7 maneras de hacer el idiota esto va a estar bonito ... · esto es un podcast que se ... todo ello...
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7 m a n e r a s d e h a ce r e l i d i o t a E s t o v a a e s t a r b o n i t o V i ce nt e A r l a n d i s
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Bienvenidxs a una nueva edición de ESTO VA A ESTAR BONITO,
el podcast que se lee de LEAL.LAV!
ESTO VA A ESTAR BONITO es el programa de prácticas universitarias ideado por el LEAL.LAV,
Laboratorio de Artes en Vivo del teatro Leal de La Laguna, y coordinado por Adán Hernández,
Ayudante de Producción y coordinador de proyectos del Laboratorio.
ESTO VA A ESTAR BONITO supone la implicación del alumnado en prácticas en la actividad
cotidiana del Laboratorio y la investigación sobre los artistas que las realizan, sus métodos de
trabajo y sus piezas. Todo ello cristaliza en la elaboración de estos podcast que se leen.
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Vicente Arlandis, artista, performer y coreógrafo valenciano, compartió esta práctica con un
buen grupo de personas vinculadas a muy diversos ámbitos, con una muestra del trabajo
abierta al público. Formado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, realiza un
Máster en Producción Artística, especializándose en Pensamiento Contemporáneo. Su
trayectoria como intérprete y creador es larga y dilatada dentro y fuera de nuestras fronteras.
Desde Valencia es bien conocido por su actividad en 'Los Que Quedan', donde destaca su
trabajo junto a Sandra Gómez en la creaciones como 'The Love Thing Piece', que también
disfrutamos hace algún tiempo en el propio LAV. Al resaltar sus últimos trabajos no podemos
dejar de nombrar piezas como 'Performance Municipal', que realiza con Hipólito Patón o
'Sumario3/94', recientemente estrenada en el festival TNT de Terrassa.
En la versión escénica, Vicente está acompañado por su
familia para tratar la peliaguda temática del encarcelamiento
de su padre, acusado de homicidio, y a través de ésta la
complejidad y el sinsentido del lenguaje judicial. Una
aproximación que no deja a nadie indiferente y que se
complementa con la novela homónima de no-ficción, cuyos
textos son una recopilación del sentencias y apelaciones que
dibujan el laberinto del papeleo burocrático de este caso. La
novela está publicada por la editorial La Uña Rota.
Vicente tiene además otro vínculo con Tenerife, al formar parte de 'La Transmisión', proceso
creativo llevado a cabo por la artista Masu Fajardo, donde, como el nombre indica, algunos
artistas, entre ellos Arlandis, reciben una pieza de la bailarina y coreógrafa tinerfeña,
concibiéndola como partitura a partir de la cual realizar una nueva versión de su trabajo.
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Primera parte
7 maneras de hacer el idiota
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Vicente Arlandis aúna en '7 maneras de hacer el idiota' teoría y praxis performativa, al tratar de
alcanzar un estado de “idiotez” que aplicar a la presencia y los modos de estar en escena.
Alcanzar este estado es una finalidad en sí, ya que no se busca la representación de una obra
sino que suceda un algo colectivo al experimentar las posibilidades de ese modo de estar. Para
ello, como se indica, contamos con 7 herramientas para apoyarnos grupalmente como
intérpretes, que además nos sirven para activar el pensamiento y la reflexión sobre las mismas
en la práctica. Un trabajo de reflexión a partir del movimiento y del propio cuerpo. Así las
pusimos en juego, una a una, aplicándolas de manera aislada para familiarizarnos con sus
posibilidades. Pero lo que Vicente nos propone es también un trabajo de superposición o de
suma, donde algunas de las puertas que una herramienta abre llevan al ámbito de la siguiente.
Un recorrido realizado para jugar conscientemente a trabajar con una, tres o las siete
herramientas a la vez, de manera individual y colectiva. Para ilustrar y apoyar este trabajo se
nos dieron en todo momento referencias a otros autores, vídeos de otras piezas y diversas
obras para clarificar el camino que estas herramientas abrían. Veámoslas por separado.
1: Lo idiota como actitud → El estado de idiotez se puede alcanzar mediante la risa y su
exceso, herramienta básica para llegar a otro lugar y acceder a diferentes estados y maneras de
sentir nuestro cuerpo. Utilizada artificialmente, desencadena un estado límite entre nuestra
capacidad de pensar la acción y la de hacer con el cuerpo. Gracias a sus excesos, se dan
momentos de descontrol donde el cuerpo encuentra posibilidades y gestualidades
desconocidas. Como muestra, el audio de uno de los ensayos, usando la risa y su contagio.
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2: Lo idiota como apropiación → Copiar e imitar a otras personas, lo que de niños es nuestro
modo básico de aprendizaje, activa automáticamente el humor. Este segundo camino para
alcanzar el estado de idiotez que Vicente busca en nosotros, como nos dice: “es como una
deriva del clown”. Como el payaso, tomamos prestados gestos y actitudes de los demás, las
hacemos nuestras para usarlas a conveniencia. Un contagio colectivo donde cada cual copia y a
es un generador de movimiento sin fin y un multiplicador de parodias, donde a medida que
pasa el tiempo lo que juzgaríamos como “errores en las copias” se va quedando configurado
como un movimiento válido más dentro del movimiento grupal, propiciando momentos
hilarantes, de caos, en bucles, o climáticos.
3: La literalidad → Mientras probamos estas herramientas estudiamos paralelamente la figura
del idiota como arquetipo. Verlo como un ser único y libre puede hacernos pensar esta
herramienta como contradictoria, si pensamos que la actuación literal del idiota tal vez coarte
su libertad. A través de la literalidad entramos en un estado de idiotez donde respondemos
sobre todo a lo literal, a lo obvio, haciendo exactamente lo que se nos dice: la reproducción
literal de una frase o lo que anunciamos que vamos a realizar. Por ejemplo, si el idiota dice “voy
a lanzar mi primer disco en solitario”: entonces corre a una esquina donde esté solo, coge un
vinilo y lo tira al suelo.
4 / 5: Lo idiota como pérdida del sentido → Se trata de que el individuo pase de tener un
significado determinado a ser un simple significante. Un proceso muy complejo, tal vez idílico,
al que nos acercamos concibiendo el propio cuerpo como ajeno, un objeto susceptible de ser
manipulado (lo que a la vez hace ser un objeto para los demás y viceversa). Cada parte del
cuerpo y sus posibilidades de movimiento se utilizan de manera independiente como
protagonistas de microacciones. Por ejemplo, la simple vibración interna y constante o la
acción de botar en repetición hacen funcionar el cuerpo como una máquina o mecanismo, un
recurso que descentraliza el protagonismo del performer, poniendo en primer plano, por
ejemplo, sus rodillas vaciando de sentido la acción y limpiándola para que pueda ser
resignificada. Por otro lado, es evidente que esta entrada en movimientos repetitivos con el
tiempo genera ese estado de idiotez tanto en el performer como en su situación.
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6: Lo idiota es caótico → Recordemos que todas estas maneras–herramientas rara vez
funcionan individualmente. Las aprendemos por separado para poder combinarlas. Los
estados de caos normalmente son alcanzados por acumulación de herramientas, superpuestas
al irlas poniendo en juego. Al trabajar los estadios de caos utilizamos los sonidos, los objetos, el
cuerpo y todas las herramientas en un mismo nivel. Se trata de generar momentos de caos
estableciendo límites al juego que se realiza para multiplicar sus posibilidades. Podemos
observar la contradicción entre binomios ser libre/caos y no ser libre/límites, por ello podemos
afirmar que aquí se vislumbra una posibilidad de coexistencia de contrarios.
7: La figura del idiota → Visto de manera arquetípica, el idiota utiliza sistemas cognitivos para
ponerse en marcha sin darle importancia a las cosas que le rodean. Existe dentro de la
sociedad, pero ésta no le puede sacar un beneficio económico, y viceversa. Este giro posibilita
que podamos ver la figura del idiota como una posición política y subalterna, improductiva,
inútil, inconsciente, contrastándose con lo habitual, lo normativo y lo material.
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Segunda parte
Algunas reflexiones sobre la figura del idiota
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El término “idiota” tiene cuatro acepciones bastante sesgadas. Quien padece idiocia (término
antediluviano para referirse a personas “deficientes mentales”), alguien engreído o sin
fundamento, lo propio de una persona idiota, o que carece de todo tipo de instrucción.
Arlandis rescata el término, atendiendo a la etimología y las definiciones de varios pensadores,
como Clément Rosset, que de hecho parte de lo idiota como cimentación principal de sus
teorías, basándose en el pensamiento de Schopenhauer. Aporta una definición de este acto
como lo que es intrínseco a la persona, lo particular. Proveniente del griego idios, el término se
usó peyorativamente para referirse a a quienes no participaban de la vida pública de las
ciudades. En la Francia de la Ilustración se asemeja más a la segunda acepción de la RAE,
quizás por la asimilación de lo idiota como la incultura o la vanidad injustificada, y porque los
conceptos varían según las propiedades de cada sociedad y época: Un idios, al estilo griego,
puede ser perfectamente un respetable empresario neoliberal. De hecho, uno de ellos,
vilipendiado en campaña por la opinión pública preside EEUU. A la vez dentro y fuera de lo
social, la idiotez puede generar individuos únicos en una sociedad que tiende a la
heterogeneidad (fruto de la postmodernidad), lo que podría hacernos concebirla incluso como
algo deseable. Hacer el idiota como forma, más que como acto, puede ser un método de
resistencia. Este idiota subalterno no es visto como alguien carente de conocimientos. Al
contrario, es único, capaz de reparar en las reglas sociales para expresarse en sus márgenes.
Lejos de los juicios, siente, percibe y actúa de maneras totalmente diferentes, pudiendo
romper con la cotidianidad y sus protocolos. Un idiota que es libre de ejercer su voluntad, cosa
que comunica mediante las palabras, pero también ea través de la utilización del cuerpo.
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Tercera parte
Sobre la muestra de trabajo
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Eric: El ambiente distendido del taller propició una trasmisión dinámica de las herramientas
entre Vicente y el grupo. No disponer de una hoja de ruta predefinida responde a que la
muestra no tiene en sí tanta importancia como alcanzar el estado de idiotez mencionado. No
cabe responder a un guión. La atención se desplazaría a la transición entre escenas. Lo que
sostiene el interés y es objeto de estudio en la muestra es nuestra incapacidad como
espectadores de prever qué pasará, cual será el siguiente movimiento. En segundo lugar quiero
mencionar el trabajo de deconstrucción de lo cotidiano para reforzar la validez de lo idiota, en
tanto que la risa, el habla, el movimiento corporal, la proximidad con los otros y la
autorrepresentación se distorsionan, generando ese caos que parece indisociable a entrar en el
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estado de idiotez, dos grandes metas del proyecto. Ya en la muestra, llama la atención la
kinestesia, la interacción entre performers y espacio, el ambiente lumínico y sonoro, y
particularmente el público, que personifica el choque entre lo cotidiano y lo idiota. Ahí es el
cuerpo el hilo conductor entre estos dos mundos, lo extraordinario y lo ordinario, performers y
público. Una coexistencia de contrarios que convierte la presentación en un juego de espejos
donde el público, desconocedor de las claves del taller, sorprendido ante el movimiento
aparentemente azaroso de esos cuerpos que entran en el espacio, en su espacio y lo invaden
con decisión, se ve completamente reflejado, sin que ello sea una imposición a partircipar.
Citando a Erving Goffman, en su presentación de la persona en la vida cotidiana:
“[…] hay situaciones, llamadas a menudo «escenas», en las que un individuo actúa de modo
que destruir o amenazar seriamente la cortés apariencia de consenso, y si bien es posible que
no actúe simplemente con el fin de crear esa situación disonante, lo hace sabiendo que es
probable que surja dicha disonancia”.
Esta interacción enfrentó el estado de idiotez con el cotidiano sin forzar a participar. No hubo
una invitación explícita a hacer el idiota en ningún momento. Mover las sillas del público de un
lado al otro de la sala, con espectadores en ellas o no, hizo que la inversión simbólica de los
performers no alterara la normalidad del otro grupo, lo que causaba un caos y confusión mayor
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incluso al pretendido desde el taller. Muchos espectadores arrastrados al espacio escénico
sobre sus sillas siguieron observando lo que ocurría desde su rol, aún cuando el rol del resto de
personas, de performers e incluso la previsión de lo que podría pasar no estaba nada clara.
César: Me he dado cuenta de que el cuerpo tiene el poder para aumentar o disminuir la
intensidad de sus movimientos, de la risa y entre sí. Poder dejar la mente fuera de juego y
jugar sólo con el cuerpo y con sus capacidades de acción y sensoriales. Por otro lado, si
relativizamos la idiotez, ver cómo un grupo de hinchas en un estadio o a través de la tele son
capaces de actuar de determinada manera y emplear el cuerpo a la hora de celebrar un gol se
asimila a los modos de relación vistos en este taller. Utilizamos la imitación para evitar la
sanción social, lo que nos permite llevar a cabo lo que Randall Collins denomina rituales de
intercambio. Nuestra capacidad de interactuar da lugar a que aun no conociendo al resto, se
produzca un comportamiento identificativo que nos permite actuar como los demás evitando
el juicio. Esto podemos relacionarlo, como dije antes, con el fútbol o en mi caso, con actuar
como idiota en este taller. Ver actuar al resto de una determinada manera conlleva la
imitación, para sentirse uno más sin ningún tipo de problema o juicio de valor. Una versión de
lo mismo le ocurrió al público en ese juego de espejos ya mencionado.
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Textos y audios sesuales
Eric Delgado, César Manzanilla, Adán Hernández
Edición de jar de mor
Adán Hernández, a partir de fotografías de Javier Pino (muestra LEAL.LAV)
e imágenes de Pepe Viyuela, Mr. Bean, Laura Herts, Buster Keaton
y Los Idiotas, de Lars von Trier
Ese pedaso de música
Bolero mix 11
Bosta Rala - Idiota
Fistros participantes en la muestra 7 maneras de hacer el idiota
Carlos VK Monitor
Yasmina Alvoza
Ana Conde
Fátima Hernández
Vicente Gutiérrez
Nathaly De la Cruz
Ana Lorca
Adán Hernández
Gracias, Vicente Arlandis, torpedo!
este podcast sesuar está dedicado al pecador de la pradera