Nuestra valiosa y rara humanidad

Mario Acha

Según la prestigiada revista Time, en su número especial noviembre 97:

“Nuestro precioso planeta”, el niño del futuro va a tener que realizar grandes

esfuerzos para imaginar la fuerza y belleza de un mundo natural inexistente en

las grandes ciudades de ese entonces -y añado yo: un mundo que va existir

sólo en libros de lujo y viejos documentales de televisión.

La gente está preocupada por el planeta, si señor, y Time nos lo recuerda cada

cierto tiempo, nos dice que salvar el medio ambiente será el reto mayor del

próximo siglo. Yo tengo mis dudas, creo que existen tareas previas, retos más

urgentes, y el mayor de todos ellos es salvarnos a nosotros mismos de la

desconfianza, del odio, del miedo y de la incompetencia política de nuestros

dirigentes.

Consumo desenfrenado

Estamos de acuerdo que gracias a la ciencia y la tecnología, la publicidad y el

marketing, más gente que nunca en la historia está consumiendo una cantidad

asombrosa de bienes, incluso consume lo que no necesita para nada. Esta

pasión desenfrenada de consumo desvasta la tierra, contamina el mar, la tierra

y el aire, desvariando el planeta por completo. Según los estudiosos, una cuarta

parte de las especies de pájaros se han extinguido, mientras tanto el valor de

las acciones de la CocaCola han subido de 4 a 150 billones de dólares en tan

sólo 16 años. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?, muy simple, un

sentimiento humano los une de manera terrible e indisoluble: la ambición,

ambición de acumular dinero y poder. Yo vendo, tu compras ¿Usted creee que

a la Cocacola le puede interesar el control de la explosión demográfica?.

Nietsche no se imaginó o tal vez si lo hiso y por eso perdió la razón, que

finalmente Dios no ha muerto, porque cada uno de nosotros improvisa

descabelladamente y sin preparación alguna ese sublime papel universal del

Dios hacedor de todas las cosas. Empezamos con el dominio del fuego hace

millones de años hasta llegar al descontrol atómico de Chernobil y a la

manipulación genética de la bioingeniería. No señores, el exceso de consumo

no es un problema de deterioro del medio ambiente, se trata de un problema

grave de deterioro de nosotros mismos como seres pensantes y sensibles. El

mundo efectivamente se ha globalizado, la integración de mercados y culturas

ha significado que más y más gente hacen lo mismo al mismo tiempo, me

pregunto ¿para beneficio de quién?, ¿de Pepsicola, IBM, Procter & Gamble,

Toyota, BMW, Nabisco, AT&T, etcétera?¿somos cúspide de la evolución o

broma pesada de payaso de circo pobre de provincia?

Agua sucia y contaminada

Desde épocas muy antiguas el control del agua era una de las tácticas

preferidas para sojuzgar al enemigo, lo hemos visto en la conquista española

del continente americano y recientemente en las guerras de Bosnia

Herzegovina, Somalia y Palestina. El agua ha sido motivo de la aparición y

desaparición de inumerables culturas. La primera acción que se realiza para

fundar una ciudad es encontrar agua. Con ella nacemos y morimos. La paradoja

estriba que mientras hay muchos lugares del mundo donde no hay agua para

beber, en otros se desperdicia y contamina negligentemente. Los hoteles del

gran turismo internacional ofrecen agua caliente las 24 horas del día, mientras a

pocas cuadras de distancia la esposa de un empleado del mismo tiene que

recogerla en baldes de un pozo contaminado. Según la ONU 25,000 personas

mueren cada día por una enfermedad relacionada con la calidad del agua y

esto no es un problema de pobreza, pués la mayoría de países industrializados

están contaminando sus fuentes de agua, causando cancer, defectos de

nacimiento y desarreglos tanto del sistema nervioso como del hormonal de los

consumidores. No señores, esto no es un problema del medio ambiente, es un

problema de ambición desmedida, de negligencia, inequidad, y de ética, aquella

ética de la que tanto han escrito inutilmente, filófosos y pensadores a través de

miles de años de civilización y cultura.

Desnutrición y hambre

Aparentemente el problema de la alimentación humana, no es un problema de

abastecimiento sino de distribución de alimentos. Normalmente las grandes

hambrunas de este siglo han sido producto de una trágica combinación de

guerra y pobreza, negligencia e indiferencia. Por otro lado, la tan temida

explosión demográfica ha cedido a la inteligencia práctica de la pobreza, las

mujeres ahora mejor informadas y con mayor control sobre su sexualidad, han

empezado a tener menos hijos. El promedio de hijos por mujer en mundo ha

pasado de 4.2 hijos en 1985 a 2.6 en 1996. Las técnicas de irrigación y cultivo

ha mejorado, estamos desarrollando variedades de plantas más resistentes a

las plagas y a la sal de la tierra. Los estudiosos están de acuerdo que tenemos

que utilizar las nuevads teconologías y reaprender los olvidados conocimientos

tradicionales de nuestros abuelos.

Sin embargo, millones de seres humanos se acuestan todos los días con el

estómago vacío y desesperanza en sus corazones. Conclusión: 20 millones de

campesinos migran todos los años a las ciudades y cruzan fronteras en busca

de oportunidades mínimas de supervivencia. Así aparecen en el mundo las

grandes rutas del hambre: Somalia-Etiopía-Sudan, Burma-Bangladesch-India,

Guatemala-México-Estados Unidos, Haití-República Dominicana. Invasiones

dramáticas de supervivencia que se convierten en un problema de seguridad

nacional y de tensión en las fronteras, problema que se mezcla además con el

nefasto e inconmensurable poder del contrabando y del tráfico organizado de

drogas.

Según la mencionada revista, el gobierno de México estima que unas 900 mil

personas se ven forzadas a abandonar el campo por la desertificación de sus

tierras y a competir por trabajo con los 950 mil jóvenes que tratan de entrar al

mercado laboral cada año.

Pero, un momento, pensemos un poco, ¿porqué esta situación? ¿cuáles son

sus verdaderas causas?, en primer lugar ¿que hacía toda esa gente ocupando

tierras tan inestables e inseguras?. El problema es tan profundo que una simple

barrera froteriza no va a poder eliminar el flujo migratorio al que obliga la

pobreza. He conocido en Tijuana a niños de 12 años que cruzan la frontera dos

a tres veces por semana desde que tenían seis o siete años de edad y lo hace

casi jugando y me temo que va seguir siendo así por una simple razón, ese niño

que cruza necesita sobrevivir mientras el guardia que trata de impedírselo tiene

que cumplir con un trabajo que finalmente le resulta incómodo. Pregunto:

¿quién de los dos tiene más experiencia para hacer lo que su conciencia le

dicta?, la respuesta sale sobrando. La solución al hambre finalmente es política.

Vivir en ciudades que crecen y crecen, cosumen y consumen...

Dentro de 15 años habrán más de 33 megaciudades en todo el mundo.

Actualmente la mitad de la humanidad vive en centros urbanos y Time nos

pregunta con cierta redundacia, ¿está usted dispuesto a vivir en una ciudad de

20 millones de habitantes?, yo preguntaría ¿está usted dispuesto a mudarse a

una ciudad más pequeña o regresar a vivir al campo como lo hacían sus

abuelos?.

La mayoría de las personas no tiene chance para escoger donde vivir y los que

sí lo hacen, buscan nuevos nuevos horizontes o huyen del atraso endémico de

sus regiones. El campesino evita las situaciones extremas generadas por la

erosión de la tierra, la pobreza, el exceso de trabajo, el hambre o la falta de

agua y por eso emigra a las ciudad. Acordémonos que las grandes revoluciones

del siglo XX se iniciaron en el campo, esa fue la teoría y la práctica de Villa,

Zapata, Mao, Pol Pot, Castro y el Che Guevara. Sin mencionar a los actuales

ejercitos guerrilleros del mundo entero.

Los que vivimos en las grandes ciudades lo hacemos por haber nacido allí o por

mejorar nuestra situación, y si esta es miserable, emigrar a una ciudad, aunque

sea pequeña, es una decisión lógica de supervivencia. En la ciudad nos

sostiene las ilusión y la esperanza de futuro . Las ciudades permitieron el

desarrollo de las ciencias y de las artes, impulsaron la especialización de las

personas. Las ciudades siempre han sido y serán resultado de progreso

humano, desde las aparición de Jericó en Palestina hace diez mil años hasta

las nuevas invasiones de terrenos en las laderas de Acapulco.

Que las ciudades se hayan convertido en lugares inseguros con tasas de

desempleo crecientes, falta de vivienda, corrupción, violencia política,

contaminación e insuficientes servicios médicos, de agua, energía o recojo de

basura es otro problema. Que las ciudades tengan extensos cinturones de

miseria que viven de la basura, del comercio informal, de la droga, prostitución,

delincuencia o de la violenta, no es problema de la ciudad como tal, es un

problema humano de negligencia, explotación y exceso de poder.

El problema somos otra vez nosotros, los reyes de la creación con nuestra

gigantesca soberbia y desmesurado afan de riqueza.

El futuro de las ciudades, al igual que el del medio ambiente, depende de la

voluntad que generemos para construir confianza y erradicar el miedo de

nosotros mismos.

Pero una ciudad necesita de fuentes de energía para sobrevivir y sabemos que

ésta es en la actualidad limitada y contaminante.

Hace dos mil años, un aventajado cerebro inventó y fabricó en una ciudad

perdida del desierto árabe una pila eléctrica. Mil doscientos años después

Europa volvió a inventarla y recién la humanidad se dió cuenta de la utilidad

práctica de tal invento como reemplazar el esfuerzo muscular, curar

enfermedades o prolongar el día.

La búsquedad de energía no contaminante y de bajo costo es uno de los retos

que nos plantea la ciuda del futuro, y para eso basta con atrapar la energía

limpia del sol mediante células fotoeléctricas o la del viento con molinos y

enormes acumuladores como lo están haciendo algunas pequeñas ciudades

alemanas. Lástima que atrás de todo esto están los intereses claramente

comerciales de fabricantes y vendedores y toda una industria instalada basada

en la combustión de hidrocarburos y otra vez nos encontramos con la máquina

de hacer dinero muy instalada en los grupos de poder.

El desorden climático

¿Se ha dado cuenta que el clima está cambiando poco a poco?, los científicos

está de acuerdo que existen suficientes evidencias para decir que la actividad

humana influye sobre el clima. La quema de bosques, la combustión de

gasolina

Océanos contaminados y bosques en extinción

El mar dá origen al clima, perfila la química terrestre, regula la temperatura y es

soporte de vida. Sin mar no es posible la atmósfera, el oxígeno y la lluvia, sin

lluvia no es posible el agua dulce, sin agua para beber y aire para respirar no

existirían las especies vegetales y animales. Todo sería como en marte un

implacable desierto carente de vida. Sin embargo, seguimos utilizando el mar

como el botadero de nuestras excrecencias o como si fuera fuente inagotable

de pesca. Resultado: han desaparecido inumerables especies marinas y se han

contaminado costas y playas. En por eso que Naciones Unidas en su afán por

hacer conciencia universal ha declarado a 1998 el año de los océanos.

La red natural y la Vida salvaje

Desarrollo del ser humano

Por una cultura de la permanencia