70º aniversario · 2019-08-07 · en serio, haciendo de ella el camino recto y seguro para llegar...

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Los cristianos no debemos vivir obsesionados con la muerte, sino con la vida, sí, con esta vida. Porque es en esta vida donde se fragua y se cocina la vida posterior, la vida perdurable, la vida eterna. Sicut vita, finis ita, decían ya los latinos: como es la vida así es la muerte. Por otra parte, esta es una afirmación que comparten todas las religiones, todos los creyentes en la vida eterna. Jesús amó la vida, amó esta vida, curó enfermos, resucitó muertos, se preocupó de los pobres, desvalidos y marginados, lloró ante la tumba de su amigo Lázaro…Cristo luchó mucho en esta vida, se la jugó en su lucha contra el mal, en la predicación y realización de los valores del Reino. Precisamente, porque amó esta vida hasta el extremo es por lo que nunca cedió ante las tentaciones del mal. Vivió siempre en vela, vigilante, arremetiendo contra el mal y defendiendo a muerte los valores del Reino, como si le fuera en esto, como así le fue en ello, de hecho, su propia vida terrestre. Esto es lo que tenemos que hacer los cristianos, los discípulos de Jesús, tomarnos esta vida en serio, haciendo de ella el camino recto y seguro para llegar después, bien preparados, a los brazos de Dios, a la vida eterna. Amemos esta vida, vivámosla en vela, vigilantes, sabiendo, con el poeta, que “este mundo es camino para el otro, que es morada sin pesar y cumple tener buen tino para andar este camino sin errar”. La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve… No es fácil tener hoy la fe que tuvieron nuestros padres, nuestros abuelos, y los antepasados de los que se nos habla en esta carta a los Hebreos. Entonces la fe se heredaba, porque se mamaba en los pechos de la madre y de la sociedad… Lo que hoy se hereda, mayoritariamente, es la fe en la ciencia y en los científicos, la fe empírica y racional. Estos son los tiempos en los que nos toca vivir a los creyentes de hoy. Pero nosotros, sin renunciar nunca a la fe en una ciencia empírica y racional, debemos profundizar y afianzarnos aún más en una fe religiosa que no sólo no es compatible con la ciencia empírica, sino que la complementa y la agranda. Razón y fe, ciencia y religión, deben ser para nosotros dos fuentes de verdad y de seguridad en nuestro siempre incierto y azaroso caminar por este mundo. Somos peregrinos en esta tierra, caminantes hacia una Jerusalén futura; caminemos con fe, esperanza y amor. Es Dios el que nos espera al final de nuestro caminar, esperándonos, como a hijo pródigo, para acogernos en sus brazos amorosos de Padre. Gabriel González del Estal 70º ANIVERSARIO http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] ¿Te conocemos, Señor? Decimos quererte, y no entramos en Ti Decimos amarte, y no vivimos con el impulso de tu amor Decimos alabarte, y lo hacemos despegando los labios pero, tal vez, sin abrir el corazón. Decimos honrarte, y olvidamos que en el obrar, es donde te damos gloria y comprometida alabanza. que te envió? ¿Acogemos al que te hizo nacer pobre y niño en Belén? ¿Obedecemos al que te hizo obedecer subiendo a la cruz? ¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe! Fe para verte como Hijo de Dios Fe para recibirte como el enviado del Padre Fe para dejarte compartir nuestra existencia Fe para transformarnos con el pan de la vida Fe para llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía Amén. (Extracto Javier Leoz) Las Matas. Madrid - Año XVI - 1012 Domingo XIX - T.O. CICLO C 11 agosto 2019

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Page 1: 70º ANIVERSARIO · 2019-08-07 · en serio, haciendo de ella el camino recto y seguro para llegar después, bien preparados, a los brazos de Dios, a la vida eterna. Amemos esta vida,

Los cristianos no debemos vivir obsesionados con la muerte, sino con la vida, sí, con esta vida. Porque es en esta vida donde se fragua y se cocina la vida posterior, la vida perdurable, la vida eterna. Sicut vita, finis ita, decían ya los latinos: como es la vida así es la muerte. Por otra parte, esta es una afirmación que comparten todas las religiones, todos los creyentes en la vida eterna. Jesús amó la vida, amó esta vida, curó enfermos, resucitó muertos, se preocupó de los pobres, desvalidos y marginados, lloró ante la tumba de su amigo Lázaro…Cristo luchó mucho en esta vida, se la jugó en su lucha contra el mal, en la predicación y realización de los valores del Reino. Precisamente, porque amó esta vida hasta el extremo es por lo que nunca cedió ante las tentaciones del mal. Vivió siempre en vela, vigilante, arremetiendo contra el mal y defendiendo a muerte los valores del Reino, como si le fuera en esto, como así le fue en ello, de hecho, su propia vida terrestre. Esto es lo que tenemos que hacer los cristianos, los discípulos de Jesús, tomarnos esta vida en serio, haciendo de ella el camino recto y seguro para llegar después, bien preparados, a los brazos de Dios, a la vida eterna. Amemos esta vida, vivámosla en vela, vigilantes, sabiendo, con el poeta, que “este mundo es camino para el otro, que es morada sin pesar y cumple tener buen tino para andar este camino sin errar”. La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve… No es fácil tener hoy la fe que tuvieron nuestros padres, nuestros abuelos, y los antepasados de los que se nos habla en esta carta a los Hebreos. Entonces la fe se heredaba, porque se mamaba en los pechos de la madre y de la sociedad… Lo que hoy se hereda, mayoritariamente, es la fe en la ciencia y en los científicos, la fe empírica y racional. Estos son los tiempos en los que nos toca vivir a los creyentes de hoy. Pero nosotros, sin renunciar nunca a la fe en una ciencia empírica y racional, debemos profundizar y afianzarnos aún más en una fe religiosa que no sólo no es compatible con la ciencia empírica, sino que la complementa y la agranda. Razón y fe, ciencia y religión, deben ser para nosotros dos fuentes de verdad y de seguridad en nuestro siempre incierto y azaroso caminar por este mundo. Somos peregrinos en esta tierra, caminantes hacia una Jerusalén futura; caminemos con fe, esperanza y amor. Es Dios el que nos espera al final de nuestro caminar, esperándonos, como a hijo pródigo, para acogernos en sus brazos amorosos de Padre.

Gabriel González del Estal

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[email protected]

70º ANIVERSARIO

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[email protected]

¿Te conocemos, Señor? Decimos quererte, y no entramos en Ti Decimos amarte, y no vivimos con el impulso de tu amor Decimos alabarte, y lo hacemos despegando los labios pero, tal vez, sin abrir el corazón. Decimos honrarte, y olvidamos que en el obrar, es donde te damos gloria y comprometida alabanza. que te envió? ¿Acogemos al que te hizo nacer pobre y niño en Belén? ¿Obedecemos al que te hizo obedecer subiendo a la cruz? ¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe! Fe para verte como Hijo de Dios Fe para recibirte como el enviado del Padre Fe para dejarte compartir nuestra existencia Fe para transformarnos con el pan de la vida Fe para llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía Amén.

(Extracto Javier Leoz)

Las Matas. Madrid - Año XVI - nº 1012

Domingo XIX - T.O. – CICLO C – 11 agosto 2019

Page 2: 70º ANIVERSARIO · 2019-08-07 · en serio, haciendo de ella el camino recto y seguro para llegar después, bien preparados, a los brazos de Dios, a la vida eterna. Amemos esta vida,

“El cristiano es alguien que lleva dentro de sí un deseo grande, un

deseo profundo: el de encontrarse con su Señor junto a los hermanos,

a los compañeros de camino. ”. Papa Francisco.

Lectura del Libro de la Sabiduría 18, 6-9 La noche de la liberación se les fue preanunciada a nuestros antepasados, para que, sabiendo con certeza en qué promesas creían, tuvieran buen ánimo. Tu pueblo esperaba la salvación de los justos y la perdición de los enemigos, pues con lo que castigaste a los adversarios, nos glorificaste a nosotros, llamándonos a ti. Los piadosos hijos de los justos ofrecían sacrificios en secreto y establecieron unánimes esta ley divina: que los fieles compartirían los mismos bienes y peligros, después de haber cantado las alabanzas de los antepasados. Palabra de Dios Salmo responsorial.- Salmo 32 R.-DICHOSO EL PUEBLO QUE EL SEÑOR SE ESCOGIÓ COMO HEREDAD Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos; dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R.- Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.- Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti. R.-

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Hebreos 11, 1-2.8-19 (breve) Hermanos: La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve. Por ella son recordados los antiguos. Por fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo “vigor para concebir” cuando ya le había pasado la edad, porque consideró fiel al que se

lo prometía. Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas. Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 32-48 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:” No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes, y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”. Pedro le dijo: “Señor, ¿dices esa parábola por nosotros o por todos? Y el Señor dijo: “¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que les reparta la ración de alimento a sus horas? Bienaventurado el criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si aquel criado dijere para sus adentros: 'Mi señor tarda en llegar', y empieza a pegarles a los criados y a las criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles. El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá. Palabra del Señor.