abordaje conceptual del trabajo infantil en costa rica

8/19/2019 Abordaje Conceptual Del Trabajo Infantil en Costa Rica

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REFLEXIONESPARA EL ABORDAJE

CONCEPTUALY METODOLÓGICO

DEL TRABAJO INFANTILY ADOLESCENTE

A PARTIR DE EXPERIENCIASDESARROLLADAS EN COSTA RICA

2003

Juan Carlos Zamora Ureña


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DEFENSA DE NIÑAS Y NIÑOS – INTERNACIONAL, DNI COSTA RICA

Apartado Postal: 1760 – 2100, San José, Costa RicaTel.: 2369134 / 2972885 / 2972880Fax: 236 5207

Email: [email protected]

Pág. web www.dnicostarica.orgPresidenta Ejecutiva: Virginia Murillo Herrera

Elaborado por: Juan Carlos Zamora Ureña, Sociólogo,Programa Trabajo Infantil DNI

En el marco del proyecto Anti-Slavery International ASI-UK– CONVENCIÓN 182 SOBRE LAS PEORES FORMAS DETRABAJO INFANTIL 2003 y con el auspicio de ASI-DFiF UK

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REFLEXIONES PARA EL ABORDAJE CONCEPTUAL Y METODOLOGICO DEL TRABAJO INFANTIL Y ADOLESCENTE

Defensa de Niñas y Niños Internacional. Sección Costa Rica y

Anti-Slavery

Reflexiones para el abordaje conceptual y metodológico del

trabajo infanti l y adolescente a par tir de experiencias desarro-lladas en Costa Rica / Juan Carlos Zamora Ureña; traducido por Rodolfo Murillo Herrera. San José, C.R.: DNI, 2003.

68 p. : il. ; 5.5” x 8.25”

ISBN 9968-853-13-5

1.TRABAJO INFANTIL. 2.ADOLESCENTES. 3. POBREZA.I. Zamora Ureña, Juan Carlos. II.Título.

305.23

D624r


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A PARTIR DE EXPERIENCIAS DESARROLLADAS EN COSTA RICA

PRESENTACIÓN

No ha sido fácil el poder plasmar en un documento claro y de fácil

entendimiento para los y las lectores, lo que ha sido el resultado

de varios años de trabajo con niños, niñas y adolescentes trabaja-

dores y sus familias.

Muchos encuentros y desencuentros hemos tenido que enfrentar

para poder hacer una propuesta metodológica y conceptual que

permita a organizaciones sociales e instituciones entender el fenó-

meno del trabajo infantil y adolescente y las causas múltiples que

lo generan.

En el marco del proyecto “Incidiendo para una efectiva apli- cación del Convenio 182 sobre las peores formas detrabajo infantil“ que hemos ejecutado gracias a la colaboraciónde la organización inglesa Anti-Slavery Internacional, ASI, quisimos

compartir con las organizaciones que participaron en el proyecto y

como documento complementario al Manual “Prepárese paraconvencer”, nuestro aprendizaje y enseñanzas que los niños, ni- ñas y adolescentes trabajadores y sus familias nos dieron.

Es importante señalar que este es un documento que podrá

continuar siendo retroalimentado a traves del trabajo que desde

Defensa de Niñas y Niños – Internacional, DNI realicemos en el

terreno con la población.

Virginia Murillo HerreraDefensa de Niñas y Niños – Internacional, DNI Costa Rica


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CONTENIDO

I SITUACIÓN DEL TRABAJO INFANTIL Y ADOLESCENTE

EN COSTA RICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7

1.1 Evolución teórico conceptual . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

1.2

Trabajo infantil: Necesidad de definir un concepto . . 12

1.3 Enfoque de intervención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

A Prevención y protección . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

B Prevención y erradicación . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

1.4 ¿Qué causa el trabajo infantil? . . . . . . . . . . . . . . . . 24

•Pobreza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

•Patrones culturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

•Problemáticas sentidas a nivel familiar . . . . . . . . . . 28

•Aspectos del sistema educativo . . . . . . . . . . . . . . . 28

II PROPUESTA DE ABORDAJE METODOLÓGICO PARA ATENDER

EL TRABAJO INFANTIL Y ADOLESCENTE . . . . . . . . . . . . . . 31

A. Fase de creación de condiciones. . . . . . . . . . . . 31

2.1 Investigación inicial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

2.1.1 Línea basal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

2.1.2 Fuentes de Información . . . . . . . . . . . . . 39

B Fase de ejecución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

2.2 Promoción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

2.2.1 Indentificación (censo) . . . . . . . . . . . . . . . 47


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2.2.2 Involucramiento de nuevos actores,

nuevas acciones: . . . . . . . . . . . . . . . . . . .50

2.2.3 Búsqueda de soluciones . . . . . . . . . . . . . .52

2.3 Alternativas económicas . . . . . . . . . . . . . . . . . .53

2.3.1 Subsidios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

2.4 Educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57

2.4.1 Inserción y reinserción . . . . . . . . . . . .58

2.4.2 Identificación de opciones existentes . .59

2.4.3 Apertura de nuevas opciones . . . . . . . .59

2.4.4 Flexibilización de requisitos de ingreso .60

2.4.5 Acompañamiento . . . . . . . . . . . . . . . .61

2.5 Organización comunal . . . . . . . . . . . . . . . . . . .63

III CONSIDERACIONES FINALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .67

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1 Pisoni, R. “ Informe sobre el trabajo infantil y adolescente en Costa Rica”.

P.A.N.I., 1999.

I. SITUACIÓN DEL TRABAJO INFANTILY ADOLESCENTE EN COSTA RICA

Según los datos1 proporcionados por la Encuesta de Hogares y Pro-

pósitos Múltiples de 1998 que incluyó un módulo sobre trabajo in-

fantil y adolescente, Costa Rica contaba para esa fecha con

147.087 personas trabajadoras entre los 5 y los 17 años, de los cua-

les 66.762 correspondían a niños y niñas trabajadores/as de entre

5 y 14 años (45.4%). Para el caso de las personas adolescentes (15

a 17 años) la cifra alcanzaba los 80.325 casos (54.6%), la gran ma-

yoría de ellos ubicados en “ ocupaciones que ofrecen insuficien-

te bienestar”.

Las tres cuartas partes de los niños, niñas y adolescentes trabajado-

res (111.250) residían en el área rural y un 25% en las áreas urba-

nas del país (35.837).

En las áreas urbanas, entre los niños y niñas trabajadores de 5 a 14

años de edad predominaba la ocupación de comerciantes y vende-

dores (34%), seguidos por aquellos dedicados a actividades artesa-

nales o de manufactura (22%), y en tercer lugar, un grupo dedicado a la agricultura (19,5%), probablemente en áreas suburbanas. En

el área rural, en cambio, casi el 70 por ciento de las personas trabaja-

doras de 5 a 14 años eran trabajadores agrícolas, seguidos de lejos

por los comerciantes y vendedores (12,4%) y por aquellos dedica-

dos a las labores artesanales e industriales (6,1%).

En relación a las personas adolescentes trabajadoras (15-17 años), enlas áreas urbanas prevalecían aquellos dedicados a actividades


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artesanales e industriales (28,9%) y los comerciantes y vendedores

(25,1%), seguidos por los ocupados en el sector servicios (19,3%). En

el área rural, cuatro de cada diez varones adolescentes eran trabaja-

dores agrícolas y poco más de un tercio de las mujeres adolescentes

trabajaban en el sector servicios. Las labores artesanales e indus-

triales para los hombres (26,9%) y las actividades agrícolas para las

mujeres (20,7%), aparecen como las segundas actividades más

importantes para los adolescentes de las zonas rurales. Les seguía en

importancia, entre adolescentes de ambos sexos, las ocupaciones de

comerciantes y vendedores.

Los datos mencionados indican, en términos generales, una notoria

concentración de las personas menores de edad trabajadoras en las

actividades peor remuneradas y más explotadoras, así como una peor

situación de los trabajadores rurales con respecto a los urbanos. Es evi-

dente también que el sector agrícola sigue siendo el principal deman-

dante de mano de obra infantil y adolescente.

No obstante, más allá de los datos cuantitativos sobre participación la-

boral de las personas menores de edad, la mencionada investigación

recoge datos que muestran algunas de las principales consecuencias

que esta problemática está teniendo sobre las personas menores deedad trabajadoras, así como los rasgos que hacen del trabajo infantil

y adolescente una situación violatoria de algunos derechos funda-

mentales y, sin duda, una limitante de gran peso en las posibilidades

de desarrollo de la niñez y la adolescencia costarricenses.

La educación es, indudablemente, uno de los derechos funda-

mentales de las personas menores de edad que más se ve afec- tado e irrespetado como consecuencia del trabajo infantil,

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“…comparativamente son los menores trabajadores quienes pre-

sentan la peor situación educativa. La mitad ha desertado de sus

estudios, proporción que alcanza el 72% en los adolescentes. En-

tre quienes trabajan y estudian, casi la mitad del total y siete de

cada diez adolescentes cursan con rezago y sólo el 14% de éstos

han culminado el ciclo obligatorio de enseñanza. La proporción

de quiénes concluyeron los estudios primarios es también infe-

rior a la de aquellos niños, niñas y adolescentes que no realizan

actividades económicas o domésticas” (Pisoni, 1999)

Para julio de 1998, se estimaba en 122.127 el número de personas

menores de edad que no asistían a ningún tipo de educación tenien-

do edad para hacerlo. De ellos el 83% declaró estar realizando algún

tipo de actividad económica o doméstica. Esto demuestra la estrecha

relación entre trabajo infantil y adolescente y la exclusión escolar, par-

ticularmente en las zonas rurales, donde se concentraba cerca del

78% de los excluídos, dando muestras de otra importante relación:

exclusión escolar y trabajo agrícola.

Otro aspecto fundamental del trabajo infantil y adolescente es cono-

cer las condiciones en que esta población se inserta en el mercado

laboral. Los ingresos que reciben las personas menores de edad a

cambio de su trabajo es un indicador importante de las condiciones

precarias de inserción y del carácter explotador que el trabajo infantil

asume en la mayoría de los casos. El cuadro siguiente resume

algunos datos en este sentido:

Grupos Cantidad Jornada semanal Ingreso mensual Salario Mínimode edad promedio* promedio** (U$S) Legal***(U$S)

5 a 11 23,035 8 $24.2

12 a 14 7,646 24 $43.9

15 a 17 30,745 40 $118.1 $133.3

* * En horas.

** En dólares de Estados Unidos. (revisar si es el tipo de cambio de julio 1998).

*** Para una jornada de 36 horas semanales. (revisar si es el tipo de cambio de julio 1998).

Grupos Cantidad Jornada semanal Ingreso mensual Salario Mínimode edad promedio* promedio** (U$S) Legal***(U$S)

Cuadro 1Volúmen, jornadasemanal e ingresos

mensuales de laPMET en Costa Rica

a julio de 1998


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Como se nota en el cuadro, las personas menores de edad trabajado-

ras, para todos los grupos de edad, se ubican en ocupaciones que

“ofrecen insuficiente bienestar ”2. Esto significa que esta población es-

taría sacrificando su educación, comprometiendo su salud y otros de-

rechos para dedicarse a una actividad que ni siquiera representa una

solución completa en términos económicos inmediatos y que al negar

las posibilidades de capacitación les condena a reproducir su precaria

condición permanentemente.

El trabajo infantil, en la inmensa mayoría de los casos, es una manifes-

tación de las situaciones de pobreza y extrema pobreza en que viven

millones de familias en el mundo agravadas por aspectos culturales y

sociales. La falta de acceso a la educación pública y gratuita, la desin-

tegración familiar, el tradicionalismo y los patrones culturales propician

la participación temprana en actividades laborales y económicas de ni-

ños y niñas, lo que manifiesta la falta de perspectivas y de oportunida-

des de los núcleos en situación de pobreza.

Este carácter estructural de las causas del trabajo infantil hace que las

soluciones deban necesariamente derivarse de un abordaje integral

que incluya un enfrentamiento directo con la pobreza, los patrones

culturales que promueven el trabajo infantil y las deficiencias del sistema educativo; todo dentro de un marco jurídico adecuado que garan-

tice la sostenibilidad y la legitimidad de las iniciativas tendientes a la

eliminación del trabajo infantil y protección del trabajador adolescen-

te. Una legislación adecuada constituye un paso fundamental en el

proceso de eliminación y en esta materia Costa Rica ha tenido avan-

ces importantes.

El Código de la Niñez y la Adolescencia aprobado en Costa Rica en el

año 1998 establece la prohibición de trabajar para todas las personas

10


2 Son aquellas ocupaciones cuyo ingreso mensual era equivalente al valor de 3,3 líneas

de pobreza. Dichas ocupaciones eran las de trabajadores agrícolas; artesanales e

industriales; transporte, carga y almacenamiento y trabajadores de los servicios.


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3 Código de Niñez y Adolescencia, Artículo 78. 1998.

menores de 15 años (niños y niñas) y medidas de protección es-

pecial para las personas adolescentes trabajadores (mayores de

15 y menores de 18 años). Específicamente para estos últimos, el

Código establece en su Régimen Especial de Protección al Trabajador

Adolescente que el trabajo de esta población deberá limitarse

“cuando la actividad importe riesgo, peligro para el desarrollo,

la salud física, mental y emocional o cuando perturbe la asisten-

cia regular al centro educativo”3

El reciente avance legislativo en materia de derechos humanos de las

personas menores de edad, que forman casi el 50% de la población

nacional, no se ha traducido en acciones con la velocidad deseada,

por un lado debido a la inaceptable insuficiencia de recursos eco-

nómicos y por otro, por la escasez de recursos humanos y agencias

ejecutoras (ONG de desarrollo y/o niñez) capaces de proponer y

ejecutar alternativas exitosas al trabajo infantil.

El trabajo realizado por personas menores de edad, las condiciones

en que estas labores se llevan a cabo y las consecuencias nocivas quepueden acarrearle tanto en la actualidad como en su desarrollo futu-

ro (a las personas menores de edad trabajadoras), han ocupado, des-

de hace algunos años, un lugar destacado en importantes foros de

discusión y en la agenda de diversas instituciones privadas y organis-

mos estatales e internacionales.

La contundencia del fenómeno, principalmente en los países más em- pobrecidos, anula cualquier posibilidad seria de negar su existencia.

1.1. Evolución teórico conceptual


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No obstante, este reconocimiento parece ser uno de los pocos

consensos generales respecto a la problemática, ya que alrededor de

las causas, las consecuencias, el abordaje social y político para su

solución y los responsables de ejecutar estos programas, entre otros,

el debate sigue teniendo vigencia y las perspectivas de consenso se

difuminan en una interminable tensión entre el reconocimiento uni-

versal y las características que asume en contextos particulares. Sólo

en el caso de América Latina4, los enfoques institucionales varían des-

de “la abolición” hasta la defensa del derecho al trabajo para las

personas menores de edad, pasando por posturas intermedias que

han venido guiando, a veces de manera contrapuesta, la acción

institucional.

El concepto mismo de trabajo infantil se encuentra actualmente

entre los puntos de debate, lo cual hace necesario que cualquier

alusión al tema deba ser precedida por una definición conceptual,

para así evitar el repetido error de llamar por el mismo nombre a

situaciones percibidas desigualmente.

Definir de manera consensual cuáles actividades realizadas por perso-

nas menores de edad son las que se inscriben bajo el concepto de tra-

bajo infantil, es una tarea que sigue ocupando a importantes sectores

dedicados al tema de la niñez y la adolescencia. Este énfasis concep-

tual no es casual, ni mucho menos estéril, ya que la definición precisa

del fenómeno es un paso fundamental para su enfrentamiento.

En el devenir histórico de la construcción de un concepto es posibleidentificar diferentes momentos que, principalmente en América

1.2. Trabajo infantil: Necesidad de definir un concepto

12


4 Rodríguez, I. Zamora, J.C. Serie COGOLLOS # 1. “ Posturas predominantes en

torno al trabajo infantil en América Latina” . Defensa de los Niños Internacional,

sección Costa Rica. 1997


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13


Latina, han guiado las acciones desarrolladas en este sentido. Se

trata de enfoques que con diferentes velocidades han cedido su

espacio a otros más evolucionados, más pertinentes y más contex-

tualizados; pero todos controversiales y, en criterio de algunos,

incompletos.

Ya desde principios del siglo anterior, aparecen los primeros intentos

por regular las actividades laborales a las que las personas menores de

edad podían incorporarse y las condiciones generales en las que un

niño o niña debía desempeñarse como trabajador. Se podría ubicar

esta primera etapa en un plano normativo, es decir, prohibitivo. Al

amparo de una visión humanitaria, se identifican una serie de

actividades y condiciones de trabajo que se prohíben sin más.

Posteriormente, el debate en torno a cuales son las formas de trabajo

que deben atacarse se intensifica y, en busca de una luz, aparecen

desde diversas fuentes clasificaciones dicotómicas, tales como “traba-

jo formativo - trabajo nocivo”, “ formas intolerables de trabajo

infantil” y más recientemente, “ peores formas de trabajo infan-

til”. Todas estas posturas hacen referencia a la existencia implícita de

diferencias a lo interno del mismo concepto de trabajo infantil,

aceptando por antonomasia que existen formas de trabajo infantil va- loradas positivamente y/o formas tolerables. Es importante rescatar de

estas posturas el aporte que hacen en términos de jerarquización o

focalización de las iniciativas institucionales, esto es, ante un con-

texto de pobreza y trabajo infantil que sobrepasa en mucho la ca-

pacidad de respuesta de las distintas instancias relacionadas, cobra

sentido la centralización de las acciones en aquellas formas de tra-

bajo que se reconocen como de mayor riesgo o que someten alos niños y niñas trabajadores a mayores niveles de vulnerabilidad.


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No obstante, se presenta el inconveniente de que la frontera entre una

forma de trabajo “tolerable” y una que no lo es, se muestra en la rea-

lidad de manera difusa, si se quiere subjetiva, restándole contunden-

cia a la clasificación y dejando entrever en la respuesta social ante el

fenómeno una reacción confusa y riesgosamente permisiva.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño,

nos presenta al respecto un importante marco de referencia. En su

artículo 32 define la explotación laboral de la siguiente manera:

Como se puede ver en este artí-

culo, el elemento que convierte

a una actividad laboral lo consti-

tuye el hecho de darse en condi-

ciones que afectan el ejercicio de

derechos que, en el caso de la

Convención, se refieren específi-

camente a la educación, la inte-

gridad moral, física y psicológica

y la salud.

En nuestro caso creemos que la Convención ubica el debate en tornoa la explotación laboral en la dirección correcta. Nos dirige hacia la

determinación de los Derechos Humanos como punto de referencia

para la definición del trabajo realizado por personas menores de edad.

Asistimos, por lo tanto, a la superación de las dicotomías internas en

el concepto del trabajo realizado por personas menores de edad,

logrando una homogenización en la que la explotación laboral es, por definición, un factor violatorio de los derechos humanos establecidos

14


ARTÍCULO 32

1. Los Estados Partes reconocen elderecho del niño a estar protegido

contra la explotación económica ycontra el desempeño de cualquier ti-

po de trabajo que pueda ser peligro-

so o entorpecer su educación, o que

sea nocivo para su salud o para su

desarrollo físico, mental, espiritual,

moral o social…


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15


para las personas menores de edad. Las clasificaciones posteriores

sólo tendrán un valor instrumental como herramientas para la jerar-

quización de las acciones o la identificación de formas de trabajo de

personas menores de edad más urgentes de atender.

Lo anterior no debe entenderse como una afirmación en el sentido de

que no existen labores que las personas menores de edad puedan rea-

lizar, significa más bien que las labores que no sean excluyentes en el

sentido de ejercer los derechos correspondientes deben considerarse

como prácticas positivas propias del proceso de formación e integra-

ción sociocultural de los niños y niñas. Esto nos permite igualmente

trascender la idea, algo generalizada en diferentes medios, de que el

trabajo infantil se define a partir de su “ formalidad”, con lo que se

plantea que solamente se entiende por trabajo infantil las actividades

realizadas con un horario, una remuneración fija y preestablecida y

determinadas por una relación de jerarquía. Un enfoque desde los

derechos humanos permite incluir las labores formales, informa-

les, rurales, urbanas, familiares, domésticas, etc; todas susceptibles

de constituirse en formas de trabajo infantil a partir del momento

en que su realización se contraponga a los derechos humanos y

por lo tanto, a las necesidades y posibilidades de desarrollo integral

de los niños, niñas y adolescentes.

Si aceptamos entonces que el trabajo infantil no se define a partir del

tiempo dedicado, el tipo de actividades realizadas o la “ formalidad”

de las mismas, falta entonces determinar cuáles son los elementos que

sí lo definen.

De acuerdo a lo expuesto anteriormente, el trabajo infantil comoproblemática social estaría esencialmente ligado a dos criterios. Por un


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lado, la compatibilidad con los derechos humanos y con las necesida-

des y posibilidades de desarrollo integral de las personas menores de

edad y por otra parte, con una determinación etárea.

Respecto a este último elemento, cabe mencionar que tanto la Con-

vención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño como los

diferentes convenios de la Organización Internacional del Trabajo

(OIT) reservan para cada país que ratifica, la potestad relativa de esta-

blecer una edad mínima para la admisión al empleo.

En Costa Rica, como ya se mencionó antes, el límite de edad se esta-

bleció en los 15 años, edad a partir de la cual el trabajo no se prohí-

be sino que se regula, y se considera como trabajo adolescente. Esta

división etárea tiene importantes implicaciones con respecto al

abordaje que se haga del fenómeno en general. Como ya veremos,

se traduce en acciones de erradicación hacia el trabajo infantil y de

protección hacia el trabajo de adolescentes.

Finalmente, es necesario tener claridad sobre el hecho de que el tra-

bajo realizado por personas menores de edad no se diferencia del tra-

bajo de adultos por las características de la actividad, sino más bien

por las características del sujeto que las realiza. Mientras para los adultos tener un trabajo es uno de sus principales derechos; para los niños

y niñas se convierte en una violación (aún si la actividad realizada fue-

ra la misma), debido al particular estado de desarrollo en que se en-

cuentran estos últimos. Las condiciones necesarias para un adecuado

desarrollo como ser humano varían profundamente según la edad.

Así como el trabajo digno es una reivindicación absolutamente válida

para los adultos; la educación, la recreación, el descanso y el garantizar su integridad moral, psíquica y física se imponen como demandas

16



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5 Comité Directivo Nacional para la prevención, eliminación progresiva del traba-

jo infantil y protección de la persona adolescente trabajadora. Plan Nacional

para la prevención, eliminación progresiva del trabajo infantil y la pro-

tección de la persona adolescente trabajadora. 1999.

fundamentales (y por lo tanto derechos) para las personas menores de

edad. Del carácter esencialmente excluyente del trabajo en el caso de

las personas menores de edad proviene la valoración negativa refleja-

da en el concepto de trabajo infantil y adolescente.

Tras la suscripción, en 1996, del Memorando de Entendimiento entre

el Estado de Costa Rica y la OIT en el que se conviene aunar esfuer-

zos para la Eliminación Progresiva del Trabajo Infantil; se crea me-

diante el Decreto 25890 del 12 de marzo de 1997 el "Comité Direc-

tivo Nacional de Lucha contra el Trabajo Infantil". Este órgano -

compuesto por instituciones públicas, privadas y agencias de coope-

ración internacional- además de un Plan Nacional de ataque a la

problemática del trabajo infantil y adolescente hace una propuesta

conceptual al respecto en los siguientes términos:

"Con base en lo dispuesto por el Código de la Niñez y la Adolescencia

se entiende por trabajo infantil aquel trabajo o actividad económica que

es realizada por niños o niñas, es decir, personas menores de 15 años de

edad, cualquiera que sea su condición laboral (trabajo asalariado, tra-

bajo independiente, trabajo familiar no remunerado, y otros), impidién-

doles desarrollarse dignamente, restringiendo su participación y dere-

cho a la educación, y causándoles perjuicios en su salud física, moral yespiritual.

Se considerará igualmente trabajo infantil cuando el niño o niña lleva a

cabo tareas domésticas excluyentes, equivalentes a una actividad

económica"5


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Es importante rescatar de esta propuesta conceptual, primero, el efec-

to pernicioso del trabajo infantil en las posibilidades de " desarrollar-

se dignamente" para las personas menores de edad, y segundo, el

reconocimiento explícito de las actividades domésticas como una for-

ma de trabajo infantil cuando tales tareas resulten excluyentes. Ambos

elementos orientados hacia el posicionamiento de los propios niños,

niñas y adolescentes trabajadores en el centro de la discusión, toman-

do sus necesidades y particularidades como personas en desarrollo co-

mo punto de partida para determinar cuando una actividad económi-

ca o laboral tiene efectos negativos sobre esta población.

Por otra parte, si entendemos los derechos humanos como una es-

pecie de garantía jurídica brindada por un ente competente de que

todas las personas podrán satisfacer sus necesidades como seres

humanos; podríamos pensar en los derechos de las personas me-

nores de edad como un conjunto sistematizado de las necesidades

que demanda su adecuado proceso de desarrollo. Es decir, los dife-

rentes documentos (convenciones, códigos, convenios, etc) refe-

rentes a los derechos humanos de las personas menores de edad

dan cuenta del reconocimiento nacional e internacional de una

serie de condiciones necesarias para garantizar su desarrollo in-

tegral. Todas las cuales son, por principio general, irrenunciables eindivisibles.

Todos los elementos que hemos comentado permiten en nuestro

criterio el planteamiento de una definición de trabajo infantil y de

trabajo adolescente en los siguientes términos: 18



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Trabajo infantil

Toda actividad laboral, económica o doméstica, remuneradao no remunerada, realizada por una persona con una edadinferior a la mínima legal para ser admitida en un empleo(15 años en Costa Rica) la cual, por sus diversas característi- cas, impide, obstaculiza y/o entorpece el ejercicio real y pleno de alguno de los derechos humanos estipulados para esta población, comprometiendo así sus posibilidades de desarrollo integral.

Trabajo Adolescente

A diferencia del trabajo infantil, la legislación nacionalreconoce el derecho al trabajo para esta población, derecho que se acompaña de una legislación tendiente agarantizar que las condiciones en que se desarrolla eltrabajo no impidan al adolescente su pleno desarrollo

ni comprometan sus derechos humanos y laborales.

De esta manera es posible que en la realidad existan almenos dos poblaciones de adolescentes trabajadores:

• quienes realizan un trabajo acorde con las disposicio-

nes legales y en armonía con sus demandas y caracterís-

ticas derivadas de su estado de desarrollo, y

• las personas adolescentes

que realizan trabajos exclu-

yentes en términos de los de-

rechos humanos y laborales

correspondientes a su condi-

ción de persona en estado de

desarrollo. Este grupo es el

que interesa identificar, que-

dando, en consecuencia, defi-

nido de la siguiente manera:

Trabajo adolescente “ nocivo”o “ carente de protección” o

“violatorio de derechos”

Toda actividad laboral y económica o

doméstica, remunerada o no remunerada,

realizada por una persona entre los 15 y

17 años de edad (para Costa Rica) la cual,

por sus diversas características, impide,

obstaculiza y/o entorpece el ejercicio real y

pleno de alguno de los derechos humanos

estipulados para esta población, o resulta

violatorio de las disposiciones legales en

materia laboral, comprometiendo así sus

posibilidades de desarrollo integral.


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Si bien se sabe que en Costa Rica el segundo grupo es abrumadora-

mente mayor que el primero, es conveniente considerar ambas posi-

bilidades en virtud de las diferencias que implican en cuanto al enfo-

que de intervención.

Tras la necesaria clarificación conceptual, procede la determinación de

las acciones y estrategias que se deben implementar para enfrentar el

fenómeno del trabajo realizado por personas menores de edad. Para

el caso de Costa Rica dichas acciones se han definido en términos de

PREVENCIÓN y ERRADICACIÓN del trabajo infantil y PREVENCIÓN y

PROTECCIÓN del trabajo adolescente. En el nivel legal esto se tradu-

ce en prohibición del trabajo para personas menores de 15 años y re-

gulaciones especiales para trabajadores con edades entre los 15 y los

18 años.

A. Prevención y protecciónCon respecto al trabajo realizado por personas adolescentes es nece-

sario hacer algunas consideraciones de relevancia.

1.3. Enfoque de intervención

20


El Artículo 78 del Código de Niñez y Adolescencia dice:

El Estado reconocerá el derecho de las personas

mayores de quince años a trabajar con las restric-

ciones que impone este código, los convenios inter-

nacionales y la ley. Este derecho podrá limitarse

solamente cuando la actividad laboral importe ries-

go, peligro para el desarrollo, la salud física, mental

y emocional o cuando perturbe la asistencia regular

al centro educativo.


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Como se constata en este artículo, el trabajo es para los adolescentes

un bien jurídico protegido, un derecho.

No obstante, se reconoce la diferencia entre un trabajador adolescen-

te y un adulto. Para los primeros son exigibles los mismos derechos la-

borales de que gozan todos los demás trabajadores y, además, una se-

rie de derechos especiales que vienen a armonizar con su condición

de persona en desarrollo. Este régimen especial se refiere básicamen-

te a la jornada y horarios de trabajo, las labores prohibidas o restringi-

das, la posibilidad de combinar adecuadamente trabajo con estudio y

en general la protección del adolescente trabajador ante eventuales

actos de explotación.

La protección de la persona adolescente trabajadora implica, por lo

tanto, todas aquellas acciones tendientes a garantizar que los y las

adolescentes que trabajan, estén efectivamente recibiendo todas las

garantías y beneficios que la ley dispone. En el caso de Costa Rica, sig-

nifica la estricta aplicación del Régimen Especial de Protección al Tra-

bajador Adolescente.

Se reconoce, sin embargo, que la mayoría de las contrataciones labo-

rales para adolescentes de estas edades se realizan generalmente bajo las mismas condiciones que las exigidas a los adultos y en muchos

casos con importantes desventajas en términos, por ejemplo, de re-

muneración. En este sentido, las características y condiciones del em-

pleo de las personas adolescentes sigue siendo en la gran mayoría de

los casos excluyente, violatorio y explotador.

Es en este escenario en el que cobra sentido que las acciones de pro- tección se combinen con acciones de PREVENCIÓN. Entendida ésta


23/70

como el desarrollo de programas y estrategias tendientes a “ evitar la

inserción temprana al trabajo de las personas adolescentes”.6

La protección del trabajo como derecho de las personas adolescen-

tes no debe confundirse con su promoción, máxime ante la impo-

sibilidad de garantizar que el trabajo realizado por esta población

deje de ser un obstáculo y se convierta en un elemento a favor del

desarrollo integral.

Ahora bien, con respecto a lo anterior es necesario precisar algunos

aspectos importantes. Las instancias estatales encargadas de hacer

valer la legislación vigente en materia de trabajo adolescente7 no han

logrado aún desarrollar mecanismos que permitan monitorear el

cumplimiento en todos los sectores en los que se desenvuelve laboral-

mente esta población. Su ámbito de influencia se ha mantenido prin-

cipalmente en el sector formal a la vez que la población menor de

edad trabajadora se concentra en los sectores informal urbano y

tradicional rural. Si bien el Código de Niñez y Adolescencia establece

que la legislación cubre a toda la población menor de edad trabaja-

dora, en la práctica siguen existiendo sectores de gran importancia

casi totalmente desprotegidos.

Las personas adolescentes que se dedican a actividades domésti-

cas de carácter excluyente, en hogares de terceros o en sus pro-

pios hogares, constituyen un lamentable pero claro ejemplo de

que existen grupos de adolescentes trabajando al margen de las

disposiciones legales. Al realizar sus actividades en el ámbito pri-

vado de una casa de habitación se hacen inoperantes los meca-

nismos de inspección del trabajo u otros métodos de detección y/o regulación, por lo que las condiciones de explotación y violación

22


6 Código de Niñez y Adolescencia. Artículo 81, inciso b.

7 En Costa Rica, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y el Patronato

Nacional de la Infancia.(PANI).


24/70

23


de diversos derechos es más frecuente y, por lo demás, invisible

en términos sociales.

Para tales sectores (trabajo doméstico, sector informal urbano, sector

agrícola, trabajo familiar, entre otros) se han concretado experiencias

a modo de pruebas piloto encaminadas básicamente a idear meca-

nismos de detección de esta población, sensibilizar e informar a los

diferentes actores involucrados sobre el tema y mejorar los canales de

denuncia cuando esta procede. Profundizaremos sobre este aspecto

más adelante.

B. Prevención y erradicaciónEs necesario hacer énfasis en que la prohibición del trabajo infantil de-

be corresponderse claramente con una estrategia de erradicación y

no con una simple práctica de eliminación. Para esta última, la prohi-

bición sería suficiente, aunque las consecuencias para las personas

menores de edad trabajadoras serían quizás más lamentables que su

condición de trabajo. Prohibir el trabajo infantil sin más, por decreto,

significaría privar a las familias de un ingreso económico del cual

depende en buena medida la satisfacción de parte importante de sus

necesidades (además debe considerarse la dificultades prácticas de

hacer efectiva la prohibición que se mencionaron anteriormente). Nose puede negar que en condiciones de pobreza, el trabajo de las

personas menores de edad viene a mejorar o al menos a evitar que

empeore (aunque de manera inaceptable) la situación económica

inmediata familiar.

Por su parte, la erradicación como forma de enfrentar el fenómeno im-

plica un reto mucho mayor, una tarea de mucho mayor envergadura,pero sin duda un abordaje mucho más responsable y más apegado a

la cultura de respeto por los derechos humanos. Erradicar significa


25/70

atacar las raíces del problema, no se trata de eliminar el trabajo

infantil sino de hacerlo innecesario, se trata de dotar a las familias de

los recursos suficientes para una vida digna sin que para ello deban

someter a sus propios hijos a la explotación laboral y a la privación de

sus derechos básicos.

La prevención en este sentido se constituye en una labor ineludible de

desarrollo de estrategias que no sólo atiendan a la población infantil

en condiciones de trabajo, sino también a la que por sus característi-

cas y condiciones se encuentran en inminente riesgo de ingresar en

este grupo. En un programa de acción, esta población está básica-

mente constituida por otros menores de edad que, aunque no estén

trabajando, son miembros de hogares con carencias y los niños y ni-

ñas que están fuera o con bajo rendimiento en el sistema educativo,

los cuales se constituyen en los más seguros candidatos a ingresar

prematuramente al mercado de trabajo.

Esta forma de percibir el tema requiere de un profundo conocimiento

de las causas que lo generan y de la forma dialéctica como éstas

se relacionan entre sí y con los demás aspectos sociales, económicos,

culturales y políticos del entorno.

En la actualidad, existe cierto consenso acerca del carácter multicausal

del trabajo realizado por personas menores de edad. Está claro que ni

la pobreza, ni el desempleo, ni los patrones culturales pueden agotar por sí solos la explicación sobre el origen de este flagelo social. Asimis-

mo, se ha avanzado bastante en una visión que integra éstos y otros

1.4. ¿Qué causa el trabajo infantil?

24



26/70

25


aspectos para dar una respuesta de carácter más integral a la pregun-

ta de por qué alrededor de 150.000 niños, niñas y adolescentes en

Costa Rica se ven en la necesidad de trabajar a edades tempranas.

La experiencia que depara el constante y directo enfrentamiento con

esta problemática nos ha enseñado que es necesario trascender inclu-

so la visión de la multicausalidad, es decir, dar un paso más allá y no

limitar el análisis a los elementos que causan el trabajo infantil, sino in-

cluir también la forma dialéctica de cómo se relacionan, de manera

que se imponga un enfoque sistémico sobre el tradicional enfoque

causa-efecto. Por ejemplo, no hay duda de que la pobreza genera tra-

bajo infantil, sin embargo, en el caso específico del Proyecto Opción

llevado a cabo por DNI Costa Rica, se pudo corroborar que la mayo-

ría de los padres de niños trabajadores fueron a su vez niños trabaja-

dores8 y hoy son familias pobres, lo cual nos demuestra que si bien la

pobreza genera trabajo infantil, también el trabajo infantil genera po-

breza. La relación más que causal es dialéctica.

Igual relación se presenta al comparar trabajo infantil con las variables

estudio, rezago escolar, etc. ¿Un niño es pobre porque trabaja o tra-

baja porque es pobre?. ¿No estudia porque trabaja o trabaja porque

no estudia?. Ambas aseveraciones pueden ser correctas en casos con- cretos. Esto nos lleva al hecho de que el trabajo infantil y adolescente

no es un hecho aislado sino uno de los aspectos visibles de un com-

plejo entramado de condicionantes sociales, económicas, políticas y

culturales que ubican a ciertos grupos en una condición tal de vulne-

rabilidad, que solamente se puede responder con el diseño de una

estrategia familiar de subsistencia, en la que el trabajo infantil es uno

de los primeros recursos a los que se acude.

8 Este dato sobre reproducción cíclica de patrones no se recolectó de manera sistemática;

la afirmación se desprende de la observación y de la relación más cualitativa con las

familias a lo largo del proyecto.


27/70

Lo que más destaca del planteamiento anterior es, entonces, el ca-

rácter estructural del trabajo infantil: no se trata de un fenómeno

coyuntural ni determinado a nivel local ni familiar; sino que está

profundamente relacionado con el contexto nacional (incluso regio-

nal) y las dimensiones imperantes en los planos económico, políti-

co, social y cultural, así como del diseño de las políticas sociales.

De esta manera, podemos mencionar los siguientes elementos (sin

pretender agotarlos todos) no como causas del trabajo infantil, sino

como factores determinantes que en un particular enlace perfilan tan-

to la magnitud del fenómeno en cuestión como sus características ge-

nerales y aquellas que corresponden a un contexto local particular:

PobrezaEn comparación con las familias en las que no existen personas me-

nores de edad trabajadoras, las que sí los tienen son, en promedio:

- más numerosas,

- tienen una cantidad de adultos ocupados levemente superior al

resto,

- los ingresos de los adultos ocupados son en promedio sensible-

mente inferiores a los de las familias que no tienen niños, niñas

y adolescentes trabajadores,

- los jefes de familia y adultos en el hogar tienen un nivel

educativo marcadamente menor en comparación con las

otras familias,

- la incidencia de la jefatura femenina en ellas es superior.9

26


9 Datos extraídos de: Pisoni, R. “Informe sobre el trabajo infantil y adolescente

en Costa Rica” . P.A.N.I., 1999.


28/70

27


Como hemos venido mencionando, la pobreza aparece una y otra vez

en la raíz de la gran mayoría de casos de trabajo infantil y adolescen-

te. La inserción temprana de las personas menores de edad al mundo

del trabajo sigue siendo una estrategia familiar para resolver la insufi-

ciencia de recursos económicos que logran generar los adultos. Aún

cuando los niños, niñas y adolescentes trabajadores lo hagan con el

objetivo de resolver sus “ propias necesidades personales” (su pro-

pia ropa, sus gastos de educación, salud, alimentación, etc) esto de-

nota la incapacidad de la familia como unidad de resolución de estos

elementos para todos sus miembros.

Patrones culturalesSin profundizar demasiado en la relación de algunas pautas culturales

y el contexto material en el cual se generan, en el caso del trabajo in-

fantil es posible identificar algunas tradiciones culturales cuya repro-

ducción viene a favorecer el ingreso de personas menores de edad en

el ámbito laboral. En general, se trata de pautas que sobrestiman los

beneficios del trabajo o los igualan aún cuando la persona que lo rea-

liza es un niño o niña o una persona adulta. Es decir, se invisibilizan

las diferencias cualitativas entre una persona menor de edad y un

adulto con respecto a la realización de un trabajo. Se visualiza el tra-

bajo como valor absoluto: si es bueno para un adulto, lo será entonces para cualquiera. De esta manera, se desvaloriza cualquier activi-

dad que le reste tiempo al trabajo, aún cuando se trate de derechos

humanos tales como el descanso, la recreación y la educación.10 La

desvalorización cultural de la educación como vehículo de ascenso so-

cial, de mejoramiento de la calidad de vida e incluso como derecho

humano a menudo funciona también como un precipitante del traba-

jo infantil.

10 Aunque no de manera exclusiva, pautas de este tipo son más comunes en las zonas

rurales en donde las generaciones anteriores (actuales padres, abuelos, tíos, etc) pre-

sentan niveles de educación significativamente bajos.


29/70

Aún cuando las interpretaciones siguen siendo discutibles, los datos

del Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta de Hogares y Propósitos

Múltiples de 1998 dan cuenta de un porcentaje no despreciable de

personas menores de edad trabajadoras pertenecientes a hogares no

pobres11. Los rasgos culturales mencionados podrían ser la respuesta

a la existencia de este grupo, junto con aspectos del sistema edu-

cativo que se analizan más adelante.

Problemáticas sentidas a nivel familiarLa desintegración de los grupos familiares, el maltrato y otras formas

de violencia a lo interno, el abandono y, en general, el desempeño de-

ficiente en las funciones parentales y del rol de contención de las fa-

milias, en muchos casos expulsa a las personas menores de edad a la

calle; en donde se ven en la obligación de ingresar al mercado labo-

ral para resolver sus necesidades materiales.

A lo anterior se suma la problemática del desempleo en adultos miem-

bros de las familias más empobrecidas. A menudo en estas familias las

personas menores de edad aparecen como los miembros con mayo-

res posibilidades de insertarse en una actividad laboral o económica

(generalmente relacionado con los mayores niveles de explotación a

los que se ven sometidos en virtud de su edad). La explotación de lamano de obra infantil convive con el desempleo de los adultos.

Aspectos del sistema educativoDelors, Y. (1997) Afirma que “ frente a los numerosos desafíos del

porvenir, la educación se constituye como un instrumento in-

dispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los

ideales de paz, libertad y justicia social”. En este sentido CostaRica ha asumido principalmente desde la aprobación del Código de

Niñez y Adolescencia (1998) algunos compromisos dignos de destacar:

28


11 Para 1998 algunas instituciones de asistencia social consideraban no pobre a una

persona cuyos ingresos superaran los 400 colones (menos de US$ 2) diarios en prome-

dio. Esto además de que al calcular los ingresos totales de la familia se tomaban en

cuenta aquellos provenientes del trabajo infantil y adolescente.


30/70

29


A este panorama legal y formal se opone una realidad que sigue sien-

do un llamado urgente de atención. Según el Estado de la Nación

para el año 2001 “la cobertura educativa se mantiene en preescolar y

primaria, pero la situación en secundaria es bastante grave. La tasa

ART. 59“ La educación preescolar, la educación general básica y la

educación diversificada serán gratuitas, obligatorias y

costeadas por el Estado. El acceso a la enseñanza obligatoria

y gratuita será un derecho fundamental. La falta de accio-

nes gubernamentales para facilitarlo y

garantizarlo constituirá una violación

del derecho e importará responsabilidad

a la autoridad competente”

ART. 60Principios educativos, Inciso a)“igualdad de condiciones para elacceso y la permanencia en los

centros educativos de todo el

país, independientemente de

particularidades geográficas,

distancias y ciclos de produc-

ción y cosecha, sobre todo en

zonas rurales”

ART. 87“El derecho y la obligación de

educarse de las personas

menores de edad deberán armonizarse con el trabajo de las

personas adolescentes. Para ello, su trabajo deberá ejecutarse

sin detrimento de la asistencia al centro educativo. El

Ministerio de Educación Pública diseñará las modalidades y

los horarios escolares que permitan la asistencia de esta

población a los centros educativos. Las autoridades de los cen-

tros educativos velarán porque el trabajo no afecte la asisten-

cia y el rendimiento escolar”

ART. 65“Le corresponderá al Ministerio de

Educación Pública censar a las per-

sonas menores de edad que cursan la

enseñanza primaria o la secun-

daria, disponer de los mecanismos

idóneos que aseguren su presencia

diaria en los establecimientos educa-

tivos, y evitar la deserción”


31/70

neta de escolaridad en secundaria revela que prácticamente uno de

cada dos jóvenes en edad escolar se encuentran por fuera del sistema

educativo”

Un porcentaje muy cercano a 100 de los niños y niñas en Costa Rica

ingresan al primer año de escuela primaria. A partir de ese momento

inicia para muchos un difícil proceso para el propio estudiante y sus fa-

milias lleno de carencias, dificultades para resolver el transporte, para

cubrir el costo de una educación que se supone gratuita e incluso pa-

ra encontrar el verdadero sentido de todo este esfuerzo. El desgrana-

miento inicia con sensibles “ picos” en el tercero y sexto año de escue-

la, coincidentes con la edad de inicio en el trabajo para buena parte

de las personas menores de edad trabajadoras. Al momento de la

educación secundaria, como ya se apuntó, alrededor del 50 por cien-

to de los estudiantes no han sido retenidos en el sistema educativo.12

Está claro que el carácter estructural del trabajo infantil requiere de un

abordaje igualmente amplio que comprenda una estrategia de nivel

nacional e incluso regional. No obstante, la implementación concreta

de los planes trazados, tiene sentido que sea llevada a cabo en el

nivel local a manera de planes pilotos susceptibles de ser replicables y

con metas en dos niveles: un nivel inmediato de reducción de la inci-

dencia del fenómeno en una región y un segundo nivel relacionado

con la afinación y perfeccionamiento de una política nacional que real-

mente se ajuste a las características del problema; de manera que sea

la misma acción la que brinde los insumos para la elaboración de

programas que trasciendan la coyuntura y puedan constituirse en

respuestas integrales. 30


12 Evitamos aquí el uso del término “ desertar”, ya que según el diccionario de las

Américas de la Editorial Plaza y Janes S.A. Editores, Edición 2001; significa

traicionar, tirar, abandonar la bandera, las filas. Acobardarse. En este sentido se uti-

liza el término “ abandono prematuro” o “ población no retenida” en el sistema.

Esto partiendo del hecho de que como se afirma en el Estado de la Nación del 2001;

“ No es el niño o niña quien abandona la escuela, sino la escuela y el sistema

de educación los que abandonan al niño o niña”.


32/70

31


II. PROPUESTA DE ABORDAJE METODOLÓGICOPARA ATENDER EL TRABAJO INFANTIL

Y ADOLESCENTE

A. FASE DE CREACIÓN DE CONDICIONES

El primer paso a la hora de iniciar un proyecto específico con niños,

niñas y adolescentes trabajadores y sus familias, es determinar la zona

o región de cobertura del mismo. La amplitud de la zona va a depen-

der de factores objetivos tales como el presupuesto, la capacidad ins-

titucional, el tiempo con el que se cuenta, el personal involucrado, etc.

No obstante, deben tomarse en cuenta algunos elementos importan-

tes para definir la zona de intervención en función del tema que nosocupa. Es decir, son las características que presente el trabajo infantil

y adolescente en una región determinada las que deben considerarse

a la hora de definir las características de una intervención.

De esta manera, deberán priorizarse las zonas en las que se registre

una mayor cantidad de personas menores de edad trabajadoras,

en las que las condiciones de trabajo sean de mayor riesgo, y engeneral, las áreas en las que la problemática sea considerada de

mayor gravedad. También es importante determinar con anterioridad

si el proyecto tendrá como escenario un ambiente rural o urbano, ya

que son espacios socioculturalmente muy diferentes y requieren de

abordajes adecuados.

En el caso del Proyecto Opción de DNI Costa Rica; la determinaciónde la zona urbana de la Provincia de Cartago respondió a un análisis

previo de las estadísticas nacionales que colocaban a esta provincia en

el segundo lugar de incidencia del trabajo infantil y adolescente y en

2.1. Investigación inicial


33/70

primer lugar en cantidad de personas menores de edad accidentadas

durante la realización de algún tipo de trabajo. Además, como se ha-

bía determinado que los mercados y las ferias del agricultor serían las

zonas prioritarias de intervención, se realizó una gira exploratoria por

estos espacios en las provincias de Alajuela, San José, Heredia y Carta-

go, en la que se constató que era en este último en el que se obser-

vaba mayor cantidad de niños y niñas trabajadores. Otro criterio que

pesó en la decisión, fue el hecho de que si bien en el mercado central

de San José también había un importante número de niños trabaja-

dores, ya existían para ellos iniciativas de otras organizaciones, por lo

que se decidió no duplicar esfuerzos con esta población específica. En

Cartago, en cambio, el Proyecto Opción significó la primera experien-

cia a favor de la niñez trabajadora.

No obstante, la experiencia de Cartago hizo patente que la ubicación

de un Programa de Acción (PA) debe tener un referente geográfico

concreto en el cual se desarrollen las acciones, y no debe ir dirigido a

un sector. El Proyecto Opción se planteó inicialmente para atender a

las personas menores de edad que trabajaban en el Mercado Central

y en las principales ferias del agricultor; esta delimitación mostró pron-

to sus inconvenientes.

Como se verá más adelante, las comunidades de procedencia de la

población beneficiaria deben jugar un papel protagónico en la ges-

tión de un proyecto de esta naturaleza, es en ellas en las que se ges-

ta el fenómeno del trabajo infantil, donde cobran sentido concreto las

determinaciones estructurales que anteriormente se señalaron y son,

por lo tanto, los espacios en los que el fenómeno se debe atacar en

primera instancia. Si un PA se planea dirigido a un sector (v.gr: niños y niñas que trabajan en las ferias del agricultor y en el Mercado) casi

32



34/70

33


indefectiblemente nos toparemos con que estos niños trabajadores

provienen de una gran cantidad de comunidades; diversas y disemi-

nadas, tanto que demandaría un gran esfuerzo y una gran cantidad

de recursos rescatar adecuadamente la dimensión comunal en un

territorio tan amplio y disperso.

Al momento de sistematizar los primeros datos de la fase de identifica-

ción, el equipo de trabajo se encontró con que las comunidades de

procedencia de los niños, niñas y adolescentes que trabajaban en las

ferias y el Mercado sumaban casi sesenta, número que sin ninguna

duda afectaba las posibilidades de una eficiente intervención, particu-

larmente teniendo en cuenta los limitados recursos con los que se con-

taba. A esto se sumó un factor no considerado a la hora del diseño

del proyecto: al visitar las comunidades, se detectó a una gran canti-

dad de personas menores de edad trabajadoras que no realizaban sus

actividades en las ferias ni en el Mercado, sino en una gran cantidad

de espacios diferentes (incluso dentro de una misma familia). Se pre-

sentó entonces una fractura entre las expectativas y necesidades de

las comunidades y el diseño mismo del PA.

Lo anterior obligó a un replanteamiento del proyecto en el sentido

de priorizar las comunidades en las que se podía intervenir, y segundo, de ampliar la cobertura del proyecto a otras actividades laborales

realizadas por los niños y niñas de estas comunidades.

La priorización de las comunidades se hizo agrupando aquellas en las

que la incidencia del trabajo infantil era mayor y que fueran, además,

geográficamente cercanas entre sí, conformando con estos grupos

“ frentes de trabajo”. Se formaron de esta manera tres frentesmás o menos delimitados geográficamente y un cuarto frente


35/70

que agrupaba a todos los demás trabajadores menores de edad cu-

yas residencias se diseminaban a lo largo y ancho de la provincia

(incluso fuera de ella). Por las razones ya expuestas, los logros del

proyecto fueran bastante menos satisfactorios en este último

que los alcanzados en los tres restantes.

Por su parte, la ampliación de los criterios para determinar la pobla-

ción que “ calificaba” para el PA se hizo considerando la gravedad de

las formas de trabajo que se presentaban y tratando siempre de

mantener una línea de unión con el planteamiento inicial, es decir,

abordando formas de trabajo que mantuvieran relación con la pro-

ducción, comercialización o intermediación de productos agrícolas.

En fin, la experiencia enfrentada dejó claro que los espacios de traba-

jo, a diferencia de las comunidades, aparecen como lugares anónimos

en los que las actividades de erradicación y prevención del trabajo rea-

lizado por personas menores de edad no encontrarían mayor asidero

ni posibilidades reales de sostenibilidad y seguimiento. Los centros de

trabajo serán sin duda el principal punto de detección e identificación

de población en condiciones de explotación laboral, pero las acciones

de erradicación y combate al trabajo infantil deberán, necesaria-

mente, desarrollarse en las comunidades donde esta población habi- ta, punto de origen directo de las condiciones que los empujan hacia

el mundo del trabajo13

Metodológicamente, la determinación de la zona de intervención

para un Programa de Acción puede resolverse utilizando información

existente en todas las fuentes secundarias disponibles, así como ge-

nerando nueva información con base en las mismas o en incursionesdirectas en el campo. En el caso de Costa Rica, la Encuesta de

34


13 No negamos con esto la posibilidad de que en un contexto determinado la comuni-

dad de residencia y el lugar de trabajo coincidan. Lo cierto es que esto no es lo más

común.


36/70

35


Hogares y de Propósitos Múltiples y el Censo de Población figuran

como muy buenas opciones de consulta estadística.

Obviamente, en los casos en los que no exista suficiente información

secundaria, deberá aumentarse el tiempo y la intensidad del trabajo

de campo como forma de generar información propia y veraz para la

toma de decisiones. Está claro también que el contacto con las comu-

nidades acumulado en el transcurso del desarrollo organizacional, así

como la relación con la problemática específica del trabajo infantil, son

valiosos insumos para la toma de una decisión de este tipo.

Línea basal

Las acciones orientadas hacia la erradicación del trabajo infantil en

cualquiera de sus manifestaciones, necesariamente requiere de un

proceso en el cual se deben desarrollar modificaciones a los elemen-

tos socioeconómicos, políticos y culturales que originan la problemáti-

ca, por lo que el diseño de un PA a desarrollar en este campo, debe

fundamentarse en un diagnóstico situacional que permita conocer

con la mayor profundidad la dinámica imperante en las áreas sobre

las cuales se pretende incidir. Sólo el contacto directo y cercano con la

realidad brindará los insumos indispensables para la adecuada elabo- ración de un PA que maximice su impacto y se ajuste a las caracterís-

ticas propias del entorno.

Lo anterior permitirá definir la viabilidad y las posibles limitacio-

nes del proyecto, permitiendo plantear propósitos reales y garantizar

su cumplimiento.

2.1.1


37/70

Este diagnóstico inicial se constituye en una especie de pre-fase de

inicio del PA, la cual debería cubrir al menos tres elementos funda-

mentales:

Un componente investigativo de corte cuantitativo/cualitativo re-

ferente a la zona en cuestión que arroje información veraz sobre:

36


Cantidad de personas menores de edad trabajadoras en la zona,ordenado según grupos de edad, sexo, lugar de residencia, etc.

Descripción de las ocupaciones laborales realizadas por los niños,niñas y adolescentes; rescatando de ellas sus características en térmi- nos de formalidad, ruralidad, urbanidad, sector económico, etc.

Condiciones de trabajo de las personas menores de edad. Medidoen variables relacionadas con la legislación vigente y con las normas

internacionales en esta materia, tales como los niveles de explota- ción, peligrosidad, jornadas, remuneración, etc.

Condición educativa de los trabajadores menores de edad, tanto deestudiantes activos como inactivos.

Principales características socioeconómicas de las familias: condiciónde empleo, niveles educativos, ocupación, ingresos familiares,tenencia de medios de producción, etc.

Ubicación geográfica de las familias con niños y niñas trabajadores.Mapeo de las comunidades en las que se presenta la problemáticade trabajo infantil, priorizando según niveles de concentración de lapoblación trabajadora menor de edad.

Ubicación geográfica de los principales centros de trabajo.

Identificación de los principales demandantes de mano de obra infantil, incluyendo las mismas familias cuando exista alta incidencia

de trabajo familiar o por cuenta propia. Datos de identificación de la población. Al menos nombre y

dirección exacta que permitan una revisita en etapas posteriores.


38/70

37


Componente institucional

Componente comunal

Como se verá más adelante con mayor detalle, las comunidades están

llamadas a ser actores protagónicos en cualquier PA que se proponga

enfrentar la problemática del trabajo infantil. Durante el desarrollo deuna línea basal, las comunidades no sólo deben estar enteradas de los

detalles del PA, sino que tienen toda la capacidad para participar de

manera activa.

En el caso concreto del Proyecto Opción, las propias comunidades co-

laboraron en la realización de un censo de los niños, niñas y adoles-

centes en condiciones de trabajo infantil. Luego de sencillas sesionesde capacitación y sensibilización sobre la temática y tras haber recibi-

do los instrumentos diseñados para la recolección de la información,

los miembros de las Asociaciones de Desarrollo Integral realizaron su

propio censo, cuyos resultados eran sistematizados por el equipo de

trabajo del proyecto.

Es muy común que aún en comunidades pequeñas existan comités oasociaciones conformadas generalmente para fines específicos, que

cuentan con un gran conocimiento de las condiciones imperantes en

Presencia institucional en la zona. Se requiere en esta fase no sólode un inventario profundo de toda la oferta institucional presenteen la región (pública y privada), sino que también deben quedar sentadas las bases para coordinaciones futuras durante la ejecu- ción misma del PA, es decir, deben de quedar consolidadas lascondiciones mínimas de coordinación al nivel institucional.

Potencialidades locales para la reversión de las causas inmediatas.


39/70

su comunidad y con la suficiente legitimación local como para impul-

sar un proceso de detección e identificación de sus propias personas

menores de edad trabajadoras.

Metodológicamente, el desarrollo de un diagnóstico inicial de este ti-

po podrá servirse de dos fuentes de información.

a. Fuentes secundarias existentes, cuyo análisis se puede dirigir aobtener, entre otros considerados importantes, datos como:

• Extensión de la zona y sus principales características geo-

gráficas

• Características demográficas:

- población

- distribución por sexo y edad

- tasas de ocupación

- desempleo

- subempleo

- alfabetización

- índices de salud

- cobertura de servicios públicos

- incidencia registrada del trabajo infantil

- tasas de natalidad, mortalidad y maternidad adolescente

b. Fuentes primarias; es decir, las propias personas menores deedad y sus respectivos grupos familiares, de quienes es deseable

obtener información, mediante contacto directo, sobre sus condi-

ciones particulares en los ámbitos de educación, empleo, salud,

situaciones intrafamiliares relevantes, etc.

Es esta la información que ser recolectada directamente por el equipo

de trabajo destacado en la zona con la participación directa de los

38



40/70

39


actores comunales que se involucren. Todo mediante el uso de instru-

mentos sencillos de recolección de la información para su posterior sis-

tematización y uso a lo largo de la ejecución. Esta información puede

(y debe) ser actualizada constantemente.

Fuentes de Información

Implica en primer lugar la identificación de las unidades de análisis a

investigar (hogares; niños, niñas y adolescentes trabajadores; organi-

zaciones y líderes de la comunidad, etc).

Posteriormente, la definición de los instrumentos a utilizar en la

recolección de información (cuestionarios, entrevistas estructuradas y

semiestructuradas, grupos focales, etc.).

Asimismo, es necesaria la planificación del trabajo de campo para

la recolección de la información.

Un análisis profundo de la información recolectada dará paso a la

elaboración conjunta de una propuesta de intervención dirigida a la

erradicación del trabajo infantil.

El carácter conjunto de dicha elaboración se refiere a la necesidad de

incorporar las inquietudes, las capacidades y la disposición que hayan

surgido de este proceso en los diversos actores llamados a participar.

Es necesario hacer énfasis en el hecho reconocido de que la proble-

mática del trabajo infantil no se muestra en la realidad de una manera homogénea. Anteriormente se mencionó la dimensión multicausal

2.1.2


41/70

que caracteriza el fenómeno del trabajo infantil y adolescente y a eso

habría que agregar que cuando se habla de niños, niñas y adolescen-

tes trabajadores, estamos hablando de una población heterogénea en

cuanto a sus características, a su problemática y a sus necesidades.

En el caso del PROYECTO OPCIÓN y tomando en cuenta el factor que

preponderantemente determina la participación de personas menores

de edad en el mercado de trabajo, se tipificaron tres formas diferencia-

das trabajo infantil.

Ello no implica que dichas formas son mutuamente excluyentes.

Sino que al ponderar los factores por los cuales un niño o niña se

incorpora al mundo del trabajo, es posible identificar uno de

ellos como principal o determinante, coexistente con otros factores

cuyo peso relativo es sustancialmente menor o secundario14.

Estos subgrupos son los siguientes:

Personas menores de edad cuya situación de trabajo es

determinada por su condición de pobreza.

En el caso de la zona urbano marginal de Cartago este es el grupo ma-

yoritario dentro de la población trabajadora infantil. Son niños, niñas y adolescentes pertenecientes a familias empobrecidas, para quienes

la satisfacción de las necesidades básicas del grupo familiar depende

en mayor o menor medida del aporte económico de todos los miem-

bros, incluyendo a las personas menores de edad. El nivel de depen-

dencia de las familias ante el trabajo infantil es variable; va desde

pequeños porcentajes hasta la dependencia total15. 40


14 Debe quedar claro que la multicausalidad del trabajo infantil sigue estando presente, la

sumatoria de factores determina en última instancia. Lo que se plantea es la posibilidad

de clasificar los factores en “ determinantes” y “ secundarios”.

15 Casos en los que el único o el principal ingreso económico familiar proviene de niños tra-

bajadores.


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16 Para un análisis de mayor profundidad referirse a: Gaete, M. y Quesada, Y. “ Educación

y Trabajo Infantil”. DNI-Costa Rica. 2001.

17 Las razones son de diverso orden aunque principalmente se deben a falencias del sistema.

Personas menores de edad cuya situación de trabajo la

determina su salida prematura del sistema educativo.

La relación entre trabajo infantil y educación16 puede impulsar a los

niños al trabajo por dos vías. Por un lado las personas menores de

edad que por diferentes razones no son retenidos en el sistema edu-

cativo17 y encuentran en el trabajo la opción más inmediata y menos

reprimida socialmente de usar su tiempo y, por otro, los niños y niñas

que desde edades tempranas viven la doble dimensión de ser traba-

jadores y estudiantes. Esta doble actividad, en la mayoría de los

casos, los condena a ser “ malos estudiantes” y termina expulsán-

dolos para convertirse en trabajadores de tiempo completo.

En ambos casos el factor económico suele ser secundario, ya que

la subsistencia familiar no necesariamente depende del trabajo de

sus niños.

Personas menores de edad cuya inclusión en el mundo del

trabajo se debe prioritariamente al predominio de factores

culturales

Es bastante común en nuestra región la sobrevaloración del trabajocomo valor cultural, hasta el punto de que se imponga sobre el ejer-

cicio mismo de los Derechos Humanos. En Cartago se detectaron ca-

sos de familias con condiciones económicas suficientes y niños con un

rendimiento escolar satisfactorio que, paradójicamente, habían sido

retirados del estudio y ubicados en el mercado de trabajo a tiempo

completo. En estos casos parece que los patrones culturales propios

de otros contextos siguen prevaleciendo en algunas zonas y determi- nando en mayor o menor medida la incidencia del trabajo infantil.


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Esto sin restar peso a las fallas del sistema educativo, que en muchos

casos resulta expulsor y/o inaccesible para buena parte de las

personas menores de edad con menos ingresos.

Las anteriores constataciones nos llevan hacia un factor esencial a la

hora de diseñar un PA, el cual es la identificación temprana de estos

subgrupos dentro de la población meta18. Como se mencionó an-

teriormente, la identificación de los factores determinantes del trabajo

infantil en la zona conllevan la elaboración de abordajes diferencia-

dos para cada situación. Algunos grupos requerirán de apoyo en una

franca lucha contra la pobreza, otros de un mejoramiento sustancial

del sistema educativo y quizás la concienciación y la información sean

la principal herramienta en otros contextos.

El diagnóstico de línea basal deberá brindar los insumos necesarios

para el planeamiento de una intervención que responda a las

condiciones particulares de cada grupo, según sus necesidades y

determinantes.

B. FASE DE EJECUCIÓN

Una vez diseñado y aprobado un Programa de Acción, se debe reto-

mar con mayor esfuerzo, una estrategia de promoción y difusión del

mismo en la zona y en otras instancias (instituciones colaboradoras,

contactos clave, etc.) que se consideren importantes. Esta iniciativa

debe ir dirigida a mantener canales ágiles de información con las

comunidades, a involucrar y evitar la “ deserción” de los actores clave

y a sensibilizar a la población en general, sobre la importancia del proyecto y los niveles de compromiso que se requieren por parte de los

distintos actores para su éxito.

2.2. Promoción

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18 No sólo los arriba mencionados, sino todos los que la información arroje


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En general, la fase de difusión y promoción de un PA de este tipo,

debe atraer hacia sí mismo la colaboración comprometida de todos los

sectores que de una u otra forma, se vean involucrados o con posibi-

lidades de participación, y a la vez motivar a la misma población me-

ta para que se acerque a la iniciativa y tenga claridad con respecto a

los objetivos que se persiguen.

Por otra parte, en el caso de Costa Rica, las posiciones con respecto al

trabajo realizado por personas menores de edad son bastante hetero-

géneas, por lo que ya en este momento se visualiza la necesidad de

impulsar pequeñas campañas de sensibilización con miras a la

construcción de una nueva conceptualización de este fenómeno

a nivel colectivo. Es necesario iniciar un intenso debate local sobre las

consecuencias del trabajo infantil y sus implicaciones en términos de

los derechos humanos y de las posibilidades de desarrollo integral de

las personas menores de edad que se ven en esta situación.

Puede que esta fase de promoción deba mantenerse más o menos

estable a lo largo de una buena parte del PA, sin embargo, los mayo-

res esfuerzos deben realizarse justo antes de iniciar la ejecución de las

actividades concretas. En el caso de las acciones realizadas en

Cartago, la fase de difusión se llevó a cabo mediante talleres depresentación y sensibilización con representantes de las principa-

les organizaciones, instituciones e instancias estatales presentes en la

zona, pero quedó claro tras este intento, que la constancia en la

promoción es imprescindible.

Los esfuerzos iniciales de promoción deben dirigirse a dos espacios

que, por sus características, deben abordarse de manera diferenciada.


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Por un lado aparece lo que podríamos denominar promoción de

“alto nivel”, la cual se refiere a la búsqueda y consolidación de apo-

yo dentro de las instancias de gobierno. Debemos tener claro que la

coordinación de un PA, por parte de una institución, no significa que

ésta tenga ni la capacidad ni la obligación de gestionar todas las solu-

ciones sin apoyo, supone más bien la dirección de un proceso en el

que paulatinamente se van integrando todos los sectores responsa-

bles para que interinstitucionalmente se brinde una respuesta amplia

a la situación que se enfrenta. No se trata de que las instituciones de

la sociedad civil suplanten al Estado en sus funciones sociales, sino de

que aporten su experiencia y contacto con las comunidades para la

construcción de un sistema integrado de atención a la problemática

que incluya de manera coordinada al sector público y al privado en

franca colaboración.

Adicionalmente, sería recomendable la ubicación del proyecto dentro

de un plan nacional o regional de erradicación del trabajo infantil y

protección de la persona adolescente trabajadora.

Un segundo escenario de difusión y promoción lo constituyen las pro-

pias comunidades, dentro de las cuales se convierte en imprescindible

la tarea de legitimar la propuesta, invocar la participación y crear con- ciencia local en cuanto a la importancia de ver en el trabajo infantil y

la explotación de los adolescentes, una problemática que destruye el

presente y compromete el futuro de la población en su conjunto.

Dentro de ellas aparecen como actores prioritarios las organizaciones

comunales existentes y las propias personas menores de edad.

Además de las comunidades, se hace necesaria la integración y

sensibilización de autoridades y oficinas locales del Estado, es decir,

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los representantes de sectores clave tales como educación, salud,

niñez y adolescencia, gobiernos locales, empleadores, organizaciones

civiles, etc.

También aquí es necesario detenerse brevemente para hacer hincapié

en el perfil que debe asumir la relación entre las Organizaciones No

Gubernamentales (ONG) y el Estado en este tipo de procesos. Como

ya se mencionó, estas iniciativas no deben convertirse en un traslado

hacia las ONG de las atribuciones y responsabilidades del Estado,

sino que deben dirigirse hacia la construcción de una política social,

que desde las instancias mismas del Gobierno puedan seguirse repli-

cando a mayor escala sin dependencia de las organizaciones de la so-

ciedad civil, pero con su participación.

Por lo general, las ONG realizan un mayor trabajo de base, tienen

mayor contacto con la población y, por lo tanto, poseen un conoci-

miento más profundo de la situación en las comunidades en las que

desarrolla su accionar. Esta experiencia permite a estas organizaciones

hacer importantes aportes para el diseño de políticas sociales, que me-

diante una mayor adaptación al contexto maximicen su impacto. Las

instituciones del Estado suelen regirse por directrices centralizadas de

corte universalista, las cuales podrían no adaptarse, y en consecuencia perder eficiencia, cuando se aplican de la misma manera en

contextos diferenciados y a poblaciones disímiles.

Por otra parte, en la gran mayoría de los casos el funcionamiento de

las ONG’s depende del comportamiento o flujo de las fuentes de

financiamiento, por lo que su permanencia en las comunidades no se

puede garantizar de manera sostenida. Esto hace correr el riesgode que los procesos impulsados por estas organizaciones no se

8/19/2019 Abordaje Conceptual Del Trabajo Infantil en C

abordaje conceptual del trabajo infantil en costa rica

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