mallados fueron seleccionados de tal manera
que se superpusieran unos a los otros.
Para estimar el tamaño de las ventanas, se calculó la máxima
profundidad de Curie de la región (aproximadamente 55 km). Como el
área de las ventanas debía ser por lo menos cuatro o seis veces la
profundidad de la fuente magnética (e.g. Dimitriadis et al., 1987;
Nwobgo, 1998), se utilizaron ventanas de 90,000 km2
. A continuación,
se computó el espectro de potencia para cada una de las ventanas; y la
profundidad de Curie se estimó a partir de la máxima pendiente en el
espectro (m). La relación entre la pendiente y la fuente de la anomalía
fue dada por la eq. 2.3.
(ec. 2.3)
Se calculó un total de cincuenta y nueve (59) puntos de profundidad
(Tabla 2.1) con un error que varió entre ±0.2 y ±1.5 km asociado al
ajuste de la pendiente. El error promedio de la estimación fue de
alrededor ±5% de la profundidad (Nwobgo, 1998). Los errores
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
257
adicionales variaron entre más o menos ±0.88 km y ±2.73 km. El error
más grande fue de ±4.23 km para el escudo de Guayana que tiene el
punto de mayor profundidad de Curie. Todos los errores de
estimación se encuentran en la Tabla 2.1. La Tabla 2.2 compara la
profundidad de Curie, el flujo calórico y las anomalías magnéticas de las
distintas provincias tectónicas estudiadas.
2.4. Resultados
La profundidad de Curie en Venezuela y el Caribe oriental se encuentra
en un rango comprendido entre 54 y 17 km (Tablas 2.1 y 2.2). Los
errores de la estimación se encuentran dentro del intervalo comprendido
entre ±4.5 y 1.08 km. Si se consideran los valores calculados, esta
precisión parece aceptable (ver Sección 3.3 para detalles sobre los
errores). Los mayores valores de la profundidad de Curie corresponden
al escudo de Guayana y los más someros a la cuenca de Venezuela
(Fig. 2.5). El mapa de profundidad de Curie (Fig. 2.5) fue generado
a partir del método de interpolación de mínimas curvaturas (spline
bicúbico natural) con un espaciamiento del grid de 0.01 grados y sin
ningún tipo de suavizado. El mapa muestra dos secciones bien
definidas: una asociada a la corteza continental suramericana, otra a la
corteza oceánica del Caribe. En el dominio continental, los valores más
altos se localizan en la parte más oriental del mapa (62°O de longitud,
8°N de latitud), se extienden a lo largo de la región cratónica (desde la
latitud 2°N a 10°N y desde la longitud 65°O a 59°O) y cubren la sección
sur (desde la latitud 2°N a 3°N). Los valores de la profundidad de Curie
en esta región varían entre 54 y 37 km con un error promedio de
estimación de ±3.3 km. Valores altos de profundidad de Curie se
localizan entre las latitudes 6°N y 9°N, y entre las longitudes 73°O y
69°O con una orientación de N45E (paralelo a los Andes de Mérida),
donde la profundidad de Curie tiene un valor promedio de 36.5 km
con un error medio de estimación de ±3.2 km.
La transición entre los valores altos y bajos de profundidad de Curie
coincide con el norte de Venezuela, específicamente entre las
longitudes 10°N y 12°N, paralelo a la cordillera del Caribe y a la cuenca
de Falcón (Fig. 2.1 y 2.5). Los valores de profundidad de Curie en esta
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
258
región varían entre 25 y 30 km. La zona de transición tiene mayores
gradientes en el oeste (~0.025 profundidad de Curie km/km) que en el
este (0.016 profundidad de Curie km/km) con una tendencia general E–
O.
Tabla 2.1: Valores de profundidad de Curie estimados a partir del
análisis espectral y sus errores asociados.
Para el dominio oceánico (al norte de la latitud 12°N), los valores de la
profundidad de Curie se encuentran entre 17 y 25 km con una media de
23 km y un error de estimación promedio de ±3.25 km. Existen dos
regiones con profundidad de Curie someros. Una se localiza en la
sección norte del arco de las Antillas Menores (desde la latitud 14°N a
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
259
18°N y desde la longitud 59°O to 62°O). La otra se localiza en el
centro de la cuenca de Venezuela (desde la latitud 12°N a 15°N y
desde la longitud 64°O a 68°O).
Tabla 2.2: Comparación entre los valores de profundidad de Curie,
flujo calórico y anomalías magnéticas para distintas regiones dentro
del área de estudio.
2.5. Discusión
2.5.1. Venezuela
La profundidad de Curie continental, con un valor medio de 38 km,
muestra los mayores valores en la región sureste del mapa, atribuidos al
escudo de Guayana (provincias de Imataca, Pastora y Roraima) (Fig.
2.5). La máxima profundidad de Curie (54 km) coincide con las
provincias de Imataca y Pastora, las cuales tienen las anomalías
magnéticas más negativas (Fig. 2.3A) y positivas (Fig. 2.3B) en
Venezuela, y son las provincias tectónicas más antiguas en el norte
de Suramérica. Las variaciones de la profundidad de Curie a lo largo del
escudo de Guayana podrían representar las variaciones de espesor
cortical en toda la región cratónica y, posiblemente, constituirían una
respuesta directa de su estado isostático (Fig. 2.5). Para Schmitz et al.
(2002, 2008), el espesor cortical es de 45 km; para Niu et al. (2007),
varía entre 40 km y 44 km. Aunque el valor promedio de la profundidad
de Curie en las regiones cratónicas es similar a la profundidad de Moho
(lo cual sugiere que el escudo de Guayana es una plataforma
termalmente estable), existen 9 km of diferencia entre el valor mayor de
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
260
profundidad de Curie y el espesor cortical. Este resultado revela que el
manto superior debajo del escudo es magnético.
Fig. 2.5. Mapa de profundidad de Curie, contornos cada 5 km (se
muestran también los contornos mencionados en el texto). Los
diamantes blancos muestran el lugar donde la profundidad de Curie fue
estimada. P–P′ representa el perfil en la Fig. 2.7. Se muestran algunos
rasgos tectónicos. La profundidad de Curie varía entre 17 y 55 km: en
Venezuela continental, entre 27 y 55 km; mientras que en el Caribe
oriental, entre 17 y 25 km. La profundidad de Curie más profunda se
asocia a las regiones cratónicas más antiguas que el escudo de Guayana,
mientras que las más someras se relacionan con la región de corteza
delgada dentro del Caribe oriental.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
261
El contorno de 36 km de la profundidad de Curie (Fig. 2.5) podría marcar
la frontera entre las provincias del Precámbrico Inferior (Imataca y
Pastora) y las del Precámbrico Superior (Cuchivero) (a lo largo de la
longitud −65°O, y al sur de la Latitude 10°N), como han sugerido
Trifonova et al. (2009). Una anomalía más somera localizada entre las
longitudes −65° y −70° y latitudes 4° y 7° (con una media de 34 km) está
entrelazada a la presencia de la provincia Cuchivero y al alineamiento
magnético C–C′. El espesor cortical de esta provincia varía entre 32 y 38
km (Niu et al., 2007). Esto sugiere que tiene un comportamiento
isostático diferente al resto del escudo de Guayana. Sin embargo, puede
ser considerada como una provincia termalmente estable puesto que la
profundidad de Curie y el espesor cortical son similares.
Como se ha observado, los resultados apuntan a que el escudo de
Guayana es una plataforma termalmente estable, al igual que otros
escucdos (Mooney y Vidale, 2003; Sharma et al., 2006). Una parte de su
manto superior es magnético, lo que ha sido reportado en otras
estructuras cratónicas (Toft y Haggerty, 1988; Chang, 2008). Los niveles
de flujo calórico (1.4 µcal cm −2
s−1
estimados por Hamza y Muñoz,
1996) se encuentran dentro de los estándares para los continentes o son
incluso menores (1.55±0.04 µcal cm −2
s−1
, de acuerdo con Turcotte y
Schubert (2007).
El alineamiento parcial NE–SO de los contornos de 32 y 35 km de
profundidad de Curie y de la anomalía magnética D–D′ (Fig. 2.3) podría
limitar las provincias del Precámbrico Superior y del Paleozoico, lo cual
concuerda con la propuesta de Feo- Codecido et al. (1984) sobre la
posición de la falla de Apure. Esta evidencia colocaría la profundidad de
Curie dentro de la corteza continental inferior de Venezuela oriental y
central, lo mismo que ha sido encontrado en el subcontinente indio
(Sharma et al., 2006) y en Turquía (Maden, 2009).
En consecuencia, la interpretación conjunta de la profundidad de Curie
y de las anomalías magnéticas permite limitar: (a) las mayores
provincias magnéticas en la Venezuela continental, y (b) las provincias
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
262
cratónicas más allá de los límites de la geología superficial (Fig. 2.6).
En efecto, se han tomado en consideración trabajos previos sobre la
configuración del basamento de las cuencas continentales, sus fallas más
importantes y los terrenos alóctonos (Feo-Codecido et al., 1984; Yoris
y Ostos, 1997). Con base en la anomalía magnética de larga longitud de
onda E (Fig. 2.3), se incluye el Grupo Iglesias, considerado como el
basamento del dominio Mérida por Bellizzia y Pimentel (1994), en la
distribución de las provincias precámbricas y paleozoicas. Se ha
asociado aquí la anomalía magnética F al basamento de la península de
la Guajira, caracterizado como un cinturón orogénico del Paleozoico
(Fig. 2.3F).
La profundidad de Curie en la cuenca Oriental de Venezuela (con una
media de 36 km) es más somera que la profundidad de Moho estimada
a partir de funciones receptoras (44–50 km; Niu et al., 2007) y
observaciones sísmicas profundas (40–55 km; Schmitz et al., 2008). Los
valores de profundidad de Curie para la sub-cuenca de Guárico se
encuentran alrededor de 32 km (Tabla 2.2), mientras que el espesor
cortical es aproximadamente 40 km. En la sub-cuenca de Maturín, la
profundidad de Curie se encuentra entre 35 km y 45 km (con un valor
promedio de 39.5 km; Tabla 2.2), mientras que el espesor cortical varía
entre 45 y 55 km. Las anomalías termales reportadas en la región oscilan
entre 2.5 µcal cm −2
s−1
y 4.28 µcal cm −2
s−1
(con una media de 3.77
µcal cm −2
s−1
, Fig. 2.2), y ocasionan la diferencia entre el espesor
cortical y la profundidad de Curie, ya que un flujo calórico más alto que
el normal determinaría que la profundidad de Curie se encontrara más
cerca de la superficie. Este fenómeno es expresión de un rebote
isostático en el Oligoceno producido por la reactivación de fallas
normales en la cuenca de Guárico (Pérez de Armas, 2005). A pesar de
que la profundidad de Curie se encuentra dentro de la corteza, existe una
relación cercana entre el espesor cortical y las variaciones de la
profundidad de Curie.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
263
Fig. 2.6. Mapa que muestra la distribución de los terrenos precámbricos
(provincias del escudo de Guayana) y los terrenos precámbricos y
paleozoicos alóctonos. El mapa fue derivado de la interpretación
conjunta de la profundidad de Curie y las anomalías magnéticas. Se
consideraron las interpretaciones de Feo-Codecido et al. (1984),
Bellizzia y Pimentel (1994) y Yoris y Ostos (1997).
El contorno de 30 km del mapa de profundidad de Curie en el noroeste
y en el área norte-central de (Fig. 2.5) marca un límite que aparece en el
mapa de profundidad de Moho de funciones receptoras (Niu et al.,
2007), y en la estimación por refracción sísmica (Schmitz et al., 2008).
Dentro de esta región, se ha reportado un adelgazamiento cortical
congruente con la formación de la cuenca de Falcón (Sousa et al.,
2005; Bezada et al., 2008). Los datos de flujo calórico de 3 µcal cm
−2 s−1
revelan un sistema con una fuerte componente termal que, con
seguridad, afecta la respuesta magnética de la corteza.
Desafortunadamente, el mapa de Profundidad de Curie no posee
suficiente resolución espacial para revelar las variaciones producidas por
este proceso local.
Con respecto al noroeste de Venezuela, particularmente en la cuenca de
Maracaibo, (con un valor promedio de 34.5 km; Tabla 2.2), los valores
de profundidad de Curie son cercanos a los valores de la
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
264
discontinuidad de Moho (40 km; Schmitz et al., 2008) (Fig. 2.5). Los
valores de flujo calórico (con una media de 1.47 µcal cm −2
s−1
) se
encuentran alrededor de los valores estándares para continentes (Fig.
2.2). La cuenca de Maracaibo parece ser una cuenca continental
termalmente estable sin afectación derivada de la compresión sufrida por
el bloque de Maracaibo (Audemard y Audemard, 2002). En el suroeste
de Venezuela (longitud −72° a −70°, y latitud 7° a 8°), la profundidad de
Curie aumenta localmente a 37 km, lo que representa o la flexura
producida por los Andes de Mérida (Arnaiz-Rodríguez et al., 2011), o
el sistema de grábenes localizados dentro de la cuenca Barinas-Apure
(Feo- Codecido et al., 1984).
2.5.2. El Caribe oriental
La profundidad de Curie en el Caribe oriental muestra una zona estable
con un valor promedio de 23 km (Tabla 2.2). Debido a que el espesor
cortical de la placa del Caribe tiene 20 km como máximo (Officer et al.,
1959; Edgar et al., 1971; Houtz y Ludwig, 1977; Ladd y Watkins, 1980),
la isoterma de profundidad de Curie se encuentra en el manto superior
(Fig. 2.5), lo cual representa un comportamiento normal para una
litósfera oceánica relativamente vieja. Aunque la profundidad de Curie
no parece compleja, el mapa de flujo calórico revela un conjunto de
escenarios termales con valores que varían entre 1 y 5.58 µcal cm −2
s−1
. En este sentido, el flujo calórico promedio del Caribe excede los
valores para cuencas oceánicas, los cuales se encuentran entre 2.41±0.52
µcal cm −2
s−1
(Fig. 2.2) (Turcotte y Schubert, 2007).
En relación con las Antillas Menores, el mínimo de profundidad de Curie
(18.5 km) se concentra en la sección norte del arco. Este mínimo puede
relacionarse con la porción más activa de la subducción, la cual tiene su
límite sur cerca del sistema de falla de Tiburón. Los altos valores de
flujo calórico (de 2.5 a 4.03 µcal cm −2
s−1
) pueden ser atribuidos al
magmatismo en el arco activo de las Antillas Menores (Fig. 2.2). El
máximo de flujo calórico se concentra en Dominica, la cual posee 7
volcanes con actividad reciente. La extensión de la anomalía de
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
265
profundidad de Curie puede correlacionarse con la presencia de una cuña
astenosférica bien desarrollada entre la placa del Caribe y la loza de
subducción del Atlántico (e.g. Doglioni et al., 1999).
Desafortunadamente, el mapa de profundidad de Curie no tiene una
resolución suficiente como para mostrar la estructura termal de la
litósfera subducida, que ha sido descrita por Blakely et al. (2005),
Turcotte y Schubert (2007) y Saltus y Hudson (2007), entre otros.
La profundidad de Curie del alto de Aves no parece estar afectada por
procesos termales a escala regional (Fig. 2.5). A pesar de que se
considera extinto (e.g. Sykes y Ewing, 1965; Bouysse, 1988; Bouysse et
al., 1990;), el máximo valor de flujo calórico de 5.26 µcal cm −2
s−1
(Fig. 2.2) se localiza en esta estructura. Clark et al. (1978) asociaron
este valor a la presencia de rocas ricas en elementos radiogénicos
asociadas a su formación, relacionada con un proceso de subducción por
el enriquecimiento del magma ascendente derivado de la depletación del
manto (Langseth y Von Herzen, 1970).
Quizás la anomalía más importante en la sección marina del mapa se
corresponde con la zona delineada en forma de corazón dentro de la
cuenca de Venezuela (con una media de 18.8 km), que alcanza un
mínimo de 17 km de profundidad (Fig. 2.5). Esta anomalía puede ser
correlacionada con: (a) bandas magnéticas deformadas en el piso de la
cuenca (Ghosh et al., 1984), (b) un máximo local en el mapa de flujo
calórico de 2.6 µcal cm −2
s−1
, y (c) el máximo gravimétrico de la
cuenca de Venezuela (Arnaiz-Rodríguez y Garzón, 2012). Un perfil a
lo largo de 14.25°N (Fig. 2.7) muestra un conjunto de anomalías
correlacionadas con la zona de profundidad de Curie somera.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
266
Fig. 2.7. Perfil a lo largo de la latitud 14.25°N que muestra las
variaciones en batimetría, anomalía magnética, profundidad de Curie,
flujo calórico y anomalía de Bouguer. Las líneas punteadas representan
la tendencia regional de las anomalías. Las anomalías en todos los tipos
de dato se encuentran espacialmente asociadas a la región de
profundidad de Curie somera.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
267
La relación entre la profundidad de Curie y las variaciones del espesor
cortical revela que toda la corteza y la sección más superior del manto
son magnéticas (excepto por la parte más profunda de la raíz del alto de
Aves), lo cual es usual en dominios oceánicos (Arkani-Hamed, 1991).
El área de profundidad de Curie somera se asocia, en cierto sentido, con
la región de corteza delgada dentro de la cuenca de Venezuela (Mauffret
y Leroy, 1997). Tanto el área de profundidad de Curie como la región de
corteza delgada se corresponden con la extensión producida durante la
formación del LIP Caribe (Diebold et al., 1999). Las variaciones de
profundidad de Curie, la anomalía de Bouguer y el espesor cortical se
encuentran parcialmente correlacionados, puesto que las regiones de
corteza gruesa (áreas con LIP, alto de Beata y alto de Aves) tienen un
profundidad de Curie mayor que aquellas regiones con corteza delgada
(dentro de las cuales no hay LIP) (Fig. 2.7). También existe una clara
concordancia entre el dato de flujo calórico (Fig. 2.7) y el espesor
cortical, debido a que el calor del manto es forzado a escapar a
través de la corteza más delgada (Nyblade y Pollack, 1993). Por lo
tanto, en la región de corteza delgada, el flujo calórico es mayor que en
el resto de la cuenca de Venezuela. Finalmente, las anomalías
magnéticas, que pertenecen a las bandas magnéticas de corteza oceánica,
son deformadas por la componente regional debido a las variaciones de
la profundidad de Curie. Pareciera que la región de profundidad de Curie
somera tiene una dependencia con este grupo de anomalías; sin embargo,
otras interpretaciones, como la dinámica del manto, no deberían ser
descartadas con base en el dato existente (Orihuela Guevara et al., 2012).
2.6. Conclusiones del capítulo
En este estudio y por primera vez, se ha creado un mapa que muestra las
variaciones de la isoterma de profundidad de Curie en el territorio de
Venezuela y el Caribe oriental. El análisis de los resultados y el contraste
con estudios previos han permitido derivar las siguientes conclusiones:
1. El uso del análisis espectral (e.g. Shuey et al., 1977; Connard et al.,
1983; Blakely, 1988; Onwuemesi, 1997; Nwogbo, 1998; Nwankwo et
al., 2009) conjuntamente con nuevos modelos magnéticos (EMM2010)
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
268
permite calcular, con errores aceptables, las variaciones laterales de la
profundidad de Curie en concordancia con la geología y los datos de
flujo calórico.
2. En una región con buena resolución, el EMM2010 puede ser utilizado
para estimar las variaciones de la profundidad de Curie.
3. El análisis de la profundidad de Curie revela dos escenarios muy
diferentes: uno para la corteza continental de Venezuela y otro para la
corteza oceánica del Caribe oriental. El valor medio de la profundidad
de Curie para la corteza continental es de 38 km; mientras que para la
oceánica es de 23 km.
4. El valor promedio de profundidad de Curie para el escudo de
Guayana es de 40 km; este resultado es coherente con el
comportamiento de una plataforma termalmente estable con un espesor
cortical entre 40 y 45 km. Por otra parte, las variaciones laterales y los
gradientes de la profundidad de Curie parecen estar relacionados con el
estado isostático y la edad de las diferentes provincias. Debajo de la
provincia de Imataca, la profundidad de Curie alcanza un valor de 54
km. Por lo tanto, en esta región, 9 km del manto superior se encuentran
magnetizados.
5. Las cuencas continentales en Venezuela tienen diferentes
comportamientos termales. La cuenca de Maracaibo es una cuenca
termalmente estable con valores normales de flujo calórico, y valores de
profundidad de Curie similares a la profundidad de Moho. La cuenca
oriental de Venezuela es una cuenca termalmente afectada,
particularmente dentro de la sub-cuenca de Guárico con valores de alto
flujo calórico. En ella, la profundidad de Curie es de 8 a 10 km más
somera que la profundidad de Moho.
6. El Caribe oriental se caracteriza por tener una extensa área poco
perturbada con un valor medio de 23 km. Por lo tanto, la isoterma se
encuentra localizada dentro del manto superior. Esta región estable se
caracteriza por poseer bajos valores de flujo calórico relacionados con la
corteza engrosada del Caribe.
7. Una zona de profundidad de Curie somera se localiza dentro de la
cuenca de Venezuela alcanzando un valor mínimo de 17 km. Este
fenómeno se encuentra posiblemente relacionado con la región de
corteza delgada, a pesar de que cubre un área más extensa. Esta zona
somera también podría estar asociada a procesos mantelares.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
269
Finalmente, vale la pena acotar que, en el marco de la evolución de la
placa Caribe, los datos magnéticos de flujo calórico y de profundidad de
Curie deben ser considerados. Otras regiones relacionadas con procesos
mantelares del Cretácico (como los plateau Ontong-Java y Paraná)
presentan anomalías de velocidad de ondas elásticas, anomalías
magnéticas y flujo calórico anormal, que han esclarecido los orígenes de
estos rasgos geológicos.
CAPÍTULO 3
ESTRUCTURA DE VELOCIDADES DE ONDAS DE CORTE
BAJO EL CARIBE ORIENTAL REVELADA POR
TOMOGRAFÍA DE RUIDO AMBIENTAL
3.1 Introducción
Las mesetas oceánicas (oceanic plateaus) son terrenos máficos, que han
sido emplazados en la corteza oceánica de la Tierra y se han
desarrollado por la intrusión de grandes cantidades de magma derivado
del manto (Coffin y Eldholm, 1994; Mann y Taira, 2004). Se ha sugerido
que el destino de las mesetas oceánicas en zonas de subducción es un
escenario fundamental en el entendimiento no solo del proceso de
subducción, sino también de la evolución de la litósfera continental
(Mann y Taira, 2004). Tres escenarios han sido propuestos en relación
con el destino de los mesetas oceánicas en zonas de subducción: (1) Las
mesetas oceánicas son subducidas completamente en un proceso de bajo
ángulo; (2) la sección superior de las mesetas oceánicas es acrecionada
sobre la placa subductante y la raíz subduce con un bajo ángulo; (3) toda
la litósfera de las mesetas oceánicas es acrecionada a la placa
subductante (overriding plate) (Mann y Taira, 2004; Phinney et al.,
2004).
El LIP Caribe es un meseta oceánica, que se forma en el Cretácico
Tardío (entre 90 y 76 Ma) y está emplazado en la placa del Caribe (Fig
3.1). Sus bordes este y oeste se caracterizan como zonas de subducción
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
270
donde, de forma anómala, las litósferas más jóvenes de la placa
suramericana (SA) y la placa de Cocos son subducidas bajo la placa
del Caribe (Bouysse, 1984; Rogers et al., 2002). Su borde norte es
dominado por movimiento transcurrente (Sisson et al., 2005), mientras
que el sur es caracterizado por una zona activa de transpresión donde
coexisten transcurrencia y subducción de bajo ángulo (Audemard et al.,
2005). Con el fin de entender este complejo panorama es necesario
conocer la estructura listosférica de la placa del Caribe.
El Caribe se muestra como una región marginalmente anómala en los
modelos de tomografías globales. Woodhouse y Dziewonski (1984)
reportaron altas velocidades de ondas de corte dentro de los primeros 50
km de su porción occidental. Así mismo, Grand (2002) observó
velocidades negativas en el Caribe occidental, anomalías positivas en su
sección sur y anomalías negativas en la sección su nororiental. En
tomografías regionales, el centro del Caribe (del alto de Beata y a través
de la cuenca de Venezuela, Fig 3.1) posee valores de velocidades
menores que los de su sección más este (Godey et al., 2003); en él hay
evidencia del sobrecorrimiento del bloque de Maracaibo sobre la placa
del Caribe hasta una profundidad de ~120 km (Miller et al., 2009). A
causa de la carencia de datos sismológicos en toda el área estudiada,
la resolución de la estructura litosférica, es, por lo general, muy baja.
Se ha extendido el uso de la tomografía de ruido ambiental para
visualizar la estructura de ondas de corte del manto superior. A
diferencia de la tomografía balística de ondas superficiales, esta técnica
utiliza la correlación cruzada (cross- correlation) de series continuas de
tiempo para generar funciones de Green empíricas que son utilizadas
para producir mapas de dispersión de ondas superficiales, lo que
determina que sea posible estimar la estructura de ondas de corte
(e.g. Yao et al., 2006; Yang et al., 2007).
En concordancia con el supuesto metodológico anterior, el propósito de
este capítulo es representar la estructura de velocidad de ondas de corte
de la litósfera del área oriental del Caribe mediante el uso de la
tomografía de ruido ambiental. La finalidad es ilustrar la relación entre
la estructura litosférica del Caribe oriental y la polaridad de la
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
271
subducción en esta área. Los resultados obtenidos serán consistentes con
estudios previos en mesetas oceánicas y presentarán nuevos parámetros
sobre la geodinámica de la placa del Caribe.
Fig. 3.1: Mapa que muestra las estaciones de banda ancha (triángulos) y
los principales límites de placas y sistemas de falla (líneas negras) en el
Caribe oriental. Triángulos blancos y amarillos indican las estaciones
que estuvieron activas en los períodos 2003-2005 y 2011-2013,
respectivamente. La estación FDF, en verde, se encontraba activa en los
dos períodos de tiempo. La línera roja puntuada representa la zona
abarcada por el LIP Caribe (CLIP en la figura). Las estrellas rojas
representan volcanes con actividad reciente (Bouysse et al., 1990). La
caja verde (72°O-60°O, 10°N-18°N) indica el área de buena cobertura y
resolución del modelo. El minimapa en la esquina superior derecha
representa la localización del Caribe y su movimiento relativo con
respecto a Suramérica.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
272
3.2. Marco tectónico
La placa del Caribe se localiza aproximadamente entre las longitudes
~60ºO-90ºO y las latitudes ~10ºN-20ºN. Se extiende desde América
Central a las Antillas Menores y de Suramérica hasta las Antillas
Mayores (Fig 3.1). Dos modelos han sido propuestos para describir el
origen y evolución de la placa del Caribe: el modelo Pacífico (e.g.,
Pindell y Kennan, 2001) y el modelo In-situ (e.g., Meschede y Frisch,
1998; James, 2002). El modelo Pacífico propone que la placa del Caribe
es una pieza remanente de la placa de Farallón que se transformó en una
meseta oceánica al deambular sobre el punto caliente de las Galápagos.
Posteriormente, derivó a lo largo del margen occidental de Suramérica
hasta que alcanzó su posición actual entre la placa Norteamericana y
Suramérica. El modelo In-situ sugiere que la placa del Caribe se formó
entre Norteamérica y Suramérica cuando éstas derivaron una de la otra.
En un estado posterior, su corteza se engrosó o bien por el magmatismo
derivado de un punto triple donde las dorsales meso-oceánicas del
Pacífico y el Atlántico se unían, o bien por el emplazamiento de material
basáltico derivado de la actividad de la superpluma de Cretácico medio
(Meschede y Frisch, 1998; James, 2002).
Independientemente de cuál modelo sea el que mejor interprete los
procesos ocurridos, el emplazamiento del LIP Caribe alteró la corteza
original de la placa y determinó que la profundidad de Moho en las
cuencas de Yucatán, Colombia y Venezuela oscile entre 8 y 20 km (e.g.
Officer et al., 1959; Edgar et al., 1971; Houtz y Ludwing, 1977;
Mauffret y Leroy, 1997; James, 2005). La alta flotabilidad asociada con
la corteza engrosada del LIP hace que la placa del Caribe sea difícil de
subducir cuando interactúa con otras placas tectónicas, a pesar de que
una de sus secciones ha estado subduciendo bajo Suramérica en un
proceso de bajo ángulo por los últimos 5 Ma (Burke, 1988).
Una de las estructuras más enigmáticas dentro de Caribe es el alto de
Aves. Esta estructura, con una orientación NS, se localiza entre las
cuencas de Venezuela y Grenada (Fig 3.1). Ha sido descrita como un
arco volcánico del Cretácico Tardío que fue abandonado durante el
Eoceno, cuando la cuenca de Grenada se formó y el volcanismo saltó
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
273
hacia el este y se inició la formación del arco de las Antillas Menores
(e.g. Bouysse et al., 1990; Meschede y Frisch, 1998). Para Pindell et al.
(2006) el alto de Aves es una pieza de un gran arco volcánico que se
fracturó durante la evolución de la placa del Caribe. Con base en los
datos geoquímicos de Fox et al. (1971), James (2005) argumentó que
no existe evidencia que soporte que el alto de Aves sea un arco
volcánico; y propuso tanto que este solía ser un centro de expansión
como que su existencia era evidencia de extensión de retroarco en
el Caribe oriental.
El arco de las Antillas Menores se formó en el Oligoceno (~35 - 25 Ma)
por la subducción de la litósfera oceánica del Atlántico bajo la placa del
Caribe. Una observación importante sobre este arco es la existencia de
dos segmentos con comportamiento sismológico y volcánicos diferentes,
divididos por la falla transformante de Tiburón (Fig 3.1). El segmento
norte posee más actividad volcánica que el segmento sur, como se puede
apreciar por la distribución de los volcanes con actividad reciente
(Bouysse et al., 1990; Fig. 3.1). De igual forma, el número de eventos
sísmicos registrados en la sección norte es mayor que en la sección
sur, lo cual indica que la tasa de convergencia es diferente a ambos lados
de la falla de Tiburón (Wadge y Shepherd, 1984).
3.3. Datos y análisis
3.3.1 Extracción de las Funciones Empíricas de Green
Con el fin de elaborar una tomografía de ondas superficiales en el área a
partir de datos de ruido ambiental, se recolectaron datos continuos de
estaciones sismológicas de diferentes redes instaladas en el Caribe
oriental. Su distribución fue irregular tanto espacial como
temporalmente. Se utilizaron 54 (Fig 3.1) que se encontraban activas
en dos períodos de tiempo. Del primer período, se utilizaron 40
estaciones, que incluían 31 del proyecto BOLIVAR (Levander et al.,
2006) localizadas en Venezuela y las Antillas de Sotavento; 7 de la red
de Puerto Rico (Puerto Rico Seismic Network); una de GEOFON (FDF)
y una en la isla de Tobago (TOSP). Las estaciones del segundo período
incluyeron: una de GSN (SVD), 13 de la red sismológica del Caribe
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
274
(Caribbean Seismic Network Stations) y la misma de GEOFON utilizada
en el período anterior. La localización e instrumentación de las
estaciones se encuentran en el Apéndice 3. No todas las ubicadas en
Venezuela fueron seleccionadas para evitar la complejidad asociada a
rayos que atraviesan la corteza continental y la corteza oceánica.
Adicionalmente, se descartaron las estaciones oceánicas que presentaban
pocos datos o que se encontraban muy cercanas a otras con mejor calidad
de dato.
Se aplicó la metodología estándar para el procesamiento de datos de
ruido ambiental a la componente vertical de las estaciones
seleccionadas (Bensen et al., 2007). Se decimaron los registros
continuos de velocidad del suelo de su intervalo de muestreo original a
un intervalo de 5 Hz y fueron cortados en segmentos de un día. Ya
que las 54 estaciones utilizadas tenían distintos sismómetros, se removió
la respuesta instrumental de éstos convirtiéndolos a registros de
desplazamiento. Este paso fue necesario para computar las correlaciones
cruzadas de forma correcta utilizando datos grabados en estaciones con
distintos censores y digitadores.
La longitud de las ventanas fue desde 409.6 s (2048 puntos) hasta 1638.4
s (8192 puntos) dependiendo de la distancia entre las estaciones. La
mitad de la longitud de la distancia fue considerada como paso de las
ventanas temporales. Si un vacío de información (gap) existía dentro de
una ventana en uno de los sismogramas, la función de correlación
cruzada no era calculada. Para cada ventana temporal, la tendencia líneal
y la media fueron removidas de los sismogramas. Posteriormente, se
transformaron los registros al dominio de la frecuencia para calcular las
funciones de correlación cruzada. Se aplicó un blanqueo espectral para
acentuar las señales del ruido ambiental. Para hacer esto, se reseteó el
espectro de amplitudes a 1 en un rango de frecuencias entre 0.01 Hz y
1.0 Hz, y 0 entre el resto del rango de frecuencias, sin modificar el
espectro fases. Después, se apilaron todas las funciones de correlación
cruzada diarias para cada par de estaciones con el fin de mejorar la
relación señal ruido de las ondas superficiales. La Fig. 3.2 muestra
varios ejemplos de las funciones de correlación cruzada apiladas con
señales de ruido ambiental en su lado causal (positivo) y acausal
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
275
(negativo). Es propicio comentar que, si las fuentes de ruido ambiental
se encuentran distribuidas uniformemente alrededor de dos estaciones,
la función de correlación cruzada debe ser simétrica, lo cual es extraño
que suceda con datos reales.
Dada la distribución de las estaciones y los datos existentes, se pudieron
calcular 254 funciones de correlación cruzada, las cuales presentaron
señales prominentes en el lado causal y acausal de la serie de tiempo.
Para cada una de éstas, se calculó la relación señal-ruido. Si esta relación
era menor a 7, la función era descartada. Adicionalmente, se midieron
las diferencias en los tiempos de llegada de las señales con un método
de correlación cruzada: si la diferencia era mayor al 0.5 %, entonces, las
funciones de correlación cruzada eran excluidas del resto del
procesamiento. A continuación, se consideró la aproximación de Yao et
al. (2006) para establecer la relación entre la función de correlación
cruzada y la función de Green:
(ec. 3.1)
donde GAB(t) y CAB(t) son, respectivamente, la Función de Green
Empírica y la función de correlación cruzada de un solo lado para dos
estaciones A y B.
Para obtener la curva de dispersión de velocidad de fase, se utilizó una
implementación automática del método de frequency time analysis
(FTAN) (Bensen et al., 2006; Yang et al., 2007). En efecto, como fue
expuesto por Yang et al. (2007), la técnica tradicional del FTAN
representa la potencia de la señal como una función de tiempos de
llegada y de la frecuencia central de un conjunto de filtros gaussianos.
En tal caso, la curva de velocidad de grupo es derivada de los tiempos
de llegada de las máximas amplitudes para cada frecuencia. Si en una
banda de frecuencias existe mucho ruido, podrían existir saltos en los
tiempos de llegadas de las máximas amplitudes y, por lo tanto, las curvas
de dispersión deben de ser ajustadas manualmente o por interpolación.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
276
Levshin y Ritzwoller (2001) propusieron una técnica basada en filtros
de fase (phase-matched filtering) para colapsar la señal de las ondas
Rayleigh a una función delta utilizando curvas de dispersión ya
conocida. Al aplicar la técnica del FTAN a la ondícula filtrada, se
obtienen imágenes de tiempo- frecuencia más limpias, lo que
proporciona un mejor estimado de la curva de de fase y de grupo, este
tipo de metodología permite la estimación de ambas.
Fig. 3.2: Sección de las correlaciones cruzadas apiladas diariamente en
la estación de referencia G.FDF (estación verde en la Fig. 3.1) y las otras
estaciones. Las correlaciones están organizadas en función de la
distancia a la estación de referencia. El lado causal (tiempos positivos) y
el acuasal (tiempos negativos) presentan la señal de las ondas Rayleigh
de forma clara, a pesar de que la relación señal-ruido es variable
para cada estación. Los datos se encuentran filtrados dentro del rango de
períodos utilizados: 14 s a 45 s.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
277
Así pues, se aplicó la técnica compuesta del filtro de fase y el FTAN a
todas las funciones de Green con una relación señal ruido mayor a 7 y se
obtuvieron las curvas de velocidades de fase para todos los pares
seleccionados. Las curvas de dispersión fueron calculadas a partir del
lado positivo, el lado negativo y la suma de ambos para cada FCC entre
los períodos 7 s y 48 s. Se seleccionaron exclusivamente pares de
estaciones con curvas de velocidades de fase coherentes. La figura 3a
muestra todas las curvas de fase seleccionadas con la media y la
desviación estándar para cada período. La Fig. 3.3b presenta el número
de mediciones para cada período, que varía entre 5 y 181. Sólo se
utilizaron los datos de velocidades de fase entre 14 s y 45 s, los cuales
poseían más de 100 mediciones.
3.3.2 Prueba del tablero de ajedrez y tomografía de ondas Rayleigh
Existen distintas técnicas para reconstruir la estructura de velocidades
del subsuelo a una misma profundidad (o período para este caso en
particular), si se considera un arreglo de estaciones distribuidas en el área
de estudio. Para obtener la estructura de velocidades de fase, se
seleccionó el método propuesto por Ditmar y Yanovskaya (1987), el
cual considera la esfericidad de la Tierra para áreas mayores a 500,000
km2
. Este método se basa en minimizar la función de penalidad de
una combinación lineal de errores y un modelo de suavidad
(smoothness):
(ec. 3.2)
donde G es un kernel compuesto por los segmentos de los tiempos de
viaje en cada celda para todos los rayos; δt es el vector del dato que
contiene el tiempo de viaje residual relativo al modelo de referencia;
Rt es la matriz de covarianza del dato cuya diagonal está constituida
por las desviaciones estándar de las medidas de dispersión. El modelo
para todas las celdas de las perturbaciones de velocidades es el
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
278
vector m; α es el parámetro de atenuación; y es el gradientes 2-D
del modelo.
Debido a la densidad variable de los rayos entre estaciones para
cada período (Fig. 3.4), se llevó a cabo la prueba estándar de resolución
de tomografía: la prueba del tablero de ajedrez (checkerboard test). Se
probaron dos modelos sintéticos de velocidades discretizados en celdas
de 1°x1° y 2°x2°. Para un área rectangular extendida entre 74°O y 60°O
y entre 8°N y 20°N, el número de celdas fue de 168 para el primer
caso y de 42 para el segundo. Las celdas se encontraban distribuidas de
forma alternante con ±5% de perturbación sobre una velocidad
constante Vs=3.5 km/s (Fig. 3.5a). Para cada modelo, primero se
calcularon los tiempos de viaje sintéticos a lo largo de 182, 112 y 101
caminos (raypaths) correspondientes a los períodos de 20, 14 y 45 s,
respectivamente. Éstos fueron invertidos a un mallado de velocidad
utilizando la misma técnica y parámetros a ser utilizados
posteriormente con los datos reales.
Para los rayos asociados al período 20 s en el modelo de 1°x1°, se logró
recuperar 66 de las 88 celdas dentro del área cubierta por el set de datos
(72°W-61°W y 10°N-18°N en la Fig. 3.4a). Las amplitudes recuperadas
se encontraban por encima del 3%, lo que representaba más del 60% de
la amplitud original del modelo. El número de celdas recuperadas para
el perído 14 S fue de 51 (Fig 3.4b) y 52 para el período 45 s (Fig 3.4c).
En el modelo de 2°x2°, la recuperación de las celdas fue casi perfecta
dentro de las coordenadas 72°W-60°W y 10°N-18°N para los tres
períodos (Fig. 3.4d, 3.4e y 3.4f). A pesar de que se tenía una resolución
aceptable para determinar estructuras de 1°x1°, la resolución
seleccionada fue de 2°x2° con el fin de obtener imágenes robustas y una
estimación correcta de la magnitud de las anomalías de velocidad. Estos
resultados aseguran que los datos utilizados sean capaces de reconstruir
estructuras con dimensiones de, al menos 200 km.
También se evaluaron las incertidumbres en las velocidades invertidas
usando el método estadístico de Jackknife (delete-d jackknife method;
Efron y Tibshirani, 1986). Con el fin de lograr esto, para cada período se
generó un total de 500 subconjuntos de datos; cada uno de ellos constaba
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
279
de 80% de los rayos que eran seleccionados de forma aleatoria para un
período. Para cada subconjunto se realizó una inversión similar a la del
test del tablero de ajedrez y se calculó la desviación estándar del modelo
resultante. Las Fig. 3.4c, 3.4f, y 3.4i muestran las desviaciones estándar
de las perturbaciones de velocidades para los 3 períodos estudiados. La
desviación estándar es generalmente menor a 0.4% dentro del Caribe
(72°W-60°W y 10°N-18°N).
Fig. 3.3: (a) Curvas de velocidades de fase entre los períodos 7 s y 48 s
(puntos morados). Los puntos negros y las barras indican la velocidad
de fase promedio para cada período y el error asociado para cada período
entre 14 s y 45 s. (b) El histograma de frecuencias muestra las
mediciones confiables (número de rayos). Los períodos entre 14 s y 45
s poseen 100 o más rayos.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
280
Al tomar en consideración los resultados del tablero de ajedrez, primero
se parametrizó el modelo en un mallado de 2°x2°, y luego se invirtieron
las velocidades extraídas de las curvas de fase para cada período en
mallados de variación de la velocidad de fase. La inversión final para
obtener la estructura de velocidades de fase para cada período entre 14
s y 45 s se hizo de forma iterativa utilizando el método de Ditmar y
Yanovskaya (1987), descartando los datos con grandes tiempos de viaje
residuales (aquellos con tiempos residuales mayores a tres medias
cuadráticas del tiempo residual promedio). Los resultados de la
tomografía de velocidades de fase para los períodos 16, 28, 38 y 45 s
se presentan en la Fig. 3.5. Una vez que la tomografía estuvo resuelta
para cada período, se obtuvieron las curvas de dispersión (velocidad de
fase vs período) para cada punto del mallado de 2°x2°. Estas curvas de
dispersión fueron posteriormente invertidas a velocidad de ondas de
corte utilizando un esquema de inversión iterativa linear, como se
describe en la siguiente sección.
Fig. 3.4: Imágenes de los modelos recuperados para los tableros de
ajedrez de 1°x1° (a,b,c) y 2°x2° (d,e,f), así como las incertidumbres
de la estimación del modelo de 2°x2° (g,h,i).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
281
Fig. 3.5: Mapas de velocidade de fase (C) para los períodos 16 s (a), 28
s (b), 35 s (c) y 46 s (d). Las anomalías de velocidad de fase se muestran
en porcentajes relativos a la velocidad media, la cual se indica en el tope
de cada mapa.
3.3.3 Kernels de resolución vertical en profundidad e inversión a
velocidad de corte
Para realizar la inversión de la velocidad de fase a velocidad de corte
(Vs), se requiere un modelo inicial. Por lo tanto, primero, se construyó
uno para ejecutar la prueba de resolución vertical, para lo cual se
tomaron los valores medios de la corteza y sedimentos del modelo
propuesto por Mauffret y Leroy (1997), el dato batimétrico de Smith y
Sandwell (1997), y los valores del manto del modelo global AK135
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
282
(Kennett et al., 1995). La sección del manto consistía en 17 capas, cada
una de 5 km de espesor.
Para realizar la prueba de resolución vertical, se computaron las
derivadas parciales de Fréchet (kernel de sensibilidad de profundidad)
de las velocidades de fase con respecto a Vs (Fig. 3.5) a distintas
profundidades para 5 períodos (14, 20, 30, 38 y 45 s). Los kernels
mostraron que las ondas Rayleigh entre 14 y 20 s eran más sensibles a la
estructura de velocidades de la corteza inferior y el manto
inmediatamente inferior, mientras que aquellas entre 30 s y 38 s eran
sensibles a la velocidad del manto superior. Estos kernels también
indicaron que los datos tenían una resolución limitada por debajo de 70
km de profundidad (Fig. 3.6).
Con el fin de realizar la inversión de las velocidades de fase a Vs, para
cada punto del mallado, se utilizó el algoritmo de inversión lineal
iterativa desarrollado por Herrmann y Ammon (2002). Para realizar la
inversión y para cada punto del mallado, se construyó un modelo inicial
que poseía la información de la profundidad del agua, del espesor de la
capa sedimentaria y del espesor de la corteza (Officer et al., 1959; Edgar
et al., 1971; Keary, 1974; Houtz y Ludwin, 1977; Boyton et al., 1979;
Mauffret y Leroy, 1997; Smith y Sandwell, 1997; Guédez, 2007; Niu et
al., 2007; Christeson et al., 2008; Clark et al., 2008; Magnani et al.,
2009, Bezada et al., 2010). El mapa de Moho de la región se muestra
en la Fig. 3.7. La sección del manto para todo el modelo es la misma
que la utilizada en el modelo medio construido para la prueba de
resolución vertical. La profundidad de las capas se mantiene constante
a lo largo de 50 pasos de inversión. En la Fig. 3.8, se presenta un ejemplo
del proceso de inversión para la curva de velocidad de fase media
utilizando el modelo inicial. (Fig 3.8).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
283
Fig. 3.6: Derivadas parciales del modo fundamental de la velocidad de
fase de las ondas Rayleigh (C) con respecto a Vs graficados en función
de la profundidad (kernels de sensibilidad a la profundidad) para los
períodos : 14 s, 20 s, 30 s, 38 s, y 45 s. El modelo de velocidad media
utilizado fue creado a partir de datos regionales de la corteza y del
AK135 (para los detalles ver el texto). Las ondas Rayleigh a 14 s son
más sensibles a la estructura de la corteza inferior y al manto litosférico
superior, mientras que a 45 son sensibles a la estructura del manto hasta
unos 70 km de profundidad.
Fig. 3.7: Profundidad de la discontinuidad de Moho en el área de estudio,
compilado de distintas fuentes (ver texto para detalles). La profundidad
de Moho en el área de estudio varía de ~10 km a 30+ km.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
284
Fig. 3.8: Ejemplo de la inversión lineal iterativa para obtener velocidad
de ondas de corte a partir de la curva de dispersión de la velocidad de
fase de las ondas en la Fig. 3.3.a. (a) Ajuste del modelo (azul) final al
dato (puntos negros). (b) Evolución de los modelos para 50 iteraciones.
La línea roja segmentada representa el modelo inicial utilizado para
computar los kernels de sensibilidad vertical (Fig. 3.6), mientras que la
línea azul representa el modelo final después de 50 iteraciones. El
modelo final posee velocidades inferiores que las encontradas en el
manto superior del modelo AK135.
3.4. Resultados
En las figuras 10 y 11 se muestran, respectivamente, 7 perfiles (4 en
dirección EO y 3 en dirección NS) y 4 mapas de profundidad (a 20 km,
30 km, 40 km y 60 km) de la estructura de velocidades de corte invertida.
En general, Vs varía entre 3.2 y 4.6 km/s, y, en la mayor parte de los
casos, las bajas velocidades (entre 3.2 y 4.0 km/s) se localizan en el tope
de los perfiles, representando la corteza. Existen zonas de velocidades
particularmente bajas (< 4.1 km/s) en el norte de los perfiles A-A’ y B-
B’ (Fig. 3.9), en la esquina este del perfíl G-G’, y en la base (> 50 km)
de los perfiles C- C’ y F-F’ (Fig. 3.9). La anomalía de bajas velocidades
en la sección más profunda (Fig. 3.11b y perfíl G-G’) podría
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
285
encontrarse asociada a la astenósfera. Velocidades de corte altas (> 4.1
km/s) se presentan en todos los perfiles entre 25 y 50 km de profundidad
(Fig. 3.10). Las mayores velocidades (≥4.6 km/s) se presentan en los
perfiles C-C’, D-D’ y F-F’ (Fig 3.9), y se encuentran localizadas
alrededor de la latitud 15°N y entre 66°O y 68°O de longitud.
La parametrización seleccionada para la reconstrucción topográfica de
2°x2° es similar a la empleada por González et al. (2011) quienes
utilizaron sismos y estaciones alrededor del Caribe para hace una
tomografía de ondas superficiales balística. Ellos emplearon más de 400
rayos en un área mucho mayor (100°W-40W, 0°N-30°N) lo que
determina que la densidad de rayos sea, en el presente estudio, similar.
En general, la técnica empleada carece de los problemas intrínsecos a la
localización de los eventos y posee más resolución a niveles de manto
litosférico que cualquiera de las otras técnicas tomográficas que han sido
aplicadas en el Caribe. Por lo tanto, a pesar de que la resolución lograda
pareciera ser baja al compararla con estudios efectuados en otras
regiones del mundo, los resultados obtenidos representan un
complemento importante a los antes realizados en el Caribe oriental y
tienen la posibilidad de proveer nueva información sobre la región en
cuestión.
3.5. Discusión
3.5.1 Espesor litosférico en el Caribe oriental
Las perturbaciones de las velocidades de fase en el área de estudio (Fig.
3.5) se pueden encontrar asociadas a heterogeneidades en la estructura
de velocidades dentro de la litósfera, así como a cambios en la
profundidad en el límite litósfera-astenósfera (LAB). Por un lado, la
anomalía de bajas velocidades de aproximadamente -3%, localizada en
la sección suroeste del área de estudio, podría estar relacionada con la
naturaleza del manto y de la corteza continental de Suramérica; mientras
que la perturbación de velocidades de fase negativa localizada en el
noreste se encuentra posiblemente asociada a la cuña mantelar (mantle
wedge) de la subducción de la litósfera oceánica del Atlántico. Por otro
lado, las perturbaciones positivas podrían reflejar heterogeneidades en el
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
286
manto litosférico. La discusión de los mapas de velocidad de fase no
tiende a ser muy extensa, pues éstos no se correlacionan directamente
con estructuras específicas (Yanovskaya et al., 2000). Por lo tanto, el
foco de la interpretación está constituido por los perfiles y mapas que
muestran las variaciones de la estructura tridimensional de velocidad de
corte.
Fig. 3.9: Perfiles del modelo de velocidades invertidas. Los perfiles de
A-A’ a D-D’ se encuentran en la dirección N-S, mientras que aquellos
de E-E’ a G-G’ se encuentran en la dirección E-O. La localización de
los perfiles se especifica en el mapa en la esquina inferior derecha. La
velocidad de ondas de corte varía entre 3.2 y 4.6 km/s, con un valor
promedio en el manto superior que es significativamente menor a los
promedios globales. Además, valores bajos de velocidad oscilan entre
3.2 km/s y 4.0 km/s y se encuentran confinados a las secciones someras
(velocidades de corteza inferior), mientras que los valores altos (>4.1
km/s) corresponden a velocidades del manto a profundidades entre 30
km y 60 km.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
287
El valor de Vs media para el manto superior bajo la placa del Caribe
oriental es ~4.23 km/s. Este valor se encuentra por debajo de la
velocidad promedio en los modelos globales 1D (e.g., ~4.48 km/s según
Kennett et al., 1995), y representa una anomalía de -5.6% con respecto
al modelo AK135, como se resume en la Tabla 3.2. Sin embargo, este
valor es coherente con aquellos observados en otros LIP. Por ejemplo,
Richardson et al. (2000) reportaron que la Vs era aproximadamente -
5% a -6.1% menor que el promedio global bajo la meseta oceánica de
Ontong-Java. Estos autores descartaron la posibilidad de que esta
anomalía se debiera a un comportamiento térmico anormal e
interpretaron los valores como una anomalía composicional asociada a
la pluma mantelar que originalmente produjo la meseta oceánica de
Ontong-Java. Schimmel et al. (2003) encontraron una anomalía
cilíndrica de bajas velocidades de -2.4% en el manto superior de la
provincia de Paraná (Brasil) que fue interpretada como la cabeza fósil de
la pluma Tristan da Cunha. Finalmente, Kennett y Widiyantoro (1999)
observaron una región cilíndrica con baja velocidad de ondas P (-1.5%)
que se extendía hasta una profundidad de 200 km bajo las trap de Decán
(Deccan Traps). Ellos interpretaron estas velocidades como la
presencia de una anomalía termal o química asociada a la pluma de
Decán, la cual erosionó la litósfera en el área. Por lo tanto, se considera
que los bajos valores de Vs observados bajo la litósfera de la placa del
Caribe son causados por una diferencia composicional, posiblemente
relacionada con la inclusión de grandes cantidades de rocas ígneas, como
pyroxenita, durante la formación del LIP Caribe. Un estado termal
elevado, como es discutido posteriormente, podría también contribuir a
la reducción observada de los valores de Vs.
Se hallaron dos importantes zonas de bajas velocidades en el manto: una
localizada en la esquina noreste del área (a ~17°N, entre 64°O y 62°O
de longitud, perfiles A-A’, B-B’ y G-G’, Fig. 3.9, Fig. 3.10d), y otra por
debajo de ~60 km de profundidad en el centro del área de estudio (a
~66°W, entre 13°N y 16°N de latitud, perfíl C-C’ de la Fig. 3.9). La
primera de estas anomalías se encuentra posiblemente relacionada con
la cuña mantelar hidratada de la subducción entre la placa Caribe y la
litósfera oceánica del Atlántico. Wadge y Shepherd (1984) y Bouysse et
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
288
al. (1990) describieron ésta como una zona de subducción asimétrica
donde la sismicidad, tasa de convergencia y actividad volcánica es
mayor en la sección norte que en la sección sur. La diferencia en Vs
entre las secciones norte y sur en la estructura se encuentra vinculada
a esta asimetría.
Fig. 3.10: Mapas mostrando la estructura de velocidades invertida a
distintas profundidades: (a) 20 km, (b) 30 km, (c) 40, y (d) 60 km.
La litósfera es una capa mecánicamente fuerte que actúa como una placa
rígida (e.g. Fischer et al., 2010); el límite litósfera-astenósfera (LAB) es,
por lo tanto, un límite reológico que separa la litósfera rígida de la
mecánicamente débil astenósfera. Gradientes verticales de propiedades
geofísicas han sido usados como indicios para identificar el LAB, por
ejemplo, un gradiente negativo de velocidad sísmica, un gradiente
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
289
negativo de impedancia, o un cambio abrupto en el gradiente de
temperatura. En conformidad con lo anterior, se puede apreciar una
segunda anomalía como un gradiente negativo de Vs a una profundidad
de 60 km, donde Vs disminuye de 4.23 km/s a 4.1 km/s. Eaton et al.
(2009) argumentaron que uno de los criterios utilizados para identificar
la base de la litósfera es encontrar un gradiente significativo de Vs bajo
una zona de velocidades relativamente altas en el manto. En
consecuencia, hemos definido el LAB como el centro del gradiente de
velocidades negativo más somero por debajo del Moho para cada perfíl
(Fig. 3.11). En tal sentido, la profundidad del LAB varía de ~50 km
en el noreste del mapa a ~60 km en su centro, y se profundiza a más
de 75 km en el oeste y el sureste de la región de estudio. La
profundización del LAB hacia el oeste es consistente con los resultados
globales obtenidos por medio de tomografía de ondas superficiales
(Burgos et al., 2011). Landes et al. (2007) reportaron una litósfera
delgada bajo la provincia volcánica británica del Terciario (British
Tertiary volcanic province) y sugirieron que la erosión producida por la
cabeza de la proto-pluma de Islandia podría haber causado el
adelgazamiento observado. Una interpretación similar podría plantearse
para la placa del Caribe.
En general, el espesor y la estructura de velocidad, así como la naturaleza
del manto litosférico bajo los LIPs no se encuentran bien definidos.
Richardson et al. (2000) reportaron que la raíz litosférica de la meseta
oceánica de Ontong-Java se extendía hasta al menos 300 km de
profundidad, mientras que Kennett y Widiyantoro (1999) observaron un
LAB somero bajo los trap de Decán, y lo relacionaron con erosión
térmica causada por la cabeza de la pluma. Además, Kerr (1994) propuso
que el adelgazamiento litosférico en la isla de Mull ocurrió por extensión
y erosión termal producida por la cabeza de una pluma mantelar. Por
lo tanto, se sugiere que un proceso de erosión similar sea responsable
por la litósfera delgada observada en el Caribe oriental. De hecho, datos
de tomografía global de ondas P de alta resolución (Obayashi et al.,
2009) muestran una zona de muy bajas velocidades que se extiende
desde la base de la litósfera hasta 200 km de profundidad bajo la zona
de la litósfera delgada. Esta anomalía también se puede apreciar en el
modelo tomográfico regional de van Benthem et al. (2013).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
290
Fig. 3.11: (a) Mapa de las variaciones del LAB en el área de estudio. El
LAB varía de una profundidad de ~50 km en la esquina noreste hasta
unos ~75 km en el oeste y en sureste. Pertubación de la estructura de
ondas P en el modelo tomográfico GAP_P2 (Obayashi et al., 2009) a tres
rangos de profundidades: (b) 110-148 km, (c) 148-190 km, y (d) 190-
238 km.
Una evidencia indirecta, que respalda la presencia de una litosfera
delgada en el área de estudio, son los datos de flujo calórico. El valor
de éstos dentro de la cuenca de Venezuela es ~2.70µcal cm-2
s-1
(Arnaiz-Rodríguez y Orihuela, 2013), lo cual es similar a los valores
de cuencas oceánicas del mundo (2.41 ± 0.52 µcal cm-2
s-1
; Turcotte
y Schubert, 2007). Debido a que la corteza de la placa del Caribe es más
gruesa que la corteza oceánica normal, una explicación posible para los
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
291
valores relativamente altos de flujo calórico sería que el manto bajo
el Caribe se encuentre más caliente que el de otras cuencas oceánicas.
Es improbable que este calor esté asociado a la pluma mantelar que
formó el LIP Caribe, ya que se espera que la huella termal de un proceso
como éste desaparezca 20 Ma después de que la pluma ha cesado
su actividad (e.g. Woods y Okal, 1996). Por lo tanto, el elevado estado
termal debe estar relacionado con la poca profundidad del LAB, lo cual
determina que el calor de la astenósfera esté más cerca de la superficie
y, que la litósfera se caliente de manera más eficiente.
3.5.2 La subducción entre la placa del Caribe y la Suramérica
Se sabe que la flotabilidad neta de una litósfera es causada
principalmente por su espesor, densidad y proporción corteza/manto
(Niu et al., 2003). Adicionalmente, la densidad del manto litosférico es
controlada, en particular, por su temperatura y composición,
particularmente por la concentración de hierro y de otros elementos
pesados. Como fue descrito en el marco tectónico (sección 2 del presente
capítulo), la placa del Caribe está sobrecorrida por Suramérica
continental en un proceso de subducción plana, mientras que la litósfera
oceánica del Atlántico (que representa la sección oceánica de la SA) es
subducida bajo la placa del Caribe a pesar de que la primera es más joven
que la segunda. Se considera que la estructura sísmica obtenida con la
tomografía de ruido ambiental puede proveer algunas pistas para
entender la enigmática subducción.
La litósfera continental tiene una corteza gruesa y un manto litosférico
depletado de hierro (Niu et al., 2003), lo cual ocasiona que posea una
alta flotabilidad a pesar de su estructura termal (relativamente fría).
La placa del Caribe se muestra con una corteza relativamente gruesa
sobre un manto litosférico que, en consecuencia, debe tener una
concentración de hierro relativamente alta (por las anomalías sísmicas
que se han descrito en el análisis realizado). Esta relación podría
explicar el porqué la placa del Caribe se encuentra subduciendo bajo
Suramérica, la cual posee un espesor litosférico de ~100-150 km
(Artemieva, 2006), en un proceso de bajo ángulo (e.g., Bezada et al.,
2008). Tal configuración es consistente con las observaciones en otras
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
292
zonas de subducción que involucran mesetas oceánicas (Mann y Taira,
2004).
Cuando dos litósferas oceánicas convergen, es usual que la más antigua
y, por lo tanto, la más fría y densa, sea sobrecorrida por la más joven.
Un ejemplo de ese proceso ocurre en la zona de subducción Izu-Bonin-
Mariana, donde la placa del Pacífico (más antigua) subduce bajo la
placa de las Filipinas (más joven). Pero este no es el caso en zona de
las Antillas Menores, donde la litósfera oceánica del Atlántico más joven
(~80-120 Ma, Müller et al., 2008) subduce bajo la antigua placa del
Caribe (~150–126 Ma, Orihuela et al., 2012). Con base en los modelos
de evolución de la litósfera oceánica (e.g. McKenzie et al., 2005), el
espesor litosférico de la placa del Caribe debería ser de ~100 km,
mientras que el de la litósfera oceánica del Atlántico debería ser de ~80
km. Los resultados obtenidos en la tomografía sugieren que la litósfera
de la placa del Caribe tiene un espesor entre ~50-70 km en el área
estudiada, y que el manto litosférico tiene un concentración de hierro
mayor a la esperada (en función de la estructura de velocidades). Se
especula, entonces, que estos factores ocasionen que la flotabilidad de
la placa del Caribe sea mayor que la de la litósfera oceánica del
Atlántico, lo cual conlleva a una polaridad contraria a lo que podría
esperarse en esta zona de subducción. Cabe destacar que un modelo de
densidades de la placa del Caribe sería necesario para entender mejor la
configuración de la subducción en este límite de placas.
3.6. Conclusiones
Se condujo una tomografía de ondas superficiales utilizando grabaciones
de ruido ambiental con varias estaciones sismológicas de banda ancha
localizadas alrededor de la parte oriental del Caribe. La inversión de los
datos de velocidades de fase del modo fundamental de ondas Rayleigh
reveló los siguientes rasgos en el manto litosférico de la zona bajo
estudio:
1. En el Caribe oriental, la velocidad de ondas de corte del manto
litosférico es significativamente menor (-5.6%) que el promedio
global, lo cual es consistente con los hallazgos hechos bajo otros
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
293
LIPs alrededor del mundo. El origen de esta baja velocidad
podría ser tanto térmico como composicional, en particular por
la inclusión de material ígneo asociados a la formación del LIP
Caribe.
2. Una anomalía de bajas velocidades en la sección noreste del área
de estudio se encuentra posiblemente asociada a la cuña
mantelar hidratada de la subducción entre el Caribe y la litósfera
oceánica del Atlántico.
3. La placa del Caribe oriental tiene una litósfera anormalmente
delgada, la cual varía entre ~50 km en el noreste hasta más de
~70 km en el oeste y en el suroeste.
4. La corteza gruesa característica, en conjunto con una litósfera
anormalmente delgada y rica en hierro, ocasiona que la litósfera
de la placa del Caribe sea moderadamente flotante. Esto
determina que sea subducida bajo Suramérica en un proceso
de bajo ángulo, y sobrecorra la litósfera oceánica del Atlántico
en la zona de subducción de las Antillas Menores.
CAPÍTULO 4
ESTRUCTURA CORTICAL DEL ARCO DE LAS ANTILLAS
MENORES: UNA ESTIMACIÓN PRELIMINAR A PARTIR
DEL ANÁLISIS DE FUNCIONES RECEPTORAS
4.1 Introducción
Un arco de islas, o un arco volcánico de islas, es un grupo de islas
volcánicas, usualmente dispuestas en un patrón curvo formado por
actividad volcánica asociada a la subducción de una placa oceánica en
un margen convergente. Una trinchera oceánica se encuentra del lado del
arco que enfrenta la placa subducida, mientras que una cuenca
sedimentaria tiende a localizarse por detrás del arco. La geometría,
composición y espesor cortical del arco de islas dependen,
intrínsecamente, de la geometría de la subducción adyacente, de las
propiedades de la litósfera subducida, así como del acoplamiento de la
placa subducida y la subducente.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
294
El arco de las Antillas Menores (Fig. 4.1) es un arco de islas activo que
tiene alrededor de 850 km de longitud y un radio de curvatura de
450 km; se extiende desde el noroeste de Suramérica hasta el paso de
Anegada (al este de Puerto Rico), donde la falla de Anegada marca la
división entre el arco de las Antillas Menores y el arco de las Antillas
Mayores. La presencia de este arco marca el límite oriental de la placa
del Caribe, donde ésta se encuentra con la placa Norteamericana y la
Suramericana. Bouysse et. al. (1990) lo describieron como parte de un
sistema que incluye la cuenca de Grenada (una cuenca de retroarco), el
alto de Aves (un arco remanente e inactivo) y el prisma de Barbados, que
se origina por la convergencia entre la placa del Caribe y la litósfera
oceánica del Atlántico a una tasa promedio de 2.2 cm/a en dirección
ENE.
A pesar de que este arco ha sido investigado en distintas ocasiones con
datos sismológicos activos y pasivos (e.g. Christenson et al, 2008,
Sevilla et al. 2010, Weinzierl, 2010), solo se han estudiado secciones
particulares, sin haberse presentado una visión general sobre su
estructura cortical o propiedades mecánicas. En tal sentido, los objetivos
de este capítulo son: a) estimar las variaciones del espesor cortical a lo
largo del arco de las Antillas Menores utilizando la técnica de funciones
receptoras; y b) definir si existen variaciones significativas en las
propiedades mecánicas de las distintas secciones. En general, se centra
en determinar la estructura cortical a lo largo del arco.
4.2 Marco tectónico
El arco de las Antillas Menores (Fig. 4.1) ha sido descrito como un arco
dividido en dos secciones separadas geográficamente por la isla de
Martinica (-61°,14.6°N): una sección al sur y otra al norte. La sección
sur es relativamente reciente, formada en el Eoceno; mientras que la
norte se compone de un frente interno reciente y activo (al oeste) y un
frente exterior abandonado (al este). En la sección sur, que existe desde
el Eoceno, el volcanismo reciente ha ocupado la misma posición que el
arco antiguo y, por lo tanto, no existe la dualidad de arcos que se
presenta hacia el norte. La sección norte del arco, que presenta un
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
295
basamento de edad Mesozoica asociado al arco de las Antillas Mayores,
posee dos frentes de volcanismo: uno exterior (al este) activo durante el
Eoceno (y posiblemente el Mioceno temprano) y uno interno (al oeste)
activo desde el Mioceno hasta el presente. Como ejemplo de esta
dualidad se puede mencionar que las secciones oeste y este de Guadalupe
(-61.6°,16.2°N) tienen diferentes orígenes volcánicos. Bouysse y
Westercamp (1988) propusieron que esta particularidad deriva de
cambios cinemáticos en el proceso de subducción que origina el arco de
islas, lo que está posiblemente asociado a la interacción del alto de
Barracuda en el proceso de subducción.
Wadge y Sheperd (1984) reportaron, a través de la localización de
hipocentros de eventos sísmicos, que existen dos segmentos distintivos
en la losa que subduce debajo del Caribe que origina el arco de las
Antillas Menores. Uno, ubicado al norte de Martinica
(aproximadamente a 14° de latitud norte) con un ángulo de subducción
de entre 50° y 60°, con una tendencia NNW. El otro, ubicado al sur
de Santa Lucía (-61°13.9°N), posee un ángulo de subducción entre 45°
y 50°, que se vuelve vertical hacia el extremo sur del arco. Estos autores
describieron que los volcanes del Pleistoceno se encuentran alineados de
manera similar a la dirección preferencial de las curvas de nivel de la
zona de Wadatti-Benioff.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
296
Fig. 4.1: Rasgos tectónicos cercanos al arco de las Antillas Menores. Las
estrellas rojas representan los volcanes con actividad relativamente
reciente. Se presentan los mecanismos focales de sismos corticales
extraídos de la base de datos CMT (Centroid Moment Tensor).
Una de las características principales de esta zona de subducción es la
presencia de varias zonas de fractura (o fallas transformantes)
provenientes de la dorsal midoceánica del Atlántico. Las más
importantes: la zona de fractura de Barracuda y la zona de fractura de
Tiburón. Cada una de ellas posee una cresta oceánica asociada (Fig. 4.1).
Adicionalmente, el alto de Santa Lucia también subduce en la actualidad,
aunque éste se encuentra cubierto por sedimentos y ha sido sólo
identificado con datos sísmicos. Varios autores han propuesto que la
compleja topografía de la placa subducida ha afectado la evolución del
arco de islas. La trinchera de la subducción contigua al arco se encuentra
principalmente rellena de sedimentos que provienen de los ríos
suramericanos (e.g. el Orinoco). La consecuencia principal de este
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
297
masivo aporte de sedimentos es la presencia de un colosal prisma
sedimentario: el prisma acrecionario de Barbados (Westbrook, 1975,
1982).
Las propiedades mecánicas del arco han sido descritas de forma
coherente en varias investigaciones. La mayor parte de los autores
coincide en que la corteza puede dividirse en una superior con
velocidades entre 2 km/s (en el tope) y entre 5.9 y 7.0 km/s (en la base),
y otra inferior con valores de velocidad no mayores a 7.3 km/s
(Christenson et al., 2008). Imágenes tomográficas de perfiles sobre el
arco han revelado la existencia de 3 capas distintas que componen la
corteza del arco de las Antillas Menores. La primera capa (de unos 3-5
km de espesor) se encuentra compuesta de rocas sedimentarias
volcanogénicas y volcanoclásticas, así como de rocas ígneas intrusivas
y extrusivas con velocidades menores a 5.0 km/s. Éstas descansan sobre
la segunda, que consiste en una corteza superior de espesor variable de
rocas de composición intermedia a félsica con valores de velocidades
entre 5.5 y 6.5 km/s. Finalmente, en la base de la sección, se ha detectado
una tercera capa o corteza inferior plutónica de composición máfica con
un espesor entre 10 y 12 km aproximadamente (Sevilla et al., 2010;
Weinzierl, 2010). Los valores de Vp reportados en la corteza inferior
reflejan la inexistencia de material ultramáfico que, por lo general,
presenta valores de Vp mayores a 7.4 km/s comúnmente hallados en
otros arcos volcánicos del mundo.
4.3 Metodología
Si una onda P ascendente llega a una estación sismológica después de
atravesar una interfaz abrupta localizada a una profundidad d, ésta
generará una fase convertida P-a-S polarizada en la vertical. Esta onda S
se conoce como la fase Ps y llega a la superficie después de la onda P,
una vez transcurrido un tiempo que es directamente proporcional a d.
Por lo tanto, en principio, se podría estimar la profundidad de la
discontinuidad (d), si se conoce el tiempo de retraso de la onda Ps con
respecto a la onda P (ΔtP-Ps):
d ∝ ΔtP − Ps = tPs − tP (ec 4.1).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
298
En la práctica, Ps es difícil de observar, pues viene acompañada de la
coda de la onda P. A pesar de esto, como la función fuente-tiempo
(source-time function) del evento (modificada por la atenuación a lo
largo del camino del rayo) es la misma, entonces el pulso Ps debe tener
la misma forma que el pulso P directo. Por lo tanto, Ps puede ser
revelada al realizar la deconvolución del pulso P del resto del
sismograma. La traza o señal, después de realizar este proceso, se
denomina Función Receptora.
Así pues, una Función Receptora (FR) consiste en una serie de tiempo
(u ondícula) que muestra la respuesta relativa de la estructura de la Tierra
bajo el receptor (Langston, 1977; Vinnik, 1977). Ésta es análoga a la
respuesta que se obtiene al hacer la correlación cruzada entre la función
de la fuente sísmica (e.g. la fuente de un vibroseis) y un registro sísmico
para recuperar la función de respuesta del subsuelo (Shearer, 2009).
Esta ondícula se compone de un conjunto de ondas convertidas que
reverberan en la estructura (particularmente en la corteza y en las capas
sedimentarias) bajo el sismómetro.
Por ejemplo, para el caso de un rayo de incidencia casi vertical
proveniente de un telesismo, la fase P poseerá más energía en la
componente vertical del sismograma (Z), mientras que la fase Ps la
poseerá en la componente radial (R). En consecuencia, el modo más
simple de calcular la función receptora consiste en extraer el puso
directo P de la componte vertical y realizar la deconvolución en la
componente radial. Una vez calculada la función receptora, se procede a
realizar el mismo proceso con varios eventos, y a apilar las funciones
receptoras de manera de mejorar la relación señal ruido.
En general, la técnica se basa en el estudio de fases sísmicas resultantes
de saltos de velocidad en las interfases bajo la estación. Queda claro de
la ecuación 4.1 que se requiere cierto conocimiento de las velocidades
del medio para traducir el tiempo de llegada de estas fases a profundidad.
Como la fase convertida Ps (P-a-S) es principalmente sensible a los
saltos de velocidad de ondas S en las interfases, mientras que las
reverberaciones de la onda P son más sensibles a los saltos de
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
299
velocidades de ondas P (y a los contrastes verticales de densidades), en
principio, un análisis integrado de todo el campo de ondas posterior
a la llegada de P debería ofrecer más información que el simple análisis
de la fase Ps. A pesar de que existen variaciones de esta técnica, las
construidas a partir de ondas P convertidas a S y de ondas S convertidas
a ondas P, son las más efectivas para la detección de gradientes de
velocidades asociados a interfaces como el Moho y el límite litósfera-
astenósfera (e.g Niu y James, 2002; Levander y Niu, 2003; Levander
et al., 2003; Niu et al., 2007).
Fig. 4.2: Estaciones sismológicas en las Antillas Menores. Los distintos
colores representan las diferentes redes sismológicas que se encuentran
actualmente activas en esta región.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
300
4.3.1 Estaciones, datos, y procesamiento del dato
Con el fin aplicar la técnica de Funciones Receptoras en el arco de
las Antillas Menores, se creó una lista de las estaciones sismológicas de
banda ancha desplegadas en las distintas islas que han registrado sismos
lejanos (Fig. 4.2). Para cada una de estas estaciones, se consideraron
todos los sismos registrados durante el período de operación de la
estación que cumplieran dos condiciones: (1) la distancia epicentral
debía encontrarse entre 30 y 90 grados (para asegurar una incidencia
normal del tren de ondas sobre la interface a estudiar), y (2) la magnitud
del sismo debía ser de 5.7 o mayor (para asegurar que la energía pudiera
ser grabada apropiadamente por la estación). El número de eventos
utilizado para cada estación varía con respecto al tiempo de actividad de
las estaciones y a su estado durante el período de grabación.
Lamentablemente, de las 25 estaciones que se habían instalado en las
distintas islas, solo 9 se pudieron utilizar para calcular las Funciones
Receptoras y estimar la profundidad de la interfaz de Moho. Ruido
constante (posiblemente relacionado con vibraciones por las olas,
mareas y vientos fuertes), problemas de grabación, falta de una o dos de
las componentes de los sismogramas, e inexistencia de los datos en la
base de datos del IRIS, fueron algunos de los inconvenientes que
inhabilitaron el uso de 16 de las estaciones sismológicas. Es necesario
destacar que las estaciones de la red WI (West Indies IPGP Network)
son estaciones que tienen muy poco tiempo de actividad, lo que dificultó
su uso por la falta de grabaciones que cumplieran las condiciones
exigidas.
La metodología utilizada fue similar a la aplicada y descrita por Niu et
al. (2007). Así pues, a cada una de las estaciones que contaban con datos
aptos para la técnica, se le descargaron las 3 componentes de todos los
eventos que cumplieran las condiciones antes especificadas. Sólo se
utilizaron los eventos con buena relación señal ruido, donde la llegada
de las ondas P y de su coda no fuera enmascarada por ruidos de amplitud
considerable. Los registros se descargaron con una ventana de tiempo
que iba desde 300 segundos antes de la llegada de la onda P hasta 600
segundos después de la onda SKS, con el fin de garantizar tener la
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
301
grabación completa del evento (aunque no fuera necesario poseer
toda esta información). A cada uno de los sismogramas se le removió
la media y una tendencia lineal, y se le aplicó un filtro de ventana gradual
para reducir los extremos de la señal a cero (taper cosine filter) con el
fin de evitar artefactos en la señal en las siguientes etapas del
procesamiento.
Posteriormente, las dos componentes horizontales (N y E) de los
sismogramas se rotaron, en función del azimut inverso (backazimuth),
para generar la componente radial (R), donde la energía predominante
era la de la llegada de P, y transversa (T) según la ec. 4.2.
(ec 4.2)
Las Funciones receptoras se calcularon a partir de estas ultimas series de
tiempo (Niu y Kawakatsu, 1998; Vinnik, 1977; Reading et al., 2003; Niu
et al., 2004). Las señales se trataron con un filtro pasabanda entre 0.01 y
2 Hz para eliminar algunos ruidos que pudiesen causar interferencia en
los siguientes pasos.
Para aislar la conversión P-a-S, se realizó una deconvolución de la
componente radial (R) de la componente transversal (T). Con el fin de
que el proceso de deconvolución fuera estable y evitar la introducción
de artefactos, se utilizó la deconvolución por nivel de agua (water-
level deconvolution; Clayton y Wiggins, 1976; Ammon, 1991) en el
dominio de la frecuencia. La función receptora FR(ω) producto de
esta deconvolución se define como:
(ec 4.3)
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
302
donde k, es el nivel de agua (o la magnitud menor permitida de la
componente vertical), el cual se definió a 0.01. T(ω) y R(ω) fueron los
espectros tomados en una ventana de 105 s (5 s antes y 100 s después
de la llegada de P) de las componentes T y R. El ancho del filtro
gaussiano, definido por a, se fijó en 1.5. Una vez terminado este proceso,
se obtuvo una serie de tiempo para cada evento grabado en la estación.
Cada una de estas series de tiempo corresponde a una Función
Receptora. Éstas se revisaron manualmente y se seleccionaron aquellas
que poseían, en la componente vertical después de la deconvolución, un
pulso simple y bien definido en t=0 s. El número de funciones receptoras
varió entre 7 y 120, dependiendo de las condiciones de sitio, el tiempo
de registro de la estación y la calidad de éstos. La Fig. 4.3a muestra
algunas funciones receptoras de la estación NA.SABA.
4.3.2 Apilamiento y Conversión a profundidad (depth stack)
El apilamiento de la función receptora fue realizado en el dominio de la
profundidad. Para ello, se calculó el camino del rayo de la fase Pds y su
tiempo de llegada (t) relativo a la llegada de P para un modelo 1D. Luego
se sumaron los N sismogramas dentro de una ventana de 0.1 s centrada
en el tiempo de llegada de Pds utilizando la técnica de apilamiento de
la enésima raíz (nth
-root stacking; Muirhead, 1968; Kanasewich, 1973).
La técnica de apilamiento de la enésima raíz afirma que si x(t) representa
la jth
FR grabada en la estación, y t es la llegada de Pds para un Moho
con una profundidad de d, entonces, el apilamiento y(d) viene dado por:
(ec. 4.4)
donde K representa el número total de eventos utilizados.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
303
En concordancia con lo anterior, se utilizó n=2 con el fin de reducir el
ruido no- correlacionado que se puede producir con el apilamiento
lineal (n=1). Se varió el valor de d de 2 hasta 60 km con un incremento
de 1 km. Un ejemplo del apilamiento en profundidad se puede ver en la
Fig. 4.3b y todas las funciones receptoras en profundidad se muestran en
la Fig. 4.4.
Fig. 4.3: Ejemplo de funciones receptoras para la estación NA.SABA.
(a) Las varias funciones receptoras en tiempo ordenadas por la distancia
epicentral en grados de la estación al sismo. (b) Función receptora
apilada en profundidad. (c) Análisis H- k de la función receptora. El
cuadro rojo representa la profundidad seleccionada para la profundidad
de Moho.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
304
Fig. 4.4: Funciones receptoras apiladas en profundidad para todas las
estaciones. El cuadro rojo representa la profundidad seleccionada para
la interfaz de Moho.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
305
4.3.3 Estimación de Vp/Vs (análisis H-κ)
Como algunas estaciones presentaron reverberaciones en la FR apilada
(Fig. 4.4), éstas se aprovecharon para intentar establecer un valor
promedio para la relación Vp/Vs en la corteza. Para hacer esto, primero
utilizando un modelo 1D y una velocidad de ondas P, se calculó la
velocidad de las ondas con base en un valor promedio de Vp/Vs=1.732.
El radio se varió desde 1.5 a 2.0. con un incremento de 0.001. Para
cada valor de Vs, se realizó una conversión de tiempo a profundidad
asumiendo tres modos: (a) conversión P-a-S, (b) reverberación 1p2s, y
(c) reverberación 2p1s. La conversión tiempo a profundidad se realizó
para un rango de profundidades entre 20 y 40 km con un incremento de
1 km. Finalmente, las 3 trazas se sumaron con diferentes pesos según la
ecuación:
(ec. 4.5)
donde d y r eran la profundidad al Moho y la relación Vp/Vs; w1=0.5,
w2=0.25 y w3=0.25 representaban los pesos para 0p1s, 2p1s y 1p2s; c(r)
era el peso de la correlación cruzada. Los valores para d y r se
establecían por medio del máximo valor de la suma de las amplitudes
normalizadas.
Para obtener resultados más confiables con esta técnica, se utilizaron 3
combinaciones en el proceso para alcanzar el valor máximo: (1) los tres
modos, (2) sólo 0p1s y 1p2s, y (3) 0p1s y 2p1s. Se consideraron
aceptables las mediciones sólo cuando al menos dos de los resultados
con las pruebas mostrasen valores similares (no más de 1 km de
diferencia). El ejemplo de la aplicación de esta metodología puede
observarse en la Fig. 4.3c, mientras que todas las mediciones para las
estaciones con información se presentan en la Fig. 4.5.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
306
Fig. 4.5: Todos los análisis H-κ para las estaciones. La cruz blanca
marca la proyección del máximo valor de amplitud a los ejes de
profundidad y relación Vp/Vs.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
307
4.4 Resultados y Discusión
Hemos podido estimar la profundidad del Moho para el AAm en 9
estaciones, así como la relación Vp/Vs y el módulo de Poisson promedio
para la corteza debajo de ellas. Los resultados se encuentran desplegados
en la Tabla 4.1 junto a la información de la estación y la región del arco
a la que pertenece. Los valores de la profundidad de Moho varían entre
22 y 36.8 km con una media de 29 km, mientras que los valores de
Vp/Vs oscilan entre 1.77 (µ=0.266) y 1.87 (µ=0.300) con un
promedio de 1.78 (µ=0.280). Estos valores se encuentran representados
en la Fig. 4.6. No se interpolaron, como es usual en la presentación de
resultados de este tipo debido a la distribución de las estaciones y la
escasez de datos.
Fig. 4.6: Representación espacial de los resultados obtenidos con el
análisis de funciones receptoras: (a) profundidad de Moho estimada para
las distintas estaciones; (b) relación Vp/Vs o radio de Poisson para las
distintas estaciones.
La profundidad de Moho para cada estación (Fig. 4.6a) representa el
valor promedio obtenido a partir de la estimación hecha con el
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
308
apilamiento en profundidad y el análisis h-κ. Este valor es
posteriormente corregido por la cota de la estación para así tenerlo
referenciado al nivel del mar. Los errores de la estimación final del
valor de la profundidad a Moho varían entre 0.8 y 2.1 km con un valor
medio de 1.5 km.
Los errores promedio para cada estación se estiman a partir del uso del
método de trenza-de-bota (bootstrap method, Efron y Tibshirani, 1986).
Éstos se basan en la omisión de datos y verificación del valor de la
profundidad estimada y no representan errores formales que consideren
las incertidumbres del modelo de velocidades. Por lo tanto, deben de ser
mayores. Sin embargo, tomando en cuenta los resultados obtenidos y la
calidad del dato, se consideran aceptables.
En general, los valores bajos de la profundidad de Moho se localizan en
la sección sur del arco de las Antillas Menores y en el frente exterior
de la sección norte del arco. En las islas de Grenada y Martinica (en la
sección sur), la profundidad de Moho es de 23.3 y 24.9 km,
respectivamente. Christenson et al. (2008) reportaron, a través del uso
de sísmica profunda y modelado gravimétrico, que el espesor cortical del
arco de las Antillas Menores en su sección al sur de Grenada variaba
entre 23 km en su flanco oeste hasta un máximo de 26 km en su flanco
este. Boyton et al. (1979), con base en datos similares, estimaron que el
espesor cortical cerca de St Vincent tenía un máximo de 30 km
adelgazándose hacia el oeste. Así pues, los valores obtenidos se
encuentran dentro del rango reportado por Christenson et al. (2008), pero
son menores que los observados por Boyton et al. (1979). Hay que
destacar que dos de las estaciones utilizadas se encuentran ubicadas en
el centro de Grenada y en el flanco oeste de Martinica, por lo tanto se
han apreciado los valores asociados al flanco más delgado del arco de
las Antillas Menores. Los valores bajos localizados en el frente este de
la sección norte del arco se encuentran en el noreste de Guadalupe con
24 km de espesor cortical y en Barbuda con 22 km. El espesor cortical
en los alrededores de Guadalupe ronda entre 23 y 28 km (Weinzierl,
2010; Kopp et al., 2011; Laigle et al., 2013), pero estos valores se
refieren al espesor del arco fuera de las islas, donde se esperan
variaciones de espesor asociadas a la formación del edificio volcánico.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
309
El valor de 24 km en el extremo noreste de Guadalupe refleja las
significativas variaciones de espesor cortical que se pueden encontrar
en una estructura compleja como el arco de las Antillas Menores. La
estimación del espesor cortical en Barbuda realizada en esta
investigación representa el primer valor reportado para esta isla. El valor
obtenido es similar al mapa de profundidad del Moho general presentado
por Christensen (2009) quien ubica este valor entre 22 y 24 km.
Los valores altos de espesor cortical se presentan, en su mayoría, en
el frente oeste de la sección norte del arco. De sur a norte, los espesores
corticales para cada isla son: sur de Guadalupe, 34.1 km; Monserrat,
27.8 km; San Eustaquio, 32.4 km; Saba 30.3 km; San Martín, 36.8 km.
La sección norte del arco de las Antillas Menores se encuentra menos
estudiada que la sección sur. La única estimación del espesor cortical en
la sección norte del arco proviene de varias estaciones sismológicas
localizadas en la isla de Monserrat, con valores entre 26 y 34 km
(Sevilla et al., 2010). Según Tatsumi (1989), la formación de los arcos
volcánicos viene asociada a los procesos de deshidratación que se
producen en la litósfera subducida entre 110 y 120 km de profundidad,
y la subsecuente hidratación de la cuña astenosférica (o cuña matelar)
que se localiza entre la litósfera subducida y la litósfera subducente
(Tatsumi, 1989). Consecuentemente, los valores obtenidos reflejan el
engrosamiento de la corteza por la misma génesis del arco volcánico
que se ve acelerada por la particular dinámica de este límite de
subducción (Donnelly, 1964).
Fuera de la estructura del arco de las Antillas Menores, se estimó el
espesor cortical del prisma de acreción de Barbados, contiguo a la
sección sur del arco. En la única estación ubicada sobre el prisma, se
obtuvo un valor de 35.1 km de espesor cortical, lo que es afín al valor de
35 km reportado por Westbrook (1975). La corteza gruesa debajo del
prisma de acreción se encuentra vinculada a la deformación de una
gruesa capa de sedimentos y del basamento (corteza oceánica), lo que es
consecuencia de la convergencia de la litósfera oceánica del Atlántico
y de la placa del Caribe (Westbrook, 1975). Es importante destacar que
no se ha estudiado el papel que juega la importante cantidad de
sedimentos en la subsidencia de la corteza en esta zona.
233
!
Tabla 4.2: Valores de profundidad de Moho y relación Vp/Vs para las estaciones del arco de las Antillas Menores
233
El radio de Poisson estimado a lo largo del arco varía entre 0.266
(Vp/Vs=1.777) y 0.3 (Vp/Vs=1.870). Los valores relativamente altos
(>0.280) son, en general, consistentes con un origen máfico del arco de
islas, mientras que los valores menores son más consistentes con valores
de corteza continental (Fig. 4.6b). Los valores resultantes son coherentes
con aquellos reportados por Niu et al. (2007) y Sevilla et al. (2010)
quienes hipotetizaron que los valores se encontraban asociados a la
presencia de rocas gabroicas en la corteza del arco. Con respecto a la
distribución espacial de los valores, se evidencia que, por un lado,
los valores bajos (0.266 a 0.277) se encuentran inscritos en la sección
del arco al sur de Guadalupe (incluyendo el lado sur de la isla). Por otro,
la sección al norte de Guadalupe presenta los valores altos (0.280 a
0.300). Al comparar estos resultados con las interpretaciones de sísmica
activa sobre el arco, se encontró que, en la sección norte, se encuentra
reportado de forma repetitiva la existencia de un límite abrupto corteza
superior-corteza inferior (de 6.5 a 7.1 km/s) e incluso la existencia de
una corteza intermedia (e.g. Christensen 2009; Sevilla et al., 2010;
Weinzierl, 2010). En la sección sur, Christenson (2008) reportó que el
arco presenta un gradiente suave de velocidades en toda la sección
ígnea de la corteza sin la presencia de una corteza intermedia, aunque
Boyton et al. (1979) si reportan esa corteza. Si esta diferencia en la
estructura de velocidades entre la sección norte y sur del arco es cierta,
se explicaría el porqué de la distribución de los valores encontrados
para el radio de Poisson.
Con la intención de corroborar los resultados obtenidos, se optó por
compararlos con datos gravimétricos del arco a través de un modelado
directo. Para esto se seleccionó un perfil de Anomalía de Bouguer
total (Arnaiz-Rodríguez y Garzón, 2012), a lo largo de todo el arco,
desde el Paso de Anegada hasta el sur oeste de la isla de Grenada. Con
el fin de modelar exclusivamente la discontinuidad de Moho (la longitud
de onda larga), se aplicó una continuación analítica hacia arriba a 19 km
(altura seleccionada al seguir la metodología especificada en el
Apéndice 4) con el fin de eliminar la respuestas de las altas frecuencias.
En general, el modelo gravimétrico de la discontinuidad de Moho
refuerza nuestra interpretación de que la sección norte del arco presenta
un espesor cortical mayor que la sección sur y que esta discontinuidad
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
312
no posee variaciones abruptas con una profundidad de Moho promedio
de 30 km en la sección la norte y de 26 km en la sección sur. La mayoría
de las observaciones son coherentes con la anomalía gravimétrica
regional estudiada, excepto la estimación de la profundidad de Moho
para la estación WI.ADB, pues se trata de una estación con un número
muy limitado de eventos grabados, lo cual deteriora la calidad de la
estimación aquí efectuada. Una observación interesante es que, para
ajustar la anomalía gravimétrica en la sección norte del arco, la densidad
de la corteza interior tuvo que ser de 2.96 g/cm3
, mientras que para la
corteza inferior de la sección sur se utilizó 2.90 g/cm3
. Esto podría
explicar las razones por las cuales: (a) se observan valores más altos
de radio de Poisson en la sección norte que en la sección sur, y (b)
es más evidente en el norte la existencia de una discontinuidad corteza
superior-corteza inferior. En consonancia con la propuesta de Donnelly
(1964), el crecimiento del arco de las Antillas Menores se produce por
el engrosamiento de la litósfera oceánica debido al material que proviene
de la litósfera que es subducida en el límite de placa contiguo al arco. En
tal sentido, la sección más activa debe presentar tanto los mayores
valores de espesor cortical, como la evidencia de mayor actividad
volcánica.
Para explicar la diferencia de composición entre la sección norte del arco
y la sur, se hizo referencia a las observaciones de Bouysee (1979). Él
argumenta que la sección norte presenta un basamento de edad
Mesozoica que se podría encontrar asociado al arco de las Antillas
Menores. Esto implicaría que esta sección se formó sobre un pedazo
de corteza distinto a aquel sobre el que se formó la sección sur, lo que
derivó en una composición diferente de la corteza, que se puede
evidenciar en los valores estimados tanto para el radio de Poisson como
para el contraste de densidades propuesto para la corteza inferior del
arco. El modelo gravimétrico también revela que existen importantes
heterogeneidades a nivel intermedio en la corteza que no han sido
caracterizadas ni reportadas anteriormente. Éstas pueden estar asociadas
al complejo proceso de formación de un arco volcánico que conlleva
el amalgamiento de distintos materiales ígneos y el desarrollo de
cámaras magmáticas dentro de la corteza.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
313
Fig. 4.7: Modelo gravimétrico directo a lo largo del eje del arco de las
Antillas Menores. Solo la componente regional es modelada para
verificar las estimaciones de la profundidad del Moho en el arco. En la
anomalía, la línea negra gruesa representa la anomalía regional
observada; la línea delgada representa la respuesta del modelo; y la roja
el error del modelo (Error total = 1,225 mGal). En el modelo, las líneas
verticales representan las estimaciones de profundidad existentes en el
arco. Los triángulos representan la localización de las estaciones
sismológicas proyectadas sobre el arco, mientras que los semicírculos
representan la posición de las líneas sísmicas perpendiculares a este. La
línea punteada representa la discontinuidad de Moho estimada con
funciones receptoras.
4.5 Conclusiones del capítulo.
La red de estaciones sismológicas, que se encuentra actualmente
instalada en el Arco de las Antillas menores, nos ha permitido evaluar
las variaciones de la profundidad del Moho debajo de las islas de arco y
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
314
del prisma de acreción contiguo, así como estimar las variaciones del
radio del Poisson promedio para la corteza a través de la aplicación de
la técnica de las funciones receptoras. Las conclusiones más importantes
que pueden ser extraídas de los resultados obtenidos son las siguientes.
1. Los valores de la profundidad de Moho varían entre 22 y 32.4
km con una media de 29 km, con errores estadísticos entre 0.8 y
2.1 km con un valor medio de 1.5 km. Los valores altos de
espesor cortical se presentan, en su mayoría, en el frente oeste
de la sección norte del arco, mientras que los valores bajos se
localizan en el frente este de su sección norte y en la sección sur.
La distribución de los valores dentro del arco de las Antillas
Menores se encuentra principalmente asociada a la dualidad de
situaciones geodinámicas al norte y al sur del sistema de falla de
Tiburón donde, al norte, la litósfera oceánica subduce más
rápido que al sur.
2. El radio de Poisson estimado a lo largo del arco varía entre 0.266
(Vp/Vs=1.777) y 0.3 (Vp/Vs=1.870). Los valores bajos (0.266
a 0.277) se encuentran inscritos en la sección del arco al sur de
Guadalupe mientras que los altos (0.280 a 0.300) se localizan al
norte de esta isla. Los valores relativamente altos (>0.280) son,
en general, consistentes con un origen máfico de arco de islas y
la presencia de rocas gabroicas en la corteza, mientras que los
valores menores son más consistentes con valores de corteza
continental. Esta diferencia viene asociada a la existencia de un
basamento de edad Mesozoica que se presenta en la sección
norte del arco, lo que explica los resultados en función de una
diferencia composicional de la corteza interior, como se ha
podido corroborar a través de un modelado gravimétrico.
3. El espesor cortical de la isla de Barbuda es de 22 km.
4. El espesor cortical máximo en la zona del prisma de acrección
de Barbados es de 35.1 km, valor que es similar al reportado
por Westbrook (1975).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
315
CAPÍTULO 5
VARIACIONES DEL ESPESOR ELÁSTICO Y FLEXURA DEL
BLOQUE DE MARACAIBO2
5.1 Introducción
Una cuenca sedimentaria es una región deprimida en la superficie de la
Tierra que se ha llenado de sedimentos (Turcotte y Schubert, 2007). Una
cuenca flexural, o cuenca antepaís, es una cuenca sedimentaria formada
por la subsidencia de la litósfera elástica bajo un esfuerzo vertical (e.g.
DeCelles y Giles, 1996; Watts, 2001). Estas cuencas se caracterizan por:
(1) un frente de corrimiento adyacente al orógeno (o carga), que es
responsable por el esfuerzo vertical que deforma la litósfera; (2) un
relleno sedimentario en forma de cuña en sección transversal; (3) un
depocentro contiguo al cinturón de corrimiento que genera la depresión
(e.g. Jordan, 1995); y (4) un nodo flexural, que marca el final de la
cuenca y la separa del cratón sin deformar (e.g. Karner y Watts, 1983).
Por lo general, las cuencas antepaís pueden subdividirse en cuatros
secciones discretas: (a) la depozona sobre la cuña (wedge-top
depozone) que entierra el frente activo de corrimiento; (b) la depozona
profunda (foredeep depozone) formada por la subsidencia; (c) el nodo
flexural (forebulge), una región de levantamiento flexural que es el
resultado de una deformación senosoidal amortiguada; y (d) la depozona
posterior al nodo (backbulge depozone), una región que presenta una
segunda depresión menos profunda (DeCelles, 2012).
En Venezuela, existen tres cuencas flexurales: la cuenca Oriental de
Venezuela, la cuenca Barinas-Apure y la cuenca de Maracaibo. Las
ultimas dos cuencas son parte de un sistema doble controlado por la
carga de los Andes de Mérida. La cuenca de Maracaibo (Fig 5.1) se
2 Este capítulo es una traducción al español del artículo: M. S. Arnaiz-
Rodríguez y F. Audemard (2014), “Variations in elastic thickness and flexure
of the Maracaibo block”, Journal of South American Earth Sciences, 56, pp
251-264, doi: 0.1016/j.jsames.2014.09.014. Copyright © 2014 Elsevier B.V.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
316
encuentra sobre un pedazo de corteza independiente conocido como el
bloque de Maracaibo, mientras que la cuenca Barinas-Apure se sitúa
sobre la placa Suramericana. Estas cuencas han sido ampliamente
investigadas por sus recursos naturales, pero aún así se tiene poca
información sobre el comportamiento de la litósfera en esta región.
Audemard y Audemard (2002) reportaron que ambas, la cuenca de
Maracaibo y la de Barinas-Apure, se comportaban de forma distinta
desde el punto de vista mecánico, puesto que el depocentro de la
primera era al menos 2 km más profundo que el de la segunda. Chacín
et al. (2005) calcularon que el espesor elástico de la cuenca Barinas-
Apure era de unos 25 km, mientras que Medina (2009) afirmó que el
espesor elástico efectivo variaba entre 30 km, cerca del Escudo de
Guayana, y 10 km cerca de los Andes de Mérida. Arnaiz-Rodríguez et
al. (2011) consideraron que el espesor elástico para la cuenca Barinas-
Apure se encontraba alrededor de 24 ± 2 km, y estimaron que el de la
cuenca de Maracaibo debía de ser de 16 ± 2 km; más aún, expusieron
que la formación del sistema flexural de la cuenca de Maracaibo no se
encontraba exclusivamente controlado por los Andes de Mérida, sino
que las serranías de Perijá y Santa Marta jugaban un papel importante.
En consecuencia, recomendaron que era necesario aplicar una
metodología tridimensional para comprender la flexión de esta
microplaca.
Un análisis de anisotropía sísmica sugirió que las direcciones de
separación de las ondas SKKS con una orientación de ~ N45°E eran
posiblemente una respuesta asociada a una deformación litosférica
paralela a la falla de Boconó (Masy et al., 2011). Asimismo, el análisis
de la profundidad de Curie en la región demostró que la cuenca de
Maracaibo es una cuenca termalmente estable, y que una anomalía de
profundidad de Curie en los Andes de Mérida podría encontrarse
asociada a la flexión de la litósfera o a los sistemas de grábenes
localizados en la cuenca Barinas-Apure (Arnaiz-Rodriguez y Orihuela,
2013). Los estudios anteriormente mencionados concuerdan en que la
litósfera del bloque de Maracaibo y la litósfera suramericana se
comportan de forma distinta.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
317
El presente capítulo es parte de un esfuerzo multidisciplinario para
comprender la dinámica de los Andes de Mérida, sus cuencas
adyacentes, estructuras y terrenos utilizando diferentes técnicas a través
del proyecto GIAME (Geociencia Integral de los Andes de Mérida;
Schmitz et al., 2013). El objetivo general es estimar las variaciones
laterales del espesor elástico del bloque de Maracaibo utilizando un
modelo numérico trimidensional.
5.2 Marco tectónico
El bloque de Maracaibo (Fig. 5.1a) es un pedazo independiente de
corteza continental localizado en el noroeste de Venezuela; se encuentra
limitado por tres sistemas de fallas: Boconó, Oca-Ancón (de movimiento
dextral) y Santa Marta- Buracamanga (con movimiento sinestral; e.g.,
Mann y Burke, 1984; Taboada et al., 2000; Audemard et al., 2005). Su
formación y expulsión (en dirección NNE relativa a Suramérica) se
encuentran relacionadas con la compresión generada por la cresta de
Carnegie y la colisión del arco de Panamá contra el noroeste de
Suramérica (e.g. Pennington, 1981; Audemard, 1993; Kellogg y Vega,
1995).
El bloque de Maracaibo y el Bloque de Bonaire sobrecorren la placa del
Caribe creando una subducción plana y amagmática en dirección ESE
(e.g., Kellogg y Bonini, 1982; Freymueller et al., 1993; Van der Hilst y
Mann, 1994; Kellogg y Vega, 1995; Kaniuth et al., 1999; Taboada et al.,
2000; Audemard y Audemard, 2002; Mann et al., 2006; Bezada et al.,
2010). Es necesario acotar que el bloque de los Andes del Norte, del cual
el bloque de Maracaibo es un pedazo, se encuentra rodeado al N y NO
por un complejo sistema de deformación, donde las placas del Caribe y
Suramérica se encuentran (Taboada et al., 2000). Dada la geometría de
la esquina noroeste de Suramérica, la placa del Caribe ha subducido en
dos etapas: una más antigua, que se encuentra en el NO y O, que empezó
en el Eoceno-Oligoceno (~50 Ma; e.g., Kellogg y Bonini, 1982;
Kellogg, 1984; Pindell y Kennan, 2009); y una más joven, al N, que
comenzó durante el Plioceno (~5 Ma) desde el cinturón de
deformación del sur de Caribe bajo los bloques de Bonaire y
Maracaibo (Audermard, 1991; Taboada et al., 2000; Audermard y
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
318
Audemard 2002; Duerto et al., 2006; Bezada et al., 2010). Varios autores
han descrito cómo la etapa más antigua ha influenciado la
geodinámica del bloque de Maracaibo (e.g., Kellogg y Bonini, 1982),
pero en este capítulo nos referimos a la más joven, puesto que es la más
cercana al área de estudio.
Fig. 5.1: (a) Mapa topográfico de la zona de estudio mostrando las
estructuras tectónicas del noroccidente de Venezuela. La caja roja
representa el área modelada. Las abreviaciones representan: MA, Andes
de Mérida; PR, serranía de Perijá; SMM, serranía de Santa Marta; NCA,
Andes colombianos del Norte; MBa, cuenca de Maracaibo; BABa,
cuenca Barinas-Apure; BF, falla de Boconó; IF, falla de Icotéa; SMF,
falla de Santa Marca; O-AF, falla de Oca-Ancón. Fallas cuaternarias
tomadas de Audemard et al. (2000). (b) Mapa estructural del bloque de
Maracaibo. Las estructuras mayores son las mismas que en la Fig 5.1a;
líneas grises representan fallas menores (French y Schenk, 2004). Líneas
rojas punteadas representan la profundidad al tope del basamento (Di
Croce, 1995; Parnaud et al., 1995; Laske y Masters, 1997; Cerón et al.,
2007). Las figuras azules denotan semigrábenes y depresiones en el
basamento, mientras que las figuras anaranjadas denotan altos
estructurales (Erlich et al., 1999).
Dentro del bloque del Maracaibo descansan tres cadenas montañosas
importantes: los Andes de Mérida, la serranía de Perijá y la de Santa
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
319
Marta. Los Andes de Mérida son una cadena con más de 400 km de
longitud, 40 km de ancho y una elevación máxima de 5 km, que no tiene
una relación genética directa con el resto de la cadena andina. Colletta
et al. (1997) describieron su estructura interna como una estructura en
flor positiva, que ha sido interpretada como simétrica (e.g. González
de Juana, 1952) o asimétrica (e.g. Audemard, 1991; Audemard y
Audemard, 2002).
La estructura de los Andes de Mérida ha sido comparada con la de las
Montañas Rocosas (Laramide-Rocky Mountains): un bloque de
basamento levantado y acuñado hacia la cuenca adyacente por fallas
ciegas (Kellogg y Bonini, 1982; De Toni y Kellogg, 1993; Audermard,
1991). La serranía de Perijá se localiza entre Venezuela y Colombia con
una elevación máxima de 3.6 km. Este cinturón montañoso se ha
caracterizado como un monoclinal con buzamiento ESE, resultado de la
reactivación de fallas jurásicas durante el Cenozoico (Garrity et al.,
2004; Duerto et al., 2006). La sierra nevada de Santa Marta, o serranía
de Santa Marta, es una sistema montañoso de forma triangular que se
localiza en el norte de Colombia, cubre un área de unos 3830 km2
y
tiene una elevación máxima de 5.7 km. Usualmente se describe
como un macizo aislado de rocas de edad precámbrica a mesozoica que
fueron levantadas en tres pulsos desde el Maastrichtiense Tardío hasta
el Mioceno Tardío (Cardona et al., 2008; Ceron-Abril, 2008). Estas tres
montañas desempeñan un papel importante en la flexura de la litósfera
del bloque del Maracaibo. Arnaiz-Rodríguez et al. (2011) propusieron
que la carga de los Andes de Mérida no era la única que controlaba la
flexura de la litósfera en la región, y que las cargas de la serranía de
Perijá y la de Santa Marta, así como la subducción plana de la placa del
Caribe tenían un impacto importante en el equilibrio dinámico y en la
morfología del basamento de la cuenca de Maracaibo.
Adyacente al pie de monte norte de los Andes de Mérida yace la cuenca
de Maracaibo, una cuenca flexural, que es el resultado de la carga de este
sistema montañoso y de la serranía de Perijá (e.g., Audemard y
Audemard, 2002; Audemard, 2003). La cuenca de Maracaibo es una
cuenca pequeña con un depocentro profundo y asimétrico (Fig. 1b), que
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
320
carece aparentemente de un nodo flexural (Mann et al., 2006). La
gran profundidad de esta cuenca (unos 9 km en su depocentro), en
comparación con la de la cuenca Barinas-Apure (unos 4.5 km)
muestra o que el bloque de Maracaibo tiene un espesor elástico
diferente al del resto de la placa Suraméricana (Audemard y Audemard,
2002; Arnaiz-Rodríguez et al., 2011) o que el levantamiento y
acuñamiento del basamento de la zona fue asimétrico (De Toni y
Kellogg, 1993).
5.3 Marco gravimétrico e isostático
Desde los años 70, se han llevado a cabo estudios gravimétricos de la
cuenca de Maracaibo y de los Andes de Mérida. La mayor parte de ellos
ha llegado a resultados similares en términos de la gravedad y la isostasia
de la región (e.g., Folinsbee, 1972; Kellogg y Bonini, 1982; Escobar y
Rodríguez, 1995; Chacín et al., 2005; Arnaiz- Rodríguez et al., 2011).
En esta sección, presentamos los mapas gravimétricos del bloque de
Maracaibo con una breve discusión de las anomalías significativas para
ilustrar el estado isostático de la región. Los mapas de anomalías de Aire-
libre (Sandwell y Smith, 2009) y de anomalía de Bouguer total (Arnaiz-
Rodríguez y Garzón, 2012) del área en consideración se presentan en la
Fig 5.2.
La anomalía de Aire-libre del bloque de Maracaibo varía entre 593 mGal
y -149 mGal, con un valor medio de 16.3 mGal (Fig. 5.2a). Los valores
positivos se encuentran asociados a la topografía de las cadenas
montañosas en el área, mientras que los valores negativos se encuentran
asociados a las cuencas antepaís adyacentes. Las diferencias entre los
valores negativos de anomalía de Aire-libre en el pie de monte norte y
sur de los Andes de Mérida muestran la discrepancia entre la
profundidad de los depocentros de la cuenca de Maracaibo (9 km) y de
la cuenca Barinas-Apure (4.5 km). Esta diferencia se asocia a las
variaciones laterales de las propiedades mecánicas entre el bloque de
Maracaibo y la placa Suramericana y a la distribución asimétrica de la
masa de los Andes de Mérida (Audemard y Audemard, 2002; Arnaiz-
Rodríguez et al., 2011). Las anomalías de Aire-libre positivas revelan la
compleja distribución de cargas en el área, de manera que cuatro
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
321
montañas cargan la litósfera: los Andes de Mérida, la serranía de Perijá,
la serranía de Santa Marta y los Andes Colombianos del Norte. Los
Andes de Mérida parecen ser la carga más significativa dentro del bloque
de Maracaibo, puesto que el depocentro de las cuencas se encuentra
adyacente a éstos. La serranía de Perijá y los Andes Colombianos limitan
la cuenca en su extremo oeste. La sección más profunda de la cuenca
Barinas- Apure se encuentra vinculada a la contribución de la carga de
los Andes Colombianos y a la de los Andes de Mérida (Arnaiz-
Rodríguez et al., 2011).
Las anomalías de Bouguer varían entre 265 y -145 mGal, con un valor
medio de - 45 mGal (Fig. 2b). Los valores máximos se encuentran
asociados a las serranías de Santa Marta y Perijá, lo que indica que
carecen de compensación isostática local (e.g. Kellogg y Bonini, 1982).
Otras anomalías positivas se encuentran relacionadas con el contraste de
densidades en la corteza superior, levantamientos en el basamento (Fig.
5.1b), o zonas de basamento somero en las cuencas sedimentarias. Watts
(2001) propuso que valores positivos en las anomalías de Bouguer
indicaban la presencia de cargas escondidas (contraste de densidad en el
subsuelo), por lo tanto, aquellos que se encuentran en los Andes de
Mérida y los Andes Colombianos pueden ser considerados como
indicadores de este tipo de cargas. Con respecto a los valores bajos
de anomalías de Bouguer, éstos se encuentran vinculados a las cuencas
sedimentarias: los valores mínimos se localizan sobre el depocentro de
las cuencas de Maracaibo y Magdalena. Una de las características más
importantes del mapa de anomalías de Bouguer es que el bajo
gravimétrico, que caracteriza a las montañas isostáticamente
compensadas, se encuentra desplazado hacia el pie de monte norte de los
Andes de Mérida. Esta anomalía negativa es la causa de la suma de
efectos profundos (Moho) e intermedios (basamento) (Arnaiz-
Rodríguez et al., 2011), y no de la posición de la raíz isostática de los
Andes de Mérida.
La Fig 5.3 muestra el espectro de potencia radialmente ponderado de
la anomalía de Bouguer. A partir de las pendientes de este espectro, se
puede estimar la profundidad de las 3 fuentes más importantes para la
anomalía gravimétrica: el Moho, el límite corteza superior-corteza
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
322
inferior y el basamento, utilizando un modelo de prismas horizontales
(e.g. Spector y Grant, 1970). La longitud de onda más larga se encuentra
asociada a una interfaz entre 40 y 50 km de profundidad, lo que limita la
interpretación gravimétrica a niveles corticales. Al filtrar todas menos la
longitud de onda larga con un algoritmo pasa-banda (Fig. 5.4), se
generan los mapas regionales (Fig 5.4a) y residuales (Fig. 5.4b).
Fig. 5.2: (a) Mapa de anomalía de Aire-libre del área de estudio
(Sandwell y Smith, 2009). (b) Mapa de anomalía de Bouguer total,
calculada con densidad de Bouguer 2,67 g/cm3
y a nivel del mar
(Arnaiz-Rodríguez y Garzón, 2012). Fallas cuaternarias tomadas de
Audemard et al. (2000). Ambos mapas se encuentran con la misma
escala de colores y los contornos se presentan cada 50 mGal. Las
anomalías positivas de las serranías de Perijá y Santa Marta indican la
ausencia de compensación isostática local, mientras que el
desplazamiento hacia el noroeste del bajo gravimétrico que podría
encontrarse asociado a los Andes de Mérida revela un sistema de
compensación regional complejo.
El mapa regional (Fig. 5.4a) presenta la contribución gravimétrica de las
estructuras más profundas, particularmente el Moho. La profundidad
de este en el área varía desde unos 25 km en las montañas de Santa
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
323
Marta a unos 45 km en el pie de monte norte de los Andes de Mérida
(Ceron et al., 2007). Niu et al. (2007) sugirieron que el Moho en la región
tiene un valor máximo de 49 km, con un valor medio de 42 km. Valores
positivos del mapa regional se asocian principalmente a las zonas de
corteza delgada, así como a la serranía de Santa Marta, lo cual es
congruente con las observaciones de Cerón et al. (2007). Los valores
negativos menores a -50 mGals se corresponden con la extensión de la
compensación regional derivada de la distribución de las cargas. Las
zonas con valores menores a -100 mGals podrían encontrarse
relacionadas con las zonas donde tanto la corteza como la sección
sedimentaria son más gruesas.
Fig. 5.3: Espectro de potencia radialmente ponderado de la anomalía
total de Bouguer mostrando las profundidades calculadas a partir de la
pendientes de las tangentes al gráfico. La componente de longitud de
onda más larga se encuentra posiblemente asociada a la discontinuidad
de Moho; la de longitud media, a la discontinuidad corteza superior-
corteza; inferior; la más corta, a la del basamento de la cuenca.
El mapa residual (Fig 5.4b) muestra el aporte gravimétrico de todas las
estructuras someras tales como los altos del basamento, depresiones y
fallas. Algunas anomalías positivas (excepcionalmente aquellas en el
centro de los Andes de Mérida) se asocian a algunas altos en el
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
324
basamento representados en la Fig 5.1b, aunque aquellos en la cuenca
Barinas-Apure no parecen tener una respuesta gravimétrica clara. Otras
anomalías positivas residuales están asociadas a las serranías de Perijá y
Santa Marta. Éstas podrían encontrarse referidas a rocas paleozoicas de
alta densidad y al basamento deformado dentro de estas cadenas
montañosas. No se puede descartar que estas anomalías representen
cargas escondidas, pero en este capítulo no se consideran. Algunos
valores negativos pueden encontrarse vinculados a depresiones en el
basamento (Fig. 5.1b), aunque no de manera tan clara como las
anomalías producidas por altos estructurales. Otras anomalías residuales
se asocian a estructuras pequeñas y a contrastes de densidades que se
encuentran fuera de los objetivos de este capítulo.
Fig. 5.4: (a) Mapa regional obtenido al filtrar la longitud de onda más
larga del mapa de anomalía de Bouguer total. Este muestra el aporte
gravimétrico debido a las variaciones del Moho y del basamento. (b)
Mapa residual obtenido al filtrar la longitud de onda más larga del mapa
de anomalía de Bouguer total. Este muestra las anomalías gravimétricas
causadas por los contrastes de densidades en la corteza superior y
algunas de las estructuras mostradas en la Fig 5.1b (semigrábenes y
altos en el Basamento). Fallas cuaternarias tomadas de Audemard et al.
(2000).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
325
5.4 Metodología
5.4.1 Trasfondo mecánico
En estudios flexurales, la litósfera se representa como una viga elástica
en 2D que yace sobre un medio viscoso (Watts, 2001). Esta viga es
posteriormente deformada por un esfuerzo vertical que se encuentra
vinculado a la existencia de una columna vertical de masa sobre ella (que
representa los cinturones deformados, capas de hielo, capas
sedimentarias, etc). Asumiendo la ausencia de esfuerzos horizontales,
dos modelos han sido ampliamente aplicados: el de la placa infinita
(e.g. Watts et al., 1985) y el de la placa roca (e.g. Karner y Watts,
1983). El primero es aplicado en casos donde la carga se localiza
relativamente lejos de un margen de placas, mientras que el segundo se
aplica cuando la carga se encuentra cercana a dicho límite. En el primer
escenario, la deflexión de la placa se calcula resolviendo la ecuación (ec
5.1):
(ec. 5.1)
donde :
w = es la deflexión de la viga
p = término de la fundación tipo Winkler
q = término de la carga sedimentaria
ρm = densidad del manto
ρin = densidad de los sedimentos
g = aceleración de gravedad
D = rigidez flexural
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
326
D, en la ec. 5.2, depende del espesor elástico efectivo de la viga (Te,
cuánto de la litósfera se comporta elásticamente), el modulo de Young
(E) y el radio de Poisson (υ) de la viga (Watts, 2001).
(ec. 5.2)
Estas ecuaciones han sido ampliamente usadas para estudiar el
comportamiento de la litósfera con un enfoque simple, asumiendo que
D y Te son constantes. Cuando las situaciones a estudiar son más
complejas, y no es posible asumir que Te es constante, se puede utilizar
un método numérico para calcular la deflexión de una viga con
propiedades mecánicas variables (e.g., Bodine, 1981). El problema se
vuelve mucho más intrincado, cuando la flexión de la litósfera no se
puede aproximar a una situación bidimensional.
En un escenario tridimensional, se puede representar la litósfera como
una placa elástica (en vez de una viga) donde la deformación se calcula
resolviendo la ecuación diferencial en derivadas parciales con
coeficientes variables ec. 5.3 (ec. 3.83 en Ventsel y Krauthammer,
2001). Ésta gobierna la flexura de una placa delgada fija en sus límites
con espesor variable.
(ec. 5.3)
En ésta, w representa la flexión de la placa con una variación de
espesor gradual (no hay cambios abruptos). P representa el sistema de
cargas transversales aplicadas a la placa, y D se describe mediante la
ecuación 5.4.
(ec. 5.4)
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
327
Para realizar el modelo mecánico, es necesario resolver la ecuación 5.3.
En este momento las condiciones de borde impuestas a la ecuación para
hacer el modelado son: (1) los límites de la placa se encuentran fijos
(desplazamiento = 0 m) y lejos de las cargas (al menos 100 km; (2) el
espesor de la placa (que representa el espesor elástico de la litósfera) es
variable, pero no puede hacerlo de forma abrupta. Otras dos condiciones
son impuestas para representar la situación geológica: (3) la placa yace
sobre una fundación Winkler que representa el manto, y (4) la
depresión, que se genera después de la flexión, se llena con sedimentos.
Cardozo (2009) desarrolló un código para resolver la ec. 5.3 utilizando
diferencias finitas centradas y considerando los parámetros y
condiciones especificados. Para computar w(x,y), es necesario conocer
la distribución de cargas P(x,y) y la variación de espesor elástico de la
placa Te(x,y). Los parámetros del manto y de los sedimentos también
son requeridos.
5.4.2 El escenario del bloque de Maracaibo y el modelado
Arnaiz-Rodriguez et al. (2011) indicaron a partir de una serie de modelos
2D que: (a) el bloque de Maracaibo y la placa Suramericana no se
comportan como una placa de espesor elástico constante, (b) la flexión
del bloque de Maracaibo depende de la distribución de cargas, y (c)
deben existir variaciones de espesor elástico para explicar la
configuración y morfología del basamento. Ellos concluyeron que era
necesario hacer un modelo tridimensional para estimar las variaciones
del espesor elástico en la región. De esta manera, considerando la
distribución de los cinturones montañosos de la región (Fig 5.1a) y
dado el hecho de que es difícil establecer el límite físico entre ambas
placas, se ha decidido modelar la interacción entre el bloque de
Maracaibo y la placa Suramericana como una placa continua con
variaciones en el espesor elástico y sus bordes fijos.
Por lo tanto, se construyó un modelo inicial considerando el área de la
Fig 5.1a y las cargas principales de la región (los Andes de Mérida, la
serranía de Perijá, la serranía de Santa Marta y los Andes Colombianos).
Estas cargas fueron representadas inicialmente a partir de un mallado
topográfico extraído del modelo V15 (Sandwell y Smith, 2009). Los
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
328
parámetros mecánicos necesarios (ρ, µ, E) así como los valores
iniciales de espesor elástico fueron extraídos de investigaciones
previas; éstos se presentan en la Fig 5.5 (Chacín et al., 2005; Medina,
2009; Arnaiz-Rodríguez et al., 2011). Una vez que el modelo inicial fue
construido, la flexión de la placa fue calcula con el código de Cardozo
(2009). Las cargas y el espesor elástico fueron modificados
iterativamente en pequeños pasos de manera que la flexión se ajustara a
la configuración general del basamento y la topografía regional se
ajustara a la topografía muestreada. Un flujograma de este proceso se
presenta en la Fig 5.5.
La Fig 5.6 presenta algunos pasos del proceso de modelado: el
primero es la flexión del modelo inicial; el segundo es un paso
intermedio; y el tercero es el modelo final. Finalmente, se computa
la anomalía gravimétrica para compararla con la componente regional
de la anomalía de Bouguer observada utilizando el módulo de Oasis
Montaj 3D GM-SYS (Geosoft, 2007). La topografía residual y la
anomalía gravimétrica del modelo final se presentan en la Fig. 5.7; el
mapa de variaciones de espesor elástico se presenta en la Fig. 5.8.
233
Fig. 5.5: Flujograma del proceso de modelado. Primero, se genera un modelo inicial asumiendo que la
carga es igual a la topografía, parámetros mecánicos estándares y un espesor elástico constante de 25
km). Luego, el modelo es probado con el código de diferencias finitas (Cardozo, 2009). La flexura de la
placa se compara con la morfología del basamento y la topografía residual se compara con la topografía
real. El modelo se actualiza y es probado hasta que se ajusta al dato geológico. La respuesta gravimétrica
del mejor modelo se calcula y es comparada con el mapa gravimétrico regional. Si el modelo ajusta al
dato, se finaliza. De lo contrario, se modifica una vez más.
233
Fig. 5.6. Algunos pasos del modelado flexural. De arriba hacia abajo,
se presentan tres ejemplos. (I) Es el modelo inicial donde las cargas son
iguales a la topografía, el espesor elástico es 25 km, la flexión no ajusta
a la configuración del basamento. (II) Es una paso intermedio donde la
carga es mayor a la topografía en las montañas y la misma dentro de las
cuencas; el espesor elástico es diferente para Suramérica (24-26 km) y
para el bloque de Maracaibo (18-22 km); la flexión tiene una forma
similar a la configuración del basamento pero las profundidades no
ajustan. (III) Es el modelo final donde la carga topográfica es mayor que
la topografía (cuadrados rojos representan los lugares donde la carga es
al menos 3 km mayor que la topografía); existen gradientes de espesor
elástico en toda el área y la flexura ajusta aproximadamente a la
configuración del basamento. Fallas cuaternarias tomadas de Audemard
et al. (2000).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
331
Fig. 5.7: (a) Topografía residual del modelo final; las mayores
diferencias son de 172 m, lo cual representa un 3.7% de la topografía
real. (b) Anomalías gravimétricas debidas a la flexión de la placa y las
masas de las cargas. La anomalía gravimétrica producida es similar al
mapa de anomalías gravimétricas regional (Fig 5.4a).
5. Resultados
El espesor elástico dentro del bloque de Maracaibo varía entre 30 km y
18 km con un valor medio de 23.73 km y una moda de 26 km (Fig. 5.8).
La orientación de los contornos tiene una dirección aproximada de
N45E, similar a la de los Andes de Mérida y el sistema de fallas de
Boconó. Los valores altos de espesor elástico (mayores a 26 km) se
encuentran asociados a la serranía de Santa Marta, y al escudo de
Guayana deformado al sureste de la cuenca Barinas-Apure. Los menores
valores (menores a 20 km) se encuentran asociados al sistema
flexural de los Andes de Mérida y a la cuenca de Maracaibo. El valor
mínimo de espesor elástico se localiza en el flanco norte de los Andes
de Mérida y cerca de la falla de Boconó, lo cual es congruente con los
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
332
datos gravimétricos del área, donde el mínimo de la anomalía de
Bouguer se encuentra desplazado hacia el norte de los Andes (Fig. 5.2b).
Fig. 5.8: Mapa de contornos mostrando las variaciones laterales del
espesor elástico en el bloque de Maracaibo. Los valores mayores (>26
km) se encuentran asociados al escudo sin deformar y la Serranía de
Santa Marta. Valores bajos (>20 km) se encuentran referidos al
depocentro de la cuenca de Maracaibo. Fallas cuaternarias tomadas de
Audemard et al. (2000).
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
333
La topografía residual, es decir, la altura de las cargas topográficas
después de la flexión, se ajusta a la topografía muestreada del modelo
con pocas variaciones. La mayor diferencia es de 172 m, lo cual
representa un 3.7% de la topografía real (Fig 5.7a). La Fig. 5.6 (III)
presenta la flexión del modelo mecánico en metros. La flexión del
modelo es similar a la configuración general del basamento de las
cuencas. Por lo tanto, el modelo afecta al dato morfológico; el error de
la estimación es difícil de juzgar, dado que el modelo se hace de forma
manual. El proceso de modelado demostró que los valores en el centro
de la placa cerca de los Andes de Mérida eran más sensibles a las
variaciones del espesor elástico y al tamaño de las cargas, sugiriendo que
el error en esta área era pequeño (± 1.0 km) debido al relativo buen ajuste
entre la placa modelada, la configuración del basamento y la
insignificante diferencia entre la topografía residual y la topografía real.
Se pueden esperar errores mayores (± 2.5 km) cerca de los bordes de la
región modelada.
Fig. 5.9: Histograma de frecuencia del espesor elástico en el área de
estudio. El espesor elástico varía entre 30 y 18 km, con un valor medio
de 23.7 y una moda de 26 km.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
334
5.6 Discusión
Los resultados del modelado mecánico han demostrado que la
configuración del basamento dentro de la cuenca de Maracaibo es
controlada por dos cargas importantes: los Andes de Mérida y el par
serranía Perijá-Andes Colombianos. Los Andes de Mérida representan
claramente la mayor carga del sistema puesto que la orientación
preferencial de los contornos es similar a la de la montaña. Esta
afirmación es respaldada por los datos gravimétricos, como fue discutido
con anterioridad. Después de haber comparado los gradientes del
espesor elástico en ambos lados de los Andes de Mérida, se propone
aquí que las variaciones encontradas en la cuenca Barinas Apure (de 27
a 24 km) se deben a la flexión causada por la carga de los Andes de
Mérida sobre la litósfera relativamente estable de la placa Suramericana
(Arnaiz-Rodríguez et al., 2011); mientras que las variaciones elásticas
dentro del bloque de Maracaibo (de 24 km a 18 km) se deben al
debilitamiento de la litósfera causado por diferentes procesos desde la
extensión del Jurásico (y la formación de grabenes) a la presente
compresión (levantamiento de los Andes de Mérida y convergencia entre
el bloque de Maracaibo y Suramérica; Audemard y Audemard, 2002).
Con respecto al estado isostático de los Andes de Mérida, el dato
gravimétrico revela que la isostasia local no es el mecanismo de
compensación que soporta su carga (Kellogg y Bonini, 1982; Escobar
y Rodríguez, 1995). Evidencia flexural, anomalías gravimétricas
regionales y gradientes de espesor elástico sugieren un mecanismo de
compensación regional (e.g., Chacín et al., 2005; Arnaiz-Rodríguez et
al., 2011). En un escenario de isostasia regional, se propone en este
trabajo que el bloque de Maracaibo podría soportar la mitad norte de
los Andes de Mérida, la cual es la más alta, mientras que Suramérica
soporta la mitad sur. Si se considera que un corrimiento de bajo ángulo
es más eficiente para sobrecorrer que para acortar, y puesto que el
acortamiento en el pie de monte norte de los Andes de Mérida (~40 km)
es mucho mayor que en el pie de monte sur (10-12 km; Audemard
y Audemard, 2002), entonces, se podría esperar que el
sobrecorrimiento en el Norte sea mucho menor que en el Sur. La
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
335
asimetría implicada por la relación acortamiento/sobrecorrimiento,
propuesta previamente por Colletta et al. (1997), induce más
levantamiento en el lado norte que en el lado sur. Por lo tanto, la litósfera
relativamente débil del bloque de Maracaibo sostiene una carga alta y
estrecha que produce una gran flexión (~9 km en su punto más
profundo), mientras que la litósfera Suramericana sostiene una carga
más extendida, lo que produce una flexura menor (~4.5 km en el pie
de monte sur). Esta interpretación soporta la asimetría de las masas
propuesta originalmente por De Cizancourt (1933); el modelo de
orógeno flotante de Audemard y Audemard (2002); y la desigualdad de
la distribución de la carga de los Andes de Mérida sobre el bloque de
Maracaibo y Suramérica. También es consistente con el corrimiento
ciego de bajo ángulo (20-30°) y los 10 km de levantamiento de rocas
del basamento descrito por De Toni y Kellogg (1993). La Fig 5.10
muestra la relación entre el espesor cortical (modelado a partir de la
anomalía de Bouguer regional, Fig 5.4a) y el espesor elástico). La región
de mayor corteza se encuentra relacionada con la litósfera más débil,
pero también se encuentra asociada a las secciones más altas de los
Andes de Mérida y a las zonas más profundas de la cuenca de Maracaibo,
ambos actuando como grandes cargas sobre una litósfera débil (con poco
espesor elástico).
Otras cargas importantes son la serranía de Perijá y los Andes
Colombianos, los cuales limitan la cuenca de Maracaibo en su margen
occidental. La serranía de Perijá no distorsiona el patrón de los contornos
de espesor elástico, lo cual implica que se encuentra en algún tipo de
equilibrio isostático. Ya que no existe evidencia gravimétrica (Fig. 5.2 y
Fig. 5.4) de la existencia de una raíz isostática (e.g. Kellogg y Bonini,
1982) y los valores de espesor elástico no son particularmente altos (Fig.
5.8), otro mecanismo de compensación debe existir. Generalmente,
cuando se considera la isostasia, otros esfuerzos distintos a aquellos
producidos por una carga no son considerados en el modelo. Se podría
suponer que esfuerzos horizontales derivados de la compresión e
interacción de placas, particularmente relacionados con la convergencia
entre el bloque de Maracaibo, la placa del Caribe y Suramérica, podrían
ser lo suficientemente fuertes como para soportar la carga de la serranía
de Perijá en un equilibrio dinámico. Otra posibilidad es que, dado el
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
336
hecho de que el bloque de Maracaibo es una placa pequeña, la gran
subsidencia de la litósfera causada por los Andes de Mérida, podría
forzar al bloque cortical a inclinarse hacia el sureste, levantando el lado
opuesto. Como las serranías de Perijá y Santa Marta se ubican en este
lado, su peso evita que el bloque se levante, y que, por lo tanto, se
encuentre en un equilibrio dinámico impulsado por esfuerzos verticales
(hacia arriba vs hacia abajo). Lo más probable es que exista una
combinación de ambos casos, lo cual ocasiona que la serranía de Perijá
no necesite una raíz isostática para estar compensada.
El contorno de 20 km en el mapa de espesor elástico tiene una
orientación similar al del sistema de fallas de Boconó, lo que sugiere que
el límite cortical y mecánico entre el bloque de Maracaibo y Suramérica
se encuentra de alguna forma asociado a esta estructura, a pesar de que
es improbable que la falla desplace el Moho, como se muestra en las
secciones balanceadas de los Andes de Mérida (Monod et al., 2010) y en
una montaña similar (Laramide Wind River Range; Smithson, 1978). Se
ha sugerido que la formación de los Andes de Mérida se encuentra
relacionada con la deformación litosférica paralela a la falla de Boconó
(Masy et al., 2011). Flujo en el manto superior paralelo a los Andes de
Mérida no refleja necesariamente una falla de Boconó de escala
litosférica, ni tampoco refleja la influencia del manto en la formación del
sistema montañoso. Este flujo mantelar podría ser la respuesta a la
presencia de una cuña cortical que empuja el manto litosférico hacia la
astenósfera, como sugieren los resultados de Burgos et al. (2011) que
muestran una litósfera más gruesa (de 70 km en la cuenca Barinas-
Apure) a 80 km bajo la cuenca de Maracaibo), en la región donde se
supone que el Moho se encuentra más profundo (Fig 5.10). Es
interesante el hecho de que la falla de Icotea, una falla sinestral,
distorsione el patrón de los contornos del espesor elástico en la
dirección de su desplazamiento. Por lo tanto, esta falla tiene, al menos,
una influencia cortical, como sugiere la sismicidad en sus vecindades
con eventos hasta 40 km de profundidad (Audemard y Audemard,
2002). Más aún, esta distorsión aparenta proseguir hacia el sureste, lo
que es compatible con la idea de que ésta converge con la falla de
Boconó en algún punto (e.g. Beltrán, 1994), o que al menos no termina
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
337
en la costa del lago de Maracaibo como lo proponen Castillo y Mann
(2006).
Fig. 5.10: Estructura cortical 3,D del bloque de Maracaibo mostrando,
de arriba hacia abajo: topografía, espesor elástico y profundidad del
Moho modelada a partir del mapa gravimétrico regional (Fig 5.4ª). (a)
vista desde N45E. (b) vista desde S45W.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
338
Como las cargas del bloque de Maracaibo tienen diferentes edades,
discutiremos brevemente la flexión litosférica en función del tiempo.
Con base en el modelo viscoelástico de la litósfera (Walcott, 1970), dos
características son importantes: su edad y grosor (Watts, 2001). Cargas
jóvenes se encuentran asociadas, por lo general, a altos valores de
rigidez flexural, mientras que cargas antiguas tienden a producir valores
bajos. Cargas anchas hacen que la litósfera se acerque más rápido a un
estado hidrostático (modelo de isostasia de Airy) que una carga estrecha.
Dentro del sistema flexural del bloque de Maracaibo, los Andes de
Mérida pueden considerarse como una carga relativamente joven y
estrecha que produce una flexión profunda y de corta longitud de onda
sobre la litósfera. Estas circunstancias sugerirían que la rigidez flexural
instantánea de la placa (y por lo tanto su espesor elástico) podrá
encontrarse por debajo de los valores estándares para la litósfera
continental. De hecho, no existe una relación simple entre la rigidez
flexural instantánea, el espesor elástico y la edad de una carga (Watts,
2001). Por ello, no se puede directamente determinar cuánto de la
subsidencia y la variación del espesor elástico es producido por la carga
de los Andes de Mérida o cuánto es heredado de procesos anteriores.
Fig. 5.11: Posición del nodo flexural y de las depozonas de la cuenca de
Maracaibo sobre el mapa gravimétrico residual. El nodo frexural se
localiza dentro de un conjunto de contornos de profundidad 4.5 km y se
encuentra asociado a una anomalía residual positiva dentro de la cuenca.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
339
5.6.1 Historia flexural del bloque de Maracaibo
Basados en los resultados de esta investigación y en interpretaciones
previas de la evolución geodinámica del bloque de Maracaibo, sus
orógenos y cuencas, se presenta un esquema de la historia de la región
(Fig 5.12) con particular énfasis en los diferentes estados flexurales que
han deformado esta microplaca:
a. Originalmente, el bloque de Maracaibo era parte de la placa
Suramericana. La litósfera probablemente tenía un gran espesor
elástico y constante (>30 km), como sugieren estudios regionales de
Suramérica (e.g. Watts et al., 1995; Stewart y Watts, 1997; Pérez-
Gussinye, 2007).
b. En el Jurásico tardío, la expansión entre Norteamérica y Suramérica
creó el Protocaribe (e.g. Pindell y Barrett 1990) y un margen pasivo
a lo largo del norte de Suramérica. Este proceso habría reducido el
espesor elástico de la litósfera hacia el margen divergente.
Eventualmente, la extensión sobre la litósfera creó una serie de
grábenes y semigrábenes en la corteza (Parnaud et al., 1995); su
formación debió haber debilitado la litósfera y reducido
significativamente el espesor elástico cerca de estas estructuras,
como fue sugerido por Audemard y Audemard (2002).
c. Durante el Cretácico, se depositaron sedimentos sobre la plataforma
continental causando subsidencia en la litósfera (Duerto, 1998). En
el Maastrichtiano Tardío comenzó el levantamiento de la serranía de
San Marta, lo que pudo haber afectado el espesor elástico de una
forma desconocida. Durante este período, el equilibrio térmico en la
litósfera produjo subsidencia en el bloque de Maracaibo, similar a los
procesos descritos en la cordillera Oriental en Colombia (e.g.
Sarmiento, 2002), seguramente reduciendo el espesor elástico.
d. El primer estado de deformación flexural de la cuenca de Maracaibo
estuvo asociado a la colisión del Gran Arco del Caribe con el norte
de Venezuela, desde el Paleoceno hasta el Eoceno Temprano (Lugo
y Mann, 1995). A lo largo de este período, algunos pedazos de este
arco chocaron y sobrecorrieron el margen pasivo. Acortamiento
debido a este proceso llevó al emplazamiento de las napas de Lara
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
340
(Stephan, 1985), lo que causó subsidencia en el noroccidente de
Venezuela, reduciendo el espesor elástico en Suramérica, similar a la
debilitamiento de la litósfera descrita en los Cárpatos del este (e.g.
Artyushkov et al., 1996).
e. El Oligoceno representa una etapa importante de orogénesis por el
levantamiento de los Andes Colombianos y la serranía de Perijá, así
como el segundo pulso del levantamiento de la serranía de Santa
Marta. Los dos primeros se relacionan con la subducción de la placa
de Nazca, mientras que el tercero con la subducción plana de la placa
del Caribe (Kellogg, 1984; van der Hilst y Mann, 1994; Taboada et
al., 2000). La subducción plana que empezó en el Noroeste durante
este período pudo haber ayudado a soportar las cargas de la serranía
de Santa Marta y Perijá. Es válido acotar que la estructura cortical de
la serranía de Perijá no ha sido estudiada apropiadamente y, por lo
tanto, en la reconstrucción aquí presentada se ha tomado la propuesta
por Audemard y Audermard (2002).
f. En el Mioceno Medio, esfuerzos producidos por la colisión del arco
de Panamá con el norte de Suramérica forzaron la inversión de un
graben jurásico, lo que llevó al levantamiento de los Andes de Mérida
(e.g. Audemard y Audemard, 2002; Monod et al., 2010) e inició el
proceso de subsidencia en la región, así como la creación del gran
depocentro que se encuentra en el pie de monte norte de esta
cadena montañosa (Audemard, 2003). La formación de la cuenca
antepaís está registrada por fallas normales dentro de ella con un
rumbo promedio de S37E (Castillo y Mann, 2006). La gran carga de
los Andes de Mérida pudo haber reducido el espesor elástico en las
cuencas contiguas y llevó a la formación del nodo flexural incipiente
de la cuenca de Maracaibo.
g. Finalmente, durante los últimos 5 Ma, la compresión generada por
el arco de Panamá y la subducción de la cresta de Carnegie en la
trinchera de Ecuador en el noroeste de Suramérica produjeron el
escape del bloque de Maracaibo y del bloque de Bonaire (Egbue y
Kellogg, 2010). Como ambos sobrecorren la placa del Caribe, se
creó una subducción plana en el cinturón de deformación del Caribe
sur (e.g Audermard, 2009). El levantamiento actual de los Andes
de Mérida y de la serranía de Perijá es causado por la convergencia
oblicua entre Suramérica y el bloque de Maracaibo y la transpresión
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
341
generada (Audemard y Audemard, 2002) afectando el sistema
flexural de una manera desconocida.
Fig. 5.12: Evolución geodinámica del bloque de Maracaibo, sus
orógenos y cuencas, basada en las reconstrucciones propuestas por
varios autores (ver texto para los detalles). La línea roja punteada
representa las variaciones del espesor elástico a través del tiempo
(sin escala vertical). La estructura de los Andes de Mérida se basa en
los modelos de Monod et al. (2010) y Arnaiz-Rodríguez et al. (2011). La
edad de las etapas se describe de la siguiente manera: (a) Pre-Jurásico,
(b) Jurásico Tardío, (c) Cretáceo, (d) Paleoceno, (e) Oligoceno, (f)
Mioceno Medio, (g) Plioceno. En la figura 5.12g, S representa el
acortamiento y Ot el sobrecorrimiento. Las flechas gruesas muestran la
dirección del esfuerzo principal (compresión o extensión) y la flecha
pequeña marca la posición del nodo flexural.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
342
5.7 Conclusiones
El modelado numérico del complejo sistema de cargas dentro del bloque
de Maracaibo ha permitido estimar las variaciones laterales del espesor
elástico en la región. Al considerarlas, se pueden extraer las siguientes
conclusiones:
1. El uso de una modelo numérico es válido para estimar las
variaciones del espesor elástico de la litósfera continental. Este
método es aplicable siempre y cuando las condiciones de borde
y limitaciones expresadas por las ecuaciones sean cumplidas, y
satisfagan las condiciones generales de la geología.
2. El espesor elástico en el área de estudio varía entre 30 y 18 km,
con un valor medio de 23.7 km y una moda de 26 km. La
orientación de los contornos del mapa de espesor elástico es
aproximadamente N45R, similar a la de los Andes de Mérida,
indicando que ésta es la carga más importante dentro del bloque
de Maracaibo. Valores altos de esta propiedad (>26 km) se
encuentran asociados a la serranía de Santa Marta y al escudo
de Guayana deformado. Valores bajos (<20 km) coinciden con
el sistema flexural Andes de Mérida-cuenca de Maracaibo. Los
errores estimados varían entre ± 1.0 km y ± 2.5 km.
3. La configuración del basamento dentro de la cuenca de
Maracaibo parece encontrarse controlada por los Andes de
Mérida (que representan la mayor carga), la serranía de Perijá
y los Andes Colombianos (que limitan la cuenca en su margen
oeste).
4. El mapa de espesor elástico muestra que el contorno de 20 km
tiene una orientación similar a la del sistema de fallas de
Boconó; esto podría implicar que el límite mecánico y
geodinámico entre el bloque de Maracaibo y la placa
Suramericana se encuentra, en cierta forma, asociado a esta
estructura, a pesar de que sea improbable que la falla desplace
el Moho.
5. La serranía de Perijá no parece distorsionar el patrón de los
contornos del mapa de espesor elástico y carece de una raíz
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
343
isostática. Pueden existir dos explicaciones para eso: (a) que
esfuerzos horizontales derivados de la compresión e interacción
de placas sostienen la carga de la serranía de Perijá, o (b) que
la gran subsidencia de la litósfera causada por los Andes de
Mérida fuerce al bloque de Maracaibo a inclinarse hacia el SE;
esto causaría que el lado oeste del bloque se levantase, pero las
serranías de Perijá y Santa Marta prevengan su levantamiento.
Una mezcla de ambos procesos no puede ser descartada.
6. Varios contornos contiguos de 4.5 km de profundidad en el
mapa de basamento de la cuenca de Maracaibo y una anomalía
residual de Bouguer positiva dentro de la cuenca indican la
posición del nodo de flexión. Este no presenta una expresión
topográfica, lo que implica que la cuenca se encuentra en estado
sobrellenado. Más aún, la distancia entre el frente de
corrimiento y el nodo de flexión respaldan los bajos valores de
espesor elástico encontrados.
7. La serranía de Santa Marta presenta los valores de espesor
elástico de la zona (de 26 a 30 km). Esto podría deberse a la
convergencia de la placa Suramericana y la placa del Caribe, y
al acoplamiento asociado a este proceso. Los procesos expuestos
para la serranía de Perijá podrían jugar un papel importante en
el equilibrio isostático en el que se encuentra la serranía de
Santa Marta. Más aún, el hecho de que ésta se encuentre
levantada lejos de las zonas afectadas por la formación de
grábenes sugiere que los valores de espesor elástico no fueron
afectados por procesos pre-orogénicos.
8. Al comprender la evolución geodinámica del bloque de
Maracaibo, es claro que, a pesar de que los Andes de Mérida
representen la carga más importante en el sistema, su orogénesis
no es el único proceso que produjo los gradientes de espesor
elásticos observados. En consecuencia, los valores del espesor
elástico dentro de la cuenca de Maracaibo (de 24 a 18 km) son
la respuesta a diferentes etapas en la evolución geodinámica de
la región. En particular, la extensión sufrida en el Jurásico
debilitó la litósfera. Subsecuentemente, el levantamiento de los
Andes de Mérida sobre la litósfera débil del bloque de
Maracaibo produjo la profunda cuenca de Maracaibo.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
344
CAPÍTULO 6
LA LITÓSFERA DEL CARIBE ORIENTAL: CONCLUSIONES
GENERALES Y RECOMENDACIONES
En el capítulo I se ha definido la litósfera como la sección rígida superior
de la Tierra, que consta de la corteza y del manto superior. También se
ha expuesto que la litósfera es una capa con propiedades mecánicas,
termales y químicas distintas a la astenósfera, a la cual suprayace. El
espesor de la litósfera, su composición química y propiedades físicas y
mecánicas juegan un papel importante en la tectónica de placas (Niu et
al., 2003). Por lo tanto, para entender la geodinámica de la placa del
Caribe es preciso conocer su litósfera bajo estos parámetros. En general,
la información expuesta y discutida en los capítulos II y III ha permitido
inferir algunas propiedades mecánicas y el estado termal de la litósfera
del Caribe oriental; los resultados obtenidos en los capítulos IV y V han
permitido entender la labor de la placa del Caribe en la Geodinámica de
la placa Suramericana. El objetivo del presente capítulo es discutir,
conjuntamente, los resultados presentados en los capítulos antes
referidos con el propósito tanto de comprender la importancia del
espesor de la litosfera oceánica para el desarrollo de la placa del Caribe,
como de conocer el papel que juega el plateau basáltico del Caribe en
este contexto.
6.1 La evidencia
En el capítulo II se expuso la información sobre el flujo calórico y se
determinó la profundidad de Curie y el estado termal del Caribe oriental.
Al examinar los resultados relativos a la profundidad de Curie, se
concluye que el Caribe oriental presenta un área extensa poco
perturbada con un valor medio de 23 km; por lo tanto, la isoterma se
encuentra localizada dentro del manto superior, lo cual indica que esta
sección superior de la litósfera es magnética. Estos resultados son
cónsonos con la afirmación de que el Caribe es una corteza oceánica
termalmente estable con valores de flujo calórico promedio similares a
los valores promedios del mundo (Epp et al., 1970). Adicionalmente,
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
345
nuestros resultados apoyan las observaciones de Ferré et al. (2014),
quienes plantean que el manto superior pudiese ser magnético; contrario
a la creencia de que el Moho representa un límite entre el material
magnético de la corteza y el material amagnético del manto
(Wasilewski et al., 1979). Dentro de la región estable del Caribe, se
detectó una sección en la región sur-central de la cuenca de Venezuela
caracterizada por ser una zona de profundidad de Curie somera con un
valor mínimo de 17 km y un alto local de flujo calórico. Este fenómeno
se encuentra posiblemente asociado o bien a la existencia de una región
de corteza delgada o bien a procesos mantelares.
En el capítulo III se han analizado las características mecánicas (en
función de la estructura de velocidades de ondas sísmicas) de la litósfera
del Caribe. Los resultados de la tomografía de ruido ambiental del
presente estudio confirman que la velocidad de ondas de corte del manto
litosférico es significativamente menor (-5.6%) que el promedio global,
lo cual es consistente con otros LIP alrededor del mundo (e.g Richardson
et al., 2000; Schimmel et al., 2003). Esta información está acorde con
los resultados presentados en tomografías mundiales donde la región del
Caribe ha mostrado valores de velocidades de corte menores a los
valores estándares para el mundo en los 100 km más someros de la
región (e.g. Woodhouse y Dziewonski, 1984). El origen de esta baja
velocidad podría ser tanto térmico como composicional. En particular,
la presencia de esta anomalía pudiera ser explicada por la inclusión de
material ígneo asociados a la formación del LIP Caribe. Una anomalía
prominente de bajas velocidades en la sección noreste del área de estudio
se encuentra posiblemente asociada a la cuña mantelar hidratada de la
subducción de la litósfera Atlántico. Además, la presente investigación
revela la existencia de un gradiente de bajas velocidades en el manto, lo
que aquí ha sido interpretado como el límite litosfera- astenósfera, el cual
no había sido detectado en estudios previos sobre la región (e.g.
González et al., 2011), y cuyos valores de profundidad son similares con
los presentados por Burgos et al. (2011), quienes estudiaron este límite
a nivel mundial. En tal sentido, los resultados evidencian que la
litósfera del Caribe oriental tiene un espesor anormalmente delgado,
variando entre ~50 km en el noreste hasta más de ~70 km en el oeste y
en el suroeste.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
346
En el capítulo IV se procedió a investigar la sección del Caribe oriental
que no podía ser cubierta por la tomografía de ruido ambiental: el arco
de las Antillas Menores. Para ello se utilizó la técnica de funciones
receptoras que, debido a la calidad del dato, no permitió el estudio de
la sección litosférica completa, pero sí de la corteza del arco. En
general, se pone de manifiesto que el espesor cortical en el arco varía
entre 22 y 36.8 km. Los valores altos de espesor cortical se presentan, en
su mayoría, en el frente oeste de la sección norte del arco, mientras que
los valores bajos se localizan en el frente este de su sección norte y en la
sección sur. Así pues, los valores obtenidos se encuentran dentro del
rango reportado por Christenson et al. (2008), Sevilla et al. (2010),
Weinzierl (2010), pero son menores que los observados por Boyton et
al. (1979) en las proximidades de St. Vincent. La distribución de estos
valores se encuentra relacionada con el hecho de que la litósfera oceánica
del Atlántico subduce más rápido al norte de la falla de Tiburón que al
sur. En la indagación realizada, por primera vez, se estimó el espesor
cortical de Barbuda en 22 km, y el del prisma de Barbados en 35.1 km,
lo que resulta igual al estimado por Westbrook (1975; 35 km). El radio
de Poisson estimado a lo largo del arco varía entre 0.266 (Vp/Vs=1.777)
y 0.3 (Vp/Vs=1.870). Los valores bajos (0.266 a 0.277) se encuentran
inscritos en la sección del arco al sur de Guadalupe; los altos (0.280
a 0.300) se localizan al norte de esta isla. Los valores mayores (0.280)
se encuentran asociados al origen máfico del arco, siendo los valores
menores más consistentes con valores de corteza continental. Esta
diferencia viene correlacionada con la existencia de un basamento de
edad Mesozoica que se presenta en la sección norte del arco. Estos
valores e interpretaciones son consistentes con los presentados por
Sevilla et al. (2010) aunque, por primera vez, se presentan de una forma
general para varias secciones del arco.
En el capítulo V se indagó sobre la situación mecánica de la litósfera
del bloque de Maracaibo, bajo el cual subduce la placa del Caribe.
En particular, interesa su situación flexural. El resultado apunta a que
el espesor elástico dentro de este bloque varía entre 30 y 18 km, y que la
orientación preferencial de los contornos del mapa de espesor elástico
es similar a la de los Andes de Mérida. Las variaciones de este
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
347
espesor no habían sido previamente estimadas; sólo se poseían valores
considerados a partir de modelos sencillos a ambos lados de los Andes
de Mérida (Chacín et al., 2005; Arnaiz-Rodríguez et al., 2011). Los
valores de espesor elástico mayores a 26 km están asociados a zonas
ubicadas al sureste de la cuenca Barinas-Apure y a la serranía de Santa
Marta. La presencia de la serranía de Perijá no parece distorsionar el
mapa de espesor elástico calculado. Por lo tanto, se estima que ésta debe
encontrarse en equilibrio dinámico, como fue previsto por Kellogg y
Bonini (1982), lo que significa que su carga se encuentra sostenida
parcialmente por la rigidez de la litósfera, y parcialmente por el sistema
de esfuerzos compresivos al que está sometido el bloque de Maracaibo.
6.2 La interpretación
Según el modelo teórico de flujo termal en función de la edad de
una litósfera oceánica (Turcotte y Schubert, 2007), el Caribe debería
tener un flujo de unas 0.72 a 0.95 µcalcm-2
s-1
, pero su flujo promedio
es mayor (1.35 µcalcm-2
s-1
, Epp et al., 1970). Si se considera la ley de
Fourier, el flujo calórico (q) para una placa viene definido por la
ecuación 6.1:
(ec. 6.1)
donde l es el espesor litosférico y k representa un promedio de las
propiedades térmicas de las rocas basálticas típicas de la corteza
oceánica y las del manto superior. Entonces, se puede inferir que el
manto astenosférico por debajo del Caribe, o incluso el manto litosférico,
debe estar más caliente que lo esperado para un placa de su edad. Esta
hipótesis encuentra respaldo en los datos tomográficos que muestran al
Caribe como una región de anomalías de bajas velocidades, pues la
velocidad de las ondas de corte es inversamente proporcional a la
temperatura (Lliboutry, 2000; Fowler, 2005; Turcotte y Schubert,
2007). En concordancia con lo expuesto, la conclusión lógica de que el
material mantelar debajo del Caribe se encuentra relativamente más
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
348
caliente al ser comparado con el de otras placas tectónicas pudiera
interpretarse, a su vez, como un efecto remanente de la interacción de la
litósfera caribeña con una pluma mantelar hace 90 y 76 Ma. No obstante,
ésta sería una explicación poco probable, ya que las anomalías termales
derivadas de este tipo de procesos (y las anomalías térmicas, en general)
tienden a desaparecer completamente después de 20 Ma que la pluma ha
cesado su actividad (e.g. Woods y Okal, 1996). En consecuencia, los
valores de flujo calórico posiblemente se encuentran relacionados con el
poco espesor litosférico encontrado en la parte oriental del Caribe, lo que
ayuda a traer el calor de la astenósfera más cerca de la superficie y
determina, por lo tanto, que la litósfera se caliente de forma más
eficiente.
Existe una relación intrínseca entre el espesor de una litósfera oceánica
y su edad. La litósfera del Caribe, con una edad estimada entre 120
y 140 Ma (Ghosh et al., 1984), debería tener un espesor de más de 100
km, según los modelos teóricos de McKenzie et al. (2005; Fig. 1.2).
Según Burgos et al. (2011), la media aproximada del espesor es de 50
km y el máximo 80 km. Los resultados de las investigaciones realizadas
apuntan a que la litósfera del Caribe oriental es anormalmente delgada,
la cual varía entre ~50 km en el noreste hasta más de ~70 km en
el oeste y en el suroeste. Por lo tanto, el espesor de la litósfera del
Caribe es menor que el que corresponde a una litósfera de su edad.
Considerando este espesor, la edad de la placa del Caribe debería ser
aproximadamente de 40 Ma. Al igual que las anomalías termales y de
velocidades, se puede atribuir esta situación a la afectación de una
pluma mantelar, la cual habría calentado la litósfera dejándola altamente
afectada y adelgazada después del cese de su actividad. Al respecto, la
existencia de una litósfera delgada bajo las zonas afectadas por plumas
mantelares es relativamente recurrente. Por ejemplo, Landes et al. (2007)
reportaron una litósfera delgada bajo la provincia volcánica Británica
del Terciario (British Tertiary volcanic province) y sugirieron que
era evidencia de erosión producto de la interacción de la cabeza de la
proto-pluma de Islandia con la litósfera.
Otra de las características del Caribe es su espesor cortical (Fig. 3.8). Su
espesor anómalo es consecuencia del emplazamiento del LIP Caribe.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
349
En tal sentido, este podría desempeñar otro papel importante en el
equilibrio isostático de la placa del Caribe, el cual ha sido poco discutido
en la literatura. Granja et al. (2005) señalan que la corteza del Caribe se
encuentra en desequilibrio isostático, mientras que Arnaiz- Rodríguez
y Garzón (2012) aseguran que algunas estructuras se encuentran en un
equilibrio isostático parcial. El modelo de Airy de isostasia local
podría corroborar esta última hipótesis (ec. 6.2). Si la profundidad
promedio de la batimetría es de 3500 m, la densidad del agua de mar
1,03 g/cm3, la densidad del manto ρ=3,2 g/cm3 y la densidad del basalto
ρ=2.85 g/cm3, entonces, se estima que la raíz teórica del Caribe es de
aproximadamente 18 km. Este resultado se aproxima a los valores
estimados por sísmica (Officer et al., 1959; Edgar et al., 1971; Houtz y
Ludwing, 1977), y permiten comprobar que la litósfera del Caribe, o al
menos su corteza, debe encontrarse parcialmente en equilibrio isostático.
(ec. 6.2)
6.3 Las implicaciones
Recapitulando, se podría definir la Placa Caribe como una placa con una
litósfera relativamente caliente para su edad, adelgazada por su
interacción con una pluma mantelar, y con una corteza engrosada por el
emplazamiento del LIP Caribe, pero en un equilibrio isostático parcial.
En consecuencia, podemos considerarla como una litósfera caliente y
delgada, rica en hierro, con una corteza gruesa, la cual, al sustituir
material mantelar, hace que la densidad promedio sea menor.
En un contexto de subducción, estas propiedades son cruciales para
entender la dinámica entre las placas tectónicas, lo que depende
directamente de su flotabilidad (Niu et at., 2003). En su límite occidental,
la placa del Caribe entra en contacto con la placa de Cocos, la cual posee
una litósfera mucho más delgada y es forzada a subducir bajo una
litósfera más gruesa, la cual es difícil de subducir por su mayor espesor.
En su borde norte, las litosferas tienen un espesor promedio similar, lo
que podría explicar por qué se genera un límite transformante. En esta
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
350
misma zona, se localiza el sistema de expansión de la fosa de Caiman,
cuya formación podría encontrarse asociada a la extensión de la litósfera
termalmente afectada y debilitada por el sistema de esfuerzos allí
presentes (DeMets y Wiggins-Grandison, 2007).
En su límite oriental y noroccidental, la placa del Caribe se encuentra
con la litósfera relativamente fría y densa del Atlántico. Se ha
caracterizado la litósfera del Caribe como una litósfera delgada, con
velocidades de ondas de corte por debajo de los estándares mundiales y
con un estado térmico elevado (comparado con otras litósferas oceánicas
de su edad). Consecuentemente, esta litósfera, que es delgada y con una
densidad menor a la de una placa oceánica normal, tiene más flotabilidad
que una litósfera más joven. En este límite convergente se formó el arco
de las Antillas Menores, el cual podría haberse generado sobre la corteza
engrosada del Caribe (Sevilla et al., 2010).
El límite sur es el más complicado. Posee dos rasgos: una etapa de
subducción al oeste y centro de la placa, y una etapa de transcurrencia al
este. Del lado este, la zona de encuentro entre la Placa Caribe, la
Suramericana y la Placa del Atlántico ha sido descrita como una
compleja zona en la que la litósfera Suramericana es erosionada o
removida parcialmente por la subducción de la litósfera del Atlántico
dejando una litósfera delgada (Clark et al., 2008; Bezada et al., 2010).
Es posible que ambas litosferas, aunque adelgazadas por diferentes
procesos, tengan una flotabilidad similar, o que el sistema de esfuerzos
en la zona (asociado al movimiento relativo entre las placas) no posea
una componente normal al desplazamiento, que sea suficiente para
iniciar el proceso de subducción. Por el contrario, desde el centro de
Venezuela hasta el límite con Centro América, se ha descrito un sistema,
en el cual la placa del Caribe se encuentra subduciendo bajo la litósfera
Suramericana (Van der Hilst y Mann, 1994). Según van Benthem y
Govers (2010), esta zona es la que experimenta los mayores esfuerzos
entre la placa del Caribe y la placa Suramericana debido al movimiento
relativo entre éstas y el escape de los bloques del noroccidente de
Suramerica, los cuales sobrecorren la litósfera del Caribe. Es posible que
el complejo sistema de esfuerzos en esta zona haya sido suficiente para
iniciar el proceso de subducción de bajo ángulo en el cual la litósfera
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
351
menos densa sobrecorre a la más densa. Se considera que es este campo
de esfuerzos, derivado de la subducción de una litósfera delgada pero
poco densa, lo que ayuda a mantener en equilibrio dinámico la carga de
la serranía de Perijá. Adicionalmente, el acoplamiento entre las litósferas
al norte del bloque de Maracaibo es responsable del aumento del espesor
elástico que sostiene la carga de la serranía de Santa Marta.
Finalmente, podría extrapolarse esta interpretación del sistema
geodinámico actual para concluir que la flotabilidad de la litósfera del
Caribe, conferida por los eventos mantelares que llevaron a la formación
del CLIP, ha jugado un papel importante en su desarrollo. En efecto, si
la flotabilidad de la placa del Caribe es, en la actualidad, lo
suficientemente alta como para impedir que sea subducida, es lógico
pensar que hace 70 Ma era mayor, pues se encontraba relativamente más
caliente que como se encuentra hoy en día (según la Ley de Enfriamiento
de Newton). Por otra parte, si se considera que los sistemas de esfuerzos
no fueron de mayor magnitud que los que hoy se presentan
(independientemente del modelo de formación de la placa del Caribe),
se explicaría la razón por la cual ha llegado a su porción actual sin ser
destruida, pero sí deformada. Un ejemplo puntual de esto lo constituye
la subducción de la placa de Farayon descrita por Pindell y Kennan
(2009).
6.4. Conclusiones de la Investigación
Los resultados obtenidos en este estudio nos han permitido estudiar, de
forma conjunta, las características térmicas y mecánicas de la litósfera
del Caribe oriental. Al hacer una interpretación de los resultados
presentados se llegó a las siguientes conclusiones:
1. El valor promedio de la profundidad de Curie para el escudo
de Guayana es de 40 km. Este resultado es coherente con el
comportamiento de una plataforma termalmente estable con un
espesor cortical entre 40 y 45 km. Las variaciones laterales
reportadas de la profundidad de Curie parecen estar relacionadas
con las edades de las diferentes provincias dentro del Escudo.
Las cuencas continentales en Venezuela tienen diferentes
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
352
comportamientos termales: (a) la cuenca de Maracaibo es una
cuenca termalmente estable con valores normales de flujo
calórico, y valores de profundidad de Curie similares a la
profundidad de Moho; (b) la subcuenta de Guárico es una
cuenca termalmente afectada con valores de alto flujo calórico,
donde la profundidad de Curie es de 8 a 10 km más somera
que la profundidad de Moho.
2. La profundidad de Curie en el Caribe oriental se caracteriza por
tener una extensa área poco perturbada con un valor medio de
23 km. Por lo tanto, el manto superior se encuentra
magnetizado. Esta región estable se caracteriza por poseer
bajos valores de flujo calórico relacionados con la corteza
engrosada del Caribe. Una zona de profundidad de Curie somera
se localiza dentro de la cuenca de Venezuela alcanzando un
valor mínimo de 17 km. Este fenómeno revela que la litósfera
del Caribe tiene un estado termal diferente al esperado para una
placa de su edad posiblemente asociado a su espesor litosférico.
3. La litósfera del Caribe presenta una estructura de velocidades
S anómala con respecto a las litósferas oceánicas normales del
mundo. La velocidad de ondas de corte del manto litosférico es
significativamente menor (-5.6%) que el promedio global, lo
cual es consistente con las realizadas bajo otros LIP alrededor
del mundo. El origen de esta baja velocidad se encuentra
relacionado directamente con la composición del manto. Se
ha interpretado que la presencia de material ígneo en el manto
litosférico, asociados a la interacción de la litósfera con una
pluma mantelar, explica, de forma satisfactoria, estas anomalías
de velocidad. En general, no se puede descartar que un estado
termal ligeramente elevado contribuya a la existencia de
velocidades negativas de manera secundaria.
4. El Caribe oriental tiene una litósfera anormalmente delgada,
la cual varía entre ~50 km en el noreste hasta más de ~70 km
en el oeste y en el suroeste. La corteza gruesa que la
caracteriza, con una litósfera anormalmente delgada y rica en
hierro, ocasiona que la litósfera de la placa del Caribe sea
moderadamente flotante. Esto origina que sea subducida bajo la
placa Suramericana en un proceso de bajo ángulo, y sobrecorra
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
353
la litósfera oceánica del Atlántico en la zona de subducción de
las Antillas menores.
5. Los valores de la profundidad de Moho del arco de las
Antillas Menores varían entre 22 y 36.8 km, con una media de
29 km y errores estadísticos entre 0.8 y 2.1 km con un valor
medio de 1.5 km. Los valores altos de espesor cortical se
presentan, en su mayoría, en el frente oeste de la sección norte
del arco, mientras que los valores bajos se localizan en el frente
este de su sección norte y en su sección sur. La distribución de
los valores dentro del arco de las Antillas Menores se encuentra
principalmente asociada a la dualidad de situaciones
geodinámicas al norte y al sur del sistema de falla de Tiburón
donde, al norte, la litósfera oceánica subduce más rápido que al
sur.
6. El radio de Poisson estimado a lo largo del arco varía entre 0.266
(Vp/Vs=1.777) y 0.3 (Vp/Vs=1.870). Los valores bajos (0.266
a 0.277) se encuentran inscritos en la sección del arco al sur de
Guadalupe, mientras que los altos (0.280 a 0.300) se localizan al
norte de esta isla. Los valores relativamente altos (>0.280) son,
en general, consistentes con un origen máfico de arco de islas y
la presencia de rocas gabroicas en la corteza, mientras que los
valores menores son más consistentes con valores de corteza
continental. Esta diferencia viene asociada a la existencia de un
basamento de edad mesozoica que se presenta en la sección
norte del arco, lo que explica los resultados en función de una
diferencia composicional de la corteza interior, como se ha
podido corroborar a través de un modelado gravimétrico.
7. El espesor elástico en el área de estudio varía entre 30 y 18 km,
con un valor medio de 23.7 km y una moda de 26 km. La
orientación de los contornos del mapa de espesor elástico es
aproximadamente N45R, similar a la de los Andes de Mérida,
indicando que ésta es la carga más importante dentro del bloque
de Maracaibo que controla la configuración del basamento. La
serranía de Perijá no parece distorsionar el patrón de los
contornos del mapa de espesor elástico y carece de una raíz
isostática, por lo tanto, debe encontrarse en algún tipo de
equilibrio dinámico. La serranía de Santa Marta presenta los
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
354
mayores valores de espesor elástico de la zona (de 26 a 30 km),
lo cual podría deberse al acoplamiento asociado a la subducción
plana del Caribe bajo Suramérica.
8. La evolución geodinámica del bloque de Maracaibo revela que
la configuración del basamento y su estado actual representan la
respuesta a diferentes etapas. Particularmente, la extensión
sufrida en el Jurásico y el rápido levantamiento de los Andes de
Mérida representan las etapas más importantes de esta
evolución.
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La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
384
APÉNDICE 1: Valores de flujo calórico para el norte de Venezuela y
el Caribe oriental en µcal cm −2 s−1, tomados de diferentes bases de
datos. Las fuentes en la tabla son: (1) Clark et al. (1978); (2) Epp et al.
(1970); (3) Fernández (2004) y Hernández (2006); (4) Pollack (1993).
FC es flujo calórico
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
385
APÉNDICE 2: Cobertura de datos magnéticos aerotransportados (zonas
verdes) y marinos (perfiles azules) incorporados en el EMM2010 para
Venezuela y el Caribe oriental
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
386
APÉNDICE 3: Localización e instrumentación de las estaciones
utilizadas para la tomografía de ruido ambiental.
La Litósfera del Caribe Oriental: Una Visión Geofísica Integrada
387
PR: Puerto Rico Seismic Network; XT: BOLIVAR broadband
deployment; VE: FUNVISIS; TR: Eastern Caribbean Seismograph
Network; CM: Red Sismologica Nacional de Colombia; CU:
CariUSGS Caribbean Network; DR: Dominican Republic Seismic
Network; IU: Global Seismograph Network; NA: Netherlands Antilles
Seismic Network; G: GEOSCOPE
NORMAS PUBLICACIONES
BOLETÍN ANIH
389
CONSIDERACIONES SOBRE LA POLÍTICA DE
PUBLICACIONES DE LA ANIH 2019
1. INTRODUCCIÓN
El Artículo 2º de la Ley de la Academia Nacional de la Ingeniería y El
Hábitat (ANIH) establece que “La Academia tendrá por objeto
contribuir al desarrollo de las ciencias, la tecnología y las artes
vinculadas con las disciplinas de la ingeniería y el hábitat, y a los
estudios relacionados con el aporte de dichas disciplinas al
desenvolvimiento integral del País”. El Numeral 6 de este artículo
estipula que: “A tal efecto podrá compilar, clasificar y publicar trabajos
que en el campo de la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo así lo
ameriten”.
La ANIH mantiene un conjunto de publicaciones y realiza foros y
conferencias a fin de promover y difundir estudios y proyectos, así como
opinar sobre problemas técnicos relacionados con la ingeniería y el
hábitat. En este documento se hace una revisión de estos instrumentos
de comunicación y difusión que maneja la Academia.
2. OBJETIVOS
Formular elementos que sirvan para establecer la política de
publicaciones de la ANIH. En consecuencia, en este documento se
describen y revisan las publicaciones de la Academia, así como otros
medios de difusión y comunicación usados por la misma. Al final se
establecen conclusiones y se hacen algunas recomendaciones.
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
390
3. PUBLICACIONES DE LA ANIH Y PRINCIPALES
CARACTERÍSTICAS
3.1 BOLETÍN
- Objetivo: proyectar la imagen de la Academia como institución
presente en el acontecer nacional y destacar las actividades
relacionadas con la Ingeniería y el Hábitat, como entes
esenciales en la proyección y desarrollo del país. Enfatiza, así
mismo, el papel de la Academia como ente asesor de los
organismos públicos y privados responsables de la toma de
decisiones fundamentales.
- A quién está dirigido: a instituciones públicas y privadas de
interés, así como Academias y Universidades de Venezuela y
del mundo.
- Contenido típico: discursos de incorporación, relatorías de
foros, trabajos de incorporación, artículos técnicos.
- Arbitraje: se realiza para los artículos técnicos.
- Frecuencia o Periodicidad: mínimo semestral.
- Inicio: año 2001; se han publicado 41 boletines a septiembre del
2018, es decir un promedio de 2,3 boletines por año. El Numero
42 está en elaboración.
- Último número: Boletín 41, septiembre 2018 (se publicaron tres
números en 2017 y se espera culminar con cuatro números en el
2018), de los cuales ya se han publicado los números 42 y 43 y
está por salir el 44.
- Extensión: variable 150-300 páginas.
- Tipo de impresión: En papel hasta el Boletín 21 (período 2001-
2011). Versión digital del 2012 en adelante (Boletines 22 al 44).
- Financiamiento: fondos propios de la ANIH.
- Editor actual: Académico Franco Urbani
- El Boletín se regirá por las normas editoriales debidamente
aprobadas que se colocan al final de este documento.
3.2 Noti ACADING
- Noticiero Digital Mensual de la Academia Nacional de la
Ingeniería y el Hábitat
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
391
- Objetivo: difundir, preferentemente, noticias importantes o
significativas relacionadas con el apoyo, investigación e
impacto de las ciencias de la ingeniería y el hábitat al desarrollo
integral del país.
- A quién está dirigido: la publicación se distribuye a una lista de
personas seleccionadas o solicitantes, que incluye a los
miembros de la Academia, comisionados, ingenieros
colaboradores, periodistas y personalidades.
- Contenido típico: editorial, noticias técnicas de la ANIH,
discursos de incorporación (versión resumida), discursos de
bienvenida (versión resumida), notas científicas.
- Frecuencia: mensual
- Extensión: aproximadamente 10-12 páginas.
- Tipo de impresión: digital.
- Financiamiento: fondos propios de la ANIH.
- Equipo Editor: Académicos Manuel Torres Parra, Franco
Urbani y Marianela Lafuente; Periodista Gladys Corredor
3.3 NOTACAD
- Noticiero Académico
- Objetivo: informar sobre las actividades de la academia.
- A quién está dirigido: a los académicos y miembros de
comisiones (comisionados).
- Contenido: editorial, gestiones y labores realizadas por la ANIH,
finanzas, actividades planificadas, ejecutadas y eventos por
realizar, decisiones del comité ejecutivo, decisiones de la JIN.
- Frecuencia: mensual
- Extensión: aproximadamente 4-5 páginas.
- Editor: Director Ejecutivo
3.4 LIBROS
Publicados: 1 libro en 1999; 21 libros en el período 2007-2018 a una
tasa de 1,75 libros por año en los últimos 12 años.
Frecuencia: variable.
Editor: variable.
Financiamiento: En conjunto con otras instituciones.
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
392
Libros más recientes (listados en la Web de la academia):
- La Academia Nacional de Ingeniería y el Hábitat, ANIH, ha
publicado los siguientes libros:
- 1999: ANTE EL MOMENTO HISTORICO QUE VIVE
VENEZUELA.
- 2007: HOMENAJE AL ACADEMICO, DR. RAFAEL
ALFONZO RAVARD.
- 2007: HOMENAJE AL ACADEMICO, DR. RAFAEL DE
LEON ALVAREZ
- 2007: CUESTIONES DE TRANSPORTE No. 1, DR. CESAR
QUINTINI ROSALES
- 2007: LOS PAPELES DEL DR. RAFAEL DE LEON.
- 2009: LA INDUSTRIA DEL GAS NATURAL EN
VENEZUELA
- 2009: ENTRE SIGLO Y SIGLO
- 2011: LIBRO INTERACADEMICO. PROPUESTAS A LA
NACION. El Desarrollo Sostenible del país.
- 2012: LIBRO INTERACADEMICO. REFLEXIONES Y
PROPUESTAS PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA
EN VENEZUELA. Educación para el Desarrollo.
- 2013: UNA MIRADA A LA INDUSTRIA DEL GAS
NATURAL EN VENEZUELA (1L 998-2012)
- 2013: EL SISTEMA ENERGETICO VENEZOLANO:
FUNDAMENTOS SOBRE EL SUMINISTRO ELECTRICO.
DR. CESAR QUINTINI ROSALES ( ED. DIGITAL)
- 2013: COMPENDIO 2013
- 2014: LIBRO INTERACADEMICO. LA PERDIDA DE LA
INSTITUCIONALIDAD EN VENEZUELA. La
Institucionalidad y la Ingeniería.
- 2015: LIBRO INTERACADEMICO. SOBRE LA
CORRUPCION, ETICA Y DESARROLLO EN VENEZUELA.
Transparencia y Honestidad en las Obras de Ingeniería.
- 2016: LA HISTORIA DE LA INGENIERIA
ESTDRUCTURAL EN VENEZUELA. VOLUMEN I.
- 2016: LIBRO INTERACADEMICO. VENEZUELA
FUTURA.
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
393
- 2017: LA ORDENACION DEL TERRITORIO: Situación
Actual y Desafíos.
- 2017: EL TERREMOTO DE CARACAS DE 1967: 50 años
después
- 2018: PRIMER REPORTE ACADEMICO DE CAMBIO
CLIMATICO DE VENEZUELA (PRACC)
- 2018: LINEAMIENTOS Y ESTRATEGIAS PARA LA
POLITICA CIENTIFICA BASADOS EN EL PRACC. (Nota:
esta última publicación es la misma que el Primer Reporte
Académico de Cambio Climático (PRACC).
3.5 FOLLETOS, DESPLEGABLES, CARTELONES Y OTROS
MEDIOS DIVULGATIVOS.
Objetivo: Presentar de manera sucinta información divulgativa de fácil
acceso con contenidos específicos, relacionados con información
general o relacionada con temas específicos de foros, conferencias,
declaraciones y material informativo de interés para el público.
4. OTROS MEDIOS DE DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN
4.1 Declaraciones
Adicionalmente a las publicaciones listadas anteriormente, la ANIH
manifiesta frecuentemente su opinión en asuntos de interés público
mediante las denominadas Declaraciones, que consisten en documentos
cortos donde se plantean problemas específicos y se recomiendan
medidas y acciones a tomar.
Desde el año 1999 se han presentado 37 declaraciones relacionadas con
problemas claves para el desarrollo del país, tales como los Deslaves en
el Litoral Central, el Colapso del Viaducto Nº 1 de la Autopista Caracas-
La Guaira, la Ampliación de la Autopista Valle-Coche, la Situación
Petrolera Venezolana, la Situación Ambiental del País, la Situación de
las Presas y Embalses del País, la Crisis del Transporte Público, y la
Crisis del Servicio Eléctrico.
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
394
4.2 Foros y Conferencias
La Academia organiza frecuentemente foros y conferencia sobre temas
relacionados con el acontecer nacional. De acuerdo a los registros de la
ANIH, desde principios del 2003 se han dictado 250 conferencias
distribuidas en 17 áreas del conocimiento: Agricultura (6), Ambiente
(54), Ciencia y Tecnología (10), Desarrollo (9), Economía (8),
Educación (10), Energía (29), Historia de la Ingeniería (5), Industria (2),
Infraestructura (37), Ingeniería (15), Petróleo (22), Política (5),
Relaciones Internacionales (14), Transporte (8), Urbanismo (10), y
Varios (6).
Desde el año 2008 se han realizado 23 Foros, el último de ellos fue el
foro titulado “¿Es sostenible el Arco Minero del Orinoco?”, celebrado
en la Facultad de Ingeniería de la UCV el 25/10/18.
4.3 Informes Técnicos
La Academia está organizada en 14 comisiones designadas por la JIN:
Comisión de Biblioteca, Comisión Calificadora, Comisión Editora,
Comisión de Energía, Comisión de Educación Superior y Relaciones con
las Universidades, Comisión de Historia de la Ingeniería, Comisión
Electoral, Comisión Ambiente, Comisión de Infraestructura, Comisión
de Agricultura, Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación,
Comisión Venezuela +30, Comisión de Interés Público, y Comisión de
Ordenación Territorial. Las comisiones realizan reuniones periódicas y
producen informes técnicos sobre asuntos de interés nacional.
5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
5.1 La ANIH tiene establecida una política de publicaciones que se
fundamenta en cuatro elementos: a) la elaboración de un Boletín
con periodicidad mínima semestral, donde se presentan
fundamentalmente artículos de carácter técnico y trabajos de
incorporación; b) la elaboración de Noti ACADING, un Noticiero
Digital Mensual donde se reportan noticias relevantes relacionadas
con la academia y la ingeniería a grupos de personas e instituciones
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
395
externas a la academia; c) la elaboración de NOTACAD, un
noticiero académico interno dirigido a los miembros de la
academia; y d) la edición de libros académicos relacionados con la
ingeniería y el hábitat.
5.2 Los elementos anteriores se complementan con una política de
organización de foros, conferencias y elaboración de informes
técnicos, para discutir problemas de interés nacional relacionados
con la ingeniería y el hábitat.
5.3 El nivel técnico de los trabajos que se presentan en el Boletín refleja
el nivel científico y técnico de la Academia. La frecuencia del
Boletín y el número de libros publicados ha ido en aumento en los
últimos años.
5.4 Para mantener la periodicidad del Boletín, en cuatro números por
año, tal como se ha logrado en los últimos dos años (2017 y 2018),
se recomienda incrementar la producción de artículos técnicos, para
lo cual debería comprometerse a las comisiones respectivas a la
entrega como mínimo de dos artículos por año.
5.5 Adicionalmente al contenido actual del Boletín (artículos técnicos,
trabajos de incorporación, discursos y relatorías de foros) se
considera conveniente incorporar la información que se presenta en
las conferencias que organiza la Academia, para lo cual se puede
solicitar a los expositores la elaboración de un resumen extendido
sobre el tema tratado. Se sugiere que el resumen extendido debería
tener una extensión de tres (3) a cinco (5) páginas de texto, adicional
a tablas y gráficos de la presentación. Adicionalmente, se pueden
incorporar al Boletín los textos resumidos (máximo de 50 páginas)
de tesis doctorales relacionadas con la ingeniería y el hábitat.
5.6 Es necesario revisar y ampliar la lista de distribución del Boletín
para garantizar que llegue a profesionales, investigadores,
miembros de facultades y escuelas de ingeniería en universidades,
centros e institutos de investigación, así como también a
organismos públicos relacionados con la ingeniería tales como el
Consideraciones sobre la Política de Publicaciones de la ANIH
396
Colegio de Ingenieros (CIV) y asociaciones profesionales, MPPEA,
MPPEUCT, FII, LNH, FUNVISIS, INC, entre otros. En tal sentido
se recomienda que la ANIH elabore un directorio ampliado de
instituciones para hacerles llegar sus publicaciones a través de
correos electrónicos y otros medios digitales.
5.7 Se sugiere fortalecer los contactos con las bibliotecas especializadas
y con otras dependencias que se encargan de difundir información
técnica en estas instituciones. Por ejemplo, en los boletines técnicos
de otras instituciones debería hacerse mención al Boletín de la
ANIH, reseñando el título de los artículos publicados,
suministrando una dirección o vínculo en la Web para que puedan
ser descargados por los interesados.
5.8 Se recomienda colocar una sección en la página web de la ANIH
que contenga los contenidos y presentaciones tanto de las
conferencias como de los resultados o relatorías de los foros e
informes técnicos, a fin de divulgar estos materiales que
constituyen un aporte fundamental en la gestión del conocimiento,
clasificadas según la temática de cada Comisión.
5.9 Para que la ANIH extienda su área de influencia y cobertura debe
estar presente en las redes sociales, tal como lo hacen otras
academias del mundo. Por ejemplo, la Academia Nacional de
Ingeniería de USA está presente en Twitter, Youtube y Linkedin.
5.10 Con el propósito de agilizar los procesos de arbitraje de las
publicaciones de la ANIH, y tal como fue sugerido en las Jornadas
de Reflexión de la Academia el año 2018, se recomienda que estos
procesos de revisión se lleven a cabo en el seno de cada Comisión
Técnica.
Aprobado por la Comisión Editora en su Sesión del Jueves 3 de octubre
de 2019
Aprobado por la Junta de Individuos de Número en su Sesión del 15 de
octubre de 2019
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NORMAS PARA LOS AUTORES DE LOS TRABAJOS A
PUBLICAR EN EL BOLETÍN DE LA ANIH
Las normas para los autores constituyen un compendio de pautas de
carácter vinculante para todos aquellos que aspiren a que el producto de
sus investigaciones y de su experticia científica en el área de la ingeniería
y el hábitat, sea publicado. Las normas deben seguir criterios
convencionalmente aceptados para el tipo de publicaciones similares a
los del Boletín de la Academia.
Las normas señalan expresamente el tipo de manuscritos que se admiten
para su consideración, a saber, artículos científicos, notas técnicas,
trabajos de revisión, discursos o trabajos de incorporación de los
Individuos de Número o Miembros Correspondientes, síntesis de tesis
doctorales ( hasta de 50 páginas como máximo) y otros documentos
debidamente arbitrados.
Aparte de un editor-jefe, el boletín debe contar con un comité científico
o comité editorial. Tanto el editor como el comité editorial tienen como
función garantizar no solamente que se cumpla el Reglamento de
Publicaciones y en particular las Normas de Publicación, sino la
rigurosidad científica de los artículos que se publican.
Los derechos de autor deben quedar expresamente señalados en las
normas y dependerán de la política editorial que al respecto tenga la
ANIH.
El Boletín de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat es una
publicación de carácter científico y tecnológico dedicada a divulgar
trabajos originales e inéditos que resalten la temática de la ingeniería y
áreas afines, tanto al nivel nacional como internacional. Es editado por
Normas para los autores de los trabajos a publicar en el boletín de la ANIH
398
la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat (ANIH) y son
admitidas contribuciones de investigadores nacionales o de otros países
en idioma español, inglés, francés o portugués. Su publicación será
supervisada por la Comisión Editora.
Los artículos propuestos al Comité Editorial deben ser remitidos en
formato digital, aunque no se descarta la recepción de manuscritos en
papel, para lo cual se debe consignar un original y dos copias, siempre y
cuando se entregue el respaldo en formato digital.
Los textos se presentarán en Word, fuente Times New Román, tamaño
12, todos los márgenes de 2,5 cm, justificado a la izquierda, tamaño
carta, estilo normal e interlineado sencillo.
Todos los trabajos que sean presentados para posible publicación
deberán estar organizados de la siguiente forma: portada o página del
título, nombre del autor con su grado profesional, su afiliación
institucional con indicación de la dirección postal y correo electrónico,
resumen o abstract, que no excederá de 250 palabras, tanto en español
como en inglés y 4 a 6 palabras clave. El texto principal o cuerpo del
trabajo deberá tener la siguiente estructura y en el siguiente orden
convencional: introducción, debe redactarse en forma concisa, con una
clara indicación de la justificación de la investigación que dio origen al
trabajo y sus objetivos; materiales y métodos utilizados (cuando sea
pertinente), descripción de los procedimientos utilizados o la cita
bibliográfica que los contiene; desarrollo del tema, una descripción
analítica del trabajo realizado; resultados y discusión, pueden
presentarse por separado o integrados, evitando la repetición innecesaria
de datos numéricos que hayan sido presentados en los cuadros;
conclusiones, generadas a partir de la investigación, lo cual no debe ser
una repetición de resultados; recomendaciones, o implicaciones
prácticas en caso de ser necesario (opcional), agradecimientos
(opcional); referencias bibliográficas (literatura citada), en orden
alfabético por el apellido del primer autor; anexos, si lo amerita y
siempre adaptándose a la naturaleza propia del trabajo.
Normas para los autores de los trabajos a publicar en el boletín de la ANIH
399
Todas las ilustraciones (gráficos, mapas, fotografías, croquis) se
denominarán "Figuras" y llevarán números consecutivos. Deberán ser
nítidas, con resolución de 300 dpi o mayor tener todos sus rótulos
legibles y no exceder el tamaño final de 15,5 x 21,5 cm. Dichas
ilustraciones deberán estar citadas en el texto, e incluidas en el
documento después de su primera cita. Al pie de cada ilustración debe
aparecer una leyenda concisa con indicación de la fuente respectiva.
Las tablas y cuadros de datos numéricos, serán citados en el texto como
"Tablas" con una numeración consecutiva. En la parte superior deberá
aparecer una leyenda corta y explicativa, pero al pie de la misma puede
colocarse otra información pertinente del contenido, fuentes, etc. Las
Tablas deberán intercalarse en el documento después de su primera cita.
Las referencias bibliográficas deberán aparecer al final del artículo en
orden alfabético según el apellido del primer autor. Se indicará el
apellido e inicial del nombre del autor (en mayúscula) para el caso del
primer autor, y a partir del segundo se colocarán las iniciales del nombre
seguido del apellido, separados los autores entre sí por punto y coma,
conforme al siguiente estilo:
ROMERO A. M. 2007. El ingeniero del 2020. Bol. Acad. Nac. Ing. Háb.,
14: 68-102.
NWEIHED K. G. 1973. La vigencia del mar. Ed Equinoccio, Univ
Simón Bolívar, Caracas.
Todas las obras incluidas en las referencias bibliográficas deberán estar
citadas en el texto. Las citas bibliográficas en el texto se efectuarán con
el apellido del autor y el año de la siguiente forma: ej.: "... según
ROMERO (2007), las condiciones..." o “...se establecieron las
condiciones según cada tipo de procedimiento ROMERO (2007)”. En
caso de dos autores, separar con la conjunción "y": GUTIERREZ y
GUERRERO (1999) o (GUTIERREZ y GUERRERO, 1999), según sea
el caso. Para tres o más autores, utilice el vocablo et al.: RODRIGUEZ
et al. (1986) o (RODRIGUEZ et al., 1986). Citas de un mismo autor,
pero de diferentes años pueden escribirse juntas (ej. PEREZ, 1986, 2000,
2005). Para distinguir entre varios trabajos del mismo autor o autores
Normas para los autores de los trabajos a publicar en el boletín de la ANIH
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publicados en un mismo año emplear las letras (a, b, c, etc): RAMIREZ
y GOMEZ, 1995a, 1995b. En caso de citar varios trabajos, colocarlos en
orden cronológico y utilizar punto y coma para separarlos (ej. MOLINA,
1979; SANCHEZ y LOPEZ, 1986; MARIN et al., 2000).
Los autores que deseen añadir notas, éstas deberán aparecer todas al
final, justo antes de las referencias bibliográficas y enumeradas con
números arábigos. No añadirlas al pie de cada página.
Se utilizarán las unidades según el Sistema Internacional, aunque se
podrán complementar con otras unidades de uso común.
Toda información adicional y la consideración de casos especiales
deberán ser aprobados por el comité editorial del Boletín.
Para el caso particular del Boletín, se aceptarán Discusiones sobre los
trabajos publicados, con una extensión máxima de seis páginas, las
cuales se publicarán con la réplica del autor original, si la hubiese.
En el caso de trabajos de incorporación, estos no podrán tener la
identificación y logos de la Academia, y en la portada deberá aparecer
un texto como el siguiente: "Trabajo presentado ante la Ilustre Academia
Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, por el Ing. xxx xxx como
requisito parcial para optar a su incorporación como (Individuo de
Número, Sillón xxx, Miembro Correspondiente por el estado xxx)".
Las informaciones, interpretaciones, opiniones, descripciones y
conclusiones contenidas en los trabajos publicados por la ANIH, son de
la exclusiva responsabilidad de los autores, que por otra parte pueden
diferir de las informaciones, interpretaciones, descripciones y
conclusiones de otros investigadores, y no significan necesariamente ni
revelan las propias de la ANIH, excepto cuando se indique lo contrario.
Aprobado por la Comisión Editora de la ANIH en Sesión del 3 de
octubre del 2019
Aprobado por la Junta de Individuos de Número de la ANIH en su Sesión
del 15 de octubre de 2019